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Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana 99 (2020) 102522

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Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana

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¿Las características morfológicas de los ríos chilenos de lecho de grava exhiben

patrones latitudinales?
H.Ulloaa,∗, A. Irouméb, L. PiccoC,d,mi, G. VergaraF, T. SitziaC, L. Maogramo, B. Mazzoranaa
aUniversidad Austral de Chile, Facultad de Ciencias, Instituto de Ciencias de la Tierra, Valdivia, Chile
bUniversidad Austral de Chile, Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales, Valdivia, Chile
CUniversidad de Padua, Departamento de Tierras, Medio Ambiente, Agricultura y Silvicultura, Padua, Italia
dUniversidad Austral de Chile, Facultad de Ingeniería, Valdivia, Chile
miUniversidad Austral de Chile, RINA, Centro de Investigación de Riesgos Naturales y Antropógenos, Valdivia, Chile
FUniversidad Austral de Chile, Facultad de Economía y Administración, Valdivia, Chile
gramoEscuela de Geografía, Universidad de Lincoln, Brayford Pool, Lincoln, LN6 7TS, Reino Unido

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO ABSTRACTO

Palabras clave: Los ríos de lecho de grava exhiben una dinámica notable y patrones morfológicos distintivos que influyen en los
Patrones de río procesos biológicos, así como en la resiliencia del ecosistema fluvial a los impactos humanos. Por lo tanto, las
Río de lecho de grava clasificaciones de los ecosistemas fluviales en grupos con patrones morfológicamente distintos son de suma
Patrón latitudinal
importancia para una mejor comprensión de su dinámica, su gestión y conservación.
Características morfológicas
Las investigaciones sobre la morfología fluvial y la dinámica relacionada en los ríos de lecho de grava chilenos aún son escasas y,
Chile
hasta el momento, no se han realizado esfuerzos para identificar patrones latitudinales de sus características morfológicas que puedan
servir como base para propósitos de clasificación posteriores. De hecho, la gran variabilidad de los entornos biogeográficos, climáticos,
geológicos y geomorfológicos del país ofrece una oportunidad casi única para estudiar cómo las características morfológicas de los ríos
de lecho de grava pueden variar dentro de entornos extremadamente heterogéneos.
Realizamos un análisis regional de diecinueve ríos chilenos de lecho de grava, desde condiciones mediterráneas semiáridas hasta
condiciones templadas lluviosas (latitud que oscila entre 32° S y 39° S). Las características de la forma en planta dentro de estos tramos se
identificaron mediante la interpretación de imágenes de satélite. Las características topográficas de las cuencas fluviales se derivaron de
modelos de elevación digitales de código abierto y los valores de descarga de agua se obtuvieron de bases de datos nacionales
disponibles.
Abordamos las siguientes preguntas de investigación: a) ¿se pueden agrupar estos 19 ríos en grupos considerando sus distintas
características de forma en planta del canal del río y las características de la cuenca, en relación con los gradientes latitudinales?, b) ¿las
características morfológicas de los ríos varían a lo largo del gradiente latitudinal analizado? , c) ¿la distribución de unidades geomórficas
específicas (es decir, islas) sigue un patrón longitudinal?, y finalmente, d) ¿están estas unidades asociadas a características
hidrogeomórficas específicas?
Generamos una agrupación que refleja gradientes latitudinales y morfológicos en los ríos de lecho de grava
chilenos, con los ríos más al norte y más al sur agrupados de acuerdo con sus características hidromorfológicas
distintivas y unidades geomórficas. También observamos una tendencia general de aumento en la proporción de
islas fluviales en relación con el área del canal activo desde los 33° de latitud en dirección sur.

1. Introducción (Corenblit y otros, 2007;Gurnell, 2014;Gurnell y otros, 2015;Picco y otros,

Los ríos con lecho de grava han sido ampliamente estudiados debido a su
amplia distribución y la variedad de morfologías (por ejemplo, ancho de canal,
sinuosidad y trenzado) que pueden desarrollar. Estas morfologías dependen de las
características del sedimento (Frings y otros, 2012), condiciones de contorno (p.
ej., confinamiento;Fotherby, 2009), descarga de flujo, condiciones de suministro
de sedimentos (Surian et al., 2015) y vegetación local
2016). Todas las características mencionadas anteriormente influyen
conjuntamente en la ecología fluvial (Ashmore y Rennie, 2013). Una
comprensión adecuada de los procesos fluviales puede ayudar a desarrollar
estrategias de gestión sostenible (Wyzga y otros, 2013;Tadaki y otros, 2014;
Wohl y otros, 2014) y anticipar los efectos de la actividad humana en los
sistemas fluviales (Grouillet y otros, 2015;Guo y otros, 2016).
A nivel mundial se han propuesto varios esquemas de clasificación en

∗Autor correspondiente. Universidad Austral de Chile, Facultad de Ciencias, Instituto de Ciencias de la Tierra, Independencia 631, 5110566 Valdivia, Chile.
Correos electrónicos:hector.ulloa@uach.cl,ulloacontreras@gmail.com (H.Ulloa).

https://doi.org/10.1016/j.jsames.2020.102522
Recibido el 29 de julio de 2019; Recibido en forma revisada el 10 de enero de 2020; Aceptado el 26 de enero de 2020
Disponible en línea el 12 de febrero de 2020
0895-9811/ © 2020 Elsevier Ltd. Todos los derechos reservados.
H. Ulloa, et al.
Geomorfología y ecología fluvial con el objetivo de reconocer, a pesar de su
diversidad y complejidad, tipos específicos de ríos y sus características
peculiares (Leopoldo y Wolman, 1957;Rosgen, 1994;Montgomery y
Buffington, 1998;Kondolf y otros, 2003;Brierley y Fryirs, 2005; Iglesia, 2006;
Pont et al., 2009;Rinaldi y otros, 2016). Estas clasificaciones permiten
agrupar ríos con patrones de cauces relativamente similares y comprender
el funcionamiento de los ríos para evaluar de manera más confiable los
recursos acuáticos y terrestres, apoyando así estrategias apropiadas de
gestión y restauración (Alber y Piegay, 2011;Belletti et al., 2013; Polvi y Wohl,
2013;Gurnell y otros, 2016a). Existe un gran consenso científico sobre la
interacción entre procesos y formas en los ríos (Davis, 1899;Schumm y
Lichty, 1965;Bristow y mejor, 1993; Buffington y Montgomery, 2013), y
recientemente se desarrollaron varios esquemas complementarios de
clasificación de ríos (Alber y Piegay, 2011;Tadaki y otros, 2014;Kasprak y
otros, 2016). Sin embargo, investigar la heterogeneidad espacial en las redes
de arroyos requiere el desarrollo de enfoques de caracterización adecuados
que tengan en cuenta el entorno geográfico específico (es decir, cuencas
montañosas, llanuras aluviales aluviales o corredores fluviales extendidos)
en los que se insertan los sistemas fluviales. Se encuentran disponibles
ejemplos de esquemas de caracterización y clasificación de ríos. de Francia,
España, Europa, Estados Unidos y Australia, como se resume brevemente a
continuación.Piegay et al. (2009)llevó a cabo un censo de los canales
trenzados de los Alpes franceses para establecer una tipología basada en
indicadores geomórficos básicos.Alber y Piegay (2011)desarrolló una
implementación SIG de los procedimientos de desagregación y agregación
para caracterizar las redes de arroyos desde una perspectiva geomórfica en
la cuenca del Ródano. También,Belletti et al. (2013)Consideró las condiciones
morfológicas impulsadas por la vegetación, la ubicación espacial y el
forzamiento hidrológico para derivar tipologías regionales en tramos
trenzados de la cuenca francesa del Ródano. En España,González del Tànago
y Garcià de Jalón (2004)propuso una clasificación de ríos a múltiples escalas,
siguiendo un enfoque jerárquico.
Varias investigaciones enfatizaron la importancia de la vegetación viva como
factor físico en los sistemas fluviales (Tal y Paola, 2010; Bertoldi y otros, 2011a;
Osterkamp y otros, 2012), tambiénGurnell (2013)y Gurnell et al. (2016b)presentó
recientemente una descripción general de la investigación geomorfológica que
explora el papel de la vegetación como factor de control dominante del
comportamiento de los ríos aluviales. La investigación sobre las interacciones de la
vegetación con la forma y función del paisaje ha sido muy activa durante la última
década (Tal y Paola, 2010;Bertoldi y otros, 2011b;Labbé et al., 2011;Gurnell y otros,
2012;Osterkamp y otros, 2012;Caruso y otros, 2013; Sitzia et al., 2016). Muchos
ríos, por ejemplo en climas templados, se vieron afectados por la presión humana
que alteró rápidamente la cubierta forestal de los corredores fluviales, cambiando
también sus entornos morfológicos originales (Kondolf y otros, 2007;Piegay et al.,
2009;Surian et al., 2015). La presencia de vegetación más densa y estable cerca del
canal activo puede aumentar la estabilidad del banco, influyendo en los patrones
de trabajo geomórfico y cambiando los escenarios predominantes del canal de
múltiples hilos hacia morfologías más estrechas y simplificadas (Pizzuto y otros,
2010; Pérignon et al., 2013;Modales y otros, 2014;Gurnell y otros, 2016b).
Los sistemas fluviales chilenos presentan cursos de agua de longitud
relativamente corta y regímenes de flujo distintivos, que generalmente van desde
los Andes hasta el Océano Pacífico (dirección Este-Oeste).
Estos sistemas parecen mostrar una notable diversidad latitudinal. Mientras
que en las regiones más septentrionales predominan los arroyos efímeros con
caudal limitado, en las regiones centro-norte abundan los ríos cuyo régimen de
caudal está influenciado por las precipitaciones invernales y es alimentado por
glaciares en verano. En las regiones centro-sur los ríos presentan mayores
caudales debido a mayores tasas de precipitación. Frecuentemente estos ríos
están regulados naturalmente por lagos precordilleranos. Más al sur, en la
Patagonia chilena, el caudal específico de los ríos tiende a aumentar aún más (
Niemeyer y Cereceda, 1984;Andreoli et al., 2012). Se caracterizan por condiciones
relativamente prístinas y el impacto humano, aunque todavía limitado, está
aumentando dentro de sus corredores fluviales. El conocimiento relacionado con
su dinámica morfológica es aún escaso y deberían dedicarse esfuerzos de
investigación específicos a comprender cómo se comportan.
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adaptarse a perturbaciones de diferente tipo en el contexto del cambio climático.
De hecho, se estima que la temperatura continental aumentará entre 2° y 4°
Celsius en el siglo XXI (CONAMA, 2006), lo que podría resultar en cambios notables
en los regímenes hidrológicos a los que están sometidas las cuencas fluviales. Por
estas razones interrelacionadas, en Chile es imperativo orientar la investigación
fluvial también hacia la propuesta de esquemas de clasificación de ríos basados
en la hidromorfología que sirvan como base para los próximos desafíos de gestión
(Andreoli et al., 2012).
Otros países que ya cumplieron esta tarea (Rinaldi y otros, 2016;Gurnell
y otros, 2016a) podrían avanzar hacia procesos informados de gestión y
toma de decisiones respecto de sus corredores fluviales dinámicos. Para
allanar el camino hacia un desarrollo similar y teniendo en cuenta que se
espera que las presiones antropogénicas sobre los corredores fluviales
chilenos aumenten en el futuro cercano, se han llevado a cabo varios
estudios de caso que caracterizan desde un punto de vista hidromorfológico
sistemas fluviales individuales (Arróspide et al., 2018;Batalla et al., 2018;
Ulloa et al., 2018) siguiendo un enfoque jerárquico (compárese Brierley y
otros, 2008).
A pesar de un reciente aumento de investigaciones dedicadas al
comportamiento y morfodinámica de los ríos chilenos, aún falta una sinopsis
tipológica (Andreoli et al., 2012). Las clasificaciones existentes tienen en
cuenta principalmente el régimen hídrico (permanente o esporádico, pluvial
o mixto) y la regulación natural (esencialmente la influencia de los lagos) (
Niemeyer y Cereceda, 1984). Más recientemente,Fuster et al. (2015)
propusieron un sistema de clasificación que permite identificar la tipología
de sistemas fluviales considerando la biocenosis. Investigaciones recientes
se centraron en las interacciones de la vegetación ribereña y del canal con
accidentes geográficos fluviales. todavía son escasos (Ulloa et al., 2015).
Desentrañar el papel de la presencia de islas en la actividad geomórfica
fluvial ha ganado fuerza en las últimas décadas tanto a nivel internacional
(por ejemplo,Gurnell y otros, 2012; Gurnell, 2014) así como en el contexto
chileno (Ulloa et al., 2018; Batalla et al., 2018). Las islas, y en general la
vegetación presente en el corredor fluvial, han sido reconocidas como un
factor importante en los sistemas fluviales. La cubierta vegetal confiere por
un lado mayor estabilidad frente a la erosión fluvial (Belletti et al., 2014;
Gurnell, 2014) y proporciona condiciones favorables para una amplia gama
de hábitats ribereños (Puente, 2009).
Con el objetivo de elaborar un esquema integral de clasificación de los
sistemas fluviales chilenos, en este trabajo estudiamos los tramos de cauce de
diecinueve ríos chilenos de lecho de grava desde condiciones mediterráneas
semiáridas hasta de bosque templado lluvioso (rango latitudinal de 32° a 39°S).
Abordamos las siguientes preguntas de investigación: a) ¿se pueden agrupar estos
19 ríos en grupos considerando sus distintas características de forma de planta del
canal del río y las características de la cuenca, en relación con los gradientes
latitudinales?, b) ¿las características morfológicas de los ríos varían a lo largo del
gradiente latitudinal analizado? , c) ¿la distribución de unidades geomórficas
específicas (es decir, islas) sigue un patrón longitudinal?, y finalmente, d) ¿están
estas unidades asociadas a características hidrogeomórficas específicas?
Los resultados obtenidos con respecto a las preguntas de investigación
formuladas se discuten en profundidad como punto de partida para la elaboración
de un marco de clasificación para ríos en regiones con escasez de datos como
Chile.
2. Materiales y métodos
2.1. El contexto chileno: geografía física, climatología y vegetación.
Chile cubre una estrecha franja de 4.506 km de largo (desde la latitud
17°29′57″S y 56°32′12″S) entre el Océano Pacífico y la Cordillera de los
Andes, al sur del Perú, al suroeste de Bolivia y al oeste de Argentina.
Transversalmente, Chile se puede dividir en tres regiones topográficas
generales. La Cordillera de los Andes al este y la Cordillera de la Costa al
oeste que recorre la costa del Pacífico paralela a la Cordillera de los Andes, y
la depresión intermedia, formada por valles y llanuras transversales,
denominada “Valle central”. La parte norte del país es muy
H. Ulloa, et al.
Árido que alberga uno de los ambientes más secos de la Tierra, el desierto
de Atacama (Mckay y otros, 2003). Las latitudes 30 a 33-34°S limitan una
región semiárida que puede considerarse como una transición entre el norte
seco y la parte sur más húmeda del país (Gastó et al., 1993;Morrón, 1999;
Sayre y otros, 2008). Mientras que en las regiones áridas los ríos tienen
regímenes de caudal generalmente efímeros o intermitentes, los regímenes
en las regiones del sur son claramente permanentes (Niemeyer y Cereceda,
1984). Chile cuenta con 1251 ríos que están integrados en 101 cuencas
fluviales principales (MOP y DGA, 2016). La parte sur de Chile presenta una
extensa y densa cobertura de bosque nativo y la presencia de glaciares
perennes (Valdés-Pineda et al., 2014) como por ejemplo el Michinmahuida, el
Pío XI y los Campos de Hielo Patagónico Norte y Sur.
Los bosques cubren ~23% del país (17,520,869 ha), el 85% de ellos son nativos
mientras que el 15% son plantaciones con especies exóticas de rápido crecimiento
(CORMA, 2016). Dentro del área de estudio (rango latitudinal de 32° a 39°S), la
cubierta forestal natural también muestra una gran variabilidad de Norte a Sur.
Los bosques esclerófilos caracterizados por una baja densidad y una altura
limitada de los árboles prevalecen en el norte semiárido con condiciones
climáticas mediterráneas. En las regiones centrales se observa una transición de
bosques esclerófilos a bosques más densos y altos caracterizados por especies
latifoliadas con presencia intercalada de especies caducifolias del género
Nothofagus. En ambientes montañosos comienzan a aparecer bosques
dominados por Araucaria araucana, una de las pocas especies de coníferas del
“hemisferio sur”. Más al sur, la cubierta vegetal nativa (o natural) es reemplazada
por bosques siempre verdes de la “formación Selva Valdiviana”. Por otro lado, las
plantaciones artificiales están compuestas principalmente por pino monterey (
Pinus radiata)para alrededor del 62%, yEucalipto globulusyEucalipto nitens
(Eucaliptussp.) para alrededor del 22 y 9%, respectivamente.
2.2. Los tramos fluviales seleccionados y las características de su cuenca.
En este estudio se seleccionaron diecinueve cuencas fluviales con lecho de
grava. Dentro de la parte inferior de cada cuenca se identificó un tramo aluvial
representativo de lecho de grava a lo largo del río principal. Se distribuyen desde
el Mediterráneo semiárido hasta zonas de selvas tropicales templadas,
concretamente desde el río Petorca en el norte (latitud 32° S) hasta el río Quepe en
el sur (latitud 39° S) (Figura 1). Estos ríos fueron elegidos para cubrir una gama de
tramos de estudio con regímenes de caudal permanentes y no regulados,
evitando ríos con regímenes de caudal esporádicos en el norte y regulados por
grandes lagos ubicados en las estribaciones de los Andes en el sur (Niemeyer y
Cereceda, 1984;Valdés-Pineda et al., 2014).
Dado que estos ríos se encuentran distribuidos casi uniformemente a lo largo
de ese amplio rango latitudinal, es posible comprobar la existencia de diferentes
condiciones climáticas, geomórficas y de vegetación ribereña. Las latitudes de
aproximadamente 32-34° S pueden considerarse como una transición entre la
ecorregión esteparia semiárida en el norte y la ecorregión templada en el sur (
Gastó et al., 1993;Morrón, 1999). La temperatura media anual es de unos 15 °C y la
precipitación anual oscila entre 100 y 300 mm. Tres de los ríos estudiados,
Petorca, Alicahue y Aconcagua, se encuentran en esta ecorregión semiárida y
pertenecen a los “ríos torrenciales de régimen mixto de la zona semiárida de
Chile” (Niemeyer y Cereceda, 1984). Estos ríos tienen un régimen fluvial mixto,
pero los caudales máximos se deben al deshielo durante la primavera. Los otros
dieciséis ríos de estudio se encuentran dentro de la ecorregión templada y están
agrupados porNiemeyer y Cereceda (1984)dentro de los “ríos caudalosos de la
zona subhúmeda chilena”. El clima mediterráneo domina hasta los 37° S y este
régimen climático se caracteriza por inviernos templados y lluviosos y veranos
secos y calurosos. La temperatura media oscila regularmente entre 12 °C y 15 °C,
mientras que los valores máximos pueden alcanzar los 40 °C. La precipitación
anual oscila entre 350 y 1000 mm. En las latitudes 37° S y 38° S encontramos un
clima templado y templado-lluvioso caracterizado por precipitaciones frecuentes
(precipitación media anual de 1200 mm y 2000 mm, respectivamente). La
temperatura promedio oscila entre 9 °C y 12 °C.
Estos ríos se caracterizan por un régimen fluvial mixto impulsado por las lluvias
invernales y el deshielo durante la primavera, con caudales máximos primaverales.
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disminuyendo y los picos invernales aumentan en importancia desplazándose de
norte a sur (Niemeyer y Cereceda, 1984). Los tramos de río seleccionados se
encuentran en su mayoría dentro de la depresión intermedia para proporcionar
suficiente comparabilidad. Los tres primeros sistemas fluviales se insertan en un
paisaje dominado por valles transversales y llanuras aluviales orientadas de este a
oeste. Quince de los 16 tramos fluviales restantes se encuentran en el “Valle
Central” formado en su mayoría por llanuras aluviales con relleno de sedimentos
de origen fluvioglacial y volcánico, mientras que el último (río Maule) se inserta en
la cordillera costera.
Se analizaron tramos con longitudes ~20 veces el ancho medio de los
canales activos para garantizar la comparabilidad hidromorfológica entre
ellos (Más tarde, 2007;Piegay et al., 2009). Se consideró canal activo el área
ocupada por barras de grava, otras superficies desnudas (canales secos) y
canales mojados (como enToone y otros, 2014). Las islas fluviales se
definieron como parches de vegetación compuestos por vegetación leñosa o
arbustiva rodeada por barras o canales de flujo mojados y no mojados (
Österkamp, 1998;Ward y otros, 1999).
Los alcances del estudio se relevaron utilizando imágenes remotas obtenidas
de Google Earth.®,con una resolución adecuada para el alcance del presente
trabajo y son relativamente recientes (desde 2010) (tabla 1).
Una fotointerpretación directa en Google Earth®imágenes remotas de cada
tramo de río permitieron la identificación y delimitación de islas como una unidad
morfológica típica, mientras que la pendiente media del tramo se calculó a partir
de datos de elevación digitales disponibles en Google Earth (Shuttle Radar
Topography Mission (SRTM) de la NASA),Henshaw y otros, 2019). Usando ArcGIS®
Medimos las variables espaciales (longitudes de tramos, anchos de canales activos
y áreas de canales e islas activos) dentro de cada tramo de río, siguiendoAlber y
Piegay (2011). Además, se cuantificaron variables específicas en una escala de
alcance como el grado de confinamiento, la sinuosidad y los índices de trenzado
(siguiendoRinaldi y otros, 2016).
Finalmente, las características de las cuencas hidrográficas aguas abajo de
cada tramo (áreas de captación y perímetros, longitudes de cauces principales,
pendientes medias, elevaciones medias y coordenadas de los centroides) se
obtuvieron utilizando ARCSWAT y los Modelos Digitales del Terreno (DTM) de Aster
GDEM (30 × 30 m de resolución,https://reverb.echo.nasa.gov/reverb). Las
características de escorrentía en términos de caudales promedio y máximo se
definieron utilizando los registros de descarga de las estaciones de aforos
ubicadas en los mismos ríos y a la menor distancia posible de los tramos de
estudio; Los registros se obtuvieron de las bases de datos públicas de la Dirección
General de Aguas (http://www.dga.cl/servicioshidrometeorologicos/Paginas/
hidroenlinea.aspx).
Análisis de frecuencia de inundaciones utilizando series únicas de picos diarios
máximos (David, 2008) se utilizaron para derivar flujos máximos para diferentes
intervalos de retorno (RI) en los tramos del estudio.
2.3. Características del tramo y cuenca del río
La longitud del estudio alcanza oscila entre 2,36 y 29,40 km. La
pendiente media de los tramos de estudio varía de 2,19 a 21,30 m km.−1
(Tabla 2). El ancho medio del canal activo oscila entre 41 m y 1588 m,
mientras que el área cubierta por islas varía entre 1,2 y 61,8% del área
total del canal activo (Figura 2,Tabla 2), si consideramos que el número
de islas por unidad de longitud de tramo (es decir, 1 km) oscila entre
3,6 y 50,9 km−1. La variabilidad y distribución estadística de los índices
de trenzado y sinuosidad y el grado de confinamiento se muestran en
Tabla 2y Figura 2. Según la tipología morfológica basada en la
sinuosidad y el índice de trenzado, 11 pertenecen a ríos Trenzados
(índice de trenzado≥1,5) y los ocho restantes corresponden a ríos
Errantes (índice de sinuosidad < 1,5 e índice de trenzado entre 1 y 1,5) (
Rinaldi y otros, 2016,Tabla 2).
Las áreas de cuenca, cerradas en el extremo aguas abajo de cada
tramo, varían de 623,9 a 20652,4 km.2, la longitud total de los ríos varía
de 46,5 a 283,5 km, las pendientes medias de la cuenca varían de 10,8 a
50,8% y la elevación media de la cuenca varía de 382,8 a 3462 m snm (
Tabla 3). La descarga total (definida como la descarga máxima para RI =
2 años (Q2, m3s−1, p.ejPetit y Pauquet, 1997) varía de 5,14 a
H. Ulloa, et al. Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana 99 (2020) 102522

Figura 1.Localización geográfica de cada tramo fluvial analizado. El color de los círculos indica el rango de tamaño de los lavabos. A = Petorca; B = Alcahue; C = Aconcagua;
D = Maipo; E = Cachapoal; F = Tinguiririca; G = Mataquito; H = Achibueno; I = Longaví; J = Perquilauquén; K = Maule; L = Ñuble; M = Diguillín; N = Laja; O = Cautin; P = Bío-
Bío; Q = Quepe; R = Alipen; S = Toltén. (Para la interpretación de las referencias al color en la leyenda de esta figura, se remite al lector a la versión web de este artículo).

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H. Ulloa, et al. Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana 99 (2020) 102522

tabla 1 grado de confinamiento, índices de sinuosidad y trenzado, y tanto la latitud

Principales características de las imágenes aéreas analizadas para los 19 ríos. Todas las imágenes como la longitud del extremo aguas abajo del tramo como información de
aéreas han sido capturadas a una altura de 0,13 km con una resolución inferior a 2,6 m. posición.
Finalmente, calculamos una matriz de correlación con niveles de
Río fecha de vuelo Fuente significancia, determinando los coeficientes de correlación de rango de
Spearman entre cada variable y todas las demás variables (Tabacnick y
petorca 28/10/2012 Globo Digital
otros, 2007). Además, realizamos dicho análisis para determinar la
Alcahue 04/10/2011 Globo Digital
Aconcagua 09/12/2011 Globo Digital
relación entre la latitud de cada centroide de la cuenca de estudio y la
Maipo 12/10/2013 Globo Digital presencia de islas fluviales en el canal. Este paso analítico se llevó a
Cachapoal 17/04/2013 Globo Digital cabo debido a la gran importancia de estas unidades morfológicas que
Tinguiririca 22/02/2011 Globo Digital pueden afectar y responder a procesos fluviales que influyen en los
Mataquito 03/02/2013 Globo Digital
entornos morfológicos (Gurnell, 2014).
Maule 26/08/2013 Globo Digital
Achibueno 11/03/2010 Globo Digital
Longavi 23/10/2010 Globo Digital 3. Resultados
Perquilauquén 23/10/2010 Globo Digital
Ñuble 24/11/2010 Globo Digital
Se realizó una agrupación jerárquica de los ríos con lecho de grava para
Diguillín 25/03/2013 Globo Digital
identificar los tipos de canales que probablemente funcionen de manera similar al
laja 13/09/2013 CNES/Airbus
Bio-Bio 04/01/2014 Globo Digital considerar dos escalas distintas, la cuenca y la escala del tramo del río,
cautin 13/03/2012 Globo Digital respectivamente. Con respecto al análisis a escala de cuenca, el dendrograma de
Toltén 28/11/2011 Globo Digital conglomerados se presenta enFig. 3A.
Alipen 25/01/2014 Globo Digital
Utilizando el método HCA con siete variables a escala de cuenca (ver Sección
Quepe 25/02/2014 Globo Digital
2.4), podríamos definir cuatro grupos fluviales predominantes:

3570m3s−1(Figura 2,Tabla 3).
2.4. Análisis estadístico
El análisis de los datos se realizó mediante el programa estadístico de acceso
gratuito R Studio versión 3.6.1.
Para abordar las preguntas de investigación definidas, los diecinueve tramos
de ríos con lecho de grava se agruparon mediante una agrupación jerárquica. Los
grupos se obtuvieron mediante el Método de Análisis de Conglomerados
Jerárquicos (HCA) calculando la distancia mínima considerando un conjunto
específico de variables (Barrio, 1963;Härdle y Simar, 2007), una métrica asociada
con la distancia euclidiana al cuadrado. Realizamos un análisis en dos escalas
empleando variables específicas: a) un HCA basado únicamente en variables
geográficas, morfológicas e hidrológicas a escala de cuenca, como el área de la
cuenca (km2), perímetro (km), pendiente media (PS, %) y elevación media (m snm),
caudal de banco lleno y la posición de los centroides de la cuenca (usando la
latitud y la longitud de los centroides como información de posición), y b) a HCA
que incluye solo variables de escala de alcance que reflejan la morfología del río,
como el ancho del canal activo normalizado (W*, m km−2) y pendiente (MS, m km−1
), porcentaje de canal cubierto por islas (%),
• Grupo I. Este tipo incluye únicamente el Río Maule que presenta el Q2
más alto (3526.6 m3s−1) entre los ríos estudiados. También es la cuenca
más grande (20652,4 km2), siendo al menos 4 veces mayor que la media
de los demás grupos. En cuanto a la elevación promedio (892,7 m) y la
pendiente promedio (27%), esta cuenca presenta los valores más bajos
en comparación con los demás grupos (Fig. 3B);
• Grupo II. Este tipo incluye únicamente al río Maipo que presenta la
mayor pendiente de cuenca (50,8%). También es la cuarta cuenca más
grande con 5499,6 km2. Entre otras características el Q2 tiene 365 m3s-1
y la elevación promedio es 1503 m (Fig. 3B);
• Grupo III. Este grupo representa 12 ríos, todos ubicados más en la
parte central y sur del área de estudio (zona subhúmeda) con la
única excepción del río Mataquito que se sitúa al norte del río Maule
(Grupo I).
• Grupo IV. Este grupo comprende los ríos Petorca, Alcahue,
Aconcagua, Cachapoal y Tinguiririca. A excepción del río Maipo
(Grupo II), todos estos ríos se ubican más al norte. En promedio,
presentan con diferencia el Q2 más bajo (160,3 m3s−1,
respectivamente) y la altitud media más alta (2959,6 m) (Fig. 3B);

Tabla 2
Principales características que alcanza el estudio.

Río Longitud (km) Pendiente media (m/ Ancho activo medio Área del canal activo cubierta de Índice de trenzado Índice de sinuosidad Grado de confinamiento
kilómetros) (metro) islas (%)

Petorca (A) 7.80 13.10 199.10 61,79 1.31 1.14 29

Alcahue (B) 5.81 14.60 177,20 30.04 1.15 1.1 5
Aconcagua (C) 5.91 7.60 353.70 35,59 2.00 1.1 0
Maipo (D) 14.08 6.00 798.90 9.52 2.73 1.26 12
Cachapoal(E) 16.36 7.10 867.23 4.24 3.00 1.17 6
Tinguiririca (F) 12,68 6.50 584,53 13.70 2.73 1.22 6
Mataquito (G) 19.09 3.40 893,79 16.07 1.91 1.24 3
Maule (K) 29.40 2.19 1587.94 14,85 1,67 1.22 42
Achibueno (H) 13,79 4.92 674,83 13.27 1,45 1.17 9
Longavi (I) 7,76 4.00 573.31 22,95 1,73 1.14 0
Perquilauquén (J) 6,87 3.50 373.60 28.26 1,60 1.28 0
Ñuble (L) 8.60 5.66 326,94 14.24 1.30 1.23 0
Diguillín (M) 4.36 5.80 372.10 21,87 1.18 1.09 29
Laja (N) 17.56 8.95 841.26 60,63 2.40 1.32 37
Bío-Bío (P) 27.36 3.30 670.60 48.08 1,75 1.23 18
Cautín (O) 9,75 2,68 441.63 23,68 1.27 1.24 5
Toltén (S) 11.70 3.29 563.24 48,83 2.73 1.23 0
Alipen (R) 3.05 21.30 112.21 12.77 1.20 1.11 0
Quepe (Q) 2.36 15,87 99,75 1.19 1.00 1.07 12

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H. Ulloa, et al. Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana 99 (2020) 102522

Figura 2.Características generales de los tramos y cuencas estudiados. En la parte superior; las variables se muestran tanto a escala de cuenca (descarga de banco lleno, elevación y pendiente media de la cuenca) como de
segmento (ACW y cobertura de islas); Parte inferior; Diagramas de caja que representan la variabilidad de las características de la forma en planta (es decir, índice de trenzado, grado de confinamiento e índice de
sinuosidad).

El dendrograma de conglomerados resultante de un análisis de escala de
alcance se presenta enFigura 4A. Usar el método HCA con ocho variables para
alcanzar la escala (ver Sección2.4), podríamos definir cinco grupos fluviales
predominantes:
• Grupo I. Este grupo está compuesto por dos de los ríos más australes, a saber,
el río Allipen y el río Quepe. Se caracterizan por tener canales activos medios
estrechos (anchos de aproximadamente 112,21 y 99,75 m, respectivamente).
Además, estos ríos también presentan pendientes de cauce más altas (21,3 y
15,8 m km−1, respectivamente). Finalmente, estos cursos de agua presentan
también una cobertura de islas muy baja (12,77 y 1,19%, respectivamente) (
Figura 4B);
• Grupo II. Este grupo incluye únicamente el río Maule, este río se caracteriza
por tener un porcentaje relativamente pequeño de cauce activo
ocupado por islas (I = 14,85%) a pesar de ser el río más ancho (W =
1587,94 m) y presentar el mayor grado de confinamiento (Figura 4
B);
• Grupo III. Este grupo incluye únicamente al río Laja, este río tiene uno de
los porcentajes más altos de cauce cubierto por islas (60,6%), además los
índices de trenzado y sinuosidad son los más altos, en comparación con
los otros grupos. Además, presenta un alto grado de confinamiento, sólo
comparado con el río Maule (grupo III) (Figura 4B);
• Grupo IV. Este grupo comprende 12 canales en el rango latitudinal de
35°00′a 39°00′S, todos ubicados dentro de la ecorregión templada (ver
Sección2.2). Estos ríos presentan un ancho medio de cauce activo que
oscila entre 326,9 y 894 m, y una amplia gama de cobertura de islas,
desde 4,24% (es decir, río Cachapoal) hasta 48,8% (es decir, río Bio-Bio).

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H. Ulloa, et al. Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana 99 (2020) 102522

Tabla 3
Principales características de las diecinueve cuencas hidrográficas consideradas.

Río Área de la cuenca aguas abajo del cuenca media cuenca media Perímetro (km) Centro de la cuenca Centro de la cuenca Descarga bancaria completaa

tramo de estudio (km2) pendiente (%) elevación (m snm) (Latitud) (Longitud) (metro3s−1)

Petorca (A) 674,70 38,49 3022.00 209 − 32.155878 − 70.689424 17,77

Alcahue (B) 624.70 35,78 2754.00 194 − 32.360687 − 70.656803 5.14
Aconcagua (C) 4659.60 42.43 3349.00 500 − 32.680545 − 70.43726 63.24
Maipo (D) 5499.60 50,80 1503.00 756 − 33,76967 − 70.319444 364,95
Cachapoal(E) 3810.60 43,86 3462.00 491 − 34.33551 − 70.478942 461.17
Tinguiririca (F) 1960.43 23.48 2211.02 402 − 34.738255 − 70.701839 254,22
Mataquito (G) 4945.94 32,74 1395.4 737 − 35.14439 − 71.009109 807.68
Maule (K) 20652.35 27.04 892,7 1439 − 36.501275 − 71.475442 3569.63
Achibueno (H) 1437.77 45.18 1179.01 329 − 36.036644 − 71.32681 784,55
Longavi (I) 803.40 44,83 978.00 275 − 36.299759 − 71.371707 675,99
Perquilauquén (J) 623.90 38.12 485.00 257 − 36.410415 − 71.513551 408.51
Ñuble (L) 1946.49 43.32 1453.2 506 − 36.576204 − 71.492188 680.92
Diguillín (M) 950.70 10.83 711.00 318 − 36,923365 − 71.803464 347,95
Laja (N) 2742.85 39.10 1537.14 445 − 37.340349 − 71.517177 559,78
Bío-Bío (P) 7597.50 34.07 1509.00 848 − 38.753681 − 71.497741 2106.63
Cautín (O) 3167.90 19,97 686,89 580 − 38.561963 − 72.177502 820.32
Toltén (S) 6312.35 29.26 841.87 733 − 39.163974 − 72.078857 1660.17
Alipen (R) 1629.33 31.38 1001.90 355 − 38.879022 − 71.826052 538.58
Quepe (Q) 1049,79 19.02 382.80 277 − 38.818731 − 72.245376 447,96

aDefinida aquí como la descarga máxima para T = 2 años (Q2).

Grupo V. A este grupo se pueden adscribir los tres ríos más
septentrionales (Petorca, Alcahue y Aconcagua). Están ubicados en
la zona semiárida. Estos ríos también se caracterizan por una
cobertura de islas media a alta (entre 30,04 y 61,79%) y pendientes
de cauce más altas (de 7,60 a 14,60 m km).−1);
Enfigura 5Presentamos un análisis de correlación matricial entre las
características hidromorfológicas a escala de cuenca y las características a escala
de segmento. Los valores resaltados en azul indican una correlación estadística
fuerte y positiva, mientras que los valores en rojo designan una correlación fuerte
y negativa (es decir, consulte la tabla de colores de los coeficientes de correlación
de Spearman enfigura 5), la latitud y la longitud deben considerarse como una
excepción, ya que en los datos han sido representadas como valores negativos.
Fue posible detectar varias correlaciones significativas entre la posición geográfica
y las variables geomórficas de las cuencas fluviales (figura 5). De hecho, la
elevación y la pendiente de la cuenca están correlacionadas negativamente tanto
con la latitud como con la longitud de los centros de la cuenca. Además, la
posición geográfica de la cuenca también se correlaciona significativamente con el
caudal de banco lleno (m3 s-1) donde se puede observar una tendencia positiva
condiciones climáticas muy peculiares, mientras que el río Laja no fue
considerado por su singular régimen de caudal, que discurre por valles con
material de relleno permeable, generando filtraciones desde el lecho del río,
lo que contribuye a la recarga de aguas subterráneas (como lo describen
Arumí et al., 2012ay2012b). Este proceso hidrogeológico abstrae volúmenes
de agua relevantes que conducen a una alta estabilidad de su sistema
insular. Finalmente, tampoco se incluyó el río Quepe por su configuración
estrecha y empinada que limita el desarrollo insular (ver detalles enTabla 2).
Además, este río presenta los valores más bajos tanto con respecto al índice
de sinuosidad y trenzado como un alto confinamiento si se compara con los
ríos Cautín, Toltén y Allipén, ubicados relativamente cerca.
De hecho, un polinomio cuadrático funcionó mejor que una relación
lineal, explicando un 9% adicional de la varianza. ElFigura 6 muestra
que la relación final se ajusta a
Cobertura de islas fluviales=1217 + 71,57latitud+1.06latitud2 (1)
(R2adj.= 0,69, p < 0,001).
Se puede observar un aumento de la cobertura de islas fluviales por encima de -33°

entre estas variables (figura 5). Las correlaciones entre la posición geográfica y las de latitud (Figura 6).

características a escala de segmento no son significativas (figura 5). Además, si

consideramos el ancho del canal activo y la pendiente del tramo, estos muestran
una correlación significativa tanto con el área y perímetro de la cuenca como con
el caudal lleno.
Considerando solo variables en la escala del tramo, el ancho del canal activo se
correlaciona significativa y positivamente con los índices de sinuosidad y trenzado,
mientras que la correlación es negativa con la pendiente del tramo. Además, la pendiente
del tramo está significativa y negativamente correlacionada con el índice de sinuosidad (
figura 5).
No se pudieron detectar correlaciones significativas entre la cobertura
de islas fluviales (%) con características hidromorfológicas a escala de
cuenca y las características del tramo de los ríos (figura 5).
Además, si se consideran todas las cuencas, la cobertura de islas fluviales
parece no estar correlacionada con la latitud (figura 5).
Para comprender mejor si las características de las islas fluviales están
relacionadas con la ubicación de los ríos, se llevó a cabo un análisis de correlación.
Así, considerando solo 15 ríos, el análisis de los residuos estandarizados
graficados contra los valores ajustados de una línea recta de mejor ajuste entre la
cobertura de islas fluviales y la latitud, permitió establecer que las relaciones se
explican mejor mediante una relación cuadrática.
Por lo tanto, se muestra el nuevo análisis de regresión, donde se
omitieron cuatro valores atípicos. Estos son los ríos Petorca y Alcahue por su
4. Discusión
El método HCA agrupó los ríos en diferentes grupos dependiendo de la
escala aplicada (es decir, escala de cuenca versus escala de tramo). Sin
embargo, las diferencias en la distribución latitudinal de los grupos fueron
menos notorias al utilizar una u otra escala. A escala de cuenca y tramo se
diferenciaron 4 y 5 grupos.
A través del análisis tanto a escala de cuenca como de tramo, los
clusters identificados permitieron aumentar la definición y mejorar la
distinción entre los ríos chilenos propuesta por la clasificación más
antigua (Niemeyer y Cereceda, 1984) y, más recientemente, porAbell et
al. (2008)yFuster et al. (2015). De hecho, considerando la clasificación
propuesta porNiemeyer y Cereceda (1984), con base en los regímenes
hidrológicos chilenos, casi todos los ríos (16) caerían en el cluster “ríos
rápidos de la zona subhúmeda”, mientras que sólo tres de ellos
pertenecerían al cluster “ríos rápidos de regímenes mixtos”. ”.
Por otro lado, nuestros resultados resaltan que es posible refinar el
análisis no solo apoyándose en una clasificación basada en las ecorregiones
(Abell y otros, 2008;Fuster et al., 2015), pero considerando factores
adicionales, teniendo en cuenta variables tanto a escala de cuenca como de
tramo, capaces de mejorar la distinción entre ríos.
Teniendo en cuenta las clasificaciones propuestas porAbell et al. (2008), y

7
H. Ulloa, et al.
Fig. 3.A) Dendrograma que destaca la jerarquía de grupos, utilizando indicadores a escala de cuenca; B) Distribución estadística de parámetros de escala de cuenca seleccionados.
Fuster et al. (2015), la identificación anterior representada como un mapa que
representa la primera regionalización biogeográfica global de los sistemas de
agua dulce de la Tierra. Esta regionalización se basa en las distribuciones y
composiciones de las especies de peces de agua dulce e incorpora importantes
patrones ecológicos y evolutivos. Este último presenta un sistema de tipología de
ríos basado en una revisión de literatura científica, entrevistas y talleres con
expertos en ecosistemas acuáticos chilenos. En ambos estudios se puede adscribir
todo el conjunto de ríos a la ecorregión mediterránea. Considerando también las
características hidromorfológicas, nuestro análisis jerárquico permite aumentar el
nivel de discernimiento entre los grupos de ríos. Los ríos Petorca, Alcahue,
Aconcagua, Cachapoal y Tinguiririca se agrupan considerando factores de escala
de cuenca; los tres primeros se encuentran en una región semiárida y los dos
últimos se ubican en el límite norte de la zona subhúmeda. A escala de tramo este
grupo está constituido por los ríos Petorca, Alcahue y Aconcagua, lo cual es
coherente con Niemeyer y Cereceda (1984); esto se debe principalmente a sus
muy bajos vertidos, ya que todos están situados en una región semiárida. Dentro
de la zona subhúmeda y un análisis a escala de tramo, los ríos Allipen y Quepe, se
agrupan en un grupo, teniendo en cuenta factores de escala de cuenca, la
generación de un grupo de ríos en la zona del extremo sur del
8
Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana 99 (2020) 102522
El área de estudio no es factible. Los ríos Maipo y Laja son excepciones, los
primeros forman un grupo considerando variables a escala de cuenca
probablemente debido a la pendiente de la cuenca, que es la variable que
más diferencia a los demás ríos, y su ubicación que corresponde a una
transición entre semiárido y subhúmedo. zonas. Por otro lado, el río Laja
forma un grupo considerando variables a escala de tramo; probablemente el
alto porcentaje de cobertura insular sea la variable que genera mayor
disimilitud con los demás ríos.
Los otros doce ríos pueden adscribirse a un mismo grupo, principalmente por
la influencia combinada tanto del régimen hidrológico como de las condiciones
climáticas, que producen características similares. De hecho, a excepción del
Maule (y Laja a escala de alcance), estos doce ríos se distribuyen dentro de la zona
subhúmeda. Para responder a la primera pregunta científica, nuestra evidencia
muestra que las tendencias latitudinales sí influyen en los grupos de ríos
discernidos, considerando ambas variables a escala de segmento y cuenca (Higos.
3 y 4).
En cuanto a la influencia de la posición geográfica en la configuración del río, los
resultados muestran que la latitud está significativamente relacionada negativamente
con la pendiente y la elevación (verfigura 5). Esto se debe principalmente al entorno
geomórfico general de Chile; de hecho, desde la latitud de la ciudad capital
H. Ulloa, et al.
Figura 4.A) Dendrograma que destaca la jerarquía de grupos, utilizando indicadores de escala de alcance; B) Distribución estadística de parámetros de escala de alcance seleccionados.
Santiago (~32°45” S) la cordillera de los Andes disminuye en altitud en
dirección sur (Valdés-Pineda et al., 2014) y la pendiente de los valles
disminuye en consecuencia. Considerando nuestros resultados, es posible
afirmar que la posición geográfica está correlacionada con características de
la cuenca como pendiente y elevación y caudal lleno, pero no se correlaciona
con ninguna de las variables a escala de tramo.
Además,figura 5muestra otras correlaciones entre las características de forma
en planta del canal del río, incluidas las unidades geomórficas como la cubierta de
islas, y otros factores a escala de cuenca. De hecho, los ríos trenzados y errantes
con lecho de grava generalmente se caracterizan por la presencia de parches de
vegetación dinámicos dentro del corredor fluvial (Bertoldi y otros, 2011a;Gurnell y
otros, 2012), que, a su vez, puede influir en las características del canal (Gurnell,
2014;Osterkamp y otros, 2012). Los ríos aquí considerados son extremadamente
variables en términos de condiciones climáticas y dimensiones de cuenca; esto
significa que, probablemente, existen correlaciones significativas entre la
cobertura de islas fluviales y las características de forma en planta más
importantes, pero que no son evidentes en la matriz de correlación al considerar
todos los ríos (verfigura 5). Sin embargo, aparece alguna evidencia más
interesante considerando la relación entre la presencia de estas manchas de
vegetación y la
9
Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana 99 (2020) 102522
latitud. De hecho, casi todos los ríos ubicados en la zona subhúmeda chilena
muestran una clara relación entre la ubicación latitudinal y la cobertura de islas
fluviales dentro del área del canal activo, y se evidencia una tendencia
predominante (Figura 6). En este sentido, los ríos Quepe y Laja parecen
representar una excepción. El río Quepe tiene por mucho el canal más empinado y
angosto, lo que ciertamente limita el desarrollo de un sistema fluvial trenzado con
expansión de islas, como se observa en otros ríos considerados en este estudio. El
río Laja fluye sobre un depósito de arena de ~10 m de espesor recargando el
depósito de agua subterránea a un ritmo de 4 a 10 m3s-1
(Arumí et al., 2012ay2012b) reduciendo así el vertido y favoreciendo la
estabilización de las manchas de vegetación dentro del canal activo. En el
rango latitudinal estudiado, la presencia de islas fluviales parece estar
controlada en general por la combinación de latitud, condición climática y
configuración geomorfológica, aunque no descartamos que el desarrollo
insular también sea una cuestión de tiempo. De hecho, a lo largo del sector
estudiado del país, existe una fuerte correlación entre la latitud y las
condiciones climáticas (Fuster et al., 2015). Sin embargo, cabe señalar que
los ríos cercanos a Santiago parecen verse afectados por entornos climáticos
y geomórficos ligeramente diferentes, y los ríos ubicados a lo largo del valle
intermedio en la Región de Valparaíso (Valparaíso: 33°03′S;
H. Ulloa, et al. Revista de Ciencias de la Tierra Sudamericana 99 (2020) 102522

Figura 5.Matriz de correlación entre variables de escala de cuenca y tramo. En verde se enmarcan las correlaciones entre las características hidromorfológicas a escala de cuenca y las
características a escala de segmento (N = 19 ríos). Hay que tener en cuenta la latitud y la longitud, ya que se representan con valores negativos. ** representan correlaciones
estadísticamente significativas con p≤0,05 y * con p≤0.1. (Para la interpretación de las referencias al color en la leyenda de esta figura, se remite al lector a la versión web de este
artículo).

71°37′W) se caracterizan por una presencia más amplia de vegetación en el canal.
La evidencia de este trabajo podría proporcionar una base valiosa para
desarrollar una clasificación de ríos más completa, con el fin de apoyar mejores
decisiones sobre el manejo de los ríos en Chile, siguiendo en la medida de lo
posible las tendencias naturales; Comprender cómo interactúan y evolucionan
dinámicamente las variables hidrológicas y morfológicas es clave para promover
tanto la diversidad de hábitats como el desarrollo sostenible de los ecosistemas
acuáticos y ribereños, como lo mencionaAndreoli et al. (2012), es necesario
mejorar la gestión de los ríos desarrollando una estrategia para evaluar las
condiciones hidromorfológicas y ecológicas de los ríos. En este sentido, es
necesario un creciente conocimiento y combinación de múltiples factores (es decir,
condición climática y cambio climático, morfología predominante y procesos
morfológicos, vegetación endémica y exótica, alteraciones en la conectividad del
paisaje, remoción de bosques nativos, incendios forestales y erupciones
volcánicas, inundaciones de ríos y remociones masivas) y el uso simultáneo de
variables de escala de cuenca y tramo, como en esta investigación, pueden
permitir un enfoque holístico sobre regiones o subregiones enteras. Esto puede
orientar hacia la gestión de la calidad hidromorfológica y ecológica de los
ambientes ribereños. Acercándose al río
Esta gestión puede favorecer la conservación de entornos fluviales cercanos a las
condiciones naturales.
Como ya sugirióBrierley y Fryirs (2005),Rinaldi et al. (2013)oBelletti
et al. (2014), un análisis histórico de la dinámica morfológica de los
sistemas ribereños puede ayudar enormemente a comprender mejor
cómo están evolucionando los ríos y qué factores adicionales pueden
considerarse para una mejor caracterización mediante una agrupación
jerárquica y la distinción de diferentes grupos entre ellos.
5. Conclusiones
El ambiente fluvial chileno parece ser un sistema complejo y mayoritariamente
desconocido que necesita ser investigado cuidadosamente. En este sentido, el
enfoque propuesto (sentidoTadaki y otros, 2014) en este estudio es un paso más
hacia el conocimiento deseado que permitirá un nivel más profundo de
comprensión de cómo se comportan, evolucionan y cómo se pueden gestionar los
sistemas fluviales. En este sentido, una mejor comprensión de los procesos
dinámicos que normalmente ocurren a lo largo de los corredores fluviales puede
ayudar, por ejemplo, a definir mejor las acciones (o a decidir abstenerse de
intervenciones) que pueden ser útiles en un proyecto de restauración, o a

10
H. Ulloa, et al.
Figura 6.Relación no lineal entre la cobertura de islas fluviales y la latitud,
considerando el reducido número de ríos (15 en lugar de 19).
considerar mejor los riesgos relacionados con estos entornos. Esto sería de suma
importancia a la luz de la probabilidad de que se produzcan peligros naturales
extremos en esta parte de América del Sur. La ocurrencia de terremotos,
erupciones volcánicas, grandes incendios forestales y, más recientemente,
tormentas muy intensas en áreas que normalmente no se ven afectadas por este
tipo de eventos (por ejemplo, Región de Atacama, verhttp://www.elregional.cl/
2017/01/23/videoaluvion-en-chollay-en-la-region-de-atacama/) puede cambiar en
gran medida y afectar los ambientes ribereños (Bozkurt et al., 2016).
Para poder gestionar estos eventos impredecibles, que también pueden
ocurrir de forma compuesta o como complejas cascadas de procesos, una
comprensión más profunda de la dinámica y el entorno de los corredores
fluviales parece de fundamental importancia para mitigar los riesgos
asociados y garantizar un desarrollo sostenible. de las actividades humanas
entre la Cordillera de los Andes y el Océano Pacífico (Mazzorana et al., 2019).
Agradecimientos
El trabajo de Héctor Ulloa dentro de esta investigación fue financiado por el
Proyecto FONDECYT 3180109 “Análisis geomorfológico y de vegetación de ríos
afectados por erupciones volcánicas”. Esta investigación se desarrolló en el marco
del Proyecto FONDECYT 1170413. Lorenzo Picco expresa su agradecimiento al
apoyo del proyecto CONICYT/ITAL170004.
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