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Sistema Bibliotecario de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

Catalogación
PO
C156 Principios de la ética judicial iberoamericana : responsabilidad institucional /
P746.7p [presentación Ministro Juan N. Silva Meza ; prólogo Ministro en retiro Mariano
Azuela Güitrón]. -- México : Suprema Corte de Justicia de la Nación : Cumbre
Judicial Iberoamericana : Comisión Iberoamericana de Ética Judicial, 2014.
xv, 182 p. ; 22 cm.-- (Colección Comisión Iberoamericana de Ética Judicial. Serie
Monografías Premiadas ; 7)

Monografías premiadas del concurso internacional de trabajo monográfico en


torno al Código Iberoamericano de Ética Judicial cuyo tema fue "Responsabilidad
institucional"

El primer lugar lleva por título "La responsabilidad institucional de los jueces" /
Arturo Felipe Onfray Vivanco; el segundo lugar intitulado "Responsabilidad institucional
de los jueces como principio ético fundamental" / Ricarlos Almagro Vitoriano Cunha;
el tercer lugar se titula "Responsabilidad institucional" / Dora Patricia Cáceres Puentes

Texto en portugués y español.

ISBN 978-607-468-727-9

1. Ética judicial – Principios éticos – Iberoamérica 2. Jueces – Responsabilidad


directa 3. Administración de justicia – Responsabilidad de servidores públicos
4. Responsabilidad del Estado I. Silva Meza, Juan, 1944- . II. Azuela Güitrón,
Mariano, 1936- , prol. III. ser.

Primera edición: agosto de 2014

D.R. © Suprema Corte de Justicia de la Nación


Avenida José María Pino Suárez núm. 2
Colonia Centro, Delegación Cuauhtémoc
C.P. 06065, México, D.F.

Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio, sin autorización escrita de los titulares de
los derechos.

El contenido de los documentos que conforman esta obra es responsabilidad exclusiva de los autores y
no representa en forma alguna la opinión institucional de la Suprema Corte de Justicia de México.

Impreso en México
Printed in Mexico

La edición y diseño de esta obra estuvieron a cargo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México,
comisionada por la Cumbre Judicial Iberoamericana.
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

Ministro Juan N. Silva Meza


Presidente

Primera Sala
Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo
Presidente

Ministro José Ramón Cossío Díaz


Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
Ministra Olga Sánchez Cordero de García Villegas
Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea

Segunda Sala
Ministro Luis María Aguilar Morales
Presidente

Ministro José Fernando Franco González Salas


Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos
Ministro Alberto Pérez Dayán
Ministro Sergio A. Valls Hernández

Comisión Iberoamericana de Ética Judicial


Ministro en Retiro Mariano Azuela Güitrón
Secretario Ejecutivo
Contenido

Presentaçao............................................................................... X
Presentación ................................................................................ XI
Prólogo........................................................................................ XIV
Prólogo ......................................................................................... XV

PRIMER LUGAR
LA RESPONSABILIDAD
INSTITUCIONAL DE LOS JUECES
Arturo Felipe Onfray Vivanco

Capítulo I
Aspectos Generales.................................................................. 5

Capítulo II
¿Cuál es la vinculación entre el juez y el conjunto de las
instituciones judiciales?............................................................ 11

V
VI

Capítulo III
¿Qué significa ser un juez institucionalmente
responsable?............................................................................. 17

Capítulo IV
¿Qué actitud debe tener el juez a favor de la
promoción del respeto y la confianza hacia la
administración de justicia?....................................................... 25

Capítulo V
¿Qué actitud debe asumir un juez responsable?................... 29

Capítulo VI
¿Qué actitud debe tener el juez ante
los incumplimientos graves de
sus colegas? ................................................................................ 31

Capítulo VII
¿Qué actitud debe asumir el juez frente a promociones
o ascensos irregulares o injustificados?.................................. 33

Capítulo VIII
¿Qué actitud debe asumir el juez en relación
con las acciones que signifiquen un mejor
funcionamiento de la Administración
de Justicia?.................................................................................. 37

Capítulo IX
A modo de conclusión.............................................................. 39
VII

SEGUNDO LUGAR
RESPONSABILIDADE INSTITUCIONAL
DOS JUÍZES COMO PRINCÍPIO ÉTICO
FUNDAMENTAL

RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL
DE LOS JUECES COMO PRINCIPIO ÉTICO
FUNDAMENTAL
Ricarlos Almagro Vitoriano Cunha

Introdução.................................................................................. 46
Introducción........................................................................... 47

Capítulo I
O fundamento da responsabilidade institucional do juiz.... 50
Capítulo I
El fundamento de la responsabilidad institucional del juez.... 51

1. O fundamento jurídico da responsabilidade


institucional dos agentes públicos em geral............ 52
1. El fundamento jurídico de la responsabilidad
institucional de los funcionarios públicos en general.... 53

Capítulo II
O caráter ético da responsabilidade institucional................ 78
Capítulo II
El carácter ético de la responsabilidad institucional...... 79

1. Ética como conhecimento prático............................. 78


1. Ética como conocimientos práctico.......................... 79
VIII

2. A atuação judicial como exemplar privilegiado


de ação no horizonte ético......................................... 100
2. La actuación judicial como ejemplar privilegiado
de la acción en el horizonte ético.............................. 101

3. A responsabilidade institucional como princípio


ético fundamental....................................................... 108
3. La responsabilidad institucional como
principio ético fundamental...................................... 109

Capítulo III
Manifestações do princípio da responsabilidade
institucional............................................................................... 122
Capítulo III
Manifestaciones del principio de responsabilidad institucional.... 123

Capítulo IV
Conclusão................................................................................... 130
Capítulo IV
Conclusión............................................................................. 131

Referências................................................................................. 136
Referencias............................................................................. 137

TERCER LUGAR
RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL
Dora Patricia Cáceres Puentes

Introducción............................................................................... 145

Capítulo I
El buen funcionamiento del conjunto de las
instituciones judiciales es condición necesaria para que
IX

cada juez pueda desempeñar adecuadamente


su función................................................................................... 151
1. Administración de personal....................................... 156
2. Presencia en municipios rurales................................. 159
3. Capacitación en resiliencia, ética y conciliación...... 162

Capítulo II
Compromiso activo del servidor............................................. 165
1. Dirección del despacho............................................... 165
2. Inmediación de la prueba........................................... 166
3. Aplicación de la visión/misión de la entidad:
esfuerzo hacia la excelencia del quehacer
jurisdiccional................................................................. 167

Capítulo III
Deber de promover una actitud de respeto........................... 169
1. Organización del despacho........................................ 170
2. Cumplimiento de horario............................................ 171
3. Actitud de servicio....................................................... 172

Capítulo IV
Promover y colaborar en todo lo que signifique un mejor
funcionamiento de la administración de justicia.................. 175
1. Función creativa del derecho..................................... 175
2. Función social............................................................... 177
3. Función humanizadora............................................... 177

Capítulo V
Conclusiones.............................................................................. 179

Bibliografía................................................................................. 181
Presentaçao

Com entusiasmo, a Suprema Corte de Justiça do México, sob


deliberação da Secretaria Executiva da Comissão Ibero-americana
de Ética Judicial até o dia 31 de agosto de 2014, lança o número
7 da Serie Monografias Premiadas. Princípios da Ética Judicial
Ibero-Americana: Responsabilidade Institucional.

Tanto a Comissão Ibero-americana como a Suprema Corte de


México, encontram-se convencidas da importância de difundir
e promover este tipo de reflexões sobre os princípios da Ética
Judicial.

A profundidade e a seriedade acadêmica dos trabalhos


aqui incluídos e mostra da relevância que a Responsabilidade
Institucional apresenta nos órgãos judiciários ibero-americanos
para o melhoramento da função jurisdicional.

X
Presentación

Con entusiasmo, la Suprema Corte de Justicia de México, a cargo de


la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Iberoamericana de Ética Judi-
cial hasta el día 31 de agosto de 2014, publica el número 7 de la Serie
Monografías Premiadas. Principios de la Ética Judicial Iberoamericana:
Responsabilidad Institucional.

Tanto la Comisión Iberoamericana, como la Suprema Corte de


México, se encuentran convencidas de la importancia de difundir y
promover este tipo de reflexiones sobre los principios de la Ética
Judicial.

La profundidad y la seriedad académica de los trabajos aqui in-


cluidos muestran la relevancia que la Responsabilidad Institucional
representa para nuestros órganos judiciales iberoamericanos en el
mejoramiento de la función jurisdicional.

XI
XII Presentaçao

Os três trabalhos inclusos neste sétimo volume da Serie, dos


autores Arturo Felipe Onfray Vivanco, Ricarlos Almagros Vitoriano
Cunha y Dora Patricia Cáceres Puentes, formam um relevante
acervo sobre o tema, e enriquecem a bibliografia na matéria,
contribuindo, de maneira importante a o desenvolvimento da
cultura jurídica sobre a Ética Judicial.

Ministro Juan N. Silva Meza


Presidente do Supremo Tribunal de Justiça da Nação
e do Conselho do Judiciário Federal
Presentación XIII

Los tres ensayos incluidos en este séptimo volumen de la Serie,


de los autores Felipe Onfray Vivanco, Ricarlos Almagros Vitoriano
Cunha y Dora Patricia Cáceres Puentes, forman un relevante acervo
sobre el tema y enriquecen la bibliografía en la materia, contri-
buyendo de manera importante al desenvolvimiento de la cultura
jurídica sobre la Ética Judicial.

Ministro Juan N. Silva Meza


Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
y del Consejo de la Judicatura Federal
Prólogo

A publicação dos trabalhos vencedores na Sétima edição do


Concurso de monografias sobre o Código Ibero-Americano de Ética
Judicial “Responsabilidade institucional”, cujos resultados foram
definidos na Oitava Reunião da Comissão Ibero-Americana de Ética
Judicial (outubro de 2013, Santiago, Chile), representa a continuidade
de um projeto consolidado que fortalece os fines da Comissão.

Com a edição do número 7 da Série confirma-se o compromisso


com a “discussão, divulgação e desenvolvimento da ética judicial
através de publicações” indicada pelo Código Ibero-Americano de
Ética Judicial, com a confiança de que é um dos melhores meios para
permitir que os princípios e virtudes éticos judiciais façam parte
do entorno cotidiano dos funcionários de justiça em toda a
Ibero-América.

Ministro Aposentado Mariano Azuela Güitrón


Secretário Executivo da
Comissão Ibero-Americana de Ética Judicial

XIV
Prólogo

La publicación de los trabajos ganadores en la Séptima edición del


Concurso de Trabajos Monográficos en torno al Código Ibero­
americano de Ética Judicial “Responsabilidad Institucional”, cuyos
resultados fueron definidos en la VIII Reunión de la Comisión Ibero­
americana de Ética Judicial (octubre de 2013, Santiago, Chile),
representó la continuidad de un proyecto consolidado, el cual ha
fortalecido los fines de la Comisión.

Con la publicación del número 7 de la Serie Monografías Pre­


miadas se refrenda el compromiso con la “discusión, difusión y
desa­rrollo de la ética judicial a través de publicaciones” indicada por
el Código Iberoamericano de Ética Judicial, con la confianza de que
es uno de los medios idóneos para ayudar a que los principios y vir-
tudes éticas judiciales sigan siendo parte de la vida cotidiana de los
servidores judiciales de toda Iberoamérica.

Ministro en Retiro Mariano Azuela Güitrón


Secretario Ejecutivo de la
Comisión Iberoamericana de Ética Judicial

XV
Primer lugar

LA RESPONSABILIDAD
INSTITUCIONAL DE
LOS JUECES

Arturo Felipe Onfray Vivanco*


* Abogado Jefe del Departamento de Estudios del Consejo de Defensa del Esta-
do y Profesor de Derecho Procesal de la Escuela de Derecho de la Universidad Diego
Portales. Licenciado en Derecho y Educación, Magíster en Sociología del Derecho
(MA) y en Teoría del Derecho (LLM) y Doctor en Derecho (PhD) de la Universidad
Católica de Lovaina. Miembro de los Institutos Chileno de Derecho Procesal e
Iberoamericano de Derecho Procesal y de la Asociación Internacional de Derecho
Procesal.
El juez debe ser oído en los procesos
de reforma de la oficina judicial, en la fase de
confección de propuestas o de protocolos.
No solo porque es un conocedor “desde
dentro” del funcionamiento de la
Administración de Justicia, sino también
porque se va a ver directamente afectado
en la organización de su trabajo por
las reformas en curso.

Carlos Gómez Martínez,


“El juez ante el caos judicial.
Hermes o el Dios de las pequeñas cosas”.
Capítulo I
Aspectos Generales

La Cumbre Judicial Iberoamericana, cuya primera edición se desa-


rrolló en Madrid, en 1990, reúne en un solo organismo a los Tribu­
nales Supremos y a los Consejos Superiores de la Judicatura de la
Comunidad Iberoamericana, siendo su propósito “la adopción de
proyectos y acciones concertadas, desde la convicción de que la
existencia de un acervo cultural común constituye un instrumento
privilegiado que, sin menoscabo del necesario respeto a la diferen-
cia, contribuye al fortalecimiento del Poder Judicial y, por extensión,
del sistema democrático”.1

Uno de los logros más significativos obtenidos por la Cumbre Ju-


dicial Iberoamericana es la aprobación del Código Iberoamericano

1
Para mayores detalles, visitar el siguiente sitio Web: http://www.poderjudicial.
es/cgpj/es/Temas/Relaciones_internacionales/Relaciones_internacionales_
institucionales/Cumbre_Judicial_Iberoamericana

5
6 Arturo Felipe Onfray Vivanco

de Ética Judicial, el cual es el corolario de un importante esfuerzo


colectivo regional, reflejado en la emergencia de diversos códigos
deontológicos nacionales2 así como en los desarrollos de la propia
Cumbre, en cuyo seno se sancionó el Estatuto del Juez Iberoameri-
cano (2001), el cual contiene un capítulo dedicado a la ética judicial,
y la Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia en el Espacio
Judicial Iberoamericano (2002), la que reconoce el “derecho funda-
mental de la población a tener acceso a una justicia independiente,
imparcial, transparente, responsable, eficiente, eficaz y equitativa”.3

En tal contexto, en la Declaración de la Cumbre Judicial Ibero­


americana de Copán (2004), los Presidentes de los Tribunales Su-
premos de Justicia y de los Consejos Superiores de la Judicatura
pertenecientes a los países iberoamericanos señalaron la necesidad
de “impulsar la elaboración de un Código Modelo Iberoamericano de
Ética Judicial”, finalmente aprobado en la Cumbre de Costa Rica en

2
Entre los Códigos de Ética Judicial de América Latina, cabe mencionar a varios
códigos argentinos (Código de Ética para Magistrados y Funcionarios del Poder Judi-
cial de la Provincia de Córdoba, Código de Ética para Magistrados, Funcionarios y
Empleados del Poder Judicial de la Provincia de Corrientes, Código de Ética para Ma-
gistrados y Funcionarios de la Provincia de Formosa, Código de Ética Judicial de la
Provincia de Santa Fe y Código de Ética para Magistrados y Funcionarios de la Pro-
vincia de Santiago del Estero), a los Principios de Ética Judicial de Chile, a las Normas
Éticas del Organismo Judicial de la República de Guatemala, al Código de Ética para
Funcionarios y Empleados Judiciales de Honduras, al Código de Ética del Poder Judicial
de la Federación (México), al Código Judicial de la Corte Suprema de Panamá, al Có-
digo de Ética del Poder Judicial del Perú, a los Cánones de Ética Judicial del Tribunal
Supremo de Puerto Rico y al Código de Ética y Disciplina del Juez Venezolano o Jueza
Venezolana (Para mayores detalles, ver: Roos, Stefanie Ricarda y Han Woischnik,
Códigos de Ética Judicial. Un estudio de Derecho Comparado con recomendaciones para los
países latinoamericanos, Konrad Adenauer Stiftung, Berlín, 2005).
3
Para mayores detalles, ver la Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia
en el Espacio Judicial Iberoamericano, disponible en el siguiente sitio Web: http://
www.sitios.scjn.gob.mx/instituto/sites/default/files/documentos/carta-de-
derecho-de-las-personas.pdf
La responsabilidad institucional de los jueces 7

el año 2006, sobre la base de un proyecto preparado por Rodolfo


Vigo, Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de
Santa Fe (Argentina) desde 1988 a 2007, y Manuel Atienza, cate-
drático de la Universidad de Alicante (España).

El Código Iberoamericano de Ética Judicial considera las directri-


ces necesarias en orden a establecer el mejor juez posible para
nuestras sociedades. Se incluyen en él una serie de deberes jurídi-
cos, algunos claramente aceptados por su valor moral intrínseco y
otros, en cambio, no tan conocidos pero no, por eso, menos impor-
tantes para el logro de la excelencia judicial en el contexto de un
proceso de recuperación de la confianza en la Administración de
Justicia por parte de la ciudadanía, lastimada luego de sus escasos
logros a favor de la defensa de los derechos humanos, violados por
feroces dictaduras que gobernaron la región en las décadas de los
setenta y de los ochenta, y del limitado éxito de los sistemas pena-
les en el control de los crecientes grados de violencia,4 a lo cual se

4
Los mayores desafíos de la Administración de Justicia en Latinoamérica en el
último decenio del siglo XX derivaron, principalmente, de su realidad política y social.
Ellos se referían a cómo tratar con el pasado reciente de una historia de conflictos
políticos y, a su vez, controlar el desarrollo de crecientes grados de violencia en la
región.
Con relación a lo primero, esto es cómo tratar con el pasado reciente de una historia
de conflictos políticos, cabe recordar que, durante los años 60 y 70, varios países
latinoamericanos conocieron gobiernos de juntas militares. Hacia 1996, la democra-
cia, sin embargo, se había instalado en la región luego de procesos de transición con
diferentes orígenes: “derrotas electorales en plebiscitos convocados por las autori­
dades (Chile y Uruguay), retiro voluntario de las Juntas en el Poder (Bolivia, Brasil,
Ecuador y Perú), derrota en un conflicto armado (Argentina), golpe de estado
(Paraguay), intervención militar americana (Panamá), presiones de Estados Unidos
(El Salvador, Guatemala y Honduras) o la estabilización de un proceso revolucio-
nario (Nicaragua)” (Couffisnal, Georges y Olivier Dabène, Consolidation ou
dégradation des démocraties? En: Amérique latine. Tournant de siècle, Dossiers de l’État
du Monde, París, 1997, p. 15).
8 Arturo Felipe Onfray Vivanco

agregan las malas evaluaciones de su desempeño ordinario, como


bien lo reflejan encuestas de opinión pública realizadas en el curso
de los últimos años.5

Estos procesos de la historia latinoamericana reciente resultaron en importantes de-


safíos para la Administración de Justicia, siendo “el enfrentar el pasado una tarea
ineludible para los nuevos regímenes democráticos” (Huyse, Luc, Justice after Tran-
sition: On the choices succesor elites make in dealing with the past. En: Law & Social Inquiry,
20 (I), 1995, p. 195).
Con relación a lo segundo, esto es, cómo controlar el desarrollo de crecientes grados
de violencia en la región, cabe destacar que una de las preocupaciones fundamen­
tales de los países latinoamericanos resultó de la aparición de una nueva forma de
agresión, consecuencia del crecimiento de los niveles de criminalidad. Si bien la
violencia política fue expresada en los años 80 a través de las acciones de diferen-
tes grupos, más tarde la criminalidad común creció en un porcentaje tan importante
que permitió a Olivier Dabène calificar a América Latina, a fines del siglo XX, como
“el continente más violento del mundo” (Dabène, Olivier, Amérique latine, la
démocratie dégradée, Éditions Complexe, Bruselas, 1997, p. 78). Este fenómeno reveló
la incapacidad del Sistema Formal de Administración de Justicia en el combate de la
delincuencia.
Lo anterior, unido a serias disfunciones internas del Poder Judicial, principalmente
debidas a la corrupción judicial y a la falta de independencia de los jueces, así como al
elevado número de presos preventivos y a la deteriorada situación de los centros
penitenciarios, hizo que se privilegiara, como regla general en Latinoamérica, la im-
plementación de reformas a los procesos penales.
Hoy, ya implementados en numerosos países procesos globales de reforma de sus
sistemas procesales penales, se han abordado las reformas de nuevos ámbitos de la
Administración de Justicia. Ha sido así en el caso de Chile, donde luego de la aproba-
ción de la Reforma Procesal Penal se ha continuado con la reforma de la Justicia de
Familia, de la Justicia Laboral, de la Justicia Tributaria y Aduanera y de la Justicia
Ambiental. Actualmente está en proceso de discusión, ante el Congreso Nacional, la
aprobación de un nuevo Código Procesal Civil.
5
Entre los antecedentes que reflejan tales malas evaluaciones cabe destacar los
resultados de la encuesta Latinobarómetro, la cual se viene desarrollando, desde el
año 1996, en orden a medir los niveles de confianza de la ciudadanía latinoameri­
cana en sus instituciones. Ella es ampliamente negativa y, aún más, en no pocos
países, ha ido empeorando con el tiempo (Para mayores detalles, ver: http://www.
latinobarometro.org).
Además de los antecedentes proporcionados por Latinobarómetro, en el caso de
Chile han existido numerosas otras encuestas sobre la percepción ciudadana respec-
to de la Administración de Justicia.
Entre ellas, hay algunas encuestas de alcance específico relativo a determinados
sectores de la población, como son los sectores pobres y rurales, las cuales han sido
La responsabilidad institucional de los jueces 9

El Capítulo VI (artículos 41 a 47) del Código Iberoamericano de


Ética Judicial se refiere a la responsabilidad institucional de los jue-
ces en siete artículos que tratan temas que testimonian la capital
vinculación entre el quehacer de los magistrados judiciales y el Sis-
tema de Administración de Justicia. En los apartados que siguen se
estudiará el alcance de cada una de dichas disposiciones a partir
de la formulación de preguntas sobre los problemas centrales con-
siderados en ellas, para así contar con una hoja de ruta que favo-
rezca una visión general sobre la mencionada responsabilidad, la
cual incluye muchas y valiosas aristas. Cabe advertir, eso sí, que,
en dicho ejercicio, se revisará en forma especial el caso de Chile,
país periférico del cual provengo, el cual demuestra procesos de

conducidas por la Dirección de Estudios Sociales de la Pontificia Universidad Católica


de Chile (Barros Lezaeta, Luis y Jorge Correa Sutil, Justicia y Marginalidad. Per-
cepción de los pobres. Resultados y análisis de un estudio empírico, Corporación de
Promoción Universitaria, Santiago, 1993; y Barros Lezaeta, Luis, Justicia y Margi-
nalidad Rural, Dirección de Estudios Sociológicos de la Pontificia Universidad Católica
de Chile. En: Serie Estudios 3, Centro de Desarrollo Jurídico-Judicial y Corporación de
Promoción Universitaria, Santiago, 1994).
A su vez, existen estudios de tipo general. Así el Centro de Estudios Públicos, la Em-
presa Adimark y la Fundación Paz Ciudadana han conducido diferentes encuestas
sobre la percepción del crimen y de la Administración de justicia en Chile.
Deben mencionarse, asimismo, en los estudios generales, las encuestas sobre la
percepción de la Administración de Justicia conducidas por el Centro de Estudios
de la Realidad Contemporánea y por la Dirección de Estudios Sociales del Instituto de
Sociología de la Universidad Católica. En general estas encuestas reflejan, según
el sociólogo Eduardo Valenzuela, una histórica percepción de ineficiencia y des­
confianza hacia la Administración de Justicia (Diario La Tercera, 5 de diciembre
de 1997).
Ciertamente, los referidos trabajos de investigación pueden ser objeto de críticas
en cuanto a su lectura. Sin embargo, no debemos por ello desconocer su utilidad.
Se sugiere, en relación con la lectura de las encuestas de opinión pública sobre la Ad-
ministración de Justicia, ver: Cloet, B., Justice in the spotlight. The results of the first
Belgian “Justice Barometer”. En: Parmentier, Stephan (editor), Public opinion and the
Administration of Justice, Politeia, Bruselas, 2004, pp. 53-75.
10 Arturo Felipe Onfray Vivanco

desarrollo judicial coincidentes con la media de los países latino­


americanos.6

6
Chile no ha sido ajeno a los procesos de cambio en Occidente y en América Latina,
los cuales han resultado en un nuevo escenario para la Administración de Justicia, en
el cual un proceso de modernización del Estado y crecientes expectativas por parte
de la población han llevado a considerar, en la agenda nacional, a las reformas de la
Justicia como un elemento central de las políticas públicas a partir de los inicios de los
años noventa. Como se ha señalado en la nota IV, son numerosas las reformas que se
han desarrollado, varias de ellas de una naturaleza global, cuales son los casos de la
Justicia Transicional, de la Justicia Penal, de la Justicia de Familia, de la Justicia Labo-
ral, de la Justicia Tributaria y Aduanera y de la Justicia Ambiental. Sin embargo, que-
dan aún varios temas pendientes y, entre ellos, un gran esfuerzo, cual es el de la
reforma de la Justicia Civil, en actual discusión en el Congreso Nacional.
Capítulo II
¿Cuál es la vinculación entre
el juez y el conjunto de las
instituciones judiciales?

1. El artículo 41 del Código Iberoamericano de Ética Judicial dice lo


siguiente:

El buen funcionamiento del conjunto de las instituciones judi­


ciales es condición necesaria para que cada juez pueda desem­
peñar adecuadamente su función.

La disposición transcrita nos da cuenta de la necesaria vincula-


ción entre el todo y las partes, en cuya virtud el conjunto de las insti-
tuciones judiciales es concebido como un organismo respecto del
cual cada una de sus partes, entre ellas los jueces, cumple una fun-
ción específica, la que, sin embargo, está en relación con el todo, el
que, a su vez, le da sentido a las acciones individuales de los jueces,
siempre en el marco de una permanente retroalimentación.

11
12 Arturo Felipe Onfray Vivanco

El universo de las instituciones judiciales va más allá del Poder


Judicial a pesar que, en el imaginario ordinario, como bien lo recuer-
da Lawrence Friedman, se suele identificar a la Administración de
Justicia con los tribunales que integran dicho Poder del Estado.7

Efectivamente, quienes pertenecen a la cultura legal interna ad-


vierten que la Administración de Justicia es compleja y está integra-
da por múltiples componentes o subsistemas, los cuales permanecen
en constante interacción. En el caso chileno, según indica Carlos
Peña,8 ellos corresponden al subsistema de los tribunales, al subsis-
tema de los organismos colaboradores y al subsistema de los orga-
nismos auxiliares.9

En tal entendido, no resulta osado aplicar los principios de la


Teoría de Sistemas al análisis de la Administración de Justicia y, con

7
Los tribunales son probablemente la parte más visible del sistema jurídico chileno.
De hecho, como indica Lawrence Friedman, “when people think about the ‘law’, they
usually have the courts in mind. This is so, even though most people do not have
much experience with courts and the way they work” (Friedman, Lawrence M.,
American Law. An introduction, W.W. Norton and Company, Nueva York, 1998, p. 75).
8
Peña González, Carlos, Informe sobre Chile. En: Correa Sutil, Jorge (coordi-
nador), Situación y Políticas Judiciales en América Latina, Cuadernos de análisis jurídico 2,
serie publicaciones especiales 2, Universidad Diego Portales, Santiago, 1994.
9
Al interior del Sistema de Administración de Justicia hay órganos llamados a
colaborar con los tribunales, a saber: Los Servicios Colaboradores y los Servicios
Auxiliares.
Los Servicios Colaboradores son aquellos que contribuyen con el subsistema de los
tribunales y que son parte de la organización del Estado. Es el caso, por ejemplo, de la
Policía de Investigaciones, de Carabineros de Chile y, bajo la dependencia del Minis-
terio de Justicia, de Gendarmería de Chile, del Servicio de Registro Civil e Identifi­
cación, del Servicio Médico Legal, del Servicio de Prisiones y del Servicio Nacional de
Menores.
Los Servicios Auxiliares están integrados por muchos organismos que ayudan con el
subsistema de los tribunales, bajo la dependencia jerárquica del Poder Judicial. Entre
tales servicios cabe incluir a los Archiveros, a los Notarios y a los Receptores.
La responsabilidad institucional de los jueces 13

esa óptica, advertir que la misma está integrada por diversos sub-
sistemas en los cuales lo que acontece en cada uno de ellos no es
indiferente respecto de los demás ya que entre los mismos existen
numerosas zonas porosas en sus límites, las cuales son testigos de
intercambios recíprocos.10

Así lo intuyó la Corte Suprema y, por la señalada razón, hace al-


gunos años atrás, en respuesta a numerosas críticas respecto del
desempeño del Poder Judicial, asociadas en particular a la excesiva
duración de los procesos,11 decidió estudiar el tema. Para ello dis-
puso preparar un informe, el cual consideró el análisis de procesos

10
La teoría de sistemas tiene sus orígenes en los aportes de los biólogos chilenos
Humberto Maturana y Francisco Varela quienes, a comienzos de los años setenta,
desarrollaron el concepto de autopoiesis para designar la organización de los sistemas
vivos. Posteriormente tal teoría se extendió al análisis de los sistemas sociales y jurí-
dicos con los aportes de Niklas Luhmann y Günther Teubner, respectivamente.
11
La oportunidad procesal razonable o transitoriedad de la serie consecuencial
dice relación con el hecho que la duración de los procesos no debe ser excesiva de
tal modo que haga ilusoria la promesa de justicia de la jurisdicción. Las investiga­
ciones empíricas desarrolladas recientemente en Chile destinadas a determinar la
duración de los principales procedimientos indican que la duración promedio de los
mismos es excesiva. Tal retardo judicial tiene varias posibles causas entre ellas la
inadecuación de los procedimientos y de la organización judicial y, sin duda, el ele-
mento humano, tanto a nivel de jueces como de abogados.
La duración promedio de ambas instancias en los procedimientos ordinarios de ma-
yor cuantía seguidos en la Región Metropolitana, conforme a una muestra de 658
expedientes correspondientes al año 1991, es de 1009 días (Cerda Fernández,
Carlos, La Duración de los Procedimientos Ordinarios en los Juzgados de la Región Metropo-
litana, Fondecyt, Santiago, 1992). La duración promedio de ambas instancias en los
procedimientos sumarios seguidos en la Región Metropolitana, conforme a una
muestra de 805 expedientes correspondientes al año 1991, es de 325 días (Cerda
Fernández, Carlos, La Duración de los Procedimientos Sumarios en los Juzgados de la
Región Metropolitana, Fondecyt, 1993, 4). La duración promedio de ambas instan-
cias en los procedimientos de menores seguidos en la Región Metropolitana, con-
forme a una muestra de 300 expedientes correspondientes al año 1993, es de 505
días (Onfray Vivanco, Arturo, La Duración de los Procedimientos en los Juzgados de
Menores del Área Metropolitana, Universidad Diego Portales, Facultad de Derecho,
Santiago, 1994).
14 Arturo Felipe Onfray Vivanco

criminales terminados. Los resultados de la investigación indicaron


que los mayores retardos en la etapa de investigación del delito,
cono­cida como sumario, correspondían a atrasos en la evacuación
de las diligencias ordenadas a diferentes órganos e instituciones
llamadas a colaborar con la Administración de Justicia, tales como
Carabineros de Chile, la Policía de Investigaciones de Chile, el Servi-
cio de Registro Civil y el Servicio Médico Legal.12

El estudio, de carácter exploratorio, más allá de la existencia de


posibles errores muestrales o metodológicos,13 fue un antecedente
importante no solamente para los efectos de atenuar la posible res-
ponsabilidad del Poder Judicial en la crisis del Sistema de Administra­
ción de Justicia sino que, también, para comprobar que es necesario
el buen funcionamiento del conjunto de las instituciones que la inte-
gran para que el juez pueda desempeñar adecuadamente su labor.

Tal aproximación, que se puede calificar de organicista o sistémi-


ca, ha permanecido subyacente en el espíritu de las recientes refor-
mas a la Administración de Justicia, cuyos problemas, tal como lo
destacó el ex Presidente de la República, Eduardo Frei Ruiz-Tagle,
solamente en parte pueden ser atribuidos a deficiencias en la orga-
nización de los tribunales o en la estructura de los procedimientos
judiciales. Este juicio llevó al desarrollo, a partir de los años noventa

12
Para mayores detalles sobre el diseño y resultados de esta investigación, ver el
Discurso de Inauguración del Año Judicial 1982 pronunciado por el Presidente de
la Corte Suprema de Chile Israel Bórquez Montero, publicado en el Diario Oficial
de fecha 15 de marzo de 1982, p. 20.
13
La referida investigación tiene, fundamentalmente, un valor exploratorio ya que
solamente se analizaron 63 sumarios, correspondientes a causas penales vigentes
ante el 15o. Juzgado del Crimen de Santiago, en un período que incluyó los meses de
diciembre de 1981 y de enero de 1982.
La responsabilidad institucional de los jueces 15

en adelante, de cambios globales a los Sistemas de Administración


de Justicia, los cuales, más allá de los tribunales y de los procedimien­
tos, consideraron temas como el acceso a la justicia, la desjudiciali-
zación, la implementación de formas alternativas de solución de los
conflictos jurídicos, la reforma del sistema penitenciario y, en gene-
ral, el perfeccionamiento de los servicios auxiliares y colaboradores
de la Administración de Justicia.14

2. Sin embargo, no solamente existen interrelaciones entre los


distintos subsistemas del Sistema de Administración de Justicia.
Al interior de ellos y, en particular, en el subsistema de los tribunales
de justicia se impone la necesidad de una adecuada comunicación y
coordinación como un elemento imprescindible para el logro de las
metas institucionales del Poder Judicial.

En efecto, no obstante ser el desempeño del magistrado una


tarea básicamente individual debe existir una fluida comunicación
entre los tribunales nacionales, en temas relativos a la gestión del
conocimiento, vinculados con las decisiones judiciales recientes
y con la actualización de la legislación y de la evolución de la doc­
trina; y al adecuado manejo de los tiempos de respuesta a las solici-
tudes de otros tribunales, por ejemplo en la tramitación de exhortos,
en la remisión de autos o compulsas o en la decisión de incidentes
que involucren dos o más tribunales como ocurre con las cuestio-
nes de competencia.

Una fluida comunicación también debe darse en el ámbito inter-


nacional, ya que en el contexto de un mundo globalizado, en el cual

14
Para mayores detalles, ver el Mensaje Presidencial del Presidente de la República,
Eduardo Frei Ruiz-Tagle, correspondiente al año 1996.
16 Arturo Felipe Onfray Vivanco

los fenómenos transfronterizos adquieren cada día mayor relevan-


cia (v. gr. la contaminación, la corrupción, la delincuencia transnacio­
nal, el lavado de dinero, el terrorismo, el tráfico ilícito de armas y de
drogas y la trata de personas), la cooperación judicial internacional
se revela como un elemento esencial para el logro de una Adminis-
tración de Justicia eficiente y eficaz, en especial en áreas como el
cumplimiento de condenas, exhortos, extradiciones y órdenes de
aprehensión. Precisamente, para favorecer una relación permanen-
te y fluida entre los tribunales de distintos países, en la reciente
Primera Cumbre Judicial CELAC-UE, desarrollada a comienzos del
año 2013 en Chile, se adoptó la declaración de Santiago.15

3. En suma, los entrecruces tanto entre los distintos subsistemas


de la Administración de Justicia como al interior de los mismos, en
especial tratándose de los tribunales tanto nacionales como extran-
jeros, deben favorecer el buen funcionamiento del conjunto de las
instituciones judiciales, lo que exige un compromiso ético de cada
uno de sus integrantes, y en especial de los jueces, a favor del todo.

El logro de ese buen funcionamiento deberá ser evaluado final-


mente sobre la base de estándares, lo cual supone que la aprecia-
ción de su cumplimiento admite distintos grados de aplicación
dependiendo de las circunstancias culturales, económicas, políticas y
sociales y, en especial, de la magnitud de las consecuencias que pu-
diera tener la decisión judicial final en los derechos de los litigantes.16

15
Para mayores detalles, ver: http://alainet.org/active/61333&lang=en
16
Para mayores detalles, ver: Duce, Mauricio, Felipe Marín y Cristián Riego, Re-
forma a los procesos civiles orales: consideraciones desde el debido proceso y calidad de la infor-
mación. En: Cabezón, Andrea (Coordinadora), Justicia civil: Perspectiva para una
reforma en América Latina, Centro de estudios de Justicia de las Américas, CEJA, San-
tiago, 2008, pp. 17-26.
Capítulo III
¿Qué significa ser un juez
institucionalmente responsable?

1. El artículo 42 del Código Iberoamericano de Ética Judicial señala lo


siguiente:

El juez institucionalmente responsable es el que, además de


cumplir con sus obligaciones específicas de carácter individual,
asume un compromiso activo en el buen funcionamiento de todo
el sistema judicial.

Un juez que aspira a ser institucionalmente responsable, como


aparece de la norma transcrita, no debe solamente cumplir con las
labores ordinarias o requerimientos específicos de su despacho, por
demandantes y nobles que ellas y estos sean. Es necesario ir más
allá de aquel mínimo y ejercer un compromiso activo con el buen

17
18 Arturo Felipe Onfray Vivanco

funcionamiento del sistema judicial y con la defensa de la indepen-


dencia judicial, fundamento último del sentido de su quehacer.17

Para lograr tal desafío, el juez debe procurar vencer un cierto aisla­
cionismo y asepsia frente a la cosa pública que pareciera demandar
el ejercicio de reflexión que importa el proceso de construcción de la
decisión judicial.18

Ser distinto a aquel estereotipo supone un juez abierto a la comu­


nidad y políticamente responsable, en cuanto su labor debe contri-
buir activamente al logro del bien común y, específicamente, al buen
funcionamiento del Sistema de Administración de Justicia.19

2. Una manera de lograr el propósito de ser el juez institucional-


mente responsable es favorecer su participación en organizaciones
a favor de una mejor Administración de Justicia, las cuales pueden
tener un perfil preferentemente profesional, como es el caso del
“Instituto de Estudios Judiciales” (1990), o bien reflejar la necesidad

17
Al respecto señala el Código de Ética Judicial de la Provincia de Santa Fe que
“El juez debe comprometerse en la defensa de la integridad e independencia del
Poder Judicial, y tener disposición generosa para cumplir con aquellas tareas que más
allá de los requerimientos específicos de su cargo puedan contribuir al mejoramien-
to de dicho Poder.”
18
Si bien los jueces normalmente ejercen su labor aislado como bien lo reflejan sus
despachos privados los cuales ordinariamente no consideran, a diferencia de lo que
acontece con las oficinas de los abogados, un diseño orientado al contacto con el
público, ello no es un obstáculo para que el juez asuma un compromiso activo con
la sociedad y, en particular, con aquella dimensión de la misma en la cual le ha tocado
ejercer su oficio, cual es la Administración de Justicia.
19
Para mayores detalles, ver: Cerda Fernández, Carlos, Exigencias primordiales
de la Jurisdicción del Presente y del Mañana. En: Cerda Fernández, Carlos, Iuris Dictio,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1992, pp. 269-272.
La responsabilidad institucional de los jueces 19

de adecuar las respuestas de la magistratura a los cambios histó­


ricos, como acontece con “Jurisdicción y Democracia” (2004).20

Los modelos a que obedecen tales organizaciones no son unívo-


cos. Como se ha señalado, algunas son netamente gremiales y
profesionales;21 y otras, empero, reflejan las tensiones y desafíos que
supone el vínculo subyacente que existe entre el Derecho y la Políti-
ca, en el cual los jueces desempeñan el rol de promotores y respon-
sables, al menos parcialmente, de los cambios sociales y políticos en
la sociedad. Es este último el caso de organizaciones tales como
“Magistratura Democrática”, en Italia (1964),22 “donde el fenóme-
no asociativo de los jueces muestra una mayor tradición”,23 o de los
“Jueces para la Democracia”, en España (1983).24

Los límites de la participación de los jueces en organizaciones de


magistrados en el contexto de favorecer un juez institucionalmente
responsable —la cual permite hablar, en palabras de Renato Treves,
de una ideología profesional de los magistrados—25 suponen, natu-

20
Ambos casos corresponden a organizaciones chilenas.
21
Existen numerosas Asociaciones de Magistrados Profesionales en el mundo.
De hecho, la Unión Internacional de Magistrados (1953) reúne en su seno Asociacio-
nes provenientes de diversos rincones del planeta, con el objetivo principal de salva-
guardar la independencia del Poder Judicial, la cual se estima una condición esencial
de jurisdicción así como un elemento clave a favor de la protección de los derechos
humanos y de las libertades personales. Hoy la Unión Internacional de Magistrados
incluye a más de sesenta Asociaciones, las cuales están individualizadas en la co­
rrespondiente página Web institucional: http://www.iaj-uim.org/sitemap/?lang=spa
22
Para mayores detalles, ver: http://magistraturademocratica.it/
23
Bergalli, Roberto, Hacia una Cultura de la Jurisdicción: Ideologías de Jueces y Fiscales,
Ad-Hoc S.R.L., Buenos Aires, 1999, p. 84.
24
Para mayores detalles, ver: www.juecesdemocracia.es
25
Treves, Renato, Justicia y jueces en la sociedad italiana, Edicusa, Madrid, 1974.
20 Arturo Felipe Onfray Vivanco

ralmente, mantener su independencia y neutralidad para así no


afectar la correcta marcha de la Justicia.

Este último punto ha generado algunas discusiones, particular-


mente en España,26 a propósito de la pertinencia o no del derecho a
huelga de los jueces, en cuanto se le considera, ordinariamente, un
elemento lesivo de la responsabilidad institucional de los mismos
sin perjuicio de las buenas intenciones existentes en su generación.

El recurso a la huelga de los jueces, por regla general, debe ser


reemplazado por mecanismos menos dañinos para los ciudadanos
como lo es el diálogo ya que, de lo contrario, el legítimo ejercicio de
prerrogativas profesionales podría fácilmente colocar en vilo a un
bien mayor cual es el Acceso a la Justicia.

3. El compromiso con el buen funcionamiento del Sistema de Ad-


ministración de Justicia puede adquirir otras dimensiones, distintas
a las de la asociación o de la militancia.

En efecto, el ejercicio académico por el juez se revela como un


campo fructífero para realizar aportes a favor del perfeccio­
namiento del Sistema de Administración de Justicia ya se trate del

26
En los últimos meses, varias jornadas de huelga han sido realizadas por jueces y
fiscales españoles, las cuales responden a convocatorias de diversas asociaciones
de tales profesionales. Las principales razones de la huelga dicen relación con el pro-
yecto de reforma del Consejo General del Poder Judicial, el cual resta poderes a las
asociaciones judiciales y modifica su composición y forma de elección; con la elimina-
ción de los jueces interinos; con la baja inversión en Justicia por el Gobierno; y con las
cuantías de las nuevas tasas judiciales. Para mayores detalles, ver: http://politica.
elpais.com/politica/2013/02/19/actualidad/1361305954_647889.html
La responsabilidad institucional de los jueces 21

desarrollo de investigaciones jurídicas o del ejercicio de la docencia


universitaria.

A su vez, hay un significativo campo abierto para otras iniciati-


vas, individuales o grupales, que reflejan una natural diversidad al
interior de la Judicatura: Algunos preferirán asumir un compromiso
activo dentro del organigrama judicial, comunicando a sus superio-
res las imperfecciones o los méritos de determinados proyectos de
reforma legal. Otros, en cambio, se proyectarán dentro de la socie-
dad civil, escribiendo artículos de difusión en la prensa o en las revis-
tas jurídicas que analicen algunas deficiencias del sistema judicial, o
del Derecho en su dimensión dinámica, proponiendo soluciones,
siem­pre valiosas al provenir de la perspectiva que aporta la praxis
cotidiana.

De tales iniciativas, sin duda, las asociadas con la colaboración


en el perfeccionamiento del sistema de Justicia son especialmente
relevantes ya que el juez está llamado a participar activamente en
dicho proceso en el marco de una sinergia con el legislador, dado que
si bien “el juez actual no debe transmutarse en gestor” sí “debe
aliarse con plena responsabilidad institucional con quien gestiona
los recursos de la Administración de Justicia”.27

Tan importante es la referida misión que el Poder Judicial chileno,


a través de la Corte Suprema, ha institucionalizado la señalada
colaboración, al menos, a través de dos vías:

27
Gómez Martínez, Carlos, El juez ante el caos judicial. Hermes o el Dios de las Peque-
ñas Cosas. En: Ética Judicial: Reflexiones desde Jueces para la Democracia, Fundación
Antonio Carretero, Madrid.
22 Arturo Felipe Onfray Vivanco

En primer lugar, en marzo de cada año, la Corte Suprema, de


acuerdo con el artículo 102 del Código Orgánico de Tribunales, ini-
ciará sus funciones en audiencia pública, en la cual su Presidente
dará cuenta, entre otras materias, “de las dudas y dificultades que
hayan ocurrido a la Corte Suprema y a las Cortes de Apelaciones
en la inteligencia y aplicación de las leyes y de los vacíos que se
noten en ellas”.

En segundo lugar, la Dirección de Estudio, Análisis y Evaluación


de la Corte Suprema, creada por acuerdo del Máximo Tribunal de
11 de marzo de 2002, tiene, entre sus funciones, el seguimiento
de todos los proyectos de ley respecto de los cuales se solicita la opi-
nión de dicho tribunal por parte del Congreso Nacional y, asimismo,
la sistematización y análisis de las dudas y dificultades que anual-
mente remiten las Cortes de Apelaciones del país.

Por último, en algunas ocasiones sumamente delicadas, en vir-


tud del principio de la proporcionalidad, la denuncia adquirirá un
mayor alcance y fuerza. Así, frente a la situación que deriva de la
actual reforma al sistema de Justicia en Argentina, se ha alzado una
voz regional en defensa de la independencia judicial. En efecto, re-
cientemente los delegados de quince países, reunidos en la 62a.
Asamblea de la Federación Latinoamericana de Magistrados, acor-
daron “exigir a las autoridades políticas de América Latina el más
irrestricto respeto a la independencia judicial, estableciendo meca-
nismos idóneos que aseguren la efectiva separación de poderes y el
reconocimiento de las atribuciones que son propias del Poder Judi-
cial”. Adicionalmente, demandaron a las Cortes Supremas y a los
Órganos de Gobierno de la Judicatura de los países de la Federación
La responsabilidad institucional de los jueces 23

el aseguramiento de estándares objetivos que garanticen la plena


vigencia del debido proceso en los asuntos disciplinarios que afecten
a los jueces, con sujeción absoluta al principio de tipicidad, debiendo
“abstenerse de utilizar estas herramientas como forma encubierta
de controlar el contenido de las decisiones jurisdiccionales”.28

4. En resumen, un juez institucionalmente responsable, más allá


del cumplimiento de sus labores ordinarias o de los requerimientos
específicos de su despacho debe tener un compromiso con el buen
funcionamiento del sistema judicial y para ello puede asumir diversas
posibilidades, tales como la participación en organizaciones a favor
de una mejor Administración de Justicia, el desempeño académico o
la colaboración en el perfeccionamiento del sistema de Justicia.

28
Para mayores detalles, ver: http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Noticias-
y-reportajes/2013/05/10/Jueces-latinoamericanos-denuncian-compleja-situacion-
de poderes-judiciales-de-la-region.aspx
Capítulo IV
¿Qué actitud debe tener el juez
a favor de la promoción del
respeto y la confianza hacia la
administración de justicia?

1. El artículo 43 del Código Iberoamericano de Ética Judicial indica lo


siguiente:

El juez tiene el deber de promover en la sociedad una actitud,


racionalmente fundada, de respeto y confianza hacia la admi­
nistración de justicia.

El juez, merced a su investidura, supera a la persona individual


que está tras ella. No en vano, en numerosos países la peluca y la
toga hablan de la impersonalidad de los jueces y del peso institucio-
nal que ellos representan.29

29
Para mayores detalles, ver: Garapon, Antoine, Bien jugar - Essai sur le rituel
judiciaire, Editions Odile Jacob, París, 2000.

25
26 Arturo Felipe Onfray Vivanco

En tal contexto, el juez no solamente es un administrador de


la Justicia sino que también su embajador. Él la representa y, por lo
tanto, es el principal promotor del respeto y de la confianza hacia
la Administración de Justicia. Su ejemplo, incluso en el ámbito de lo
privado, así como el de los padres respecto de sus hijos, permitirá
favorecer o debilitar respetos y confianzas hacia ella.

2. En favor de la promoción del respeto y la confianza hacia la


Justicia jugará un rol central, además de la figura del juez, la organi-
zación de su administración, en cuanto su diseño recoja o no ele-
mentos que favorezcan tal proceso.

Así, por ejemplo, una base central para generar dichos respeto y
confianza es la necesidad de seguir el principio de la publicidad, ya
que el secretismo constituye un campo de cultivo para los abusos
y una justificación para el nacimiento de la desconfianza. Al contra-
rio, la transparencia de la función judicial obliga a “emitir decisiones
de mayor calidad y apegadas a los principios éticos que rigen su
función” a lo cual se suma que, gracias a ella, la comunidad puede
“tener la certidumbre de que los impartidores de justicia cumplen
con su función libre, consciente y responsablemente”.30

La publicidad, a su vez, en especial a partir de la Ley No. 20.285,31


se extiende a toda la información institucional relativa al Poder

30
López Benítez, Lilia Mónica, La transparencia en la ética judicial. En: Criterio y
Conducta, Revista Semestral del Instituto de Investigaciones Jurisprudenciales y de
Promoción y Difusión de la Ética Judicial, No. 9, Enero-Junio 2011, pp. 136-137.
31
La Ley No. 20.285, sobre Transparencia y Acceso a la Información, fue publicada
en el Diario Oficial el 20 de agosto de 2008.
La responsabilidad institucional de los jueces 27

Judicial, a cuyos efectos el pleno de la Corte Suprema creó la Comisión


de Transparencia del Poder Judicial el 30 de octubre de 2008, uno de
cuyos logros ha sido posicionar, por dos años consecutivos, al Poder
Judicial chileno como líder en el ranking de acceso a la información
vía Web en América con un índice de cumplimiento de 95,48%.32

Un elemento adicional a favor del respeto y confianza hacia la


Administración de Justicia dice relación con evitar la dispersión judi-
cial, ya que la falta de claridad en las decisiones judiciales, además
de constituir una externalidad negativa del Poder Judicial, debilita
la credibilidad del mismo ante la población y afecta la igual pro­
tección de la ley en el ejercicio de los derechos, una garantía de
contenido procesal ampliamente reconocida tanto nacional como
internacionalmente.33

Sin embargo, la sola uniformidad judicial no basta. Es necesario


atender al contenido de las decisiones judiciales. En tal contexto, el
juez debe resolver “cada caso según las especificidades del asunto
—hechos y argumentos debatidos—, con estricta sujeción al dere-
cho, excluyendo las convicciones personales de tipo moral, religioso,

32
Para consultar el Índice de Accesibilidad a la Información Judicial en Internet, ver:
http://www.poderjudicial.cl/noticias/File/InformeCEJA2013.pdf?opc_menu=
&opc_item=
33
Adicionalmente, la dispersión judicial desfavorece la importancia de la juris­
prudencia como forma de prevención terciaria del conflicto jurídico. En efecto, como
dicen José Francisco García y Francisco Javier Leturia, si las sentencias judiciales tie-
nen un alto grado de aleatoriedad, si su contenido puede variar entre un caso y otro
similar, los sujetos racionalmente no pueden adecuar su conducta al Derecho, pues
este es cambiante y se verán alentados a asumir conductas oportunistas frente a
los procesos judiciales (García, José Francisco y Francisco Javier Leturia, “Justicia
Civil: Una Reforma Pendiente”, Serie Informe Político 88, Instituto Libertad y Desa-
rrollo, Santiago, 2005, p. 30).
28 Arturo Felipe Onfray Vivanco

político, y con total prescindencia de cualquiera interferencia ajena


al litigio, ya sea que ésta se origine desde adentro o fuera de la orga-
nización judicial. Es por esto que resulta indispensable defender la
imparcialidad del juez no como una prerrogativa corporativa sino
como una garantía del ciudadano de contar con un tercero ecuáni-
me para solucionar su pleito”, 34 en cuyo norte brillen los valores jurí-
dicos fundamentales, como la vida, la justicia, la tolerancia y el
respeto a la diversidad, entre otros.

3. El juez, entonces, debe procurar, en su ejercicio profesional, y


también en su vida privada, ser un modelo y ejemplo que favorezca
el respeto y confianza hacia la Administración de Justicia, a cuyos
efectos la publicidad de sus actuaciones y la calidad de sus decisio-
nes se revelan como elementos centrales.

34
Para mayores detalles, ver: http://jurisdiccionydemocracia.cl/2012/04desafios-
del-poder-judicial/
Capítulo V
¿Qué actitud debe asumir un
juez responsable?

1. El artículo 44 del Código de Ética Judicial expresa:

El juez debe estar dispuesto a responder voluntariamente por


sus acciones y omisiones.

La responsabilidad es un principio central de la conducta huma-


na, del Derecho y, por cierto, de la Administración de Justicia, el cual
lleva a responder ante sí mismo y ante los demás por las acciones y
omisiones propias, realizadas en forma libre, más allá del campo del
arbitrio y disenso legítimo.

2. Como correlato de la independencia judicial aparece la res-


ponsabilidad de los jueces por sus actos, la cual en Chile supone el
reconocimiento de una responsabilidad penal por delitos funciona-
rios, de una responsabilidad civil, de una responsabilidad discipli­
naria y, desde 1980 en adelante, de una responsabilidad política,

29
30 Arturo Felipe Onfray Vivanco

cuyos orígenes están en el impeachment anglosajón.35 Como com-


plemento de la responsabilidad del juez está la del Estado por los
errores judiciales en materia penal.36

3. La responsabilidad es el marco ético general que regula la acti­


vidad de los jueces y, en tal sentido, el deber de asumir las conse-
cuencias de sus acciones u omisiones libres es parte de un correcto
sistema de responsabilidad institucional.

El Código Iberoamericano de Ética Judicial, en cuanto establece


valores asociados a un magistrado ideal, supone un compromiso
ético superior al mero establecimiento de un sistema de responsabi-
lidad genérico y por ello exige que el juez mantenga una colabora-
ción activa en favor del esclarecimiento de los hechos que pueden
servir de base para comprometer su responsabilidad, en el caso que
ello sea pertinente.

35
De tales tipos de responsabilidad resultan especialmente críticas la responsabili-
dad política al vulnerar su existencia la independencia externa en especial en el caso
de jueces continentales que no representan una fuerza política.
En el caso de Chile, a comienzos de los años noventa se inició una acusación constitu-
cional contra varios ministros de la Corte Suprema por notable abandono de sus
deberes, la que concluyó en la remoción de uno de ellos. Para mayores detalles, ver:
Matus Acuña, Alejandra, Libro Negro de la Justicia Chilena, Editorial Planeta,
Santiago, 1999 (disponible en Internet en el siguiente sitio Web: http://www.archivo-
chile.com/Poder_Dominante/pod_publi_just/sobre/PDdocsobrepodjudi0002.pdf).
La responsabilidad disciplinaria, a su vez, debilita la independencia interna, en especial
en sistemas manifiestamente jerarquizados como son los latinoamericanos, para lo
cual se ha buscado morigerar el alcance de la referida responsabilidad, extendiéndola,
en la terminología de Francesco Carnelutti, solamente al error in procedendo y no al error
in iudicando.
36
El artículo 19 No. 7 letra i) de la Constitución Política de la República señala lo si-
guiente: “La Constitución asegura a todas las personas (…) El derecho a la libertad per-
sonal y a la seguridad individual. En consecuencia: (…) Una vez dictado sobreseimiento
definitivo o sentencia absolutoria, el que hubiere sido sometido a proceso o condenado
en cualquier instancia por resolución que la Corte Suprema declare injustificadamente
errónea o arbitraria, tendrá derecho a ser indemnizado por el Estado de los perjuicios
patrimoniales y morales que haya sufrido. La indemnización será determinada judicial-
mente en procedimiento breve y sumario y en él la prueba se apreciará en conciencia”.
Capítulo VI
¿Qué actitud debe tener el juez
ante los incumplimientos graves
de sus colegas?

El artículo 45 del Código Iberoamericano de Ética Judicial dice así:

El juez debe denunciar ante quien corresponda los incumplimien­


tos graves en los que puedan incurrir sus colegas.

Uno de los cambios relevantes en la ética judicial es, parafra-


seando a Augusto Mario Morello, su transición desde un garantismo
formal a una tutela efectiva de la misma, lo que aparece de mani-
fiesto con el generalizado establecimiento de Comisiones de Ética
Judicial.37,38

37
Para mayores detalles ver Morello, Augusto Mario, Constitución y Proceso.
La nueva edad de las garantías jurisdiccionales, Librería Editora Platense y Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1998.
38
En el caso chileno, ver el auto acordado de la Corte Suprema, de 14 de diciembre
de 2007, sobre Principios de Ética Judicial y Comisión de Ética (texto refundido).

31
32 Arturo Felipe Onfray Vivanco

El juez debe ser un vigilante responsable de los incumplimientos


graves de sus colegas no solamente con el fin de sancionar y, en lo
posible, evitar la consumación de los efectos de tales infracciones
sino que, también, con el propósito de demostrar un compromiso
con el bien institucional de la Administración de Justicia, favorecien-
do un ejercicio propedéutico en pos de su perfeccionamiento.39

39
Así, por ejemplo, hace pocos años atrás un magistrado de primera instancia se
atrevió a denunciar a un ministro de una Corte de Apelaciones que lo llamó telefóni-
camente para solicitarle favorecer a una parte en una causa. El hecho fue denunciado
a sus superiores por el juez del tribunal inferior y, luego de aquello, se erradicaron
significativamente si no totalmente los referidos casos, los que hasta entonces cons-
tituían algo más bien tolerado. El presente caso ilustra un efecto de la denuncia de
incumplimientos graves de colegas, en cuanto no solamente tiene por propósito un
descubrir y sancionar conductas pasadas sino que también, y sobre todo, permitir
contribuir a que la Administración de Justicia se preste con excelencia, desarrollando,
para ello, una conciencia ética que haga innecesaria la denuncia, no por desidia sino
que por irrelevancia dado el natural cumplimiento de los deberes éticos por parte de
los jueces.
Capítulo VII
¿Qué actitud debe asumir el juez
frente a promociones o ascensos
irregulares o injustificados?

El artículo 46 del Código Iberoamericano de Ética Judicial


señala:

El juez debe evitar favorecer promociones o ascensos irregulares


o injustificados de otros miembros del servicio de justicia.

Sin duda uno de los temas sensibles en la Administración de Jus-


ticia dice relación con el nombramiento y el ascenso de los magistra-
dos judiciales así como de los funcionarios subalternos y auxiliares
de la Administración de Justicia. Se trata de un área compleja en la
cual no siempre es fácil sustraerse a múltiples presiones externas o
internas más aún en una época en la cual el rol del juez en la socie-
dad se ha revitalizado ya que “las patologías del poder, exacerbadas
como nunca antes, trasladaron a los aparatos judiciales una serie de

33
34 Arturo Felipe Onfray Vivanco

expectativas que los transformó en los nuevos garantes del ejercicio


responsable del poder y de las libertades individuales y públicas”.40

El juez, sin embargo, debe ser un garante de las promociones y


ascensos regulares y justificados y, en dicho ejercicio, contribuir
a erra­dicar una serie de prácticas que, de alguna manera, atentan
contra la transparencia de tales procesos ya se trate del tradicio-
nal besamanos o del recurso a las redes de contacto por no hablar
de actos manifiestamente ilícitos en cuanto asociados con tipos
penales.

A su vez, resulta necesario que el juez alce su voz en los casos en


que se vislumbren prácticas inconvenientes o irregulares en los
nombramientos de los magistrados judiciales, tal como lo ha hecho
recientemente la Corte Suprema, a través de su Presidente, Rubén
Ballesteros Cárcamo, a propósito de la designación de los miembros
del Máximo Tribunal, proceso en el cual intervienen, además de la
propia Corte Suprema, el Ejecutivo y el Congreso.41 Dicha autoridad
ha representado el retraso en los nombramientos, lo cual “se tradu-
ce en que el Máximo Tribunal en largos períodos no cuente con su
dotación completa, lo que no es conveniente para su correcto fun-
cionamiento”; y el análisis que se realiza de los méritos de los candi-
datos, a cuyo respecto ha señalado que “no se contempla atribución
constitucional o legal que autorice al Presidente ni a los miembros

40
Valadés, Diego, Los Consejos de la Judicatura: Desarrollo institucional y cam-
bio cultural, Editorial IIJ, México, 2001, p.1.
41
En Chile, los Ministros de la Corte Suprema son nombrados por el Presidente de
la República, con el acuerdo del Senado, adoptado por los dos tercios de sus miem-
bros en ejercicio, en sesión especialmente convocada al efecto.
La responsabilidad institucional de los jueces 35

del Senado a considerar o ponderar el contenido o mérito de las


resoluciones judiciales que hayan redactado los magistrados
nominados”.42

42
Para mayores detalles, ver: www.poderjudicial.cl
Capítulo VIII
¿Qué actitud debe asumir el juez
en relación con las acciones que
signifiquen un mejor funcionamiento
de la Administración de Justicia?

El artículo 47 del Código Iberoamericano de Ética Judicial indica lo


siguiente

El juez debe estar dispuesto a promover y colaborar en todo lo


que signifique un mejor funcionamiento de la administración
de justicia.

Nuevamente el artículo 47 del Código Iberoamericano de Ética


Judicial recuerda la importancia de la pertenencia a un sistema cuyo
éxito es una tarea conjunta y, por lo tanto, uno en el cual el aporte
de todos y cada uno de sus integrantes se revela esencial. El juez,
en tal sentido, es concebido como un promotor y colaborador de un
mejor funcionamiento de la Administración de Justicia.

Dicho deber ciertamente se vincula con las obligaciones propias


del cargo, tanto en el desempeño individual como en relación al

37
38 Arturo Felipe Onfray Vivanco

desempeño en vinculación con los otros. Con todo, como ya se ha


señalado a propósito del alcance que el Código Iberoamericano de
Ética Judicial da al juez institucionalmente responsable, en su artícu-
lo 42, esa colaboración debe ir más allá del mínimo exigido por la ley
y así, por ejemplo, es importante que los jueces ayuden en todas
aquellas acciones que signifiquen o apoyen un mejor funcionamien-
to de la Administración de Justicia aun cuando representen una car-
ga adicional a las funciones ordinarias del trabajo judicial.

Ejemplos de tales compromisos son la necesidad de contestar las


encuestas destinadas a evaluar el sistema de Administración de Jus-
ticia; el desarrollo de actividades orientadas a promover una mejor
Administración de Justicia, en particular las que acercan la ciudada-
nía a ella como es el caso de las jornadas de puertas abiertas, las
cuales están destinadas a explicar directamente a la gente ordina-
ria, en los despachos judiciales, el desempeño de los tribunales; la
participación activa en seminarios sobre el funcionamiento de la Jus­
ticia, ya sea como organizadores, expositores o asistentes; y la inter­
vención en jornadas de trabajo internas del Poder Judicial sobre
temas vinculados con su modernización, las cuales, en los últimos
años, han adquirido regularidad, en especial tratándose de la Corte
Suprema.
Capítulo IX
A modo de conclusión

De las líneas que preceden hay algunas ideas centrales a considerar


en el análisis de la responsabilidad institucional de los jueces, las que
merecen ser destacadas a modo de conclusión:

En primer lugar, existen importantes entrecruces entre los distin-


tos subsistemas que integran el Sistema de la Administración de
Justicia así como al interior del subsistema de los tribunales de justi-
cia, tanto nacionales como extranjeros, lo que hace que los resul­
tados de cada uno de tales elementos incidan en el todo, lo cual, a su
vez, exige el compromiso ético del juez de desempeñar adecuada-
mente su función, no solamente por el logro de las tareas propias
del despacho individual sino que también porque, con ello, contribu-
ye al éxito de la Administración de Justicia en su conjunto.

En segundo lugar, un juez institucionalmente responsable, más


allá del cumplimiento de sus labores ordinarias o de los requerimien-

39
40 Arturo Felipe Onfray Vivanco

tos específicos de su despacho, los cuales, como se ha señalado en el


párrafo anterior, necesariamente inciden en el conjunto de la Admi-
nistración de Justicia, debe tener un compromiso con el buen funcio-
namiento del sistema judicial y con la defensa de la independencia
judicial, ejercicio que puede asumir diversas posibilidades, tales como
la participación en organizaciones a favor de una mejor Administra-
ción de Justicia, el desempeño académico o la colaboración en el per-
feccionamiento del sistema de Justicia, dando cuenta de las dudas y
dificultades que surjan en la inteligencia y aplicación de las leyes.

En tercer lugar, el juez no solamente es un administrador de la


Justicia sino que también su embajador y, por lo tanto, debe procu-
rar, en su ejercicio profesional, y asimismo en su vida privada, ser un
modelo y ejemplo que favorezca el respeto y confianza hacia la Ad-
ministración de Justicia, a cuyos efectos la publicidad de sus actua-
ciones y la calidad de sus decisiones se revelan como elementos
centrales.

En cuarto lugar, el juez debe estar dispuesto a responder de sus


actos y omisiones, ya que, de lo contrario, el valor de la independen-
cia será amenazado por las sombras de la arbitrariedad.

En quinto lugar, el juez debe denunciar los incumplimientos gra-


ves de sus colegas no solamente con el fin de sancionar o, en lo posi-
ble, evitar la consumación de los efectos de dichas faltas sino que
también con el propósito de mejorar la Administración de Justicia.

En sexto lugar, el juez debe evitar favorecer promociones o ascen­


sos irregulares o injustificados y, para lograrlo, contribuir a erradicar
La responsabilidad institucional de los jueces 41

una serie de actos que atentan contra este ejercicio, lo que en oca-
siones exigirá incluso alzar la voz, en forma institucional, ante pro-
cesos inconvenientes o irregulares en los nombramientos de los
magistrados judiciales, ya se trate de los diseños normativos o de
las prácticas a ellos asociadas.

En séptimo lugar, el juez debe ser un promotor y colaborador de


un mejor funcionamiento de la Administración de Justicia, para lo
cual, en no pocas ocasiones, deberá asumir cargas adicionales a sus
tareas ordinarias, las cuales, en todo caso, con el tiempo, favorece-
rán su trabajo. Entre ellas se incluyen la participación en jornadas de
trabajo judiciales, en seminarios generales o en el desarrollo de acti-
vidades que favorezcan el establecimiento de puentes entre la Ad-
ministración de Justicia y la ciudadanía, como son las visitas a las
dependencias de los tribunales en las jornadas de puertas abiertas.

Una Administración de Justicia sin el necesario aporte que supone


la existencia de jueces responsables institucionalmente verá com-
prometida su misión ya que los jueces cautivos en sus oficios indi­
viduales tempranamente advertirán lo inútil de sus esfuerzos
incesantes desarrollados a espaldas del llamado ético en pos del
buen funcionamiento del sistema judicial en su conjunto, al que, con
claridad, convoca el Código Iberoamericano de Ética Judicial a los
depositarios de la jurisdicción.43

43
Para mayores detalles, ver: Ramos Méndez, Francisco, El mito de Sísifo y la
Ciencia Procesal, conferencia pronunciada el 14 de agosto de 1986 en las X Jornadas
Iberoamericanas de Derecho Procesal (disponible en: http://ebookbrowse.com/
gdoc.php?id=334246737&url=8d0d6ece6bebad1b174857ed1e39c14f).
Segundo lugar

RESPONSABILIDADE
INSTITUCIONAL DOS JUÍZES
COMO PRINCÍPIO ÉTICO
FUNDAMENTAL
Segundo lugar

RESPONSABILIDAD
INSTITUCIONAL DE LOS
JUECES COMO PRINCIPIO
ÉTICO FUNDAMENTAL*

Ricarlos Almagro Vitoriano Cunha**


* Juiz Federal. Justiça Federal 4a. Vara Federal do Espírito Santo.
* Traducción: Eber Betanzos.
** Secretaría Ejecutiva de la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial.
Introdução

Assumida como substrato do bom funcionamento das instituições


judiciárias, a responsabilidade institucional do juiz demanda
inicialmente uma investigação que permita tornar mais claro o seu
próprio fundamento teórico. Em que radica essa responsabilidade?
Essa é uma questão que coloco como essencial ao enfrentamento
do tema.

Além disso, é saliente o fato de a responsabilidade institucional


dos juízes estar inserida no âmbito de um código de ética, como
um dos princípios norteadores da atuação judicial. Que relação guarda
essa responsabilidade com a ética? Qual a razão dessa relevante
topografia? Que articulações daí deriva em relação aos demais
princípios da ética judicial ibero-americana? Essas são também
questões que serão enfrentadas no trabalho.

46
Introducción

Asumida como sustrato de adecuado funcionamiento de las institu-


ciones judiciales, la responsabilidad institucional del juez demanda
inicialmente una investigación que permita aclarar su propia base
teórica. ¿En qué recae la responsabilidad? Esta es una pregunta que
coloco como esencial para hacer frente al tema.

También, se hace hincapié en el hecho de que la responsabilidad


institucional de los jueces se inserta en el ámbito de un código de
ética, como uno de los principios rectores de la actuación judicial.
¿Qué relación guardan esta responsabilidad con la ética? ¿Cuál es la
razón de esta topografía relevante? ¿Qué articulaciones derivan de
esta situación en relación con otros principios de la ética judicial
Iberoamericana? Estos son también temas que serán enfrentados
en el trabajo.

47
48 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

Por fim, de que forma esta responsabilidade se manifesta? Em


que termos pode-se dizer que a atuação de um juiz é dessa forma
responsável ou não? Que possíveis consequências podemos esperar
quando nos deparamos com um desvio dessa responsabilidade?
Esses questionamentos estão reservados à parte final deste estudo
e, no seu conjunto, espero que se possa aquilatar a relevância dessa
dimensão ético-profissional da magistratura.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 49

Por último, ¿Cómo se manifiesta esta responsabilidad? ¿En qué


términos se puede decir que la actuación de un juez es, de esa
forma, responsable o no? ¿Qué posibles consecuencias podemos
esperar cuando nos encontramos con un cambio en esa responsabi-
lidad? Estas preguntas están reservadas para la parte final del estu-
dio y, en general, espero que podamos aquilatar la relevancia de
esta dimensión ética de los jueces profesionales.
Capítulo I
O fundamento da responsabilidade
institucional do juiz

Toda instituição está animada por um fim que a orienta em sua


atuação. Quanto instituída uma entidade, a ela estarão associados
poderes, distribuídos em centros de competência específicos que,
em seu conjunto, estarão vocacionados à realização dos fins
institucionais para os quais ela nasceu. Afirmar que o juiz deve agir
com responsabilidade institucional significa que, na sua atuação,
em nome da instituição, jamais deve ele perder essa visão de
pertença orgânica, ou seja, de que ele é um elemento componente
da instituição judiciária como um todo, jamais uma parcela atômica
independente e autônoma.

Em que pesem essas linhas preliminares adiantarem algo de


essencial quanto ao tema em estudo, certo é que ainda é muito
pouco para responder as questões básicas postas na introdução
deste trabalho. De fato, o encaminhamento de alguma resposta
somente pode dar-se após uma análise íntima da anatomia das

50
Capítulo I
El fundamento de la responsabilidad
institucional del juez

Toda institución está animada por un fin que orienta su actuación.


En cuanto establecida una entidad, a ella estarán asociados pode-
res, distribuidos en centros de competencia específicos que, en con-
junto, estarán orientados a la realización de los fines institucionales
para los cuales ella nació. Afirmar que el juez debe actuar con res-
ponsabilidad institucional significa que, en su forma de actuar, en
nombre de la institución, nunca debe perder de vista esta pertenen-
cia orgánica, es decir, de que él es un elemento constitutivo de la
institución judicial en su conjunto, no una porción atómica indepen-
diente y autónoma.

A pesar de que estas líneas preliminares adelantan algo de esen-


cial en cuanto al tema objeto de estudio, lo cierto es que todavía es
demasiado poco para responder a las preguntas básicas formula-
das en la introducción. De hecho, la emisión de una respuesta sólo
puede darse después de un examen minucioso de la anatomía de las

51
52 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

pessoas jurídicas em geral, que revele o fundamento jurídico da


correlação entre o agente público e as instituições a que serve. É o
que me proponho a fazer neste tópico inaugural.

1. O fundamento jurídico da responsabilidade


institucional dos agentes públicos em geral

O Direito lida inicialmente com categorias fundamentais na


construção de um arcabouço teórico-sistemático que viabiliza,
a partir daí, a estruturação dessa disciplina. Dentre essas
categorias de base encontramos os bens e as pessoas. Seguem-se
múltiplas derivações classificatórias em um e outro grupo,
destacando-se, para o objetivo deste estudo, a dualidade marcante
entre pessoas físicas (ou naturais) e pessoas jurídicas.

A divisão já se põe juntamente com um problema, porquanto


pessoas jurídicas, em princípio, são construções idealizadas no
âmbito do mundo jurídico, sem uma presença natural objetiva que
lhes permita uma evidenciação concreta no mundo sensível, senão
através das suas próprias manifestações, como adiante detalharei.

Isso se torna um problema exatamente porque estamos


acostumados a perceber como realidades tão somente aquilo que
é tangível, ou seja, normalmente temos a convicção de que toda a
realidade está encerrada no âmbito daquilo que vemos e tocamos.
Entretanto, a teoria dos objetos revela a existência de constelações
outras que não apenas a dos objetos materiais, como por exemplo,
os valores e os objetos matemáticos, que são idealidades que
se tornam objetos para a nossa consciência, tão “reais” quanto as
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 53

personas jurídicas en general, la cual revele el fundamento jurídico


de la correlación entre el funcionario público y las instituciones a las
que sirve. Esto es lo que me propongo hacer en este tema inaugural.

1. El fundamento jurídico de la responsabilidad


institucional de los funcionarios públicos en general

El Derecho se ocupa de las categorías fundamentales de la cons-


trucción de un marco teórico que permite sistemática, a partir de
ahí, la estructura de esta disciplina. Entre estas categorías de base
se encuentran los bienes y las personas. Siguen a ello múltiples deri-
vaciones clasificatorias en un grupo y en otro, destacándose, para
los fines de este estudio, la dualidad marcante entre las personas
físicas (las naturales) y las personas jurídicas.

La división ya se coloca junto con un problema, porque las em-


presas, en principio, son construcciones idealizadas dentro del mun-
do jurídico, sin una presencia natural objetiva que les permita una
evidenciación concreta en el mundo sensible, sino a través de sus
propias manifestaciones, como adelante detallaré.

Esto se convierte en un problema, precisamente porque estamos


acostumbrados a percibir como una realidad tan sólo aquello que es
tangible, es decir, por lo general tenemos la creencia de que toda la
realidad está contenida dentro de lo que vemos y tocamos. Sin em-
bargo, la teoría de los objetos revela la existencia de otras constela-
ciones que no son objetos materiales, como los valores y objetos
matemáticos, que son idealidades que se convierten en objetos para
nuestra conciencia, tan “reales”, como las materialidades tangibles
54 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

materialidades tangíveis com as quais estamos imediatamente


acostumados a lidar. De qualquer forma, como disse, essa percepção
reduzida da totalidade do “mundo objetivo” acaba por tornar
problemática a identificação ontológica das pessoas jurídicas, ou
seja, o que são efetivamente elas?

Na tentativa de superar o problema, Savigny as reconheceu


como uma ficção jurídica, não dotadas de realidade, sendo apenas
um artifício técnico que atenderia às necessidades da vida em
comum (SAVIGNY, 1855). Conquanto engenhosa a solução, bem
nos adverte Miguel Reale para as dificuldades que os tribunais
encontraram diante de situações tais como a da falência de uma
sociedade anônima, sem qualquer alcance na pessoa dos acionistas,
ou ainda quando uma sociedade civil recreativa falhava em seus
objetivos, em razão de inúmeras dívidas contraídas, mas mesmo
assim os seus associados nada respondiam por elas (1986, p. 230).

Entretanto, o maior problema em ver as pessoas jurídicas como


simples ficções está na desconsideração de situações cotidianas em
que somos diretamente afetados por ações imputadas a elas.
De fato, a proposta de Savigny não dá conta de explicar como
poderia então essa paradoxal “entidade inexistente” lesionar
efetivamente os interesses de determinadas pessoas naturais, a
exemplo do que ocorre com o descumprimento de uma cláusula
contratual de fornecimento de um determinado produto a certo
consumidor. De fato, não há nada de fictício quando o Estado
determina o encarceramento de alguém, responsabilizando-o por
um crime cometido, ou ainda quando determinado Município
determina a demolição de um imóvel irregularmente construído, ou
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 55

con las que estamos acostumbrados inmediatamente a lidiar.


De todos modos, como ya he dicho, esta percepción reducida de
totalidad del “mundo objetivo” resulta ser problemática para la
identificación ontológica de la problemática de las personas jurídi-
cas, es decir, ¿qué son en realidad?

En un intento de superar el problema, Savigny las reconoció


como una ficción jurídica, no dotadas de realidad, siendo apenas
un artificio técnico que atendería a las necesidades de la vida en
común (Savigny, 1855). Aunque ingeniosa solución, bien nos ad-
vierte Miguel Reale de las dificultades que los tribunales han
encontrado en situaciones como la quiebra de una empresa, sin
ningún alcance a la persona de los accionistas, o incluso si en una
sociedad civil recreativa, que fracasó en sus objetivos, debido a las
numerosas deudas, sus asociados no respondieron en nada de
ellas (1986, p. 230).

Sin embargo, el mayor problema en ver a las personas como


meras ficciones legales está en la desconsideración de las situacio-
nes cotidianas en las que estamos directamente afectados por las
acciones imputadas a ellas. De hecho, la propuesta de Savigny no
da cuenta de cómo se podría explicar esta paradójica “entidad
inexistente”, que lesiona eficazmente los intereses de ciertas perso-
nas naturales; es el ejemplo de lo que ocurre con el incumplimiento
de una cláusula contractual para el fortalecimiento de un deter­
minado producto a un determinado consumidor. De hecho, no hay
nada de ficción en cuanto el estado determina el encarcelamiento de
alguien, culpándolo de un delito, o cuando un municipio en particu-
lar determina la demolición de un edificio construido ilegalmente, o
56 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

mesmo a paralização de uma obra não licenciada. Essas ações, bem


tangíveis aos nossos olhos, por vezes dolorosamente sentidas,
não têm nada de ficções, mas configuram atuações concretas de
pessoas jurídicas determinadas. Tanto é assim que, via de regra, a
responsabilidade por eventual abuso de poder será da própria pessoa
jurídica, ela mesma sendo diretamente demandada na via judicial, e
não os seus agentes.1

Assim, as pessoas jurídicas, a despeito de não serem naturalmente


encontradas no mundo, podem ser aí desveladas em suas múltiplas
atuações concretas, ganhando assim foro de realidade, por uma
fenomenologia a elas aplicada, que mais originariamente revela o
demiurgo no homem. De fato, a existência humana se consolida
em um projeto que vai instaurando o mundo, entendido como
um conjunto de possibilidades significativas. Essa sua relação de
copertença com a história, marcada pelo seu potencial instituidor,
configura um privilégio peculiar que é próprio ao homem, fazendo
dele uma espécie de demiurgo, que o habilita à construção do
próprio mundo, em todas as múltiplas possibilidades semânticas
do termo. Assim, também no mundo do Direito, essa ação criadora
se revela, notadamente na instituição de pessoas e instituições
que, conquanto não possam ser assumidas imediatamente
como realidades naturais e corpóreas, têm a sua manifestação

1
No Brasil isso fica claro diante da regra de responsabilidade insculpida no art. 37,
§ 6o., da sua Constituição Republicana de 1988, verbis: “As pessoas jurídicas de
direito público e as de direito privado prestadoras de serviços públicos responderão
pelos danos que seus agentes, nessa qualidade, causarem a terceiros, assegurando
o direito de regresso contra o responsável nos casos de dolo ou culpa”.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 57

incluso un paro de actividades sin licencia. Estas acciones, bien tan-


gibles a nuestros ojos, a veces dolorosamente sentidas, no tienen
nada de ficciones, más configuran acciones concretas para deter­
minadas personas jurídicas. Tanto es así que, por regla general, la
responsabilidad de cualquier eventual abuso de poder será de la pro­
pia entidad jurídica, ella misma siendo directamente demandada
judicialmente, y no sus agentes.1

Por lo tanto, las personas jurídicas, a pesar de no ser naturalmen-


te encontradas en el mundo, pueden estar desveladas en sus múlti-
ples actuaciones concretas, ganando cierto espacio de realidad, por
una fenomenología que aplica a ellas, que más originalmente revela
el demiurgo en el hombre. De hecho, la existencia humana se conso-
lida en un proyecto que va a ser instaurado en el mundo, entendido
como un conjunto de posibilidades significativas. Está su relación
de co-pertenencia con la historia marcada por su potencial insti-
tuidor, configurando un privilegio peculiar, que es propio del hom-
bre, haciendo de él una especie de demiurgo, que permite la
construcción del mundo propio, en todas las múltiples posibilidades
semánticas del término. Por lo tanto, también en el mundo del Dere-
cho, esta acción creativa se desarrolla, sobre todo en la institución
de personas e instituciones que, a pesar de que no se pueden to-
mar de inmediato como realidades naturales y corporales, tienen su

1
En el Brasil queda claro mediante la regla de responsabilidad inscrita en el art. 37,
§ 6o., de su Constitución Republicana de 1988, que dice lo siguiente: “Las personas
jurídicas de derecho público y las de derecho privado prestadoras de servicios públi-
cos serán responsables por los daños que sus agentes, en esa cualidad, causen a
terceros, garantizando el derecho de repetir contra el responsable en caso de dolo
o culpa”.
58 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

inequívoca no mundo físico- natural, desvelando-se como


“realidades” presentes.

Portanto, parece-me certo que temos nas pessoas jurídicas


entidades efetivas que atuam no mundo sensível, operando mudanças
que não apenas se situam em um plano juridicamente abstrato.

A ideia de pessoa jurídica está associada a um fim específico,


que pode ser mais ou menos amplo, ou ainda mais ou menos nobre,
em decorrência da própria estatura do ente criado. Ademais, a
idealização de fins institucionais revela a necessidade de atribuição
de meios ou poderes para que sejam eles realizados. E ainda nessa
linha analítica, sem perder de vista o todo unitário a que estamos
vinculados, ela demanda uma especialização funcional, com
consequente atribuição de poderes específicos para realizá-la, que
acaba por revelar um nível de desconcentração funcional interna
corporis de estruturas que denominamos órgãos.

O símile com o homem é imediato: “o órgão faz parte da pessoa


coletiva, pertence ao ser, exatamente como acontece com os órgãos
da pessoa humana” (CAETANO, 1997, p. 204).2 A sua compreensão
ou visão como ente integral não impede que analiticamente seja ele
decomposto em unidades funcionais específicas a quem compete
a realização de tarefas próprias, as quais, reunidas, viabilizam a
existência do todo. Assim é que o homem somente é fisicamente

2
A expressão “pessoas coletivas”, utilizada pelo mestre português, pode ser
intercambiada sem prejuízo com a que venho empregando ao longo do texto:
“pessoas jurídicas”.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 59

máxima expresión en el plano físico-natural, revelándose como


“realidades” presentes.

Por lo tanto, parece cierto que tenemos en las personas jurídicas


entidades efectivas que actúan en el mundo sensible, operando
cambios que no sólo se encuentran en un plano jurídico abstracto.

La idea de persona jurídica está asociada con un fin determina-


do, que puede ser más o menos amplio, o más o menos noble, debido
a la propia estatura del ente creando. Por otra parte, la idealización
de los propósitos institucionales revela la necesidad de asignar me-
dios o poderes para que se lleven a cabo. Y en esa línea de análisis,
sin perder de vista toda la unidad a la que estamos sujetos, ella
demanda una especialización funcional, con la consiguiente atri­
bución de competencias específicas para realizarla, lo que acaba
revelando un nivel de descentralización funcional interna corporis de
estructuras que llamamos órganos.

El símil con el hombre es inmediato: “el órgano es parte de la per-


sona colectiva, pertenece al ser, exactamente como con los órganos
de la persona humana” (Caetano, 1997, p. 204).2 Su comprensión
o visión como entidad integral no impide que analíticamente sea
descompuesta en unidades funcionales específicas a quienes compe­
te la realización de las tareas propias, las cuales, reunidas, hacen
posible la existencia de todo. Así es que el hombre solamente es física-

2
La expresión “persona colectiva”, utilizada por el maestro portugués, se pueden
intercambiar sin perjuicio con el empleo en todo el texto del término: “personas
jurídicas”.
60 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

possível enquanto tal, ao vermos o concurso da atuação conjunta


dos seus diversos órgãos: respiratório, circulatório, digestivo etc.,
órgãos aos quais compete a realização de funções específicas e
para as quais foram adequadamente formados.

No âmbito das pessoas jurídicas, também não é concebível


pensá-las sem o recurso à sua composição orgânica, que viabiliza
a realização de funções específicas, manejadas pela colocação em
movimento de competências próprias. Exatamente por isso é que
os órgãos podem ser conceituados como “centros de competências
instituídos para o desempenho de funções estatais” (MEIRELLES,
1982, p. 47). E o confirma Marcelo Caetano (1997, p. 204):

É através dos seus órgãos que a pessoa coletiva conhece, pensa


e quer. O órgão não tem existência distinta da pessoa, a pessoa
não pode existir sem órgãos. Os atos dos órgãos são atos da
própria pessoa e tudo quanto diz respeito às relações entre
os diversos órgãos da mesma pessoa coletiva tem caráter
meramente interno.

Recapitulando, inspirado em um fim determinado, o homem


institui uma pessoa por meio do Direito, atribuindo-lhe uma
personalidade que lhe autoriza titularizar direitos e contrair deveres
na ordem jurídica. Ademais, a realização de tais fins pressupõe a
outorga de competências próprias a certas unidades funcionais que
a integram, os órgãos.

Ao contrário das entidades físicas, em que órgãos e pessoa


natural têm materialidade própria, no âmbito da pessoa jurídica,
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 61

mente posible en cuanto tal, al vernos en el concurso de la actuación


conjunta de sus diversos órganos: respiratorio, circulatorio, digesti-
vo, etc., que son los órganos competentes para llevar a cabo funcio-
nes específicas para las que fueron formados adecuadamente.

En el contexto de las personas jurídicas, también no es concebible


pensarlas sin el recurso de su composición orgánica, que permite la
realización de funciones específicas, manejadas por la colocación en
movimientos de competencias propias. Exactamente por eso es que
los órganos pueden ser conceptualizados como “centros de compe-
tencia establecidas por el desempeño de las funciones del Estado”
(Meirelles, 1982, p. 47). Y lo confirma Marcelo Caetano (1997, p. 204):

Es a través de sus órganos colegiados como la persona sabe,


piensa y quiere. El cuerpo no tiene existencia independiente de la
persona, la persona no puede existir sin órganos. Los actos de los
órganos son actos de la propia persona y todo lo concerniente
a las relaciones entre los diversos órganos de la misma persona
colectiva tiene un carácter meramente interno.

Recapitulando, inspirado en un fin determinado, el hombre esta-


blece una persona a través del Derecho, atribuyéndole una perso­
nalidad que le autoriza a ser titular de derechos y contraer deberes
en el orden jurídico. Además, la realización de tales fines presupone
u otorga la concesión de habilidades específicas para ciertas unida-
des funcionales que integran los órganos.

Al contrario de las entidades físicas, en las que los órganos y las


personas naturales tienen materialidad propia, en el ámbito de la
62 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

nem ela, tampouco as suas estruturas funcionais internas ostentam


tal qualidade. Daí deriva a necessidade premente de introdução de
um novo elemento que permita romper o plano da abstração para
“corporificá-las”, já que, como bem salienta Hartmut Maurer,
“querer e atuar somente os humanos podem” (2006, p. 589), pelo
que a pessoa jurídica necessita de homens para capacitá-las à
atuação. É exatamente com base nessa insuficiência gestacional
das pessoas jurídicas que o referido administrativista estabelece a
distinção entre órgãos e exercitante de órgãos, conceitos que permitem
dotá-las não apenas de capacidade jurídica, mas também de
capacidade de atuação.

Essa dualidade peculiar que ingressa na composição orgânica


leva alguns autores, como Juan Carlos Cassone, a afirmar que no
conceito de órgão entram em jogo um elemento objetivo e outro
subjetivo (2002, pp. 251-252):

[...] um elemento objetivo, caracterizado por um centro de


competências —integrado por poderes ou faculdades, que se
referem tanto a potestades em sentido técnico como a atribuições—
e outro de carácter subjetivo, representado pela vontade e
capacidade necessária das pessoas físicas que desempenham a
titularidade do órgão, cuja vontade —emitida dentro dos limites
que marca o princípio da especialidade— imputa-se ao órgão
(em sua unidade) que ao expressar a vontade do sujeito, torna
possível a personalidade da pessoa jurídica estatal.

De fato, a pessoa jurídica somente deixa o plano criativo da


abstração para revelar-se como uma entidade concreta, na medida
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 63

persona jurídica, ni ella, ni tampoco sus estructuras funcionales


internas ostentan tal calidad. De ahí la necesidad urgente de intro-
ducir un nuevo elemento que permita romper el plano de la abstrac-
ción para “encarnarlas”, ya que ya que, como bien señala Hartmut
Maurer, “querer y actuar sólo los humanos pueden” (2006, p. 589),
por lo que la persona jurídica necesita hombres para que puedan
actuar. Es exactamente con base en esta insuficiencia gestacional
de las personas jurídicas, que el referido administrativista distingue
entre órganos y ejercitante de órganos, conceptos que permiten do-
tarlas de apenas capacidad jurídica y de la capacidad de actuar.

Esta dualidad peculiar, que entra en la composición orgánica lleva


a algunos autores como Juan Carlos Cassone, a afirmar que en el
concepto de agencia entra en juego un elemento objetivo y otro
subjetivo (2002, pp. 251-252):

[...] Un elemento objetivo, que se caracteriza por un centro de


competencia —construido por los poderes o facultades que se
refieren tanto a las potestades en el sentido técnico como a las
atribuciones— y otros de carácter subjetivo, representado por
la voluntad y la capacidad de los individuos requeridos de las
personas físicas que desempeñan la titularidad de un órgano,
cuya voluntad —emitida dentro de los límites marca el inicio de
la especialidad— imputa al órgano (en su unidad) que al expre­
sar la voluntad del sujeto, hace posible la personalidad jurídica
del Estado.

De hecho, la persona jurídicamente solamente deja el plano crea­


tivo de la abstracción para revelarse como una entidad concreta, en
64 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

em que se estabelece uma ponte com o real, quando se lhe dá uma


dimensão voluntária própria, o que se realiza por meio da inserção
da figura do funcionário, ou seja, aquele ente natural que se vincula
ao órgão através de um cargo público. Esse ato de investidura do
servidor, em que correlatamente o cargo é por ele provido, coloca-o
em uma posição singular. Ao mesmo tempo em que insufla no ente
abstrato a vida, também lhe retira (do ente natural) algo, a saber, a
liberdade de agir com independência.

Portanto, realizando as funções inerentes aos cargos


integrantes da estrutura do órgão e, em última análise, vinculado
à própria estrutura da pessoa jurídica, a sua atuação já não lhe
pertence mais, senão como um instrumento de realização do fim
institucional da pessoa jurídica, tanto assim que tais atos são
imputados a ela.

Portanto, o agente público não atua como representante


da pessoa jurídica, tampouco é um seu mandatário, na verdade
predomina a noção orgânica introduzida por Otto Von Gierke, no
sentido de que “a pessoa jurídica expressa a sua vontade através
dos seus próprios órgãos, titularizados por seus agentes (pessoas
humanas), na forma de sua organização interna” (MEIRELLES,
1982, p. 47). Sintetizando com Hely Lopes Meirelles (1982, p. 49):

Como partes das entidades que integram, os órgãos são meros


instrumentos de ação dessas pessoas jurídicas, preordenados
ao desempenho das funções que lhe forem atribuídas pelas
normas de sua instituição e funcionamento. Para a eficiente
realização de suas funções, cada órgão é investido de determinada
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 65

la medida en que establece un puente con lo real, en cuando se le da


una dimensión voluntaria propia, lo que se realiza a través de la in-
serción del funcionario, o sea, aquel ente natural que está vinculado
al órgano a través de un cargo público. Este acto de investidura del
servidor, en el que la posición es concomitante al cargo a él asignado,
lo coloca en una posición singular. Al mismo tiempo en que se intro-
duce en el ente abstracto la vida, también le priva (del ente natural)
de algo, a saber, la libertad de actuar de forma independiente.

Por lo tanto, la realización inherente de las funciones de los


cargos integrantes de la estructura del órgano y, en última instancia,
vinculado a la propia estructura de la persona jurídica, su actuación,
ya no le pertenece más, sino como un instrumento de realización del
fin institucional de la persona jurídica, tanto por lo que tales actos se
imputan a ella.

Por lo tanto, el funcionario público no actúa como representante


de la persona jurídica, tampoco su representante, en realidad predo-
mina la noción orgánica introducida por Otto von Gierke, en el sen-
tido de que “la persona jurídica expresa su voluntad a través de sus
propios órganos, titularizados por sus agentes (personas humanas),
en la forma de organización interna” (Meirelles, 1982, p. 47). Sin-
tetizando con Hely Lopes Meirelles (1982, p. 49).

Como parte de las entidades que integran, los órganos son meros
instrumentos de acción de las personas jurídicas, preordenadas
al desempeño de las funciones asignadas por las normas de su
institución y funcionamiento. Para el eficiente desempeño de
sus funciones, cada órgano está investido de determinada
66 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

competência, redistribuída entre seus cargos, com a correspondente


parcela de poder necessária ao exercício funcional de seus
agentes.

Portanto, podemos visualizar a anatomia da pessoa jurídica


como um complexo que engendra não apenas os órgãos que lhe
são próprios, mas também as pessoas naturais que a eles estão
vinculados, por meio dos cargos públicos. Entretanto, daí não
decorre qualquer relação de identidade física entre tais pessoas,
mas tão somente um vínculo jurídico que se estabelece entre elas,
de tal forma que “a vontade psíquica do agente (pessoa física)
expressa a vontade do órgão, que é a vontade do Estado, do Governo
e da Administração” (MEIRELLES, 1985, p. 50).

O Estado, por ser pessoa criada pelo Direito, não tem vontade
nem ação próprias. Estas são qualidades das pessoas físicas. Mesmo
assim, juridicamente, são-lhe reconhecidos tais atributos, isto é,
um querer e um agir que se constituem pela vontade e pela atuação
dos agentes públicos (pessoas que prestam serviço ao Estado ou
executam atividades de sua alçada). Essa constatação conduziu
à elaboração de teorias que procuram explicar as manifestações
enunciadas pelos diferentes compartimentos do Estado, onde se
forma o seu querer e se concretiza o seu agir. Daí surge a teoria
dos órgãos, ou seja, “das diferentes unidades que sintetizam círculos
de poder, onde se forma e manifesta o querer e o agir do Estado,
nos diferentes setores, em que lhe incumbe prover” (MELLO, 1981,
p. 61).
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 67

competencia, redistribuida entre sus cargos, con la correspon­


diente cantidad de poder necesaria para el ejercicio funcional de
sus agentes.

Por lo tanto, podemos visualizar la anatomía de la persona jurí-


dica como un complejo que engendra no sólo a los órganos propios
que le son propios, sino también a las personas naturales que a ellas
están vinculadas a través de un cargo público. Sin embargo, esto no
tiene ninguna relación física de identidad entre tales personas, mas
tan solamente un vínculo jurídico que se establece entre ellas, por
lo que “la voluntad psíquica del agente (persona física) expresa la
voluntad del cuerpo, que es la voluntad del Estado, el Gobierno y
la Administración”. (Meirelles, 1985, p. 50).

El Estado, al ser una persona creada por el Derecho, no tiene


volun­tad ni acción propia. Estas son cualidades de las personas físi-
cas. Aun así, jurídicamente, les son reconocidos esos atributos, esto
es, un querer y un actuar, que se constituyen por la voluntad y por la
actuación de los funcionarios públicos (personas que prestan servi-
cios al Estado o ejercen actividades dentro de su alcance). Esta
constatación llevó a la formulación de las teorías que tratan de
explicar las manifestaciones enunciadas por distintos comparti-
mentos del Estado, donde se forma su necesidad y se materializa su
acto. De ahí surge la teoría de los órganos, es decir, “de las diferen-
tes unidades que sintetizan los círculos de poder, en donde se forma
y expresa el querer y el actuar del Estado, en los diferentes sectores,
en que le incumbe proveer”. (MELLO, 1981, p. 61)
68 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

Essa fisiologia interior das pessoas jurídicas, ou seja, o movimento


que se dá no âmbito de sua estrutura, ela é demarcada por
uma relação de imputação, como já disse mais acima. De fato, um
exemplo pode bem ilustrar essa situação. A Constituição da
República Federativa do Brasil, em seu art. 37, estabelece uma
série de princípios a que deve submeter-se a Administração Pública,
dentre eles o da impessoalidade. Impessoal deve ser a atuação
administrativa, no sentido de que os interesses pessoais dos seus
agentes não pode ser o norte ou visada primeira do seu agir, o que
demonstra que ao ser investido em um cargo público, o agente já
não pode desfrutar de uma liberdade incondicionada de ação, mas,
ao contrário, deve vincular a sua vontade aos fins institucionais
a que serve, por mais amplos que sejam os poderes ou competências
que lhes sejam atribuídas e eventuais margens discricionárias que
daí derivem.

Por outro lado, o mesmo princípio da impessoalidade impede


que a publicidade de atos, programas, obras, serviços e campanhas
dos órgãos públicos estejam associados a nomes, símbolos ou
imagens que caracterizem promoção pessoal de autoridades
ou servidores públicos (CRFB/88, art. 37, § 1o.). Ora, tal ocorre
exatamente porque quem atuou, realizou obras ou ainda prestou
serviços não foi o agente, mas a pessoa jurídica à qual está
ele vinculado. A atuação, que embora materialmente tenha ele
realizado, é imputada a ela.

E ainda, como acima destaquei, pelos eventuais danos causados


aos administrados pelos servidores públicos, deve responder a
própria pessoa jurídica de direito público, em demonstração
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 69

Esta fisiología interna de las personas jurídicas, o sea, el mo­


vimiento que se da en el ámbito de su estructura, es demarcada
por una relación de imputación, como ya he dicho anteriormente.
De hecho, un buen ejemplo puede ilustrar esta situación. La Consti-
tución de la República Federativa del Brasil, en su art. 37, establece
una serie de principios a los que debe someterse la Administración
Pública, dentro de ella la impersonalidad. Impersonal debe ser la
actuación administrativa, en el sentido de que los intereses perso-
nales de sus agentes no pueden ser dirección primaria de su acción,
lo que demuestra que al ser investido en un cargo público, el agente
ya no puede disfrutar de una libertad de acción incondicionada, mas,
al contrario, debe vincular su voluntad a los fines institucio­nales a
que sirve, por más amplios que sean los poderes o competencias
a ellos asignadas y los eventuales márgenes discrecionales deri­
vados de los mismos.

Por otra parte, el mismo principio de impersonalidad impide que


la publicidad de los actos, programas, obras, servicios y campañas
de los órganos públicos sea asociada con nombres, símbolos o imá-
genes que caracterizan la promoción personal de las autoridades o
servidores públicos (CRFB/88, art. 37, § 1). Ahora bien, esto ocurre
exactamente porque quien actuó, o realiza obras o también presta
servicios, no era el agente, mas era la persona jurídica a la cual es­
taba vinculada. La actuación, que aunque físicamente él ha hecho,
se le imputa a ella.

Y, sin embargo, como se destacó anteriormente, por los daños


eventuales causados a los administrados por los funcionarios públi-
cos debe responder la propia persona jurídica de derecho público, en
70 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

inequívoca de que a atuação daqueles é imputada a essa (CRFB/88,


art. 67, § 6o.).

Especificamente quanto ao juiz, dispõe o Código de Processo


Civil Brasileiro, em seu art. 133, que ele somente responderá por
perdas e danos decorrentes da sua atuação, quando no exercício
das suas funções agir com dolo ou fraude, o que deixa transparecer
a mesma relação de imputação, pois eventual erro judiciário é
imputado ao Estado; não a ele.

Tudo isso somente é concebível na medida em que a ação do


funcionário já não mais é assumida como própria, mas atribuída à
pessoa jurídica a que ele se vincula. Portanto, do ponto de vista jurídico,
há algo como uma curiosa “destituição parcial” da personalidade
das pessoas naturais que, ao serem investidos em um cargo público,
manifestam a sua anuência em ceder parte do vigor da sua
existência em prol da pessoa jurídica a que se vinculam. Isso justifica
o fato de que “a reponsabilidade pecuniária das administrações
públicas é assim ligada à sua personalidade jurídica” (HAURIOU,
2002, p. 506).

O que revela essa estrutura especificamente em relação aos


juízes? Muito embora a construção teórica acerca do órgão
tenha sido trabalhada na esfera do Direito Administrativo, ela
essencialmente pode ser aqui apropriada no âmbito do Poder
Judiciário, seja no que tange à estrutura administrativa presente
em qualquer tribunal, que exerce funções atípicas no campo da
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 71

demostración inequívoca de que la acción de aquellos es imputada


a esa (CRFB/88, art. 67, § 6o.).

Específicamente en cuanto al juez, dispone el Código de Proce­


dimiento Civil del Brasil, en su artículo 133, que él sólo responderá
por pérdidas y daños derivados de su actuación, en cuanto en el
ejercicio de sus funciones actúe con dolo o fraude, lo que revela
la misma relación de imputación, pues el eventual error judicial es
imputado al Estado, no a él.

Todo esto solamente es concebible en la medida en que la acción


del funcionario ya no más es asumida como propia, pero es atri­
buida a la persona jurídica a la que se vincula. Por lo tanto, desde un
punto de vista jurídico, hay algo como una curiosa “destitución par-
cial” de la personalidad de las personas naturales que, al ser inverti-
das en un cargo público, expresan su anuencia en ceder parte del
vigor de su existencia en pro de la persona jurídica a la que se vincu-
lan. Esto justifica el hecho de que “la responsabilidad pecuniaria
de la administración pública está tan ligada a su personalidad jurí­
dica” (Hauriou, 2002, p. 506).

¿Qué revela esta estructura específicamente en relación con los


jueces? Aunque la construcción teórica sobre el órgano ha sido tra-
bajada en el ámbito del Derecho Administrativo, ella esencialmente
puede ser aquí apropiada en el ámbito del Poder Judicial, ya sea en
relación con la estructura administrativa presente en cualquier
tribunal que tenga funciones atípicas en el campo de la adminis­
72 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

Administração, seja porque o juiz mesmo é um funcionário público


(em sentido lato).3

Ao ser selecionado e investido no cargo de juiz, a pessoa natural


servirá à instituição à qual estará integrada, por meio da concretização
de atos com base nas competências orgânicas que lhe serão
outorgadas. Essa visão de pertença, de ser alguém que integra a
instituição, por sua vinculação jurídica, é a base do que chamamos
responsabilidade institucional.

Baseado na tradição tomista, que identificava a possibilidade


de uma multiplicidade de partes diferenciadas agregarem-se para
a formação de uma unidade (unitas ordinis),4 posso dizer que as
pessoas jurídicas, como instituições, configuram uma unidade
de fim. Confirma-o a lição de Maurice Haurriou, para quem “os
agentes se tornam funcionários porque sua principal preocupação
deve ser o cumprimento de sua função, isto é, do seu serviço, e que
o poder que eles detêm somente deve ser um meio para chegar a
este resultado” (2002, p. 14). Por isso mesmo, após conceituar

3
Em verdade, é rica a terminologia usada para a designação dos agentes
públicos: agentes políticos, agentes honorários, servidores públicos, funcionários,
empregados públicos, dentre outras. Embora seja viável um detalhamento desse
quadro, dispenso-o neste trabalho, mas o faço com a advertência de que aqui não
me valho dessas nuances técnicas, utilizando os diversos termos quase sempre na
acepção de agente público, expressão de gênero que denota aquela pessoa natural
que, de algum modo vinculando-se a um cargo ou emprego público, desempenha
as funções a eles inerentes.
4
Uma mera unidade física pressupõe a combinação de partes homogêneas,
como ocorre na formação de um bloco de ferro. Por sua vez, uma unidade de ordem
é a reunião de partes diferentes que se voltam à realização de um fim específico, de
que é exemplo um relógio ou mesmo o corpo humano.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 73

tración, sea porque el juez mismo es un funcionario público (en sen-


tido amplio).3

Al ser seleccionado e investido como juez, la persona natural ser-


virá a la institución a la cual estará integrada, por medio de la con-
cretización de las acciones basadas en las competencias orgánicas
que le serán otorgadas. Esta visión de pertenencia, de ser alguien que
integra la institución, por su vinculación jurídica, es la base de lo
que llamamos responsabilidad institucional.

Basado en la tradición tomista, que identificaba la posibilidad de


una multiplicidad de diferentes partes agregadas para formar una
unidad (unitas ordinis),4 puedo decir que las personas jurídicas, como
las instituciones, constituyen una unidad de propósito. Se confir-
ma la lección de Maurice Haurriou, para quien “los agentes se con-
vierten en funcionarios porque su principal preocupación debe ser el
cumplimiento de su función, es decir, su servicio, y que el poder que
ellos detentan solamente debe ser un medio para lograr este resul-
tado” (2002. p 14). Por lo tanto, después de la conceptualización

3
De hecho, es una terminología rica usada para el nombramiento de los agentes
públicos: los agentes políticos, honorarios de representantes, funcionarios públi-
cos, funcionarios, empleados públicos, entre otros. A pesar de que es factible un
deta­llamiento de este marco, prescindo en este trabajo de ello, pero lo hago con la
advertencia de que aquí no me valgo de tales matíces técnicos, utilizando los diver-
sos términos casi siempre en el sentido de servidor público, expresión de género que
denota aquella persona natural que, de alguna manera se vinculan con un cargo pú-
blico, empleo o posición, desempeñando las funciones inherentes a ellos.
4
Una mera unidad física requiere la combinación de partes homogéneas, como
ocurre en la formación de un bloque de hierro. A su vez, una unidad de orden es la
reunión de las diferentes partes que se vuelven la consecución de un objetivo especí-
fico, por ejemplo un reloj o incluso el cuerpo humano.
74 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

funcionário público, o mestre francês estabelece (HAURRIOU,


2002, p. 731):

A ideia principal que deriva dos diversos elementos desta


definição é aquela de incorporação a uma instituição. Os
funcionários são aqueles que são incorporados à instituição
administrativa por um ato de nomeação unilateral do poder
público e torna-se elemento de tais agências coletivas que são os
órgãos e serviços das administrações públicas.

Portanto, a ideia de uma unidade de elementos diversos voltada


à realização de um fim institucional próprio, em que se verificam
correlações entre a pessoa jurídica e seus agentes, os que atuam em
nome dela através de uma relação de imputação, justifica e
esclarece porque todo o poder que lhes é investido está unicamente
fundamentado na sua vocação para a consecução daquele fim.
“Os agentes tornam-se funcionários porque sua principal
preocupação deve ser o cumprimento de sua função, isto é, do seu
serviço, e que o poder que eles detêm somente deve ser um meio
para chegar a este resultado” (HAURIOU, 2002, p. 14).

Toda essa longa digressão perseguiu o objetivo de evidenciar, na


própria estrutura ontológica das pessoa jurídicas, o fundamento
da responsabilidade institucional dos juízes. Ficou claro que a ideia
de instituição está associada à reunião de elementos distintos
para formar uma unidade de fim, e que a participação do agente
público na estrutura orgânico-institucional da pessoa jurídica exige
sejam-lhe entregues certas competências para que, mobilizadas,
promovam a consecução dos fins institucionais. Isso faz dele
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 75

de funcionario público, el maestro francés establece (HAURRIOU,


2002, p. 731):

La idea principal se deriva de los diversos elementos de esta


definición y aquella de la incorporación de una institución. Los
funcionarios son aquellos que son incorporados a la institución
administrativa por un acto de designación unilateral del poder
público y tornase en elemento de tales agencias colectivas que
son órganos y servicios de las administraciones públicas.

Por lo tanto, la idea de una unidad de diversos elementos dirigida


a la realización de un fin institucional propio, en el que se verifican
correlaciones entre la persona jurídica y sus agentes, los que ac-
túan en nombre de ella a través de una relación de imputación, jus-
tifica y explica por qué todo el poder que les es investido está
fundamentado en su vocación para la consecución de ese fin. “Los
agentes se convierten en funcionarios, ya que su principal preocu-
pación debe ser el cumplimiento de su función, es decir, de su servi-
cio, y que el poder que ellos detentan sólo debe ser un medio para
lograr este resultado” (Hauriou, 2002, p. 14).

Toda esta larga digresión persigue el objetivo de destacar, en la


propia estructura ontológica de la persona jurídica, el fundamento
de la responsabilidad institucional de los jueces. Quedó claro que la
idea de la institución está asociada con la reunión de elementos dis-
tintos para formar una unidad de propósito, y que la participación
del agente público en la estructura orgánico-institucional de la per-
sona jurídica exige que les sean entregadas ciertas competencias
para que, movilizadas, promuevan el logro de los propósitos institu-
76 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

alguém vinculado a tal realização, tornando-se responsável pelo


bom funcionamento da instituição a que serve, mister que lhe
exigirá algo mais do que a simples boa atuação de caráter técnico.
Daí a pertinência da disposição do Código Ibero- Americano de
Ética Judicial, quando afirma que “O juiz institucionalmente
responsável é aquele que, além de cumprir com suas obrigações
específicas de caráter individual, assume um compromisso ativo
com o bom funcionamento de todo o sistema judicial” (art. 42).

Pois bem, estabelecido o fundamento da responsabilidade


institucional do juiz, permanece a questão acerca do porquê dessa
responsabilidade refletir um aspecto ético da sua vida profissional,
questão que será objeto de estudo no item seguinte.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 77

cionales. Eso hace de él alguien vinculado a tal realización, convir-


tiéndose en responsable del buen funcionamiento de la institución
que sirve, ministerio que le exigirá algo más que la mera buena ac-
tuación de carácter técnico. De ahí la importancia de la disposición
del Código Iberoamericano de Ética Judicial, cuando afirma que
“El juez es una persona institucional responsable que, además de
cumplir con sus obligaciones de carácter individual específica, toma
un compromiso activo con el buen funcionamiento de todo el siste-
ma judicial” (art. 42).

Pues bien, establecido el fundamento de la responsabilidad insti-


tucional del juez, la pregunta permanece acerca del porqué de esa
responsabilidad de reflejar un aspecto ético de su vida profesional,
pregunta que será tema objeto de estudio en el próximo apartado.
Capítulo II
O caráter ético da
responsabilidade institucional

Antes de concentrar-me na entrega de razões que justifiquem a


pertinência da responsabilidade institucional ao campo da ética
judicial, impõe- se alguns delineamentos acerca do que se deve
entender por ética e, mais especificamente o que seria exatamente
a sua especificação no campo das práticas judiciárias.

1. Ética como conhecimento prático

Em nossas ações diuturnas, por vezes nos deparamos com um


inexplicável sentimento de arrependimento ou remorso pelo que
fizemos e cremos não deveríamos tê-lo feito. Outras vezes é o agir
dos outros que despertam em nós algo que justifica uma crítica às
suas ações, por exemplo, quando afirmo que “Fulano não deveria
ter maltratado a criança na forma como o fez”. Esse estado
decepcionante com aquela atitude nos assalta sem aviso ou
justificativa prévia. Podemos ainda nos decepcionar com um amigo

78
Capítulo II
El carácter ético de la
responsabilidad institucional

Antes de concentrarme en la entrega de razones para justificar la


relevancia de la responsabilidad institucional en el campo de la ética
judicial, aparecen algunas líneas generales de lo que se entiende por
la ética y, más concretamente qué sería exactamente lo que la espe-
cifica en el campo de la práctica judicial.

1. Ética como conocimientos práctico

En nuestras acciones duraderas, a veces nos enfrentamos con una


inexplicable sensación de arrepentimiento o remordimiento por lo
que hacemos y creemos que no deberíamos haber hecho. Otras ve-
ces es el acto de otros lo que despierta en nosotros algo que merece
una crítica a sus acciones, por ejemplo, cuando afirmo que “Fulano
de tal no debería haber maltratado a un niño en la forma en que lo
hizo.” Este estado de decepción con esta actitud nos asalta sin previo
aviso o justificación. Nosotros también nos podemos decepcionar

79
80 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

em virtude de uma ação que dele partiu e nos afetou negativamente.


Enfim, há todo um universo de sentimentos ou afecções morais
e de pronunciamentos, mediante juízos críticos sobre as ações
de terceiros e próprias, que descortinam em plena evidência o
campo da moralidade para a nossa reflexão. Fernando Rodrigues
exemplifica com os sentimentos de culpa, ressentimento e
indignação (2010, p. 251):

A culpa ocorreria quando estamos cientes de que nós mesmos


realizamos o que não deveríamos ter feito; o ressentimento,
quando um outro realiza em relação a nós o que julgamos que
não deveria fazer; enfim, a indignação pode caracterizar o
sentimento que temos com relação a um outro quando este faz
o que não deveria com relação a um terceiro.

Portanto, podemos dizer que, no universo moral em que nos


inserimos, somos afetados por nossas próprias ações ou de terceiros,
exatamente porque tais afecções e sentimentos se apoiam em um
juízo ético estabelecido acerca de algum parâmetro, tal como a
noção de dever ou de bem. Agora, daí ainda nada podemos adiantar
acerca do que é o bem ou o que devemos fazer, mas tão somente
que os afetos morais e os proferimentos que os acompanham estão
envolvidos com um julgamento ético.

Neste momento, não me importa se tais juízos é que dão suporte


àqueles sentimentos ou, ao contrário, se são os últimos que
deflagram aqueles. Independentemente do referencial que nos guia
para a formulação daquelas assertivas, certo é que, ao final, é a
própria ação que estará sendo alvo de um juízo, de onde exsurge
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 81

con un amigo en virtud de una acción que de él partió y nos afectó


negativamente. De todos modos, hay todo un universo de sentimien­
tos o afectos morales y de pronunciamientos, mediante juicios críti-
cos sobre las acciones de terceros y las propias, que muestran en
plena evidencia el campo de la moralidad para nuestra reflexión.
Fernando Rodrigues ejemplifica con los sentimientos de culpa, el
resentimiento y la indignación (2010, p. 251):

La culpa ocurre cuando estamos conscientes de que llevamos a


cabo nosotros mismos lo que deberíamos haber hecho, resen­
timiento, cuando otro lugar para nosotros lo que nosotros pen­
samos que no debemos hacer, y finalmente, la indignación, que
podemos caracterizarla como sensación que tenemos con respec­
to a otra cuando se hace lo que debe, sin relación con un tercero.

Por lo tanto, podemos decir que, en el universo moral en el que


nos insertamos, somos afectados por nuestras propias acciones o
de terceros, precisamente porque tales afecciones y sentimientos se
apoyan en un juicio ético establecido alrededor de un parámetro, tal
como la noción del deber o de bien. Ahora, no hay nada más que
podemos decir acerca de lo que es bueno o de lo que hacemos, sino
solamente que los afectos morales y las expresiones que los acom-
pañan están involucradas en un juicio ético.

En este momento, no me importa si tales juicios soportan esos


sentimientos o, por el contrario, si son los últimos los que afectan
aquellos. Independientemente del marco referencial que nos guía a
la formulación de esas afirmaciones, lo cierto es que, al final, es la
propia acción que estará siendo objeto de un juicio, de donde surge
82 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

imediatamente a questão que suponho ser a questão ética


fundamental: “o que devo fazer?”. Assim, a ideia de dever, mesmo
nas denominadas éticas do bem, assume um papel de destaque.5
Daí a firmação de que a “relação de consequência necessária entre
o bem e o dever constitui justamente uma das estruturas
fundamentais do saber ético” (VAZ, 2009, p. 48).

De fato, se me angustio com uma ação praticada, tal se dá por


não ter agido da maneira como deveria, de onde a noção de dever
aparece e se replica nas demais situações anunciadas. Como reflexo
dela podemos desdobrar a pergunta “O que esperam de mim?”, não
sendo essa mais do que a mesma questão anterior retomada sob
um viés do reflexo crítico acerca de nossa ações, que poderá advir por
parte não de mim mesmo, mas de outro (ressentimento, decepção
etc.). Trata-se de uma antecipação de um possível juízo alheio
acerca das minhas ações, que assumo como importante na própria
conformação do meu agir. Assim, esses fenômenos acabaram por
deixar à mostra a própria questão de fundo, portanto fundamental,
da ética.

E a que isso nos leva? Presta-se a sinalizar para a existência


de um referencial de correção que deveria nos guiar em nosso agir.

5
De fato, ressalvada a hipótese de uma ética de matiz formal, em que a resposta
à pergunta “Por que devo agir assim e não de outra forma?” é “Porque devo!”, ou
seja, temos uma noção de dever em si, um imperativo categórico que nos obriga pura
e simplesmente a agir não em função de algum móvel subjetivo, mas puramente por
dever, ressalvando essa hipótese, a ideia de dever estará referida a algo outro que
não ele mesmo. No texto, teríamos a ideia de bem, ou seja, devo agir assim e não de
outra forma porque agindo assim atuo bem, ou de acordo com o bem. Mas mesmo
nesse último caso a ideia de dever estará presente, tal como destaquei sublinhando.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 83

inmediatamente la pregunta que se supone que debe ser la cuestión


ética fundamental: “¿Qué debo hacer?”. Por lo tanto, la idea debería,
incluso en las denominadas éticas del bien, asumir un papel des­
tacado.5 Por lo tanto, la afirmación de que la “relación de consecuen-
cia necesaria entre el bien y el deber constituyen justamente una de
las estructuras fundamentales del saber ético” (VAZ, 2009, p. 48).

De hecho, si me angustio con una acción practicada, esto ocurre


por no haber actuado como debería, de donde la noción de deber
aparece y se replica en otras situaciones anunciadas. Como re-
flexión de ella podemos desarrollar la pregunta “¿Qué espera usted
de mí?”, no siendo esa más que la misma pregunta anterior retomada
sobre una vía de reflexión crítica acerca de nuestras acciones, que
podría venir de mí mismo, pero de otro (resentimiento, desilusión,
etc.). Se trata de una anticipación de un posible juicio acerca de mis
acciones, que asumo como importante en la propia conformación
de mí actuar. Por lo tanto, estos fenómenos acaban con dejar una
muestra en la cuestión de fondo, la ética.

¿Y eso a qué nos lleva? Se presta para señalar la existencia de una


referencia de corrección que debe guiarnos en nuestras acciones.

5
De hecho, salvo en el caso de una hipótesis ética de matiz formal, en que la res-
puesta a la pregunta “¿Porqué debería hacerlo y no de otra manera?” y “¿Porqué debo
hacerlo?”, o sea, tenemos una noción de deber en sí, un imperativo categórico que
nos obliga pura y simplemente a actuar no en función de algún móvil subjetivo, mas
puramente por deber, resaltándo esta hipótesis, la idea de deber como referida a otra
cosa que a sí mismo. En el texto, tendríamos una idea de bien, o sea, debo actuar
así y no de otra manera porque actuando así actúo bien, o de acuerdo con el bien.
Pero incluso en este último caso la idea debe estar presente, como se destaca el
subrayado.
84 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

É que se não há qualquer norma, qualquer padrão, qualquer


princípio retor para o meu agir, toda e qualquer ação dispensaria
uma justificação moral e, consequentemente, a própria pergunta
acerca de como devo agir perderia o seu objeto e a sua possibilidade.

Mais acima assinalei que a pergunta fundamental com que lida


a ética é: “o que devo fazer?”. Significa dizer que estamos diante de
um conhecimento que, de alguma forma, tem por escopo orientar o
nosso agir, o que implica a afirmação de que a ética se encontra no
domínio da filosofia prática. Entretanto, a simples afirmação do seu
compromisso com a ação não é suficiente para fundamentar a
inserção da ética naquele domínio.

De fato, a ética também está relacionada com certos


questionamentos e uma correlata reflexão, marcando também o
seu envolvimento com certo tipo de conhecimento que faz com que
ela tenha também um compromisso com a verdade e, portanto,
delimitando aquilo que poderíamos chamar de sua parte teorética.
E não me parece difícil aceitar esse seu viés especulativo, que a
envolve em um saber acerca do que fazer. Enquanto comprometida
com a sua questão fundamental, e necessariamente fazendo-o em
uma instância racional, a eleição do que fazer exige a entrega de
razões por que o faço e, assim, um conhecimento próprio que instrui
ou dá suporte a tal campo de argumentação. Portanto, dado esse
seu envolvimento teórico, como poderia a ética ser prática?

A afirmação de que seria prática exatamente em razão de que


esse seu envolvimento teórico está voltado à ação humana não é o
bastante. De fato, a psicologia também registra esse aspecto, mas
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 85

Es que si no hay una norma, cualquier padrón, cualquier principio


retórico de mi acción, toda y cualquier acción dispensaría una justi-
ficación moral y, por consiguiente, la propia pregunta acerca de
cómo debo actuar perdería su objeto y su posibilidad.

Más encima señalé que la cuestión fundamental con la que lidia


la ética es: “¿qué debo hacer?” Esto significa que estamos frente a un
conocimiento que, de alguna manera, tiene por espacio orientar
nuestra acción, lo que implica la afirmación de que la ética se en-
cuentra en el dominio de la filosofía práctica. Sin embargo, una sim-
ple afirmación de su compromiso con la acción no es suficiente para
apoyar la inclusión de la ética en ese dominio.

De hecho, la ética también está relacionada con ciertos cues­


tionamientos y una reflexión relacionada, marcando también su
envolvimiento con un cierto tipo de conocimiento que hace que
también tenga un compromiso con la verdad y, por lo tanto, se deli-
mite lo que podríamos llamar su parte teórica. Y no me parece difícil
aceptar que ello es su sesgo especulativo, que la envuelve en un
saber acerca de qué hacer. Aunque comprometida con su cuestión
fundamental, y necesariamente haciéndolo en un foro racional, la
elección de hacer exige la entrega de las razones por que hago algo,
y por lo tanto, el conocimiento propio que dirige o apoya tal campo
de la argumentación. Por lo tanto, dada esa implicación teórica,
¿cómo podría ser la práctica ética?

La afirmación de qué sería práctico exactamente en razón de


que su envolvimiento teórico está dirigido a la acción humana no es
suficiente. De hecho, la psicología también registra ese aspecto,
86 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

nem por isso pode-se dizer tratar-se de um capítulo da ética. Também


o saber fazer a que está submetido o artesão, que necessita do
conhecimento dos princípios que orientam o seu agir profissional, é
ele um conhecimento prático, mas nem por isso poderíamos dizer
tratar-se de um campo de manifestação daquilo que compreendemos
por ética.

É o que basta para deixar clara a necessidade de um melhor


esclarecimento acerca do que efetivamente significa dizer que a
ética é prática.

Para John Finnis o compromisso da ética com a verdade é singular


e ele pretende demarcar essa relação diferenciada por meio da
estrutura lógica dos enunciados veritativos. Quando no modelo
puramente teorético afirmo que determinada situação p é o caso,
ou simplesmente “dá-se p”, ainda que possa reformulá-lo para
nele integrar a figura do sujeito que o pronuncia, esse seu papel, que
assim é posto à mostra, é absolutamente desprezível6 para que o
conteúdo semântico da sentença fique demarcado. Esclareço: se
modifico o enunciado para a forma “dadas as evidências postas,
eu penso (ou eu devo pensar) que p é o caso”, isso basicamente não
altera a verdade nele expressada (p). Ou seja, a introdução do

6
Note bem, é desprezível segundo o viés que adiante é indicado no texto, ou seja,
em razão do foco estar voltado ao próprio enunciado e não às ações do sujeito
enquanto o enuncia. Entretanto, pode-se considerar a possibilidade de ocorrência de
uma variação semântica no enunciado, na hipótese de a introdução nele do
sujeito em primeira pessoa dar-se com o intuito ou como índice de incerteza
(“eu creio que”, “eu penso que” etc.). Mas tal se dá como um uso possível desses
verbos, cuja imprecisão nem sempre pode ser um efeito dele decorrente. De fato,
quando um cientista afirma que “dadas as experiências que fiz e as provas que aquí.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 87

pero nadie puede decir que se trata de un capítulo de la ética.


Asimismo, el saber hacer a que está sometido el artesano, que ne-
cesita de conocimiento práctico, más ni por eso podríamos decir
que se trata de un campo de manifestación de lo que entendemos
por ética.

Lo que suficiente para dejar en claro la necesidad de una mejor


comprensión de lo que efectivamente significa decir que la práctica
es ética.

Para John Finnis el compromiso de la ética es singular y requiere


enmarcar esta relación diferenciada por medio de la estructura lógi-
ca de los enunciados veritativos. Cuando el modelo puramente teó-
rico afirmó que determinada situación p es el caso, o simplemente
“se da p”, aunque se pueda reformular para en él integrar la figura
del sujeto que pronuncia, su papel, por lo que se muestra, es absolu-
tamente despreciable6 para que el contenido semántico de la ora-
ción quede delimitado. Aclarando: si modifico el enunciado para la
forma, “dadas las evidencias aportadas, yo creo (o yo debo pensar)
que p es el caso”, eso básicamente no cambia la verdad en ella

6
Note bien, es despreziable, según se ve adelante indicado en el texto, o sea, en
razón de estar dirigido a la propia enunciación y no a las acciones del sujeto en cuan-
to lo enuncia. Sin embargo, se puede considerar la posibilidad de la ocurrencia de una
variación semántica en el enunciado, en la hipótesis de la introducción en el sujeto en
la primera persona a se da como intuición o un índice de incertidumbre (“yo creo”,
“creo que”, etc). Pero tal como se da como un posible uso de estos verbos, cuya
inexactitud puede no ser siempre un efecto derivante de los mismos. De hecho, cuan-
do un científico dice que “dados los experimentos que ha hecho y de las pruebas aquí
presentes, creo que p debe ser el caso”, a pesar de no se sugiere una creencia, nadie
dudaría de que la oración tiene el mismo significado si se hubiera anunciado su con-
clusión: “Teniendo en cuenta estas circunstancias, p es el caso”.
88 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

sujeito na oração não tem um caráter proeminente, já que “o foco


de interesse de alguém, enquanto teórico, é p e aquilo que a
proposição ‘p’ destaca, bem como a evidência e a verdade sobre
isso. O foco não é o que alguém está fazendo ao considerar se é o
caso de p, ao avaliar p, ao afirmar que seja p ...” (1983, p. 3).

Para Finnis, embora a ética assuma um viés teorético, ele é bem


diferente daquele que marca a atividade puramente especulativa,
pois o compromisso com a verdade que nela se instala não dispensa
a sua relação com o sujeito que a anuncia. Ao evidenciar qual bem
é o verdadeiro, tenho aí o meu compromisso de participação nele,
de tal forma que ele é assumido no contexto de uma ação em que
me envolvo, ou seja, o empreendimento teórico está voltado a
determinado objeto de estudo, mas a verdade que daí busco alcançar
está comprometida com deliberações ou escolhas relacionadas a
ações que devo adotar.

É um bom começo, mas não basta ao esclarecimento da questão


posta, pois, retornando ao exemplo do artesão, o conhecimento dos
princípios que instruem a sua prática profissional também é
matizado por um campo especulativo que, tal como na ética,
embora sem com ela identificar-se, visa a orientar a sua ação.
A explicação inicial de Finnis busca tão somente correlacionar o
campo especulativo com o prático, justificando a inserção da ética
nesse contexto (que não é puramente teórico), mas sem deixar
ainda transparecer as notas típicas desse conhecimento específico.
Para que o caráter prático da ética seja mais bem evidenciado é
preciso que se estabeleça algo mais, e é assim que, assumindo um
viés aristotélico, ele complementa (FINNIS, 1983, p. 3): apresento,
creio que p deve ser o caso”, a despeito de aí estar sugerida uma
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 89

expresada (p). O sea, la introducción del sujeto en la oración no


tiene un carácter prominente, ya que “el foco de interés de alguien,
mientras que teórico, es p y es lo que destaca la proposición ‘p’, bien
como evidencia y la verdad sobre ella. El enfoque no es lo que
alguien está haciendo considerar si es el caso de p, o de evaluar p,
afirmando que es p...”. (1983, p. 3).

Para Finnis, aunque la ética supone un sesgo teórico, es muy dife­


rente de la que marca la actividad puramente especulativa, ya que
el compromiso con la verdad que en ella se instala no le exime de su
relación con el sujeto que anuncia. Al evidenciar el bien que es ver-
dadero, entonces tengo mi compromiso de participar en él, de tal
forma que él se asume en el contexto de una acción en la que estoy
involucrado, es decir, la empresa teórica está dirigida a un determi-
nado objeto de estudio, más la verdad que ahí busco alcanza está
comprometida con deliberaciones o elecciones relacionados con las
acciones que debo tomar.

Es un buen comienzo, pero no es suficiente para aclarar la cues-


tión que se plantea, pues, volviendo al ejemplo del artesano, el co-
nocimiento de los principios que informan su práctica profesional
también están matizados por un campo especulativo que, como en
la ética, aunque sin identificarse, tiene como objetivo orientar su
acción. La explicación inicial de Finnis busca sólo correlacionar
el campo especulativo con la práctica, justificando la inclusión de la
ética en este contexto (que no es puramente teórico), pero sin dejar
de transparentar las notas características de este conocimiento
específico. Para el carácter práctico, para que la ética se muestre, es
90 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

crença, ninguém duvidaria que a oração assume o mesmo significado


se houvesse sido a sua conclusão assim anunciada: “dadas essas
circunstâncias, p é o caso”.

[...] a ética é uma atividade genuinamente teórica. Entretanto, a


ética também é precisa e primariamente (“formalmente”)
prática porque o objeto que se tem em mente ao fazer ética
é precisamente a minha realização em minhas ações, os reais e
verdadeiros bens alcançáveis por um ser humano, e, portanto,
a minha participação nesses bens. Note que a ética não é prática
apenas por ter como seu objeto a ação humana (praxis). Grande
parte da História, da Psicologia e da Antropologia tem a praxis
humana como seu objeto, mas essas ocupações não são práticas.
Não, a ética é prática porque a minha escolha, o meu agir e o meu
viver de um certo modo (e, portanto, meu tornar-se um certo tipo
de pessoa), não é um objetivo secundário (embora inseparável
e bem-vindo) ou um efeito colateral do sucesso na atividade
intelectual; ao invés disso, ela é exatamente o objetivo
primariamente visado, assim como o objeto sobre o qual eu
espero ser capaz de afirmar proposições verdadeiras.

Essas reflexões estiveram voltadas precisamente à introdução


do tema da moralidade no seu aspecto prático, deixando insinuar
que esse termo não significa uma total desvinculação da reflexão
teórica, além de demarcar que a mera feição do seu comprometimento
com as ações humanas não basta à caracterização da ética.

De fato, a atividade que podemos denominar de prática humana


pode apresentar-se em mais de uma perspectiva, tanto em relação
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 91

necesario establecer algo más, y así es que, asumiendo una tenden-


cia aristotélica, ella se complementa (Finnis, 1983, página 3):

[ ... ] La ética es una actividad genuinamente teórica. Sin


embargo, la ética es también precisa y primariamente práctica
(“formalmente”), porque el objeto que se tiene en mente al hacer
ética es precisamente mi realización en mis acciones, los reales y
verdaderos bienes alcanzables por un ser humano, y por lo tanto
mi participación en esos bienes. Tenga en cuenta que la ética no
sólo es práctica apenas por tener como su objeto la acción
humana (praxis). Gran parte de la historia, la psicología y la
antropología tienen a la praxis humana como su objeto, pero
estas ocupaciones no son prácticas. No, la ética es práctica
porque mi elección, mi acción y mi vida de un cierto modo (y, por
lo tanto, mi tornarse en un cierto tipo de persona), no es un
objetivo secundario (aunque inseparables es bienvenido) o
un efecto secundario del éxito de la actividad intelectual; en
cambio, es exactamente el objetivo primariamente divisado,
así como el objeto sobre el que espero poder afirmar proposicio­
nes verdaderas.

Estas reflexiones se dirigen precisamente a la introducción del


tema de la moralidad en su aspecto práctico, dejando entender que
este término no significa una desvinculación completa de la re-
flexión teórica, y delimitar la mera función de su compromiso con
las acciones humanas no es suficiente para caracterizar a la ética.

De hecho, la actividad que podemos llamar práctica humana


puede aparecer en más de una perspectiva, tanto en relación con el
92 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

ao fim a que está voltada, como em razão do conhecimento


dos princípios e causas que nela estão envolvidos. Apresentar um
panorama geral acerca dessas possibilidades será uma tarefa
proveitosa para a melhor compreensão do domínio da ética e o que
significa mais precisamente ser ela um campo da filosofia prática,
tal como venho tentando aqui delinear.

Tomemos o exemplo de alguém que produz determinados


quadros e o faz com tal destreza que os produtos da sua atividade
são bem recebidos como obras belas e bem acabadas. Por outro
lado, imaginemos um artista que estudou e conhece as técnicas
de pintura e as regras de perspectiva e anatomia, viabilizando a
projeção desse conhecimento específico no seu trabalho, de tal
forma que também logra produzir lindas telas. Do ponto de vista
objetivo, ou do resultado de suas atividades, a técnica do artista
e a experiência do mero pintor parecem estar equiparadas.
Entretanto, há entre eles uma radical diferença, posto que a
atividade desenvolvida pelo primeiro é orientada pelo conhecimento
dos princípios e causas subjacentes ao agir técnico; ao passo que no
segundo estão em operação habilidades que decorrem da simples
experiência no fazer. Por isso mesmo, a técnica não pode
identificar-se com a experiência. Daí a afirmação de Aristóteles, no
sentido de que “consideramos os primeiros [os artistas] mais
sábios, não porque capazes de fazer, mas porque possuidores de
um saber conceptual e por conhecerem as causas” (2005, p. 7)7 e
princípios que orientam a sua ação.

7
Metafísica, 981b 5-7.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 93

propósito para el cual se dirige, como en razón del conocimiento de


los principios y las causas que están involucrados en ella. Presentar
un panorama general de estas posibilidades será una tarea útil para
comprender mejor el campo de la ética y de lo que significa ser más
precisamente ser ella, esto es un campo de la filosofía práctica,
como he tratado de esbozar aquí.

Tomemos el ejemplo de alguien que produce ciertos cuadros y


que lo hace con tal destreza que los productos de su actividad son
bien recibidos como obras bellas y bien acabadas. Por otra parte,
imaginemos un artista que ha estudiado y conoce las técnicas de la
pintura y las reglas de la perspectiva y la anatomía, lo que permite
la proyección de ese conocimiento específico en su trabajo, por lo
que también se las arregla para producir óleos hermosos. Desde
el punto de vista objetivo, el resultado de sus actividades, la técnica
del artista y la experiencia del simple pintor parecen equivalentes.
Sin embargo, hay una diferencia radical entre ellos, ya que la activi-
dad desarrollada por el primero se basa en el conocimiento de los
principios y las causas subyacentes al actuar técnico, mientras que
el segundo son las habilidades operativas que se derivan de la mera
experiencia en el hacer. Por lo tanto, la técnica no se puede identifi-
car con la experiencia. De ahí la afirmación de Aristóteles, en el sen-
tido que “consideramos a los primeros [artistas] más sabios, no
porque no seamos capaces de hacerlo, sino porque son poseedores
de un saber conceptual y porque conocen las causas” (2005, p. 7)7 y
los principios que guían su acción.

7
Metafísica, 981b 5-7.
94 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

Ao assim estabelecer a diferença entre o agir que decorre de


um mero hábito (empiria) e o agir que se vê orientado pelos
princípios envolvidos com certa prática, temos destacadas as
noções de experiência e téchne. Ademais, desmistifica-se a distinção
absolutamente radical entre teoria e prática, já que no âmbito do
saber fazer, no sentido da téchne, necessariamente temos a convivência
entre uma prática e uma teoria ou conhecimento que a orienta.
Exatamente em razão disso é que afirmei há pouco que a simples
menção de que a ética é um saber que nos orienta no agir não é
suficiente para demarcar com precisão o seu campo, pois o artista,
aquele que domina a téchne da produção, também estaria inscrito
nesse contexto, sem que, entretanto, possa ser vislumbrado aí
qualquer rastro de um tema da moralidade.

Prosseguindo, disse mais acima que a prática humana pode


apresentar- se em mais de uma perspectiva, não apenas em relação
ao conhecimento que pode estar subjacente a ela, mas também
quanto ao fim a que ela está voltada.

Eu posso empenhar-me na fabricação de um objeto como uma


casa, operando as leis da sua construção, mas também posso
empregar o conhecimento musical que detenho para tocar uma
flauta. Em ambas as situações temos uma atividade humana
orientada por um saber específico e voltada a um determinado
fim, um télos, mas a natureza desse fim é diferente em cada caso.
No primeiro, a visada se põe em um resultado, uma obra, um produto,
o érgon da ação. Por sua vez, qual o fim visado no caso do flautista?
Aqui não se tem por evidenciado qualquer resultado daquele operar,
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 95

Cuando así se establecen la diferencia entre el actuar que trans-


curre de un mero hábito (empiria), al actuar que se ve guiado por los
principios envueltos con un poco de práctica, hemos destacado
las nociones de experiencia y téchne. Por otra parte, se desmitifica la
distinción absolutamente radical entre la teoría y la práctica, ya que
bajo el ámbito del saber, en el sentido de la téchne, necesaria­
mente tenemos la convivencia entre una práctica y una teoría o
el cono­cimiento que las orienta. Exactamente en razón de eso he
dicho hace un momento que la mera mención de que la ética es un
conocimiento que nos guía en el acto no es suficiente para delimi-
tar con precisión su ámbito, pues el artista, aquel que domina la
téchne de producción, también estaría inscrito en este contexto, sin
que, entretanto, pueda ser vislumbrado ahí ningún rastro de una
cuestión de moralidad.

Siguiendo con lo dicho anteriormente que la práctica humana


puede aparecer en más de una perspectiva, no sólo en relación con
el conocimiento que puede estar subyacente en ella, sino también
en cuanto al fin al que ella está orientada.

Puedo comprometerme en la fabricación de un objeto como una


casa, poniendo en práctica las leyes de su construcción, pero tam-
bién puedo emplear el conocimiento musical que tengo de tocar una
flauta. En ambos casos tenemos una actividad humana guiada por
un saber específico orientado a un fin, un télos, pero la naturaleza de
este orden es diferente en cada caso. En el primero, se coloca un re-
sultado, una obra, un producto, érgon de acción. A su vez, ¿cuál es el
objetivo final en el caso del flautista? Aquí no tenemos evidenciado
96 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

senão o próprio tocar, a própria atividade desempenhada, uma


enérgeia.8

Como visto, em ambos os casos se evidencia um fim, mas eles


diferem entre si, posto que um deles está referenciado a um termo
final, a um produto; ao passo que no outro é a própria atividade que
conforma o fim pretendido. Em primeira aproximação está aí a
diferença entre a téchne, de um lado; e a praxis, de outro.

Portanto, a téchne é uma forma de conhecimento que está


voltado à produção de algo, ela “encarna uma atividade produtiva
e de manipulação, cuja finalidade é a fabricação de artefatos e
utensílios que estão à nossa disposição cotidiana, cumprindo certo
grau de prestabilidade” (ESCUDERO, 2001, p. 203).9 Por sua vez, na
praxis, especificamente referida à ação ética, o fim não se dirige a
uma exterioridade de uma obra que será produzida, pois o saber
que a orienta está voltado à perfeição da própria atividade, que
em última análise estará referida ao próprio processo de realização
do agente, em sua autoconformação moral. O fim aqui é
marcado pelo seu caráter imanente, já que permanece no âmbito

8
Esta distinção é apresentada na Metafísica de Aristóteles (1048b 17-36), onde o
estagirita situa a ação que tem um fim em si mesmo e aquela que visa a um fim fora
de si. A última revela um movimento, um caminhar em direção a algo que ainda não
está posto, como ocorre quando alguém empreende a ação de construir um edifício.
A construção não é o prédio, mas a ação que conduzirá àquele. A esse atuar
Aristóteles denominou simplesmente de “movimento”, kínesis. Por sua vez, a ação
em que já está contido em si o seu próprio fim é uma atividade enérgeia. Nela não há um
termo final, mas o fim é a própria atividade, tal como visto mais acima e que é
notadamente exemplificada no viver bem.
9
La poíesis encarna una actividad productiva y de manipulación, cuyo (sic)
finalidad es la fabricación de artefactos y utensilios que están a nuestra disposición
cotidiana cumpliendo cierto grado de servicialidad.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 97

cualquier resultado de este operar, sino lo propio de tocar, la propia


actividad desarrollada, es una Energeia.8

Como se ha visto en ambos casos se muestra un fin, mas ellos


difieren entre sí, puesto que uno de ellos está referido a un término
final, a un producto, mientras que en el otro, es la actividad la que
conforma el fin deseado. En la primera aproximación está ahí la
diferencia entre téchne, por un lado, y práxis en el otro.

Por lo tanto, téchne es una forma de conocimiento que está diri­


gida a la producción de algo, ella “encarna una actividad productiva
y de manipulación, cuya finalidad es la fabricación de artefactos y
utensilios que están disponibles para nosotros en forma cotidiana,
cumpliendo con cierto grado de prestabilidad” (Escudero, 2001,
p. 203).9 A su vez, la práxis se refiere específicamente a la acción
ética, el fin no se dirige a un exterioridad de una obra que será pro-
ducirá, pues sabe que la orientación está dirigida a la perfección de
su propia actividad, que en última instancia está referida al proceso
de realización del agente, a su autoconformación moral. El fin aquí
se caracteriza está marcado por su naturaleza inmanente, ya que

8
Esta distinción se presenta en la Metafísica de Aristóteles (1048B 17-36), en donde
el estagirita sitúa la acción que tiene un fin en sí mismo y aquella que tiene por objeto
un fin fuera de sí mismo. Esta última revela un movimiento, un caminar en dirección
a algo que aún no se ha establecido, como ocurre cuando alguien emprende acciones
para construir un edificio. La construcción no es el predio, mas es la acción que
conduzca a ello. En este trabajo Aristóteles llamaba simplemente “movimiento”
(Kinesis). A su vez, la acción que ya está contenido en sí mismo por su propio fin es
una actividad. En ella hay un término final, pero el fin es la propia actividad, tal como
hemos visto, y que está especialmente ejemplificado en el vivir bien .
9
La poíesis encarna una actividad productiva y de manipulación, cuya (sic) fina­
lidad es la fabricación de artefactos y utensilios que están a nuestra disposición coti-
diana cumpliendo cierto grado de servicio .
98 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

do próprio sujeito, contrapondo-se à ação transiente que marca a


téchne, que o perpassa em direção a uma exterioridade a ser
conformada e, portanto, vem marcada pela transiência. Assim,
imanência e transiência marcam a distinção dos modos humanos
de operar que assinalam respectivamente o campo da ética e da
técnica.10

A relevância do tema está em que “o enfraquecimento ou mesmo


o desaparecimento dessa distinção na cultura contemporânea
significa, finalmente, a perda da especificidade ética de nossas
ações e a tirania do produzir nas relações humanas” (VAZ, 2009,
p. 70).

Toda essa excursão demarcou a ética como um saber que


orienta a ação, uma ação obviamente não no sentido de produção
de algo, ao modo do saber que orienta o agir de um artesão, mas
um conhecimento que orienta a própria ação como fim. No âmbito
da ação judicial,11 temos um exemplar privilegiado da ética, como
adiante pretendo demonstrar. Especificamente nesse contexto é
que surgirá a responsabilidade institucional como princípio
fundamental dessa atuação, do qual derivarão tantos outros de
caráter também ético. Aliás, essa sua função precursora é que lhe
dará a marca de princípio ético fundamental.

10
Quanto às noções de imanência e transiência no âmbito do agir ético e técnico,
ver VAZ, 2009, p. 70.
11
Ação aqui não no sentido técnico jurídico, mas como atividade que o juiz
desempenha em seu labor profissional.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 99

pertenece al ámbito del propio sujeto, en contraste con la acción


transitoria que marca a la téchne, que la permea hacia la exteriori-
dad a ser confirmada y, por lo tanto, está marcada por la fugacidad.
Por lo tanto, la inmanencia y la transitoriedad marcan la distinción
de los modos humanos de operar que marcan respectivamente el
campo de la ética y la técnica.10

La relevancia del tema está en que “el debilitamiento o la desa-


parición de esta distinción en la cultura contemporánea significa,
finalmente, la pérdida de la perspectiva ética de nuestras acciones
y la tiranía de la producción de las relaciones humanas” (VAZ,
2009, p. 70).

Todo este recorrido demarcó a la ética como un saber que guía


la acción, una acción, obviamente, no en el sentido de producir
algo, al modo de saber orienta algo o al actuar de un artesano, sino
a un conocimiento que guía la acción en sí misma como un fin. En el
ámbito de la acción judicial,11 tenemos un ejemplo privilegiado de
la ética, como espero mostrar a continuación. Específicamente, en
este contexto es que surgirá la responsabilidad institucional como
principio fundamental de esta actuación, de la cual se derivan mu-
chos otros caracteres también éticos. Por cierto, esta es una función
precursora y que le dará la marca de principio ético fundamental.

10
En cuanto a la noción de la inmanencia y de trascendencia en el ámbito del ac-
tuar ético y técnico, ver VAZ, 2009, p. 70 .
11
La acción aquí no es legal en el sentido técnico jurídico, sino como una actividad
que desempeña el juez en su labor profesional.
100 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

2. A atuação judicial como exemplar


privilegiado de ação no horizonte ético

Dentre as inúmeras classificações atribuídas às sentenças judiciais,


tem- se aquela que leva em consideração a natureza do provimento
jurisdicional invocado. Se a demanda tem por objeto a mera
declaração da existência ou não de uma relação jurídica controvertida,
daí derivará uma eficácia meramente declaratória. Por outro lado, o
caso submetido à apreciação judicial pode requerer uma intervenção
condenatória (no sentido de obrigar alguém a pagar determinada
quantia, entregar determinada coisa a outrem etc.) ou desconstituir
determinada relação jurídica, caso em que teremos os provimentos
condenatórios ou constitutivos (aí incluídos os constitutivos
negativos ou desconstitutivos). Essa decantação das sentenças em
estratos diversos pode projetar uma tentativa de distinção entre
sentenças que estabelecem o que é e aquelas que fixam o que
deve ser, entre ato de conhecimento e “ato de vontade”.

Não seguirei com os exemplos porque os concebo como


inadequados e decorrentes de um desvio de percepção. Pontes de
Miranda já percebia que mesmo nas sentenças condenatórias,
deveriam elas estar escoradas no acertamento prévio da relação
jurídica controvertida, razão pela qual ali também haveria um certo
grau de declaratividade presente. E assim, acabou por introduzir
índices numéricos em que a classificação das sentenças se daría
em razão não de critérios distintamente estanques, mas de uma
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 101

2. La actuación judicial como ejemplar


privilegiado de la acción en el horizonte ético

Entre las diversas calificaciones asignadas a las sentencias judicia-


les, se tiene aquella que toma en cuenta la naturaleza de la pres­
tación jurisdiccional invocada. Si la demanda tiene por objeto la
mera declaración de existencia o no de una relación jurídica contro-
vertida, de ahí derivará una eficacia meramente declarativa. Por
otro lado, el caso sometido a la apreciación judicial puede requerir
una intervención condenatoria (en el sentido de obligar a alguien a
pagar una cierta cantidad, entregar determinada cosa a otro, etcé-
tera). El deconstruir determinada relación jurídica, caso en que
tenemos las bases condenatorias o constitutivas (ahí incluidos o
constitutivos negativos o desconstitutivos). Este ajuste de senten-
cias en diferentes estratos puede proyectar un intento de distinción
entre sentencias que establecen lo que es y aquellas que fijan lo que
debe ser, entre el acto de conocimiento y el “acto de voluntad”.

No seguiré con los ejemplos porque los concibo como inadecua-


dos y derivados de un cambio en la percepción. Pontes de Miranda
ya percibía que, incluso en sentencias condenatorias, deberían ellas
estar ancladas en la fijación previa de la relación jurídica contro­
vertida, razón por la cual allí también habría un cierto grado de
declaratividad presente. Y así, se acabó por introducir índices nu­
méricos en los que la clasificación de las sentencias sería en razón
de criterios distantemente posicionados, sino de una prevalencia
102 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

prevalência quantitativa entre os graus de qualidades inerentes ao


ato (cargas de eficácia).12

Vou além e afirmo que mesmo as sentenças declaratórias não


se limitam a declarar um estado de coisas, como mero ato de
conhecimento. Ao contrário, essa declaração é institutiva, porque
somente após essa “definição” do estado de coisas controvertido
é que se pode reconhecer e exigir os direitos que dele derivam.13
Exemplifico: se peço ao juiz que reconheça que a cobrança de
determinado tributo se deu em desconformidade com a lei, ao
assim declarar a situação, deriva para mim o direito de compensar
os valores recolhidos a tal título com outros que sou obrigado a
pagar, um “direito de abatimento” que acaba derivado da declaração
judicial mencionada. Portanto, há uma eficácia constitutiva (de
direitos) mesmo nas hipóteses de sentenças denominadas
“meramente declaratórias”.

Essas considerações preliminares se prestam a identificar em


toda decisão judicial além de um ato de conhecimento, uma efetiva
decisão, uma tomada de posição sobre determinado dilema da
vida social, particularizada naquela demanda específica que é
levada à apreciação do juiz. Aqui, portanto, estamos envolvidos em
um campo da ética, partindo da premissa de que ela está direcionada
ao campo da ação, ou de que ação deve uma pessoa realizar (uma

12
Para maiores detalhes ver MIRANDA, 1998.
13
Com isso, mitigo a ideia de falácia naturalista, ao insinuar certa coalisão entre o
mundo do “ser” e do “dever ser”, ou seja, ao declinar um juízo do primeiro tipo, a ele
já estaríamos estruturalmente ligados a determinadas formas de comportamento
exigidas.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 103

cuantitativa entre los grados de cualidad inherentes al acto (cargas


de eficacia).12

Yendo aún más lejos afirmo que incluso las sentencias declara­
tivas no se limitan a declarar el estado de las cosas, como un mero
acto de conocimiento. Al contrario, esa declaración es institutiva,
porque sólo después de esta “definición” del estado de las cosas
controvertido, es que se pueden reconocer y exigir los derechos que
de él derivan.13 Ejemplificando: si le pido a un juez que reconozca
que la cobranza de cierto tributo ocurrió en desacuerdo con la ley,
por lo tanto al declarar que la situación, deriva para mí el derecho de
compensar los valores recogidos en tal título con otros que estoy
obligado a pagar, como un “derecho de reducción” que acaba deri-
vando de la declaración judicial mencionada. Por lo tanto, hay una
eficacia constitutiva (de derechos), incluso en las hipótesis de sen-
tencias denominadas “meramente declarativas”.

Estas consideraciones preliminares se prestan para identificar en


toda decisión judicial además de un acto de conocimiento, una deci-
sión efectiva, una toma de posición sobre determinado dilema de la
vida social, particularizada en aquella demanda específica que es
llevada a la apreciación del juez. Aquí, por lo tanto, estamos involu-
crados en un campo de la ética, partiendo de la premisa de que ella
se dirige al campo de la acción, o de la acción que una persona debe

12
Para más detalles, véase MIRANDA, 1998.
13
Por lo tanto, la idea de falacia naturalista, al insinuar cierta coalición entre el
mundo del “ser” y el “deber ser”, es decir, a declinar un juicio del primer tipo, a el ya
estaríamos estructuralmente ligados a determinadas formas de el comportamiento
exigidas.
104 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

orientação do agir). Em um sentido abrangente estaria ela voltada


a reflexões acerca de como devo conduzir a minha vida. E aí temos
expectativas também em relação ao comportamento dos outros,
no sentido do que eles esperam de mim e eu deles, aliás, como
vimos no subitem anterior.

No contexto da atividade judicante, temos um exemplar


privilegiado do campo da ética, pois a atuação do juiz tem uma
imediata interferência na esfera pessoal daqueles que se encontram
em debate no processo, interferência essa que pode afetá-los nos
mais significativos espaços existenciais, como a liberdade e, em
alguns locais, até mesmo a vida, reforçando ou frustrando os seus
projetos.

No seu cotidiano o magistrado necessariamente enfrenta


dilemas éticos que procura decidir, legitimado em um arcabouço
teórico e normativo que dá substrato aos seus juízos.14 Assim, não
se pode partir daquela classificação equivocada dos atos judiciais
para turvar a carga ética de que se reveste a ação dos juízes, mesmo
nos denominados provimentos declaratórios.

Temos exemplos sobremaneira claros no âmbito da atuação


“abstrata” do Supremo Tribunal Federal (STF), em que atos
normativos são sindicados pela Corte, para o fim de ver atestada a

14
Daí o dever incondicional de fundamentar as suas decisões, previsto no art. 93,
IX, da Constituição da República Federativa do Brasil de 1988: “todos os julgamentos
dos órgãos do Poder Judiciário serão públicos, e fundamentadas todas as decisões,
sob pena de nulidade [...]”.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 105

realizar (una orientación al actuar). En un sentido amplio estaría


dirigida a las reflexiones acerca de cómo debo conducir mi vida. Y ahí
también tenemos expectativas en relación con el comportamiento
de los demás, en el sentido de lo que ellos esperan de mí y yo de
ellos, de hecho, como ya hemos visto en el apartado anterior.

En el contexto de la actividad judicial, tenemos un ejemplo privi-


legiado del campo de la ética, ya que la actuación de los jueces tiene
una interferencia inmediata en la esfera personal de aquellos que se
encuentran en debate en el proceso; esta interferencia puede afec-
tarlos en las áreas más significativas de su existencia, como la
libertad, y en algunos casos, incluso la vida misma, reforzando o
frustrando sus proyectos.

En su vida cotidiana el magistrado necesariamente enfrenta di-


lemas éticos que procura decidir, legitimado en un marco teórico y
normativo que da sustrato a sus juicios.14 Por lo tanto, no se puede
partir de aquella clasificación errónea de los actos judiciales para
enturbiar la carga ética de que se reviste la acción de los jueces,
incluso en los llamados procedimientos declarativos.

Nuestros ejemplos son muy claros en el ámbito de la actuación


“abstracta” del Supremo Tribunal Federal (STF), en el que los actos
normativos están inquiridos por la Corte, con el propósito de ver

14
De ahí que el deber incondicional de fundamentar sus decisiones, previsto en el
art. 93, IX, de la Constitución de la República Federativa de Brasil de 1988: “Todas las
seiones de los órganos del Poder Judicial serán públicos, y fundadas todas sus decisio-
nes, bajo pena de nulidad [...]”.
106 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

sua conformidade ou não com a Constituição. Em um processo


“sem partes”, não se está diante de um “caso concreto”, mas de uma
demanda com impactos gerais, ainda que decorrente de uma decisão
declaratória (daí o nome da referida ação como declaratória de
constitucionalidade, ADC).15 Entretanto, é exatamente dentro
desse espaço de atuação que o STF vem decidindo acerca da
possibilidade ou não de aborto de fetos anencefálicos, de pesquisa
com células-tronco embrionárias, dentre inúmeras outras questões
que são costumeiramente inseridas no campo daquelas reflexões que
se costuma chamar de ética aplicada.

Com isso, deixo claro que no campo da ação judicial temos um


exemplar privilegiado do fenômeno da moral, eis que poucas são
as profissões que assumem uma dimensão tão significativa para
a convivência humana do que aquelas referidas à solução de
controvérsias jurídicas instaladas na sociedade.

De fato, qualquer que seja a natureza do provimento jurisdicional


solicitado ao juiz, estará ele diante de um dilema, que pode ser de
maior ou menor envergadura, mas sempre um dilema que o coloca
diante das questões fundamentais da ética, qual seja, o que devo
fazer (decidir)? O que esperam de mim?

15
Denominação derivada da própria Carta Constitucional Brasileira, precisamente
de seu art. 103, bem como da Lei que a regulamenta, Lei Federal n.o. 9.868, de 10 de
novembro de 1999.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 107

atestiguado el cumplimiento de la Constitución o no. En un proceso


“sin partes”, no estamos ante un “caso concreto”, sino con una de-
manda con efectos generales, aunque surge de una decisión decla-
rativa (de ahí el nombre de esta acción como una declaración de
constitucionalidad, ADC).15 Sin embargo, es precisamente dentro
de este espacio de actuación que el STF viene decidiendo acerca de
la posibilidad o no del aborto de fetos anencefálicos, la investiga-
ción con células madre embrionarias, entre muchos otros temas que
son rutinariamente insertos en el campo de las reflexiones que a
menudo se llaman de ética aplicada .

Con eso, dejo claro que en el ámbito de la acción judicial tenemos


un ejemplo privilegiado del fenómeno de la moral, he aquí, hay pocas
profesiones que asumen una dimensión tan importante para la con-
vivencia humana como las referidas al arreglo de las controversias
jurídicas instaladas en la sociedad.

En efecto, cualquiera que sea la naturaleza de la prestación juris-


diccional solicitada al juez, él se enfrentará a un dilema, que puede
ser de mayor o menor escala, pero siempre es un dilema que se en-
frenta a las cuestiones fundamentales de la ética, es decir, ¿qué debo
hacer (decidir)? ¿Qué esperan de mí?

15
Denominación derivada de la propia Carta Constitucional de Brasil, precisamen-
te en su art. 103, así como la Ley que lo regula, la Ley Federal n. o. 9868, del 10 de
noviembre de 1999.
108 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

Assim, dado o caráter ético das “ações judiciais”,16 o vigor de uma


teoria do Direito acaba relacionado também à própria necessidade
de consideração de uma ética da decisão judicial.

Sem pretender fazer da magistratura um campo de relações


públicas, o juiz eticamente responsável não pode prescindir desse
sentimento de preocupação com uma possível indignação da
sociedade com a sua postura profissional, com as suas decisões.
Não por outro motivo é que a legitimidade da sua atuação vem
sustentada, dentre outros princípios, na fundamentação das suas
decisões. É a motivação que distingue a sentença do édito autoritário.
Entretanto, mais originariamente do que uma motivação
seriamente empreendida está o próprio sentimento de pertença
institucional, de que deriva a consciência de que os amplos poderes
que são conferidos ao juiz estão a serviço dos fins da instituição
judiciária como um todo.

3. A responsabilidade institucional
como princípio ético fundamental

Fixada a ideia de que o fenômeno da moral17 pode revelar-se em


afecções cotidianas diversas como, por exemplo, a culpa, o
ressentimento e a irresignação, prossegui relacionando tais afetos a
juízos éticos acerca de questões que estão sempre implicadas com

16
Reitero que o termo não é aqui empregado em sua acepção técnico-jurídica.
17
Sem desconsiderar a possível distinção semântica entre os termos ética e moral,
ao longo do texto venho reiteradamente utilizando as expressões como sinônimas,
a exemplo do que fazem diversos filósofos, tais como Fernando Rodrigues (2010,
p. 250) e Ernst Tugendhat (2009, p. 33).
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 109

Por lo tanto, dado el carácter ético de “las acciones judiciales”,16


la fuerza de una Teoría Jurídica acaba relacionando también la pro-
pia necesidad de consideración de la ética de la decisión judicial.

Sin pretender hacer de la magistratura un campo de relaciones


públicas, el juez éticamente responsable no puede prescindir de ese
sentimiento de preocupación con una posible indignación de la so-
ciedad con su actitud profesional, con sus decisiones. Ningún otro
motivo lleva a que la legitimidad de sus acciones esté sustentada,
dentro de otros principios, en la fundamentación de sus decisio-
nes. Y es la motivación la que distingue a la sentencia del edicto
autoritario. Sin embargo, más originariamente, una motivación se-
riamente emprendida es su propio sentido de pertenencia institu-
cional, de la que deriva la conciencia de que los amplios poderes que
se le confieren en el juez están sirviendo a los fines de la institución
judicial como un todo.

3. La responsabilidad institucional
como principio ético fundamental

Fijada la idea de que el fenómeno de la moral17 puede manifestarse


en muchas afectaciones cotidianas como, por ejemplo, la culpa, el
resentimiento y la falta de resignación, continuaré relacionando
tales afectos y juicios éticos acerca de las cuestiones que están

16
Reitero que el término no se utiliza aquí en su sentido técnico jurídico.
17
Si se deja de lado la posible distinción semántica entre los términos ética y la mo-
ral, en todo el texto vengo utilizando en varias ocasiones los términos indistintamen-
te, como lo hacen muchos filósofos, como Fernando Rodrigues (2010, p. 250) y Ernst
Tugendhat (2009, p. 33).
110 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

um conhecimento voltado à ação, o que dá à ética o seu matiz


prático.

Na sequência procurei demonstrar que o simples fato de a ética


estar comprometida com a ação não significa a dispensa pura e
simples de sua vertente teorética. Além disso, demarquei que essa
orientação não está voltada genericamente a qualquer ação, não
se confundindo, por exemplo, com a ação produtiva de um artefato.
No âmbito de um orientar para o agir em si, em que o papel do
sujeito exsurja de maneira premente, inclusive que globalmente
permita a sua própria conformação enquanto pessoa, a ética
assume um papel destacado, prestando-se como um guia na
orientação concreta da nossa própria vida, e portanto, também da
nossa vida profissional.

Nesse contexto, a atividade judicante se apresenta como um


exemplar privilegiado do universo da moral, haja vista que está
implicada diretamente com aquilo que denominei de questões
éticas fundamentais: o que devo fazer? Como devo agir? O que
esperam de mim?18 De fato, uma atuação responsável do juiz deve
revelar uma preocupação com o teor das decisões por ele adotadas,
inclusive com eventual juízo que sobre ela é feito pela sociedade,

18
Transposto para o campo da atuação judicial, esse questionamento acerca do
que se deve fazer se convola para o que deve o juiz decidir neste ou naquele caso, já
que mesmo a simples declaração de algo em uma sentença é sempre muito mais do
que apenas uma afirmação, como acima procurei mostrar (item 3.2). O juiz ao
declarar alguma coisa em sua sentença, pronunciando-se acerca de determinado
litígio, não apenas diz algo, mas com tal ato de fala opera mudanças jurídicas na
esfera de terceiros, ou seja, faz algo. Aliás, o caráter performativo da linguagem não
é novidade. Nesse sentido, veja-se AUSTIN, 1975.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 111

siempre están involucradas con un conocimiento orientado a la


acción, lo que da a la ética práctica su matiz práctico.

He tratado de demostrar que el mero hecho de la ética estar


comprometida con la acción no significa el rechazo rotundo a su as-
pecto teórico. Además, demarqué que esta orientación no está diri-
gida genéricamente a cualquier acción, que no debe confundirse,
por ejemplo, con la acción productiva de un artefacto. En el ámbito
de un orientar para actuar en sí, en que el papel del sujeto surja de
manera permanente, inclusive que globalmente permita su propia
conformación como persona, la ética asume un papel destacado,
prestándose como una guía en la orientación concreta de nuestras
propias vidas, y por lo tanto, también de nuestra vida profesional.

En este contexto, la actividad judicial se presenta como un ejem-


plo privilegiado del universo moral, dado que está directamente im-
plicada con aquello que hemos llamado cuestiones éticas
fundamentales: ¿Qué debo hacer? ¿Cómo debo actuar? ¿Qué espe-
rar de mí?18 De hecho, una acción responsable del juez debe revelar
una preocupación con el contenido de las decisiones adoptadas por
éste, inclusive con un eventual juicio que sobre ella sea hecho por la
sociedad, base de la confianza en las instituciones judiciales y por lo

18
Transportado al ámbito de la acción judicial, la cuestión de lo que uno debe hacer
se dirige por lo que el juez debe decidir en uno u otro caso, ya que incluso una simple
declaración de algo en una sentencia es siempre mucho más que un simple declara-
ción, como lo he mostrado anteriormente (sección 3.2). El juez para declarar algo en
su sentencia, pronunciándose acerca de un determinado litigio, no sólo dice algo,
pero con un acto tan discurso opera cambios legales en el ámbito de los terceros, o
sea, hace algo. Por cierto, el carácter performativo del lenguaje no es nueva. En este
sentido, ver Austin, 1975.
112 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

base da confiança nas instituições judiciárias e, portanto, na sua


legitimidade. O princípio da motivação das decisões judiciais guarda
uma relação imediata com essa questão. Por exemplo, causaria
hoje indignação o fato de um juiz decidir invocando argumentos
astrológicos para conceder habeas corpus a um réu em processo
criminal, demonstrando assim a sua falta de sensibilidade ética, já
que indiferente ao eventual juízo reprobatório que daí derivaria
na sociedade.

Mas o próprio princípio da motivação das decisões judiciais,


marcado por seu matiz ético, está mais originariamente fundado na
ideia de responsabilidade institucional do juiz. De fato, porque todo
poder que lhe é conferido está vocacionado à consecução da
teleologia que marca a existência das instituições judiciárias, deve
ele assumir um compromisso ativo com o bom funcionamento de todo o
sistema judicial, promovendo na sociedade uma atitude racionalmente
fundada de respeito e confiança para com a administração da justiça
(CIEJ,19 arts. 42 e 43).

Poderíamos levianamente pensar que o poder se basta em si


mesmo, de forma que a investidura de juízes no cargo seria o ato
suficiente para que suas decisões fossem respeitadas sem maiores
problemas. Entretanto, analisando o fenômeno da dominação,
compreendida como probabilidade de obediência a ordens,20 Max

19
Doravante, pela sigla CIEJ quero referir-me ao Código Ibero-Americano de Ética
Judicial.
20
Por dominação, aqui empregado o termo em sentido weberiano, entende-se “a
probabilidade de encontrar obediência a uma ordem de determinado conteúdo,
entre determinadas pessoas indicáveis” (WEBER, 1998, p. 33).
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 113

tanto de su legitimidad. El principio de motivación de las decisiones


judiciales guarda una relación inmediata con esta cuestión. Por
ejemplo, hoy causaría indignación el hecho de que un juez decida
invocar argumentos astrológicos para conceder el hábeas corpus a
un reo en un proceso penal, demostrando así su falta de sensibilidad
ética, ya que es indiferente el eventual juicio reprobatorio que de ahí
derivaría en la sociedad.

Pero el propio principio de la motivación de las resoluciones judi-


ciales, marcada por su matiz ética, está más originalmente fundado
en la idea de la responsabilidad institucional del juez. De hecho,
como todo el poder que se le confiere está dirigido a la consecución
de la teleología que marca la presencia de las instituciones judicia-
les, debe él asumir un compromiso activo con el buen funcionamiento de
todo el sistema judicial, promoviendo en la sociedad de una actitud racio-
nalmente fundada de respeto y de confianza hacia la administración de
justicia (CIEJ19, arts. 42 y 43).19

Podríamos pensar a la ligera que el poder se basta a sí mismo, de


forma que la investidura de los jueces en el cargo sería suficiente
para que sus decisiones fueran respetadas sin mayores problemas.
Sin embargo, analizando el fenómeno de la dominación, entendida
como la probabilidad de obediencia a las órdenes,20 Max Weber

19
A partir de ahora, la sigla CIEJ refiere al Código Iberoamericano de Ética Judicial.
20
Por el dominio, el término se utiliza aquí en el sentido weberiano, entendiéndose
“la probabilidad de encontrar obediencia en una orden de determinados contenidos,
entre determinadas personas” (Weber, 1998, p. 33).
114 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

Weber assinalou que a experiência nos ensina que nenhuma de suas


manifestações tem possibilidade de persistência apenas com base
em motivos puramente materiais ou afetivos, ou ainda racionais
referentes a valores, já que “todas procuram despertar e cultivar a
crença na legitimidade” (1998, p. 139). Por óbvio que juízes não são
oráculos consagrados por seu carisma, tampouco a força de suas
decisões deriva do reconhecimento de uma tradição que os legitima,
mas sobretudo é no caráter racional com que desempenham as sua
funções que aflora a nota da legitimidade que lhes dá sustentação.

Essa legitimação pela racionalidade nos remete diretamente à


necessidade de motivação das decisões judiciais e, por ela, atende-se
àquela expectativa de índole ética, segundo a qual o juiz procura
convencer os destinatários dos seus comandos sentenciais, mas
também, paralelamente, pelo caráter público de suas decisões,
presta conta à sociedade do modo como exerce as suas funções,
com isso expondo-se a um juízo de adequação a um parâmetro
moral que dá conta da correção ou não da sua atuação. De fato,
se a sentença estiver lastreada em um bloco argumentativo
absolutamente incoerente, desconexo ou absurdo, daí certamente
advirá eventual indignação com a sua conduta, afeto típico do
plano ético, como apontei mais acima.

Então, o dever que incumbe ao juiz de motivar as suas decisões,


está mais originariamente ligado à necessidade de fomentar a crença
na legitimidade das instituições judiciárias. Sem esse sentimento,
é a própria confiança nas instituições judiciárias que será abalada,
aprofundando o desrespeito social por elas, e assim dificultando
o bom desempenho da própria atividade dos juízes. É por isso que
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 115

señaló que la experiencia nos enseña que ninguna de sus manifes-


taciones, tiene la posibilidad de persistencia sólo por razones pura-
mente materiales o emocionales o racionales con respecto a los
valores, ya que “todas tratan de despertar y cultivar la creencia en la
legitimidad” (1998, p. 139). Es obvio que los jueces no son oráculos
consagradas por su carisma, tampoco que la fuerza de sus decisio-
nes se deriva del reconocimiento de una tradición que los legitima,
más sobretodo en el carácter racional con que desempeñan sus
funciones que afloran la nota de legitimidad que les da sustento.

Esta legitimación por la racionalidad nos lleva directamente a la


necesidad de la motivación de las decisiones judiciales, y por ella se
entiende, la expectativa de índole ética, según la cual el juez busca
convencer a los destinatarios de sus argumentos, mas también, en
paralelo, del público de sus decisiones, dando cuenta a la sociedad
de cómo ejerce sus funciones, con lo que se expone a un juicio de
adecuación a un parámetro que representa la rectitud moral o no
de su actuación. De hecho, si la sentencia estuviese respaldada por
un bloque argumentativo absolutamente incoherente, inconexo o
absur­do, de ahí ciertamente habrá una eventual indignación por
su conduc­ta, afecto típico del plano ético, como he señalado
anteriormente.

Así que el deber del juez de motivar sus decisiones, está más ori-
ginalmente vinculado a la necesidad de fomentar la creencia en la
legitimidad de las instituciones judiciales. Sin este sentimiento, es
la confianza en las instituciones judiciales la que será puesta en
duda, profundizando la falta de respeto social para ellas, lo que difi-
cultará la realización de la propia actividad de los jueces. Es por ello
116 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

“o bom desempenho do conjunto das instituições judiciárias é


condição necessária para que cada juiz possa desempenhar
adequadamente a sua função” (CIEJ, art. 41).

Assim, essa boa imagem institucional passa a valer como um


imperativo para o juiz eticamente comprometido, o qual, ciente de
que todos os poderes que lhe são outorgados o são tão somente
dentro do sentido teleológico existencial da pessoa jurídica, e que a
simples desimcumbência deles por meio do cumprimento de suas
obrigações específicas não é o bastante para alcançá-la, não deve
poupar esforços para promovê-la. É nesse sentido legitimador que o
Código Ibero-Americano de Ética Judicial exorta os juízes a promover
na sociedade uma atitude de respeito e confiança para com a
administração da justiça (art. 43).

No mesmo sentido, na introdução ao Código de Ética da


Magistratura Nacional do Brasil, embora sem se referir expressamente
ao princípio, fica clara a sua absorção pelo viés da legitimação das
instituições judiciárias, quando aponta o “compromisso institucional
com a excelência na prestação do serviço público de distribuir Justiça
e, assim, [prestando-se o código a servir de] mecanismo para
fortalecer a legitimidade do Poder Judiciário”.21

De notar-se que há um verdadeiro círculo, em que a ação do


juiz comprometido com o bom funcionamento das instituições
judiciárias promove a sinergia que viabiliza o adequado desempenho

21
Código de Ética da Magistratura Nacional, aprovado na 68a. sessão ordinária do
Conselho Nacional de Justiça, no dia 06 e agosto de 2008.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 117

que “el buen desempeño de todas las instituciones judiciales es una


condición necesaria para que cada juez pueda desempeñar adecua-
damente su función.” (CIEJ, art. 41).

Por lo tanto, la buena imagen institucional pasa a valer como un


imperativo para el juez éticamente comprometido, el cual, cons-
ciente de que todos los poderes se otorgan a él dentro del sentido
teleológico existencial de la persona jurídica, y de que la objetividad
de ellos por medio del cumplimiento de sus obligaciones no es sufi-
ciente para alcanzarla, debiendo no escatimar esfuerzos para pro-
moverla. En este sentido, la legitimación del Código Iberoamericano
de Ética Judicial insta a los jueces en la sociedad a promover en la
sociedad una actitud de respeto y confianza en la administración de
justicia (art. 43).

Del mismo modo, en la introducción al Código de Ética de la Ma-


gistratura Nacional de Brasil, aunque sin referirse explícitamente al
principio, es claro su absorción por las vías de la legitimidad de las
instituciones judiciales, cuando señala el “compromiso institucional
con la excelencia en la prestación de servicios pública para impartir
justicia y por lo tanto [ayudando el código a servir como] un meca-
nismo para el fortalecimiento de la legitimidad del Poder Judicial”.21

Téngase en cuenta que hay un cierto círculo, en el que la acción


del juez comprometido con el buen funcionamiento de las insti­
tuciones judiciales promueve la sinergia que viabiliza el correcto

21
Código de Ética de la Magistratura Nacional, aprobada en la 68a. Sesión ordina-
ria del Consejo Nacional de Justicia, el día 06 de agosto de 2008.
118 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

da sua função, mas, por sua vez, atuar bem já significa também um
atuar institucionalmente responsável.

Creio que o princípio da responsabilidade institucional é assim


um princípio ético de envergadura suficiente para qualificá-lo de
fundamental, no sentido de que boa parte dos demais encontrará
nele a sua proveniência maior.

De fato, se os juízes devem ser independentes para que


exatamente os cidadãos não sejam alvo de arbitrariedades, a
independência judicial mesma estará lastreada na ideia de
legitimação das instituições judiciárias e, portanto, no princípio da
responsabilidade institucional. Por sua vez, se os juízes têm que
fundamentar as suas decisões, já o disse, para além da motivação
mesma está a garantia de controle social, no sentido de legitimar
a sua atuação e, portanto, o que temos aí, fundamentalmente, é o
papel das instituições na consecução dos seus fins, o que nos leva
necessariamente ao mesmo princípio fundamental. Por sua vez,
a boa motivação pressupõe um compromisso perene com o
conhecimento, razão pela qual, é a própria capacitação que, servindo
de instrumento ao princípio da motivação, acaba subordinada
também ao princípio da responsabilidade institucional. De fato, o
juiz que se se ocupa da sua perene capacitação está comprometido
com um serviço de qualidade na própria administração da justiça,
razão pela qual, assim se comportando, estará atendendo a um viés
da própria responsabilidade institucional.

Não lhe escapa também o dever de cortesia a que estão


subordinados os juízes. De fato, se por um lado a cortesia é uma
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 119

desempeño de su función, pero, a su vez, actuar bien también signi-


fica un actuar institucionalmente responsable.

Yo creo que el principio de la responsabilidad institucional es,


pues, un principio ético de magnitud suficiente para calificarlo de
fundamental, en el sentido de que buena parte de los demás en-
cuentran en él su mayor procedencia.

De hecho, si los jueces deben ser independientes para que exac-


tamente los ciudadanos no sean sujetos de la arbitrariedad, la inde-
pendencia judicial misma está respaldada por la misma idea de la
legitimidad de las instituciones judiciales y por lo tanto del principio
de la responsabilidad institucional. A su vez, si los jueces tienen que
basar sus decisiones, como he dicho, para además de la motivación
misma ejercer esta garantía de control social, con el fin de legitimar
sus acciones y por lo tanto, lo que tenemos aquí, fundamentalmen-
te, es el papel de las instituciones en lograr sus fines, lo que nos con-
duce necesariamente al mismo principio fundamental. A su vez, una
buena motivación presupone un compromiso perenne con el cono-
cimiento, razón por la cual, es la propia capacitación la que, sir­
viendo de instrumento al principio de motivación, acaba subordinada
también al principio de la responsabilidad institucional. De hecho, el
juez que se ocupa de su formación constante está comprometido
con la calidad del servicio en la misma administración de justicia,
razón por la cual, comportándose así, está siguiendo el camino de
su propia responsabilidad institucional.

No escapa también el deber de cortesía a la que están subordina-


dos los jueces. De hecho, por un lado la cortesía es una forma de
120 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

forma de exteriorizar o respeito e a consideração que os juízes têm


em relação a todos aqueles que se relacionam com a administração
da justiça (CIEJ, art. 49); de outro, ao assim se manifestarem acabam
por promover o respeito da sociedade em geral em relação às
instituições judiciárias, contribuindo assim para um melhor
funcionamento da administração da justiça (CIEJ, art. 48). Ora, esse
papel contributivo para o fomento da legitimidade, como disse,
está diretamente fundada no princípio ético fundamental da
responsabilidade institucional.

Não me parece seja necessário prosseguir navegando pelo


Código Ibero- Americano de Ética Judicial, de forma a anunciar em
cada princípio ali estabelecido a sua proveniência maior da
responsabilidade institucional dos juízes. Os singelos exemplos
colacionados acima já dão conta da sua fundamentalidade.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 121

exteriorizar el respeto y consideración que los jueces tienen en rela-


ción con todos aquellos que se relacionan con la administración de
justicia (CIEJ, art. 49); por el otro, al manifestarse de esta manera
acaban por promover el respeto de la sociedad en general, en rela-
ción con las instituciones judiciales, contribuyendo así a un mejor
funcionamiento de la administración de justicia (CIEJ, art. 48). Ahora
bien, este papel que contribuye al desarrollo de la legitimidad, como
ya he dicho, está directamente fundado en el principio ético funda-
mental de la responsabilidad institucional.

No me parece que sea necesario continuar navegando el Código


Iberoamericano de Ética Judicial, con el fin de anunciar en cada prin-
cipio ahí establecido su procedencia mayor de la responsabilidad
institucional de los jueces. Los sencillos ejemplos relacionados antes
han dado cuenta de su importancia.
Capítulo III
Manifestações do princípio da
responsabilidade institucional

Ao discorrer acerca do princípio da responsabilidade institucional,


incialmente busquei encontrar o seu fundamento. Em seguida,
procurei justificar a sua inserção no âmbito da principiologia ética
que deve nortear a atuação do juiz ibero-americano. Por fim, defendi
a posição de fundamentalidade desse princípio. Pois bem, ao assim
fazê-lo deixei claro que muitos dos princípios do Código de Ética
(CIEJ) encontrariam nele o seu substrato, razão pela qual a
concretização do princípio da responsabilidade institucional ganha
assim contornos amplos, porquanto acaba transparecendo mesmo
quando que estamos diante da efetivação desses outros princípios
do Código.

De fato, a justificativa para a atribuição do caráter fundamental


ao princípio em estudo estaria exatamente no compromisso que
devem assumir os juízes no fomento da legitimidade das instituições
judiciárias, condição necessária para que possa bem desenvolver as

122
Capítulo III
Manifestaciones del principio de
responsabilidad institucional

Al hablar acerca del principio de la responsabilidad institucional, ini-


cialmente traté de encontrar su fundamento. Entonces traté de jus-
tificar su inclusión en el ámbito de los principios de la ética que
deben guiar la labor del juez iberoamericano. Por último, escudé la
posición defendida del carácter fundamental de estos principios.
Pues bien, para ello dejé en claro que muchos de los principios del
Código de Ética (CIEJ) encuentran en ello su sustrato, razón por la
cual la concreción del principio de responsabilidad institucional
gana contornos amplios, porque acaba mostrando que cuando es-
tamos delante de la efectivización de estos otros principios del
Código.

En efecto, la justificación para la atribución del carácter funda-


mental del principio en estudio sería exactamente el compromiso
que los jueces deben de tener en la promoción de la legitimidad
de las instituciones judiciales, condición necesaria para que puedan

123
124 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

suas atividades. Exatamente nessa linha é que tenho insistido na


posição primária que o princípio da responsabilidade institucional
assume em relação aos demais princípios do Código de Ética (CIEJ),
porquanto, a par das suas finalidades específicas, mediatamente
acabam por colaborar na promoção da imagem das instituições
judiciárias e, assim, as ações que os conformam acabam também
por refletir atos de concretização daquele princípio basilar.

Nessa linha é que, percorrendo alguns capítulos do Código de


Ética (CIEJ), procurei identificar essa correlação entre os princípios
da motivação, do respeito e da capacitação com o princípio da
reponsabilidade institucional. Para não me tornar repetitivo, valho-
me apenas de mais um exemplo, o da integridade, que exorta
os juízes a reconhecerem que a sua vinculação aos quadros da
magistratura implicam exigências que não são ordinariamente
atribuídas aos demais cidadãos, razão pela qual, devem eles
experimentar certos sacrifícios, no sentido de que também a sua
conduta fora do estrito âmbito da atividade jurisdicional deve
ser comedida para o fim de contribuir para uma fundamentada
confiança dos cidadãos na judicatura (CIEJ, arts. 53 e 55). É o que
basta para constatar que a integridade, como princípio ético do juiz
ibero-americano, tem um estreito liame com a promoção do respeito
às instituições judiciárias e, portanto, com o fomento da sua
legitimação, o que acaba por lançar-nos ao nosso ponto de partida:
a responsabilidade institucional.

É bem verdade que a estrutura analítica do Código (CIEJ) fraciona,


para fins de detalhamento e orientação, um panorama complexo, o
que revela a necessidade de reconhecer a articulação entre essas
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 125

desarrollar bien sus actividades. Exactamente en esta línea es que


he insistido en la posición primaria que el principio de la responsa­
bilidad institucional asume en relación con los otros principios del
Código de Ética (CIEJ), ya que, junto a sus fines específicos, media-
tamente acaban por colaborar en la promoción de la imagen del
poder judicial y, por lo tanto, las acciones que lo conforman acaban
también por reflejar los actos de concreción de aquel principio
fundamental.

En esta línea es que, recorriendo algunos de los capítulos del Có-


digo de Ética (CIEJ), procuré identificar la correlación entre los prin-
cipios de la motivación, el respeto y la capacitación con el principio
de responsabilidad institucional. Para no ser repetitivo, me valdré
sólo de un ejemplo más, la integridad, que exhorta a los jueces a
reconocer que su vinculación con los cuadros judiciales implica re-
quisitos que no se conceden normalmente a los demás ciudadanos,
razón por la cual, deben experimentar ciertos sacrificios, en el sentido
de que su conducta también fuera del estricto ámbito de la activi-
dad judicial debe ser dirigida al propósito de contribuir a la confian-
za de los ciudadanos en la judicatura (CIEJ, arts. 53 y 55). Ello es
suficiente para ver que la integridad, como principio ético del Juez
Iberoamericano, tiene un estrecho vínculo con la promoción del res-
peto a las instituciones judiciales y, por lo tanto, con el fomento de
su legitimidad, lo que acaba por dirigirnos a nuestro punto de parti-
da: la responsabilidad institucional.

Es cierto que la estructura analítica del Código (CIEJ) se divide,


para fines de detallar y orientar, una imagen compleja, lo que
demuestra la necesidad de reconocer la articulación entre estas
126 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

partes fracionárias, tal como tenho aqui procurado fazer, com realce
ao papel desse que denominei princípio ético fundamental da
magistratura ibero-americana. Nesse contexto, embora seja possível
visualizar demonstrações específicas da concretização do princípio,
certo é que o seu amplo alcance, que deriva do seu caráter
fundamental, acaba por permitir evidenciar também modos de
manifestação dele quando mais direta e imediatamente estamos
diante de outros princípios do Código (CIEJ).

De qualquer forma, o Código enumera algumas posturas


específicas que refletem o comportamento do juiz institucionalmente
responsável, como a de responder voluntariamente por suas ações e
omissões, denunciar os descumprimentos graves de seus colegas
e ainda evitar favorecer promoções ou ascensões irregulares ou
injustificadas de outros membros do serviço da justiça (CIEJ, arts. 44
a 46). Trata-se de uma lista aberta, que comporta, portanto, uma
extensão para toda e qualquer medida que, se assumida, possa
refletir em ganho para o respeito e legitimação das instituições
judiciárias. Sendo certo, porém, que as três enumeradas,
indubitavelmente deixam a sua marca nesse quadrante.

Decerto que as disposições do Código de Ética estão mais


propriamente voltadas a exortar os membros da magistratura dos
países ibero-americanos a perceber a importância da entronização
daqueles princípios no cotidiano das suas vidas funcionais e
particulares, do que propriamente estabelecer um quadro de normas
de conduta, às quais estejam associadas sanções por eventuais
descumprimentos. De qualquer sorte, a codificação pode prestar-se
a servir de mais um elemento de argumentação nos processos de
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 127

partes fraccionarias, tal como he intentado hacer aquí, poniendo


énfasis en el papel del principio ético fundamental del Poder Judicial
Iberoamericana. En este contexto, aunque sea posible visualizar
demostraciones específicas de la concreción del principio, lo cierto
es que su amplio alcance, que deriva de su carácter fundamental,
acaba por evidenciar también los modos de manifestación de ellos
en cuanto más directa e inmediatamente estamos frente a los demás
principios del Código (CIEJ) .

De cualquier forma, el Código enumera algunas posturas especí-


ficas que reflejan el comportamiento del juez institucionalmente
responsable, como la de responder voluntariamente por sus accio-
nes y omisiones, la denuncia de las violaciones graves de sus colegas
e incluso evitar fomentar la promoción o asensos irregulares o injus-
tificados de otros miembros al servicio de la justicia (CIEJ, arts. 44-
46). Se trata de una lista abierta, que es, por lo tanto, extensible a
todas aquellas medidas que, si son asumidas, pueden afectar el res-
peto y la legitimidad de las instituciones judiciales. Queda entendi-
do, sin embargo, que las tres enumeradas, sin duda, dejan su marca
en este cuadrante.

Sin duda, las disposiciones del Código de Ética están más bien
dirigidas a exhortar a los miembros de los poderes judiciales de los
países iberoamericanos para darse cuenta de la importancia de la
entronización de estos principios en lo cotidiano de sus vidas públicas-
oficiales y privadas, lo que propiamente establece un marco de nor-
mas de conducta, a la cual están asociadas las sanciones por los
eventuales incumplimientos. De cualquier suerte, la codificación
puede prestarse a servir como un elemento más en el proceso de
128 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

recomendação correicional referentes às atitudes dos magistrados


dos países membros, ou mesmo densificar o repertório de motivos
que possam fundar não somente as eventuais sanções passíveis de
serem aplicadas aos magistrados que incorrerem em desvios funcionais
previstos nos respectivos estatutos, como também nos processos
de formulação de exigências que partam dos próprios juízes e da
sociedade em direção às instituições judiciárias.

De fato, o Código favorece a transparência social de um quadro


que, de certa forma, delineia um esboço do bom juiz e assim permite
orientar os cidadãos nas exigências que venham a formular para a
consecução de um bom serviço judiciário, sobretudo tornando-os
capazes de discernir quando estão diante de um mau ou de um bom
juiz, esse que certamente não pode ver-se como desvinculado do
conjunto das instituições judiciárias que integra e que, portanto,
somente poderá assim ser qualificado se, dentre outras
qualidades, demonstrar respeito ao princípio ético fundamental da
responsabilidade institucional.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 129

recomendación correccional referente a la actitudes de los jueces de


los países miembros, o incluso aportar al repertorio de los motivos
que pueden establecerse no en las eventuales sanciones que pue-
den ser aplicadas a los magistrados que incurran en desviaciones
funcionales previstos en los respectivos estatutos, así como en los
procesos de formulación de exigencias que partan de los propios jue­
ces y de la sociedad en dirección a las instituciones judiciales.

De hecho, el Código promueve la transparencia social de un mar-


co que, en cierto modo, delinea un esbozo de buen juez y por lo tanto
permite orientar a los ciudadanos en las exigencias que pueden ha-
cer para la consecución de un buen servicio judicial, sobre todo
haciéndolos capaces de discernir cuando se enfrentan a un mal o un
buen juez, que sin duda no puede verse como desvinculado del con-
junto de las instituciones judiciales que integra y, por lo tanto, sólo
puede ser bien calificado si, entre otras cualidades, demuestra respe-
to al principio ético fundamental de responsabilidad institucional.
Capítulo IV
Conclusão

Diuturnamente lidamos com o fenômeno da moral. Comprova a


assertiva o fato de constantemente experimentarmos sentimentos
de culpa pelo que fizemos, mas julgamos não deveríamos tê-lo
feito; de ressentimento, quando é o outro que, segundo nosso juízo,
fez o que não deveria; ou ainda quando nos vemos irresignados
diante do que um outro fez a um terceiro indevidamente.

A constatação do fenômeno da moral nos remete a necessidade


de vínculo a um juízo ético que se apoia em um metron, o qual
permite aferir a correção ou incorreção da conduta sob exame.
Assim, tão certo como o próprio fenômeno é também a existência
desse juízo e do parâmetro de que se vale para ser formulado.

Essa dimensão ética da vida humana está sempre correlacionada


a um saber que nos orienta no agir, pelo que a ética está associada a
uma pergunta fundamental, que assim formulo: o que devo fazer?

130
Capítulo IV
Conclusión

Constantemente lidiamos con el fenómeno de la moralidad. Demues­


tra la afirmación el hecho constantemente experimentando del sen-
timientos de culpa por lo que hicimos, pero que creemos que no
deberíamos haber hecho; el resentimiento, cuando el otro es el que,
a nuestro juicio, hizo lo que no debe, o incluso cuando nos vemos no
conformes con un tercero que hizo algo indebidamente.

La constatación del fenómeno de la moral nos lleva a la necesi-


dad de vincular a un juicio ético que se apoya en un metron, el cual
permite evaluar la corrección o incorrección de la conducta sobre
examen. Así, tan cierto como el propio fenómeno es también la exis-
tencia de ese juicio y el parámetro de que se vale para ser formulado.

Esta dimensión ética de la vida humana siempre está correlacio-


na con un conocimiento que nos guía en el acto, por lo que la ética
está asociada con una pregunta fundamental, que así formulo: ¿qué

131
132 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

Por mais que se pretenda regular as ações humanas por pautas de


conduta, a miríade de possibilidades que enriquecem a vida fática
as torna insuficiente, o que faz da arte de julgar o próximo uma
missão verdadeiramente dramática. É nesse contexto que o saber
prudencial se mostra oportuno para aquilatar essa riqueza
intangível de detalhes que permitem aferir se a conduta sob exame
está de acordo ou não com determinado parâmetro jurídico ou de
moralidade aceito.

O dizer do juiz quando prolata a sentença está diretamente


inserido nesse contexto de manifestação ética, pois não apenas
afirma algo, mas, muito além, faz algo ao dizer. Suas palavras
assumem um caráter performativo, pois com elas institui nova
situação jurídica para as partes envolvidas no litígio, assegurando-
lhe direitos, constrangendo-lhes a liberdade etc. Isso revela uma
dimensão ética pouco encontrada em outras profissões, o que faz
do juiz uma pessoa que deve dispensar uma atenção especial ao
horizonte ético-profissional.

E dentre os muitos princípios que o Código Ibero-Americano de


Ética Judicial elenca, exsurge o da responsabilidade institucional em
um plano destacado, dada a nota que lhe reconheço de princípio
ético fundamental. De fato, como o poder não pode sustentar-se
por si mesmo, as instituições carecem de uma legitimação social
que deve receber constante reforço para que os juízes possam bem
desempenhar as suas funções. Nesse sentido, devem eles mesmos
assumir o compromisso de cultivar em toda a sociedade, por meio
dos atos oficiais e na sua vida privada, uma imagem de respeito às
instituições judiciárias.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 133

debo hacer? Por más que se pretenda regular las acciones humanas
por las normas de conducta, la gran cantidad de posibilidades que
enriquecen la vida las hace insuficientes, lo que hace que el arte de
juzgar se aproxime a una misión verdaderamente dramática. Es en
este contexto es que el saber prudente se muestra oportuno para
aquilatar esta riqueza intangible de los detalles que permiten eva-
luar si la conducta objeto de examen cumple o no con determinado
parámetro jurídico o de moralidad aceptada.

El decir del juez cuando pronuncia una sentencia está directa-


mente inserto en este contexto de manifestaciones éticas, pues no
sólo afirma algo, sino mucho más allá, es algo que hace algo al decir.
Sus palabras adquieren un carácter performativo, ya que con ellas se
establece nueva situación jurídica para las partes involucradas en
una controversia, asegurándoles derechos, limitando sus libertades,
etcétera. Esto revela una dimensión ética poco encontrada en otras
profesiones, lo que hace del juez una persona que debe dispensar
una especial atención al horizonte ético y profesional.

Y dentro de los muchos principios que el Código Iberoamericano


de Ética Judicial enlista, surge la responsabilidad institucional en un
plano destacado, dada la nota que se le reconoce como principio
ético fundamental. De hecho, como el poder no puede sostenerse
por sí mismo, las instituciones carecen de una legitimidad social
que debe recibir un refuerzo constante para que los jueces puedan
desempeñar bien sus funciones. En este sentido, deben ellos mismos
comprometerse a cultivar en toda la sociedad por medio de actos ofi-
ciales y en su vida privada, una imagen de respeto a las instituciones
judiciales.
134 Responsabilidade institucional dos juízes como princípio ético fundamental

Para consumar esse desiderato, deve ele bem motivar as suas


sentenças, o que pressupõe a contínua atenção ao dever de
manter-se qualificado, deve ele dispensar um trato respeitoso e
cortês a todos aqueles que lidam com a administração da justiça,
enfim, muitos são os princípios a que é o juiz exortado a seguir pelo
Código de Ética (CIEJ). O seu acatamento, para além de levar ao
bom desempenho da missão institucional que lhe é reservada,
acabam de alguma forma por promover uma boa imagem das
instituições judiciárias, assim também prestando-se a fomentar
a sua legitimação e, com isso, também configuram meios de
concretização do princípio da responsabilidade institucional. Dado
esse caráter invasivo do princípio, não é demais qualificá-lo com a
nota de fundamental.

O seu fundamento está na própria ideia de vinculação do juiz à


instituição judiciária, de tal forma que ao ser investido no cargo,
assume o compromisso de bem servir à teleologia que a anima,
somente vendo justificado o amplo feixe de poderes que lhe são
confiados, na contrapartida da realização daqueles fins. Essa a
razão maior pela qual deve ele ser alguém ativamente comprometido
com o bom funcionamento de todo o sistema judicial, único modo de
angariar a confiança da sociedade na administração da justiça e,
curiosamente, somente a partir dessa legitimação institucional
poderá ele bem desenvolver a sua função.
Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 135

Para consumar este propósito, deben ellos motivar sus senten-


cias, lo que requiere una atención continua a la obligación de man-
tenerse calificado, debe renunciar a brindar un trato respetuoso y
cortés a todas las personas que participan en la administración de
justicia, en fin, muchos son los principios a los que el juez es exhorta-
do a seguir por el Código de Ética (CIEJ). Su cumplimiento, para lle-
varlo al buen desempeño de la misión institucional que le está
reservada, acaba, de alguna forma, por promover una buena imagen
de las intuiciones judiciales, así también sirviendo para aumentar su
legitimidad y, con eso, también configurar medios de concreción del
principio de la responsabilidad institucional. Dado el carácter inva­
sivo de este principio, no es un exceso el calificarlo con la nota
fundamental.

Su fundamento está en la propia idea de vincular la institución


judicial, de tal forma que al ser investido en el cargo, asuma el com-
promiso del buen servicio a la teleología que lo anima, sólo viendo
justificado el amplio haz de poderes que se le han confiado, en la
contrapartida del cumplimiento de dichos fines. Esta es la mayor ra-
zón por la cual debe ser alguien comprometido activamente con el
buen funcionamiento de todo el sistema judicial, única manera de
aumentar la confianza de la sociedad en la administración de jus­
ticia y, curiosamente, solamente a partir de esta legitimidad institu-
cional podrá él desarrollar bien su función.
Referências

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136
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Responsabilidad institucional de los jueces como principio ético fundamental 141

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compreensiva, V. 1, 4a. ed. Brasília: Editora Universidade de
Brasília, 1998.
Tercer lugar

RESPONSABILIDAD
INSTITUCIONAL

Dora Patricia Cáceres Puentes*


* Fiscal Seccional 40. Unidad de Administración Pública de Cartagena.
Introducción

Muchos son los escritos generados por el sentir y significado de la


palabra ética. A partir de ellos y en cualquier disciplina que se apli-
que, lo cierto es que ese ETHOS invita a una autoreflexión, a una
intromisión de valores innegociables de la persona, unidos a la ob-
servancia de virtudes y aplicación sincronizada en el ámbito social,
lo cual deriva en una convivencia armónica de crecimiento en el
conglomerado.

El tema de responsabilidad institucional desde la perspectiva ética


enseña, que aquél propósito no puede ser visto en forma impersonal
sino que necesariamente nos involucra a todos como miembros de
una familia judicial, en la medida que se perciba como “Soy, porque
nosotros somos”.

El AYNI como principio precolombino quechua que pregona la so-


lidaridad social, mezclada con ROHAYHU, entendido por el guaraní

145
146 Dora Patricia Cáceres Puente

moderno como amor-amistad y representado en la voluntad de la


tribu paraguaya de estar fortalecida en sus vínculos interpersonales
y comunitarios, al igual que UBUNTU, como regla ética sudafricana
donde la exigencia por la lealtad con las personas y sus relaciones a
manera de “Soy porque nosotros somos”, resultan faros oportunos
y necesarios a invocar desde la perspectiva institucional, para formu­
lar una forma propositiva de estructurar el desarrollo del ser huma-
no y del servidor público, de la mano con su núcleo grupal.

Tal mezcla, además de invocar nuestra ascendencia, invita a


considerar la ética en su dimensión general, para acompasarla con
la práctica judicial. De este modo, no se trata de hacer defensas de
altos quilates académicos sobre el tema, sino que urge la necesidad
de recuperarnos como personas sabias, humildes, enmarcadas en el
sínodo de la virtud y cohesionadas a modo de instrumentos de paz
de la vida judicial, por la fortuna de ser elegidas —como pocas—
para blandir la intransferible y delicada misión de impartir justicia.

Así las cosas, el propósito planteado dentro de este trabajo, está


orientado a sugerir a los administradores de los Sistemas Judiciales,
una ruta de formación ética al servidor de la Rama Judicial, con la
cual, él mismo pueda someter a autocríticas sus costumbres, ruti-
nas y convicciones íntimas, de modo que realmente asuma un
cambio profundo personal con el cual pueda generar al tiempo,
transformaciones éticas en su entorno o en el mejor de los casos, si
no cambiarlas, sostener las bien asumidas bajo la convicción de lo
correcto “lo que bien inicia, bien termina”.
Responsabilidad institucional 147

Los objetivos son, entonces en primer lugar, llamar la atención


con relación a la responsabilidad institucional en la etapa de forma-
ción de los servidores judiciales, haciéndose especial énfasis en su
etapa selectiva y en la implementación de competencias de desa-
rrollo humano en todos los niveles del talento humano y con ciclos
permanentes de capacitación, independientemente del carácter
provisional o de carrera como se vincule al servidor.

Luego, la idea es que las capacitaciones no deben reducirse al


punto de vista académico, sino que necesaria y obligatoriamente se
deben introducir talleres para formar seres comprometidos con la
visión-misión del sector Justicia, así como personas que han de acu-
ñar valores éticos y espacios conciliadores cuya practicidad, debe
generar un altísimo sentido de humanidad y de convicción por lo
justo, convirtiéndose al tiempo, en instrumentos de paz a través de
la intromisión de espacios de resiliencia en cada despacho judicial
como célula elemental del sistema.

El despliegue juicioso de este primer objetivo, genera el manejo


de un lenguaje común al interior de la Rama Judicial, el que al uníso-
no, debe plantearse también para el conjunto de instituciones de un
país, en modo tal que su construcción ante tal uniformidad de valo-
res y principios, brinde una pauta social al usuario. La consecución
de tal propósito, sólo puede obtenerse gracias a la suma de todas
las individualidades.

Lo anterior para afirmar, que el compromiso activo del servidor


se convierte en la segunda propuesta de objetivo, con la cual, se fa-
cilita lograr el primero, de modo que cada uno desde sus instancias,
148 Dora Patricia Cáceres Puente

articule el cumplimiento de una única visión de mejoramiento de la


humanidad y acciones de control cuando son de su cargo, si sólo sí,
partimos de un servidor —funcionario o empleado—, comprometi-
do con la asunción de máximos valores.

Un tercer objetivo se concreta en proponer una misión con con-


tenido social. Se trata, del despliegue de formación hacia la pobla-
ción estudiantil en grado primario y secundario por parte de los
mismos servidores judiciales. Su enfoque puede ser visto como una
forma creativa de generar el acceso a la justicia, con la pretensión
que el sentimiento de justicia sea más cercano, vívido y entendible,
aplicando así, una perspectiva preventiva del delito y de transfor-
mación asertiva de conflictos.

La materialización de los objetivos que preceden, está plasmada


en la monografía que a continuación se expone, a modo de cuatro
pilares que proyectan la explicación de sendos artículos, —entre
otros—, propuestos para su análisis por parte de la Comisión Ibe-
roamericana de Ética Judicial dentro de la presente convocatoria.
Su apuesta, ha sido planeada como un proceso que irrumpe a partir
del Sistema Judicial, para luego exigir un rol de excelencia en el ser-
vidor, quien ha de asumir una actitud de respeto a partir del autoa-
nálisis y cambio de sus propias conductas que calcan altos valores
éticos, para luego asumirlo como modelo a seguir en su propio des-
pacho y así, direccionarlo hacia su entorno, entiéndase familia o
usuario.

La plataforma así expuesta, supone una subdivisión trilógica de


cada numeración, la que guarda un equilibrio armonizado a partir
Responsabilidad institucional 149

de un lenguaje fincado en los artículos objeto de análisis, la informa-


ción reportada en la página web de la CIEJ, en las reglas jurispruden-
ciales desarrolladas por las Altas Corporaciones, en el pensamiento
doctrinario, en las propuestas interdisciplinarias, en las estadísticas
acogidas y en una experiencia personal como Juez y Fiscal en Co-
lombia de la autora de la monografía.

La última numeración se concreta en una experiencia de vida.


Ella surge en un municipio rural colombiano, distante de las princi-
pales capitales y que patentiza la función de una Juez de la República
desplegada sin apoyo de fuerza pública y rodeada de las álgidas si-
tuaciones derivadas del alterado orden público.

El trabajo concluye así con una función creativa de la práctica


judicial, expuesta con un alto compromiso con la Rama Judicial y
con los habitantes de la comunidad, con quienes compartir, enfren-
tar y superar espacios de conflicto armado, redunda en una expe-
riencia transformadora personal y de cambio ante la vida, contada
sin pretensión de protagonismos ni para fincarse como un modelo
acabado. La excusa es, sin duda, compartir un aprendizaje que se
concibe en un yo soy, porque nosotros somos.
Capítulo I
El buen funcionamiento del conjunto
de las instituciones judiciales es
condición necesaria para que cada
juez pueda desempeñar adecuada-
mente su función

Buen funcionamiento, instituciones judiciales sincronizadas y desem­


peño adecuado de la función judicial son consignas que han de
asumirse como presupuestos básicos para pensar en la eficiencia,
eficacia y efectividad de la justicia, de la mano de carácter ético de
la prestación del servicio.

Para cualquier proceso logístico en una empresa judicial, la opti-


mización de recursos y el cumplimiento de metas, deben obedecer
a lineamientos de planificación y operatividad que se traduzcan en
la satisfacción del servicio al usuario. En otras palabras, como cada
país tiene como obligación asegurar la realización de los derechos

151
152 Dora Patricia Cáceres Puente

humanos,1 por ende, se debe generar y brindar una institucionalidad


que eficientemente administre justicia: tal eficiencia, está enmarca-
da además, en el ámbito ético.

Sin desconocer la existencia de variables que irrumpen en los sis-


temas judiciales para trastocar el cumplimiento de su misión, lo
cierto es que cualquiera que sea su naturaleza, se puede sostenerse
el tenor de lo justo siempre que el talento humano abrigue corazo-
nes sabios, mesurados, prudentes y éticos.

La tarea no es fácil, si entendemos que ética es la ciencia filosó-


fica encargada de estudiar o reflexionar sobre la moral, y, conside-
rando que la moral tiene un carácter humano y social, que al ampliar
su contexto la veremos a manera de disciplina filosófica que estudia
el comportamiento moral del hombre en sociedad.2

Las especiales connotaciones para el caso Colombiano, hace


que la existencia de históricas resistencia armadas ilegales, germine
en planes operativos para enfrentarlos, cuyas lógicas no han permi-

1
Banco Interamericano de Desarrollo e Instituto Interamericano de Derechos Hu-
manos, Acceso a la Justicia y Equidad: Estudio en siete países de América Latina. José
Thompson, coordinador académico. San José. C.R., IIDH, 2000. “La situación actual de
la administración de la justicia en América Latina produce una gran frustración, pero también
ofrece una gran oportunidad. La legitimación democrática que pretende la mayoría de los
países del área, y los esfuerzos que hacen para gobernarse dentro de esos cánones, favorecen
las iniciativas para lograr el fortalecimiento de los poderes judiciales, tanto a través de su inde-
pendencia funcional, como de su modernización legislativa y de la capacitación de sus miem-
bros.(…) Para nosotros, lo esencial es fortalecer la independencia interna y externa de los
poderes judiciales, modernizar su estructura y funcionamiento, y convertirlos en auténticos ins-
trumentos garantistas de la aplicación de las normas internaciones de derechos humanos”.
2
ESCOBAR VALENZUELA, Gustavo, “Ética”, Editorial McGraw Hill, tercera edi-
ción, México, 1995, p. 43.
Responsabilidad institucional 153

tido uniformidad ni sostenibilidad en su aplicación, debido al sur­


gimiento continuo de formas delictuales difíciles de contrarrestar
con los mismos o menos recursos asignados a la Rama Judicial y con
la puesta en marcha de políticas públicas inacabadas.3

Podría ser obvio pensar que la paz es condición fáctica para


hablar de justicia; sin embargo, hay países en los que existe conflic-
to armado interno o bajo alguna forma de gobierno que trastoca los
derechos fundamentales de sus ciudadanos y con él, el sistema judi-
cial tiene el reto de pervivir con independencia y fidelidad a las máxi-
mas del derecho.

En este sentido, aquella frase de “no hay paz sin justicia, no hay jus-
ticia sin perdón”,4 toma una especial importancia.5

3
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Proceso 33.254, M.P: José
Leonidas Bustos Martínez, febrero 27 de 2013, resalta en el acápite “3.8 Cuestión final:
exhortación a la consistencia de la política criminal. En consecuencia, la Corte reitera su llamado
de atención a las instancias legislativas y gubernativas competentes, a fin de que, de una vez por
todas, la política criminal en Colombia transite por los senderos que dictan tanto la Constitución
como la racionalidad instrumental de las medidas procesales implementadas con ocasión del
Acto legislativo N° 03 de 2002. Se trata, entonces, de lograr coherencia, consistencia y perma-
nencia en los lineamientos para el tratamiento de los fenómenos delictivos, sin desconocer que
la fijación de las penas debe responder a criterios de proporcionalidad y que el sistema penal ha
de articular con fina precisión las medidas penales sustanciales con los efectos que, a través del
proceso, pretende materializar el Estado social y democrático de derecho”. Cita igualmente la
sentencia del 05/11/08, rad. N° 29.053.
4
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/messages/peace/documents/
hf_jp-ii_mes_20011211_xxxv-world-day-for-peace_sp.html, abril 1 de 2013, 1:20 a.m.
5
GALLO GONZÁLEZ, Gonzalo, “La Magia del Perdón”. Corporación Cultural Oasis,
Cali-Colombia, 2002. Cita a Nelson Mandela con su frase “He acariciado la idea de una
sociedad libre y democrática en la que todos convivamos en armonía y con igualdad de oportu-
nidades. Pero no basta con acariciar los sueños. Hay que recorrer las sendas que conducen hacia
su realización. Y dos de estas sendas son la bondad y el perdón”.
154 Dora Patricia Cáceres Puente

Ciertamente las empresas se evalúan con resultados medibles,


cuantificables. En consonancia con tal valoración, los administrado-
res de los sistemas judiciales pueden y deben acoger variables que
permitan mostrar unas estadísticas con las cuales, el impacto nu-
mérico satisfaga unos mínimos pretendidos,6 por ejemplo, para des-
congestionar los estrados judiciales.

De llegar al rigorismo numérico,7 se sacrifica la calidad por la


cantidad y se subestiman aspectos vitales que hacen difícil su medi-
ción cuando en gracia de ilustración, se trata de formar a seres hu-
manos, en este caso, los miembros de la Rama Judicial.

Luego, será que basta con llenar un número de capacitaciones


muy académicas ofrecidas para posicionar una meta cumplida?
Entonces, cómo se mide el resultado en la formación en valores, y
acaso, se capacita a todos, todos, los miembros de la Rama Judicial
en temas de conciliación y transformación del conflicto en un país
como Colombia? cómo se mide capacitar en conciliación a quien en
su procedimiento judicial no se le exige aplicarla?, qué importancia

6
“De acuerdo con los Datos del Banco Mundial, en Colombia el proceso tipo del
Doing Business tarda en resolverse 1346 días”. Palabras del Señor Presidente Juan
Manuel Santos en la sanción del Código General del Proceso, julio 12 de 2012, reca-
bando en que somos la sexta justicia más lenta del mundo, al ocupar el puesto
178 entre 183 países, ver enhttp://espanol.doingbusiness.org/~/media/GIAWB/
Doing%20Business/Documents/Annual-Reports/Foreign/DB13-Spanish.pdf.
7
BACH, Richard, “Juan Salvador Gaviota”, Javier Vergara Editor, S.A. coedición
con Tercer Mundo Editores, Bogotá-Colombia, tercera edición, mayo 1990, p. 65.
“… Porque cualquier número es ya un límite, y la perfección no tiene límites…”.
Responsabilidad institucional 155

tiene para el sistema estadístico la calidad, efectividad y seguimien­


to de los acuerdos logrados por las partes en las audiencias de
conciliación?

Ahora, cómo valora la humanización del servicio de la justicia el


sistema, de qué forma la recomposición del tejido social8 y la apertu-
ra de los caminos hacia el perdón son aspectos considerados cuan-
tificables para evaluar a un servidor público? Estos y muchos
interrogantes que puedan surgir con similar tono, son algunos as-
pectos que numéricamente quizás no interesen y por eso, no se im-
plementen con el compromiso y rigor que se exige en la construcción
de un país.

Hay circunstancias sui generis para Iberoamérica que pudieran


valorarse objetivamente como dificultades para pregonar un buen
funcionamiento del conjunto de las instituciones judiciales y de
hecho, pueden reportarse así en los DOFA de informes y planes de
justicia. Pareciera que la puesta en marcha de organización de los
sistemas judiciales, iniciara con ponderación desde las Altas jerar-
quías hacia abajo, más no en forma homogénea en la construcción
de servidores llamados a cumplir con la misma misión que le ha sido
encomendada: administrar justicia y velar por hacer efectivo el
acceso a ella.

8
ROJAS BETANCOURTH, Danilo, Presentación de Pensamiento Jurídico Justicia Comu-
nitaria Parte I, en Revista de Teoría del Derecho y Análisis Jurídico No. 12, Universidad
Nacional de Colombia, Edit. Unilibros, 2000.
156 Dora Patricia Cáceres Puente

Dicho de otro modo, ciertamente, el desempeño adecuado de la


función pública9 por parte de los servidores judiciales supone un
buen funcionamiento de las instituciones judiciales, aunque hoy, en
la práctica, no puede revelarse como condición necesaria, pese al
deber ser pregonado.

Tal panorama, deja expuesta la problemática vivida. Entonces,


qué supone el “buen funcionamiento” del conjunto de institucio-
nes judiciales? Para el trabajo en forma didáctica, se abordará la
explicación desde el punto de vista humano.

1. Administración de personal

En primer lugar, antes que reformar Códigos y la ley Estatutaria de


la Administración de Justicia, se trata de empoderar el sistema
judicial.

Empoderar significa, velar porque quien la administre, cuente


con la calidad y claridad para ello. Calidad desde el punto de vista de
formación y experiencia en el tema de administración de recurso
humano y el económico; mientras que por claridad supone tener el
mapa del país en su mente, de modo pues, que comprenda perfecta-
mente los lógicas a aplicar en cada vivencia cultural para asignar
ponderadamente los presupuestos correspondientes.

9
ZAGREBELSKY, Gustavo, El derecho dúctil, Ley, derechos, justicia, Madrid, Editorial
Trotta, 1995, p. 16.
Responsabilidad institucional 157

Un administrador ético10 por tanto, con objetividad incluye el


personal por mérito, el adecuado, el suficiente, hace más operativo
el sistema y más eficiente el tiempo. Así mismo, articula los extre-
mos de cada país bajo un mismo lenguaje ejecutivo, con miras a
lograr el acompañamiento efectivo de los despachos judiciales, in-
centivando de igual modo, la participación de los servidores de cada
seccional para que desde el punto de visto del talento humano, se
tenga calidad de vida laboral, que le permita al miembro de la Rama
Judicial corresponder con sentido de pertenencia por la institución.

Con una visión humanista, resulta importante la vinculación del


personal suficiente y en cantidad razonable respecto de la demanda
de justicia, que permita ponderar el mérito y las capacidades de
quien se vincule por concurso o por provisionalidad, de acuerdo con
parámetros transparentes que mantengan incólume su caracteri-
zación imparcial.

Desde el punto de vista ético, debería aplicarse uniformemente


el concurso de méritos para la vinculación de los miembros de
todos los Altos Cuerpos Colegiados, con ello se fortalece su legiti-
midad y autonomía, superando así cuestionables discursos mediá-
ticos que no compaginan con la prestancia y el decoro propios de su
investidura.

10
MAX-NEEF, Manfred y otros, Desarrollo a Escala Humana una opción para el futuro,
CEPAUR, Centro Dag Hammarskjöld, Suecia, p. 28. “El desafío consiste en que políti-
cos, planificadores, promotores y, sobre todo, los actores del desarrollo sean capaces
de manejar el enfoque de las necesidades humanas, para orientar sus acciones y
aspiraciones”.
158 Dora Patricia Cáceres Puente

En segundo lugar, el personal vinculado ha de ser realimentado


(feedback), bajo el entendido que servidor es el Magistrado, Juez,
Juez de Paz, Conciliador en Equidad, Fiscal o empleado e incluirá
temáticas como: a) fortalecimiento de la vida y economía familiar,
en talleres que involucren al servidor con su equipo de trabajo y ne-
cesaria, mejor, vitalmente con los miembros de su hogar. b) Auto­
conomiento, autoestima, ética y valores, inteligencia emocional, el
perdón, manejo de estados de tensión personal o de grupo frente
al estrés laboral y burnout, c) Tema organizacional: liderazgo, forma­
ción y manejo de equipos de trabajo, comunicación, asertividad,
manejo eficiente del tiempo, estrategias de efectiva atención al
usuario, responsabilidad social, construcción de país y mejoramien-
to de la humanidad.11

Una de las estrategias que puede aplicarse para la continua in-


tervención en despachos, es el trabajo armónico de la Escuelas de
capacitación de la Rama Judicial (Escuela Judicial Rodrigo Lara
Bonilla y Escuela de Estudios e Investigaciones Criminalísticas y
Ciencias Forenses de la Fiscalía General de la Nación en Colombia)
junto con las actuales Administradoras de Riesgos Laborales ARL y,
quienes de la mano con cada titular pueden en forma periódica asis-
tir por terapias grupales con psicólogo a fin de captar situaciones

11
Algunos de los videos que culturalmente ambientan tal sentir universal, pueden
ser vistos en: http://www.youtube.com/watch?v=BhEQ4MYCMH8&NR=1&featur
e=endscreen; http://www.youtube.com/watch?v=DLV6jaZFLro; http://www.youtube.
com/watch?v=fsPpQffPWy8&NR=1&feature=endscreen; http://www.youtube.com/
watch?v=ToTCOh3dl68; http://www.youtube.com/watch?v=slbc81-x7wc
Responsabilidad institucional 159

propias de salud ocupacional12 o bien, a través de las Oficinas de


Bienestar Social de Administración Judicial o de la Fiscalía, imple-
mentar talleres periódicos con seguimientos de resultados y evalua-
ción de los mismos para acoger las acciones de mejoramiento que
puedan proponerse.

De otro lado, el tema de responsabilidad social en Colombia, ha


tenido expresiones importantes a través de programas liderados
por la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia, la Corte Consti-
tucional a través de su despliegue operativo por el país para hacer
vívida la Ley del día a la vida y a la memoria histórica,13 o el progra-
ma “Futuro Colombia” de la Fiscalía General de la Nación.14

2. Presencia en municipios rurales

Si bien, el Consejo Superior de la Judicatura en Colombia a través


de su Sala Administrativa destacó en comunicado de prensa de sep-
tiembre 25 de 2012 que todo municipio en Colombia tiene juzgado,15

12
Ley 1162 de julio 11 de 2012 expedida por el Congreso de Colombia. Salud Ocu-
pacional: Se entenderá en adelante como Seguridad y Salud en el Trabajo, definida
como aquella disciplina que trata de la prevención de las lesiones y enfermedades
causadas por las condiciones de trabajo, y de la protección y promoción de la salud
de los trabajadores. Tiene por objeto mejorar las condiciones y el medio ambiente de
trabajo, así como la salud en el trabajo, que conlleva la promoción y el mantenimien-
to del bienestar físico, mental y social de los trabajadores en todas las ocupaciones.
13
Ley 1056 de 2006.
14
Ver en http://www.fiscalia.gov.co/colombia/gestion/programa-futuro-colombia/,
abril 10 de 2013, 2:13 a.m.
15
Publicada en http://www.ramajudicial.gov.co/csj//noticias/csj/1045/Desde-hoy-
todo-municipio-colombiano-tiene-juzgado-
160 Dora Patricia Cáceres Puente

lo cierto es que no ocurre lo mismo con relación a la presencia de


fiscales.

Tal indicación genera una limitación del acceso a la justicia pe-


nal, en la medida en que las audiencias bajo la égida de la Ley 906
de 2004, no siempre se realizarán en el municipio que carezca de
fiscal, lo cual implica para el usuario, un desplazamiento hacia otros
destinos, cuyas implicaciones económicas son significativas para su
peculio ordinario.

La diferenciación irrumpe necesaria, en la medida en que mien-


tras dentro de un despacho judicial se cuenta con el Juez y un equipo
mínimo de dos empleados para municipios pequeños, en las capita-
les fácilmente puede llegar a conformarse por siete empleados ade-
más del director del despacho. En contraste con la Fiscalía, su planta
está conformada normalmente por el fiscal y un asistente, y ante el
encargo de este para llenar vacancias o novedades de situaciones
administrativas, no es nombrado su reemplazo, lo cual trastoca el
servicio de justicia.

Supone lo anterior, para aterrizar en Colombia, cubrir una vívida


necesidad con relación a servidores e investigadores en la planta de
la Fiscalía, quienes enfrentan una alta carga laboral surgida de las
nuevas problemáticas evidenciadas en el país, como el surgimiento
de las BACRIM (Bandas Criminales), el número creciente de extor-
siones y el mayor rigor generado por el cambio legislativo frente a
delitos como la violencia intrafamiliar y aquellos en que son vícti-
mas los menores de edad.
Responsabilidad institucional 161

Ahora bien, en términos generales existe congestión en la justi-


cia cuando matemáticamente ingresan más procesos que la pro-
porción de antaño y sin embargo, la misma se enfrenta con igual o
menos recursos humanos, logísticos y económicos.

Visto este supuesto desde otra perspectiva, la pregunta que nor-


malmente puede hacerse un citadino, es qué hace un funcionario de
la Rama Judicial en aquellos despachos de municipios pequeños que
tienen una liviana carga laboral? Lo primero que tiene que resaltar-
se, es que si bien un servidor puede poseer menos carga laboral de
procesos, en contraste, puede tener a su cargo una alta atención al
público o bastantes procesos que tienen que ver con la convivencia
rural y que el Inspector de Policía no logra atender por diversos
motivos.

Dicho de otro modo, la ventaja que un funcionario tiene en aque-


llos municipios de connotación rural, es que es visible aun como
autoridad. En las grandes ciudades, puede aún no ser identificable.

Por tanto, bajo este situado, resulta muy importante su interven-


ción al blandir respeto natural por su investidura y con ello, puede
situar las máximas éticas tanto en estudiantes de los primeros nive-
les como de los superiores, en una campaña de difusión sostenida y
creativa por ejemplo, en acción de tutela o en aquellos contenidos
derivados de la puesta en marcha del artículo 8o. de la Ley 1056 de
2006, haciendo efectivo de paso, el acceso a la justicia para la
defensa de los derecho, a modo de cultura jurídica, aquella dispues-
ta en las 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las per-
sonas en condición de vulnerabilidad, a saber: “(27) Se incentivará la
162 Dora Patricia Cáceres Puente

participación de funcionarios y operadores del sistema de justicia en la labor


de diseño, divulgación y capacitación de una cultura cívica jurídica, en espe-
cial de aquellas personas que colaboran con la administración de justicia en
zonas rurales y en áreas desfavorecidas de las grandes ciudades”.

3. Capacitación en resiliencia, ética y conciliación

La Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla y la Escuela de Estudios e


Investigaciones Criminalísticas y Ciencias Forenses —EEICCF—
han de trabajar armónicamente no sólo para propender por funcio-
narios de alto nivel académico,16 sino por contribuir en su formación
personal, resaltando su dimensión social en forma coyuntural con el
presente del país, de Iberoamérica y del mundo.

Una pedagogía en conciliación, desarrollando actitudes resilien-


tes, facilita espacios verdaderos de acceso a la justicia al usuario,
superando así, las mustias audiencias enmarcadas con un rigorismo
que poco invita a una solución mediada del conflicto.

Pensar esta propuesta de trabajo en un vívido y activo papel de


los mecanismos alternativos en solución de conflictos articulado
con la interdisciplinariedad de las instituciones, le permite al usuario
tener mejor claridad frente a las alternativas de acceso a la justicia
e inmediatez, al tiempo de construir un único lenguaje para el cum-
plimiento de los fines constitucionales e institucionales a manera de

16
SILVA GARCÍA, Germán, El mundo real de los abogados y de la justicia. La profesión
jurídica. Tomo I, Universidad Externado de Colombia e ILSA, Septiembre de 2001.
Responsabilidad institucional 163

mandatos de optimización17 mencionados por Robert Alexy18 y dis-


puestos en varios instrumentos internaciones Estatuto del Juez
Iberoamericano, Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia
en el Espacio Judicial Iberoamericano , el que destacado sobre el
tema encontramos las 100 reglas de Brasilia.19

La Resolución No. 006552 del 24 de octubre de 2008 adopta el


Código de Ética y Buen Gobierno de la Fiscalía General de la Nación
en Colombia, como el documento referente que reúne los principios,
valores, directrices que sirven para la aplicación de la gestión ética
de los servidores de tal entidad, así como los compromisos éticos de
la alta dirección “para una gestión íntegra, eficiente y transparente en
su labor, que a manera de disposiciones voluntarias de autorregulación, son
promulgadas ante los diversos públicos y grupos de interés”.

17
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Proceso No. 23567, M.P. Ma-
rina Pulido de Barón. “Se traduce en hacer efectivo el principio pro homine, en virtud del cual
se coloca a la persona humana como valor superior y primero y torna efectiva la concepción
antropocéntrica de la Carta Política, también llamada dogmática ius humanista, que igual-
mente se materializa frente a otros fenómenos jurídicos, tales como: limitar lo menos posible y
sólo en cuanto sea necesario el derecho fundamental de libertad personal (principio favor liber-
tatis), resolver la duda a favor del sindicado (principio in dubio pro reo), presumir la inocencia
del procesado hasta que obre decisión definitiva ejecutoriada por cuyo medio se declare su res-
ponsabilidad (principio de presunción de inocencia), no agravar la situación del condenado
cuando tenga la condición de impugnante único (principio non reformatio in pejus), aplicar la
analogía sólo cuando sea beneficiosa al incriminado (analogía in bonan partem) y preferir en
caso de conflicto entre distintas normas que consagran o desarrollan derechos fundamentales
la que resulte menos gravosa en punto del ejercicio de tales derechos (cláusula de favorabilidad
en la interpretación de derechos humanos), entre otros…”.
18
Atienza, Manuel, “Entrevista a Robert Alexy”, Doxa, núm. 24, pp. 5 y 7.
19
Op. Cit. En la exposición de motivos, refiere “Las presentes Reglas no se limitan a es-
tablecer unas bases de reflexión sobre los problemas del acceso a la justicia de las personas en
condición de vulnerabilidad, sino que también recogen recomendaciones para los órganos pú-
blicos y para quienes prestan sus servicios en el sistema judicial. No solamente se refieren a la
promoción de políticas públicas que garanticen el acceso a la justicia de estas personas, sino
también al trabajo cotidiano de todos los servidores y operadores del sistema judicial y quienes
intervienen de una u otra forma en su funcionamiento”.
164 Dora Patricia Cáceres Puente

Por su parte, la misma entidad en su objetivo 11.3 del Direccio­


namiento Estratégico 2013-2016, hace mención al diseño e imple-
mentación de programas cuyo objetivo principal sea la reconciliación
y el perdón en tratándose de justicia restaurativa.

El Consejo Superior de la Judicatura por su parte, el 13 de febrero


del año en curso, adoptó el Código de Ética Iberoamericano y en el
año 2009, hizo referencia a la ética pública en su Código de ética y
buen gobierno como “la disposición interna de quienes desempeñan
funciones públicas para cumplir cabalmente con los postulados y mandatos
de la Constitución y la Ley, acerca de cómo debe ejercitarse dicha función,
en términos de eficiencia, integridad, transparencia y orientación hacia el
bien común”.20

20
Modelo de Gestión Ética para las entidades del Estado, Programa de Eficiencia y
Rendición de Cuentas, p. 26.
Capítulo II
Compromiso activo del servidor

La referencia no se centra en la producción numérica. Prioriza un


servidor comprometido con la Rama Judicial, considerando que es
un elegido en tan magna labor de administrar justicia y que tiene a
cargo, la responsabilidad de juzgar desde la justicia del hombre.21
Algunas de las expresiones a destacar por la vulnerabilidad del
tema, son las que a continuación se explican.

1. Dirección del despacho

Un despacho judicial resplandece con el buen ejemplo de su titular y


líder.

21
PINILLA PINILLA, Nilson, “La Crisis del Sistema Judicial”. Ver en Vniversitas junio
No. 105, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá-Colombia, pp. 375 a 414. Sobre el
tema de la falibilidad humana, expuso sabiamente el Magistrado “La comunidad tiene
entonces que estar consciente de que los conflictos son resueltos dentro de las limitaciones e
imperfecciones dimanadas de la condición humana, sin perjuicio de procurar todos los elemen-
tos que apuntalen los procesos que mejor acerquen a esclarecer la verdad, restablecer el dere-
cho y propiciar determinaciones certeras, justas y oportunas”.

165
166 Dora Patricia Cáceres Puente

La responsabilidad es muy alta, porque el ejemplo tiene que ser


integral, dentro y fuera del despacho, ya que la ética no tiene lugar,
espacio, edad, título ni cargo.

Si un despacho tiene un líder responsable, así será todo su equipo


de trabajo. Y aun cuando pudiera presentarse casos especiales de
personas con algún sesgo asocial o de situaciones transitorias que
impiden su normal ejercicio, un líder con inteligencia emocional sa-
brá potenciar los talentos y oportunidades que destaquen a quien
se rezaga del equipo de trabajo.

Supone también, que una persona interesada en hacer un equipo


de trabajo, crea metas colectivas, construye estrategias facili-
tando la participación de sus miembros para sentirse responsable de
las decisiones y orientaciones impartidas, es decir, se siente parte
de la decisión.

2. Inmediación de la prueba

Importante es que el mismo funcionario tenga el contacto directo


con la prueba. El delegar todo el ejercicio profesional al secretario
o a sus asistentes, no le facilita construir el proceso con el grado de
compromiso como lo haría quien interesado en el sentir de las par-
tes, decreta y practica con integralidad la prueba.

Es más, la falta de práctica directa, sucumbe en la pérdida de un


espacio importante para preguntar, conocer, generar la creación
probatoria si el procedimiento se lo permite, y lo que es más impor-
Responsabilidad institucional 167

tante, permite dejar las constancias de lo que el lenguaje corporal de


los intervinientes predica para la construcción de indicios.

Y lo que pareciera no ocurrir, el saber que un funcionario judicial


está siempre presente en sus audiencias, le irradia el velo del decoro
y respeto que ningún título le puede proporcionar.

3. Aplicación de la visión/misión de la entidad: esfuerzo


hacia la excelencia del quehacer jurisdiccional.

La excelencia es la palabra elemental del líder. No como una forma


soberbia de irrumpir hacia la meta, sino como un camino impreg­
nado de compromiso hasta de las cosas pequeñas.

Nótese la diferencia, cómo cuando un servidor desempeña a ca-


balidad su trabajo, y lo ejerce con gusto, además irradia amabilidad
y su entorno está rodeado de organización y orden. En forma inme-
diata llama la atención y además, será la persona más confiable
para el usuario y para sus congéneres.

Un servidor de esa naturaleza, es como es, porque teme quedar


mal consigo mismo. Porque lo difícil lo reta a ser más responsable.
Y si su carisma lo permite, puede llegar a contagiar a todo un equipo
de trabajo siempre que el líder —si es que no es el líder del despacho
o de la Sala—, corresponde con tan sanos propósitos.
Capítulo III
Deber de promover una actitud
de respeto

La actitud de respeto en términos generales, la verdad se genera,


con la vida. Sin acudir a temas religiosos, una persona espiritual tiene
un profundo respeto por todo y todo es vida.22

Con esta connotación, el servidor público debe expresar ese res-


peto por igual hacia todos los usuarios y hacia todos los miembros
de la rama judicial, como también hacia los recursos públicos.

Es decir, lo que es público es público y no es personal. El uso me-


surado y la gestión del recurso público, constituyen una expresión
del yo interno, pues no en vano aquellas correcciones de niñez acer-
ca de lo tuyo y mío, se traen a colación por la delicada misión de
administrar bienes ajenos.

22
CHOPRA, Deepak, “El camino hacia el amor”. Ediciones B Argentina S.A., 1999,
Traducción Edith Zilli, p. 256.

169
170 Dora Patricia Cáceres Puente

Una persona formada en valores tiene la profunda convicción


que “lo que por agua llega, por agua se va” y que “recojo lo que cul-
tivo”. De modo tal, que su lema es vivir haciendo lo correcto, porque
lo correcto le da felicidad.23 Y lo correcto tiene que ver con cumplir
los valores máximos éticos, no hacer daño a alguien, pensar en
forma pulcra de sí mismo, de los demás y de la vida, llevar una vida
coherente, partiendo del hecho que lo que piensa se corresponde con
lo que dice, siente y hace.

1. Organización del despacho

Irrumpe necesario pensar, prima facie, en la organización del espa-


cio laboral. Bajo un ambiente agradable, se acompaña la organi­
zación en gestión documental que permite a cualquier miembro del
equipo de trabajo, ubicar cualquier proceso, dar razón del algún trá-
mite y distinguir lo urgente de lo importante.

Al aterrizar planes estratégicos de organización, supone la intro-


misión de bitácoras diarias, que le permiten justificar un orden del
día, un despliegue de funciones oportuno y un reparto de labores al
interior del despacho y además significa:

Separar lo útil de lo inútil en el espacio de trabajo. Conservar en


su área sólo el material indispensable, de uso inmediato y en canti-
dades mínimas para evitar la acumulación de objetos y documentos
que entorpezcan la actividad laboral.

23
COELHO, Paulo, Palabras esenciales, Vergara & Riba Editores S.A., coeditada,
Buenos Aires Argentina, junio de 2000.
Responsabilidad institucional 171

Colocar las cosas en su debido lugar. Establecer un orden de


acuerdo con la frecuencia de uso para cada elemento, dejando a la
mano los que más se utiliza y guardando en gavetas o archivadores
rotulados las que utilice poco o esporádicamente. De esta forma, se
minimizan los errores al haber mayor facilidad de encontrar las co-
sas, produciendo en el servidor una sensación de tranquilidad.

Limpiar el área de trabajo. Realizar todas las actividades ten-


dientes a que ésta luzca impecable; de igual forma, evitar ensuciar
el lugar de trabajo y cada uno de los elementos que cotidianamente
maneja. Con ello, se mantiene una buena salud, control sobre el
buen estado de nuestros equipos, se obtiene un gran estado de
satisfacción del entorno y se dará una muy buena impresión al
usuario.

2. Cumplimiento de horario

Hacer eficiente el tiempo es un tema que aun debemos aprender.


Se deriva del anterior ítem. Ciertamente, tener una agenda diaria y
cumplirla con exigencia sin informalidades, permite cumplir metas
y no sentir un día lleno de muchas actividades y pocos resultados.

Resulta importante que el titular del despacho de ejemplo en


este sentido. Ocurrir lo contrario o dejar de asistir al trabajo con jus-
tificaciones que en fondo bien sabe no son legales, además de estar
expuesto a procesos disciplinarios —de repente, entre otros—, fo-
menta el desorden al interior del equipo de trabajo, pues cada quien
llega a la hora que quiere, idea jornadas laborales propias, con intro-
misión de actitudes poco ejemplares para el público.
172 Dora Patricia Cáceres Puente

Y de paso, genera una desfavorable imagen que se va consoli-


dando en el gremio y en el usuario, conculcando además, el buen
señorío y majestad de la justicia a través de la institución que
representa.

También se traduce en ser autodisciplinado (a). Conocer y desa-


rrollar todas las actividades que le competen, sin que nadie tenga
que recordárselo. Cumplir el horario, cumplir a tiempo las citas,
audiencias, encuentros, le hace una persona responsable y confia-
ble. Hacer lo correcto, pensar correcto, decir lo correcto y sentir lo
correcto, deben ser un hábito, acostumbrando a los demás a pensar
que el servidor y su firma son sinónimo de lo correcto y que él obtie-
ne lo que tiene, por méritos.

3. Actitud de servicio

Humildad, comprensión, consideración, conocimiento y amabilidad


son las palabras que deben caracterizar una eficiente prestación del
servicio.

El servidor que es consciente de la importancia de su cargo, está


agradecido con el Estado y por ende, asume una actitud correspon-
siva con la dignidad.

Es de priorizar, aquellas capacitaciones elementales de protocolo,


donde enseñan exhibir una sonrisa sincera, el utilizar palabras cor-
teses, el ser considerado con el más vulnerable, el asumir actitudes
propias del despacho y no sentirse como si estuviera en cafeterías o
en general, en zonas de distensión.
Responsabilidad institucional 173

Y ahora, con las nuevas tecnologías, el manejo razonable del ce-


lular, aplicar tonos adecuados con sonidos en grados de audición
que no alteren el ambiente laboral ni sean distractores, son aspec-
tos a considerar a partir de las reglas de convivencia que precisa-
mente implemente el Director del despacho.
Capítulo IV
Promover y colaborar en todo
lo que signifique un mejor
funcionamiento de la
administración de justicia

En los años 1995 a 2006, en épocas donde el conflicto armado esta-


ba recrudecido en Colombia y especialmente en zonas distantes de
las capitales, la experiencia que se contará, surgió como una situa-
ción difícil y se convirtió en una oportunidad de vida y de mayor
compromiso con la Rama Judicial.

1. Función creativa del derecho

El ejercicio como Juez Promiscuo Municipal de Nunchía (Casanare-


Colombia), resultó un aprendizaje en la medida que para reportar
estadísticas mensuales, surgió una forma creativa de proximidad al
usuario.

175
176 Dora Patricia Cáceres Puente

Al existir todos los grupos al margen de la ley en el municipio, los


Nunchíanos no acudían al Juzgado sino a aquellos actores.24 La pro-
puesta fue iniciar un recorrido interveredal, contando con el acom-
pañamiento de los docentes de cada escuela, para implementar el
mecanismo de conciliación y de paso, capacitar en temas de violen-
cia intrafamiliar.

Con el tiempo, la comunidad acogió la idea y facilitó espacios di-


ferenciados para niños y jóvenes, al tiempo que otras autoridades se
unieron al encuentro veredal, en trayectos anunciados que con el
tiempo irrumpieron con mayores estadísticas que las que se repor-
taron en un principio.

Los recorridos por las veredas, hicieron germinar el respeto por el


campo, por el hombre y mujer campesinos,25 por sus dificultades y
por su lucha como víctimas directas del conflicto armado.

24
UPRIMNY, Rodrigo, Las transformaciones de la administración de justicia en
Colombia. En “El Caleidoscopio de las justicias en Colombia”, Colciencias, Bogotá, 2001,
p. 279.
25
Para Boaventura de Sousa Santos ubica esta clase de población en vulnerabili-
dad dentro del concepto de “fascismo social, consiste en un conjunto de procesos sociales
por los cuales masas extensas de población son marginadas o expulsadas de cualquier tipo de
contrato social. Dichas masas son rechazadas, excluidas y arrojadas hacia una suerte de estado
de naturaleza hobbesiano, ya sea porque nunca han sido parte del contrato social alguno y
probablemente jamás lo serán —me refiero a las clases bajas precontractuales a lo largo del
mundo, cuyo mejor ejemplo probablemente son los jóvenes de los guetos urbanos—, o porque
han sido excluidas o desechadas de cualquiera de los contratos sociales de los que habían for-
mado parte con anterioridad —me refiero a las clases bajas posconstractuales, los millones de
trabajadores del posfordismos así como los campesinos después del colapso de los proyectos
de reforma agraria o de otro tipo de proyectos de desarrollo”, el que supera con la construc-
ción de un nuevo paradigma en las relaciones locales y transnacionales, basado en el
principio de redistribución (igualdad) y el de reconocimiento (diferencia), que implica
un nuevo modelo de derecho natural que llama derecho cosmopolita barroco logra-
do a través de la sociología de las ausencias, la cual forja su accionar en la inexperiencia
Responsabilidad institucional 177

Con el tiempo, en diciembre del año 2000 surgen así los primeros
Jueces de Paz y de Reconsideración en Colombia y aún subsisten,
gracias a que la comunidad creyó en un mecanismo, creyó en una
institución y más que eso, creyó en sí misma a partir del respeto que
ellos mismos generaron.

2. Función social

Ciertamente existen casillas estadísticas de evaluación que no con-


templan el trabajo social que muchos funcionarios y servidores en
general emprenden en sus despachos o en su entorno.

Aun así, se insiste porque existe el compromiso de retribuir tanta


bendición hacia los demás, porque precisamente el servicio es la
felicidad.

Por tanto, la propuesta es para que la valoración se implemente


y más que eso, sea aplaudida como una forma de “proximidad” al
usuario.

3. Función humanizadora

En ocasiones, en asuntos donde es permitida la audiencia de conci-


liación, la sola actitud de escucha asertiva por parte del servidor

social como una apertura hacia el otro utilizando la teoría de la traducción, que no es
otra que aquél procedimiento que facilita la presencia de una inteligibilidad mutua.
En otras palabras, según su dicho, la mejor manera de formular esta idea es la noción
de un metaderecho fundamental: el derecho a tener derechos.
178 Dora Patricia Cáceres Puente

hacia el usuario, permite el desahogo, la liberación y una respuesta


inmediata de justicia.

Se debe comprender muy bien la situación del otro con conside-


ración para ser asertivos en las respuestas.

El últimas, se trata de pensar, cómo le gustaría al servidor ser tra-


tado si llegara como usuario al despacho a donde pertenece.26

26
Y se preguntó Dworkin, el Hércules del Derecho ¿Qué es el derecho? Y respondió:
“El derecho no queda agotado por ningún catálogo de reglas o principios, cada uno con su pro-
pio dominio sobre algún discreto teatro de conducta. Ni tampoco por un grupo de funcionario y
sus poderes sobe una parte de nuestras vidas. Es la actitud lo que define el imperio de la justicia
(el derecho) y no el territorio, el poder o el proceso. Estudiamos dicha actitud principalmente en
las cortes de apelación, donde se viste para la inspección, pero debe penetrar en nuestras vidas
ordinarias si debe servirnos también en la Corte. Es una actitud interpretativa, introspectiva, di-
rigida a la política en sentido amplio. Es una actitud protestante que hace a cada ciudadano
responsable por imaginar cuáles son los compromisos públicos de su sociedad con respecto al
principio, y qué requieren estos compromisos en nuevas circunstancias. La naturaleza de discer-
nimiento retrospectivo, así como también la suposición reguladora de que a pesar de que los
jueces deben tener la última palabra, su palaba no es por ello la mejor, confirman el carácter
protestante del derecho y reconocen el rol creativo de las decisiones particulares. La actitud del
derecho es constructiva: su objetivo, en el espíritu interpretativo, es colocar el principio por enci-
ma de la práctica para demostrar el mejor camino hacia un futuro mejor, cumpliendo con el
pasado. Es, por último, una actitud fraternal, una expresión de cómo estamos unidos en una
comunidad a pesar de estar divididos en lo que respecta a proyectos, intereses y convicciones,
Esto es, de todas formas, lo que el derecho es para nosotros: para las personas que queremos ser
y la comunidad que queremos tener”. (negrilla personal)
Capítulo V
Conclusiones

El direccionamiento estratégico de un país, debe tener como máxi-


ma el sentir ético institucional. Lo anterior se representa con la ar­
ticulación de todas sus instituciones.

Mientras lo anterior ocurre, se debe pensar al interior de los sis-


temas judiciales en empoderar a los seres humanos en la asunción
de valores éticos, en la capacitación constante de la persona, sin de-
jar de lado el carácter académico.

El sentido de pertenencia por la familia judicial y por el país, son


bitácoras necesarias para que el servidor público cuide su labor y la
enriquezca. Para ello, es necesario involucrar a su familia en las
capacitaciones.

179
180 Dora Patricia Cáceres Puente

La labor creativa del servidor público debe resaltarse en su aspec­


to social como una forma de proximidad y de expresión de acceso
a la justicia.

El buen ejemplo de un líder ético es la mejor regla de conducción


al interior de un equipo de trabajo.
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Esta obra se terminó de imprimir y encuadernar en septiem­
bre de 2014 en los talleres de Editorial Color, S.A. de C.V.,
calle Naranjo núm. 96 Bis, Colonia Santa María la Ribera,
Delegación Cuauhtémoc, C.P. 06400, México, D.F. Se utiliza­
ron tipos Advert Light de 8, 10, 11 y 34 puntos. La edición
consta de 1,000 ejemplares impresos en papel bond de 75 grs.

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