Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
el desafío con la audiencia imaginaria. En Memorias del subsuelo, el narrador comienza por criticar a la
modernidad como algo ajeno a él, refiriéndose a un “ustedes”, para posteriormente incluirse en sus
críticas como un “nosotros”, ya que se sabe parte del problema, por ser un sujeto que participa de la
modernidad inevitablemente, sujeto que llega a ser incluso impulsor de ella en la medida en que
inconscientemente trata de trabajar con ella pero a su manera, a la manera local.
Sin embargo, el fin es inherente. El narrador inestable es necesariamente un narrador que acaba
en nada, que fracasa en sus intento por acercarse a las ideas modernas, como un Ícaro que cae al acercarse
tanto al sol. Reconocido es por Blas Cubas, en el capítulo de sus negaciones, que reconoce no haber
alcanzado ningún propósito, ningún mérito. De igual manera, el hombre del subsuelo se queja de haber
vivido una vida entera en el subsuelo, en este espacio de enunciación ficticio que refleja a cabalidad la
experiencia moderna de la periferia: una experiencia oscura, alejada de la claridad y el origen del
progreso. Un progreso claro, que se mancha y oscurece por la recepción de estas ideas ajenas y
compulsivas que le llegan del techo. Un subsuelo que encierra al hombre primitivo que quiere salir
adelante, desgracia frente a la cual el narrador pretenderá crear su propia modernidad a su arbitrio. Lo
quiere todo al mismo tiempo, simultáneo como un cuerpo sangrante, que eventualmente se desangrará y
colapsará. La derrota es inminente.