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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

PRACTICA CALIFICADA
ANALISIS Y COMENTARIO DEL DELITO CONTRA EL
CUERPO, LA VIDA Y LA SALUD EN LA MODALIDAD DE
FEMINICIDIO

PRESENTADO POR:

ASIGNATURA:
CRIMINALISTICA Y MEDICINA LEGAL

DOCENTE RESPONSABLE:
MIRANDA MIRANDA PABLO FELIPE

CICLO:
IX

PUCALLPA, PERU
2020

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INTRODUCCION

Iniciando con el análisis de es necesario decir que si bien nuestra comprensión


del problema de feminicidio es limitada, sabemos que una gran proporción de
feminicidios se cometen contra las mujeres, algunas involucradas en relaciones
violentas, mientras que otras son violentadas a pesar de no tener ningún
vínculo con su agresor. Muchas personas dicen que las mujeres son aquellas
que ocasionan dichos actos, para causar la provocación del agresor y
asimismo violente contra ellas causando un feminicidio. En este ensayo
defenderemos nuestra posición, ya que la mujer no es la causante de este acto
totalmente inescrupuloso

Como introducción iniciaremos diciendo que el feminicidio abarca una amplia


gama de actos. Desde el acoso, abusos, tanto físicos como sexuales tanto así,
hasta el punto de llegar a cometer el asesinato hacia la mujer, por parte de un
individuo sin escrúpulos, que lo único que pretende es violentar a su víctima.

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DESARROLLO DEL ANALISIS

Es sabido que en cuanto al femicidio, ha sido definido como la muerte violenta


de mujeres, por el hecho de ser tales o asesinato de mujeres por razones
asociadas a su género. La expresión muerte violenta enfatiza la violencia como
determinante de la muerte y desde una perspectiva penal incluirían las que
resultan de delitos como homicidio simple o calificado o parricidio en los países
en que aún existe esta figura. Existen, sin embargo, dentro de quienes utilizan
la voz femicidio, posturas más amplias que abarcan situaciones tales como la
mortalidad materna evitable, por aborto inseguro, por cáncer y otras
enfermedades femeninas, poco o mal tratadas, y por desnutrición selectiva de
género. Desde esta perspectiva se incluyen en el femicidio las muertes de
mujeres provocadas por acciones u omisiones que no necesariamente
constituyen delito, básicamente porque carecen en general del elemento
subjetivo que requieren los delitos contra la vida la intención de matar a otra
persona o son conductas que no pueden ser imputadas a una persona
determinada, sin perjuicio que pueden dar cuenta de violaciones a los derechos
humanos por el incumplimiento de las obligaciones del Estado relativas a la
garantía del derecho a la vida de las mujeres. En cualquier caso, como se verá,
es importante tener en cuenta que tanto la aproximación más restrictiva como
muertes violentas consecuencia de delitos como la más amplia muerte como
resultado de discriminación de género que no constituyen delito pueden traer
aparejada la responsabilidad internacional del Estado en relación a sus
obligaciones en materia de derechos humanos.

El femicidio representa el extremo de un continuum de terror anti-femenino que


incluye una amplia variedad de abusos verbales y físicos, tales como violación,
tortura, esclavitud sexual , abuso sexual infantil incestuoso o extra-familiar,
golpizas físicas y emocionales, acoso sexual por teléfono, en las calles, en la
oficina, y en el aula, mutilación genital , operaciones ginecológicas innecesarias
, heterosexualidad forzada, esterilización forzada, maternidad forzada(por la
criminalización de la contracepción, psicocirugía, negación de comida para
mujeres en algunas culturas, cirugía plástica, y otras mutilaciones en nombre
del embellecimiento. Siempre que estas formas de terrorismo resultan en
muerte, ellas se transforman en femicidios.

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Atendidos los fines del presente documento, sintetizaremos los principales
elementos de cada una de estas nociones, relevando los aspectos que puedan
tener mayor importancia desde una perspectiva jurídico penal y de derechos
humanos. En cualquier caso, es necesario tener en consideración que estas
elaboraciones conceptuales provienen de las ciencias sociales, constituyendo
marcos teóricos y políticos para la acción e investigación en torno a este
fenómeno; por tanto, no es posible su aplicación directa en el ámbito jurídico,
en particular en lo penal, en donde el principio de legalidad importa exigencias
materiales y formales especialmente rigurosas en lo referido a la precisión,
determinación y taxatividad de sus conceptos. El propósito de esta revisión,
entonces, es dar cuenta de los elementos que pueden tener mayor relevancia
en aquel ámbito, en los procesos de tipificación del feminicidio o femicidio. En
relación a estos conceptos y sus elementos, seguiremos la caracterización que
han dado recientes publicaciones sobre esta materia:

Respecto del concepto de feminicidio, existen también diversas


aproximaciones. Así, se ha señalado que esta expresión surge a partir de la
insuficiencia que tendría la voz femicidio para dar cuenta de dos elementos: la
misoginia como el odio a las mujeres presente en estos crímenes y la
responsabilidad estatal al favorecer la impunidad de éstos. Como veremos en
la quinta parte de este documento, el concepto de feminicidio, además,
presenta al menos en sus primeras formulaciones como tipo penal una
amplitud mayor al concepto de femicide, en cuanto incluye otras conductas
delictivas que no necesariamente conducen a la muerte de la mujer, sino a un
daño grave en su integridad física, psíquica o sexual. Respecto de los
elementos misoginia aversión u odio a las mujeres e impunidad, es interesante
constatar que pudieran encontrarse tanto en las elaboraciones teóricas de
femicidio como de feminicidio.

En efecto, la misoginia puede considerarse constitutiva de todo crimen


cometido por razones de género contra una mujer considerando que el sistema
sexo/género posee una base misógina, y en cuanto a la impunidad
dependiendo del concepto que se le dé puede ser también considerada
consustancial desde alguna perspectiva a todo sistema jurídico que justifica la
violencia contra las mujeres, ya sea responsabilizando a las víctimas o

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atenuando la responsabilidad de los victimarios, impunidad que en cualquier
caso siempre importa un incumplimiento de las obligaciones del Estado en
materia de derechos humanos, como se verá más adelante.

De este modo, el debate sobre estas dos expresiones se ha extendido,


llegando incluso a los argumentos lingüísticos a favor y en contra de una u otra.
Y si bien es posible observar una coexistencia relativamente pacífica de las
voces femicidio y feminicidio en Latinoamérica, considerando al elemento
impunidad y, por tanto, responsabilidad estatal como principal diferenciador
entre ambas, el cuestionamiento a la validez de una u otra expresión por parte
de ciertas autoras dificultan hasta la actualidad la posibilidad de acercarse a un
consenso en el plano teórico y político.

Siente culpabilidad por haberse comprometido con su agresor, se siente inferior


hacia los demás, se aísla, prefiere no hablar con absolutamente nadie, para no
generar más problemas.

Ella trata de callar todo lo que viene sucediendo, prefiere mantener gran parte
de su vida en reserva, sin el atrevimiento de denunciar tal delito.
La trayectoria del proceso de construcción de los homicidios de mujeres como
un problema social ha tenido un claro sentido político para su abordaje y
tratamiento a partir de demostrar que se trata de un tipo específico
de crimen, tanto por sus motivaciones, como sus manifestaciones, cambios
coyunturales y comportamiento a largo plazo.

La construcción de la violencia hacia las mujeres como problema público ha


partido de la experiencia propia y del conocimiento reunido por
autoras y luchadoras feministas, desde de la primera y segunda como en la
actualidad
El feminicidio, diremos desde ahora, es el conjunto de hechos que muestran el
extremo de la violencia contra las mujeres. O bien podemos afirmar que el
feminicidio es la violencia extrema contra las mujeres en un proceso de
exclusión de la mitad de la población que llega al asesinato de algunas
mujeres.

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La negación de su existencia impide vislumbrar mecanismos para su
prevención, atención y erradicación.

Considerar que la violencia contra las mujeres es algo natural y justificable,


hace que en la sociedad no existan suficientes motivaciones para reconocerla y
enfrentarla.

Las transformaciones que requiere la sociedad peruana, muestran que leyes,


políticas públicas y cambios en la impartición de justicia, serán insuficientes si
no opera un cambio cultural.

 La violencia feminicida forma parte de un estado de cosas que se han


engarzado en nuestra vida común, como hechos infranqueables. Así las
personas, desde sus distintas inserciones en la vida profesional, social o
comprometida, podrían contribuir a la transformación deseada.

De ahí la importancia de acercarnos al conocimiento de la violencia feminicida,


con una mentalidad abierta y una disposición a conocer y a reflexionar.

El feminicidio entendido como la muerte a una mujer, por su condición de ser


mujer o por motivos de su identidad de género, es el resultado de condiciones
históricas, prácticas culturales, situaciones sociales, económicas y políticas que
se han construido en el orden patriarcal y que hoy dejan como resultado miles
de mujeres asesinadas por su condición de género en el mundo. Por tanto, es
importante comprender el feminicidio como un problema de salud pública y de
derechos humanos, más aun teniendo en cuenta que la violencia fue declarada
como un problema de salud pública prevenible

Los factores que hacen diferente el delito de feminicidio con el homicidio de un


hombre, e incluso con el homicidio común de una mujer, destacan que, a través
de la muerte violenta, se pretende refundar y perpetuar los patrones que
culturalmente han sido asignados a lo que significa ser mujer: subordinación,
debilidad, sentimientos, delicadeza, feminidad, etc. Esto significa que el acto
feminicida reúne alguno o algunos patrones culturales arraigados en ideas
misóginas de superioridad del hombre, de discriminación contra la mujer y de
desprecio contra ella y su vida.

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La muerte por razones de género, ya sea en el ámbito público o privado, es
una de las manifestaciones de violencia contra la mujer en la que se observa la
interrelación entre las normas culturales y el uso de la violencia en la
subordinación de la mujer, por lo que no deben ser vistos y analizados como
casos aislados sino que se debe verificar la presencia o ausencia de motivos o
razones de género que originan o explican la muerte violenta de la mujer, lo
que a su vez permite: Examinar el hecho como un crimen de odio crimen moral,
es decir, que se realiza generalmente sin obtener ninguna recompensa material
a cambio, abordar la muerte violenta de las mujeres no como un hecho
coyuntural y circunstancial sino como un crimen sistemático, diferenciar los
femicidios de las muertes de mujeres ocurridos en otros contextos, evitar juicios
de valor sobre las conductas o el comportamiento anterior de la víctima y
romper con la carga cultural y social que responsabiliza a la víctima por lo que
le pasó, visibilizar las asimetrías de poder y buscar alternativas legislativas en
materia de prevención.

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CONCLUSIONES

Como conclusión dare una apreciación personal de mi postura de que la


mujer no tiene ninguna responsabilidad para que se dé tales actos de
violencia, nadie tiene por qué violentar nuestra integridad, nuestro cuerpo,
nuestra alma. Las autoridades deben tener una pena más severa con estos
delincuentes que solo atentan con nuestras vidas, cada día las cifras siguen en
aumento y hasta ahora no se hace nada por parar todo, esto ya no puede
seguir más. Tenemos que tomar en cuenta medidas para elaborar y fortalecer
métodos de investigación que mejoren el conocimiento del contexto social del
feminicidio, incluidos las desigualdades por razón de género. Los feminicidios
reflejan las dimensiones de la estatización de género y las diferencias de poder
en las relaciones entre hombres y mujeres.

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