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ATRIBULADOS, EN APUROS, PERSEGUIDOS, DERRIBADOS PERO NO

DESTRUIDOS
(2 Corintios 4:8-9)
El texto anterior, nos enseña que el pueblo de Dios puede atravesar por diferentes
situaciones adversas, pero al mismo tiempo el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu
Santo, nos dice que a pesar de estas dificultades el cristiano puede manejar dichas
situaciones sin que estas le vayan a detener en su lucha por alcanzar los propósitos de Dios
para su vida.
ATRIBULADOS, MAS NO ANGUSTIADOS
La palabra atribulado viene del griego "Thlíbo" que significa aflicción, la cual puede ser en
situaciones adversas, momentos desfavorables, situaciones complicadas. Hombres como
Job atravesaron por momentos de tribulación a tal punto que maldijo el día en que nació al
decir: "Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es concebido Job 3:3)
Jeremías en un momento de tribulación, al igual que Job, maldijo el día en que nació
(Jeremías 20:14-15). También el mismo Elías llegó a expresar a Dios "...quítame la vida,
pues no soy yo mejor que mis padres" (1 Reyes 19:4). Y podríamos seguir enumerando
porque es imposible que no tengamos tribulación, aflicciones, momentos de adversidad, son
parte de nuestra vida como cristianos.
La angustia es un estado de intranquilidad, se siente una inquietud muy intensa provocado
por una situación desagradable, una amenaza o peligro. Satanás quiere atribularnos,
afligirnos a tal punto que nos lleve a la angustia, a sentir esa intranquilidad y quitarnos la
paz en nuestro interior.
Jezabel buscaba a Elías para matarlo y le quitó la tranquilidad a Elías, quien se angustió por
la amenaza de muerte de Jezabel. Muchas veces nos sentimos angustiados, intranquilos, no
podemos dormir por las circunstancias adversas que estamos enfrentando, nos olvidamos de
que tenemos a alguien en quien confiar en medio de nuestras tribulaciones.
PORQUE LA CONFIANZA NOS LIBERA DE LA ANGUSTIA
Pablo usa el griego stenochóreó para la palabra angustiados la cual tiene un significado de
hacerse estrecho o sin salida. En nuestra vida podemos sentir incertidumbre, no sabemos lo
que pueda suceder en medio de esas situaciones difíciles que estamos pasando y podemos
sentirnos sin salida, pensando que no hay solución a nuestro problema o tribulación.
Cuántas veces nos hemos sentido en un camino sin salida, la angustia puede llegar si se
pierde la confianza, pero sabemos que tenemos una salida y se llama Jesucristo, por lo
tanto, podemos estar atribulados en todo pero no angustiados porque nuestra confianza está
en Dios.
Jesucristo dijo “…en el mundo tendréis aflicción…” (Juan 16:33), es decir, tendremos
tribulaciones, momentos tristes; sin embargo, no debemos angustiarnos. El mismo Señor
Jesús, también expresó “…Confiad…” (v33); pues la aflicción o tribulación no debe llegar
al punto de que sintamos una angustia todo el tiempo.
El griego Thlíbo cuyo significado decíamos que es aflicción, también su usa para hacer
referencia a la tarea de prensar o exprimir las uvas, razón por la cual la palabra atribulados
utilizada por el apóstol Pablo nos da la idea estar soportando gran aflicción o presión. Estar
bajo presión en medio de las dificultades puede provocar angustia, pero una vez mas
recordemos que Jesucristo dijo "CONFIAD".
El rey David sabía que no debemos angustiarnos en medio de las situaciones adversar
porque pueden inducirnos a que nuestra confianza en Dios disminuya. David decía ¿Por
qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he
de alabarle, Salvación mía y Dios mío (Salmo 42:11)
Nos podemos sentir abatidos, sin ánimo, sin fuerzas, atribulados, afligidos pero debemos
esperar en Dios, no angustiarnos, sino confiando que tarde o temprano el hará algo por
nuestra causa. David decía “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón;
aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (Salmo 27:3)
Muchas veces es difícil no angustiarnos, pero debemos confiar en Dios y perseverar en
medio de nuestros padecimientos, porque “…los mismos se van cumpliendo en nuestros
hermanos en todo el mundo” (1 Pedro 5:9)
EN APUROS, MAS NO DESESPERADOS
Pablo dice que estamos en apuros mas no desesperados
La palabra apuros viene del griego aporoumenoi, uno de los significados de esta palabra es
estar perplejo, dudar, es decir, confuso y desconcertado sin saber que hacer o decir, por cual
muchas veces en medio del apuro, podemos hacer cosas que no debemos; pues caemos en
desesperación.
El rey Saúl estaba en apuro cuando los filisteos se reunieron en Micmas, y “…cuando los
hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se
escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas” (1 Samuel 13:6),
esto provocó en medio del aprieto o apuro, que el rey Saúl se desesperara y cometiera un
gran error.
Al ver que Samuel no llegaba y que el pueblo desertaba, ofreció holocausto; razón por la
cual, Samuel reprendió a Saúl y le dijo: locamente has hecho; no guardaste el mandamiento
de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino
sobre Israel para siempre, mas ahora tu reino no será duradero” (1Samuel 13:13-14)
Podemos estar en apuros, pero no hay que caer en la desesperación, ya que nuestro Dios
nos dará la salida en medio de los problemas o situaciones que nos pongan en aprieto.
Jonatán cuando procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, en medio de dos peñascos y
los desfiladeros; a pesar del apuro, jamás se desesperó (1 Samuel 14:4)
Jonatán supo esperar confiado en Dios y derrotó a los filisteos. Es necesario que en medio
de la dificultad podamos mantener la calma y no desesperarnos, sino al contrario esperar en
Dios porque él nos dará la victoria en nuestras batallas... Estamos en apuros mas no
desesperados.
PERSEGUIDOS MAS NO DESAMPARADOS
Perseguidos pero no derrotados, perseguidos pero no desamparados
Israel en el desierto, frente al mar rojo. Faraón detrás de ellos. Se sentían perseguidos y sin
escapatoria, pero no estaban desamparados, no estaban solos. El Dios que los había sacado
de Egipto estaba con ellos. Fue quien les abrió camino en medio del mar, no los dejó
desamparados.
Nuestro Dios, jamás nos dejará desamparados, siempre nos dará una salida cuando nos
sintamos perseguidos. No estamos solos, pues como dijo uno de los profetas del antiguo
testamento: “…más Jehová está conmigo como poderoso gigante…” (Jeremías 20:11)
Elías en el desierto, se sentía solo, desamparado; pero Dios le hizo saber que no estaba
luchando solo que habían en Israel “…siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y
cuyas bocas no lo besaron” (1 Reyes 19:18)
Así hoy en día, hay un pueblo de Dios que jamás se rinde y que en medio de las
dificultades, Dios jamás ha desamparado; por lo tanto, no hay que doblegarse ni sentirse
solo como se sintió el siervo de Eliseo cuando miró venir a los sirios. (También te invito a
leer: Viviendo en Tiempos Difíciles)
Cuando venía el ejército de los Sirios con sus carros y caballos, el criado de Eliseo se turbó,
pero el profeta le dijo: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que
los que están con ellos” (2 Reyes 6:16)
Para que podamos decir las palabras de Eliseo debemos abrir nuestros ojos espirituales, tal
como dijo Eliseo, “…te ruego oh Jehová, que abras sus ojos para que vea” (v17). Así que,
podemos sentirnos perseguidos pero jamás estaremos desamparados, pues tenemos un Dios
que está con nosotros.
DERRIBADOS PERO NO DESTRUIDOS
Versículo bíblico derribados pero no destruidos:
"Perseguidos, mas no desamparados; derribados pero no destruidos" (2 Corintios 4:9).
Ahora reflexionemos en este versículo bíblico que nos dice derribados pero no destruidos.
La escritura dice que cuando los hijos de Israel consultaron a Dios acerca de quién subiría
en la batalla para enfrentar a Benjamín, Dios les dijo que subiría Judá; sin embargo, a pesar
de esto, “…los hijos de Benjamín, derribaron por tierra aquel día veintidós mil hombres de
los hijos de Israel” (Jueces 20:21), es decir, fueron derribados pero no destruidos.
Los hijos de Israel estaban derribados pero no destruidos
Los hijos de Israel estaban derribados pero no destruidos. Consultaron nuevamente a Dios
si subían de nuevo, y una vez más, Dios les dijo que subieran a la batalla. Cualquiera
después de la primera derrota, al ser derribados, no quiere levantarse nuevamente, pero los
hijos de Israel lo hicieron pues no estaban dispuestos a ser destruidos. Bien lo dijo Pablo
"derribados pero no destruidos".
Recuerda, Derribados pero no destruidos
Israel había perdido una batalla, pero no la guerra, podían estar derribados pero no
destruidos. “…Reanimándose el pueblo, los varones de Israel volvieron a ordenar la batalla
en el mismo lugar donde la habían ordenado el primer día…”. El problema es que
nuevamente fueron derrotados, lloraron se lamentaron, pero una vez más fueron a la batalla.
Derribados mas no destruidos
Lo impresionante es la determinación de Israel para seguir insistiendo y obedecer a Dios de
ir a la batalla. Podían estar derribados pero no destruidos; además, lo más maravilloso de
todo es que a la tercera vez, la escritura dice que “Jehová derrotó a Benjamín delante de
Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día a veinticinco mil cien hombres de
Benjamín…”
“Jehová derrotó a Benjamin”, Dios pelea nuestras batallas cuando ya no podemos con
nuestras propias fuerzas. Y si nos disponemos a obedecer, levantarnos después de cada
derrota, podremos decir que fuimos derribados pero no destruidos o derrotados; por lo
tanto, nuestro Dios nos dará la victoria.
Hay gente que quiere verte destruido. Los supuestos amigos de Jeremías “…miraban si
claudicaría…prevaleceremos contra él…tomaremos de él nuestra venganza” (Jeremías
20:10). A Sansón, después que le cortaron el cabello y le sacaran los ojos, se burlaban de él;
sin embargo, ni Jeremías se dejó derribar, ni Sansón pensó que ya no podía hacer nada,
pues mató a todos los filisteos aún en ese estado, porque podemos ser derribados pero no
destruidos. En fin, podemos estar atribulados, pero jamás angustiados; en apuros, pero sin
entrar en la desesperación; sentirnos perseguidos, pero nuestro Dios jamás nos dejará
desamparados; incluso podemos ser derribados pero no destruidos porque tenemos a
nuestro Dios con nosotros.

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