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Las abejas pueden vivir en ambientes naturales o domésticos y prefieren vivir en jardines,

bosques, huertos, prados u otras áreas donde las plantas de flores sean abundantes. En su
hábitat natural las abejas construyen sus nidos dentro de las cavidades de los árboles o en
los bordes, para esconderse de los depredadores.
Las abejas que viven en climas templados, como las abejas europeas, almacenan mayores
cantidades de miel en comparación de otras subespecies, puesto que necesitan mantener
una temperatura determinada en el interior del nido para poder sobrevivir durante el
invierno. No obstante, las abejas que viven en climas fríos pueden adaptarse bien a su medio
ambiente cuando las obreras han creado un panal que contiene un interior bien aislado.
Para coleccionar suficiente miel para el siguiente invierno las obreras usualmente participan
en enjambres a comienzos de la primavera.
Las abejas de hábitats tropicales, tales como las abejas africanas, no necesitan construir
nidos grandes ni bien aislados, tener una gran cantidad de obreras o almacenar una gran
cantidad de miel porque no pasan largos periodos en climas fríos. Contrariamente a las
abejas que viven en climas fríos, los enjambres de las abejas de climas tropicales dependen
de la carencia o abundancia de alimentos y no de factores estacionales. Sin importar el
clima en que habitan, las abejas de la miel mantienen sus colmenas a una temperatura
constate de 90 a 95 grados.

Ciclo Biológico de la abeja obrera: En la abeja obrera, el ciclo comienza con la postura del
huevo que tarda 3 días y 5 horas en nacer y pasar así al estado larval o de “cría abierta”. Este
periodo dura 6 días hasta que es operculada la celda y pasa al tercer estadio de prepupa y
pupa. Este estadio dura 12 días, durante el cual va tomando forma la abeja hasta nacer. El
ciclo biológico total desde que es depositado el huevo hasta que nace la abeja obrera dura
21 días.
Ciclo Biológico de la Abeja Reina: El ciclo biológico de la abeja reina se inicia con la postura
de un huevo que tarda 3 días y 5 horas en nacer. Así se inicia la etapa larval que dura 5 días.
Momento en que es operculada la celda para iniciar la etapa de prepupa y pupa que dura 7
días hasta nacer. Al segundo día de nacida la reina comienza a salir en vuelos cortos de
reconocimiento y entre el séptimo y décimo día sale a fecundarse en mas de un vuelo con
10 a 16 zánganos, luego comienza la postura que al día 14 ya debe observarse.

Las abejas consumen miel y polen, alimentos ricos en materias azucaradas y proteínas, que
les proporcionan sustancias necesarias para generar energía y elementos indispensables
para el crecimiento. La miel y el polen, sobre los que se hace un pequeño comentario a
continuación, son pues los alimentos naturales de las abejas.
EL POLEN Es el elemento fecundante masculino de las flores. Se encuentra en forma de
granitos que son recogidos por las abejas y transportados a la colmena. Con él preparan
estos insectos una papilla, en cuya composición entra además de la miel, agua, néctar y la
saliva de las propias abejas. Esta papilla sirve de alimento a las larvas durante cierto período
de su desarrollo. Contiene los siguientes principios nutritivos: - Proteínas: 20 por 100. -
Hidratos de carbono: 25-40 por 100. - Aminoácidos esenciales. - Vitaminas. Las abejas
utilizan el polen para alimentar a la cría los tres últimos días, de los seis de cría enroscada,
y también para nutrir a las abejas jóvenes. Sólo éstas, llamadas nodrizas, producen, por
medio de sus glándulas, jalea real durante los 10 primeros días de vida para alimentar a las
larvas; si les falla el suministro de polen, dejan de producir jalea real. En cambio, la abeja
vieja se alimenta a base de miel. Si la colmena está formada por abejas jóvenes y larvas,
necesitará aporte de polen

Las abejas obreras viven 6 ó 7 semanas, mientras que los zánganos viven alrededor de 3
meses. La abeja reina pueden llegar a vivir de 3 a 4 años, aunque en condiciones favorables
incluso alcanza los 5 años. La vida de las abejas varía dependiendo de la función de una
abeja individual dentro de la colonia. El papel de una abeja, así como la época del año en la
que nace (primavera, verano y otoño), juega un papel determinante para las abejas obreras
de una colonia. Las abejas obreras que nacen en primavera y verano tienen vidas más cortas,
más ocupadas.
Las nacidas en otoño pueden vivir más tiempo, pero tienen que sobrevivir a las condiciones
invernales más duras para salir de la colmena en la primavera siguiente. Las abejas obreras
que nacen durante los meses de primavera o verano pueden vivir durante 6 ó 7 semanas.
Los abejas obreras que nacen durante el otoño no tienen crías para cuidar, ya que la reina
deja de producir huevos, así que ellas, junto a la reina, agrupan el resto de la colonia para lo
que queda del año y se congregan en torno a ella con el fin de mantener el calor durante el
invierno, listas para emerger al año siguiente y comenzar sus actividades a principios de la
primavera. Estas abejas pueden vivir entre 4 a 6 meses de promedio.

Las abejas forman parte de la biodiversidad de la que todos dependemos para sobrevivir.
Proporcionan alimentos de alta calidad -miel, jalea real y polen- y otros productos como la
cera de abeja, el propóleo y el veneno de abeja.
Como señala el histórico informe de 2019 de la Plataforma Intergubernamental Científico-
Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), "los textos
sagrados sobre las abejas en todas las principales religiones del mundo destacan su
importancia para las sociedades humanas a lo largo de milenios".
La apicultura también es una importante fuente de ingresos para muchos medios de vida
rurales. Según la IPBES, la abeja occidental es el polinizador más extendido a nivel mundial,
y más de 80 millones de colmenas producen unos 1,6 millones de toneladas de miel al año.
Y los polinizadores contribuyen directamente a la seguridad alimentaria. Según los expertos
en abejas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO), un tercio de la producción mundial de alimentos depende de las abejas.
Cuando los animales e insectos recogen el polen de las flores y lo esparcen, permiten que
las plantas, incluidos muchos cultivos alimentarios, se reproduzcan. Polinizan las aves, los
roedores, los monos e incluso las personas, pero los polinizadores más comunes son los
insectos, y entre ellos, las abejas.
Las abejas están en peligro por los pesticidas y la contaminación atmosférica.
Pero, lamentablemente, las abejas y otros polinizadores, como mariposas, murciélagos y
colibríes, están cada vez más amenazados por las actividades humanas.
Las poblaciones de abejas han disminuido en todo el mundo en las últimas décadas debido
a la pérdida de hábitat, las prácticas agrícolas intensivas, los cambios en los patrones
climáticos y el uso excesivo de productos agroquímicos como los pesticidas. Esto, a su vez,
supone una amenaza para una variedad de plantas fundamentales para el bienestar y el
sustento de los seres humanos.
También se cree que la contaminación del aire afecta a las abejas. Las investigaciones
preliminares muestran que los contaminantes del aire interactúan con las moléculas de olor
que liberan las plantas y que las abejas necesitan para localizar su alimento. Las señales
mezcladas interfieren con la capacidad de las abejas para buscar alimento de manera
eficiente, haciéndolas más lentas y menos eficaces en la polinización.

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