Está en la página 1de 1

Texto isaias 35:1-10

Introducción
La Biblia nos enseña que después de pasar el desierto, cuando Israel se estableció en la tierra
prometida también dudó muchas veces de que el Señor los libraría del sus enemigos y de toda
persecución. 
La duda, el desánimo, la incredulidad son herramientas del enemigo de nuestras almas para
estorbar o estancar los planes de Dios en nuestra vida. Pero, nuestro buen Dios nos ayuda
fortaleciendo nuestra fe y nuetras fuerzas para persverar, y no renunciar.  
La situación del pueblo de Dios no era la mejor, pero el Señor viene a animar y a restaurar.
Nota: El profeta Isaías es testigo de la caída de Israel (es decir del reino del norte) y del
deterioro espiritual y moral de Judá (este es el reino del sur). Según enseña la tradición hebrea,
el profeta Isaías fue martirizado al ser aserrado por la mitad por una orden dada por el rey
Manasés. 
Por todas estas cosas podemos ver que Israel estaba lejos de Dios y había perdido su
discernimiento, y su fidelidad al Señor. 
Las palabras de Dios a través del profeta son palabras de ánimo, fortaleza y esperanza para su
pueblo.
Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles".
Nota: Debemos considerar aquí el significado de las palabras usadas por Dios. Las manos
representan nuestras obras y labores, las rodillas son figura de nuestra firmeza y caminar, lo
más seguro es que el pueblo de Dios estaba desanimado y cansado ante las diversas
circunstancias difíciles que estaban enfrentando.
La verdad es que en nuestra vida estas cosas aparecen, especialmente en el desierto (tiempos
donde nuestra fe es probada). Pero es vital fortalecernos en Dios y es en Su presencia que
hallamos esas nuevas fuerzas.  
No podemos evitarlo los obstáculos son parte del camino de la vida. El asunto aquí es cómo los
enfrentamos. Ante la negligencia propia o por la ansiedad podemos tomar decisiones
equivocadas y no sólo somos afectados nosotros mismos, sino aquellas personas que están a
nuestro alrededor, aquellos que amamos.
 Es decir, los fracasos son el resultado de malas decisiones. Podemos aquí pensar por ejemplo
en Adán, quien lo tenía todo, pero una decisión equivocada arruinó toda su vida, así como su
familia, su patrimonio, entre otras cosas. Ante todo esto el camino es buscar a Dios pues él
tiene el poder de restaurar lo que ha sido dañado.  
Lamentablemente con mucha frecuencia vemos el triste cuadro de familias fracasadas,
matrimonios disueltos, hijos que caen en las drogas, empresas y negocios arruinados y muchos
deciden no volver a intentarlo una vez más. Han perdido hasta su esperanza y capacidad de
soñar y volver a creer.          
Pero en todas estas situaciones Dios quiere ayudarnos y nos da nuevas oportunidades. Por eso
el con su amor y poder es quien anima y fortalece a su pueblo. Veamos varios versículos que
nos recuerda que Dios anima y fortalece a sus hijos:
Isaías 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te
fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”.
Salmo 46:1-3 “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos
de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan
en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los
montes”.
Deuteronomio 31:8 “El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará
ni te abandonará. No temas ni te desanimes”.
Nahúm 1:7 “Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él
confían”.
2 Timoteo 1:7 “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio”.
Dios anima y fortalece a su iglesia o pueblo en todo tiempo y en todo lugar, gracias Señor por
ser nuestra roca fuerte.

También podría gustarte