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El presente es un manual educativo que fue elaborado recogiendo recomendaciones
divulgadas de forma gratuita por sociedades científicas y asociaciones de pediatras
para cuidadores de niños y niñas. Su único objetivo es difundir dicho conocimiento
entre familiares y cuidadores no está permitida su comercialización. La bibliografía
utilizada es de libre acceso a todo público vía internet y puede ser consultada al final
del manual.

(Nota: Para una mejor fluidez de la lectura, se ha optado por utilizar el término “niño” en sentido amplio,
sin que ello implique ninguna discriminación de género)

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1. Fiebre e infecciones.

¿Qué es la fiebre?
Es el aumento de la temperatura del cuerpo por encima de 37.5 °C axilar
o 38 °C rectal. Es decir que, para saber si un niño tiene fiebre, es
necesario colocar un termómetro para medir la temperatura del cuerpo,
por lo tanto, es necesario contar con un termómetro en el domicilio.
La fiebre no es una enfermedad, es más bien una señal de aparición de una
enfermedad, generalmente infecciosa, por lo cual debemos estar atentos y
buscar la causa, especialmente en niños y niñas pequeños. La fiebre por sí
sola no causa daño, ni mata. Algunos niños (4%) pueden tener
convulsiones por la fiebre y tratar la fiebre no las previene.

¿Qué hacer si el niño tiene fiebre?


No es necesario tratar la fiebre sino el malestar que pueda producir. Es decir, "tratar al niño y no al
termómetro".

Si tiene buen aspecto, juega y no parece afectado, no hace falta dar medicamentos antitérmicos
(Paracetamol / Ibuprofeno, etc.) aunque tenga fiebre. Tratando la fiebre no curamos al niño de
nada, solo le brindamos alivio para los síntomas de la fiebre.
Si el niño está incómodo y la temperatura es elevada (o no) puede entonces administrarse algún
medicamento analgésico.

Es recomendable ofrecer líquidos con frecuencia, para recuperar las pérdidas por el exceso de
temperatura y prevenir así la deshidratación.

¿Debo abrigarlo o quitarle la ropa?


Cuando hay fiebre, el organismo trata de bajar la temperatura sudando.
Por eso, si un niño con fiebre alta se abriga en exceso, puede
deshidratarse, y además aumentará su temperatura. Tampoco es
conveniente desnudar al niño o exponerle a un ambiente frío, eso le
producirá incomodidad.
Lo ideal será, por tanto, retirar el exceso de abrigo y mantener al niño en
un ambiente templado y bien ventilado.

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¿La fiebre se cura con antibióticos?
La respuesta es: NO. La mayoría de las veces la fiebre es provocada por una infección por un virus,
y en menos ocasiones la causa es una bacteria.
Los antibióticos SÓLO están indicados para tratar infecciones producidas por bacterias.
Los antibióticos no son útiles ni para tratar la fiebre ni para tratar las infecciones por virus.
El antibiótico nunca debe ser administrado sin que lo indique un médico.

¿La salida de los dientes puede causar fiebre en un bebé?


Aunque la erupción de un nuevo diente pueda ser la causa de algunas
molestias, no se debería atribuir la fiebre de un niño a la dentición.
No se ha comprobado que la erupción de los dientes produzca fiebre.

¿Qué medicamento se ha de utilizar para bajar la fiebre?


Para disminuir la fiebre y aliviar el malestar en los niños se utilizan habitualmente el Paracetamol,
el Ibuprofeno y la Dipirona. Todos se pueden dar en jarabe, y el paracetamol también en
supositorios (aunque siempre es preferible la vía oral).
Hay que tener en cuenta que:

✓ El objetivo no es alcanzar la temperatura corporal normal sino dar


confort al niño. Si el niño no está afectado no ganamos nada tratando la
fiebre.
✓ Los antitérmicos pueden disminuir la temperatura entre 1 y 1,5 ºC.
✓ Para el descenso de la fiebre elija un solo medicamento a la vez, a
dosis adecuadas.
✓ Siempre es preferible el uso de vía oral, pero si el paciente no tolera
(por vómitos reiterados, por ejemplo) se puede usar, excepcionalmente,
supositorios.
✓ Consultar siempre las dosis adecuadas según el peso del niño de los
medicamentos antitérmicos.
✓ El ibuprofeno se puede utilizar a partir de los tres o cuatro meses de
vida.
✓ No es recomendable utilizar antitérmicos para prevenir una posible
reacción ante las vacunas especialmente en menores de 3 meses. Las
vacunas previenen infecciones graves en los niños, tras administrarlas
puede aparecer fiebre.

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✓ Se desaconseja el uso de ácido acetilsalicílico (Aspirina®) para el tratamiento de la
fiebre o el dolor en niños y adolescentes.

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2. Erupciones

La piel es considerada el órgano más extenso del cuerpo, forma una


barrera física entre el ambiente externo y el interior del cuerpo, actúa
como una barrera para evitar la pérdida de agua y la invasión de gérmenes,
y protege contra los cambios de temperatura, bloqueando además los
rayos ultravioleta que puedan ser perjudiciales.
A nivel de la piel se expresan también distintos tipos de enfermedades que
pueden ser propias de la piel o deberse a una causa secundaria.

A continuación veremos tres de los tipos más comunes de erupciones en niños:

A. Urticaria
Se conoce con el nombre de “Urticaria” a un proceso alérgico que se
manifiesta en la piel, en la cual se producen unas ronchas llamadas
“habones” que pican mucho.

Estos habones son lesiones de color rojizo, un poco elevadas con un borde
bien definido sobre el resto de la piel sana. Pueden tener formas y
tamaños muy variables, y pueden unirse unos con otros, pueden salir en
cualquier parte del cuerpo aunque las zonas donde hay roce suelen estar
más afectadas.

¿Cómo detectarla?
El principal síntoma es la picazón que puede hacer más difícil el
sueño o las actividades del día a día. No hay dolor ni sangrado ni
hematomas.
En algunos casos se acompaña de angioedema, esto es un edema
(hinchazón) de la zona de cara (labios, párpados, orejas),
extremidades (manos y pies) y genitales.
Los habones suelen aparecer de repente y pueden aumentar de
tamaño y número en un intervalo de tiempo que va desde varios
minutos a varias horas.
Suelen desaparecer solos sin dejar ninguna marca.

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Pueden aparecer nuevos brotes de lesiones en la piel tras haber desaparecido el anterior. Las
nuevas lesiones pueden estar en sitios distintos al anterior brote. Lo normal es que los brotes no
duren más allá de unos días o hasta una o dos semanas. Si dura más de seis semanas pasa a ser
una urticaria crónica. Su tratamiento es el mismo que si su duración fuera más corta.

¿Qué es importante vigilar?


Es muy importante vigilar que la urticaria no se acompaña de una anafilaxia, esta es la forma más
grave de presentación de una alergia. En la anafilaxia hay también otros síntomas como dificultad
para respirar, opresión en el pecho, cambios en la voz, náuseas, vómitos, dolor abdominal intenso
o alteración de la conciencia. En caso de notar alguno de estos problemas hay que acudir de forma
inmediata a un punto de atención urgente.

B. Exantemas infecciosos
¿Qué son?
Se llama exantema (también conocido como “sarpullido”), a la aparición
de lesiones (“manchas”) rojizas en la piel que desaparecen al estirar la piel
con los dedos, o al presionar con un vaso transparente (prueba del vaso).
Es una erupción de la piel que se puede deber a muchas causas. Muchos
virus pueden dar exantemas, casi siempre acompañados o precedidos de
fiebre.

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¿Qué enfermedades producen exantemas?
Algunos ejemplos frecuentes son:

a) Exantema súbito:
Es causado por los virus del herpes humano tipos 6 o 7. Suele
darse en niños de menos de 2 años. Tienen fiebre alta (38 a
41°C) durante 2 a 4 días sin causa aparente. Al ceder la fiebre
aparece el exantema con lesiones rosadas de pequeño tamaño,
primero en el tronco y, a veces, se extiende a la cara y los
hombros. El exantema desaparece en tres días.

b) Enfermedad boca-mano-pie:
Es una infección por un grupo de virus llamados enterovirus no
poliomielíticos. Afecta a niños entre 1 y 4 años de edad. Empieza
con fiebre que suele ser poco elevada, falta de apetito y resfrío
leve. Después aparecen pequeñas vesículas (“ampollas”) en la
boca, manos, pies y nalgas.

c) Eritema infeccioso:
También conocida como “la quinta enfermedad” provocada
por un virus: el parvovirus B19. Es más frecuente en niños en
edad escolar. Se transmite por vía respiratoria. Se inicia con
fiebre, y dolor de cabeza. El exantema aparece a los 2 o 3 días
con el enrojecimiento de las mejillas característico (signo de
la bofetada), que luego se extiende al tronco y las
extremidades. La piel del niño puede picarle.
El exantema desaparece y vuelve a aparecer ante un estímulo
como la luz solar, con temperatura ambiental alta y a la actividad física. Dura hasta tres
semanas más.

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d) Varicela:
Es una infección causada por un virus de la familia de los
Herpes denominado Varicela-Zoster. Es una enfermedad
propia de la infancia y muy contagiosa. Comienza con
fiebre, dolor de cabeza y malestar general. Entre 24 y 48
horas después aparecen lesiones rosadas que se
transforman en vesículas . Comienza en la piel cabelluda, la
cara o el tronco y después en los brazos y piernas. Cuando
las vesículas se rompen se forma una costra (“cascarita”),
al mismo tiempo que se siguen formando nuevas vesículas.

La duración media del proceso está entre 7 a 10 días. Se aconseja volver al colegio cuando
todas las lesiones estén con costra. Mientras dure la enfermedad hay que evitar el contacto
con recién nacidos, inmunodeprimidos y embarazadas.

e) Fiebre escarlatina:
La causa es una bacteria llamada estreptococo
betahemolítico del grupo A. Se observa en niños de 1 a 10
años de edad y se transmite a través de secreciones
respiratorias. Inicia con fiebre, dolor de cabeza y dolor de
garganta. Pueden aparecer placas de pus (“llagas”) en la
garganta y la lengua de color rojo brillante (como una
frutilla). Al cabo de unos días aparece el exantema en el
tronco, brazos y piernas. El exantema desaparece en cuatro
o cinco días y la piel de las manos y pies se descama.

Enfermedades menos frecuentes:

a. De menor frecuencia gracias a la vacunación: sarampión y


rubéola. En Uruguay se vacuna a todos los niños contra estos
virus lo que ha logrado que casi no haya casos en el paías, excepto
en brotes epidémicos.
b. Otros virus que también pueden producir exantema: adenovirus
(afecta más a niños de 6 meses a 4 años, muchas veces produce
también conjuntivitis), enterovirus (afecta más menores de 2
años, suele ser la fiebre lo más importante).
c. Reacciones de la piel a medicamentos.

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¿Qué hay que vigilar en un niño con exantema?
La mayoría de estas enfermedades tienen un curso benigno, es decir, que se resuelven solas sin
mayores complicaciones. Sin embargo, el inicio del cuadro es indistinguible de otras infecciones,
por lo que es recomendable seguir las recomendaciones de qué hacer ante un niño con fiebre.

¿Cómo se puede prevenir?


La infección por estos virus está ampliamente extendida en la población. Para
algunas infecciones (ej: sarampión, rubéola) existen vacunas que ayudan a
disminuir la transmisión y la frecuencia de complicaciones. Para el resto de
virus, prácticas como tener unos buenos hábitos higiénicos, sobre todo lavarse
frecuentemente las manos, puede ayudar a evitar el contagio de muchas
infecciones como esta.

C. Petequias

¿Qué son?
Las petequias son manchas planas (sin bulto), con forma de punto (aunque pueden ser algo más
gruesas), de color rojizo o violáceo y que no desaparecen cuando las presionamos con el dedo.
Por esto último son fáciles de distinguir de casi todo el resto de lesiones de la piel, que sí aclaran
con presión y que no suelen indicar gravedad si no se asocian a otros síntomas.

Deben por lo tanto diferenciarse de los exantemas con la prueba del vaso, si no desaparece, es
que son petequias.

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¿Cuál es su causa?
Se producen por la salida de sangre desde los pequeños vasos sanguíneos a nivel de la piel
(llamados capilares), es decir, se producen por un pequeño sangrado en la piel y de ahí su color
rojizo, pudiendo variar en todos sus matices desde el morado al marrón rojizo. No son dolorosas,
ni pican ni dan ninguna sensación cutánea.
Pueden ser debidas a distintas causas, como por ejemplo:

1) Por esfuerzo o traumatismos:


En niños con buen estado general, con tos o vómitos repetidos y petequias
alrededor de la cara, lo más frecuente es que estas petequias sean por el
sobreesfuerzo de la tos y/o el vómito, y no se asocien a procesos graves.
Pueden tener fiebre, ya que es frecuente una causa viral (hasta el 75% de los
procesos con fiebre y petequias suelen ser víricos), pero el niño tendrá buen
estado general.
Las petequias también pueden ser causadas por traumatismos repetidos en
una misma zona, como puede ser el rascado. Se dan en una zona concreta y
el niño no tendrá otros síntomas o lesiones, salvo costras por el propio
rascado.

2) Alteraciones sanguíneas y de la circulación sanguínea:


a) disminución del número de plaquetas (el niño asocia además
sangrados o hematomas en el cuerpo),
b) inflamación de los vasos sanguíneos conocida como vasculitis. En
estos casos aparecen también otras lesiones de mayor tamaño,
abultadas y violáceas, pueden presentar fiebre, síntomas
gastrointestinales, alteraciones en la orina entre otros.

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3) Infecciones:
Las petequias producidas por infecciones son las más preocupantes. Las infecciones por virus son
la causa más frecuente y suelen ser benignas. Las infecciones por bacterias también pueden causar
petequias y dado que algunas de estas infecciones pueden ser muy graves: si aparecen petequias
en un niño con fiebre debemos estar alertas sobre la posibilidad de que se trate de una infección
grave. Por lo tanto, hay que vigilar la aparición de petequias (si aparecen más o se hacen más
grandes) y el estado general del niño.
En el caso de que el niño tenga fiebre, petequias y mal estado general, puede ser que se trate de
una infección bacteriana grave como la meningitis meningocócica.
La meningitis es una inflamación de las meninges (unas membranas que
envuelven al cerebro), causada por la invasión y proliferación del
meningococo, una bacteria. Si las petequias aparecen y aumentan de
tamaño rápidamente puede ser que se trate de una meningitis
bacteriana.
En niños menores de 2 años puede ser más difícil detectar la meningitis, pueden presentar:
escalofríos, fiebre alta, malestar general, respiración acelerada, frecuencia cardiaca rápida,
somnolencia exagerada, irritabilidad excesiva, inactividad, llanto constante y rechazo de la
alimentación. Los niños en edad preescolar y escolar suelen presentar los síntomas habituales y
conocidos por muchos padres: fiebre elevada, dolor de cabeza y vómitos en escopetazo que
empeoran conforme pasan las horas de manera que el niño empieza a tener mal aspecto o mal
estado general y sensación de sueño que en realidad es un
estado que puede preceder incluso a la entrada en coma si la
enfermedad no es tratada a tiempo. Suele haber rigidez y
dolor intenso al intentar doblar la nuca o levantar las piernas
(rigidez de nuca), o el permanecer en postura semiflexionada
para aliviar el dolor.
Aunque es muy poco frecuente, es una enfermedad grave y potencialmente letal
que precisará ingreso hospitalario y tratamiento antibiótico urgente.
Por lo tanto recordemos:

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3. Vómitos y diarrea.

A. Vómitos.
El vómito es uno de los síntomas más frecuentes de consulta en la infancia,
consiste en la expulsión, con fuerza, del contenido del estómago por la boca.
Puede presentarse en el contexto de muchas enfermedades (como
gastroenteritis, infecciones respiratorias, infecciones de los oídos, etc),
incluso hay niños que tienen especial facilidad para vomitar y para los cuales
cualquier circunstancia sin importancia (como un simple berrinche) les hace
vomitar.

A pesar de que el vómito no es de por sí un problema mayor en la infancia, en ocasiones puede


complicarse y requerir ingreso hospitalario. El peligro de los vómitos consiste en que la pérdida
continua de líquidos del intestino llegue a causar una deshidratación.

¿Qué hacer si el niño vomita?


1. Tras el vómito, realizar reposo digestivo (no ofrecer nada de comer ni de beber) durante
20-30 minutos.

2. Después dar suero de rehidratación oral en pequeñas cantidades pero


con frecuencia, con una cuchara o con una jeringa (una o dos cucharadas o
5-10 ml cada 10 minutos), aumentando progresivamente la cantidad si no
vuelve a vomitar.

3. Cuando tolere los líquidos ofrézcale comida en pequeñas cantidades, sin


forzarle.

4. Vigile la aparición de signos de deshidratación (ver más adelante).

¿Qué es mejor NO hacer si el niño vomita?


✘ Cambiar la dieta del niño por alimentación astringente (dieta seca).
✘ Ofrecer alimentos con mucha grasa o azúcares.
✘ Cambiar la leche que toma el niño a fórmulas sin lactosa, hidrolizado
de proteínas o leche de soja, ni diluir las fórmulas infantiles (poner
más cantidad de agua que de leche).
✘ Utilizar preparados caseros como la limonada alcalina (porque
pueden haber errores en la preparación que perjudiquen al niño),

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jugos de frutas, bebidas carbonatadas (tipo Coca-Cola®), o bebidas que se utilizan para la
rehidratación después del deporte (tipo Gatorade®)
✘ Utilizar fármacos contra los vómitos (antieméticos) sin que se lo haya indicado personal
sanitario. Los antieméticos pueden dar efectos secundarios importantes.

B. Diarrea.
La diarrea es la aparición brusca de materias fecales blandas o líquidas, en
mayor número o cantidad de la habitual cada día.
Generalmente suele curarse espontáneamente en pocos días y pocas veces
dura más de 1 a 2 semanas.

¿Por qué se produce?


● Gastroenteritis: causa infecciosa, principalmente virus y menos
frecuentemente bacteria o parásitos. Generalmente también se acompaña de
vómitos, fiebre y dolor abdominal.

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● Causas no infecciosas: dieta inadecuada, uso previo de antibióticos, alergias o intolerancias
alimentarias (ej: alergia a proteínas de leche de vaca), entre otras menos frecuentes.

¿Qué hacer?
1. Mantener al niño hidratado: Lo más importante es mantener una hidratación
adecuada, reponiendo los líquidos y sales que pierde con suero de
rehidratación oral hiposódico (de venta en farmacias). No se recomienda
utilizar soluciones caseras ni refrescos comerciales.

2. Alimentación: es recomendable ofrecer alimentos en seguida. Los bebés pueden seguir con la
lactancia materna o con la leche que toma habitualmente sin diluir. Los niños mayores pueden
comer normalmente en cuanto dejen de vomitar, sin obligar.
La dieta astringente no es imprescindible. Es suficiente una
alimentación suave. Los alimentos que se suelen tolerar mejor
son: cereales (arroz, trigo), papas o zanahorias, pan, carne magra,
pescado, yogur, frutas (plátano, manzana), caldos o sopas.
Además se pueden utilizar las gelatinas, éstas pueden ser
excelentes fuentes de líquidos y se toleran mejor, sobre todo si
hay vómitos
Se deben evitar alimentos ricos en grasas o en azúcar. No
introducir ningún nuevo alimento hasta su recuperación.

3. Vigile la aparición de signos de deshidratación (ver más adelante).

4. Evitar el uso de medicinas, sal­vo los antitérmicos si fueran necesarios u otros fármacos si los
prescribe su médico. Tomar antibióticos sin indicación puede prolongar la diarrea y, a veces, el
período de contagio a otras personas.

¿Cómo prevenir la gastroenteritis?


La gastroenteritis puede transmitirse de persona a persona, lo más habitual es por contacto con
las heces o los pañales de un niño. Habrá que extremar las medidas de higiene habituales:
✓ Lavado de manos, tanto del niño como de la persona que lo cuide, sobre
todo antes de preparar alimentos, de comer y después de ir al baño o del
cambio de pañal.

✓ Lavar muy bien frutas y verduras crudas. Cocinar muy bien la carne y los
huevos.

✓ Lavar con frecuencia los objetos que el niño manipula.

✓ Evitar compartir cubiertos, vasos, botellas, con el niño.

✓ No debe ir a la guardería o al colegio mientras la diarrea esté activa.

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¿Cuándo puede ir el niño a la guardería o al colegio?
En términos generales es mejor que si el estado general del niño no es bueno, si vomita, tiene
fiebre, dolor abdominal o deposiciones muy frecuentes, no vaya al colegio hasta que se encuentre
mejor. En las guarderías es habitual recomendar que el niño vuelva al centro cuando no se le
escapen las deposiciones.

C. Deshidratación.
Se llama deshidratación a la pérdida excesiva de agua y sales
minerales del cuerpo que produce alteraciones en la salud. Se produce
más frecuentemente en los niños menores de 2 años.

¿Cómo reconocerla?
Inicialmente los niños tienen sed y orinan poco. Los lactantes tienen
mucha avidez por el agua y mojan pocos pañales (lo habitual es que mojen
al menos 5 pañales al día).
Posteriormente aparecen los ojos hundidos, disminuyen las lágrimas al
llorar, las mucosas están secas y existe decaimiento.
Algunos niños pueden estar muy irritables, con fiebre y temblores. Los más
afectados estarán pálidos, con los ojos muy hundidos, postrados y poco
reactivos.

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¿Cómo se puede prevenir?
La deshidratación se previene administrando a los niños una solución de rehidratación oral para
reponer el agua y las sales que están perdiendo. Las soluciones de rehidratación oral suelen venir
en forma de polvo para disolver en agua, es muy importante seguir las indicaciones para su
preparación correcta.

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El volumen que debe administrarse dependerá de la cantidad de líquido que se esté perdiendo.

Lactantes:
Se recomienda dar entre 5 y 10 mililitros por kilogramo de peso
del niño y por cada deposición o vómito abundante; por ejemplo,
si el niño pesa 10 kg, habría que darle 50-100 mL por cada vómito
o deposición.
Se recomienda administrar la solución, frecuentemente, en
pequeñas cantidades y lentamente; lo más adecuado es hacerlo
dándole 5 a 10 ml de la solución de rehidratación de cada 5
minutos (con jeringa o cucharita pequeña), aumentando la
frecuencia según la tolerancia.

Niños a partir de 1 año:


La dosis recomendada es de aproximadamente 200 ml por cada
deposición diarréica; también se recomienda administrar la
solución frecuentemente, en pequeñas cantidades y lentamente;
entre 25-30 ml de solución cada 10 minutos.
En general, se recomienda continuar el tratamiento mientras
dura la diarrea y una vez finalizada ésta, hasta que se haya
conseguido la rehidratación, lo que normalmente se consigue en
4-5 días.
Los vómitos no son una causa para dejar de tomar la solución, si
esto ocurre, se puede esperar 15 minutos y comenzar a beber de
nuevo.

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4. Problemas respiratorios.

Los síntomas respiratorios pueden aparecer en una amplia gama de


problemas de salud y enfermedades que afectan a los niños.
Las causas más frecuentes podrían separarse en 2 grandes grupos:

a. Infecciones respiratorias: lo más frecuente es que afecten la vía aérea superior (nariz, boca
y garganta, laringe) aunque en muchas ocasiones afectan también a la vía aérea inferior
(tráquea, bronquios y bronquiolos) y/o a los pulmones.

b. Enfermedades inflamatorias crónicas de las vías respiratorias: este tipo de


enfermedades se caracterizan por la inflamación de la vía aérea inferior (bronquios) que hace
que se estreche. Cuando está inflamado el bronquio la musculatura de su pared se contrae,
esto lo estrecha aún más y dificulta el paso de aire a su través. El ejemplo más frecuente de
este tipo de patologías es el Asma.

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A. Infecciones respiratorias.
Son muy comunes en los niños menores de 5 años, la mayoría de los niños
tiene de 3 a 8 resfriados o problemas respiratorios cada año; este número
puede ser mayor en niños que acuden a guarderías o son expuestos al
humo de tabaco u otros irritantes. La mayoría de las veces se trata de
infecciones causadas por un virus, pero también pueden ser causadas por
otros microbios como bacterias.

La mayor parte de las infecciones se resuelven de forma espontánea sin necesidad de tratamiento
específico, sin embargo en ocasiones pueden existir infecciones más complicadas que requieran un
tratamiento específico para su recuperación.

1. Bronquiolitis.
¿Qué es la bronquiolitis?
Es una infección de las pequeñas vías respiratorias (bronquiolos), casi
siempre causada por un virus. El virus que causa esta enfermedad
frecuentemente es el llamado Virus Sincicial Respiratorio, pero también
puede ser debido a otros virus (Adenovirus, Rinovirus, virus de la gripe,
Coronavirus, etc).
Afecta sobre todo a los menores de 2 años (cada año alrededor de uno
de cada tres lactantes menores de un año tienen bronquiolitis) y
especialmente se produce entre los 2 y 6 meses de edad.

¿Cómo se presenta la bronquiolitis?


Los primeros síntomas suelen ser iguales a los de un resfriado común. El
niño, probablemente, tendrá la nariz con mucha mucosidad, tos y fiebre
baja durante dos o tres días, luego la tos progresivamente se hace más
importante y es común que comiencen a hacer un sonido de silbidos en el
pecho al respirar (sibilancias), que incluso pueden ser audibles sin un
estetoscopio. Hay que tener paciencia porque la enfermedad se puede
prolongar entre 7 y 10 días y la tos, por ejemplo, puede llegar a durar hasta
4 semanas.
En algunos casos, se desarrollan dificultades respiratorias graves que
requieren asistencia sanitaria urgente y que debemos detectar a tiempo;
debemos conocerlos para poder actuar a tiempo.

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¿Qué hacer cuando un niño tiene bronquiolitis?
Se recomienda :
✓ Hacer lavados nasales con suero fisiológico o soluciones “salinas” y aspirar las
secreciones para mantener despejada la nariz del niño y ayudarle a respirar.
✓ Si tiene fiebre y está decaído podemos usar el medicamento antitérmico de costumbre.
✓ Ofrecerle líquidos (agua o leche) frecuentemente y en pequeñas tomas, para mantener
una buena hidratación.
✓ Ofrecerle cantidades más pequeñas y frecuentes de alimentos blandos para evitar que se
fatigue o se deshidrate. Es posible que el niño coma más lentamente que de costumbre y
tolere peor los alimentos.
✓ Resulta útil colocar al niño en la posición de medio incorporado para facilitar la respiración,
sobre todo al acostarse a dormir (elevar la cabecera de la cama a 30° evitando que la
cabeza del niño quede flexionada sobre el tórax).
✓ No fumar en casa. Es importante evitar cualquier exposición al humo del tabaco.
✓ NO usar antibióticos, jarabes para la tos o mucolíticos: estos medicamentos no son útiles y
pueden ser perjudiciales.
✓ Se recomienda control médico a las 24-48 horas.

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¿Se puede prevenir la bronquiolitis?
El contagio con los virus que causan la bronquiolitis se produce a
través de la mucosidad o la saliva de una persona infectada y también
a través de manos contaminadas con estas secreciones. Los virus
respiratorios (como el VRS) se propagan fácilmente en el seno de la
familia, en las guarderías y en las salas de espera de los hospitales o
centros sanitarios.

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2. Laringitis.
¿Qué es la laringitis?
La laringitis es una enfermedad respiratoria en la que se
produce una inflamación de la laringe, una estructura
localizada en la parte inferior de la garganta (faringe) y que
contiene a las cuerdas vocales. La inflamación hace que las
vías respiratorias se estrechen y formen mocos y esto
causa los síntomas.
Afecta principalmente a niños de entre 6 meses y 3 años y
suele ser más frecuente en los meses de otoño y principios
de invierno por los cambios climáticos bruscos y las
epidemias de virus respiratorios.

¿Cuáles son las causas?


La gran mayoría son provocadas por virus respiratorios; excepcionalmente, la laringitis es
producida por una bacteria. Por lo general, el niño ha pasado un resfriado o catarro de vías altas y
en unos días la infección progresa.

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¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas característicos son la tos seca, fuerte, que asusta porque
es repetitiva, parecida al ladrido de un perro (“tos perruna”), y voz
ronca (disfonía) o incluso pérdida de la voz (afonía).

Según el grado de inflamación de las cuerdas vocales, se puede


escuchar un ruido ronco agudo al respirar, llamado “estridor
laríngeo”. Este ruido aparece más frecuentemente cuando el niño
inspira, y aumenta cuando el niño se agita, llora o está activo.
El estridor ocurre cuando se estrecha la laringe o se inflaman las
cuerdas vocales, lo cual dificulta que el aire pase a los pulmones.
Escuche el estridor colocando su oído cerca de la boca del niño; en la
nariz puede ser difícil de oír. Algunas veces escuchará un ruido húmedo
si la nariz está tapada; limpie la nariz y escuche de nuevo. Con
frecuencia, el niño que no está muy enfermo tendrá estridor
únicamente cuando está llorando o intranquilo, por lo que debe
cerciorarse de la presencia de estridor cuando el niño esté quieto.
La laringitis suele empeorar por la noche. El niño se acuesta bien y, de
pronto, se despierta con tos perruna y dificultad para respirar.

¿Qué hacer en casa para que el niño esté más cómodo?


✓ Mantener al niño sentado, o semisentado si está en la cama. Se puede usar una almohada
extra si el niño es mayor de 12 meses (no se deben utilizar almohadas en menores de 12
meses). Se recomienda que es mejor no acostarlo del todo para ayudar a la respiración.
✓ Algunos niños se alivian respirando aire húmedo:
Humidificar el aire con vapor de agua o usar humidificador ambiental si lo
tiene. Evitar vapores de eucalipto, mentol u otros olores fuertes. Si no
dispone de estos medios: abra la canilla del agua caliente de la ducha
para que se llene de vapor y siéntese con el niño (fuera de la ducha)
durante 10-20 minutos.
El aire húmedo hace que los mocos sean menos espesos y le da una
sensación de confort al niño.
✓ Respirar aire frío puede mejorar los síntomas por la capacidad de
desinflamar el tejido que recubre las vías respiratorias. En los meses fríos
puede hacer que el niño respire aire de la calle sacándole abrigado a la
ventana o abriendo la ventana del dormitorio para que respire aire frío
durante 5 a 10 minutos.

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✓ Ofrecer líquidos frescos. Es normal que el niño esté inapetente, no le fuerce a comer.
✓ Si tiene fiebre y se encuentra molesto o tiene dolor de garganta, administre el antitérmico
pautado por su pediatra a las dosis recomendadas.
✓ Lo más importante: si su hijo está molesto hay que calmarlo y hablarle de
forma tranquila y en voz baja. El ambiente tranquilo y la calma le ayudarán a
disminuir los problemas para respirar.
✘ No deben fumar en el hogar; el humo empeora la tos de un niño.

¿Cuál es la evolución esperable?


La gran mayoría de las laringitis son leves y las complicaciones son poco frecuentes.
Los síntomas se suelen resolver en la mayoría de los niños en pocos días, pero pueden persistir
hasta una semana. Menos del 5% de los niños con laringitis aguda requieren hospitalización.

¿Cuándo se debe consultar al médico de forma urgente?

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3. Neumonía.

La neumonía es una enfermedad frecuente en la población


infantil. Habitualmente no es grave, pero es importante
reconocer pronto sus síntomas para empezar un
tratamiento adecuado que evite complicaciones.

¿Qué es la neumonía?
La neumonía es una infección de los pulmones que puede ser causada por varios tipos de
gérmenes, incluyendo bacterias, virus y hongos:

● En los niños más pequeños, sobre todo en los menores de 2 años, los virus son los
responsables de la mayor parte de las neumonías.
● En los niños mayores son las bacterias las principales responsables de este cuadro.

¿Cuáles son sus síntomas?


Los síntomas más frecuentes son fiebre elevada, tos con mucosidad y
respiración rápida. Ahora bien, estos síntomas no son exclusivos de la
neumonía, como hemos visto pueden presentarse en otro tipo de infecciones
respiratorias (resfriados, gripes, laringitis, etc).

Los síntomas pueden variar, dependen de la edad, del germen que tenga y de
si el niño tiene alguna enfermedad importante previa.

La neumonía por virus afecta sobre todo a menores de 3 años. Suele empezar
poco a poco, primero tiene un simple resfriado y luego comienza a no querer
comer, puede tener vómitos o estar más irritable.

En cambio, la neumonía bacteriana típica empieza de manera brusca con


fiebre alta, regular estado general y a veces dolor torácico. La causa casi
siempre es el neumococo y a veces la infección es mixta (virus y bacterias).
Suele afectar a niños más mayores que las víricas aunque pueden darse a
cualquier edad.

Las llamadas neumonías atípicas son causadas por bacterias (como


Mycoplasma y Chlamydia), que causan neumonía sobre todo en niños
mayores de 4 a 5 años y adolescentes. Igual que las que son por virus, sus
síntomas comienzan de forma progresiva, son más leves en general, puede
que no exista fiebre o no sea muy alta. La tos es más seca y se tiene dolor de
cabeza y muscular.

27
¿Qué hacer?
La mayoría de las neumonías pueden ser tratadas en el domicilio
pero es importante que ante la sospecha de que el niño tenga
una neumonía sea valorado por un médico. Para diagnosticar
una neumonía el médico debe explorar al niño y podrán
realizarle una radiografía de tórax para confirmar.

Para el tratamiento de la neumonía es necesario tener en cuenta su causa: si es bacteriana será


tratada con antibióticos, pero si la causa es un virus los antibióticos no sirven, sólo se tratan los
síntomas que tiene y es suficiente.

Si el niño está molesto por la fiebre o tiene dolor se administrarán fármacos antitérmicos.
No es bueno usar medicamentos que frenan la tos (antitusígenos), la tos es un mecanismo de
defensa que favorece la eliminación de las secreciones de la vía respiratoria, lo cual es positivo
para el niño.
Es frecuente que los niños tengan menos apetito, será necesario ofrecerles muchos
líquidos que ayudarán además a hacer la mucosidad menos espesa. Mantener el
ambiente humidificado, libre de humo y con ventilación frecuente también son
medidas que favorecen el bienestar del niño.

¿Cómo evolucionan las neumonías?


Con tratamiento, la mayoría de las neumonías bacterianas se curan en 1 a 2
semanas. Las neumonías por virus pueden demorar entre 4 y 6 semanas
para desaparecer por completo. Aunque el niño se recupere bien, la tos
puede durar varias semanas; irá cediendo poco a poco. La mayoría de los
niños pueden tomar el tratamiento en su casa, sin embargo, en ocasiones
pueden tener complicaciones y requerir ingreso hospitalario para
tratamiento intravenoso.

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¿Es posible prevenir la neumonía?
Algunos tipos de neumonía se pueden prevenir con vacunas. Los niños
suelen recibir las vacunas de rutina contra la Haemophilus influenzae, el
neumococo y la tos ferina a partir de los 2 meses de vida. Se recomienda que
todos los adultos y los niños mayores de 6 meses reciban la vacuna contra la
gripe y la vacuna contra el COVID-19. Estas vacunas son de vital importancia
para los niños que tienen una enfermedad crónica, como un trastorno
cardíaco o pulmonar o asma.

Cuando sea posible, mantenga a los niños alejados de personas con


síntomas de una infección respiratoria (tos, mocos, dolor de garganta).
Durante la pandemia, quedó demostrado que el uso de mascarillas
(“tapabocas”) resulta muy útil para prevenir el contagio de los virus y las
bacterias que causan la neumonía.

B. Broncoespasmos.

Se llama broncoespasmo a los síntomas que produce el


estrechamiento de los bronquios que dificulta el paso del aire
hacia los pulmones. Los bronquios se estrechan porque los
músculos que los forman se contraen y muchas veces ésto se
acompaña de inflamación y aumento de la mucosidad. Como
resultado se produce un ruido agudo característico al respirar,
conocido como sibilancias (popularmente conocido como
“chillidos” o “silbidos” en el pecho). Ese es el ruido que se oye al
pasar el aire por un lugar más estrecho (los bronquios).

En la edad pre-escolar cuando un niño tiene episodios de crisis de


sibilancias de forma repetida se habla de que padece de sibilancias
recurrentes.
Las sibilancias recurrentes son características del asma pero su presencia
no significa que el niño sea asmátcio. En los primeros años de vida las
crisis de sibilancias pueden ser producidas, por ejemplo, por infecciones
por virus o por otros desencadenantes (exposición al tabaco, ejercicio
físico, aire seco o frío y alérgenos como los ácaros, el pelo de animales o el
polvo). Algunos niños tienen bronquios 'más susceptibles' a las infecciones,

29
sobre todo si han tenido una bronquiolitis previamente o si están expuestos al humo del tabaco,
pero eso no quiere decir que sean asmáticos y muchos mejoran luego de unos años.

¿Qué es el asma?
El asma es una enfermedad respiratoria crónica muy
frecuente en la infancia que se caracteriza por una
inflamación de los bronquios (lo que se conoce como
hiperreactividad bronquial) y una tendencia al
broncoespasmo transitorio.
En Uruguay uno de cada cinco niños padece asma y si bien
esta afección puede aparecer a cualquier edad, el 50% de
los casos manifiesta los primeros síntomas durante el
primer año de vida y el 85% durante los primeros 5 años.

¿Qué síntomas produce?


Los síntomas de asma son variables y debes reconocerlos.
Los principales son tos, sibilancias y dificultad para respirar que puede
ser percibida como opresión en el pecho (“pecho cerrado”) o sensación
de falta de aire. A veces sólo se dan alguno de ellos y otras veces puede
aparecer dolor de pecho o sensación de fatiga.

Lo más frecuente es que aparezcan en relación con los resfriados, con el


ejercicio o por las noches. También pueden surgir con la risa, las
emociones fuertes, el humo o el aire frío. En algunos niños el asma se
asocia a alergia a determinadas sustancias (pelo de animales, pólenes,
ácaros del polvo, etc.) las cuales se conocen como desencadenantes del
asma.

Los síntomas del asma pueden aparecer de forma leve y más o menos
mantenidos en el tiempo, o bien empeorar y ser más importantes en
determinados momentos. Esto último es conocido como exacerbación o
crisis asmática.

¿Qué puedo hacer si sospecho que el niño tiene asma?


Si el niño no está diagnosticado de asma y presenta los síntomas característicos, debe acudir al
pediatra para ser evaluado.

El asma se sospecha por los síntomas, y en los niños mayores de 5 a


6 años se puede confirmar con pruebas de función pulmonar como
la espirometría. Esta prueba es un recurso clave en el diagnóstico
del asma infantil. Detecta la obstrucción de los bronquios, ayuda a
ver la gravedad del asma y a hacer el seguimiento.

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¿El asma se cura?
Actualmente no tenemos una cura para el asma, en términos generales es un error pensar que
cuando el niño se haga mayor, el asma se curará. Sin embargo, es posible ofrecer a las personas
con asma una vida libre de síntomas con un tratamiento que permita controlar la enfermedad. Un
buen control de la enfermedad es fundamental ya que de lo contrario el niño tendrá limitaciones
que afectan su calidad de vida, como por ejemplo: incapacidad para practicar deportes,
ausentismo escolar, mayor número de consultas en el hospital, peor descanso nocturno, etc.

Para lograr un buen control de la enfermedad es fundamental cumplir


el tratamiento indicado por el pediatra de forma correcta, evitar los
desencadenantes del asma cuando sea posible, aprender a reconocer
los síntomas de una crisis de asma y conocer cómo debemos actuar
ante una crisis de asma.

¿Cómo se trata el asma?


El asma no es igual para todas las personas, ya sea porque los desencadenantes son distintos, o
porque los medicamentos no actúan igual en todas las personas. Además, el asma no se manifiesta
con los mismos síntomas ni la misma intensidad en todas las personas. Por eso se necesita un plan
personalizado para cada niño con asma que será indicado por su médico o pediatra tratante
(incluso es posible que sea derivado a consulta de Neumología para que reciba estudio y
seguimiento especializado).

31
Para lograr estos objetivos se utilizan dos tipos de medicamentos con finalidades diferentes:
1. medicamentos para tratamiento de síntomas: alivian los síntomas del
asma, por lo tanto, se usan cuando aparecen síntomas. Se les conoce
como broncodilatadores, porque abren los bronquios.
2. medicamentos preventivos: controlan la inflamación de los bronquios
y, por lo tanto, se usan diariamente para mantener controlado el asma.
Si son necesarios serán indicados para usarse a largo plazo y no deben
de abandonarse hasta que lo indique el médico tratante incluso aunque
el niño ya no presente síntomas.

La gran mayoría de los tratamientos para el asma se utilizan de forma inhalada, es decir, que se
aspiran para que vayan directamente al pulmón. Es fundamental tener una buena técnica para
tomar estos medicamentos ya que de lo contrario los mismos pueden acabar no llegando nunca a
los pulmones.

E​ n general, el método preferido para administrar los


fármacos inhalados para el asma es el inhalador con
cámara espaciadora y mascarilla (inhalocámara), en
especial en lactantes y niños pequeños.

A continuación veremos la técnica de utilización de estos medicamentos con inhalocámara:

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¿Qué mitos existen asociados al uso de inhaladores?
Hay algunas falsas creencias que debemos aclarar:
✓ “El organismo se acostumbra y deja de hacer efecto” No es cierta, no hay evidencia científica
que la apoye.
✓ “Son peligrosos porque dan taquicardia”. En las situaciones de broncoespasmo, existe un
aumento de la frecuencia cardíaca por la situación de déficit de oxígeno y de dificultad para
respirar. Aunque es cierto que el salbutamol provoca un leve aumento de la frecuencia
cardíaca no contraindica su uso en esta situación. Por el contrario, cuando mejora el
broncoespasmo y también la situación de falta de oxígeno, la frecuencia cardiaca elevada se
estabiliza.
✓ “El inhalador puede generar dependencia”: los inhaladores no contienen fármacos que
generen dependencia y sin usarlos los niños quedan más expuestos a complicaciones.

¿Qué hacer en una crisis de asma?


Las crisis de asma pueden ser muy peligrosas y por ello se deben tratar de forma precoz con la
medicación broncodilatadora que le haya indicado el pediatra. Hay que aprender a identificar los
síntomas iniciales de las crisis: tos, sibilancias, cansancio inusual, sueño inquieto, etc. (estos
síntomas pueden variar de unos niños a otros e incluso de unas crisis a otras).
Si los síntomas hacen pensar que ha comenzado una crisis, debemos:
✓ Tranquilizar al niño y mantenerlo en un ambiente relajado.
✓ Dar la medicación de rescate según el plan de acción que hemos preparado con el pediatra.
En el caso de crisis leves, que mejoran con el tratamiento, no hace falta ir a Emergencias. Si con los
medicamentos no mejoran los síntomas o reaparecen tras 5 a 10 minutos no responde o la mejoría
dura poco debe valorar ir a Emergencias. Es importante aportar el dato de los nombres y las dosis
de los medicamentos que toma, ésto ayudará a que la actuación en urgencias sea más eficaz.

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Las crisis severas de asma no tratadas pueden poner en riesgo la vida
del niño, por esta razón es necesario saber reconocerlas, tener un plan
de tratamiento por escrito indicado por su médico/pediatra y tener en
claro cuándo hace falta atención médica urgente.

¿Qué puede hacerse para prevenir las crisis de asma?


En materia de control del asma y prevención de las crisis debemos hacer énfasis en los siguientes
aspectos:
1. Tener y cumplir un plan de tratamiento específico para el niño indicado por un
médico/pediatra. Es muy importante continuar los tratamientos preventivos incluso aunque el
niño no presente síntomas en el momento, y asegurar la correcta técnica de administración de
los medicamentos.

2. Evitar desencadenantes. Si bien las crisis asmáticas pueden ser causadas por desencadenantes
diferentes en un niño que en otro, en general suelen reconocerse los siguientes
desencadenantes:

Humo del tabaco


Aunque el asma no es producido directamente por el tabaco, la exposición al aire contaminado
con el humo, tanto de forma activa como pasiva, empeoran el asma.

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Polen
Los granos de polen son estructuras con proteínas diminutas que liberan los
árboles, arbustos, gramíneas y malezas varias veces al año. Son los segundos
alérgenos más frecuentes en la alergia respiratoria.

Ácaros del polvo


Conviven en el interior de las casas durante todo el año. Abundan sobre todo
en el colchón y almohada de la cama, en alfombras, en cortinas y en peluches,
ya que retienen mucha humedad y les proporcionan los tres factores que
necesitan para su óptimo desarrollo: calor, humedad y comida (escamas de piel
humana). Son los principales alérgenos de interior que causan asma.

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Esporas de moho
El moho es un tipo de hongo que crece en ambientes con elevada humedad:

● Se reproduce mediante esporas microscópicas; las mismas son invisibles


a simple vista y flotan en el aire exterior e interior.
● Puede crecer en el interior de habitaciones cuando las esporas caen sobre
superficies húmedas. Las telas, las alfombras, los peluches, los libros y el
papel tapiz pueden contener esporas de mohos si están en lugares
húmedos. Al aire libre, el moho vive en el suelo, en el abono orgánico y
en las plantas que estén húmedas.
● Tiene el potencial de causar problemas de salud ya que produce
alérgenos (sustancias que pueden causar reacciones alérgicas) e
irritantes. Inhalar o tocar el moho o las esporas del moho puede provocar
reacciones alérgicas y ataques de asma en niños asmáticos que sean
alérgicos al moho.

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Mascotas
Cualquier animal que tenga pelo puede producir alergia. El gato
es el que más alergia da, seguido del perro y el caballo. Pero no
es el pelo lo que desencadena los síntomas, es una proteína que
está en la caspa, en la saliva, las plumas o las heces del animal.
La caspa es la responsable principal de la alergia a los animales
que se desprende en pequeñas partículas que permanecen
flotando en el aire durante largos períodos de tiempo y que, al
ser respiradas, desencadenan los síntomas. Estas partículas
también se depositan con facilidad en el mobiliario de las casas
y se adhieren fácilmente a la ropa y al pelo de las personas,
transportándose y acumulándose en escuelas, transportes,
edificios públicos y en casas donde nunca hubo mascotas. Los
alérgenos de los roedores (ratones, ratas, cobayas, hamsters,
jerbos, etc.) se encuentran fundamentalmente en la orina del
roedor, y, en menor proporción, en la caspa, el pelo y la saliva.

Cucarachas
La exposición a las cucarachas puede aumentar los síntomas de asma.
Las cucarachas dejan atrás partículas de sus heces, huevos y del
caparazón que pueden causar una reacción alérgica. La exposición en los
primeros años de vida a estas partículas puede acabar desarrollando
alergia en niños susceptibles.

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Vapores de productos químicos y olores fuertes
Algunos olores fuertes y vapores de productos químicos pueden irritar las vías respiratorias del
niño. Algunos ejemplos son: productos de limpieza, pinturas, perfumes, desodorante de ambiente,
plaguicidas.

¿Los niños asmáticos pueden practicar deportes?


El ejercicio físico también puede ser considerado un desencadenante del asma, se calcula que el
80% de los niños y adolescentes asmáticos tienen síntomas de asma cuando hacen ejercicio. Los
síntomas asmáticos pueden aparecer durante la práctica del ejercicio o entre 15 y 20 minutos

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después de terminar el mismo. Suele resolverse espontáneamente y deja un periodo refractario
posterior de entre 2 a 4 horas

Hacer deporte, jugar, es algo inherente al hecho de ser niño. Los médicos ya no les
dicen a las personas con asma que eviten el ejercicio físico y, de hecho, con
frecuencia lo recomiendan como parte del tratamiento contra el asma. La familia
siempre pregunta si el niño con asma puede hacer deporte. La respuesta debe ser
contundente: el niño y adolescente puede y debe hacer deporte, debe hacer
gimnasia en el colegio, puede practicar el deporte que desee e incluso realizar
deporte de competición (muchos deportistas de élite son asmáticos, por ejemplo:
el nadador Michael Phelps, el futbolista David Beckham, el corredor Mo Farah y el
basquetbolista Dennis Rodman).
No existe ningún motivo para que los niños asmáticos dejen de practicar un deporte o entrenar
debido a su asma. Además de ser bueno para mantener un buen estado físico, el ejercicio físico
puede fortalecer los músculos del tórax que participan en la respiración y ayudar a que los
pulmones funcionen mejor.
Sin embargo, es requisito indispensable para no tener limitaciones en la actividad física que el
asma esté bien controlada: con la medicación pautada por el pediatra, evitando los
desencadenantes y acudiendo a las revisiones periódicas con su pediatra.

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¿Cómo saber si el asma está bien controlada?
Existen diferentes cuestionarios que evalúan el control del asma teniendo en cuenta la calidad de
vida del niño asmático, la frecuencia de las crisis y la necesidad de usar fármacos. Existe un
cuestionario sencillo que es útil para niños de 6 a 11 años:
“En las últimas 4 semanas…
✓ ¿tuvo síntomas asmáticos durante el día más de dos veces por semana?
✓ ¿tuvo alguna limitación para la actividad física?
✓ ¿tuvo algún síntoma asmático por la noche?
✓ ¿necesitó tratamiento de rescate más de 2 veces por semana?”

Tiene síntomas Tiene limitación Presenta Necesita


diurnos para la síntomas tratamiento de
actividad física. nocturnos rescate

Hasta 2 veces Hasta 2 veces


Buen control NO NO
por semana por semana.

Más de 2 veces Más de 2 veces


Mal control SI SI
por semana por semana

Se considera:
○ Asma bien controlada cuando no existe ningún criterio de mal control (0 pts).
○ Asma parcialmente controlada cuando tiene 1 o 2 criterios de mal control (1-2 pts).
○ Asma mal controlada cuando tiene 3 o 4 criterios de mal control (3-4 pts).

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5. Intoxicaciones.

Se considera intoxicación a la exposición de un niño a una o a varias


sustancias que son tóxicas o que pueden serlo en determinadas
condiciones. La forma más frecuente de intoxicación es la vía oral, pero
también pueden producirse por la respiración (gases), contacto con la
piel (pesticidas) o con los ojos.
El Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) recibe
consultas de la población y de todos los servicios asistenciales del país
públicos y privados. La información es brindada en forma telefónica
(número de teléfono: 1722) durante las 24 hs. del día los 365 días del
año. Recibe anualmente un promedio de 10.000 consultas, de las cuales
aproximadamente el 35% corresponde a menores de 15 años.
La mayoría de los casos se deben a ingestas accidentales y en menores de 5 años ocurren con
mayor frecuencia dentro del hogar. Los grupos de sustancias implicados incluyen en primer lugar a
los medicamentos, seguido por los productos de limpieza hogareños, sustancias de uso recreativo
(como el alcohol), pesticidas, contaminantes ambientales y otros. La mayoría de las veces son
intoxicaciones leves o asintomáticas que no generan problemas de salud, pero en ocasiones
pueden producirse cuadros clínicos más complicados que generen problemas de salud o pongan
en riesgo la vida del niño.

¿Qué podemos hacer inicialmente?


Si cree que el niño ha podido ingerir o inhalar una sustancia tóxica: intente
identificar si hay restos del producto en la piel o en la ropa, si desprende un olor
raro, si tiene quemaduras alrededor de la boca o si aparecen síntomas como
dificultad para respirar, vómitos, dolor en el abdomen, somnolencia, alteraciones
en el comportamiento u otros. Pida ayuda (familiares, cuidadores, vecinos, etc.)
para intentar identificar cuál pueda ser el agente causante de la intoxicación.
Si ha visto al niño: guarde el envase del producto o una foto del mismo (si es un
producto con etiqueta, asegúrese de que la etiqueta puede leerse). A veces sucede
que se guardan productos químicos líquidos en botellas o envases de otros
productos, es necesario siempre averiguar cuál es el producto que contenía el
envase.
Hay productos que no son tóxicos, pero también hay tóxicos que al principio no parecen peligrosos
porque no dan síntomas inicialmente y otros que con muy poca cantidad pueden ser mortales.
Por ello, siempre se debe consultar. No es lo mismo que sea una pintura, que un medicamento,
que un jabón, o que, por supuesto, sea una solución de hipoclorito de sodio (Aguajane®). No hay

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“fórmulas mágicas” para actuar frente a estos incidentes, lo fundamental es comprobar, antes de
hacer nada, de qué producto se trata y cuánta cantidad ha podido tomar, aproximadamente.
Veamos algunas recomendaciones de primeros auxilios dependiendo del tipo de sustancia que se
trate:

A. Medicamentos.

Los medicamentos causan la mayoría de las intoxicaciones en niños


pequeños, y habitualmente suceden en la casa donde vive el niño o en
la casa de familiares o amigos.
Los medicamentos implicados suelen ser los que se encuentran en el
hogar, por prescripción a los niños y sobre todo a los adultos, éstos
últimos suelen ser más peligrosos. Los más frecuentemente
involucrados son los psicofármacos (sobre todo las benzodiacepinas),
antihipertensivos y anti-termoanalgésicos.
En muchas ocasiones, los niños toman poca cantidad y no se llega a la dosis tóxica, por lo que no
se necesita ningún tratamiento, pero en algunas ocasiones, la ingesta de un medicamento puede
determinar problemas importantes por la dosis o toxicidad del medicamento. Estas intoxicaciones
son mucho más frecuentes en los niños con edades comprendidas entre 1 y 5 años, ya que a estas
edades los niños tienen mucha curiosidad y les gusta explorar; además, no tienen sensación de
peligro. Otras veces, sobre todo en el primer año de vida, estas intoxicaciones son causadas por
errores en la dosis del medicamento que se da al niño o por la administración de un fármaco
equivocado.

¿Qué hacer si un niño ha podido intoxicarse con un medicamento?


1. Conservar la tranquilidad.
2. Si presencia la ingesta retire de las manos del niño el envase y los restos de medicamento si
aún los tiene, vigila que no queden restos de medicamento en la boca. Puede ser útil buscar
también en el suelo para saber si consumió más medicamentos.
3. Llamar al teléfono del CIAT (1722) y buscar asistencia médica. Tener el
dato de cuántos y cuáles medicamentos tomó el niño será útil para hacer
el cálculo de la dosis de medicamentos que ha tomado (puedes
comprobarlo viendo la cantidad de comprimidos que quedan en el
envase o en el frasco).

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B. Productos de limpieza hogareños.

Los productos del hogar son la primera causa de intoxicación por ingesta no
intencionada en los menores de 2 años y la segunda en frecuencia, después
de los medicamentos. Suelen producirse en niños menores de 4 años
cuando están en su casa, especialmente en la cocina, donde por lo general
se guardan estos productos. También puede haber intoxicaciones por
plaguicidas, pesticidas, insecticidas o productos para el mantenimiento de
la casa o el jardín.

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Por lo general, muchos productos de limpieza caseros son poco tóxicos y,
además, debido a su mal sabor, los niños se suelen tragar cantidades
mínimas que no causan problemas importantes. Algunas veces, sobre todo
si son corrosivos, queman y pueden producir lesiones en la boca, la
garganta o la piel.

Los síntomas más frecuentes serían aumento del babeo, vómitos, dolor de
garganta con dificultad para tragar o rechazo del alimento. En los casos más
graves pueden causar lesiones más importantes y provocar problemas para
respirar o dolor en el pecho o en la panza.

¿Qué hacer si un niño ha podido intoxicarse con un producto de limpieza?


1. Conserve la tranquilidad. Identifique el producto involucrado.
2. No provocar el vómito.
3. Quitar la ropa que esté manchada con el producto tóxico.
4. Llamar al teléfono del CIAT (1722) y buscar asistencia médica.
5. Inicialmente, no es recomendable beber agua o leche hasta que la
situación sea valorada por un profesional, ya que su utilidad depende de
los componentes del tóxico.
6. En caso de contacto con los ojos o con la piel: lavar con abundante agua.
Es muy importante lavar los ojos abiertos con mucha agua ya que si no se
actúa a tiempo la situación en algunos casos, puede derivar en pérdida de
visión e incluso ceguera. Lo ideal es el lavado con agua o suero fisiológico,
retrayendo bien el párpado, y moviendo el globo ocular durante 10 a 20
minutos o incluso más tiempo en función del producto.

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Para saber más…
Los cáusticos y los corrosivos provocan lesiones en los tejidos por una reacción química. Los daños
causados por sustancias químicas alcalinas son en general más tóxicos que los causados por
sustancias ácidas.

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Sustancias alcalinas
Son el tipo más común. Incluyen el hidróxido de sodio o de potasio («soda caustica») presente en
los limpiadores de desagües, el hipoclorito de sodio (conocido con el nombre comercial Aguajane
®, entre otros en Uruguay), productos de limpieza que contienen amoníaco , limpiadores de
piscinas, limpiadores de hornos, detergentes para lavavajillas automáticos, alisadores para el
cabello, cemento.

Sustancias ácidas
Las sustancias ácidas incluyen los ácidos clorhídrico, sulfúrico y fosfórico, concentrados presentes
en los limpiadores de inodoros, productos para eliminar el óxido, productos para la limpieza de
metales, productos para la limpieza del cemento, limpiadores de drenaje, líquido de baterías de
automóviles.

C. Intoxicación por CO.

El monóxido de carbono (CO) también conocido como “el asesino silencioso” o “el asesino
invernal imperceptible”, es un gas tóxico, que contamina el ambiente afectando la salud de las
personas expuestas. Es más liviano que el aire, incoloro, inodoro y no irritante, lo que hace que las
personas expuestas no lo perciban. Se genera por el uso de aparatos a combustión de uso para
calefaccionar ambientes, calentar agua, cocinar, generar energía, entre otros. Las intoxicaciones se
producen al respirar aire con una concentración elevada de este gas en espacios cerrados o mal
ventilados, la producción de CO aumenta cuando estos ambientes están cerrados o mal ventilados

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(ambiente de hogares, centros de estudio, trabajos). Epidemiológicamente, es más frecuente en
épocas de frío y suele involucrar a más de una persona.

En Uruguay, en el CIAT, hasta hace unos años se registraban unas 120 consultas por este tema al
año pero en los últimos años el número de consultas ha ido en aumento.
Las fuentes más frecuentes de intoxicaciones por monóxido de carbono son las siguientes:
✓ En el domicilio: calefacción con fuego (estufas a leña, quemadores), estufas y cocinas a
“supergas”, estufas de combustibles (querosén) cuando no funcionan bien.
✓ El humo de los incendios.
✓ El humo de los escapes de los automóviles, sobre todo si el funcionamiento no es
adecuado.
✓ Productos industriales como los que se utilizan en la industria del metal, textil, plásticos,
petrolíferas, etc.
✓ El humo del tabaco.

En Uruguay la fuente de combustión más frecuente encontrada en los últimos años son los
calefones a gas, estufas a gas y braseros.

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¿Qué síntomas produce?
Los síntomas más frecuentes en los niños son :
🔴 Dolor de cabeza.
🔴 Mareo.
🔴 Tendencia al sueño.
🔴 Dificultad para respirar.
🔴 Mal estado general, mal color.
🔴 Dolor en el pecho o en la panza.
🔴 Vómitos.
🔴 Marcha torpe.

Habitualmente, más de una persona en el mismo edificio presenta los mismos síntomas.

¿Qué hacer en caso de intoxicación por CO?

1. Conservar la tranquilidad.
2. Retirar al niño de la fuente de intoxicación y llevarlo a un lugar
ventilado con aire fresco. Si está en un sitio cerrado, abrir las
ventanas. Se recomienda permanecer al aire libre para que el
organismo recupere el oxígeno y se libere de las sustancias tóxicas
del aire.
3. Cambiar la ropa y otros elementos que puedan seguir generando
sustancias peligrosas.
4. Llamar al teléfono del CIAT (1722) y buscar asistencia médica.

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6. Lesiones por traumatismos

A. Traumatismos en la cabeza
Los traumatismos craneales (TC) son muy frecuentes en la infancia. Se estima que, 1 de cada 10
niños sufrirá un TC de importancia a lo largo de la infancia. Lo peligroso de los golpes está en que
se produzca una lesión en el cerebro. La mayoría de las veces no producen consecuencias
relevantes, el niño solo tendrá dolor y no precisará que lo revise un médico de forma inmediata,
pero en ocasiones el traumatismo puede ser grave, especialmente en los niños menores de 1 año.
Es importante saber cómo actuar en función de lo que ha acontecido y de cómo se encuentre el
niño.

Cuando un niño se golpea en la cabeza debo tener en cuenta:


1. La edad del niño: Los niños menores de 2 años presentan más riesgo de presentar lesión
intracraneal y es más difícil valorar en ellos los síntomas. Muy en especial si el niño o la niña
es menor de 3 meses.
2. Mecanismo del impacto: Se debe tener en cuenta cómo se produjo el traumatismo, no es lo
mismo una caída desde su altura que una caída desde 1,5 metros de altura, que un golpe
contra un objeto blando (ejemplo: un mueble de madera estático) que contra un objeto
pesado (ejemplo: un arco de fútbol que cae sobre su cabeza), o por un siniestro de tráfico.
Todo golpe fuerte en la cabeza debe ser valorado por un médico, aunque no aparezca ningún
síntoma de alarma.
3. Presencia o no de síntomas de alarma:

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Si existe algún signo de alarma es importante buscar atención médica urgente.
De lo contrario, si no existen razones para sospechar complicaciones y no hay signos de alarma el
niño o la niña sólo tendrá dolor en la zona del golpe y no precisará recibir atención sanitaria.
Si el niño ya fue valorado y está en domicilio, o mientras espera la llegada de personal sanitario
puede emplear los siguientes consejos:
✓ Observe al niño durante las 24 horas siguientes por si aparece
algún problema. Manténgalo en un ambiente tranquilo y
silencioso bajo la supervisión de un adulto.
✓ No dejar solo al niño en ningún momento, y vigilar si respira y
está consciente. Cada cierto tiempo hable con el niño para ver
cómo se encuentra y si las respuestas son adecuadas.
✓ Si tiene algún tipo de hematoma en la cabeza, aplíquele frío local
a intervalos de 5 minutos (aplicarlo 5 minutos y retirarlo otros 5
minutos) pero evitando poner el hielo directamente en la piel
(colocar algún paño fino entre el hielo y ésta)
✓ ­Levante un poco la cabecera de la cama (unos 60º).
✓ Transcurridas dos horas sin vómitos ofrézcale líquidos en pequeñas tomas para no favorecer
los vómitos.

B. Traumatismos de miembros

Aunque la palabra fractura puede sonar grave, es sólo otro nombre para un hueso roto. Como
seguramente recordará de su propia niñez, las fracturas son muy comunes. De hecho, son la cuarta
lesión más común entre niños menores de 6 años. Las caídas causan la mayoría de las fracturas en
este grupo de edad, pero las fracturas de hueso más graves suelen ser resultado de accidentes en
automóvil.
No siempre es fácil determinar cuando un hueso está roto, especialmente si el niño es demasiado
pequeño como para describir lo que siente. Generalmente con una fractura, podrá ver la
inflamación y el niño claramente tendrá dolor y no podrá, o no querrá, mover la parte lesionada.
Sin embargo, sólo porque el niño sea capaz de mover el hueso, no necesariamente se descarta una
fractura. Siempre que sospeche una fractura, informe al pediatra de inmediato.

¿Qué hacer?
En caso de traumatismo en los miembros (piernas o brazos), se recomienda valorar si el miembro
está deformado:

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○ Si no hay deformidad:
1. Aplicar frío sobre la zona golpeada.

2. Comprimir durante 10 minutos, para evitar que se


forme un hematoma.

3. Elevar la zona golpeada para disminuir la hinchazón.

4. Guardar reposo hasta que remita el dolor.

5. Si persiste dolor, administrar un analgésico.

○ Si existe deformidad: seguramente se trate de una fractura.

Lo más importante es inmovilizar el miembro con férulas, madera o cartones duros y acudir
a un centro médico. La inmovilización es fundamental para limitar el dolor y evitar que la lesión
que tiene se agrave.
Para inmovilizar los brazos, puede colocarse un cabestrillo con un simple pañuelo.

Si el niño tiene una herida por donde puede verse el hueso sobresalir y
existe sangrado se debe aplicar presión con una compresa de gasa.
No intente empujar hacia adentro la parte del hueso que puede estar
visible. Si no sangra, coloque una bolsa de hielo cubierta con una gasa
sobre el área lesionada.

Busque atención médica urgente.

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C. Traumatismos de tórax
Son la mayoría de las veces de causa accidental (durante el juego, por
manipulación de objetos peligrosos, etc). El tórax del niño se comprime
más con los golpes que el del adulto, porque tiene mayor cantidad de
cartílago y menos hueso; esto hace que la energía del golpe se transmita
fácilmente hacia los órganos internos lo cual puede causar lesiones graves
sin dejar mucha lesión en la piel o fracturas de las costillas. Por lo tanto,
no se debe asumir que no hay lesión sólo porque no hay lesiones visibles.

¿Qué hacer?
1. Observar al niño.
2. Acudir al médico urgentemente:
🔴 Si el dolor es intenso o dificulta la respiración.
🔴 Si tose con sangre.
🔴 Si la tos o la movilidad produce dolor.
El dolor en la zona golpeada aumenta al palpar o apretar la zona de la contusión, al toser o
estornudar y puede durar dos semanas.

D. Traumatismos de abdomen
Los traumatismos abdominales a menudo son causados por caídas
desde una altura significativa. También pueden estar causados por
golpes directos o por accidentes de auto o bicicleta en los cuales la
víctima es arrojada contra un objeto o al suelo.

¿Qué hacer?
1. Observar al niño.
2. Acudir al médico de urgencias si aparecen:
🔴 Vómitos repetidos.
🔴 Hinchazón del abdomen.
🔴 Palidez de la piel o labios azulados.
🔴 Dolor intenso en el abdomen.
🔴 Orina con sangre.
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7. Heridas

Es casi imposible que un niño curioso y activo no sufra algunas raspaduras y


cortes. Por lo general, un beso y algunos mimos son todo lo que se necesita, pero
a veces hace falta más conocimiento sobre cómo ayudar para que las heridas
cicatricen bien.

¿Qué tipos de heridas pueden ocurrir?


Existen:

Heridas leves: son los pequeños cortes o erosiones superficiales que no están contaminados o
infectados. Salvo complicaciones, no necesitan asistencia sanitaria, alcanza con limpiar y cubrir la
herida.

Heridas complicadas: casi siempre requieren una asistencia profesional urgente.


Se consideran peligrosas porque:
🔴 Son muy grandes y/o muy profundas
🔴 Sangran mucho o a chorritos o borbotones.
🔴 Son punzantes o cortantes y no conocemos su profundidad.
🔴 Está causada por mordeduras (incluida la humana).
🔴 Son más que un arañazo y afectan a cara, ojos, boca, nariz,
manos, dedos, genitales
🔴 Son heridas muy sucias: tienen tierra, ropa o cuerpos extraños
dentro que no podemos quitar.
🔴 Se han producido en un entorno de mucha energía (caída de altura
superior a 1,5 metros, siniestros de tráfico, explosiones, aplastamiento,
pérdida de conciencia, etc).

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¿Qué hacer?
1. Detenga la hemorragia con presión directa sobre la herida con gasas o un paño limpio. Casi
todos los sangrados activos se pueden detener mediante la aplicación de presión directa con
una gasa o un paño limpio sobre la herida durante 5 ó 10 minutos. El error más común es
interrumpir la presión demasiado pronto para mirar la herida. No extraiga objetos clavados, si
los hubiera. Si la herida no deja de sangrar, o el apósito está empapado, no retirarlo, añadir
más gasas encima y presionar con fuerza.
2. Lávese las manos con agua y jabón.
3. Lave la herida con agua y jabón y aclare con agua a chorro.
Si dispone de material: retirar por frotado suave, con una gasa, los restos que pueda contener
(no usar algodón porque se pega a la herida). En el caso de que haya cuerpos extraños visibles
se extraerán echando agua abundante. Secar con una gasa y poner un antiséptico
(clorhexidina, solución yodada o agua oxigenada).

4. Cubra la herida con gasa húmeda (con suero fisiológico, o solución antibacteriana) para
mantener la herida húmeda y cúbrala con vendaje seco o esparadrapo hasta que haya
sanado.
5. Eleve la parte lesionada para disminuir el sangrado.

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A. Mordeduras de animales domésticos
Las heridas por mordeduras en niños son más frecuentemente causadas por
perros, seguido por gatos y roedores.

La complicación más frecuente es la infección de la herida.

La mitad de las mordeduras por gato se infectan. Son heridas más


profundas a causa de los dientes más largos. Las mordeduras por perro se
infectan menos, pero producen más desgarros. Las mordeduras por roedor
se infectan el 2,5% de las veces.
Otras complicaciones que pueden aparecer

● Se puede transmitir el tétanos y la rabia.

Para prevenir el tétanos: pueden necesitar administrar vacuna antitetánica o profilaxis


postexposición. Depende de las vacunas recibidas antes y el tipo de herida.
Para prevenir la rabia: mirar la cartilla vacunal del animal. Un animal doméstico no tiene riesgo
alto de transmitir la rabia. En algunos casos se deberá administrar profilaxis.
● En mordeduras por humanos hay que revisar el estado vacunal contra la hepatitis B (si fue
mordido por un adulto principalmente).

Acuda al médico si la mordedura o el arañazo son profundos. Puede que el


niño necesite tomar antibióticos, una dosis de refuerzo de la vacuna
antitetánica o, muy raramente, una vacuna contra la rabia

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B. Mordeduras de serpientes (ofidismo)
Se llama accidente ofídico u ofidismo a las manifestaciones clínicas causadas por la mordedura de
un ofidio (serpiente o víbora). La mayoría de los eventos son causados por especies no peligrosas
y requiere únicamente tratamiento de la herida, en otros casos, si se trata de especies peligrosas,
puede existir riesgo de complicaciones que pueden ser letales. En Uruguay existen cuatro especies
de ofidios peligrosos para el ser humano: Crucera (Bothropsalternatus), Yara (Bothropspubescens),
Cascabel (Crotalusdurissusterrificus) y Coral (Micrurusaltirostris).

¿Qué NO hacer en caso de mordedura?


✘ NO realizar aplicaciones sobre la herida (queroseno, barro, alcohol, etc.)
✘ NO cortar ni coser el punto de inoculación ni intentar retirar el veneno
por succión.
✘ NO realizar torniquetes o ligaduras de la zona afectada.
✘ NO colocar hielo local.

¿Qué hacer en caso de mordedura?


✓ Tranquilizar al niño.
✓ Retirar calzado, prendas u otros objetos (pulseras, anillos) que compriman la zona.
✓ De ser posible, lavar la zona con agua y jabón.
✓ Mantener la zona de la mordedura en posición de descanso.
✓ En caso de necesitarlo puede beber agua (no otra cosa).
✓ Llamar inmediatamente al CIAT (1722) y trasladarlo al centro asistencial más próximo.

En Uruguay disponemos de suero antiofídico (antídoto para las mordeduras de


serpientes) disponible, su efectividad es mayor cuanto menos tiempo haya pasado
desde la picadura. Puede consultar la lista de servicios de salud donde se dispone de
suero antiofídico en el sitio web del Ministerio de Salud Pública.

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C. Heridas por picaduras
Pueden provocarlas insectos (moscas, mosquitos, tábanos, pulgas, chinches, avispas y abejas) y
arácnidos (arañas y escorpiones) entre otros. Ocurren sobre todo en verano. Casi siempre son
picaduras sin importancia, rara vez dan reacciones alérgicas graves.
Mosquitos: suelen provocar habones, más raramente ampollas, que pican. Si la
picadura se produce en párpados o labios puede hincharse mucho. En los niños
con alergia a las picaduras pueden tener gran hinchazón. En algunas ocasiones
actúan como transmisores de enfermedades causadas por virus (como el
dengue por ejemplo).
Avispas y abejas: en este caso el habón duele. Pasadas unas horas después de
la picadura el habón suele ir disminuyendo. En algunas personas, la picadura
sigue aumentando de tamaño lentamente durante varias horas, pudiendo
llegar en algunas personas a una reacción alérgica generalizada grave
(anafilaxia). La frecuencia de reacciones alérgicas generalizadas graves tras
estas picaduras es de un 1% en los niños. Una diferencia entre avispas y abejas
es que la primera no deja el aguijón clavado.
Garrapatas: suelen quedarse adherida a la piel y se va hinchando según chupa
la sangre del huésped. Otras veces, la picadura pasa desapercibida y unos días
después se aprecia una costra negra. La picadura de garrapata está relacionada
con la transmisión de múltiples enfermedades causadas por microorganismos
que llevan en su interior, aunque hay que aclarar que la mayor parte de las
picaduras de garrapatas no conllevan la transmisión de gérmenes.
Arañas y escorpiones: las arañas producen una mancha roja en la piel con dos
puntos centrales mientras que los escorpiones solo uno (esto es porque las
arañas en verdad muerden en vez de picar). La gran mayoría de escorpiones
encontrados en Uruguay no son peligrosos, sólo producen una reacción local
dolorosa. Existen especies peligrosas que se encuentran más en países vecinos
pero son escasos en Uruguay.
Las arañas suelen introducir veneno al morder, aunque en cantidades mínimas.
En Uruguay existen dos tipos de arañas potencialmente letales: Latrodectus
mirabilis "Araña del lino o viuda negra" (habitan en todo el Uruguay. No es
agresiva. Los accidentes se producen en tareas rurales, en campos cultivados,
cuando se realizan las cosechas.) y la Loxosceles laeta, "araña homicida o
araña marrón" (se las encuentra en las casas detrás de muebles, cuadros u
otros objetos que se movilizan ocasionalmente y dentro de roperos o también
en las grietas de las paredes. No es agresiva. Los accidentes se producen al
vestirse, cuando se encuentra dentro de la ropa, durmiendo cuando la cama
está en contacto con la pared o al colocar la mano detrás de muebles u otros
objetos).

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Pulgas: viven en el pelo de otros animales. Se pegan a la piel de personas u
otros animales de sangre caliente para chupar sangre. Las picaduras suelen
aparecer alrededor de la cintura, los tobillos, las axilas el pliegue de codos y las
rodillas.
Chinches: viven en colchones, almohadas y muebles viejos. Pican por la
noche. Ocasionan lesiones pruriginosas en agrupadas en línea o zigzag.

¿Qué hacer ante una picadura?


Vamos a ver algunas recomendaciones para brindar primeros auxilios a heridas por picaduras:

Picadura de abeja
1. Cómo vimos las abejas, cuando pican, suelen dejar un
aguijón que contiene el veneno. Si se ve el aguijón, hay que
extraerlo raspando con una tarjeta u objeto de borde recto.
No utilizar pinzas, pues podríamos exprimir la vesícula
venenosa e inyectar el veneno.
2. Limpiar la herida con agua y jabón.
3. Aplicar frío en la herida.
4. No rascar ni frotar la zona, no aplicar alcohol, barro,
saliva.
5. Si las picaduras afectan al interior de la boca, si hay una
reacción alérgica grave o si la hinchazón es muy
importante y dura más de 3 días, buscar ayuda médica
urgente.

Picadura de garrapata
Si el niño es picado por una garrapata es muy importante retirarla
lo antes posible, pero sin precipitación, y utilizar un método
adecuado para hacerlo, ya que si no se hace correctamente pueden
quedar las mandíbulas de la garrapata en el interior de la piel del
niño, aumentando así la probabilidad de infección o de formación
de una cicatriz complicada. Se deben descartar los métodos
tradicionales como el uso de alcohol, aceite, vaselina u otros
productos, porque crean una película alrededor de la garrapata
que impide que respire, lo que parece facilitar la regurgitación de
sangre.

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Tampoco deben cortarse, quemarse y, sobre todo, no se debe tirar con los dedos aplastando su
cuerpo, pues en este momento podría producirse la inoculación de fluidos infecciosos desde la
garrapata hacia el cuerpo del niño.
1. Utilice una pinza pequeña con la que sujetaremos a la
garrapata por su cabeza, lo más cerca posible de la piel del
niño, evitando aplastar el cuerpo.
2. Tire de manera firme, lenta y continua (sin girar las pinzas) de
la garrapata hacia el exterior hasta que se desprenda de la piel.
3. Lávese las manos y el lugar de la picadura con agua y jabón.
Aplique frío para aliviar síntomas.
4. Hay que observar durante 30 días a la persona que ha recibido
la picadura. Si en este periodo de tiempo comienza con fiebre,
la herida de la picadura no parece mejorar o salen manchas por
el cuerpo, se debe consultar con el médico.

Mordeduras de araña
Como vimos la mayoría de las arañas no producen problemas de salud de
gravedad y no requieren atención. En caso que sospeche o confirme que
se trata de una araña peligrosa siga los siguientes pasos:
1. Lavado con agua y jabón de la herida y dejar en reposo el miembro
afectado.
2. Si la araña causante de la lesión está viva, se debe capturarla y
conservarla en un recipiente con tapa y con un algodón humedecido
en agua.
3. Si la araña está muerta, se debe colocar en un recipiente con alcohol.
4. Permanecer tranquilo y contactar a la mayor brevedad con el CIAT o
acudir a cualquier Centro Médico Asistencial del interior del país, con
el frasco conteniendo el animal.

IMPORTANTE: Trate de no pisar o aplastar la araña ya que ésto dificulta


su identificación. De todas formas recuerde que aunque el ejemplar no
se conserve en buen estado, es fundamental que lo lleve junto con la
persona accidentada al centro médico.

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8. Quemaduras
Las quemaduras son las lesiones que se producen por contacto
directo o indirecto con calor, corriente eléctrica, radiación o agentes
químicos. La piel de los niños es más fina que la de los adultos, se
queman más y las quemaduras son más graves. Dependiendo de la
edad del niño los riesgos cambian.
Durante los primeros meses de vida se suelen producir en el baño o al tomar alimentos muy
calientes. Cuando el niño comienza a desplazarse, gateando o caminando, y aumenta su
curiosidad, el riesgo de que ocurra una quemadura crece de forma exponencial, por lo que son
muy frecuentes en los niños con una edad comprendida entre los 12 y los 24 meses. Las
quemaduras por exposición al sol (rayos UV) es una causa frecuente de quemaduras
principalmente en los meses de verano.

Se clasifican según el grado de daño que causen a la piel:

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¿Qué hacer si el niño se ha quemado?
1. Apartar de la fuente de calor.
En quemaduras eléctricas, asegúrese antes de tocarlo de
que el niño no esté en contacto con la fuente eléctrica.
2. Retirar inmediatamente la ropa caliente (excepto la que
esté pegada a la piel), anillos, collares,...
3. Enfriar con agua corriente durante 15-20 minutos,
excepto que la quemadura esté producida por gasolina.
4. Cubrir la zona quemada con un paño limpio o gasa suave,
aplicar crema hidratante, aloe vera o crema antibiótica y
vigilar. Proteger del sol.
5. Dar analgésicos habituales para el dolor.

¿Qué NO hacer?
✘ Aplicar hielo directo.
✘ Usar remedios caseros sobre ella (aceite, vinagre, pasta
de dientes…) porque podrían causar una lesión mayor.
✘ Retirar la ropa o aquello que esté adherido a la piel de
la quemadura.
✘ Romper las ampollas, ya que se podrían infectar.

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Recomendaciones para evitar quemaduras accidentales.

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9. Sangrado nasal (Epistaxis)

Se llama epistaxis al sangrado por uno o ambos orificios nasales. Suele ser
escandaloso pero benigno, es decir angustia mucho al niño y sus cuidadores
pero suele ser leve y no producir mayores problemas de salud al niño. Por lo
general cede espontáneamente y es muy raro que tenga alguna repercusión
importante.
La causa más frecuente es la costumbre que tienen los niños de rascarse y
escarbar en la nariz. Este hábito es más frecuente en niños con alergias y picor
nasal. O en aquellos con sequedad nasal y resfriados frecuentes. Puede ocurrir
incluso mientras duermen.
Muy raras veces, en menos del 10%, la causa es una alteración de la
coagulación de la sangre o el aumento de la presión arterial.

¿Qué hacer?
1. Lo primero y fundamental es mantener la calma.

2. Colocar al niño en posición sentada, hacia delante, no acostado, ni con la cabeza hacia
atrás.

3. Comprimir con fuerza el orificio nasal sangrante, a modo de pinza, durante 8-10 minutos.
4. Acuda al médico si después de 10 minutos persiste el sangrado.

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10. Dolor de cabeza.

El dolor de cabeza o “cefalea” es una sensación de malestar que afecta


a cualquier parte de la cabeza. Casi todos los niños a lo largo de su vida
han tenido dolor de cabeza alguna vez. Es más frecuente conforme se
hacen mayores, sobre todo, entre los 11 y 13 años tanto en los niños
como en las niñas.

El tejido cerebral en sí mismo no duele, pero la mayor parte de las


estructuras que lo rodean como son las meninges (las membranas
que se encuentran entre el cerebro y los huesos del cráneo), la piel, el
músculo y otras estructuras de la cabeza como los ojos, los oídos, la
boca o los senos paranasales, sí tienen receptores del dolor. De esta
forma, la activación por cualquier causa –dilatación de vasos
cerebrales (como en la hipertensión arterial), inflamaciones o
infecciones (meningitis, sinusitis, otitis, flemones dentales, etc.) - de
los receptores puede desencadenar el dolor de cabeza.

¿Cuál es la causa?
Casi siempre a los niños les duele la cabeza por enfermedades benignas, sobre todo, por
infecciones: otitis, faringitis, sinusitis, gripe, catarro, gastroenteritis. Otras veces, cuando el dolor
de cabeza se repite, suele ser porque se trata de una migraña o una cefalea tensional. Se sabe que
las jaquecas o migrañas pueden empezar o empeorar por el ejercicio, el ciclo de la menstruación,
los videojuegos y algunas medicinas. También por los alimentos: el chocolate, los frutos secos, los
cítricos, la comida china o el queso curado. También puede ser causado por la falta de horas de
sueño, el cansancio, problemas de visión, mucho calor, oír música muy alta, los perfumes fuertes y
todo lo que desencadena estrés.
La cefalea también puede manifestar un problema oculto, como la depresión, el acoso escolar o el
maltrato infantil. En pocos casos, el dolor de cabeza se debe a una enfermedad grave, como las
infecciones del sistema nervioso, los tumores cerebrales o una presión intracraneal alta.

¿Cómo se manifiesta?
Además del propio dolor de cabeza, a veces pueden tener vómitos, náuseas, cansancio, sensación
de malestar ante luces o ruidos, o disminución del apetito e interrupción de la actividad habitual
del niño. Los niños pequeños muchas veces no se quejan de dolor, pero están decaídos, tristes,
irritables o sin ganas de comer.
Según la edad del niño, este será capaz de describir con mayor o menor detalle las características
del dolor. El dolor no es siempre igual, cuando los niños son mayores son capaces de describir si

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sienten pinchazos o una sensación de que les están apretando la cabeza, si es un dolor pulsátil, si
les duele sólo una parte o toda la cabeza, etc.

Dependiendo de las características del dolor se puede reconocer básicamente dos tipos de dolor
de cabeza: el dolor agudo, que es breve, y el dolor crónico o recurrente. En este caso el dolor de
cabeza reaparece de forma intermitente, pero hay períodos sin síntomas. Ocurre con la migraña o
la cefalea tensional.

La cefalea tensional, también conocida como cefalea común, por estrés o


cefalea esencial, es un tipo de cefalea crónica frecuente en niños en edad escolar
y en la adolescencia, no asociado a otra enfermedad.
Notan dolor a ambos lados de la cabeza, con sensación de opresión, como si
tuviera un casco o una banda que aprieta. No duele mucho, pero se mantiene en
el tiempo. Se inicia durante el día y aumenta por la tarde o cuando hay cansancio
acumulado. En muchos casos aparece con más frecuencia en épocas de estrés,
cansancio o conflictos personales o familiares. No suele afectar a las actividades
normales del día ni empeora con el esfuerzo físico, tampoco es común que se
acompañe de náuseas o vómitos y solo a veces puede tener molestias con la luz
o con el ruido. En ocasiones aparece también dolor y contractura de los
músculos del cuello.

La migraña o jaqueca, es un tipo de cefalea crónica en la que los niños


presentan episodios de dolor de cabeza separados por períodos sin dolor. Se
trata de un dolor de cabeza de inicio más o menos repentino, habitualmente en
un solo lado de la cabeza (puede asociar dolor en torno al ojo de ese lado),
aunque en niños a veces afecta a toda la frente. Suele acompañarse de náuseas
o vómitos, y su intensidad puede aumentar con las luces intensas, los ruidos o el
ejercicio. La duración de los episodios suele ser entre 2 y 72 horas. Su intensidad
es suficiente como para dificultar que el niño continúe con su actividad habitual.
En algunos casos aparecen otros síntomas acompañantes que preceden o
coinciden con el inicio del dolor de cabeza (conocidos como “aura”) consistentes
en alteraciones de visión, mareo, irritabilidad o somnolencia, que duran entre 5
minutos y 1 hora.
Es un trastorno hereditario, el 90% de los pacientes con migraña tienen algún
antecedente familiar de migraña, lo que no quiere decir, que obligatoriamente si
usted tiene migraña su hijo lo vaya a padecer.
Se puede padecer migraña a cualquier edad, conforme aumenta la edad,
aumenta la posibilidad de padecer migraña. Se estima que antes de los 10 años el 5% de los niños
padece migraña y antes de los 7 años del 2,5%. Habitualmente los episodios de migraña son más
intensos cuanto mayor es el paciente. En las edades adultas es más frecuente en las mujeres.

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Se trata de una enfermedad crónica. No existe tratamiento curativo actualmente, aunque
generalmente la frecuencia de los episodios de dolor de cabeza disminuye con la edad. Sin
embargo con tratamiento a largo plazo se logra disminuir la frecuencia e intensidad de los
episodios de dolor de cabeza, para los pacientes con dolores frecuentes o muy intensos, así como
un tratamiento para el dolor de cabeza cuando se presenta.
Los factores desencadenantes son fundamentalmente el estrés,
nerviosismo, el cansancio, defectos de visión no corregidos, lugares
cerrados con excesivo calor, el humo del tabaco. También ciertos
alimentos como quesos muy curados, carnes preparadas (salchichas,
salamines, etc.) cafeína, alcohol, alimentos que contienen
glutamato monosódico (especias y aditivos, congelados, comida
china, salsas preparadas) y otros como el chocolate, frutos secos,
higos. El conocerlos es útil para así poder evitarlos y quizá reducir la
frecuencia de los episodios.

¿Qué hacer?
La mayoría de las veces las trataremos en el domicilio del niño. Se aconseja:

✓ Dar el analgésico indicado por el pediatra en la dosis adecuada para el


peso y la edad: puede ser el ibuprofeno, el paracetamol o la dipirona.
Empezar a tomarlo lo más pronto posible (mejor en la primera media
hora que empieza a doler la cabeza).
✓ El niño debe estar en un lugar tranquilo, sin ruidos y con poca luz, si
está acostado se sentirá más relajado. Esto es muy importante para la
migraña.
✘ No se deben usar pantallas. Mejor no ver la tele, ni jugar con la
videoconsola, ni usar el celular mientras tenga dolor.
✓ Se puede aliviar poniendo un paño húmedo en la frente.

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¿Cuándo consultar?

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11. Convulsiones.

¿Qué son las convulsiones?


Las convulsiones o crisis convulsivas son episodios de inicio brusco de contracciones
musculares involuntarias que experimenta el niño que pueden manifestarse de formas diferentes y
que suelen ser de poca duración.
En su forma más típica, cuando ocurren, el niño pierde de forma brusca
la conciencia, su cuerpo queda rígido, suele tener sacudidas en brazos y
piernas y se queda con el cuerpo blando después. Puede que quede con
la mirada perdida o los ojos en blanco, que los labios le queden
morados, que pierda el control de los esfínteres y que contraiga
fuertemente la mandíbula.

¿A qué se deben las convulsiones?


Existen causas diferentes que llevan al niño a experimentar una convulsión, veremos algunas de
ellas:

1. Convulsiones febriles:
Es una respuesta del cerebro de algunos niños ante la fiebre. Le sucede
principalmente a niños entre los 6 meses y los 5 años de vida. Son forma
más común de presentación de las convulsiones en la infancia, se calcula
que alrededor de 2 a 5 de cada 100 niños las padecen. No producen
problemas importantes de salud a largo plazo y sólo alrededor del 1%-3%
de los niños con convulsiones febriles luego tendrá una epilepsia. El único
riesgo es que vuelvan a repetirse, si bien la mayoría de los niños no suelen
repetir episodios varias veces.

2. Epilepsia:
Es una enfermedad neurológica que se produce por una descarga excesiva
de las neuronas cerebrales, es decir, es un fallo de la actividad eléctrica del
cerebro. Esto causa que el niño tenga episodios de crisis convulsivas (o
crisis epilépticas) de forma repetida.
La epilepsia a su vez puede tener causas identificables y tratables (por ej: infecciones) y muchas
otras veces no se puede identificar una única causa y recibe entonces el nombre de epilepsia
idiopática.

3. Otras causas:

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Los llamados trastornos paroxísticos no epilépticos son episodios de
movimientos involuntarios anormales que muchas veces se asemejan mucho
a una crisis epiléptica pero que luego de estudiada se descarta su origen
epiléptico.
Su origen puede ser muy complejo de conocer, algunos ejemplos de causas
son los siguientes: (reflujo gastroesofágico, cardiopatías, ataques de rabia,
ansiedad o pánico, etc).

¿Qué hacer cuando un niño tiene una convulsión?


Cuando un niño tiene una convulsión, esto genera una gran
preocupación y ansiedad en los familiares y testigos que la presencian.
Lo fundamental es mantener la calma, puede ser difícil, sobre todo si
es la primera convulsión que presenta pero es muy importante para
poder brindar asistencia de calidad al niño. Los familiares o las personas
que presencian una convulsión se sienten más seguros si saben qué es y
cómo deben actuar cuando un niño tiene una convulsión. Siga las
siguientes instrucciones:

1. Deje al niño acostado sobre un lado en un sitio seguro, de


esta forma evitamos que las secreciones de la boca impidan la
respiración. Puede aflojarle la ropa en caso que lleve prendas muy
ajustadas y cubrirlo con una manta o un abrigo. Si lleva algún objeto
en el cuello que pueda comprimirlo mejor quitarlo si es posible.

2. Evite que se golpee la cabeza colocando un objeto blando por


debajo.

3. Espere a que pare la convulsión: deje al niño en posición de


seguridad vigilándolo en todo momento. Si el niño empieza a
adquirir una coloración azulada, vuelva a posicionar la cabeza para
asegurarse que la vía respiratoria está despejada.

4. Quédese con el niño hasta que vuelva a su estado normal: Es


normal que tras tener la convulsión el niño esté adormilado o
desorientado. Es mejor que se queden acostados hasta que se
hayan recuperado por completo.

5. Esté pendiente del tiempo que dura la convulsión: si dura


más de 5 minutos sin parar es conveniente llamar al teléfono de
emergencias (911 o Emergencia Móvil) y buscar ayuda médica.

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¿ Qué NO hacer?

✘ No mover al niño de lugar a no ser que estemos en un lugar


inseguro: por ejemplo en la carretera o dentro del agua.
✘ No intente impedir sus movimientos convulsivos sujetándolo
con fuerza.
Es mejor simplemente dejarlo en posición de seguridad hasta que la
convulsión termine.
✘ No intente abrirle la boca, ni sujetarle la lengua, ni le
introduzca ningún objeto en la boca.
Los niños que están teniendo una convulsión y están en posición
correcta, no corren riesgo de que la lengua obstruya su respiración y
mucho menos de tragársela. Cualquier intento de introducir algo en
la boca del niño no lo va a ayudar y puede causarle lesiones.
✘ No darle nada de comer o beber hasta que esté consciente
(tampoco medicamentos por boca).

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12. Atragantamiento.

El atragantamiento ocurre cuando un objeto o alimento se introduce en la vía respiratoria y la


obstruye, de forma que no deja que el aire entre en los pulmones y causa una crisis de asfixia o
sofocamiento. Significa que un objeto (generalmente un alimento o un juguete) se le ha quedado
en la tráquea (la vía respiratoria) e impide que el aire vaya a los pulmones con normalidad a esto
se le llama obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño.

La edad en la que se producen más atragantamientos en los niños es en los 2 primeros años de
vida. La causa más común son los alimentos, sobre todo los frutos secos. La edad escolar es otra
edad de riesgo aunque con menor frecuencia. Se suele relacionar con pequeños objetos de uso
escolar (tapón de lapicera, grapa, alfiler, chincheta, etc).

¿Cómo detectarlo?
Cuando el niño se atraganta, de forma instintiva suele llevarse ambas
manos al cuello, con sensación de ahogo. Se sujeta la garganta, parece
aterrado. Además, comienza con tos o con arcadas para intentar expulsar el
cuerpo extraño. Tampoco puede hablar.
La mayoría de las veces el alimento u objeto solo bloquea la tráquea
parcialmente y lo más probable es que sea expulsado tosiendo y la
respiración se vuelva a restablecer.
Algunas veces el objeto puede obstruir completamente la tráquea y no dejar
el paso de aire. En las formas más graves los labios y la cara se ponen
violáceos y se pierde el conocimiento. Entonces el cerebro deja de recibir
oxígeno y la asfixia puede convertirse en una emergencia que pondría en
peligro la vida del niño. Una obstrucción completa de la vía aérea puede
producir un paro cardiorrespiratorio.

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¿Qué hacer si el niño se ha atorado?
Dependerá de la gravedad de la obstrucción.

Una obstrucción de la vía aérea leve es aquella en la cual el niño está consciente y con tos
efectiva/fuerte, puede respirar, hablar o llorar y tiene buen color de labios.
En este caso se recomienda:
✓ Colocarlo en posición incorporada.
✓ Animarle para que siga tosiendo.
✓ Vigilar si aparecen signos de dificultad para respirar o tragar,
arcadas continuas, tos persistente, afonía o babeo. Intente estar
tranquilo hasta que termine el episodio.

Se desaconseja:

✘ Golpearle en la espalda. No hay que darle golpes en la espalda


ni moverlo ya que el cuerpo extraño se puede mover a una zona
de más riesgo.
✘ Intentar sacarle el cuerpo extraño de la boca a ciegas, porque
podemos empujar el cuerpo extraño hacia dentro.
✘ Darle líquidos (agua o jugos) o sólidos: no lo solucionará porque
la obstrucción está en la vía aérea.

Cuando hay obstrucción de la vía aérea grave el niño está consciente pero la tos es débil o
inefectiva, no puede respirar, hablar o llorar o se pone azul:

1. Pedir ¡AYUDA!, esta situación requiere asistencia. Intente mantener la calma.

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2. Realizar MANIOBRAS PARA DESOBSTRUIR LA VÍA AÉREA.

Para niños menores de 1 año:


Tome al niño en brazos, siéntese y girelo al niño para colocarlo boca abajo sobre sus piernas. ¡Tome
mucho cuidado para evitar caídas!

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Para niños mayores de 1 año:

Si con estas maniobras no hemos conseguido retirar el objeto de la vía aérea del niño y el
atragantamiento continúa debemos pasar a realizar maniobras de Reanimación Cardiopulmonar
(ver capítulo 13).

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13. Ahogamiento.

El mayor número de ahogamientos tienen lugar en los meses de verano. Los principales lugares
donde se producen son las piscinas, ríos, lagos, pantanos, pozos o el mar. Pero hay que tener en
cuenta que los niños pequeños son especialmente vulnerables y se pueden ahogar en menos de 6
cm de profundidad del agua.
Esto significa que se puede producir un ahogamiento cuando uno menos se lo espera, en la
bañera, en un cubo lleno de agua, una fuente, una piscina inflable, una acequia o cualquier
pequeño contenedor de agua que haya en el entorno doméstico.

¿Qué hacer?
1. Intente sacar al niño del agua lo más rápidamente posible sin ponerse en peligro usted.

2. Si el niño está inconsciente pida ¡AYUDA! sin separarse de él.

3. Compruebe si el niño respira:

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4. Si respira:

✓ Quítele la ropa mojada.


✓ Acuéstelo de lado en posición de seguridad.
✓ Tápelo para evitar que se enfríe.
✓ No intente dar golpes en el estómago o en el pecho para sacar el agua.

5. Si no respira: inicie inmediatamente las maniobras de resucitación cardiopulmonar (ver


capítulo 11).

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14. Paro cardiorrespiratorio.

En Uruguay fallecen, en promedio, 38 niños por año de manera brusca e inesperada durante su
primer año de vida, en situaciones en las que medidas preventivas y acciones inmediatas de
quienes los cuidan pueden mejorar los resultados.

En este contexto, se llama reanimación cardiopulmonar (RCP) a un


procedimiento de emergencia donde se realizan maniobras para
mantener la circulación sanguínea y asegurar la respiración del niño
cuando él mismo se encuentra en paro cardiorrespiratorio. Existe
evidencia que sugiere que el inicio inmediato de RCP reduce la
mortalidad y las consecuencias de salud a largo plazo de los recién
nacidos, lactantes, niños y niñas.

¿Cómo reconocer una situación de paro cardiorrespiratorio?


Un niño que está en parada cardiorrespiratoria está inconsciente, no respira y no tiene signos de
vida (no responde a ningún estímulo, está muy pálido o morado, no se mueve, no tose, no hace
nada).

¿Qué hacer?
Esta es la secuencia de actuación:

1. Confirme que se encuentra en un sitio seguro para usted y el niño, solo muévalo si existe
peligro. Recuerde hacer el esfuerzo de mantener la calma, los nervios y la ansiedad son los
peores enemigos en situaciones como esta.

2. Compruebe si el niño responde. (Por ejemplo: arrodíllese al lado del niño, háblele en voz
alta, frótele en el pecho, presiónele el hombro o dele pellizcos y observe si abre los ojos, emite
algún sonido o mueve los brazos o las piernas.)

Si el niño responde, es decir está consciente, colóquelo en posición de seguridad (ver


capítulo 13) y busque asistencia sin dejar al niño sin vigilancia.

Si el niño no responde continuar con los siguientes pasos:

3. Pida ¡Ayuda! sin separarse de la víctima, gritando a las personas


de su alrededor, si no hay nadie a su lado no deje al niño solo, si lo
consigue, puede usar el teléfono celular en manos libres para llamar
al 911.

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4. Inicie inmediatamente las maniobras de reanimación cardiopulmonar.
a. Si hay 1 solo reanimador éste realizará las maniobras de RCP básica durante 2 min antes de
separarse del niño para solicitar ayuda sanitaria.
b. Si hay 2 reanimadores, uno de ellos iniciará la RCP, mientras el otro buscará ayuda
sanitaria (por ej: llamar a 911 o Emergencia Móvil), volviendo cuanto antes a colaborar en la
RCP.

Instructivo de maniobras de RCP básica

Coloque al niño boca arriba sobre una superficie dura para facilitar la reanimación.
Se debe movilizar al niño siempre que su posición inicial
impida o dificulte las maniobras de reanimación, colocándole
sobre una superficie dura y plana, con la cabeza, cuello, tórax y
extremidades alineados. Si existe sospecha de lesión a nivel
del cuello (accidentes de tráfico, caídas desde cierta altura,
golpes en la cabeza de alto impacto, etc.) la movilización se
deberá hacer protegiendo la columna cervical y si es posible
por al menos 2 reanimadores.

A partir de entonces seguiremos el esquema de reanimación ABC

Abrir la vía aérea:

Usaremos la maniobra frente-mentón y cerciorarse que no está


respirando (ver capítulo 10). Para estar seguros si el niño respira
tenemos que: ver, sentir y oír como máximo durante 10
segundos:
● Ver si se mueve el pecho o el abdomen.
● Oír si hay ruidos respiratorios.
● Sentir el aire exhalado en la mejilla.

Cuidado:
En las situaciones de riesgo de lesión cervical, especialmente en el caso de
traumatismos, el reanimador deberá evitar los movimientos de la columna
cervical durante la maniobra de apertura de la vía aérea y el resto de la RCP.

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Si el niño respira lo colocaremos en posición lateral de
seguridad comprobando cada 2 minutos que continúe estable.

Si el niño no respira continúe con el siguiente paso:

Realizar cinco respiraciones de rescate

Hacer cinco insuflaciones suaves y lentas, de 1 segundo de duración aproximadamente


(soplar 5 veces en la boca/nariz del niño) comprobando que el tórax se eleva cuando lo
insuflamos. El reanimador debe tomar aire antes de cada insuflación para mejorar el contenido
de oxígeno del aire que le aporta al niño. Si el tórax no asciende se debe ir modificando la
maniobra de apertura de la vía aérea hasta conseguir una buena ventilación.

Comprobar nuevamente si el niño respira por sí mismo (10 segundos).


a. Si el niño respira: colocarlo en posición lateral de seguridad.

b. Si el niño continúa sin respirar continúe con el siguiente paso:

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Compresiones torácicas

Las compresiones torácicas se hacen con el fin de volver a hacer circular la sangre por el cuerpo
cuando hay un paro cardíaco, el objetivo es comprimir el tórax contra la espalda de forma rítmica
para conseguir que la sangre salga del corazón y circule por el cuerpo. Por esta razón a estas
maniobras también se le conoce con el nombre de “masaje cardíaco”.

A continuación veremos cómo hacerlo según la edad del niño:

En el lactante:
Con los dedos anular y medio, comprimiendo de forma perpendicular sobre el tercio inferior del
esternón (un dedo por debajo de la línea que pasa entre los pezones o un dedo por encima del
apéndice xifoideo), o bien abrazando con dos manos el tórax presionando con los pulgares.

En el niño:
Con el talón de la mano o con ambas manos (una mano se apoya sobre la mano que apoya el
talón sobre el tórax del niño) en el tercio inferior del esternón con una fuerza que deprima un
tercio la profundidad del tórax.

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Las compresiones deben realizarse a buen ritmo (aproximadamente 100 por minuto). El número
de compresiones que haremos depende de si se encuentra sólo un reanimador o dos.

Uso del desfibrilador externo automático


Para aumentar la tasa de supervivencia tras un paro cardíaco fuera
del hospital, se recomienda que la primera persona que tome
contacto con el niño inicie la RCP y utilice un desfibrilador externo
automático (DEA) cuando el mismo esté disponible.
En Uruguay desde el año 2009 se promulgó la ley Nº 18360 donde se
refiere la obligatoriedad de disponer de un DEA en espacios públicos
o privados donde exista afluencia de público.En dicha ley quedan
obligados a disponer de un DEA: edificios, hoteles, locales de trabajo,
compras, turismo, descanso o esparcimiento, estadios, gimnasios
deportivos, terminales aéreas, portuarias y terrestres de cualquier
índole, con circulación diaria que alcance o supere las 1.000

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personas, así como los mismos lugares localizados en zonas no asistidas por
sistemas de emergencia médica avanzada por lejanía que superen las 200 personas.
Es responsabilidad de quienes gestionan estos espacios que los DEA estén en
buenas condiciones, revisados periódicamente, cargados, con nuevos parches para
utilizar en cada caso, así como capacitar en su uso a las personas que trabajan en
estos lugares. La aplicación CERCA® disponible en forma gratuita informa con
geolocalización los sitios donde hay DEA disponibles.
La mayoría de los DEA funcionan de forma similar, son automatizados y nos van guiando para
completar cada uno de los pasos correspondientes. Podemos encontrar distintos modelos
diseñados en el mercado, como el que puede verse en la figura. El objetivo del DEA es detectar
automáticamente alteraciones del ritmo cardíaco que pueden tratarse por una descarga eléctrica.
Este dispositivo administra la descarga cuando está indicada en forma automática, intentando
resolver esta situación.
Recuerde utilizar el DEA en situación de paro cardiorrespiratorio al inicio de la reanimación,
siempre que esté disponible. Siga estrictamente las indicaciones que le da el dispositivo por
altavoz.

1. Coloque el DEA al lado del paciente.


2. Busque los parches, retírelos del envase y colóquelos como indica
las figuras.
Siempre que sea posible, utilice parches de desfibrilación
pediátricos para lactantes y niños de hasta 8 años. En mayores
de 8 años pueden utilizarse parches de adultos. Si no dispone de
parches para lactantes y niños menores de 8 años, utilice los que
estén en el equipo, aunque sean de adultos. El fabricante coloca
un dibujo sobre los parches que nos orienta en la colocación de
los mismos y debemos ubicarlos tal cual aparece en la figura.
Puede ser que se coloque uno en la espalda y uno en el pecho,
o, uno a la derecha del esternón por debajo de la clavícula y el
otro a nivel de la línea que continúa la axila a izquierda en la
punta del corazón. Asegúrese que los parches no tengan
contacto entre sí o estén superpuestos.
3. Una vez colocados los parches, encienda el DEA con la tecla de encendido que se ubica por lo
general en el centro del aparato. El DEA iniciará el reconocimiento y el análisis del ritmo
cardíaco del niño.
4. Continúe realizando maniobras de RCP hasta que el DEA le diga que debe alejarse del niño
porque se realizará una descarga eléctrica.
5. En caso de que el DEA indique que no corresponde realizar descarga eléctrica, el DEA le
indicará que debe continuar con la realización de RCP durante un ciclo completo de 2 minutos
y volverá a analizar el ritmo, considerando si la descarga debe o no ser aplicada.

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Bibliografía
La información difundida en este manual se encuentra disponible en internet, a
continuación se cita las fuentes consultadas a fin de que el lector la consulte si así lo
desea:

Portal Familia y Salud: https://www.familiaysalud.es/


Portal hecho por pediatras de la Asociación Española de Pediatría
de Atención Primaria.
Artículos consultados:
1. “¿Qué debo saber sobre la fiebre?” 22. “Manejo de dispositivos de inhalación
2. “Medidas físicas para bajar la fiebre: en el tratamiento del asma.”
entre el mito y la evidencia” 23. “¿Qué son los desencadenantes en el
3. "¿La fiebre alta se quita con antibióticos?" asma?”
4. “Cómo actuar si un niño tiene fiebre.” 24. “Los niños asmáticos pueden hacer
5. “Cómo actuar si un bebé tiene fiebre.” deporte.”
6. “Urticaria.” 25. “El niño ha bebido de un bote de la
7. “Exantemas virales en la infancia, ¿qué cocina, ¿qué hago?”
son?” 26. “¿Qué debo hacer si el niño ha
8. “¿Por qué son famosas las petequias?” contactado con un producto tóxico, sin
9. “¿Qué hacer cuando mi hijo vomita?” llegar a ingerirlo?”
10. “¿Cómo actuar cuando un bebé tiene 27. “En guardia contra las picaduras.”
diarrea?” 28. “Picaduras por pulgas y arañas.”
11. “Decálogo de la DIARREA AGUDA.” 29. “Qué hacer ante una quemadura.”
12. “Gastroenteritis aguda.” 30. “Le duele la cabeza, ¿es normal?”
13. “Fatiga en el lactante y el niño pequeño” 31. “La cefalea tensional.”
14. “Bronquiolitis. Lo mejor es que esté bajo 32. “A mi hijo le duele la cabeza, ¿será
control” migraña?”
15. “Lavados nasales: ¿cómo y cuándo 33. “Convulsiones y Epilepsia.”
realizarlos?” 34. “¿Cómo actuar cuando un niño
16. “Laringitis.” convulsiona?”
17. “Neumonía.” 35. “¿Cómo actuar ante un
18. “¿Qué son las sibilancias recurrentes del atragantamiento?”
niño pequeño?” 36. “Aspiración de un cuerpo extraño.”
19. “DECÁLOGO del ASMA” 37. “Parada cardiorrespiratoria: cómo
20. “¿Qué es una espirometría? ¿Cómo se reconocerla, prevenirla y actuar”
realiza?” 38. “Diagnóstico y actuación en parada
21. “¿Mi hijo puede tener un asma grave?” cardiorrespiratoria del lactante”
39. “RCP básica. ¿Cómo aprender?”

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Portal En familia: www.https://enfamilia.aeped.es/
Portal hecho por pediatras de la Asociación Española de Pediatría.
Articulos consultados
1. “¿Fiebre: ¿qué hacer cuando el niño tiene 12. “Asma.”
fiebre?.” 13. “Intoxicaciones por fármacos en los niños.”
2. “Megaloeritema o eritema infeccioso.” 14. “Picaduras de insectos.”
3. “Exantema súbito.” 15. “Picadura de garrapata.”
4. “Enfermedad boca-mano-pie.” 16. “Quemaduras”
5. “Varicela.” 17. “Dolor de cabeza.”
6. “Vómitos.” 18. “Dolor de cabeza: cefalea tensional.”
7. “Deshidratación.” 19. “Migraña.”
8. “Bronquiolitis.” 20. “Convulsiones febriles.”
9. “Lavados nasales.” 21. “Epilepsia.”
10. “Laringitis aguda.” 22. “Atragantamiento.”
11. “Neumonía.” 23. “Ahogamientos.”
24. “Parada cardiaca.”

Portal de Recomendaciones pediátricas


de la Sociedad Uruguaya de Pediatría

https://www.sup.org.uy/recomendaciones/
1. Recomendaciones del uso de antitérmicos
Comité de Farmacología y Terapéutica, Sociedad Uruguaya de Pediatría.
2. Infección Respiratoria Aguda (IRA)
Comisión Honoraria Materno-Infantil, Comisión de Infecciones Respiratorias Agudas, M.S.P.
3. GUÍAS DE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE BRONQUIOLITIS EVIDENCIAS Y
RECOMENDACIONES. ACTUALIZACIÓN 2017. Sociedad Uruguaya de Pediatría, Universidad de
la República, ASSE.
ACTUALIZACIÓN 2019 ASMA EN MENORES DE 5 AÑOS. Prof Agda Dra Catalina Pinchak.
4. INTOXICACIÓN POR MONÓXIDO DE CARBONO (CO). Dres: Moll MJ, Pose D. Departamento de
Toxicología de la Facultad de Medicina – Unidad Pediátrica Ambiental
5. Epilepsia en el niño, niña y adolescente. Dr. Alfredo Cerisola
6. Primera convulsión febril en niños asistidos en un servicio de emergencia pediátrica. Dres.
Jimena Zeballos, Alfredo Cerisola, Walter Pérez
7. Reanimación cardiopulmonar para padres y primeros respondedores. Prof. Agda. Dra.
Catalina Pinchak

90
Guía práctica de primeros auxilios para padres.
DR. JUAN CASADO FLORES y DRA. RAQUEL JIMÉNEZ GARCÍA.
Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid
https://www.comunidad.madrid/hospital/ninojesus/file/3227/download?token=PBxmEvb1

Otros artículos web:

1. “Petequias”. - GUERRERO-FDEZ, J. Médico Adjunto de


Pediatría. Hospital infantil La Paz. Madrid.
http://www.webpediatrica.com/infopadres/pdf/petequias.pdf

2. “Neumonía (para padres)”. Portal KidsHealth. Elana Pearl Ben-Joseph, MD


https://kidshealth.org/es/parents/pneumonia.html

3. Guía GINA 2022 (Global INitiative for Asthma)


https://ginasthma.org/wp-content/uploads/2022/07/GINA-Main-Report-20
22-FINAL-22-07-01-WMS.pdf

4. “EL ASMA EN LA INFANCIA ayuda y consejos para niños, jóvenes y


padres”. Unidad de Neumología Pediátrica Hospital Donostia.
https://www.respirar.org/images/pdf/respirar/GuiaDonostiaEsp.pdf

5. “Mi asma y yo” Guia Informativa Asma Infantil.


Escuela de Pacientes de la Escuela Andaluza de Salud Pública.
https://escueladepacientes.es/images/Pdfs/Guia_Informativa_Asma_Infantil.pdf

6. “Una breve guía para el moho, la humedad y su hogar”.


Sitio Web de la División para Medio Ambientes Interiores, EPA
https://espanol.epa.gov/sites/default/files/2015-08/documents/moldguide_sp_1.pdf

7. “La alergia a las mascotas y a otros animales”.


El libro de las enfermedades alérgicas. Fundación BBVA.
https://www.fbbva.es/alergia/los-responsables-de-la-rinoconjuntivitis-y-el-asma-alergicas/alergia-a-las-
mascotas-y-a-otros-animales/

8. “Evite los desencadenantes del asma”. Sitio web: Medline Plus.


https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000064.htm

9. “Alergia asma y mohos”. Sitio web: Medline Plus.


https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000488.htm

91
10. “Consultas por sospecha de intoxicación: datos epidemiológicos del
Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT)”.
https://www.toxicologia.hc.edu.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=49&Itemid=64

11. “Intoxicaciones en pediatría”. Dra. Ana Laín Añón


https://www.mp.com.uy/2022/09/05/intoxicaciones-en-pediatria/

12. “ARAÑAS DE INTERÉS MÉDICO DEL URUGUAY”. Sitio web: Entomología.


Facultad de Ciencias - Universidad de la República.
https://entomologia.fcien.edu.uy/material-de-inter%C3%A9s/ara%C3%B1as-de-inter%C3%A9s-m%C3%
A9dico-del-uruguay

13. “Recomendaciones del MSP por caso de mordedura de ofidio”


https://www.gub.uy/ministerio-salud-publica/comunicacion/noticias/recomendaciones-del-msp-por-ca
so-de-mordedura-de-ofidio

14. “Niños y huesos rotos” . Academia Americana de Pediatría.


Portal Healthy Children.
https://www.healthychildren.org/Spanish/health-issues/injuries-emergencies/Paginas/Children-And-Br
oken-Bones.aspx

15. Primera convulsión febril en niños asistidos en un servicio de emergencia


pediátrica - Archivos de Pediatría del Uruguay 2013; 84(1)
http://www.scielo.edu.uy/pdf/adp/v84n1/v84n1a04.pdf

16. Guía de intervención en el aula para alumnos con epilepsia.


Fundación Síndrome de West.
http://www.sindromedewest.org/PDF/LIBROS/Gu%C3%ADa.pdf

17. “OBSTRUCCIÓN DE LA VÍA AÉREA POR CUERPO EXTRAÑO (OVACE)”.


Unidad Docente Multiprofesional de Atención Familiar y Comunitaria
de Salamanca.
https://udsalamancaeir.com/2022/01/30/obstruccion-de-la-via-aerea-por-cuerpo-extrano-ovace/

18. Reanimación cardiopulmonar en Pediatría - Consejo Europeo de Resucitación.


https://www.cprguidelines.eu/assets/guidelines/European-Resuscitation-Council-Guidelines-2021-Pa.p
df

19. “RCP (niño): Primeros auxilios”. Fundación: AboutKidsHealth


https://www.aboutkidshealth.ca/Article?contentid=1041&language=Spanish

92

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