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FORO Nro. : VI
Unidad: 3
LUISINA ORTIZ – DNI 26.673.824
Introducción:
Naturalmente que ese procedimiento se rige, aquí igualmente, bajo el principio de buena
fe procesal lo que significa que las partes deben comportarse lealmente, sinceramente, con
colaboración, reconocimiento mutuo, acompañamientos de la negociación y entrega de
información y realización de esfuerzos para lograr acuerdos1. Esos deberes de conducta no
pueden limitarse a lo meramente formal o de cortesía negocial, sino que debe comprender
acciones y avances concretos ya que importan un deber jurídico común a todos los
contratos y que trae, igualmente, consecuencias jurídicas.
1. Los negociadores.
La ley 23.546 no indica la cantidad de delegados (“paritarios”) a integrar por cada parte en
la Comisión Negociadora, lo que igualmente aparece derivado a la autonomía colectiva.
Los delegados del personal que integran la representación gremial del art. 17 de la Ley
14.250 en la negociación colectiva de empresa, tal como se dijo al abordar este tipo de trato
especial (ver Cap. IX), pueden ser los mismos delegados de personal (art. 40 LAS) o ser
elegidos ad hoc y siempre que se respete el tope fijado por aquella norma. Esto es el
artículo 45 de la Ley Nº 23.551 hasta un máximo de cuatro, cualquiera sea el número de
trabajadores comprendidos en el convenio colectivo de trabajo de que se trate.
Respecto de los delegados del sector empleador, no existen previsiones especiales por lo
que su designación depende de los estatutos de la entidad representativa, debiendo confluir
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en acuerdos expresos, en caso de existir más de una entidad del sector. Lo mismo puede
decirse de la delegación de empresa o grupo de empresas, lo que dependerá de los poderes
y mandatos otorgados.
Pautas generales.
Puede decirse que se trata de reglas éticas y de conducta a respetar por las partes en el
curso de la negociación. Es difícil establecer pautas generales ya que en muchos casos, las
negociaciones dependen, más que de la voluntad y elegancia de los paritarios, de la
confluencia o choque de intereses, según los casos. De todos modos, no debe desdeñarse el
rol de estas reglas en la generación de las instancias de diálogo e intercambio de ideas,
propuestas y soluciones para lograr el CCT.
En el caso de las pequeñas y medianas empresas, también se recepta esta principio (art.
100 Ley 24.467), aclarándose: “Este principio supone los siguientes derechos y
obligaciones: a) Concurrencia a la negociación y a las audiencias; b) Intercambio de
información; c) Realización de esfuerzos conducentes para arribar a un acuerdo”. No se
prevé un procedimiento o acción específicos, aunque naturalmente también aquí se aplica la
Ley 23.546.
En las relaciones colectivas, que incluyen naturalmente la negociación como una actividad
esencial, operan también los títulos XII y XIII de la LAS.
Desde el punto de vista estrictamente formal, esta obligación supone una convocatoria
concreta entre partes o de la autoridad de aplicación para la audiencia prefijada y notificada
conforme las reglas de la Ley 19.549 y su DR y 1759/72. Sustancialmente, es necesaria la
existencia de una unidad o comisión negociadora regularmente constituida a la que las
partes deban concurrir.
Si bien, la mera presencia de las partes, no garantiza ningún resultado para la negociación
colectiva, al menos constituye el ámbito apropiado para los acuerdos y es esta,
simplemente, la conducta esperada para las partes. Tampoco es dirimente, aunque pueda
resultar relevante, el motivo de la convocatoria a la concurrencia de negociación.
En las negociaciones colectivas en general, la parte sindical suele requerir que, frente al
fracaso de las tratativas, la fijación de posiciones por parte de representantes legales de los
empleadores, para evitar cortocircuitos en el canal de negociación y en uso de las facultades
de la autoridad de aplicación, se cite en forma directa a los propietarios o empleadores en
forma personal sobre la base de las normas de la ley 14.786.
b) Designación de negociadores con mandato suficiente (art. 4, a), II, Ley 23.546).
Del lado empresario, la cuestión podría reducirse al otorgamiento del poder suficiente por
parte de los empleadores representados. Sin embargo y a juzgar por las impugnaciones que
se formalizan de manera creciente frente a la suscripción de CCT por parte de empresarios
que no se ven representados en las CN, debería procurarse resguardos destinados a lograr
una mayor seguridad jurídica al respecto.
1) El deber de información. Si bien aparece como un deber común para las partes, se
dirige naturalmente al sector empleador que es el que ostenta el “poder informativo”. El
conocimiento de la realidad del sector, profesión o la empresa en que se negocia es un
medio esencial para tratativas serias, solventes y responsables. La disposición ofrece obvias
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resistencia del sector empleador, el que habitualmente esgrime razones de privacidad de los
datos a los fines de afrontar su actividad.
Descripción.
Se trata de un medio ejecutivo, acelerado y abreviado que tiene como propósito encausar la
negociación y evitar que se frustre el derecho a la negociación colectiva por la actitud de la
parte que se ha propuesto desconocer la buena fe exigida en todo trato contractual como
ocurre en los negocios civiles (art. 1198 CC). No es pensable que frente a la emergencia en
la negociación colectiva que significa la inconducta procesal, se aletargue su
esclarecimiento mediante la ordinarización del proceso. Podría quedar definitivamente
frustrada.
Con el obvio propósito de lograr el fin propuesto por la sanción, es decir, una conducta
positiva o negativa conforme la naturaleza de la falta, “si la parte infractora mantuviera su
actitud, el importe de la sanción se incrementará en un diez por ciento (10%) por cada cinco
(5) días de mora en acatar la decisión judicial”.
4) Atenuación de pena. Cuando cesaren los actos que dieron origen a la acción
entablada, dentro del plazo que al efecto establezca la decisión judicial, el monto de la
sanción podrá ser reducido por el juez hasta el CINCUENTA POR CIENTO (50%).
5) Astreintes conminatorios.
6) Destino de los montos de condena. Todos los importes que se devengan por
aplicación de la sanción, tienen como exclusivo destino programas de inspección del
MTESS, lo que desalienta obviamente, un interés meramente económico para activar la
acción.
Tal como se enunció más arriba, la persecución de las prácticas desleales y contraria a la
ética de las relaciones de trabajo definida por el art. 53 y perseguidas mediante la acción del
art. 54 LAS, pueden tener como escenario o causal, la actividad de negociación colectiva.
Ciertamente, tal como lo afirman García y Tribuzio44 la querella interpuesta conforme la
motivación del art. 53 inc. f) de la LAS, podría implicar un doble juzgamiento y una
eventual aplicación de sanción a un mismo sujeto por un mismo hecho, violentando el
principio non bis in idem.
Sin embargo, las conductas anti éticas pueden ser las definidas en los incs. a, e, g y j de del
art. 53 LAS, consistentes en prácticas tales como subvencionar a la entidad sindical,
adoptar represalias contra los trabajadores o sus representantes, despedir, suspender y
modificar las condiciones de trabajo o adoptar prácticas discriminatorias, todo ello
motivado o en conexión con la negociación colectiva. En estas hipótesis, no hay dudas que
se pueden ejercer las acciones por conductas contrarias a la buena fe negocial del art. 4 de
la ley 23.546 con las del art. 54 LAS, de forma acumulativa o independiente.
Entre el amparo genérico del art. 43 CN y el amparo sindical del art. 47 de la LAS hay
una relación de especialización, aunque el objeto jurídico protegido y el medio pueden ser
idénticos: la protección del derecho fundamental constitucional de libertad sindical (art. 14
bis CN y Conv. 87, 98 y 154 OIT) y el cese inmediato del comportamiento que lo agreda.
La segunda institución es un amparo especial o acción especialísima pero rodeado de
amplitud en su ejercicio según se lee en la norma básica.
Sin embargo, pueden darse prácticas complejas, difusas, indirectas o relacionadas que
impliquen obstaculización de la libertad sindical que tengan como base o fundamento la
negociación colectiva. En realidad, toda conducta antisindical puede relacionarse con la
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negociación colectiva, empero, dado el caso deberá probarse esa conexidad para intentarse
un amparo sindical del art. 47 acumulado o supletorio respecto de la acción del art. 4 Ley
23.546.
El amparo del art. 47 puede operar como una suerte de red procesal que salve la acción
especial de persecución de la mala fe procesal, frente a situaciones que no tipifiquen
estrictamente en aquella norma pero que constituyan trasgresiones a las relaciones éticas
entre los negociadores colectivos.
Finalmente, quien impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio
sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales de libertad sindical y
negociación colectiva reconocidos en la Constitución Nacional, pueden ser obligados, a
pedido del damnificado, a dejar sin efecto el acto discriminatorio o cesar en su realización y
a reparar el daño moral y material ocasionados (art. 1 Ley 23.592). Esta acción podrá,
según las particulares circunstancias del caso, ser acumulada a las anteriores.