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MadaMe Bovary

GUSTAVE FLAUBERT

Gustave Flaubert nació el 12 de Diciembre de 1821 en Ruan (Alta Normandía).

Fue uno de los grandes escritores franceses y se encuentra entre los mejores novelistas occidentales del
siglo XIX. Su obra maestra es la popular novela "Madame Bovary" y es autor de otras grandes obras
como "Salambó" o "La educación sentimental".

Flaubert pertenecía a una familia acomodada y esto le permitió vivir de rentas. Inició los estudios de
Derecho, que nunca concluyó. Se relacionó en su juventud con Víctor Hugo y más adelante con George
Sand, amistad esta última que dejó un buen número de cartas interesantes desde el punto de vista
artístico. Tuvo contacto también con autores como Émile Zola, Alphonse Daudet, Turgueniev, Edmond
Rostand y Jules Goncourt.

El alto nivel de exigencia que se imponía a sí mismo a la hora de escribir le llevaba a dedicar muchas
horas a encontrar la palabra exacta, lo que convertía la escritura en un proceso muy lento y costoso que
requería de una gran dedicación por su parte. Para este escritor era esencial el estilo. Solía someter a
sus obras a la prueba de la lectura en voz alta, dando por bueno el texto sólo cuando consideraba que las
palabras fluían con naturalidad. Flaubert logró revolucionar la novela y mostró formas de narrar
innovadoras, en las que el autor desaparecía tras la historia dejando todo el protagonismo a sus
personajes sin decantarse ni moralizar, aunque su presencia era constante en todo momento.

Gustave Flaubert falleció el 8 de Mayo de 1880 en Croisset (Baja Normandía).


MARCO HISTÓRICO

Madame Bovary transcurre durante los años del Segundo Imperio, bajo el reinado de Carlos Luís Napoleón
Bonaparte. Hemos de retroceder un tiempo para conocer la filiación de nuestro personaje: Carlos Luis
Napoleón Bonaparte era sobrino del emperador Napoleón Bonaparte. Tras la caída de éste- en 1814- y la
restauración de los Borbones en el cetro francés, se exilia en Londres. Volverá a Francia cuando se han
apagado los fuegos de la revolución de 1848 y ha caído Luís Felipe I, el Rey ciudadano y último Borbón.
Proclamada la II República. el autoinvestido heredero de los derechos dinásticos de los Bonaparte, concurre
a las elecciones a Presidente de la República. Vence las mismas por una amplia mayoría (por primera vez
hay sufragio universal masculino) gracias a su apellido y un programa basado en el retorno al orden roto
por la revolución , la tradición y la religión católica. Es ampliamente respaldado por la gente de las pequeñas
y medianas ciudades y del campo. El 2 de diciembre de 1851 da un golpe de Estado que amplia sus
atribuciones gracias a la Constitución de 14 de enero de 1852, frente al resto de poderes del estado. En
noviembre del mismo año, proclama el nacimiento de un nuevo Imperio Francés, el Segundo, bajo la mano
de un nuevo Napoleón. Va a reinar de 1852 a 1863 bajo el nombre de Napoleón III

ARGUMENTO

A los 15 años de edad, Charles Bovary se va a vivir con


sus padres a Ruan, en Normandía. Como consecuencia de
haber sido un estudiante por debajo del promedio, solo
consigue aprobar el examen de medicina en el segundo
intento. Después de la conclusión del examen, su madre le
instala un consultorio en el pueblo provinciano de Tostes y
lo casa con Héloïse Dubuc, que es fea pero adinerada.
Esta mujer convierte la vida de Charles en un infierno: lo
cela y, con frecuencia, abre sus cartas.

Una noche, un mensajero lleva a Charles con el señor


Rouault, que se había roto una pierna. Emma Rouault, la
joven y hermosa hija del accidentado, fascina a Charles con
su elegancia y su ingenuidad. Así que él sigue visitando a
la familia Rouault, aunque su paciente ya está bien. La
desconfiada Héloïse le hace una escena a Charles, que él
soporta con estoicismo. Pero cuando los padres de Charles se enteran de que la fortuna de Héloïse no está
en buen estado, se arma un escándalo. Héloïse muere algunos días después en un vómito de sangre y
Charles está otra vez libre.

La boda

Charles pide la mano de Emma. El anciano Rouault no tiene nada en contra. Emma también está de
acuerdo. La boda dura tres días. Hermosas damas engalanadas de la ciudad y hombres de frac con cuello
alzado, pero también gente sencilla, se divierten en la boda. Solo la madre de Charles está enojada. No la
incluyeron en los preparativos de la boda. Después de la noche de bodas, Charles se siente como recién
nacido. Está seguro de que ha empezado para él una nueva vida mejor y más bella.

Pasión y desencanto
Por desgracia, no es lo mismo para Emma: después de su entrada en la casa de Charles en Tostes, no se
siente a gusto. Creyó que amaba a Charles y que después de la boda sentiría dicha y pasión. Ha anhelado
estos sentimientos desde que estaba en el convento. Su padre la había enviado ahí para su educación y
ella estaba fascinada con los símbolos míticos, los vapores del incienso y las velas encendidas en las
habitaciones del convento. Cuando una lavandera ambulante le traía a escondidas libros románticos, Emma
soñaba con el mundo de la Edad Media; deseaba ser una doncella, imaginaba contemplar el crepúsculo y
esperar por su príncipe. Después de la muerte de su madre, su padre trajo a Emma de vuelta a casa. Aquí
siguió soñando con grandes amores apasionados que había esperado tener después de su boda con
Charles. Pero ese sueño se pierde en el aire cada día que pasa bajo su techo.

El baile en La Vaubyessard

El matrimonio de Emma transcurre para ella monótono y aburrido. Anhela hallarse con Charles en un lugar
lejano, donde se tomen de las manos bajo un cielo estrellado. Sin embargo, cada intento de llevar a su vida
matrimonial un toque de poesía o romanticismo fracasa, debido al carácter arraigado y tosco de Charles.
De repente, ese aburrimiento mortal se interrumpe: la pareja recibe una invitación al castillo de La
Vaubyessard, que le pertenece al marqués de Andervilliers.

“Pero la ansiedad a la que la había llevado su nuevo estado y quizá también la excitación que sintió en
presencia de este hombre la habían hecho creer que por fin poseía la maravillosa pasión que hasta ahora
se había mantenido suspendida como un gran pájaro de plumaje rosa en el esplendor de los cielos
poéticos””.

Emma se entusiasma con la suntuosidad y los exóticos platillos del castillo. ¡Este es su mundo! ¡Un castillo
con hombres aristocráticos como en sus novelas! En el lujoso salón de baile, danza con distintas parejas y
se olvida por completo de que, en realidad, ha venido con Charles. Cuando están de regreso en casa,
Emma está visiblemente feliz y, por mucho tiempo, recuerda esta noche emocionante.

Mediocridad burguesa

Emma se siente como si estuviera en un calabozo: el ambiente pequeñoburgués en el que vive la aburre
profundamente. Se imagina estar de nuevo en el salón de baile, sueña con París y consumir revistas
femeninas, leer novelas de Balzac y George Sand. Su esposo, que después del trabajo realizado se
arrellana en su sillón y se queda dormido roncando, hace mucho que ya no la toma en serio.

“Todo lo que decía Charles era tan plano como una acera de calle””.

Emma encuentra lamentable el carácter modesto, profundamente mediocre y sin ninguna ambición de su
marido. Un año llega y se va. Emma se enferma y se encierra en la melancolía y la tristeza. Charles
sospecha un padecimiento corporal. Un cambio de aires quizá podría ayudar, y así organiza una mudanza
al pueblecito de Yonville-l’Abbaye, donde precisamente necesitan un médico.

Un alma gemela
Sin embargo, Yonville-l’Abbaye resulta igual de burgués y aburrido que Tostes. Poco después de su
llegada, la pareja Bovary va a la posada El león de oro. Aquí Charles se involucra en una conversación con
el farmacéutico Homais. Emma conversa con el joven Léon Dupuis, pasante de una notaría. Ambos
hablan sobre el mar, las montañas, viajes y música. En su entusiasmo y curiosidad, todo recién llegado le
parece casi como su alma gemela. A Charles no le gusta especialmente su nuevo domicilio; la modesta
cantidad de pacientes y los problemas financieros lo afligen. Solo lo distrae la perspectiva de ser padre.
También Emma se alegra por estar embarazada. Llama Berthe a su pequeña hija y se la da a una nodriza
del pueblo, para que se encargue de darle cuidados.

“Sus demostraciones de amor [de Charles] se habían vuelto reguladas; la abrazaba a ciertas horas””.

Una tarde en que va a visitar a su hijita, se encuentra a Léon. Recorren juntos una parte del camino, lo cual
posteriormente daría mucho de que hablar a medio pueblo. Léon se siente cada vez más atraído por Emma,
que es muy diferente de toda la gente “ordinaria” de la aldea. Sin embargo, no se atreve a acercársele.

El dolor de la despedida

Emma procura pasar mucho tiempo con Léon: en las reuniones dominicales en casa del farmacéutico, en
paseos del grupo, pero nunca los dos solos. No se atreve a mostrarle abiertamente a Léon que suspira por
él, pero sí ha descubierto que él también se ha enamorado de ella.

“La música del baile resonaba aún en su oído y se obligaba a permanecer despierta para seguir disfrutando
del hermoso sueño de esa vida espléndida a la que tan pronto tendría que renunciar””.

Por su parte, Léon no puede imaginarse que Emma corresponda a sus sentimientos, porque ella siempre
se presenta como esposa y madre cariñosa. Y así viven ambos, atormentados por el afecto del uno por el
otro. Emma recibe la visita del astuto tendero Lheureux, que le ofrece proporcionarle todos los bienes
lujosos del mundo, incluso a crédito en caso necesario. Esta oferta aún no parece ser fatal. Léon deja la
ciudad para ir a París a terminar sus estudios. Después de su partida, a Emma su existencia le parece aún
más triste. Le queda claro que Léon era el único rayo de esperanza en su vida. Vuelve a caer en la letargia,
de la que solo se puede consolar con vestidos nuevos y chucherías de todo tipo.

El seductor

Monsieur Rodolphe Boulanger von La Huchette va a ver a Charles y le pide que le practique una sangría
a uno de sus peones. La belleza de Emma hace que a Rodolphe le hierva la sangre; como mujeriego de
primera clase, se da cuenta de inmediato que probablemente ella no pueda hacer mucho con su aburrido
marido. Quiere seducir a Emma. Durante una feria agrícola, la lleva del brazo al primer piso del
ayuntamiento para ver desde ahí la ceremonia. Comprende perfectamente qué temas abordar que le gusten
a Emma. Después, no se deja ver durante varias semanas para incitar la pasión de ella. Cuando la visita,
se presenta como un enamorado desdichado. Emma muerde el anzuelo. Ambos convencen al
desprevenido Charles de que los paseos a caballo son el remedio para el humor depresivo de Emma. Un
brumoso día de octubre en que ambos salen a cabalgar, Emma se entrega a las artes seductoras de
Rodolphe. Los ojos de Emma resplandecen: ¡tiene un amante como las heroínas de sus novelas! En los
días y meses siguientes, se reencuentran una y otra vez… para cabalgar y para amarse.

El final del affaire


Como presiente que Rodolphe podría estar harto de ella, Emma encarga con el tendero Lheureux cada vez
más joyas y la moda más reciente de París. Sus temores son fundados. Mientras tanto, Rodolphe la
considera como una concubina más y, al mismo tiempo, le divierte enormemente humillarla. Emma quiere
que él se fugue con ella. Si bien al principio Rodolphe aparenta estar de acuerdo, en realidad el plan le
parece totalmente absurdo. Le escribe una carta de despedida, como ya había hecho antes con otras
amantes, y deja caer unas gotas de agua sobre el papel para dar la impresión de que había derramado
algunas lágrimas. Emma lee la carta y se desvanece brevemente a causa de ella. Por primera vez en su
vida, piensa en el suicidio. Sigue una larga enfermedad. Para colmo de males, se acumulan las cuentas
con monsieur Lheureux. En un acto de desesperación, el propio Charles le pide dinero prestado al tendero,
con terribles condiciones de intereses. Lenta, muy lentamente, Emma se repone. Para distraerla un poco,
Charles decide ir con ella a la pequeña ciudad de Ruan, para asistir a la ópera.

Reencuentro con Léon

Emma se deja llevar por la música y la acción de la ópera. Otra vez desea entregarse toda al héroe de la
obra y escapar con él. En el intermedio, el matrimonio Bovary se encuentra con Léon, que ha terminado
sus estudios en París y trabaja ahora en Ruan en un bufete de abogados. Como Charles tiene que regresar
rápidamente, al día siguiente Léon y Emma se encuentran en una posada. Léon convence a Emma de ir
en un carruaje por la ciudad. A los paseantes les sorprende ver este extraño vehículo con cristales
oscurecidos y movimientos sospechosamente vacilantes que va ora aquí, ora allá.

Luna de miel

De regreso en Yonville, Emma se entera de que el padre de Charles murió. El tendero Lheureux la felicita
hipócritamente por la próxima herencia y le aconseja a Emma que consiga que Charles le dé un poder,
para que pueda regularizar sus deudas directamente con él. Emma se las arregla para que Léon hable con
Charles para la tramitación de la herencia. Viaja de inmediato a ver a Léon y pasa a su lado tres días que
ambos disfrutan al máximo.

“¡Qué pobre hombre! ¡Qué calamidad!’, se decía a sí misma en voz baja y se mordía los labios””.

Frente a Charles, finge tomar clases de piano en Ruan, para poder reunirse frecuentemente con su amante.
Por supuesto, los viajes y los nuevos vestidos cuestan mucho dinero. Y así crece la montaña de deudas
que Emma acumula con Lheureux. Como Charles ya no puede entender los altos gastos, Emma incurre en
mentiras y excusas. Naturalmente, Charles le cree todo y cada día, ella se vuelve más descarada: se
muestra abiertamente con su amante en Ruan y lo visita no solo los jueves (para la “clase de piano”), sino
cada vez que quiere. Sus noches de amor con Léon son cada vez más extáticas. Emma está ahora
totalmente controlada por sus pasiones e instintos.

Bancarrota y muerte

Emma pierde la perspectiva de sus compras con Lheureux, las cuentas y las letras de cambio firmadas. De
repente, el tendero quiere que le pague todas las cuentas de golpe, amenaza incluso con el embargo. Nadie
le presta dinero a Emma y, al día siguiente, se anuncia que la casa de los Bovary está en remate. En su
apuro, acude con el notario, pero cuando este se dirige terminantemente a ella, Emma sale de su despacho
furiosa y muy deprimida. Incluso hace el esfuerzo de rogarle a Rodolphe. Este la rechaza fríamente.
Tampoco Léon puede ayudarla. En su desesperación, le pide ayuda al farmacéutico para que la deje
buscar un raticida, según dice, en el armario de los venenos de la farmacia. El joven, que está enamorado
en secreto de ella, no le puede negar su deseo, pero para su horror, debe ver cómo Emma ingiere
vorazmente de golpe el frasquito con arsénico. De regreso en su casa, le escribe una carta de despedida
a Charles, quien, mientras tanto, se entera de que su casa será subastada. Los intentos de salvar a su
esposa fracasan. En presencia de Charles, Emma escupe sangre y, después de una violenta lucha con la
muerte, muere.

“El amor, creía ella, debía llegar de pronto, con estallidos y rayos trepidantes, como un huracán””.

Solo unos días después de la muerte de Emma, Charles encuentra la carta que le aclara los affaires con
Rodolphe y Léon. Su hijita lo encuentra ese mismo día en una banca del jardín ¡muerto!

CONCLUSIÓN
En conclusión, podemos determinar que la obra Madame Bovary, posee esencias del romanticismo, pero
se centra especialmente en el realismo, por las diferentes críticas que se presentan a lo largo de todo el
relato, y por la voz predominante llena de ideología que muestra el narrador frente a los acontecimientos.

En este trabajo se tomó el análisis estructural de Greimas, para poder identificar los personajes y las
variadas funciones que se pueden apreciar en la obra.

Siguiendo el análisis de cada estrato se puede inferir la tesis que presenta el autor real, la cual ha sido
explicada a lo largo de todo el análisis, pero nos centraremos a aclarar las ideas antes dichas:

Se plantea que no se debe vivir de fantasías, especialmente las románticas, pues esto lleva a la crítica
social que hace Flaubert frente a los hechos que crea Madame Bovary, especialmente mostrándola de una
manera más cruda, frente a un movimiento literario como lo es el realismo, siendo esto parte importante del
relato, pues las consecuencias que llevaron a Madame Bovary fue exclusivamente, hundirse en un mundo
de idealismo, que nada bueno traería a su vida, pero por ser ella una persona liberal, solo tenía la ambición
de tener más y más, especialmente lo que los libros -la cual la influenciaron- decían.

Lo importante y esencial del relato es seguir paso a paso todos los sucesos que se van entrelazando según
la información dada por el narrador, puesto que ellos se dan por entendido los indicios y el final predecible
-para el lector implícito- de la historia.

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