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ATRIBULADOS, EN APUROS, PERSEGUIDOS Y DERRIBADOS

2 Corintios 4:7-10
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios,
y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas
no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la
vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
El texto anterior, nos enseña que el pueblo de Dios puede atravesar por diferentes situaciones
adversas, pero al mismo tiempo el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos dice
que a pesar de estas dificultades el cristiano puede manejar dichas situaciones sin que estas
le vayan a detener en su lucha por alcanzar los propósitos de Dios para su vida, dentro de los
tales está la salvación eterna.
Somos seres humanos frágiles, endebles que podemos ser llevados de cualquier viento
turbulento, podemos llegar a circunstancias indeseables, de tal manera que todo
reconocimiento y pleitesía sean dados aquel que es y será nuestra roca fuerte. Jesucristo, Rey
de reyes y Señor de señores, a Él sea la gloria.
ATRIBULADOS EN TODO, MAS NO ANGUSTIADOS
Jesucristo dijo: en el mundo tendréis aflicción Juan 16:33, es decir, tendremos
tribulaciones, momentos tristes; sin embargo, no debemos angustiarnos. El mismo Señor
Jesús, también expresó Confiad yo he vencido el mundo; pues la aflicción o tribulación no
debe llegar al punto de que sintamos una angustia todo el tiempo.
El rey David sabía que no debemos angustiarnos en medio de las situaciones adversar porque
pueden inducirnos a que nuestra confianza en Dios disminuya. David decía ¿Por qué te
abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he
de alabarle, Salvación mía y Dios mío. Salmo 42:11
Debemos esperar en Dios, confiando que tarde o temprano el hará algo por nuestra causa.
David decía: Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque
contra mí se levante guerra, yo estaré confiado. Salmo 27:3
EN APUROS, MAS NO DESESPERADOS
En medio del apuro, podemos hacer cosas que no debemos; pues caemos en desesperación.
Cuando confiamos, podemos ver más allá de la angustia, más allá del problema, de las
adversidades.
El rey Saúl estaba en apuro cuando los filisteos se reunieron en Micmas, y cuando los
hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto),
se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. 1a Samuel 13:6,
esto provocó en medio del aprieto o apuro, que el rey Saúl se desesperara y cometiera un
gran error.
Al ver que Samuel no llegaba y que el pueblo desertaba, ofreció holocausto; razón por la
cual, Samuel reprendió a Saúl y le dijo: locamente has hecho; no guardaste el
mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera
confirmado tu reino sobre Israel para siempre, mas ahora tu reino no será duradero 1ª
Samuel 13:13-14
Podemos estar en apuros pero no hay que caer en la desesperación, ya que nuestro Dios nos
dará la salida en medio de los problemas o situaciones que nos pongan en aprieto. Jonatán
cuando procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, en medio de dos peñascos y los
desfiladeros; a pesar del apuro, jamás se desesperó 1 Samuel 14:4 Jonatán supo esperar
confiado en Dios y derrotó a los filisteos. Es necesario que en medio de la dificultad podamos
mantener la calma y no desesperarnos, sino al contrario esperar en Dios porque él nos dará
la victoria en nuestras batallas.
PERSEGUIDOS MAS NO DESAMPARADOS
Israel en el desierto, frente al mar rojo. Faraón detrás de ellos. Se sentían perseguidos y sin
escapatoria, pero no estaban desamparados, no estaban solos. El Dios que los había sacado
de Egipto estaba con ellos. Fue quien les abrió camino en medio del mar, no los dejó
desamparados. Nuestro Dios, jamás nos dejará desamparados, siempre nos dará una salida
cuando nos sintamos perseguidos. No estamos solos, pues como dijo uno de los profetas del
antiguo testamento: más Jehová está conmigo como poderoso gigante. Jeremías 20:11
Elías en el desierto, se sentía solo, desamparado; pero Dios le hizo saber que no estaba
luchando solo que habían en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas
bocas no lo besaron 1ª Reyes 19:18
Así hoy en día, hay un pueblo que jamás se rinde y que en medio de las dificultades, Dios
nunca ha desamparado; por lo tanto, no hay que doblegarse ni sentirse solo como se sintió el
siervo de Eliseo cuando miró venir a los sirios. Cuando venía el ejército de los Sirios con
sus carros y caballos, el criado de Eliseo se turbó, pero el profeta le dijo: No tengas miedo,
porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. 2 Reyes 6:16
Para que podamos decir las palabras de Eliseo debemos abrir nuestros ojos espirituales, tal
como dijo Eliseo, te ruego oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Así que, podemos
sentirnos perseguidos pero jamás estaremos desamparados, pues tenemos un Dios que
prometió estar con nosotros todos los días. Mateo 28:20
DERRIBADOS PERO NO DESTRUIDOS
La escritura dice que cuando los hijos de Israel consultaron a Dios acerca de quién subiría en
la batalla para enfrentar a Benjamín, Dios les dijo que subiría Judá; sin embargo, a pesar de
esto, “…los hijos de Benjamín, derribaron por tierra aquel día veintidós mil hombres de los
hijos de Israel” Jueces 20:21. Los hijos de Israel estaban derribados, pero no destruidos.
Consultaron nuevamente a Dios si subían de nuevo, y una vez más, Dios les dijo que subieran
a la batalla. Cualquiera después de la primera derrota, al ser derribados, no quiere levantarse
nuevamente, pero los hijos de Israel lo hicieron pues no estaban dispuestos a ser destruidos.
Israel había perdido una batalla, pero no la guerra. “…Reanimándose el pueblo, los varones
de Israel volvieron a ordenar la batalla en el mismo lugar donde la habían ordenado el primer
día…”. El problema es que nuevamente fueron derrotados, lloraron se lamentaron, pero una
vez más fueron a la batalla.
Lo impresionante es la determinación de Israel para seguir insistiendo y obedecer a Dios de
ir a la batalla. Además, lo más maravilloso de todo es que a la tercera vez, la escritura dice
que “Jehová derrotó a Benjamín delante de Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día a
veinticinco mil cien hombres de Benjamín…”
Jehová derrotó a Benjamín, Dios pelea nuestras batallas cuando ya no podemos con nuestras
propias fuerzas. Y si nos disponemos a obedecer, levantarnos después de cada derrota,
podremos decir que fuimos derribados pero no destruidos; por lo tanto, nuestro Dios nos dará
la victoria.
Hay gente que quiere verte destruida. Los supuestos amigos de Jeremías miraban si
claudicaría, prevaleceremos contra él, tomaremos de él nuestra venganza. Jeremías
20:10. A Sansón, después que le cortaron el cabello y le sacaran los ojos, se burlaban de él;
sin embargo, ni Jeremías se dejó derribar, ni Sansón pensó que ya no podía hacer nada, pues
mató a todos los filisteos aún en ese estado.
En fin, podemos estar atribulados, pero jamás angustiados; en apuros, pero sin entrar en la
desesperación; sentirnos perseguidos, pero nuestro Dios jamás nos dejará desamparados;
incluso podemos ser derribados, pero nunca destruidos porque tenemos a nuestro Dios con
nosotros, el cual está dispuesto a darnos la victoria en este día, por eso en este momento usted
que me escucha lo invito a decir que somos más que vencedores por medio de aquel que nos
amó. Dios les bendiga.

Manuel Joaquín Caro Flórez


Diácono 4ta Congregación Curumaní

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