Curso

Ética e Integridad en
la Gestión Pública
00 02
INTRODUCCIÓN NORMATIVA SOBRE ÉTICA PÚBLICA

01 03
ENFOQUES Y ABORDAJES POLÍTICAS Y HERRAMIENTAS
DE LA CORRUPCIÓN DE INTEGRIDAD

ÍNDICE GENERAL - MÓDULOS

 02
NORMATIVA SOBRE ÉTICA PÚBLICA
INTRODUCCIÓN

La corrupción como sinónimo de problema a resolver es una idea muy

reciente en el contexto internacional. Si bien el tema tiene sus orígenes
en los años setenta, es en la década del noventa cuando trasciende las
fronteras de los países y cobra relevancia mundial.

La desregulación de mercados, la globalización y los procesos de

privatización que guiaron las políticas económicas de la última década del
siglo XX trajeron consigo un aumento de las inversiones extranjeras y de
los intercambios comerciales, pero también significaron un incremento
de los casos de corrupción transnacional, con sus consiguientes perjuicios
económicos, sociales y políticos.

Esta situación —sumada a la creciente toma mundial de conciencia

respecto de la relación entre corrupción y pobreza— colocó la
transparencia y la prevención en un destacado lugar en las agendas
de los Estados y de los organismos internacionales, generando una
base de acuerdos multilaterales que propició la firma de convenios
internacionales en materia anticorrupción y el desarrollo a nivel
nacional de la regulación normativa en la materia.

Es por eso que en esta unidad repasamos los principales instrumentos

internacionales y la normativa nacional más destacada en transparencia
y lucha contra la corrupción.

NORMATIVA SOBRE
módulo 02 ÉTICA PÚBLICA
1. POLÍTICAS INTERNACIONALES CONTRA LA CORRUPCIÓN La Convención Interamericana contra la Corrupción

Uno de los acontecimientos más destacados en la lucha contra la

Las convenciones son espacios de construcción de acuerdos entre corrupción es la Convención Interamericana contra la Corrupción (CICC),
diferentes países desarrollados en el ámbito de organismos adoptada por la OEA en 1996 y ratificada en nuestro país por Ley 24759.
internacionales a los cuales los gobiernos nacionales suscriben. Se trata del primer instrumento internacional en la materia que
Existen convenciones consolidadas en las cuales la Argentina tuvo comprende de modo amplio el fenómeno, combinando componentes
una activa e histórica participación. tanto punitivos y preventivos como de asistencia y cooperación entre
los Estados. Su artículo III contiene referencias concretas a la ética
pública y a la prevención de la corrupción, y compromete a los Estados
Correlato jurídico
Convención Ámbito parte a considerar la aplicabilidad de medidas -dentro de sus propios
en la Argentina
sistemas institucionales- destinadas a crear, mantener y fortalecer
normas y mecanismos para el correcto, honorable y adecuado
Convención Interamericana Organización de los Estados Ley 24759
cumplimiento de las funciones públicas, para la prevención de conflictos
contra la Corrupción (CICC) Americanos (OEA)
de intereses, para el control y la transparencia de la gestión, para la
participación ciudadana, etc.
Convención de las Naciones Organización de las Naciones Ley 26097
En particular se señala la consideración de “instrucciones al personal
Unidas contra la Unidas (ONU)
de las entidades públicas que aseguren la adecuada comprensión de
Corrupción (CNUCC)
sus responsabilidades y las normas éticas que rigen sus actividades”.
Convención Internacional contra Organización de las Naciones Ley 25632
la Delincuencia Organizada Unidas (ONU)
La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción
Transnacional
Otro de los hitos internacionales en materia de lucha contra la corrupción
Convención para Combatir el Organización para la Ley 25319 es la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción
Cohecho de Servidores Públicos Cooperación y el Desarrollo (CNUCC), adoptada por la ONU en 2003 y aprobada en nuestro país por
Extranjeros en Transacciones Económicos (OCDE) Ley 26097 en 2006. Los contenidos de la Convención son amplios,
Comerciales Internacionales novedosos y proveen un conjunto de instrumentos y herramientas
eficaces en el diseño e implementación de políticas anticorrupción.

NORMATIVA SOBRE
módulo 02 ÉTICA PÚBLICA
La Convención dedica todo su capítulo II a las medidas preventivas,
dentro de las cuales cabe destacar la creación de órganos preventivos
de la corrupción; el establecimiento de sistemas apropiados de
contratación de funcionarios y de bienes y servicios; el compromiso
de promover el dictado de códigos de conducta para el correcto,
honorable y debido cumplimiento de las funciones públicas; la
instauración de procedimientos de acceso a la información pública, y
el fomento de la participación de la sociedad civil.
La Convención para combatir el cohecho de la OCDE
La Convención para Combatir el Cohecho de Servidores Públicos
Extranjeros en Transacciones Comerciales Internacionales (1997),
adoptada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), obliga a los Estados parte a sancionar penalmente
a las personas o empresas que prometen, entregan u ofrecen
sobornos a funcionarios extranjeros. Fue ratificada por la República
Argentina en el año 2000 a través de la Ley 25319.
La Convención Internacional contra la Delincuencia Organizada
Transnacional (ONU)
Cabe una breve mención a la Convención Internacional contra la
Delincuencia Organizada Transnacional, ya que una de las facetas
relevantes del delito organizado internacional es la utilización del
producto obtenido de las actividades ilícitas para financiar negocios
legales. La Convención entiende la corrupción como uno de sus
ámbitos de acción y promueve medidas de tipo legislativo y
administrativo, tales como el decomiso e incautación del producto del
delito, la extradición, técnicas especiales de investigación o la
protección de los testigos, entre otras.
Argentina sancionó en 2003 la ley 25764 “Programa Nacional de
Protección a Testigos e Imputados”.²

Esta Convención constituye un esfuerzo destinado a combatir la

práctica del soborno a personas funcionarias públicas extranjeras
en la que pudieran incurrir personas o empresas en el marco de las
transacciones económicas internacionales. En este sentido, promovió
obligaciones destinadas a prevenir y sancionar dicha práctica.

Tal es el caso de nuestro país que, por intermedio de la Ley 27401¹,

establece un régimen de responsabilidad penal por delitos de
corrupción aplicable a las personas jurídicas (“empresas”) con o sin
participación estatal. La misma ley promueve la creación de
Programas de Integridad por parte de dichas empresas.
1. Ley Nº 27.401 de Responsabilidad Penal.
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/295000-299999/296846/norma.htm.
2. Ley 25764, Programa Nacional de Protección a Testigos e Imputados.
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/85000-89999/87581/texact.htm.

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módulo 02 ÉTICA PÚBLICA
2. NORMATIVA ARGENTINA
Constitución Nacional
La reforma constitucional del año 1994 incorporó en el artículo 36 de
la Carta Magna el mandato al Congreso de “sancionar una ley sobre
ética pública para el ejercicio de la función”.
La inclusión de dicha atribución en el capítulo “Nuevos Derechos y
Garantías” demuestra el propósito de considerar la ética como un
derecho de la ciudadanía y un deber de los agentes públicos. “La
calificación de la ética pública como un nuevo derecho y su
consideración como aspecto central de la defensa de la democracia
revela que la materia ocupa un sitial de privilegio dentro del esquema
de la Carta Fundamental. Ya no se trata, pues, solo de cuestiones que
atañen al correcto funcionamiento interno de la administración (y de
los demás poderes), sino de un verdadero derecho de los particulares
al que, además, se le ha dado rango de pilote de la democracia”.³
La sociedad exige a sus dirigentes la concreción en sus gestiones
públicas de valores fundamentales como la honestidad, la justicia, la
transparencia, la rendición de cuentas (accountability) y la igualdad
ante la ley. Todo indica que solo a través de la sostenida puesta en
práctica de esos principios nuestras comunidades volverán a creer en
las instituciones de la república y en sus representantes.
3. Fabián O. Canda, “El régimen disciplinario de los empleados públicos (bases
constitucionales y su aplicación bajo la Ley Marco de Regulación de Empleo Público y el
Reglamento de Investigaciones Administrativas)”, EDA, 2003, p. 7.
Ley de Ética Pública en el Ejercicio de la Función Pública
En 1999, atendiendo el mandato contenido en la Convención y en el
artículo 36 de la Constitución, se sanciona la Ley de Ética en el
Ejercicio de la Función Pública (Ley 25188), norma que establece
una serie de principios y pautas que deben respetar quienes se
desempeñen en un cargo o función pública, cualquiera sea el poder
del Estado en el que la cumplan.
Se considera que ejercen una función pública aquellas personas que
realizan toda actividad en nombre o al servicio del Estado, ya sea
en forma temporal, permanente, remunerada u honoraria, en
cualquiera de sus niveles jerárquicos y formas legales de contratación
(Ley 25188, artículo 1). En este sentido, la normativa establece una
lectura con sentido de alcance amplio.
El interés público y la protección del bien común son algunos de los
principios y deberes básicos de integridad que conlleva el ejercicio de
la función pública.
Como agentes de servicio público, nuestro objetivo básico es brindar
un servicio para el Estado cuyo deber principal será proteger y
promover el bien común. En este sentido, se hace presente la idea de
integridad pública que implica no solo cumplir con lo mínimo
requerido, sino tratar de actuar siempre para garantizar de la mejor
manera el acceso a los servicios que el Instituto provee.
Por otra parte, es fundamental que como agentes velemos por los
intereses del Estado, orientados a la satisfacción del bienestar
general, privilegiando de esa manera el interés público sobre el
particular (Ley de Ética Pública, artículo 2).
NORMATIVA SOBRE
módulo 02 ÉTICA PÚBLICA
Los principios, pautas y deberes de comportamiento ético están
contenidos en la Ley de Ética Pública (artículo 2) y en el Código de
Ética Pública (capítulos III y IV).
Versión descargable del afiche Ética en la Función Pública.
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/afiche_a3_etica_en_la_funcion_publica_oa.pdf
Por otra parte, la Ley 25188 establece:
• deberes, prohibiciones e incompatibilidades aplicables, sin excepción, a
todas las personas que se desempeñen en la función pública (artículo 2),
estableciendo su cumplimiento como requisito de permanencia en el
cargo (artículo 3);
• régimen de declaraciones juradas patrimoniales y de intereses
(capítulos III y IV);
• normas sobre incompatibilidades y conflictos de intereses (capítulo V);
• régimen de obsequios a funcionarios públicos (capítulo VI);
• normas éticas sobre la publicidad de los actos, programas, obras,
servicios y campañas de los órganos públicos, que deberá tener carácter
educativo, informativo o de orientación social, no pudiendo constar en
ella nombres, símbolos o imágenes que supongan promoción personal
de las autoridades o funcionarios públicos (artículo 42).
Pautas y deberes en la función pública
La Ley de Ética Pública establece un conjunto de deberes,
prohibiciones e incompatibilidades que aplican, sin excepción, a
todas las personas que se desempeñan en la función pública en
todos sus niveles y jerarquías (es decir, autoridades y empleadas/os)
en forma permanente, transitoria, remunerada u honoraria.
En ese sentido, el artículo 2 de la Ley de Ética Pública establece una serie
de deberes y pautas de comportamiento:
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a) cumplir y hacer cumplir estrictamente la Constitución Nacional, las
leyes y los reglamentos que en su consecuencia se dicten, y defender el
sistema republicano y democrático de gobierno;
b) desempeñarse con la observancia y respeto de los principios y pautas
éticas establecidas en la presente ley: honestidad, probidad, rectitud,
buena fe y austeridad republicana;
c) velar en todos sus actos por los intereses del Estado, orientados a la
satisfacción del bienestar general, privilegiando de esa manera el interés
público sobre el particular;
d) no recibir ningún beneficio personal indebido vinculado a la
realización, retardo u omisión de un acto inherente a sus funciones ni
imponer condiciones especiales que deriven en ello;
e) fundar sus actos y mostrar la mayor transparencia en las decisiones
adoptadas sin restringir información, a menos que una norma o el
interés público claramente lo exijan;
f) proteger y conservar la propiedad del Estado y solo emplear sus
bienes con los fines autorizados. Abstenerse de utilizar información
adquirida en el cumplimiento de sus funciones para realizar actividades
no relacionadas con sus tareas oficiales o de permitir su uso en beneficio
de intereses privados;
g) abstenerse de usar las instalaciones y los servicios del Estado para su
beneficio particular o para el de sus familiares, allegados o personas
ajenas a la función oficial, a fin de avalar o promover algún producto,
servicio o empresa;
h) observar los procedimientos de contrataciones públicas en los que
intervengan los principios de publicidad, igualdad, concurrencia y
razonabilidad;
i) abstenerse de intervenir en todo asunto respecto al cual se encuentre
comprendido en alguna de las causas de excusación previstas en la ley
procesal civil.
Los deberes listados anteriormente deben ser complementados con
los contenidos de los capítulos III y IV del Código de Ética de la
Función Pública (aprobado por Decreto 41/1999),⁴ que prescriben a
quienes ejercen una función pública.
Entre los citados deberes, es necesario destacar el llamado deber de
prudencia al que se refiere el artículo 9 del Código de Ética, norma que
expresa: “El ejercicio de la función pública debe inspirar confianza en la
comunidad. Asimismo, debe evitar acciones que pudieran poner en
riesgo la finalidad de la función pública, el patrimonio del Estado o la
imagen que debe tener la sociedad respecto de sus servidores”.
4. El Código de Ética de la Función Pública (Decreto 41/1999) es una normativa previa a la
Ley 25188 y continúa vigente de forma complementaria a ella. Cabe señalar que está
destinado al Sector Público Nacional, incluidos organismos descentralizados “en cualquiera
de sus formas”, así como “entidades autárquicas, empresas y sociedades del Estado y
sociedades con participación estatal mayoritaria, sociedades de economía mixta” e incluso
“instituciones de la seguridad social del sector público” entre otros (artículo 4 del Anexo
al Decreto 41/1999).
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Podés profundizar los valores y conceptos del Decreto 41/1999 3. DELITOS PENALES POR HECHOS DE CORRUPCIÓN
desplegando en EDUPAMI el recurso interactivo de lectura
obligatoria identificado con la siguiente imagen:
La aplicación de penas constituye la máxima expresión por parte del
Estado frente a hechos delictuales, y existe un reclamo para que los
actos de corrupción no queden impunes.

En este sentido, es posible diferenciar las faltas disciplinarias de los

delitos penales. Las faltas disciplinarias son acciones u omisiones de
agentes que constituyen violaciones a los deberes y prohibiciones de
normativas internas y que pueden dar lugar a sanciones en el ámbito del
INSSJP, mientras que los delitos penales están contemplados en el
Código Penal de la Nación y son juzgados por el Poder Judicial.

Los delitos (comúnmente denominados delitos de corrupción, aunque

no existe dicha calificación en el Código Penal) comprenden diversos
tipos penales, entre ellos:

• Administración fraudulenta o infiel: se produce cuando la persona a

cargo de la administración o el cuidado de bienes o intereses pecuniarios
perjudica los intereses confiados u obliga abusivamente a su titular,
siempre que: 1) actúe con el fin de procurar un lucro indebido (para sí o
para un tercero) o causar daño, y 2) viole sus deberes. El delito
consumado requiere que se produzca un perjuicio patrimonial.

• Cohecho: conocido habitualmente como “coima”, se configura cuando

la persona que ejerce la función pública recibe dinero o cualquier otra
dádiva, o acepta una promesa directa o indirecta para hacer, retardar o
dejar de hacer algo relativo a sus funciones.

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• Exacciones ilegales: se dan cuando existe una solicitud de pago,
contribución o una dádiva (dinero, bienes, etc.) de parte de la persona
que ejerce la función pública que implica una exigencia indebida, un
abuso del cargo. Cabe agregar que ese pedido puede tener por finalidad
que la contribución se pague al Estado, o bien que se efectúe en
beneficio particular de la persona que ejerce la función pública (en este
último caso el delito se denomina concusión).
• Dádiva: consiste en el acto de presentar u ofrecer bienes u otros
beneficios de una persona particular a alguien que ejerce la función
pública. El delito no necesita un acuerdo entre los sujetos para ser
consumado. Tampoco debe existir vinculación entre la dádiva y un
hecho u omisión por parte del funcionario porque, en ese caso, se
trataría de cohecho.
• Tráfico de influencias: implica solicitar o recibir algún beneficio a
cambio de influir indebidamente ante una persona que ejerce la
función pública para que actúe de una manera determinada.
• Peculado: se produce cuando un/a agente público/a sustrae de la esfera
pública caudales o efectos del Estado y los desvía en su provecho o el de
terceras personas.
• Uso de información o datos reservados con fines de lucro: se
configura cuando un/una agente público/a con acceso a información
privilegiada o a datos reservados en virtud del cargo que ejerce se vale
de estos para obtener un beneficio particular.
• Enriquecimiento ilícito: quien ejerce una función pública y no puede
justificar la procedencia de un incremento apreciable de su patrimonio o
el de una persona interpuesta para disimularlo. Dicho incremento debe
haber ocurrido con posterioridad a la asunción del cargo y hasta dos
años después de haber cesado en la función pública.
La figura de enriquecimiento ilícito se complementa con la tipificación de
otros dos delitos: el de omisión maliciosa de presentar declaración jurada
patrimonial y el de falsedad u omisión de datos en la declaración jurada
patrimonial. En este sentido, la existencia de un adecuado sistema de
declaraciones juradas patrimoniales es un requisito ineludible para la
persecución del delito de enriquecimiento ilícito.
• Lavado de activos de origen delictivo: consiste en realizar operaciones
comerciales y maniobras financieras con bienes o fondos obtenidos de
un delito previo (por ejemplo, un acto de corrupción, contrabando, venta
de drogas ilegales, etc.), dándoles una apariencia legal.
Cabe agregar que los delitos mencionados se configuran sin
importar si la persona detenta o no un cargo jerárquico ni su
modalidad de contratación.⁵
5. El artículo 77 del Código Penal establece: “Para la inteligencia del texto de este código se
tendrán presente las siguientes reglas: (...) Por los términos “funcionario público” y
“empleado público”, usados en este código, se designa a todo el que participa accidental o
permanentemente del ejercicio de funciones públicas sea por elección popular o por
nombramiento de autoridad competente.”
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Aquí finaliza el módulo 2. Te invitamos a cerrar
esta ventana y continuar con los recursos y
actividades propuestas en EDUPAMI.

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