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ISBN: 978-959-250-521-6
Editorial Samuel Feijóo, Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Carretera a
Camajuaní, km 5 ½, Santa Clara, Villa Clara, Cuba. CP 54830
Índice
Introducción
- Las fuentes teóricas en la recepción de José Martí y Carlos Marx sobre las clases
sociales y sus relaciones.
- Proyección filosófica del pensamiento de José Martí en el siglo XXI: la síntesis del
pensamiento martiano y marxista-leninista.
Conclusiones generales
Introducción
Los estudios desde la perspectiva señalada sobre el pensamiento cubano después del
triunfo de la Revolución cubana, se han desarrollado por parte de numerosos
investigadores, entre los que pueden mencionarse a Armando Hart Dávalos,6 Raúl
Valdés Vivó,7 Olivia Miranda Francisco,8 José Cantón Navarro,9 María Caridad
Pacheco10 y Juana Rosales García11, entre otros.
Estos estudios también han ocupado un espacio cada vez más amplio en libros como:
Pensamiento político cubano12 y Selección de lecturas de cultura política.13
Aunque esta relación ha sido concebida con diversos términos, las dificultades para el
estudio de la relación entre el pensamiento martiano y marxista-leninista como síntesis
se expresan en que al examinar las diferencias reales y supuestas, entre el
pensamiento martiano y el marxista-leninista «encontraríamos desde luego, enfoques
distintos sobre asuntos de mayor o menor importancia, sobre todo en el campo de las
concepciones filosóficas o en el análisis de los sistemas y clases sociales (formación,
lugar que ocupan, papel que desempeñan, métodos de lucha). Pero hallaríamos
también un número insospechado de coincidencia esenciales».14 Incidir en la búsqueda
y complementación de las diferencias e identidades permite su comprensión como
síntesis.
Otro tanto ocurre con el análisis de los sistemas y clases sociales (formación, lugar que
ocupan, papel que desempeñan, métodos de lucha) donde la mayoría de los
estudiosos coinciden en las diferencias de concepciones entre el pensamiento martiano
y el marxista-leninista. Pero, al respecto es necesario destacar, en primer lugar, el
desarrollo del pensamiento martiano sobre el tema al llegar a concebir la revolución de
liberación nacional con la participación de todas las clases interesadas en el empeño, e
incluso, destacar el tema de la relación entre clases y partido, ya que al concebir José
Martí la creación de un solo partido se adelantó al leninismo, las diferencias entre ellos
se complementan en la idea idéntica de que para dirigir la revolución y la sociedad solo
basta con la existencia de un partido; en segundo lugar, los estudios realizados al
respecto no profundizan lo necesario en las fuentes teóricas que generaron diferencias
pero también identidades. En ambos temas se imponen nuevas reflexiones a la luz del
propio desarrollo del pensamiento filosófico.
Para la ideología de la Revolución cubana tal y como considera Miguel Limia,17 parece
claro que al estudiarla, ésta no se circunscribe al análisis de su pensamiento político,
sin menoscabar por ello el relevante papel organizador que este ha desempeñado en el
desarrollo de la cultura nacional. Ha de verse por necesidad toda la percepción del
mundo, la concepción del hombre, la representación de la sociedad y los proyectos
revolucionarios genuinos que en estos planos se han venido promoviendo desde
comienzo del siglo XIX.
Lo anterior parece otorgar fundamento, finalmente nos dice Limia, para afirmar que en
su realidad la ideología de la Revolución Cubana es la doctrina acerca de la
independencia nacional, el antimperialismo, el latinoamericanismo, la emancipación
social y la dignificación del hombre, que encuentra mediante el marxismo-leninismo su
expresión más alta y acabada, pero que lo trasciende y enriquece por su origen,
contenido, forma, portadores sociales y extensión histórica.
Ello significa que la ideología existente potencia a las distintas formas del pensamiento
humano y éstas de manera reciproca lo hacen con la ideología y la psicología social, en
la sociedad histórico-concreta de que se trate, pero en el caso de la ideología del
socialismo, a diferencia de las que han caracterizado la historia de las sociedades
clasistas antagónicas, adquiere una importancia singular, dicha reciprocidad, al ser
mucho mayor la necesidad de potenciación reciproca entre la ideología y las formas de
pensamiento como la filosofía por su carácter nuclear respecto a la concepción del
mundo de cada hombre, grupo, clase o sociedad de que se trate.
Es por esta razón que se presentan dos capítulos: el primero para fundamentar teórica
y metodológicamente la relación, y el segundo para caracterizarla como síntesis:
Notas y referencias
1
Al dejar oficialmente constituido el Centro de Estudios Martianos, el 19 de julio de 1977, el Ministro de
Cultura, compañero Armando Hart, expreso: «Dentro de pocos días celebraremos el vigésimo cuarto
aniversario del ataque al cuartel Moncada, que fue el homenaje más profundo, entrañable y fértil que se
le rindiera a José Martí. Cuando el compañero Fidel replicara a sus captores que el autor intelectual de
aquel ataque glorioso era Martí, subrayó el vínculo entre la revolución que quedaría trunca con la
intervención imperialista en 1898, y la nueva etapa de la revolución social de nuestro siglo. Orientado por
el materialismo histórico, e inspirado en la enseñanza de Fidel en el Moncada, el Centro de Estudios
Martianos debe cumplir el compromiso de estudiar las relaciones entre el pensamiento de José Martí y
las tareas de la Revolución socialista». Hart Dávalos Armando: «Discurso de inauguración del Centro de
Estudios Martianos. En Anuario No 1, p. 17 del Centro de Estudios Martianos.
2
Véase «Prólogo» al libro de Pablo Guadarrama González. Valoraciones del pensamiento filosófico
cubano y latinoamericano, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1985.
3
Véase de José Cantón Navarro. «El legado de José Martí y los revolucionarios del Moncada». En
revista Cuba Socialista Año III No. 2 (7) junio-agosto 1983.
4
Fernández Retamar, Roberto. Introducción a José Martí, p. 256. Ed. Letras cubanas, 2006. (primera
edición 2001), señala que: Pocos trabajos más urgentes, en este orden, que el que presente de manera
sistemática las posturas martiana prosocialistas, aunque, no es ocioso repetirlo, no aparezcan con tal
terminología en Martí.
5
Toledo Sande, Luís. En Ideología y práctica en José Martí seis aproximaciones, p. 12. Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1982. Aquí dice: «Pocos meses antes de su muerte, Juan Marinello habló
a quien suscribe acerca de un proyecto que lamentablemente no alcanzó a realizar: escribir un libro para
explicar cómo —o por qué— Martí preparó en nuestra tierra el camino para su entendimiento del
marxismo-leninismo. En el Simposio Internacional ya mencionado, el mexicano Pablo González
Casanova presentó páginas iluminadoras en este sentido. Fidel Castro ha dado la lección más alta. Me
satisfaría que estas seis aproximaciones dieran prueba, al menos, de una experiencia personal: si el
marxismo-leninismo me ha servido como instrumento insuperable para comprender a Martí, el
acercamiento entrañable al héroe de nuestra América me ha brindado la mejor disposición para asimilar
aquella doctrina»
6
Véase de Armando Hart Dávalos: «Martí y Marx, raíces de la Revolución Socialista de Cuba». Revista
«Cuba Socialista» No. 28. 2003
7
Valdés Vivó, Raúl: «El humanismo de Marx y Martí concilia sus diferencias». Revista «Cuba Socialista»
No. 28. 2003.
8
Miranda Francisco, Olivia: «La articulación del pensamiento de Marx, Engels y Lenin con las tradiciones
nacionales». Revista «Cuba Socialista No. 2. 1996. Y «Articulación del marxismo, el leninismo y las
tradiciones nacionales revolucionarias en Cuba». Marx Ahora no. 8, 1999.Y «El marxismo y el leninismo
en Cuba: la articulación con las tradiciones nacionales revolucionarias». olivia@filosofia.cu . Y «La
articulación del marxismo, el leninismo y las tradiciones nacionales. Fidel Castro. En Filosofía y
Sociedad, Tomo 1, coordinadores Pablo Guadarrama González y Carmen Suárez Gómez, Editorial Félix
Varela, pp. 311-343. La Habana, 2000. Y Filosofía, ciencia y sociedad en Fidel Castro donde aborda el
«pensamiento martiano, marxismo y leninismo en Fidel Castro Ruz». Editorial Academia. La Habana,
2005
9 Véase José Cantón Navarro Una revolución martiana y marxista, Centro de Estudios Martianos, 2008
10Pacheco, María Caridad: «Marxismo y tradición en Juan Marinello (1935-1953)», en la revista «Cuba
Socialista» No 38 del 2006.
11
Juana Rosales García: «Marxismo y tradición nacional: Raúl Roa (1920-1935), en Revista «Cuba
Socialista» No. 34 del 2005, Rubén Martínez Villena: maestro y precursor. (Artículo) 1999. Desafío
escolar. Revista Iberoamericana de pedagogía. Año 2, vol. 7.enero-febrero, 1999. Pp. 53-54. Rubén
Martínez Villena: reflexiones en su centenario. (Artículo) 1999 Cuba Socialista. Revista trimestral editada
por el CC del PCC, # 16, La Habana, 1999. Pp. 49-61. Martí en Rubén Martínez Villena. (Artículo)
Anuario del Centro de Estudios Martianos 1999. Marxismo y tradición nacional en Julio Antonio Mella.
(Artículo) 2000. Marx Ahora. Revista internacional, La Habana, Cuba, no. 8, 2000. Marxismo y tradición
nacional en Rubén Martínez Villena. (Artículo) 2000 Marx Ahora. Revista internacional, La Habana,
Cuba, no. 9, 2000. Marxismo y tradición nacional: a propósito del centenario de Pablo de la Torriente
Brau." (Artículo). Cuba Socialista. Revista trimestral editada por el CCPCC 3ª época número 23, 2002.
Revolución y antimperialismo en Antonio Guiteras. (Artículo). Revista Cuba Socialista. Nº32. (2004).
Rubén Martínez Villena. (Artículo). Revista Cubana de Filosofía en formato
digital.http:www.filosofiacuba.org. (2004). Marxismo y tradición nacional en Raúl Roa (1920-1935).
(Artículo). Revista Cuba Socialista. No. 34. 2005. Martí, Marx y Lenin en Raúl Roa García (1920-1935):
Reflexiones en su Centenario. Revista de la Biblioteca Nacional José Martí. 2007.
12
Véase Colectivo de autores: Pensamiento político cubano. Ediciones Verde Olivo, Ciudad de la
Habana, p. 194. 2000. (Utilizado en la preparación de de los oficiales de las FAR, de la Academia militar
«Máximo Gómez»)
13
Véase de Teresita Miranda Lena: «La síntesis del pensamiento revolucionario cubano y el marxismo-
leninismo: fundamento ideológico de la Revolución Cubana». Selección de lecturas de cultura política,
segunda parte, provisional, de la Editorial Pueblo y Educación, 2002.
14 Cantón Navarro, José. Una revolución martiana y marxista, p. 12. Centro de Estudios Martianos, 2008
15
Convocatoria al IV Congreso del PCC. Periódico Granma. 16 de marzo de 1990.
16
Véase de Ramón Machado Ventura: «Discurso por el XXX Aniversario de la Escuela Superior del
Partido “Ñico López”», en Granma 2 de Diciembre, 1995.
17
Miguel Limia David «La ideología de la revolución cubana». Revista Cubana de Ciencias Sociales No.
28, pp. 10-16, 1994.
Capítulo I. Principios teórico-metodológicos para
la relación
José Martí y el pensamiento filosófico en Cuba: una reflexión necesaria
Reflexionar sobre la relación que se establece entre el pensamiento de José Martí y las
valoraciones hechas acerca del pensamiento filosófico cubano es un tema complejo y
polémico que tiene como base los juicios emitidos acerca de la existencia o no de un
pensamiento filosófico en Martí. Igualmente, incide la ubicación de su pensamiento en
una filosofía esencialmente «idealista» y no «materialista» por parte de la mayoría de
sus estudiosos. Y finalmente están los que consideran la existencia de una relación de
su pensamiento con el marxismo-leninismo a partir de diversas interpretaciones, y que
incluyen a su filosofía como parte integrante.
Durante los primeros años del siglo XX y de la república neocolonial las principales
corrientes ideológicas fueron igualmente tres: «una reaccionaria, pro imperialista,
continuadora de las concepciones anexionistas del siglo XIX cubano; otra nacionalista,
heredera de las ideas esenciales del programa martiano por la independencia, que en
su desarrollo se presenta en dos vertientes bien diferenciadas: la nacional reformista y
la nacional-revolucionaria y la tercera, la corriente proletaria, que unió el ideario más
radical de la liberación nacional a las concepciones del marxismo-leninismo acerca de
la revolución social».6 Todas acompañadas igualmente de las más diversas
expresiones filosóficas.
Entre las principales figuras estudiadas, en el libro analizado puede señalarse que:
Medardo Vitier11 y Juan Isidro Jiménez-Grullón,12 constituyen las figuras mejor
estudiadas en su relación con el pensamiento martiano; no ocurre así con figuras
como: Humberto Piñera Llera;13 Jorge Mañach;14 Luís A. Baralt;15 Emilio Roig de
Leuchsenrig;16 Antonio Martínez Bello17 y otros. En todos los casos sería necesario
seguir profundizando su vínculo con el pensamiento martiano que aquí no se pretende
para cumplir el objetivo señalado.
De los ejemplos citados son los más significativos los estudios presentados sobre
Jorge Mañach dentro de la definición filosófica de «la herencia cultural y el
condicionamiento axiológico» y Emilio Roig de Leuchsenrig definido en «la filosofía
política y el antimperialismo», por el conocimiento ya existente de la ausencia de
bibliografía martiana en estos autores, particularmente en relación con los artículos
publicados, cerca del centenar en el primero y de trescientos en el segundo, para
interpretar sus respectivos pensamientos filosóficos.
Al tratarse a los pensadores reconocidos como confluyentes o en la tendencia marxista
se señala a un grupo de representantes que no recibieron igual tratamiento porque un
objetivo fue investigar el pensamiento filosófico burgués en Cuba en la fecha señalada
y otro hacer un libro sobre el pensamiento filosófico en Cuba y que al hacerse
referencia a representantes de estas corrientes no se aprecia el vínculo con el
pensamiento martiano tan ampliamente existente. Con este argumento es posible
apreciar un considerable desequilibrio entre el análisis que reciben otras etapas con
las señaladas respecto al pensamiento martiano y su relación con el pensamiento
filosófico del marxismo que tampoco fue objetivo de investigación colectiva para este
libro.
Aunque, es justo señalar que otros estudios realizados sobre esas figuras muestran
una tendencia al rescate de la relación entre el pensamiento martiano y el marxista-
leninista, no es así respecto a su filosofía, aún se manifiesta un déficit dañino para la
comprensión del pensamiento filosófico cubano de esta etapa y para su repercusión en
las posteriores como se reconoce en el propio libro, ya que la investigación “de seguro
ofrecerá valiosos resultados en los próximos años. Ya comienzan incluso a apreciarse
sus primeros frutos […] sin embargo, una investigación sistemática sobre las
especificidades de la vida filosófica cubana de este período está aún por realizarse”.18
Sistematización que debe avanzar a pasos más acelerados, por las necesidades que
impone la batalla de ideas en la actualidad.
Sin embargo, al responderse ¿Cuáles son las tendencias fundamentales con las que
nos encontramos?, señala Dictinio en relación con la tercera tendencia que: «Su
filiación filosófica aún no está nítidamente desentrañada, aunque existe una opinión
mayoritaria sobre la respuesta idealista de Martí al problema fundamental de la filosofía
en lo que respecta a la relación pensar-ser. El problema mayor está en su adscripción a
un tipo de idealismo o a otro, en el que las posiciones abarcan un abanico de variantes
bastante discordantes entre sí».32 La contradicción de este autor respecto a lo señalado
se aprecia con claridad en la cuarta tendencia al decir que: «Es imprescindible
continuar el estudio de la filosofía martiana en campos en los que apenas se ha
iniciado, tal es el caso de la […] teoría del conocimiento […]».33¿Es que acaso el
problema fundamental de la filosofía no se expresa en la teoría del conocimiento?, y si
la respuesta es afirmativa cómo no cuestionar la consideración del Martí idealista de la
tercera tendencia.
Armando Hart Dávalos en «Martí y Marx, raíces de la Revolución Socialista de
Cuba»,34 (2003) llama la atención sobre la necesidad de establecer una relación entre
el pensar de Martí y el de Marx, por dos razones, la primera, porque en el siglo XX
Señala Hart que: «El error o la insuficiencia presente desde el origen de las ideas
filosóficas estuvo en trazar un abismo infranqueable entre lo que se llamó objetivo
(materia) y lo que se llamó subjetivo (espíritu) cuando ambos planos tienen una
profunda interrelación, forman parte de la unidad material del mundo —para decirlo en
el lenguaje de Marx— o la unidad de la naturaleza —para expresarlo en términos que
empleaba Martí».35
La síntesis realizada por Engels fue colosal,41 partiendo del análisis de sus raíces.42 Es
necesario considerar que el problema fundamental de la filosofía, tal y como lo
planteara Engels, encierra además, otro aspecto a saber: ¿qué relación guardan
nuestros pensamientos acerca del mundo que nos rodea con este mismo mundo? ¿Es
nuestro pensamiento capaz de conocer el mundo real, podemos nosotros en nuestras
ideas y conceptos acerca del mundo real, formarnos una imagen refleja exacta de la
realidad? Es el problema de la identidad entre el pensar y el ser, el cual es contestado
afirmativamente por la mayoría de los filósofos.
Es importante prestar atención a este problema de la cognoscibilidad del mundo, pues
no constituye un problema distinto al problema fundamental de la filosofía, sino que,
como se acostumbra a decir, se trata de otro aspecto o faceta del mismo problema.
Quiere esto decir que: «la tradicional solución materialista al problema fundamental de
la filosofía —el ser determina la conciencia— perdió su carácter abstracto y unilateral
con su nueva formulación: el ser social determina la conciencia social. Y no se trata de
que haya cambiado el problema mismo, presente a través de toda la historia de la
filosofía. Lo que cambió radicalmente fue su interpretación y solución».44 La concepción
marxista-leninista definía a la formación social (piedra angular de la concepción
materialista de la historia) y al hombre como «el conjunto de las relaciones sociales» y
es aquí precisamente, en la dialéctica de lo individual y lo social en el hombre, que
adquiere su solución.
También decía, criticando al idealismo: «el espíritu es el señor del cuerpo, y como con
nuestros ojos vemos que, si bien es verdad que un dolor como fenómeno espiritual
perturba a veces el cuerpo, también es verdad que, un veneno, un dolor de cuerpo, una
maldad, perturba a veces la razón, rechazamos esta segunda escuela, como la otra,
por exclusivista, teorizante y pretenciosa»,51 y rechazaba así al idealismo de esta y
otras muchas maneras.52 Y afirmaba rotundamente «se me confunde con idealismo
metafísico; teorías antropocéntricas, ¡cotejo de los que oponen a la ciencia la
personalidad humana».53 Las críticas de Marx y Engels también son semejantes a las
realizadas por Martí.
Pero Martí no se limita a criticar ambas escuelas, al igual que Marx y Engels quiso
lograr una síntesis de la historia de la filosofía, al criticar a ambas escuelas filosóficas y
proponer una nueva, a la cual denominó «Filosofía de relación», y dio un conjunto de
definiciones sobre la filosofía como las siguientes: «la filosofía es la ciencia de las
causas, de la causalidad»;54 «Filosofía es el conocimiento de las causas de los seres,
de sus distinciones, de sus analogías y de sus relaciones»;55 la filosofía «no es más
que el secreto de la relación de varias formas de existencia»;56 la filosofía «como el
animado seno en que palpita, como objeto inmediato y presente, la posible
acomodación de lo real, de lo que el alma guarda como ideal anterior, posterior y
perpetuo»,57 que también presenta analogía con la definición marxista.
Como cuestiones importantes que caracterizan a dicha filosofía y que son muestra de
su lógica de pensamiento, se encuentra el considerar que la religión es parte de la
filosofía, exactamente dijo: «[…] la filosofía y la religión que es una parte de ella […];58
otra cuestión importante lo constituyó su rechazo a la «filosofía sin historia
examinadora y concienzuda»;59 con ello también se diferenciaba del marxismo en
algunos aspectos mientras coincidía en otros.
Los análisis que se han hecho de la influencia del Krausismo en Martí no han tomado
en consideración que la concepción hegeliana acerca del hombre, dada su posición
idealista, y a pesar de reconocer al hombre como un ser social (sujeto-objeto) resultaba
abstracta de tal manera que para Martí no era suficiente ese análisis del hombre que
no toma en consideración en aras de la esencia al fenómeno, al hombre real de «carne
y hueso» individual, tal y como lo quiso ver Feuerbach ignorando en su caso lo
esencial.
Siguiendo la lógica del yo, como la de la relación del sujeto y el objeto en el Sujeto,
decía Martí que: «lo que yo soy no me lo debo a mí mismo. Yo no nací por mi voluntad.
Yo no me di lo que en mi vale. Lo que hay en mi, solo es mío, en cuanto temporalmente
es ello en mí. Soy lo que soy, sin que yo sea responsable de un espíritu que no puedo
elegir: sin que yo pueda vanagloriarme de un alma que yo no creé».65 O sea, el hombre
como individuo social está determinado material y espiritualmente.
Haber concebido al hombre como ser social al igual que Marx, y lograr la síntesis de
sus concepciones acerca del hombre (individuo-social) se complementan al aportar
Marx más en lo social
y José Martí hacerlo desde lo individual. La reducción de uno u otro pensamiento
desequilibra la dialéctica de lo individual y lo social en el hombre, lejos de identificarlos
los diferencia. En ambos hay una «Filosofía de relación» entre lo material y lo espiritual,
haber aportado uno más y otro menos en cada uno de los aspectos para comprender la
unidad del mundo los identifica en vez de diferenciarlos, ni Marx era un «materialista
economicista» que significa catalogarlo de ignorante de los aspectos espirituales, ni
José Martí fue el «idealista» con tan diversos calificativos; ambos concibieron la unidad
del hombre como individuo-social, que es la única forma de interpretar «la unidad del
mundo» en su esencia gnoseológica, la cual tampoco debe ser interpretada como
naturaleza, en ocasiones, a la manera en que se le atribuye a Martí, ni como práctica
social al margen de la naturaleza como se le atribuye al marxismo-leninismo con un
abstraccionismo que no lo caracteriza.
Recordemos cómo definía Engels dicha unidad del mundo: «La unidad del mundo no
consiste en su ser, aunque su ser es una premisa de su unidad, ya que el mundo tiene
ante todo que ser, para ser una unidad. En general, el ser se plantea como problema a
partir del límite donde termina nuestro círculo visual. La unidad real del mundo consiste
en su materialidad que no tiene su prueba precisamente en unas cuantas frases de
prestidigitador, sino en el largo y penoso desarrollo de la filosofía y las ciencias
naturales».66 Insistir en esta unidad permitirá la solución a la formulación y solución del
problema fundamental de la filosofía definida por José Martí y enriquecida por el
marxismo-leninismo y a cuya síntesis arribó el pensamiento cubano, no como
eclecticismo.
1
Véase de Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX:
1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998, Primera edición 1995. Existen otras muchas
valoraciones sobre el tema pero el resultado de esta investigación se destaca por su sistematicidad.
2
Véase de Pablo Guadarrama González y Miguel Rojas Gómez. El pensamiento filosófico en Cuba en el
siglo XX: 1900-1960; segunda edición, pp. 49 y 50, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998 (Primera
edición 1995).
3
Relación compleja y bastante debatida.
4
Cada vez reconocido por un número mayor de autores que no es necesario referenciar. Pero que
Incluye al colectivo de investigadores de la obra trabajada que comparten su existencia en José Martí,
aunque con distintos matices. Y donde se destacan junto a otros los autores principales de este libro.
5
Un estudio que profundiza el tema puede encontrarse en El pensamiento filosófico en Cuba en el
siglo XX: 1900-1960; y en Pablo Guadarrama González: Martí y el humanismo latinoamericano
6
Díaz Ruiz Soto, A. y otros: La sociedad neocolonial cubana. Corrientes ideológicas y partidos políticos,
p. 5, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1984.
7
Véase el subsitio «José Martí» en Bohemia digital. Antes de la revolución autores como Enrique José
Varona, Alfonso Hernández Catá, Gonzalo de Quesada y Miranda, Jorge Mañach, Loló de la Torriente,
Ángel Augier, María Zambrano y Manuel Feijóo. Después de ésta: El Indio Naborí, Manuel Navarro Luna,
Juan Marinello, María Luz de Nora, Juan Ramón Jiménez, Fabricio Ojeda, Cintio Vitier, Pedro Pablo
Rodríguez, Roberto Fernández Retamar, Luís Toledo Sande, Ramón de Armas, Ibrahím Hidalgo,
también lo hicieron. Sin demeritar la autenticidad del subsitio, es necesario señalar la existencia de otros
trabajos que enriquecen el tema después del triunfo de la revolución y que no son referenciados como el
de Adalberto Ronda Varona: «José Martí alcance de su presencia», Bohemia, La Habana, 85 (4): 4-7, 22
de enero 1993. Enrique Castro. «125 aniversarios de Martí. Un gigantesco desfile». Bohemia (Habana)
70(5): 55-56; 3 de febrero, 1978. iIus. Y “Por la Casa Natal”. Bohemia (La Habana) 70(4):4-S; 27 enero,
1978. ilus. A la cabeza del título: Un museo para que el pueblo conozca la obra revolucionaria de José
Martí.
8
Véase de Antonio Bermejo Santos. «La divulgación de las Ciencias Sociales en la Revista Islas». Aquí
se señala al valorar los años sesenta que «Se aprecia el interés de la dirección de la revista en rescatar
la herencia de las figuras importantes del pensamiento político cubano. Sobresalen los estudios sobre
José Martí». No aparece ninguna otra mención cuando se valoran los años setenta y ochenta. En Islas,
año 45, no. 135, enero-marzo, pp., 147-148. 2003.
9
Véase la revista Islas no. 41. 1972.
10
Véase la revista Islas no. 43. 1972.
11
Véase de Miguel Rojas el amplio análisis sobre la figura de Medardo Vitier y obras como: Las ideas en
Cuba, 1938; La filosofía en Cuba, 1948. «Cincuenta años de estudio de la filosofía de la República», en
Bohemia, año 45, (1): 220, mayo 10 de 1953. Martí, estudio integral, 1954; Valoraciones I y II,
1960-1961. En Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El pensamiento filosófico en Cuba en el siglo
XX: 1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998, Primera edición 1995. (Miguel Rojas ha escrito
otros trabajos y tutorado tesis de doctorado sobre el autor que profundizan sobre el tema martiano).
12
Véase de Miguel Rojas: el análisis sobre el domicano-cubano Juan Isidro Jiménez-Grullón y su obra
La filosofía de José Martí, Universidad Central de Las Villas, 1960. En Pablo Guadarrama y Miguel Rojas
Gómez: El pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX: 1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana,
1998, Primera edición 1995.
13
Véase Leonardo Pérez Leyva sobre Humberto Piñera Llera y el no haber contemplado la siguiente
bibliografía martiana de Humberto Piñera Llera: Su libro Idea, sentimiento y sensibilidad de José Martí,
Miami, Florida, Ediciones Universal, 1980; «Martí pensador», En Pensamiento y acción de José Martí,
Santiago de Cuba, 1983. De la misma manera, en el análisis de Elías Entralgo, no consideró obras
como Antología de Martí sobre lo económico y lo social. En Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El
pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX: 1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998,
Primera edición, 1995.
14
Miguel Rojas Gómez sobre Jorge Mañach afirma que: «sus obras sobre el tema martiano han
generado juicios dispares, en particular, Martí el Apóstol, pero no profundizó en el tema. No se consultó
“Perfil de Martí”. Letras y Cultura en Cuba, Tomo I, Editorial Pueblo y Educación, 1989. Pero, aparte de
sus textos editados en libros y folletos. la producción martiana de Jorge Mañach ronda el centenar de
artículos publicados en periódicos y revistas. Y su importancia no radica principalmente en este dato
cuantitativo, sino, sobre todo, en la evidente calidad de ellos. Véase de Salvador Arias, «Martí en Jorge
Mañach», Anuario No. 20 del Centro de Estudios Martianos.
15
Véase Vilma Figueroa Casas, en Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El pensamiento filosófico
en Cuba en el siglo XX: 1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998, Primera edición 1995.
16
Véase María Hernández. En Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El pensamiento filosófico en
Cuba en el siglo XX: 1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998, Primera edición 1995. Señala
que «Luchó porque no quedaran en el olvido Varela […] y Martí», sin embargo, el tema al no ser
trabajado dejó en la sombra el análisis de libros como: Martí en España. La Habana, Cultural, 1938. La
Revolución de Martí, 24 de febrero de 1895. La Habana, Municipio de La Habana, 1941 (Cuadernos de
historia habanera, 19). Martí antimperialista. Segunda edición. La Habana, Ministerio de Relaciones
Exteriores, 1961. La República de Martí. Quinta edición. La Habana. Oficina del Historiador de la Ciudad,
1961. A ello hay que agregar que en «La bibliografía martiana de Emilio Roig de Leuchsenring» de María
Benítez (su esposa) se relacionan casi 300 artículos. Véase Cuadernos Martianos no. 2 de 1979.
17
Véase Cira Varona. En Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El pensamiento filosófico en Cuba
en el siglo XX: 1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998, Primera edición 1995. No sucede lo
mismo con su trabajo sobre Antonio Martínez Bello porque valoró, aunque quizás pudo hacerlo más
detalladamente, obras como: Ideas Sociales y Económicas de José Martí, Ed. Verónica, 1940. El
temperamento de Martí. (Ensayo de interpretación psicológica). La Habana, Ed. Neptuno, 1948. José
Martí, antimperialista y conocedor del imperialismo, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1986.
Ideas filosóficas de José Martí. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989. Sin embargo no
consideró una parte de su obra, particularmente martiana que incluye: La adolescencia de Martí,
Imprenta P. Fernández y Cía, La Habana, 1944. Idealismo y materialismo en la obra de José Martí,
Ensayo inédito de 1978.
18
Véase Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX:
1900-1960, p. 5, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998.
19
Medardo Vitier (1954) dice en su estudio sobre el pensamiento filosófico en José Martí que: «Cualquier
estudio del contenido filosófico de un hombre notable puede hacerse en una, o más, de estas cuatro
direcciones: apreciándolo como profesor de Filosofía; por su doctrina propia, sí la posee en forma
desenvuelta; por la cultura filosófica, según la muestran algunos escritores, sin más pretensión; y por la
capacidad de pensador, aun con escasa información sobre los sistemas Medardo Vitier «Dimensión
filosófica [de José Martí], sobre todo en su sentido de la vida». En José Martí (valoraciones múltiples)
Tomo I, p. 217, Edición a cargo de Luís Toledo Sande, Fondo Editorial Casa de las Américas, 2007.
Tomado de Martí estudio integral, 1954. O sea, nada que tenga que ver con la utilización del principio
marxista-leninista, lo cual se justifica por no ser considerado un estudioso con formación marxista, al
igual que otros tantos investigadores.
20
Aquí relaciona a Martí con el idealismo existencialista sin hacer uso del problema fundamental. Miguel
Jorrín: Martí y la filosofía., pp. 13-16. Comisión Nacional cubana de la UNESCO, La Habana, 1954.
21
J.I. Jiménez Grullón en La filosofía de José Martí. (1960). Señala que «del conjunto de temas
expuestos en los capítulos precedentes se deriva una conclusión muy importante: el sistema filosófico de
Martí traduce una interpretación personalísima del mundo y de la vida. Pero esta interpretación, nacida
de sus estereotipos dinámicos, revela el positivismo y el romanticismo […] La filosofía de Martí
encuéntrase, obviamente, entre éstas. Su esencia y raíz es idealista, pero su realismo es también
notorio. El idealismo aparece en la admisión de una sustancia creadora de tipo espiritual, en la
supremacía del espíritu como base de la comprensión del mundo, en sus tesis sobre el devenir y la
Naturaleza, en la visión teleológica del alma. En cuanto al realismo, lo encontramos en su concepción del
mundo externo como una realidad independiente del yo, sobre la cual ésta actúa con fines de
transformación. Su sistema realiza el enlace de ambas doctrinas. Y el resultado es de una coherencia
admirable, que precisa reconocer aun cuando en el orden personal se disienta de sus fundamentos y
conclusiones. Tal sistema es, en suma, una manifestación de realismo crítico girando alrededor de un eje
idealista». Jiménez Grullón en ninguno de los temas tratados usa metodológicamente el problema
fundamental a la manera engelsiana, particularmente en su segundo aspecto. J.I. Jiménez Grullón La
filosofía de José Martí. pp., 205-208. Universidad Central de Las Villas, La Habana, 1960.
22
Carlos Rafael Rodríguez en José Martí, contemporáneo y compañero (1972), señala que: «Hay que
decir que José Martí fue, dentro de los pensadores descollantes de nuestro siglo XIX, el que desde el
punto de vista filosófico tuvo posiciones idealistas más definidas. Martí dio la posición avanzada en todo
menos en filosofía […] Pero Martí es más decididamente idealista en sus posiciones filosóficas, y esto se
aprecia en su polémica con el positivismo mexicano, doctrina que abrazaría después, con perfiles de un
22
positivismo más avanzado […]». Pero tampoco utilizó metodológicamente el problema fundamental.
Carlos Rafael Rodríguez en José Martí, contemporáneo y compañero, En Siete enfoques Marxistas
sobre José Martí, pp. 87-88, Editora Política, La Habana, 1985, primera edición 1978, (Versión del
discurso pronunciado con motivo de la culminación de la Jornada Martiana en la Universidad de La
Habana, el 27 de enero de 1972).
23
Francia, 1917-1977. Sobresalió como militante comunista y combatiente antifascista, y por una fértil
obra docente e investigativa, gran parte de ella sobre temas relacionados con España y con la América
Latina. Publicó varios volúmenes, a los cuales póstumamente se sumó Cuatro estudios martianos
(1980). La fundamentación desarrollada por Salomón se centra en que: «[…] el humanismo de José
Martí integra en sí distintos estratos y aportes de la tradición idealista desde los estoicos y el cristianismo
hasta los filósofos dieciochescos amigos del hombre y culmina en una postura claramente liberal, típica
del XIX (de contenido avanzado en el tiempo y en el mundo de José Martí), que se sitúa en una etapa
anterior a la revolución verdaderamente «copernicana» realizada por Marx al definir al «ser» del hombre
como «producto de la historia». Establecerlo históricamente no significa disminuir ni mermar el mérito
trascendental de José Martí. Al contrario, lo engrandece […]». Concluye Salomón considerando que: […]
me atrevería yo a proponer una fórmula dialéctica, bipolar: el idealismo de José Martí es un «idealismo
práctico». En tal «idealismo práctico» reside —a pesar de las limitaciones que implica todo idealismo
filosófico— una de las muchas grandezas humanas del Apóstol cubano. Inspirándome en una conocida
definición de Marx en La Ideología alemana yo diré que uno de los méritos trascendentales del inmenso
y gigantesco Martí fue haber contribuido poderosamente a transformar el mundo, cuando su formación
23
teórica —heredada de su mundo— le incitaba solo a pensarlo y soñarlo […]» . Tal valoración ha
trascendido entre los estudiosos del pensamiento de José Martí y es ello lo que justifica su amplia
referencia, pues tampoco se utiliza de manera concreta lo dicho por Engels respecto al problema
fundamental de la filosofía como principio metodológico.
24
Luís Toledo Sande en Ideología y práctica en José Martí seis aproximaciones (1982), dedica un
capítulo al análisis de «el idealismo en José Martí» y en él considera que si la práctica en Martí es
comparable, sin lugar a duda, con la del materialista más consecuente, sus concepciones filosóficas
—especialmente las relacionadas con el ser y la conciencia— son predominantemente idealistas. Este
planteamiento, desarrollado con ciertos argumentos a favor del idealismo a partir de la cuestión de la
primacía no es continuado consecuentemente con el problema gnoseológico y mucho menos
relacionado con el metodológico para perderse en una crítica a Oleg Ternevói y sus valoraciones sobre
el pensamiento filosófico martiano, que culmina con la sentencia de autoridad de lo dicho por Carlos
Rafael Rodríguez. Luís Toledo Sande en Ideología y práctica en José Martí seis aproximaciones, pp.
138-153, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982.
25
Adalberto Ronda Varona, quien ya había escrito “La esencia filosófica del pensamiento democrático-
revolucionario de José Martí”. En Anuario del centro de estudios martianos. 3-1980. Y “Acerca de la
filiación filosófica de José Martí” (1983) considera que en Martí se “observa una importante tendencia a
la comprensión materialista de diversos fenómenos de la naturaleza y la sociedad, sin que por esto se
produzca una ruptura con el idealismo filosófico…”. Véase de Adalberto Ronda Varona. “Acerca de la
filiación filosófica de José Martí”, en Anuario del Centro de Estudios Martianos 6, p. 80. 1983. Consideró
que su identificación con el idealismo es particularmente con el idealismo objetivo. Para ello hace un uso
limitado del problema fundamental que no incluye el aspecto gnoseológico.
26
Véase de José Antonio Escalona: «En torno al problema fundamental de la filosofía en José Martí». En
Anuario Filosófico Universidad de Oriente, pp., 77-118, 1982.
27
Aquí señala que en la concepción del mundo de Martí «uno de los aspectos en donde se manifiesta su
idealismo es en el tratamiento que da a la relación materia-espíritu. Si bien plantea que la vida es una y
que se caracteriza por la relación constante entre lo material y lo inmaterial, trata el problema de la
primacidad de una forma ambigua y algunas ocasiones claramente a favor de un espíritu de ribetes
hegelianos». Véase de José Antonio Escalona En torno a los aspectos filosóficos del pensamiento
martiano, p. 42, Universidad de Oriente, 1987. Y agrega: que «si en la relación materia-espíritu, plantea
que este último, es el agente activo, semejante análisis ejerce sobre la relación cuerpo-alma […] Como
vemos, su concepción idealista que se basa en la coexistencia de la materia y el espíritu, se extiende al
análisis del hombre, que es el centro de todo el pensamiento martiano, en la relación cuerpo-alma […] Es
decir, Martí se adhiere a la doctrina del separatismo del alma […]» Ibídem, p. 50. Como puede
apreciarse hay un tratamiento dogmático de la relación materia-espíritu, al utilizarse el valor
metodológico del problema fundamental de la filosofía, ya que no se relaciona adecuadamente con el
problema gnoseológico, lo cual puede apreciarse cuando señala que en Martí: «los criterios acerca de la
cognoscibilidad del mundo ocupan una posición de vanguardia en el conjunto de ideas que integran el
pensamiento filosófico martiano» Ibídem, p. 57, valoración que podría inducir a considerar que en Martí
lejos de su filiación a «una doctrina separatista del alma» se encontrará una comprensión del carácter
objetivo de lo ideal tal y como lo valora el marxismo. Se añade a lo anterior que sin tratar la concreción
del problema en la concepción materialista de la historia. Al analizar la concepción de Martí respecto a la
relación hombre-universo, se señala que: «No es atrevido decir que aquí Martí indirectamente se acerca
a Marx al comprender que el dominio consciente de la naturaleza por los hombres es lo que
efectivamente los lleva a dicha condición esencial. Es decir, que es en este proceso de apropiación, en
esta relación práctica, donde se configura la naturaleza humana del hombre. Mientras más se humaniza
la naturaleza más humano es el hombre, comprensión que de por sí entraña un rechazó al idealismo»
Ibídem, p. 55. Pero, además, que dice mucho de la concepción de Martí acerca del hombre como ser
social.
28
Antonio Martínez Bello se presenta como uno de los autores más destacados en la utilización del
principio metodológico marxista-leninista del problema fundamental y su defensa como principio
metodológico necesario para valorar el pensamiento filosófico de Martí. Tanto en su libro Ideas sociales y
económicas de José Martí (1942), como en Las ideas filosóficas de José Martí (1989), según el autor no
se trata de afiliarlo al materialismo, sino de mostrar su visible evolución hacia él. En ambos libros se
aprecia uno de los intentos más completos de esclarecer lo que hubo o no de idealismo y de
materialismo en la ideología del maestro.
29
Hacen un uso limitado del valor metodológico del problema fundamental de la filosofía. Aunque se
destaca en el libro la explicación que brinda de éste y la manera marxista en que lo hace a partir de la
obra clásica de Engels, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Lamentablemente, los
autores olvidan interpretar en ese propio capítulo II que Engels le reprocha a Feuerbach confundir «el
materialismo que es una concepción general del mundo basada en determinada relaciones ente la
materia y el espíritu, con la forma concreta que esta concepción revistió en una determinada fase
histórica» ya que el materialismo recorre una serie de fases de desarrollo y «desde que el método
materialista se aplica también a la historia, se abre ante él un camino nuevo de desarrollo». Este análisis
no le permitiría parafrasear a Fernando Ortiz, para decir que «Martí fue un filósofo sin filosofía» Jardines
Alexis y Jorge González Reflexiones en torno al espiritualismo en José Martí, p. 20, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1990. Y por tanto, en la misma medida que Engels está formulando y explicando
el problema, está brindando también su solución marxista con la concepción materialista de la historia.
30
Hace sus valoraciones siguiendo a Salomón y a Jiménez Grullón sin hacer uso del valor metodológico
del problema. Véase de Suárez Franscheci «Martí, “idealista práctico”: la fuerza impulsora de la utopía y
la lucha por transformar la realidad de América Latina». Anuario del CEM La Habana (13): 252-257,
1990.
31
Dictinio Díaz: «Los estudios de la filosofía en Martí, ¿Ha predominado la duda o la certeza?», pp. 301-
311, En Pablo Guadarrama González y Carmen Suárez Gómez. Filosofía y Sociedad, Tomo 1, Editorial
Félix Varela, La Habana, 2000.
32
Ibídem, p. 309.
33
Ibídem, p. 310.
34
Véase de Armando Hart Dávalos. «Martí y Marx, raíces de la Revolución Socialista de Cuba», en
revista Cuba Socialista, tercera época, número 28-2003.
35
Ibídem, p. 27.
36
Ibídem, p. 32.
37
Véase Leonardo Pérez Leyva «Martí y el problema fundamental de la filosofía», en IX Simposio de
Pensamiento Filosófico Latinoamericano, Santa Clara, 2004.
38
Carlos Marx. Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, p. 110, Editora Política. La Habana,
1965.
39
Ibídem, p. 115.
40
Federico Engels. «Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana», en Obras Escogidas en
tres tomos, tomo III, p. 362, Editorial Progreso, Moscú, 1974.
41
Pues «en la mayoría de los casos, los filósofos premarxistas (y una buena parte de los filósofos no
marxistas contemporáneos) no solo no formularon con precisión el problema de la relación del
pensamiento y el ser, sino que, en su autoconciencia, creyeron firmemente ocuparse de cuestiones
radicalmente diferentes o que sólo guardan con él una relación tangencial». Colectivo de autores.
Coordinador Pablo Guadarrama. Lecciones de Filosofía marxista leninista, tomo 1, p. 272, Dirección de
Marxismo-Leninismo, La Habana, 1991.
42
Las raíces o causas de este problema, según Engels, se enmarcan al igual que toda religión, en las
ideas limitadas e ignorantes del estado de salvajismo, dice que fue necesario que la humanidad
despertara de su letargo en la Edad Media cristiana, donde el problema de saber qué es lo primario; si el
espíritu o la naturaleza, se expresó de forma tal que daba respuesta a la pregunta de si ¿el mundo fue
creado por Dios, o existe desde toda la eternidad? Es por ello que el problema del conocimiento acerca
del espíritu y la naturaleza, así como su relación serán causas de la existencia del mismo. La pretensión
de hacerlo desaparecer queda entonces sin fundamento.
43
Colectivo de autores, coordinador Pablo Guadarrama. Lecciones de Filosofía marxista leninista, tomo
1, p. 110. Dirección de Marxismo Leninismo. La Habana, 1991.
44
Ibídem, p. 272.
45
Martí decía al respecto: «¡Novedad el positivismo! ¡pues si la ha habido en toda la Filosofía, aun en las
más remotas, como sana reacción de la inteligencia libre del hombre contra las imposturas o soberbias
sacerdotales! Es un método permanente en la historia del hombre. Lo único que varía, y que le da aire
de novedad cada vez que aparece, es el mayor saber acumulado con el tiempo». En José Martí, Ob, cit.,
tomo 19. p. 368.
46
José Martí. Ob. cit., t. 19, p. 361.
47
José Martí. Ob. cit., t. 21, p. 47.
48
Ibídem, p. 67.
49
José Martí. Ob. cit., t. 19, p. 364.
50
Dijo que: «la filosofía materialista, que no es más que la vehemente expresión del ser humano a la
verdad, y un levantamiento saludable del espíritu de análisis contra la pretensión y soberbia de los que
pretenden dar leyes sobre un sujeto que desconocen, la filosofía materialista al extremar, sus sistemas,
viene a establecer la indispensabilidad de estudiar las leyes del espíritu. De negar el espíritu –la cual
negación fue provocada en estos tiempos, como ha sido en todos, por la afirmación excesiva del espíritu-
viene a parar que el espíritu está sujeto a leyes y se mueve por ellas, aceleradas o detenidas en su
cumplimiento por las causas mecánicas y circunstancias rodeantes que influyen y suelen ser tan
poderosas que las truecan o determinan. No hay contradicción entre reconocer las leyes generales que
se deducen de la observación de los hechos de los hombres, y la hermosa majestad, originalidad
fructífera y fuerza propia y personal que hace interesante, renovadora y sorprendente la persona
50
humana»; valoración que caracteriza su posición ante la filosofía materialista vulgar que predominó en
su tiempo.
51
Ibídem.
52
Respecto a la presuntuosidad del idealismo decía «la teoría antropocéntrica concepción presuntuosa
de la sistemática escuela espiritualista». José Martí Ob. cit., tomo 15, p. 194. En otro momento señaló:
«No sé si soy un loco, puesto que soy un idealista tan completo. El realismo, santo maravilloso,
milagroso, es la lógica de la naturaleza» en Ob. cit., tomo 19, p.429. Criticó el subjetivismo de la filosofía
india «…Y es que aquella filosofía india embriaga, como bosque de azahares, y acontece con ella como
con ver volar aves, que enciende ansias de volar. Se siente el hombre, cuando penetra en ella,
dulcemente aniquilado, y como mecido; camino de lo alto, en llamas azules. Y se pregunta entonces sino
es fantasmagoría la naturaleza, y el hombre fantaseador y todo el Universo una idea, y Dios la idea pura,
y el ser humano la idea aspiradora que irá a parar al cabo, como perla en su concha y flecha en tronco
de árbol, en el seno de Dios. Y empieza a andamiar, y a edificar el Universo. Pero al punto echa abajo
los andamios, avergonzado de la ruindad de su edificio, y de la pobreza de la mente, que parece, cuando
se da a construir mundos, hormiga que arrastra a su espalda una cadena de montañas». En Ob. cit.,
tomo 13, p. 27.
53
José Martí rechazaba al idealismo cuando decía que «se me confunde con idealismo metafísico;
teorías antropocéntricas, ¡cotejo de los que oponen a la ciencia la personalidad humana», en Obras
Completas, Tomo 19, p. 420, Editora Política, La Habana, 1975.
54
José Martí. Ob. cit., t. 21, p. 42.
55
José Martí. Ob. cit., t. 19, p. 259.
56
José Marti. Ob. cit., t. 7, p. 232.
57
José Martí. Ob. cit., t. 19, p. 365.
58
José Martí. Ob. cit., t. 13, p. 33.
59
José Martí. Ob. cit., t. 21, p. 75.
60
José Martí. Ob. cit., t. 19, p. 359.
61
Marx, Carlos. Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, p. 110. Editora Política, La Habana,
1965.
62
José Martí. Ob. cit., t. 19, p. 369.
63
José Marti. Ob. cit., t. 21, p. 42.
64
José Marti. Ob. cit., t. 21, p. 54.
65
José Martí. Ob. cit., t. 19, p. 361.
66
Federico Engels. Anti Duhring, p. 58, quinta edición, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Cuba,
1977.
El pensamiento filosófico de José Martí y su presencia en la recepción del
marxismo-leninismo en Cuba
Resulta positivo en general reconocer que «Martí como figura cimera del
pensamiento cubano marca el punto de partida principal de esta segunda
tendencia en la recepción del marxismo en este país. Los que continuarían en
ella, así como los representantes de la tercera tendencia (la marxista-leninista),
estarían siempre imbuidos por su ejemplo, por eso sus ideas y su obra
constituyen el punto de entronque de las dos líneas progresistas del
pensamiento filosófico cubano».8
Para cumplir con el objetivo planteado lo primero que hay que señalar es que: se
comprueba igualmente la tesis sostenida en el trabajo anterior de que: Al
tratarse a los pensadores reconocidos como confluyentes o en la tendencia
marxista se señala a un grupo de representantes que no recibieron igual
tratamiento porque un objetivo fue investigar el pensamiento filosófico burgués
en Cuba en la fecha señalada y otro hacer un libro sobre el pensamiento
filosófico en Cuba y que al hacerse referencia a representantes de estas
corrientes no se aprecia el vínculo con el pensamiento martiano tan ampliamente
existente. Con este argumento es posible apreciar un considerable desequilibrio
entre el análisis que reciben otras etapas con las señaladas respecto al
pensamiento martiano y su relación con el pensamiento filosófico del marxismo
que tampoco fue objetivo de investigación colectiva para este libro.
En el trabajo «Para una estética abierta» las referencias son las siguientes:
a) «Uno de los pensadores […] fue Juan Marinello. Desde los años veinte
comenzó a forjar una estética de la libertad en correspondencia con la
Estética de la libertad de José Martí. Recordará que el martismo, es decir,
la acción de las esencias vitales y estéticas del […] gran hombre, no está
ceñido a un plazo determinado y crece con el paso del tiempo».16
b) Recitándose a Marinello.17
b) «[…] Tales son los casos de las crónicas del Inca Garcilaso de la Vega,
los discursos de Bolívar y el epistolario martiano».19
1
Véase de Pablo Guadarrama: El capítulo VI. En Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El
pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX: 1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana,
1998, Primera edición 1995.
2
Pablo Guadarrama González-Director. Despojado de todo fetiche. Autenticidad del
pensamiento marxista latinoamericano, Universidad INCCA de Colombia, Universidad Central de
Las Villas, Santa Clara, Villa Clara, Cuba, 1999.
3
Véase de Pablo Guadarrama González y Miguel Rojas Gómez. El pensamiento filosófico en
Cuba en el siglo XX: 1900-1960; Editorial Félix Varela, pp. 49 y 50, Segunda edición, 1998
(Primera edición 1995).
4
Pablo Guadarrama, y Miguel Rojas Gómez: El pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX:
1900-1960, Editorial Félix Varela, p. 159, La Habana, 1998, Primera edición 1995.
5
Véase de Alfredo Carrillo La trayectoria del pensamiento filosófico en Latinoamérica. Editorial
Casa de la Cultura Ecuatoriana, pp. 187-189 y 207-208, Quito, 1959.
6
Elena Rivas Toll: Pensamiento Filosófico de José Martí., Editorial de Ciencias Sociales, p. 5, La
Habana, 2008.
7
Pablo Guadarrama y Miguel Rojas Gómez: El pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX:
1900-1960, p. 320, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998, Primera edición 1995.
8
Ibídem, p. 322.
9
Ibídem, p. 321.
10
Ibídem pp. 323-324.
11
Ibídem, p. 96.
12
Pablo Guadarrama González-Director. Despojado de todo fetiche. Autenticidad del
pensamiento marxista latinoamericano, Universidad INCCA de Colombia, Universidad Central de
Las Villas, p.74, Santa Clara, Villa Clara, Cuba, 1999.
13
Ibídem, pp. 78-79.
14
Ibídem p. 110.
15
Ibídem, p. 239.
16
Ibídem p. 362.
17
Ibídem p. 365.
18
Ibídem, p. 399.
19
Ibídem, p. 408.
20
Ibídem p. 417.
21
Ibídem, p. 425.
Fidel Castro Ruz sobre la relación entre el pensamiento martiano y el marxista-
leninista: análisis cronológico
El objetivo es: Valorar las ideas de Fidel Castro Ruz sobre la relación entre el
pensamiento martiano y el marxista-leninista: a partir de una exposición cronológica.
Los antecedentes para valorar las ideas sobre esta relación se encuentran en la
formación revolucionaria de Fidel Castro Ruz. Declaró desde 1953 que el autor
intelectual del cuartel Moncada había sido José Martí y cuando se le acusó por estar
leyendo un libro de Lenin, declaró que el no hacerlo era de ignorantes. Los años que
antecedieron al triunfo de la revolución no implicaron declaraciones públicas sobre la
relación analizada en la bibliografía consultada.
Las primeras valoraciones públicas de Fidel durante los años 59 y 60 son sobre el
pensamiento martiano y no sobre el marxista-leninista por razones obvias, sin
embargo, en 1961 cuando habla del marxismo-leninismo lo hace vinculándolo con el
pensamiento martiano de distintas formas. En el mes de marzo de este año hace
referencia a Lenin, cuando señala: «[…] Aquí debía implantarse aquel principio leninista
de que «el que no trabaja, no come» […]”3 principio que se identifica con el
pensamiento martiano en ideas como las siguientes: «[…] nadie tiene derecho a lo que
no trabaja»;4 «Es inútil y generalmente dañino, el hombre que goza del bienestar que
no ha sido creador»;5 «Cada cual viva de su sudor o no viva»;6 o esta otra idea
finalmente «Ni indirectamente debe la sociedad humana alimentar a quien no trabaja
directamente en ella».7 En mayo cuando se le entrega el premio Lenin decía Fidel:
«¡Gloria, […] a nuestro gran José Martí! ¡Gloria a nuestro gran Vladimir Ilich Ulianov
Lenin!».8
En este propio año, no sólo daba gloria a Martí y a Lenin, también se preguntaba si
«¿Martí era marxista-leninista? y se respondía que no, que Martí no era marxista-
leninista. Martí dijo de Marx que, puesto que se puso del lado de los pobres, tenía
todas sus simpatías. […]».9 A pesar de la diferencia establecida señala la identidad en
la simpatía por la defensa a los pobres, con lo cual comienza a destacarse la idea de la
identidad en la relación entre ellos.
O sea, en el año 1961 dice Fidel, que ni Martí era marxista-leninista, ni él era marxista-
leninista cabal, porque se había aferrado a unas cuantas ideas que había tomado del
marxismo-leninismo en su etapa de formación, pero expresando ideas sobre la relación
llama la atención acerca de que el marxismo-leninismo sea interpretado de manera
revolucionaria, dialéctica y no dogmática y que en relación con su aplicación le
corresponde a cada individuo aportar en su dialéctica con la sociedad.
Entre las ideas más revolucionarias y propias, en los años sesenta y particularmente en
1969 se refería Fidel a que: «la combinación del estudio y del trabajo, la combinación
del trabajo intelectual y el trabajo manual, no son simples frases: son ideas que
contienen la esencia de la sociedad del futuro”.14 Idea que se convertiría en columna
vertebral de la relación entre el pensamiento martiano y el marxista-leninista, a partir
del humanismo desarrollado por la Revolución Cubana.
En los años setenta Fidel decía que: «[…] la concepción que inspiró la estrategia
revolucionaria que dio lugar al triunfo de 1959 fue precisamente la unión, la hibridación
de una tradición, de una experiencia peculiar de nuestro país con las ideas esenciales
del marxismo y del leninismo […]”.16 Los términos unión e hibridación caracterizan a la
relación entre la experiencia de nuestro país y el marxismo-leninismo como estrategia
que dio lugar al triunfo.
Para Fidel, José Martí, guía y apóstol de nuestra guerra de independencia contra
España, nos enseñó ese espíritu internacionalista que Marx, Engels y Lenin
confirmaron en la conciencia de nuestro pueblo.
Fidel destacaba, además, cómo sus libros fueron los de Martí, Marx, Engels y Lenin.
Considera que Carlos Baliño simboliza el enlace directo entre el Partido Revolucionario
de José Martí, y el primer Partido Comunista de Cuba. Señala que no había dos
hombres más admiradores y más seguidores de José Martí, y más devotos de José
Martí, que Carlos Baliño y Julio Antonio Mella. Refiere, también en este año, que el
pensamiento martiano y la heroica lucha de Martí y de los patriotas de 1895, estaban
estrechamente vinculados a la historia de la heroica guerra de 1868 de la misma forma
que nuestro Partido está indisolublemente unido a esa historia.
Para 1977 la relación entre ambos pensamientos es presentada como fusión al señalar:
«no fue ningún milagro, sino la fuerza invencible de la ideología marxista-leninista,
fundida con nuestras tradiciones revolucionarias […]».19 Define al revolucionario como
una síntesis de la filosofía científica del marxismo-leninismo. Y señala que: «[…]
aunque fuésemos petroleros, habría sido altamente conveniente universalizar el
trabajo, altamente formativo en todos los sentidos, y altamente revolucionario. Que por
algo estas ideas fueron planteadas hace mucho tiempo por Marx y por Martí»20 tal fue
la importancia que le concedió a este principio.
Consideró que toda la generación del centenario había recibido una gran influencia de
las tradiciones históricas de nuestra Patria y de Martí y que él tenía una doble
influencia: una influencia de la historia de nuestra Patria, de sus tradiciones, del
pensamiento de Martí y de la formación marxista-leninista que había adquirido ya en la
vida universitaria.
Para Fidel no se pueden separar ambas influencias en nuestro país porque Martí, en su
época, cumplió la tarea que le correspondía y fue exponente del pensamiento más
revolucionario de ésta. Sostuvo que: «la vinculación de este pensamiento patriótico, de
ese pensamiento revolucionario más moderno con el marxismo-leninismo, la
combinación de esos fueron los elementos que más influyeron en nosotros y que más,
realmente, nos inspiraron»,21 influencia e inspiración que conserva la revolución cubana
hasta nuestros días.
Al finalizar los años setenta Fidel sigue relacionando a Marx, Engels y Lenin con
grandes revolucionarios, incluyendo a Martí, y destacaba cómo el Moncada reinició las
luchas del 68 y cómo sin Marx, Engels y Lenin no se hubiera alcanzado el desarrollo
obtenido en lo social y político.
Los años ochenta aumentan la riqueza de ideas de Fidel respecto a la relación entre el
pensamiento martiano y el marxista-leninista. En 1983 señalaba que se unieron el
ejemplo de nuestros antepasados y el pensamiento luminoso de Martí con las ideas de
Marx, Engels y Lenin. El tratamiento especial brindado por Fidel a lo excepcional del
pensamiento de Martí queda nuevamente expresado en el año 1985, particularmente
en la entrevista que le hiciera Frei Betto.
Decía en esta entrevista que «antes de ser comunista utópico o marxista, fui martiano,
lo voy siendo desde el Bachillerato: no debo olvidar la atracción enorme del
pensamiento de Martí sobre todos nosotros, la admiración por Martí. Fui siempre
también un profundo y devoto admirador de las luchas heroicas de nuestro pueblo por
su independencia en el siglo pasado. Antes de ser marxista, fui un gran admirador de la
historia de nuestro país y, de Martí, fui martiano. Los dos nombres empiezan con M, y
creo que los dos se parecen mucho».
Agregaba en dicha entrevista que en el pensamiento martiano hay cosas tan fabulosas
y tan bellas que uno puede convertirse en marxista partiendo del pensamiento
martiano. Claro que Martí no explicaba la división de la sociedad en clases, aunque era
el hombre que siempre estuvo del lado de los pobres, y fue un crítico permanente de
los peores vicios de una sociedad de explotadores.
Resalta Fidel la necesidad de comprender que donde todo parecía consecuencia de la
maldad de los hombres, de los defectos de los hombres, de la perversidad de los
hombres, de la inmoralidad de los hombres, era necesario ver otros factores que no
dependen ya del hombre con su moral o su actitud individual; empiezas a comprender
la sociedad humana.
Y concluía diciendo que: «Yo digo que no tuve un preceptor. Grande tiene que haber
sido el esfuerzo de razonamiento en tan poco tiempo, para elaborar y poner en práctica
esas ideas. Para ello fue decisivo lo que aprendí del marxismo-leninismo. Creo que mi
contribución a la Revolución Cubana consiste en haber realizado una síntesis de las
ideas de Martí y del marxismo-leninismo, y haberla aplicado consecuentemente en
nuestra lucha».22 Es la primera vez que utiliza el término de síntesis para referirse a la
relación entre ambos pensamientos y de forma personalizada, lo cual le imprime un
valor al término para ser conceptualizado, si recordamos como nos decía que en la
aplicación del marxismo «corresponde a cada individuo aportar».
Este texto fundamental para el análisis del tema en Fidel, se caracteriza por destacar el
parecido entre Marx y Martí, es así que no deja de señalar la diferencia que establecen
en relación con la comprensión clasista de la sociedad, a pesar del tipo de comprensión
que hacía Martí de ella al lado de los pobres y como crítico de la sociedad de
explotadores. Análisis que pone en el centro la dialéctica individuo-sociedad para
destacar lo aportativo del marxismo sin menoscabar la visión martiana. La invitación a
repensar la relación Marx-Martí desde la dialéctica de lo individual y lo social en el
hombre es aportada por Fidel en los ochenta.
En 1986 al valorar las ideas de combinar el estudio y el trabajo, dice que con las
primeras escuelas al campo y en el campo que empezaron a funcionar más adelante
se empezó a cumplir ese precepto martiano: por la mañana en el campo y por la tarde
en las escuelas, o a la inversa, y un precepto marxista también, porque estaba en la
doctrina marxista la cuestión de la combinación del estudio y del trabajo.
En estos años definía el socialismo al decir que: «es una sociedad nueva, es un mundo
nuevo en que hay mucho de experimento todavía y de ensayo; pero si hay una política
correcta, si se sigue una política de principios, si la dirección del Partido, si el Partido
no se aparta de las masas y el Partido es el instrumento [...] Y no hay que tenerle temor
al Partido, porque el fundador de nuestra nacionalidad o, digamos, el gran forjador de
nuestra independencia, que fue José Martí, lo primero que hizo fue organizar un partido
—está en la tradición de Cuba—, el Partido Revolucionario Cubano; no organizó ni 15
ni 25 partidos, organizó uno. Antes que Lenin, Martí desarrolló el concepto de un
partido para dirigir la revolución, donde unió a todos los sectores de la sociedad».23
Retomaba la importancia del partido único en la relación entre ambos pensamientos.
-Y agregaba «[…] Por eso digo que la primera gran prueba de que nuestra Revolución
fue una revolución creadora es que no siguió los esquemas, y, en la construcción del
socialismo, nuestra Revolución hizo muchos aportes, siendo fiel a los principios del
marxismo-leninismo: el principio del estudio y del trabajo, por ejemplo, proclamado por
Marx a partir de la historia de la clase obrera inglesa, donde había los niños explotados
que se convertían en una fuerza productiva, concibió la idea de que en el socialismo se
podía y se debía combinar el estudio y el trabajo; y Martí, a partir del conocimiento de
la idiosincrasia y las realidades de nuestro pueblo dijo lo mismo. Nuestro país fue el
primero en el mundo en aplicar masiva y consecuentemente esos principios, y hoy
vemos los frutos en la conducta de nuestra juventud, porque no por casualidad estas
nuevas generaciones poseen las cualidades revolucionarias que vemos en ellas».
- Así advierte «[…] Por eso nosotros no podemos utilizar mecanismos, ninguna clase
de instrumentos que huelan a capitalismo; es cuestión esencial de supervivencia de la
Revolución, por eso la Revolución tiene que apegarse resueltamente a los principios
más puros del marxismo-leninismo y del pensamiento martiano, apegarse a ellos y no
andar jugando ni coqueteando con cosas del capitalismo.»25
Creo que nuestro país ha hecho una proeza histórica extraordinaria al construir el
socialismo aquí en las condiciones geográficas en que lo ha construido, y por eso
nosotros debemos velar por la pureza ideológica de la Revolución, por la solidez
ideológica de la Revolución.
Particular importancia tiene este discurso citado ampliamente para mostrar, no sólo que
Fidel está caracterizando el pensamiento martiano con el concepto «corriente de
pensamiento» junto a la reconocida corriente de pensamiento que representa el
marxismo-leninismo, sino que lo hace destacando una vez más el principio de
combinación entre el estudio y el trabajo. Incorporar la idea de universalización práctica
del principio como uno de los más importantes aportados por la revolución cubana al
marxismo-leninismo; destacando la necesidad de apegarnos a estos principios que
conforman la síntesis del pensamiento martiano y marxista-leninista como la pureza y
solidez ideológica de la revolución.
Los años ochenta definen como síntesis la relación entre el pensamiento martiano y el
marxista-leninista. La defensa a la revolución y su carácter creador la caracteriza,
justamente, con el apego a los principios más puros de ambos pensamientos y
reiterando la importancia de lo alcanzado con la aplicación del principio de combinar el
estudio y el trabajo.
Los años noventa enriquecen aún más el análisis de la relación entre ambos
pensamientos. En 1990 señalaba Fidel que: nuestras dos inmortales consignas, unen a
Marx, Lenin y Engels con Martí, con Maceo, con Céspedes y con todos los héroes
gloriosos de nuestra independencia y nuestra libertad. Esas dos consignas son como
se conocen: «Socialismo o muerte» y «Patria o muerte. Venceremos».
Reitera su insistencia, en este año, sobre la importancia del principio del vínculo del
estudio y del trabajo al señalar que: «la concepción del estudio y del trabajo sí era de
antes, ¡Muy importante!, porque esa era una idea de Marx y una idea de Martí».24
Considera que se seguía perfeccionando esa concepción que en realidad aunque no
fue concebida desde el primer día «había ideas básicas que se fueron desarrollando a
lo largo de estos años, para llegar a lo que tenemos ahora; y cada una de estas
instituciones tiene que ser sometida constantemente a análisis y a críticas —lo estamos
haciendo—, para tratar de hacer las cosas cada vez mejores».25 Obsérvese el uso del
término concepción para referirse al principio.
Respecto al partido único como principio de la síntesis reiteraba Fidel que: «[…]
mantendremos, además, inconmovible el principio del partido único, que no nos vino
solo de Lenin, nos vino también de Martí cuando fundó el Partido Revolucionario para
la independencia de Cuba, y no hizo tres ni diez, sino uno para dirigir la Revolución y la
lucha por la independencia del país.
Nosotros al principio de la Revolución teníamos varios partidos y varias organizaciones
y los unimos, porque descubrimos un día la conveniencia de luchar por la unidad de
todas las fuerzas. Son principios sagrados para nosotros, martianos. Creo que Martí
habló del Partido antes que Lenin, habría que revisar en los libros de historia cuándo es
que por primera vez Martí habla del Partido y de organizar el Partido, y después es
cuando Lenin habla del Partido. De modo que esto para nosotros tiene una doble
inspiración: una inspiración martiana y una inspiración leninista, pero, además, una
inspiración revolucionaria que parte de una realidad y de una necesidad».26
En el año 1991 Fidel reiteraba la idea de que el principio de combinación del estudio y
el trabajo estaba en el pensamiento de Martí de forma muy clara, y estaba en el
pensamiento de Marx y Engels, pero no se aplicó en ninguna parte y el primer país que
realmente aplica de forma consecuente el principio del estudio y el trabajo es Cuba.
Sostuvo en este año la idea de síntesis claramente expuesta al decir que: «[…] Nuestra
Revolución se inspiró en las ideas martianas y en las ideas marxistas-leninistas; es una
síntesis de ambas, y sigue siendo esa síntesis, lo que debe es ser más perfecta, más
completa, más cabal. Sobre todo, hay que poner mucho énfasis ahora en lo propio, en
lo nacional, en lo martiano, sin olvidarnos ni un minuto del marxismo y del leninismo».27
En este propio discurso agrega la idea de suma entre ambos pensamientos, para
explicar la fortaleza ideológica alcanzada, al decir que: «[…] en nuestro país se
interpretaron, de manera creadora, las ideas del marxismo-leninismo y las sumamos a
ese tesoro inmenso que es el pensamiento martiano; creo que eso explica la fortaleza
ideológica de nuestra Revolución y el espíritu de nuestro pueblo […]».28
En 1992, al ser entrevistado por Tomás Borges, Fidel reclama su militancia martiana
unida al marxismo-leninismo al señalar que siempre habían dicho que eran marxistas-
leninistas y martianos, ¡siempre lo dijimos! nunca, ni por un segundo, se olvidaron las
ideas de Martí, las enseñanzas de Martí, ¡nunca! y por eso tenemos tan legítimos
títulos para reclamar nuestra militancia martiana unida al marxismo-leninismo.29
Junto al reclamo de su militancia en dicha ideología, en ese año, reiteraba de manera
explícita el término de síntesis al decir que: «(…) ¿Y por qué todo el énfasis y el acento
que pongamos en el marxismo-leninismo tiene que llevarnos a ignorar las raíces de
nuestro país, el camino heroico y glorioso seguido para llegar hasta aquí, para poder
llegar a hacer esta síntesis? Desgraciadamente eso ocurría y nos duele mucho, y lo
consideramos una tendencia sumamente negativa. Y no es ahora, ya veníamos hace
algún tiempo, desde que tomamos conciencia de estos problemas, luchando por
revertir la situación».30 O sea, Fidel está calificando el no reconocimiento de la síntesis
como tendencia sumamente negativa en la que se ha venido trabajando para revertirla.
En 1993 abordaba una vez más la concepción del estudio y el trabajo, como la
aplicación de ese principio marxista y martiano. Señalaba que tanto Marx como Martí
descubrieron que el trabajo podía ser un gran instrumento de educación. Y reitera una
vez más que la aplicación del principio marxista y martiano del estudio y el trabajo era
algo, a su juicio, que constituye una creación de la Revolución Cubana.
(…) Fue un privilegio ingresar en esta universidad también, sin duda, porque aquí
aprendí mucho, y porque aquí aprendí quizás las mejores cosas de mi vida; porque
aquí descubrí las mejores ideas de nuestra época y de nuestros tiempos, porque aquí
me hice martiano y porque aquí me hice socialista, primero socialista utópico, gracias a
las conferencias de aquel profesor que mencionaba anteriormente, Delio, que daba
clases de economía política, y de economía política capitalista, tan difícil de
comprender y tan fácil de descubrir en su irracionalidad y en sus cosas absurdas. Por
eso fui primero socialista utópico, aunque también gracias a mis contactos con la
literatura política, aquí en la universidad y en la escuela de derecho, me convertí al
marxismo-leninismo».33
En 1997 consideraba Fidel que: «Martí, que fue inspirador de nuestra Revolución, fue
ejemplo y labró el camino, despejó el camino para que un día se pudiera proclamar la
Revolución socialista en Cuba».34 Esta consideración lo llevó a decir que Martí fue el
autor intelectual no sólo del Moncada sino de la Revolución; al respecto señaló en el
Congreso Pedagogía 97:
«Nos hemos referido infinidad de veces a Martí, ustedes y muchos compañeros que
han hablado en este Congreso, y ya Martí enseñó mucho, mucho, mucho acerca de
cómo debe ser el hombre, cómo debe ser el político y cómo debe ser el revolucionario.
Nosotros decíamos que Martí fue el autor intelectual del Moncada y podríamos decir
que fue también el autor intelectual de esta Revolución, que ya fue una Revolución
moderna, porque se unió a las corrientes más progresistas, más humanas y justas de
nuestra época (…)».35
Fidel se refiere en estos años una vez más a cómo fue su formación martiana y
marxista-leninista y llega a considerar a Martí no sólo autor intelectual del Moncada
sino que lo considera autor intelectual de la revolución y llega a considerarse un
discípulo de Marx, Engels y Lenin, que tuvo además el privilegio de contar con un
maestro como Martí.
En los años transcurridos del nuevo milenio la idea de la relación entre el pensamiento
martiano y el marxista-leninista, tiene como características que, en 2001 se refería a la
relación utilizando el término inserción y decía: «Tus ideas, Martí, que en nosotros se
han insertado con las de aquel que, como nos dijiste, por haberse puesto del lado de
los pobres merecía honor, y las del otro gigante que estudió a fondo y describió con
irrebatibles pruebas lo que tú fuiste el primero en descubrir y llamar imperialismo en el
sentido más moderno del concepto, han demostrado ser mucho más fuertes que todo
el poder del mayor imperio que ha existido jamás (…)».38
A raíz de la entrevista que le hiciera Ignacio Ramonet, en 2006, Fidel expresa ideas
como las siguientes:
Su mayor mérito, desde mi punto de vista, es que logra unir y dirigir políticamente a
generales famosísimos. Tenía mucho carácter, sabía discutir, y en cierto momento
hasta rompe con alguno de ellos. Pero reúne a la emigración cubana, la organiza en un
partido revolucionario, predica, recoge fondos, lleva a cabo un colosal trabajo concreto
y multifacético. Desarrolla, además, una concepción integradora para América Latina.
Era un gran admirador de Bolívar, un gran admirador de Juárez, de todos los
luchadores por la independencia de los pueblos latinoamericanos. Escribe que el día
que llegó a Venezuela antes de quitarse el polvo del camino lo primero que hizo fue
visitar la estatua de Bolívar. Es una lástima que no se conozca mejor su pensamiento
en el ámbito de «Nuestra América».
Parece que algo leyó de Marx, porque en sus obras habla sobre él. Tiene dos o tres
frases magníficas, cuando menciona a Marx, y una de ellas, recuerdo ahora, dice:
«Puesto que se puso del lado de los pobres, merece honor». Así, hay otras frases que
son elogiosas de Marx.
¿Piensa usted que las tesis de Marx pudieron influir de alguna manera en el
pensamiento de Martí?
La teoría de Marx parte del desarrollo de las fuerzas productivas en los países
capitalistas más avanzados. Estima que el surgimiento de la clase obrera sepultaría
aquel sistema capitalista. Él escribía esto cuando, precisamente, Estados Unidos
invade a México, y se anexiona Texas, en 1845. Y Marx escribe, según me han dicho,
que él considera positiva aquella anexión, puesto que eso contribuiría al rápido
desarrollo de las fuerzas productivas, de la clase obrera, de las contradicciones y de las
crisis que conducirían al socialismo. Ése era el esquema. Del problema de las colonias
no se hablaba en aquella época. Lenin es el primero que aborda la cuestión desde un
enfoque socialista.
Una de las cosas que más impactó a Martí fue el fusilamiento atroz e injusto de los
ocho estudiantes cubanos de Medicina en 1871. Él tenía entonces —cuando los
fusilan, el 27 de noviembre de 1871— sólo 16 años. Escribió un poema maravilloso,
además de los escritos que le mencioné: A mis hermanos muertos el 27 de noviembre.
Él conoce también la ejecución de los mártires de Chicago, aquel Primero de mayo de
1886 que por esa razón se convierte en el Día Internacional de los Trabajadores. Martí
lucha, inicia su guerra en 1895 y muere en mayo de ese año. »
Por supuesto, primero fui martiano y después fui martiano, marxista y leninista.
«Mella fue un joven extraordinariamente capaz y precoz, una de las principales figuras
que descollaron después de Martí. Él hablaba, incluso de una «Universidad obrera»,
idea brillante. Entonces, los estudiantes llegaban a la Universidad y lo escuchaban
hablar de la historia y sus héroes. Es cierto que ya se había producido, en 1917, la
famosa revolución bolchevique, y él había fundado el Partido Comunista, sin duda
inspirado en el radicalismo de aquella revolución, y en los principios que la impulsaban.
Mella era muy martiano, y simpatizante decidido de la revolución bolchevique. Eso
tiene que haber influido en el hecho de que junto a un marxista que había sido amigo
de Martí, Carlos Baliño, fundara el primer Partido Comunista de Cuba».39
Los años trascurridos del nuevo milenio, con la intención de actualizar el análisis hasta
aquí, muestran la reiteración del reconocimiento de la relación particularmente con el
término inserción. Destaca cómo el mérito de Martí es elaborar una doctrina, desarrollar
la filosofía de la independencia y un pensamiento humanista excepcional. Considera
que es una lástima que no se conozca mejor su pensamiento en el ámbito de «Nuestra
América». Caracteriza la influencia de Marx sobre Martí. Se define primero como
martiano y después como martiano, marxista y leninista.
Fidel Castro Ruz comienza a expresar sus ideas sobre la relación entre el pensamiento
martiano y el de Lenin desde antes de 1959. En los años sesenta se aprecia en su
concepción que al diferenciar entre tipos de pensamiento revolucionario elude con ello
toda interpretación dogmática de llegar a considerar al pensamiento marxista-leninista
como el único pensamiento revolucionario; sentaba así la premisa necesaria para
comprender la relación entre el pensamiento de José Martí y el marxista-leninista. Para
que se comprendiera la necesidad de buscar un pensamiento revolucionario propio que
al aplicarse en Cuba condujera al país a la construcción de una sociedad superior al
capitalismo. Particular importancia adquiría el principio martiano y marxista-leninista de
vínculo entre el estudio y el trabajo, junto a la búsqueda de nuestras instituciones
propias, éste se convertía en la expresión práctica de la formulación y solución al
problema fundamental de la filosofía, Fidel señala que dicho principio es la esencia de
la sociedad del futuro.
Los años setenta evidencian un desarrollo de las ideas de Fidel respecto a la relación
entre el pensamiento martiano y el marxista-leninista al expresar con toda claridad, que
si bien en Rusia se había dado la relación de las ideas de Marx y Engels con las de
Lenin; en Cuba había sucedido con las de José Martí; y utiliza para caracterizar la
relación términos como unión, hibridación, fusión, combinación, conversión, suma,
inserción. Al referirse a Martí lo hace como síntesis de todo lo mejor del pensamiento y
acción de los héroes cubanos, como síntesis de nuestras tradiciones revolucionarias.
Continúa destacando la importancia del principio del vínculo entre el estudio y el
trabajo, entre el trabajo manual e intelectual por todo lo que aporta a la formación del
hombre en su dialéctica con la sociedad. Destaca igualmente el principio del partido
único y cómo en este principio se expresa también lo martiano y lo marxista-leninista.
En los años ochenta adquiere particular importancia en el desarrollo de sus ideas sobre
el tema, la entrevista que le hiciera Frei Betto a Fidel Castro Ruz, al hacer uso del
término síntesis. Ello significó un salto definitivo de lo terminológico a lo conceptual.
Destaca el parecido entre Marx y Martí sin dejar de señalar la diferencia que establecen
en relación con la comprensión clasista de la sociedad, a pesar del tipo de comprensión
que hacía Martí también desde el lado de los pobres y como crítico de la sociedad de
explotadores, sitúa en el centro de la dialéctica individuo-sociedad lo aportativo del
marxismo sin menoscabar la visión martiana. La invitación a repensar la relación Marx-
Martí desde la dialéctica de lo individual y lo social en el hombre es aportada por Fidel
en los ochenta. Agregaba Fidel la idea de considerar que el pensamiento martiano es
una «corriente de pensamiento» junto a la reconocida corriente de pensamiento que
representa el marxismo-leninismo. Incorporar la idea de universalización práctica del
principio de vínculo entre el estudio y el trabajo, como uno de los más importantes
aportados por la Revolución cubana al marxismo-leninismo; destaca la necesidad del
apego a estos principios, que conforman la síntesis del pensamiento martiano y
marxista-leninista, como expresión de la pureza y solidez ideológica de la revolución; el
principio del partido único adquiere cada vez más fuerza en el desarrollo del
pensamiento de Fidel Castro Ruz sobre el tema y la comprensión de la dialéctica
individuo-sociedad para la construcción del socialismo.
1
Especial interés presenta para enriquecer el tema el libro José Martí en el ideario de Fidel Castro,
ediciones especiales, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2004. Esta compilación hecha por
Dolores Guerra, Margarita Concepción y Amparo Hernández, en un sentido más amplio incorpora
nuevas ideas al tema, en la misma medida pueden encontrarse en los discursos de Granma ideas que
enriquecerían la compilación.
2
Véase de Antonio Martínez Bello. «Idealismo y materialismo en la obra de José Martí». Conferencia
inédita. 1978. Aquí hace la clasificación siguiente:
Primero: Los que omiten en sus obras o bien niegan toda afinidad entre Martí y Marx a la par que afirman
la existencia de antagonismos entre sus ideologías respectivas;
Segundo: Los que admiten la existencia de algunas proximidades, pero también destacan con mayor
énfasis las contradicciones; dado lo cual el Apóstol revolucionario se nos muestra más lejos que cerca
del socialismo y el materialismo;
Tercero: Los que confieren fuerza de convicción igual a las coincidencias y a las disidencias, por lo que
la resultante de ambas tendencias adviene indecisa o neutra: es decir, el lector se queda sin saber si la
obra martiana es afín o no al socialismo y al materialismo, o bien al idealismo y al individualismo;
Cuarto: Los que destacan las proximidades y puntos de contactos, y le dan o reconocen mayor peso y
relevancia que a las disidencias en relación con el marxismo. A los escritores de este grupo ha solido
identificárseles, erróneamente desde luego con el siguiente;
Quinto: Los que afirman la filiación inclástica de Martí con el marxismo, sin admitir diferencias.
3
Discurso pronunciado en el acto conmemorativo del primer aniversario del sabotaje del vapor La
Coubre en el muelle LA PAN AMERICAN DOCKS. 4 de marzo de 1961.
4
José Martí: Obras Completas, t. 19, p. 381, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1963-1973.
5
Ibídem, pp. 203-204.
6
Ob. cit. t. 28, p. 442.
7
Ob. cit. t. 8, p. 379.
8
Discurso pronunciado en el homenaje que le tributara la CTC revolucionaria y el movimiento nacional
por la paz, con motivo de habérsele otorgado el premio Lenin por la paz. 19 de mayo de 1961.
9
D. Guerra, A. Concepción y A. Hernández: (2004) José Martí en el ideario de Fidel Castro, pp. 119-120
(Ediciones especiales.) La Habana: Centro de Estudios Martianos
10
Discurso pronunciado en la reunión celebrada por los directores de las escuelas de instrucción
revolucionaria, efectuada en el local de las ORI. 20 de diciembre de 1961. En versión digitalizada del
periódico Granma.
11
Duodécimo aniversario del ataque al Cuartel “Moncada”, 26 de julio de 1965. En Obra Revolucionaria,
junio/julio 65, pp. 165/166, 1965. En versión digitalizada del periódico Granma.
12
Discurso pronunciado en la conmemoración del VI Aniversario de los CDR, Plaza de la Revolución, 28
de septiembre de 1966. En versión digitalizada del periódico Granma.
13
Discurso pronunciado, el 2 de enero de 1967. En versión digitalizada del periódico Granma.
14
Discurso pronunciado en la concentración efectuada en la escalinata de la Universidad de La Habana
como culminación de los actos organizados para honrar a los mártires del 13 de marzo de 1957. La
Habana, marzo 13 de 1969. En versión digitalizada del periódico Granma.
15
Véase de V. I., Tolstyj. La producción espiritual, Cap. V, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1989.
16
Discurso pronunciado en la velada solemne en conmemoración del centenario del natalicio de Vladimir
Ilich Lenin, efectuada en el teatro «Chaplin», el 22 de abril de 1970, «Año de los diez millones».
17
Este discurso fue publicado por Granma el 4 de julio de 2008.
18
Discurso pronunciado en la concentración popular efectuada en la plaza de la revolución «José Martí»,
en honor del compañero Leonid Ilich Brezhnev, secretario general del comité central del partido
comunista de la Unión Soviética y la delegación que lo acompaña, el 29 de enero de 1974, «Año del XV
Aniversario».
19
Discurso pronunciado en la apertura de la 79 reunión del comité ejecutivo del CAME, en el salón de los
embajadores del hotel Habana Libre, en La Habana, el 18 de enero de 1977, «Año de la
institucionalización».
20
Discurso pronunciado en el acto de graduación del primer contingente del destacamento pedagógico
«Manuel Ascunce Domenech», en el teatro «Lázaro Peña», el 20 de julio de 1977, «Año de la
institucionalización».
21
Entrevista concedida por Fidel Castro Ruz, presidente de la república de Cuba, a periodistas de la TV
sueca, Ciudad de La Habana, 15 de diciembre de 1977, «Año de la institucionalización».
22
Fidel y la Religión. Conversaciones con Frei Betto. Oficinas de Publicaciones del Consejo de Estado,
pp. 163-164, 1985.
23
Discurso pronunciado en la clausura de la VIII Conferencia de la asociación americana de juristas,
celebrada en el palacio de las convenciones, el 17 de septiembre de 1987, «Año 29 de la Revolución».
24
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la clausura del congreso de «Pedagogía 90» .
9 de febrero de 1990.
25
Ídem.
26
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la clausura del V Congreso de la Federación de
Mujeres Cubanas, 7 de marzo de 1990.
27
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la clausura del VII Congreso del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte, efectuada en el Palacio de las
convenciones, el 22 de diciembre de 1991.
28
Ibídem.
29
Conversación del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del
Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros con Tomás Borges.
18 y 20 de abril de 1992.
30
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la clausura del encuentro 20 años después de
la creación del Destacamento Pedagógico «Manuel Ascunce Domenech», el 30 de mayo de 1992, en
Granma 2 de junio de 1992.
31
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la clausura de la asamblea de balance del
trabajo, renovación y ratificación de mandatos del PCC en ciudad de La Habana. 7 de noviembre de
1993.
32
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la clausura del VI Congreso de la Federación
de Mujeres Cubanas, efectuado en el Palacio de las Convenciones. Ciudad de La Habana, el 3 de marzo
de 1995, «Año del centenario de la de José Martí».
33
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado con motivo del inicio del curso escolar 1995/96 y
sus 50 años de vida revolucionaria, iniciada en la facultad de derecho, efectuado en el aula magna de la
Universidad de la Habana, el 4 de septiembre de 1995, «Año del centenario de la caída de José Martí».
34
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la clausura del V Congreso del Partido
Comunista de Cuba, efectuada en el Palacio de las Convenciones, el 10 de octubre de 1997.
35
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la clausura del Congreso Pedagogía 97, 7 de
febrero de 1997. En Granma, 11 de febrero de 1997.
36
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en el acto central por el 45 aniversario del asalto a
los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, efectuado en Santiago de Cuba, el día 26 de julio
de 1998.
37
Comparecencia del comandante en jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del
Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, ante la televisión
cubana, 16 de julio de 1998.
38
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso pronunciado en la Tribuna Abierta de la Revolución, efectuada
en el área deportiva “Eduardo Saborit”, del municipio Playa, el 31 de marzo de 2001.
39
Ramonet, Ignacio. Cien horas con Fidel. Introducción a la segunda edición, en periódico Juventud
Rebelde, Tabloide del Capítulo 2-3, (capítulo 2, p. 7.), agosto de 2006.
José Martí y el problema del método en la filosofía: ¿síntesis o
articulación con el marxismo-leninismo?
En su conversación con Frei Betto, Fidel Castro Ruz señalaba «(…) nuestro
mérito consiste en haber realizado una síntesis de las ideas de Martí y del
marxismo-leninismo, y haberla aplicado consecuentemente en nuestra lucha».1
Posteriormente, en el discurso pronunciado en la clausura del VII Congreso del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte,
efectuada en el Palacio de las Convenciones, el 22 de diciembre de 1991,
ampliaba esta idea al expresar «hemos aplicado, de manera consecuente, las
ideas revolucionarias y las ideas del marxismo-leninismo. (…) Nuestra
Revolución se inspiró en las ideas martianas y en las ideas marxista-leninistas;
es una síntesis de ambas, y sigue siendo esa síntesis, lo que debe es ser más
perfecta, más completa, más cabal. Sobre todo, hay que poner mucho énfasis
ahora en lo propio, en lo nacional, en lo martiano, sin olvidarnos ni un minuto
del marxismo y del leninismo. (…). Es decir que en nuestro país se
interpretaron, de manera creadora, las ideas del marxismo-leninismo y las
sumamos a ese tesoro inmenso que es el pensamiento martiano; creo que eso
explica la fortaleza ideológica de nuestra Revolución y el espíritu de nuestro
pueblo (…)».
Más tarde, en 1992, reiteraba «(...) ¿Y por qué todo el énfasis y el acento que
pongamos en el marxismo-leninismo tiene que llevarnos a ignorar las raíces de
nuestro país, el camino heroico y glorioso seguido para llegar hasta aquí, para
poder llegar a hacer esta síntesis? Desgraciadamente eso ocurría y nos duele
mucho, y lo consideramos una tendencia sumamente negativa. Y no es ahora,
ya veníamos hace algún tiempo, desde que tomamos conciencia de estos
problemas luchando por revertir la situación».2
Entre las ideas de Marx y Engels que ayudan a definir el método, se encuentra
lo expuesto por ellos en La ideología alemana al señalar que: «Totalmente al
contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo
sobre la tierra, aquí asciende de la tierra, al cielo (…) Allí donde termina la
especulación de la vida real, comienza también la ciencia real y positiva, la
exposición de la acción práctica del proceso práctico de desarrollo de los
hombres (…)»4. Un método que no especula de la «vida real» y la ve de
manera científica como proceso práctico del desarrollo de los hombres.
En particular, decía Marx, que al definir (I. Kaufman LPL) tan justamente lo que
llama mi verdadero método «(…) ¿qué hace sino definir el método dialéctico?
(...)
En este propio texto el autor destaca, entre otros interesantes aspectos, que:
«Lo extraordinario del pensamiento de Varela estriba en que comprende la
insuficiencia del materialismo de su época y la del idealismo que por entonces
se proyectaba. No es que logre totalmente la solución del problema, pero, al
menos intenta trascenderlo, salirse de una polémica que en los términos de la
época adquiere un carácter de discusión metafísica. (…) Asombran los pasos
que en esta dirección da Varela. Sus Lecciones de Filosofía ven la luz en el
año en que nace Carlos Marx»16
El otro gran continuador del método electivo fue José de la Luz y Caballero,
quien justamente, en el Elenco de 1840, define la Filosofía como: «un sistema
de doctrinas o dogmas que así se ocupa de la exposición de las leyes del
hombre y del universo, como en la práctica de sus pensamientos y acciones» y
que «todo el sistema que aspire al nombre de Filosofía ha de ofrecer respuesta
plausible a esta triple pregunta: ¿quién eres? ¿de dónde vienes? Y ¿a dónde
vas? (…) problema siempre renovado (…) que presenta la humanidad».17
En el juicio (1)
Define la Filosofía como «el conocimiento de las causas de los seres, de sus
distinciones, de sus analogías y de sus relaciones».
Pero José Martí entiende por el Ser a diferencia de Luz. ¿Qué somos? ¿Qué
éramos? ¿Qué podemos ser? Lo ve como un Ser compuesto (todo el
conocimiento del mundo que entra en «mi Ser»).
En el juicio (2)
Las dos unidas son la verdad: cada una aislada es sólo una parte de la verdad,
que cae cuando no se ayuda de la otra.
Deduce José Martí que la Filosofía debe estudiar al hombre que observa, los
medios con que observa y lo que observa: Filosofía interna, Filosofía externa y
Filosofía de relación.
Tenemos que para conocer es necesario examinar: que la fuente más creíble
de verdad es nuestro propio examen; que el examen; medio seguro de conocer
la aplicación de nuestra aptitud de conocer a la cosa conocible: observación,
—y el pensamiento sobre lo observado: reflexión—.
Concluye Martí que: «Puesto que a esta confusión nos lleva el examen ajeno
¿qué hemos de hacer para saber? Examinar con nuestro criterio el examen
que ha hecho el criterio ajeno, o, lo que es más seguro, examinar por nosotros
mismos.
No se puede ver una cosa sin mirarla. No se puede entender una cosa sin
examinarla. El examen es el ojo de la razón.-
Luego nosotros mismos somos el primer medio del conocimiento de las cosas,
el medio natural de investigación, el medio natural filosófico».
En el juicio (3)
En el juicio (4)
Eso le permitió afirmar que: «Yo tuve gran placer cuando hallé en Krause esa
filosofía intermedia, secreto de los dos extremos, que yo había pensado en
llamar Filosofía de relación».
En el jucio (6)
En el juicio (7)
En el juicio (8)
En el juicio (11)
Y finalmente para cumplir el tercer objetivo que nos hemos propuesto, ante las
diversas opiniones sobre la existencia o no de una filosofía en José Martí,
hemos preferido seguir utilizando para esta reflexión el texto inobjetable: los
«Juicios» de Filosofía de José Martí a los que podríamos llamar Tesis de Martí
sobre la Filosofía y compararlas con las Tesis de Marx sobre Feuerbach.21 Ello
permite apreciar las coincidencias siguientes:
No como «sociedad civil» sino como «vida social», según Marx. Para José
Martí como: -«Yo, lo que no es yo», y «cómo yo me comunico con lo que no es
yo», —son los tres objetos de la filosofía— Y en el Yo, lo que hay de propio
individual, y lo que hay de adquirido y puesto.
1
Castro Ruz, Fidel: Fidel y la Religión. Conversaciones con Frei Betto, pp. 163-164, Oficinas de
Publicaciones del Consejo de Estado, 1985.
2
________: Discurso pronunciado en el encuentro 20 años después de la creación del
Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, el 30 de mayo de 1992, en periódico
Granma del 2 de junio de 1992.
3
M. Rosental y P. Ludin: Diccionario Filosófico, Editora Política, La Habana, 1981.
4
C. Marx y F. Engels: La ideología alemana, Editora Política. Ciudad de La Habana, pp. 25-26,
1979.
5
Véase de Carlos Marx: “Prólogo a la primera edición alemana de El Capital, en Obras
Escogidas de Marx y Engels, tomo II, pp. 98-99, Editorial Progreso, Moscú, 1973.
6
Obras Escogidas, tomo 3, p. 514.
7
Armando Hart Dávalos “Un momento de filosofía”, Revista Honda 25, pp. 3-4. 2009.
8
Leiva Lajara, Edelberto: “José Agustín Caballero y el pensamiento ilustrado cubano en la
frontera de los siglos XVIII y XIX. En Revista Honda 25, p.9, 2009.
9
Caballero, José Agustín: Philosophia electiva, Editorial de la Universidad de la Habana, p. 9,
1944.
10
Ídem, p. 29.
11
Ídem, p. 147.
12
Véase de José Martí: Revista Universal. México, 25 de agosto de 1875, tomo 6, pp. 312-317,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
13
Varela Félix. Instituciones de filosofía ecléctica, Lógica, tomo I. pp. 106-107. Cultural. S. A.
La Habana, 1952.
14
Torres-Cuevas, Eduardo. “Félix Varela: la liberación del pensamiento; el pensamiento de
liberación. En busca de la cubanidad, tomo II, p. 19, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
2006.
15
Ibídem
16
Ídem, p. 21.
17
Ídem, p. 69.
18
Torres-Cuevas, Eduardo: “José de la Luz y Caballero”, (El silencioso fundador de la idea
cubana). En Historia del Pensamiento cubano, p. 95, volumen I, tomo 2, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 2006.
19
Véase de José Martí: “El Economista Americano, Nueva York, 23 de marzo de 1888”, tomo
5 pp. 249-250, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
20
Los Juicio martianos acerca de la filosofía para la comparación con el texto que se desarrolla
a continuación.
En el Juicio 1.
En el Juicio 3
En el Juicio 6.
En el Juicio 7
En el Juicio 8
La identidad martiana entre método y teoría es:
“Que el dolor es perenne”-Schopenhauer.
Lo que es perenne es la causa del dolor. El dolor es el resultado de la inconformidad de la
naturaleza sentidora –alma --con la existencia real.-o la inconformidad del deseo con el logro.
Aquél es el dolor de los pensadores y poetas, --ultrahombre.- Este es el dolor de los hombres.
Aquel es el dolor filosófico. Sobre aquel debe recaer exclusivamente mi examen. La
inconformidad es constante; pero no incesante. El conocimiento de si mismo no puede llegar
hasta desposeernos del conocimiento de los demás.
Si sufrimos por la falta de analogía entre el mundo adivinado posterior, y el mundo actual
sufrido ¡hemos de ser acaso los únicos que suframos de esta manera? La relación entre los
mismos afligidos disminuye la aflicción. La soledad nos abruma, y cuando hallamos un
hermano de la pena ya no estamos solos. Cesa el dolor, porque cesa instantáneamente uno de
sus motivos: Se encuentra algo de lo que se busca,-y como el ser humano, volante, sentidor y
queredor, tiende siempre a concentrar, cree hallado todo en la porción que ha hallado. Por
ficción y exaltación, el dolor cesa -y ése es el placer.
Son orígenes tan puros de placer las dos formas de esta relación consoladora: la amistad y el
amor.”
En el Juicio 9
En el Juicio 10
En el Juicio 11
Una figura de la talla de Fidel Castro Ruz5 también se ha referido al tema con ideas de
mucho interés. En Fidel se puede apreciar la idea esencial de que la concepción
martiana y la marxista-leninista sobre las clases sociales tienen relación con la
dialéctica entre los individuos y los sistemas sociales (formación social), y ello permite
comprender que la lucha de clases no significa odio entre las personas sino odio a los
sistemas de clases.
El objetivo de este trabajo es valorar las fuentes teóricas respecto a las clases sociales
y sus relaciones en el pensamiento de José Martí y Carlos Marx.
Las crónicas martianas sobre asuntos europeos publicadas en Caracas, según Paul
Estrade, atestiguan el interés de José Martí «por los historiadores de Francia (Michelet,
Thierry, Thiers, Guizot) y de Italia (Cesar Cantú) cuyas obras representan para él a la
vez monumentos de erudición y esfuerzos logrados de renovación del género.»7
Martí fue un «lector sediento, estando en Nueva York lo que le pide a su amigo
Estrázulas, quien a la sazón reside en París, es que le mande libros de Historia, tales
como Thierry, Mignet, Thiers, Guizot, etc».8
En el 2008 se publica el libro Martí. Crítica a historiadores y sus obras de Manuel López
Díaz, donde se señala que: «La historia fue un componente de suma importancia (…)
Asombra observar la cantidad de historiadores que menciona, los juicios que emitió
sobre muchos de ellos y los libros históricos que fueron objeto de su análisis, además
de los que aspiraba a escribir (Martí menciona no menos de 100 autores que
escribieron sobre historia, y en decenas de casos, hace de ellos, o de sus obras,
breves o largos comentarios y análisis. Además, según lo que dejó escrito, manifestó
su intención de escribir alrededor de 40 libros, de ellos cerca de 15 sobre historia)».9
Entre los autores seleccionados por el autor con el objetivo de familiarizar al lector con
las concepciones de Martí sobre la crítica y cómo la ejerció en sus análisis referidos a
la historia, se encuentran Alejandro Marure, Cecilio Acosta, Ernesto Renán, César
Cantú, George Bancroft, Jules Michelet, John Lothrop Motley, Antonio Batres, José
Domingo Cortés, José Vergara, Thomas Carlyle, Antonio Bachiller y Morales y Vicente
G. Quesada.
Al escribir Martí en 1880 sobre Thiers señaló la relación entre historia y filosofía de la
manera siguiente: «Mucho, y a muchos, escribió Thiers sobre arte, sobre guerra, sobre
administración, sobre filosofía, sobre historia, —que tales vuelos ha tomado ya la
historia que hablar de ella vale tanto como hablar de filosofía»,13 relación que dice
mucho de la concepción filosófica de José Martí en relación con el marxismo-leninismo.
Su valoración acerca de tal relación, puede apreciarse también en la crítica que hace al
historiador italiano Cesar Cantú.14 En el artículo citado expone la necesidad de que la
concepción filosófica no influya sobre la concepción acerca de la historia desde un solo
bando, entiéndase materialismo o idealismo.
La idea anterior caracteriza su «Filosofía de Relación» y puede apreciarse en 1883 al
prologar y escribir un artículo sobre el libro Cuentos de hoy y mañana de Rafael de
Castro Palomino, donde señala que: «De todos los problemas que pasan hoy por
capitales, sólo Io es uno: y de tan tremendo modo que todo tiempo y celo fueran pocos
para conjurarlo: la ignorancia de las clases que tienen de su lado la justicia. (…) La
mente humana, artística y aristocrática de suyo, rechaza a la larga (…) las flaquezas de
los nobles sistemas ideológicos discurridos para ver desequilibrar y asentar sobre
bases menos inseguras, crueles y desproporcionadas la vida humana; (…) La solución,
pues, viene de suyo. Cual sea, bueno es discutirla: predecirla, es vano. La que deba
ser será. Darle forma prehecha, sería deformarla. Como cada pensamiento trae su
molde, cada condición humana trae su expresión propia. Lo que importa no es acelerar
la solución que viene: lo que importa es no retardarla.
Sobre la tierra no hay más que un poder definitivo: la inteligencia humana. El derecho
mismo, ejercitado por gentes incultas, se parece al crimen. Los hombres fuertes que se
sienten torpes, se abrazan a las rodillas de los hombres inteligentes, como Hércules
montuoso a las rodillas mórbidas de Omphala. La inteligencia da bondad, justicia y
hermosura: como un ala, levanta el espíritu; como una corona, hace monarca al que la
ostenta; como un crisol, deja al tigre en la taza y da curso feliz a las águilas y a las
palomas. Del puñal hace espada, de la exasperación, derecho; del gobierno, éxito; de
lo lejano, cercanía. En el problema moderno, el triunfo rudo de los hombres que tienen
de su lado la mayor parte de la justicia, sería a poco la reacción prolongada de los
hombres inteligentes que todavía tienen buena parte de la justicia de su lado. Al
resplandor del derecho, el abuso ceja, como ruin galancete ante el enojo de una dama
pura. Mas si el derecho se echa encima manto de ira, los mismos que el derecho
reconocen, se alzarán contra él tristemente, como padre que ata a su hijo loco.
Quien intenta triunfar, no inspire miedo; que nada triunfa contra el instinto de
conservación amenazado. Y quien intenta gobernar, hágase digno del gobierno, porque
si, ya en él, se le van las riendas de la mano, o de no saber qué hacer con ellas,
enloquece, y las sacude como látigos sobre las espaldas de los gobernados, de fijo que
se las arrebatan, y muy justamente, y se queda sin ellas por siglos enteros. iOh!
Sépase y dígase: una masa menor de hombres inteligentes que se resisten a
reconocer una mejora justa, no podrá contrastar a una masa mayor de hombres
inteligentes que traen la forma incruenta de la reforma necesaria: —una masa menor
de hombres laxos por el goce, no podrá resistir, a una masa mayor de hombres
enérgicos, templados en la privación y en la amargura. La victoria no está sólo en la
justicia, sino en el momento y modo de pedirla: no en la suma de armas en la mano,
sino en el número de estrellas en la frente.
Y este libro que enseña todo esto, es más que un buen libro: —es una buena acción.
Los libros que definen, calman. En toda palabra, ha de ir envuelto un acto. La palabra
es una coqueta abominable, cuando no se pone al servicio del honor y del amor».15
De Jules Michelet José Martí señala que para éste la historia es «la más seductora
novela».16 Podemos apreciar la alta valoración que tuvo de Michelet cuando escribió en
La Opinión Nacional, el 21 de abril de 188217 y destacó en ella su concepción de la
revolución francesa de 1789, la Revolución, que según José Martí, parece que con un
brazo colosal sacude al mundo, lo alza y lo deja, en la montaña que remata en la
síntesis eterna, en un lugar más alto que el que antes de la Revolución ocupaba el
mundo de los hombres. En ese artículo Martí también señala cómo esa es la lucha
moderna: la lucha entre los espíritus medrosos, que incapaces de sufrir la luz de un sol
más vivo que aquel a que están habituados, quieren volver a sus covachas de antaño,
y los espíritus bravos y juveniles, a quienes no hace mal la luz del sol.
Son las valoraciones de Engels las más amplias sobre los historiadores franceses
cuando dice que: «En Francia, se hizo patente este mismo hecho —se refiere a que en
Inglaterra la política giraba toda en torno a las pretensiones de dominación de dos
clases LPL— con el retorno de los Borbones; los historiadores del periodo de la
Restauración, desde Thierry hasta Guizot, Mignet y Thiers lo proclaman
constantemente como el hecho que da la clave para entender la historia de Francia
desde la Edad Media».24 Y que «Marx descubrió la concepción materialista de la
historia, pero Thierry, Mignet, Guizot y todos los historiadores ingleses hasta 1850
demuestran que ya se tendía a ello (…)».25 No existen referencias en Carlos Marx y
Federico Engels26 sobre otros historiadores franceses que sí fueron valorados por José
Martí.
Si bien los historiadores burgueses y en particular los franceses como fuente teórica,
sirvieron a Carlos Marx para expresar la importancia de la lucha de clases en la
concepción materialista de la historia, también nutrieron en Martí la comprensión de
dicha concepción no como «lucha» en lo fundamental sino como «unidad» entre las
clases. Si Marx priorizó la lucha Martí priorizaba la unidad, y en ambos se aprecia el
carácter dialéctico de dicha concepción.
Conocido es, a favor de la valoración que hace Graciela, que estos economistas
ingleses29 no fueron más allá de consideraciones metafísicas sobre la sociedad como
suma mecánica de individuos. No comprendieron la dialéctica entre el individuo y la
sociedad que José Martí30 sí comprendió y que constituye la esencia de la concepción
materialista de la historia en la interpretación de la relación ser social-conciencia social
ya que parte de la premisa marxista de que el individuo es el ser social, premisa que
superaba a la interpretación «alma-cuerpo» inherente al pensamiento filosófico anterior
para caracterizar al individuo sin historia. Concepción materialista de la historia que
como se ha repetido concreta la solución al problema fundamental de la filosofía.
La posición de Martí a favor de la necesidad de «la conciliación entre las clases», cuyo
significado debe ser interpretado desde otra perspectiva como identidad individuo-
sociedad en su dialéctica; no es excluyente del reconocimiento de la lucha de clases
cuyo significado es odio al sistema social que caracteriza a la sociedad colonial o de
toda forma de explotación de unos hombres por otros; ello es apreciable en su
concepción sobre las etapas de la historia.
Al respecto señaló que: «(…) en la formación de los pueblos se empieza por la guerra,
se continúa con la tiranía, se siembra con las revoluciones, se afianza con la paz».40
Esto que está diciendo Martí en 1876 es analizado en sus causas en 1894, al comentar
que las etapas de los pueblos «no se cuentan por sus épocas de sometimiento
infructuoso, sino por sus instantes de rebelión. Los hombres que ceden no son los que
hacen a los pueblos, sino los que se rebelan (…)».41 Es una presentación del desarrollo
social desde la dialéctica del individuo y la masa social y no desde la lucha de clases
como ya se ha analizado.
En los años setenta reconoce al igual que lo había hecho Marx con anterioridad que:
«Es hermoso fenómeno el que se observa ahora en las clases obreras (…). Así
nuestros obreros se levantan de masa guiada a clase consciente: saben ahora lo que
son, y de ellos mismos les viene su influencia salvadora. Un concepto ha bastado para
la transformación: el concepto de la personalidad propia. Se han adivinado hombres:
trabajan para serlo. El estímulo los mantiene; los ocupa el trabajo; la honradez los
salvará».44
En los años ochenta preguntaba Martí «¿Qué nos hemos redimido? Henos en clase,
como en los tiempos viejos: brahmanes, y chatrias, y suras. —Casta— de abogados,
casta de sacerdotes, casta de trabajadores. —Y sobre el mal de las castas, nuestra
confusión viene de manera que no puede cada una de ellas llegar, como llegaría, a su
progreso relativo».45 Llega a valorar en estos años las causas económicas de las
diferencias entre los hombres, pero al hacer estas valoraciones particular importancia
tiene el año 1884, después de la muerte de Carlos Marx cuando señala que:
«Se intenta en estos tiempos lo que parece posible conseguir: la reducción del hombre,
con todas sus facultades espirituales y agencias físicas, a un ente regular científico
(…); la reducción a leyes fijas de los movimientos humanos. (…) No hay contradicción
entre reconocer las leyes generales que se deducen de la observación de los actos de
los hombres, y la hermosa majestad, originalidad fructífera y fuerza propia y personal
que hace interesante, innovadora y sorprendente la persona humana. Observando a
los hombres, se ve que no es cada uno una entidad definitivamente aislada y con un
carácter exclusivo (…) La gran división que pone de un lado a unos seres humanos, y
conserva a otros, como ornamentos, de otro lado, es la división entre egoístas y
altruistas, entre aquellos que ven exclusivamente para su propio beneficio y el pequeño
grupo de seres que dependen directamente de ellos, egoístas estos últimos en grado
menor y con circunstancia atenuante; y aquellos a quienes más que el propio bien, o
tanto por lo menos preocupa el bien de los demás. El avaro es el tipo esencial del
egoísta; el héroe es el tipo esencial del altruista. (…) Esta época nuestra es grande, no
por lo que ha aprendido, sino porque ha descubierto lo que tiene que aprender. En
cuanto el hombre, nacido en 1793 (1789 LPL), aunque venía ya encinta desde tres
siglos antes, comenzó a entender la libertad y a ejercitarla, comenzó a ser luminoso.
Ha tomado con mano segura la razón, y la está paseando, absorto y jubiloso ante las
bellezas que descubre, por las profundidades de sí mismo (…) Las cualidades de los
padres quedan en el espíritu de los hijos, como quedan los dedos del niño en las alas
de la fugitiva mariposa».46
Los años noventa llevan a Martí a la lucha por una sociedad sin clases a partir de la
lucha por la independencia.
Al escribir en este año sobre el Partido Revolucionario Cubano decía Martí: «La política
real fue (…) la de impedir entre los emigrados la batalla de clases que los políticos
dormidos, por escasez de previsión y justicia, han permitido que en la Isla se apasione
(…)».49
«(…) Y una entrañable y viril simpatía entre los hombres de las más opuestas clases.
De Cuba ya llegan cantos a esta unión».50
En «El tercer año del Partido Revolucionario Cubano», en 1894, agregaba José Martí
en el periódico Patria: «Bella es la acción unida, (…) —por la equidad de sus propósitos
confesos, que no ven la dicha del país en el predominio, de una clase sobre otra en un
país nuevo, sin el veneno y rebajamiento voluntario que va en la idea de clases, sino en
el pleno goce individual de los derechos legítimos del hombre, que sólo pueden
mermarse con la desidia o exceso de los que los ejercitan, —(…)».53
Y continuaba diciendo Martí en 1894 que: «Un pueblo está hecho de hombres que
resisten y de hombres que empujan: del acomodo, que acapara, y de la justicia, que se
rebela: de la soberbia, que sujeta y deprime, del decoro, que no priva al soberbio de su
puesto, ni cede el suyo: de los derechos y opiniones de sus hijos todos está hecho un
pueblo, y no de los derechos y opiniones de una clase sola de sus hijos: y el gobierno
de un pueblo es el arte de ir encaminando sus realidades, bien sean rebeldías o
preocupaciones, por la vía más breve posible, a la condición única de paz, que es
aquella en que no haya un solo derecho mermado. En un día no se hacen repúblicas:
ni ha de lograr Cuba, con las simples batallas de la independencia, la victoria a que, en
sus continuas renovaciones, y lucha perpetua entre el desinterés y la codicia y entre la
libertad y la soberbia, no ha llegado aun, en la faz toda del mundo, el género humano
(…)».54
Esta dialéctica individuo-sociedad puede apreciarse cuando señala que: «el Estado es
el mediador entre el hombre y la libertad del hombre».57 Y cuando concluye que: «Toda
emancipación es la reducción del mundo humano, de las relaciones, al hombre
mismo».58
En Crítica del derecho político hegeliano señalaba Marx que: «(…) el hombre no es un
ser abstracto, agazapado fuera del mundo. El hombre es el mundo de los hombres, el
Estado, la sociedad (…)».59
Los individuos son tal y como manifiestan su vida. Lo que son coincide, tanto con lo
que producen como con el modo de cómo producen. Lo que los individuos son
depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción».62
Marx y Engels apuntan que: «No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida
la que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la
conciencia como si fuera un individuo viviente; desde el segundo punto de vista, que es
el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se
considera la conciencia solamente como su conciencia».63
Y agregan que: «Esta suma de fuerzas productivas, capitales y forma de relación social
con que cada individuo y cada generación se encuentran como con algo dado es el
fundamento real de lo que los filósofos se representan como “la sustancia” y la “esencia
del hombre” (…)».64
Para ellos: «Los individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras
cosas, la conciencia de ello y piensan a tono con ello»65 y «esta inclusión de los
individuos en determinadas clases no podrá superarse, en efecto, hasta que se forme
una clase que no tenga ya por qué oponer ningún interés especial de clase a la clase
dominante».66
Es así que Marx y Engels consideran respecto a la dialéctica entre los individuos y la
sociedad que: «Los filósofos se han representado como un ideal, al que llaman el
“Hombre”, a los individuos que no se ven ya subordinados a la división del trabajo,
concibiendo todo este proceso que nosotros acabamos de exponer como el proceso de
desarrollo del “hombre” para lo que en lugar de los individuos que hasta ahora hemos
visto actuar en cada fase histórica se desliza el concepto de “Hombre”, presentándolo
como la fuerza propulsora de la historia».67
En 1846 Marx, en su carta a Annenkov, precisa que: «la historia social de los hombres
no es nunca más que la historia de su desarrollo individual, tengan o no ellos mismos la
conciencia de esto. Sus relaciones materiales forman la base de todas sus relaciones.
Estas relaciones materiales no son más que las formas necesarias bajo las cuales se
realiza su actividad material e individual».68 Aquí puntualiza que la sociedad es el
producto de la acción recíproca entre los hombres.
Sin embargo, critica que: «En lugar del individuo ordinario, con su manera ordinaria de
hablar y de pensar, no tenemos otra cosa que esta manera ordinaria completamente
pura, sin el individuo».69
En 1847 definía dicha dialéctica de la forma siguiente: «Las relaciones sociales en las
que los individuos producen, las relaciones sociales de producción, cambian, por tanto,
se transforman, al cambiar y desarrollarse los medios materiales de producción, las
fuerzas productivas.
«Las colisiones entre el obrero individual y el burgués individual adquieren más y más
el carácter de colisiones entre dos clases».71
«En la misma medida en que sea abolida la explotación de un individuo por otro, será
abolida la explotación de una nación por otra».74
«En sustitución de la antigua sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos
de clase, surgirá una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno será la
condición del libre desenvolvimiento de todos».75
En el prólogo al primer tomo de El Capital (1867) Marx aclaraba: «(…) para evitar
posibles interpretaciones falsas».
«A los capitalistas y propietarios de tierra no los he pintado de color de rosa. Pero aquí
se habla de las personas sólo como personificación de categorías económicas, como
portadores de determinadas relaciones e intereses de clase. Mi punto de vista, que
enfoca el desarrollo de la formación económica de la sociedad como proceso histórico-
natural, puede menos que ningún otro hacer responsable al individuo de unas
relaciones de las cuales socialmente es producto, aunque subjetivamente pueda estar
muy por encima de ellas».77
En 1870 insistía que: «Así nos lo enseña la historia toda. Ocurre con las naciones lo
mismo que con los individuos (…)».78
En 1873 decía Marx que: «mi método dialéctico no sólo es en su base distinto del
método de Hegel, sino que es directamente su reverso. Para Hegel, el proceso del
pensamiento al que convierte incluso, bajo el nombre de idea, en sujeto con vida
propia, es el demiurgo de lo real, y lo real su simple apariencia. Para mi, por el
contrario, lo ideal no es más que lo material transpuesto y traducido en la cabeza del
hombre (…)».79
A manera de conclusiones al valorar las fuentes teóricas respecto a las clases sociales
y sus relaciones en el pensamiento de José Martí y Carlos Marx, es posible
comprender las diferencias y coincidencias entre ambos si se utiliza
metodológicamente la síntesis hecha por Carlos Marx en su carta a Weydemeyer,
donde destaca los aportes de los historiadores y economistas burgueses,
particularmente los historiadores franceses y los economistas ingleses.
José Martí, de los historiadores franceses como Guizot, Thier, Thierry y Mignet, criticó
fundamentalmente a Thier a la vez que elogiaba en su obra la relación filosofía-historia.
Le critica la manera en que toma partido unilateralmente en su posición filosófica, ello
puede apreciarse igualmente respecto al historiador italiano Cesar Cantú. En ambas
críticas defiende su concepción sobre la «Filosofía de Relación» que esbozó y quiso
escribir.
La prioridad de la lucha de los contrarios como fuente del desarrollo, no puede ser
comprendida al margen del objeto que se desarrolla, que es el hombre. La concepción
materialista dialéctica del marxismo-leninismo interpreta el desarrollo del hombre en
relación con la sociedad y viceversa. José Martí defiende en esa relación lo individual
cuando se exagera lo social y, si bien Marx priorizó la comprensión de la sociedad para
explicar los individuos, Martí prioriza la comprensión del hombre como individuo-social
y ambos se complementan en sus concepciones.
Notas y referencias
1
Mella, Julio Antonio: “Glosas al pensamiento de José Martí: un libro que debe escribirse”. En J.A. Mella.
Documentos y artículos, pp. 272-274, Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución
Socialista en Cuba, 1975.
2
Véase de Miguel Limia David: Individuo y sociedad en José Martí: análisis del pensamiento político
martiano, Editorial Academia, La Habana, 1998.
3
Véase de Olivia Miranda: “Significación actual de Federico Engels para el pensamiento universal”. En
Memorias del II Taller de Pensamiento Cubano, pp. 217-218, Ediciones Creart, 1996.
4
Véase de José Cantón Navarro: José Martí y los trabajadores, Centro de Estudios Martianos, La
Habana, 2005.
5
Véase Fidel y la Religión. Conversaciones con Frei Betto, Oficinas de Publicaciones del Consejo de
Estado, 1985.
6
“(…) Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases
en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses
habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la
anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia
de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas del desarrollo de la producción; 2) que la
lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura
no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin
clases…”. Carlos Marx y Federico Engels. Obras Escogidas, tomo 1, p. 542, Editorial Progreso, Moscú,
1973.
7
Estrade Paul: “Las exigencias de una nueva historiografía latinoamericana en la óptica de José Martí”
(ponencia de 1995). En Paul Estrade Martí en su siglo y en el nuestro, p. 137, Centro de Estudios
Martianos, La Habana, 2008.
8
Ibídem, cita a Martí en su carta a Enrique Estrázulas, New York, 20 de octubre de 1887. En epistolario,
t.1, p. 414.
9
López Díaz, Manuel: Martí. Crítica a historiadores y sus obras, p. 9, Editora Historia, 2008.
10
Estadista desde 1840 hasta 1848, realizando de hecho la política interior y exterior de Francia.
Sostenía ideas como las siguientes: 1) Con atisbos materialistas habla de la dependencia de la filosofía y
la literatura inglesa respecto del incremento de la riqueza industrial y de los cambios de las relaciones
económicas; 2) Afirmaba que toda la historia de Francia se ve presidida por “la lucha de clases con el
ropaje de partidos”; 3) Sus concepciones se aprecian en obras como: Historia de la Revolución inglesa.
(1826); Historia de la civilización europea (1828); 4) distinguía la existencia de tres grupos sociales: la
aristocracia, la burguesía y el pueblo. A este último no lo consideró sujeto de la historia.
11
José Martí: “Fragmentos”, En Obras Completas, tomo 22, p. 152, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1975.
12
Sostenía ideas como las siguientes: 1) Opuso los grupos, y clases sociales a los individuos. También
oponía la vida civil de los hombres, la sociedad civil, a la organización política. Thierry consideraba esta
última “el ropaje de la sociedad”; 2) Adepto de Saint-Simón, evolucionó hacia el liberalismo burgués y
escribió Ensayos sobre el tercer estado (1853), donde oponía el tercer estado a la nobleza y al clero.
13
O.C., tomo 15, p. 193.
14
Véase de José Martí “Carta al director de la Opinión Nacional” Nueva York, 17 de febrero de 1882,
Obras Completas, tomo 14, pp. 397-400. Aquí señala que: “(…) el pensador rebelde, que de una parte
mira a la Biblia como libro capaz de errar, y no como libro revelado, y por otra parte acusa a su época de
ciega y pretenciosa (…) batalla contra esa fe en la omnisciencia humana que oscurece y mengua, y saca
de Dios el espíritu de los hombres (…). Para César Cantú, la mente tiene límites. Cierto es que ha de
pretenderse trasponerlos, porque los astros andan, y deben andar los hombres, -más es cierto también,
como Cantú piensa, que reconocerlos es más honrado y más científico, y más saludable, que negarlos.
La historia universal no ha de construirse con arreglo a las creencias parciales y sectarias del que la
escriba- sino como un reflejo leal de lo que el Universo dé de sí (…) Pero en cuanto a hombres, no
quiere el anciano lombardo creer que corren parejos el adelanto moral y el material, ni quiere creer que
acusen adelanto esa fe nueva en el abolengo del hombre, que la hace nacer de simios, ni la creencia en
que el conocimiento de sí ha venido desenvolviéndose de seres que no tienen conocimiento de
fenómenos psíquicos, el soberano mundo espiritual haya nacido como un vástago del orden físico, del
bajo mundo corpóreo (…) La ciencia histórica ha crecido y cambiado, a la par de todas las ciencias (…)
Errará probablemente (Cantú LPL) el anciano maravilloso. Historiar es juzgar, y es fuerza para historiar
estar por encima de los hombres, y no soldadear de un lado de la batalla. El que puede ser reo, no ha de
ser juez. El que es falible, no ha de dar fallo. El que milita ardientemente en un bando político, o en un
bando filosófico, escribirá su libro de historia con la tinta del bando. Más la verdad, como el sol, ilumina la
tierra a través de las nubes. Y con las mismas manos que escribe el error, va escribiendo la verdad. La
pluma, arrebatada por un poder que no conoce, va rompiendo las nubes que alza. Y a despecho de sí
mismo y de sus pasiones, la verdad quedará dicha, porque reposa en el fondo de los actos humanos,
como la felicidad en el fondo de la muerte; y el escritor glorioso, buen hijo de la brava Lombardía, habrá
hecho un servicio a los hombres (…) Unos son padres de hijos; y otros, como Garibaldi, cuya muerte se
aguarda, padres de pueblos”.
15
Véase de José Martí: “Prólogo de Martí” y artículo sobre Cuentos de Hoy y de mañana”. La América,
Nueva York, octubre de 1883. En Obras Completas, tomo 5, pp. 101-115, Editorial Ciencias Sociales, La
Habana 1975.
16
Martí, José: “Sección Constante”, La opinión Nacional (Caracas) 21 de abril de 1882. En sus OCEC, t.
13, p. 39.
17
Véase de José Martí: “Sección constante”. La Opinión Nacional, 22 de abril de 1882, tomo 23, p. 272,
Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
18
Véase de Daisaku Ikeda y Cintio Vitier: “El concepto de pueblo”, pp. 134-135, en Dialogo sobre José
Martí, el apóstol de Cuba, Editora Especial, Centro de Estudios Martianos, La Habana, Cuba, 2001.
19
Ídem pp. 148-149.
20
Ídem pp. 149-150.
21
Ídem p. 150.
22
Véase las referencias hechas en la OE de Marx y Engels, en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú,
1974.
23
Torres-Cuevas, Eduardo: Historia del Pensamiento Cubano, volumen I, tomo 2, p. 94, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 2006.
24
Engels Federico: “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”, en OE de Marx y Engels,
Tomo III, p. 287, Editorial Progreso, Moscú, 1974.
25
________: Carta a W. Borgius del 25 de enero de 1894, en OE de Marx y Engels, tomo III, p. 531,
Editorial Progreso, Moscú, 1974.
26
Se ha tomado como muestra para la investigación, las obras contenidas en las Obras Escogidas de
Carlos Marx y Federico Engels en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1974.
27
Álvaro Florez Estrada: Curso de Economía Política, 2 t., 6ta, ed., corregida y aumentada, Madrid,
Imprenta Nacional, 1848; M. Jiménez Catalán y J. Simón y Urbiola: Historia de la Real y Pontifica
Universidad de Zaratoga, Zaratoga, Tipografía La Academia, Cinegio 3, 1923, t. II, pp. 73-104.
28
Chailloux Laffita, Graciela: “José Martí: pensamiento económico para la emancipación nacional y
social” En Valoraciones múltiples, tomo 1, p. 596. (1993, inédito), compilación a cargo de Luís Toledo,
Fondo Editorial Casa de las Américas, 2007.
29
Véase de Adam Smith (1723-1790), Investigaciones de la naturaleza y causas de la riqueza de las
naciones, prólogo de José M. Talleda, Casa Editorial Bosch, Barcelona, 1955. Y Teoría de los
sentimientos morales prólogo de Eduardo Nicol. Fondo de cultura económica, México, 1941, De David
Ricardo (1772-1823), Principios de economía política y de tributación, ediciones Aguilar, Madrid, 1959.
30
Véase de Diego Jorge González Serra: “Martí, Vigotski y el carácter socio-histórico del ser humano”.
En Por el Equilibrio del Mundo, tomo 1, México, 2003.
31
Véase de José Martí: “Sección Constante en la Opinión Nacional del 25 de noviembre de 1881, ”tomo
23, pp. 98-99, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Aquí señala que: “-José Garnier, el
elocuente vulgarizador de las modernas doctrinas económicas, acaba de morir (…) y ha trabajado
activamente por hallar modos pacíficos de acomodo a las diferencias que surgen entre los hombres (…)
Aborrecía la monarquía de las clases privilegiadas, y la monarquía de las clases rencorosas (…)
Combatió briosamente, en brillantes y acaloradas reuniones públicas, las teorías socialistas. Como
Gabriel Rodríguez en España, Garnier iba a sentarse entre los socialistas y a discutir con ellos. Quería
convencerlos, no vencerlos. Deseaba unir “república de sentido común, honrada y francamente liberal”
(…) Si le faltaba a veces profundidad le sobraba visión del momento presente y buen sentido. Nadie deja
de entender lo que explica (…).”
32
Idem, p. 150. Aquí señala que: “-En esta Sección hemos dado cuenta de la muerte de Garnier (…)
Otro economista notable, Molinari, ha ocupado el puesto de Garnier en el periódico.”
33
Véase de José Martí: “Cuadernos de apuntes. Rusia”, en Obras Completas, tomo 21, p. 235, Editorial
de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Aquí la cita dice: “No saben los nihilistas – (…) - luego que se
decidiera en su favor la gran catástrofe que esperan –se constituiría la Rusia conforme al colectivismo
anárquico de Bakounine, a la asociación integral de Fourier, al patriarcado tutelar de Comte, al
comunismo de Marx, o al banco de cambio de Prudhon.- M. L Gaguerer”.
34
Véase de José Martí. “Carta al director de La Nación del 29 de marzo de 1883”. En Obras Completas,
tomo 13, p. 245, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Aquí dice: “ (…): y diez mil hombres de
manos inquietas, burdos vestidos, sombreros irreverentes y corazones inflamados, a aplaudir a los
fervorosos oradores multilingües que excitan a la guerra a los hijos del trabajo, en memoria de aquel
alemán de alma sedosa y mano férrea, de Karl Marx famosísimo, cuya reciente muerte honran.”
35
Véase de José Martí “La futura esclavitud”. En Obras Completas, t. 15, pp. 389-391, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Aquí señala que: “Juzga Spencer como victorias crecientes de la
idea socialista, y concesiones débiles de los buscadores de popularidad, esa nobilísima tendencia,
precisamente para hacer innecesario el socialismo, nacida de todos los pensadores generosos que ven
como el justo descontento de las clases llanas les lleva a desear mejoras radicales y violentas, y no
hallan más modo natural de curar el daño de raíz que quitar motivo al descontento (…) Teme Spencer,
no sin fundamento, (…) Y es verdad que si llegara la benevolencia a tal punto que los páuperos no
necesitasen trabajar para vivir –a lo cual jamás podrán llegar- se iría debilitando la acción individual (…)
Spencer exagera (…) el espíritu humano tiene tendencia natural a la bondad y a la cultura (…) construye
Spencer el edificio venidero, de veras tenebroso (…) no señala con igual energía, al echar en cara a los
páuperos su abandono e ignominia, los modos naturales de equilibrar la riqueza pública divida con tal
inhumanidad en Inglaterra, que ha de mantener naturalmente en ira, desconsuelo y desesperación a
seres humanos que se roen los puños de hambre en las mismas calles por donde pasean hoscos y
erguidos otros seres humanos que con las rentas de un año de sus propiedades pueden cubrir a toda
Inglaterra de guineas. Nosotros diríamos a la política ¡Yerra, pero consuela! Que el que consuela nunca
yerra”.
36
Véase de José Martí: “Carta al Sr. Director de El Partido Liberal. Nueva York, 16 de enero de 1887”.
Obras Completas, tomo 11, p. 146. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Aquí señala que:
“No sólo para los obreros, sino para los pensadores fue una revelación el libro de George. Sólo Darwin
en las ciencias naturales ha dejado en nuestros tiempos una huella comparable a la de George en la
ciencia de la sociedad.”
37
Véase de José Martí. “Carta al Sr. Director de El Partido Liberal. Nueva York, 16 de enero de 1887”.
Obras Completas, tomo 11, p. 292. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Aquí citándolo
agrega “(…) Eso que decía ayer en Saratoga, Carrol Wight (…) ante el congreso de ciencia social,
reunido para tratar de cuanto atañe a su averiguación y mejora: de reformar las leyes de modo que
concuerden con el país a que se aplican: de dirigir la educación de manera que prepare a los hombres
para vivir sin ahogo en la patria en que nacieron: de inquirir la verdad sobre las relaciones entre el capital
y el trabajo, que urge saber como realmente sean, para que los abusos de aquel y las ilusiones de éste
no tengan al país, como hoy lo tienen, alarmado e inquieto. Para qué, sino para poner paz entre los
hombres, han de ser los adelantos de la ciencia? (…) Es preciso que el censo investigue cuánto emplea
el empresario, cuánto recoge del trabajo de sus empleados, cuanto paga a éstos así como otros detalles
que impidan al uno dar menos de lo que en justicia ha de dar y al otro pedir más aquello a que su porción
de trabajo y la especie de él le dan derecho. Y el capitalista debe (…)”.
38
Véase de José Martí: La Nación. Buenos Aires, 20 de febrero de 1890. Obras Completas, tomo 12, p
378, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
39
Véase de José Martí. “Ensayos políticos”, en Obras Completas tomo 5, p 202, Editorial Ciencias
Sociales, La Habana, 1975.
40
Martí, José: “La democracia práctica”, Revista Universal, 7 de marzo de 1876. En sus OCEC, t. 3, p.
166. En Martí en su siglo y en nuestro Siglo, p. 139, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2008.
41
________: Discurso en honor de Fermín Valdés Domínguez, New York, 24 de febrero de 1894. En
OC, t. 4, p. 324. En Paul Estrade: Martí en su siglo y en nuestro Siglo, p. 102, Centro de Estudios
Martianos, La Habana, 2008.
42
Véase de José Antonio Escalona Delfino: Acerca del concepto de política en Martí. Dirección de
Información Científico Técnica, pp. 13-16, Universidad de Oriente, s/f (1982 ¿?)
43
Véase de José Martí: “El libro talonario”, en Obras Completas, tomo 15, p. 79, Editorial Ciencias
Sociales, La Habana, 1975.
44
Véase de José Martí: “Revista Universal 14 de julio 1875.” En Obras Completas, tomo 6, p. 265,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
45
Véase de José Martí. “Cuaderno No. 7”, en Obras Completas, tomo 21, p. 219, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1975.
46
Véase de José Martí: “Libro nuevo y curioso”, en Obras Completas, tomo 15, pp. 396-398, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
47
Véase de José Martí “Resoluciones tomadas por la emigración cubana de Tampa el 28 de noviembre
de 1891”, en Obras Completas, tomo 1, p. 272, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
48
Véase de José Martí: “El Club “Borinquen” y Betances”, Patria, 4 de junio de 1892, en Obras
Completas, tomo 5 p. 45, Editorial de Ciencias Sociales, 1975.
49
Véase de José Martí. “El Partido Revolucionario Cubano”, 3 de abril de 1892, en Obras Completas,
tomo 1, p. 368, Editorial de Ciencias Sociales, 1975.
50
Ídem, p. 399.
51
Véase de José Martí: “El obrero cubano”, en Obras Completas, tomo 2, pp. 51-53, Editorial de
Ciencias Sociales, 1975.
52
Véase de José Martí: “Recomendaciones”, en Obras Completas, tomo 2, p. 155, Editorial de Ciencias
Sociales, 1975.
53
Véase de José Martí: “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano”, en Obras Completas, tomo 3,
p. 138-139, Editorial de Ciencias Sociales, 1975.
54
Véase de José Martí: “Los pobres de la tierra”, en Obras Completas, tomo 3, pp. 304-305, Editorial de
Ciencias Sociales, 1975.
55
Véase de José Martí: “Carta al New York Herald”, en Obras Completas, tomo 4, pp. 149-150, Editorial
de Ciencias Sociales, 1975.
56
Carlos Marx: La cuestión judía, en Carlos Marx y Federico Engels, La Sagrada Familia y otros escritos,
Ciencias Económicas y Sociales, Editorial Grijalbo, S.A. México, D.F., pp. 17-18, 1958.
57
Ídem, p. 22.
58
Ídem, p. 38.
59
Carlos Marx: Crítica del derecho político hegeliano, pp. 13-14, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1976.
60
Carlos Marx: Manuscritos económicos y filosóficos, pp. 110-1111, Editora Política, La Habana, 1965.
61
Véase Carlos Marx: Tesis sobre Feuerbach, en Obras Escogidas, tomo I, p. 9, Editorial Progreso,
Moscú, 1973.
62
Carlos Marx y Federico Engels: “La Ideología alemana”, Obras Escogidas, p. 16, Editorial Progreso,
tomo I, 1973.
63
Ídem, pp. 21-22.
64
Ídem, p. 40.
65
Ídem, p. 45.
66
Ídem, p. 65.
67
Ídem, p. 76.
68
Carlos Marx: “Marx a P.V. Annenkov”, en Miseria de la filosofía, Editorial Progreso, Moscú, p. 151, s/a.
69
________: Miseria de la filosofía, Editorial Progreso, URSS, p. 90, s/a.
70
________: Trabajo asalariado y capital, en Obras Escogidas de Carlos Marx y Federico Engels, tomo I,
p. 163, Editorial Progreso, Moscú.
71
Carlos Marx y Federico Engels: Manifiesto del partido comunista”, en Obras Escogidas, tomo 1, p. 119,
Editorial Progreso, Moscú, 1973.
72
Ibídem, p. 123.
73
Ibídem, p. 124.
74
Ibídem, p. 127.
75
Ibídem, p. 130.
76
Véase Carlos Marx: Prólogo de la contribución crítica de la economía política, en Obras Escogidas,
tomo I, pp. 517-519, Editorial Progreso, Moscú, 1973.
77
Carlos Marx: “Prólogo a la primera edición alemana de El Capital, en Obras Escogidas de Marx y
Engels, tomo II, p. 90, Editorial Progreso, Moscú, 1973.
78
________: “Segundo Manifiesto del consejo general de la asociación internacional de los trabajadores
sobre la guerra franco-prusiana”, en Obras Escogidas de Marx y Engels, tomo II, p. 209, Editorial
Progreso, Moscú, 1973.
79
________: “Prólogo” a la primera edición alemana de El Capital, en Obras Escogidas de Marx y
Engels, tomo II, pp. 98-99, Editorial Progreso, Moscú, 1973.
Capítulo II. Caracterización de la relación como
síntesis
La dialéctica individuo-sociedad en la síntesis del pensamiento martiano y
el marxista-leninista
Sin embargo, el cómo Marx desarrolló la idea del individuo como ser social,
adquiere diversos matices cuando se trata de la interpretación de su sexta tesis
sobre Feuerbach3; estos matices aparecen también en la psicología4, en la
sociología, etc.
Aclaraba Felipe que: «El ser social (el contenido de la categoría ser social es
diferente de aquel con el que afirmamos que el hombre es un ser social). (La
aclaración es de Felipe) se define como el sistema de relaciones y condiciones
materiales de vida de la sociedad regido por leyes objetivas que se cumplen
independientemente de la voluntad de los hombres, aunque estos se abran paso
a través de su acción consciente encaminada a un fin». Olvidaba así que para
Marx, como ya se ha reiterado, el individuo es el ser social, y reproducía de esta
manera el dualismo que se pretende criticar. Ocultaba la identidad individuo-
sociedad para destacar sus diferencias.
José Martí asimiló con su extraordinaria visión la realidad de su época, logró asir
lo más progresista y avanzado del humanismo y del ideario democrático
revolucionario que constituye el antecedente más genuino del pensamiento
humanista socialista en Cuba. Sin el pensamiento humanista de Martí, sin su
posición antimperialista y su sentido de la unidad revolucionaria, no se hubiesen
arraigado en nuestro país, con esa fuerza y rapidez, las ideas del humanismo
socialista.
Para una mejor comprensión del tema se señala la necesidad de delimitar el
alcance de los conceptos individuo y personalidad. Se dice al respecto que: «el
individuo es por tanto, el hombre concreto, específico, que siente, actúa y
piensa, que tiene características propias y que es portador de determinadas
relaciones sociales». Concluyéndose que la comprensión del humanismo, de la
individualidad y de la personalidad debe tener como fundamento el conjunto de
relaciones sociales, en cuya dinámica el individuo sea capaz de realizarse y que
constituyen la verdadera esencia humana.
Cuando se hacen estas valoraciones, acerca del tránsito hacia una única
filosofía que elimine el dualismo materialismo dialéctico e histórico, es válido
hacer dos preguntas cuyas respuestas requieren ser ampliadas, la primera es:
¿cómo entender la identidad del individuo con las relaciones sociales si al
definirse la esencia humana y la formación social se definen como «el conjunto
de las relaciones sociales»?
La seriedad del análisis presentado por estos sociólogos está en considerar que
José Martí cuando le pedía al materialismo que extremara su sistema y al
espiritualismo que no exagerara las cuestiones espirituales en la vida, no estaba
abogando realmente por un tercer partido en filosofía conciliador del
materialismo y el idealismo, sino por una ciencia diferente, la sociológica, que
para poder realizarse no puede dar primacía a uno u otro aspecto de la realidad,
sino tener en cuenta la relación que en la vida se presenta entre lo ideal y lo
material, para poder constituir lo social, o sea, la producción y reproducción de la
vida real al decir de Engels. Esto explica que para Martí cualquier cambio en las
condiciones materiales y espirituales de los hombres, se convierte en una causa
de cambio de su religión y cultura, al mismo tiempo que éstas se convierten en
causa del comportamiento de los hombres en la sociedad específica donde
viven.
José Martí coincidió con Marx, al señalar que lo que un hombre como individuo
es y hace, representa su esencia social en otros individuos y estos a su vez, con
lo que son y hacen, representan la esencia social de él. Pero Martí fue mucho
más lejos al caracterizar esta representación señalando que: «cada cual se ha
de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca; no porque lo suyo
sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino o virtuoso, sino porque el influjo
del hombre se ejerce mejor, y más naturalmente, en aquello que conoce, y de
donde le viene inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana,
y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la patria. Patria es
humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en
que nos tocó nacer: —y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre
se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y
hambronas, ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha
de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella
que tiene más cerca».21 Con ello sintetizaba la manera en que cada individuo
participa en la transformación de la sociedad.
Martí no fue ajeno a la identidad clasista, la superó para los fines de la liberación
nacional y dio prioridad a la identidad del individuo con la sociedad en general.
De ello dan sólidos argumentos ciencias como la psicología, la sociología, el
derecho y la política, entre otras, como se ha señalado.
Debe considerarse además la utilización del concepto sociedad por Martí; un
análisis de cómo lo hizo brinda una nueva opción de interpretación. Este
concepto lo vinculaba al de humanidad22 diferenciando etapas en su desarrollo;
caracterizaba el concepto23 desde la contradicción dialéctica entre el individuo y
la sociedad en que le tocó vivir, reconocía dicha dialéctica a partir del trabajo y
con el principio de que ni indirectamente debe la sociedad humana alimentar a
quien no trabaja directamente en ella, pero siempre destacando que el hombre
es uno, y el orden y la entidad son leyes sanas e irrefutables de la naturaleza.
Caracterizaba a la sociedad sin dejar de relacionarla con las clases.24
En otro momento decía que: «La ciencia de las cosas de los pueblos, no es el
ahitar el cañón de la pluma de digestos extraños, y remedios de otras
sociedades y países, sino estudiar, a pecho de hombre, los elementos, ásperos
o lisos, del país, y acomodar al fin humano del bienestar en el decoro los
elementos peculiares de la patria, por métodos que convengan a su estado, y
puedan fungir sin choque dentro de él. Lo demás es hierba seca y pedantería
(…) Las sociedades mueren o viven conforme a su composición y a sus
antecedentes; si se salen de ellas, si viven siglos enteros fuera de su armonía
natural, y de la obra ineludible, por penosa que sea, de su propio desarrollo, al
cabo de siglos reaparecen, cuando se pudre el cuerpo ajeno que viciaron, y
recomienzan la labor interrumpida. Ni hombres ni pueblos pueden rehuir la obra
de desarrollarse por sí –de costearse el paso por el mundo. En este mundo,
todos, pueblos y hombres, hemos de pagar el pasaje».30 Expresaba así la
identidad entre los hombres y sus pueblos siendo contrario al tipo de sociedad
que no se corresponda con su armonía natural y propio desarrollo.
Es necesario señalar que para Martí «el ideal de hombre se refiere tanto al
individuo como al pueblo»31 y su obra nos indica que el hombre es un reflejo de
la sociedad y que sin modificarse en ésta sus instituciones y su conciencia social
no es posible transformarlo.
Al relacionar Martí los conceptos de sociología y pueblo decía que: «De nuestra
sociología se sabe poco, y de esas leyes, tan precisas como esta otra: los
pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de
los Estados Unidos».32 Lo cual significa que no rechazaba la existencia de leyes
precisas en la sociedad.
El concepto de pueblo lo vincula de tal manera a cada individuo que decía: «Si
se desgrana un pueblo, cada grano ha de ser un hombre (…) un pueblo no es un
juguete heroico (…); sino nuestras mismas entrañas (…)».33 La dialéctica
individuo sociedad se expresa para Martí fundamentalmente en la dialéctica
individuo pueblo.
En la valoración martiana: «(…) Pretender fijar las leyes que dan forma y guía al
hombre ¿sin contar con el hombre? Sería aquella virginal, sensata, patriarcal,
artística América de los indios, de sí propia desenvuelta en tierra propia,
juntando y concretando en sí las seculares influencias de un continente fastuoso
y sereno. (…) Se han de estudiar a la vez, si se quiere de sociedades humanas,
las influencias extrahumanas, los motivos generales de agencia humana, y las
causas precipitantes o dilatorias que han obrado para alterar el ajuste natural
entre estas dos fuerzas paralelas».34 O sea, abogaba Martí por estudiar a las
leyes sociales en la solución a la contradicción de lo objetivo y lo subjetivo.
Señaló que la clave del error sociológico está en: «(…) tomar como inferior una
raza porque se la ve (porque está) en uno de los grados inferiores de su
desarrollo. (…) así se va, por las ciencias verdaderas, a la equidad humana:
mientras que lo otro es ir, por la ciencia superficial, a la justificación de la
desigualdad, que en el gobierno de los hombres es la de la tiranía».36 Defendía
Martí la equidad entre los hombres, en el camino que va desde la diferencia a la
identidad, teniendo por causa la incomprensión de la inexistencia de las razas,
de lo permanente en el hombre en distintos grados de desarrollo.
En el caso de Fidel Castro Ruz, desde 1960 dijo: «(…) Tenemos que hacer
realidad aquel apotegma martiano que él quería que fuese la Ley primera de la
República, el culto a la dignidad plena del hombre (…)».41 En estos años
sesenta42 se refiere a la identidad de cada hombre, con sus formas de
organización, con su sindicato, su cooperativa, su asociación campesina, en su
condición de individuo-campesino, individuo-obrero, individuo-estudiante, y se
refiere también a cómo todos tienen la condición de individuo-pueblo. En 198543
Fidel ve cierto grado de predeterminación de la actitud del individuo en la
educación y se refiere a la identidad entre el individuo y la sociedad a partir de
su identidad con el Estado.
En abril de ese mismo año46 Fidel abunda y aclara una vez más sobre el tema,
cuando decía que muchos se preguntan por qué la fuerza de la Revolución, y
responde que la razón es bien sencilla: «esta Revolución es la Revolución de
nuestro pueblo; es la Revolución de nuestros jóvenes; es la Revolución de
nuestros estudiantes. Juntos la hicimos. Juntos la defendemos. Somos la misma
cosa y no podemos dejar jamás de serlo».
En su concepción del hombre Hart destaca, en 1988 que: «(…) como se sabe el
hombre es un ser social, con características específicas dentro de la sociedad,
pero al hombre individual es necesario llegar, y sólo es posible hacerlo
mediante la educación popular, debemos aspirar cada vez más a llegar al
hombre con sus particularidades y especificidades, al hombre como individuo
dentro de la sociedad. Cuando Fidel y el Che hablan de la importancia del factor
humano, se están refiriendo al ser humano individual, y no sólo a la gran masa.
En este empeño se inserta la fuerza de la educación, de un trabajo político e
ideológico bien entendido. La didáctica consiste en llegar al individuo, en discutir
y dialogar (…)».53
Relaciona el humanismo con la cultura al afirmar que: «no hay cultura socialista,
si no existe educación humanista. Sin ella podremos tener hombres que sean
aptos para analizar pragmáticamente la vida, pero no serán capaces de la
transformación práctica social (…) El socialismo se propone alcanzar una forma
superior de humanismo, vale decir también, una forma superior de integración
de todas las partes componentes de la cultura (con la sociología, con la historia,
y desde luego, con la formación filosófica y tecnológica)».55
En 1962 decía Juan Marinello: «Fue nuestro héroe quien dijo que “nadie tiene
derecho a dormir tranquilo mientras haya un solo hombre infeliz”. Y elevándose
a una concepción que nuestro tiempo acata, afirmó: “La igualdad social no es
más que el reconocimiento de la equidad visible de la naturaleza”. Una
revolución que trabaja por la felicidad de todos los hombres y que lucha sin
descanso por la igualdad social, puede levantar sus banderas en honor de José
Martí».62 Identificaba así el pensamiento martiano con la revolución cubana a
partir del humanismo.
En 1974 Gaspar M. Jorge García Galló65 señala que: «En esa crítica que José
Martí hizo de la educación norteamericana está implícita su concepción de la
formación multilateral del hombre, en muchos aspectos, similar a la concepción
marxista».
Aunque en este trabajo consideró que no era ocasión de exponer en detalle las
concepciones filosóficas de José Martí, lo hizo analizando las preguntas
siguientes: ¿Qué somos? ¿Qué éramos? ¿Qué podemos ser?
Consideró que al contestar José Martí aquella primera pregunta que se había
hecho en 1877: ¿Qué somos?, definió la cuestión ontológica tal como él la veía.
En su respuesta también está la clave, no solo de lo que él juzga la esencia del
ser, sino de las relaciones del universo y el hombre.
Para Martí este universo del cual el hombre es siervo y rey, es cognoscible.
Conocimiento que se obtiene mediante las ciencias fundadas en la razón y la
analogía, en la vinculación de todas las cosas. Para Gaspar Jorge, el valor de la
ciencia ocupa un lugar destacado en el pensamiento de José Martí.
Que la razón, que nace de la vida, tiene como función conducirnos de lo relativo
a lo absoluto, es decir, llevarnos a la identificación con el espíritu universal. De
aquí que el humanismo martiano constituya la parte central de su sistema; la
médula de su ser. El hombre es para Martí ente intermediario entre lo variado y
lo uno del universo, entre lo relativo y lo absoluto. El hombre es quien descubre
el ser, gobierna sus propias relaciones y precipita la trasmutación de las otras
relaciones que le son anteriores.
Y observaba Galló: «¿se comprende ahora que Martí tiene una gran parte en el
justo énfasis que hace nuestra revolución sobre el papel que desempeñan el
hombre y los móviles morales de su conducta, en su voluntariosa lucha por
trasformar la naturaleza (espíritu y materia en dialéctica dualidad) y donde la
conciencia es ciudadana del mundo?»
Y concluía diciendo: «José Martí que a los 24 años se preguntaba ¿qué somos,
qué éramos, qué podemos ser?, cuando la vida despejó las brumas de su
formación juvenil supo trazar la ruta de lo que debíamos ser y cómo podíamos
ser. Aquella ruta se fundió con el camino universal que conduce a la plena
liberación del hombre: el socialismo, por eso marcha hoy de brazos con Marx
con Engels con Lenin, en el pensamiento y en la acción de su mejor discípulo:
Fidel». Galló, al recurrir a la formulación y solución al problema fundamental de
la filosofía en el humanismo martiano, parte de su concepción acerca del
universo y su conocimiento por parte del hombre. Considera que para Martí el
hombre es la solución al dualismo espíritu-materia, pues es en él donde este
alcanza su más alto nivel.
José Martí coincidió con Marx, al señalar que lo que un hombre como individuo
es y hace, representa su esencia social en otros individuos y estos a su vez, con
lo que son y hacen, representan la esencia social de él. Pero Martí fue mucho
más lejos al caracterizar esta representación señalando que: «cada cual se ha
de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca; no porque lo suyo
sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino o virtuoso, sino porque el influjo
del hombre se ejerce mejor, y más naturalmente, en aquello que conoce, y de
donde le viene inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana,
y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la patria. Patria es
humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en
que nos tocó nacer: —y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre
se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y
hambronas, ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha
de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella
que tiene más cerca». Con ello sintetizaba la manera en que cada individuo
participa en la transformación de la sociedad.
Notas y Referencias
1
Marcuse Herbert: Razón y Revolución, Alianza editorial, Madrid, p. 93, 1972.
2
Plamenatz, John: Karl Marx y su filosofía del hombre, Fondo de Cultura Económica, México, p.
83, primera edición en inglés, 1975. Primera edición en español 1986.
3
Véase de Lucien Séve: Marxismo y teoría de la personalidad, Amorrortu editores, Buenos
Aires, 1975, primera edición en francés 1969.
4
Véase Bozhovich, L. I.: La personalidad y su formación en la edad infantil, Editorial Pueblo y
Educación, p. 92, 1976.
5
Acanda González, Jorge Luís: “¿Existe una crisis con el marxismo?”, Casa de las Américas, 31
(178), enero-febrero, p. 19, 1990.
6
Sobre la crítica a esta formulación y solución del problema fundamental de la filosofía. Véase
de Néstor Kohan. Marx en su (Tercer) Mundo. Hacia un socialismo no colonizado. Centro de
Investigaciones y desarrollo de la cultura Juan Marinello, 2003. (Primera edición 1998)
7
Véase de Felipe Sánchez Linares: “La teoría de la formación económico-social en la filosofía
marxista-leninista. Ser social y conciencia social”. Capítulo XI. En Filosofía marxista leninista:
materialismo dialéctico e histórico, tomo I, ENPES, La Habana, 1986.
8
Véase “Problemática humanística. Individuo y sociedad”. En Lecciones de Filosofía marxista-
leninista, Dirección de Marxismo-Leninismo, tomo 2, pp. 217-234, 1990.
9
Véase de Miguel Limia David: Individuo y Sociedad en José Martí. Análisis del pensamiento
político martiano, Editorial Academia, La Habana, 1998. Al analizar la relación entre el individuo
y la sociedad Miguel Limia David es del criterio que el análisis del pensamiento político martiano
revela la solución progresiva del problema constituido por la relación individuo-sociedad, ya que
este fue planteado de manera diferente a como se hizo en el pensamiento temprano de la
burguesía y en el liberalismo. Considera Limia que Martí no se limita a postular como Kant que la
norma a que se sujete la conducta individual ha de tener pretensión de universalidad, sino que la
conducta individual debe encaminarse, al menos, a intentar universalizar empíricamente esa
norma, a hacerla empíricamente internacional. Señala que Martí pone énfasis en la esfera de
“las relaciones prácticas”, en la conducta sujeta al deber transformador. Y que para él, la vida
pública es una vida de participación activa, de materialización de lo específicamente humano, de
lo social del hombre, de su esencia más íntima; la vida privada es más limitada y estrecha. Él ve
a esta última valiosa sólo en relación con la vida pública enlazada a la dignificación, está en
consecuencia más cerca de Aristóteles y de Platón que de los liberales en ello, concluye Miguel.
10
Ibídem, p. 62.
11
Véase la valoración hecha por Roberto Hernández Biosca, al comentar el libro de Miguel Limia
David: Individuo y Sociedad en José Martí. Análisis del pensamiento político martiano. Editorial
Academia, La Habana, 1998. En Anuario del Centro de Estudios Martianos, No. 21, 1998.
12
Limia David, Miguel. Ob. Cit., p. 21.
13
Obsérvese que ni Marx ni Engels definen a las clases sociales, el capítulo LII del tomo III de El
Capital, titulado “las clases” quedó inconcluso. Véase de Carlos Marx, El Capital Editorial de
Ciencias Sociales, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1973.
14
“Marx no llegó a terminar el capítulo último del tomo III. Sobre su posible contenido se puede
juzgar por lo que acerca de la sección séptima del tomo III dice en carta dirigida a Engels (C.
Marx, Carta a Engels del 30 de abril de 1869. El Capital, tomo III, p. 837, Edición del Fondo de
Cultura Económica). En ella Marx subraya que el proceso de desarrollo de la producción
capitalista finaliza inevitablemente con su destrucción como resultado de la lucha de clases del
proletariado”. Véase de un colectivo de autores “Estructura y problemas fundamentales del Tomo
II de El Capital, en Historia de las doctrinas económicas, tomo 1, pp. 492-493, Editorial Pueblo y
Educación, 1981 (Tomado de la edición de 1964 de la Editorial Grijalbo).
15
Diego J. González Serra: “Martí, Vigotski y el carácter socio-histórico del ser humano”. En Por
el Equilibrio del Mundo, tomo I, p. 237, México, D.F, 2003.
16
Véase de María Febles, “Martí, Vigotski y el carácter socio-histórico del ser humano”
(Conclusiones). En Por el Equilibrio del Mundo, tomo I, México, D.F, 2003.
17
Guzmán Miranda, Omar y Tamara Caballero Rodríguez: El pensamiento socio-filosófico y
político de José Martí, Capítulo 1, Santiago de Cuba, 2003.
18
Guzmán Miranda, Omar y Tamara Caballero Rodríguez, en la obra citada, plantean que: “(…)
esta dimensión de la sociología a raíz de una diferenciación nuestra de los tipos de sociología
en: sociología objetiva, sociología subjetiva y sociología dialéctica. Para la sociología objetiva lo
fundamental es la influencia de lo externo (lo macro, lo objetivo) en la existencia de individuos y
demás entes sociales. En esta dimensión sociológica descollan Comte, Duerkheim y el
Estructural-funcionalismo. La sociología subjetiva es aquella en la que se destaca la influencia de
los factores internos, micro o subjetivos en la explicación de la realidad social. En ella las figuras
y corrientes fundamentales son: Max Weber, el interaccionismo simbólico y la fenomenología. En
la sociología dialéctica para poder entender la sociedad es necesario una comprensión dialéctica
de la relación entre lo macro y lo micro, lo objetivo y lo subjetivo, lo externo y lo interno. En ella
se explica que en la misma medida que las circunstancias crean al hombre, el hombre es quien
crea las circunstancias. Este planteamiento propio de Carlos Marx es secundado en la actualidad
por pensadores que no tratan de crear nuevas teorías, como es propio del pensamiento
sociológico contemporáneo, sino que se plantean la síntesis creadora de las existentes, tratando
de superar los extremos de las perspectivas objetivistas y subjetivistas de la sociología.
Encontramos aquí los intentos de A. Giddens, G. Ritzer, J. Alexander, J. Habermas, entre otros.
José Martí, como veremos más adelante, está ubicado en esta perspectiva dialéctica de la
sociología”.
19
Morales Pacheco, Graciela: Por el Equilibrio del Mundo, “Mujer y sociedad en José Martí”,
tomo III, pp. 27-28, México, 2003.
20
Ídem, p. 35.
21
Martí, José: Obras Completas, tomo 5, p. 468, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1975.
22
Cuando señalaba: “(…) ¿Cómo hemos del llegar al conocimiento de la humanidad futura y
probable sin el conocimiento exacto de la humanidad presente y pasada? Esta es una
humanidad que se desenvuelve y se concentra en estaciones y en fases. Lo que pasa en algo
queda. Para estudiar los elementos de la sociedad de hoy es necesario estudiar en algo los
residuos que han vivido”. Véase de José Martí: Obras Completas, tomo 21, Cuaderno No. 2, pp.
75-76, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
23
Señalando que: “…En la sociedad actual, se tuerce muchas veces la voluntad, se desvía de su
objeto el sentimiento, comercian las madres con el tálamo de las hijas e influye en la convicción
la suma mayor de bienestar…”. Véase de José Martí: Obras Completas, tomo 15: “El Estómago”
de Enrique Gaspar, en Revista Universal, p. 72, 15 de octubre de 1875, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1975. Señalaba que: “En las actuales sociedades, lo imaginativo cede su
cetro a lo inteligente, lo realizable se hace dueño de lo que dominaba antes lo soñado: lo práctico
se impone en nuestros tiempos con una soberbia fatal y poderosa.” Véase José Martí: Obras
Completas, tomo 6: “Las elecciones del domingo.-La oposición no fue a votar.-Casillas tristes y
alameda animada.- Crítico novel.-Honrado artículo”. Revista Universal, p. 246, 29 de junio de
1875, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. También decía que: “Cuando una
sociedad vive entre dos extremos, el uno audaz –que adelanta, y el otro tenaz- que no camina,
no se puede ser oportuno para todos.” Y agregaba que: “Como no se tiene derecho para ser
criminal, no se tiene derecho para ser perezoso. Ni indirectamente debe la sociedad humana
alimentar a quien no trabaja directamente en ella”. Véase de José Martí: Obras Completas, tomo
7, “Carta a Valero Pujol”, p. 111, mayo 27 de noviembre (1877). Editorial de Ciencias Sociales,
La Habana, 1975. Y que “(…) Con ver el mundo cualquiera que sea la época de la graduación,
salvo las modificaciones de lugar y ambiente, hay filosofía magna e infalible para entender cada
trance social, (…) El hombre es uno, y el orden y la entidad son leyes sanas e irrefutables de la
23
naturaleza” Véase de José Martí: Obras Completas, tomo 7, pp. 370-371, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1975.
24
Relacionó el concepto de sociedad con el de clases, entre otras, de la forma siguiente: “Que
de ningún modo queremos promover, ni una guerra parcial de arriba, que deje sin representación
suficiente a los elementos populares sin los cuales es imposible, ni en Cuba, ni en parte alguna,
la revolución, -ni una guerra parcial de abajo; que para hacerse de prosélitos, contraiga
compromisos inmorales y funestos con unas clases de la sociedad contra otras y con las incultas
contra las cultas”, O. C., tomo 2, p. 86: “Carta a Gerardo Castellanos”, del 4 de agosto de 1892,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
25
Martí José: Obras Completas, tomo 4, p. 236. “Discurso conmemorativo del 10 de octubre de
1869”, en Hardman Hall, Nueva York, 10 de octubre de 1889. Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1975.
26
________: Obras Completas, tomo 5, p. 272. “José de la Luz”, Patria, 17 de noviembre de
1894, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
27
Decía que: “(…) la sociedad, ya hueca, que se acaba (…) Carrera: el cauce abierto y fácil, la
gran tentación, la satisfacción de las necesidades, sin el esfuerzo original que desata y
desenvuelve al hombre, y lo cría por el respeto a los que padecen y producen como él, en la
igualdad única duradera, porque es una forma de la arrogancia y el egoísmo, que asegura a los
pueblos la paz (…) Las carreras, como aún se las entiende, son odioso, y pernicioso, residuo de
la trama de complicidades con que, desviada por los intereses propios de su primitiva y justa
potencia unificadora, se mantuvo y mantiene aún la sociedad autoritaria. -Sociedad autoritaria,
es por supuesto, aquella basada en el concepto sincero o fingido, de la desigualdad humana, en
la que exige el cumplimiento de los deberes sociales a aquellos a quienes niegan los derechos,
en beneficio principal del poder y placer de los que se lo niegan: mero resto de estado bárbaro-“.
O. C., tomo 19: “Diario de Montecristi a Cabo Haitiano”, p. 204, 3 de marzo, de 1895, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
28
Martí José: Obras Completas, tomo 6, p. 450, “Los Maurel”, Revista Universal, México, 4 de
enero de 1876, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
29
Ibídem: pp. 294-295. “El proyecto de Guasp. Teatro y Literatura. Medio de aplicación. Teatro
mexicano”. Revista Universal, 4 de agosto de 1875. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1975.
30
Martí, José: Obras Completas, tomo 3, pp. 117-118. “Crece”. Patria, 5 de abril de 1894.
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
31
Véase de Diego Jorge González Serra: “El ideario martiano y la formación del hombre” (El
ideal martiano de hombre), en Anuario del Centro de Estudios Martianos, No. 23.
32
Martí, José. Obras Completas, tomo 6, pp. 26-27. “Las guerra civiles en Sudamérica”. Patria,
Nueva York, 22 de septiembre de 1894, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
33
________: Obras Completas, tomo 2, p. 17, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
34
________: Obras Completas, “Serie de artículos para La América”, tomo. 23, pp. 44-45,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
35
________: Obras Completas, tomo 23, p. 110, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1975.
36
________: Obras Completas, tomo 21, pp. 431-432, “Cuaderno de apuntes No. 18”, Editorial
de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
37
________: Obras Completas, tomo 11, p. 146. “Carta al Partido Liberal del 14 de abril 1887”,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
38
________: Obras Completas, “Persona, y Patria”, tomo 2, p. 279, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1975.
39
________: Obras Completas, “Cuaderno de apunte No. 18”, tomo 21, p. 430, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
40
________: Obras Completas, tomo 21, p. 120, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
1975.
41
Castro Ruz, Fidel: Discurso en el aula martiana, efectuado en la Plaza cívica el 27 de enero de
1960.
42
La importancia atribuida por Fidel Castro Ruz a la relación entre el individuo y la sociedad, se
aprecia desde 1960 cuando decía que: “(…) ¡Tenía que llegar un día en que el pueblo dijera:
Afíliame en esa milicia, porque esa es la milicia de mi sindicato, esa es la milicia de mi
cooperativa, esa es la milicia de mi asociación campesina! Y yo soy campesino –el de aquí como
el de Oriente-, y yo obrero –el de aquí, como el de Oriente-, y soy estudiante –el de aquí, como
el de Oriente-, y yo soy igual al guajiro de Oriente, y yo soy igual al obrero de Oriente, y yo soy
igual al estudiante de Oriente; yo pertenezco a esa fuerza tremenda que se llama pueblo. ¡Yo
formo parte de esa fuerza extraordinaria y poderosa que se llama pueblo, más poderosa que
todos los privilegiados de ayer, más poderosa que aquellos militares que ayer nos oprimían! ¡Yo
formo parte de ese pueblo que peleó, yo formo parte de ese pueblo que cerró filas, yo formo
parte de ese pueblo victorioso! ¡Yo soy una sola cosa, yo soy pueblo, y soy pueblo unido y soy
pueblo fuerte, y ahora no soy yo solo, ahora no podrá venir nadie a golpearme, porque para
42
golpearme a mí tendrán que golpear a todo el pueblo! (…)” Discurso en concentración popular
en Pinar del Río, 20 de mayo de 1960. En El Pensamiento de Fidel Castro, Selección temática,
tomo 1, volumen 2, p. 587, enero 1959-abril 1961, Editora Política, La Habana, 1983.
43
En 1985 Fidel relata en su entrevista con Frei Betto y recordando el bachillerato “las primeras
nociones de Filosofía, que una de las cosas que se discutía era que si el individuo estaba
predeterminado a hacer ciertas cosas, o actuaba de modo absolutamente conciente de la
gravedad y el daño que hacía, y los hechos eran de su absoluta responsabilidad. Eso se discutió
mucho, acerca de la responsabilidad de los individuos. Creo que un poco se inclinaban a la
teoría, en aquella época, los que nos enseñaron en la escuela de los jesuitas, de que en el
individuo no había nada de predeterminación y todo era responsabilidad personal. Yo creo que
muchas veces hay una mezcla de las dos cosas: (…) Hay individuos que recibieron una
educación, una ideología determinada, que los lleva a determinados hechos. Realmente en esos
casos la actitud del individuo fue en cierto grado predeterminada.” En Fidel y la Religión.
Conversaciones con Frei Betto, Oficinas de Publicaciones del Consejo de Estado, p. 344. 1985.
La identidad entre el individuo y la sociedad es expresada por Fidel, como identidad con el
Estado, cuando dice, en 1985 que: “(…) en Cuba el ciudadano puede decir: “El Estado soy yo”,
porque él es el que tiene la responsabilidad, él es la autoridad, él es el ejército, él es el que tiene
las armas, él es el que tiene el poder. (…)”. En Fidel y la Religión. Conversaciones con Frei
Betto, Oficinas de Publicaciones del Consejo de Estado, p. 344. 1985.
44
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso en la Clausura del Congreso de la FEU, 20 de
diciembre `de 1990. En periódico Granma, pp. 3-8, 31 de Diciembre de 1990.
Hoy cada obrero, cada campesino, cada estudiante puede decir: “El Estado soy yo y al Estado lo
defiendo yo”, porque Estado y pueblo son la misma cosa, cualesquiera que sean los defectos del
Estado, las deficiencias del Estado. Porque en definitiva, los funcionarios del Estado no se
importaron de ninguna parte, son de aquí, muchos eran jóvenes al triunfo de la Revolución y casi
todos, los que no son los más veteranos, los que no salieron de la clandestinidad o de la Sierra,
salieron de las universidades, salieron de las fábricas y salieron de los campos, y han ido a ser
mejor o peor, pero no son los capitalistas, no son los terratenientes, no son los burgueses, no
son los yanquis, no son los ejecutivos de las transnacionales y de las empresas extranjeras, ¡son
cubanos!
Es decir, se produjo esa identidad que en la historia no existió nunca, que en las sociedades de
clase no existió nunca ni puede existir, entre el poder y el ciudadano, entre el Estado y el
ciudadano, entre el ciudadano y la propiedad, que es todo el pueblo; entre el ciudadano y los
ómnibus, entre el ciudadano y las tiendas. Es su tienda, es su ómnibus, que no lo cuide es otra
cosa; demuestra, en todo caso, que somos malos propietarios. Que no le saquemos todo lo que
les podemos sacar, es otra cosa; demuestra que somos ineficientes propietarios.
(…) Pero piénsese, medítese en esa identidad total del ciudadano con todo, porque todo es del
ciudadano. No quiere decir que todos los ciudadanos sepan ser buenos dueños, que sepan,
incluso, hacer un uso correcto de los recursos del país, que todos sean patriotas o que todos
sean honrados. Y digo que hay patriotas que, incluso, no son honrados –no sé cómo se explica
eso-; hay algunos que son capaces de morirse allí en un batallón y, sin embargo, le meten mano
a la caja que están administrando en una tienda. Hasta esas paradojas hemos conocido, porque
nos falta una cultura, nos faltan muchas cosas; nos falta saber, realmente, ser buenos
ciudadanos y buenos dueños.
-Y añadía Fidel- (…) Es verdad que todos los ciudadanos no son iguales, es verdad que todos no
tienen el mismo grado de conciencia (…) Era increíble que en un Estado socialista donde el
pueblo es propietario de los medios de producción, los estudiantes universitarios no podían ir a
practicar en una fábrica. Se empezaban a comportar como unos vulgares e indecentes
capitalistas: (…)
-Y concluía señalando que-: “(…) tenemos que aprender a no robarnos a nosotros mismos. Es
como el que en la casa roba, y a veces hay quien roba en la casa, le llevó al hermano, al primo o
al otro. La nueva cultura es una de las tareas históricas que la Revolución espera de nuestros
centros pedagógicos, de nuestros profesores y de nuestros maestros. Pero es que el fraude es
como el robo. ¿A quién estamos engañando? (…)”.
45
En 1991 insistía Fidel en el tema con motivo del XXXIV aniversario del asalto al Palacio
Presidencial y a Radio Reloj, al señalar que: “Nadie pidió tan altas responsabilidades como las
que han caído hoy sobre nuestra Revolución y nuestro pueblo; pero, sencillamente, debemos
saber cumplirlas. No importan los problemas, no importan las dificultades: nuestro pueblo y
nuestra revolución sabrán cumplir sus sagradas obligaciones, y tenemos que elaborar toda la
filosofía en torno a esto. Voy a decir algo, con el deseo de que ninguno de ustedes lo olvide. La
Revolución, la independencia del país, la libertad del país, el honor del país, la fuerza del país no
es nadie, sino cada uno de ustedes”.
Luego de explicar las causas tan excepcionales que lo llevaban a elaborar la filosofía para
enfrentar tan altas responsabilidades del pueblo cubano, decía Fidel, yo digo que esta idea es
muy importante. Cada uno de ustedes debe decir: ¡Yo soy la Revolución! ¡Yo soy la
independencia del país!, ¡Yo soy la fuerza, el ejército del país!, donde quiera que esté. Y
concluía, luego de una sólida argumentación, reiterando e incluyendo nuevas formas de
identidad entre el individuo y la sociedad como ¡Yo soy la independencia de la Patria!, ¡yo soy el
honor de la Patria!, ¡yo soy la fuerza, el ejército de la Patria!, ¡yo soy la victoria de la Patria!
En abril de ese mismo año, Fidel abunda y aclara una vez más sobre el tema, cuando decía:
“Muchos se preguntan por qué la fuerza de la Revolución (…) -, y la razón es bien sencilla: esta
Revolución es la Revolución de nuestro pueblo; es la Revolución de nuestros jóvenes; es la
Revolución de nuestros estudiantes. Juntos la hicimos. Juntos la defendemos. Somos la misma
cosa y no podemos dejar jamás de serlo”.
Luego de insistir y aclara la identidad pueblo-revolución, estudiante-revolución, jóvenes-
revolución, y recordando su reciente referencia, en marzo, a la necesidad de pensar la relación
ciudadano-revolución, combatiente-revolución, joven-revolución, estudiante-revolución, ya que la
Revolución era él, la Patria era él, el honor y la dignidad de la Patria era él, que el soldado de la
Patria era él, o sea cada uno de los ciudadanos, combatientes, jóvenes, estudiantes. Recordaba
Fidel lo dicho por él al respecto y aclaraba las confusiones que ello podía haber generado.
Definía, en esta ocasión, tal identidad como “principio” con el cual la revolución es invencible.
46
Discurso en el acto central por los aniversarios XXIX de la Unión de Jóvenes Comunistas y el
XXX de la organización de Pioneros José Martí, el 3 de abril de 1991. En periódico Granma, 5 de
abril de 1991.
Por eso, en días recientes, nosotros lanzábamos una idea para cada ciudadano, para cada
combatiente, para cada joven, para cada estudiante, cuando les exhortaba a pensar en que la
Revolución era él, la Patria era él, el honor y la dignidad de la Patria era él, que el soldado de la
Patria era él (…)
-Y recordaba Fidel que- “Por eso les decía a los estudiantes el 13 de marzo que la Revolución no
es ninguno de nosotros, la Revolución no soy yo, la Revolución no son los miembros del Buró
Político, la Revolución no son los miembros del Comité Nacional de la UJC, la Revolución no son
los dirigentes; la Revolución es el pueblo, la Revolución es cada uno de nosotros. Quise decir –y
espero que muchos me hayan comprendido-, ahora lo digo con más claridad: Cualquiera de
nosotros puede desaparecer de muerte natural o en la guerra.
(…) Cuando un pueblo está imbuido de estas ideas, ese pueblo es invencible, y no hay armas,
por sofisticadas que sean, capaces de vencerlo. Si ese principio se inculca en el alma de cada
cual, de cada hombre o mujer, de cada compatriota, de cada soldado, de cada miliciano, de cada
obrero, de cada joven, de cada estudiante, la Revolución es invencible, ¡la Revolución es
invencible!”.
47
Discurso en el acto central por los aniversarios XXIX de la Unión de Jóvenes Comunistas y el
XXX de la Organización de Pioneros José Martí, el 3 de abril de 1991. En periódico Granma,
p. 4,5 de abril de 1991.
48
Discurso en el acto central por los aniversarios XXIX de la Unión de Jóvenes Comunistas y el
XXX de la Organización de Pioneros José Martí, el 3 de abril de 1991. En periódico Granma, 5
de abril de 1991.
Por eso, en días recientes, nosotros lanzábamos una idea para cada ciudadano, para cada
combatiente, para cada joven, para cada estudiante, cuando les exhortaba a pensar en que la
Revolución era él, la Patria era él, el honor y la dignidad de la Patria era él, que el soldado de la
Patria era él (…)
-Y recordaba Fidel que- “Por eso les decía a los estudiantes el 13 de marzo que la Revolución no
es ninguno de nosotros, la Revolución no soy yo, la Revolución no son los miembros del Buró
Político, la Revolución no son los miembros del Comité Nacional de la UJC, la Revolución no son
los dirigentes; la Revolución es el pueblo, la Revolución es cada uno de nosotros. Quise decir –y
espero que muchos me hayan comprendido-, ahora lo digo con más claridad: Cualquiera de
nosotros puede desaparecer de muerte natural o en la guerra.
(…) Cuando un pueblo está imbuido de estas ideas, ese pueblo es invencible, y no hay armas,
por sofisticadas que sean, capaces de vencerlo. Si ese principio se inculca en el alma de cada
cual, de cada hombre o mujer, de cada compatriota, de cada soldado, de cada miliciano, de cada
obrero, de cada joven, de cada estudiante, la Revolución es invencible, ¡la Revolución es
invencible!”.
-Y concluía que: “(…) Es decir nos preparamos para dificultades mayores. Por eso ese principio
de: “La Patria soy yo, la Revolución soy yo, la dignidad del país soy yo, el honor del país soy yo”,
o: “Yo soy el honor del país, yo soy el ejército del país”, hay que aplicarlo en todos los aspectos,
incluido el económico, porque tenemos una responsabilidad muy grande sobre nuestros
hombros, tenemos una página de la historia muy importante que escribir, y esa página sólo se
puede escribir con la voluntad de luchar y con la voluntad de vencer” .
49
En 1993 aparecen ideas enriquecedoras de lo dicho hasta entonces: en febrero decía Fidel:
“(…) el problema de la sociedad humana es organizarse de tal manera que todas las personas
puedan ser útiles, que todas las personas tengan la preparación suficiente para un trabajo útil,
porque la clave de todo, más que el dinero, más que los recursos materiales, son los recursos
humanos (…) una sociedad, tal como lo vemos nosotros, dentro de nuestro concepto
revolucionario, nuestro concepto socialista es que el hombre tiene derecho a organizarse de una
manera racional, (…) ¿Es acaso racional una sociedad donde haya cientos de millones de
personas desempleadas? (…) El capitalismo ha sido incapaz de crear una sociedad racional,
(…)” Véase clausura de Pedagogía 93, 5 de febrero de 1993. En Granma, 9 de febrero de 1993
En el propio mes de febrero agregaba que: “Lo que pasa es que en nuestro país nosotros nos
sentimos en la obligación de darle atención a cada ciudadano, empleo a cada ciudadano,
educación a cada ciudadano, salud pública a cada ciudadano, recreación a cada ciudadano,
cultura a cada ciudadano, condiciones materiales de vida adecuada a cada ciudadano, a todos.
No podemos resignarnos a la idea de que haya uno solo allí viviendo en pésimas condiciones.
Por eso existe la Revolución, para eso existe la Revolución, para ayudar a todos los ciudadanos,
no se puede olvidar a nadie. (…)” Véase Discurso, en la segunda reunión de trabajo con los
Candidatos a Diputados y Delegados a la Asamblea Provincial de Ciudad de la Habana, 20 de
febrero de 1993. En Granma, 23 de febrero de 1993.
En octubre decía que: “La patria (…) es cuna y no pedestal, como decía Martí: ara o altar donde
depositar sin ruido ni alarde lo mejor de cada cual en beneficio de una obra colectiva, inaplazable
y no estrado o pedestal donde levantar una vana pretensión de acumula méritos dudosos y
tardíos sobre la base de la intriga y la traición (…).” Respuesta del comandante en jefe Fidel
Castro Ruz, primer secretario del Comité Central del PCC y presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros, a las instituciones firmantes del mensaje del gobierno revolucionario, el
día 13 de octubre de 1993.
Y en noviembre aporta la idea de que: “La solución está clara, por eso nosotros no renunciamos
ni renunciaremos jamás a nuestras ideas, ni renunciaremos a los principios del marxismo, ni a
los principios del leninismo, y mucho menos a los principios del pensamiento martiano. (…) El
ser humano es el ser humano. (…) cada uno es diferente, que cada uno es un mundo; pero lo
bueno que tiene el ser humano es que si bien es un ser natural con problemas, con necesidades
–necesidades materiales, necesidades espirituales, complejidades psicológicas-, el ser humano
es el único ser capaz de vivir civilizadamente, capaz de unirse, capaz de estrechar filas, capaz
de luchar por grandes ideas. El ser humano es capaz del vicio, pero es capaz también de la
virtud, es capaz del vicio o de grandes vicios, pero también es capaz de grandes virtudes, de
grandes heroísmos (…) No debemos pensar siempre los defectos del hombre, que hay que
pensar en ellos, tenemos presentes y combatirlos, hay que pensar en aquellas cosas que
estimulan tanto como las virtudes de este pueblo que un día estuvo dispuesto a enviar a decenas
de miles de maestros y médicos y que un día envió cientos de miles de combatientes y de
trabajadores internacionalistas.” Véase clausura de la Asamblea de Balance del Trabajo,
Renovación y Ratificación de mandatos del PCC en Ciudad de la Habana. 7 de noviembre 1993.
50
Clausura del Congreso Pedagogía 97. 7 de Febrero de 1997. En Granma, 11 de febrero, p. 6,
1997.
51
En 1975 decía Hart: “Si analizamos la formación de las ideas de Marx y Engels en los años de
su juventud, apreciaríamos las profundas raíces humanistas y democráticas del socialismo
científico. Los enemigos del marxismo han ocultado este hecho para negarle al socialismo su
raíz humanista y democrática. En Cuba, dada la influencia de Martí, heredamos el pensamiento
humanista y democrático en sus expresiones más avanzadas. Y ello nos ha servido de manera
importante para entender el proceso de formación del pensamiento marxista. Hay quienes han
querido apoyarse en la raíz humanista y democrática de Marx y Engels, expresadas desde los
tiempos de su juventud, para trazar la absurda división entre esas raíces y su desenvolvimiento
ulterior, cuando las ideas de la dictadura del proletariado, la necesidad de aplastar a la burguesía
y los estudios de la Economía Política burguesa cobran toda su fuerza en el pensamiento de los
forjadores de la ideología comunista.
Tal pretensión es tan absurda como intentar ver antagonismos entre el culto a la dignidad del
hombre que hay en Martí y la necesidad de organizar la guerra necesaria para alcanzar ese
objetivo. Esta profunda e íntima relación entre el pensamiento marxista y el ideal democrático
revolucionario y humanista es la que permite situar en el preámbulo del Anteproyecto de
Constitución Socialista, el pensamiento martiano: «Yo quiero que la ley primera de la República
sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre» (…) Por esto, para entender el
pensamiento de Martí, hay que tomar en cuenta su humanismo, su democratismo revolucionario,
su latinoamericanismo y su sentido universal”. Véase de Armando Hart: “Discurso en Dos Ríos”,
(“Discurso pronunciado en el acto central por el 80 Aniversario de la caída de José Martí,
efectuado en Dos Ríos, Oriente, el 19 de mayo de 1975). En Siete enfoques marxistas sobre
José Martí, Editora Política, pp.122-123, La Habana, 1985.
52
Véase de Raúl Valdés Vivó. “El humanismo de Marx y Martí concilia sus diferencias”, en
revista Cuba Socialista, tercera época, no. 28, 2003.
53
Hart, Armando: “Sobre socialismo, espiritualidad y tradición”, en Casa de las Américas, No.
171, 1988, p.132.
54
Ibídem
55
Hart, Armando. Marx, Engels y la condición humana: una visión desde Cuba. La Habana,
Editorial de Ciencias Sociales, 2005, p. 51.
56 56
En 1990 Hart estableció la necesidad de combatir la presentación del marxismo-leninismo
como “dogma” y defender su condición de “teoría y una guía para la acción; es decir no es una
receta”. Para ello destacó que: “Un planteamiento esencial del marxismo está en que, al estudiar
la evolución histórica, el movimiento económico se impone, como tendencia principal, en última
instancia. Este texto de Engels nos puede servir de guía para interpretar la historia real de las
últimas décadas, es decir, el periodo posterior a la muerte de Lenin hasta nuestros días. Y así
llegaremos a la conclusión de que el movimiento económico acabó por imponerse como
tendencia principal. Pero también podrá observarse que los factores de la superestructura y las
decisiones de los hombres, profundamente interrelacionadas con esta tendencia principal,
influyeron de una manera muy importante. No cabe decir que el factor económico fue el único
que resultó de peso. La acción humana, influida por un condicionamiento de carácter
superestructural, desempeñó un papel muchas veces decisivo y, sobre todo –para emplear la
propia expresión de Engels-, determinó sus formas.
Si ello es así, la esencia del problema de la interpretación histórica está en la capacidad que
tengamos para establecer cuáles son los hilos principales de un periodo dado. (…)
Aquí, queremos subrayar el principio expuesto por Lenin de que el marxismo es una guía para la
acción, el cual también aparece explicado por Engels en estos textos. (…) El pensamiento
científico, en el terreno de la sociedad y de la historia, se hace, pues, infinitamente más complejo
que en las ciencias naturales. Aquí las variantes son mucho más numerosas; puede decirse que
son infinitas. Esto, porque se trata de acciones y reacciones en un paralelogramo de líneas
infinitas. (…)
Y las contradicciones de clases fundamentales entre explotadores y explotados, el carácter
violento que estas toman, el juego dialéctico de las acciones y reacciones recíprocas, así como
el hecho de que el movimiento económico acaba a la postre, como tendencia, por imponerse, no
restan valor al papel que debemos desempeñar los hombres, tal y como, con claridad y
brillantez, expone Engels en estos textos.
Los hombres estamos en posibilidades de influir a favor del curso revolucionario de la historia
(…)
Estos párrafos de Engels enseñan que debemos procurar la investigación acerca de las
tendencias económicas esenciales y, además, de los factores superestructurales que influyeron
en el curso de la historia vivida y que pueden influir en el curso de la historia por vivir. Y hacerlo
para que nuestras acciones sean profundamente revolucionarias. (…). Véase de Armando Hart
Dávalos: “Volvamos a leer a Engels”, en Revista Cuba Socialista, Año X No. 2 (44), abril-junio,
pp. 1-15, 1990.
57
En 1995 Hart señala: “Lo ético nos debe llevar a comprender que la relación entre la economía
y las exigencias, de un lado, y lo que se denomina superestructura, del otro, constituye una
identidad. Se trata de una de las cuestiones de mayor interés político. Basta recordar que no
habrá solución duradera si no hallamos la relación entre lo que en lenguaje marxista llamamos
base y superestructura”. Véase “La cultura: escenario de combate”. En Granma 12 de agosto de
1995.
Y en ese año añadía: “Invito a todos los revolucionarios a tomar muy en cuenta que lo ético se
decide en cada persona en concreto, pero si somos consecuentes con una historia, tenemos que
formarnos y orientarnos en una ética como la de Martí y Fidel. (…) debemos plantearnos como
problema central la cuestión de la superestructura y su relación con la base económica, y
debemos promover la solidaridad humana y social como fuerza espiritual en nuestra convivencia
57
diaria (…)” Véase de Armando Hart. “Renovar para cumplir un compromiso irrenunciable”. En
Granma, 7 de octubre de 1995.
58
En 1997 Hart decía: “Hoy, cuando la izquierda está ante la vital necesidad de estudiar la
evolución del pensamiento socialista, encuentra ante sí, eslabones de éste no suficientemente
valorados. En América puede señalarse el ejemplo de José Carlos Mariátegui y en Europa el de
Antonio Gramsci, las ideas de ambos corrieron igual suerte, olvidándose que lo realmente
interesante en estos dos casos es el análisis de las potencialidades que alcanzan a desempeñar
los factores de la superestructura en los procesos históricos” Véase de Armando Hart Dávalos,
“Prólogo” En Gramsci y la filosofía de la praxis, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1997
59
En 1999 Hart decía: “La solución teórica que nos puede conducir hacia una practica
consecuente de las relaciones entre la economía y la cultura, viene por entender que las leyes
económicas existen y se desarrollan a través de las llamadas categorías de superestructura, no
existen propiamente, al margen de los sistemas jurídicos y éticos .El error filosófico consistió en
no comprender que la relación entre base y superestructura es la de causa y efecto y no existe
59
una sin la otra” . Véase de Armando Hart Dávalos: “Mariátegui y Martí: los hilos invisibles que
unen a los hombres en la historia”. En Anuarios del Centro de Estudios Martianos # 22. (1999).
60
En el 2002 decía que: “Mientras no se aborde con rigor científico el tema de la ética, y en
general de la superestructura y, por tanto, de la cultura, no se hallarán las vías eficaces para
marchar hacia delante a favor de la Revolución y el socialismo. Para alcanzar una política eficaz
en defensa de los explotados hay que descifrar en primer lugar, el tema de la moral y su papel
en la lucha revolucionaria.” Cfr. Hart, Armando. Perfiles: figuras cubanas. La Habana, Editorial
Pueblo y Educación, 2002.
Ha dicho Hart que: "Es indispensable estudiar con rigor, desde el plano del pensamiento de Marx
y Engels, los principios materialistas fundamentados en el surgimiento y evolución de la cultura
formulados por S. Freud. La interpretación materialista después de Marx, Engels y Lenin, no
podía llegar a estas conclusiones, porque todo reclamo de situar al humanismo como principio
filosófico era rechazado políticamente y caracterizado como ajeno al marxismo. Sin embargo, el
materialismo de Marx y Engels había profundizado en la consideración del hombre como ser
social y lo situó como el agente principal de la historia”. http://www.habanaradio.cu “José Martí,
un misterio que nos acompaña”.
61
Al respecto, en distintos momentos de Marx, Engels y la condición humana: una visión desde
Cuba escribe: “La Economía Política abarca mucho más, porque se entrelaza por medio de las
relaciones que los hombres establecen el proceso de producción con la superestructura política,
ideológica y moral.”
Señala además que es necesario fortalecer la autoridad del Estado socialista: “pero ello sólo se
logra de una manera acertada, con la ampliación progresiva de la democracia desde la base
hasta la cúspide, el incremento e influencia de la sociedad civil socialista y con una sistemática
labor de educación y cultura. Así se pueden forjar categorías de la superestructura y articularlas
con las de la base material. Es en la relación dialéctica de la base y la superestructura donde
está la esencia del pensamiento de Engels, el distanciamiento y la ruptura entre ambas
equivalen a la quiebra del sistema vigente”.
Que “Para insertar la cultura en una civilización que se proponga transitar hacia el socialismo, se
deberá romper definitivamente con la vieja ideología de la dicotomía entre lo material y lo
espiritual como si fueran mundos divorciados. Empecemos por reconocer que la base material
de la sociedad no tiene existencia real, si no se relaciona con una superestructura ideológica,
cultural e institucional, y ahí es donde se aprecia su importancia práctica, social e histórica.
Tratar de forma divorciada las luchas por el pan, por un lado, y la vida espiritual por el otro, se
convierte en fuente de distorsiones peligrosas para la sociedad. Incluso el pan es posible porque
la mano, inteligencia y destreza del hombre lo han creado, y eso es cultura. Pero no se podrá
distribuir de manera justa, sin el conocimiento y la cultura indispensable para ello. La equidad
exige más cultura que la arbitrariedad, he ahí la cuestión”.
62
Véase de Juan Marinello: Dieciocho Ensayos Martianos, Edición Unión, Ciudad Habana.1998.
63
Marinello, Juan. “Discurso pronunciado en la clausura del III Seminario Juvenil Nacional de
Estudios Martianos”, 1974, en Anuario Martiano, no. 6, La Habana, 1976.
64
Véase en Dieciocho ensayos, pp. 340 y 346, respectivamente. También en la última
conferencia ¨Sobre las raíces antimperialistas de José Martí”, en Casa de las Américas, no. 103,
julio-agosto de 1977.
65
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló: Bosquejo histórico de la educación en Cuba. Editado
por Libros para la educación, 1980, 94 pp. Primera edición 1974 por el MINED. Fueron
publicados varios artículos en revista Educación, 12, 13, 14, Año 73-74.
66
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló: “El humanismo martiano y sus raíces”, en Anuarios
del Centro de Estudios Martianos. No. 2, 1979.
Otros principios que contribuyen al principio de identidad individuo-
sociedad en la síntesis del pensamiento martiano y el marxista-leninista
En los años setenta, Juan Marinello explica que si Martí no penetró el resorte
determinante del fenómeno imperialista y ello correspondía hacerlo a Lenin, más
de dos décadas después de Martí, en cambio sí penetró su naturaleza opresora
y su magnitud continental. Marinello afirma que: «vistas las cosas en su desnuda
realidad y en su coyuntura histórica, la condición premonitoria y libertadora del
héroe cubano alcanza toda su estatura. El médico que ignora el origen del mal,
pero da en el diagnóstico exacto por la certera interpretación de los síntomas,
merece el más alto premio».9 Expresaba así la importancia de la premonición
martiana respecto al imperialismo.
En los años noventa también Armando Hart Dávalos22 se preguntaba: ¿Cuál fue
la profecía de José Martí? Y respondía que bastaba decir que hace más de un
siglo previó uno de las principales peligros: el intento de los Estados Unidos de
apoderarse de Cuba y las Antillas para caer, una vez logrado, con esa fuerza
más sobre las tierras de América, y formar así un imperio contra el mundo; y
éste, celoso del peligro que lo acechaba, debía prepararse para negarle su
poder.
Y recordaba Hart en 199723 que: «en un debate en el Consejo de Ministros en
noviembre de 1959, es decir, año y medio antes de proclamarse el carácter
socialista de la Revolución, cuando se presentaban dificultades para la
comprensión de las ideas marxistas, -había señalado que-: “Para entender el
momento político hay que comprender que Fidel está haciendo una revolución
socialista a partir de la tradición antimperialista latinoamericana de José Martí.”»
Respecto al principio del partido único: en los años sesenta Fidel Castro Ruz24
defendía la definición de partido marxista-leninista comunista ante la primera
Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS).
En los años setenta25 señalaba cómo Martí había creado un partido único a
partir de la experiencia de 1868 y partiendo de la realidad. En 1975 trató el tema
con motivo del Primer Congreso del PCC, en el acto de masa por la clausura
del congreso y la velada solemne por el 50 aniversario de la constitución del
primer partido marxista-leninista en Cuba.26
En estos años la defensa de Armando Hart Dávalos al principio del partido único,
puede apreciarse en las ideas siguientes: señalaba que: «El gran mérito
histórico de Martí fue unir todos los factores dispuestos a la guerra, organizarla,
hacerla viable y partiendo de ello trasmitirle una ideología y una proyección
política. Para dirigir la guerra con criterio y métodos políticos había que buscar
los medios a través de los cuales auxiliarla y apoyarla en todo el territorio
nacional y el extranjero. Martí, a quien se le planteó la necesidad de unificar el
mando de la lucha armada, tenía tal claridad en el asunto que llevó este mismo
principio no solo a lo militar, sino incluso a la política. Porque como ha dicho
Fidel “organizó un solo partido de la independencia”. Fundó un partido con un
programa ultrademocrático y antimperialista y confiaba en él como la fuerza
espiritual e ideológica del futuro».27
Gaspar M. Jorge García Galló también reconocía en estos años setenta que en
Martí: «Su sentido de lo real –en los problemas sociales –fue tan aguzado y
claro que sin haber “manejado” previamente la teoría marxista, pudo organizar
un Partido Revolucionario, en cierto modo parecido al complejo de
organizaciones que crearon los bolcheviques bajo la guía de Lenin (…)»28
afirmaba Galló.
En los años ochenta30 Fidel Castro Ruz reiteraba la idea del partido único e
insistía en la importancia de conservar el partido único frente a las exigencias de
pluripartidismo31.
En los años noventa33 defendía Fidel el principio del partido único como
expresión de la tendencia de síntesis entre el pensamiento martiano y el
marxista-leninista. En 1991 insistía en el principio al decir que: «Nadie se haga
ilusiones de que el socialismo cubano hará concesiones, de que la Revolución
Cubana hará concesiones, porque tendremos un Partido, ¡un único Partido,
como el que se corresponde con la larga etapa revolucionaria! ¡Un único Partido,
como el que fundó José Martí para llevar adelante la Guerra de
Independencia!».34 Al concluir el IV Congreso del PCC35 valoraba lo sucedido en
la desaparecida URSS con el partido y reiteraba la necesidad del partido único.
En los años noventa42 Armando Hart al explicar el por qué existe un partido
único en Cuba coincide con las valoraciones de Fidel y al respecto resalta la
necesidad de continuar profundizando en el tema.
Gaspar Manuel Jorge García Galló desde el triunfo de la revolución «parte de las
ideas de Martí y los clásicos del marxismo-leninismo sobre la politecnización y el
papel del trabajo. El vínculo entre el estudio y el trabajo no lo ve sólo como un
método didáctico, sino como la esencia del sistema educativo cubano, aplicado
a todos los niveles y que además, de romper la contradicción entre la teoría y la
práctica, entre el trabajo físico y el intelectual, llega a la conciencia, a la
comprensión de donde proviene la riqueza social, el valor del trabajo humano.
También destaca el significado que tiene en la preparación del estudiante para la
futura vida laboral».47
En los años setenta las ideas de Fidel respecto a la defensa del principio
señalado se expresaron en las inauguraciones de nuevas escuelas en el
campo;57 en el II Congreso de la UJC;58 en la graduación de los estudiantes de
la Universidad de la Habana59 y en la graduación del primer destacamento
pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”.60
Consideraba Galló que antes de que apareciera El Capital Carlos Marx definió
en unas proposiciones elevadas al 2do Congreso de la Internacional, celebrado
en Ginebra durante 1864, los tres fundamentales aspectos de la educación del
niño: intelectual, física y politécnica.
En los años ochenta, también Fidel se refiere a ideas como las siguientes:
consideró que la aplicación de ese principio tan revolucionario planteado ya
desde los tiempos de Marx y de Martí, no habría sido posible sin esos planes
agrícolas, concebidos como formas superiores de producción.66 Y que el
principio del estudio y del trabajo nuestro país fue el primero en el mundo en
aplicarlo masiva y consecuentemente, y se veían los frutos en la conducta de
nuestra juventud, porque no por casualidad estas nuevas generaciones poseen
las cualidades revolucionarias que vemos en ellas.67
Refiere Galló en ese texto, que en noviembre de 1883 José Martí publicó un
trabajo de pedagogía comparada en “La América”, donde analizaba las escuelas
de artes y oficios de Nicaragua, Guatemala, Uruguay y Chile. Pero que en este
trabajo al presentar Martí el destino de nuestra América, aparece un
pensamiento que enlaza al Marx que escribió su disertación del Gimnasio sobre
“cómo escoger carrera” con la línea de nuestra revolución de “preparar hombres
con mentalidad de productores y no de consumidores”. Al decir Martí allí: “Que
cada hombre aprenda a hacer algo de lo que necesitan los demás”.
En los años noventa vincula Fidel la concepción del estudio y el trabajo con la
concepción de identidad entre el individuo y la sociedad cuando dice que: “(…)
La concepción del estudio y el trabajo sí era de antes, ¡muy importante!, porque
esa era una idea de Marx y una idea de Martí, que en ningún país se había
llevado a la práctica, realmente no se había llevado a la práctica de una manera
general. Y para nosotros siempre fue muy clara la importancia de la combinación
del estudio y el trabajo, porque cada ciudadano tenía que ser un intelectual y
cada ciudadano tenía que saber también trabajar con sus manos, porque no
podíamos formar solo una sociedad de intelectuales Esa concepción, a mi juicio,
es una de las más importantes, desde el principio estaba elaborada (…)”.72 Y
destacaba así la causa principal por la cual se aplicó dicho principio y su
importancia; lo destacó en la inauguración de obras de la construcción.
Pero en los años setenta, Armando Hart Dávalos fue también Ministro de Cultura
desde la constitución de ese organismo en 1976 hasta 1997 y realizó una
fructífera labor al implantar numerosas instituciones culturales y una articulada
red de enseñanza artística.
En los años ochenta decía Fidel Castro Ruz que: “La profunda raíz nacional de
nuestra Revolución y la fidelidad al ideario de José Martí, nos llevó a plasmar en
realidades su apotegma de "ser culto es el único modo de ser libre".80
Y en los años noventa decía Fidel: “(...) como diría Martí, más cultos y más
preparados en la dirección de los sentimientos. (...) Repito: El pueblo más feliz
es el que tenga mejor educados a sus hijos en la instrucción del pensamiento y
en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido será siempre fuerte y
libre. ¡Gracias, Maestro, autor intelectual del Moncada, que inculcaste en
nosotros esas ideas! Un pueblo analfabeto no puede ser fuerte ni libre, y eso es
lo que vemos por todas partes. ¡Cumplimos contigo, Maestro!, podemos decir
hoy, a los 45 años de aquel noble esfuerzo”.81 Después del período señalado
Fidel ha continuado pronunciándose sobre el principio.82
En los años noventa Armando Hart Dávalos vincula el principio del desarrollo
cultural, la cultura general integral y masiva a la concepción marxista-leninista de
la formación social. En 1999 plantea que: “La solución teórica que nos puede
conducir hacia una práctica consecuente de las relaciones entre la economía y
la cultura, viene por entender que las leyes económicas existen y se desarrollan
a través de las llamadas categorías de superestructura, no existen propiamente,
al margen de los sistemas jurídicos y éticos. El error filosófico consistió en no
comprender que la relación entre base y superestructura es la de causa y efecto
y no existe una sin la otra”.83 Se dan en una identidad social e individual.
Respecto al principio del antimperialismo, desde los años sesenta y hasta hoy,
se ha destacado el valor de este principio martiano y marxista-leninista, en
particular la aportación leninista; la genialidad de Martí al percatarse del
desarrollo del imperialismo cuando este no había empezado a manifestarse
como fuerza mundial y el haber señalado el peligro que representaba para
América; la importancia de reiterar constantemente la idea del contenido
antimperialista del testamento político de Martí, y su previsión apuntando al
internacionalismo, esencia del marxismo-leninismo; la necesidad de la unidad de
Nuestra América y la previsión de la necesidad de identidad con la humanidad
en su apotegma “Patria es Humanidad”.
Acerca del principio del vínculo entre el estudio y el trabajo, entre el trabajo
manual e intelectual, se destaca que este principio, martiano y marxista-leninista,
no solo es la esencia del sistema educativo cubano; sino la esencia de la
sociedad del futuro, tal es la importancia que se le brinda a este principio; se
advierte la necesidad de no caer en el error de programar la enseñanza
solamente con vistas a la naturaleza local de la actividad productiva de una
comunidad social dada, sino para la formación del hombre; que el principio del
estudio y del trabajo Cuba fue el primer país en el mundo en aplicarlo masiva y
consecuentemente; la necesidad de adecuar el principio a los niveles del
desarrollo del sistema educativo.
1
En 1960 decía Fidel: “(…) Y ¿que otra visión tuvo Martí? Una visión también genial en el año
1895. Tuvo la visión del imperialismo norteamericano, cuando el imperialismo norteamericano
todavía no había empezado a ser imperialismo. Eso se llama tener visión política de largo
alcance. Martí prevé en el año 1895 el desarrollo de los estados unidos como potencia
imperialista. Y escribe, y alerta al pueblo contra eso, y se pronuncia contra eso. Véase si Martí
era realmente un revolucionario genial que se percató del desarrollo del imperialismo en el año
1895 cuando todavía este no había empezado a manifestarse como fuerza mundial (…)”. Véase
José Martí en el ideario de Fidel Castro, pp. 119-120
2
En 1962 reiteraba que: “Ya Martí, en 1895, señaló el peligro que se cernía sobre América y
llamó al imperialismo por su nombre: imperialismo. A los pueblos de América advirtió que ellos
estaban más que nadie interesados en que Cuba no sucumbiera a la codicia yanqui,
despreciadora de los pueblos latinoamericanos. Y con su propia sangre vertida por Cuba y por
América, rubricó las póstumas palabras que en homenaje a su recuerdo el pueblo de Cuba
suscribe hoy a la cabeza de esta Declaración”. Véase José Martí en el Ideario de Fidel Castro.
Segunda Declaración de La Habana. (Discurso de la Segunda Declaración de La Habana. La
Habana, 4 de febrero de 1962).
3
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el acto de conmemoración del V Aniversario de la Victoria en Playa
Girón, efectuado en el Teatro “Chaplin”, el 19 de abril de 1966.
4
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el acto central en conmemoración del X Aniversario de la victoria de
Playa Girón, el 19 de abril de 1971.
5
Señaló Fidel que: “Él dijo en esa carta, vísperas de su muerte: “Todo cuanto he hecho hasta
hoy y haré es para impedir que Estados Unidos se apodere de Cuba y caiga con esa fuerza más
sobre los pueblos hermanos de América Latina.” Véase en la versión digitalizada de los
discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en el estadio de
Rancagua, Chile, el 24 de noviembre de 1971.
6
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la sesión conjunta del Comité Central del PCUS, el Soviet Supremo
de la Unión Soviética y el Soviet Supremo de la Federación Socialista Soviética Rusa, en
homenaje al cincuentenario de la Unión Soviética, celebrado en el Palacio de los Congresos del
Kremlin, Moscú, URSS, el 22 de diciembre de 1972.
7
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma.
el discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, en la velada solemne por el centenario de la caída
en combate del mayor general Ignacio Agramonte Loynaz, Camagüey, el 11 de mayo de 1973.
8
En 1979 lo hacía una vez más, al decir que: “Siempre tenemos presente lo que unos días antes
de morir en combate aquel hombre extraordinario que fue José Martí escribía: en silencio ha
tenido que ser y todo lo que he hecho hasta hoy y haré es para impedir con la independencia de
Cuba que Estados Unidos se extienda sobre nuestros pueblos de América.” Véase en la versión
digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso
pronunciado en la comida ofrecida por la delegación cubana a la delegación mexicana en el hotel
presidente, en la Isla Cozumel, Quintana Roo, México, el 17 de mayo de 1979.
9
Véase de Juan Marinello: “Sobre las raíces antimperialistas de José Martí”, en Casa de las
Américas, no. 103, julio-agosto de 1977.
10
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el acto de Graduación de 10658 egresados del destacamento
pedagógico universitario “Manuel Ascunce Doménech”, el 7 de julio de 1981.
11
Véase el mensaje de Fidel dirigido al presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Lic. José
López Portillo, con motivo de los pronunciamientos del presidente mexicano al recibir la
condecoración “Augusto César Sandino”, en Nicaragua. Ciudad de La Habana, 22 de febrero de
1982. Ediciones OR (enero-febrero-marzo) La Habana, 1982.
12
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la VII Cumbre del Movimiento de Países no Alineados. Nueva Delhi.
India.7 de marzo de 1983.
13
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la Clausura del Congreso de “Pedagogía 90”, 9 de febrero de 1990.
14
Decía que: “(…) Unos días antes de su muerte en combate, José Martí le escribió en una carta
a un amigo una idea extraordinaria, decía que en silencio ha tenido que ser -y la cita que hago
no es textual pero la idea era esta- (…)”. Véase el discurso pronunciado en el acto de entrega del
Premio Estado de Sao Paolo al Etnólogo “Orlando Villas Boas”. (Memorial de América Latina,
Brasil 17 de marzo de 1990). En José Martí en el ideario de Fidel Castro, pp. 263-264.
15
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la conferencia ofrecida a la prensa nacional y extranjera, 3 de abril de
1990.
16
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el acto central conmemorativo del XXX Aniversario de la Victoria de
Playa Girón, el 19 de abril de 1991.
17
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la sesión inaugural de la primera cumbre iberoamericana, efectuada
en Guadalajara, México, el 18 de julio de 1991.
18
Decía Fidel que: “Antes eran las luchas por los destinos de nuestro pueblo, aunque ya eran en
parte también las luchas por los destinos de América, sobre todo cuando Martí escribió en su
última carta que todo lo que había hecho y haría era para impedir a tiempo con la independencia
de Cuba que los Estados Unidos se extendieran como una fuerza más sobre los pueblos de
América. Ya la prédica y el pensamiento martiano tenían un alto contenido universal, un alto
contenido internacionalista y se proclamaba la lucha por la independencia de Cuba y de Puerto
Rico -que todavía está allí en manos de los yankis-, un país que no tiene ni derecho a invitar a un
visitante. Ya Martí se preocupaba por toda la América, ya Martí continuaba los sueños de
Bolívar, ya Martí pensaba en la unidad latinoamericana y en la independencia de América Latina
frente al coloso del Norte, el monstruo en cuyas entrañas vivió”. Véase en la versión digitalizada
de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en la
inauguración del IV Congreso del PCC, efectuado en el Teatro “Heredia”, Santiago de Cuba, el
10 de octubre de 1991.
19
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el acto central por el 45 Aniversario del asalto a los cuarteles
Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, Santiago de Cuba, 26 de julio de 1998.
20
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el aula magna de la Universidad Central de Venezuela, el 3 de
febrero de 1999.
21
En 2000 continúa reiterando la idea al decir que: “(…) la primera trinchera de América, como la
vio Martí, cuando en vísperas de su muerte en combate, confesó que todo lo que había hecho a
lo largo de su fecunda vida era para "...impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se
extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras
tierras de América”. Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el
periódico Granma, el discurso pronunciado en la sesión solemne de la Asamblea Nacional, en el
Palacio Federal Legislativo, Caracas, República Bolivariana de Venezuela, el 27 de octubre del
2000.
22
Véase de Armando Hart Dávalos: “José Martí: Hombre universal.” En Anuario Martianos # 16,
1993.
23
Véase de Armando Hart Dávalos: “Martí: clave decisiva en el presente y hacia el porvenir”, en
Anuario Martiano, No. 20 1997.
24
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la clausura de la Primera Conferencia de la Organización
Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), celebrada en el teatro “Chaplin”, el 10 de agosto de
1967.
25
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la velada solemne por el centenario de la caída en combate del
mayor general Ignacio Agramonte Loynaz, Camagüey. El 11 de mayo de 1973.
26
Decía Fidel: “Ya Martí en la época de la independencia había tenido la luminosa idea, idea que
después en otro país y en otras circunstancias históricas había desarrollado también Lenin. Martí
organiza un partido para dirigir la lucha por la independencia nacional”. En la velada solemne por
el 50 aniversario de la fundación del primer partido marxista-leninista en Cuba. 22 de agosto de
1975. En Discursos. Fidel Castro, t. III, p. 59, Editorial de Ciencias Sociales, 1979.
27
Véase de Armando Hart Dávalos. “Discurso pronunciado en el acto central por el 80
Aniversario de la caída de José Martí”, efectuado en Dos Ríos, Oriente, el 19 de mayo de 1975.
En Siete enfoques marxistas sobre José Martí. Editora Política, La Habana, 1985.
28
García Galló, Gaspar M. Jorge. Bosquejo histórico de la educación en Cuba. Editado por
Libros para la educación, 1980, p. 48. Primera edición 1974.
29
Véase de Juan Marinello su discurso en el teatro Lázaro Peña, de la Central de Trabajadores
de Cuba, la noche del 5 de diciembre de 1975. En Doce ensayos… p. 361, 1980.
30
Decía Fidel que: “(…) José Martí, lo primero que hizo fue organizar un partido —está en la
tradición de Cuba—, el Partido Revolucionario Cubano; no organizó ni 15 ni 25 partidos, organizó
uno. Antes que Lenin, Martí desarrolló el concepto de un partido para dirigir la revolución, donde
unió a todos los sectores de la sociedad”. Véase en la versión digitalizada de los discursos de
Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en la clausura de la VIII
Conferencia de la Asociación Americana de Juristas, celebrada en el palacio de las
convenciones, el 17 de septiembre de 1987.
31
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el acto por la conmemoración del XXXII Aniversario del desembarco
del “Granma” y de la fundación de las FAR, el 5 de diciembre de 1988.
32
Véase de Armando Hart Dávalos. “José Martí y el triunfo definitivo”. Anuario del Centro de
Estudios Martianos, no. 6, 1983.
33
Decía Fidel: “(…) mantendremos, además, inconmovible el principio del partido único, que no
nos vino solo de Lenin, nos vino también de Martí cuando fundó el Partido Revolucionario para la
independencia de Cuba, y no hizo tres ni diez, sino uno para dirigir la Revolución y la lucha por la
independencia del país. Nosotros al principio de la Revolución teníamos varios partidos y varias
organizaciones y los unimos, porque descubrimos un día la conveniencia de luchar por la unidad
de todas las fuerzas. Son principios sagrados para nosotros, martianos. Creo que Martí habló del
Partido antes que Lenin, habría que revisar los libros de historia cuándo es que por primera vez
Martí habla del Partido y de organizar el Partido, y después es cuando Lenin habla del Partido.
De modo que esto para nosotros tiene una doble inspiración: una inspiración martiana y una
inspiración leninista, pero, además, una inspiración revolucionaria que parte de una realidad y de
una necesidad”. Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el
periódico Granma, el discurso pronunciado en la clausura del V Congreso de la Federación de
Mujeres Cubanas. 7 de marzo de 1990.
34
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el acto central conmemorativo del XXX Aniversario de la Victoria de
Playa Girón, 19 de abril de 1991.
35
Decía Fidel que: “No existe siquiera el glorioso partido comunista fundado por Lenin, forjador
de la Revolución incomparable de Octubre, dirigente de los pueblos heroicos que destruyeron la
intervención, que reconstruyeron aquel país a partir de cero, que lo defendieron del fascismo a
un costo de más de 20 millones de vidas, que salvaron al mundo del dominio fascista, que
hicieron posible la liberación de decenas y decenas de colonias, que reconstruyeron el país de
nuevo y lo desarrollaron en el lapso de unos pocos años, que tan solidarios fueron con Cuba
(…). Pero tenemos un Partido, un solo Partido, como tuvo Martí un Partido, un solo Partido para
hacer la Revolución (…)”.Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz
en el periódico Granma, el discurso pronunciado en la clausura del IV Congreso del PCC,
efectuado en la Plaza, General “Antonio Maceo”, Santiago de Cuba, 14 de octubre de 1991.
36
Decía que: “(…) acogiéndonos a los principios martianos, porque Martí creó un partido para
hacer la revolución, creemos en un partido para defender la Revolución”. Conversación de Fidel
Castro Ruz con Tomás Borges, 18 y 20 de abril de 1992.
37
Insistía Fidel en que: “(…) nuestro Partido tiene un origen en la historia (…) porque Martí, cuyo
aniversario conmemoramos hoy, fundó un partido para dirigir al pueblo en la lucha por la
independencia, (…)”.Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el
periódico Granma, el discurso pronunciado en la clausura del IV Encuentro Latinoamericano y
del Caribe, 28 de enero de 1994.
38
Se preguntaba Fidel: “¿Cómo habríamos podido, sin nuestro Partido, sin este glorioso Partido,
continuador del Partido glorioso de la independencia de Cuba fundado por José Martí? Si algún
día vuelven a crear el paraíso terrenal y se acabara el imperialismo y el egoísmo en este mundo,
entonces podría no ser necesario ningún partido, porque Marx soñó con que un día
desapareciera incluso el Estado”. Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel
Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en la clausura de la Asamblea
Provincial del Partido de ciudad de la Habana, 23 de noviembre de 1996.
39
Decía Fidel que: “(…) Es verdad que Lenin creo que organizó el partido bolchevique de la
Unión Soviética en un congreso de 10 ó 12 delegados (…)”.Véase en la versión digitalizada de
los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en la clausura
del VIII Congreso de la FELAP, el 12 de noviembre de 1999.
40
Véase El partido de la unidad, la democracia y los derechos humanos que defendemos.
Granma, suplemento especial. 12 de noviembre de 1997.
41
En el 2002 Fidel reiteraba la idea de que: “Martí fundó un partido para organizar, dirigir y hacer
la Revolución antes de que Lenin fundara su partido revolucionario en Minsk; fue el primero, y no
era marxista porque no podía serlo" Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel
Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en la clausura del IV Encuentro
Internacional de Economistas. Palacio de las Convenciones, 15 de febrero de 2002
42
Véase de Armando Hart Dávalos: Discurso de clausura del XVIII Seminario Juvenil de
Estudios Martianos (celebrado en la provincia de Granma, los días 17 y 18 de mayo de 1991). En
Anuario Martianos No. 14, 1991.
43
Hart, Armando. Hacia una dimensión cultural del desarrollo. La Habana, Ediciones Creart, p.
95,1996.
44
Véase de Armando Hart Dávalos: “Martí y Marx, raíces de la Revolución Socialista de Cuba”,
Revista Cuba Socialista, 2003.
45
Véase de Armando Hart Dávalos. “Identidad esencial en Che y Allende”. Periódico Granma, 4
de julio 2008.
46
Respecto a dicho principio en 1966 decía Fidel: “(…) Hablábamos de que un día la técnica
sería instrumento de toda la sociedad. ¿Y qué quiere decir eso? Quiere decir que un día llegará
a ser posible el apotegma marxista, o la aspiración marxista, comunista, de que el trabajo
manual y el trabajo intelectual se combinen, y que llegue un día en que todo ciudadano
desarrolle una actividad intelectual y a la vez desarrolle una actividad manual (…)”. Véase en la
versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso
pronunciado en el acto de graduación de los primeros 425 técnicos del Consejo del Plan de
Enseñanza Tecnológica de Suelos, Fertilizantes y Ganadería, en la escalinata de la Universidad
de La Habana, efectuado el 18 de diciembre de 1966.
Fidel en los años sesenta (1969) también decía: “De manera que esas ideas de las que se
habló, esas ideas que fueron esencia del pensamiento marxista: la combinación del estudio y del
trabajo, la combinación del trabajo intelectual y el trabajo manual, no son simples frases: son
ideas que contienen la esencia de la sociedad del futuro”. Véase en la versión digitalizada de los
discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en la
concentración efectuada en la escalinata de la universidad de la Habana como culminación de
los actos organizados para honrar a los mártires del 13 de marzo de 1957. La Habana, marzo 13
de 1969.
47
Las publicaciones de Galló en los sesenta respecto al tema fueron: En 1961 Galló. “Martí y los
tabaqueros”. Revista Islas (9) 61. UCLV, pp.63-67. En 1965 Galló. “Algunas cuestiones sobre
politecnización”. Cuadernos de orientación ideológica, Año 1, No. 3, enero 1965. La Habana, pp.
28-38 En este año también escribe: “La enseñanza de la historia y la politecnización”. Periódico
Hoy, 8 de junio de 1965, p. 2 En 1966 Galló. “Generalidades sobre la politecnización” Revista
Islas (21) 66, pp. 51-63 En este año también escribe “Generalidades sobre la politecnización”.
Revista Islas (21) 66, pp. 51-63. En 1967 Galló. “La Escuela al campo”, Revista Educación en
Cuba, Año 1, No. 1, enero-febrero 1967, Ministerio de Educación, La Habana, pp. 7-25. Véase
de Arsenio R. Vergara Cardoso. “La Obra de Gaspar J. García Galló: un estudio bibliográfico”.
Tesis en opción al título de Máster en Pensamiento Filosófico Latinoamericano”, p. 54. Tutor Dr.
Domingo Rodríguez Fragoso, enero 2003. (sin publicar)
48
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló. “La lucha contra el analfabetismo en Cuba”. Revista
Cuba Socialista (2) 61, La Habana, pp. 69-81. Y Simientes (2) 61, octubre, pp. 68-81.
49
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló: “El trabajo del inspector y el maestro de estudios
sociales en la Secundaria Básica y Pre-Universitario” Conferencia sobre Educación. Editada por
el MINED, La Habana, 30 de julio de 1962.
50
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló: “La educación física, el deporte y la recreación como
un principio fundamental de la educación socialista”. Conferencia ofrecida el 9 de abril de 1963
Impresa por el Consejo Provincial del SNTEC, La Habana.
51
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló: “Charla sobre la educación socialista y sus
fundamentos ideológicos”, diciembre 1962, a máquina 50 pp., inconclusa. En su archivo
personal.
52
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló “El VIII Congreso de educadores americanos”
Revista Islas (9) 61, Universidad Central de Las Villas, pp. 63-67.
53
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló “Conferencia de maestros en Argelia”. Periódico Hoy
los días 1, 2, 3, 4, 6, 9, 10, 12 y 16 de marzo de 1965.
54
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló. “la unidad del sistema escolar cubano”. Periódico
Hoy, p. 2. 27 de marzo de 1965.
55
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló. “Encuentro de maestros en Bejucal”. Periódico Hoy,
p. 2. 30 de mayo de 1965.
56
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló. “La Escuela al campo” En Revista Educación en
Cuba, Año 1, No 1, pp. 7-25. Enero-febrero, pp. 7-25.1967.
57
En 1971, las ideas de Fidel al respecto se expresan en las inauguraciones de nuevas escuelas
en el campo; señala en enero que: “De acuerdo con lo más profundo del pensamiento marxista,
que concibe la educación, la formación del hombre, vinculada al trabajo productivo, al trabajo
creador; de acuerdo con las concepciones tradicionales de nuestra patria, de acuerdo con la
concepción martiana (…) Entonces, cuando veo todo aquello: el origen de la sociedad humana,
la división en clases, todo, fue tan persuasivo para mí que me quedé maravillado, me quedé
convertido a aquellas ideas. Ahora, ¡qué lejos estaba de ser un comunista!” Véase en la versión
digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso
pronunciado en el acto de inauguración de la Secundaria Básica Ceiba 1, el 7 de enero de 1971.
Al inaugurar otra escuela en junio, decía: “(…) De esta manera construiremos los apotegmas
marxistas y martianos.” Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en
el periódico Granma, el discurso pronunciado en el acto de inauguración de la Secundaria Básica
en el Campo, construida en Isla de Pinos, el 29 de junio de 1971.
58
En el II Congreso de la UJC decía Fidel que: “(…) hay una idea que no es nueva —es una idea
marxista, es una idea martiana—, que es la idea de la combinación del estudio y el trabajo.”
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el
discurso pronunciado por Fidel Castro, en la clausura del II Congreso de la Unión de Jóvenes
Comunistas, el 4 de Abril de 1972.
59
Decía Fidel: “De modo también que el principio marxista de que algún día tendrá que
desaparecer la cruel diferenciación, la cruel división entre trabajadores manuales y trabajadores
intelectuales como únicamente trabajadores manuales y únicamente trabajadores intelectuales,
ese principio marxista responde a una realidad. Y el desarrollo de la sociedad humana nos
conducirá obligadamente al instante en que toda la sociedad tenga que trabajar con la
inteligencia y tenga que trabajar también con las manos (…) Y los hombres más preclaros, (…)
plantearon además la cuestión de la combinación del estudio y del trabajo como la forma
verdaderamente revolucionaria de educar. De ello hablaron Marx y Martí mucho. Y Marx dijo que
era el único método de producir hombres plenamente desarrollados”. Véase en la versión
digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso
pronunciado en las conclusiones del acto de graduación de 2095 estudiantes de la Universidad
de la Habana, efectuado en el Teatro de la CTC, el 8 de diciembre de 1972.
60
En 1977 decía: “(…) aunque fuésemos petroleros, habría sido altamente conveniente
universalizar el trabajo, altamente formativo en todos los sentidos, y altamente revolucionario.
Que por algo estas ideas fueron planteadas hace mucho tiempo por Marx y por Martí.” Véase en
la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso
pronunciado en el acto de graduación del primer contingente del destacamento pedagógico
“Manuel Ascunce Domenech”, el 20 de julio de 1977.
61
En 1970 continúa escribiendo Galló sobre la educación en Cuba y el mundo en los años
setenta, particularmente sobre El Sistema educacional en Bolivia. Véase de Gaspar M. Jorge
García Galló y René Montero. El Sistema educacional en Bolivia, Editado por Casa de las
Américas, No. 7 1970, 137 pp.
62
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló “José Martí y la formación multilateral del hombre”,
Periódico Granma, septiembre 9 de 1974 y en Revista Educación, abril-junio de 1970.
63
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló. “Con motivo del primer aniversario del Congreso
Nacional de Educación y Cultura”. Periódico Granma, 28 de abril de 1972, p. 2. Y “la difícil
heroicidad cotidiana”. Periódico Granma, p. 2, 13 de noviembre de 1972.
64
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló: “José Martí y la educación”. Revista Islas (41) 72.
65
Bosquejo histórico de la educación en Cuba. Editado por Libros para la educación, 1980.
Primera edición 1974 por el MINED. Fueron publicados varios artículos en las Revista
Educación, 12, 13, 14, Año 73-74.
66
En 1987 decía que: “Ninguno de aquellos planes educacionales, la aplicación de ese principio
tan revolucionario planteado ya desde los tiempos de Marx y de Martí, habría sido posible sin
esos planes agrícolas, concebidos como formas superiores de producción agrícola. En el
desarrollo de esos planes invirtió la Revolución grandes recursos (…) en esa maravillosa fórmula
marxista y martiana de la combinación del estudio y del trabajo; nuestros estudiantes de
secundaria, de preuniversitario, de los tecnológicos, asistiendo al campo, recogiendo vegetales,
cítricos, tabaco, etcétera, porque nuestro país conoció formas superiores y formas muy justas de
66
producción. Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el
periódico Granma, el discurso pronunciado en el acto clausura del VII Congreso de la ANAP,
efectuado en el Teatro “Karl Marx”, el 17 de mayo de 1887.
67
En 1988 señala que: “(…) la primera gran prueba de que nuestra Revolución fue una
revolución creadora es que no siguió los esquemas, y, en la construcción del socialismo, nuestra
Revolución hizo muchos aportes, siendo fiel a los principios del marxismo-leninismo: el principio
del estudio y del trabajo, por ejemplo, proclamado por Marx a partir de la historia de la clase
obrera inglesa, donde había los niños explotados que se convertían en una fuerza productiva,
concibió la idea de que en el socialismo se podía y se debía combinar el estudio y el trabajo; y
Martí, a partir del conocimiento de la idiosincrasia y las realidades de nuestro pueblo dijo lo
mismo. Nuestro país fue el primero en el mundo en aplicar masiva y consecuentemente esos
principios, y hoy vemos los frutos en la conducta de nuestra juventud, porque no por casualidad
estas nuevas generaciones poseen las cualidades revolucionarias que vemos en ellas”. Véase
en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el
discurso pronunciado en el acto en conmemoración del XXXII Aniversario del desembarco del
"Granma" y de la fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y la proclamación de
Ciudad de La Habana Lista para la Defensa en la Primera Etapa, el 5 de diciembre de 1988.
68
En 1989 señalaba que: “(…) no solo nos limitamos a tomar nota de esta idea de Marx y de
Martí, dos grandes pensadores, dos grandes revolucionarios que plantearon aquella idea, sino
en un momento determinado nosotros propusimos llevarla a la práctica porque creíamos en esa
idea, porque estábamos absolutamente convencidos de que si se universalizaba la educación,
había que universalizar el trabajo o las sociedades futuras serían simplemente sociedades de
intelectuales incapaces de trabajar con sus manos, y que puede ser uno de los problemas más
serios que se le presente al mundo en el futuro, y, sobre todo, a los que quieren hacer un
régimen social justo, a los que quieren construir el socialismo”. Véase en la versión digitalizada
de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en el acto
solemne en conmemoración del XXX Aniversario del triunfo de la Revolución, en Santiago de
Cuba, el 1º de enero de 1989.
69
Decía Fidel: “Pienso que, por ejemplo, el sistema de estudio y trabajo implantado en nuestra
educación es único en el mundo, ningún otro país lo tiene. La combinación del estudio y del
trabajo, que es la aplicación consecuente de las ideas de Marx y de Martí. Pero no solo nos
limitamos a tomar nota de esta idea de Marx y Martí. Dos grandes pensadores, dos grandes
revolucionarios que plantearon aquella idea, sino en un momento determinado nosotros
propusimos llevarla a la práctica porque creíamos en esa idea, porque estábamos absolutamente
convencidos de que si se universalizaba la educación, había que universalizar el trabajo o las
sociedades futuras serían simplemente sociedades de intelectuales incapaces de trabajar con
sus manos, y que puede ser uno de los problemas más serios que se le presente al mundo en el
futuro y, sobre todo, a los que quieran hacer un régimen social justo, a los que quieren construir
el Socialismo”. Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el
periódico Granma, el discurso pronunciado en el acto central por el XXX aniversario del triunfo
de la revolución, el 4 de enero de 1989.
70
Véase de Gaspar M. Jorge García Galló: Ante el futuro: algunos problemas de la formación
vocacional y la orientación profesional. Editora Abril, La Habana, 1989.
71
Véase de Arsenio R. Vergara Cardoso: “La obra de Gaspar J. García Galló: un estudio
bibliográfico”. Tesis en opción al título de Máster en Pensamiento Filosófico Latinoamericano”, p.
54. Tutor Dr. Domingo Rodríguez Fragoso, enero 2003. (sin publicar)
72
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la clausura del congreso de “Pedagogía 90” 9 de febrero de 1990.
73
Decía Fidel que: “(…) al universalizar la educación teníamos que universalizar el trabajo,
porque si no íbamos a crear una sociedad de intelectuales puros además, que nunca en su vida
hubieran hecho nada con sus manos. Por eso lo defendimos y defendimos, de ahí nació la
escuela al campo, y después la escuela en el campo la participación, incluso, de los
73
universitarios” . Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el
periódico Granma, el discurso pronunciado en el octavo congreso de la FEEM, Ciudad de la
Habana, 6 de diciembre1991. Y en Juventud Rebelde, La Habana, 15 de diciembre de 1991.
74
Decía Fidel que: “La idea del estudio y del trabajo —para citar un ejemplo— es cubana en su
aplicación, ciento por ciento cubana. Ya la habían postulado Marx y Martí, los dos la postularon,
acuérdense de aquello que dijo Martí del libro por la mañana y el arado por la tarde, o algo
similar. La idea del estudio y del trabajo estaba en el pensamiento de Martí de forma muy clara, y
estaba en el pensamiento de Marx y Engels, pero no se aplicó en ninguna parte. El primer país
que realmente aplica de forma consecuente el principio del estudio y el trabajo es Cuba. Gracias
a eso hoy cualquier ciudadano hace cualquier cosa, no se asustan si van a una microbrigada a
construir, o si lo mandan al campo, o lo mandan al surco, va a una zafra o va a hacer un trabajo
físico. Precisamente –como explique el otro día-, para no convertirnos en una sociedad de
intelectuales y sin productores manuales, se estableció de manera consecuente el principio del
estudio y el trabajo, y se crearon las escuelas en el campo. Ese sistema de escuela no lo tiene
nadie en ninguna parte.
Recientemente estuve conversando con Nyerere, que era presidente de Tanzania, y allí hicimos
tres de estas escuelas; las construimos los cubanos, están orgullosos de aquellas instituciones,
era una idea. Para los países del Tercer Mundo es tal idea que tiene un sentido pedagógico, en
primer lugar, pero tiene también un sentido económico. Si un país del Tercer Mundo quiere
educar a todos los jóvenes, a todos los adolescentes y a todos los niños, es conveniente aplicar
ese principio, porque ayudan a la producción de alimentos. ¿Lo hemos aplicado de manera
totalmente consecuente? ¡No! ¿Lo hemos hecho de una manera perfecta? ¡No! Sabemos
cuántos vicios ha habido en estas cosas del estudio y del trabajo, debilidades, blandenguerías y
pérdidas de tiempo en la agricultura y en la dirección del proceso. No se practicó de manera
óptima, pero sí en un grado muy alto. (…)”.Véase en la versión digitalizada de los discursos de
Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en la clausura del VII
Congreso del Sindicato nacional de trabajadores de la educación, la ciencia y el deporte, el 22 de
diciembre de 1991.
75
Véase de Fidel Castro Ruz el discurso con congresistas del PARLATINO. Periódico Granma
28 de marzo de 1992
76
Decía Fidel que: “José Martí, condenado a prisión y trabajos forzados a la temprana edad de
17 años, debió concluir sus estudios superiores en España. Allí encontró adhesión y aliento a su
ideario emancipador, se percató de que en nuestros pueblos, la escuela y la universidad debían
forjar al ser humano de cara a la naturaleza, a la agricultura, a la experimentación y a las
ciencias, Martí es la piedra angular de nuestro concepto de la educación universal”. Véase en la
versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso
pronunciado con motivo de concedérsele el Título de Doctor Honoris Causa, el 10 de febrero de
1993.
77
Decía Fidel que: “La concepción del estudio y el trabajo, la aplicación de ese principio marxista
y martiano —no podemos olvidar a Marx, no fue solo Martí, y quién puede sentir más amor por
Martí que nosotros, los cubanos, — tanto Marx como Martí plantearon el principio del estudio y
del trabajo, desde aquellos análisis que había hecho Engels en la sociedad inglesa donde
obligaban a trabajar a los niños de siete, de ocho, de diez años. (…) Pero tanto Marx como Martí
descubrieron que el trabajo podía ser un gran instrumento de educación, que el problema no
estaba en el moderado esfuerzo físico o mental que tuviera que hacer un adolescente como
parte de su educación, sino en las razones por las cuales les imponían un esfuerzo físico y
mental desproporcionado, en condiciones despiadadas, a aquellos adolescentes. La aplicación
del principio marxista y martiano del estudio y el trabajo es algo, a mi juicio, que constituye una
creación de la Revolución Cubana, ¡su aplicación!, que fue también elaborada, porque de
aquellas ideas se había hablado, pero era necesario ponerlas en práctica, y la Revolución
Cubana elaboró las ideas para poner en práctica aquel principio”. Véase en la versión
digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso
pronunciado en la clausura de Pedagogía 93, el 5 de febrero de 1993.
78
Decía Fidel: “Bueno, escuelas primarias hubo que construir, pero llegó un momento en que la
gran masa estaba en cuarto grado, quinto grado y sexto grado, y no había escuelas secundarias;
pero tampoco había maestros, era peor, no había profesores de secundaria. Ya por aquellos
tiempos estaban desarrollándose las ideas de combinar el estudio y el trabajo, con las primeras
escuelas al campo y en el campo que empezaron a funcionar más adelante. Se empezó a
cumplir ese precepto martiano: por la mañana en el campo y por la tarde en las escuelas, o a la
inversa, y un precepto marxista también, porque estaba en la doctrina marxista la cuestión de la
combinación del estudio y del trabajo”. Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel
Castro Ruz en el periódico Granma, el discurso pronunciado en el acto por el XXXV Aniversario
de la Campaña de Alfabetización, el día 22 de Diciembre de 1996.
79
Véase la reflexión de Fidel Castro Ruz “La autocrítica de Cuba” en
http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2007-07-11/autocritica-de-cuba/
80
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en la inauguración del II Congreso de Economistas del Tercer Mundo, el
26 de abril de 1981.
81
Véase en la versión digitalizada de los discursos de Fidel Castro Ruz en el periódico Granma,
el discurso pronunciado en el acto central por el 45 aniversario del asalto a los cuarteles
Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, 26 de julio de 1998.
82
En el 2000 decía Fidel “El hombre primitivo tenía más libertad de pensar. José Martí dijo: “Ser
cultos para ser libres”. Habrá que añadir un apotegma: sin cultura no hay libertad posible (…)”.
Véase la compilación de Dolores Guerra, Margarita Concepción y Amparo Hernández. José
Martí en el ideario de Fidel Castro, Ediciones especiales, Centro de Estudios Martianos, p. 330,
La Habana, 2004.
En el 2003 decía: “(…) Hace más de 100 años José Martí afirmó categóricamente y sin réplica
posible “ser culto es el único modo de ser libre” (…)”. Véase el discurso de Fidel Castro Ruz por
la clausura del Congreso Pedagogía 2003 en el Teatro Carlos Marx, 7 de febrero del 2003.
En el 2005 dijo: “…la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República
y el remedio de sus vicios, es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura”, dijo con
profundidad y belleza José Martí”. Véase el discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, en el
acto nacional de la segunda graduación de instructores de arte, el 28 de octubre de 2005.
83
Véase de Armando Hart Dávalos: “Mariátegui y Martí: los hilos invisibles que unen a los
hombres en la historia”. En Anuarios del Centro de Estudios Martianos # 22. (1999)
84
En el 2003 decía que: “En los inicios del XXI, trabajamos para fortalecer en nuestra patria el
pensamiento socialista y ayudar a rescatarlo internacionalmente, a partir de la cultura cubana de
dos siglos de historia, en la cual se destaca la figura de José Martí. Para arribar a conclusiones
teóricamente válidas es necesario profundizar en los conceptos de cultura general integral y
masiva en que viene insistiendo el compañero Fidel Castro. A este fin solo se llega a través del
concepto de integralidad de la cultura presente en el pensamiento de Carlos Marx, Federico
Engels y de todos los grandes humanistas de la historia. Esta es la revolución humanista,
socialista y martiana que Fidel está promoviendo. Señaló que con el concepto de integralidad
de la cultura lo enseña la escuela cubana, y en especial Martí, pero que el pensamiento de Marx
y Engels nos confirma”. Véase http://www.cubasocialista.cu “Martí y Marx, raíces de la
revolución socialista de Cuba” o en Revista Cuba Socialista, tercera época, número 28-2003.
En el 2005 argumenta la necesidad de enriquecer el concepto de cultura general integral. Por tal
motivo refiere que “hoy en Cuba estamos estudiando una cultura general integral, que no sea
referida exclusivamente al conocimiento aislado, sino una cultura compleja que abarque todos
los aspectos de la personalidad: la orientación del pensamiento y la formación de los
sentimientos. Hay que instruir y hay que educar. Hace falta una filosofía muy profunda de la
educación. Martí relacionaba la inteligencia con la bondad y la felicidad. Debemos aspirar a que
las personas sean felices y la mejor forma masiva de hacerlo es educando. Creo que el gran
déficit de la civilización, en relación a las ideas filosóficas del siglo XX, es la necesidad de
estimular los sentimientos. La educación es un factor decisivo para que los hombres seamos
distintos. Los hombres podemos ser mejores.” Véase de Armando Hart Dávalos Marx, Engels y
la condición humana: una visión desde Cuba. La Habana, Editorial de Ciencias sociales, p. 35
2005.
En el 2006 decía Hart que: “Lo original en Martí, que también asume y enriquece Fidel, es que
además de esa cultura general integral, que todos los grandes pensadores concibieron, está en
que sentaron las bases para la cultura de hacer política, de cómo debe hacerse política” Véase
de Armando Hart Dávalos. “El misterio de Cuba”. En Anuario Martianos, No. 29, 2006.
Necesidad de adecuar la enseñanza de la filosofía marxista-leninista en Cuba al
desarrollo ideológico
Primera etapa: «La primera etapa transcurre en la década de los sesenta y se inaugura
con la enseñanza de la filosofía marxista a gran escala» 2
En los años sesenta, el marxismo en Cuba no puede ignorar la caracterización de la
relación entre el pensamiento martiano y el marxista-leninista, por la necesidad de
aplicar el marxismo-leninismo con carácter creador para su desarrollo, lo cual era
posible por ser interpretado fundamentalmente como un método, una guía, por parte de
Fidel Castro Ruz; O sea, una síntesis de la dialéctica, la lógica y de la teoría del
conocimiento, que como lógica de pensamiento no es más que eso.
Sin embargo, en «El proceso de difusión del marxismo soviético en Cuba»3 cuyas
características se alejaban de lo señalado, ha llegado a reconocerse en 2006, con un
estudio más profundo del Marxismo y Revolución, que en la década de los sesenta,
década de búsqueda, «lo marxista y lo martiano se funden en la Revolución Cubana».4
Se asegura que la presencia de Martí y el ideal independentista nos salvaron del
mimetismo absoluto que prevaleció en otras latitudes.
No obstante, entre las tendencias de búsqueda sobre la historia del marxismo que
reflejan los artículos publicados en la revista se encuentra que:
-«Una segunda forma de incursión histórica del marxismo es aquella que se propuso el
abordaje de una coyuntura particular en su trayectoria teórico-política». Aquí, por
ejemplo, «Tablada […] expresa que Kautsky y Plejanov al buscar la obra filosófica de
Marx y no encontrarla, la inventaron: El llamado problema fundamental de la filosofía, la
contraposición materia-conciencia; la lucha del materialismo contra el idealismo y todos
los demás problemas en que se debate esta posición filosófica, fueron situados como el
centro de la filosofía marxista, como su problemática».7
Se cita para el primer caso que: «La especulación sobre las relaciones naturaleza-
hombre (ser-conciencia), que caracteriza todo el pensamiento filosófico anterior […] ha
dejado su lugar a una […] nueva óptica a partir de la cual el problema tiene sentido en
la formulación ser social-conciencia social […]»8 Y en el caso del segundo, se repite la
cita anterior sobre el autor, para añadir que: «Plejanov efectúa una desfiguración
esquemática de la teoría marxista al hacer renacer problemas filosóficos anteriores a
Marx que fueron desechados por el propio Marx».
Segunda etapa: “Los años 70 marcaron un viraje en la vida intelectual (…) conducente
a la adopción del modelo soviético de construcción del socialismo”9
Los años setenta muestran que mientras Fidel Castro Ruz está concibiendo la relación
entre lo martiano y lo marxista-leninista como unión, hibridación y fusión, aparecen en
otros autores los términos de afinidad, eslabón y como uno de los más cercanos a los
expresados por Fidel, el de unidad, por parte de Armando Hart Dávalos, quien también
inauguraba en 1977 el Centro de Estudios Martianos, con el compromiso de estudiar
las relaciones entre el pensamiento de José Martí y las tareas de la Revolución
Socialista.
Ello no sería tan difícil de comprender si valoramos que «los años 70 marcaron un
viraje en la vida intelectual […] En consecuencia, la interpretación soviética del
marxismo-leninismo y su concepción filosófica devienen predominantes y dan lugar a
un proceso masivo de aprendizaje en las universidades y otras instituciones docentes,
caracterizado en general por sus tendencias manualescas, escolásticas y
homogenizantes […] En estos años el dogmatismo cobra enormes fuerzas y provoca
un estancamiento de la creación intelectual en las ciencias sociales […]»,10 afirma
Joaquín Santana.
Quiere esto decir que continuaba el debate sobre la relación entre el pensamiento
martiano y el marxista-leninista, sin esclarecerse el materialismo filosófico del marxismo
soviético. El debate materialismo-idealismo en José Martí, pasaba en estos años por el
ambiente de la época, el cual reforzaba la valoración del idealismo en Martí.
Tercera etapa: Con el proceso de rectificación se inicia la tercera etapa que llega hasta
el IV Congreso del Partido Comunista. O sea, desde 1985 hasta 1990.
En 1985 Fidel expresaba por primera vez el término de «síntesis» al señalar que:
«Creo que mi contribución a la Revolución Cubana consiste en haber realizado una
síntesis de las ideas de Martí y del marxismo-leninismo, y haberla aplicado
consecuentemente en nuestra lucha».11 Con posterioridad seguiría insistiendo en el
término que caracteriza a la tendencia que relaciona a ambos pensamientos en
América Latina. Los años ochenta puntualizan el término de «síntesis» que se defiende
para la interpretación del marxismo, en particular de su filosofía.
Cuarta etapa: «Desde la realización del cuarto Congreso del PCC hasta hoy».14 O sea,
1990-2009. Los años noventa se caracterizan por reafirmar con mayor fuerza el término
de síntesis, frente a aquellos que se alejaban de éste; por la necesidad de continuar
con la aplicación del principio del estudio y el trabajo y del principio del partido único,
como principios fundamentales; por la prioridad a lo propio, lo nacional, lo martiano; por
considerarla fortaleza ideológica de la revolución cubana; por reclamar Fidel su
militancia martiana junto al marxismo-leninismo y la necesidad de evitar la grave
tendencia negativa de ver al marxismo-leninismo desvinculado de nuestras raíces, lo
cual quedó plasmado en los principales documentos del Partido y en la Constitución.
A partir de 2000 es notorio igualmente el texto de Armando Hart Marx, Engels, Lenin y
la condición humana, fundamental para comprender su posición respecto a la relación
entre el pensamiento martiano y el marxista-leninista y dentro de éste, el texto «Martí y
Marx: raíces de la Revolución Socialista de Cuba»15, el cual expresa el resultado del
empeño establecido con la fundación del Centro de Estudios Martianos en 1977.
Justamente, las consideraciones que son presentadas se hacen atendiendo
fundamentalmente a lo señalado por Hart y a manera de conclusiones preliminares que
sirvan para el debate sobre la enseñanza de la filosofía marxista en 2009.
Primera consideración:
Segunda consideración:
«Otro aspecto de la relación entre el pensamiento del Apóstol y el de los autores del
Manifiesto Comunista, radica en que tanto en la filosofía de Marx y Engels como en el
pensamiento del prócer cubano, podemos encontrar una concepción orientada a
proyectar la cultura hacia la transformación del mundo».
Tercera consideración:
Cuarta consideración:
«Resulta muy esclarecedor para este estudio desde el materialismo histórico de las
aproximaciones y diferencias entre el pensamiento de Marx y Martí, las ideas
expuestas por Marx en su Carta a la Redacción de los Anales de la Patria: A todo
trance quieren convertir mi esbozo histórico sobre los orígenes del capitalismo en la
Europa occidental en una teoría filosófico-histórica sobre la trayectoria general a que se
hallan sometidos fatalmente todos los pueblos, cualesquiera que sean las
circunstancias históricas que en ella concurra, para plasmarse por fin en aquella
formación económica que, a la par que el mayor impulso de las fuerzas productivas, del
trabajo social asegura el desarrollo del hombre en todos y cada uno de sus aspectos.
(Esto es hacerme demasiado honor y al mismo tiempo, demasiado escarnio) […]
Estudiando cada uno de estos procesos históricos por separado y comparándolos
luego entre sí, encontraremos fácilmente la clave para explicar estos fenómenos,
resultado que jamás lograríamos, en cambio con la clave universal de una teoría
general filosófica de la historia, cuya mayor ventaja reside precisamente en el hecho de
ser una teoría suprahistórica».
«Hoy se requiere una síntesis universal de cultura, que articule lo mejor de las más
diversas corrientes para el futuro humano. El materialismo histórico y la tradición
filosófica cubana pueden servirnos para conformar dicha síntesis, con las mejores
ideas y sentimientos universales de los últimos dos siglos».
Quinta consideración:
«El ideario nacional nutrió y enriqueció a las ideas socialistas, a su vez les dio validez
latinoamericana y universal; fue elemento esencial para la comprensión entre nosotros
de las ideas de Marx y Engels. Si Mella y sus compañeros rescataron de la mutilación y
el olvido en que había caído en las primeras décadas del siglo XX, el pensamiento
patriótico y antiimperialista de nuestro pueblo, hoy trabajamos por fortalecer el ideal
socialista en Cuba y ayudar a rescatarlo internacionalmente. Lo podemos llevar a cabo
a partir de la cultura cubana de dos siglos de historia, en la cual destaca la figura de
José Martí».
Notas y referencias
1
Véase de Joaquín Santana Castillo. «Algunos problemas de la filosofía marxista y su enseñanza en
Cuba», en Revista Temas, No 3. 1995
2
Ob, cit., p. 29
3
Véase de Fidel A. Díaz Sosa. «El proceso de difusión del marxismo soviético en Cuba. Apuntes
preliminares». En Marxismo y Revolución, Editorial de Ciencias Sociales, Centro de Investigación y
Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 2006.
4
Ibídem, p. 79.
5
Carlos Rafael Rodríguez: «Reforma Universitaria», en Letras con filo, t. 3, p. 506, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1983.
6
Véase de Natascha Gómez Velázquez. «La divulgación del marxismo en la revista Pensamiento
Crítico», en Marxismo y Revolución, Editorial de Ciencias Sociales/Centro de Investigación y Desarrollo
de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 2006.
7
Carlos Tablada: “Marxismo y II internacional”, Pensamiento Crítico, La Habana, No. 44, p. 132, 1970.
8
Jorge Gómez. «Los conceptos del marxismo determinista», Pensamiento Crítico, La Habana, No. 41, p.
55, 1970.
9
Ídem.
10
Joaquín Santana Castillo: «Algunos problemas de la filosofía marxista y su enseñanza en Cuba», en
Revista Temas No. 3, p. 29. 1995
11
Fidel y la Religión. Conversaciones con Frei Betto, Oficinas de Publicaciones del Consejo de Estado,
p.164. 1985.
12
Véase de Adalberto Ronda: «Acerca de la filiación filosófica de José Martí», en Anuario del Centro de
Estudios Martianos, No. 3, 1983.
13
Véase de Luís Toledo Sande: Ideología y práctica en José Martí seis aproximaciones, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1982.
14
Esta etapa que hemos considerado cuarta, Santana la considera dentro de la tercera. Nuestro criterio
es que a partir del IV Congreso de PCC se produce otro viraje en la ideología de la Revolución cubana.
15
Véase de Armando Hart Dávalos: «Martí y Marx, raíces de la Revolución Socialista de Cuba» Texto
que constituye dentro de toda su producción teórica respecto a su concepción sobre la relación entre
ambos pensadores, justamente su concepción de «Raíces». En Marx, Engels y la condición humana.
Una visión desde Cuba.2005. En http://www.cubasocialista.cu «Martí y Marx, raíces de la revolución
socialista de Cuba». En Armando Hart Dávalos. «Martí y Marx, raíces de la Revolución Socialista de
Cuba», en revista Cuba Socialista, tercera época, número 28, 2003.
Proyección filosófica de José Martí en el siglo XXI: la síntesis del pensamiento
martiano y marxista-leninista
Particular importancia presenta el tratamiento del tema cuando leemos en Fidel que:
«una conclusión que he sacado al cabo de muchos años: entre los muchos errores
que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de
cómo se construye el socialismo».4 Esta afirmación de Fidel evidencia un nuevo
cuestionamiento y el más serio, a los tantos que ya había hecho a la interpretación y
aplicación dogmática del marxismo.
La solución que propuso Marx, fue que: «se verá cómo subjetivismo y objetivismo,
espiritualismo y materialismo, actividad y sufrimiento, sólo pierden su carácter
antitético, y así su existencia, como antítesis en la condición social; se verá cómo la
resolución de la antítesis teórica es sólo posible de una manera práctica, en virtud de
la energía práctica del hombre. Por lo tanto, su resolución no es en modo alguno
sólo un problema de conocimiento, sino un problema real de la vida, que la filosofía
no podía resolver, precisamente porque concebía este problema simplemente como
problema teórico».12 O sea, Marx hacía una aplicación consecuente del principio de
unidad entre la teoría y la práctica.
Engels, por su parte, hizo su muy conocida interpretación a partir de la obra Ludwig
Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana que ha sido muy criticada. Pero, en
realidad la síntesis que realizara Engels fue colosal pues «en la mayoría de los
casos, los filósofos premarxistas (y una buena parte de los filósofos no marxistas
contemporáneos) no sólo no formularon con precisión el problema de la relación del
pensamiento y el ser, sino que, en su autoconciencia, creyeron firmemente ocuparse
de cuestiones radicalmente diferentes o que sólo guardan con él una relación
tangencial».13
Esta relación del individuo con la sociedad, la formularon Marx y Engels superando
el concepto de «Hombre» existente, o sea, «a los individuos que no se ven ya
subordinados a la división del trabajo».26 Es por ello que aclaraba Marx en el prólogo
a su obra cumbre El Capital que: «a los capitalistas y propietarios de tierra no los he
pintado de color de rosa. Pero aquí se habla de las personas sólo como
personificación de categorías económicas, como portadores de determinadas
relaciones e intereses de clase».27 Esto significa que el mayor hincapié hecho por el
marxismo-leninismo ha sido sobre el hombre propio, el hombre en sí, como el
individuo-clase.
Consideró luego que «al estudio del mundo tangible, se ha llamado física; y, al
estudio del mundo intangible, metafísica. La exageración de aquella escuela se
llama materialismo; y corre con el nombre de espiritualismo, aunque no debe
llamarse así, la exageración de la segunda. Todas las escuelas filosóficas pueden
concretarse en estas dos […] Las dos unidas son la verdad: cada una aislada es
sólo una parte de la verdad, que cae cuando no se ayuda de la otra […]».33
Obsérvese el rechazo a la toma de partido unilateral, metafísico.34
Por ello en 1884 consideraba que: «[…] La filosofía materialista, […] al extremar sus
sistemas, viene a establecer la indispensabilidad de estudiar las leyes del espíritu.
[…] No hay contradicción entre reconocer las leyes generales que se deducen de la
observación de los actos de los hombres, y la hermosa majestad, originalidad
fructífera y fuerza propia y personal que hace interesante, innovadora y
sorprendente la persona humana […]. La gran división que pone de un lado a unos
seres humanos, y conserva a otros, como ornamentos, de otro lado, es la división
entre egoístas y altruistas, […]. La vida espiritual es una ciencia, como la vida física
[…]».42 Se trata en Martí de una filosofía de relación, donde se destaca en su época,
como en la presente, la necesidad de desarrollar el conocimiento de la vida espiritual
y equilibrar el conocimiento de la vida física adquirido. Y siempre teniendo por
fundamento al hombre como individuo-social.
José Martí está reconociendo que el «yo» y el «no yo» están regidos por leyes pero
que ellas no anulan la importancia del hombre individual cuya esencia y existencia
es individualizada, y es necesario defender esta idea. De aquí el «humanismo
extraordinario» de José Martí.44
En su etapa de mayor madurez, Martí considera que para entender cada etapa
social, existe la filosofía magna e infalible de considerar que «el hombre es uno, y el
orden y la entidad son las leyes sanas e irrefutables de la naturaleza»;47 destacaba
con ello más que la diferencia, la identidad entre el hombre y la sociedad, a la cual
atribuyó mucha importancia, dada la necesidad de mirar desde lo absoluto para
comprender lo relativo.
Para él, «el género humano no tiene más que una mejilla: ¡dondequiera que un
hombre recibe un golpe en su mejilla, todos los demás hombres la reciben!».50 Estos
son algunos argumentos que, con sentido cronológico, muestran su concepción
sobre lo absoluto en el conocimiento del hombre.
Atribuyó Martí gran importancia a la formación del hombre en sí, ya que «ha de
tenderse a desenvolver todo el hombre y no un lado del hombre […]».54 En tal
sentido dio una particular importancia a la educación, y al principio del estudio y el
trabajo.
Para Martí «entregar el hombre a sí será ordenar la tierra. Sus convulsiones vienen
de que el hombre no ha sido aún completamente puesto en posesión de sí mismo,
sino de manera más nominal que efectiva».55 Pero veía «¡[…] cuánto trabajo cuesta
hallarse a sí mismo! […]».56
Para José Martí era necesario «[…] continuar la pelea de poner al hombre en el
goce pleno de sí mismo […]».57 Idea que mantiene su plena vigencia en la
humanidad del siglo XXI.
La concepción martiana sobre el hombre para los demás o lo concreto del hombre
Al considerar Martí que «[…] la esencia humana ha de vivir determinados días con
existencia terrenal»,58 está analizando al hombre con una esencia que rebasa su
existencia individual. Así planteó que «[…] la vida real es la identificación del
individuo con la masa social en que se mueve; […]»59 y que «no se vive más que en
la comunidad».60
Para él, la generación de su tiempo, al igual que la actual, podría añadirse, «es
eminentemente individualista: la única manera de concebir el bien general es
halagar y proteger el trabajo y el interés de cada uno».61 Consideró que el hombre
por esencia individualista «no piensa que la vergüenza ajena le avergüenza […]»62 y
concibió la solución a la contradicción entre lo individual y lo social, a partir de lo
difícil que resulta entonces ser hombre, de la manera siguiente:
Sostiene que «[…] el mejor hombre es el que sabe darse a los hombres»,63 que: «la
vida individual es un resumen breve de la vida histórica: estudiando con espíritu
analógico, de maravillosos efectos, se entiende el monismo de Platón y las Monadas
de Leibnitz.- […] Uno soñó demasiado y otro materializó demasiado. La concreción
es la divinidad».64 Y sobre tal concreción de identidad sobre la base de la diferencia
podemos apreciar en Martí disímiles argumentos, como son:
La identidad con el pueblo al señalar que: «[…] Así se es hombre vertido en todo un
pueblo».65 Y que «cuando el pueblo en que se ha nacido no está al nivel de la época
en que vive, es preciso ser a la vez el hombre de su época y el de su pueblo, pero
hay que ser ante todo el hombre de su pueblo».66 Para él «nada es un hombre en sí,
y lo que es, lo pone en él su pueblo […] Los hombres son productos, expresiones,
reflejos. Viven, en lo que coinciden con su época o en lo que se diferencian
marcadamente de ella; […]».67 En otro momento agregaba que: «[…] hombres haga
quien quiera hacer pueblos».68 Y dijo que «Bolívar murió; […], y dejó una familia de
pueblos».69
Martí planteó en los últimos años de su vida que: «el oficio de un pueblo es crear, y
la fuerza del mundo está en los que producen»,70 destacando así el rol de las masas
trabajadoras en los pueblos. También decía que «¡sólo el cobarde se prefiere a su
pueblo; y el que lo ama, se le somete! [...] ¡Póngase el hombre de alfombra de su
pueblo! [...] Yo amo con pasión la dignidad humana»,71 afirmaba.
Martí llegó a concebir en identidad plena con el marxismo-leninismo que: «No es que
los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, con su hora de génesis,
suelen ponerse vibrantes y triunfantes, en un hombre. A veces está el hombre listo y
no está su pueblo. A veces está listo el pueblo y no aparece el hombre».72
Establecía Martí esta identidad entre el hombre y el pueblo con otros argumentos
como estos: «Si se desgrana un pueblo, cada grano ha de ser un hombre […] un
pueblo no es un juguete heroico […]; sino nuestras mismas entrañas, […]».73 El
hombre es «[…] criatura y compuesto de su pueblo, […]».74 «Un pueblo no es […];
sino una masa […], de hombres a quienes se ha de querer y servir como sirve el
médico al enfermo que le muerde las manos».75 Que «un pueblo no es la voluntad
de un hombre solo, por pura que ella sea, […] Un pueblo es composición de muchas
voluntades, viles o puras […]».76 Su concepción (individuo-pueblo) también la
expresaba como individuo-época,77 o individuo-patria,78 etc.
1
Fidel Castro Ruz. Cien horas con Fidel. Entrevista con Ignacio Ramonet, capítulo 1, p. 12, Tabloide
editado por Juventud Rebelde, 2006.
2
Véase de Antonio Martínez Bello. “Idealismo y materialismo en la obra de José Martí”. 1978.
Conferencia inédita. Este autor se incluye en el cuarto grupo de su clasificación.
3
Fidel Castro Ruz: Fidel y la Religión. Conversaciones con Frei Betto. pp. 163-164. Oficinas de
Publicaciones del Consejo de Estado. 1985.
4
Fidel Castro Ruz. Podemos construir la sociedad más justa del mundo, Oficina de Publicaciones del
Consejo de Estado, p. 41, La Habana, 2005.
5
Miguel Limia David: «La ideología de la revolución cubana», en Selección de lecturas de cultura
política, segunda parte, Unidad 3. La síntesis del pensamiento revolucionario cubano y el marxismo-
leninismo: fundamento ideológico de la revolución cubana, p. 5. Compilación, Editorial Pueblo y
Educación, 2002.
6
Michael Löwy. «Fidel Castro: de Martí a Marx», en El marxismo en América Latina, (de 1909 a
nuestros días) Antología, p. 47. Ediciones Era, México, 1982 (primera edición 1980).
7
Véase G.D.H. Cole: Historia del pensamiento socialista, tomo IV, Fondo de Cultura Económica,
México, 1960
8
Véase «Prólogo» al libro de Pablo Guadarrama González. Valoraciones del pensamiento filosófico
cubano y latinoamericano, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1985.
9
Véase de Armando Hart Dávalos, (Director de la Oficina del Programa Martiano). “Martí y Marx.
Raíces de la revolución socialista en Cuba”. revista Cuba Socialista, Tercera época, número 28, 2003.
10
Louis Althusser. Para una crítica de la práctica teórica, respuesta a John Lewis, p. 35, Siglo XX,
México, 1974. Véase además de Leonardo Pérez Leyva. “La teoría de las formaciones
socioeconómicas y el pensamiento latinoamericano”. En Pablo Guadarrama González-Director;
Despojado de todo fetiche. Universidad INCA de Colombia y Universidad Central de Las Villas, Santa
Clara, Cuba, 1999.
11
Carlos Marx. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, p. 110, Editora Política, La Habana,
1965.
12
Íbídem, p. 115.
13
Colectivo de autores (Coordinado por Pablo Guadarrama González) Lecciones de filosofía
marxista-leninista, tomo 1, p. 272, La Habana, 1991.
14
Véase Konstantinov y otros: Fundamentos de Filosofía Marxista-Leninista, Parte primera. pp. 13-
22. Editorial Progreso, Moscú, 1977.
15
Colectivo de autores (Coordinados por Pablo Guadarrama González). Lecciones de Filosofía
Marxista-Leninista, tomo 1, p. 110. Dirección de Marxismo-Leninismo, La Habana, 1991
16
Vladimir Ilich Lenin Materialismo y Empiriocriticismo, pp.149-150. Editorial Progreso, Moscú, 1978.
17
Véase de Leonardo Pérez Leyva. “Martí y el problema fundamental de la filosofía”. En formato
digital como ponencia presentada la Simposio de Pensamiento Latinoamericano y al evento “Patria es
Humanidad” de la filial de la Sociedad Cultural José Martí de Villa Clara, 2005.
18
Carlos Marx y Federico Engels: Obras Escogidas en tres tomos, tomo 3, p. 514, Editorial Progreso,
1975.
19
Colectivo de autores (Coordinados por Pablo Guadarrama González). Lecciones de Filosofía
Marxista-Leninista,. tomo 2, p. 20, Dirección de Marxismo-Leninismo, La Habana, 1991
20
Véase “La cuestión judía”. En La sagrada familia y otros escritos; Carlos Marx y Federico Engels,
Ciencias Económicas y Sociales, pp. 17-18, Editorial Grijalbo, S, A, México, D.F, 1958.
21
ÍIbídem, p. 38.
22
Ibídem.
23
Carlos Marx, Crítica del derecho político hegeliano, p. 13, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1976.
24
Ibídem, p. 109.
25
Carlos Marx y Federico Engels: «La contraposición entre las concepciones idealistas y
materialistas», tomo I, pp. 21-22, Editorial Progreso, 1975.
26
Ibídem, p 76.
27
Carlos Marx, «Prólogo a la primera edición alemana de “El Capital”», en Obras Escogidas de Marx
y Engels, tomo II, p. 90, Editorial Progreso, Moscú, 1973.
28
Así se señala en el Manifiesto que: «en sustitución de la antigua sociedad burguesa, con sus clases
y sus antagonismos de clase, surgirá una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno
será la condición del libre desenvolvimiento de todos». Véase Carlos Marx y Federico Engels,
«Manifiesto del Partido Comunista», en Obras Escogidas, tomo 1, p. 130, Editorial Progreso, Moscú,
1973
29
En «El dieciocho Brumario» se insiste en que: «los hombres hacen su propia historia, pero no la
hacen a su arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias
con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado». Véase
Carlos Marx, «El dieciocho brumario de Luis Bonaparte», en Obra Escogidas de Carlos Marx y
Federico Engels, tomo I, p. 408. Editorial Progreso, Moscú, 1973.
30
En el Prólogo se expresa la misma idea, con la misma «apariencia», y se dice que: «las relaciones
burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción;
antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de
las condiciones sociales de vida de los individuos». Véase Carlos Marx, «Prólogo de la contribución a
la crítica de la economía política», en Obras Escogidas, tomo I, p. 519, Editorial Progreso, Moscú,
1973.
31
Carlos Marx, Crítica del derecho político hegeliano, p. 194, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1976.
32
A partir de aquí las referencias de Martí se harán de las Obras Completas, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1975, señalando Ob. cit., tomo 18, p. 27.
33
Ob. Cit. tomo 19, p. 361.
34
Apréciese que Martí está utilizando el término metafísica en el sentido en que se usaba en la
época, como lo usó también Marx, o sea, como lo que va después de la física, y, la física entendida
como la ciencia de la naturaleza, no en el sentido que le atribuyó posteriormente el marxismo como
método antidialéctico ni como una parte especial de la filosofía. No obstante, Martí asume una
posición monista a partir de querer encontrar una lógica respecto al objeto de estudio de la filosofía, o
sea, comprender su problema fundamental.
35
Ob. cit., t. 28, pp. 323-328.
36
Ob. cit., t. 19, p. 414.
37
Ibídem, p. 420.
38
Ibídem, p. 429.
39
Ob. cit., t. 22, p. 128.
40
Rechazo que respecto a Fichte también expresó, al señalar que: «[…] no existe el principio
absoluto, de los conocimientos humanos que busca Fichte con tanto afán en su Doctrina de la
Ciencia. […] El yo no es un principio absoluto de los conocimientos humanos. Es un agente dispuesto
a conocer». Ob. cit., t. 21, pp. 55-56.
41
Ob. cit., t. 23, pp. 315-317.
42
Ob. cit., t. 15, pp. 395-397.
43
Ob. cit., t. 21, p. 387.
44
Véase de Leonardo Pérez Leyva, «Martí y el problema del hombre». Ponencia presentada al XI
Simposio de Pensamiento Latinoamericano, (en formato digital del sitio Web del Departamento de
marxismo UCLV, y al evento «Patria es Humanidad» de la filial de la Sociedad Cultural José Martí de
Villa Clara, 2006.
45
Al respecto decía Martí: «¿Qué me importa saber lo que el hombre hizo en este determinado
momento de su vida, en esta o aquella época concreta, accidental y transitoria? Su esencia
permanente es lo que quiero investigar, no efectos que pasan, sino la causa que las produce busco.
No me importan las estaciones del camino humano que se levantan y destruyen en arreglo a las
conveniencias de los vivientes, sino el vapor —acomodable, pero libre, que echa a andar el tren por
ellas». Ob. cit., t. 21, p. 186.
46
Véase de Ernesto Guevara. El Socialismo y el hombre en Cuba, Editora Política, La Habana, 1988.
47
Ob. cit., t. 21, 7, p. 371.
48
Ob. cit., t. 8, p. 351.
49
Ob. cit., t. 10, p. 475.
50
Ibídem, p. 288.
51
Ob. cit., t. 19, p. 223.
52
Ob. cit., t. 13, pp. 108-109.
53
Ob. cit., t. 10, p. 149.
54
Ob. cit., t. 8, pp. 407-408.
55
Ob. cit., t. 10, p. 87.
56
Ob. cit., t. 7, pp. 229-230.
57
Ob. cit., t. 1, p. 439.
58
Ob. cit., t. 14, p. 20.
59
Ob. cit., t. 15, pp. 78-79.
60
Ob. cit., t. 21, pp. 167-168.
61
Ob. cit., t. 6, p. 271.
62
Idem, p. 277.
63
Ob. cit., t. 28, p. 331.
64
Ob. cit., t. 19, pp. 441-442.
65
Ob. cit., t. 6, p. 314.
66
Ob. cit., t. 19, p. 154.
67
Ob. cit., t. 13, p. 34.
68
Ibídem, p. 301.
69
Ob. cit., t. 18, p. 306.
70
Ob. cit., t. 5, p. 319.
71
Ob. cit., t. 4, p. 295.
72
Ob. cit., t. 8, p. 251.
73
Ob. cit., t. 2, p. 17.
74
Ob. cit., t. 5, p. 230.
75
Ob. cit., t. 2, p. 255.
76
Ob. cit., t. 3, p. 139.
77
Ob. cit., t. 15, p. 104.
78
Ob. cit., t. 4, pp. 473-474.
79
José Martí decía que: «cada cual se ha de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca;
no porque lo suyo sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino o virtuoso, sino porque el influjo
del hombre se ejerce mejor, y más naturalmente, en aquello que conoce, y de donde le viene
inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el verdadero e
inexpugnable concepto de la patria. Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que
vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer: -y ni se ha de permitir que con el engaño del santo
nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas,
ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir
su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca». Ob. cit., tomo 5, p. 468.
80
Decía Fidel que: «nadie pidió tan altas responsabilidades como las que han caído hoy sobre
nuestra Revolución y nuestro pueblo; pero, sencillamente, debemos saber cumplirla. […] Voy a decir
algo, con el deseo de que ninguno de ustedes lo olvide. La Revolución, la independencia del país, la
libertad del país, el honor del país, la fuerza del país no es nadie, sino cada uno de ustedes. Yo digo
que esta idea es muy importante. Cada uno de ustedes debe decir: ¡Yo soy la Revolución! ¡Yo soy la
independencia del país!, ¡Yo soy la fuerza, el ejército del país!, donde quiera que esté. […] Este
concepto es muy importante, […] Creo que esta debe ser la lección número uno de todas; esta debe
ser la ley primera de nuestra educación política, revolucionaria, de nuestra educación marxista-
leninista, de nuestra educación comunista, esa idea y esa convicción en cada hombre y mujer de
nuestra Patria». Véase el discurso con motivo del XXXIV aniversario del Asalto al Palacio
Presidencial y a Radio Reloj, 13 de marzo de 1991. En Granma, 16 de marzo de 1991.
Conclusiones generales
El análisis cronológico del pensamiento de Fidel Castro Ruz sobre el tema reviste
importancia desde el punto de vista ideológico y con ello aporta al desarrollo de una
forma de la conciencia social como la filosofía. La práctica revolucionaria le hizo
destacar, en la primera década de la Revolución Cubana, la importancia que adquiría el
principio martiano y marxista-leninista de vínculo entre el estudio y el trabajo, junto a la
búsqueda de nuestras instituciones propias, éste se convertía en la expresión práctica
de la formulación y solución al problema fundamental de la filosofía y, principio
relacionado con la esencia de la sociedad del futuro que se siguen desarrollando hasta
hoy junto a otros principios de no menos importancia en la construcción del socialismo
cubano.
Si bien los años setenta le hacen caracterizar a Fidel la relación con términos como
unión, hibridación, fusión, combinación, conversión, suma, inserción. En los años
ochenta adquiere particular importancia en el desarrollo de sus ideas sobre el tema, la
entrevista que le hiciera Frei Betto al hacer uso del término síntesis. Los años noventa
caracterizan la afirmación del concepto de síntesis en su pensamiento para destacar la
necesidad de hacer dicha relación más completa con énfasis en lo propio y advierte
Fidel Castro Ruz que el no hacerlo significaba una tendencia sumamente negativa.
Esta influencia ideológica sobre la filosofía como forma de la conciencia social requería
analizar las concepciones que sobre el método filosófico existían en el pensamiento
cubano anterior a José Martí y cómo en él se sintetiza dicho método y es posible
compararlo con el marxista-leninista, particularmente con el interés de comprender el
porqué el marxismo-leninismo debe ser visto esencialmente como guía, como método,
en la dialéctica que establece con la teoría y no en el sentido inverso que pretendió
imponer el marxismo-leninismo soviético y que lo hacía dogmático por querer imponer
una teoría.
También se requería valorar las fuentes teóricas respecto a las clases sociales y sus
relaciones en el pensamiento de José Martí y Carlos Marx, lo cual posibilitó
comprender sus diferencias y coincidencias sobre el tema, a partir de los aportes de los
historiadores y economistas burgueses, particularmente de los historiadores franceses
y los economistas ingleses.
José Martí de los historiadores franceses como Guizot, Thier, Thierry y Mignet, criticó
fundamentalmente a Thier a la vez que elogiaba en su obra la relación filosofía-historia,
le crítica la manera en que toma partido unilateralmente en su posición filosófica; ello
puede apreciarse igualmente respecto al historiador italiano Cesar Cantú. En ambas
críticas defiende su concepción sobre la “Filosofía de Relación” que esbozó y quiso
escribir como síntesis del método electivo cubano, para desarrollar la ideología
nacional liberadora. Carlos Marx y Federico Engels, igualmente, elegían lo mejor del
materialismo y el idealismo para elaborar una nueva filosofía materialista (concepción
materialista de la historia) que le permitiera desarrollar una ideología socialista.
La prioridad de la lucha de los contrarios como fuente del desarrollo que hace el
marxismo-leninismo no puede ser comprendida al margen del objeto que se desarrolla,
que es el hombre. La concepción materialista dialéctica del marxismo-leninismo
interpreta el desarrollo del hombre en relación con la sociedad y viceversa. José Martí
defiende en esa relación lo individual cuando se exagera lo social y, si bien Marx
priorizó la comprensión de la sociedad para explicar los individuos-sociales, Martí
prioriza la comprensión del hombre como individuo-social y ambos se complementan
en sus concepciones.
Respecto al principio del antimperialismo, desde los años sesenta y hasta hoy, se ha
destacado el valor de este principio martiano y marxista-leninista, en particular la
aportación leninista; la genialidad de Martí al percatarse del desarrollo del imperialismo
cuando este no había empezado a manifestarse como fuerza mundial y el haber
señalado el peligro que representaba para América; la importancia de reiterar
constantemente la idea del contenido antimperialista del testamento político de Martí, y
su previsión apuntando al internacionalismo, esencia del marxismo-leninismo; la
necesidad de la unidad de Nuestra América y la previsión de la necesidad de identidad
con la humanidad en su apotegma “Patria es Humanidad”. Este principio en el
humanismo excepcional de José Martí puede ser nombrado igualmente como el
“Principio de la defensa del hombre” y a cuya práctica convocaba que “en silencio ha
tenido que ser” entre otras maneras de desarrollarlo como “la batalla de ideas”, al decir
que “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras,” etc., y que conforma
para la juventud cubana un principio junto al estudio y el trabajo en la consigna
“estudio, trabajo y fusil”.
Acerca del principio del vínculo entre el estudio y el trabajo, entre el trabajo manual e
intelectual, se señala que este principio, martiano y marxista-leninista, no solo es la
esencia del sistema educativo cubano, sino la esencia de la sociedad del futuro, tal es
la importancia que se le brinda. Se advierte la necesidad de no caer en el error de
programar la enseñanza solamente con vistas a la naturaleza local de la actividad
productiva de una comunidad social dada, sino para la formación del hombre; que
Cuba fue el primer país del mundo en aplicar el principio del estudio y el trabajo masiva
y consecuentemente; así como la necesidad de adecuar el principio a los niveles del
desarrollo del sistema educativo.