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CAPITULO 2 LECCION 12

Visión|Naturaleza | Hijo
LA NATURALEZA DE
SU VISION
ESPIRITUAL
Estamos tratando con la naturaleza de la visión
espiritual. Esto es todo lo relativo a la tarea que
debes realizar como Iglesia. Aunque es un tema
que no entusiasma mucho a las multitudes, alguien
debe tratarlo. Estamos obligados a hacernos un
chequeo y preguntarnos: “¿Soy mascota o hijo?”.
Hay varones que acompañan a sus mujeres a todas
las reuniones. A veces las dejan dentro del templo
y se quedan afuera en sus automóviles a escuchar
el juego de fútbol del domingo o las carreras de
caballos. Otros entran y se ubican en los rincones.
Asisten a las reuniones y están dentro del templo,
pero no participan de la reunión. Son como las
mascotas. Por más que las ame, siempre serán
mascotas porque esa es su naturaleza. Imagínate si
tuvieras un gatito y le preguntaras su opinión sobre
Bin Laden o los sucesos que involucraron a las
Torres Gemelas. ¡No puedes hablar de eso con un
gato! Sólo puedes realizarle algunos cariños sobre
el lomo y alimentarlo. La relación con una mascota
es muy limitada, pero la relación con un hijo es
completamente diferente.

“Hay gente que viene a la iglesia como turista”

Pertenecemos al mismo tiempo a dos clases de familias. Una se terminará algún día, pero la otra
es eterna. Las familias Muñoz, Pérez o González, desaparecerán con el tiempo. Si tienes una hija
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y se llega a casar con un tal Hernández, tu apellido se perderá. Tus nietos no tendrán tu mismo
apellido y crecerán las genealogías hasta que tu familia, como tú la conoces, desaparecerá. Esa
familia que tantas amas, y es bueno que así sea, se terminará algún día. Se morirán tus abuelos y
los padres serán ancianos. Llegado el momento, también moriremos. Podemos ver que nuestra
familia natural no es eterna. Por más que la ame y cuide de ella, algún día se terminará. Pero con
la familia de Dios no ocurre lo mismo, permanecerá para siempre y crecerá eternamente porque
está compuesta de hijos engendrados por Dios. ¿Estás feliz por ser parte de la “familia” de Dios?

Puedes edificar una relación madura con tus hijos a medida que se van desarrollando o hablar
cosas cada vez más profundas con ellos.
Hay cosas que un padre comparte sólo en familia:
¿Sabes lo que Dios desea? Hablar contigo a solas, compartirte sus secretos, revelarte sus planes y
sus propósitos más íntimos. Las cosas que Él hará a través de tu vida. Si Dios va a hacer algo
grande en tu nación, ¿no te gustaría enterarte y ser parte de ello? ¿Te gustaría ser protagonista de
lo que Dios va a hacer en los próximos años y no permanecer sólo como un espectador? En el
libro de Juan dice: “A lo suyo vino y los suyos no le recibieron”. Vino a formar una familia y
somos parte de ella.
Un buen hijo, siempre resguardará a la familia:
Hebreos 4:14 dice:
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra
profesión”.

Hay gente que no entiende los propósitos de Dios y en vez de ser una solución se transforma en
una fuente eterna de problemas. Si no tienen la naturaleza de Dios, lejos de edificar Su familia
tratarán de destruirla. Si tienes un perrito dentro de tu casa, por más que lo quieras, hará sus
necesidades donde le plazca, romperá las cortinas y morderá tus pantuflas. Aunque le pongas un
nombre bonito, llegará el momento cuando levantará su patita trasera y orinará sobre el sillón que
tanto te costó conseguir. Entonces, para tener al perrito tan gracioso dentro de la casa, deberás
pagar un costo. Llegará el momento cuando no lo aguantarás más. Te cansarás de tener tu casa
sucia por causa de la “mascotita”. Si debes salir y accidentalmente llegara a pisar el “regalito”
que tu amado perro dejó por allí, ¡tendrás que lavarte los zapatos y cargar los olores que se te
impregnaron!

Las pulgas representan otro capítulo aparte. Si tu perrita se te escapa y se junta con el perrito de la
otra cuadra, en unos pocos meses la “familia” habrá crecido con ocho a doce cachorritos más.
Como eres el dueño de la perrita, tendrás que asumir la “paternidad” forzosa de las crías. El
problema se agrava cuando en tu casa hay niños. Si decides entregar esos animalitos en adopción
para que no anden vagando por las calles, tus hijos pequeños te verán como un criminal de guerra.
¡Qué hermosos son los gatitos! Pero se suben por las cortinas y desgarran los sillones para estirar
sus patitas y afilar sus uñas. ¿Por qué te digo todas estas cosas? Para que veas que el instinto
animal siempre dañará a los humanos, porque ambos fueron creados para vivir separados y no
bajo el mismo techo. Los hijos entienden lo que les dices, pero los animales nunca podrán
hacerlo. Cuando el Apóstol Pablo te advierte que debes cuidarte de los perros, es porque tarde o
temprano el animal levantará su pata y te dejará una “marca” desagradable. Cierta vez mi tío
estaba esperando a su novia y tenía su mente tan metida en eso que no vio al perro que se paró a
su lado y le orinó la pierna. ¡Imagínate dónde fue a parar su estampa de galán de telenovela! Pero
así son los animales.
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“Hay gente que no entiende los propósitos de Dios y en vez de ser una
solución se transforma en una fuente eterna de problemas”.

Aplicación de la lección

1. ¿Qué diferencia hay entre “mascota” e “hijo”?

2. ¿Qué entiende por familia eterna?

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3. Siestas frente a un espejo, ¿cómo te definirías: hijo o
turista? ¿Por qué?

4. ¿Cómo dañan al cuerpo los “animales o mascotas”?


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