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Anuar James Ventura Zamora

LA TEOLOGÍA MÍSTICA EN LOS PADRES

Se llama «Padres de la Iglesia» a los escritores ortodoxos de la Iglesia primitiva. Serán


los padres quienes desarrollen la doctrina de la divinización, confrontándole con el
misticismo helenístico oriental. Los Padres se consideran como los legítimos doctores de la
Iglesia, como filósofos cristianos, como comentadores competentes e iluminados de la
Biblia, que encierra la revelación salvífica de Dios. Los Padres de la Iglesia, a diferencia
de las generaciones de la edad apostólica o inmediatamente posapostólica, no se
consideran testigos directos de la revelación de Cristo, pero reconocen el testimonio
primitivo como perfecto en principio y fundan sobre él su propia reflexión doctrinal.
(IRENEO DE LYÓN, “Adversus haereses”, III, 19, 1; CIRILO DE ALEJANDRÍA,
Thesaurus, 33: PG. 75, 569).

En los siglos II y III, el pensamiento cristiano se encuentra con la filosofía


neoplatónica, que aun siendo una filosofía semirreligiosa más bien confusa, implica a los
que buscan el misterio y lo oculto. Esta filosofía enseñando la naturaleza ilusoria de toda
las cosas temporales y la existencia de un dios absoluto, el Uno incondicionado, que puede
ser conocido en el éxtasis y la contemplación. Esta filosofía estimula los “instintos
místicos” del hombre. Los místicos naturales, por tanto, encuentran aquí un medio idóneo
para expresar sus intuiciones de lo real, mientras los que los Padres encuentran un
fundamento natural para la mística.

LOS PADRES DEL DESIERTO

Los padres del desierto con sus apotegmas (frases o enseñanzas breves) refuerzan de
manera determinante la idea de que la mística es un hecho natural, el cumplimiento normal
de la vida de la gracia.

San Basilio Magno, con sus reglas detalladas, afirma que el amor a Dios no es algo
impuesto al hombre desde el exterior, sino que surge espontáneo en el corazón, como otros
bienes que responden a nuestra naturaleza. El amor a Dios no deriva de una disciplina
externa, sino que se encuentra en la misma constitución natural del hombre, como un
germen y una fuerza de la naturaleza misma.

San Clemente de Alejandría es el primero en usar el verbo deificar: “Cristo deifica al


hombre mediante una doctrina celeste”.

San Agustín “¿Amas la tierra? Serás tierra. ¿Amas a Dios? ¿Qué diré? ¿Serás Dios? no
m e atrevo a decirlo por mí mismo; escuchemos a la Escritura: “He dicho, todos sois dioses
e hijos del Altísimo” (Sal 81, 6).

Dionisio el Areopagita es el que funde el mundo ideal del misticismo neoplatónico con
la doctrina de la Iglesia, utilizando el método negativo, es decir, el conocimiento no de lo
que Dios es, sino de lo que Dios no es. Para él, el ascenso de Moisés al Monte Sinaí se
convierte en paradigma de toda unión mística. Los místicos posteriores, reconociéndose
en él, adoptan su lenguaje, que será asumido luego por la teología mística. Su tratado sobre
la vía negativa, teología mística, se convierte en fundamento de la mística occidental.

SAN GREGORIO MAGNO Fue el primer monje que alcanzó la dignidad pontificia
Hombre profundamente místico, se denominó a sí mismo como el «siervo de los siervos de
Dios». Orienta la sensibilidad a la práctica, haciendo de contrapeso al fuerte neoplatonismo
de Dionisio el Areopagita.

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