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Madame Bovary
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Gustave Flaubert
Madame Bovary
1856

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12 ideas fundamentales
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¿De qué se trata?
Conozca a una de las más famosas “adúlteras por aburrimiento”: Madame Bovary es
una obra maestra del realismo francés.

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15

Clásico de la literatura
Novela
Realismo
De qué se trata
Los amoríos peligrosos de madame Bovary
En el año de 1856, una historia escandalosa excitó los ánimos en Francia: en ella, un
escritor bastante desconocido describe cómo, en un pueblo provinciano de
Normandía, una esposa aburrida busca un amante tras otro, comete adulterio y toda su
vida –y la de su esposo– se trastorna. Lo malo, a ojos del público, es que el autor en
ningún momento toma partido o condena los acontecimientos. Ese autor era Gustave
Flaubert y su Madame Bovary se inscribió en la historia de la literatura como la
primera obra del realismo francés y como una de las novelas más importantes de la
literatura francesa. En esta novela, Flaubert cultivó un estilo impersonal con el que
contrapuso el mundo interior de su heroína con su miserable realidad, fría y sin
esperanza. Madame Bovary fracasó a causa de sus pasiones, acumuló deudas, incurrió
en mentiras y puso fin a su vida. Flaubert creó una de las primeras novelas modernas
y anticipó algunas de las técnicas narrativas innovadoras del siglo XX. La modernidad
se muestra principalmente en que Flaubert reproduce la realidad con los ojos fríos del
observador, deja de lado la inspiración ingenua de autores anteriores y hace de la
novela un verdadero estudio social, con lo que funda una nueva época: el realismo en
la literatura.

Ideas fundamentales
Madame Bovary (publicada en 1856), de Gustave Flaubert, es la historia trágica de
una adúltera y una de las principales novelas del realismo.
La joven Emma descubre su afición por la literatura romántica.
Su sueño del gran amor parece cumplirse cuando se casa con Charles Bovary, un
médico rural.
Sin embargo, la vida en un pueblo de provincia al lado de un hombre burgués y
carente de sentimientos se convierte en un infierno para Emma. Sufre por la
mediocridad de su vida marital.
Se convierte en víctima de su entusiasmo y cae en las artes de seducción del
aristócrata terrateniente Rodolphe Boulanger.
Cuando ella quiere fugarse con él, Rodolphe la abandona; él solo quería una aventura,
no una romántica historia de amor.
Emma comienza una apasionada relación con Leon Dupuis, su alma gemela.
Frente a su marido, Emma incurre en mentiras y acumula deudas para financiar su
lujoso modo de vida.
Cuando llega el embargo, ella se envenena con arsénico.
La novela provoca un escándalo y Flaubert es llevado a juicio por faltas contra la
moral pública, las buenas costumbres y la religión, pero finalmente es declarado
inocente.
Mediante la presentación de una historia banal y su innovadora técnica narrativa,
Flaubert alcanza con Madame Bovary un momento crucial en la historia del género de
la novela.
La enfermedad que afecta a madame Bovary –la confusión de la realidad con la
ficción de las novelas– recibió más adelante el nombre de “bovarismo”.
Resumen
Charles y Emma
A los 15 años de edad, Charles Bovary se va a vivir con sus padres a Ruan, en
Normandía. Como consecuencia de haber sido un estudiante por debajo del promedio,
solo consigue aprobar el examen de medicina en el segundo intento. Después de la
conclusión del examen, su madre le instala un consultorio en el pueblo provinciano de
Tostes y lo casa con Héloïse Dubuc, que es fea pero adinerada. Esta mujer convierte
la vida de Charles en un infierno: lo cela y, con frecuencia, abre sus cartas.

“Emma intentaba saber lo que realmente significaban en la vida las palabras felicidad,
pasión, arrebato, que tan maravillosas le habían parecido en los libros””.
Una noche, un mensajero lleva a Charles con el señor Rouault, que se había roto una
pierna. Emma Rouault, la joven y hermosa hija del accidentado, fascina a Charles con
su elegancia y su ingenuidad. Así que él sigue visitando a la familia Rouault, aunque
su paciente ya está bien. La desconfiada Héloïse le hace una escena a Charles, que él
soporta con estoicismo. Pero cuando los padres de Charles se enteran de que la
fortuna de Héloïse no está en buen estado, se arma un escándalo. Héloïse muere
algunos días después en un vómito de sangre y Charles está otra vez libre.

La boda
Charles pide la mano de Emma. El anciano Rouault no tiene nada en contra. Emma
también está de acuerdo. La boda dura tres días. Hermosas damas engalanadas de la
ciudad y hombres de frac con cuello alzado, pero también gente sencilla, se divierten
en la boda. Solo la madre de Charles está enojada. No la incluyeron en los
preparativos de la boda. Después de la noche de bodas, Charles se siente como recién
nacido. Está seguro de que ha empezado para él una nueva vida mejor y más bella.

Pasión y desencanto
Por desgracia, no es lo mismo para Emma: después de su entrada en la casa de
Charles en Tostes, no se siente a gusto. Creyó que amaba a Charles y que después de
la boda sentiría dicha y pasión. Ha anhelado estos sentimientos desde que estaba en el
convento. Su padre la había enviado ahí para su educación y ella estaba fascinada con
los símbolos míticos, los vapores del incienso y las velas encendidas en las
habitaciones del convento. Cuando una lavandera ambulante le traía a escondidas
libros románticos, Emma soñaba con el mundo de la Edad Media; deseaba ser una
doncella, imaginaba contemplar el crepúsculo y esperar por su príncipe. Después de la
muerte de su madre, su padre trajo a Emma de vuelta a casa. Aquí siguió soñando con
grandes amores apasionados que había esperado tener después de su boda con
Charles. Pero ese sueño se pierde en el aire cada día que pasa bajo su techo.

El baile en La Vaubyessard
El matrimonio de Emma transcurre para ella monótono y aburrido. Anhela hallarse
con Charles en un lugar lejano, donde se tomen de las manos bajo un cielo estrellado.
Sin embargo, cada intento de llevar a su vida matrimonial un toque de poesía o
romanticismo fracasa, debido al carácter arraigado y tosco de Charles. De repente, ese
aburrimiento mortal se interrumpe: la pareja recibe una invitación al castillo de La
Vaubyessard, que le pertenece al marqués de Andervilliers.

“Pero la ansiedad a la que la había llevado su nuevo estado y quizá también la


excitación que sintió en presencia de este hombre la habían hecho creer que por fin
poseía la maravillosa pasión que hasta ahora se había mantenido suspendida como un
gran pájaro de plumaje rosa en el esplendor de los cielos poéticos””.
Emma se entusiasma con la suntuosidad y los exóticos platillos del castillo. ¡Este es
su mundo! ¡Un castillo con hombres aristocráticos como en sus novelas! En el lujoso
salón de baile, danza con distintas parejas y se olvida por completo de que, en
realidad, ha venido con Charles. Cuando están de regreso en casa, Emma está
visiblemente feliz y, por mucho tiempo, recuerda esta noche emocionante.

Mediocridad burguesa
Emma se siente como si estuviera en un calabozo: el ambiente pequeñoburgués en el
que vive la aburre profundamente. Se imagina estar de nuevo en el salón de baile,
sueña con París y consumir revistas femeninas, leer novelas de Balzac y George Sand.
Su esposo, que después del trabajo realizado se arrellana en su sillón y se queda
dormido roncando, hace mucho que ya no la toma en serio.

“Todo lo que decía Charles era tan plano como una acera de calle””.
Emma encuentra lamentable el carácter modesto, profundamente mediocre y sin
ninguna ambición de su marido. Un año llega y se va. Emma se enferma y se encierra
en la melancolía y la tristeza. Charles sospecha un padecimiento corporal. Un cambio
de aires quizá podría ayudar, y así organiza una mudanza al pueblecito de Yonville-
l’Abbaye, donde precisamente necesitan un médico.

Un alma gemela
Sin embargo, Yonville-l’Abbaye resulta igual de burgués y aburrido que Tostes. Poco
después de su llegada, la pareja Bovary va a la posada El león de oro. Aquí Charles se
involucra en una conversación con el farmacéutico Homais. Emma conversa con el
joven Léon Dupuis, pasante de una notaría. Ambos hablan sobre el mar, las montañas,
viajes y música. En su entusiasmo y curiosidad, todo recién llegado le parece casi
como su alma gemela. A Charles no le gusta especialmente su nuevo domicilio; la
modesta cantidad de pacientes y los problemas financieros lo afligen. Solo lo distrae
la perspectiva de ser padre. También Emma se alegra por estar embarazada. Llama
Berthe a su pequeña hija y se la da a una nodriza del pueblo, para que se encargue de
darle cuidados.

“Sus demostraciones de amor [de Charles] se habían vuelto reguladas; la abrazaba a


ciertas horas””.
Una tarde en que va a visitar a su hijita, se encuentra a Léon. Recorren juntos una
parte del camino, lo cual posteriormente daría mucho de que hablar a medio pueblo.
Léon se siente cada vez más atraído por Emma, que es muy diferente de toda la gente
“ordinaria” de la aldea. Sin embargo, no se atreve a acercársele.

El dolor de la despedida
Emma procura pasar mucho tiempo con Léon: en las reuniones dominicales en casa
del farmacéutico, en paseos del grupo, pero nunca los dos solos. No se atreve a
mostrarle abiertamente a Léon que suspira por él, pero sí ha descubierto que él
también se ha enamorado de ella.

“La música del baile resonaba aún en su oído y se obligaba a permanecer despierta
para seguir disfrutando del hermoso sueño de esa vida espléndida a la que tan pronto
tendría que renunciar””.
Por su parte, Léon no puede imaginarse que Emma corresponda a sus sentimientos,
porque ella siempre se presenta como esposa y madre cariñosa. Y así viven ambos,
atormentados por el afecto del uno por el otro. Emma recibe la visita del astuto
tendero Lheureux, que le ofrece proporcionarle todos los bienes lujosos del mundo,
incluso a crédito en caso necesario. Esta oferta aún no parece ser fatal. Léon deja la
ciudad para ir a París a terminar sus estudios. Después de su partida, a Emma su
existencia le parece aún más triste. Le queda claro que Léon era el único rayo de
esperanza en su vida. Vuelve a caer en la letargia, de la que solo se puede consolar
con vestidos nuevos y chucherías de todo tipo.

El seductor
Monsieur Rodolphe Boulanger von La Huchette va a ver a Charles y le pide que le
practique una sangría a uno de sus peones. La belleza de Emma hace que a Rodolphe
le hierva la sangre; como mujeriego de primera clase, se da cuenta de inmediato que
probablemente ella no pueda hacer mucho con su aburrido marido. Quiere seducir a
Emma. Durante una feria agrícola, la lleva del brazo al primer piso del ayuntamiento
para ver desde ahí la ceremonia. Comprende perfectamente qué temas abordar que le
gusten a Emma. Después, no se deja ver durante varias semanas para incitar la pasión
de ella. Cuando la visita, se presenta como un enamorado desdichado. Emma muerde
el anzuelo. Ambos convencen al desprevenido Charles de que los paseos a caballo son
el remedio para el humor depresivo de Emma. Un brumoso día de octubre en que
ambos salen a cabalgar, Emma se entrega a las artes seductoras de Rodolphe. Los ojos
de Emma resplandecen: ¡tiene un amante como las heroínas de sus novelas! En los
días y meses siguientes, se reencuentran una y otra vez… para cabalgar y para amarse.

El final del affaire


Como presiente que Rodolphe podría estar harto de ella, Emma encarga con el
tendero Lheureux cada vez más joyas y la moda más reciente de París. Sus temores
son fundados. Mientras tanto, Rodolphe la considera como una concubina más y, al
mismo tiempo, le divierte enormemente humillarla. Emma quiere que él se fugue con
ella. Si bien al principio Rodolphe aparenta estar de acuerdo, en realidad el plan le
parece totalmente absurdo. Le escribe una carta de despedida, como ya había hecho
antes con otras amantes, y deja caer unas gotas de agua sobre el papel para dar la
impresión de que había derramado algunas lágrimas. Emma lee la carta y se
desvanece brevemente a causa de ella. Por primera vez en su vida, piensa en el
suicidio. Sigue una larga enfermedad. Para colmo de males, se acumulan las cuentas
con monsieur Lheureux. En un acto de desesperación, el propio Charles le pide dinero
prestado al tendero, con terribles condiciones de intereses. Lenta, muy lentamente,
Emma se repone. Para distraerla un poco, Charles decide ir con ella a la pequeña
ciudad de Ruan, para asistir a la ópera.

Reencuentro con Léon


Emma se deja llevar por la música y la acción de la ópera. Otra vez desea entregarse
toda al héroe de la obra y escapar con él. En el intermedio, el matrimonio Bovary se
encuentra con Léon, que ha terminado sus estudios en París y trabaja ahora en Ruan
en un bufete de abogados. Como Charles tiene que regresar rápidamente, al día
siguiente Léon y Emma se encuentran en una posada. Léon convence a Emma de ir en
un carruaje por la ciudad. A los paseantes les sorprende ver este extraño vehículo con
cristales oscurecidos y movimientos sospechosamente vacilantes que va ora aquí, ora
allá.

Luna de miel
De regreso en Yonville, Emma se entera de que el padre de Charles murió. El tendero
Lheureux la felicita hipócritamente por la próxima herencia y le aconseja a Emma que
consiga que Charles le dé un poder, para que pueda regularizar sus deudas
directamente con él. Emma se las arregla para que Léon hable con Charles para la
tramitación de la herencia. Viaja de inmediato a ver a Léon y pasa a su lado tres días
que ambos disfrutan al máximo.

“¡Qué pobre hombre! ¡Qué calamidad!’, se decía a sí misma en voz baja y se mordía
los labios””.
Frente a Charles, finge tomar clases de piano en Ruan, para poder reunirse
frecuentemente con su amante. Por supuesto, los viajes y los nuevos vestidos cuestan
mucho dinero. Y así crece la montaña de deudas que Emma acumula con Lheureux.
Como Charles ya no puede entender los altos gastos, Emma incurre en mentiras y
excusas. Naturalmente, Charles le cree todo y cada día, ella se vuelve más descarada:
se muestra abiertamente con su amante en Ruan y lo visita no solo los jueves (para la
“clase de piano”), sino cada vez que quiere. Sus noches de amor con Léon son cada
vez más extáticas. Emma está ahora totalmente controlada por sus pasiones e
instintos.

Bancarrota y muerte
Emma pierde la perspectiva de sus compras con Lheureux, las cuentas y las letras de
cambio firmadas. De repente, el tendero quiere que le pague todas las cuentas de
golpe, amenaza incluso con el embargo. Nadie le presta dinero a Emma y, al día
siguiente, se anuncia que la casa de los Bovary está en remate. En su apuro, acude con
el notario, pero cuando este se dirige terminantemente a ella, Emma sale de su
despacho furiosa y muy deprimida. Incluso hace el esfuerzo de rogarle a Rodolphe.
Este la rechaza fríamente. Tampoco Léon puede ayudarla. En su desesperación, le
pide ayuda al farmacéutico para que la deje buscar un raticida, según dice, en el
armario de los venenos de la farmacia. El joven, que está enamorado en secreto de
ella, no le puede negar su deseo, pero para su horror, debe ver cómo Emma ingiere
vorazmente de golpe el frasquito con arsénico. De regreso en su casa, le escribe una
carta de despedida a Charles, quien, mientras tanto, se entera de que su casa será
subastada. Los intentos de salvar a su esposa fracasan. En presencia de Charles,
Emma escupe sangre y, después de una violenta lucha con la muerte, muere.

“El amor, creía ella, debía llegar de pronto, con estallidos y rayos trepidantes, como
un huracán””.
Solo unos días después de la muerte de Emma, Charles encuentra la carta que le
aclara los affaires con Rodolphe y Léon. Su hijita lo encuentra ese mismo día en una
banca del jardín ¡muerto!

Acerca del texto


Estructura y estilo
Flaubert dividió el libro en tres grandes partes. Estas partes ocurren en pueblos
diferentes y se vinculan con tres periodos de la vida de Emma: al principio, su boda y
la vida aburrida al lado de Charles; después, el affaire con Rodolphe y, finalmente, la
aventura amorosa con Léon. Estos elementos están enmarcados por la vida de
Charles, desde la boda con Emma hasta su muerte. El estilo de Flaubert se caracteriza
por muchos paratextos (oraciones principales ensartadas), que a menudo introduce
con interjecciones vehementes (llamadas) y repetición de palabras. Esto se destaca
muy evidentemente con la técnica narrativa del estilo indirecto libre, que el autor
entiende magistralmente: en una forma mixta de discurso directo e indirecto, el autor
le permite al lector lanzar una mirada al mundo interior de sus personajes y, al mismo
tiempo, establece una distancia.

El narrador pasa por completo a segundo plano, de modo que la descripción realista
de la realidad externa, así como los sueños y anhelos de madame Bovary, aparece
completamente sin maquillar. Flaubert, que pasó su infancia en un hospital, donde su
padre era director, muestra, sobre todo en las descripciones de operaciones o en las
escenas en el lecho de muerte, su extensa preparación documental y su destreza en la
descripción minuciosamente realista de los detalles médicos.

Planteamiento de interpretación
Madame Bovary es una de las primeras novelas sobre el matrimonio burgués; no es
una historia de amor, sino una historia sobre la mediocridad, el aburrimiento y la
desilusión. Las banalidades de la vida cotidiana matrimonial real contrastan
agudamente con las ideas románticas de Emma.
Flaubert, cuya obra temprana era también romántica, con su personaje de Emma
Bovary, se lanza contra la “cursilería romántica”, degenerada y de mal gusto, que, en
su opinión, había sido producida por la literatura romántica tardía: su heroína sufre de
“enfermedad romántica”. Emma imagina que incluso la propia muerte es romántica,
pero es alcanzada por la cruda realidad.
Emma Bovary es un espectro literario de Don Quijote, el personaje de novela de
Miguel de Cervantes (1547-1616), que también confunde la realidad con el contenido
de novelas.
Flaubert hace que, en la novela, la protagonista lea novelas que el lector culto de
mediados del siglo XIX también debe haber conocido. Asimismo, lleva a cabo en su
libro una discusión sobre libros. Esta técnica literaria determina el concepto de
“metaficción”.
El simbolismo de los objetos revela mucho sobre la condición moral de los
protagonistas. Así, una ventana abierta o cerrada refleja el sentimiento de estrechez o
libertad, o un ramo de novia marca simbólicamente el amor marchito de Emma y
Charles.
Uno de los temas principales de la novela es la ceguera, que se personifica incluso
textualmente mediante un mendigo ciego con el que Emma se identifica al final de la
novela. Emma está ciega a la realidad, al igual que Charles está completamente ciego
respecto a las necesidades de su esposa y sus aventuras.
Antecedentes históricos
Flaubert y el realismo francés
La novela de Flaubert Madame Bovary se enmarca en el realismo francés. Esta obra
es representativa de una época literaria en la que se pretendía reproducir verazmente
la realidad; sin realces ni estilizaciones. En esta época en Francia, se encuentran, junto
a Flaubert, los nombres de Stendahl (por ejemplo, Rojo y negro), Guy de Maupassant
y Honoré de Balzac (por ejemplo, La comedia humana). Al contrario del realismo
alemán (por ejemplo, Theodor Fontane, Gottfried Keller, Theodor Storm, entre otros),
el realismo francés es notablemente más duro, más agudo y más desilusionador. Esto
se muestra especialmente bien en Madame Bovary. Aquí Flaubert presenta en primer
plano una existencia realmente aburrida y banal que, sin embargo, sueña tanto con los
castillos en el aire de su fantasía que, finalmente, se va a pique. Sin nada que
disimular, Flaubert disecciona estos sueños y los presenta en agudo contraste con la
desolada realidad.

Las pautas de Flaubert en la redacción de la novela fueron impasibilidad


(desapasionamiento) e imparcialidad (neutralidad). Con una fría objetividad casi
impávida, expone los acontecimientos mientras que, con la técnica narrativa del estilo
indirecto libre, se introduce en la mente de sus protagonistas y, con ello, genera un
contraste entre el mundo interno y el externo. Al mismo tiempo, sus descripciones de
las relaciones pequeñoburguesas son la más pura sátira: Flaubert documenta la
hipocresía de la sociedad burguesa y convierte la novela en un estudio social.

Origen
El origen de Madame Bovary se puede establecer hoy día con exactitud: el
fundamento para esta novela es una intensa correspondencia que Flaubert sostuvo con
Louise Colet durante la fase de creación. Sin embargo, la idea para la novela se la
debe a dos amigos que, en 1849, después de una clase extraordinariamente cansada
sobre su obra La tentación de san Antonio, lo animaron a elegir un tema cotidiano y
banal. Un artículo periodístico le dio el impulso: un año antes, el periódico informó el
suicidio de Delphine Delamare que, no lejos de Ruan, se había casado con un médico
rural, había buscado un amante por aburrimiento, había contraído deudas y finalmente
se había envenenado.

El argumento también era evidente para Flaubert, pero el cambio de sitio en la novela
se vinculó con un tormentoso trabajo de cinco años. Flaubert luchó contra sus propias
inclinaciones románticas y se obligó al realismo crudo que haría famosa la novela.
Desde 1851 hasta 1856 pulió el texto; a menudo escribía una sola hoja en todo el día,
borraba, cambiaba, hasta que finalmente trabajó más de 4.300 hojas manuscritas para
terminar la novela. Flaubert se sumergió de tal modo en su personaje principal que
escribió en una carta: “Cuando describí el envenenamiento de Emma Bovary, sentí el
sabor del arsénico en mi lengua”.

Historia de la influencia de la obra


La novela se imprimió por primera vez en la Revue de Paris, en 1856. El libro se
publicó un año después. La neutralidad e imperturbable objetividad de Flaubert en la
descripción de las aventuras amorosas de Emma provocaron un escándalo. La primera
publicación fue censurada en muchos lugares. Pero esto no es todo: sobrevino un
juicio en el que Flaubert fue acusado de faltas contra la moral pública, las buenas
costumbres y la religión, a causa de la vívida narración del adulterio. En particular,
como base para la acusación, se adujo la falta de interés narrativo, pues no se
menciona ni una sola palabra condenatoria sobre el adulterio de madame Bovary. Sin
embargo, gracias a su brillante abogado, Flaubert fue declarado inocente. En una
reseña del libro frecuentemente citada, el famoso crítico Sainte-Beuve compara la
técnica de escritura de Flaubert con la disección de un cadáver: “Gustave Flaubert,
hijo y hermano de médicos excelentes, maneja la pluma como otros el escalpelo”.

Madame Bovary fue un estímulo importante para la obra de autores como Guy de
Maupassant (1850-1893), Émile Zola (1840-1902) y Marcel Proust (1871-1922).
Sobre Madame Bovary, Zola escribió: “Los relatos nos llegan al corazón con una
fuerza invencible, como una obra de teatro, un argumento, que se lleva a cabo
inmediatamente ante nuestros ojos”. Para Heinrich Mann (1871-1950), Flaubert
pertenecía a los “santos de la novela”. El tema del adulterio también inspiró dos
novelas posteriores importantes del siglo XIX: Anna Karenina de León Tolstoi y Effi
Briest, de Theodor Fontane.

Madame Bovary ha sido filmada muchas veces, entre otros, por Claude Chabrol, con
Isabelle Huppert en el papel principal (1990). Con base en la obra de Flaubert, la
enfermedad en la que cae madame Bovary –es decir, considerar las aventuras en las
novelas como si fueran la vida auténtica– recibió posteriormente el nombre de
“bovarismo”.

Sobre el autor
Gustave Flaubert nació el 12 de diciembre de 1821, como segundo hijo de un cirujano
en Ruan, en Normandía. Compartió la suerte de muchos hijos no queridos porque no
fueron deseados; su infancia transcurrió monótonamente y se caracterizó por recibir
poco afecto. La residencia de la familia, un ala lateral del hospital, hizo lo que faltaba
para ensombrecer la sombría infancia de Flaubert. Después de la escuela y de estudios
de derecho realizados sin ganas en París, Flaubert se retiró cada vez más de la vida
pública. La razón para su aislamiento fue una enigmática afección nerviosa que lo
obligó también a suspender los estudios. En su finca en Ruan, se dedicó a la creación
literaria, que realizó casi ascéticamente. En 1846 conoció a Louise Colet, que fue su
amante por mucho tiempo y que, por la época de su encuentro, ya era una escritora
conocida. Entre 1849 y 1851, emprendió un viaje de varios meses a Grecia, Egipto y
el Oriente Próximo con su amigo Maxime Du Camp. En 1857, con Madame Bovary,
Flaubert consiguió un gran éxito literario. A finales de los años 1850, fue a Túnez,
donde se inspiró para su novela Salambó (1863). Las novelas La educación
sentimental (1870) y La tentación de san Antonio (1874) fracasaron con el público.
Solo las narraciones maestras de Tres cuentos, publicadas en 1877, recibieron una
gran atención. La correspondencia con la escritora francesa George Sand, el escritor
ruso Iván Turguénev, el novelista Théofile Gautier y su pupilo literario Guy de
Maupassant, se publicó póstumamente con el título Correspondance. La última novela
de Flaubert, Bouvard y Pécuchet quedó inconclusa y se publicó por primera vez en
1881. Gustave Flaubert murió el 8 de mayo de 1880, en Croisset.

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