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Resumen
Una manera de describir la composición del agua del mar consiste en indicar los ingredientes
principales que entrarían a formar parte de una disolución artificial similar al agua del mar. De
los diversos elementos que aparecen combinados en estas sales, el cloro sólo constituye el
55% en peso de toda la materia disuelta, y el sodio el 31%. También importantes, aunque se
encuentran en menor abunda sé que los elementos principales, son el bromo, el carbono, el
estroncio, el boro, el silicio y el flúor. En el agua del mar pueden encontrarse al menos indicios
de la mitad de los elementos conocidos. El agua del mar también contiene disueltas pequeñas
cantidades de todos los gases atmosféricos, principalmente nitrógeno, oxígeno, argón,
anhídrido carbónico e hidrógeno. La proporción de sales disueltas en agua pura se denomina
salinidad. Se mide habitualmente en tanto por mil en peso, que se designa por el símbolo %.
Las olas marinas generadas por el viento pertenecen a un tipo conocido como ondas
oscilatorias progresivas, porque la ola se propaga a través del agua originando en ésta un
movimiento oscilatorio.
Olas de viento
Los oceanógrafos distinguen dos tipos de olas: las olas de viento, que van mantenidas
o formadas activamente por el viento, y la marejada, que consiste en olas de viento que,
abandonando la región donde se formaron, alcanzan zonas de viento menos intenso o de
calma y disminuyen gradualmente de tamaño. Las olas de viento se forman mediante la acción
de dos mecanismos. En primer lugar, el impulso directo del aire en movimiento sobre la
pendiente de barlovento de la ola arrastra a ésta al igual que haría con un objeto flotante o
con la vela de un barco; en segundo lugar, el rozamiento del aire con la superficie del agua
ejerce una tracción en la dirección de movimiento de la ola. En la cresta de la ola, donde el
rozamiento es más intenso, el movimiento orbital es complementado, añadiéndose energía
mecánica a la ola. En el seno, que se encuentra protegido, el rozamiento es más débil y, por
consiguiente, no contrarresta el movimiento orbital inverso con la misma intensidad con que
es auxiliada en las crestas. El resultado es un crecimiento uniforme de la altura y de la longitud
de la ola, hasta el máximo permisible bajo la acción de un viento de intensidad determinada.
Sorprendentemente, las olas alcanzan con gran frecuencia velocidades muy superiores a las
de los vientos que las producen, hecho que no podría explicarse sin la acción del rozamiento.
La altura máxima que pueden alcanzar las olas de viento viene determinada por tres factores.
En primer lugar, la velocidad del viento es un factor primordial, dado que determina la cantidad
de energía recibida por la ola. En segundo lugar, la duración del viento determina la posibilidad
de que las olas alcancen o no su máximo tamaño. En tercer lugar, la superficie de mar abierto
existente frente a la ola en movimiento influye sobre su tamaño, dado que las olas crecen a
medida que se desplazan. Si las olas se desarrollan en una gran masa oceánica durante un
período de muchas horas sin encontrar obstáculos, su altura máxima es proporcional al
cuadrado de la velocidad del viento.
A medida que las olas crecen, no sólo aumenta su velocidad, sino también su longitud.
En las zonas de fuera de la región de los vientos fuertes que las formaron, las olas se
transforman en marejada, que consiste en olas muy bajas, de crestas simples, iguales y
paralelas. Se cree que cuando la marejada ha recorrido una distancia en millas marinas igual
a su longitud en pies, pierde un tercio de su altura. La energía se pierde por rozamiento con
el aire. La marejada aumenta considerablemente su longitud y su período a medida que se
desplaza; las olas que han recorrido de 5000 a 6500 km pueden alcanzar períodos de 15 a 20
segundos, mientras que en el punto donde se originaron pudieran tener períodos de 6 a 10
segundos.
Olas sísmicas
Cuando en el fondo del océano tienen lugar bruscos movimientos sísmicos, se origina
un tren de ondas que se transmite por el océano. La causa puede ser el deslizamiento a lo
largo de una falla, una erupción volcánica o un amplio deslizamiento de tierras submarino. Las
olas que se producen se denominan olas sísmicas o tsunami (en japonés) y se parecen en
muchos aspectos a las generadas al arrojar una piedra en un estanque. Estas olas son de
enorme longitud (de 100 a 200 km), comparadas con las olas del viento. En las áreas de gran
profundidad, las olas sísmicas tienen alturas que oscilan entre 0,3 y 0,6 m, y, dado que son
mucho más largas que altas, pasan inadvertidas por los observadores a bordo de los barcos.
Su período está comprendido entre 10 y 30 minutos y se desplazan a una velocidad que varía
entre 500 y 800 km/h.
Al llegar a las zonas poco profundas cercanas a la costa, la ola sísmica produce un
levantamiento muy pronunciado del nivel del océano. Se ha observado que la altura del
levantamiento puede ser de 15 m en muchos casos, y en casos raros bastante más de 30 m.
No sólo se producen inundaciones en áreas bajas, sino que, al superponerse las olas de viento
con la ola sísmica, se origina un conjunto de considerable altura. Los efectos de este fenómeno
pueden ser catastróficos, tanto en daños humanos como materiales. Aunque la hora y lugar
en que tendrá lugar un movimiento sísmico causante de este tipo de olas es imposible de
predecir, sí es posible informar del hecho con tiempo suficiente gracias al sismógrafo, que
registra las ondas sísmicas que se transmiten con gran rapidez por la corteza terrestre. En el
océano Pacífico existe un sistema de alarma a cargo de sismólogos, debido a la gran cantidad
de olas de origen sísmico que se producen. Se calcula la velocidad de la ola y se pone sobre
aviso a aquellas zonas costeras que se encuentren en su área de probable influencia.
Las olas de origen sísmico no deben confundirse con otros dos tipos de olas que
poseen también magnitudes considerables. Una de ellas es la ola de marea. La otra es la
tromba marina, que consiste en la formación de muros de agua turbulenta que penetran en
las áreas costeras bajas como resultado de la acción conjunta de vientos muy fuertes y de la
marea alta. La tromba marina no tiene nada que ver con los movimientos sísmicos submarinos
y se produce generalmente a causa de los huracanes. Las olas de origen sísmico no tienen
ninguna relación con las tormentas de tipo local ni con las olas de viento.
Corrientes marinas
La dirección del movimiento de las corrientes oceánicas superficiales se determina
observando, mediante una brújula, el sentido en que se mueve el agua. Se ha obtenido
abundante información sobre la dirección y la velocidad de las corrientes utilizando botellas
selladas que contienen instrucciones y que se abandonan a la deriva con la esperanza de que
alguien las recoja en un punto distante y devuelva la tarjeta situada en su interior. Para medir
corrientes, los barcos anclados pueden sumergir correntómetros, que indican la dirección y
velocidad de la corriente.
Casi todas las corrientes marinas importantes son causadas por los vientos que soplan sobre
la superficie. La energía se transmite del viento al agua a través del rozamiento del aire sobre
la superficie del océano. Debido a la fuerza de Coriolis, el movimiento del agua se ve
desviado hacia la derecha en el hemisferio norte y, por consiguiente, la corriente tiene en la
superficie una dirección que forma un ángulo de 45 con la dirección del viento. Bajo la
influencia de los vientos, las corrientes pueden tender a acumular el agua en zonas próximas
a la costa de los continentes, en cuyo caso la fuerza de la gravedad tenderá a igualar el nivel
del agua, dando lugar así a otras corrientes.
Las diferencias de densidad también pueden provocar un flujo de agua oceánica. Estas
diferencias son consecuencias de un mayor calentamiento por insolación, o de un mayor
enfriamiento por radiación, que tiene lugar en ciertos puntos. De este modo, el agua superficial
enfriada en los océanos Ártico y Antártico se sumerge hacia el fondo, extendiéndose hacia el
ecuador y desplazando hacia arriba el agua menos densa y más cálida.
En la zona de los vientos del Oeste, el agua posee un lento movimiento en dirección Este, que
se denomina corriente del viento del Oeste. Esta corriente cubre una amplia faja de latitud
entre los 35 y los 45° en el hemisferio norte y entre los 30° ó 35° en el hemisferio sur en las
áreas donde existen grandes masas oceánicas. Las corrientes ecuatoriales están separadas
por una contracorriente ecuatorial. Esta contracorriente se encuentra muy desarrollada en los
océanos Índico, Atlántico y Pacífico.
En las latitudes bajas y a lo largo de los bordes occidentales de los océanos, la corriente
ecuatorial se dirige hacia los polos, dando lugar a una corriente cálida paralela a la costa.
Ejemplos de este fenómeno son la corriente del Golfo (corriente de Florida o del Caribe), la
corriente del Japón (Kurosivo) y la corriente del Brasil, que contribuyen a elevar las
temperaturas medias de estas costas.
La corriente del viento del Oeste, al aproximarse al borde oriental del océano, se desvía a lo
largo de la costa hacia el Norte y hacia el Sur. La corriente que se dirige hacia el ecuador es
una corriente fría, producida por el ascenso de agua a baja temperatura desde las
profundidades. Este hecho viene reflejado por la corriente de Humbolt (corriente del Perú),
que se origina en la costa de Chile y Perú; por la corriente de Benguela, que se origina en la
costa suroccidental africana, por la corriente de California, que se origina en la costa occidental
de los Estados Unidos, y por la corriente de las Canarias, que se origina en las costas
norteafricana y española.
En el noreste del océano Atlántico, la corriente del viento del Oeste se desvía hacia el polo
norte en forma de corriente relativamente cálida. Se trata de la corriente del Atlántico Norte,
que se extiende alrededor de las islas Británicas y penetra en el mar del Norte hasta alcanzar
la costa noruega. El puerto de Murmansk, situado en el círculo polar ártico es navegable todo
el año gracias a esta corriente.
Hielo marino
El interés creciente de los investigadores tanto civiles como militares por las latitudes altas, ha
contribuido a desarrollar el estudio de los fenómenos relacionados con los hielos marinos
flotantes. El oceanógrafo distingue entre hielo marino, formado por congelación directa del
agua del mar, y los icebergs e islas de hielo, que son grandes masas de hielo continental
separadas de la costa y procedentes de los glaciares y plataformas litorales de hielo que son
alcanzados por la marea. Además de estas diferencias de origen, existe otra fundamental
entre el hielo marino y las masas de hielo flotantes. Se trata del grosor. El hielo marino, que
empieza a formarse cuando la superficie del agua se enfría hasta temperaturas inferiores a 2°
C, no supera los 5 m de espesor, dado que el calor suministrado por las capas inferiores del
agua alcanza las superiores con la misma rapidez con que éstas lo pierden, una vez formada
la capa aislante de hielo.
Hielo continuo
Hielo continuo o pack ice es el nombre que se asigna al hielo que cubre completamente la
superficie del océano. Bajo la acción del viento y de las corrientes, el hielo continuo se rompe
en bloques que se denominan masas de hielo. Entre éstas existen estrechas franjas de mar
sin obstáculos. Allí donde las masas de hielo se acumulan por la acción de los vientos, los
bordes se entrelazan y levantan por la presión, tomando aspecto de paredes irregulares. El
océano Glacial Ártico, que se encuentra rodeado de masas continentales, está normalmente
cubierto por hielo continuo durante todo el año, aunque en verano hay numerosas vías
practicables. La corriente del Atlántico Norte, que es relativamente cálida, mantiene libre de
hielo la costa septentrional de Noruega. Las condiciones son muy distintas en el Antártico,
donde la zona de hielo está rodeada por una gran masa oceánica en el lado del ecuador. Dado
que los bloques de hielo pueden derivar libremente hacia el Norte hacia aguas cálidas, la masa
de hielo antártica nunca sobrepasa los 60° de latitud Sur en la estación fría. En marzo, a finales
de la estación cálida, el hielo se reduce a una estrecha zona que bordea el continente
antártico.
Aprendizajes obtenidos
Las olas y las corrientes oceánicas, generadas por el viento, y el hielo marino de las
altas latitudes constituyen fenómenos de gran interés para el geógrafo interesado en el empleo
del mar por el hombre para el transporte y la extracción de alimento.
Es importante conocer las propiedades químicas y físicas del agua del mar que varían
de un lugar a otro y dictan de este modo los esquemas geográficos de la distribución de las
corrientes marinas. El agua de los océanos puede describirse como una disolución de sales
acumuladas a lo largo de enormes períodos de tiempo geológico y procedentes de los
continentes. En el agua del mar pueden encontrarse al menos indicios de la mitad de los
elementos conocidos. El agua del mar también contiene disueltas pequeñas cantidades de
todos los gases atmosféricos, principalmente nitrógeno, oxígeno, argón, anhídrido carbónico
e hidrógeno.
El agua alcanza su densidad máxima a 4°C, un centímetro cúbico de agua tiene una
masa casi exactamente igual a un gramo. La densidad del agua del mar es determinada por
dos factores: la salinidad y la temperatura. La densidad es un factor de importancia primordial
en la circulación de las aguas oceánicas, dado que ligeras diferencias en la misma provocan
movimientos de las masas de agua.
Casi todas las olas marinas que se pueden observar son producidas por el viento: una
rara excepción la constituyen las olas que acompañan a los temblores de tierra. La energía
del aire en movimiento se transmite a las ondas de agua, que a su vez la emplean erosionando
las costas de los continentes y produciendo las plataformas continentales.
Se clasifican mayoritariamente dos tipos de olas: las olas de viento, que van mantenidas
o formadas activamente por el viento, y la marejada, que consiste en olas de viento que,
abandonando la región donde se formaron, alcanzan zonas de viento menos intenso o de
calma y disminuyen gradualmente de tamaño. Sorprendentemente, las olas alcanzan con gran
frecuencia velocidades muy superiores a las de los vientos que las producen, hecho que no
podría explicarse sin la acción del rozamiento.
Los oceanógrafos distinguen entre el hielo marino, que se forma cuando el agua de mar
se congela directamente, y los icebergs e islas de hielo, que son grandes masas de hielo
continental rotas frente a la costa por glaciares y capas de hielo costeras a las que acceden
las mareas. Un iceberg tiene una densidad ligeramente menor que el agua de mar, por lo que
flota muy bajo, alrededor de cinco sextas partes de su tamaño debajo de la superficie. Las
islas de hielo del Océano Ártico tienen un origen algo similar a los icebergs de la Antártida.
Vocabulario
2. Anhídrido carbónico: sustancias que proceden (al menos teóricamente) de ácidos por
eliminación de agua. Así, el anhídrido carbónico se forma al quitar una molécula de agua
del ácido carbónico. Los óxidos son sustancias formadas por el oxígeno unido a otro
elemento: el dióxido de carbono consta de oxígeno y carbono.
5. Coriolis: debido al giro de rotación de la Tierra, se genera el efecto Coriolis, por el que los
vientos soplan, principalmente, de oeste a este, en el hemisferio norte. Además, cuanta
más altitud, más se incrementa la velocidad en las corrientes de chorro, facilitando así, los
viajes hacia el este.
8. Deslizamiento de tierras submarino: son procesos que pueden tener una fuerte
repercusión sobre instalaciones ubicadas en el fondo marino, como cables de
comunicaciones submarinos y tuberías, y puede suponer un posible mecanismo generador
de tsunamis.
9. Icebergs tabulares: tienen lados empinados y una parte superior plana, y la longitud es
mayor a cinco veces la altura. Los icebergs tabulares son anchos, planos y largos. Se
separan de los bordes de las plataformas de hielo, conectadas a la tierra, pero que flotan
en el agua. De hecho, el más grande registrado a hasta la fecha fue un iceberg tubular
antártico de más de 31.000 kilómetros cuadrados que se podía ver desde unos 240
kilómetros al oeste de la Isla Soctt, en el Océano Pacífico Sur.
10. Islas Aleutianas: son un archipiélago de origen volcánico que se extiende desde Alaska
hasta Asia a lo largo de casi 2000 kilómetros del mar de Bering. Estas islas accidentadas
forman parte de un entorno oceánico único en la Tierra.
11. Oceanografía física: Es una rama de la Oceanografía, la cual se va a encargar del estudio
de las propiedades físicas, químicas, ópticas, radioactivas, eléctricas y acústicas de los
océanos y los movimientos de las partículas fluidas que lo componen, relacionando a la
atmósfera y al piso oceánico.
12. Olas de marea: estas son el resultado de las mareas, estas son generadas debido a que
los cuerpos de agua se deforman fácilmente, a medida que la atracción lunar actúa sobre
el agua, crea un abultamiento en el nivel del mar en el lado de la Tierra orientado hacia la
Luna, y esto es lo que produce la pleamar o marea alta. Cuando el Sol y la Luna están
alineados, las fuerzas se combinan para crear la pleamar más alta posible, que se conoce
como marea viva. Al mismo tiempo, en los puntos perpendiculares a la alineación del Sol
y la Luna se produce la bajamar más baja.
13. Ondas marinas: las ondas oceánicas se pueden clasificar de diferentes maneras. Una
clasificación se basa en sus períodos característicos, otra en las fuerzas que las perturban
o generan. Otra clasificación se basa en la representación en un espectro de frecuencia,
de todas las ondas oceánicas. Distingue entre ondas capilares, ondas gravitatorias, ondas
de largo período, ondas de marea y transmareales (más largas que marea). Existe aún
otra clasificación que se basa en las fuerzas restauradoras responsables de regresar las
partículas de agua a su posición promedio en la columna de agua (tensión superficial,
gravedad y coriolis).
14. Rozamiento del aire: Es la fricción del aire con los elementos del relieve condiciona el
movimiento final al que se ve sometido el aire junto a la superficie terrestre. Ese rozamiento
es el responsable último de la convergencia del viento que tiene lugar alrededor de una
baja presión y de la divergencia en torno a los anticiclones.
15. Tromba marina: es un fenómeno meteorológico que se caracteriza por ser un tipo de
tornado que se forma sobre la superficie del agua, generalmente en cuerpos de agua más
cálidos como océanos, mares, lagos o ríos. A pesar de que a menudo se les asocia con
tormentas eléctricas o nubes de tormenta, las trombas marinas pueden desarrollarse de
diferentes maneras.