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Hablar de identidad pentecostal de la Iglesia de Dios, es volver a los inicios de la denominación como tal,

indagar la historia de los comienzos es como regresar y recordar de qué forma se estableció como
denominación y por ende comprender lo que la caracterizaba como iglesia, se entiende que identidad es
el conjunto de características que definen a un individuo o grupo en particular. Por otra parte el
pentecostalismo es el nombre con que se le conoce al conjunto de iglesias que recalcan la doctrina del
bautismo en el Espíritu Santo sobre los cristianos.

El Movimiento Pentecostal, como también se le conoce, posee diferentes creencias y opiniones sobre
doctrinas, prácticas y liturgia que hay entre las distintas organizaciones religiosas pentecostales.
Conocer la doctrina de la Iglesia a la que se asiste es el punto fundamental para saber si se está
practicando lo correcto. En el caso de la membresía de la Iglesia de Dios la mayoría tiene el concepto de
que la iglesia tiene una sana doctrina pero, ¿será que realmente se conoce la verdadera doctrina? o sólo
es un decir porque se sienten bien allí, habría que ver a que se refieren cuando lo mencionan.

La demanda hoy en día de conocer las enseñanzas que se están impartiendo en las congregaciones es
muy grande porque se han levantado demasiadas doctrinas con respecto al Evangelio. Con este estudio
se pretende refrescar las características con las que se identifica la Iglesia de Dios desde sus inicios, el
comprender las raíces permite dar un panorama más amplio a la membresía para su mismo
comportamiento, por lo cual se estudiará alguna literatura bibliográfica e información de entrevista para
su mayor comprensión.

Este trabajo está desarrollado en base a la Eclesiología[1] y la Pneumatología[2] debido a su


contenido, la identidad pentecostal de la iglesia es un tema complejo de tratar por la comprensión que
muchas personas han tenido de él, es decir conceptos equivocados o extremadamente legalistas que
cambian el verdadero significado del mismo, la mala comprensión se presta para interpretaciones
erróneas, la pregunta es. ¿Cuál es la verdadera identidad de la Iglesia de Dios?

La Iglesia de Dios es una denominación comprometida con la gran comisión y la formación de los
miembros pertenecientes a la misma, según entrevista las estadísticas para diciembre 2015 es que “la
iglesia está impactando en 183 países, cuenta con 61,080 iglesias, con más de 7, 316,272 miembros, 567
misioneros, 116 institutos bíblicos, seminarios y universidades, 38,625 estudiantes, y 41,820 ministros
con credencial internacional” (Guerrero, 2016)[3]. Si estos datos se comparan con los inicios de la iglesia
se puede ver claro el trabajo realizado con el pasar del tiempo, el cual ha dado grandes resultados hasta
el día de hoy.
Cabe mencionar que el crecimiento de la iglesia lo da Dios, aquellos que trabajan en su obra
solamente son un instrumento para realizarlo, en Hechos 2:47b dice “y el Señor añadía cada día a la
iglesia los que habían de ser salvos” (RV. 1960), es a partir de ahí en donde se puede mencionar que la
gran expansión del evangelio se ha dado debido al mover pentecostal realizado a gran escala en cada
uno de los países donde se está pregonando el evangelio, es el mover del Espíritu Santo el que ha
llevado a la cumbre el crecimiento de la Iglesia cristiana, y en especial la Iglesia de Dios, La cual desde
sus orígenes se caracteriza por ser una iglesia pentecostal.

La intención central de este artículo es hacer una exposición general respecto a algunas de las doctrinas
pentecostales, partiendo de la reflexión teológica que las sustenta. Como segundo objetivo, busca
explicar cuáles son los fundamentos dentro de las creencias pentecostales heredadas del
protestantismo histórico, a fin de poder entrever las fisuras que permiten que las doctrinas de los
grupos evangélicos sean aceptadas, refuncionalizadas y, finalmente, incorporadas a la realidad local de
diversos contextos culturales.

Con el objeto de lograr lo anterior, se debe dejar en claro que tanto el catolicismo como las corrientes
evangélicas (protestantismo histórico y pentecostalismo) y las distintas formas de expresar lo religioso
(religiosidad), se estructuran de manera tal que cada uno de estos niveles -generadores de sentido-
funciona dentro de la vida cotidiana como un medio para expresar conocimientos pasados y presentes a
través de su práctica e interpretación. Forman parte del abanico de posibilidades con el que cuentan los
individuos para poner en funcionamiento su religiosidad cotidiana. En ese sentido, se pondrá énfasis en
los paralelismos, ya en el nivel doctrinal, ya en el de las prácticas o expresiones religiosas, en tanto que
son susceptibles de observarse como parte fundamental de un "lenguaje ritual" que se nos presenta
como un medio de comunicación capaz de transmitir y mantener códigos culturales dentro de un
contexto religioso, pero cargado al mismo tiempo de significados sociales.

No se trata de presentar una exégesis a la manera de la teología de la liberación sobre la inculturación


de la teología cristiana por parte de los conversos, sino de un esfuerzo por entender cuáles son los
mecanismos que permiten el diálogo entre una tradición pentecostal que se concreta en el ritual y el
discurso de conversión, junto con la tradición y práctica religiosa (catolicismo folky "la costumbre"),
afincada en el apego a sus expresiones religiosas externas (rezos, peregrinaciones, fiestas tradicionales,
creencias) y objetos rituales (iconografía religiosa, uso de escapularios, agua bendita, etc). En
consecuencia, en este texto se tratará de exponer brevemente la doctrina pentecostal así como sus
raíces teológicas históricas, con el fin de establecer ejes de lectura sobre la cosmovisión de los
pentecostales, enmarcados dentro de la realidad latinoamericana. Se trata también de ubicar puntos de
comparación para así poder entrever la manera en la que las doctrinas pentecostales son cambiadas o
transformadas desde la realidad de las creencias de los pueblos autóctonos que les dan cabida.
Como se ha señalado en reiteradas ocasiones, es preciso apuntar que el éxito de las denominaciones
pentecostales se ha visualizado desde diversos referentes (económico, ambiental, difusión cultural,
refugio de masas, etc,). De manera particular, variadas teorías han hecho hincapié en la capacidad que
muestran dichas confesiones religiosas para adaptarse a las realidades locales. En este trabajo se quiere
poner énfasis en la importancia de observar al pentecostalismo como una religiosidad ritualizada y
sacramentalizada en los términos y concepciones más generales de estas doctrinas (me refiero aquí a la
capacidad de valerse de objetos rituales y manifestaciones religiosas externas para hacer tangible y
sensible la presencia de lo divino). En ese sentido, me adelanto a afirmar que más que una "flexibilidad"
por parte de las denominaciones pentecostales para adaptarse a las realidades locales, lo que se nos
presenta es la manera en la que los individuos "hacen" flexibles las doctrinas del pentecostalismo, no
solamente amoldándolas a su realidad sino esbozando argumentos que consolidan, sustentan y brindan
respuestas a sus interrogantes teológicas y prácticas dentro del marco de su vida cotidiana. Nos
distanciamos así de la fórmula que se maneja en la actualidad para entender la religión, partiendo de la
distinción entre lo que se supone que ésta "es" y lo que "hace"; y nos centramos en mostrar lo que los
individuos "hacen" con la religión para poder así definirla como producto de la creación multiforme y
variopinta de la inventiva de los actores sociales. Bajo esta perspectiva es posible sugerir que la religión
(en su contexto vernáculo particularmente), se convierte así en un medio a través del cual se mantienen
patrones, esquemas y estructuras simbólicas heredadas de una religiosidad que posibilita la convivencia
con las doctrinas adquiridas tras el cambio de adscripción religiosa.

cincuenta años, sobre la iglesia pende una cortina a través de la cual en vano nos esforzamos en mirar.”
• Separación de la Iglesia y el Judaísmo: A raíz de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C. surgen cambios
en la relación del imperio Romano con la Iglesia. En efecto, la Iglesia desde su nacimiento fue vista por
todos como una secta judía, y aun Roma entendía el cristianismo como rama del judaísmo. Incluso, los
cristianos iniciaban la predicación de Cristo en el contexto de las sinagogas y las comunidades judías
establecidas en cada región, y luego de ganar algunos conversos, se congregaban en una casa separada
de la sinagoga. Pero a partir de la caída de Jerusalén se hizo evidente la separación entre el Cristianismo
y el Judaísmo. A partir de ese momento, Roma llega a considerar el cristianismo como una nueva
religión que se extendías por todo el imperio, con mucho más fuerza que el judaísmo, y que amenazaba
la cultura y las creencias romanas, la cual los emperadores se esforzaban en proteger como un legado de
su grandeza. Así que el Cristianismo, a los ojos de Roma, era un enemigo pernicioso que había que
combatir. • Continúan las Persecuciones Imperiales: Nerón, en el año 64 culpó a los cristianos de haber
incendiado Roma para desatar contra ellos una cruenta persecución, en la cual miles de cristianos son
torturados y muertos, durante el período de la Extensión de la Iglesia entre los Gentiles. Narra la historia
que los jardines del despiadado emperador fueron alumbrados por los cuerpos quemados de los
cristianos, los cuales “ardían como antorchas vivas,” mientras Nerón complacido se paseaba en su
carruaje. Una segunda gran persecución imperial tuvo lugar en este nuevo período, de la Edad Sombría.
En efecto, el indigno emperador Tito Flavio Domiciano desata una tenaz persecución contra los
cristianos, la cual cobra la vida de otros miles de creyentes. Entonces Juan, el último de los apóstoles,
fue desterrado a la isla de Patmos, ubicada en el Mar Egeo, donde recibe las visiones del libro de
Apocalipsis. • Entonces las catacumbas de Roma reciben nuevos visitantes: Las catacumbas es un
sistema de túneles subterráneos con una extensión de unos 150 a 170 kilómetros, los cuales se
encuentra a lo largo de la Vía Apia, en la ciudad de Roma, y que incluye más de 60 túneles diferentes,

los cuales se utilizaban como lugar de sepultura de los muertos a inicios del cristianismo. A raíz de las
cruentas persecuciones imperiales, comienzan a ser utilizadas como refugio y lugar de cultos de cientos
de cristianos. Las catacumbas, por lo general no tenían luz solar, en raras excepciones existía una
abertura que daba al campo y que servía también para introducir los cadáveres. Pero lo común era que
la iluminación se diese por medio de las lámparas de bronce suspendidas por unas cadenas, o por una
lámpara de arcilla que se colocaba en la entrada de los nichos. Todavía se pueden apreciar las manchas
de humo. • Cierra el Canon del Nuevo Testamento: Lo más destacado de este período es la escritura
de los últimos libros que conforman el Nuevo Testamento y cierran el canon sagrado, que son: El
evangelio de Juan, las epístolas de Juan, las epístolas de Hebreos, Judas y el libro de Apocalipsis.
Resumen de la Iglesia de la Edad

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