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André Barbaulf
TRATADO
PRACTICO DE
ASTROLOGIA
Andre B•11bault. quince años vicepresidente del Centro Internacional ele
Astrologfa en Fr.ancia, ha moclurado duranrn largo tiempo este tratl.ldo. P rofesio-
n al de la AsHofogia desde hace cuatenta y cinco años y Iras hal¡er estudi ado m•·
les de 1amas, p liblicos y ¡lrlvados, redactarlo n ume•osos estud os y au101 de una
treintena Ua ob ras, ha llegado a u n grado de conocimiento q ue ha querid .o expre·
sar en esta obra
Este lib ro puede ser le ido. en primer l1.19th, por u n p rincipiante , fll cual
ap rendera con él a abord ar un ;ema, 11 rnane¡ar :ius claves - s;gnos, sectore:s. plane-
tas v aspectos, a interpretarlos según la 11·adició n Los ejernplos están Cionstll ui
d os po r temas h lS1órlcos. desde Catalina de Médicls a Oe Gaulle, pasando ~o r
Napo lecm
El profano, e l escéptico , el od verSario mismo, encontrarán e n é l mei:llo da
a Otar sus armas, Et n~t1ólog m adelanta a elfos y les faclHta numerosas objecio·
nes. a las que re lt.1ta con calrna. d esapasionndamencc:. '' No hay que esp erar d e la
Astrología más de lo t¡Ue Glla puede ofrecer", dice André Bnrbault, que quiere
únicamente mostrar d6nd• est a es trremplalable, dónde debe cullar y dónde
debe juzgársela ··sobre el terreno" .
Aaalmenta, existan numerosos elementos .. l ibra'' EH~ eJ tema p crsoníil
d e André Garbaulr. Amigo, pues, de los mo1ices, el astrólogo no es en este caso
un peligroso dogmál1co, si!'lo uri honi hrc que trans:mi1e modestan1unte una ira·
d ición y una experiencia s1Het'las a qulOf"IOS quieren escµcha rlo .
TRATADO PRACTICO
DE
ASTRO LOGIA
"ANDRE BARBAULT

TRATADO PRACTICO
DE
ASTRO LOGIA
COLECCION ASTROLOGIA Y ALQUIMIA·

Título original: Traité pratique d'Astrologie

Traducción de Guiomar Eguillor


Portada de Estudio Symbol
© Editions du Seuil
© de la versión española, VISION LIBROS, S. A., 1980

Edita: VISION LIBROS, S. A.


e/. Las Torres, 77-79
Barcelona-3 3

I.S.B.N.: 84-85456-20-3
Depósito Legal: B-17 5 51.-1980

Impreso en Gráficas Porvenir. Lisboa, 13


Barberá del Vallés (Barcelona)
Impreso en Españ.a - Printed in Spain
ALGUNAS OPINIONES SOBRE LA ASTROLOGIA

ARISTOTELES: "Este mundo se encuentra relacionado ne-


cesariamente con los movimientos del mundo superior.
Todo poder en nuestro mundo está gobernado por estos
movimientos". (Tratado sobre el Cielo.)

SAN JERONIMO: "Sin mencionar a los filóso~, astróno-


mos y astrólogos cuya ciencia, de gran utilidad para los
hombres, se basa en el dogma, se explica por su método y
se justifica por la experiencia". (Prefacios, encabezamien-
to de la Biblia de San Jerónimo.)

SANTO TOMAS DE AQUINO: "Los cuerpos celestes son la


causa de todo lo que se produce en este mundo sublunar,
ellos actúan indirectamente sobre las acciones humanas,
aunque todos los efectos que producen no son inevita-
bles". (Summa, quest. XV, art. 5 y vol. III, p. 2-29.)

DANTE: "Los astros son verdaderamente la causa primera de


vuestras acciones, pero habéis recibido una luz que os
permite distinguir el bien del mal, y una voluntad libre
que, tras haber empezado a luchar contra los astros, triun-
fa de todo si está bien dirigida". (Purgatori"o, XVI, 73.)

TYCHO-BRAHE: "El hombre encierra en sí una influencia


mucho más grande que la de los astros. Superará estas in-
fluencias si vive según la justicia, pero si sigue sus ciegos
instintos, si desciende al nivel de los animales viviendo
como ellos, el rey de la Naturaleza ya no dirige más, sino
que es dirigido por la Naturaleza". ·

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KEPLER: "Veinte años de estudios prácticos han convencido
a mi espíritu rebelde de la realidad de la astrología".

GOETHE: "Yo vine al mundo en Francfort-sur-le-Main, el 28


de agosto de 1749, durante la 12ª campanada del medio-
día. La constelación era propicia·, el Sol se encontraba en
el signo de Virgo; Júpiter y Venus estaban en buen aspec-
to con él; Mercurio no era desfavorable, Saturno y Marte
eran neutros; únicamente la Luna, llena aquel día, desple-
gaba la fuerza de su reverberación tanto más poderosa-
mente cuanto que su hora planetaria había empezado.
Ella se opuso, pues, a mi nacimiento _hasta que esta hora
hubo pasado. Estos buenos aspectos, altamente aprecia-
dos más tarde por los astrólogos, fueron sin duda la razón
por la que permanecí en vida, ya que por torpeza de la
partera, creyeron que había venido muerto al mundo, y
sólo tras numerosos esfuerzos vi la luz". (Poesía y Verdad,
cap. I.)

BALZAC: "La astrología es una ciencia inmensa que ha rei-


nado sobre las más grandes inteligencias".

ROMAIN ROLLAND: "He ido madurando lentamente la


convicción de que todas las leyes evolutivas propias de los
pueblos, naciones, clases y sus combates se encuentran
subordinados a leyes cósmicas mayores que rigen la evolu- .
ción general de la Humanidad".

C. G. JUNG: "Si gente cuya instrucción deja que desear han


creído poder, hasta estos últimos tiempos, burlarse de la
astrología, considerándola como una pseudociencia liqui-
dada desde hace largo tiempo, esta misma astrología, re-
moptando desde las profundidades del alma popular, se
presenta de nuevo hoy día a las puertas de nuestras Uni-
versidades que abandonó desde hace tres siglos". (Seelen-
probleme der Gegenwart, p. 241.)

EMMANUEL MOUNIER: "Es notable que ni la ciencia de


Kepler ni la fe de Santo Tomás hayan creído necesario

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rechazar en princ1p10 las afirmaciones de la astrología.
Estos creían en la influencia de los astros, y algunos sa-
bios empiezan hoy día a levantar gráficas estadísticas, a
fin de ver si se desprenden de ellas correlaciones psico-
cósmicas. Este es el único medio científico de abordar el
problema. La solidaridad que el Universo hace patente
por doquier deja más bien suponer que los resultados se-
rán positivos y permitirán, como ya lo han hecho la Qui-
rología, la Grafología y la Fisionomía, apartar de la astro-
logía las habladurías de los charlatanes ( ... ) . Si uno se
vuelve hacia las antiguas clasificaciones astrológicas de los
caracteres, no puede más que asombrarse de su concor-
dancia aproximada con más de un resultado de la morfo-
logía y fisionomía contemporáneas( ... ). Las primeras sín-
tesis que esbozan los tipos astrológicos se encuentran ya
en todo caso más cerca de una caracteriología verdadera
que la Psicología caracteriológica que, durante el siglo pa-
sado, ha obstaculizado el conocimiento concreto del
hombre co'n sus sistemas de facultades míticas ... " (Trata-
do del Carácter, p. 124-126.)

GABRIEL MARCEL: "Añadiré gustosamente, aun a riesgo


de escandalizar, que la astrología, aunque en último análi-
sis haga pemar sobre sus métodos y los resultados a los
que da lugar de hecho, ha presentado ... el gran interés de
atraer la atención sobre la idea de una figura, de una con-
a
figuración del destino individual". (Du refus l 'lnvoca-
tion, p. 125.)

"Aunque en ese campo yo no posea experiencia personal,


me han sido aportados demasiados hechos concretos y
que concuerdan para no estar persuadido de que existe en
la astrología un fondo de verdad. Me niego categórica-
mente a creer que todo esto es charlatanería. Y sin duda
no hay en ello nada de fatalismo. Según la frase latina, los
astros inclinan pero no determinan". (Nouvelles Littérai-
res del 6 de julio de 1950.}

LE R. P. RIQUET: "Yo soy como Santo Tomás.

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Para responder a esta cuestión, habría en primer lugar que
precisar lo que se entiende por astrología. Si, por ella, se
pretende leer en los astros todo lo que debe suceder,
como si todo, aquí abajo, se encontrara completamente
determinado por la acción de éstos, sin que la libertad del
hombre pueda cambiar nada, tal pretensión contradice la
concepción cristiana del libre arbitrio humano. Pero pue-
de admitirse, como lo han hecho ilustres doctores de la
Iglesia, tales como Santo Tomás de Aquino, que los astros
ejercen una cierta influencia sobre el temperamento, la
complexión de los hombres y, por tanto, sobre su com-
portamiento. De ahí, una posibilidad de prever las ten-
dencias que probablemente manifestarán pero no infali-
blemente, porque el hombre, creemos, puede dominar,
orientar y doblegar las tendencias que son en él resultado
de todas las influencias cósmicas o astrales que se ejercen
sobre su organismo.
Pero, una vez dicho esto, conviene ser reservado en cuan-
to al valor de los pronósticos que pretenden extraerse de
una ciencia tan conjetural sobre las influencias astrales en
el comportamiento humano. Muy imprudente sería el que
se fiara ciegamente". (Elle, n° del 11 de agosto de 1952.)

JULIEN GREEN: "Es un tema muy amplio que me interesa


y atrae. Goethe, al principio de Poes{a y Verdad, ha seña-
lado la conjunción de astros a su nacimiento. El creía
firmemente en la astrología. Yo estoy tentado a hacerlo".
(Nouvelles Littéraires del 6 de julio de 1950.)

ANDRE BRETON: "(La astrología) es a mi parecer una gran


dama, muy bella y venida de tan lejos que no puede dejar
de encantarme. En el mundo puramente físico, no veo
adornos que puedan rivalizar con los suyos. Me parece,
además, que ella detenta uno de los más profundos secre-
tos del mundo. Lástima que hoy día -al menos para el
vulgo- reine en su lugar una prostituta". (Astrologie Mo-
derne, n° 12, octubre de 1954.)

RENE HUYGHE: "Para mí, la astrología es extraordinaria-

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mente interesante dentro del mundo de los signos y el
simbolismo, porque es exactamente un simbolismo de la
psicología colectiva ... Mientras que el peligro y la grande-
za de la astrología es el manejar símbolos, cuyo alcance
aplasta a menudo a los astrólogos y los ahoga. Pero la
suerte de la astrología estriba en reposar sobre un simbo-
lismo colectivo, que posee, pues, una amplitud extraor-
dinaria". Uanus, n° 8.)

MAX-PAUL FOUCHET: " ... creo que en la medida en que


pueda restablecerse en el hombre el sentimiento cósmico,
en un mundo que hoy en día se empobrece y pierde justa-
mente ese sentimiento, se hace una labor extraordinaria-
mente útil... Después de todo, la astrología puede ser un
método de detectar la autenticidad o realidad de una obra
plástica". Uanus, n° 8.)

CLAUDE LEVI-STRAUSS: "Los antiguos construyeron un


sistema, y este sistema, a partir del momento en que fue
construido, se ha mostrado operante y fecundo. En el
fondo, todo sistema es operante y fecundo porque el hom-
bre no puede pensar más que con sistemas. La astrología
ha sido un gran sistema, pues ha ayudado al hombre a
pensar durante milenios". (L 'Astrologue, n° 9.)

LUCIEN MALAVARD, Prof. de Ciencias en La Sorbona,


Miembro de la Academia de Ciencias: "Creo que los anti-
guos hicieron, de alguna forma, literalmente ciencias hu-
manas a través de la astrología: construyeron así una cla-
sificación de los seres, una forma de ver más clara en el
comportamiento humano. Por mi parte, siento la tenta-
ción de situar la astrología al lado de las ciencias humanas
o un poco más allá ... " (L 'Astrologue, n° 15.)

HENRY MILLER: " ... (la astrología) habla del hombre en su


integridad y estimo que ello es lo esencial: lo considera
como un ser completo ( ... ). Y demuestra que existen rit-
mos en la Naturaleza y que cada ser participa de estos
ritmos". (L 'Astrologue, no 16.)

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PIERRE SCHAEFFER: "Me parece que la astrología puede,
a su manera, por medio de las configuraciones que estu-
dia, descubrir las relaciones más secretas de la vida inte-
rior del ser humano". (L'Astrologue, n° 17.)

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INTRODUCCION

Un Tratado de astrología en el siglo XX es realmente una


osadía por no decir una enojosa aventura ... que, sin embargo,
me gustaría justificar en unas pocas palabras.
Para una mente racional que la juzgue desde el exterior,
las afirmaciones de la astrología clásica no pueden en absolu-
to encajar dentro de nuestro pensamiento científico. Induda-
blemente, se conoce la acción de la gravitación y radiación
del Sol (estaciones) y de la Luna (mareas), e incluso se conci-
be una cierta influencia de la actividad solar, al acompañarse
la aparición de manchas en nuestro astro diurno de perturba-
ciones terrestres. Pero no es cuestión de situar al mismo nivel
que estas influencias generales, universalmente admitidas, las
influencias "especiales", por individualizadas,. de estas lumi-
narias, y con más razón de planetas como Marte y Saturno.
Y, sin embargo, la astrología es esto, es decir, todo lo que se
encuentra al margen de las influencias generales reconocidas.
Es, dice un crítico, "el resto" y, a decir verdad, iesto es, ha-
blando con propiedad, absurdo/
He aquí la evidencia, el credo actual. Pero, en lo que a mí
respecta, me atrevo a afirmar que se trata de una falsa eviden-
cia, como existen muchas otras en numerosos campos, y ésta
no va a ser una de las sorpresas más "sensacionales" que está
a punto de revelarnos el desarrollo actual de las investigacio-
nes científicas.
Como ha declarado, a propósito de la astrología, el críti-
co citado con anterioridad, Jean Port, Administrador del
Instituto Nacional de Estadística y Agregado del .C.N.R.S.:
... Absurdos o no, los hechos son hechos y, aunque la ciencia
de una época no sepa integ'rarlos, todo espíritu científico

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debe reconocer su existencia a la espera de poder explicarlos.1
Ahora ·bien, el problema principal estrzºb'a precisamente en
saber si· los "hechos" astrológicos -a saber, las relaciones que
la astrología pretende descubrir y establecer entre los zºndicios
celestes y los fenómenos humanos y terrestres- son realmen-
te· hechos. Precisamente, esta "falsa evidencia", que quiere
hac.er de la astrología una quimera, parte de que este proble-
ma esencial nunca ha sido prácticamente planteado por la
ciencia oficial, que se contenta con un juicio a priori. Efecti-
vamente, hay que saber que jamás la astrología ha sido some-
tida a un verdadero control científico por el sistema oficial.
Desde la revolución copernicana se ha creído que sus funda-
mentos eran falsos porque reposaban sobre una concepción
astronómica errónea que sitúa a la Tierra en el centro del
mundo; ello a pesar de la defensa de Copérnico, Kepler y Ga-
Hleo.2 En nuestros días -hay en ello una evolución- el argu"
mento heliocéntrico, que fue la razón de su rechazo, ya no es
utilz"zado por nadie. Pero, desde el siglo XVII al XX, la edifi-
cación de la ·ciencia no ha hecho más que alejar el espírzºtu
racional del pensamiento astrológico, hasta el punto de que
ha parecido perfectamente inútil iniciar investigaciones para
verificar este conocimiento: había cosas mejores que hacer...
Despu~ de las primeras verificaciones, imperfectas y, de
todas fonnas, impregnadas o .suspectas de parcialidad, de los
propzºos astrólogos, desde el renovador Paul Choisnard -veri-
ficaciones basadas en las estadístz"cas y e.Z cálculo de probabili-
dades-, un adversario de la astrología se tomó finalmente la
molestia de afrontar seriamente estos famosos "hechos". Así,
un estadista -haremos en esta obra el indispensable balance

1. Prefacio de Méthodes pour étudier la répartition desastres dans le mouve-


ment diurne de F.M. GAUQUELIN, París, 1957.
2. No sería en vano recordar aquí que -contrariamente a lo admitido- la
obra de Copémico: De revolutionibus orbium coelestium, nació bajo la influencia
de las doctrinas astrológicas, fue impreso bajo la dirección de Rhaeticus, astrólogo
amigo del científico polaco, y dedicado al papa Pablo 111, protector de los astrólo-
gos. En la segunda mitad del siglo XVI, cuando la teoría copemicana es reehazada
por las universidades, son en su mayoría astrólogos los que, prescindiendo de las
burlas del mundo científico y de las sentencias de- excomunión ¡ironunciadas por
los teólogos, defendieron valientemente la nueva doctrina. Puede consultarse so-
bre este punto a WILHELM KNAPPICH, "Copernic et l'Astrologie", n° 4 de La
Tour Saint-Jacques.
de su resultado- pudo, para su propia sorpresa, aportar una
prueba, a partir de ahora irrefatable, de la existencia de· una
"influencia astral" de tipo astrológi,co. A partir de este día,
ha quedado abierta una f!-mplia brecha en las murallas del a
priori de un racionalismo demasiado sistemáticamente hostil
a la astrología: Aunque ésta todavía no esté más que en parte
''probada", posee hoy el apoyo de un estatuto estadístico
que se basa en un conjunto global de veinticz'nco mil fechas
de nacimiento. Pueden seguirse burlando de la astrología: la
verdad no dejará de abrirse camino. Después de todo, ésta no
será ni· la primera ni· la última en derribar z·deas preconcebidas;
la historia de la ciencia está llena de revoluciones que destru-
yen Una lógica conservadora o un espíritu rutinarz·o ...

Czºertamente, como decía nuestro honrado _crítico, no es


posible, en nuestra sociedad, abordar, sin prejuicios, el pro-
blema de la zºnfiuencia de los astros sobre la vida humana:
"Quien quzºera conservar una actitud científica, ante este pro-
blema debe Hbrarse de pretender que lo examina 'sz·n prejui-
cios': engañaría a sus lectores o se engañaría a sí mz'smo.
Debe, más bien, zºntentar tomar conciencia de sus prejuicios y
reconocerlos públicamente, intentando a contzºnuación poner-
los de alguna forma 'entre paréntesis' durante un cierto
tiempo".
De este modo, debo reconocer que, al abordar la astrolo-
gía, mi prejuicio ha sido favorable, prejuicio que indina, segu-
ramente, a una cierta tolerancia de espírzºtu, así como el pre-
juz.cio inverso zºncita a su condena. ¿pero existe alguna expe-
riencia o conoámiento humano que pueda ser sanamente
comprendzao sz·n el crédito de una simpatía previa? Con más
razón respecto a un conocimiento que se encuentra más pró-
ximo a un arte que a una ciencia. En vez de juzgarla superfz"-
cialmente, ¿no es más razonable intentar una paciente inves-
tigación en su zºnterior para tratar de captar su verdad profun-
da o para discernir su vanidad? Habiendo consagrado ya más
de veinte años a esta aventura, deambulando mz· curiosidad
sobre miles de horóscopos, me creo capacitado para hablar
con conocimiento de causa, al poseer de este conocimiento

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una idea frente a la cual la que puede hacerse un crítico
apresurado, por. muy brillante que sea, no es más que una
caricatura. Así mz'srno, como profesz'onal escrupuloso, he z'n-
tentato desprenderme progresz'vamente de aquello que, frente
a la prueba de la verificacz'ón empírica, no merecía ser conser-
vado, a fin de que este libro de buena fe aporte una enseñan-
za asequz'ble, que conduzca a una sana práctica de la astro-
logía.

Una enseñanza tal no puede concebz'rse sin aplicacz'ones:


para hacerla vz'lfa y tambz'én para aportar una especz'e de de-
mostradón, convenz'a z'lustrarla con ejemplos hz'stóricos, per-
sonajes susceptz'bles de ser, en parte, con,ocz'dos por la mayo-
ría. Ahora bien, aquí se presentaba una dzfz'cultad: ¿Qué
elección hacer entre los miles de casos cuyos elementos po-
seo: políticos, artz'stas, sabz'os, escrz'tores... ? Tomando ejem-
plos entre estos grupos, inevitablemente hubz'era sz'do sospe-
choso de haber elegido "casos que encajaban", sin poder
justifz'car mis opciones. Entonces, para evitar tamaño repro-
che, no había más que consz'derar una colección entera, to-
mando la serie de casos que impone sin dz'scusión. En este
orden de ideas, no he encontrado nada mejor que dz'rz'gz'rme a
la colecdón de Reyes de Franáa, desde el pn'mero del que se
conoce la hora de su nadmz'ento hasta el últz'mo. La ventaja
de tal elección es que no pueden discuti'rse los datos de naci-
miento y que, respecto a algunos de ellos, los momentos de
éste son conoádos casi' al mz'nuto. Sz'n embargo, he z'ntentado
completar esta serz'e demasiado escuálz'da, por estar lz'mitada
a dz'eánueve casos, incluyendo los únicos personajes impor-
tantes de la Histori·a de Franáa de los que poseemos la hora
de nacimz'ento: Catalz'na de Médz'cz's, Rz'chelz'eu, Mazarz'n, Col-
bert, Maria-Antonieta, Robespierre, Napoleón 1 y Napoleón
III. Nadz'e, con seguridad, tendrá nada que objetar...
Comprender una mecánz'ca es desmontar sus engranajes;
estudz'arlos pieza a pieza y volver a recomponer el todo. Aun-
que sea z'rremplazable, este método cartesiano no deja de
tener objecz'ones. El astrólogo ;'pura sangre" pretenderá que
no se trata de "z'nfluenáas aisladas" y que un tema astrológz'co

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es un todo sintético, que no habla más que en función del
conjunto que representa. Se estará de acuerdo, efectivamente,
en que todo fenómeno secundario se encuentra orientado por
el fenómeno que le es superior. A esto podrá añadirse una ob-
jeción más grave: es tan artificial como difícil aislar una ac-
ción partfrular y apartar cada uno de los numerosos factores
puestos en juego por la variedad de elementos del tema. Y, sin
embargo, üómo escapar a este proceso analítico? No existe
ningún método que pueda, válidamente, sustituirlo; todo lo
más que puede hacerse es tomar todas las precauciones nece-
sari·as mostrando rigor en el análz"sis. Pues no veo muy bi"en
cómo puede comprenderse una configuración, incluso simple,
si· no se conoce, previamente, la naturaleza del astro, la del
signo que ocupa y la del aspecto que forma, y esto aunque
consi"dere el método global como la mejor enseñanza. Toda
síntesi·s no es posible más que a condición de un mi·nucioso
análisis previ·o. Por tanto, no hay que asombrarse si los temas
de la colección que me si·rven de ejemplos son, a lo largo de
este tratado, dislocados, explicados a trozos, ensartados; sólo
a través de este método me ha sido finalmente posible presen-
tarlos a nivel de stt síntesis más expresi·va.

Este tratado no tiene, en absoluto, la pretensión de pre-


sentar toda la astrología práctz"ca, empezando por la A y ter-
mi"nando por la Z; todo lo más, aporta una visi"ón general, por
lo demás bastante dentro de los límites de un conocimiento
si'empre en marcha. Este es un medio de prevenir al lector
contra dos reacciones malsanas:
Este libro es tan peligroso como puede serlo un tratado
de medicina en manos de una naturaleza desasosegada, i·nclz"-
nada a reconocerse en todas las enfermedades a la mera lectu-
ra de su descripción. Ante la constatación de una constela-
ción, aunque sea poco problemátfra en su cielo natal, este
mismo espírz"tu inquieto no podrá, con segurz"dad, más que ver
lo peor y hacerse mucho daño. Es un hecho conocido que el
estudi"ante de astrología carga demasi"ado las ti"ntas; espera
siempre demasiado de los aspectos armónicos y rechaza no
menos excesivamente el efecto de las disonancias, pero pronto

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se da cuenta que la vi.da no posee la dramaticidad que le su-
gieren sus configuradones; con la práctfra, adquiere ese senti-
do de la proporción que ajusta su juicio a la relati.vidad de la
condi.ción humana. No puedo, pues, más que poner en guar-
dia al lector contra esta forma de ver en un tema natal lo
peor o lo mejor, que se arriesga a no existir más que en su
imaginadón.
Tampoco hay que correr el peligro de pedir demasiado a
la astrología, esperar de ella más de lo que puede dar. Puesto
que ésta trata sobre el ser últz"mo, su naturaleza y su des'tino,
el hombre posee, en general, frente a ella una actz.tud impreg-
nada de mentalidad mágica: con la astrología no se tiene
derecho a engañarse y se tiene el deber de saberlo todo ... In-
cluso sus adversari·os tz"enen esta actz"tud zrradonal. Ahora
bien, si· actualmente éste es ún conocimi·ento que se está for-
mando, que se perfecdona, que obtz"ene resultados aprecia-
bles, es todavía un conocimi·ento en marcha; que se plantea
mil problemas, que comporta mil oscuridades: un conoci-
miento muy imperfecto, en una palabra, y que no puede, de
ninguna forma, tener la pretensión de satisfacer la avi·dez del
saber humano en su terreno mismo. Es como los demás cono·
éimi·entos humanos: psicología, medicina... -y menos avanza-
da que éstos- que todavía tz"enen mucho por descubrir. Hay,
pues, que aceptar la si·tuación tal cual es. Pero, en su estado
actual, ésta nos aporta resultados ciertos: basta con poner la
enseñanza de este tratado a prueba y juzgarla sobre el terreno.
Habi·endo tomado plenamente conciencia de la condición
terrestre del hombre, el espíritu contemporáneo olvz.da singu-
larmente que el hombre es tambi.én celeste, ínft"ma parcela de
este planeta que es la Tierra, ligada a e.lla en su destino cósmi·-
co. Es ti"empo de abrir los ojos a un conodmiento como la
astrología, si se quz"ere llegar a la síntesis de todas las discipH-
nas que intentan devolver al hombre un lugar, no solamente
sobre la Tz"erra, si.no en la totalz"dad del Universo.

A.B.

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PR™ERAPARTE
LOS ELEMENTOS
l. EL MAPA ASTRAL

La práctica astrológica reposa en la interpretación del


mapa astral del momento del nacimiento del individuo. Es
importante, pues, para empezar, tener unos conocimientos de
cosmografía, a fin de saber levantar este tema natal y poder
responder a los problemas que no dejarán de plantearse.

Esfera terrestre y esfera celeste

Si se imagina al cielo como un teatro de operaciones en el


que tiene lugar una serie de fenómenos identificables, es nece-
sario fijarle un marco preciso. Para el astrónomo, esta bóveda
estrellada que se ofrece a la mirada del espectador terrícola,
es, en primer lugar, una esfera que rodea a la Tierra con un
radio infinito. Las distancias reales que separan a los astros
entre sí y que los aleja de nuestro planeta no cuentan; queda
como sobrentendido que todos los astros: luminarias {Sol y
Luna), planetas y estrellas se encuentran repartidos en una
esfera ideal de radio indeterminado, cúyo centro es el lugar
de observación (lugar de nacimiento en la horoscopía); esto
es lo que se llama esfera celeste.
Todo el mundo sabe que la Tierra gira regularmente sobre
ella misma, de Oeste a Este, a una velocidad constante, efec-
luando una vuelta completa en 24 horas siderales. Esta gira
1·11 torno a un eje ideal que pasa por su centro. Los puntos en
que este eje atraviesa la superficie terrestre son llamados po-
los, y este eje es denominado eje polar, distinguiéndose el
/1(1lo norte (N) y el polo sur (S).
Si, por el centro de la Tierra, se traza un plano perpen-

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dicular a este eje de los polos, la esfera terrestre queda dividi-
da en dos mitades: la que contiene el polo norte es llamada
hemisferio norte por oposición al hemisferio sur, que contie-
ne al polo sur. La circunferencia del gran círculo que separa
estas dos mitades terrestres es llamada Ecuador.
Las primeras coordenadas de la esfera celeste no son más
que la réplica agrandada de las de la esfera terrestre, no sien-
do la primera más que una prolongación de la segunda. En
efecto, debido a la rotación terrestre, la esfera celeste parece
girar en sentido inverso a esta rotación, en tomo a un eje que
pasa por el lugar terrestre de observación. Este eje se confun-
de prácticamente con el eje de la rotación diurna, así como el
centro O de la Tierra se convierte en el centro de la esfera
celeste.
El polo norte celeste (N') corresponde,
... pues, al polo norte terrestre (N), ya que
es su prolongación indefinida; así como
el ·polo sur celeste (S') corresponde al
polo terrestre del mismo nombre. Al
Ecuador terrestre corresponde el Ecua-
dor celeste (Eq'): éste es el gran círculo
de la esfera celeste cuyo plano, en el
centro de ésta, es perpendicular al eje de
los polos llamado eje del mundo.

LAS COORDENADAS TERRESTRES

Toda posición geográfica se sitúa en relación a dos ejes de


referencia o coordenadas esenciales que constituyen las medi-
das terrestres de un lugar dado:
1) La longitud, que resulta de la intersección con el ecua-
dor de un círculo meridiano o plano que pasa por el lugar y
los dos polos, y que corta la superficie de la Tierra siguiendo
un gran círculo.
2) La latitud, que depende del ar<:o de círculo paralelo al
Ecuador que pasa por el lugar, y situado entre aquél y uno de
los dos polos.
Las longitudes se fijan a través de un sistema internacional

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basado en los meridianos. El globo terráqueo ha sido divi-
dido en 24 husos separados de 15° en 15°, correspondiendo
cada uno a 1 hora; 1° de longitud son 4 minutos de tiempo
medio. El meridiano de origen es el de Greenwich (Londres).
La hora de este meridiano central O, que sirve de eje al
huso, constituye la hora legal para todos los países compren-
didos en este huso. Así, para Europa, la hora de Greenwich
se aplica al mismo tiempo en Bélgica, España, Francia, Gran
Bretaña, Luxemburgo y Portugal. Los husos están nume-
rados de O a 23, yendo hacia el Este y siempre a partir
del de Greenwich; el número ordinal del huso indica, pues,
la hora legal del huso cuando es O horas en Greenwich.1
Así, cuando son las 2 horas en Greenwich un día determi-
nado, son lás 3 horas (2 + 1) en el huso de Europa Central
(hora de Gorlitz); son las 4 horas (2 + 2) en el huso de
Europa Oriental (hora de Leningrado). Por el contrario, es
la 1 hora (2 - 1) en el huso 23 situado al Oeste de Green-
wich; O horas (2 - 2) en el huso 22, las 23 horas (24 + 2 - 3)
del día anterior en el huso 21, etcétera ... Cada lugar se en-
cuentra situado en longitud por relación al meridiano de
pertenencia. Así Bruselas se <;;ncuentra (por relación a Green-
wich) a 17 m 26 s Este, Madrid a 14 m 45 s Oeste, París a
9 m 21 s Este ... (ver mapa, página 27-28).
Las latitudes, perpendiculares a las longitudes que si-
túan a los países de Este a Oeste, fijan la posición de Norte
a Sur. Divididas en grados, oscilan entre 0°, que es la latitud
del Ecuador, y 90°, que es la del polo. En el hemisferio
norte, el arco de círculo meridiano de 52° pasa cerca de
las ciudades de Londres, La Haya, Utrecht, Berlín y Varso-
via; todos ellos puntos geográficos situados a la misma
distancia respectiva del Ecuador y del polo norte. La la-
titud de Bruselas es de 5 0° 48 ', Londres 51 ° 31 ', París
48° 50'. La latitud es denominada Norte o Boreal según
que el lugar geográfico se encuentre situado entre el Ecuador
y el polo norte (Berna: 46° 57' Norte); y se llama Sur o Aus-
tral en el caso contrario.2
1. La hora, tiempo medio de Greenwich, se indica mediante la abreviación
(;.M.T. (Greenwich mean time).
2. Tablas, bastante conocidas, ofrecen las longitudes y latitudes de las prin-
cipales ciudades del mundo.

23
Al levantarse siempre un mapa astral para un lugar de-
terminado (el de nacimiento), éste se encuentra, pues, si-
tuado por el cruce de la longitud y la latitud de dicho lu-
gar.

24
LAS COORDENADAS CELESTES

Al ser la mecánica de nuestro universo astronómico un


poco compleja, no puede bastar un solo sistema de referen-
cias para situar los cuerpos celestes en la esfera celeste; hay
que recurrir a tres tipos de coordenadas:

Coordenadas ecuatoriales: declinación y ascensión recta

No existen diferencias de principio entre estas primeras


coordenadas y las que acabamos de fijar sobre el mapamundi.
En esta figura, N y S representan los polos de la esfera ce-
leste, el eje de la rotación del movimiento diurno; el gran
círculo E E' es el Ecuador celeste. En el centro se encuentra
la Tierra T.
Pongamos un astro A. Sus coordenadas ecuatoriales son::
1) Su declinación, determinada por el ángulo A Ta;
2) Su ascensión recta (AR), determinada por el ángulo Y
T a, medido sobre el Ecuador celeste. El origen de las medi-
das es el punto vernal o punto Gamma Y que definiremos
más tarde.
La declinación de un astro es, pues,
N la altura angular de ese astro por
encima y por debajo del Ecuador
celeste; se cu en ta a partir de éste en
dirección de uno de los polos, de 0°
E' a 90°.
Su ascensión recta (AR) es, así, el
ángulo que forma sobre el Ecuador
celeste el círculo horario (N A a S)
s de un astro ccn el punto :vernal. Se

25
cuenta sobre el Ecuador a partir del punto vernal en sentido
directo (en el sentido de la flecha) de 0° a 360°.
Coordenadas eclípticas: latitud y longitud
Al mismo tiempo que gira sobre sí misma, la Tierra se
desplaza en torno al Sol y, para el observador terrestre, resul-
ta de ello un segundo movimiento aparente solar, cuyo pe-
ríodo es de un año.
De este modo, el Sol describe un gran círculo sobre la es-
fera celeste (ocupando la Tierra siempre el centro de este cír- ·
culo). Esta trayectoria solar, a través de las constelaciones fi-
jas, es llamada Eclíptica (Ec).
El plano de la Eclíptica forma
con el del Ecuador un ángulo (incli- N
nación de la Eclíptica) cuyo valor
• medio es de 23° 27'. Esto hace que
cada día del año, con su ascensión
recta, la declinación del Sol varíe, si-
guiendo una curva sinuosa. El Ecua-
dor celeste y la Eclíptica se cortan en
dos puntos. Uno de estos puntos es
el punto vernal (por encima de la fle- s
cha que marca el sentido de la pro-
gresión del Sol y de los planetas): corresponde en el año al
equin0<;:cio de primavera. En el lado opuesto, el otro encuen-
tro Eclíptica-Ecuador produce el equinoccio de invierno. Per-
pendiculartnente, aparecen en el máximo de declinación Nor-
te el solsticio de verano, en el máximo de declinación Sur el
solsticio de invierno.
En relación con este plano de la Eclíptica, las posiciones
son definidas en latitud y longitud.·
La latitud de un astro es el ángulo que éste hace perpen-
dicularmente al plano de la Eclíptica (0° de latitud), siendo
la latitud Norte o Sur según el astro se encuentre del lado
Norte o Sur de la Eclíptica.
La longitud de un astro se mide sobre la Eclíptica; ésta
corresponde al ángulo formado por la distancia del punto ver-
nal al punto ocupado por este astro; se cuenta desde 0° (pun-
to vernal) a 360° (vüelta ·a este punto) en el sentido del reco-
rrido del Sol.

26
La longitud y la latitud constituyen las medidas del Zo-
díaco, del que la Eclíptica traza su línea media. El Zodíaco
es, por tanto, una banda circular del cielo, a lo largo de la
cual caminan los astros de nuestro sistema planetario, una es-
pecie de pista sobre la que efectúan su eterna ronda. La franja
zodiacal es de 17° de ancho; ésta comprende, pues, en torno
al recorrido solar que es la Eclíptica, 8° 1/2 de latitud Norte
y 8° 1/2 de latitud Sur, campo reservado a la sinuosidad de
las trayectorias lunar y planetaria.
Se representa al Zodíaco sobre una superficie plana a
través de un círculo de 360°. Desde tiempos inmemoriales,
éste se encuentra dividido en doce partes iguales que repre-
sentan a los doce signos zodiacales. Cada uno de ellos posee,
pues, una extensión que corresponde a 30° de longitud con-
tados sobre la eclíptica. Existen también subdivisiones (deca-
natos, términos) sin gran interés. El Sol avanza más o menos
un grado por día; por tanto, tarda aproximadamente un mes
en atravesar cada signo, lo que nos lleva al siguiente cuadro:

SIGNOS SIMBO LOS LONGITUDES FECHAS (APROXIMADAS)

Aries "!" Oa 30° 21 de marzo a 20 de abril


Tauro ~ 30 a 60º 21 de abril a 20 de mayo
Géminis JI 60 a 90° 21 de mayo.a 21 de junio
Cáncer e;. 90 a 120º 22 de junio a 22 de julio
Leo cl1 120 a 150° 23 de julio a 22 agosto
Virgo Tll( 150 a 180° 23 agosto á 22 setiembre
Libra ~· 180 a 210º 23 setiembre a 22 octubre
Escorpio m 210 a 240° 23 octubre a 21 noviembre
Sagitario ~ 240 a 270º 22 noviembre a 22 diciembre
Capricornio M 270 a 300º 21 diciembre a 19 enero
Acuario ""' 300 a 330º 20 enero a 18 febrero
Piscis
""" 330 a 360° 19 febrero a 20 marzo
~

Los astros, cuyo curso seguimos en el Zodíaco, son los


del sistema solar:
. REVOLUCION EN EL
DESPLAZAMIENTO ZODIACO DESDE EL
COTIDIANO PUNTO DE VISTA
NOMBRES SIMBOLOS (MEDIO) GEOCENTRICO
Snl 1 año
l. una 27 días

27
PLANISPHERE DES FUSEAUX HORAIRES
Planetas inferiores (entre la Tierra y el Sol)
Mercurio 1 año
Venus 1 año

Planetas superiores (órbita exterior a la de la Tierra)


Marte a 1/2º 2 años
Júpiter ll algunos minutos 12 años
Saturno f2 29 años
Urano Ii;l 84 años
Neptuno w 164 años
Plutón '>J.. 250 años más o menos
No hay que confundir los signos del Zodíaco con las cons-
telaciones que llevan el mismo nombre. Hubo un tiempo en
que unos y otras se encontraban superpuestos. Pero, a conse-
cuencia del movimiento llamado de precesz'ón de los equz'noc-
ci"os, el punto vernal se desplaza de una manera continua (al-
rededor de 1° cada 72 años) por las doce constelaciones zo-
diacales (en sentido contrario al orden de los signos) y pasa
actualmente de Pz'scis a Acuario. La coincidencia entre signos
y constelaciones no se reproduce más que cada 26.000 años
más o menos. La astrología se interesa, exclusivamente, por
los signos, dejando de lado las constelaciones.
Coordenadas horizontales: altura y azimut

Hasta el presente, por medio de las coordenadas ecuato-


riales y eclípticas, hemos situado .al cielo en relación al con-
junto de la Tierra; valiendo este cielo para todos los lugares
de nuestro globo. Efectivamente, éste está supuestamente
visto desde una Tierra infinitamente pequeña, reducida, por
así decirlo, a un punto en el espacio. Esta representación
geocéntrica (en la que la Tierra es considerada como centro
del universo) del cielo es, sin emb~argo, insuficiente: hay que
llegar a· una verdadera representación "antropocéntrica" del
cielo, en la que el observador -en este caso el individuo a su
nacimiento- constituya el centro del Universo. Así pues, si
consideramos ahora al observador situado en un punto dado
del globo, en su marco terrestre, hay que utilizar un sistema
de coordenadas angulares en el que los puntos se fijan en rela-
ción al suelo.

30
Para este observador local, el punto Z, que es la vertical
del lugar de observación, es el Cenit y su opuesto, N, es el
Nadir. El gran círculo de la esfera celeste H H', perpendicular
al eje Cenit-Nadir (C N), es el horizonte del lugar.
Si un astro se encuentra en B, las coordenadas horizon-
tales que le caracterizan son:
1) Su altura, determinada por el ángulo B O b (figura
adjunta), constiuy~d O el lugar de observación.
2) Su azz'mut, determinado por el ángulo A O b sobre el
horizonte, representando el gran círcu-
lo Z A N la vertical de origen de las z
medidas del azimut.
Estas coordenadas permiten locali-
zar, en un momento y lugar dados, la
posición de un astro en relación al
cenit y al horizonte de este lugar,
conduciéndonos al estudio de un nue-
vo capítulo que trata sobre la esfera
local. N

La esfera local

Al cabo de un tiempo aproximado de 24 horas, cada astro


describe una circunferencia siguiendo su declinación propia
y la latitud del lugar de observación; y, sobre un círculo para-
lelo al Ecuador celeste, realiza una revolución completa en
tomo al eje polar.
A lo largo de este movimiento, atraviesa el horizonte en
dos puntos que constituyen el levantamiento y el ocaso de
este _astro. El intervalo entre el levantamiento y el ocaso cons-
tituye su arco diurno, y el punto más elevado de su trayecto-
ria -punto que en el Sol corresponde a su posición del me-
diodía- se llama la culminadón del astro. Esta culminación
divide al arco diurno en dos semiarcos. El intervalo entre su
levantamiento y su ocaso constituye, al mismo tiempo, su
arco nocturno, igualmente en dos semiarcos, separados por el
punto opuesto a la culminación; punto correspondiente en
el Sol a su paso de medianoche. En un lugar de observación
dado, la culminación de todos los astros de declinación posi-

31
tiva o negativa tiene lugar a lo largo de un gran círculo, per-
pendicular al horizonte, que pasa por el cenit y por los polos:
el meridiano del lugar.
Véase la figura presente, con sus coordenadas horizonta-
les: plano del horizonte, Cenit y Nadir.
Sobre esta esfera local se superpone la esfera celeste con
el eje polar Norte-Sur y el Ecuador celeste Eq, y con la Eclíp-
tica Ec. Puede verse igualmente un círculo paralelo al Ecua-
dor que representa el movimiento diurno de un astro: abe re-
presen ta el arco diurno de este astro y
cda su arco nocturno. El horizonte del
lugar corta a este círculo en a y e: a
representa el levantamiento del astro y
e su ocaso; b, que se encuentra situado
sobre el meridiano del lugar, muestra
el punto de su culminación (meridiano
superior) y d el punto opuesto (paso
al meridiano inferior).
N La astrología, que no tiene práctica-
,mente en cuenta más que los astros del sistema solar, consi-
dera dos puntos del movimiento diurno como privilegiados:
el Ascendente y el Medio Cielo.
El Ascendente (AS) corresponde a la intersección de la
Eclíptica con el horizonte oriental: representa el punto zodia-
cal de la Eclíptica que se levanta (de ahí el término). En el
punto opuesto se encuentra el Descendiente (DS): es el punto
en el que se pone el Sol. El Medio Cielo (Medium Coeli) (MC)
es el punto en el que el meridiano del lugar se encuentra con
la Eclíptica: es el punto de la Eclíptica en el que se encuentra
el Sol cuando es mediodía real en este meridiano. El mismo
meridiano se encuentra con la Eclíptica en un segundo punto,
diametralmente opuesto, que se llama el Fondo del Cielo
(FC). 1
Al igual que el cielo se encuentra dividido por la Eclíptica

l. En la misma figura adjunta, nos hemos permitido colocar un pequeño


círculo paralelo al Ecuador que representa el movimiento diurno de un astro y la
posición fija del Zodíaco. Evidentemente, el Sol y Jos planetas que se agrupan en
torno a la línea eclíptica efectúan, en su movimiento diurno, como el astro en
cuestión, círculos igualmente paralelos al Ecuador.

32
(gran círculo de base de los desplazamientos planetarios) que
constituye el círculo de equipartición de los doce signos zo-
diacales, la esfera focal ha sido dividida tomando al Ecuador
(gran círculo de base del movimiento diurno) como círculo
de equipartición de doce sectores llamados Casas. Esta par-
tición en Casas consiste en una división proporcional del
movimiento diurno, es decir, de los ar-
cos que los astros recorren de un ángulo
al otro. La medida de cada Casa es igual
a la tercera parte de su semiarco y com-
prende, invariablemente, un arco de
Ecuador de 30°, correspondiente a 2
horas planetarias. Los astros ocupan las
12 Casas en el orden inverso a su nume-
ración. La Casa XII contiene los astros
durante las 2 primeras horas diurnas, la
Casa XI durante las 2 siguientes, ... hasta la Casa VII para las
dos últimas horas diurnas. La Casa VI contiene los astros du-
rante las 2 primeras horas nocturnas y, así, hasta la Casa 1
que corresponde a las 2 últimas horas de la noche. El Ascen-
diente constituye el principio (al que se llama ''punta" o
"cúspide") de la Casa 1, el Medio Cielo la punta de la Casa X,
el Descendiente de la Casa VII y el Fondo del Cielo la cúspide
de la Casa IV. Se considera, pues, desde las Casas XII a la VII,
ambas comprendidas, como a Casas diurnas y de las Casas VI
a 1 como Casas nocturnas. Contadas sobre el Ecuador celeste,
las Casas son iguales (30° como los signos) al Ecuador terres-
tre; pero, mientras mayor sea la latitud del lugar de observa-
ción, más desigual es la extensión de las Casas sobre la Eclíp-
tica.
Esta es la "domificación" del cielo, según, al menos, la
concepción clásica de Ptolomeo y expuesta por Plácido de
Tito, monje de Perugia y astrólogo del siglo XVII. Sin embar-
go, existen otros sistemas de domificación, siendo los más
conocidos el de Regiomontanus (el gran astrónomo Iván Mü-
llcr) y Campanus, geómetra italiano del siglo XIII, habiendo
éstos procedido a una división geométrica del espacio, mien-
tras que el sistema de Plácido pre sen ta un carácter horario
conforme a la naturaleza del movimiento diurno. Entre estos

33
diferentes sistemas, sólo varían' las pos1cwnes de las puntas
de las Casas intercaladas, siendo la posición de los cuatro
ángulos (AS, MC, DS y FC) el mismo en todos los sistemas. 1
A continuación podremos ya levantar el mapa del cielo o
tema astrológico.

EL CALCULO DEL TEMA NATAL

Este cálculo se efectúa partiendo de la fecha y la hora (re-


gistrada en la partida de nacimiento; se considera el momento
en que el niño da el primer grito que le confiere su autono-
mía fisiológica) y el lugar de nacimiento del individuo, y
utilizando una lista de las posiciones planetarias (efemérides
astronómicas) y una tabla de Casas.
La primera operación consiste en señalar la longitud y la
latitud del lugar de nacimiento y, a continuación, en conver-
tir la hora de nacimiento en tiempo local y en tiempo civil de
Greenwich.

El problema de la hora

Si existe alguna dificultad en levantar un tema, está me-


nos en el cálculo de este tema que en la solución del proble-
ma horario. Conviene, pues, empezar por una serie de defini-
ciones:
La hora local es la hora del meridiano del lugar de naci-
miento. Como esta hora local varía forzosamente según la
longitud, no siendo válida más que para los países situados en
esta longitud, se ha empleado en toda la extensión de un mis-
mo país una hora única, llamada hora legal, pues está definida
a través de una ley; esta hora es la que marcan los relojes
públicos y que transmite, en Francia, el reloj parlante del
Observatorio de París.* En cuanto a la hora de Greenwich,

l. A quienes interese esta cuestión podrán leer con provecho: H. SELVA,


La Domification ou construction du theme céleste en Astrologie, Vigot, 1917.
* En. España la hora oficial es transmitida por el reloí de la Plaza del Sol en
Madrid. (N. del T.)

34
ésta corresponde a la hora del meridiano de Greenwich.
Una vez aportadas estas precisiones, podemos ahora in-
tentar abordar el sistema horario de Francia.
Antes de la ley del 14 de marzo de 1891 no existía hora
legal. Cada ciudad importante poseía la hora de su meridiano,
adoptando los pueblos y ciudades pequeños de los alrededo-
res esta hora. Todos los nacimientos franceses de antes del 14
de marzo de 1891 se encuentran, pues, declarados en hora
local.
La ley del 14 de marzo de 1891 impuso, hasta el 9 de
marzo de 1911 como hora legal la hora local -tiempo me-
dio-1 de París. Todos los relojes de Francia y de Argelia
marcaban, entonces, "la hora de París".
A partir del 9 de marzo de 1911 entró en vigor una nueva
ley que adoptaba la hora del meridiano de Greenwich, siendo,
pues, la hora legal la hora local de Greenwich. Todos los paí-
ses de Europa Occidental se han adherido, por lo demás, en
fechas distintas, a este uso horario.*
Hay que añadir a todo esto la complicación del horan:o de
verano** en vigor desde 1916. Durante los períodos anuales en
que se aplica éste, los relojes se encuentran una hora adelanta-
dos sobre la hora de Greenwich. En los nacimientos ocurridos
durante el período de la hora de verarro, hay que quitar esta
hora. Durante la ocupación alemana, la hora legal era la del
meridiano de Europa Central; de este modo, durante los pe-
ríodos de horario de verano entre 1940 y 1945, la hora en
vigor estuvo adelantada dos horas respecto al meridiano de
Greenwich.
Hay que señalar, además, las diferencias horarias entre la
zona libre y la zona ocupada de 1940 a 1942. Así. en zona

1. Por el hecho de que la duración del día solar real (paso en 24 horas del Sol
por el meridiano superior de un lugar) varía ligeramente de un día a otro, los astrólo-
gos han concebido un Sol ficti.ció, llamado Sol medio, cuya revolución se efectúa
regularmente a través de un movimiento uniforme en un año, como el Sol real. Su
ángulo horario determina el tiempo medio (el día medio es el intervalo de dos pa-
sos del Sol medio por el Medio Cielo).
* En Espllña se adopta la hon de Greenwich a partir de las O horas del 1O
de enero de 1901. El meridiano deGreenwich pasa en España porHuesca. (N. del T.)
** V. "Anexo-!".

35
ocupada, el adelanto era de 2 horas a partir del 15 de junio
de 1940 (siguiendo el adelanto alemán) hasta el 2 de noviem-
bre de 1942, y de 1 hora (GMT) en zona libre, manteniéndo-
se el adelanto de 1 hora desde el 25 de febrero de 1940 al 4
de mayo de 1941, convirtiéndose las 23 horas (GMT), el 5 de
mayo, en 1 hora legal. Entonces se pasó al régimen horario
alemán (adelanto de 2 horas) para volver a la hora de invierno
(adelanto de ~ hora) el 5 de octubre de 1941, convirtiéndose
las 22 horas (GMT) en las 5'23 hora legal. Esta zona volvió al
adelanto de 2 horas el 8 de marzo de 1942, convirtiéndose
las 23 horas (GMT), el día 9, en 1 hora legal, hasta el 2 de no-
viembre de 1942 en que la 1 hora (GMT) se convirtió, el día
2, en 2 horas legal, de vuelta a la hora de invierno. A partir de
esta fecha, el régimen horario ha sido el mismo para las dos
zonas (ver el cuadro adjunto) hasta el 16 de setiembre de
1941, convirtiéndose, el día 16, la 1 hora (GMT) en 2 horas
legal manteniéndose esta hora hasta hoy día (adelanto de 1
hora). La línea de demarcación que delimitaba las doz zonas
pasaba por los departamentos siguientes: Alta-Savoya, Jura,
Saone-et-Loire, Allier, Cher, Loir-et-Cher, Indre-et-Loire,
Vienne, Charente, Dord.ogne, Gironde, Landes y Pirineos-At-
lánticos. Hay también que pensar que, hasta la guerra de
1914-1918, la hora alemana (meridiano de Europa Central) se
encontraba en vigor en Alsacia y Lorena. He aquí el cuadro
de las horas de verano en Francia:

PRINCIPIO FIN

1916 14 junio a 23 h 1 octubre a 24 h


1917 24 " a 23 h 7 " a 24 h
1918 9 " a 23 h 6 " a 24 h
1919 1 " a 23 h· 5 " a 24h
1920 14 feb. a 23 h 25 " a 24 h
1921 14 marzo a 23 h 25 " a 24h
1922 25 " a 23 h 7 " a 24h
1923 26 mayo a 23 h 6 " a 24h
1924 29 marzo a 23 h 4 " a 24h
1925 4 abril a 23 h 3 " a 24 h
1926 17 " a 23 h 2 " a 23 h

36
PRINCIPIO FIN

1927 9 abril a 23 h 1 octubre a 24 h


1928 17 " a 23 h 6 " a 24 h
1929 20 " a 23 h 5 " a 24h
1930 12 " a 23 h 4 " a 24 h
1931 18 " a 23 h 3 " a 24h
1932 2 " a 23 h 1 " a 24 h
1933 25 marzoa 23 h 7 " a 24 h
1934 7 abril a 23 h 6 " a 24 h
1935 30 marzoa 23 h 5 " a 24 h
1936 18 abril a 23 h 3 " a 24h
1937 3 " a 23 h 2 " a 24 h
1938 26 marzoa 23 h 1 " a 24 h
1939 15 abril a 23 h 18 nov. a 24 h
1940 24 feb. a 23 h avance 1 h
ver párrafo de abajo
1941 ver párrafo de abajo
1942 ver párrafo de abajo
2 nov. a 3 h avance 1 h
1943 29 marzoa 3 h " 2h
4 oct. a 3 h " 1h
1944 3 abril a 2 h " 2h
8 oct. a Oh " 1h
1945 2 abril a 2 h " 2h
16 sept. a 3 h " 1h
1946 ) sin
1h
ª .e~t cambios "
día

La hora local

La hora local debe calcularse para "domificar" el tema, es


decir, para colocar las 12 Casas.
Para obtener esta hora local, hay que considerar la longi-
tud del lugar de nacimiento y añadir a la hora legal esta lon-
gitud (contada en minutos y segundos) si la localidad de naci-
miento se encuentra al Este del meridiano que determina la

37
hora legal. Por el contrario, hay que sustraer esta longitud si
la localidad se encuentra al Oeste de este meridiano.*
Respecto a Francia pueden presentarse tres casos:
1) En un nacimiento de antes del 14 de marzo de 1891, al
estar en uso la hora local, no hay que efectuar ninguna co-
rrección: la hora natal dada es local.
2) En un nacimiento situado entre el 14 de marzo de
1891 y el 9 de marzo de 1911, siendo la hora legal en vigor la
del meridiano de París, hay, pues, que efectuar la operación
que se acaba de mencionar en relación a este meridiano. El
mapa de la página 41 da las diferencias entre el Tiempo legal
y el Tiempo local, en relación al Tiempo medio de París.
Así, Brest se encuentra a 27 m 18 sal Oeste de París. En
un nacimiento a las 15 h 3.0 m, la hora local es de: 15 h 30
m - 2 7 m 18 s = 15 h 2 m 4 2 s. Estrasburgo está a 21 m 44 s
al Este de París. La hora legal para el mismo nacimiento es
de: 15 h 30 m + 21m44s=15 h 51 m 44 s.
3) En un nacimiento situado después del 9 de marzo de
1911, siendo la hora legal en uso la misma del meridiano de
Greenwich, hay que efectuar la misma operación que prece-
dentemente, pero en relación a este meridiano.
Así, Brest está a 1 7 m 5 7 s al Oeste de Greenwich. En un
nacimiento que tenga lugar a las 9 h 20 m, la hora local es de:
9 h 20 m - 17 m 57 s = 9 h 2 m 3 s. Estrasburgo se encuentra
a 31 m 05 sal Este de Greenwich; en el mismo nacimiento, la
hora local es de: 9 h 20 m + 31 m 05 s = 9 h 51 m 05 s.

La hora de Greenwich

La hora de Greenwich debe establecerse para el cálculo de


los emplazamientos de los astros, ofreciendo las tablas o efemé-
rides astronómicas sus posiciones respecto a este meridiano.
La conversión de la hora natal en hora de Greenwich se

* Así, en España, Barcelona se encuentra a 8 m al Este de Greenwich. En


un nacimiento que tenga Jugar a las 10 h 15 m P.M., la hora local es 10 h 15 m +
8 m == 10 h 23 m. Madrid se encuentra a 15 mal Oeste de Greenwich; en el mismo
nacimiento, la hora local es: 10 h 15 m - 15m==10 h. (N. del T.)

38
efectúa por medio de una operación inversa a la que permite
obtener la hora local. Es decir que se añade la diferencia de
longitud si el lugar se encuentra al Oeste mientras que se dis-
minuye si se encuentra al Este de este meridiano.*
l)Antes del 15 de marzo de 1891, bastaba con remitirse
al último cuadro. Así, Burdeos está a 2 .m 50 s al Oeste de
Greenwich. Esta fracción horaria hay que sumarla a la hora
natal. Lyon está a 19 m 16 sal Este de Greenwich; hay, pues,
que restar esta diferencia de la hora del nacimiento.
2)Del 15 de marzo de 1891al9 de marzo de i911, ·como
la hora legal es la de París, situado a 9 m 21 s al Este de
Greenwich, hay -en todos los nacimientos- que restar, pues,
estos 9 m 21 s a la hora natal. Por tanto, se produzca el naci-
miento en Brest, Burdeos, Lyon o Estrasburgo ... , si se produ-
ce, por ejemplo, a las 12 h 15 m, la hora de Greenwich es
de: 12 h 15 m - 9 m 21s=12 h 5 m 39 s. ·
3) A partfr del 9 de marzo de 1911, si no hay que quitar
una hora, es decir la hora de verano, al ser la hora legal la de
Greenwich, no hay que efectuar corrección alguna.

En los países extranjeros

No es cuestión aquí de dar los demasiado numerosos


elementos horarios de todos los países del mundo. 1 Nos con-
tentaremos con tomar en consideración los países de lengua
francesa:**

BELGICA

Antes del 1° de mayo de 1892, Bélgica vivía bajo el régi-


men de la hma del maridiano de Bruselas, situado a 17 m 26 s
* Resp_ecto li España, véase el siguiente apartado 3, excepto que en España.
la hora legal de Gre¡iriwich se adopta a partir de O horas del 1 de enero de 1901.
(N. del T.)
1 Las Ephemeridens 1890-1950 (Verlag Max S. Metz Ag. Zurich), contie-
nen tablas de interpolación, las longitudes y latitudes de varios cientos de ciuda-
des repartidas por el mundo, así como las cuestiones de calendario y de hora res-
pecto a todos los países.
Asimismo, véase Régimes horaires pour l'Europe et l'Afrique (Editions Tradi-
tionelles, París).
** En la traducción a lengua castellana, añadimos la información respecto a
las principales ciudades de España y Sudamérica. Véase Anexo II. (N. del T.)

39
-25' -20' .,.15' -IO' +15' +20' +25'

DIFERENCIAS ENTRE LA HORA LEGAL Y LA LOCAL CON RELACION A


LA HORA MEDIA DE PARIS
16 12 8 o 4 8 16 20 24 2s a2m

DIFERENCIAS ENTRE LA HORA LEGAL Y LA LOCAL CON RELACION A


LA HORA MEDIA DE GREENWICH
Este de Greenwich. Para obtener las horas locales y de Green-
wich, hay, pues, que hacer como en la fórmula 2 de Francia,
tomando no ya el meridiano de París sino el de Bruselas.
A partir del 1º de mayo de 1892, al ser la hora legal la de
Greenwich, basta con guiarse con la fórmula 3 de Francia.
Durante la ocupación alemana de agosto de 1914 a octu-
bre de 1918, el país vivió según la hora de -Europa Central
(+ 1 h) y también se tuvo el horario de verano alemán (ade-
lanto de 2 h) desde el 30 de abril al 1° de octubre de 1916,
del 16 de abril al 1 7 de setiembre de 191 7 y del 15 de abril
al 16 de setiembre de 1918. A partir de octubre de 1918, Bél-
gica volvió a la hora de Greenwich. Por otra parte, las fechas
de su horario de verano son las siguientes:

1919 Del 1 de marzo 23 h al 4 de octubre 24h


1920 " 14 de febrero 23 h " 23 de octubre 24 h
1921 " 14 de marzo 23 h " 25 de octubre 24h
1922 " 25 de marzo 23 h " 7 de octubre 24h
1923 " 21 de abril 23 h " 6 de octubre 24h
1924 " 29 de marzo 23 h " 4 de octubre 24 h
1925 " 4 de abril 23 h " 3 de octubre 24h
1926 " 17 de abril 23 h " 2 de octubre 24h
1927 " 9 de abril 23 h " 1 de octubre 3h
1928 " 14 de abril 23 h " 7 de octubre 3h
1929 " 21 de abril 2h " 6 de octubre 3h
1930 " 13 de abril 2h " 5 de octubre 3h
1931 " 19 de abril 2h " 4 de octubre 3h
1932 " 17 de abril 2h " 2 de octubre 3h
1933 " 26 de marzo 2h " 8 de octubre 3h
1934 " 8 de abril 2h 7 de octubre 3h
,,"
1935 " 31 de marzo 2h 6 de octubre 2h
1936 19 de abril 2h 4 de octubre 2h
" ,,"
1937 " 4 de abril 2h 3 de octubre 2h
,,
1938 " 27 de marzo 2h 2 de octubre 2h
,,
1939 " 16 de abril 2h 18 de nov. 24h

A partir del 19 de mayo de 1940, Bélgica adoptó el hora-


rio de verano alemán (adelanto de 2 h) hasta el 2 de noviem-
bre de 1942, en que vuelve ala horade Europa Central(+ 1 h).

42
Este horario de verano alemán (unas 2 h) estuvo en vigor del
29 de marzo al 4 de octubre de 1943, del 3 de abril al 17 de
setiembre de 1944, del 2 de abril al 16 de setiembre de 1945
y del 19 de mayo al 7 de octubre de 1946. A partir de 194 7,
Bélgica se adhiere a la hora de Europa Central(+ 1 h) sin ho-
rario de verano.

CAN ADA:

Dada la gran extensión de este país, el sistema horario en


vigor varía según las regiones. Véase a continuación los índi-
ces de las provincias:
DIF. HORARIA
PROVINCIAS A PARTIR DEL AÑO CON GREENWICH

Al berta 1906 7h
Colombia Británica 8h
Manito ha 6h
Nueva Brunswick 1883 5h
1902 4h
Tierra del Noroeste 1905 (68º -89º long) 5h
1905 (899 -103º) 6h
Nueva Escocia 1902 4h
Ontario bis 82º 1/2 1895 5h
Islandia 1902 4h
Quebec 5h
Saskatchewan 1920 7h
Yukon 1900 9h

Para un nacimiento en Quebec, situado a 46° 48' de lati-


tud Norte y a 4 h 45 m de longitud Oeste (Greenwich), hay
que añadir 15 m (5 h del meridiano - 4 h 45 m) ala hora natal
para obtener la hora local; y hay que añadir 5 h a la mis-
ma hora natal para obtener la hora de Greenwich. Respecto a
Ottawa (45° 23' Norte y 5 h 03 m Oeste), la hora local se
obtiene quitando 3' y la hora de Greenwich añadiendo 5 h.
Pero, además, hay que considerar el problema, infinita-
mente complejo, de los sistemas horarios, extraordinariamen-
te variables (que van de una hora a hora y media) de una

43
reg10n a otra, teniendo cada ciudad su propia hora legal. Se
necesitarían muchas páginas para aportar todos estos datos.

Ll.JXEMBURGO

Pasó de la hora local a. la de Europa Central ( + 1 h) el 1


de abril de 1892. Ha tenido horario de verano entre 1919 y
1939 y, a partir del 10 de mayo de 1940, conoce el sistema
horario de ocupación, el mismo que el nuestro durante la
última Guerra. A partir de entonces vive respecto a la hora de
Europa Central ( + 1 h).

SUIZA

Vivió bajo el sistema de Berna hasta el 1 de junio de 1894


y, a partir de entonces, se encuentra bajo el del meridiano de
Europa Central con una hora de diferencia sobre Greenwich.
Antes del 1 de junio de 1894 hay, pues, que tomar como mo-
delo la fórmula 2, debiéndose tomar las referencias a partir de
la longitud de 29 m 44 s Este de Greenwich. A partir de esta
fecha, el sistema de cálculo se basa en el uso horario. Para la
hora de Greenwich, hay que llevar sistemáticamente la hora
declarada a la hora precedente; y, para la hora local, basta
con quitar de la hora declarada la diferencia entre la longitud
del lugar y la hora del meridiano; así, Ginebra está a 24 m
32 s Este de Greenwich; hay que restar de la hora declarada
(1 h - 24 m 32 s) 35 m 28 s; Zurich está a 34 m 12 s Este de
Greenwich: hay que restar (1 h - 34 m 12 s) 25 m 48 s.
Hay que señalar que el horario de verano de Suiza ha sido:
Del 5 de mayo de 1941al6 de octubre de 1941,
del 4 de mayo de 1942 al 5 de·octubre de 1942.
Durañte este período, hay que quitar 1 h para volver a la
hora dd meridiano de Europa Central.

Una vez resueltos los problemas horarios, pasemos al le-


vantamiento del tema. En primer' lugar, hay que trazar uno
mismo un Zodíaco o procurarse uno ya hecho. Aconsejamos
el modelo menos complicado, es decir el más claro: un círculo

44
dividido en 12 sectores, cada uno ocupado por el símbolo
gráfico del signo, trazado éste más bien en relación al punto
central del círculo que en una dirección dada, pudiendo estar
orientado este Zodíaco en todos los sentidos que se quiera,
cada sector geográfico subdividido de gr~do en grado o, si no,
de 5 en 5 grádos, de modo que los emplazamientos que se
hagan en el Zodíaco puedan ser correctamente hechos.
Ahora vamos a abordar las tres siguientes operaciones:
domificación, posición de los planetas y trazado de los as-
pectos.

La Domificación

En las efemérides astronómicas, en general calculadas


para el mediodía, se encuentra, en una primera columna y
para cada día del año, el valor del Tiempo sideral al mediodz'a
medio. Este tiempo sideral corresponde a la ascensión recta
del meridiano al mediodía medio. Ahora bien, debemos bus-
car el Tiempo sideral (T.S.) del nacimiento (ARMC). Este es
el producto de una simple suma de este tiempo sideral del día
del nacimiento y de la hora local del nacimiento.
En un nacimiento por la mañana se suma el T.S. del me-
diodía· del mismo día a la hora local, y se añaden o quitan
12 horas, según que el T.S. de este día sea inferior o superior
a 12 horas. En un nacimiento por la tarde, se suma el T.S. a la
hora local del nacimiento, contado a partir del mediodía (o
sea 2 horas si el nacimiento tiene lugar a 14 h; 6 si tiene lugar
al8h ... ).
Hay que proceder a una corrección de 10 s por hora (o;
sea aproximadamente de 1 minuto cada 6 horas) para trans-
formar el tiempo medio en tiempo sideral. En un nacimiento
a las 6 h de la mañana, se quita, pues, 1 ', mientras que esºte
minuto se añade si el nacimiento tiene lugar a las 18 h. Efecti-
vamente, se señalará, que el tiempo sideral avanza, aproxima-
damente, a 4' por día y esta progresión hay que contarla a
medida que los nacimientos se suceden durante el día.
Tomemos un ejemplo: el nacimiento del general Charles
De Gaulle, en Lille, el 22 de noviembre de 1890 a las 4 h, se-
gún la partida de nacimiento.

45
Lille: Longitud 12 m 15 s Este - Latitud 50° 38 'Norte.
En 1890, al ser la hora en vigor la hora local, no hay que
efectuar ninguna corrección para obtener ésta:
Abriendo la página de las Efemérides alemanas de noviem-
bre de 1890 (ver página 49), constatamos, mirando frente a la
cifra 22 de la primera columna, que es la de los días del mes,
que el Tiempo sideral al mediodía de este día, dado en la
columna siguiente, es de 16 h 5 m 42 s. El Tiempo sideral
del nacimiento es, pues: 16 h 5 m 42 s + 4 h - 12 h - 1 m =
8h4m42s.l
Una vez en posesión de este Tiempo sideral del nacimiento,
se abre una Tabla de Casas en la 13ágina 4 7 que trae las posi-
ciones de las Casas para la latitud del lugar de nacimiento o
para la latitud más cercana. Basta con dirigirse a la columna
correspondiente al Tiempo sideral natal para encontrar las
posiciones buscadas.
En el caso que estudiamos, estando Lille.a 50° 38' de lati-
tud Norte, he aquí un extracto de las Tablas de Raphael que
permite ver "en directo" la operación que conviene ~fectuar
(se trata de una domificación sistema Plácido; que es la que
utilizaremos en todos nuestros temas):
Tomamos la página en la que la latitud se acerca más a
50° 38'. Es la de las posiciones para 50° 5'. En cada uno de
los apartados que componen la página, la primera columna
concierne al Tiempo sideral. Basta con tomar las posiciones
que se encuentran en relación con el nacimiento. Para el T.S.
de 8 h 4 m 42 s (abajo de la tabla a la izquierda), no hay
más que registrar las posiciones que corresponden a 8 h 4 m
35 s. Entonces leemos, siguiendo cada columna, qué la cús-
pide de la Casa X (MC) está a 29º de Cáncer, la Casa XI a
3° de Virgo, la XII a 1° de Libra. A continuación, el Ascen-
dente, cúspide de la I, cae a 22º 18' {y algo más, pues el T.S.
natal se encuentra un poco por encima del T.S. utilizado en la
Tabla), la II a 19° de Escorpio y la III a 22° de Sagitario. Zo-
díaco en mano, se orienta éste de forma que el MC se encuen-

l. En razón de 10" por hora, deberíamos restar 10" por!'! h (12 - 4 h) o sea l'
20" en lugar de l '. Pero estas precisiones son inútiles ya que el minuto mismo de
nacimiento es algo muy poco seguro en la declaración de nacimiento.

46
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tre arriba de la figura y el AS a la izquierda, y se sitúan unas
tras otras las demás cúspides de estas seis Casas. Se obtienen
las otras seis Casas situándolas en posición a las precedentes:
Cúspide de IV {F.) a 29º de Capricornio, cúspide de V a 3°
de Piscis, cúspide de VI a 1° de Aries, ... hasta la cúspide de
IX a 22º de Géminis. Y obtenemos la figura siguiente: ·
Se recomienda resaltar,
con trazos largos y gruesos,
los s;uatro ángulos, AS y MC
principalmente. Por el con-
trario, hay que contentarse
con un punto o .un trazo
corto para fijar la posición
de las Casas intermedias,
acompañadas del grado de
posición de la cúspide y del
nº de la Casa en cifras ro-
manas; esto si se quiere ob-
!1 tener un horóscopo claro y
fíe legible. 1

Las posiciones planetarias

Una vez acabada la domificación, abandonamos la Tabla


de Casas para volver a las Efemérides. En efecto, habiendo
situado las 12 Casas en el Zodíaco, hay que colocar ahora los
planetas. En las tablas corrientes, las posiciones planetarias
están dadas para todos los días al mediodía del tiempo medio
de Greenwich {algunas veces a las O horas). Así, pues, es res-

l. La domificación respecto a un lugar de latitud Sur se obtiene aumentan-


do en 12 h el T.S. obtenido. A continuación se acude a la tabla de Casas de latitud
Norte para hallar las cúspides de las Casas para la hora sideral encontrada, y se
toma como cúspides de las Casas del tema las longitudes opuestas a las encontra-
das en la tabla.
Así, pongamos al General De Gaulle nacido a 50º de latitud Sur. Partimos de
un T.S. de B h 4 m + 12 h = 20 h 4 m. Para este T.S. se obtiene: MC 29º Capri-
cornio, XI 23º Acuario, XII 20 Aries, AS 29º Tauro, 11 22º Géminis y III 10º
Cáncer. Ello da como resultado: MC 29º Cáncer, XI 23º Leo, XII 2º Libra, AS
29º Escorpio, 11 22º Sagitario y III 10º Capricornio.

48
pecto a la hora de Greenwich como debe efectuarse el cálculo
de las posiciones natales. Respecto a nuestro nacimiento en
Lille el 22 de noviembre de 1890 a las 4 horas, las operacio-
nes deben hacerse en base a 3 h 42 m.
He aquí la página para noviembre de 1890 de Die Duts-
che Ephemeride (Otto Wilhelm Barth, Verlag München):
Como puede verse, cada astro del sistema solar posee su
columna de cifras que sitúan su posición en longitud cada día
del mes al mediodía. Si el nacimiento tiene lugar al mediodía
de Greenwich, basta con tomar todas las. posiciones de los
astros de ese día. Sin embargo, se impone un cálculo elemen-
tal si éste se produce a otra hora: a menos de utilizar una ta-
bla de interpolación, se procede a una regla de tres, tomando
las posiciones del mediodía que preceden a las del mediodía
que sigue al nacimiento; la diferencia entre estas dos posicio-

...
nes constituye el movimiento cotidiano, el "paso" del astro.
La operación consiste en sumar a la posición del mediodía

, , . ' .• ,,z
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1
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• • • • • 11t1un11aa'71\ •

49
que precede el avance del astro desde este mediodía hasta el
momento del nacimiento; y, si nosotros llamamos a esta dis-
tancia horaria "diferencia del nacimiento", tenemos la siguien-
te ecuación: ·
Paso del astro x diferencia del nacimiento
24 horas
Volvamos a nuestro ejemplo: El 22 de noviembre de
1890, a las 3 h 48 m. Tenemos que tomar las posiciones del
21 y del 22. La diferencia del nacimiento es, del 21 al medio-
día al 22 a 3 h 48 m, de 15 h 48 m.
Posición del Sol:

el 22 al mediodía 30° 10' '34"


el 21 al mediodía 29° 9' 56"
Paso 1° O' 38"

Sabiendo que el Sol recorre 1° O' 38" en 24 h, efectúa


2' 32" en 1 h; tenemos pues la siguiente posición:

Posición del 21 al mediodía : 29° 9' 56"


Avance en 15 h 37' 54"
Avance en 48 m 2'
Sol natal 24° 49' 50" Escorpio

Posición de la Luna:

Paso diario: 14° 2'


Posición del 21 al mediodía : 25° 3' Piscis
Avance en 15 h 8º 46'
Avance en 48 m 27'
Luna Natal 34° 16' O sea
40 16' Aries

Este cálculo se hace a vista de ojo a partir de Marte o, al


menos, de Júpiter, al no avanzar estos planetas más que algu-
nos minutos. Por lo demás, puede contentarse uno con una
posición aproximada, redondeada al grado, lo que dispensa de

50
todo cálculo, salvo respecto a la Luna que se desplaza rápida-
mente; sin embargo, es preferible la precisión, y necesaria si
se hacen las Direcciones (ver dicho Capítulo).
~uced, a veces, que los planetas retroceden en lugar de
avanzar en el Zodíaco; así, el 13 de noviembre de 1890, Ve-
nus se encuentra estacionan'a y adopta una marcha retrógrada
para ir de 18°26'a18° 06' de Sagitario entre el 21 al medio-
día y el 22 al mediodía; en este caso, se acompaña al símbolo
planetario de la letra R.
En el tema que establecemos, registramos las posiciones
siguientes:

Mercurio a 2º 39' Sagitario


Venus a 18° 13' Sagitario R',
Marte a 11º 28' Acuario,
Júpiter a 6º 53' Acuario,
Saturno a 16° OS' Virgo,
Urano a 29° 03' Libra,
Neptuno a 50 34' Géminis R.

Otra tabla nos dice que Plutón, el último planeta descu-


bierto, se encuentra a 6° 58' de Géminis R.
Es costumbre, también, señalar el eje de los nodos de la
Luna (aunque su "influencia" constituya, todavía, una inte- ·
rrogación). El nodo lunar norte o ascendiente figura abajo y a
la derecha de la página de 1-as
efemérides: el 22 de noviem-
bre, está a 15° 18' de Gémi-
nis. El nodo lunar sur o des-
cendiente se encuentra en el
punto opuesto, a 15° 18' de
Sagitario. Esta línea de los
nodos lunares marca los dos
puntos de intersección de la
Eclíptica (órbita solar) y de
la órbita lunar. Cuando una
luna nueva (conjunción Sol-
Luna) se produce en proximi-
dad de los nodos lunares, hay

51
un eclipse de Sol; hay un eclipse de Luna cuando una Luna-
llena (oposición Sol-Luna) se produce cerca de estos nodos.
Una vez calculadas todas las posiciones, no hay más que
situar el planeta trazando una línea sobre el punto zodiacal
correspondiente a su posición, y anotando el símbolo del as-
tro junto con la cifra de su longitud .
.Casas y planetas ya están situados; no queda más que tra-
zar los aspectos.

Los aspectos

La astrología no cuenta solamente los planetas en sus po-


siciones por signo y Casa, sino que registra también las interac-
ciones de estos planetas entre sí y con el Ascendente y el Medio
Cielo. Se llaman precisamente aspectos a ciertas distancias an-
gulares especiales, contándose su longitud sobre la Eclíptica,
cuando éstas se dan entre dos planetas o un planeta y un ángulo.
He aquí la lista de aspectos: ·
DISTANCIA NOMBRE SIMBO LOS

ºº
30°
Conjunción
Semi-sexil
6
'::J.

45° Semi-cuadratura L
60° Séxtil
90° Cuadratura *o
120° Trígono !:::.
Sesqui-cuadratura [:¡)
135°
7\
150° Quincucio
180° Oposl.ción cP

~= 075 .:?f
"15 o / oX ~ ~
/~º ,.---l!J--15 -,,,V

óoY~- P_ o~
. ~\ 25-
'd~ '~q·: Gtót
52
Todos estos aspectos no poseen un valor igual. En primer
lugar, existen los más importantes, los aspectos mayores; és- •
tos son, por orden de importancia decreciente: La conjunción,
la oposición, el trígono, la cuadratura y el sextil. Los otros,
llamados menores, no poseen más que un valor secundario,
pero sin carecer por ello de importancia. No deben ser nunca
olvidados cuando van en pareja; así, cuando dos planetas for-
man una cuadratura, si un tercero se encuentra equidistante
de los dos primeros, forma con ellos dos semicuadraturas o
dos sesquicuadraturas; o también, cuando hay dos planetas
en oposición, un tercero puede hacer simultáneamente una
semicuadratura con uno y una sesquicuadratura con el otro.
Algunos aspectos son armónicos (trígono, sextil, semisex-
til). A éstos se les traza en el horóscopo con una línea seguida
o una línea azul; los otros son disonantes (oposición, cuadra-
tura, semicuadratura y sesquicuadratura); se señalan por me-
dio de puntitos o con trazo rojo.
Existe otra categoría de aspectos que deriva del alejamien-
to del astro respecto al plano del Ecuador. Estos aspectos en
declinación son de dos clases: los antiscios, simetría de un
punto de la Eclíptica respecto al eje de los solsticios (0° Cán-
cer -Oº Capricornio) y los contraantiscios, simetría respecto al
eje de los equinoccios (0° Aries-Oº Libra). Así, un astr<;> a
15° de Géminis y otro a 15° de Cáncer forman un antiscio; al
igual que un astro a 25° de Leo y otro a 5° de Escorpión
(35° a una parte y otra de 0° de Libra) forman un contran-
tfscz'o. Además, dos astros se encuentran en paralelo cuando
poseen la misma declinación: describen el mismo arco como
consecuencia del movimiento diurno. El contraparalelo es el
aspecto formado por dos astros de la misma declinación pero
de signos contrarios: los arcos diurnos de uno son iguales a
los arcos nocturnos del otro y viceversa. Antiscios y paralelos
son equivalentes a la conjunción; contraantiscios y contrapa-
ralelos, equivalentes a la oposición. Esta segunda categoría de
aspectos, enseñada por la tradición, es poco utilizada en nues-
tros días; sin embargo en las investigaciones hay que tenerla
en consideración.
Con un poco de práctica, los aspectos se leen a simple
. vista; la conjunción y la oposición se ven inmediatamente y se

53
perciben bastante deprisa los demás aspectos que forman po-
lígonos dentro del círculo: el triángulo, el cuadrado, el hexá-
gono.
Finalmente se acepta una cierta extensión del aspecto
sobre varios grados. Esta zona de influencia que precede y
sigue a la distancia teórica del aspecto constituye su orbe. Su
valor no se encuentra determinado de una forma absoluta,
pues es difícil determinar con
2r precisión el límite a partir del
~· cual el , aspecto se rompe. En
~cgs"34' términos generales, aconsejamos
personalmente los orbes siguien-
tes:
10º para la conjunción
90 para la oposición
llº para el trígono
6° para la cuadratura
4o para el sextil
20 para los aspectos menores y
1o parii el paralelo de declinación

Volviendo a nuestro tema de ejemplo, vemos, en primer


lugar, las cuatro conjunciones: Urano-Ascendente (7° de
orbe), Sol-Mercurio (3°), Marte-Júpiter (5°) y Neptuno-Plu-
tón ( 1°); luego las oposiciones formadas por el Sol por una
parte y Mercurio por otra con Neptuno y Plutón respectiva-
mente. Los trígonos: Sol-MC, Luna-MC, Mercuio~C, Luna-
Sol, Luna-Mercurio. Júpiter/Marte-Neptuno/Plutón. Las cua-
draturas Venus-Saturno y Urano-MC. Los sextiles Luna-Nep-
tuno/Plutón, Luna-Júpiter y Mercurio-Júpiter. Finalmente,
las semicuadraturas Saturno-MC y Saturno-Urano.

La representación del tema

Existen diferentes modos de reproducir el tema. Los anti-


guos adoptaron el sistema en cuadrado, como testimonía este
tema de Richelieu, levantado por Morin, en el que el cielo
está representado dentro del marco terrestre de las 12 Casas

54
de fom1a triangular. Los astrólogos ingleses han conservado
esta fórmula que consiste en repartir los elementos celestes
en los casilleros fijos e iguales de las 12 Casas, dentro de una
representación circular. El mapa adjunto de la rezºna Isabel JI
de Inglaterra es un ejemplo de ella.

MAPA DE RICHELIEU MAPA DE ISABEL 11


TRAZADO POR MORIN DE INGLATERRA

Finalmente, la fórmula que ha prevalecido es la que parte


del círculo zodiacal en el que se inscriben todas las p,osicio-
nes. Pero existen algunas variantes, unos ponen el Zodíaco
por fuera y por dentro la situación de los planetas y de las
Casas, lo que concuerda con -la realidad astronómica; y otros
-como nosotros- preferimos colocar en el exterior del círcu-
lo zodiacal todas las posiciones, con el fin de poder confron-
tarlas más cómodamente por dentro, a través del trazado de
los aspectos, que contribuye mucho a la representación ·sinté-
tica deseada.
El renovador de la astrología de principios de este siglo,
Paul Choisnard, ha lanzado la fórmula del tema invariable-
mente orientado con el punto vernal a la izquierda, lo que da
por resultado el que el AS y el MC vayan en todos sentidos.
Si este procedimiento es el más apropiado para efectuar com-
paraciones de temas y estadísticas, desfigura, sin embargo, la
figura original y específica de un tema natal, el cual debe ser

55
colocado "de pie" (con el meridiano haciá ia vertical y el
horizonte hacia la horizontal, el AS a la izquierda y el MC
arriba) si se quiere dar el máximo de condiciones para desci-
frarlo bien.
La representación esquemática del tema que utilizamos es
suficiente para nuestro uso. Queda por decir que los antiguos
daban una representación matemática exacta utilizando el
astrolabio. Esta fórmula ha sido retomada por D. Néroman
con el Domígrafo que da una figuración gráfica del tema, tal
como se encuentra presentado aquí el del general De Gaulle.
Este gráfico, hecho por J ean du Sourel, es una proyección

DOl'llGRAPHE-CAF
51~

56
estereográfica de la esfera celeste proyectada desde el polo
del Ecuador. Se compone esencialmente de dos partes: la pro-
yección de la Eclíptica y de los signos (en puntitos} y la del
sistema de Casas {aquí para la latitud de 51° Norte}. El movi-
miento diurno se realiza por la rotación de la franja eclíptica
sobre la franja de las Casas. Su realizador considera que cada
planeta situado en longitud y en latitud envía once reflejos
situados de 30° en 30° de longitud y en latitud en el pfano
definido por la Tierra y el vector velocidad del planeta. 1

l. D. NEROMAN, Traité d'Astrologie rationnelle, Edit. sous le Ciel, París,


1943.

57
II. VERIFICACIONES Y PRUEBAS

Acabamos de tener unas nociones de cosmografía y sabe-


mos lo que es el mapa astral. Hasta ahora, no hay reparos. El
"problema" de la astrología se plantea a partir del momento
en que queremos interpretar este mapa astral que representa
el nacimiento de un individuo.
Inmediatamente un cierto reparo nos detiene: antes de
lanzarse a la enseñanza de todo un conocimiento oficialmente
rechazado, es indispensable fundamentar nuestra pretensión
sobre la interpretación en cuestión: ¿Qué crédito hay que
acordar a ésta y qué prueba objetiva la astrología puede pre-
sentar en su favor?
Si uno se limita a dar oídos a las "opiniones autorizadas"
no tendríamos más que volver la hoja sobre la vanidad de
nuestra empresa. Tres juicios bastarían para dicha prueba:
1) La Astronomzsche Gesellschaft (una de las principales
sociedades astronómicas del mundo) tras su congreso de
Bonn en 1949 declara: "En nuestros días, lo que se titula
Astrología, Cosmobiología, etcétera; no es más que una mez-
cla dé superstición, charlatanismo y comercio".
2) M. Marce! Boll que, después de haber citado las in-
fluencias solares y lunares clásicas, concluye perentoriamen-
te: "No existen otras influencias". 1
3) Y Paul Couderc, ca-director del Observatorio de Pa-
rís: " ... Se ha dado el nombre de Marte a un guijarro y se le
considera a continuación como autor de guerras, así como
que confiere una naturaleza marcial a sus individuos. Pero, si
el guijarro se llama] úpiter, da una naturaleza jovial, etcétera ... "

l. L'Occultisme devant la Science, P.U.F.

59
( ... ) "Concluyamos: el balance de la astrología científica
es igual a cero. "1
Esta conclusión, el eminente astrónomo la justificaba así:
"La astrología que se llama científica ¿propone leyes verifica-
bles? Y los científicos ¿pueden verificarlas? Desde hace tiem-
po, una Comisión científica permanente, fundada por laAso-
ciaci"ón Amerfrana de Sociedades Científicas, se encarga de
estudiar las leyes astrológicas que le proponen. Hasta ahora
los resultados han sido por completo negativos: ninguna de
las influencias alegadas por los astrólogos llamados serios se
verifica".
Un juicio de este tipo no puede emitirse más que a partir
de la constatación, positiva o negativa, de una corresponden-
cia entre un determinado indicio celeste y un determinado
hecho humano, correspondencia cuyo criterio es el de una
"ley de relación": una diferencia de frecuencias, ley imperso-
nal y reproducible, sin hipótesis preconcebida. Se trata de
saber si tal configuración, correspondiente a tal tendencia hu-
mana, se encuentra más frecuentemente en los cielos de naci-
miento de aquéllos que poseen esta tendencia en común que
en los cielos de nacimiento de las demás personas. La verifica-
ción de este "hecho astrológi_co" se funda, pues, en su princi-
pio, sobre el cálculo de probabilidades basado en estadísticas
bien hechas, caracterizadas por la imparcialidad en la elección,
la homogeneidad de casos y la multiplicidad en el número.
Hasta 1955, fuera de algunos ensayos imperfectos e in-
completos efectuados por algunos astrólogos, entre ellos Paul
Choisnard, el renovador de la astrología a principios de siglo,
no existía ninguna obra de verificación general y sistemática.
Pero, durante este año, un joven investigador publicaba un
primer balance estadístico impresionante. En su Influence des
Astres; Etude critzºque et expérzºmentale (Editions du Dau-
phin), Michel Gauquelin presentaba, en una primera parte,
una serie de resultados negativos respecto a las tesis astrológi-
cas, poseyendo, sin embargo, el original de la obra una segun-
da parte con resultados impresionantes.
Con una crítica no menos hostil que los Boll y Couderc,

J. L 'Astrologie, Que sais-je? 1951.

60
el autor expresaba en su Introducción: "Reconozcámoslo:
estábamos sinceramente persuadidos de que este libro no ex-
pondría más que la crítica a la doctrina astrológica contenida
en la primera parte de la obra. Pero, a lo largo de nuestros
trabajos, nos hemos encontrado en presencia de resultados
tan importantes que el rigor científico nos ha obligado a pro-
. seguir y extender las experiencias en este sentido". Algunos
años antes se acababa de fundar -con la participación de
Couderc y Boll- una comisión científica europea, análoga a
la comisión americana citada.anteriormente: El Comz"té Belga
para la Investigación científica de losfenómenos consz'dera-
dos paranormales. M. Gauquelin transmitió, pues, dichos re-
sultados, tan insólitos, a posteriori a los interesados, con el
fin de someterlos al control prometido en principio. No reci-
biría ninguna respuesta de Couderc, hostigado en varias oca-
siones, a pesar de ser el primer interesado por su reputación
de crítico oficial de la astrología. De Boll, por el contrario,
recibiría una larga carta aunque corta de ideas, que se resu-
mía en sustancia en un:
"Usted ha encontrado una susodicha influencia de Júpiter
en los diputados franceses; encontrará una susodicha influen-
cia de Saturno en los diputados belgas, una susodicha influen-
cia de Marte en- los diputados alemanes ... Y sacará deduccio-
nes invocando el 'temperamento nacional'. Finalmente, la
respuesta más bonita le llegó directamente del 'Comité Bel-
ga.. .' del 'especialista de la Casa', Sylvain Arend, astrónomo
del Observatorio de Bruselas: 'Los astrónomos han estudiado
el problema a prz'ori; para ellos, los destinos humanos depen-
den de factores humanos y no astrales'. Reacciones tan nega-
tivas como éstas, que atrasan la evolución del conocimiento,
explican por qué la verdad no ha brillado aún sobre la astro-
logía; pero éstas no podrán impedir que la luz se haga."
Un rechazo tan sistemático 1 no podía más que incitar a
Gauquelin -cuya posición se encuentra actualmente a medio

l. La única crítica positiva a este trabajo procedió de Jean Porte, adminis-


trador del Instituto Nacional de Estadística y agregado del C.N .R.S. El no 4 de La
Tour Saint-Jacques consagrado a Ja Astrología publicó Ja polémica. Esta fecunda
discusión ha permitido a Gauquelin disipar toda duda sobre el manejo complejo
de Jos métodos estadísticos, de forma que han sido tomadas todas las precaucio-
nes necesarias en este terreno.

61
camino entre los adversarios y los partidarios de la astrono-
mía- a ir más lejos. Habiendo prácticamente agotado los
diccionarios biográficos de médicos, militares, deportistas ...
franceses, emprendió estadísticas similares en aquellos países
europeos en los que el acceso a los registros civiles le era po-
sible, llegando a reunir i25.000 fechas de nacimiento! El resul-
tado de este sondeo nos lo ha ofrecido en su nueva obra Les
Hommes et les Astres; col. "La Tour Saint-J acques", edit.
Denoel.
Los siguientes gráficos reproducen la repartición de l~s
planetas en el movimiento diurno:

Culminación

a) Posición de Marte en la casa


b) Posición de Saturno en la
de 3.142 militares (mariscales
generales, almirantes, oficiales)'. casa de .3~5 sabios (académi-
cos de c1enc1as y de medicina).

Culminación
Culminación
100

100

c) Posición de júpiter en la d) Posición de Marte en la casa


casa de 993 políticos Qefes de de 1.845 campeones deportivos.
Estado, ministros, diputados).

62
e) Posición de Júpiter en la
casa de 1.2 70 actores (vedetes).

Lo que asombra en todas estas estadísticas es la anómala


concentración de planetas en torno a los cuatro ángulos de la
domificación, particularmente en torno al Ascendente y Me-
dio Cielo. Desde el punto de vista del cálculo de probabilida-
des, estas concentraciones superan 5 veces la distancia proba-
ble, teniendo en cuenta, naturalmente, las reparticiones irre-
gulares resultantes de las irregularidades astronómicas y de-
mográficas. Ya no puede decirse que un resultado tal pueda
deberse al azar. ~
Gauquelin formula sobre ello precisamente una primera
constatación general: "Existe una relación cierta entre las
posiciones de los astros del sistema solar en el momento del
nacimiento y una determinada actividad de la vida huma-
na".1 Primera constatación de un hecho astrológico; ihecho
"absurdo" -según definición del racionalismo crítico- ya
que concierne a una "influencia" de planetas!
Para nosotros, astrólogos, estos resultados estadísticos
confirman los fundamentos mismos de la astrología, o al me-
nos dos de las más importantes bases de este conocimiento:
1) El valor de los puntos privilegiados de la domificación.
Desde la antigüedad, ha sido admitido que los planetas po-
seen una influencia mayor cuando pasan por los ángulos del
cielo y, especialmente, cuando dichos astros pasan por el
Ascendente (levantamiento) y el Medio Cz"elo (culminación).
Ahora, veamos las conclusiones mismas de Gauquelin:
Este ha visto manifestarse "las di~tancs más improbables

l. L 'injluence des Astres, p. 207.

63
en los mismos sectores del Cielo, correspondiendo a zonas
astronómicamente privilegiadas (levantamiento, culminación
del planeta y puntos opuestos)". Y sobre este punto, "grupos
parecidos han dado resultados parecidos, grupos opuestos, re-
sultados opuestos" (los deportistas, sean franceses, belgas,
alemanes o italianos ... se encuentran marcados por el paso de
Marte, los diputados por el de Júpiter y la Luna, los científi-
cos por el de Saturno ... ). Por otra parte, "dentro de los
grupos, los resultados varían en función del valor de los indi-
viduos que los componen" (así, Marte surge más claramente
en los ángulos en los campeones deportivos que en los depor-
tistas de segundo orden, Júpiter en los Jefes de Estado y mi-
nistros que en los simples y oscuros diputados ... ). Y Gauque-
lin presenta como un hecho científicamente cierto: "Cuando
un planeta (por lo menos Marte, Júpiter, Saturno) arrastrado
por el movimiento diurno pasa en su levantamiento, culmina-
ción y oposición por estos dos puntos, ejerce una influencia
tal que existe una relación entre sus posiciones concretas y el
nacimiento de ciertos individuos de características bien deter-
minadas".1
2) El valor simbólico de los planetas. La tradición astro-
lógica considera que cada planeta posee una gama especial de
tendencias, es decir un simbolismo que le es propio y que
determina propiedades psicológicas concretas y, en conse-
cuencia, tendencias en la vida.
Ahora bien, ¿no es a una constatación de este tipo a la
que llega Gauquelin? Marte presenta una posición privilegiada
en los militares, los deportistas y médicos; Júpiter en los di-
putados, actores y Uefes) militares; Saturno en los científicos
y sacerdotes.
Frente a estos resultados estadísticos, he aquí, resumido,
el simbolismo de estos tres planetas en una de las mejores
obras clásicas de astrología (a la que nos referiremos a lo lar-
go de este tratado), la de Morin de Villefranch (siglo XVII):
Astrología Gallz"ca MDCLXI (traducción de Selva, 1902, p.
210-211):

l. Op. cit. a continuación, p. 209.

64
CARGOS Y PROFESIONES

SATURNO. En buen estado celeste: En general los cien-


tíficos e investigadores, teólogos, filósofos, matemáticos,
tesoreros, escultores, arquitectos, ingenieros de minas. En
estado celeste mediocre: agricultores( ... ), monjes, ermitaños,
etcétera.

JUPITER. En buen estado celeste: Dirigentes políticos,


estadistas, gobernadores de provincia, consejeros, presidentes,
cancilleres, diplomáticos, políticos, magistrados, prefectos, al-
caldes. Grandes dignatarios de la Iglesia: Papas, cardenales,
arzobispos y obispos, abades, generales de órdenes religiosas.
Dignatarios de la Corte.

MARTE. En buen estado celeste: Guerreros, cazadores,


abogados, médicos, fundidores.
Y, para completar la clasificación de este mismo planeta, no
siendo el deporte en el siglo XVII una función social, veamos
lo que dice uno de los manuales al uso, Ce que disent les
Astres de J. G. Verdier (Edit. Stock, 1940): MARTE (p. 50):
Energía, combatividad, impulso, constitución atlética, la
policía, el ejército ... el deporte, la cirugía, la medicina.

En presencia de estos textos clásicos ¿podían haberse ob-


tenido mejores conclusiones que las que el mismo Gauquelin
ha llegado a extraer de sus resultados estadísticos?

MARTE: Energía, lucha, actividad concreta (deportistas,


militares y médicos).

JUPITER: El gusto por la representación, el espíritu diri-


gido hacia el aspecto exterior y público de las cosas 1 (actores,
diputados, militares2 ).

l. En Jupiter et Saturne, publicación del Centre Intemational d'Astrologie


(1951), hemos mostrado hasta qué punto Júpiter es introvertido y Saturno extro-
vertido.
2. Júpiter se une a Marte en la medida en que son jefes.

65
SATURNO: El deseo de meditar, de reflexionar, el espíri-
tu dirigido hacia el aspecto profundo de las cosas (científicos,
sacerdotes).

Ahora que hemos hecho un balance positivo en favor de


los fundamentos de la astrología clásica, es importante para
un debate amplio y leal presentar las reservas y límites de
nuestra interpretación anteponiendo la verdad ante todo.
Grosso modo, el astrólogo hubiera podido predecir a Gau-
quelin que era Marte, y no otro planeta, el que tenía que en- .
contrar en los militares, que tenía que encontrar este mismo
· Marte en los ángulos del cielo y, principalmente, en el AS y
en el MC: precisamente, en cada estadística, es,el astro prevz~
sible el que se ha encontrado y se ha encontrado en los pun-
tos esperados del movimiento diurno.
En lo que respecta a este encuentro, sin embargo, hay que
reconocer que las zonas privilegiadas de la astrología y las
concentraciones especiales de los grupos estadísticos no pue-
den ser estrictamente superpuestas. Mientras que la tradición
hace coincidir el máximo de poder del astro eh torno a los
ejes, pero de forma más acusada antes de su paso por el AS y
el MC, los resultados estadísticos muestran que el máximo es
verdaderamente en tomo a estos ejes, pero más claramente
después de su paso; digamos, aproximadamente, 1/3 antes y
2/3 después del paso del planeta.
He aquí dos gráficas que ilustran esta posición:

Culminación

AS

1) Ptolomeo preconizaba el máximo de poder del astro


10° antes y 5° después de cada ángulo, pero la astrología

66
renovada -Choisnard (Langage astral, p. 116)- reduce los
orbes después del paso y los amplía para antes de este paso.
2) El resultado estadístico actual -media de 2/3 después
y 1/3 antes del paso.
Por muy importante que sea este desfase para la práctica
astrológica, constituye -objetivamente- frente a los demás
sorprendentes resultados, una pequeñez en contra de la astro-
logía: iel punto en discusión no está más que en la cifra de
después de la coma! En cuanto a nosotros, astrólogos, nos
equivocaríamos en ·cerrar los ojos ante estos resultados que
-si no se trata de una inexactitud en la declaración de la hora
de nacimiento- nos invitan a ajustar nuestro método. Esta
supremacía del "después" sobre el "antes" del paso planeta-
rio nos hace recordar que el máximo de calor anual no es en
el solsticio de verano sino en julio; lo mismo que el máximo
de calor diurno no es a mediodía sino a las 13/14 horas; y al
igual que el máximo de las mareas tiene lugar el día después
de las fases lunares (esto último acreditaría una tesis física
de las influencias astrales).
Hemos examinado las reservas, veamos los límites.
Los resultados obtenidos por Gauquelin no establecen
· una prueba indiscutible de influencia más que respecto a los
planetas Marte, Júpiter, Saturno 1 y la Luna. Aparte de una
ligera anomalía de las posiciones de Venus en un grupo de
músicos y de una distribución aún más asombrosa del mismo
astro en 623 criminales, 2 no ha obtenido conclusiones en lo
que respecta a los planetas inferiores y a los nuevos planetas.
¿Por qué esta encuesta no ha aportado más que una semi-
verificación respecto a toda la gama planetaria? Sin querer
jugar al maestrillo con respuesta para todo, podemos recrimi-
nar la limitación del abanico de materiales de prospección, al

l. "Parmi les planetes, les supérieures, Mars, Jupiter et Saturne, prévalent


sur les inférieures, Vénus et Mercure" (Morin, trad. de Selva, p. 107). (Entre los
planetas, los superiores, Marte, Júpiter y Saturno, prevalecen sobre los inferiores,
Venus y Mercurio).
2. Si se considera, astrológicamente, como clásica la relación entre Venus y los
músicos (el arte en general), la relación entre este astro y la criminalidad (ligada
igualmente a la Luna: lo instintivo, lo infantil) no parece explicarse más que en
función de la concepción psicoanalítica que relaciona a menudo la criminalidad
con una sexualidad exigente y perturbada.

67
haber Gauquelin, de alguna manera especializado su explora-
ción -para poseer una certidumbre masiva- sobre un grupo
muy limitado de categorías profesionales, a lo más una de-
cena.
Pero, una vez realizada una brillante demostración en cuan-
to a la influencia de los planetas superiores (que poseen, por
lo demás, el máximo de "carácter" simbólicamente hablan-
do), no vemos a priori· por qué los demás planetas no posee-
rían la menor influencia. Gauquelin ha establecido en primer
lugar la acción de tres planetas, después la de la Luna; y, una
vez en este camino, al realizar sus encuestas sobre nuevos
grupos humanos, no puede dejar de ampliar el círculo de sus
descubrimientos, no encontrándose todavía más que en el
inicio de su investigación y no captando, hasta ahora, más
que sus líneas generales. 1
Con certeza existen muchos otros resultados a extraer de
su enorme botín de fechas de nacimiento. Alineando sus
3.000 soldados, ha obtenido la nota Marte-Júpiter que cons-
tituye la "rúbrica" del militar superior; pero aquí no ha con-
siderado más que la función común que constituye la unidad
de su grupo estadístico, con lo que en esta alineación se mez-
clan los soldados más diversos: un tranquilo como Joffre, un
humano como Pétain, un nervioso como Foch ... un vencedor
como Gallieni, un vencido como Von Kluck, etcétera. No es
necesario decir que todas estas particularidades individuales
esenciales no intervienen en la contabilidad final; pero aun-
que la estadística testimonia una influencia únicamente en lo
que respecta a la profesión de todos estos hombres, no hay
duda que otras influencias, todavía ignoradas, se encuentran
en relación con las disposiciones particulares de éstos: con-
cepción del combate, conducta en la guerra, dedicación a tal
servicio o a tal función, e incluso heridas, tendencia a vencer
o a ser vencido ... Y, esto, los análisis de los subgrupos po-
drían, sin duda, revelarlo.
Finalmente, si no han sido agotadas todas las conclusio-

l. Habiéndose dedicado, más farde, a un voluminoso estudio sobre "La he-


rencia astral" (véase un poco más adelante), se encuentra, actualmente, en pose-
sión de un criterio cierto respecto al planeta Venus.

68
nes bajo el ángulo desde los resultados obtenidos (habiéndose
hecho únicamente lo esencial), no lo son tampoco respecto a
la teoría en sí. Si se admite que existe una propiedad específi-
ca de cada planeta que prevalece más particularmente a su
paso por los ángulos del cielo, foo estaría permitido, al mis-
mo tiempo, extraer la noción de aspecto, en la medida en que
éste es el encuentro del astro y del punto priyilegiado del mo-
vimiento diurno que constituye el "hecho" astronómico sig-
nificante? Este encuentro no es más que una conjuncz"ón, in-
cluso aunque las distancias improbables se amplíen en tomo a
los ángulos desbordando ampliamente el orbe clásico de la
conjunción. Y, si se considera el conjunto de la distribución,
hay que hacer intervenir, junto al levantamiento y la culmina-
ción, a "los puntos opuestos" (Gauquelin utiliza esta expre-
sión hablada). Ahora bien, para el estadista, aos puntos
correspondientes a nuestro Descendente y a nuestro Fondo
del Cielo poseen una "virtud" en sí, como el AS y el MC, o
actúan solamente por oposición a estos puntos? Es muy difí-
cil pronunciarse y rechazar esta última hipótesis (tanto más
cuanto que las concentraciones en el DS y en el FC son se-
cundarias en relación a las que tienen lugar en el AS y en el
MC, lo que concuerda con la tradición astrológica), la cual,
entonces, acreditaría el segundo aspecto en potencia después
de la conjunción y que se desprende de ella: la oposición.
Para el astrólogo, en todo caso, desde el momento en que nos
encontramos en presencia de un fenómeno cíclico (el movi-
miento diurno), un punto, incluso privilegiado, de este ciclo
no posee significación "en sí" y no puede ser aislado más que
arbitrariamente. Este no tiene sentido más que en función del
conjunto del ciclo cuya totalidad responde a la solidaridad de
las partes, siendo el AS opuesto y complementario del DS,
como lo son la conjunción y la oposición. Ahora bien, ¿hasta
dónde puede llegar la estructura simétrica del ciclo?

Quedan por examinar los resultados estadísticos negatiºvos


y discutirlos lealmente. La pieza maestra de los balances nu-
los concierne al Zodíaco. La aventura empezó con estadistas
americanos (Famsworth, Bart J. Bok y Huntington) que

69
examinaron la repartición del Sol en los signos en grupos pro-
fesionales: músicos, científicos, ingenieros, industriales, sa-
cerdotes, banqueros, físicos, literatos y marinos. En todas
estas categorías las reparticiones de los nacimientos son estric-
tamente las del conjunto de la población. Gauquelin ha hecho
la misma operación con los pintores, generales, médicos, de-
portistas, actores, criminales y sacerdotes: los mismos resulta-
dos negativos. Y, en el VII Congreso Internacional de Astro-
logía de París (1954), Hans Ritter, ha tomado él mismo
2.230 compositores musicales y ha "alineado" en el Zodíaco
las posiciones del Sol y de 4 planetas, o sea i 11.150 posicio-
nes! no habiendo obtenido mejores resultados.
Pero, partiendo del espíritu mismo de la astrología, ¿ha-
bía necesariamente que esperar que todo el simbolismo zodia-
cal fuera tan inválido y nulo? Dicho balance condena con
seguridad tanto a esos astrólogos ingenuos como a aquellos
imprudentes que han decretado que existen signos artísticos,
por tanto musicales (los signos venusinos de Tauro y Libra,
naturalmente), y otros que no lo son. Pero ¿sufriremos la
afrenta de confundir la astrología con los astrólogos que la
traicionan? Consideramos que estamos en el derecho de hacer
esta distinción tanto· más cuanto que no hemos esperado a
estos escrutinios estadísticos para denunciar -juntamente a
propósito de los músicos- una posición tan falsa y para pre-
venir que no había que esperar nada de encuestas tan injusti-
ficadas astrológicamente. 1 Ni la doctrina ni la experiencia nos
enseñan que existe un signo "musical". No hay más que ''tem-
peramentos musicales" que son diferentes de un signo a otro.
La vena musical densa y agresiva del Aries-Marte Honegger no
tiene nada en común con la amorosa y sensual del Tauro-Ve-
nus Massenet, ni se parece más al brío desembocado del Gé-
minis-Mercurio Offenbach o al lirismo poético de Cáncer-
Luna Schubert 2 iy precisamente todos estos músicos son
pasados por el "pasapurés" de la estadística! El círculo zodia-
cal representa un universo completo en sí mismo, en el que.

l. Ver "Considérations astropsychologiques sur la vocation", Cahiers Astro·


logiques de setiembre-octubre 1979.
2. Ver colección "Zodiaque", Edit. du Seuil.

70
todas las tendencias, expresadas por cada signo, son represen-
tadas. Si se agrupa los dos mil músicos de un diccionario bio-
gráfico, se confrontan en revoltillo todos los temperamentos
musicales y todos los géneros musicales que surgen de todos
los planetas y todos los signos: ¿Hay que asombrarse, enton-
ces, de que no salga nada de un tal escrutinio global? Un
estadista puede, perfctam~n, deducir la ausencia de toda
relación entre los signos zodiacales y la música "en sí"; pero,
si no va más allá de este escrutinio global, pasa por completo
de lado el problema, dando prueba de que ni conoce ni
comprende el tema que trata; y, si se permite llegar a con-
cluir la no-influencia del Zodíaco sobre los músicos, comete,
simplemente, un error, utilizando el instrumento estadístico
al servicio de una interpretación abusiva, icontra la cual no
podríamos dejar de protestar en defensa de la verdad!
A partir del punto de vista del pensamiento astrológico,
una estadística zodiacal no tiene sentido más que a partir de
la consideración de un subgrupo basado en una particulari-
dad, una especialidad, una función localizada, susceptible de
ser asimilada a un signo y sólo a uno. Por ejemplo, en lugar
de tomar en bloque a todos los médicos, sería interesante
saber si Tauro no aparece en los otorrinos, Leo en los car-
diólogos, Escorpio en los ginecólogos y sexólogos ... Unica-
mente a partir de estas encuentas empiezan a poder ser pues-
tas a prueba por la estadística relaciones astrológicas precisas.
Hasta hoy día, la estadística ha dado resultados probato-
rios respecto a que lo "cuantitativo" domina sobre lo "cuali-
tativo": el paso de un astro por el horizonte y el meridiano
constituye una configuración puramente "cuantitativa" y
representa incluso la configuración más poderosamente valo-
rizadora, la que da más "relieve" a una tendencia. No pasa, en
absoluto, lo mismo con las posiciones de los planetas en lds
signos. En este caso, lo "cualitativo" domina sobre lo "cuan-
titativo". En la medida en que Aries es un signo marciano,
debe tender hacia direcciones marcianas; parece, sin embargo,
engorroso que no haya más militares Aries que militares
Tauro, Géminis o Cáncer. ¿Quiere decir esto, sin embargo,
que el simbolismo de Aries sea un mito? Tomen los militares
más típicamente Aries y vean si no son entre los soldados los

71
más valientes, los más marciales. iPara el profesional, es in-
concebible que un militar típicamente Aries haya llegado al
Ejército como funcionario, sin pasión por la aventura y el
combate! Pero, en este caso, el "contenido" del papel jugado
domina sobre el '\continente" de la profesión adoptada: lo
cualitativo se encuentra por encima de l'b cuantitativo. Y huál
es entonces el valor del punto de vista estadístico?
Quedan por tratar otros dos resultados estadísticos que
plantean más problemas: La herencia astral y los tránsz"tos.

La herencia astral: El ser humano no viene al mundo en


cualquier momento; la naturaleza lo hace nacer bajo un cielo
conforme a su herencia, presentando el tema del niño simili-
tudes con el de sus progenitores: similitudes de posiciones
zodiacales (la Luna de uno sobre la Luna de otro, el Sol
sobre el Sol, Ascendente sobre Ascendente) y de aspectos.
Choisnard, el promotor de esta "ley", constató, por ejemplo,
que la superposición zodiacal de la Luna de uno sobre .la
Luna del otro, en lugar de dar una frecuencia general del
5'5 ºfo (orbe de 10°) observada en la comparación de.cielos
cualesquiera, se mantenía entre el 9 y el 11°/o cuando se toma-
ban grupos de familias: en resumen, se observaba esta rela-
ción dos veces más a menudo. Las verificaciones hechas por
Gauquelin y Ritter desgraciadamente no han confirmado
estos resultados. Sería, sin embargo, lógico, siempre que se
acepte la noción (hoy día en discusión) de la herencia, que
los miembros de· una misma familia presenten astralidades
comunes, expresión de disposiciones fisiopsicológicas pareci-
das. Pero pare.ce muy prematuro "enterrar" la astrología, que
se ha portado tan bien tras las encuestas precedentes, a partir
únicamente de esta prueba, quedando por hacer todavía
verificaciones importantes (en el movimiento diurno) tras un
replanteamiento de esta "ley" y sus problemas.1

l. Precisamente, Gauquelin ha efectuado una encuesta sobre 32.074 naci-


mientos, o sea 16.037 comparaciones entre padres e hijos. Se ha visto obligado a
concluir que no es el azar o la fatalidad el que hace nacer tal niño en el levant.a-
miento o culminación de tal o tal planeta. De forma que la distribución de Marte
en los militares, por ejemplo, es estadísticamente idéntica a la de los niños cuyos
padres nacieron cuando Marte levantaba o culminaba, encontrándose el origen de

72
Los tránsitos: El paso de un planeta del cielo por el lugar
de un planeta del nacimiento aporta un clima de la misma na-
turaleza de estos dos planetas durante el tiempo que dura este
"tránsito". Choisnard pretendía haber confirmado, a través
de estadísticas, la influencia de los tránsitos de conjunción de
Marte y de Saturno sobre el Sol en el momento de la muerte.
Después de Choisnard, el astrólogo H. J. Gouchon hizo una
importante .estadística sobre el tránsito Saturno-Sol en el mo-
mento de la muerte. El resultado fue mucho menos convin-
cente. Ahora bien, Gauquelin examinó los tránsitos de muer-
te de todos los planetas en relación al Sol y a la Luna (7.482
posiciones) y no obtuvo nada. Esta estadística negativa -la
más molesta, aunque limitada a la parte secundaria de la as-
trología, consagrada a la fijación de fechas de acontecimien-
tos, vale la pena señalarlo- plantea seguramente un grave
problema, pues el profesional de experiencia, cuyo espíritu
crítico no ceja, no puede resignarse a abandonar los tránsi-
tos: a su parecer, ya que lo constata regularmente, el paso del
Saturno celeste sobre el Sol natal es (salvo en casos en que
estos dos astros se encuentren bien situados en el nacimiento)
invariablemente nefasto: según la configuración solar, es ya la
salud, ya la vida material, ya la vida social o afectiva la que
resulta afectada. Quizá se deba a esta dispersión de efectos
producidos el que la encuesta sea falaz, aunque a pn·ori un
resultado., por pequeño que fuera, debería ser detectado.
En defensa de la ·astrología, hay, sin embargo, sincera-
mente que admitir que el método estadístico no es adecuado
para la verificación y la captación de todos los fenómenos
complejos: éste aplica un procedimiento de análisis a una sín-
tesis de elementos indisociables, procedimiento que diseca, es
decir, que mata, previamente, el organismo vivo sobre el que
opera. Dentro de la doctrina de las Determinaciones (ver este
capítulo), la estadística podrá sin duda confirmar la "presen-
cia" de éstas, pero las determinaciones por regencia y aspee-
. tos no podrán más que escaparle. Consideramos que ya es

su vocación profesional en su bagaje hereditario. Además, este efecto hereditario


astral es intensificado e incluso es doblado cuando ambos padres poseen la misma
angularidad planetaria ("L 'Hérédité planétaire", Ed. P!anete, 1966).

73
muy agradable y animador que la estadística haya confirma-
do las principales bases de la astrología: algunas disciplinas
que el buen sentido acepta se encuentran lejos de disfrutar
de una verificación tan amplia y severa. Es verdad que en un
campo tan heterodoxo, los motivos de duda deben dominar
sobre las razones para creer. Pero ésta no es justificación para
precipitarse y juzgar apresuradamente un tema delicado y que
exige una larga paciencia. Hasta ahora, el tiempo ha trabajado
en su favor: debido a su precipitación, Couderc no encontró
nada que pudiera estar en favor de la astrología (también es
verdad que no quería encontrarlo). Tomándose un poco más
de tiempo, Gauquelin ha encontrado ya algunos resultados
positivos. En este campo, el Tiempo es un gran maestro que
lenta pero inexorablemente vencerá sobre el oscurantismo,
sea éste mágico o científico. Lo único que importa es la ver-
dad y, aunque la doctrina tradicional de la astrología tenga
que verter salud en el empeño, ésta tendrá la última palabra.1

Si quieren ustedes colocarse de su lado practicando la


astrología a través del método comparativo de los estudios
monográficos, no estarán de más algunas recomendaciones:
1) No se fíe de su memoria; ésta es demasiado dócil a su
subjetividad y puede engañarles sin que lo sepan. Las notas
tomadas permanecen; éstas son fuentes seguras a las que cons-
tantemente pueden referirse. La investigación científica no
empieza más que a partir de una "contabilidad" registrada.
2) Estudien numerosos temas; desconfíen de las genera-
lizaciones abusivas; el "azar" puede tenderles trampas. Rara-
mente una conclusión sacada de algunas observaciones no es

l. Es triste constatar con qué dificultad se abre camino esta verdad; así, se
creía que los balances estadísticos de Gauquelin jugarían a este respecto un papel
decisivo. Ahora bien, este mismo estadista ha llegado a falsear enteramente la sig-
nificación de sus resultados repitiendo sistemáticamente que ofrecen un "efecto
estadístico" nuevo, inédito, descubierto casualmente; efecto además "por comple-
to independiente de la doctrina astrológica", que no posee "parecido alguno con
las leyes tradicionales de la Astrología", ¡arruinando incluso la construcción de
sus teorías! En realidad Gauquelin no ha descubierto nada, las mismas estadísticas
sobre las mismas profesiones y con los mismos resultados conformes a la pura
tradición han sido hechos 20 años antes por el astrólogo Léon Lasson en Ceux qui
nous guident, Editions Debress, 1946 ...

74
revisada o abandonada tras la lectura de más temas.Juzguen
sobre el mayor número de casos posibles.
3) Elimz·nen todo lo fantástz'co; no vengan a la astrología
para "pasmar" a los demás (quedarían decepcionados), sino
para buscar la verdad con toda simplicidad y modestia. Esta
investigación no puede más que conducirles a la racionaliza-
ción de sus avances intelectuales.
4) No juzguen a la echadora de cartas. La práctica re-
quiere la dignidad de una operación intelectual. Su desempe-
ño no implica, en absoluto, que se dediquen, en un juego de
escondite, a "adivinar" el destino a cualquiera que desee que
se lo descubran por entero. Ciertamente, nada les impide,
cuando llegue el caso, medir su saber a título de experiencia
respecto al escéptico. Pero no existe una sana práctica más
que en la colaboración entre el intérprete y el interpretado
(como en la del médico y el enfermo), en base a un conoci-
miento previo de este último. Parti_endo no de c'ero, sino de
sus informaciones -y éstas no son jamás demasiado comple-
tas, deberán luchar o aprender a preguntar- sólo entonces les
será posible el desempeñar su papel de intérprete: iluminar al
interpretado, añadir su visión a la suya, rectificar, ampliar,
profundizar el conocimiento que éste tÍene de sí mismo y, a
continuación, proponer -no se trata ya de predicción sino de
previsión- las líneas probables, de su futuro.

75
III. LAS DETERMINANTES TERRESTRES

Imaginad por un instante que el hombre quiera recrear el


mundo. Este demiurgo improvisado empezará por hacer re-
cuento de los "materiales" con los que deberá constituir su
universo. ¿sobre qué elementos básicos se detendrá? Es di-
fícil imaginarse otros que los cuatro principios elementales:
Lo caliente y lo frío, lo húmedo y lo seco, y los cuatro
elementos fundamentales: La tierra, el agua, el aire y el fuego.
¿Qué hay más natural y esencial que este encuentro? El
hombre vive situado sobre la corteza terrestre y está construi-
do sobre el "precipitado terrícola" que es su esqueleto; surgi-
do de un medio acuático, él es, bebé, un organismo impregna-
do de agua hasta un 70°/o, y, adulto, un ser con secreciones
humorales numerosas, sin contar con que no puede pasarse
sin agua más que un tiempo muy limitado; circula en su me-
dio ambiente, que es un medio aéreo de intercambios y con-
sume una media tonelada de oxígeno por día; finalmente,
este hombre se encuentra más o menos lleno de fuego interior
que es combustión orgánica y reacciones psíquicas y no pue-
de vivir sin el calor del sol. No hace falta ser un versado en
morfopsicología para reconocer una complexión "caliente"
tanto en su tinte coloreado como en su energía exteriorizada,
y una complexión "fría" tanto en su palidez física como en
su vida introvertida; similarmente, puede discernirse sin es-
fuerzo una naturaleza "húmeda" en su plástica dilatada, en su
extensión horizontal, en su adaptación al medio, al mismo tiem-
po que una naturaleza "seca" en su retracción morfológica y
en su tensión individualizada, más o menos cerrada al medio.
No es más que una cuestión de supremacía de una de estas
cuatro fuerzas naturales sobre las tres restantes.

77
Existen numerosos espíritus bien-pensantes que encon-
trarán que al uncirse a este carro de los cuatro elementos la
astrología no hace más que quedar en desuso: en nuestra era
atómica, ésta retrocede a una "pobre pseudofísica" indefen-
dible. Pero, en primer lugar, hay que preguntarse si la quími-
ca lavoisienne y la física atómica realmente han destronado
esta "física" de los elementos, o si no se trata más bien de
dos cosas diferentes, de dos aspectos ajenos de la realidad del
mundo, demasiado tiempo confundidos por haber tomado el
espíritu de estos famosos elementos al pie de la letra.
Para los Antiguos, las cuatro cualidades elementales y los
cuatro Elementos constituyen menos unas fuerzas físicas que
unos principios ordenadores, testigos de la sustancia interna
de la vida en el ciclo de su evolución continua, una especie
de rosa de los vientos que señala los puntos cardinales del
mundo concreto del hombre. Y, por más grosero que pueda
parecer dicho nivel de referencia, éste satisface al espíritu in-
quieto de solidez, ya que pertenece a lo "vivido" del hombre
permanente, siendo, por ejemplo, lo "caliente" un valor que
no desaparecerá ni variará ni en su principio ni en su realidad
de múltiples manifestaciones. Y, si molesta al astrólogo el ser
un "vitalista" que tomas las ref~ncias de su tipología en
estas "esencias", nada le impide basarlas en datos empíricos
concretos: le basta con recurrir a los datos morfológicos, fi-
siológicos, biotipológicos, biológicos y demás con los cuales
los médicos modernos han reencontrado y reconstruido los
cuatro temperamentos tradicionales elaborados sobre estos
mismos Elementos (queremos hablar de las obras de Sigaud,
Mac Auliffe, Pende, Allendy, Corroan, Martiny). Esta es in-
cluso la única forma de establecer y basar la relación entre los
principios naturales y el estado humano. Pero deberá recono-
cerse el "corte" moderno de valores antiguos; pues, como
declaraba Emmanuel Mounier, "el que tal tipo psicofisiológi-
co se distinga por la rapidez de sus combustiones, no es, des-
pués de todo, más que otra manera de decir que se encuentra
dominado por el elemento fuego". 1
Tenemos, pues, que admitir que en el origen de toda clasi-

l. Traité du Carct~e, p. 126. Le Seuil, 1946.

78
ficación astrológica se encuentra la doctrina antigua de la for-
mación de todas las cosas por los cuatro Elementos; doctrina
que encontramos en los grandes filósofos: Pitágoras, Empédo-
cles, Platón, Aristóteles. Esta consiste en una determinación
generaldelaesenciadelasfuerzasdelanaturaleza,realizandoésta
su obra de generación y destrucción a través de estos principios
vitales.
Para la astrología, si el hombre es un cosmos er. el cosmos,
es también un producto de la Tierra, un proceso de la Natura-
leza, de la misma esencia y sometido a las mismas leyes que
ella. A los procesos naturales corresponden, analógicamente,
los procesos humanos, pero éstos poseen en primer lugar, re-
ferencias naturales, terrestres.
Así, pues, por doquier las cosas van de cuatro en cuatro.
Si, sobre la Tierra, existen estos dos cuaternarios de cualida-
des y de elementos, en el cielo las revoluciones de los astros
hacen prevalecer cuatro grandes fases, análogas a la infancia,
la juventud, la madurez y la vejez. Nuestro calendario lo ates-
tigua elocuentemente.
He aquí, en primer lugar la cruz que caracteriza a las ma-
nifestaciones de la vida terrestre:
Según este esquema, los Elementos son
producto de la combinación de dos cualida-
des universales:

Agua:
Aire:
Fuego:
Fría y húmeda
Húmedo y caliente
Caliente y seco
FUEGO
seco
TIERRA
l
calor

A<RE
húmedo
AGUA
Tierra: Seca y fría frío

Este orden terrestre se encuentra sincronizado por los rit-


mos anual, mensual y diurno, en función del paso del Sol por
los equinoccios y solsticios, de las fases de la Luna y de las
etapas determinantes del movimiento diurno.

79
CALOR

AIRE

HUMEDO ;

AGUA'
-
MC

HORIZON
~
R

1
FUEGO

SECO

TIERRA
N
FRIO

He aquí el cuadro de estas correspondencias:

Agua Invierno De medianoche al alba Linfático Formación


Aire Primavera Del alba al mediodía Sanguíneo Expansión
Fuego Verano Del mediodía al atardecer Bilioso Culminación
Tierra Otoño Del atardecer a medianoche Nervioso Ocaso

Y aún hay más que añadir. La división duodenaria del Zo-


díaco distingue cuatro triplicidades de signos en relación con
los cuatro Elementos. Tenemos cuatro triángulos que unen
bajo el reino del mismo Elemento tres signos, de los cuales
uno es el Cardinal, primer término del elemento correspon-
diente a un principio de temporada; el segundo el Fijo (mitad
de temporada) y el tercero el Móvil o el Mutable, situado en
un final de temporada, mutación de una temporada que aca-
ba y de otra que empieza .

..A. .L
M C

Con el Zodíaco, los planetas tradicionales, en número de


ocho, incluyendo la Tierra, han dado ellos mismos lugar a un

80
orden elemental, como testimonia este cuadro de Maurice
Munzinger, en el que figuran, a la izquierda, el grupo de pla-
netas de juventud (dominando lo Húmedo y Caliente) de in-
fluencia animadora y expansiva, y, a la derecha, el de los pla-
netas de madurez y vejez (dominando lo Seco y Frío) de
·influencia restrictiva y estabilizadora.
Véase, finalmente, la repartición aproximada de los pla-
netas en el círculo de los Elementos. Todavía es prematuro
incluir en ella a Plutón, en el que la biliosidad (Fuego) parece
. 1
d ominar.

FRIO

Los tipos planetarios según las etapas de la vida


(dibujo de Maurice Munzinger)

,..) calor "":


; .,.,
S•C 0 FEU d' C•S
H•C §
S-FTERRE
AIR ~ C•H
F·S
H·F (l. EAU ti F-M
~ ...... frío ~

81
LAS CUALIDADES ELEMENTALES

Caliente

·El calor es sede de energía, principio dinámico que impri-


me movimiento a la materia; fuerza motora, anima, desarro-
lla, transforma y hace evolucionar las cosas a las cuales da
intensidad, ardor, amplificación y exaltación. El impulso que
imprime a los fenómenos puede traducirse por un impulso
hacia fuera (fuerza centrífuga, exteriorización, expansión, di-
latación), hacia lo alto (surgimiento, liberación de peso, des-
pegue, elevación ... ) y hacia delante (impulso hacia el futuro,
fuerza de crecimiento, rapidez, proyección, conquista ... ).

Frío

El frío es el principio negativo opuesto, análogo a la fuer-


za de inercia de la materia pesada e inerte, principio estático
que lleva a la inmovilización, a la contracción, a la retención,
a la reserva, a la parálisis de las sustancias y los cuerpos. Si
éste es contrario a la expansión de la vida y a su evolución, no
es por ello menos fijador, condensador y conservador de la
materia en su estructura adquirida. Esta propiedad pasiva, dis-
minuidora, tiende a expresarse a través de la concentración
(encogimiento, repliegue sobre sí mismo, estrechamiento, re-
ducción, absorción, interiorización, rechazo), ·a través de la
depresión (atonía, hundimiento, entorpecimiento, sumisión,
abandono al estado vegetativo) o por retroceso hada atrás
(inhibición, freno, regresión, inapetencia, renunciamiento).

Húmedo

La humedad es un principio de extensión o de dilatación,


de receptividad, de difusión y, en consecuencia, de descanso,
de flexibilidad, de relajamiento interior, de disolución, de
difusión, de liquidez. Es también un principio de plasticidad,

82
de penetrabilidad o de absorción, de envolvimiento, de rela-
ción, de mezcla, de continuidad, de homogeneidad. Hincha
las sustancias, las unifica, las disuelve, tendiendo a la simplifi-
cación y a la unidad, por fusión de las distintas partes en una
totalidad. Constituye un factor favorable a la fecundidad, a la
distención, a la expansión de la vida, así como a la adaptación
del ser a su medio, con el que tiende, dilatándose y disolvién-
dose, a integrarse, a confundirse. Ablanda y templa.

Seco

La sequedad, que es su negación, es un principio de re-


tracción de la sustancia, de encogimiento, de aislamiento, de.
reducción, de resistencia, y, en consecuencia, de tensión, de
rigidez, de endurecimiento, de constreñimiento. Conduce al
retraimiento de las partes sobre sí en detrimento de su cohe-
sión; limita al ser en relación a su medio, en un proceso de
cerrazón, de autodefensa, de rechazo, y, por ello, constitúye
un factor de inadaptación. Pero afirm·a la conciencia del Yo,
acusando la individualización por separatismo; es un factor de
autonomía, de adelgazamiento, de selectividad, de afinación,
y, en su extremo, de desmaterialización, de esterilidad. Inten-
siviza, actúa por sacudidas, fracturas, rupturas, separaciones y
divisiones; disgregadora, ella es la complejidad misma. Lleva
a lo excesivo, a lo extremista. ·

LOS ELEMENTOS

El Agua

Húmeda (relación) y fría (retención), el Agua representa


el estado líquido de plasticidad, de relajamiento de la mate-
ria, toda hecha de receptividad y pasividad, que se mue-
ve según las impresiones recibidas. Este es el elemento de
base, el medio vital original (mar-madre),* la masa primordial,
*- Juego de palabras a partir de "mer-mere". (N. del T.)

83
fecundada por las riquezas que asimila, creadora, animada por
la acción del calor. Esta ablanda, mezcla, embebe, asimila,
llena, disuelve, interioriza, indiferencia en una sola masa. Ma-
leable, inestable en continua y trémula movilidad, ella es toda
sumisión impresionable.
Fisiológicamente, corresponde al temperamento lz"nfático,
caracterizado por el predominio del aparato digestivo y de la
función nutritiva, asegurada por la linfa o plasma de la sangre.
El estado dominante es el vegetativo, de la cenestesia, del re-
poso, de la inercia, del sueño. Morfología dilatada y atónica.
Psicológicamente es el reino del instinto conservador que
presta un lugar importante a la memoria, a los recuerdos, a las
costumbres, a las impresiones recibidas, a lo adquirido junto a
la renuncia a la acción, se encuéntra también el abandono a la
vida interior, a la inconsciencia, a la fantasía, a la imaginación,
al sueño, a la contemplación, al predominio de la sensibilidad
psíquica.

El Aire

Húmedo (relación) y caliente (exaltación), el Aire repre-


. senta el estado gaseoso, fluídico, impalpable, ligero, volátil,
comprimible, que tiende a la difusión, a la expansión ilimita-
da en un espacio cada vez más grande. Móvil, difuso, envol-
vente, es el agente de unión, la envoltura de nuestro espacio
libre, del medio ambiente en el que nos animamos. En perpe-
tuo estado de libertad y de disponibilidad, se encuentra ex-
puesto a todos los contactos, desplazamientos, mezclas, in-
fluencias y condiciones; comprimido, es una poderosa fuerza
motriz y explosiva. En la dinámica de los temperamentos, el
Sanguíneo es un Linfático calentado cuya riqueza entra en
actividad. La asociación de lo Caliente (energía) y lo Húmedo
(extensión) constituye el triunfo de la vida natural que se
expande por la tierra: fertilidad, proliferación, exuberancia,
lujuriosidad.
Fisiológicamente, corresponde al temperamento sanguí-
neo, marcado por el predominio del aparato respiratorio y de
las funciones sanguínea y sexual. El estado dominante es el

84
de una rica naturaleza que se expande espontáneamente en su
medio físico y cuyo gran apetito de vivir va parejo con impe-
riosas reivindicaciones instintivas y fuertes anhelos sensoria-
les. Es un gran consumidor, de morfología dilatada y tónica ..
Psicológicamente, es un expansivo que vive de movilidad,
de intercambios, de contactos con su medio, al que se adapta
y asimila espontáneamente; es un eufórico entregado a impul-
sos de alegre vitalidad, de carácter joven, amante de los place-
res, vividor, indisciplinado, al que le gusta la vida concreta.

El Fuego

Seco (aislamiento) y caliente (exaltación}, el Fuego repre-


senta el estado ígneo, de incandescencia, de consunción de la
materia que se encuentra creada, animada,· transformada o
destruida. Exalta, intensifica, sobreexcita, acelera, exaspera,
lleva al paroxismo o transmuta lo que toca, ya violentó, ·agre-
sivo, destructor, ya liberador, depurador, purificador. Es la
acción dominadora, poder conquistador, factor de lucha, de
progreso, de superación, de jerarquización, de afirmación
personal. En la dinámica de los temperamentos el Bilioso es
un Sanguíneo en retracción (seco) cuyo poder pasa de la ex-
tensividad a la in tensividad. La asociación de Calientes ( ener-
gía) y de Seco (retracción) conduce la tensión interior de las
cosas a su extremo poder y hace posible tanto el desierto
estéril como el acceso a la madurez del fruto.
Fisiológicamente, corresponde al temperamento bilz"o~,
caracterizado por el predominio del aparato muscular y de las
funciones de reactividad y dominio. El estado dominante es
el del dinamismo d.e la personalidad dedicado a la conquista
del mundo. Morfología retraída y tónica.
Psicológicamente, es el reino realizador de la pasión tu-
multuosa o de la voluntad disciplinada: ambición devoradora
que satisface una necesidad imperiosa de empuje, de afirma-
ción, de brillo, de superioridad, a través de luchas, creaciones
y victorias; voluntad de poder dirigida al combate, al dominio
y la conquista material, u orientad:. hacia la conciencia lúci-
da, hacia la grandeza de una realización moral o de una eleva-
ción espiritual.

85
La Tierra

Seca (aislamiento) y fría (retención} la Tierra representa


el estado sólido, consistente, denso y fijo de la materia al tér-
mino de su evolución tras la obra de combustión del Fuego.
Es el estado por excelencia de concentración, de condensa-
ción, de reducción, de privación y, en el límite, de desmate-
rialización; el estado de petrificación, mineralización y
fosilización, que desemboca en la estructura más o menos
geométrica de las cosas, en la conservación de sus valores
durables en un cuerpo autónomo, resistente, delimitable,
aislado y cerrado. En la dinámica de los temperamentos, el
Nerviofo es un Bilioso apagado. 1 La asociación de Seco y de
Frío es, al opuesto del Aire, contraria a la vida de la materia
viva, del instinto, pero es propicia a la vida del espíritu.
Fisiológicamente, corresponde al temperamento nervioso,
marcado por el predominio del sistema nervioso y de las fun-
ciones psíquicas. El régimen dominante es el de una naturale-
za refinada, delicáda o enfermiza, que vive retirada del medio
ambiente y de la vida concreta, afirmando su vida mental.
Morfología retraída y atónica.
Psicológicamente, es, al contrario del prolijo y epidérmico
Sanguíneo, un selectivo, de mundo cerrado y profundo o '
·complejo, Ante la vida instintiva y natural que se retira, el ser
se organiza interiormente, utilizando los recursos de su inteli-
gencia, o tomando el camino de la renunciación, del desape-
go, de la privación, de la despersonalización. Su vida psíquica
es rica, profunda y compleja.

Los tipos mixtos se aproximan a las propiedades elemen-


tales o son la expresión de una antinomia de dos de estas cua-
lidades:
Los Sanguíneo-biliosos y los Bilio-sanguíneos se caractefi.·
zan, sobre todo, por las propiedades de lo Caliente. Los Lin-

l. Con la edad, como la vitalidad baja, el tipo Caliente tiende a enfriarse; por
ello el Sanguíneo se convierte a menudo en sus últimos días en un Linfático, mien-
tras que el Bilioso a menudo se convierte en un Nervioso en el ocaso de su vida.

86
fático-nerviosos y los ,Nervo-linfáticos poseen las propiedades
de lo Frío. Los Linfático-sanguíneos y los Sanguíneo-linfáti-
cos son, en primer lugar, Húmedo, y Seco los Bilio-nerviosos
y los Nervo-biliosos. En cuanto a los Linfático-biliosos y los
Bilio-linfáticos, éstos presentan el conflicto entre el Agua y el
Fuego; así como los Sanguíneo-nerviosos y los Nervo-sanguí-
neos son la expresión de una dualidad Aire-Tierra. 1
Esta clasificación temperamental de los Elementos -la
más antigua de las tipologías- posee la ventaja de presentar
cuatro tipos humanos muy diferenciados al mismo tiempo
que cuatro personajes vivos, fáciles de identificar (salvo casos
de dominante poco pronunciada). Para dar una ilustración,
veamos un ejemplo de cada temperamento en la literatura, la
pintura, ~a música, el teatro y la política:

LINFATICOS SAN GUINEOS BILIOSOS NERVIOSOS

Verlaine Balzac Zola Mallarmé


Corot Courbet Van Gogh Cézanne
Debussy Massenet Honegger Ravel
Bemard Blier Raimu Jouvet Dullin
Briand Herriot Clemenceau Poincaré

Y entre los reyes y estadistas franceses:


Luis XVI Carlos VI Enrique IV Enrique III
Luis XVIII Francisco I Richelieu Luis XIII
Luis XIV Colbert
Napoleón Mazarin

Algunos casos no son puros; así, Enrique IV y Luis XIV


se presentan como Bilio-sanguíneos.

l. En este estudio debemos mucho a las investigaciones de nuestro amigo


Maurice Munzinger, que, más que nadie, ha contribuido a Ja claridad en este
campo.

87
SEGUNDA PARTE
LAS GAMAS SIMBOLICAS
Al consistir la interpretación de un tema en el descifra-
miento de las configuraciones, es decir, de las constelaciones
de factores, la tarea que se impone, en primer lugar, es la de
conocer estos factores tomados aisladamente. Al principio,
conviene asimilar lo mejor posible las escalas simbólicas con
las que habrá que jugar fino. ¿cuáles son éstas?
En primer lugar, existen los elementos simples y a conti-
nuación la combinación por dos de estos factores, que for-
man los elementos compuestos. Los elementos simples son
tres: 1) Zodíaco. 2) Planetas. 3) Casas. También son tres los
elementos compuestos: 1) Planetas en los Signos. 2) Planetas
en las Casas. 3) Aspectos.
Sin duda, podría incluirse en ella los signos en las Casas,
pero esta asociación es de orden similar a la de los Planetas en
las Casas, contando tanto un signo en una Casa a través del
valor de su planeta regente como por su propia presencia.
Podemos imaginar el rigor en el juicio y la precisión de
conocimientos que necesita el encadenamiento en serie de los
elementos de unidad simple a unidad compuesta y de unidad
compuesta a unidad compleja, siendo la configuración tratada
prácticamente siempre como una relación, una "constelación"
de variedades compuestas más o menos numerosas. Vemos,
pues, que interpretar consiste en construir un edificio. Ahora
bien, si de partida el arquitecto hace una mala utilización de
sus materiales, el edificio, por muy bello que sea, corre peli-
gro de resentido.
Al decir esto, señalamos palpablemente la más frecuente
fuente de errores que comete el profesional, pues una falta de
estimación de partida produce, tras una serie de operaciones
falsas, una "lluvia de errores" cuya raíz se encuentra en el
desconocimiento profundo del símbolo inicial.
Dentro de los elementos simples, el sector de las determi-

91
naciones concretas de las Casas, cuyo contenido se limita a
algunas representaciones, plantea pocos problemas. Pero no
sucede lo mismo en lo que concierne a la gama de tendencias
humanas que representan los signos zodiacales y los planetas,
los cuales constituyen una representación simbólica de todo
·el Universo: no existe un objeto, un verbo, un estado, una
situación... que no sea expresión de una tendencia zodiacal,
planetaria o zodio-planetaria. La práctica astrológica condu-
ce, pues, a uña búsqueda, siempre enriquecida 'pero jamás
acabada, del inventario de cada signo y de cada planeta. Aho-
ra bien, a falta de poder poseer una gama completa, se trata,
pues, de poseer un conocimiento sustancial.
Rogamos que el lector no espere de un tratado general
toda la fuente de informaciones que un profesional debe
conocer; no podemos comprometemos aquí más que a un
inventario preciso y general. l

El error de muchos aficionados consiste en lanzarse sobre


la parte de predicción de la astrología, pidiéndole a ésta que
les conduzca de entrada a "predecir". Esta deplorable actitud
de espíritu conduce, infaliblemente, a fracasos. Todo pronós-
tico procede de un diagnóstico; ahora bien, éste deriva de una
investigación astro-psicológica. Esta investigación, a menudo,
es subestimada, pues es vista como una descripción banal y
gratuita de los rasgos caracteriológicos, una enumeración de
cualidades y defectos. Sin embargo, un verdadero análisis
astro-psicológico lejos de contentarse con una simple descrip-
ción del carácter se propone, verdaderamente, "construir" o
"reconstruir" al individuo a partir de las fuerzas profundas y
de los mecanismos internos que lo determinan. Sólo a partir
del momento en que se ha comprendido a este individuo, es

l. Para el lector que desee dedicarse seriamente al estudio de la Astrología


es recomendable estudiar, pues, .los doce libro'S de la colección "Zodiaque" (Edit.
du Seuil), así como las obras del Centre International d'Astrologie ya aparecidas
sobre los planetas: Sol y Luna, Júpiter y Saturno, Urano y Neptuno. Puede tam-
bién extraer abundante información en la revista del C.I.A.: L 'Astrologue que
aparece todos los trimestres· en las F.ditions Traditionnel!es, II Quai Saint-Michel,
París.

92
posible prever -dentro de los límites de la previsión racional-
lo que puede hacer, sufrir y devenir. Pues, mientras más se
reflexione sobre ello, más se evidenciará que no son los suce-
sos, los aconteciniz'entos, en tanto que tales, los que se en-
cuentran "inscritos" en el mapa astral, sino únicamente las
conductas psicológicas que los explican, justifican y deter-
mman.
·Pero una investigación psicológica de esta categoría no se
encuentra al alcance del empirismo psicológico del aficiona-
do, por más intuitivamen'te dotado que esté. Los símbolos no
se dejan abordar sin preparación; no basta con acumular en
revoltillo los innumerables y pronto desbordantes elementos
que gravitan en tomo a un mismo símbolo: ¿quién puede
contentarse con ese baratillo inasimilable que presenta un
simbolismo en su estado natural? Hay que construir de él un
conocimiento ordenado y, para esto encontrar la clave,_ ex-
traer estructuras, gracias a las cuales puedan establecerse lazos
de unión entre los distintos términos que dan unidad al sím-
bolo. Ahora bien, esta clave, estas estructuras, nos las aportan
las disciplinas psicológicas: éstas son, para nosotros, útiles e
indispensables si uno no quiere contentarse con una práctica
superficial.
Ya se trate del psicoanálisis {sobre todo de sus complejos
y sus tipos: oral, anal •.. ), de los temperamentos (ver capítulo
precedente), de los tipos de actitud (extraversión, introver-
sión) y de las funciones (Intuición-Sensación-Pensamiento-
Sentimiento) de Yung, de la Caracteriología {Le Senne) que
utiliza diferentes propiedades (Actividad-inactividad, emotivi-
dad-inemotividad, primariedad-secundariedad, amplitud y es-
trechez del campo de conciencia) o de clasificaciones clínicas
{neurosis, psicosis), todas ellas son claves que utilizaremos
para llegar a lo esencial de los símbolos. Su uso podrá, por un
instante, desconcertar al lector, pero aunque le impo:vga un
pequeño esfuerzo, éste quedará recompensado al hacerle to-
mar el camino más corto que lleva al conocimiento psicológi-
co del individuo.

93
'IJ
,,
1
IV. EL ZODIACO

El Zodíaco, ese viejo reloj del cielo, es una figura llena de


enseñanzas que no deja de hablar a quien lo interroga, como
un libro de imágenes de la humanidad. Por sus estructuras
geométrica, matemática, dialéctica y simbólica y por sus im-
plicaciones mitológicas, filosóficas y metafísicas, es verdade-
ramente una o, mejor, la clave simbólica del Universo. Nos-
otros no lo estudiaremos aquí más que desde el ángulo concre-
to de la psicología, presentando la gama humana de los doce
signos.
Sabemos ya que el Zodíaco es la expresión de un cierto
orden natural. Recordemos brevemente que su división cua-
ternaria está basada en el cruce de dos ejes: lo Frío del invier-
no en el solsticio de Capricornio se opone a lo Caliente del
verano en el Solsticio de Cáncer. Lo Húmedo de primavera,
estación del vigor y la fecundidad, se encuentra en el equi-
noccio de Aries, oponiéndose a lo Seco del otoño, estación
de la desecación vegetal, en el equinoccio de Libra. Junto con
la división cuaternaria existe una división ternaria: el primer
tercio (0° - 120° - 21 de marzo-23 de julio) está bajo el signo
del aumento del calor hasta su apogeo; crecimiento de la ve-
getación. El segundo tercio {120° - 240° - 23 de julio-23 de
noviembre) marca el tiempo de la madurez y los frutos. Y el
último tercio (240° - 360° - 23 de noviembre-21 de marzo)
preside a la instalación del frío que entumece la Naturaleza
hasta su renacimiento. Cada uno de estos tercios contiene
cuatro signos pertenecientes a los cuatro Elementos. Asimis-
mo, las propiedades de este temario se encuentran en los tres
signos que componen cada cuarto: el primero llamado Cardt'-
nal: es (principio de estación) un dinamismo que abre una

95
nueva fase; el segundo es Ftjo (mitad de estación): dilata y
concretiza las promesas del signo precedente, y el tercero es
Mutable (o Móvil): análogo a un final de estación, anuncia un
declive y prepara una mutación. Como hay tres signos del
mismo Elemento, resulta que cada signo pertenece a un esta-
do diferente en el temario. Estas bodas del cuaternario y del
temario conducen a la clasificación siguiente:

CARDINAL FIJO MUTABLE


FUEGO Aries Leo Sagitario
TIERRA Capricornio Tauro Virgo
AIRE Libra Acuario Géminis
AGUA Cáncer Escorpio Piscis

Cada sign¿ posee, pues, su fórmula propia, que le confiere


un valor particular, además de otras informaciones que pue-
den extraerse de su símbolo (animal, objeto ... ), de la grafolo-
gía de su jeroglífico, de la etimología de su nombre, es decir,
de su envoltura mitológica, pero esta significación que le es
propia permanece ligada al orderí de todo el movimiento
zodiacal en su conjunto.

ARIES

Simbolismo: Simboliza el fuego original que se manifiesta


a la entrada de la primavera, el surgimiento de las fuerzas bru-
tas de la vida (estallido de las yemas, nacimiento de los brotes
de la tierra, celo de los animales ... ). El ritmo vital, bajo este
signo, es el de un salto adelante, de una aceleración: comien-
zo, renovación, propulsión, impulsión, chorro, estallido, ex-
plosión ... Es el soplo del fuego prometeico, ese fuego a la vez
creador y destructor, ciego y generoso, caótico y sublime,
capaz de expandirse en todas direcon~s; es la descarga irrup-
tiva, fulgurante, indomable del rayo, 'la violencia del fuego
animal indiferenciado, el impulso anárquico, devorador, de vi-
gorosos instintos primitivos; una liberación de las fuerzas
nuevas, inclasificables e inadaptadas, de generosas promesas,
empujadas hacia su apogeo.

96
Esta naturaleza es de esencia marciana. Representa, ante
todo, la lucha por la vida en el estado de la selección natural
en el que reina la ley del más fuerte. Pero junto al grito de
guerra agresivo y los arranques de cólera y deseos de Marte,
aparece la exaltación solar, simbolizada por la victoria de los
días sobre las noches, del calor y de la luz. Bajo la rúbrica
Marte-Sol, Aries es el signo más masculino, el que correspon-
de al prototipo animal (camero) que es un hipermacho.

Psicología: El factor dominante de la estructura psicológi-


ca del tipo Aries es la primariedad, que es como una presencia
del ser completamente implicado en el instante, del que se
deriva todo un comportamiento general: reacciones fuertes,
inmediatas y breves; impulsividad, movilidad y fugacidad de
las impresiones; gusto por el cambio, la novedad; inestabili-
dad, indisciplina, precipitación, arrebatamiento, testarudez;
espontaneidad, improvisación, fervor, exaltación, pasión,
extravagancia, política del "todo o nada", estados de paroxis-
mo ... Hay que añadir que este Primario se ve, a ~agen del
animal cuya fuerza se encuentra concentrada en la masacra-
neana hacia delante, proyectado hacia un futuro al que abor-
da con una cierta violencia (de ahí la relación de Aries con la
cabeza): vive de proyectos, se lanza a aventuras, siembra,
pero deja a menudo que recojan los demás ...
La Primariedad se asocia en él a la Actividad y a la Emoti-
vidad, lo que hace de él un Colérico bastante puro. Incluso, a
menudo, es super-emotivo; la Actividad es el coeficiente más
modificable. La inteligencia es del tipo Intuición (introvertida
o extrovertida).

Dialéctica: No existen dos tipos de Aries dialécticos, al


estar este signo hecho de una sola pieza, simple, franco, direc-
to, puro, total frente a sí mismo y los demás. Todo lo más
puede señalarse que, aunque ordinariamente tiende a la extro-
versión, influencias exteriores pueden volverle hacia la intro-
versión (oposición típica de los Aries Zola y Baudelaire).

Destz'no: Predisposición a la aventura, a los accidentes, a


las luchas, combates, rivalidades, procesos, gastos excesivos,

97
enamoramientos, pasiones devoradoras; tendencia a la vida
ruidosa, inestable, palpitante, febril, a los excesos y desórde-
nes; propicio a la afirmación de una personalidad que traza
una nueva vía, a jugar un papel de guía, de iniciador, de ilu-
minador, de innovador, de precursor, de jefe.

El ejemplo de Enrique JI (único rey francés con una fuer-


te marca Aries, por ocupación del Sol, la Luna y Venus) mues-
tra que una dominante planetaria (más tarde se verá lo que
este término significa con precisión) contraria al signo, tiende
a aniquilar o transformar su sello. De hecho, el saturnino
Enrique II es un Aries mezquino, un Aries inhibido. Lo ve-
mos, Delfín, tomar una actitud díscola frente a su padre,
Francisco I, y, una vez coronado, romper con las costumbres
de éste. Sin duda, también es de un valor indomable, amante
de la caza, de las carreras de caballos y de los torneos. Pero el
conflicto Saturno-Aries hace de él un débil, un tímido, un
indeciso, que se obstina para dar la ilusión de decisión y auto-
ridad, un sumiso que se deja gobernar. Su destino lleva más la
marca del signo: su reinado empieza entre el humo de las ho-
gueras y los clamores de los mártires heroicos que inauguran
las guerras de religión. Debuta, también, con el duelo J arnac-
La Chátaigneraie para acabar con el a~cident mortal en la
cabeza bajo el lanzazo de Montgomméry (tendencia disonan-
te del Aries afectado por Saturno).

TAURO

Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza la condensación


del impulso de Aries, la materialización de fuerzas creativas
que se concretizan en la abundancia de formas, siendo esta
segunda fase de la primavera la de la vegetación masiva, espe-
sos céspedes, verdes pastos, flora, esencias vegetales y apari-
ción de los primeros frutos. A imagen del bóvido, el nuevo
ritmo va de acuerdo con la lentitud y estabilidad debidas a la
pesadez, espesor y densidad de la materia. Pero esta encarna-
ción es rica: se asimila a la tierra nutricia, a la Madre Na-
turaleza, fecunda por excelencia. Por lo demás, en él tenemos

98
al signo más femenino, a imagen de la vaca, animal hiperhem-
bra.
Su naturaleza es de esencia venusina: es la paz, la alegría
de vivir en la embriaguez de los sentidos, los valores de una
Venus camal, toda plena y vibrante de emanaciones terres-
tres, la Venus Genitora. La Luna, por su exaltación en el
signo, participa también de esta naturaleza: la sustancia en
toda su fecundidad se entrega a su poder de acción produc-
tiva.

Psicolog{a: El rasgo fundamental de la estructura psíquica


de Tauro es la secundariedad, a imagen del toro de abundan-
tes formas, todo el poder amasado en la cerviz (analogía que
asocia a Tauro con el cuello), que, trabajador perseverante,
traza sin p_risas su surco, en un esfuerzo paciente que supem
toda resistencia. El movimiento adquirido por el pivote inte-
rior de la secundariedad deja a este tipo largo tiempo bajo el
impacto de las impresiones recibidas, de las que guarda hue-
lla, dejando éstas en él largos rastros que cavan un pesado
surco en las profundidades de su ser, el cual, a través del pre-
sente, siente, repiens_a y cavila el pasado: es un "rumiante"
psíquico. De ahí, fidelidad, constancia, apego, resistencia,
paciencia, adaptación lenta, perseverancia, testarudez, rencor,
machaconería, fijeza, obstinación, fuerza estática, poder
masivo y concentrado ...
Es, también, un instintivo, un ser sano, en contacto direc-
to con la naturaleza universal. Sus instintos son imperiosos,
sensualidad desbordante, bien instalada en lo real por un
capital de salud que puede embrutecerlo en un egoísmo con-
fortable. Estos instintos son, sobre todo, captadores: captan,
absorben, como raíces en la tierra. Este tipo es, pues, sobre
todo, un instintivo oral, lleno de deseos digestivos, inclinado
a engordar, a tragar, a asimilar, a adquirir, a poseer, a conser-
var, a vivir lo más intensamente posible en el mundo del
poseer. La exaltación de la vida es vivida a la manera senso-
rial, haciendo de él un dionisíaco: encantamientos terrestres,
grandes voluptuosidades, amor por la tierra, la Naturaleza...

Dialéctica: El tipo Tauro oscila entre dos polos extremos.

99
Un;i dominante fría (Saturno-Luna), hace de él, a imagen del
toro pesado o de la vaca pastando pacíficamente su hierba,
un lento de temperamento linfático-nervioso, vagotónico
embotado por la pasividad vegetativa, algo pesado, inemotivo,
de carácter plácido, tranquilo, monótono, inclinado a ser taci-
turno, a la melancolía o al pesimismo. La dominante caliente
(Marte-Júpiter-Sol), a imagen del toro en la arena, hace de él
un expansivo de temperamento sanguíneo, hiperemotivo y
activo, lanzado a la velocidad del volante, optimista, excita-
ble, de temibles cóleras, inclinado a las fuertes pasiones, a los.
desbordamientos y desconciertos del instinto. Estas dos opo-
siciones pueden coexistir.

Destino: Según un caso u otro, la vida es calmada o tor-


mentosa. Este tipo se encuentra inclinado a fijarse en la pa-
sión del trabajo, del dinero o del amor. De tendencia cons-
tructora y estabilizadora, está predispuesto a volcarse en el
trabajo, a las grandes tareas, en un esfuerzo intensamente
constructivo; posesivo, se encuentra dirigido hacia la adqui-
sición de bienes materiales, hacia el enriquecimiento; o, gran
consumidor, puede lanzarse a una vida de placeres o a las
grandes pasiones del amor, voluptuosidades, celos y tempes-
tades pasionales.

Catalina de Médi"cis es un caso representativo de Tauro,


con la presencia del Ascendente, el Sol y la regenté Venus en
el signo, un Tauro cuya dominante Saturno-Capricornio
refuerza la secundariedad del signo. Todos sus biógrafos seña-
lan en ella la resistencia, la perseverancia, la paciencia con una
9bstinación que nada desalienta. Tras un largo aprendizaje en
la Corte de Francisco I, a la que debe adaptarse, nada la des-
corazona, ni las humillaciones de Diana de Poitiers ni la indi-
ferencia de su marido, el futuro Enrique II. Consagrando al
infiel un extraño apego, una fría espera le hará saborear la
hora en que su odio acumulado contra la favorita estallará
como un huracán. Esta pesada florentina, enfundada en sus
crespones y vestidos de luto, se encerrará en una viudez aus-
tera. Afirmándose pacientemente en la Corte tras haber
superado su despecho, tanto tiempo ridiculizada y despreciada,

100
la vemos elevarse, a grandes pasos, en el gobierno de Francis-
co II, después en la regencia que le da la minoría de Carlos IX.
Afirmándose la pasión capricomiana-satumina del poder
como suprema de su vida, pondrá una indomable obstinación
en defender la unidad de la monarquía. Luchará, durante 25
años, para desmentir a sus astrólogos que le predecían la lle-
gada de los Barbones, y no se resignará a admitir el fracaso
de sus esfuerzos. A los 60 años, a pesar de su obesidad pro-
nunciada (rasgo taurino, como su gula) y la gota, surca Fran-
cia, de ciudad en ciudad, de castillo en castillo, durante 18
meses, entre las mayores dificultades y, hasta la víspera de su
muerte, sigue entretejiendo sus telas de araña para imponer
su autoridad a Enrique III.

GEMINIS

·Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza tras la eclosión


di;: Aries y la encarnación de Tauro, la conquista aérea de la
vegetación a través del ramaje y la hojarasca, siendo esta ter-
cera fase primqveral la de la plenitud de la función clorofi1ica,
en correspondencia con el aparato pulmonar, sede de la fun-
ción respiratoria, y con los miembros superiores, órganos de
la motricidad. Todo es dualidad en este signo .de Aire bipolar:
los dos brazos, los dos lóbulos pulmonares, aspiración y espi-
ración, los dos brazos verticales de su ideograma, los Dioscu-
ros Cástor y Pólux, del símbolo. Es, también, el signo de los
ritmos rápidos y de los movimientos rápidos, de las relaciones
estrechas con el medio ambiente, así como de la vida del es-
píritu.
Mientras que Aries es hipermacbo y Tauro hiperhembra,
Géminis es andrógino, signo de la polarización, de la diferen-
ciación de los dos principios opuestos y complementarios. Su
naturaleza participa de la esencia adolescente y hermafrodita
de Mercurio, principio de relación, de intercambios, de movi-
miento, de adaptación, de comunicación, de interpenetra-
ción, de cerebralización.

Psicología: La propiedad dominante del signo es la prima-

101
riedad asociada a la amplitud del éampo de conciencia, pro-
duciendo el "superficial amplio" de Otto Gross, que entiende,
por ello, esa amplitud virtual que presta a la conciencia una
gran movilidad, pues no proyecta en cada instante más que
una ligera atención sobre las cosas, sin insistir en la captación
de las mismas; de ahí una débil huella en la impresión, reco-
rriendo el foco de la atención, en este caso una amplia super-
ficie de representaciones. Si Aries es el más impulsivo de los
signos y Tauro el más fijo, Géminis es. el más móvil. Es un ser
nervioso, más ligero que una pluma y que vive en el aire, un
ser rápido de humor cambiante, amante del movimiento, sin
poder estarse quieto, que necesita espacios abiertos y hecho
para el desprendimiento. Es, también, "junco pensante"*,
un ser ágil, flexible, ligero, hábil, adaptable, comediante, ca-
maleón, que toca de todo un poco, pícaro, malicioso, y, en
consecuencia, inestable, ligero, a la vez en todas partes y en
ninguna, presa de la división interna y de los problemas que
ésta plantea.

Dialéctica: La primariedad se combir¡.a de dos formas


opuestas bajo el ángulo caracteriológico, de ahí dos tipos po-
sibles:
a) El tipo Cástor Emotivo-subactivo, correspondiente al
Nervfoso, a la sensibilidad inestable, constantemente en movi-
miento, a la vivacidad de sentimientos, a la búsqueda de emo-
ciones nuevas, al vagabundeo afectivo, a la vida tironeada por
impulsos sucesivos, pasiones desordenadas y cambiantes; ser
antojadizo, viviendo en una atmósfera febril y buscando un
"presente" tan intenso como maravilloso en lo posible.
b) El tipo Pólux Subemotivo-activo, correspondiente al
Sanguíne"O, especie "de espíritu sin alma'' con una gran pre-
sencia de espíritu, viviendo y actuando según su pensamiento,
curioso, práctico, hábil, oportunista, inventivo, irónico, sar-
cástico, espiritual, de corazón reseco. A menudo, estos dos
caracteres opuestos alternan o coexisten a dos niveles distin-
to.s en el mismo sujeto, pero, en general, uno de ellos predo-
mma.

* "L 'homme est un rosea.u pensant", Pascal. (N. del T.)

102
Destino: Posibilidad de poder pulsar muchas cuerdas y pre-
disposición a seguir un itinerario con destinos diversos, cuan-
do no a tomar, paralelamente, varias vías. Posibilidad de éxito
por la virtuosidad, por la trama de relaciones sobre todo, en
particular, para escribir, hablar, adaptar, transmitir, interpre-
tar, traducir, intercambiar o desplazar. .. Vida bastarite inesta-
ble e itinerante, al acecho de aventuras o nuevas experiencias.

Ningún personaje de nuestra colección es representativo


de Géminis; ninguno, por lo demás, es nativo de este signo.
De los tres Ascendientes Géminis, solamente dos son signifi-
cativos, al presentar Carlos VIII una marcada constelación
planetaria que borra su huella. En Francisco !, el signo parti-
cipa de la dominante planetaria: temperamento versátil, ca-
rácter volátil, diletantismo, int.eligencia rápida, viva, brillante,
un poco superficial. " ... Captaba sin esfuerzo el fondo de los
problemas que se le planteaban, y no dejaba de estudiarlos, a
continuación, para comprenderlos en profundidad. Pero po-
seía una facultad de improvisación verbal cuya facilidad cau-
saba admiración ... " "Ligero, inestable, abordando todas las
cosas, pero acariciándolas más bien que poseyéndolas, y satis-
fecho cuando había cogido la flor y gustado el perfume, era
incapaz de esfuerzos sostenidos y, si alglina: empresa exigía
meditación y cálculo, se dirigía a quienes pudieran tomarla a
su cargo por él. Extraordinariamente influenciable, a la vez
por pereza y por versatilidad personal, le vemos constante-
mente reflejar una personalidad más vigorosa... " 1 En Carlos
X, el Ascendente Géminis se encuentra contrariado por una
dominante saturnina, aunque se le haya reconocido al nuevo
Rey, de 67 años, un "talante asombrosamente juvenil": "Era
de esos viejos ligeros, bastante parecidos a los niños que em-
piezan a sonreír. Ya antes de haber acabado de llorar... " 2 El .
signo intervenía en mucha mayor cuantía cuando, Conde de
Artois, era un príncipe dandy y libertino. En la línea monár-
quica de Francia,Margari"ta de Valois, con Sol, Luna y Mercurio
en el signo, ofrece más el ejemplo de una naturaleza Géminis.
,
l. Franfois I, por Augusto Bailly, A. Fayard, 1954, p. 311.
2. Charles X, Tomo 2, por P. DE LA GORCE, Plan, 1923.

103
CANCER

Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza la primera fase del


verano que corresponde a la formación de las semillas y mar-
ca el triunfo de las fuerzas generadoras maternales. Concep-
ción, gestación, maternidad, tal es él proceso canceriano en
su contexto alimenticio, digestivo, formador (corresponde al
estómago y a los senos). Simboliza, igualmente, las aguas
originales, las aguas-maternas, el momento del año en que la
savia vegetal hincha los tejidos de la Naturaleza en plena fe-
cundidad. El crustáceo (cangrejo) que lo representa es particu-
larmente prolífico; vive bajo un caparazón como los gérme-
nes, huevos, fetos y brotes, esbozo y prefiguración de la vida
que va a renacer (concha, matriz, costra, envoltura); y tam-
bién anda hacia atrás, símbolo de un retomo, de un reflujo
hacia el pasado.
Esta naturaleza es de esencia lunar, siendo la Luna el sím-
bolo de la madre y del niño, del agua, del crecimiento, de la
alimentación, de la fecundidad, de la vida vegetativa, instinti-
va, crepuscular, inconsciente ...

Psicología: El complejo materno constituye la trama de la


psique de este tipo, próximo a su sensibilidad cenestésica, a
su vida vegetativa; da la impresión de permanecer en la infan-
cia, de vivir en su concha, de refugiarse en su pasado. De esta
forma se encuentra inclinado a identificarse con su madre, a
apegarse a su familia, a su infancia, a los recuerdos, prefirien-
do lo de adentro a lo de afuera, lo interior a lo exterior, lo
íntimo a lo social. Es un soñador, un sentimental, un sensible,
un imaginativo, inclinado a lo esquizoide, al autismo, a la
sumisión pasiva y femenina, en primer lugar a la madre y des-
pués al mundo.
Es un sobreemotz"vo-subactivo en el que la inactividad aleja
la emotividad de la acción sobre las cosas para dirigirlas hacia
la conciencia de sí mismo, volviéndose el ser hacia las fuentes
internas. Es, al mismo tiempo, un introvertido, un Narciso,
contemplativo, lírico, imbuido del sentimiento de su persona,
soñando su vida o viviendo su sueño. Es,' también, un elegía- .
co, un romántico que ama lo maravilloso, lo fantástico, los

104
cuentos de hadas. Bajo un aspecto saturnino o uraniano, pue-
de suceder que ese tipo tome, como defensa, contrapeso a la
influencia materna mediante una reacción seca y firme contra
todo lo que es femenino, afectivo, emotivo, irracional, instin-
tivo ...

Dialéctica: Según prevalezca la secundariedad o la prima-


riedad, el canceriano puede ser:
a) Sentimental-paranervioso: Ser de emotividad algo inhi-
bida, rumiando expresiones dolorosas, ensimismado en medi-
taciones, dejando más o menos de vivir para sentirse vivir.
Indeciso, veleidoso, inhibido, resignado, melancólico, inclinado
a la autoacusación, a la misantropía; con prédominio de los
sentimientos morales; apego a los recuerdos, al pasado, a las
costumbres; interés por la Historia.
b) Nervioso-parasentzºmental: Ser entregado a la contra-
dicción de sus arrebatos sucesivos, inclinado al cambio, a la
renovación de sus sensaciones; caprichoso, vagabundo afecti-
vo, yendo de una cosa a otra, infiel al objeto pero siempre
apegado a las imágenes de un Yo sensible y susceptible.

Destino: Se presentan, pues, dos tipos distintos de destino:


Uno dominado por el humor sedentarz·o e inclinado a una
vida estable, siendo el individuo un alma simple, de naturale-
za buenaza, tranquila, familiar, casera, sin pasiones aparentes.
Ser hecho para la vida interior, moviéndose poco y con ten-
dencia a la fijación, se encuentra tanto apegado a su familia,
a su casa, a su país, a sus cuatro muros como a las realidades
materiales.
El otro es un ser de humor peregrino y vida inestable; es
una naturaleza errante, sobreexcitada, desapegada de la reali-
dad prosaica, desprovista de sentido práctico, al margen de las
normas. Ser extraño, caprichoso, extravagante, complicado,
cautivador, llama efímera, entregado a la vida bohemia o a la
licenciosa, sin hogar, domicilio ni medio fijo, sin familia, en-
tre ángel y demonio ...

Nuestra lista de monarcas nos ofrece tres ejemplos distin-

105
tos de cancerianos. Entre ellos, el rnás puro y prototípico
(Ascendente, Sol, Luna y Marte en el signo) es Luis XII, pero
Júpiter domina sobre la Luna. Este príncipe, más preocupado
por los intereses de sus súbditos que por sus propias ambicio-
nes personales, concebía la autoridad monárquica de una
forma paternal, y fue tan hábil en la conservación y adminis-
tración de sus bienes y tan excelente padre de familia que
todo el reino lo honró saludándole con el título de "Padre de
los pueblos", otorgado por los Estados Generales de 1506.
Reinó en una comunicación real de sentimientos con el pue-
blo. Este ser sensible que profesó hacia Ana de Bretaña una
profunda pasión, fue un marido ejemplar y, finalmente, un
marido sumiso. Emotivo, se tomaba tan a pecho sus fracasos
que hasta cayó enfermo por la pérdida del reino de Nápoles.
Como Luis XI (Sol y Mercurio en Cáncer) que reinó, igual-
mente, en estrecha comunión con su pueblo, tuvo gran inte-
rés por el estudio de la historia, tema canceriano. Con el
Ascendiente y el Sol en el signo, Carlos IX da ejemplo de un
canceriano-lunar disonante: infantil, vegetativo, maleducado,
indolente, sin defensas, poco dueño de sí mismo, verdadero
merengue tras la fachada de un carácter impulsivo y convul-
sivo, este lunático, tan pronto agitado como abatido y melan-
cólico, aplastado por su destino, se encontrará minado por las
alucinaciones y remordimientos tras el San Bartolomé. Sin ser
ni el canceriano bonachón ni el canceriano insensato o parti-
cipando de ambos, Carlos VIII (Sol y Mercurio en el ~igno)
responde al tipo de humanidad corriente del signo. Lo vemos,
mue.Ro tiempo después de la muerte de su padre, como Del-
fín sumiso, bajo la tutela de su hermana mayor, Ana de Beau-
jeu. Ya rey, es simple, familiar, amable, tendiendo la mano a
sus amigos, dejándose llevar tanto por los placeres como por
los gastos. Este rey fue también y sobre todo un gran soña-
dor, con nostalgia del pasado o de un paraíso perdido que
intentó buscar en las conquistas de Italia, soñando siempre en
un más allá, una marcha sobre Constantinopla y una nueva
cruzada contra los infieles.

106
LEO

Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza la culminación


vegetal, la plenitud del fruto, toda magnificencia o madurez
bajo el más brillante Sol del año. En analogía con este apogeo
de los mediodías de verano, es el signo de la plena afirmación
de la individualidad, de la voluntad, de la conciencia, del
"Yo", de la soberaneidad egocéntrica. Si el fuego cardinal de
Aries es animal, ciego y sublime, el fuego fijo de Leo es la
expresión de una fuerza dominada, de una energía-luz disci-
plinada, de un fuego individualizado, consagrado a las poten-
cias del Y o, de la voluntad dirigida, fuerza central reguladora
e irradiante de vida, de calor, luz y brillo.
Signo solar, en analogía con el corazón, participa, como
"rey de los. animales", de la naturaleza del astro central y
sublime, simbolizando la realeza de la vida psíquica, la parte
más noble del instinto. Pero, mientras que Leo se encama a
menudo bajo la forma inferior del animal ciego por las fuer-
zas que no puede dominar, el Sol, personificador de la vida
adulta, socializada, civilizada y sublimada en sus más altas
síntesis, es susceptible de desempeñar el papel de un superego
tiránico, responsable de las peores crisis internas. ·

Psz"cología: El leonino es una fuerza de la Naturaleza, a


menudo de constitución atlética y, aún más a menudo, ani-
mado de un temperamento bilioso. Fuerte, sano, que va al
encuentro de la vida, confiado, feliz, natural, con una abun-
dancia vital que le presta aplomo, anchas espaldas, seguridad,
audacia, sed de conquista, de dominio y ambición. Es un
Apasionado (Emotivo-Activo-Secundario): impulso del Y o,
expansión vital hasta la hipertrofia tiránica de la voluntad,
sentimiento de grandeza, porte, orgullo, sobreestimación de
sí mismo, necesidad de prestigio, carácter magnánimo, altivo,
recto; gran ambición realizadora, movilización de las fuerzas
íntimas, en la más alta tensión interior, al servicio de una pa-
sión dominante, de un ideal que se convierte en el alma de su
vida, el centro de su existencia; sentido de mando, de poder,
de responsabilidad. Peligro de inflación del Yo, a menudo en
la identificación con su profesión, su título, su misión ... de

107
forma exhibicionista, máscara social que devora la individuali-
dad, siendo el ser, mitad glorioso mitad esclavo, actor que no
existe más que para su público, prestando un valor especial al
hecho de ser mirado, apreciado, admir:ado ...

Dialéctica: Pueden distinguirse dos orientaciones particu-


lares del leonino:
a) El Hercúleo; el poder se ejerce en la expansión horizon-
tal y da el realista; es un ser físico, fuerte, viril, combativo, in-
clinado a la grandeza material, viviendo en la preocupación
empírica de lo terrenal que le impide toda sublimación (do-
minante marciana, jupiteriana).
b) El Apolíneo; el poder se afirma en la tensión vertical y
hace de él un idealista. Hombre de acción, es un héroe del
honor; artista, se encuentra disciplinado por su sol interior
que hace reinar sin compartirlo los poderes luminosos de la
belleza organizada, del arte dominado: la perfección y los es-
plendores cenitales. Su éxito le conduce a la grandeza espiri-
tual (dominante solar, saturnina, uraniana).

Destino: Coeficiente elevado de éxito en razón de su apti-


tud para "reservarse la parte del león" por la afirmación dd
Yo y de los intereses personales. Uno de los seres mejor situa-
dos para construirse una fortuna y para satisfacer su gusto
por la vida lujosa, opulenta, fastuosa. Dotado para hacer gran-
des negocios, construir empresas de envergadura, alzarse a
puestos elevados, al poder, desempeñar una política de presti-
gio, realizar conquistas imperiosas que satisfacen ambiciones
importantes. Hecho para la vocación y cargos públicos.

Encontramos "componentes" leoninos en Luis XIV,


Francisco I y Enrique III. Si Luis XIV es más solar que leoni-
no, la participación de este signo es importante en Enrique III,
siendo Leo su Ascendente. Junto con su dominante venusina,
es el Leo apolíneo, príncipe esteta con extraordinario gusto
por el lujo, preocupación por el aspecto, amor por las artes,
los materiales preciosos, los refinamientos, la necesidad de
embellecer su persona y la vida. Por lo demás, podía advertirse

108
en él tal majestad en su porte y en sus acciones que no hacía
falta preguntar dónde estaba el rey cuando uno se encontraba
cerca. E incluso en la feminización de sus costumbres en me-
dio de sus favoritos, no perdería jamás aquella dignidad,
aquella nobleza que le valió el ser el primero de nuestros re-
yes denominado: iSu Majestad! Pero el Leo más representa-
tivo -un Leo Hercúleo sobre todo, con una dominante Sol-
J úpiter-Urano- es Napoleón que presenta Sol-Mercurio y el
Medio Cielo en el signo. El carácter titánico de este personaje
de leyenda es suficientemente conocido para dispensarnos de
una comparación a fondo con el arquetipo Leo. Sabemos que
dormía poco, comía deprisa y trabajaba hasta veinte horas al
día, llevando todo el peso de su poder hacia la acción exterior,
desde el momento en que recibió el pleno poder de ejercer
sus facultades sin control, no existiendo más que para su vo-
cación a la autoridad absoluta. Mi amante es mi poder, decía.
"Yo, no tengo en absoluto ambición ... O, si la tengo, es tan
natural, tan innata, se encuentra tan arraigada en mi existen-
cia, que es como la sangre que corre por mis venas, como el
aire que respiro; no me hace ir más deprisa, ni hacia otros mó-
viles que los que son naturales en mí; no tengo nunca que
combatir ni en favor de ella ni en contra de ella; jamás ésta va
más deprisa que yo; no va más que al ritmo de las circunstan-
cias y del conjunto de mis ideas". ¿Podía expresar mejor que
él es la ambición?

VIRGO

Simbolt"smo: Simboliza en la Naturaleza el término de un


largo proceso: sembrada en Capricornio, la semilla da aquí la
espiga madura, pronta a ser cortada; es la cosecha, el entroja-
miento. Bajo este signo de Tierra-Mutable, por un tiempo
estéril, toda la Naturaleza se deseca (el grano se desprende de
la espiga al desprenderse de su vaina), se diferencia, se selec-
ciona, se particulariza, se cierne, se reduce, se asigna límites
precisos. El impulso vital se encuentra en su ocaso, las fuerzas
se debilitan, las formas se adelgazan; pero el empobrecimien-
to de la vida animal es compensado por un orden del espíritu:

109
es la aparición de la razón, buscando el hombre su medida en
la lógica. La energía se canaliza en la esfera inmaterial de la
inteligencia, en la agudeza de espíritu. Este signo correspon-
de, orgánicamente, al intestino en su función de criba, de
asimilación y eliminación de desechos.
Signo de Mercurio, se encuentra en afinidad con el astro
en la represión de la vida sensible, en la intelectualización y la
socialización en beneficio de las costumbres y convenciones
sometidas a las reglas del sentido común; comercio del espíri-
tu por las ideas revestidas de palabras y comercio de la mate-
ria a través del sistema de intercambios reglamentados. Tanto
signo como planeta establecen distinciones, separaciones,
demarcaciones, clasificaciones, como la sequedad separa las
partes de un todo.

Psicología: Temperamento nervioso en el que la vida psí-


quica y mental pasa por delante de las manifestaciones físi-
cas; naturaleza refinada, de reacciones flexibles, de conducta
selectiva, con algunas dificultades de adaptación y de integra-
ción al medio ambiente, con una inquietud latente. En el
rechazo del ins.tinto se encuentra la base de su personalidad:
el ser pasa todo por la criba, reflexiona antes de actuar, a
veces incluso "busca cuatro pies al gato". Gracias a este fre-
no, introduce en su vida una disciplina y edifica un orden que
satisface un ideal. De ahí un lado perfeccionista, un deseo de
cultura o de perfección moral que satisface una necesidad
de autodeterminación, de seguridad en sí mismo. Ante la an-
gustia por lo desconocido, prefiere apoyarse en la sensatez de
su juicio, situando su salud a un nivel de reflexión, un cálculo
razoR.ado, un acto perfeccionado. Práctico, realista, busca la
seguridad, la quietud, vive en defensa contra el instinto, a
través de mecanismos de protección, bajo forma de retracción
del Yo {introversión, reserva, pudor, timidez·, sobrie_dad, senti-
miento de inferioridad, desapego ... ). Corresponde al complejo
anal reprimido del psicoanálisis freudiano: tendencia general
· a retener, a controlar, a disciplinarse, a oominarse; economía,
parsimonia, acumulación, conservación; contemporización,
creación laboriosa y escrupulosa, manía del detalle, apego a
los principios, a las reglas y consignas; honestidad, conciencia,

110
seriedad, aplicación, respetabilidad, pureza, perfección; análi-
sis, duda, escepticismo, lucidez, organización, método, clasi-
ficación, sistematización, gusto enciclopédico; espíritu dirigi-
do hacia las cosas difíciles, laboriosas, ingratas o penosas.

Dialéctica: En este tipo la inhibición domina habitual-


mente sobre la impulsión pero, a consecuencia de una domi-
nante planetaria particular (marciana o plutoniana entre
otras), esta relación se invierte, de forma que tenemos, enton-
ces, el complejo anal relajado, que corresponde a los valores
de Escorpio: naturaleza instintiva, indisciplinada, rebelde,
desordenada, agresiva, anticonformista, autoritaria, tozuda,
destructiva, sádica ...
Mucho más a menudo existe una alternancia o coexisten-
cia de la inhibición y la impulsividad, de forma que el tipo
Virgo corresponde al tipo ambivalente: racional e irracional,
ahorrador durante un tiempo y de repente gastador, puntual
e inexacto, maníaco y desordenado, escéptico y supersticio-
so, crítico y creador, menesteroso y fecundo (sucesivamente)
... y en casos extremos y según las circunstancias, mojigato y
taimado, formal e hipócrita, a caballo entre la etiqueta y el
desaliño, tímido metiendo la pata, ingenuo-libertino, neuróti-
co-pex;verso.

Destino: Se encuentra tentado a apostar su vida en un


juego inferior a él; cuenta con menos fracasos que los demás
tipos, pero también con más resultados mediocres. Virgo es
una herramienta, una capacidad de dominio que puede poner-
se al servicio de una gran pasión. Pero él solo en la acción
tiende a contentarse con poco, con algún éxito modesto, a
falta de saber situarse en primera fila, contentándose con una
vida ya arada o que lleva a una vía cerrada, al margen de la
gran vida. Por ello este tipo se encuentra a menudo en una
situación por debajo de su valor real. Lo que cuenta para él es
la necesidad de ser útil, el gusto por servir, la pasión del tra-
bajo, la entrega a su oficio.

Es fácil reconocer a Virgo en los grandes administradores


que han hecho reinar el trabajo, el orden y la disciplina.

111
Richelieu (Sol y Mercurio en el signo) consagró su vida a la
lucha (Escorpio) por regular, disciplinar y organizar todas las
fuerzas nacionales bajo la férula del principio monárquico. El
continuador de Richelieu, Mazarin (del que veremos más
adelante que su Saturno-Escorpio dominante es un análogo
de Virgo) transmitirá a Luis XIV las condiciones para una
época de gloria y prosperidad, dejándole un equipo de cola-
boradores y un método de gobierno. El lado Virgo -que no
representa más que un aspecto de su ser; recordemos que la
regla de este capítulo es el que un solo signo sea examinado
a propósito de un determinado personaje- es visible en este
gran rey que tenía, como Richelieu, Sol y Mercurio en el sig-
no, y que obtuvo el coronamiento de su obra. En efecto, en
él la pasión del orden domina hasta en los menores detalles
y es servida por la asiduidad y exactitud de su conducta. Con-
trola, unos a través de otros, a los ministros de su Consejo de
los que exige un estado de cuentas fidedigno y frecuente. Por
doquier,. dirige su mirada, controlando todo a la vez, desde lo
más lejano a lo más próximo, combinando dos cualidades
contradictorias: la pasión por la grandeza en sus planes (Sol-
Júpiter) y la minuciosidad en su realización. El es, según feliz
definición de Saint-Simon, "el rey de las abejas" a las que vi-
gila y dist,ribuye el trabajo. Hace reinar en la Corte una minu-
ciosa etiqueta, regida por una jerarquía complicada hasta el
infinito. Todo está en el ceremonial. Pero esta disciplina cons-
tituye la esencia misma de su naturaleza, estando regulada su
vida instante tras instante. Puede también verse lá rúbrica
Virgo en algunos problemas de salud que el Rey sufrió: estre-
ñimiento, enteritis, lombrices ... Finalmente, no estaría fuera
de lugar establecer una asociación entre el aspecto cultural
del signo y el auge excepcional de las letras y las artes que
identificó su reinado con la culminación del Clasicismo. El
reinado· de este gran Rey debió la verdadera base de su gran-
deza a la rigurosa administración del Virgo-Saturnino Colbert
(Ascendente-Sol-Mercurio en el signo), hombre de trabajo
(trabajando 16 horas al día con un trabajo asiduo puso a Fran-
cia al trabajo), de economía (sabemos que no temía el poner
freno sin cesar a las prodigalidades del fastuoso Rey-Sol), de
orden y austeridad: creador del "Estado de previsión", origen

112
del presupuesto, hace redactar un código comercial, se intere-
sa por los oficios, desarrolla la agricultura, la industria y el
comercio, regula severamente la manufactura, abriendo la vía
al cooperativismo y a la estandardización (colbertismo), sin
olvidar (nada escapa a su control) la reorganización de los ser-
vicios públicos, la codificación de las leyes, la fundación de
academias y bibliotecas. Al igual que, en su vida privada, Ri-
chelieu fue un gran coleccionista de cuadros, Colbert fue un
gran coleccionista de manuscritos y libros preciosos y posee-
dor de una biblioteca rarísima. En Francisco I, el Sol (en
conjunción con Júpiter) en Virgo es un pariente pobre pues
todas sus dominantes planetarias y el resto de su temá van en
contra de las tendencias de este signo. Sin embargo no hay
que.menospreciar el papel (Virgo apoyado por Géminis) que
ocup;;t la vida del espíritu en la existencia y reinado de este
príncipe. Sabemos la curiosidad intelectual de este soberano
letrado que situaba a la poesía entre sus actividades privilegia-
das, versificador distinguido que trataba a los escritores como
compañeros y se apasionaba por las artes y las letras hasta el
punto de ser el primer soberano, desde Carlomagno, que se
interesó ardiente y eficazmente por los problemas de la cultu-
ra. Con justicia, Brantome le llama el "padre y restaurador de
las letras. y las artes", y debemos recordar aquí que fue el
creador del Colegio de Francia. También podemos permitir-
nos estáblecet un paralelo: así como el reinado del Virgo Luis
XIV se confunde con el bnllo sin igual del Clasicismo, el de
Francis'co I participa de la gran corriente civilizadora del Re-
nacimiento, confundiéndose la juventud del rey con la de su
siglo, hasta el punto que podría llamarse al suyo el siglo de
Francisco I, como se ha hecho respecto a Pericles y Luis XIV.
En cuanto a Luis XVI, Virgo por su Ascendente, el Sol, Mer-
curio y Marte, representa el signo reducido- a sí mismo, sin
ayudas exteriores frente a sus disonancias: carácter honesto,
concienzudo, meticuloso, escrupuloso, tímido, indeciso, ti-
. morato, vacilante, áhorrador. .. rey artesano que manejaba
durante horas la lima del cerrajero y las pinzas del relojero.

113
LIBRA

Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza el equilibrio de


los días y las noches, marcado por el predominio del mundo
nocturno y el declive del mundo diurno que es el de la luz y
el calor (caída del Sol). Los últimos frutos maduros se des-
prenden de los árboles; ésta es la prefiguración de una era de
reposo, de relajación, de paz, en la que las formas exteriores
van borrándose progresivamente ante la vida interior. Este
crepúsculo otoñal de la Naturaleza se encuentra en dialéctica
con una aurora del alma, simbolizada por la exaltación de
Saturno, que valoriza las tendencias de desapego, desprendi-
miento, renuncia, victoria de lo espiritual sobre lo material.
El símbolo (los dos platillos de la balanza) significa tanto una
relación de equilibrio entre dos alternativas, como una oposi-
ción de los contrarios y una asociación de los complementa-
rios. A diferencia de Aries, brutal, anguloso, cuadrado, es el
signo del camino del centro, de la medida, de los semitonos,
de los matices; es un signo de Aire de naturaleza sutil y etérea
bajo la tutela de Venus la tranquilizadora, la Venus-Afrodita
de las rosas de otoño, ordenadora celeste del amor, de lo be-
llo, de lo justo, inspiradora de las artes.

Psicología: La naturaleza de este tipo está basada en el


equilibrio de dos temperamentos opuestos: uno nervioso (Sa-
turno), delicado, refinado, evadiéndose de la materia o depu-
rándola, y otro sanguíneo (Venus), volátil, destinado a reali-
zarse a través de los intercambios, realizados con fluidez, con
el medio ambiente. Es la conjunción del don venusino de la
juventud y del agotamiento saturnino de la vida: nervioso
expansivo o sanguíneo que ha perdido su riqueza plástica. El
ser se inclina pues alternativamente hacia la espontaneidad y
la meditación, el abandono y el temor, la llamada y el retro-
ceso ante la vida ... Naturaleza del ')usto medio", inclinada a
los compromisos, concesiones y términos medios, pero tam-
bién a las posiciones tibias y a las actitudes del "nadar y guar-
dar la ropa". Ponderación, tolerancia, pacifismo, sentimiento
de ecuanimidad. Carácter social, adaptable, a veces oportunis-
ta, amable, delicado, gracioso y armonioso, pero voluntad
\
114 1

j
j
débil, desarmada tanto por la indecisión y la duda entre dos
solicitaciones opuestas, como por el deseo de agradar. Dispo-
sición más afeminada que viril en detrimento de la voluntad
de poder y en beneficio del refinamiento estético o espiritual.

Dialéctica: Este tipo da, según el predominio de Júpiter o


Saturno, del Sol o de la Luna:
a) El Sentimental extrovertido que se expande simpati-
zando y entregándose, que se siente apegado al mundo por
toda una red de lazos, de afecciones y da cur~o libre a sus im-
pulsos generosos que le arrojan en brazos del otro, animando
su sentimiento todo lo que toca a través de su calor comuni-
cativo. Sabe ganarse los corazones y atraerse a la gente. Este
ser hospitalario es de una acogida espontánea, que se extiende
en abanico a todo. su entorno, a todo el medio, próximo o
lejano, al que se apega y abandona.
a) El Sentimental introvertido: de extensivo el sentimien-
to se convierte en intensivo; se concentra sobre una sola per-
sona en lugar de desgranarse con gracia. Si existe más intensi-
dad, existe también más fragilidad por la inquietud en que
hace vivir; puede retirarse para evitar la rudeza exterior. Su
carácter está hecho de reservas y silencios, con una estabili-
dad en el humor que le presta una calma agradable, pero esta
superficie aparentemente tranquila no deja de cubrir agudas
pasiones de sensibilidad más o menos dolorosa.

Destino: Le falta agresividad conquistadora, lo que le da


desventajas en la lucha por la vida y no hace de él un hacedor
de fortuna. Pertenece a la raza de esos seres sensibles y refina-
dos que se construye una existencia agradable y armoniosa, al
margen de los grandes anhelos terrestres y en la que los valo-
res del "ser" poseen prioridad sobre los valores del "tener".
Triunfa más particularmente por su sentido asociativo y coo-
perativo, en colaboración, y sufre fuert<:mente la huella con-
yugal, buena o mala.

Libra por el Sol, Mercurio y Marte en el signo, con domi-


nante venusina y lunar, Emique !JI es el tipo de príncipe

115
delicado, que prefirió siempre a la caza y a la vida física las
alegrías del espíritu, los placeres femeninos y todos los refi-
namientos del Renacimiento. También es, respecto a su tiem-
po, la encamación de una civilización de la que ninguna otra
conoció su refinamiento. Sabemos del tiempo que consagraba
a su aseo personal: barberos, perfumistas, modistas, masajis-
tas ... permitían que el augusto personaje llegara al Consejo de
Estado ataviado, maquillado, embellecido: bigotes alisados,
pendientes, cadenas de orfebrer!a, satenes o terciopelos, pa-
ñuelo, abrigo, gorgueras, guantes. Este príncipe liberal, cuya
política oscila entre las dos facciones religiosas rivales, hará
prodigios de equilibrista entre estas dos pasiones contrarias.
Muy distinto sin duda es el marciano-jupiteriano, Enrique IV,
que le sucede: no será, en absoluto, hombre de refinamientos
y estética. Pero el signo de Libra, que ocupa su Ascendente y
su Júpiter, no es, por ello, menos perceptible en la trama de
su carácter social, flexible, conciliador, oportunista y en su
manera de predicar por doquier se enfrentan las rivalidades
religiosas, la conciliación y la calma. Su inquietud religiosa
será quizá por momentos ambigüa: oscilaciones de su fiel in-
terior, abjurará del protestantismo, revocará su abjuración
forzada y, finalmente, se convertirá al catolicismo, pensando
que "París bien vale una misa". Su política religidsa se apoya-
rá en los moderados de ambas religiones; lo que querrá es ser
el fiel de ambos partidos: rey de los católicos y los protestan-
tes, acostumbrando a los franceses a la coexistencia de ambas
confesiones. Una vez en el poder, impondrá una autoridad
cada vez más creciente, a la manera amena y sonriente de su
signo. Bajo su penacho de plumas blanco, este pacífico Libra 1
calmará los espíritus, detendrá las espadas y realizará la triple
pacificación política, religiosa y extranjera. Libra como su
padre -esta vez por la presencia del Sol, Luna y Júpiter en el
signo, pero saturnino-, Luis XIII es tan sentimental e introver-
tido como Enrique IV lo es extrovertido. Rey social, dedica-
do al bienestar público, humano, tolerante y preocupado por
la justicia, consolidará la paz religiosa a través del "Edicto de
Gracia". El rasgo Libra de su reinado se encuentra en fa gran

l. Hay que señ:ilar que sufría crisis de cólicos nefríticos.

116
y larga colaboración con Richelieu (que tiene el Ascendente
en Libra). Aunque el gran ministro desempeñó en él la parte
preponderante, es equivocado el menospreciar el papel del
monarca. Uncidos ambos al timón del estado, el rey irá mano
a mano con su ministro, en contacto cotidiano con él, prote-
giéndole contra sus enemigos y sacrificándole su madre, tes-
timoniándole una confianza constante a despecho de una
afección ambivalente. Richelieu tomó en mano la diplomacia
y apoyó la acción del Rey en las alianzas, mientras que Luis
XIII detentó el poder en el interior y fue dueño del Ejército.
Tuvo "el don Libra" de desaparecer tras el genio de su minis-
tro y su colaboración duró hasta la muerte de ambos, con cin-
co meses de intervalo. El Sol y Mercurio en Libra son igual-
mente observables en Luis-Felipe, príncipe afable, cortés, se-
ductor, adicto a los principios de moderación liberal, monarca
rodeado de instituciones republicanas, instaurador de un
gobierno del "justo medio'', y que dio dieciocho años de paz
al país. Menos perceptible es el Sol-Libra (se encuentra solo,
es verdad) de Carlos X (su fiel interior oscila entre los extre-
mos de joven príncipe libertino y viejo rey' devoto), demasia-
do marcado por una rúbrica planetaria contraria.

ESCORPIO

Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza el toque de muer-


tos de la vegetación, la caída y descomposición de las hojas,
expresión de la. destrucción de los valores objetivos y de las
formas exteriores en favor de un proceso de fermentación, de
putrefacción, de disgregación. Este signo de Agua-Fijo es tan-
to el del agua inmóvil, fétida de los pantanos, como el del
agua viva o la lava volcánica. En oposición a Tauro que co-
rresponde a los valores captadores y adquisitivos de la boca,
es el del áno, que corresponde psicoanalíticamente a los
valores de excreción: deyección, expulsión, liquidación, resti-
tución; transforma, destruye, corrompe, recompone ... Pero,
aunque corresponde al ano con su carga de pulsiones agresi-
vas, corresponde también al sexo con su poder creador y
fecundan te. Este signo se encuentra bajo la tutela de Marte y

117
de Plutón, el "príncipe de las tinieblas", símbolo de las pro-
fundidades y tinieblas de nuestra noche original, sobre todo
de nuestras regiones infernales.

Psicología: Esta naturaleza de temperamento bilioso se


encuentra minada por un fuego interior, animada a nivel de
las entrañas por la exasperación de pulsiones violentas. Este
"diablo en el cuerpo" expresa una angustia de vivir, una
sed de "ser-más" más que de "bien-estar'',* que busca sus
afinidades en las tormentas y convulsiones de la vida. Dos
grandes instintos se enfrentan en una ambivalencia intensifi-
cadora: la agresividad y el erotismo; danza endiablada de lo
sublime y de lo abyecto, del cielo y el infierno, del realismo
brutal y del idealismo místico, del apego y el desprendimien-
to, del amor y del idealismo místico, del apego y el despren-
dimiento, del amor y la muerte. El instinto sexual se prolonga
bajo el aspecto creador: don de producir, de fecundar, de rea-
lizar en un arranque irresistible; el poder del ser es o procede
del sexo y a través de este poder sexual, natural, desplazado y
sublimado, a través de la integración del erotismo, animal
o espiritualizado, encuentra su razón de ser. Si existe disonan-
cia, el ser se encuentra inquieto, atormentado; su alquimia
interior destila los venenos de los estados mórbidos: senti-
mientos de absurdo, de la nada, ideas de muerte, disgusto de
vivir, angustia, sadomasoquismo, culpabilidad, autocastigo,
fobia, neurosis obsesiva ...

Dialéctica: En este tipo, la impulsión domina habitual-


mente sobre la inhibición pero, a consecuencia de una domi-
nante planetaria particular (saturnina y algunas veces urania-
na), esta relación se invierte, como el complejo anal mismo,
inversión que hace del tipo Escorpión un tipo Virgo. Mas, a
menudo, existe una alternancia o coexistencia de la impulsión
y la inhibición correspondiente a un tipo ambivalente.
a) Complejo anal relajado: Naturaleza individualista, re-
belde, indisciplinada, reacia a toda obligación, refractaria a las
costumbres sociales, dejándose llevar por sus instintos, capaz

* En el texto original juego de palabras entre plus-etre y bien-etre (N. T.)

118
de disipación, de intemperancia, de desorden, de irritabilidad,
de odio, de venganza, de destrucción, de sadismo o perversi-
dad. "Todo un carácter", una fuerza de voluntad apasionada,
obstinada, autoritaria, dura; poder de creación.
b) Complejo anal reprimido: Naturaleza contenida, disci-
plinada, sobria, ordenada, puntual, toda conciencia, morali-
dad,· respetabilidad, apegada a las reglas, a los principios, a
veces hasta la manía o hasta el formalismo; más crítico que
creador, trabajador, "estreñido", más inclinado a la neurosis
que a la perversidad.
c) El ambivalente: Posee aspectos de ambas naturalezas
opuestas, lo que puede traducirse en fórmulas distintas en
cada caso (ver el ambivalente Virgo): limpieza física y sucie-
dad moral o a la inversa, vida burguesa y opiniones revolucio-
narias, amanerado y desaliñado, sumiso y gruñón, formalista
irritable, ordenado y desordenado, mojigato e hipócrita, críti-
co y creador, idealista y rastrero, neurótico y perverso.

Destino: Disfruta (cuando no es un tipo inhibido) allí


donde exista un peligro, un escándalo, una pesadilla, una des-
trucción ... Su vida es una lucha perpetua que le agrada, una
guerra o un drama fomentado y vuelto a fomentar apenas
resuelto. Puede poseer una ambición ilimitada, una necesidad
de poder que tiende a lo absoluto y se erige, a menudo, en
máquina de guerra. Su expansión es un torbellino que engen-
dra un cierto desorden a su paso. La rebelión, la muerte, el
misterio, el sexo, el dinero o el sadismo he aquí uno de los
temas o el conjunto de temas que perfilan su vida.

Luis XI es bastante representativo de Escorpio, siendo


éste su Ascendente. Ya Delfín es un gran rebelde; a los diecio-
cho años, es un joven de mucho cuidado, indisciplinado, im-
paciente, ambicioso y duro. Cuando estalla la Praguería
(sublevación de los grandes señores feudales) se encuentra
entre las filas de los rebeldes, colocando incluso los descon-
tentos al Delfín a su cabeza. Es un enfrentamiento abierto el
que se abre entre el padre, Carlos VII, y el hijo. Ante el per-
dón del rey, el hijo rebelde reacciona con resistencia tenaz e

119
impertinentes respuestas: "El rey se gobierna lo peor posible,
pero yo tengo intención de meterlo en orden". La lucha esta-
rá salpicada de episodios diversos: bofetada a Inés Sorel, intri-
gas, complots, conspiraciones ... motivan el envío del Delfín a
su Delfinado como medida disciplinaria y a continuación su
destierro del reino bajo la amenaza de ser desheredado en
beneficio de su hermano. Debido a que este tipo zodiacal no
teme, en absoluto, el hacerse antipático, los enemigos de Luis
XI han logrado forjar la leyenda de un negro Escorpio bribón,
cruel y sádico (las jaulas de hierro, las mazmorras). Luis XI
fue simplemente un rey de carácter que, tras haber tomado
partido por los señores feudales en rebelión, mostró la misma
fiereza en destruirlos (inada de perdón para los traidores!); y
gracias a esta lucha de justiciero implacable dio a Francia un
Estado fuerte. Puede señalarse la presencia del Ascendente y
de Júpiter en Luis XIV y Napoleón: el mismo carácter fuerte,
la misma fuerza de voluntad, el mismo impulso creador irre-
sistibles. En cuanto a Luis XVIII, aunque su dominante Júpi-
ter-Luna-Venus amortigüa grandemente la agresividad de su
Sol-Escorpión, acordémonos que sufre la tentación de la sedi-
ción cuando no era más que Conde de Provenza. Enciclope-
dista d.e pensamiento, este librepensador flirteó con la oposi-
ción para casi convertirse, en un momento dado, en el príncipe
del partido de los filósofos, aspirando al rejuvenecimiento del
Estado monárquico. Pero, durante la Revolución, se sintió
solidario del rey, su hermano, y se preocupó de salvar el tro-
no al mismo tiempo que la legitimidad (Júpiter). A partir de
entonces, se impondrá, a sí mismo, un objetivo que alcanzará
tras un obstinado combate de Escorpio: la reconquista del
remo.

SAGITARIO

Simbolismo: La referencia a los fenómenos de la Natura-


leza es difícil con este signo ya que, tras haberse visto a prue-
ba por Escorpio, la vegetación no existe más. La energía
sagitariana realiza una proyección de lo que el Escorpio ha
amasado, para destinarlo a un objétivo. Debido a ello se justi-

120
fica la imagen del centauro lanzando una flecha en dirección
ascendente. Se trata de enlazar lo próximo con lo lejano para
hacer triunfar éste sobre aquél, gracias a la unión de lo infe-
rior y lo superior, el caballero redoblando su fuerza con la del
caballo con el que hace un cuerpo, las piernas contra los flan-
cos (relación de Sagitario con los muslos en el "Hombre-
Zodíaco"). El fuego sagitariano puede renunciar a servir
(como en Leo) la magnificencia del ego para alcanzar la expe-
riencia transindividual. Y, a la inversa de Géminis, el signo
opuesto, que representa dualidad y diferenciación, en el Sagi-
tario se encuentra el reinado de la unificación, de la reunión,
de la fusión, de la síntesis. Este se halla bajo los auspicios de
júpiter, principio de cohesión, de coordinación, de globali-
zación.

Psicología: En el fond9 de esta naturaleza existe un Yo


en intensidad o en expansión que busca sus propios límites y
aspira a superarlos, como para alcanzar un "más-allá del Y o".
De ahí la aspiración a una cierta dimensión o elevación que
éste busca en un transportamiento, sea éste un impulso de
participación en el mundo, de integración a la vida colectiva,
rebelión estimulante contra un poder a dominar o simple
inflación del Y o que se pierde en la sed de grandezas.

Dialéctica: Las orientaciones extremas de este signo doble


son muy acentuadas:
a) Si el tema es armónico, el sujeto tiende hacia un con-
formismo confortable; adaptado, asimila las buenas maneras,
se conforma a las costumbres establecidas, es partidario de la
legalidad, del orden y las convenciones sociales, es un ser
abierto, eufórico, que se sabe mover, recto, leal, caballeroso,
amante del prestigio y la honorabilidad.
b) Si el tema es disonante, tiende a la independencia ex-
travagante, a la rebelión. Instintivamente, se levanta contra
las reglas de su medio y se comporta como un inadaptado que
rompe las ataduras. Su necesidad de emancipación domina
ante todo. Voluntad insurrecciona! contra las costumbres,
lugares comunes y prejuicios; pasiones imperiosas, impulsos
audaces, coces fogosas de un pura sangre ...

121
a) Si es extrovertido, tiende a la aventura en su relación
con el mundo; es un atleta, un deportista, un temperamento
nómada, que ante todo posee la pasión por los viajes, explo-
rador a la búsqueda de nuevos horizontes, llevado siempre
hacia un más allá ...
b) Si es introvertido, lo que domina es la aventura hacia el
encuentro de sí mismo, buscando este más allá al que aspira
en su interior, en el anhelo de formas morales y espirituales
más elevadas. Su impulso se dirige hacia el conocimiento, la
cultura, la religión, la perfección de sí mismo; apunta hacia
un ideal, una sabiduría al final de su viaje interior.

Destino: En el primer caso, es un ser móvil en perpetuos


viajes,. un aventurero hecho para las epopeyas, las experien··
cías a largo alcance. En el segundo, tiende hacia una vida inte-
rior intensa que desemboca en una realización moral, filosó-
fica o espiritual. ·

Sagitario típico debido a la ocupación del signo por el Sol,


Mercurio, Venus y Saturno, Carlos VI ofrece el ejemplo de un
alma ávida por evadirse de la vida cotidiana banal y vivir a
mayores alturas, bajo el aspecto extrovertido de movimiento,
ruido, agitación, de lo imprevisto y de la imperiosa necesidad
de una vida exterior intensa. Ya muy joven, destaca en los
deportes y, en particular, en aquéllos, por completo sagitaria-
nos, de tiro al arco, de lanzamiento de jabalina y el montar a
caballo. Pero la fiebre por el perpetuo desplazamiento se pre-
senta pronto como un rasgo fundamental de su carácter. Jo-
ven rey, "se desplazaba a menudo ya para cazar, ya simple-
mente debido a la necesidad de movimiento y cambio que
atenazaba siempre su naturaleza extravagante. iCuántas veces
se le veía en Compiegne, en Seulis, en Meluin, sin hablar de
los grandes viajes! Cuando Carlos reside en París, vive tan
pronto en el Louvre como en el Hotel Saint-Pol". 1 Detalle a
señalar: en este hotel, la chimenea de su habitación se encuen-
tra adornada de grandes caballos en piedra. Otro punto a se-
ñalar: el accidente a los 24 años que hace estallar su locura se

l. Maurice HEIM, Charles VI le Fo/, N.R.F., 1955, p. 23.

122
produce cuando iba a caballo. Amante de las grandes cabalga-
.das, se lanzará a diversas expediciones militares y surcará las
grandes rutas de su reino. En cuanto a Carlos VII, su Ascen-
dente y su Marte en Sagitario son reconocibles en su instinto
nómada que acentúa la inestabilidad de su naturaleza Piscis.
Fue durante toda su vida el viajero que iba de ciudad en ciu-
dad, de castillo en castillo, sin fijarse en parte alguna. Después
de su transfiguración, el monarca victorioso hará grandes
cabalgadas militares, surcando su reino para expulsar a los
ingleses, los facciosos y los bandidos. Se sabe que murió de
un cáncer de pierna.

CAPRICORNIO

Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza la desnudez, el


encogimiento, el silencio, la concentración del invierno en su
severa grandeza. Signo de Tierra-Cardinal, marca la fase de la
semilla enterrada en la tierra, principio de una lenta madura-
ción sin espectacularidad en vistas a una última conquista a
largo plazo. Es, a la vez, símbolo de una medianoche celeste,
presentándose el solsticio de invierno como una fase de con-
cepción, de raíz, de surco (de ahí la relación con la estructura
interna de las cosas), y de un mediodía terrestre, que tiene su
réplica en la Casa X, en el ciclo del día y, en tanto que tal, de
una cumbre, lugar de predilección de la cabra. Opuesto a
Cáncer que es el signo de la madre, de la cuna, de la encama-
ción y, asimismo, tanto de lo íntimo como de lo suprasensi-
ble, Capricornio tiende a lo impersonal, a la desmaterializa-
ción, a la liberación de lo terrestre. Por ello, es el signo de
Saturno al que se añade (exaltación) Marte.

Psicología: Este tipo es un ser frío, edificándose su perso-


nalidad en un movimiento de retraimiento sobre sí mismo y
de concentración que excluye toda exteriorización. Este ser
"frío" es, a la vez, introversión e inemotividad, real o aparen-
te (el "apasionado frío"), lo que le asegura el dominio sobre
sí mismo. Es, también, un ser lento: paciencia, perseverancia,
estabilidad, ponderación, meditación, pesimismo, soledad o

123
melancolía. Si se asocia al frío saturnino la sequedad marcia-
na, tenemos· al nervioso duro, sólido como una roca: es un
ser rudo que se beneficia de un sólido equilibrio por el domi-
nio de los sentimientos y la firmeza de carácter: aplomo, san-
gre fría, robustez, disciplina, obstinación, densidad, fijeza ...
Corresponde en caracteriología ya al Flemático: No-Emotivo-
Activo-Secundario, ya al Apasionado (Emotivo-Activo-Secun-
dario ), ya (el tipo inferior) al Apático (no-Emotivo-no-Acti-
vo-Secundario ). La Secundariedad es una constante de su
naturaleza, tan profunda como su enraizada frialdad.

Dzºaléctica: Dos tipos se presentan:


a) El ambzºcioso: Naturaleza caracterizada por una áspera
afirmación del Y o al servicio de una voluntad de poder o de
un orgullo impregnado de necesidad del dominio. Arrivista o
ambicioso, su hbido posee una gran sed de elevación. Existen
posibilidades de que se alce a la cumbre por su silenciosa y
paciente obstinación, su previsión, su larga premeditación, su
lucidez, su voluntad bien encauzada; también llega a ella a
través de un frío cálculo y una habilidad diplomática a la ma-
nera de una lama de acero, así como por su indomable carác-
ter o su dureza de granito.
b) El Desapegado: Su líbido se desapega del mundo te-
rrestre, de los deseos y posesiones materiales; toma el camino
del desprendimiento. Se trata, a veces, de una ambición inhi-
bida, revelada por una humildad exagerada, un desinterés
excesivo, tormentos morales y escrúpulos dolorosos. Se trata,
también, en este caso, de una ambición, pero es moral, tendi-
da hacia una elevación espiritual: ascesis, contemplación, me-
ditación o consagración total de sí mismo a los demás o a una
- vida impersonal entregada a una gran obra, sobre áridas pen-
dientes que conducen a cimas luminosas.

Destino: Generalmente, el principio de la existencia es


difícil, debiendo superar el ser inhibiciones y revelándose
bastante tardíamente. Pero sabe recuperarse a través de su
disciplina, su ascetismo, su seriedad y su encarnizado trabajo.
Hasta tal punto que podemos verlo subir lenta pero de forma

124
segura hasta los puestos de mando y responsabilidad, donde
sabe hacerse indispensable. Los grandes momentos de su vida
llegan a n:ienudo a una edad avanzada. Pertenece a los grandes
viejos. Pero su ~xistenca es, a veces, austera, solitaria o reti-
rada.

Aunque tenga Sol, Mercurio y Marte en este signo, Enri-


que IV se encuentra, ante todo, señalado por su dominante
Marte-Júpiter, y el carácter tan conocido de este rey popular
se encuentra en las antípodas del capricorniano clásico. No
obstante, sus biógrafos son unánimes en discernir en el mo-
narca, tras la fachada de una naturaleza amable y ligera, mu-
cha más profundidad. De hecho, antes de ser un gran hombre
de Estado, fue un político superior que tuvo, en seguida, sen-
tido de los acontecimientos complejos que se desarrollaban
en el país, actuando no en sentido de los intereses inmediatos
sino en conformidad con una ambición a largo plazo, como si
hubiera preparado desde lejos su advenimiento. Cuando la
muerte sorprendió a Enrique III, él estaba presente, pronto a
tomar su sucesión. No se debe sólo a su rúbrica planetaria
esta robustez de noble de provincias de ruda voluntad, sino
que es también gracias a su signo el que este monarca viviera
simplemente, casi burdamente, desdeñoso de la etiqueta, den-
tro de un tipo de vida provinciano que contrastará singular-
mente con el fastuo y elegancia de los Valois. Pero, una vez
en el poder, este capricornio sabrá restablecer la autoridad del
Estado, se sentirá el amo y establecerá la monarquía absoluta.
Progresará el culto a la agricultura, defenderá la seguridad del
campo, la protección de las cosechas y relanzará el cultivo
bajo la dirección de Olivier de Serres.
Un capricornio mucho más puro es Mazarin con el Ascen-
dente en este signo y su regente, Saturno, dominante. El mis-
mo reconoce que la ambición se encuentra en el fondo de su
ser: "Poseo la ambición que debe tener todo hombre honrado
y quizá pase de los límites en algunas cosas". Unicamente lle-
ga a revelarse a los 40 años pero, para un horribre que posee
como divisa: El tiempo es un gran maestro, no es demasiado
tarde para llegar a una gran ascensión, la de una ambición
personal que se confunde con la grandeza de una corona. ¿Hay

125
nada más representativo capricorniano que este hombre de
Estado impasible, secreto, previsor, trabajador infatigable,
que dedicó un esfuerzo largo y paciente de cinco años hasta
concluir el glorioso tratado de Westfalia?

ACUARIO

Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza la primera asimi-


lación de la semilla nuevamente sembrada que se integra en el
medio terrestre. Este signo de Aire-Fijo no representa ni el
lazo espiritual de Géminis, ni el lazo afectivo de Libra, sino
el del alma revelada por el mundo de afinidades electivas
cuyo fin es el de la fraternidad universal. Frente a Leo que
personifica la realización del individuo cuya voluntad se en-
cuentra toda al servicio del Yo, el Acuario representa el as-
pecto al estadio superior de la Persona por la aceptación del
otro hasta llegar, así, a formar parte del Universo. La tradi-
ción ha hecho de Saturno el planeta rector de este signo:
aquí el don saturnino no es ya un deber sino una alegría, el
deseo de perderse en una realización. A partir del descubri-
miento de los nuevos planetas, Urano es su segundo regente.

Psicología: En oposición al hercúleo Leo, el serafín Acua-


rio es de naturaleza "angélica", perteneciendo más al cielo
que a la tierra y tendiendo a liberarse espontáneamente del
peso de los elementos materiales y alejarse-del instinto, senti-
do como una opacidad contraria a su naturaleza aérea, volátil,
transparente, toda ella limpidez espiritual. Posee el don de
poder desapegarse de sí mismo, de sus pulsiones instintivas
hasta el punto de verlas como un extraño, llegándole la pa-
sión pero sin alterarlo. El odio se encuentra barrido de su co-
razón y posee el don de tomarse con calma las contingencias
materiales y miserias de la vida, que no lo alcanzan. De ello
extrae una cierta serenidad, una armonía de carácter, una
facilidad de vivir y cierta aspiración idealista y espiritual. Su
disposición afectiva fundamental es la oblatividad: el don de
sí es un instinto firme, ya que no se pertenece a sí sino al
otro, siendo pues, por excelencia, el hombre de la acogida,

126
. '« :;unu

del consejo, de la ayuda; de ahí el sentido de la amistad tan


pronunciado en él. A menudo es de complexión pequeña,
pero posee el don de compensar una inferioridad psíquica por
una superioridad intelectual, moral o espiritual.

Diºaléctica: Este tipo desemboca en dos vías según su do-


minante saturnina o uraniana:
a) La sabiºduría: La tendencia a sobrevolar por encima de
las cosas le aleja quizá de lo real (de ahí una cierta esquizofre-
nia, aunque es un ser sano), pero le permite alcanzar un cierto
nivel de elevación que responde a su necesidad de libertad y
de ideal. Si no se pierde en la desorientación de un alma in-
quieta que va flotando por la vida por no poder concretizarse
lo suficiente, se encuentra liberado y sin el lastre de todo lo
que entorpece a un ser. Vive al margen de las cárceles aprisio-
nadoras del instinto, en dirección a un mundo suprasensible
que él puebla de imágenes, de sensaciones, de visiones. No
quiere más que pertenecer y entregarse a un destino extraper-
sonal hecho de desposesión, de decantación, de purificación.
Lleno de una inmensa renuncia, esta gracia o esta sabiduría
lo devuelve a la condición humana en una reconciliación del
hombre con el Universo.
b) L4 aventura: Frente a la gracia hay el poder, el sueño
sobrehumano, la aventura prometeica. Este tipo vive en un
clima de alta tensión y tiene una sed loca de desmedida.
Inadaptado, excéntrico, original o rebelde (no quiere ser
como los demás) es ese ser independiente, ese individualista
obstinado que aspira a evitar los senderos ya trillados, romper
con las rutinas y prejuicios, olvidar las contingencias, despre-
ciar las convenciones, trastocar las costumbres establecidas de
la moral y la sociedad. Lo que él quiere es la novedad, el mo-
dernismo, el "último grito". Lo que le tienta es la revolución,
el record, el frenesí, la necesidad de ir hasta los límites extre-
mos de su poder, de llevar al infinito los límites de lo imposi-
ble, la búsqueda de lo absoluto.

Destz"no: A menudo la existencia (para este segundo tipo,


sobre todo) es inestable y pintoresca, no desprovista de sor-

127
presas ·desagradables y de golpes de suerte inesperados. Lo
que cuenta, en una vida tal, es menos el resultado material, al
que el ser presta a veces un desinterés excesivo, como esa
"experiencia humana" que quiere lograr. No se trata de ser
"alguien" sino "algo" al servicio de una verdad o de una nece-
sidad social, a menudo "progresista", como espíritu de van-
guardia, como anticipador, como revolucionario.

Con el Sol y Luna en Acuario, Carlos V es el ejemplo


mismo de la compensación de una inferioridad psíquica por
una superioridad moral. Dotado de endeble constitución,
sufrirá toda su vida de una salud delicada. No obstante, pre-
cisa su biógrafo, José Calmette, "es notable el hecho de que
esta vida corporal tan penosa haya podido conciliarse con una
de las carreras reales más y mejor cumplidas. Existen contras-
tes sorprendentes entre el físico y la moral de Carlos V. Este
hecho se impone a la meditación. Ningún personaje de la
Historia ha infringido un desmentido tan perentorio al deter-
minismo que quiere subordinar la moral al físico y el alma al
cuerpo. A despecho de su ruinosa salud, su aspecto imponía
y,, sobre todo, su humor equilibrado, su serenidad, que com-·
pensaba a los ojos de sus súbditos las deficiencias de su tem..'.
peramento". 1 Este príncipe no poseía, sin embargo, ni la
mordacidad de un Aries como Napoleón III, ni la pasión de
un Tauro, como Catalina, ni la poderosa voluntad de un Leo,
como Napoleón, y mucho menos la combatividad de un Es-
corpio, como Luis XI. Su sutil eficacia estribaría toda en "la
agradable manera de vivir con medida todas las cosas" como
nos dice Cristina de Pisan. Mereciendo el sobrenombre de
sabio, supo rodearse de un equipo de hombres competentes,
ganárselos y utilizar sus capacidades, no temiendo confiar su
ejército al más capaz, aunque de modesto origen: Bertrand
Du Guesclin. Este rey que "reinó en provecho del pueblo y
que no posee un perfil propio y singular" no puede más que
pertenecer a Acuario cuando declara basarse siempre en el
siguiente precepto de Aristóteles: "La mayoría, de la que
cada miembro no es un hombre notable, se encuentra, sm

l. Joseph CALMETTE, Charles V, p. 213, A. Fay:ud, 1945.

128
embargo, por encima de todos los hombres superiores". En
vano buscaremos en Luis XV la nota Sol-Acuario, que borra,
sin duda, su asombrosa dominante planetaria. Por el contra-
rio, con el Ascendente en este signo y en conjunción con
Saturno, Robespierre es el ejemplo de un Acuario idealista,
que vive más a nivel de sus principios que de la vida práctica.
El hombre de la Revolución Francesa servirá a su causa con
implacable rigor, confundiéndose con los valores más progre-
sistas de su tiempo. Avanzadilla de la democracia política y
social, defensor de los "Derechos del Hombre", haciendo
pasar la libertad antes que el pan, jefe del Comité de Salud
Pública hará prevalecer la constitución más democrática,
aportando un gran progreso instituciona).: derecho al trabajo,
a la asistencia, a la instrucción, sufragio universal. iUn Acua-
rio prometeico!

PISCIS

Simbolismo: Simboliza en la Naturaleza ese estado transi-


torio entre el invierno que acaba y la primavera que se prepa-
ra, mundo de lo impreciso en que todo permanece en lo in-
forme, sin fronteras bien trazadas. El Agua-Mutable que
representa es tanto la de las crecidas invernales, diluvio purifi-
cador en el que los lazos son desanudados, las fuerzas de
cohesión borradas, como la masa movediza y anónima de las
aguas marinas a las que todo se arroja, la inmensidad oceáni-
ca. Agua disolvente, pero también agua fecundante, cuyos
fondos inagotables del medio marino son ejemplo. Frente a
Virgo que pone el acento en el detalle, lo particular, el límite,
lo preciso, la norma, la regla, la medida ... Piscis aparece como
el mundo del conjunto, de lo global, de lo ilimitado, de lo
infinito, de lo virtual, de lo latente, de lo inclasificable, de
lo inapresable, de lo inefable ... en el que lo irracional y lo su-
prarracional reinan por completo. Es la gran comunidad ...
Los astros de f<!cundidad reinan en él: Júpiter está entroniza-
do y, Venus exaltada, Arquetipo de la disolución y de la inte-
gración universales, Neptuno figura en él como nuevo regente.

129
Psicología: La trama profunda de este tipo es una plasti-
cidad psíquica excepcional: maleabilidad, impresionabilidad,
vulnerabilidad, receptividad, búsqueda de una inflamación
emotiva, de una excepcional dilatación del ser, hecha para la
participación con el gran Todo. Esta disposición participa a
la vez del' deseo de escapar al mundo de la limitación a través
de la pasión, de la frecuentación del aspecto infra y ultra de
las cosas y de los seres, de una imaginación dispersa que se
expande y extiende al infinito y de una amplitud del campo
de conciencia que añade al flotamiento, a la flexibilidad y a la
expansión a menudo difusas. Este ser prometeico posee la po-
tencia, pues, de dilatación y fusión. Su dificultad estriba en
hacer de este rico caos un mundo organizado, a falta del cual
peligra en quedarse en una nebulosa, un ser que se busca a sí
mismo, tantea, huye de sí, que "flota" o nada entre dos aguas,
indeciso, veleidoso, huidizo e inaccesible, inestable, errante,
confuso, enredón, quimérico, incoherente... Realizando su
unidad interior a través de la afirmación del Yo, este tipo se
encuentra dotado para vivir un estado de gracia, de clarividen-
cia, de santidad o misticismo y de aportar toda su dimensión
de bondad, de generosidad, de humanidad, revelándose en el
olvido desinteresado de sí, es decir en la del sacrificio reden-
tor. Conoce el fervor de la vida profunda y es capaz de los
más grandes deleites del alma.

Dialéctica: Como en cada tipo zodiacal, se desprenden


dos orientaciones, que pueden coexistir a pesar de su aparen-
te contradicción.
a) El dilatado en extremo: El Yo aspira aun apogeo cós-
mico, debido a la sed de una gran evasión y de grandes dimen-
siones. Es como el nómada que no tiene patria, no posee nada
sobre la Tierra y se abandona a todos los horizontes. Iza la
vela en dirección de brumas lejanas para alcanzar regiones
desconocidas. Se trata aquí de un empuje vital en dirección
hacia el infinito o de una totalidad tan vasta como posible.
Cosmopolita, internacionalista, comunitario o místico, tiene
necesidad de unirse al vasto universo para confundirse con él.
b) El encogido en extremo: Este Piscis puede también

130
encontrarse cautivo de alguna red o permanecer al abrigo de
su pequeña isla. Prisionero en un pequeño espacio, corre el
peligro de naufragar a orillas de algún mundo de prueba, que
puede ser el de una prisión, una cautividad o un exilio inte-
rior cuando no exterior.

Destino: Existencia inestable y a veces caótica, que debe


protegerse de sueños impotentes, de proyectos quiméricos, de
esperanzas utópicas y otros grandiosos edificios construidos
sobre la nada... aunque las "pescas milagrosas" no queden
excluidas de su juego. Su realización, de orden moral y espi~
ritual, no empieza a menudo más que a partir de la acepta-
ción del olvido de sí mismo, de perderse, de sacrificarse, pero
entonces conoce, a través de la entrega, la fecundidad o la
alegría.

El único rey con cualidades de Piscis y que lo es, doble-


mente, por la presencia del Sol y la Luna en este signo, es
Carlos Vil: "En verdad, Carlos ( ... ) permanece, en primer
lugar, como el Misterioso. Todo en él es confuso, a veces inex-
plicable: su nacimiento, su carácter, la evolución de su perso-
nalidad, su actitud hacia un destino cambiante, sus nobles y
bajas acciones, sus amores, su triunfo y su muerte; Según la
ocasión, se revela cobarde o valiente, sibarita o trabajador,
neurótico o fríamente realista, generoso o insensible, devoto
hasta el misticismo o lujurioso hasta la <legración, peligroso
a su propia causa o profundamente imbuido de su deber real.
Es el hombre del desastre y el hombre de las apoteosis" . 1
Durante mucho tieqipo, será el Piscis informe, en el estadio
de la nebulosa, resignado al atolladero, hundido en una espe-
cie de letargo, de mirada velada y actitud huraña. Ese nóma-
da, perseguido como por una quimera, es flotante, blando,
indiferente, indeciso, veleidoso; su naturaleza errante y so-
námbula vive en medio del gusto por la sombra, se esconde en
el fondo de sus habitaciones, conoce el pánico, la fobia de los
fantasmas, el terror de las trampas y las traiciones. Cuando su
madre, Isabel de Baviera, le da el golpe de gracia, considerán-

l. Philippe ERLANGER, Charles VII et son mystere, p. 3, Gallimard.

131
dolo como un "susodicho Delfín", y cuando su padre, Carlos
VI, le declara "parricida", criminal de lesa-Majestad, enemigo
de la cosa pública, de Dios", es condenado a la situación del
Piscis "encogido": bastardo, proscrito, desterrado, como si el
papel de rehén de sus partidarios, aceptado como tal, no le
bastara. Recluido en el fondo de sus habitaciones y en su
oscuro castillo de Loches, el "mudable y disidente" Regente
del reino vive como en un estado de hipnosis frente a una
situación doble, típicamente Piscis: iFrancia posee entonces
dos soberanos, dos Parlamentos, dos Cámaras de los· Condes,
dos monedas, dos Consejos de la Corona, igualmente desuni-
dos! Cargado de caden.as por los recuerdos de su primera
juventud, por su inestabilidad y sus remordimientos de con-
ciencia, abrumado por el peso de su debilidad, dejándose
llevar por una voluptuosa pereza, condenado a la cobardía,
por doquier se bate en retaguardia, huyendo del combate y
ante sí mismo, entregando incluso a veces las armas antes de
utilizarlas. Lo que sucede es que duda de sí mismo, de su na-
cimiento, de sus derechos, de sus servidores y de la eficacia
de la lucha que debe llevar; lo vemos, como un desecho, errar
a la persecución de sí mismo. Pero una verdadera e improvisi-
ble metamorfosis debía operarse en este príncipe. En el fon-
do de su prisión velaba un nieto de Carlos V, y Carlos VII
(por razones· que veremos más adelante) victorioso de sí mis-
mo, lo es, también, del enemigo y se presenta finalmente a la
posteridad como un Rey digno de la mejor tradición.

132
V. LAS CASAS

El sistema de doce Casas, que completa el del Zodíaco,


es, como ésfe, resultado de una evolución del pensamiento
astrológico que, de entrada, no construyó un orden absoluto
de la realidad.
Lo mismo que hubo un tiempo en que el Zodíaco no era
de doce signos (Libra se inserta en él en fecha relativamente
tardía), durante mucho tiempo la única subdivisión del movi-
miento diurno fue la de los cuatro puntos angulares del
tema. A continuación, se vio que en cada ángulo se presenta
una culminación precedida de una zona de elevación y segui-
da de una zona de declinación, lo que llevó a la versión del
tema de ocho Casas.
De este sistema "octatropos" se pasó al sistema "dodeca-
tropos ", sistema de origen greco-egipcio.
Su formación es resultado de un proceso bastante análogo
al sistema caldeo del Zodíaco. En lo que concierne a la géne-
sis de éste, vemos aparecer el simbolismo de la Naturaleza
vivida en tanto que experiencia anual del alma humana, res-
puestas psicogenéticas de la Psique a los estímulos cósmicos
según el proceso inconsciente de "proyección" identificado
por Jung. Paralelamente a esta psicología natural se han ido
incorporando la mitología estelar, las alegorías y leyendas de
los dioses y héroes solares (Osiris, Heracles, Gilgamesch) en
sus viajes y aventuras a través de las doce estaciones eclípti-
cas. Una serie de especulaciones. filosóficas completaron, fi-
nalmente, este bagaje zodiacal.
Al igual que el alma humana se ha visto impregnada del
ritmo de las estaciones del Zodíaco, tampoco ha dejado de
sufrir la influencia de las radiaciones cotidianas del curso del

133
Sol; los poetas no se han cansado de evocar la alegre profu-
sión de la mañana, la plenitud exaltante del mediodía, la
quietud de la tarde, la calma de la noche. Wilhelm Knappich 1
ha resaltado e'Stas correspondencias asimilando felizmente los
valores zodiacales a "la vida 'estacional' del alma" y las de las
Casas al "día del alma" .
.Aproximaciones bastante fructuosas han permitido, tam-
bién, establecer relaciones precisas entre el círculo del movi-
miento diurno y los Elementos (ver el capítulo III sobre las
determinantes terrestres), las estaciones y las edades de la
vida, siendo la mañana asimilada a la infancia, el mediodía a
la madurez y el atardecer a la vejez. Algunos incluso se han
dejado llevar por una especulación geométrica basando los
valores del círculo en el simbolismo de los números 2, 3, 4 y 6.
Sea lo que fuere, el sistema hermético de las Casas se basa
esencialmente en el simbolismo de la evolución del día, es-
tando las doce Casas en correspondencia con las doce horas
dobles del día babilónico, en relación, pues, con el curso del
Sol y las imágenes de la vida corriente fruto de ésta. Además,
·analogías precisas señaladas más arriba permiten establecer
una equivalencia simbólica entre el día y el año, entre las
doce horas babilónicas y los doce meses del calendario. Al
ser el grado del ·Ascendente el principio del ciclo diurno,
como el 0° de Aries para el ciclo anual, han sido establecidas
correspondencias precisas entre la Casa I y Aries, la Casa 11 y
Tauro ... la Casa XII y Piscis.
En la medida en que puede considerarse que un factor
astrológico se encuentra en grado de representar un elemento
objetivo, diremos que el signo zodiacal es a la Casa que le co-
rresponde lo que una disposición subjetiva a una realidad
objetiva. Así, Tauro es un signo oral que se distingue por las
tendencias adquisitivas, de posesión ... y la Casa II concierne
a las finanzas, el dinero ganado por sí mismo, la fortuna. Las
Casas son, en suma, los signos de un Zodíaco terrestre, de
forma que sus significaciones no son más que una "materiali-
zación" de las tendencias del Zodíaco Celeste.

l. Les Bases de l'Astrologie symbolique; en el VII Congres International


d'Astrologie, C.I.A. 1957.

134
Sus atribuciones constituyen, pues, el nivel de las candi-
. ciones de la existencia concreta, representando cada Casa un
Sector partkular de nuestra vida. Este término de Sector es
más apropiado que la anticuada designación de Casa para
nombrar estas divisiones horarias; por tanto las llamaremos,
de ahora en adelante, de esta forma, conforme a una costum-
bre que se generaliza.
La configuración que se atribuye a cada sector define un
modo particular de relación del ser con el campo al que este
sector concierne; explica, en resumen, la actitud que el sujeto
adopta en este campo, y, en consecuencia, deja entrever las
Consecuencias que pueden desprenderse de ella. Así, el sector
II no dice si el sujeto hará fortuna o no, y menos aún a cuán-
to se elevará su haber; sitúa la forma en que el sujeto se com-
porta frente a las cuestiones de dinero y, en consecuencia,
aunque muy relativamente, sus posibilidades pecuniarias.

He aquí la lista de atribuciones de los doce sectores:


Sector I: El mundo del Y o; el sujeto tal como es en sí
mismo, frente a sí mismo y para sí mismo.
Sector JI: El mundo del tener; el dinero, la fortuna perso-
nal, en particular lo que es adquirido por los propios medios.
Sector III: El mundo de los contactos inmediatos; relacio-
nes con los próximos: hermanos y hermanas, primos, vecinos,
colegas; relaciones establecidas por correspondencia, el teléfo-
no, las vías de comunicación y pequeños desplazamientos,
relaciones del espíritu: los estudios.
Sector IV: El mundo familiar, los padres, la casa natal,
más tarde el domicilio personal; el hogar.
Sector V: El mundo creativo; recreos: fiestas, placeres,
amores, juegos, especulaciones; procreaciones: hijos, obras.
Sector VI: El mundo doméstico; la preocupación por la
salud, la obligación del trabajo, las cargas en general; las rela-
ciones con los subalternos y animales.
Sector VII: El mundo de lb complementario o lo opues-
to; las uniones, el matrimonio; las colaboraciones y asociacio-
nes; los enemigos declarados, procesos y luchas.
Sector VIII: El mundo de las crisis; la muerte, las des-
trucciones, los renacimientos, la sexualidad; pero también

135
el dinero del cónyuge y de la muerte (herencias, legados).
Sector IX: El mundo de lo lejano; en extroversión, los
grandes viajes, el extranjero y los extranjeros; en introversión,
las adquisiciones superiores del espíritu y del alma: filosofía
y religión.
Sector X: El mundo social; la profesión, la situación, la
carrera, la reputación, los honores.
Sector XI: El mundo de las afinidades; las amistades, las
protecciones, el "enchufe", las ayudas.
Sector XII: El mundo de las pruebas; enfermedades, cau-
tiverios, exilios, retiros, enemistades ocultas, fracasos.

En la práctica, para más seguridad, se toma en considera-


ción los ejes de los sectores opuestos que poseen significacio-
nes paralelas. Así, al igual que el eje Géminis-Sagitario es el de
las tendencias móviles y viajeras, el eje III-IX es el de los via-
jes, pequeños y grandes. Se señalan así el eje II-VIII que es el
del dinero, venga de sí mismo o de otro; el eje V-XI que es
el de los intercambios afectivos, sentimentales y amistosos;
el eje VI-XII que es el de los problemas de salud, enfermeda-
des pequeñas y grandes. Unicamente los ejes I-VII y IV-X pa-
recen puramente complementarios o antagónicos.

136
VI. LOS PLANETAS

El análisis del Zodíaco nos ha puesto en presencia de una


estructura ordenada del ciclo, según los valores de cuatro
Elementos y tres principios, no poseyendo cada signo signifi-
cación más que en función de su posición en el círculo y sus
relaciones con los demás signos. Aunque los planetas, esos
astros errantes, parezcan elementos autónomos, el pensa-
miento astrológico considera el sistema solar a imagen de un
organismo cuyas partes constitutivas forman un conjunto
vivo análogo a un motor o a un cuerpo humano.
Debemos, pues, conocer el orden de este organismo, es·
decir_ la estructura de la interdependencia de los procesos
planetarios. Este ordenamiento interno en relación al esque-
ma circular del Zodíaco, en el interior del cual los astros se
mueven, se basa en los ejes de una cruz.

Hasta finales del siglo XVIII, el Univer-


so del sistema solar se limitaba a las dos
luminarias y a los cinco planetas visibles.
Dentro del marco de este septenario tradi-
cional, vemos, en primer lugar, al Sol y a la
Luna dialogar como el día y la noche; a
continuación, resulta que el Sol es a la
Luna lo que Marte a Venus y Júpiter a Sa-
turno y lo que el intermediario Mercurio es a la relación entre
las luminarias y los otros cuatro planetas.
En el presente esquema, los ejes de la cruz son los del me-
ridiano y el horizonte, reinando el Sol en la parte diurna y la
Luna en la parte nocturna. Si Marte es el complementario de

137
Venus, lo es como en la relación del alba, por sus valores de
conquista, de actividad, de tensión, con el ocaso, por sus va-
lores de descanso, de receptividad. Igualmente, si Júpiter es el
complementario de Saturno, se presenta una relación pareci-
da a la de un mediodía extrovertido y una medianoche intro-
vertida. Mercurio tiene la posición del intermediario que
establece relaciones y desanuda las mismas.
A partir del descubrimiento de los nuevos planetas, se
asiste, según la Óptica astrológica, a la creación de un nuevo
septenario cuyo ordenamiento es respecto al primero lo que
la octava superior es a la octava inferior de un mismo orden
de valores. De esta forma, puede considerarse que si el primer
septenario (el tradicional) corresponde a los cuerpos celestes
visibles a ojos vista, los planetas ulteriores inaccesibles a la
simple mirada y necesitando par.a su observación instrumen-
tos de penetración especiales, nos proponen un ordenamiento
de valores que es al ordenamiento de los planetas del primer
grupo lo que lo lejano es a lo próximo.
Los planetas lejanos (Urano, Neptuno, Plutón, el trans-
plutón) abren, pues, una nueva serie siguiendo el mismo prin-
cipio que la del septenario tradicional; este nuevo orden com-
pleta al antiguo como un endodermo recubre un exodermo. La
relación de uno a otro nos es dada por el orden de las "domi-
ficaciones" planetarias en el Zodíaco, siguiendo el cuadro que
sigue. Los planetas próximos se reparten en los signos a una
parte y otra de los domicilios de las luminarias, Cáncer y
Leo, y a partir del orden de su alejamiento del Sol:

Mercurio rige sobre Géminis y Virgo


Venus rige sobre Tauro y Libra
Marte rige sobre Aries y Escorpio
Júpiter rige sobre Piscis y Sagitario
Saturno rige sobre Acuarío y Capricornio.

Ahora bien, a partir de Urano, tiende a producirse una


vuelta hacia los sigilos de las luminarias:

Urano rige sobre Acuario y sin duda también sobre Capri-


corn10.

138
Neptuno rige sobre los Piscis y sin duda igualmente sobre
Sagitario,
Plutón rige sobre Escorpio y probablemente también so-
bre Aries.

Urano se presenta así como la octava superior de Saturno


(a despecho de sus aproximaciones con Mercurio); Neptuno
es la de Júpiter (aunque este astro se acerque a Venus) y
Plutón la de Marte {relaciones de arriba abajo en este es-
quema).
Podemos, finalmente, presentar el esquema siguiente que
estructura el orden del sistema solar:
En el eje vertical se sitúan las dialécticas
Saturno-Júpiter y Urano-Neptuno; Júpiter se
opone a Saturno como Neptuno a Urano. En
el eje horizontal se presentan las dialécticas
Marte-Venus y Plutón-? {? estando el trans-
plutón todavía por descubrir), siendo Marte
y Venus complementarios como Plutón y
éste desconocido. Con este punto de inte-
rrogación y uno nuevo que puede situarse al
lado del Mercurio, vemos aparecer lagunas a
llenar en este esquema que es una especie de cuadro dt:: Men-
déleief respecto a los cuerpos químicos. 1
Según este esquema, asistimos así a una distribución jui-
ciosa de tod.o el sistema solar, ordenado siguiendo sus catego-
rías:
Todos los planetas llamados·positivos, de dominante seca
{naturaleza de tensión, de dureza, de ahí su cualificación abu-
siva de "maléfico") se encuentran del lado izquierdo de la
cruz: Saturno-Plutón-Marte-Urano; mientras que los planetas
llamados negativos, de dominante húmeda (naturaleza de

l. Un especialista en este tipo de investigaciones, Jean Carteret, ha podido


ya elaborar a partir de estos datos todo un simbolismo de los dos nuevos planetas
por descubrir, a los que predenomina Proserpina (octava superior de Venus)· y
Vulcano (octava superior de Mercurio). En este segundo septenario el papel de las
luminarias estaría representado por los segundos focos geocéntricos de las órbitas
del Sol (Sol negro) y de la Luna (Luna negra). A este amigo debo esta clasificación
de los planetas.

139
CALOR
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FRIO
materia

Los tipos planetarios según los temperamentos


(dibujo de Maurice Munzinger)
calma, de dulzura, de ahí su calificación no menos expresiva
de "benéficos") se encuentran repartidos del lado derecho:
Neptuno-Venus-Júpiter. Además, los planetas situados por
encima dd eje horizontal son los planetas diurnos-masculinos,
de dominante caliente {valor externo): Sol-Marte-Urano-Júpi-
ter; mientras que los situados por debajo de este eje son los
·planetas nocturnos-femeninos, de dominante fría (valor inter-
no): Luna-Venus-Neptuno-Saturno-Plutón. Esta pluralidad se
ve acrecentada por los cuatro planetas situados sobre el eje
vertical: Saturno y Neptuno abajo son a la profundidad, al
interior, a la introversión, lo que Júpiter y Urano, arriba, son
a la altura, a lo externo, a la extroversión.
No puede pensarse con validez en los procesos planetarios
más que dialéctme~ e incluso a través de un entrecruza-
miento multidialéctico; por ello hay constantemente que

140
volver a este esquema que es la llave de todas las interacciones
del sistema solar.

Si, como saben los historiadores, los descubrimientos


científicos no se producen al azar sino que se insertan dentro
de la mentalidad de la época obedeciendo a un determinismo
general de la historia, con mucha mayor razón el descubri-
miento de un mundo entero como es un planeta.
El descubrimiento de Urano en 1781 se integra dentro de
todo el contexto histórico que corresponde a la aparición de
la historia llamada moderna: Revolución Francesa, aparición
de la máquina, descubrimiento de las leyes eléctricas ... serie
de hechos que, a partir del primer encuentro de Urano con
Neptuno (pronto descubierto) a principios del siglo XIX, con-
ducirán a una gran transformación de la historia, dando lugar
a una nueva sociedad (la sociedad llamada capitalista). Napo-
león vivía todavía como Alejandro el Grande y no se despla-
zaba de distinto modo que él sobre el globo. En algunas déca-
das, la cara del planeta se vio completamente cambiada de
arriba abajo: maquinismo, gran industria, barcos de vapor,
ferrocarriles, electrificación. LG mismo pasará con Neptuno y
Plutón.
Sucede como si la ampliación de fronteras del sistema so-
lar, por el descubrimiento de un nuevo planeta, estuviera en
sincronía con una ampliación paralela de las manifestaciones
de la vida terrestre, a través de la Íiberaci6n de nuevas ener-
gías, a la manera de una gama ya existente que se extiende a ·
través de sus infras y sus ultras.
Por esta razón, no hay realmente que intentar descifr~
los nuevos planetas en los temas antiguos como los de los·
reyes de Francia. Hay, todo lo más, que irlos integrando pro-
gresivamenté a partir de Napoleón, y esto es lo que nosotros
haremos. Ciertamente, estos planetas no existían por ello
menos en el cielo, pero todavía no habían nacido para los hu-
manos, 1 no pudiéndose comparar una vida tan principesca
como la de un Luis XIV en forma alguna con la de un ameri-

l. Como éstos no habían nacido para vivir sus virtudes.

141
cano medio de nuestros días. Es importante considerar la
aportación de los planetas nuevos como la expresión de un
crecimiento humano indefinido, siendo el astro aún por des-
cubrir como una potencia todavía en letargo, cuya acción no
es perceptible más que para una sensibilidad evolucionada,
cuando no s.e ve reducida a la elementariedad o a lo infinite-
simal.

Uno de los reproches más despreciables que se han hecho


a los astrólogos es el de haber recogido, respecto a la signifi-
cación acordada a los planetas, las leyendas de la mitología:
Aries es el dios de la guerra, por tanto el planeta Marte es de
naturaleza agresiva y guerrera. Sin duda, basta con constatar
el hecho, estadísticamente probado, de la correspondencia
dios-planeta, para sentirse fuera de tiro, pero esta crítica
racionalista no vale más que en la medida en que, negándose
a analizar el contenido profundo del pensamiento mítico,
pertenece a una opinión en desuso que asimila los mitos al
producto gratuito de una imaginación fantasiosa. Ahora
bien, una profunda reacción de los psicólogos hace aparecer
cada vez más la mitología como una creación poética del
alma colectiva, susceptible de expresar verdades profundas y
llegar a los valores más fundamentales de la humanidad. Así,
¿qué podemos hacer si los grandes tipos de dioses que cam-
pean por la mitología: Mercurio-Venus-Marte, siendo, en rea-
lidad, arquetipos humanos perfectos, estos antiguos dioses
siguen siempre vivos tras las etiquetas modernas de clasifica-
ciones psicológicas? Simplemente el poeta se ha adelantado al
científico en el conocimiento de la naturaleza humana, ha-
biendo sido ésta presentida antes que pensada, no siendo el
mito más que un pre-conocimiento del mundo. No vemos
otra explicación de fondo al hecho de que las propiedades de
los planetas, extraídas empíricamente y, en parte, confirma-
dos por la estadística, hagan coro a las atribuciones mitológi-
cas. Lo mismo sucede -y aún es más sorprendente- con los
planetas nuevos que "concuerdan", en cuanto a su naturale-
za, con los dioses de los que llevan su identidad. Este "azar
objetivo" es, también, un hecho que justifica la referencia a

142
los valores mitológicos, aunque éstos no sean nunca más que
propuestas y sugestiones que requieran, constantemente, el
control del profesional.
Una vez comprendido esto, podemos ahora dedicarnos a
la investigación del simbolismo de los planetas.

SOL

Analogías astronómicas: Valores de astro central en torno


al cual gravita todo; valores de día, de luz, de calor, de brillo,
de radiación.
Elemento: El Fuego.
Edad de la vida: La mayoría de edad con sus ideales.
Principio general: Vida, creación, poder, idealismo y espi-
ritualidad.
Temperamento: Catabólico, simpaticotónico, longilíneo-
Bilioso.
Funciones fisiológ1:cas: Las más centralizadas y generaliza-
das; las del corazón y el cerebro; la vista; la columna vertebral.
Fisiopatología: Procesos en hiper: Hipertermia, hiper-
combustión, hiperestenia, hipertensión; cardiopatías, trastor-
nos del sistema nervioso central, de la vista ...
Caracterología: Apasionado (Emotivo-Activo-Secunda-
rio ). Ver Leo.
Funcz"ones psicológicas: En relación con el super-ego (ne-
gativo) y el ideal del Yo.(p'ositivo), el Sol rige el conjunto
conciencia-voluntad-acción-sentimiento de lo real y se encuen-
tra en relación con el lado "superior" del psiquismo, en sus
altas funciones de síntesis, en sus mayores exigencias y aspira-
ciones más elevadas. Responde a la conciencia moral, a la vida
civilizada o sublimada que se encuentra en el ser, a su aspecto
cultural. Representa, al mismo tiempo, el lazo social, la parte
social en el ser, del que derivan las tendencias sociales, lamo-
ral, la religión, todo lo que engrandece, eleva y ennoblece ...
Psicopatología: Procesos inflacionistas; hipertrofia del Y o :
o del super-ego; egocentrismo, narcisismo exhibicionista, or-
gullo, paranoia.
Morfología: Tipo apolíneo. Cuerpo esbelto, ágil, de pro-

143
porciones armoniosas y elegantes; formas afiladas y alargadas.
Rostro abierto con una frente pura y elevada, en forma abo-
vedada u ojival; nariz bastante grande, a menudo ligeramente
aquilina; cejas altas, ampliamente dibujadas, de contorno ar-
queado; pómulos, mandibulas y mentón alargados en un solo
trazo claro y bien dibujado; tez clara. Actitud noble y orgu-
llosa, reservada, distante, altiva o teatral, con gestos amplios,
desenvueltos, espectaculares. Impresión general de armonía,
de amplitud, de claridad y distinción.
Profesiones: Que conduzcan a dirigir, mandar, ordenar,
crear y brillar (director, administrador, esteta, artista, decora-
dor, embajador ... ).
Artes: El género heroico, lo grandioso, impersonal o
fastuoso; epopeya, drama; concierto; el fresco.
Destino: Símbolo de la carrera, de los honores, de la re-
putación, de la vocación, de la obra o misión social. Aspiración
hacia una vida lujosa de gran señor, una realización que con-
duzca a distinciones, al prestigio aristocrático, a la coronación
de una existencia. Tiende a identificarse con el de héroe y a
buscar la perfección, cuando no lo divino.
Personajes:, El principio masculino (animus): padre, her-
mano (mayor), tío, marido, amo, jefe, patrón, superior.
Social: El Estado y las instituciones; los poderes públicos;
la mor.iarquía.
Casos históricos: Luis Miguel Dominguín, Goethe, Luis
XIV, Liszt, Napoleón, Petrarca, Ronsard, Wagner. . .1

LUNA

Analogías astronómicas: Valores. de satélite; valores de


noche; valores de movilidad y cambio (rapidez de movimien-
to y cambio de las fases del astro).
Elemento: El Agu.a.
Edad de la vida: La infancia. La época de la semilla.
1. (Nos reservilffioS el ofrecer más adelante, en el capítulo de la Dominante, las
dominantes planetarias de los reyes, con su justificación, para evitar una partición
de los análisis (que no hemos podido evitllf respecto a los signos), ya que la mayo-
ría de casos que estudii!1llOS atañen a Vllfios tipos.

144
Principio general: Principio matriz-maternal, receptivo,
plástico, material, de fecundidad, gestación, reproducción y
crecimiento; representa la fuerza de vegetación y de fertilidad
de la Naturaleza.
Temperamento: Anabólico, vagotónico, en general brevi-
líneo-Linfático.
Funciones ft"sz"ológicas: Funciones digestivas (estómago,
in tes tinos) y reproductivas (ovarios, senos); concierne a los
líquidos, mucosas y serosidades.
Fisiopatología: Procesos en hipo: hipotermia, hipostenia,
hipotensión ... Epilepsia.
Caracterología: Nervioso (Emotivo-no Activo-Primario) o
en el tipo inferior Amorfo (no Emotivo-no Activo-Prima-
rio ). Ver Cáncer. Existen dos tipos lunares opuestos que
corresponden a la dialéctica de este signo.
Funciones psicológicas: En relación con el "esto'', la
Luna rige la vida infantil, arcaica, vegetativa, autística y aní-
mica de la Psique; ese lado "inferior" que Ptolomeo llama "el
alma animal". La zona lunar de la personalidad es la zona
nocturna, inconsciente, crepuscular de nuestros tropismos, de
nuestras pulsiones instintivas; es la parte del "primitivo" que
duerme en nosotros, vivaz todavía en los sueños, en lo imagi-
nario, y que modela nuestra sensibilidad. Es, también, la par-
te del Yo más íntima.
PsicfJpatología: Procesos de interiorización y regresión
hacia el pasado; inferioridad; egocentrismo, narcisismo, his-
teria; esquizotimia.
Morfología: Tipo infantil. Cuerpo dilatado, adiposo, pesa-
do (aunque existan algunos raros lunares longilíneos); formas
ondulantes, borrosas, apagadas, fondonas. Rostro redondo de
frente abombada y lisa, de límites imprecisos, con cejas y
arcos poco marcados; ojos salidos; nariz pequeña, hundida en
la raíz y· respingona en la punta; labios gruesos; mejillas regor-
detas; barbilla débil, redondeada y huidiza, a menudo gruesa;
tez pálida. En conjunto rasgos embotados, borrosos, indeci-
sos, inacabados. Expresión asombrada, ingenua, ausente, vaga
o temerosa, con gestos matizados, evasivos. Impresión de
indolencia (o de nerviosismo), de dulzura, de ensueño, de si-
lencio.

145
Profesz'ones: Consistentes en vigilar, educar, mantener,
guardar, propagar, procrear o reproducir (alimentación, ves-
tido, decoración, cría, pesca, navegación ... ); actividades en
relación ·con el niño (puericultura, enseñanza) y el público
(política, artes).
Artes: El género íntimo y personal: poesía, sobre todo lí-
rica, cuento, fábula, diario íntimo, folklore, historia anecdó-
tica; melodía, canción de cuna, lieder, poema sinfónico, inti-
mismo pictórico.
Destino: Símbolo de la vida íntima, del "jardín secreto",
de la impalpable canción del alma, pero, también, de servi-
dumbres materiales y desbordamientos instintivos. Aspiración
a una felicidad simple, a la vida tranquila sin historias, en el
hogar; o destino caprichoso, vagabundo, fantasioso, inestable;
la "vida bohemia".
Personajes: El principio femenino (anima): madre, herma-
na (mayor), tía, esposa, sirviente.
Social: Las masas, el pueblo, el público, la nación; la re-
pública.
Casos históricos: Corot, Flaubert, La Fontaine, Millet,
Modigliani, Musset, Proust, Rembrandt, Schubert, Schumann,
Verlaine.

MERCURIO

Analogías astronómzºcas: Valores de movilidad, siendo


este planeta el más rápido en su ronda en tomo al Sol, al que
asiste en su recorrido.
Elemento: La Tierra, lo Seco dominando en relación a lo
Frío.
Edad de la vida: La adolescencia.
Principio general: Principio de comunicación, de unión,
de intercambios, de movimiento, de diferenciación en la dua-
lidad de los contrarios polares (Caduceo), así como de
adaptación por la astucia, la represión de la vida sensible, en
beneficio de una cerebralización separada de la rica confusión ·
original de la subjetiva fase lunar de la infancia.
Temperamento: Nervioso (más seco que frío).

146
Funciones fisiológicas: Funciones de intercambio con el
medio a través de la respiración, el lenguaje, la mano y el sis-
tema nervioso.
Fisiopatología: Trastornos psicosensoriales.
Caracterología: Nervioso (Emotivo-no Activo-Primario)
o Sanguíneo (no Emotivo-Activo-Primario), cuando no Ner-
vioso y Sanguíneo; únicamente la Primariedad es una cons-
tante junto con la amplitud del campo de conciencia.
Funciones psicológicas: Mercurio es el auxiliar del Yo al
afirmar el mundo de la razón (en el sentido corriente del
término). Alejándose del instinto y desprendiéndose de la
afectividad, conduce a una intelectualización y socialización,
en beneficio de las costumbres y convenciones sometidas a
las reglas de la lógica. Comercio del espíritu a través de las
ideas revestidas de palabras y comercio de la materia a través
del sistema de intercambios reglamentados. En parte asimila-
ble al Y o, es, por excelencia, un factor de adaptación frente
a los impulsos internos y a las presiones externas.
Psicopatología: Inestabilidad, mitomanía, cleptomanía.
Morfología: Tipo del efebo. Cuerpo delgado, a menudo
endeble y delicado; formas desenvueltas y refinadas. Rostro
triangular, a veces alargado; la caja craneana predomina con
una amplia frente y unas entradas pronunciadas; cejas en
acento circunflejo; nariz puntiaguda y un poco respingona;
la barbilla también es puntiaguda y delgada; la estructura de
base es deficiente, va como adelgazándose, dando el rostro
"en trompo". El conjunto del rostro está como construido
en zonas; con los ojos burlones, el pliegue de la boca irónico,
la finura de trazos, u~a mímica muy expresiva y elocuente,
dando el conjunto una impresión juvenil, a veces incluso un
poco pilluela o diablesca.
Profesiones:< Que consistan en ver, oír, comprender, ha-
blar, leer, escribir, contar, traducir, interpretar, transmitir,
intercambiar, adaptar, desplazar... (comercio, secretariado,
redacción, edición, periodismo, radio ... ).
Arte: La conversación, la comedia, la imitación, la virtuo-
sidad, la parodia, el dibujo.
Destinq: Símbolo de la vida de relaciones: estudios,
camaraderías, frecuentaciones, viajes, intereses intelectuales.

147
Existencia móvil, variada, itinerante, a menudo inestable o
doble.
Personajes: Los hermanos y hermanas, primos, vecmos,
camaradas y colegas, compañeros o colaboradores.
Social: El parlamento, la bolsa, la prensa.
Casos histórz'cos: Chamfort, Courteline, Conan Doyle,
Marmontel, Offenbach, Gérard Philipe, Rivarol, Rous.seau,
Franc;oise Sagan, Voltaire.

VENUS

Analogías astronómicas: Valores de belleza, de seducción,


desprendidos de la impresión directa que la suave radiación
del astro produce sobre el alma contemplativa.
Elemento: El Aire.
Edad de la vz'da: La primera juventud, salida de la adoltts-
cencia, la edad del despertar de los sentimientos, el de la flor.
Prz'ncz'pfo general: Principio de atracción, de simpatía,
comunicación, armonización y fusión, que se afirma en par-
ticular a nivel de los sentimientos.
Temperamento: Sanguíneo-linfático.
Funcz'ones fisz'ológz'cas: Contribuye al equilibrio del orga-
nismo, a su funcionamiento armonioso. Concierne, en par-
ticular, a la función renal-urinaria y a la función genital feme-
nma.
Caracterología: Esta naturaleza armoniosa no es, en sí
misma, ni extrovertida ni introvertida, ni primaria ni secunda-
ria; se inclina hacia uno de estos polos según lo que la encua-
dre. Femenina en esencia, es Emotiva-subactiva.
Funciones Pszºcológz'cas: Venus se encuentra en estrecha
relación con los afectos de atracción voluptuosa y de amor
que toman nacimiento en el apetito orgánico de la criatura en
contacto con su rnadre y se prolongan hasta el altruismo sen-
timental. Este mundo venusino del ser humano agrupa una
sinergia afectiva de sensaciones, sentimientos y sensualidad,
la atracción simpática hacia el objeto, la embriaguez, la son-
risa, la seducción, el impulso hacia el placer, la alegría, la
fiesta, en la afinidad y armonía del intercambio, de la comu-

148
nión afectiva, así como los estados emocionales que comuni-
can encanto, belleza y gracia. Con Venus reina en el ser la
alegría de vivir en la primaveral fiesta del embriagamiento de
los sentidos, así como en el placer más refinado y espirituali-
zado de la estética. Es el reinado de la paz de corazón, de la
"felicidad".
Psicopatología: La lujuria, el delirio erótico.
Morfología: Tipo Afrodita. Cuerpo bien proporcionado,
que tiende a la dilatación; formas flexibles, matizadas y gra-
ciosas. Rostro en un óvalo pleno, bastante redondeado, de
proporciones equilibradas; la zona media predomina, en ex-
tensión o proyección hacia delante. De tez clara, conjunto
armonioso y elegante, gestos calmados, movimientos suaves,
actitudes ligeras, o lánguidas, la impresión general es dulce,
amable, sonriente o jovial.
Profesiones: En el campo de lo agradable y lo bello; en
los medios recreativos.
Artes: Las creaciones ligeras, alegres, agradables, tiernas,
voluptuosas, sensuales.
Destino: Símbolo del amor, de la vida sentimental, pero
también de los ocios y distracciones, así como de las artes.
Aspiración a una existencia fácil y agradable en la que domi-
ne el sentimiento. Favores.
Personajes: El amante, la amiga.
Social: La vida artística, las fiestas y festejos; la paz.
Casos históricos: Boucher, A. Daudet, Delibes, Lehar,
Messager, Massenet, Rossini, Watteau ...

MARTE

Analogías astronómicas: Valores de pasión y de violencia,


inspirados por la luz rojiza, ardiente como una llama, del
astro, cuyo nombre, en todas las lenguas antiguas, significa
abrazado.
Elemento: El Fuego.
Edad de la vida: La plenitud dt ~d vida, en la que se com-
bate ·para imponerse y en la que, en lucha con la realidad, se
intenta la realización de las ambiciones de la edad solar.

149
Principio general: Principio de confrontación con el mun-
d.o, de consunción, de energía a través de tensiones concretas,
de repulsión, de hostilidad.
Temperamento: Bilioso.
Funciones Fisiológicas: La función muscular-motora.
Fzszºopatología: Procesos febriles, inflamatorios, congesti-
vos; traumatismos, heridas, quemaduras.
Caracterología: Colérico (Emotivo-Activo-Primario); tien-
de hacia la extroversión. Carácter Aries.
Funciones psicológicas: Marte simboliza el poder de agre-
sión que aparece en el niño en el momento {fase "sado-oral"
de los psicoanalistas) de la formación de la dentición, del
ejercicio de l~ musculatura y del aprendizaje de la motrici-
dad: morder, triturar, destruir, actuar sobre el exterior. .. , y
que se expresa en su estado puro en el sentimiento de cólera.
Esta agresividad es susceptible de manifestarse en beneficio o
en detrimento del ser humano, según se encuentre o no inte-
grada al Y o. Positivamente, es esa energía viril que osa y se
impone, que se esfuerza y gasta en vistas a un objetivo a con-
quistar. Es la pasión enriquecedora con su actitud'dominado-
ra sobre los objetos, la violencia sana por.ser realizadora. Ne-
gativamente, es la impulsividad destructora, generadora de
brutalidad, de tiranía, sadismo, odio y guerra. Con Marte se
presenta "la lucha por la vida", a dentelladas y bofetadas, ins-
talándose el reino de la ley del más fuerte.
Psz"copatología: La manía.
Morfología: Tipo del gladiador. Cuerpo atlético, musculo-
so, que tiende a la retracción; formas rudas, cortantes, con-
trastadas, angulosas. Rostro "hundido-prominente" en el que
la masa frontal hace un todo con una mandibula firme, pro-
longada de una barbilla voluntariosa en acuerdo con una nariz
de pájaro de presa, pico corvo coronado por un entrecejo
sobresaliente de espesa o erizada pelambre. De mirada codi-
ciosa, tez mate, cabeza viril, mu,sculoso y gestos vivos, la im-
presión de conjunto es de rudeza, firmeza y dominio .
. Profesz.ones: Que consistan en un gasto de energía viril, en
medir la fuerza, en dominar la dificultad, superar los obstácu-
los, afrontar los peligros ... {metalurgia, industria, mecánica, car-
nicería, doma, policía, ejército, medicina, cirugía ... ).

150
Artes: La crítica, la dictadura, la sátira, ~l expresionismo,
el grabado. ·
Destino: Simboliza las pasiones y luchas de la vida: acci-
dentes, incendios, operaciones, procesos, duelos, dilapidacio-
nes, disipaciones, manifestaciones escandalosas ... Representa
también las conquistas positivas realizadas en el esfuerzo.
Personajes: Los rivales, adversarios y enemigos declarados.
Social: El deporte, el ejército, la policía, la guerra.
Casos Hi'stórzºcos: Berlioz, Bismarck, Boileau, Byron, Con-
dé, Daumier, Delacroix, Gabin, Garibaldi, Gustavo Adolfo,
Murat, Mussolini, Van Gogh, Vlaminck. ·

]UPITER

Analogías astronómicas: Valores de amplitud y autori-


dad, prestados por el espectáculo del planeta más voluminoso
que rodea al Sol y gira en tomo a su eje vertical con majestad,
arrastrando en su curso el cortejo de sus numerosos satélites.
Elemento: El Aire.
Edad de la vida: La madurez del hÓmbre ya hecho a la
edad del éxito y el descanso, después del tumulto marciano.
La edad de los frutos.
Prinr;ipio general: Principio de cohesión, de coordinación,
de organización, de orden, que tiende a fundir en una unidad
glo~a lo instintivo y lo razonable, la pasión y la reflexión, lo
terrestre y lo celeste.
Temperamento: Sanguíneo.
Funciones Fisiológicas: La función hepática; la circula-
ción arterial.
Fisiopatología: Procesos pletórico; hipertrófico,' congesti-
vo, inflamatorio.
Caracterología: Extroversión, y más precisamente tipo
Sensación extrovertida-Colérica (Emotivo-Activo-Primario).
El jupiteriano se encuentra, al mismo tiempo, dentro del
Sanguíneo tradicional, el Pícnico ciclotímico de Kretschmer,
el tipo Sensación extrovertida de J~ng y el Colérico de Le
Senne; pero generalmente es más un aspecto que otro.
Funciones psicológicas: Júpiter simboliza las tendencias

151
de expansión afectiva que toman su nacimiento en la fase
"oral" de los psicoanalistas, con la satisfacción de los apetitos
digestivos de la criatura, el jupiteriano se presenta como ''un
bebé que ha mamado bien". Esta disposición infantil se trans-
forma con la edad adulta en una cálida participación en la
vida: glotonería, ambición, apetitos y consumismo, optimis-
mo, confianza, generosidad, bondad, protección, filantropía,
paternidad, pacifismo, simpatía por la novedad ... Se trata de
una tendencia oblativa que consiste en entregarse a sí mismo,
en ir hacia el otro, en desplazar el impulso vital de su ego
hacia el Universo que le rodea, al mismo tiempo que expan-
diéndose en sus instintos de propiedad. Conduce a dilatarse,
a aprovechar, a triunfar material, social y afectivamente en
sinfonía y simbiosis con su medio.
Psicopatología: La hipertrofia del Yo, el delirio de gran-
deza.
Morfología: Tipo del magistrado. Corpulencia; buena
estatura (desde el "gordito" al "armario") con un perfil re-
dondeado que va engordando con la edad; formas llenas, car-
nosas, ventrudas, redondeadas, elásticas, entre la esfera y el
cubo. Rostro lleno, de nariz carnosa, barbilla regordeta, barba
florida que compensa una calvicie precoz y tez coloreada. Im-
presión general de animación, dignidad, benevolencia, joviali-
dad o autoridad.
Profesiones: Que consistan en dominar, dirigir, organizar,
representar, parlamentar, expandir, representar un papel...
(cargos públicos, director, representante, banquero, hombre
de negocios, actor, cocinero, pastelero ... ).
Artes: La prosa, el realismo vivo, lo descriptivo, lo pinto-
resco, el humor, la novela, el fresco.
Destz'no: Simboliza las protecciones, adquisiciones y be-
neficios materiales, la riqueza, el bienestar, así como las dis-
tinciones honoríficas; en una palabra, las ambiciones satisfe-
chas.
Personajes: Personas representativas e influyentes; protec-
ciones y apoyos.
Social: La administración, la bolsa, la abogacía, el culto ... ;
las clases dirigentes, la burguesía, la democracia liberal; la
prosperidad, el orden, los tratados, los armisticios, la paz.

152
Casos históricos: Balzac, Buffon, Cumonsky, Eduardo
VII, Guillermo I, Hindenburg, Honegger, Hugo, Lutero, Mira-
beau, Mistral, Raimu, Renoir, Rodin.

SATURNO

Analog{as astronómicas: Valores de gravedad, de prueba,


relacionados con la luz triste y mezquina del disco de este
planeta encerrado en su anillo.
Elemento: La Tierra (lo Frío dominando sobre lo Seco).
Edad de la vida: La vejez, la vuelta a la Tierra.
Principzºo general: Principio de conservación, de modera-
ción, de fijación, de condensación, de concentración, de
cristalización, de mineralización, de abstracción, de estructu-
ración.
Temperamento: Nervioso.
Funcz"ones Fz"szºológzºcas: El sistema óseo; el oído.
Fisz"opatologza: Procesos de inhibición, de carencia, de
abstenia, impotencia, esterilidad, retención, esclerosis, atro-
fia, parálisis, regresión o envejecimiento.
Caracterología: Introversión, secundariedad y campo de
conciencia estrecho son sus constantes. Es ya Flemático (no
Emotivo-Activo-Secundario), ya Sentimental (Emotivo-no
Activo-Secundario), ya (tipo inferior) Apático (no Emotivo-
no Activo-Secundario).
Funciones Psicológzºcas: Saturno simboliza las tendencias
procedentes de una insatisfacción en la fase oral, sea ésta
alimenticia o afectiva, siéndo el saturnino un "mal destetado"
o un "frustrado afectivo".- Éstas tendencias se polarizan entre
dos extremos: la avidez y el desapego. De ahí la existencia de
dos tipos opuestos: el ávido, vividor o ambicioso, egoísta, po-
sesivo, celoso, acaparador, "pegajoso", que no para hasta
conseguir lo que quiere, profundamente bulímico ... Y el des-
apegado, indiferente, insensible, borroso, despersonalizado,
ascético, que acepta la pérdida del paraíso perdido, verdadero
anoréxico ... Con este astro tenemos, pues, la complejidad de
una dialéctica, alternándose su proceso entre el libertinaje y
la desesperación, la hipersensibilidad y la insensibilidad, el

153
extremo deseo de vivir y la angustia de vivir, la pereza y el es-
fuerzo hasta la usura, la liberación o el bloqueo de las inhibi-
ciones ... El papel biológico de Saturno es ingrato: posee la
propiedad de cortar el cordón umbilical del hombre con su
madre, su animalidad y sus apegos terrestres. Es el encargado
de hacemos aceptar las pruebas que representan las diferentes
crisis de crecimiento, desde la salida del seno materno hasta el
desprendimiento último del anciano, que constituye una Sl:l-
cesión de desapegos, abandonos, renuncias, sacrificios, des-
prendimientos, de cortes de guadaña. Esta aceptación afirma
la autonomía -del ser humano y le presta las virtudes de su
edad. El rechazo en aceptar esta ley de la vida, conduce al in-
fantilismo, a la regresión, a la inadaptación con sus fracasos y
pruebas. Saturno se encuentra pues encargado de liberamos
de la prisión•intema de nuestras pasiones, de las éadenas de
nuestros instintos. Es la gran palanca de la vida intelectual,
moral y espiritual.
Psz"copatología: La atrofia del Yo, la melancolía.
Morfología: Tipo "viejo". Cuerpo delgado, magro, a me-
nudo asténico, que acusa la osamenta y acentúa el alargamien-
to general; formas secas, duras, nudosas, rectilíneas, que tien-
den al paralelepípedo. Rostro contraído, de vestibulos senso-
riales retraídos, de ojos hundidos en las órbitas sobre los que
domina una frente prominente, con nariz y barbilla sobresa-
liente. De frente arrugada, labios delgados, mirada profunda y
preocupada; el conjunto da impresión de rigidez, severidad,
frialdad, disciplina, dominio o calma.
Profesfones: Que 'cónsistan en concentrarse, replegarse,
aislarse y que impliquen un papel de administrador, controla-
dor, conservador, coleccionista... (ciencias, trabajos de labo-
ratorio, de archivos, museos, oficina, minas, carreras, la tie-
rra... ).
Artes: El estilo, el conceptismo, la abstracción; el idilio y
el drama; la vuelta a lo antiguo; las colecciones.
Destino: Simboliza (negativamente) las privaciones, res-
tricciones, obstáculos, sacrificios, pérdidas, renuncias, separa-
ciones, abandonos, duelos, reveses de fortuna, caídas, destitu-
ciones (enfermedades, cautiverio, aislamiento, prisión, exi-
lio) ... Positivamente, c01:itribuye a afirmar el poder interno en

154
la disciplina, el esfuerzo, y la responsabilidad; aporta grandes
ambiciones y, sobre todo, elevación intelectual o espiritual.
Personajes: La gente mayor y a los que se recurre en los
momentos de prueba, médico, sacerdote.
Social: El trabajo, el ahorro, el proletariado, el conserva-
durismo, las tradiciones, las medidas rigurosas, intransigencias
y rigideces políticas; el marasmo, la penuria.
Casos históricos: Baudelaire, Calvino, Cézanne, Chamber-
lain, Carlos V, Cristina de Suecia, Isabel I e Isabel II, Gandhi,
Kant, Képler, Littré, Maurras, Mazarin, Pasteur, Felipe II,
Robespierre, Rodenbach, Saint-Simon, Sadi-Camot, Schopen-
hauer, Spinoza, Taine, Utrillo, Wilson.

URANO

Elemento: Fuego.
Principio general: De intensividad, de erección vertical;
arquetipo de la hiperindividualización que desnuda, despoja,
rechaza, rehusa, desembaraza, reduce a lo esencial, monopo-
liza, focaliza, coagula, llevando todo a la unidad más explosi-
va al tender hacia un absoluto.
Caracterología: Apasionado (Emotivo-Activo-Secunda-
rio ).
Psicologi'a: La tendencia dominante estriba en un retiro
respecto al medio, una defensa contra el ambiente: se trata,
para ser uno mismo, de señalarse, de distinguirse de los oríge-
nes y de los marcos formadores: i"no ser como los demás"!
Individualista. e independiente, el uraniano escoge la guía de
la inadaptación, de la rebelión, de la excentricidad, a no ser
el de la originalidad creadora. A esta tendencia se asocia otra:
un totalitarismo de la acción y de la pasión, actitud para
dedicarse totalmente a un objetivo exclusivo, a concentrar
todas las fuerzas en un mismo punto, con la capacidad de
llevar a fondo la movilizaciÓJ;l de sus recursos íntimos. Este
proceso tiende paralelamente a ser un esfuerzo hacia una
mayor conciencia, una tensión racional hacia la conquista de
una elevada cumbre, en un paroxismo del Y o, en un voltaje
de alta tensión. La tercera tendencia, que va a la par con las

155
dos precedentes, consiste en una orientación hacia lo inhabi-
tual, lo excepcional, lo heterodoxo, la novedad. El rechazo
de la vida cerrada, las normas, rutinas, contingencias, conven-
ciones y senderos trillados ... va de par con la frecuentación
del desafío, del escándalo, de la violencia, que centuplican sus
fuerzas. He aquí, pues, a un "extremista", poseído por la ley
del frenesí, amante de las hazañas, de las proezas, de los re-
cords, de toda vanguardia, que quiere llegar hasta los últimos
límites de su poder y llevar al infinito los límites de lo impo-
sible. Está destinado a jugar el papel de Prometeo (éxito) o
del aprendiz de brujo (fracaso).
Psicopatología: Inflación del Yo; la paranoia, esa psicosis
razonadora en la que el pensamiento, en una reacción unitaria
bien determinada, se coagula en tomo a una idea fija: grande-
za, genio desconocido, persecución .
. Morfología: Contraída; predominio de las zonas frontal y
de base, con reducción de la zona media del rostro.
Fúz'opatología: Los reflejos nerviosos convulsivos, tics,
espasmos, irritaciones; la proliferación celular de los endure-
cimientos y tumores.
Social: La técnica, el progreso, el modernismo: electrici-
dad, radio, televisión, robots; el apogeo en dirección al cielo:
rascacielos, avión, satélite artificial, cohete interplanetario ... ;
las revoluciones en el campo cultural, de carácter mental, su-
prarracidnal o hiperconsciente (futurismo, cubismo ... ). El
maquinismo, la industrialización, la estandardización, el capi-
talismo, los trusts, el imperialismo; la revolución, la dictadu-
ra, el fascismo.
Destz'no: Los acontecimientos repeRtinos, imprevistos,
bruscos, complicados: "desgracias" o golpes de suerte inespe-
rados, arranques teatrales, partidas de póker, aventuras
adornadas de riesgos y desmesura.
Casos histórz'cos: Apollinaire, Braque, Léger, Le Corbu-
sier, Prokofieff, Seurat, Strawinsky, Walt Disney.

NEPTUNO

Elemento: Agua.

156
Przºncipio general: De extensividad, de ampliación hori-
zontal; arquetipo de la disolución o de la integración univer-
sal, de la dilatación extrema para una liquidación o una supe-
ración: indiferenciación, c1;mfusión, permeabilidad al medio,
invasión, participación en el grupo, adhesión a la unidad
superior, identificación, contemplación, comunión ...
Caracterología: Emotivo-subactivo; inclina a la introver-
sión como Urano hacia la extroversión.
Psicología: La tendencia básica de la personalidad neptu-
niana es una plasticidad psíquica excepcional, que se traduce
en una maleabilidad extrema; de ahí la importancia de la
disponibilidad, de la receptividad, del poder de conmoción
sensorial en un ser en el que el medio juega un papel parecido
al del océano para el pez. Este carácter corresponde íntegra-
mente al del tipo Piscis.
Pszºcopatología: Estado crepuscular del esquizofrénico en
el que reina la confusión perfecta, la adhesión sin medida, la
noche inirÍ teligible de la mezcla del Y o y del no Y o.
Morfología: Dilatada, expansión en sentido horizontal de
los vestibulos y zona media de la cara.
Fzsiopatología: Proceso de disolución gaseosa, de fermen-
tación, de invasión microbiana y parasitaria, de contagio epi-
dépiico, de gangrena, con evolución lenta y larvada; prolifera-
ción celular anárquica de tendencia blanda (quiste, fibroma).
Sodal: Movimientos colectivos de tipo romántico, irracio-
nal o surrealista, alucinatorio o visionario; negativamente, la
demagogia, la anarquía, el caos; positivamente, las místicas
populares, la democracia, el sindicalismo, el socialismo, y, en
su extremo, el universalismo marxista.
Destz"no: Negativamente, las situaciones confusas y em-
brolladas; los sueños quiméricos, esperanzas insensatas, ilusio-
nes y espejismos; el estado sonámbulo ... Positivamente, la
adhesión a: una corriente social, la comunión con una fuerza
colectiva, la revelación espiritual.
Casos histórz"cos: Nerval, Pissarro, Renoir, Signac, Ver-
laine.

157
PLUTON

Psicología: Plutón simboliza las profundidades de nues-


tras tinieblas interiores unidas a la noche original del alma, es
decir, las capas más arcaicas de la Psique. Cuando Jung decla-
ra que el hombre civilizado arr'!-stra todavía tras él "la cola de
un saurio", crea la imagen infernal de esta región ancestral
del individuo y, al mismo tiempo, nos muestra la gama de
energías plutonianas que nos habitan. A partir de una óptica
freudiana, este astro simboliza las tendencias afectivas de la
fase "sado-anal'', lo que sitúa claramente las relaciones que
mantiene con Escorpio, del que participa de su carácter. En él
se encuentra lo mejor y lo peor. Por una parte, la conciencia
de lo invisible, el acceso a los tesoros enterrados y a las rique-
zas ocultas, el descubrimiento de los arcanos más secretos en
la realización espiritual o metafísica, las metamorfosis y rena-
cimientos tras lo peor. .. Por otra parte, lo que se llama gene-
ralmente "las fuerzas del mal": lo negro, lo feo, lo sucio, lo
malo, la angustia, la rebelión, el sadismo, la nada, el absurdo,
la muerte, o sea todas las depresiones de la agresividad des-
tructora.
Social: Las grandes crisis de la historia y sobre todo las de
la conciencia que minan los organismos. Ppr ejemplo, es tanto
el retomo al salvajismo de la última guerra, 'la boinba atómi-
ca, el- existencialismo en sus estados mórbidos, como los
gangs y bandas de adolescentes equipadas salvajemente {Hoo-
ligan, Teddy Boys, Blousons Noirs ... ), asociales {no por nece-
sidad inmediata, como daría Marte), "gratuitos" e "idealis-
tas" de la "rebelión sin causa", testimonios de un malestar
oscuro de la sociedad ...
Destino: Las fermentaciones interiores de la neurosis y la
perversión, los dramas de destrucción o autodestrucción, las
"saisons en enfer", * que quitan el suelo de los pies y ponen
todo en cuestión, las crisis más sombrías. Pero también la
afirmación del poder oculto, el descubrimiento de sus rique-
zas profundas, las revelaciones superiores·.
Casos históricos: Buffet, Camus, Daumier, Doré, Gruber,
Masson, Sartre, Toulouse-Lautrec.
* Literalmente: "estaciones en el infierno". (N.T.)

158
(~)

DOMICILIACIONES PLANETARIAS
EN EL ZODIACO
VIL LOS PLANETAS EN LOS SIGNOS

Como tenemos que considerar por una parte el juego de


movimientos de los astros del sistema solar y, por otra, la tela
de fondo zodiacal en la que se proyectan estos desplazamien-
tos, es muy conveniente "situar a las cárceles en la pista".
De hecho, no puede separarse el planeta del signo en el
que se encuentra; durante todo el tiempo de su paso, existe
menos la unión de dos símbolos que la creación de una uni-
dad que representa una configuración más simple: el planeta
en su signo. Se establece un juego de interferencias en el que
el planeta se encuentra tonalizado por los valores del signo,
al mismo tiempo que el signo se encuentra de algnna forma
coloreado por las tendencias del planeta, no impidiendo di-
cho juego la realización de una fusión o síntesis cuyo resulta-
do es un producto original.
Los Antiguos no dejaron de establecer relaciones precisas
entre estos dos valores acoplados. Sus primeras constatacio-
nes les llevaron a colocar cada signo bajo la tutela de un pla-
neta, poseyendo Aries una naturaleza marciana y realizando
sus significaciones según la naturaleza de este planeta, y Tau-
ro una naturaleza venusina. Ellos incluso precisaron estas
"Domiciliaciones" en Diurnas y en Nocturnas según el es-
quema de la pág. 159.
Un cierto orden general rige las Regencias de los planetas
sobre los signos. Partiendo de las luminarias, Sol y Luna, que
reinan en Leo y Cáncer, vemos a los planetas tradicionales
repartirse zodiacalmente a partir de estos signos, según su
alejamiento del Sol: Mercurio, que viene el primero, rige so-
bre Géminis (Nocturno) y Virgo (diurno). Venus, que sigue,
reina sobre Tauro (Nocturno) y Libra (Diurno); después

.161
Marte rige Aries (Diurno) y Escorpio {Nocturno); Júpiter, a
continuación, en relación con Piscis {Nocturno) y Sagitario
(Diurno); y, finalmente, el más alejado del Sol, Saturno, que
gobierna Acuario (Nocturno) y Capricornio (Diurno).
Respecto a los nuevos planetas existe una repartición
análoga pero en un movimiento inverso, es decir volviendo
hacia los signos de las luminarias. Hasta hoy día, la correla-
ción de sus regencias, establecida empírica e intuitivamente,
no ha sido proclamada más que respecto a los signos noctur-
nos (Urano en Acuario, Neptuno en Piscis y Plutón en Escor-
pio), pues, sin duda alguna, el valor trascendental de esta
nueva gama planetaria se encuentra más en afinidad con la
cualidad nocturna que con la cualidad diurna, no habiendo
estado jamás bien diferenciadas estas cualidades aunque sean
evocadoras. No obstante, parece lógico atribuir una segunda
regencia a estos planetas en los signos diurnos (Urano en
Capricornio, Neptuno en Sagitario y Plutón en Aries). La
domiciliación de Plutón es aún discutida {Alexandre Volgui-
ne la sitúa en Sagitario) aunque la mayoría opta por Escor-
pio o Aries. A partir del momento en que la tradición asimila-
ba un planeta a un signo, aquél se encontraba inmediatamen-
te implicado en una relación de oposición justificada por las
antinomias entre planetas y signos: ya que un planeta se en-
cuentra en el máximo de afinidades con un signo, se encuen-
tra en el máximo desacuerdo con el signo opuesto. De este
modo vemos creado un eje de valores opuestos: un planeta
posee una Regencia {domicilio) en un signo y un Exilio en el
signo opuesto. Pero el planeta posee también otra dignidad
que la Regencia: la Exaltación, y otra debilidad que el Exilio:
la Caída, y siempre de signo a signo opuesto.
El principio de Exaltación (y en consecuencia de Caída)
se funda en la existencia misma de la naturaleza compleja de
los signos que no pueden reducirse a los únicos valores de su
regente. No se penetra bien en la esencia de estos signos más
que pensando al mismo tiempo en su dominante {domicilio o
regencia) y eri su subdominante {Exaltación): Marte-Sol para
Aries, Venus-Luna para Tauro, Venus-Saturno para Libra. La
asociación de dos astros tiende incluso a reconstituir valores
análogos al signo; así, el aspecto Venus-Saturno hace en seguida

162
pensar en Libra. Toda la diferencia que existe entre los signos
del mismo planeta resulta, por lo demás, de la aportación del
planeta exaltado: entre los dos signos venusinos, por ejemplo,
Tauro y Libra, la diferenciación procede de la nota lunar en
el primer signo y de la nota saturnina en el segundo.
Este entrecruzamiento de dos ejes de dignidad y debilidad
nos sitúa, finalmente, frente a un nuevo cuaternario que se ·
basa, por otra parte, en el orden natural de los ciclos de la
vida.
El presente gráfico mues-
tra que estos cuatro nuevos
valq,res se encuentran en rela-
ción con las cuatro estaciones,
que son de naturaleza análoga
a éstas. Efectivamente, puede
constatarse que las dos lumina-
rias y el intermediario Mercu-
rio están paralelamente
.
exalta-
. EXALTACIO
N
dos en los tres signos pnmave-
rales, en regencia en los tres
signos de verano, en caída en
los tres signos de otoño y en exilio en los tres signos de invier-
no. La exaltación se presenta, al igual que la primavera, como
una fuerza ascendente, en crecimiento. La regencia, al igual
que el verano, como un poder en su apogeo; análoga al otoño,
la caída como un dinamismo en ocaso, y parecido al invierno,
el exilio como una fuerza en el punto más bajo de su curso. Si
consideramos al Sol, la exaltación solar en Aries tiende al tri-
buto de la luz y del calor, y su caída en Libra se asocia a su
ocaso; igualmente, la madurez de la vegetación dorada en el
más cálido sol del año es a la regencia de Leo lo que la natura-
leza desnuda en el corazón del invierno es al exilio de Acuario.
En lo que concierne a la Luna, la semilla enterrada bajo tierra
es al exilio de Capricornio lo que la fecundidad de la espiga
formada es a la regencia de Cáncer; la exaltación de Tauro se
reconoce en la densidad de la savia vegetal en primavera,
como la caída de .Escorpio en la sequedad del otoño.
Estamos de acuerdo en que la terminología ingenua de los
Antiguos (Regencia, Caída) choca al espíritu moderno, aunque

163
se reconozca que es expresión de una evolución sinusoidal de
un proceso natural; pero actualizar el vocabulario, sustituir
estos ténninos mágicos por vocablos científicos, menos poé-
ticos, no cambia en nada la situación.
Según Morin, las propiedades clásicas de estos valores son
las siguientes:
Regencia: En ella el planeta se encuentra en su poder má-
ximo.
Exaltación: El planeta no hace más que adquirir mayor
poder.
Caída: El planeta pierde poder; es un debilitamiento.
Exilio: La actividad del planeta se encuentra obstaculiza-
da u ofuscada; su poder bienhechor está debilitado, mientras
que gana en poder para hacer el mal.

He aquí el cuadro de las dignidades y divinidades de los


planetas:
PLANETAS REGENCIA EXILIO EXALTACION CAIDA

Sol Leo Acuario Aries Libra


Luna Cáncer Capricornio Tauro Escorpio
Mercurio Géminis Sagitario
Virgo Piscis
Venus Tauro Escorpio Piscis Virgo
Libra Aries
Marte Aries Libra Capricornio Cáncer
Esc"orpio Tauro
Júpiter Sagitario Géminis Cáncer Capricornio
Piscis Virgo
Saturno Capricornio Cáncer Libra Aries
Acuario Leo
Urano Acuario Leo
Neptuno Piscis Virgo
Plutón Escorpio Tauro

Queda por preguntarse qÚé es lo que puede extraerse de


una clasificación tal. Aceptarla rigurosamente es algo que se
hace demasiado a menudo: se trata de un error evidente,
como el que consiste en decretar la superioridad absoluta de
una estación sobre otra. Cada estación y en consecuencia

164
cada una de estas categorías, posee una supremacía sobre la
opuesta en función de un nivel de referencias preciso. Lo que
se ha adoptado es una dialéctica de los valores de día, asimila-
dos a una plenitud, como los de la noche lo son a un vacío.
Pero el mundo de la noche, de la introversión, del psiquismo,
cuenta tanto como el mundo del día, de la extroversión, de lo
físico. Ahora bien, respecto a este segundo nivel de referen-
cias, Acuario es una regencia mientras que Leo es un exilio
para el Sol, siendo Libra su exaltación y Aries su caída. Con-
siderar al tipo Sol-Leo como superior y al tipo Sol-Acuario
como inferior sería como decir que el verano es una estación
superior o mejor que el invierno. No hay duda que al nivel
físico de la constitución morfológica y fisiológica el primero
se encuentra en ventaja respecto al segundo. También es cier- ·
to que el primero se encuentra mejor armado para triunfar
materialmente debido a la poderosa voluntad de su Yo. Pero
el segundo se encuentra infinitamente mejor situado, por su
naturaleza psicológica, para realizar una vocación moral, inte-
lectual o espiritual. Así como el tipo Sol-Leo es fuerte exte-
riormente, es igualmente débil interiormente; inversamente,
así como el tipo Sol-Acuario es débil en sus valores de día, es
fuerte en sus valores de noche.
Unicamente con una óptica dialéctica tal puede tomarse
en consideración este nuevo cuaternario basado en la relación
de los planetas con los signos.
Habiendo tomado estas precauciones, con no menos re-
servas abordaremos la serie de posiciones planetarias en los
signos. Que quede bien entendido que no realizamos un "ca-
tálogo" de fórmulas, pues cada posición es susceptible de
revestir varias significaciones distintas según la orientación
general del tema y también los distintos ángulos sobre los que
se la aborde. No queremos dar aquí más que lo que parece
principal y más corriente de la combinación, estableciendo la
relación psicológica esencial. Por otra parte, queremos ilus-
trar cada posición con varios casos conocidos; no siendo sufi-
ciente nuestra colección, forzosamente hemos debido recurrir
a personalidades de todos los campos. Pero estos "ejemplos"
no podrían realmente servir como auténtica demostración
más que siendo numerosos y estudiando detenidamente cada

165
1'

uno de ellos, lo que no sería posible más que en una obra


especializada sobre este tema; todo lo más nos detendremos
brevemente en los casos reales. A falta de algo mejor, la adi-
ción de algunos nombres a cada posición, contribuirá, aunque
no sin peligros, a concretar mejor las ideas.
Al tratar sólo las generalidades, podemos dejar de lado las
posiciones del ASCENDENTE y del SOL que afectan al con-
junto de la personalidad y no hacen más que realzar el signo
que ocupan, sin orientarlo de una forma particular (aunque
haya que establecer una distinción entre estas dos posiciones,
pero que, prácticamente, se nos escapa).

LUNA EN LOS SIGNOS

Representa para una mujer un tipo particular de femini-


dad y para un hombre un modo especial de sensibilización al
· mundo femenino; concierne también a una forma de carácter,
de imaginación.

ARIES: Elemento de complejo de virilidad, de aspiracio-


nes feministas para una mujer (G. Sand, Louise Colet); ten-
dencia a la sumisión a la influencia femenina en un hombre
(Enrique II sometido a Diana de Poitiers como un niño tími-
do sufriendo la influencia de una mujer de más edad; Enrique
IV, "el Galán-Verde" poseído por la tentación de la carne en
la senectud, manejado por Enriqueta de Entragues y arrastra-
do a torpezas políticas debido a su pasión por la joven Carlo-
ta de Montmorency). El astro y el signo se refuerzan en sus
aspectos comunes: instintivo, infantil, primario, impulsivo,
inestable, irreflexivo. Imaginación inflamada.

TAURO: Afirmación de las tendencias femeninas, senso-


riales, maternales. Puede feminizar a un hombre (Enrique III),
apegarlo a la familia, a la casa, a la mesa (Luis XVIII) o confe-
rirle el amor por la naturaleza, el campo, los árboles, los
animales, la vida simple, rústica, pacífica, tranquila (Luis XI)
(Giono, Rousseau, Poussin).

166
;I
;~
GEMINIS: Extrema plasticidad de carácter, sobre todo en
la mujer que sabe representar todos los papeles y asimilar to-
dos los destinos, pero también del hombre con el gusto por
los travestís, los disfraces (Luis-Felipe, profundamente aristó-
crata, que se enmascara de burgués de la cabeza a los pies).
Reforzamiento de la extraordinaria movilidad del astro y del
signo; carácter Nervioso (E-nA-P), sobre todo muy Primario:
sensibilidad espontánea, que sigue la fantasía, el capricho y la
emoción del momento; alma fugitiva, vagabunda, bohemia;
imaginación errante (Madame de Sévigné, Musset, Offenbach,
Rossini, Gérard Philipe).

CANCER: Todos los valores maternales femeninos, plásti-


cos y sensibles, convergen en este encuentro. Imaginación,
memoria, fecundidad, ensueño, sensibilidad, lirismo, poesía.
El lado vegetativo o infantil puede dominar; el espíritu puede
quedar fijado al pasado, a la infancia, a la casa, a la madre
(marido sumiso, como Luis XII lo era de Ana de Bretaña), o
llevar un destino nómada, incoherente y errante (Baudelaire,
Byron, Debussy, Fauré, Gide, Kierkegaard).

LEO: Tipo de la "gran dama" con culto al Yo o sueños


de grandeza (Marlene Diétrich y Edwige Feuillere). Exalta-
ción de la vida instintiva, efervescencia de la naturaleza que se
abandona confiadamente a la nobleza de sus inclinaciones;
imaginación viva; grandes sueños (Flaubert, Gauguin, Verlai-
ne, Honegger, Leconte de Lisle). Es el pequeño Carlos VIII
con su sueño sobre la expedición italiana y Luis el Grande
con la magnificencia de sus fiestas, amores y deslumbramien-
tos de la primera parte de su reinado.

VIRGO: El signo frena el empuje natural de las fuerzas


instintivas, tendiendo la mujer a la inhibición, a la disciplina
afectiva o. a la ingenuidad. Esta contradicción hace que el im-
pulso vital se vea acompañado de una cierta inquietud, de un
sentimiento pe inseguridad o de inferioridad que conduce, a
veces, al autoanálisis (Sainte-Beuve, Stendhal). Es el joven
Luis XV, tímido, casto, mojigato, así como el viejo Carlos X,
dedicado a la devoción.

167
LIBRA: Desarrolla la sensibilidad femenina y hace de la
mujer el tipo de la esposa, colaboradora y compañera, que se
asimila al cónyuge, en beneficio de la pareja. Afina el alma
para la búsqueda de la armonía (Chopin). Quizá Luis XIII
deba a esta posición, a pesar de su carácter frío, su interés por
el arte, hasta el punto de componer música.

ESCORPIO: Uno de los elementos constitutivos de la mu-


jer "vamp", de actitud destructora (tipo "mantis religiosa")
(Duquesa de Montpensier), de la mujer masoquista que busca
la autodestrucción en el amor (Maria Vetsera, la heroína del
drama de Mayerling), o simplemente de la mujer erótica
(A. de Noailles). El hombre se ve más o menos inclinado ha-
cia uno de estos tipos femeninos o puede, simplemente, sentir
miedo hacia la mujer (Luis XVI). Puede también ser presa de
fantasmas más o menos obsesionantes (Berlioz), poseer una
imaginadón mórbida o encontrarse a la merced de una agresi-
vidad que desencadena pasiones violentas, vividas (Goering) o
sublimadas (Racine, Mauriac).

SAGITARIO: Tipo de mujer conformista, "burguesa", o


por el cohtrario independiente (Cristina de Suecia). Confiere
anhelos de lejanías, el amor por los viajes y la aventura
(D'Annunzio, Guynemer, Lindbergh, Surcouf), o la necesidad
de un ideal, la aspiración del sentimiento hacia la pasión filo-
sófica (Beethoven, Brahms, Nietzsche). El apasionado caza-
dor que era Carlos IX parece que entra bastante bien dentro
de la primera categoría.

CAPRICORNIO: El instinto femenino y sobre todo ma-


ternal se encuentra empobrecido o constreñido a la sublima-
ción social (pasión profesional); da las mujeres políticas (Car-
lota Corday, Madame Roland, Madame Tallien). La sensibili-
dad es rechazada, reprimida o disciplinada (Carlos V, Voltai-
re, Hitler). Contribuye al celibato, al matrimonio de interés o
de conveniencia. La huida ante el amor en Napoleón es carac-
terística de esta posición.

ACUARIO: Tipo de la mujer moderna, emancipada, no

168
conformista (Colette ). Tendencia a la espiritualización de la
vida instintiva, a las aspiraciones ricas pero atormentadas
(Huysmans, Pergolesi), o a la vida afectiva complicada y aven-
turada (Wagner, Loti). Carlos V respondería al primer caso y
Francisco I al segundo.

PISCIS: Tipo de mujer romántica o mística (Santa Teresa


de Lisieux). Lleva el sueño al borde de la visión fantástica, de
la alucinación, de la mediumnidad, o da a la imaginación un
poder visionario; aspiración al infinito o sentido de lo inefa-
ble (Birand, Brazza, Jacques Cartier, Daumier, Goethe, Hoff-
mann, La Fontaine, Miguel Angel, Petrarca, Poe, Estanislao
de Guaita, Vinci). Aquí aparece el Carlos VII de antes de la
transfiguración, alucinado, sonámbulo y en estado de hipnosis.

MERCURIO EN LOS SIGNOS

Representan esencialmente una disposición particular de


la inteligencia.

ARIES: Corresponde al Intuitivo extrovertido (Jung) con


un olfato agudo hacia todo lo que está en germen y promete
para el futuro, para la investigación de nuevas verdades (Des-
cartes, Einstein, Vinci), o al Intuitivo introvertido al acecho
de sus imágenes y visiones, de su verdad interior (H. Poincaré,
Gaya, Van Gogh). Espíritu inventivo, improvisador, innova-
dor, combativo o partidista (Gambetta, Maurras, Thiers, Zola).
Puede incluirse aquí a Napoleón III.

TAURO: Espíritu concreto, realista y práctico, con senti-


do común y juicio; inteligencia "que palpa", piensa con las
manos y se afirma en la resonancia del objeto tratado. Asimi-
la lentamente pero retiene la lección de las cosas. Percepción
utilitaria del usuario {Balzac, Courbet, Metternich, Turgot).

GEMINIS: Inteligencia Primaria, viva, móvil, alerta, flexi-


ble, que posee trato, habilidad de abogado, sentido de la ac-
tualidad. A veces, espíritu ligero, malicioso, insolente y espiri-

169
tual, a lo Fígaro; locuaz, hablador, comediante, crítico (Céli-
ne, Courteline, Dufy, Drumont, Marat, Robespierre, Rivarol}.

CANCER: Memoria, imaginación e intuición son las cuali-


dades dominantes de una inteligencia sensorial que puede
complacerse en lo fantástico, los sueños nebulosos, o que
puede dar ese tipo de "espíritu refinado" que madura inte-
riomiente incubando las ideas. El pensamiento gana en calor
y se encuentra empujado por grandes sentimientos; inteligen-
cia apologética, justificadora, contemplativa o subjetiva (Co-
rot, Pascal, Proust, Rembrandt, Schumann}. Es delicado
juzgar en el caso de Luis XI y de Carlos VIII, eLcual parece,
sin embargo, haber estado siempre ganado por ideas que ve-
nían del corazón, de sus sueños profundos.

LEO: Inteligencia arraigada a la voluntad y a las necesida-


des vitales; encarnándose en la materia viva del individuo, ilu-
mina y prolonga su acción sin metafísicas ni sutilezas dialécti-
cas. Espíritu lúcido, lógico, que tiene necesidad de conocer
mejor para disfrutar mejor; amplias visiones y vista aguda ("el
golpe de vista") para actuar con plena claridad y transformar
en conciencia sus grandes experiencias vitales (Barres, Cavour,
David, Ford, Mussolini, Poincaré, Rubens). ¿No es éste el
caso de un Mazarin y de un Napoleón? (El Mercurio de Carlos
IX es disonante).

VIRGO: Inteligencia curiosa pero crítica y escéptica, que


se apoya en la razón, el control de la observación, el examen
analítico de los hechos y, sobre todo, de los detalles. Espíritu
lógico, racional, que puede tener orejeras; aptitud para la
erudición, la especialización y el enciclopedismo, o afirma-
ción de una sólida organización del trabajo dentro de un espí-
ritu utilitario y eficaz (Duffon, Locke, Metterlinck). Podemos
colocar aquí a Luis XIII y Richelieu, Luis XIV y Colbert, per-
fectos· organizadores y administradores de las riendas del Es-
tado.

LIBRA: Apertura de espíritu capaz de los distintos parece-


res cuando dos puntos de vista se enfrentan; aptitud para com-

170
parar, sopesar, estimar y disposición tolerante. Inteligencia hu-
mana más cerca de la vida que de los dogmas y del fanatismo,
que sabe "allanar las durezas" y que es apta para abrirse a las
cosas sensibles, armoniosas o estéticas (Erasmo Guizot, La-
martine, Verdi). Si Francisco I y Enrique III fueron monarcas
estetas, Luis Felipe fue, sobre todo, durante bastante tiempo,
un rey moderado y tolerante.

ESCORPIO: Inteligencia faustiana, curiosa e inquieta, in-


clinada a escudriñar, sondear, y escrutar en profundidad para
aclarar enigmas, descubrir secretos, revelar misterios. EspÍritu
perspicaz, penetrante, cáustico, atraído por lo oculto, la me-
tafísica, lo extraño, lo curioso. Crea, sobre todo, el psicólogo
dotado de olfato, el fino sabueso, el crítico advertido o un
sádico mental, profundamente irracional o escéptico (Boi-
leau, Gide, Goebbels, Malraux, Maritain, Picasso, Rimbaud,
Jean Rostand, Schiller, Signac, Valéry). Esta posición en
Carlos X se encuentra camuflada por los aspectos del astro.

SAGITARIO: Espíritu viajero, atraído hacia los grandes


espacios y lejanos horizontes (Bougainville, Alain Gerbault,
Guymemer, Kipling, Lesseps, Mermoz), las lenguas extranje-
ras o los contactos con el extranjero (Zamenhof), o buscando
abrirse a conocimientos superiores o a ideas generales, a me-
nudo con una naturaleza independiente y filosófica (Bayle,
Beethoven, Chénier, Engels, Kipling). Es Luis XVIII en su ju-
ventud, químico (la química era la gran novedad científica
de su tiempo), librepensador, "enciclopedista".

CAPRICORNIO: Inteligencia secundaria que toma sus


distancias, a la búsqueda de una elevación del espíritu que
conduzca a un conocimiento de la esencia de las cosas. Esto
puede conferir el espíritu de geometría del científico o del
filósofo (Képler, Montesquieu), el pensamiento profundo del
arquitecto, del creador a la búsqueda de estructuras abstrac-
tas (Cézanne), el razonamiento frío y desnudo del legislador,
del jurista, o la visión desde arriba del político con objetivos
a largo alcance (Adenauer, Disraeli, Gladstone, Talleyrand,
Wilson). También puede fácilmente asociarse al jurista del

171
Tratado de Brétigny, Carlos V, así como al genio político de
Enrique IV.

ACUARIO: Inteligencia prometeica, inventiva, progresis-


ta, reformista, revolucionaria o utópica, adhesión a las ideas
de vanguardia, al acecho de todo lo que puede emancipar al
hombre, liberarlo de sus obstáculos y abrirle nuevos horizon-
tes; o apertura a una sabiduría (Bacon, Beaumarchais, Bre-
ton, Comte, Gassendi, Mendeleief, Stendhal, Voltaire, Julio
Veme). Inhibido por una conjunción de Saturno, el Mercurio
de Carlos VII no es un ejemplo vivo, aunq\le, al final de su
reinado, contribuyó al nacimiento de la artillería (Marte-
Sagitario ).

PISCIS: Debe pasar del estadio inferior de una visión con-


fusa al estadio superior de una visión reveladora. En el primer
caso, el espíritu irracional es nebuloso, vaporoso, inclinado a
las ilusiones, quimeras y espejismos; en el segundo, la inteli-
gencia es intuitiva, capaz de clarividencia; la imaginación, má-
gica, visionaria o demiúrgica se abre a una conciencia univer-
sal o a una verdad cósmica (Briand, Bemanos, Copémico,
Darwin, Flammarion, Galileo, Rugo, Mallarmé, Montaigne,
Schopenhauer, Estanislao de Guaita). Todo nos lleva a creer
que Enrique 11 pertenecía al estadio inferior.

VENUS EN LOS SIGNOS

Representa esencialmente una parte de la conducta amo-


rosa, uno de los aspectos del verbo amar del individuo.

ARIES: El astro desarma, desviriliza o feminiza al signo:


Hércules a los pies de Omfalo; Enrique 11 y Luis XV más o
menos sometidos e influenciados por su querida oficial. Im-
pulsividad de los sentimientos con una sensibilidad abrupta,
con pulsaciones de alta frecuencia; predisposición al "flecha-
zo" o instinto de conquista amorosa que puede dar el gusto
por aventuras renovadas. Sensibilidad eruptiva que intensifica
el fuego de la pasión o conduce al amor-combate (Eva Lava!-

172
liere, Ninon de Lelclos, Teresa de Avila). Conocemos las vidas
amorosas aventuradas de Carlos VII al final de su vida y de
Luis XV.

TAURO: Naturaleza voluptuosa, afectuosa, amorosa,


buena, inclinada a los "placeres terrestres"' sensible a la
atracción física, aI olfato, a la voz, a la resonancia plástica del
ser amado. Secundarizado, el sentimiento se instala lentamen-
te; el ser se ve insensiblemente ganado por la pasión; pero
cuando su corazón ha sido captado, va hasta el fin de la aven-
tura. A la manera de la hiedra, se apega, enraiza, a veces en la
posesividad celosa, y es de una fidelidad duradera (Courbet,
A. Daudet, Fauré, Giono). La saturnina Catalina de Medicis
no fue voluptuosa más que a la mesa, pero sabemos del apego
que testimonió a Enrique 11.

GEMINIS: La primariedad del signo determina un calei-


doscopio amoroso de emociones vivas, innumerables, varia-
das,· en las que dominan el amor por el juego y el gusto del
flirteo; de ahí amores inestables y efímeros (Catalina de Ru-
sia). Puede también corresponder a gustos afectivos refinados,
a sentimientos espiritualizados (Petrarca), o a una defensa
contra los sentimientos a través de un espíritu _cáustico (Mar-
montel, Rivarol). Es la primera tendencia que aparece en el
"mujeriego" Carlos VIII, que tuvo numerosas pasiones en
Italia, así como en Luis XII, que, Duque de Orleans, vivió
entonces una vida disipada.

CANCER: Constituye un foco de sensibilidad, de ternura,


de dulzura, de bondad, de íntimo encanto, de gracia. Alma
romántica a'la búsqueda del "alma gemela", a fin de tener
"una choza y un corazón", amor por la naturaleza, la casa, la
familia (Rouault, Schumann). O, alma fantasiosa, caprichosa,
lunática, a la búsqueda de un' sueño siempre imposible, a la
vana búsqueda de una segunda m.adre (Modigliani). La bon-
dad de Napoleón hacia su familia resulta de esta posición. El
código de Napoleón sin duda también.

LEO: Aspiraciones amorosas elevadas o imperiosas, de

173
pasiones libres y plenas, totales y radiantes. Hace tanto al
idealista, al esteta, imbuido de perfección y nobleza de alma,
hecho para una gran pasión tipo ideal clásico, como al amante
de fuertes pasiones, con una sed erótica difícil de contener y
sumiéndose en el amor como un gran abejón en las flores,
para disfrutar plenamente (David, Ingres, Rubens, George
Sand, Cécile Sorel). Puede reconocerse a Luis XIV y Francis-
co I, e incluso a Mazarin en su unión real. Pero la misma
posición es combatida por un Saturno fuerte tanto en Luis XI
como en Luis XIII.

VIRGO: El sentimiento es reservado, discreto, tímido,


púdico, llevado hacia la pureza o en estado de inferioridad.
Es, pues, una sensibilidad que se encuentra inhibida, discipli-
nada o reabsorbida. Enamorado, el ser no quiere perder la
cabeza; tiende a controlar su pasión por la razón, la duda, la
ironía o el sentido del ridículo. De ahí que, cuando no existe
celibato, el amor es razonable, el matrimonio honesto, poco
demostrativo, tranquilo y tibio, o la efusión tierna es reem-
plazada por la apreciación moral, la comunión de ideas y la
comunidad de intereses, la felicidad doméstica (Boileau,
Goethe, Greuze, Rameau, Valéry).

LIBRA: Alma afectuosa y amorosa; dulzura, bondad, sen-


tido estético, amor de carácter delicado, refinado, armonioso.
Conoce la duda ante el amor pues su atracción se encuentra
templada por un juego de impulsos y retenciones, de deseos y
temores. Este ser tiene la necesidad de socializar su pasión, de
expresarla dentro del marco de las conveniencias y costum-
bres: está hecho para el matrimonio, para la unión (Cléo de
Mérode, Eleonora Duse, Lamartine, Madame de Montespan).

ESCORPIO: Las atracciones son abruptas, imperiosas, in-


mediatas, definitivas o pasando del amor al odio. El amor-pa-
sión, ardiente, de voluptuosidad mezclada con felicidad y
rabia, de besos y mordiscos, que se vive como una fuerza de
las entrañas irresistible, un tormento, un mal, un misterio,
una obsesión o una perversidad. A la primera disonancia, los
desórdenes no son raros: ambivalencia, sado-masoquismo,

174
homosexualidad, remordimientos de conciencia, celos mórbi-
dos, suplidos morales de corazones inquietos, tormentas
dramáticas, danza de Eros y la muerte Qouvet, Mauriac ("Les
mal aimés"), Maria Antonieta, Restif de la Bretonne, la "Be-
lla Otero"). Puede ponerse en relación con esta posición la
homosexualidad de Enrique III, la hbido insaciable (hasta el
punto de perder el hambre y la sed) de Enrique IV, e incluso
los amores escandalosos del Conde de Artois, el futuro Car-
los X.
SAGITARIO: Amor-rebelión en oposición con la familia,.
el medio, la religión, tendiendo a romper los límites del ser en
la salvaje exaltación de un riesgo, de una emancipación dioni-
síaca, de una aventura deportiva, o amor ennoblecedor, inte-
grado en una ética, un ideal moral, una aspiración espiritual
(Racine y Madame de Maintenon). Sin conocer muy bien su
vida amorosa, vemos bastante bien a Carlos V dentro de la
segunda categoría.
CAPRICORNIO: Sensibilidad fría, introvertida, discipli-
nada o inclinada a la tristeza. El ser no se enamora fácilmente.
La cabeza es fría y el corazón seco. Afectivo, conoce el mie-
do a amar y los mecanismos de defensa contra el amor. La
represión o inhibición de los sentimientos lleva a la soledad, a
la misoginia, al celibato, o al matrimonio tardío, de conve-
niencia o interés. Los apegos son, sin embargo, aunque silen-
ciosos, profundos y duraderos (Heredia, Musset, Utrillo, Si-
mone Weil).
ACUARIO: Sensibilidad volátil de carácter ligero, suave,
gracioso, angélico, espiritualizado. El alma se encuentra incli-
nada a elevarse para buscar una paz y serenidad alejadas de lo
terrestre. Amores aureolados de lo maravilloso o idealizados,
que conducen, a menudo, a una retracción de la sensibilidad
profunda y acaban en una amistad amorosa basada en la co-
munión de ideas e intercambios intelectuales. Si no, el acento
es puesto en la aspiración a la· unión libre, desprovista de
constricciones sociales y demás, o en la pareja moderna que
no tiene más ley que la libertad respectiva (Beaumarchais,
Chopin, Mozart, Pergolesi, Rossini, Stendhal).

175
PISCIS: Sensibilidad desbordante, de formas inciertas, de
contornos indefinidos, extraña o misteriosa en sus expresio-
nes y en sus manifestaciones romántica o mística. Hace te-
mer, en la disonancia; las aventuras rocambolescas, los apegos
nebulosos, las esperanzas insensatas. Pero es el triunfo del
amor salvador y redentor, de la pasión oblativa: el don de sí
más generoso o el sacrificio masoquista (Bach, Comte, Dickens,
Rugo, Lessing, Moliere, Poe, Van Gogh, Vigny).

MARTE EN LOS SIGNOS

Representa uno de los aspectos de la manifestación de los


instintos agresivos.

ARIES: El poder agresivo del astro se afirma en toda su


intensidad y a través de la forma primaria del puñetazo. Se-
gún que la actitud de la personalidad sea extrovertida o intro-
vertida, inclina hacia la acción violenta, la aventura exterior y
desmesurada si nada lo detiene (Gambetta, Goering, Lenin,
Maurras, Zola) p hacia la aventura interior más o menos auto-
destructiva (Baudelaire, Gaya, Mallarmé). ¿No es ésta la vida
de un Napoleón III con sus sublevaciones y conspiraciones, su
evasión del fuerte de Ham, su imperio autoritario y su aven-
tura final?

TAURO: Simbólicamente es el valor toro del signo, su


tendencia instintiva en su desencadenamiento animal, la cóle-
ra ciega, la fuerza brutal del bisonte, del búfalo, el poder de
la bestia, del animal bruto, cuando el sujeto vive en un clima
de excitación. Este signo se vuelve excitable, presa de pasio-
nes salvajes, verdadera corrida de toros que se juega a nivel
afectivo (Catalina II, Madame de Pompadour, Nerval, George
Sand, Verlaine, Vigny), a nivel físico (Gabin) o social (Trots-
ky, Hitler, Stalin) con excesos y desórdenes infligidos o sufri-
dos. El Marte de Carlos IX en sus cóleras terribles y en su as-
pecto de cazador desenfrenado, acosando la caza y persiguien-
do al jabalí con lanza y a pie.

176
GEMINIS: La agresividad, a menudo surgida de discordias
fraternales, tiende a cambiarse en sadismo mental, con una
disposición frecuente al pleito, a la provocación, a la discu-
sión, a la crítica, a la ironía o a la polémica (Tristan Bemard,
Drumont, Schumann).

CANCER: La agresividad marciana "en caída" se encuen-


tra desarmada, recha·,,ada o simplemente pasiva (la defensa
pasiva, la tenacidad, a la manera de las pinzas del cangrejo
que no sueltan presa). El deseo de compensación es posible,
como en Byron que, enfermo, se obstinó en ser nadador, bo-
xeador, esgrimista y guerrero. Generalmente, la agresividad se
vuelve contra el sujdo o se realiza en el interior, en el medio
Íntimo, respecto a la familia (Marx, Byron, Lamennais lu-
chando en el interior de la Iglesia, Cocteau con Les Parents
Terribles y Les Enfants Terribles). Posición poco propicia a
las conquistas exteriores, sobre todo militares (Von Paulus).
Es Luis XII con la desastrosa campaña de Italia y la pérdida
de todas las conquistas francesas en este país; es también
Enrique II cuya "jornada de San Lorenzo" arruina de un tra-
zo la gloria de su reinado y lo constriñe al abandono de sus
conquistas italianas; es, asimismo, Luis XVIII vencido en los
campos de batalla y que asistirá al fracaso de su sueño guerre-
ro de obtener el trono por las armas. En Catalina de Medicis y
en Carlos X (que "ganó'', sin embargo, Argelia) las luchas
familiares predominaron.

LEO: He aquí el poder agresivo del animal, fauces abier-


tas y enseñando los caninos. El Yo dispone aquí de una fuer-
za combativa y realizadora considerable, un poder hercúleo
.más o menos bien utilizado. Puede alimentar cóleras (Rai-
mu), satisfacer bajos apetitos (Borgia), ponerse al servicio de
una experiencia o una aventura audaz y violenta (Blanqui,
Boulanger, Dan ton, Jaures, Metternich, Vychinski) o desem-
bocar en una vasta empresa (Ford, Pie~ont-Mrga). Con
esta posición vemos a Luis XI, entonces Delfín, lugarteniente
contra los ingleses, como duro soldado al asalto de fortalezas
y héroe de la batalla de Dieppe; le vemos a continuación,
soberano, dirigir el gran combate contra el feudalismo y surgir

177
como rey victorioso y déspota. Vemos también a su hijo
Carlos VIII, ya temprano, tomando parte en los movimientos
de tropas y en los desfiles e intentando más tarde, con éxitos
y reveses, la conquista de Italia. También es Francisco I lan-
zado a su vez a la conquista de Milán, viviendo una página de
· epopeya con el combate caballeresco de Marignan, episodio
·de una canción de gesta en la que el joven rey, en un heroís-
mo exaltado, se lanza, espada en mano, en lo más ardiente de
la batalla. También es el caso de Luis XIII, rey-sóldado, siem-
pre a la cabeza de su ejército, dando ejemplo y pagando con
su propia persona durante las guerras de su reinado. Y, final-
mente, Robespierre condenado, a pesar de sus principios, a la
ejecución de la política del Terror.

VIRGO: Se presentan tres posibilidades. El poder agresi-


vo del astro es constreñido, inhibido; la violencia es interiori-
zada y desemboca en las guerras intestinas y en la autodes-
trucción (Alfonso XIII, Dreyfus, Luis XVI). Sin embargo,
más a menudo y en favor de la presencia del astro, la tenden-
cia anal reprimida del signó se desata y produce una tenden-
cia Escorpio, dando lugar a descargas agresivas particularmen-
~e violentas (no hay pues que asombrarse que Marte en Virgo
se encuentre frecuentemente en los jefes militares que han lu-
chado, sobre todo en la última guerra). De ahí que el poder
combativ~ 'tienda a afirmarse de dos formas: ya de la manera
anárquica, impulsiva, alambicada del sádico (Abad Dubois,
Déroulede, Enrique VIII, Marat, Ravachol), ya de una manera
disciplinada, lúcida y estratégica (Iván el Terrible, Saint-Just,
Turenne y en particular Napoleón).

LIBRA:· El astro se encuentra en extrema debilidad, desar-


mado, desvirilizado, desprovisto de sus recursos ofensivos,
condenado más o menos a la impotencia o a la derrota (Cer-
vantes, Lermontov, Mérimée, Pétain, Paul Reynaud);. pero el
astro puede humanizarse en el signo como lo testimonia Pé-
tain, el jefe militar de 1917, siendo el jefe de Estad.o de 1940
el jefe simbólico de los prisioneros de guerra, de los cuales
parece que muchos poseen Marte en "exilio" en este signo y
en Tauro. El mismo Marte de Carlos VI hace pensar en la

178
derrota de Azincourt y la conquista de Francia por Enrique V.
Y el de Enrique III en el Tratado de Beaulieu que despedaza
por un momento el reino y conduce a su semicaptividad en
su propia casa, acabando su reinado en un reino reducido a
tres ciudades (menos que el dominio de Carlos VII antes de
Juana de Arco). Y en cuanto al Marte de Mazarin, en conjun-
ción con Júpiter, le hace preferir la diplomacia a las armas.

ESCORPIO: Es toda la agresividad anal en estado puro


que, o se exterioriza en un combate violento, una rebelión o
conquista imperiosa, una pasión devoradora (Bemardotte,
Bichat, Lutero, Racine), o se revuelve contra el sujeto y lo
lleva a su propia destrucción (Deloncle, Garfield, Goebbels,
Reine). Por una parte, es Richelieu que dedicará su vida a la
destrucción de los enemigos de la monarquía y, por otra,
Luis Felipe, objeto de un odio que lo llevará a la abdicación:
ningún soberano francés ha sido más criticado, ridiculizado,
ultrajado, vilipendiado, amenazado y atacado a mano armada
como él. Desde los alfilerazos de los periódicos a los atenta-
dos, pasando por los insultos y caricaturas, la agresividad anal
se elevará contra él y acabará por enterrarlo bajo una ciénaga.

SAGITARIO: Según su orientación introvertida o extro-


vertida, la agresividad se dirige en dirección de los principios
morales y filosóficos, revisados y criticados (Bayle, Diderot,
Eluard, Engels) o da el estallido de las grandes acciones, de las
car'reras fogosas, a menudo inspiradas en un espíritu de insu-
rrección (Berlioz, Clémenceau, Condé, Honegger, Lesseps,
Lyautey, Nerón, Pilsudski). Puede relacionarse con este sím-
bolo tanto la epopeya de Carlos VII liberando su reino de la
ocupación enemiga, como los grandes ministerios del reinado
de Luis XIV (Fronde, liga de Augsburgo y sucesión de Es-
paña). ·

CAPRICORNIO: El carácter es firme, duro como una


roca, templado por las luchas, robusto, sólido y constructivo.
La voluntad agresiva se afirma con el gusto por las grandes em-
presas y acciones de largo alcance (Poincaré, Pasteur, Savona-
rola). Verémos que aquí e~triba. :uda voluntad de Enrique IV.

179
ACUARIO: Quizás el signo humaniza al astro, como Luis
XV que tenía horror instintivo por la guerra, poseyendo la
vida humana un gran valor a sus ojos. Generalmente, la agresi-
vidad del planeta se moviliza hacia una conquista espiritual o
una afirmación aventurada (conquista prometeica); en caso
contrario, las crisis de amistad y guerras fratricidas no quedan
exclu-idas (Jules Ferry, Federico el Grande, Hugo).

PISCIS: La agresividad tiende a ser anárquica como la có-


lera del caos, mordaz a la manera del tiburón, turbulenta
como una marejada alta en una vida, o especialmente dirigida
contra los valores Piscis: colectivos, religiosos (Daumier, Re-
nan, Van Gogh). ·

]UPITER EN LOS SIGNOS

Significa una forma particular de integrarse al mundo y


de asimilarlo.

ARIES: No deja de abrir y humanizar el signo, calmán-


dolo un poco, pero prestándole poder. En algunos casos, es el
lado animoso y jovial del carácter Colérico (común al astro' y
al signo) el que se desarrolla; en otros, es la autoridad natural
del carácter la que se afirma en el dominio de una fuerza, de
una superioridad (Br:¡thms, Descartes, Thiers). El Júpiter de
Luis-Felipe nos habla poco debido a su débil posición.

TAURO: Expansión del temperamento sanguíneo (co-


mún al astro y al signo). Afirma el gusto por los placeres te-
rrestres y el ansia de vivir. Desarrollo del aspecto de tocar
pies a tierra y de una naturaleza con sentido de la propiedad,
inclinando hacía los problemas o beneficios materiales de la
vida (tendencia a aprovechar, a enriquecerse); o, si no, ampli-
tud de las aspiraciones sensuales o artísticas (Delacroix, Ma-
tisse).

GEMINIS: La autoridad y el poder del astro se ven afec-


tados como los de un pontífice en medio de adolescentes

180
irrespetuosos. No obstante, ésta es una posición feliz a nivel
de la diplomacia y la habilidad manual (Waldeck-Rousseau).
También es la posición de un Richelieu, que temió constante-
mente caer en desgracia, pero que no por ello dejó de realizar
su gran obra diplomática.

CANCER: Desarrollo especial de los valores familiares;


hace el "pater familias", el guardián del hogar, el amo de la
casa, afirmando las virtudes domésticas, la glotonería, el con-
fort material (Chabrier, Dumas hijo). Si esta posición aparece
poco en Enrique III es, por e_I contrario, sorprendente en la
vida de Carlos V.

LEO: El poder leonino exteriorizado, desarrollado, hin-


chado, ampuloso, pero humanizado. El Y o se impone de una
forma señor:ial, hipertrofiada, exhibicionista o representativa.
Tiene la necesidad de "ser alguien", de representar algo, de
reinar o triunfar (Vincent Auriol, André Breton, Edwige
Feuillere, Montherlant, Raimu, Wagner).

VIRGO: Es el reinado de los valores clásicos: orden, me-


dida, control, autoridad organizada, amplitud contenida, po-
der en los campps moral, intelectual y cultural; la civilización
se impone. Son también los valores burgueses: sentido de los
convencionalismos, sentido moral, virtudes domésticas, orden
jerarquizado ... (Boileau, Buffon, Condorcet, Le Notre, Ra-
meau). Es, por una parte, Luis XI, rey de los burgueses, de los
mercaderes, de los artesanos y, por otra, Francisco I, monarca
del Renacimiento francés.

LIBRA: El astro desarrolla la sensibilidad del signo (tien-


de a extrovertido) que se muestra aún más flexible, concilia-
dor y adaptable, a menudo hasta el oportunismo; posición
que crea al colaborador innato, el carácter fácil y la naturale-
za feliz. Podemos reconocer también a Enrique IV concilia-
dor de los católicos y de los protestantes, realizando su obra
de pacificación, Luis XVIII al que le gustaba compararse con
-Enrique su modelo y que, como él, fue un árbitro liberal y un
conciliador, manteniendo el equilibrio entre los dos extremos

181
(los ultras y el pueblo), realizando, a su vez, una obra de paci-
ficación (la Restauración). En cuanto al Júpiter-Libra de Luis
XIII lo vemos en la estrecha colaboración con Richelieu que
distinguió su reinado.

ESCORPIO: Es el poder del águila del astro y del signo el


que se afirma: magnetismo, voluntad, autoridad, ambición,
instinto creador, cualidades soberanas Qouvet, Rodin, Mó-
net). La intensa pulsión vital de Luis XIV y Napoleón se
debe, en parte, a esta posición (en ellos dominantes).

SAGITARIO: El ser se inclina de forma natural a irradiar


una cálida personalidad, hecha de bondad generosa, o a afir-
mar una autoridad que puede ser tanto paternal (caso de Luis
XII), patronal (caso de Luis XV), como autoritaria (caso de
Robespierre) (Calvino, Clémenceau, Eduardo VII, Fallieres y
Pío XII).

CAPRICORNIO: Sobre todo se afirman las ambiciones


sociales (profesionales, vocacionales) junto con la pasión por
el poder y el sentido de la organización política (Federico el
Grande, Hitler, Marx). El poder se desarrolla a menudo tar-
díamente, como en Carlos VII.

ACUARIO: Aquí, las tendencias generosas del planeta y


del signo se refuerzan y dan bondad, humanidad y filantro-
pía (Maurice de Hirsch). La autoridad del astro se impone en
un espíritu bastante libre (Deschanel, Grévy, W. Mc.Kinley,
Weygand). La dilapidación económica de Carlos VII no podía
más que quedar reforzada por esta posición.

PISCIS: El poder y la•amplitud del astro irradian en todas


direcciones o en una aspiración a la expansión ilimitada (Car-
los V). Profundidad, abundancia, generosidad, mecenazgo.
Podría corresponder al fervor de popularidad de Napoleón III
cuando su ascensión.

182
SATURNO EN LOS SIGNOS

Tiende a significar una forma particular de despegarse del


mundo y realizarse interiormente.

ARIES: El astro introvierte las propiedades del signo,


afirma sus tendencias no hacia fuera sino hacie el propio inte-
rior, bajo el aspecto de una búsqueda audaz, de una explora-
ción inédita, de un autoanálisis angustioso o simplemente de
una creación dominada (Baudelaire, Einstein, Haydn). Si
Saturno es disonante, inhibe la virilidad, paraliza el empuje,
frena todo auge, bloquea o reprime la hbido; o la brutalidad
agresiva del signo reviste un carácter destructivo o autodes-
tructivo y puede tomar un sentido trágico (disonancia satur-
nina en Aries de Baudelaire, Mallarmé, Savonarola).

TAURO: Representa una posición de fuerte secundarie-


dad: (tipo buey); esfuerzo lento y continuo, perseverancia en
la calma y en la regularidad, insistencia, poder pasivo, rumia-
ción mental, idea fija (Grant).

GEMINIS: Incompatibilidad entre el aspecto viejo del


astro y la parte adolescente del signo; sin embargo, existe una
acentuación del aspecto cerebral, intelectual y abstracto, en
detrimento de la primariedad del signo (Durer, Kafka).

CANCER: Tendencia común del astro y el signo a retro-


ceder, a regresar y a introvertirse; de ah.í una marcada tenden-
cia al infantilismo, a la esquizofrenia, a la introversión. Re-
tracción acompañada a menudo de tristeza, siempre de sole-
dad, ardiente o helada. Hay ya insensibilidad y despersonali-
zación (Comte, Montaigne, Taine), ya hipersensibilidad con
egocentrismo, sintiendo el sujeto el frío en sí (Chateaubriand,
Michelet, La Fontaine, Leopardi, Fénelon, Samain). Secunda-
riza el signo que tiende al tipo sentimental. Veremos aparecer
esta cualidad saturnina en la psicología de Luis XV.

LEO: Este exilio del astro puede dar un aspecto maldito


y llevar más o menos a un fracaso si el Y o leonino no consiente

183
en sacrificarse. Explica la naturaleza insatisfecha de César
Borgia, el proceso y el exilio de Dreyfus, el atentado anar-
quista de Ravachol, el exilio de Guillermo II y la aventura y
el fracaso de Hitler.
VIRGO: El astro y el signo se refuerzan en su tendencia
a la inhibición: represión del instinto, introversión, inhibi-
ción, necesidad de disciplina, de orden, de método, de c·on-
trol, de dominio, de estructura. Puede suceder que la· severi-
dad conduzca a una especie de ascetismo, de fanatismo· o sis-
tematización fija (Bach, Berkeley, Calvino, Condorcet, Des-
cartes, Lavoisier, Mérimée, Maine de Biran). El aspecto
avariento de Luis Felipe.

LIBRA: Posición que introvierte el signo y tiende a afir-


mar sus tendencias esµirituales en la medida en que el astro
conduce al desapego de sí en provecho de lo universal (Bo-
ssuet). Es este Saturno el que parece haber desapegado a
Luis XI de toda idea de decoro y de toda manifestación de
esplendor.

ESCORPlO: El astro tiende a dominar o inhibir las pul-


siones instintivas del signo, produciendo un complejo anal
reprimido (análogo al Virgo): disciplina, autocontrol, rigor,
orden, método, investigación, introversión... (Berthollet,
David, Jean Rostand). O, si no, la tendencia anal relajada
subsiste y los instintos toman entonces un carácter absoluto
o fanático (Lutero), un aspecto trágico (Goethe, Werther) o
una visión orientada hacia el mal, lo malo, lo sucio, lo feo o
la muerte (Barbey, D'Aurévilly, P. Brueghel, Villiers de
l'Isle-Adal, Dupuytren). Autodestrucción o destrucción. Ve-
remos más lejos que el Saturno de Luis XIII es típico de la
primera tendencia; lo mismo el de Mazarin que equivale a
los casos de Mercurio-Virgo: Richelieu, Colbert ...

SAGITARIO: Tiende a. afirmar la: personalidad hacia un


esfuerzo espiritual, una ascesis, una moral, un conocimiento
filosófico; tiende a introvertir el signo (Spinoza). Tal es el Sa-
turno de Carlos el Sabio (menos crítico en Carlos VI que
constituye un caso particular).

184
CAPRICORNIO: Es el summum de la concentración, de
la reducción, del desapego, de la abstracción, de la refrigera-
ción; secundariedad acentuada. Oscila entre dos polos extre-
mos: una ambición desmesurada de gran tensión y a largo
alcance -o la renuncia (Kant, Madame de Maintenon, Mallar-
mé, Péguy, Santa Teresa de Lisieux, Talleyrand). En parte
"a causa" de esta posición, por una parte, Enrique JI y Luis
XVI no fueron verdaderamente monarcas entronados y, por
otra, Luis XVIII se dedicó toda su vida a un fin: reconquistar
el reino.

ACUARIO: Hace prevalecer el apego a una causa imper-


sonal o el desapego espiritual a través de pruebas en las que el
Yo se despoja y sacrifica (Byron, Anatole France, Mozart).
Son las pruebas que, a niveles distintos, conocieron Carlos
VII, Luis XII, Carlos IX, Enrique III, Luis XIV y Carlos X.

PISCIS: Símbolo de la soledad, de la prisión oscura de la


que el alma querría escapar; tiende hacia la complacencia
mórbida y el masoquismo. Predisposición al sacrificio (Huys-
mans, Leconte de Lisie, Newton, Schopenhauer). Captividad
de Francisco I, soledad final de Robespierre.

URANO EN LOS SIGNOS

A partir de este planeta, no es posible más que extraer


una aproximación a una serie de tendencias:

ARIES: El astro se encuentra en afinidad con el signo en


lo que concierne a su aspecto reformista, revolucionario, li-
bertario y audaz; intensifica los valores de FUEGO y afirma
el lado prometeico, a menudo bajo forma de una aventura
peligrosa (Gallieni).

TAURO: En su aspecto negativo, el signo se encuentra


reforzado en su inclinación hacia la testarudez, la obstina-
ción y la idea fija (campo de conciencia estrecho); en su
aspecto positivo, alimenta la voluntad prometeica del astro
tendente a una realización (Beethoven).

185
GEMINIS: Desarrolla los valores cerebrales del signo dis- ·
ciplinándolos (A. Conan Doyle).

CANCER: Tiende a aportar una complicación de la sensi-


bilidad y, a menudo, una defensa contra ésta, ligada o una re-
belión contra el medio familiar (Byron, Luis I de Baviera,
Gide, Proust).

LEO: Tipo del Apasionado de alta tensión inclinado hacia


grandes ambiciones o una gran aventura ( Churchill); tenden-
cia paranoide o paranoica. Extravagancia.

VIRGO: Afirmación de una actitud de disciplina, de ri-


gor, de desapego (Delacroix, Daladier, Laval, Picasso, Roose-
velt, Stravinsky).

LIBRA: El signo humaniza o complica el proceso urania-


no, su rebelión, su aventura (Hitler, Le Corbusier).

ESCORPIO: Da desmesura en las pasiones, exasperación


del individualismo, sistematización de la violencia, tendencia
pronunciada a la rebelión, al sadismo, a la revolución (Bevan,
Céline, Franco, Gottwald, Poe).

SAGITARIO: Tiende a orientar la aventura uraniana ha-


cia exploraciones, viajes e investigaciones a lo lejano, o hacia
conocimientos superiores (Malraux, Mermoz, Wald Disney).

CAPRICORNIO: Tipo del Apasionado frío de ambición


imperiosa en el rigor o la autoridad (Mendes-France, Mollet,
Debré).

-ACUARIO: Afirma el aspecto técnico, revolucionario,


prometeico, común al astro y al signo (Mendeleief, Volta).

PISCIS: Incompatibilidad del astro recogido sobre sí mis-


mo y del signo fundido en el infinito; sin embargo puede
afirmar su rigor en un mundo de lo inmenso (Flammarion).

186
NEPTUNO EN LOS SIGNOS

ARIES: Confiere a menudo a la aspiración aventurera del


signo un carácter utópico, a lo Don Quijote; da también una
disposición a la evasión por el escándalo, lo sensacional, o una
orientación ideológica o mística.

TAURO: El astro encuentra en el signo un soporte sen-


sual a sus evasiones, sus encantamientos, su misticidad o su
ideología.

GEMINIS: Intensifica la emotividad primaria del signo, el


cual, sin embargo, puede cerebralizar la sensibilidad del astro.

CANCER: Intensificación de los valores maternales y de


la sensibilidad del signo.

LEO: El astro tiende a acceder a los valores luminosos y


unitarios del signo, si supera las contradicciones de la con-
frontación.

VIRGO: El astro no se encuentra a gusto en este signo ra-


cional y limitativo; asociación de valores extraños, a menudo
inapropiados uno al otro.

LIBRA: Desarrollo de tendencias humanas, estéticas o


espirituales.

ESCORPIO: Tendencias que revelan una mentalidad má-


gica; aspiración a lo fantástico, al misticismo, al esoterismo.

SAGITARIO: Aspiraciones espirituales, místicas, comuni-


tarias o universalistas.

CAPRICORNIO: Pocas afinidades entre astro y signo; as-


piraciones afectivas reprimidas o que tienden al desapego.

ACUARIO: Contribuye a la disolución de la individuali-


dad con sus estados de ingenuidad, de extrañeza, de divaga-
ción, de gracia expandida.

187
PISCIS: Proceso neptunl.ano en su estado puro.

PLUTON EN LOS SIGNOS

Todavía es prematuro establecer una fórmula-clave (que,


recordemos, no representa más que el aspecto principal de la
combinación, la cual incluye otras posibilidades) sobre las
posiciones de este astro. Contentémonos con dar algunas
ideas para los primeros signos.

ARIES: El astro se expresa con una franca violencia agre-


siva.

TAURO: Alimenta pasiones profundas que causan, a me-


nudo, grandes trastornos internos.

GEMINIS: Se toma generalmente en sadismo mental o


aporta una inquietud interior que fertiliza las investigaciones
del espíritu.

CANCER: Tiende a minar los sentimientos familiares y a


aportar crisis psíquicas profundas o grandes pasiones.

LEO: Dispone de medios de acción que le permiten afir-


mar su poder hacia el exterior. .

VIRGO: Tiende a "desinhibir" al signo (que toma un va-


lor de Escorpio) o a racionalizar la expresión de su agresivi-
dad.

188
VIII. LOS PLANETAS EN LOS SECTORES

El princ1p10 que rige la relación de los Planetas con los


Sectores en los cuales éstos se sitúan es el de la determinación
local de un proceso general. En el ciclo de su recorrido diurno
y nocturno, cada astro se encuentra de alguna forma asigna-
do, sucesivamente, a una serie de departamentos de la exis-
tencia práctica, pasando, poco a poco, por los doce sectores.
A cada paso, la propiedad específica del astro tiende a entrar
en actividad en el campo particular de la vida que representa
el sector. Nos vemos pues llevados aquí a concretizar la orien-
tación de los procesos planetarios. 1

SOL EN LOS SECTORES

El punto en el que se encuentra el Sol en el nacimiento


constituye, a.menudo, el centro de la existencia, el lugar de la
principal experiencia (creación, realización, éxito) de la vida.
Si se encuentra bien situado (es decir en buenos aspectos con
los Planetas), constituye un factor de elevación, de ascensión,
de superioridad, de distinción, de valorización de la persona-
lidad, en una palabra, de éxito. Pero, mal situado {disonante),
hace· temer fracasos en la realización del ser o alguna prueba
mayor.
I: Coeficiente de actividad o de atracción; propicio para
tomar las riendas del propio destino, imponerse por el magne-

l. En este capítulo, cada astro es considerado "en sí'', independientemente


de una posición buena o mala, apareciendo el lado favorable cuando el astro es
armónico y el desfavorable cuando es disonante.

189
tismo personal, manifestar una actitud con eficacia o realizar-
la por los propios medios; da relieve. Particularidades solares
tanto más notables cuanto más próximo el astro esté al AS.

II: Posición que confiere necesidades materiales y acentúa


la inclinación a· los intercambios junto con el gusto de una
vida holgada. Propicio para ganar y adquirir; eficacia pecunia-
ria. Tendencia a la generosidad y a la prodigalidad. Yo gano
(o .gasto), por tanto soy. Carlos VI y Carlos VIII fueron dila-
pidadores del Tesoro; Luis XVIII fue más bien un restaurador
de las finanzas.

III: Tendencia a imponerse sobre el entorno, a afirmarse


en el ambiente de las personas próximas; constituye a menu-
do un "complejo de superioridad" frente a los hermanos y
hermanas, a los que domina. Propicio tanto a los estudios
como a la conducción de vehículos. Es Luis I de Orleans, her-
mano de Carlos VI el Loco, tomando el poder con la reina, su
cuii.ada, que se convierte en su amante; también es Enrique
III todavía Monsieur, aclamado a los 18 años como un héroe,
arrebatando la popularidad, el poder y la afección del entor-
no a su celoso hermano, Carlos IX.

IV: Fuerte influencia del ambiente familiar en la determi-


nación de la existencia, en particular del padre. O, afirmación
de la personalidad en todo campo que trate de la casa, la
familia, el hogar, pudiéndose situar aquí las ambiciones prin-
cipales. Posibilidad de éxito tardío o de brillantez hacia el
final de la vida. Señalamos en Luis XIII el culto por su padre,
Enrique IV, y la lucha que tuvo que llevar en su propia fami-
lia para asentar su autoridad real.

V: Concede un lugar importante en la existencia a la vida


recreativa, a los placeres, a las artes (posición de una afición),
a las especulaciones o a la progenie y los niños. A menudo,
para una mujer, gran pasión maternal. Francisco l...

VI: Constituye a menudo una "vía muerta" respecto a las


ambiciones sociales; dificultad de "abrirse paso" o al menos

190
llegar al puesto superior deseado. No obstante, puede gozar
de cierto dominio en su trabajo o asegurarse una autoridad
natural respecto a los subordinados (o animales). Problemas
de salud posibles. Carlos X afectado en sus instintos latentes
de poder absoluto.

VII: Tiende a prestar el pleno valor a la existencia por la


realización de un matrimonio, una asociación o un combate,
un proceso. A· menudo, unión que eleva, material o social-
mente, o que realiza interiormente; de todas formas puerta
hacia el matrimonio o la asociación. Favorece la: victoria so-
bre los adversarios. Es Mazarin casándose con Ana de Austria
y haciendo un tándem con la reina para realizar la gran obra
de la Regencia.

VIII: La muerte, con sus consecuencias felices (herencia,


legados ... ) o desgraciadas, tiende a marcar la existencia; posi-
bilidad de muerte prematura del padre o de viudez, o si no de
éxito tras un deceso. Posibilidad de aporte financiero material
procedente de una unión o una asociación. Para una mujer,
sustento _material conyugal. La muerte trabajó en favor de
Luis XI: a través de sus herencias volvió a unir Anjou, el du-
cado de Bar y la Provence a Francia; quizá también en rela-
ción con esta posición, este rey, viudo de Margarita de Esco-
cia, destruyó (VIII) al alto feudalismo (Sol).

IX: Destino marcado ya por viajes lejanos, estancias en el


extranjero o relaciones con el extranjero, ya por un ideal su-
perior, realización moral o pasión espiritual.

X: Posición excelente en el que el astro aporta su máximo


de poder. Tendencia a elevarse socialmente en relación a la
condición de nacimiento. Exito en la carrera; vocación, profe-
sión brillante, posición de jefe; se es un maestro o un centro
de atracción. Para una mujer, ambición profesional o eleva-
ción a través del hombre. Luis XIV ... Napoleón ...

XI: Las relaciones, amistades o protecciones, ocupan un


lugar importante o desempeñan un papel decisivo en la exis-

191
tencia. La irradiación de la personalidad en este campo permi-
te brillar, ser un polo de atracción en el medio amistoso, o
atraer la simpatía de personas superiores o poderosas y obte-
ner, de esta forma, apoyos y protecciones. Es, por una parte,
Richelieu, protegido contra todos por Luis XIII y, por otra
parte, Luis-Felipe en amistad con sus ministros: Laffitte, Gui-
zot, Thiers, Molé ... , envueltos con la misma solicitud.

XII: Susceptible de aportar una gran prueba a lo largo de ~


la existencia. Esta puede ser tanto una serie de obstáculos
para el éxito, una crisis de conciencia o prueba moral, una
crisis de salud, enemistades importantes como una parte en la
vida secreta u oculta ... Luis XII y sus enemistades, Carlos IX
y su enfermedad, Luis XV y el Parque de los Ciervos, Luis
XVI.~

LUNA EN LOS SECTORES

El punto en el que se encuentra la Luna es el lugar en el


que el ser se halla lo más próximo a la infancia, al instinto.
Vive a nivel de su psiquismo primario, del ensueño, de lo ima-
ginario, de la emotividad. Positivamente, se abandona a su
naturaleza y es llevado por su medio, con provecho, facilida-
des y fecundidad; su crecimiento se efectúa con una cierta
suerte. Negativamente, se encuentra sujeto a la dependencia,
sumisión y vulnerabilidad al medio y en estado de inferiori-
dad; puede conocer el desbordamiento instintivo, la servi-
dumbre material o la inadaptación práctica; conoce una cierta
mala suerte.

I: Coeficiente de entrenamiento al instinto, de emotivi-


dad, de pasividad, de receptividad o sumisión. El ser se en-
cuentra más llevado por las circunstancias que autor de lo que
le sucede. Particularidades lunares tanto más pronunciadas
cuanto el astro se encuentre más cerca del AS. Napoleón III
llevado por una ola de popularidad al poder.

II: Bien situada, tiende a aportar facilidad para ganar, ese

192
concurso de circunstancias favorables a las que se llama suer-
te: el dinero viene hacia sí más que se va hacia él. Mal situada,
da una cierta inaptitud para ganar o una forma de inadapta-
ción a los problemas pecuniarios, corriendo la existencia ma-
terial el peligro de ser precaria, desguarnecida o fluctuante;
tendencia a depender de los otros en las cuestiones de dinero.

III: Receptividad, pasividad, sumisión o "sentimiento de


inferioridad" frente a los hermanos y hermanas que tiende a
sufrirse en bien o en mal. Inclinación a los desplazamientos y
viajes. Carlos VIII largo tiempo bajo la tutela de su hermana
mayor, Ana de Beaujeu, temiendo el Delfín durante mucho
tiempo a Madame de la que tuvo que soportar el yugo duran-
te años. Gastón de Orleáns, hermano de Luis XIII, que sufrió
toda su vida por no ser más que Monsieur. Luis XVI, Delfín
sensiblemente inferiorizado respecto a su hermano mayor, el
futuro Luis XV.III.1

IV: El astro maternal conviene a este sector del hogar;


lleva hacia la vida simple y tranquila de familia y otorga pla-
cer por la vida privada y el hogar doméstico: la felicidad está
en vivir en el hogar, en la intimidad, rodeado de los suyos.
A menudo, fuerte influencia del medio familiar, de la madre
en particular. Frecuentemente también, numerosos cambios
de residencia.

V: El astro de la fecundidad en el sector de los niños in-


clina a la mujer a la progenie, al amor de úno o varios hijos
que cuen_tan mucho en su vida. Diversidad en los placeres y
distracciones; posibilidad de relaciones amorosas fáciles, cam-
biantes y numerosas. Caso de Carlos X antes de su reinado, pero
no de Luis XIII al ser Saturno en V más fuerte que la Luna.

VI: Lleva a un hombre hacia mujeres de condición inferior

l. Parece difícil -a menos de considerar una compensación- señalar en Na-


poleón I un complejo de inferioridad frente a sus hermanos; complejo incompa-
tible con su dominante. Sin embargo pueden recordarse Jos disgustos que el empe-
rador'recibió de su entorno familiar: excepto Jér6me que salvó el honor de Ja
familia, en Waterloo, sus hermanos huyeron o se rebelaron.

193
(empleada, subordinada ... ) como Luis XV inclinado hacia las
chicas modestas y haciendo de Juana-Antonia Poisson la favo-
rita, Madame de Pompadour. Puede prestar amor por la gente
sencilla o los animales (Luis XI). Disonante, aporta inestabili-
dad en el trabajo o problemas de salud, sobre todo en la in-
fancia (Luis XV, Carlos IX, Luis XI). Posición contraria a la
femineidad.

VII: Al estar el pnnc1p10 femenino en el sector de la


unión, posición propicia al matrimonio para el hombre, que
se apega a las virtudes femeninas y las posee en su unión (Luis-
F elipe y ."mi buena reina" Maria-Amelia; Luis XI, cuya luna
se encuentra en la cúspide de siete, apegado a su mujer, cus-
todiadora de sus hijos). Para la mujer, aspiración al matrimo-
nio en el que su feminidad tiende a realizarse, pero peligro de
pareja pasiva, feminizada, lunarizada, si el astro se encuentra
en la cúspide de siete (como sucede lo mismo en el hombre
con el Sol en la misma posición). Posibilidad de inestabilidad
en las uniones o asociaciones (Enrique IV).

VIII: Riesgo para la vida en la infancia, o índice de dece-


so prematuro de la madre o de la esposa; índice de viudez en
los dos sexos (Luis XVIII). Para una mujer, el apoyo financie-
ro del marido puede dejar de desear, a veces en cuanto a asu-
mir las cargas de la pareja. Posibilidad de herencia familiar.

IX: Incita a los viajes y a los vuelos imaginativos; inestabi-


lidad posible en las opiniones morales o religiosas. Influencia
de la mujer en estas opiniones (Luis XIV). Posibilidad de rea-
lización afectiva en viaje, en el extranjero o con extranjeros.

X: Destino social móvil, variable o inestable, que se tradu-


ce a menudo por numerosos cambios de situación o por altos
y bajos en la carrera profesional. En un hombre, posibilidad
de elevación o de éxito a través de la mujer o por el hijo o el
público; índice de popularidad. Encuentro femenino impor-
tante en el medio profesional. En una mujer, realización fe-
menina dentro de la situación en que se encuentre o éxito a
través de su condición femenina. Francisco I con los altibajos

194
de su reinado; Enrique III cuyo destino se vio totalmente in-
fluenciado por el amor maternal idólatra de. Catalina de Mé-
dicis ..

XI: Disposición a sufrir la influencia amistosa, a dejarse


escoger y absorber por los amigos, a vivir la amistad con un
sentimiento espontáneo, irracional, cambiante y caprichoso.
Amistades femeninas.; en una mujer, amistades amorosas; en
un hombre, encuentros femeninos entre el medio amistoso.
Carlos VI.

XII: Susceptible de aportar una infancia desgraciada, una


enfermedad durante la infancia, una tendencia a la enferme-
dad o una prueba afectiva, debiendo el hombre enfrentarse
con enemistades femeninas y la mujer pudiendo sufrir por su
condición femenina, física o psicológicamente. Prueba fami-
liar posible. Luis XII casado en contra suya con Juana de
Valois la jorobada, llegando a,un divorcio difícil y sufriendo
hasta el encarcelamiento la enemistad de Ana de Beaujeu.

MERCURIO EN LOS SECTORES

El punto en el que se encuentra Mercurio es un lugar de


relaciones, de contactos, de intercambios, de lazos espiritua-
les, de intelectualidad, de movilidad y de variabilidad. Cuan-
do el astro se encuentra bien situado aporta facilidad de
adaptacic)n, capacidad de juego que permite vivir agradable-
mente en el campo del sector en que se encuentre; si se en-
cuentra mal situado, da por el contrario una vida inestable en
este mismo campo.

I: Coeficiente de inhibición del instinto y de cerebraliza-


ción que facilita la adaptación a la existencia; factor de inteli-
gencia. Particularidades mercurianas tanto más pronunciadas
cuanto más el astro se encuentre cerca del AS. Uno se con-
vierte en lo que piensa de sí mismo. Carlos V.

II: Da inteligencia para los negocios, sentido de las transac-

195
ciones, operaciones comerciales y combinaciones financieras.
Constituye, positivamente, un factor de adaptación a la con-
dición material y, negativamente, una tendencia a la disper-
sión y a la inestabilidad financiera.

III: Desarrolla el espíritu fraternal y confraterna!; adapta-


ción fácil al entorno que uno va ampliando; los hermanos y
hermanas tienden a ocupar un cierto lugar en la existencia;
educación y estudios fáciles; curiosidad y flexibilidad de espí-
·ritu, facilidad de expresión; sentido de los contactos; gusto
por las relaciones y desplazamientos. Sabemos la importancia
de las relaciones complejas que Enrique III mantuvo con su
hermana Margarita de Navarra y su hermano Carlos IX. En
cuanto a Luis XVIII, sabemos del lugar que ocuparon en su
vida la literatura, la conversación, la lectura y la correspon-
dencia.

IV: Relaciones familiares bajo el signo de la comprensión


o del interés. Adaptación al medio natal y buenas relaciones
(salvo disonancia) familiares. Tendencia a los cambios de resi-
dencia y de domicilio, a las transacciones de bienes raíces:
Luis XIII, tolerante y comprensivo con su familia.

V: Gusto por los juegos, sobre todo de tendencia intelec-


tual, u operaciones de bolsa o pequeñas especulaciones. Ten-
dencia al flirt o a las uniones intelectualizadas o marcadas de
camaradería. Con los hijos, relaciones comprensivas, más
intelectuales que afectivas. Francisco l.

VI: Facilidad de adaptación en el trabajo; habilidad para


producir, aptitud para el bricolage; gusto por los asuntos pe-
queños, variados y múltiples. Dispersión e inestabilidad en el
trabajo, o predisposición al nerviosismo.

VII: Entre las diversas posibilidades de combinación, se


presentan: matrimonio joven o con un cónyuge joven (de
edad o de espíritu); matrimonio de interés o de conveniencia
más que de amor; adaptación, comprensión, intercambios
intelectuales o flexibilidad en las relaciones conyugales. Pre-

196
disposición a las asociaciones, colaboraciones, contratos y re-
laciones de negocio. Inestabilidad en estos campos en caso de
disonancia. ·

VIII: Amenaza posible para la vida en la adolescencia;


puede significar la desaparición de personas jóvenes de su me-
dio. Sentido de los negocios, de las transacciones y especula-
ciones, así como de las operaciones ligadas a la muerte. Luis
XI, regulando la ocupación inglesa y comerciando con el
ocupante.

IX: En materia de opiniones y concepciones, sociales, re-


ligiosas, tendencia a la tolerancia y al escepticismo, o bien
proselitismo, eclecticismo, o cambio "veleta" de ideas. Senti-
do de las cuestiones superiores. Amor por los viajes. Napo-
león que había aprendido poco pero poseía ideas sobre todo.

X: Ex.ito social a través de las cualidades mercurianas: in-


teligencia, habilidad, flexibilidad, soltura, sentido de los con-
tactos y de los intercambios ... O fracaso relativo a defectos
mercurianos: dispersión, inestabilidad, 0portunismo. A menu-
do profesión itinerante o movilidad de la situación; aptitud
para hacer varias cosas y conducir empresas en frentes diver-
sos. El lugar que ocupó la vida del espíritu en el reinado de
Luis XIV parece estar en relación con esta posición.

XI: Disposición a vivir la amistad como una camaradería,


un diálogo del espíritu, un juego o intercambio interesado.
Ambiente amistoso a menudo variado, joven, móvil; frecuen-
temente, los amigos pasan sin detenerse. Posible influencia,
feliz o desgraciada, de consejeros amistosos.

XII: Adolescencia enfermiza o desgraciada. Enemistades


que pueden proceder de hermanos o hermanas, de colegas, de
próximos. Las pruebas pueden venir de negociantes, de la
deshonestidad, falsedad, mentira y robo; pero pasan deprisa y
se adapta uno a los azares de la ·suerte. Las intrigas y ma-
quinaciones de Luis XII todavía Duque de Orleans. Luis XV
y las enemistades del Parlamento, de los salones, de los enci-

197
clopedistas, de los intelectuales y de una serie de publicacio-
nes más o menos calumniosas.

VENUS EN LOS SECTORES

El punto en el que se encuentra Venus es un lugar en el


que el ser goza del amor, de la afección, de la simpatía o del
favor de los demás. Favorece, naturalmente, la relación agra-
dable y feliz con los demás. La existencia es fácil y tiende a
realizar una cierta felicidad: es la alegría de vivir. Disonante,
las buenas cosas tienden a frustrarse y la alegría es destituida
por el dolor, a través del exceso, el abuso y el abandono.

I: Coeficiente y bienestar afectivo, con lo que ello implica


de alegría, encanto, regocijo, abandono espontáneo a la ale-
gría de vivir; factor de sensibilidad. Particularidades venusinas
tanto más precisas cuanto más próximo se encuentre el astro
al AS. Es todo un aspecto de Luis XV el Bien-Amado, el vo-
luptuoso.

II: Crea una asociación afectiva entre el amor y el dinero.


La fortuna se encuentra, en parte, ligada a la vida sentimen-
tal; adquisiciones (o pérdidas) que proceden de personas
amadas o que aman al sujeto; posición significadora de rega-
los, de dones. Actitud pecuniaria armoniosa y equilibrada que
permite vivir materialmente de una forma satisfactoria y no
deja de suscitar la intervención de la "rueda de la fortuna" en
caso de dificultades; facilidad para ganar dinero. Napoleón III,
protegido financieramente y sobre todo poderosamente ayu-
dado por su amante Miss Howard (le prestó dos millones);
Enrique IV que pasó su vida sin verse gravemente disturbado
en sus finanzas. La Venus de Luis XVI se encuentra disonante
por Saturno: María Antonieta le costó cara.

III: Asociación entre el amor y el entorno o las relaciones


próximas. Buena relación o sentimientos amorosos con un
hermano, una hermana, un primo, una prima, un vecino, una
vecina; o, si no, relaciones contraídas por correspondencia o

198
en los desplazamientos. Orientación de las tendencias amoro-
sas hacia una forma de camaradería o de intercambio intelec-
tual. Luis XIII y sus amistades amorosas. Francisco I, lleno de
afección por su hermana mayor, Margarita de Angouleme,
que continuará nutriéndose afectivamente a través de los
versos y epístolas con sus amantes, como hicieron su madre y
hermana con él.
IV: Constituye un cimiento de la afección familiar; buena
relación con los padres y beneficios procedentes de éstos.
Aporta también una cierta suerte en materia de alojamiento;
posibilidad de gozar de una vivienda agradable, de amar el
hogar. Puede también dar nuevo impulso a la vida amorosa al
final de la vida. Carlos VII, protegido por el amor de su ma-
dre adoptiva y su~gra, Yolanda de Aragón, y acabando su
vida en la lujuria. Enrique III, hijo favorito de Catalina.

V: Afinidades del astro y del sector en cuanto a la vida


recreativa y a los placeres del amor. Aporta en este campo
suerte y éxito, conduce a grandes y bellos amores. Numerosos
recreos; satisfacciones estéticas y artísticas. Posibilidad de
progenie y afección filial.
VI: Asociación entre el amor y la salud, ~l trabajo o los
subordinados (o los animales). Puede dar: enfermedad por
amor o curación por amor, encuentro del amor en medio
laboral, afección o amor de los subordinados, apego a los ani-
males domésticos; puede también corresponder al éxito en el
trabajo por el poder de atracción ...

VII: El astro del amor en el sector del matrimonio es una


de las mejores posiciones que existen. Denota el matrimonio
por amor, la gran pasión legalizada, la unión feliz y fecunda,
la armonía conyugal. Favorece igualmente las asociaciones;
endulza los conflictos, aporta reconciliaciones y soluciones
amistosas.

VIII: Hace temer (disonante) la pérdida de personas ama-


das y puede corresponder a una viudez. Constituye un factor
feliz para la ~portación financiera del matrimonio o de una

199
asociación, o si no herencias. Es también una tendencia obla-
tiva que consiste en dar liberalmente en torno a uno. Napo-
león.

IX: Asociación entre el amor y lo lejano. Puede dar el en-


cuentro del amor en viaje, en el extranjero o con extranjeros.
Viajes felices y fecundos en simpatías y en resultados agrada-
bles. Cuando no, asociación entre el amor y ~l idealismo o
aspiraciones superiores; espiritualización del ser a través del
canal del amor o aspiraciones religiosas basadas en el senti-
miento. Luis XIV y los conflictos entre amor y religión.

X: Asociación entre el amor y la carrera o la vida social.


Puede dar: la elevación social a través del canal de los amores,
de los favores, por el encanto, la seducción, la disposición a
gustar; o también, la tendencia a encontrar el amor en el me-
dio profesional, dentro del marco de la situación. Posibilidad
de profesión venusina. Factor de suerte para el éxito, éxito
fácil.

XI: Asociación entre el amor y la amistad. Puede dar: la


metamorfosis de la amistad en amor o del amor en amistad,
amistad amorosa, el encuentro del amor en el medio de las
amistde~, complicaciones amorosas procedentes de amigos ...
Propicia a la amistad; relaciones agradables, la amistad se vive
como un lazo afectuoso y tierno. Protecciones, ayudas.

XII: Asociación entre el amor y las :pruebas en general:


enfermedad, reclusión, enemistades, vida oculta. Da pues, di-
sonante, la prueba afectiva bajo una forma u otra: unión
alterada por el pathos psíquico o la enfermedad física, triste-
za, unión secreta. amores ocultos o que dan lugar a infortu-
nio, pasión que se cambia en enemistad. Bien aspectada, pro-
tege contra las pruebas de este sector. Carlos VIII cuya muerte
a los veintiocho años (estaba agotado) ha sido imputada a la
sífilis. Enrique II, perjudicado por su ciega pasión hacia
Diana de Poitiers. En Luis-Felipe, Venus atenúa la nocividad
de Marte y parece haberlo protegido en sus numerosos aten-
tados.

200
MARTE EN LOS SECTORES

El punto en que se encuentra Marte es el lugar en el que


se afirman las tendencias agresivas y pasionales; es ahí donde
el ser lucha más, es ahí donde éste se enfrenta con la realidad,
con una realidad más o menos hostil. De esta confrontación
resulta, según la posición propicia o nefasta del astro, una
afirmación viril, una conquista, una realización, o una dispo-
sición impulsiva, una violencia, una destrucción.

I: Coeficiente de agresividad bajo su forma inferior de


impulsividad, de arrebatos, de cólera ... , o superior de virilidad
conquistadora, o bajo el aspecto inhibido de la "castración",
de la inadaptación a la lucha; factor de combatividad. Particu-
laridades marcianas tanto más sobresalientes cuanto más pró-
ximo se encuentre el astro al AS. Carlos VII que acaba por
expulsar al ocupante de su país; Luis XVI, al principio violen-
to y apasionado, más tarde inhibido.

II: Moviliza los recursos de la combatividad en vistas al


acrecentamiento del haber, pero no deja de otorgar una acti-
tud difícil que tiende a volver la existencia material laboriosa,
adquirida al precio de un gran esfuerzo. Tiende, además, al
gasto, a la dilapidación del haber, debido a reacciones finan-
cieras impulsivas, a inversiones exageradas, a necesidades im-
periosas o a pesadas cargas. El Marte de Luis XIII, bloqueado
por Saturno {inhibición), hizo de él un rey trabajador y muy
ahorrador. Por el contrario, el de Luis XIV, libre de todo
obstáculo, hizo de él el rey más gastador; el pasivo de su rei-
nado es precisamente, a despecho de las medidas saturninas
de su ministro Colbert, el aumento de la deuda pública de 60
millones a 2 mil millones, la ruina de las finanzas.

III: Posición típica del "complejo de Caín'', de la rivali-


dad de los hermanos enemigos, de la hostilidad en las relacio-
nes con el entorno próximo, de las querellas fraternales. Hace
temer igualmente los accidentes de circulación, la pasión por
la velocidad al volante y el despliegue de la agresividad tanto
en carretera como en los escritos. El Marte de Francisco I se

201
encuentra reabsorbido por la presencia de Venus pero parece,
como en Carlos VIII y Enrique II, haber canalizado la agresi-
vidad hacia la conquista del país vecino: Italia. En Enrique IV
es la cuchillada de Ravaillac recibida en un desplazamiento,
camino de la Ferronnerie, además de sus numerosas disputas
con sus cuñados. Sabemos también de los numerosos disenti-
mientos entre Carlos X, todavía Conde de Artois, y su herma-
no Luis XVIII, de la guerra de influencias e intrigas entre
Enrique II y su hermano el Duque de Orleans.

IV: Es el tema de los Atridas bajo el mismo techo. La


agresividad se ejerce en la familia o en· la casa, ya se trate de
una tutela desafortunada o tiránica de los padres, de disputas
familiares, de bienes familiares dilapidados, de amenaza de
incendio o de daños sufridos en el hogar ... Conocemos los di-
sentimientos y divisiones del verdadero "nido de viboras"
representado por la familia de Catalina (Marte-Cáncer en el
FC) con Carlos IX, Enrique III, el Duque de Alenc;on y Mar-
garita de Navarra. En cuanto a Enrique III (Marte-Libra-IV),
descubre a sus peores enemigos bajo su techo, en el Louvre,
entre sus próximos (Sol-Mercurio en III): sus primos los Gui-
sa y los Lorena, Monsieur,* su hermano, y su hermana Mar-
gari!a; acaba siendo espiado, insultado y semicautivado en
su prnpia casa, donde la sangre correrá con el asesinato del
Duque de Guisa y su propio asesinato resultado de una puña-
lada dej~cqus Clément. ·

V: La pasión del astro tiende a desencadenar amores tor-


mentosos o escandalosos, excesos, desbordamientos en los
placeres, querellas de amantes, dilapidaciones por el juego o
las especµlaciones o por el amor hacia los deportes violentos.
En una mujer, puede significar riesgo. de seducción, peligro de
un hijo antes del matrimonio o partos difíciles.

VI: La agresividad, positiva o negativa, tiende a desembo-


car en la esfera laboral, bajo forma de rivalidades en la profe-
sión, de desgaste en el trabajo, de conquistas duramente ad-

* Monsieur: título dado al hermano del rey. (N.T.)

202
quiridas ... o en las relaciones con los subordinados (o los ani-
males domésticos). Peligro de enfermedad aguda, de quema-
dura, de operación o de accidente, particularmente laboral.
Robespierre de alguna forma verdugo y víctima de sus infe-
nores.

VII: Posición sinónima de adversidad, de rivalidades, de


luchas, de conflictos a sostener y vencer. Hace temer las sevi-
cias de la guerra, procesos, ruptura de contratos y asociacio-
nes, enemistades declaradas. Contraria al matrimonio; peligro
de unión concluida precipitadamente, realizada impulsiva-
mente, de cónyuge tiránico, de escenas conyugales y de sepa-·
ración.

VIII: Puede constituir una amenaza operatoria en el órga-


no correspondiente al signo ocupado por el astro, o un peli-
gro de muerte violenta. A menudo índice de oposiciones o
querellas en tomo a una herencia, prodigalidad del cónyuge
o dilapidación en una asociación.

IX: Sentimiento religioso vivido como un impulso ciego


del instinto o combatido, denigrado, criticado. Capacidad de
lucha al servicio de un ideal y socialización o espiritualización
del instinto agresivo. Peligro de accidente en viaje o en el ex-
tranjero, o tensión en las relaciones con los extranjeros. Luis
XI, rey devoto y fetichista, protegiéndose con escapularios y
medallas benditas, derramando sin cuenta sus dineros en los
cepillos de las iglesias.

X: Asociación entre la agresividad y la carrera o la vida


social. Puede dar una profesión marciana, un éxito adquirido
a través de la fuerza de los puños, rivalidades profesionales,
reputación discutida, criticada, posición social que asemeja
un combate, situación crítica, no exenta de reveses ... Napo-
león que pasó su reinado luchando en todos los campos de
Europa, y Luis XVIII en su lucha contra la Revolución y re-
conquistando laboriosamente el reino.

XI: La amistad es un entusiasmo espontáneo, a menudo

203
impulsivo, de sentimientos generosos, francos y demostrati-
vos, que no excluye los embalamientos irracionales, las pre-
siones tiránicas, los desbordamientos pasionales o rivalidades
en la emulación. La amistad es un deporte ambivalente que
conduce, disonante, a disputas amistosas, a rupturas violen-
tas, a caprichos pasajeros. Carlos IX comunicándose amistosa-
mente a través de su pasión por la caza.

XII: Las pruebas proceden de realizaciones de la existen-


cia. El individuo corre peligro de conocer la adversidad, las
enemistades ocultas o peligrosas, la hostilidad de la suerte.
Peligro de accidente o de operación. Carlos VI en sus cabal-
gadas furiosas contra sus enemigos imaginarios, hasta el
agotamiento interior. Luis XII luchando, antes de su reinado,
contra sus enemigos y, después, hundiéndose en el avispero
italiano. Luis XV limpiando la lama del cuchillo de Damiens.
Luis-Felipe, objeto de los atentados de Fieschi, Alibaud,
Meunier, Darmes y Lecomte.

]UPITER EN LOS SECTORES

Allí donde está Júpiter se encuentra en ese sector: bene-


ficio, abundancia, adquisición, facilidad, suerte, éxito, expan-
sión material, social o afectiva. Disonante, existe hipertrofia,
despreocupación, abandono, relajación, corrupción.

1: Coeficiente de extroversión, de sintonía que contribu-


ye a crear en tomo a uno mismo una atmósfera de calor, de
simpatía, de confianza, de abertura a la llamada del mundo;
fa~tor de bienestar. Particularidades jupiterianas tanto más
ad:ntuadas cuanto más el astro se encuentra próximo al As-
cendente. Carlos VII (tardíamente), Napoleón 1, Luis XVIII,
jefe supremo de la emigración, durante los 23 años de su exilio.

II: En razón de las afinidades entre el astro y el sector, es


la mejor posición que existe para la fortuna. Significa esen-
cialmente una fácil adaptación a los problemas materiales,
bienestar en cuestión de dinero, el individuo se encuentra feliz

204
con su condición, apto a disfrutar plenamente de lo que po-
see. Debido a esta disposición psicológica, existe una tenden-
cia a· afirmar los instintos de propiedad, a acrecentar los
bienes, es decir a enriquecerse. Es, pues, más o menos, una
promesa de expansión material. Disonante: dilapidación. Pue-
de señalarse que ninguno de estos personajes poseía esta
posición, excepto Napoleón III, cuyo reinado aportó la ex-
pansión económica.

III: Favorece las relaciones con el entorno en el que uno


se afirma o del cual se extraen felices beneficios. Favorece
también los estudios; éxito en los exámenes. Puede permitir
el triunfar en el campo de las comunicaciones, relaciones y
desplazamientos; protección en carretera, a pesar del deseo de
afirmar en ella el propio poder.

IV: Tiende a aportar una generosa protección de la fami-


lia, amplio contacto eón los padres y en consecuencia un sen-
tido familiar pronunciado, con amor por el hogar y el confort
material. Tendencia al engrandecimiento del patrimonio fami-
liar y posibilidad de un hogar confortable; suerte en asuntos
inmobiliarios o interior alegre, amplio, acogedor, en el que se
recibe mucho, como dueña de la casa o padre de familia. Indi-
ce de éxito al final. de la vida. Luis-Felipe lleno de propieda-
des y vida .familiar, viviendo como un burgués; de vuelta a
Francia, se beneficia de disposiciones que le permiten recupe-
rar los bienes no vendidos de su padre; se instala en una de las
más bellas mansiones de París (el Palacio Real); dedicará
además veinte años en redondear sus bienes y acabará pose-
yendo la más importante mansión a las puertas de la capital.

V: La expansión se afirma tanto en el campo recreativo:


amor por los juegos y distracciones, fiestas y placeres, éxito
en una afición ... , como en el campo especulativo: posible
éxito en los juegos de azar, la bolsa y demás ... O, finalmente,
en el campo de los hijos: progenie, satisfacciones al amor
propio, beneficios y alegrías procedentes de éstos. Frartcisco I
que tuvo una gran vida recreativa y fue un gran padre.

205
VI: Las posibilidades de éxito se encuentran concentradas
en la esfera del trabajo, en el mundo de las relaciones con los
subordinados. El individuo puede estar bien secundado, bien
servido y sacar partido de ello. Salvo en disonancia, lo que
aporta trastornos de salud jupiterianos, significa una protec-
ción contra la enfermedad. En Luis XII e incluso en Enrique
II esta posición parece concordar con el auge del trabajo, la
industria, el bienestar y la prosperidad de su reinado.

VII: El individuo tiende a encontrar la buena suerte cuan-


do se casa, ya sea que el cónyuge le aporte bienes, relaciones
u otros triunfos; o que él mismo, al realizar una colaboración,
firmar un contrato, con ocasión de un proceso o una rivali-
dad, obtenga el triunfo. Uno de estos puntos tiende a consti-
tuir el triunfo mayor dentro del éxito. A menudo, numerosas
relaciones o tren de vida social. Es Carlos V y el Tratado de
Brétigny. ·

VIII: Posición feliz bastante parecida a la de Júpiter en II;


aquí, las principales adquisiciones tienden a ser resultado de
una o varias herencias, de una unión más o menos afortunada,
de una asociación más o menos fructuosa o de especulacio-
nes, en particular con dinero de otro. Disonante, hace temer
la dilapidación del cónyuge o de los asociados. Tal es el J úpi-
ter de Luis XV (en cuadratura con el Sol en XII), con la
prodigalidad y suntuosos gastos de Madame de Pompadour.

IX: El sentimiento religioso se encuentra impregnado de


indulgencia, de tolerancia, favorable a la ortodoxia y se desa-
rrolla dentro del ceremonial, del decoro, cuando no se en-
cuentra dirigido hacia la organización de la fe, temporal y
política. Posibilidad de éxito por las propias cualidades mora-
les y opiniones, sobre todo en organizaciones jerárquicas: reli-
gión, magistratura, administración ... La expansión social puede
también proceder de viajes, del extranjero o de extranjeros;
incita a ir a lo lejos.

X: Posición bastante análoga a la del Sol en X, significa-


dora de ambición, de autoridad, de prestigio, de elevación

206
social, a menudo de participación en los asuntos públicos, de
acceso a un puesto superior, de jefe, de dirección, de organi-
zación o de administración, u honores, dignidades y distin-
ciones honoríficas. El éxito es alca..'1zado, principalmente, a
través de la vía jerárquica, dentro de la legalidad y las esferas
oficiales. Posibilidad de protección, de recomendación de
persona influyente, de apoyo. Como sucede con todos los
planetas en X, la nota jupiteriana es tanto más fuerte cuanto
más próximo se encuentre el astro del MC. Luis XI, ese nota-
ble administrador y amasador de tierras, llegando casi sin
guerras a Testituir siete grandes provincias a Francia (la ex-
pansión jupiteriana) y estableciendo una autoridad monárqui-
ca absoluta. Robespierre surgido del pueblo llano y convir-
tiéndose en jefe del Comité de Salud Pública. 1

XI: Lo que constituye el éxito o fortuna del individuo


tiende a ser resultado de sus relaciones amistosas y a través
de éstas. La amistad es vivida como un auge, una fuerza gene-
rosa de expansión que no deja de suscitar concursos y ayudas,
sobre todo de personajes influyentes, capaces, cuando la
ocasión lo requiera, de "enchufar" o de ayudar al sujeto en el
camino que le traza su naturaleza. No faltan las protecciones.
Disonante, hace temer que las amistades arrastren al indivi-
duo a vivir a un nivel demasiado elevado para sus medios y
que sus protecciones se revelen onerosas.

XII: Si el astro es disonante, las pruebas asedian al sujeto


a nivel económico y material bajo forma de reveses o inapti-
tud para ganar dinero. Armónico, tiende a proteger al sujeto
en las pruebas, haciéndole triunfar sobre sus enemigos y sa-
cándole de sus problemas ... Siendo las pruebas raras, benignas
u ocasión para una realización o motivo de prestigio. Posibili-
dad de autoridad oculta, en una sociedad secreta por ejemplo,
o éxito en un universo cerrado (retiro, prisión, hospital ... ). En
Enrique III, Enrique IV y Luis XIV, Júpiter cuenta sobre todo
en tanto que conjunción con el Ascendente. Enrique III y Luis
XVI no estuvieron en absoluto protegidos por esta posición.
l. De los catorce presidentes de la III República, cuatro poseen Júpiter en el
MC: Grévy, Fallieres, Deschanel y Miller:md.

207
SATURNO EN LOS SECTORES

El-punto en que figura Saturno es un lugar de carencia, de


privación, de restricción, de dificultad, de retraso, véase in-
cluso de pérdida, de abandono, de desapego, y, disonante, de
fracaso, de esterilidad, de caída o infortunio. Armónico, cons-
tituye un centro de poder interior, de fuerza moral, de supe-
rioridad intelectual o espiritual.

I: Coeficiente de introversión, de rechazo del instinto, de


autodefensa, de vida replegada sobre sí; factor de adaptación
lenta (secundariedad) o de inadaptación. Particularidades sa-
turninas tanto más pronunciadas cuanto más se encuentre el
astro próximo al AS. Robespierre cuya naturaleza introverti-
da es bien conocida.

II: La posición menos feliz que existe respecto a la fortu-


na. La tendencia a la avidez y el sentimiento de frustración
que deriva de ésta se manifiesta en la esfera del dinero. Cual-
quiera sea su fortuna, el individuo tiene la impresión de es-
casez, de frustración, de insatisfacción. O dilapida con des-
consideración su patrimonio por inadaptación, o, lo más a
menudo, cierra la bolsa y se convierte en ahorrador, cuando
no en avaro. Frecuentemente, la inadaptación a los problemas
materiales conduce a la pobreza o a la escasez real. Armónico,
este astro favorece las adquisiciones lentas, progresivas, fruto
de un largo esfuerzo; adquisiciones estables, a menudo con-
cretizadas en tierras, inmuebles. Con esta posición, tenemos
los dos reyes que conocieron la pobreza: Carlos VI al final de
su reinado, después de haber dispendiado los fondos públicos
en un verdadero delirio de dilapidación económica; vivió
entonces en la escasez, abandono, olvidado, cuando no en la
miseria. Carlos VII al principio de su reinado, miserablemente
vestido, con jubones zurcidos, tuvo que dar un día (en 1428),
a falta de dinero, sus polainas nuevas al zapatero; en otra
ocasión, al recibir a La Lire a cenar, no pudo ofrecerle más
que dos pollos y una cola de cordero; cuatro escudos de oro
componían exactamente el tesoro público.

208
III: Aporta una nota de frialdad en las relaciones con los
próximos, una cierta distancia, cuando no un alejamiento,
una separación, voluntaria o no. Contraría los estudios, los re-
.trasa y obstaculiza. Negación para la realización de viajes,
poco numerosos, dificultosos o acompañados de circunstan- ·
cías desagradables. Armónico, se muestra propicio a la vida
intelectual o moral.

IV: Hace temer pruebas familiares, falta de contacto con


los padres, soledad o frustración en el ambiente natal, desape-
go de la familia o problemas respecto a ésta. No favorece
(salvo armónico) el campo de la casa, del hogar, pudiendo ser
éste triste, pequeño u otros inconvenientes; contribuyen a
fijar definitivamente en un lugar. Armónico, posibilidad de
bienes inmuebles. Luis XV, huérfano de padre y madre a uno
y dos años respectivamente, y enterrando, a lo largo de su
existencia, casi a toda su numerosa familia. Luis XVI y
Luis XVIII, también huérfanos de padre y madre en su infan-
cia (en el tercer hermano, Carlos X, Saturno aparece también,
pero con una oposición al planeta situado en IV).

V: Incompatibilidad entre la naturaleza del astro y los


asuntos de este sector. Tiende a alejar de los placeres o a inte-
lectualizarlos Uuegos de reflexión, colecciones ... ). Puede tan-
to, por avidez, producir el frenesí amoroso, como, por inhibi-
ción, bloquear los impulsos sentimentales. Conduce hacia
relaciones sobrias, serias y duraderas, y, disonante, entristece
los amores, haciendo de ellos una fuente de pruebas. La frus-
tración puede también tener un papel en lo que concierne a la
progenie: esterilidad o pocos hijos, desapego o alejamiento de
éstos, o (disonante) infortunio respecto a ellos. En Enrique IV,
Saturno ha perdido todas las inhibiciones: de ahí aquella lí-
bido insatisfecha, aquella avidez erótica, que constituyó para
él una fuente de pruebas. En Luis XIII, el astro muestra su
aspecto de inhibición; sabemos sobre su oposición al padre:
un ser casto, púdico, huraño en asuntos de amor; no se le co-
nocen amantes; y no fue hasta tarde y en el último momento
cuando dio un hijo a su esposa, Ana de Austria, que tenía,
como él, Saturno en V.

209
VI: Armónico, constituye una posición de solidez y esta-
bilidad en el trabajo en el que el esfuerzo continuado pro_du-
ce, a la larga, grandes frutos. Si no, corre el peligro de dar una
inadaptación al trabajo o, por el contrario, una bulimia del
trabajo que lleva al desgaste. Puede también dar sinsabores en
las relaciones con los subordinados o trastornos de salud bajo
forma de desórdenes saturninos de carácter crónico.

VII: Incompatibilidad entre la naturaleza del astro y los


asuntos de este sector. A menos de ser armónico, en cuyo
caso estabiliza una unión tranquila, de conveniencia o de inte-
rés, Saturno es un obstáculo al matrimonio. Conduce al celi-
bato, a un matrimonio tardío y difícil de llevar a cabo (a me-
nudo a los 29-30 años, en el momento de su revolución), a un
matrimonio joven con una persona mayor, a un impedimento
en la realización de la unión deseada, a una unión sin amor, a
una unión de.sgraciada, cuando no a la destrucción de la unión
por separación o viudez. Igualmente contraria a las asociacio-
nes que pueden ser fuente de infortunio. Carlos IX: unión sin
amor: Enrique II: desgraciado en su vida afectiva (ver más
lejos).

VIII: Posición bastante parecida a Saturno en II, con la


diferencia que afecta, sobre todo, al dinero de los demás. He-
rencia tardía o expoliación en lo referente a los legados, suce-
siones,. herencias, adquisiciones procedentes del matrimonio
o asociaciones. Posibles pérdidas de dinero o inversiones one-
rosas. En una mujer, apoyo material del cónyuge defectuoso,
pudiendo el matrimonio estar a cargo de ella. Tenemos aquí
la actitud financiera de Luis XII que, generoso y dadivoso
cuando se trataba de su propio dinero, se mostraba particular-
mente ahorrador y cauteloso cuando se trataba de los bienes
de sus súbditos.

IX: Posición particularmente propicia·a la vida intelectual


profunda, siendo ésta la mejor posición del astro, que conduce
hacia un conocimiento, o una sabiduría. La actitud religiosa
conduce a la ascesis u oscila entre el escepticismo o el fanatis-
mo, si está disonante; las opiniones respecto a temas elevados

210
desembocan igualmente en el escept1c1smo o el fanatismo.
Pruebas en los viajes, el extranjero o los extranjeros, frustra-
ción o infortunio. Enrique II abriendo el camino al fanatismo
de las guerras de religión al instaurar la "cámara ardiente"
para extirpar la herejía hugonote, y frustrado en su campaña
de Italia. Asimismo, el Napoleón escéptico, cerrado alas inven-
ciones modernas, rehusando la aplicación de la navegación a
vapor, la químiéa industrial, la electricidad, la tracción mecá-
nica, sordo a los razonamientos de Fulton que le ofrecía el
instrumento para la victoria sobre Inglaterra; también es Na-
poleón vencido en sus coaliciones con el extranjero.

X: A excepción de una existencia retirada y con objetivos


impersonales, es la posición más infortunada para el éxito so-
cial. Tiende a movilizar la avidez del astro hacia la ambición
por el poder y la pasión por la carrera profesional. Puede,
pues, elevar socialmente y, armónico, asegurar un progreso
profesional lento pero seguro, hasta un puesto de responsabi-
lidad, paciente, prudente y laboriosamente a"clquirido. Pero la
ascensión viene seguida de reveses, pruebas, inf01::tunio, cuando
la elevación ha sido rápida, no merecida, adquirida por me-
dios discutibles o relacionada con la búsqueda de un prestigio
personal: Disonante, hace temer el retiro, la l:aída, el infortu-
nio o la infamia. Francisco 1 y el desastre de Pavía, la prisión
y el tratado de Madrid. Catalina de Médicis cristalizada en
su única pasión: la ambición política, inspiradora de una serie
de reinados cada vez más dramáticos, que ie condujeron a una
ingrata vida de duelo y soledad. Mazarin que obtuvo el poder
por los pelos. Carlos X, Luis-Felipe y Napoleón III destrona-
dos. Podría añadirse una larga lista de soberanos y estadistas
que han acabado mal con esta posición: Alfonso X de Ara-
gón, Alfonso XIII de España, Manuel de Portugal, Carlos de
Habsburgo, Leopoldo III, Hitler, Goering, Daladier, Lava! ...

XI: El astro de la soledad en este;: sector tiende a privar al


individuo de amistades, de ayudas y protecciones; el senti-
miento de inseguridad o frustración domina en este campo.
La amistad tiende a ser vivida como un apego profundo, un
sentimiento exclusivo, celoso, reivindicativo, o como una re-

211
nuncia extrema. Armónico, el astro aporta la amístad fiel, el
sabio consejo, la protección seria. Carlos V estuvo rotleado de
grandes consejeros y Luis XI no tuvo amigos y se encerró en
la soledad.

XII: Afinidades entre astro y sector en cuanto al aspecto


de prueba: peligro, sobre todo disonante, de gran sacrificio,
de penosa renuncia, de males dolorosos: larga enfermedad,
persecución, prisión, exilio, cautividad ... Carlos VIII asistien-
do al hundimiento del sueño de su vida con el desmembra-
miento del reino de N ápoles, apenas conquistado.

URANO EN LOS SECTORES

La posición de este astro en cada sector sitúa el lugar en


el que, cuando es positivo, el ser es lo más individualizado, lo
más independiente, lo más original, y, cuando es negativo,. lo
más inadaptado, lo más rebelde. Contribuye a escudriñar, a
intelectualizar, a complicar, a trastocar, a modernizar, a apor-
tar sucesos explosivos, repentinos, imprevistos.

I: Coeficiente de desapego respecto al medio, de afirma-


ción personalizada; factor de poder (sobre todo cerca del AS).
Robespierre.

II: Existencia material inestable, con fluctuaciones, ra-


chas de suerte o reveses económicos. Política financiera audaz
o aventurada, disciplinada o desordenada.

III: Relaciones independientes o reacciones violentas con


el medio. Propicio a la adquisición de conocimientos, sobre
todo técnicos, ultramodernos o heterodoxos; orgininalidad
intelectual. Viajes bajo el signo de la aventura, de la desmedi-
da, de la velocidad; riesgo de accidentes.

IV: Independencia frente al ambiente familiar, a menudo


sufrido como una obligación; posibilidad de partida brusca
del hogar o de ruptura con la familia. Hogar inestable; cam-

212
bios de residencia; vida interior agitada, gustos modernos en
decoración.

V: Aventuras amorosas o uniones complicadas, con des-


enlaces bruscos. Pasión especulativa o artística. Para una mu-
jer, riesgo de embarazo antes o fuera del matrimonio, o de
abortos.

VI: Independencia, irregularidad, indisciplina, rebelión o


desenlaces bruscos en el trabajo. Tensión con los subordina-
dos, complicaciones de salud.

VII: Lleva hacia la unión libre, la relación con una perso-


na no-libre o divorciada, la realización brusca o rápida de un
matrimonio o hacia una forma de vida conyugal independien-
te. Disonante, es la posición típica del divorcio. Complicación
en las asociaciones. Napoleón y su divorcio de Josefina.

VIII: Sorpresas en la fortuna, buenas o malas, proceden-


tes del matrimonio, de asociaciones o herencias. Indice de
muerte súbita.

IX: Opiniones y creencias bajo el signo del rechazo, de la


revisión o de la innovación; conocimiento de vanguardia o es-
píritu original. Aspiración a la expatriación; viajes bajo el sig-
no de lo inédito, de la aventura; disonante, riesgo de acciden-
te. Napoleón III y las aventuras de su política exterior.

X: Disonante, inadaptación social; existencia más o me-


nos complicada, aventurera, escandalosa o trastornada por
reveses o hechos teatrales. Armónico, aptitud para desempe-
ñar un papel especializado, ocupar una función individualiza-
da, a menudo en una rama nueva. María Antonieta y su des-
tino dramático.

XI: Relaciones amistosas libres, originales, de desenlaces


bruscos y vaivenes o de carácter intelectual; medio amistoso
que tiende a imponerse al individuo. Carlos X.

2i3
XII: Pruebas que tienen su origen en el progreso, sus com-
plicaciones y tribulaciones. Trastornos, aventuras de aprendiz
de brujo; riesgo de operación o de accidente.

NEPTUNO EN LOS SECTORES

La posición de este astro en cada sector sitúa el lugar en


el que el ser pertenece el máximo a la comunidad, es lo más
sensible al ambiente, lo más integrado a la coletivda~ es
también en el que peligra perder su indivualidad por desorden
o confusión. Contribuye a dilatar el ser, a hacerlo vivir en el
mundo de lo imaginario, de la ilusión, del misticismo o la fe.

I: Coeficiente de participación en el medio, de receptivi-


dad en los movimientos colectivos; factor de sensibilidad
(sobre todo cerca del AS).

II: Actitud pasiva y receptiva en materia económica, que


puede tanto dar una situación financiera caótica, inquieta,
ilícita o engañosa, como aportar una suerte insólita si uno se
encuentra en el lugar correcto y en el momento apropiado.

III: Disposición a dejarse sumir en el ambiente del en-


torno, que influencia al ser sin que éste se dé cuenta; aspira-
ción a la evasión a través de los estudios, investigaciones o
VlaJeS.

IV: Vida y relaciones familiares susceptibles de ser con-


fusas, enredadas, fantasiosas, extrañas; posibiliddad de hogar
bohemio.

V: Amores románticos en los que la sensualidad se mez-


cla con el misticismo; disonante, sentimientos quiméricos, ilu-
siones, engaño, traición, amores complicados o sentimientos
confusos. Problemas singulares procedentes de los hijos o de
las especulaciones.

VI: El individuo puede realizarse laboralmente a través


de su sensibilidad, su intuición, su sentido comunitario ...

214
Disonante, engaño o traición posible de los subordinados
(Robespierre), o trastornos de salud neptunianos.

VII: Salvo armónico, no es un índice feliz respecto al


matrimonio y las asociaciones. Disonante, da las situaciones
confusas, irregulares, fraudulentas, comprometedoras ... en
estos campos.

VIII: Lo mismo aquí en lo que concierne a las herencias,


contratos y negocios con el cónyuge o asociados. Problemas
de sensualidad o de misticismo.

IX: Opiniones y creencias bajo el signo de la adhesión


afectiva, de la comunión espiritual, de la comprensión intui-
tiva; disonante, ideal nebuloso, utópico. Viajes bajo el signo
de la evasión, de la comunión con lo lejano.

X: Armónico, el ser se ve inducido por una corriente so-


cial, por un movimiento colectivo; triunfa a través de una ola
que le arrastra, a veces más allá de sí mismo. Disonante, esta
ola puede arrastrarle a su pérdida. La propia realización se
hace, a menudo, fuera de los caminos trillados, a través de
vías inéditas. La disonancia hace temer escándalos, situacio-
nes confusas, la pesca en río revuelto, los compromisos. Na-
poleón I, Luis-Felipe y Napoleón III.

XI: Influencia amistosa sobre el sujeto, sobre todo proce-


dente más de un medio o de un grupo de amigos que de ami-
gos concretos. Esta es feliz si el astro está armónico. Disonan-
te: decepción por engaños, abusos de 'confianza... Luis XVi
hipnotizado por su con,sejero Maurepas.

XII: Sobre todo disonante, prueba de carácter sensual o


místico; hostilidad posible de un grupo, de un medio; riesgo
de malversación, de perfidia, de fraude, de emboscadas, de
traición. O también trastornos de salud de carácter neptunia-
no (sensibilidad a las epidemias).

215
PLUTON EN LOS SECTORES

La posición de este astro en cada sector sitúa el lugar en


ql.Je el ser canaliza sus instintos más primitivos, manifiesta sus
pulsiones más imperiosas. Tiende, pues, a aportar ya una. cri-
sis profunda que toma el aspecto de una autodestrucción
(psíquica: angustia, trastornos neuróticos, enft;:rmedad, acci-
d~nte, fracaso ... ) o de una destrucción, o bien de una crea-
ción o una pasión intensamente realizadora.

I: Coeficiente de agresividad creadora o destructora; fac-


tor de tensión interior (sobre todo cerca del AS).

11: Armónico, permite adquisiciones que pueden ser im-


portantes, a través de medios especulativos, de procesos dis-
cutibles, de "combinaciones" secretas. Disonante: riesgo de
pérdida de fortuna o prueba económica severa.

III: Pasión o agresividad en las relaciones con el entorno;


propicia a las investigaciones intelectuales. Deshibición de la
agresividad al volante, en carretera; riesgo de accidentes en
desplazamientos, de anónimos.

IV: Clima de agresividad, de destrucción en el medio fa-


miliar o del hogar. Posible secreto de familia. Posibilidad de
especulaciones con tierras.

V: Pasiones amorosas irresistibles, atormentadas, miste-


riosas o dramáticas. Rechazo del hijo. Disposición ·especulati-
va, fecunda o peligrosa.

VI: Afirmación de poder, cuando no rebelión y crisis, en


el trabajo, en las relaciones con los subordinados. Disonante,
crisis de salud más o menos temible.

VII: Pasión profunda que lleva al matrimonio; disonante,


tensión dramática que lleva a la destrucción de la unión y de
las asociaciones; riesgo de enemistades temibles, de procesos.

216
VIII: Pasión profunda que lleva al matrimonio; disonante,
tensión- dramática que lleva a la destrucción de la unión y de
las asociaciones; riesgo de enemistades temibles, de procesos.

VIII: Armónico, puede aportar beneficios importantes·"


procedentes del matrimonio, de asociaciones o especulacio-
nes. Sentido de lo oculto y evolución psicológica profunda.
Disonante, riesgo de corrupción; ,amenaza de operación del
órgano correspondiente al signo ocupado por el astro. Posibi-
lidad de muerte misteriosa.

IX:' Opiniones y creencias enraizadas en los instintos más


profundos. Pasión intelectual o espiritual imperiosa. Disonan-
te, destrucción en viaje, a lo lejos.

X: Posibilidad de ambición devoradora,· de vocación im-


periosa, de impulso creador irresistible, cuando no de crisis
profesionales, de puesta en cuestión del éxito o la reputa-
ción, de caída de situación ... La muerte, el peligro, las con-
vulsiones sociales, las cosas secretas u ocultas ... pueden tener
una influencia decisiva en la carrera profesional.

XI: La amistad es una pasión instintiva que conduce a


..atracciones irresistibles, irracionales, inmediatas, susceptibles
de durar o de transformar en odio. Relaciones ambivalentes,
su~eptibl de aportar mucho bien o mucho mal, es decir lo
mejor o lo peor. Posibilidad de protección secreta.

XII: Nocividad de esta posición, sobre todo disonante,


susceptible de aportar enemistades implacables, conspiracio-
nes secretas, pruebas ocultas o peligros temibles para la salud.

217
IX. LOS ASPECTOS

Después de haber examinado, entre los distintos elemen-


tos que componen el tema, a los planetas en los signos y en
los sectores, debemos tomar en consideración los aspectos;
éstos desempeñan un papel importante pues en ellos reposa la
estructura esencial del tema, expresada por la interacción de
las tendencias que animan al individuo.
Existe en la Naturaleza un
fenómeno muy conocido que
pone en evidencia la acción de
los aspectos entre las dos lumi-
narias: se trata de las mareas.
Durante el período mensual de
los movimientos oceánicos, las sicl&ia
mareas altas tienen lugar en los
momentos de sicigias (conjun-
ción y oposición) -al añadirse
los efectos paralelos de atracción soli-lunar, y al encontrarse
el Sol, la Luna y la Tierra, en el mismo plano- y las mareas
bajas, en los momentos de las cuadraturas -las dos fuerzas de
atracción se ejercen según las direcciones perpendiculares una
a otra y se neutralizan parcialmente.
El aspecto es, pues, ~sencialmt una relación, basada en
una distancia angular concreta, que se establece entre dos as-
tros y en virtud del cual éstos ejercen una acción común. Par-
tiendo del principio de que cada astro es la expresión de una
tendencia, de una función, el aspecto crea una relación entre
las dos tendencias o funciones representadas por los dos astros.
Así, podemos decir, con Morin, que dos planetas en aspecto
se comportan como dos asociados o dos rivales.

219
El análisis de los aspectos nos lleva a tomar en considera-
ción de una manera clara, además de su orientación, su natu-
raleza y su materia. Su naturaleza está constituida por la se-
paración angular misma, no siendo la cualidad concreta del
séxtil la misma que la de la cuadratura, que a su vez no es
la del trígono. Su materia no es más que la combinación que
se desprende de la naturaleza de los dos planetas en aspecto y
de los signos en los que se encuentran.

Naturaleza de los aspectos

El Universo es un movimiento o una serie de movimientos


ordenados; los electrones giran en torno a los núcleos atómi-
cos como el Sol gira en ·la galaxia, los planetas en torno a él,
la Luna en torno a la Tierra y ésta sobre ella misma ... Estas
rotaciones determinan ritmos regulares ya que las trayectorias
son círculos o elipses que conducen ineluctablemente a las
mismas partículas o a los mismos astros hacia los mismos
puntos a intérvalos de tiempos regulares. Dentro de esta gran
perspectiva, el aspecto se presenta como un momento prive-
legiado de una totalidad cíclica.
La unidad de base de esta totalidad es el ciclo planetario:
dos astros se encuentran en el Zodíaco; el más rápido se aleja
del más lento; a medida que éste escapa de la conjunción y
hasta el momento en que encontrará de nuevo al astro lento,
pasa con él por una serie de fases sucesivas. Esta sucesión de
fases constituye la gama de los aspectos. De la conjunción
inicial a la conjunción final los dos astros mantienen relacio-
nes continuas, que son expresión de un proceso que llena
todo el ciclo, pero sólo son importantes en el sentido de una
determinación particular de este proceso global los momentos
que corresponden a las fases de los aspectos. Si comparamos
el diálogo continuo de estos dos astros con el instrumento de
un párrafo musical, podemos decir que al margen de estos
aspectos existen silencios en la partitura, y que el instrumen-
to hace su entrada cuando vuelve cada nuevo aspecto.
Por lo demás, sobre una teoría musical Kepler intentó

220
basar la teoría de los aspectos. 1 Considerando la gama diató-
nica (que tenía vigencia en su época) junto con la escala cro-
mática y sus doce tonos, y adoptando la noción pitagórica
según la cual la altura de los sonidos depende de la longitud
de la cuerda vibrante, afirmó que éstas podían aplicarse al
círculo zodiacal, tomado como una cuerda vibrante replegada
sobre sí misma.
Consideró que este círculo correspondía a la octava y es-
tudió la repartición de tonos a través de los 360°: octava a la
conjunción, quinta a la oposición; cuarta al trígono, tercera
mayor a la cuadratura.
Tras esa teoría musical y anterior a ella, se encuentra una
teoría pitagórica que construye polígonos regulares dentro del
círculo y basa los aspectos en relaciones numéricas, siendo
la conjunción al valor d~l 1 lo que la oposición al del 2, el trígo-
no al del 3 y la cuadratura al del 4. Explicando el universo a
través de la medida y los números, impresionados por ciertas
relaciones entre los sonidos musicales y las relaciones geométri-
cas, los pitagóricos consideraron las divisiones del círculo por 2
y 4 como inarmónicas y las de por 3 y 6 como armónicas.
Esta teoría puede recibir contenidos diversos. Con seguri-
dad puede relacionársela con una simbólica de los númems,
pero parece esencial extraer de ella una base humana. Ahora
bien, las investigaciones psicológicas nos conceden un princi-
pio de partida satisfactorio sobre este punto, en la medida en
que la libre actividad de la fantasía t.al como se ejerce en los
sueños, las visiones, las meditaciones, produce formas que se
expresan a través de motivos esterotipados. Así, entre los regu-
ladores arquetípicos esenciales, C. G. Jung menciona la duali-
dad (alto y bajo, derecha e izquierda, claro y oscuro ... ), la
unión de las oposiciones en un tercer término, el cuaternario
(cuadrado, cruz ... ), la rotación (el círculo), la convergepcia, el
orden regulado según un sistema de espirales. Parece que lle-
gamos aquí a una estructura fundamental dd ser humano del
que, por lo demás, testimonia el ritmo de sus manifestaciones:
movimientos alternos, cadencias, períodos, constituyen un gi-
gantesco conjunto de ritmos a dos (sueño y vigilia, trabajo y
reposo, latidos del corazón, el andar... ), a 3 y a 4 tiempos
l. Dr. Walter A. KOCH: •• Aspektlehre nach Johannes Kleper", Ed. Kosmo-
biosophische Gesellschaff, Hamburgo, 1952.

221
A falta de una teoría más concreta
y precisa de los aspectos, poseemos al
menos una práctica basada y compro-
bada por la existencia. Abordemos
~-¡. 180' pues el análisis de la modalidad de
combinaciones de cada aspecto.
El prototipo del aspecto es la con-
junción: los dos planetas se encuentran
en el mismo punto del Zodíaco; hay
OPOSICION
pues "unión", y a partir de este hecho
intento de "fusión" de las tendencias
representadas, cada una tiñéndose de
la naturaleza de la otra, siendo el todo
una síntesis de su combinación.
Esta fusión es feliz cuando los pla-
netas se encuentran en afinidad (Venus
y Júpiter, Luna y Venus, Luna y Júpi-
ter, Sol y Júpiter, Mercurio y Satur-
no ... ); es por el contrario, perjudicial
CUADRATURA cuando son de naturaleza opuesta (Sol
y Saturno, Luna y Marte, Venus y Sa-
turno ... ).
La oposición, aspecto de 180°,
parte la esfera en dos mitades; aquí
los astros se encuentran frente a fren-
te, en estado o posición de rivalidad,
de conflicto abierto; es el choque de
dos fuerzas que se enfrentan, como si
TRIGONO
una fuera la negación o la antítesis de
la otra.
La cuadratura, aspecto de 90°, in-
troduce precisamente un cuadrado en
el círculo; en este aspecto, los astros
se encuentran en dos planos distintos,
irreconciliables; éstos se neutralizan,
se contrarrestan.
En la oposición y la cuadratura
existe escisión entre las tendencias que
SEXTIL representan estos astros. El resultado

222
de esta división es una inadaptación en la conducta del ser, de
la que deriva ya un contrapeso entre ambas tendencias: tan
pronto una domina, como tan pronto la otra pero con exclu-
sión de la una por la otra, ya una alteración de cada una de
las dos tendencias por la acción contraria de la otra. El con-
flicto interior al que estos aspectos conducen presta, según
los casos, un elemento de tonalidad neurótica si el resultado
es pasivo, o un elemento de tonalidad de perversión si es ac-
tivo, o hará -por desplazamiento- de un desequilibrio inicial
una valorización del ser bajo el aspecto de una sublimación.
Por lo demás, existe a menudo una mezcla más o menos va-
riable de estos tres resultados, aunque los primeros sean más
frecuentes.
El trígono, aspecto de 120°, parte el círculo en tres par-
tes iguales, y el séxtil, que es de 60°, lo parte en seis partes·
iguales (hexágonos). En estos aspectos, los planetas tienden
a combinar armónicamente sus corrientes, al completarse y
reforzarse mutuamente. En lugar de haber escisión entre
ambas tendencias, existe una prolongación de una respecto a
la otra y, en consecuencia, intercambio y enriquecimiento en
un diálogo, beneficioso tanto a una como a otra. Aquí, el ser
se encuentra espontáneamente adaptado a la vida.
Si la oposición y la cuadratura son disonantes, el trígono
y el séxtil son armónicos. Estas nociones no deben asimilarse
a cualidades desfavorables y favorables, pues la distensión de
los "buenos" aspectos contribuye a "adormecer" al ser en un
estado de bienestar, a atontarlo, mientras que la tensión de
los "malos" aspectos es un factor de despertar de la concien-
cia, a menudo saludable para el enriquecimiento intelectual o
espiritual. Dentro de un esquema simplista pero bastante evo-
cador, la tradición ha situado la nota planetaria de los aspec-
tos según un orden en el que las distancias angulares corres-
ponden al alejamiento de los astros respecto al Sol: la conjun-
ción es de la naturaleza de las luminarias o de Mercurio, el
séxtil de esencia venusina, la cuadratura de esencia marciana,
el trígono de esencia jupiteriana y la oposición· de espíritu
saturnino.
Aunque los aspectos secundarios son menos importantes,
no hay, sin embargo, que dejarlos de lado, poseyendo la semi-

223
cuadratura y la sexquicuadratura un valor menor en relación
a la cuadratura, y el semiséxtil y el quincucio un menor valor
en relación al séxtil. Además de estos valores de octógono y
dodecágono, Kepler introdujo el quintil, aspecto de 72° (pen-
tágono); aunque su augusto creador recomendara su estudio,
este aspecto no es todavía más que un desconocido dentro
del conocimiento astrológico actual.

Materia de los Aspectos

Sabemos que la materia de los aspectos se encuentra cons-


tituida por la trama simbólica de los dos astros en presencia,
completada por la de los signos en los que se encuentran. Esta
materia son en suma las tendencias que se encuentran en jue-
go en la relación del aspecto. Para introducir claridad en el
análisis de esta materia, se consideran varios modos de combi-
nación:

1) La cualz"dad elemental: se considera propicia la reunión


de planetas con cualidades comunes favorables a la vida (Ca-
liente y Húmedo): Sol y Júpiter, Sol y Venus, Luna y Venus,
Luna y Júpiter, Venus y Júpiter. Se considera nefasta la
reunión de planetas de cualidades contrarias, recíprocamente
antagónicas: Sal y Saturno (Caliente y Frío), Luna y Saturno
(Húmedo y Seco), Luna y Marte (Húmedo-Frío y Seco-Ca-
liente). Igualmente, la relación que lleva aún exceso pernicio-
so de una cualidad negativa: Sol y Marte (exceso de Seco y de
Caliente), Luna y Saturno (exceso de Frío), Marte y Saturno
(exceso de Seco) ...

2)El orden zodiacal: los planetas que gobiernan signos de


la misma triplicidad tienen tendencia a armonizar mejor (Mar-
te y Júpiter por el trígono Aries-Sagitario, Mercurio y Venus
por el trígono Géminis-Libra, Mercurio y Saturno-Urano por
el trígono Géminis-Acuario ... ) que los que gobiernan signos
opuestos (Sol y Saturno por la oposición Leo-Acuario, Luna-
Saturno por la oposición Cáncer-Capricornio ... ).
No conviene conceder gran valor a estos dos modos de

224
combinación tomados aisladamente pero, cuando sus resulta-
dos concuerdan, permiten captar las armonías y disonancias
más sobresalientes: Sol y Júpiter, Luna y Júpiter entre las
primeras, Sol y Saturno, Luna y Saturno entre las últimas ...

3) La naturaleza analógica: El Sol y Júpiter concuerdan


particularmente en lo que concierne a la vida, la fortuna, los
honores, el éxito. La Luna y Venus respecto al amor, el ma-
trimonio y la vida afectiva. Mercurio y Saturno o Urano res-
pecto a la vida intelectual. Marte y Saturno respecto a las lu-
chas, las pruebas ...
En líneas generales, puede juzgarse que los astros tradicio-
nalmente considerados como "benéficos": Sol, Luna, Mercu-
rio, Venus y Júpiter hacen una buena asociación. Sus aspec-
tos armónicos contribuyen a la expansión de la vida. Sus
disonancias aportan dificultades a esta realización. Los aspec-
tos entre los planetas-parejas: Sol con Luna, Venus con Mar-
te, Júpiter con Saturno, se revelan muy propicios cuando son
armónicos: es la unión de los complementarios. Pero son
handicaps serios cuando están disonantes: es la escisión de los
polos contrarios, la disociación psíquica. En cuanto a los as-
. pectas de los planetas llamados "benéficos" con los planetas
considerados como "maléficos" en razón de los problemas
que plantean a la vida: Marte, Saturno, Urano, Plutón y en
parte Neptuno, constituyen una asociación más o menos di-
fícil o delicada. Armónicos, contribuyen a afirmar la vida,
pero a menudo a través de caminos peligrosos, problemáticos
y discutibles. Disonantes, son perjudiciales pues destruyen la
vida, aportan crisis y situaciones más o menos dramáticas.
Y más aún si un astro de vida (una luminaria sobre todo) par-
ticipa en un aspecto disonante de dos "maléficos".

Orientación de los aspectos

Los aspectos se encuentran orientados o determinados


hacia una acción en un campo concreto en función de los sec-
tores en que los planetas aspectantes poseen representación.
Estos sectores localizan de alguna forma la manifestación del

225
aspecto hacia tal o cual campo de la existencia. Ahora bien,
estos sectores son, en primer lugar, las dos casas ocupadas por
los dos planetas; pero también, en segundo lugar, las casas
que estos planetas gobiernan por regencia del signo que las
ocupa.

Interpretación de los aspectos

Para interpretar un aspecto conviene, pues, juzgar los tres


elementos del problema, partiendo en primer lugar del exa-
men de su naturaleza, continuando por el de su orientación y
finalizando por el análisis más complejo de su materia .
• Un aspecto es esencialmente una relación entre dos térmi-
nos dados; antes de juzgar estos dos factores en presencia,
hay que fijarse en su relación, su influencia recíproca. Es ma-
nifiesto que existe generalmente una relación armoniosa, un
acuerdo, una alianza, en el trígono y el séxtil; y en la oposi-
ción y la cuadratura, una relación disonante, un desacuerdo,
una tensión.
Los sectores en los que cae el aspecto nos dicen entre qué
campos se hace la asociación o el conflicto, a qué niveles
aqu~l o éste afectan. Los sectores que intervienen a través
del juego de las regencias amplían el campq de acción de la
relación, a menudo más a través' de la repercusión que por su
intervención directa. Así, una oposición planetaria que se
gesta entre los sectores I y VII predispone a los conflictos
entre el individuo y su cónyuge o asociados y colaboradores.
Lo mismo sucede con la oposición que se efectúe entre el re-
gente de I y el de VII; sin embargo, estos conflictos corren el
riesgo de surgir a causa o a propósito de aquéllos, más direc-
tos, que tienden a presentarse en el campo de ambos sectores
en los que cae la oposición (las cuestiones de dinero, por
ejemplo, si se sitúa de II a VIII).
Finalmente, la materia del aspecto precisa las cualidades,
los valores, los matices, en breve la textura de la operación.
Veamos por ejemplo a Júpiter en II opuesto a Marte en
VIII. La oposición significa un conflicto, una incompatibili-
dad, un daño eventual. Tiene lugar de II a VIII: el conflicto

226
afecta, pues, sobre todo, a nivel económico; es pues un con-
flicto de dinero. La oposición va de Júpiter en II a Marte en
VIII. Entonces, en un caso parecido en el que se enfrentan un
"maléfico" y un "benéfico", el daño es en general provocado
por el "malechor" y sufrido por el "bienhechor". Aquí, es
sobre todo Marte quien perturba a Júpiter. Júpiter en II, el
primer término de la relación, representa una "condición de
forturia", una disposición a ganar, una posibilidad de tener.
Este haber es dañado por Marte en VIII, segundo término,
que representa un gasto, una dilapidación, una imprudencia o
un exceso en. materia de dinero, en particular a lo que con-
cierne al cónyuge o los asociados. De ahí: posibilidad de dila-
pidación por parte del cónyuge o los asociados, mala coloca-
ción del dinero. Se trata aquí de una interpretación esencial
pero no limitativa.
El mismo Júpiter en II (potencial económico) en trígono
con Marte en X tiende a expresar: éxito y fortuna resultante
de empresas e iniciativas profesionales. En cuadratura con
Marte en V: dilapidación en el juego y los placeres. En cua-
dratura a Saturno en XI: pérdida de dinero causada por los
amigos; en cuadr~t a Saturno en V: fracaso y pérdida en
una especulación.
No puede construirse un conocimiento de los aspectos
más que restableciendo los efectos de los aspectos :vecinos, de
los cuales un solo factor varía sobre los cuatro principales (los
dos planetas y los dos sectores, no haciendo los dos signos
ocupados por los planetas más que matizar la dinámica de
ambos planetas), a fin de captar la diferencia que aporta cada
factor dentro del conjunto de la configuración. Vemos, por
ejemplo, la diferencia y la significación que hay que acordar a
las cuadraturas que Júpiter en II, a Marte en V y a Saturno en
V. Sí, en el aspecto disonante, Marte consuma y consume, Sa-
turno obstaculiza y priva; así, mientras que desde la VIII Mar-
te opuesto a Júpiter en II hace más bien dilapidar las heren-
cias, Saturno, en el mismo lugar, conduce más bien a una
expoliación de herencia, a una desposesión pura y simple ...
En relación del aspecto, puede considerarse a cada plane-
ta como un personaje, un compañero de la partida jugada. Si
los astros son "benéficos", la armonía sugiere la noción de

227
una asociación de dos bienhechores; la disonancia, una disen-
sión entre estos bienhechores. Si son "maléficos", la armonía
puede hacer una asociación de malhechores, o la adaptación
de un malhechor al servicio de una buena causa (en la medida
en que uno de los dos astros puede estar al servicio de un
bien); la disonancia es en general una guerra civil de malhe-
chores de la cual el nativo paga las consecuencias. En el aspec-
to de un "maléfico" con un "benéfico", se considera que el
más aventajado en la armonía sea sobre todo el primero; y, en
la disonancia, el más desventajado el segundo. Estos esquemas
son un poco groseros, pero no dejan de ayudar a dilucidar las
relaciones complejas que estudiamos aqufr

Significación de los aspectos

He aquí a continuación un pequeño diccionario de la sig-


nificación de los aspectos. Cie.rtas interpretaciones son más
largas que otras; estos aspectos no poseen el privilegio de ser
más importantes que los demás: son simplemente más evoca-
dores en función de nuestro conocimiento actual.

SOL-LUNA: Determina las relaciones entre los valores


paternales y maternales, masculinos y femeninos,' conscientes
e inconscientes, idealistas e instintivos ...
H: El aspecto armónico es más propicio al equilibrio ge-
neral, ya que presta una continuidad interior que aproxima
los polos extremos del psiquismo y aúna sus funciones infe-
riores-primarias a sus funciones superiores-elaboradas. Contri-
buye a armonizar las relaciones entre ambos sexos (vida afec-
tiva armoniosa de Luis XI y Luis-Felipe).
D: El aspecto disonante aporta una disyunción, una diso-
ciación psíquica, a menudo ligada a conflictos en la pareja
paterna. La parte masculina y la parte femenina del ser tiran
cada uno por su lado, pudiendo ser el individuo, en la oposi-
ción, medio masculino y medio femenino. De ahí una divi-
sión, una disociación psíquica perjudicial a la unidad y al
equilibrio interiores; y sobre todo conflictos del ser en sus
relaciones con el otro sexo. Goethe evocando, a través de la

228
voz de Fausto, las dos almas que habitan en su pecho, y Musset
hablando del.extranjero que se le parece como una hermana ...
( '41nponente de conflicto interior en Carlos V el loco).
La conjundón es sobre todo la expresión de una indife-
renciación de los principios masculino y femenino, mientras
que la oposición constituye el desdoblamiento; aquí, lá mez-
cla aporta una feminización de las tendencias masculinas y
una masculinización de las tendencias femeninas; afectiva-
mente, la conjunción constituye pues un cierto factor de in-
fantilismo y de no elaboración de la Psique (Luis XII y Enri-
que JI, marido y amante sumisos).

SOL-MERCURIO: No existe más que en la conjunción ya


que estos dos astros no se alejan más de 28°. Este tipo de
aspecto nos llama la atención; representa en un tema el polo
de valores racionales, conscientes, intelectuales, espirituales,
el centro de intereses más elaborados de la personalidad.

SOL-VENUS: No existe más que en la conjunción, el


semiséxtil y la semicuadratura, al no separarse ambos astros
más de 48°. La conjunción es una bella configuración que
aporta una expansión de vida, ya se trate de un ennobleci-
miento, de una idealización de los sentimientos amorosos en
una gran pasión sentimental, de una elevación social· a través
del amor o de una aspiración estética o artística más o menos
satisfactoria. Disonante, puede no aportar más que un tempe-
ramento amoroso que se dispersa en las aventuras. Constituye
siempre un factor de atracción personal (Madame de Montes-
pan, Madame de Maintenon, Josefina y sus conquistas reales e
· imperiales; Enrique II y su gran pasión por Diana de Poitiers ).

SOL-MARTE: Aporte de lo Caliente en sus posibilidades


y excesos.
H: Aspecto de viri"lidad, de instinto de lucha, de conquis-
ta, de afirmación positiva; el ser tiende a asumir su agresivi-
dad, a socializarla en aras de un resultado constructivo; pone
su violencia al servicio de una creación o de una pasión (Car-
los IX y su pasión por la caza; Luis XIII a la -cabeza de su
ejército ganando la mayor parte de sus gu~ras; Luis XVIII

229
dedicándose a la conqwstade su país y ganando este combate).
D: Equivalente al "complejo de castración" freudiano o
al complejo de inferioridad de Adler. Agresividad (Marte) po-
larizada por la autoridad (Sol), a menudo como consecuencia
de una influencia paterna autoritaria, tiránica u hostil, y des-
plazada ulteriormente bajo el aspecto de una rebelión contra
la autoridad: educadores, superiores, jefe, marido •.. Pueden
presentarse dos casos: o el sujeto renuncia a su fuerza por
miedo a ésta y se somete, sufre, renuncia al combate, permi-
tiendo ser vencido; o aventura su fuerza midiéndose con el
más fuerte y sufriendo el fracaso de una dominación. Aspecto
de impulsividad, de imprudencia, de exceso, de riesgo de am-
putación, de operación, de accidente (Luis XV que, al cabo
de la guerra de los siete años, tuvo que firmar el Tratado de
París que desmembró el imperio colonial francés de sus pose-
siones de América y de Asia; Robespierre, principal artífice
de la ejecución de Luis XVI y muerto él mismo en el patí-
bulo).

SOL-JUPITER: Asociación de valores "Calientes".


H: Aspecto de madurez, de plenitud, de expansión y de
poder vital, orientado hacia una ambición realizadora, la afir-
mación de una autoridad basada en cualidades de organiza-
ción, en una superioridad moral o social, u orientada hacia un
hedonismo eufórico, cuando no hacia una gran pasión. Coefi-
ciente de éxito (Francisco I es el "rey caballero"; con Luis
XIII el saturnino, es el reinado de la gran política de Riche-
lieu que conduce a la realeza a su máximo poder. En Luis
XVI no es más que el fuerte apetito en la mesa).
D: Aspecto de conflictos con la autoridad, paterna, patro-
nal, social. Es a menudo índice de una hipertrofia del yo (va-
nidad, orgullo, ambición desmesurada... ), de un órgano
(corazón, hígado ... ), cuando no de una función psicológica.
Constituye un factor de ilegalidad o amoralidad; puede dar
un cierto exhibicionismo (Carlos VI vivió la desmesura en los
placeres; Enrique II se enfrentó a su padre; Enrique IV luchó
contra Catalina, Carlos IX y Enrique III; Richelieu se enfrentó
a la nobleza y Luis XV tuvo sus·problemas morales como re-
sultado de s,us inclinaciones instintivas).

230
SOL-SATURNO: Asociación de secundariedad.
H: Aspecto de determinación interior, de pasiones frías y
duraderas, de realizaciones a largo alcance, de realización pro-
funda dentro de la estabilidad de una ambición; dominio de
sí, poder interior, sentido de la responsabilidad, afirmación
moral, sabiduría, fuerza intelectual o espiritual (Luis XVIII
fiel a su ambición respecto a la reconquista del reino; Carlos
X apegado a las ideas tradicionales de la monarquía).
D: Expresión de un superego rígido y severo (a menudo
en relación con una educación demasiado dura, por la influen-
cia de un padre frío, distante, hostil o severo, o con la ausencia
de una influencia paterna) que conduce a prejuicios, princi-
pios morales exigentes, escrúpulos abrumadores, inhibiciones,
mecanismos de impotencia, rechazo de vivir, melancolía, re-
nuncia, culpabilidad, autocastigo ... ; constituye una conducta
de fracaso (Carlos VI en su psicosis melancólica, olvidándose
de su propia persona y renegando de su condición real; Luis
XI hostil a su padre, distante y lejano, monarca desapegado
del esplendor real y algo solitario; Enrique II, acongojado,
débil, tímido, receloso, inhibido, algo melancólico ). 1

SOL-URANO: Asociación que lleva a la hiperconsciencia


y al carácter Apasionado.
H: Factor de personalización, de originalidad, de indepen-
dencia, de realización prometeica, de afirmación audaz, de
ambición exigente, de voluntad de poder; adaptación a la vida
moderna y a sus experiencias.
D: Tendencia paranoica o paranoide; inadaptación, sobre
todo a las complicaciones de la vida moderna, excentricidad,
individualismo, aventuras de aprendiz de brujo; a menudo
catástrofes imprevistas; a veces inhibiciones como la disonan-
cia Sol-Saturno (Luis XVI y la Revolución Francesa).

SOL-NEPTUNO:
H: Sensibilidad a las corrientes colectivas, receptividad a

1. Esfa dison:mci:t es contraria al éxito, sobre todo real: Aparte de un Carlos


VI que conoció Azincourt y el Tratado de Troyes, sefütlamos una conjunción de es-
tos astros en Fernando 1 de Austria que abdicó, en Francisco José 11 y en Carlos 1 de
Portugal que fue asesinado; señalamos la oposición en Nicolás 11 y en Guillermo 11.

231
las corrientes sociales, sentido de la comunidad; realización
en una vía colectiva, ideológica o mística.
D: Vulnerabilidad a las sacudidas colectivas, a los mare-
motos sociales; actitud anárquica, demagogia, desorien, hui-
da, evasión.

SOL-PLUTON: Dualidad vida-muerte; afirmación de los


instintos de muerte.
H: Poder instintivo que tiende a una creación, una afirma-
ción, una pasión enriquecedora.
D: Tensión entre la conciencia moral y las pulsiones pri-
mitivas; de ahí angustia, obsesión, culpabilidad, autodestruc-
ción, destrucción, crisis.

LUNA-MERCURIO: Asociación de primariedad.


H: Excelente factor afectivo e intelectual que une lo sen-
~ible a lo mental; movilidad, vivacidad, adaptabilidad, flexibi-
lidad, juventud hecha de infancia y adolescencia; inteligencia
sensible, amplitud de espíritu, eclecticismo, permeabilidad
afectiva, rapidez de ritmo (Francisco I y Carlos •X con su brío
y sus dones diversos).
D: Factor por excelencia de inestabilidad, de futilidad, de
ligereza, de habladurías, de superficialidad, de versatilidad;
cabeza de chorlito, veleta, vagabundeo del espíritu y de la
sensibiliüad; infantilismo, puerilidad (Luis XV en su aspecto
frívolo).

LUNA-VENUS: Asociación de valores efectivos y feme-


ninos.
H: Excelente elemento afectivo que hace triunfar en la
mujer las tendencias femeninas de sensibilidad, de gracia, ele-
gancia, encanto, dulzura, ternura y amor. Lleva a la expansión
sentimental o estética. Hace al hombre receptivo a lo que la
mujer tiene de mejor: amor por la madre, la esposa, la Mujer.
Aspiración a fos placeres, alegrías y distracciones de la vida
(Enrique II amante humilde y tierno hasta la obediencia; Luis
XIV mimado por sti madre a la que 'amó mucho, gran amante,
y en cuyo reinado una gran parte fue dedicada a magníficas
fiestas).

232
D: Constituye para el hombre un componente femenino
difícil de integrar, que puede traducirse en frivolidad, en gus-
tos femeninos, es decir en inversión. En la mujer es un índice
de ligereza, de inestabilidad afectiva, de caprichos amorosos,
de inconstancia. Narcisismo; sublimación artística posible
(Enrique III del que conocemos sus tendencias femeninas).
Tiende a disociar la vida afectiva creando dos focos de amor
opuestos.

LUNA-MARTE: Asociación de valores instintivos y de


primariedad.
H: En la mujer, componente de afirmación activa de las
cualidades femeninas; hace a la mujer voluntariosa, capaz de
asumir papeles difíciles. Aspiraciones afectivas imperiosas, ne-
cesidades e inclinaciones acusadas.
D: En la mujer componente de "complejo de virilidad";
rechazo de su condición femenina procedente a menudo de
un conflicto profundo con la madre; tendencia a rebelarse, a
rechazar la sumisión hacia el hombre, a "castrarlo"; actitud
reivindicadora de protesta, pero posibilidad de sublimación
intelectual. En el hombre, agresividad (Marte) en las relacio-
nes con la madre (Luna) y en consecuencia con la mujer; hos-
tilidad hacia ella o procedente de ella. Pasiones tumultuosas,
desencadenamientos instintivos, odio; carácter impulsivo, irri-
table, violento (Carlos VII declarado el "susodicho Delfín"
por su madre Isabel de Baviera que renegó de él y lo despojó
del reino tratando con Enrique V de Inglaterra para concluir
el ignominioso Tratado de Troyes. Luis XI, entonces Delfín,
entregado a su violencia instintiva y enemigo de Inés Sorel.
Luis XII encarcelado en Bourges por Ana de Beaujeu, su cu-
ñada, y sometido a Ana de Bretaña, su esposa. Francisco I
víctima de su primariedad y herido por las mujeres; Ana de
Austria, madre desabrida que alejó a Luis XIII del ejercicio
del poder).

LUNA-JUPITER: Aspecto de expansión y madurez psí-


quica.
H: Constituye en la mujer una feminidad generosa, gene-
ralmente en relación con una feliz influencia materna; fecun-

233
didad, cualidades de ama de casa, de esposa y madre, don cu-
linario o amor por la buena comida. En el hombre tendencia
gastronómica y alegría de vivir; relación feliz, expansiva, ge-
nerosa con la madre y la mujer; éxito afectivo y material. /
Factor de suerte; abundancia, largueza, bienestar; carácter
feliz, jovial, eufórico.
D: Tendencia pletórica; excesos sensuales, prodigalidad,
despreocupación, abandono, facilidad, abuso de confianza,
gastos... (Luis XIV prodigándose en la abundancia de sus
necesidades afectivas).

LUNA-SATURNO: Asociación de valores "Fríos".


H: Elemento de compostura, de dominio de sí, de auto-
control, de inhibición, economía, frugalidad, moralidad, fide-
lidad, calma, virtud, sabiduría, tradicionalismo, desapego,
desinterés, prudencia (Luis XVI -excepto la frugalidad-
reduciendo su ritmo de vida personal).
D: Inhibiciones orgánica (estreñimiento), fisiológica (este-
rilidad), afectiva (frigidez) o material (avaricia). Elemento de
complejo de destete o frustración afectiva, que se traduce ya
en una gran avidez alimenticia, afectiva, financiera ... (bulimia,
celos, posesividad, conservadurismo), ya a través de una re-
nuncia más o menos dolorosa (anorexia, indiferencia, desape-
go, principios alimenticios rígidos -rechazo de la "madre-
nodriza"- espiritualismo ... ), con tendencia a la melancolía y
al rechazo de vivir. Traumatismo de abandono y sentimiento
de soledad; sensibilidad a las separaciones, alejamientos, aban-
donos y muertes. A menudo, inestabilidad del hogar, rechazo
a fijarse en un lugar (rechazo de la "madre-abrigo") y tenden-
cia a comportarse como un niño en la vida afectiva: depen-
dencia, parasitismo, búsqueda de la mujer maternal, a menu-
do de más edad. En la mujer, tendencia renunciadora, miedo
a vivir, celibato. Factor de mala suerte (Enrique II apegado a
Diana mayor que él 19 años. Francisco II, hijo mal alimenta-
do, sometido a su madre. Enrique III, víctima de un amor
maternal excesivo, sin apetito, no bebiendo, de sensibilidad
dolorosa, triste, nostálgica, desesperado por la muerte de la
princesa de Condé. Luis XIV celoso de Mazarin en su apego
materno, y que sacrificó, con María Mancini, el amor al deber.

234
Napoleón rechazando sus comidas, no pasando más que un
cuarto de hora a la mesa e igual de expeditivo en amor).

LUNA-URANO: Valores incompatibles.


H: En la mujer, inclinación a disciplinar su vida instintiva,
a reducir su feminidad o a expresarla a través de una natura-
leza franca, independiente, moderna; factor de intelectuali-
dad. Para el hombre, defensa contra su sensibilidad profunda;
relación con la mujer intelectualizada.
D: En la mujer, rechazo de la feminidad, componente
homosexual o pulsiones instintivas tormentosas, sensibilidad
eruptiva. En el hombre, hostilidad frecuente de la madre que
tiende a traducirse en una actitud de rechazo, de desprecio o
de hostilidad, más o menos cínica o sádica, frente a la mujer.

LUNA-NEPTUNO: Asociación de valores de Agua.


H: Receptividad, sensibilidad, emotividad, hipersensoria-
lidad, ensueño, poesía, evasión, humanidad, misticismo, ins-
piración; tendencias maternales profundas, don de sí, sacri-
ficio realizador.
D: Tendencia esquizoide más o menos pronunciada, des-
bordamiento del inconsciente; indiferenciación, confusión,
desorden, caos, irracionalidad, pasividad, pereza, sumisión,
abandono, relajamiento.

LUNA-PLUTON: Asociación de tendencias primitivas,


nocturnas, profundas.
H: Pulsiones instintivas creadoras, pasión imperiosa y
generosa.
D: Pulsiones instintivas destructivas; pasiones dolorosas,
caóticas o dramáticas.
r
MERCURIO-VENUS: Espíritu sensual.
H: Sobre todo la conjunción y el séxtil prestan una inteli-
gencia sensualista, estética o artística que tiende a desarrollarse
en una naturaleza viva, joven, amena, flexible, que posee
gusto, destreza y sensibilidad (Luis XII y Napoleón III).

MERCURIO-MARTE: Espíritu agresivo.

235
H: Inteligencia penetrante, aguda, crítica, combativa, mi-
litante, mordaz, apasionada; hace los polemistas, panfletarios,
caricaturistas, críticos y militantes.
D: Espíritu de rebelión, más o menos caótico, socarrón,
burlón, irrespetuoso o inoportuno, al que gustan las intrigas,
los enredos, la maledicencia, la calumnia ·(Luis XII, cuando
era Duque de Orleans, gozaba con ello; Luis XIV arrastrado
más o menos a pesar de él a las guerras).

MERCURIO-JUPITER: Espíritu social.


H: Inteligencia apta para la realización, especulación, los
intercambios, contactos y negocios; espíritu liberal, sensible,
hábil, que sabe sacar el mejor partido de las cosas (Luis XI
que reguló sus principales asuntos a través de tratos; Luis
XVIII, artífice de la Restauración por sus cualidades de nego-
ciador, de árbitro, de mediador liberal}.
D: Espíritu inclinado a la negligencia, a la despreocupa-
ción, al desorden, o a "echar tierra a los ojos" (Luis XII, en-
tonces Duque de Orleans, con su vida disipada; Enrique IV
con su disgusto por la administración; Luis-Felipe víctima de
su optimismo).

MERCURIO-SATURNO: Asociación de valores cerebra-


les de Tierra.
H: Inteligencia secundaria, que se concede su tiempo, de-
dicándose en profundidad y largo alcance a la abstracción; es-
píritu riguroso, de geómetra, de matemático o filósofo, cuando
no de moralista (Enrique III, cultivado, estudioso, pensador;
Luis XV, espíritu lúcido que presintió el triunfo de lo que él
llamaba "la turba republicana" e intentó, al final de sus días,
restaurar la monarquía minada en sus fundamentos}.
D: Puede dar un defecto de pronunciación o de expresión
(Luis XIII y Robespierre tartamudos), inhibiciones o retraso
intelectual; contribuye a dar egoísmo, sequedad de corazón,
un espíritu puntilloso, desconfiado, rutinario, "reaccionario'',
sectario, escéptico o fanático (elemento de psicosis en Carlos
VI; retraso intelectual bastante prolongado en Carlos VII, falta
de diplomacia y flexibilidad de espíritu en Carlos IX}. En algu-
nos casos, gran avidez de espíritu, oportunismo.

236
'/í.f.RCURIO-URANO:
· H: Inteligencia inventiva, original, innovadora, dirigida a
los conocimientos nuevos, a la psicología, a la técnica, los
temas heterodoxos o de vanguardia; disposición de espíritu
prometeica.
D: Igual disposición de espíritu pero que se dirige a la
aventura, cuando no cierra los ojos a las ideas nuevas; rigidez
de espíritu, sistematización (Luis XVI desamparado ante la
necesidad de la renovación monárquica).

MERCURIO-NEPTUNO:
H: Inteligencia sensitiva, perceptiva, sutil, intuitiva, me-
diúmnica; inspiración.
D: Espíritu confuso, nebuloso, Utópico, quimérico o in-
clinado al engaño.

MERCURIO-PLUTON:
H: Espíritu curioso, inquieto, investigador, inquisidor,
penetrante, crítico, que va al fondo de las cosas; inteligencia
faustiana.
D: Espíritu atormentado, más o menos malsano, compli-
cado, desordenado, rebelde o destructor.

VENUS-MARTE:
H: Refuerzo respectivo de los dos polos del amor: la ter-
nura y el deseo, sentimiento ideal y pasión camal que forman
un· todo unido. Constituye, pues, una constelación específica
de la naturaleza amorosa y contribuye a dar intensos impulsos
amorosos. (Precisamente, a excepción de Enrique IV y Luis
XVI, los reyes más dominados por el amor presentan este
aspecto: Carlos VII, Carlos VIII, Francisco I y Luis XV}.
D: Factor de disociación entre la ternura y la atracción
física, tendiendo el individue;> a amar sin desear y a desear sin
amar. Constituye una disposición ambivalente en la que el ser
experimenta sentimientos contrarios, de atracción y repul-
sión, de "simpatía antipática y antipatía simpática", es decir
en sus puntos extremos de amor y odio frente a la misma
persona, simultánea o sucesivamente.

237
VENUS-JUPITER: Asociación de valores de Aire; sensua-
lismo.
H: Indice de expansión de los sentimientos, de madurez
afectiva, de generosidad de corazón. Inclina hacia el matrimo-
nio, los sentimientos con necesidad de un orgen le.gal y un
marco social, y a menudo de un bienestar material para poder
desarrollarse plenamente. Factor de bondad, de suerte, de
éxito. ·
D: Constituye a menudo una incompatibilidad físí_ca en-
tre el amor y el dinero, teniendo el sujeto ya lo uno, ya lo
otro, pero raramente ambos simultáneamente. Crea también
conflictos afectivos como resultado de cuestiones de interés.
Puede aportar una ruptura de noviazgo o irregularidades sen-
timentales. Inclina hacia los placeres y su abuso (Luis XIV).

VENUS-SATURNO: Incompatibilidad de estos dos astros.


H: Factor de estabilidad afectiva; sentimientos tranquilos,
reservados, calmados, duraderos y fieles; profundo apego.
D: Presenta afinidades con la disonancia Luna-Saturno,
en la medida en que, como ella·, es índice de frustración
afectiva, dando lugar a una sensibilidad dolorosa a toda sepa-
ración, todo alejamiento, todo abandono, toda pérdida del
objeto amado, y conduciendo más o menos a dolores, triste-
--zas y sacrificios sentimentales. Crea una asociación psíquica
entre un afecto positivo de alegría y un afecto negativo de
pena. El ser puede apegarse a lo que le es penoso, buscando
por ejemplo lo que le hará sufrir (masoquismo moral). Puede
también (sobre todo en la oposición) encontrarse dividido
entre dos Y o extraños uno al otro y antinómicos, uno que
busca el placer y otro el desapego. Puede también dar lugar a
amores infantiles, posesivos, celosos, exclusivos, por ejemplo
de un ser que sigue siendo niño frente a un cónyuge de más
edad y que juega un papel maternal o paternal. Lo inverso
también es posible: el egoísmo frío del soltero incapaz de
apegarse, triunfando Saturno sobre Venus. Y, si ésta triunfa,
el amor es susceptible de degradarse hacia una forma de liber-
tinaje (Carlos VI, escarnecido y abandonado por Isabel de
Baviera; Enrique 11, sometido a Diana, de más edad que él;
Enrique 111, inconsolable por la pérdida de la princesa de

238
Candé y entregándose a un libertinaje refinado; Luis XIV,
desgarrado por la pasión y la religión; Luis XV, atormentado
por este mismo conflicto y vencido por una Venus temible;
Luis XVI, durante mucho tiempo inhibido sexual; Carlos X,
libertino y después devoto).

VENUS-URANO: Asociación de valores incompatibles.


H: Tendencia a la cerebralización y a la intelectualización
de los sentimientos, más o menos dominados; de ahí una
naturaleza afectiva independiente, amante de la libertad y
capaz de desapego. Puede dar también grandes impulsos amo-
rosos, aunque susceptibles de espiritualizarse.
D: Impulsividad de los impulsos afectivos que puede con-
ducir a flechazos, pasiones súbitas, amores imperiosos, in-
controlados, desordenados. Inestabilidad sentimental, tor-
mentas pasionales (a veces, componente homosexual); riesgo
de rupturas bruscas de los lazos amorosos.

VENUS-NEPTUNO: Asociación de valores afectivos.


H: Aspiración a la comunión amorosa, de inspiración
romántica o mística; idealización de las aspiraciones senti-
mentales con disposición a entregarse, olvidarse y sacrificarse
en aras de una noble pasión.
D: Aberraciones afectivas que pueden conducir a amores
quiméricos, sentimientos utópicos: aventuras rocambolescas,
apegos nebulosos, aspiraciones insensatas. Orientación posible
hacia amores ilegales, escandalosos o complicados (Carlos X y
sus pasiones escandalosas de la época en que era Conde de
Artois ).

VENUS-PLUTON:
H: Pasión profunda cimentada en el instinto más imperio-
so y susceptible de conducir a la más generosa evolución espi-
ritual.
D: Conflicto del eros y de la muerte que se expresa a me-
nudo en una fuerte ambivalencia de los sentimientos (amor y
odio), cuando no con una especie de "erotización de la angus-
tia" que hace amar en una situación dolorosa; amores más o
menos dramáticos, haciendo mella la destrucción o la autodes-
trucción (la "Bella Otero").

239
MARTE-JUPITER: Asociación de tendencias calientes y
primarias.
H: Valor y generosidad, presión y amplitud, firmeza y ex-
pansión; índice de vitalidad, de fuerza que incita a realizar
grandes empresas, a mostrar el pleno valor propio en realiza-
ciones (sobre todo materiales) de envergadura. Factor colérico
del carácter (Luis XIII realizando con Richelieu una gran
obra).
D: Carácter polémico: impulsividad, arranques, precipita-
ción, autoritarismo, temeridad (Luis XII en su juventud, En-
rique II).

MARTE-SATURNO: Valores antinómicos.


H: Asocia a la energía la reflexión, a la fuerza la sangre
fría; permite hacer frente a situaciones difíciles, abordar las
situaciones dramáticas de la vida, tomar a cargo serias respon-
sabilidades, tener presencia de ánimo frente a las pruebas.
D: Asocia la agresividad a la avidez, los recursos destruc-
tores a los cálculos egoístas; de ahí inclinaciones más o menos
inmorales o de "mal" carácter. Más a menudo, determina un
conflicto entre la impulsión y la inhibición, entre una tenden-
cia maníaca y una tendencia melancólica, o entre un deseo y
una renuncia, una fuerza y una debilidad. Aspecto destructi-
vo (Carlos VIII, ser apasionado de fuerzas físicas semienfer-
mizas; Enrique II, violento y veleidoso; Carlos IX, agitado y
abatido; Luis XIII, más o menos inhibido; Luis XVIII fraca-
sando en su deseo de conquistar el reino por las armas).

MARTE-URANO:
H: Actividad nerviosa, sobreexcitada, paroxística, apta a
ataques vivos, a derrocar repentinamente obstáculos, a romper
resistencias en una intervención tan brusca como el rayo; di-
namismo organizado, racionalizado {Napoleón y su estrate-
gia).
D: Dinamismo brutal, accidental, tiránico, convulsivo, ex-
plosivo, destructor.

MARTE-NEPTUNO:
H: Dinamismo que se basa en una fe, en un empuje revo-

240
lucionario en una acción de masas, en un ideal colectivo (Na-
poleón).
D: Dinamismo anárquico, que confina al desorden, o uti-
liza medios fraudulentos, escandalosos, inmorales ...

MARTE-PLUTON:
H: Foco de agresividad pura susceptible de conducir a un
renacimiento, a una regeneración.
D: Agresividad destructora o autodestructora.

JUPITER-SATURNO: Asociación de valores ligados a las


cualidades de la plena madurez y la vejez.
H: Factor de estabilidad, de orden, de solidez, de conser-
vación, !fe tradición, de principios establecidos, de pondera-
ción, de competencia, de profundidad, de organización, de
administración ...
D: Desacuerdo entre los dos principios opuestos de dilata-
ción y retracción; de ahí conflicto entre dos naturalezas anti-
nómicas (Luis XIV). Su asociación conduce a situaciones está-
ticas, ·al envejecimiento, a la desorganización, a la oxidación,
al desgaste.

JUPITER-URANO: Valores de día, de extroversión, de


cumbres.
H: Autoridad, afirmación, poder, ambición, expansión.
D: Hipertrofia, supertensión, desmedida, exceso, aventura
(Napoleón I).

JUPITER-NEPTUNO: Valores húmedos dirigidos hacia la


expansión.
H: Distensión, conciliación, liberalismo, bondad, humani-
dad, filantropía, ideología generosa.
D: Desorden, despilfarro, compromiso, ilegalidad, corrup-
ción, atontamiento.

JUPITER-PLUTON:
H: Poder, magnetismo, ambición, creación, fecundidad.
D: Corrupción, poder adquirido por medios dudosos o
peligrosos.

241
SATURNO-URANO: Asociación de valores secos de se-
cundariedad, de tensión, de dureza, de individualización.
H: Rigor, determinación, severidad, desapego, austeridad,
ascesis, disciplina; tensión orientada hacia un fin determina-
do; ambición, idealismo o realismo radical.
D: Rigidez, intransigencia, dureza, inadaptación, sistema-
tización, ahogo del instinto, represión de lo sensible; conflic-
to entre tradición y revolución. Tendencia paranoica.

SATURNO-NEPTUNO: Asociación de valores de noche,


de introversión de raíces.
H: Profunda corriente constructiva.
D: Tendencia masoquista a sufrir, a ser víctima. Tenden-
cia esquizoide. .

SATURNO-PLUTON:
H: Regeneración, renovación.
D: Destrucción, negación.

URANO-NEPTUNO:
H: Complementariedad de las tendencias opuestas de
estos astros.
D: Dualidad de estas tendencias.

URANO-PLUTON:
H: Acuerdo y prolongación del modernismo, el vanguar-
dismo, el tecnicismo, y lo primitivo, lo salvaje, la pulsión.
Unión del espíritu y las entrafias.
D: Contradicción entre estos dos poderes. Tensión, crisis.

NEPTUNO-PLUTON:
Aspecto de generación que pone en juego las tendencias
más profundas de la sensibilidad y que puede conducir tanto
hacia deseos turbios como hacia una rebelión social o hacia
un conocimiento filosófico; hace triunfar las tendencias irra-
cionales .
. Los aspectos de los planetas con el ASCENDENTE y el
MEDIO CIELO ponen exclusivamente el acento sobre la nota
del astro aspectado que contribuye más o menos a la domi-

242
nante de la personalidad, tal como veremos en el capítulo si-
guiente.
No hace falta decir que este pequeño "catálogo" de los
aspectos no intenta más que establecer el espíritu de la com-
binación que éstos significan. En la práctica, no existen barre-
ras tan infranqueables entre la cualidad de los aspectos armó-
nicos y la de los aspectos disonantes, y muchas otras atribu-
ciones pueden desprenderse de sus aspectos aparte de éstas,
bastante esenciales, que acabamos de presentar aquí. Final-
mente, hay que recordar que entre las diversas posibilidades
de un mismo aspecto, la que prevalece resulta del contexto
de éste, es decir de su integración, en tanto que factor de
participación, al conjunto y a la dominante del tema.

243
TERCERA PARTE.
LAS INTERPRETACIONES
X. LA DOMINANTE

En Astrología, como en otros muchos campos, se capta


mejor lo que conviene hacer sabiendo bien lo que conviene
evitar. El profesional que descifra un tema debe escapar a dos
tipos de errores.
Uno es un error de significación: consiste en perderse en
la traducción de la configuración interpretada; en este caso,
es el valor cualitativo de ésta lo que es objeto de una estima-
ción incorrecta. Si se quisiera, por ejemplo, atribuir un carác-
ter agresivo a Venus, tónico a la fría Luna, cortante al húme-
do Neptuno (salvo intervenciones justificadoras ajenas) ...
sería el mejor modo de "despistarse". Cada elemento temáti-
co (signo, planeta ... ) posee su gama de tendencias que le es
propia y que debe ser respetada. Este tema ha sido evocado a
propósito de las "Gamas simbólicas"; no hace falta volver
sobre ello. ~
El otro tipo de error es de valorización. El defecto de
juicio afecta aquí al valor cuantitativo del factor considerado.
Una falta de este tipo nos lleva a sobreestimar o a subestimar
el lugar que ocupa la configuración en el tema, prestándole
un papel manifiestamente exagerado o minimizando el alcan-
ce de ésta. El intérprete es como el retratista encargado de
una semblanza, pero cuyo parecido traicionaría al modelo
por un toque o un trazo demasiado o insuficientemente
marcado.
Para interpretar correctamente, no basta pues únicamente
con "dar un sonido justo" a tal o cual factor temático, ni in-
cluso situar las relaciones de tonalidad entre las diversas con-
figuraciones -conduciendo un error de significación a una
pista engañosa y siendo tan lamentable como una nota falsa

247
en un músico-, sino que hay que saber también la importan-
cz"a que cada configuración toma dentro del conjunto del
tema. Se trata de situarla en su verdadero lugar, dentro de
una relación de poderes en el seno de otros factores; se trata,
en una palabra, de fijar su grado {al menos aproximado) de
intensidad.
Ninguna configuración, simple o compleja, escapa a esta
regla, y lo que se llama Dominante de un tema no es nada
más que elfactot más poderoso, aquel que, por poseer mayor
relieve o intensidad, desempeña el papel clave. Este privilegio
puede ser impartido a un simple signo zodiacal si se encuentra
muy ocupado: mientras un signo se encuentre más ocupado,
más fuerte es {la valorización del signo se encuentra aún más
intensificada por la ocupación del Ascendente, del Sol, de la
Luna y de los astros rápidos, que por la de los planetas lentos
que permanecen largo tiempo en la misma franja zodiacal);
pero incluso en un caso así, en el que un signo constituye la
nota primordial, el regente de este signo no es forzosamente
el astro más preeminente, conveniendo evaluar la fórmula pla-
netaria del tema. Así puede decirse, como regla general, que
el privilegio del papel de dominante es impartido a un planeta
integrado en un conjunto o a varios planetas que forman un
todo complejo en el que signos, casas y aspectos participan,
unidad original en tomo a la cual todo el conjunto del tema
toma valor y significación.
Se comprende de entrada la importancia que hay que
acordar a la investigación de esta dominante, pues buscar la
"fórmula astral" -y esto es de lo que se trata- significa clasi-
ficar al nativo según los tipos astrológicos, con lo que una tal
clasificación posee de irreductible, de incambiable: ¿este ser
es un jupiteriano? Inmediatamente se presenta la imagen de
un extrovertido, más o menos determinado por un tempera-
mento sanguíneo, por un carácter colérico. ¿Es por el contra-
rio un saturnino? Se impone entonces la imagen de un intro-
vertido de temperamento más o menos nervioso, de carácter
más o menos secundario.
Esta dominante se encuentra ligada a la noción misma de
firma, expresión de ese estilo general, de esa marca soberana
que caracteriza la composición sintética de un ser y de un

248
destino. En efecto, debido a su dominante un individuo está
"firmado"; ésta es la firma de la representación general del
individuo, de esa construcción de conjunto que determina su
actitud global ante la vida, anunciando al mismo tiempo su
modo de existencia concreta, hasta tal punto el ser forma un
cuerpo con su destino. Al delinear la silueta del personaje,
ésta nos permite acceder a su estructura típica, primera etapa
a realizar antes de llegar a su estructura individual, es decir a
todo aquello que hace de él un ser aparte, un ser único, al
margen de todo grupo humano. Por ejemplo, en el caso de un
Balzac, de un Rodin, de un Raimu ... se hablará de una "domi-
nante jupiteriana" y veremos aparecer un tipo general de tem-
peramento sanguíneo, de actitud extrovertida, de carácter
colérico. Seguramente la "dominante jupiteriana" no es más
que una primera aproximación, una definición abstracta res-
pecto a una formulación que ha de ser cada vez más particula-
rizada (Balzac: Júpiter-Géminis conjunción Sol-Tauro con As-
cendente Leo ... Rodin: Júpiter-Escorpio conjunción Sol en el
MC, Ascendente Capricornio ... Raimu: Júpiter-Leo en el
MC ... ), pero que exige a continuación una orientación tan
precisa como decisiva dentro de la rosa de los vientos de las
familias genéricas de humanos.
Vemos, pues, que la primera operación del intérprete, una
vez levantado el mapa astral, consiste en encontrar la dominan-
te del tema. Esta búsqueda es la piedra central de toda interpre-
tación: se trata de partir sobre una buena pista, de no hacer de
un saturnino asténico unjupiteriano pletórico; se trata de situar
las ~ordenas desde un principio prestando al sujeto su
fórmula astral, de la que toda la interpretación se desprende a
fin de cuentas. Comprendemos entonces cómo esta operación
delicada y decisiva haya preocupado tantó a los astrólogos.

Las investigaciones
Esta cuestión no deja de ser de actualidad. Y a en tiempos
de Ptolomeo (para no remontarse hacia más atrás) se tiende a
admitir que el "regente de la genitura" es el astro que posee
más prerrogativas en los lugares del MC y del AS, a saber aquel
que más cerca aplica o separa corporalmente (términos que
significan: se acerca o aleja por su presencia), por aspecto,

249
por antiscio o contraantiscio, aquel que domina en ellos por
dignidad, signo, término o decanato. Una vez dicho esto, los
Antiguos regularon (las estadísticas lo han confirmado) la
cuestión en lo esencial, pero muy esquemáticamente y sin
insistir en la complejidad que implica el problema en cuanto
se lo aborda de frente. Y así fue hasta que Morin interviene
con .su espíritu cartesiano e introduce el método cifrado:
coeficientes dados a las distintas posiciones de cada astro en
el movimiento diurno y en el Zodíaco. Tomó incluso en con-
sideración una gran cantidad de factores: sexo de los signos,
recepción mutua, posición respecto a las luminarias ( occiden-
talidad-orientalidad), movimiento de los planetas (rápidos,
lentos, estacionarios), apogeo-perigeo, declinación, latitud,
aspectos... madeja tan compleja de devanar que verdadera-
mente se pierde el hilo ... Ciertamente, no nos arredramos
ante la dificultad, ya que el resultado buscado requiere un
esfuerzo que vale la pena, pero renunciamos en este caso a un
sistema que es simplemente impracticable. En un campo tal,
s.e trata de aportar el máximo de simplicidad para llegar a un
método aplicable, sin caer no obstante en la trampa inversa
del simplista (conduciendo en este caso la facilidad al error)
en la que sucumben aquellos que erigen por real decreto al
rango de dominante al planeta regente del signo ascendente.
La astrología no es un juego de salón en el que baste con se-
guir las reglas del juego para obtener un resultado automáti-
co, sino un conocimiento humano que, como tal, posee sus
dificultades. El problema, evocado aquí, procede de la in-
compatibilidad de naturaleza que se presenta entre el objeto
a captar y el instrumento encargado de captar este objeto:
vulgarmente hablando, se trata de medir la vida, de introducir
el compás en los meandros de lo humano ... La dificultad es
pues tanto mayor cuanto que el objetivo es hallar una aritmé-
tica de la dominante. Y, sin embargo, el método que satisface
más a un espíritu riguroso es aquel que, aboliendo toda inter-
pretación, toda evaluación personal, es decir a fin de cuentas
toda subjetividad, acude a la cifra, y debido a ello los astrólo-
gos contemporáneos no han renunciado en absoluto a elabo-
rar esta especie de cálculo de la dominante. 1
1. Sobre este tema puede consultarse, Alexandre VOLGUINE, Le Maitre de
Nativité, Edit. Les Cahiers Astrologiques, Niza, 1946.

250
Sin embargo, hay que reconocer que esta fórmula ideal, ra-
cionalmente, del método numérico presenta un vicio formal
que lo desacredita a partir de su principio mismo. Este hace
necesario la alineación de una suma de facores heterogéneos,
mientras que estos factores parecen difícilmente reducibles a
una operación común cuando se trate de posiciones diferen-
tes, de distancias diferentes, de velocidades ... de astros. Se
trata del delicado problema de la conversión de valores esen-
cialmente cualitativos en coeficientes cuantitativos_. E, incluso
cuando se trata de un mismo orden de hechos, sigue existien-
do el problema. Se decide, por ejemplo, que un astro en dig-
nidad es fuerte en relación a un astro en debilidad, considera-
do como débil. Ahora bien, cuando se mira de más cerca llas
cosas son así realmente? ¿La carga amorosa de Venus se en-
. cuentra disminuida en Escorpio, su lugar de exilio? ¿La intro-
versión y regresión afectiva de Saturno no se acrecienta en
Cáncer, su exilio? ¿y el poder espiritual del Sol, quién se
atreverá a decir que es débil en Acuario? A partir de que sa-
bemos que las relaciones de dignidad y debilidad son valores
dialécticos, yendo el poder físico a la par con la debilidad
psíquica e inversamente, toda valorización cuantitativa pierde
sentido, a menos que se considere el valor diurno o el valor
nocturno de lo humano: isingular amputación! Y, aunque se
admita que la debilidad de un astro degrada su naturaleza, un
planeta así inferiorizado, es decir de mala calidad, ¿no puede
pretender también el título de dominante? Toda la gama de
valores cualitativos puede permitirse a éste ya que existen -es
un hecho- todos los matices y todas las categorías, buenas y
malas, de saturninos, de marCian,os. A fin de cuentas, ¿puede
decirse que Balzac, con su Júpiter en Géminis (caída) y Hugo
con su Júpiter en Virgo (caída), sean menos jupiterianos que
Fallieres y Eduardo VII con su Júpiter en Sagitario (regen-
cia)? Esto sería como preguntarse si el rojo es más color que
el azul.
Contra esta pretensión de poner lo humano sistemáticati-
mente en ecuación, nuestro eminente colega belga, G. L. Brahy,
ha protestado con toda la razón. 1

l. Les Cahiers Astrologiques, núm. 72: La Dominante.

251
Este es refractario a todo intento de "cristalización" de
un tema, juzgando que el número de elementos que compo-
nen este último es demasiado elevado y la complejidad de sus
relaciones mútuas demasiado grande también para que sea
realmente posible hacer una fórmula matemática del proble-
ma. Ante la cantidad de anotaciones a tomar en considera-
ción, éste se contenta con establecer en principio una serie de
líneas generales con ayuda de las anotaciones esenciales y, a
continuación, añade una serie de retoques ayudándose de los
matices accesorios. Para este profesional de experiencia, la
dominante es pues una cuestión de análisis atento y metódi-
co, cargándose lo menos posible de cifras y evaluaciones físi-
cas. Otro especialista con no menos experiencia, Henri Gou-
chon, después de haber sido tentado por la precisión objetiva
de las cifras, está de acuerdo en que "la búsqueda de la domi-
nante se convierte en una cuestión de golpe de vista, de apre-
ciación personal, de oficio ... ".1
Sin caer en una sospechosa subjetividad, nosotros pode-
mos proponer un método de análisis partiendo de un princi-
pio general muy satisfactorio a falta de ser íntegramente
válido.

El principio de investigación

La siguiente regla de trabajo contiene toda la clave del


problema:

Mientras más una configuración es específica del naci-


miento, es decir es más propia del instante del nacimzºento
-en el cruce preciso de su lugar y momento- más particulari·-
za y por tanto más "fz"rma" al zºndzºvüluo.

La jerarquía de valores que buscábamos se encuentra en-


teramente en función de esta regla. Podemos pues ahora esta-
blecer una escala de configuraciones, de las menos específicas
a las más específicas. ·

l. Les Cahiers Astrologiques, núm. 72: La Dominante.

252
Una configuración de planetas lentos que dura varios años
constituye -en sí- un elemento menor, el menos propio para
particularizar a un individuo. Ejemplo de ello es la oposición
Urano-Neptuno que, con su orbe, se presentó entre 1903 y
1914, e igualmente la conjunción Neptuno-Plutón en Géminis
que abarca el período de 1885 a 1895. Encontramos pues
este tipo de aspecto en todos los temas de la época y no es
particular del individuo. Su nivel de integración en el indivi-
duo es el de un fenómeno colectivo de·. su generación, a través
del cual puede situársele en su época.
Una configuración de planetas rápidos entre sí y con plane-
tas lentos es -siempre en sí- un elemento ya más particular,
más evocador. Si una oposición Urano-Neptuno se presenta
durante años, si un aspecto Júpiter-Urano dura un año entero
aproximadamente, una conjunción Marte-Júpiter no vale más
que para un mes más o menos; una conjunción Sol-Júpiter no
dura más que dos décadas, un aspecto de Mercurio más que
unos días, y un aspecto lunar no pasa de un día. De la confi-
guración neptuniana más larga a la lunar más corta va pues de
la duración de varios años a un momento limitado de algunas
horas. Y lo mismo que con los aspectos sucede con los pasos
por los signos, como con todo el resto por lo demás. Asisti-
mos pues, desde la insensible progresión de astros lejanos a
las fugitivas vueltas a la pista lunares, a una serie de procesos
de integración cada vez más individualizados.
Comprendemos así el papel que desempeñan las lumina-
rias y los planetas inferiores: Sol, Luna, Mercurio y Venus.
Estos factores son la personificación de funciones vitales es-
pecíficas, símbolos de verdaderos órganos biopsíquicos, re-
presentando el Sol al corazón, el cerebro, la conciencia, la
voluntad, la vida psíquica a nivel del "super ego" y del ideal
del Y o; la Luna, la vida vegetativa e instintiva; Mercurio el
sistema respiratorio, la vida de relación, el intelecto; Venus,
los afectos amorosos... La configuración particular de cada
uno de estos astros define la cualidad particular de estos órga-
nos, de estas funciones vitales.
Según esta Óptica, los astros rápidos ''valorizan" necesa-
riamente a los planetas lentos, en la medida en que estos
lentos "colorean" las funciones representativas de estos rápi-

253
dos, siendo aportada la cualidad por los primeros y el campo
de acción por los segundos. Así, si Mercurio forma un aspecto
con Urano, dentro del orden de las funciones mercurianas, la
inteligencia toma las características uranianas; si Venus se en-
cuentra en relación con Saturno, el verbo amar habla en len-
gua saturnina. Precisamente en esto se basa la significación
principal de los aspectos. Nada impide la coexistencia de dos
aspectos contrarios, por ejemplo una armonía (es decir un as-
pecto armónico) de Venus a Júpiter y una disonancia de este
mismo Venus a Saturno; en tal caso, existe todo un nivel de
expansión afectiva que se codea con un nivel de inhibición o
de problemas afectivos; lo que importa es precisar la naturale-
za de estos niveles afectivos.
Si un planeta lento se encuentra simultáneamente en as-
pecto con varios planetas, "colorea" varias funciones vitales,
actuando a varios niveles simultáneamente, y adquiere, por
este hecho, un valor particular. Así, si se examina el tema de
Carlos VI, constatamos que Saturno se encuentra en conjun-
ción con el Sol, Mercurio y Venus, e incluso al límite de la
cuadratura con la Luna.
Mención particular merecen las luminarias, sobre todo el
Sol en el hombre y la Luna en la mujer, pues su poder de va-
lorización es más poderoso y generalizado en razón del lugar
preeminente que ocupan estos dos astros respecto al cortejo
planetario. Los aspectos y posiciones de las luminarias sobre-
salen pues -siempre en sí- entre los elementos interplaneta-
rios, y basta con que el Sol se encuentre en un signo y en as-
pecto con el regente de este signo para que aparezca ya un
"componente" -significando este término una aportación a
título de participación secundaria o de co-dominante a la
dominante general- de la naturaleza del planeta. Así, en
Enrique 111, existe ya un componente venusino por el hecho
de que el Sol se encuentra en Libra y en semicuadratura con
Venus; y en Luis XV, un componente saturnino en razón del
Sol-Acuario en sexquicuadratura con Saturno. Encontramos,
pues, que un planeta se erige al rango de un componente
apreciable cuando se encuentra en aspecto con las dos lumi-
narias simultáneamente. Así, el lugar que ocupa la pasión de
Enrique 11 por Diana de Poitiers se encuentra en la conjun-

254
ción que su Venus hace simultáneamente con el Sol y con
la Luna.
Si las luminarias poseen un poder valorizador superior al de
los planetas rápidos, existe sin embargo un factor con poder
de valorización superior a éste, siende este factor más móvil y
por tanto más particularizante: es el que aporta el.movimien-
to de rotación terrestre. De hecho, los dos ejes horiznt~ y
meridiano, y en particular los dos ángulos Ascendente y Me-
dio Cielo (aunque el Descendente y el Fondo del Cielo des-
empeñan su papel, éste es menor; véase a este respecto el
Capítulo sobre las Estadísticas) atraviesan como media un
signo cada dos horas y pasan -cada media hora- por toda
clase de aspectos con todos los planetas. Son pues los facto-
res más específicos del nacimiento. Debido a este hecho, la
interpretación de un tema debe siempre empezar por el exa-
men de los cuatro ángulos del cielo. El examen empieza así
por la toma en consideración de los factores de variación ul-
trarrápida que atestiguan el surgimiento de tendencias más
individualizadas. ,
La presencia física de un astro en uno de los cuatro án-
gulos constituye la determinación más poderosa, sobre todo
si este astro se encuentra a menos de 10° del horizonte o del
meridiano {AS, MC, DS o FC). La experiencia demuestra, sin
embargo {lo veremos con el tema de Luis XIV), que la influen-
cia en cuestión se extiende más allá de 10°, en todo caso res-
pecto al AS y al MC; la acción planetaria no se borra brusca-
mente: va borrándose lentamente y puede todavía dejar
huellas a los 15°. Así pues, generalmente, cuando un astro se
encuentra angular, constituye la dominante del tema.
Si varios planetas son angulares, participan juntos en la
constitución de la dominante. Se trata entonces de establecer
una jerarquía de estas participaciones. No considerando más
que el valor de presencia, aquel que se encuentre más angular,
más próximo al horizonte o al meridiano, es el que ocupa el
primer rango. A distancias iguales, el astro que se encuentra
en el AS o en el MC prevalece sobre el que se encuentra en el
DS o en el FC. Sin embargo, la presencia no es el único factor
que entra en juego, y a menudo sucede que el astro más angu-
lar no es el que posee la prioridad, pudiendo un astro situado

255
menos bien, es decir más alejado de un ángulo, pero que une
a su valor de angularidad un valor de regencia o de aspecto
con el AS o el MC, dominar en consecuencia sobre el planeta
más próximo que no posee más que la ventaja .de la angulari-
dad. Podemos juzgar sobre estos nuevos aportes en función
de lo que sigue.
Si ningún planeta es angular, hay entonces que ceñirse al
Ascendente y al Medio Cielo. Hay que tener en cuenta tres
tipos de factores: a) el signo Ascendente, poseyendo el plane-
ta regente de este signo derecho a la dominante a título de
regente y, en medida atenuada pero no despreciable, el pla-
neta en exaltación en este signo. b) los aspectos que recibe el
Ascendente, poseyendo todo planeta en relación con este
punto derecho a la dominante en tanto que participación a
título, de aspecto. Naturalmente, cuando varios aspectos caen
sobre el Ascendente, se procede a una "competencia" acor-
dando la prioridad al aspecto más exacto en primer lugar, y a
continuación al especto más fuerte (prevaleciendo el mayor
sobre el menor) y, finalmente, al aspecto que hace intervenir al
regente (cayendo el aspecto del planeta en el signo en que se
encuentra en regencia o en exaltación). c) los aspectos que re-
cibe el Medio Cielo como se ha hecho con el Ascendente. Na-
turalmente, no hay que olvidar tampoco los demás factores
de valorización, las luminarias en particular. Ciertamente,
como entran en juego un mayor o menor número de factores,
el análisis no es siempre fácil; sin embargo, la mayoría de las
veces, la participación de la dominante tiende a jugarse den-
tro de un ámbito bastante reducido, relativamente fácil de
situar en líneas generales. Mostraremos un poco más adelante
cómo se puede llegar a devanar esta madeja.
Precisemos todavía que puede suceder que un astro angu-
lar no posea la prioridad y no desempeñe más que el papel de
una ca-dominante. Esto sucede cuando un planeta, aunque
no-angular, llega a totalizar (por regencia y aspectos) un con-
junto de dominantes que finalmente lo hacen más poderoso
que el planeta angular.
Conviene detenerse en este punto concreto tomando un
caso representativo. Utrillo nació en París el 26 de diciembre
de 1883 a las 13 h (registro civil): Mercurio y Venus se en-

256
cuentran cerca del MC y Neptuno cerca del AS. Pero el Sol,
Mercurio, Venus y el MC se encuentran en Capricornio, y Sa-
turno (que no es angular) hace una oposición a la Luna, un
quincucio al Sol y una sexquicuadratura a Mercurio y al MC.
¿No es entonces, ante todo, un saturnino? Saturnino es el
hombre: solitario, replegado sobre sí, un pobre bribón, mal
destetado, entregado a la bebida, a la ociosidad, a la miseria,
condenado a la taberna, a la prisión, al asilo ... Saturnino es
también el pintor en la visión del mundo que expresa a través
de su pincel; pintor de la miseria, mostrando ésta en sus viejas
casas fatigadas y agrietadas, sus catedrales miserables, sus ba-
rrios desheredados, sus lúgubres arrabales., sus avenidas desier-
tas, sus tristes callejuelas, sus árboles raquíticos, deshojados,
sus hierbas enfermas, sus muros de cuartel, de hospital, de
prisión, todo un mundo en el que la cálida presencia humana
se encuentra: barrida y que compone una amarga y extraií.a
tristeza... Si no se toma en cuenta más que la angularidad, la
estadística corre el riesgo de caer en el error por omisión al
no establecer la dominante más que a partir de ella, triunfan-
do cuando ve a Júpiter dominar en los ángulos de los más gran-
des soberanos: Luis XI, Enrique IV, Luis XIV, Napoleón... ,
pero no dejando por ello de fallar menos con uno de los más
auténticos jupiterianos que no tiene Júpiter angular: Francis-
co l. Basta sin embargo con introducir las determinaciones
secundarias para constatar que este príncipe prestigioso y
monarca absolutista posee un Júpiter de primer orden por los
aspectos que forma: icuadratura al Ascendente, quincucio al
Medio Cielo, conjunción al Sol, quincucio a la Luna, semiséx-
til a Mercurio y semiséxtil a Marte!
Antes de detenemos en la cuestión de la angularidad, he-
mos examinado el valor respectivo de las configuraciones en
sí, mostrando que -dejando aparte toda orientación- un as-
pecto lunar es mucho más determinante que un aspecto entre
planetas lentos. Una vez establecido esto, no es menos verdad
que en favor del desplazamiento de los ángulos, todas las con-
figuraciones tienen posibilidades p·oco más o menos iguales de
ser principalmente valorizadas, al pasar sucesívamente por el
AS y el MC. Hablábamos de la conjunción Neptuno-Plutón de
finales del siglo pasado; si, en tanto que factor de variación

257
más lento, constituye, en sí, un fenómeno colectivo generacio-
nal, nada impide que pueda convertirse en la configuración
clave, en la dominante, al encamar el individuo lo más parti-
cularmente y al máximo los valores colectivos que representa,
estando más que los demás "firmado" por su generación bajo
el ángulo especial de esta configuración. Ahora bien, basta
para ello con que esta conjunción pase por el horizonte o el
meridiano. Puede también revestir únicamente el valor de un
Componente, simplemente porque el Sol, la Luna o un plane-
ta rápido pase en aspecto de conjunción, o también porque
Piscis y Escorpio, signos de Neptuno y Plutón, estén ocupa-
.dos por estos astros rápidos. El tema del general De Gaulle
(ver p. 45 ) ofrece ejemplo de ello con el paso del Sol y Mer-
curio en oposición a la conjunción Neptuno-Plutón (estando el
Sol en Escorpio), y el de la Luna haciendo séxtil e incluso los
de Marte y Júpiter en trígono.

Los sistemas constelados

La dominante, como sabemos, no es jamás expresión de


un solo factor, e incluso cuando es resultado de un solo pla-
neta, éste pone en juego su signo, sus 1aspectos ... Ahora bien,
a menudo, las valorizaciones por angularidad, regencia y as-
pecto ponen en competencia a varios planetas, de lo que re-
sulta un verdadero damero. ¿cómo ver claro en ello? Para no
perderse, hay que proceder a agrupaciones de notas cuando
los factores son de la misma naturaleza o cuando son analógi-
camente vecinos o paralelos; a partir de lo tual se procede a
una contabilización comparando los resultados obtenidos.
Hay que decir, efectivamente, que cuando una dominante
no sobresale {sobre todo en caso de no-angularidad) toma el
carácter de un verdadero sistema cqnstelado formado de
anotaciones dispersas. Entre las múltiples anotaciones en pre-
sencia, se llega a constituir varios de estos sistemas constela-
dos gracias a este procedimiento de agrupación; entonces, se
computa su orden de importancia a través del número de fac-
tores que los componen, estando la dominante representada
por la constelación de puntos convergentes más amplia.

258
¿cómo proceder a estas agrupaciones? Buscando los com
piejos de valores asociados. El más importante de estos com-
plejos es la asociación formada por un signo zodiacal, su re-
gente o sus dos regentes y por la Casa correspondiente al
signo. Hay en ello como un todo indisoluble o al menos una
señalización global. Tomemos un ejemplo: en el tema de Luis
XI, hay todo un conjunto constituido por el Ascendente en,
Estorpio, la cuadratura de este AS a Marte regente del signo y
la ocupación de la casa VIII (análoga del Escorpio) por el Sol
y Mercurio (así como Neptuno y Plutón); a estas tres anota-
ciones principales se añaden dos más: el trígono que desde la
Casa VIII el Sol envía al AS y la angularidad de la Luna en el
Descendente por la regencia de este astro sobre la Casa VIII
(en Cáncer). En un conjunto tal, la Casa juega el papel princi-
pal, pero ni el signo ni el astro se encuentran excluidos. En
otros casos, dos factores sobre tres entran en juego; así, en
·Francisco II, sólo intervienen los signos y el planeta: Sol en
Acuario, Mercurio y Venus en Capricornio y Saturno en con-
junción con la Luna; a falta de sistemas constelados más im-
portantes, Saturno es la dominante. A veces, la dispersión de
factores hace perder de vista una constelación sin embargo
importante. Dediquémonos a una investigación sobre los re-
yes ~uya vida amorosa fue lo que más contó: Descubrimos en
seguida a Venus angular (ca-dominante) en Carlos VII, Carlos
VIII, Francisco I y Luis XV. En Enrique II, Venus se en-
cuentra privilegiada por su doble conjunción a las luminarias
y en Enrique IV está en trígono con el MC (la Luna de Aries
es la que es angular en lugar de Venus). Se puede añadir toda-
vía a Luis XIV cuya conjunción Luna-Venus no está tan ale-
jada del MC. Pero ¿y Enrique III? En primer lugar, su Venus
no-angular no nos dice nada. Juzguemos sin embargo, a partir
del análisis: iesta Venus "dispone" del Sol, Mercurio, Marte
(y Urano) en Libra; dispone igualmente de la Luna en Tauro;
y se encuentra además en oposición de la Luna y en semicua-
dratura al Sol! Disp'ositora de cinco astros y en relación con
las dos luminarias, esta Venus rivaliza con los planetas angu-
lares.
Y si queremos afinar esta fórmula, es necesario, en los
casos complejos como en éste en el que se presentan rúbricas

259
en cierto: modo emparejadas, situar una relación de dom~na­
te a sub-dominante, o de componente a sub-componente.
Así, en Enrique III, la Luna-Tauro (donde está exaltada) pró-
xima a su culminación (es el astro más elevado del tema) es
fuerte; relacionada estrechamente con Venus por su oposi-
ción, hace de la co-dominante venusina un complejo Venus>
, . l Venus
Luna que pue d e representarse por 1a formu .
a L que s1g-
una
nifica que Venus está "lunarizada"; del mismo modo (como
veremos más tarde) que la angularidad de Mercurio y Saturno
. d ., Mercurio
gana a1 ser presenta a en una re 1ac10n: S .
a turno
Es verdad que entramos ya aquí en la interpretación de la
dominante. No es necesario que ésta sea formulada planeta-
riamente. El "centro de gravedad" del tema que representa la
dominante puede, en efecto, desprenderse de otros niveles de
referencia si éstos reúnen más puntos de convergencia: los·
elementos del cuaternario (si el tema gira en tomo a un ele-
mento, una cualidad elemental), del temario (Cardinal-Fijo-
Mutable), de la polaridad binaria (masculino o femenino), o
aun de valores directamente psicológicos: i11hil;>ición o impul-
sividad, primariedad o secundariedad, actividad o pasividad.
Así, cuando vemos presentarse una dominante Júpiter-Marte-
Luna-Mercurio (aunque debamos aportar alguna modificación
en el orden de sucesión de estos símbolos) como en Francisco
1, tenemos, agrupados juntos, todos los factores planetarios
de primariedad, constituyendo este elemento caracterológico
su común denominador, y en consecuencia, el valor principal
buscado. Toda la cuestión, eh una investigación tal, estriba
en descuprir el nivel de referencia que "rinde" más al expre-
sar al máximo la dominante, la mayor cantidad posible de
acciones de sus constituyentes. Aquí, como siempre, la clave
del problema está en tender hacia la más grande confronta-
ción de factores análogos. ¿Pero no es ésta la clave misma o el
secreto de toda la interpretación? .
Para acabar este estudio, la idea más exacta que puede
uno hacerse de la noción de dominante nos la da la imagen

260
del mapa geográfico en relieve: la superficie representada
muestra la extensión total de las regiones, en analogía con
las distintas tendencias del tema, todas las tendencias; en
cuanto al relieve, sitúa el nivel de intensidad de estas tenden-
cias, y la dominante se basa, de alguna forma, en el punto
geográfico más elevado.
En el estado actual de nuestros conimet~, este méto-
do de detección d~ la dominante se aproxima bastante de cer-
ca a la verdad y aporta las mejores garantías, aunque no se
pueda siempre dar a sus componentes una escala de valores
precisa: hay que contentarse con una aproximación siempre
que no sea engañosa (¿quién podría afirmar que Júpiter es
más fuerte que Marte -o a la inversa- en un Enrique IV o en
un Francisco I?). Ciertamente, con ello no queda agotada la
cuestión: testimonio de ello son las investigaciones de colegas
hacia distintas direcciones. 1 Es cierto que el presente método
peca de omisión, pudiéndolo perfeccionar algunos datos (el
apogeo y el perigeo entre otros). A la espera de esta delicada
integración de factores aún por estudiar, no dejamos por ello
de poseer un instrumento de trabajo que ha dado sus buenos
resultados: queda por aplicai:lo a nuestra serie histórica.

o
MC

CARLOS vi
~-Jipter
Saturno

Vincennes, 23 enero 1338, 5 h. 36 m


(Manuscrito de Pelerin de Prusia)

l. Les Cahiers Astrologiques, núm. 72: La Dominante.


2. Cf. Joseph Calmette, Charles V, Fayard, 1945.

261
Angularidad cercana de Venus (AS) y alejada de Júpiter
(DS) que es también regente del AS. Carlos V no es por ello
menos saturnino debido a la presencia del Sol y la Luna en
Acuario, de Mercurio en Capricornio, del séxtil Sol-Saturno,
"coloreando" este último por lo demás al signo-ascendente
por su presencia en Sagitario (pero quizás el AS para finales
de Sagitario esté a principios-Capricornio). El haz saturnino
es pues importante. La naturaleza saturnina es típica:
Físicamente: Constitución endeble, vitalidad reducida;
adelgazamiento; será enfermizo y tendrá enfermedades satur-
ninas: fístula, úlcera, deformación articular, gota, impotencia
crónica; es un tullido ya antes de su muerte que tendrá lugar
a los 43 años.
Psicológzºcamente: Carlos tarda en. desarrollarse y revelar-
se, pero posee profundos recursos. Es un hombre de método
cuya vida se encuentra ordenada e incluso regulada al cronó-
metro; hombre de estudios, cristiano meticuloso, jefe de Esta-
do concienzudo. Su espíritu es muy reflexivo, se forma lenta-
mente, por la experiencia y la observación. Esta secundariedad
no se encuentra nunca apresurada; se concede tiempo, se
organiza sabiamente y considera la política como una ciencia
aplicada. Diplomático y legislador, su método será la pacien7
cia. La pieza maestra, el gran hecho de su reinado, es el Trata-
do de Brétigny. En 1368, hace revivir el casus bellzº que había
astutamente disimulado en una cláusula del Tratado de 1360
y que dormitaba hasta entonces sin saberlo nadie (el episodio
de los apelantes). Denuncia el tratado para una declaración de
guerra en el momento oportuno. Después de haber irremedia-
blemente viciado el tratado, su táctica será la de utilizar al
adversario, a falta de algo mejor, con una prudencia ejemplar.
A través de la resistencia, las escaramuzas y las sorpresas,
irá royendo los feudos de los Plantagenets hasta el punto de
liberar a una gran parte del país de la ocupación enemiga,
presidiendo así a una impresionante y gloriosa recuperación
francesa. En esta obra de gran administrador, la causa satur-
nina se encuentra secundada por el factor jupiteriano.
En cuanto a la subdominante Venus-Júpiter, ésta aparece
en el príncipe moderado, equilibrado, armonioso, sensible y
artista, gran coleccionista y bibliófilo, amante tanto de las

262
piezas de arte como de las ricas láminas, de los recuerdos his-
tóricos (dentro de la nota saturnina) ... Poseía un verdadero
museo. Fue también, no hay que olvidarlo, un protector y
promotor de las artes y las letras.
Completando esta triple dominante planetaria por la rú-
brica Acuario (véase este signo), captamos lo esencial de lo
que fue este gran rey. .

CARLOS Vil

Júpiter-Venus
-"1~ 1arte-Satumo Luna

París, 3 díciembre 1368, 3h


(Crónica de los reinados de Juan II y
de Carlos V, R. Delachanel)

Angularidad cercana de Júpiter (FC) y alejada de Marte


(AS). Carlos VI es, en primer lugar, jupiteriano-sagitariano:
Júpiter, señor de la cuádruple conjunción Sol-Mercurio-V.enus-
Saturno en Sagitario, se encuentra pegado al FC y con aspec-
tos menores al Sol y la Luna. Pero le siguen varias subdomi-
nantes: Marte por su floja conjunción con el AS, Saturno por
su triple conjunción con Sol-Mercurio-Venus, su cuadratura a
la Luna y su semicuadratura al AS donde se encuentra exal-
tado. Puede añadirse también Venus, regente del AS, séxtil a
este AS y en aspecto con las dos luminarias y, finalmente, la
Luna porque, además de que hace una semicuadratura al MC,
ocupa una posición especial por su cuadratura a la cuádruple
conjunción de Sagitario.2

l. Maurice HEIM, Charles VI le Fo!, N. R. F., 1975.


2. Este es vn punto a considerar: un astrb en aspecto mayor a un grupo
planetario toma la misma ·importmcia que este grupo al que orienta en función
de su naturaleza.

263
Vamos a ver cómo cooperan estas cuatro subdominantes
tras Júpiter.
¿Quién puede dudar de que Carlos VI sea ante todo un
jupiteriano?
Físicamente, este príncipe posee envergadura y fuerza,
buena estatura, pecho ancho, y miembros robustos; es calvo:
"la naturaleza parecía haberle prodigado sus dones con mano
generosa".
Psicológicamente, responde maravillosamente al tempera-
mento sanguíneo, tanto como al extrovertido, al Colérico y
al cicloide. Es incluso un "superjupiteriano" que quiere vivir
su vida frenética y alegremente; placeres de todo tipo, forman
la trama de sus días y noches. Hasta el desencadenamiento de
su psicosis, su reinado no será más que una sucesión de fiestas
prodigiosas, grandes y fastuosos torneos, festines con cientos
de invitados entre todos los grandes señores de Europa, sun-
tuosas manifestaciones en las que se prodigan y exhiben vesti-
dos brillantes de oro y pedrería y en el curso de las cuales
hace regalos reales y gasta el dinero a manos llenas. Y cual-
quier cosa es un pretexto para estas fiestas, para entregarse a
un desbordamiento de alegrías enfebrecidas y tumultuosas.
Durante esta primera parte de su existencia, Júpiter se
añade a Venus como cojugador, en ra¡¡;Ón de las afinidades de
naturaleza en ambos astros. Esta desmesura jupiteriana (ca-
ract~izd también por un gran apetito en la mesa) se acom-
paña en efecto de aventuras venusinas numerosas, variadas y
breves; se nota en el príncipe una acusada inclinación hacia
las aventuras galantes, con necesidades eróticas imperiosas.
A partir de la alineación mental, la pareja planetaria Marte-
Satumo sustituye a la pareja Júpiter-Venus, de forma que
sería más justo presentar cronológicamente la dominante de
Júpiter Marte
Carlos VI según esta fórmula: sobre
Venus Saturno
fondo lunar.
El "fondo lunar" disonante qu~ aparece tanto tras el
primero como el segundo tiempo, e!¡,~:na.tir hiperemoti-
vidad, una excitabilidad instintiva, Üna naturaleza crédula,
caprichosa, débil ... rasgos todos ellos lunares del infantilismo.

264
De ahí, al princ1p10, .~sa alma entregada a lo iparavilloso, al
margen de una vida adulta normal, esa incoercible necesidad
de quemar el tiempo; y, a continuación, el refugio fatal en el
autismo, lo imaginario, la vuelta a la infancia.
No podría decirse que la pareja Marte-Saturno estuviera
ausente en la primera época de su vida. ¿Quién no reconoce-
ría a Marte en la actividad laboriosa, la agitación bastante
vana, la fiebre de los combates, la pasión por la montería, las
locas cabalgadas y expediciones militares del rey antes de su
enfermedad? Y Saturno se encontraba ya tras esta alma insa-
ciable, esta naturaleza ávida de placer, de sensaciones, de des-
mesura. Pero esta pareja planetaria debía "firmar" (eclipsan-
do el resto) la psicosis del rey: locura periódica en la que al-.
teman la manía marciana y la melancolía saturnina. Tan
pronto el rey conoce un estado maníaco de agitación, de ex-
citación motora y psíquica (ruptura de objetos, golpes, gestos
obscenos, vociferaciones, expresiones de cólera ciega, actos
extravagantes y violentos: en su primera crisis mató a varias
personas), como tan pronto se encuentra bajo el régimen de
un estado depresivo (abatimiento, postración, inercia, torpor,
rechazo a comer, dormir, lamentaciones, ideas delirantes de
negación). Y, aunque las crisis maníacas fueran las más nume-
rosas y fuertes, la tendencia saturnina dominó, ya que Carlos
VI acabó por no reaccionar más, por mostrarse abúlico, indi-
ferente a las desgracias que le cayeron, enterrando sus armas,
olvidando su título de rey, aceptando el ignominioso Tratado
de Troyes, y acabando su vida casi como un "clochard", co-
mido de parásitos. La complejidad de este caso, a excepción
de la indiscutible dominante jupiteriana, resulta de la coexis-
tencia de cuatro subdominantes sobre las que hay que esta-
blecer sus relaciones. Este caso nos enseña que, generalmente,
los componentes tienen tendencia ya a asociarse cuando se
encuentran vecinos o paralelos por naturaleza (caso de Júpi-
ter y Venus aquí), ya a formar una dualidad, una pareja dia-
léctica y complementaria, cuando son de naturaleza opuesta
(en este caso Marte y Saturno).

265
CARLOS VII 1

Marte-Venus
Jupiter

sobre fondo zodiacal Sapg_ita_rio


lSClS

París, 22 febrero 1403, 2 h.


(Historia genealógica. y cronológica
de la Casa real de Francia, P. An-
selme.)
Angularidad bastante cercana de Marte (AS) y alejada de
Venus (FC).
Valorización secundaria de Júpiter por su regencia sobre
el AS y sobre el signo ocupado por las dos luminarias e igual-
mente por su presencia no lejos del AS. Piscis constituye la
nota principal por la conjunción Sol-Luna en el signo y en
aspecto mayor al AS en Sagitario. Venus se halla igualmente
valorizada por esta ocupación de Piscis en la que se encuentra
exaltada.
No es necesario volver sobre el aspecto Piscis y la nota
Sagitario (véanse estos signos) de este heredero dudoso, envi-
lecido y miserable, del rey loco, de este rey largo tiempo me-
diocre que presidió sin embargo a una asombrosa recupera-
ción del reino y acabó en la cumbre del poder real.
Durante muchos años, Carlos VII no fue más que un Pis-
cis en el estado de nebulosa informe, al que toda afirmación
le era prohibida. Después de que este príncipe en estado letár-
gico, sometido a encantamientos y sortilegios interiores, pu-
diera borrar su rostro ingrato tras una virgen inspirada, el
marciano que dormitaba en él pudo dar su plena expresión.
A partir del día en que pudo pertenecerse a sí mismo, Carlos
VII se convirtió efectivamente en un militar, en un caballero

l. Cf. Philippe ERLANGER, Charles VII et son mystere, N. R. F., 1945.

266
victorioso; se lanzó a la persecución del ocupante, se apropió
de las ciudades unas tras otras, y, Júpiter secundando a Mar-
te, hizo de una Francia desgarrada, exangüe y en sus tres cuar-
tas partes prisionera, el estado más fuerte y unificado de
Europa, en posesión del ejército más sólido.
En cuanto a la dominante venusina, se revela ál principio
en su pasión imperiosa por Inés So!"el; osa (Venus-Aries) afir-
mar su adulterio y a hacer de Inés Sorel una amante real, lo
que ningún descendiente de San Luis había pecho antes de él.
Esta Venus-Aries en trígono con Marte, se revela aún más al
final de su vida, en la que vemos, tras el soberano triunfante,
al hombre privado, a pesar de enfermo y débil, poseído por
un erotismo sin freno y penosamente entregado a su inmode-
rado apetito de placeres.

LUIS XI 1

J úpiter-Marte-Satumo
Luna

Bourges, 3 julio 1423, 15 h 30 m.


(entre 3 y 4 horas de la tarde, según
Pierre Champion)

Angularidad cercana de Júpiter (MC) y Luna (DS). Júpi-


ter se encuentra valorizado por su paso por el MC, su séxtil a
Mercurio, la presencia del Sol y Mercurio en Cáncer en el que
se encuentra exaltado (lo sería también por un quintil al AS);
la Luna, además de su paso por el DS, por su exaltación en
Tauro y su regencia en Cáncer ocupado por el Sol y Mercurio.
El AS en Escorpio, cuadratura Marte, este mismo en cuadra-
tura a la Luna y semicuadratura a Mercurio, constituye una

l. Cf. Pierre CHAMPION, Le roi Louis XI, Flll!nmmon, 1936.

267
subdominante marciana apreciable que se confunde con Es-
corpio, habiendo sido descrito ya este aspecto a propósito de
este signo. Señalemos, finalmente, un pequeño componente
saturnino por el hecho de la cuadratura Sol-Saturno.
Morfológicamente, encontramos estas distintas notas: en
primer lugar Júpiter, asistido por la Luna, en su complexión
bastante gruesa, su figura bastante llena-, su cara fuerte, aun-
que sin nobleza, y su calvicie; a continuación Marte, en un
mentón voluntarioso y ojos penetrantes, coronados de espe-
sas cejas; pero también Saturno, en su nariz larga y curva, sus
ojos oblicuos y su mirada turbia.
Psicológicamente, Luis XI es muy claramente un jupite-
riano; no el jupiteriano espectacular; su naturaleza lunar se
encuentra detrás, y además, se trata de una cualidad o tonali-
dad mercurial particular de un Júpiter-Virgo en séxtil a Mer-
curio en VIII. Es decir un perfecto hombre de negocios, rea-
lista, empirista, práctico, sin espíritu sistemático, buscando
ante todo ver, da~se cuenta por sí mismo, adaptándose según
las circunstancias, hallando sobre el terren.o las soluciones ne-
cesarias, poseyendo en suma un gran sentido de la realidad y
de las decisiones. Muy pronto, conoce el poder del dinero y
olfatea el papel de los negocios, más tarde, el de la informa-
ción, la imprenta, correos, servicios de mensajeros, las ferias ...
Se revela, dice Commynes, hábil para comprar gente y salirse
de las situaciones apuradas. Su inteligencia no es solamente
flexible, es también organizadora; la administración económi-
ca de su reinado se encuentra bajo el signo de su divisa: "Una
ley, un peso, una moneda", siendo instaurador de la unidad
de pesos y medidas y del respeto a las costumbres y a la ley.
A despecho de su combatividad marciana, demuestra una des-
confianza campesina hacia la aventura militar: no será él quien
arriesgará la suerte en un campo de batalla. Con esta domi-
nante jupiteriana es, por lo demás, un hombre de paz, prefi-
riendo, por ejemplo en Italia, ser un pacificador que un con-
quistador. Y con su Júpiter "mercurizado" es sobre todo el
hombre de las convenciones, de los tratados, de los pactos
abiertos y de los acuerdos comerciales. En este aspecto, será
incluso bastante formalista, observador de las promesas, de la
palabra dada y de los tratados a los que pondrá incluso bajo

268
la protección de los santos. Cuando los ingleses vuelven a
Francia como conquistadores, se muestra de lo más hábil en
sus halagos, realizando con ellos un tratado comercial y una
entente cordial. El dirá precisamente: "iHe expulsado a los
ingleses con vino y páté!" En el interior, será el rey de los
burgueses, de los mercaderes y de los artesanos, al mismo
tiempo que el de la justicia, la economía, el comercio y la
"mercancía": durante su reinado, hubo gran enriquecimiento
y se construyó mucho. También debido a este Júpiter, refor-
zado esta vez por Marte y por el trígono del Sol al AS en Es-
corpio, aparece como un hombre de autoridad, una especie
de déspota que sabe dar órdenes, generalmente instrucciones
cortas, sabe pagar a la gente y hacerse obedecer; llegó a arrui-
nar al feudalismo para asegurarse una autoridad absoluta.
Además también vemos a Júpiter en el ser ambicioso que, en
su consagración, se juró reunir bajo su reino todos los domi-
nios: de hecho, batió, casi sin guerras, el record de anexiones
territoriales (siete provincias restituidas a Francia) en la histo-
ria de nuestra realeza.
A primera vista, uno puede asombrarse de encontrar en él,
tras la de Júpiter, una dominante tan clara lunar; y, sin embar-
go, tras el tipo Júpiter-Marte existe un tipo Luna-Tauro en VI
que colorea al primero, como tras este inmenso trabajador,
hombre de experiencia, soldado tan duro consigo mismo
como con los demás, existe un campesino con pasión por la
tierra, que ama el país, el campo y sus gentes, hasta las más
humildes, y sobre todo a la gente simple; que extiende su
apego a los bosques y sobre todo a los animales; tiene su paja-
rera llena de pájaros y se encuentra rodeado de fieles lebreles.
También en razón de este elemento lunar el jupiteriano,
que él es ante todo, es un hombre sencillo, que rompe con
toda idea de decoro, de nobleza, de caballería. Se sustrae a las
manifestaciones de esplendor; su vestido es simple, lleva el
traje de cazador o de peregrino oorto y oscuro (aquí Saturno
se asocia a la Luna) hasta el punto que, cuandÓ se encuentra
en compañía, no se sabe dónde está el rey. Su misma casa es
sencilla, ordenada y mantenida con economía. Y ¿puede de-
cirse que tuviera una Corte? Finalmente podemos señalar un

269
rasgo que muestra tanto a la Luna-Cáncer como a Saturno: se
interesó mucho por las leyendas de santos y tuvo un gran co-
nocimiento de la historia de Francia.

CARLOS VIII 1

Saturno
Mar t e Venus
sobre fondo Cáncer~Gémis

Amboise, 30 junio 1470, 2 h 30 m


(Historia genealógica de P. Anselme)

Angularidad cercana de Marte (FC) y vecina de Venus


(AS). Como en su abuelo, Carlos VII, que también poseía
estas dominantes marcianas y venusinas, la guerra y el amor
constituyen los dos temas dominantes de su vida.
Carlos VIII es, en primer lugar, marciano: el astro pasa
por el meridiano y hace un séxtil al AS. Pero este Marte,
aunque en Leo, se encuentra muy afligido, muy disminuido
por la cuadratura de Saturno en XII. De hecho, el hijo de
Luis XI, nació endeble y enclenque; de débil constitución,
pequeño, feo, de tórax estrecho y piernas maltrechas, es,
además, miope y contrahecho, más o menos deforme (algu-
nos autores dicen que epiléptico). Sin embargo, con su Marte
en Leo, a este ser débil ya pronto le gustan los desfiles milita-
res, los torneos, no soñando más que en caballeros y batallas.
Después de haber llegado al poder tras una infancia prolonga-
da (Cáncer), piensa en la brillante gloria que la conquista de
Nápoles aportaría a la Corona. Después de muchas dudas
(inhibición saturnina), se lanza sobre Italia con su ejército,
conquista el reino de Nápoles, lo pierde a su vuelta, quiere

l. Jean-Alexis NERET, Charles VIII, Edit. de París, 194 7.

270
partir de nuevo pero duda otra vez mucho, y muere casi deci-
dido a la partida, terminando así bajo un fracaso saturnino.
Junto a esta aventura militar que constituye la gran pa-
sión de su vida, ocupa un lugar importante el amor. Este de-
forme ama la bel~za, las mujeres guapas y el arte. Su larga
marcha por Italia se encuentra llena de pasiones amorosas
múltiples, completamente al estilo de sus Venus-Géminis en
el AS.

LUIS XII1

13 Cáncer-Júpiter-Luna
AS
Blois, 27 junio 1462, 5 h 8 m

\ ~21 (Historia de P. Anselme y Diario de


Luisa de Savoya)
F'C

No existe angularidad alguna, no aportando el Sol, a 12°


del AS, más que una valorización de Cáncer por el hecho de
su estrecha conjunción con la Luna. Cáncer, con su ocupa-
ción por el AS y las dos luminarias (y Marte), es seguramente
"la" dominante, dominante tanto más pura cuanto que no
existe ningún astro angular. Hay que mirar pues a los dos se-
ñores del signo, la Luna y Júpiter. Aunque la Luna se encuen-
tre en su signo y en conjunción con el Sol, hacemos pasar
ante ella a Júpiter que, también él en su propio signo, aspecta
al AS y recibe las. oposiciones valorizadoras de Mercurio, Ve-
nus y Marte.
Poco más tenemos que añadir al retrato que hemos dado
del "Padre del pueblo" -inmejorable fórmula Cáncer-Júpiter-

l. Maurice DARCY, Louis XII, Les Oeuvres Fran\:aises, 1935.

271
Luna- a propósito de Cáncer. Este príncipe tenía el sentido
del bien, de lo justo, de lo útil; fue un sabio administrador,
un rey simple y humano.

FRANCISCO I1

Júpiter- Marte-Luna-Mercurio-
Sol-Venus.

Cognac, 12 setiembre 1494, alrede-


dor de 22 h.
(Diario de Luisa de Savoya, su ma-
dre e Historia de P. Anselme)

Angularidad cercana de Marte (FC), de la Luna (MC) y,


lejana, de Venus. Júpiter, aunque no angular, no deja de tener
presencia por su posición privilegiada: en el centro de un gru-
po planetario de cinco factores, se encuentra valorizado por
todos los puntos del tema a excepción de Venus y Saturno.
Adoptando una Óptica más sintética, no es Júpiter sino la
conjunción Sol-Júpiter la que hay que considerar globalmen-
te, ligada al AS, al MC, a la Luna, a Mercurio y a Marte. Marte
se encuentra muy valorizado por su paso por FC y sus aspec-
tos al AS, a la Luna y a Mercurio. La Luna lo es también por
su conjunción al MC y su trígono al AS. En cuanto a Mercu-
rio, es también fuerte ya que es regente del AS y se encuentra
, en trígono a este punto, estando también en trígono al MC y
a la Luna. En total, tenemos una alineación de seis factores
que participan en la dominante. Los tres primeros en impor-
tancia son: Júpiter, Marte y Luna; los tres siguientes son:
Mercurio, Sol y Venus, sin que pueda precisarse su orden de
predominio.
En razón de la importancia de esta serie, podemos ver la

l. Auguste BAILLY, Fran(:ois ¡er, Fayard, 1954.

272
riqueza del personaje. Por otra parte, podemos damos cuenta
de que todos estos factores se encuentran ligados entre sí por
aspectos mútiples, de forma que es bastante difícil separar en
un análisis lo que debe atribuirse a Júpiter, a Marte, a la
Luna ... al formar todos estos componentes un todo global,
actuando, por ejemplo, Júpiter en general ya con Marte, ya
con la Luna. Ahora bien, cuando sucede que existen como
aquí unas ca-dominantes reunipas, en primer lugar hay que
buscar su común denominador. En el caso presente no es difí-
cil: con Júpiter-Marte-Luna y Mercurio, poseemos en primer
lugar el grupo de factores de Primariedad; conJúpiter-Marte-
Luna e incluso Venus, tenemos también una mayoría de fac-
tores instintivos; con los dos planetas a la cabeza: Júpiter y
Marte, es el carácter Colérico el que se impone. Podríamos
a partir de entonces presentar a Francisco I como un superpri-
mario, un instintivo acusado y un Colérico caracterizado, y
con estas tres designaciones tipológicas, creemos que hemos
captado lo esencial del personaje. El retrato que de él da
Bailly es revelador: después de haber señalado su brío, sus
cualidades de improvisación, su naturaleza ligera, inestable
e influenciable, precisa: "Además, hay que convenir que
desempeñaba su papel de rey con una convicción en la que
él mismo era el primer engañado y, que cuando cedía a una
sugerencia, la apoyaba con toda su autoridad. Pero las cóle-
ras a las que se entregaba, sobre todo cuando creía su autori-
dad puesta en discusión o amenazada, lejos de manifestar una
fuerza real, traicionaban una debilidad de carácter que no
podía ni controlar ni dominar sus impulsos. Así continua-
mente aparece en su conducta su incapacidad de soportar
una regla, una obligación, una inmovilidad, aunque ~ubieran
sido queridas o prescritas por él. El más bello lugar del mun-
do y el más amado, le fatiga tan pronto como una breve es-
tancia le quita el placer de haberlo reencontrado. Toda ley que
él impone y que se impone, en cualquier orden que fuera, es
en primer lugar infringida por él. Así, decide poner orden en
sus finanzas a través de restricciones severas; pero le es impo-
sible moderar sus gastos personales, imposible no dilapidar
los bienes del patrimonio y del reino para enriquecer a sus
amigos, imposible dejar de consagrarse a mil fantasías, viajes,

273
cazas, fiestas, construcciones, sumas fabulosas que corrían a
través de sus manos como fuentes inagotables ... " Una vez
dada esta impresión de conjunto, en la que encontramos al
superprimario, instintivo y Colérico, podemos intentar mos-
trar los principales aspectos de sus distintas naturalezas.
En relación con la conjunción Sol-Júpiter tenemos al
Rey-caballero. Físicamente grande, esbelto, bien hecho, vigo-
roso, elegante, de maneras sueltas, de brillante sonrisa e irra-
diando alegría, ardor y superabundancia de vida. Moralmente,
dominado por el sentido de la grandeza, de la abundancia, de
la suntuosidad y la magnificencia. El más fastuoso de los so-
beranos no distinguirá entre la gloria de su reino y su gloria
personal, hecha de pasión caballeresca, de amor por el presti-
gio, de valentía teatral, de orgullo de dominación y atracción
hacia los placeres y alegrías de la vida. Poseyendo, en contra-
partida, un carácter que peca de despreocupación, exceso de
optimismo (subestimando grandemente el valor de sus adver-
sarios, al creerse invulnerable). Esta rúbrica Júpiter-Sol (este
último reforzado por la presencia de Venus y Marte en Leo)
se encuentra en sus gloriosas correrías oficiales, sus cortejos
suntuosos, sus fastuosas entrevistas (la del Camp du Drap
d'Or es memorable), su absolutismo real·(en esto precede a
Enrique IV y Luis XIV), su mecenazgo cosmopolita y tam-
bién sus grandes realizaciones arquitectónicas, los grandiosos
edificios de Chambord y Fontainebleau contruidos a su
imagen ...
El marciano, que él es también, lo vemos en su necesidad
violenta de gastar en todos sentidos su energía, en su natura-
leza ardiente y valiente hasta la temeridad, su temperamento
aventurero, inclinado a las grandes empresas y apasionado por
la gloria militar; lo descubrimos en el impetuoso guerrero de
Marignan que lucha heroicamente y, a la altura de su reinado,
en la grande y larga rivalidad que le enfrentó a Carlos V hasta
la fatiga y la usura.
En cuanto a lo lunar, constituye la nota un poco extraña de
este monarca: el soberano absoluto que se deja sugerir supo-
lítica a través del entorno y de sus consejeros: el hombre lleno
de dinamismo en su vida privada (Júpiter-Marte) que se deja
.
arrastrar a la pereza, la indecisión, al cambio. El componente

274
Luna-Venus hace de él un ser muy atractivo y lleno de encan-
to, que supo conceder al amor y al arte un lugar predominan-
te en su vida. El componente disonante Luna-Marte se en-
cuentra en el ser impulsivo e impaciente del que Brantome
cita un ejemplo elocuente: "Si el rey de Francia, Francisco I,
le hubiera dado oídos (se trata de Galiot, su jefe de artille-
ros), quizá no hubiera perdido la batalla de Pavía, decían en-
tonces; pues empleaba tan bien su artillería que el enemigo lo
acusó grandemente; pero ésta no intervino más que a medias
ya que el rey, ardiendo en valor por cambatir, fue a cubrir su
artillería de t¡il suerte que ésta no pudo intervenir más, a de-
sesperación de' Galiot; el rey reconoció su error más tarde".
En cuanto a la componente Luna-Mercurio, se encuentra en
su carácter juvenil, su amor por las diversiones, los disfraces,
sus juegos poéticos de escritor diletante, su vagabundeo y
sobre todo aquella pasión entonces original de los innumera-
bles viajes que hizo por curiosidad, a lo turista.

ENRIQUE II

Saturno-Marte-Venus

Saint-Germain, 31marzo1519, hacia


7h
(Diario de Luisa de Savoya)

Angularidad de Saturno (MC), cuyo alejamiento se en-


cuentra compensado por la presencia del astro en su signo y
en aspecto con el Sol, Mercurio, Venus y; al límite, con la
Luna y el AS. Después de Saturno viene Marte, debido a la
ocupación de Aries por las dos luminarias y Venus, esta últi-
ma por estar en conjunción con las dos luminarias.
Morfológicamente, domina la nota saturnina: la medalla

275
de Germain Pilon nos presenta un rostro alargado y enjuto,
con rasgos también alargados y caídos. "Su rostro es dulce,
con una mezcla de gravedad", precisa, J. du Bellay. Enrique II
posee una psicología que responde bastante a este rostro y a
su expresión. No ha heredado la jovialidad del rey-caballero
su padre, aunque debido a Venus posea afabilidad y cortesía
e incluso demasiada. Del reinado del padre al del hijo, el cam-
bio radical que se opera en la Corte es de una tonalidad jupi-
teriana a una tonalidad saturnina. En cuanto llega al poder,
por voluntad misma de Enrique II, un viento de austeridad
sopla sobre esta Corte que había sido, la víspera aún, la más
brillante de Europa; los bailes y conciertos son suprimidos,
el número de damas de honor estrictamente limitado, tanto
más cuanto que el "golpe de Jarnac" ha sembrado en ella la
consternación. La mayoría de sus biógrafos hacen del nuevo
rey un hombre débil, sombrío y tímido, un ser indeciso que
"se obstina" fácilmente para dar la ilusión de decisión y auto-
ridad, un ser melancólico y celoso, estrecho de miras y seco
de corazón. Un saturnino disonante.
La nota marciana se encuentra en su cuerpo cuadrado y
robusto, en su temperamento guerrero, su amor por lo's ejerci-
cios militares y torneos, su valor, su coraje. Se encuentra tam-
bién en la actitud rebelde del Delfín respecto a su padre (cua-
dratura Marte-Sol), así como en la antipatía que llega al odio
(a base de celos) hacia su hermano menor (Marte en III). Su
reinado estará dominado por Marte que en él es disonante:
los dos torneos trágicos, las guerras de Italia y de Religión; su
ejército será destruido bajo los muros de San Quintín y el
proceso será arbitrado entre la casa de Austria y los Valois:
Felipe II dirigirá a Europa a su antojo y hará sentir su volun-
tad en los Consejos de Francia.
La nota venusina la constituye el lugar preponderante e
incluso avasallador de su amante oficial, Diana de Poitiers,
cuya moneda conmemora un triunfo que ninguna amante de
nuestros reyes le puede disputar: Omnium victorem vici; he
venéido al vencedor de todos. Esclavo de su dominio (Luna-
Aries) durante más de veinte años, abdica todo en manos de
Diana, sm retroceder siquiera a regalarle joyas de la corona.

276
Quizá también Venus muestra el papel apreciable que las ar-
tes del Renacimiento desempeñaron durante su reinado.
Pero la clave de este tema se encuentra menos en una
componente de estas tres dpminantes que en la estructura de
sus relaciones dentro de un·a dison_ancia grave de dicho tema
en cruz. Saturno se encuentra opuesto a Marte en cuadratura
a Venus; en cuanto al Sol, se encuentra al mismo tiempo
opuesto a Júpiter, en cuadratura a Marte y en cuadratura a
Saturno. Las diferentes tendencias que animan la personali-
dad de Enrique II se combaten entre sí -verdadera guerra
civil interna-, y es sobre todo esto lo que lleva, por la neutra-
lización de cada una de ellas, a la indecisión, pobreza y me-
diocridad del personaje. Enrique II es un inhibido-impulsivo
(oposición Saturno-Marte), un tímido "que mete los pies en
el plato". Inhibido sobre todo por su padre (cuadratura Sa-
turno-Sol), siente la necesidad de sacudir su yugo interior
haciendo (reacción marciana) contrapié a lo que su padre
había hecho. Pero sufre las influencias externas y, por debili-
dad, abandona todo en manos de sus favoritos y amigos, los
cuales se disputan unos contra otros una autoridad que recae
en hembra. Si este tema tan desgarrado y disociado testimo-
nia una personalidad sin unidad y fuerza, testimonia también
la vida y obra del personaje: bajo su reinado, los partidos
persiguen los objetivos de sus ambiciones particulares a los
que sólo pone freno el juego neutralizador de la rivalidad: las
guerras civiles nacerán de las rivalidades de esta corte. Lamo-
narquía se dejará dominar por las camarillas y facciones a las
que habrá dejado nacer y desarrollarse. Precisamente a partir
de esta falta de poder real, liberadora de luchas partidistas y
sediciones, se iniciará la rivalidad de los Guisa contra Mont-
morency, trama primera de las guerras de religión. Estas gue-
rras se enraizan tanto más durante este reinado cuanto que
Enrique II les abrió camino al adoptar una actitud extremis-
ta: la represión de la herejía protestante a hierro y fuego. Fi-
nalmente, aunque Enrique II pudo vanagloriarse de la con-
quista de tres obispados, el Tratado de Cateau-Cambrésis no
deja de constituir, en política exterior, un desastre diplomá-
tico que inaugura la hegemonía española durante un siglo.
Francisco I había dejado a Enrique II un bonito patri-

277
monio real; éste, a su muerte, lega a Catalina un país sin Esta-
do, y se necesitará un Enrique IV para reconquistarlo. Este es
el balance de este tema, uno de los más disonantes de los te-
mas reales.

CATALINA DE MEDICISl

Saturno-Marte
OS sobre fondo Tauro

Florencia, 13 abril 1519, al nacer el


día
(Versión del tema de Junctin de Flo-
1 18 rencia, astrólogo de la época)
fC

Angularidad próxima de Saturno-Capricornio (MC), de


Marte-Cáncer (FC) y de Sol-Venus en Tauro (AS). Esta com-
binación Saturno-Marte sobre fondo Tauro constituye toda
ella en conjunto la dominante de Catalina.
Físicamente, es una naturaleza sana y fuerte, dotada de
una salud vigorosa, con un espíritu tan robusto como el cuer- ·
po y una resistencia física equivalente a su invec~l pacien-
cia moral. Infatigable, nacida para el trabajo, la vemos levan-
tarse pronto, asidua a los negocios, jamás desanimada y siem-
pre en movimiento; a los 50 años y, a pesar de entrada en
carnes, será siempre muy activa y resistente a todo.
Moralmente, es una mujer de genio realista y concreto,
combativa, dominante, meditativa, temporizadora, sabiendo
utilizar las armas del disimulo y la astucia para satisfacer la
exclusiva pasión de toda su vida: la política, el poder. Y, por
encima de todo, una paciencia obstinada. Su frase: "pacien-
cia, paciencia y todo irá bien". Y su vida será un continuo
ejercicio de paciencia.

l. Jean HERITIER, Catherine de Médicis, Fayard, 1940.

278
Discreta y sumisa durante más de veinticinco años bajo el
reínado de Diana, de la que está atrozmente celosa, afligida por
una esterilidad que se prolonga más de 10 años y, a continua-
ción, reducida a no ser más que una ponedora de huevos real, la
esposa sierva de Enrique II, reina cenicienta, se resigna en si-
lencio y aguanta. Una vez en el gobierno de Francia, su gran-
deza estribará en durar 2 7 años, casi siempre cediendo, sin
jamás sacrificar la unidad territorial, ni el principio de la auto-
ridad monárquica. Su sucesor recibirá una Francia agotada
pero no mutilada, dividida pero no separada.
Viuda, Enrique II le deja un estado desgarrado. La conti-
nuidad del clima político que se opera del rey a la reina pue-
de concebirse tanto mejor cuanto que nacidos con trece días
de distancia y una hora de diferencia, presentan una constela-
ción parecida: Saturno-MC opuesto a Marte-FC y en doble
cuadratura a Júpiter. Esta sucesión, constituye la prueba del
poder; pero Catalina se encuentra mejor armada para defen-
derse: la triple conjunción Sol-Luna-Venus no refuerza la
disonancia; por el contrario, la conjunción Sol-Venus se aleja
y sé desplaza sobre el AS para reforzarlo.
Esta mujer, extranjera, viuda y madre de varios hijos me-
nores, maniobra con agilidad, se introduce sin ostentación y
toma el poder hábilmente. Se instalará en él conservando una
autoridad tan difícil como discutida, pero siempre celosa-
mente disputada.
Es comprensible que con esta disonancia Saturno-Marte-
Júpiter su reinado no podía ser más que el de la división de
los partidos y la guerra civil. Marte-Cáncer en IV es expresión
típica del desgarramiento interior, en su propio país; indica
también que los obstáculos más peligrosos no dejará de en-
contrarlos en su propia familia. Y, sin embargo, la dominante
Tauro, reforzada por la conjunción Luna-Júpiter en Libra, le
da una naturaleza decididamente pacífica, con objetivos infa-
tigablemente conciliadores; queriendo representar el papel de
árbitro, buscará los compromisos que permitan encontrar un
justo medio y hacer coexistir a las dos confesiones rivales:
católicos y hu"gonotes. Frente a los dos partidos exasperados,
su divisa será siempre la paz civil por la paz religiosa surgida
del arbitrio real, dos religiones bajo una sola ley y un solo rey.

279
Sus fall'os serán fruto de la contradicción aportada por la
oposición Saturno-Capricornio en X (el poder) a Mart~-Cán­
cer en IV (la familia): no abandonar el mando y conservar sus
hijos. El error del San-Bartolomé será un intento de recuperar
a Carlos IX que se le escapaba.
Con una disonancia tal, no podía esperarse más que una
política de impotencia y, en consecuencia, una obra negativa,
defensiva: se pasará la vida intentando arrancar a la muerte
una Francia disputada y dividida, pero sin desesperar de la
salud pública en ningún momento de esta lucha incesante.
Ella hará lo imposible por preservar al poder de la servidum-
bre y al reino del desmembramiento, contra la teocracia ro-
mana y la hegemonía española, permitiendo que Enrique IV
reconstruyera al país. Ella será el baluarte (imagen de lo más
Saturno-Tauro) del Estado, de un Estado que se disloca y des-
compone. Finalmente, odiada, detestada, amante, sierva y
finalmente comparsa del poder y desautorizada por Enrique
III, prácticamente expulsada por éste, al cabo de una larga
existencia, fecunda en peripecias, asistirá al hundimiento de
su obra.

FRANCISCO II

Saturno

Fontainebleau, 19 enero 1543, entre


16 y 17 h
1
(P. Anselme) Tema levantado para las 1
1
16 h 30m 1
F'C

Conocemos bastante mal la personalidad de Francisco II


que apenas reinó y murió joven. Lo que sabemos parece justi-
ficar una rúbrica saturnina bastante fuerte: Sol en Acuario,
Mercurio y Venus en Capricornio y conjunción Luna-Saturno.

280
La angularidad del Sol (en el ocaso) no consti;uy~ una valori-
zación del astro sino del signo que es saturnino. El tema es
pobre a pesar del trígono Luna-Ascendente, neutralizado por
las disonancias de la Luna y de Mercurio con el MC; pero la
disonancia mayor es la oposición del Sol en Exilio al AS. Sa-
bemos que Francisco II tuvo problemas de alimentación
(Luna-Saturno), de mala salud y a m.enudo enfermo, fue de
débil constitución. Estaba lleno de temores y completamente
sometido a su madre (Luna-Saturno). Estará también entera-
mente dominado por María Estuardo a la que amaba, pero.
cuya unión no se vio consumada pues era impotente. El ca-
rácter es infantil y dominado por la pasión del juego (sector
Vº cargado) y la caza. No desempeñó ningún papel político.
Después de haber sufrido de vegetaciones y adenoides y de
una otitis supurada, murió de una mastoiditis aguda.

CARLOS rx1
Cáncer-Luna;
24 Saturno-Marte; Mercurio

Saint-Germain, 27 junio 1550, 5 h


15 m
(Carta de Enrique II y P. Anselme)

Con el AS y el Sol en Cáncer y el quincucio de la Luna al


AS, Carlos IX es un canceriano lunalizado. Sobre este fondo
domina una cuadratura Marte-Saturno que se encuentra valo-
rizada por tres as¡:iectos: semicuadratura Luna-Saturno, séxtil
Sol-Marte y oposidón Mercurio-Saturno, estando Mercurio en
conjunción al AS y en trígono al MC.
Hemos ya evocado el lado canceriano del personaje: Car-

l. Pierre CHAMPION, Charles IX, Grasset, 1939.

281
los IX es un ser de constitución débil, infantil, cambiante,
inseguro y a veces incoherente, que dejará finalmente gober-
nar a su madre Catalina. Cuando ésta estaba enferma, se en-
contraba desamparado y no sabía ni lo que quería: órdenes y
contraórdenes se precipitaban.
La nota pintoresca de su carácter la aporta la cuadratura
de Marte, tanto más impulsivo cuanto que se encuentra en
Tauro, y de Saturno, tanto más inhibido cuanto que se en-
cuentra en Acuario. Esta disonancia planetaria, que hemos
encontrado en su padre, nos lo representa a la vez brutal e
indeciso, o dando un paso hacia delante y otro hacia atrás. Le
vemos tan pronto colérico, violento, vindicativo, con el grito
de guerra en la boca, arrojándose en contra de su familia ...
tan pronto lunático, melancólico, con expresión cerrada, mi-
rada baja, labios apretados ... Y, al final de su vida, la alternan-
cia de accesos súbitos de vitalidad y de profundo abatimiento
se intensificará; descamado, roído por la tuberculosis, le ve-
mos abandonar la cama para correr a la caza, entregándose a
una persecución desenfrenada de ésta entre dos accesos de
fiebre.
Carlos IX no reinó; su tema no posee, por lo demás, nada
de real. Este canceriano raramente pudo destacar junto a una
madre con la pasión por el poder. Intentó escapar a su influen-
cia, sobre todo arrojándose en brazos de un segundo padre,
Coligny (al que llamó por lo demás padre). Se rebela contra
ella, le hace a continuación justicia y no deja de ser ambiva-
lente a su respecto, pero sigue siendo el niñito. Además, su
naturaleza canceriana no lo inclina hacia lo social; lo confina
dentro de la constelación familiar que es un verdadero nido
de viboras: los tres hermanos se detestan y destrozan entre
ellos. Su acto político, más o menos forzado: el San-Bartolo-
mé, es al mismo tiempo un acto Saturno-Marte de debilidad y
· violencia que lo sumirá en el remordimiento: "Se embrutecía
cazando, partiendo en dos a los asrn;>s, ahorcando corderos y
cerdos, haciendo el amor, en un frenesí de tuberculoso, con
María Touchet, para olvidar el San-Bartolomé". 1
Pero, sobre todo, este canceriano vivió en un mundo ima-

l. Jean HERITIER, Catherine de Médicis, p. 501.

282
ginario, penetrando en los bosques para escapar a las labores
del Consejo y a las dificultades de su época. La caza llenó su
vida; fue para él una gran pasión (Marte-Tauro séxtil Sol cerca
del AS). Pasión tan grande "que perdió por ella el sueño, es-
tando a caballo antes del amanecer para ir a ella, y llamando
desaforadamente a los perros, ya con la voz, ya con la trom-
pa... " (Brantome). Con la cuadratura de este Marte a Saturno,
esta pasión debía ser imperiosa (se le vio, pocos días después
de haber ·sido herido en una pierna por un jabalí, abandonar
la cama... para hacerse llevar a la caza) hasta el punto de con-
vertirse en fatal: en efecto, espiando un zorro durante el in-
vierno, sobre suelo helado, encontró la muerte. Pero le con-
dujo también a un verdadero conocimiento (Saturno-Acua-
rio) satisfaciendo en él una cierta avidez de espíritu por el
tipo de cosas que le apasionaban (oposición Saturno-Mercu-
rio): como un erudito, hizo buscar por las más doctas perso-
nalidades del reino lo que los Antiguos habían escrito sobre
la naturaleza del ciervo; estudió él mismo el celo, las guaridas
y algunos otros aspectos de la vida de este animal. Se interesó
igualmente por los perros, los cuales le gustaban mucho, lle-
gando a hablar de la raza de los perros corrientes como los
geneaologos hablan de las descendientes de los cruzados
(Luna regente del AS en VI; esta Luna estaba también en VI,
acordémonos, en Luis XI). Finalmente, llegamos a Mercurio:
su pasión por la caza hizo nacer en torno a él una literatura
sobre la montería y Carlos IX en persona dictó al secretario
de estado, Nicolás de Neufville, señor de Villeroy, una obra
que posee su valor: La Caza del ciervo.

283
ENRIQUE IIIl

Venus-Mercurio
Luna-Saturno

F ontainebleau, 19 setiembre 1551


Oh 45 m (P. Anselme)

Angularidad próxima de Mercurio (FC) y alejada de Sa-


turno (AS) y de Júpiter (AS). Fuerte componente, cuando
no dominante, de Venus que dispone del Sol-Mercurio-Marte
en Libra y de la Luna en Tauro, además en aspecto con las
. . U Venus , d .. , , .
d os 1ummanas. na en razon · e 1a opos1c10n proxrma
Luna
que Venus envía a la Luna exaltada en X, el astro con mucht>
más elevado del cielo. Uná segunda naturaleza se presenta con
Mercurio
el trígono Mercurio-Saturno angular: Estos dos
Saturno
componentes gemelos forman la doble osamenta del tema y
se encuentran ligados uno al otro por la doble cuadratura que
Saturno envía a la oposición Luna-Venus.
Morfológicamente, la rúbrica Mercurio-Saturno es signifi-
cativa de su temperamento nervioso: Enrique III es endeble,
delgado, pálido, no tiene apetito y no bebe (Luna-Saturno),
se atiene a horarios rigurosos y a una regularidad de vida para
paliar su falta de fuerza física y su salud delicada: vivirá al
borde de los nervios y será un viej(') a los treinta y cuatro años.
Psicológicamente, la misma marca Mercurio/Saturno se
encuentra en este hombre de naturaleza refinada, que conce-
derá siempre prioridad a las alegrías delicadas del espíritu:

l. Philippe ERLANGER, Henri Ill, Gallimard, 1935.

284
trato con los amigos, estudios, fiestas, ceremonias religiosas,
culto por las artes. Este temperamento se polariza, por un
lado, con Mercurio: su "gobierno de los Visires" aportará un
. reinado en el que dominará la adolescencia y, por el otro, con
Saturno: uno de sus pasatiempos preferidos será discutir filo-
logía con Henri Estienne.
Pero otra naturaleza se dibuja, muy en relación ésta con
el componente Venus/Luna (a la que se asocia el valor del AS
en Leo). Aquí se presenta el Enrique III afeminado. 1 Aparece
en una Corte, entregado a un libertinaje refinado, vestido de
mujer, maquillado, tocado de pelucas, arruinándose en joyas
y perifollos, haciendo esfuerzos constantes para el embelleci-
miento de la vida e incluso (Leo) hacia el esplendor de los
refinamientos ...
Podrá preguntarse dónde está el Júpiter no lejos del As-
cendente. Realmente no lo vemos manifestarse más que en la
primera juventud de Enrique. A los 16 años, Monsieur se con-
vierte en "lugarteniente general"; es entonces un príncipe
exquisito, espiritual, delicado, que prefiere hs comedias y
mascaradas a la caza, y que ama el lujo (Leo), las· artes, los
materiales preciosos. A este Adonis le gustan las armas, las
maniobras, las cabalgadas; pronto se forja una reputación
inopinada de capitán. A los 18 años, se le aclama como a un
héroe: hacia él y no hacia el rey su hermano se dirigen lapo-
pularidad, la afección y el prestigio. A los 23 años, posee ya
su leyenda: el héroe de J arnac y de Moncontour es el cam-
peón de la Iglesia, el elegido de los polacos, el príncipe en el
que sueñan las mujeres de Occidente ...
Pero este Júpiter no es la dominante: se encuentra borra-
do por Mercurio (que refuerza la ocupación del Sector III),
más angular, e incluso por Saturno también en séxtil con el
MC. Además y sobre todo, la naturaleza Venus/Luna se en-
cuentra muy disonante por Saturno: toda la vida de Enrique
III estuvo dominada por sus complejos afectivos, por aquel
amor maternal excesivo (el "querido niñito" de Cátalina) que
hizo de él un ser infantil y femenino, de alma hipersensi.ble.

l. Además hay que concretizar que la oposición Venus-Luna en cuadratura a


Saturno hace prevalecer el aspecto negativo, patológico de la rúbrica en cuestión.

285
Ahora bien, bastó con que hubiera en su vida un gran amor
truncado (la muerte de la princesa de Condé) para que -den-
tro del contexto del temperamento nervioso Mercurio/Satur-
no- la disonancia mayor Venus-Luna-Saturno dominara.
En numerosas ocasiones, este príncipe, sin embargo deci-
dido a gobernar en persona Qúpiter cerca del AS-Leo), queda
borrado tras Catalina y flota en medio de la tempestad de
uno de los reinados más dolorosos y más difíciles, refugián-
dose alternativamente en el misticismo o el libertinaje. Ne-
gándose, sin embargo, a jugar al rey holgazán, se rehará. Le
vemos sufrir el funesto Tratado de Beaulieu, destruir éste por
el Tratado de Bergerac que devuelve a la monarquía su autori-
dad y al país su unidad en la paz, para acabar, sin embargo,
con el Tratado de Nemours que sancionará la ruina de supo-
lítica. Este Libra era demasiado débil para abatir a los dos
partidos (católicos y protestantes) que lo asediaban: no tenía
suficiente peso ...
Una rúbrica tan compleja como la suya justifica el juicio
de] can Héritier:
"Proteiforme, gran degenerado, asombrosa mezcla de
grandeza real e indignidad personal, Enrique III escapa al his-
toriador, para no caer más que bajo la competencia del psicó-
logo, y del psicólogo amigo de las rarezas. Lleno de contras-
tes, ofrece lo peor y lo mejor, tanto uno tras lo otro como
ambos al mismo tiempo. Legista y bailarín, y no menos furio-
samente entregado al baile como a su mesa de trabajo, según
el humor; hombre de guerra y jugador de boliches; criador de
monitas, de perritos, y creador de la Academia; tan apasiona-
do por la belleza de las mujeres como por la dé los hombres;
marido tan ejemplar como infiel; pasando del monje que se
flagela, al político sutil y profundo. Estudiado a través de los
matices, perpetuamente cambiantes y de una complejidad
infinita, de su espíritu, de su carácter y su temperamento, tal
como puede percibirse a través de sus cartas, discursos y los
testimonios más diversos, Enrique III constituye, ante todo,
un caso clínico. Sus contemporáneos realmente no podían
comprender nada de este príncipe, que parece surgido tanto
de la imaginación de un novelista perverso como del genio
de su madre, tan digno de ser admirado por los historiadores

286
discípulos de Maquiavelo como alabado por los sucesores de
los autores satíricos de L 'lle des Hermaphrodites ... 1

ENRIQUE IV2

Marte
, .t Venus-Luna
J up1 er
Pau, 14 diciembre 1553, entre 1 y
2h
(Nueva biografía general, Fírmín Dí-
dot) Tema calculado para 1 h 15 m

Angularidad cercana de Marte (FC) además en exaltación


y alejada de Júpiter (AS) que recibe también un aspecto valo-
rizador del Sol y Mercurio. Libra en el Ascendiente y Venus
en trígono con el MC; la Luna en Aries se encuentra cerca del
Descendiente.
Existe una continuidad de tendencias entre la dominante
marciana y la ca-dominante jupiteriana, de forma que el ca-
rácter de Enrique IV -a pesar del aporte de Capricornio y
Libra- está hecho todo de una pieza: es un bilio-sanguíneo
de temperamento y un Colérico de carácter, de primariedad
acentuada por la angularidad de la Luna en Aries; en una pa-
labra, itodo un cuerpo! ·
En su aspecto físico, podemos ver fácilmente el tipo Mar-
te/Júpiter. He aquí a Enrique adornado de una vigorosa cons-
titución: el Hércules francés dirán de él sus contemporáneos.
En su persona, nada de majestuoso: un rudo guerrero, esa es
la impresión que da su cara delgada, alargada por su barba
grisácea, esclarecida por ojos burlones y dominada por una
larga nariz sensual. Su vestir concuerda con su fisonomía:

l. Jean HERITIER, Catherine de Médicis, p. 516-517.


2. Marce! REINHARD, Henri IV ou la France sauvée, Hachette, 1943.

287
sombrero de anchas alas (para protegerlo de la lluvia y del
sol), deformado por el uso y garbosamente echado hacia atrás;
jubones sucios y rozados por la coraza; botas gastadas; vesti-
dos raídos iqué contraste con el refinamiento Venus/Luna-
Leo de Enrique III!
En cuanto al carácter, es lo que podemos suponer: por
encima de todo, "poseía la pasz"ón por la guerra, amaba las
cabalgadas, el enfrentamiento brutal que consagra el triunfo
de la fuerza física, la táctica que combina los movimientos,
para asegurar la sorpresa y la victoria. Disfrutaba con el riesgo
y el peligro. Una vida intensa lo animaba en estas confronta-
ciones; estaba más trepidante, más burlón que nunca, sus ojos
brillaban con un resplandor singular, su elocuencia brotaba
sin esfuerzo y empujaba a los dudosos hacia aquel festín: la
batalla ... " " .. .la claridad de pensamiento, la presencia de espí-
ritu, la rapidez de decisión acompañaban en Enrique a la fie-
bre por la lucha y no cejaban por ruda que fuera la prueba".
Con este carácter Marte/Júpiter, estaba hecho para la ca-
rrera de cabecilla dando libre curso a sus apetitos y sentimien-
tos. Hasta su ascensión al trono, llevará una vida campestre,
de coleccionista de campañas y mujeres, de aventurero, aque-
lla vida peligrosa y ruda hasta la tosquedad que le marcará
para siempre (Marte de tonalidad capricorniana). Mostrará su
genio de caudillo y se forjará la reputación de gran capitán de
su época.
Igualmente, a cuenta de Marte (asistido por Júpiter) - iun
Marte que dispone al mismo tiempo de la Luna en Aries, de
Venus en Escorpio e incluso, por exaltación, de Sol y Mercu-
rio en Capricornio!- hay que situar el temperamento apasio-
nado, imperioso y tumultuoso del "Galán-Verde'', faldero e
incapaz de vivir sin mujeres, hasta el punto de perder la sed y
el apetito. Muy conocidas son sus aventuras con Fosseuse,
Corisande, Gabriela de Estrées, Enriqueta de Entragues, la
Señorita de Bueil y Carlota de Montmorency, aquella jovenci-
ta de 15 años que fue su "tentadora" en la senectud.
Pero, por encima de todas estas manifestaciones, la pala-
bra clave de este Marte-Capricornio quizá sea: una ruda vo-
luntad. Voluntad que ayuda y sostiene Júpiter. El personaje
jupiteriano que reside en él es fácilmente identificable en el

288
hidalgo de provincias, lleno de alegría de vivir y buen humor,
jovial, sociable, exuberante, que no para un momento, yendo
y viniendo, hablando, bromeando, vivo y juvenil en sus mane-
ras, padre sensible y afectuoso que juega con sus hijos y lleva
la Corona con simplicidad. Este jupiteriano de fondo capri-
comiano podemos verlo también en ese rey pueblerino, de
vida cotidiana simple, que desprecia la etiqueta y recupera la
idea patriarcal de la monarquía. Lo es también en su inteli-
gencia concreta, de un realismo hábil y astuto. Conocerá su
reino de forma personal, directa, viva, a menudo renovada en
sus numerosas incursiones. Este Primario se para a mirar las
cosas detalladamente: toma sus decisiones con una prontitud
desconcertante y de ordinario con resultado feliz. No es tam-
poco un doctrinario, lo mismo que no se para en el protoco-
lo: su Consejo es un paseo por una galería, una conversación
en un jardín, ya con Sully, ya con Villeroy, Sillery o. cual-
quier otro ... "Recibía no únicamente en el Louvre, sino allí
donde se encontrara, en casa de amigos, e incluso en casa de
su amante. Era de respuesta rápida y le gustaba bromear; ha-
blaba en primer lugar de sus cazas, de sus amores, de sus
guerras y sus construcciones y, a continuación, abordaba el
tema a debatir con la misma soltura. Le gustaba comportarse
de manera familiar, pero también se encoleriza fácilmente,
lanzando dardos acerados que daban en el blanco. Después de
lo cual curaba el amor prdpio herido a través de algunas pala-
bras amables y retomaba temas de conversación muy genera-
les sobre el juego y la caza, a fin de dejar a su interlocutor
meditar tranquilm~e sus palabras."
Pero aunque tuviera un pensamiento flexible y variado,
adaptándose a las circunstancias y a los interlocutores, no por
ello dejaba de poseer, muy pronunciado, el gusto por el man-
do: consultaba su Consejo a .su manera; a quien quería, como
quería y cuando quería. Este tipo Marte-Júpiter-Capricornio
tuvo de la función real la idea más alta y noble; supo mandar
y establecer la monarquía absoluta. Con su lado Libra, realizó
de una forma amable, gradual y prudente, su ideal constante
de ser el señor todopoderoso de su reino.
Vemos fácilmente las disonancias aparentes aportadas por
los distintos elementos de este tema: la valentía con Marte y

289
la ligereza con Libra y Venus; la pasión por la guerra con el
primero y con los segundos una gran obra pacificadora (Edic-
to de~Nants y Tratado de Vervins); la actitud primaria del
"hombre de cada día" con Marte-Júpiter-Luna, y con Capri-
cornio la fidelidad a su obra de gran político. El autor de este
tema logró hacer de esta amplia constelación de tendencias
una síntesis plenamente lograda.

LUIS XIII1

Saturno-Libra Júpiter
Marte

Fontainebleau, 27 setiembre 1601,


22 h 37 m (Diario de Jean Héroard,
médico del Delfín)

Ninguna angularidad; Saturno hace un doble trígono con


el AS y el MC y se encuentra reforzado por la presencia de
dos luminarias en Libra, su signo de exaltación. Componente
jupiteriano en razón de la estrecha conjunción del astro con
el Sol. Para ser más completos y precisos, hay que señalar,
junto a una dominante Saturno-Escorpio matizada por Libra,
que constituye todo un aspecto de la personalidad del rey,
una segunda naturaleza por completo distinta, representada
por la conjunción Sol-Júpiter en séxtil a Marte en Leo.
La naturaleza saturnina es manifiesta. Morfológicamente:
un cuerpo delgado que la enfermedad reduciría al esqueleto
(nadaba en sus vestidos). En la presentación global del perso-
naje: cerrado, poco demostrativo, púdico y sombrío; habla
poco y lacónicamente. Sin embargo, esta frialdad aparente
encubre una hiperemotividad en la que cualquier contrarie-

l. Coronel Charles ROMAIN, Louis XIII un grand roi méconnu, Hachette.

290
dad provoca "accesos de tristeza difíciles de superar. Las cri-
sis de melancolía de las que sufrió desde la infancia perdura-
ron. Junto con ello el defecto de que adolecieron casi todos
los Borbones: una gran timidez. Tiene también la violencia de
los tímidos, violencia que no llegará siempre a dominar''. (Aquí
interviene la cuadratura de Saturno-Escorpio a Marte-Leo que
domina en su tema.) Es visiblemente introvertido e inhibido.
Es también secundaFio: espíritu reflexivo, lento en tomar
partido, pero que una vez ha tomado una decisión es irrevoca-
ble. Posee además el amor saturnino por las matemáticas. Sin
duda en momentos dados es más concretamente Libra: cortés,
afable, amable; pero más a menudo es correcto y ofrece una
expresión más bien impasible y cerrada: es el tímido que inti-
mida. En la Corte, mantiene las distancias. El rey en sí mismo
es simple en su vestir, sin el menor adorno; detesta el lujo, es
modesto e incluso humilde, llevando a menudo demasiado
lejos la indiferencia personal. Además, presenta una gran rigi-
dez de costumbres (ya joven le chocaba el vocabulario atre-
vido); es muy frugal, casto (se sabe que vivió mucho tiempo
separado de su esposa y no tuvo amantes; se le conocieron
únicamente algunas amistades amorosas); tarnbién es muy
ahorrador tanto respecto a él como al patrimonio del Estado.
Le vemos también muy estricto respecto a la disciplina, con
una dedicación absoluta al bienestar de su reino, consciente de
sus deberes y de sus responsabilidades. ¿No es éste el cuadro
de un saturnino, cuyo complejo Saturno-Escorpio compensa
por los valores Virgo?
Y sin embargo, a despecho de esta tonalidad claramente
dominante, podemos discernir un sector psicológico por
completo distinto que rompe esta primera impresión: en éste
interviene la conjunción Sol-Júpiter en Libra, en séxtil al
Marte de Leo. Esta segunda personalidad se inserta en el culto
a su padre Enrique. Este muere cuando él tiene 9 años y el
niño se encuentra solo bajo la férula de su desabrida y altiva
madre, María de Médicis, asistida muy pronto por Concini,
que lo aleja del ejercicio del poder e incluso intentan quitarle
el gusto por éste.
Sin embargo, a los 16 años, este saturnino de ascendente
Cáncer muestra de pronto un rostro inesperado, el de esta

291
segunda naturaleza: quiere ser obedecido; hace ejecutar a
Concini y exilia a su madre; toma el poder con A. de Luynes
en un Gran Consejo en el que decide por sí mismo, después
de haber escuchado la opinión de sus propios ministros. Esta
conjunción Sol-Júpiter no es sin embargo dominante y cen-
tral como en el prestigioso Francisco 1: se integra en la domi-
nante saturnina y se expresa a través de los valores de Libra.
De hecho, este rey tan simple y reservado es capaz de desple-
gar un gran fastuo en las ceremonias en las que el prestigio del
reino está en juego; pero borra sus intereses personales ante la
razón de Estado; y esta razón de Estado le obliga a no ser más
que una "brillante segunda figura": el colaborador en som-
bras (Libra) de un jefe de Estado eminente -Richelieu al que
impondrá a todos y· contra su madre- con el cual vivirá un
largo reinado, de prestigiosa política que conducirá al absolu-
tismo real. Uncido a las riendas del Estado junto con Riche-
lieu, reconociendo (gracias a Libra) Ja superioridad y genio de
su colaborador, el rey desempeñará él mismo un papel apre-
ciable (olvidado por muchos historiadores) dentro del estilo
Júpiter-Marte: activo, matutino, jamás fatigado y resistente,
será el rey-soldado, que toma el mando del ejército, a la cabe-
za del cual dará prueba de una valentía fría y reflexiva que
constituye el indispensable triunfo interior de la política ex-
terior de su primer ministro. Es la misma rúbrica] úpiter-Marte
que hace de él un ser de habilidad manual, dotado para los
trabajos físicos: mecánica, hierro, madera, relojería ... Al igual
que Saturno-Escorpio dio lugar a su apasionamiento por la
colección de armas. Y si el Saturno-Escorpio sobre fondo Li-
bra representa el justiciero inexorable que hizo rodar unas
cuantas cabezas; no por ello hay que dejar de señalar respecto
a su naturaleza tolerante Qúpiter-Libra) el Edicto de Gracia,
es decir la paz religiosa de su país.

292
RICHELIEU

Marte-Escorpión, Virgo

París, 9 setiembre 1585, 9 h 34 rn


(Versión de Morin que estuvo en

1

FC contacto con el cardenal)

Angularidad cercana del Marte ·de Escorpio al Ascendente


y lejana de la Venus de Leo (MC), con Sol y Mercurio en
Virgo.
El reinado y vida del cardenal se encuentran bajo el signo
de la lucha, de una lucha continua, en la que despliega tanto
valor como genio. Fuerza de voluntad al servicio de una des-
mesurada ambición, he aquí el resorte de esta excepcional
personalidad que, ministro, no tardó en dominar el Consejo
del rey Luis XIII, el cual reconoció en él a un maestro.
Su política consistió en combatir desde el momento en
que dedicó su ambición al triunfo de la causa real. Intentó
crear la unidad territorial de Francia, en el interior y, en el
exterior, rebajar a la Casa de Austria, reconstituyendo Europa
según las concepciones de Enrique IV. Para alcanzar este do-
ble objetivo, tenía que establecer la monarquía absoluta y
destruir todos los obstáculos, buenos y malos, susceptibles de
interponerse a su acción.
"Cuando Vuestra Majestad decidió darme entrada a sus
Consejos, puedo decir, con verdad, que los hugonotes com-
partían el Estado con ella, que los grandes se conducían
y
como si no hubieran sido sus súbditos los más poderosos
gobernadores de provincia como si hubieran sido soberanos
en su cargo. Las alianzas extranjeras eran despreciadas, los
intereses privados preferidos a los públicos; en una palabra,

293
la majestad real se encontraba hasta tal punto rebajada que
era casi imposible reconocerla. Y o prometí a Vuestra Majes-
tad emplear toda mi industria y toda la autoridad que le pla-
ciera otorgarme, para arruinar al partido hugonote, rebajar el
orgullo de los grandes, reducir a todos sus súbditos a su deber
y elevar su nombre en las naciones extranjeras al nivel que le
correspondía."
He aquí el programa que se impuso. Su conducta no dejó
de suscitar los peores obstáculos; conoció las intrigas, las ma-
niobras secretas, los odios más feroces, los complots, los
mayores peligros. Pero hizo capitular a todos los rebeldes que
encontró en su camino; los persiguió sin piedad, devolvió gue-
rra por guerra, utilizó el destierro, las confiscaciones, el terror,
· las persecuciones y las ejecuciones. Hombre de Estado tal ja-
más. fue simpático: se temblaba ante él. Toda oposición inte-
rior fue reducida al silencio hasta que no hubo en Francia
más que un poder: el del Rey, y una voluntad: la de su mi-
nistro. Por esta acción eminentemente agresiva y destructora
en la utilización de sus medios -en la que vemos bien la rú-
brica MartecEscorpio- sirvió a un objetivo positivo y cons-
tructivo -asimilable a Virgo- en la medida en que este incom-
parable servidor del Esta,do edificó, a través de su despotismo,
la mQnarquía absoluta de la que Enrique IV había construido
las bases y que Luis XIV llevará a su coronamiento.

294
MAZARIN
AS

Saturno Cáncer
Escorpión-Capricornio
OS Pescina, 14 julio 1602, alrededor de
19 h
(Versión de 1os astrólogos de la épo-
ca, teniendo Mazarin uno en su pro-
pia familia)

Angularidad cercana de Saturno, que conjunto al MC,


está en séxtil al Ascendente en Capricornio y hace, además,
un trígono al Sol y una oposición a la Luna; este Saturno se
encuentra en Escorpio.
El continuador de la política de Richelieu no se presenta
bajo el signo de un Marte-Escorpio sino de un Saturno-Es-
corpio en X y asistido por Capricornio. Se adivina también
en él, como núcleo de su personalidad, una gran voluntad al
servicio de una incomparable ambición. Esta rúbrica se en-
cuentra clara en su divisa: El tiempo y yo. Menos directo y
menos violento que su predecesor, es un Apasionado-Frío
sólido como una roca, de determinacione& inquebrantables
capaz de "resistir" en las condiciones más hostiles y difíciles.
Su sólido aplomo lo debe a su sangre fría, a la firmeza de su
carácter, a su tenacidad, a su infatigable energía, a su auto-
control, a su seguridad interior. Este saturnino actúa según la
cualidad de este astro en Escorpio y en relación con un Sol-
Cáncer. Impasible, secreto, oscuro, disimulado, previsor, este
hábil maniobrista se basa más en la astucia que en la violen-
cia. Jamás con prisas por llegar, prefiere adormecer la descon-
fianza en sus adversarios, utilizar al enemigo, mostrarse flexi-
ble e insinuante y rodear los obstáculos. Actuando no según
sus afectos o repugnancias, sino en función de sus cálculos,
este frío ambicioso se encuentra por encima de las cuestiones

295
de amor propio. Es de la opinión de que pueden hablar, mien-
tras le dejen hacer. Pocos hombres han debido suscitar tanto
odio como él: se ha calculado que de 1649 a 1652, más de
4.000 escritos satíricos (las mazarinadas) fueron dirigidos
contra él: pero era insensible a las injurias y no evitaba más
que a los fracasos. Sus adversarios no eran para él enemigos;
negocia con todo el mundo; si se cree débil, cede sin vergüen-
za; si es poderoso, encarcela sin odio; bajo su poder, el cadal-
so es remplazado por la Bastilla; no hizo desaparecer a ningu-
no de sus más· encarnizados enemigos, ni incluso a aquellos
que habían querido asesinarlo; no proscribió a ninguno e in-
cluso logró atraer a muchos a través de felices transacci0nes,
con la ayuda de su fiel aliado, el tiempo. Incapaz de abatimien-
to, tenía una constancia y una contención extremas a pesar
de sus aparentes variaciones. Con su flexibilidad de saurio,
sabe resignarse al exilio y se encuentra, firme y pacie'nte, en
la desgracia, desde la que incluso no deja de dirigir los asun-
tos. Si Richelieu, sometido a accesos de descorazonamiento,
hubiera caído del pode_r, no se hubiera remontado; mientras
que Mazarin, dos veces fugitivo, no se dejó jamás abatir, con-
tinuó gobernando desde el lugar de su exilio, para terminar,
ministro todqpoderoso, en la mayor grandeza.
También puede ponerse a cuenta de esta misma dominante
saturnina la extraordinaria avidez del penlonaje que amó acu-
mular, traficar, especular, coleccionar y amontonar con avari-
cia diversos tesoros, hasta el punto de morir con una inmensa
fortuna.

296
. ~­ "
LUIS x1v1
Sol-Júpiter

Saint-Gerrnain, 5 setiembre 1638 a


llhllm 25
(Apunte de Morin en la terraza del
castillo en el momento del naci- 1
1
1
miento)
FC
Angularidad alejada del. Sol y de Júpiter, respectivamente
en aspecto. a los dos ángulos: Sol conjunción MC y séxtil
exacto al AS, y Júpiter conjunción AS y séxtil exacto al MC;
el Sol dispone, además, de Luna y Venus en Leo, y Júpiter de
Marte en Sagitario.
Si es difícil decir que Luis XIV es un tipo Sol-Júpiter o
un tipo Júpiter-Sol, es, por el contrario, imposible que recha-
cemos el componente (predominante a nuestro parecer) solar.
Basta, para convencerse de ello, con comparar los reyes de
dominante jupiteriana: Luis XI, Francisco 1, Eprique IV y
Luis XVIII. Unicamente Francisco 1 posee elementos solares
(y un poco Enrique 111, cuya nobleza es conocida, con su as-
cendente en Leo) y vemos lo que le acerca a Luis el Grande: ·
el sentido del fastuo, del brillo. Por el contrario, no hay
valores solares en Luis XI ni en Enrique IV. El primero se
agarra a lo sólido más que a lo brillante y reina sin Corte; el
segundo no se preocupa en absoluto por el protocolo y la
etiqueta, pasando su vida en el campo. Ahora bien, a la exu-
berancia, al poderío y a la afirmación jupiterianas, el Sol
4

añade la grandeza, la pompa, la magnificencia ... 2 De hechG,.


l. Conde de SAINT-AULATRE, Louis XIV, Fayard, 1950.
2. Existen, con seguridad, muchos puntos que unen a Júpiter y el Sol (de
ahí Ja discusión) ya que ambos representan valores de día, de expansión, de afir-
mación, digamos "de superioridad" exterior. No obstante, lo que Jos diferencia

297
el reinado de este gran rey es excepcional en cuanto a brillo.
En tomo a Su Majestad gravita toda la actividad de una Corte
de cariz extraordinariamente noble y compuesta de grandes,
de artistas y de personajes brillantes. Versalles, esa apoteosis
arquitectónica y pictórica es el decorado suntuoso en el que
el rey ofrece magníficas fiestas {bailes, fuegos artificiales, tea-
tro, conciertos); es también el centro de la vida artística, so-
cial y política ~el inundo, el ambiente más refinado de la
tierra, que hace de Luis XIV la gloria mayor del planeta. Adu-
lado por una madre idólatra, lisonjeado por las cortesanas,
coronado por las victorias, glorificado por las artes y las le-
tras, entregándose a la adulación de las masas dentro de la
pompa de las entradas solemnes, es el Luis XIV de la gloria,
bajo su peluca leonina, asombrando al mundo por su fastuo
inaudito, empenachado, brillante de pedrerías, y resplande-
ciendo en brocados de oro y plata, verdadero emperador ro-
mano que reina sobre los reyes de la tierra. Con él, además,
jamás el derecho divino de los reyes fue tan incontestado.
Este reinado del esplendor no puede concordar más con
el personaje en el que se conjugan la intensidad solar y el po-
der jupiteriano. Luis XIV reina como respira: "Me pareció
que yo era R,y y nacido para serlo". Aunque se forje un
personaje, la naturaleza, sus dones, las circunstancias y la
historia lo hacen rey; de ahí la virtud mágica de su sola pre-
sencia que, en la guerra, "valía una ciudadela"; Gran actor,
presenta y representa, y en este Rey-Sol hay una fuerza de
voluntad rara que coloca al servicio de la pasión por la auto-
ridad, la unidad y el orden, identificando el interés dinástico
y el interés nacional y haciendo concordar además su activi-
dad administrativa con su amor al fastuo, su orgullo y su
sentido del gobierno. Y junto con la fuerza de voluntad, un
espíritu a la vez amplio y preciso que sabe dar la vuelta a una
situación o a un problema sin olvidar los detalles; analizando
todo desde arriba y desde cerca, tiene la pasión de lo grande

esencialmente, es que Júpiter representa un valor de horizontalidad y el Sol un


valor de verticalidad. En relación a los valores solares de gloria, los valores jupi-
terianos son más terrestres: en Luis XIV, el amor por la· caza, los placeres, la
bulimia y la sexualidad exigente.

298
en sus objetivos y de la minuciosidad en su realización (Sol
en Virgo).
Aunque nos salimos de la dominante, es interesante preci-
sar el juego de una de las dominantes: Júpiter, en doble cua-
dratura a una oposición Luna-Venus en Leo sobre Saturno en
Acuario. Con esta oposición, tenemos una alternancia o suce-
sión típica de estados opuestos y, en consecuencia, de violen-
tos conflictos. Es, por ejemplo, el agudo contraste entre la
Regencia y el reinado: contraste de la miseria y la magnifi-
cencia, de la anarquía y del orden ... Pero, sobre todo, son las
dos etapas tan distintas del reinado: después de la era de fies-
tas, de amores, de construcciones fastuosas, de victorias des-
lumbrantes, hubo la de las horas saturninas del aislamiento, la
soledad, la miseria del país afligido por una guerra agotadora,
la serie impresionante de duelos familiares, la tristeza final. El
juego de equilibrio entre la conjunción venusina de Leo y el
Saturno de. Acuario es, más aún, el conflicto que le lleva de
una vida instintiva desbordante a una cierta resignación reli-
giosa, después de haber adoptado una posición intermedia in-
decisa expr:esada por una fórmula feliz: "Aunque viviendo
mal, rezaba bien". Con este Júpiter-Escorpio en cuadratura a
Luna-Venus en Leo, 1 los sentidos exigentes de una imperiosa
naturaleza arrastran a Luis XIV al adulterio. "Ejerce su dere-
cho diviµo en su poligamia olímpica y en la legitimación de
lbs bastardos. La Iglesia no le ahorra improperios y exhorta-
ciones desde el púlpito, a través de la boca de Bossuet y Massi-
llon." Además, con la cuadratura de Júpiter a Saturno que
toca el eje de los sectores 111-IX, este hedonismo se encuentra
obstruido por un conflicto moral: el pecado de la carne, la
humillación de una conciencia cristiana. Esta división interna
del jupiteriano se acentuará cuan,9.o Madame de Montespan se
verá implicada en el Asunto de los Venenos, agravando el es-
cándalo de aquellas costumbres orientales (doble adulterio,
bastardos legítimos). Finalmente, desposando a los 40 años a

l. Descubrimos una constelación bastante cercana en el regente Felipe de


Orleáns que se abandona a un frenesí desenfrenado: Júpiter-Escorpio en cuadra-
tura al Sol-Leo, uno y otro en disonancia a Marte-Tauro; aquí no hay contención
alguna, todo es abandono al instinto.

299
Madame de Maintenon, la religión vencerá definitivamente
en él.
Podemos todavía añadir que la doble oposición saturnina
que afecta a los sectores III y IX corresponde, a nivel social, a
las numerosas dificultades religiosas de su reinado: Asuntos
de la Regalía y de las Franquicias, janseanismo, quietismo y,
sobre todo, Revocación del Edicto de Nantes, el mayor error
político de su reinado.

COLBERT

Saturno-Virgo-Mercurio

'
1
1 Reims, 29 agosto 1619, 7 h
Ft (Versión del astrónomo Boulliau)

Angularidad cercana de Saturno (MC) reforzada por una


cuadratura al Ascendente y a Mercurio, :;ituados, uno y otro
junto con el Sol, en Virgo.
La doble rúbrica Saturno-Virgo no puede ser más caracte-
rística de la personalidad del personaje. "Juan Bautista Col-
bert, declara el abad de Choisy, tenía un rostro naturalmente
ceñudo. Sus ojos hundidos, las pestañas espesas y negras le
daban un aspecto austero y le hacían a primera vista áspero y
negativo ... ". "Un hombre de mármol, vir marmoreus'', añade
Guy-Patin. Severo para consig¿ mismo, era también exigente
para los demás. Su acogida fría y silenciosa constituía el es-
panto de los solieitantes más intrépidos. Cuando Mazarin lo
presentó al joven rey Luis XIV como su sucesor lo recomen-
dó como a un hombre de aplicación infatigable, de fidelidad
a toda prueba y de capacidad superior en los negocios. De
hecho, se le vio trabajar regularmente 16 horas al día con es-

300
fuerzo asiduo durante todo el tiempo que fue ministro. Este
hombre no poseía más que la pasión del trabajo al que servía
una voluntad firme, una estricta conducta y una exactitud
irreprochable en los compromisos. Hacía de la buena fe el
fundamento sólido de los negocios.
Administrador general de finanzas, uno de sus primeros
cuidados fue el establecimiento de una Cámara de Justicia
para hacer restituir bienes a los financieros que se habían en-
riquecido a expensas del tesoro público. Se sabe que después
de la escandalosa administración de Fouquet, la renta total
del Estado era de 89 millones, de los cuales la deuda absorbía
52. Cuando Colbert murió, la renta se elevaba a 105 millones
y la deuda había sido reducida a 32. Encargado de la adminis-
tración del país, este ministro se dedicó a reformar todas las
partes vicio_sas de dicho organismo. Desarrolló la agricultura,
creó el comercio y la industria, los sometió a la autoridad de
reglamentos precisos y a veces excesivos; creó una marina,
puertos, estableció nuestras colonias para asegurar las salidas
a la industria y al comercio y un empleo a la marina. Aplicó
también todas sus atenciones en vivificar el culto de las letras,
de las ciencias y de las artes ...

LUIS XV 1

Venus Saturno
Marte

Versalles, 15 febrero 1710, 8 h 3 m


(Memorias de Saint-Simon y Diario
de Dangeau)

Angularidad lejana de Venus (AS) y de Saturno (FC), los


dos en cuadratura.
l. Alfred LEROY, Louis XV, Albin MICHEL, 1933.

301
La· cuadratura de estos dos planetas dominantes: Venus
en Aries (reforzado por un séxtil de Marte) y Saturno en Cán-
cer (reforzado por una sexquicuadratura del Sol-Acuario), es
la expresión de una personalidad construida sobre la antino-
mia de dos individualidades opuestas. Bipolaridad que no ha
dejado de asombrar a sus biógrafos, los cuales han insistido
sobre esta dualidad existente en el alma de Luis XV:
"Al Duque de Borgoña, hay , que concederle un juicio
sano, equitativo, reflexivo, de una atracción espontánea hacia
la soledad y la meditación, de un gusto innato por la caza y la
vida campestre. Hacia 1736, su fidelidad conyugal, su aleja-
miento de las bellas de la corte, su celo por los sacramentos,
su repulsión del pecado, reproducen las virtudes de su padre
con una similitud asombrosa. Más tarde, y a través de sus fal-
tas, se vuelven a encontrar los sentimientos paternos: una
piedad a la que nada podrá desarraigar, un cansancio de los
placeres materiales, una tristeza sincera por dejarse arrastrar,
el conocimiento exacto de sus vicios ... " ... "Al aspecto austero
y taciturno del Duque de Borgoña, se aponían la alegría, el
encanto, el regocijo de su esposa María-Adelaida de Savoya" ...
"Frívola, sedienta de placeres, de fiestas y alegrías, gustándo-
le aturdirse, transmitió a Luis XV la pasión por las diversio-
nes, la necesidad tiránica de disfrutar de los bienes de la vida,
la locura del juego" ... "Por un lado, costumbres severas, reli-
gión escrupulosa, alejamiento natural de los placeres, espíritu
timorato e inquieto; por el otro, naturaleza espontánea, viva,
a ia vez italiana y francesa, débil ante los placeres del mundo,
profundamente buena". Puede añadirse a esta segunda natu-
raleza venusina la dulzura, la mansedumbre y la benevolencia.
Esta curiosa mezcla aparece desde la juventud con accesos de
cólera (Aries) y de reserva, audacia y timidez, alegría expansi-
va y melancolía. Saint-Simón señala: "una atracción curiosa
hacia la soledad, una repulsión instintiva por el mundo, una
taciturnidad contra la que hace esfuerzos". No percibe más
que el aspecto saturnino que dominó ,en la primera juventud.
Se sabe que fue rígido respecto .a las costumbres, que huyó de
las mujeres con una curiosa repugnancia, que su timidez hacia
ellas asombraba a la corte. Situado en un ambiente libertino,
llegó a conservar hasta los 22 años una actitud casta. A conti-

302
nuación -inversión clásica de tendencias de toda cuadratura
o toda oposición, como ya hemos observado en Luis XIV
pero en sentido opuesto- la época de las aventuras galantes,
del desbordamiento pasional.
Y sin embargo, si el centro de gravedad de su psique se
desplaza de Saturno a Venus, el conflicto no deja de persistir
en su alma desgarrada: "Educado en el respeto y la obedien-
cia hacia los preceptos religiosos, poseyendo la costumbre de
frecuentar los sacramentos con piedad, consciente del carác-
ter. divino de su misión humana, Luis XV dudó entre el deber
y la satisfacción de los sentidos y, cuando optó por la de los
placeres, a los cuales no supo resistirse, conservó una tristeza,
una amargura, un pesar muy vivo por sus antiguas costum-
bres" ... "Así, el rey queda apegado a la religión y se arrepien-
te en numerosas ocasiones; reza con fervor y pide el perdón
de sus faltas, asiste a Misa, a las ceremonias más largas, lee los
oficios con atención, se acerca a la Santa Mesa en Pascua y
llora por los pecados que detesta, pero a los que volverá poco
después, incapaz de rechazarlos" ...
Vemos librarse un juego de equilibrio entre las dos co-
rrientes opuestas que lo turbará hasta su muerte. Y en 1744,
cuando tiene como amante a la Duquesa de Chateauroux, le
sobreviene la famosa enfermedad de Metz. Luis XV delira;
presa de las garras del remordimiento, se debate contra pesa-
dillas, visiones dignas del saturnino Dürer, contra el terror del
infierno. Tiene sed de consuelo, de paz, y reclama un confe-
sor, los sacramentos. Repuesto de su enfermedad, vuelve a la
piedad y despide inmediatamente a la duquesa. Es verdad
que pronto ésta volverá a ser restablecida en los favores rea-
les. Pero la vuelta a las prácticas religiosas se produce igual-
mente en tiempos de la Pompadour y la muerte de su hija
Enriqueta aumentará su devoción. Sin embargo, Venus domi-
nará aún sobre Saturno y, en el ocaso, el despotismo de las
pasiones exhalará incluso (Venus afligida) vapores malsanos.
Sin embargo, llegará el momento en que Saturno tendrá la
última palabra. Los últimos 1 O años de su vida se encuentran
llenos de· duelos y tristeza: ve morir a su mujer, su hijo, su
nuera, sus mejores consejeros y amigos. Su reino se encuentra
abandonado a las peores dificultades y él comprende el alean-

303
ce de su impopularidad. Hasta el final, oscilará entre el amor
por la familia que lo devuelve a su deber (Saturno-Cáncer en
IV) y la adoración a una amante deslumbrante. Pero él es ya
un amante desengañado, fatigado, gastado por los remordi-
mientos, el arrepentimiento, la amargura, el miedo al castigo,
la obsesión del infierno ... Y el último acto de su vida privada
terminará en la melancolía. ·

LUIS XVIl
DS
9 Virgo-Urano

Versalles, 23 agosto 1754, 6 h 24 m


(Nota del. Duque de Berri y según
"La Gazette" y "Le Mercure ", de
Francia)

Hay que reconocer que el tema de Luis XVI es, a primera


vista, muy desconcertante y que su impresión inmediata no se
conforma a la silueta del personaje que representa, lo que lo
separa de los casos precedentes.
Con él, podemos integrar plenamente los valores de un
nuevo planeta, descubierto durante su vida: Urano. Este astro
constituye, indudablemente, su "dominante" ya que se en-
cuentra muy próximo al descendiente y en cuadratura al Me-
dio Cielo. Pero, ¿se debe a que este astro se encuentra al lí-
mite de la oposición a cuatro planetas? iNos encontramos
con que el linfático Luis XVI no integró en absoluto psicoló-
gicamente (como lo hará un Napoleón con una oposición se-
mejante) la dinámica uraniana! Por el contrario, su reinado y
su destino se encuentran típicamente bajo el signo de este
astro revolucionario. Sabemos que en sus disonandás, Urano

l. Pierre LAFUE, Louis XVI, l'Echec de la révolution roya/e, Hachette, 1942.

304
tiene la propiedad ya de intensificar explosivamente, ya de
inhibir radicalmente las tendencias de los planetas a los que
toca. En el caso presente, sin que sepamos verdaderamente el
porqué, nos encontramos realmente en presencia de un Urano
que desempeña el doble papel de inhibición respecto a la per-
sonalidad y de explosión respecto al destino.
Una segunda dificultad se presenta: percibimos una triple
conjunción Sol-Mercurio-Júpiter en él último grado de Leo.
iQué bonito Júpiter! Ahora bien _¿se encuentra también
aquí el hecho de que el conjunto del tema está bajo la repre-
sión uraniana,' poseyendo la parte únicamente valor en fun-
ción del todo, en función de su integración al resto del te-
ma?- de jupiteriano, el desgraciado Lui& XVI, no tiene más
que las tendencias más elementales e incluso las más inferio-
res: ciertamente, una constitución física muy vigorosa le
permite hazañas de atleta, pero tarµbién un apetito inmode-
rado a la mesa acompañado de una notable gordura: el aspec-
to "bovino" de los dibujos satíricos. En cuanto a Leo mejor
no hablar: nada en él lo evoca ni de cerca ni de lejos. ¿Hay
que incriminarlo al hecho de que el Sol se encuentra a 29°
55' y Mercurio a 29° 40' del signo y que son ya los valores
de Virgo quienes dominan? Este tema plantea la cuestión
-sin resolver- de saber si se "salta" sin transición de un signo
a otro o si se encamina gradualmente a partir de algunos mi-
nutos cuando no desde un grado.
Este tema justifc~ría plenamente, en todo caso, la segun-
da hipótesis que haría de Luis XVI un tipo Virgo característi-
co, tipo inferior del signo en razón de las inhibiciones domi-
nantes. El Ascendente se encuentra en este si~no, en compañía
de Marte, y este Ascendente recibe los buenos aspectos de un
séxtil Luna-Saturno. El papel de Saturno no es despreciable
ya que, desde su signo, toca al MC, al Ascendente, a la Luna,
Venus e incluso, al límite extremo, por sexquicuadratura, a la
conjunción Sol-Mercurio-Júpiter. Saturno refuerza pues a
Urano en su poder de inhibición, .
¿Que Luis XVI sea un tipo Virgo inhibido, quién puede
dudarlo? Le vemos ya, muchacho, indolente, mudo, sombrío,
taciturno, tímido, dócil y cerrado, de una modestia exagera-
da, desconfiando en sí mismo, siempre inclinado a ponerse de

305
lado, con u.na relativa pesadez general. Dominado por un ver-
dadero complejo de inferioridad (reforzado, con la Luna en
III, por sus relaciones con sus hermanos), se verá aplastado
por su papel, sin confianza en él, dudando sin cesar a tomar la
mínima determinación, persuadido de que no podía más que
engañarse. Cuando Luis XV lo presenta como Delfín, se pone
a llorar y, cuando, a los 20 años, se entera de que es rey, se
hunde: " iQué carga! iY no me han dicho nada! Me parece que
el universo se me va a caer encima". Le vemos, además (aquí,
existe sobre todo el armónico Ascendente-Luna-Saturno),
concienzudo y escrupuloso, atraído por placeres sencillos
y hecho para una vida simple y honrada.Joven rey, se decide
rápidamente, ante las dificultades financieras, a reducir el
ritmo de vida de la monarquía, sobre todo respecto a su servi-
cio personal; su gusto por la economía llega hasta suscitar
burlas y los suyos se quejan de su parsimonia. Es de miras
cortas pero da la imagen de una realeza virtuosa. Por lo de-
más, sus intereses son limitados y modestos; fuera de su pa-
sión por la caza, practica oficios manuales conformes a su
vigor físico: le vemos pasar horas en su taller, limando llaves
y cerraduras, dedicándose a la carpintería (reconocemos aquí
al Marte-Virgo). Finalmente, este inhibido permanece largo·
tiempo insensible, indiferente y tímido ante los encantos de
la reina que no será su mujer hasta después de siete años de
vida en común; a partir del día en que la ama, se vuelve un
hombre débil y dominado, incapaz de rechazar nada, esclavo
de los caprichos de María Antonieta.
iHe aquí al hombre que debía enfrentarse a una situación
uraniana excepcional, que debía promover una revolución
real! Una vez en el poder, la monarquía llegá a afrontar la
prueba de una nueva Fronde, de una nueva rebelión de una
aristocracia mal dominada que exigía de nuevo la vigorosa
mano de un Richelieu o de un nuevo Luis XIV, y a la que se
habían adherido todos aquellos que no querían el rejuveneci-
miento de Francia. ¿Luis XVI resistirá con valor a la camarilla
feudal que va a intentar apoderarse de su persona? Pronto nos
damos cuenta de que no será el monarca revolucionario que
reclama el estado del país: al no asumir el papel uraniano, será
víctima de una situación uraniana que le afecta. Tomando en

306
primer lugar a Maurepas como consejero, se cierra a la pers-
pectiva de reformas necesarias y se pone en una situación de
debilidad frente a aquella casta de nobles, de obispos, de pica-
pleitos y de hombres de negocios, decidida a consolidar sus
privilegios, sin darse cuenta, que "sería arrastrada al abismo
que habría cavado ella misma bajo los pies del monarca".
Cada ministro, voluntariamente o por necesidad, coloca al rey
ante la obligación de reconstruir el Estado, de realizar, en be-
neficio de la nación y de la monarquía, una revolución que
debía abolir los privilegios a partir de ahora injustificados de
la toga, de la espada y de algunos cuerpos constituidos. Las
experiencias sucesivas de Maupeou, Turgot, Necker, Calonne
y Brienne son abandonadas y fracasan con un rey paralizado
por sus principios, prisionero de la oligarquía, condenado a la
apatía, a la indiferencia y, finalmente, a la resignación. La
inevitable convocación de los Estados Generales haría surgir
otra rebelión, esta vez dirigida contra los enemigos del rey:
los privilegiados. La Revolución que nacía podía todavía ser
real: no era más que burguesa. La monarquía podía perfecta-
mente adptr~e a la subida de la nueva clase social. El ata-
que de la Bastilla se hizo bajo el grito de "iViva el Rey!"
Pero había que tomar el partido de los reformadores en con-
tra de los beneficiarios de los abusos. Prisionero de sus prejui-
cios religiosos,· tradicionales y morales, Luis XVI no supo
tomar la dirección del movimiento reformador; iy Dios sabe,
sin embargo, que no le faltaron ocasiones de canalizar la Re-
volución en un sentido monárquico a través de la alianza del
rey y del pueblo que esperaba todo de él! Sabemos la conti-
nuación. Todo el problema y el drama real de la Revolución
Francesa está inscrito en el tema de Luis XVI con la posición
particular de Urano en su nacimiento.

307
'.
\...., ~
MARIA ANTONIETA
_..
. . . -x'.!ñ" ~17
Venus-Luna-Escorpión/Urano
--"::'",;.. 0'i;J_3
Viena, 2 noviembre 1755, 19 h 30 m
(Crónica familiar)
Fé 1}~ 10
Angularidad lejana de Urano (MC). Venus, en conjunción
con el Sol, está en trígono al AS y al MC; dispone de la Luna
en Libra que es regente del AS; discernimos, pues, una asocia-
ción Venus-Luna con una nota Escorpio ya que la conjunción
Sol-Venus ocupa este signo. Señalamos que el Sector V se en-
cuentra cargado.
La rúbrica Venus-Luna la reconocemos en el carácter sim-
ple, bueno, amable y tierno de la reina, por lo demás (aquí
puede discernirse también el lado Cáncer-Luna) infantil, ca-
prichosa y atolondrada. Y, cuando se asocian a esta rúbrica
los valores del Sector V, comprendemos que toda su vida
María Antonieta quisiera, ante todo, distraerse, no interesán-
dose más que por las cosas que le aportaban placer. La vemos
floreciente en el marco relativamente íntimo del Trianon
donde se entrega a la fantasía. La vemos también abandonán-
dose sin medida a su inclinación por los placeres, el juego, las
fiestas, los espectáculos, los bailes de máscaras, las salidas de
incógnito, los paseos nocturnos. La vemos, por fin, atolon-
drarse como una mujer ávida de sensaciones y profundamente
insatisfecha (Luna en cuadratura a Marte y Saturno). No es
de asombrar, pues, que mostrara un carácter ligero y frívolo,
peligroso por su despreocupación respecto a la situación dra-
mática del reinado: no estaba dotada más que Luis XVI para
desempeñar el papel que la historia le exigía.

308
La nota Escorpio no dejaba de darle un cierto carácter.
Supo rebelarse contra la dama de honor, la duquesa de Noai-
lles, que le expresaba sus pareceres en tono inconveniente.
Pronto encontró demasiado pesado el "mantener la etiqueta"
en tiempos de Luis XV. Y, sobre todo, (al asociarse Escorpio
a la cuadratura Luna-Marte), este ser dulce hizo una carrera
conyugal de dominadora; más decidida que su débil esposo,
lo sojuzgó a su voluntad, a sus caprichos, y contribuyó en
gran medida a someterlo a la dominación de la aristocracia.
En cuanto a la culminación de Urano, no tiene ni más ni
menos que la misma significación atribuida al ocaso de Urano
en Luis XVI.

ROBESPIERREl

Saturno
. . J'up1ter-
. Marte
P ISCIS
Arras, 8 mayo 1758, 2 h
(Estado Civil)

Angularidad cercana a Júpiter en su signo (MC) y alejada


de Saturno (AS) sin embargo dominante por ser regente del
AS, en cuadratura a Mercurio, quintil al Sol y séxtil a la Luna.
Angularidad igualmente alejada de Marte (DS) en Leo, fuer-
temente aspectado. Que en Maximiliano Robespierre existía
un fuerte componente jupiteriano no hay duda alguna. Este
aparece en el joven pobre, surgido de la pequeña burguesía
de Arras, que, impulsado por una tendencia a la expansión
social, se converi:irá, de oscuro abogado de provincias, en· un
efímero pero excepcional jefe de Estado. Sin este componen-

l. Jean MASSlN,Robespierre, Club fran~is du livre, 1956.

309
te, el saturnino que es en primer lugar no se hubiera probable-
mente dedicado a la política: hubiera escogido un camino
más introvertido. En todo caso, el político tal como se pre-
senta a la posterioridad es un auténtico saturnino. Se señalan,
entre los rasgos dominantes de su carácter, una gravedad pre-
coz, el amor por la soledad, un porte rígido, la pasión por el
trabajo, una introversión acusada ("andaba concentrado en sí
mismo y como distraído de la agitación ambiental por el si-
lencio de sus pensamientos") y una fuerte secundariedad acen-
tuada también por el aspecto de Saturno al Sol-Tauro: es fiel
a sus ideas, tenaz en retomar en cada ocasión el mismo le.z't
motz'v (secundariedad de miras estrechas} y, para actuar, nece-
sita la lentitud reflexiva del intelectual. Le vemos incómodo en
una situación en la que en algunas horas o en algunos minutos
haya que hacer un balance y decidir; esta lentitud señalará
por lo demás su destino el 9 de Thermidor. Este aspecto de
Saturno al Sol-Tauro muestra, adeinás, la preocupación cons-
tante de unir el pensamiento con la realidad concreta, de for-
jar un ideal que anime la realidad política. Existe, constante-
mente, en la base de sus intervenciones, un punto de partida
concreto y limitado, y sabe poner el tema del que trata al
alcance de la mano; su genio. estribará precisamente en ajus-
tarse estrictamente a la reruidad más inmediata. Pero no deja
de ser por ello un saturnino, un te0rico de ideas justas pero
sin el contacto directo que permita realizarlas, incapaz como
será, por ejemplo, de dirigir una insurrección concreta: "Soy
incapaz de prescribir al pueblo los medios de salvarse". Revo-
lucionario de salón, desde un cierto punto de vista, pero realis-
ta a pesar de su idealismo y cuya acción se encontrará siem-
pre bien en:raizada dentro de la corriente de la Revolución, a
la que será fiel y de la que querrá erigirse en centinela.
El enraizamiento de su ideología, que constituirá siempre
la base de sus principios políticos, muestra su Acuario-Ascen-
dente y Saturno en Piscis: "Tengo que confesarlo, defiendo
los intereses de la clase trabajadora debido a ese imperioso
sentimiento que siempre me ha inclinado hacia la causa de los
desgraciados". Y puede juzgarse su sinceridad por la testaru-
dez con la que siempre defendió, en cada ocasión, la causa de
los trabajadores. Consecuencia lógica de esta causa a la que se

310
j
dedica es su preconización de la igualdad de derechos políticos
de todos los seres, la soberanía de la Nación en cada ciuda-
dano, comprendido el más pobre. Y cuando la revolución es
esencialmente burguesa le vemos -solitario- optar por una
revolución proletaria. Se erige en defensor de la causa de los
oprimidos, de los desheredados, de los desposeídos, de los po-
bres, a los que considera como los amigos de la libertad, los
demócratas, los buenos y virtuosos, los patriotas -en oposi-
ción a los ricos, aristócratas y burgueses, asimilados a los tira-
nos, a los malvados, a los perversos.
En la Asamblea Constituyente y en la Convención, habla-
rá siempre otra lengua: "Ellos son la gente honesta, la gente
como ha de ser de la Revolución. Nosotros somos los desca-
misados y la canalla". Deliberadamente, se entrega a una pro-
moción social de la capa inferior, la más sufrida de la nación,
en favor de una "revolución del pobre", además con un rigor
moral exigente, sobre todo cuando se trata de las miras inte-
resadas y de la corrupción de muchos revolucionarios burgue-
ses: "Lo que debilita a nuestra causa es la severidad de nues-
tros principios que espanta a mucha gente". Su política
consistirá siempre en identificarse con el pueblo y en unir es-
trechamente la fuerza de las masas popularns con el ejercicio
del poder.
Por su ideología, Robespierre es esencialmente un políti-
co moralista cuya acción se propone "un orden de cosas en
el que todas las pasiones bajas y crueles se encuentren encade-
nadas, todas las pasiones generosas y bienhechoras favorecidas
por las leyes ... " ... y "sustituir en nuestro país el egoísmo por
la moral, el honor por la honradez, las reglas sociales por los
principios, las buenas maneras por el deber, la tiranía de la
moda por el imperio de la razón, el desprecio a la desgracia
por el desprecio al vicio ... etcétera". Este idealismo le condu-
cirá lógicamente a la religión civil del Ser Supremo que inten-
ta unir la divinidad con la humanidad y, finalmente, al marti-
rio {Saturno-Piscis).
¿El Terror? Esta realidad histórica del Comité de Salud
Pública constituye un aspecto nuevo de la naturaleza y de la
vida de Robespierre, completamente ajeno a sus personalida-
des jupiteriana y saturnina. El hombre del Terror es otro Ro-

311
bespierre, el de Marte de Leo en el Descendente, negador de
los valores de Acuario y de Saturno-Piscis. Unicamente bajo
este rostro marciano, de un Robespierre amputado, los ma-
nuales escolares de historia nos presentan al incorruptible; es
decir bajo los rasgos de un tirano, de un monstruo sediento
de sangre, de un odioso dictador, de un sanguinario peligroso.
Y, sin embargo, pensamos tener razón en creer que el verda-
dero Robespierre es el saturnino que hemos analizado, y que
el marciano es el "accidente" de un Robespierre que vio sur-
gir de su Yo y de su destino poderes contradictorios que se
encuentran en antítesis a su naturaleza primera y auténtica.
De forma, que si el Urano-Descendente de Luis XVI represen-
ta la personalidad que exigía su papel pero que no fue (de ahí
la prueba uraniana sufrida), el Marte-Descendente de Robes-
pierre representa un valor más integrado pero igualmente re-
chazado, por hallarse en contradicción con el resto de su per-
sonalidad: algo así como una especie de segunda naturaleza
que le obliga, bajo la presión de los acontecimientos externos,
a desempeñar un papel, a pesar de él y en contra suya.

NAPOLEON I

Sol-Júpiter-Urano

Ajaccio, 15 agosto 1 769, alrededor 11


de 11 h
(Memorias del Consejero T. Nasica,
os
magistrado en Ajaccio de 1821 a
1829)

Angularidad lejana de Júpiter-Escorpio (AS), de Sol-Leo


(MC) y de Urano-Tauro (DS), en aspect~ disonantes los
unos con los otros pero incorporados dentro de un conjunto
temático poderoso.
Esta constelación excepcional hace intervenir a los tres
planetas y los tres signos zodiacales más poderosos.

312.
"Nací de una familia pobre y ocupo el primer trono del
mundo. He hecho la ley en Europa. He distribuido coronas,
he dado millones". El hombre que habla así, que trabajó 20
horas por día, devorado por el demonio de la ambición, male-
ficiado por el poder, que sintió una irresistible inclinación
hacia la desmedida e introdujo lo gigantesco en sus costum-
bres, en resumen, el hombre de las apoteosis, ¿no posee un
tema que lo refleja? Parece inútil insistir tan evidente es ello.
Y como la personalidad del emperador ha sido objeto de in-
numerables estudios, no nos detendremos en ella. Todo lo
más querríamos precisar que Napoleón supo, a pesar de sus
disonancias, hacer una sintesís de los tres componentes de
su personalidad. Síntesis sin embargo efímera, y este juego de
disonancias representa muy bien al emperador aguantando a
pulso su imperio, pero que se desgasta pronto y asiste al hun-
dímiento de su obra junto con el agotamiento de sus fuerzas.
No deja de tener interés comparar _los temas de Napoleón y
de Luis XIV: iambos poseen a Júpiter elevándose y al Sol
culminando!

OS LUIS XVIII

Júpiter-Luna-Venus

Versalles, 1 7 noviembre 1 755, 3 h


(versión corriente: 3 h 30 m según
d'Argenson)

Angularidad cercana de Júpiter (AS), en aspecto menor


disonante con el Sol; Luna exaltada séxtil al MC-Cáncer y
Venus regente del ascendente en conjunción con el Sol. .
Estos tres componentes forman un todo homogéneo de
dominante húmeda muy caracterizado, un jupiteriano bastan-
te debilitado.

313
Morfológicamente, una gordura precoz hará de Luis XVIII
un monarca impotente, agravado por la hidropesía y la gota.
Psicológicamente, esta triple rúbrica es reconocible: So-
ciable, algo indiscreto, muy hablador, lleno 'de buen humor,
de encanto, de campechanismo en una palabra, que utilizará
felizmente; dotado de un robusto apetito, disgustándole los
ejercicios físicos e inclinado a una vida sedentaria, bastante
encerrada. Y, además, dotado de un optimismo inquebranta-
ble: durante veintitrés años, este príncipe, regente y después
rey en exilio, va errante, a veces casi como un vagabundo, por
las rutas de Europa, con la certidumbre constante de reinar
un día.
Su política es del mismo estilo: aunque sueñe en vano
con la gloria militar intentando reconquistar el reino por las
armas (Marte no lejos del MC, opuesto a Saturno), su progra-
ma en el exilio no deja de resumirse en el perdón, la toleran-
cia, la pacificación y la reconciliación. La política de la Res-
tauración consistirá además de dar ánimos, tranquilizar,
reconfortar: será una empresa de pacificación en vistas a una
asimilación que haga entrar la Revolución dentro del marco
monárquico. Liberal, conciliador, abierto y flexible (sobre
todo si se le compara con Carlos X), desempeñará sobre todo
el papel (Júpiter-Libre en el AS) de árbitro que intenta "el
justo medio" y sobre todo el equilibrio entre los ultras y el
pueblo. Este. político será incluso, después de los Cien-Días,
un mediador vigilante que sabrá liberar del mejor modo su
territorio de la ocupación enemiga. Finalmente, su reinado
reparador aportará una era de prosperidad y auge. Natural-
mente, una dominante "húmeda" tan excesiva no podía
dejar de traducirse en una "relajación" de la personalidad:
el crepúsculo del rey, viejo y enfermo, dejándose imponer
al ultra Villele es un ejemplo entre otros.

314
CARLOS X

Marte-Veims-Júpiter/
Saturno +/Neptuno

Versalles, 9 octubre 175 7, 19 h


(Según Barbier y "La Gazette"
de.Francia)

Angularidad próxima de Marte ( FC) y alejada de Saturno


(MC) en regencia y en trígono exacto al Sol, así como de
Neptuno (FC), ambos en cuadratura a Venus-Júpiter conjun-
tos en Escorpio.
Carlos X no está hecho de una pieza y no presenta ca-do-
minantes susceptibles de ser agrupadas en función de un ele-
mento unificante, como el caso de Luis XVIII. Como sucede
con muchos individuos que presentan dominantes en cuadra-
tura o en oposición (Luis XV, Luis XIV), se presenta como
una especie de ser disociado, dominado por un componente
durante una parte de su vida, y por otro, distinto, el resto de
su existencia.
El componente marciano -un Marte en Cáncer y en III-
es fácil de identificar. Existe en el joven Conde de Artois
mucha pasión. Pasióh que le lleva a consumir en una disipa-
ción frívola los primeros años de su vida, y que le lleva tam-
bién a afirmarse agresivamente en sus relaciones con su her-
mano mayor, mucho antes de que éste tome el poder.
En la Restauración, habiendo llegado el primero a París,
intenta embriagarse en una semirrealeza: "El rey posee una
cabeza admirable, tan clara como a los 30 años, pero es im-
potente o casi. Pues bien, él pensará por nosotros y nosotros
·actuaremos por él". Después de su desengaño, no tardará en
pasar a la oposición al gobierno real.

315
Pero lo más interesante es la dialéctica de la cuadratura
Saturno a Venus-Júpiter.l
La juventud e incluso la madurez del Conde de Artois se
encuentran bajo el signo de la conjunción Venus-Júpiter de
Esi::orpio (t:n cuadratura con Neptuno) .. Es presentado como
un príncipe libertino, amante de la vida, de las aventuras, de
las mujeres, y llevando una vida bastante licenciosa; se sabe
sobre todo de sus amores, algo escandalosos en su época, con
una bailarina y una cortesana.
Pero a partir del día en que toma el poder, el Saturno de
Acuario domina y reacciona precisamente contra (cuadratu-
ra) la naturaleza Venus-Júpiter tanto más "vividora" cuanto
que se encuentra situada en el signo erótico y apasionado de
Escorpio: de libertino se convierte en dev0to; y toma la firme
decisión de reparar sus errores haciendo reflorecer la religión
en sus dominios.
Este Saturno francamente disonante es regresivo; aparece
en la ceremonia de consagración de Carlos X, realizada a la
antigua usanza, que intenta reanudar la cadena del pasado; de
hecho, el rey resucita una costumbre arcaica en desuso en el
ocaso de la monarquía. Víctima de sus apetencias de poder
absoluto que habían acumulado en él todas las influencias an-
cestrales, intenta respetar los derechos sagrados patrimonio
de su corona: "El primer paso atrás de mi desgraciado herma-
no (Luis XVI) ha perdido todo". Pero -siempre Saturno di-
sonante en su inadaptación- este rey con reminiscencias de
"ancien régin:ie", de devoción mal orientada, de gestos torpes
y rígidos, se encerró en una ceguera augusta e hizo concesio-
nes demasiado tarde.

1. Es el mismo conflicto que afectó, bajo formas diversas, a Luis XIV y Luis
XV.

316
LUIS FELIPE

Venus-Marte/Escorpión-Virgo

París, 6 octubre 1773, 9 h 40 m


(Documento oficial)

Angularidad cercana de Venus y alejada de Marte (AS), la


conjunción de estos dos astros cerca del Ascendente en Escor-
pio en séxtil a la conjunción Saturno-Neptuno en Virgo, poco
alejada del MC.
Constelación ambivalente por excelencia. El carácter anal
(Escorpio-Virgo) del rey es bien conocido: ordenado, ahorra-
dor, parsimonioso e incluso, se ha dicho, avaro a pesar de una
cierta generosidad; prudente, contemporizador, indeciso, er-
gotista, inclinado a andarse coo rodeos, exacto, 'puntual. El
lado venusino (Venus dispone del Sol y Mercurio en Libra:
véase este signo) es per-(:eptible en el aspecto afable, cortés y
pacífico del rey, además marido afectuoso, buen padre y per-
sona agradable. Pero Marte se en·cuentra tras de Venus y susti-
tuye a ésta en el viejo rey que vemos testarudo, inflexible, no
escuchando a nadie, imponiendo su voluntad y ejerciendo su
acción sobre todo. Su misma posición social es ambivalente:
nacida de las barricadas y surgida del motín (Saturno-Neptu-
no en X), la monarquía de Julio es el régimen de una minoría
activa (la burguesía liberal) que ha logrado con muchahabilidad
colar al rey entre los republicanos y los bonapartistas. "No apo-
yándose ni en la legitimidad como Luis XVIII ni en un pretendi-
do plebiscito como Napoleón, se encontró, desde el primer mo-
mento, en falso sobre su trono y así perm¡meció hasta el fin. "1

l. Ju les BERTA UT, Le roi bourgeois, Grasset, 1936, p. 286.

317
NAPOLEON 1111

Saturno-Marte

París, 20 abril 1808, 1 h


DS (Documento oficial)

Angularidad cercana de Saturno (MC) regente del Ascen-


dente. Aries se encuentra ocupado por 4 planetas rápidos,
con la conjunción-Sol-Marte en oposición a Urano.
Existe una diferencia entre el tío y el sobrino. Este está
dominado por el Ascendente-Capricornio y Saturno-Escorpio
en el MC. Sus biógrafos lo presentan como una naturaleza
secreta, cerrada, desconfiada, reservada, fría, dominada por la
calma. "Jamás una violencia, jamás una escena, ni incluso una
cólera; el dominio de sí llevado al extremo. En los peores mo-
mentos ( ... ) sabe siempre lo _que dice y no dice una palabra de
más a lo que quiere decir. La más violenta irritación no se ex-
presa en él más que por una palabra: 'Es absurdo', pues todo,
en este ser quimérico, se mide por el sentido común. Pero sus
aletas de la nariz se hinchan entonces y para quien sabe ver se
revela la tempestad que ruge en él. También, todas las imáge-
nes que existen de Napoleón 111 se encuentran marcadas de
semejante impasibilidad. En Boulogne, entre las ruinas de sus
esperanzas; -ante la Cámara de los Pares-; prestando jura-
mento a la tribuna de la Asamblea; -yendo de grupo en gru-
po por los salones del Elíseo, la noche del primero de diciem-
bre; -entre el gran estruendo de bombas de Orsini; -en la
calzada de Magenta, cuando la fortuna parecía volverle el ros-

l. Robert BURNAND, Napoleón/// et les Siens, Hachette, 1943.

318
tro; -en Saint-Cloud, bajo el torrente de reproches de Carlo-
ta; -por el camino de Bazeilles, cuando la muerte no quiso
saber de él; -en aquel día de otoño en el que, en Wilhelmsho-
he, la cabeza de la emperatriz cayó sobre su hombro: siem~
pre, por doquier, mantuvo su calma, su dominio. Ni un
músculo del rostro tiembla: sólo un ligero enrojecimiento de
las mejillas muestra cómo la sangre bulle bajo la máscara. La
claridad de visión se disimula bajo una mirada vaga". Mirada,
que, en oposición a la mirada de águila de su tío, es velada,
vaga y misteriosa, ausente o llena de ensueño, y no parece ver
las cosas más que a través de una bruma. Es, además, "el más
distante de los hombres, desconcertando a la vez por su frial-
dad y cortesía glacial. En las Tullerías, guardará la misma cor-
tesía minuciosa, pero mostrará, cada vez más visible, su verda-
dero rostro, el cual se encuentra por completo impregnado
de bondad, de indulgencia, de interés en que se sienta cómodo
el visitante, el solicitante. No lo logra siempre, pues intimida
-como todos los tímidos-". Siempre la nota saturnina: "Le
gustaba conservar los mismos proveedores, siendo ante todo
-salvo en el campo amoroso- hombre de costumbres. Aho-
rrador, haciendo reparar sus sombreros viejos (que conservan
las facturas) y blanquear la pluma amarillenta de sus bicor-
nios, pero siempre de un extremo cuidado en su vestir". Su
guardarropa, en el que domina lo oscuro, es abundante, pero
poco variado: siempre los mismos vestidos, el mismo corte,
los mismos tejidos, durante 20 años. Da a su casa un carácter
de sobriedad, de austeridad militar, y nadie es menos glotón
ni tan totalmente desapegado de los placeres de la mesa.
Pero la constelación de Aries (sobre todo la conjunción
Sol-Marte en oposición a Urano) introduce un componente
marciano que rompe con el Saturno-Escorpio, de primera
entrada helada, poco locuaz, poco entablador, de ojos bajos y
aspecto indeciso. Si esta segun.da naturaleza le presta ante
todo un gran amor por el riesgo, hace al mismo tiempo de
ese ser calmado, un aventurero audaz, temerario e impruden-
. te. La combinación Saturno-Marte se encuentra en su frío
valor, su orgullo mudo, su verdadero instinto de conspirador
que maquina en secreto y actúa con prontitud, su espíritu
estudioso y serio, inclinado hacia los trabajos de erudición,

319
hacia los asuntos militares, aunque más bien hacia la estra-
tegia de despacho. Esta doble rúbrica, marca tanto al aventu-
rero de Estrasburgo y de Boulogne, al hombre del 2 de Di-
ciembre, como al emperador de las campañas militares y la
víctima del despacho de Ems.

320
XI. LA DETERMINACION

A Morin se debe el verdadero método de interpretación


del tema. Lo desarrolló en el XXI libro de su Astrologia Ga-
llica.1 Antes de él, los autores recomendaron simplemente
juzgar la virtud de los "significadores universales" que son los
símbolos: el Sol para el padre, la autoridad, la vida social, los
honores; la Luna para la madre, el instinto, la vida íntima.
Morin introdujo una disciplina en la investi,gación -verdadera
técnica de interpretación- todavía hoy inigualada que permi-
te "localizar" el efecto de estos significadores universales,
determinarlos (de ahí el nombre de ·determinación respecto a
esta teoría) hacia ciertas categorías de efectos, con preferen-
cia a otras, siendo el símbolo · en sí- universal y en conse-
cuencia demasiado general y demasiado amplio en sus "pro-
mesas".
Procediendo de lo general a lo particular, Morin señala en
primer lugar la determinación que deriva de la posición de un
astro en un lugar dado:
" ... El lugar del Primer Cielo bajo el que aparece por ejem-
plo el Sol en el nacimiento de un hombre, toma para todo el
tiempo que vivirá este individuo, y respecto a él solamente, la
naturaleza solar; del mismo lugar del Cielo ocupado en este
momento por Saturno, la naturaleza saturnina, etcétera. Es-
tos lugares funcionan en relación al individuo durante toda la
vida a manera de los Planetas de los que proceden estas deter-
minaciones. Y no únicamente el lugar del Cielo ocupado por

l. Conocemos estos estudios gracias a las traducciones d'Henri SELVA: La


Théorie des Déterminations astrologiques selon Morin de Villefranche (Ed. Bodin,
1902) y de J ean HIEROZ: L 'Astro/ogie selon J. B. Morin de Villefranche (Ed.
des Cahiers Astrologiques, 1941).

321
Saturno mismo, por ejemplo, está determinado hacia la natu- ·
raleza saturnina, sino también los lugares en que se encuen-
tran sus antiscios y donde da su oposición y todos sus otros
aspectos diestros como siniestros: en todos estos lugares se
conserva, respecto al individuo dado, la virtud saturnina".
Determinación, no hace falta decirlo, relativa a la cuali-
dad del objeto que la sufre: "Por la constitución del sujeto
sobre el que se ejerce la acción y por su capacidad de recibir
la impresión y reaccionar bajo esta impresión".
Además, el astro no es considerado como un ente "en sí",
aislado del resto del universo; existe una solidaridad o una
interacción entre los factores constituyentes de toda configu-
ración:

A) Todo planeta opera siempre conjuntamente con el sig-


no zodiacal en el que se encuentra.

B) Todo signo zodi"acal opera siempre bajo la dependen-


cia de su regente, tanto a través de su naturaleza como por su
posiúón por signo y aspectos.

C) Todo planeta actúa siempre bajo la dependencia de


la naturaleza y de la posición (por signo y aspectos y a veces
por Casa: presencz"a y regencz"a) de su Señor, es decir del astro
que gobierna el signo que ocupa. Existe "disposicz"ón" del
primer planeta por el segundo planeia. 1

En el análisis de cada configuración hay que distinguir


pues el estado celeste y el estado terrestre de todo planeta.

A) El estado celeste comprende el simbolismo propio del


astro, el del signo que ocupa, la naturaleza y la configuración
propia de su Señor y, finalmente, los aspectos de este astro.
Este estado celeste decide sobre la cualt"dad de los efectos par-
ticulares cuya categoría está reservada por el estado terrestre.
\

l. Existe "mutua recepción" cuando dos planetas se encuentran en sus do-


micilios respectivos: Luna en Capricornio y Saturno en Cáncer, Sol en Sagitario y
Júpiter en Leo ...

322
Así, el Sol en Leo y en trígono a Júpiter afirma todo lo
que es solar con la ayuda de lo que es jupiteriano; el Sol en
Acuario y en cuadratura a Saturno da un proceso solar debi-
litado, disminuido o obstaculizado a causa de lo que es satur-
nmo.

B) El estado terrestre comprende la posición del astro en


relación al horizonte del lugar de nacimiento. Es decir, su pre-
sencia en un sector y su regencia en uno o dos sectores. Este
estado terrestre decide sob~e la orz"entación, es decir, la cate-
goría de efectos de la configuración en tal o tal campo de la.
vida.
Así, un planeta en Sector X indica que sus significaciones
concernirán al campo de la carrera profesional y la reputa-
ción; precisa si el éxito social se realizará o no y da a conocer
las causas de este éxito o fracaso.
Esta consideración de los dos aspectos de la configuración
lleva a la siguiente regla fundamental:
"Lo primero a observar es lo que cada Planeta puede sig-
nificar en razón de su naturaleza; a continuación en razón de
su estado celeste, es decir en razón del signo zodiacal bajo el
que pasa, del regente al que está sometido y de sus relaciones,
por conjunción o aspectos, con otros Planetas. Finalmente, lo
que significa en razón de su estado terrestre, dicho de otro
modo, en razón de su posición o su dominación en tal o tal
Casa astrológica."
Llegamos así al momento en que Morin deduce las reglas
de las relaciones entre los planetas y los Sectores. Estas reglas
las fija en relación a criterios bien determinados, en función
del hecho de que cada Sector representa un "campo" de la
vida susceptible de realizarse: el matrimonio en la VII, el
éxito profesional en la X, etcétera.:
" ... Hay que considerar los cuatro puntos siguientes: 1)
que las 'influencias' celestes pueden realizar el objeto de su
determinación; 2) que pueden impedirlo; 3) que pueden-una
vez este objeto realizado- destruirlo de nuevo; 4) hacer que
su realización afecte diferentemente al individuo en conside-
ración, que sea para él una fuent~ ya de felicidad ya de des-
gracia".

323
La acc10n del astro sobre un sector se presenta de tres
formas que proceden de: 1) su presencia en el sector; 2) su
regencia en este sector; 3) su aspecto a un astro situado en
este sector o al regente de este sector. La determinación por
presencia es la más poderosa, siendo' un astro presente en un
lugar más eficaz por S\l acción directa que un astro que domi-
na en ese lugar (por regencia sobre el signo) pero que se en-
cuentra ausente, o que envía un aspecto a dicho lugar.
Examinemos poco a poco estos distintos modos de deter-
minación.

Un solo planeta en un Sector

1.- "Cuando un solo planeta ocupa una de las Casas de la


figura genetliaca su acción se hará sentir principalmente en
la, categoría de cosas con las que se relaciona esta, Casa (... ).
Esta acción será más poderosa que la de los Planetas que do-
minan en esta Casa o cuyos aspectos caen en ella ... aunque es-
tos astros participan de los efectos que conciernen a esta
Casa."
Ej: Marte en II en Luis XIV ejerce una influencia domi-
nante en las finanzas del rey; pero Júpiter, por su regencia en
Sagitario donde se encuentra Marte en II, añade su influencia
a Marte, influencia sin embargo secundaria en relación a este
'Último; igualmente sucede con Mercurio que envía una cua-
dratura a Marte, viniendo la acción de este tercer planeta en
último lugar. De donde se concluye que el Sector II de Luis
XIV se encuentra dominado por Marte-Júpiter-Mercurio, es-
tando los gastos del gran rey muy en relación con estos dos
primeros astros.
2.- "Cuando el planeta se encuentra al mismo tiempo en
su propio signo (Domicilio) y por tanto es su propio Regente,
hay que basar los juicios enteramente sobre su naturaleza pro-
pia y su constitución accidental, es decir su estado celeste y
su determinación local." Estos son los casos puros.
Ej: El Júpiter de Sagitario en X de Robespierre determina
por completo la ascensión del pequeño abogado de Arras al
cargo supremo del Estado; Saturno de Acuario en X en Carlos X

324
sitúa la acc1on exclusiva (o casi) del "gran maléfico" en la
elevación y caída del monarca.
Pero aún son más puros los casos en que el astro en su sig-
no se encuentra además en afinidad por su simbolismo con el
Sector que ocupa.
Ej: El Sol de Leo en X (cerca del MC) en Napoleón repre-
senta al máximo aquel empuje hacia la cumbre del poder y el
poderío, aquella vocación solar brillante, heroica pero aventu-
rada (disonancias solares); (es verdad que en este caso, el Sol
no es el único astro del Sector X).
Esta cuestión de las afinidades entre los símbolos planeta-
rios y los Sectores es capital; constituye una -sino la- regla
fundamental de la astrología. Dicho juicio estriba, con segu-
ridad, sobre las afinidades por analogía entre los dos factores:
Así, el Sol, en razón de sus tendencias sociales, de su ana-
logía con las grandes acciones, el prestigio, la superioridad, la
irradiación ... , pega más concretamente con el Sector X que
es, precisamente, el de la carrera, la reputación, la vocación y
los honores. Por el contrario, Saturno va mal en este mismo
Sector, en razón de su tendencia a la soledad, al retraimiento
sobre sí mismo, a la renuncia. 1

Las afinidades más sobresalientes son las siguientes:

Sol en X para la carrera, la elevación, los honores;

Sol en I para la personalidad, la afirmación vital:

Luna en IV para la familia, el hogar, la vida privada;

Luna en IX para los viajes;

Mercurio en III para los estudios y la vida del espíritu;

l. Sin embargo no hay que prestar más que un valor relativo a estas corres-
pondencias, sin olvidar que la analogía del astro con la función o el papel jugado
se antepone ante todo. Así, si es afortunado para un hombre público, con un pa-
pel espectacular, el poseer a Júpiter culminante y no tener a Saturno culminante,
por el contrario, para un sabio o un hombre de vida interior, conviene más tener a
Saturno culminante y no a Júpiter culminante.

325
Venus en V y VII para la vida sentimental, amores y ma-
trimonio;

Marte en VII para las luchas, litigios y procesos;

Júpiter en II para el dinero y las adquisiciones;

Saturno en XII para las pruebas.

Es fácil comprender, analógicamente, que Venus se en-


cuentra mejor situada en VII que en ninguna otra parte para
aportar las alegrías sentimentales de la unión; que Júpiter está
mejor situado en II (y también en VIII) que en cualquier otro
lugar para aportar el bienestar material que simboliza; que
Saturno da en XII más que en ningún otro lugar esa vida re-
plegada sobre sí mismo, austera, de pruebas, que constituye
el rasgo de su naturaleza.
En cuanto a las contra-afinidades, poseen igualmente
todo su sentido, esta vez no para realizar el programa del Sec-
tor, sino para obstaculizar su realización: Saturno es en X
contrario a un éxito espectacular, ya que inclina a la vida in-
terior; en VII contrario al matrimonio, porque inclina al celi-
bato; en 11 contrario a las adquisiciones ya que lleva al desape-
go material. Marte en XI contrario a la amistad, porque su
agresividad va mal con la bondad que reclama la amistad, et-
cétera ...
Morin llega así a deducir la regla siguiente:
"Todo Planeta que, por él mismo, posee una significación
análoga a la de la Casa que ocupa o en la cual domina, reali'za
esta significación ya sea en bien ya en mal, según la afinidad
que aporte su estado celeste o la contrariedad que sufra. Pero,
si su propia significación es contraria a la de la Casa que ocu-
pa o en la que domina, obstaculiza o impide la realización, o
destruye de nuevo lo que por primera vez había producido,
o hace de ello una fuente de infortunio."
Completa esta regla a través de una nueva que añade a la
presencia y a la regencia el aspecto:
"Hay que examinar con la mayor atención si los Planetas
que ocupan una Casa o que son Regentes se encuentran en

326
configuración favorable o desfavorable con el Planeta cuya
significación por analogía es la misma que la de esta Casa; a
continuación, cuál es el estado celeste de este último Planeta
y su determinación particular en la figura."

A partir de este punto, Morin procede a :una codificación


que puede juzgarse arbitraria y convencional pero que noso-
tros estimamos preciosa para la práctica del debutante. El
inconveniente estriba en que Sectores y Planetas son clasifi-
cados en "benéficos" y "maléficos". 1 Aparte de que estos
términos suenen a mentalidad mágica (preferimos hablar de
"positivos" y "negativos"), estamos de acuerdo en que esta
repartición esquemática es abusiva. Además y sobre todo, al
nivel filosófico de la astrología, puede decirse que no existe
ni benevolencia nz' maleficencia, ya que el rol de cada planeta
es asumir una función necesaria a la vida, siendo el de Satur-
no, por ejemplo, el despegarnos de la animalidad y liberarnos
de nuestras trabas terrestres. Estaremos de acuerdo, sin em-
bargo, en que, por muy ingenua que sea esta clasificación, res-
ponde a la condición existencial del hombre. ¿Qu~ son los
"benéficos" sino astros de vida, de procesos constructivos en
general, y los "maléficos" sino astros de muerte, de procesos
destructivos en general? En cada grupo, cada astro posee su
aspecto positivo y su aspecto negativo, pero la proporción no
es la misma: si \fenus se consagra más naturalmente a la paz y
a la alegría de vivir, Marte pasa más gustosamente su tiempo
en la guerra; y, si Júpiter se instala cómodamente en la pros-
peridad, Saturno se complace en el estado de insatisfacción y
prueba. Fuerzas de vida y fuerzas de muerte, tal es la puesta
en juego psicológica de esta clasificación; y, si para un metafí-
sico la vida y la muerte no son en sí ni buenas ni malas, no
sucede lo mismo para el hombre vivo.
Entre los planetas "maléficos" hay que colocar el grupo
de astros "secos", de naturaleza tensa: Marte, Saturno, Urano
y Plutón; y, entre los "benéficos", aparte de las luminarias,

l. En razón de lo que sigue, se comprenderá por qué hay que utilizar estos
términos con prudencia y por qué los ponemos entre comillas.

327
los astros "húmedos" de naturaleza de distensión: Venus, Jú-
piter y (en parte) Neptuno; Morin incluye aquí a Mercurio.
En lo que concierne a los Sectores a los que denomina desgra-
ciados, tenemos el VI, el VII en parte, el VIII y el XII; los de-
más son Sectores afortunados (I, 11, III, IV, V, VII en parte,
IX, X y XI) porque conciernen a aspectos positivos de la exis-
tencia.
Consideremos en primer lugar .el estado celeste como de-
terminante de la cualidad de los efectos a producir; se presen-
tan tres posibilidades:

1) Todo planeta favorablemente situado (domicilio, exal-


tación, buenos aspectos sobre todo de las luminarias, al orien-
te del Sol, al occidente de la Luna, directo, rápido) "debe ser
generalmente considerado como benéfico en cualquier Casa
que esté" (aunque la asociación de un "maléfico" nat.ural en
Casa desgraciada inclina hacia los males).

2) Todo planeta mal situado (exilio, caída, aspectos diso-


nantes sobre todo de las luminarias y de los maléficos, retró-
grados) hay que considerarlo como universalmente maléfico
cualquiera que sea la Casa en la que se encuentre (o en la que
domine).

3) La acción de un planeta en estado celeste mediocre (as-


pectos armónicos y disonantes, posición "peregrina", es decir
sin dignidad ni debilidad) se encuentra a mitad entre los bué-
nos y los malos efectos. Mientras más elementos propicios o
nefastos haya, más los planetas se acercan al bien o al mal.
He aquí a continuación las distintas consecuencias prácti-
cas que pueden extraerse:

EN CASA AFORTUNADA:

Benéfico:

1) Un "benéfico" en estado celeste favorable y en Casa


afortunada "realiza las ventajas significadas por la Casa en la
que se encuentra".

328
Ej: Júpiter exaltado en Cáncer, en trígono con su regente
la Luna y en VII en Carlos V -:-su gran victoria: el Tratado de
Brétigny.

2) Un "benéfico" en estado celeste desfavorable y en Casa


afortunada· "o no da nada, o lo hace con dificultad, o a través
de medios dudosos, y da entonces cosas en pequeña cantidad,
de mala calidad, poco durables por lo demás e inútiles lo más
a menudo".
Ej: Venus en II, aunque dignificada, pero en cuadratura
a Saturno, en Luis XVI, no le permitió superar sus problemas
financieros. Vemos, incluso, por los símbolos en causa (Ve-
nus-Libra), al rey ahorrador ceder, por amor, a la prodigali-
dad de María Antonieta.

3) Un "benéfico" en estado celeste mediocre y en Casa


afortunada "da con más certidumbre que i:nal situado, pero lo
que da es igualmente mediocre desde el punto de vista de la
calidad, de la cantidad y de la duración".
Ej: Mercurio exiliado en Piscis, séxtil a Saturno y en XI
en Enrique II no perjudicó ni favoreció especialmente a sus
amistades.

Maléfi"co:

1) Un "maléfico" en mal estado celeste y en Casa afortu-


nada "no realizará las ventajas significadas por esta Casa ( ... ) ,
impedirá más bien que se lleven a cabo; si se producen no
obstante, causará infortunio a continuación".
Ej: Saturno en cuadratura a Luna y Venus en VII en Enri-
que III: no pudo casarse con el gran amor de su vida, la prin-
cesa de Candé. Saturno opuesto a Neptuno, en cuadratura a
·Venus y Júpiter en X en el tema de Carlos X: accedió tardía-
mente al trono y lo perdió terminando su vida en el exilio.

2) Un "maléfico" en buen estado celeste y en Casa afortu-


nada "confiere ventajas imperfectas o las hace adquirir a tra-
vés de mediÓs reprensibles o con dificultad, o implica una
desgracia cualquiera".

329
Ej: Marte trígono a Venus, ant1sc10 a Júpiter y en 1 en
Carlos VII. Este no se convirtió en el militar victorioso de la
Guerra de los Cien Años después de las mayores dificultades
más que con el complemento de Júpiter (igualmente presente
en 1).

3) Un "maléfico" en estado celeste mediocre y en Casa


afortunada "no da nada ni retira nada, únicamente impide
que las cosas buenas se produzcan, sobre todo si les es contra-
ria por naturaleza".
Ej: Marte en caída en Cáncer, en séxtil al AS y en III de
Carlos X constituyó una condición bastante constante de
tensión en las relaciones con su hermano Luis XVIII.

EN CASA DESGRACIADA

Benéfz"co:

1) Un "benéfico" en buen estado celeste y en Casa desgra-


cia'da "suprime o atenúa los males significados por esta Casa".
Ej: En Luis XI, el Sol en VIII, en trígono al ascendente y
séxtil a la Luna, su regente, muestra la feliz influencia de la
muerte, a consecuencia de legados y herencias, en su reinado
(es verdad que no estaba solo y se encontraba reforzado por
Mercurio en VIII, bien situado también por su séxtil a Júpi-
ter). Su acción no podía seguramente "suprimir o atenuar" su
propia muerte.

2) Un "benéfico" en mal estado celeste y en Casa desgra-


ciada "no impedirá que se realicen los males y engendrará di-
ficultades y problemas".
Ej; En Luis XIV, Júpiter en XII en cuadratura a la Luna,
Venus y Saturno, parece "responsable" tanto del tributo de
desórdenes, escándalos y coaliciones militares que sufrió su
reinado, como de SU$ enfermedades.

3) Un "benéfico" en estado celeste medio.ere y en Casa


desgraciada "no causa ni suprime los acontecimientos desgra-
ciados pero modera únicamente la amplitud y atempera su ca-
lidad"

330
Ej: En Luis XII, Júpiter en VI, en su signo y en aspecto
armónico con el Ascendente, pero también en aspecto diso-
nante con Mercurio, Venus y Marte, no le impidió caer en-
fermo al final de su reinado, sin haberle perjudicado no obs-
tante en el ejercicio del poder.

Maléfico:

1) Un "maléfico" en buen estado celeste y en Casa desgra-


ciada "no suprime los males significados por ésta, es decir no
impedirá que se produzcan (... ) pero liberará de ellos final-
mente al individuo, o atenuará estos males".
Ej: En Luis-Felipe, Marte en XII, dignificado, en conjun-
ción con Venus (es verdad que presente en la Casa, por tanto
tanto más rectificadora) parece justificar la docena de atenta-
dos de los que este rey fue objeto, sin no obstante ser víctima.

2) Un "maléfico" en mal estado céleste y en Casa desgra-


ciada "favorece mucho la realización de los males que se atri-
buyen a ésta, los agravará y hará que se acompañen de un
fracaso, una infamia o una violencia cualquiera".1
Ej: Saturno-Capricornio en VIII en disonancia con Marte
y la Luna en María Antonieta denota bastante el clima dra-
mático del final de su vida.

3) Un "ma}.éfico" en estado celeste mediocre y en una


Casa desgraciada "no quita los males significados por ésta,
sino que más bien los produce, dándole sin embargo menos
amplitud que si el estado celeste fuera malo".
Ej: Saturno en XII, armónico con Mercurio y disonante
con Marte y el MC en Carlos VIII. Corresponde a su constitu-
ción débil y deforme.

Resumamos: "Un mal está siempre causado por la natura-


leza maléfica de un Planeta, o por su estado celeste desfavora-
ble, a través del cual su influencia se encuentra debilitada o

l. Incluso aquí, Saturno en regencia o en exaltación lo único que hace es


tener más poder para hacer el mal.

331
corrompida ... , mientras que un bien es siempre producido por
la naturaleza benéfica de un Planeta o por su esta.do celeste
favorable. Un Planeta benéfico adquiere por una disposición
accidental feliz la mayor eficacia para realizar un bien o qui-
tar o disminuir un mal. Por el contrario, un Planeta maléfico
mal situado posee el mayor poder para producir los efectos
contrarios". Según los Sectores felices o desgraciados, el apor-
te del "benéfico" será un bien positivo o el alejamiento de un
mal; el aporte del "maléfico" será el del impedimento de la
realización de un bien, de su destrucción, o la realización
positiva de un mal.

Varios Planetas en el mismo Sector

"Si varios Planetas se encuentran en una misma Casa, ri-


gen conjuntamente las cosas significadas esencialmente por
ésta, y deben ser considerados cada uno desde el punto de
vista de su naturaleza, de su esta(io celeste y de sus determi-
naciones accesorias (exteriores a su posición corporal)".
Se trata, pues, de "descubrir cuál de estos Planetas es el
que posee mayor poder para realizar o impedir, destruir o
hacer infortunado lo que la Casa significa; a continuación,
cómo y cuánto se encuentra ayudado u obstaculizado por los
demás, y lo que cada uno de éstos aporta de particular en
esta ayuda o en este obstáculo".
Para descubrir esta "prioridad" hay que referirse a los va-
lores siguientes, presentados aquí en orden de importancia
decreciente:
a) El Planeta regente del Sector,
b) El que se encuentra en él exaltado,
c) El que posee más analogías con él,
d) El que se encuentra más cercano a su cúspide.
Si varias de estas circunstancias se encuentran reunidas en
un mismo Planeta, éste posee la acción más potente.
Ej: El Sol en X en Napoleón; posee la ventaja de serd re-
gente de su Sector por la presencia de Leo, el estar en analo-
gía con este Sector X y además ser el astro más cercano al MC
que constituye la cúspide de X. No podría decirse que la

332
carrera de Napoleón no haya sido solar. .. Marte y Neptuno,
presentes ellos también en X, añadieron su papel, pero un
papel menos importante, aunque su reinado fuera esencial-
mente militar (Marte).
Existen casos en que puede dudarse en la elección de la
prioridad; entonces los Planetas participantes desempeñan un
papel igual.
Ej: El Sol y Mercurio en X en Luis XIV; si Mercurio está
en su signo (Virgo), regente de la X, el Sol se encuentra a la
vez en analogía con la X y el más cercano del MC.
Morin intentó diferenciar las acciones de estas interven-
ciones diversas dentro del mismo Sector. Aunque no haya
que tomar estos análisis al pie de la letra, valen la pena de ser
conocidos:

ENCASA AFORTUNADA

Un "benéfico" seguido de otro "benéfico": el bien pro-


metido se realiza y es estable.
Un "benéfico" seguido de un "maléfico": el bien acabará
mal o se verá contrariado (caso del reinado de Luis XIV con
el Sol y Mercurio disonante en X).

EN CASA DESGRACIADA

Un "benéfico" seguido de un "benéfico": el mal no se


producirá y será posible un bien.
Un "benéfico" seguido de un "maléfico": el mal se reali-
zará.
Un "maléfico" seguido de un "benéfico": el mal se reali-
zará pero el sujeto escapará de él.
Un "maléfico" seguido _de un "maléfico": el mal será de
gravedad.
"Cuando hay varios Planetas en la misma Casa, en princi-
pio hay que tomar a ésta más particularmente en considera-
ción que las demás Casas, pues presagia entonces algo extraor-
dinario respecto al tipo de cosas que significa esencialmente;
y, mientras más Planetas reunidos en una Casa, más los aspec-
tos que derivan de ella serán notables en bien o en mal."

333
Si tomamos la serie de temas reales, constatamos que los
, grupos planetarios de tres factores por lo menos en el mismo
Sector orientan precisamente el destino de estos monarcas en
el sentido del Sector ocupado. Así, el Sector XII es el de la
cautividad, el exilio, la prisión. Ahora bien, es curioso que a
excepción del prisionero de Pavía que "debe" su cautividad
esp,añola a la presencia de Saturno en Piscis (XIIº signo) en
X, los tres personajes reales que sufrieron prisión se encuen-
tran "marcados por la Casa XII": Luis XII tiene cuatro astros
en XII: pasa una parte de su juventud en cautividad, es encar-
celado tres años en la torre de Bourges, es encerrado en No-
vara durante la campaña de Italia y, a su vuelta, se exilia de
nuevo en Blois. Enrique 11 con tres planetas en XII: cuando
Francisco I abandonó la torre del Alcázar en Madrid, su hijo
le reemplazó y su detención duró varios años. Luis XVI posee
también tres planetas en XII: fue toda su vida un prisionero y
un solitariQ; aislado en medio de su Corte y prisionero del
Parlamento y de la aristocracia de toga y espada para ser, más
tarde, el de la torre del Temple.
Finalmente, junto al Sector XII de Luis XII, el Sector II
de Carlos VI es el más ocupado con cuatro Planetas; ahora
bien, este rey poseyó un verdadero delirio de dilapidación
financiera, fue prácticamente desposeído de sus bienes y
acabó en la penuria, cuando no en la miseria.
"Cuando varios Planetas se encuentran juntos en una mis-
ma Casa y su Señor se encuentra fuera, hay que considerar la
Casa de la figura en la que éste se encuentra situado; pues los
aspectos significados por esta Casa constituirán el punto de
partida de lo que el grupo de Planetas producirá en bueno o
en malo."
Podría decirse, sin duda alguna, que la vida nómada e
itinerante (Sol-Mercurio-Marte eri Capricornio en III) de Enri-
que IV poseía como móvil la atracción por los placeres y
amores (Saturno en V), pero esta regla está lejos de aportar-
nos el resultado esperado. Así, en Carlos VI, no se ve el com"
piejo financiero (cúmulo en Sagitario en II) presentar un pun-
to de partida en el campo de aspectos del. Sector IV en que se
encuentra Júpiter; y, aunque el Marte, Señor del cúmulo de la
XIP, de Enrique II se encuentra en el signo familiar de Cáncer,

334
no deja por ello de estar en el sector III, el cual no concierne
al padre, autor de la cautividad ...

La regencia

Lo que se ha dicho de un Planeta presente en un Sector se


aplica igualmente al regente de este Sector.
Si ningún Planeta ocupa un Sector, éste se encuentra bajo
la determinación del regente del signo que ocupa.
Ej: El VII Sector de Luis XIV se encuentra sin Planetas y
se extiende desde la mitad de Tauro a la mitad de Géminis.
Hay pues que dirigirse, respecto a la cuestión de las uniones
del rey, en primer lugar a Venus y a continuación a Mercurio,
a las configuraciones que forman estos Planetas (estado ce-
leste).
Un Planeta, por el hecho de ser regente de un Sector del
que se encuentra ausente, establece una asociación o combi-
nación entre las significaciones del Sector que ocupa y aquél
del que es regente: asistimos a una especie de transferencia de
la tendencia planetaria de la regencia a la presencia. En esta
transferencia, los campos que conciernen a ambos sectores
tienden a cooperar, constituyendo el Planeta a través de su
tendencia la base de esta interacción.
Así, dice Morin, "el regente de I en otra Casa, determina
la vida, las costumbres, el espíritu, etcétera, en el sentt"do que
marcan las cosas significadas por la Casa en que se encuen-
tra" ... "el regente de XI en XII cambia los amigos en enemi-
gos" y el regente de XII en XI hace que "los enemigos ocul-
tos se conviertan en amigos"; con el regente de X en XII "las
empresas y dignidades del individuo se convertirán en causa
de enfermedades, cautividades, hostilidades ocultas, exilios ...
o serán para él una fuente de desgracias".
Ej: Venus, regente de VII en IX, lleva a Luis XIV a unirse
a mujeres extranjeras: gran pasión por la italiana Maria Manci-
ni, unión con la española María Teresa. Se dice también que
al casarse con Madame de Maintenon, se había casado con la
religión (asociación VII-IX).
Sin embargo estamos lejos de poder decir que los efectos

335
respectivos de la presencia y la reg~ncia del mismo Planeta se
encuentran necesariamente subordinados uno al otro, de
forma que uno arrastra forzosamente al otro; éstos, por el
contrario, pueden afectar a accidentes de especie distinta,
ajenos uno al otro. Los astrológos se han afanado en levantar
un catálogo de estas relaciones de presencia y de regencia de-
jando entender que la combinación era constante, mientras
que ésta no existe más que en los casos en que el Planeta
constituye una base entre los dos términos en relación; esta
base no es otra que la analogía que puede presentar el astro
con uno u otro de los Sectores (caso del ejemplo dado aquí
en que Venus se encuentra en analogía con el Sector VII).'
Generalme.nte, en la relación presencia-regencia, la combina-
ción se inclina más hacia las significaciones del Sector que el
Planeta ocupa, en razón de la superioridad de la presencia
sobre la regencia (el regente de XII en XI), dice Morin, "sig-
nifica más eficazmente los amigos que los enemigos". Sin em-
bargo, el "centro de gravedad" de la configuración depende
también de las afinidades del astro con los dos Sectores, ha-
ciendo inclinar la balanza del lado del Sector reforzado por
la tendencia planetaria (en el caso de Luis XIV, aunque Ve-
nus se encuentre en IX, la combinación Venus-VII es la que
domina).
No deben tampoco dejarse de lado los casos en que un
Sector- está determinado en un sentido único por su signo y
su regente, situándose el astro en el Sector que corresponde
analógicamente al signo (Aries con Marte en I, Cáncer con
Luna en IV, Escorpio con Marte en VIII ... ).
Ej: En Enrique III, Piscis está en IX y Júpiter en XII; así
se asocian las tendencias Piscis-XII a propósito de la experien-
cia de lo lejano. Esta experiencia, aquí, es Enrique III elegido
rey de Polonia: le vemos. ponerse en camino hacia su reino
con el alma desgarraqa, viviehdo su "reinado" como un fas-
tuoso exilio, vivir en el torpor y, al enterarse de la muerte de
Carlos IX, huir de Polonia como un prisionero ...

336
Los aspectos

Por el hecho de que los Planetas actúan a través de sus


aspectos, la determinación de un Sector no es solamente con-
secuencia de la presencia y la regencia; se efectúa también por
los aspectos: los que recibe el Planeta presente y los que reci-
be el Planeta regente.
Si la presencia determina una acción "corporal", la regen-
cia es una acción "por delegación"; en cuanto al aspecto,
éste representa una aportación que se añade a las dos prime-
ras determinaciones, situando el acontecimiento del Sector
en sus conexiones, es decir presentando el acontecimiento en
todo su contexto.
Morin ha establecido una escala de valores cu~itav de
los aspectos que puede resumirse así:
El aspecto armónico de un Planeta "benéfico" "produce
efectos bienhechores con facilidad y abundancia. Realiza las
buenas cosas e impide que las malas se produzcan".
El aspecto disonante "hace surgir dificultades, obstáculos
y privaciones".
El.aspecto armónico de un Planeta "maléfico" "realiza un
cierto éxito o felicidad a través de dificultades".
Su áspecto disonante "obstaculiza y vicia las cosas bue-
nas y causa males". Naturalmente, todo aspecto disonante,
sobre todo de un "maléfico", carga la nocividad de una posi-
ción desgraciada; igualmente que todo aspecto armónico,
sobre todo de un "benéfico", intensifica las ventajas que pro-
cura una posición afortunada.

Todo Planeta opera a través de sus aspectos:

1) En razón de su naturaleza propia, produciendo el Sol


efectos solares, la Luna efectos lunares ... ;

2) En razón de su estado celeste que cualifica estos efec-


tos;
3) En razón de su estado terrestre (posición y domina-
ción), aunque éste no actúe por fuerza simultáneamente en
función de estas dos determiQaciones.

337
El primer factor a tomar en consideración es, pues, el
simbolismo del astro, encontrándose el Planeta aspectado de-
terminado por él en primer lugar por su naturaleza y sus ana-
logías.
Ej: Marte en X en Luis XVIII, a la vez en trígono al Sol
y en oposición a Saturno presenta al astro dominando su si-
tuación apoyado por los valores solares de éxito y logro, y
afectado por los valores saturninos de fracaso y caída. Esta
aguda contradicción sitúa bien el destino social incierto de
este rey que pasó veintitrés años en el exilio sin poder recon-
quistar el reino por las armas como había esperado, que acce-
dió tardíamente al trono, fue derrotado poco después de su
instalación (los Cien Días) y volvió definitivamente al trono
en condiciones de salud y en situación política difíciles. Mer-
curio, regente de X en X, en Luis XIV, representa su posición
social, y en cuadratura a Marte representa bastante el hecho
de que, durante los 48 años de su reinado efectivo ( 166 7-
1 715), Francia vivió 19 años de paz y 29 años de guerra,
entre los cuales la paz se parecía mucho a una simple tregua:
su reinado se desarrolló en una casi permanencia de la guerra
(Marte).
El segundo factor, el estado celeste, contribuye a matizar
la tendencia simbólica del astro. Y en el caso de Luis XVIII,
por ejemplo, la cualidad del obstáculo saturnino es pu,ra ya
que el astro está en su signo, y la del impulso solar se matiza
por la combatividad marciana de Escorpio.
En cuanto al tercer factor, que es el estado terrestre, sitúa
la determinación de la tendencia simbólica del astro hacia los
efectos del Sector que el Planeta aspectado ocupa o repre-
senta. Los dos Planetas en aspecto se determinan mutuamen-
te hacia las' significaciones de los sectores que les son propias.
Ahora bien, es evidente que la acción del aspecto sobre el
Sector en que el Planeta aspectado está presente es más direc-
ta, y por tanto más precisa y más fuerte, que la que ejerce
sobre el Sector en que el Planeta aspectado es simplemente
regenfe. Así, una cuadratura que se ejerce de un Planeta en
IV a un Planeta en VII determina con más seguridad un con-
flicto entre el medio familiar y el medio conyugal que la
cuadratura entre los regentes de IV y de VII. También aquí,

338
la determinación por presencia es más fuerte que la determi-
nación por regencia.
Ej: En Luis XIV: la cuadratura Mercurio-Marte afecta en
primer lugar y esencialmente sobre los Sectores X y II. Mer-
curio se encuentra determinado hacia los efectos del Sector II
y Marte hacia los del Sector X. Este complejo II-X de Marte a
Mercurio sitúa claramente la ruina de las finanzas causada por
las guerras del reinado. En su cuadratura, Mercurio se encuen-
tra pues sobre todo afectado a nivel económico que es el de la
presencia de Marte en II. Pero también quizá lo sea a nivel de
la regencia, por la intervención de Marte regente de V en II:
los gastos resultantes de las fiestas suntuosas de la primera
parte de su reinado. De la misma forma que en su cuadratura,
Marte está afectado por Mercurio, regente de VIII en X, que
parece corresponder claramente a la guerra más costosa: la de
Sucesión de España (VIII). La acción por regencia no debe
pues, menospreciarse. Así, en Robespierre, el hecho de que
fuera huérfano desde su infancia y estuviera marcado por ello
psicológicamente se interpreta por la cuadratura que Saturno
en I hace a Mercurio Regente de IV, lo que es, atenuado, aná-
logo a un Saturno en IV.
Conviene juzgar los lugares zodiacales en que caen los as-
pectos, que pueden intensificar o atenuar el poder de su ac-
ción. Así, una cuadratura de Saturno que cae en Leo, su signo
de exilio, agrava su mal efecto, mientras. que un trígono de
Júpiter que va a parar a Sagitario acentúa su valor. Algunos
consideran incluso como propicio, por ejemplo, una cuadra-
tura de Venus en Piscis a Júpiter en Sagitario, ya que los dos
astros se encuentran en dignidad, uno exaltado y otro en re-
gencia; sin embargo esto no puede quitar a la cuadratura su
valor de conflicto, aunque ésta suceda entre tendencias de
calidad.
Ej: Es evidente que el séxtil de Júpiter-Virgo a Mercurio-
Cáncer de Luis XI es tanto más poden;iso y afortunado (vale
como un simple trígono de intensidad) porque el aspecto de
Júpiter cae en su signo de exaltación y el de Mercurio en su
domicilio. Igualmente, el séxtil de Luna-Tauro al MC-Cáncer
. de Luis XVIII ...
Cuando un mismo Planeta recibe dos aspectos contradic-

339
torios, no existe neutralización de los efectos del uno por el
otro sino dos posibilidades libres y totales.
Ej: En Carlos X, Saturno, regente de X en X, está en trí-
gono al Sol y en oposición a Neptuno: fue rey y perdió su
trono.
Cuando el mismo Planeta recibe vari0s aspectos, dentro
de la competencia que se establece, el más exacto es el más
eficaz. A distancia igual, la aproximación (es decir el aspecto
que se forma) se considera más eficaz que la separación (es
decir el aspecto que se deforma) (pero, hasta ahora, las esta-
dísticas han demostrado que los resultados son más fuertes
después que antes del fenómeno astronómico, al igual que
las mareas son más altas y más bajas al día siguiente de la fase
lunar; habrá pues que modificar esta opinión emitida por la
tradición).
Ej: En Carlos X, Saturno está a 1° de orbe de la oposición
a Neptuno como del trígono al Sol; los dos aspectos son sepa-
rativos; si el trígono posee ventaja porque se trata del Sol, la
oposición también la posee porque tiene lugar en zona de an-
gularidad. Puede considerarse pues que existe, más o menos,
igualdad de poder, entre ambos aspectos. Es rigurosamente, la
misma situación que se presenta en Luis XVIII con la oposi-
ción de Marte a Saturno y su trígono al Sol. Las experiencias
públicas de estos dos príncipes comportaron tantas ventajas
como inconvenientes.

340
XII. SINTESIS
DE LA INTERPRET ACION

La técnica de la interpretación de Morin es un método de


análisis que tiene por objeto ese fragmento de la carta astral
que es el Sector. Sin embargo, estamos lejos de decir que
haya de limitarse la división del tema en 12 franjas e interpre-
tar Sector por Sector, pensando que el segundo basta para in-
formar sobre el estado de las finanzas, el séptimo sobre la·
condición del matrimonio, el dééimo sobre la posición social.
Tal división no constituiría más que una mutilación engañosa
de una verdad que es síntesis.
De hecho, el proceso que conduce a una sana interpreta-
ción es el que procede a la confrontación del todo y de la par-
te, del conjunto y del detalle, de la idea general y del caso
particular.
Es importante no perder jamás de vista que existe ante
todo la Dominante del individuo: a esa "rúbrica" hay que
volver en cada circunstancia. Ciertamente, puede ser invalida-
da y lo es incluso a menudo. Ya que un tipo verdaderamente
extrovertido, por ejemplo, no lo es nunca al cien por cien; lo
es en el conjunto de su vida y en numerosos campos de su
existencia, pero hay momentos y circunstancias en que se
comporta como un introvertido. Se estará .de acuerdo, en
todo caso, que un jupiteriano, por muy acusado que sea, es
al menos saturnino en el o los Sectores en que Saturno tiene
prioridad. Y, debido a esto, la astrología supera a la tipología
para acceder a la psicología concreta del caso individual.
Pero no por ello hay que dejar de volver a nuestra domi-
nante que es como la clave de un pentagrama musical: suscep-
tible de manifestarse más o menos en todos los campos de la
existencia.

341
De Marte en II, no vayan a decir invariablemente que
existe una "tendencia al gasto". Si el tema de Luis XIV mues-
tra esta particularidad es porque este Marte .(reforzado por la
disposición mutua de Marte-Sagitario y Júpiter-Escorpio y
por el hecho que es el regente de I en II) va en en el mismo
sentido que la rúbrica general Sol-Júpiter. Vemos, por el
contrario, que la rúbrica general Saturno-Escorpio de Luis
XIII va en sentido contrario a este mismo Marte, especialmen-
te bloqueado por Saturno y finalmente avaricioso. De Satur-
no en V, no vayan a juzgar un inevitable "rechazo del amor";
si tal es el caso en el saturnino Luis XIII, es lo contrario -la
inhibición transformándose en avidez, conforme a la dialécti-
ca saturnina- en el libidinoso Enrique IV, marciano-jupite-
nano ...
La dominante es una especie de maqueta que nos da una
orientación general, una línea rectora ql!e debemos tener en
cuenta a cada instante. Pues ésta representa la constelación
más importante del tema, y en consecuencia un conjunto en
relación a lo particular que queremos juzgar, ya se llame ese
particular amor, dinero, familia, éxito ... Un tipo Sol-Júpiter
como Luis XIV no puede de ningún modo ser comparado, en
no importa cuál de estos campos, con un saturnino como
Luis XIII. De partida todo lo separa: las "líneas generales" de
su forma de ser, ya se trate del ritmo, del dinamismo, del po-
der. .. No hay ninguna medida común entre ellos y esta dife-
rencia esencial que captamos aquí bajo el nombre de domi-
nante es "lo principal". Ahora bien, el resto, todo el resto
hay que juzgarlo en función de estas premisas.
A partir de que hemos tomado en consideración el estilo
general del individuo, nos es posible abordar el estudio de
cada aspecto particular de su existencia.
Ese examen se dirige a una doble determinación: la que
constituye el campo del Sector propiamente dicho (el II para
las finanzas, el VII para el matrimonio ... ) y la que trata de los
símbolos (Júpiter para el dinero, Venus para el amor. .. ). Hay,
en efecto, que tener cuidado en confrontar los elementos más
subjetivos, y en consecuencia más esenciales, constituidos por
las tendencias de los Planetas, con las orientaciones de los
Sectores que poseen, en relación a los primeros, una cualidad

342
más objetiva, aunque nosotros los consideremos igualmente
bajo un ángulo subjetivo: el tema entero no representa más
que al individuo y nada más que al individuo, no situándose
el mundo exterior que él puede evocar más que en relación a
sí mismo.
Morin ha dado precisamente la siguiente clave de interpre-
. tación:
"Debe examinarse con el mayor cuidado si los Planetas
que ocupan una Casa o que son regentes de ésta, se encuentran
en configuración favorable o desfavorable con el Planeta cuya
significación por analogía es la misma que la de esta Casa; a
continuación cuál es el estado celeste de este último Planeta y
su determinación particular en la figura."
¿se imaginan el más afortunado Planeta en Sector VII,
pero que estuviera en cuadratura con Venus; no tendrían la
impresión que habría todo lo bueno en el matrimonio, excep-
to el amor? ... Veamos cómo se presenta el análisis de los dife-
rentes planos de la existencia:

La salud

El Ascendente, el Sol y la Luna son los tres factores a


juzgar junto con la dominante; vienen a continuación el eje
de los Sectores VI y XII, así como el Sector VIII respecto a
las operaciones quirúrgicas.
Si los tres primeros _factores son armónicos, la salud tien-
de a ser buena, incluso si los tres Sectores se encuentran afec-
tados por disonancias, manifestándose éstos entonces en los
campos que conciernen a estos Sectores aparte del de la salud
(trabajo, relaciones con los subordinados en la VI, etcétera ... ).
Si, por el contrario, dos de estos tres factores son disonantes,
es sobre la salud ante todo como tienden a expresarse las di-
sonancias de los tres sectores, e incluso, cuando éstos no pre-
sentan, la principal disonancia del tema, es expresiva entonces·
de diferentes enfermedades sufridas por el individuo en su
existencia. En este último caso, todo sucede como si las dis-
tintas crisis mórbidas, aunque dando, sin embargo, una suce-
ción de entidades nosográficas distintas (la disonancia pone

343
en juego varios Planetas, varios signos y varios Sectores), po-
seyeran un substrato común y mostraran un mismo y único
principio mórbido dinámico.
Para juzgar sobre la salud, tenemos pues en primer lugar a
la Dominante que define el temperamento del individuo. Es
evidente que la misma configuración aislada significará una
disposición o predisposición distinta según se trate de una
constitución linfática, dominada por la función nutritiva del
aparato digestivo, de una constitución sanguínea, dominada
por el reinado de las funciones respiratorias, circulatorias y
sexuales ... A continuación tenemos que hacer balance de la
cualidad de los tres puntos vitales: Ascendente, Sol y Luna;
y, finalmente, debemos dirigirnos a los elementos de los tres
Sectores especializados, cuando no a la disonancia principal
del tema.
Consideremos algunos casos de nuestra colección:
Carlos VI en el que la mayor parte de su vida estuvo per-
turbada por un desequilibrio mental. Los tres puntos vitales
se encuentran afectados: el Ascendente por una semicuadra-
tura a Saturno y una conjunción a Marte en exilio en XII; el
Sol por 'una conjunción ~ Saturno y una semicuadratura a
Júpiter; y la Luna por su cuadratura a la conjunción Sol-Sa-
turno-Venus, su sesquicuadratura a Júpiter y su semicuadra-
tura al MC. Con este Saturno que afecta a cinco puntos del
tema y de ellos los tres puntos vitales, el tema de Carlos VI
se presenta como el "peor" (en la medida en que sea permiti-
do emitir una expresión de este tipo, en cierto modo discu-
tible) de la colección. Por lo demás ya hemos visto los ele-
mentos determinantes de su psicosis alternante. "
Francisco 11 puede ser considerado el rey más infortuna-
do en salud; débil y casi constantemente enfermo, desapare-
ció a los 16 años debido a una mastoiditis tuberculosa. Ahora
bien, si se exceptúa un séxtil Sol-Luna y un trígono Luna-AS,
todo le es contrario: conjunción Luna-Saturno, estando la
Luna también en sesquicuadratura al MC y en semicuadratu-
ra a Mercurio; Sol en Exilio (Acuario) en oposición al Ascen-
dente; puede también añadirse que Júpiter se encuentra "ase-
diado" (designando este término la situación de un Planeta

344
encerrado entre dos astros) por Marte en Escorpio y Saturno
que dirige el juego.
Consideremos ahora los reyes que llegaron a una edad
más avanzada:
Luis XIV muerto en la víspera de su 77 cumpleaños: As-
cendiente conjunto a Júpiter y séxtil al Sol, el único aspecto
que éste hace fuera de su conjunción al MC; únicamente la
Luna es disonante por los aspectos que envía a Saturno y
Júpiter en XII (a pesar de una excelente salud, tuvo algunas
enfermedades graves), pero está también en conjunción con
Venus.
Luis XVIII desaparecido a los 68 años: Ascendente en
conjunción a Júpiter y séxtil a Mercurio y Neptuno: Sol en
conjunción a Venus, trígono ,a Marte y séxtil a Saturno; Luna
exaltada y séxtil al MC. Hay, sin embargo, que señalar, junto
con la semicuadratura Sol-Júpiter, una excesiva dominante
1
'húmeda" que nos da la imagen de ·un monarca impotente,
obeso, hidrópico y gotoso.

La fortuna

Respecto a las posibilidades de adquisición material, no


basta con dirigirse al eje de los Sectores II (dinero adquirido
por los propios medios) VIII (herencias, legados, dote ... ) y al
Sector V (especulación). Después de haber juzgado sobre la
dominante (estando raramente dotado un lunar para las con-
quistas materiales, y un ~aturnio pudiéndose desinteresar de
la cuestión ... ), es importante juzgar la calidad de Júpiter, el
astro por excelenéia del crecimiento propio, de la expansión
en la vida material, del beneficio, del bienestar, del "enrique-
cimiento". Por oposición, Saturno es el astro de la expolia-
ción, del desapego, de la pérdida. Las relaciones de uno u
otro astro con el eje U-VIII constituyen la constelación regen-
te de la fortuna;
Carlos VI fue el rey que perdió más; fue prácticamente
desposeído de su reino y de sus bienes, para terminar bastan-
te miserablemente. Vemos, en su tema, la aplastante supre-
macía saturnina que domina en II.

345
Luis XI fue el rey que más se enriqueció, que adquirió
más bienes para el reino: Júpiter culmina y es regente de la
cúspide de II; está en séxtil a Mercurio en VIII, Sector igual-
mente ocupado por el Sol en trígono al Ascendente y en
séxtil a la Luna en Tauro (II signo).

El éxito

Sin omitir la consulta a la dominante, más que nunca sig-


nificadora, el juicio sobre el éxito social se basa en dos puntos
esenciales: el Medio Cielo (y por extensión el Sector X) y el
Sol, siendo este último el símbolo de toda ascención, factor
de poder interior, expresión del "yo social".
Si el Sol es poderoso y el MC débil, el individuo es capaz
de grandes realizaciones, pero su posición social no se encuen-
tra en diapasón con sus posibilidades; puede estar dotado, sin
poder afirmar sus dones. Si el MC es armónico y el Sol diso-
nante, el éxito es posible, pero es precaria y comprometida
su duración, pudiendo el individuo, por ejemplo, acceder a
una posición que no podrá asumir.
El caso más representativo es ciertamente el de Robes-
pierre. No podía tener mejor MC, ya que está 'en conjunción
a Júpiter rigiendo en su signo y en trígono a una conjunción
Marte-Neptuno en Leo. ¿Pero podía tener un Sol más deplo-
rable?_ Se encontraba en cuadratura a esta conjunción Marte-
Neptuno en su signo. Su suprema ascensión jupiteriana fue
seguida de su pérdida, su papel solar de jefe de Estado con-
virtiéndose, finalmente, en un fracaso.
Luis XIV es un caso de éxito realizado con un MC en con-
junción al Sol y séxtil ajúpiter, y un Sol en X séxtil al As-
cendente.

El amor

Después de haber considerado, una vez más, la dominante


(no pudiendo un saturnino enamorarse como unjupiteriano ... ),
y antes de dirigirse hacia los Sectores V (amores), VII (matri-

346
monio), IV (familia), hay que señalar los tres símbolos que
son Venus, el Sol y la Luna.
Venus representa al individuo en su actitud amorosa, su
verbo amar, su condicionamiento sentimental de alguna for-
ma. Por su posición, sabemos si los sentimientos son impul-
sivos o inhibidos, estables o inestables, serenos o mórbidos ...
En cuanto a las luminarias, sus funciones difieren según se
trate del hombre o la mujer. Respecto a esta última, la Luna
simboliza su condición femenina, su papel de mujer, esposa y
madre; su posición define su modo de comportamiento este a
nivel. En cuanto al Sol, representa el "animus" Uung), la ima-
gen o imágenes masculinas por las que se siente sensibilizada, el
o los tipos de hombres hacia- los que se siente atraída. En lo
que concierne al hombre, la Luna simboliza el "anima", la
imagen femenina, el tipo de mujer hacia la que su sensibilidad
profunda lo inclina; y el Sol representa su función masculina,
su papel de hombre, de esposo y de padre. Tanto para el uno
como para la otra, estos tres factores constituyen la constela-
ción amorosa, la tela de. fondo afectiva sobre la que se trama
el destino sentimental.
Los tics sectores precisan, cada uno en su propio campo,
las modalidades de este destino, pero únicamente en función
de esta constelación planetaria. Y a puede estar el Sector VII
muy felizmente influenciado, -que si dos de estos tres astros
son disonantes (y con más razón los tres simultáneamente)
no· habrá matrimonio feliz, expresándose el buen elemento
del Sector VII más bien en el campo exterior a la unión: aso-
ciaciones, procesos... Por el contrario, la nocividad de un
Sector VII disonante es fuertemente atenuada si los factores
planetarios se encuentran bien situados. Es obvio que cuan-
do los símbolos y sectores van en un mismo sentido, el diag-
nóstico es de lo más seguro.
En nuestra colección, el más perjudicado a nivel afectivo
es Enrique III: Saturno está en VII y en doble cuadratura a
una oposición Luna-Venus (ésta en exilio), estando dicha
oposición también en disonancia menor con el Sol; el Sector
VII se encuentra pues "tocado" al mismo tiempo que los tres
símbolos. Este príncipe delicado y espiritual es un alma hi-
persensible, herida por un amor maternal excesivo. A los

347
18 años, aclamado como un héroe y algo Donjuan, siente, a
pesar de sus laureles, sus placeres y las adulaciones de la Cor-
te, una tristeza, una nostalgia sin motivo: es un insatisfecho.
Un gran amor se presenta en su vida: ama y es amado por Ma-
ría de Cleves; pero ésta se casa con ef príncipe de Condé, es el
hundimiento de Enrique que busca el .olvido en los más extra-
ños excesos: sus tendencias homosexuales hacen aparición; lo
vemos vestirse de mujer, maquillarse como una prostituta, os-
tentar toda clase de pelucas y besar a los muchachos ... Sin
embargo no ha renunciado a su amor: en su exilio real de Po-
lonia, piensa casarse con María, pero a su vuelta a Francia
ésta muere (Saturno en VII es Regente de VIII y aspecta a
Venus en el VIIIº signo). Entonces un gran dolor estalla
como una tempestad: postración, desespero, hastío ... Desper-
tado bruscamente de su torpor, él desesperado ordena cere-
monias conmemorativas, viste a su Corte de duelo, lleva él
mismo un traje bordado hasta los pies de pequeñas calaveras ...
A los 23 años, se casará con Luisa de Vaudemont-Lorraine
que lo amará siempre; pero este amor permanecerá sin eco y
su unión será estéril. A partir de los 2 5 años caerá, junto con
la autoridad de Catalina, la barrera que le separaba aún de la
homosexualidad y la dominación, al -menos parcial, de sus
"queridos" ...
En cuanto al rey que fue quizás el más favorecido afecti-
vamente y que realizó, en todo caso, la pareja más feliz, es
Luis-Felipe. Su unión con María Amelía de Borbón constitu-
ye sin duda el tipo de pareja burguesa, con olor a pucheros y
pegada a la tierra, pero era conforme a su naturaleza. Lo que
cuenta, es que este rey y esta reina se confesaron un amor
mutuo durable y fueron incluso, en su época, el símbolo del
buen marido y de la buena esposa. María Amelía, que era la
bondad misma {Sol-Tauro, Luna-Libra y Venus-Piscis), fue
para Luis Felipe la más dulce y entregada de las compañeras,
esposa fiel y madre de familia que compartió hasta el fin las
horas de gloria· y de desgracia de su compañero real. Ahora
bien, este último rey de Francia tiene la Luna en VII en trí-
gono al Sol en Libra.

348
XIII. DIAGNOSTICO
DEL TIEMPO DE LOS ACONTECIMIENTOS

Hasta ahora, nuestra investigación ha versado sobre el


'diagnósitco de la personalidad y el pronóstico del destino, sin
consideración de su evolución en el tiempo. Si hemos situado
al pronóstico en el terreno de la psicología, se debe a que no
existe, incluso en la astrología, ninguna difereni::ia entre el ser
y su devenir: son las mismas configuraciones las que señalan
su personalidad y la existencia, siendo la segunda expresión
de la primera.
El estudio astrológico del destino no afirma la idea de un
plan previo por el cual los astros impondrían un destino al
hombre. Este plan depende, en su desarrollo, de una correla-
cióp permanente entre el carácter profundo y el destino. El
"destino" invocado aquí no es más que la actualización, la
concretización al mismo tiempo que la proyección, de la per-
sonalidad que se construye su propia vida según un plan del
que el individuo es él mismo el arquitecto. Se trata precisa-
mente, para nosotros, de descubrir ese plan que permanece
en general inconsciente para su autor, sea su realizador activo
o pasivo, emisor o receptor. Este plan define una estructura de
la existencia superpuesta a la de la personalidad: facilidad
venusina en tal campo de la vida, inhibición saturnina en tal
otra, expansión jupiteriana en aquél... Así se reparten nues-
tras pulsiones internas en los diferentes departamentos de la
existencia y se presentan nuestros "climas" particulares:
suerte en amor, desgracia en dinero, amistades, deberes pro-
fesionales ... No hay duda de que tenemos facilidades bastante
constantes en algunas direcciones de la existencia en las que
todo va bien, mientras que encontramos obstáculos bastante

349
regulares en tal otro campo. Precisamente esto es lo que reve-
la la fisonomía del tema, plan que permite calcular nuestra
suerte y desgracia en los diferentes campos de la existencia,
desvelando, aquí y allá, las escenas que inconscientemente, y
a menudo involuntariamente, nos vemos inclinados a repre-
sentar. ·
A partir de este conocimiento estructural que nos da el
armazón constante de la persona, sus disposiciones latentes y
predisposiciones en materia de acontecimientos, podemos
intentar presentar el desarrollo dinámico del tema, es decir
situar cronológicamente las manifestaciones de la personali-
dad que hemos captado. Se trata entonces de fijar el plazo de
los acontecimientos a través de las edades de la vida, de des-
cubrir de alguna forma una evolución de la existencia. Eviden-
temente, no se trata de pretender descubrir todos los aconte-
cimientos y en sus fechas pre~isa, y menos aún de revelar
las mismas anécdotas de la historia personal. Solamente es
posible intentar aprehender una evolución general del indi-
viduo en sus fases de desarrollo, de crecimiento, de realiza-
ción, o de crisis y regresión. No se trata de decir "lo que va
a suceder" sino de entregarse a un verdadero diagnóstico de
las pulsiones vitales, constructivas o destructivas, teniendo
cada configuración su hora al ser expresión de la actualiza-
ción de una tendencia nativa que propulsa al ser hacia algo
mejor o menos bien, hacia lo mejor o lo peo~. Se disciernen,
pues, estos fenónemos cronológicos bajo el aspecto de "tiem-
pos fuertes", si se trata de momentos enriquecedores y
constructivos, o de "tiempos débiles'', si se trata de momen-
tos empobrecedores y destructivos; generalmente son capta-
dos como "ambientes" o "períodos" positivos o negativos,
que afectan con preferencia a tal o cual ~ampo. Estas co-
rrientes no poseen la propiedad de traducirse invariable-
mente en,hechos concretos como los acontecimientos; pue-
den no traducirse más que por estados anímicos o estados
de conciencia, hechos exclusivamente psicológicos. Por ello
debe siempre situarse el pronóstico a un nivel interno formu-
lándolo no en términos de he'chos exteriores sino en el voca-
bulario de lo que el ser siente y yive, es decir del hecho psí-
quico.

350
Para terminar esta localización de los hechos humanos, la
astrología acude a varios métodos de investigación que vamos
a definir lo más simple y someramente posible.

LAS DIRECCIONES

Las direcciones primarias

Este sistema está basado en la correspondencia analógica


que existe entre la rotación de la Tierra. sobre sí misma (uná
vuelta por día) y el movimiento del Sol en el Zodíaco (una
vuelta por año), correspondencia que -dice J ean Hiéroz-
"tiene como consecuencia el que las visiones diarias sucesivas
del cielo por el individuo (visión desde abajo) sean las imáge-
nes de las influencias anuales del cielo sobre dicho individuo
(influencias desde arriba)".
Este procedimiento consiste en dirigir (de ahí el término
de dirección) un ángulo del cielo o un astro del nacimiento a
la conjunción o aspecto con otro astro natal, suponiendo que
el primer término se encuentra animado de movimiento y
'que el segundo permanece fijo en la posición natal. Así, si
tomamos como ejemplo el tema del Presidente De Gaulle cal-
cularemos la dirección "Ascendente en conjunción al Sol" si
buscamos la distancia que separa estos dos puntos y si calcu-
lamos el valor de _esta distancia en términos de años de vida
o más exactamente de un período determinado de la exis-
tencia.

Direcciones del Ascendente y del Medio Cielo

Calculemos pues esta dirección "Ascendente en conjun-


ción al Sol". La operación es simple: nos dirigimos a la Tabla
de Casas de la latitud del nacimiento (50° Norte) y señalamos
el T.S. cuando el AS se encuentra a 29° 50' de Escorpio, lugar
del Sol natal. O sea: 11 h 34 m 18 s. De esta cifra deducimos el
T.S. del nacimiento, 8 h 4 m 42 s. Ladiferenciaes: 3 h 29m26s.

351
Este resultado corresponde al arco de dirección buscado,
pero tenemos que convertirlo en años y meses a razón de:
1 hora 15 años
4 minutos 1 año
1 minuto = 3 meses
En nuestro ejemplo, tenemos: 3.h = 45 años; 29 m = 7
años 3 meses; si se añade los dos meses que ·corresponden a
los 36 s obtendremos: 52 años 5 meses; habiendo tenido lu-
gar el nacimiento el 22 de noviembre de 1890, esta edad lleva
a marzo-abril de 1943. Entonces cae la dirección Ascendente
en conjunción al Sol.
Esta dirección pone en juego un aspecto capital ( conjun-
ción) y dos puntos esenciales (AS y Sol); debe, por ello, co-
rresponder a uno de los mayores acontecimientos -cuando
no el mayor en consecuencias- de la vida del sujeto. Ahora
bien, aunque el registro civil hace. nacer a De Gaulle a las 4
horas en punto, sería muy asombroso que fuera ésta la hora
precisa de su nacimiento. Si se le hace nacer 10 minutos más
tarde, esta dirección cae en el verano de 1940, es decir que
podría corresponder a la llamada del 18 de junio que consti-
tuye el gran éxito de su vida. Haciendo esta rectificación de la
hora natal, vemos a continuación aparecer la dirección del
Ascendente en COT).junción a Mercurio 4 años más tarde (el
AS llega a 2° 39' de Sagitario en un T.S. de 11 h 49 m, o sea
15 m después del primer período que caía en el T.S. 11 h
'.34 m), 4 años después del verano de 1940, es decir la llegada
a París ... No se trata en este caso más que de una hipótesis
pura y simple que demandaría ser verificada.
Este pequeño ejemplo muestra que, aunque este sistema
es el más individualizado que existe y en consecuencia el más
preciso, exige desgraciadamente el conocimiento del momen-
to del hacimiento con menos de 4 minutos; si no constituye
una práctica basada únicamente en una hipótesis de trabajo:
una hora natal rectificada por el astrólogo (como es el caso
aquí respecto a De Gaulle ), rectificación que debe basarse en
una serie de apuntes obtenidos a través del estudio de los
acontecimientos pasados. Dos ejemplos reales darán sin embar-
go una idea del interés que merece este sistema de dirección:

352
Luis XIV. MC en conjunción al Sol -proclamado rey
AS en conjunción a Júpiter -coronación
Luis XVI. MC en conjunción al Sol -proclamado rey
AS en conjunción a Júpiter -coronación
MC en oposición a Saturno -revolución y pí:isión
AS en cuadratura a Saturno -ejecucion

Direcciones de los Planetas

En las direcciones primarias se hace también progresar los


Planetas según un proceso análogo al del AS y del MC; se
trata en primer lugar de calcular el polo del Planeta. El polo
del MC y el del FC son siempre cero, mientras que el polo del
AS y el del DS corresponden a la latitud del lugar de naci-
miento (50° en el caso de De Gaulle). El polo de cada Planeta
está en función de su situación entre el horizonte y el meri-
diano; nulo en el meridiano, se eleva gradualmente a medida
que se acerca al horizonte, para alcanzar el grado de la latitud
natal cuando el astro lo alcance.
Se "dirige" el Planeta con las Tablas de Casas, conside-
rándolo como si fuera un AS, y de la misma forma que prece-
dentemente. Pero en lugar de servirse. de la tabla correspon-
diente a la: latitud del lugar de nacimien'to, se utiliza la que
corresponde al grado "del polo del Planeta. Además, cuando el
Planeta es occidental (en los Sectores IV y IX), se dirige al
punto del Zodíaco que se encuentra exactamente en oposi-
ción con el Planeta.
Conviene, además, tomar en consideración las latitudes
de los Planetas. Aquí interviene el uso de tablas que permiten
una economía en los cálculos.
~No podemos extendernos sobre este método, por no po-
der aportar las tablas indispensables para su utilización. No
podemos más que remitir al lector interesado a las obras
consagradas a este capítulo particular de la práctica horos-
cópica.1

l. H. J. GOUCHON et J. REVECHON, Table d'Ascendance, Gouchon, Ed.


H.J. GOUCHON, Dictionnaire astrologique, Tomo II, Gouchon Ed.; G. MUCHE-
RY, Traité pratique des Directions, Edit. du Chariot.

353
Las direcciones simbólicas

Este sistema consiste en desplazar indiferentemente todos


los puntos del nacimiento en razón de un grado zodiacal por
un año (o de 59' 8", o sea la trescientos sesenta y cincoava
parte exacta de los 360º anualmente recorridos por el Sol) en
virtud de la misma correspondencia analógica del día y del
año.
El proceso de aplicación es simple: De Gaulle tiene el Sol
a 29º 50' de Escorpio y Júpiter a 6° 53' de Acuario; 67° se-
paran estos dos astros. Es pues sobre una "dirección simbóli-
ca del Sol en conjunción a Júpiter" cuando en mayo de 1958,
a los 67 años, el general volvía al poder. Poco tiempo des-
pués, llamaba también a la Presidencia del Consejo a Michel
Debré, nacido en París el 15 de enero de 1912 a las 23 horas,
con el Sol a 24 de Capricornio y Júpiter a 7 de Sagitario: te-
nía 4 7 años, año mismo de su dirección "simbólica de J úpi-
ter en conjunción al Sol".
Estos dos ejemplos -tan elocuentes_: no deben sin em-
bargo inducirnos a error sobre el valor de este sistema, sobre
el que no puede fundarse una verdadera base de trabajo. Lo
mismo sucede, por lo demás, respecto al sistema siguiente.

Las direcciones secundarias

Consiste en desplazar los Planetas rápidos de un día por


un año, siempre en función de la misma correspondencia ana-
lógica del día y del año.
Según este procedimiento, las posiciones planetarias al
día siguiente del nacimiento explican -siempre en relación a
. las posiciones de nacimiento- el clima del segundo año de
la vida, considerando que el primero empezó con el nacimien-
to; y, así, la sucesión de días que siguen al nacimiento define
la evolución de los años a los que corresponden.
¿Queremos saber, por ejemplo, las direcciones secunda-
rias que se presentarán para el presidente De Gaulle en 1960?
Un breve cálculo nos indica que, en noviembre de 1959, el
general tendrá 7 O años.

354
Miramos pues las posiciones que se p~esnta 70 días des-
pués del nacimiento, o sea, después del 22 de noviembre de
1890, el 30 de enero de 1891. Vemos así que Mercurio se
encuentra a 16º de Capricornio y forma un trígono con el Sa-
turno natal; también constatarpos que el Sol está a 10° de
Acuario y próximo, cerca de 1°, a la conjunción a Marte.
Crítica: ¿Qué decir de las direcciones simbólicas y secun-
darias? Que éstas no constituyen sistemas verdaderamente
válidos de pronóstico; no es necesario practicarlas durante
años para darse cuenta. Sin embargo, no podría rechazarse
por entero la fuente de información que constituyen; después
de una larga verificación, se tiene la impresión de que son mé-
todos imperfectos que se acercan no obstante a una cierta
verdad, unos reaccionan más a las simbólicas y otros a las
secundarias sin que sepamos el porqué.
¿y en qué circunstancias pueden utilizárselas con fruto?
Una constante verificación nos permite garantizar que las
simbólicas intervienen regularmente para situar el año (con 6
meses o 1 año más o menos de diferencia) de cristalización de
los complejos psicológicos que proceden de disonancias y en
función de sus orbes. Así, si una disonancia de Saturno con
la Luna, Venus o el Sol (e incluso Mercurio) pre sen ta 2, 4 ó
6° de orbe, se constata generalmente que se ha producido a
los 2, 4 ó 6. años, el acontecimiento traumatizador que ha
cristalizado el "complejo" de frustración afectiva: alejamien-
to del medio familiar, partida y separación de uno de los
padres o de una persona amada del entorno, nacimiento de
un hermano o de una hermana que acapara a los padres y sus-
cita celos, entrada en la escuela que plantea problemas de
adaptación, etcétera ...
Pueden así extraerse elementos de información, bastante
constantemente verificables, de las direcciones de conjunción
que se producen entre el Sol, Mercurio y Venus, si estos as-
tros no se encuentran demasiado cerca uno del otro, no ca-
yendo pues el término direccional dentro de la infancia, aun-
que a pesar de todo pueda tener una significación reducida.
iCuántas veces hemos constatado que el encuentro direccio-
nal Sol-Mercurio o Mercurio-Sol (en lo esencial, es un fenó-
meno parecido), correspondía al año en que el individuo

355
tomaba concieIJ.cia de su personalidad, descubría sus afinida-
des electivas y tomaba una orientación (profesional, intelec-
tual o espiritual) decisiva en su existencia! iCuántas veces no
hemos señalado que el encuentro direccional Sol-Venus o
Venus-Sol coincidía (con una diferencia de 1 ó 2 años) al naci-
miento de un gran sentimiento y a menuda con la aparición
del gran amor de la existencia! 1 Una correlación parecida se
observa también muy a menudo cuando la Luna encuentra al
Sol o Venus o cuando es encontrada por ¿stos, presentándose
este encuentro a los 20, 30 ó 40 años. Cuando se trata de la
dirección del Sol mismo, los tiempos direccionales en las di-
recciones simbólicas y secundarias coinciden algo, siendo el
pronóstico más seguro. Por el contrario, t::uando se trata de la
dirección propia de Mercurio o de Venus puede suceder que
el efecto esperado se produzca ya bajo la dirección simbólica
ya bajo la dirección secundaria, pudiendo una y otra diferir
en un cierto número de años. Ahora bien, en tal caso tenemos
que decir que el efecto de la dirección tendrá lugar ya en tor-
no al año correspondiente a la simbólica, ya en torno al co-
rrespondiente a la secundaria.
Prácticamente, esto significa decir que no pueden tenerse
en cuenta más que las direcciones del Sol y las direcciones
planetarias cuando éstas se producen simultáneamente (y
poco más) en simbólica y en secundaria, y siempre acordando
a estas direcciones un margen de 12 a 18 meses antes y des-
pués de su realización; espacio de tiempo mínimo, si se lo
compara al desarrollo total de la existencia y se considera que
se trata de la aparición de un acontecimiento importante de
esta existencia.
¿Algunos ejemplos?
Carlos VII - Simbólica Luna/Venus a los 39 años: en-
cuentra a Inés Soler a los 40 años.
Enrique JI! - Simbólicas Sol/Marte y Marte/Venus a los
23 años: a los. 23 años, muerte de la princesa de Candé y ma-
trimonio con Luisa de Lorraine.
Enrique IV - Simbólica Venus/Sol a los 3 8 años: a los 3 7
años, encuentro de Gabriela d'Estrées.

l. Cuando uno de estos astros es disonante, puede también tratarse de una


gran crisis sentimental. ·

356
Luis XIII - Simbólica Sol/Luna a los 20 años: casado a
los 14, es esquivo frente al amor y a los 19 años rompe el
hielo para vivir una luna de miel con Ana de Austria.
Luis XIV - Simbólica Sol/Mercurio a los 12 años: Luis
tiene 10 años y medio cuando la Fronde se encuentra en su
punto culminante; el 6 de enero de 1649 a las 3 h de la maña-
na, Ana de Austria, Mazarin y él se ven obligados a huir de
Saint-Germain. Duermen sobre paja, en habitaciones sin ven-
tanas y sin fuego, en medio de un un frío terrible. Para el pe-
queño rey, este viaje es algo que no olvidará jamás; este acon-
tecimiento y los siguientes forman su educación y explican su
reinado: son para él una lección definitiva de absolutismo.
Secundaria Venus/Sol a los 31 años: encuentra a Madame
de Montespan a los 29 años y medio, que se convierte en la
amante reinante a los 30 años.
Luis-Felipe - Simbólica Sol/Venus a los 32 años: a los 34
años, encuentro de Maria Amelía con la que se casará a los
36 años.
Como vemos, estas direcciones simbólicas y secundarias,
limitadas a algunas conjunciones de planetas rápidos, hay que
tomarlas en consideración; dentro de la serie de años de una
existencia, anuncian zonas sensibles. Pero, una vez más, no
hay que considerarlas como indicios ciertos. En materia de
·pronóstico astrológico _¿hace falta decirlo?- no podemos
pretender más que un valor de probabilidad. Ahora bien, la
probabilidad de un acontecimiento no posee si'gnifi"cación
más que con tal de que se base en una conjunción de factores,
estando simultáneamente anunciado por la interacción de va-
rias direcciones (primarias, simbólicas o secundarias) así
como por los tránsitos.
En el sistema de estos últimos vamos finalmente a dete-
nernos por haber tenido de ellos una larga experiencia.

LOS TRANSITOS

¿Qué es un tránsito?

Es simplemente el paso zodiacal de un astro del sistema

357
solar en un momento dado sobre un punto sensible del cielo
natal (planeta, ángulo) o en aspecto a este punto sensible. El
tema es una instantánea del cielo inmovilizado, y este método
de pronóstico consiste en seguir los distintos movimientos
planetarios de cada día en relación a las posiciones fijas de
este tema. Para observar los tránsitos, hay pues que consultar
las efemérides astronómicas del momento del que se desea
tener información.
Tomemos un ejemplo volviendo al presidente De Gaulle.
Queremos saber si había tránsitos en su tema entre el 13 de
mayo y el 1° de junio de 1958, período que marcó su vuelta
al poder. Abrimos la página de las tablas astronómicas de ju-
nio de 1958 y vemos que Neptuno está a 2º de Escorpio,
Urano a 8° de Leo, Saturno a 21° -2 3° de Sagitario y Júpiter
a 23º-21º de Libra (dejamos de lado los planetas rápidos).
Llevemos estas posiciones sobre el tema natal: vemos que
Neptuno abandona la conjunción de Urano a 29° de Libra y
que Urano abandona también la conjunción del MC a 29º de
Cáncer; tránsitos poco significativos ya que se produjeron
en 1956 y 1957 (a menos que consideremos que pudieron
preparar la vuelta al poder del general). Por el contrario, lo
que es significativo, es ver a Júpiter pasar de 2 3° a 21° de
Libra: existe pues en este período de mayo de 1958, tránsito
de Júpiter en conjunción al Ascendente, configuración bas-
tante característica de esta vuelta al poder. Otro tránsito a
señalar: el 28 de mayo, día en que De Gaulle es llamado por
el Presidente de la República, el Sol celeste está a 6° de Gé-
minis y la Luna pasa a 6° de Libra: uno y otra forman un
tránsito de trígono a Júpiter natal situado a 6 de Acuario.
El estudio de los tránsitos nos lleva a considerar diferen-
tes aspectos del problema: su importancia, su calidad, su in-
terpretación ... Y del examen de estos diversos factores pode-
mos formarnos un conocimiento de los tránsitos.

La importancia

Es una regla bien establecida: la importancia de una con-


figuración de tránsito depende de su duración; lo que equivale

358
a decir que mientras más lento es el paso del astro sobre el
punto sensible más notable es el efecto que tiende a produ-
cirse.
Podemos ver pues que los tránsitos más importantes son
aquéllos de Urano, Neptuno y Plutón: son éstos lós que hay
que mirar para seguir los grandes acontecimientos de una
existencia. En efecto, sigamos, por ejemplo, el movimiento de
Neptuno en 1960: a la entrada del año está a 9° de Escorpio;
vuelve a 6° del signo a mitad de año, para acceder a 10° a fi-
nales de año. Volverá a continuación hasta 8° de Escorpio a
mediados de 1961, lo mismo que se había detenido a 7° del
signo a principios de 1959. Vemos pues que este planeta va
lento; pasa y vuelve a pasar sobre una misma zona, se entre-
tiene hasta el punto de que "se pega" al mismo punto zodia-
·cal alrededor de 18 m'eses. En 1960, vemos a este astro man-
tenerse a 6° de Escorpio del 28 de mayo al 4 de setiembre, o
sea iun trimestre entero! ·
Por el contrario, si tomamos la Luna con su desplaza-
miento cotidiano de 13°, vemos que no tiene tiempo de dete-
nerse: le bastan algunas horas únicamente para pasar sobre un
punto natal dado: sin dejar huella. Todo lo más localiza,
desencadena los efectos de un tránsito más importante, avan-
zándolo o retrasándolo en uno o dos días.
Podemos ahora fijar una escala de valores en cuanto a la
influencia cuantitativa de los tránsitos, y considerar cuatro
grados de importancia:

1) Plutón, Neptuno y Urano: los tránsitos más impor-


tantes.
2) Saturno y Júpiter: tránsitos notables.
3) Marte, Sol, Venus y Mercurio: tránsitos secundarios.
4) Luna: tránsitos sin importancia.

Esta graduación es, verdaderamente, más teórica que real


ya que, en razón del fenómeno de retrogradación, un astro
rápido puede, cuando cambia de movimiento, poseer un al-
cance mayor por su tránsito que el de Júpiter e incluso de
Saturno. ·
Abriendo la'S efemérides de 1960, ..se constata, por ejem-

359
plo, que, a consecuencia de su paso al movimiento retrógrado
el 20 de noviembre, Marte permanece durante 20 días en el
mismo grado zodiacal, a 18 de Cáncer; mientras que en la
misma época Júpiter franquea 1° en 5 días y Saturno en 10
días; por tanto no existe duda alguna de que, en noviembre
de 1960, los individuos que tienen una posición natal a 17-
18º de Cáncer estarán más intensamente afectados por el
tránsito de Marte que por el de Júpiter o Saturno, los indi-
viduos que poseen una posición por donde éstos pasan, a
4-5° de Capricornio y 14-15° de Capricornio. Los "rizos" de
Marte, como el de noviembre de 1960 a 18° de Cáncer y el
siguiente de febrero de 1961 a 0° de Cáncer hay pues que
tomarlos seriamente en consideración.
Igualmente, aunque ordinariamente, un tránsito de Sol es
más poderoso que un tránsito de Mercurio y Venus, no es lo
mismo cuando éstos hacen sus bucles. Lo vemos así con Mer-
curio a 23° de Escorpio a finales de octubre y a 8° de Escor-
pio a mitad de noviembre de 1960 y respecto a Venus a 28°
de Aries en marzo y a 13° de Aries en abril de 1961.
Tampoco conviene poner a un mismo nivel de igualdad
los tránsitos de Júpiter y Saturno. En 1960,Júpiter se detie-
ne todo el mes de abril a 3° de Capricornio; éste hará un bu-
cle igualmente a 23-24° de Sagitario durante todo el mes de
agosto; lo vemos, por el contrario, "pasar" en diciembre de
1960 de 7° a 13º de Capricornio: su influencia en tanto que
tránsito no puede ser más que despreciable. Se comprende
pues que, durante su recorrido total a lo largo del año 1960,
que se efectúa de 18° de Sagitario a 13° de Capricornio, Jú-
piter será esencialmente eficaz durante sus dos estacionamien-
tos a 3° de Capricornio y 23-24° de Sagitario (puede com-
prenderse, a partir de entonces, la importancia que tenía el
tránsito de Júpiter estacionario a 21° de Libra en junio de
1958 cerca del Ascendente del genei;al De Gaulle). Además
los individuos que tienen una posición entre 25° de Sagitario y
2° de Capricornio verán aj úpiter transitar su posición durante
tres secuencias: en directo, en retrógrado y en directo; este tri-
ple paso posee eón seguridad más importancia que el simple y
único paso rápido de Júpiter antes de 23º de Sagitario y des-
pués de 3° de Capricornio, durante este mismo año de 1960.

360
Es obvio que si dos planetas pasan al mismo tiempo sobre
el mismo punto sensible del nacimiento o en aspecto a este
punto sensible se dan la mano fuertemente; de ello se deriva
a menudo un estado o una situación cuya importancia es
superior al efecto que podía esperarse de cada planeta toma-
do aisladamente.
Así, en febrero de 1961, Júpiter y Saturno se encontra-
rán a 25º de Capricornio: todo individuo con una posición
entre 23 y 27° de este signo resentirá a lo largo de 1961 el
efecto doble y simultáneo de estos dos astros en conjunción.
Puede todavía añadirse que el efecto de un tránsito hay
que tomarlo tanto más en consideración si este tránsito re-
constituye una constelación de nacimiento o si el astro tran-
sitado estaba, en el nacimiento, en aspecto con el astro tran-
sitante.
Así, esta conjunción Júpiter-Saturno tiende a tener efec-
tos más sensibles en los individuos nacidos bajo una tal con-
junción (1901, 1921 y 1940-41) o bajo un aspecto de estos
dos astros; y más aún, si, entre éstos, la posición transitada
entre 23 y 27° de Capricornio estaba, en el nacimiento, en
aspecto con Júpiter, Saturno o uno de estos dos planetas.

La manifestación

Un tránsito no produce forzosamente ~u efecto (sea éste


moral o físico) en el momento mismo en que se realiza. Al
igual que hemos reconocido el orbe en los aspectos de naci-
miento, debemos constatar la existencia de un orbe enlama-
nifestación de los tránsitos. El orbe de los primeros implica
por lo demás el de los segundos, ya que unos son una estruc-
tura del instante natal y los otros el mismo fenómeno cum-
pliéndose en el tiempo. Constatamos, pues, que la realización
del efecto de un tránsito tiene lugar ya durante, ya un poco
antes o poco después del fenómeno astronómico.
Veamos dos ejemplos:
Bonaparte accede al poder a través del golpe de Estado
del 18 de mayo (noviembre de 1799), cuando Neptuno tran-
sita su Júpiter natal. Pero mientras que éste está a 15º de

361
Escorpio, en noviembre de 1799, el Neptuno celeste no está
más que a 14° de Escorpio (hay pues 1° de orbe). Y, el 18 de
mayo de 1804, se proclama emperador de los franceses bajo
el tránsito de Júpiter sobre su Júpiter natal, teniendo lugar su
consagración el 2 de diciembre de 1804. Ahora bien, del 18
de mayo al 2 de diciembre de este año, el Júpiter celeste pasa
de. 27° de Libra a 21° de Escorpio, o sea sucesivamente sobre
su Ascendente y sobre su Júpiter; pero el tránsito Júpiter/Jú-
piter no fue efectivo hasta noviembre de este año, o sea seis
meses después de la proclamación del imperio y un mes antes
de su consagración. Napoleón III fue emperador de los fran-
ceses el 7 de noviembre de 1852, bajo el tránsito de Neptuno
sobre júpiter natal. Pero éste está a 9° de Piscis y en noviem-
bre de 185 2 el Neptuno celeste estaba a 8° de este signo ( 1 °
de orbe), habiéndose producido el tránsito efectivo en setiem-
bre de 1852 y después eI1 enero de 1853.
La dif.erencia de tiempo entre. la causa y el efecto varía
naturalmente según la duración del tránsito.
El efecto de un tránsito de la Luna (del que sabemos que
es asimismo efímero y que no tiene más que un alcance muy
reducido, cuando no insigni.ficante, es sin embargo interesan-
te cuando la Luna hace un "relé" con otros tránsitos, actuan-
do en relación a éstos como gente "desencadenador" al preci-
pitar o retrasar el efecto de estos tránsitos) no puede tener
lugar más que el misµ10 día en que se produce el tránsito, o la
víspera o el día siguiente.
Ejemplo: El día de la muerte de Napoleón, el 5 de mayo
de 1821, la Luna transitaba su planeta sitilado en el Sector
VIII que es Venus a 7° de Cáncer y esta Luna vehiculaba de
alguna forma (relé) sobre Venus la oposición que a 3° de Ca-
pricornio, Urano y Neptuno enviaban a este planeta del Sec-
tor VIII.
El efecto de los tránsitos de Mercurio y de Venus se pre-
senta entre 2 ó 3 días antes y 2 ó 3 días después de su paso
cuando está al menos en movimiento directo. El Sol opera
entre los 5 ó 6 días que preceden o que siguen a su tránsito.
El de Marte se extiende a una docena cuando no a una quin-
cena de días, o sea de 6 a 8 días más pronto o más tarde de
su paso real.

362
El efecto del tránsito de Júpiter se sitúa un mes antes o
después del día en que se produce, y respecto a Saturno hay
que admitir hasta un mes y medio de margen en relación al
momento exacto de su paso.
Respecto a todo lo que acabamos de decir, consideramos
únicamente los tránsitos simples, sin retrogradación, y damos
únicamente estos orbes para los tránsitos de conjunción; para
los tránsitos de aspecto, los orbes se e'ncuentran reducidos a
medida que se pasa de los aspectos mayores a los aspectos
menores.
Cuando llegamos a los tránsitos de Urano, Neptuno y Plu-
tón, tenemos entonces orbes que extienden el efecto de sus
tránsitos (de conjunción al menos) a años enteros: de 1a18
meses Urano, de 1 a 2 años Neptuno y, de 1 a 3 años Plutón,
es decir de 6 a 9 meses, de 6 a 12 meses y de 6 a 18 meses
antes o después del momento del tránsito central.
Estos orbes extensos provienen de que el juego de retro-
gradación hace que pasen y vuelvan a pasar varias veces (3
cuando no 5) estos astros lentos sobre el mismo punto sensi-
ble de nacimiento.
Tenemos ya un ejemplo con Júpiter y Saturno. Así, en
1960, Júpiter hace un bucle entre 23° de Sagitario y 3° de
Capricornio. En el caso de un tránsito que caiga por ejemplo
a O de Capricornio, es imposible decir si el efecto jupiteriano
se p,roducirá a su primer paso de marzo, a su segundo de junio
o a su tercero de noviembre; imposible tampoco saber si el
efecto se repartirá sobre dos de estos pasos, sobre los tres, o
se concentrará en uno solo de estos tránsitos. Debemos con-
tentamos con señalar una tonalidad jupiteriana susceptible de
presentarse entre febrero y diciembre de 1960 y susceptible
de aportar la evolución de una situación a través de varios
episodios.
Como vemos, pues, y lo mismo que respecto a los aspec-
tos, se fijan los orbes de los tránsitos en función de los aspectos
mismos y no de los planetas transitados. Estas diferencias
-aproximativas- son cada vez expresión de un orbe de algu-
nos grados; puede admitirse 5° de orbe (es decir 10° de ex-
tensión en tomo al punto sensible del nacimiento). Y aurique
esta diferencia es válida respecto a la conjunción, lo mismo

363
que respecto a la oposición de tránsito, se reduce progresiva-
mente hasta no alcanzar más que 2° respecto a los tránsitos
de aspecto menor. La imprecisión viene aportada por las re-
trogradaciones. En este caso, en efecto, este orbe extremo es
susceptible de extenderse a consecuencias de los vaivenes del
planeta celeste que se acerca y se aleja, vuelve a acercarse y
de nuevo a alejarse manteniendo el clima del tránsito bastan-
te tiempo.
Vemos, pues, que es difícil fijar entre los dos momentos
extremos asignados a su acción el momento en que se desen-
cadenará el efecto del tránsito. Ciertamente, éste puede con-
tentarse con aportar un "clima" particular de alegría o triste-
za, de expansión o restricción ... que englobe más o menos el
aire del tránsito; y en este caso no hay problema. Pero puede
concernir también especialmente a un cierto acontecimiento
que puede fecharse en un día e incluso en una hora determi-
nada (accidente, matrimonio ... ).
Veamos un ejemplo con el Presidente de la III República,
Paul Doumer, nacido en Aurillac el 22 de marzo de 1857 a las
3 horas. Cuando fue víctima del atentado que determinó su
muerte, el 6 de mayo de' 1932, se encontraba bajo el régimen
de un tránsito de Urano sobre su Marte natal. Aceptando el
orbe de 5°, este tránsito uraniano sobre Marte a 21° de Aries
se presentaba entre abril de 1931 y marzo de 1934, período
del paso de Urano entre 16 y 26° de Aries. Ahora bien, fue
asesinado el 6 de mayo de 1932. Este día, además de que
Urano se situaba a 20º de Aries (casi a 1° del Marte natal) y
estaba reforzado en su nocividad por la cuadratura de Plutón
a 20° de Cáncer y la sesquicuadratura de Neptuno a 5° de
Virgo, se señalaban los pasos de Mercurio a 19° de Aries y de
Marte a 25 de Aries. Así pues, cinco planetas tocaban en trán-
sito a su Marte natal, y en los días de alrededor del atentado
dos planetas rápidos (Mercurio y Marte) pasaban también
sobre este Marte, circunstancia excepcional que desencadenó
el efecto del tránsito Urano/Marte. Un astrólogo atento hu-
biera podido prever que los días alrededor del 6 de mayo de
1932 serían funestos para el Presidente de la República...
Pero constelaciones tan excepcionales son bastante raras,
y, en general, el acontecimiento no es previsible en su misma
J

364
j
fecha, sino únicamente dentro del marco asignado por el orbe
en general del tránsito. Todo lo más puede darse, en este con-
texto, algunos pasos a lo largo de los cuales, en razón de la
concurrencia de tránsitos secundarios (en el caso presente
todo paso solar, mercuriano y marciano sobre Marte o en
disonancia con éste), el individuo se encuentra más concreta-
mente sensible al efecto del tránsito mayor, siendo suscepti-
bles estos tránsitos secundarios (desde Saturno a la Luna) de
provocar el desenlace.
Hay que considerar, dentro del juego de los tránsitos, las
diversas revoluciones zodiacales de los plan.etas como una me-
cánica de relojería; las evoluciones lentas de los planetas leja-
nos son asimilables a las ruedas grandes de esta mecánica, y a
las ruedas pequeñas los pasos rápidos de los planetas próxi-
mos. La hora H del acontecimiento es, más que la expresión
de la intervención única de la rueda grande cuyo diente al-
canza su objetivo (no pasó nada en la vida de Doumer el 9 de
mayo de 1931, día mismo en que Urano transitó su Júpiter a
1 7° 1 O' de Aries), la de una serie de engranajes que aportan la
concurrencia de ruedas grandes y pequeñas (Doumer fue ele-
gido Presidente de la República el 13 de mayo de 1931 cuan-
do, bajo el tránsito Urano/Júpiter, la Luna y Venus transita-
ban este Júpiter que recibía, además, un trígono de Marte).
Se comprende este fenómeno cuando se sabe que en psicolo-
gía existe una jerarquía y subordinación gradual de las fun-
ciones más elementales a las funciones más complejas; dentro
de una integración progresiva la descarga, espontánea o refle-
ja, d~ los centros inferiores es cada vez más mantenida en
suspense, mientras no encuentre su lugar en la de los centros
superpuestos a éstos. Por ello hay que aceptar que a veces el
efecto de un tránsito se produce más allá de los límites del
orbe. En estos raros casos, se tiene la impresión de que el
tránsito es impotente para actuar por sí mismo en función del
acontecimiento que tiende a producirse, y que postula el con-
curso de otras causas que influyan en su misma dirección.

365
La naturaleza

Para interpretar un tránsito hay que tomar en considera-


ción un cierto número de factores:
1) La relación del planeta transitante (punto emisor) y la
posición natal encontrada (punto receptor), siendo esta rela-
ción directa cuando se trata de un paso en conjunción, e indi-
recta cuando se trata de un tránsito simplemente (por ejem-
plo de tránsito Urano/Júpiter) cuando se trate de un tránsito
de conjunción; en los demás casos precisaremos tránsito de
trígono, de cuadratura ...
2) a- El simbolismo del punto receptor;
b- Su calidad y su orientación natales (estados celeste
y terrestre);
3) a- El si.mbolismo del punto emisor;
b- Su calidad actual (estado celeste del momento);
c- Su calidad y su orientación natales (estados celeste
y terrestre);
4) Las relaciones de nacimiento posibles entre este punto
y el punto emisor;
5) Las afinidades anttlógicas entre estos dos puntos.
La interpretación de los tránsitos no es posible más que
después de haber tenido en cuenta todos estos factores y su
jerarquía. Y, como esto no es una tarea simple, proponemos
fraccionar la dificultad de la operación considerando dos fa-
ses sucesivas de la interpretación: la que desbroza el terreno
fijando una clasificación tipológica de los valores y la siguien-
te que intenta acceder a los valores individuales.

Clasificación tipológica

El valor tipológico de un tránsito estriba en su contenido


intrínseco, es decir en su significación universal, desprovista
de toda particularidad individual. Es en suma lo que el tránsi-
to significa en sí, en función del simbolismo de los dos plane-
tas en presencia, y nada más (los apartados 2° y 3° de nues-
tros cinco fac~ores).
Así, el tránsito Urano/Marte (acordémonos que se trata

366
del tránsito de conjunción, del paso del Urano celeste sobre
el Marte natal en el Zodíaco) constituye un tipo de tránsito.
Aquí, no tenemos en absohito que tomar en consideración ni
las características del Urano celeste y de nacimiento, ni las
del Marte natal: no registramos más que la naturaleza de los
dos símbolos en presencia, que constituyen sin embargo los
dos factores más importantes: lo son en todo caso suficiente-
mente como para justificar una orientación tipológica de los
tránsitos.
Hemos citado el casQ de Paul Doumer, asesinado bajo este
tránsito Urano/Marte. Examinemos brevemente lo que pasó
bajo el mismo tránsito Urano/Marte en otros políticos:
Constatamos que Robespierre tomó el poder, compromi-
so cuyas consecuencias fueron rápidamente enojosas; Danton
fue guillotinado; Marat fue asesinado; Napoleón hizo su cam-
paña en Italia; Blanqui fue detenido y deportado; Grant pre-
sentó su dimisión a la presidencia de los U.S.A. tras un escán-
dalo; Sadi Carnot subió a la presidencia de la República con
consecuencias negativas; Blum fue víctima de un atentado;
Darlan fue asesinado; Caillaux murió; Mussolini fue ejecu-
tado ...
Si, por otra parte, al margen de nuestro grupo de políti-
cos, investigamos, tomando en la época de este tránsito, ve-
mos que se produjeron decesos, duelos (pérdidas de petsonas
queridas, accidentes, operaciones, empresas peligrosas o arries-
gadas, problemas financieros, rupturas de contratos y proce-
sos, así como pasiones amorosas, matrimonios y viajes. Dedi-
cándonos a un inventario de los resultados obtenidos, consta-
tamos que en el 90°/o de casos, se trata de crisis agudas en la
existencia, de luchas por llegar, de peligros, de amenazas, de
obstrucciones ... Aunque hay un 10° /o de casos (aproxima-
damente) en que esta configuración es afortunada (de los
12 casos enumerados aquí, Napoleón es una excepción de
tránsito plenamente positivo, y Robespierre junto con Sadi
Carnot son casos equivalentes), nos vemos obligados a dedu-
cir un significado general, extraer unas líneas rectoras de este
tránsito Urano/Marte dentro del orden de la agresividad, de la
violencia, de la destrucción (de sí o de otro, parcial o total),

367
de acontecimientos bruscos e inesperados ... ¿No se reconoce
en ella la rúbrica combinada de Marte y Urano?
Ahora bien, si comparamos los efectos del tránsito Neptu-
no/Marte iºn los del tránsito Urano/Marte, exceptuando me-
nos violencia en el primer tipo de tránsito, los resultados se
aproximan sin embargo bastante. A partir de ello, debemos
concluir que es sobre todo el punto receptor (en este caso
Marte) el que da el tono. De hecho, no vemos diferencias
sensibles entre ún tránsito Neptuno/Júpiter y un tránsito
Urano/Júpiter, un tránsito Neptuno/Sol y un tránsito Urano/
Sol. Estos cuatro tránsitos son, por lo demás, los más signifi-
cativos, los más representativos de las etapas realizadoras de
la carrera profesional, del éxito social y material, de la realiza-
ción y apogeo del destino. Hemos visto, por ejemplo, a Napo-
león I y Napoléon III emperadores bajo el tránsito Neptuno/
Júpiter y a Doumer presidente de la República bajo el tránsi-
to Urano/Júpiter. Igualmente, y no considerando más que a
los presidentes de Ía III República, vemos a Thiers, Doumer-
gue y Leprun acceder a esta presidencia bajo el tránsito Nep-
tuno/Sol y a Périer y Deschanel acceder a ella bajo el tránsito
Urano/Sol. Podemos añadir también -siempre dentro del
marco limitado pero preciso de los presidentes de la III Repú-
blica y para demostrar que el punto receptor (Sol) cuenta --
más que el punto emisor (ya se trate de Urano o de Neptu-
no)- que en el tránsito Urano/Sol Mac-Mahon fue Goberna-
dor General de Argelia, Grévy presidente de la Cámara, Dou-
mer presidente del Senado, y que en el tránsito Neptuno/Sol
Poincaré realizó su tercer Ministerio.
Como podemos percibir, pues, antes de extraer el signifi-
cado concreto de un determinado tránsito, hay que empezar
por fijar su naturaleza universal: el "género" de tránsito debe
dar ya una panorámica sumaria y general del caso individual
que a continuación hay que estudiar. Podría pues hacerse una
especie de catálogo de los distintos tránsitos desde Sol/Luna a
Neptuno/Plutón; nosotros nos abstendremos de hacerlo para
evitar que el lector caiga en fórmulas hechas, tanto más cuan-
to que ciertos tránsitos no poseen, en sí, significación muy
precisa. Preferimos ofrecerle la fórmula lapidaria de un plan

368
de conjunto considerando por separado los factores transita-
dos y los factores transitantes.

Puntos receptores

Así pues, el punto transitado da el sello del tránsito o al


menos especifica más su significado orientando sus efectos en
una determinada vía. Hay que saber, además, que un tránsito
es tanto más importante o, más exactamente, afecta al indivi-
duo de una forma tanto más personal cuanto que ese tránsito
tenga lugar sobre un punto individualizado del tema. Nada es
pues más significativo que un paso sobre los puntos vitales
del tema: Ascendente, Medio Cielo, planeta dominante, Sol
o Luna ...
ASCENDENTE Y MEDIO CIELO: El destino en general,
la salud más concretamente con el Ascendente, y la carrera
profesional y la vida social con el Medio Cielo. Los pasos de
los planetas lentos sobre estos dos puntos aportan a menudo
cambios de existencia o nuevas orientaciones en la vida.
DESCENDENTE Y FONDO DEL CIELO: Los pasos de
los planetas lentos sobre estos puntos desencadenan a menu-
do acontecimientos de la vida íntima: creación del hogar, ma-
trimonio, cambio familiar (IV), relación (VII) ...
SOL: Se relaciona a menudo con la vida social, la reputa-
ción, la carrera profesional, pero puede concernir también a
la vida íntima. Los tránsitos de los planetas lentos marcan
etapas cruciales de la existencia, fases realizadoras del desti-
no, ya se trate de hechos afortunados o desgraciados; pueden
lanzar una carrera, como pueden llevarla a su apogeo; corres-
ponden también a veces a la gran obra de la vida, a una em-
presa decisiva, a un gran acto constructor del destino o al
acceso a la oposición cumbre del éxito.
LUNA: Afecta más particularmente a la vida íntima y
tiende a relanzar, a renovar, la sensibilidad del individuo. Los
grandes tránsitos aportan en general una experiencia afectiva:
relación, matrimonio, hijo; pueden también denotar una mu-
danza de casa, un viaje ...
MERCURIO: Afecta al campo de las realizaciones intelec-

369
tuales (estudios, exámenes, investigaciones), al de las cuestio-
nes de interés (transacciones, negocios ... ), al de relaciones o
viajes.
VENUS: Concierne en general alcamposentimental(amo-
res, unión, familia) a a una afición; aporta una distensión en
caso de prueba, un bienestar, una alegría de vivir.
MARTE: Deséncadena ordinariamente manifestaciones
ins.tintivas: pasiones, luchas, conquistas, violencias, peligros,
fenómenos destructivos o autodestructivos.
JUPITER: Concierne ordinariamente a la vida material y
social; libera una corriente de expansión e instala en el con-
fort y el éxito; distiende, mejora o eleva la existencia. Los
grandes tránsitos marcan los triunfos decisivos para el éxito.
SATURNO: Da los cortes de guadaña que aportan las
fases de desapego, de renuncia, de repliegue sobre sí mismo,
de soledad, de abandono; hace temer pérdidas, frustraciones,
expoliaciones, fracasos ... Los granqes tránsitos hacen temer
pruebas mayores del destino, pero pueden también aportar
las posiciones cumbre o compromisos de grandes conse-
cuencias.
Volv.er a ver lo que ha sido dicho sobre el destino res-
pecto a cada planeta. ·
Es difíeil extraer el significado de los puntos receptores
Urano, Neptuno y Plutón: amplían el marco de la existencia
i;:nriquec:iéndola, complicándola o turbándola, más especial-
mente en el Sector que ocupai:.

Puntos emisores

Estos poseen sobre todo la propiedad de calificar la ten-


dencia del punto receptor al que·despiertan.
Los tránsitos del Sol, Luna y Mercurio, con los de Urano
y Neptuno son neutros; en sí, por sus pasos sobre los diferen-
tes puntos de nacimiento, desarrollan procesos de la existen-
cia; sus tránsitos son felices si tocan puntos receptores propi-
cios; desgraciados si las posiciones transitadas son malas por
naturaleza o posición.
Los tránsitos de Marte, Saturno y Plutón son en general

370
nefastos. Es raro que un paso de Saturno sobre el Ascendente
o sobre el Sol sea provechoso: es el aspecto típico de un ba-
jón vital pa~jero, de la pequeña depresión física o moral, del
adelgazamiento, cuando no de preocupaciones materi~ls o
de otro tipo. El mismo -tránsito de Marte aporta una corta ex-
citación o depresión. El de Plutón puede llegar incluso a sig-
nificar una especie de "saison en enfer". Sin embargo no hay
que generalizar el rasgo nefast_o de todos estos tránsitos. Hay
que recordar la regla 5 enunciada al principio de este capítulo
sobre las afinidades entre los puntos receptor y emisor. Así,
como Saturno es, en uno de sus polos, la ambición en analo-
gía con Capricornio, su paso por el Medio Cielo es ambivalen-
te e incluso a menudo propicio (elevación profesional a través
del esfuerzo). Como es cerebral al igual que Mercurio, su
tránsito sobre este _planeta es bastante bueno, sobre todo inte-
lectualmente ... Los tránsitos de Venus y Júpiter son propicios;
en sí aportan satisfacciones, facilidades, mejoras o alegrías.
Incluso el tránsito de Júpiter por una posición disonante tien-
de a aportar un alivio en una prueba, a permitirla solución de
problemas.
En principio pues, entre los tránsitos importantes, sobre
los puntos temáticos por los que pasa, Júpiter aporta un don,
un beneficio, Ja satisfacción de un alivio o fa ventaja de una
adquisición; mientras que Saturno aporta esfuerzos, dificulta-
des, retrasos y obstáculos, a menudo la agravación de una si-
tuación o la aparición. de un mal. Pero en la práctica, estamos
lejos de la verdad si declaramos sumariamente que todo trán-
sito jupiteriano es buj::no y todo tránsito saturnino malo; ya
que lo que importa es no perder de vista esta regla importante
que, aunque nos saca un poco de nuestro nivel tipológico, nos
encamina al umbral de la segunda fase del análisis: hay que
juzgar siempre la calidad celeste del punto emisor.
Ahora bien, como se desprende de la regla 3-b enunciada
al principio de este capítulo, constatamos que existen tránsi-
tos de Júpiter deplorables y tránsitos de Saturno enriquece-
dores: basta con que, en el momento en que transita, Júpiter
haga de vehículo (relé) a una disonancia de un planeta lento
(de Saturno a Plutón) o de algún planeta rápido entonces
estacionario; o que Saturno, por el contrario, en el momento

371
de su paso, haga una transmisión armoniosa de uno de estos
astros.
Veamos algunos ejemplos: En octubre-noviembre de 1959,
cuando entró en Sagitario, Júpiter se encontraba en cuadratu-
ra a Plutón a la entrada de Virgo: sus tránsitos del momento
fueron más desagradables que provechosos. En marzo de
1955, Saturno a 21° de Escorpión estaba en. trígono a Júpiter
y Urano en Cáncer: sus tránsitos entonces fueron provecho-
sos. En marzo de 1961, Venus hizo un ~ucle a 28° de Aries:
al pasar sobre un planeta natal turbaría la alegría de vivir en
lugar de exaltarla, ya que esta Venus se encontraba entonces
en cuadratura a una conjunción Júpiter-Saturno a 28° de
Capricornio.

Individualización del pronóstico

A partir del momento en qlie queremos saber por qué el


mismo tipo de tní'.nsito, por ejemplo el de Urano/Marte, da un
resultado cual en vez de tal otro, por ejemplo, aquí un acci-
dente, allá una operación,· en tal caso un divorcio y en tal
otro un proceso, más allá una pasión conflictiva... , superando
el inventario tipológico, intentamos acceder a los valores indi-'
viduales.
Esta investigación sobre el factor personal nos es dada por
los elementos extrínsecos del tránsito, es decir por la forma
en que se presenta éste en sus elementos diversos: signo, sec-
tor, relaciones, regencias ... Aquí hay que hacer intervenir a
las reglas 2-b, 3-c y 4. Ahora bien, éstas nos llevan a integrar
el tránsito dentro de todo el contexto temático del nacimien-
to; inclusión que, si se reflexiona bien, tiene como consecuen-
cia el que los tránsitos no pueden aportar más que -y nada
más que- lo que ya de alguna forma se encontraba latente en
el_ nacimiento. Así con un Marte excepcionalmente apoyado
por un trino Urano-Neptuno-Plutón, Bonaparte no podía ser
vencido bajo su tránsito Urano/Marte: por el contrario, debía
empezar brillantemente una extraordinaria epopeya militar.
Ahora bien, para aplicar estas reglas nuevas, hay que poner en
práctica todo un arte de la interpretación. La obra maestra de

372
este arte consiste en seleccionar los elementos de la constela-
ción de factores según un cierto juego de eliminación.
Cuando el tránsito no toca el ángulo del tema, opera
sobre un planeta y, por este hecho, pone en relación, como
sabemos, el planeta transitado y el planeta transitante. En lo
que concierne al punto receptor, hay que señalar la interven-
ción de los factores siguientes, por orden de importancia de-
creciente:
1) El símbolo,
2) La presencia en el Sector,
3) La regencia en uno o varios Sectores,
4) Los aspectos del astro,
5) Su disposición eventual de otros planetas.
Estos fattores deben también considerarse respecto al
punto emisor, aunque sean de importancia menor. En ambos
casos nos encontramos, pues, frente a factores determinantes,
a elementos de orientación que componen una especie de je-
roglífico que hay que descifrar. La clave del enigma es fácil
de encontrar cuando los factores poseen significados paralelos
o cercanos, lo que desgraciadamente no sucede en la mayoría
de los casos. Pero se trata precisamente de buscar los elemen-
tos de orientación que van en la misma dirección, es decir que
poseen un valor análogo; forman entonces haces en los que
cada elemento se encuentra reforzado por el otro y se combi-
na con él dentro de una síntesis asociativa.
Veamos dos ejemplos: En el caso de Paul Doumer, era di-
fícil formular un diagnóstico preciso de su tránsito Urano/
Marte. Marte estaba en Aries en III, regente de X, en cuadra-
tura al Ascendente y conjunto a Júpiter. Urano natal se en-
contraba en el Fondo del Cielo y en trígono al Ascendente.
Unicamente era posible señalar un peligro en un desplaza-
miento, por la presencia y la regencia de Marte en III. Por el
contrario, en el caso de Paul Deschanel (Schaerbeeck, 13 de
febrero de 1835, 11 h), era fácil prever que su tránsito Ura-
no/Sol correspondería a un apogeo en su carrera. En efecto,
la mayoría de elementos de orientación van en el mismo sen-
tido como si todo estuviera en favor de la carrera: Sol presen-
te en X y conjunto a la vez al MC y a Júpiter; y Urano, que
dispone en el nacimiento de esta triple conjunción Sol-MC-

373
Júpiter, en aspecto además a esta conjunción .. Fue elegido
Presidente de la República el 18 de febrero de 1920.
Veamos algunos ejemplos. de haces característicos:
1) Venus, en tanto que' símbolo del amor, asociada prn-
presencia o regencia al Sector VII, el de las uniones: vía senti-
mental.
2) Júpiter frente a un planeta presente o regente del Sec-
tor II: vía financiera por símbolo y Sector.
3) Sol, Júpiter y Sector X implicados: vía profesional y
social.
5) Luna asociada a Libra y al Sector V: vía afectiva.
La individualización del pronóstico consiste en agrupar
los detenninantes en haces del mismo aspecto y en descubrir
el haz más importante, es decir el que presente elementos de
orientación más representativos (símbolo en primer lugar,
presencia en segundo ... ) y más numerosos; operación análoga
a la interpretación psicoanalítica de los elementos condensa-
dos del sueño. Este haz principal decide gt'Jleralmente la orien-
tación de los efectos del tránsito, y aquí se encuentra la clave
de toda la interpretación Uunto, como hemos visto, a la Do-
minante).
Veamos algunos ejemplos de elementos divergentes:
Planeta regente de V (amores) en VIII (muerte),
Planeta regente de V (alegrías) en XII (pruebas),
Planeta regente de II (dinero) en VII (matrimonio).
Y ejemplos de elementos convergentes:
Regente de IV en VII, sobre todo Luna o Venus (vida
afectiva),
Regente de II en X, sobre todo Júpiter o Sol (fortuna,
éxito),
Regente de VIII en XII, sobre todo Marte o Saturno
(pruebas).
Naturalmente, en la confrontación de factores contradic-
torios, hay que tener en cuenta la jerarquía de éstos y la rela-
ción de fuerzas en presencia. Se comprenderá, por ejemplo,
que:
1) Un planeta e~ II y regente de VII al encuentro de Ve-
nus (o encontrado por ésta) actuará más como regente de

374
VII que como presente en II, prevaleciendo las analogías del
Sector VII y Venus.
2) El mismo planeta transitan te (o transitado por)Júpitcr
actúa tanto más fuertemente por su presencia en II cuanto
que las analogías de este Sector con Júpiter son primordiales.
3) Un planeta regente de X en VIII al encontrar al Sol se
manifestará menos por la presencia en VIII que por la regen-
cia en X (analogías del Sector X y el Sol).
4) El mismo planeta transitando o transitado por Marte,
Saturno o Plutón hará claramente intervenir la presencia (ana-
logías del Sector VIII con estos Planetas).
La dificultad estriba a menudo en que los acontecimien-
tos, generalmente complejos, son expresión de la combina-
ción de elementos de orientación muy dispares, que desempe-
ñan su papel separadamente, como un instrumento dentro de
una orquesta.
Así, Urano transitando un Planeta Regente de V en VIII,
puede corresponder a la muerte (VIII) de un amor (V); el
.mismo astro transitando al regente de II en VII puede signifi-
car una ganancia o una pérdida de dinero en una unión o aso-
ciación ... Ahora bien, en casos de este tipo, es difícil situar el
centro de gravedad del acontecimiento (en nuestro último
ejemplo, ¿es el dinero o la relación? ¿Es una asociación o una
unión en el último caso?). Aparece claro, sin embargo, que
todos o la mayoría de los elementos de orientación intervie-
nen y marcan los diferentes aspectos del acontecimiento. Sea
cual fuere, no podemos pretender descifrárlos todos y sobre
todo reunirlos con certeza: Poseemos todo lo más retazos
sin pretender estar seguros de reconstituir la frase que com-
ponen (siempre la dificultad del paso del análisis a la síntesis
de las partes analizadas).
Por esta razón, creemos que es prudente atenerse - iy
podemos estar felices si lo logramos!- a una coyuntura que
se limite a precisar la calidad, constructiva o destructiva, de
un período dado y en un campo concreto de la existencia: tal
año propicio a la vida sentimental, tal fase trimestral nefasta
a la situación económica o a la reputación ... ¿No es esto ya
un resultado apreciable?
Pero todavía falta considerar los elementos humanos que

375
contribuyen a orientar el pronóstico. La edad es un factor
importante que no hay jamás que menospreciar: a la edad de
Venus, los tránsitos sobre este planeta se expresan casi siem-
pre por episodios amorosos; cuando se pasa de la cincuente-
na, hay que prever que estos mismos tránsitos pueden manifes-
tarse en la esfera familiar, amistosa, estética o moral ... Una
gran configuración sobre Júpiter en la adblescencia raramente
posee más efecto que un adelanto escolar y éxitos en los exá-
menes; un fracaso marciano tiene mucho más alcance en la
cuarentena -en la de Marte precisamente, en la que se lucha
para llegar, por "abrirse camino"- que en cualquier otra edad
de la existencia ... Ahora bien, además de esta cuestión de la
edad, existe también y sobre todo la configuración general
de la existencia que posee sus zonas vulnerables y sus puntos
fuertes. La práctica nos enseña que el efecto de un tránsito
no respeta las reglas clásicas que acabamos de exponer. Cuan-
do un individuo presenta un "punto débil", constitucional o
actual (salud precaria, problemas de dinero ... ), las disonancias
que le hieren afectan. sobre todo "a su punto débil", suce-
diendo como si su vulnerabilidad atrajera las disonancias
como un pararrayos al rayo. Igualmente lo que concierne a
los armónicos: se inclinan, más a menudo, del lado más fuer-
te del individuo (aptitud para ganar dinero, facilidad para
moverse en los asuntos profesionales, etcétera ... ).
En razón de todas· estas consideraciones y sin pretender
que ni11guna se nos haya escapado, hay que convenir que la
previsión racional de la astrología abarca ordinariamente va-
rias. posibjlidades a las que corresponden generalmente proba-
bilidades desiguales, difíciles de evaluar. Si, en el anunciado
de una previsión, no vemos más que una sola posibilidad de
acontecimientos, es que hemos escogido entre todas las posi-
bilidades la que es más probable según la apreciación perso-
nal. Pero toda previsión debería implicar el enunciado de
varios acontecimientos posibles y su orden aproximado de
probabilidades.
En resumidas cuentas, hay que precisar que, aunque la
astrología enseñe una técnica cuyas reglas bastante precisas y
fijas poseen un evidente valor práctico, no es, sin embargo, un
método que dé soluciones ya completamente hechas. No

376
existen, en un tema, signos formales válidos para todos los in-
dividuos y para todas las épocas. No poseemos más que prin-
cipios de análisis que nos permiten acercarnos a una cierta
verdad humana. Verdad tipológica relativamente accesible y.
únicamente global en la primera fase de la investigación; y, en
la segunda, verdad individual que nos sitúa ante la dificultad
mayor e ineluctable: cada caso es nuevo, original, único ...
Aquí, el conocimiento desaparece ante el arte conjetural...

La visión sintética

Un tránsito es tanto más eficaz cuando haga intervenir un


mayor número de factores (tránsito de dos planetas sobre dos
planetas, que haga numerosos aspectos, que reconstituya una
configuración de nacimiento, etcétera ... ). Pero cuanto más
numerosos son estos factores, más difícil es descifrarlos. Para
hacer su análisis, uno está obligado a fraccionarlos, a juzgarlos
como "piezas separadas"; pero hay que evitar el limitarse a
una visión fragmentaria, ya que los elementos que componen
todo tránsito forman un todo indisoluble. Respetar la integri-
dad, es decir la complejidad del fenómeno, debe constituir
nuestro último aunque indispensable deber.
En el caso de una Dirección simbólica, por ejemplo, no es
sólo un simple peón aislado del todo temático el que hay que
desplazar, sino el planeta con su cortejo de aspectos; y éste es
un sistema a desplazar sobre otro sistema, integrando síntesis
sobre síntesis. Así, no es una dirección Luna/Venus la que se
obtiene si, en el nacimiento, la Luna está en cuadratura a
Marte y Venus en oposición a Neptuno: es una Luna en cua-
dratura a Marte que se une a una Venus en oposición a Nep-
tuno, en varios tiempos sucesivos al considerar los orbes de
estos dos aspectos. Igualmente, puede verse desplazar un trí-
gono Mercurio-Júpiter so.bre un séxtil Sol-Marte ...
¿y cómo podría ser de otra forma con los tránsitos? Si
Neptuno pasa sobre una Venus natal situada a 10º de Escor-
pio y esta Venus está en cuadratura a Saturno a 15° de Leo,
asistimos a un tránsito Neptuno/Venus-cuadratura-Saturno
que restituye al individuo a su constelación original. Y, si dos

377
tránsitos se forman simultáneamente a la distancia de un trí-
gono, no poseemos dos tránsitos de conjunción aislados, sino
verdaderamente un tránsito de trígono celeste sobre un trígo-
no natal.
Así, las personas nacidas alrededor de 1882/1885 tenían
en su cielo un trígono de Urano, situado hacia 20° de Virgo,
a Neptuno, situado hacia 20° de Tauro. Ahora bien, de 1939
a 1941 se produjo un trígono celeste de Urano, hacía 20° de
Tauro, a Neptuno, hacia 20° de Virgo. Estos dos astros, en
suma, reformaban un trígono en el lugar en que estaban du-
rante aqqellos años anteriores pero a la inversa, Urano estan-
do sobre Neptuno y Neptuno sobre Urano. Ahora bien -y ya
que tenemos el ejemplo, tanto da ofrecer dos casos- para
mostrar la complejidad de la interpretación, podemos decirles
que, paralelamente, Mussolini (Predappio, 29 de julio de
1883, 14 h) y Daladier {Carpentras, 18 de junio de 1884, 11
h) poseían esta configuración que dio dos resultados opues-
tos: iel dictador italiano conoció sus años de triunfo y el jefe
de gobierno francés sufrió la peor derrota de su carrera! Para
comprender esta contradicción, basta simplemente con consi-
derar la posición de estos dos jefes de estado frente a la co-
rriente política europea de la época. El trígono Urano-Neptu-
no con-espondía al Pacto germano-soviético y a la política
alemana triunfante. Ahora bien, Mussolini, adaptado al pode-
roso aspecto de este trozo de historia, servía y se servía de la
corriente de este trígono Urano-Neptuno; por el contrario,
Daladier lo combatía del lado aliado: uno subió hasta el cenit
y el otro fue derrotado, puesto en cautiverio, amenazado en
sus bienes y en su vida ...
Puede también suceder que un punto de nacimiento reci-
ba en la misma época dos tránsitos de aspecto contradictorio
(un trígono y una oposición, por ejemplo). En tal caso, cada
uno de ellos actúa por su cuenta, ya aisladamente, ya dentro
de un mismo concierto, y los efectos de uno no aniquilan los
del otro. En lugar de. una neutralización, hay una situación
contradictoria, expresada por una especie de paralelogramo
de fuerzas cuando estos tránsitos se aplican a la misma situa-
ción. Las únicas neutralizaciones (o atenuaciones en la inten-
sidad de la acción) se observan, por ejemplo, cuando Saturno

378
hace un tránsito escoltado de buenos aspectos cele:;tes o cuan·
do es el caso de un tránsito de Júpiter mediocremente o mal
aspectado (proceso desagradable atenuado o proceso agrada-
ble de calidad dudosa ... ).

Al término de este estudio, podemos emitir como regla


fundamental que los grandes acontecimientos de la existencia
sobrevienen, en general, bajo los tránsitos de conjunción de
los planetas lentos: Urano, Neptuno, Plutón, o Júpiter y Sa·
tumo en común, sobre los puntos vitales del cielo natal: As·
cendente, Medio Cielo, Descendente, Fondo del Cielo, Domi·
nante, Sol, Luna ... , sobre todo si estos tránsitos mayores se
encuentran escoltados de direcciones importantes (pero éstas
no son necesarias). Sucede que, a consecuencia de la posición
particular de estos planetas lentos en relación a estos puntos
vitales de nacimiento, no se producen más que muy pocas
configuraciones de este tipo a lo largo de la existencia; en este
caso, hay que limitarse a los tránsitos de aspecto, de trígono
y de oposición en particular.
Ciertamente, no hay más que tránsitos de conjunción a
observar, precisamente: cada uno de éstos aporta o instala
una situación nueva, es decir marca el punto de partida o el
nacimiento de una corriente, la cual evoluciona a continua-
ción. Si se trata de un tránsito de un planeta bastante rápido,
como Júpiter o Saturno, es posible seguir las evoluciones de
la corriente creada, ligada a la situación nueva que vio su día
en la conjunción, y siguiendo para ello los tránsitos de séxtil,
cuadratura, trígono ... que el mismo planeta transitante hace
con el mismo punto transitado. Heráclito enseñaba ya que
cada cosa una vez llega a su punto culminante (en el ciclo en
cuestión se trata del tránsito de oposición) se transforma en
su opuesto. De hecho, el acontecimiento que vio el día bajo
el tránsito de conjunción, tiende a dar resultados tangibles
en el tránsito de séxtil, aporta problemas o conflictos inter-
nos en el tránsito de cuadratura, se expande y realiza los fru-
tos más generosos en el tránsito de trígono, para llegar a una
antítesis, conflicto abierto, estallido o destrucción en el trán·
sito de oposición ... Existe aquí el principio esencial de una

379
astrología .cíclica que merecería, por sí sola, un desarrollo en-
tero, y sobre el cual no insistiremos demasiado en atraer la
atención del lector. 1 Sea lo que fuere, estas consideraciones
no impiden juzgar que, en lo esencial, las grandes etapas que
determinan un destino pueden -en general- inscribirse en
aquellos pasos, los más espectaculares, de los tránsitos de con-
junción, los cuales bastan a menudo para dar una impresión
de conjunto sobre la evolución de la existencia.
Veamos algunos estudios, no completos pero suficientes,
para la demostración de este capítulo, de los grandes tránsitos
en los temas de los últimos personajes de nuestra colección.

~ 1796- 1 er matrimonio
Apog~
1102-ó4t:-.. del
1 12 "óp?if
.,.,·Declive
r.emado
\ti1815 · Waterloo 2ª abdicación
Leipzig 111. abdicación

Tema de Napoleón

l. a
Véase De la Psychoanalyse l'Astrologie, Ed. du Seuil. (Del Psicoanálisis
a la Astrología, Editorial Dédalo, Buenos Aires.)

380
Luis XVIII:
Regente de Francia en exilio el 28 de enero de 1793: Jú-
piter {28° de Escorpio) conjunción a Sol-Venus.
Rey de Francia en exilio el 3 de junio de 1795: trígono
celeste Júpiter ( 6° Acuario )-Saturno ( 5º Géminis) en trígonq
de Júpiter-Ascendente.
Viudo el 18 de noviembre de 1810: Neptuno (8° de Sagi-
tario) en conjunción a Mercurio (en su nacimiento estaba en
cuadratura e.o. la Luna en 8 y Mercurio conjunción con Plutón).
Primera Restauración el 4 de mayo de 1814: Urano (1°
de Sagitario) en conjunción al Sol y Venus (regente del As-
cendente y de Júpiter).
Nuevo exilio el 20 de marzo de 1815: Urano (6° de Sagi-
tario) en conjunción a Mercurio (en exilio) y Saturno ( 1 O de
Acuario) en oposición a Neptuno.
Segunda Restauracjón en julio de 1815: Júpiter (3° de
Libra) -apoyado por un séxtil de Urano y un trígono de Sa-
turno- en conjunción aJúpiter-Ascendente.
Mue.rte el 16 de setiembre de 1824: Urano {11° de Capri-
cornio) y Neptuno (7° de Capricornio) en conjunción al Fondo
del Cielo, en cuadratura al Ascendente, en cuadratura a Júpi-
ter y semicuadratura al Sol.

Carlos X:
Rey de Francia el 16 de setiembre de 1824: Urano y Nep-
tuno ( 7° y 11° de Capricornio) en trígono a la Luna; Saturno
(a 7° de Géminis) y regente de X en X, en conjunción a As-
cendente.
Derrocado por la revolución de los días 27 /29 de julio de
1830: oposición celeste Urano (8° de Acuario) - Saturno
{19° de Leo) sobre la oposición Saturno-Neptuno de X a IV.
Muerte el 6 de noviembre de 1836: Neptuno {3° de Acua-
rio) en conjunción al Medio Cielo; Saturno (8° de Escorpio),
regente de VIII, en conjunción a Mercurio regente de I.

Luis-Felipe: .
Matrimonio el 25 de noviembre de 1809: Urano (11° de
Escorpio), en VII en el nacimiento, en conjunción a la con-
junción Marte-Venus.

381
Rey de Francia el 7 de agosto de 1830: Neptuno (a 20°
de Capricornio) en conjunción a Plutón y trígono a Neptu-
no-Saturno en X; Urano (8° de Acuario) en trígono a Mercu-
rio-Sol; Júpiter (9° de Capricornio) trígono al MC.
Abdicación el 24 de febrero de 1848: Neptuno (a Oº de
Piscis) en oposición al MC; Saturno (a 14° de Piscis) en oposi-
ción al Saturno-Neptuno en X; Urano (a 15° de Aries) en
oposición al Sol.
Muerte el 26 de agosto de 1850: Neptuno (a 5° de Pisc¡;is)
en el Fondo del Cielo; Saturno (20° de Aries) oposición al Sol.

Napoleón ll/:
Conspiración militar contra Luis-Felipe en agosto de
1840, que le lleva al arresto y al encarcelamiento en el Fuerte
de Ham (primer hecho que atrae la atención pública): Urano,
a 19° de Piscis, acaba de pasar sobre la conjunción Júpiter-
Plutón; Júpiter a 12º de Escorpio (y en cuadratura a Neptu-
no a 13° de Acuario) sobre el MC y Saturno.
Evasión del Fuerte de Ham el 25 ·de mayo de 1846, segui-
da de la pasión por Miss Howard: Urano acaba de pasar sobre
la conjunción Mercurio-Venus.
Crecimiento rápido de su popularidad; diputado en se-
tiembre de 1848 y presidente de la República en diciembre
de 1848: Neptuno, a 0° de Piscis, acaba de pasar sobre la
Luna, uno estando en X en el nacimiento y el otro en l.
Golpe de estado del 2 de diciembre de 1851: Urano a 1°
de Tauro y Saturno a 28° de Aries, sobre la conjunción Sol-
Marte.
Emperador: el 7 de diciembre de 1852: Neptuno, a 8º de
Piscis, sobre Júpiter; Júpiter, a 29° de Escorpio, pasó, de ju-
nio a setiembre, sobre el MC y Saturno.
Casado el 29 de enero de 1853: Saturno, a 11° de Tauro,
en el FC.
Padre el 16 de marzo de 1856: Urano, a 18º de Tauro, en
el FC, y Júpiter, a 17° de Piscis, sobre Júpiter-Plutón.
Nacimiento de la oposición interna en 1857: Urano en
oposición a Saturno en X.
Pasión por Margarita Bellanger (única que duró vanos
años) en 1861: Neptuno, a 1° de Aries, sobre Venus.

382
Sedan; pns10nero y destronado en setiembre de 1870:
Plutón, a 18° de Tauro, opuesto a Saturno en X; Urano, a
25º de Cáncer, en cuadratura a Sol-Marte.
Muerto el 20 de enero de 1873: Neptuno, a 23° de Aries,
conjunción Sol-Marte; Urano, a 4° de Leo, en cuadratura a sí
mismo; Sol y Saturno, a 19 y 23° de Capricornio, que salen
de la conjunción con el Ascendente; Júpiter, a 0° de Virgo,
en oposición a la Luna.

LAS REVOLUCIONES SOLARES

Aunque las Direcciones y los Tránsitos se bastan a sí mis-


mos en tanto que testimonios de una dinámica de la existen-
cia en su desarrollo, la tradición astrológica les añade, sin em-
bargo, un nuevo procedimiento de investigación: las revolu-
ciones solares-anuales y las revoluciones lunares-mensuales.
Este nuevo método de sondeo del pronóstico se sitúa a
otro nivel que las Direcciones y los Tránsitos. Mientras que
éstos conciernen al devenir humano ya que son expresión de
"corrientes", de "funciones vitales" insertas en la trampa del
tiempo, estas revoluciones solares y lunares no aportan en
este campo ningún "suplemento": se encuentran de alguna
forma encargadas de definir un clima existenciál durante la
duración de un año (retornos solares) o de un mes (retornos
lunares); a través de ellas, nos es posible deducir la atmósfrra
general en la que se tiende a vivir durante el ciclo de la revolu-
ción del luminar.
Ahora bien, no es despreciable consultar unos cuantos
mapas pues su examen permite, algunas veces, dar su signi-
ficación a tal dirección o tal tránsito difícil de descifrar; o
también puede ayudar, entre posibilidades distintas, a hacer
una elección.' Además, cuando estamos en presencia de un
tránsito que dura dos años, el examen de dos revoluciones
solares correspondientes permite a veces decir si el efecto del
tránsito se producirá a lo largo de·un año más que del otro.
¿Qué es una revolución solar?
Es simplemente el mapa astral dásico levantado para el
momento de la yuelta del Sol, durante un año dado, a su posi-

383
ción natal, y respecto al lugar geográfico en el que nos encon-
tramos en el momento de este aniversario astronómico. Natu-
ralmente, puede levantarse para cada año y "vale" para el
. clima del año que empieza hasta el aniversario siguiente.
¿Queremos levantar la revolución solar (de ahora en ade-
lante utilizaremos la abreviación R.S.) del general De Gaulle
para el año 1957-1958 que es el de su vuelta al poder?
Su Sol natal se encuentra a 29° 49' 50" de Escorpio.
Abramos las efemérides en la página de noviembre de
1957. Vemos que el 22 de noviembre a Oh el Sol está a 29°
25' 30" de Escorpio, y el 23 de noviembre a O horas, está a
0° 26' 10" de Sagitario. Por tanto, a lo largo del día 22 de
noviembre fue cuando en 1957 el Sol volvió a pasar sobre el
Sol natal. Se trata pues de saber ahora en qué momento
preciso de este día franqueó la posición natal.
Hay tres operaciones elementales para esta tarea.
1) Hay que buscar la distancia angular entre el Sol natal y
la posición solar anual inmediatamente inferior.
Aquí, tenemos: Sol natal = 29° 49' 50"
Sol del 22 de noviembre del,57 a Oh= 29° 25' 30"
Distancia angular a recorrer = 0° 24' 20"
2) Hay que buscar el paso del Sol durante este día aniver-
sario:
Así,. el 23 de noviembre del 57 a Oh el Sol está a: 30°26'10"
Y el 22 de noviembre del 57 a Oh está a: 29° 25' 30"
El paso del s'ol, este 22 de noviembre, es pues de: 1° O' 40"
3) Queda por convertir la distancia angular obtenida ( 1)
en tiempo, en función del paso diario (2). Se trata de hacer
una regla de tres, facilitada por el uso de tablas de interpola-
ción.
Si, este día, el Sol recorre 1° O' 40" en 24 horas, recorre,
como media, 2' 32" por hora. A las 9 h de la mañana, ha
recorrido ya 22' 45", y 37 minutos más tarde, ha efectuado
l' 35" de adelanto. De forma que a las 9 h 3 7 m de la maña-
na {22' 45" + l' 35") el Sol ha recorrido los 24' 20" que, a
las O h, le separaban de la posición del Sol natal. En otros
!érminos, este año 1957, a las 9 h 37 m el Sol volvió a pasar
sobre el Sol de nacimiento del General.

384
La R.S. de 195 7 se levanta pues para este momento, o sea
para el 22 de noviembre de 1957, a las 9 h 37 m, GMT. Este
mapa, levantado para París (ignoramos dónde se encontraba
el General en este aniversario), es orientado con un T.S. de
13 h 50 m.
¿cómo interpretar la R.S.?
Como la virtud de ésta reside en el valor del momento
privilegiado del encuentro Sol/Sol -apertura de un ciclo
anual- su cielo representa un tipo de situación, de constela-
ción anual. La R.S. se interpreta pues como un mapa natal,
adaptando sin embargo su lenguaje al contenido limitado de
un devenir anual. Podemos contentarnos, para no perder de
vista lo esencial, con descifrarla al nivel de las "presencias":
Júpiter bien situado en Sector II tiende a dar un clima finan-
ciero propicio, a la inversa de Saturno disonante en el mismo
lugar terrestre; Venus armónica en el Sector V o VII tiende a
aportar satisfacciones afectivas; Marte disonante en III hace
temer un conflicto con los seres cercanos o peligro de acci-
dente por desplazamiento, etcétera ... Ciertamente, las "re-
gencias" tienen también su influencia, pero este tipo de
mapas no merece, a nuestro parecer, una interpretación a
fondo. Hay que recordar que este mapa anual está en depen-
dencia del mapa natal. Por ello, es importante comparar las
posiciones respectivas de estos temas y fijarse sobre todo en
las repeticiones de configuraciones: tal planeta de la R.S. vol-
viendo a su posición natal o tal aspecto de la R.S. que repite
un determinado aspecto natal reactiva las potencialidades
de nacimiento. Además, la posición particular en la R.S. del
planeta dominante de nacimiento sitúa muy bien las preocu-
paciones más importantes o la situación especial del individuo
a lo largo del año. Vemos que existe todo un'juego de inter-
pretación resultante del "emparejamiento" de estas dos
cartas anual y natal. 1
No podemos dedicarnos aquí a una interpretación general
de la R.S. de 1957 del General De Gaulle. Contentémonos

l. Puede consultarse La Technique des Révolutions So/aires de A. VOLGUI-


NE, Editions des Cahiers Astrologiques, Niza, 193 7. (La técnica de las revolucio-
nes solares, Editorial Kier, Buenos Aires, 1977 .)

385
con señalar que Júpiter, a 22º de Libra, se encuentra en con-
junción con el Medio Cielo, situado a 29º del mismo signo, el
primero cayendo sobre el Ascendente y el segundo sobre Ura-
no (su dominante) de nacimiento. De la misma forma, en su
R.S. del 23 de octubre de 1939, a O h 58 m, GMT -año his-
tórico- Júpiter está angular, pero esta vez en el Descendente;
est~ Júpiter, a 28° de Piscis, trígono al Sol, cae precisamente
sobre el triángulo natal MC-Sol-Luna_
La culminación de Júpiter en la R.S. constituye un factor
de elevación social y no faltarían ejemplos que apoyen esta
interpretación (entre otros, la culminación jupiteriana en la
R.S. del 5 de mayo de 1790 a 19 h 20 m (Sol a 15° 23' 50"
de Tauro) en Robespierre; R.S. que rompe con la del 5 de
mayo de 1794 a 18 h 30 m (el 9 de Thermidor) con Marte di-
sonante en el Ascendente, Urano disonante en el Medio Cielo
y una conjunción Sol-Saturno igualmente angular.
La revolución lunar se basa en el mismo principio cíclico
que la R.S.; unos la basan en el paso mensual de la Luna so-
bre ella misma; y otros (entre ellos nosotros) soLre el tránsito
Luna/Sol. El procedimiento para el cálculo, tomando esta vez
la posición celeste de la Luna, es estrictamente idéntico al de
la R.S. La práctica de la R.S. tiene interés para el estu,diante
astrológico que, con ella tiene ocasión de dedicarse a ejerci-
cios de interpretación a escala mensual.

386
XIV. SOBRE LAS AFINIDADES ELECTIVAS

No es cuestión, en esta obra voluntariamente somera, de


dedicarse al estudio de todas las aplicaciones a las que puede
prestarse la práctica astrológica, pero existe una que por su
importancia merece detenerse en ella: concierne al campo de
las relaciones entre los temas.
Si la constelación nativa refleja al ser, la confrontación
de tal tema con tal otro debe necesariamente aportar infor-
mación sobre los parecidos o desemejanzas de dos individuos
y, en consecuencia, sobre sus afinidades o desarmonías.
La astrología popular, a este respecto como en much~s
otros, ha dado una cantinela perentoria: los nativos de Aries
se entienden con los nativos de Leo (signos de la triplicidad
de Fuego) y no se entienden con los nativos de Cáncer por-
que están en cuadratura con éstos ...
No hace falta decir que esta simplificación abusiva no sig-
nifica gran cosa. La verdad es que hay que confrontar conste-
lación natal con constelación natal y juzgar sobre la relación
de ambos conjuntos. .
En un examen tal, vemos aparecer cuatro clases de facto-
res: los encuentros entre planetas o conjunciones (en estas
relaciones se aceptan los mismos orbes que para los aspectos
clásicos, 10° para la conjunción ... ) de un tema al otro; los as-
pectos de posiciones respectivas; las repeticiones de configura-
ciones y las superposiciones de aspectos de un tema al otro.

Las conjunciones

La tradición astrológica ha enseñado el valor de algunos

387
encuentros, en particular en el campo afectivo. Así, entre un
hombre y una mujer, el "encuentro zodiacal" del Sol y de la
Luna -teniendo uno su luminaria diurna sobre la luminaria
nocturna del otro, poco importa la relación- o también de
Venus y Marte (se trata en ambos casos de la relación de dos
valores emparejados, uno masculino y otro femenino), estos
encuentos, decimos, se anuncian como muy atractivos amoro-
samente, siendo el encuentro Sol-Luna· idealmente y el en-
cuentro Venus-Marte sobre todo sensualmente. Existe aquí
una condición simbólica propicia a una interpenetración
afectiva de dos individuos. Veamos precisamente la lista de
"conjunciones" atractivas para la elección amorosa. 1

SOL del uno sobre LUNA del otro


MARTE del uno sobre VENUS del otro
SOL o LUNA · sobre VENUS del otro
LUNA del uno sobre LUNA del otro
LUMINARIA o VENUS sobre AS o MC del otro

Pero hay también cqnjunciones ambivalentes o franca-


mente perjudiciales, que tienden a provocar "encuentros
violentos'', lazos de hostilidad o relaciones desagradables. Son
las que ponen en contacto planetas de naturaleza contraria
que casan mal. Tales son, en el campo afectivo, la~ superposi-
ciones de:

LUNA con MARTE


SOL con MARTE
SOL con SATURNO
VENUS con SATURNO
LUNA con SATURNO

En el campo social, profesional; intelectual y espiritual, se


presentan conjunciones interesantes cuando:

l. La tradición no habla aquí más que de encuentros zodiacales, pero mi ex-


periencia personal me lleva a concluir que estos encuentros son aún más significa-
tivos durante el movimiento diurno, superpuestos en relación al horizonte y al
meridiano, siendo entonces el encuentro un encuentro horario +Venus culminan-
te con Marte culminante, por ejemplo ...

388
el SOL del uno está sobre el MC o el AS del otro
MERCURIO sobre el MC o el AS del otro
MERCURIO sobre JUPITER o SATURNO del otro

Los aspectos

También hay que contar los aspectos, aunque no posean


la misma importancia que el encuentro efectivo de dos astros.
(siempre supremacía de la conjunción sobre los aspectos).
Evidentemente, es afortunado, para una pareja, que haya
trígono o séxtil entre:

el SOL del uno y la LUNA del otro


VENUS del uno y MARTE del otro,
... etcétera.

Por el contrario, es lamentable que se presenten cuadratu-


ras u oposiciones entre estos planetas, y más aún cuando exis-
ten entre planetas contrarios:

LUNA con MARTE


SOL con MARTE
... etcétera.

En conjunto, lo que es más particularmente perjudicial en


las relaciones de dos personas son las conjunciones o disonan-
cias que se producen entre los puntos vitales del uno: AS,
MC, Sol, Luna, Venus, Mercurio, y los "maléficos" del otro:
Marte (excepto su conjunción con Venus), Saturno, Urano y
Plutón.

Las repeticiones

Es interesante observar si no existe entre dos temas confi-


guraciones parecidas o análogas, poseyendo el uno, por ejem-
plo, un trígono Mercurio-Urano y el otro el mismo aspecto,
teniendo un hombre una conjunción Sol-Júpiter y una mujer

389
una conjunción Luna-Júpiter, incluso aunque estas configura-
ciones se encuentren situadas de tal forma que no formen
entre ellas ningún concepto. Estas similitudes parciales entre
temas (el mismo planeta en el MC, Sol levantándose en uno y
Luna en otro ... ) explican ciertos acercamientos psicológicos.

Las superposiciones
Pero, de todos los elementos comparativos, el más impor-
tante -el más impresionante también en cuanto a los resulta-
dos constatados en la práctica- es sin duda la superposición
de aspectos sobre aspectos de un tema al otro.
Esto supone que existen dos conjunciones de tema a tema
y que est9s dos puntos comunes forman un ángulo entre ellos.
Así, imaginemos un hombre que tenga el Sol a 15° de Gé-
minis en oposición a Saturno a 18° de Sagitario, y una mu-
jer que tenga la Luna a 16° de Géminis en oposición a Marte
a 12° de Sagitario. En tal caso, se produciría una oposición
Sol-Saturno sobre una oposición Luna-Marte. Estas dos perso-
nas serían susceptibles de verse atraídas una hacia otra en ra-
zón de la relación Sol-Luna, pero a consecuencia de la relación
Marte-Saturno y del "emparejamiento" de sus oposiciones a
las luminarias, la experiencia afectiva que podría resultar co-
rrería el riesgo de ser desgraciada.
Existen también temas de parejas, de asociados, de ami-
gos ... , en los que se encuentran superpuestos conjunciones,
séxtiles, cuadraturas, trígonos u oposiciones, no hace falta
decir que tales confrontaciones justifican los acercamientos
humanos y la naturaleza, afortunada o desgraciada, de los
lazos creados; constituye una especie "de imagen simbólica"
parlante del diálogo establecido.

A título de experiencia, vamos a extraer los puntos comu-


n~s significativos que se presentan en las parejas de nuestra
colección histórica. Nos contentaremos sobre todo en señalar
las conjunciones, con el fin de no hacer demasiado pesado el
cuadro presentado, y empezaremos únicamente a partir de
Carlos VIII, al no tener los datos de nacimiento de las esposas
reales de los príncipes que le proceden:

390
Carlos VIII Sol 16° Cáncer Luna 7º Cáncer Ana de
Bretaña
Luis XII Sol-Luna 13°-8° Cáncer Luna 7º Cáncer Ana de
Bretaña
Francisco I Luna 26° Acuario Luna 26° Acuario Claudia de
Francia
Enrique// Luna 28º Aries Sol 2º Tauro Catalina
Venus 8° Tauro de Médicis
Francisco // Luna 5° Sagitario Venus 20 Sagitario María
Venus 4° Capricornio Luna 5º Capricornio Estuardo
Carlos IX Venus 2º Géminis Marte 29º Tauro Isabel de
Austria
Enrique /JI Luna 19° Tauro Sol 20º Tauro Luisa de
Lorena
Enrique IV Venus 24° Escorpio Marte 25º Escorpio María de
Médicis
Luis XIII Venus 18° Leo Venus 13° Leo Ana de
Sol 4° Libra Sol 29º Virgo Austria
Mazarin Sol 22º Cáncer Luna 25º Cáncer Ana de
Venus 9° Leo Venus 13° Leo Austria
Luis XIV Luna 5º Leo Venus 9º Leo MªTeresa
Venus 4° Leo Sol 1 7° Virgo, de Austria
Sol 12º Virgo
Luís XIV Luna 5º Leo Sol 4° Sagitario Madame
Venus 5º Leo trígono Venus 1 ° Sagitario de
Maintenon
Luis XVI Luna 7° Escorpio Sol 10° Escorpio María
Venus 11° Escorpio Antonieta
Napoleón I Venus 7º Cáncer Sol 1 ° Cáncer Josefina
Marte 1 ° Cáncer
Napoleón I Venus 7° Cáncer Luna 16º Cáncer María-
AS principio Escorpio Venus 7° Escorpio Luisa
Luis XVIII Sol 24º Escorpio Luna 16° Escorpio María-José
Marte 18º Cáncer Venus 23º Cáncer Luisa de
Savoya
Carlos X MC 2º Acuario Sol-Luna 11 o María Te-
Acuario resa de
Savoya
Luis Felipe Sol 13° Libra Luna 21 ° Libra Mª Amelia
de Borbón
Napoleón /JI Sol Luna 26º Aries Eugenia de
Marte 29º Aries Mercurio 29° Aries Montijo

'.)91
Estaremos de acuerdo en convenir sobre la elocuencia de
este cuadro ... De diecinueve parejas, tenemos 9 conjunciones
Sol/Luna (una vez sobre dos, en lugar de una vez sobre nueve
según la medida de los retornos de Luna-Sol y de Sol-Luna;.
10° de orbe), seis conjunciones Luna/Venus, cuatro conjun-
ciones Venus/Marte y cuatro conjunciones Venus/Venus
(siendo la media de dos conjunciones de cada clase por die-
ciocho casos). Resulta que las parejas reales menos amorosas
o menos felices son las que presentan menos "afinidades as.-
trales" (por ejemplo, Luis XII y su primera mujer, Juana, du-
quesa de Berri, de la que se duda sobre si fue realmente su
esposa; Luis XV y María Leczinska~ .. ). Un ejemplo represen-
tativo lo constituye la pareja de Enrique IV y Margarita de
Valois, que estuvo dominada por una completa incompatibili-
dad física; ahora bien, la Venus de Enrique, a 24° de Escor-
pio, se encuentra en cuadratura al Marte de Margarita, a 26°
de Leo, mientras que el Marte del primero, a.15° de Capricor-
nio, se encuentra en oposición de la Venus de la segunda,
situada a 19° de Cáncer, estando además el Sol de Enrique
(2° de Capricornio) en oposición a la Luna de Margarita (26°'
de Géminis) ...
Sin duda podríamos alargar la lista de ejemplos confron-
tando algunos temas de personajes importantes que se han
enfrentado en la Historia (Luis XIV y su gran enemigo Gui-
llermo de Orange, teniendo el primero el Sol ( 12° Virgo)
sobre el Marte (15° Virgo) del segundo; Napoleón y Metter-
nich, que presentan la misma relación Sol/Marte ... , pero nos
parece superfluo insistir. ..

392
XV. PROBLEMAS DE INTERPRETACION

Al cabo de su periplo, el lector no debe asombrarse si este


Tratado se acaba con un capítulo interrogativo. En efecto, si
uno quiere tomarse la molestia de reflexionar sobre los pro-
blemas que plantea la interpretación de temas, no tardará en
darse cuenta que al margen de los enigmas actualmente inso-
lubles, como el hecho de un conocimiento incompleto (pla-
neta desconocido ... ), plantea numerosas dificultades que de-
bemos abordar sin prejuicios.

Los falsos problemas

En primer lugar, hay que eliminar de un plumazo radical-


mente la masa de falsos problemas, surgidos de una mentali-
dad mágica, que no se ha privado de atestar la astrología de
pretensiones estúpidas, rebajándola al rango de una adivina-
ción anticuada. Entendemos por falsos problemas las cuestio-
nes que este conocimiento se ha planteado y que son insolu-
bles por absurdas -al menos en el estado actual de nuestras
investigaciones.
Dentro de estas preguntas sin respuesta figura, en un buen
lugar, el diagnóstico o pronóstico de la duración de la vida.
Nos negamos a discutir la cuestión sobre saber si esta pre-
misa tiene fundamento, es decir, si existe un determinismo
riguroso que fije con precisión, a partir del nacimiento, el
desenlace de la muerte. La astrología tradicional, en todo
caso, ha admitido este determinismQ y ha intentado fijar las
reglas para llegar a un pronóstico tal. Ahora bien, situándonos
estrictamente a nivel práctico, en función de los rec~so de

393
que disponemos, nos negamos, por experiencia, a reconocer
que este problema posea una base técnica.
Los antiguos pretendie'ron establecer reglas para fijar '.i
duración de la vida, basándose sobre las nociones de un liylt g,
factor de vida, entidad protectora que prolonga los días, y de
un anareta, "planeta que mata", genio destructor por exce-
lencia (incluso se ha hablado de un "alcochoda" o "dador de
años") ... Pero las reglas que determinan este hyleg y este ana-
reta varían de un autor a otro y, a despecho de los esfuerzos
para su perfeccionamiento, no son más válidos en la astrolo-
gía moderna que en la antigua. Ahora bien, si ninguna fórmu- ·
la es prácticamente -satisfactoria, es que ninguna puede serlo ...
Estudiando las obras antiguas, es asombroso ver que nu-
merosas disonancias son reputadas como "mortíferas" en el
nacimiento o en la infancia. Puede suponerse que en estas
épocas en que de una mortalidad infantil abundante no se sal-
vaban más que los fuertes, estas configuraciones constituían
verdaderas amenazas.
Ahora bien, en nuestra era "pasteuriana'', no son nada y
aquellos que nacen bajo las· configuraciones más disonantes
quizá sean menos numerosos en alcanzar la edad adulta, pero
no por ello tienen menos posibilidades de conocer la vejez.
Esta variación, de alguna forma histórica, de las "reacciones"
del hombre en función de su constelación nativa, se observa
también en el marco de la misma generación. Y a que, simple-
mente, los indicios celestes no poseen más que un valor sub-
jetzºvo, siendo l::ste valor de tal clase que no permite una eva-
luación a una escala cuantitativa de carácter objetivo. En lo
que respecta a las direcciones y tránsitos, por ejemplo, un
individuo resistente aguanta el golpe de una configuración
crítica fuerte, mientras que un individuo débil es arrastrado
por una configuración comparativamente anodina. Hay que
admitir incluso que el mismo individuo puede superar un
desenlace intensamente crítico y sucumbir bajo el golpe de
una disonancia menor. ¿Hay que· asombrarse de ello cuando
vemos a tal enfermo reaccionar brillantemente a un grave
ataque y extinguirse ante un banal incidente de salud en
otra época de su vida? En psicopatología se sabe muy bien
que un conflicto afectiyo menor es susceptible, en un deter-

394
minado caso, de tomar las mayores proporciones, mientras
que, en otro, un conflito más grave pasa casi desapercibido ...
No sucede de distinta forma a nivel de la constelación nativa.
Así, un individuo cuyo tema es muy disonante -Ascendente,
dominante y luminarias comprendidos- no se ve necesaria-
mente abocado a una muerte precoz o prematura; puede vivir
dramáticamente, ser enfermizo, presentar numerosos proble-
mas ... pero poseer una larga vida ...
Intentar una evaluación de la duración del.a vida, nos pa-
rece, pues, una búsqueda vana, bastando los argumentos pre-
sentes suficientemente para demostrarlo. Ahora bien, en este
tipo de investigaciones, la inutilidad del empeño condena
siempre al intérprete a caer en el fárrago de fórmulas mágicas:
aforismos dudosos, combinaciones confusas y recetas de coci-
na que deshonran los manuales prácticos y otras obras divul-
gativas de la literatura astrológica.
No se trata de hacer una lista de estos falsos problemas;
basta con saber, por ejemplo, que las investigaciones sobre el
número de uniones, el número de hijos, el sexo de los niños,
el tipo de muerte, las informaciones que conciernen a terce-
ros ... ocupan un buen lugar, para saber a qué atenerse.
No criticamos esta adivinación indefendible porque el
espíritu lógico lo recomiende, sino porque la experiencia nos
obliga a ello. Ahora bien, una constatación tal es más enrique-
cedora que empobrecedora: al demolir una falsa astrología,
sacándose de encima estos falsos problemas, se hace más que
nunca una obra constructiva, pues a partir de este momento
py.eden empezarse a extraer las verdaderas estructuras de la
relación entre el hombre y sus astralidades. Esta elaboración
nos muestra, por otra parte, que el campo de las informacio-
nes astrológicas es mucho más pro.fundo y vasto que aquellas
irrisorias prácticas adivinatorias. Pero no se trata de lanzarse
aquí a un estudio de este tipo, pues éste llevaría a la elabora-
ción de una psicología de la astrología, inseparable de una
astrología psicológica, lo que es objeto de toda una obra, pu-
blicada junto con el presente tratado: Del Psicoanálisis a la
Astrología (Ed. Dédalo).

395
Los problemas periféricos

El presente tratado se basa íntegramente en los materialt. ~


clászºcos de la Tradición, aunque 'el autor se haya permitido
entera libertad en su utilización. Pero ¿qué se entiende por
"Tradición astrológica"?
Históricamente hablando, ésta compren(ie las enseñanzas
grecolatinas: el Astronomico de ManiHus (siglo I), el Quadri-
partit y el Centiloque de Ptolomeo (sigfo II) los Libros de
Matemática de los Astros de Firmicus Matemus (siglo IV);
las aportaciones de los astrólogos árabes entre los siglos VIII
y XV (Albumazar, Albategnius, Almansor, Haly ... ); finalmen-
te los de la cristiandad, del Renacimiento en el siglo XVIII:
las obras de Gauric, Ferrier, Junctin y Morin, para no citar
más que los nombres más importantes. Psicológicamente
hablando, esta Tradición tomada globalmente forma una
masa de materi~s, acumulados de siglo en siglo junto con la
marca de las civilizaciones, cuya suma es de una homogenei-
dad dudosa y cuyas enseñanzas, espesas y difusas, p1.:!sentan
un valor desigual. ·
Se comprenderá entonces que nos hemos muy bien guar-
dado de integrar todos los factores tradicionales: no hemos
conservado más que los elementos esenciales, las piezas "clá-
sicas" dentro del estilo de Ptolomeo y de Morin. ¿Quiere ello
decir, no obstante, que hay que cerrarse a la asimilación de
factores insuficientemente verificados, pero susceptibles de
aportar un perfeccionamiento de nuestra disciplina? Cierta-
mente no, y por ello investigadores contemporáneos se han
orientado a la integración de elementos antiguos, con la espe-
ranza de obtener una especie de "refinamiento" de nuestro
conocimiento. Y con esta intención se ha creado un interés
por temas de segundo orden como lo"s decanatos, las Partes,
los medios-puntos y los grados monómeros.
Así como el Zodíaco ha sido dividido en 12 Signos, lo
ha sido igualmente en 36 zonas de 10° llamadas decanatos.
Cada decanato ha sido situado bajo la regencia de un planeta
del septenario tradicional, pero han sido propuestos dos siste-
mas de repartición: uno distribuye los planetas en su orden
de velocidad y repartición geocéntrica: Saturno está en el

396
3er decanato de Tauro, Júpiter en el 1°, Marte en el 2º y el
Sol en el 3er decanato de Tauro, Júpiter en el 1°, Marte en el
2º y el Sol en el 3er decanato de Géminis; Venus en el 1°,
Mercurio en el 2° y Luna en el 3er decanato de Cáncer; y, así,
a continuación. El otro reparte los planetas haciendo de cada
signo una triplicidad en miniatura, en función del principio
que quiere que el todo esté en la parte: en el 1er decanato de
Aries es de Marte, el 2° del Sol (Leo) y el 3° de Júpiter (Sagi-
tario); el 1er decanato de Leo es del Sol, el 2° de Júpiter (Sa-
gitario) y el 3° de Marte {Aries), etcétera. Ciertamente, pode-
mos admitir, a priori, que puedan existir matices en el valor de
las tendencias dentro. de cada signo pero, una vez hecho este
acto de fe, ¿en qué sistema de referencias hay que fiarse? Por
lo que sabemos ninguna verificación seria de estos decanatos
ha sido jamás intentada (y lo mismo sucede respecto a los
términos, que son franjas zodiacales irregulares de 3° a 8°
de extensión); no puede pues tomárselos en consideración en
la interpretación, pero constituyen un problema a considerar
dentro del programa de investigaciones. Otro tanto puede
decirse de las 28 moradas lunares que escalonan el Zodíaco
de 13 en 13º aproximadamente.
Los astrólogos árabes han añadido a los elementos clási-
cos gran cantidad de nuevos factores de interpretación, todos
ellos surgidos de la relación de tres puntos clásicos: éstos son
las Partes o "suertes" (de la muerte, de la mala suerte, del
amor, de la belleza, de los poderes, de los hijos, de las tierras,
de peligros, etcétera... ihay cerca de un centenar!) de las que
dichos astrológos han atestado los temas. ¿Hace falta decir
que esta proliferación de factores constituye la flor y nata de
la astrología en la fase de pensamiento mágico? Sin embargo
hay que señalar que, a partir de la tradición grecolatina la
mayoría de astrológos han tomado en consideración un fac-
tor de este tipo: la Parte de Fortuna$. Su cálculo se hace to-
mando la distancia que separa a la Luna del Sol, siguiendo el
orden de los signos, y contando esta distancia a partir del As-
cendente (se toma siempre al Sol como punto de partida),
siendo su fórmula los puntos AS +(Luna - Sol). 1 Este dato
l. En el tema de De Gaulle, por ejemplo, la Parte de Fortuna se encuentra 11
125º distancia del Sol (29º de Escorpio) a Luna (4º Aries)+ 202º (Ascendente
22º Libra)= 327°, o sea a 27º Acuario.

397
es considerado como un factor de suerte en general. Este no
es un factor astronómico, es un lugar de relaciones de puntos
astronómicos. Aunque no inspire confianza (por algo será su
denominación), no podría rechazársela a priori, aunque nin-
guna verificación sistemática haya sido realizada. Si la Parte
es el lugar de una relación de tres factores, el Medzºo-punto es
simplemente el lugar (grado) equidistante a dos planetas o
entre un planeta y un ángulo del Cielo. Comprendemos fácil-
mente que el medio-punto es la expresión de un concurso de
fuerzas 9 de una relación que merece nuestra consideración;
es un factor que contribuye a extraer la estructura simétrica
de un tema {en Luis XIV, por ejemplo, vemos aparecer una
notable arquitectura que integra a 6 de los 7 planetas anti-
guos: Júpiter es Medio-punto de Marte-Sol, encontrándose
ambos a la misma distancia de Saturno en oposición a Luna-
Venus) y una escuela alemana contemporánea incluso ha
creado un método de interpretación sobre su principio (el
método Ebertin). Pero, por serio que sea este factor y apre-
ciable que sea su aportación, no debe sustituir a lo primordial
alejándonos de la gran arteria central que constituye, en el
campo de la interpretación, la posición de los cuerpos ce-
lestes.
Existe toda una literatura astrológica que se ha dedicado
a darnos para cada grado del Zodíaco un contenido de inter-
pretación: escena, alegoría o imagen simbólica. Nos librare-
mos mucho de rechazar a priori la hipótesis de una cualidad
específica de cadá grado zodiacal, pero no existe ninguna
demostración digna de este nombre respecto a una base autén-
tica de estos grados monómeros, sin contar con que esta veri-
ficación no es fácil de realizar. Además, al confrontar las dis-
tintas fuentes a las que se puede acudir, nos ahogamos en un
dédalo de contradicciones laboriosas, al mismo tiempo que
las imágenes simbólicas de la mayoría de grados constituyen
enigmas o abarcan una tal cantidad de posibilidades que hay
como para perderse. Se desconoce qué principio analógico
preside a la elaboración de esta lotería de 360° o se suponen
en varios, pero ¿cuál es el bueno? Por ello no dejaremos de
recomendar prudencia frente a esta fuente de informaciones,
al menos en estado actual de cosas.

398
Existen aún otros factores a considerar. Señalemos sobre
todo las Horas planetarias, sistema que coloca a las horas del
día bajo la tutela de un planeta; las Casas derivadas procedi-
miento adivinatorio que amplía el contenido de cada Sector
considerándolo en relación a todos los demás tomados cada
vez como Sector I (la Casa II, por ejemplo, es interpretada
como la XII de la III, la XI de la IV, la IV de la XI y la III de
· la XII) i sin olvidar las Estrellas fijas así como las Constelacio-
nes, a las que los Antiguos prestaron significación dentro del
concierto celeste.
He aquí, en líneas generales, el repertorio de piezas ins-
critas en el programa de verificación de la astrología tradicio-
nal. Nunca sería demasiado precisar que, por interesantes o
seductoras que sean estas partes, se presentan al margen de la
interpretación clásica; constituyen de alguna forma proble-
mas· "periféricos" respecto al cuerpo central del método. En
la medida en que puedan ser válidas, estas materias son sus-
ceptibles de integrarse al edificio con el fin de completarlo.
Es imposible ser objetivo frente a estos temas tan oscuros
o desconocidos, pero que por una razón práctica, los tenemos
personalmente como sospectos, cuando no en reserva. La
astrología netesita construirse; y lo logrará mejor concentrán-
dose sobre lo esencial para asegurarse un pleno dominio, más
que dispersándose en multitud de factores heterogéneos.
Desde hace un cierto número de años, se ha visto surgir, a
nivel astrológico, una fauna de métodos y sistemas personales
que han complicado más que enriquecido y que sobre todo
han testimoniado la impotencia de sus creadores, insuficiente-
mente formados en la escuela clásica. Cada cosa a su tiempo:
en primer lugar hay que tener las ideas claras respecto a lo
esencial de nuestro tema, aclarándolo y librándolo a toda su
límpida simplicidad; y únicamente a partir de este dominio,
tras habernos situado en este nivel central y estructural, será
posible solucionar dichos problemas periféricos sobreimpresos.

Los problemas esenciales

Mucho más imperiosa que la integración de nuevos datos,


tradicionales o modernos, es la asimilación de los factores pri-

399
mordiales. Pues todavía quedan muchos puntos oscuros para
estudiar, lagunas a llenar, esfuerzos a realizar, antes de que la
lectura del tema sea suficientemente satisfactoria.
Son las dificultades, de alguna forma internas, inherentes
a la materia tratada: la vida humana, y al ángulo simbólico
desde el que la captamos. 1 ¿Hay que asombrarse de ello si los
símbolos que tratamos poseen una naturaleza polivalente y
dialéctica? Cuando se constata, en psicología, que la misma
avidez afectiva del niño da tanto la bulimia como la anorexia,
los celos como la frialdad, ¿cómo podría ser de otro modo
respecto a las tendencias de nuestro símbolo? De hecho, éstos
nos proponen en general una serie; de opciones en una polari-
zación de valores emparejados, extremos; y por ahora no exis-
te llave alguna que permita hacer una elección entre las dos
posibilidades, complementarias u opuestas. Hemos mostrado
estas posibilidades dialécticas en nuestras gamas zodiacales y
planetarias. Hay planetas que no presentan estos antagonis-
mos de valores; Júpiter, por ejemplo, que es "global" y de
interpretación simple; pero quizá sea porque todavía no las
percibimos. De todas formas con la Luna y Saturno, por
ejemplo, nos encontramos frente al problema. ¿Este lunar
será un inestable, un errante, un complejo nervioso de humor
cambiante o un ser de interior pacífico y simple, de humor
sedentario? ¿Tal saturnino será un industrioso o un perezoso,
un ser serio, de responsabilidad, o un parásito inútil; un ser
escrupuloso, severo y melancólico, o un despreocupado entre-
gado a sus instintos; un celoso o un misógino?
Sería falso creer que exista la cualidad del lado de lo ar-
mónico y el defecto del de la disonancia. Ciertamente, la in-
terpretación de los aspectos armónicos no plantea el proble-
ma de una elección: hay la adaptación y la asimilación natu-
ral, asociación de tendencia.s dentro de la paz interna. Pero la
disonancia ..• aa oposición o cuadratura Mercurio-Saturno de-
nota una inapetencia intelectual y en consecuencia una pere-
za de espíritu, o, por el contrario, una bulimia mental, una

l. Aquí y más que nunca hay que recurrir a la astropsicología de la que tra-
ta la obra teórica publicada junto con el presente tratado práctico: Del Psicoaná-
lisis a la Astrología. Estos dos libros son compl.:mentarios: Este "para aprender" y
el otro "para comprender" la astrología.

400
avidez de la inteligencia? En una misma clase, los que las po-
seen son los últimos y los primeros. ¿En qué caso la disonan-
cia de Saturno bloquea la tendencia del planeta que aspecta,
y en cuál otro libera, por el contrario, la inhibición para dar
paso a una tendencia que infantiliz.a? Igualmente, ¿se sabe
cuándo la conjunción Venus-Urano expresa una disposición
al flechazo y cuándo denota la represión de los sentimientos?
Sin duda, la inhibición y explosión de Urano son expre.sión
de dos momentos de un mismo proceso, pero Urano no ex-
plota siempre.
Si sacamos nuestra colección, es evidente que la mayoría
de saturninos -desde Carlos V a Napoleón III, pasando por
Mazarin- responden al tipo del saturnino clásico: el frío, in-·
trovertido, secundario, de sensibilidad reprimida, disciplinada
o inhibida. Y, sin embargo, el fuerte componente saturnino
de Enrique III escapa a esta orientación. Este Saturno en do-
ble cuadratura a Luna y Venus hubiera podido hacer de dicho
príncipe un frío soltero, cerrado a las manifestaciones del
amor; como Luis XIII, por ejemplo; hizo de él, por el contra-
rio, una pila sobrecargada, un ser entregado a los desórdenes
de una sensibilidad ardiente.
¿Por qué tal jnversión de tendencias? Existen razones
para incriminar al contexto temático en el que se inserta el
movimiento saturnino. Podrá señalarse que si la nota solar
domina sobre la nota lunar, Saturno se orienta más bien hacia
la vía inemotiva e impersonal (casos de filósofos y sabios por
ejemplo), mientras que si la nota lunar domina en relación a
los valores solares, Saturno se hace más bien hiperemotivo y
egocéntrico (caso de poetas, de artistas). Pero esto no consti-
tuye más que un esbozo de explicación todavía en verifica-
ción.,
Ahora bien, lo que constatamos respecto a las propieda-
des dialécticas del símbolo, lo observamos igualmente respec-
to a su polivalencia. Los psicoanalistas nos dicen que frecuen-
temente se encuentra en la mujer al mismo tiempo el estreñi-
miento, la avarieia y la frigidez, expresión conjunta de una
misma ·inhibición. Ahora bien, ¿por qué la disonancia Luna-
Saturno determina más la inhibición orgánica (estreñimiento,
reglas difíciles), más la inhibición afectiva (celibato o frustra-

401
c10n afectiva), más la inhibición sexual (frigidez) o más la
inhibición económica (posesividad financiera)? El nivel prin-
cipal sobre el que pesa más concretamente la disonancia nos
escapa a menudo, a pesar del recurso a las localizaciones de
los Sectores. Hasta tal punto que a veces hay que jugar con
toda la gama para estar seguro de dar la nota justa. Y por el
momento, no vemos lo que podría resoJver el problema de la
polivalencia del símbolo. ·
Otra dificultad en la interpretación es entrar en el camino
de la diferenciación de los valores tipológicos, de pasar, de
alguna forma, de la tipología a la psicología individualizada.
Si se confrontan a los jupiterianos con los saturninos de
nuestra colección, salta a la vista, por el contraste que se pre-
senta, que se trata de dos categorías muy distintas de indivi-
duos, y el recurso a las tipologías explica globalmente lo que
los opone. Pero cuando se comparan entre sí esta vez, ya a los
jupiterianos, ya a los saturninos, no tarda en verse que, a pe-
sar de los comunes valores "de familia", son muy distintos.
El grupo Francisco I-Luis XIV-Napoleón I .>e reconoce
por la rúbrica Júpiter-Sol (aunque Francisco. I sea menos
puro); existen dos índices comunes que los une. Cuando no
hay más que uno solo, la distancia aumenta. Así sucede con
los saturninós Carlos V, Catalina, Luis XIII, Mazarin, Colbert,
Robespierre y Napoleón III. Sobre que los siete sean auténti-
cQ.s saturninos, basta con leer lo que hemos explicado de ellos
para tener la convicción, pero no por ello son menos siete
saturninos distintos, uno más bien ambicioso, otro más bien
virtuoso, tal otro más bien reservado, tal otro más bien traba-
jador.
Ciertamente, el Saturno-Capricornio de Catalina es de
otra especie que el Saturno-Escorpio de Mazarin, diferente
asimismo del Saturno-Piscis de Robespierre. Sabemos muy
bien que a partir del elemento bruto del símbolo inicial hay
que proceder a la integración de las particularidades de toda
una constelación específica, pero esta "operación diferencial"
está lejos de ser fácil. Ya que, dentro de este sistema orgánico
que representa el tema, todo se basa en las interacciones entre
elemento y elemento, y a continuación entre conjunto y con-
junto. Ahora bien, la síntesis a la que hay que llegar no es

402
accesible más que después de un análisis que sólo puede llevar
a bien aquel que posea un sólido bagaje. Lo que implica que
hay que haber confrontado, utilizando un método comparati-
vo, numerosos temas, y extraído el denominador común en-
tre posiciones parecidsas o cercanas.
En nuestra colección, los casos más próximos, aquéHos en
que la constelación dominante es más cerca,na, son los de Luis
XIV y Napoleón I con Júpiter-Escorpio-AS y Sol-MC (vemos
lo que Urano añade a Napoleón en relación al rey-Sol) así
como Mazarin y Napoleón III que presentan el AS en Capri-
cornio y Saturno-Escorpio en el MC. Detengámonos en este
último caso. Lo que diferencia a estos dos hombres de Estado
es que el complejo Capricornio-Saturno-Escorpio-MC se inte-
gra a un valor de agua en Mazarin (Saturno oposición Luna y
trígono a Sol-Cáncer) y a un valor de fuego en Napoleón III
(conjunción Sol-Marte-Aries oposición a Urano).
Se perciben los puntos comunes: Son ambiciosos de gran
clase, que han partido de nada y han llegado a la cumbre del
poder. Su carácter se mueve en el secreto, la oscuridad, la
pasión fría y la expresión impasible; lo opuesto a los dos ti-
pos Júpiter-Sol, llenos de exteriorización franca, luminosa y
brillante. Uno será dos veces fugitivo pero continuará, desde
su exilio, gobernando y triunfará sobre sus p"ruébas. El otro
reinará entre dos exilios.
El carácter acuático (ambivalente, indeciso, sinuoso, com-
plejo) del Saturno-Escorpio de Mazarin aparece en la silueta
imprecisa y compleja dCI príncipe de la Iglesia que no es sa-
cerdote, del ministro de Francia que no nació francés, del
marido de una reina que no es rey, que declara: "Disimulo,
soslayo, mitigo, concilio todo en lo que me es posible; pero
ante una necesidad imperiosa, haré ver lo que soy capaz".
Acuático es este Saturno-Escorpio que prefiere los silencios
inciertos, los más o menos, los sobreentendidos, los dobles
sentidos, a las situaciones claras y decisiones tajantes, a las
posturas vanidosas o heroicas. Es un ser prudente, hábil, fle-
xible, resbaladizo, rastrero; se pone caretas, confunde las pis-
tas, ofrece un paciente disimulo para· alcanzar sus objetivos,
con una extraordinaria constancia, impasible, e indiferente a
una de las más infernales situaciones cabalísticas de la Historia.

403
En cuanto a la orientación ígnea del Saturno~Escpi de
Napoleón III, ofrece una silueta más neta y más tensa, agresi-
va, más dramática o más heroica. Le vemos formado por el
exilio y las sombras de la cárcel; su ambición mordaz hace de
él un conspirador nato que se arrojará a locas aventuras y co-
nocerá una vida desigual, de altibajos; ésta le llevará al poder
supremo tras un golpe de Estado. Su agitado reinado conoce-
rá menos las intrigas y manifestaciones ocultas de la crisis que
las guerras; finalmente, el choque de Saturno en X será más
incisivo: será derrocado.
Un estudio comparativo de este tipo muestra que una
interpretación se construye; no se cr~a en el vacío fijándose
en analogías fáciles; se elabora, por comparación, sobre mate-
riales vivos. Esto nos muestra, por lo demás, el camino más
imperioso de la investigación astrológica: la acumulación de
una enorme masa de observaciones para extraer las particula-
ridades de todos los factores posibles y el abanico de sus ma-
nifestaciones en función de contextos siempre distintos.
Si la dominante está orientada o tonalizada por la subdo-
minante o por el conjunto del tema, hay que añadir que el
factor local lo está por esta dominante. Es por completo na-
tural que con la dominante Marte-Júpiter asistida de una Ve-
nus-Escorpio y de una Luna-Aries casi angular, el Saturno en
V de Enrique IV se manifieste de una forma diametralmente
opuesta al Saturno en V que domina en Luis XIII. No hay
nunca que dejar de situar la parte en relación al todo. Ahora
bien, cuando existe contradicción entre la dominante y la
nota local, permanecemos en la incertidumbre a falta de dis-
poner de una regla satisfactoria. El Saturno-Escorpio ( opues-
to a Luna-Tauro) Mazarin ha sido codicioso y avaro (al mis-
mo tiempo que fastuoso, con una conjunción Mercurio-Venus
en Leo y en séxtil a una conjunción Marte-Júpiter); el Sector
II no contradice esta tendencia general. Pero, mientras que el
Saturno-Virgo Colbert fue avaro a pesar de Marte en II (es
verdad que si ha nacido un poco antes, Marte pasa a III), Na-
poleón III fue generoso y más bien gastador con Júpiter en II,
a pesar de su Saturno-Escorpio.
Vemos pues que no todo está reglamentado en el conoci-
miento astrológico. Lo contrario por lo demás no habría

404
hecho más que suscitar sospechas sobre el valor mismo de
este conocimiento. Pero éste es perfeccionable.
Naturalmente, no vamos a complicar inútilmente las cosas
cargándonos de un falso problema: la búsqueda de un nivel
de carácter o de destino. Hay que librarse de establecer una
escala cualitativa y cuantitativa de las configuraciones, no
expresándose éstas más que en función del individuo al que
conciernen. Sabemos que sobre un mismo fondo de afectivi-
dad, la inteligencia da un paranoico y un Napoleón, un obse-
so y un Maine de Biran, un angustiado y un Dostoievsky, un
sádico y un Bichat. El tema -y esto debe admitirse de una
vez por todas- presenta una óptica profunda del individuo,
pero sin aportar ninguna precisión sobre la "clase" de éste.
El tema es como el plano de un edificio .del que no se conoce
la escala; se conocen la economía general de la obra y los pro-
blemas que plantea; pero se ignora qué materiales de cons-
trucción tomará el arquitecto: el mármol o el cartón piedra.
El índice particular de riqueza o pobreza relativa se nos es-
capa.1
Esta laguna no disminuye por ello el valor y alcance de las
informaciones que presentá la constelación de un nacimiento
para quien sepa leerla. Pero, para descifrar este libro de la
naturaleza, hay que saber aprender la lección que nos ofrece
en cada nueva carta astral.

París, 26 de mayo de 1960

l. Debido a ello (y por todas estas razones) la astrología no es lo que se


quiere que sea: una adivinación más o menos estúpida. Ciertamente, el astrólogo
de experiencia se encuentra parcialmente en medida de "reencontrar" la persona y
su destino. Pero debe actuar, por el contrario, a partir del conocimiento completo
de la persona, con el objetivo de ampliar y profundizar el conocimiento que eslll
persona tiene de sí mismo y de su devenir.

405
BIBLIOGRAFIA SUMARIA

Ephémérides Astronomiques Chacornac: Tomos 1931-1940,


1941-1950, 1951-1960, 1961-1970; Ed. Tradionnelles, II
Quai Saint-Michel, Paris V.
Die Deutsche Ephemert"de: Tomos 1850-1889, 1890-1930,
1931-1950, 1951-1960, 1961-1970, 1971-1980; o. w.
Barth, Verlag Munich.
Ephemeriden: 1890-1950; Verlag Max. S. Metz, Zurich.
Tables des Matsons Chacornac: Editions Traditionnelles.
Tables of Houses Raphael's, Londres.
André BARBAULT: Defensa e Ilustración de la Astrología;
.Les Femm.es illustres chez l'Astrologue;
Ed. du Sutl.
Les Astres et l'Histoire; Ed. J.-J. Pau-
vert.
André BOUDINEAU: Bases· scienttfiºques de l'Astrologie
(nociones de cosmografía; eyección del tema); Ed. Tradi~
tionnelles.
Paul CHOISNARD: Langage Astral; Ed. Traditionnelles.
H. J. GOUCHON: Dt"ctionnarie Astrologt"que; Ed. Planete.
Joelle de GRAVELAINE y Jacqueline AIME: L'Astrologie;
Edition Spéciale, Denoel.
J ean-Pierre NICOLA: La· condition solaire; Ed. Traditionne-
lles.
Claudio PTOLOMEO: Somme Astrologiºque; Tetrabible et
Centiloque; ·col. "Bibliotheca Hermética"; Ed. Planete/
Denoel.
Clara SANTAGOSTINI: Asst"rxil Astrologiºe; Ed. Traditionne-
lles.

407
M. SENARD: Le Zodiaque; Ed. Traditionnelle.
J. G. VERDIER: Ce que disent les Astres; Ed. Stock.
1
Revista trimestral: "L'Astrologue"; Ed. Traditionnelles.
Adolfo WEISS: Astrología Radonal, Editorial Kier.

408
ANEXO I

LA HORA LEGAL EN ESPANA Y SU VIGENCIA

España adopta el calendario gregoriano ya a partir del 15


de octubre de 1582.
Hasta el 1° de enero de 1901 rigió el meridiano 3° 41'
OESTE de Greenwich, que es el que pasa por Madrid coinci-
diendo la hora local con la hora de nacimiento.
Desde el 1° de enero de 1901, rige el meridiano 0° de
Greenwich.

Hora de verano

ADELANTO DE UNA HORA.- Se introdujo por prime-


ra vez en España el 15 de abril de 1918.
1918.- Del 15 de Abril a las 23 h al 7 de Oct. a las Oh
1919.- " 6 de " a las 2 3 h al 7 de "a las Oh
1924.- " 16 de " a las 23 h al 7 de "a las Oh
1926.- " 17 9e " a las 23 h al 3 de "a las Oh
1927.- " 9 de " a las 23 h al 2 de "a las Oh
1928.- " 14 de " a las 23 h al 2 de "a las Oh
1929.- " 20 de " a las 23 h al 6 de "a las Oh
1931.- " 18 de " a las 23 h al 5 de "a las Oh

Zona republicana (adelanto de una hora)

1937.- Del 22 de Mayo a las 23 h al 7 de Oct. a las Oh


1938.- " 2 de Abril: se adelanta una hora. El 30 de abril

409
se adelanta otra hora más sobre la ya existente, hasta el 2
de octubre en que se suprime 1 h adelantada todo el resto
del año. •
1939.- Comienza el año con una hora de adelanto y conti-
núa así hasta el fin de la guerra el 1 de abril. (A partir de
esta fecha, ver Zona Nacional.)

Zona nacional (adelanto de una hora)

1937.- Del 22 de Mayo a las 23 h al 3 de Oct. a las Oh


1938.- " 26 de Marzo a las 23 h al 2 de " a las Oh
1939.- " 15 de Abril a las 23 h al de " a las Oh
1940.- Del 16 de Marzo en adelante, incluso en invierno, se
adelantaron los relojes UNA hora permanentemente.
Hubo algunos veranos en que se adelantaron UNA hora
MAS; es decir, DOS horas respecto a la hora de Green-
wich.

Adelanto de 2 horas

1942.- Hasta el 2 de Mayo a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-


lante, dos horas hasta el 1 de setiembre a las 24 h. Que-
da 1 h hasta el fin de año.
1943.- Hasta el 17 de Abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante, dos horas hasta el 3 de octubre a las O h. Queda 1 h
hasta fin de año.
1944.- Hasta el 15 de Abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante, dos horas hasta el 1 de octubre a las O h. Queda 1 h
hasta fin de año.
1945.- Hasta el 14 de Abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante, 2 horas hasta el 30 de setiembre a las O h. Queda 1
h hasta fin de año.
1946.- Hasta el 13 de Abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante 2 horas hasta el 29 de setiembre a las O h. Queda 1 h
hasta fin de año.
1949.- Hasta el 30 de Abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante 2 horas hasta el 2 de octubre a las O h. Queda 1 h
hasta el fin de año.

410
1950.- En adelante, 1 h todo el año hasta 1974.
1974.- Hasta el 13 de Abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante 2 horas hasta el 6 de octubre a las 1 h. Queda 1 h
hasta fin de año.
1975.- Hasta el 12 de ,~bril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante 2 horas hasta el 5 de octubre a las O h. Queda 1 h
hasta fin de año.
1976.- Hasta el 27 de marzo 1 h. De ahí en adelante 2 h
hasta el 26 de setiembre a las O h.
1977.- Hasta el 2 de abril a las 23 h = 1 h. De ahí en ade-
lante hasta el 25 de setiembre a las Oh= 2 h.
1978.- Hasta el 2 de abril a las 2 h = 1 h. De ahí en adelante
hasta el 1 de octubre a las 3 h = 2 h.
1979.- Hasta el 1° de Abril a las 2 h = 1 h. De ahí en ade-
lante hasta el 30 de setiembre a las 3 h = 2 h.

Islas Canarias

CANARIAS.- Antes del 1 de Marzo de 1922 regía la hora


local.
1922.- Desde el 1 de Marzo a las O h se aplica para estas is-
las el 'horario del Meridiano 15° (o sea 1 h de retraso con
relación a la península).

Ifni y Sahara Español

Igual que Canarias.

Marruecos Español

Del 4 de Abril de 1946 en adelante lleva 1 h de adelanto.

Se encontraron estos datos en la "ENCICLOPEDIA JU-


RIDICA ESPANOLA" (1918-1933) y en los B.O.E. posterio-
res a 193 7 (buscados mediante los "Apéndices al Indice Pro-
gresivo de Legislaciones de Aranzadi" (pág. 343-44-1930-49).

411
ANEXO II

España (H. G.)

Latitud Diferencia Longitud


con Greenwich
ALBACETE 39° 00' 7m
ALICANTE 38° 20' 2 in
ALMERIA 36° 49' 9m 48, s
AVILA 40° 33' 19 m
BADAJOZ '38° 53' 27 m 48 s
BARCELONA 41° 23' 8m 44 s E
. BILBAO 43° 15' 11 m 44 s
BURGOS 42° 20' 15 m
CADIZ 36° 32' 25m
CASTELLON DE LA PLANA 39° 58' 4s
CIUDAD REAL 38° 59' 15 m 44 s
CORDOBA 3 7° 52' 19 m
LA CORUNA 43° 22' 33 m 36 s
CUENCA 40° 07' 8 m 32 s
GERONA 41º 59' 11m16 s E
GRANADA 37° 12' 14 m 32 s
GUADALAJARA 40° 37' 12 m 44 s
HUELVA 37° 16' 27 m 44 s
HUESCA 42º 09' 1 m 36 s
JAEN 37° 46' 15 m 16 s
LEON 42º 46' 22 m 16 s
LERIDA 41° 46' 4m E
LOGRONO 42° 27' 9 m 44 s
LUGO 43° 02' 30 m 08 s
MADRID 40° 24' 14 m 52 s

413
MALAGA 36° 42' 14 m 52 s
MURCIA 38° 00' 15 m
ORENSE 42° 21' 30 m 48 s
OVIEDO 43° 22' 23 m
PALENCIA 42° 01' 19m
PALMAS 28° 08' lh lm
PALMA DE MALLORCA 39° 44' 10 m 36 s E
PAMPLONA 42° 47' 3 m 40 s
PONTEVEDRA 42° 27' 34 m 20 s
SALAMANCA 40° 57' 22 m 44 s
STA. CRUZ DE TENERIFE 28° 29' lh 4m 48 s
SANTANDER 43° 28' 11 m 16 s
SAN SEBASTIAN 43° 19' 8m
SEGOVIA 40° 56' 16 m 32 s
SEVILLA 3 7° 24' 24m
SO RIA 41 o 46' lOm 8s
TARRAGONA 41° 13' 4 m 32 s
TERUEL 40° 18' 4 m 32 s
TOLEDO 39° 51' 16 m 12 s
VALENCIA 39° 29' 1m24 s
VALLADOLID 41 o 49' 19m
VITORIA 42° 50' 11 m 24 s
ZAMORA 41°39' 23m 4s
ZARAGOZA 41 o 39' 3 m 32 s

AMERICA LATINA

ARGENTINA

Buenos Aires 34° 36' s 0.03m


Córdoba 31°25'S -0.17 m
La Plata 34° 55' s 0.08m
Mar del Plata 38° s 0.12 m
Mendoza 32° 30' s 0.36m
Salta 24° 20' s 0.24m
Santa Fe 31°45'S 0.04m
Tucumán 25° 30' s 0.24m

414
"'Mij QM .%*

BOLIVIA (H.H. -4)

La Paz 16° 30' s - 0.33 111


Cochabamba 17° 15'S - 0.25 m
Oruro 18º s - 0.29 m
Potosí 19° 30' s -0.24 m
Sucre 19° s -0.20 m

BRASIL (H.H. -3)

Río de J aneiro 22° 54' s 0.07 m


Bahía 12° 58' s 0.26m
Belem do Pará 1o 28' s - 0.05 m
Pernambuco 8° 03' s 0.40 m

CHILE (H.H. -5)

Santiago 33° 34' s 0.16 m


Antofagasta 24° s 0.16 m
Arica 18° s 0.18 m
La Serena 30° s 0.14m
Temuco 37° SO'S 0.08 m
Valparaíso 33° s 0.12 m

COLO:MBIA

Bogotá 4° 37' N 0.03 m


Barran quilla 11º N O.OOm
Bucaramanga 70 N 0.08 m
Cali 3° 40' N - 0.08 m
Cartagena 10° 30' N - 0.03 m
Medellín 6° 30' N - 0.03 m

COSTA RICA (H.H. -6)

San José 9° 57' N 0.23 m


Puntarenas 10° N 0.21 m

415
CUBA (H.H. -5)

La Habana 24° 30' N - 0.29 m


Camagüey 22° N - 0.11 m
·Matanzas 23° N - 0.28 m
Santa Clara 22° 30' N - 0.20 m
Santiago 19° 58' N -0.04 m

ECUADOR (H.H. -5)

Quito 0° 14' s - 0.14 m


Guayaquil 2º 15' s - 0.20 m
Cuenca 30 s - 0.16 m

GUADALUPE (H.H. -4)

Pointe-a-Pitre 16° 13' N -0.07 m

GUATEMALA (H.H. -6)

Guatemala 14° 30' N - 0.04 m


Mazatenango 14° 15' N - 0.09 m

GUA YANA FRANCESA


(H.H. -4)

Cayena 4° 56' N 0.30m

HAITI (H.H. -5)

Puerto Príncipe 18° 33' N 0.10 m

HONDURAS

Tegucigalpa 14° 10' N 0.12 m

416
JAMAICA (H.H. -5)

Kingston 17° 56'N - 0.07 m

MARTINICA (H.H. -4)

Fort de France 14° 36' N - 0.05 m

MEXICO (H.H. -6)

México 19° 26' N - 0.37 m


Guadalajara 21° N - 0.56 m
Gaymas 27° 54' N - 1.24 m
Mérida 21 o 15'N 0.02m
Monterrey 26° N - 0.42 m
Oaxaca 17º N - 0.12 m
Puebla 19° N - 0.32 m
Veracruz 19° 12' N - 0.25 m

NICARAGUA (H.H. -6)

Managua 12° 15' N 0.13 m

PANAMA (H.H. -5)

Panamá 8° 57'N - 0.18 m


Colón 9° 30' N - 0.19 m

PARAGUAY (H.H. -4)

Asunción 25° 17'S 0.09m


Caazapa 26° s 0.16 m
Coronel Oviedo 25° s 0.16 m

417
PERU (H.H. -5)

Lima 12° 03' s - 0.08 m


Arequipa 17° s 0.12 m
Chiclayo 70 s -0.20 m
Cuzco 14° s 0.12 m
Huánuce 10° s - 0.06 m
!quitos 3° 30' s 0.08m
Piura 5° 30' s - 0.21 m
Trujillo 8º s - 0.16 m

PUERTO RICO (H.H. -4)

San Juan 18º N - 0.24m

REPUBLICA DOMINICANA
(H.H. -5)

Santo Domingo 18° N 0.20m

SALVADOR (H.H. -6)

San Salvador 13° 30' N 0.04m

URUGUAY (H.H. -4)

Montevideo 34° 55' s 0.15 m


Artigas 30° 30' s 0.13 m
Paysandú 32° s 0.12 m

VENEZUELA (H.H.-4)

Caracas 10° 34' N -0.28 m


Balq uisime to 11º N 0.36 m

418
Ciudad Bolívar 8° N 0.13 m
Maracaibo 11°30'N 0.49 m
Mérida 9° N - 0.46 m

Importante.- Argentina, Chile y Uruguay utilizan hora-


rios de verano, que son los que figuran en estas tablas. Para
los restante meses, se debe restar -60 m a los valores consi-
derados.
Los Husos Horarios dados están en conformidad con el
Anuario del Bureau de Longitudes de París, para el año 1972.

419
ANEXO III

FECHA DE NACIMIENTO DE PERSONALIDADES


ESPANOLAS

ALBENIZ, Isaac 29-V-1860 lh Camprodón


ALFONSO XII 28-XI-1857 22h 30m Madrid
ALFONSO XIII 17-V-1886 12h 30m Madrid
ARGENTA, Ataulfo 2 l-XI-1913 Castro Urdiales
ARRABAL 1 l-VIII-1932 "antes de Melilla
levantarse el
sol". (Indica-
ción de la ma-
dre.)
AZANA, Manuel 10-1-1880 llh 30m Alcalá de Henares
"AZORIN" 8-VI-1873 Manóvar
(Alicante)
BAHAMONTES,
Federico 9-VII-1928 15h Sto. Domingo
BARRAQUER,
Joaquín 26-1-1927 Barcelona
BECQUER,
G. Adolfo 17-11-1836 Sevilla
BENAVENTE,
Jacinto l 2-VIII-1866 Madrid
. BLASCO IBANEZ,
Vicente 29-1-1867 Valencia
BUERO VALLEJO,
Antonio 22-IX-1916 Guadalajara
BUNUEL, Luis 22-11-1900 12h Calanda (Teruel)
CABALLE, Montserrat 12-IV-1933 21h Barcelona
CABRE, Mario 6-1-1915 llh 45m Barcelona
CARRILLO, Santiago 18-1-1915 14h 30m
CASALS, Pablo 30-XII-1876 20h Vendrell
CASSEN 28-X-1928 4h Tarragona
CORDOBES, El 14-V-1936 ASC. 18º
MC28º
DALI, SALVADOR ll-V-1904 8 h. 45m Figueras
DOMINGUIN,
Luis Miguel 9-XII-1926 8h. Madrid

421
ESCRIVA DE
BALAGUERJ. 9-1-1902 22h Barbastro
FALLA, Manuel de 23-XI-1876 6h Cádiz
FRANCO, Francisco 4-XII-1892 Oh 30m El Ferrol (Galicia)
GARCIA LORCA,
Federico 11-VI-1899 23h Fuente Vaqueros
(Granada)
GAUDI, Antonio 25-VI-1852 Reus
GONZALEZ, Felipe 5-III-1942 ASC 16º 24
M.C.9°
GONZALEZ BOSE,
Miguel 2-IV-1956 Panamá
GOY A, Francisco de 30-III-1 746
GRANADOS, Enrique 27-VII-1867 5h Lérida
IBARRURI, Dolores
"La Pasionaria" 9-XII-1895 Hacia el me- Somorrostro
diodfa (Bilbao) .
IGLESIAS, Julio 23-IX-1944 12h Madrid
ISBERT, Pepe 3-III-1885 Madrid
JUAN CARLOS I 5-1-1938 llh 20m Roma
JIMENEZ, Julio 28-X-1934 22h Avila
JIMENEZ,J. Ramón 25-XII-1881 Moguer
LARRA, Mariano José 24-III-1809 8h Madrid
LOLA FLORES 21-I-1928 Jerez de la
Frontera
LUTE, El 15-IV-1942 7h llm Salamanca
MACHADO, Antonio 26-VII-1875 18h 20m Sevilla
"MAN OLE TE"
(M. Rodríguez) 4-VII-191 7 Córdoba
MARIANO, Luis 12-VIII-1914 23h 30m Irún
MARTINEZ
BA~RIOS, Diego 25-XI-1883 2h 30m Sevilla
"MARISOL" 5-II-1948 Málaga
MASSIEL 2-VIII-194 7 13h 40m Madrid
MENENDEZ y
PELAYO,M. 3-II-1856 Santander
MIRO,Joan 20-IV-1893 2lh Barcelona
MONARQUIA, Instau-
ración en España 22-Xl-1975 12h 36m 20sMadrid
MORA Y ARAGO'\¡,
Fabiola 16-VI-1928 Zarauz
NONELL, Isidro 30-XI-1873 Barcelona
OCANA, Luis 9-VI-1945 2lh 30m Priego
ORANTES, Manuel 6-II-1949 ASC. 12º Huelva
ORTEGA Y GASSET,
José 9-V-1883 Madrid
PASO, Alfonso 12-IX-1926 15h 30m Madrid
PE MAN, José María 8-V-1897 Cádiz
PEREZ GALDOS,
Benito 18-V-1843 Las Palmas
PICASSO, Pablo · 25-X-1881 23h 15m Málaga

4·22
PRINCIPE FELIPE 30-1-1968 12h 45m Madrid
PUJOL, jordi 9-VI-1930
RE Y, Fernando 20-IX-1917
RIVEL, Charlie 23-IV-1896 Cu bellas
(Barcelona)
SANTANA, Manuel lQ-V-1938 Madrid
SERRAT, Joan Manel 27-XIl-1943 Barcelona
SOFIA, REINA 3-XI-1938 ASC. 29" Psijico (Atenas,
Grecia)
SUAREZ GONZALEZ,
Adolfo 25-IX-1932 lOh 54 m Cebreros (Avila)
T ARRADELLAS, •
Josep 19-1-1899 9h Cervelló
(Barcelona)
TRUETA,José 27-X-1897
TURIN A, Joaquín 9-XII-1882 18h Sevilla
UNAMUNO,
Miguel de 29-IX-1864 Bilbao
URTAIN,José Manuel 14-V-1943 22h Cestona
VELAZQUEZ 4-VI-1599 Sevilla
ZAMORA, Alcalá 6-VIII-1877 5h45m Priego (Córdoba)
ZAMORA, Ricardo 14-11-1901 6h Barcelona
Z.DRRILLA, José 21-11-1817 20h Valladolid

En la composición de esta lista ha sido de gran ayuda la


aportación de Joaquín Teixidor, astrólogo.

423
INDICE

Algunas opini.ones sobre la Astrología . . . . . . . . . . . . . 7


Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

PRIMERA PARTE: LOS ELEMENTOS

l. El Mapa Astral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Esfera terrestre y esfera celeste, 21.
Las coordenadas terrestres . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Las coordenadas celestes . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Coordenadas ecuatoriales: declinación y
ascensión r~cta, 25.- Coordenada¡; hori·
zontales: altura y azimut, 30.- La esfera
local, 3.1.
El cálculo del tema natal . . . . . . . . . . . . . . . . . 34.
El problema de la hora, '34.-La hora lo-
cal, 3 7 .-·La hora de Greenwich, 38.-
En los países extranjeros, 39.- La Do-
mificación, 45 . ...:.. Las posiciones plane-
tarias, 48.- Los aspectos, 52.- La re·
pesentación del tema, 54.
11. Verificaciones y pruebas. . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
111. Las determinantes terrestres . . . . . . . . . . . . . . . 77
Las cualidades elementales, 82.- Calien-
te, 82.- Frío, 82.- Húmedo, 82.- Secó,
83.- Los elementos, 83.- El agua, 83.-
El aire, 84.- El. fuego, 85.- La tierra, 86.

SEGUNDA PARTE: LAS GAMAS SIMBOLICAS

IV. El Zodíaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Aries, 96.- Tauro, 98.- Géminis, 101.-
Cáncer, 104.- Leo, 107 .- Virgo, 109.-
Libra, 113.- Escorpio, 117 .- Sagitario,
120.- Capricornio, 123.-Acuario, 126.-
Piscis, 129.
V. Las casas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
VI. Los planetas ...... : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 7
Sol, 143.- Luna, 144.-Mercurio, 146.-
Venus, 148.- Marte·, 149.-Júpiter, 152
.- Saturno, 153.- Urano, 155.- Neptu-
no, 156.- Plutón, 158.
VII. Los planetas ·en-los signos . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Luna, 166.- Mercurio, 169.- Venus, 172.-
Marte, 176.- Júpiter, 180.- Saturno, 183
.- Urano, 185.- Neptuno, 187.- Plutón,
188.
VIII. Los planetas en los sectores . . . . . . . . . . . . . . . 189
Sol, 189.- t.una, 192.- Mercurio, 195.-
Venus, 198.- Marte, 201.- Júpiter,.204
.- Saturno, 208.- U~ano, 212.- Neptu-
no, 214.-Plutón, 216.
IX. Los aspectos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
Naturaleza de los aspectos, 220.-Materia
de los aspectos, 224.-0rientación delos
aspectos, 225.- Interpretación de los as-
pectos, 226.- Significación de los aspec-
tos, 228.

TERCERA PARTE: LAS INTERPRETACIONES

X. La dominante.......................... 247
Las investigaciones, 249.- El principio de
investigación, 252.- Los sistemas conste-
lados, 258.
Carlos V, 261.- Carlos VI, 263.- Carlos
Vlf, 266.- Luis XI, 267 .- Carlos VIII,
270.- Luis XII, 271.- Francisco 1, 272.-
Enrique II, 275.- Catalina de Médicis,
278.- Francisco II, 280.- Carlos IX, 281.-
Enrique III, 284.- Enrique IV, 287 ..:.. Luis
.,,,..
XIII, 290.- Richel~u, 293.- Mazarin,
295.- Luis XIV, 297 .- Colbert, 300.-
Luis XV, 301.- Lujs XVI, 304.- María
Antoni,eta, 308.- Robespierre, 309.-
Napoleón I, 312.- Luis XVIII, 313.-
Carlos X, 315.- Luis Felipe, 317 .- Na-
poleón III, 318.
XI. La determinación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . 3 21
Uri solo planeta en un sector, 324.- Va-
rios planetas en un mismo sector, 332.-
La regencia, 335.- Los aspectos, 337.
XII. Síntesis de la interpretación . . . . . . . . . . . . . . . 341
La salud, 343.- La fortuna, 345.- El éxi-
to; 346.- El amor, 34 7.
XIII. Diagnóstico del tiempo en los acontecimientos 349
Las direcciones, 351.- Las direcciones
primarias, 351.- Las direccfones secun-
darias, 354.-,- Los tránsitos, 357.- ¿Qué
es un tránsito?, 357.- La importancia,
358.- La manifestación, 361.- La natu-
raleza, 366.- Clasificación tipológica,
366;- Puntos receptores, 369.- Puntos
emisores, 3 70.- Individualización del
pronóstico, 372.- La visión sintética, 377.-
Las revoluciones solares, 383.-
XIV. Sobre las afinidades electivas . . . . . . . . . . . . . . 387
Las conjunciones, 3 8 7 .- Los aspectos, 3 89
.- La~ repeticiones, 389.-:- Las superposi-
ciones, 390.
XV. Problemas de interpretación . . . . . . . . . . . . . . . 393
Los falsos problemas, 393.- Los problemas
periféricos, 396.- Los problemas esencia-
les, 399.
Bibliografía sumaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 407
Anexo I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 409
Anexo Il......................... . . . . . . . . . . . 413
Anexo 111 ...... ,................ '.............. 421

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