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Sombras de Antepasados Olvidados - Sagan, Carl & Druyan, Ann
Sombras de Antepasados Olvidados - Sagan, Carl & Druyan, Ann
Sombras de
antepasados olvidados
ePub r1.3
Titivillus 08.11.2018
Título original: Shadows of forgotten ancestors
Carl Sagan & Ann Druyan, 1992
Traducción: Miguel Muntaner & María del Mar Moya
Introducción
Prólogo. Los papeles del huérfano
1. Así en la tierra como en el cielo
2. Copos de nieve caídos en la tierra
3. «¿Qué es lo que haces?»
4. Un evangelio de suciedad
5. La vida es sólo una palabra de tres letras
6. Nosotros y ellos
7. Cuando el fuego era nuevo
8. El sexo y la muerte
9. Qué finas divisiones…
10. El penúltimo remedio
11. Dominación y sumisión
12. La violación de Cenis
13. El océano del devenir
14. Tierra de bandas
15. Reflexiones mortificadoras
16. Las vidas de los simios
17. Amonestación al conquistador
18. La arquímedes de los macacos
19. ¿Qué es lo humano?
20. El animal de dentro
21. Sombras de antepasados olvidados
Epílogo
Agradecimientos
Sobre el autor
Para
Lester Grinspoon,
cuyo ejemplo nos confirma que nuestra especie puede
conseguir lo que se proponga
Así habló, y yo quise abrazar el fantasma de mi
madre muerta. Tres veces intenté retener su
imagen y tres veces escapó entre mis manos,
como una sombra, como un sueño.
ASÍ EN LA TIERRA
COMO EN EL CIELO
SOBRE LA IMPERMANENCIA
UN EVANGELIO DE SUCIEDAD
SOBRE LA IMPERMANENCIA
NOSOTROS Y ELLOS
SOBRE LA IMPERMANENCIA
HOMERO, Ilíada[23]
Capítulo 7
CUANDO EL FUEGO
ERA NUEVO
EL SEXO Y LA MUERTE
SOBRE LA IMPERMANENCIA
Sólo
venimos para dormir,
para tener sueños.
¡Falso! ¡Es falso!
Venimos para vivir en la Tierra.
Cada primavera
nos volvemos como una hierba,
nuestros corazones
se abren verdes y radiantes
y el cuerpo saca unas cuantas flores
y las deja marchitas en algún lugar.
(Cuatro opiniones)
EL PENÚLTIMO REMEDIO
DOMINACIÓN Y SUMISIÓN
SOBRE LA IMPERMANENCIA
LA VIOLACIÓN DE CENIS
Ni los dioses inmortales pueden huir, ni los hombres que viven sólo
un día. Quien te tiene dentro enloquece.
SÓFOCLES, Antígona[1]
TIERRA DE BANDAS
REFLEXIONES MORTIFICADORAS
Los antiguos autores mayas del Popol Vuh creían que los
monos eran el producto del último experimento fallado que
realizaron los dioses antes de que les saliera bien y
consiguieran crearnos. Los dioses tenían buenas
intenciones, pero eran unos artesanos falibles, imperfectos.
Es difícil fabricar hombres. Muchos pueblos de África, de
América Central y del Sur y del subcontinente indio
pensaban que los simios antropomorfos y los monos tenían
alguna relación profunda con los hombres; eran hombres
aspirantes, o quizá hombres frustrados, degradados por
alguna grave transgresión de la ley divina, o exiliados
voluntarios huidos de la disciplina que exige la civilización.
En la antigua Grecia y Roma la semejanza de los simios
antropomorfos y los monos con los hombres era muy
conocida, de hecho hicieron hincapié en ella Aristóteles[*] y
Galeno. Pero esto no provocó especulaciones sobre
antepasados comunes. Los dioses que habían creado a los
hombres tenían también la costumbre de transformarse en
animales para violar o seducir a mujeres jóvenes: al igual
que los centauros y el Minotauro, los descendientes de estas
uniones eran quimeras, parte animal y parte hombre. Sin
embargo, no hay quimeras simiescas que figuren de modo
destacado en los mitos de Grecia y Roma.
Sin embargo, en la India y el antiguo Egipto había dioses
con cabeza de mono, y en Egipto había numerosos papiones
momificados, lo que indica que se les quería, o quizá que se
les adoraba. Una apoteosis de los monos habría sido
impensable en el Occidente posclásico; en parte porque la
religión judeo-cristiana-islámica alcanzó su mayoría de edad
en lugares donde eran raros los primates no humanos, pero
también porque la adoración de animales (por ejemplo, el
Becerro de Oro de los israelitas) era considerada una
abominación. Estas religiones estaban pedaleando hacia
atrás y huyendo del animismo lo más rápidamente posible.
En Europa no pudo disponerse fácilmente de simios
antropomorfos para su examen hasta el siglo XVI; la mona
de Gibraltar del Norte de África y Gibraltar, el animal que al
parecer describieron Aristóteles y Galeno, no es un simio
antropomorfo sino un macaco.
Era difícil, sin tener contacto con los animales que más
se parecen a los hombres, establecer una relación entre los
animales y los hombres. Era mucho más fácil imaginar una
creación separada de cada especie y considerar las claras
semejanzas entre nosotros y los demás animales (por
ejemplo la lactancia de las crías o los cinco dedos en cada
pie) como alguna marca idiosincrática dejada por el Creador.
El simio estaba muy por debajo del hombre, se decía, del
mismo modo que el hombre estaba por debajo de Dios. Por
lo tanto, cuando después de las Cruzadas, y especialmente
al comienzo del siglo XVII, Occidente empezó a conocer
mejor a los monos y simios antropomorfos, se tuvo una
sensación de incomodidad y de vergüenza, con una risita
nerviosa, quizá para disfrazar el asombro que causaba
reconocer los rasgos familiares.
La idea darwiniana de que los monos y los simios
antropomorfos son nuestros parientes más próximos
proyectó la incomodidad al nivel consciente. En la Europa
cristiana de la Edad Media y a principios del Renacimiento,
los monos y los simios antropomorfos eran ejemplos de
fealdad extrema, del deseo sin esperanza de alcanzar la
posición humana, de riqueza mal ganada, de tendencias
vengativas, de lujuria, estupidez y pereza.[5] Habían
colaborado, por su susceptibilidad a la tentación, en la
«caída del hombre». Se creía que los simios antropomorfos
y los monos merecían por sus pecados que los hombres los
dominaran. Al parecer, hemos puesto sobre estos seres una
pesada carga de símbolos, metáforas, alegorías y
proyecciones de nuestros temores sobre nosotros mismos.
AMONESTACIÓN AL
CONQUISTADOR
Por motivos no muy claros, pero sobre los que vale la pena
especular, se ha prestado mucha más atención en los
debates públicos a los papiones hamadríades que a sus
primos de la sabana, por lo menos hasta hace poco. Esto ha
hecho pensar a veces que el comportamiento de los
hamadríades es típico de todos los primates no humanos, o
incluso de todos los primates.
Por ejemplo, los machos hamadríades, en una especie
donde no hay propiedad de nada más, tienen un claro
concepto de las hembras como propiedad privada. Pero esto
no puede aplicarse en absoluto a todos los primates.
Resulta que los papiones hamadríades ofrecen el ejemplo
más exagerado de jerarquía y brutalidad de todo el orden
de primates. Este comportamiento quedó especialmente de
manifiesto en unas circunstancias crueles ideadas por
personas que no querían causarles daño.
Hasta hace poco vivir con simios antropomorfos o monos
en libertad no atraía mucho a los primatólogos. Un ejemplo
más típico era el de la expedición que Solly Zuckerman, un
anatomista de la Sociedad Zoológica de Londres, realizó a
su país natal, Sudáfrica:
Monos
Monos
Se han descrito amenazas fálicas, derivadas de un gesto
de dominación sexual (montar) en muchas especies de
mono del Viejo y del Nuevo Mundo. Entre los cercopitecos
y los papiones, unos cuantos machos están siempre
sentados de espaldas al grupo y montando la guardia,
mientras muestran sus penes de vivos colores y sus
testículos, que a veces también resaltan por el color. Si
un forastero se acerca demasiado al grupo, los guardas
pueden tener una erección auténtica, y también tienen
lugar las llamadas «cópulas de rabia».[23]
Saimiris
Cuando el mono hace una exhibición, vocaliza, aparta un
muslo y dirige el pene totalmente erecto hacia la cabeza
o el pecho del otro animal. La exhibición adopta su forma
más espectacular cuando se presenta un nuevo macho
en una colonia estable de monos ardillas… Bastan unos
segundos para que todos los machos empiecen a
exhibirse ante el mono forastero y si el nuevo macho no
se queda quieto con la cabeza gacha, lo atacan
furiosamente.[24]
Orangutanes
En la mitad de su ciclo, una orangután busca al macho
dominante que está cerca de ella. En otros momentos de
su ciclo, a veces se reúnen alrededor de ella machos
jóvenes y machos subordinados que parece que le
obliguen a aparearse con ellos. La hembra se resiste,
chilla, lucha, pero ellos acaban apareándose. ¿Se trata de
un acto bueno o equivale a una violación? Los
primatólogos procuran no utilizar ese término, porque la
gente tiende a disgustarse.[26]
Lémures
Monos
En la mayoría de monos con grupos de varios machos, las
relaciones tolerantes o de cooperación entre los machos
son raras o desconocidas. El cuidado del pelaje entre
machos, por ejemplo, es prácticamente inexistente en los
macacos de la India… Si alguna vez alguien cuida del
pelaje de otro, siempre lo hacen subordinados a machos
dominantes… Al contrario del sistema más recíproco
existente entre los chimpancés. Otro ejemplo es la
formación de alianzas estudiada por Watanabe… entre
los macacos japoneses. De 905 casos sólo hubo cuatro
alianzas entre machos adultos. Por lo tanto, las relaciones
entre los machos de estos grupos son principalmente de
competición.[28]
Monos colobos
Monos
Monos vervet
Saimiris
Papiones hamadríades
Papiones
Papiones
LA ARQUÍMEDES DE
LOS MACACOS
SOBRE LA IMPERMANENCIA
¿QUÉ ES LO HUMANO?
EL ANIMAL DE DENTRO
SOBRE LA IMPERMANENCIA
La muerte, como un Tigre escondido, está al acecho para
matar al desprevenido.
ASHVAGHOSHA, Saundaranandakavya, hacia 1165 d. de C.
[38]
Capítulo 21
SOMBRAS DE
ANTEPASADOS OLVIDADOS
Hija de Babilonia,
la devastadora,
dichoso quien te devuelva el pago
con que nos has pagado.
Dichoso el que coja en sus manos
y estrelle a tus pequeñuelos contra la roca.