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La batalla de Paso Calindes fue una batalla librada el 21 de agosto de 1845 cerca del arroyo
Calindes en el departamento de Salto, Uruguay. Fue parte de la Guerra Grande, un
conflicto civil entre los partidos políticosColorados y Blancos que estalló en Uruguay en
1839.
El 21 de agosto de 1845, las fuerzas del general colorado Fructuoso Rivera, de unos 3000
hombres, se enfrentaron a las tropas blancas lideradas por Manuel Oribe, de unos 4000
soldados. Oribe tenía una posición defensiva favorable, atrincherado en las barrancas del
arroyo Calindes.
Sin embargo, Rivera logró flanquear las posiciones blancas y Oribe ordenó la retirada ante
el temor de quedar rodeado. La batalla fue ganada por las fuerzas coloradas de Rivera,
resultado en gran número de bajas para el bando blanco.
Aunque no fue decisiva, la victoria colorada en Calindes debilitó la moral de las tropas
blancas y reforzó la posición de Rivera en la región norte de Uruguay. Es considerada una
importante batalla dentro de la Guerra Grande, que se prolongaría hasta 1851.
INDICE
Capítulo 1 - Antecedentes
Capítulo 2 - Preludio
Capítulo 3 - La batalla
Capítulo 4 - Consecuencias
Capítulo 5 - Legado
Rivera debió exiliarse en Río Grande del Sur, Brasil. Allí organizó una legión de emigrados
orientales con ayuda brasileña y porteña para invadir Uruguay en abril de 1843.
Comenzaba así formalmente la Guerra Grande, que enfrentaría a colorados y blancos
aliados a rosistas durante casi una década.
En 1844, Rivera había logrado controlar el noroeste del país. Su objetivo era avanzar sobre
la capital Montevideo, bastión del gobierno blanco de Oribe. Pero este había fortificado
posiciones defensivas en arroyos y vados que permitían controlar el movimiento colorado.
Uno de esos puntos clave era Paso Calindes, sobre el arroyo del mismo nombre en el
departamento de Salto. Allí Oribe envió a su mejor lugarteniente, el general Ángel Núñez,
al mando de 4000 soldados atrincherados en las barrancas, determinado a cerrarle el paso
a Rivera.
Sabía que para seguir adelante y cumplir su objetivo de tomar Montevideo, tenía que
romper esa línea defensiva en el norte. Esto lo llevó a planear un ataque frontal a las
tropas de Núñez, confiando en que la ferocidad de sus gauchos haría la diferencia.
Así se preparó el escenario para un choque decisivo entre colorados y blancos en Paso
Calindes. Rivera ansiaba derrotar rápidamente a Núñez para seguir su marcha triunfal.
Pero los blancos no estaban dispuestos a ceder terreno fácilmente. La suerte de la guerra
se definiría en las barrancas fangosas del arroyo Calindes.
Fructuoso Rivera, nacido en Montevideo en 1784, había tenido una infancia humilde y
llena de dificultades. Su padre murió cuando él era muy joven, por lo que tuvo que
trabajar desde pequeño para ayudar a su madre. Así adquirió una temprana habilidad para
valerse por sí mismo y sobrevivir en condiciones adversas.
Para 1838, tras décadas de guerras y disputas políticas, Rivera consolidó su liderazgo sobre
el Partido Colorado. Defendía las autonomías regionales, se oponía al centralismo y estaba
a favor de implementar reformas liberales inspiradas en la Revolución Francesa.
Manuel Oribe, su gran adversario, había nacido en Montevideo en 1792. Provenía de una
familia más acomodada, lo que le permitió recibir cierta educación formal durante su
juventud. Inicialmente tuvo buenas relaciones con Rivera, pero finalmente adhirió al
Partido Blanco, de ideales más conservadores.
Luego de la independencia y las guerras civiles, Oribe fue electo presidente de Uruguay en
1835, con apoyo de Rivera, quien tenía gran influencia política. Pero ambos líderes rivales
pronto comenzaron a distanciarse.
Oribe buscaba un país más centralizado, aliado con Rosas y separado de la influencia de
Buenos Aires. Rivera, con sus redes de poder en el interior, resistía esas tendencias
recentralizadoras. Estas tensiones desembocaron en la ruptura formal entre ellos.
Cuando estalló la Guerra Grande en 1839, Oribe rápidamente demostró sus dotes para la
estrategia militar. Había aprendido sobre táctica y disciplina de los oficiales napoleónicos
durante las guerras por la independencia. Aplicó esas enseñanzas para construir un
ejército blanco más profesionalizado.
Rivera, en cambio, tenía más experiencia en las guerrillas gauchas y en operar con rapidez
y sorpresa con sus montoneras. Sus dotes de jinete y su coraje eran legendarios. Utilizaba
el territorio con gran habilidad y sus redes sociales para obtener apoyo.
Estos contrastes entre ambos generales quedarían patentes en la campaña de 1845 que
desembocó en Calindes. El enfrentamiento entre la montonera ágil de Rivera y el ejército
regular de Oribe definiría el destino de la joven nación uruguaya.