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Hoy vengo con una entrada sobre un tema que trae de cabeza a todas las personas que conozco que se dedican a
las letras como yo: el uso de los pronombres átonos de 3ª persona. No es ningún secreto que el laísmo y
el leísmo ( el loísmo, en menor medida) son muy difíciles de reconocer (y corregir) porque están muy
afianzados en nuestra forma de hablar en el día a día y muy determinados por la zona donde vivimos; pero
espero que, con un poco de suerte, esta entrada os ayude a ir dominándolos poco a poco.
Complemento directo: una palabra o conjunto de palabras que acompañan a un verbo transitivo y acotan su
significado. Si pasamos la frase de activa a pasiva, se convierte en el sujeto. (Compré los plátanos (CD) -> los
plátanos (suj.) fueron comprados por mí).
Complemento indirecto: se define como la palabra o conjunto de palabras que identifican al destinatario de
la acción del sujeto, aunque esto no siempre funciona para reconocerlo. Suele ir introducido por la
preposición «a» (no siempre) y al cambiar una frase de activa a pasiva no sufre cambios. (Compré un
regalo (CD) para Marta (CI) -> Un regalo (suj.) para Marta (CI) fue comprado por mí).
En la práctica, sin embargo, sabemos que resulta difícil identificar si se trata de un complemento directo o
indirecto. En los ejemplos anteriores, al ser oraciones simples, resultan muy fáciles de identificar, pero no
siempre tenemos tanta suerte y caemos en los -ísmos:
Leísmo: confusión del complemento directo por el indirecto y uso del pronombre le en lugar de la o lo.
(«Le ayudé a recoger» en lugar de «Lo ayudé a recoger»). Se admite, únicamente para el masculino singular,
el uso de le en función de complemento directo de persona (es decir, que el ejemplo anterior no sería
incorrecto del todo), pero se considera más correcto usar lo.
Laísmo: confusión del complemento indirecto por el directo y uso del pronombre la en lugar de le. («La dije
que viniera» en lugar de «Le dije que viniera»).
Loísmo: se trata del mismo caso del laísmo, pero con el pronombre masculino. («Señor, ¿qué es lo
que lo preocupa?» en lugar de «Señor, ¿qué es lo que le preocupa?»).
¿Cómo sé si he elegido el pronombre adecuado?
Ya sabéis que a mí me gusta hacer listas y series de pasos para todo, así que os he preparado un pequeño paso
a paso para que podáis identificar bien qué pronombre debe sustituir a vuestro complemento:
Siempre está la opción, por supuesto, de buscarlo en Google, a ver qué nos dice; sin embargo, creo que con este
breve acercamiento tenéis herramientas suficientes para defenderos en la gran mayoría de los casos que os vais
a encontrar al escribir o corregir. ¡Mucha suerte!