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SEPTIEMBRE-1911
POR ESOS MUNDOS
-AÑO X ¡ | • NÚM. 200
SEPTIEMBRE, 1911
...ginete en una burra parda y soplando en na mohoso cornetín
CUENTISTAS ANDALUCES
LOS "COCOS"
Por Juan Héctor Picabía
despensa, compotas y mermeladas, dulces rica felicidad. Así, entre inocentes fantasías,
que, espresamente, para el pequeño déspota, las ruidosas visitas del mimado vecinito, los
se hacían, dado que á D. Andrés estábanle cotidianos menesteres y las dolencias del
prohibidos. Los muebles todos de la casa, le bueno del señor, transcurría mansa y callada
servían de juguetes, siendo el resultado de la existencia, para aquellas pobres criaturas
aquellas ruidosas algaradas, cacharros que- olvidadas del mundo por humildes é insig-
brados, sillas cojas, y algún que otro chi- nificantes.
chón en la cabeza del revolucionario. De improviso y cuando menos lo espera-
Al bueno del canónigo, se le caía la baba ban, se murió D. Andrés; una peritonitis
con el pequeñuelo, que era pelinegro y más aguda dió,fin rápidamente, á la obra destruc-
arisco que una cabra. A las hospicianas des- tora, comenzada mucho tiempo atrás. Como
pertábaseles el adormido instinto maternal, no se le conocían parientes ni aun remotos,
y embaucadas y más feas que de ordinario, D. Agustín, compañero y gran amigo suyo,
soñaban despiertas con que aquel encanta- se encargó de los enojosos trámites que á la
dor muñeco fuera el fruto de sus entrañas. muerte suceden. Abierto el testamento) vióse
Cuando el niño, voluble y egoísta, suspen- que D. Andrés había poseído un modesto
día sus visitas, D. Andrés, asustado, manda- capital, unos veinte mil duros en papel del
ba, en el acto, á preguntar por su salud, y si Estado, dinero que dejaba cuidadosamente
persistía en su alejamiento, las dos mucha- repartido entre mandas piadosas, sufragios
chas iban á encantuzarle con arrumacos y por su alma, y un legado de quince mil pe-
golosinas. setas para ¡as hospicianas, donando, además
A veces, cuando el señor empeoraba, te- á éstas, todos los muebles de la casa, que
niendo las criadas que velarle, entretenían aunque modestos, eran, como antiguos, bue-
las tristes y pesadas horas de la nocbe, ha- nos y de probada solidez.
blando del niño. Era un largo recordatorio, Pasado el estupor que la muerte deja tras
con lechas precisas, de las hazañas de! in- de si, y apaciguadas las quejumbrosas la-
signe arrapiezo: comentaban sus gracias, las mentaciones con que Flora y Hortensia, en
adivinaciones y agudezas, impropias de su el paroxismo del dolor y de la fealdad, llorá-
temprana edad, y el singular atractivo de ronla, para ellas, irreparable pérdida, comen-
sus .picaros ojos castaños; terminando por zaron á darse cuenta de que poseían una im-
expresarse, recíprocamente ,las pobres hos- portante suma, cantidad que, en su ignoran-
picianas, lo dichosas que hubieran sido, dan- cia de las realidades del vivir, se les antojaba
do, ser á un prodigio semejante. fabulosa. Poco á poco, cayeron en la cuenta
Soñaban las dos con vivir en el campo, de que los tenidos por irrealizables ensueños,
deseo heredado, sin duda alguna, de sus anó- podían, gracias á la inesperada herencia, tro-
nimos primogenitores, campesinos quizás. carse en hechos próximos, verdaderos y tan-
Veíanse en posesión de un lindo caserío, en gibles. Ya les era dado el poseer, cuando en
cuyo huerto crecían flores y hortalizas, y en ganas les viniese, casaen el campo, con huer-
el que las gallinas picoteabanásu antojo; una to, flores, gallinas ponedoras y cabras leche-
cabra les daba leche en abundancia, tanta, ras, y hasta un niño tan mono como el del
que, con las sobras, hacían blancos y sustan- vecino; pero al llegar á punto tan importan-
ciosos quesos, y un niño ,igual que Juanito, te, rompíase, á semejanza del famoso cánta-
remate y coronamiento de tan idílicos en- ro de la fábula, el espejismo de susilusiones,
sueños, alegraba, con sus travesuras y bal- al comprender que, en este pícaromundo, se
buciente charla, aquella rústica soledad. alcanza con dinero todo, todo, menos un hijo
Cómo y de dónde pudiera venir la gentil que , necesariamente , con nuestra propia
criatura, fue cosa que nunca supieron ex- esencia vital ha de formarse.
plicarlas muchachas; porque si desvariaban Hortensia salía del aprieto con la adopción
en su inocente fantasear, nunca llegaron de un niño de la Casa-cuna, ó con la de un
al extremo de suponer que hubiese, en el pobre huerfanito; pero Flora, de instinto nia:
mundo, galán tan ciego y arriscado, como ternal más vigoroso, se aferraba á la idea
para decirles «por ahí te pudras.» de que el chiquillo había de ser suyo, de su
Estas candidas imaginaciones, eran para propio ser nacido, y aunque no se atreviese ,
ellas algo remoto é inasequible, esperanza á confesarlo, esperaba, de la maravillosa vir-
de algo mejor, que alienta en los más humil- tud del dinero, un padre para la criatura. 9in
des pechos, ventura con la que todos, aún duda, la pobie hospieiana había perdido
sabiendo que es vana ilusión, soñamos; sed el hábito de mirarse al espejo.
inextinguible del alma humana,que no quie- Con esto, con rememorar las bondades de
re convencerse de que la vida es dolor y D. Andrés, y hacer mimos y carantoñas á
miseria, y aspira, de continuo, a una quimé- Juanito, que, en su indiferencia de niño, n
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una sola vez se acordó del difunto, transcu- mirarlo. Luego, una vez terminada esta im-
rría veloz eí tiempo, de modo que el aviso portante preliminar faena, en un bien acon-
de D. Agustín, de haber espirado el arrenda- dicionado carromato, llevóse á cabo la mu-
miento déla casa, fue, para las muchachas, danza, tomando, al fin, posesión del nuevo
una verdadera sorpresa. domicilio, las muchachas, cuya entrada en el
Hízose, pues, preciso tomar una resolu- pueblo fue triunfal y majestuosa: lo hicieron
ción. Las quince mil pesetas teníalas don encima de los muebles, que no habían queri-
Agustín en depósito, en espera de que sus do abandonar por miedo á algún desagui-
dueñas quisiesen disponer de ellas. Flora y sado.
Hortensia, tras numerosos conciliábulos, de-
cidieron dejarlas en tan seguras manos, é ir II
tomando solamente lo necesario para la prác-
tica realización del, tanto tiempo acariciado, Dos años han transcurrido desde el día en
plan de vida campestre. Con los muebles de- que Flora y Hortensia, rebautizadas con el
terminaron hacer dos lotes ó porciones: ei gracioso mote de los Cocos, se instalaran en
más numeroso, destinado á la venta, y el la deseada casa: años plácidos, de manso
otro, reservado para su uso particular. vegetar, durante los cuales, nada, que sea
Dejaron la casa, trasladándose á una, muy digno de recordarse, les ocurrió á nuestras
modesta de huéspedes, y una vez realizado heroínas. No fueron desdichadas, pero tam-
el mobiliario, que les produjo lo suficiente poco felices, porque si tenían el refugio que-
para atender á sus escasas necesidades du- rido, faltábales lo mejor y más ardiente-
rante un buen espacio de tiempo, se dedica- mente codiciado: ]a gentil criatura.El dinero,
ron, en cuerpo y alma, á la busca del tan de- con hacer milagros—que los hace—,no pudo
seado hogar. proporcionar á las hospicianas, un alma ab-
En este punto dieron comienzo las desilu- negada al extremo de unirse, en santo é in-
ciones. Ni,en el campo, había casa al alcance disoluble lazo matrimonial, con una de ellas.
de sus exiguos medios de fortuna, ni era La nariguda Hortensia, dotada de un gran
prudente, dado que la encontrasen, aquel sentido práctico, daba, por de contado, que
modo de vida para dos mujeres solas é inde- el niño no vendría como no fuese del cielo
fensas. En vista de estos graves obstáculos, caido. Flora, la chata, soñadora tenaz, espe-
decidieron conformarse con vivir en un pue- raba con fé inconmovible; sin duda, por
blo, disfrutando así, en un virtuoso término saber, como cristiana vieja que era, que es
medio, de la campesina soledad y del urba- palanca la fe, capaz de remover !os mun-
no acompañamiento. dos.
Por consejo de D. Agustín, escojieron co- Una mañana, dos vecinas del pueblo, en-
mo residencia el de San J uan, pueblo sano y tablaron, de puerta á puerta, el siguiente diá-
pintoresco, que, á una legua corta de Sevilla, logo, en el que gráfica, breve y pintoresca-
y en la margen derecha del Guadalquivir se mente, se cuenta cómo y dónde empezó la
haila situado. El mismo señor canónigo en novela matrimonial de Flora:
persona, acompañó á las enlutadas y, más •—Seña Paca, ¿sa enterao usté de que te-
que nunca, horribles hospicianas, en la ex- nemos boda?
cursión que á San Juan hicieron con objeto •—¿Qué me cuenta usté, seña Clotilde?
de ver el paisaje y las casas que,á la sazón, —¡Pues no es ná que digamos!... Que uno
se encontrasen vacias. Quiso la suerte que, á de los Cocos, la chatunga que suele pasar
la salida del pueblo, y lindando con los oliva- por aquí, algunas veces, se casa, y na menos
res que, en suave pendiente, escalanlas cum- que con Macaraque.
bres vencinas, hubiese una casa por alquilar; — ¡Jesús, que par de fieras!.., Los niños
visitáronla y vista la suficiencia de las ha- van á ser de exposición; pa echarlos al rio...
bitaciones, y el espacioso huerto que, á la es- Y ¿cómo ha hecho ese güen mozo tal con-
palda tenía, trataron con la propietaria, que quista?
lo era también de la finca de al lado, donde —En el huerto de ellas. Como es horte-
moraba, y tras reñido regateo, se convino en lano... Dicen que el Coco se le declaró, y
el precio con la fianza de D. Agustín. que él por no dejarla fea...
Dado este difícil primer paso, el resto fue —¡La pobrecilla estaría enamora!
coser y cantar para las industriosas y dili- —Y se comprende, porque, en el mundo,
gentes hospicianas. Blanqueáronlas paredes, nunca íalta un tiesto pa... ya sabe usté.
pusieron como espejo, á fuerza de estropajo, Adiós, comadre.
puños y arena, los suelos, y enjabonando —Con Dios, vecina.
puertas y ventanas, dejáronlo todo tan pri- Y se separaron, no sin haber dicho lo bas-
moroso y limpio, que era una bendición el tante, para que se vea cómo, aunque parezca
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inverosímil, pudo Flora encontrar marido. das tierrecülas de lo que, en otro tiempo, ha-
Pero era Macaraque sujeto de tal monta, bía sido huerto frondosísimo. Allí, cultivó las
que bien merece ser tratado aparte. legumbres de uso más corriente, vendiéndo-
Hay en todos, ó en casi todos los pueblos las, luego, por las calles con buena fortuna;
andaluces, un tipo famoso, ya por su extre- mas, apenas se percataron los del pueblo, de
mada fealdad, bien por su perfecta idiotez, la desmedida afición que ©1 hortelano tenía
ora por su desaforada afición al mosto; tipo, por el mosto, dieron en la flor de convidarle
las más de las veces, vagabundo y callejero, de continuo, sin otro determinado propósito
que, sin oficio ni beneficio, vive del proco- que el de oirle balbucear borracho la inco-
mún, explotando su personal monstruosidad, herente muletilla que le había dado nombre:
siendo el hazme reir de los vecinos, y un a fflfl... cct... ra... que... mes... ca... ra... que.-,
modo de bufón ó payaso ambulante. Este repetía, sin cesar, una vez embriagado.
lindo papel, desempeñábalo á las mil mara- Y cuentan que, cuando los mozos del pue-
villas, en San Juan, el prometido de nuestra blo observaban que Macaraque, hinchado
Flora, el sin par Macar-agüe. Como feo, éralo como bota llena, apenas si podía tenerse en
con ganas; mas, como lo valiente no quita á pié, tomábanle entre todos,atravesándolo so-
lo cortés, era, con ser horripilante, mucho bre el serón del P/W,boca abajo y de manera
más borracho que feo: es decir, que la cuali- que brazos y piernas entrasen auno y otro
dad por la que se le distinguía y asignaba el lado, en el respectivo cogujón; hecho lo cual,
bello empleo de popular bufón, no era la de arreaban al animalito, y hasta otra. Arran-
su física deformidad, sino la de su añeja ó caba el Piri, en derechura al huerto, tan di-
inveterada embriaguez. ligente y cuidadoso, como madre que lleva
Patizambo, regordete y de exigua talla, en su regazo á su dormido hijito; una vez
tenia la más extraña cabeza que pueda ima- llegado á su destino—-y existen testigos del
ginarse: chato el cráneo, irsuto y cerdoso el inaudito caso—eeliábase al suelo con suavi-
cabello, enormes y en forma de asas las ore- dad y finura, y escurriéndose, después, por
jas, rudimentaria la nariz, pequeñuelos y re- bajo del serón, dejaba á su amo cómoda y
dondos los ojos, espantosa, por lo grande, la ricamente acostado. Hay quien afirma—pero
boca, hasta el extremo de que al reir—y ha- de esto no me atrevo á dar fé—que, vuelto el
cíalo, de continuo, con agudos hipidos—, pro- Piri de sus nocturnas correrías, acercábase
ducía, en quienes le miraban, el vértigo de á su señor, despertándole con un melifluo y
los abismos insondables. bien acordado rebuzno.
Era el refugio de esta singular criatura, un Hé aquí, en breve compendio, la vida y
miserable chozo situado á espaldas del pue- milagros del galán que, según la murmuración,
blo, y entre las ruinas de un vetusto monas- había de unir, en corto plazo, su destino al
terio, constituyendo su acompañamiento y de la candida hospiciana. Súpose, después,
íamilia, un borriquÜlo moruno llamado P¿V¿, que era cierto cuanto las vecinas afirmaban,
bicho tan perspicaz y entendido que hizo y que si algo ¡a erraron, debióse á falta de
nacer, en el ánimo de muchos,la sospecha de penetración suficiente para inquirir y poner
que hubiese en él algo de brujería ó encan- al descubierto, las puras y laudables inten-
tamiento. Cuentan que Macaraque no se ciones que á Flora guiaban, en su, al parecer,
ocupó, jamás, del sustento de su buen servi- descabellada determinación. Proponíase con
dor, soltándole de noche, con el fin de que se ésta, á más del logro de sus ansias mater-
las buscase por sí sólo, dándose en ello tales nales, por medio lícito, decoroso y honesto,
mañas el animalito, que siempre se le vio un fin benéfico y altamente caritativo, cual
ceb6i y de lucio y abundante pelaje. era salvar un aíma del pecado, enderezan-
Años atrás, recorría los pueblos andaluces do hacía la práctica de la virtud, una vida,
un hombre feísimo, jinete en una burra par- hasta aquel entonces, degradada y abyecta.
da, y sin otro particular destino que el de so- Tan altos fines, merecían grandes sacrifi-
plar con furia en un mohoso cornetín de ór- cios; de ahí que Flora, tras mucho cavilar, y
denes, implorando, de este modo original, la venciendo su ruburosa timidez de doncella,
caridad páblica. Mtcaraque era el pedigüe- se arriesgase á declarar su atrevido pensa-
ño soplador, y el Piri la rastra que la cansi- miento á Macaraque, que, como hortelano
na burra llevaba tras de sí. Al pasar por San trabajaba en el huerto de la casa, á ratos y
Juan murióse de repente la cabalgadura, cuando su profesión de borracho público, se
quedándose á pie el caballero. Este percance lo permitía.
decidió de su destino, haciéndole sentar sus Es fama, que, en el punto y hora, que el
reales en el pueblo, y volver á su primitivo Coco espetó á nuestro hombre aquella súbi-
oficio de hortelano. Hecho señor del derruido ta declaración, quedóse este turulato y como
monasterio, dedicóse á labrar las abandona- lelo, sin que, durante un buen espacio de
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tiempo, alcanzase á entender lo que se le trebejos, les acechaban convenientemente
decía. Figuróse luego, que se trataba de apostados en el camino real. No faltó sin
uno de los infinitos bromazos á que sus embargo, quien viese á los recien casados,
retozones convecinos le tenían acostumbra- ni un aíma caritativa que en e! acto enviara
do; pero cuando Flora insistió en su preten- á los murguistas, mediante un chaval más
sión, haciéndole comprender que la cosa era ligero que un galgo, e! aviso de que los pá-
sería, y explicándole los nobilísimos impul- jaros, dándoles mico, se habían refugiado en
sos que la instigaban, cortóse el moao hasta su nido. Acudió al puuto la diabólica orques-
el extremo de no dar con el sencillo sí que ta, y una vez colocada delante de la puerta
de su bocaza se pretendía. Diólo, al fin y al de los Cocos, rompió en una tan desacorde
cabo, bajo la inusitada forma de una sarta y monstruosa cencerrada, que muchos ino-
de estridentes hipidos que duraron como centes vecinos huyeron como locos por figu-
unos diez minutos largos; pero sábese y de rarse que aquel estruendo era el Juicio
muy buena tinta, que, al reirse, pensaba, so- Final.
lapadamente, en su interior, que Dios había Cuando más engolfados se hallaban los
venido á verle. mozos en tan grata como inarmónica tarea,
De este singular modo se concertó la boda partió de una de las ventanas de la casa un
del famoso Macaraque, con ía maternal y agudo y potentísimo toque de cornetín; en-
bonísima hospíciana, no sin que antes pro- mudecieron como por ensalmo latas y cen-
metiese muy formalmente, no catar el vino cerros, comenzando en aquel silencioso ins-
en lo que de vida le restaba; concesión hecha tinto el inesperado músico, que no era otro
á cambio de que le dejaran traer consigo al que el propio Macaraque en persona, un
sabio Piri, su inseparable compañero, y por furioso ataque á la bayoneta, que desper-
añadidura, una para él prenda de valor ines- tando los belicosos instintos de aquellos bru-
timable: el viejo, mohoso y abollado corne- tos, le valió una nutrida salva de aplausos.
tín, recuerdo, según propia expresión, de sus Gracias á este ingenioso ardid, quedó desba-
mejores tiempos de artista. ratada y sin fuerza la terrible conspiración.
Pusiéronse después al habla los enemigos,
ITÍ llegando con facilidad á un común acuerdo,
por no exigir los de los cencerros sino una
El enlace se efectuó en Sevilla y á la chita arroba de vino de la hoja y algunas chuche-
callando, con el fin de evitar en lo posible rías con que acompañarlo: sucintos é indis-
las pullas y búrlelas de los zafios y socarro- pensables elementos para la fiesta con que
nes convecinos. Macaraque sufrió con la deseaban celebrar ia boda. Visto lo razona-
debida antelación un cepillado en toda regla, ble de la pretensión, y previa consulta con
taato en cuanto atañe al aseo y pulcritud los Cocos, abrió Macaraque al enemigo las
interior, como en lo que á la indumentaria puertas de la fortaleza.
se refiere; hasta el punto de ser unánime Como la casa era reducida, caluroso el
opinión de los que le vieron, que con su ter- tieuipo y espaciosa la calle, en medio de és-
no color café con leche y su rojo corbatín ta sentó sus reales la improvisada zambra.
anudado á la marinera, tenía casi, casi las Cundió la buena nueva, llegaron presurosas
apariencias de un ser racional. El padre las más rebullentes y bailadoras mocitas del
Cobo, jocoso y campechano cura que la lugar, y puestos todos á la redonda, dejando
unión bendijo, refirió después, que estuvo á un buen trecho de tierra libre, en el centro,
pique de soltar el trapo, dando el escanda- para las parejas, dio comienzo el baile que
lazo, al contemplar de cerca la subida feal- no he de describir por vulgar y conocido.
dad de los novios; y que en la lectura de ia Junto á la puerta y en dos mesas, se coloca-
epístola, tentado anduvo de decir «mona y ron los vasos para el vino y varias fuentes
no sierva te doy», deteniéndole la considera- que contenían ruedas da salchichón, sabro-
ción dé que si alguien salía perjudicado allí, sas aceitunas, y picantes alcaparrones. Al de
era la novia; aunque en realidad nada tu- la hoja, trajéronío en dos henchidas botas,
viesen que echarse en cara los contrayentes quedando Macaraque en el cuidado de es-
que eran pintiparados. canciarlo, dulce tarea que á regulares inter-
Unidos en indisoluble lazo, regresaron los valos interrumpía, bien para amenizar el
nuevos esposos al pueblo, al atardecer y ya festejo con sus más lindas tocatas, ya para
entre dos luces, deslizándose furtivamente meterse entre pecho y espaldas, á furto de
, hasta su casa por las afueras y mediante un los Cocos, sendos vasos de vino.
rodeo, tratando de burlar así, á los vecinos Así, entre bailes y bromas, tragos y tocatas,
que apercibidos con desaforados cencerros, fue deslizándose la noche, que era clara y
latas de petróleo y todo género de ruidosos de muy hermosa luna. Renovábanse las pa-
POR ESOS MUNDOS
rejas sin descanso, entre palmoteo y bonitas zas cayó, embriagado por completo, en un á
coplas cantadas por uoa muchacha de suave modo de sopor ó letargo, del que fue impo-
y cristalina voz; acudían los mozos á las bo- sible hacerle salir.
tas enflaquecidas más que de prisa, y ese En tan vergonzoso estado, dejó D. Paco &
¡oco y retozón contento, característico en Macaraque en su casa, en la mañana del que-
los populares festejo?, cuyo secreto reside hizo cuarto día de su ausencia.Como no daba
en el rápido y continuo rebullir á que los cuenta de su persona, hubo que trasladarle
festejadores se entregan, pintábase en todos en brazos desde el coche á la cama, lo que
los rostros, rebosando en las risotadas de los hicieron cuatro juerguistas, seguidos de las-
hombres y en el agudísimo chillar de las apuradas y llorosas muchachas. Para tran-
hembras. quilizarlas, se les dijo que no era cosa d&
Burla burlando, serían las dos de la ma- cuidado, y que solo con dejarle dormir sana-
ñana cuando, agotado el vino, se dispersó la ría. Asi lo creyeron ellas, y cerrando cuida-
reunión, yéndose cada cual á su casa. En- dosas puerta y ventana, no se ocuparon más-
traron en la suya las huérfanas, precedidas de él. Durmió todo el día y la noche toda, y
por Macaraqne, que llevaba una muy re- tanto durmió, que al ir a despertarle, con-
gular borrachera, y una vez cerrada la puer- templaron las huérfanas,horrorizadas, hMa-
ta, quedó todo silencioso y tranquilo. curaque, que había pasado en dulce é in-
Al día siguiente, como domingo que era, sensible tránsito, del sueño temporal de ¡a
fueron muy de mañana á misa Macaraque vida, al de la muerte, sueño eterno.
y sus damas, y una vea oida aquella con re-
ligiosa unción, tornáronse éstas á casa, de- IV
jando al hombre de paseo, no sin recomen-
darle antes con mucha insistencia que mira- Como es la vida humana caprichoso tejido
ra lo que se hacía y que volviese pronto, por de pesares y dichas, tras el inesperado fin de
que gustaban de almorzar temprano. Así lo Macaraque^ vino para su viuda un feliz.
prometió él formalmente, y de fijo hubiera acontecimiento: Flora tuvo un hijo saludable
cumplido su promesa, á no querer su mala y robustísimo, cristianado álos tres días con
estrella que topara con D. Paquito Juerga-, los nombres de Andrés, Juan, Manuel, etcé-
el más acaudalado señorito del pueblo, al tera, y digo etcétera, por pasar de una doce-
par que famosísimo bebedor. Salía éste para na los nombres con que le bautizaron.
Sevilla, acompañado de varios amigos y en Con gran sentimiento de su madre, que ar-
una jardinera tirada por cuatro nerviosas ja- dientemente deseaba criarlo, hubo que po-
cas marismeñas, enjaezadas al estilo anda- nerle ama.Una vecina se prestó á darle pecho-
luz. Ver los del coche á Macaraque, parar mediante reducido estipendio; acéptesela por
en firme y, que quieras que no, meterle den- un par de meses; pasados los cuales, pensa-
tro, fue cosa de un segundo. Protestaba el ban que amamantase al niño, la Mocha, una
hombre, pero en balde; el gollete ae una de muy lechera y mansa cabra que poseían.
Jerez le cortó el resuello, mientras que las Andresin fue de recién nacido como todas
jacas, fustigadas por el cochero, arrancaron las criaturas: masa informe de encendido co-
á galopar con alegre cascabeleo. lor, en la que apenas si se distinguen las fac-
Tres días con tres noches duró la ausen- ciones. Desde luego podía pronosticarse, sin
cia de Macaraque, tiempo de ansiedad y necesidad de ser un lince, que como bonito
zozobra para las muchachas, que enteradas no lo era: bien á las claras lo decían aquella
de quienes fueran los raptores, temían y con naricilla cual fresa aplastada, los ratoniles
razón por él, sabedoras de que el vino anda- ojos y la boquita que, sin ponderación, casi
luz suele tener bromas crueles. Se averiguó de oreja á oreja le llegaba; aunque sin embar-
después, que la juerga había sido colosal, go tampoco se observase en él nada de feno-
monstruosa: un rio de alcohol, consumido en- menal ó desusado, como no fuesen la extre-
tre cantadores, guitarristas, bailaoras y un mada longitud de los brazos, lo puntiaguda
enjambre de allegadizos parásitos, obligado del cráneo y un finísimo vello de que tenia
cortejo de estas diversioues. Recorrieron los todo el cuerpo revestido, á excepción de las
juerguistas todas las ventas, que no son po- palmas de las manos y de las plantas de los
cas, y las tabernas de más viso, que son in- pies.
finitas, refugiándose á última hora en «No- Como era muy robusto y en extremo glo-
vedades», lugar pintiparado para sus propó- tón, viósele crecer por momentos, por ser en
sitos. Allí, la alcoholización alcanzó su ma- su desarrollo físico de una precocidad ex-
yor apogeo: hicieron bailar á Macaraque en traordinaria. La Mocha hizo prodigios en su
el tablado público, jaleándolo con desafora- crianza, demostrando su pasmoso instinto
dos aullidos, hasta que reventado y sin fuer- en la exactitud con que venia del huerto á
LITERATURA
1
£ Sfe Í" "
Las mujeres son lo que los hombres que- misterio, la mujer va conquistando el mñn-
remos que sean, y aún las perversas, las que do de la belleza. Un vértigo, loco, desespe-
tuercen y desbaratan las vidas masculina?, rado, de números y de quimeras cerebrales
es porque el hombre lo quiso. El envileci- de audacias guerreras y científicas, envuelve
miento, la ruindad varoniles, son, como lo al hombre y abandona á la mujer en ancho
contrarío, como la crueldad y la barbarie, una silencio del ensueño, donde los pensamien-
"Jean Bertheroy»
prueba de cobardía eapiritua!, de no querer tos parecen tener voz, y música de palabras
oir lo que dice el propio corazón. el ritmo interior de todo espíritu.
2; Pero la mujer lo escucha siempre, lo deja Gomo en una vieja esfampa de cierto libro
hablar siempre, lo mismo cuando ha de can- de caballerías, el hombre galopa sobre un
tar la bondad y la alegría, que en los balbu - corcel negro sin volver la cabeza, en busca
ceos de la pena ,ó en los gritos roncos de la de ¡o desconocido, y la mujer le mira partir,
venganza. desde un jardín que la vio nacer y la verá
Y, siglo á siglo, inevitablemente,conforme morir, sin que nadie, más queella,cuide sus
el hombre se embriaga del espacio y del flores, y haga brotar una vaga melancolía ó
LITERATURA • " 571
periodística, merecen algo más que la sim- Pent-étre que nía longue et profonde tristesse,
ple cita de un nombre; pero, en todo trabajo Qui va priant, criant.
N'est pasque ce durbesoin, que mf afflige etm'opresse,
•de la índole del que voy escribiendo, el co- De vivre en. Orient,
mentarista debe limitarse á aquellas más so- No puede reflejarse con mayor exactitud
bresalientes y más claramente definidas. la literatura lánguida, melancólica, llena de
suavemente del mundo real, de las nuevas Uaicamente una mirada superficial é ine-
civilizaciones de estos países europeos que ducada en el arte y !a emoción,puede escri-
ya no tienen carácter peculiar y distintivo. bir semejante absurdo.
En otra ocasión y en estas mismas páginas, Miriam Harry es superior á Pierre Loti.
creo haber dicho que Myriam Harry no solo Los libros del autor de Asiyadé son frios,
es uno de los primeros novelistas franceses fatigosos, puramente cerebrales. A Pierre
sino también uno de los más admirados es- Loti le seduce el aspecto de las cosas, y va
2
574 POR ESOS MUNDOS
por los pueblos como un viajante de comer- al español, y no aconsejaré á nadie que la lea
cio, ó como un rebuscador de bric-á-lrac. en ese castellano incomprensible y duro de
El espíritu de raza no se asoma casi nunca su traductor. Del talento inmenso, de la fuer-
en su estilo rebuscado, pedante, de oficial za pasional deMiriam Uarry, solo quedan re-
de marina que se empeña en ser poeta. flejos muy vagos, muy tenues, en estaintole-
Además, el alma de Oriente es femenina, rable edición española de la casa Bouret. La
exclusivamente femenina, y sólo una mujer casa Bouret de París, como la casa Mauccí
puede comprenderla é interpretarla. de Barcelona, han causado—y siguen cau-
¡Cómo ha sabido descubrir Miriam Harry sando, que es lo peor—un daño lamentable á
á las enigmáticas muñecas orientales! Esas los autores extranjeros.
figuras misteriosas ,cubiertas,que el europeo Madame Petit Jardín, es Ja historia de
adivina á través de los velos y de las danzas, Janina, una muchacha musulmana que se
adquieren, en la prosa cálida y enervadora de casa con Pierre Fontaine, agregado francés
Miriam Harry, la plástica vigorosidad de re- del gobierno tunecino. Asi como Petites
tratos. Son como páginas de leyenda que se Epouses nos revela la vida de la mujer indo-
hicieran realidad, sin perder su encanto de china, Madame Petit Jardin es una perfu-
sueño. mada y apasionada evocación de la mujer
Y así, buscando las raices del sentimien- árabe.
to es como, luego, se consiguelavisión clara, En Madame Petit Jardin se cumple, más
neta, diáfana, del ambiente donde vive la que en ninguna otra obra de Miriam Harry,
raza. No de otro modo el músico dice el ím- la fusión de la mujer con el ambiente. Pedro
petu guerrero, la melancolía de esclavos ó la Fontaine, el protagonista, no sabe si es Tú-
brava rudeza de los pueblos, buscando ins- nez lo que amó en Janina ó si la ciudad
piración en la anónima epopeya de sus can- blanca—como había de nombrarla la misma
tos. novelista, años después, en otro libro—es la
Por eso, los libros de Miriam Harry son encarnación luminosa y sensual de Janina.
siempre figuras de mujer. Símbolo del Orien- El ¡ibro es- un poema de amor y de nos-
te, en sus mujeres palpita el amor y se quie- talgia. Ved cómo evoca el hombre europeo
bra la ¡uz contra las mil facetas de las ge- la ciudad lejana y los lejanos días venturo-
mas y el oro limpio de las joyas, ó juega á sos:
ser cielo y ser sangre ó nieve, en las sedas «¡Ay, las voces de la luz, todas aquellas
de sus trajes. voces del reposo inmenso, del gran silen-
«Defendamos el ensueño que forma parte cio!... ¡Voces queridas, voces desvanecidas
integrante de nuestra a¡ma»^dice la autora de los pueblos inmóviles y las tierras ar-
de Petites Epouses. Y eso hace: defender el dientes...! ¡Cuan lamentables habíais á mi
ensueño contra las invasiones de la realidad. nostalgia!
Ei hombre europeo, su existencia fich>ia >¡Y sin embargo, ya no te veré más! ¡Oh
y convenciona1, la interesa muy poco. No ciudad musulmana! Ya no te veré más, Tú-
represonta para ella más que un elemento nez, ciudad de Tanit, ciudad de nieve y de
de contraste. Además, la fuerza.invasora del plata. Ya no volveré á ver tus minaretes de
amor, que vibra como un insectoáureo, y se ocre pálido, ni los bulbos de tus marabús
extiende como un bosque de,r cedros en el esmaltados de verde, ni tus columnas carta-
aire luminoso, lo envuelve, lo hace suyo pa- ginesas, ni las bóvedas misteriosas de ius
ra siempre. suks, ni tus cafés á los cuales van á meditar
Miriam ííarry ha escrito las siguientes apariciones bíblicas delante de un plato de
obras: PassagedesBédouins, Petites Epou- menta!»
ses, La conquéte de J'erusalem, Díte de & lie de YohtjJÍé es lo más penetrante,
Volupté, Madame Petit Jardín y Tunis la lomas sensitivo que ha escrito Miriam Harry.
Blancke. Una historia-de amor entre una mujer y
De ellas, las más admirables, las más per- un oficial de marina, á bordo del Occeanien,
fectas, son las cuatro últimas. durante la travesía de Marsella á Geylán. Es
E n / a Conquista de Jerusalén, los lu- un asombro de belleza y de poesía. Las pla-
gares sagrados, las tierras donde nació el yas olorosas y cálidas, las noches estrelladas
catolicismo, están reflejadas de modo mara- de Oceanía, los bosques enormes y rumoro-
villoso. Las sombras bíblicas oscurecen el sos, el mar encendido de sol, desfilan por
sol, y una sed insaciable, de misticismo y de este libro que casi marea de tan resplande-
belleza, va desde la primera hasta la última ciente y de tan penetrante.
página, como un río de márgenes floridas. ¡Juzgad como describirá Miriam ííarry los
La Conquista de Jerusalén, es la única paisajes de Chipre, .de Port Said,, de Cólom-
novela de Miriam Harry que se ha traducido bo!... ¡Qué fuerza vigorosa y colorista habrá
LITERATURA 575
en sus palabras, al evocar
el m á g i c o ambiente de
aquellas tierras!
Heliana, la heroína—hi-
ja d e Heliópolis — siente
un panteista amor hacia la
isla donde la llevó el re-
cuerdo de su amor, nacido
sobre la extensión inquieta
de. las olas.
«¿Porqué entre el amor
y la muerte,—dice, al final
de la obra—queda tan po-
co espacio para la vida? Y
sin embargo, ya recordarás
cómo amaba la vida. Yo
amaba mi juventud, el so!,
él mar, el deslizarse del
navio, ios cuentos quimé-
ricos, las telas sedosas, la
paz claustral de los pasi-
llos, incluso la atmósfera^
pesada y aceitosa de la má-
quina . Pero lo que más
amaba era mi camarote, su
silencio melodioso, la coro-
na de opalinas luces que
me danzaban sobre la ca-
beza. Soñaba fábulas don-
de todo era armónico, dul-
ce, diáfano, y me invadía
tal felicidad al despertar
por las mañanas, que me
parecía que la alegría del
mundo había entrado por
la ventanilla del camarote
á buscar mi almohada. Y
pensaba: ¿será posible que
vivir, vivir nada más, nos
encante de tal modo?»
Heliana desea morir. No
espera nada en la vida, y
confia en más allá de la
muerte.
«Tal vez me lleven allá
arriba, entre los cinreses
de la colina. Una lápida,
una cruz, un nombre, un
versículo bíblico, indicarán
el sitio. Pero no vayas allí,
Gerardo. No te arrodilles
sobre la tierra sangrienta.
No llores sobre la frialdad
de la piedra.
»La tumba estará vacía. Mypiam Harry
Yo habré muerto. Pero mo-
riré para resucitar y multiplicarme en la cerme en las ñores, embalsamar los sende-
isla entera. ros, dormirme á la canción de los macizos,
»No creas que estoy triste. Al contrario. brotar con los lotos pálidos al quimérico
Estoy alegre, amado mío. Quiero desvane- beso de la luna. Impaciente mi alma, se es-
576 POR ESOS MUNDOS
tremecerá con los cocoteros tristes, llorará r He aquí el mérito sobresaliente de Daniel
e
con los monos solitarios; alegre se embria- sueur: la amenidad.
gará de los murciélagos, del jugo de las pal- Pierre Valdagne dice, hablando de una de
mas; centelleará en las gemas, se mirará en sus últimas obras, Chacun son réve: «Ce
los estanques, se detendrá en todos los sitios livre vous liendra haletanl jusqu,á la der-
por donde tú pasaste y suspirará, prisione- niere page. Et ees Uvres-lá sont rares, vous
ra divina, en el rosado seno de la Conchita le saves comme moi.»
marina y sagrada.» Y lo que Pierre Valdagne afirma de Cada
Gomo en los viejos poemas védicos, el cual su ensueño, puede afirmarse de las de-
amor y la muerte se unen en este libro, don- más novelas; porque Daniel Lesueur antes
de palpítala exaltación india. sacrifica cualquiera de sus cualidades lite-
Túnez la blanca, representa un alto en la rarias que la esencialmente, la indispensa-
labor imaginativa de Miriam Harry. Es un blemente novelesca del interés.
estudio de la vida y costumbres de aquel Ha creado un tipo de mujer capaz de to-
protectorado francés, y los paisajes rudos de dos los sacrificios y de todas las resignacio-
la antigua Cartago; la vida musulmana y su nes; pero de ninguna abdicación sentimental
odio latente á la invasión europea, forman ni, mucho menos, de su propia dignidad. Es
un conjunto pintoresco y poético, que sin cruel consigo misma, doma sus instintos,
constituir una novela, apasiona é interesa sofoca sus impulsos, y sabe sujetar sus pa-
como si lo fuese. siones. En cada heroina de Daniel Lesueur
Tunes la blanca revela, además, cierto hay siempre aigo que la ennoblece y la dig-
aspecto nuevo é inesperado del talento de nifica.
Miriam Harry. La autora de ISlle de Volap- Sin embargo, esta concepción de la mujer
ié sabe algo más que soñar el amor y !a luz; nueva, lucha con el'concepto atávico,
sabe ayudar la labor del sociólogo y del po- «Entre la evidencia filosófica,—dice Da-
lítico, con sagaces observaciones y con la ex- niel Lesueur—-la lógica de las ideas moder-
perta visión de quien no ha vivido,inútilmen- nas que imponen una concepción de la más
te, en un país como Túnez, de tanta importan- amplía humanidad, y la antigua prerrogativa
cia para Francia en los momentos actuales. del varón, convertida en un instinto inven-
cible y más fuerte que la razón, todo espí-
Daniel Lesueur ritu masculino—incluso de buena fé—no es-
cucha más que las voces del pasado, las vo-
Juana Loiseasi Lapauze, que tal es el ver- ces ancestrales y difícilmente logra dominar
dadero nombre de la autora de Cmur qui un ^esto de desdeñosa repugnancia.»
camine, es un ejemplo claro y popular del Su última novela Une ame de vingt ans,
triunfo del feminismo en Francia. publicada hace dos meses, es la historia de
Daniel Lesueur es vicepresidente de la So- una jovencita que siente et ansia del sacri-
ciedad de «Gens de Lettres», caballero de la ficio y de la bondad, en medio del lujo indi-
Legión de Honor y colaborador de los gran- ferente que la rodea.
des periódicos Le Temps, El Fígaro y Le Eva-María, la ingenua alma de veinte
Matin. años, siente presos sus impulsos, ahogadas
Como poeta, ha obtenido el premio de poe- sus delicadezas, brutalmente despertados sus
sía de la Academia Francesa; como ajtor ensueños. En la edad florida, cuando todavía
dramático, ha estrenado varias obras con mu- el dolor no ha disciplinado los espíritus de
cha suerte; y por último, la mejor tradución las niñas ricas como Eva-María, ella sufre
francesa de las obras de Lord B^ron, lleva su la nostalgia de lo no conocido: el amor de los
nombre. padres libres de cuidados y preocupaciones
Pero la más sólida reputación de Daniel sociales; el mutuo apoyo, la fusión de los
Lesueur, la constituyen las novelas. Tiene sentimientos, y sobre todo «la paz, la mara-
publicados, muy cerca de treinta volúmenes villosa paz que causa la posesión de noso-
novelescos,de los cuales ios más importantes tros mismos.»
son: Lalueur surlacime, Lointaine revan- En una carta á su prometido—un mucha-
che, Mortel secrst, Masque d'amour, Gal- cho sano y leal—le dice: «-Je vous aime,
vaire d e femme , Flaoiana Pñncesse, parce que vous ressemblez á ce que j ' at-
Chacun son réve, Nietsschéenne y Une tendáis de la vie dans mon enfance. T y
ame de vingt ans. voyais une perspective claire, droite et ar-
Todos sus libros son alegatos en favor del dente... De la lumiere, des regarás trans-
feminismo; pero envueltos, engalánalos de parents, des mains tendues, une féte de
tan seductora disposición narrativa y psico- bonté, de tendresse, avec la gravité du de-
lógica que no fatigan un sólo instante. voir, et la folie ebbouissante du courage.*
LITERATURA 577
De semejante ansiedad, nace una profunda del filósofo alemán, Josefira tiene por lema
enseñanza; la de encauzar nuestra vida pres- unas palabras de Emerson.
cindiendo de lo externo y lo transitorio: !as «The man tvho siands hy himsélf, íhe
riquezas que pueden mudar de manos, el Unwersesíands hy him a/so» (1).
bienestar que puede tornarse en miseria, y la Envolviéndose, armándose de esta máxi-
juventud, la belleza que fatalmente tendrán ma, la heroína de Nietzschatta es un espí-
su crepúsculo. ritu íuerte y enérgico. Tiene la austeridad
Eva María, inconsciente, instintiva, tiene estoica de las mujeres ibsenianas y rara vez,
Lucie Delarué-Mardrus
el presentimiento de ello, y quiere una coro- casi nunca, asoma en ella la frivolidad ó el
na de bondad y de ternura para sus cabellos sensual romanticismo de otras heroinas de
blancos. la literatura contemporánea.
• Nietsschéenne es la novela mas represen- Tiene ia altivez de su inteligencia y todo,
tativa, la que compendia y reúne con más en ella, está supeditado á la voluntad, ala
firmeza y mayor palpitación humana, el cre- consciencia del deber. No vacila ni retroce-
do artístico de Daniel Lesueur.
Aparte de la sumisa y recta comprensión dí) El hombre que acierte á ser campeón de sí mismo
tendrá también por campeón al Universo.a
POR ESOS MUNDOS
Henee Lafont
Surgió en el período de transición que ese terror de los aplausos ajenos está indu-
atravesaba la literatura francesa,entre el na- dablemente.
turalismo de Zola, la frialdad suntucsa de los A mi juicio, Eachüde es un producto de
parnasianos y las funambulerías de los sim- aquel medio exótico y de rabiosa extravagan-
bolistas. De todo ello, hay gérmenes en la cia, donde fue á caer á su llegada á París.
obra de Rachilde. Luego, encauzada por el éxito, sigue, en vir-
Es muy difícil de clasificar. Ciertos libros tud del impulso adquirido, y cierra los ojos
suyos la afilian en el naturalismo más des- y se tapa losoídos, como ese viajero que can-
c a r n a d o y el erotismo más vergonzoso, ta para no oir hablar al miedo, en el centro
mientras que otros la ponen al lado de los de un bosque, durante la noche.
atormentados por ese mundo desconocido y Ahora bien, si Rachilde no fuera más que
quimérico que enfermó á Edgard Poe. eso, una peiversa—sincera ó ficticia, que
Uno de sus biógrafos, Luis Dunur, dijo de esto igual importaríapara los resultados fata-
ella en La Plume lo siguiente: les—no hubiese adquirido la importancia
*E1 caso es que ¡a perversión de la señora que tiene actualmente.
Rachilde es un ejemplo único en literatura, Pero Rachilde es más que eso. Es un es-
Conocemos las mujeres castas, las mujeres critor admirable y un artista refinadísimo
frivolas, las superficiales, las pedantes, las del estilo.
sentimentales, las terribles, las místicas, las El léxico, en sus manos tiene brillantez
ateas; pero no conocíamos aún á la mujer nueva, relampagueos inesperados, imágenes
perversa.» que estremecen,como esos saltos trágicos de
Tal vez, este adjetivo sea el más exacto, el los funámbulos en el aire impasible de los
más justo que pueda aplicarse á la autora circos.
de Le démon de V absurde. Domina, además, el secretode la emoción, y
La literatura de Eachüde es de una per- el lector, ante su obra de monstruosidad, de
versidad terrible y enfermiza. Sus libros no dolor y de gallardía, retrocede y enmudece,
deben dejarse al alcance de nuestras bijas ni como en esos desfiles de cortejos regios ó de
de nuestras hermanas, y antes me inclinaría ejércitos de países lejanos.
al reproche que á la alabanza de semejantes La primera novela de Rachilde se publi-
obras. có en 1880. Se titulaba Monsieur de la
Otro biógrafo de Rachilde, Ernest Gau- Nouveauté, y refleja aspectos y psicologías
bert, dice que es una escritora sincera. campesinas . Es francamente naturalista, y
Yo creo que no. Eackilde es un caso de sobre sus página?, pesa el pesimismo lúgu-
morbosidad artística; pero nada más. Su vida bre y combrío de algunos libros de Zo's.
está en abierta contraposición con su arte. Después, publicó Monsieur Venus, que
Los que la insultaron con las peores y más causó escándalos, controversias violentas y
soeces palabras, á raíz de la aparición de procesos contra los editores. Luego fueron
Monsiew Venus, se engañaron. La señora apareciendo Hisfoiresbétes pouraniuserles
de Vallette es! una mujer honrada, un espíri- peíits enfanfs d'esprit; Qucue de poisson;
tu equilibrado, una excelente madre de fa- Nono, A mort, La rnarqutse de Sade, Les
milia. Oubliés, L'Hcmme rcux, Le Mordu;
¿Porqué, pues, escribe esos libros terribles, IJAnímale, Le Démon de VAbsurde, La
angustiosos, deprimentes, que enloquecen Princesse des Ténebres, La Jongleusse
comoel alcohol, y estremecen como aparicio- Contes et wourelles, Le meneur de Ccu-
nes espectrales? ves, y otras obras más secundarias é infe-
Ella misma lo ha explicado en la Antholo~ riores en méritos.
gie Bevue publicada en 1901: Además de novelista, Rachilde es autora
«Voules-vous que je vous dise, wioi, en dramática. Ha llevado al teatro un especial
une phrase moins elevée ce qu'on peut concepto del arte, y ha estrenado Volupté,
trouver dans mes romans? Madame la Morte —que subtitula «drama
Quelqu'un qui., passant dans un gran cerebral*—, La araña de cristal y La Vos
bois, Ja nuit, ckanteraü tres fort parce de la sangre.
qu'il auraitpeur. ün auteur, iimide, hardi Esta última obra esla más teatral de todas,
comme un lache, et qui s'effare au moin~ la que ha sabido llegar al corazón del públi-
dre bruit du vent. Je ne suispas une bour- co. Su asunto es de una ironía tan cruel,
geoise mais en ai tous les défants, et cette tan trágica que desconcierta y asusta.
idee que je fais s'agiter des palmes me Un matrimonio, ya viejo, acaba de cenar y
cause une indicible terreur. se dispone á acostarse, cuando oyen voces
¿No es bien clara la afirmación de insince- angustiosas de «¡socorro!» en la calle.
rismo? En esas «audacias de cobarde», en Deben asesinar á alguien, pero no se aio-
LITERA TUE A
Marcelle Tinayre
á tratar del aspecto filosófico del sabio be- truye: se desvía.y es como una lámpara po-
nedictino, autor de Sic et non: derosa que ilumina las dos inmensas figuras
«Lo que más me ha interesado—dice—, lo de Abelardo y Eloísa.
que he procurado profundizar, es la psicolo- En cuanto á la amenidad, pocas obras re-
gía de este gran hombre, sus torturas inti- trospectivas se leerá con mayor deleite de
mas, las bellezas de su orgullo y de su fuer- la imaginación.
za, y sobre todo, más que nada, el carácter
LITERATURA
espansivo instinto conque esta parisién que En los libros de versos, como VQmbredes
habita en palacios, viste telas costosa?, y jours, Le cceur imnomáble y Les Ebloui-
pone en sus narres el centelJeo de las joyas, ssements, la condesa de Noailles deja des-
ama el campo y el cielo y la vida sencilla. bordar, como un río ancho y fecundo, su
Gándara, el pintor de los refinamientos y amor á la tierra. Es un alma espiritualmen-
de las distinciones, ha copiado la línea su- te pagana.
prema de su figura; Sem y Capiello, los ca- En estos libros encendidos, luminosos, de
ricaturistas que elevan á la popularidad por tanta embriaguez sensitiva que marean, co-
el milagro de sus lápices, han hecho siluetas mo un jardín florido á la hora exuberante de
esbeltas y gráciles de la gran poetisa; en las mediodía, suenan sus versos á aquellos otros
reseñas de las importantes premieres tea- de los poetas clásicos, cantores de la Natu-
trales, de los días de vernisage y de las tar- raleza. ..
des soleadas del Grand Prix, no falta nun- Augusto Dorchain , hablando de Les
ca su nombre. Eblonissements—el más representativo de
Y sin embargo, repito, esta mujer admira- los libros de la condesa—alude á la divina
ble no refleja, en sus libros, la vida superfi- locura que inspiran las musas y que «eclip-
cial de los salones aristocráticos, ni los de- sa los cantos de los sabios y de los pruden-
más aspectos—entre picarescos y melancó- tes.»
licos—del París elegante, sino la Naturale- «En Eblouissements— añade Dorchain—.
za, con una exaltación, con un tal paganis- hay algo más que talento, más que arte, más
mo de amor, que parece haberse encarnado, que la realización paciente y acabada de un
en ella, el espíritu de los antiguos cultos flo- bello sueño; hay fervor, entusiasmo, un ol-
réales. vido pleno de sí mismo, ó, mejor aún, hay el
La condesa de Noailles, novelista, es infe- don absoluto del propio ser.
rior á la condesa de Noailles, poetisa. Sus Así se entrega la autora de Eblouisse-
novelas languidecen, como ciertos niños ments ala naturaleza, al sol bermejo, al cie-
precoces, por exceso de imaginación. lo nítido, á los árboles sonoros, á la tierra
La autora de L'ombre des jours lo sacrifi- que canta en la sinfonía coloreada de sus
ca todo, menos la auto-emoción, ese ritmo flores, y en el himno triunfal y paralelo de
interior necesario, siempre, á los poetas, y los surcos que luego han de ser pan de ho-
perjudicial, muchas veces, á los novelistas. gar.
«Cuando escribo una novela — confiesa Rostro alfol, lanzada en un impulso de
ella misma—no pretendo más que la exac- exaltación, recuerda la victoria de Samotra-
titud emocional.»
Y esto, que es mucho, no es bastante para
escribir novelas. Je serai la victoire Manche
Uno de sus biógrafos, Jorge Pellicier, dice Tendue au vent oVun coteaugrec;
de ella lo siguiente: Le vent nous irrite et nous penche
«Lo que más la caracteriza es, antes que Mais on marche plus vite avec.
nada, yo no sequé extraña fusión de inge-
nuidad y de preciosismo, algo apasionado, ¿No hay un ansia de ofrendarse, de resu-
sutil, que ai mismo tiempo es fervoroso citar la muerta belleza pagana, en estas otras
candor, y una tal delicadeza de impresión estrofas, que sería gran audacia el solo in-
que, muchas veces, llega hasla el refina- tento de traducirlas?
miento.*
Entre sus novelas, las más interesantes Puisque mes mots cliargés de pollens et d'Bromes,
Puisque mes chants toujours troublés jusques EUX pleura,
son La nouvelle Esperance, La Domina- U mon printemps divin, n'atiront pas le bonheur
tión y, sobre todo, Le visage émerveilJé. De pouvoir égaler la saveur de tes baunies,
Jo m'arretc et soupiíe au milieu A tes.fleurs.
Le visage emervéillé es la historia de una
monja y, aunque falsa en muchos momentos, Je te dédie alors ma cinquiéme aimée.
Le temps <m mes chapeaux ombrageaient mes gencus,
falseada voluntariamente, tiene un gran im- Oii mon front était baut coro roe les lilas doux,
pulso romántico y una sutil transparencia Oü mes jeux. s'endormaient sur ton herBe fanée,
Oü mon cceur infini battait á petiís coups.
intelectual.
La figura de Sofía está concebida é inter- fe
l.e íemps t ü, pressentant ce que serait ma -vie,
pretada con la suave unción de los pintores J'honorais ma trisiesse ei ma fréle beaufé,
primitivos, y hay capítulos, como el de las Et, les deux bras croisés sur roa roba d'été,
J'écoutais, effrayée. amoureuse et ravie.
últimas páginas del dietario de la madre aba- Le bruit que fait l'immense et vague volupté...
desa, que no pueden leerse sin que nos in- Es ]a evocación de la edad florida—*el
vada la melancolía y nos dignifique la ter- tiempo en que sus sombreros sombreaban
nura con que están escritas. sus mejillas, y su frente tenía la altura de las
LITERATURA 585
dulces lilas—cuando ya presentía el amor Nous avons, tous le jours, l'habitude de voir
Cctte route si simple et si souvent suivie,
futuro, la infinita ansiedad de la tierra y del Et, pourtant, quelque chose est changó daña la ríe:
cielo que luego habría de librar en sus libros. Nous n'aurons plus jamáis rtoíre ame de ce soir...
Por último, no puedo sustraerme á la ten- Después de leer estos versos, donde se ha
tación de copiar la siguiente y maravillosa concretado, se ha cristalizado, como en un
sensación de crepúsculo: ópalo, la suave dulzura que eleva el alma en
los crepúsculos, se comprende hasta qué pun-
II fera longtems clair, ce soir, les jours allongent.
La rumeur du jour vif se disperse et s'enfuit, to hay un gran poeta en la condesa Mathieu
j i
- J. ««
. ¿\-
—Mucho. Y he tenido la rareza de apun- te caían. Hasta ahora, me está usted pare-
tar, legua por legua, todas las que he corrido. ciendo un hombre interesante. Acabará us-
La suma total asciende á ochocientas trein- ted, por parecerme un hombre extraordi-
ta y tres mil, cuatrocientas cincuenta y sie- nario.
te leguas. —-¿Y qué encuentra de extraordinario en
—¿Habrá usted tenido muchas novias? que haya pertenecido al ejército de doscien-
Ricardo fingió creer llegado el momento tos mil españoles, que operó en Cuba, del 95
de dejar ese tono humorístico, tan peculiar al 98? Ya sé que en mi pueblo, tuvieron por
álos españoles, hasta en ¡os más graves asun- locura que un joven rico, independiente y
tos; principió á contar con los dedos, y des- entregado al estudio, se presentase en el ban-
pués, mirando hacia arriba, continuó su derín de Santander, para vestir el traje de
cuenta, murmurando ó gruñendo los núme- rayadillo; pero, en una campaña, sostenida
ros intermedios que parecía no considerar por los pobres de la nación, ¿no era un de-
del todo interesantes. ber de conciencia que diesen el ejemplo los
—Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, aristócratas. (Asentimiento de cabeza en
ocho, nueve, diez, once... catorce... diez y Clotilde). Desgraciadamente, para mí, no ha-
ocho... veintiuna, veintidós... veinticuatro... bía contado con mis condiciones militares,
veintisiete... veintinueve... treinta y una... Ya sabe usted que la primera de ellas es la
treinta y dos... Treinta y dos novias justas y subordinación. Pues bien: aún no llevaba un
«abales. año, recorriendo la manigua, cuando fui
—-¡Jesús, María y José! ¡Treinta y dos no- sumariado y preso en el castillo del Morro.
vias, tan joven!... Había pegado una íormidable paliza á un
—Tantas novias, como años de edad. sargento que me era antipático.
Clotilde caminaba de sorpresa en sor- —¡Oh, cabeza ligera!
presa. — Del Morro, pasé, á la terminación de la
—¿Treinta y dos años? ¿Treinta y dos guerra, al castillo de Santa Catalina, en Cá-
años tiene usted? ¡Si yo le echaba, apenas, diz. Juzgado y sentenciado, se me destinó
veinticinco! por tres años, á ia penitenciaria ó presidio
—Treinta y dos. Estoy muy cerca de la militar de Mahón. El resto del tiempo de
edad de Cristo, y ¿quién sabe?—agregó con servicio, lo cumplí en el batallón discipli-
amargura.—Acaso, me espera, unaJerusaién nario de Melilla. ¡Seis años, seis años de
y un Calvario. prisión! Hace otros seis, que terminé mí con-
—¡Treinta y dos novias!—repetíala joven dena.
en el mismo tono que si dijera:—¡Treinta y La joven parecía asustada y también con-
dos fechorías! movida.
—Me cumple hacer notará usted que, en —Vea usted lo que he sufrido en lo mejor
ese número, van incluidas, no solo las novias de mi juventud. Y sin embargo, he venido
de mi posición, las novias de buena familia, de Melilla sin un sólo sentimiento de odioá
sino, también, las pertenecientes á cuantas ]a sociedad, tan cruel conmigo. Hasta he
clases la sociedad, en sí, contiene y encierra. conservado algo de mi entidad de prisionero
Hay... hasta criadas de familia. y de soldado. De Mahón conservo la costum-
—¡Criadas! ¿Ha tenido usted novias cria- bre de afeitarme barba y bigote; deMelilla,e¡
das? pelo rapado y el desaliño en el vestir.
•—Su sorpresa cesará—si caben sorpresas
tales, en la patria de Don Juan Tenorio— II
cuando sepa que yo fui militar.
—Ah, vamos: es usted teniente. El efecto producido en Clotilde por la re-
—No. He dicho que fui militar. Cuando lación de Pinedo, fue instantáneo y decisivo.
estalló la guerra de Cuba... Hasta entonces, el «caballero asturiano»
—¿En la guerra, estuvo usted? sólo había sido un. personaje curioso; desde
—l'or mi patria y por mi honor, marché aquel momento se había convertido, anta
á ia guerra. sus ojos, en el más romántico, el más dea-
—¿Ascendería usted, por lo menos, á sar- graciado y el más notable ejemplar de su
gento? sexo.
—Ni á cabo... digo mal, ni á soldado de No encontraba palabras con que expresar
primera. Y de soldado de segunda, descendí los sentimientos que experimentaba: la pie-
á soldado corrigendo. dad, la admiración juvenil por una existen-
—A ver, expliqúese usted—exclamó la cia tan plagada de malandanzas y aventuras,
joven arreglando, nerviosamente,con las dos el contraste entre estas y la soberana distin-
manos, los bucles de pelo que sobre su íren- ción de Ricardo.
LITERATURA. 599
—Caballero—exclamó. nedo—¿no me dirá usted, en justa reciproci-
Y no encontrando ninguna palabra que dad á mis revelaciones, cuantos novios ha te-
estuviese á la altura de su entusiasmo, le co- nido?
gió ¡a mano y se la estrechó febrilmente y á —¿Novios? Ninguno: ya lo oyó usted á mi
hurto de los circunstantes. primo. Pretendientes, sí, muchos; pero nó
una joven sin experiencia. ¿Tan falta está Se- —Nó, yo no puedo alcanzar ciertas ideas,
villa de hombres aceptables? ¿O es usted mucho menos expresarlas con írases; no soy
exigente en demasía? una mujer discreta, como usted dice. Pero es
—No sé si lo soy ó no; pero sé que en nin- la primera vez que en sociedad oigo hablar
guno de cuantos me han obsequiado he ha- de cosas serias y... sin duda, usted me ha
Hado otra cosa que bajeza, codicia é hipocre- contagiado,—agregó sonriéndose.
sía. Por lo demás, yo soy independiente Tenía razón. Ricardo comenzaba á descu-
como el aire, y no me sacrificaré á un hom- brirle ideas enteramente nuevas para ella,
bre sin antes pensarlo mucho. pero en un lenguaje que ella comprendía.
—Corre usted el riesgo de quedar soltera. A todo esto, Lola Menjibar, una de las
Y soltera y huérfana parecen cosas incompa- muchachas más hermosas de la capital an-
tibles. daluza, pedía á Pedroche amplios antece-
—No las creo tan incompatibles yo... De dentes del recién llegado.
todos modos, no me negará usted que los —Nada sé, chica, al menos en concreto...
pollos de hoy no brillan por su romanticis- Mi conocimiento con él es de tercera mano.
mo ni por su caballerosidad. Las Dulcineas Me lo presentó un señor de Madrid, al cual
ya no existen. Quizá los Quijotes han ido á se lo había presentado un señor de Barcelo-
refugiarse en las clases bajas. En la nuestra, na. Pero sé que es inmensamente rico y que
á lo que yo entiendo, los matrimonios se ha- viaja por Europa todas las primaveras. Aho-
cen casi siempre por interés. ra viene de Portugal.
—Todo eso se explica con una palabra: —¿Y no has podido notar?...
excepticismo. Yo opino, como usted, que —Lo que he podido notar es que paga dies
todos esos pretendientes iban buscando su duros diarios de íonda, que juega al billar
propio bienestar y no un corazón. Porque como á nadie he visto jugar hasta la fecha,
los hombres somos así, casi siempre deci- que tiene mucho talento, y que se bebe do-
mos: ¡No creo en el amor de la mujer! ¡No ce chatos de -Montilla en menos tiempo del
creo en la constancia de la mujer! Y es ga- que tarda en persignarse un cura luco.
nas cftwimplear el verbo creer, porque en lo — ¡Hola! ¿Borrachín tenemos?
que realmente no creemos es en nosotros —Ebrio no ]e he visto nunca; pero es be-
mismos, y juzgamos cursi y¿,pasada de moda bedor fuerte, como buen asturiano.
cualquier pasión sincerar&enté sentida. —¿,Hace mucho que le conoces?
—Carácter propio de este siglo, en que — Unos veinte días. Y no lo he traído an-
todo se vende—dijo la joven. tes aquí, porque todo este tiempo lo hemos
—Niego que en este siglo se venda todo— pasado visitando los edificios notables de
repuso Pinedo.— &tío admito que en este Sevilla y asistiendo á no pocas zambras.
siglo se ha pe'rdidoVa fé en todo. Y como —¡Buen par de troneras estáis! Todo aquél
la fíes Ja vida del alma, estos hombres sin á quien tú tutees...
alma^e nuestra generación, me hacen el —No lo creas. Fue él quien empezó á tu-
efecto de las sombras de Hornero, larvas es- tearme una noche alegre.
túpidas y lánguidas, dominadas por un ham- —¿Y dices que nunca le has visto ebrio?
bre bestial y que no conservaban de la vida —Y lo repito, porque es ia verdad.El ebrio
..más que el instinto de alimentarse de san- era yo aquella noche.
gre á ñ»!aílfi.:v£££oJwajv la memoria durante —En resolución, tú no sabes del tal «caba-
algunos momentos. La sociedad actual mar- llero asturiano», sino que es un buen com-
cha á la más completa disolución: la veo pañero de juerga. ¡Bonita información!
agitarse, trémula y convulsa, camino del —Sé que es un hombre bien educado y
infierno de la anarquía. esto me basta. Por nada de este mundo ni
Creyó Ricardo que se había expresado en del otro hubiera yo intimado con él, á no
lenguaje poco inteligible para su interlocu- haberle reputado personaje de distinción.
tora; más ésta probóle lo contrario, di- Lola no insistió, pero se dijo por lo bajo:
ciendo: —Bueno. Sé lo principal: que es rico. Po-
—Su pensamiento, Sr. Pinedo, coincide co he de valer, si no me anticipo á esa pava *
en un todo con el mió. Eso que llaman anar- de Clotilde y lo engancho.
quía está más bien en toda la sociedad con- D. Próspero Calvo, el amo de la casa,
temporánea que en unos cuantos desgracia- simpático procer que vivía de sus renías,
dos que predican el Evangelio de la destruc- solterón y muy graeioso, leía con gran inte- \
ción por la dinamita. res un periódico ilustrado, y de cuando en
—Habla usted como un libro, y me feli- cuando terciaba en una conversación que
cito de todo corazón por haber conocido á sobre toros habían entablado Jorge Padilla y
una mujer tan discreta. Lorenzo Vargas, dos gomosos de la calle de
LITERATURA 601
las Sierpes, tipos del señorito achulado, tan —A íé mía, que parece hombre de ehapa.
común en Andalucía. —Sí, pero es gallego.
Perico Ibáñez, otro espléndido muchacho, —¡Como si fuera moro! ¿Qué tiene que
embrutecido por tas cañas de manzanilla y ver Galicia con la chapa?
por la afición á los toros, empezó á protes- —Nada, hombre; pero, ya ves... un ga-
tar de la manera que tenía Vargas de tratar llego...
al Gallito. AL verlo tan enojado, nadie se hu- —Guando estudié el doctorado de Leyes
biera atrevido á preguntarle en qué bodega en Madrid, tuve varios condiscípulos galle-
se había pertrechado,aquella tarde, de argu- gos, y os aseguro que eran los más listos de
mentos ad hominem... la clase.
Se le atribuía cierta rivalidad amorosa con —La verdad es—indicó Mercedes, conci-
Vargas, y, con este motivo, Perico hablaba, liadora—que Clotilde no hace mala pareja
en alta voz, para que le oyera Gloria Téllez, con él.
causa inconsciente, hasta entonces, de aque- —Mejor que tá, conmigo—dijo sencilla-
lla rivalidad bufa. mente Luis Gómez (que asi se llamaba el re-
Ramón Téllez, hermano de Gloria, bro- cién ¡legado).
meaba disimuladamente con Luisa Hidalgo, —Por Dios, Luisito,—exclamó la de Ron-
linda trigueña de ojos azules, que, en aquel da—si así tratas á tu prometida...
momento, se ocupaba en dar fin y remate a —Pero ¿vas á comparar esta prometid
una enorme batata en dulce. que tengo, regordeta y minúscula, con es
Mercedes Hierro comía, haciendo figuras, preciosidad de Clotilde?
otra batata, no tan grande, pero sitan encon- Engañaríase quien creyera que Mercede
fitada como ¡a de la señorita Hidalgo, y la se ofendió de la comparación. Su familia es-
condesita de Ronda se relamía engullendo taba demasiado arruinada, y Luis Gómez era
unos merengues que, á prevención, había demasiado opulento, para que se preocupase
traído, como todas las tardes. Cuando hubo por tan poca cosa. Además hallábase muy
dado fin á su tarea, se sintió sitibunda y acostumbrada á estas salidas de tono de su
bebió, sin respirar, medio litro de agua, en amante, y se limitó á decir:
elegante vaso de cristal de Bohemia. —¡Luis, no te guasees! ¡No me pongas más
—Oye, tú,—dijo á Mercedes, con desen- nerviosa de lo que estoy! Si te parezco tan
fado—¿qué te parece el amigóte de Curro? fea, por qué me amas?
—¿Ese gallego? —¡Linda pregunta! ¿Es que los hombres
—Si; á mí, no me disgusta. Tiene una tra- saben por qué aman? ¡Se ama porque sí! Ahí
za muy señoril. tenéis á ese señor Pinedo, á quien, no hace
—A mí, me parece un poco pedante. tres minutos, que, de -vista, conozco. ¿Por
—Pues no vas con Clotilde. Observa con qué me es simpático? ¡Pues^jorgiíe sí! ,
qué interés conversan. Y, ahora, la hace reír La de Ronda repuso:
el muy pillastre. ¡Tendría que ver un gallego —Vaya, vaya, con la que ha armado el
gracioso! galle güito.
—¿Pero no sabes que Clotilde es una pava? —Ese galleguito de quien te burlas, segu-
—Lo es. Y, además, le toca ser siempre ro estoy que nos dá cien vueltas, en cual-
novia del último que llega. quier terreno, á todos los del patio.
En aquel instante, se abrió la cancela y —¡No será tanto!
entró un joven, de aire resuelto y muy atil- —¿No? Apostaría cualquier cosa, á que, si
dado. Aparentaba alguna menos edad que los le entrara la ventolera de echarnos á todos
otros jóvenes, y era buen mozo en el sentido de aquí, y empuñase el bastón en que se
más corriente de esta palabra. Era, además, apoya, á palos y mojicones nos plantaba á
personaje muy noble, generoso, honrado, de todos en la calle. No hay más que verlo; es
mucho corazón; pero de un carácter tan in- un individuo de mucho genio y de buenos
genuo, tan serio y tan consecuente, que le puños.
hacía antipático á cuantos no eran sus ami- —Hombre— dijo Mercedes, soltando la
gos. Obsequiaba, en aquella sazón, á Merce- carcajada.—Un bárbaro así es lo que hace
des Hierro. gracia áClotilde. Mira quela pobrecita, huér-
Después de saludar á la tertulia, y haberse fana y sola, siempre metida en aquel case-
sentado junto á su novia, preguntó á la con- rón, entre dos sirvientes que, de puro viejas,
desita: se caen...
—¿Quién es aquel caballero que departe —Dices bien; y ¿quién sabe si Clotilde no
con Clotilde Monreal? está pensando eso mismo en este momento?
—Nadie lo sabe. Un tal D. Ricardo Pinedo ¡Las mujeres sois muy instintivas!
que nos ha presentado Curro. En estas y otras pláticas, se pasó la tarde,
602 POR ESOS MÍJNDCfe
y á cosa de las siete, empezó á desfilar la —Ni que decir tiene! /Al baile de la An-
tertulia. Clotilde, Curro y Ricardo quedaron tonia!
los últimos, pero no se hicieron morosos y
se dispusieron á marchar. 111
Reiteráronse los ofrecimientos entre Pi-
nedo y D. Próspero, y la huérfana salió Cumpliendo lo ofrecido, á la tarde siguien-
acompañada de los dos amigos, en dirección te, presentábase Ricardo, por segunda vez, en
á su palacio. la tertulia del Sr. Calvo. Clotilde, que ya es-
Por el camino, dijo Curro á Pinedo: taba allí, le recibió con la sonrisa en los
—¿Qué le ha parecido esta tertulia, mío labios y la ansiedad en los ojos.
caro?
—Excelente, ilustre Cu-
rro; aunque á serte franco, á
la urbanidad de tu prima
debo las tres cuartas partes
de la buena impresión.
—Eso quiere decir, señor
Pinedo—argüyó la joven—
que, mañana, vendrá usted
también á pasar otro raío
conmigo.
Ricardo contempló á la jo-
ven con aire de extraña va-
cilación.
—Iré—respondió por fin.
—Tanto más—repuso Clo-
tilde sonriendo—cuanto que
hemos quedado en que du-
rante el resto de la primave-
ra seré yo la substituía de
mi primo.
De pronto, Clotilde se de-
tuvo.
—Ya hemos l l e g a d o .
Adiós, primo. Adiós, caba-
llero.
Les tendió Ja mano, y se
dirigió hacia la puerta de su
palacio. Ricardo la siguió
con una mirada llena de pie-
dad y de melancolía.
En la verja de entrada, ia
joven volviéndose hacia los
dos hombres:
—Buen viaje, Curro,—di-
jo.—Señor Pinedo, le espero
mañana en el patio de Don
Próspero.
A estas palabras, toda la
sangre de Ricardo afluyó á
su cerebro.
—No falte usted,—repuso
Clotilde—no falte.
Y desapareció
• Los dos hombres queda-
ron, en la calle, mirándose
uno á otro.
—Y nosotros, ¿dónde va-
mos? — preguntó perezosa-
mente Pinedo. •le espero mañana, en el patio
LITE i: ATURA 603
TendióleRicardo la mano, con grande afec- inmenso: pero sólo á las horas de la diges-
to, diciéndole en un tono picarescamente tión. El resto del día lo paso estudiando en
confidencial: mi biblioteca, una biblioteca de diez mil vo-
" —Antes de nada, tengo que comunicar á lúmenes.
usted un gran secreto. —¿Ni caza usted, ni pesca...?
La joven apretó cordialmente,entre la suya —Nunca.
la mano que Pinedo le tendía, y le conteste —¿Pero un tresillo, un ajedrez...?
con'no menos cariño y agasajo: —No sé lo que es eso.
—Venga ese secreto, y no tema usted — ¿No tiene usted amigos?
nada. Yo soy un pozo. --Ninguno.
—No hace aún dos horas que dejé á su —¿Amigas...? (con reticencia).
primo Curro en el tren; y le garantizo que, —Menos.
como no duerma ó siga copeando en ei ca- —Señor Pinedo, para casado es usted el¡
mino, va á llegar á Cádiz hecho una cuba. hombre ideal.
— ¡Horror! —Así lo creo yo también.
— Figúrese usted que no hemos dormido —Tendrá usted padre y madre.
en toda la noche de ayer ni en toda la ma- —No.
ñana de hoy. Es decir, yo quebré el sueño, —¿Hermanos...?
devuelta de la estación, en el sofá de mi — Tampoco.
aposento; después me !avé bien cara y boca, — ¿Parientes cercanos...?
tomé dos tazas de café con coñac, encendí —No vivo con ellos.
un buen tabaco, y gracias á esta precaución, —¿Pues con quién vive usted?
he podido cumplir á usted la palabra ofreci- —-¿Yo? ¿Con quien he de vivir? ¡Con mi-
da y llegar hasta aquí en un estado presen- gente!
table. ¡Pero Curro! No digo á usted más —¿Con su gente?—murmuró CIotide?estu-
sino que en el tren se encontró con dos pefacta,
amigos de San Lucar de Barrameda, que Ricardo comprendió que había ido dema-
iban en la misma disposición que él, y que siado lejos y rectificando añadió:
de añadidura tenían atestado el asiento de — Sí, con mis criados.
botellas de Málaga. — ¡Ah, ya!
—¡Dios lleve en paz á ese tunante!—dijo Y Clotilde permaneció un momento pen-
la joven sonriendo—. Pero ¿quiere usted de- sativa. Luego, como si quisiera profundizar
cirme donde pasaron ustedes la noche? aún más en la vida de aquél extraño perso-
—Pues en un baile de esos... en fin... un naje, repuso:
baile de gente del bronce. —Un hombre que como usted tanto estu-
—¿Y ls mañana, también en el baile? dia, debe tener una carrera literaria ó cien-
—No; la mañana la pasamos, primero tífica.
viendo en Tablada los toros que han de li- —No he cursado en ninguna Universidad.
diarse en la próxima corrida y después piro- —De modo qae usted estudia por estudiar.
peando á todas las manólas del barrio de —Y por producir obras. He escrito hasta
Trian a. tres tratados de Algebra Superior, Mecánica
—Es usted forastero en Sevilla y merece Racional y Física Matemática, que ya me
indulgencia. Yo me prometo que esa calave- han traducido en Alemania é Inglaterra.
rada hecha por usted en gracia de la marcha —Es; usted pues, un sabio. He aquí una
de Curro, sea la última. sorpresa nueva. En mi vida había tratado-
—Am én. con un sabio.
—Sí; usted no tiene trazas de hombre de —Con esto habrá visto usted que un sa-
jaleo. Estoy segura de que en su país figu- bio nada de particular tiene que le distinga
ra usted en el gremio de los formales. de los demás hombres.
—Ni en el de los formales ni en el de los —Si tiene, si tiene;—murmuró la joven
informales, sino sencillamente en el de los con voz concentrada y bajando la cabeza.
misántropos. Hubo un silencio, al cabo del cual dijo Clo-
—¿No hace usted visitas? tilde.
—Anadie. —Ayer, no vio usted el magnífico jardín
—¿No va usted al café? de D. Próspero. ¿Quiere usted verlo hoy?
—Lo tomo en casa. —Con mucho gusto.
-—¿No juega usted al billar? Entraron en un jardín espacioso, cuyas
—Lo tengo en casa. tapias estaban tapizadas de parras y madre-
—¿No pasea? selvas, dominadas por grandes árboles de
—Sí, por el parque de mi quinta, que es adorno que se multiplicaban en las esquinas
604 POR ESOS MUNDOS
das, hacia tanto caso como si dirigidas al Iba Clotilde á soltar la carcajada; pero eí
Nuncio fuesen. aire grave y casi solemne con que Ricardo
Aquella tarde supo Clotilde que Ricardo había pronunciado la frase anterior, le im-
había nacido en una época en que las nove- puso.
las inglesas, recomendadas por el cardenal Cuando empezaba á obscurecer, los tertu-
Wisseman, obtenían mucho éxito en las fa- lianos de D. Próspero, quedaron sorprendi-
milias devotas, y que su madre, señora de dos viendo á Clotilde salir, en compañía de
acendrada fe cristiana, le puso el nombre de Ricardo, sin esperar á que su vieja criada
uno de los héroes de aquellas novelas. Y la viniese á buscarla, como otras veces. Y la
joven se dijo por lo bajo que, vulgarcülo en sorpresa s e convirtió casi e n escándalo
cualquier otro, ese nombre romántico era cuando Ramón Téllez que, de industria, ha-
propio para un hombre de una espiritualidad bía seguido á los jóvenes, dijo haberlos vis-
casi genial, y cuyo pasado y condición eran to conversar, con extraordinaria animación,
un completo enigma. durante el trayecto, y á Clotilde, abrir el
Había hecho que Ricardo se sentase á balcón principal,con grande estrépito y con-
su derecha, y le miraba con gran fijeza en templar arrobada á su amigo, mientras éste,
los ojos. Ricardo, sin embargo, no pestañea- sin volver la cabeza, una sola vez, se desliza-
ba; y la joven sentía ganas de pegarle, de ba, á lo largo de la calle, abstraído y con de-
reñirle, sin saber por qué, molesta, nerviosa, sesperante lentitud.
reducida á los inocentes recursos de su co- Algo había, en el íondo de tan extraña
quetería de semiadolescente, ante un varón conducta de Pinedo, que la tertulia no adi-
de treinta y dos años. vinaba; algo misterioso que, á toda costa,
¿Cómo se insinuaría? ¿Qué le diría? quería saber.
Sin poder contenerse, exclamó de pronto: En cuanto á la señorita Monreal, la duda
—Esta noche me acompañará usted hasta no era posible; se había enamorado, como
casa. Lo quiero, ¿oye usted?, lo ordeno y una loca, del enigmático viajero.
mando. En los días sucesivos, las sospechas se
Quedóse Ricardo hecho una pieza, y por corroboraron, pues Clotilde no intentaba, si-
las encrucijadas de su ser, pasó una co- quiera disimular ó fingir. Su cariño fulmi-
rriente entre ilusión y malestar. nante, decidido y claro, hacía Pinedo, pare-
—Acataré su orden y obedeceré su man- cía cobrar más fuerzas cada día, acabando
dato; pero acabará usted por convencerse por ser, á los ojos de todas las personas de
de que soy un galán poco divertido. la tertulia, un cariño temible y contrario á
—No me convenceré. las buenas maneras. Clotilde llegaba siem-
—Mire usted lo que hace, ya que no pien- pre con una hora de anticipación, y Pinedo,
sa lo que dice. ¿Qué se propone usted con con una hora de retraso; y durante aquellas
ir, hasta su casa, acompañada de un desco- dos horas mortales, la joven, preocupada é
nocido? Esto, en Asturias, no llamaría la inquieta, apenas despegaba los labios. ¡Qué
atención de nadie; pero, ¡en Andalucía! ¡En la alegría tan visible, la que se apoderaba de
región de las rejas, donde todavía se dan pu- ella, cuando Pinedo comparecía! Le llamaba
ñaladas por amor! con la mirada, y le hacía sentarse á su lado,
—¿Pero, en su país, los hombres no tienen siempre dispuesta á pasar las horas ente-
celos de sus novias? ras con aquel hombre extraño, cuyo carác-
—Los celos son un sentimiento descono- ter, parecía conformarse y avenirse tan per-
cido de los asturianos. íectamente con el suyo.
—-¡Ay, qué gracia! ¿Querrá usted conven- De todos los tertulianos, tan sólo el buen
cerme de que están ustedes hechos de una Luis Gómez tomaba con calor el partido de
pasta distinta de los demás mortales? Clotilde.
—Así es, como usted lo dice. EDMUNDO GONZÁLEZ BLANCO
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.- l i l i . ' - ilUU
ÜESTRO Jusepe Martínez, en los Dis- rabie arquitecto, porque se hallan en esta
cursos practicables, editados por ciudad muchos palacios grandiosos y casas
la Real Academia de Bellas Artes de caballeros, que se conoce son hechas por
de San Fernando, bajo la direc- su dibujo y trazas de su invención, y hacer
ción de D. Valentín Carderera dice: «En et memoria de todos, sería proceder en infinito.
año 1510, amaneció un hijo de la ciudad de Solo diré de una que todos los entendidos la
Tarazona que, se tiene por cierto, estudió han tenido á maravilla, y es en esta manera.
mucho tiempo en Italia (como lo muestran En el convento real é imperial intitulado
bien claro sus obras). Éste profesor es el Santa Engracia, de religiosos gerónimos, que-
apellidado Tudela ó Tudelilla: fue superior dó, por muerte del señor rey Don Fernando
arquitecto de maravillosa invención, en la el Católico, un claustro, comenzado, con or-
arquitectura y estatuaria y en bajo-relieves den en su testamento que lo acabasen; al
admirables; su ejercicio mayor íué en labrar cabo de algunos años, vino á esta ciudad el
en yeso ó estuque, como se ve en un tras- invictísimo Sr. D. Carlos V.: viendo esta
coro de esta santa iglesia metropolitana de obra comenzada, mandó que se acabara
esta ciudad (templo del Salvador de Zarago- conforme el Sr. D. Fernando, su abuelo, le
za) labrado con tanta gracia, belleza y her- había dejado ordenado: entregáronsele á es-
mosura y grandeza, que no hay cosa que se te artífice, para que á su disposición, modelo
le pueda igualar por este camino.» y traza lo acabase; pero viendo los religio-
«Este varón hizo infinitas obras en esta sos que la cantidad de dinero que S. M. Ce-
ciudad, y como las más de ellas fueron he- sárea había dejado n o era bastante para
chas de yeso ó estuque, y haber sido fabri- acabar la obra, dudaron en emprenderla;
cadas en parte donde les daba et agua, han mas nuestro artífice, como entendido y de
dado en ruina, y muchas de ellas merecían buena conciencia, dijo á los religiosos que
haberse fabricado en bronce, (i.) Fue admi- si le dejaban á él valerse de algunos vesti-
gios del claustro viejo, le bastaba el ánimo
de acabarlo con toda perfección; hubo en es-
tí) Carderera hace notar que tan bellísimos adornos to muchas disputas, pareciéndoles á los ar-
que decoraban ias fachadas y patios de las casas princi-
pales de Zaragoza, que con razón merecían fabricarse-eu tífices contrarios no podían valerse de lo an-
bronce, desaparecieron en los úlfirnus veinte años (cuan- tiguo, para colocarlo en ¡o moderno. Mas al
do se publicaron los Discursos íué el año 1866), aña-
diendo, que lo mismo pa.ió en las casas de Tarazona, fin, conociendo los religiosos y otros enten-
Huesca, etc.
•"610 POR ESOS MUNDOS
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Relieves del lado del Evangelio, en el testero del trascoló del Salvador, en Zaragoza.
(Obra de Tu del illa)
este convento como, cosa suya; le enseñaron, un dibujo nuestro. Además de estas dos es-
entre otras piezas grandiosas, este insigne tampas, en la obra Zaragoza artística y
claustro, y viendo, con atento cuidado, la monumental publicamos la reproducción de
excelencia de su disposición, dijo al prior y dos grabados hechos por Daudet, desconoci-
religiosos: «Esto me ialtaba por ver, para dos; representa uno, el interior del patio
•quedar los claustros de mi Escorial con to grande, y el otro, el exterior del grandioso
da perfecciona Concluyóse esta obra el monasterio. Son los grabados más interesan-
año 1536. tes que se conocen relativos á tan grandioso
D. Valentín Carderera, en una nota, añade: monumento.»
Verdaderamente, este claustro y patio era Terminó, en el año 1551, el palacio sun-
el más curioso y pintoresco de cuantos ha- tuosísimo de D. Gabriel Zaprota, infanzón
bíamos visto en España. A La singular rique- opulento, cuyo edificio se denominó, muy
za y exquisitas combinaciones de adornos posteriormente Casa de la Infanta, por ha-
del Renacimiento, se asociaban en los con- ber vivido en ella, en su destierro, la her-
612 POR ESOS MUNDOS
se
V .
/ - •
1
BELLAS ARTES 613
*• v^m** •".
í- y.'.i*:.*.::i'..:. . . i . . . •—••.
mosa Ballabríga. En este edificio murió el Labró la bellísima portada, sóbrela que
gran canónigo Pignatelli, perteneciente al li- posteriormente rasgaron un balcón cuyo an-
naje de los condes de Fuentes, é inmortaliza- teyecbo era interesante obra de regería ar-
do por la obra del Canal Imperial de Aragón, tistica; el monumental patio, la regia eseaie-
614 POR ÉSOS MUNDOS
ra principal , e! pasamanos y
puerta de otra escalera secunda-
ria, y algunas'ventanas, dos de
•ellas, conservadas en el expléndido edificio ferior, quedan limitadas por paños muy bien
destinado á Museo provincial de Zaragoza. plegados y guirnaldas deliciosamente pre-
El patio, que hoy, como planta exótica, es sentadas; sobre las testas de esas figuras
admirado en el extranjero, es cuadrado; sos- ideales,descansa el capitel, y encima de éste,
tienen el piso principal ocho columnas con las zapatas con esculpidas figurillas de hom-
estrías; en su parte inferior y desde el anillo bres y mujeres en cuclillas, y animales fan-
de relieve, van dibujándose, en los fustes, sá- tásticos. Corre por encima de estos elemen-
tiros y ninfas cuyas siluetas, en la parte in- tos arquitectónicos, un friso con greca de fo*
BELLAS ARTES 615
llajes, monstruos y m e -
dallas.
De la cornisa dentella-
da, arranca la gabria su-
perior , subdividida e n
veinticuatro arcadas, la-
bradas con la esplendi-
dez del arte en su perío-
do delRenacimiento, que
por lo fastuoso, era muy
oriental; las sostienen li-
gerísimos balaustres ele-
vados sobre labrados pe-
destales que subdividen
los planos verticales de
l o s antepechos, en los
que hay medallas de es-
tuco con caballeros indu-
mentados según la usan-
za de la centuria décimo
sexta.
No queda postergada,
en belleza , 1 \ escalera
principal, por su escul-
turado pasamanos, c o n
medallas y b u s t o s de
guerreTos, y figuras de
atlantes, que, en el final,
q u e d a b a limitada por
cuatro arcos lindísima-
mente ornamentados, co-
ronando sus elevadísimos
muros, un rico artesona-
do de casetones con pi-
nas, que arrancaba d e
una galería con balconci-
llos, bajo la cual, dentro
de nichos radiados, á mo-
••••Lii-iu iiu (ÜI M..H.U1 do de conchas, esculpió
composiciones cuyas fi-
guras, con instrumentos músicos, parecían festejar algún
acontecimiento, y bustos de barones indudablemente ima-
ginarios, subdividiendo estas historias, cariátides colocadas
á modo de soporte; corría por debajo de estas esculturas lin-
dísima faja con dentellados, follajes, y medallitas con bustos-
Este edificio, después de sufrir malas restauraciones y
atropellos, de aguantar algunos incendios y de ser destina-
do á talleres, lo vendió su propietario á una casa de na-
cionalidad extraña, á pesar de las protestas y de ofertas
aceptables. En la revista España Ilustrada, año 1894, nú-
mero 18, donde colaboraron los hombres eminentes de la
política y de la arqueología española, se abogó por que fuera
declarado monumento nacional, destinándose á Museo pro-
vincial una vez adquirido, idea que inicié, años antes, en
mi otro periódico Semanario Ilustrado.
Nadie que yo sepa al menos, al admirar la asombrosa capilla destinada á San Miguel,
en el templo del Salvador de Zaragoza, la ha comparado ni con el testero del trascoro, ni
co/> el palacio de la Infanta.
Esta expléndida capilla, se hizo para panteón del potentado Zaporta, y por su labra, fe-
jndidad y belleza, debe adjudicarse al mismo autor que dirigió el palacio y que lo enri-
616 POR ESOS MUNDOS
tras, írisos, zóca-
los y cornisa con
bajo-relieves, ba-
1 a u stres y co-
lumnitas, y en la
cumbre rompen
ia línea niños-
lindísimos , car-
telas , heráldica
y Jesús crucifica-
do en medio de
sus acompañan-
tes. Esta reja, es-
modelo riquísi-
mo, poco comúnt
en la rica colec-
c i ó n q u e aún'
existe en nuestra
patria, y es indu-
d a b 1 emente la
más artística de-
las que hay en
Aragón.
El retablo de la
capilla es severo^
notable; lo subdi-
vidió con colum-
n a s , colocando'
estatuas muy in-
teresantes de los
tres arcángeles.
C u b r e n los
muros laterales,;
tapices pintados,
que arrancan de
los a 11 os pisos,
formados con be-
llos azulejos; la
bóveda, de cruce-
ría, está policro-
mada y dorada.
En el pavimen-
to , al pie de la
grada del altar,. '
una gran plancha
Ángulo del patio y escalera principal de la «Casa de la Infanta de broce con figu-
queció con sus estucos. Destaca, en la nave ra esgraflada, cubre la sepultura de D. Ga-
del lado déla Epístola,por la grandiosidad de briel de Zaporía tallecido en el año 1579.
su portada plateresca, de mármol yjaspe; en Durante el .período de construcción del
sus pilastras, parece que cincelaron bajo re- claustro de Santa Engracia y el palacio de-
lieves delicadísimos, figuritas dentro de ni- Zaporta, se hicieron dos obras notabilísimas'
chos, niñitos desnudos, y ornamentación va- que aún existen, cuyos proyectos se acha-
riada y elegante; en las enjutas del arco de can á Tudeliüa,
que penden pinas inscriptas en casetones, Una es ia magistral custodia procesional
esculpió la Anunciación, y en el entablamen- del templo del Salvador, hecha con dinero-
to coronado por frontón semicircular trun- de D. Alonso, que dejó al morir, en tiempos
cado, relevó tarjetones, heráldica, medallas de D. Hernando, arzobispos ambos de Zara-
y niños. goza, padre é hijo, pertenecientes á la Casa*
Cierra tan fastuosa portada, magna y ele- real aragonesa; la labró Lamaisón, en los
vadísima reja de bronce, compuesta de pilas- años 1537-1541, platero de Zaragoza, y en su>
BELLAS ARTES 617
estilo plateresco no tiene rival. La otra
obra es la monumental Lonja, que según la
inscripción se hizo en 1551, á la vez de la
Casa de Zaporta, por acuerdo del nombra-
do infante-prelado D. Hernando, en cuyo
tiempo también se edificó la Cartuja de
Ada Dei (1567), hoy restaurada, después
de no pocos años de abandono.
Dtíbió construirse aislado este edificio y
en sus cuatro fachadas enormísimas, seve-
ras, grandiosas, de tipo zaragozano muy
marcado, hay grandes puertas. En laque
hoy es fachada principal, además del ingre-
so, existen grandes ventanales, quedando
los tres huecos cerrados con puertas que
tienen clavos de bronce bellísimos; por en-
cima relevó con ladrillo, ancha taja de ca-
setones y ventanas platerescas más peque-
ñas, y encima, á modo de galería ó sobra-
do, dentro de arcadas, rasgaron ventanas
apareadas, cuyos antepechos presentan
medallas con bustos de alto relieve, som-
breando la fachada, el alero saliente, ta-
llado, irguiéndose encima en los ángulos,
cuatro torrecillas.
El interior es grandioso, y la bóveda de
crucería, complicadísima; las columnas ro-
bustas, cilindricas, con basa y doble anillo, *
capiteles jónicos con volutas, y,sobre ellos,
parejas de ángeles ó de grifos, en cada
uno desús cuatro lados, presentando, el ~
león de la ciudad; de allí, arrancan los
nervios de ¡a bóveda, tachonada de floro-
nes dorados; diez ventanales presentan
su alféizar decorado platerescamente, y
seis fueron tapiados. En el centro de los
cuatro muros, haygrandes escudos heráldi-
cos, de alto relieve, sostenidos por parejas
de leones pintados y dorados, y en el teste-
ro, bella portada, con labores platerescas,
une su ornamentación con la heráldica de
encima.
En 1557-58 esculpía Tudelilla el antiguo
coro de la parroquia de Santa María Mag-
dalena de César-Augusta, desaparecido al
. ser reformada la iglesia, del que sólo exis-
ten noticias por las anotaciones del libro
de fábrica.
Trascoro del Salvador. Los muros late- :: • ... - í "
rales y el testero del coro, constituyen un
sublime conjunto, una indiscutible maravi-
lla del arte plateresco que debiera fundir-
se en bronce. Obedece toda la obra á un
plan ó proyecto que, sin duda alguna, lo
realizó el escultor y arquitecto Martín Tu-
dela.
Tal asombro producen y produjeron, en
todos los tiempos, las obras del genial Tu-
delilla, que algunos críticos notabilísimos
Gran portada y reja de la capilla-panteón de
las confunden con, las de Berruguete, y Zaporta, en el Salvador de Zaragoza
618 POR ESOS MUNDOS
Relieves del lado de la Epístola en el t e s t e r o del t rase oro del Salvador y perspectiva de nn
c a s t a d o lateral-exterior del coro
siempre, al tratar de esta parte del templo de ángeles, restaurados, en época muy re-
del Salvador, se refieren exclusivamente^, la ciente.
obra postuma del gran aragonés, hecha en En los nichos, colocó dos magistrales es-
1560, á pesar de que, en los costados latera- tatuas de los santos Vicente y Lorenzo. «Es-
les, trabajaron muy notables escultores. te gran Tudelilla, dice Martínez, explicó en
Él espectador que escudriña por propia su obra los paños como deben ser hechos,
cuenta, no se cansa de admirar aquellos lar- porque en ellos se conoce el que es brocado
guísimos muros, donde hay número incon- y el que es paño grueso, y el delgado y las
table de grandes y pequeñas estatuas, dis- sedas, que hasta este varón no ha habido
tribuidas siempre con elegancia; nichos, me- otro que las explicara mejor ni aún tan
dallas y cornisas, rompiendo la línea, hu- bien.* Las composiciones muy bien agrupa-
yendo de la pesadez: columnas abalaustra- das, admirablemente sentidas de los cuatro
tradas, esbeltas, con estrías y decorativa, asuntos esculpidos, se relacionan con S. Va-
subdividen los relieves y la estatuaria, y lero en Valencia y los martirios de sus diá-
ajustes pequeñitos componen templetes ex- conos.
quisitos sobre los arcos de las ocho capi- Hay varios edificios, en Zaragoza y Hues-
llas que rasgaron en estos muros laterales, ca, de la época en que esculpía Martín Tu-
formando parte aquellos del cornisamento, dela, que bien pudo planearlos y decorarlos,
profusamente decorados con frontones de y si esto nó, seguramente, algún discípulo
lineas diversas, mascarones, conchas, bustos suyo muy aventajado que conservó la carac-
y niños desnuditos preciosísimos. terística factura del eminente maestro ara-
Adornan el testero exterior del coro, cua- gonés.
tro cuadros y dos hornacinas de estuco, flan- Me refiero al palacio de la Luna, hoy
queados por balaustres decorados, apoyados Audiencia territorial, cuya original portada
sobre basamento de mármoles, que, al labrar con enormes atlantes, friso historiado y fron-
el templete barroco para el Santo Cristo de tón triangular con mascarillas, queda achi-
fines del XV, que ocupa el centro, sustituyó cada ante la elevación de tan enorme facha-
á los motivos ornamentales de Tudelilla; ter- da, severísima, modificada, que aún conser-
mina la obra con entablamentos, frontones va la galería y alero de la época; !a casa de
triangulares ó en forma de concha, gracio- Pardo, propiedad de los señores de Bobadi-
samente combinados con follajes y figuras lla, situada frente á la parroquia de la Santa
BELLAS ARTES 619
Cruz, (1) ambas casales de Zaragoza, cuyo de Zaragoza, á la que pertenezco como co-
pequeño patio con grandes columnas estria- rrespondiente, para que ejercite ó proponga
das y zapatas con griíos y grotescos, sostie- un acto de j usticia que honre al gran maestro
nen la galería principal con antepechos de no bien estudiado, de paso que evite la des-
estuco, que presentan bustos, figuras y folla- aparición de ese ediñcio,que, como el en que
jes, y arcaditas sostenidas por bellas eolum- nació Goya (1) e n Fuendetodos , debiera
las, recuerda otro, muy averiado, que desa- considerarse sagrado.
parecerá por demolición ó ruina, existente En 12 de Enero de 1569, según lo exhu-
en Huesca, en la calle de San Lorenzo, nú- mado por el malogrado D. Mario de la Sala,
mero 15, ex-morada, residencia de los frai- •«Domingo, hijo del gran maestre Martín de
les del gran monasterio de Aragón, del que Tudela, vendió á María Hernández la casa
íué abad D. Hernando, arzobispo de Zarago- que fue del dicho maestre Martín, en la calle
za ya mencionado. de San Blas, que confrontaba con la de los
Desconozco más noticias de obras de este hijos de Juan de Arbás, platero».
gran ingenio: los Archivos particulares quizá Este edificio está inmediato á la puerta
pudieran aportarlas; indudablemente, Tude- secundaria de la parroquial de San Pablo,
lilla también debió trabajar en Tarazona denominada de San Blas, cuyo es el nombre
donde nació y, según Jusepe, murió, y ya sa- de la calle; en una ventana platerescamente
bemos que allí hubo palacios platerescos. decorada, del primer piso, leí la fecha 1562;
No desconfio de encontrar, con tiempo y pa- en este piso y en el superior, de que se com-
ciencia, más noticias que refuercen esta pone la casa, las ventanas están decoradas
labor. con el gusto y factura de las que había en el
Martínez y Cean dicen que falleció el gran palacio de Zaporta, como las que aún pued&
aragonés en el año 1566, de edad muy avan- verse en el de Morían, írente al Seminario
zada, de lo que se deduce que vino al mundo de San Carlos, fechado en 1554, que acaso-
á fines del siglo xv, época de admirable gran- sea también obra de Tudelilla (2).
deza para la patria española. La casa inmediata á la de Tudelilla, del
El pintor de Felipe IV, Martínez, afirma, platero Arbás, sólo conserva dos medalla»
que al morir, dejó dibujos, planos y modelos con bustos de la época de Garlos I de Espa-
por única herencia, pues trabajó siempre sin ña; lo demás fue cubierto con yeso al revo-
avaricia ni pretensión. car la fachada.
Su morada, no muy amplia, aún existe,
aunque mutilado el alero, y todo el edificio ANSELMO GASCÓN DE GOTOR
entregado á viviendas humildes, sin una lá-
pida conmemorativa ni demostración de pú- (1J El muy benemérito académico D. Pedro de Madrazo,
blico entusiasmo. Brindo esta iniciativa á la poco tiempo antes de fallecer, proyectaba la proposición'
de un acto ostensible, y la compra de la casita del autor
Real Academia de Bellas Artes de San Luis de los Caprichos, dándonos la representación de las Aca-
demias a ambos hermanos, iniciadores de la idea, y que
además dimos á conocer el edííicío donde vino al mundo-
(1) En las grandes puertas con clavos, había dos alda- tan gran artista.
bones soberbiamente trabajados, según el gusto de tran- (2) En este edificio de dos fachadas, sus ventanas están
sición, ojival-renacimiento, que fueron vendidos á un primorosamente ornamentadas; el pasamanos, con me-
extranjero en subido precio, Conservo un dibujo pintado dallas, de la escalera, lo cubrieron con tabiques para ser-
en blanco y negro de buen tamaño, que los recuerda. vir de albergue el hueco que quedaba!!...
UN JARDÍN ZOOLÓGICO ANTEDILUVIANO
*V«-
••>
:^
.-ajT 1 - ..—"•• . :
estudiado, mi- m e n t e de
nuciosamente, acuerdo c o n
tudos los hue- los datos cien-
sos y las hue- tíficos.
llasfósiles que Al llegar al
se conservan p u e n t e que
en los princi- cruza el lago,
pales museos se ofrece á la
del mundo, es- vista del visi-
p eeialmente, tante uoa inte-
en el de His- •*»
resante escena
toria Natural de lucha. Un
de N u e v a monstruo lla-
Y o r k . Cada mado Cerato-
modelo fue so- s auri o, un
metido al exá- a n i m a l que
inen de l a s podría descri-
más eminen- birse como un
tes autorida- c o codrilo de
des en la cien- cola y patas
cia de la pa- ••_./•„._.
traseras enor-
1 e o ntoiogía, mes y serae -
quienes indi- j a n tes á las
caron ¡as mo- d e l canguro,
dificaciones y ataca á otro,
co r reeciones animal d e la
que convenía clase de i o s
hücerparaque reptiles al Es-
estuviesen lo tegosaurio, el
más perfecta- cual , con el
El Iguanodonte. Medía 8 metros de altura
r
622 POR ESOS MUNDOS
sevarse derecho y á marchar como las garto ingente poseía una cola más larga que
aves, las grandes dimensiones de su cola; la del Iguanodonte, pero las patas traseras
tenía el cuello relativamente largo, los bra- eran poco más largas que las delanteras, cir-
zos largos, y los dedos primero y quinto cunstancia que le permitía al animal andar
formaban casi ángulo recto con los dedos con las cuatro. La enorme longitud de su
centrales. En cambio la cabeza era muy pe- cuello y la notable pequenez de su cabeza
queña, y las limitadas proporciones de su ce- son igualmente sorprendentes.
rebro no impedirían, indudablemente, que Entre el lugar ocupado por el Iguanodon-
este animal tuviese capacidad para la lucha te y el reservado para su compañero, el Di-
por la existencia. plodoco, los visitantes pueden ver un encan-
Otra especie de tador idilio de hace
dinosaurios, el Di- diez millones de
vlodoco, ofrece años. Una familia
c i e r t a semejanza de «R h i n oceros
con el anterior, pe- Saurians» {Trice-
ro es de propor- ratops), ha llegado
ciones mucho ma- al lago, y el'padre
yores. Este animal se baña asomando
vivía en las regio- en las aguas la ca-
nes de América del beza y el 1 o rao,
Norte,de clima tro- mientras q u e la
pical, con extensos madre, con el hi-
lagos de agua sala- juelo permanece en
d a , cuyos restos la orilla. Aparte de
sedimentarios for- la gruesa coia de
man las llamadas lagarto, caracterís-
«tierras malas» de tica en ellos, como
nuestros días. Aun- en los reptiles, es-
que e 1 Diplodoco tos extraños ani-
de Stellingen mide m a l e s recuerdan
20,13 m e tros de por su aspecto ge-
largo, no es de los neral el rinoceron-
más grandes, pues te de nuestros días.
ha sido reconstitui- El Triceratops te-
do con los huesos nía tres cuernos, un
más completos,ynó pico como el de un
con 1 o s mayores ave de rapiña y una
que existen de su especie d e collar
especie. E s t e la- erizado de puntas.
Las aves primitivas
CIENCIAS 625
Un grupo aún más antiguo de lagartos fó- tres primeros dedos eran cortos, y estaban
siles, comprende al Plesiosaurio que puede provistos de garras.
ser descrito como una enorme foca con iarga En el parque de Stelüngen se ven unos
y gruesa cola, cu-ello notablemente prolon- cuantos animales de esta clase, á orillas del
gado, y cabeza pequeñita. Era un reptil ma- agua, rastreando por las rocas ó descansan-
rino con miembros que recuerdan las aletas do sobre losas de piedra. Estos lagartos-aves
de la ballena, y cinco dedos sin garras. comprenden unos pocos Aerosaurios, de
Una familia algo emparentada con esta, ancho hocico, y algunos Rhamphorhynchus
comprende los Ictiosaurios, parecidos á pe- de larga coia como la de una rata. En una
ees, que ocupaban, entre los reptiles de su gran roca hacia la cual parece dirigirse el
época, un lugar semejante al que ocupan hoy Dipíodoco, están representados dos gigantes-
las ballenas entre los mamíferos. Tenían el cos dragones voladores en actitud de descan-
cuello corto y rechoncho, el hocico notable- sar. Éstos Pteranodontes, como se los de-
mente largo, la cola larga y vigorosa, y ios nomina científicamente, eran grandes lagar-
* ! » •
remos tan cortos como las aletas de !a ba- tos voladores, de cola corta, dotados de largo
llena. pico como el de un marabú, y una estrecha
Lo mismo que estos reptiles de forma de cresta de longitud casi igual á la del pico.
ballena, los lagartos voladores fósiles, óPíe- Al mismo tiempo que las familias de ani-
rosaurios, no han dejado representantes en males ya extinguidos, vivían otras muchas
los reptiles de nuestros días. En realidad, la especies más ó menos relacionadas con ios
única analogía solo puede encontrarse, en la reptiles de hoy. Ejemplos de esto son los
fauna de hoy, en la familia de los murcié- grandes y pequeños lagartos de cresta. (Di-
lagos de la clase de mamíferos. metrodonte y Nacsaurio) que se ve en una
Sin embargo, mientras que la membrana de las fotografías que acompaña á este ar-
voladora de los murciélagos, se extiende en- ticulo.
tre el segundo, tercero, cuarto y quinto dedo Asemejábanse á un caimán dotado de ho-
y el cuerpo, la de los Pterosaurios llegaba cico largo y ancho, y les caracterizaba una
desde el ultimo (cuarto) dedo, extraordina- alta cresta de rígidas espinas que se exten-
riamente desarrollado, hasta el cuerpo. Los día á lo largo del lomo. Junto á éstos, y me-
626 POR ESOS MUNDOS
cial eléctrico'? Si es así, está viva ciertamen- po ya no tiene afectabilidad para las bacte-
te la substancia, sea vegetal ó animal. Según rias ni reacciona contra ellas, preparando
el eminente fisiógo inglés Dr. A. D. Waller, antídotos para sus venenos, bacteriolismos
de estas pruebas, la más delicada é infalible y demás, para destruirlas.
es la última, y por eso ba denominado á la La afectabilidad, es la principal señal de la
manifestación de una corriente eléctrica «la vida, la primera y la última, e! alfa y omega
última señal de vida.» de la vitalidad; la misma manifestación eléc-
En cuanto alas cosas muertas, las señales trica no pasa de ser un resultado del bio-
de muerte, son la ausencia de intercambio plasma que posee afectabilidad; si la afecta-
gaseoso, de calor y de respuesta eléctrica. bilidad ha desaparecido, no puede haber de-
(En el cadáver, se produce un desarrollo de sarrollo de corriente eléctrica. La albúmina
calorpost mortem, pero es cosa puramente de! huevo no tuvo nunca afectabilidad, luego
pasagera). La señal de la muerte es un cadá- nunca tuvo vida, y no dá corriente eléctrica,
ver, y en un cadáver debe producirse más Pero hay un estado conocido por el nom-
tarde ó más temprano putrefacción ó feimen- bre de «vida latente», que es muy intere-
tación bacterial, á menos que se impidan sus sante, porque el organismo con todas las
manifestaciones mediante precauciones es- apariencias de la muerte (Sckeintod) puede sin
peciales naturales ó intencionadas. embargo manifestar características vitales.
Por eso, desde el momento que cada uno Desde el descubrimiento de los Rotíferos
de los más simples protozoarios se divide en secos, realizado en 1719 por el diligente his-
dos mitades ó se reproduce á sí mismo en tólogo holandés Leenwenhoek, sabemos que
vez de morir, Metchnikoff ha calificado de estos organismos animales pueden existir
inmortales los Amoebul y los Paramoeda. durante años en un estado de sequedad, en-
En cierto sentido, aun en los animales de la tre polvo ó barro y «volver á la vida», como
escala más elevada se obseiva la inmortali- suele decirse, al ser humedecidos. Por su-
dad en porciones de su substancia, despren- puesto, estos animales nunca estuvieron
didas de ellos,como los huevos ú ova, que se muertos, porque la muerte es la imposibili-
desarrollan hasta formar individuos indepen- dad permanente de manifestar vida en la que
dientes. Esta «continuidad de! gérmen-plas- ya se vivió. No solamente los Rotíferos ó ani-
ma» comola llama Weissmann, es, en su opi- málculos—rotatóricos, sino los Tardígrados
nión, ía base física de la transmisión here-r ó animálculos—osos, pueden sobrevivir á
ditaria de atributos de familia. este grado extremo de desecación. Ambas
La putrefacción es ciertamente una señal clases de animales poseen sistemas digesti-
de muerte, pero la clara de un huevo puede vos y nerviosos, porque no son en modo al-
pudrirse y sin embargo no estar muerta, por- guno de! tipo más primitivo. Tardan de vein-
que nunca estuvo viva. La clara del huevo te minutosá una hora ó dos, en revivir, al ser
es el producto de un ser vivo, como el azu- humedecidos. Otros animales, capaces de so-
ear ó la úrea; la clara de huevo no está más portar la abstracción del agua, son los Afi'
viva que estas substancias. La putrefacción guiludidos y ciertos infusorios, dejando á un
es una fermentación: la clara puede fermen- lado por apócrifas los cuentos de sapos en-
tar, como el azúcar y como ía úrea. La fer- cerrados en trozos de marmol ó de carbón
mentación en el muerto no indica sino que que dejan su encierro de un brinco al romper
químicamente el muerto es materia orgá- sus paredes. En el mundo de las plantas, te-
nica, pero fue antes materia organizada, nemos las semillas secas que conservan su
cosa que nunca fueron ni ¡a albúmina ni el vitalidad durante períodos muy largos, aun-
azúcar ni la úrea. La putrefacción es cierta- que ya no se crean las historias referentes á
mente tanto más señal de vida, de vida mi- semillas que germinaron después de pasar
cro-orgánica, cuanto más florece en la subs- muchos siglos en los sarcófagos de las mo-
tancia química de la materia orgánica muer- mias egipcias. Sabemos también que los gra-
ta. La línea química de descenso es ésta: nos desenterrados de los graneros subterrá-
bioplasma ó materia organizada, química- neos romanos, estaban carbonizadosó negros
mente muy complicada, y base física de la como si los hubiesen tostado, y por eso no
vida; luego materia orgánica, y por último, germinaron. Mariette, el egiptólogo, niega ro-
materia inorgánica. Ejemplo: los nitratos y tundamente que germine el trigo encontrado
nitritos de amonio y el amoniaco: éste es e! con las momias; poniéndolo en agua se des-
facile descensus químico. integra formando una pulpa arcillosa. Pero
no obstante, es muy cierto que algunas semi-
El cadáver se pudre, porque estando sin llas secas durante doscientos años han ger-
vida no puede resistir las invasiones de las minado, ó en otras palabras, han permane-
bacterias, que trataban de invadirle con más cido vivas todo ese tiempo.
ó menos éxito mientras estaba vivo. El cuer-
CENCÍAS 629
Los organismos de más baja escala, las Todos los estados de trance ó narcolepsia
bacterias, tienen facultades enormes para re- (sueño aparente, prolongado y extremada-
sistir á las condiciones que tienden á la mente profundo), como el famoso caso del
muerte. El diíunto profesor Mac Fadyen, de- coronel Townserrol, observado atentamente
mostró que las bacterias de ciertas enferme- porelDr. Gheyne de Dublin, pertenecen á
dades, heladas á la temperatura del aire lí- esta categoría. El caso es muy conocido de
quido (unos 200 centígrados bajo 0), no mue- los médicos, pero como habrá personas que
ren, y no sólo sobreviven á tan enérgico tra- lo desconozcan, no creemos supérfluo copiar
tamiento, sino que además conservan sus ca- las palabras del referido Dr. Gheyne: «Podía
racterísticas patogénicas especificas vítale?. morirse ó expirar cuando quería y, sin em-
Heladas son tan quebradizas que se pueden bargo, mediante un esfuerzo recobraba la
pulverizar en un mortero, y sin embargo, se vida. Se colocaba por sí mismo boca arriba
conservan en un estado de «vida latente». y permanecía inmóvil durante algún tiempo.
En cuanto á los animales de sangre fría, El pulso decrecía gradualmente hasta que al
tenemos muchos ejemplos de animación sus- fin no se sentían los latidos
pendida entre seres como caracoles, diticos, El Dr. Baynarot no notaba el más ligero
sapos y peces. Los mejores ejemplos los pro- movimiento del corazón, ni Mr. Skrine per-
porcionan los peces helados. Sir Johon cibía el más leve aliento en el pulimentado
Frienklm, trajo de su expedición polar de espejo que le ponía junto á la boca. No se
1820,unas carpas heladas, tan sólidas, queios descubría en él ni el máslevesíntomade vida.
intestinos de algunas se podían extraer en Empezamos á creer que había llevado dema-
masa y, sin embargo, exponiéndolas al fuego, siado lejos suexperimento, y porúltimo, con-
«revivían y se movían activamente». Preyer, vencidos de que se hallaba realmente muer-
el fisiólogo alemán, ha comprobado que los to, nos disponíamos á dejarle... A las nueve
sapos solificados por el frío, pueden revivir si de la mañana cuando íbamos á retirarnos,
m temperatura interna no baja de 2'5° cen- observamos algún movimiento en su cuerpo-
tígrados. Se ha visto revivir peces helados en y al reconocerle, notamos que volvían gra-
un bloque de hielo á 15" bajo 0, aunque al- dualmente el pulso y el movimiento del co-
gunos estaban tan solificados, que podían razón. Después comenzó á respirar profun-
pulverizarse lo mismo que el hielo que los damente y á hablar en voz baja».
envolvía. Según el experimentador francés, Aún más extraordinarias son las cosas
Raúl Pictet, los sapos soportan temperatu- que se cuentan de ios fakires de la India,
ras de—28° y los peces resisten un grado ó que según se dice, se dejan encerrar en tum-
dos por debajo de los 15°. Todos estos son bas selladas, en las cuales pasan semanas
casos de «vida latente» en bajas temperatu- enteras sin alimento y salen vivos al cabo
ras. Al conservar en cámaras frigoríficas las del tiempo. Las noticias de estos casos de
carnes de ganado vacuno y lanar que se im- animación humana suspendida, son tan nu-
porta de Alemania y de Oceanía, se aplicó ei merosas ahora y lo atestiguan tantos euro-
principio de que el frío suspende la vida. Me- peos de integridad indiscutible, que hay que
diante el frío, las bacterias de la descompo- desechar la idea de falsedad ó de ilusión
sición permanecen todo el tiempo que dura colectiva.
la temperatura baja en un estado de vida la-
. tente; no mueren, puesto que al volver á su- James Braid, el primer investigador del
bir la temperatura se manifiesta la putrefac- hipnotismo, narró un caso, típico entre otros
ción y destruyen la carne, como todo elmun- muchos, en el que un fakir fue atado y me-
do sabe. La carne está muerta, pero no las tido en un saco sellado que á su vez se en-
bacterias que existen en ella; estas se hallan cerró en un arca, la cual quedó guardada
en una condición de vida latente. durante seis semanas en un cuarto obscura
con la puerta sellada, en el palacio de Run-
Sir Ernest Shackleton dice que, en los ma- jeet Singh. Al fakir se le habían tapado pre-
res del PoloSur,hay organismos marinos que viamente los oídos y las fosas nasales con
permanecen helados y aprisionados por el cera, que se conservaba tal como se le había
hielo diez meses en el año, y solo pueden puesto, al ser sacado de su encierro el hom-
moverse durante dos meses. bre. Este tenía los músculos completamente
Subiendo la escala de los animales hasta rígido?, las mandíbulas fuertemente apreta-
los de sangre caliente y hasta el hombre mis- das y no se le notaba rastro de pulso en
mo, no encontramos casos tan extremos de ninguna parte, pero poco á poco fue revi-
supresión de vitalidad como en los organis- viendo, sus músculos se ablandaron, el pul-
mos inferiores, criaturas con metabolismo so empezó á ser perceptible y con débil voz
más indolente y por lo tanto de desarreglo preguntó: «¿Me creen ustedes ahort?»
menos fácil. De todos estos casos de vida latente ó
630 POR ESOS MUNDOS
Sociología
científico no es más que el hecho bruto tra- preverlo y establecer esa ley enunciada
ducido en lenguaje cómodo, según la bella Luego:
fíase de Poincai é, establezcamos, desdeluego,
que la agregación de individuos es el hecho
bruto, y la colectividad, este mismo hecho
traducido al lenguaje de la ciencia. Esa agre- Del mismo modo, en dinámica espiritual,
gación puede ser, en la realidad, arbitraria é hay que admitir, como ley fundamental, la
ilógica y sin razón alguna de cohesión y con- existencia del alma colectiva, que es como
vivencia, sino es para fines prácticos deri- suma de los términos de una progresión arit-
vados de la vida en común; en el terreno de mética, cuya razón es el individuo. Donde
la ciencia nos vemos obligados á partir de ia nó, se negaría á radice la psicología indivi-
colectividad para estudiar un pueblo ó una dual, que no hay quien niegue. Admitida la
raza. Quedamos pues en que, desde un pun- psicología individual por convenio—acaso
to de vista metafísico, la unidad étnica puede por conveniencia—, nos es forzoso aceptar Is
ser un capricho, una arbitrariedad creada psicología colectiva;- como aceptado que
por nosotros; pero en el ^p^&renó de la ciencia
empírica, la colectividad tiene raices reales...
de una realidad creada y modelada por
nuestra inteligencia. Fácil es, metafísica- hay que aceptar, por inflexible prescripción
mente, sentirnos escépticos con respecto á de la lógica, que e= — , Y si hubiere algún
lo colectivo¿pero no nos es lícito dudar de
ello cuanffo descendemos á investigaciones osadoque nosnegaraó discutiera quee=-^- ,
etfnígrafleas y folklóricas. Si es una conven- nohabráquien nos niegueódiscutaquev=gt.
ción que los pueblos tengan un alma, un es- ¿Estamos ó nó en lo cierto?...
píritu como los bombas, es una convención
tan respetable y tan útil por lo menos como
lo es qpe los espacios corridos por un cuer-
po abmidonado libremente en el vacío son España es uno de los pueblos menos pro-
proporcionales dios cuadrados de los picios á estudios y análisis de psicología co-
tiempos empleados en recorrerlos. Y ya lectiva. En primer lugar, porque es un país'
comprendéis que esta ley ha dejado de ser formado por acumulación, y acaso, por dis-
una convención, y pasa á ser una trans- persión, á momentos. La acumulación re-
cripción de la realidad, desde el momento sulta siempre inconexa y confusa para la
en que se ha encontrado para ella un len- formación del alma de un pueblo. Aquí, se
guaje matemático, que se expresa en esta han fundido demasiado el elemento celtibé-
fórmula: rico, el cartaginés, el romano, el godo y el
morisco. Además, España es un país cansado,
y es difícil hacer introspecciones con calma
y provecho en los organismos debilitados.
Claro es que, extremando el escepticismo ¿Quién lo duda? Somos una raza gastada
científico, se podría decir que esa ley es ver- y no es postura literaria, confidencia román-
dadera porque lo es otra ley anterior: iodos tica que hace, un sentimental. Es realidad
los cuerpos caen con igual velocidad en el científica, reconocida por un historiador, sa-
•vacío:, y porque á su vez, engendra otra ley g?_ y sereno como Altamira. «En el mismo
que dice así: Las velocidades adquiridas orden intelectual no debe despreciarse el
por un cuerpo, abandonado libremente en cansancio de un esfuerzo grandioso cumpli-
el vado, son proporcionales á los tiempos. do en la esfera de la literatura, del arte, de
Para negar que una ley proceda directamen- las ciencias morales y políticas, de las em-
te de la otra, hay que minar y echar por tie- presas geográficas y de las investigaciones
rra los principios de la dinámica, puesto que naturales en un mundo nuevo que revela-
esta establece como uno de sus teoremas mos en todos sentidos, cansancio que es ló-
fundamentales, que el peso de un cuerpo es gico presumir conforme á la ley psicológica
una fuerza constante en dimensiones y en no desmentida, ni aún por ias más grandes
dirección. Luego, comprobar (fijaos bien, civilizaciones, como la griega. (1).»
comprobar, no se dice establecer ni menos
inventar, sino compulsar y contrastar los Lo que más dificulta ¡os estudios de psi-
principios científicos con los datos de la rea- cología nacional, no es, con todo, el cansan-
lidad) que el movimiento de caida es unifor- cio y debilitamiento de nuestro organismo
memente acelerado, no es si no ver grabados colectivo, sino la caótica aglomeración de
ó plasmados, por decirlo así en la realidad,
los principios de la dinámica que permiten (1) Psicología del pueblo español; en la revista La
España Moderna. Año XI, núin.° 23, p. 57; Marzo, 1899.
SOCIOLOGÍA
lacla estepa, donde no es una metáfora, sino quiero decir, que gustamos de ejercer la ti-
una realidad el adagio: tres meses de infier- ranía, pero no de resistirla. Somos altivos,
no y nueve de invierno. Es menester recor- porque la grandeza de nuestra misión histó-
dar que las oscilaciones atmosféricas son rica nos abruma. Somos perezosos porque el
singulares y poderosas en toda la llanura sol nos aplana.
castellana; que el termómetro presenta máxi- En el siglo xvi decían ya los moros de los
mas y mínimas tan opuestas como de -f- 4.0° cristianos: «...que hacían fiesta la tercera
á —8 y 10° en ia meseta del Norte, y de parte del año, lo cual es para hacer al hom-
+ 44 á — 8 y 9" en la meseta del Sur. Las bre en pobreza.» (Francisco Delicado: La
lluvias apenas descargan sus latigazos sobre lozana andaluza; mamotreto XLIX). La
la llanura, y cuando los descargan, es en holganza y la inacción engendran el estado
forma estrepitosa y sonada. La gran corrien- meditativo, el ejercicio de la reflexión, las
te atmosférica del Gulf-Stream, que viene cavilaciones continuas; todo esto conduce
del Atlántico, se resuelve casi siempre en invariablemente al pesimismo. Por eso las ra-
las húmedas y aterciopeladas praderas del zas son más pesimistas cuanto mas orienta-
Norte. Lo inesperado, ío extemporáneo, lo les, cuanto más inactivas, cuanto más apla-
fantástico es ley en la climatología castella- nadas por el sol, por el clima y por la deso-
na. De aquí que en esa comarca se proíese lación del terreno; y tanto más optimistas
el culto del milagro. La Naturaleza misma cuanto más occidentales, cuanto más entre-
lo enseña, y el hombre no hace más que obe- tenidas en el tráfico de los negocios, cuanto
decer sus mandatos. Al más sabio meteoró- más forzadas á trabajar por la esterilidad de
logo, como ai más zafio labriego, se le esca- un suelo ingrato. Nuestra tristeza, es, pues,
pan los accidentes y sorpresas del clima cas- oriundamente Fisiológica; pero, como todo lo
tellano; cualquiera diría que la Naturaleza ha fisiológico, acaba por elevarse á una catego-
soltado aquí una de las mallas de su enorme ría metafísica. La razón de esta tristeza
red de causas y efectos, y se atiene á lo im- casi fisiológica, dábala ya el vidente y pers-
previsto, á lo caprichoso y á lo arbitrario. picaz Baltasar Gracian, en un texto que
Esta climatología fuera de la ley, esta im- Martínez Ruiz ha desenterrado y populari-
presión de vida natural ilógica, que da Gas- zado, contribuyendo á despertar la admira-
tilla explica lo arbitrario y lo ilógico del alma ción que hoy sienten por el sabio jesuita
de sus habitantes. Hay algo de agrio y pun- todos los jóvenes intelectuales. (Véase La
zante en la sensación que dan las llanuras Sociología criminal; Madrid, 1899.) «¿No
de Castilla. Sus calvas colinas y sus pueblos le parece—decía el original jesuita en su
terrosos son como una enorme queja exha- Criticón—muy seca España y que de allí
lada por la tierra árida y flechada hacia el les viene á los españoles aquella su seque-
cielo azul, en fuerza de tanta pureza, irónico dad de condición y melancólica gravedad?*
y cruei, vers le ciel tronique et crmtteinent En efecto, así es; y la sequedad del terreno
bleu,como dice Baudelaireenunabella estro- engendra la sequedad del ánimo, por aquella
fa, que viene pintiparada para expresar la ley de que todo lo material repercute en lo
sensación del cielo castellano. Y como hay espiritual, Así en Séneca, el primer filósofo
algo de punzante en la tierra, hay algo de ibero, apuntaba ya esta obsesión de la muer-
punzante asimismo en el alma de sus íncolas. te que nos persigue á los españoles desde la
Segán Taine, lo que distingue á España es la cuna. Quizá en las agrias sierras de Córdoba
necesidad de la sensación agria y punzante, y en las desoladas llanuras de la Mancha,
y la tensión terrible de la imaginación exal- había bebido esa horridez y sequedad de es-
tada y concentrada, mientras que Francis píritu que el alma española exhala. Amargo
sólo siente !a necesidad de las ideas claras y como un Tertuliano, llenaba el mundo con
contiguas y el andar suelto y desembara- sus quejas, preguntando por un hombre que
zado, propio de la razón ágil. sepa morir cotidianamente y que recuerde
De aquí también la reconcentración, el cada día que ha de morir, anticipándose á
individualismo de Castilla. «El pueblo espa- los trapenses y á su morir habernos. «¡Qui
ñol—escribe Unamuno—se ha pasado los intelügat se quotidie morí.'* Con razón el
años muertos contemplando su ombligo his- genial Ganivet veía en Séneca !a condensa-
tórico, absorto en sus libros de caballería... ción del espíritu ibérico. (Cf. Idearium es-
Todos los días nos descubrimos un poco y pañol.)
rectificamos otro poco el concepto que de He aquí diseñados nuestros tres caracteres
nosotros mismos tenemos.» Contemplándo- fundamentales: el carácter político, el carác-
nos á nosotros mismos, rumiando nuestra ter histórico y el carácter étnico. Correspon-
historia, nos hemos hecho perezosos, ti- dientes á estos tres caracteres y correlativos
ránicos y altivos. Somos tiránicos al revés; con ellos, tres particularidades distinguen al
SOCIOLOGÍA 641
castellano genuino del resto del mundo: el mandados se nos resiste á todos los castella-
odio al Gobierno, la afición á los toros y el nos. No sé si, algún día, se explotará como
sentimiento de la jota. merece el filón anarquista que duerme en la
El odio al Gobierno es uno de los caracte- enjundia de nuestro carácter. Esto no quita
res privativos del pueblo castellano, acaso el para que no seamos, como se ha dicho mu-
más inconiundible. EnEspaña, ocurre y ocu- chas veces, pueblo ingobernable; se nos go-
rrirá siempre, ó al menos por mucho tiempo, bierna con una facilidad extraña, y prueba
io que dice David Hume que ocurría en In- de ello es la poca dificultad que encuentra el
glaterra en su tiempo; que se padece la en- que quiere llegar á figurar como gobernante.
fermedad que yo llamaría, neologizando i m - Creo yo que, en ningunaparte, podría hacer,
púdicamente, craciafobia. Si el Gobierno re- como aquí, un déspota su santísima volun-
suelve la guerra, se jura que se dañan los tad; pero con una condición indispensable:
intereses de la nación y que la paz es pre- la de tener preparada su cabeza á rodar por
ferible. Si se resuelve la paz, se dice lo con- el suelo, si acaso llega una ocasión ade-
trario. ¿Ifthe administration resolve upon cuada.»
war—escribe el gran filósofo é historiador En orden á las corridas de toros, hay pre-
inglés—if is affirmed that either tvilfully ocupaciones muy extendidas; una es la de
or ignorantly ihey mistake the ínterest of que esta fiesta genuinamente nacional es ali-
nailon, and ihai peace, in the present si' ciente de barbarie y de crueldad. Nada me-
íuation of affairs, is infi-
nittelpreferable. If thepas-
sions of the ministers He
tomarás peace, our politi-
cal writers breathe nothing
but war and devastation
and represent the pacific
conduct ofthe Government
as mean and pusiUani-
mous (1).»
Ganivet notaba significati-
vamente que cada español
desearía , c o m o supremo
ideal de gobierno fó mejor,
de ingobierno) llevar en los
bolsillos una carta foral que
dijera : Este español está
autorizado para hacer lo
que le dé la gana. Algunos
han querido aprovechar este
instinto de anarquismo in-
consciente é innato. Así Una-
, muño escribía en cierta oca-
sión: «Hay que aprender á
desengañarse de Segismundo,
que soñó historia y á vivir
del Alealde de Zalamea. El
especial anarquismo que ca-
racteriza espontáneamente á
nuestro pueblo , puede ser
la base de una (irme autori-
dad que llegue á ser fecunda:
autoridad interior y no im-
positiva.»
«Es la verdad—escribe el
perspicaz s e ñ o r González
García (2)—que eso de ser
nos cierto; la mayor parte de las mujeres propio de extranjeros. Cuando se ve uno en : |
españolas que van á los toros, se desmaya país extraño, cboca la menor cosa y todo pa- ' :'
románticamente (y á los hombres les falta rece suministrar un argumento.
poco) ó disertan con un sincero sentimenta- Se trazan rasgos comunes á una nación
lismo sobre la sangre vertida. Lo que les fundándose en rasgos particulares de cada
atrae á ellas, como á los hombres (salvo individuo. Se olvida aquello tan exacto de
raras excepciones), es el esplendor, la bri- los escolásticos: que los particulares no ha-
llantez, obra del sol que nos tuesta las ve- cen ciencia. Así se incurre en errores mani-
nas. Prueba de ello es que, según se va as- fiestos que serían muy divertidos si no fue-
cendiendo hacia el Norte, hacia la parte me- sen muy perjudiciales. Testimonio de este
nos africana de España, va decayendo este sentimiento, es aquella anécdota del mendi-
entusiasmo por los toros, y Jovellanos, cuan- go que tiraba un cigarro acabado de encen-
do escribía su célebre folleto Pan y toros, der, quizá porque rabiaba de nicotina, cuan-
sabía muy bien que nada de aquello rezaba do un extranjero y observador (sic) pasaba
con sus compatriotas de región, con sus co- y apuntó en su cartera: «Los mendigos, en
rregionales. Dadle á escoger á un mozo an- España, arrojan los cigarrosapenas encendi-
daluz entre lancear un becerro y otro juego dos (les cigarettes guére allumées) con un
no menos regenerador y estimulante de ener- desdén de gentiles-hombres.» Algo de esta
gías físicas, como ía pelota ó la barra, y es- manía de ampliación deductiva, de traslado
cogerá lo primero; pero haced lo mismo con de los datos de la observación, muchas veces
un mozo asturiano ó vizcaíno y se quedará contrastados mal ó equivocados, al dominio
con lo último. de las inducciones generales, implica tam-
Transportad á este mismo á Madrid ó á bién esta anécdota que refiere una dama
Sevilla, y se le contagiará la afición. ¿Por que, por otra parte, conoce á fondo nuestro
amor á la crueldad ó á la sangre inútitmente país y nuestras costumbres: Mme, "Arvéde
derramada? Nó; por el espectáculo esplen- Barine. Cuenta esta señora que, en uno de
doroso y sensual, que infunde un espíritu sus viajes, tropezó, en Granada, con un por-
meridional sobre la dosis de frialdad del diosero, á quien preguntó el camino, dándole
Norte que lleva en sí. El que en las corridas luego unas monedas de cobre; el mendigo
de toros ama la crueldad es que, por instin- indicó el camino, con gesto solemne, alzó
to, siente amor á la lucha violenta; no entra dignamente su sombrero de fieltro y devol-
para nada en ello la nacionalidad; así se ve vió las monedas, saludando con énfasis y al-
machos extranjeros á quienes agrada la fiesta tivez. «Un salario hubiera sido vil—comenta
taurina por cierto sedimento de ferocidad la gentil autora;—la limosna es noble; un
que les ha depositado la herencia, el medio mendigo español no puede rebajarse á tal
ambiente, el temperamento, etc. Por tanto, extremo.» Me parece un poco aventurada la
es falsa la proposición de Fouillée afirmando generalización, aunque el juicio no deja de
que semejantes espectáculos contribuyen á ser favorable á nuestra raza. ¡Quién sabe las
conservarles la barbarie; como asimismo es razones que asistirían al cumplido mendigo ,
falso, por la ley de los contrarios, el juicio para negarse á aceptar la limosna, como todo .
de Edgar Quinet, diciendo que las corridas un correcto gentleman]...
de toros aumentan la energía nacional. En Las corridas de toros no son, digan lo que
sus ConsideraUons sur le gouvernement quieran extranjeros irreflexivos, ni salvajes
de Pologne et sur sa reformation projetée ni magníficas: son simplemente espectáculos
en Avril 1772, dedicadas al conde de Wiel- animados al principio, aburridos en medio,
horski, sostenía Rousseau la misma tesis, y francamente grotescos, al final. Lo que ex-
adelantándose á Quinet, y decía textualmen- traña es que hombres tan perspicaces y co-
te (cap. III): «Los combates de toros (com- nocedores de nuestras cosas como Merimee
báis des tctureaux) han contribuido no po- se hayan dejado engañar por el espejismo de
co {n'ontpas peu contribué) á mantener la ferocidad. Recuerdo que el autor de Car-
cierto vigor en ta nación española». (Vid. men habla de esto, en sus Cartas desde Es-
CEüVEES COMPLETES D E j . J . ROUSSEAU, t o - paña (no puedo precisar el pasaje por no
mo V, p. 246; J íachette et O , París). tener ahora á mano la obra), apoyándose
Ni uno ni otro: simplemente fomentan la para ello en un texto de San Agustín, que no
ganadería y ayudan al engrandecimiento de cita, sino simplemente resume en cuatro pa-
nuestra fanfarronería, de nuestro énfasis y labras. Restablecido en su integridad, el
de nuestra brillantez meridional, lo cual texto del santo y sabio obispo, helo aquí
quizá sea malo, pero es lógico, y no tan im- tal como yo lo he leido: «No dexó Alipío
perdonable como si contribuyesen al fomen- el camino de la tierra que sus padres le
to de la barbarie. Este es error acreditado, habían alabado y enseñado. Partióse para
SOCIOLOGÍA
Roma á estudiar leyes, y allí íué arrebatado Señor, con vuestra valerosa y misericordio-
en una increíble afición y locara de ver los sa mano, también de allí le sacastes y le en-
juegos que llamaban gladiatorios, y que eran señastes á poner su confianza en vos y no
de hombres que se mataban unos á otros. en sí mismo, aunque esto fue mucho des-
Era Alipio enemigo de estos juegos y abo- pués» (1).
rrecíalos en gran manera. Pero como una vez
topase con ciertos amigos y condiscípulos
suyos, que venían de comer, hiciéronle tan-
ta instancia para que fuese con ellos al tea- Ei sentimiento de la jota es otra caracte-
tro donde se hacían estos crueles y fieros es- rística de España. Aragón es una abreviatu-
pectáculos, que se dexó vencer, dieiéndoles ra y epitome de Iberia; por eso, en Aragón,
él:—Aunque llevéis mi cuerpo á ese lugar, y ha nacido la jota. La jota es una mezcla de la
me pongáis en él, no podréis acabar conmi- gravedad, mesura y hosquedad celtibéricas
go que yo io vea con mis ojos,ni con mi áni- con la gallardía y brillantez imaginativa pro-
mo esté atento á lo que se hace. Yo estaré pia de los árabes. Es á la vez celtíbera y ará-
allí, y estando con el cuerpo presente, estaré biga; y ahí radica su principa! encanto. El
ausente con el ánimo, y así triunfaré de vos- encanto que orna alguna de nuestras ciuda-
otros y juntamente de los espectáculos. Mas des, y les dá un sabor ácido y regustante,
aunque oyeron eso, no por eso dexaron de haciéndolas aparecer á la vez hoscas y risue-
porfiar y de llevarle consigo, deseando por ñas, lúgubres y límpidas, graves como Zara-
ventura experimentar si podría salir con lo goza y claras como Tánger, es el mismo en-
qae decía. Llegaron al lugar, y sentáronse canto de la jota. La jota es siempre una fu-
como pudieron y todo el teatro hervía con sión de ruda tonada celtíbera y de poética
aquellos regocijos crueles y bárbaros. Aquí endecha árabe. La jota es siempre enfática
Alipio cerró las puertas de sus ojos y mandó como la raza árabe, y grave como la raza
á su ánimo que estuviera recogido y no aten- celtíbera, noble como aquella y solemne co-
to á aquella maldad, y pluguiera á Dios que mo ésta. La jota, con su inmensa melancolía,
también hubiera cerrado las orejas. Porque hace variaciones sobre eternos y viejos te-
combatiendo dos gladiatores y cayendo el mas: el amor, las mujeres y la muerte, úni-
uno, fue tan grande la grita de la gente, las cas cosas que parecen preocupar al español.
voces que todos dieron, que movido de ellas
y vencido de la curiosidad y determinando Kant notaba que los jugueteos familiares
de no hacer caso de cualquiera cosa que vie- no eran simpáticos á los españoles; lo cual,
se, abrió los ojos y fue herido en el alma con añadía, no les impide divertirse, en ios días
una herida mayor que lo había sido el cuer- de fiesta, con cánticos y danzas; pero «el
po del gladiator, y cayó más miserablemen- fandango mismo tiene cierta seriedad.» No
te que el otro que deseó ver caer. Quando sé hasta qué punto pudo conocernos Kant,
cayó el gladiator, se levantó aquel clamor, el como no fuese por reflejo de libros, para
qual entró por los oídos y abrió los ojos de afirmar con entereza todas estas cosas; pero,
Alipio para que su alma, más atrevida que de todos modos, siempre es curioso y diver-
fuerte, fuese herida y derribada y conociese tido oir al metafisico de la Crítica de la ra-
que tanto era más flaca quanto más havía zón pura disertando sobre el fandango.
presumido de si, haviendo de confiar en vos, «La mezcla de la sangre europea y de la
Señor. Porque luego que vio la sangre que árabe es sin duda—escribe Fouülée en su
corría, juntamente con la vista de ella, bebió Psychologie des peuples européens—una
ia crueldad y no apartó los ojos; antes se de las causas de esa universal aspiración á
puso á mirar muy atento y á vestirse de lo grande y á lo noble que se observa en
aquel furor sin saber io que hacía, deleytán- toda España. Hasta en la conversación vul-
dose con la maldad de aquella peles y em- gar, extraña la solemnidad de los modales y
briagándose con aquel sangriento deleyte. Y del lenguaje.» Baraja, en un momento de
no era ya el mismo que había venido, más exaltación, como tiene muchos, que le cons-
uno de aquel poblacho que allí estaba y ver- tituyen en tipo del artista impulsivo, del ser
dadero compañero de aquellos que le habían primitivo y ruditorme, apenas domeñado
traído. Pero; ¿para qué me alargo?: él vio por el ejercicio de la cerebralidad, ha dicho
aquél espectáculo, dio voces, trocóse, encen- alguna vez (creo que en M Mayorazgo de
dióse, y de aüi traxo consigo la locura que
le estimulaba á boíver, no solamente con (L) Confesiones del Glorioso Doctor de la Iglesia San
aquellos que al principio le habían llevado Agustín, tr iducidis del latín en castellano, pnr el P. Pe-
dro de Kib ideneyra, de la extinguida Compañía llamada
por la fuerza, pero aún con más codicia que de Jesús, con licencias en Madrid, por Blas Román. Año
ellos y llevando á otros consigo. Pero vos, M. DCC. LXXV"; se hallará en su imprenta, Plaza de
Santa Catnlina de los Donados.—(Tomo I, libro VI, ca-
pitulu VII!, pajinas 356 y 257).
644 POR ESOS MCHDOS
lucía, país sensual, se medite tanto en el do- Nox est perpetua una dormienda.
lor de la muerte. En medio del bullicio de Da mihi basia mille, deinde centum.
las juergas, el pueblo andaluz, que tiene cla-
vada en el corazón la espina del dolor, canta La alucinación de la muerte tiembla en las
coplas tan doloridas como esta: coplas andaluzas con más vibración que en
las poesías del erótico latino. Oíd varios
A la muerte yamo, cantares:
no quiere beni;
que hasta la muerte tiene, compañera, Guando yo me esté muriendo,
lástima de mi. arrímate tú á mi cama
que siempre t' estoy queriendo.
O esta otra más torturante por la evoca-
ción realista que encierra:
Cuando paso por tu puerta
Er reló e la Audensia te reso un Abe-María,
como si estubieras muerta.
acaba e da;
como le ije á mi compañera,
me ban á mera. En er simenterio entré,
lebanté una losa negra;
O bien estas otras: me encontré con tu queré.
ondulante ritmo; los modos, menores (1).» á las duras palabras de Pío Baroja; pero bien
De pasada, refuta ya la idea de que la jota examinado, ese humorismo tan enfático y
sea invención de un cierto andariegj moro tan... bárbaro, sise me permite esta expre-
Aben-Jot, «especie que no tenía, que no po- sión, es una alta muestra de estoicismo... de
día tener fundamento serio». estoicismo celtibero, estoicismo de hombres
Frente á esa hipótesis, el ilustre musicó- iuertes y bravos, que puede confundirse en
grafo presenta otra. «Preocupado ya con lo ocasiones con el cinismo. De este cariz son
que á la jota se refiere, y estudiando y cal- coplas como las que siguen:
culando sobre cuál pudiera ser su origen,
vine á entender y así lo creo, dispuesto á lina mujer y una burra
rectificar, si se demostrara lo contrario, que llevé á vender á la feria;
la jota, si no es una variación y consecuen- por la burra, dan dos Hales,
cia del fandango, debe proceder de Italia, del por la mujer, ni una perra.
trato y comercio entre italianos yaragoneses.
Cuanto permaneció en estado de larva y La burra quié más ceba,
cuánto tiempo duró su gestación, no es fácil y mi mujer otro traje...
de precisar, más lo que para mí no admite ¡Rediez, y qué caro cuesta
duda es que su explosión, su desarrollo, tener en casa animales!
propagación é importancia arrancan de los
memorables sitios de Zaragoza; que la musa La mujer que sale mala,
popular encarnó en ese aire de protesta, la ni reñirle ni pegarle;
energía, el coraje, el heroismo de la raza, envolverle la ropica
junto con el culto ala mujer, personificado y mandarla con su madre.
en la celestial capitana de la tropa arago-
nesa. Hay otra demostración muy curiosa en Me diréis que son poco galantes ¡os arago-
apoyo de mi tesis. Todo el mundo conoce El neses. Si en verdad, y hasta podrían parecer
Carnaval de Venecia, aire popularisimo en misóginos á un observador superficial. Mas
todas partes; pues bien: ese aire tiene la mis- no hay tal; es simplemente que sienten un
ma estructura que la jota, el mismo modo, gran desdén de hombres superiores al ele-
igual ritmo harmónico; dos compases á seis mento sentimental y erótico déla existencia.
partes, que es lo mismo que cuatro á tres, Es el elemento celtíbero, enérgico y valiente
de acorde tónico y otros tantos de acorde que resistió todas las invasiones y que no se
dominante, desde que comienza hasta que dejó penetrar pacificamente, como ahora se
termina. De tal suerte es así que, con el dice, por el extranjero, con el elemento ará-
acompañamiento de El Carnaval de Vene- bigo, que infiltró su espíritu tan perenne-
cia, pueden acompañarse todas las jotas que mente en los pueblos del Mediodía de Espa-
sean jotas verdaderas, pues de todo hay en ña. Frente á ia música mulsulmánica y pe-
la viña del Señor». rezosa de Andalucía, que, envuelve en cubes
Más apartándonos de estos senderos de la de opio y de incienso á la mujer, surgen los
técnica musical, que no es nuestro fuerte, aragoneses, proclamando la excelencia de
habremos de decir que la jota, sino tan que- una raza bravia é indomable, algo desdeñosa
jumbrosa como el cante jondo, tiene dejos de las minucias amatorias. Y así en sus can-
de honda tristeza, la tristeza del humorismo, tares palpita un cierto misoginismo, pero no
que es una tristeza «que no puede llorar y un misoginismo de culturay de libros, el mi-
sonríe», como ha dicho Benavente (2). soginismo intelectual de un Sehopenhauer, 6
Hay entre las coplas aragonesas, algunas el misoginismo sensual, el misoginismo por
que destacan por la crudeza de su humoris- cansancio, que puede llamarse también ago-
mo, y esas son las que han dado origen á la tamiento, de algunos libros ascéticos, si-
fama de ruda y áspera que tiene bien gana- no el misoginismo, por decirlo asi,«prác-
da y merecida la región de la Pilarica. En tico», de hombres experimentados, que co-
todas palpita, es verdad, ese cierto humoris- nocen la vida y sus múltiples desengaños
mo enfático que, mal entendido, puede pare- y saben que la mujer es ser falaz y voluble,
cer brutalidad y salvajismo, dando la razón deede nuestra madre Eva hasta la Princesa
de Caraman-Chimay. Y como conoce las mil
tretas y tortuosos ardides de la hembra, ha-
(1) TM música española; breve disquisición histórica
sobre la misma. (POR-usos MUNDOS; Mayn, 1911.) bla de ellas con dejo de hombre corrido y
(2) Coi'Sültese para mayor ampliación de esta idea, curtido en los lances de amor y dice, sus
mi artículo ¿ o s humoristas 'ingleses que se publicará en
una de los números posteriores «e esta misma Revista, y cantares, con socarronería inimitable.
un trabajo ' titulado El humorismo y sus sucedáneos y
afines, contenido en Elogio de la critica, volumen recién ¿No veis cómo alienta allí el alma de
salirlo á luz, editado por Perlado, Fáez y C a , Sucesores
de Hernando. (Madrid 1911.) nuestros autores clásicos, que sabían decir
SOCIOLOGÍA 661
las picardías con ese tono de zumba que pueden estar igualmente preocupados y hon-
aleja toda idea liviana?... No es gusto de sa- rados con excüdriñar el alma popular en sus
ear á plaza deshonestidades lo que impele á cantares. Porque el poeta académico y eru-
los marrulleros aragoneses á inventar esos dito puede amanerar y acomodar su inspira-
cantares maliciosos; es deseo de poner en ción á los libros que estudia y lee.
solfa y tomar á chacota la quebradiza y frá- «Un poeta erudito, pudiendo con mayor
gil condición femenina, ya proclamada por facilidad sustraerse á las influencias del país
el divino Shakespeare. en que vive, puede más fácilmente poetizar
Para dar idea de la profunda y humorísti- ala alemana, á la francesa, á la italiana, es-
ca concepción que tiene el pueblo y sobre to es; según el gusto de las naciones en cu-
todo el pueblo aragonés, del amor y de sus yos libros íee y se inspira; condición que
diversas manifestaciones, bastará recordar señala una diferencia estimabilísima para el
un cantar de los más filosóficos que por ahí aprecio de la poesía erudita y la popular.»
se cantan: (Demonio; Post scriptum de los cantares
populares españoles de Rodríguez Marín).
Dijo el sabio Salomón: No he ampliado mi estudio, hasta llegar
el que engaña á una mujer á los cantares de las regiones dei Norte,
no tiene perdón de Dios porque, á más de que en ese caso mi artícu-
si no la engaña otra vez. lo se hubiera hecho demasiado largo, me
parece que no expresan la íntima sustancia,
la médula sustantífica de España, que es-
tá como epilogada en Aragón y en Andalu-
Al terminar estas líneas, he de advertir cía. No quiere decir esto que algún día no
al lector que no pretendo con este trabajo emprenda el estudio detenido y atento de
dar una idea clara y precisa de los cantares las modalidades del cantar popular en las
populares españoles, puesto que es materia regiones septentrionales, en la meseta cen-
demasiado vasta para tratada en un artículo tral y en la parte de Levante; pero esta no
de reducidas dimensiones, ya que ha inspi- es empresa para unas horas. Muchos y muy
rado voluminosos libros á eruditos tan labo- distinguidos escritores han puesto mano á la
riosos como D. Francisco Rodríguez Ma- obra; pero aún queda mueho por desbrozar
rín (1). en el vasto campo del folk-lore español.
Nada tan interesante como el estudio de Quien se arriesgue á roturar el terreno, mi-
la demopsicología á través de los cantares, da sus fuerzas y piense si no desmayaría en
espejos ñeles del alma ingenua del pueblo. la jornada.
Mitógrafos, filólogos , historiadores, poetas
ANDBÉS GONZÁLEZ-BLANCO
(1) Cantos populares españoles recogidos, ordenados
é ilustrados, por Francisco Kodriguez Marín. (Cuatro vo- Madrid, H-IX-1911.
imenes).-Sevilla, MDCCCLXXXUI.
í.L Oriente es la tierra predilecta ciencias, artes y ofieios. A la escritura gero-
de los artistas; el país de la luz glífica, pintura y símbolo á la vez, sucede la
delcolor,de los trajes majestuosos escritura alfabética. En las indias, en China
tgzas^M ó pintorescos, de ios grandiosos y en el Japón es donde aparecen las f:fras
paisajes, y los recuerdos históricos á donde numéricas, la legislación y moral.
•se unen las tradiciones religiosas comunes á Un buen testimonio irrebatible son los
todos los pueblos meridionales. descubrimientos arqueológicos realizados
El Egipto está generalmente considerado por algunos polígrafos eminentes en los có-
como cuna de ios conocimientos que se es- dices Cortesiano y Troano, documentos ma-
parcieron por Europa. A los egipcios se atri- yas tan escasos como originales en el mun-
buye la invención de todas las artes y ellos do y que causarán viva revolución en el
han buscado ordinariamente las primeras campo do la prehistoria, etnología y filolo-
huellas. gía comparadas.
El carácter general que les distingue, es el Lo que especialmente caracterizó al anti-
sentimiento y el conocimiento profundo de guo reino de Egipto, fue su exquisito senti-
los verdaderos principios del arte, unidos á miento por lo bello, que no se encuentra en
la gracia y á la expresión. ningún otro pueblo colocado al nivel de su
El sentimiento de la música hizo de la civilización; no hay género cultivado por
lengua griega, por ejemplo, la más armonio- aquel, que no haya dejado modelos inimita-
sa que los hombres han hablado jamás. bles. ¿Qué poeta ha sobrepujado nunca á
En Egipto, en Persia y en Caldeares don- Hornero? ¿Quién ha sido más elocuente que
de sobresalen los primeros gérmenes de las Demóstenes?
SOCIOLOGÍA 653
Vamos á referirnos ahora á la mujer de grados por los antiguos egipcios al culto de
Oriente. Las egipcias han imaginado muchas Hathor, Se parece á los movimientos jónicos
prácticas curiosas para hacer que brillen y y á los bailes andaluces, cu yas descripciones
resplandezcan sus naturales encantos. En hicieran ya los poetas latinos. Esa fiesta pasó
vez de dejarse crecer libremente las cejas, de los egipcios á los árabes y á los moros,
disminuyen su longitud, y no conservan de que después dejaron estos en España, prin-
ellas más que un arco muy delgado; ade- cipalmente en Andalucía y que conocemos
más se tiñen el borde de los párpados con con los nombres gitanos de tangos, alegrías
una preparación de antimonio llamada Kohl. tientos y garrotines.
Para que resalte ¡a blancura de su piel,se
tiñen ordinariamente las uñas, la extremidad
de la faz palmaria de los dedos, y las plan-
tas de los pies de negro y rojo con otro pre- En las poblaciones modernas y cultas de
parado de hojas de henné. todo el Oriente, tienen gran atractivo,hoy,los
La belleza de las egipcias recuerda cierta bailes, que se celebran con mucha ostenta-
parte del encanto que se nota en las bellas ción y delicado gusto. Paños de púrpura, ri-
mujeres del Asia y del África, cuyo lugar camente bordados, tapizan las paredes de
predilecto ha sido siempre el valle del Nilo. sus salones. Músicos invisibles deleitan el
Tienen ojos grandes y negros, sombreados de oído con los cantos más armoniosos y los
largas pestañas, Menos de vivacidad, con lo dulcísimos sones de las arpas. El movimien-
cual dan á su rostro una sublime expresión. to de ligeras y transparentes gasas extendi-
La nariz es generalmente pequeña; la boca das por encima de las luces, hacen la ilusión
grande, pero bien formada. Los dientes, per- de un cielo azul lleno de nubes. Aquel con-
fectamente alineados, tienen bulante blan- junto no puede ser más poético y esplendo-
cura, y contrastan con su pial morena y do- roso. Los invitados son muy obsequiados,
rada. Esta participa de una tinta más ó me- especialmente con pastillas de lentisco. Los
nos bronceada, á madida que son del bajo ó cabellos de las mujeres están perfumados
del alto Egipto, ó se encuentran más ó me- con un aceite aromáiico y único.
nos expuestas'á los rayos del sol. De regular El encanto de! bailé egipcio siempre ten-
estatura, s-e hacen notar por la elegancia de drá prosélitos en Europa. Buena prueba de
íormas, ¡Sus miembros son uniformes y re- ello es el celebrado en el gran Colegio Pen-
dondos; las manos y pies, pequeños. El pecho, sión Beau-Site de Ginebra, con motivo de
poderosamente desarrollado, no cede nunca á una soirée lütéraire-musicale.
los artificios mal entendidos y, con frecuencia Las tres íotogratias que reproducimos, gra-
funestos de la coquetería europea. Andan, cias á la generosidad de la ilustre donante y
graciosamente y guardan posiciones majes- protagonista españo'a Sta. Rita Sanz, re-
tuosas: sus gestos, llenos de gracia, traen á la presentan las posiciones más importantes
mente recuerdos de la antigüedad, de la cual de aquel. En todas ellas aparece la Solista
han conservado muchas prácticas y algunos (creación de última hora), en el centro. Sim-
rasgos de semejanza. Cuando son jóvenes de- boliza algo así como la reina de una fiesta,
signan generalmente las formas de las escul- rodeada de su corte, preciosas jóvenes de
turas egipcias, sobre todo las de la época de distintas naciones.
los Tolomeos, donde el arte, sin elevarse á lo
idea!, procuraba imitar á ia naturaleza que *
tenia á la vista. * *
Los musulmanes, tan severos para las cos- Ni la música ni el canto era cosa prohibi-
tumbres de sus mujeres, celebran fiestas da en un principio á los musulmanes por
muy á menudo en las que lucen su ingenio Mahoma; también les permitía el uso del
las profesionales alineas ó rhawasi especie vino, y las mujeres podían levantar sus velos
de bayaderas que cantan y bailan primoro- delante de los extranjeros. Las órdenes con-
samente. E-i indispensable el concurso de la trarias fueron provocadas más tarde por los
tocadora de la rahoukha, especiede tambor, abusos y los escándalos, cuando Mahoma se
y en el qie gradúa el sonido áv medida que vio obligado á decir: Moisés era el profeta de
los dedos se alejen ó aproximen ai centro la palabra; Jesús, el profeta del entendimien-
del instrumento. La bailarina, acompaña con to, y yo sov el profeta de la cuchilla.
castañuelas de metal y se conforma á la me- Los schahs de Persia son los más atrevi-
dida del paso por medio de una danza ca- dos volteadores del Coran. Feth-Ahi-Schah,
denciosa ó una pantomima, que representa sostenía músicos y bailarines, á pesar de las
todas las fases del arte. Esta pantomima maldiciones y anatemas de su sacerdocio: él
exótica, es un vestigio de los bailes consa- mismo presidía los conciertos y los bailes de
654 POR ESOS MUNDOS
Segunda figura del baile egipcio, (Lapíimem es la que aparece á la cafctaa de este artículo).
SOCIOLOGÍA 655
dos manos. La amiga mía es todavía más Los comensales beben en enormes vasos de
dulce que un padre y que una madre. oro y de plata artísticamente cincelados. El
incienso arde en un altar de oro de dos á
* tres metros de altura colocado en el centro
Los mahometanos *que * beben, bailan, can- de la sala y niños escondidos en las flores
tan y se alternan con las mujeres, no hacen de loto arrojan sobre los comensales hojas
más que retroceder hacía las costumbres de de rosa y violeta.
los primeros creyentes. Ibrahim-Bajá acep- Por último, en toda fiesta oriental, es indis-
tó de tal manera estas orgías, que los exce- pensable la presencia de un poeta que con
sos del vino champagne precipitaron su su voz y laúd expresa cuanto puede halagar
muerte. El que haya visitado el museo del la vanidad y el lujo.
Louvre, habrá podido ver el retrato de un Canta el amor, que es allí la vida desde
embajador otomano, que es una verdadera y que la vida empieza, porque amor hay en la
enorme infracción de los rigores de la ley. brisa, en el cielo límpido, en el murmullo
Las francachelas europeas no igualan de las agaas, en el susurro de sus vergeles,
nunca en riqueza y magnificencia á las or- en el hablar de los hombres, en la mirada de
gías orientales. Al festín de los hijos del Pro- todas las las mujeres...
feta concurren multitud de esclavos que lle-
nan las mesas de los manjares más raros. NICOMEDES- MARTÍN-MATEOS
Periódicos españoles y lec- verdaderamente extraordinario. No digamos
tores. ya si lo será desde que en 19C0 íué publica-
da por el Ministerio de la Gobernación la úl-
N este país, donde desgraciadamen- tima estadística de la prensa periódica. Ya
te las empresas periodísticas no en aquella fecha, decía ese documendo ofi-
alcanzan nunca el grado de des- cial que los 1.134 periódicos habíanse con-
arrollo que en otros pueblos más vertido en 1.347 ocho años después. Esa ci-
afortunados, se da con mucha frecuencia el fra se ha convertido a estas fechas en 1.838
caso de que el vulgo diga que los periódicos periódicos de todas clases. Este aumento es
no los lee nadie. la mejor demostración de la tesis.
Ni tanto ni tan calvo; es cierta nuestra Y la clasificación de esas publicaciones pa-
primera afirmación; es absolutamente ine- tentiza un desarrollo considerable de las
xacta la frecuente afirmación del vulgo. Y es principales fuentes de riqueza, porque el au-
que, acostumbrado el público á barajar los mento más notable de periódicos, no está en
títulos de unos cuantos periódicos diarios, los que tienen carácler político, sino que se
de los que por figurar á la cabeza en impor- advierte en las publicaciones profesionales,
tancia y circulación de la prensa española, no ya sólo las de especialidades científicas,
cree que no existen otros é ignora el movi- sino las que tienen carácter agrícola, indus-
miento del periodismo en nuestro país y trial ó de comercio. Eslo no quiere decir que
los progresos importantísimos de la prensa la prensa de noticias é información política
periódica internacional. no baya tenido en este desenvolvimiento
La publicación, según mis noticias, próxi- consolador la participación de progreso que
ma, de una estadística Oficia! de la prensa, le corresponde.
pondrá de manifiesto ese hecho verdadera- Los cuadros comparativos que copio á
mente consolador para la cultura nacional. continuación darán al lector, con esa irreba-
Porque es esto de los periódicos una especie tible elocuencia que los números tienen, la
de termómetro que indica en sus oscilacio- razón de cuanto vengo exponiendo. Para
nes el grado de cultura popular en cada país. mayor claridad, he hecho una clasificación
Cuando esa Estadística salga á luz, podrá tan numerosa como puede verse en esos cua-
verse que, no sólo los periódicos son ¡eídos, dros, no limitándome á cobijar bajo la deno
sino que lo que extrañará al observador, es minación, por ejemplo, de periódicospolíti-
que puedan vivir tantas publicaciones de cos á todos los quede política traían, fino
ese género, en país donde, como el nuestro, que los agrupo en Liberales, Conservadores,
es gravísima enfermedad social el analfabe- Independientes, Caióücos, Carlistas. Repu-
tismo. blicanos, Anarquistas, Socialistas, Regiona-
De pocos años á esta parte, el desenvolvi- listas, Nacionalistas, Societarios, etc; y de
miento que ha tenido la prensa periódica, es los datos que aparecen en esa estadística me
658 POR ESOS MUNDOS
tra marcada predileción por las hojas fres- quien defiende su hogar. Todo insecto inva-
cas de las plantas. Tan grande es el nú- sor es atacado furiosamente por las hormigas
mero de dichos insectos, que á veces bastan acampadas en la acacia, especialmente si se
unas cuantas horas para que aparezcan aso- trata de colegas folívoras, decidiéndose siem-
ladas enormss extensiones de terreno. Para pre la lucha por el ejército defensor.
hacer frente á la plaga, la acacia esferocéfala Do la eficacia de este pacto defensivo ha-
se convierte en protectora de la hormiga blan aquellas otras acacias que no entraron
pseudo-myrma bicolor. Esta practica un en tratos con la hormiga pseudo-myrma
agujerito de entrada en las espinas de la bicolor, y que pagan su imprevisión sufrien-
acacia, y poco á poco va royendo el interior do graves daños de los insectos merodeado-
de las mismas, hasta dejarlas completamente res.
huecas. La substancia excavada es un buen Lo más curioso del caso es que la hormiga
alimento para la hormiga, que en tan segura aliada no acuartela en la acaeia sino durante
morada habita y cria prole, al abrigo de pe- la época de las lluvias, ó sea cuando el árbol
ligros. Al llegar el otoño, las espinas de la renueva sus hojas. Tan pronto como comíen-
660 POR ESOS MUNDOS
El teatro-resta m a n t ,
MISCELÁNEA 665
otra causa que (gota, reumatis-
puede facilitar mo, dolores de
la precipitación c a b eza, etc.),
del ácido úrico debe componer-
en los tejidos. se esencialmen-
Entre los agen- te de alimentos
tes físicos debe farináceos, pa-
mencionarse el tatas, verduras,
frío, y entre las írutas, etc. Esto
sustancias cons- es, p r á c tica-
tituyentes d e l mente, un ver-
plasma sanguí- dadero régimen
neo que produ- vegetariano. La
cen e 1 mismo leche no ofrece
efecto , figuran grandes p e I i -
los sales de cal, gros, pero hay
los fosfatos áci- que evitar las
dos, ciertos sul- legumbres.
íatos y cloruros El chocolate,
y ei mismo áci- en la cantidad
do úrico. que g e n e ral-
Teniendo esto mente s e con-
p r e s e nte, se sume, puede to-
puede sacar la 1 e rarse apesar
importante de- de su gran ri-
ducción de que Chispa eléctrica obtenida en el lab oratorio^ de Tesla quezaenteobro-
la m e dicación mina. El mismo
requerida para contrarrestar la diátesis úrica té da muy pocos alcaloides en su infusión, y
es seguir un régimen, alimenticio de natura- apenas ofrece desventajas desde este punto
leza adecuada, para introducir en ¡a econo- de vista. Sólo el café debe prohibirse, sobre
mía la menor cantidad posible de ácido úri- todo el café muy cargado,si se desea restrin-
co. En la práctica, la dieta indicada para ¡os gir la inge-itión de ácido úrico.
individuos predispuestos á la diátesis úrica Bijo pretexto de recobrar fuerzas, introdu-
Descarga eléctrica fotografiada dorante una tormenta en Florida (EE. UU). (Véase la página 668)
666 POR ESOS MUNDOS
cimos en el sistema, ¡os elementos de desper- mentos eficaces para este género de explora-
dicio vital que conducen finalmente á la de- ción que además sirve para otra clase de es-
bilitación del individuo, y, lo que aún es peor,tudios. Basta disponer d e un telescopio
á la degeneración de la raza. luminoso ó sea de corta distancia foca!, y
Nunca se repetirá bastante que desde el en su defecto uno ordinario dotado de ocula-
punto de vista de la salud, el verdadero ré- res de escaso aumento, á fin de beneficiar
gimen consiste en seguir una dieta de frutas en luminosidad, dada !a tenue radiación de
por la mañana, de carnes, pero con modera- esos vagabundos viajeros que llamamos co-
ción, al mediodía, y vegeteriana,por la noche. metas.
En cuanto á potencia de instrumento,cree-
Como se buscan los cometas mos inútil intentar exploraciones de proba-
ble provecho con aberturas menores de 108
Descubrir algo nuevo en el cielo. Hé aquí milímetros. Deberá disponerse de 3 ocula-
el eterno suspirar del astrónomo, aspiración res por lo menos,ó sean 25, 50 y 80 aumen-
que nada tiene de descabellada ni constitu- tos, y bueno, será tener á mano oculares
ye desmedida ambición. Porque el astróno- más potentes para examinar objetos du-
mo sabe cuanto en el vasto firmamento ha dosos.
de quedar oculto á la escudriñadora mirada Nosotros no hemos hecho jamás objeto de.
humana. Sabe que los acontecimientos ce- observación metódica la busca de cometas,
lestes se suceden sin interrupción, y así de- porque las brumas humeantes industriales
be de ser en donde todo es movimiento y imposibilitan tan delicadas exploraciones;
transíormación. Y sabe también que el cielo es tarea del campo ó de la montaña. Pero
estrellado es pródigo en sorpresas, reserva- nos encanta sobremanera vagar con el teles-
das solamente para aquellos escogidos—po- copio, al acaso, por determinadas regiones
cos en verdad—que saben ser constantes en del cielo, sorprendiendo estrellas múltiple?,
la expioración. En materia de descubrimien- conglomerados, diamantes celestes colorea-
tos celestes, así como en todo, el premio es- dos, nebulosas, etc.; la recompensa de esta
tá reservado para el especialista; aquel que tarea no es despreciable, porque fijando la
insiste una y otra vez sin cansancio, con atención y teniendo á mano un buen catá-
norma fija; aquel que siente latir en su inte- logo, la aparente monotonía muy pronto &e
rior el noble empeño, rayano en terquedad, convierte en un purísimo solaz de la inteli-
de descubrir ó encontrar algo nuevo, sabien- gencia, por la infinita variedad de luminares
do que querer es poder. de distintos colores y magnitudes, formando
De todos los descubrimientos celestes el mil singulares agrupaciones y el jalonea-
de los cometas es, tal vez, el más fácil y ase- miento de las más raras formas geométri-
quible al aficionado, con grandes probabili- cas. No nos faltaron ocasiones de tropezar
dades de remuneración si se prepara conve- con algo sospechoso que al fin resultó ser
nientemente. Cuenta el astrónomo Mr. De- una nebulosa catalogada. En defecto de es-
nning que, dedicado un tiempo á esta in- to ha bastado fijar la posición de! objeto en
mortalisadora tarea, le resultó un prome- cuestión, tomando por referencia un grupo
dio de un cometa nuevo por cada 119 horas de estrellas circunvecinas y orientando el
de observación, de donde resulta que em- micrómeíro.
pleando al año 350 horas, esto es, una ó dos Si transcurridos unos treinta minutos el
horas diarias según el estado atmosférico, objeto no se ha desplazado... no hay cometa,,
el explorador corre el riesgo, casi seguro, de porque basta esa fracción de tiempo ó poco
encontrar dos ó tres cometas nuevos, bastan- más para comprender su movimiento relati-
tes para inmortalizar su nombre en los ana- vo á través del campo estelar.
les de la Astronomía. Convengamos en que Por consiguiente, el observador aficiona-
el precio de tan alto honor no es exagera- do, residente en el campo ó en la montaña
do, y así debió entenderlo el conserje del que, lejos de neblinas y humos industriales,
observatorio de Marsella Mr. Pons, quien tiene la fortuna de disfrutar de ancho y lim-
dedicaba sus ocios á descubrir cometas con pio cielo, no deberá desdeñar el dedicar al-
un éxito que para si quisieran afamados as- gunos ratos á tan interesante ocupación que
trónomos. Bien es verdad que á más de una tan provechosa puede resultar para la cien-
extraordinaria paciencia el ilustre subalter- cia, como útil á su renombre personal, pues
no pudo echar mano del instrumenta! del ya lo hemos dicho, existe ahí una aproxima-
observatorio. Pero esto fue en 1812, cuando ción á la inmortalidad. Cometas nunca fal-
los medios ópticos eran muy deficientes aún; tan; abundan mucho más de lo que cabe su-
hoy gracias á los adelantos^ no exige sacrifi- poner y no es aventurado asegurar, que gran
cio de mayor cuantía equiparse con instru- número de ellos han atravesado el periheiio
MISCELÁNEA
pasando de largo, sin que mortal alguno ha- precios, cuando de esos dos centenares y
ya tenido la fortuna de sorprenderlos. medio de comensales, tienen que salir los
Mr. Denning aconseja que para descubrir enormes gastos de sostenimiento de negocio.
cometas periódicos, debe efectuarse la ex-
ploración en las proximida les de la eclíptica Tesla-Júpiter
y más propiamente en el cielo Sur, reco-
rriendo bajas altitudes en verano y lo contra- La formidable descarga eléctrica de que
rio en invierno. Si al observador le es indife- da idea el grabado correspondiente en esta''
rente la índole referida y quiere asegurar Sección, no es tan temible como parece,
mejor e! éxito, entonces deberá explorar re- pues, según podrá observarse en la fotogra-
giones no muy distantes del Sol, porque sien- fía, muy próxima al aparato productor hay
do este astro el cenlro de reunión de todos una persona. Esa tremenda chispa ha sido
los cometas, en sus proximidades hay que producida en el famoso laboratorio que po-
acudir para sorprenderlos. Ea este caso, el see en Long Island (Nueva-York), el famoso
aficionado deberá recorrer el cielo Oeste por Nikola Tesla, ei electricista é inventor que
las noches y el Este por las mañanas. anunció hace poco tiempo la posibilidad de
El cielo de España tiene fama de ser pri- alumbrar y dar fuerza motriz á dicha capital,
vilegiado para la observación celeste por sus desde cualquier distancia y sin necesidad
condiciones de transparencia, y creemos que de hilos conductores. Ahora parece que la
con razón. Pero hay una paradoja. España es cosa va de veras, y que Tesla tiene ya el
uno de los países que menos culto rinde á la aparato que ha de servir de base á su gigan-
Ciencia de las Ciencias; de si no sabe, no tesco proyecto, y en el que ha podido pro-
quiere ó no puede aprovecharse de este don ducirse la enorme descarga eléctrica foto-
de la Naturaleza, es cosa que no vamos á grafiada. Es curioso comparar ese experi-
discutir ahora, porque, en lugar de entregar- mento de laboratorio, con la descarga eléc-
nos á tristes y deprimentes consideraciones trica atmosférica, y á ese efecto publicamos
que están en la conciencia de todo espíritu una interesante fotografía de una tormenta
pensador, preferimos entregarnos á un opti- en Florida, Estados Unidos.
mismo que fíe en el porvenir, y deseando El ingeniero Tesla, autor del proyecto en
en el alma, que éste, resplandeciente, no tar- cuestión, es de nacionalidad servia. Eituctíó
de en llegar. May excelentes síntomas de re- la carrera de ingeniero en París, marchando
generación que flotan en nuestro ambiente. á los Estados Unidos en 1882, donde comen-
Ceda el pesimismo ante su empuje y confie- zó á trabajar como ayudante de Edison.
mos en el esfuerzo de nuestros actuales hom-
bres de ciencia.—Salvador Eaurich. Asamblea anual de druidas y
bardos de Bretaña
I£l t e a t r o - r e s t a u r a n t - «.
Aunque parezca extraño, todavía se con-
Siempre prácticos los norteamericanos, serva en algunos puntos, si no el culto drúi-
han ideado la combinación agradable del dico, que hoy no sería posible porsu tenden-
music-hall alimenticio y distraido. Qui- cia homicida y porque sus leyes estarían en
zá era una necesidad, que el yaiih&e, hom- pugna con las actuales del mundo civilizado;
bre observador, ha sido el primero en re- por lo menos las ceremonias de su religión,1
conocer, procurando atenderla. Eiío es que las costumbres de los druidas y, sobre todo,
Nueva-York, cuenta ya con un teatro de va- la lengua celta. Es, en el fondo un impulso
riedades, denominado Folies Bergére, de poético, y además una fuente de investiga-
parisina recordación, cuya sata, como puede ción filológica nada despreciable, sino al re-
verse en el anterior grabado, aparece ocupa- vés, importantísima parala Gaiia, Bretaña
da completamente, desde el patio de butacas y no hay que decir si para nosotros mismos,
al gallinero, por elegantes mesitas para dos los españoles en los que el origen celta se
cubiertos. Este original teatro-restaurant, nos acusa hoy notablemente no solo en lo
sólo tiene cabida para 250 espectadores, que étnico sino aún en nuestra psicología colec-
desde sus asientos pueden presenciar, con tiva. Tan importante, que seda el caso de
toda comodidad el desfile'dé estrellas coreo- que los galos que van á Irlanda usen su dia-
gráficas, mímicas, ó cupletiJes, allá-,en el pe- lecto de origen celta,con los irlandeses y SQ
queño mundo esplendoroso v ficticio de la entiendan. . -
escena, mientras el maüre cf hotel les hace Con la misión de perpetuar y de restau-
servir todos los primores de la más refinada rar las ceremonias, tradiciones y costum-
gastronomía, facturados luego á precios fan- bres de los druidas, y el lenguaje ceita,~
tásticos. Juzgúese, en efecto, cómo serán los existe ha tiempo el Gran colegio de losdruí-
MISCELÁNEA
das y de los bardos de las Islas británicas. de hoy, sino en plena mascarada, con trajes-
Una ramificación de aquel es el colegio de la de aquella edad prehistórica. ¿Se concibe á
Bretaña. ; un tendero de comestibles que cierra su es-
Este colegio ha ido en romería, reciente- tablecimiento y se viste la lúnica druida y
mente, al monte de Saint-Gildas, á/5 kiló- se enmascara con unas .barbas? Como fes-
metros de la estación de Penity, par,a visitar tival para atracción de forasteros, no habría
aquellos lugares milenarios. •;* sentado mal. Pero así, lo extraño es que al
Hasta aquí todo esíá muy bien,^ es muy paso de esa anacrónica procesión no se ha-
respetable y digno de loa. Pero lo cómico es yan espantado hasta los caballos... de Ios-
que no se les ocurrió ir como los mortales motores de automóviles.
Bibliografía
LIBROS RECIENTES
Los autos sacramentales (desde sus orí- de la Eucaristía ejecutada en las calles ó los
genes hasta mediados del siglo XVI1Í) templos durante la festividad del Corpus.
por Jaims Mariscal de Gante.—Biblioteca O, más concisamente, y según la definición
Renacimiento, 1911.—Hace pocos meses, de Pedroso: «obras dramáticasen un acto es-
con motivo de la Semana Santa, el diario critas en loor de la Eucaristía».
parisién Comedias abrió una información En los autos intervenían personajes sim-
acerca del drama religioso. Por las páginas bólicos, y no era raro encontrar mezclado el
del diario desfilaron los nombres más opues- sentimiento y las figuras cristianas, con fi-
tos; desde Laurent Tailhade hasta el sacer- guras mitológicas aunque solo fuera para
dote Clemente, secretario del arzobispo de combatir y anular estas últimas.
París. El exclusivismo francés citó el Judas, Según Pedroso, y ahora el señor Mariscal
de Achule Brenard; La Pasión, de Hara- de Gante, el auto más antiguo es el San
court; La Samaritana, de Rostand; La Pa- Marthino del portugués Gil Vicente, repre-
sión, del sacerdote Ghose, y el Satán, de sentado en la procesión del Corpus de Lisboa
Victor Hugo. Alguno aludió á La Devoción el año 1504,
de la Cruz,de Calderón de la Barca, y tanto Claro es que, anterior á él, existieron los
unos como otros, detractores y apologistas, Misterios, alguno de los cuales, como el de
estuvieron conformes en la decadencia del los Reyes Magos, data del siglo XH.
teatro teligioso. Esta piadosa costumbre tiene hoy mani-
A mi juicio, las respuestas adolecieron de festaciones aisladas—y más de drama reli-
una falta: la de no remover con muy justo gioso que de auto sacramental—en los mis-
motivo, una de nuestras máselevadas ejecu- terios de Obermmegan y en la fiesta de al-
torias de nobleza literaria. En España está gunas provincias levantinas de España.
la raiz del teatro religioso, y aunque hoy día Mariscal cita el auto Adán y Mva, que se
interesarían antes que los misterios, consen- representaba en Valencia durante las fiestas
tidos por Alfonso X, los juegos de escarnio del Corpus, por los años de 1889 á 90. En
que el mismo rey prohibió en la ley de Par- Adán y Eva intervienen: Dios, Ángel Que-
tidas á los clérigos,por las muchas villanías rubin, Ángel del Azadón, Adán, Eva, la Ser-
y desaposturas, no es menos cierto que los piente y la Muerte.
orígenes del teatro español están en las Églo- Mariscal cita, á título de curiosidad, lo*
gas, misterios y autos sacramentales de Juan sueldos de los histriones encargados de re-
del Encina, Valdivielso, Timoneda, Pedro presentar el auto, y copia la lista del vestua-
Altamira, Esteban Martínez, el portugués rio, que es muy curiosa:
Gil Vicente y otros tan dignos de mención, «Para Dios Padre, un alba, un roquete,
antecesores y contemporáneos de Calderón una capita amarilla y potencias de hojadela-
y de Lope. ta; para Adán y Eva, dos vestidos de carne,
Sin embargo, no debe confundirse el auto dos pieles plateadas y dos diademas de made-
aacramental con otras composiciones teatra- ra dorada; para el Ángel Querubín, una túni-
les de índole religiosa. El auto sacramental ca con llamas y flecos, y guantes amarillos;
era la representación dramática del misterio para el Ángel del Azadón, un peto de Marro
672 PUR ESOS MUNDOS
y alas, una diadema con llamas, y una lego- bado estudio de Calderón de la Barca, espe-
na, y para la serpiente, un vestido con rabo cialmente en lo que se refiere á su carácter
pendiente de los zaragüellss*» de compositor de obras simbólico-reügíosas.
La cuarta y última partecomenta los pós-
* * timos chispazos del teatro sacramental en
Moreto y Bances Cándamo y la decadencia
Hasta ahora lo más fundamental que había innegable del género por los trastornos po-
escrito acerca de los Autos Sacramentales, líticos, por el agotamiento de los temas y,
era el estudio preliminar de D. Eduardo Gon- más que nada, por *ías nuevas corrientes ra-
zález Pedroso, á la recopilación de Autos cionalistas que transponían el Pirineo». El
desde su origen hasta fines del siglo xvxi, ministerio de Carlos III dio el golpe de gra-
que figura en la Biblioteca de Autores Espa- cia, prohibiendo oficialmente en 1763 la re-
ñoles de Rivadeneyra; el discurso de Canale- presentación de autos.
jas (D. Francisco de Paula), acerca de los Completan esta curiosa y recomendable
Autos de Calderón, pronunciado, en la aper- obra tres apéndices de gran valor para los
tura de curso de la Academia Española, el eruditos y aún para los simples curiosos. En
año 1871; los trabajos dispersos de Merién- eilosfiguran: un catálogo—por orden alfabé-
dez y Pelayo, y los artículos del Padre Ai- tico—de obras y autores, de colecciones de
eardo publicados durante los años de 1907. autos y de los escritores españoles sacra-
á 1909 en la revista Razón y Fé, acerca de mentales; los nombres de actores y actrices
los Autos de López. célebres que representaron ese género de
Lo demás, incluso los capítulos indispen- teatro, y la copia de varios documentos re-
sables de las historias de literatura española ferentes á la legislación de los autos.
de Ticknor, del conde 'de Shaik y del padre Se trata, pues, de un libro muy digno de
Blanco y Los orígenes del Teatro Español alabanza y de popularidad, donde, como he
du Moratin, no trata sino de pasada,—y con dicho antes, su autor ha sabido unir lo ame-
manifiesta hostilidad, según hace observar no con lo erudito, la ligereza del estilo con
Mariscal—este aspecto tan interesante y tan la profundidad de los conceptos, en una per-
español de nuestra literatura dramática. fecta adaptación al viejo y sabio precepto
Los autos sacramentales de Mariscal de horaciano.
Gante, responde á esa necesidad. En más
de 400 páginas, muy nutridas de lectura, El demonio de la voluptuosidad, nóvela
hace un extenso estudio crítico y bibliográfi- po r Alberto Insúa. — Biblioteca Renaci-
co del teatro sacramental,desde sus orígenes miento.—Confieso lealmente que al leer el
hasta mediados del siglo xvni. No es un es- títuio de la obra, el nombre del autor y más
tudio árido, simplemente erudito de catalo- que nada las primeras palabras del pró-
gador. En torno á los ejemplos literarios, el logo (1) creí que había de guardar silencio
Sr. Mariscal evoca la época, las costumbres, acerca de esta nueva obra de Alberto Iu-
analiza los sentimientos, y sabe hacer que súa.
resalten las belle/.as con íal donosura y ame- Los bondadosos leetoies que tengan estos
nidad que la obra resulta muy agradable. modestos comentarios míos, saben que no
Los autos sacramentales se divide en prefiero la critica negativa. Quede para otros
cuatro partes que el autor denomina «Iu- I? ingrata tarea de zaherir y revelar defectos.
íaiiciá», «Juventud», «Virilidad» y «Deca- Yo prefiero la crítica positiva, e! servir de
dencia», respectivamente, de los autos. guía por los caminos que me parecen bue-
En la primera parte analiza las obras de nos. Cuando una obra, según mi honrado y
Gil Vicente, Juan de Pedraza, Juan de Ti- sincero criterio, no merece alabanzas, pre-
moneda y de algunos autores anónimos; en fiero guardar silencio. Y tal vez aquí, en el
la segunda, lá de Tirso de Molina, el maes- silencio, antes que las recriminaciones y los
tro Valdivielso y Lope de Vega, precedidas duros ataques, estaría el remedio contra las
de un documentado estudio ecerca de la in- demasías inmorales y repugnantes de ciertos
fluencia de los autos en las costumbres á libros y ciertos autores.
fines del siglo xvil, cuando se constituyeron Pero respecto de Alberto Irisúa, me dolía
en fiesta nacional, merced á la prohibición de callar. Tengo en muy alta estima su talento
Tos Concilios á los clérigos de representar de novelista para no sentir el verme obligado
obras escénicas, que sacó de los templos á á emplear con un libro suyo el mismo siste-
las calles y puso en manos de comediantes
el teatro sacramental. (1J sVé hacia el publico, tú, el m-is joven de mis libros
La tercera parte, que refleja la plenitud é con la íivtue ,evautadH y la risa en los labios, Eies como
tus hermanos un libro erótico. No te asunte.-, ni te aver-
importancia máxima de los autos, es un aca- güen-es p r ello. Sigue tu ley; cumple tu destino.
BIBLIOGRAFÍA 673
m a q u e con otros de escritores mucho más carne y el espíritu, pero dicha con tal pul"
inferiores á é!. critud, sorteados los escollos con tal fineza
Cierto que Insúa ha escrito La mujer fá- de expresión, que no hay a» sólo detalle de
cil; pero cierto también que es el autor de mai gusto ni la más pequeña procacidad. En
D. Quijote en los Alpes, libro de una sutil este concepto resulta un libro casi austero.
aristocracia intelectual, y de En tierra de Además de Aurora y de Anglada—un ro-
sanios, La hora trágica y Las neuróticas, mántico sensual muy bien observado —to-
que son Ires novelas—especialmente ia prime- das las demás figuras, incluso las secunda-
ra— muy justas de concepción y de desarro- rias y de último término, tienen un relieve
llo. extraordinario. Sariliago, el esposo buenazo
No andamos, por último, tan sobrados de y leal; Jacinto, el loco; Inés Anglada, la
novelista?, en la precisa y castellana inter- hermana de Caries, cómplice silenciosa y
pretación de la palabra, que fuese indiferen- disculpable de la er soñación; Bianor Lore-
te hablar ó no de uno de los pocos que me- da, silueta melancólica y dolorosa, y D. Gui-
recen con mayor justicia el nombre de tal. llermo Herrera, el antiguo tahúr que había
Afortunadamente El demonio de la vo- de casarse con la hija de la Famosa.
luptuosidad no es lo que yo imaginaba. También he dicho que el medio donde
Sin peligro de incurrir en exageraciones, transcurre la acción de El demonio de la
me atrevo á decir que es la mejor novela de Voluptuosidad, tiere la precisión de un
Alberto ín^úa, y una de las más perfectas y cuadro. Nautilia y Urbesacra, la capital y el
admirables de estos últimos tiempos. pueblo gallegos, reproducen fielmente la vi-
Desde las primeras páginas el espíritu que- da provinciana con las maledicencias, sus
da cautivo de la bien urdida ficción, y ni un melancolías y sus calles sombrías, roídas
sólo instanle decae el interés, la simpatía con por las lluvias de años y años...
que seguimos el curso normal, lógico,de esta En cuanto al estilo claro y conciso, lan-
lucha entre la materia y el alma que consti- guidece como una flor del Norte cuando aso-
tuye la médula del libro. ma el dialecto mimoso de Galicia ó ha de re-
Sin desdoro ninguno de la personalidad flejar los cielos y los campos y el mar amplio,
(de su autor, El demonio de la voluptuosi-
dad deja el agridulce sabor de las primeras Cuentos de la noche, por J. Ramires
novelas de la condesa de Pardo Bazán. Uria.— Madrid,-1911.—Más de una vez he
Gomo aquellas Morriña, é Insolación, el oido ¡amentarse á escritores y á lectores de
último libro de Insúa tiene una gran palpita- la escasez de los libros de cuentos.
ción de vida y un fuerte impulso romántico En nuestra época agitada en que todos
dentro de lo más vigoroso, lo más incomovi- vamos hacia adelante sin volver la cabeza,
ble de la tradición de nuestra raza. en que se vive más para el porvenir que pa-
Libre de francesismo, de influencias per- ra el pasado ó el presente, vida de brevedad
versamente cerebrales, El demonio de la y de vértigo, en que la revista y las novelas
voluptuosidad es una novela netamente, lu- semanales sustituyen á los tomos de •• 00 pá-
minosamente española. Españoles sus perso- ginas, los libros de cuentos debían tener una
najes, español el medio, español el modo de importancia que realmente no tienen.
desarrollar el conflicto... Los editores que—salvo honrosas y muy
Se trata de un acabado estudio de mujer. limitadas excepciones—son los únicos in-
Aurora la protagonista es tan humana, tan dividuos que ejercen su industria sin pre-
lógica, tan de nervios y de carne y de san- vios conocimientos de ella, al contrariu de
gre y de alma,que uo puede obrar de distin- los demás industriales, dicen que los libros
to modo de como lo hace. Todo en ella esíá de cuentos no se venden.
concebido con el acierto de un verdadero Pero aquí de Fígaro: ¿No se venden por-
novelista. La tradición familiar que la obli- que no se publican? ¿No se publican porque
ga á ser buena,— aparte de su idiosincrasia no se venden?
induscutible de mujer honrada—la tentación Yo, sinceramente, creo lo primero.
romántica frente ala vulgaridad lega), la des- Los libros de cuentos se pueden leer á pe-
viación-sensual hacía el misticismo, y por úl- dazos, sin quebranto de la hüación ó del tiem-
timo eMrágico desenlace, donde han naufra- po. Sonmuchos momentosde lavida;aspectos
do las energías contra e¡ choque áspero, fugaces y distintos, jardín de flores diversas
bárbaro del mismo demonio de la voluptuo- y,también,como ferias del alma donde cada
sidad encarnado en el cuerpo de Jacinto su cual puede encontrar el juguete que más le
cuñado. divierta, y la emoción que mejor le enga-
A flor de mirada, puede parecer trivial y lane.
vulgar e! asunto. Es ía eterna lucha entre la Por esto, siempre que llega á mis manos
674 POR ESOS MUNDOS
un libro de cuentos, lo abro con ía curiosidad rico y bien instalado en la vida, le permite
que ios niños abren el balcón en la mañana reírse de muchas cosas. ,.
del día de Reyes. De aquí su ironía.
Kste libro de que voy á hablar, tiene otro «Porque el poeta de El jardín abando-
aliciente más: el de ser de un desconocido. nado es un formidable ironista—dice Martí-
. Que yo sepa J. Ramírez Uría no ha pu- nez Sierra en Motivos (1).—Alguien ha di-
blicado otra obra antes de Cuentos de la cho «su visión implacable de las cosas»; yo
noche, diría su visión serena de las almas hace de
Pero Cuentos de la noche no parece un él, si saboreador enamorado de lo bello, des-
primer libro. Aunque algo influenciado de cubridor sagaz de lo cómico, y su espíritu,
distintos autores, tiene un fondo de unidad. que es maravilla de salud, tallado de una
bastante sincero. Se nota en él un autor más pieza, y con cien mil facetas para el gozo de
acostumbrado á leer y á observar, que á es- de la compresión, comprende agudamente y
cribir. por lo mismo, intensamente se emociona y
No importa. El dominio del léxico vendrá ampliamente se regocija, y vibrando con
luego. Lo principal para esta clase de traba- toda armonía, ríe ante toda contradicción,
jos que es la originalidad, lo posee con muy sin fingimiento, honradamente; acaso, por lo
rara variedad de matices y de orientaciones. mismo, implacablemente.»
Los cuentos de \a noche se dividen en No se puede expresar mejor el tempera-
dos clases: verosímiles é inverosímiles. Yo mento y el credo artístico de Rusiñol. Martí-
prefiero los últimos en los que hay la obse- nez Sierra, su traductor y verdadero intro-
sión del más allá, el tormento del auto-aná- ductor en España, lo conoce muy bien,y sabe
lisis, y el terror de las fuerzas sobrenaturales la cantidad de alegría y de sensibilidad que
como en Los pasos lejanos y El aviso. hay en ese gran burlón que física y moral-
Pero tanto los inverosímiles como los ve- mente se parece á Daudet.
rosímiles son narraciones breves, escuetas, Ante todo; es un autor ameno. Tristes,
sobrias con la concisión de estocadas ó la va- trágicos, cómicos, agresivos ó sentimentales,
guedad de un perfume. Algunos de ellos evo- sus libros no causan nunca, no aburren nun-
can la figura del maestro Maupassan. ca, y siempre tienen el mérito de arrancar la
En Ramírez Una hay un cuentista indu- risa ú oprimir el corazón cuando el autor se
dable. Dentro de muy poco, pasados algunos lo propuso.
años, hará cuentos perfectos con esta imagi- Como represenativo de ese dualismo de
nación que hoy posee, y sin preocupación li- Rusiñol, Tin viaje al Plata es inapreciable.
teraria que necesariamente ira olvidando. A contra página de la nota melancólica ó de
Fresno ha hecho unas bonitas ilustracio- la divagación emocional, están el chiste, la
nes, y Miguel Rodenas un bien escrito prolo- observación jocosa y el desequilibrio de la
go para los Cuentos de la noche. palabra ó del concepto.
Hay capítulos como Un náufrago, Carne
XJn viaje alPlata, por Santiogo Busiñol- de blanca, La casa de los inmigrantes y
—Biblioteca Renacimiento, 1911.—Santia- La fuerza del alambre que dejan un acre
go Rusiñol es uno de los artistas más com- sabor de amargura. Hay capítulos como El
plejos y proteicos que conozco. Su3 cuadros, Delegado, Los congresistas, M conferen-
llenos de unción melancólica, de una fer- ciante y Las comisiones que no pueden
viente exaltación del coior y del espíritu, no leerse sin reir con carcajadas sanas y ex-
parecen pintados por la misma mano que es- pontáneas. Y entre estos jocosos y aquellos
cribe los dramas rudos, ásperos, de una sentimentales, hay otros capítulos donde
agresiva violencia melodramática, algo ficti- burla-burlando, y divaga que divagará, surge
cia. El poeta del Patio azul, de La alegría una visión clara y, tal vez, muy exacta .de lo
que pasa, de Oraciones, no tiene la menor que es la República Argentina.
semejanza con el autor de Los juegos flora- Detrás del humorista, se oculta un psicó-
les de Gamprosa, de monólogos como El logo íormidable, y sus apreciaciones acerca
prestidigitador y El escudellómetro y de de las dos idiosincrasias, la del inmigrante y
algunos capítulos de Pájaros de barro y de la del porteño parecen muy justas á fuerza
Aleluyas del Sr. Esteban. de ser lógicas.
De la más alta aristocracia espiritual, des- La fiebre del negocio, la obsesión del peso,
ciende á festivos disparates inadmisibles en la ciudad hecha deprisa, la carencia de un
un riguroso examen del buen gusto. arte y de una literatura nacionales, natural
Pero, por encima de todo, á pesar de esas en todo país sin historia, la desolación de
desigualdades, Santiago Rusiñol es un gran
ar.tista, á quien su independencia de hombre 1,1) Garnier Hermanos; París, pág.
BIBLIOGRAFÍA 675
las pampas, el impudor de aves de rapiña Surgen las caricaturas graciosas, las aven-
conque caen literatos, braceros, políticos, turas fantásticas, los lances inauditos, ade-
aventureros y comediantes, sobre la ciudad rezado todo ello con un estilo pintoresco y
enorme, la indiferencia despectiva del ar- de mil facetas.
gentino, el odio del gaucho hacia el gringo... Las Águilas se lee de un tirón, sin que
iodo esto lo refleja Un viaje al Plata con fatigue un solo instante. Tiene capítulos muy
gran desenvoltura y con cierto aire de« ¿á atinados y figuras tan justas de colorido y
mí qué me importa?» que tal vez suscite al- de vitalidad como las del padre de Josele,
gunas protestas. Salud, la mocita que ama sin saberlo, el doc-
El libro acaba con un episodio siniestro tor Pajarit y Agustín, el tahúr y bravo de
que no puedo menos de citar. Vuelve el bar- garitos.
co á España,y una noche, en pleno Océano, La psicología del protagonista es simplicí-
un hombre se tira al agua. sima y diáfana como suele ser la de todos los
Detienen el barco, lanzan una lancha, bus- toreros, y por último tiene esta novela sobre
can inútilmente... El mar se ha tragado al sus similares de asunto y de ambiente, la
suicida. atención que el autor concede á lo que pu-
«¿Quién era?~pregunta todo el mundo— diera parecer secundario: el medio, las cos-
Nadie lo sabe. Un español, un emigrante, un tumbres, los paisajes y sobre todo los fac-
•loco. tores que impulsan á Josele á buscar el oro
»Esto nos retrasará más de dos horas— sangriento de los circos y á hundirse en la
•dice un señor mirando un reloj cargado de muerte una mañana plácida y triste cuando
pedrería que cuelga de una gran leontina. Madrid no lia despertado aún...
»E1 uno vuelve rico y el otro vuelve loco. Tal vez este capítulo último sea el mejor
^¡Ouien sabe si América es eso!» de la obra por la sobriedad y la sutil amar-
Sí. Tal vez América es eso. Un enigma que gura conque lo ha escrito Parmeno.
"tiene aígo de mujer. A ella van los soñado-
res, los desesperados, los expulsados, los Romances de ciego, por Alberto Casañal
abálicos y los que son una voluntad con Shakery, Zarago&a, 1911.—De entre los
manos, ojos y nervios. modernos escritores aragoneses, de entre esa
Después... La gran ciudad, como las mu- valiosay lucida agrupación donde figuran los
jereshunden, á unos hombres y engrandecen nombres de Pamplona, Matheu, El Bachi-
á otros. ller Corchuelo, López Allué, Blas y Ubide,
Esta incertidumbre, esa fiebre, ese vértigo SilvioKoslti, GarcíaMercadal,Celorrioy Ma-
-es lo que refleja entre donaires y melanco- riano Turmo, Aberto Casañal, se destaca co-
lías Un viaje al Plata. mo el más exacto, como el más divertido
pintor de baiw/rros y de baturradas.
Las águilas (de la vida del torero), no- Los tipos populares aragoneses tienen en
wla de J. Lopes Pinillos.—Biblioteca lie- él un intérprete maravilloso de gracia y de
nacimiento.—Estas novelas de luz, de san- picardía.
gre y de bravura son siempre agradables al Mariano de Gavia escribió de él en cierta
temperamento pasional de los españoles. ocasión: «su disfraz predilecto, en el Carna-
Entre las novelas de toros y toreros Las val literario, y tanto en el libro como en la es-
éguilas puede figurar dignamente al lado de cena, ha sido el baturro clásico. Y ¡viveDios!
Sangre y Arena, El Espada y Cartuche- que ha acertado á llevar el cachirulo y la faja
rita. con tanto donaire y tan buen temple como
Sin ser propiamente una novela exclu- ei aragonés de mejor casta y raza, ya sea
sivamente taurina, es una colección de cua- soltero ó del campo, como dicen por allá.»
dros andaluces pintados con el vigor y la Tiene razón el maestro de cronistas. Los
exuberancia léxica que caracterizan kPar- libros, y las comedias de Casañal Shakery,
meno. reflejan exclusivamente la vida baturra. Es
López Pioilios ha logrado conquistar una la suya una obra alegre, optimista, por la
personalidad original en el periodismo ma- cual le debemos honda gratitud los inconta-
drileño. Sus crónicas donosas, jocundas, tru- bles lectores que tiene siempre á su favor.
culentas á veces, y en toda ocasión, diverti- Su tipo anterior á Romances de ciego
das, revelan el gracejo meridional y la edu- fue una sorpresa. Se titulaba Nuevo libro de
cación clásica de su autor. los Enxemplos, y en pleno siglo s s resuci-
Es una literatura de sol y de picardía. taba el estilo y el procedimiento literario
Por eso cuando hace novelas como La del siglo xiv y comienzos del xv, con una
sangre de Cristo y como Las Águilas, Pi- colección de apólogos, hecha de tan peregri-
nillos está en su elemento. na y donosa manera que no parecía obra de
676 POR ESOS MUNDOS
autor contemporáneo sino descubrimiento . Este íiltimo romance !o estrenaron en cí
de archivero. Teatro Principal de Zaragoza Leocadia Alba
Et Nuevo libro de los Enxemplos sirvió y Simó Raso en 1909, y fue- un gran éxito
para demostrar la gran cultura del futuro de risa. Seguramente los notables actores
autor de Epistolario baturro y cómo es de contribuirían á realzar la picardía y la plas-
fértil, y picaresco su ingenio. ticidad de tan donosísima caricatura.
Después de ]a reconstrucción clásica, la • Además de El terror de Botorrita y de-
reconstrucción popular. La fiera Zurrupia, debo mencionar en Bo-
Romances de ciego contiene diecinueve manees de ciego: La espada del peregrino,.
romances á cuál más gracioso y regocijado, Los 25 motivos, La fin del mundo y Carla
que caricaturizan esos otros anónimos gan- de una ama.de cría,ingeniosos y divertidos.
gosamente cantados en plazas y calles, al
pié de un cartelón sanguinario, para deleite El Derecho y sus sacerdotes. ¡ (1.a par-
de menegildas, pilludos, trota-cailes y sol- te), por Pedro Dorado, Catedrático de ¡a
dados. • Universidad de Salamanca. Un vol. de
No puedo resistir á la tentación de copiar 592 páginas.—Desde los übrus de Giner y
fragmentos de El terror de Botorrita y de Calderón y de! malogrado Costa, la literatu-
La fiera Zurrupia, que son de lo más grá- ra jurídica española no ha producido, en el
ficos de ia obra: ramo de la Filosofía del Derecho, otra obra-
comparable á ésta.
Nació este ilustre bandido El robustísimo talento crítico de .Dorado-
el día cinco de marzo, Montero, llegado á toda su madurez, se ap i-
y á los veinticuatro meses ca en el libro El Derecho y sus sacerdotes,
de nacer, cumplió dos años. á los más arduos problemas de la Filosofía
Su madre era una gitana jurí dica,por un lado, y de!a Psicología pro-
y su padre era un húngaro, fesional, por otro. Y asi, en la primera de-
y de Pastriz, sigún cuentan las partes, que publica ahora, después de
eran naturales arabos. una introducción explicando la génesis y
motivos del trabajo, investiga, en otros tan-
Al tiempo de echar al mundo tos capítulos, bajo el concepto general «del
al creminal de que hablamos, Derecho», el duaíismo del derecho legislable
su madre, sigún riñere y del legislado, el de! Derecho y la Moral, e\
la historia, se murió de asco, del derecho racional y el histórico, y la cues-
y no se murió su padre tión interesantísima del Derecho y la coac-
también aquel día aciago ción. Nada más sugestivo que este flujo con-
porque hacía veinte meses tinuo de un pensamiento profundo en ton.o-
que había muerto en el palo. á las raices más hondas de las Ciencias ju-
rídicas. Sobre firmísimas y compactas notas
(El terror de Botorriia, pap. 26.) de seria y segura erudición, á la manera de-
sillares ó de columnas, se sostiene la teoría
Colocaos á la cabeza elaborada en ei texto; digna de que los espí-
de aquel fúnebre cortejo, ritus cultos la conozcan y estudien. Sólo los
iban sais guardias civiles,
aragoneses dos de ellos, • meros leguleyos podrían pasarse sin ella. La
los otros dos valencianos, lectura de esta obra se recomienda, por tan-
y los restantes, solteros, to, á todos los profesionales del derecho que
iban dimpués los músicos, quieran elevar y asegurar su cultura.
pero sin los estrumentos;
seguíales el alcaide Repertorio doctrinal, por orden alfabé-
rodiao de cuatro maceros tico, de la Jurisprudencia adminisiratna
y del juez y el escribano española. (Tomo 11, años 1896 á 190a),
(mal caraos los dos por cierto). por la Bedacción de la Bevísía general de
Legislación y Jurisprudencia, bajo la di-
rección del Excmo, Sr. D. Eduardo Dato
Nueve cadávres bailaron é Iradier. Hijos de Beus, Editores. Un
sin contar tres esqueletos vol. de 983páginas.
que sin señales de vida Esta interesante obra de indiscutible uti-
estaban colgaoa del techo. , lidad, que la conocida casa editorial Hijos
de Beus ha puesto estos días á la venta, en-
y un niño recien nacido cierra una utilidad considerable para el ju-
que dijo llamarse Pedro. rista español. EL profundo caos que reina en
BIBLIOGRAFÍA G77
3a materia administrativa, imposibilita cono- tribuir con su grano de arena, á la legíti-
cer, en la mayoría de los casos, un criterio ma exaltación del artista.
fijo en el instante que precisa, y á resolver »Respecto de la vida de Zurbarán, afirma
definitivamente este inconveniente tiende el que no fue éste á Sevilla de niño, sino sien-
libro que recibimos y cuyo éxito no es dis- do ya bastante mozo, ni estudió bajo la di-
cutible, dada la aceptación obtenida por el recciónde Roelas, como se ha sostenido desde
volumen I (años 1888 á 1896). Palomino en adelante, por todos sus biógra-
En sus mil páginas de nutrido texto, se fos, ni pudo inspirarse en ias obras del Ca-
encuentran expuestas alfabéticamente, todas ro vaggio, con las que las suyas no tienen re-
las sentencias y autos dictados en dicho pe- lación; y aporta el curioso dato, descubierto-
riodo, labor que tendrá continuación en el por el Sr. Rodríguez Marín, en el Archivo de
volumen III, según anuncia está preparando Protocolos de Sevilla, de que el primer
la citada Gasa editora. Además, contiene to- maestro de Zurbarán fue Pedro Díaz de Vi-
das las decisiones recaídas á consulta del llanueva, pintor de imaginería. Sigue con.
Consejo de Estado, sobre competencias, eon- bastante acierto y copia de datos, la vida del
flictosdejurisdicción y recursos de queja. So- pintor en Llerena, y no en Fuente de Cantos-
bresalen notablemente por su copiosísima é como se supuso, en Sevilla, donde fue muy
interesante jurisprudencia los epígrafes apreciado, y en Madrid después.
Aduanas, Aguas, Aranceles, Beneficencia, »Bajo el título de Destino y paradero de
Capellanías, Clases pasivas, Consumos, los cuadros de Zurbarán-, ha formado el
Contribuciones, Expropiación forzosa, De- Sr. Cáscales y Muñoz un Catálogo muy com-
rechos reales, Timbre, Utilidades, Alcoho- pleto de ellos, indicando los lugares en que
les, Minas, Montepíos, Montes, Obras pú- se hallan, tanto las iglesias y conventos para
blicas, Pensiones, Tranvías, etc., etc. donde fueron pintados, como las colección' ©
Esta interesante obra, además del extrac- públicas y particulares, nacionales y extran-
to, contiene la fecha de la Gaceta, la página jeras.
y el tomo déla Revista general de Legisla- Í>EI capítulo en que trata de Los cuadros
ción y de la Colección Legislativa de Es- de Zurbarán d través de la crítica, es, co-
paña, en donde puede consultarse íntegra mo su nombre indica, un resumen de los
ia sentencia,.circunstancia que avalora nota- juicios emitidos acerca del artista por críti-
blemente el libro. cos antiguos y modernos y por algunos ar-
tistas; siendo de notar, entre los formulados
Francisco de Zurbarán: su época, su por éstos, el de nuestro compañero D. Jo>é-
vida y sus obras, por José Cáscales y Mu- Villegas que, como suyo, es muy original y
ñó-/,, cronista de Extremadura. Con el fa- ha sido escriío expresamente para esta obi a.
vorable informe-de la Real Academia de »Por último, bajo el epígrafe de El pintor
Bellas Artes de San Fernando y 60 foto- á través de sus cuadros, hace el Sr. Cas-
grabados de los mejores cuadros del avtis- cales y Muñoz un detenido estudio de la pro-
ta.—Así reza la portada del libro que acaba ducción del artista, asi como de su persona-
de dar á luz el Sr. Cáscales y Muñoz, y del lidad, que brilla, con poderosa fuerza, en la-
que nos hemos de ocupar otro día con todo corriente naturalista que caracteriza á la
el detenimiento que merece; pero á fin de pintura española.
que nuestros lectores tengan una idea del i-Tal es el.trabajo del Sr. Gaséales y Mu-
juicio emitido por la Academia de San Fer- ñoz, que revela su constancia en perseguir
nando, transcribimos á continuación, algu- el fin propuesto, y entre otros aciertos, ya
nos párrafos del mismo: señalados, sobresale, esencialmente, el de
«Ante artista de tal valía (dice ladocta cor- haber hecho el primer libro que á Zurbarán
poración), en quien,,á decir verdad, la críti- se dedicas.
ca no se había fijado especialmente hasta
hace poco tiempo, y al ver que, en general, La Vida Interna; poesi'as,por Rafael
sólo se ie ha juzgado de pasada, ni se han Torróme; Sucesores de Hernando. Ma-
aportado pruebas documentales en el núme- drid, 191L—En el movimiento literario es-
ro que fuera de desear, ei Sr. Cáscales y Mu- pañol contemporáneo, existen dos clases de
ñoz, que es extremeño, como Zurbarán, ha libros.
seniido el nobre deseo de rendirle tributo de Una—desgraciadamente la más numero-
admiración, reuniendo y ordenando datos, sa—comprende los ocasionales, los com-
noticias, documentos y antecedentes sueltos, puestos de retazos ya publicados en perió-
y juicios críticos aislados, para formar con dicos y revistas; otra, los rigurosamente ii é-
todo ello un libro y, como dice modesta- ditos, los que se hicieron poco á poco en la-
mente, en la breve introducción, para con- paz de una existencia libre de apremios y.
POP. ESOS MUNDOS
JURÍDICO
N.—Zaragoza.—Según fuero de Aragón, casada necesita el permiso de su marido.»
usted no puede ser aragonés, pues no- es hi- M. A.—Sevilla.—Yo opino que para ese
jo de padres aragoneses, ni ha nacido en Ara- electo lo es, y por lo tanto, lo que tiene que
gón y permanecido en él; ellos y usted si- pagar son las 964,80.
guen siendo navarros, donde la mayor edad, E. R.— Cartagena.—El Tribunal Supremo
según fuero, son los catorce años, pero según de Inglaterra puede hacer citaciones y noti-
costumbre, los veinticinco. ficaciones á personas residentes allí;que pro-
Respecto á cuándo puede casarse, habién- cedan de Tribunales extranjeros, y que co-
dose redimido á metálico, lo puede hacer al rrespondan á asuntos civiles ó comerciales,.
año y un día después de haber hecho el in- Gaceta del 27 de Mayo del corriente año,..
greso en caja, si su padre, ó de faltar éste, su rectificada en la del 28 del misms mes y año.
madre, le dan el consentimiento, y si no se lo UNO TIE UN PUEBLO.—Granada.—A mi
dan, aguarde á los veintitrés años y enton- juicio el interdicto de recobrar prosperaría.
ces, si le niegan et consejo, puede casarse á La Ley Municipal sólo prohibe la admisión
los tres meses de dicha negativa, siempre de interdictos, cuando estos contrarían pro-
que haga constar de un modo auténtico que videncias dictadas por la Administración en-
se lo han negado. asuntos de su competencia.
F. P.—Barcelona.—Siento mucho no po-
derle complacer, pues los abogados no tene- INCÓGNITO.—Jaén. — Lea la Gaceta de
mos arancel, y no es posible por su carta de 11 de Abril del corriente y quedará satis-
usted, saber si es excesiva la minuta; si us- fecha su curiosidad, y conste que por una
ted ía cree excesiva infórmela. V8rdadera casualidad le contesto, creyendo
Q.E.—Barcelona.—Si, señor, véala Ga- firmemente que no es curiosidad, como usted
ceta del 15 de Julio próximo pasado, y en dice en su carta, pues si por curiosidad lo-
ella encontrará la ley de 17 de Julio del co- hubiera tomado, no me habría dado el mal
rriente año que es la que regula el contrato rato de ver tantas sentencias.
de aprendizaje, y en su artículo 9.° dice:
*Para contratar su aprendizaje, la mujer LICDO. ANTONIO A. GOYCOECHEA
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