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André Barbaulf
TRATADO
PRACTICO DE
ASTROLOGIA
Andre B•11bault. quince años vicepresidente del Centro Internacional ele
Astrologfa en Fr.ancia, ha moclurado duranrn largo tiempo este tratl.ldo. P rofesio-
n al de la AsHofogia desde hace cuatenta y cinco años y Iras hal¡er estudi ado m•·
les de 1amas, p liblicos y ¡lrlvados, redactarlo n ume•osos estud os y au101 de una
treintena Ua ob ras, ha llegado a u n grado de conocimiento q ue ha querid .o expre·
sar en esta obra
Este lib ro puede ser le ido. en primer l1.19th, por u n p rincipiante , fll cual
ap rendera con él a abord ar un ;ema, 11 rnane¡ar :ius claves - s;gnos, sectore:s. plane-
tas v aspectos, a interpretarlos según la 11·adició n Los ejernplos están Cionstll ui
d os po r temas h lS1órlcos. desde Catalina de Médicls a Oe Gaulle, pasando ~o r
Napo lecm
El profano, e l escéptico , el od verSario mismo, encontrarán e n é l mei:llo da
a Otar sus armas, Et n~t1ólog m adelanta a elfos y les faclHta numerosas objecio·
nes. a las que re lt.1ta con calrna. d esapasionndamencc:. '' No hay que esp erar d e la
Astrología más de lo t¡Ue Glla puede ofrecer", dice André Bnrbault, que quiere
únicamente mostrar d6nd• est a es trremplalable, dónde debe cullar y dónde
debe juzgársela ··sobre el terreno" .
Aaalmenta, existan numerosos elementos .. l ibra'' EH~ eJ tema p crsoníil
d e André Garbaulr. Amigo, pues, de los mo1ices, el astrólogo no es en este caso
un peligroso dogmál1co, si!'lo uri honi hrc que trans:mi1e modestan1unte una ira·
d ición y una experiencia s1Het'las a qulOf"IOS quieren escµcha rlo .
TRATADO PRACTICO
DE
ASTRO LOGIA
"ANDRE BARBAULT
TRATADO PRACTICO
DE
ASTRO LOGIA
COLECCION ASTROLOGIA Y ALQUIMIA·
I.S.B.N.: 84-85456-20-3
Depósito Legal: B-17 5 51.-1980
7
KEPLER: "Veinte años de estudios prácticos han convencido
a mi espíritu rebelde de la realidad de la astrología".
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rechazar en princ1p10 las afirmaciones de la astrología.
Estos creían en la influencia de los astros, y algunos sa-
bios empiezan hoy día a levantar gráficas estadísticas, a
fin de ver si se desprenden de ellas correlaciones psico-
cósmicas. Este es el único medio científico de abordar el
problema. La solidaridad que el Universo hace patente
por doquier deja más bien suponer que los resultados se-
rán positivos y permitirán, como ya lo han hecho la Qui-
rología, la Grafología y la Fisionomía, apartar de la astro-
logía las habladurías de los charlatanes ( ... ) . Si uno se
vuelve hacia las antiguas clasificaciones astrológicas de los
caracteres, no puede más que asombrarse de su concor-
dancia aproximada con más de un resultado de la morfo-
logía y fisionomía contemporáneas( ... ). Las primeras sín-
tesis que esbozan los tipos astrológicos se encuentran ya
en todo caso más cerca de una caracteriología verdadera
que la Psicología caracteriológica que, durante el siglo pa-
sado, ha obstaculizado el conocimiento concreto del
hombre co'n sus sistemas de facultades míticas ... " (Trata-
do del Carácter, p. 124-126.)
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Para responder a esta cuestión, habría en primer lugar que
precisar lo que se entiende por astrología. Si, por ella, se
pretende leer en los astros todo lo que debe suceder,
como si todo, aquí abajo, se encontrara completamente
determinado por la acción de éstos, sin que la libertad del
hombre pueda cambiar nada, tal pretensión contradice la
concepción cristiana del libre arbitrio humano. Pero pue-
de admitirse, como lo han hecho ilustres doctores de la
Iglesia, tales como Santo Tomás de Aquino, que los astros
ejercen una cierta influencia sobre el temperamento, la
complexión de los hombres y, por tanto, sobre su com-
portamiento. De ahí, una posibilidad de prever las ten-
dencias que probablemente manifestarán pero no infali-
blemente, porque el hombre, creemos, puede dominar,
orientar y doblegar las tendencias que son en él resultado
de todas las influencias cósmicas o astrales que se ejercen
sobre su organismo.
Pero, una vez dicho esto, conviene ser reservado en cuan-
to al valor de los pronósticos que pretenden extraerse de
una ciencia tan conjetural sobre las influencias astrales en
el comportamiento humano. Muy imprudente sería el que
se fiara ciegamente". (Elle, n° del 11 de agosto de 1952.)
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mente interesante dentro del mundo de los signos y el
simbolismo, porque es exactamente un simbolismo de la
psicología colectiva ... Mientras que el peligro y la grande-
za de la astrología es el manejar símbolos, cuyo alcance
aplasta a menudo a los astrólogos y los ahoga. Pero la
suerte de la astrología estriba en reposar sobre un simbo-
lismo colectivo, que posee, pues, una amplitud extraor-
dinaria". Uanus, n° 8.)
11
PIERRE SCHAEFFER: "Me parece que la astrología puede,
a su manera, por medio de las configuraciones que estu-
dia, descubrir las relaciones más secretas de la vida inte-
rior del ser humano". (L'Astrologue, n° 17.)
12
INTRODUCCION
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debe reconocer su existencia a la espera de poder explicarlos.1
Ahora ·bien, el problema principal estrzºb'a precisamente en
saber si· los "hechos" astrológicos -a saber, las relaciones que
la astrología pretende descubrir y establecer entre los zºndicios
celestes y los fenómenos humanos y terrestres- son realmen-
te· hechos. Precisamente, esta "falsa evidencia", que quiere
hac.er de la astrología una quimera, parte de que este proble-
ma esencial nunca ha sido prácticamente planteado por la
ciencia oficial, que se contenta con un juicio a priori. Efecti-
vamente, hay que saber que jamás la astrología ha sido some-
tida a un verdadero control científico por el sistema oficial.
Desde la revolución copernicana se ha creído que sus funda-
mentos eran falsos porque reposaban sobre una concepción
astronómica errónea que sitúa a la Tierra en el centro del
mundo; ello a pesar de la defensa de Copérnico, Kepler y Ga-
Hleo.2 En nuestros días -hay en ello una evolución- el argu"
mento heliocéntrico, que fue la razón de su rechazo, ya no es
utilz"zado por nadie. Pero, desde el siglo XVII al XX, la edifi-
cación de la ·ciencia no ha hecho más que alejar el espírzºtu
racional del pensamiento astrológico, hasta el punto de que
ha parecido perfectamente inútil iniciar investigaciones para
verificar este conocimiento: había cosas mejores que hacer...
Despu~ de las primeras verificaciones, imperfectas y, de
todas fonnas, impregnadas o .suspectas de parcialidad, de los
propzºos astrólogos, desde el renovador Paul Choisnard -veri-
ficaciones basadas en las estadístz"cas y e.Z cálculo de probabili-
dades-, un adversario de la astrología se tomó finalmente la
molestia de afrontar seriamente estos famosos "hechos". Así,
un estadista -haremos en esta obra el indispensable balance
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una idea frente a la cual la que puede hacerse un crítico
apresurado, por. muy brillante que sea, no es más que una
caricatura. Así mz'srno, como profesz'onal escrupuloso, he z'n-
tentato desprenderme progresz'vamente de aquello que, frente
a la prueba de la verificacz'ón empírica, no merecía ser conser-
vado, a fin de que este libro de buena fe aporte una enseñan-
za asequz'ble, que conduzca a una sana práctica de la astro-
logía.
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es un todo sintético, que no habla más que en función del
conjunto que representa. Se estará de acuerdo, efectivamente,
en que todo fenómeno secundario se encuentra orientado por
el fenómeno que le es superior. A esto podrá añadirse una ob-
jeción más grave: es tan artificial como difícil aislar una ac-
ción partfrular y apartar cada uno de los numerosos factores
puestos en juego por la variedad de elementos del tema. Y, sin
embargo, üómo escapar a este proceso analítico? No existe
ningún método que pueda, válidamente, sustituirlo; todo lo
más que puede hacerse es tomar todas las precauciones nece-
sari·as mostrando rigor en el análz"sis. Pues no veo muy bi"en
cómo puede comprenderse una configuración, incluso simple,
si· no se conoce, previamente, la naturaleza del astro, la del
signo que ocupa y la del aspecto que forma, y esto aunque
consi"dere el método global como la mejor enseñanza. Toda
síntesi·s no es posible más que a condición de un mi·nucioso
análisis previ·o. Por tanto, no hay que asombrarse si los temas
de la colección que me si·rven de ejemplos son, a lo largo de
este tratado, dislocados, explicados a trozos, ensartados; sólo
a través de este método me ha sido finalmente posible presen-
tarlos a nivel de stt síntesis más expresi·va.
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se da cuenta que la vi.da no posee la dramaticidad que le su-
gieren sus configuradones; con la práctfra, adquiere ese senti-
do de la proporción que ajusta su juicio a la relati.vidad de la
condi.ción humana. No puedo, pues, más que poner en guar-
dia al lector contra esta forma de ver en un tema natal lo
peor o lo mejor, que se arriesga a no existir más que en su
imaginadón.
Tampoco hay que correr el peligro de pedir demasiado a
la astrología, esperar de ella más de lo que puede dar. Puesto
que ésta trata sobre el ser últz"mo, su naturaleza y su des'tino,
el hombre posee, en general, frente a ella una actz.tud impreg-
nada de mentalidad mágica: con la astrología no se tiene
derecho a engañarse y se tiene el deber de saberlo todo ... In-
cluso sus adversari·os tz"enen esta actz"tud zrradonal. Ahora
bien, si· actualmente éste es ún conocimi·ento que se está for-
mando, que se perfecdona, que obtz"ene resultados aprecia-
bles, es todavía un conocimi·ento en marcha; que se plantea
mil problemas, que comporta mil oscuridades: un conoci-
miento muy imperfecto, en una palabra, y que no puede, de
ninguna forma, tener la pretensión de satisfacer la avi·dez del
saber humano en su terreno mismo. Es como los demás cono·
éimi·entos humanos: psicología, medicina... -y menos avanza-
da que éstos- que todavía tz"enen mucho por descubrir. Hay,
pues, que aceptar la si·tuación tal cual es. Pero, en su estado
actual, ésta nos aporta resultados ciertos: basta con poner la
enseñanza de este tratado a prueba y juzgarla sobre el terreno.
Habi·endo tomado plenamente conciencia de la condición
terrestre del hombre, el espíritu contemporáneo olvz.da singu-
larmente que el hombre es tambi.én celeste, ínft"ma parcela de
este planeta que es la Tierra, ligada a e.lla en su destino cósmi·-
co. Es ti"empo de abrir los ojos a un conodmiento como la
astrología, si se quz"ere llegar a la síntesis de todas las discipH-
nas que intentan devolver al hombre un lugar, no solamente
sobre la Tz"erra, si.no en la totalz"dad del Universo.
A.B.
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PR™ERAPARTE
LOS ELEMENTOS
l. EL MAPA ASTRAL
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dicular a este eje de los polos, la esfera terrestre queda dividi-
da en dos mitades: la que contiene el polo norte es llamada
hemisferio norte por oposición al hemisferio sur, que contie-
ne al polo sur. La circunferencia del gran círculo que separa
estas dos mitades terrestres es llamada Ecuador.
Las primeras coordenadas de la esfera celeste no son más
que la réplica agrandada de las de la esfera terrestre, no sien-
do la primera más que una prolongación de la segunda. En
efecto, debido a la rotación terrestre, la esfera celeste parece
girar en sentido inverso a esta rotación, en tomo a un eje que
pasa por el lugar terrestre de observación. Este eje se confun-
de prácticamente con el eje de la rotación diurna, así como el
centro O de la Tierra se convierte en el centro de la esfera
celeste.
El polo norte celeste (N') corresponde,
... pues, al polo norte terrestre (N), ya que
es su prolongación indefinida; así como
el ·polo sur celeste (S') corresponde al
polo terrestre del mismo nombre. Al
Ecuador terrestre corresponde el Ecua-
dor celeste (Eq'): éste es el gran círculo
de la esfera celeste cuyo plano, en el
centro de ésta, es perpendicular al eje de
los polos llamado eje del mundo.
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basado en los meridianos. El globo terráqueo ha sido divi-
dido en 24 husos separados de 15° en 15°, correspondiendo
cada uno a 1 hora; 1° de longitud son 4 minutos de tiempo
medio. El meridiano de origen es el de Greenwich (Londres).
La hora de este meridiano central O, que sirve de eje al
huso, constituye la hora legal para todos los países compren-
didos en este huso. Así, para Europa, la hora de Greenwich
se aplica al mismo tiempo en Bélgica, España, Francia, Gran
Bretaña, Luxemburgo y Portugal. Los husos están nume-
rados de O a 23, yendo hacia el Este y siempre a partir
del de Greenwich; el número ordinal del huso indica, pues,
la hora legal del huso cuando es O horas en Greenwich.1
Así, cuando son las 2 horas en Greenwich un día determi-
nado, son lás 3 horas (2 + 1) en el huso de Europa Central
(hora de Gorlitz); son las 4 horas (2 + 2) en el huso de
Europa Oriental (hora de Leningrado). Por el contrario, es
la 1 hora (2 - 1) en el huso 23 situado al Oeste de Green-
wich; O horas (2 - 2) en el huso 22, las 23 horas (24 + 2 - 3)
del día anterior en el huso 21, etcétera ... Cada lugar se en-
cuentra situado en longitud por relación al meridiano de
pertenencia. Así Bruselas se <;;ncuentra (por relación a Green-
wich) a 17 m 26 s Este, Madrid a 14 m 45 s Oeste, París a
9 m 21 s Este ... (ver mapa, página 27-28).
Las latitudes, perpendiculares a las longitudes que si-
túan a los países de Este a Oeste, fijan la posición de Norte
a Sur. Divididas en grados, oscilan entre 0°, que es la latitud
del Ecuador, y 90°, que es la del polo. En el hemisferio
norte, el arco de círculo meridiano de 52° pasa cerca de
las ciudades de Londres, La Haya, Utrecht, Berlín y Varso-
via; todos ellos puntos geográficos situados a la misma
distancia respectiva del Ecuador y del polo norte. La la-
titud de Bruselas es de 5 0° 48 ', Londres 51 ° 31 ', París
48° 50'. La latitud es denominada Norte o Boreal según
que el lugar geográfico se encuentre situado entre el Ecuador
y el polo norte (Berna: 46° 57' Norte); y se llama Sur o Aus-
tral en el caso contrario.2
1. La hora, tiempo medio de Greenwich, se indica mediante la abreviación
(;.M.T. (Greenwich mean time).
2. Tablas, bastante conocidas, ofrecen las longitudes y latitudes de las prin-
cipales ciudades del mundo.
23
Al levantarse siempre un mapa astral para un lugar de-
terminado (el de nacimiento), éste se encuentra, pues, si-
tuado por el cruce de la longitud y la latitud de dicho lu-
gar.
24
LAS COORDENADAS CELESTES
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cuenta sobre el Ecuador a partir del punto vernal en sentido
directo (en el sentido de la flecha) de 0° a 360°.
Coordenadas eclípticas: latitud y longitud
Al mismo tiempo que gira sobre sí misma, la Tierra se
desplaza en torno al Sol y, para el observador terrestre, resul-
ta de ello un segundo movimiento aparente solar, cuyo pe-
ríodo es de un año.
De este modo, el Sol describe un gran círculo sobre la es-
fera celeste (ocupando la Tierra siempre el centro de este cír- ·
culo). Esta trayectoria solar, a través de las constelaciones fi-
jas, es llamada Eclíptica (Ec).
El plano de la Eclíptica forma
con el del Ecuador un ángulo (incli- N
nación de la Eclíptica) cuyo valor
• medio es de 23° 27'. Esto hace que
cada día del año, con su ascensión
recta, la declinación del Sol varíe, si-
guiendo una curva sinuosa. El Ecua-
dor celeste y la Eclíptica se cortan en
dos puntos. Uno de estos puntos es
el punto vernal (por encima de la fle- s
cha que marca el sentido de la pro-
gresión del Sol y de los planetas): corresponde en el año al
equin0<;:cio de primavera. En el lado opuesto, el otro encuen-
tro Eclíptica-Ecuador produce el equinoccio de invierno. Per-
pendiculartnente, aparecen en el máximo de declinación Nor-
te el solsticio de verano, en el máximo de declinación Sur el
solsticio de invierno.
En relación con este plano de la Eclíptica, las posiciones
son definidas en latitud y longitud.·
La latitud de un astro es el ángulo que éste hace perpen-
dicularmente al plano de la Eclíptica (0° de latitud), siendo
la latitud Norte o Sur según el astro se encuentre del lado
Norte o Sur de la Eclíptica.
La longitud de un astro se mide sobre la Eclíptica; ésta
corresponde al ángulo formado por la distancia del punto ver-
nal al punto ocupado por este astro; se cuenta desde 0° (pun-
to vernal) a 360° (vüelta ·a este punto) en el sentido del reco-
rrido del Sol.
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La longitud y la latitud constituyen las medidas del Zo-
díaco, del que la Eclíptica traza su línea media. El Zodíaco
es, por tanto, una banda circular del cielo, a lo largo de la
cual caminan los astros de nuestro sistema planetario, una es-
pecie de pista sobre la que efectúan su eterna ronda. La franja
zodiacal es de 17° de ancho; ésta comprende, pues, en torno
al recorrido solar que es la Eclíptica, 8° 1/2 de latitud Norte
y 8° 1/2 de latitud Sur, campo reservado a la sinuosidad de
las trayectorias lunar y planetaria.
Se representa al Zodíaco sobre una superficie plana a
través de un círculo de 360°. Desde tiempos inmemoriales,
éste se encuentra dividido en doce partes iguales que repre-
sentan a los doce signos zodiacales. Cada uno de ellos posee,
pues, una extensión que corresponde a 30° de longitud con-
tados sobre la eclíptica. Existen también subdivisiones (deca-
natos, términos) sin gran interés. El Sol avanza más o menos
un grado por día; por tanto, tarda aproximadamente un mes
en atravesar cada signo, lo que nos lleva al siguiente cuadro:
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PLANISPHERE DES FUSEAUX HORAIRES
Planetas inferiores (entre la Tierra y el Sol)
Mercurio 1 año
Venus 1 año
30
Para este observador local, el punto Z, que es la vertical
del lugar de observación, es el Cenit y su opuesto, N, es el
Nadir. El gran círculo de la esfera celeste H H', perpendicular
al eje Cenit-Nadir (C N), es el horizonte del lugar.
Si un astro se encuentra en B, las coordenadas horizon-
tales que le caracterizan son:
1) Su altura, determinada por el ángulo B O b (figura
adjunta), constiuy~d O el lugar de observación.
2) Su azz'mut, determinado por el ángulo A O b sobre el
horizonte, representando el gran círcu-
lo Z A N la vertical de origen de las z
medidas del azimut.
Estas coordenadas permiten locali-
zar, en un momento y lugar dados, la
posición de un astro en relación al
cenit y al horizonte de este lugar,
conduciéndonos al estudio de un nue-
vo capítulo que trata sobre la esfera
local. N
La esfera local
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tiva o negativa tiene lugar a lo largo de un gran círculo, per-
pendicular al horizonte, que pasa por el cenit y por los polos:
el meridiano del lugar.
Véase la figura presente, con sus coordenadas horizonta-
les: plano del horizonte, Cenit y Nadir.
Sobre esta esfera local se superpone la esfera celeste con
el eje polar Norte-Sur y el Ecuador celeste Eq, y con la Eclíp-
tica Ec. Puede verse igualmente un círculo paralelo al Ecua-
dor que representa el movimiento diurno de un astro: abe re-
presen ta el arco diurno de este astro y
cda su arco nocturno. El horizonte del
lugar corta a este círculo en a y e: a
representa el levantamiento del astro y
e su ocaso; b, que se encuentra situado
sobre el meridiano del lugar, muestra
el punto de su culminación (meridiano
superior) y d el punto opuesto (paso
al meridiano inferior).
N La astrología, que no tiene práctica-
,mente en cuenta más que los astros del sistema solar, consi-
dera dos puntos del movimiento diurno como privilegiados:
el Ascendente y el Medio Cielo.
El Ascendente (AS) corresponde a la intersección de la
Eclíptica con el horizonte oriental: representa el punto zodia-
cal de la Eclíptica que se levanta (de ahí el término). En el
punto opuesto se encuentra el Descendiente (DS): es el punto
en el que se pone el Sol. El Medio Cielo (Medium Coeli) (MC)
es el punto en el que el meridiano del lugar se encuentra con
la Eclíptica: es el punto de la Eclíptica en el que se encuentra
el Sol cuando es mediodía real en este meridiano. El mismo
meridiano se encuentra con la Eclíptica en un segundo punto,
diametralmente opuesto, que se llama el Fondo del Cielo
(FC). 1
Al igual que el cielo se encuentra dividido por la Eclíptica
32
(gran círculo de base de los desplazamientos planetarios) que
constituye el círculo de equipartición de los doce signos zo-
diacales, la esfera focal ha sido dividida tomando al Ecuador
(gran círculo de base del movimiento diurno) como círculo
de equipartición de doce sectores llamados Casas. Esta par-
tición en Casas consiste en una división proporcional del
movimiento diurno, es decir, de los ar-
cos que los astros recorren de un ángulo
al otro. La medida de cada Casa es igual
a la tercera parte de su semiarco y com-
prende, invariablemente, un arco de
Ecuador de 30°, correspondiente a 2
horas planetarias. Los astros ocupan las
12 Casas en el orden inverso a su nume-
ración. La Casa XII contiene los astros
durante las 2 primeras horas diurnas, la
Casa XI durante las 2 siguientes, ... hasta la Casa VII para las
dos últimas horas diurnas. La Casa VI contiene los astros du-
rante las 2 primeras horas nocturnas y, así, hasta la Casa 1
que corresponde a las 2 últimas horas de la noche. El Ascen-
diente constituye el principio (al que se llama ''punta" o
"cúspide") de la Casa 1, el Medio Cielo la punta de la Casa X,
el Descendiente de la Casa VII y el Fondo del Cielo la cúspide
de la Casa IV. Se considera, pues, desde las Casas XII a la VII,
ambas comprendidas, como a Casas diurnas y de las Casas VI
a 1 como Casas nocturnas. Contadas sobre el Ecuador celeste,
las Casas son iguales (30° como los signos) al Ecuador terres-
tre; pero, mientras mayor sea la latitud del lugar de observa-
ción, más desigual es la extensión de las Casas sobre la Eclíp-
tica.
Esta es la "domificación" del cielo, según, al menos, la
concepción clásica de Ptolomeo y expuesta por Plácido de
Tito, monje de Perugia y astrólogo del siglo XVII. Sin embar-
go, existen otros sistemas de domificación, siendo los más
conocidos el de Regiomontanus (el gran astrónomo Iván Mü-
llcr) y Campanus, geómetra italiano del siglo XIII, habiendo
éstos procedido a una división geométrica del espacio, mien-
tras que el sistema de Plácido pre sen ta un carácter horario
conforme a la naturaleza del movimiento diurno. Entre estos
33
diferentes sistemas, sólo varían' las pos1cwnes de las puntas
de las Casas intercaladas, siendo la posición de los cuatro
ángulos (AS, MC, DS y FC) el mismo en todos los sistemas. 1
A continuación podremos ya levantar el mapa del cielo o
tema astrológico.
El problema de la hora
34
ésta corresponde a la hora del meridiano de Greenwich.
Una vez aportadas estas precisiones, podemos ahora in-
tentar abordar el sistema horario de Francia.
Antes de la ley del 14 de marzo de 1891 no existía hora
legal. Cada ciudad importante poseía la hora de su meridiano,
adoptando los pueblos y ciudades pequeños de los alrededo-
res esta hora. Todos los nacimientos franceses de antes del 14
de marzo de 1891 se encuentran, pues, declarados en hora
local.
La ley del 14 de marzo de 1891 impuso, hasta el 9 de
marzo de 1911 como hora legal la hora local -tiempo me-
dio-1 de París. Todos los relojes de Francia y de Argelia
marcaban, entonces, "la hora de París".
A partir del 9 de marzo de 1911 entró en vigor una nueva
ley que adoptaba la hora del meridiano de Greenwich, siendo,
pues, la hora legal la hora local de Greenwich. Todos los paí-
ses de Europa Occidental se han adherido, por lo demás, en
fechas distintas, a este uso horario.*
Hay que añadir a todo esto la complicación del horan:o de
verano** en vigor desde 1916. Durante los períodos anuales en
que se aplica éste, los relojes se encuentran una hora adelanta-
dos sobre la hora de Greenwich. En los nacimientos ocurridos
durante el período de la hora de verarro, hay que quitar esta
hora. Durante la ocupación alemana, la hora legal era la del
meridiano de Europa Central; de este modo, durante los pe-
ríodos de horario de verano entre 1940 y 1945, la hora en
vigor estuvo adelantada dos horas respecto al meridiano de
Greenwich.
Hay que señalar, además, las diferencias horarias entre la
zona libre y la zona ocupada de 1940 a 1942. Así. en zona
1. Por el hecho de que la duración del día solar real (paso en 24 horas del Sol
por el meridiano superior de un lugar) varía ligeramente de un día a otro, los astrólo-
gos han concebido un Sol ficti.ció, llamado Sol medio, cuya revolución se efectúa
regularmente a través de un movimiento uniforme en un año, como el Sol real. Su
ángulo horario determina el tiempo medio (el día medio es el intervalo de dos pa-
sos del Sol medio por el Medio Cielo).
* En Espllña se adopta la hon de Greenwich a partir de las O horas del 1O
de enero de 1901. El meridiano deGreenwich pasa en España porHuesca. (N. del T.)
** V. "Anexo-!".
35
ocupada, el adelanto era de 2 horas a partir del 15 de junio
de 1940 (siguiendo el adelanto alemán) hasta el 2 de noviem-
bre de 1942, y de 1 hora (GMT) en zona libre, manteniéndo-
se el adelanto de 1 hora desde el 25 de febrero de 1940 al 4
de mayo de 1941, convirtiéndose las 23 horas (GMT), el 5 de
mayo, en 1 hora legal. Entonces se pasó al régimen horario
alemán (adelanto de 2 horas) para volver a la hora de invierno
(adelanto de ~ hora) el 5 de octubre de 1941, convirtiéndose
las 22 horas (GMT) en las 5'23 hora legal. Esta zona volvió al
adelanto de 2 horas el 8 de marzo de 1942, convirtiéndose
las 23 horas (GMT), el día 9, en 1 hora legal, hasta el 2 de no-
viembre de 1942 en que la 1 hora (GMT) se convirtió, el día
2, en 2 horas legal, de vuelta a la hora de invierno. A partir de
esta fecha, el régimen horario ha sido el mismo para las dos
zonas (ver el cuadro adjunto) hasta el 16 de setiembre de
1941, convirtiéndose, el día 16, la 1 hora (GMT) en 2 horas
legal manteniéndose esta hora hasta hoy día (adelanto de 1
hora). La línea de demarcación que delimitaba las doz zonas
pasaba por los departamentos siguientes: Alta-Savoya, Jura,
Saone-et-Loire, Allier, Cher, Loir-et-Cher, Indre-et-Loire,
Vienne, Charente, Dord.ogne, Gironde, Landes y Pirineos-At-
lánticos. Hay también que pensar que, hasta la guerra de
1914-1918, la hora alemana (meridiano de Europa Central) se
encontraba en vigor en Alsacia y Lorena. He aquí el cuadro
de las horas de verano en Francia:
PRINCIPIO FIN
36
PRINCIPIO FIN
La hora local
37
hora legal. Por el contrario, hay que sustraer esta longitud si
la localidad se encuentra al Oeste de este meridiano.*
Respecto a Francia pueden presentarse tres casos:
1) En un nacimiento de antes del 14 de marzo de 1891, al
estar en uso la hora local, no hay que efectuar ninguna co-
rrección: la hora natal dada es local.
2) En un nacimiento situado entre el 14 de marzo de
1891 y el 9 de marzo de 1911, siendo la hora legal en vigor la
del meridiano de París, hay, pues, que efectuar la operación
que se acaba de mencionar en relación a este meridiano. El
mapa de la página 41 da las diferencias entre el Tiempo legal
y el Tiempo local, en relación al Tiempo medio de París.
Así, Brest se encuentra a 27 m 18 sal Oeste de París. En
un nacimiento a las 15 h 3.0 m, la hora local es de: 15 h 30
m - 2 7 m 18 s = 15 h 2 m 4 2 s. Estrasburgo está a 21 m 44 s
al Este de París. La hora legal para el mismo nacimiento es
de: 15 h 30 m + 21m44s=15 h 51 m 44 s.
3) En un nacimiento situado después del 9 de marzo de
1911, siendo la hora legal en uso la misma del meridiano de
Greenwich, hay que efectuar la misma operación que prece-
dentemente, pero en relación a este meridiano.
Así, Brest está a 1 7 m 5 7 s al Oeste de Greenwich. En un
nacimiento que tenga lugar a las 9 h 20 m, la hora local es de:
9 h 20 m - 17 m 57 s = 9 h 2 m 3 s. Estrasburgo se encuentra
a 31 m 05 sal Este de Greenwich; en el mismo nacimiento, la
hora local es de: 9 h 20 m + 31 m 05 s = 9 h 51 m 05 s.
La hora de Greenwich
38
efectúa por medio de una operación inversa a la que permite
obtener la hora local. Es decir que se añade la diferencia de
longitud si el lugar se encuentra al Oeste mientras que se dis-
minuye si se encuentra al Este de este meridiano.*
l)Antes del 15 de marzo de 1891, bastaba con remitirse
al último cuadro. Así, Burdeos está a 2 .m 50 s al Oeste de
Greenwich. Esta fracción horaria hay que sumarla a la hora
natal. Lyon está a 19 m 16 sal Este de Greenwich; hay, pues,
que restar esta diferencia de la hora del nacimiento.
2)Del 15 de marzo de 1891al9 de marzo de i911, ·como
la hora legal es la de París, situado a 9 m 21 s al Este de
Greenwich, hay -en todos los nacimientos- que restar, pues,
estos 9 m 21 s a la hora natal. Por tanto, se produzca el naci-
miento en Brest, Burdeos, Lyon o Estrasburgo ... , si se produ-
ce, por ejemplo, a las 12 h 15 m, la hora de Greenwich es
de: 12 h 15 m - 9 m 21s=12 h 5 m 39 s. ·
3) A partfr del 9 de marzo de 1911, si no hay que quitar
una hora, es decir la hora de verano, al ser la hora legal la de
Greenwich, no hay que efectuar corrección alguna.
BELGICA
39
-25' -20' .,.15' -IO' +15' +20' +25'
42
Este horario de verano alemán (unas 2 h) estuvo en vigor del
29 de marzo al 4 de octubre de 1943, del 3 de abril al 17 de
setiembre de 1944, del 2 de abril al 16 de setiembre de 1945
y del 19 de mayo al 7 de octubre de 1946. A partir de 194 7,
Bélgica se adhiere a la hora de Europa Central(+ 1 h) sin ho-
rario de verano.
CAN ADA:
Al berta 1906 7h
Colombia Británica 8h
Manito ha 6h
Nueva Brunswick 1883 5h
1902 4h
Tierra del Noroeste 1905 (68º -89º long) 5h
1905 (899 -103º) 6h
Nueva Escocia 1902 4h
Ontario bis 82º 1/2 1895 5h
Islandia 1902 4h
Quebec 5h
Saskatchewan 1920 7h
Yukon 1900 9h
43
reg10n a otra, teniendo cada ciudad su propia hora legal. Se
necesitarían muchas páginas para aportar todos estos datos.
Ll.JXEMBURGO
SUIZA
44
dividido en 12 sectores, cada uno ocupado por el símbolo
gráfico del signo, trazado éste más bien en relación al punto
central del círculo que en una dirección dada, pudiendo estar
orientado este Zodíaco en todos los sentidos que se quiera,
cada sector geográfico subdividido de gr~do en grado o, si no,
de 5 en 5 grádos, de modo que los emplazamientos que se
hagan en el Zodíaco puedan ser correctamente hechos.
Ahora vamos a abordar las tres siguientes operaciones:
domificación, posición de los planetas y trazado de los as-
pectos.
La Domificación
45
Lille: Longitud 12 m 15 s Este - Latitud 50° 38 'Norte.
En 1890, al ser la hora en vigor la hora local, no hay que
efectuar ninguna corrección para obtener ésta:
Abriendo la página de las Efemérides alemanas de noviem-
bre de 1890 (ver página 49), constatamos, mirando frente a la
cifra 22 de la primera columna, que es la de los días del mes,
que el Tiempo sideral al mediodía de este día, dado en la
columna siguiente, es de 16 h 5 m 42 s. El Tiempo sideral
del nacimiento es, pues: 16 h 5 m 42 s + 4 h - 12 h - 1 m =
8h4m42s.l
Una vez en posesión de este Tiempo sideral del nacimiento,
se abre una Tabla de Casas en la 13ágina 4 7 que trae las posi-
ciones de las Casas para la latitud del lugar de nacimiento o
para la latitud más cercana. Basta con dirigirse a la columna
correspondiente al Tiempo sideral natal para encontrar las
posiciones buscadas.
En el caso que estudiamos, estando Lille.a 50° 38' de lati-
tud Norte, he aquí un extracto de las Tablas de Raphael que
permite ver "en directo" la operación que conviene ~fectuar
(se trata de una domificación sistema Plácido; que es la que
utilizaremos en todos nuestros temas):
Tomamos la página en la que la latitud se acerca más a
50° 38'. Es la de las posiciones para 50° 5'. En cada uno de
los apartados que componen la página, la primera columna
concierne al Tiempo sideral. Basta con tomar las posiciones
que se encuentran en relación con el nacimiento. Para el T.S.
de 8 h 4 m 42 s (abajo de la tabla a la izquierda), no hay
más que registrar las posiciones que corresponden a 8 h 4 m
35 s. Entonces leemos, siguiendo cada columna, qué la cús-
pide de la Casa X (MC) está a 29º de Cáncer, la Casa XI a
3° de Virgo, la XII a 1° de Libra. A continuación, el Ascen-
dente, cúspide de la I, cae a 22º 18' {y algo más, pues el T.S.
natal se encuentra un poco por encima del T.S. utilizado en la
Tabla), la II a 19° de Escorpio y la III a 22° de Sagitario. Zo-
díaco en mano, se orienta éste de forma que el MC se encuen-
l. En razón de 10" por hora, deberíamos restar 10" por!'! h (12 - 4 h) o sea l'
20" en lugar de l '. Pero estas precisiones son inútiles ya que el minuto mismo de
nacimiento es algo muy poco seguro en la declaración de nacimiento.
46
TABLES OF BOUSES FOB. PJLAGUE, /.dl'11tW rH f/ N.
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tre arriba de la figura y el AS a la izquierda, y se sitúan unas
tras otras las demás cúspides de estas seis Casas. Se obtienen
las otras seis Casas situándolas en posición a las precedentes:
Cúspide de IV {F.) a 29º de Capricornio, cúspide de V a 3°
de Piscis, cúspide de VI a 1° de Aries, ... hasta la cúspide de
IX a 22º de Géminis. Y obtenemos la figura siguiente: ·
Se recomienda resaltar,
con trazos largos y gruesos,
los s;uatro ángulos, AS y MC
principalmente. Por el con-
trario, hay que contentarse
con un punto o .un trazo
corto para fijar la posición
de las Casas intermedias,
acompañadas del grado de
posición de la cúspide y del
nº de la Casa en cifras ro-
manas; esto si se quiere ob-
!1 tener un horóscopo claro y
fíe legible. 1
48
pecto a la hora de Greenwich como debe efectuarse el cálculo
de las posiciones natales. Respecto a nuestro nacimiento en
Lille el 22 de noviembre de 1890 a las 4 horas, las operacio-
nes deben hacerse en base a 3 h 42 m.
He aquí la página para noviembre de 1890 de Die Duts-
che Ephemeride (Otto Wilhelm Barth, Verlag München):
Como puede verse, cada astro del sistema solar posee su
columna de cifras que sitúan su posición en longitud cada día
del mes al mediodía. Si el nacimiento tiene lugar al mediodía
de Greenwich, basta con tomar todas las. posiciones de los
astros de ese día. Sin embargo, se impone un cálculo elemen-
tal si éste se produce a otra hora: a menos de utilizar una ta-
bla de interpolación, se procede a una regla de tres, tomando
las posiciones del mediodía que preceden a las del mediodía
que sigue al nacimiento; la diferencia entre estas dos posicio-
...
nes constituye el movimiento cotidiano, el "paso" del astro.
La operación consiste en sumar a la posición del mediodía
, , . ' .• ,,z
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• • • • • 11t1un11aa'71\ •
49
que precede el avance del astro desde este mediodía hasta el
momento del nacimiento; y, si nosotros llamamos a esta dis-
tancia horaria "diferencia del nacimiento", tenemos la siguien-
te ecuación: ·
Paso del astro x diferencia del nacimiento
24 horas
Volvamos a nuestro ejemplo: El 22 de noviembre de
1890, a las 3 h 48 m. Tenemos que tomar las posiciones del
21 y del 22. La diferencia del nacimiento es, del 21 al medio-
día al 22 a 3 h 48 m, de 15 h 48 m.
Posición del Sol:
Posición de la Luna:
50
todo cálculo, salvo respecto a la Luna que se desplaza rápida-
mente; sin embargo, es preferible la precisión, y necesaria si
se hacen las Direcciones (ver dicho Capítulo).
~uced, a veces, que los planetas retroceden en lugar de
avanzar en el Zodíaco; así, el 13 de noviembre de 1890, Ve-
nus se encuentra estacionan'a y adopta una marcha retrógrada
para ir de 18°26'a18° 06' de Sagitario entre el 21 al medio-
día y el 22 al mediodía; en este caso, se acompaña al símbolo
planetario de la letra R.
En el tema que establecemos, registramos las posiciones
siguientes:
51
un eclipse de Sol; hay un eclipse de Luna cuando una Luna-
llena (oposición Sol-Luna) se produce cerca de estos nodos.
Una vez calculadas todas las posiciones, no hay más que
situar el planeta trazando una línea sobre el punto zodiacal
correspondiente a su posición, y anotando el símbolo del as-
tro junto con la cifra de su longitud .
.Casas y planetas ya están situados; no queda más que tra-
zar los aspectos.
Los aspectos
ºº
30°
Conjunción
Semi-sexil
6
'::J.
45° Semi-cuadratura L
60° Séxtil
90° Cuadratura *o
120° Trígono !:::.
Sesqui-cuadratura [:¡)
135°
7\
150° Quincucio
180° Oposl.ción cP
~= 075 .:?f
"15 o / oX ~ ~
/~º ,.---l!J--15 -,,,V
óoY~- P_ o~
. ~\ 25-
'd~ '~q·: Gtót
52
Todos estos aspectos no poseen un valor igual. En primer
lugar, existen los más importantes, los aspectos mayores; és- •
tos son, por orden de importancia decreciente: La conjunción,
la oposición, el trígono, la cuadratura y el sextil. Los otros,
llamados menores, no poseen más que un valor secundario,
pero sin carecer por ello de importancia. No deben ser nunca
olvidados cuando van en pareja; así, cuando dos planetas for-
man una cuadratura, si un tercero se encuentra equidistante
de los dos primeros, forma con ellos dos semicuadraturas o
dos sesquicuadraturas; o también, cuando hay dos planetas
en oposición, un tercero puede hacer simultáneamente una
semicuadratura con uno y una sesquicuadratura con el otro.
Algunos aspectos son armónicos (trígono, sextil, semisex-
til). A éstos se les traza en el horóscopo con una línea seguida
o una línea azul; los otros son disonantes (oposición, cuadra-
tura, semicuadratura y sesquicuadratura); se señalan por me-
dio de puntitos o con trazo rojo.
Existe otra categoría de aspectos que deriva del alejamien-
to del astro respecto al plano del Ecuador. Estos aspectos en
declinación son de dos clases: los antiscios, simetría de un
punto de la Eclíptica respecto al eje de los solsticios (0° Cán-
cer -Oº Capricornio) y los contraantiscios, simetría respecto al
eje de los equinoccios (0° Aries-Oº Libra). Así, un astr<;> a
15° de Géminis y otro a 15° de Cáncer forman un antiscio; al
igual que un astro a 25° de Leo y otro a 5° de Escorpión
(35° a una parte y otra de 0° de Libra) forman un contran-
tfscz'o. Además, dos astros se encuentran en paralelo cuando
poseen la misma declinación: describen el mismo arco como
consecuencia del movimiento diurno. El contraparalelo es el
aspecto formado por dos astros de la misma declinación pero
de signos contrarios: los arcos diurnos de uno son iguales a
los arcos nocturnos del otro y viceversa. Antiscios y paralelos
son equivalentes a la conjunción; contraantiscios y contrapa-
ralelos, equivalentes a la oposición. Esta segunda categoría de
aspectos, enseñada por la tradición, es poco utilizada en nues-
tros días; sin embargo en las investigaciones hay que tenerla
en consideración.
Con un poco de práctica, los aspectos se leen a simple
. vista; la conjunción y la oposición se ven inmediatamente y se
53
perciben bastante deprisa los demás aspectos que forman po-
lígonos dentro del círculo: el triángulo, el cuadrado, el hexá-
gono.
Finalmente se acepta una cierta extensión del aspecto
sobre varios grados. Esta zona de influencia que precede y
sigue a la distancia teórica del aspecto constituye su orbe. Su
valor no se encuentra determinado de una forma absoluta,
pues es difícil determinar con
2r precisión el límite a partir del
~· cual el , aspecto se rompe. En
~cgs"34' términos generales, aconsejamos
personalmente los orbes siguien-
tes:
10º para la conjunción
90 para la oposición
llº para el trígono
6° para la cuadratura
4o para el sextil
20 para los aspectos menores y
1o parii el paralelo de declinación
54
de fom1a triangular. Los astrólogos ingleses han conservado
esta fórmula que consiste en repartir los elementos celestes
en los casilleros fijos e iguales de las 12 Casas, dentro de una
representación circular. El mapa adjunto de la rezºna Isabel JI
de Inglaterra es un ejemplo de ella.
55
colocado "de pie" (con el meridiano haciá ia vertical y el
horizonte hacia la horizontal, el AS a la izquierda y el MC
arriba) si se quiere dar el máximo de condiciones para desci-
frarlo bien.
La representación esquemática del tema que utilizamos es
suficiente para nuestro uso. Queda por decir que los antiguos
daban una representación matemática exacta utilizando el
astrolabio. Esta fórmula ha sido retomada por D. Néroman
con el Domígrafo que da una figuración gráfica del tema, tal
como se encuentra presentado aquí el del general De Gaulle.
Este gráfico, hecho por J ean du Sourel, es una proyección
DOl'llGRAPHE-CAF
51~
56
estereográfica de la esfera celeste proyectada desde el polo
del Ecuador. Se compone esencialmente de dos partes: la pro-
yección de la Eclíptica y de los signos (en puntitos} y la del
sistema de Casas {aquí para la latitud de 51° Norte}. El movi-
miento diurno se realiza por la rotación de la franja eclíptica
sobre la franja de las Casas. Su realizador considera que cada
planeta situado en longitud y en latitud envía once reflejos
situados de 30° en 30° de longitud y en latitud en el pfano
definido por la Tierra y el vector velocidad del planeta. 1
57
II. VERIFICACIONES Y PRUEBAS
59
( ... ) "Concluyamos: el balance de la astrología científica
es igual a cero. "1
Esta conclusión, el eminente astrónomo la justificaba así:
"La astrología que se llama científica ¿propone leyes verifica-
bles? Y los científicos ¿pueden verificarlas? Desde hace tiem-
po, una Comisión científica permanente, fundada por laAso-
ciaci"ón Amerfrana de Sociedades Científicas, se encarga de
estudiar las leyes astrológicas que le proponen. Hasta ahora
los resultados han sido por completo negativos: ninguna de
las influencias alegadas por los astrólogos llamados serios se
verifica".
Un juicio de este tipo no puede emitirse más que a partir
de la constatación, positiva o negativa, de una corresponden-
cia entre un determinado indicio celeste y un determinado
hecho humano, correspondencia cuyo criterio es el de una
"ley de relación": una diferencia de frecuencias, ley imperso-
nal y reproducible, sin hipótesis preconcebida. Se trata de
saber si tal configuración, correspondiente a tal tendencia hu-
mana, se encuentra más frecuentemente en los cielos de naci-
miento de aquéllos que poseen esta tendencia en común que
en los cielos de nacimiento de las demás personas. La verifica-
ción de este "hecho astrológi_co" se funda, pues, en su princi-
pio, sobre el cálculo de probabilidades basado en estadísticas
bien hechas, caracterizadas por la imparcialidad en la elección,
la homogeneidad de casos y la multiplicidad en el número.
Hasta 1955, fuera de algunos ensayos imperfectos e in-
completos efectuados por algunos astrólogos, entre ellos Paul
Choisnard, el renovador de la astrología a principios de siglo,
no existía ninguna obra de verificación general y sistemática.
Pero, durante este año, un joven investigador publicaba un
primer balance estadístico impresionante. En su Influence des
Astres; Etude critzºque et expérzºmentale (Editions du Dau-
phin), Michel Gauquelin presentaba, en una primera parte,
una serie de resultados negativos respecto a las tesis astrológi-
cas, poseyendo, sin embargo, el original de la obra una segun-
da parte con resultados impresionantes.
Con una crítica no menos hostil que los Boll y Couderc,
60
el autor expresaba en su Introducción: "Reconozcámoslo:
estábamos sinceramente persuadidos de que este libro no ex-
pondría más que la crítica a la doctrina astrológica contenida
en la primera parte de la obra. Pero, a lo largo de nuestros
trabajos, nos hemos encontrado en presencia de resultados
tan importantes que el rigor científico nos ha obligado a pro-
. seguir y extender las experiencias en este sentido". Algunos
años antes se acababa de fundar -con la participación de
Couderc y Boll- una comisión científica europea, análoga a
la comisión americana citada.anteriormente: El Comz"té Belga
para la Investigación científica de losfenómenos consz'dera-
dos paranormales. M. Gauquelin transmitió, pues, dichos re-
sultados, tan insólitos, a posteriori a los interesados, con el
fin de someterlos al control prometido en principio. No reci-
biría ninguna respuesta de Couderc, hostigado en varias oca-
siones, a pesar de ser el primer interesado por su reputación
de crítico oficial de la astrología. De Boll, por el contrario,
recibiría una larga carta aunque corta de ideas, que se resu-
mía en sustancia en un:
"Usted ha encontrado una susodicha influencia de Júpiter
en los diputados franceses; encontrará una susodicha influen-
cia de Saturno en los diputados belgas, una susodicha influen-
cia de Marte en- los diputados alemanes ... Y sacará deduccio-
nes invocando el 'temperamento nacional'. Finalmente, la
respuesta más bonita le llegó directamente del 'Comité Bel-
ga.. .' del 'especialista de la Casa', Sylvain Arend, astrónomo
del Observatorio de Bruselas: 'Los astrónomos han estudiado
el problema a prz'ori; para ellos, los destinos humanos depen-
den de factores humanos y no astrales'. Reacciones tan nega-
tivas como éstas, que atrasan la evolución del conocimiento,
explican por qué la verdad no ha brillado aún sobre la astro-
logía; pero éstas no podrán impedir que la luz se haga."
Un rechazo tan sistemático 1 no podía más que incitar a
Gauquelin -cuya posición se encuentra actualmente a medio
61
camino entre los adversarios y los partidarios de la astrono-
mía- a ir más lejos. Habiendo prácticamente agotado los
diccionarios biográficos de médicos, militares, deportistas ...
franceses, emprendió estadísticas similares en aquellos países
europeos en los que el acceso a los registros civiles le era po-
sible, llegando a reunir i25.000 fechas de nacimiento! El resul-
tado de este sondeo nos lo ha ofrecido en su nueva obra Les
Hommes et les Astres; col. "La Tour Saint-J acques", edit.
Denoel.
Los siguientes gráficos reproducen la repartición de l~s
planetas en el movimiento diurno:
Culminación
Culminación
Culminación
100
100
62
e) Posición de Júpiter en la
casa de 1.2 70 actores (vedetes).
63
en los mismos sectores del Cielo, correspondiendo a zonas
astronómicamente privilegiadas (levantamiento, culminación
del planeta y puntos opuestos)". Y sobre este punto, "grupos
parecidos han dado resultados parecidos, grupos opuestos, re-
sultados opuestos" (los deportistas, sean franceses, belgas,
alemanes o italianos ... se encuentran marcados por el paso de
Marte, los diputados por el de Júpiter y la Luna, los científi-
cos por el de Saturno ... ). Por otra parte, "dentro de los
grupos, los resultados varían en función del valor de los indi-
viduos que los componen" (así, Marte surge más claramente
en los ángulos en los campeones deportivos que en los depor-
tistas de segundo orden, Júpiter en los Jefes de Estado y mi-
nistros que en los simples y oscuros diputados ... ). Y Gauque-
lin presenta como un hecho científicamente cierto: "Cuando
un planeta (por lo menos Marte, Júpiter, Saturno) arrastrado
por el movimiento diurno pasa en su levantamiento, culmina-
ción y oposición por estos dos puntos, ejerce una influencia
tal que existe una relación entre sus posiciones concretas y el
nacimiento de ciertos individuos de características bien deter-
minadas".1
2) El valor simbólico de los planetas. La tradición astro-
lógica considera que cada planeta posee una gama especial de
tendencias, es decir un simbolismo que le es propio y que
determina propiedades psicológicas concretas y, en conse-
cuencia, tendencias en la vida.
Ahora bien, ¿no es a una constatación de este tipo a la
que llega Gauquelin? Marte presenta una posición privilegiada
en los militares, los deportistas y médicos; Júpiter en los di-
putados, actores y Uefes) militares; Saturno en los científicos
y sacerdotes.
Frente a estos resultados estadísticos, he aquí, resumido,
el simbolismo de estos tres planetas en una de las mejores
obras clásicas de astrología (a la que nos referiremos a lo lar-
go de este tratado), la de Morin de Villefranch (siglo XVII):
Astrología Gallz"ca MDCLXI (traducción de Selva, 1902, p.
210-211):
64
CARGOS Y PROFESIONES
65
SATURNO: El deseo de meditar, de reflexionar, el espíri-
tu dirigido hacia el aspecto profundo de las cosas (científicos,
sacerdotes).
Culminación
AS
66
renovada -Choisnard (Langage astral, p. 116)- reduce los
orbes después del paso y los amplía para antes de este paso.
2) El resultado estadístico actual -media de 2/3 después
y 1/3 antes del paso.
Por muy importante que sea este desfase para la práctica
astrológica, constituye -objetivamente- frente a los demás
sorprendentes resultados, una pequeñez en contra de la astro-
logía: iel punto en discusión no está más que en la cifra de
después de la coma! En cuanto a nosotros, astrólogos, nos
equivocaríamos en ·cerrar los ojos ante estos resultados que
-si no se trata de una inexactitud en la declaración de la hora
de nacimiento- nos invitan a ajustar nuestro método. Esta
supremacía del "después" sobre el "antes" del paso planeta-
rio nos hace recordar que el máximo de calor anual no es en
el solsticio de verano sino en julio; lo mismo que el máximo
de calor diurno no es a mediodía sino a las 13/14 horas; y al
igual que el máximo de las mareas tiene lugar el día después
de las fases lunares (esto último acreditaría una tesis física
de las influencias astrales).
Hemos examinado las reservas, veamos los límites.
Los resultados obtenidos por Gauquelin no establecen
· una prueba indiscutible de influencia más que respecto a los
planetas Marte, Júpiter, Saturno 1 y la Luna. Aparte de una
ligera anomalía de las posiciones de Venus en un grupo de
músicos y de una distribución aún más asombrosa del mismo
astro en 623 criminales, 2 no ha obtenido conclusiones en lo
que respecta a los planetas inferiores y a los nuevos planetas.
¿Por qué esta encuesta no ha aportado más que una semi-
verificación respecto a toda la gama planetaria? Sin querer
jugar al maestrillo con respuesta para todo, podemos recrimi-
nar la limitación del abanico de materiales de prospección, al
67
haber Gauquelin, de alguna manera especializado su explora-
ción -para poseer una certidumbre masiva- sobre un grupo
muy limitado de categorías profesionales, a lo más una de-
cena.
Pero, una vez realizada una brillante demostración en cuan-
to a la influencia de los planetas superiores (que poseen, por
lo demás, el máximo de "carácter" simbólicamente hablan-
do), no vemos a priori· por qué los demás planetas no posee-
rían la menor influencia. Gauquelin ha establecido en primer
lugar la acción de tres planetas, después la de la Luna; y, una
vez en este camino, al realizar sus encuestas sobre nuevos
grupos humanos, no puede dejar de ampliar el círculo de sus
descubrimientos, no encontrándose todavía más que en el
inicio de su investigación y no captando, hasta ahora, más
que sus líneas generales. 1
Con certeza existen muchos otros resultados a extraer de
su enorme botín de fechas de nacimiento. Alineando sus
3.000 soldados, ha obtenido la nota Marte-Júpiter que cons-
tituye la "rúbrica" del militar superior; pero aquí no ha con-
siderado más que la función común que constituye la unidad
de su grupo estadístico, con lo que en esta alineación se mez-
clan los soldados más diversos: un tranquilo como Joffre, un
humano como Pétain, un nervioso como Foch ... un vencedor
como Gallieni, un vencido como Von Kluck, etcétera. No es
necesario decir que todas estas particularidades individuales
esenciales no intervienen en la contabilidad final; pero aun-
que la estadística testimonia una influencia únicamente en lo
que respecta a la profesión de todos estos hombres, no hay
duda que otras influencias, todavía ignoradas, se encuentran
en relación con las disposiciones particulares de éstos: con-
cepción del combate, conducta en la guerra, dedicación a tal
servicio o a tal función, e incluso heridas, tendencia a vencer
o a ser vencido ... Y, esto, los análisis de los subgrupos po-
drían, sin duda, revelarlo.
Finalmente, si no han sido agotadas todas las conclusio-
68
nes bajo el ángulo desde los resultados obtenidos (habiéndose
hecho únicamente lo esencial), no lo son tampoco respecto a
la teoría en sí. Si se admite que existe una propiedad específi-
ca de cada planeta que prevalece más particularmente a su
paso por los ángulos del cielo, foo estaría permitido, al mis-
mo tiempo, extraer la noción de aspecto, en la medida en que
éste es el encuentro del astro y del punto priyilegiado del mo-
vimiento diurno que constituye el "hecho" astronómico sig-
nificante? Este encuentro no es más que una conjuncz"ón, in-
cluso aunque las distancias improbables se amplíen en tomo a
los ángulos desbordando ampliamente el orbe clásico de la
conjunción. Y, si se considera el conjunto de la distribución,
hay que hacer intervenir, junto al levantamiento y la culmina-
ción, a "los puntos opuestos" (Gauquelin utiliza esta expre-
sión hablada). Ahora bien, para el estadista, aos puntos
correspondientes a nuestro Descendente y a nuestro Fondo
del Cielo poseen una "virtud" en sí, como el AS y el MC, o
actúan solamente por oposición a estos puntos? Es muy difí-
cil pronunciarse y rechazar esta última hipótesis (tanto más
cuanto que las concentraciones en el DS y en el FC son se-
cundarias en relación a las que tienen lugar en el AS y en el
MC, lo que concuerda con la tradición astrológica), la cual,
entonces, acreditaría el segundo aspecto en potencia después
de la conjunción y que se desprende de ella: la oposición.
Para el astrólogo, en todo caso, desde el momento en que nos
encontramos en presencia de un fenómeno cíclico (el movi-
miento diurno), un punto, incluso privilegiado, de este ciclo
no posee significación "en sí" y no puede ser aislado más que
arbitrariamente. Este no tiene sentido más que en función del
conjunto del ciclo cuya totalidad responde a la solidaridad de
las partes, siendo el AS opuesto y complementario del DS,
como lo son la conjunción y la oposición. Ahora bien, ¿hasta
dónde puede llegar la estructura simétrica del ciclo?
69
examinaron la repartición del Sol en los signos en grupos pro-
fesionales: músicos, científicos, ingenieros, industriales, sa-
cerdotes, banqueros, físicos, literatos y marinos. En todas
estas categorías las reparticiones de los nacimientos son estric-
tamente las del conjunto de la población. Gauquelin ha hecho
la misma operación con los pintores, generales, médicos, de-
portistas, actores, criminales y sacerdotes: los mismos resulta-
dos negativos. Y, en el VII Congreso Internacional de Astro-
logía de París (1954), Hans Ritter, ha tomado él mismo
2.230 compositores musicales y ha "alineado" en el Zodíaco
las posiciones del Sol y de 4 planetas, o sea i 11.150 posicio-
nes! no habiendo obtenido mejores resultados.
Pero, partiendo del espíritu mismo de la astrología, ¿ha-
bía necesariamente que esperar que todo el simbolismo zodia-
cal fuera tan inválido y nulo? Dicho balance condena con
seguridad tanto a esos astrólogos ingenuos como a aquellos
imprudentes que han decretado que existen signos artísticos,
por tanto musicales (los signos venusinos de Tauro y Libra,
naturalmente), y otros que no lo son. Pero ¿sufriremos la
afrenta de confundir la astrología con los astrólogos que la
traicionan? Consideramos que estamos en el derecho de hacer
esta distinción tanto· más cuanto que no hemos esperado a
estos escrutinios estadísticos para denunciar -juntamente a
propósito de los músicos- una posición tan falsa y para pre-
venir que no había que esperar nada de encuestas tan injusti-
ficadas astrológicamente. 1 Ni la doctrina ni la experiencia nos
enseñan que existe un signo "musical". No hay más que ''tem-
peramentos musicales" que son diferentes de un signo a otro.
La vena musical densa y agresiva del Aries-Marte Honegger no
tiene nada en común con la amorosa y sensual del Tauro-Ve-
nus Massenet, ni se parece más al brío desembocado del Gé-
minis-Mercurio Offenbach o al lirismo poético de Cáncer-
Luna Schubert 2 iy precisamente todos estos músicos son
pasados por el "pasapurés" de la estadística! El círculo zodia-
cal representa un universo completo en sí mismo, en el que.
70
todas las tendencias, expresadas por cada signo, son represen-
tadas. Si se agrupa los dos mil músicos de un diccionario bio-
gráfico, se confrontan en revoltillo todos los temperamentos
musicales y todos los géneros musicales que surgen de todos
los planetas y todos los signos: ¿Hay que asombrarse, enton-
ces, de que no salga nada de un tal escrutinio global? Un
estadista puede, perfctam~n, deducir la ausencia de toda
relación entre los signos zodiacales y la música "en sí"; pero,
si no va más allá de este escrutinio global, pasa por completo
de lado el problema, dando prueba de que ni conoce ni
comprende el tema que trata; y, si se permite llegar a con-
cluir la no-influencia del Zodíaco sobre los músicos, comete,
simplemente, un error, utilizando el instrumento estadístico
al servicio de una interpretación abusiva, icontra la cual no
podríamos dejar de protestar en defensa de la verdad!
A partir del punto de vista del pensamiento astrológico,
una estadística zodiacal no tiene sentido más que a partir de
la consideración de un subgrupo basado en una particulari-
dad, una especialidad, una función localizada, susceptible de
ser asimilada a un signo y sólo a uno. Por ejemplo, en lugar
de tomar en bloque a todos los médicos, sería interesante
saber si Tauro no aparece en los otorrinos, Leo en los car-
diólogos, Escorpio en los ginecólogos y sexólogos ... Unica-
mente a partir de estas encuentas empiezan a poder ser pues-
tas a prueba por la estadística relaciones astrológicas precisas.
Hasta hoy día, la estadística ha dado resultados probato-
rios respecto a que lo "cuantitativo" domina sobre lo "cuali-
tativo": el paso de un astro por el horizonte y el meridiano
constituye una configuración puramente "cuantitativa" y
representa incluso la configuración más poderosamente valo-
rizadora, la que da más "relieve" a una tendencia. No pasa, en
absoluto, lo mismo con las posiciones de los planetas en lds
signos. En este caso, lo "cualitativo" domina sobre lo "cuan-
titativo". En la medida en que Aries es un signo marciano,
debe tender hacia direcciones marcianas; parece, sin embargo,
engorroso que no haya más militares Aries que militares
Tauro, Géminis o Cáncer. ¿Quiere decir esto, sin embargo,
que el simbolismo de Aries sea un mito? Tomen los militares
más típicamente Aries y vean si no son entre los soldados los
71
más valientes, los más marciales. iPara el profesional, es in-
concebible que un militar típicamente Aries haya llegado al
Ejército como funcionario, sin pasión por la aventura y el
combate! Pero, en este caso, el "contenido" del papel jugado
domina sobre el '\continente" de la profesión adoptada: lo
cualitativo se encuentra por encima de l'b cuantitativo. Y huál
es entonces el valor del punto de vista estadístico?
Quedan por tratar otros dos resultados estadísticos que
plantean más problemas: La herencia astral y los tránsz"tos.
72
Los tránsitos: El paso de un planeta del cielo por el lugar
de un planeta del nacimiento aporta un clima de la misma na-
turaleza de estos dos planetas durante el tiempo que dura este
"tránsito". Choisnard pretendía haber confirmado, a través
de estadísticas, la influencia de los tránsitos de conjunción de
Marte y de Saturno sobre el Sol en el momento de la muerte.
Después de Choisnard, el astrólogo H. J. Gouchon hizo una
importante .estadística sobre el tránsito Saturno-Sol en el mo-
mento de la muerte. El resultado fue mucho menos convin-
cente. Ahora bien, Gauquelin examinó los tránsitos de muer-
te de todos los planetas en relación al Sol y a la Luna (7.482
posiciones) y no obtuvo nada. Esta estadística negativa -la
más molesta, aunque limitada a la parte secundaria de la as-
trología, consagrada a la fijación de fechas de acontecimien-
tos, vale la pena señalarlo- plantea seguramente un grave
problema, pues el profesional de experiencia, cuyo espíritu
crítico no ceja, no puede resignarse a abandonar los tránsi-
tos: a su parecer, ya que lo constata regularmente, el paso del
Saturno celeste sobre el Sol natal es (salvo en casos en que
estos dos astros se encuentren bien situados en el nacimiento)
invariablemente nefasto: según la configuración solar, es ya la
salud, ya la vida material, ya la vida social o afectiva la que
resulta afectada. Quizá se deba a esta dispersión de efectos
producidos el que la encuesta sea falaz, aunque a pn·ori un
resultado., por pequeño que fuera, debería ser detectado.
En defensa de la ·astrología, hay, sin embargo, sincera-
mente que admitir que el método estadístico no es adecuado
para la verificación y la captación de todos los fenómenos
complejos: éste aplica un procedimiento de análisis a una sín-
tesis de elementos indisociables, procedimiento que diseca, es
decir, que mata, previamente, el organismo vivo sobre el que
opera. Dentro de la doctrina de las Determinaciones (ver este
capítulo), la estadística podrá sin duda confirmar la "presen-
cia" de éstas, pero las determinaciones por regencia y aspee-
. tos no podrán más que escaparle. Consideramos que ya es
73
muy agradable y animador que la estadística haya confirma-
do las principales bases de la astrología: algunas disciplinas
que el buen sentido acepta se encuentran lejos de disfrutar
de una verificación tan amplia y severa. Es verdad que en un
campo tan heterodoxo, los motivos de duda deben dominar
sobre las razones para creer. Pero ésta no es justificación para
precipitarse y juzgar apresuradamente un tema delicado y que
exige una larga paciencia. Hasta ahora, el tiempo ha trabajado
en su favor: debido a su precipitación, Couderc no encontró
nada que pudiera estar en favor de la astrología (también es
verdad que no quería encontrarlo). Tomándose un poco más
de tiempo, Gauquelin ha encontrado ya algunos resultados
positivos. En este campo, el Tiempo es un gran maestro que
lenta pero inexorablemente vencerá sobre el oscurantismo,
sea éste mágico o científico. Lo único que importa es la ver-
dad y, aunque la doctrina tradicional de la astrología tenga
que verter salud en el empeño, ésta tendrá la última palabra.1
l. Es triste constatar con qué dificultad se abre camino esta verdad; así, se
creía que los balances estadísticos de Gauquelin jugarían a este respecto un papel
decisivo. Ahora bien, este mismo estadista ha llegado a falsear enteramente la sig-
nificación de sus resultados repitiendo sistemáticamente que ofrecen un "efecto
estadístico" nuevo, inédito, descubierto casualmente; efecto además "por comple-
to independiente de la doctrina astrológica", que no posee "parecido alguno con
las leyes tradicionales de la Astrología", ¡arruinando incluso la construcción de
sus teorías! En realidad Gauquelin no ha descubierto nada, las mismas estadísticas
sobre las mismas profesiones y con los mismos resultados conformes a la pura
tradición han sido hechos 20 años antes por el astrólogo Léon Lasson en Ceux qui
nous guident, Editions Debress, 1946 ...
74
revisada o abandonada tras la lectura de más temas.Juzguen
sobre el mayor número de casos posibles.
3) Elimz·nen todo lo fantástz'co; no vengan a la astrología
para "pasmar" a los demás (quedarían decepcionados), sino
para buscar la verdad con toda simplicidad y modestia. Esta
investigación no puede más que conducirles a la racionaliza-
ción de sus avances intelectuales.
4) No juzguen a la echadora de cartas. La práctica re-
quiere la dignidad de una operación intelectual. Su desempe-
ño no implica, en absoluto, que se dediquen, en un juego de
escondite, a "adivinar" el destino a cualquiera que desee que
se lo descubran por entero. Ciertamente, nada les impide,
cuando llegue el caso, medir su saber a título de experiencia
respecto al escéptico. Pero no existe una sana práctica más
que en la colaboración entre el intérprete y el interpretado
(como en la del médico y el enfermo), en base a un conoci-
miento previo de este último. Parti_endo no de c'ero, sino de
sus informaciones -y éstas no son jamás demasiado comple-
tas, deberán luchar o aprender a preguntar- sólo entonces les
será posible el desempeñar su papel de intérprete: iluminar al
interpretado, añadir su visión a la suya, rectificar, ampliar,
profundizar el conocimiento que éste tÍene de sí mismo y, a
continuación, proponer -no se trata ya de predicción sino de
previsión- las líneas probables, de su futuro.
75
III. LAS DETERMINANTES TERRESTRES
77
Existen numerosos espíritus bien-pensantes que encon-
trarán que al uncirse a este carro de los cuatro elementos la
astrología no hace más que quedar en desuso: en nuestra era
atómica, ésta retrocede a una "pobre pseudofísica" indefen-
dible. Pero, en primer lugar, hay que preguntarse si la quími-
ca lavoisienne y la física atómica realmente han destronado
esta "física" de los elementos, o si no se trata más bien de
dos cosas diferentes, de dos aspectos ajenos de la realidad del
mundo, demasiado tiempo confundidos por haber tomado el
espíritu de estos famosos elementos al pie de la letra.
Para los Antiguos, las cuatro cualidades elementales y los
cuatro Elementos constituyen menos unas fuerzas físicas que
unos principios ordenadores, testigos de la sustancia interna
de la vida en el ciclo de su evolución continua, una especie
de rosa de los vientos que señala los puntos cardinales del
mundo concreto del hombre. Y, por más grosero que pueda
parecer dicho nivel de referencia, éste satisface al espíritu in-
quieto de solidez, ya que pertenece a lo "vivido" del hombre
permanente, siendo, por ejemplo, lo "caliente" un valor que
no desaparecerá ni variará ni en su principio ni en su realidad
de múltiples manifestaciones. Y, si molesta al astrólogo el ser
un "vitalista" que tomas las ref~ncias de su tipología en
estas "esencias", nada le impide basarlas en datos empíricos
concretos: le basta con recurrir a los datos morfológicos, fi-
siológicos, biotipológicos, biológicos y demás con los cuales
los médicos modernos han reencontrado y reconstruido los
cuatro temperamentos tradicionales elaborados sobre estos
mismos Elementos (queremos hablar de las obras de Sigaud,
Mac Auliffe, Pende, Allendy, Corroan, Martiny). Esta es in-
cluso la única forma de establecer y basar la relación entre los
principios naturales y el estado humano. Pero deberá recono-
cerse el "corte" moderno de valores antiguos; pues, como
declaraba Emmanuel Mounier, "el que tal tipo psicofisiológi-
co se distinga por la rapidez de sus combustiones, no es, des-
pués de todo, más que otra manera de decir que se encuentra
dominado por el elemento fuego". 1
Tenemos, pues, que admitir que en el origen de toda clasi-
78
ficación astrológica se encuentra la doctrina antigua de la for-
mación de todas las cosas por los cuatro Elementos; doctrina
que encontramos en los grandes filósofos: Pitágoras, Empédo-
cles, Platón, Aristóteles. Esta consiste en una determinación
generaldelaesenciadelasfuerzasdelanaturaleza,realizandoésta
su obra de generación y destrucción a través de estos principios
vitales.
Para la astrología, si el hombre es un cosmos er. el cosmos,
es también un producto de la Tierra, un proceso de la Natura-
leza, de la misma esencia y sometido a las mismas leyes que
ella. A los procesos naturales corresponden, analógicamente,
los procesos humanos, pero éstos poseen en primer lugar, re-
ferencias naturales, terrestres.
Así, pues, por doquier las cosas van de cuatro en cuatro.
Si, sobre la Tierra, existen estos dos cuaternarios de cualida-
des y de elementos, en el cielo las revoluciones de los astros
hacen prevalecer cuatro grandes fases, análogas a la infancia,
la juventud, la madurez y la vejez. Nuestro calendario lo ates-
tigua elocuentemente.
He aquí, en primer lugar la cruz que caracteriza a las ma-
nifestaciones de la vida terrestre:
Según este esquema, los Elementos son
producto de la combinación de dos cualida-
des universales:
Agua:
Aire:
Fuego:
Fría y húmeda
Húmedo y caliente
Caliente y seco
FUEGO
seco
TIERRA
l
calor
A<RE
húmedo
AGUA
Tierra: Seca y fría frío
79
CALOR
AIRE
HUMEDO ;
AGUA'
-
MC
HORIZON
~
R
1
FUEGO
SECO
TIERRA
N
FRIO
..A. .L
M C
80
orden elemental, como testimonia este cuadro de Maurice
Munzinger, en el que figuran, a la izquierda, el grupo de pla-
netas de juventud (dominando lo Húmedo y Caliente) de in-
fluencia animadora y expansiva, y, a la derecha, el de los pla-
netas de madurez y vejez (dominando lo Seco y Frío) de
·influencia restrictiva y estabilizadora.
Véase, finalmente, la repartición aproximada de los pla-
netas en el círculo de los Elementos. Todavía es prematuro
incluir en ella a Plutón, en el que la biliosidad (Fuego) parece
. 1
d ominar.
FRIO
81
LAS CUALIDADES ELEMENTALES
Caliente
Frío
Húmedo
82
de penetrabilidad o de absorción, de envolvimiento, de rela-
ción, de mezcla, de continuidad, de homogeneidad. Hincha
las sustancias, las unifica, las disuelve, tendiendo a la simplifi-
cación y a la unidad, por fusión de las distintas partes en una
totalidad. Constituye un factor favorable a la fecundidad, a la
distención, a la expansión de la vida, así como a la adaptación
del ser a su medio, con el que tiende, dilatándose y disolvién-
dose, a integrarse, a confundirse. Ablanda y templa.
Seco
LOS ELEMENTOS
El Agua
83
fecundada por las riquezas que asimila, creadora, animada por
la acción del calor. Esta ablanda, mezcla, embebe, asimila,
llena, disuelve, interioriza, indiferencia en una sola masa. Ma-
leable, inestable en continua y trémula movilidad, ella es toda
sumisión impresionable.
Fisiológicamente, corresponde al temperamento lz"nfático,
caracterizado por el predominio del aparato digestivo y de la
función nutritiva, asegurada por la linfa o plasma de la sangre.
El estado dominante es el vegetativo, de la cenestesia, del re-
poso, de la inercia, del sueño. Morfología dilatada y atónica.
Psicológicamente es el reino del instinto conservador que
presta un lugar importante a la memoria, a los recuerdos, a las
costumbres, a las impresiones recibidas, a lo adquirido junto a
la renuncia a la acción, se encuéntra también el abandono a la
vida interior, a la inconsciencia, a la fantasía, a la imaginación,
al sueño, a la contemplación, al predominio de la sensibilidad
psíquica.
El Aire
84
de una rica naturaleza que se expande espontáneamente en su
medio físico y cuyo gran apetito de vivir va parejo con impe-
riosas reivindicaciones instintivas y fuertes anhelos sensoria-
les. Es un gran consumidor, de morfología dilatada y tónica ..
Psicológicamente, es un expansivo que vive de movilidad,
de intercambios, de contactos con su medio, al que se adapta
y asimila espontáneamente; es un eufórico entregado a impul-
sos de alegre vitalidad, de carácter joven, amante de los place-
res, vividor, indisciplinado, al que le gusta la vida concreta.
El Fuego
85
La Tierra
l. Con la edad, como la vitalidad baja, el tipo Caliente tiende a enfriarse; por
ello el Sanguíneo se convierte a menudo en sus últimos días en un Linfático, mien-
tras que el Bilioso a menudo se convierte en un Nervioso en el ocaso de su vida.
86
fático-nerviosos y los ,Nervo-linfáticos poseen las propiedades
de lo Frío. Los Linfático-sanguíneos y los Sanguíneo-linfáti-
cos son, en primer lugar, Húmedo, y Seco los Bilio-nerviosos
y los Nervo-biliosos. En cuanto a los Linfático-biliosos y los
Bilio-linfáticos, éstos presentan el conflicto entre el Agua y el
Fuego; así como los Sanguíneo-nerviosos y los Nervo-sanguí-
neos son la expresión de una dualidad Aire-Tierra. 1
Esta clasificación temperamental de los Elementos -la
más antigua de las tipologías- posee la ventaja de presentar
cuatro tipos humanos muy diferenciados al mismo tiempo
que cuatro personajes vivos, fáciles de identificar (salvo casos
de dominante poco pronunciada). Para dar una ilustración,
veamos un ejemplo de cada temperamento en la literatura, la
pintura, ~a música, el teatro y la política:
87
SEGUNDA PARTE
LAS GAMAS SIMBOLICAS
Al consistir la interpretación de un tema en el descifra-
miento de las configuraciones, es decir, de las constelaciones
de factores, la tarea que se impone, en primer lugar, es la de
conocer estos factores tomados aisladamente. Al principio,
conviene asimilar lo mejor posible las escalas simbólicas con
las que habrá que jugar fino. ¿cuáles son éstas?
En primer lugar, existen los elementos simples y a conti-
nuación la combinación por dos de estos factores, que for-
man los elementos compuestos. Los elementos simples son
tres: 1) Zodíaco. 2) Planetas. 3) Casas. También son tres los
elementos compuestos: 1) Planetas en los Signos. 2) Planetas
en las Casas. 3) Aspectos.
Sin duda, podría incluirse en ella los signos en las Casas,
pero esta asociación es de orden similar a la de los Planetas en
las Casas, contando tanto un signo en una Casa a través del
valor de su planeta regente como por su propia presencia.
Podemos imaginar el rigor en el juicio y la precisión de
conocimientos que necesita el encadenamiento en serie de los
elementos de unidad simple a unidad compuesta y de unidad
compuesta a unidad compleja, siendo la configuración tratada
prácticamente siempre como una relación, una "constelación"
de variedades compuestas más o menos numerosas. Vemos,
pues, que interpretar consiste en construir un edificio. Ahora
bien, si de partida el arquitecto hace una mala utilización de
sus materiales, el edificio, por muy bello que sea, corre peli-
gro de resentido.
Al decir esto, señalamos palpablemente la más frecuente
fuente de errores que comete el profesional, pues una falta de
estimación de partida produce, tras una serie de operaciones
falsas, una "lluvia de errores" cuya raíz se encuentra en el
desconocimiento profundo del símbolo inicial.
Dentro de los elementos simples, el sector de las determi-
91
naciones concretas de las Casas, cuyo contenido se limita a
algunas representaciones, plantea pocos problemas. Pero no
sucede lo mismo en lo que concierne a la gama de tendencias
humanas que representan los signos zodiacales y los planetas,
los cuales constituyen una representación simbólica de todo
·el Universo: no existe un objeto, un verbo, un estado, una
situación... que no sea expresión de una tendencia zodiacal,
planetaria o zodio-planetaria. La práctica astrológica condu-
ce, pues, a uña búsqueda, siempre enriquecida 'pero jamás
acabada, del inventario de cada signo y de cada planeta. Aho-
ra bien, a falta de poder poseer una gama completa, se trata,
pues, de poseer un conocimiento sustancial.
Rogamos que el lector no espere de un tratado general
toda la fuente de informaciones que un profesional debe
conocer; no podemos comprometemos aquí más que a un
inventario preciso y general. l
92
posible prever -dentro de los límites de la previsión racional-
lo que puede hacer, sufrir y devenir. Pues, mientras más se
reflexione sobre ello, más se evidenciará que no son los suce-
sos, los aconteciniz'entos, en tanto que tales, los que se en-
cuentran "inscritos" en el mapa astral, sino únicamente las
conductas psicológicas que los explican, justifican y deter-
mman.
·Pero una investigación psicológica de esta categoría no se
encuentra al alcance del empirismo psicológico del aficiona-
do, por más intuitivamen'te dotado que esté. Los símbolos no
se dejan abordar sin preparación; no basta con acumular en
revoltillo los innumerables y pronto desbordantes elementos
que gravitan en tomo a un mismo símbolo: ¿quién puede
contentarse con ese baratillo inasimilable que presenta un
simbolismo en su estado natural? Hay que construir de él un
conocimiento ordenado y, para esto encontrar la clave,_ ex-
traer estructuras, gracias a las cuales puedan establecerse lazos
de unión entre los distintos términos que dan unidad al sím-
bolo. Ahora bien, esta clave, estas estructuras, nos las aportan
las disciplinas psicológicas: éstas son, para nosotros, útiles e
indispensables si uno no quiere contentarse con una práctica
superficial.
Ya se trate del psicoanálisis {sobre todo de sus complejos
y sus tipos: oral, anal •.. ), de los temperamentos (ver capítulo
precedente), de los tipos de actitud (extraversión, introver-
sión) y de las funciones (Intuición-Sensación-Pensamiento-
Sentimiento) de Yung, de la Caracteriología {Le Senne) que
utiliza diferentes propiedades (Actividad-inactividad, emotivi-
dad-inemotividad, primariedad-secundariedad, amplitud y es-
trechez del campo de conciencia) o de clasificaciones clínicas
{neurosis, psicosis), todas ellas son claves que utilizaremos
para llegar a lo esencial de los símbolos. Su uso podrá, por un
instante, desconcertar al lector, pero aunque le impo:vga un
pequeño esfuerzo, éste quedará recompensado al hacerle to-
mar el camino más corto que lleva al conocimiento psicológi-
co del individuo.
93
'IJ
,,
1
IV. EL ZODIACO
95
nueva fase; el segundo es Ftjo (mitad de estación): dilata y
concretiza las promesas del signo precedente, y el tercero es
Mutable (o Móvil): análogo a un final de estación, anuncia un
declive y prepara una mutación. Como hay tres signos del
mismo Elemento, resulta que cada signo pertenece a un esta-
do diferente en el temario. Estas bodas del cuaternario y del
temario conducen a la clasificación siguiente:
ARIES
96
Esta naturaleza es de esencia marciana. Representa, ante
todo, la lucha por la vida en el estado de la selección natural
en el que reina la ley del más fuerte. Pero junto al grito de
guerra agresivo y los arranques de cólera y deseos de Marte,
aparece la exaltación solar, simbolizada por la victoria de los
días sobre las noches, del calor y de la luz. Bajo la rúbrica
Marte-Sol, Aries es el signo más masculino, el que correspon-
de al prototipo animal (camero) que es un hipermacho.
97
enamoramientos, pasiones devoradoras; tendencia a la vida
ruidosa, inestable, palpitante, febril, a los excesos y desórde-
nes; propicio a la afirmación de una personalidad que traza
una nueva vía, a jugar un papel de guía, de iniciador, de ilu-
minador, de innovador, de precursor, de jefe.
TAURO
98
al signo más femenino, a imagen de la vaca, animal hiperhem-
bra.
Su naturaleza es de esencia venusina: es la paz, la alegría
de vivir en la embriaguez de los sentidos, los valores de una
Venus camal, toda plena y vibrante de emanaciones terres-
tres, la Venus Genitora. La Luna, por su exaltación en el
signo, participa también de esta naturaleza: la sustancia en
toda su fecundidad se entrega a su poder de acción produc-
tiva.
99
Un;i dominante fría (Saturno-Luna), hace de él, a imagen del
toro pesado o de la vaca pastando pacíficamente su hierba,
un lento de temperamento linfático-nervioso, vagotónico
embotado por la pasividad vegetativa, algo pesado, inemotivo,
de carácter plácido, tranquilo, monótono, inclinado a ser taci-
turno, a la melancolía o al pesimismo. La dominante caliente
(Marte-Júpiter-Sol), a imagen del toro en la arena, hace de él
un expansivo de temperamento sanguíneo, hiperemotivo y
activo, lanzado a la velocidad del volante, optimista, excita-
ble, de temibles cóleras, inclinado a las fuertes pasiones, a los.
desbordamientos y desconciertos del instinto. Estas dos opo-
siciones pueden coexistir.
100
la vemos elevarse, a grandes pasos, en el gobierno de Francis-
co II, después en la regencia que le da la minoría de Carlos IX.
Afirmándose la pasión capricomiana-satumina del poder
como suprema de su vida, pondrá una indomable obstinación
en defender la unidad de la monarquía. Luchará, durante 25
años, para desmentir a sus astrólogos que le predecían la lle-
gada de los Barbones, y no se resignará a admitir el fracaso
de sus esfuerzos. A los 60 años, a pesar de su obesidad pro-
nunciada (rasgo taurino, como su gula) y la gota, surca Fran-
cia, de ciudad en ciudad, de castillo en castillo, durante 18
meses, entre las mayores dificultades y, hasta la víspera de su
muerte, sigue entretejiendo sus telas de araña para imponer
su autoridad a Enrique III.
GEMINIS
101
riedad asociada a la amplitud del éampo de conciencia, pro-
duciendo el "superficial amplio" de Otto Gross, que entiende,
por ello, esa amplitud virtual que presta a la conciencia una
gran movilidad, pues no proyecta en cada instante más que
una ligera atención sobre las cosas, sin insistir en la captación
de las mismas; de ahí una débil huella en la impresión, reco-
rriendo el foco de la atención, en este caso una amplia super-
ficie de representaciones. Si Aries es el más impulsivo de los
signos y Tauro el más fijo, Géminis es. el más móvil. Es un ser
nervioso, más ligero que una pluma y que vive en el aire, un
ser rápido de humor cambiante, amante del movimiento, sin
poder estarse quieto, que necesita espacios abiertos y hecho
para el desprendimiento. Es, también, "junco pensante"*,
un ser ágil, flexible, ligero, hábil, adaptable, comediante, ca-
maleón, que toca de todo un poco, pícaro, malicioso, y, en
consecuencia, inestable, ligero, a la vez en todas partes y en
ninguna, presa de la división interna y de los problemas que
ésta plantea.
102
Destino: Posibilidad de poder pulsar muchas cuerdas y pre-
disposición a seguir un itinerario con destinos diversos, cuan-
do no a tomar, paralelamente, varias vías. Posibilidad de éxito
por la virtuosidad, por la trama de relaciones sobre todo, en
particular, para escribir, hablar, adaptar, transmitir, interpre-
tar, traducir, intercambiar o desplazar. .. Vida bastarite inesta-
ble e itinerante, al acecho de aventuras o nuevas experiencias.
103
CANCER
104
cuentos de hadas. Bajo un aspecto saturnino o uraniano, pue-
de suceder que ese tipo tome, como defensa, contrapeso a la
influencia materna mediante una reacción seca y firme contra
todo lo que es femenino, afectivo, emotivo, irracional, instin-
tivo ...
105
tos de cancerianos. Entre ellos, el rnás puro y prototípico
(Ascendente, Sol, Luna y Marte en el signo) es Luis XII, pero
Júpiter domina sobre la Luna. Este príncipe, más preocupado
por los intereses de sus súbditos que por sus propias ambicio-
nes personales, concebía la autoridad monárquica de una
forma paternal, y fue tan hábil en la conservación y adminis-
tración de sus bienes y tan excelente padre de familia que
todo el reino lo honró saludándole con el título de "Padre de
los pueblos", otorgado por los Estados Generales de 1506.
Reinó en una comunicación real de sentimientos con el pue-
blo. Este ser sensible que profesó hacia Ana de Bretaña una
profunda pasión, fue un marido ejemplar y, finalmente, un
marido sumiso. Emotivo, se tomaba tan a pecho sus fracasos
que hasta cayó enfermo por la pérdida del reino de Nápoles.
Como Luis XI (Sol y Mercurio en Cáncer) que reinó, igual-
mente, en estrecha comunión con su pueblo, tuvo gran inte-
rés por el estudio de la historia, tema canceriano. Con el
Ascendiente y el Sol en el signo, Carlos IX da ejemplo de un
canceriano-lunar disonante: infantil, vegetativo, maleducado,
indolente, sin defensas, poco dueño de sí mismo, verdadero
merengue tras la fachada de un carácter impulsivo y convul-
sivo, este lunático, tan pronto agitado como abatido y melan-
cólico, aplastado por su destino, se encontrará minado por las
alucinaciones y remordimientos tras el San Bartolomé. Sin ser
ni el canceriano bonachón ni el canceriano insensato o parti-
cipando de ambos, Carlos VIII (Sol y Mercurio en el ~igno)
responde al tipo de humanidad corriente del signo. Lo vemos,
mue.Ro tiempo después de la muerte de su padre, como Del-
fín sumiso, bajo la tutela de su hermana mayor, Ana de Beau-
jeu. Ya rey, es simple, familiar, amable, tendiendo la mano a
sus amigos, dejándose llevar tanto por los placeres como por
los gastos. Este rey fue también y sobre todo un gran soña-
dor, con nostalgia del pasado o de un paraíso perdido que
intentó buscar en las conquistas de Italia, soñando siempre en
un más allá, una marcha sobre Constantinopla y una nueva
cruzada contra los infieles.
106
LEO
107
forma exhibicionista, máscara social que devora la individuali-
dad, siendo el ser, mitad glorioso mitad esclavo, actor que no
existe más que para su público, prestando un valor especial al
hecho de ser mirado, apreciado, admir:ado ...
108
en él tal majestad en su porte y en sus acciones que no hacía
falta preguntar dónde estaba el rey cuando uno se encontraba
cerca. E incluso en la feminización de sus costumbres en me-
dio de sus favoritos, no perdería jamás aquella dignidad,
aquella nobleza que le valió el ser el primero de nuestros re-
yes denominado: iSu Majestad! Pero el Leo más representa-
tivo -un Leo Hercúleo sobre todo, con una dominante Sol-
J úpiter-Urano- es Napoleón que presenta Sol-Mercurio y el
Medio Cielo en el signo. El carácter titánico de este personaje
de leyenda es suficientemente conocido para dispensarnos de
una comparación a fondo con el arquetipo Leo. Sabemos que
dormía poco, comía deprisa y trabajaba hasta veinte horas al
día, llevando todo el peso de su poder hacia la acción exterior,
desde el momento en que recibió el pleno poder de ejercer
sus facultades sin control, no existiendo más que para su vo-
cación a la autoridad absoluta. Mi amante es mi poder, decía.
"Yo, no tengo en absoluto ambición ... O, si la tengo, es tan
natural, tan innata, se encuentra tan arraigada en mi existen-
cia, que es como la sangre que corre por mis venas, como el
aire que respiro; no me hace ir más deprisa, ni hacia otros mó-
viles que los que son naturales en mí; no tengo nunca que
combatir ni en favor de ella ni en contra de ella; jamás ésta va
más deprisa que yo; no va más que al ritmo de las circunstan-
cias y del conjunto de mis ideas". ¿Podía expresar mejor que
él es la ambición?
VIRGO
109
es la aparición de la razón, buscando el hombre su medida en
la lógica. La energía se canaliza en la esfera inmaterial de la
inteligencia, en la agudeza de espíritu. Este signo correspon-
de, orgánicamente, al intestino en su función de criba, de
asimilación y eliminación de desechos.
Signo de Mercurio, se encuentra en afinidad con el astro
en la represión de la vida sensible, en la intelectualización y la
socialización en beneficio de las costumbres y convenciones
sometidas a las reglas del sentido común; comercio del espíri-
tu por las ideas revestidas de palabras y comercio de la mate-
ria a través del sistema de intercambios reglamentados. Tanto
signo como planeta establecen distinciones, separaciones,
demarcaciones, clasificaciones, como la sequedad separa las
partes de un todo.
110
seriedad, aplicación, respetabilidad, pureza, perfección; análi-
sis, duda, escepticismo, lucidez, organización, método, clasi-
ficación, sistematización, gusto enciclopédico; espíritu dirigi-
do hacia las cosas difíciles, laboriosas, ingratas o penosas.
111
Richelieu (Sol y Mercurio en el signo) consagró su vida a la
lucha (Escorpio) por regular, disciplinar y organizar todas las
fuerzas nacionales bajo la férula del principio monárquico. El
continuador de Richelieu, Mazarin (del que veremos más
adelante que su Saturno-Escorpio dominante es un análogo
de Virgo) transmitirá a Luis XIV las condiciones para una
época de gloria y prosperidad, dejándole un equipo de cola-
boradores y un método de gobierno. El lado Virgo -que no
representa más que un aspecto de su ser; recordemos que la
regla de este capítulo es el que un solo signo sea examinado
a propósito de un determinado personaje- es visible en este
gran rey que tenía, como Richelieu, Sol y Mercurio en el sig-
no, y que obtuvo el coronamiento de su obra. En efecto, en
él la pasión del orden domina hasta en los menores detalles
y es servida por la asiduidad y exactitud de su conducta. Con-
trola, unos a través de otros, a los ministros de su Consejo de
los que exige un estado de cuentas fidedigno y frecuente. Por
doquier,. dirige su mirada, controlando todo a la vez, desde lo
más lejano a lo más próximo, combinando dos cualidades
contradictorias: la pasión por la grandeza en sus planes (Sol-
Júpiter) y la minuciosidad en su realización. El es, según feliz
definición de Saint-Simon, "el rey de las abejas" a las que vi-
gila y dist,ribuye el trabajo. Hace reinar en la Corte una minu-
ciosa etiqueta, regida por una jerarquía complicada hasta el
infinito. Todo está en el ceremonial. Pero esta disciplina cons-
tituye la esencia misma de su naturaleza, estando regulada su
vida instante tras instante. Puede también verse lá rúbrica
Virgo en algunos problemas de salud que el Rey sufrió: estre-
ñimiento, enteritis, lombrices ... Finalmente, no estaría fuera
de lugar establecer una asociación entre el aspecto cultural
del signo y el auge excepcional de las letras y las artes que
identificó su reinado con la culminación del Clasicismo. El
reinado· de este gran Rey debió la verdadera base de su gran-
deza a la rigurosa administración del Virgo-Saturnino Colbert
(Ascendente-Sol-Mercurio en el signo), hombre de trabajo
(trabajando 16 horas al día con un trabajo asiduo puso a Fran-
cia al trabajo), de economía (sabemos que no temía el poner
freno sin cesar a las prodigalidades del fastuoso Rey-Sol), de
orden y austeridad: creador del "Estado de previsión", origen
112
del presupuesto, hace redactar un código comercial, se intere-
sa por los oficios, desarrolla la agricultura, la industria y el
comercio, regula severamente la manufactura, abriendo la vía
al cooperativismo y a la estandardización (colbertismo), sin
olvidar (nada escapa a su control) la reorganización de los ser-
vicios públicos, la codificación de las leyes, la fundación de
academias y bibliotecas. Al igual que, en su vida privada, Ri-
chelieu fue un gran coleccionista de cuadros, Colbert fue un
gran coleccionista de manuscritos y libros preciosos y posee-
dor de una biblioteca rarísima. En Francisco I, el Sol (en
conjunción con Júpiter) en Virgo es un pariente pobre pues
todas sus dominantes planetarias y el resto de su temá van en
contra de las tendencias de este signo. Sin embargo no hay
que.menospreciar el papel (Virgo apoyado por Géminis) que
ocup;;t la vida del espíritu en la existencia y reinado de este
príncipe. Sabemos la curiosidad intelectual de este soberano
letrado que situaba a la poesía entre sus actividades privilegia-
das, versificador distinguido que trataba a los escritores como
compañeros y se apasionaba por las artes y las letras hasta el
punto de ser el primer soberano, desde Carlomagno, que se
interesó ardiente y eficazmente por los problemas de la cultu-
ra. Con justicia, Brantome le llama el "padre y restaurador de
las letras. y las artes", y debemos recordar aquí que fue el
creador del Colegio de Francia. También podemos permitir-
nos estáblecet un paralelo: así como el reinado del Virgo Luis
XIV se confunde con el bnllo sin igual del Clasicismo, el de
Francis'co I participa de la gran corriente civilizadora del Re-
nacimiento, confundiéndose la juventud del rey con la de su
siglo, hasta el punto que podría llamarse al suyo el siglo de
Francisco I, como se ha hecho respecto a Pericles y Luis XIV.
En cuanto a Luis XVI, Virgo por su Ascendente, el Sol, Mer-
curio y Marte, representa el signo reducido- a sí mismo, sin
ayudas exteriores frente a sus disonancias: carácter honesto,
concienzudo, meticuloso, escrupuloso, tímido, indeciso, ti-
. morato, vacilante, áhorrador. .. rey artesano que manejaba
durante horas la lima del cerrajero y las pinzas del relojero.
113
LIBRA
j
j
débil, desarmada tanto por la indecisión y la duda entre dos
solicitaciones opuestas, como por el deseo de agradar. Dispo-
sición más afeminada que viril en detrimento de la voluntad
de poder y en beneficio del refinamiento estético o espiritual.
115
delicado, que prefirió siempre a la caza y a la vida física las
alegrías del espíritu, los placeres femeninos y todos los refi-
namientos del Renacimiento. También es, respecto a su tiem-
po, la encamación de una civilización de la que ninguna otra
conoció su refinamiento. Sabemos del tiempo que consagraba
a su aseo personal: barberos, perfumistas, modistas, masajis-
tas ... permitían que el augusto personaje llegara al Consejo de
Estado ataviado, maquillado, embellecido: bigotes alisados,
pendientes, cadenas de orfebrer!a, satenes o terciopelos, pa-
ñuelo, abrigo, gorgueras, guantes. Este príncipe liberal, cuya
política oscila entre las dos facciones religiosas rivales, hará
prodigios de equilibrista entre estas dos pasiones contrarias.
Muy distinto sin duda es el marciano-jupiteriano, Enrique IV,
que le sucede: no será, en absoluto, hombre de refinamientos
y estética. Pero el signo de Libra, que ocupa su Ascendente y
su Júpiter, no es, por ello, menos perceptible en la trama de
su carácter social, flexible, conciliador, oportunista y en su
manera de predicar por doquier se enfrentan las rivalidades
religiosas, la conciliación y la calma. Su inquietud religiosa
será quizá por momentos ambigüa: oscilaciones de su fiel in-
terior, abjurará del protestantismo, revocará su abjuración
forzada y, finalmente, se convertirá al catolicismo, pensando
que "París bien vale una misa". Su política religidsa se apoya-
rá en los moderados de ambas religiones; lo que querrá es ser
el fiel de ambos partidos: rey de los católicos y los protestan-
tes, acostumbrando a los franceses a la coexistencia de ambas
confesiones. Una vez en el poder, impondrá una autoridad
cada vez más creciente, a la manera amena y sonriente de su
signo. Bajo su penacho de plumas blanco, este pacífico Libra 1
calmará los espíritus, detendrá las espadas y realizará la triple
pacificación política, religiosa y extranjera. Libra como su
padre -esta vez por la presencia del Sol, Luna y Júpiter en el
signo, pero saturnino-, Luis XIII es tan sentimental e introver-
tido como Enrique IV lo es extrovertido. Rey social, dedica-
do al bienestar público, humano, tolerante y preocupado por
la justicia, consolidará la paz religiosa a través del "Edicto de
Gracia". El rasgo Libra de su reinado se encuentra en fa gran
116
y larga colaboración con Richelieu (que tiene el Ascendente
en Libra). Aunque el gran ministro desempeñó en él la parte
preponderante, es equivocado el menospreciar el papel del
monarca. Uncidos ambos al timón del estado, el rey irá mano
a mano con su ministro, en contacto cotidiano con él, prote-
giéndole contra sus enemigos y sacrificándole su madre, tes-
timoniándole una confianza constante a despecho de una
afección ambivalente. Richelieu tomó en mano la diplomacia
y apoyó la acción del Rey en las alianzas, mientras que Luis
XIII detentó el poder en el interior y fue dueño del Ejército.
Tuvo "el don Libra" de desaparecer tras el genio de su minis-
tro y su colaboración duró hasta la muerte de ambos, con cin-
co meses de intervalo. El Sol y Mercurio en Libra son igual-
mente observables en Luis-Felipe, príncipe afable, cortés, se-
ductor, adicto a los principios de moderación liberal, monarca
rodeado de instituciones republicanas, instaurador de un
gobierno del "justo medio'', y que dio dieciocho años de paz
al país. Menos perceptible es el Sol-Libra (se encuentra solo,
es verdad) de Carlos X (su fiel interior oscila entre los extre-
mos de joven príncipe libertino y viejo rey' devoto), demasia-
do marcado por una rúbrica planetaria contraria.
ESCORPIO
117
de Plutón, el "príncipe de las tinieblas", símbolo de las pro-
fundidades y tinieblas de nuestra noche original, sobre todo
de nuestras regiones infernales.
118
de disipación, de intemperancia, de desorden, de irritabilidad,
de odio, de venganza, de destrucción, de sadismo o perversi-
dad. "Todo un carácter", una fuerza de voluntad apasionada,
obstinada, autoritaria, dura; poder de creación.
b) Complejo anal reprimido: Naturaleza contenida, disci-
plinada, sobria, ordenada, puntual, toda conciencia, morali-
dad,· respetabilidad, apegada a las reglas, a los principios, a
veces hasta la manía o hasta el formalismo; más crítico que
creador, trabajador, "estreñido", más inclinado a la neurosis
que a la perversidad.
c) El ambivalente: Posee aspectos de ambas naturalezas
opuestas, lo que puede traducirse en fórmulas distintas en
cada caso (ver el ambivalente Virgo): limpieza física y sucie-
dad moral o a la inversa, vida burguesa y opiniones revolucio-
narias, amanerado y desaliñado, sumiso y gruñón, formalista
irritable, ordenado y desordenado, mojigato e hipócrita, críti-
co y creador, idealista y rastrero, neurótico y perverso.
119
impertinentes respuestas: "El rey se gobierna lo peor posible,
pero yo tengo intención de meterlo en orden". La lucha esta-
rá salpicada de episodios diversos: bofetada a Inés Sorel, intri-
gas, complots, conspiraciones ... motivan el envío del Delfín a
su Delfinado como medida disciplinaria y a continuación su
destierro del reino bajo la amenaza de ser desheredado en
beneficio de su hermano. Debido a que este tipo zodiacal no
teme, en absoluto, el hacerse antipático, los enemigos de Luis
XI han logrado forjar la leyenda de un negro Escorpio bribón,
cruel y sádico (las jaulas de hierro, las mazmorras). Luis XI
fue simplemente un rey de carácter que, tras haber tomado
partido por los señores feudales en rebelión, mostró la misma
fiereza en destruirlos (inada de perdón para los traidores!); y
gracias a esta lucha de justiciero implacable dio a Francia un
Estado fuerte. Puede señalarse la presencia del Ascendente y
de Júpiter en Luis XIV y Napoleón: el mismo carácter fuerte,
la misma fuerza de voluntad, el mismo impulso creador irre-
sistibles. En cuanto a Luis XVIII, aunque su dominante Júpi-
ter-Luna-Venus amortigüa grandemente la agresividad de su
Sol-Escorpión, acordémonos que sufre la tentación de la sedi-
ción cuando no era más que Conde de Provenza. Enciclope-
dista d.e pensamiento, este librepensador flirteó con la oposi-
ción para casi convertirse, en un momento dado, en el príncipe
del partido de los filósofos, aspirando al rejuvenecimiento del
Estado monárquico. Pero, durante la Revolución, se sintió
solidario del rey, su hermano, y se preocupó de salvar el tro-
no al mismo tiempo que la legitimidad (Júpiter). A partir de
entonces, se impondrá, a sí mismo, un objetivo que alcanzará
tras un obstinado combate de Escorpio: la reconquista del
remo.
SAGITARIO
120
fica la imagen del centauro lanzando una flecha en dirección
ascendente. Se trata de enlazar lo próximo con lo lejano para
hacer triunfar éste sobre aquél, gracias a la unión de lo infe-
rior y lo superior, el caballero redoblando su fuerza con la del
caballo con el que hace un cuerpo, las piernas contra los flan-
cos (relación de Sagitario con los muslos en el "Hombre-
Zodíaco"). El fuego sagitariano puede renunciar a servir
(como en Leo) la magnificencia del ego para alcanzar la expe-
riencia transindividual. Y, a la inversa de Géminis, el signo
opuesto, que representa dualidad y diferenciación, en el Sagi-
tario se encuentra el reinado de la unificación, de la reunión,
de la fusión, de la síntesis. Este se halla bajo los auspicios de
júpiter, principio de cohesión, de coordinación, de globali-
zación.
121
a) Si es extrovertido, tiende a la aventura en su relación
con el mundo; es un atleta, un deportista, un temperamento
nómada, que ante todo posee la pasión por los viajes, explo-
rador a la búsqueda de nuevos horizontes, llevado siempre
hacia un más allá ...
b) Si es introvertido, lo que domina es la aventura hacia el
encuentro de sí mismo, buscando este más allá al que aspira
en su interior, en el anhelo de formas morales y espirituales
más elevadas. Su impulso se dirige hacia el conocimiento, la
cultura, la religión, la perfección de sí mismo; apunta hacia
un ideal, una sabiduría al final de su viaje interior.
122
produce cuando iba a caballo. Amante de las grandes cabalga-
.das, se lanzará a diversas expediciones militares y surcará las
grandes rutas de su reino. En cuanto a Carlos VII, su Ascen-
dente y su Marte en Sagitario son reconocibles en su instinto
nómada que acentúa la inestabilidad de su naturaleza Piscis.
Fue durante toda su vida el viajero que iba de ciudad en ciu-
dad, de castillo en castillo, sin fijarse en parte alguna. Después
de su transfiguración, el monarca victorioso hará grandes
cabalgadas militares, surcando su reino para expulsar a los
ingleses, los facciosos y los bandidos. Se sabe que murió de
un cáncer de pierna.
CAPRICORNIO
123
melancolía. Si se asocia al frío saturnino la sequedad marcia-
na, tenemos· al nervioso duro, sólido como una roca: es un
ser rudo que se beneficia de un sólido equilibrio por el domi-
nio de los sentimientos y la firmeza de carácter: aplomo, san-
gre fría, robustez, disciplina, obstinación, densidad, fijeza ...
Corresponde en caracteriología ya al Flemático: No-Emotivo-
Activo-Secundario, ya al Apasionado (Emotivo-Activo-Secun-
dario ), ya (el tipo inferior) al Apático (no-Emotivo-no-Acti-
vo-Secundario ). La Secundariedad es una constante de su
naturaleza, tan profunda como su enraizada frialdad.
124
segura hasta los puestos de mando y responsabilidad, donde
sabe hacerse indispensable. Los grandes momentos de su vida
llegan a n:ienudo a una edad avanzada. Pertenece a los grandes
viejos. Pero su ~xistenca es, a veces, austera, solitaria o reti-
rada.
125
nada más representativo capricorniano que este hombre de
Estado impasible, secreto, previsor, trabajador infatigable,
que dedicó un esfuerzo largo y paciente de cinco años hasta
concluir el glorioso tratado de Westfalia?
ACUARIO
126
. '« :;unu
127
presas ·desagradables y de golpes de suerte inesperados. Lo
que cuenta, en una vida tal, es menos el resultado material, al
que el ser presta a veces un desinterés excesivo, como esa
"experiencia humana" que quiere lograr. No se trata de ser
"alguien" sino "algo" al servicio de una verdad o de una nece-
sidad social, a menudo "progresista", como espíritu de van-
guardia, como anticipador, como revolucionario.
128
embargo, por encima de todos los hombres superiores". En
vano buscaremos en Luis XV la nota Sol-Acuario, que borra,
sin duda, su asombrosa dominante planetaria. Por el contra-
rio, con el Ascendente en este signo y en conjunción con
Saturno, Robespierre es el ejemplo de un Acuario idealista,
que vive más a nivel de sus principios que de la vida práctica.
El hombre de la Revolución Francesa servirá a su causa con
implacable rigor, confundiéndose con los valores más progre-
sistas de su tiempo. Avanzadilla de la democracia política y
social, defensor de los "Derechos del Hombre", haciendo
pasar la libertad antes que el pan, jefe del Comité de Salud
Pública hará prevalecer la constitución más democrática,
aportando un gran progreso instituciona).: derecho al trabajo,
a la asistencia, a la instrucción, sufragio universal. iUn Acua-
rio prometeico!
PISCIS
129
Psicología: La trama profunda de este tipo es una plasti-
cidad psíquica excepcional: maleabilidad, impresionabilidad,
vulnerabilidad, receptividad, búsqueda de una inflamación
emotiva, de una excepcional dilatación del ser, hecha para la
participación con el gran Todo. Esta disposición participa a
la vez del' deseo de escapar al mundo de la limitación a través
de la pasión, de la frecuentación del aspecto infra y ultra de
las cosas y de los seres, de una imaginación dispersa que se
expande y extiende al infinito y de una amplitud del campo
de conciencia que añade al flotamiento, a la flexibilidad y a la
expansión a menudo difusas. Este ser prometeico posee la po-
tencia, pues, de dilatación y fusión. Su dificultad estriba en
hacer de este rico caos un mundo organizado, a falta del cual
peligra en quedarse en una nebulosa, un ser que se busca a sí
mismo, tantea, huye de sí, que "flota" o nada entre dos aguas,
indeciso, veleidoso, huidizo e inaccesible, inestable, errante,
confuso, enredón, quimérico, incoherente... Realizando su
unidad interior a través de la afirmación del Yo, este tipo se
encuentra dotado para vivir un estado de gracia, de clarividen-
cia, de santidad o misticismo y de aportar toda su dimensión
de bondad, de generosidad, de humanidad, revelándose en el
olvido desinteresado de sí, es decir en la del sacrificio reden-
tor. Conoce el fervor de la vida profunda y es capaz de los
más grandes deleites del alma.
130
encontrarse cautivo de alguna red o permanecer al abrigo de
su pequeña isla. Prisionero en un pequeño espacio, corre el
peligro de naufragar a orillas de algún mundo de prueba, que
puede ser el de una prisión, una cautividad o un exilio inte-
rior cuando no exterior.
131
dolo como un "susodicho Delfín", y cuando su padre, Carlos
VI, le declara "parricida", criminal de lesa-Majestad, enemigo
de la cosa pública, de Dios", es condenado a la situación del
Piscis "encogido": bastardo, proscrito, desterrado, como si el
papel de rehén de sus partidarios, aceptado como tal, no le
bastara. Recluido en el fondo de sus habitaciones y en su
oscuro castillo de Loches, el "mudable y disidente" Regente
del reino vive como en un estado de hipnosis frente a una
situación doble, típicamente Piscis: iFrancia posee entonces
dos soberanos, dos Parlamentos, dos Cámaras de los· Condes,
dos monedas, dos Consejos de la Corona, igualmente desuni-
dos! Cargado de caden.as por los recuerdos de su primera
juventud, por su inestabilidad y sus remordimientos de con-
ciencia, abrumado por el peso de su debilidad, dejándose
llevar por una voluptuosa pereza, condenado a la cobardía,
por doquier se bate en retaguardia, huyendo del combate y
ante sí mismo, entregando incluso a veces las armas antes de
utilizarlas. Lo que sucede es que duda de sí mismo, de su na-
cimiento, de sus derechos, de sus servidores y de la eficacia
de la lucha que debe llevar; lo vemos, como un desecho, errar
a la persecución de sí mismo. Pero una verdadera e improvisi-
ble metamorfosis debía operarse en este príncipe. En el fon-
do de su prisión velaba un nieto de Carlos V, y Carlos VII
(por razones· que veremos más adelante) victorioso de sí mis-
mo, lo es, también, del enemigo y se presenta finalmente a la
posteridad como un Rey digno de la mejor tradición.
132
V. LAS CASAS
133
Sol; los poetas no se han cansado de evocar la alegre profu-
sión de la mañana, la plenitud exaltante del mediodía, la
quietud de la tarde, la calma de la noche. Wilhelm Knappich 1
ha resaltado e'Stas correspondencias asimilando felizmente los
valores zodiacales a "la vida 'estacional' del alma" y las de las
Casas al "día del alma" .
.Aproximaciones bastante fructuosas han permitido, tam-
bién, establecer relaciones precisas entre el círculo del movi-
miento diurno y los Elementos (ver el capítulo III sobre las
determinantes terrestres), las estaciones y las edades de la
vida, siendo la mañana asimilada a la infancia, el mediodía a
la madurez y el atardecer a la vejez. Algunos incluso se han
dejado llevar por una especulación geométrica basando los
valores del círculo en el simbolismo de los números 2, 3, 4 y 6.
Sea lo que fuere, el sistema hermético de las Casas se basa
esencialmente en el simbolismo de la evolución del día, es-
tando las doce Casas en correspondencia con las doce horas
dobles del día babilónico, en relación, pues, con el curso del
Sol y las imágenes de la vida corriente fruto de ésta. Además,
·analogías precisas señaladas más arriba permiten establecer
una equivalencia simbólica entre el día y el año, entre las
doce horas babilónicas y los doce meses del calendario. Al
ser el grado del ·Ascendente el principio del ciclo diurno,
como el 0° de Aries para el ciclo anual, han sido establecidas
correspondencias precisas entre la Casa I y Aries, la Casa 11 y
Tauro ... la Casa XII y Piscis.
En la medida en que puede considerarse que un factor
astrológico se encuentra en grado de representar un elemento
objetivo, diremos que el signo zodiacal es a la Casa que le co-
rresponde lo que una disposición subjetiva a una realidad
objetiva. Así, Tauro es un signo oral que se distingue por las
tendencias adquisitivas, de posesión ... y la Casa II concierne
a las finanzas, el dinero ganado por sí mismo, la fortuna. Las
Casas son, en suma, los signos de un Zodíaco terrestre, de
forma que sus significaciones no son más que una "materiali-
zación" de las tendencias del Zodíaco Celeste.
134
Sus atribuciones constituyen, pues, el nivel de las candi-
. ciones de la existencia concreta, representando cada Casa un
Sector partkular de nuestra vida. Este término de Sector es
más apropiado que la anticuada designación de Casa para
nombrar estas divisiones horarias; por tanto las llamaremos,
de ahora en adelante, de esta forma, conforme a una costum-
bre que se generaliza.
La configuración que se atribuye a cada sector define un
modo particular de relación del ser con el campo al que este
sector concierne; explica, en resumen, la actitud que el sujeto
adopta en este campo, y, en consecuencia, deja entrever las
Consecuencias que pueden desprenderse de ella. Así, el sector
II no dice si el sujeto hará fortuna o no, y menos aún a cuán-
to se elevará su haber; sitúa la forma en que el sujeto se com-
porta frente a las cuestiones de dinero y, en consecuencia,
aunque muy relativamente, sus posibilidades pecuniarias.
135
el dinero del cónyuge y de la muerte (herencias, legados).
Sector IX: El mundo de lo lejano; en extroversión, los
grandes viajes, el extranjero y los extranjeros; en introversión,
las adquisiciones superiores del espíritu y del alma: filosofía
y religión.
Sector X: El mundo social; la profesión, la situación, la
carrera, la reputación, los honores.
Sector XI: El mundo de las afinidades; las amistades, las
protecciones, el "enchufe", las ayudas.
Sector XII: El mundo de las pruebas; enfermedades, cau-
tiverios, exilios, retiros, enemistades ocultas, fracasos.
136
VI. LOS PLANETAS
137
Venus, lo es como en la relación del alba, por sus valores de
conquista, de actividad, de tensión, con el ocaso, por sus va-
lores de descanso, de receptividad. Igualmente, si Júpiter es el
complementario de Saturno, se presenta una relación pareci-
da a la de un mediodía extrovertido y una medianoche intro-
vertida. Mercurio tiene la posición del intermediario que
establece relaciones y desanuda las mismas.
A partir del descubrimiento de los nuevos planetas, se
asiste, según la Óptica astrológica, a la creación de un nuevo
septenario cuyo ordenamiento es respecto al primero lo que
la octava superior es a la octava inferior de un mismo orden
de valores. De esta forma, puede considerarse que si el primer
septenario (el tradicional) corresponde a los cuerpos celestes
visibles a ojos vista, los planetas ulteriores inaccesibles a la
simple mirada y necesitando par.a su observación instrumen-
tos de penetración especiales, nos proponen un ordenamiento
de valores que es al ordenamiento de los planetas del primer
grupo lo que lo lejano es a lo próximo.
Los planetas lejanos (Urano, Neptuno, Plutón, el trans-
plutón) abren, pues, una nueva serie siguiendo el mismo prin-
cipio que la del septenario tradicional; este nuevo orden com-
pleta al antiguo como un endodermo recubre un exodermo. La
relación de uno a otro nos es dada por el orden de las "domi-
ficaciones" planetarias en el Zodíaco, siguiendo el cuadro que
sigue. Los planetas próximos se reparten en los signos a una
parte y otra de los domicilios de las luminarias, Cáncer y
Leo, y a partir del orden de su alejamiento del Sol:
138
Neptuno rige sobre los Piscis y sin duda igualmente sobre
Sagitario,
Plutón rige sobre Escorpio y probablemente también so-
bre Aries.
139
CALOR
energía
i)
Q
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reuooolón l \ ({;) ® l ~ bUl~o """'"''º ~ HUMEDAD
extensión
~ 7 nervioso linfático
~
'1t2 ffi w«
o
FRIO
materia
140
volver a este esquema que es la llave de todas las interacciones
del sistema solar.
141
cano medio de nuestros días. Es importante considerar la
aportación de los planetas nuevos como la expresión de un
crecimiento humano indefinido, siendo el astro aún por des-
cubrir como una potencia todavía en letargo, cuya acción no
es perceptible más que para una sensibilidad evolucionada,
cuando no s.e ve reducida a la elementariedad o a lo infinite-
simal.
142
los valores mitológicos, aunque éstos no sean nunca más que
propuestas y sugestiones que requieran, constantemente, el
control del profesional.
Una vez comprendido esto, podemos ahora dedicarnos a
la investigación del simbolismo de los planetas.
SOL
143
porciones armoniosas y elegantes; formas afiladas y alargadas.
Rostro abierto con una frente pura y elevada, en forma abo-
vedada u ojival; nariz bastante grande, a menudo ligeramente
aquilina; cejas altas, ampliamente dibujadas, de contorno ar-
queado; pómulos, mandibulas y mentón alargados en un solo
trazo claro y bien dibujado; tez clara. Actitud noble y orgu-
llosa, reservada, distante, altiva o teatral, con gestos amplios,
desenvueltos, espectaculares. Impresión general de armonía,
de amplitud, de claridad y distinción.
Profesiones: Que conduzcan a dirigir, mandar, ordenar,
crear y brillar (director, administrador, esteta, artista, decora-
dor, embajador ... ).
Artes: El género heroico, lo grandioso, impersonal o
fastuoso; epopeya, drama; concierto; el fresco.
Destino: Símbolo de la carrera, de los honores, de la re-
putación, de la vocación, de la obra o misión social. Aspiración
hacia una vida lujosa de gran señor, una realización que con-
duzca a distinciones, al prestigio aristocrático, a la coronación
de una existencia. Tiende a identificarse con el de héroe y a
buscar la perfección, cuando no lo divino.
Personajes:, El principio masculino (animus): padre, her-
mano (mayor), tío, marido, amo, jefe, patrón, superior.
Social: El Estado y las instituciones; los poderes públicos;
la mor.iarquía.
Casos históricos: Luis Miguel Dominguín, Goethe, Luis
XIV, Liszt, Napoleón, Petrarca, Ronsard, Wagner. . .1
LUNA
144
Principio general: Principio matriz-maternal, receptivo,
plástico, material, de fecundidad, gestación, reproducción y
crecimiento; representa la fuerza de vegetación y de fertilidad
de la Naturaleza.
Temperamento: Anabólico, vagotónico, en general brevi-
líneo-Linfático.
Funciones ft"sz"ológicas: Funciones digestivas (estómago,
in tes tinos) y reproductivas (ovarios, senos); concierne a los
líquidos, mucosas y serosidades.
Fisiopatología: Procesos en hipo: hipotermia, hipostenia,
hipotensión ... Epilepsia.
Caracterología: Nervioso (Emotivo-no Activo-Primario) o
en el tipo inferior Amorfo (no Emotivo-no Activo-Prima-
rio ). Ver Cáncer. Existen dos tipos lunares opuestos que
corresponden a la dialéctica de este signo.
Funciones psicológicas: En relación con el "esto'', la
Luna rige la vida infantil, arcaica, vegetativa, autística y aní-
mica de la Psique; ese lado "inferior" que Ptolomeo llama "el
alma animal". La zona lunar de la personalidad es la zona
nocturna, inconsciente, crepuscular de nuestros tropismos, de
nuestras pulsiones instintivas; es la parte del "primitivo" que
duerme en nosotros, vivaz todavía en los sueños, en lo imagi-
nario, y que modela nuestra sensibilidad. Es, también, la par-
te del Yo más íntima.
PsicfJpatología: Procesos de interiorización y regresión
hacia el pasado; inferioridad; egocentrismo, narcisismo, his-
teria; esquizotimia.
Morfología: Tipo infantil. Cuerpo dilatado, adiposo, pesa-
do (aunque existan algunos raros lunares longilíneos); formas
ondulantes, borrosas, apagadas, fondonas. Rostro redondo de
frente abombada y lisa, de límites imprecisos, con cejas y
arcos poco marcados; ojos salidos; nariz pequeña, hundida en
la raíz y· respingona en la punta; labios gruesos; mejillas regor-
detas; barbilla débil, redondeada y huidiza, a menudo gruesa;
tez pálida. En conjunto rasgos embotados, borrosos, indeci-
sos, inacabados. Expresión asombrada, ingenua, ausente, vaga
o temerosa, con gestos matizados, evasivos. Impresión de
indolencia (o de nerviosismo), de dulzura, de ensueño, de si-
lencio.
145
Profesz'ones: Consistentes en vigilar, educar, mantener,
guardar, propagar, procrear o reproducir (alimentación, ves-
tido, decoración, cría, pesca, navegación ... ); actividades en
relación ·con el niño (puericultura, enseñanza) y el público
(política, artes).
Artes: El género íntimo y personal: poesía, sobre todo lí-
rica, cuento, fábula, diario íntimo, folklore, historia anecdó-
tica; melodía, canción de cuna, lieder, poema sinfónico, inti-
mismo pictórico.
Destino: Símbolo de la vida íntima, del "jardín secreto",
de la impalpable canción del alma, pero, también, de servi-
dumbres materiales y desbordamientos instintivos. Aspiración
a una felicidad simple, a la vida tranquila sin historias, en el
hogar; o destino caprichoso, vagabundo, fantasioso, inestable;
la "vida bohemia".
Personajes: El principio femenino (anima): madre, herma-
na (mayor), tía, esposa, sirviente.
Social: Las masas, el pueblo, el público, la nación; la re-
pública.
Casos históricos: Corot, Flaubert, La Fontaine, Millet,
Modigliani, Musset, Proust, Rembrandt, Schubert, Schumann,
Verlaine.
MERCURIO
146
Funciones fisiológicas: Funciones de intercambio con el
medio a través de la respiración, el lenguaje, la mano y el sis-
tema nervioso.
Fisiopatología: Trastornos psicosensoriales.
Caracterología: Nervioso (Emotivo-no Activo-Primario)
o Sanguíneo (no Emotivo-Activo-Primario), cuando no Ner-
vioso y Sanguíneo; únicamente la Primariedad es una cons-
tante junto con la amplitud del campo de conciencia.
Funciones psicológicas: Mercurio es el auxiliar del Yo al
afirmar el mundo de la razón (en el sentido corriente del
término). Alejándose del instinto y desprendiéndose de la
afectividad, conduce a una intelectualización y socialización,
en beneficio de las costumbres y convenciones sometidas a
las reglas de la lógica. Comercio del espíritu a través de las
ideas revestidas de palabras y comercio de la materia a través
del sistema de intercambios reglamentados. En parte asimila-
ble al Y o, es, por excelencia, un factor de adaptación frente
a los impulsos internos y a las presiones externas.
Psicopatología: Inestabilidad, mitomanía, cleptomanía.
Morfología: Tipo del efebo. Cuerpo delgado, a menudo
endeble y delicado; formas desenvueltas y refinadas. Rostro
triangular, a veces alargado; la caja craneana predomina con
una amplia frente y unas entradas pronunciadas; cejas en
acento circunflejo; nariz puntiaguda y un poco respingona;
la barbilla también es puntiaguda y delgada; la estructura de
base es deficiente, va como adelgazándose, dando el rostro
"en trompo". El conjunto del rostro está como construido
en zonas; con los ojos burlones, el pliegue de la boca irónico,
la finura de trazos, u~a mímica muy expresiva y elocuente,
dando el conjunto una impresión juvenil, a veces incluso un
poco pilluela o diablesca.
Profesiones:< Que consistan en ver, oír, comprender, ha-
blar, leer, escribir, contar, traducir, interpretar, transmitir,
intercambiar, adaptar, desplazar... (comercio, secretariado,
redacción, edición, periodismo, radio ... ).
Arte: La conversación, la comedia, la imitación, la virtuo-
sidad, la parodia, el dibujo.
Destinq: Símbolo de la vida de relaciones: estudios,
camaraderías, frecuentaciones, viajes, intereses intelectuales.
147
Existencia móvil, variada, itinerante, a menudo inestable o
doble.
Personajes: Los hermanos y hermanas, primos, vecmos,
camaradas y colegas, compañeros o colaboradores.
Social: El parlamento, la bolsa, la prensa.
Casos histórz'cos: Chamfort, Courteline, Conan Doyle,
Marmontel, Offenbach, Gérard Philipe, Rivarol, Rous.seau,
Franc;oise Sagan, Voltaire.
VENUS
148
nión afectiva, así como los estados emocionales que comuni-
can encanto, belleza y gracia. Con Venus reina en el ser la
alegría de vivir en la primaveral fiesta del embriagamiento de
los sentidos, así como en el placer más refinado y espirituali-
zado de la estética. Es el reinado de la paz de corazón, de la
"felicidad".
Psicopatología: La lujuria, el delirio erótico.
Morfología: Tipo Afrodita. Cuerpo bien proporcionado,
que tiende a la dilatación; formas flexibles, matizadas y gra-
ciosas. Rostro en un óvalo pleno, bastante redondeado, de
proporciones equilibradas; la zona media predomina, en ex-
tensión o proyección hacia delante. De tez clara, conjunto
armonioso y elegante, gestos calmados, movimientos suaves,
actitudes ligeras, o lánguidas, la impresión general es dulce,
amable, sonriente o jovial.
Profesiones: En el campo de lo agradable y lo bello; en
los medios recreativos.
Artes: Las creaciones ligeras, alegres, agradables, tiernas,
voluptuosas, sensuales.
Destino: Símbolo del amor, de la vida sentimental, pero
también de los ocios y distracciones, así como de las artes.
Aspiración a una existencia fácil y agradable en la que domi-
ne el sentimiento. Favores.
Personajes: El amante, la amiga.
Social: La vida artística, las fiestas y festejos; la paz.
Casos históricos: Boucher, A. Daudet, Delibes, Lehar,
Messager, Massenet, Rossini, Watteau ...
MARTE
149
Principio general: Principio de confrontación con el mun-
d.o, de consunción, de energía a través de tensiones concretas,
de repulsión, de hostilidad.
Temperamento: Bilioso.
Funciones Fisiológicas: La función muscular-motora.
Fzszºopatología: Procesos febriles, inflamatorios, congesti-
vos; traumatismos, heridas, quemaduras.
Caracterología: Colérico (Emotivo-Activo-Primario); tien-
de hacia la extroversión. Carácter Aries.
Funciones psicológicas: Marte simboliza el poder de agre-
sión que aparece en el niño en el momento {fase "sado-oral"
de los psicoanalistas) de la formación de la dentición, del
ejercicio de l~ musculatura y del aprendizaje de la motrici-
dad: morder, triturar, destruir, actuar sobre el exterior. .. , y
que se expresa en su estado puro en el sentimiento de cólera.
Esta agresividad es susceptible de manifestarse en beneficio o
en detrimento del ser humano, según se encuentre o no inte-
grada al Y o. Positivamente, es esa energía viril que osa y se
impone, que se esfuerza y gasta en vistas a un objetivo a con-
quistar. Es la pasión enriquecedora con su actitud'dominado-
ra sobre los objetos, la violencia sana por.ser realizadora. Ne-
gativamente, es la impulsividad destructora, generadora de
brutalidad, de tiranía, sadismo, odio y guerra. Con Marte se
presenta "la lucha por la vida", a dentelladas y bofetadas, ins-
talándose el reino de la ley del más fuerte.
Psz"copatología: La manía.
Morfología: Tipo del gladiador. Cuerpo atlético, musculo-
so, que tiende a la retracción; formas rudas, cortantes, con-
trastadas, angulosas. Rostro "hundido-prominente" en el que
la masa frontal hace un todo con una mandibula firme, pro-
longada de una barbilla voluntariosa en acuerdo con una nariz
de pájaro de presa, pico corvo coronado por un entrecejo
sobresaliente de espesa o erizada pelambre. De mirada codi-
ciosa, tez mate, cabeza viril, mu,sculoso y gestos vivos, la im-
presión de conjunto es de rudeza, firmeza y dominio .
. Profesz.ones: Que consistan en un gasto de energía viril, en
medir la fuerza, en dominar la dificultad, superar los obstácu-
los, afrontar los peligros ... {metalurgia, industria, mecánica, car-
nicería, doma, policía, ejército, medicina, cirugía ... ).
150
Artes: La crítica, la dictadura, la sátira, ~l expresionismo,
el grabado. ·
Destino: Simboliza las pasiones y luchas de la vida: acci-
dentes, incendios, operaciones, procesos, duelos, dilapidacio-
nes, disipaciones, manifestaciones escandalosas ... Representa
también las conquistas positivas realizadas en el esfuerzo.
Personajes: Los rivales, adversarios y enemigos declarados.
Social: El deporte, el ejército, la policía, la guerra.
Casos Hi'stórzºcos: Berlioz, Bismarck, Boileau, Byron, Con-
dé, Daumier, Delacroix, Gabin, Garibaldi, Gustavo Adolfo,
Murat, Mussolini, Van Gogh, Vlaminck. ·
]UPITER
151
de expansión afectiva que toman su nacimiento en la fase
"oral" de los psicoanalistas, con la satisfacción de los apetitos
digestivos de la criatura, el jupiteriano se presenta como ''un
bebé que ha mamado bien". Esta disposición infantil se trans-
forma con la edad adulta en una cálida participación en la
vida: glotonería, ambición, apetitos y consumismo, optimis-
mo, confianza, generosidad, bondad, protección, filantropía,
paternidad, pacifismo, simpatía por la novedad ... Se trata de
una tendencia oblativa que consiste en entregarse a sí mismo,
en ir hacia el otro, en desplazar el impulso vital de su ego
hacia el Universo que le rodea, al mismo tiempo que expan-
diéndose en sus instintos de propiedad. Conduce a dilatarse,
a aprovechar, a triunfar material, social y afectivamente en
sinfonía y simbiosis con su medio.
Psicopatología: La hipertrofia del Yo, el delirio de gran-
deza.
Morfología: Tipo del magistrado. Corpulencia; buena
estatura (desde el "gordito" al "armario") con un perfil re-
dondeado que va engordando con la edad; formas llenas, car-
nosas, ventrudas, redondeadas, elásticas, entre la esfera y el
cubo. Rostro lleno, de nariz carnosa, barbilla regordeta, barba
florida que compensa una calvicie precoz y tez coloreada. Im-
presión general de animación, dignidad, benevolencia, joviali-
dad o autoridad.
Profesiones: Que consistan en dominar, dirigir, organizar,
representar, parlamentar, expandir, representar un papel...
(cargos públicos, director, representante, banquero, hombre
de negocios, actor, cocinero, pastelero ... ).
Artes: La prosa, el realismo vivo, lo descriptivo, lo pinto-
resco, el humor, la novela, el fresco.
Destz'no: Simboliza las protecciones, adquisiciones y be-
neficios materiales, la riqueza, el bienestar, así como las dis-
tinciones honoríficas; en una palabra, las ambiciones satisfe-
chas.
Personajes: Personas representativas e influyentes; protec-
ciones y apoyos.
Social: La administración, la bolsa, la abogacía, el culto ... ;
las clases dirigentes, la burguesía, la democracia liberal; la
prosperidad, el orden, los tratados, los armisticios, la paz.
152
Casos históricos: Balzac, Buffon, Cumonsky, Eduardo
VII, Guillermo I, Hindenburg, Honegger, Hugo, Lutero, Mira-
beau, Mistral, Raimu, Renoir, Rodin.
SATURNO
153
extremo deseo de vivir y la angustia de vivir, la pereza y el es-
fuerzo hasta la usura, la liberación o el bloqueo de las inhibi-
ciones ... El papel biológico de Saturno es ingrato: posee la
propiedad de cortar el cordón umbilical del hombre con su
madre, su animalidad y sus apegos terrestres. Es el encargado
de hacemos aceptar las pruebas que representan las diferentes
crisis de crecimiento, desde la salida del seno materno hasta el
desprendimiento último del anciano, que constituye una Sl:l-
cesión de desapegos, abandonos, renuncias, sacrificios, des-
prendimientos, de cortes de guadaña. Esta aceptación afirma
la autonomía -del ser humano y le presta las virtudes de su
edad. El rechazo en aceptar esta ley de la vida, conduce al in-
fantilismo, a la regresión, a la inadaptación con sus fracasos y
pruebas. Saturno se encuentra pues encargado de liberamos
de la prisión•intema de nuestras pasiones, de las éadenas de
nuestros instintos. Es la gran palanca de la vida intelectual,
moral y espiritual.
Psz"copatología: La atrofia del Yo, la melancolía.
Morfología: Tipo "viejo". Cuerpo delgado, magro, a me-
nudo asténico, que acusa la osamenta y acentúa el alargamien-
to general; formas secas, duras, nudosas, rectilíneas, que tien-
den al paralelepípedo. Rostro contraído, de vestibulos senso-
riales retraídos, de ojos hundidos en las órbitas sobre los que
domina una frente prominente, con nariz y barbilla sobresa-
liente. De frente arrugada, labios delgados, mirada profunda y
preocupada; el conjunto da impresión de rigidez, severidad,
frialdad, disciplina, dominio o calma.
Profesfones: Que 'cónsistan en concentrarse, replegarse,
aislarse y que impliquen un papel de administrador, controla-
dor, conservador, coleccionista... (ciencias, trabajos de labo-
ratorio, de archivos, museos, oficina, minas, carreras, la tie-
rra... ).
Artes: El estilo, el conceptismo, la abstracción; el idilio y
el drama; la vuelta a lo antiguo; las colecciones.
Destino: Simboliza (negativamente) las privaciones, res-
tricciones, obstáculos, sacrificios, pérdidas, renuncias, separa-
ciones, abandonos, duelos, reveses de fortuna, caídas, destitu-
ciones (enfermedades, cautiverio, aislamiento, prisión, exi-
lio) ... Positivamente, c01:itribuye a afirmar el poder interno en
154
la disciplina, el esfuerzo, y la responsabilidad; aporta grandes
ambiciones y, sobre todo, elevación intelectual o espiritual.
Personajes: La gente mayor y a los que se recurre en los
momentos de prueba, médico, sacerdote.
Social: El trabajo, el ahorro, el proletariado, el conserva-
durismo, las tradiciones, las medidas rigurosas, intransigencias
y rigideces políticas; el marasmo, la penuria.
Casos históricos: Baudelaire, Calvino, Cézanne, Chamber-
lain, Carlos V, Cristina de Suecia, Isabel I e Isabel II, Gandhi,
Kant, Képler, Littré, Maurras, Mazarin, Pasteur, Felipe II,
Robespierre, Rodenbach, Saint-Simon, Sadi-Camot, Schopen-
hauer, Spinoza, Taine, Utrillo, Wilson.
URANO
Elemento: Fuego.
Principio general: De intensividad, de erección vertical;
arquetipo de la hiperindividualización que desnuda, despoja,
rechaza, rehusa, desembaraza, reduce a lo esencial, monopo-
liza, focaliza, coagula, llevando todo a la unidad más explosi-
va al tender hacia un absoluto.
Caracterología: Apasionado (Emotivo-Activo-Secunda-
rio ).
Psicologi'a: La tendencia dominante estriba en un retiro
respecto al medio, una defensa contra el ambiente: se trata,
para ser uno mismo, de señalarse, de distinguirse de los oríge-
nes y de los marcos formadores: i"no ser como los demás"!
Individualista. e independiente, el uraniano escoge la guía de
la inadaptación, de la rebelión, de la excentricidad, a no ser
el de la originalidad creadora. A esta tendencia se asocia otra:
un totalitarismo de la acción y de la pasión, actitud para
dedicarse totalmente a un objetivo exclusivo, a concentrar
todas las fuerzas en un mismo punto, con la capacidad de
llevar a fondo la movilizaciÓJ;l de sus recursos íntimos. Este
proceso tiende paralelamente a ser un esfuerzo hacia una
mayor conciencia, una tensión racional hacia la conquista de
una elevada cumbre, en un paroxismo del Y o, en un voltaje
de alta tensión. La tercera tendencia, que va a la par con las
155
dos precedentes, consiste en una orientación hacia lo inhabi-
tual, lo excepcional, lo heterodoxo, la novedad. El rechazo
de la vida cerrada, las normas, rutinas, contingencias, conven-
ciones y senderos trillados ... va de par con la frecuentación
del desafío, del escándalo, de la violencia, que centuplican sus
fuerzas. He aquí, pues, a un "extremista", poseído por la ley
del frenesí, amante de las hazañas, de las proezas, de los re-
cords, de toda vanguardia, que quiere llegar hasta los últimos
límites de su poder y llevar al infinito los límites de lo impo-
sible. Está destinado a jugar el papel de Prometeo (éxito) o
del aprendiz de brujo (fracaso).
Psicopatología: Inflación del Yo; la paranoia, esa psicosis
razonadora en la que el pensamiento, en una reacción unitaria
bien determinada, se coagula en tomo a una idea fija: grande-
za, genio desconocido, persecución .
. Morfología: Contraída; predominio de las zonas frontal y
de base, con reducción de la zona media del rostro.
Fúz'opatología: Los reflejos nerviosos convulsivos, tics,
espasmos, irritaciones; la proliferación celular de los endure-
cimientos y tumores.
Social: La técnica, el progreso, el modernismo: electrici-
dad, radio, televisión, robots; el apogeo en dirección al cielo:
rascacielos, avión, satélite artificial, cohete interplanetario ... ;
las revoluciones en el campo cultural, de carácter mental, su-
prarracidnal o hiperconsciente (futurismo, cubismo ... ). El
maquinismo, la industrialización, la estandardización, el capi-
talismo, los trusts, el imperialismo; la revolución, la dictadu-
ra, el fascismo.
Destz'no: Los acontecimientos repeRtinos, imprevistos,
bruscos, complicados: "desgracias" o golpes de suerte inespe-
rados, arranques teatrales, partidas de póker, aventuras
adornadas de riesgos y desmesura.
Casos histórz'cos: Apollinaire, Braque, Léger, Le Corbu-
sier, Prokofieff, Seurat, Strawinsky, Walt Disney.
NEPTUNO
Elemento: Agua.
156
Przºncipio general: De extensividad, de ampliación hori-
zontal; arquetipo de la disolución o de la integración univer-
sal, de la dilatación extrema para una liquidación o una supe-
ración: indiferenciación, c1;mfusión, permeabilidad al medio,
invasión, participación en el grupo, adhesión a la unidad
superior, identificación, contemplación, comunión ...
Caracterología: Emotivo-subactivo; inclina a la introver-
sión como Urano hacia la extroversión.
Psicología: La tendencia básica de la personalidad neptu-
niana es una plasticidad psíquica excepcional, que se traduce
en una maleabilidad extrema; de ahí la importancia de la
disponibilidad, de la receptividad, del poder de conmoción
sensorial en un ser en el que el medio juega un papel parecido
al del océano para el pez. Este carácter corresponde íntegra-
mente al del tipo Piscis.
Pszºcopatología: Estado crepuscular del esquizofrénico en
el que reina la confusión perfecta, la adhesión sin medida, la
noche inirÍ teligible de la mezcla del Y o y del no Y o.
Morfología: Dilatada, expansión en sentido horizontal de
los vestibulos y zona media de la cara.
Fzsiopatología: Proceso de disolución gaseosa, de fermen-
tación, de invasión microbiana y parasitaria, de contagio epi-
dépiico, de gangrena, con evolución lenta y larvada; prolifera-
ción celular anárquica de tendencia blanda (quiste, fibroma).
Sodal: Movimientos colectivos de tipo romántico, irracio-
nal o surrealista, alucinatorio o visionario; negativamente, la
demagogia, la anarquía, el caos; positivamente, las místicas
populares, la democracia, el sindicalismo, el socialismo, y, en
su extremo, el universalismo marxista.
Destz"no: Negativamente, las situaciones confusas y em-
brolladas; los sueños quiméricos, esperanzas insensatas, ilusio-
nes y espejismos; el estado sonámbulo ... Positivamente, la
adhesión a: una corriente social, la comunión con una fuerza
colectiva, la revelación espiritual.
Casos histórz"cos: Nerval, Pissarro, Renoir, Signac, Ver-
laine.
157
PLUTON
158
(~)
DOMICILIACIONES PLANETARIAS
EN EL ZODIACO
VIL LOS PLANETAS EN LOS SIGNOS
.161
Marte rige Aries (Diurno) y Escorpio {Nocturno); Júpiter, a
continuación, en relación con Piscis {Nocturno) y Sagitario
(Diurno); y, finalmente, el más alejado del Sol, Saturno, que
gobierna Acuario (Nocturno) y Capricornio (Diurno).
Respecto a los nuevos planetas existe una repartición
análoga pero en un movimiento inverso, es decir volviendo
hacia los signos de las luminarias. Hasta hoy día, la correla-
ción de sus regencias, establecida empírica e intuitivamente,
no ha sido proclamada más que respecto a los signos noctur-
nos (Urano en Acuario, Neptuno en Piscis y Plutón en Escor-
pio), pues, sin duda alguna, el valor trascendental de esta
nueva gama planetaria se encuentra más en afinidad con la
cualidad nocturna que con la cualidad diurna, no habiendo
estado jamás bien diferenciadas estas cualidades aunque sean
evocadoras. No obstante, parece lógico atribuir una segunda
regencia a estos planetas en los signos diurnos (Urano en
Capricornio, Neptuno en Sagitario y Plutón en Aries). La
domiciliación de Plutón es aún discutida {Alexandre Volgui-
ne la sitúa en Sagitario) aunque la mayoría opta por Escor-
pio o Aries. A partir del momento en que la tradición asimila-
ba un planeta a un signo, aquél se encontraba inmediatamen-
te implicado en una relación de oposición justificada por las
antinomias entre planetas y signos: ya que un planeta se en-
cuentra en el máximo de afinidades con un signo, se encuen-
tra en el máximo desacuerdo con el signo opuesto. De este
modo vemos creado un eje de valores opuestos: un planeta
posee una Regencia {domicilio) en un signo y un Exilio en el
signo opuesto. Pero el planeta posee también otra dignidad
que la Regencia: la Exaltación, y otra debilidad que el Exilio:
la Caída, y siempre de signo a signo opuesto.
El principio de Exaltación (y en consecuencia de Caída)
se funda en la existencia misma de la naturaleza compleja de
los signos que no pueden reducirse a los únicos valores de su
regente. No se penetra bien en la esencia de estos signos más
que pensando al mismo tiempo en su dominante {domicilio o
regencia) y eri su subdominante {Exaltación): Marte-Sol para
Aries, Venus-Luna para Tauro, Venus-Saturno para Libra. La
asociación de dos astros tiende incluso a reconstituir valores
análogos al signo; así, el aspecto Venus-Saturno hace en seguida
162
pensar en Libra. Toda la diferencia que existe entre los signos
del mismo planeta resulta, por lo demás, de la aportación del
planeta exaltado: entre los dos signos venusinos, por ejemplo,
Tauro y Libra, la diferenciación procede de la nota lunar en
el primer signo y de la nota saturnina en el segundo.
Este entrecruzamiento de dos ejes de dignidad y debilidad
nos sitúa, finalmente, frente a un nuevo cuaternario que se ·
basa, por otra parte, en el orden natural de los ciclos de la
vida.
El presente gráfico mues-
tra que estos cuatro nuevos
valq,res se encuentran en rela-
ción con las cuatro estaciones,
que son de naturaleza análoga
a éstas. Efectivamente, puede
constatarse que las dos lumina-
rias y el intermediario Mercu-
rio están paralelamente
.
exalta-
. EXALTACIO
N
dos en los tres signos pnmave-
rales, en regencia en los tres
signos de verano, en caída en
los tres signos de otoño y en exilio en los tres signos de invier-
no. La exaltación se presenta, al igual que la primavera, como
una fuerza ascendente, en crecimiento. La regencia, al igual
que el verano, como un poder en su apogeo; análoga al otoño,
la caída como un dinamismo en ocaso, y parecido al invierno,
el exilio como una fuerza en el punto más bajo de su curso. Si
consideramos al Sol, la exaltación solar en Aries tiende al tri-
buto de la luz y del calor, y su caída en Libra se asocia a su
ocaso; igualmente, la madurez de la vegetación dorada en el
más cálido sol del año es a la regencia de Leo lo que la natura-
leza desnuda en el corazón del invierno es al exilio de Acuario.
En lo que concierne a la Luna, la semilla enterrada bajo tierra
es al exilio de Capricornio lo que la fecundidad de la espiga
formada es a la regencia de Cáncer; la exaltación de Tauro se
reconoce en la densidad de la savia vegetal en primavera,
como la caída de .Escorpio en la sequedad del otoño.
Estamos de acuerdo en que la terminología ingenua de los
Antiguos (Regencia, Caída) choca al espíritu moderno, aunque
163
se reconozca que es expresión de una evolución sinusoidal de
un proceso natural; pero actualizar el vocabulario, sustituir
estos ténninos mágicos por vocablos científicos, menos poé-
ticos, no cambia en nada la situación.
Según Morin, las propiedades clásicas de estos valores son
las siguientes:
Regencia: En ella el planeta se encuentra en su poder má-
ximo.
Exaltación: El planeta no hace más que adquirir mayor
poder.
Caída: El planeta pierde poder; es un debilitamiento.
Exilio: La actividad del planeta se encuentra obstaculiza-
da u ofuscada; su poder bienhechor está debilitado, mientras
que gana en poder para hacer el mal.
164
cada una de estas categorías, posee una supremacía sobre la
opuesta en función de un nivel de referencias preciso. Lo que
se ha adoptado es una dialéctica de los valores de día, asimila-
dos a una plenitud, como los de la noche lo son a un vacío.
Pero el mundo de la noche, de la introversión, del psiquismo,
cuenta tanto como el mundo del día, de la extroversión, de lo
físico. Ahora bien, respecto a este segundo nivel de referen-
cias, Acuario es una regencia mientras que Leo es un exilio
para el Sol, siendo Libra su exaltación y Aries su caída. Con-
siderar al tipo Sol-Leo como superior y al tipo Sol-Acuario
como inferior sería como decir que el verano es una estación
superior o mejor que el invierno. No hay duda que al nivel
físico de la constitución morfológica y fisiológica el primero
se encuentra en ventaja respecto al segundo. También es cier- ·
to que el primero se encuentra mejor armado para triunfar
materialmente debido a la poderosa voluntad de su Yo. Pero
el segundo se encuentra infinitamente mejor situado, por su
naturaleza psicológica, para realizar una vocación moral, inte-
lectual o espiritual. Así como el tipo Sol-Leo es fuerte exte-
riormente, es igualmente débil interiormente; inversamente,
así como el tipo Sol-Acuario es débil en sus valores de día, es
fuerte en sus valores de noche.
Unicamente con una óptica dialéctica tal puede tomarse
en consideración este nuevo cuaternario basado en la relación
de los planetas con los signos.
Habiendo tomado estas precauciones, con no menos re-
servas abordaremos la serie de posiciones planetarias en los
signos. Que quede bien entendido que no realizamos un "ca-
tálogo" de fórmulas, pues cada posición es susceptible de
revestir varias significaciones distintas según la orientación
general del tema y también los distintos ángulos sobre los que
se la aborde. No queremos dar aquí más que lo que parece
principal y más corriente de la combinación, estableciendo la
relación psicológica esencial. Por otra parte, queremos ilus-
trar cada posición con varios casos conocidos; no siendo sufi-
ciente nuestra colección, forzosamente hemos debido recurrir
a personalidades de todos los campos. Pero estos "ejemplos"
no podrían realmente servir como auténtica demostración
más que siendo numerosos y estudiando detenidamente cada
165
1'
166
;I
;~
GEMINIS: Extrema plasticidad de carácter, sobre todo en
la mujer que sabe representar todos los papeles y asimilar to-
dos los destinos, pero también del hombre con el gusto por
los travestís, los disfraces (Luis-Felipe, profundamente aristó-
crata, que se enmascara de burgués de la cabeza a los pies).
Reforzamiento de la extraordinaria movilidad del astro y del
signo; carácter Nervioso (E-nA-P), sobre todo muy Primario:
sensibilidad espontánea, que sigue la fantasía, el capricho y la
emoción del momento; alma fugitiva, vagabunda, bohemia;
imaginación errante (Madame de Sévigné, Musset, Offenbach,
Rossini, Gérard Philipe).
167
LIBRA: Desarrolla la sensibilidad femenina y hace de la
mujer el tipo de la esposa, colaboradora y compañera, que se
asimila al cónyuge, en beneficio de la pareja. Afina el alma
para la búsqueda de la armonía (Chopin). Quizá Luis XIII
deba a esta posición, a pesar de su carácter frío, su interés por
el arte, hasta el punto de componer música.
168
conformista (Colette ). Tendencia a la espiritualización de la
vida instintiva, a las aspiraciones ricas pero atormentadas
(Huysmans, Pergolesi), o a la vida afectiva complicada y aven-
turada (Wagner, Loti). Carlos V respondería al primer caso y
Francisco I al segundo.
169
tual, a lo Fígaro; locuaz, hablador, comediante, crítico (Céli-
ne, Courteline, Dufy, Drumont, Marat, Robespierre, Rivarol}.
170
parar, sopesar, estimar y disposición tolerante. Inteligencia hu-
mana más cerca de la vida que de los dogmas y del fanatismo,
que sabe "allanar las durezas" y que es apta para abrirse a las
cosas sensibles, armoniosas o estéticas (Erasmo Guizot, La-
martine, Verdi). Si Francisco I y Enrique III fueron monarcas
estetas, Luis Felipe fue, sobre todo, durante bastante tiempo,
un rey moderado y tolerante.
171
Tratado de Brétigny, Carlos V, así como al genio político de
Enrique IV.
172
liere, Ninon de Lelclos, Teresa de Avila). Conocemos las vidas
amorosas aventuradas de Carlos VII al final de su vida y de
Luis XV.
173
pasiones libres y plenas, totales y radiantes. Hace tanto al
idealista, al esteta, imbuido de perfección y nobleza de alma,
hecho para una gran pasión tipo ideal clásico, como al amante
de fuertes pasiones, con una sed erótica difícil de contener y
sumiéndose en el amor como un gran abejón en las flores,
para disfrutar plenamente (David, Ingres, Rubens, George
Sand, Cécile Sorel). Puede reconocerse a Luis XIV y Francis-
co I, e incluso a Mazarin en su unión real. Pero la misma
posición es combatida por un Saturno fuerte tanto en Luis XI
como en Luis XIII.
174
homosexualidad, remordimientos de conciencia, celos mórbi-
dos, suplidos morales de corazones inquietos, tormentas
dramáticas, danza de Eros y la muerte Qouvet, Mauriac ("Les
mal aimés"), Maria Antonieta, Restif de la Bretonne, la "Be-
lla Otero"). Puede ponerse en relación con esta posición la
homosexualidad de Enrique III, la hbido insaciable (hasta el
punto de perder el hambre y la sed) de Enrique IV, e incluso
los amores escandalosos del Conde de Artois, el futuro Car-
los X.
SAGITARIO: Amor-rebelión en oposición con la familia,.
el medio, la religión, tendiendo a romper los límites del ser en
la salvaje exaltación de un riesgo, de una emancipación dioni-
síaca, de una aventura deportiva, o amor ennoblecedor, inte-
grado en una ética, un ideal moral, una aspiración espiritual
(Racine y Madame de Maintenon). Sin conocer muy bien su
vida amorosa, vemos bastante bien a Carlos V dentro de la
segunda categoría.
CAPRICORNIO: Sensibilidad fría, introvertida, discipli-
nada o inclinada a la tristeza. El ser no se enamora fácilmente.
La cabeza es fría y el corazón seco. Afectivo, conoce el mie-
do a amar y los mecanismos de defensa contra el amor. La
represión o inhibición de los sentimientos lleva a la soledad, a
la misoginia, al celibato, o al matrimonio tardío, de conve-
niencia o interés. Los apegos son, sin embargo, aunque silen-
ciosos, profundos y duraderos (Heredia, Musset, Utrillo, Si-
mone Weil).
ACUARIO: Sensibilidad volátil de carácter ligero, suave,
gracioso, angélico, espiritualizado. El alma se encuentra incli-
nada a elevarse para buscar una paz y serenidad alejadas de lo
terrestre. Amores aureolados de lo maravilloso o idealizados,
que conducen, a menudo, a una retracción de la sensibilidad
profunda y acaban en una amistad amorosa basada en la co-
munión de ideas e intercambios intelectuales. Si no, el acento
es puesto en la aspiración a la· unión libre, desprovista de
constricciones sociales y demás, o en la pareja moderna que
no tiene más ley que la libertad respectiva (Beaumarchais,
Chopin, Mozart, Pergolesi, Rossini, Stendhal).
175
PISCIS: Sensibilidad desbordante, de formas inciertas, de
contornos indefinidos, extraña o misteriosa en sus expresio-
nes y en sus manifestaciones romántica o mística. Hace te-
mer, en la disonancia; las aventuras rocambolescas, los apegos
nebulosos, las esperanzas insensatas. Pero es el triunfo del
amor salvador y redentor, de la pasión oblativa: el don de sí
más generoso o el sacrificio masoquista (Bach, Comte, Dickens,
Rugo, Lessing, Moliere, Poe, Van Gogh, Vigny).
176
GEMINIS: La agresividad, a menudo surgida de discordias
fraternales, tiende a cambiarse en sadismo mental, con una
disposición frecuente al pleito, a la provocación, a la discu-
sión, a la crítica, a la ironía o a la polémica (Tristan Bemard,
Drumont, Schumann).
177
como rey victorioso y déspota. Vemos también a su hijo
Carlos VIII, ya temprano, tomando parte en los movimientos
de tropas y en los desfiles e intentando más tarde, con éxitos
y reveses, la conquista de Italia. También es Francisco I lan-
zado a su vez a la conquista de Milán, viviendo una página de
· epopeya con el combate caballeresco de Marignan, episodio
·de una canción de gesta en la que el joven rey, en un heroís-
mo exaltado, se lanza, espada en mano, en lo más ardiente de
la batalla. También es el caso de Luis XIII, rey-sóldado, siem-
pre a la cabeza de su ejército, dando ejemplo y pagando con
su propia persona durante las guerras de su reinado. Y, final-
mente, Robespierre condenado, a pesar de sus principios, a la
ejecución de la política del Terror.
178
derrota de Azincourt y la conquista de Francia por Enrique V.
Y el de Enrique III en el Tratado de Beaulieu que despedaza
por un momento el reino y conduce a su semicaptividad en
su propia casa, acabando su reinado en un reino reducido a
tres ciudades (menos que el dominio de Carlos VII antes de
Juana de Arco). Y en cuanto al Marte de Mazarin, en conjun-
ción con Júpiter, le hace preferir la diplomacia a las armas.
179
ACUARIO: Quizás el signo humaniza al astro, como Luis
XV que tenía horror instintivo por la guerra, poseyendo la
vida humana un gran valor a sus ojos. Generalmente, la agresi-
vidad del planeta se moviliza hacia una conquista espiritual o
una afirmación aventurada (conquista prometeica); en caso
contrario, las crisis de amistad y guerras fratricidas no quedan
exclu-idas (Jules Ferry, Federico el Grande, Hugo).
180
irrespetuosos. No obstante, ésta es una posición feliz a nivel
de la diplomacia y la habilidad manual (Waldeck-Rousseau).
También es la posición de un Richelieu, que temió constante-
mente caer en desgracia, pero que no por ello dejó de realizar
su gran obra diplomática.
181
(los ultras y el pueblo), realizando, a su vez, una obra de paci-
ficación (la Restauración). En cuanto al Júpiter-Libra de Luis
XIII lo vemos en la estrecha colaboración con Richelieu que
distinguió su reinado.
182
SATURNO EN LOS SIGNOS
183
en sacrificarse. Explica la naturaleza insatisfecha de César
Borgia, el proceso y el exilio de Dreyfus, el atentado anar-
quista de Ravachol, el exilio de Guillermo II y la aventura y
el fracaso de Hitler.
VIRGO: El astro y el signo se refuerzan en su tendencia
a la inhibición: represión del instinto, introversión, inhibi-
ción, necesidad de disciplina, de orden, de método, de c·on-
trol, de dominio, de estructura. Puede suceder que la· severi-
dad conduzca a una especie de ascetismo, de fanatismo· o sis-
tematización fija (Bach, Berkeley, Calvino, Condorcet, Des-
cartes, Lavoisier, Mérimée, Maine de Biran). El aspecto
avariento de Luis Felipe.
184
CAPRICORNIO: Es el summum de la concentración, de
la reducción, del desapego, de la abstracción, de la refrigera-
ción; secundariedad acentuada. Oscila entre dos polos extre-
mos: una ambición desmesurada de gran tensión y a largo
alcance -o la renuncia (Kant, Madame de Maintenon, Mallar-
mé, Péguy, Santa Teresa de Lisieux, Talleyrand). En parte
"a causa" de esta posición, por una parte, Enrique JI y Luis
XVI no fueron verdaderamente monarcas entronados y, por
otra, Luis XVIII se dedicó toda su vida a un fin: reconquistar
el reino.
185
GEMINIS: Desarrolla los valores cerebrales del signo dis- ·
ciplinándolos (A. Conan Doyle).
186
NEPTUNO EN LOS SIGNOS
187
PISCIS: Proceso neptunl.ano en su estado puro.
188
VIII. LOS PLANETAS EN LOS SECTORES
189
tismo personal, manifestar una actitud con eficacia o realizar-
la por los propios medios; da relieve. Particularidades solares
tanto más notables cuanto más próximo el astro esté al AS.
190
llegar al puesto superior deseado. No obstante, puede gozar
de cierto dominio en su trabajo o asegurarse una autoridad
natural respecto a los subordinados (o animales). Problemas
de salud posibles. Carlos X afectado en sus instintos latentes
de poder absoluto.
191
tencia. La irradiación de la personalidad en este campo permi-
te brillar, ser un polo de atracción en el medio amistoso, o
atraer la simpatía de personas superiores o poderosas y obte-
ner, de esta forma, apoyos y protecciones. Es, por una parte,
Richelieu, protegido contra todos por Luis XIII y, por otra
parte, Luis-Felipe en amistad con sus ministros: Laffitte, Gui-
zot, Thiers, Molé ... , envueltos con la misma solicitud.
192
concurso de circunstancias favorables a las que se llama suer-
te: el dinero viene hacia sí más que se va hacia él. Mal situada,
da una cierta inaptitud para ganar o una forma de inadapta-
ción a los problemas pecuniarios, corriendo la existencia ma-
terial el peligro de ser precaria, desguarnecida o fluctuante;
tendencia a depender de los otros en las cuestiones de dinero.
193
(empleada, subordinada ... ) como Luis XV inclinado hacia las
chicas modestas y haciendo de Juana-Antonia Poisson la favo-
rita, Madame de Pompadour. Puede prestar amor por la gente
sencilla o los animales (Luis XI). Disonante, aporta inestabili-
dad en el trabajo o problemas de salud, sobre todo en la in-
fancia (Luis XV, Carlos IX, Luis XI). Posición contraria a la
femineidad.
194
de su reinado; Enrique III cuyo destino se vio totalmente in-
fluenciado por el amor maternal idólatra de. Catalina de Mé-
dicis ..
195
ciones, operaciones comerciales y combinaciones financieras.
Constituye, positivamente, un factor de adaptación a la con-
dición material y, negativamente, una tendencia a la disper-
sión y a la inestabilidad financiera.
196
disposición a las asociaciones, colaboraciones, contratos y re-
laciones de negocio. Inestabilidad en estos campos en caso de
disonancia. ·
197
clopedistas, de los intelectuales y de una serie de publicacio-
nes más o menos calumniosas.
198
en los desplazamientos. Orientación de las tendencias amoro-
sas hacia una forma de camaradería o de intercambio intelec-
tual. Luis XIII y sus amistades amorosas. Francisco I, lleno de
afección por su hermana mayor, Margarita de Angouleme,
que continuará nutriéndose afectivamente a través de los
versos y epístolas con sus amantes, como hicieron su madre y
hermana con él.
IV: Constituye un cimiento de la afección familiar; buena
relación con los padres y beneficios procedentes de éstos.
Aporta también una cierta suerte en materia de alojamiento;
posibilidad de gozar de una vivienda agradable, de amar el
hogar. Puede también dar nuevo impulso a la vida amorosa al
final de la vida. Carlos VII, protegido por el amor de su ma-
dre adoptiva y su~gra, Yolanda de Aragón, y acabando su
vida en la lujuria. Enrique III, hijo favorito de Catalina.
199
asociación, o si no herencias. Es también una tendencia obla-
tiva que consiste en dar liberalmente en torno a uno. Napo-
león.
200
MARTE EN LOS SECTORES
201
encuentra reabsorbido por la presencia de Venus pero parece,
como en Carlos VIII y Enrique II, haber canalizado la agresi-
vidad hacia la conquista del país vecino: Italia. En Enrique IV
es la cuchillada de Ravaillac recibida en un desplazamiento,
camino de la Ferronnerie, además de sus numerosas disputas
con sus cuñados. Sabemos también de los numerosos disenti-
mientos entre Carlos X, todavía Conde de Artois, y su herma-
no Luis XVIII, de la guerra de influencias e intrigas entre
Enrique II y su hermano el Duque de Orleans.
202
quiridas ... o en las relaciones con los subordinados (o los ani-
males domésticos). Peligro de enfermedad aguda, de quema-
dura, de operación o de accidente, particularmente laboral.
Robespierre de alguna forma verdugo y víctima de sus infe-
nores.
203
impulsivo, de sentimientos generosos, francos y demostrati-
vos, que no excluye los embalamientos irracionales, las pre-
siones tiránicas, los desbordamientos pasionales o rivalidades
en la emulación. La amistad es un deporte ambivalente que
conduce, disonante, a disputas amistosas, a rupturas violen-
tas, a caprichos pasajeros. Carlos IX comunicándose amistosa-
mente a través de su pasión por la caza.
204
con su condición, apto a disfrutar plenamente de lo que po-
see. Debido a esta disposición psicológica, existe una tenden-
cia a· afirmar los instintos de propiedad, a acrecentar los
bienes, es decir a enriquecerse. Es, pues, más o menos, una
promesa de expansión material. Disonante: dilapidación. Pue-
de señalarse que ninguno de estos personajes poseía esta
posición, excepto Napoleón III, cuyo reinado aportó la ex-
pansión económica.
205
VI: Las posibilidades de éxito se encuentran concentradas
en la esfera del trabajo, en el mundo de las relaciones con los
subordinados. El individuo puede estar bien secundado, bien
servido y sacar partido de ello. Salvo en disonancia, lo que
aporta trastornos de salud jupiterianos, significa una protec-
ción contra la enfermedad. En Luis XII e incluso en Enrique
II esta posición parece concordar con el auge del trabajo, la
industria, el bienestar y la prosperidad de su reinado.
206
social, a menudo de participación en los asuntos públicos, de
acceso a un puesto superior, de jefe, de dirección, de organi-
zación o de administración, u honores, dignidades y distin-
ciones honoríficas. El éxito es alca..'1zado, principalmente, a
través de la vía jerárquica, dentro de la legalidad y las esferas
oficiales. Posibilidad de protección, de recomendación de
persona influyente, de apoyo. Como sucede con todos los
planetas en X, la nota jupiteriana es tanto más fuerte cuanto
más próximo se encuentre el astro del MC. Luis XI, ese nota-
ble administrador y amasador de tierras, llegando casi sin
guerras a Testituir siete grandes provincias a Francia (la ex-
pansión jupiteriana) y estableciendo una autoridad monárqui-
ca absoluta. Robespierre surgido del pueblo llano y convir-
tiéndose en jefe del Comité de Salud Pública. 1
207
SATURNO EN LOS SECTORES
208
III: Aporta una nota de frialdad en las relaciones con los
próximos, una cierta distancia, cuando no un alejamiento,
una separación, voluntaria o no. Contraría los estudios, los re-
.trasa y obstaculiza. Negación para la realización de viajes,
poco numerosos, dificultosos o acompañados de circunstan- ·
cías desagradables. Armónico, se muestra propicio a la vida
intelectual o moral.
209
VI: Armónico, constituye una posición de solidez y esta-
bilidad en el trabajo en el que el esfuerzo continuado pro_du-
ce, a la larga, grandes frutos. Si no, corre el peligro de dar una
inadaptación al trabajo o, por el contrario, una bulimia del
trabajo que lleva al desgaste. Puede también dar sinsabores en
las relaciones con los subordinados o trastornos de salud bajo
forma de desórdenes saturninos de carácter crónico.
210
desembocan igualmente en el escept1c1smo o el fanatismo.
Pruebas en los viajes, el extranjero o los extranjeros, frustra-
ción o infortunio. Enrique II abriendo el camino al fanatismo
de las guerras de religión al instaurar la "cámara ardiente"
para extirpar la herejía hugonote, y frustrado en su campaña
de Italia. Asimismo, el Napoleón escéptico, cerrado alas inven-
ciones modernas, rehusando la aplicación de la navegación a
vapor, la químiéa industrial, la electricidad, la tracción mecá-
nica, sordo a los razonamientos de Fulton que le ofrecía el
instrumento para la victoria sobre Inglaterra; también es Na-
poleón vencido en sus coaliciones con el extranjero.
211
nuncia extrema. Armónico, el astro aporta la amístad fiel, el
sabio consejo, la protección seria. Carlos V estuvo rotleado de
grandes consejeros y Luis XI no tuvo amigos y se encerró en
la soledad.
212
bios de residencia; vida interior agitada, gustos modernos en
decoración.
2i3
XII: Pruebas que tienen su origen en el progreso, sus com-
plicaciones y tribulaciones. Trastornos, aventuras de aprendiz
de brujo; riesgo de operación o de accidente.
214
Disonante, engaño o traición posible de los subordinados
(Robespierre), o trastornos de salud neptunianos.
215
PLUTON EN LOS SECTORES
216
VIII: Pasión profunda que lleva al matrimonio; disonante,
tensión- dramática que lleva a la destrucción de la unión y de
las asociaciones; riesgo de enemistades temibles, de procesos.
217
IX. LOS ASPECTOS
219
El análisis de los aspectos nos lleva a tomar en considera-
ción de una manera clara, además de su orientación, su natu-
raleza y su materia. Su naturaleza está constituida por la se-
paración angular misma, no siendo la cualidad concreta del
séxtil la misma que la de la cuadratura, que a su vez no es
la del trígono. Su materia no es más que la combinación que
se desprende de la naturaleza de los dos planetas en aspecto y
de los signos en los que se encuentran.
220
basar la teoría de los aspectos. 1 Considerando la gama diató-
nica (que tenía vigencia en su época) junto con la escala cro-
mática y sus doce tonos, y adoptando la noción pitagórica
según la cual la altura de los sonidos depende de la longitud
de la cuerda vibrante, afirmó que éstas podían aplicarse al
círculo zodiacal, tomado como una cuerda vibrante replegada
sobre sí misma.
Consideró que este círculo correspondía a la octava y es-
tudió la repartición de tonos a través de los 360°: octava a la
conjunción, quinta a la oposición; cuarta al trígono, tercera
mayor a la cuadratura.
Tras esa teoría musical y anterior a ella, se encuentra una
teoría pitagórica que construye polígonos regulares dentro del
círculo y basa los aspectos en relaciones numéricas, siendo
la conjunción al valor d~l 1 lo que la oposición al del 2, el trígo-
no al del 3 y la cuadratura al del 4. Explicando el universo a
través de la medida y los números, impresionados por ciertas
relaciones entre los sonidos musicales y las relaciones geométri-
cas, los pitagóricos consideraron las divisiones del círculo por 2
y 4 como inarmónicas y las de por 3 y 6 como armónicas.
Esta teoría puede recibir contenidos diversos. Con seguri-
dad puede relacionársela con una simbólica de los númems,
pero parece esencial extraer de ella una base humana. Ahora
bien, las investigaciones psicológicas nos conceden un princi-
pio de partida satisfactorio sobre este punto, en la medida en
que la libre actividad de la fantasía t.al como se ejerce en los
sueños, las visiones, las meditaciones, produce formas que se
expresan a través de motivos esterotipados. Así, entre los regu-
ladores arquetípicos esenciales, C. G. Jung menciona la duali-
dad (alto y bajo, derecha e izquierda, claro y oscuro ... ), la
unión de las oposiciones en un tercer término, el cuaternario
(cuadrado, cruz ... ), la rotación (el círculo), la convergepcia, el
orden regulado según un sistema de espirales. Parece que lle-
gamos aquí a una estructura fundamental dd ser humano del
que, por lo demás, testimonia el ritmo de sus manifestaciones:
movimientos alternos, cadencias, períodos, constituyen un gi-
gantesco conjunto de ritmos a dos (sueño y vigilia, trabajo y
reposo, latidos del corazón, el andar... ), a 3 y a 4 tiempos
l. Dr. Walter A. KOCH: •• Aspektlehre nach Johannes Kleper", Ed. Kosmo-
biosophische Gesellschaff, Hamburgo, 1952.
221
A falta de una teoría más concreta
y precisa de los aspectos, poseemos al
menos una práctica basada y compro-
bada por la existencia. Abordemos
~-¡. 180' pues el análisis de la modalidad de
combinaciones de cada aspecto.
El prototipo del aspecto es la con-
junción: los dos planetas se encuentran
en el mismo punto del Zodíaco; hay
OPOSICION
pues "unión", y a partir de este hecho
intento de "fusión" de las tendencias
representadas, cada una tiñéndose de
la naturaleza de la otra, siendo el todo
una síntesis de su combinación.
Esta fusión es feliz cuando los pla-
netas se encuentran en afinidad (Venus
y Júpiter, Luna y Venus, Luna y Júpi-
ter, Sol y Júpiter, Mercurio y Satur-
no ... ); es por el contrario, perjudicial
CUADRATURA cuando son de naturaleza opuesta (Sol
y Saturno, Luna y Marte, Venus y Sa-
turno ... ).
La oposición, aspecto de 180°,
parte la esfera en dos mitades; aquí
los astros se encuentran frente a fren-
te, en estado o posición de rivalidad,
de conflicto abierto; es el choque de
dos fuerzas que se enfrentan, como si
TRIGONO
una fuera la negación o la antítesis de
la otra.
La cuadratura, aspecto de 90°, in-
troduce precisamente un cuadrado en
el círculo; en este aspecto, los astros
se encuentran en dos planos distintos,
irreconciliables; éstos se neutralizan,
se contrarrestan.
En la oposición y la cuadratura
existe escisión entre las tendencias que
SEXTIL representan estos astros. El resultado
222
de esta división es una inadaptación en la conducta del ser, de
la que deriva ya un contrapeso entre ambas tendencias: tan
pronto una domina, como tan pronto la otra pero con exclu-
sión de la una por la otra, ya una alteración de cada una de
las dos tendencias por la acción contraria de la otra. El con-
flicto interior al que estos aspectos conducen presta, según
los casos, un elemento de tonalidad neurótica si el resultado
es pasivo, o un elemento de tonalidad de perversión si es ac-
tivo, o hará -por desplazamiento- de un desequilibrio inicial
una valorización del ser bajo el aspecto de una sublimación.
Por lo demás, existe a menudo una mezcla más o menos va-
riable de estos tres resultados, aunque los primeros sean más
frecuentes.
El trígono, aspecto de 120°, parte el círculo en tres par-
tes iguales, y el séxtil, que es de 60°, lo parte en seis partes·
iguales (hexágonos). En estos aspectos, los planetas tienden
a combinar armónicamente sus corrientes, al completarse y
reforzarse mutuamente. En lugar de haber escisión entre
ambas tendencias, existe una prolongación de una respecto a
la otra y, en consecuencia, intercambio y enriquecimiento en
un diálogo, beneficioso tanto a una como a otra. Aquí, el ser
se encuentra espontáneamente adaptado a la vida.
Si la oposición y la cuadratura son disonantes, el trígono
y el séxtil son armónicos. Estas nociones no deben asimilarse
a cualidades desfavorables y favorables, pues la distensión de
los "buenos" aspectos contribuye a "adormecer" al ser en un
estado de bienestar, a atontarlo, mientras que la tensión de
los "malos" aspectos es un factor de despertar de la concien-
cia, a menudo saludable para el enriquecimiento intelectual o
espiritual. Dentro de un esquema simplista pero bastante evo-
cador, la tradición ha situado la nota planetaria de los aspec-
tos según un orden en el que las distancias angulares corres-
ponden al alejamiento de los astros respecto al Sol: la conjun-
ción es de la naturaleza de las luminarias o de Mercurio, el
séxtil de esencia venusina, la cuadratura de esencia marciana,
el trígono de esencia jupiteriana y la oposición· de espíritu
saturnino.
Aunque los aspectos secundarios son menos importantes,
no hay, sin embargo, que dejarlos de lado, poseyendo la semi-
223
cuadratura y la sexquicuadratura un valor menor en relación
a la cuadratura, y el semiséxtil y el quincucio un menor valor
en relación al séxtil. Además de estos valores de octógono y
dodecágono, Kepler introdujo el quintil, aspecto de 72° (pen-
tágono); aunque su augusto creador recomendara su estudio,
este aspecto no es todavía más que un desconocido dentro
del conocimiento astrológico actual.
224
combinación tomados aisladamente pero, cuando sus resulta-
dos concuerdan, permiten captar las armonías y disonancias
más sobresalientes: Sol y Júpiter, Luna y Júpiter entre las
primeras, Sol y Saturno, Luna y Saturno entre las últimas ...
225
aspecto hacia tal o cual campo de la existencia. Ahora bien,
estos sectores son, en primer lugar, las dos casas ocupadas por
los dos planetas; pero también, en segundo lugar, las casas
que estos planetas gobiernan por regencia del signo que las
ocupa.
226
afecta, pues, sobre todo, a nivel económico; es pues un con-
flicto de dinero. La oposición va de Júpiter en II a Marte en
VIII. Entonces, en un caso parecido en el que se enfrentan un
"maléfico" y un "benéfico", el daño es en general provocado
por el "malechor" y sufrido por el "bienhechor". Aquí, es
sobre todo Marte quien perturba a Júpiter. Júpiter en II, el
primer término de la relación, representa una "condición de
forturia", una disposición a ganar, una posibilidad de tener.
Este haber es dañado por Marte en VIII, segundo término,
que representa un gasto, una dilapidación, una imprudencia o
un exceso en. materia de dinero, en particular a lo que con-
cierne al cónyuge o los asociados. De ahí: posibilidad de dila-
pidación por parte del cónyuge o los asociados, mala coloca-
ción del dinero. Se trata aquí de una interpretación esencial
pero no limitativa.
El mismo Júpiter en II (potencial económico) en trígono
con Marte en X tiende a expresar: éxito y fortuna resultante
de empresas e iniciativas profesionales. En cuadratura con
Marte en V: dilapidación en el juego y los placeres. En cua-
dratura a Saturno en XI: pérdida de dinero causada por los
amigos; en cuadr~t a Saturno en V: fracaso y pérdida en
una especulación.
No puede construirse un conocimiento de los aspectos
más que restableciendo los efectos de los aspectos :vecinos, de
los cuales un solo factor varía sobre los cuatro principales (los
dos planetas y los dos sectores, no haciendo los dos signos
ocupados por los planetas más que matizar la dinámica de
ambos planetas), a fin de captar la diferencia que aporta cada
factor dentro del conjunto de la configuración. Vemos, por
ejemplo, la diferencia y la significación que hay que acordar a
las cuadraturas que Júpiter en II, a Marte en V y a Saturno en
V. Sí, en el aspecto disonante, Marte consuma y consume, Sa-
turno obstaculiza y priva; así, mientras que desde la VIII Mar-
te opuesto a Júpiter en II hace más bien dilapidar las heren-
cias, Saturno, en el mismo lugar, conduce más bien a una
expoliación de herencia, a una desposesión pura y simple ...
En relación del aspecto, puede considerarse a cada plane-
ta como un personaje, un compañero de la partida jugada. Si
los astros son "benéficos", la armonía sugiere la noción de
227
una asociación de dos bienhechores; la disonancia, una disen-
sión entre estos bienhechores. Si son "maléficos", la armonía
puede hacer una asociación de malhechores, o la adaptación
de un malhechor al servicio de una buena causa (en la medida
en que uno de los dos astros puede estar al servicio de un
bien); la disonancia es en general una guerra civil de malhe-
chores de la cual el nativo paga las consecuencias. En el aspec-
to de un "maléfico" con un "benéfico", se considera que el
más aventajado en la armonía sea sobre todo el primero; y, en
la disonancia, el más desventajado el segundo. Estos esquemas
son un poco groseros, pero no dejan de ayudar a dilucidar las
relaciones complejas que estudiamos aqufr
228
voz de Fausto, las dos almas que habitan en su pecho, y Musset
hablando del.extranjero que se le parece como una hermana ...
( '41nponente de conflicto interior en Carlos V el loco).
La conjundón es sobre todo la expresión de una indife-
renciación de los principios masculino y femenino, mientras
que la oposición constituye el desdoblamiento; aquí, lá mez-
cla aporta una feminización de las tendencias masculinas y
una masculinización de las tendencias femeninas; afectiva-
mente, la conjunción constituye pues un cierto factor de in-
fantilismo y de no elaboración de la Psique (Luis XII y Enri-
que JI, marido y amante sumisos).
229
dedicándose a la conqwstade su país y ganando este combate).
D: Equivalente al "complejo de castración" freudiano o
al complejo de inferioridad de Adler. Agresividad (Marte) po-
larizada por la autoridad (Sol), a menudo como consecuencia
de una influencia paterna autoritaria, tiránica u hostil, y des-
plazada ulteriormente bajo el aspecto de una rebelión contra
la autoridad: educadores, superiores, jefe, marido •.. Pueden
presentarse dos casos: o el sujeto renuncia a su fuerza por
miedo a ésta y se somete, sufre, renuncia al combate, permi-
tiendo ser vencido; o aventura su fuerza midiéndose con el
más fuerte y sufriendo el fracaso de una dominación. Aspecto
de impulsividad, de imprudencia, de exceso, de riesgo de am-
putación, de operación, de accidente (Luis XV que, al cabo
de la guerra de los siete años, tuvo que firmar el Tratado de
París que desmembró el imperio colonial francés de sus pose-
siones de América y de Asia; Robespierre, principal artífice
de la ejecución de Luis XVI y muerto él mismo en el patí-
bulo).
230
SOL-SATURNO: Asociación de secundariedad.
H: Aspecto de determinación interior, de pasiones frías y
duraderas, de realizaciones a largo alcance, de realización pro-
funda dentro de la estabilidad de una ambición; dominio de
sí, poder interior, sentido de la responsabilidad, afirmación
moral, sabiduría, fuerza intelectual o espiritual (Luis XVIII
fiel a su ambición respecto a la reconquista del reino; Carlos
X apegado a las ideas tradicionales de la monarquía).
D: Expresión de un superego rígido y severo (a menudo
en relación con una educación demasiado dura, por la influen-
cia de un padre frío, distante, hostil o severo, o con la ausencia
de una influencia paterna) que conduce a prejuicios, princi-
pios morales exigentes, escrúpulos abrumadores, inhibiciones,
mecanismos de impotencia, rechazo de vivir, melancolía, re-
nuncia, culpabilidad, autocastigo ... ; constituye una conducta
de fracaso (Carlos VI en su psicosis melancólica, olvidándose
de su propia persona y renegando de su condición real; Luis
XI hostil a su padre, distante y lejano, monarca desapegado
del esplendor real y algo solitario; Enrique II, acongojado,
débil, tímido, receloso, inhibido, algo melancólico ). 1
SOL-NEPTUNO:
H: Sensibilidad a las corrientes colectivas, receptividad a
231
las corrientes sociales, sentido de la comunidad; realización
en una vía colectiva, ideológica o mística.
D: Vulnerabilidad a las sacudidas colectivas, a los mare-
motos sociales; actitud anárquica, demagogia, desorien, hui-
da, evasión.
232
D: Constituye para el hombre un componente femenino
difícil de integrar, que puede traducirse en frivolidad, en gus-
tos femeninos, es decir en inversión. En la mujer es un índice
de ligereza, de inestabilidad afectiva, de caprichos amorosos,
de inconstancia. Narcisismo; sublimación artística posible
(Enrique III del que conocemos sus tendencias femeninas).
Tiende a disociar la vida afectiva creando dos focos de amor
opuestos.
233
didad, cualidades de ama de casa, de esposa y madre, don cu-
linario o amor por la buena comida. En el hombre tendencia
gastronómica y alegría de vivir; relación feliz, expansiva, ge-
nerosa con la madre y la mujer; éxito afectivo y material. /
Factor de suerte; abundancia, largueza, bienestar; carácter
feliz, jovial, eufórico.
D: Tendencia pletórica; excesos sensuales, prodigalidad,
despreocupación, abandono, facilidad, abuso de confianza,
gastos... (Luis XIV prodigándose en la abundancia de sus
necesidades afectivas).
234
Napoleón rechazando sus comidas, no pasando más que un
cuarto de hora a la mesa e igual de expeditivo en amor).
235
H: Inteligencia penetrante, aguda, crítica, combativa, mi-
litante, mordaz, apasionada; hace los polemistas, panfletarios,
caricaturistas, críticos y militantes.
D: Espíritu de rebelión, más o menos caótico, socarrón,
burlón, irrespetuoso o inoportuno, al que gustan las intrigas,
los enredos, la maledicencia, la calumnia ·(Luis XII, cuando
era Duque de Orleans, gozaba con ello; Luis XIV arrastrado
más o menos a pesar de él a las guerras).
236
'/í.f.RCURIO-URANO:
· H: Inteligencia inventiva, original, innovadora, dirigida a
los conocimientos nuevos, a la psicología, a la técnica, los
temas heterodoxos o de vanguardia; disposición de espíritu
prometeica.
D: Igual disposición de espíritu pero que se dirige a la
aventura, cuando no cierra los ojos a las ideas nuevas; rigidez
de espíritu, sistematización (Luis XVI desamparado ante la
necesidad de la renovación monárquica).
MERCURIO-NEPTUNO:
H: Inteligencia sensitiva, perceptiva, sutil, intuitiva, me-
diúmnica; inspiración.
D: Espíritu confuso, nebuloso, Utópico, quimérico o in-
clinado al engaño.
MERCURIO-PLUTON:
H: Espíritu curioso, inquieto, investigador, inquisidor,
penetrante, crítico, que va al fondo de las cosas; inteligencia
faustiana.
D: Espíritu atormentado, más o menos malsano, compli-
cado, desordenado, rebelde o destructor.
VENUS-MARTE:
H: Refuerzo respectivo de los dos polos del amor: la ter-
nura y el deseo, sentimiento ideal y pasión camal que forman
un· todo unido. Constituye, pues, una constelación específica
de la naturaleza amorosa y contribuye a dar intensos impulsos
amorosos. (Precisamente, a excepción de Enrique IV y Luis
XVI, los reyes más dominados por el amor presentan este
aspecto: Carlos VII, Carlos VIII, Francisco I y Luis XV}.
D: Factor de disociación entre la ternura y la atracción
física, tendiendo el individue;> a amar sin desear y a desear sin
amar. Constituye una disposición ambivalente en la que el ser
experimenta sentimientos contrarios, de atracción y repul-
sión, de "simpatía antipática y antipatía simpática", es decir
en sus puntos extremos de amor y odio frente a la misma
persona, simultánea o sucesivamente.
237
VENUS-JUPITER: Asociación de valores de Aire; sensua-
lismo.
H: Indice de expansión de los sentimientos, de madurez
afectiva, de generosidad de corazón. Inclina hacia el matrimo-
nio, los sentimientos con necesidad de un orgen le.gal y un
marco social, y a menudo de un bienestar material para poder
desarrollarse plenamente. Factor de bondad, de suerte, de
éxito. ·
D: Constituye a menudo una incompatibilidad físí_ca en-
tre el amor y el dinero, teniendo el sujeto ya lo uno, ya lo
otro, pero raramente ambos simultáneamente. Crea también
conflictos afectivos como resultado de cuestiones de interés.
Puede aportar una ruptura de noviazgo o irregularidades sen-
timentales. Inclina hacia los placeres y su abuso (Luis XIV).
238
Candé y entregándose a un libertinaje refinado; Luis XIV,
desgarrado por la pasión y la religión; Luis XV, atormentado
por este mismo conflicto y vencido por una Venus temible;
Luis XVI, durante mucho tiempo inhibido sexual; Carlos X,
libertino y después devoto).
VENUS-PLUTON:
H: Pasión profunda cimentada en el instinto más imperio-
so y susceptible de conducir a la más generosa evolución espi-
ritual.
D: Conflicto del eros y de la muerte que se expresa a me-
nudo en una fuerte ambivalencia de los sentimientos (amor y
odio), cuando no con una especie de "erotización de la angus-
tia" que hace amar en una situación dolorosa; amores más o
menos dramáticos, haciendo mella la destrucción o la autodes-
trucción (la "Bella Otero").
239
MARTE-JUPITER: Asociación de tendencias calientes y
primarias.
H: Valor y generosidad, presión y amplitud, firmeza y ex-
pansión; índice de vitalidad, de fuerza que incita a realizar
grandes empresas, a mostrar el pleno valor propio en realiza-
ciones (sobre todo materiales) de envergadura. Factor colérico
del carácter (Luis XIII realizando con Richelieu una gran
obra).
D: Carácter polémico: impulsividad, arranques, precipita-
ción, autoritarismo, temeridad (Luis XII en su juventud, En-
rique II).
MARTE-URANO:
H: Actividad nerviosa, sobreexcitada, paroxística, apta a
ataques vivos, a derrocar repentinamente obstáculos, a romper
resistencias en una intervención tan brusca como el rayo; di-
namismo organizado, racionalizado {Napoleón y su estrate-
gia).
D: Dinamismo brutal, accidental, tiránico, convulsivo, ex-
plosivo, destructor.
MARTE-NEPTUNO:
H: Dinamismo que se basa en una fe, en un empuje revo-
240
lucionario en una acción de masas, en un ideal colectivo (Na-
poleón).
D: Dinamismo anárquico, que confina al desorden, o uti-
liza medios fraudulentos, escandalosos, inmorales ...
MARTE-PLUTON:
H: Foco de agresividad pura susceptible de conducir a un
renacimiento, a una regeneración.
D: Agresividad destructora o autodestructora.
JUPITER-PLUTON:
H: Poder, magnetismo, ambición, creación, fecundidad.
D: Corrupción, poder adquirido por medios dudosos o
peligrosos.
241
SATURNO-URANO: Asociación de valores secos de se-
cundariedad, de tensión, de dureza, de individualización.
H: Rigor, determinación, severidad, desapego, austeridad,
ascesis, disciplina; tensión orientada hacia un fin determina-
do; ambición, idealismo o realismo radical.
D: Rigidez, intransigencia, dureza, inadaptación, sistema-
tización, ahogo del instinto, represión de lo sensible; conflic-
to entre tradición y revolución. Tendencia paranoica.
SATURNO-PLUTON:
H: Regeneración, renovación.
D: Destrucción, negación.
URANO-NEPTUNO:
H: Complementariedad de las tendencias opuestas de
estos astros.
D: Dualidad de estas tendencias.
URANO-PLUTON:
H: Acuerdo y prolongación del modernismo, el vanguar-
dismo, el tecnicismo, y lo primitivo, lo salvaje, la pulsión.
Unión del espíritu y las entrafias.
D: Contradicción entre estos dos poderes. Tensión, crisis.
NEPTUNO-PLUTON:
Aspecto de generación que pone en juego las tendencias
más profundas de la sensibilidad y que puede conducir tanto
hacia deseos turbios como hacia una rebelión social o hacia
un conocimiento filosófico; hace triunfar las tendencias irra-
cionales .
. Los aspectos de los planetas con el ASCENDENTE y el
MEDIO CIELO ponen exclusivamente el acento sobre la nota
del astro aspectado que contribuye más o menos a la domi-
242
nante de la personalidad, tal como veremos en el capítulo si-
guiente.
No hace falta decir que este pequeño "catálogo" de los
aspectos no intenta más que establecer el espíritu de la com-
binación que éstos significan. En la práctica, no existen barre-
ras tan infranqueables entre la cualidad de los aspectos armó-
nicos y la de los aspectos disonantes, y muchas otras atribu-
ciones pueden desprenderse de sus aspectos aparte de éstas,
bastante esenciales, que acabamos de presentar aquí. Final-
mente, hay que recordar que entre las diversas posibilidades
de un mismo aspecto, la que prevalece resulta del contexto
de éste, es decir de su integración, en tanto que factor de
participación, al conjunto y a la dominante del tema.
243
TERCERA PARTE.
LAS INTERPRETACIONES
X. LA DOMINANTE
247
en un músico-, sino que hay que saber también la importan-
cz"a que cada configuración toma dentro del conjunto del
tema. Se trata de situarla en su verdadero lugar, dentro de
una relación de poderes en el seno de otros factores; se trata,
en una palabra, de fijar su grado {al menos aproximado) de
intensidad.
Ninguna configuración, simple o compleja, escapa a esta
regla, y lo que se llama Dominante de un tema no es nada
más que elfactot más poderoso, aquel que, por poseer mayor
relieve o intensidad, desempeña el papel clave. Este privilegio
puede ser impartido a un simple signo zodiacal si se encuentra
muy ocupado: mientras un signo se encuentre más ocupado,
más fuerte es {la valorización del signo se encuentra aún más
intensificada por la ocupación del Ascendente, del Sol, de la
Luna y de los astros rápidos, que por la de los planetas lentos
que permanecen largo tiempo en la misma franja zodiacal);
pero incluso en un caso así, en el que un signo constituye la
nota primordial, el regente de este signo no es forzosamente
el astro más preeminente, conveniendo evaluar la fórmula pla-
netaria del tema. Así puede decirse, como regla general, que
el privilegio del papel de dominante es impartido a un planeta
integrado en un conjunto o a varios planetas que forman un
todo complejo en el que signos, casas y aspectos participan,
unidad original en tomo a la cual todo el conjunto del tema
toma valor y significación.
Se comprende de entrada la importancia que hay que
acordar a la investigación de esta dominante, pues buscar la
"fórmula astral" -y esto es de lo que se trata- significa clasi-
ficar al nativo según los tipos astrológicos, con lo que una tal
clasificación posee de irreductible, de incambiable: ¿este ser
es un jupiteriano? Inmediatamente se presenta la imagen de
un extrovertido, más o menos determinado por un tempera-
mento sanguíneo, por un carácter colérico. ¿Es por el contra-
rio un saturnino? Se impone entonces la imagen de un intro-
vertido de temperamento más o menos nervioso, de carácter
más o menos secundario.
Esta dominante se encuentra ligada a la noción misma de
firma, expresión de ese estilo general, de esa marca soberana
que caracteriza la composición sintética de un ser y de un
248
destino. En efecto, debido a su dominante un individuo está
"firmado"; ésta es la firma de la representación general del
individuo, de esa construcción de conjunto que determina su
actitud global ante la vida, anunciando al mismo tiempo su
modo de existencia concreta, hasta tal punto el ser forma un
cuerpo con su destino. Al delinear la silueta del personaje,
ésta nos permite acceder a su estructura típica, primera etapa
a realizar antes de llegar a su estructura individual, es decir a
todo aquello que hace de él un ser aparte, un ser único, al
margen de todo grupo humano. Por ejemplo, en el caso de un
Balzac, de un Rodin, de un Raimu ... se hablará de una "domi-
nante jupiteriana" y veremos aparecer un tipo general de tem-
peramento sanguíneo, de actitud extrovertida, de carácter
colérico. Seguramente la "dominante jupiteriana" no es más
que una primera aproximación, una definición abstracta res-
pecto a una formulación que ha de ser cada vez más particula-
rizada (Balzac: Júpiter-Géminis conjunción Sol-Tauro con As-
cendente Leo ... Rodin: Júpiter-Escorpio conjunción Sol en el
MC, Ascendente Capricornio ... Raimu: Júpiter-Leo en el
MC ... ), pero que exige a continuación una orientación tan
precisa como decisiva dentro de la rosa de los vientos de las
familias genéricas de humanos.
Vemos, pues, que la primera operación del intérprete, una
vez levantado el mapa astral, consiste en encontrar la dominan-
te del tema. Esta búsqueda es la piedra central de toda interpre-
tación: se trata de partir sobre una buena pista, de no hacer de
un saturnino asténico unjupiteriano pletórico; se trata de situar
las ~ordenas desde un principio prestando al sujeto su
fórmula astral, de la que toda la interpretación se desprende a
fin de cuentas. Comprendemos entonces cómo esta operación
delicada y decisiva haya preocupado tantó a los astrólogos.
Las investigaciones
Esta cuestión no deja de ser de actualidad. Y a en tiempos
de Ptolomeo (para no remontarse hacia más atrás) se tiende a
admitir que el "regente de la genitura" es el astro que posee
más prerrogativas en los lugares del MC y del AS, a saber aquel
que más cerca aplica o separa corporalmente (términos que
significan: se acerca o aleja por su presencia), por aspecto,
249
por antiscio o contraantiscio, aquel que domina en ellos por
dignidad, signo, término o decanato. Una vez dicho esto, los
Antiguos regularon (las estadísticas lo han confirmado) la
cuestión en lo esencial, pero muy esquemáticamente y sin
insistir en la complejidad que implica el problema en cuanto
se lo aborda de frente. Y así fue hasta que Morin interviene
con .su espíritu cartesiano e introduce el método cifrado:
coeficientes dados a las distintas posiciones de cada astro en
el movimiento diurno y en el Zodíaco. Tomó incluso en con-
sideración una gran cantidad de factores: sexo de los signos,
recepción mutua, posición respecto a las luminarias ( occiden-
talidad-orientalidad), movimiento de los planetas (rápidos,
lentos, estacionarios), apogeo-perigeo, declinación, latitud,
aspectos... madeja tan compleja de devanar que verdadera-
mente se pierde el hilo ... Ciertamente, no nos arredramos
ante la dificultad, ya que el resultado buscado requiere un
esfuerzo que vale la pena, pero renunciamos en este caso a un
sistema que es simplemente impracticable. En un campo tal,
s.e trata de aportar el máximo de simplicidad para llegar a un
método aplicable, sin caer no obstante en la trampa inversa
del simplista (conduciendo en este caso la facilidad al error)
en la que sucumben aquellos que erigen por real decreto al
rango de dominante al planeta regente del signo ascendente.
La astrología no es un juego de salón en el que baste con se-
guir las reglas del juego para obtener un resultado automáti-
co, sino un conocimiento humano que, como tal, posee sus
dificultades. El problema, evocado aquí, procede de la in-
compatibilidad de naturaleza que se presenta entre el objeto
a captar y el instrumento encargado de captar este objeto:
vulgarmente hablando, se trata de medir la vida, de introducir
el compás en los meandros de lo humano ... La dificultad es
pues tanto mayor cuanto que el objetivo es hallar una aritmé-
tica de la dominante. Y, sin embargo, el método que satisface
más a un espíritu riguroso es aquel que, aboliendo toda inter-
pretación, toda evaluación personal, es decir a fin de cuentas
toda subjetividad, acude a la cifra, y debido a ello los astrólo-
gos contemporáneos no han renunciado en absoluto a elabo-
rar esta especie de cálculo de la dominante. 1
1. Sobre este tema puede consultarse, Alexandre VOLGUINE, Le Maitre de
Nativité, Edit. Les Cahiers Astrologiques, Niza, 1946.
250
Sin embargo, hay que reconocer que esta fórmula ideal, ra-
cionalmente, del método numérico presenta un vicio formal
que lo desacredita a partir de su principio mismo. Este hace
necesario la alineación de una suma de facores heterogéneos,
mientras que estos factores parecen difícilmente reducibles a
una operación común cuando se trate de posiciones diferen-
tes, de distancias diferentes, de velocidades ... de astros. Se
trata del delicado problema de la conversión de valores esen-
cialmente cualitativos en coeficientes cuantitativos_. E, incluso
cuando se trata de un mismo orden de hechos, sigue existien-
do el problema. Se decide, por ejemplo, que un astro en dig-
nidad es fuerte en relación a un astro en debilidad, considera-
do como débil. Ahora bien, cuando se mira de más cerca llas
cosas son así realmente? ¿La carga amorosa de Venus se en-
. cuentra disminuida en Escorpio, su lugar de exilio? ¿La intro-
versión y regresión afectiva de Saturno no se acrecienta en
Cáncer, su exilio? ¿y el poder espiritual del Sol, quién se
atreverá a decir que es débil en Acuario? A partir de que sa-
bemos que las relaciones de dignidad y debilidad son valores
dialécticos, yendo el poder físico a la par con la debilidad
psíquica e inversamente, toda valorización cuantitativa pierde
sentido, a menos que se considere el valor diurno o el valor
nocturno de lo humano: isingular amputación! Y, aunque se
admita que la debilidad de un astro degrada su naturaleza, un
planeta así inferiorizado, es decir de mala calidad, ¿no puede
pretender también el título de dominante? Toda la gama de
valores cualitativos puede permitirse a éste ya que existen -es
un hecho- todos los matices y todas las categorías, buenas y
malas, de saturninos, de marCian,os. A fin de cuentas, ¿puede
decirse que Balzac, con su Júpiter en Géminis (caída) y Hugo
con su Júpiter en Virgo (caída), sean menos jupiterianos que
Fallieres y Eduardo VII con su Júpiter en Sagitario (regen-
cia)? Esto sería como preguntarse si el rojo es más color que
el azul.
Contra esta pretensión de poner lo humano sistemáticati-
mente en ecuación, nuestro eminente colega belga, G. L. Brahy,
ha protestado con toda la razón. 1
251
Este es refractario a todo intento de "cristalización" de
un tema, juzgando que el número de elementos que compo-
nen este último es demasiado elevado y la complejidad de sus
relaciones mútuas demasiado grande también para que sea
realmente posible hacer una fórmula matemática del proble-
ma. Ante la cantidad de anotaciones a tomar en considera-
ción, éste se contenta con establecer en principio una serie de
líneas generales con ayuda de las anotaciones esenciales y, a
continuación, añade una serie de retoques ayudándose de los
matices accesorios. Para este profesional de experiencia, la
dominante es pues una cuestión de análisis atento y metódi-
co, cargándose lo menos posible de cifras y evaluaciones físi-
cas. Otro especialista con no menos experiencia, Henri Gou-
chon, después de haber sido tentado por la precisión objetiva
de las cifras, está de acuerdo en que "la búsqueda de la domi-
nante se convierte en una cuestión de golpe de vista, de apre-
ciación personal, de oficio ... ".1
Sin caer en una sospechosa subjetividad, nosotros pode-
mos proponer un método de análisis partiendo de un princi-
pio general muy satisfactorio a falta de ser íntegramente
válido.
El principio de investigación
252
Una configuración de planetas lentos que dura varios años
constituye -en sí- un elemento menor, el menos propio para
particularizar a un individuo. Ejemplo de ello es la oposición
Urano-Neptuno que, con su orbe, se presentó entre 1903 y
1914, e igualmente la conjunción Neptuno-Plutón en Géminis
que abarca el período de 1885 a 1895. Encontramos pues
este tipo de aspecto en todos los temas de la época y no es
particular del individuo. Su nivel de integración en el indivi-
duo es el de un fenómeno colectivo de·. su generación, a través
del cual puede situársele en su época.
Una configuración de planetas rápidos entre sí y con plane-
tas lentos es -siempre en sí- un elemento ya más particular,
más evocador. Si una oposición Urano-Neptuno se presenta
durante años, si un aspecto Júpiter-Urano dura un año entero
aproximadamente, una conjunción Marte-Júpiter no vale más
que para un mes más o menos; una conjunción Sol-Júpiter no
dura más que dos décadas, un aspecto de Mercurio más que
unos días, y un aspecto lunar no pasa de un día. De la confi-
guración neptuniana más larga a la lunar más corta va pues de
la duración de varios años a un momento limitado de algunas
horas. Y lo mismo que con los aspectos sucede con los pasos
por los signos, como con todo el resto por lo demás. Asisti-
mos pues, desde la insensible progresión de astros lejanos a
las fugitivas vueltas a la pista lunares, a una serie de procesos
de integración cada vez más individualizados.
Comprendemos así el papel que desempeñan las lumina-
rias y los planetas inferiores: Sol, Luna, Mercurio y Venus.
Estos factores son la personificación de funciones vitales es-
pecíficas, símbolos de verdaderos órganos biopsíquicos, re-
presentando el Sol al corazón, el cerebro, la conciencia, la
voluntad, la vida psíquica a nivel del "super ego" y del ideal
del Y o; la Luna, la vida vegetativa e instintiva; Mercurio el
sistema respiratorio, la vida de relación, el intelecto; Venus,
los afectos amorosos... La configuración particular de cada
uno de estos astros define la cualidad particular de estos órga-
nos, de estas funciones vitales.
Según esta Óptica, los astros rápidos ''valorizan" necesa-
riamente a los planetas lentos, en la medida en que estos
lentos "colorean" las funciones representativas de estos rápi-
253
dos, siendo aportada la cualidad por los primeros y el campo
de acción por los segundos. Así, si Mercurio forma un aspecto
con Urano, dentro del orden de las funciones mercurianas, la
inteligencia toma las características uranianas; si Venus se en-
cuentra en relación con Saturno, el verbo amar habla en len-
gua saturnina. Precisamente en esto se basa la significación
principal de los aspectos. Nada impide la coexistencia de dos
aspectos contrarios, por ejemplo una armonía (es decir un as-
pecto armónico) de Venus a Júpiter y una disonancia de este
mismo Venus a Saturno; en tal caso, existe todo un nivel de
expansión afectiva que se codea con un nivel de inhibición o
de problemas afectivos; lo que importa es precisar la naturale-
za de estos niveles afectivos.
Si un planeta lento se encuentra simultáneamente en as-
pecto con varios planetas, "colorea" varias funciones vitales,
actuando a varios niveles simultáneamente, y adquiere, por
este hecho, un valor particular. Así, si se examina el tema de
Carlos VI, constatamos que Saturno se encuentra en conjun-
ción con el Sol, Mercurio y Venus, e incluso al límite de la
cuadratura con la Luna.
Mención particular merecen las luminarias, sobre todo el
Sol en el hombre y la Luna en la mujer, pues su poder de va-
lorización es más poderoso y generalizado en razón del lugar
preeminente que ocupan estos dos astros respecto al cortejo
planetario. Los aspectos y posiciones de las luminarias sobre-
salen pues -siempre en sí- entre los elementos interplaneta-
rios, y basta con que el Sol se encuentre en un signo y en as-
pecto con el regente de este signo para que aparezca ya un
"componente" -significando este término una aportación a
título de participación secundaria o de co-dominante a la
dominante general- de la naturaleza del planeta. Así, en
Enrique 111, existe ya un componente venusino por el hecho
de que el Sol se encuentra en Libra y en semicuadratura con
Venus; y en Luis XV, un componente saturnino en razón del
Sol-Acuario en sexquicuadratura con Saturno. Encontramos,
pues, que un planeta se erige al rango de un componente
apreciable cuando se encuentra en aspecto con las dos lumi-
narias simultáneamente. Así, el lugar que ocupa la pasión de
Enrique 11 por Diana de Poitiers se encuentra en la conjun-
254
ción que su Venus hace simultáneamente con el Sol y con
la Luna.
Si las luminarias poseen un poder valorizador superior al de
los planetas rápidos, existe sin embargo un factor con poder
de valorización superior a éste, siende este factor más móvil y
por tanto más particularizante: es el que aporta el.movimien-
to de rotación terrestre. De hecho, los dos ejes horiznt~ y
meridiano, y en particular los dos ángulos Ascendente y Me-
dio Cielo (aunque el Descendente y el Fondo del Cielo des-
empeñan su papel, éste es menor; véase a este respecto el
Capítulo sobre las Estadísticas) atraviesan como media un
signo cada dos horas y pasan -cada media hora- por toda
clase de aspectos con todos los planetas. Son pues los facto-
res más específicos del nacimiento. Debido a este hecho, la
interpretación de un tema debe siempre empezar por el exa-
men de los cuatro ángulos del cielo. El examen empieza así
por la toma en consideración de los factores de variación ul-
trarrápida que atestiguan el surgimiento de tendencias más
individualizadas. ,
La presencia física de un astro en uno de los cuatro án-
gulos constituye la determinación más poderosa, sobre todo
si este astro se encuentra a menos de 10° del horizonte o del
meridiano {AS, MC, DS o FC). La experiencia demuestra, sin
embargo {lo veremos con el tema de Luis XIV), que la influen-
cia en cuestión se extiende más allá de 10°, en todo caso res-
pecto al AS y al MC; la acción planetaria no se borra brusca-
mente: va borrándose lentamente y puede todavía dejar
huellas a los 15°. Así pues, generalmente, cuando un astro se
encuentra angular, constituye la dominante del tema.
Si varios planetas son angulares, participan juntos en la
constitución de la dominante. Se trata entonces de establecer
una jerarquía de estas participaciones. No considerando más
que el valor de presencia, aquel que se encuentre más angular,
más próximo al horizonte o al meridiano, es el que ocupa el
primer rango. A distancias iguales, el astro que se encuentra
en el AS o en el MC prevalece sobre el que se encuentra en el
DS o en el FC. Sin embargo, la presencia no es el único factor
que entra en juego, y a menudo sucede que el astro más angu-
lar no es el que posee la prioridad, pudiendo un astro situado
255
menos bien, es decir más alejado de un ángulo, pero que une
a su valor de angularidad un valor de regencia o de aspecto
con el AS o el MC, dominar en consecuencia sobre el planeta
más próximo que no posee más que la ventaja .de la angulari-
dad. Podemos juzgar sobre estos nuevos aportes en función
de lo que sigue.
Si ningún planeta es angular, hay entonces que ceñirse al
Ascendente y al Medio Cielo. Hay que tener en cuenta tres
tipos de factores: a) el signo Ascendente, poseyendo el plane-
ta regente de este signo derecho a la dominante a título de
regente y, en medida atenuada pero no despreciable, el pla-
neta en exaltación en este signo. b) los aspectos que recibe el
Ascendente, poseyendo todo planeta en relación con este
punto derecho a la dominante en tanto que participación a
título, de aspecto. Naturalmente, cuando varios aspectos caen
sobre el Ascendente, se procede a una "competencia" acor-
dando la prioridad al aspecto más exacto en primer lugar, y a
continuación al especto más fuerte (prevaleciendo el mayor
sobre el menor) y, finalmente, al aspecto que hace intervenir al
regente (cayendo el aspecto del planeta en el signo en que se
encuentra en regencia o en exaltación). c) los aspectos que re-
cibe el Medio Cielo como se ha hecho con el Ascendente. Na-
turalmente, no hay que olvidar tampoco los demás factores
de valorización, las luminarias en particular. Ciertamente,
como entran en juego un mayor o menor número de factores,
el análisis no es siempre fácil; sin embargo, la mayoría de las
veces, la participación de la dominante tiende a jugarse den-
tro de un ámbito bastante reducido, relativamente fácil de
situar en líneas generales. Mostraremos un poco más adelante
cómo se puede llegar a devanar esta madeja.
Precisemos todavía que puede suceder que un astro angu-
lar no posea la prioridad y no desempeñe más que el papel de
una ca-dominante. Esto sucede cuando un planeta, aunque
no-angular, llega a totalizar (por regencia y aspectos) un con-
junto de dominantes que finalmente lo hacen más poderoso
que el planeta angular.
Conviene detenerse en este punto concreto tomando un
caso representativo. Utrillo nació en París el 26 de diciembre
de 1883 a las 13 h (registro civil): Mercurio y Venus se en-
256
cuentran cerca del MC y Neptuno cerca del AS. Pero el Sol,
Mercurio, Venus y el MC se encuentran en Capricornio, y Sa-
turno (que no es angular) hace una oposición a la Luna, un
quincucio al Sol y una sexquicuadratura a Mercurio y al MC.
¿No es entonces, ante todo, un saturnino? Saturnino es el
hombre: solitario, replegado sobre sí, un pobre bribón, mal
destetado, entregado a la bebida, a la ociosidad, a la miseria,
condenado a la taberna, a la prisión, al asilo ... Saturnino es
también el pintor en la visión del mundo que expresa a través
de su pincel; pintor de la miseria, mostrando ésta en sus viejas
casas fatigadas y agrietadas, sus catedrales miserables, sus ba-
rrios desheredados, sus lúgubres arrabales., sus avenidas desier-
tas, sus tristes callejuelas, sus árboles raquíticos, deshojados,
sus hierbas enfermas, sus muros de cuartel, de hospital, de
prisión, todo un mundo en el que la cálida presencia humana
se encuentra: barrida y que compone una amarga y extraií.a
tristeza... Si no se toma en cuenta más que la angularidad, la
estadística corre el riesgo de caer en el error por omisión al
no establecer la dominante más que a partir de ella, triunfan-
do cuando ve a Júpiter dominar en los ángulos de los más gran-
des soberanos: Luis XI, Enrique IV, Luis XIV, Napoleón... ,
pero no dejando por ello de fallar menos con uno de los más
auténticos jupiterianos que no tiene Júpiter angular: Francis-
co l. Basta sin embargo con introducir las determinaciones
secundarias para constatar que este príncipe prestigioso y
monarca absolutista posee un Júpiter de primer orden por los
aspectos que forma: icuadratura al Ascendente, quincucio al
Medio Cielo, conjunción al Sol, quincucio a la Luna, semiséx-
til a Mercurio y semiséxtil a Marte!
Antes de detenemos en la cuestión de la angularidad, he-
mos examinado el valor respectivo de las configuraciones en
sí, mostrando que -dejando aparte toda orientación- un as-
pecto lunar es mucho más determinante que un aspecto entre
planetas lentos. Una vez establecido esto, no es menos verdad
que en favor del desplazamiento de los ángulos, todas las con-
figuraciones tienen posibilidades p·oco más o menos iguales de
ser principalmente valorizadas, al pasar sucesívamente por el
AS y el MC. Hablábamos de la conjunción Neptuno-Plutón de
finales del siglo pasado; si, en tanto que factor de variación
257
más lento, constituye, en sí, un fenómeno colectivo generacio-
nal, nada impide que pueda convertirse en la configuración
clave, en la dominante, al encamar el individuo lo más parti-
cularmente y al máximo los valores colectivos que representa,
estando más que los demás "firmado" por su generación bajo
el ángulo especial de esta configuración. Ahora bien, basta
para ello con que esta conjunción pase por el horizonte o el
meridiano. Puede también revestir únicamente el valor de un
Componente, simplemente porque el Sol, la Luna o un plane-
ta rápido pase en aspecto de conjunción, o también porque
Piscis y Escorpio, signos de Neptuno y Plutón, estén ocupa-
.dos por estos astros rápidos. El tema del general De Gaulle
(ver p. 45 ) ofrece ejemplo de ello con el paso del Sol y Mer-
curio en oposición a la conjunción Neptuno-Plutón (estando el
Sol en Escorpio), y el de la Luna haciendo séxtil e incluso los
de Marte y Júpiter en trígono.
258
¿cómo proceder a estas agrupaciones? Buscando los com
piejos de valores asociados. El más importante de estos com-
plejos es la asociación formada por un signo zodiacal, su re-
gente o sus dos regentes y por la Casa correspondiente al
signo. Hay en ello como un todo indisoluble o al menos una
señalización global. Tomemos un ejemplo: en el tema de Luis
XI, hay todo un conjunto constituido por el Ascendente en,
Estorpio, la cuadratura de este AS a Marte regente del signo y
la ocupación de la casa VIII (análoga del Escorpio) por el Sol
y Mercurio (así como Neptuno y Plutón); a estas tres anota-
ciones principales se añaden dos más: el trígono que desde la
Casa VIII el Sol envía al AS y la angularidad de la Luna en el
Descendente por la regencia de este astro sobre la Casa VIII
(en Cáncer). En un conjunto tal, la Casa juega el papel princi-
pal, pero ni el signo ni el astro se encuentran excluidos. En
otros casos, dos factores sobre tres entran en juego; así, en
·Francisco II, sólo intervienen los signos y el planeta: Sol en
Acuario, Mercurio y Venus en Capricornio y Saturno en con-
junción con la Luna; a falta de sistemas constelados más im-
portantes, Saturno es la dominante. A veces, la dispersión de
factores hace perder de vista una constelación sin embargo
importante. Dediquémonos a una investigación sobre los re-
yes ~uya vida amorosa fue lo que más contó: Descubrimos en
seguida a Venus angular (ca-dominante) en Carlos VII, Carlos
VIII, Francisco I y Luis XV. En Enrique II, Venus se en-
cuentra privilegiada por su doble conjunción a las luminarias
y en Enrique IV está en trígono con el MC (la Luna de Aries
es la que es angular en lugar de Venus). Se puede añadir toda-
vía a Luis XIV cuya conjunción Luna-Venus no está tan ale-
jada del MC. Pero ¿y Enrique III? En primer lugar, su Venus
no-angular no nos dice nada. Juzguemos sin embargo, a partir
del análisis: iesta Venus "dispone" del Sol, Mercurio, Marte
(y Urano) en Libra; dispone igualmente de la Luna en Tauro;
y se encuentra además en oposición de la Luna y en semicua-
dratura al Sol! Disp'ositora de cinco astros y en relación con
las dos luminarias, esta Venus rivaliza con los planetas angu-
lares.
Y si queremos afinar esta fórmula, es necesario, en los
casos complejos como en éste en el que se presentan rúbricas
259
en cierto: modo emparejadas, situar una relación de dom~na
te a sub-dominante, o de componente a sub-componente.
Así, en Enrique III, la Luna-Tauro (donde está exaltada) pró-
xima a su culminación (es el astro más elevado del tema) es
fuerte; relacionada estrechamente con Venus por su oposi-
ción, hace de la co-dominante venusina un complejo Venus>
, . l Venus
Luna que pue d e representarse por 1a formu .
a L que s1g-
una
nifica que Venus está "lunarizada"; del mismo modo (como
veremos más tarde) que la angularidad de Mercurio y Saturno
. d ., Mercurio
gana a1 ser presenta a en una re 1ac10n: S .
a turno
Es verdad que entramos ya aquí en la interpretación de la
dominante. No es necesario que ésta sea formulada planeta-
riamente. El "centro de gravedad" del tema que representa la
dominante puede, en efecto, desprenderse de otros niveles de
referencia si éstos reúnen más puntos de convergencia: los·
elementos del cuaternario (si el tema gira en tomo a un ele-
mento, una cualidad elemental), del temario (Cardinal-Fijo-
Mutable), de la polaridad binaria (masculino o femenino), o
aun de valores directamente psicológicos: i11hil;>ición o impul-
sividad, primariedad o secundariedad, actividad o pasividad.
Así, cuando vemos presentarse una dominante Júpiter-Marte-
Luna-Mercurio (aunque debamos aportar alguna modificación
en el orden de sucesión de estos símbolos) como en Francisco
1, tenemos, agrupados juntos, todos los factores planetarios
de primariedad, constituyendo este elemento caracterológico
su común denominador, y en consecuencia, el valor principal
buscado. Toda la cuestión, eh una investigación tal, estriba
en descuprir el nivel de referencia que "rinde" más al expre-
sar al máximo la dominante, la mayor cantidad posible de
acciones de sus constituyentes. Aquí, como siempre, la clave
del problema está en tender hacia la más grande confronta-
ción de factores análogos. ¿Pero no es ésta la clave misma o el
secreto de toda la interpretación? .
Para acabar este estudio, la idea más exacta que puede
uno hacerse de la noción de dominante nos la da la imagen
260
del mapa geográfico en relieve: la superficie representada
muestra la extensión total de las regiones, en analogía con
las distintas tendencias del tema, todas las tendencias; en
cuanto al relieve, sitúa el nivel de intensidad de estas tenden-
cias, y la dominante se basa, de alguna forma, en el punto
geográfico más elevado.
En el estado actual de nuestros conimet~, este méto-
do de detección d~ la dominante se aproxima bastante de cer-
ca a la verdad y aporta las mejores garantías, aunque no se
pueda siempre dar a sus componentes una escala de valores
precisa: hay que contentarse con una aproximación siempre
que no sea engañosa (¿quién podría afirmar que Júpiter es
más fuerte que Marte -o a la inversa- en un Enrique IV o en
un Francisco I?). Ciertamente, con ello no queda agotada la
cuestión: testimonio de ello son las investigaciones de colegas
hacia distintas direcciones. 1 Es cierto que el presente método
peca de omisión, pudiéndolo perfeccionar algunos datos (el
apogeo y el perigeo entre otros). A la espera de esta delicada
integración de factores aún por estudiar, no dejamos por ello
de poseer un instrumento de trabajo que ha dado sus buenos
resultados: queda por aplicai:lo a nuestra serie histórica.
o
MC
CARLOS vi
~-Jipter
Saturno
261
Angularidad cercana de Venus (AS) y alejada de Júpiter
(DS) que es también regente del AS. Carlos V no es por ello
menos saturnino debido a la presencia del Sol y la Luna en
Acuario, de Mercurio en Capricornio, del séxtil Sol-Saturno,
"coloreando" este último por lo demás al signo-ascendente
por su presencia en Sagitario (pero quizás el AS para finales
de Sagitario esté a principios-Capricornio). El haz saturnino
es pues importante. La naturaleza saturnina es típica:
Físicamente: Constitución endeble, vitalidad reducida;
adelgazamiento; será enfermizo y tendrá enfermedades satur-
ninas: fístula, úlcera, deformación articular, gota, impotencia
crónica; es un tullido ya antes de su muerte que tendrá lugar
a los 43 años.
Psicológzºcamente: Carlos tarda en. desarrollarse y revelar-
se, pero posee profundos recursos. Es un hombre de método
cuya vida se encuentra ordenada e incluso regulada al cronó-
metro; hombre de estudios, cristiano meticuloso, jefe de Esta-
do concienzudo. Su espíritu es muy reflexivo, se forma lenta-
mente, por la experiencia y la observación. Esta secundariedad
no se encuentra nunca apresurada; se concede tiempo, se
organiza sabiamente y considera la política como una ciencia
aplicada. Diplomático y legislador, su método será la pacien7
cia. La pieza maestra, el gran hecho de su reinado, es el Trata-
do de Brétigny. En 1368, hace revivir el casus bellzº que había
astutamente disimulado en una cláusula del Tratado de 1360
y que dormitaba hasta entonces sin saberlo nadie (el episodio
de los apelantes). Denuncia el tratado para una declaración de
guerra en el momento oportuno. Después de haber irremedia-
blemente viciado el tratado, su táctica será la de utilizar al
adversario, a falta de algo mejor, con una prudencia ejemplar.
A través de la resistencia, las escaramuzas y las sorpresas,
irá royendo los feudos de los Plantagenets hasta el punto de
liberar a una gran parte del país de la ocupación enemiga,
presidiendo así a una impresionante y gloriosa recuperación
francesa. En esta obra de gran administrador, la causa satur-
nina se encuentra secundada por el factor jupiteriano.
En cuanto a la subdominante Venus-Júpiter, ésta aparece
en el príncipe moderado, equilibrado, armonioso, sensible y
artista, gran coleccionista y bibliófilo, amante tanto de las
262
piezas de arte como de las ricas láminas, de los recuerdos his-
tóricos (dentro de la nota saturnina) ... Poseía un verdadero
museo. Fue también, no hay que olvidarlo, un protector y
promotor de las artes y las letras.
Completando esta triple dominante planetaria por la rú-
brica Acuario (véase este signo), captamos lo esencial de lo
que fue este gran rey. .
CARLOS Vil
Júpiter-Venus
-"1~ 1arte-Satumo Luna
263
Vamos a ver cómo cooperan estas cuatro subdominantes
tras Júpiter.
¿Quién puede dudar de que Carlos VI sea ante todo un
jupiteriano?
Físicamente, este príncipe posee envergadura y fuerza,
buena estatura, pecho ancho, y miembros robustos; es calvo:
"la naturaleza parecía haberle prodigado sus dones con mano
generosa".
Psicológicamente, responde maravillosamente al tempera-
mento sanguíneo, tanto como al extrovertido, al Colérico y
al cicloide. Es incluso un "superjupiteriano" que quiere vivir
su vida frenética y alegremente; placeres de todo tipo, forman
la trama de sus días y noches. Hasta el desencadenamiento de
su psicosis, su reinado no será más que una sucesión de fiestas
prodigiosas, grandes y fastuosos torneos, festines con cientos
de invitados entre todos los grandes señores de Europa, sun-
tuosas manifestaciones en las que se prodigan y exhiben vesti-
dos brillantes de oro y pedrería y en el curso de las cuales
hace regalos reales y gasta el dinero a manos llenas. Y cual-
quier cosa es un pretexto para estas fiestas, para entregarse a
un desbordamiento de alegrías enfebrecidas y tumultuosas.
Durante esta primera parte de su existencia, Júpiter se
añade a Venus como cojugador, en ra¡¡;Ón de las afinidades de
naturaleza en ambos astros. Esta desmesura jupiteriana (ca-
ract~izd también por un gran apetito en la mesa) se acom-
paña en efecto de aventuras venusinas numerosas, variadas y
breves; se nota en el príncipe una acusada inclinación hacia
las aventuras galantes, con necesidades eróticas imperiosas.
A partir de la alineación mental, la pareja planetaria Marte-
Satumo sustituye a la pareja Júpiter-Venus, de forma que
sería más justo presentar cronológicamente la dominante de
Júpiter Marte
Carlos VI según esta fórmula: sobre
Venus Saturno
fondo lunar.
El "fondo lunar" disonante qu~ aparece tanto tras el
primero como el segundo tiempo, e!¡,~:na.tir hiperemoti-
vidad, una excitabilidad instintiva, Üna naturaleza crédula,
caprichosa, débil ... rasgos todos ellos lunares del infantilismo.
264
De ahí, al princ1p10, .~sa alma entregada a lo iparavilloso, al
margen de una vida adulta normal, esa incoercible necesidad
de quemar el tiempo; y, a continuación, el refugio fatal en el
autismo, lo imaginario, la vuelta a la infancia.
No podría decirse que la pareja Marte-Saturno estuviera
ausente en la primera época de su vida. ¿Quién no reconoce-
ría a Marte en la actividad laboriosa, la agitación bastante
vana, la fiebre de los combates, la pasión por la montería, las
locas cabalgadas y expediciones militares del rey antes de su
enfermedad? Y Saturno se encontraba ya tras esta alma insa-
ciable, esta naturaleza ávida de placer, de sensaciones, de des-
mesura. Pero esta pareja planetaria debía "firmar" (eclipsan-
do el resto) la psicosis del rey: locura periódica en la que al-.
teman la manía marciana y la melancolía saturnina. Tan
pronto el rey conoce un estado maníaco de agitación, de ex-
citación motora y psíquica (ruptura de objetos, golpes, gestos
obscenos, vociferaciones, expresiones de cólera ciega, actos
extravagantes y violentos: en su primera crisis mató a varias
personas), como tan pronto se encuentra bajo el régimen de
un estado depresivo (abatimiento, postración, inercia, torpor,
rechazo a comer, dormir, lamentaciones, ideas delirantes de
negación). Y, aunque las crisis maníacas fueran las más nume-
rosas y fuertes, la tendencia saturnina dominó, ya que Carlos
VI acabó por no reaccionar más, por mostrarse abúlico, indi-
ferente a las desgracias que le cayeron, enterrando sus armas,
olvidando su título de rey, aceptando el ignominioso Tratado
de Troyes, y acabando su vida casi como un "clochard", co-
mido de parásitos. La complejidad de este caso, a excepción
de la indiscutible dominante jupiteriana, resulta de la coexis-
tencia de cuatro subdominantes sobre las que hay que esta-
blecer sus relaciones. Este caso nos enseña que, generalmente,
los componentes tienen tendencia ya a asociarse cuando se
encuentran vecinos o paralelos por naturaleza (caso de Júpi-
ter y Venus aquí), ya a formar una dualidad, una pareja dia-
léctica y complementaria, cuando son de naturaleza opuesta
(en este caso Marte y Saturno).
265
CARLOS VII 1
Marte-Venus
Jupiter
266
victorioso; se lanzó a la persecución del ocupante, se apropió
de las ciudades unas tras otras, y, Júpiter secundando a Mar-
te, hizo de una Francia desgarrada, exangüe y en sus tres cuar-
tas partes prisionera, el estado más fuerte y unificado de
Europa, en posesión del ejército más sólido.
En cuanto a la dominante venusina, se revela ál principio
en su pasión imperiosa por Inés So!"el; osa (Venus-Aries) afir-
mar su adulterio y a hacer de Inés Sorel una amante real, lo
que ningún descendiente de San Luis había pecho antes de él.
Esta Venus-Aries en trígono con Marte, se revela aún más al
final de su vida, en la que vemos, tras el soberano triunfante,
al hombre privado, a pesar de enfermo y débil, poseído por
un erotismo sin freno y penosamente entregado a su inmode-
rado apetito de placeres.
LUIS XI 1
J úpiter-Marte-Satumo
Luna
267
subdominante marciana apreciable que se confunde con Es-
corpio, habiendo sido descrito ya este aspecto a propósito de
este signo. Señalemos, finalmente, un pequeño componente
saturnino por el hecho de la cuadratura Sol-Saturno.
Morfológicamente, encontramos estas distintas notas: en
primer lugar Júpiter, asistido por la Luna, en su complexión
bastante gruesa, su figura bastante llena-, su cara fuerte, aun-
que sin nobleza, y su calvicie; a continuación Marte, en un
mentón voluntarioso y ojos penetrantes, coronados de espe-
sas cejas; pero también Saturno, en su nariz larga y curva, sus
ojos oblicuos y su mirada turbia.
Psicológicamente, Luis XI es muy claramente un jupite-
riano; no el jupiteriano espectacular; su naturaleza lunar se
encuentra detrás, y además, se trata de una cualidad o tonali-
dad mercurial particular de un Júpiter-Virgo en séxtil a Mer-
curio en VIII. Es decir un perfecto hombre de negocios, rea-
lista, empirista, práctico, sin espíritu sistemático, buscando
ante todo ver, da~se cuenta por sí mismo, adaptándose según
las circunstancias, hallando sobre el terren.o las soluciones ne-
cesarias, poseyendo en suma un gran sentido de la realidad y
de las decisiones. Muy pronto, conoce el poder del dinero y
olfatea el papel de los negocios, más tarde, el de la informa-
ción, la imprenta, correos, servicios de mensajeros, las ferias ...
Se revela, dice Commynes, hábil para comprar gente y salirse
de las situaciones apuradas. Su inteligencia no es solamente
flexible, es también organizadora; la administración económi-
ca de su reinado se encuentra bajo el signo de su divisa: "Una
ley, un peso, una moneda", siendo instaurador de la unidad
de pesos y medidas y del respeto a las costumbres y a la ley.
A despecho de su combatividad marciana, demuestra una des-
confianza campesina hacia la aventura militar: no será él quien
arriesgará la suerte en un campo de batalla. Con esta domi-
nante jupiteriana es, por lo demás, un hombre de paz, prefi-
riendo, por ejemplo en Italia, ser un pacificador que un con-
quistador. Y con su Júpiter "mercurizado" es sobre todo el
hombre de las convenciones, de los tratados, de los pactos
abiertos y de los acuerdos comerciales. En este aspecto, será
incluso bastante formalista, observador de las promesas, de la
palabra dada y de los tratados a los que pondrá incluso bajo
268
la protección de los santos. Cuando los ingleses vuelven a
Francia como conquistadores, se muestra de lo más hábil en
sus halagos, realizando con ellos un tratado comercial y una
entente cordial. El dirá precisamente: "iHe expulsado a los
ingleses con vino y páté!" En el interior, será el rey de los
burgueses, de los mercaderes y de los artesanos, al mismo
tiempo que el de la justicia, la economía, el comercio y la
"mercancía": durante su reinado, hubo gran enriquecimiento
y se construyó mucho. También debido a este Júpiter, refor-
zado esta vez por Marte y por el trígono del Sol al AS en Es-
corpio, aparece como un hombre de autoridad, una especie
de déspota que sabe dar órdenes, generalmente instrucciones
cortas, sabe pagar a la gente y hacerse obedecer; llegó a arrui-
nar al feudalismo para asegurarse una autoridad absoluta.
Además también vemos a Júpiter en el ser ambicioso que, en
su consagración, se juró reunir bajo su reino todos los domi-
nios: de hecho, batió, casi sin guerras, el record de anexiones
territoriales (siete provincias restituidas a Francia) en la histo-
ria de nuestra realeza.
A primera vista, uno puede asombrarse de encontrar en él,
tras la de Júpiter, una dominante tan clara lunar; y, sin embar-
go, tras el tipo Júpiter-Marte existe un tipo Luna-Tauro en VI
que colorea al primero, como tras este inmenso trabajador,
hombre de experiencia, soldado tan duro consigo mismo
como con los demás, existe un campesino con pasión por la
tierra, que ama el país, el campo y sus gentes, hasta las más
humildes, y sobre todo a la gente simple; que extiende su
apego a los bosques y sobre todo a los animales; tiene su paja-
rera llena de pájaros y se encuentra rodeado de fieles lebreles.
También en razón de este elemento lunar el jupiteriano,
que él es ante todo, es un hombre sencillo, que rompe con
toda idea de decoro, de nobleza, de caballería. Se sustrae a las
manifestaciones de esplendor; su vestido es simple, lleva el
traje de cazador o de peregrino oorto y oscuro (aquí Saturno
se asocia a la Luna) hasta el punto que, cuandÓ se encuentra
en compañía, no se sabe dónde está el rey. Su misma casa es
sencilla, ordenada y mantenida con economía. Y ¿puede de-
cirse que tuviera una Corte? Finalmente podemos señalar un
269
rasgo que muestra tanto a la Luna-Cáncer como a Saturno: se
interesó mucho por las leyendas de santos y tuvo un gran co-
nocimiento de la historia de Francia.
CARLOS VIII 1
Saturno
Mar t e Venus
sobre fondo Cáncer~Gémis
270
partir de nuevo pero duda otra vez mucho, y muere casi deci-
dido a la partida, terminando así bajo un fracaso saturnino.
Junto a esta aventura militar que constituye la gran pa-
sión de su vida, ocupa un lugar importante el amor. Este de-
forme ama la bel~za, las mujeres guapas y el arte. Su larga
marcha por Italia se encuentra llena de pasiones amorosas
múltiples, completamente al estilo de sus Venus-Géminis en
el AS.
LUIS XII1
13 Cáncer-Júpiter-Luna
AS
Blois, 27 junio 1462, 5 h 8 m
271
Luna- a propósito de Cáncer. Este príncipe tenía el sentido
del bien, de lo justo, de lo útil; fue un sabio administrador,
un rey simple y humano.
FRANCISCO I1
Júpiter- Marte-Luna-Mercurio-
Sol-Venus.
272
riqueza del personaje. Por otra parte, podemos damos cuenta
de que todos estos factores se encuentran ligados entre sí por
aspectos mútiples, de forma que es bastante difícil separar en
un análisis lo que debe atribuirse a Júpiter, a Marte, a la
Luna ... al formar todos estos componentes un todo global,
actuando, por ejemplo, Júpiter en general ya con Marte, ya
con la Luna. Ahora bien, cuando sucede que existen como
aquí unas ca-dominantes reunipas, en primer lugar hay que
buscar su común denominador. En el caso presente no es difí-
cil: con Júpiter-Marte-Luna y Mercurio, poseemos en primer
lugar el grupo de factores de Primariedad; conJúpiter-Marte-
Luna e incluso Venus, tenemos también una mayoría de fac-
tores instintivos; con los dos planetas a la cabeza: Júpiter y
Marte, es el carácter Colérico el que se impone. Podríamos
a partir de entonces presentar a Francisco I como un superpri-
mario, un instintivo acusado y un Colérico caracterizado, y
con estas tres designaciones tipológicas, creemos que hemos
captado lo esencial del personaje. El retrato que de él da
Bailly es revelador: después de haber señalado su brío, sus
cualidades de improvisación, su naturaleza ligera, inestable
e influenciable, precisa: "Además, hay que convenir que
desempeñaba su papel de rey con una convicción en la que
él mismo era el primer engañado y, que cuando cedía a una
sugerencia, la apoyaba con toda su autoridad. Pero las cóle-
ras a las que se entregaba, sobre todo cuando creía su autori-
dad puesta en discusión o amenazada, lejos de manifestar una
fuerza real, traicionaban una debilidad de carácter que no
podía ni controlar ni dominar sus impulsos. Así continua-
mente aparece en su conducta su incapacidad de soportar
una regla, una obligación, una inmovilidad, aunque ~ubieran
sido queridas o prescritas por él. El más bello lugar del mun-
do y el más amado, le fatiga tan pronto como una breve es-
tancia le quita el placer de haberlo reencontrado. Toda ley que
él impone y que se impone, en cualquier orden que fuera, es
en primer lugar infringida por él. Así, decide poner orden en
sus finanzas a través de restricciones severas; pero le es impo-
sible moderar sus gastos personales, imposible no dilapidar
los bienes del patrimonio y del reino para enriquecer a sus
amigos, imposible dejar de consagrarse a mil fantasías, viajes,
273
cazas, fiestas, construcciones, sumas fabulosas que corrían a
través de sus manos como fuentes inagotables ... " Una vez
dada esta impresión de conjunto, en la que encontramos al
superprimario, instintivo y Colérico, podemos intentar mos-
trar los principales aspectos de sus distintas naturalezas.
En relación con la conjunción Sol-Júpiter tenemos al
Rey-caballero. Físicamente grande, esbelto, bien hecho, vigo-
roso, elegante, de maneras sueltas, de brillante sonrisa e irra-
diando alegría, ardor y superabundancia de vida. Moralmente,
dominado por el sentido de la grandeza, de la abundancia, de
la suntuosidad y la magnificencia. El más fastuoso de los so-
beranos no distinguirá entre la gloria de su reino y su gloria
personal, hecha de pasión caballeresca, de amor por el presti-
gio, de valentía teatral, de orgullo de dominación y atracción
hacia los placeres y alegrías de la vida. Poseyendo, en contra-
partida, un carácter que peca de despreocupación, exceso de
optimismo (subestimando grandemente el valor de sus adver-
sarios, al creerse invulnerable). Esta rúbrica Júpiter-Sol (este
último reforzado por la presencia de Venus y Marte en Leo)
se encuentra en sus gloriosas correrías oficiales, sus cortejos
suntuosos, sus fastuosas entrevistas (la del Camp du Drap
d'Or es memorable), su absolutismo real·(en esto precede a
Enrique IV y Luis XIV), su mecenazgo cosmopolita y tam-
bién sus grandes realizaciones arquitectónicas, los grandiosos
edificios de Chambord y Fontainebleau contruidos a su
imagen ...
El marciano, que él es también, lo vemos en su necesidad
violenta de gastar en todos sentidos su energía, en su natura-
leza ardiente y valiente hasta la temeridad, su temperamento
aventurero, inclinado a las grandes empresas y apasionado por
la gloria militar; lo descubrimos en el impetuoso guerrero de
Marignan que lucha heroicamente y, a la altura de su reinado,
en la grande y larga rivalidad que le enfrentó a Carlos V hasta
la fatiga y la usura.
En cuanto a lo lunar, constituye la nota un poco extraña de
este monarca: el soberano absoluto que se deja sugerir supo-
lítica a través del entorno y de sus consejeros: el hombre lleno
de dinamismo en su vida privada (Júpiter-Marte) que se deja
.
arrastrar a la pereza, la indecisión, al cambio. El componente
274
Luna-Venus hace de él un ser muy atractivo y lleno de encan-
to, que supo conceder al amor y al arte un lugar predominan-
te en su vida. El componente disonante Luna-Marte se en-
cuentra en el ser impulsivo e impaciente del que Brantome
cita un ejemplo elocuente: "Si el rey de Francia, Francisco I,
le hubiera dado oídos (se trata de Galiot, su jefe de artille-
ros), quizá no hubiera perdido la batalla de Pavía, decían en-
tonces; pues empleaba tan bien su artillería que el enemigo lo
acusó grandemente; pero ésta no intervino más que a medias
ya que el rey, ardiendo en valor por cambatir, fue a cubrir su
artillería de t¡il suerte que ésta no pudo intervenir más, a de-
sesperación de' Galiot; el rey reconoció su error más tarde".
En cuanto a la componente Luna-Mercurio, se encuentra en
su carácter juvenil, su amor por las diversiones, los disfraces,
sus juegos poéticos de escritor diletante, su vagabundeo y
sobre todo aquella pasión entonces original de los innumera-
bles viajes que hizo por curiosidad, a lo turista.
ENRIQUE II
Saturno-Marte-Venus
275
de Germain Pilon nos presenta un rostro alargado y enjuto,
con rasgos también alargados y caídos. "Su rostro es dulce,
con una mezcla de gravedad", precisa, J. du Bellay. Enrique II
posee una psicología que responde bastante a este rostro y a
su expresión. No ha heredado la jovialidad del rey-caballero
su padre, aunque debido a Venus posea afabilidad y cortesía
e incluso demasiada. Del reinado del padre al del hijo, el cam-
bio radical que se opera en la Corte es de una tonalidad jupi-
teriana a una tonalidad saturnina. En cuanto llega al poder,
por voluntad misma de Enrique II, un viento de austeridad
sopla sobre esta Corte que había sido, la víspera aún, la más
brillante de Europa; los bailes y conciertos son suprimidos,
el número de damas de honor estrictamente limitado, tanto
más cuanto que el "golpe de Jarnac" ha sembrado en ella la
consternación. La mayoría de sus biógrafos hacen del nuevo
rey un hombre débil, sombrío y tímido, un ser indeciso que
"se obstina" fácilmente para dar la ilusión de decisión y auto-
ridad, un ser melancólico y celoso, estrecho de miras y seco
de corazón. Un saturnino disonante.
La nota marciana se encuentra en su cuerpo cuadrado y
robusto, en su temperamento guerrero, su amor por lo's ejerci-
cios militares y torneos, su valor, su coraje. Se encuentra tam-
bién en la actitud rebelde del Delfín respecto a su padre (cua-
dratura Marte-Sol), así como en la antipatía que llega al odio
(a base de celos) hacia su hermano menor (Marte en III). Su
reinado estará dominado por Marte que en él es disonante:
los dos torneos trágicos, las guerras de Italia y de Religión; su
ejército será destruido bajo los muros de San Quintín y el
proceso será arbitrado entre la casa de Austria y los Valois:
Felipe II dirigirá a Europa a su antojo y hará sentir su volun-
tad en los Consejos de Francia.
La nota venusina la constituye el lugar preponderante e
incluso avasallador de su amante oficial, Diana de Poitiers,
cuya moneda conmemora un triunfo que ninguna amante de
nuestros reyes le puede disputar: Omnium victorem vici; he
venéido al vencedor de todos. Esclavo de su dominio (Luna-
Aries) durante más de veinte años, abdica todo en manos de
Diana, sm retroceder siquiera a regalarle joyas de la corona.
276
Quizá también Venus muestra el papel apreciable que las ar-
tes del Renacimiento desempeñaron durante su reinado.
Pero la clave de este tema se encuentra menos en una
componente de estas tres dpminantes que en la estructura de
sus relaciones dentro de un·a dison_ancia grave de dicho tema
en cruz. Saturno se encuentra opuesto a Marte en cuadratura
a Venus; en cuanto al Sol, se encuentra al mismo tiempo
opuesto a Júpiter, en cuadratura a Marte y en cuadratura a
Saturno. Las diferentes tendencias que animan la personali-
dad de Enrique II se combaten entre sí -verdadera guerra
civil interna-, y es sobre todo esto lo que lleva, por la neutra-
lización de cada una de ellas, a la indecisión, pobreza y me-
diocridad del personaje. Enrique II es un inhibido-impulsivo
(oposición Saturno-Marte), un tímido "que mete los pies en
el plato". Inhibido sobre todo por su padre (cuadratura Sa-
turno-Sol), siente la necesidad de sacudir su yugo interior
haciendo (reacción marciana) contrapié a lo que su padre
había hecho. Pero sufre las influencias externas y, por debili-
dad, abandona todo en manos de sus favoritos y amigos, los
cuales se disputan unos contra otros una autoridad que recae
en hembra. Si este tema tan desgarrado y disociado testimo-
nia una personalidad sin unidad y fuerza, testimonia también
la vida y obra del personaje: bajo su reinado, los partidos
persiguen los objetivos de sus ambiciones particulares a los
que sólo pone freno el juego neutralizador de la rivalidad: las
guerras civiles nacerán de las rivalidades de esta corte. Lamo-
narquía se dejará dominar por las camarillas y facciones a las
que habrá dejado nacer y desarrollarse. Precisamente a partir
de esta falta de poder real, liberadora de luchas partidistas y
sediciones, se iniciará la rivalidad de los Guisa contra Mont-
morency, trama primera de las guerras de religión. Estas gue-
rras se enraizan tanto más durante este reinado cuanto que
Enrique II les abrió camino al adoptar una actitud extremis-
ta: la represión de la herejía protestante a hierro y fuego. Fi-
nalmente, aunque Enrique II pudo vanagloriarse de la con-
quista de tres obispados, el Tratado de Cateau-Cambrésis no
deja de constituir, en política exterior, un desastre diplomá-
tico que inaugura la hegemonía española durante un siglo.
Francisco I había dejado a Enrique II un bonito patri-
277
monio real; éste, a su muerte, lega a Catalina un país sin Esta-
do, y se necesitará un Enrique IV para reconquistarlo. Este es
el balance de este tema, uno de los más disonantes de los te-
mas reales.
CATALINA DE MEDICISl
Saturno-Marte
OS sobre fondo Tauro
278
Discreta y sumisa durante más de veinticinco años bajo el
reínado de Diana, de la que está atrozmente celosa, afligida por
una esterilidad que se prolonga más de 10 años y, a continua-
ción, reducida a no ser más que una ponedora de huevos real, la
esposa sierva de Enrique II, reina cenicienta, se resigna en si-
lencio y aguanta. Una vez en el gobierno de Francia, su gran-
deza estribará en durar 2 7 años, casi siempre cediendo, sin
jamás sacrificar la unidad territorial, ni el principio de la auto-
ridad monárquica. Su sucesor recibirá una Francia agotada
pero no mutilada, dividida pero no separada.
Viuda, Enrique II le deja un estado desgarrado. La conti-
nuidad del clima político que se opera del rey a la reina pue-
de concebirse tanto mejor cuanto que nacidos con trece días
de distancia y una hora de diferencia, presentan una constela-
ción parecida: Saturno-MC opuesto a Marte-FC y en doble
cuadratura a Júpiter. Esta sucesión, constituye la prueba del
poder; pero Catalina se encuentra mejor armada para defen-
derse: la triple conjunción Sol-Luna-Venus no refuerza la
disonancia; por el contrario, la conjunción Sol-Venus se aleja
y sé desplaza sobre el AS para reforzarlo.
Esta mujer, extranjera, viuda y madre de varios hijos me-
nores, maniobra con agilidad, se introduce sin ostentación y
toma el poder hábilmente. Se instalará en él conservando una
autoridad tan difícil como discutida, pero siempre celosa-
mente disputada.
Es comprensible que con esta disonancia Saturno-Marte-
Júpiter su reinado no podía ser más que el de la división de
los partidos y la guerra civil. Marte-Cáncer en IV es expresión
típica del desgarramiento interior, en su propio país; indica
también que los obstáculos más peligrosos no dejará de en-
contrarlos en su propia familia. Y, sin embargo, la dominante
Tauro, reforzada por la conjunción Luna-Júpiter en Libra, le
da una naturaleza decididamente pacífica, con objetivos infa-
tigablemente conciliadores; queriendo representar el papel de
árbitro, buscará los compromisos que permitan encontrar un
justo medio y hacer coexistir a las dos confesiones rivales:
católicos y hu"gonotes. Frente a los dos partidos exasperados,
su divisa será siempre la paz civil por la paz religiosa surgida
del arbitrio real, dos religiones bajo una sola ley y un solo rey.
279
Sus fall'os serán fruto de la contradicción aportada por la
oposición Saturno-Capricornio en X (el poder) a Mart~-Cán
cer en IV (la familia): no abandonar el mando y conservar sus
hijos. El error del San-Bartolomé será un intento de recuperar
a Carlos IX que se le escapaba.
Con una disonancia tal, no podía esperarse más que una
política de impotencia y, en consecuencia, una obra negativa,
defensiva: se pasará la vida intentando arrancar a la muerte
una Francia disputada y dividida, pero sin desesperar de la
salud pública en ningún momento de esta lucha incesante.
Ella hará lo imposible por preservar al poder de la servidum-
bre y al reino del desmembramiento, contra la teocracia ro-
mana y la hegemonía española, permitiendo que Enrique IV
reconstruyera al país. Ella será el baluarte (imagen de lo más
Saturno-Tauro) del Estado, de un Estado que se disloca y des-
compone. Finalmente, odiada, detestada, amante, sierva y
finalmente comparsa del poder y desautorizada por Enrique
III, prácticamente expulsada por éste, al cabo de una larga
existencia, fecunda en peripecias, asistirá al hundimiento de
su obra.
FRANCISCO II
Saturno
280
La angularidad del Sol (en el ocaso) no consti;uy~ una valori-
zación del astro sino del signo que es saturnino. El tema es
pobre a pesar del trígono Luna-Ascendente, neutralizado por
las disonancias de la Luna y de Mercurio con el MC; pero la
disonancia mayor es la oposición del Sol en Exilio al AS. Sa-
bemos que Francisco II tuvo problemas de alimentación
(Luna-Saturno), de mala salud y a m.enudo enfermo, fue de
débil constitución. Estaba lleno de temores y completamente
sometido a su madre (Luna-Saturno). Estará también entera-
mente dominado por María Estuardo a la que amaba, pero.
cuya unión no se vio consumada pues era impotente. El ca-
rácter es infantil y dominado por la pasión del juego (sector
Vº cargado) y la caza. No desempeñó ningún papel político.
Después de haber sufrido de vegetaciones y adenoides y de
una otitis supurada, murió de una mastoiditis aguda.
CARLOS rx1
Cáncer-Luna;
24 Saturno-Marte; Mercurio
281
los IX es un ser de constitución débil, infantil, cambiante,
inseguro y a veces incoherente, que dejará finalmente gober-
nar a su madre Catalina. Cuando ésta estaba enferma, se en-
contraba desamparado y no sabía ni lo que quería: órdenes y
contraórdenes se precipitaban.
La nota pintoresca de su carácter la aporta la cuadratura
de Marte, tanto más impulsivo cuanto que se encuentra en
Tauro, y de Saturno, tanto más inhibido cuanto que se en-
cuentra en Acuario. Esta disonancia planetaria, que hemos
encontrado en su padre, nos lo representa a la vez brutal e
indeciso, o dando un paso hacia delante y otro hacia atrás. Le
vemos tan pronto colérico, violento, vindicativo, con el grito
de guerra en la boca, arrojándose en contra de su familia ...
tan pronto lunático, melancólico, con expresión cerrada, mi-
rada baja, labios apretados ... Y, al final de su vida, la alternan-
cia de accesos súbitos de vitalidad y de profundo abatimiento
se intensificará; descamado, roído por la tuberculosis, le ve-
mos abandonar la cama para correr a la caza, entregándose a
una persecución desenfrenada de ésta entre dos accesos de
fiebre.
Carlos IX no reinó; su tema no posee, por lo demás, nada
de real. Este canceriano raramente pudo destacar junto a una
madre con la pasión por el poder. Intentó escapar a su influen-
cia, sobre todo arrojándose en brazos de un segundo padre,
Coligny (al que llamó por lo demás padre). Se rebela contra
ella, le hace a continuación justicia y no deja de ser ambiva-
lente a su respecto, pero sigue siendo el niñito. Además, su
naturaleza canceriana no lo inclina hacia lo social; lo confina
dentro de la constelación familiar que es un verdadero nido
de viboras: los tres hermanos se detestan y destrozan entre
ellos. Su acto político, más o menos forzado: el San-Bartolo-
mé, es al mismo tiempo un acto Saturno-Marte de debilidad y
· violencia que lo sumirá en el remordimiento: "Se embrutecía
cazando, partiendo en dos a los asrn;>s, ahorcando corderos y
cerdos, haciendo el amor, en un frenesí de tuberculoso, con
María Touchet, para olvidar el San-Bartolomé". 1
Pero, sobre todo, este canceriano vivió en un mundo ima-
282
ginario, penetrando en los bosques para escapar a las labores
del Consejo y a las dificultades de su época. La caza llenó su
vida; fue para él una gran pasión (Marte-Tauro séxtil Sol cerca
del AS). Pasión tan grande "que perdió por ella el sueño, es-
tando a caballo antes del amanecer para ir a ella, y llamando
desaforadamente a los perros, ya con la voz, ya con la trom-
pa... " (Brantome). Con la cuadratura de este Marte a Saturno,
esta pasión debía ser imperiosa (se le vio, pocos días después
de haber ·sido herido en una pierna por un jabalí, abandonar
la cama... para hacerse llevar a la caza) hasta el punto de con-
vertirse en fatal: en efecto, espiando un zorro durante el in-
vierno, sobre suelo helado, encontró la muerte. Pero le con-
dujo también a un verdadero conocimiento (Saturno-Acua-
rio) satisfaciendo en él una cierta avidez de espíritu por el
tipo de cosas que le apasionaban (oposición Saturno-Mercu-
rio): como un erudito, hizo buscar por las más doctas perso-
nalidades del reino lo que los Antiguos habían escrito sobre
la naturaleza del ciervo; estudió él mismo el celo, las guaridas
y algunos otros aspectos de la vida de este animal. Se interesó
igualmente por los perros, los cuales le gustaban mucho, lle-
gando a hablar de la raza de los perros corrientes como los
geneaologos hablan de las descendientes de los cruzados
(Luna regente del AS en VI; esta Luna estaba también en VI,
acordémonos, en Luis XI). Finalmente, llegamos a Mercurio:
su pasión por la caza hizo nacer en torno a él una literatura
sobre la montería y Carlos IX en persona dictó al secretario
de estado, Nicolás de Neufville, señor de Villeroy, una obra
que posee su valor: La Caza del ciervo.
283
ENRIQUE IIIl
Venus-Mercurio
Luna-Saturno
284
trato con los amigos, estudios, fiestas, ceremonias religiosas,
culto por las artes. Este temperamento se polariza, por un
lado, con Mercurio: su "gobierno de los Visires" aportará un
. reinado en el que dominará la adolescencia y, por el otro, con
Saturno: uno de sus pasatiempos preferidos será discutir filo-
logía con Henri Estienne.
Pero otra naturaleza se dibuja, muy en relación ésta con
el componente Venus/Luna (a la que se asocia el valor del AS
en Leo). Aquí se presenta el Enrique III afeminado. 1 Aparece
en una Corte, entregado a un libertinaje refinado, vestido de
mujer, maquillado, tocado de pelucas, arruinándose en joyas
y perifollos, haciendo esfuerzos constantes para el embelleci-
miento de la vida e incluso (Leo) hacia el esplendor de los
refinamientos ...
Podrá preguntarse dónde está el Júpiter no lejos del As-
cendente. Realmente no lo vemos manifestarse más que en la
primera juventud de Enrique. A los 16 años, Monsieur se con-
vierte en "lugarteniente general"; es entonces un príncipe
exquisito, espiritual, delicado, que prefiere hs comedias y
mascaradas a la caza, y que ama el lujo (Leo), las· artes, los
materiales preciosos. A este Adonis le gustan las armas, las
maniobras, las cabalgadas; pronto se forja una reputación
inopinada de capitán. A los 18 años, se le aclama como a un
héroe: hacia él y no hacia el rey su hermano se dirigen lapo-
pularidad, la afección y el prestigio. A los 23 años, posee ya
su leyenda: el héroe de J arnac y de Moncontour es el cam-
peón de la Iglesia, el elegido de los polacos, el príncipe en el
que sueñan las mujeres de Occidente ...
Pero este Júpiter no es la dominante: se encuentra borra-
do por Mercurio (que refuerza la ocupación del Sector III),
más angular, e incluso por Saturno también en séxtil con el
MC. Además y sobre todo, la naturaleza Venus/Luna se en-
cuentra muy disonante por Saturno: toda la vida de Enrique
III estuvo dominada por sus complejos afectivos, por aquel
amor maternal excesivo (el "querido niñito" de Cátalina) que
hizo de él un ser infantil y femenino, de alma hipersensi.ble.
285
Ahora bien, bastó con que hubiera en su vida un gran amor
truncado (la muerte de la princesa de Condé) para que -den-
tro del contexto del temperamento nervioso Mercurio/Satur-
no- la disonancia mayor Venus-Luna-Saturno dominara.
En numerosas ocasiones, este príncipe, sin embargo deci-
dido a gobernar en persona Qúpiter cerca del AS-Leo), queda
borrado tras Catalina y flota en medio de la tempestad de
uno de los reinados más dolorosos y más difíciles, refugián-
dose alternativamente en el misticismo o el libertinaje. Ne-
gándose, sin embargo, a jugar al rey holgazán, se rehará. Le
vemos sufrir el funesto Tratado de Beaulieu, destruir éste por
el Tratado de Bergerac que devuelve a la monarquía su autori-
dad y al país su unidad en la paz, para acabar, sin embargo,
con el Tratado de Nemours que sancionará la ruina de supo-
lítica. Este Libra era demasiado débil para abatir a los dos
partidos (católicos y protestantes) que lo asediaban: no tenía
suficiente peso ...
Una rúbrica tan compleja como la suya justifica el juicio
de] can Héritier:
"Proteiforme, gran degenerado, asombrosa mezcla de
grandeza real e indignidad personal, Enrique III escapa al his-
toriador, para no caer más que bajo la competencia del psicó-
logo, y del psicólogo amigo de las rarezas. Lleno de contras-
tes, ofrece lo peor y lo mejor, tanto uno tras lo otro como
ambos al mismo tiempo. Legista y bailarín, y no menos furio-
samente entregado al baile como a su mesa de trabajo, según
el humor; hombre de guerra y jugador de boliches; criador de
monitas, de perritos, y creador de la Academia; tan apasiona-
do por la belleza de las mujeres como por la dé los hombres;
marido tan ejemplar como infiel; pasando del monje que se
flagela, al político sutil y profundo. Estudiado a través de los
matices, perpetuamente cambiantes y de una complejidad
infinita, de su espíritu, de su carácter y su temperamento, tal
como puede percibirse a través de sus cartas, discursos y los
testimonios más diversos, Enrique III constituye, ante todo,
un caso clínico. Sus contemporáneos realmente no podían
comprender nada de este príncipe, que parece surgido tanto
de la imaginación de un novelista perverso como del genio
de su madre, tan digno de ser admirado por los historiadores
286
discípulos de Maquiavelo como alabado por los sucesores de
los autores satíricos de L 'lle des Hermaphrodites ... 1
ENRIQUE IV2
Marte
, .t Venus-Luna
J up1 er
Pau, 14 diciembre 1553, entre 1 y
2h
(Nueva biografía general, Fírmín Dí-
dot) Tema calculado para 1 h 15 m
287
sombrero de anchas alas (para protegerlo de la lluvia y del
sol), deformado por el uso y garbosamente echado hacia atrás;
jubones sucios y rozados por la coraza; botas gastadas; vesti-
dos raídos iqué contraste con el refinamiento Venus/Luna-
Leo de Enrique III!
En cuanto al carácter, es lo que podemos suponer: por
encima de todo, "poseía la pasz"ón por la guerra, amaba las
cabalgadas, el enfrentamiento brutal que consagra el triunfo
de la fuerza física, la táctica que combina los movimientos,
para asegurar la sorpresa y la victoria. Disfrutaba con el riesgo
y el peligro. Una vida intensa lo animaba en estas confronta-
ciones; estaba más trepidante, más burlón que nunca, sus ojos
brillaban con un resplandor singular, su elocuencia brotaba
sin esfuerzo y empujaba a los dudosos hacia aquel festín: la
batalla ... " " .. .la claridad de pensamiento, la presencia de espí-
ritu, la rapidez de decisión acompañaban en Enrique a la fie-
bre por la lucha y no cejaban por ruda que fuera la prueba".
Con este carácter Marte/Júpiter, estaba hecho para la ca-
rrera de cabecilla dando libre curso a sus apetitos y sentimien-
tos. Hasta su ascensión al trono, llevará una vida campestre,
de coleccionista de campañas y mujeres, de aventurero, aque-
lla vida peligrosa y ruda hasta la tosquedad que le marcará
para siempre (Marte de tonalidad capricorniana). Mostrará su
genio de caudillo y se forjará la reputación de gran capitán de
su época.
Igualmente, a cuenta de Marte (asistido por Júpiter) - iun
Marte que dispone al mismo tiempo de la Luna en Aries, de
Venus en Escorpio e incluso, por exaltación, de Sol y Mercu-
rio en Capricornio!- hay que situar el temperamento apasio-
nado, imperioso y tumultuoso del "Galán-Verde'', faldero e
incapaz de vivir sin mujeres, hasta el punto de perder la sed y
el apetito. Muy conocidas son sus aventuras con Fosseuse,
Corisande, Gabriela de Estrées, Enriqueta de Entragues, la
Señorita de Bueil y Carlota de Montmorency, aquella jovenci-
ta de 15 años que fue su "tentadora" en la senectud.
Pero, por encima de todas estas manifestaciones, la pala-
bra clave de este Marte-Capricornio quizá sea: una ruda vo-
luntad. Voluntad que ayuda y sostiene Júpiter. El personaje
jupiteriano que reside en él es fácilmente identificable en el
288
hidalgo de provincias, lleno de alegría de vivir y buen humor,
jovial, sociable, exuberante, que no para un momento, yendo
y viniendo, hablando, bromeando, vivo y juvenil en sus mane-
ras, padre sensible y afectuoso que juega con sus hijos y lleva
la Corona con simplicidad. Este jupiteriano de fondo capri-
comiano podemos verlo también en ese rey pueblerino, de
vida cotidiana simple, que desprecia la etiqueta y recupera la
idea patriarcal de la monarquía. Lo es también en su inteli-
gencia concreta, de un realismo hábil y astuto. Conocerá su
reino de forma personal, directa, viva, a menudo renovada en
sus numerosas incursiones. Este Primario se para a mirar las
cosas detalladamente: toma sus decisiones con una prontitud
desconcertante y de ordinario con resultado feliz. No es tam-
poco un doctrinario, lo mismo que no se para en el protoco-
lo: su Consejo es un paseo por una galería, una conversación
en un jardín, ya con Sully, ya con Villeroy, Sillery o. cual-
quier otro ... "Recibía no únicamente en el Louvre, sino allí
donde se encontrara, en casa de amigos, e incluso en casa de
su amante. Era de respuesta rápida y le gustaba bromear; ha-
blaba en primer lugar de sus cazas, de sus amores, de sus
guerras y sus construcciones y, a continuación, abordaba el
tema a debatir con la misma soltura. Le gustaba comportarse
de manera familiar, pero también se encoleriza fácilmente,
lanzando dardos acerados que daban en el blanco. Después de
lo cual curaba el amor prdpio herido a través de algunas pala-
bras amables y retomaba temas de conversación muy genera-
les sobre el juego y la caza, a fin de dejar a su interlocutor
meditar tranquilm~e sus palabras."
Pero aunque tuviera un pensamiento flexible y variado,
adaptándose a las circunstancias y a los interlocutores, no por
ello dejaba de poseer, muy pronunciado, el gusto por el man-
do: consultaba su Consejo a .su manera; a quien quería, como
quería y cuando quería. Este tipo Marte-Júpiter-Capricornio
tuvo de la función real la idea más alta y noble; supo mandar
y establecer la monarquía absoluta. Con su lado Libra, realizó
de una forma amable, gradual y prudente, su ideal constante
de ser el señor todopoderoso de su reino.
Vemos fácilmente las disonancias aparentes aportadas por
los distintos elementos de este tema: la valentía con Marte y
289
la ligereza con Libra y Venus; la pasión por la guerra con el
primero y con los segundos una gran obra pacificadora (Edic-
to de~Nants y Tratado de Vervins); la actitud primaria del
"hombre de cada día" con Marte-Júpiter-Luna, y con Capri-
cornio la fidelidad a su obra de gran político. El autor de este
tema logró hacer de esta amplia constelación de tendencias
una síntesis plenamente lograda.
LUIS XIII1
Saturno-Libra Júpiter
Marte
290
dad provoca "accesos de tristeza difíciles de superar. Las cri-
sis de melancolía de las que sufrió desde la infancia perdura-
ron. Junto con ello el defecto de que adolecieron casi todos
los Borbones: una gran timidez. Tiene también la violencia de
los tímidos, violencia que no llegará siempre a dominar''. (Aquí
interviene la cuadratura de Saturno-Escorpio a Marte-Leo que
domina en su tema.) Es visiblemente introvertido e inhibido.
Es también secundaFio: espíritu reflexivo, lento en tomar
partido, pero que una vez ha tomado una decisión es irrevoca-
ble. Posee además el amor saturnino por las matemáticas. Sin
duda en momentos dados es más concretamente Libra: cortés,
afable, amable; pero más a menudo es correcto y ofrece una
expresión más bien impasible y cerrada: es el tímido que inti-
mida. En la Corte, mantiene las distancias. El rey en sí mismo
es simple en su vestir, sin el menor adorno; detesta el lujo, es
modesto e incluso humilde, llevando a menudo demasiado
lejos la indiferencia personal. Además, presenta una gran rigi-
dez de costumbres (ya joven le chocaba el vocabulario atre-
vido); es muy frugal, casto (se sabe que vivió mucho tiempo
separado de su esposa y no tuvo amantes; se le conocieron
únicamente algunas amistades amorosas); tarnbién es muy
ahorrador tanto respecto a él como al patrimonio del Estado.
Le vemos también muy estricto respecto a la disciplina, con
una dedicación absoluta al bienestar de su reino, consciente de
sus deberes y de sus responsabilidades. ¿No es éste el cuadro
de un saturnino, cuyo complejo Saturno-Escorpio compensa
por los valores Virgo?
Y sin embargo, a despecho de esta tonalidad claramente
dominante, podemos discernir un sector psicológico por
completo distinto que rompe esta primera impresión: en éste
interviene la conjunción Sol-Júpiter en Libra, en séxtil al
Marte de Leo. Esta segunda personalidad se inserta en el culto
a su padre Enrique. Este muere cuando él tiene 9 años y el
niño se encuentra solo bajo la férula de su desabrida y altiva
madre, María de Médicis, asistida muy pronto por Concini,
que lo aleja del ejercicio del poder e incluso intentan quitarle
el gusto por éste.
Sin embargo, a los 16 años, este saturnino de ascendente
Cáncer muestra de pronto un rostro inesperado, el de esta
291
segunda naturaleza: quiere ser obedecido; hace ejecutar a
Concini y exilia a su madre; toma el poder con A. de Luynes
en un Gran Consejo en el que decide por sí mismo, después
de haber escuchado la opinión de sus propios ministros. Esta
conjunción Sol-Júpiter no es sin embargo dominante y cen-
tral como en el prestigioso Francisco 1: se integra en la domi-
nante saturnina y se expresa a través de los valores de Libra.
De hecho, este rey tan simple y reservado es capaz de desple-
gar un gran fastuo en las ceremonias en las que el prestigio del
reino está en juego; pero borra sus intereses personales ante la
razón de Estado; y esta razón de Estado le obliga a no ser más
que una "brillante segunda figura": el colaborador en som-
bras (Libra) de un jefe de Estado eminente -Richelieu al que
impondrá a todos y· contra su madre- con el cual vivirá un
largo reinado, de prestigiosa política que conducirá al absolu-
tismo real. Uncido a las riendas del Estado junto con Riche-
lieu, reconociendo (gracias a Libra) Ja superioridad y genio de
su colaborador, el rey desempeñará él mismo un papel apre-
ciable (olvidado por muchos historiadores) dentro del estilo
Júpiter-Marte: activo, matutino, jamás fatigado y resistente,
será el rey-soldado, que toma el mando del ejército, a la cabe-
za del cual dará prueba de una valentía fría y reflexiva que
constituye el indispensable triunfo interior de la política ex-
terior de su primer ministro. Es la misma rúbrica] úpiter-Marte
que hace de él un ser de habilidad manual, dotado para los
trabajos físicos: mecánica, hierro, madera, relojería ... Al igual
que Saturno-Escorpio dio lugar a su apasionamiento por la
colección de armas. Y si el Saturno-Escorpio sobre fondo Li-
bra representa el justiciero inexorable que hizo rodar unas
cuantas cabezas; no por ello hay que dejar de señalar respecto
a su naturaleza tolerante Qúpiter-Libra) el Edicto de Gracia,
es decir la paz religiosa de su país.
292
RICHELIEU
Marte-Escorpión, Virgo
293
la majestad real se encontraba hasta tal punto rebajada que
era casi imposible reconocerla. Y o prometí a Vuestra Majes-
tad emplear toda mi industria y toda la autoridad que le pla-
ciera otorgarme, para arruinar al partido hugonote, rebajar el
orgullo de los grandes, reducir a todos sus súbditos a su deber
y elevar su nombre en las naciones extranjeras al nivel que le
correspondía."
He aquí el programa que se impuso. Su conducta no dejó
de suscitar los peores obstáculos; conoció las intrigas, las ma-
niobras secretas, los odios más feroces, los complots, los
mayores peligros. Pero hizo capitular a todos los rebeldes que
encontró en su camino; los persiguió sin piedad, devolvió gue-
rra por guerra, utilizó el destierro, las confiscaciones, el terror,
· las persecuciones y las ejecuciones. Hombre de Estado tal ja-
más. fue simpático: se temblaba ante él. Toda oposición inte-
rior fue reducida al silencio hasta que no hubo en Francia
más que un poder: el del Rey, y una voluntad: la de su mi-
nistro. Por esta acción eminentemente agresiva y destructora
en la utilización de sus medios -en la que vemos bien la rú-
brica MartecEscorpio- sirvió a un objetivo positivo y cons-
tructivo -asimilable a Virgo- en la medida en que este incom-
parable servidor del Esta,do edificó, a través de su despotismo,
la mQnarquía absoluta de la que Enrique IV había construido
las bases y que Luis XIV llevará a su coronamiento.
294
MAZARIN
AS
Saturno Cáncer
Escorpión-Capricornio
OS Pescina, 14 julio 1602, alrededor de
19 h
(Versión de 1os astrólogos de la épo-
ca, teniendo Mazarin uno en su pro-
pia familia)
295
de amor propio. Es de la opinión de que pueden hablar, mien-
tras le dejen hacer. Pocos hombres han debido suscitar tanto
odio como él: se ha calculado que de 1649 a 1652, más de
4.000 escritos satíricos (las mazarinadas) fueron dirigidos
contra él: pero era insensible a las injurias y no evitaba más
que a los fracasos. Sus adversarios no eran para él enemigos;
negocia con todo el mundo; si se cree débil, cede sin vergüen-
za; si es poderoso, encarcela sin odio; bajo su poder, el cadal-
so es remplazado por la Bastilla; no hizo desaparecer a ningu-
no de sus más· encarnizados enemigos, ni incluso a aquellos
que habían querido asesinarlo; no proscribió a ninguno e in-
cluso logró atraer a muchos a través de felices transacci0nes,
con la ayuda de su fiel aliado, el tiempo. Incapaz de abatimien-
to, tenía una constancia y una contención extremas a pesar
de sus aparentes variaciones. Con su flexibilidad de saurio,
sabe resignarse al exilio y se encuentra, firme y pacie'nte, en
la desgracia, desde la que incluso no deja de dirigir los asun-
tos. Si Richelieu, sometido a accesos de descorazonamiento,
hubiera caído del pode_r, no se hubiera remontado; mientras
que Mazarin, dos veces fugitivo, no se dejó jamás abatir, con-
tinuó gobernando desde el lugar de su exilio, para terminar,
ministro todqpoderoso, en la mayor grandeza.
También puede ponerse a cuenta de esta misma dominante
saturnina la extraordinaria avidez del penlonaje que amó acu-
mular, traficar, especular, coleccionar y amontonar con avari-
cia diversos tesoros, hasta el punto de morir con una inmensa
fortuna.
296
. ~ "
LUIS x1v1
Sol-Júpiter
297
el reinado de este gran rey es excepcional en cuanto a brillo.
En tomo a Su Majestad gravita toda la actividad de una Corte
de cariz extraordinariamente noble y compuesta de grandes,
de artistas y de personajes brillantes. Versalles, esa apoteosis
arquitectónica y pictórica es el decorado suntuoso en el que
el rey ofrece magníficas fiestas {bailes, fuegos artificiales, tea-
tro, conciertos); es también el centro de la vida artística, so-
cial y política ~el inundo, el ambiente más refinado de la
tierra, que hace de Luis XIV la gloria mayor del planeta. Adu-
lado por una madre idólatra, lisonjeado por las cortesanas,
coronado por las victorias, glorificado por las artes y las le-
tras, entregándose a la adulación de las masas dentro de la
pompa de las entradas solemnes, es el Luis XIV de la gloria,
bajo su peluca leonina, asombrando al mundo por su fastuo
inaudito, empenachado, brillante de pedrerías, y resplande-
ciendo en brocados de oro y plata, verdadero emperador ro-
mano que reina sobre los reyes de la tierra. Con él, además,
jamás el derecho divino de los reyes fue tan incontestado.
Este reinado del esplendor no puede concordar más con
el personaje en el que se conjugan la intensidad solar y el po-
der jupiteriano. Luis XIV reina como respira: "Me pareció
que yo era R,y y nacido para serlo". Aunque se forje un
personaje, la naturaleza, sus dones, las circunstancias y la
historia lo hacen rey; de ahí la virtud mágica de su sola pre-
sencia que, en la guerra, "valía una ciudadela"; Gran actor,
presenta y representa, y en este Rey-Sol hay una fuerza de
voluntad rara que coloca al servicio de la pasión por la auto-
ridad, la unidad y el orden, identificando el interés dinástico
y el interés nacional y haciendo concordar además su activi-
dad administrativa con su amor al fastuo, su orgullo y su
sentido del gobierno. Y junto con la fuerza de voluntad, un
espíritu a la vez amplio y preciso que sabe dar la vuelta a una
situación o a un problema sin olvidar los detalles; analizando
todo desde arriba y desde cerca, tiene la pasión de lo grande
298
en sus objetivos y de la minuciosidad en su realización (Sol
en Virgo).
Aunque nos salimos de la dominante, es interesante preci-
sar el juego de una de las dominantes: Júpiter, en doble cua-
dratura a una oposición Luna-Venus en Leo sobre Saturno en
Acuario. Con esta oposición, tenemos una alternancia o suce-
sión típica de estados opuestos y, en consecuencia, de violen-
tos conflictos. Es, por ejemplo, el agudo contraste entre la
Regencia y el reinado: contraste de la miseria y la magnifi-
cencia, de la anarquía y del orden ... Pero, sobre todo, son las
dos etapas tan distintas del reinado: después de la era de fies-
tas, de amores, de construcciones fastuosas, de victorias des-
lumbrantes, hubo la de las horas saturninas del aislamiento, la
soledad, la miseria del país afligido por una guerra agotadora,
la serie impresionante de duelos familiares, la tristeza final. El
juego de equilibrio entre la conjunción venusina de Leo y el
Saturno de. Acuario es, más aún, el conflicto que le lleva de
una vida instintiva desbordante a una cierta resignación reli-
giosa, después de haber adoptado una posición intermedia in-
decisa expr:esada por una fórmula feliz: "Aunque viviendo
mal, rezaba bien". Con este Júpiter-Escorpio en cuadratura a
Luna-Venus en Leo, 1 los sentidos exigentes de una imperiosa
naturaleza arrastran a Luis XIV al adulterio. "Ejerce su dere-
cho diviµo en su poligamia olímpica y en la legitimación de
lbs bastardos. La Iglesia no le ahorra improperios y exhorta-
ciones desde el púlpito, a través de la boca de Bossuet y Massi-
llon." Además, con la cuadratura de Júpiter a Saturno que
toca el eje de los sectores 111-IX, este hedonismo se encuentra
obstruido por un conflicto moral: el pecado de la carne, la
humillación de una conciencia cristiana. Esta división interna
del jupiteriano se acentuará cuan,9.o Madame de Montespan se
verá implicada en el Asunto de los Venenos, agravando el es-
cándalo de aquellas costumbres orientales (doble adulterio,
bastardos legítimos). Finalmente, desposando a los 40 años a
299
Madame de Maintenon, la religión vencerá definitivamente
en él.
Podemos todavía añadir que la doble oposición saturnina
que afecta a los sectores III y IX corresponde, a nivel social, a
las numerosas dificultades religiosas de su reinado: Asuntos
de la Regalía y de las Franquicias, janseanismo, quietismo y,
sobre todo, Revocación del Edicto de Nantes, el mayor error
político de su reinado.
COLBERT
Saturno-Virgo-Mercurio
'
1
1 Reims, 29 agosto 1619, 7 h
Ft (Versión del astrónomo Boulliau)
300
fuerzo asiduo durante todo el tiempo que fue ministro. Este
hombre no poseía más que la pasión del trabajo al que servía
una voluntad firme, una estricta conducta y una exactitud
irreprochable en los compromisos. Hacía de la buena fe el
fundamento sólido de los negocios.
Administrador general de finanzas, uno de sus primeros
cuidados fue el establecimiento de una Cámara de Justicia
para hacer restituir bienes a los financieros que se habían en-
riquecido a expensas del tesoro público. Se sabe que después
de la escandalosa administración de Fouquet, la renta total
del Estado era de 89 millones, de los cuales la deuda absorbía
52. Cuando Colbert murió, la renta se elevaba a 105 millones
y la deuda había sido reducida a 32. Encargado de la adminis-
tración del país, este ministro se dedicó a reformar todas las
partes vicio_sas de dicho organismo. Desarrolló la agricultura,
creó el comercio y la industria, los sometió a la autoridad de
reglamentos precisos y a veces excesivos; creó una marina,
puertos, estableció nuestras colonias para asegurar las salidas
a la industria y al comercio y un empleo a la marina. Aplicó
también todas sus atenciones en vivificar el culto de las letras,
de las ciencias y de las artes ...
LUIS XV 1
Venus Saturno
Marte
301
La· cuadratura de estos dos planetas dominantes: Venus
en Aries (reforzado por un séxtil de Marte) y Saturno en Cán-
cer (reforzado por una sexquicuadratura del Sol-Acuario), es
la expresión de una personalidad construida sobre la antino-
mia de dos individualidades opuestas. Bipolaridad que no ha
dejado de asombrar a sus biógrafos, los cuales han insistido
sobre esta dualidad existente en el alma de Luis XV:
"Al Duque de Borgoña, hay , que concederle un juicio
sano, equitativo, reflexivo, de una atracción espontánea hacia
la soledad y la meditación, de un gusto innato por la caza y la
vida campestre. Hacia 1736, su fidelidad conyugal, su aleja-
miento de las bellas de la corte, su celo por los sacramentos,
su repulsión del pecado, reproducen las virtudes de su padre
con una similitud asombrosa. Más tarde, y a través de sus fal-
tas, se vuelven a encontrar los sentimientos paternos: una
piedad a la que nada podrá desarraigar, un cansancio de los
placeres materiales, una tristeza sincera por dejarse arrastrar,
el conocimiento exacto de sus vicios ... " ... "Al aspecto austero
y taciturno del Duque de Borgoña, se aponían la alegría, el
encanto, el regocijo de su esposa María-Adelaida de Savoya" ...
"Frívola, sedienta de placeres, de fiestas y alegrías, gustándo-
le aturdirse, transmitió a Luis XV la pasión por las diversio-
nes, la necesidad tiránica de disfrutar de los bienes de la vida,
la locura del juego" ... "Por un lado, costumbres severas, reli-
gión escrupulosa, alejamiento natural de los placeres, espíritu
timorato e inquieto; por el otro, naturaleza espontánea, viva,
a ia vez italiana y francesa, débil ante los placeres del mundo,
profundamente buena". Puede añadirse a esta segunda natu-
raleza venusina la dulzura, la mansedumbre y la benevolencia.
Esta curiosa mezcla aparece desde la juventud con accesos de
cólera (Aries) y de reserva, audacia y timidez, alegría expansi-
va y melancolía. Saint-Simón señala: "una atracción curiosa
hacia la soledad, una repulsión instintiva por el mundo, una
taciturnidad contra la que hace esfuerzos". No percibe más
que el aspecto saturnino que dominó ,en la primera juventud.
Se sabe que fue rígido respecto .a las costumbres, que huyó de
las mujeres con una curiosa repugnancia, que su timidez hacia
ellas asombraba a la corte. Situado en un ambiente libertino,
llegó a conservar hasta los 22 años una actitud casta. A conti-
302
nuación -inversión clásica de tendencias de toda cuadratura
o toda oposición, como ya hemos observado en Luis XIV
pero en sentido opuesto- la época de las aventuras galantes,
del desbordamiento pasional.
Y sin embargo, si el centro de gravedad de su psique se
desplaza de Saturno a Venus, el conflicto no deja de persistir
en su alma desgarrada: "Educado en el respeto y la obedien-
cia hacia los preceptos religiosos, poseyendo la costumbre de
frecuentar los sacramentos con piedad, consciente del carác-
ter. divino de su misión humana, Luis XV dudó entre el deber
y la satisfacción de los sentidos y, cuando optó por la de los
placeres, a los cuales no supo resistirse, conservó una tristeza,
una amargura, un pesar muy vivo por sus antiguas costum-
bres" ... "Así, el rey queda apegado a la religión y se arrepien-
te en numerosas ocasiones; reza con fervor y pide el perdón
de sus faltas, asiste a Misa, a las ceremonias más largas, lee los
oficios con atención, se acerca a la Santa Mesa en Pascua y
llora por los pecados que detesta, pero a los que volverá poco
después, incapaz de rechazarlos" ...
Vemos librarse un juego de equilibrio entre las dos co-
rrientes opuestas que lo turbará hasta su muerte. Y en 1744,
cuando tiene como amante a la Duquesa de Chateauroux, le
sobreviene la famosa enfermedad de Metz. Luis XV delira;
presa de las garras del remordimiento, se debate contra pesa-
dillas, visiones dignas del saturnino Dürer, contra el terror del
infierno. Tiene sed de consuelo, de paz, y reclama un confe-
sor, los sacramentos. Repuesto de su enfermedad, vuelve a la
piedad y despide inmediatamente a la duquesa. Es verdad
que pronto ésta volverá a ser restablecida en los favores rea-
les. Pero la vuelta a las prácticas religiosas se produce igual-
mente en tiempos de la Pompadour y la muerte de su hija
Enriqueta aumentará su devoción. Sin embargo, Venus domi-
nará aún sobre Saturno y, en el ocaso, el despotismo de las
pasiones exhalará incluso (Venus afligida) vapores malsanos.
Sin embargo, llegará el momento en que Saturno tendrá la
última palabra. Los últimos 1 O años de su vida se encuentran
llenos de· duelos y tristeza: ve morir a su mujer, su hijo, su
nuera, sus mejores consejeros y amigos. Su reino se encuentra
abandonado a las peores dificultades y él comprende el alean-
303
ce de su impopularidad. Hasta el final, oscilará entre el amor
por la familia que lo devuelve a su deber (Saturno-Cáncer en
IV) y la adoración a una amante deslumbrante. Pero él es ya
un amante desengañado, fatigado, gastado por los remordi-
mientos, el arrepentimiento, la amargura, el miedo al castigo,
la obsesión del infierno ... Y el último acto de su vida privada
terminará en la melancolía. ·
LUIS XVIl
DS
9 Virgo-Urano
304
tiene la propiedad ya de intensificar explosivamente, ya de
inhibir radicalmente las tendencias de los planetas a los que
toca. En el caso presente, sin que sepamos verdaderamente el
porqué, nos encontramos realmente en presencia de un Urano
que desempeña el doble papel de inhibición respecto a la per-
sonalidad y de explosión respecto al destino.
Una segunda dificultad se presenta: percibimos una triple
conjunción Sol-Mercurio-Júpiter en él último grado de Leo.
iQué bonito Júpiter! Ahora bien _¿se encuentra también
aquí el hecho de que el conjunto del tema está bajo la repre-
sión uraniana,' poseyendo la parte únicamente valor en fun-
ción del todo, en función de su integración al resto del te-
ma?- de jupiteriano, el desgraciado Lui& XVI, no tiene más
que las tendencias más elementales e incluso las más inferio-
res: ciertamente, una constitución física muy vigorosa le
permite hazañas de atleta, pero tarµbién un apetito inmode-
rado a la mesa acompañado de una notable gordura: el aspec-
to "bovino" de los dibujos satíricos. En cuanto a Leo mejor
no hablar: nada en él lo evoca ni de cerca ni de lejos. ¿Hay
que incriminarlo al hecho de que el Sol se encuentra a 29°
55' y Mercurio a 29° 40' del signo y que son ya los valores
de Virgo quienes dominan? Este tema plantea la cuestión
-sin resolver- de saber si se "salta" sin transición de un signo
a otro o si se encamina gradualmente a partir de algunos mi-
nutos cuando no desde un grado.
Este tema justifc~ría plenamente, en todo caso, la segun-
da hipótesis que haría de Luis XVI un tipo Virgo característi-
co, tipo inferior del signo en razón de las inhibiciones domi-
nantes. El Ascendente se encuentra en este si~no, en compañía
de Marte, y este Ascendente recibe los buenos aspectos de un
séxtil Luna-Saturno. El papel de Saturno no es despreciable
ya que, desde su signo, toca al MC, al Ascendente, a la Luna,
Venus e incluso, al límite extremo, por sexquicuadratura, a la
conjunción Sol-Mercurio-Júpiter. Saturno refuerza pues a
Urano en su poder de inhibición, .
¿Que Luis XVI sea un tipo Virgo inhibido, quién puede
dudarlo? Le vemos ya, muchacho, indolente, mudo, sombrío,
taciturno, tímido, dócil y cerrado, de una modestia exagera-
da, desconfiando en sí mismo, siempre inclinado a ponerse de
305
lado, con u.na relativa pesadez general. Dominado por un ver-
dadero complejo de inferioridad (reforzado, con la Luna en
III, por sus relaciones con sus hermanos), se verá aplastado
por su papel, sin confianza en él, dudando sin cesar a tomar la
mínima determinación, persuadido de que no podía más que
engañarse. Cuando Luis XV lo presenta como Delfín, se pone
a llorar y, cuando, a los 20 años, se entera de que es rey, se
hunde: " iQué carga! iY no me han dicho nada! Me parece que
el universo se me va a caer encima". Le vemos, además (aquí,
existe sobre todo el armónico Ascendente-Luna-Saturno),
concienzudo y escrupuloso, atraído por placeres sencillos
y hecho para una vida simple y honrada.Joven rey, se decide
rápidamente, ante las dificultades financieras, a reducir el
ritmo de vida de la monarquía, sobre todo respecto a su servi-
cio personal; su gusto por la economía llega hasta suscitar
burlas y los suyos se quejan de su parsimonia. Es de miras
cortas pero da la imagen de una realeza virtuosa. Por lo de-
más, sus intereses son limitados y modestos; fuera de su pa-
sión por la caza, practica oficios manuales conformes a su
vigor físico: le vemos pasar horas en su taller, limando llaves
y cerraduras, dedicándose a la carpintería (reconocemos aquí
al Marte-Virgo). Finalmente, este inhibido permanece largo·
tiempo insensible, indiferente y tímido ante los encantos de
la reina que no será su mujer hasta después de siete años de
vida en común; a partir del día en que la ama, se vuelve un
hombre débil y dominado, incapaz de rechazar nada, esclavo
de los caprichos de María Antonieta.
iHe aquí al hombre que debía enfrentarse a una situación
uraniana excepcional, que debía promover una revolución
real! Una vez en el poder, la monarquía llegá a afrontar la
prueba de una nueva Fronde, de una nueva rebelión de una
aristocracia mal dominada que exigía de nuevo la vigorosa
mano de un Richelieu o de un nuevo Luis XIV, y a la que se
habían adherido todos aquellos que no querían el rejuveneci-
miento de Francia. ¿Luis XVI resistirá con valor a la camarilla
feudal que va a intentar apoderarse de su persona? Pronto nos
damos cuenta de que no será el monarca revolucionario que
reclama el estado del país: al no asumir el papel uraniano, será
víctima de una situación uraniana que le afecta. Tomando en
306
primer lugar a Maurepas como consejero, se cierra a la pers-
pectiva de reformas necesarias y se pone en una situación de
debilidad frente a aquella casta de nobles, de obispos, de pica-
pleitos y de hombres de negocios, decidida a consolidar sus
privilegios, sin darse cuenta, que "sería arrastrada al abismo
que habría cavado ella misma bajo los pies del monarca".
Cada ministro, voluntariamente o por necesidad, coloca al rey
ante la obligación de reconstruir el Estado, de realizar, en be-
neficio de la nación y de la monarquía, una revolución que
debía abolir los privilegios a partir de ahora injustificados de
la toga, de la espada y de algunos cuerpos constituidos. Las
experiencias sucesivas de Maupeou, Turgot, Necker, Calonne
y Brienne son abandonadas y fracasan con un rey paralizado
por sus principios, prisionero de la oligarquía, condenado a la
apatía, a la indiferencia y, finalmente, a la resignación. La
inevitable convocación de los Estados Generales haría surgir
otra rebelión, esta vez dirigida contra los enemigos del rey:
los privilegiados. La Revolución que nacía podía todavía ser
real: no era más que burguesa. La monarquía podía perfecta-
mente adptr~e a la subida de la nueva clase social. El ata-
que de la Bastilla se hizo bajo el grito de "iViva el Rey!"
Pero había que tomar el partido de los reformadores en con-
tra de los beneficiarios de los abusos. Prisionero de sus prejui-
cios religiosos,· tradicionales y morales, Luis XVI no supo
tomar la dirección del movimiento reformador; iy Dios sabe,
sin embargo, que no le faltaron ocasiones de canalizar la Re-
volución en un sentido monárquico a través de la alianza del
rey y del pueblo que esperaba todo de él! Sabemos la conti-
nuación. Todo el problema y el drama real de la Revolución
Francesa está inscrito en el tema de Luis XVI con la posición
particular de Urano en su nacimiento.
307
'.
\...., ~
MARIA ANTONIETA
_..
. . . -x'.!ñ" ~17
Venus-Luna-Escorpión/Urano
--"::'",;.. 0'i;J_3
Viena, 2 noviembre 1755, 19 h 30 m
(Crónica familiar)
Fé 1}~ 10
Angularidad lejana de Urano (MC). Venus, en conjunción
con el Sol, está en trígono al AS y al MC; dispone de la Luna
en Libra que es regente del AS; discernimos, pues, una asocia-
ción Venus-Luna con una nota Escorpio ya que la conjunción
Sol-Venus ocupa este signo. Señalamos que el Sector V se en-
cuentra cargado.
La rúbrica Venus-Luna la reconocemos en el carácter sim-
ple, bueno, amable y tierno de la reina, por lo demás (aquí
puede discernirse también el lado Cáncer-Luna) infantil, ca-
prichosa y atolondrada. Y, cuando se asocian a esta rúbrica
los valores del Sector V, comprendemos que toda su vida
María Antonieta quisiera, ante todo, distraerse, no interesán-
dose más que por las cosas que le aportaban placer. La vemos
floreciente en el marco relativamente íntimo del Trianon
donde se entrega a la fantasía. La vemos también abandonán-
dose sin medida a su inclinación por los placeres, el juego, las
fiestas, los espectáculos, los bailes de máscaras, las salidas de
incógnito, los paseos nocturnos. La vemos, por fin, atolon-
drarse como una mujer ávida de sensaciones y profundamente
insatisfecha (Luna en cuadratura a Marte y Saturno). No es
de asombrar, pues, que mostrara un carácter ligero y frívolo,
peligroso por su despreocupación respecto a la situación dra-
mática del reinado: no estaba dotada más que Luis XVI para
desempeñar el papel que la historia le exigía.
308
La nota Escorpio no dejaba de darle un cierto carácter.
Supo rebelarse contra la dama de honor, la duquesa de Noai-
lles, que le expresaba sus pareceres en tono inconveniente.
Pronto encontró demasiado pesado el "mantener la etiqueta"
en tiempos de Luis XV. Y, sobre todo, (al asociarse Escorpio
a la cuadratura Luna-Marte), este ser dulce hizo una carrera
conyugal de dominadora; más decidida que su débil esposo,
lo sojuzgó a su voluntad, a sus caprichos, y contribuyó en
gran medida a someterlo a la dominación de la aristocracia.
En cuanto a la culminación de Urano, no tiene ni más ni
menos que la misma significación atribuida al ocaso de Urano
en Luis XVI.
ROBESPIERREl
Saturno
. . J'up1ter-
. Marte
P ISCIS
Arras, 8 mayo 1758, 2 h
(Estado Civil)
309
te, el saturnino que es en primer lugar no se hubiera probable-
mente dedicado a la política: hubiera escogido un camino
más introvertido. En todo caso, el político tal como se pre-
senta a la posterioridad es un auténtico saturnino. Se señalan,
entre los rasgos dominantes de su carácter, una gravedad pre-
coz, el amor por la soledad, un porte rígido, la pasión por el
trabajo, una introversión acusada ("andaba concentrado en sí
mismo y como distraído de la agitación ambiental por el si-
lencio de sus pensamientos") y una fuerte secundariedad acen-
tuada también por el aspecto de Saturno al Sol-Tauro: es fiel
a sus ideas, tenaz en retomar en cada ocasión el mismo le.z't
motz'v (secundariedad de miras estrechas} y, para actuar, nece-
sita la lentitud reflexiva del intelectual. Le vemos incómodo en
una situación en la que en algunas horas o en algunos minutos
haya que hacer un balance y decidir; esta lentitud señalará
por lo demás su destino el 9 de Thermidor. Este aspecto de
Saturno al Sol-Tauro muestra, adeinás, la preocupación cons-
tante de unir el pensamiento con la realidad concreta, de for-
jar un ideal que anime la realidad política. Existe, constante-
mente, en la base de sus intervenciones, un punto de partida
concreto y limitado, y sabe poner el tema del que trata al
alcance de la mano; su genio. estribará precisamente en ajus-
tarse estrictamente a la reruidad más inmediata. Pero no deja
de ser por ello un saturnino, un te0rico de ideas justas pero
sin el contacto directo que permita realizarlas, incapaz como
será, por ejemplo, de dirigir una insurrección concreta: "Soy
incapaz de prescribir al pueblo los medios de salvarse". Revo-
lucionario de salón, desde un cierto punto de vista, pero realis-
ta a pesar de su idealismo y cuya acción se encontrará siem-
pre bien en:raizada dentro de la corriente de la Revolución, a
la que será fiel y de la que querrá erigirse en centinela.
El enraizamiento de su ideología, que constituirá siempre
la base de sus principios políticos, muestra su Acuario-Ascen-
dente y Saturno en Piscis: "Tengo que confesarlo, defiendo
los intereses de la clase trabajadora debido a ese imperioso
sentimiento que siempre me ha inclinado hacia la causa de los
desgraciados". Y puede juzgarse su sinceridad por la testaru-
dez con la que siempre defendió, en cada ocasión, la causa de
los trabajadores. Consecuencia lógica de esta causa a la que se
310
j
dedica es su preconización de la igualdad de derechos políticos
de todos los seres, la soberanía de la Nación en cada ciuda-
dano, comprendido el más pobre. Y cuando la revolución es
esencialmente burguesa le vemos -solitario- optar por una
revolución proletaria. Se erige en defensor de la causa de los
oprimidos, de los desheredados, de los desposeídos, de los po-
bres, a los que considera como los amigos de la libertad, los
demócratas, los buenos y virtuosos, los patriotas -en oposi-
ción a los ricos, aristócratas y burgueses, asimilados a los tira-
nos, a los malvados, a los perversos.
En la Asamblea Constituyente y en la Convención, habla-
rá siempre otra lengua: "Ellos son la gente honesta, la gente
como ha de ser de la Revolución. Nosotros somos los desca-
misados y la canalla". Deliberadamente, se entrega a una pro-
moción social de la capa inferior, la más sufrida de la nación,
en favor de una "revolución del pobre", además con un rigor
moral exigente, sobre todo cuando se trata de las miras inte-
resadas y de la corrupción de muchos revolucionarios burgue-
ses: "Lo que debilita a nuestra causa es la severidad de nues-
tros principios que espanta a mucha gente". Su política
consistirá siempre en identificarse con el pueblo y en unir es-
trechamente la fuerza de las masas popularns con el ejercicio
del poder.
Por su ideología, Robespierre es esencialmente un políti-
co moralista cuya acción se propone "un orden de cosas en
el que todas las pasiones bajas y crueles se encuentren encade-
nadas, todas las pasiones generosas y bienhechoras favorecidas
por las leyes ... " ... y "sustituir en nuestro país el egoísmo por
la moral, el honor por la honradez, las reglas sociales por los
principios, las buenas maneras por el deber, la tiranía de la
moda por el imperio de la razón, el desprecio a la desgracia
por el desprecio al vicio ... etcétera". Este idealismo le condu-
cirá lógicamente a la religión civil del Ser Supremo que inten-
ta unir la divinidad con la humanidad y, finalmente, al marti-
rio {Saturno-Piscis).
¿El Terror? Esta realidad histórica del Comité de Salud
Pública constituye un aspecto nuevo de la naturaleza y de la
vida de Robespierre, completamente ajeno a sus personalida-
des jupiteriana y saturnina. El hombre del Terror es otro Ro-
311
bespierre, el de Marte de Leo en el Descendente, negador de
los valores de Acuario y de Saturno-Piscis. Unicamente bajo
este rostro marciano, de un Robespierre amputado, los ma-
nuales escolares de historia nos presentan al incorruptible; es
decir bajo los rasgos de un tirano, de un monstruo sediento
de sangre, de un odioso dictador, de un sanguinario peligroso.
Y, sin embargo, pensamos tener razón en creer que el verda-
dero Robespierre es el saturnino que hemos analizado, y que
el marciano es el "accidente" de un Robespierre que vio sur-
gir de su Yo y de su destino poderes contradictorios que se
encuentran en antítesis a su naturaleza primera y auténtica.
De forma, que si el Urano-Descendente de Luis XVI represen-
ta la personalidad que exigía su papel pero que no fue (de ahí
la prueba uraniana sufrida), el Marte-Descendente de Robes-
pierre representa un valor más integrado pero igualmente re-
chazado, por hallarse en contradicción con el resto de su per-
sonalidad: algo así como una especie de segunda naturaleza
que le obliga, bajo la presión de los acontecimientos externos,
a desempeñar un papel, a pesar de él y en contra suya.
NAPOLEON I
Sol-Júpiter-Urano
312.
"Nací de una familia pobre y ocupo el primer trono del
mundo. He hecho la ley en Europa. He distribuido coronas,
he dado millones". El hombre que habla así, que trabajó 20
horas por día, devorado por el demonio de la ambición, male-
ficiado por el poder, que sintió una irresistible inclinación
hacia la desmedida e introdujo lo gigantesco en sus costum-
bres, en resumen, el hombre de las apoteosis, ¿no posee un
tema que lo refleja? Parece inútil insistir tan evidente es ello.
Y como la personalidad del emperador ha sido objeto de in-
numerables estudios, no nos detendremos en ella. Todo lo
más querríamos precisar que Napoleón supo, a pesar de sus
disonancias, hacer una sintesís de los tres componentes de
su personalidad. Síntesis sin embargo efímera, y este juego de
disonancias representa muy bien al emperador aguantando a
pulso su imperio, pero que se desgasta pronto y asiste al hun-
dímiento de su obra junto con el agotamiento de sus fuerzas.
No deja de tener interés comparar _los temas de Napoleón y
de Luis XIV: iambos poseen a Júpiter elevándose y al Sol
culminando!
OS LUIS XVIII
Júpiter-Luna-Venus
313
Morfológicamente, una gordura precoz hará de Luis XVIII
un monarca impotente, agravado por la hidropesía y la gota.
Psicológicamente, esta triple rúbrica es reconocible: So-
ciable, algo indiscreto, muy hablador, lleno 'de buen humor,
de encanto, de campechanismo en una palabra, que utilizará
felizmente; dotado de un robusto apetito, disgustándole los
ejercicios físicos e inclinado a una vida sedentaria, bastante
encerrada. Y, además, dotado de un optimismo inquebranta-
ble: durante veintitrés años, este príncipe, regente y después
rey en exilio, va errante, a veces casi como un vagabundo, por
las rutas de Europa, con la certidumbre constante de reinar
un día.
Su política es del mismo estilo: aunque sueñe en vano
con la gloria militar intentando reconquistar el reino por las
armas (Marte no lejos del MC, opuesto a Saturno), su progra-
ma en el exilio no deja de resumirse en el perdón, la toleran-
cia, la pacificación y la reconciliación. La política de la Res-
tauración consistirá además de dar ánimos, tranquilizar,
reconfortar: será una empresa de pacificación en vistas a una
asimilación que haga entrar la Revolución dentro del marco
monárquico. Liberal, conciliador, abierto y flexible (sobre
todo si se le compara con Carlos X), desempeñará sobre todo
el papel (Júpiter-Libre en el AS) de árbitro que intenta "el
justo medio" y sobre todo el equilibrio entre los ultras y el
pueblo. Este. político será incluso, después de los Cien-Días,
un mediador vigilante que sabrá liberar del mejor modo su
territorio de la ocupación enemiga. Finalmente, su reinado
reparador aportará una era de prosperidad y auge. Natural-
mente, una dominante "húmeda" tan excesiva no podía
dejar de traducirse en una "relajación" de la personalidad:
el crepúsculo del rey, viejo y enfermo, dejándose imponer
al ultra Villele es un ejemplo entre otros.
314
CARLOS X
Marte-Veims-Júpiter/
Saturno +/Neptuno
315
Pero lo más interesante es la dialéctica de la cuadratura
Saturno a Venus-Júpiter.l
La juventud e incluso la madurez del Conde de Artois se
encuentran bajo el signo de la conjunción Venus-Júpiter de
Esi::orpio (t:n cuadratura con Neptuno) .. Es presentado como
un príncipe libertino, amante de la vida, de las aventuras, de
las mujeres, y llevando una vida bastante licenciosa; se sabe
sobre todo de sus amores, algo escandalosos en su época, con
una bailarina y una cortesana.
Pero a partir del día en que toma el poder, el Saturno de
Acuario domina y reacciona precisamente contra (cuadratu-
ra) la naturaleza Venus-Júpiter tanto más "vividora" cuanto
que se encuentra situada en el signo erótico y apasionado de
Escorpio: de libertino se convierte en dev0to; y toma la firme
decisión de reparar sus errores haciendo reflorecer la religión
en sus dominios.
Este Saturno francamente disonante es regresivo; aparece
en la ceremonia de consagración de Carlos X, realizada a la
antigua usanza, que intenta reanudar la cadena del pasado; de
hecho, el rey resucita una costumbre arcaica en desuso en el
ocaso de la monarquía. Víctima de sus apetencias de poder
absoluto que habían acumulado en él todas las influencias an-
cestrales, intenta respetar los derechos sagrados patrimonio
de su corona: "El primer paso atrás de mi desgraciado herma-
no (Luis XVI) ha perdido todo". Pero -siempre Saturno di-
sonante en su inadaptación- este rey con reminiscencias de
"ancien régin:ie", de devoción mal orientada, de gestos torpes
y rígidos, se encerró en una ceguera augusta e hizo concesio-
nes demasiado tarde.
1. Es el mismo conflicto que afectó, bajo formas diversas, a Luis XIV y Luis
XV.
316
LUIS FELIPE
Venus-Marte/Escorpión-Virgo
317
NAPOLEON 1111
Saturno-Marte
318
tro; -en Saint-Cloud, bajo el torrente de reproches de Carlo-
ta; -por el camino de Bazeilles, cuando la muerte no quiso
saber de él; -en aquel día de otoño en el que, en Wilhelmsho-
he, la cabeza de la emperatriz cayó sobre su hombro: siem~
pre, por doquier, mantuvo su calma, su dominio. Ni un
músculo del rostro tiembla: sólo un ligero enrojecimiento de
las mejillas muestra cómo la sangre bulle bajo la máscara. La
claridad de visión se disimula bajo una mirada vaga". Mirada,
que, en oposición a la mirada de águila de su tío, es velada,
vaga y misteriosa, ausente o llena de ensueño, y no parece ver
las cosas más que a través de una bruma. Es, además, "el más
distante de los hombres, desconcertando a la vez por su frial-
dad y cortesía glacial. En las Tullerías, guardará la misma cor-
tesía minuciosa, pero mostrará, cada vez más visible, su verda-
dero rostro, el cual se encuentra por completo impregnado
de bondad, de indulgencia, de interés en que se sienta cómodo
el visitante, el solicitante. No lo logra siempre, pues intimida
-como todos los tímidos-". Siempre la nota saturnina: "Le
gustaba conservar los mismos proveedores, siendo ante todo
-salvo en el campo amoroso- hombre de costumbres. Aho-
rrador, haciendo reparar sus sombreros viejos (que conservan
las facturas) y blanquear la pluma amarillenta de sus bicor-
nios, pero siempre de un extremo cuidado en su vestir". Su
guardarropa, en el que domina lo oscuro, es abundante, pero
poco variado: siempre los mismos vestidos, el mismo corte,
los mismos tejidos, durante 20 años. Da a su casa un carácter
de sobriedad, de austeridad militar, y nadie es menos glotón
ni tan totalmente desapegado de los placeres de la mesa.
Pero la constelación de Aries (sobre todo la conjunción
Sol-Marte en oposición a Urano) introduce un componente
marciano que rompe con el Saturno-Escorpio, de primera
entrada helada, poco locuaz, poco entablador, de ojos bajos y
aspecto indeciso. Si esta segun.da naturaleza le presta ante
todo un gran amor por el riesgo, hace al mismo tiempo de
ese ser calmado, un aventurero audaz, temerario e impruden-
. te. La combinación Saturno-Marte se encuentra en su frío
valor, su orgullo mudo, su verdadero instinto de conspirador
que maquina en secreto y actúa con prontitud, su espíritu
estudioso y serio, inclinado hacia los trabajos de erudición,
319
hacia los asuntos militares, aunque más bien hacia la estra-
tegia de despacho. Esta doble rúbrica, marca tanto al aventu-
rero de Estrasburgo y de Boulogne, al hombre del 2 de Di-
ciembre, como al emperador de las campañas militares y la
víctima del despacho de Ems.
320
XI. LA DETERMINACION
321
Saturno mismo, por ejemplo, está determinado hacia la natu- ·
raleza saturnina, sino también los lugares en que se encuen-
tran sus antiscios y donde da su oposición y todos sus otros
aspectos diestros como siniestros: en todos estos lugares se
conserva, respecto al individuo dado, la virtud saturnina".
Determinación, no hace falta decirlo, relativa a la cuali-
dad del objeto que la sufre: "Por la constitución del sujeto
sobre el que se ejerce la acción y por su capacidad de recibir
la impresión y reaccionar bajo esta impresión".
Además, el astro no es considerado como un ente "en sí",
aislado del resto del universo; existe una solidaridad o una
interacción entre los factores constituyentes de toda configu-
ración:
322
Así, el Sol en Leo y en trígono a Júpiter afirma todo lo
que es solar con la ayuda de lo que es jupiteriano; el Sol en
Acuario y en cuadratura a Saturno da un proceso solar debi-
litado, disminuido o obstaculizado a causa de lo que es satur-
nmo.
323
La acc10n del astro sobre un sector se presenta de tres
formas que proceden de: 1) su presencia en el sector; 2) su
regencia en este sector; 3) su aspecto a un astro situado en
este sector o al regente de este sector. La determinación por
presencia es la más poderosa, siendo' un astro presente en un
lugar más eficaz por S\l acción directa que un astro que domi-
na en ese lugar (por regencia sobre el signo) pero que se en-
cuentra ausente, o que envía un aspecto a dicho lugar.
Examinemos poco a poco estos distintos modos de deter-
minación.
324
sitúa la acc1on exclusiva (o casi) del "gran maléfico" en la
elevación y caída del monarca.
Pero aún son más puros los casos en que el astro en su sig-
no se encuentra además en afinidad por su simbolismo con el
Sector que ocupa.
Ej: El Sol de Leo en X (cerca del MC) en Napoleón repre-
senta al máximo aquel empuje hacia la cumbre del poder y el
poderío, aquella vocación solar brillante, heroica pero aventu-
rada (disonancias solares); (es verdad que en este caso, el Sol
no es el único astro del Sector X).
Esta cuestión de las afinidades entre los símbolos planeta-
rios y los Sectores es capital; constituye una -sino la- regla
fundamental de la astrología. Dicho juicio estriba, con segu-
ridad, sobre las afinidades por analogía entre los dos factores:
Así, el Sol, en razón de sus tendencias sociales, de su ana-
logía con las grandes acciones, el prestigio, la superioridad, la
irradiación ... , pega más concretamente con el Sector X que
es, precisamente, el de la carrera, la reputación, la vocación y
los honores. Por el contrario, Saturno va mal en este mismo
Sector, en razón de su tendencia a la soledad, al retraimiento
sobre sí mismo, a la renuncia. 1
l. Sin embargo no hay que prestar más que un valor relativo a estas corres-
pondencias, sin olvidar que la analogía del astro con la función o el papel jugado
se antepone ante todo. Así, si es afortunado para un hombre público, con un pa-
pel espectacular, el poseer a Júpiter culminante y no tener a Saturno culminante,
por el contrario, para un sabio o un hombre de vida interior, conviene más tener a
Saturno culminante y no a Júpiter culminante.
325
Venus en V y VII para la vida sentimental, amores y ma-
trimonio;
326
configuración favorable o desfavorable con el Planeta cuya
significación por analogía es la misma que la de esta Casa; a
continuación, cuál es el estado celeste de este último Planeta
y su determinación particular en la figura."
l. En razón de lo que sigue, se comprenderá por qué hay que utilizar estos
términos con prudencia y por qué los ponemos entre comillas.
327
los astros "húmedos" de naturaleza de distensión: Venus, Jú-
piter y (en parte) Neptuno; Morin incluye aquí a Mercurio.
En lo que concierne a los Sectores a los que denomina desgra-
ciados, tenemos el VI, el VII en parte, el VIII y el XII; los de-
más son Sectores afortunados (I, 11, III, IV, V, VII en parte,
IX, X y XI) porque conciernen a aspectos positivos de la exis-
tencia.
Consideremos en primer lugar .el estado celeste como de-
terminante de la cualidad de los efectos a producir; se presen-
tan tres posibilidades:
EN CASA AFORTUNADA:
Benéfico:
328
Ej: Júpiter exaltado en Cáncer, en trígono con su regente
la Luna y en VII en Carlos V -:-su gran victoria: el Tratado de
Brétigny.
Maléfi"co:
329
Ej: Marte trígono a Venus, ant1sc10 a Júpiter y en 1 en
Carlos VII. Este no se convirtió en el militar victorioso de la
Guerra de los Cien Años después de las mayores dificultades
más que con el complemento de Júpiter (igualmente presente
en 1).
EN CASA DESGRACIADA
Benéfz"co:
330
Ej: En Luis XII, Júpiter en VI, en su signo y en aspecto
armónico con el Ascendente, pero también en aspecto diso-
nante con Mercurio, Venus y Marte, no le impidió caer en-
fermo al final de su reinado, sin haberle perjudicado no obs-
tante en el ejercicio del poder.
Maléfico:
331
corrompida ... , mientras que un bien es siempre producido por
la naturaleza benéfica de un Planeta o por su esta.do celeste
favorable. Un Planeta benéfico adquiere por una disposición
accidental feliz la mayor eficacia para realizar un bien o qui-
tar o disminuir un mal. Por el contrario, un Planeta maléfico
mal situado posee el mayor poder para producir los efectos
contrarios". Según los Sectores felices o desgraciados, el apor-
te del "benéfico" será un bien positivo o el alejamiento de un
mal; el aporte del "maléfico" será el del impedimento de la
realización de un bien, de su destrucción, o la realización
positiva de un mal.
332
carrera de Napoleón no haya sido solar. .. Marte y Neptuno,
presentes ellos también en X, añadieron su papel, pero un
papel menos importante, aunque su reinado fuera esencial-
mente militar (Marte).
Existen casos en que puede dudarse en la elección de la
prioridad; entonces los Planetas participantes desempeñan un
papel igual.
Ej: El Sol y Mercurio en X en Luis XIV; si Mercurio está
en su signo (Virgo), regente de la X, el Sol se encuentra a la
vez en analogía con la X y el más cercano del MC.
Morin intentó diferenciar las acciones de estas interven-
ciones diversas dentro del mismo Sector. Aunque no haya
que tomar estos análisis al pie de la letra, valen la pena de ser
conocidos:
ENCASA AFORTUNADA
EN CASA DESGRACIADA
333
Si tomamos la serie de temas reales, constatamos que los
, grupos planetarios de tres factores por lo menos en el mismo
Sector orientan precisamente el destino de estos monarcas en
el sentido del Sector ocupado. Así, el Sector XII es el de la
cautividad, el exilio, la prisión. Ahora bien, es curioso que a
excepción del prisionero de Pavía que "debe" su cautividad
esp,añola a la presencia de Saturno en Piscis (XIIº signo) en
X, los tres personajes reales que sufrieron prisión se encuen-
tran "marcados por la Casa XII": Luis XII tiene cuatro astros
en XII: pasa una parte de su juventud en cautividad, es encar-
celado tres años en la torre de Bourges, es encerrado en No-
vara durante la campaña de Italia y, a su vuelta, se exilia de
nuevo en Blois. Enrique 11 con tres planetas en XII: cuando
Francisco I abandonó la torre del Alcázar en Madrid, su hijo
le reemplazó y su detención duró varios años. Luis XVI posee
también tres planetas en XII: fue toda su vida un prisionero y
un solitariQ; aislado en medio de su Corte y prisionero del
Parlamento y de la aristocracia de toga y espada para ser, más
tarde, el de la torre del Temple.
Finalmente, junto al Sector XII de Luis XII, el Sector II
de Carlos VI es el más ocupado con cuatro Planetas; ahora
bien, este rey poseyó un verdadero delirio de dilapidación
financiera, fue prácticamente desposeído de sus bienes y
acabó en la penuria, cuando no en la miseria.
"Cuando varios Planetas se encuentran juntos en una mis-
ma Casa y su Señor se encuentra fuera, hay que considerar la
Casa de la figura en la que éste se encuentra situado; pues los
aspectos significados por esta Casa constituirán el punto de
partida de lo que el grupo de Planetas producirá en bueno o
en malo."
Podría decirse, sin duda alguna, que la vida nómada e
itinerante (Sol-Mercurio-Marte eri Capricornio en III) de Enri-
que IV poseía como móvil la atracción por los placeres y
amores (Saturno en V), pero esta regla está lejos de aportar-
nos el resultado esperado. Así, en Carlos VI, no se ve el com"
piejo financiero (cúmulo en Sagitario en II) presentar un pun-
to de partida en el campo de aspectos del. Sector IV en que se
encuentra Júpiter; y, aunque el Marte, Señor del cúmulo de la
XIP, de Enrique II se encuentra en el signo familiar de Cáncer,
334
no deja por ello de estar en el sector III, el cual no concierne
al padre, autor de la cautividad ...
La regencia
335
respectivos de la presencia y la reg~ncia del mismo Planeta se
encuentran necesariamente subordinados uno al otro, de
forma que uno arrastra forzosamente al otro; éstos, por el
contrario, pueden afectar a accidentes de especie distinta,
ajenos uno al otro. Los astrológos se han afanado en levantar
un catálogo de estas relaciones de presencia y de regencia de-
jando entender que la combinación era constante, mientras
que ésta no existe más que en los casos en que el Planeta
constituye una base entre los dos términos en relación; esta
base no es otra que la analogía que puede presentar el astro
con uno u otro de los Sectores (caso del ejemplo dado aquí
en que Venus se encuentra en analogía con el Sector VII).'
Generalme.nte, en la relación presencia-regencia, la combina-
ción se inclina más hacia las significaciones del Sector que el
Planeta ocupa, en razón de la superioridad de la presencia
sobre la regencia (el regente de XII en XI), dice Morin, "sig-
nifica más eficazmente los amigos que los enemigos". Sin em-
bargo, el "centro de gravedad" de la configuración depende
también de las afinidades del astro con los dos Sectores, ha-
ciendo inclinar la balanza del lado del Sector reforzado por
la tendencia planetaria (en el caso de Luis XIV, aunque Ve-
nus se encuentre en IX, la combinación Venus-VII es la que
domina).
No deben tampoco dejarse de lado los casos en que un
Sector- está determinado en un sentido único por su signo y
su regente, situándose el astro en el Sector que corresponde
analógicamente al signo (Aries con Marte en I, Cáncer con
Luna en IV, Escorpio con Marte en VIII ... ).
Ej: En Enrique III, Piscis está en IX y Júpiter en XII; así
se asocian las tendencias Piscis-XII a propósito de la experien-
cia de lo lejano. Esta experiencia, aquí, es Enrique III elegido
rey de Polonia: le vemos. ponerse en camino hacia su reino
con el alma desgarraqa, viviehdo su "reinado" como un fas-
tuoso exilio, vivir en el torpor y, al enterarse de la muerte de
Carlos IX, huir de Polonia como un prisionero ...
336
Los aspectos
337
El primer factor a tomar en consideración es, pues, el
simbolismo del astro, encontrándose el Planeta aspectado de-
terminado por él en primer lugar por su naturaleza y sus ana-
logías.
Ej: Marte en X en Luis XVIII, a la vez en trígono al Sol
y en oposición a Saturno presenta al astro dominando su si-
tuación apoyado por los valores solares de éxito y logro, y
afectado por los valores saturninos de fracaso y caída. Esta
aguda contradicción sitúa bien el destino social incierto de
este rey que pasó veintitrés años en el exilio sin poder recon-
quistar el reino por las armas como había esperado, que acce-
dió tardíamente al trono, fue derrotado poco después de su
instalación (los Cien Días) y volvió definitivamente al trono
en condiciones de salud y en situación política difíciles. Mer-
curio, regente de X en X, en Luis XIV, representa su posición
social, y en cuadratura a Marte representa bastante el hecho
de que, durante los 48 años de su reinado efectivo ( 166 7-
1 715), Francia vivió 19 años de paz y 29 años de guerra,
entre los cuales la paz se parecía mucho a una simple tregua:
su reinado se desarrolló en una casi permanencia de la guerra
(Marte).
El segundo factor, el estado celeste, contribuye a matizar
la tendencia simbólica del astro. Y en el caso de Luis XVIII,
por ejemplo, la cualidad del obstáculo saturnino es pu,ra ya
que el astro está en su signo, y la del impulso solar se matiza
por la combatividad marciana de Escorpio.
En cuanto al tercer factor, que es el estado terrestre, sitúa
la determinación de la tendencia simbólica del astro hacia los
efectos del Sector que el Planeta aspectado ocupa o repre-
senta. Los dos Planetas en aspecto se determinan mutuamen-
te hacia las' significaciones de los sectores que les son propias.
Ahora bien, es evidente que la acción del aspecto sobre el
Sector en que el Planeta aspectado está presente es más direc-
ta, y por tanto más precisa y más fuerte, que la que ejerce
sobre el Sector en que el Planeta aspectado es simplemente
regenfe. Así, una cuadratura que se ejerce de un Planeta en
IV a un Planeta en VII determina con más seguridad un con-
flicto entre el medio familiar y el medio conyugal que la
cuadratura entre los regentes de IV y de VII. También aquí,
338
la determinación por presencia es más fuerte que la determi-
nación por regencia.
Ej: En Luis XIV: la cuadratura Mercurio-Marte afecta en
primer lugar y esencialmente sobre los Sectores X y II. Mer-
curio se encuentra determinado hacia los efectos del Sector II
y Marte hacia los del Sector X. Este complejo II-X de Marte a
Mercurio sitúa claramente la ruina de las finanzas causada por
las guerras del reinado. En su cuadratura, Mercurio se encuen-
tra pues sobre todo afectado a nivel económico que es el de la
presencia de Marte en II. Pero también quizá lo sea a nivel de
la regencia, por la intervención de Marte regente de V en II:
los gastos resultantes de las fiestas suntuosas de la primera
parte de su reinado. De la misma forma que en su cuadratura,
Marte está afectado por Mercurio, regente de VIII en X, que
parece corresponder claramente a la guerra más costosa: la de
Sucesión de España (VIII). La acción por regencia no debe
pues, menospreciarse. Así, en Robespierre, el hecho de que
fuera huérfano desde su infancia y estuviera marcado por ello
psicológicamente se interpreta por la cuadratura que Saturno
en I hace a Mercurio Regente de IV, lo que es, atenuado, aná-
logo a un Saturno en IV.
Conviene juzgar los lugares zodiacales en que caen los as-
pectos, que pueden intensificar o atenuar el poder de su ac-
ción. Así, una cuadratura de Saturno que cae en Leo, su signo
de exilio, agrava su mal efecto, mientras. que un trígono de
Júpiter que va a parar a Sagitario acentúa su valor. Algunos
consideran incluso como propicio, por ejemplo, una cuadra-
tura de Venus en Piscis a Júpiter en Sagitario, ya que los dos
astros se encuentran en dignidad, uno exaltado y otro en re-
gencia; sin embargo esto no puede quitar a la cuadratura su
valor de conflicto, aunque ésta suceda entre tendencias de
calidad.
Ej: Es evidente que el séxtil de Júpiter-Virgo a Mercurio-
Cáncer de Luis XI es tanto más poden;iso y afortunado (vale
como un simple trígono de intensidad) porque el aspecto de
Júpiter cae en su signo de exaltación y el de Mercurio en su
domicilio. Igualmente, el séxtil de Luna-Tauro al MC-Cáncer
. de Luis XVIII ...
Cuando un mismo Planeta recibe dos aspectos contradic-
339
torios, no existe neutralización de los efectos del uno por el
otro sino dos posibilidades libres y totales.
Ej: En Carlos X, Saturno, regente de X en X, está en trí-
gono al Sol y en oposición a Neptuno: fue rey y perdió su
trono.
Cuando el mismo Planeta recibe vari0s aspectos, dentro
de la competencia que se establece, el más exacto es el más
eficaz. A distancia igual, la aproximación (es decir el aspecto
que se forma) se considera más eficaz que la separación (es
decir el aspecto que se deforma) (pero, hasta ahora, las esta-
dísticas han demostrado que los resultados son más fuertes
después que antes del fenómeno astronómico, al igual que
las mareas son más altas y más bajas al día siguiente de la fase
lunar; habrá pues que modificar esta opinión emitida por la
tradición).
Ej: En Carlos X, Saturno está a 1° de orbe de la oposición
a Neptuno como del trígono al Sol; los dos aspectos son sepa-
rativos; si el trígono posee ventaja porque se trata del Sol, la
oposición también la posee porque tiene lugar en zona de an-
gularidad. Puede considerarse pues que existe, más o menos,
igualdad de poder, entre ambos aspectos. Es rigurosamente, la
misma situación que se presenta en Luis XVIII con la oposi-
ción de Marte a Saturno y su trígono al Sol. Las experiencias
públicas de estos dos príncipes comportaron tantas ventajas
como inconvenientes.
340
XII. SINTESIS
DE LA INTERPRET ACION
341
De Marte en II, no vayan a decir invariablemente que
existe una "tendencia al gasto". Si el tema de Luis XIV mues-
tra esta particularidad es porque este Marte .(reforzado por la
disposición mutua de Marte-Sagitario y Júpiter-Escorpio y
por el hecho que es el regente de I en II) va en en el mismo
sentido que la rúbrica general Sol-Júpiter. Vemos, por el
contrario, que la rúbrica general Saturno-Escorpio de Luis
XIII va en sentido contrario a este mismo Marte, especialmen-
te bloqueado por Saturno y finalmente avaricioso. De Satur-
no en V, no vayan a juzgar un inevitable "rechazo del amor";
si tal es el caso en el saturnino Luis XIII, es lo contrario -la
inhibición transformándose en avidez, conforme a la dialécti-
ca saturnina- en el libidinoso Enrique IV, marciano-jupite-
nano ...
La dominante es una especie de maqueta que nos da una
orientación general, una línea rectora ql!e debemos tener en
cuenta a cada instante. Pues ésta representa la constelación
más importante del tema, y en consecuencia un conjunto en
relación a lo particular que queremos juzgar, ya se llame ese
particular amor, dinero, familia, éxito ... Un tipo Sol-Júpiter
como Luis XIV no puede de ningún modo ser comparado, en
no importa cuál de estos campos, con un saturnino como
Luis XIII. De partida todo lo separa: las "líneas generales" de
su forma de ser, ya se trate del ritmo, del dinamismo, del po-
der. .. No hay ninguna medida común entre ellos y esta dife-
rencia esencial que captamos aquí bajo el nombre de domi-
nante es "lo principal". Ahora bien, el resto, todo el resto
hay que juzgarlo en función de estas premisas.
A partir de que hemos tomado en consideración el estilo
general del individuo, nos es posible abordar el estudio de
cada aspecto particular de su existencia.
Ese examen se dirige a una doble determinación: la que
constituye el campo del Sector propiamente dicho (el II para
las finanzas, el VII para el matrimonio ... ) y la que trata de los
símbolos (Júpiter para el dinero, Venus para el amor. .. ). Hay,
en efecto, que tener cuidado en confrontar los elementos más
subjetivos, y en consecuencia más esenciales, constituidos por
las tendencias de los Planetas, con las orientaciones de los
Sectores que poseen, en relación a los primeros, una cualidad
342
más objetiva, aunque nosotros los consideremos igualmente
bajo un ángulo subjetivo: el tema entero no representa más
que al individuo y nada más que al individuo, no situándose
el mundo exterior que él puede evocar más que en relación a
sí mismo.
Morin ha dado precisamente la siguiente clave de interpre-
. tación:
"Debe examinarse con el mayor cuidado si los Planetas
que ocupan una Casa o que son regentes de ésta, se encuentran
en configuración favorable o desfavorable con el Planeta cuya
significación por analogía es la misma que la de esta Casa; a
continuación cuál es el estado celeste de este último Planeta y
su determinación particular en la figura."
¿se imaginan el más afortunado Planeta en Sector VII,
pero que estuviera en cuadratura con Venus; no tendrían la
impresión que habría todo lo bueno en el matrimonio, excep-
to el amor? ... Veamos cómo se presenta el análisis de los dife-
rentes planos de la existencia:
La salud
343
en juego varios Planetas, varios signos y varios Sectores), po-
seyeran un substrato común y mostraran un mismo y único
principio mórbido dinámico.
Para juzgar sobre la salud, tenemos pues en primer lugar a
la Dominante que define el temperamento del individuo. Es
evidente que la misma configuración aislada significará una
disposición o predisposición distinta según se trate de una
constitución linfática, dominada por la función nutritiva del
aparato digestivo, de una constitución sanguínea, dominada
por el reinado de las funciones respiratorias, circulatorias y
sexuales ... A continuación tenemos que hacer balance de la
cualidad de los tres puntos vitales: Ascendente, Sol y Luna;
y, finalmente, debemos dirigirnos a los elementos de los tres
Sectores especializados, cuando no a la disonancia principal
del tema.
Consideremos algunos casos de nuestra colección:
Carlos VI en el que la mayor parte de su vida estuvo per-
turbada por un desequilibrio mental. Los tres puntos vitales
se encuentran afectados: el Ascendente por una semicuadra-
tura a Saturno y una conjunción a Marte en exilio en XII; el
Sol por 'una conjunción ~ Saturno y una semicuadratura a
Júpiter; y la Luna por su cuadratura a la conjunción Sol-Sa-
turno-Venus, su sesquicuadratura a Júpiter y su semicuadra-
tura al MC. Con este Saturno que afecta a cinco puntos del
tema y de ellos los tres puntos vitales, el tema de Carlos VI
se presenta como el "peor" (en la medida en que sea permiti-
do emitir una expresión de este tipo, en cierto modo discu-
tible) de la colección. Por lo demás ya hemos visto los ele-
mentos determinantes de su psicosis alternante. "
Francisco 11 puede ser considerado el rey más infortuna-
do en salud; débil y casi constantemente enfermo, desapare-
ció a los 16 años debido a una mastoiditis tuberculosa. Ahora
bien, si se exceptúa un séxtil Sol-Luna y un trígono Luna-AS,
todo le es contrario: conjunción Luna-Saturno, estando la
Luna también en sesquicuadratura al MC y en semicuadratu-
ra a Mercurio; Sol en Exilio (Acuario) en oposición al Ascen-
dente; puede también añadirse que Júpiter se encuentra "ase-
diado" (designando este término la situación de un Planeta
344
encerrado entre dos astros) por Marte en Escorpio y Saturno
que dirige el juego.
Consideremos ahora los reyes que llegaron a una edad
más avanzada:
Luis XIV muerto en la víspera de su 77 cumpleaños: As-
cendiente conjunto a Júpiter y séxtil al Sol, el único aspecto
que éste hace fuera de su conjunción al MC; únicamente la
Luna es disonante por los aspectos que envía a Saturno y
Júpiter en XII (a pesar de una excelente salud, tuvo algunas
enfermedades graves), pero está también en conjunción con
Venus.
Luis XVIII desaparecido a los 68 años: Ascendente en
conjunción a Júpiter y séxtil a Mercurio y Neptuno: Sol en
conjunción a Venus, trígono ,a Marte y séxtil a Saturno; Luna
exaltada y séxtil al MC. Hay, sin embargo, que señalar, junto
con la semicuadratura Sol-Júpiter, una excesiva dominante
1
'húmeda" que nos da la imagen de ·un monarca impotente,
obeso, hidrópico y gotoso.
La fortuna
345
Luis XI fue el rey que más se enriqueció, que adquirió
más bienes para el reino: Júpiter culmina y es regente de la
cúspide de II; está en séxtil a Mercurio en VIII, Sector igual-
mente ocupado por el Sol en trígono al Ascendente y en
séxtil a la Luna en Tauro (II signo).
El éxito
El amor
346
monio), IV (familia), hay que señalar los tres símbolos que
son Venus, el Sol y la Luna.
Venus representa al individuo en su actitud amorosa, su
verbo amar, su condicionamiento sentimental de alguna for-
ma. Por su posición, sabemos si los sentimientos son impul-
sivos o inhibidos, estables o inestables, serenos o mórbidos ...
En cuanto a las luminarias, sus funciones difieren según se
trate del hombre o la mujer. Respecto a esta última, la Luna
simboliza su condición femenina, su papel de mujer, esposa y
madre; su posición define su modo de comportamiento este a
nivel. En cuanto al Sol, representa el "animus" Uung), la ima-
gen o imágenes masculinas por las que se siente sensibilizada, el
o los tipos de hombres hacia- los que se siente atraída. En lo
que concierne al hombre, la Luna simboliza el "anima", la
imagen femenina, el tipo de mujer hacia la que su sensibilidad
profunda lo inclina; y el Sol representa su función masculina,
su papel de hombre, de esposo y de padre. Tanto para el uno
como para la otra, estos tres factores constituyen la constela-
ción amorosa, la tela de. fondo afectiva sobre la que se trama
el destino sentimental.
Los tics sectores precisan, cada uno en su propio campo,
las modalidades de este destino, pero únicamente en función
de esta constelación planetaria. Y a puede estar el Sector VII
muy felizmente influenciado, -que si dos de estos tres astros
son disonantes (y con más razón los tres simultáneamente)
no· habrá matrimonio feliz, expresándose el buen elemento
del Sector VII más bien en el campo exterior a la unión: aso-
ciaciones, procesos... Por el contrario, la nocividad de un
Sector VII disonante es fuertemente atenuada si los factores
planetarios se encuentran bien situados. Es obvio que cuan-
do los símbolos y sectores van en un mismo sentido, el diag-
nóstico es de lo más seguro.
En nuestra colección, el más perjudicado a nivel afectivo
es Enrique III: Saturno está en VII y en doble cuadratura a
una oposición Luna-Venus (ésta en exilio), estando dicha
oposición también en disonancia menor con el Sol; el Sector
VII se encuentra pues "tocado" al mismo tiempo que los tres
símbolos. Este príncipe delicado y espiritual es un alma hi-
persensible, herida por un amor maternal excesivo. A los
347
18 años, aclamado como un héroe y algo Donjuan, siente, a
pesar de sus laureles, sus placeres y las adulaciones de la Cor-
te, una tristeza, una nostalgia sin motivo: es un insatisfecho.
Un gran amor se presenta en su vida: ama y es amado por Ma-
ría de Cleves; pero ésta se casa con ef príncipe de Condé, es el
hundimiento de Enrique que busca el .olvido en los más extra-
ños excesos: sus tendencias homosexuales hacen aparición; lo
vemos vestirse de mujer, maquillarse como una prostituta, os-
tentar toda clase de pelucas y besar a los muchachos ... Sin
embargo no ha renunciado a su amor: en su exilio real de Po-
lonia, piensa casarse con María, pero a su vuelta a Francia
ésta muere (Saturno en VII es Regente de VIII y aspecta a
Venus en el VIIIº signo). Entonces un gran dolor estalla
como una tempestad: postración, desespero, hastío ... Desper-
tado bruscamente de su torpor, él desesperado ordena cere-
monias conmemorativas, viste a su Corte de duelo, lleva él
mismo un traje bordado hasta los pies de pequeñas calaveras ...
A los 23 años, se casará con Luisa de Vaudemont-Lorraine
que lo amará siempre; pero este amor permanecerá sin eco y
su unión será estéril. A partir de los 2 5 años caerá, junto con
la autoridad de Catalina, la barrera que le separaba aún de la
homosexualidad y la dominación, al -menos parcial, de sus
"queridos" ...
En cuanto al rey que fue quizás el más favorecido afecti-
vamente y que realizó, en todo caso, la pareja más feliz, es
Luis-Felipe. Su unión con María Amelía de Borbón constitu-
ye sin duda el tipo de pareja burguesa, con olor a pucheros y
pegada a la tierra, pero era conforme a su naturaleza. Lo que
cuenta, es que este rey y esta reina se confesaron un amor
mutuo durable y fueron incluso, en su época, el símbolo del
buen marido y de la buena esposa. María Amelía, que era la
bondad misma {Sol-Tauro, Luna-Libra y Venus-Piscis), fue
para Luis Felipe la más dulce y entregada de las compañeras,
esposa fiel y madre de familia que compartió hasta el fin las
horas de gloria· y de desgracia de su compañero real. Ahora
bien, este último rey de Francia tiene la Luna en VII en trí-
gono al Sol en Libra.
348
XIII. DIAGNOSTICO
DEL TIEMPO DE LOS ACONTECIMIENTOS
349
regulares en tal otro campo. Precisamente esto es lo que reve-
la la fisonomía del tema, plan que permite calcular nuestra
suerte y desgracia en los diferentes campos de la existencia,
desvelando, aquí y allá, las escenas que inconscientemente, y
a menudo involuntariamente, nos vemos inclinados a repre-
sentar. ·
A partir de este conocimiento estructural que nos da el
armazón constante de la persona, sus disposiciones latentes y
predisposiciones en materia de acontecimientos, podemos
intentar presentar el desarrollo dinámico del tema, es decir
situar cronológicamente las manifestaciones de la personali-
dad que hemos captado. Se trata entonces de fijar el plazo de
los acontecimientos a través de las edades de la vida, de des-
cubrir de alguna forma una evolución de la existencia. Eviden-
temente, no se trata de pretender descubrir todos los aconte-
cimientos y en sus fechas pre~isa, y menos aún de revelar
las mismas anécdotas de la historia personal. Solamente es
posible intentar aprehender una evolución general del indi-
viduo en sus fases de desarrollo, de crecimiento, de realiza-
ción, o de crisis y regresión. No se trata de decir "lo que va
a suceder" sino de entregarse a un verdadero diagnóstico de
las pulsiones vitales, constructivas o destructivas, teniendo
cada configuración su hora al ser expresión de la actualiza-
ción de una tendencia nativa que propulsa al ser hacia algo
mejor o menos bien, hacia lo mejor o lo peo~. Se disciernen,
pues, estos fenónemos cronológicos bajo el aspecto de "tiem-
pos fuertes", si se trata de momentos enriquecedores y
constructivos, o de "tiempos débiles'', si se trata de momen-
tos empobrecedores y destructivos; generalmente son capta-
dos como "ambientes" o "períodos" positivos o negativos,
que afectan con preferencia a tal o cual ~ampo. Estas co-
rrientes no poseen la propiedad de traducirse invariable-
mente en,hechos concretos como los acontecimientos; pue-
den no traducirse más que por estados anímicos o estados
de conciencia, hechos exclusivamente psicológicos. Por ello
debe siempre situarse el pronóstico a un nivel interno formu-
lándolo no en términos de he'chos exteriores sino en el voca-
bulario de lo que el ser siente y yive, es decir del hecho psí-
quico.
350
Para terminar esta localización de los hechos humanos, la
astrología acude a varios métodos de investigación que vamos
a definir lo más simple y someramente posible.
LAS DIRECCIONES
351
Este resultado corresponde al arco de dirección buscado,
pero tenemos que convertirlo en años y meses a razón de:
1 hora 15 años
4 minutos 1 año
1 minuto = 3 meses
En nuestro ejemplo, tenemos: 3.h = 45 años; 29 m = 7
años 3 meses; si se añade los dos meses que ·corresponden a
los 36 s obtendremos: 52 años 5 meses; habiendo tenido lu-
gar el nacimiento el 22 de noviembre de 1890, esta edad lleva
a marzo-abril de 1943. Entonces cae la dirección Ascendente
en conjunción al Sol.
Esta dirección pone en juego un aspecto capital ( conjun-
ción) y dos puntos esenciales (AS y Sol); debe, por ello, co-
rresponder a uno de los mayores acontecimientos -cuando
no el mayor en consecuencias- de la vida del sujeto. Ahora
bien, aunque el registro civil hace. nacer a De Gaulle a las 4
horas en punto, sería muy asombroso que fuera ésta la hora
precisa de su nacimiento. Si se le hace nacer 10 minutos más
tarde, esta dirección cae en el verano de 1940, es decir que
podría corresponder a la llamada del 18 de junio que consti-
tuye el gran éxito de su vida. Haciendo esta rectificación de la
hora natal, vemos a continuación aparecer la dirección del
Ascendente en COT).junción a Mercurio 4 años más tarde (el
AS llega a 2° 39' de Sagitario en un T.S. de 11 h 49 m, o sea
15 m después del primer período que caía en el T.S. 11 h
'.34 m), 4 años después del verano de 1940, es decir la llegada
a París ... No se trata en este caso más que de una hipótesis
pura y simple que demandaría ser verificada.
Este pequeño ejemplo muestra que, aunque este sistema
es el más individualizado que existe y en consecuencia el más
preciso, exige desgraciadamente el conocimiento del momen-
to del hacimiento con menos de 4 minutos; si no constituye
una práctica basada únicamente en una hipótesis de trabajo:
una hora natal rectificada por el astrólogo (como es el caso
aquí respecto a De Gaulle ), rectificación que debe basarse en
una serie de apuntes obtenidos a través del estudio de los
acontecimientos pasados. Dos ejemplos reales darán sin embar-
go una idea del interés que merece este sistema de dirección:
352
Luis XIV. MC en conjunción al Sol -proclamado rey
AS en conjunción a Júpiter -coronación
Luis XVI. MC en conjunción al Sol -proclamado rey
AS en conjunción a Júpiter -coronación
MC en oposición a Saturno -revolución y pí:isión
AS en cuadratura a Saturno -ejecucion
353
Las direcciones simbólicas
354
Miramos pues las posiciones que se p~esnta 70 días des-
pués del nacimiento, o sea, después del 22 de noviembre de
1890, el 30 de enero de 1891. Vemos así que Mercurio se
encuentra a 16º de Capricornio y forma un trígono con el Sa-
turno natal; también constatarpos que el Sol está a 10° de
Acuario y próximo, cerca de 1°, a la conjunción a Marte.
Crítica: ¿Qué decir de las direcciones simbólicas y secun-
darias? Que éstas no constituyen sistemas verdaderamente
válidos de pronóstico; no es necesario practicarlas durante
años para darse cuenta. Sin embargo, no podría rechazarse
por entero la fuente de información que constituyen; después
de una larga verificación, se tiene la impresión de que son mé-
todos imperfectos que se acercan no obstante a una cierta
verdad, unos reaccionan más a las simbólicas y otros a las
secundarias sin que sepamos el porqué.
¿y en qué circunstancias pueden utilizárselas con fruto?
Una constante verificación nos permite garantizar que las
simbólicas intervienen regularmente para situar el año (con 6
meses o 1 año más o menos de diferencia) de cristalización de
los complejos psicológicos que proceden de disonancias y en
función de sus orbes. Así, si una disonancia de Saturno con
la Luna, Venus o el Sol (e incluso Mercurio) pre sen ta 2, 4 ó
6° de orbe, se constata generalmente que se ha producido a
los 2, 4 ó 6. años, el acontecimiento traumatizador que ha
cristalizado el "complejo" de frustración afectiva: alejamien-
to del medio familiar, partida y separación de uno de los
padres o de una persona amada del entorno, nacimiento de
un hermano o de una hermana que acapara a los padres y sus-
cita celos, entrada en la escuela que plantea problemas de
adaptación, etcétera ...
Pueden así extraerse elementos de información, bastante
constantemente verificables, de las direcciones de conjunción
que se producen entre el Sol, Mercurio y Venus, si estos as-
tros no se encuentran demasiado cerca uno del otro, no ca-
yendo pues el término direccional dentro de la infancia, aun-
que a pesar de todo pueda tener una significación reducida.
iCuántas veces hemos constatado que el encuentro direccio-
nal Sol-Mercurio o Mercurio-Sol (en lo esencial, es un fenó-
meno parecido), correspondía al año en que el individuo
355
tomaba concieIJ.cia de su personalidad, descubría sus afinida-
des electivas y tomaba una orientación (profesional, intelec-
tual o espiritual) decisiva en su existencia! iCuántas veces no
hemos señalado que el encuentro direccional Sol-Venus o
Venus-Sol coincidía (con una diferencia de 1 ó 2 años) al naci-
miento de un gran sentimiento y a menuda con la aparición
del gran amor de la existencia! 1 Una correlación parecida se
observa también muy a menudo cuando la Luna encuentra al
Sol o Venus o cuando es encontrada por ¿stos, presentándose
este encuentro a los 20, 30 ó 40 años. Cuando se trata de la
dirección del Sol mismo, los tiempos direccionales en las di-
recciones simbólicas y secundarias coinciden algo, siendo el
pronóstico más seguro. Por el contrario, t::uando se trata de la
dirección propia de Mercurio o de Venus puede suceder que
el efecto esperado se produzca ya bajo la dirección simbólica
ya bajo la dirección secundaria, pudiendo una y otra diferir
en un cierto número de años. Ahora bien, en tal caso tenemos
que decir que el efecto de la dirección tendrá lugar ya en tor-
no al año correspondiente a la simbólica, ya en torno al co-
rrespondiente a la secundaria.
Prácticamente, esto significa decir que no pueden tenerse
en cuenta más que las direcciones del Sol y las direcciones
planetarias cuando éstas se producen simultáneamente (y
poco más) en simbólica y en secundaria, y siempre acordando
a estas direcciones un margen de 12 a 18 meses antes y des-
pués de su realización; espacio de tiempo mínimo, si se lo
compara al desarrollo total de la existencia y se considera que
se trata de la aparición de un acontecimiento importante de
esta existencia.
¿Algunos ejemplos?
Carlos VII - Simbólica Luna/Venus a los 39 años: en-
cuentra a Inés Soler a los 40 años.
Enrique JI! - Simbólicas Sol/Marte y Marte/Venus a los
23 años: a los. 23 años, muerte de la princesa de Candé y ma-
trimonio con Luisa de Lorraine.
Enrique IV - Simbólica Venus/Sol a los 3 8 años: a los 3 7
años, encuentro de Gabriela d'Estrées.
356
Luis XIII - Simbólica Sol/Luna a los 20 años: casado a
los 14, es esquivo frente al amor y a los 19 años rompe el
hielo para vivir una luna de miel con Ana de Austria.
Luis XIV - Simbólica Sol/Mercurio a los 12 años: Luis
tiene 10 años y medio cuando la Fronde se encuentra en su
punto culminante; el 6 de enero de 1649 a las 3 h de la maña-
na, Ana de Austria, Mazarin y él se ven obligados a huir de
Saint-Germain. Duermen sobre paja, en habitaciones sin ven-
tanas y sin fuego, en medio de un un frío terrible. Para el pe-
queño rey, este viaje es algo que no olvidará jamás; este acon-
tecimiento y los siguientes forman su educación y explican su
reinado: son para él una lección definitiva de absolutismo.
Secundaria Venus/Sol a los 31 años: encuentra a Madame
de Montespan a los 29 años y medio, que se convierte en la
amante reinante a los 30 años.
Luis-Felipe - Simbólica Sol/Venus a los 32 años: a los 34
años, encuentro de Maria Amelía con la que se casará a los
36 años.
Como vemos, estas direcciones simbólicas y secundarias,
limitadas a algunas conjunciones de planetas rápidos, hay que
tomarlas en consideración; dentro de la serie de años de una
existencia, anuncian zonas sensibles. Pero, una vez más, no
hay que considerarlas como indicios ciertos. En materia de
·pronóstico astrológico _¿hace falta decirlo?- no podemos
pretender más que un valor de probabilidad. Ahora bien, la
probabilidad de un acontecimiento no posee si'gnifi"cación
más que con tal de que se base en una conjunción de factores,
estando simultáneamente anunciado por la interacción de va-
rias direcciones (primarias, simbólicas o secundarias) así
como por los tránsitos.
En el sistema de estos últimos vamos finalmente a dete-
nernos por haber tenido de ellos una larga experiencia.
LOS TRANSITOS
¿Qué es un tránsito?
357
solar en un momento dado sobre un punto sensible del cielo
natal (planeta, ángulo) o en aspecto a este punto sensible. El
tema es una instantánea del cielo inmovilizado, y este método
de pronóstico consiste en seguir los distintos movimientos
planetarios de cada día en relación a las posiciones fijas de
este tema. Para observar los tránsitos, hay pues que consultar
las efemérides astronómicas del momento del que se desea
tener información.
Tomemos un ejemplo volviendo al presidente De Gaulle.
Queremos saber si había tránsitos en su tema entre el 13 de
mayo y el 1° de junio de 1958, período que marcó su vuelta
al poder. Abrimos la página de las tablas astronómicas de ju-
nio de 1958 y vemos que Neptuno está a 2º de Escorpio,
Urano a 8° de Leo, Saturno a 21° -2 3° de Sagitario y Júpiter
a 23º-21º de Libra (dejamos de lado los planetas rápidos).
Llevemos estas posiciones sobre el tema natal: vemos que
Neptuno abandona la conjunción de Urano a 29° de Libra y
que Urano abandona también la conjunción del MC a 29º de
Cáncer; tránsitos poco significativos ya que se produjeron
en 1956 y 1957 (a menos que consideremos que pudieron
preparar la vuelta al poder del general). Por el contrario, lo
que es significativo, es ver a Júpiter pasar de 2 3° a 21° de
Libra: existe pues en este período de mayo de 1958, tránsito
de Júpiter en conjunción al Ascendente, configuración bas-
tante característica de esta vuelta al poder. Otro tránsito a
señalar: el 28 de mayo, día en que De Gaulle es llamado por
el Presidente de la República, el Sol celeste está a 6° de Gé-
minis y la Luna pasa a 6° de Libra: uno y otra forman un
tránsito de trígono a Júpiter natal situado a 6 de Acuario.
El estudio de los tránsitos nos lleva a considerar diferen-
tes aspectos del problema: su importancia, su calidad, su in-
terpretación ... Y del examen de estos diversos factores pode-
mos formarnos un conocimiento de los tránsitos.
La importancia
358
a decir que mientras más lento es el paso del astro sobre el
punto sensible más notable es el efecto que tiende a produ-
cirse.
Podemos ver pues que los tránsitos más importantes son
aquéllos de Urano, Neptuno y Plutón: son éstos lós que hay
que mirar para seguir los grandes acontecimientos de una
existencia. En efecto, sigamos, por ejemplo, el movimiento de
Neptuno en 1960: a la entrada del año está a 9° de Escorpio;
vuelve a 6° del signo a mitad de año, para acceder a 10° a fi-
nales de año. Volverá a continuación hasta 8° de Escorpio a
mediados de 1961, lo mismo que se había detenido a 7° del
signo a principios de 1959. Vemos pues que este planeta va
lento; pasa y vuelve a pasar sobre una misma zona, se entre-
tiene hasta el punto de que "se pega" al mismo punto zodia-
·cal alrededor de 18 m'eses. En 1960, vemos a este astro man-
tenerse a 6° de Escorpio del 28 de mayo al 4 de setiembre, o
sea iun trimestre entero! ·
Por el contrario, si tomamos la Luna con su desplaza-
miento cotidiano de 13°, vemos que no tiene tiempo de dete-
nerse: le bastan algunas horas únicamente para pasar sobre un
punto natal dado: sin dejar huella. Todo lo más localiza,
desencadena los efectos de un tránsito más importante, avan-
zándolo o retrasándolo en uno o dos días.
Podemos ahora fijar una escala de valores en cuanto a la
influencia cuantitativa de los tránsitos, y considerar cuatro
grados de importancia:
359
plo, que, a consecuencia de su paso al movimiento retrógrado
el 20 de noviembre, Marte permanece durante 20 días en el
mismo grado zodiacal, a 18 de Cáncer; mientras que en la
misma época Júpiter franquea 1° en 5 días y Saturno en 10
días; por tanto no existe duda alguna de que, en noviembre
de 1960, los individuos que tienen una posición natal a 17-
18º de Cáncer estarán más intensamente afectados por el
tránsito de Marte que por el de Júpiter o Saturno, los indi-
viduos que poseen una posición por donde éstos pasan, a
4-5° de Capricornio y 14-15° de Capricornio. Los "rizos" de
Marte, como el de noviembre de 1960 a 18° de Cáncer y el
siguiente de febrero de 1961 a 0° de Cáncer hay pues que
tomarlos seriamente en consideración.
Igualmente, aunque ordinariamente, un tránsito de Sol es
más poderoso que un tránsito de Mercurio y Venus, no es lo
mismo cuando éstos hacen sus bucles. Lo vemos así con Mer-
curio a 23° de Escorpio a finales de octubre y a 8° de Escor-
pio a mitad de noviembre de 1960 y respecto a Venus a 28°
de Aries en marzo y a 13° de Aries en abril de 1961.
Tampoco conviene poner a un mismo nivel de igualdad
los tránsitos de Júpiter y Saturno. En 1960,Júpiter se detie-
ne todo el mes de abril a 3° de Capricornio; éste hará un bu-
cle igualmente a 23-24° de Sagitario durante todo el mes de
agosto; lo vemos, por el contrario, "pasar" en diciembre de
1960 de 7° a 13º de Capricornio: su influencia en tanto que
tránsito no puede ser más que despreciable. Se comprende
pues que, durante su recorrido total a lo largo del año 1960,
que se efectúa de 18° de Sagitario a 13° de Capricornio, Jú-
piter será esencialmente eficaz durante sus dos estacionamien-
tos a 3° de Capricornio y 23-24° de Sagitario (puede com-
prenderse, a partir de entonces, la importancia que tenía el
tránsito de Júpiter estacionario a 21° de Libra en junio de
1958 cerca del Ascendente del genei;al De Gaulle). Además
los individuos que tienen una posición entre 25° de Sagitario y
2° de Capricornio verán aj úpiter transitar su posición durante
tres secuencias: en directo, en retrógrado y en directo; este tri-
ple paso posee eón seguridad más importancia que el simple y
único paso rápido de Júpiter antes de 23º de Sagitario y des-
pués de 3° de Capricornio, durante este mismo año de 1960.
360
Es obvio que si dos planetas pasan al mismo tiempo sobre
el mismo punto sensible del nacimiento o en aspecto a este
punto sensible se dan la mano fuertemente; de ello se deriva
a menudo un estado o una situación cuya importancia es
superior al efecto que podía esperarse de cada planeta toma-
do aisladamente.
Así, en febrero de 1961, Júpiter y Saturno se encontra-
rán a 25º de Capricornio: todo individuo con una posición
entre 23 y 27° de este signo resentirá a lo largo de 1961 el
efecto doble y simultáneo de estos dos astros en conjunción.
Puede todavía añadirse que el efecto de un tránsito hay
que tomarlo tanto más en consideración si este tránsito re-
constituye una constelación de nacimiento o si el astro tran-
sitado estaba, en el nacimiento, en aspecto con el astro tran-
sitante.
Así, esta conjunción Júpiter-Saturno tiende a tener efec-
tos más sensibles en los individuos nacidos bajo una tal con-
junción (1901, 1921 y 1940-41) o bajo un aspecto de estos
dos astros; y más aún, si, entre éstos, la posición transitada
entre 23 y 27° de Capricornio estaba, en el nacimiento, en
aspecto con Júpiter, Saturno o uno de estos dos planetas.
La manifestación
361
Escorpio, en noviembre de 1799, el Neptuno celeste no está
más que a 14° de Escorpio (hay pues 1° de orbe). Y, el 18 de
mayo de 1804, se proclama emperador de los franceses bajo
el tránsito de Júpiter sobre su Júpiter natal, teniendo lugar su
consagración el 2 de diciembre de 1804. Ahora bien, del 18
de mayo al 2 de diciembre de este año, el Júpiter celeste pasa
de. 27° de Libra a 21° de Escorpio, o sea sucesivamente sobre
su Ascendente y sobre su Júpiter; pero el tránsito Júpiter/Jú-
piter no fue efectivo hasta noviembre de este año, o sea seis
meses después de la proclamación del imperio y un mes antes
de su consagración. Napoleón III fue emperador de los fran-
ceses el 7 de noviembre de 1852, bajo el tránsito de Neptuno
sobre júpiter natal. Pero éste está a 9° de Piscis y en noviem-
bre de 185 2 el Neptuno celeste estaba a 8° de este signo ( 1 °
de orbe), habiéndose producido el tránsito efectivo en setiem-
bre de 1852 y después eI1 enero de 1853.
La dif.erencia de tiempo entre. la causa y el efecto varía
naturalmente según la duración del tránsito.
El efecto de un tránsito de la Luna (del que sabemos que
es asimismo efímero y que no tiene más que un alcance muy
reducido, cuando no insigni.ficante, es sin embargo interesan-
te cuando la Luna hace un "relé" con otros tránsitos, actuan-
do en relación a éstos como gente "desencadenador" al preci-
pitar o retrasar el efecto de estos tránsitos) no puede tener
lugar más que el misµ10 día en que se produce el tránsito, o la
víspera o el día siguiente.
Ejemplo: El día de la muerte de Napoleón, el 5 de mayo
de 1821, la Luna transitaba su planeta sitilado en el Sector
VIII que es Venus a 7° de Cáncer y esta Luna vehiculaba de
alguna forma (relé) sobre Venus la oposición que a 3° de Ca-
pricornio, Urano y Neptuno enviaban a este planeta del Sec-
tor VIII.
El efecto de los tránsitos de Mercurio y de Venus se pre-
senta entre 2 ó 3 días antes y 2 ó 3 días después de su paso
cuando está al menos en movimiento directo. El Sol opera
entre los 5 ó 6 días que preceden o que siguen a su tránsito.
El de Marte se extiende a una docena cuando no a una quin-
cena de días, o sea de 6 a 8 días más pronto o más tarde de
su paso real.
362
El efecto del tránsito de Júpiter se sitúa un mes antes o
después del día en que se produce, y respecto a Saturno hay
que admitir hasta un mes y medio de margen en relación al
momento exacto de su paso.
Respecto a todo lo que acabamos de decir, consideramos
únicamente los tránsitos simples, sin retrogradación, y damos
únicamente estos orbes para los tránsitos de conjunción; para
los tránsitos de aspecto, los orbes se e'ncuentran reducidos a
medida que se pasa de los aspectos mayores a los aspectos
menores.
Cuando llegamos a los tránsitos de Urano, Neptuno y Plu-
tón, tenemos entonces orbes que extienden el efecto de sus
tránsitos (de conjunción al menos) a años enteros: de 1a18
meses Urano, de 1 a 2 años Neptuno y, de 1 a 3 años Plutón,
es decir de 6 a 9 meses, de 6 a 12 meses y de 6 a 18 meses
antes o después del momento del tránsito central.
Estos orbes extensos provienen de que el juego de retro-
gradación hace que pasen y vuelvan a pasar varias veces (3
cuando no 5) estos astros lentos sobre el mismo punto sensi-
ble de nacimiento.
Tenemos ya un ejemplo con Júpiter y Saturno. Así, en
1960, Júpiter hace un bucle entre 23° de Sagitario y 3° de
Capricornio. En el caso de un tránsito que caiga por ejemplo
a O de Capricornio, es imposible decir si el efecto jupiteriano
se p,roducirá a su primer paso de marzo, a su segundo de junio
o a su tercero de noviembre; imposible tampoco saber si el
efecto se repartirá sobre dos de estos pasos, sobre los tres, o
se concentrará en uno solo de estos tránsitos. Debemos con-
tentamos con señalar una tonalidad jupiteriana susceptible de
presentarse entre febrero y diciembre de 1960 y susceptible
de aportar la evolución de una situación a través de varios
episodios.
Como vemos, pues, y lo mismo que respecto a los aspec-
tos, se fijan los orbes de los tránsitos en función de los aspectos
mismos y no de los planetas transitados. Estas diferencias
-aproximativas- son cada vez expresión de un orbe de algu-
nos grados; puede admitirse 5° de orbe (es decir 10° de ex-
tensión en tomo al punto sensible del nacimiento). Y aurique
esta diferencia es válida respecto a la conjunción, lo mismo
363
que respecto a la oposición de tránsito, se reduce progresiva-
mente hasta no alcanzar más que 2° respecto a los tránsitos
de aspecto menor. La imprecisión viene aportada por las re-
trogradaciones. En este caso, en efecto, este orbe extremo es
susceptible de extenderse a consecuencias de los vaivenes del
planeta celeste que se acerca y se aleja, vuelve a acercarse y
de nuevo a alejarse manteniendo el clima del tránsito bastan-
te tiempo.
Vemos, pues, que es difícil fijar entre los dos momentos
extremos asignados a su acción el momento en que se desen-
cadenará el efecto del tránsito. Ciertamente, éste puede con-
tentarse con aportar un "clima" particular de alegría o triste-
za, de expansión o restricción ... que englobe más o menos el
aire del tránsito; y en este caso no hay problema. Pero puede
concernir también especialmente a un cierto acontecimiento
que puede fecharse en un día e incluso en una hora determi-
nada (accidente, matrimonio ... ).
Veamos un ejemplo con el Presidente de la III República,
Paul Doumer, nacido en Aurillac el 22 de marzo de 1857 a las
3 horas. Cuando fue víctima del atentado que determinó su
muerte, el 6 de mayo de' 1932, se encontraba bajo el régimen
de un tránsito de Urano sobre su Marte natal. Aceptando el
orbe de 5°, este tránsito uraniano sobre Marte a 21° de Aries
se presentaba entre abril de 1931 y marzo de 1934, período
del paso de Urano entre 16 y 26° de Aries. Ahora bien, fue
asesinado el 6 de mayo de 1932. Este día, además de que
Urano se situaba a 20º de Aries (casi a 1° del Marte natal) y
estaba reforzado en su nocividad por la cuadratura de Plutón
a 20° de Cáncer y la sesquicuadratura de Neptuno a 5° de
Virgo, se señalaban los pasos de Mercurio a 19° de Aries y de
Marte a 25 de Aries. Así pues, cinco planetas tocaban en trán-
sito a su Marte natal, y en los días de alrededor del atentado
dos planetas rápidos (Mercurio y Marte) pasaban también
sobre este Marte, circunstancia excepcional que desencadenó
el efecto del tránsito Urano/Marte. Un astrólogo atento hu-
biera podido prever que los días alrededor del 6 de mayo de
1932 serían funestos para el Presidente de la República...
Pero constelaciones tan excepcionales son bastante raras,
y, en general, el acontecimiento no es previsible en su misma
J
364
j
fecha, sino únicamente dentro del marco asignado por el orbe
en general del tránsito. Todo lo más puede darse, en este con-
texto, algunos pasos a lo largo de los cuales, en razón de la
concurrencia de tránsitos secundarios (en el caso presente
todo paso solar, mercuriano y marciano sobre Marte o en
disonancia con éste), el individuo se encuentra más concreta-
mente sensible al efecto del tránsito mayor, siendo suscepti-
bles estos tránsitos secundarios (desde Saturno a la Luna) de
provocar el desenlace.
Hay que considerar, dentro del juego de los tránsitos, las
diversas revoluciones zodiacales de los plan.etas como una me-
cánica de relojería; las evoluciones lentas de los planetas leja-
nos son asimilables a las ruedas grandes de esta mecánica, y a
las ruedas pequeñas los pasos rápidos de los planetas próxi-
mos. La hora H del acontecimiento es, más que la expresión
de la intervención única de la rueda grande cuyo diente al-
canza su objetivo (no pasó nada en la vida de Doumer el 9 de
mayo de 1931, día mismo en que Urano transitó su Júpiter a
1 7° 1 O' de Aries), la de una serie de engranajes que aportan la
concurrencia de ruedas grandes y pequeñas (Doumer fue ele-
gido Presidente de la República el 13 de mayo de 1931 cuan-
do, bajo el tránsito Urano/Júpiter, la Luna y Venus transita-
ban este Júpiter que recibía, además, un trígono de Marte).
Se comprende este fenómeno cuando se sabe que en psicolo-
gía existe una jerarquía y subordinación gradual de las fun-
ciones más elementales a las funciones más complejas; dentro
de una integración progresiva la descarga, espontánea o refle-
ja, d~ los centros inferiores es cada vez más mantenida en
suspense, mientras no encuentre su lugar en la de los centros
superpuestos a éstos. Por ello hay que aceptar que a veces el
efecto de un tránsito se produce más allá de los límites del
orbe. En estos raros casos, se tiene la impresión de que el
tránsito es impotente para actuar por sí mismo en función del
acontecimiento que tiende a producirse, y que postula el con-
curso de otras causas que influyan en su misma dirección.
365
La naturaleza
Clasificación tipológica
366
del tránsito de conjunción, del paso del Urano celeste sobre
el Marte natal en el Zodíaco) constituye un tipo de tránsito.
Aquí, no tenemos en absohito que tomar en consideración ni
las características del Urano celeste y de nacimiento, ni las
del Marte natal: no registramos más que la naturaleza de los
dos símbolos en presencia, que constituyen sin embargo los
dos factores más importantes: lo son en todo caso suficiente-
mente como para justificar una orientación tipológica de los
tránsitos.
Hemos citado el casQ de Paul Doumer, asesinado bajo este
tránsito Urano/Marte. Examinemos brevemente lo que pasó
bajo el mismo tránsito Urano/Marte en otros políticos:
Constatamos que Robespierre tomó el poder, compromi-
so cuyas consecuencias fueron rápidamente enojosas; Danton
fue guillotinado; Marat fue asesinado; Napoleón hizo su cam-
paña en Italia; Blanqui fue detenido y deportado; Grant pre-
sentó su dimisión a la presidencia de los U.S.A. tras un escán-
dalo; Sadi Carnot subió a la presidencia de la República con
consecuencias negativas; Blum fue víctima de un atentado;
Darlan fue asesinado; Caillaux murió; Mussolini fue ejecu-
tado ...
Si, por otra parte, al margen de nuestro grupo de políti-
cos, investigamos, tomando en la época de este tránsito, ve-
mos que se produjeron decesos, duelos (pérdidas de petsonas
queridas, accidentes, operaciones, empresas peligrosas o arries-
gadas, problemas financieros, rupturas de contratos y proce-
sos, así como pasiones amorosas, matrimonios y viajes. Dedi-
cándonos a un inventario de los resultados obtenidos, consta-
tamos que en el 90°/o de casos, se trata de crisis agudas en la
existencia, de luchas por llegar, de peligros, de amenazas, de
obstrucciones ... Aunque hay un 10° /o de casos (aproxima-
damente) en que esta configuración es afortunada (de los
12 casos enumerados aquí, Napoleón es una excepción de
tránsito plenamente positivo, y Robespierre junto con Sadi
Carnot son casos equivalentes), nos vemos obligados a dedu-
cir un significado general, extraer unas líneas rectoras de este
tránsito Urano/Marte dentro del orden de la agresividad, de la
violencia, de la destrucción (de sí o de otro, parcial o total),
367
de acontecimientos bruscos e inesperados ... ¿No se reconoce
en ella la rúbrica combinada de Marte y Urano?
Ahora bien, si comparamos los efectos del tránsito Neptu-
no/Marte iºn los del tránsito Urano/Marte, exceptuando me-
nos violencia en el primer tipo de tránsito, los resultados se
aproximan sin embargo bastante. A partir de ello, debemos
concluir que es sobre todo el punto receptor (en este caso
Marte) el que da el tono. De hecho, no vemos diferencias
sensibles entre ún tránsito Neptuno/Júpiter y un tránsito
Urano/Júpiter, un tránsito Neptuno/Sol y un tránsito Urano/
Sol. Estos cuatro tránsitos son, por lo demás, los más signifi-
cativos, los más representativos de las etapas realizadoras de
la carrera profesional, del éxito social y material, de la realiza-
ción y apogeo del destino. Hemos visto, por ejemplo, a Napo-
león I y Napoléon III emperadores bajo el tránsito Neptuno/
Júpiter y a Doumer presidente de la República bajo el tránsi-
to Urano/Júpiter. Igualmente, y no considerando más que a
los presidentes de Ía III República, vemos a Thiers, Doumer-
gue y Leprun acceder a esta presidencia bajo el tránsito Nep-
tuno/Sol y a Périer y Deschanel acceder a ella bajo el tránsito
Urano/Sol. Podemos añadir también -siempre dentro del
marco limitado pero preciso de los presidentes de la III Repú-
blica y para demostrar que el punto receptor (Sol) cuenta --
más que el punto emisor (ya se trate de Urano o de Neptu-
no)- que en el tránsito Urano/Sol Mac-Mahon fue Goberna-
dor General de Argelia, Grévy presidente de la Cámara, Dou-
mer presidente del Senado, y que en el tránsito Neptuno/Sol
Poincaré realizó su tercer Ministerio.
Como podemos percibir, pues, antes de extraer el signifi-
cado concreto de un determinado tránsito, hay que empezar
por fijar su naturaleza universal: el "género" de tránsito debe
dar ya una panorámica sumaria y general del caso individual
que a continuación hay que estudiar. Podría pues hacerse una
especie de catálogo de los distintos tránsitos desde Sol/Luna a
Neptuno/Plutón; nosotros nos abstendremos de hacerlo para
evitar que el lector caiga en fórmulas hechas, tanto más cuan-
to que ciertos tránsitos no poseen, en sí, significación muy
precisa. Preferimos ofrecerle la fórmula lapidaria de un plan
368
de conjunto considerando por separado los factores transita-
dos y los factores transitantes.
Puntos receptores
369
tuales (estudios, exámenes, investigaciones), al de las cuestio-
nes de interés (transacciones, negocios ... ), al de relaciones o
viajes.
VENUS: Concierne en general alcamposentimental(amo-
res, unión, familia) a a una afición; aporta una distensión en
caso de prueba, un bienestar, una alegría de vivir.
MARTE: Deséncadena ordinariamente manifestaciones
ins.tintivas: pasiones, luchas, conquistas, violencias, peligros,
fenómenos destructivos o autodestructivos.
JUPITER: Concierne ordinariamente a la vida material y
social; libera una corriente de expansión e instala en el con-
fort y el éxito; distiende, mejora o eleva la existencia. Los
grandes tránsitos marcan los triunfos decisivos para el éxito.
SATURNO: Da los cortes de guadaña que aportan las
fases de desapego, de renuncia, de repliegue sobre sí mismo,
de soledad, de abandono; hace temer pérdidas, frustraciones,
expoliaciones, fracasos ... Los granqes tránsitos hacen temer
pruebas mayores del destino, pero pueden también aportar
las posiciones cumbre o compromisos de grandes conse-
cuencias.
Volv.er a ver lo que ha sido dicho sobre el destino res-
pecto a cada planeta. ·
Es difíeil extraer el significado de los puntos receptores
Urano, Neptuno y Plutón: amplían el marco de la existencia
i;:nriquec:iéndola, complicándola o turbándola, más especial-
mente en el Sector que ocupai:.
Puntos emisores
370
nefastos. Es raro que un paso de Saturno sobre el Ascendente
o sobre el Sol sea provechoso: es el aspecto típico de un ba-
jón vital pa~jero, de la pequeña depresión física o moral, del
adelgazamiento, cuando no de preocupaciones materi~ls o
de otro tipo. El mismo -tránsito de Marte aporta una corta ex-
citación o depresión. El de Plutón puede llegar incluso a sig-
nificar una especie de "saison en enfer". Sin embargo no hay
que generalizar el rasgo nefast_o de todos estos tránsitos. Hay
que recordar la regla 5 enunciada al principio de este capítulo
sobre las afinidades entre los puntos receptor y emisor. Así,
como Saturno es, en uno de sus polos, la ambición en analo-
gía con Capricornio, su paso por el Medio Cielo es ambivalen-
te e incluso a menudo propicio (elevación profesional a través
del esfuerzo). Como es cerebral al igual que Mercurio, su
tránsito sobre este _planeta es bastante bueno, sobre todo inte-
lectualmente ... Los tránsitos de Venus y Júpiter son propicios;
en sí aportan satisfacciones, facilidades, mejoras o alegrías.
Incluso el tránsito de Júpiter por una posición disonante tien-
de a aportar un alivio en una prueba, a permitirla solución de
problemas.
En principio pues, entre los tránsitos importantes, sobre
los puntos temáticos por los que pasa, Júpiter aporta un don,
un beneficio, Ja satisfacción de un alivio o fa ventaja de una
adquisición; mientras que Saturno aporta esfuerzos, dificulta-
des, retrasos y obstáculos, a menudo la agravación de una si-
tuación o la aparición. de un mal. Pero en la práctica, estamos
lejos de la verdad si declaramos sumariamente que todo trán-
sito jupiteriano es buj::no y todo tránsito saturnino malo; ya
que lo que importa es no perder de vista esta regla importante
que, aunque nos saca un poco de nuestro nivel tipológico, nos
encamina al umbral de la segunda fase del análisis: hay que
juzgar siempre la calidad celeste del punto emisor.
Ahora bien, como se desprende de la regla 3-b enunciada
al principio de este capítulo, constatamos que existen tránsi-
tos de Júpiter deplorables y tránsitos de Saturno enriquece-
dores: basta con que, en el momento en que transita, Júpiter
haga de vehículo (relé) a una disonancia de un planeta lento
(de Saturno a Plutón) o de algún planeta rápido entonces
estacionario; o que Saturno, por el contrario, en el momento
371
de su paso, haga una transmisión armoniosa de uno de estos
astros.
Veamos algunos ejemplos: En octubre-noviembre de 1959,
cuando entró en Sagitario, Júpiter se encontraba en cuadratu-
ra a Plutón a la entrada de Virgo: sus tránsitos del momento
fueron más desagradables que provechosos. En marzo de
1955, Saturno a 21° de Escorpión estaba en. trígono a Júpiter
y Urano en Cáncer: sus tránsitos entonces fueron provecho-
sos. En marzo de 1961, Venus hizo un ~ucle a 28° de Aries:
al pasar sobre un planeta natal turbaría la alegría de vivir en
lugar de exaltarla, ya que esta Venus se encontraba entonces
en cuadratura a una conjunción Júpiter-Saturno a 28° de
Capricornio.
372
este arte consiste en seleccionar los elementos de la constela-
ción de factores según un cierto juego de eliminación.
Cuando el tránsito no toca el ángulo del tema, opera
sobre un planeta y, por este hecho, pone en relación, como
sabemos, el planeta transitado y el planeta transitante. En lo
que concierne al punto receptor, hay que señalar la interven-
ción de los factores siguientes, por orden de importancia de-
creciente:
1) El símbolo,
2) La presencia en el Sector,
3) La regencia en uno o varios Sectores,
4) Los aspectos del astro,
5) Su disposición eventual de otros planetas.
Estos fattores deben también considerarse respecto al
punto emisor, aunque sean de importancia menor. En ambos
casos nos encontramos, pues, frente a factores determinantes,
a elementos de orientación que componen una especie de je-
roglífico que hay que descifrar. La clave del enigma es fácil
de encontrar cuando los factores poseen significados paralelos
o cercanos, lo que desgraciadamente no sucede en la mayoría
de los casos. Pero se trata precisamente de buscar los elemen-
tos de orientación que van en la misma dirección, es decir que
poseen un valor análogo; forman entonces haces en los que
cada elemento se encuentra reforzado por el otro y se combi-
na con él dentro de una síntesis asociativa.
Veamos dos ejemplos: En el caso de Paul Doumer, era di-
fícil formular un diagnóstico preciso de su tránsito Urano/
Marte. Marte estaba en Aries en III, regente de X, en cuadra-
tura al Ascendente y conjunto a Júpiter. Urano natal se en-
contraba en el Fondo del Cielo y en trígono al Ascendente.
Unicamente era posible señalar un peligro en un desplaza-
miento, por la presencia y la regencia de Marte en III. Por el
contrario, en el caso de Paul Deschanel (Schaerbeeck, 13 de
febrero de 1835, 11 h), era fácil prever que su tránsito Ura-
no/Sol correspondería a un apogeo en su carrera. En efecto,
la mayoría de elementos de orientación van en el mismo sen-
tido como si todo estuviera en favor de la carrera: Sol presen-
te en X y conjunto a la vez al MC y a Júpiter; y Urano, que
dispone en el nacimiento de esta triple conjunción Sol-MC-
373
Júpiter, en aspecto además a esta conjunción .. Fue elegido
Presidente de la República el 18 de febrero de 1920.
Veamos algunos ejemplos. de haces característicos:
1) Venus, en tanto que' símbolo del amor, asociada prn-
presencia o regencia al Sector VII, el de las uniones: vía senti-
mental.
2) Júpiter frente a un planeta presente o regente del Sec-
tor II: vía financiera por símbolo y Sector.
3) Sol, Júpiter y Sector X implicados: vía profesional y
social.
5) Luna asociada a Libra y al Sector V: vía afectiva.
La individualización del pronóstico consiste en agrupar
los detenninantes en haces del mismo aspecto y en descubrir
el haz más importante, es decir el que presente elementos de
orientación más representativos (símbolo en primer lugar,
presencia en segundo ... ) y más numerosos; operación análoga
a la interpretación psicoanalítica de los elementos condensa-
dos del sueño. Este haz principal decide gt'Jleralmente la orien-
tación de los efectos del tránsito, y aquí se encuentra la clave
de toda la interpretación Uunto, como hemos visto, a la Do-
minante).
Veamos algunos ejemplos de elementos divergentes:
Planeta regente de V (amores) en VIII (muerte),
Planeta regente de V (alegrías) en XII (pruebas),
Planeta regente de II (dinero) en VII (matrimonio).
Y ejemplos de elementos convergentes:
Regente de IV en VII, sobre todo Luna o Venus (vida
afectiva),
Regente de II en X, sobre todo Júpiter o Sol (fortuna,
éxito),
Regente de VIII en XII, sobre todo Marte o Saturno
(pruebas).
Naturalmente, en la confrontación de factores contradic-
torios, hay que tener en cuenta la jerarquía de éstos y la rela-
ción de fuerzas en presencia. Se comprenderá, por ejemplo,
que:
1) Un planeta e~ II y regente de VII al encuentro de Ve-
nus (o encontrado por ésta) actuará más como regente de
374
VII que como presente en II, prevaleciendo las analogías del
Sector VII y Venus.
2) El mismo planeta transitan te (o transitado por)Júpitcr
actúa tanto más fuertemente por su presencia en II cuanto
que las analogías de este Sector con Júpiter son primordiales.
3) Un planeta regente de X en VIII al encontrar al Sol se
manifestará menos por la presencia en VIII que por la regen-
cia en X (analogías del Sector X y el Sol).
4) El mismo planeta transitando o transitado por Marte,
Saturno o Plutón hará claramente intervenir la presencia (ana-
logías del Sector VIII con estos Planetas).
La dificultad estriba a menudo en que los acontecimien-
tos, generalmente complejos, son expresión de la combina-
ción de elementos de orientación muy dispares, que desempe-
ñan su papel separadamente, como un instrumento dentro de
una orquesta.
Así, Urano transitando un Planeta Regente de V en VIII,
puede corresponder a la muerte (VIII) de un amor (V); el
.mismo astro transitando al regente de II en VII puede signifi-
car una ganancia o una pérdida de dinero en una unión o aso-
ciación ... Ahora bien, en casos de este tipo, es difícil situar el
centro de gravedad del acontecimiento (en nuestro último
ejemplo, ¿es el dinero o la relación? ¿Es una asociación o una
unión en el último caso?). Aparece claro, sin embargo, que
todos o la mayoría de los elementos de orientación intervie-
nen y marcan los diferentes aspectos del acontecimiento. Sea
cual fuere, no podemos pretender descifrárlos todos y sobre
todo reunirlos con certeza: Poseemos todo lo más retazos
sin pretender estar seguros de reconstituir la frase que com-
ponen (siempre la dificultad del paso del análisis a la síntesis
de las partes analizadas).
Por esta razón, creemos que es prudente atenerse - iy
podemos estar felices si lo logramos!- a una coyuntura que
se limite a precisar la calidad, constructiva o destructiva, de
un período dado y en un campo concreto de la existencia: tal
año propicio a la vida sentimental, tal fase trimestral nefasta
a la situación económica o a la reputación ... ¿No es esto ya
un resultado apreciable?
Pero todavía falta considerar los elementos humanos que
375
contribuyen a orientar el pronóstico. La edad es un factor
importante que no hay jamás que menospreciar: a la edad de
Venus, los tránsitos sobre este planeta se expresan casi siem-
pre por episodios amorosos; cuando se pasa de la cincuente-
na, hay que prever que estos mismos tránsitos pueden manifes-
tarse en la esfera familiar, amistosa, estética o moral ... Una
gran configuración sobre Júpiter en la adblescencia raramente
posee más efecto que un adelanto escolar y éxitos en los exá-
menes; un fracaso marciano tiene mucho más alcance en la
cuarentena -en la de Marte precisamente, en la que se lucha
para llegar, por "abrirse camino"- que en cualquier otra edad
de la existencia ... Ahora bien, además de esta cuestión de la
edad, existe también y sobre todo la configuración general
de la existencia que posee sus zonas vulnerables y sus puntos
fuertes. La práctica nos enseña que el efecto de un tránsito
no respeta las reglas clásicas que acabamos de exponer. Cuan-
do un individuo presenta un "punto débil", constitucional o
actual (salud precaria, problemas de dinero ... ), las disonancias
que le hieren afectan. sobre todo "a su punto débil", suce-
diendo como si su vulnerabilidad atrajera las disonancias
como un pararrayos al rayo. Igualmente lo que concierne a
los armónicos: se inclinan, más a menudo, del lado más fuer-
te del individuo (aptitud para ganar dinero, facilidad para
moverse en los asuntos profesionales, etcétera ... ).
En razón de todas· estas consideraciones y sin pretender
que ni11guna se nos haya escapado, hay que convenir que la
previsión racional de la astrología abarca ordinariamente va-
rias. posibjlidades a las que corresponden generalmente proba-
bilidades desiguales, difíciles de evaluar. Si, en el anunciado
de una previsión, no vemos más que una sola posibilidad de
acontecimientos, es que hemos escogido entre todas las posi-
bilidades la que es más probable según la apreciación perso-
nal. Pero toda previsión debería implicar el enunciado de
varios acontecimientos posibles y su orden aproximado de
probabilidades.
En resumidas cuentas, hay que precisar que, aunque la
astrología enseñe una técnica cuyas reglas bastante precisas y
fijas poseen un evidente valor práctico, no es, sin embargo, un
método que dé soluciones ya completamente hechas. No
376
existen, en un tema, signos formales válidos para todos los in-
dividuos y para todas las épocas. No poseemos más que prin-
cipios de análisis que nos permiten acercarnos a una cierta
verdad humana. Verdad tipológica relativamente accesible y.
únicamente global en la primera fase de la investigación; y, en
la segunda, verdad individual que nos sitúa ante la dificultad
mayor e ineluctable: cada caso es nuevo, original, único ...
Aquí, el conocimiento desaparece ante el arte conjetural...
La visión sintética
377
tránsitos se forman simultáneamente a la distancia de un trí-
gono, no poseemos dos tránsitos de conjunción aislados, sino
verdaderamente un tránsito de trígono celeste sobre un trígo-
no natal.
Así, las personas nacidas alrededor de 1882/1885 tenían
en su cielo un trígono de Urano, situado hacia 20° de Virgo,
a Neptuno, situado hacia 20° de Tauro. Ahora bien, de 1939
a 1941 se produjo un trígono celeste de Urano, hacía 20° de
Tauro, a Neptuno, hacia 20° de Virgo. Estos dos astros, en
suma, reformaban un trígono en el lugar en que estaban du-
rante aqqellos años anteriores pero a la inversa, Urano estan-
do sobre Neptuno y Neptuno sobre Urano. Ahora bien -y ya
que tenemos el ejemplo, tanto da ofrecer dos casos- para
mostrar la complejidad de la interpretación, podemos decirles
que, paralelamente, Mussolini (Predappio, 29 de julio de
1883, 14 h) y Daladier {Carpentras, 18 de junio de 1884, 11
h) poseían esta configuración que dio dos resultados opues-
tos: iel dictador italiano conoció sus años de triunfo y el jefe
de gobierno francés sufrió la peor derrota de su carrera! Para
comprender esta contradicción, basta simplemente con consi-
derar la posición de estos dos jefes de estado frente a la co-
rriente política europea de la época. El trígono Urano-Neptu-
no con-espondía al Pacto germano-soviético y a la política
alemana triunfante. Ahora bien, Mussolini, adaptado al pode-
roso aspecto de este trozo de historia, servía y se servía de la
corriente de este trígono Urano-Neptuno; por el contrario,
Daladier lo combatía del lado aliado: uno subió hasta el cenit
y el otro fue derrotado, puesto en cautiverio, amenazado en
sus bienes y en su vida ...
Puede también suceder que un punto de nacimiento reci-
ba en la misma época dos tránsitos de aspecto contradictorio
(un trígono y una oposición, por ejemplo). En tal caso, cada
uno de ellos actúa por su cuenta, ya aisladamente, ya dentro
de un mismo concierto, y los efectos de uno no aniquilan los
del otro. En lugar de. una neutralización, hay una situación
contradictoria, expresada por una especie de paralelogramo
de fuerzas cuando estos tránsitos se aplican a la misma situa-
ción. Las únicas neutralizaciones (o atenuaciones en la inten-
sidad de la acción) se observan, por ejemplo, cuando Saturno
378
hace un tránsito escoltado de buenos aspectos cele:;tes o cuan·
do es el caso de un tránsito de Júpiter mediocremente o mal
aspectado (proceso desagradable atenuado o proceso agrada-
ble de calidad dudosa ... ).
379
astrología .cíclica que merecería, por sí sola, un desarrollo en-
tero, y sobre el cual no insistiremos demasiado en atraer la
atención del lector. 1 Sea lo que fuere, estas consideraciones
no impiden juzgar que, en lo esencial, las grandes etapas que
determinan un destino pueden -en general- inscribirse en
aquellos pasos, los más espectaculares, de los tránsitos de con-
junción, los cuales bastan a menudo para dar una impresión
de conjunto sobre la evolución de la existencia.
Veamos algunos estudios, no completos pero suficientes,
para la demostración de este capítulo, de los grandes tránsitos
en los temas de los últimos personajes de nuestra colección.
~ 1796- 1 er matrimonio
Apog~
1102-ó4t:-.. del
1 12 "óp?if
.,.,·Declive
r.emado
\ti1815 · Waterloo 2ª abdicación
Leipzig 111. abdicación
Tema de Napoleón
l. a
Véase De la Psychoanalyse l'Astrologie, Ed. du Seuil. (Del Psicoanálisis
a la Astrología, Editorial Dédalo, Buenos Aires.)
380
Luis XVIII:
Regente de Francia en exilio el 28 de enero de 1793: Jú-
piter {28° de Escorpio) conjunción a Sol-Venus.
Rey de Francia en exilio el 3 de junio de 1795: trígono
celeste Júpiter ( 6° Acuario )-Saturno ( 5º Géminis) en trígonq
de Júpiter-Ascendente.
Viudo el 18 de noviembre de 1810: Neptuno (8° de Sagi-
tario) en conjunción a Mercurio (en su nacimiento estaba en
cuadratura e.o. la Luna en 8 y Mercurio conjunción con Plutón).
Primera Restauración el 4 de mayo de 1814: Urano (1°
de Sagitario) en conjunción al Sol y Venus (regente del As-
cendente y de Júpiter).
Nuevo exilio el 20 de marzo de 1815: Urano (6° de Sagi-
tario) en conjunción a Mercurio (en exilio) y Saturno ( 1 O de
Acuario) en oposición a Neptuno.
Segunda Restauracjón en julio de 1815: Júpiter (3° de
Libra) -apoyado por un séxtil de Urano y un trígono de Sa-
turno- en conjunción aJúpiter-Ascendente.
Mue.rte el 16 de setiembre de 1824: Urano {11° de Capri-
cornio) y Neptuno (7° de Capricornio) en conjunción al Fondo
del Cielo, en cuadratura al Ascendente, en cuadratura a Júpi-
ter y semicuadratura al Sol.
Carlos X:
Rey de Francia el 16 de setiembre de 1824: Urano y Nep-
tuno ( 7° y 11° de Capricornio) en trígono a la Luna; Saturno
(a 7° de Géminis) y regente de X en X, en conjunción a As-
cendente.
Derrocado por la revolución de los días 27 /29 de julio de
1830: oposición celeste Urano (8° de Acuario) - Saturno
{19° de Leo) sobre la oposición Saturno-Neptuno de X a IV.
Muerte el 6 de noviembre de 1836: Neptuno {3° de Acua-
rio) en conjunción al Medio Cielo; Saturno (8° de Escorpio),
regente de VIII, en conjunción a Mercurio regente de I.
Luis-Felipe: .
Matrimonio el 25 de noviembre de 1809: Urano (11° de
Escorpio), en VII en el nacimiento, en conjunción a la con-
junción Marte-Venus.
381
Rey de Francia el 7 de agosto de 1830: Neptuno (a 20°
de Capricornio) en conjunción a Plutón y trígono a Neptu-
no-Saturno en X; Urano (8° de Acuario) en trígono a Mercu-
rio-Sol; Júpiter (9° de Capricornio) trígono al MC.
Abdicación el 24 de febrero de 1848: Neptuno (a Oº de
Piscis) en oposición al MC; Saturno (a 14° de Piscis) en oposi-
ción al Saturno-Neptuno en X; Urano (a 15° de Aries) en
oposición al Sol.
Muerte el 26 de agosto de 1850: Neptuno (a 5° de Pisc¡;is)
en el Fondo del Cielo; Saturno (20° de Aries) oposición al Sol.
Napoleón ll/:
Conspiración militar contra Luis-Felipe en agosto de
1840, que le lleva al arresto y al encarcelamiento en el Fuerte
de Ham (primer hecho que atrae la atención pública): Urano,
a 19° de Piscis, acaba de pasar sobre la conjunción Júpiter-
Plutón; Júpiter a 12º de Escorpio (y en cuadratura a Neptu-
no a 13° de Acuario) sobre el MC y Saturno.
Evasión del Fuerte de Ham el 25 ·de mayo de 1846, segui-
da de la pasión por Miss Howard: Urano acaba de pasar sobre
la conjunción Mercurio-Venus.
Crecimiento rápido de su popularidad; diputado en se-
tiembre de 1848 y presidente de la República en diciembre
de 1848: Neptuno, a 0° de Piscis, acaba de pasar sobre la
Luna, uno estando en X en el nacimiento y el otro en l.
Golpe de estado del 2 de diciembre de 1851: Urano a 1°
de Tauro y Saturno a 28° de Aries, sobre la conjunción Sol-
Marte.
Emperador: el 7 de diciembre de 1852: Neptuno, a 8º de
Piscis, sobre Júpiter; Júpiter, a 29° de Escorpio, pasó, de ju-
nio a setiembre, sobre el MC y Saturno.
Casado el 29 de enero de 1853: Saturno, a 11° de Tauro,
en el FC.
Padre el 16 de marzo de 1856: Urano, a 18º de Tauro, en
el FC, y Júpiter, a 17° de Piscis, sobre Júpiter-Plutón.
Nacimiento de la oposición interna en 1857: Urano en
oposición a Saturno en X.
Pasión por Margarita Bellanger (única que duró vanos
años) en 1861: Neptuno, a 1° de Aries, sobre Venus.
382
Sedan; pns10nero y destronado en setiembre de 1870:
Plutón, a 18° de Tauro, opuesto a Saturno en X; Urano, a
25º de Cáncer, en cuadratura a Sol-Marte.
Muerto el 20 de enero de 1873: Neptuno, a 23° de Aries,
conjunción Sol-Marte; Urano, a 4° de Leo, en cuadratura a sí
mismo; Sol y Saturno, a 19 y 23° de Capricornio, que salen
de la conjunción con el Ascendente; Júpiter, a 0° de Virgo,
en oposición a la Luna.
383
ción natal, y respecto al lugar geográfico en el que nos encon-
tramos en el momento de este aniversario astronómico. Natu-
ralmente, puede levantarse para cada año y "vale" para el
. clima del año que empieza hasta el aniversario siguiente.
¿Queremos levantar la revolución solar (de ahora en ade-
lante utilizaremos la abreviación R.S.) del general De Gaulle
para el año 1957-1958 que es el de su vuelta al poder?
Su Sol natal se encuentra a 29° 49' 50" de Escorpio.
Abramos las efemérides en la página de noviembre de
1957. Vemos que el 22 de noviembre a Oh el Sol está a 29°
25' 30" de Escorpio, y el 23 de noviembre a O horas, está a
0° 26' 10" de Sagitario. Por tanto, a lo largo del día 22 de
noviembre fue cuando en 1957 el Sol volvió a pasar sobre el
Sol natal. Se trata pues de saber ahora en qué momento
preciso de este día franqueó la posición natal.
Hay tres operaciones elementales para esta tarea.
1) Hay que buscar la distancia angular entre el Sol natal y
la posición solar anual inmediatamente inferior.
Aquí, tenemos: Sol natal = 29° 49' 50"
Sol del 22 de noviembre del,57 a Oh= 29° 25' 30"
Distancia angular a recorrer = 0° 24' 20"
2) Hay que buscar el paso del Sol durante este día aniver-
sario:
Así,. el 23 de noviembre del 57 a Oh el Sol está a: 30°26'10"
Y el 22 de noviembre del 57 a Oh está a: 29° 25' 30"
El paso del s'ol, este 22 de noviembre, es pues de: 1° O' 40"
3) Queda por convertir la distancia angular obtenida ( 1)
en tiempo, en función del paso diario (2). Se trata de hacer
una regla de tres, facilitada por el uso de tablas de interpola-
ción.
Si, este día, el Sol recorre 1° O' 40" en 24 horas, recorre,
como media, 2' 32" por hora. A las 9 h de la mañana, ha
recorrido ya 22' 45", y 37 minutos más tarde, ha efectuado
l' 35" de adelanto. De forma que a las 9 h 3 7 m de la maña-
na {22' 45" + l' 35") el Sol ha recorrido los 24' 20" que, a
las O h, le separaban de la posición del Sol natal. En otros
!érminos, este año 1957, a las 9 h 37 m el Sol volvió a pasar
sobre el Sol de nacimiento del General.
384
La R.S. de 195 7 se levanta pues para este momento, o sea
para el 22 de noviembre de 1957, a las 9 h 37 m, GMT. Este
mapa, levantado para París (ignoramos dónde se encontraba
el General en este aniversario), es orientado con un T.S. de
13 h 50 m.
¿cómo interpretar la R.S.?
Como la virtud de ésta reside en el valor del momento
privilegiado del encuentro Sol/Sol -apertura de un ciclo
anual- su cielo representa un tipo de situación, de constela-
ción anual. La R.S. se interpreta pues como un mapa natal,
adaptando sin embargo su lenguaje al contenido limitado de
un devenir anual. Podemos contentarnos, para no perder de
vista lo esencial, con descifrarla al nivel de las "presencias":
Júpiter bien situado en Sector II tiende a dar un clima finan-
ciero propicio, a la inversa de Saturno disonante en el mismo
lugar terrestre; Venus armónica en el Sector V o VII tiende a
aportar satisfacciones afectivas; Marte disonante en III hace
temer un conflicto con los seres cercanos o peligro de acci-
dente por desplazamiento, etcétera ... Ciertamente, las "re-
gencias" tienen también su influencia, pero este tipo de
mapas no merece, a nuestro parecer, una interpretación a
fondo. Hay que recordar que este mapa anual está en depen-
dencia del mapa natal. Por ello, es importante comparar las
posiciones respectivas de estos temas y fijarse sobre todo en
las repeticiones de configuraciones: tal planeta de la R.S. vol-
viendo a su posición natal o tal aspecto de la R.S. que repite
un determinado aspecto natal reactiva las potencialidades
de nacimiento. Además, la posición particular en la R.S. del
planeta dominante de nacimiento sitúa muy bien las preocu-
paciones más importantes o la situación especial del individuo
a lo largo del año. Vemos que existe todo un'juego de inter-
pretación resultante del "emparejamiento" de estas dos
cartas anual y natal. 1
No podemos dedicarnos aquí a una interpretación general
de la R.S. de 1957 del General De Gaulle. Contentémonos
385
con señalar que Júpiter, a 22º de Libra, se encuentra en con-
junción con el Medio Cielo, situado a 29º del mismo signo, el
primero cayendo sobre el Ascendente y el segundo sobre Ura-
no (su dominante) de nacimiento. De la misma forma, en su
R.S. del 23 de octubre de 1939, a O h 58 m, GMT -año his-
tórico- Júpiter está angular, pero esta vez en el Descendente;
est~ Júpiter, a 28° de Piscis, trígono al Sol, cae precisamente
sobre el triángulo natal MC-Sol-Luna_
La culminación de Júpiter en la R.S. constituye un factor
de elevación social y no faltarían ejemplos que apoyen esta
interpretación (entre otros, la culminación jupiteriana en la
R.S. del 5 de mayo de 1790 a 19 h 20 m (Sol a 15° 23' 50"
de Tauro) en Robespierre; R.S. que rompe con la del 5 de
mayo de 1794 a 18 h 30 m (el 9 de Thermidor) con Marte di-
sonante en el Ascendente, Urano disonante en el Medio Cielo
y una conjunción Sol-Saturno igualmente angular.
La revolución lunar se basa en el mismo principio cíclico
que la R.S.; unos la basan en el paso mensual de la Luna so-
bre ella misma; y otros (entre ellos nosotros) soLre el tránsito
Luna/Sol. El procedimiento para el cálculo, tomando esta vez
la posición celeste de la Luna, es estrictamente idéntico al de
la R.S. La práctica de la R.S. tiene interés para el estu,diante
astrológico que, con ella tiene ocasión de dedicarse a ejerci-
cios de interpretación a escala mensual.
386
XIV. SOBRE LAS AFINIDADES ELECTIVAS
Las conjunciones
387
encuentros, en particular en el campo afectivo. Así, entre un
hombre y una mujer, el "encuentro zodiacal" del Sol y de la
Luna -teniendo uno su luminaria diurna sobre la luminaria
nocturna del otro, poco importa la relación- o también de
Venus y Marte (se trata en ambos casos de la relación de dos
valores emparejados, uno masculino y otro femenino), estos
encuentos, decimos, se anuncian como muy atractivos amoro-
samente, siendo el encuentro Sol-Luna· idealmente y el en-
cuentro Venus-Marte sobre todo sensualmente. Existe aquí
una condición simbólica propicia a una interpenetración
afectiva de dos individuos. Veamos precisamente la lista de
"conjunciones" atractivas para la elección amorosa. 1
388
el SOL del uno está sobre el MC o el AS del otro
MERCURIO sobre el MC o el AS del otro
MERCURIO sobre JUPITER o SATURNO del otro
Los aspectos
Las repeticiones
389
una conjunción Luna-Júpiter, incluso aunque estas configura-
ciones se encuentren situadas de tal forma que no formen
entre ellas ningún concepto. Estas similitudes parciales entre
temas (el mismo planeta en el MC, Sol levantándose en uno y
Luna en otro ... ) explican ciertos acercamientos psicológicos.
Las superposiciones
Pero, de todos los elementos comparativos, el más impor-
tante -el más impresionante también en cuanto a los resulta-
dos constatados en la práctica- es sin duda la superposición
de aspectos sobre aspectos de un tema al otro.
Esto supone que existen dos conjunciones de tema a tema
y que est9s dos puntos comunes forman un ángulo entre ellos.
Así, imaginemos un hombre que tenga el Sol a 15° de Gé-
minis en oposición a Saturno a 18° de Sagitario, y una mu-
jer que tenga la Luna a 16° de Géminis en oposición a Marte
a 12° de Sagitario. En tal caso, se produciría una oposición
Sol-Saturno sobre una oposición Luna-Marte. Estas dos perso-
nas serían susceptibles de verse atraídas una hacia otra en ra-
zón de la relación Sol-Luna, pero a consecuencia de la relación
Marte-Saturno y del "emparejamiento" de sus oposiciones a
las luminarias, la experiencia afectiva que podría resultar co-
rrería el riesgo de ser desgraciada.
Existen también temas de parejas, de asociados, de ami-
gos ... , en los que se encuentran superpuestos conjunciones,
séxtiles, cuadraturas, trígonos u oposiciones, no hace falta
decir que tales confrontaciones justifican los acercamientos
humanos y la naturaleza, afortunada o desgraciada, de los
lazos creados; constituye una especie "de imagen simbólica"
parlante del diálogo establecido.
390
Carlos VIII Sol 16° Cáncer Luna 7º Cáncer Ana de
Bretaña
Luis XII Sol-Luna 13°-8° Cáncer Luna 7º Cáncer Ana de
Bretaña
Francisco I Luna 26° Acuario Luna 26° Acuario Claudia de
Francia
Enrique// Luna 28º Aries Sol 2º Tauro Catalina
Venus 8° Tauro de Médicis
Francisco // Luna 5° Sagitario Venus 20 Sagitario María
Venus 4° Capricornio Luna 5º Capricornio Estuardo
Carlos IX Venus 2º Géminis Marte 29º Tauro Isabel de
Austria
Enrique /JI Luna 19° Tauro Sol 20º Tauro Luisa de
Lorena
Enrique IV Venus 24° Escorpio Marte 25º Escorpio María de
Médicis
Luis XIII Venus 18° Leo Venus 13° Leo Ana de
Sol 4° Libra Sol 29º Virgo Austria
Mazarin Sol 22º Cáncer Luna 25º Cáncer Ana de
Venus 9° Leo Venus 13° Leo Austria
Luis XIV Luna 5º Leo Venus 9º Leo MªTeresa
Venus 4° Leo Sol 1 7° Virgo, de Austria
Sol 12º Virgo
Luís XIV Luna 5º Leo Sol 4° Sagitario Madame
Venus 5º Leo trígono Venus 1 ° Sagitario de
Maintenon
Luis XVI Luna 7° Escorpio Sol 10° Escorpio María
Venus 11° Escorpio Antonieta
Napoleón I Venus 7º Cáncer Sol 1 ° Cáncer Josefina
Marte 1 ° Cáncer
Napoleón I Venus 7° Cáncer Luna 16º Cáncer María-
AS principio Escorpio Venus 7° Escorpio Luisa
Luis XVIII Sol 24º Escorpio Luna 16° Escorpio María-José
Marte 18º Cáncer Venus 23º Cáncer Luisa de
Savoya
Carlos X MC 2º Acuario Sol-Luna 11 o María Te-
Acuario resa de
Savoya
Luis Felipe Sol 13° Libra Luna 21 ° Libra Mª Amelia
de Borbón
Napoleón /JI Sol Luna 26º Aries Eugenia de
Marte 29º Aries Mercurio 29° Aries Montijo
'.)91
Estaremos de acuerdo en convenir sobre la elocuencia de
este cuadro ... De diecinueve parejas, tenemos 9 conjunciones
Sol/Luna (una vez sobre dos, en lugar de una vez sobre nueve
según la medida de los retornos de Luna-Sol y de Sol-Luna;.
10° de orbe), seis conjunciones Luna/Venus, cuatro conjun-
ciones Venus/Marte y cuatro conjunciones Venus/Venus
(siendo la media de dos conjunciones de cada clase por die-
ciocho casos). Resulta que las parejas reales menos amorosas
o menos felices son las que presentan menos "afinidades as.-
trales" (por ejemplo, Luis XII y su primera mujer, Juana, du-
quesa de Berri, de la que se duda sobre si fue realmente su
esposa; Luis XV y María Leczinska~ .. ). Un ejemplo represen-
tativo lo constituye la pareja de Enrique IV y Margarita de
Valois, que estuvo dominada por una completa incompatibili-
dad física; ahora bien, la Venus de Enrique, a 24° de Escor-
pio, se encuentra en cuadratura al Marte de Margarita, a 26°
de Leo, mientras que el Marte del primero, a.15° de Capricor-
nio, se encuentra en oposición de la Venus de la segunda,
situada a 19° de Cáncer, estando además el Sol de Enrique
(2° de Capricornio) en oposición a la Luna de Margarita (26°'
de Géminis) ...
Sin duda podríamos alargar la lista de ejemplos confron-
tando algunos temas de personajes importantes que se han
enfrentado en la Historia (Luis XIV y su gran enemigo Gui-
llermo de Orange, teniendo el primero el Sol ( 12° Virgo)
sobre el Marte (15° Virgo) del segundo; Napoleón y Metter-
nich, que presentan la misma relación Sol/Marte ... , pero nos
parece superfluo insistir. ..
392
XV. PROBLEMAS DE INTERPRETACION
393
que disponemos, nos negamos, por experiencia, a reconocer
que este problema posea una base técnica.
Los antiguos pretendie'ron establecer reglas para fijar '.i
duración de la vida, basándose sobre las nociones de un liylt g,
factor de vida, entidad protectora que prolonga los días, y de
un anareta, "planeta que mata", genio destructor por exce-
lencia (incluso se ha hablado de un "alcochoda" o "dador de
años") ... Pero las reglas que determinan este hyleg y este ana-
reta varían de un autor a otro y, a despecho de los esfuerzos
para su perfeccionamiento, no son más válidos en la astrolo-
gía moderna que en la antigua. Ahora bien, si ninguna fórmu- ·
la es prácticamente -satisfactoria, es que ninguna puede serlo ...
Estudiando las obras antiguas, es asombroso ver que nu-
merosas disonancias son reputadas como "mortíferas" en el
nacimiento o en la infancia. Puede suponerse que en estas
épocas en que de una mortalidad infantil abundante no se sal-
vaban más que los fuertes, estas configuraciones constituían
verdaderas amenazas.
Ahora bien, en nuestra era "pasteuriana'', no son nada y
aquellos que nacen bajo las· configuraciones más disonantes
quizá sean menos numerosos en alcanzar la edad adulta, pero
no por ello tienen menos posibilidades de conocer la vejez.
Esta variación, de alguna forma histórica, de las "reacciones"
del hombre en función de su constelación nativa, se observa
también en el marco de la misma generación. Y a que, simple-
mente, los indicios celestes no poseen más que un valor sub-
jetzºvo, siendo l::ste valor de tal clase que no permite una eva-
luación a una escala cuantitativa de carácter objetivo. En lo
que respecta a las direcciones y tránsitos, por ejemplo, un
individuo resistente aguanta el golpe de una configuración
crítica fuerte, mientras que un individuo débil es arrastrado
por una configuración comparativamente anodina. Hay que
admitir incluso que el mismo individuo puede superar un
desenlace intensamente crítico y sucumbir bajo el golpe de
una disonancia menor. ¿Hay que· asombrarse de ello cuando
vemos a tal enfermo reaccionar brillantemente a un grave
ataque y extinguirse ante un banal incidente de salud en
otra época de su vida? En psicopatología se sabe muy bien
que un conflicto afectiyo menor es susceptible, en un deter-
394
minado caso, de tomar las mayores proporciones, mientras
que, en otro, un conflito más grave pasa casi desapercibido ...
No sucede de distinta forma a nivel de la constelación nativa.
Así, un individuo cuyo tema es muy disonante -Ascendente,
dominante y luminarias comprendidos- no se ve necesaria-
mente abocado a una muerte precoz o prematura; puede vivir
dramáticamente, ser enfermizo, presentar numerosos proble-
mas ... pero poseer una larga vida ...
Intentar una evaluación de la duración del.a vida, nos pa-
rece, pues, una búsqueda vana, bastando los argumentos pre-
sentes suficientemente para demostrarlo. Ahora bien, en este
tipo de investigaciones, la inutilidad del empeño condena
siempre al intérprete a caer en el fárrago de fórmulas mágicas:
aforismos dudosos, combinaciones confusas y recetas de coci-
na que deshonran los manuales prácticos y otras obras divul-
gativas de la literatura astrológica.
No se trata de hacer una lista de estos falsos problemas;
basta con saber, por ejemplo, que las investigaciones sobre el
número de uniones, el número de hijos, el sexo de los niños,
el tipo de muerte, las informaciones que conciernen a terce-
ros ... ocupan un buen lugar, para saber a qué atenerse.
No criticamos esta adivinación indefendible porque el
espíritu lógico lo recomiende, sino porque la experiencia nos
obliga a ello. Ahora bien, una constatación tal es más enrique-
cedora que empobrecedora: al demolir una falsa astrología,
sacándose de encima estos falsos problemas, se hace más que
nunca una obra constructiva, pues a partir de este momento
py.eden empezarse a extraer las verdaderas estructuras de la
relación entre el hombre y sus astralidades. Esta elaboración
nos muestra, por otra parte, que el campo de las informacio-
nes astrológicas es mucho más pro.fundo y vasto que aquellas
irrisorias prácticas adivinatorias. Pero no se trata de lanzarse
aquí a un estudio de este tipo, pues éste llevaría a la elabora-
ción de una psicología de la astrología, inseparable de una
astrología psicológica, lo que es objeto de toda una obra, pu-
blicada junto con el presente tratado: Del Psicoanálisis a la
Astrología (Ed. Dédalo).
395
Los problemas periféricos
396
3er decanato de Tauro, Júpiter en el 1°, Marte en el 2º y el
Sol en el 3er decanato de Tauro, Júpiter en el 1°, Marte en el
2º y el Sol en el 3er decanato de Géminis; Venus en el 1°,
Mercurio en el 2° y Luna en el 3er decanato de Cáncer; y, así,
a continuación. El otro reparte los planetas haciendo de cada
signo una triplicidad en miniatura, en función del principio
que quiere que el todo esté en la parte: en el 1er decanato de
Aries es de Marte, el 2° del Sol (Leo) y el 3° de Júpiter (Sagi-
tario); el 1er decanato de Leo es del Sol, el 2° de Júpiter (Sa-
gitario) y el 3° de Marte {Aries), etcétera. Ciertamente, pode-
mos admitir, a priori, que puedan existir matices en el valor de
las tendencias dentro. de cada signo pero, una vez hecho este
acto de fe, ¿en qué sistema de referencias hay que fiarse? Por
lo que sabemos ninguna verificación seria de estos decanatos
ha sido jamás intentada (y lo mismo sucede respecto a los
términos, que son franjas zodiacales irregulares de 3° a 8°
de extensión); no puede pues tomárselos en consideración en
la interpretación, pero constituyen un problema a considerar
dentro del programa de investigaciones. Otro tanto puede
decirse de las 28 moradas lunares que escalonan el Zodíaco
de 13 en 13º aproximadamente.
Los astrólogos árabes han añadido a los elementos clási-
cos gran cantidad de nuevos factores de interpretación, todos
ellos surgidos de la relación de tres puntos clásicos: éstos son
las Partes o "suertes" (de la muerte, de la mala suerte, del
amor, de la belleza, de los poderes, de los hijos, de las tierras,
de peligros, etcétera... ihay cerca de un centenar!) de las que
dichos astrológos han atestado los temas. ¿Hace falta decir
que esta proliferación de factores constituye la flor y nata de
la astrología en la fase de pensamiento mágico? Sin embargo
hay que señalar que, a partir de la tradición grecolatina la
mayoría de astrológos han tomado en consideración un fac-
tor de este tipo: la Parte de Fortuna$. Su cálculo se hace to-
mando la distancia que separa a la Luna del Sol, siguiendo el
orden de los signos, y contando esta distancia a partir del As-
cendente (se toma siempre al Sol como punto de partida),
siendo su fórmula los puntos AS +(Luna - Sol). 1 Este dato
l. En el tema de De Gaulle, por ejemplo, la Parte de Fortuna se encuentra 11
125º distancia del Sol (29º de Escorpio) a Luna (4º Aries)+ 202º (Ascendente
22º Libra)= 327°, o sea a 27º Acuario.
397
es considerado como un factor de suerte en general. Este no
es un factor astronómico, es un lugar de relaciones de puntos
astronómicos. Aunque no inspire confianza (por algo será su
denominación), no podría rechazársela a priori, aunque nin-
guna verificación sistemática haya sido realizada. Si la Parte
es el lugar de una relación de tres factores, el Medzºo-punto es
simplemente el lugar (grado) equidistante a dos planetas o
entre un planeta y un ángulo del Cielo. Comprendemos fácil-
mente que el medio-punto es la expresión de un concurso de
fuerzas 9 de una relación que merece nuestra consideración;
es un factor que contribuye a extraer la estructura simétrica
de un tema {en Luis XIV, por ejemplo, vemos aparecer una
notable arquitectura que integra a 6 de los 7 planetas anti-
guos: Júpiter es Medio-punto de Marte-Sol, encontrándose
ambos a la misma distancia de Saturno en oposición a Luna-
Venus) y una escuela alemana contemporánea incluso ha
creado un método de interpretación sobre su principio (el
método Ebertin). Pero, por serio que sea este factor y apre-
ciable que sea su aportación, no debe sustituir a lo primordial
alejándonos de la gran arteria central que constituye, en el
campo de la interpretación, la posición de los cuerpos ce-
lestes.
Existe toda una literatura astrológica que se ha dedicado
a darnos para cada grado del Zodíaco un contenido de inter-
pretación: escena, alegoría o imagen simbólica. Nos librare-
mos mucho de rechazar a priori la hipótesis de una cualidad
específica de cadá grado zodiacal, pero no existe ninguna
demostración digna de este nombre respecto a una base autén-
tica de estos grados monómeros, sin contar con que esta veri-
ficación no es fácil de realizar. Además, al confrontar las dis-
tintas fuentes a las que se puede acudir, nos ahogamos en un
dédalo de contradicciones laboriosas, al mismo tiempo que
las imágenes simbólicas de la mayoría de grados constituyen
enigmas o abarcan una tal cantidad de posibilidades que hay
como para perderse. Se desconoce qué principio analógico
preside a la elaboración de esta lotería de 360° o se suponen
en varios, pero ¿cuál es el bueno? Por ello no dejaremos de
recomendar prudencia frente a esta fuente de informaciones,
al menos en estado actual de cosas.
398
Existen aún otros factores a considerar. Señalemos sobre
todo las Horas planetarias, sistema que coloca a las horas del
día bajo la tutela de un planeta; las Casas derivadas procedi-
miento adivinatorio que amplía el contenido de cada Sector
considerándolo en relación a todos los demás tomados cada
vez como Sector I (la Casa II, por ejemplo, es interpretada
como la XII de la III, la XI de la IV, la IV de la XI y la III de
· la XII) i sin olvidar las Estrellas fijas así como las Constelacio-
nes, a las que los Antiguos prestaron significación dentro del
concierto celeste.
He aquí, en líneas generales, el repertorio de piezas ins-
critas en el programa de verificación de la astrología tradicio-
nal. Nunca sería demasiado precisar que, por interesantes o
seductoras que sean estas partes, se presentan al margen de la
interpretación clásica; constituyen de alguna forma proble-
mas· "periféricos" respecto al cuerpo central del método. En
la medida en que puedan ser válidas, estas materias son sus-
ceptibles de integrarse al edificio con el fin de completarlo.
Es imposible ser objetivo frente a estos temas tan oscuros
o desconocidos, pero que por una razón práctica, los tenemos
personalmente como sospectos, cuando no en reserva. La
astrología netesita construirse; y lo logrará mejor concentrán-
dose sobre lo esencial para asegurarse un pleno dominio, más
que dispersándose en multitud de factores heterogéneos.
Desde hace un cierto número de años, se ha visto surgir, a
nivel astrológico, una fauna de métodos y sistemas personales
que han complicado más que enriquecido y que sobre todo
han testimoniado la impotencia de sus creadores, insuficiente-
mente formados en la escuela clásica. Cada cosa a su tiempo:
en primer lugar hay que tener las ideas claras respecto a lo
esencial de nuestro tema, aclarándolo y librándolo a toda su
límpida simplicidad; y únicamente a partir de este dominio,
tras habernos situado en este nivel central y estructural, será
posible solucionar dichos problemas periféricos sobreimpresos.
399
mordiales. Pues todavía quedan muchos puntos oscuros para
estudiar, lagunas a llenar, esfuerzos a realizar, antes de que la
lectura del tema sea suficientemente satisfactoria.
Son las dificultades, de alguna forma internas, inherentes
a la materia tratada: la vida humana, y al ángulo simbólico
desde el que la captamos. 1 ¿Hay que asombrarse de ello si los
símbolos que tratamos poseen una naturaleza polivalente y
dialéctica? Cuando se constata, en psicología, que la misma
avidez afectiva del niño da tanto la bulimia como la anorexia,
los celos como la frialdad, ¿cómo podría ser de otro modo
respecto a las tendencias de nuestro símbolo? De hecho, éstos
nos proponen en general una serie; de opciones en una polari-
zación de valores emparejados, extremos; y por ahora no exis-
te llave alguna que permita hacer una elección entre las dos
posibilidades, complementarias u opuestas. Hemos mostrado
estas posibilidades dialécticas en nuestras gamas zodiacales y
planetarias. Hay planetas que no presentan estos antagonis-
mos de valores; Júpiter, por ejemplo, que es "global" y de
interpretación simple; pero quizá sea porque todavía no las
percibimos. De todas formas con la Luna y Saturno, por
ejemplo, nos encontramos frente al problema. ¿Este lunar
será un inestable, un errante, un complejo nervioso de humor
cambiante o un ser de interior pacífico y simple, de humor
sedentario? ¿Tal saturnino será un industrioso o un perezoso,
un ser serio, de responsabilidad, o un parásito inútil; un ser
escrupuloso, severo y melancólico, o un despreocupado entre-
gado a sus instintos; un celoso o un misógino?
Sería falso creer que exista la cualidad del lado de lo ar-
mónico y el defecto del de la disonancia. Ciertamente, la in-
terpretación de los aspectos armónicos no plantea el proble-
ma de una elección: hay la adaptación y la asimilación natu-
ral, asociación de tendencia.s dentro de la paz interna. Pero la
disonancia ..• aa oposición o cuadratura Mercurio-Saturno de-
nota una inapetencia intelectual y en consecuencia una pere-
za de espíritu, o, por el contrario, una bulimia mental, una
l. Aquí y más que nunca hay que recurrir a la astropsicología de la que tra-
ta la obra teórica publicada junto con el presente tratado práctico: Del Psicoaná-
lisis a la Astrología. Estos dos libros son compl.:mentarios: Este "para aprender" y
el otro "para comprender" la astrología.
400
avidez de la inteligencia? En una misma clase, los que las po-
seen son los últimos y los primeros. ¿En qué caso la disonan-
cia de Saturno bloquea la tendencia del planeta que aspecta,
y en cuál otro libera, por el contrario, la inhibición para dar
paso a una tendencia que infantiliz.a? Igualmente, ¿se sabe
cuándo la conjunción Venus-Urano expresa una disposición
al flechazo y cuándo denota la represión de los sentimientos?
Sin duda, la inhibición y explosión de Urano son expre.sión
de dos momentos de un mismo proceso, pero Urano no ex-
plota siempre.
Si sacamos nuestra colección, es evidente que la mayoría
de saturninos -desde Carlos V a Napoleón III, pasando por
Mazarin- responden al tipo del saturnino clásico: el frío, in-·
trovertido, secundario, de sensibilidad reprimida, disciplinada
o inhibida. Y, sin embargo, el fuerte componente saturnino
de Enrique III escapa a esta orientación. Este Saturno en do-
ble cuadratura a Luna y Venus hubiera podido hacer de dicho
príncipe un frío soltero, cerrado a las manifestaciones del
amor; como Luis XIII, por ejemplo; hizo de él, por el contra-
rio, una pila sobrecargada, un ser entregado a los desórdenes
de una sensibilidad ardiente.
¿Por qué tal jnversión de tendencias? Existen razones
para incriminar al contexto temático en el que se inserta el
movimiento saturnino. Podrá señalarse que si la nota solar
domina sobre la nota lunar, Saturno se orienta más bien hacia
la vía inemotiva e impersonal (casos de filósofos y sabios por
ejemplo), mientras que si la nota lunar domina en relación a
los valores solares, Saturno se hace más bien hiperemotivo y
egocéntrico (caso de poetas, de artistas). Pero esto no consti-
tuye más que un esbozo de explicación todavía en verifica-
ción.,
Ahora bien, lo que constatamos respecto a las propieda-
des dialécticas del símbolo, lo observamos igualmente respec-
to a su polivalencia. Los psicoanalistas nos dicen que frecuen-
temente se encuentra en la mujer al mismo tiempo el estreñi-
miento, la avarieia y la frigidez, expresión conjunta de una
misma ·inhibición. Ahora bien, ¿por qué la disonancia Luna-
Saturno determina más la inhibición orgánica (estreñimiento,
reglas difíciles), más la inhibición afectiva (celibato o frustra-
401
c10n afectiva), más la inhibición sexual (frigidez) o más la
inhibición económica (posesividad financiera)? El nivel prin-
cipal sobre el que pesa más concretamente la disonancia nos
escapa a menudo, a pesar del recurso a las localizaciones de
los Sectores. Hasta tal punto que a veces hay que jugar con
toda la gama para estar seguro de dar la nota justa. Y por el
momento, no vemos lo que podría resoJver el problema de la
polivalencia del símbolo. ·
Otra dificultad en la interpretación es entrar en el camino
de la diferenciación de los valores tipológicos, de pasar, de
alguna forma, de la tipología a la psicología individualizada.
Si se confrontan a los jupiterianos con los saturninos de
nuestra colección, salta a la vista, por el contraste que se pre-
senta, que se trata de dos categorías muy distintas de indivi-
duos, y el recurso a las tipologías explica globalmente lo que
los opone. Pero cuando se comparan entre sí esta vez, ya a los
jupiterianos, ya a los saturninos, no tarda en verse que, a pe-
sar de los comunes valores "de familia", son muy distintos.
El grupo Francisco I-Luis XIV-Napoleón I .>e reconoce
por la rúbrica Júpiter-Sol (aunque Francisco. I sea menos
puro); existen dos índices comunes que los une. Cuando no
hay más que uno solo, la distancia aumenta. Así sucede con
los saturninós Carlos V, Catalina, Luis XIII, Mazarin, Colbert,
Robespierre y Napoleón III. Sobre que los siete sean auténti-
cQ.s saturninos, basta con leer lo que hemos explicado de ellos
para tener la convicción, pero no por ello son menos siete
saturninos distintos, uno más bien ambicioso, otro más bien
virtuoso, tal otro más bien reservado, tal otro más bien traba-
jador.
Ciertamente, el Saturno-Capricornio de Catalina es de
otra especie que el Saturno-Escorpio de Mazarin, diferente
asimismo del Saturno-Piscis de Robespierre. Sabemos muy
bien que a partir del elemento bruto del símbolo inicial hay
que proceder a la integración de las particularidades de toda
una constelación específica, pero esta "operación diferencial"
está lejos de ser fácil. Ya que, dentro de este sistema orgánico
que representa el tema, todo se basa en las interacciones entre
elemento y elemento, y a continuación entre conjunto y con-
junto. Ahora bien, la síntesis a la que hay que llegar no es
402
accesible más que después de un análisis que sólo puede llevar
a bien aquel que posea un sólido bagaje. Lo que implica que
hay que haber confrontado, utilizando un método comparati-
vo, numerosos temas, y extraído el denominador común en-
tre posiciones parecidsas o cercanas.
En nuestra colección, los casos más próximos, aquéHos en
que la constelación dominante es más cerca,na, son los de Luis
XIV y Napoleón I con Júpiter-Escorpio-AS y Sol-MC (vemos
lo que Urano añade a Napoleón en relación al rey-Sol) así
como Mazarin y Napoleón III que presentan el AS en Capri-
cornio y Saturno-Escorpio en el MC. Detengámonos en este
último caso. Lo que diferencia a estos dos hombres de Estado
es que el complejo Capricornio-Saturno-Escorpio-MC se inte-
gra a un valor de agua en Mazarin (Saturno oposición Luna y
trígono a Sol-Cáncer) y a un valor de fuego en Napoleón III
(conjunción Sol-Marte-Aries oposición a Urano).
Se perciben los puntos comunes: Son ambiciosos de gran
clase, que han partido de nada y han llegado a la cumbre del
poder. Su carácter se mueve en el secreto, la oscuridad, la
pasión fría y la expresión impasible; lo opuesto a los dos ti-
pos Júpiter-Sol, llenos de exteriorización franca, luminosa y
brillante. Uno será dos veces fugitivo pero continuará, desde
su exilio, gobernando y triunfará sobre sus p"ruébas. El otro
reinará entre dos exilios.
El carácter acuático (ambivalente, indeciso, sinuoso, com-
plejo) del Saturno-Escorpio de Mazarin aparece en la silueta
imprecisa y compleja dCI príncipe de la Iglesia que no es sa-
cerdote, del ministro de Francia que no nació francés, del
marido de una reina que no es rey, que declara: "Disimulo,
soslayo, mitigo, concilio todo en lo que me es posible; pero
ante una necesidad imperiosa, haré ver lo que soy capaz".
Acuático es este Saturno-Escorpio que prefiere los silencios
inciertos, los más o menos, los sobreentendidos, los dobles
sentidos, a las situaciones claras y decisiones tajantes, a las
posturas vanidosas o heroicas. Es un ser prudente, hábil, fle-
xible, resbaladizo, rastrero; se pone caretas, confunde las pis-
tas, ofrece un paciente disimulo para· alcanzar sus objetivos,
con una extraordinaria constancia, impasible, e indiferente a
una de las más infernales situaciones cabalísticas de la Historia.
403
En cuanto a la orientación ígnea del Saturno~Escpi de
Napoleón III, ofrece una silueta más neta y más tensa, agresi-
va, más dramática o más heroica. Le vemos formado por el
exilio y las sombras de la cárcel; su ambición mordaz hace de
él un conspirador nato que se arrojará a locas aventuras y co-
nocerá una vida desigual, de altibajos; ésta le llevará al poder
supremo tras un golpe de Estado. Su agitado reinado conoce-
rá menos las intrigas y manifestaciones ocultas de la crisis que
las guerras; finalmente, el choque de Saturno en X será más
incisivo: será derrocado.
Un estudio comparativo de este tipo muestra que una
interpretación se construye; no se cr~a en el vacío fijándose
en analogías fáciles; se elabora, por comparación, sobre mate-
riales vivos. Esto nos muestra, por lo demás, el camino más
imperioso de la investigación astrológica: la acumulación de
una enorme masa de observaciones para extraer las particula-
ridades de todos los factores posibles y el abanico de sus ma-
nifestaciones en función de contextos siempre distintos.
Si la dominante está orientada o tonalizada por la subdo-
minante o por el conjunto del tema, hay que añadir que el
factor local lo está por esta dominante. Es por completo na-
tural que con la dominante Marte-Júpiter asistida de una Ve-
nus-Escorpio y de una Luna-Aries casi angular, el Saturno en
V de Enrique IV se manifieste de una forma diametralmente
opuesta al Saturno en V que domina en Luis XIII. No hay
nunca que dejar de situar la parte en relación al todo. Ahora
bien, cuando existe contradicción entre la dominante y la
nota local, permanecemos en la incertidumbre a falta de dis-
poner de una regla satisfactoria. El Saturno-Escorpio ( opues-
to a Luna-Tauro) Mazarin ha sido codicioso y avaro (al mis-
mo tiempo que fastuoso, con una conjunción Mercurio-Venus
en Leo y en séxtil a una conjunción Marte-Júpiter); el Sector
II no contradice esta tendencia general. Pero, mientras que el
Saturno-Virgo Colbert fue avaro a pesar de Marte en II (es
verdad que si ha nacido un poco antes, Marte pasa a III), Na-
poleón III fue generoso y más bien gastador con Júpiter en II,
a pesar de su Saturno-Escorpio.
Vemos pues que no todo está reglamentado en el conoci-
miento astrológico. Lo contrario por lo demás no habría
404
hecho más que suscitar sospechas sobre el valor mismo de
este conocimiento. Pero éste es perfeccionable.
Naturalmente, no vamos a complicar inútilmente las cosas
cargándonos de un falso problema: la búsqueda de un nivel
de carácter o de destino. Hay que librarse de establecer una
escala cualitativa y cuantitativa de las configuraciones, no
expresándose éstas más que en función del individuo al que
conciernen. Sabemos que sobre un mismo fondo de afectivi-
dad, la inteligencia da un paranoico y un Napoleón, un obse-
so y un Maine de Biran, un angustiado y un Dostoievsky, un
sádico y un Bichat. El tema -y esto debe admitirse de una
vez por todas- presenta una óptica profunda del individuo,
pero sin aportar ninguna precisión sobre la "clase" de éste.
El tema es como el plano de un edificio .del que no se conoce
la escala; se conocen la economía general de la obra y los pro-
blemas que plantea; pero se ignora qué materiales de cons-
trucción tomará el arquitecto: el mármol o el cartón piedra.
El índice particular de riqueza o pobreza relativa se nos es-
capa.1
Esta laguna no disminuye por ello el valor y alcance de las
informaciones que presentá la constelación de un nacimiento
para quien sepa leerla. Pero, para descifrar este libro de la
naturaleza, hay que saber aprender la lección que nos ofrece
en cada nueva carta astral.
405
BIBLIOGRAFIA SUMARIA
407
M. SENARD: Le Zodiaque; Ed. Traditionnelle.
J. G. VERDIER: Ce que disent les Astres; Ed. Stock.
1
Revista trimestral: "L'Astrologue"; Ed. Traditionnelles.
Adolfo WEISS: Astrología Radonal, Editorial Kier.
408
ANEXO I
Hora de verano
409
se adelanta otra hora más sobre la ya existente, hasta el 2
de octubre en que se suprime 1 h adelantada todo el resto
del año. •
1939.- Comienza el año con una hora de adelanto y conti-
núa así hasta el fin de la guerra el 1 de abril. (A partir de
esta fecha, ver Zona Nacional.)
Adelanto de 2 horas
410
1950.- En adelante, 1 h todo el año hasta 1974.
1974.- Hasta el 13 de Abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante 2 horas hasta el 6 de octubre a las 1 h. Queda 1 h
hasta fin de año.
1975.- Hasta el 12 de ,~bril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante 2 horas hasta el 5 de octubre a las O h. Queda 1 h
hasta fin de año.
1976.- Hasta el 27 de marzo 1 h. De ahí en adelante 2 h
hasta el 26 de setiembre a las O h.
1977.- Hasta el 2 de abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante hasta el 25 de setiembre a las Oh= 2 h.
1978.- Hasta el 2 de abril a las 2 h = 1 h. De ahí en adelante
hasta el 1 de octubre a las 3 h = 2 h.
1979.- Hasta el 1° de Abril a las 2 h = 1 h. De ahí en ade-
lante hasta el 30 de setiembre a las 3 h = 2 h.
Islas Canarias
Marruecos Español
411
ANEXO II
413
MALAGA 36° 42' 14 m 52 s
MURCIA 38° 00' 15 m
ORENSE 42° 21' 30 m 48 s
OVIEDO 43° 22' 23 m
PALENCIA 42° 01' 19m
PALMAS 28° 08' lh lm
PALMA DE MALLORCA 39° 44' 10 m 36 s E
PAMPLONA 42° 47' 3 m 40 s
PONTEVEDRA 42° 27' 34 m 20 s
SALAMANCA 40° 57' 22 m 44 s
STA. CRUZ DE TENERIFE 28° 29' lh 4m 48 s
SANTANDER 43° 28' 11 m 16 s
SAN SEBASTIAN 43° 19' 8m
SEGOVIA 40° 56' 16 m 32 s
SEVILLA 3 7° 24' 24m
SO RIA 41 o 46' lOm 8s
TARRAGONA 41° 13' 4 m 32 s
TERUEL 40° 18' 4 m 32 s
TOLEDO 39° 51' 16 m 12 s
VALENCIA 39° 29' 1m24 s
VALLADOLID 41 o 49' 19m
VITORIA 42° 50' 11 m 24 s
ZAMORA 41°39' 23m 4s
ZARAGOZA 41 o 39' 3 m 32 s
AMERICA LATINA
ARGENTINA
414
"'Mij QM .%*
COLO:MBIA
415
CUBA (H.H. -5)
HONDURAS
416
JAMAICA (H.H. -5)
417
PERU (H.H. -5)
REPUBLICA DOMINICANA
(H.H. -5)
VENEZUELA (H.H.-4)
418
Ciudad Bolívar 8° N 0.13 m
Maracaibo 11°30'N 0.49 m
Mérida 9° N - 0.46 m
419
ANEXO III
421
ESCRIVA DE
BALAGUERJ. 9-1-1902 22h Barbastro
FALLA, Manuel de 23-XI-1876 6h Cádiz
FRANCO, Francisco 4-XII-1892 Oh 30m El Ferrol (Galicia)
GARCIA LORCA,
Federico 11-VI-1899 23h Fuente Vaqueros
(Granada)
GAUDI, Antonio 25-VI-1852 Reus
GONZALEZ, Felipe 5-III-1942 ASC 16º 24
M.C.9°
GONZALEZ BOSE,
Miguel 2-IV-1956 Panamá
GOY A, Francisco de 30-III-1 746
GRANADOS, Enrique 27-VII-1867 5h Lérida
IBARRURI, Dolores
"La Pasionaria" 9-XII-1895 Hacia el me- Somorrostro
diodfa (Bilbao) .
IGLESIAS, Julio 23-IX-1944 12h Madrid
ISBERT, Pepe 3-III-1885 Madrid
JUAN CARLOS I 5-1-1938 llh 20m Roma
JIMENEZ, Julio 28-X-1934 22h Avila
JIMENEZ,J. Ramón 25-XII-1881 Moguer
LARRA, Mariano José 24-III-1809 8h Madrid
LOLA FLORES 21-I-1928 Jerez de la
Frontera
LUTE, El 15-IV-1942 7h llm Salamanca
MACHADO, Antonio 26-VII-1875 18h 20m Sevilla
"MAN OLE TE"
(M. Rodríguez) 4-VII-191 7 Córdoba
MARIANO, Luis 12-VIII-1914 23h 30m Irún
MARTINEZ
BA~RIOS, Diego 25-XI-1883 2h 30m Sevilla
"MARISOL" 5-II-1948 Málaga
MASSIEL 2-VIII-194 7 13h 40m Madrid
MENENDEZ y
PELAYO,M. 3-II-1856 Santander
MIRO,Joan 20-IV-1893 2lh Barcelona
MONARQUIA, Instau-
ración en España 22-Xl-1975 12h 36m 20sMadrid
MORA Y ARAGO'\¡,
Fabiola 16-VI-1928 Zarauz
NONELL, Isidro 30-XI-1873 Barcelona
OCANA, Luis 9-VI-1945 2lh 30m Priego
ORANTES, Manuel 6-II-1949 ASC. 12º Huelva
ORTEGA Y GASSET,
José 9-V-1883 Madrid
PASO, Alfonso 12-IX-1926 15h 30m Madrid
PE MAN, José María 8-V-1897 Cádiz
PEREZ GALDOS,
Benito 18-V-1843 Las Palmas
PICASSO, Pablo · 25-X-1881 23h 15m Málaga
4·22
PRINCIPE FELIPE 30-1-1968 12h 45m Madrid
PUJOL, jordi 9-VI-1930
RE Y, Fernando 20-IX-1917
RIVEL, Charlie 23-IV-1896 Cu bellas
(Barcelona)
SANTANA, Manuel lQ-V-1938 Madrid
SERRAT, Joan Manel 27-XIl-1943 Barcelona
SOFIA, REINA 3-XI-1938 ASC. 29" Psijico (Atenas,
Grecia)
SUAREZ GONZALEZ,
Adolfo 25-IX-1932 lOh 54 m Cebreros (Avila)
T ARRADELLAS, •
Josep 19-1-1899 9h Cervelló
(Barcelona)
TRUETA,José 27-X-1897
TURIN A, Joaquín 9-XII-1882 18h Sevilla
UNAMUNO,
Miguel de 29-IX-1864 Bilbao
URTAIN,José Manuel 14-V-1943 22h Cestona
VELAZQUEZ 4-VI-1599 Sevilla
ZAMORA, Alcalá 6-VIII-1877 5h45m Priego (Córdoba)
ZAMORA, Ricardo 14-11-1901 6h Barcelona
Z.DRRILLA, José 21-11-1817 20h Valladolid
423
INDICE
l. El Mapa Astral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Esfera terrestre y esfera celeste, 21.
Las coordenadas terrestres . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Las coordenadas celestes . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Coordenadas ecuatoriales: declinación y
ascensión r~cta, 25.- Coordenada¡; hori·
zontales: altura y azimut, 30.- La esfera
local, 3.1.
El cálculo del tema natal . . . . . . . . . . . . . . . . . 34.
El problema de la hora, '34.-La hora lo-
cal, 3 7 .-·La hora de Greenwich, 38.-
En los países extranjeros, 39.- La Do-
mificación, 45 . ...:.. Las posiciones plane-
tarias, 48.- Los aspectos, 52.- La re·
pesentación del tema, 54.
11. Verificaciones y pruebas. . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
111. Las determinantes terrestres . . . . . . . . . . . . . . . 77
Las cualidades elementales, 82.- Calien-
te, 82.- Frío, 82.- Húmedo, 82.- Secó,
83.- Los elementos, 83.- El agua, 83.-
El aire, 84.- El. fuego, 85.- La tierra, 86.
IV. El Zodíaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Aries, 96.- Tauro, 98.- Géminis, 101.-
Cáncer, 104.- Leo, 107 .- Virgo, 109.-
Libra, 113.- Escorpio, 117 .- Sagitario,
120.- Capricornio, 123.-Acuario, 126.-
Piscis, 129.
V. Las casas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
VI. Los planetas ...... : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 7
Sol, 143.- Luna, 144.-Mercurio, 146.-
Venus, 148.- Marte·, 149.-Júpiter, 152
.- Saturno, 153.- Urano, 155.- Neptu-
no, 156.- Plutón, 158.
VII. Los planetas ·en-los signos . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Luna, 166.- Mercurio, 169.- Venus, 172.-
Marte, 176.- Júpiter, 180.- Saturno, 183
.- Urano, 185.- Neptuno, 187.- Plutón,
188.
VIII. Los planetas en los sectores . . . . . . . . . . . . . . . 189
Sol, 189.- t.una, 192.- Mercurio, 195.-
Venus, 198.- Marte, 201.- Júpiter,.204
.- Saturno, 208.- U~ano, 212.- Neptu-
no, 214.-Plutón, 216.
IX. Los aspectos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
Naturaleza de los aspectos, 220.-Materia
de los aspectos, 224.-0rientación delos
aspectos, 225.- Interpretación de los as-
pectos, 226.- Significación de los aspec-
tos, 228.
X. La dominante.......................... 247
Las investigaciones, 249.- El principio de
investigación, 252.- Los sistemas conste-
lados, 258.
Carlos V, 261.- Carlos VI, 263.- Carlos
Vlf, 266.- Luis XI, 267 .- Carlos VIII,
270.- Luis XII, 271.- Francisco 1, 272.-
Enrique II, 275.- Catalina de Médicis,
278.- Francisco II, 280.- Carlos IX, 281.-
Enrique III, 284.- Enrique IV, 287 ..:.. Luis
.,,,..
XIII, 290.- Richel~u, 293.- Mazarin,
295.- Luis XIV, 297 .- Colbert, 300.-
Luis XV, 301.- Lujs XVI, 304.- María
Antoni,eta, 308.- Robespierre, 309.-
Napoleón I, 312.- Luis XVIII, 313.-
Carlos X, 315.- Luis Felipe, 317 .- Na-
poleón III, 318.
XI. La determinación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . 3 21
Uri solo planeta en un sector, 324.- Va-
rios planetas en un mismo sector, 332.-
La regencia, 335.- Los aspectos, 337.
XII. Síntesis de la interpretación . . . . . . . . . . . . . . . 341
La salud, 343.- La fortuna, 345.- El éxi-
to; 346.- El amor, 34 7.
XIII. Diagnóstico del tiempo en los acontecimientos 349
Las direcciones, 351.- Las direcciones
primarias, 351.- Las direccfones secun-
darias, 354.-,- Los tránsitos, 357.- ¿Qué
es un tránsito?, 357.- La importancia,
358.- La manifestación, 361.- La natu-
raleza, 366.- Clasificación tipológica,
366;- Puntos receptores, 369.- Puntos
emisores, 3 70.- Individualización del
pronóstico, 372.- La visión sintética, 377.-
Las revoluciones solares, 383.-
XIV. Sobre las afinidades electivas . . . . . . . . . . . . . . 387
Las conjunciones, 3 8 7 .- Los aspectos, 3 89
.- La~ repeticiones, 389.-:- Las superposi-
ciones, 390.
XV. Problemas de interpretación . . . . . . . . . . . . . . . 393
Los falsos problemas, 393.- Los problemas
periféricos, 396.- Los problemas esencia-
les, 399.
Bibliografía sumaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 407
Anexo I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 409
Anexo Il......................... . . . . . . . . . . . 413
Anexo 111 ...... ,................ '.............. 421