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Marte nos ha fascinado, probablemente, desde el momento en

que el primer humano dirigió su mirada hacia el cielo nocturno.


La exploración espacial contemporánea hace patente esta
fascinación persistente. Desde los años 1960, más de 40
misiones han intentado llegar al planeta rojo. Como resultado
de estas incursiones, actualmente hay tres vehículos espaciales
activos en la superficie de Marte, además de un módulo de
aterrizaje con un helicóptero espacial, y ocho orbitadores que
giran alrededor del planeta.
“Aunque muchos de los planetas y lunas de nuestro sistema
solar son muy interesantes, Marte es un tanto especial”, indica
François Forget, científico atmosférico de la Universidad de la
Sorbona (Francia). “A día de hoy, Marte y la Tierra son dos
planetas bastante parecidos, pero en el pasado, hace 3.000 o
4.000 millones de años, guardaban incluso una mayor
similitud”. Aunque la exploración exhaustiva realizada hasta la
fecha nos ha permitido obtener una gran cantidad de datos
geológicos, todavía queda mucho por descubrir sobre el cuarto
planeta más cercano al Sol.
Existen indicios de que, en su momento, el hemisferio norte de
Marte estuvo cubierto por un vasto océano, mientras que en
otros lugares pueden observarse barrancos esculpidos por ríos y
glaciares. Sin embargo, los procesos climáticos que
conformaron el planeta hasta su estado actual siguen siendo
todo un misterio. Hace 4.000 millones de años, cuando empezó
a aparecer vida en la Tierra, en Marte había ríos y lagos de agua
líquida. Esta circunstancia plantea la posibilidad de que también
se desarrollara vida en Marte.
MÁS INFORMACIÓN
La NASA halla gran
variedad de compuestos orgánicos en un antiguo lago de Marte

Por otra parte, la comunidad científica también está interesada


en los procesos que crearon el planeta seco y desértico que
observamos a día de hoy, y en todo lo que ello podría revelar
sobre el clima de la Tierra. Algunas zonas de la superficie de
Marte tienen más de 3.000 millones de años, algo que no ocurre
en la Tierra, ya que esta se ha visto fundamentalmente alterada
por la vida, que ha borrado gran parte de la historia anterior del
planeta.
Además, hay otro factor que hace de Marte un lugar especial: es
un destino al que los humanos esperamos poder llegar en algún
momento. Tanto la Agencia Espacial Europea (ESA) como la
NASA están trabajando para poder enviar a sus astronautas a
Marte.
Forget es el investigador principal de un proyecto financiado
por la UE que desarrolla un modelo para conocer la evolución
de Marte, en un intento de responder a algunas de las preguntas
sobre la historia del planeta. El proyecto, llamado Mars
through time (Marte a través del tiempo, en inglés), se inició a
finales de 2019 y se extenderá hasta la mayor parte de 2025.
Según Forget, los modelos climáticos actuales de Marte
solamente abarcan períodos cortos de su historia (varios años),
por lo que simular el impacto de elementos como glaciares, ríos
y lagos resulta complicado, especialmente a largo plazo.

El planeta
rojo.NASA/JPL/USGS

El modelo del proyecto se ha diseñado para que cubra miles de


años (o incluso millones) y para que simule tanto la evolución
de las características geológicas como los cambios
atmosféricos. Mientras que los modelos climáticos actuales
parten de suposiciones acerca de dónde se encontraba el agua en
la superficie del planeta, este nuevo modelo de la evolución de
Marte está diseñado para calcular en qué lugares del planeta el
agua se desarrolló de forma natural y habría alcanzado un
equilibrio estable, explica Forget.
Esto se consigue incorporando más detalles al modelo, como el
efecto de los microclimas. Por ejemplo, las laderas orientadas
hacia los polos de un planeta son generalmente más frías, lo que
puede dar lugar a la formación de hielo y glaciares. En las
laderas más cálidas, orientadas hacia el ecuador, es más
probable que se encuentre agua en estado líquido. “Si
quisiéramos simular el planeta Tierra sin saber nada sobre él,
probablemente situaríamos el agua en los océanos y, poco a
poco, el modelo evolutivo de la Tierra iría formando, por
ejemplo, los mantos de hielo de la Antártida”, indica Forget.
“Queremos hacer lo mismo en Marte y, de esta manera, el
modelo evidentemente creará lagos, mares y ríos”.
Este modelo también incorpora cambios de gran alcance que
ocurren en escalas de tiempo geológico muy extensas. La
inclinación del eje rotacional de Marte, conocida como
oblicuidad, suele cambiar cada 50.000 años y lleva consigo
cambios climáticos a gran escala.
Cicatrices de glaciares de CO₂

Para usar el modelo, los científicos se basan en datos conocidos


sobre el pasado de Marte, acerca de la geología y la topografía,
la ubicación de ríos, lagos y glaciares y la composición
atmosférica. Sin embargo, también hacen algunas hipótesis
sobre los datos que se desconocen. Cuando la simulación está
en funcionamiento, el equipo de investigación involucrado
ajusta dichas suposiciones y parámetros hasta que la evolución
del modelo se ajusta a los conocimientos que existen sobre
Marte en el pasado y en el presente. Una vez que el modelo
coincide con los registros geológicos, proporciona información
sobre el medioambiente, la química y la atmósfera del planeta;
y también sobre los cambios que se experimentaron, explica
Forget.

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