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~ ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO ~

ORDINARIO XXIX

«El que quiera ser importante que se haga servidor


de los demás.»
San Francisco Tlalcilalcalpan

Pastoral Litúrgica

Nomenclatura:

1. G.: Guía
2. M.: Monitor/a
3. A.: Asamblea
4. C.: Coro
5. L.: Lector/a
6. S.: Salmista

Ambientación: Los accesorios en derredor pueden ser de color rojo, significando con ello
el martirio de misioneras/os; además, se sugiere colocar un mapamundi o incluso un globo
terráqueo.

1. Exposición del Santísimo con canto

2. G.: Dios, nuestro Padre, nos encuentra una vez más alrededor del altar en la
presencia de su Hijo amado Jesús como pan partido. Nosotros, que llegamos con
nuestros deseos e intenciones, nos acercamos con el corazón abierto, sintiéndonos
amados pero, a la vez, llamados para ser luz y sal para el mundo. Por estos días, la
Iglesia nos invita, de hecho, a celebrar el Domingo Mundial de las Misiones, así
que, en este encuentro de oración oremos por nuestras hermanas y hermanos en
tierras de misión, pero también por nosotros y nuestras familias y comunidad, a fin
de que seamos testimonios creíbles de la Buena Noticia del Reino de Dios.

3. Canto de adoración

4. [Introducción]
M. La palabra del Señor llegó a Jonás por segunda vez:
G. «¡Levántate! Dirígete a la gran ciudad de Nínive y proclama un oráculo contra
ella, conforme a lo que yo te indique».
M. Jonás se levantó y partió enseguida a Nínive (en este momento, alguien puede
entrar en procesión con un bastón o con un par de sandalias), siguiendo la
indicación del Señor.
L1. Todos los ninivitas, grandes y chicos, creyeron en Dios, proclamaron un ayuno
y se vistieron con ropa de penitencia. Incluso el mismo rey de Nínive, apenas se
enteró del asunto, se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió con ropa de
penitencia y se sentó sobre ceniza.
M. Dios tomó en cuenta el modo de actuar de los ninivitas, que en efecto
renunciaron a su mal proceder, y entonces se arrepintió del castigo que había
anunciado que les haría; y no lo hizo.

5. Canto de acción de gracias


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6. [Introducción a la palabra] M.: Nosotros que hemos seguido a Jesús, ¿qué


buscamos? ¿Buscamos acaso algún tipo de recompensa o nos basta la gracia de
vivir en comunión con Dios? Procurando poner atención a la proclamación del
evangelio, dejemos que la palabra cuestione nuestra vida. Nos ponemos de pie.

7. L2. Del santo Evangelio según san Marcos: 10,35-45

Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro,


queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte». Él les preguntó: «¿Qué
quieren que haga por ustedes?». «Cuando estés en tu gloria, concede que uno de
nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda». Jesús les contestó: «¡No
saben lo que piden! ¿Pueden beber la copa que yo voy a beber o recibir el
bautismo que yo voy a recibir?». Ellos le dijeron: «¡Podemos!». Jesús les dijo:
«La copa que yo voy a beber, también ustedes la beberán, y el bautismo que yo
voy a recibir, también lo recibirán, pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no
me toca a mí concederlo: será para quienes estén preparados».
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús los
llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes
entre los pueblos paganos los dominan con tiranía y los poderosos abusan de su
poder. ¡Que no sea así entre ustedes! Al contrario, el que quiera ser importante
que se haga servidor de los demás, y el que quiera ser el primero entre ustedes que
se haga esclavo de todos, porque el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a
servir y dar su vida en rescate de todos».

8. Canto vocacional (Durante el canto, alguien entra con una bandeja, un contenedor
de agua y un jabón de tocador, además de una toalla, todo ello para representar la
imagen del servicio mediante el lavatorio de los pies).

9. G. Este año, para el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND), la Iglesia nos
invita a tomar como lema: «Todo lo que hemos recibido, todo lo que el Señor nos
ha ido concediendo, nos lo ha regalado para que lo pongamos en juego y se lo
regalemos gratuitamente a los demás». No se trata de ocuparnos entonces en las
recompensas que esperamos recibir de Jesús por ser sus seguidores como lo hacen
Santiago y Juan y los demás discípulos. Hemos de contar, por lo contrario, la
misericordia de Dios vivida y experimentada en carne propia. Solo de esta forma,
podemos asumirnos también nosotros como misioneras y misioneros en nuestra
comunidad. La tarea de la misión, de hecho, nos corresponde a todos los que, por el
bautismo, somos Iglesia, que gnos configuramos con Cristo y somos enviados por
Él a ser sus testigos. Como Iglesia, debemos buscar las periferias geográficas y
existenciales si queremos seguir siendo fieles al mandato de Cristo y tener
relevancia en el mundo en que vivimos.
De José Miguel González Martín, «Urgen Misioneros de Esperanza, urge la misión
de la compasión», en OMP (Web)

10. Silencio (2-3 minutos)


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11. Canto

12. M. Con la alegría de reconocernos destinatarios de la Buena Nueva de Jesús, a la


vez que llamados a ser anunciadores de esta misma Buena Noticia, proclamamos
juntos el cántico de liberación del profeta Isaías. Nos ponemos de pie.

13. Oración con el cántico de Isaías (52,7-12). (Nota: El cántico es proclamado por
dos coros o, en dado caso, por dos solistas.)

C1. ¡Qué hermosos son sobre las montañas


los pasos del mensajero que proclama la paz,
que anuncia buenas noticias,
que proclama la salvación y dice a Sión:
«¡Ya reina tu Dios!».

C2. ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz


y todos juntos gritan alegres,
porque con sus propios ojos ven
que el Señor vuelve a Sión.

C1. Prorrumpan en cantos de alegría,


ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.

C2. El Señor ha manifestado su poder


a la vista de todas las naciones,
y todos los confines de la tierra verán
la salvación que ha realizado nuestro Dios.

C1. ¡Váyanse! ¡Váyanse! ¡Salgan de Babilonia!


¡No toquen nada impuro! ¡Salgan de allí!
¡Que se purifiquen los que deben
transportar los utensilios sagrados del Señor!

C2. Sin embargo, no salgan precipitadamente.


La marcha de ustedes no es una fuga,
porque delante de ustedes camina el Señor,
y en la retaguardia va el Dios de Israel.

14. Canto de alabanza

15. Meditación. Parte 1 (Aquí se alternan un/a niño/a como L3 y una persona adulta
como L4)
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L3.: Tú ¿quién eres?


L4.: Yo soy misionero.
L3: ¿Qué es un misionero?
L4.: Alguien que ha sido enviado por Jesucristo a quienes todavía no han oído
hablar de Él.
L3.: Y ¿qué es lo que haces?
L4.: Bueno, hago muchas cosas: construyo escuelas, orfanatos, hospitales, atiendo a
los enfermos, ayudo a hombres y mujeres a trabajar para tener una vida mejor… Y,
sobre todo, les hablo de la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios, y Hermano de
toda la humanidad.
L3. Y eso, ¿por qué lo haces?
L4. Porque lo que he visto, lo que me han transmitido mis mayores, lo que ha dado
alegría a mi corazón y luz para mi vida, no lo puedo ignorar ni ocultar ni guardar
solo para mí, sino que tengo que compartirlo con todas mis hermanas y hermanos.
De OMP, «Vigilia de oración: Cuenta lo que has visto y oído»

16. Canto sobre la misión

17. Meditación. Parte 2


L5.: El Señor nos encargó continuar su misión en la tierra: «Vayan por todo el
mundo y proclamen la Buena Noticia a toda la creación» (Mc 16,15). Esta misión la
ha encargado a toda la Iglesia, a cada persona bautizada.
Del testimonio de Jesús mismo y de nuestras hermanas y hermanos que
sirven como misioneras y misioneros en el mundo, ahora somos nosotros los que
tenemos que anunciar, actualizar en nosotros las palabras del Evangelio, que son
novedad ahora como hace dos mil años. No será fácil, pero somos los testigos de
Jesús en estos tiempos llenos de prisa, donde todo lo «importante» dura solo unas
horas. Tenemos que hacer presente la importancia del mensaje eterno del Evangelio.

M. Pregúntate, entonces: En mi entorno cercano, familia y amigos, ¿anuncio a


Jesús? En mi entorno virtual, redes sociales y contactos a distancia, ¿anuncio a
Jesús? Con mis hábitos de consumo, ¿anuncio a Jesús?
De OMP, «Vigilia de oración: Cuenta lo que has visto y oído»

18. Silencio (2-3 minutos)

19. Canto sobre la misión

20. Oración universal


G. Para que Dios, que es quien nos envía al mundo para anunciar la Buena Noticia,
nos sostenga, oramos a Él como comunidad uniendo nuestras voces para pedir por
las necesidades de la Iglesia. A cada intención, respondemos:

A. Te rogamos, Señor.
San Francisco Tlalcilalcalpan

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L. Por el papa Francisco, nuestro obispo y todos los obispos; para que, como guías
de nuestra Iglesia, nos ayuden a quitarnos las vendas de nuestros ojos y anunciar
con alegría lo que vemos y oímos en el encuentro personal con Jesucristo.
Roguemos al Señor. A.

L. Por los sacerdotes, diáconos, ministros y catequistas, verdaderos evangelizadores


de nuestras comunidades; para que reciban la fuerza necesaria y no decaigan en su
empeño de anunciar la Buena Noticia en todos los rincones. Roguemos al Señor. A.

L. Por los misioneros, testigos valientes del Reino de Dios, que entregan su vida a
los más necesitados del Señor y de nosotros, sus hermanas y hermanos; para que
nunca les falten las energías ni la alegría del amor de Dios. Roguemos al Señor. A.

L. Por las familias, verdadero hogar vocacional; para que sean testigos misioneros
del amor de Dios en la vida ordinaria de sus miembros. Roguemos al Señor. A.

L. Por todos los que participamos en este encuentro de oración; para que seamos
testimonio del encuentro con Jesucristo en nuestro entorno, cumpliendo así el envío
del Señor a sus discípulos. Roguemos al Señor. A.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

G. Ahora, como hijas e hijos del mismo Dios, oramos con un corazón sencillo
mediante las palabras que Jesús nos enseñó: Padre nuestro…

21. Canto de bendición

22. Bendición

23. Letanías de adoración


G. Bendito sea Dios. A.
G. Bendito sea su Santo Nombre. A.
G. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. A.
G. Bendito sea el Nombre de Jesús. A.
G. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. A.
G. Bendita sea su Preciosísima sangre. A.
G. Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. A.
G. Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. A.
G. Bendita sea la Incomparable Madre de Dios, María Santísima. A.
G. Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. A.
G. Bendita sea su gloriosa Asunción. A.
G. Bendito sea San José su casto esposo. A.
G. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos. A.
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24. Oración: [G.] Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial
de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de
tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto
de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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