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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ZACATECAS

FRANCISCO GARCÍA SALINAS

UNIDAD ACADÉMICA DE FILOSOFÍA

MAESTRÍA EN PENSAMIENTO CRÍTICO Y


HERMENÉUTICA

PROYECTO DE PROMOCIÓN DE LA LECTURA PARA EL


ORIENTE DE LA CIUDAD DE AGUASCALIENTES

PROYECTO DE GESTIÓN CULTURAL QUE PARA OBTENER


EL GRADO DE: MAESTRO EN PENSAMIENTO CRÍTICO Y
HERMENÉUTICA PRESENTA:

IVÁN ALONSO CUEVAS

ASESOR:

DR. JUAN MANUEL GARCÍA GARDUÑO

ZACATECAS, ZAC. JUNIO DE 2022


AGRADECIMIENTO

A mi pequeña familia, distribuida en dos países, y a mi gran familia zapatista, diseminada

por el mundo. A ambas las distingue el trabajo duro. Gracias a ambas por la fuerza y la

inspiración.

A mis queridos primeros maestros, Oscar y Víctor. Gracias por ayudarme a encontrar el

rumbo.

A Antolín Pulido, el Sócrates republicano. Gracias por ser una constatación viviente de que

no hemos sido derrotados.

A mis profesores de la UAZ. Gracias por dotarme de herramientas para pensar y por esta

oportunidad para enfocarme.

A mi alma mater, la Universidad Autónoma de Zacatecas, institución que enseña la

generosidad.

2
ÍNDICE

Introducción ........................................................................................................................................ 5
1. El trabajador como espectador pasivo: una cultura que empobrece.............................................. 10
2. La cultura como mercancía y como generadora de sentido común............................................... 18
3. El espectador ................................................................................................................................. 27
4. La lectura y su promoción en México y en Aguascalientes .......................................................... 35
5. ¿A qué promoción cultural aspiramos? ......................................................................................... 41
6. Una propedéutica para el gran diálogo .......................................................................................... 46
7. Criterio de selección del acervo de libros ..................................................................................... 56
8. Aspectos logísticos y organizativos .............................................................................................. 59
Conclusión......................................................................................................................................... 63
Apéndices .......................................................................................................................................... 65
Apéndice1: Apuntes del promotor sobre un libro ......................................................................... 65
Apéndice 2: Hacer escuela en sentido clásico ............................................................................... 67
Bibliografía ....................................................................................................................................... 70

3
Yo he preferido hablar de cosas imposibles,

porque de lo posible se sabe demasiado.

Silvio Rodríguez

En verdad, por paradójico que pueda parecer, es en la respuesta de los oprimidos a la

violencia de los opresores donde encontraremos el gesto de amor.

Paulo Freire

4
Introducción

Nos envuelve un radical hastío de vivir; un cansancio infinito; un aburrimiento

enloquecedor. Pareciera que la energía de la especie se ha gastado, que ya ha dado de sí lo

que podía. El capitalismo nos ofrece una forma de vida que lleva al absurdo: a dedicar

largas horas a un trabajo ingrato con la esperanza de comprar cosas, las cuales luego no

podrán usarse por falta de tiempo; a pensar sólo en uno mismo, pero temer la soledad como

el peor de los males; a medir la vida con el rasero del placer y experimentar, sin embargo,

la insatisfacción en todos sus ámbitos.

Nos hemos convertido en una sociedad cansada, insatisfecha y solitaria.1 Somos

personas cuya pobreza interior les hace presas del aburrimiento y de un deseo constante de

consumo.

¿Pueden acaso el saber y el arte dotar de fuerza para vivir? ¿Pueden oponerse a un

sentido común que conduce al empobrecimiento interno, al egoísmo, a la desesperación?

¿Hasta qué punto es posible la transformación del individuo antes de transformar su

entorno? Si el sentido común capitalista se ha instaurado por medio de la cultura, ¿se le

puede combatir desde este mismo ámbito?

1
Para abundar en esta cuestión ver Byung Chul Han, La sociedad del cansancio, (Barcelona: Herder, 2012).

5
Debemos conocer a profundidad la mentalidad capitalista para no terminar

promoviéndola. Es sabido que las instituciones encargadas de educar y promover la cultura,

por más buenas intenciones que tengan sus funcionarios (profesores y gestores), son las

principales reforzadoras del sentido común establecido. Hemos de tener esto en cuenta y

evitarlas en lo posible.

En este trabajo intentaremos alejarnos de la promoción de la lectura que no sólo no

cuestiona el sentido común capitalista, sino que lo promueve. Trataremos de esbozar un

proyecto de promoción de la lectura centrado en la búsqueda de sentido. Pretendemos una

promoción cultural que contribuya a cambiar el foco de la insatisfacción: debemos pasar de

estar insatisfechos con nuestro consumo a estar insatisfechos con nuestro desarrollo

personal y con las instituciones del sistema capitalista. Tenemos que seguir insistiendo en

que el capitalismo condena a la mayor parte de la humanidad a la superfluidad, a una vida

sin importancia para sí misma, a una vida construida en torno al tener y al aparentar.

Ante un sentido común del “no pasa nada, todo está bien” y del “es tu culpa si no

tienes éxito” debemos promover la angustia existencial. Lo que pretendemos es hacer

crecer el número de los insatisfechos. Buscamos una sabiduría de la inconformidad, de la

ingratitud.

Creo firmemente que se nos ha negado una herencia cultural riquísima para

vendernos un entretenimiento embrutecedor. El fin: que nos reproduzcamos como mano de

obra consumista y dócil. Esta es la razón por la que el presente proyecto está dirigido al

sector obrero de la ciudad de Aguascalientes. Al sur y oriente, donde se concentra la

población más trabajadora y, por ende, más pobre de la ciudad.

6
Nuestros antepasados llamaban al tener conocimiento acerca de su pasado y su

cultura “vivir con raíz en el mundo”. Somos desheredados en la medida en que no somos

capaces de acceder a nuestra herencia de humanidad. Los espíritus superiores tienen, a sus

espaldas, un pasado rico que les catapulta hacia el futuro. Nosotros nos impulsamos en el

vacío. Es que se asume de facto, y lo asumimos también nosotros, que el mundo del

conocimiento es para otros, que ahí hay algo a lo que no podemos aspirar de manera

legítima. Tenemos que despertar en las personas la pasión por lo prohibido, y lo más

prohibido para los pobres, lo que se ha decretado como fuera de su alcance, es el

conocimiento.

La vida humana no es algo dado, sino algo en proceso de construcción. Los bloques

constructivos que nos constituyen son elementos culturales. Casi la totalidad de la cultura-

entretenimiento a la que podemos acceder libremente es integradora; somete. Nos integran

volviéndonos consumidores pasivos de espectáculos: meros espectadores a los que la vida

les pasa de largo.

A nuestra gente se le satura de entretenimiento y trabajo. No se le dan herramientas

para la reflexión, no se le deja espacio a la contemplación. La vida reproductiva material no

permite la contemplación: nos presentamos a ella como seres completos, limitados,

determinados. La vida contemplativa, sin embargo, proporciona el fundamento desde el que

se puede vivir, es decir, dar algún sentido a la vida material. Mucha gente “vive”

desconectada de su dimensión contemplativa; o más bien dicho, esta dimensión se

encuentra en ellos fuertemente determinada por un contexto cultural rígido (dirigido). Sus

vidas son vividas en automático (autómatas) por procesos mentales impuestos, deseos

insuflados, necesidades creadas. El orden basado en el consumo los consume.


7
El problema es que esta sociedad centrada en el consumo es autodestructiva.

Llevará a la civilización a un colapso debido a que depende de un consumo desmedido y de

una explotación ilimitada del medio natural y social. Necesitamos oponer a este orden

necrófilo nuestra voluntad de ser. A la irracionalidad del consumo y de la permanente venta

de sí mismo del consumidor-espectador queremos oponer la búsqueda de sentido por medio

del diálogo, del encuentro con el otro, de la toma de conciencia acerca de la propia

situación en el mundo. Todos estos elementos podemos encontrarlos en la buena literatura.

A la toma de conciencia acerca de la propia situación en el mundo los marxistas le

llamamos conciencia de clase. Una pequeña parte del descubrimiento de quién es uno pasa

por descubrir quién es su enemigo. Queremos abonar a la convicción de que el otro que

trabaja, que goza de la belleza y padece al mismo enemigo, es el amigo. Otra pequeña parte

del descubrimiento de quién es uno pasa por encontrar a los amigos. Este proyecto se trata

de compartir y de hacer amigos.

Los proyectos culturales que se apoyan en las instituciones burguesas necesitan dar

por supuesto que estas estructuras son por lo menos neutras, sin reparar en que han jugado

generalmente el rol de integrar a las personas a la sociedad tal como es, lo que hace a estas

instituciones ser fundamentalmente conservadoras. Trataremos de evitarlas en lo posible, o

de operar al margen de ellas.

El lugar que antes ocupó la escuela y antes que esta la religión, lo ocupa hoy la

industria cultural. Nos encontramos con el aparato ideológico más potente de la historia: los

medios electrónicos de comunicación y entretenimiento. Estos generan una atmósfera de la

que hoy, prácticamente, no se puede salir. Se valen de la percepción estética para imponer

8
un hedonismo universal; normalizan el estado de cosas actual y preparan a la sociedad para

no rechazar las contradicciones del sistema que tienden a nuestra destrucción. Hacen un

espectáculo de todo y del trabajador un espectador. Ellos son el principal enemigo.

Este enemigo es desmesuradamente poderoso y no aspiro a grandes resultados. Mi

pretensión primera es darme a mí mismo una regla de vida que me impida ahogarme en la

impotencia y que me proteja lo más posible de la indiferencia que nos carcome

continuamente el corazón. Si, por fortuna, encuentro algún amigo en el camino, daré este

proyecto por exitoso. Uno de los principales retos a que me enfrento es el de crear, por un

lado, una propuesta de promoción de la lectura a la que pueda integrarse cualquier

trabajador o estudiante que sepa leer, y, por otro, que no sea laxa en cuanto al

requerimiento de esfuerzo, tiempo y entusiasmo.

Aunque sea en una muy pequeña escala hemos de presentar a nuestra clase una

alternativa a la frustrante vida sometida a los estándares del consumo y la apariencia.

Intentaremos reivindicar el diálogo como alternativa a la soledad del individualismo y

como llave de acceso al gran diálogo que es el mundo literario.

9
1. El trabajador como espectador pasivo: una cultura que
empobrece
Si queremos hablar seriamente del desarrollo intelectual de los trabajadores debemos partir

de las condiciones que lo impiden. Ya en su juventud Marx llama la atención acerca de

cómo la enajenación económica, de la que son objeto los trabajadores, tiene como correlato

una enajenación ideológica.2 Ambas formas de enajenación producen el empobrecimiento

de la vida genérica (de sus facultades intelectuales y creativas), al mismo tiempo que

posibilitan la reproducción del sistema económico-social. Si la enajenación económica hace

al trabajador producir para otro, la ideología se encarga de hacerlo pensar en interés de otro:

le forma un sistema de creencias que lo hace encajar en el proceso productivo con la menor

resistencia de su parte. En los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 Marx observa

que la vida del trabajador se empobrece a medida que este crea riqueza para otro;3 esto se

debe a que el trabajador pone su vida, en forma de tiempo y actividad, en la producción de

mercancías, las cuales una vez creadas contienen la vida del obrero como cristalizada

(objetivada). Son producto del trabajo, pero se presentan al trabajador como algo ajeno a él,

algo que no tiene relación con su vida, que se le enfrenta. El trabajador se percibe como

habiendo perdido algo en el trabajo; se siente escindido; en ese trabajo pierde algo más que

el tiempo: se pierde a sí mismo. Le ocurre con la mercancía lo mismo que con otras de sus

creaciones; pone en ella sus potencialidades y luego percibe estas mismas energías como

ajenas a sí:

2
Carlos Marx, “El trabajo enajenado”, en Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, ed. Juan R. Fajardo,
Marxists Internet Archive. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/index.htm
3
Ibíd.

10
...tanto más poderoso es el mundo extraño, objetivo que crea frente a sí y tanto más pobres

son él mismo y su mundo interior, tanto menos dueño de sí mismo es. Lo mismo sucede en la

religión. Cuanto más pone el hombre en Dios, tanto memos guarda en sí mismo. El trabajador

pone su vida en el objeto pero a partir de entonces ya no le pertenece a él, sino al objeto.

Cuanto mayor es la actividad, tanto más carece de objetos el trabajador. Lo que es el

producto de su trabajo, no lo es él. Cuanto mayor es, pues, este producto, tanto más

insignificante es el trabajador.4

Perdiéndose a sí mismo, el trabajador se enajena de su humanidad, perdiendo en ello

a los demás hombres: “La pobreza es el vínculo pasivo que hace sentir al hombre como

necesidad la mayor riqueza, el otro hombre”.5 Dado el interés de la burguesía por evitar la

organización de los trabajadores, la ideología ha operado en el sentido de justificar y

aumentar el aislamiento de los individuos; ha impuesto límites a la comunicación. Desde el

Dios que le habla a cada uno de Lutero, hasta las listas de reproducción personalizadas en

YouTube, esta individualización no ha parado de aumentar. La aparición de la imprenta y el

luteranismo marcan el inicio de la desaparición de la lectura como practica normalmente

grupal (en los monasterios). Traen una lectura individual y en silencio. Aun así esta lectura

partía, durante los siglos posteriores, del deseo del lector de comunicarse, primero con

Dios, luego con el autor o con la época. Hoy ese deseo de comunicación ha sido reducido

hasta casi desaparecer para la clase trabajadora, a la que se le presenta la lectura como

entretenimiento o como recepción de información autorizada; la ideología detrás de la

cultura de masas trata de ocultar la necesidad de la comunicación como diálogo e impone

4
Ibíd.
5
Carlos Marx, “Propiedad privada y comunismo”, en Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, ed. Juan
R. Fajardo, Marxists Internet Archive. https://www.marxists.org/espanol/m-
e/1840s/manuscritos/index.htm

11
una comunicación unidireccional. Desconectado de sí mismo y de los demás, el trabajador

queda a merced de la única voz autorizada: la del propio sistema ideológico imperante.

Tenemos pues que, para Marx, la pérdida del hombre es pérdida de sí y de los

demás: una escisión que lo rompe como individuo y que lo desintegra como ser social. Este

ser escindido del proletario se intenta ocultar mediante recursos ideológicos:

convenciéndole de pertenecer a un plan divino, a un Estado, a un grupo empresarial,

etcétera. Pero tal separación resurge como angustia de pérdida: pérdida del tiempo, de las

relaciones humanas, de los sentidos que se creían sólidos. En realidad es la pérdida de sí

mismo irresoluble en el sistema. La ideología es el interés material de la clase dominante

convertido en ideas, en sentido común y en lugares comunes; en cosmovisiones; en ideas

políticas y religiosas; en instituciones santificadas, como la iglesia, la escuela, los poderes

del Estado y la familia.6

En un panorama tal, donde las facultades y la energía del trabajador son consumidas

por el sistema productivo, sería deseable el empleo del escaso tiempo libre y la poca

energía que no consume el trabajo en la formación intelectual. Con este objetivo los

revolucionarios de principios del siglo XX creaban escuelas para los trabajadores. En ellas

se aprendía a leer y se discutía de política. Sin embargo, conforme las luchas obreras van

logrando reducir la jornada laboral, los aparatos ideológicos evolucionan para absorber, en

favor de la burguesía, ese tiempo libre. Antes de continuar, veamos brevemente lo que son

los aparatos ideológicos.

6
Cfr. Carlos Marx y Federico Engels, La ideología alemana (Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos, 1958),
50.

12
Althusser desarrolla el análisis, iniciado por Marx, de los aparatos ideológicos de

dominación. Señala a la ideología como factor de reproducción del sometimiento, base para

la reproducción del proceso económico. Estos aparatos Ideológicos del Estado (AIE) son:

AIE religiosos (el sistema de la distintas Iglesias),

AIE escolar (el sistema de las distintas "Escuelas”, públicas y privadas),

AIE familiar (La familia cumple, evidentemente, otras funciones que la de un AIE.

Interviene en la reproducción de la fuerza de trabajo. Es, según los modos de

producción, unidad de producción y (o) unidad de consumo),

AIE jurídico ("Derecho" pertenece a la vez al aparato (represivo) del Estado y al sistema

de los AIE.),

AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos partidos),

AIE sindical,

AIE de información (prensa, radio, T.V., etc.),

AIE cultural (literatura, artes, deportes, etc.).7

Althusser sostiene que los diferentes AIE tienen peso variable en sociedades

distintas, es decir, que podemos encontrarnos con predominio de uno o unos AIE por sobre

los demás. Supongo que en la antigüedad predominaría la familia; Althusser señala el

predomino de la religión en la edad media y de la escuela en el siglo XX. Siguiendo las

reflexiones de Adorno, Horkheimer y Guy Debord, podríamos decir que hoy asistimos al

7
Louis Althusser, Ideología y aparatos ideológicos del Estado, en Marxists Internet Archive.
https://www.marxists.org/espanol/althusser/1970/iv.htm

13
predominio de una fusión entre los AIE de cultura e información, pues no sólo se ha

generalizado su alcance a nivel mundial, sino que su lógica de funcionamiento, como

veremos más adelante, se ha impuesto en diversos grados a los demás AIE.

En general podemos referirnos a la ideología como una falsa conciencia que se

impone como verdad obvia; un sistema de creencias que privilegia la permanencia de una

forma de organización social determinada y que es condición necesaria para su

reproducción. Aunque Althusser denomina “Aparatos ideológicos del Estado” a las

instituciones encargadas de la reproducción de la ideología, estas no operan a favor del

Estado, sino de la clase social en provecho de la cual este Estado se constituye: la clase de

los propietarios de los medios de producción. Así, si el aparato de Estado es utilizado por la

clase dominante de la sociedad para mantener su dominio sobre la clase explotada,

debemos guardar fuertes reservas a la suposición de que, de las instituciones estatales,

pueda provenir iniciativa alguna que tienda al crecimiento intelectual de los trabajadores en

un sentido emancipador.

Los AIE de información y cultural, al evolucionar, experimentan cierta fusión.

Devienen en industria cultural, la cual lleva a una total inmersión del trabajador en la

ideología; se le crea un ambiente industrial fuera del trabajo, para que no pueda

desconectarse nunca; un ritmo de pensamiento determinado por la producción continua que

se manifiesta en imágenes que se suceden sin parar. La integración es total, el

entretenimiento es continuidad y aprobación de facto del sistema social y económico.8 La

cultura se masifica para un consumo automático, acrítico, irreflexivo. El cine, la televisión

8
Cfr. Max Horkheimer y Theodor Adorno, Dialéctica de la Ilustración (Madrid: Trotta, 1994) 171-173.

14
y la radio marcan los ritmos de vida y de pensamiento; producen sentido común sin dejar

espacio a la reflexión. El entretenimiento se universaliza creando la sociedad del

espectáculo. Todo es espectáculo, la apariencia toma carta de realidad: se impone a la vida.9

La visión capitalista del mundo se objetiva en una imagen televisiva que se impone como la

realidad misma. El espectáculo entra en posesión completa de la realidad, sólo dentro de él

el individuo, aislado pero integrado, puede pertenecer. “El espectáculo es la reconstrucción

material de la ilusión religiosa. La técnica espectacular no ha disipado las nubes religiosas

en las que los hombres han depositado sus propios poderes desligándolos de sí mismos: ella

los ha solamente ligado a una base terrenal...el espectáculo es la realización técnica del

exilio de los poderes humanos en un más allá; la escisión consumada al interior del

hombre”,10 al extremo, señala Debord, de que el espectador concibe como más real lo

acontecido en el mundo del espectáculo que su propia realidad circundante; el espectáculo

es una mercancía que se erige en criterio de realidad. La vida, deseos y aspiraciones del

espectador están en otra parte, la escisión se vuelve consustancial a la vida: la vida está en

otra parte, no ya en un escenario metafísico, sino en una realidad producida, planeada.

Todos los aparatos ideológicos convergen en el espectáculo: la política es espectáculo, la

religión es espectáculo, la familia feliz, prototípica, que va de vacaciones y documenta sus

ritos minuciosamente por medio de álbumes de Facebook, es espectáculo. Cada individuo

existe en la medida en que se muestra, posee la talla de su apariencia manejada por un

promotor de imagen profesional: él mismo. La aspiración universal gira en torno a la

apariencia; se consigue exiliar toda aspiración de “ser” del horizonte del espectador

consumidor.

9
Cfr. Guy Debord, La sociedad del espectáculo (Santiago de Chile: Ediciones Naufragio, 1994) 8-10.
10
Ibíd., 14.

15
La subordinación alcanza proporciones universales: en la sociedad del espectáculo

el mundo entero está separado de la posibilidad de comunicarse y de integrarse (como no

sea mediante la intermediación del poder). Sólo el poder comunica e integra. Cada usuario

de Facebook se desvive por mostrarse servil a los dictados del poder espectacular, por

mostrarse competente y optimista, listo para entregarse por entero a la pasión de agradar.

La aceptación, prerrogativa del poder, se erige en finalidad absoluta. Agradar equivale a ser

reafirmado, a ser como apariencia, única posibilidad de ser que nos queda: El “me gusta”

como fuente de sentido.

El espectáculo es una mercancía: una cosa muerta que, gracias a la tecnología, se

muestra como paradigma de lo vivo. Donde lo vivo es pura apariencia se empieza a vivir

por y para la apariencia; todo lo que el trabajador no es se le presentará como espectáculo,

como aspiración realizable en apariencia, en un modelo de vida que va del tener al

parecer, sin asomo de un cuestionamiento acerca su propio ser. Como en la religión,

aspirará a una vida en otra parte, ya no ultraterrena, sino tele-terrena, en un más allá de la

pantalla, donde lo que aparece es lo tenido por real; hipostasiado en personajes imposibles

que experimentan todo lo que a él le está vedado. Para el sector social que nos interesa: los

trabajadores no intelectuales, integrarse a la lógica del parecer y del consumo de

espectáculos es renunciar de facto a un desarrollo intelectual. Esto debido a que el

espectáculo dirige sus aspiraciones y administra su tiempo “libre”; toda su energía vital

queda absorbida por la producción y el consumo, por el trabajo y por un descanso que le

reconcilia, entretiene e integra por medio de espectáculos tranquilizantes, de mercancías

que le consumen el tiempo y le ocultan su falta del mismo.

16
De lo expuesto hasta aquí se sigue que los trabajadores no podemos esperar

iniciativas que abonen a nuestro crecimiento intelectual que provengan de las instituciones

estatales o de las empresas capitalistas y su industria cultural. Un proyecto de desarrollo

intelectual para trabajadores ha de partir de esta premisa; ha de pretender infundir en los

trabajadores la consciencia de que las instituciones del Estado operan en favor de quienes

manejan el Estado, que la SEP y la Secretaría de Cultura son parte del aparato ideológico

de dominación; que ninguna institución del Estado merece nuestro respeto sin examen

crítico.

Los análisis presentados por los autores hasta aquí citados coinciden en que el

proceso de desarrollo del sistema capitalista se puede entender como un proceso de

evolución de los aparatos e instituciones destinados a mantener la escisión entre el

trabajador y sus facultades humanas en vista a la reproducción del aparato productivo. La

cultura de masas convierte al trabajador en consumidor, en espectador pasivo que se integra

sin esfuerzo, se divierte recibiendo y asintiendo, como un indigente que no tiene nada qué

ofrecer porque ha sido vaciado, y espera ser redimido-integrado sin dolor, sin emoción o

acción de su parte. Teníamos que llegar a este extremo, donde la mercancía constituye la

realidad y ordena en torno a sí el cosmos humano, para poder pensar en escapar a su

influjo. Hay que tener en mente esta realidad artificial, donde el hombre dedica la mayor

parte de su esfuerzo a satisfacer mandatos ideológicos, para poder imaginar un proyecto

que no termine abonando al consumo pasivo de mercancías culturales.

17
2. La cultura como mercancía y como generadora de sentido
común
Entenderemos por fetichismo de la mercancía al hecho de percibir a los objetos como

manteniendo entre sí relaciones sociales (de intercambio), como si su valor de cambio fuera

una cualidad intrínseca y no un producto de interacciones y convenciones sociales.11 Al

objetivar estas propiedades en la mercancía, las relaciones de producción, que tienen lugar

entre las personas, quedan ocultas. De esta forma la vida cristalizada en la mercancía se

obvia y se pasa por alto mientras que a la cosa se le dota, en cierto modo, de vida propia.

Percibimos, en el intercambio comercial, relaciones entre cosas. Esta apariencia oculta el

origen que dichas cosas tienen en las relaciones entre personas, es decir, en el trabajo.

Durante el siglo XX, la mercancía cobra centralidad en la vida. En la era capitalista

las relaciones entre personas van quedando cada vez más mediatizadas por la mercancía.

Para un trabajador despojado de su tiempo, muy individualizado y privado del desarrollo de

sus facultades creativas, va siendo cada vez más necesario encontrar satisfacción a su

necesidad de integración y de sentido fuera de sí y fuera de sus deterioradas facultades

sociales. De tal forma, el fetichismo de la mercancía se desdobla como solución a las

carencias que su misma producción genera; tiene lugar una suerte de animismo de la

mercancía, como deidad patrona de la carencia. Las mercancías monopolizan las relaciones

sociales, su posesión determina el estatus social, el cual se convierte en sinónimo de ser,

por lo que su posesión es justificación suficiente de los actos. El dominio de la mercancía

sobre el mundo trae consigo un nuevo sentido común: Todo problema encuentra solución

en el consumo, a todo el mundo le falta algo que, sin renunciar a la preciada comodidad, ha

11
Cfr. Karl Marx, El capital, (México: Siglo XXI editores, 1975), Tomo 1, 88-89.

18
de hallar en el mercado. La mercancía adquiere el poder aparente de completar al

trabajador, de integrarlo, de subsanar toda carencia.

Con el advenimiento de la sociedad del espectáculo la mercancía alcanza su máximo

potencial fetichista: lo que aparece es lo que existe, y parecer es la norma. La reina de las

mercancías es la imagen mediática; construcción alterna que suplanta lo real y se convierte

en un más allá terrenal, que no por terrenal es menos inaccesible. Hoy, como ya se dijo, la

industria cultural, productora de espectáculos, es el aparato ideológico central, principal

fuente de educación, es decir, de producción de sentido común.

¿Qué es el sentido común en la sociedad de la mercancía? Para Gramsci el sentido

común es la concepción de la realidad que se asume de manera acrítica. Es la base de

creencias sobre la cual una sociedad vive. Estas creencias, al provenir de diferentes etapas

históricas, forman un conglomerado incongruente de prejuicios, pudiendo convivir, en una

misma sociedad, creencias heredadas de varias etapas históricas. El sentido común es,

pues, una concepción de la realidad fragmentada, amorfa, incongruente y

frecuentemente contradictoria12. Si bien solemos comportarnos de acuerdo a la

concepción del mundo vigente en nuestro momento histórico, mantenemos muchas

creencias sólo de dictum, que, si se manifestaran en nuestras acciones, nos harían pasar por

locos o claramente inadaptados (por ejemplo, una persona del siglo XXI puede dedicar la

mayor parte de su esfuerzo y su tiempo a la adquisición de mercancías, a la construcción de

una vida alterna virtual y al endiosamiento del dinero, mientras practica una religión

cristiana). Ahora bien, el sentido común responde también a intereses de clase; para

explicar esto Gramsci recurre al concepto de hegemonía, entendiéndola como la capacidad

12
Cfr. Antonio Gramsci, La formación de los intelectuales (México: Grijalbo, 1967). 62-64.

19
que tiene un grupo para imponer una visión de la realidad al resto de la sociedad, con el fin

de lograr la aceptación por consenso de una forma de organización política dada.

Ahora bien, el sentido común, bajo la actual preeminencia de la apariencia, se ve

muy fortalecido en tanto que aglomerado incongruente de creencias o falsa integración. La

disociación se vuelve norma al grado de que un relativismo pragmático a ultranza se

impone a todos los sistemas de creencias tradicionales y a las academias de las

universidades. La fragmentación como medio de impedir el desarrollo de la personalidad se

revela en la normalización de la disonancia cognitiva, lo que Orwell llama el “doble

pensar” en su novela distópica.13 Vivimos una cultura de la disociación, apariencia

superestructural que oculta la disociación originaria entre el trabajador y el resultado de su

trabajo.

Para Gramsci existe un principio de racionalidad que se opone al sentido común: la

conciencia crítica, que es capaz de analizar el propio sentido común, de detectar

incongruencias a la luz del examen histórico:14 ¿qué prejuicios históricos subyacen a mi

relación con el mundo? Esto tiene una implicación cultural profunda. Dado que el mundo

cultural en que nos desarrollamos es, por un lado, constitutivo de nuestras relaciones

sociales, y por otro, se encuentra regido por quien detenta la hegemonía, la conciencia

crítica requiere de un conocimiento profundo de la cultura y de una capacidad de

introspección crítica desarrollada.15 Gramsci muestra que la adquisición de esta conciencia

es un logro sumamente complejo, si bien está al alcance del subalterno de nuestra época

13
George Orwell, 1984 (Santiago de Chile: Empresa Editora Zig-Zag, 2005).
14
Cfr. Antonio Gramsci, La formación de los intelectuales (México: Grijalbo, 1967). 64-65.
15
Cfr. Ibíd. 66-68.

20
más que del de ninguna anterior. Conciencia crítica, o conciencia de clase, es, ante todo, un

primer impulso en busca de la integridad intelectual y, parafraseando a Kant, un paso hacia

la mayoría de edad para quien desea ser ciudadano de su época.

Pero regresemos a nuestra sociedad del espectáculo. Estamos en una fase del

capitalismo caracterizada por el predominio absoluto de la mercancía por sobre la vida.

La mercancía aquí adquiere hegemonía por que se crea un sentido común centrado en el

consumo y en la exteriorización fetichista de las facultades humanas hacia productos cada

vez más intangibles. Esta separación genera una fuerte fragmentación de la personalidad: el

trabajador que ve su vida como algo que se desarrolla en beneficio ajeno y que se llena con

cosas externas, sólo se sentirá en lo suyo en la medida en que logre asumir como propio el

interés ajeno y como deseo propio el consumo superfluo. Dado que muchos productos de la

industria cultural promueven el pensamiento mágico y el culto a formas políticas y

estamentales del pasado, el consumidor tenderá a aceptar respuestas mágicas a sus

problemas; soluciones donde el pensamiento crítico sea prescindible, productos milagro y

religiones extáticas. También en lo político, se guiará por la opción-producto que menos

requiera de su intervención, que no exija pensar o preocuparse, que dependa de un rey

bueno o, por lo menos, entregue cada cierto tiempo a un villano a quién culpar. La

contraparte de la comodidad es el no hacerse cargo, es decir, no llegar a la mayoría de edad.

Esto implica, también, no llegar a la actualidad, aferrarse a sistemas de creencias caducos.

Este infantilismo podemos percibirlo al hablar con personas sometidas a un fuerte control

ideológico, como participantes en sectas o consumidores de programas de superación

personal; da la impresión de estar tratando con personas de otra época o con niños deseosos

de ser dirigidos. Es que han sido remitidos a etapas tempranas de desarrollo (personal y

21
social) mediante la negación de sus facultades racionales, las que les permitirían una

integración consciente a una visión del mundo compatible con la época. Estas personas han

sido arrancadas deliberadamente de la realidad mediante el shock, el manejo de su dolor, de

sus temores y de su sensación de no pertenencia, llevándolas a vivir una suerte de psicosis

colectiva. Si bien estos casos son extremos (aunque muy comunes), la sociedad del

espectáculo nos somete a todos a una fragmentación similar.

Entonces, hemos de plantearnos cómo desarrollar una conciencia crítica. A las

preguntas: ¿existe una relación obvia entre saber y libertad? ¿Se podría decir que el

desarrollo intelectual y cultural libera? Gramsci diría que sí previa satisfacción de ciertas

condiciones. Podría decirse que su intelectual orgánico del partido proletario debería agotar

sus esfuerzos en buscar y satisfacer esas condiciones.16

¿Cómo enfrentarse a la fragmentación, propia del sentido común imperante? Una

vía de solución podría pasar por el intento de lograr una comprensión histórica sólida e

integrada. Necesitamos estudiar la historia universal y local como constitutiva de la

persona, ya que es fuente de sentido común (es decir, condición de posibilidad de una

determinada relación con el mundo). Podríamos decir que la cultura en general, como

integradora de todas las ciencias, artes, instituciones y cosmovisiones, es condición de

existencia de la persona, no siendo esta, fuera de la cultura, más que un conglomerado de

células, un cuerpo sin alma. El acercamiento a la cultura debe ser valorado siempre como

16
En este sentido, el Partido Comunista Gramsciano es un educador antes que un organizador; un promotor
de pensamiento y de desarrollo intelectual de la clase antes que un órgano para guiar y administrar un
poder que en el México del siglo XXI ya no existe.

22
un análisis de la propia constitución individual, es decir, que ha de ser un acercamiento

desde la conciencia crítica.

Un proyecto cultural emancipador ha de tener como uno de sus ejes principales el

estudio de la historia; ha de abordarla desde la conciencia crítica: conocimiento histórico

sin actitud crítica es saber ajeno, irrelevante para la vida; pensamiento crítico sin saber

histórico es baladí. Para esto, hemos de apegarnos a lo que señala Gramsci en su texto

Socialismo y cultura:

Hay que perder la costumbre y dejar de concebir la cultura como saber enciclopédico en el

cual el hombre no se contempla más que bajo la forma de un recipiente que hay que llenar y

apuntalar con datos empíricos, con hechos en bruto e inconexos que él tendrá luego que

encasillarse en el cerebro como en las columnas de un diccionario para poder contestar, en

cada ocasión, a los estímulos varios del mundo externo. Esa forma de cultura es

verdaderamente dañina, especialmente para el proletariado…

La cultura es cosa muy distinta. Es organización, disciplina del yo interior, apoderamiento

de la personalidad propia, conquista de superior consciencia por la cual se llega a

comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y sus

deberes.17

Debemos retomar el principio socrático, en el que Gramsci insiste constantemente,

de «Conócete a ti mismo», asumiéndolo desde el punto de vista de generar una conciencia

crítica que nos lleve a una auto comprensión con su correspondiente auto aceptación y

posterior auto afirmación: “El inicio de la elaboración crítica es la conciencia de lo que

17
Antonio Gramsci, Antología. Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán (México: Siglo XXI editores,
1970), 15.

23
realmente se es, es decir, el «Conócete a ti mismo» como un producto del proceso histórico

habido hasta ahora que te transmitió infinidad de vestigios aceptados sin beneficio de

inventario. Y se precisa hacer, primeramente, el inventario requerido.”18 Este proceso hay

que hacerlo de forma individual y también como clase. Conocerse a sí mismo ayudaba al

consultante de Delfos a no ponerse por completo en manos de los Dioses. Transpuesta a la

actualidad, esta máxima nos invita a no esperar ser redimidos o salvados por una fuerza

externa sin antes haber, por lo menos, explorado la propia. Esta exploración implica

descubrir de qué estamos hechos, no conformarnos con lo dado como ocurre en la

educación positivista escolar, donde se nos ofrece una serie de conocimientos dados, un

producto ya elaborado y listo para el almacenaje, un objeto ya hecho que oculta el trabajo

de decenas de creadores y que, así despojado de su historia, apenas nos significa algo. Del

mismo modo ocurre con nuestra vida; si se nos presenta como algo dado, cuyo valor hay

que extraer de un ridículo cuento esencialista, o de sus resultados perceptibles, poco ha de

significarnos, porque este cuento místico oculta el trabajo de miles de productores que han

hecho el mundo social. Igualmente, la idea del emprendedor que se ha hecho a sí mismo

oculta a la sociedad.

Hay que conocer nuestra herencia común, porque una de las condiciones para la

separación entre el productor y el producto del trabajo (explotación) es la separación entre

este y el conocimiento de su origen, es decir, la desintegración con respecto al ser propio.

Así se nos produce como desheredados: se nos convence de que sólo el presente, “lo dado”,

vale. Hemos de quebrantar en lo posible estas aseveraciones que se nos presentan como

sentido común.

18
. Antonio Gramsci, La formación de los intelectuales (México: Grijalbo, 1967), 62.

24
Gramsci ataca el saber enciclopédico porque él pertenece a una sociedad

escolarizada, es decir, con predominio de la escuela como aparato ideológico del Estado.

Nosotros debemos atacar la cultura de masas como generadora de un sentido común

centrado en la mercancía y en los valores liberales en abstracto. Se debe marcar una

distinción entre “promoción cultural” como creación de mercado, en el contexto de la

industria cultural, por un lado y, por otro, como contribución a la búsqueda de sí del

individuo. Por ejemplo, hace falta crear programas culturales que se opongan a la

promoción de valores de mercado presentados como crecimiento personal. El liberalismo

cree en un desarrollo sin rumbo y sin fin; su correlato en el sentido común es la idea de que

el crecimiento personal puede enfocarse en una serie de logros inmediatistas, generalmente

económicos, y que no llevan a ningún objetivo relevante como no sea poseer más y

aparentar mejor. Habrá que desarraigar la interiorización de la idea de desarrollo calcada

del desarrollo económico (irracional y sin límites) al desarrollo personal (couching:

desarrollo personal ilimitado, continuo pero sin objetivos propios, centrado en la

competencia y la ambición de consumo). Hay que ofrecer un desarrollo que parta de la auto

exploración y la búsqueda de sentido; del desarrollo de las facultades intelectuales y

creativas que permitan progresar en esa búsqueda y que permitan la crítica de la

constitución propia, que nos permita identificar al enemigo interno y marcarlo como

peligroso, identificar a la ideología como tal, desenmascararla para hacer perceptible la

destructividad que el sistema entraña.

Como señala Debord, en la sociedad del espectáculo el mundo entero (la sociedad

entera) está separado de la posibilidad de comunicarse y de integrarse: sólo el poder

25
comunica e integra.19 En la era de las redes sociales el mundo entero reproduce el discurso

del poder. Nuestra respuesta debe comenzar por comunicar lo desagradable, lo

inconveniente, lo que causa insatisfacción: hay que desintegrar para volver a integrar; en

todo caso, valdría más quedar al margen de una integración suicida como la que ofrece el

capitalismo neoliberal.20 Con esto se impone la necesidad de analizar el sentido común

capitalista con mayor profundidad. Necesitamos hacer patente lo que la industria cultural

espera de su consumidor ideal, del espectador: ¿Qué tipo humano se produce en esta

sociedad del espectáculo y del rendimiento?

Tenemos pues que el sentido común, que se desarrolla a partir de los AIE, supone la

producción de un cierto tipo humano. En el siguiente capítulo intentaremos caracterizar al

trabajador aislado, de personalidad fragmentada, consumidor pasivo de espectáculos, en

quien la explotación capitalista se manifiesta como cansancio y aburrimiento.

19
Guy Debord, La sociedad del espectáculo (Santiago de Chile: Ediciones Naufragio, 1994), 15.
20
Combatir la autocomplacencia al estilo socrático. Decirle al esclavo que se engaña al sentirse libre y al
engañado que se miente al darse por sabio. ¿Es posible detonar una desintegración al sentido común por
medio de la charla literaria? Siempre será hacer el bien despertar el rencor de clase hacia las instituciones
burguesas.

26
3. El espectador
Intentemos caracterizar, desde un punto de vista crítico (es decir, que responde a sus

condiciones de existencia o posibilidad), al “ciudadano” de la sociedad neoliberal, al que,

desde el punto de vista del consumo cultural, podemos presentar como el espectador.

Primero, y siguiendo a Debord y a Marx, podemos señalar que el espectador, del

que hasta aquí se ha tratado, coincide plenamente con el proletario. Su relación con el

mundo está escindida. En el proceso productivo se le arrancan sus facultades humanas para

desecharlo, al final tanto de la jornada como de la vida, como un contemplador pasivo,

gastado, que no tiene ya fuerza psíquica para enfrentarse al bombardeo mediático que se

vierte desde los medios electrónicos, ni tan siquiera para hacer frente a los conflictos

cotidianos inherentes a la interacción humana. La proletarización del mundo es la

universalización de la separación entre el hombre y su humanidad.

Es proletario todo aquel que sólo puede resolver sus necesidades existenciales por

intermediación de un Aparato Ideológico del Estado y de forma meramente aparente. Aquél

cuya personalidad está desintegrada en un sentido común incongruente, orientado al

consumo y a la venta de su persona como funcional a los roles establecidos. Siempre

insatisfecho pero encausando su insatisfacción a la autodestrucción o a la competencia;

siempre aburrido pero tratando de saciar el hastío en la diversión, porque no le queda fuerza

con qué buscarse. Proletario es uno que come gracias a la venta de su trabajo, pero vive por

la intermediación de un tercero. Dueño de su cuerpo, pero no de su tiempo ni de su

pensamiento. Esta vida mediada es lo más característico del proletario actual: su relación

con sus facultades humanas la vive por medio de personajes producto, que le permiten

27
proyectar sus facultades sin desarrollarlas. Personajes diseñados para una fácil

identificación; moldes de proyección. El superhéroe le permite imaginarse altruista y con

poder; el avatar de redes sociales y videojuegos agota el hacer y el parecer que le dan

identidad. Separación pura que brinda pequeños momentos de unidad en que todo cobra

sentido; como señala Debord, sólo mediante estos dispositivos electrónicos y su realidad

digital el proletario puede acceder a un atisbo, siempre simulado, de unidad.

El proletario no posee medios de producción material, por lo que no puede ser

dueño del producto de su trabajo, pero tampoco puede ser dueño de sí en la medida en que

su mente se encuentra secuestrada por valores tendientes a mantenerlo explotado, es decir,

a mantenerle fragmentado en un mar de supuestos arcaicos e inconexos y en unas

facultades intelectuales disminuidas en aquellos aspectos que no atañan a la rama de la

industria en que está empleado. El ingeniero y el profesor súper especializados también

están escindidos de la mayor parte de sus facultades. En este sentido, el opulento ingeniero,

el funcionario de bajo nivel, egresado de universidades públicas, el científico y el vendedor

de seguros, también son proletarios. La victoria definitiva del capital sobre el trabajo está

en la proletarización del mundo; el correlato económico de la sociedad espectacular es la

creciente centralización del capital, la disminución de la cantidad de súper ricos a la par que

sus fortunas crecen.

Proletarización es separación: separar a la sociedad de sus medios de vida, separarla

de sus medios de producción de sentido, separarla de su capacidad de integración, de su

pasado (de su narrativa constitutiva). Finalmente, separación del poder: el que ha sido

escindido de tal forma necesita ser gobernado desde fuera.

28
¿Cómo se produce al espectador en estas condiciones?

La familia en la sociedad del rendimiento está caracterizada por la culpa del abandono. 21 El

exceso de trabajo quita a los padres el tiempo que requiere la crianza de los hijos; su cultura

hedonista e individualista los obliga a prestar demasiada atención a su aspecto físico y a sus

posesiones relacionadas con la apariencia de estatus y de comodidad. Su autopercepción

como padres ausentes produce la necesidad de compensar a los hijos, pero sólo pueden

hacerlo bajo la lógica del consumo. Producen niños solitarios, autopercibidos como

abandonados, propensos al chantaje y a la positividad de tener todo lo que desean sin

apenas esfuerzo por su parte: a cumplir caprichos (hacer o tener sólo porque sí, sin dar

razones, por la mera manifestación de poder). Fromm en Del tener al ser señala al

capricho: al “sí, porque puedo”, como rasgo de este individuo orientado al tener y centrado

en sí mismo que se aburre.22

La escuela, cuyo objetivo central hoy en día es mantener empleada a una porción de

la sociedad (docentes y burócratas del sistema educativo) y liberada para el trabajo a otra

(los padres), aporta a los niños su primera experiencia de relación con una institución no

familiar. La escuela reproduce en distintos grados todos los vicios de una institucionalidad

burocrática y sometida a intereses económicos. Disciplina del hacer por obediencia, sin

reflexionar; estandarización y propensión a mantenerse ocupado en todo momento;

periodización del tiempo en ciclos, proyectos, tareas: es decir, sujeción a una multiplicidad

de metas cortas con esfuerzos considerables.23 Bauman señala que esta periodización

21
Cfr. Zygmunt Bauman, El arte de la vida. De la vida como obra de arte, (México: Paidós, 2017), 11.
22
Erich Fromm, “El miedo al autoritarismo y el ideal del capricho”, en Del tener al ser. Caminos y extravíos
de la conciencia, Paidós, 1989. En epublibre.org https://www.epublibre.org/libro/detalle/36639
23
Cfr. Bauman, El arte de la vida, 17.

29
contribuye, por un lado, a mantener al individuo siempre ocupado, por otro, a acortar los

periodos de esfuerzo-recompensa y reinicio de ciclos: la modernidad líquida impone un

volver a empezar constante, una propensión a romper lazos, a no permanecer, a volver a

empezar. Esto forma parte del culto a la novedad inseparable del consumismo.

Nótese que el factor central en la formación de las nuevas generaciones es el

económico. No se puede decir otra cosa de las instituciones religiosas, que hoy, de manera

menos velada que nunca, operan como empresas. Y, sin embargo, es en estas iglesias, cuya

demanda no deja de crecer, donde el niño puede encontrar la oferta ideológica con más

estabilidad del mercado. Estabilidad relativa en cuanto al cuerpo de doctrina, que no en

cuanto a la fidelidad a un producto determinado: las marcas se multiplican y los feligreses

pasan de unas a otras buscando la que les quede a medida.

La cultura familiar-religiosa-escolar se conjuga con la industria cultural electrónica,

es decir, con una variedad de opciones de entretenimiento accesibles por un dispositivo

electrónico. Esta industria, sea de manera premeditada o no, produce en el niño su primer

contacto con el mundo de las adicciones, disminuye sus facultades cognitivas y lo

adormece frente a la realidad circundante sumergiéndolo en narrativas tendientes, en

general, a individualizarlo, formarle una escala de valores afín a la democracia occidental y

presentarle el poder siempre como un atributo individual dado (no producido o

desarrollado. Nunca colectivo). La industria cultural dirigida a niños presenta una marcada

tendencia a producir consumidores dóciles, egocéntricos, infantilizados, serviles, amantes

de la tecnología, siempre ocupados en pequeñas misiones o en el cumplimiento de

caprichos. Quisiera, para ilustrar este punto, traer a colación una película que vi hace poco

con mi hijo y de manera totalmente fortuita. Se trata de Paw patrol: la película, de 2021,
30
dirigida por Callan Brunker para niños de alrededor de 5 años. Es la historia de un grupo de

cachorros (no sólo perros, sino cachorros) que, por intermediación de equipos de tecnología

tan imposibles como sofisticados, ejecutan misiones heroicas. El problema de la historia es

que el cachorro que hace las veces de líder, debido a algunos fallos en su desempeño, se

cuestiona si es que en realidad es un héroe de todo derecho. Tras una serie de peripecias

donde se ridiculiza a los adultos presentándolos ya como torpes, ya como causantes de los

problemas, ya como incapaces de tomar decisiones acertadas, el personaje que hace las

veces de padre proveedor y dueño de los recursos (un niño humano ¿cómo no?) explica al

cachorro (niño con crisis de autopercepción) que él es indiscutible mente un héroe porque

él (el niño padre) lo percibió nada más verlo. Por un lado, el reconocimiento lo hace el

dueño de la tecnología (digámoslo sin ambages: el burgués); por otro, cuando todo el film

muestra hasta la náusea la fetichización de la tecnología, al punto que resulta obvio que es

esta tecnología (y por extensión el burgués de recursos ilimitados) la que hace todo posible,

se introduce una especie de esencialismo del triunfador que se hace a sí mismo de sí

mismo: él ya es el que es. Oculta el papel de la sociedad y la necesidad de llegar a ser. El

espectador no desea llegar a ser, porque se le vende su autopercepción como ser hecho,

dado, autónomo y reconocido. Salta a la vista el manejo de la dialéctica mérito-

merecimiento: el niño (protagonista) no depende del mérito para ser reconocido, sino que

posee facultades innatas que lo hacen merecedor de todo: se promueve un infantilismo de la

dependencia, donde el dueño de las máquinas otorga a voluntad reconocimiento y recursos.

Su poder (tecnología) aparece a voluntad, no es producido, sino dado. Él lo otorga, como

buen señor feudal, a condición solamente de que se mantenga la cadena de mando. Queda

claro que no es el adulto (¿la sociedad preexistente?) quien da reconocimiento al niño ni

quien detenta autoridad, sino el dueño de las máquinas; de hecho el villano (gobernador) es
31
un adulto torpe que intenta ser reconocido pero siempre termina haciendo daño: burgués

bueno, gobierno malo. Los niños piensan, actúan y salvan continuamente a adultos torpes y

pasivos.

La vida del niño espectador es un ir de un producto cultural y una gama de

productos que lo acompañan (figurillas, estampas, artículos impresos, etc.) a otro. El

espectador forma su adscripción-autopercepción por medio del mercado. Adscripción

líquida: cambia constantemente de lugar, de metas.24 Orientado a recibir y a tener; a no

darse por satisfecho en cuanto al consumo de bienes y experiencias, pendiente de modelos

cuya característica central es la caducidad. Metas de corto plazo, esfuerzos cortos,

relaciones temporales, memoria restringida, adicto al entretenimiento inocuo. Su simpatía

es hacia el burgués, rinde culto al éxito y sus estereotipos.

Estas metas a corto plazo de las que habla Bauman, por otro lado, suelen estar

relacionadas con la integración del espectador al sistema productivo, con su consumo de

entretenimiento o con palear el desgaste generado por llenar las expectativas de vida de esta

sociedad del rendimiento. En este mismo contexto es que se plantea la lectura: como parte

de esta falsa integración. “Los oprimidos, como objetos, como “cosas”, carecen de

finalidades. Sus finalidades son aquellas que les prescriben los opresores.”25

La lectura es instrumentalizada al servicio de la integración al sistema productivo, al

mundo del entretenimiento y a la terapéutica del éxito personal. Necesitamos promover una

lectura no funcional al adoctrinamiento ideológico.

24
Cfr. Bauman, El arte de la vida, 17.
25
Paulo Freire, Pedagogía del oprimido, (México: Siglo XXI, 1980), 55.

32
¿Es posible hacer un cambio de modelo de vida?

Preguntándose acerca de las causas de la orientación a tener, Fromm señala que el intento

de superar la separatidad26 está por igual detrás del modo del ser y del tener, sólo que en el

tener se manifiesta como miedo, necesidad de seguridad y de dominio, mientras que en el

modo de ser se revela como actividad puesta en movimiento de los poderes propios,

búsqueda de sí, manifestación de lo interno, disposición a desprenderse de las posesiones y

a arriesgarse.27 Nuestro proyecto debe promover disposiciones afines al modo de ser.

Queda claro que el poder espectacular se vale del miedo, de la necesidad de

seguridad y de dominio para monopolizar las vías de integración del espectador. Sin

embargo, llegados a este punto, no nos queda más que confiar en que el espectáculo no es

omnipotente, como de hecho pretende establecerse de forma autorreferencial (lo que hay es

lo posible y lo posible es lo que hay). Partamos del supuesto esperanzador de que mucha

gente se encuentra buscando alternativas a este sinsentido de la apariencia por la apariencia

misma; buscando ser en el hermoso sentido que Fromm establece: “Insistimos en nuestra

tesis principal: ser se refiere a un panorama real que contrasta con otro falso e ilusorio. En

este sentido, todo intento de aumentar el sector de ser significa aumentar el conocimiento

de nuestra realidad y de la de los otros, y del mundo que nos rodea.”28 Ahora bien, hemos

visto que el poder espectacular tiende a debilitar, por un lado, las figuras de autoridad que

no refieran al individuo de éxito o al burgués y, por otro, a exaltar a estas últimas; pero

26
Angustia de la desintegración, del percibirse ajeno al mundo.
27
Cfr. Erich Fromm, ¿Tener o ser?, (México: FCE, 1978), 106-107.
28
Ibíd. 101.

33
estas figuras, construidas artificialmente, no satisfacen realmente la necesidad de guía que

los jóvenes tienen; no dan seguridad, sino miedo, no son generosas, sino abusivas, no

fomentan crecimiento alguno. Hay una efectiva sensación de abandono, de orfandad en los

jóvenes emanados de las familias y escuelas de esta sociedad de rendimiento y de

parámetros líquidos. Una parte de la respuesta que buscamos pasa por generar liderazgos

comunitarios, productivos, tendientes a ser y no a tener. Hemos de plantearnos, como

corazón del proyecto cultural, a un promotor que aspire a desarrollarse como modelo de

buscador de sentido, preocupado por otros a los que desea orientar en la misma búsqueda.

El combate directo y masivo a la ideología excede por mucho los alcances de un

proyecto de promoción de la lectura como es este. Sin embargo, tiendo a pensar que nuestra

tarea en este momento determinado de la lucha de clases no es promover ideas

revolucionarias tanto como generar contextos donde estas ideas tengan sentido.

34
4. La lectura y su promoción en México y en Aguascalientes
Resulta complicado hacer un diagnóstico de la situación de la lectura en México. Por una

parte, la industria editorial, siguiendo la lógica del mercado, oferta una gran cantidad de

textos que responden a las frustraciones inherentes a una sociedad cansada, frivolizada y

fanática del positivismo de rendimiento29; por otra, existe un marcado sesgo en la

información acerca de los hábitos de lectura de los mexicanos, tendiente, al parecer, a

presentarnos como una sociedad que lee mucho.

El INEGI, por medio de su Módulo sobre lectura (MOLEC) 202130 señala que “el

71.6% de la población de 18 años y más que saben leer” es lectora. Este dato alentador se

logra definiendo al lector como “Todo sujeto que declare leer cualquier tipo de material

escrito, no restringido a la lectura de libros (incluye además, revistas, periódicos,

historietas, páginas de Internet o blogs), con el objeto de no dejar fuera a la población que

lee sobre otros soportes de escritura.”31 De esta información se podría seguir, en el mejor de

los casos, que este es el porcentaje de la población alfabetizada que no es analfabeta

funcional, lo cual sería, de todas maneras, una interpretación optimista, si se toma en cuenta

que

[...]según distintos análisis de evaluaciones estandarizadas a nivel nacional como PISA y

ENLACE, 8 de cada 10 estudiantes de secundaria en México no comprenden lo que leen,

29
Como señala Han, el sujeto de rendimiento manifiesta su libertad abandonándose a los dictados internos
de aumentar el rendimiento. Se afilia a un exceso de positividad destinado a dirigir su atención al logro de
metas, las cuales se considera obligado a alcanzar. Cfr. Byung Chul Han, La sociedad del cansancio,
(Barcelona: Herder, 2012), 32-33.
30
INEGI, MOLEC 2021,
https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/molec/doc/resultados_molec_feb21.pdf
31
Ibíd.

35
mientras que el 34% de los estudiantes de nivel medio superior y superior tampoco poseen la

capacidad de entender lo que leen y tampoco pueden realizar inferencias sobre un texto.32

Siguiendo con los datos del MOLEC, del total de lectores (71.6% de la población

alfabetizada según el criterio señalado) el 43% leen libros (al menos uno al año). Tomando

en cuenta sólo a este 43%, los mexicanos que leen libros se leen en promedio 3.7 libros al

año. Quitando un poco el sesgo, el porcentaje de lectores de libros de la población

estudiada sería: 43% del 71.6% del 96% (porcentaje de alfabetismo): que da 29.5% de los

adultos del país. Esta cifra se parece más a la que, según CONEVAL,33 indica el porcentaje

de personas en el país que no son pobres ni presentan vulnerabilidades: 23.5%.

La pregunta acerca de qué lee este 29.5% que, siendo muy optimistas, podemos

considerar como el porcentaje de la población adulta que lee libros, es también muy

compleja. Según el INEGI, el 42.6% de este sector declaró leer “por entretenimiento”, sin

embargo, las otras opciones ofrecidas por la encuesta eran: trabajo o estudio (25.1%),

cultura general (18.5%), religión (11.6) y otro (2.2). A mi entender, el dato menos ambiguo

de la medición es el referido a la religión, ya que remite a un tipo muy específico de lectura.

Sin embargo, parece muy relevante tanto en la pregunta como en la respuesta, que la

mayoría de los lectores busquen entretenimiento: La lectura está mayormente dirigida a la

industria cultural o espectacular. Me pregunto en qué categoría se puede incluir la

superación personal, liderazgo, yoga y demás textos subproducto del sentido común del

rendimiento.

32
Andrés González, “El analfabetismo funcional en México”, Dédalo México,
https://www.dedalomexico.com/post/el-analfabetismo-funcional-en-
m%C3%A9xico#:~:text=A%20grandes%20rasgos%2C%20el%20analfabetismo,o%20grupo%20al%20que%20p
ertenece. 12 de febrero.
33
CONEVAL, “Pobreza en México 2020, https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx

36
Veamos. El predominio de lectura por entretenimiento coincide con el predominio

de lectura de literatura: 36.1% ¿Qué clase de literatura? Autoayuda, superación personal y

religión juntos (así los ponen) hacen el 29% (siempre de nuestro 29% de adultos ya

establecido) y escolares un 30.8%. Cultura general (¿?) ocupa un 25.8%. Otra vez el

aspecto más marcadamente ideológico es el más claro; y, curiosamente, este 29% de

ideología pura, casi coincide con las, más confiables, listas de venta: según Listalibro 3 de

los 10 libros más vendidos en México a finales de 2021 son de autoayuda o superación

personal.34 Como nota curiosa, otro de estos 10 es de espectáculos políticos y otro es una

novela que se vende como tipo superación personal. Salvando la lista: El principito, un

libro de historia y otro de divulgación científica.35 Los restantes dos son novelas de autores

contemporáneos, una de ellas basada en la Ilíada y la otra aborda el asunto ideológico de

responsabilizar al sujeto de elegir entre el abanico de opciones que se le presentan.

Tanto la estadística como la lista de punteros en ventas son sumamente interesantes.

En general, considero que no contradicen lo expuesto por los autores tratados

anteriormente.

Con respecto a la promoción de la lectura que se hace desde las instituciones

mexicanas, puedo decir que no se notan cambios de rumbo en las estrategias de los últimos

gobiernos. Los resultados, nada alentadores, no parecen sugerir cambios a las

administraciones en turno. La Estrategia Nacional de Lectura del gobierno actual difiere de

las anteriores en un aumento real del acceso material a libros; por lo demás no se nota

34
Listalibro, “Los 10 libros más vendidos en México [Septiembre 2021]”, https://listalibro.com/libros-mas-
vendidos-mexico-septiembre-2021/
35
Por cierto, un libro notable este de divulgación científica. Hablamos de Yuval Noah Harari, De animales a
Dioses. Breve historia de la humanidad, DEBATE, 2014.

37
ningún cambio perceptible; incluso en la presentación de su “estrategia” no hacen más que

decir que van a “integrar todos los proyectos e instituciones relacionadas en un esfuerzo

conjunto… etc.”36 Es decir, nada diferente a lo que se venía haciendo. El principal peso de

la “estrategia” recaerá en los profesores de educación básica, justo uno de los sectores

menos interesados en promover la lectura en el país. Incluso en las cuentas alegres que les

presentan a estos profesores como arranque de la “estrategia” capítulo SEP,37 se percibe el

grosero autoengaño: basados en la opinión de los alumnos, sin referencia a las pruebas

arriba citadas, resulta que el analfabetismo funcional es menor al 20%, a los alumnos les

gusta leer (si les preguntan sus maestros) a excepción del entre 6.6 y 11.6% que no saben

identificar la respuesta esperada por la institución (tal vez porque no logran entender la

pregunta).

Por lo demás, siguen operando programas como el de “Salas de lectura” que, según

Paco Ignacio Taibo II, presidente del FCE, se han multiplicado por tres en este sexenio, y

rondan ya las 10 000.38 En mi experiencia personal, las Salas de lectura son una iniciativa

importante en tanto que sacan la lectura de las instituciones educativas (que son una de

nuestras principales fuentes de distanciamiento con la lectura); el problema es que estas

salas son en gran medida sólo números. De las cerca de setenta, que supuestamente hay en

Aguascalientes, pude encontrar una operando y dispuesta a recibir usuarios. Las que operan

en escuelas e instituciones gubernamentales obviamente no cuentan: o sólo presentan

36
Andrés Manuel López Obrador, “Presentación de la Estrategia Nacional de Lectura desde Mocorito
Sinaloa”,
https://www.youtube.com/watch?v=a0lO3s0i41E&ab_channel=Andr%C3%A9sManuelL%C3%B3pezObrador
37
“Estrategia Nacional de Lectura”, en Líneas estratégicas del Programa Fortalecimiento de la Calidad
Educativa, https://www.planyprogramasdestudio.sep.gob.mx/descargables/biblioteca/PFCE/ii.pdf
38
Fondo de Cultura Económica, “Desde el Fondo 148”
https://www.youtube.com/watch?v=nj9AtIwatKM&ab_channel=FondodeCulturaEcon%C3%B3mica

38
informes falsos, o son parte de la promoción, de resultados muy dudosos, dentro de las

escuelas. En fin: la estrategia se reduce a más libros circulando, porque lo más fácil es

seguir, después de 100 años de los proyectos de José Vasconcelos, convencidos de que la

razón de la falta de lectura en México es un asunto de falta de libros. Lo que tenemos en

México es una especie de fetichismo del libro impreso; se cree que el objeto en sí mismo

tiene un efecto transformador, los proyectos culturales oficiales arrojan libros a la calle

esperando que la gente se ponga a leerlos sin más, como si fueran objetos mágicos (no se

cansan de soltar la metáfora de la magia de la lectura: te atrapa, te cambia, te hace mejor).

Frente al analfabetismo funcional de un gran sector de nuestra sociedad y el uso meramente

instrumental de la lectura por otro sector también grande, las instituciones culturales

mexicanas se conforman con vender o regalar libros, montar pequeños espectáculos y

ferias, bajo la idea de que el mercado y el espectáculo son siempre la respuesta obvia a los

problemas. Identificar el acceso al conocimiento con la existencia física de libros es no

poder prescindir de las agradables apariencias; tener los libros como sinónimo de tener

conocimiento, venderlos como entretenimiento, muestra que el interés central es generar

mercado para la industria editorial.

¿Qué se puede rescatar de la Estrategia Nacional de Lectura? Que está poniendo

muy buenos libros al alcance de la población; especialmente los del FCE. Estos libros sí

que pueden servir para un proyecto cultural mejor estructurado que los que ofrece el

Estado. Las salas de lectura, si bien casi no las hay, abren la posibilidad de traer libros al

barrio, no sujetos al control de las incómodas y siempre mal cuidadas y lejanas bibliotecas

públicas del oriente de la ciudad. Se puede aprovechar el acervo para canalizar a jóvenes de

la zona como mediadores de lectura voluntarios de ese programa; esto les servirá como

39
parte de su formación para convertirse en auténticos promotores de lectura y les dará la

pauta para integrar a nuevos participantes.

Creo decididamente que el analfabetismo funcional es producto de un cambio en la

visión del texto escrito, del fin de una cultura libresca, como dijera Iván Illich.39 Poco

pueden hacer los docentes para resignificar la lectura, para volver a dotarla de sus atributos

salvíficos. A lo más pueden instrumentalizarla para que sea una herramienta que se usa si

sirve o da placer y se guarda cuando no. No veo posibilidad, más allá de la buena voluntad

de unos pocos docentes, de que las instituciones escolares puedan resignificar la lectura y

oponerla al espectáculo. En el siguiente capítulo presentaré la necesidad de formar

promotores de lectura que trabajen partiendo de una propedéutica y una hermenéutica como

principios de la promoción de la lectura. Plantearemos también la necesidad de darle un

sentido de clase a la promoción, lo que implicará el rechazo de las instituciones culturales

burguesas, de la literatura de entretenimiento (ideológica) y de la concepción individualista

de la lectura (como posesión y no como diálogo).

39
Iván Illich, En el viñedo del texto. Etología de la lectura: un comentario al “Didascalicon” de Hugo de San
Víctor, (México: FCE, 2002), 7-9.

40
5. ¿A qué promoción cultural aspiramos?
En el capítulo anterior señalamos de forma somera cómo es que no existe interés por parte

del Estado en promover la lectura. Las campañas emprendidas suelen ser mera propaganda

sin reflejo en acciones sostenidas. La mercadotecnia de la industria editorial y los esfuerzos

del sistema educativo concuerdan en una visión de la lectura como ejercicio mágico de

desarrollo personal (individual). Es cómodo para las instituciones promover la creencia de

que es responsabilidad de cada individuo el convertirse o no en lector mientras, por otro

lado, se presenta la lectura como otra opción de entretenimiento.

Creemos que la promoción de la lectura como entretenimiento está condenada al

fracaso porque ella, la lectura, no puede competir en ese terreno con lo audiovisual, con los

videojuegos, la propaganda y los espectáculos. Estamos en un proceso de desmerecimiento

del sentido, donde la diversión es un fin en sí mismo y la pretensión de sentido es negativa

per se. El texto escrito, en este contexto, no puede ya competir, pero ni tan si quiera figurar

en la competencia: el sentido es parte de la esencia del texto, y sólo puede prevalecer en

dichas condiciones como material ideológico, es decir, mediante el deliberado ocultamiento

de su sentido (adoctrinar) o la aparente reducción al mínimo del mismo.

Una promoción de la lectura como entretenimiento fracasa aunque triunfe. Porque

sus postulados son ya el fracaso o la negación del espíritu crítico que da sentido a una

cultura libresca hoy en franca retirada. Pero, de hecho, esta promoción de la lectura

descafeinada fracasa en México, o más bien, triunfa fracasando. La promoción de lectura en

México, en general, centrada en el hedonismo del pasatiempo de élite, triunfa como

promoción de la industria cultural; lo que vende son guiones de cine; leer la novela le da un

41
plus a ver la película o la serie, consolida la adscripción al culto de un producto cultural

determinado. “Entrar en el universo de...” Al mismo tiempo, la mayor distinción que se le

puede hacer a una obra escrita es llevarse a la pantalla. Todo ocurre en función de la

industria audiovisual, cuyo cometido es reducir el espacio de pensamiento y aumentar la

tendencia al asentimiento.

Resulta cómodo promover la lectura como entretenimiento en un contexto de

trabajadores cansados, de personas quemadas que no tienen deseos de agregar angustia a

sus vidas. Entonces se les ofrece el entretenimiento como un bálsamo. La cultura como

droga; un opio que no sólo adormece sino que vuelve al consumidor más funcional al

sistema. Y aun así, la lectura, reanimando el pensamiento, ayuda a simular la sensación de

vida mental, contribuyendo a la ilusión de equilibrio requerida para una sociedad que ha

dejado de dialogar consigo misma.

Tenemos pues que la estrategia de lectura fracasa por inanición ya que ni siquiera se

le permite fracasar por acción. No es racional esperar resultados promisorios de ninguna

manera. Lo mismo vale para la educación escolar que, si de algo vale, es para mostrar las

posibilidades que todavía tiene la institucionalidad burguesa en su labor de poner límites al

pensamiento y a la imaginación. La escolarización ha sido superada ampliamente por la

industria cultural que encausa más que impedir o limitar, produciendo pensamiento e

imaginación desbordantes, pero, eso sí, siempre escrupulosamente dirigidos. No queremos

una promoción de la lectura encuadrada en ninguno de estos dos aparatos ideológicos.

42
¿Qué sí queremos?

La apropiación social de la lectura: el diálogo como promoción. Lo que ya tenemos es el

monólogo interminable del poder afirmándose a sí mismo por todos sus medios. Este es

nuestro punto de partida. Ahora bien, para dialogar, basta la interacción de dos personas

donde es suficiente con que una se encuentre viva, con tal de que viva realmente, al menos

al momento de dialogar. Esta vida implica un impulso hacia el ser; un silenciamiento de la

ideología que habla desde nosotros, que aturde, para encontrar el silencio que escucha y

enfocar la atención en el otro que habla, en el sentido de su palabra. Las primeras

condiciones para nuestro proyecto son mínimas (que no fáciles de encontrar hoy día) y

proceden de una necesidad fundamental del ser humano: no estar encerrado en sí mismo.

Quiero asentar que nuestra primera pretensión es muy revolucionaria en el contexto

de híper individualismo actual. El individuo, por encontrarse aislado en su soledad, no es

que deja de dialogar, pero su aparente diálogo recae por entero en los aparatos ideológicos.

El monólogo del poder habla y se contesta en la cabeza del solitario. El ser humano no

puede no dialogar; su prisión es un diálogo constante con el poder que le somete. No

necesariamente se escapa de esto el militante de izquierda: hay un tipo de militancia

política que entretiene y cansa más de lo que forma. No es más que la manifestación del

sistema mismo en su contradicción: la mejor forma de reintegrar a quienes desean ir en

contra.

Una promoción cultural que abiertamente se oponga al influjo de los AIE; que no

sea neutral frente a la nueva ofensiva de los fanatismos religiosos, al control por el

entretenimiento, a la destrucción del entorno social y natural por el sistema capitalista. Que,

43
con el objetivo de generar conciencia de clase, tenga el diálogo como arma de lucha

política, con objeto de fomentar en el lector el reencuentro con el otro y consigo mismo.

Que se plantee no ser funcional a la ideología imperante, aunque a ratos no lo consiga.

Cualquier promoción cultural que arranque de estos supuestos y los reivindique en la

práctica, puede ser aceptable. Sin embargo, me inclino a pensar que, para conseguir una

promoción cultural con tales características, es necesario un promotor cultural con una

determinada formación.

El promotor cultural

Del mismo modo que las organizaciones políticas queman a su militancia con tareas sin

objetivos claros (en total consonancia con la lógica de la explotación), las instituciones

culturales malgastan el trabajo de sus voluntarios porque, instrumentadas por burócratas,

sus iniciativas no pueden plantearse más que objetivos de corto plazo y sin miras a una real

transformación social; sin miras claras ni pasos concretos (discursos es lo único que tiene,

lo mismo que los clubes políticos) estas instituciones canalizan el entusiasmo hasta irlo

agotando. Su éxito es mantener cautivos a los más entusiastas mientras lo son, e ir dejando

a lo largo del camino a los que se han agotado. Consumen altruismo y desechan

desencanto. El proyecto Salas de lectura tiene en común con las pequeñas agrupaciones

políticas que su lista de desertores es infinitamente mayor que su grupo de militantes

activos, cohesionados generalmente por motivaciones ajenas al trabajo cultural-político o

por una convicción sobresaliente. También comparten la ilusión, entre sus miembros, de

estar salvados-iluminados, de ser gente especial que trata de hacer “salvos” a otros que no

han visto la luz. Es decir, un cierto carácter mesiánico pero dirigido ¿cómo no? al individuo

44
que es responsable de su salvación y, claro que sí, culpable de estar en la oscuridad de la

enajenación.

Nuestro promotor ha de invitar a algo más que a un club de lectura o de

conspiración. Ha de invitar al diálogo. La literatura sí que posee un carácter salvífico, pero

en tanto que nos integra a la gran conversación, nos humaniza.

¿Cómo es posible el desencanto en un proyecto cuyo fin es interactuar con lo mejor

que ha producido la humanidad? Es que estos proyectos no tienen por objetivo un diálogo

profundo, sino una apariencia de compromiso social. Son más parte del aparato ideológico

que contraparte, aunque muchos de ellos se reivindican antisistema.

Necesitamos proyectos que se planteen incorporar a este diálogo a personas

entusiastas por el conocimiento y que estén dispuestas a asumir un compromiso, aunque sea

temporal, con un grupo de lectores. Necesitamos que dicho compromiso y el trabajo que de

él dimane rinda frutos plausibles y que el promotor pueda regresar al proyecto en diferentes

etapas de su vida, es decir, que no se queme por el trabajo cultural y que su necesidad de

compartir lo lleve a reactivar su trabajo cultural-político siempre en función de sus

condiciones de vida y de su búsqueda intelectual.

Lo que haremos de aquí en adelante será plantear un proyecto cultural que responda

a las condiciones expuestas. Hemos de señalar que sólo es una propuesta organizativa, entre

muchas que pueden surgir y colaborar en vista al mismo objetivo. Nuestra propuesta pondrá

especial énfasis en la formación del promotor.

45
6. Una propedéutica para el gran diálogo
Parte del fetichismo del libro, que promueven las instituciones culturales, pasa por la

suposición de que basta con sacar una ingente cantidad de libros a la calle (por medio del

mercado, claro), para que la gente se ponga a leer y, como ellos mismos dicen en su

propaganda, “se transforme” (a saber en qué). En un afán populista tratan de vender la idea

de que la literatura debe ser accesible de inicio, y no volverse fácil en el proceso de

apropiación del lenguaje. Esto es parte del currículum que convierte a la literatura en

entretenimiento. Pues bien, nuestro promotor debe ser capaz de dirigir la charla casual

hacia una propedéutica del libro acerca del que se hable, lo cual implica, en primer lugar, su

lectura previa. Nunca he entendido cómo un promotor de lectura recomienda libros que no

ha leído. Esto puede hacerlo quien supone que el libro es bueno porque es libro: puro

esencialismo.

La formación del promotor inicia con la lectura de cada libro que va a promover.

Esto implica, para promotores que son también trabajadores, un periodo de formación de

varios años. Implica también que el promotor está aprendiendo antes y durante todo el

tiempo que ejerce su labor, y que quien se beneficia en primer término por su trabajo como

promotor es él mismo. La satisfacción que recibirá por su trabajo inicia con su preparación

y se acentúa con la promoción.

Para que el promotor pueda desarrollar un ejercicio propedéutico-hermenéutico

frente a cada potencial lector, la lectura del libro es condición necesaria pero no suficiente.

Durante su período de formación previo el promotor seleccionará unos 20 o 30 libros que

46
leerá sin importar que ya los haya leído antes. Es preciso releerlos porque esta vez los leerá

con mirada de promotor. Leerá muchos más, pero estos son un mínimo de arranque.

La forma de abordaje puede partir de algunas preguntas previas o de una plantilla a

llenarse con el contenido vital de cada libro. Con “contenido vital” me refiero a aquél

contenido que manifiesta la celebración de la vida que hace un buen escritor, su alusión a

los temas de la literatura y a los problemas perennes de la búsqueda de sentido de la vida

humana.

Veamos mi lista provisional de 30 libros. La cree pensando en libros que me

resultan muy significativos o que son viejas deudas de lectura, en recomendaciones de

amigos o de autores que admiro y en el criterio que presentaré más adelante. El diálogo y

convivencia con estos 30 textos es en sí la formación inicial del promotor.

Lista preliminar de lecturas40

1 Epopeya de Gilgamesh 16 Viajes de Gulliver, Jonathan Swift


2 Ilíada, Homero 17 Robinson Crusoe, Daniel Defoe
3 Tragedias de Eurípides 18 Por quién doblan las campanas, Ernest
Hemingway
4 Diálogos de Platón 19 El principito, Antoine de Saint-Exupéry
5 Los 9 libros de la historia, Herodoto 20 Las uvas de la ira, John Steinbeck
6 Las mil y una noches 21 Canek, Ermilo Abreu
7 Cuentos de Canterbury, Geoffrey Chaucer 22 El extranjero, Albert Camus
8 Utopía, Tomás Moro 23 Un mundo feliz, Aldous Huxley
9 Novelas ejemplares, Miguel de Cervantes 24 Balada de la cárcel de Reading/De

40
Estos títulos revelan que tengo en mente hacer mi trabajo con personas jóvenes y adultas, espero
estudiantes de preparatoria y obreros. Mi primer impulso ha sido optar por la mayor diversidad posible en el
tipo de textos, épocas y autores.

47
profundis, Oscar Wilde
10 Emilio, Rousseau 25 Manifiesto del Partido Comunista, C.
Marx y F. Engels.
11 Apuntes para mis hijos, B. Juárez 26 Palabras de Caramelo, Gonzalo Moure
12 La muerte de Iván Illich, L. Tolstoi 27 La madre, Máximo Gorki
13 Los hermanos Karamázov, Dostoyevski 28 El mundo y sus demonios, Carl Sagan
14 Cuentos, Chejov 29 Los bienes terrenales del hombre, Leo
Huberman
15 Los miserables, Víctor Hugo 30 Memoria de los nadie (trilogía), Antolín
Pulido Vázquez

Claro que la lista puede ir variando debido al interés que los mismos textos vayan

despertando, pero es bueno tener una lista provisional al inicio del proceso de formación y

luchar por que no crezca para mantener una cantidad de textos manejable. También puede

ocurrir que nuestra lista no pare de crecer, como la mía que ahora mismo es de unos 80

libros, pero que arranquemos la etapa de promoción al alcanzar un número determinado de

lecturas, pongamos 25. El promotor llevará sus apuntes de cada libro de tal forma que

pueda tener esa información a la mano en el momento de notar el interés de un posible

lector.41

Aspectos propedéuticos

Información relevante acerca del autor, su contexto histórico, político y literario. Partiremos

de las preguntas ¿Qué aspectos del contexto de la obra pueden servir como detonantes de

interés? ¿Qué sería bueno que el lector supiera para aumentar la posibilidad de extraer un

sentido relevante a la obra? ¿Hay conocimientos sin los cuales no se puede entender esta

41
Ver anexo 1: Notas para el diálogo sobre un libro.

48
obra? ¿Cuáles son los problemas o temas recurrentes o candentes ya sea en la obra del autor

o en su contexto?

Un aspecto fundamental para trabajar la propedéutica es conocer al lector. El

promotor debe ir especializándose en la escucha atenta de lo que dice su lector. Debe

ofrecerle la experiencia de ser escuchado con sumo interés. Un buen lector, como debe ser

el promotor, se caracteriza por poner atención, ser empático, situarse en el lugar del otro;

estas capacidades se desarrollan con la lectura cuando esta se asume como un diálogo.

Nuestra atención e interés debe ser de tal magnitud que conmueva al lector y le deje la

impresión de que aquel promotor y aquella obra literaria son para él, le estaban esperando.

Recomendar un libro a una persona supone una enorme responsabilidad. Nunca se

insistirá lo suficiente en esta afirmación. El diálogo auténtico con el lector debe generar un

seguimiento: ¿qué impresión le está dejando la lectura?, ¿le ha resultado significativa? De

acuerdo a los comentarios acerca de la obra, ¿qué otros textos pueden ser de su interés?

Igual que en su etapa formativa el promotor ha de aprender de los libros y de sus

autores, en la etapa de promoción ha de aprender de los lectores. Un buen promotor ha de

partir de la expectativa de aprender él más de su lector de lo que el lector pueda aprender de

él. Este aprendizaje será vital 1) para generar el crecimiento y la humanización de ambos,

2) para preparar el camino hacia la creación de comunión, colaboración dialógica,

conciencia de ser oprimido y organización.42

42
Cfr. Paulo Freire, Pedagogía del oprimido, (México: Siglo XXI, 1980), 216-228.

49
Aspectos hermenéuticos

Tienen que ver con el sentido que extrae el promotor. Para lograr la mayor objetividad hay

que dar rienda suelta a la subjetividad. ¿Qué me hace sentir la obra? ¿Qué episodios de mi

vida me recuerda? ¿A qué persona? ¿Qué problemas me apasionan? De este modo se abre

la posibilidad de que, sin necesidad de resumirle el texto al posible lector, se le hable acerca

de su contenido humano. Este es el aspecto central de la promoción, pues da pie a que se

produzca una pequeña obra literaria, emotiva e interpretativa lo mismo que efímera, acerca

de otra obra, en un momento de intercambio de ideas. Esta obra literaria callejera es el

diálogo que hay que pensar como significativo para que:

1. Sea una obra literaria espontánea y callejera.

2. Sea una manifestación de las posibilidades del lenguaje. Como tal, promoción del

diálogo democrático.

3. Humanice la obra de forma que el potencial lector se quede con la sensación de que, si ha

sido tan importante para una persona cualquiera que ha conocido en la calle, podría ser

igualmente significativa para él.

4. Sea un detonante para el propio promotor en su desarrollo creativo. La intimidad que el

ejercicio hermenéutico puede generar también puede dar pie a que el posible lector exprese

su experiencia en torno a un problema o tema literario, lo cual queda en el acervo de

experiencia de ambos para el uso creativo que decidan darle.

Me imagino el diálogo entre promotor y lector de la siguiente manera:

50
LECTOR: (Levanta un libro)

PROMOTOR: Ese libro me trae hermosos recuerdos.

LECTOR: ¿Este libro? ¿Lo has leído? ¿De qué trata?

PROMOTOR: (No dice el tema a quemarropa, sino que contextualiza) Me encontraba

pasando por una situación difícil y un amigo me comentó que el autor había vivido algo

mucho peor ¿Has tenido que aparentar ser fuerte cuando te estás derrumbando por dentro?

Este escritor estuvo preso y se las ha visto negras para seguir escribiendo. A los pocos años

de salir de la prisión murió, pero el dolor experimentado lo llevó a legarnos esta hermosa

obra.

LECTOR: Suena interesante. No me ha pasado nada similar, pero sé de qué hablas cuando

dices que a veces hay qué aparentar que todo va bien. Me interesa. ¿Qué más hay de ese

autor?

PROMOTOR: En el prólogo encontrarás información sobre sus otras obras. Este libro es

una carta que escribió en su peor momento, pero otros de sus libros hablan del placer. Es

como si aquella persona que hace odas al placer también fuera la mejor para hablar del

dolor y de la muerte. Siento que su obra es buena porque va a los extremos.

LECTOR: ¿Y dices que el libro te ayudó a resolver tu problema?

PROMOTOR: No exactamente; la situación era algo compleja. Ocurrió hace 10 años que…

51
Aquí no importa tanto si el lector se lleva o no el libro. Lo importante es que

recordará al autor, pensará en algunos temas literarios y humanos como situaciones que se

pueden abordar desde la literatura, le quedará la impresión de haber conocido a una persona

inteligente para la que el texto en cuestión fue significativo, es decir, que en su

identificación con la persona, el libro quedará como mediador de simpatía.

Supongamos otra situación. El promotor no recuerda de momento un aspecto a

resaltar del libro, pero saca su cuaderno.

LECTOR: (Levanta un libro)

PROMOTOR: Gran libro ese que has tomado ¿Conoces al autor?

LECTOR: Me llamó la atención por el título. ¿No es el autor de El principito?

PROMOTOR: Exacto. Ese escritor era piloto. Me gusta mucho que sus libros tratan temas

bien interesantes pero vistos desde los ojos de un piloto. Me pregunto si nuestros puntos de

vista dependen del oficio que desempeñamos. Por cierto, ese libro me gustó tanto que

apunté algunas ideas en mi cuaderno. Si no traes mucha prisa te leo alguna. (Saca un

cuaderno que, sin lugar a dudas, por su aspecto, es la herramienta de observación de un

escritor callejero, cazador de motivos literarios. Si el lector lo permite, intentará detonar la

charla acerca de los temas literarios del texto).

Nótese que en ningún caso se está resumiendo el contenido del texto, pero se está

trayendo a colación su contenido vital.

52
Las interpretaciones subjetivas nos ayudan a percibir las distintas dimensiones

desde las que un texto nos habla. El contenido de un buen texto es tan amplio, que bien

podríamos charlar sobre su contenido vital con muchas personas sin repetir nada. A

propósito de esto, me ocurrió hace unos pocos días que le leí a mi madre el cuento “El

pequeño Omebu” de Antolín Pulido.43 Se lo leí en un audio que le envié, porque ella vive

en los Estados Unidos. Este cuento trata de un niño africano que debe pasar cierta prueba

para ser reconocido en su tribu como adulto. Para mi este cuento habla del valor que damos

a las cosas y del contraste entre un contexto urbano de explotación y la vida tribal

comunitaria. Mi madre me habló por teléfono un rato después de haberle enviado el audio

para decirme que el cuento la había conmovido profundamente. Me contó que la historia la

hizo remitirse a su niñez en un pueblo pequeño del estado de Zacatecas, donde fue muy

feliz viviendo en la sencillez y la inocencia. “Ahora todo es menos bueno” me dijo. Me

sorprendió porque sin duda aludía al motivo literario de la pérdida del paraíso. Es una idea

que sin duda está en el texto, pero yo no la había percibido. Su interpretación me abre el

texto en su contenido más vital y, si yo decido, como promotor, usar ese tema literario para

interesar a un lector, estaré diciendo poco de la obra en cuestión, pero mostrando mucho de

su sentido. La subjetividad reconstruye los textos con una riqueza inagotable. Parte de la

vuelta a una sociedad del texto pasa por hacer explícitas estas narrativas presentes en la

cotidianidad.

Volver a leer los textos con una mirada colectiva es pensar acerca de lo que

provocan en mí, por qué me provocan esto y cómo puedo transmitir a otros esa sensación

43
Antolín Pulido Vázquez, La memoria de los nadie 1. Réquiem por los partos adoptivos, (Madrid: Nadies en
Lucha, 2015), en Antolín Pulido, https://antolin-pulido.webnode.es/mi-trabajo/ 69-78.

53
por medio de palabras. Buscar la universalidad en mi subjetividad, es decir, realizar la

literatura en mí, para otros.

Entonces, el ejercicio con cada libro será leerlo o releerlo pensando en su contenido

vital. Tomar nota de:

1. Contexto del autor y del libro.

2. Temas literarios (contenido vital)

3. Sentidos personales que puedo dar a la lectura.

4. En caso necesario, conocimientos previos imprescindibles para acceder al texto.

Los libros que requieran de cierta formación conceptual previa no se darán a

lectores nuevos. En todo caso, cada promotor puede discriminar, de acuerdo a su

experiencia, qué textos pueden resultar difíciles para ciertos lectores y preparar una

introducción. Esto implica otro aspecto importante de nuestro proyecto: que niega la

relación industrial con el lector, es decir, que se plantea como escenario ideal el trabajo

personalizado y la preocupación por cada lector. No entregar conocimientos dados y duros,

sino generar la conciencia de que el conocimiento es un constructo al que se va accediendo

y existen herramientas y conceptos previos que facilitan el acceso. El promotor debe

desarrollarse como propedeuta.

La etapa de formación del promotor puede durar varios años, tomando en cuenta

que la vida del trabajador está llena de altibajos. Es importante no dejarse llevar por una

lógica inmediatista ni sujetarse a los pequeños ciclos de esfuerzo-recompensa que impone

54
la modernidad líquida. Este es un trabajo a largo plazo de autoconocimiento por medio de

la literatura. El objetivo se cumple cada día que se dedican algunos minutos a la propia

formación como promotor. La segunda etapa (salir a la calle) no es el cierre de la primera,

sino una exteriorización del sentido continuamente experimentado.

Una vez alcanzada la meta de 20 o 30 libros, o los que se quiera, el promotor deberá

elegir un lugar, un día de la semana y un horario. En esencia puede funcionar cualquier

lugar donde concurra gente a pasear: afuera de un parque, en un tianguis, en una calle del

centro de la ciudad. Sin embargo, yo me inclinaría por elegir un espacio a la entrada de una

secundaria, preparatoria o fábrica, en el horario de salida del turno matutino y entrada del

vespertino. Lo importante del punto elegido es que se pueda mantener por un espacio

considerable de tiempo, para dar seguimiento a los lectores. Se puede, por ejemplo, instalar

un día a la semana cerca de una preparatoria a la hora de la salida del turno matutino y

entrada del vespertino. Un punto en el tianguis local es bueno porque se presta a la charla

con tranquilidad. Un punto en una calle concurrida puede brindar más privacidad. A las

afueras de una fábrica nos enfrentará al cansancio de los obreros, pero valdría la pena

intentar. Ya dependerá de las condiciones del promotor.

55
7. Criterio de selección del acervo de libros
Promover cierto tipo de libros en el proyecto invalida y echa por tierra el esfuerzo del

promotor. Quisiera que esta aseveración no fuera tan cierta, pero lo es.

Hay libros que son propaganda e ideología pura. Libros enfocados a negar el dolor

en vistas a una positividad a ultranza. Aquellos destinados a arraigar el sentido común

capitalista, como los que promueven el emprendedurismo, las inversiones, la competencia

feroz o la superación personal individualista y el consumismo. Los que glorifican el sentido

común burgués dándole relevancia de tratado concienzudo a frivolidades como la comida

gourmet, los deportes, espectáculos, moda en el vestir, turismo y aficiones degradantes para

el consumidor, como la compra compulsiva de un cierto tipo de producto (figurillas de

películas, productos de edición limitada, artículos de lujo, etc.). Promover esta literatura y

los libros de la Watch Tower es la misma cosa.

Por otro lado, el establecimiento de un criterio acerca de lo que sí es preciso

promover es complicado. De cualquier forma, nos arriesgaremos a ofrecer una lista de

criterios no exhaustiva pero que cuide el espíritu del proyecto. Véase con carácter de mera

recomendación.

1. Incita a pensar. Promueve el pensamiento racional y su aprendizaje. Texto

paradigmático: los diálogos de Platón, El mundo y sus demonios de Carl Sagan.

2. Polemiza con el sentido común imperante. Textos de épocas de ruptura y revolución.

Paradigma: la literatura de época de la ilustración y de los movimientos sociales de inicios

del siglo XX. Utopía de Tomás Moro, La madre de Gorki, El contrato social de Rousseau.

56
3. Promueve la organización, el espíritu comunitario, la solidaridad y la rebeldía.

Paradigma: La madre, de Máximo Gorki.

4. Dota de una visión histórica global y fomenta el reconocimiento del lector como actor

histórico. Ayuda al lector a encontrar su lugar en el tiempo. Paradigma: Manifiesto del

Partido Comunista; textos históricos en general.

5. No promueve el sentido común de consumo, individualismo y éxito personal. Se les

opone en lo posible. Paradigma: El principito.

6. Escrito antes de la consolidación del paradigma cinematográfico en la literatura (antes de

la segunda mitad del siglo XX). No pretende ser un guion de cine, ni ser adaptado.

Especialmente, mantiene una considerable complejidad en la construcción de ambientes,

personajes y riqueza de temas. Paradigma: Chejov, Tolstoi, Dostoyevski, etc.

7. Belleza en el tratamiento de los temas literarios. Como ya se señaló, este aspecto, por dar

pie a la subjetividad-universalidad, es primordial. Paradigma: El principito.

8. Disponibilidad y accesibilidad del texto. Tomaremos en cuenta las ediciones del FCE,

EMU, LEYENDA, Porrúa.

Veamos otra vez mi lista, pero señalando al criterio de selección al que responde

cada obra. Hay que privilegiar aquellos textos que cumplan con al menos dos criterios.

Obviamente aquellos libros que el promotor adora no son de ninguna manera descartables.

1 Epopeya de Gilgamesh (4,5,6,7) 16 Viajes de Gulliver, Jonathan Swift (2, 5,


6, 7)
2 Ilíada, Homero (4,5,6,7) 17 Robinson Crusoe, Daniel Defoe (5, 6, 7)

57
3 Tragedias de Eurípides (5,6,7) 18 Por quién doblan las campanas, Ernest
Hemingway (2, 3, 4, 5, 6, 7)
4 Diálogos de Platón (1, 2, 5, 6 ,7) 19 El principito, Antoine de Saint-Exupéry
(2, 5, 6, 7, 8)
5 Los 9 libros de la historia, Herodoto (2, 4, 20 Las uvas de la ira, John Steinbeck
5, 6, 7)
((2, 3, 4, 5, 6, 7)
6 Las mil y una noches (4, 5, 6, 7) 21 Canek, Ermilo Abreu (2, 3, 4, 5, 7, 8)
7 Cuentos de Canterbury, Geoffrey Chaucer 22 El extranjero, Albert Camus (1, 5, 6, 7)
(2, 4, 5, 6, 7)
8 Utopía, Tomás Moro (2, 4, 5, 6) 23 Un mundo feliz, Aldous Huxley (1, 2, 3,
5, 6, 8)
9 Novelas ejemplares, Miguel de Cervantes 24 Balada de la cárcel de Reading/De
(4, 5, 6, 7) profundis, Oscar Wilde (5, 6, 7)
10 Emilio, Rousseau (1, 2, 4, 5, 6) 25 Manifiesto del Partido Comunista, C.
Marx y F. Engels. (1, 2, 3, 4, 5, 6)
11 Apuntes para mis hijos, B. Juárez (1, 2, 3, 26 Palabras de Caramelo, Gonzalo Moure
4, 5, 6, 8)
(3, 5, 7)
12 La muerte de Iván Illich, L. Tolstoi (1, 2, 27 La madre, Máximo Gorki
5, 6, 7, 8)
(1, 2, 3, 4, 5, 6, 7)
13 Los hermanos Karamázov, Dostoyevski 28 El mundo y sus demonios, Carl Sagan (1,
(2,5,6,7) 2, 5,)
14 Cuentos, Chejov (2,5,6,7) 29 Los bienes terrenales del hombre, Leo
Huberman (1, 2, 3, 4, 5, 7)
15 Los miserables, Víctor Hugo (2,3,4,5,6,7) 30 Memoria de los nadie (trilogía), Antolín
Pulido Vázquez (2, 3, 4, 5, 7)

58
8. Aspectos logísticos y organizativos
A continuación se harán algunos comentarios acerca de la operación del proyecto.

En cuanto a la operación, la propuesta es llevar un puesto o tendido de libros a un

punto determinado del oriente o sur de la ciudad. Habrá que pensar cómo dotarlo de

elementos que lo hagan atractivo y cómodo para la charla, como tener una sombra, alguna

silla, etc.

Sobre la adquisición de los libros. Lo más sencillo sería que, al mismo tiempo que

se va leyendo una obra, se vayan consiguiendo dos o tres ejemplares para el acervo. Hay

que llevar registro del costo de cada ejemplar y cómo se consiguió. Algunos títulos no se

conseguirán en físico y habrá que, o bien imprimirlos y encuadernarlos de manera

independiente o, lo más obvio, compartirlos en formato digital; para esto se puede colocar

en el puesto un objeto que represente al libro en físico y pasárselo al lector interesado por

medio del teléfono móvil. También se pueden conseguir libros físicos por donación de

amigos o de personas altruistas que deseen patrocinar el proyecto. Hoy no es caro comprar

buenos libros en México.

Como quiera que se hayan conseguido los libros, no es de ninguna manera

recomendable que se regalen salvo en casos especiales. Nuestro sentido común capitalista

tiende a hacernos desvalorar aquello que no cuesta dinero y lo ideal será que el promotor no

tenga que gastar tanto de su bolsillo. Por otro lado, los libros del FCE o los de segunda

mano se consiguen a precios muy accesibles. Entonces, la idea es vender los libros al precio

que se adquirieron o por debajo del precio de compra en caso de ser este muy alto. Yo

recomendaría poner un tope de precio: que ningún libro del puesto pueda costar más de 100

59
pesos. Así, los libros de entre 10 y 50 pesos, pueden darse en el precio original. Los libros

de 60, 70 y 80, bajarse a 50. Los de 90 y 100 darse en 70, y cualquier libro que cueste más

de 100 pesos, darlo en 100. Obviamente los ingresos así generados servirán para comprar

nuevos libros. Esto implica una inversión inicial: los materiales para el puesto y los libros.

Creo que el promotor tendrá tiempo suficiente para reunirla durante su etapa de formación.

Con el fin de que el costo de los libros no sea un impedimento para nuestros

lectores, implementaremos un sistema de recambio por medio del sellado de los libros del

proyecto. Se sellarán con algún logotipo, información del puesto, del sitio de internet y, lo

más importante, con su valor. Así, el lector podrá cambiar un libro por otro del mismo valor

mediante una cuota de, digamos, 5 pesos. Un libro de mayor valor aportando la diferencia

más la cuota, etc.

Obviamente las ediciones electrónicas no se cobrarán. Al contrario, se fomentará la

descarga gratuita de los mismos libros que se estén manejando en el proyecto.

Para el caso, no del todo imposible, de que el número de promotores crezca, se

creará un sitio web para el proyecto, donde se compartirá experiencia acerca de los libros

seleccionados y algunos lineamientos básicos. También se creará una página en redes

sociales para promover la lectura desde ahí, pero, especialmente, para informar de los

lugares y horarios donde se pueden encontrar los puestos de lectura. Esta presencia y

accesibilidad debe marcar una clara diferencia con las Salas de lectura. Se me ocurre el

60
nombre tentativo de “Lectores peregrinos”44, para el colectivo de promotores y sus sitios

electrónicos.

Es muy importante que el promotor aporte su trabajo sin cobrar, y que el lector sepa

que su mentor no gana dinero por hablar con él, sino que lo hace por el puro gusto de

hacerlo.

Con respecto a la permanencia en un punto y horario. Considero este uno de los

aspectos principales y creo que la razón no puede expresarse de mejor manera que como lo

ha hecho Exupéry en El Principito:

–No, yo sólo busco amigos. Pero, dime ¿qué significa domesticar?

–Es una cosa ya olvidada –dijo el zorro–, significa "crear vínculos... "

[…]

–Bien quisiera hacerlo –respondió el principito– pero no tengo mucho tiempo. He de buscar

amigos y conocer muchas cosas.

–Sólo se conoce bien lo que se domestica –dijo el zorro–. Los hombres ya no tienen tiempo de

conocer nada; todo lo compran ya hecho, Y como en las tiendas no se venden amigos, los

hombres ya no tienen amigos. ¡Si quieres tener un amigo, entonces debes domesticarme!

[…]

44
Nombre que alude a los peregrinos medievales para quienes el camino al sitio sagrado era parte de una
ruta interior de descubrimiento y unificación con la divinidad. La renuncia de los bienes materiales y del
lugar de residencia era el inicio de una búsqueda mística. Iván Illich, en El viñedo del texto, señala que este
camino puede ser también una ruta de lectura, donde el texto es mediador entre el lector y la luz del
conocimiento.

61
–Es mejor que vengas siempre a la misma hora –dijo el zorro–. Si vienes, por ejemplo, a las

cuatro de la tarde, yo desde las tres comenzaría a ser dichoso. Conforme avance la hora, más

contento me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, así descubriré lo que vale la

felicidad.

Pero si tú vienes a cualquier hora, yo nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Tú sabes, los

ritos son necesarios.45

En efecto. Digámoslo en pocas palabras: este proyecto tiene por fin último hacer

amigos; amigos en el saber y en la lucha. Nuestro lector debe saber que estaremos ahí, para

él, en un lugar determinado, a una hora determinada de un día de la semana. Lo ideal sería

poder mantener la permanencia por un espacio de tiempo determinado, digamos, un año, e

ir cambiando anualmente de punto, manteniendo el contacto con los amigos hechos en cada

lugar para, en una tercera etapa del proyecto, reunirlos en un grupo de lectura.

Dichos grupos de lectura tendrían que estar orientados a la formación política, al

materialismo histórico y a la profundización en determinados textos literarios. La

proliferación de estos grupos de lectura tendría que llevarnos a la necesidad de formar

organización política. El siguiente paso sería la creación del partido comunista.

45
Antoine de Saint-Exupéry, El principito, (Caracas: Fundación Editorial el perro y

la rana, 2013). 70-73.

62
Conclusión
Debido al deterioro de las condiciones de vida, ocasionado por el capitalismo, se acercan

tiempos de ruptura y de movilización de las conciencias. Los proyectos culturales realistas

que se pueden plantear en un contexto de precariedad no deben ser políticamente neutrales.

Quienes nos encontramos en los extremos de la escala social tenemos la ventaja de cierta

claridad en el reconocimiento de los propios intereses y de quiénes son los enemigos de

clase.

A quienes estamos en el extremo inferior de la escala social debe quedarnos claro

que colaborar con las instituciones burguesas es luchar en el bando equivocado. Nada hay

más realista y objetivo que reconocer al enemigo.

Más arriba se dijo que el objetivo del proyecto es la amistad: esa amistad, en sentido

clásico, que implica pensar y luchar juntos. Más allá del ámbito cultural nos encontramos

con la necesidad de sobrevivir y con la amenaza que el capitalismo representa para la vida.

Este proyecto es un intento de pensar una forma, entre muchas, de sentar bases sólidas para

construir la fuerza de clase que necesitamos. Un partido para los despreciados del sistema

que sólo puede construirse sobre las bases de la fraternidad, el amor por el conocimiento, el

diálogo real, la solidaridad y la esperanza que otorga el entender el enorme caudal cultural,

histórico y humano que nos ha traído hasta aquí.

No se ven, sin embargo, posibilidades claras. Pero, de lo posible, de por sí, se sabe

demasiado.

63
Las estadísticas alegres del Estado no pueden ver al lector de otra forma que como

un número. Nosotros habremos de verlo como la esperanza. Cada lector es una promesa

para el futuro. En cada uno se juega la posibilidad de que encontremos, como clase, nuestro

lugar en el mundo. Ante tal perspectiva vale la pena cualquier esfuerzo. Empecemos por

hacer de la promoción de la lectura una obra de arte. Nuestra responsabilidad histórica es

mostrar ante el mundo el nivel intelectual, político y cultural que cualquiera de nosotros

puede alcanzar.

64
Apéndices

Apéndice 1: Apuntes del promotor sobre un libro

Apuntes para Palabras de caramelo, de Gonzalo Moure

Propedéutica

Los saharauis de esta historia viven como refugiados en el desierto Argelino. En la

hammada: inmenso desierto pedregoso. Estas personas fueron expulsadas debido a la

guerra entre su país, Sahara occidental y Marruecos. Debido a la intervención de potencias

occidentales, Marruecos mantiene ocupada la mayor parte del país. Los saharauis viven en

enormes campamentos que llevan los nombres de sus ciudades de origen. Es el caso de

Smara, donde se desarrolla la historia.

Sahara occidental fue en un tiempo, al igual que nuestro país, colonia española. Su gente

padece todavía la herencia de aquel sometimiento. Sin embargo, muchos saharauis resisten

y luchan por liberar a su patria.

Los saharauis anhelan volver a su hogar, aunque dos generaciones nacieron en el campo de

refugiados. Ya son más de 30 años.

El autor, Gonzalo Moure, es un escritor español que se enamoró del desierto y de la gente

de Smara. Con sus escritos pretende crear un puente entre culturas. El personaje principal

está inspirado en una niña de Smara.

Hermenéutica

65
Una cosa que adoro de nuestro país son los desiertos. El texto nos transporta a ese lugar de

silencio, de soledad y misticismo. Exupéry y Camus no pudieron resistir la magia de estos

lugares. La sabiduría de los poemas que aparecen en el texto me remite a las arenas

solitarias donde la vida y la muerte no pasan desapercibidas; a las Mil y una noches y a mi

estancia en los desiertos zacatecanos.

Temas que se pueden encontrar:

La vida y la muerte; el amor y la empatía.

La dura vida del refugiado. El contraste entre el invasor soberbio y el refugiado que aún en

el desierto busca apegarse a la vida y ser solidario.

No podía faltar en un relato de desierto una pequeña aventura de viaje. Busca en el desierto,

como los sabios sufíes.

Nótese que la hermenéutica es prácticamente una lluvia de ideas que tiene como fin detonar

la charla con el posible lector. Como ya se dijo, procuramos no resumir la historia ni dar

pistas acerca de la trama.

66
Apéndice 2: Hacer escuela en sentido clásico

“Es que las virtudes que admiramos en un hombre son defectos en un esclavo” 46

Aquello que se celebra en un rico es deplorable en el pobre. Sus virtudes, en nosotros, son

vistas como vicios. La búsqueda de sentido por medio de la lectura, en este contexto, es un

acto de rebeldía y de cuestionamiento del sentido común.

Sócrates era frecuentemente reprendido por Jantipa debido a que, según ella,

descuidaba sus asuntos por meterse en los de otros. Y qué mayor ejemplo de un hombre

que atendió sus verdaderos asuntos que el del maestro ateniense. Sócrates era, ante todo, un

hombre que iba contra el sentido común de su época; eso es lo que enseñaba a sus

discípulos. Eso es lo que lo diferenciaba de los sofistas y de los académicos actuales: no

aceptaba reglas de vida impuestas por un sentido común utilitario. Esto se revelaba en su

negativa a cobrar por sus enseñanzas y su vida austera, en su afán de cuestionar las

opiniones comúnmente aceptadas, en su radical defensa de la justicia y de la sabiduría y en

su congruencia a ultranza. No permitía que le impusieran la fragmentación de

pensamiento, la incongruencia y el dogmatismo propios del hombre de bien. Se

conformaba, en cambio, con ser un hombre bueno.

Las amargas quejas de Jantipa hacia la persona de su esposo revelan hasta qué punto

estaba este dispuesto a soportar el no reconocimiento de sus conciudadanos en aras de

cuidar lo más importante: su alma.

46
Zygmunt Bauman, Trabajo, consumismo y nuevos pobres, (Barcelona: Gedisa, 1999), 22.

67
Hemos de aprender de Sócrates y estar dispuestos a ser vilipendiados por seguir los

dictados de nuestra conciencia. Nuestro proyecto, por el esfuerzo que requiere, es ya

disruptivo. El promotor entregará un esfuerzo constante y congruente con su necesidad de

no estar de balde en el mundo; se compromete con su aprendizaje y el de su compañero de

viaje. Esto no será bien visto por quienes esperan de él que sea un esclavo asalariado, un

buen padre, una madre sumisa, un hijo abnegado, un consumidor orgulloso. El promotor

debe ser un ejemplo de ruptura con el sentido común, ha de estar dispuesto a perder, a

quedar fuera, a ser un fracasado para el mundo. Ha de desagradar porque su mensaje es

radical: no se sirve a Dios y al Diablo a la vez; para reintegrarse a la humanidad antes hay

que desintegrarse del mundo de los muertos. El promotor es alguien que, al menos un día

por semana, se adueña de su vida y sale a reconocerse en otros que buscan también vivir.

No puede esperar empatía de quienes viven presos de la apariencia. Toda nuestra tradición

de pensamiento nos lleva a una afirmación radical: el mundo del parecer y del aparentar es

incompatible con el del ser, de la búsqueda de conocimiento y afirmación de la vida.

La persona que inspiró este proyecto fue mi maestro Víctor, quien me encontró en el

centro de la ciudad un día allá por el año 2000 y me animó a leer buenos libros. Él se

escapaba de su vida insípida un día por semana para buscar jóvenes lectores. Me encontró y

marcó mi búsqueda, ahora me corresponde no sólo hacer lo mismo por otros, sino extender

su ejemplo para tratar de construir una esperanza. Este proyecto es un intento de recuperar

nuestra vida para nosotros mismos.

El tiempo: eso que se muere en el trabajo enajenante. Nos urge tomar conciencia de

este tiempo, de la vida que se escapa. Ahora entiendo que no podemos, no debemos esperar

68
a una revolución para convertirnos en humanos. Primero hay que construirnos como tales,

como revolucionarios y, si hay revolución, o lo que venga después, ya no es asunto nuestro.

Hacer escuelas en la calle. Eso sólo los pobres lo podemos hacer. Sócrates será

nuestro santo patrono ¿qué puede salir mal?

Frente a la súper especialización que promueven las universidades, nosotros, los que

estamos de más, busquemos sentido. La primera rebelión ha de ser contra el sinsentido de

la vida enajenada.

Hacer escuela en sentido clásico es caminar juntos, indagar en uno mismo y en el

otro para darle un sentido al mundo que nos abruma y al ritmo de vida que nos devora.

Encontrar ya el sentido, ya la ausencia del mismo. Dialogar en la calle es un primer paso

para volver colectivo este mundo que nos han privatizado.

69
Bibliografía

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