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C.4.

El pluralismo religioso y el diälogo interreligioso 49

mas como comparadas y confrontadas con las demäs, especialmente


con el cristianismo. La traducciön, no siempre acertada, provoc6 no
pocas deficiencias en los estudios comparativos, por ejemplo, la tra-
ducciön a veces cristian1zada (cl uso de los terminos «arcängeles»,
traducciön de Amesha Spentas, «Salvador, etc.», predispuso a la as1mi-
laciön del cristianismo al zoroastrismo, etc.). Por eso hay estudios pa-
radigmäticos del riesgo de cualquier estudioso de las religiones, desco-
nocedor de la lengua originaria de unos textos sagrados, al no acudir
directamente a las fuentes y utilizar una versiön cristianizada en cuanto
a la terminologia o, en general, mal hecha. La erecciön de las cätedras
de Historia de las religiones y, algo mäs tarde, de las restantes Ciencias
de la religiön, etc.
c) Religiosos: el misionerismo catölico y el protestante en Afti-
ca, Asia, Australia, etc.; el Worlds Parliement of Religion o «Confe-
rencia/Congreso Mundial de las Religiones», celebrado en Chicago
(EE.UU.) del 11 al 27 de septiembre de 1893, a continuaciön de la
celebraciön del IV Centenario del Descubrimiento de Ame£rica y la
consiguiente introducciön de las sectas de impronta hindü, budista,
etcetera, mucho mäs caudalosa en su otra oleada tras la segunda gue-
rra mundial, etc.
d) Sociopoliticos: la aceptaciön social y estatal de la libertad
religiosa; la separaciön de la Iglesia y del Estado; la eficacia difusora
de los modernos medios de comunicaciön y la libertad de expresiön;
la colaboraciön de personas de diferentes religiones en el trabajo y
en el desarrollo cultural, social, industrial, militar, politico, d1plomä-
tico, de la misma naciön; la comunidad de educac1ön desde el plano
escolar al universitario y posgraduado, etc.
e) Eltrato personal con individuos de otras religiones, tanto el
directo como el tenido a trav&s de los modernos medios de comuni-
caciön social y mediante las personas (misioneros, comerciantes, tu-
ristas, etc.) residentes habituales o circunstanciales en lugares de re-
ligiön distinta de la mayoritaria en su paises de origen.

2. La «Teologia de las religiones»

Estos y otros factores han ocasionado la apar1ciön de la Teologia


de las Religiones !, que se sirve de los datos aportados por las res-
tantes Ciencias de la Religiön, incluida la Historia de las Religiones.
Se refiere al meollo doctrinal. En cuanto ciencia, la «teologia» puede

Cf. H. BurkLe, Einführung in die Theologie der Religionen (Buchgesellschaft,


Darmstadt 1977), sobre todo el epilogo p.122-138; P. Rossano, /l problema teologi-
co delle religioni (Paoline, Milano 1975).
58 P.I. Lareligiön

(Gäl 5, 20; Pe 2,1, etc.). Su conveniencia proviene, al menos, de


2
que obligan a una formaciön mäs honda y consciente en las creen-
cias de la propia religiön. Las otras religiones y sectas, con las que
uno se pone en contacto, no pueden ser considerados sölo como
«per-versiön». Por una parte, sus aspectos peyorativos pueden coin-
cidir con las propias «tentaciones», y, por otra, los positivos son in-
citamento a la propia «con-versiön», la unidad de vida, a la coheren-
cia entre las creencias y la vida, asi como a una evangelizaciön reno-
vada y mäs intensa. En fin, hay que valorar la eficacia salvifica de
toda religiön y secta en cuanto tal, aparte del respeto debido a cada
individuo y de que la actitud hacia los creyentes de otras religiones,
sobre todo si son convencidos, por principio debe ser de compren-
sion y apertura, jamäs de condena.
-

La activa. La actitud verdaderamente humana, ademäs de


«positiva» o por serlo, debe ser «activa», aunque no «activista». En
cualquier circunstancia hay que procurar ver lo bueno, incluso en lo
adverso, al menos aparentemente. Ademäs debe preguntarse: (Que
puedo y debo hacer yo ahora y aqui para mejorar esta realidad, esta
situaciön? Pero la actitud positiva y activa ante algo o ante alguien
no significa caminar con desconocimiento y sin previsiön de los
riesgos existentes en el camino que nos acerca a los otros. La actitud
activa del diälogo interreligioso puede y deber estar trenzada de:
® La
oraciön, que es la exteriorizaciön primera y mäs esencial
de la religiosidad ?. El hombre que ora es religioso, tiene religiön; el
que no ora carece de religiön en su sentido estricto. El sentido reli-
gioso ora como el rac1onal piensa (Novalis).
e La mortificaciön o la victimaciön, la generosidad en la entrega

y el servicio de los demäs.


e EI testimonio de vida («el hombre contemporäneo cree mäs a
los testigos que a los maestros, en la experiencia que en la doctrina,
en la vida y en los hechos que en teorias» 10 ) y el «didlogo de vida»
o la comunicaciön de las experiencias religiosas, propias de los par-
ticipantes en el diälogo interreligioso. La «experiencia religiosa» es
como el resultado de la propias creencias vividas, de la aproptaciön
y personalizaciön de la fe religiosa. Por lo mismo la experiencia es
personal, fragmentaria e individual mientras que la sintetiza, es el
criterio y la luz orientadora en los caminos, a veces vericuetos, de las
vivencias 1l

9
Sto. ToMAs DE AQumo, Summa Theol. I-II q.83 a.3.
10
Juan Pagto II, Redemptoris missio, 42.
!
Cf. una exposiciön amplia de estas manifestaciones de la actitud activa en M.
intorrolivinen arm >n9.973
64 PI Lareligiön

entre las creencias de los primeros cristianos en este materia y las


actuales, aunque ahora esten mäs explicitadas. De ahi que, en los
documentos conciliares y posconc1liares del Magisterio de la Iglesia
catölica se hable de «lo bueno-santo y verdadero», de «los destellos
de la Verdad que ilumina a todos los hombres», presentes y reverbe-
rantes en los no cristianos y, en algunos de esos textos, tambien en
las rel1g1ones no crist1anas 20

IV. LA «VERDADERA RELIGIÖN» Y LA «RELIGIÖN


VERDADERA»
En espafiol, como en casi todos los idiomas, no siempre es indi-
ferente la colocaciön del adjetivo respecto de su sustantivo. No es lo
mismo decir «un hombre pobre» (sin recursos econömicos) que «Po-
bre hombre» (sin personalidad); tampoco coincide el significado de
«religiön verdadera» y de «verdadera religiön». Quien no conoce
mäs que una religiön estä convencido de que £sa, la suya, es verda-
dera religiön y religiön verdadera. Pero el conocimiento de var1as o
de muchas religiones, la realidad del pluralismo religioso, arroja con
mayor 0 menor fuerza no pocas preguntas que cuestiona esa seguri-
dad. Una de estas preguntas se refiere a la eficacia o valor salvificos
de las religiones, ya tratado. Algunos se quedan ahi; no quieren dar
el paso siguiente, el de la cuestiön de la verdad. Pero puede y debe
darse ese paso si no se parte del relativismo y no se quiere caer en el
sincretismo. Parece como si no se cayera en la cuenta de que «la
omision del discurso sobre la verdad lleva cons1go la equiparaciön
superficial de todas las religiones, vaciändolas en el fondo de su po-
tencial salvifico. Afirmar que todas son verdaderas equivale a decla-
rar que todas son falsas» ?!. Pero «verdad, verdadera», aplicada a
«religiön», admite matizaciones diferenciadas.

1. La «verdadera religion»
El adjetivo
antepuesto, al menos en este caso, expresa la verdad,
la autenticidad de algo como cuando se habla de «verdadero amor,
verdadera amistad, etc.». Es la cuestiön planteada en serio respecto
de algunas sectas sobre si son o no «religiön», por ejemplo: la Igle-
sia de la cienciologia *?, a veces con visiön täctica ?. De una religion
3

20
Cf
una creenc1a afin en la bhakt1 del h1ndu1smo
TEOLOGICA INTERNACIONAL, EI cr1stian1smo y las rel1giones, n 13
21
22
Cf. M Gusrra, Dicc1onano enc1clopedico 361-362, 746
2?
Por ejemplo la Med1tac1on trascendental cons1gu1ö que el Tribunal de Apela-
c1ön (F1ladelfia, EE UU ) la cons1derara una rel1g1on en su veredicto del 2-2-1979
66 PI Larehg1on

religion (F1losofia de la Rel1g1ön y Teolog1a), no de la H1stor1a de las


religiones, n1 de lasrestantes c1enc1as pos1t1vas de larel1g1ön, tampoco
de la fenomenologia No obstante,
parece conven1ente y hasta necesa-
t10 trazar el mierrogante o abr1r la cuestiön en la
pr1mera parte de este
manual antes de descri1b1r las d1stintas reh1g1ones. Mäs al1n, cons1dero
oportuno sefialar el cr1ter1o d1scemidor de la rel1g1ön verdadera A su
vez, la H1stor1a de las rel1g1ones muestra y demuestra que todas las
rel1g1ones se cons1deran «verdaderas» y que lög1camente no todas las
religiones co1nc1den en el cr1ter1o d1scernidor, cada rel1g1ön tiene sus
Prop1os cr1terios de verdad He aqu1 los cr1terios pr1nc1pales.
a) EI pragmat1smo ex1stencial Se parte de la negac1ön de la
ex1stenc1a de «la rel1g1ön verdadera» y se sostiene que «rel1g1ön ver-
dadera» es toda rel1g1ön capaz de generar b1enestar en la existenc1a
de sus miembros como s1 el «bienestar» o «b1ensentirse», el g0Z0 y
la paz 1nterior, fuera la meta del hombre sobre la t1erra y como s1
fuera pos1ble alcanzarlo s1n lucha 1nterior, s1n contrar1edades, s1n
«noches oscuras» de los sentidos y del espir1tu, etc De ahi la prol1-
ferac1ön de los «M&todos» del Ilamado «potenc1al humano» v1ncula-
dos a tantas sectas 0 nuevos mov1m1entos rel1giosos yoga (h1ndu1s-
mo), zen (bud1smo), d1anöt1ca (Igles1a de la c1enc1ologia), Ar1ca,
EST, Med1tac1ön transcendental, Metodo S1lva de control mental,
etc. (Nueva era), etc Algunos superan ese subjetivismo e 1nd1v1dua-
l1smo pon1endo como cr1terio la repercus1ön de las creenc1as y präc-
t1cas rel1g1osas en la colectiv1dad soc1al med1ante la sol1dar1dad, asi
como en el entorno ecolög1co, ctc ?° Sc proclama asi la noc1ön ex1s-
tenc1al de verdad, que evidentemente es 1nsufic1ente, aunque no del
todo 1ncorrecta.
b) Larazöon humana Yaenels xv de Cusa 26 adm1te
la pos1bilidad de una sola rel1g1ön, la verdadera, que se 1dentificar1a
con lo cons1derado comün a todas las rel1g1ones concretas, las cua-
les, con sus creenc1as y r1tos, no serian s1no sus man1festac1ones y
concrec1ones h1stör1cas 1ncompletas Habia as1 una cspec1e de «rel1-
g1ön absoluta», perfilada y conceptual1zada por la razön humana A
ella se aprox1mar1an las rel1g1ones concretas, s1 b1en la mäs cercana
y parec1da seria el cr1stian1smo Mäs tarde la Ilustrac1ön afirma el
concepto de «religion natural», o sea, el nücleo esenc1al, rac1onal,
val1do s1empre y para todos, d1st1nto de las d1ferentes rel1g1ones h1s-
tör1cas, obra de sus fundadores o de los hombres, que serv1rian y
obl1gar1an solamente a sus adeptos
25 Cf M
GuserRA, Diccionar1o enc1clopedico s v Ecologia Potenc1ial huma
no los metodos cons1gnados
y6 De pace fide1 (aßo 1454) (La paz en la fe Carta a Juan de Segovia) (Eunsa,
etc
Pamplona 1991), n 6, 16 y 68,
C4 Elpluralismo rel1g1oso y el d1alogo 1nterrelhgioso 67

c) La revelac1ön d1v1na Contra el cr1ter1o anterior y contra el


deismo, durante el s xv1m se apelö a otro cr1ter1o o categoria la
revelac1ön d1v1na ?7 desde la perspectiva cr1stiana la revelac1ön de
Dios, man1festada en Jesucristo Es el cr1ter1o presente en tantos tra-
tados apologeticos, t1tulados generalmente De vera rel1gione = «De
la rel1g1ön verdadera» y v1gente hasta med1ados dels xx Pero este
cr1ter1o no es aceptado por las restantes rel1g1ones Ademas, algunas
se creen fruto tamb1en de una revelac1ön d1v1na el h1ndu1smo, el
?3
1slam1smo, etc
d) El cr1terio 1nterno a rel1g1on y a su defin1c1ön Se ha v1sto
que, en la rel1g1on, 1nterv1enen su sujeto el hombre, su objeto o t£r-
m1no la d1v1n1dad y la relac1on del hombre hac1a D1os, que es la
estud1ada prec1samente por la h1stor1a de las rel1g1ones Lo rel1g1oso
subjetivo no es cr1ter1o de verdad, s1no 1nd1genc1a y hasta neces1dad
menesterosa de verdad Queda 1nd1cado que lo especifico de la rel1-
g1ön no es el suJeto o la experienc1a rel1g1osa con su mayor o menor
1ntensidad, s1no su objeto Desde aqu1, desde lo especificativo y de-
fin1tor1o de la rel1g1on y de lo rel1g1oso, se han sefialado una ser1e de
rasgos o sefias de 1dentidad que permitan 1dentificar a la religion
verdadera
-
Las rel1giones son como un «hac1a», una espec1e de marcha,
de cam1nos hac1a la real1dad d1v1na Serä rel1g1ön verdadera la que
conduzca derechamente hac1a D1os y en la med1da en que sea cons-
t1tut1va de la relac1ön adecuada, recta, con la real1dad trascendente,
d1v1na °° EI cr1stian1smo encaja aqui por la s1ngular1dad de Jesucris-
to, «el Cam1no, la Verdad, la V1da» (Jn 14,6), hombre perfecto y
D1os verdadero, s1 b1en a esto se llega por la fe
«La verdad» de la relac1ön o rel1gac1on, que es la rel1g1ön, se
refleja en una ser1e de «verdades» (la verdad de las creenc1as), en un
conjunto de normas £t1co-morales (la verdad ex1stenc1al o de la co-
herenc1a) y de r1tos (la verdad cultual) Med1ante la confrontac1ön de
?' Al parecer, la pr1mera o una de las pr1meras obras que apela1on a la revelac1on
fue el Traite de la verite de la rel1g1on chretienne (Rotterdam 1684) del frances
protestante T Abbad1e
28
Se d1scute s1 puede llamarse «revelac1on» el conten1do de los l1bros sagrados
de las religiones no cr1st1anas Los autores cr1stianos t1enden a llamarla «ilum1na-
c1on», una de las muchas maneras que t1ene D1os de fac1l1tar a los hombres su cono-
c1m1ento verdadero, aunque 1mperfecto, y que puede estar guiada por el Esp1r1tu
Santo, cf Comi1sion TEOLOGICA INTFRNACIONAL, EI cr1stian1smo y las rel1g1ones n 88-
92, especialmente el 90, F Conrsa, 1 c 70-71,G D Costa, Revelat1on and Revela
tIons the Role and the Value of d1ferent Trad1tions Bulletin Pontificrum
Consil1um pro D1alogo 1nter Rel1giones 85-86/1 (1994) 145-164, P Rossano, // pro
blema teolog1co delle rel1g1one (Paol1ne, Catan1a 1975) 32, nota 18
29
Cf X Zus1, EI problema filosofico de la h1stor1a de las rel1g1ones 156,
164, etc

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