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Algunas apreciaciones sobre el título

de la “REVISTA SUR”

La revista sur presenta una "atracción" desde su CAMPO, puede leerse en lo que publica Mariela
"donde colaboren los americanos que tengan algo que decir y los europeos que se interesen en
América", hay una cierta ironía en esto…
Algunas características que lo definen:

 Por Ivonne Bordelois… ejemplo de la esperanza y la visión denodada. Victoria Ocampo


desplegó a Sur como una aventura del pensamiento liberal. Fue una potente emisaria de
las letras argentinas y latinoamericanas en un mundo que ya era global mucho antes de su
catalogación bajo este nombre.
 Es con todo fundamento y justicia que Gabriela Mistral le escribe a Victoria: “Ud. ha
cambiado la dirección de lectura de varios países en Sudamérica”
 Con razón pudo decir Octavio Paz que Sur representó la libertad de la literatura frente al
poder.
 Fue una puerta única, entreabierta a las riquezas y contradicciones del siglo XX, y una
clave cierta para “inscribir nuestro enigma en el universo y entrar en comunicación con
él".
 Recordemos que el primer número de la revista apareció en el verano de 1930-31, llevaba la
tapa blanca y una flecha verde clavada sobre las letras negras de Sur.
 Ocampo intentó, siempre, que su revista fuera plural y democrática

VICTORIA OCAMPO, escribió este y otros interesantísimos comentarios sobre Sur en el prólogo
de este número triple, comentarios a los que haré referencia cada vez que sea necesario:

“Como ya he repetido hasta el cansancio, pesó más que todo en la balanza un acontecimiento
fortuito: la llegada del norteamericano Waldo Frank (el autor de España Virgen) a Buenos
Aires, en gira de conferencias, y mi encuentro con él y con quien traducía las conferencias del
nuevo amigo. El traductor, argentino de 25 años, era autor de un libro de cuentos y redactor de
La Nación: Eduardo Mallea. Tanto Frank como su traductor decretaron que una revista tenía
que nacer de nuestro encuentro. Se necesitaba. Creían –no me explicaba yo bien la razón de tal
creencia- que yo estaba destinada a emprender la tarea. Ya sabemos que a la madre, en todo
nacimiento, le toca la parte menos placentera. Agregaré (aunque Ortega aconsejaba que nunca
se subrayara lo obvio) que yo era una autodidacta. La educación que se les daba a las mujeres en
mi juventud (reinaban en la Argentina los prejuicios victorianos, más los españoles) era
sumamente pobre. En las clases altas, eso si, las chicas aprendían idiomas con sus institutrices.
Menos mal. Cuando empezó la aventura de Sur yo ya había publicado, tímidamente en La
Nación, algunos artículos. Pero estos “ensayos” en nada justificaban que tomara las riendas de
una revista. Fue el caso típico de “por falta de hombres buenos a mi padre lo hicieron alcalde”.
La improvisación sudamericana en todo su esplendor. Sin embargo, hombres buenos (adecuados
a semejante empresa) los había. Pero tal vez se necesitaba alguna otra condición de que los
hombres buenos disponibles carecían, sin dejar de ser buenos”

“ Hojeando un diccionario de la Academia (lectura que tanto me recomendaba Ricardo Baeza,


pues soñaba con que yo adquiriera un vocabulario decente y escribiera “judía” en vez de
“chaucha”, “americana” en vez de “saco”, “puertecita” en vez de “puertita”, “melocotón” en vez
de “durazno”, “albaricoque” en vez de “damasco”, “bolso” en vez de “cartera” ... etc) di por
casualidad con el vocablo “mula” y la definición siguiente: “Cuadrúpedo de unos 12 decímetros
de altura, hija de asno y de la yegua, o de caballo y asna. Es menos ágil que el caballo y más que
el asno, y excede a entrambos en fuerza y sufrimiento” Esta definición me aclaró
providencialmente el panorama. No fue preciso que continuará indagando. Doy por sentado que
Waldo Frank y Eduardo Mallea, sin comunicármelo, sospecharon que yo pertenecía a la raza
subalterna de cuadrúpedos. Por ser bastardos no dejan de ser resistentes y de rendir servicios al
hombre. Ciertos generales soñaron, incluso, con tenerlos a su disposición para cruzar abruptas
montañas inexploradas y adornadas de precipicios ( aunque se presenta siempre a los generales
montados en briosos corceles)

“Esa es, por lo menos, mi interpretación del nacimiento de Sur y de mi participación en él. No
puede haber una más certera por aquello de que “ de hombre es errar, y de bestia perseverar en
el error”. Si Waldo Frank y Mallea cometieron un error al elegirme, yo lo agravé perseverando.
Alguna vislumbre de mi calidad de mula tuvo también el Conde de Keyserling, puesto que en una
carta del 25 de febrero de1939 me escribía desde Darmstadt : “Si. Lo recuerdo ahora. Creo que
Usted nació de tarde. Un siete de abril. Por mis cálculos es usted de Aries y capricornio. Un tesón
de primera”.

Esta, por consiguiente, es la historia verídica aunque abreviada de una revista y de una editorial,
contada por una mula solitaria. El decir solitaria no implica negación o desconocimiento de la
gran ayuda recibida. Y si no temiera ser mal interpretada, afirmaría que mucho les debo a
algunos caballos.”

Vale la pena destacar que entre 1931 y 1966 se editaron 305 números de la revista, y en los
siguientes 26 años se editaron solo 67 números.

El Número uno de Revista SUR salió en el Verano de 1931 y el último de los 371 números
publicados salió a la venta en el año 1992.

Del ejemplar Número 1 se imprimieron 100 ejemplares en papel de hilo Bond numerados y
reservados para los suscriptores de la edición de lujo.

En dicho ejemplar se anunciaba como Sur Revista Trimestral, dirigida por Victoria Ocampo, con
Dirección y Administración en Rufino de Elizalde 2847 Buenos Aires, su Consejo Extranjero (sic)
estaba compuesto por: Ernest Ansermet, Drieu La Rochelle, Leo Ferrero, Waldo Frank, Pedro
Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Jules Supervielle; José Ortega y Gasset, su Consejo de Redacción
por Jorge Luis Borges, Eduardo J. Bullrich, Oliverio Girondo, Alfredo González Garaño, Eduardo
Mallea, María Rosa Oliver, Guillermo de la Torre, ( en ese orden) las condiciones de venta y
suscripción se indicaban como a $ 2.- el número suelto, $ 7,50 la Suscripción Anual, que se elevaba
a $ 8,50 para los países del convenio postal hispanoamericano y $10.- para otros países.
Después de leer este artículo sobre Revista Sur, publicado en 2006
http://revistasur.blogspot.com.ar/ y del material de lectura de la clase 2, puede leerse
superficialmente que el nombre se debe a aquellos de “sangre fría”, los burgueses “los de sur”
como grupo de intelectuales burgueses en busca de su propia popularidad con la participación de la
mujer, el esfuerzo de salvar de la desmemoria a esas mujeres y de valorar sus producciones. La
igualdad estaba restringida a la relación entre “iguales”. Al mismo tiempo se estableció como
principio “natural” el orden jerárquico que hacía débiles a “los otros” y fuertes a los “iguales”. Esta
superioridad ejercida según el orden “natural”, organizó y fijó, el tipo de relaciones posibles entre
excluidos e incluidos y estableció un equilibrio asimétrico que lograba borrar la operación misma
que lo engendraba.

La “naturaleza subalterna de las mujeres” fue una institución temprana en la cultura


occidental a partir de la cual se derivaron roles y espacios que fueron decisivos para la organización
de cierto orden social.

como dijo Victoria Ocampo a Ortega y Gasset tras la aparición del primer número de
Sur “Aquí la revista ha sido acogida como si todas las semanas salieran revistas semejantes. Han
dicho que bien podía pagarme ese lujo”. Aunque pueden acotarse muchas apreciaciones ya que fue
una revista que aún hoy tiene su transcendencia.

Como lo expone Bourdieu “El intelectual está situado histórica y socialmente, en la medida que
forma parte de un campo intelectual, por referencia al cual su proyecto creador se define se
integra, en la medida, si se quiere, en que es contemporáneo de aquellos con quienes se
comunican…” (Pierre Bourdieu. CAMPO DE PODER, CAMPO INTELECTUAL. Itinerario de un
concepto, 2002.)

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