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EUREKA

EL BLOG DE DANIEL MARÍN

Cuando el sistema solar tuvo tres planetas


habitables
Por Daniel Marín, el 26 enero, 2020. Categoría(s): Astronomía  • Sistema Solar 153

Un hecho fascinante es que nuestro sistema solar quizás tuvo en sus orígenes no uno, sino tres
mundos habitables al mismo tiempo. Claro está, hablamos de Venus, la Tierra y Marte, que, no solo
estaban en la zona habitable del Sol, sino que probablemente tenían agua líquida en su superficie y
que, por tanto, satisfacían el laxo criterio de habitabilidad de los astrónomos (recordemos que el que
un planeta sea «habitable» no implica necesariamente que esté «habitado»). Hoy en día, de los tres
solamente queda uno que siga siendo habitable, nuestro planeta. La incógnita es cuándo dejaron de
ser habitables Venus y Marte y, por supuesto, si estuvieron alguna vez habitados.

¿Tuvieron Venus y Marte océanos durante el comienzo del sistema solar? (NASA).

La habitabilidad del sistema solar interior depende de dos factores: el comportamiento del Sol y el
tamaño y composición de los propios planetas. Desde que el sistema solar se formó hace unos 4600
millones de años, el Sol ha visto aumentar su luminosidad en un 30%. Este hecho ha provocado que
el límite interior de la zona habitable se haya ido desplazando progresivamente hacia el exterior, lo
que ha dejado fuera a Venus y ha colocado a la Tierra cerca del borde interno. De hecho, el Sol
seguirá aumentando su luminosidad y, en unos mil millones de años, la Tierra quedará fuera de la
zona habitable y los océanos se evaporarán para siempre. Curiosamente, aunque el Sol primitivo era
menos luminoso, sabemos que Marte fue habitable durante cientos de millones de años, como
mínimo. Es lo que se conoce como la «paradoja del Sol joven», y que también es un problema a la
hora de explicar las condiciones de la Tierra primitiva.

Zona habitable de las estrellas en función de su temperatura superficial. En la actualidad solo la Tierra y
Marte están dentro de la zona habitable (Chester Harman/NASA).

Si Venus dejó de ser habitable principalmente por culpa del comportamiento del Sol, en cambio
Marte ya no lo es por sus particularidades como planeta. Marte siempre fue el menor de los tres
planetas potencialmente habitables del sistema solar debido a la acción gravitatoria de Júpiter, cuyas
migraciones hacia el interior del sistema provocaron que el planeta rojo tuviese una masa menor de
la que le correspondía. Con un tamaño más pequeño, el calor interno y, por tanto, su actividad
interna siempre fue menor que la de la Tierra o Venus. Esto provocó que los volcanes marcianos no
fuesen capaces de aportar suficientes volátiles para compensar la pérdida de la atmósfera
provocada por una menor gravedad. El menor tamaño también fue el causante de que Marte no
retuviese una dinamo interna que crease una magnetosfera potente para proteger la atmósfera del
viento solar. Precisamente, aunque el Sol primigenio era más débil, la emisión de partículas de
viento solar y la actividad en rayos X y en el ultravioleta era mayor que la actual, lo que aceleró el
proceso de pérdida atmosférica de Marte.
Interacción entre el viento solar y Marte. Sin una magnetosfera potente, Marte ha perdido y sigue perdiendo
su atmósfera por culpa del viento solar (NASA).

Hasta hace unos años existía un acalorado debate sobre si la mayor parte de la atmósfera marciana
se había perdido al espacio o, si por el contrario, quedó almacenada en el suelo forma de depósitos
de carbonatos, hielo de agua y hielo de dióxido de carbono. Ahora, gracias sobre todo a la misión
MAVEN de la NASA, tenemos la total seguridad de que Marte perdió la mayor parte de su atmósfera
por acción del viento solar. En la actualidad, la atmósfera de Marte es tremendamente tenue, de tan
solo 6 milibares de presión y está formada exclusivamente por dióxido de carbono. Si se sublimasen
los depósitos de hielo de dióxido de carbono que se hallan en los polos marcianos solo lograríamos
aumentar la presión hasta los 50 milibares (malas noticias para los futuros ingenieros planetarios que
quieran terraformar el planeta). Por contra, el planeta rojo sí que ha mantenido la mayoría de sus
reservas de agua. Hasta hace unos tres mil millones de años, Marte tenía una cantidad de agua
equivalente a una capa global de 500 a 1000 metros de profundidad, pero parece que, como mucho,
solo ha perdido una capa equivalente a 50 metros de profundidad.

Los casquetes polares permanentes de Marte (en su mayoría hechos de hielo de agua) (NASA/Ralph
Aeschliman).

Estas son buenas noticias de cara la habitabilidad presente de Marte, puesto que, aunque la
superficie no es habitable, en el interior hay hielo de agua en cantidades más que suficientes. En
contacto con posibles fuentes de calor internas, este hielo es susceptible de formar lagos
subterráneos de agua líquida, especialmente con ayuda de las abundantes sales de percloratos que
permiten bajar el punto de fusión del hielo. Las misiones robóticas han demostrado que Marte tuvo
agua líquida en la superficie de forma más o menos continua durante el periodo Noeico (desde hace
4100 millones de años hasta hace 370o millones de años). Para que esto fuese posible, el clima
marciano tuvo que ser más cálido y húmedo que el actual, pero eso requiere una atmósfera de al
menos diez veces la presión superficial que tiene ahora. Los resultados de MAVEN encajan con
estas condiciones, ya que se ha calculado que, a lo largo de su historia, Marte ha perdido una
atmósfera de más de 500 milibares de dióxido de carbono.

Curiosity ha encontrado numerosas pruebas de la presencia recurrente de lagos en el interior del cráter Gale
(Kevin Gill/Wikimedia Commons).

Pero la pregunta clave es, ¿cuándo dejó Marte de ser habitable en su superficie? La mayor parte de
la atmósfera de Marte se perdió hace 3700 millones de años, al final del periodo Noeico. Desde
entonces el planeta rojo ha tenido una atmósfera muy tenue. Sin embargo, gracias a misiones como
Curiosity sabemos que Marte fue habitable durante el periodo Hespérico (desde hace 3700 millones
de años hasta hace 3000 millones) e, incluso, durante el comienzo del Amazónico (desde hace 3000
millones hasta la actualidad). Eso sí, desde mediados del Hespérico no fue habitable en la superficie
continuamente y se sucedieron episodios de habitabilidad intercalados con otros, cada vez más
largos, en los que el planeta no era habitable. ¿Cuánto duró cada uno de estos periodos? No
estamos seguros, solo sabemos que Marte se fue haciendo más y más seco y más y más frío. En
realidad, durante la mayor parte del tiempo que fue habitable, Marte probablemente fue más
parecido a una bola de nieve que a una canica azul con bellos océanos.
Recreación de un Marte habitable con océanos (Wikipedia Commons/Ittiz).

El Marte habitable quizás se parecía más a una bola de nieve que al Marte azul de las novelas de ciencia
ficción (NASA).

Por esa época la Tierra era, obviamente, habitable, pero era un mundo tan diferente al actual que, si
pudiéramos viajar en el tiempo para poder verlo, nos parecería tanto o más alienígena que Marte.
Para empezar, durante el eón Arcaico —desde hace 4000 millones de años hasta hace 2500
millones de años— la atmósfera terrestre contenía, además de nitrógeno, muchísimo más dióxido de
carbono y metano, mientras que no había rastro de oxígeno. Es posible que la atmósfera estuviese
dominada por una neblina de sustancias orgánicas no muy diferente a la que encontramos en Titán,
la mayor luna de Saturno. Nuestro planeta era en su juventud «un punto naranja pálido», en vez del
punto azul pálido que todos conocemos. Aunque también es posible que gran parte de los océanos
fuesen de color púrpura debido al pigmento usado por los microorganismos para realizar la
fotosíntesis. Entre otras diferencias con la Tierra actual, la tectónica de placas, un mecanismo
fundamental para garantizar la habitabilidad de nuestro planeta, solo comenzó hace alrededor de
unos 3000 mil millones de años, más o menos cuando la superficie de Marte dejó de ser habitable
para siempre.

Evolución de la habitabilidad de Marte y la Tierra. La superficie de Marte dejó de ser habitable para siempre
justo cuando la biosfera terrestre se expandió por su superficie de forma evidente (ESA).

Durante el eón Arcaico la Tierra era, además de habitable, un mundo habitado, pero, curiosamente,
la biosfera superficial era muy poco llamativa. Únicamente sería a partir del comienzo del eón
Proterozoico —hace 2500 millones de años— cuando la Tierra empezó a tener una biosfera
superficial importante, tanto que la composición atmosférica sufrió cambios significativos, como la
aparición de oxígeno y la disminución de la presencia de metano y dióxido de carbono. No obstante,
conviene recordar que durante el Proterozoico los niveles de oxígeno rondaron concentraciones de
entre 0,1% y un 1% de la actual. Efectivamente, durante la mayor parte de la historia de la Tierra
hubiéramos necesitado un traje espacial —o, por lo menos, un suministro de oxígeno— para
sobrevivir en nuestro propio planeta. No obstante, la Tierra también ha pasado por periodos durante
los cuales fue habitable a duras penas, como, por ejemplo, los dos o más episodios de «Tierra bola
de nieve» durante los cuales los oceános se congelaron casi en su totalidad.
La Tierra del eón Arcaico era un «punto naranja pálido» por la neblina de sustancias orgánicas (NASA).

Biomarcadores y espectros de la atmósfera terrestre en el pasado (NASA/HabEx).

En cuanto a Venus, es la gran incógnita. En la actualidad la superficie de Venus es el lugar más


parecido al infierno bíblico que conocemos, con una presión de 92 atmósferas y una temperatura de
unos 480 ºC, día y noche. Pero creemos que esta densa atmósfera, formada en un 96,5% por
dióxido de carbono, es un añadido reciente, una consecuencia del efecto invernadero desbocado
que cambió radicalmente la historia del planeta. Estamos seguros de que Venus tuvo en su pasado
muchísima más agua que ahora —que solo tiene en su atmósfera el 0,001% del agua que hay en los
océanos de la Tierra—, por lo que lo lógico es suponer que en algún momento de su historia fue
habitable. Es posible que solo lo fuese cuando estuvo dentro de la zona habitable, o quizás fue
capaz de retener agua líquida en su superficie hasta una época relativamente reciente. Algunos
modelos teóricos señalan a que el gemelo de la Tierra pudo ser habitable hasta hace solo 700
millones de años o, como mínimo, hasta hace dos mil millones de años.
Es posible que Venus tuviese océanos hasta hace 2000 o 700 millones de años (NASA).

De ser así, nuestro planeta vecino guarda estratos geológicos de miles de millones de años durante
los que fue habitable y, quizás, tuvo océanos. Un auténtico tesoro geológico protegido de nuestra
curiosidad por unas condiciones infernales. De hecho, es posible que Venus fuese habitable durante
mucho más tiempo, y con unas condiciones más favorables para la vida, que Marte. Otros modelos
más tradicionales indican que el efecto invernadero descontrolado tuvo lugar poco después de la
formación del planeta. Sea como sea, parece que Venus nunca desarrolló una tectónica de placas
como la Tierra y, como consecuencia, se ha sugerido que su superficie ha sufrido periódicamente
episodios volcánicos catastróficos. De acuerdo con el conteo de cráteres de la superficie, el último de
estos episodios pudo ocurrir hace 700 millones de años. No sabemos si este hecho marcó el fin del
Venus habitable o, por el contrario, fue uno más en la larga historia de episodios volcánicos que ha
experimentado este planeta-infierno. Por este motivo resulta tan necesaria una misión a Venus que
nos permita buscar claves para saber cómo ha evolucionado su clima.

A la izquierda, el mecanismo de tectónica de placas actual. A la derecha, los mecanismos tectónicos que
pudo tener la Tierra primigenia y, quizás, Venus (NASA).

Si pudiéramos usar una máquina del tiempo para contemplar el sistema solar de hace tres mil
millones de años nos encontraríamos probablemente con tres planetas potencialmente habitables (y
eso sin contar mundos con océanos de agua líquida situados fuera de la zona habitable, como
Europa). Sin duda, una hipotética civilización alienígena que hubiera observado el sistema solar por
aquel entonces se habría llevado una auténtica sorpresa. En la Tierra ya había vida unicelular, una
vida que apareció tan pronto como las condiciones lo permitieron. Por eso sospechamos que
también pudo surgir en Marte y en Venus, aunque no lo sabemos. Si queremos salir de dudas,
tendremos que explorar estos dos mundos vecinos concienzudamente. Mientras, podemos imaginar
qué hubiera pasado si Venus y Marte hubieran continuado siendo habitables hasta el presente. ¿Qué
impacto sobre nuestra civilización y sobre la exploración espacial habría tenido un sistema solar con
otros dos mundos habitables?

Un Venus con océanos (Wikipedia Commons/Ittiz).


Venus en la actualidad. Visto por la sonda japonesa Akatusiki (JAXA/ISAS/DARTS/Damia Bouic).

Referencias:

https://arxiv.org/pdf/1807.04776.pdf

153 Comentarios
NUEVOS COMENTARIOS

Jx dice:
27 enero, 2020 a las 12:14 am

En eso he pensado, como seria las cosas si donde esta mas o menos Marte hubiese un planeta del tamaño de la Tierra o de
mayor tamaño, con su campo magnético y agua en su superficie. Dos planetas habitables, dos planetas con seres vivos,

mejor dos planetas con seres humanos; imagínense vuelos espaciales entre uno y el otro planeta. Claro no es así
actualmente pero en algún sistema estelar sí habrá dos o mas planetas habitables.

RESPONDER
FJC dice:
27 enero, 2020 a las 2:59 pm

Eso en caso de que su relacion fuese amistosa. RESPONDER

Ger dice:

27 enero, 2020 a las 10:29 pm

Después de leer tooodos los comentarios debajo de éste, sólo me queda decir una cosa que increíblemente nadie
ha mencionado. PANESPERMIA. Saludos

RESPONDER

Pelau dice:
28 enero, 2020 a las 1:08 am

PANeSPERMIA… ¿panspermia electrónica? RESPONDER

Ger dice:

30 enero, 2020 a las 7:08 am

Eses líquidas, el enemigo de la humanidad y de la correcta escritura.

RESPONDER

Erick dice:
27 enero, 2020 a las 12:25 am

¿Estudiarán el clima pasado de Venus, las sondas futuras de China e India a Venus?

Me imagino que si, pero no estoy seguro…

Creo que Marte aún puede tener vida en su subsuelo, pero demostrarlo será casi seguro cuando lleguemos de forma

tripulada…

No sabemos casi nada, pero espero que el interés espacial no pare de crecer en las próximas décadas…

RESPONDER
Txemary dice:
27 enero, 2020 a las 12:25 pm

buff para estudiar el clima pasado de Venus haría falta hacer un estudio geológico y eso dudo que vayan a
hacerlo. No se hasta qué punto se puede sacar información desde la órbita, aunque a grandes rasgos sí se pueda

inferir alguna cosa, estudiar el clima pasado concretamente con datos y no con “indicios” no creo que se vaya a
poder hacer en esas misiones.

RESPONDER

Erick dice:
27 enero, 2020 a las 8:44 pm

RESPONDER
Llevas razón Txemary

Octogenario dice:

27 enero, 2020 a las 12:35 am

Y no puede seguir habiendo vida en Venus, subterránea?

Hay algún plan descabellado teórico para terraformar Venus? Procesar todo ese CO2 y aligerar la atmósfera…

RESPONDER

Nirgal dice:

27 enero, 2020 a las 1:55 am

En la trilogía de Marte de Stanley Robinson se apuntaba a parasoles en Venus para enfriar el planeta y que la
atmósfera se congelase.

Es curioso lo de Venus. Resulta que sería habitable… pero en sus capas atmosféricas altas, a unos 50km de
altura: temperaturas suaves, luz, presión de 1 atmósfera..habría que protegerse de la radiación ultravioleta y los

componentes más peligrosos como el ácido sulfúrico y los óxidos de azufre, pero allí una simple burbuja de
polímero con aire como el que respiramos en la tierra flotaría sobre la densa atmósfera de CO2 precisamente a
unos 50km del suelo.

RESPONDER

ÜnkÖwn dice:

27 enero, 2020 a las 3:42 am

Yo pienso lo mismo todo el tiempo, a mi siempre me ah parecido que es mas “facil” aligerar la atmosfera de

venus que crear una “nueva” (Y literalmente por como se sabe) en marte.
RESPONDER

Policarpo dice:
27 enero, 2020 a las 3:58 am

Dicen que no ocurre como en la tierra : bajo la superficie hace más calor.

RESPONDER

Pelau dice:
27 enero, 2020 a las 4:54 am

1) Tendría que ser un tipo de vida totalmente distinta a la conocida, no basada en agua ni en carbono, capaz de
soportar temperaturas infernales.

Porque es muy difícil tirando a imposible que exista una franja subterránea “fresca” emparedada entre el infierno
inferior (el manto) y el infierno superior (la atmósfera).

No tras 700 millones de años, como mínimo, de casi 500 ºC en toda la superficie del planeta, de día, de
noche, en el ecuador, en los polos, debido al monstruoso efecto invernadero de la densa atmósfera.

Y menos si el planeta ha sufrido periódicamente episodios volcánicos catastróficos que dejan pequeños a los

traps siberianos .

RESPONDER

Tevatron dice:
28 enero, 2020 a las 12:00 am

Quizas uno de los articulos de wikipedia que mas me han fascinado fue ese de las Trapps Siberianas, sin
duda abrio todo un interes por este tipo de evento geologico titanico que cambio mucho mi forma de ver
el vulcanismo como medio de reforma del planeta, leia que tambien han sido investigados eventos
parecidos en lo que es hoy el continente americano, como por ejemplo los que estan registrados en la

Gran provincia ignea de Mackenzie en Canada (1250 ga), o las Trapps del grupo Parana-Etendeka (138
ga), pero creo que comparado con lo que ha sucedido en venus cualquiera quedaria pequeño, segun vi en

un programa de los viejos Horizon (BBC) la superficie de Venus podria haberse (re)creado en un solo
gran evento eruptivo global hace 500-700 millones de años, (si, parecido a la peli 2012) y que
probablemente fuese algo ciclico en ese planeta, esto se planteo asi pues a diferencia de la tierra, Venus
(de un tamaño parecido al nuestro) no tendria un sistema parecido a la tectonica de placas donde
expulsar esa ingente cantidad de energia producida en su interior, asi que basandose en el recuento de

impactos meteoriticos y ciertos detalles geologicos terminaron con esta hipotesis, pero que un detalle
faltaria saber para darle mejor fundamento y es saber el grosor de la corteza venusina: a menor grosor,

mayor actividad geologica en superficie = no acumulacion de energia debajo de la corteza, a mayor


grosor, menos actividad en superficie = acumulacion de enormes cantidades de energia en el manto y
posible liberacion catastrofica, al punto de volver al planeta un oceano de magma.

RESPONDER

pochimax dice:
28 enero, 2020 a las 11:11 am

¿a los volcanes asesinos ahora los llamamos, eufemísticamente, reformadores planetarios?


(broma)

RESPONDER

Pelau dice:
27 enero, 2020 a las 4:56 am

2) Recomendables los vídeos Outward Bound: Colonizing Venus y Winter on Venus de esta playlist:

https://www.youtube.com/playlist?list=PLIIOUpOge0LsIzYlIAIRdAGJTqAW6FmCE

Bola extra: Terraforming Techniques


youtube.com/watch?v=ikoNQNj9ZnU

Esos vídeos tienen muy buenos subtítulos en Inglés susceptibles de generar automáticamente subtítulos en

Español bastante pasables. Una vez seleccionados y activados los subtítulos en Inglés, acto seguido activar la

Traducción automática y seleccionar Español.

Disfrútese con moderación y unas pinzas largas

RESPONDER

Fede dice:

27 enero, 2020 a las 6:40 pm

Creo que si se congelase la atmósfera de Venus, quedaría la superficie cubierta por una capa de varios cientos de

metros de nieve carbónica. Vamos, que tampoco sería un paraiso!

RESPONDER

Antonio (AKA "Un físico") dice:


27 enero, 2020 a las 1:40 am

Aunque el 95% de los que aquí comentan no se van a leer el artículo original, he de agradecerle a Daniel el resumen que
ha hecho en esta entrada de ese pdf; en especial el hecho de no explicar la historia de la habitabilidad de los tres planetas

en términos del cambio climático que defiende la NASA desde el instituto Goddart. Muchísima basura acientífica contiene
ese artículo original y lo más apropiado es quedarse con este resumen.

Importante: vuelvo a comentar que la vida en la Tierra surgió (muy probablemente) en las chimeneas hidrotermales
oceánicas. No sé yo qué habrían hace >3700Ma en Marte o en Venus: ¿océanos profundos con placas tectónicas y
volcanes submarinos; o simples lagunas sin actividad termal?, es decir, que es muy probable que nunca haya habido vida

ni en Venus, ni en Marte.
Por otro lado, nuestra civilización se ha distinguido por hacer habitable cualquier entorno. Yo no descarto que en un futuro
existan colonias en Marte, en los asteroides, en Europa, etc.
Finalmente, sobre el ejercicio especulativo que se plantea: si Galileo hubiera visto Venus como un planeta azul oceánico,

¿mucho habría cambiado la historia del hombre desde el renacimiento?. No creo, porque ya en el S.XIX creían (los que
miraban a Marte) que estaban viendo un planeta habitado y luego cuando hemos podido ver las imágenes in situ de ese

lugar hemos comprobado que Marte es un planeta frío y yermo. Ahora sabemos que vale menos la pena el esfuerzo de ir
hasta allí que, por ejemplo, el ir a nuestra Luna.

RESPONDER

Octogenario dice:

27 enero, 2020 a las 8:54 am

Están apareciendo teorías coherentes sobre la posibilidad de que la vida en la Tierra haya surgido sobre la

superficie, en secano.

RESPONDER

pochimax dice:

27 enero, 2020 a las 12:45 pm

Recuerdo que en laboratorio se simuló procesos de húmedo-desecación, como en charcas o lagunas


cerca de la costa y eso ayudaba a polimerizar el ARN. Pero creo que tiene más potencial las chimeneas
hidrotermales, como dice Antonio AKA. Especialmente porque parece que favorecen enormemente la

formación (y evolución) de vesículas de ácidos grasos capaces (hipotéticamente) de formar luego


protomembranas celulares.

Pero quién sabe.

RESPONDER

Antonio (AKA "Un físico") dice:

27 enero, 2020 a las 1:35 pm

Don PochiMax, al contrario que las últimas veces, en esta ocasión me deja usted pasmado:
tiene usted toda la razón. Yo lo que tengo en mis apuntes es que: cuando sale agua caliente,

saturada con sulfuros de hierro solubles, en un ambiente de agua fría; los sulfuros metálicos se
precipitan en forma de membranas (burbujas gelatinosas) capaces de (1) absorber moléculas
orgánicas de la disolución y (2) catalizar reacciones químicas en la superficie de la propia

membrana (es decir, que allí los ciclos proto-metabólicos pueden, con el tiempo, convertirse en
los ciclos metabólicos de la química orgánica).
Octogenario, el que está en secano (si eres fiel a tu nick) eres tú. ¿Cuántos lustros hace que no

se te levanta?.

RESPONDER

pochimax dice:
27 enero, 2020 a las 6:17 pm

Bueno, hay tantas hipótesis. Hace mucho que no tengo tiempo para leer nada. Mis
investigadores favoritos eran Mike Russell pero sobre todo Szostack y Deamer.

Un ejemplo
https://molbio.mgh.harvard.edu/szostakweb/publications.html
Tampoco flipemos, digamos que habré entendido como el 1% de lo que haya leído.

Pero (INTUITIVAMENTE) la idea de que en determinadas condiciones se puedan

autoensamblar vesículas de ácidos grasos, que se conocen existen prebióticamente por


todas partes (ej. Murchison) y que encima experimentalmente se ha visto que al

formarse se enriquecen siempre con respecto al contenido del medio y de forma

aleatoria, formando yoquesé, billones de micro laboratorios aleatorios, y que existen


hipótesis muy claras de cómo según sea el contenido interior puede afectar a la

vesícula y permitir conferirle características propias de procesos de selección natural

(mejoras de la vesícula-protomembrana), pues como que me pareció una muy elegante


y sencilla forma de iniciarse los primeros pasos de la vida.

De metabolismo, no me comentes, no entiendo nada; olvidé la química por completo.


Ah, y recuerdo que la formación de vesículas promocionaba la polimerización de
aminoácidos y ácidos nucleicos, lo cual a su vez repercutía en la “evolución” de las
vesículas y del conjunto-saquito.

pochimax dice:
27 enero, 2020 a las 6:22 pm

Deamer,

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Deamer+DW%5BAuthor%5D

pochimax dice:

27 enero, 2020 a las 6:50 pm

Y el ya antiguo pero a la vez muy sencillito paper de lo de las vesículas y las fuentes hidrotermales.
https://molbio.mgh.harvard.edu/szostakweb/publications/Szostak_pdfs/Budin_et_al_JACS_2009.pdf
Antonio (AKA "Un físico") dice:
27 enero, 2020 a las 7:48 pm

Pochi, me alegra saber que nos interesan los mismos temas. Si me pones un email (uno
que te acabes de abrir y con el formato “noseque arroba nose.cuantos”; no pongas

“noseque@nose.cuantos”), te enviaré antes de Febrero mi documento “LIFE” y te


gustará leerlo porque te aclarará que todas esas múltiples hipótesis pueden
simplificarse hasta obtener esta vía más probable de la aparición de la vida en la Tierra

que he comentado.

Octogenario dice:
27 enero, 2020 a las 8:28 pm

Desde las últimas lentejas que me hizo Thurma dree.

FERNANDO GENERALE dice:


27 enero, 2020 a las 3:00 am

Espetacular entrada Daniel siempre me a facinado Venus y como se transformó en el infierno atual lo cual amerita una

misión con sondas amofeicas para estudiar su amofera a fondo como lo de la propuesta de una misión de la NASA que leí
en este mismo blog hojala que no haya que esperar mucho para aclarar este misterioso dé la ciencia planetaria

RESPONDER

ÜnkÖwn dice:
27 enero, 2020 a las 3:47 am

Fernando quizo decir “Atmosfericas, Atmosfera y Ojala” mi estimado acá un consejo de alguien que no suele
usar “acentos” leé tu comentario antes de ocupar el rectangulo rojo que dice “Enviar” así puedes verificar que no
tiene errores y al mismo tiempo si los tiene, arreglarlos.

RESPONDER

El Demiurgo de Hurlingham dice:

27 enero, 2020 a las 3:35 am

RESPONDER
Es toda una revelación este artículo.
Que lástima que esos dos planetas hayan dejado de ser habitables.
Muy interesante lo del pasado de la Tierra.

Policarpo dice:

27 enero, 2020 a las 4:00 am

RESPONDER
Ese artículo es como un pastel lleno de matices que invitan a reflexionar

Martínez el Facha dice:


27 enero, 2020 a las 4:19 am

Este es uno de los temas más fascinantes científicamente y más estimulantes para la imaginación. Gracias por el artículo,
Daniel.

“…el Sol seguirá aumentando su luminosidad y, en unos mil millones de años, la Tierra quedará fuera de la
zona habitable y los océanos se evaporarán para siempre.”

Sé que es absurdo, pero no puedo evitar sentir un poco de angustia al leer esto.

RESPONDER

pochimax dice:
27 enero, 2020 a las 12:34 pm

Entre eso y los volcanes asesinos que ha enlazado Pelau ya me dan ganas de meterme en la cama para esperar la

inminente extinción. Ah, y no nos olvidemos de Betelgeuse

RESPONDER

Noel dice:
27 enero, 2020 a las 2:49 pm

Pues ahora mismo, entre Yellowstone y una EMC del Sol, el futuro en los próximos 100 años no está
muy claro, jajajaja.

RESPONDER

Pelau dice:

27 enero, 2020 a las 7:33 pm

Bueno, al parecer me estoy forjando un estilo: volcanes asesinos, tiburones australianos asesinos,
semidioses extraterrestres asesinos, ataque de tomates asesinos, apocalipsis youtuberas asesinas, y
algunas otras yerbas (asesinas).
Para no desentonar, aquí va un enlace cuyas 4 últimas imágenes son de un librito de hace 4 décadas, de
un tal Carl Sagan creo que se llamaba…

http://ircamera.as.arizona.edu/NatSci102/NatSci/lectures/starevolution.htm

RESPONDER

JulioSpx dice:
27 enero, 2020 a las 5:38 am

“…el Sol seguirá aumentando su luminosidad y, en unos mil millones de años, la Tierra quedará fuera de la zona habitable
y los océanos se evaporarán para siempre.”

Y Marte pasara a tener mejores temperaturas

RESPONDER

Hilario Gómez dice:


27 enero, 2020 a las 8:30 am

Si dentro de mil millones de años todavía existe vida inteligente en la Tierra (muy diferente de la actual, aunque

sean descendientes nuestros) y no ha sido capaz de colonizar no solo otros mundos del Sistema Solar sino
sistemas estelares mas o menos cercanos, esa vida no se merecería sobrevivir.

RESPONDER

Alberto A. dice:

27 enero, 2020 a las 3:52 pm

Buenos Dias/Tardes.
De acuerdo con el comentario.
… Suponiendo que lo humanos todavia existamos, o una evolucion de nosotros mismos, imaginando

que habremos seguido desarrollando tecnologia… Pues bien. porque no, ”Mover la tierra, mas lejos
dejandola otra vez en zona habitable” y de paso se le ”ajusta tb. a Marte” para tener un vecino, bien

cerquita y habitable… Total, para la porrada de milenios que faltan… Quizas ya estaremos en Vulcano !
… Paz Larga Vida y Prospera…

RESPONDER

JulioSpx dice:
29 enero, 2020 a las 2:10 am

La humanidad, tal como la conocemos, tal vez tenga medio millon de años.

Nuestra historia, apenas 10000 años.


1000 millones de años es demasiado. No creo que lleguemos tan lejos jaja.

RESPONDER

U-95 dice:
27 enero, 2020 a las 9:27 am

RESPONDER
Sin campo magnético no va a servir de mucho.

Noel dice:
27 enero, 2020 a las 8:41 pm

Bueno, el tema del campo magnético está bastante sobrevalorado (en lo que a atmósferas se refiere).

Cierto es que limita mucho el arrastre atmosférico (no lo evita por completo, pues la Tierra va perdiendo
atmósfera lentamente… y agua) por parte del viento solar. Es de una gran utilidad. Pero no es
determinante.

Como ejemplos, ahí están Venus, Marte y Titán.

Marte ha sufrido una poderosa erosión atmosférica (en su mayor parte, como dice Daniel, cuando la

radiación más dura del Sol joven actuó en el primitivo Marte)… pero 3.000 millones de años después,

sin ningún campo magnético, SIGUE teniendo atmósfera, aunque sea tenue (y a pesar de su baja
gravedad).

Titán, mucho más lejano y, por tanto, mucho menos sometido al arrastre del viento solar, con una
gravedad de menos de la mitad que la de Marte y sin ningún campo magnético (a menos que el de

Saturno lo envuelva), conserva una atmósfera tres veces más densa que la nuestra. Habrá perdido
seguramente parte de su envoltura gaseosa en todos estos miles de millones de años, así que
seguramente su atmósfera original era mucho más pesada… o, al ir aumentando la radiación solar con el
paso del tiempo, igual su atmósfera es relativamente reciente (1 o 2 Gy), que también cabría la
posibilidad.

Y, por último, Venus. Sin campo magnético de ningún tipo, dos veces más cercano al Sol que

nosotros… y conserva una atmósfera de altísima densidad, casi 100 veces más pesada que la nuestra (y,
según el artículo, también mucho más reciente, pues podría haber sido habitable hasta hace 700 millones
de años, así que su atmósfera pesada tendría esa edad, aproximadamente).

El arrastre del viento solar NO es un proceso instantaneo, ni rápido. Si hoy la Tierra se quedase sin

campo magnético, pasarían MUCHOS CIENTOS DE MILLONES de años antes que hubiese perdido la

mitad de su atmósfera. Si, por algún milagro tecnológico, generásemos una atmósfera de 500 milibares
en Marte hoy (la mitad que la nuestra), tardaría DECENAS DE MILLONES de años en erosionarse.

Es decir que, prisa, lo que se dice prisa, no hay. Ahora, en cuanto a las otras (y muy vitales)
consecuencias de un campo magnético, ahí sí que hay razones para tenerlo. De todos modos, si tienes la
tecnología para viajar regularmente a Marte, colonizarlo y terraformarlo… ¿dónde reside el problema en

crear un campo magnético artificial?

RESPONDER

Pelau dice:
28 enero, 2020 a las 4:30 am

En general concuerdo, pero con matices. De los 3 ejemplos que pones, Marte es el más afectado
por la carencia de magnetosfera propia.

Venus “compensa” su infernal temperatura (partículas atmosféricas más susceptibles de


alcanzar la velocidad de escape) y su alta exposición al viento solar con al menos tres factores:
1) una gravedad casi igual a la terrestre, 2) una masiva actividad volcánica, y 3) un fuerte

campo eléctrico autoinducido por el propio viento solar…

en.wikipedia.org/wiki/Geology_of_Venus#Volcanoes

sci.esa.int/web/venus-express/-/57967-electric-field-at-venus

sci.esa.int/web/venus-express/-/50246-a-magnetic-surprise-for-venus-express

Titán “compensa” su baja gravedad con al menos dos factores: 1) su gran lejanía del Sol o sea
baja exposición al viento solar y gélida temperatura (partículas atmosféricas menos susceptibles

de alcanzar la velocidad de escape), y 2) el 95% del tiempo está protegido por (dentro de) la

magnetosfera de Saturno…

jpl.nasa.gov/news/news.php?feature=4460

RESPONDER

Erick dice:
28 enero, 2020 a las 3:45 pm

Los que nos lleva a pensar en las Exolunas, para la vida ahí fuera…

Noel dice:
28 enero, 2020 a las 9:02 pm

Concuerdo contigo, Pelau. En Marte se han unido los dos problemas: baja gravedad y
pérdida de actividad geológica (que también significa pérdida de magnetosfera).

En Venus, vence la gravedad y la desatada actividad volcánica.


Y Titán, como yo suponía, está dentro de la magnetosfera saturnina. No había
pensado, no obstante, en la temperatura como factor de anclaje de la atmósfera (que,

supongo, también tendrá que ver con la composición… aunque el CO2 es más pesado
molecularmente que el metano). Gracias por el dato.

Noel dice:
28 enero, 2020 a las 9:07 pm

En efecto, Erik.

Yo siempre he defendido, desde que empezó la fiebre exoplanetaria, que es más viable
una exoluna habitable en órbita de un joviano o superjoviano, que una exotierra en
órbita solitaria (como la nuestra).

Y eso porque el joviano ya provee de varios de los requisitos que (en función de la
habitabilidad de la Tierra) son deseables o necesarios para la habitabilidad (de nuevo,
del tipo de la nuestra, pues luego están ahí los mundos como Europa).

Orbitar un joviano tiene un montón de ventajas que una exotierra tiene que producir
por sí sola: campo magnético, estabilidad del eje, fuerzas de marea (según órbitas y

vecinos) que calientan el núcleo, corrientes inducidas que pueden crear magnetosferas

en la luna contra los propios cinturones de radiación del joviano…). Eso, en los
similares a la Tierra. En los mundos océano o en los mundos de océano subglacial

(como Europa), además, te permite estar incluso fuera de la Zona Habitable.

Noel dice:

27 enero, 2020 a las 8:45 pm

Lo que sí que es BÁSICO e INELUDIBLE para conservar una atmósfera, la que sea, es la ACTIVIDAD
GEOLÓGICA. Si un planeta tiene una actividad geológica apreciable, repone cada año los gases que,
lentamente, su estrella le arranca (estamos hablando, sin campo magnético, como en el caso de Venus),
así que el principal motivo para perder la atmósfera es perder la actividad geológica, no el campo

magnético en sí (aunque el segundo está directamente relacionado con la primera).

RESPONDER

U-95 dice:

27 enero, 2020 a las 11:33 pm

Es algo que se me olvidó añadir. Es muy difícil que cuando el Sol al aumentar su luminosidad
meta a Marte de lleno en la zona habitable dentro de varios miles de millones de años este
tenga actividad geológica.

RESPONDER

Pelau dice:

28 enero, 2020 a las 12:49 am

No pasa nada, Skynet despacha un Arnie T-800 disfrazado de super agente secreto que
tras algunos (muchos) balazos, explosiones, puñetazos y patadas, activa el

antediluviano reactor alienígena de turbinium (¡chúpate esa, chucknorium!) y en 5


minutos hace de Marte un paraíso dickverhoeveniano

Tevatron dice:
28 enero, 2020 a las 12:21 am

Que no se te olvide el Flash de Helio…que por cierto aqui en el blog debe haber uno que lei sobre eso donde

hablaba sobre un Pluton en la zona habitable del Sol.

RESPONDER

Pelau dice:

28 enero, 2020 a las 1:05 am

https://danielmarin.naukas.com/2019/05/09/cuanto-tiempo-puede-ser-habitable-un-planeta-alrededor-de-

una-estrella-gigante-roja/

“El problema es que la evolución de la luminosidad no es constante en las estrellas gigantes. Aquellas
con una masa de entre 0,8 y 2 veces la del Sol experimentan el flash del helio […] Por ejemplo, en el
caso de una estrella idéntica al Sol la distancia ideal de un planeta para que pueda maximizar su

permanencia en la nueva zona habitable sería de 1500 millones de kilómetros (10 Unidades
Astronómicas), que, curiosamente, es casi la distancia real de Saturno al Sol.”

RESPONDER

Calipodelimon dice:
27 enero, 2020 a las 8:44 am

Es de las entradas más gustosas de leer desde hace tiempo. Gracias Daniel!
Una duda/comentario que tengo: si la habitabilidad de Tierra, Marte y Venus coincidieron en algún o algunos momentos,

sería interesante estudiar más a fondo posibles transferencias planetarias de material biológico o vida. Por supuesto
nuestra comprensión de estos hipotéticos fenómenos es muy limitada, pero siempre suena sugerente que pudo haber

intercambio biológico entre cuerpos del sistema solar, no?

RESPONDER

Jose dice:
27 enero, 2020 a las 8:45 am

Fascinante.
La teoría de la “panspermia”, con la misma vida en estado básico compartida por los tres me parece absolutamente

alucinante. La vida se abre camino…tienen que estar ahí esos fósiles.

RESPONDER

U-95 dice:
27 enero, 2020 a las 9:34 am

Panspermia entre mundos próximos podría darse en sistemas como TRAPPIST-1, estando tan cerca de ellos.

Venus se ha dicho que ha podido ser más tiempo lo que es hoy, no habitable. Incluso que la corteza es por esas

temperaturas más bien blanda, de modo que la lava se queda atascada y por eso el vulcanismo es menor que aquí.

RESPONDER

Zanstel dice:
27 enero, 2020 a las 9:34 am

En caso de condiciones habitables, no podemos descartar la posibilidad de panspermia. No es lo mismo panspermia


interestelar, donde los asteroides tendrían que hibernar la vida durante miles de años para alcanzar otro lugar que dentro
del sistema solar, donde la vida “sólo” tiene que aguantar años… y la reentrada, claro.

En los comienzos del Sistema Solar, cuando los impactos eran más frecuentes y violentos, el intercambio de material entre

los planetas también debía serlo.

Me parece factible que hubiera panspermia de arqueas, suficientemente resistentes para aguantar congeladas y una
reentrada afortunada en ángulo permitir que un trozo de hielosobrevivieran sin calentarse tanto como para matar a todas

las arqueas presentes.

RESPONDER

ana dice:
27 enero, 2020 a las 9:36 am

Tenemos mucha suerte de vivir en la Tierra. Tiene pinta de que las condiciones son únicas y óptimas en demasiados

factores. De momento somos una rareza única, algo que no estaba previsto.
RESPONDER

Noel dice:

27 enero, 2020 a las 8:52 pm

No es que tengamos suerte de vivir en la Tierra: es que la Tierra es la única de los tres que mantuvo las
condiciones para el mantenimiento de la Vida. Eso es un sesgo.

Tampoco es suerte en sí: es un buen planeta para la vida (y, en absoluto, el mejor, según los modelos de planetas
superhabitables) y NOS HEMOS ADAPTADO A SUS CONDICIONES. Si fuese más caliente o más frío, o más

seco, o, incluso, acoplado en marea con una enana roja tranquila, dentro de unos márgenes no excesivamente
estrechos, también sería habitable y habría estado habitado.

Las condiciones no es que sean óptimas. Son óptimas PARA LA VIDA DE ESTE PLANETA, QUE SE HA

ADAPTADO A ESAS CONDICIONES. En un mundo océano cálido, sin ninguna masa de tierra o islas,
completamente inviable para nosotros, seguro que puede estar lleno de criaturas de todos los tamaños, para los
cuales ese mundo es óptimo. O, para los imaginarios “flotantes” de Júpiter de Carl Sagan en “Cosmos”, la

atmósfera del gigante sería óptima para ellos y la de la Tierra, inhabitable.

No hay que dejarse llevar por los sesgos de confirmación.

RESPONDER

Hilario Gómez dice:

27 enero, 2020 a las 10:19 am

Queridos todos,

Contra mi predisposición habitual, en este comentario seré breve y solo diré tres cosillas:

1. En mi humilde pero casi siempre acertada opinión, el hecho de que en nuestro amado Sistema Solar hubiese tres
planetas potencialmente habitables hace cientos o miles de millones de años es un claro indicio de que los exoplanetas

potencialmente habitables tienen que ser muy frecuentes en la galaxia. Según los datos de la misión Kepler,
aproximadamente un 7% de estrellas parecidas a nuestro Sol tienen gigantes de tipo Júpiter, un 60% tienen planetas del
tamaño de Neptuno y un 70% tienen planetas de tipo Tierra o Supertierra. Si nuestra galaxia tiene entre 100.000 y 400.000

millones de estrellas, podemos esperar un número parecido de planetas. Resumiendo, que por pura estadística nuestra
galaxia (y por extensión, las demás) tienen que estar petadas de mundos potencialmente habitables, así que la vida tiene
que estar presente en millones de mundos. Y muy probablemente deben existen millones de sistemas solares con más de
un planeta habitable.

2. Si bien lo expuesto en el párrafo anterior muestra mi optimismo galáctico, tengo la convicción de que en el Sistema

Solar interior (las lunas de los planetas exteriores que alojan agua líquida bajo sus capas de hielo son otra historia) no hay
más vida que la terrestre. Venus está esterilizado por la lava y la fuerza del sol, y dudo mucho que ningún organismo
bacteriano haya resistido esas condiciones. Incluso si de alguna manera hubiera podido emigrar a las capas superiores de
la atmósfera venusina, no creo que hubiera sobrevivido (y menos, prosperado) en ese cóctel de ácido y radiación por

mucho que las temperaturas y la presión sean tolerables.

3. En cuanto a Marte, más de lo mismo: creo que los únicos microorganismos que puedan encontrarse allí son los que
viajen en nuestras sondas y (más adelante) en nuestro cuerpo. La superficie de Marte está siendo esterilizada desde hace

cientos o millones de años por la radiación solar y cósmica y allí no creo que haya nada vivo. ¿Bajo la superficie?
Buuuf… Me cuesta creerlo, aunque nunca se sabe. A todos los efectos, Marte es un planeta muerto. Y por ello mismo,

difícilmente colonizable, porque para tener que vivir bajo tierra, en túneles de lava, o debajo de cúpulas dotadas de filtros
anti-radiación, pues como que no compensa. Sería más fácil y rápido (con la tecnología del siglo XXII y XXIII, si
llegamos) construir algunas de esas ciudades espaciales que propusiera en su día Gerard O´Neill o la colonia toroidal de
Stanford (capaces de albergar entre 10.000 y 140.000 personas en un entorno similar al terrestre) que terraformar Marte,

cosa que tardaría miles de años y que al final sería algo inútil al carecer ese planeta de campo magnético, de tectónica de
placas y de una atmósfera algo más que testimonial. Para cuando Marte fuese habitable con seguridad ya habríamos
colonizado otros sistemas solares cercanos. Estoy convencido de que lo más que llegará a haber en Marte serán estaciones

científicas como las que hoy hay en la Antártida. Por otro lado, las ciudades espaciales tienen una ventaja: puedes
construirlas donde te dé la gana, así que supongo que nuestros descendientes se embarcarán en su construcción allí donde
lo consideren necesario, poniendo “espacio por medio” con un Sol cada vez más brillante. Incluso podrían servir para

lanzarse a la conquista de otros sistemas solares, pero tomándose el viaje con mucha tranquilidad.

De momento, esto es todo, que tengo cosas que hacer. Pero prometo extenderme más en otro comentario si ello es preciso.

RESPONDER

Hilario Gómez dice:

27 enero, 2020 a las 11:06 am

Aprovecho que mi jefa se ha ido a una reunión “mu importante”, que la tendrá entretenida una hora o así, para
añadir un breve inciso a mi comentario anterior, que de este modo pasa a tener cuatro puntos y no solo tres:
4.Daniel se ha preguntado cómo habrían evolucionado las cosas en lo que a la ciencia se refiere de haber tenido la

suerte de que Venus o Marte, o los dos al tiempo, hubieran sido habitables al tiempo que en la Tierra se
desarrollaba nuestra civilización tecnológica. Alguno ha apuntado que poco habrían cambiado las cosas ya que al

fin y al cabo a finales del siglo XIX y principios del XX se especulaba con canales artificiales en Marte y con una
suerte de “Parque Jurásico” planetario en Venus.

Disiento, porque esos escenarios eran hipotéticos, derivados de la falta de información. De lo que se trata es de

especular cómo habrían sido las cosas de tener la certeza científica de que ambos mundos, o al menos uno de
ellos, fueran habitables. Y la más elemental lógica nos dicen que tanto la astronomía como la astronáutica (sobre
todo esta última) habrían experimentado un avance espectacular, en especial desde mediados del siglo XX. Tener

la certeza de que en nuestros vecinos planetarios había vida (al menos vegetal) habría supuesto un acicate
espectacular y a buen seguro a día de hoy estaríamos enviando misiones tripuladas a Venus y/o Marte. Sin duda
ya habríamos enviado naves de propulsión térmica nuclear a esos mundos y a buen seguro tendríamos bases
científicas permanentes en su superficie, aunque ello, en el caso de Venus, obligara a montar una base de

lanzamiento en su superficie similar a los cosmódromos terrestres, cosa que no es moco de pavo. Sin duda, de
darse ese escenario, ahora mismo tendríamos una capacidad tecnológica espacial que podría estar perfectamente

medio siglo por delante de la que tenemos. Me imagino que a estas alturas habría un tráfico regular de naves
nucleares llevando científicos, técnicos e incluso colonos a la superficie de Venus y/o Marte y que ya

dispondríamos de transbordadores espaciales de una sola etapa.

Pero si esto sería concebible en caso de que cualquiera de los dos mundos o los dos fueran habitables y

compatibles con la vida humana, no quiero ni imaginarme la situación si en cualquiera de ellos se hubiera
desarrollado vida inteligente. Claro que, sabiendo cómo somos y cómo nos las gastamos, si esa cultura estuviera
más atrasada que la nuestra, posiblemente estaría padeciéndonos.

Creo que voy a tener que dedicarle un relato corto de ciencia ficción a esta posibilidad.

RESPONDER

Falcon dice:
27 enero, 2020 a las 2:21 pm

Lo que hubiese ocurrido es que se habría producido un conflicto militar en Venus para conquistar

cuantas más tierras mejor. Al cabo de 100 años las colonias volverían a ir a la Guerra para
independizarse de la metrópoli y unos años más tarde la colisión terrestre tendría la primera guerra

planetaria contra las Republicas venusianas

RESPONDER

U-95 dice:

27 enero, 2020 a las 3:51 pm

Unas cosas:

1. Habría que incluir también las estrellas de tipo K, más numerosas, de vida más larga, y “tranquilas”, y

por supuesto a las enanas rojas gracias a lo anterior a mayor escala aún. No quedarse solamente con las
estrellas de tipo G que son solamente el 10% de todas las estrellas de esta galaxia.

2. Incluso en el comienzo de la era espacial, a principios de los 60, todavía se albergaba esperanza de
que las formaciones de albedo de Marte, cambiantes según la estación, fueran causadas por vegetación

por frío y con muy poca atmósfera que tuviera el planeta y que en Venus lo tórrido fuera la atmósfera y
que la superficie en el peor de los casos fuera un desierto pero no tan infernal cómo hoy sabemos es. Las

Venera y los Mariner destruyeron esas ilusiones y con ellas acicates para seguir más allá de la Luna, no
cortándosele el grifo a la NASA.

RESPONDER

Hilario Gómez dice:


27 enero, 2020 a las 4:03 pm
Por supuesto que las estrellas K son serias candidatas, pero he simplificado a las que son como
el sol.

RESPONDER

pochimax dice:
27 enero, 2020 a las 7:04 pm

Creía recordar que en estos estudios las estrellas “como el Sol” son las que van de F5 a
K5 pasando por todas las tipo G. Pero hablo de memoria y últimamente estoy fatal.

Noel dice:

27 enero, 2020 a las 9:05 pm

De acuerdo contigo en casi todo, Hilario, menos en lo de los microorganismos.

Cierto que las condiciones son poco propicias en ambos mundos… pero debemos

recordar que AQUÍ, en la Tierra, tenemos “bichos” cuyas características harían


palidecer de envidia a Supermán…

– Hay microorganismos hipertermófilos en aguas a casi 300ºC, como el Pirolobus


Fumarii (y se desconoce si los hay a mayor profundidad, a más temperatura).

– Hay microorganismos que forman colonias perfectamente viables en aguas

altamente tóxicas (Rio Tinto, Mar Muerto…).

– Los hay también que soportan dosis de radiación monstruosas (para nosotros), como

el Deynochochus Radiodurans.

– Se ha encontrado a otros en la alta atmósfera, a 40 km de altitud (incluso en el casco

de la ISS, creo recordar).

– Otros, en fin, se han encontrado en el permafrost antártico a -80ºC, en altísimas


salinidades, en entornos anóxicos, a altísimas presiones, incrustados en cristales de sal

a 1.200 metros de profundidad durante 250 millones de años…

Vamos, que en lo relativo a microorganismos extremófilos, me da a mí que son la mar


de cabezones y que, si han aparecido en un mundo, va a ser muy, muy difícil que dejen
de existir.

Puede haberlos que hayan ascendido a la alta atmófera de Venus en busca de

temperaturas y presiones tolerables, para los que la radiación UV sea algo


completamente irrelevante, y para los que el ambiente ácido no solo no les sea tóxico,
sino que se alimenten de él (aquí en la Tierra hay familias enteras de microorganismos

que viven cómodamente en entornos de esas características).

Hilario Gómez dice:

27 enero, 2020 a las 9:30 pm

No te digo que no, Noel, y en el fondo me encantaría que encontrásemos algún


microbicho extremófilo en Marte o en la alta atmósfera venusiana pero… Tengo el

pálpito de que no vamos a nada. ¿Por qué? Mas que nada porque esos organismos
extremófilos que hemos encontrado aquí en la Tierra forman parte de la biota de un
planeta vivo. Y eso no ocurre en Marte ni en Venus… aunque vete a saber.

Hilario Gómez dice:


27 enero, 2020 a las 9:33 pm

Vaya… ya está Naukas dando por saco:

“Tengo el pálpito de que no vamos a ENCONTRAR nada…”

Noel dice:
28 enero, 2020 a las 9:16 pm

Sólo dependerá, Hilario (bueno, ese “solo”, entre comillas, jejeje), de si se inició la

vida en esos planetas o no.

Si no empezó, a menos que algo de la Tierra haya sido arrastrado hasta uno de ellos
por ves a saber qué y en qué tipo de carambola milagrosa, es muy poco probable,

como apuntas, a que haya algo siquiera asimilable a algo vivo en ninguno de los dos
mundos.

Pero si empezó, y teniendo en cuenta que la mayoría de formas primitivas de vida son

similares a extremófilas (o directamente tales), si los cambios en ambos mundos no


fueron demasiado rápidos (impacto gordo, GRB de espacio profundo o barrabasadas
similares), no creo que hubiesen tenido demasiado problema en evolucionar y

adaptarse, hasta encontrar en ambos planetas el ambiente en el que sobrevivir (dado


que los hay).

Igual que tú, deseo fervientemente que sea así.

Salu2!!
Fran dice:
28 enero, 2020 a las 11:20 am

Yo me imagino que sería similar al descubrimiento de América por los europeos, con EEUU y la URSS
colonizando medio planeta cada uno, hubiera habido un salto tecnológico brutal y millones de personas

emigrarían en busca del “sueño marciano”.

RESPONDER

Erick dice:
27 enero, 2020 a las 4:06 pm

Completamente de acuerdo Hilario con todo tu comentario, las colonias de O’neall, son la salvación para
movernos por nuestro mar Mediterráneo, quiero decir nuestro Sistema Solar…y ahí está el futuro…

RESPONDER

Erick dice:

27 enero, 2020 a las 4:08 pm

PD, Marte en un futuro lo veo como el próximo “Las Vegas” espacial…pero no para construir una

segunda Tierra…

RESPONDER

ana dice:
27 enero, 2020 a las 12:39 pm

FdT: El Congreso de los Estados Unidos ha rechazado para que la NASA llegue a la Luna en 2024. Será que ya no tienen
tanta prisa, ¿por qué será? cof cof…

Habrá que esperar a 2028 par que empiece la fiesta.

RESPONDER

pochimax dice:
27 enero, 2020 a las 1:08 pm

Nop. Es la versión de la ley que ha hecho el Congreso (mayoría demócrata). Luego el Senado tiene que hacer la

suya (mayoría republicana) y como se parecerán como un huevo a una castaña, tendrán que formar un comité
para llegar a un compromiso.
Largo camino queda.

RESPONDER

fisivi dice:
27 enero, 2020 a las 12:58 pm

Un periodo fascinante de nuestro sistema solar el de hace 3 Ga, planteado de forma instructiva, amena y sugerente.

La vida que conocemos se adapta gradualmente a ambientes muy distintos, diversificándose mucho en ese proceso. Lo
que para unas especies es un infierno, para otras es un oasis, así que encontramos vida en lugares del planeta más
inhóspitos para nosotros. Por eso pienso que si hubo vida en Venus y en Marte, a no ser que se hicieran inhabitables de

golpe, en una catástrofe que acabara hasta con todos los microbios, podría quedar vida que se hubiera ido adaptando a los
últimos reductos habitables.

Por ejemplo, es ciencia ficción, en Venus podría haber unas bacterias que hubieran desarrollado vesículas llenas de

hidrógeno para flotar en las capas de atmósfera con condiciones habitables.

En Marte sería más fácil. Veo muy probable que, si hubo vida, continúe existiendo en acuíferos bajo el permafrost, al

menos como microbios.

RESPONDER

Toni dice:

27 enero, 2020 a las 1:58 pm

Conociendo nuestro pasado, habríamos acabado guerreando por su dominio. Conociendo nuestro presente, habría servido

como argumento a aquellos que se niegan a ver que debemos ocuparnos de nuestros ecosistemas.

RESPONDER

Hilario Gómez dice:


27 enero, 2020 a las 2:19 pm

Para que veáis que la ciencia-ficción no tiene barreras, aquí va un ejemplo de película germano-polaca de 1960 sobre un
Venus que antaño habría acogido una civilización:

“Destino espacial: Venus” (“Der Schweigende Stern” o “First Spaceship on Venus”)

Basada en una novela de Stanislaw Lem, cuenta la historia de ocho científicos de distintas razas terrestres que exploran el

planeta Venus durante el año del futuro 1985 y descubren que en el pasado estuvo habitado por una avanzada civilización
que colapsó debido a una guerra nuclear.

http://www.abandomoviez.net/db/pelicula.php?film=3374
Ya está todo inventado

RESPONDER

Pelau dice:
28 enero, 2020 a las 3:00 am

RESPONDER
https://en.wikipedia.org/wiki/Venus_in_fiction#Stories_set_on_Venus

Roberto H dice:

28 enero, 2020 a las 3:28 am

fenomenal !!! RESPONDER

«El planeta de las tormentas» : Venus, La conquista soviética

https://cinemagavia.es/el-planeta-de-las-tormentas-pelicula-critica/

Alb dice:
28 enero, 2020 a las 12:41 pm

Gracias! La novela (Astronautas) es estupenda, si te gusta Lem. Su primera obra publicada en forma de novela.

No sabía que existía versión cinematográfica!

Gran post y estupendos comentarios!

RESPONDER

Daniel E dice:
27 enero, 2020 a las 3:58 pm

cuando el sol aumente su brillo, la zona habitable se recorrerá mas atrás…hacia marte. ¿no?
en unos cuantos miles de años tendrá agua liquida?
el problemas es que casi no tiene magnetosfera, poca atmósfera y radiación.

RESPONDER

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Por Daniel Marín, publicado el 26 enero, 2020

Categoría(s): Astronomía • Sistema Solar

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DANIEL MARÍN

Daniel Marín es astrofísico de formación y divulgador científico de pasión. Ha recibido el Premio

Bitácoras 2012 y el Premio 20Blogs 2015 al mejor blog en la categoría de ciencia, así como el Premio
Naukas 2013 al mejor blog de divulgación científica. Colaborador de la revista Astronomía, es miembro

de la AAGC (Agrupación Astronómica de Gran Canaria) y Mars Society España. De vez en cuando suele asistir al
lanzamiento de alguna nave espacial.

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