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ese interesante retorno al objetivismo y realismo tradi-· damentales: en el orden puramente «psíquico, » el re­
cionales en el orden del conocimiento. conocimiento de una energía espiritual de tipo eficiente
Al término inmediato de la sensibilidad, que llama, y final en la sucesión de las imágenes; en el orden
santo Tomás· sensible per se, agrega el santo Doctof­ «psico-fisiológico, » el condicionamiento de la actividad
el' sensib_le per accidens, ese conjunto global de impre­ mental por las funciones nerviosas del organismo. Pues
siones que van anejas a la sensorial propiamente dicha, bien, apoyado en la escasa contribución científica de
y que· por ello participan de su misma condición, como su época, s. anto Tomás no vacila, ante todo, en procla­
cuando decimos «he visto a Fulano de tal muy triste. » mar el carácter esencialmente «orgánico» de toda acti­ '
E'n rigor, la tristeza en sí no es objeto de visión, pero vidad imaginativa. De orden en cierto sentido superior
nuestra· «imaginación» se la agrega a los rasgos fiso­ al de la reacción sensible, no lo es cuanto a la vincu­
nómicos visuales en que ordinariamente se _manifiesta. lación a la materia, común a ambas hasta el extremo
E�ta interferencia, por así decirJo, de la imaginación' de hacer qe ésta un « co-principio » del conocimiento
en el fuero de la sensibilidad constituye también e·n de lo concreto. En cuanto a su aspecto estrictamente
concepto de santo Tomás y cuando aquella es anormal mental, fácil es advertir la influencia de una causalidad
y excesiva, la explicación de los llamados « errores:» puramente «eficiente» en el juego de la «memoria » y
sensoriales. Pero lno parece que estamos oyendo la de la «imaginación, » y ya manifiestamente «final» en el
mdderna teoría psicológica de la «percepción» frente a•. maravilloso desarrollo de los instintos que el santo
la sensación pura, como germen asimismo de intuicio­ .Doctor engloba en el reino animal bajo el nombre de
nes globales, pero también de ilusiones y alucinaciones «estimativa» y dignifica en el hombre, por 'razón de la
en el funcionamiento de la sensibilidad? .proximidad a la inteligencia, con el rótulo excepcional
,..
De la· llamada por santo Tomás «externa,» y a de «cogitativa. »
través del sensible per accidens, pasamos fácilmente a (Concluirá).
la « interna, » bajo cuya jurisdicción coloca el santo JUAN ZARAOÜETA
Doctor la:s funciones que llama de «sensibilidad común,
memoria, imaginación y estimativa. »
EL APOSTOL DE LOS INDIOS
Dejando por ahora a un lado el tema del sentido
denom'inado «común » y ciñéndonos a los otros tres, FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS
sería evidentemente excesiva la pretensión de que el
Doctor Angélico haya• agotado los ilimitados horizontes Trátase de un varón ensalzadísimo por los unos,
que la misteriosa actividad mental nos ofrece por re-­ .asaz combatid.o l?ºr los otros. Figuran entre los pri­
correr, y que los modernos psicólogos escudriñan con meros los americanos, y más en especial los !hijos de
febril curiosidad,' rigor de método experimental y' no .México, la mayoría de los extranjeros y'ilos españoles
despreciables resultados. Pero, detalles aparte, no es .afiliados en los partido_s a,vanzados; cuéntaQse]entre los
difícil apre'ciar en estos resultados dos direcciones furi- :segun_do.s los que, ene1!1igos de toda transacción, no
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quieren ácceder a que se conceda nada al que reclama por fin, en 1510, lo enconttamos ordenado de sacer­
y pretenden perpetuar el Vae victis! del implacable dote y con ta particularidad de ser el p�imer misacan­
Brenno. tano que haya habido en América, pues los demás sa­
De ahí que la vida y la obra del P. Las Casas cerdotes eran ya viejos.
hayan sido objeto de tan encontradas apreciaciones, Y Reputado por su saber y virtudes, quiso Diego Ve­
. sus biógrafos se hayan mostrado tan parciales en el lázquez, nombrado gobernador de Cuba, llevárselo con­
elogio o la censura, extremos de los cuales procurare­ sigo para que le ayudara con · sus luces y consejos, Y
mos apartarnos.
no faltó a ta confianza que en el joven clérigo deposi­
Descendía Las Casas de una familia francesa cuyo
tara; catequizaba a los indios, bautizaba a los niños,
apellido era' Casaus, establecida en Sevilla desde la intercedía en su favor cerca de los generales y jefes,­
conquista por el santo rey Fernando III de Castilla, Y Velázquez, Narváez, Orijalba,- · contenía a los soldados
el insigne protector de los indios, usó indistintamente, castellanos en sus excesos.
al principio, las dos firmas, hasta que obtó por la cas­ A pesar de su caritativo ánimo y sus humanitarios
tellanizada. sentimientos, Las Casas, sin darse cuenta de lo que
Nacido en la citada ciudad, el año 1474, cursó la hacía, -que no era sino lo que hacían todos los otros-,
carrera de derecho en Salamanca, donde le servía de había aceptado varios indios, a quienes tenía ocupados
paje un esclavillo americano que había traído de aque­ en los trabajos agrícolas y mineros, hasta que un día,
Ilas Indias su padre, Francisco de Casaus, compañero de pronto, leyendo uri pasaje del Eclesiastés, sintióse
de Colón en su segundo viaje. !Singular fue, sin duda, como inspirado por un rayo de la Divina Misericordia,
que el que había de inmortalizarse como defensor de y juzg�ndo indigno de un cristiano, y más siendo sa­
la libertad de los indios empezara dándose lustre con cerdote, la explotación de aquellos pobres indios, tan
el tal esclavillo 1; pero no duró mucho la jactancia, pues hijos de Dios como él, se apresuró a resignar su pose­
hubo de apresurarse a dejar suelto al mocito americano, sión en manos del gobernador Velázquez, de quien los
y además a pagar su viaje de regreso a las Indias Oc­ había recibido, hecho lo cual se dispuso a predicar des­
cidentales en virtud de la real cédula de doña Isabel la de el púlpito que hicieran los demás como él había
Católica, mandando que así se hiciera con todos los hecho.
indios que Colón había repartido entre los españoles, No es menester ponde'rar la sorpresa y el disgus­
bajo pena de muerte al desobediente. Y no le faltaba to que tales ideas produjeron en el concurso de los
razón a la reina para sentirse indignada, pues conside­ fieles, y menos aún el escaso fruto que sacó d� sus
rando a los indios como vasallos suyos, ningún otro admoniciones; pero resuelto a perseverar en ser cris­
vasallo tenía derecho a disponer de su suerte. tiano, no sólo continuó en sus predicaciones, secundado
Oraduóse Las Casas de licenciado, y en 1502 se por los dominicos, sino que adoptó la resolución de
embarcó para la isla española con el comendador Ovando. regresar a España para suplicar al Rey Católico obli·
Transcurren ocho años sin que haya noticias de él, Y, gara a hacer por• la fuerza lo que no conseguía él con
sus exhortaciones.
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Y· así lo hizo; embarcóse, llegó a Sevilla en abril cargo al mismo Las Casas, con el título de Protector
de 1515 y acto seguido ·se puso en camino para ver Universal de las Indias, si bien por lo pronto se le
al rey regente y sus ministros. mandó acompañar a los tres comisarios a América, para
· Desde luego pusiéronse de su parte el ªrzobispo 'instruírles en el particular y ayudarles.
de Sevilla, P. Deza, y el confesor del rey, P. Matienzo, No es menester decir la,s gravísimas dificultades
ambos dominicos, y como tales partidarios asimismo que iban a suscitarse. desde el ,momento en qµe se iba
·de la libertad de los indígenas americanos; pero en a chocar contra tántos « intereses creados. » Quería Las
cambio tropezó con. la ceñuda hostilidad del obispo Casas que los comisarios hicieran raja tabla cuanto an­
Fonseca, presidente del Consejo de Indias. No se des­ ,tes de los abusos come.tidos; resistíanse los castellanos
alentó, sin embargo; el Rey Católico le acogió con la a perder sus rentas, o cuando menos a verlas menguar
mayor benevolencia, pero por desgracia falleció al poco considerablemente; los magistrados andaban remisos
tiempo, y Las Cas�s se encontró con que habían sido ·en hacer justicia a los indios agraviados; los comisa­
inútiles todas las gestiones tan laboriosamente llevadas rios procuraban contemporizar, pero Las Casas, impe­
. adelante. tuoso, ve.hementísimo en su celo, no cesaba en su porfía,
Mas ao era él hombre a quie/ias contrariedades y así se encendieron las pasiones y se enfurecieron los
arredrasen; faltóle tiempo, muerto don Fernando, para 'bandos. Escribían a E&paña los hacendados pintando
avistarse con los gobernadores del reino, en ausencia al Procurador Universal de los Indios como un espíritu
del rey don Carlos I, fray Francisco Jiménez de Cis­ ·inquieto y revoltoso que acabaría por ocasionar algún
neros y el deán .de Lovaina., Adriano de Utrechf. El grave transtorno en la Española; escribía también Las
,·cardenal de España, alma grande, atendió con el mayor Casas, acusando de lenidad, de pasividad, de inercia a todo
interés a Las .Casas e hizo suyo su empeño, tanto que el mundo, sin exceptuar 'a los mismos comisarios. Cis­
acordada la derogación de los repartimientos, nombró neros llegó a incomodarse y ordenó se mandara salir
, el cardenal una comisión compuesta de tres failes jer6- -de la isla al causant� -de tamaña agitación. -
. nimo,s, que fueron fray Luis de Figueroa, fr�y Bernar­ Las Casas no esperó a que le expulsaran, sino que
dino Manzanedo y fray Alonso d_e Santo Domingo, para se marchó antes, y llegó a Esp¿¡ña (1517), dirigiéndose
que pasaran a las. Indias y se encargasen de su go­ en seguida desde Sevilla a Aranda, donde se hallaba
Cisneros. Recibióle éste con desabrimiento, impresionado

bierno, de suerte que se conciliasen la libertad y buen
• .(rato de los indios con las ventajas razonables y el pro­ por las cartas que había recibido, pero no tuvo tiempo
vecho de los pobladores. ·fray Bartolomé para tratar de convencerle, pues a los
pbtenido esto, propuso Las Casas a Cisneros que pocos días entregaba su alma a Dios, en ocasión en·
· re.sidiese siempre .en la corte algún sujeto de sabe.r y ,que había desembarcado ya en Asturias el joven rey
Pr,U<fol}_cia que asumiese el cargo de instador, en favor· ,don Carlos.
,
9�1 biein de los indígenas del Nuevo Mundo, y el .car­ Apresuróse entonces Las Casas a ponerse al habla
.�de,oal ,encontró tan acertada la idea que eligió para tal 3
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con los ministros flamencos que el nuevo monarca ha­ se concedió al barón de la Bresse, cortesano de Car-­
bía traído: M. de Chievres, el gran canciller Juan Sau­ los 1, que lo vendió a los genoveses.
vage, M. de Lassau, los cuales, según tántas veces su­ En vista de que nada podría en Santo DomfngO',.
cede, se dispusieron a seguir una política diametral­ donde tánta oposición encontraban sus ideas, ocurrió­
mente opuesta a la de' sus antecesores; bastaba que sele un plan verdaderamente grandfoso: pidió se le·
Cisneros se hubiese mostrado contrario a Las Casas concedieran mil leguas en la costa de Tierr3 Firme,.
para que ellos le acogieran bien. obligándose a darlas por redimidas y pacificadas en el
No tardaron en llegar nuevas cartas atacando du­ término de dos años, pero por distinto sistema del em­
ramente a Las Casas, pero por fin logró éste atraer a pleaao hasta entonces; a los tres años, el tesoro del
su partido a los ministros de Carlos I y el resultado rey percibiría 15,000 ducados de las contribuciones de
fue aceptar sus proposiciones, que eran: los indios, y a los diez años, 60,000. Repatriaría a
1.º-Que se enviasen a las islas labradores de Cas­ aquella tierra a los indios que de ella hubiesen sido·,
tilla, para que poblasen y cultivasen la tierra. sacados, enviaría a otros de la española, se llevaría él
2.º-Que se concediese a los españoles allí aveci­ de Españá buen número de religiosos y de labradores,
nados la libre saca de los ,negros, para que llevados de Castilla, y escogería, entre los pobladores, a cincuen­
allí, trabajasen en los ingenios y las minas, dos clases ta compafieros, para· que, de acuerdo con él, fuesen.
de fatiga que los indios, por su debilidad, no podían los fundadores de los establecimientos q.ue se propo­
resistir. nía levantar, con honrosos privilegios para los mismos.
Era, como se ve, declarar libres a los cobrizos para La discusión de este proyecto en el Consejo de In­
reducir a esclavos a los negros, y con sobrada razón dias se hacía interminable, .a pesar del apoyo que dis­
es considerado semejante arbitrio como un negro borrón pensaba a Las Casas el nuevo gran canciller Mercurine>
que manchará por siempre la memoria de Las Casas. della Oattinara,. sucesor de Juan Sauvage, ya fallecido.
Sólo le salva de tan terrible responsabilidad haberse La oposición contra el inquieto capellán era furiosa, dis­
arrepentido después, « porque la misma libertad, dijo, tinguiéndose entre sus adversa. ios el ilustre cronista

'
es de ellos que de los indios. » Oviedo, pero Las Casas no se· mordía la lengua, antes
Aprobada la propuesta, buscó Las Casas, auxiliado bien, llevado de su celo en favor ,de los indios, no ponía
por un tal Berrío, labradores que quisiesen ir a Santo freno en su palabra.
Domingo; pero sucedió que Berrío, luégo que hubo alle­ Llevóse el caso a la propia resoluci�n del rey don
gado algunos centenares, los embarcó, sin ir con ellos, Carlos, y ante él compareció el licenciado Las Casas,
· y como llegados allá se encontraran sin jefe ni guía, que sin arredrarse por la presencia del monarca, se ex­
dispersár.onse por la isla, de suerte que no se pudo presó con elocuencia arrebatada, y aun tal vez con sus
realizar lo proyectado; en cambio, adquirió desde luego puntos y ribetes de irreverencia, pero ello es que al fin,
grande incremento la trata de negros, cuyo privilegio se acabó por concedérsele .lo que pedía, salvo que en

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,vez de mil leguas sólo se le consintieron doscientas se­ los castellanos desembarcaron en la costa de las Per­
:tenta ( 1520 ). las, impusieron terribles castigos, lleváronse como es­
clavos a centenares de aquellos indios que habían to­
Ya tenemos a micer Bartolomé caudillo de rma vasta mado parte o no la habían tomado en la matanza de
·y dificultosa empresa. Llevábase consigo 200 labradores, Ojeda y sus compañeros y en el incendio del convento,
pedía prestadas cuantiosas sumas y se le fletaban por Y se retiraron después de haberles vengado con crecesr
--cuenta del rey tres navíos, a· bordo de los cuales partió Las Casas se embarcó desde Puert� Rico para la,
,de Sevilla la expedición. Española, reclamando se le prestara auxilio, mientras
La costa a donde se dirigía era la llamada d'e las lo cua·J quedaban los doscientos labradores que había
Perlas (litoral norte de Colombia en. el golfo de Da­ traído de Castilla al cuidado de los granjeros de la
rién), bastante frecuentada por nuestros armadores y bella Borinquen; pero inútiles hubieran sido sus reque­
en la cual había fundados ya dos conventos, uno de rimientos a no haber amenazado con v9lverse a Es­
los dominicos y otro de fi:anciscanos. Al llegar a paña para dar cuenta al rey,-ya emperador de Alema­
Puerto Rico, desembarcó allí Las Casas con los labra­ nia, -de la desobediencia de aquellas a4toridades. Gra­
<lores, de cada vez más animoso y confiado en el buen cias a esto se llegó a una avenencia, y se ac�rdó darle
;-resultado de la empresa que iba a acometer. los auxilios que pretendía, salvo entrar a la parte con
Funestas nuevas debía recibir allí: un tal Alo¡iso los provechos.
,de Ojeda (distinto del compañero de Colón y del so!­ En su virtud, fueron puestos a disposición de Las
dado de Hernán Cortés, llamados con igual nombre y Casas los navíos de la expedición de Ocampo, con
apellido) había traidoramente desembarcado en Costa 120 hombres; partió la armada de la Española, y al
:Firme para hacer una razzia de esclavos, y de sus re­ llegar a Puerto Rico para recoger a los doscientos lar
sultados habíanse alboratado los indios, pasando a de­ bradores castellanos se encontró Las Casas con .que
·gilello a Ojed,a y sus compañeros; y lo que e.ra más éstos, noticiosos de lo ocurrido en la costa de las Per­
lamentable, creyendo que los dominicos estaban en in­ las, se habían desbandado, negándose a continuar el viaje,
teligencia con ellos, les habían dado muerte asimismo me manera que ni uno sólo Je siguió.
e incendiado el convento, en vista de lo cual las auto­ Era aquello para desanimar a cualquiera, pero Las
ridades de la Española enviaban contra los revoltosos .Casas persistió en su idea y continuó el viaje, tan sólo
•una expedición' al mando de Gonzalo de Ocampo, para con los soldados de Ocampo; llegados a la costa de
castigarles rudamente. las Perlas, en vez de poblar, resultó que los españoles
Todos los planes de Las Casas quedaban trastor- que allí había sólo anhelaban marcharse, y desoyendo
- ,nados con tales novedades, puesto que sus esperanzas las exhortaciones de micer Bartolomé, se metieron a
se fundaban principalmente en· 1a cooperación de aque­ bordo de los navíos para que Obando los devolviera
�los dominicos; e.n vano intentó detener la expedición, a la Española.
.avistándose con Ocampo, que era antiguo amigo suyo; Y allí se quedó Las Casas, sólo_ con algunos imi-
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gos, sus criados y unos cuantos soldados, mas no era su defensa, infatigable en las conversiones, desafiando
hombre para arredrarse por ello. Si el convento de los toda suerte de rigores y peligros, y conquistando mi­
dominicos había sido incendiado y degollados sus mo­ llares de almas para el cielo, hasta que, arrastrado por
i:adores, subsistía en pie el de los franciscanos, y a su idea fija, la protección de los indios, volvió a la
-ellos acudió.· Todo fue inútil ; los indios no depusieron corte de España {1539) para solicitar diversas provi-
su actitud hostil; los españoles de la inmediata isla de dencias a favor de aquélllos.
•Cubagua le h<\cían una guerra sorda, y mientras Las Hallábase Las Casas en su elemento en la corte,
Casas navegaba hacia la Española para pedir• justicia, no por lo placentera ni lo propicfa que es a toda in­
,los indios exterminaban a los franciscanos, a los com­ triga,-cosas diametralmente opuestas a la austeridad de
,pañeros de micer Bartolomé y a los vecinos de Cu­ sus costumbres y a lo abierto de. su .carác;ter,- sino por­
bagua. Para colmo de desventura, el navío en que se que allí podía lograr satisfacción a. sus ferventísimos
-dirigía a la Española equivocaba el rumbo y no lle­ anhelos en pro de los ameri�anos, y en efecto, desd.e ,
•gaba allí hasta al cabo de d9s meses, sabiendo enton­ luego (1540) tocáronse las consecuencias de su viaj�
-ees todo el desastre y sin medios con que embarcarse con las. numerosas cédulas que se expidieron en favor
para España para dar cuenta del resultado. .Refugióse
de los indios, y a él, en primer término, fueron debidas
,e n el convento de dominicos, envió cartas a los minis­
nuestras incomparables Leyes de Indias, acordadas en
:tros y se decidió a profesar en aquella orden (1522),
Barcelona, monumento que habrá de honrar eternamente
.� como para dar un eterno adiós al mundo. a España.
Durante esta permanencia en la metrópoli fue cuando
«Bartolomé de Las Casas, como supo la muerte escribió su Destrucción de las Indias, libro declamatorio,
de sus amigos y pérdida de la hacienda del rey, me­ preñado de exageraciones, que ha servido de arsenal á
tióse fraile dominico en Santo Domingo. Y así no acre­ los extranjeros para lanzar contra nosotros las más ho­
centó nada las rentas reales, ni ennobleció los labra­ rribles acusaciones. Las Casas no fue imparcial, no fue
dores, ni envió perlas a los flamencos, » dice el elegante verídic_o, no fue exacto; se dejó arrebatar por la pasión
y nada imparcial Gomara, siempre de parte de los con­ y cometió un verdadero delito de , lesa patria·, cuyas
quis tadores. consecuencias perdurarán mientras haya España. Todo
Siete años se pasaron sin saberse de Las Casas, está alli abultadísimo, todo está inspirado 'en un amor
entregado a las austeridades y estudios de la regla do­ a los indios que, más aún que eso, parece odio a los,
minicana, mas no por eso se mantenía ocioso, puesto conquistadores, y no sólo admite todos los cuentos con
que desde 1527 tenía comenzada la voluminosa obra que le vienen, sino que también los inventa él, sin re­
en que debía perseverar toda su vida: la Historia Ge­ parar en contradicciones. Las Casas podía defender u�a
neral de las Indias. Desde la susodicha fecha, le vere­ buena causa, pero no apelando a las mayores impostu­
mos en el Perú, en Nicaragua, en Guatemala, en Mé- ras y cometiendo las mayores· injusticias. ·
xico, evangelizando a los indios, ardoroso siempre en Y claro está que en tal razón, cuando tántos ene-
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m1gos temblaban ante nuestro hombre, la e�ecrable Des­ Por fin llegó a Ciudad Real d·e Chiapas, sede de
trucción de las Indias sirvió a maravilla a nuestros de­ su diócesis (1545), y desde luego maodó·cumpHr lo pre­
tractores para calumniarnos, y la aprovecharon para venido, o sea que renunciasen sus· feligreses a•l tráfico
propagar su contenido,-sus mentlras,-por el mundo de esclavos y p.usiesen · en libertad a los qu,e tenían.
entero, traduciéndola, sacand9 estampas de los hechos Representaba esto, para todos, poco menos liJVe su mina,
más horribles y poniendo a su autor como de· chado de intentóse ablandar al obispo con dádiv,a.s y rega,ll()S, pero
almas grandes. No tiene, pues, nada de extraño que no conocían el temple de su ánimo, y así lo que hizo,
. tántos buenos españoles se sintiesen indignados. rompiendo por todo, fue privar de los sacramentos a­
En Barcelona se hallaba, y por dichoso podía darse cuantos se negasen a cumplir sus órdenes o aiplazaran,.
·
con la gloria de que, gracias a su intervención, se hu­ su ejecución.
biesen 11edactado y publicado las Leyes de Indias, cuando­ Estalló con ello una lucha enconada entre Las Casas
r�cibió el nomb1amient0, expedido por el emperallior y sus feligreses, y como el deá · n se mostrase desobe­
Carlos V, de obispo de Cuzco. Negose a aceptar y para diente a sus mandatos le mandó encarcelar, suscitándose_,
no verse en el caso de tener que resistir a nuevos re­ con ello un tremendo alboroto. A tal punto llegó el des­
querimientos, se salió de la capital del principado ca­ bordamiento de las pasiones, que los dominko.s, que
talán; pero no le valió, pues al poco tiempo recibió nuevo con él habían ido, le rogaron saHera de ia ciudad, ya
nombramiento, esta vez para el obispado .de Chiapas, qt1,e en e}la corría peligro su vida; pero no quiso escu-.
y no le fue posible excusarse, a pesar de sus alegacio­ charles, resuelto a perecer en defensa de lo que enten­
nes. Consagrado en Sevilla, partióse de Sanlúca.r el 10 dfa ser un deber sacratísimo para con los indios. En><
c;le julio de 1544, con gran 11úmero de religiosos · que cambio debieron · marcharse l'Os · dominicos, en quienes·.
debían ejercer su ministerio en las provincias de Chia­ los españoles· se vengaban de las doctrinas que predica­
pas y Guatemala. ban, negándoles toda limosna y colmándoles de insultos.
En pugna con todo el mund@., con el cabildo, con-,
las autoridades, con sus feligreses; amargado por los
Llegó Las Casas a la isla de Santo Domingo, y disgustos, jsmás intimidado por las amenazas, mal visto•
como se habían puesto ya en vigor las Leyes de Indias por los demás obispos, por los magistrados; intransi-
y se sabía la parte principal que había tomado en su gente por su parte, y considerándose asaz dichoso con­
elaboración, hubo de verse objeto de una acogida fria el agradecimiento de los desgraciados, en cuyo favor·
por demás, por lo cual se apresuró a proseguir su ca­ tánto bien hacía, comprendió que ya no podía continuar
mino, aunque no sin exigir de la audiencia se le entre­ en su cargo, y renunció a la mitra para regresar a Es- •
gasen, a tenor de las Leyes de Indias, las órdenes para paña, a los dos años de haber inagurado su prelacía.
que quedasen en plena libertad los indios que estuvieran Y bien puede decirse que, de nuevo en la corte,
esclavos en los términos de su jurisdicción, exigencia pudo hacer más por los indios que el mismo Nuevo�
que los ,oidores procuraron eludir dando largas al asunto.
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Mundo, pues era infatigable en promover la expedición HIMNO AL SUEÑO


de cédulas y provisiones que fuesen en su beneficio.
Transcurrieron los últimos años de Fray Bartolomé
- de Las Casas entregado al estudio y a las prácticas re­ Yo te saludo, huésped de la noche,
,. ligiosas, mas sin descuidar por eso un solo punto la Nuncio de paz, alivio de la vida.
. protección y defensa de los indios, de las cuales había Tú al brindarme con próvido derroche
hecho el principal objeto de su vida. Falleció a la edad Olvido y bienestar, borras lá huella
de 92 años (últimos de julio de 1566), en el convento Que en el alma el dolor deja escondida.
. de Atocha, de Madrid, donde vivía en la mayor humil­ ¿ Quién puede, como tú, manso reposo
dad a pesar de la elevada situación que había ocupado. Dispensar al espíritu angustioso?
Es de notar cómo a pesar de los ataques, no siem­ lQuién al cuerpo rendido
'i-pre justos, que dirigía Las Casas a los conquistadores Descansado placer y paz segura,
y a los españoles establecidos en Indias, en general, Con que ponga en olvido
_ ·jam,ís incurrió en las iras del emperador, ni aun de Fe­ La diaria labor, tediosa y dura?
,, lipe U, antes bien siempre se le guardó el mayor res­ Todos te miran con amor: labriego
peto y se le_ atendió con largueza. El mismo Consejo de Y rico, ignaro y sabio;
-,Indias llegó hasta prohibir la impresión de libros en que Porque todos disfrutan tu sosiego,
se le impugnase, diciendo que «a e�te piadoso escritor A todos das merced, a nadie agravio.
no se le debía contradecir, sino comentarle y defenderle. » lEI sino malhadado cuál sería
Pasó el tiempo, y llegada nuestra época, tolerante Del obrero infeliz a quien ofrece
y comprensiva, « perdonáronsele sus errores, dice un ilus­ Rudo quebranto sudoroso día,
tre escritor, perdonáronsele su exageración y su vehemen­ Si el beso no le dieras de tu alivio?
,, cia; estas faltas,,aunque hubieran sido mayores, desapa­ El árbo.l. gestador no reverdece
recían delante de aquel generoso impulso y benéfico Ni fruto alarga, si· la noche fría
i propósito a que consagró. todos los momentos de su vida
No mitiga del sol el rayo tibio.
y todas las potencias de s.u alma. Las Casas debió ¿ Qué la suerte del sabio a quien el ansia
"entonces crecer en ·aprecio y nombradía; y recomendado Sublime del saber acucia y mueve;
por la histo.ria, preconizado por la elocuencia, su nom­ Qu'e, el alba ya vecina, en lás faenas
. bre ya no pertenece precisa y peculiarmente a España, De prolongado cálculo se embebe
---que se honrará eternamente con él, sino a América, por Hasta darle remate fatigoso,
los inmensos beneficios que le hizo, y al mundo todo, Si dócil y amoroso,
.que lo respeta y le admira como un dechado de celo, No llegases de amor las manos llenas
� de humanidad y' de virtudes. » Su mente a refrescar? ¿ Cuál del mendi�o
ALFREDO O PISSO El duro torcedor, cuando a sus penas

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