nada! Si tenemos una relación constante y profunda con la Palabra inspirada de Dios, conocemos que dos de los atributos comunicables de parte de Dios para con sus criaturas desde el inicio en Génesis, son su generosidad y bondad (vea Gen 1:31). Ahora, a partir de esos atributos, la gracia y el corazón amoroso de Dios es manifiesto a tal grado que su deseo continuo es bendecir y proveer todo bien, todo beneficio y toda cosa buena a su creación. No obstante, nos faltaría el tiempo para observar más a detalle un sin fin de pasajes a lo largo de todo el A.T y N.T que nos muestras continuamente esa generosidad y bondad de Dios para con el hombre. Ahora, la caída del hombre en su desobediencia pervirtió dicho atributo de generosidad en el corazón de todo ser humano. Dicha generosidad en los hombres se ha convertido en egoísmo, envidia, celos e individualismo que nos conduce a centrarnos en nosotros mismos y en nuestro propio bien, y no en el bien de otros, lamentablemente eso nos ha llevado a ser hombres y mujeres faltos de amor los unos por los otros y por el prójimo. Ahora al considerar el contexto de la iglesia en corintios, observamos a una ¡iglesia! donde Dios había desplegado su bondad, generosidad y gracia salvadora por medio de Cristo, el testimonio de Cristo había sido confirmado por Pablo y Sóstenes; a su vez los corintios fueron hechos participes de todo don de tal manera que nada les faltaba (vea 1Cor 1:6-7) I. Principio: II. Entendimiento o aplicación: