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establecimientos penales
Base de Datos de la CVR informó que , la mayor incidencia es de tortura y detención, permite
concluir que la violencia sexual fue utilizada como un método de tortura con el objetivo de
obtener información y/o autoinculpaciones, principalmente. La violencia sexual también se daba
cuando las internas eran reubicadas al interior de los centros de detención, finalmente, tanto en
las masacres de Accomarca (Ayacucho) y de Santa Bárbara (Huancavelica) se identificaron casos de
violación sexual por parte de los integrantes de las patrullas del ejército que incursionaron en la
zona. Los datos de las características de las víctimas de violación sexual registradas por la Base de
Datos de la CVR, incluyen como víctimas de violencia sexual a niñas muy pequeñas, como adultas y
ancianas. Si bien había preferencia por las mujeres jóvenes, esto no implicaba que mujeres
mayores se encontraran libre de la violencia sexual, las sepraban por edades de 15 y 19 años .En
todo caso, si la violación sexual no se concretaba, es claro que manoseos, desnudos forzados y
abusos sexuales, sí se dieron, con lo que se prueba la hipótesis de que la violencia sexual fue una
práctica generalizada o sistemática durante el período de violencia política por parte de los
agentes del Estado.
Son numerosos los casos de las mujeres que, estando embarazadas, fueron sometidas a violencia
sexual y vieron interrumpidos sus embarazos como consecuencia, a consecuencia de la violación
sexual sufrida a manos de los agentes del conflicto, quienes se vieron obligadas a asumir un
embarazo forzado y cuyos hijos e hijas siguen sufriendo las consecuencias de la violencia.
No se habían realizado investigaciones efectivas de denuncias presentadas por las mujeres que
fueron victimas de abuso sexual por los efectivos, Todo parece indicar que la Policía y las Fuerzas
Armadas protegían a los responsables de estas violaciones y les otorgaron promociones en sus
carreras, tolerando la comisión de estos crímenes.
En este contexto de impunidad, merece especial mención los numerosos testimonios que dan
cuenta de la complicidad de los médicos legistas que atendieron a las mujeres luego de ser
víctimas de violencia sexual. En otros casos, los propios médicos legistas fueron los agresores.