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“NO HABLES CON EXTRAÑOS”

Había una vez un pequeño pueblo rodeado de exuberante naturaleza. Sus habitantes
eran conocidos por ser amables y cercanos, pero también tenían una regla muy
importante: "No hables con extraños". Esta norma se transmitía de generación en
generación, y todos la respetaban para que no les pasara nada malo pero como decía,
lo respetaban escrupulosamente.

Un día, llegó a la aldea un forastero con una capa misteriosa y sombrero de ala ancha.
Sus ojos estaban ocultos bajo la sombra, y nadie sabía de dónde venía y se preguntaba
de donde venía, La gente del pueblo seguía su regla al pie de la letra y lo ignoraron
por completo en todo el tiempo.

El forastero, sin embargo, parecía amable y tranquilo mientras caminaba por las calles
del pueblo. Se detenía para observar las flores en los jardines y sonreía a los niños que
jugaban en la plaza. A pesar de sus acciones amigables, nadie se acercaba a hablar con
él.

Días pasaron, y el forastero seguía allí, sin que nadie le dirigiera una palabra. Un
anciano del pueblo, llamado Don Manuel, empezó a preocuparse por el forastero y
decidió romper la regla. Se acercó al hombre misterioso y le preguntó su nombre.!

El forastero reveló que se llamaba Samuel y que estaba en busca de un lugar para
establecerse y llamar hogar para estar tranquilo y agusto. Explicó que había oído
hablar de la belleza de aquel pueblo y que había venido en busca de un nuevo
comienzo.

Don Manuel compartió la historia de la regla de "No hables con extraños" con
Samuel, quien comprendió la importancia de la seguridad en la comunidad.
Agradeció a Don Manuel por su amabilidad y prometió no causar ningún daño.

Con el tiempo, Samuel se convirtió en un miembro valioso de la comunidad. Ayudó a


arreglar las casas, plantó árboles en el bosque cercano y enseñó a los niños
habilidades útiles. La gente del pueblo aprendió que, a veces, no todos los extraños
son peligrosos.

La regla de "No hables con extraños" se mantuvo, pero el pueblo también aprendió a
usar su discernimiento y a dar la bienvenida a aquellos que demostraban ser buenas
personas. Así, la comunidad floreció y prosperó, recordando siempre la importancia
de la seguridad, pero también la necesidad de la amabilidad y la comprensión.

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