Está en la página 1de 160

INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN

Y
CAPACITACIÓN DOCENTE
Nº 1

CARPETA DE LECTURAS, CARTOGRAFÍA


Y TRABAJOS PRÁCTICOS
DE
HISTORIA ANTIGUA
(2019)

1º A Y B
PROFESOR DIEGO FERNANDO MAEDER
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Instituto Superior de Formación y Capacitación Docente Nº1


PROFESORADO DE HISTORIA
HISTORIA ANTIGUA (2019 – PROF. DIEGO MAEDER)

PROGRAMA
Unidad 1: El Cercano Oriente I. Pueblos, estados y legados culturales.
El espacio Geográfico. Las grandes Migraciones. Surgimiento de las primeras civilizaciones.
De las ciudades estado a los imperios. Los Sumerios. La ciudad Estado. El templo y el
Palacio. La escritura. El legado del Diluvio y la Epopeya de Gilgamesh. Los Acadios. La
formación del Imperio. Sargón. Los Babilonios. Su historia. Hammurabi. El Código de
Hammurabi. El modelo social de la Antigüedad.

Unidad 2: El Cercano Oriente II. Pueblos, estados y legados culturales.


Los hititas. Su historia. El código de justicia Hitita. Los Asirios. Su historia. La máquina de
Guerra y dominación Imperial. Los hebreos. El origen del pueblo peregrino. Su historia. El
legado religioso. Los Fenicios. Su historia. El comercio y la ampliación del mundo a la esfera
del Mediterráneo. Su legado Cultural. Medos y persas. El Gran Imperio. Historia y
organización.

Unidad 3: Los Egipcios


El espacio geográfico. Su origen. Los períodos egipcios. Los rasgos más relevantes de cada
período. Organización política. Su importante legado cultural. Religión, economía, sociedad,
escritura, etc.

Unidad 4: Los Griegos


El origen Creto - Micénico. La Geografía particular. El poblamiento. El desarrollo de las
Ciudades Estado y su autonomía. La Edad Oscura. Homero, la Guerra de Troya La Grecia
Arcaica. Los modelos griegos. Esparta. Historia y evolución política. Atenas. Historia y
evolución política (Los tipos de Estado). Los procesos más importantes: la colonización, las
Guerras Médicas. Grecia Clásica: Pericles, el Imperio Ateniense y la Guerra del Peloponeso.
El legado cultural. Filosofía, Lengua y Literatura, Historia, Religión, Política, Arte, etc. La
Imposición del Legado. Alejandro Magno. El Imperio Macedónico.

Unidad 5: Los Romanos


Origen. La geografía de Italia. Los etruscos. Roma Monárquica. Instituciones, sociedad
legado cultural. Las revoluciones. La República Romana. Instituciones, sociedad. La
Expansión Romana. La importancia de las guerras púnicas. Las guerras de conquista. Los
territorios romanos. Las Guerras Civiles. El Imperio. Instituciones y sociedad. Las provincias
y la economía. El legado cultural. Lengua y Literatura, Historia, Arte, Política, Sociedad,
Derecho, etc. La Crisis del Siglo III y el comienzo del fin. El paso hacia la Edad Media.

Bibliografía Principal:
Selección cartográfica, documental y textual de la cátedra.

2
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

LA CONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA Y LA IMPORTANCIA DEL DOCUMENTO.


Estimado alumno.
Está iniciándose en el conocimiento de la Historia, de aquella que deberá enseñar y
aquella de la que deberá leer, autoformarse, decidir, y elegir.
La gran diferencia entre la historia (a la que reconocemos como una construcción
narrativa) y la literatura, radica en el hecho sustancial de que pretende alzarse con la verdad,
antes que con la belleza. La construcción de la verdad histórica, depende exclusivamente
de la recolección, descripción, análisis, disposición en el tiempo, e interpretación de los
documentos, que hemos hallado y de los que tenemos acceso.
Funcionan para la historia, (en éste caso los documentos) al decir de Mijaíl Bajtín, en
cronotopos, de tal manera ordenan temporal y espacialmente el relato (narración), pero
más allá de ello, le otorgan al mismo, por transferencia, el carácter veritativo (al decir de
Paul Ricœur) que el documento posee, a diferencia de la literatura que construye su
narración a fuerza de imaginación y creatividad, jugando con mundos no reales.
Si a ello le agregamos que la crítica histórica, expone en el mundo académico, las
interpretaciones que de ellos hacemos, nos acercamos más a la ciencia y nos alejamos de
la literatura, aunque haya mucha de ella en nuestros libros. La literatura explora para el
científico el uso de la lengua, hecho sustancial para que el producto del conocimiento
humano sea comunicado.
Nunca dejaremos de recomendar el estudio de la lengua, de la inclinación a la lectura,
ni de las bases del proceso de conocimiento de las fuentes con las cuales construimos la
historia.

Documento y fuente.
“… uno de los límites más rígidos y estrechos entre los que se halla encerrado el
conocimiento histórico: su posibilidad, su exactitud, su interés, su valor están determinados
(con anterioridad a toda encuesta) por el hecho brutal, enteramente externo, de la existencia
o ausencia de una documentación conservada que tenga relación con cada una de las
cuestiones que el investigador se proponga abordar…”1
Documento es todo resto que ha quedado del pasado, ¿todo? Al decir de Lucien
Fevbre citado por Marrou “…Por lo tanto, con palabras. Con signos. Con paisajes y con
tejas. Con las formas del campo y con las de las hierbas nocivas. Con los eclipses de luna
y con las colleras de los animales de tiro. Con las clasificaciones de piedras que hacen los
geólogos y los análisis del metal de las espadas hechas por los químicos…”2,3
Las fuentes son aquellos documentos que expuestos a las preguntas de los
historiadores otorgan respuestas que permiten comprender los hechos históricos, sus
gentes, sus culturas, sus esfuerzos, aspiraciones y renuncias.
Es necesario entonces, que acompañando la lectura de los manuales (información
ordenada, digerida, y analizada por expertos), nos acostumbremos a analizar documentos
y fuentes que nos permitan contextualizar esos conocimientos.
Para ello se seguirán una serie de procedimientos que nos permitan describir,
analizar e interpretar documentos.

¿Cómo se lee un documento?4


Aprender a leer un documento histórico se parece mucho a leer un mapa. Es
importante formular las preguntas adecuadas y hacer las suposiciones correctas. Pero, a
diferencia del viaje real que el mapa posibilita, el viaje que se realiza con un documento
histórico es un viaje de la imaginación. Tendrá que aprender a comprobar sus suposiciones
y a agudizar su capacidad de preguntar antes de confiar en que se encuentra en el camino
correcto. Es, como todo, una cuestión de concentración y práctica. Deberá disciplinarse para
hacer y responder preguntas sobre el documento a un primer nivel, antes de abordar
cuestiones de niveles superiores. Al principio planteará preguntas que podrá responder
directamente; al final las preguntas que formule brindarán todo el juego posible a su

1 (Marrou, 1968), pp. 56.


2 (Marrou, 1968), pp. 60.
3 (Febvre, 1970), pp. 28 y ss.
4 (Kishlansky, 2001) (Universidad de Harvard).

3
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

imaginación y a su capacidad como historiador.


¿Cómo podemos interpretar todo esto?
Para comprender un documento debemos preguntarnos y responder una serie de
cuestiones sobre él. Empecemos por el principio, con lo que podemos denominar preguntas
de nivel uno.
Nivel uno
El primer conjunto de preguntas que debe abordar son aquellas para las que debería
ser capaz de encontrar respuestas concretas. Las respuestas a estas preguntas
proporcionarán la información básica que se necesita para iniciar el proceso de
interpretación.

Aunque las preguntas del nivel uno, pueden parecer directas, contienen
implicaciones importantes para una interpretación más profunda. Si no se plantea
conscientemente estas preguntas, se privará de algunas de las pruebas más importantes
que existen para la interpretación de documentos. Aprenda a subrayar o a destacar la
información que le permita responder las preguntas siguientes.
1. ¿Quién escribió este documento?
Todo dato que nos pueda orientar sobre él, su forma de vida, viajes, etc.
2. ¿A qué público se dirige?
El público de un documento proporcionará mucha información sobre la lengua del mismo,
sobre la cantidad de conocimientos que el autor da por supuesto, a veces incluso sobre la
mejor forma que deba adoptar el documento.
3. ¿De qué habla?
La última pregunta del nivel uno se refiere al contenido del documento. En este punto
tenemos sobre él un conocimiento general suficiente para poder fijarnos en lo que realmente
dice. Para responder esta pregunta, tal vez quiera tomar algunas notas mientras va leyendo,
o subrayar las partes importantes del texto.
Nivel dos
Si las preguntas de nivel uno, nos permiten identificar la naturaleza del documento y
de su autor, con las de nivel dos, puede explorar más allá de los hechos esenciales. Ahora
que ya sabe quién escribió el documento, a quién va dirigido y de qué habla, puede empezar
a comprenderlo. Dado que su objetivo es averiguar qué significa este documento, primero
en su contexto histórico y después, en el actual, ahora deseará estudiarlo desde un punto
de vista más imparcial, aceptar menos los "hechos" y ser más crítico en las preguntas que
formule. En el primer nivel, el documento lo controlaba; pero en el segundo, empezará a
controlarlo usted.
1. ¿Por qué se escribió este documento?
Para analizar las estrategias que un autor emplea en un documento histórico es
fundamental comprender el propósito de éste. Un documento que pretenda convencer, se
servirá de la lógica; el que pretenda entretener, usará la fantasía; otro que trate de estimular,
recurrirá a las emociones. Para descubrir estas estrategias debemos conocer en primer
lugar el objetivo que quería alcanzar el documento. Los relatos de viajes generalmente
tienen dos objetivos relacionados entre sí: el primero, destacar las diferencias entre una
cultura y otra; y el segundo, mostrar a las personas su propia cultura desde otra perspectiva.
2. ¿Qué tipo de documento es?
La forma de un documento es fundamental para su propósito. En una guía de
teléfonos esperamos encontrar un orden alfabético; en un poema, que siga las normas de
la métrica; y en una obra de filosofía que esté en prosa.
3. ¿Cuáles son los principales supuestos de este documento?
Todos los documentos incluyen supuestos que están estrechamente vinculados con
el público al que se dirigen, con la forma en que están escritos y con su objetivo.
Nivel tres
Hasta ahora, las preguntas que se hayan planteado sobre el documento las puede
contestar el propio documento. Algunas veces, saber quién escribió un documento o cuál
era el público al que iba dirigido es más difícil que en el caso de Los viajes de Marco Polo.
En algunas ocasiones hay que adivinar el propósito del documento, pero las preguntas de
nivel uno y de nivel dos tienen, básicamente, respuestas directas. Una vez que haya
aprendido a formularlas, dispondrá de gran cantidad de información sobre el documento
histórico que está estudiando.
Entonces podrá pensar históricamente, es decir, plantear sus propias preguntas sobre
4
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

el pasado y utilizar el material que aporta el documento para encontrar respuestas. En el


nivel tres el lector hará uso de la imaginación crítica, analizará el material y desarrollará su
propia apreciación del valor que pueda tener. Las preguntas de nivel tres no siempre van a
tener respuestas concretas; de hecho, son el tipo de preguntas que suscitan desacuerdo y
debate, y que favorecen la discusión animada en un aula.
1. ¿Podemos creer lo que dice este documento?
Para que los documentos consigan el propósito de persuadir, narrar unos
acontecimientos o impulsar a las personas a actuar, deben ser creíbles para su público.
Pero, para el lector historiador crítico, es esta misma credibilidad lo que debe cuestionarse.
Todo autor tiene un punto de vista, y una labor esencial del lector es descubrir las
suposiciones del documento. Hay que abordar todas las afirmaciones con espíritu escéptico
(sin por ello dejar de admirar la audacia, los recursos retóricos y las comparaciones
inteligentes).
Una pregunta que sin duda debemos hacer es: "¿Se trata de una historia verosímil?"
Comprobar la credibilidad de un documento significa contemplarlo desde el otro lado.
2. ¿Qué puedo aprender sobre la sociedad que generó este documento?
Sin pretenderlo, todos los documentos revelan cosas acerca de sus autores y su
época. Las que más nos pueden decir sobre el periodo histórico o los hechos que estamos
estudiando son aquellas que están encarnadas en el lenguaje, la estructura y los supuestos
de los documentos Una lectura atenta y crítica del documento, que vaya más allá del simple
acto de leer, nos puede enseñar muchas cosas sobre las sociedades…
3. ¿Qué significa este documento para mí?
Así pues, ¿qué tienen que ver con usted “… el documento…”? Aparte de tener que
aprobar unos exámenes ¿por qué debe ocuparse de documentos históricos y qué puede
aprender de ellos? Sólo usted puede responder esta pregunta. Pero no lo hará mientras no
se la formule. Debe preguntarse por el sentido de todos los documentos que lea. Qué
significaron para sus actores históricos —los autores, el público y la sociedad— y qué
significan para nuestra propia sociedad.
Ahora que ya sabe cómo desdoblar el mapa de un documento histórico, debe
acostumbrarse a ser usted quien haga las preguntas. La tentación de saltar del nivel uno al
nivel dos, de empezar por la mitad o de formular preguntas sin orden alguno será fuerte.
Después de todo, probablemente disponga de una respuesta preparada para la pregunta:
"¿qué significa este documento para mí?". Sin embargo, si desarrolla la disciplina de
hacerse todas las preguntas en el orden correcto, pronto descubrirá que es capaz de
dominar un documento con una sola lectura, y que los complejos nombres y hechos que
suelen confundirle encajarán fácilmente en un modelo configurado por alguna de sus
preguntas. Al cabo de unas semanas, vuelva a leer estas páginas y pregúntese hasta qué
punto ha mantenido la disciplina de plantear preguntas históricas. Piense también en lo
seguro que se siente cuando lee o analiza documentos históricos.
Presentación de los trabajos prácticos
Los trabajos prácticos deberán presentarse de forma prolija y bajo el formato
siguiente
1. A máquina (computadora – Procesador de texto)
2. Hoja A4 (Normas IRAM 4X4) Margen superior e izquierdo 4cm, Margen derecho e
inferior 2cm.
3. Letra Arial o TNR de 10 o 12 dpi. Sin subrayados. Títulos hasta 14 dpi.
4. Justificación completa.
5. Numeración de páginas.
6. En encabezado indicar: Instituto, Carrera, Materia, Curso, Año, Nombre completo del
alumno.
7. Las citas se harán bajo el formato de normas APA 5. A pie de página y al final se
incluirá la bibliografía.
8. Si la longitud del trabajo lo requiriera, se incluirá un índice.
9. Los trabajos deberán presentarse impresos y deberán tener la longitud que se solicita
en cada uno de ellos.
10. SE PROHIBE TERMINANTEMENTE Y SERÁ CAUSAL DE DESCALIFICACIÓN EL
CORTADO Y PEGADO SIN LA CITA CORRESPONDIENTE O EL COPIAR EL
TRABAJO DE UN COMPAÑERO, WEB, ETC. (En dicho caso se procederá a
descalificar todos los trabajos comprometidos)

5
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

PRIMERA PARTE
CERCANO ORIENTE
1. CRECIENTE FÉRTIL
2. POBLAMIENTO DE ASIA ANTERIOR
3. HISTORIA GENERAL DE MESOPOTAMIA
4. SUMER ARCAICO
5. LOS ACADIOS
6. GUTI, LULLUBI Y HURRITAS
7. EL REINO DE MARI
8. BABILONIA
9. ASIRIOS
10. CASSITAS Y NEOBABILÓNIOS
11. LOS HITITAS
12. FRIGIA Y LIDIA
13. FENICIOS
14. HEBREOS
15. MEDOS
16. PERSAS
17. EGIPCIOS

6
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

CRECIENTE FÉRTIL

El neolítico
Este es el nombre que recibe la zona geográfica donde aparecieron por primera vez
los signos del neolítico. El término proviene de su forma, -que recuerda a la Luna en cuarto
creciente- y de sus muy privilegiadas condiciones medioambientales. En la Creciente Fértil
se desarrollaron, antes que, en ningún otro lugar, la agricultura. La ganadería y la cerámica,
entre otros logros culturales y tecnológicos.
Los materiales más empleados en estas rústicas viviendas eran: piedra- cuando se
disponía de ella-, madera, barro, juncos, paja y otros vegetales de poco peso. Las casas
más antiguas han sido encontradas en Jericó y Jarmo, habiéndose utilizado para
construirlas piedras y pisé (mezcla de tierra arcillosa, paja picada y agua, bien pisoteada).
Posteriormente se usó el ladrillo secado al sol. Las primeras viviendas tienen planta
redonda, luego aparecen las de planta rectangular.
Las transformaciones económicas del Neolítico tuvieron honda repercusión en la vida
del hombre. El contraste fundamental con el estilo de vida de los cazadores radica en la
sedentarización con todos los cambios psicológicos que ese hecho trae aparejados.
Al respecto, Jacqwuetta Hawkes, en la obra "Historia de la Humanidad" señala: "
Podrí decirse que para el individuo el cambio psicológico revolucionario consistió en el
reemplazo de la excitación e incertidumbre por la rutina y el duro trabajo, y que la
equivalencia social de esto fue una nueva estabilidad que reclamó una disciplina mayor y
más gobierno.".
La sedentarización fue un hecho de cultura, un hecho social, y no un hecho
económico. No fue la sequía la que, al obligar a los animales a reunirse en oasis, facilitó su
domesticación como pretendía Gordon Childe; ni fue el cultivo de los campos lo que obligó
al hombre a asentarse en un lugar, puesto que la construcción de los poblados permanentes
se remonta al Mesolítico (cultura Natufiense) en el X milenio a. C, es decir, varios milenios
antes de los primeros intentos de domesticación de animales y vegetales. Por lo tanto,
actualmente podemos afirmar que la vida sedentaria la que, al reducir los desplazamientos
de población, incitó a los hombres a conservar cerca de ellos, para su abastecimiento, a los
animales que fueron el origen de futuras especies domésticas, y a seleccionar los granos
de las especies vegetales que consumían. Las investigaciones más recientes en Anatolia,
Siria y Palestina, han demostrado sin ninguna duda que los hombres había construido
lugares de residencia habitual incluso antes de modificar sus técnicas alimentarias.
Todo lo señalado no impide afirmar que la vida en aldeas fijas debe ser aceptada
como el índice de la plena revolución neolítica. Ciertos elementos de cultura material la
acompañan, tales como el hacha, la hoz, el palo cavador.
Durante mucho tiempo se discutió si la agricultura había precedido a la ganadería o
viceversa. Actualmente se sostiene que los más antiguos asentamientos conocidos
dependían tanto de los animales domésticos como de los cereales cultivados.
La práctica de la labranza y de la cría del ganado le da al hombre una mayor
seguridad, pero a cambio de ella se siente mucho más atado a la tierra; una vez que ha
sembrado tiene que esperar la cosecha y su libertad se vio lógicamente limitada.
El vínculo establecido entre el hombre y la tierra hizo de la propiedad de ésta una cuestión
de gran importancia social. Es probable que los campos de cultivo pertenecieran a la
comunidad de la aldea y que fueran trabajados en forma comunitaria o que fueran
adjudicados anualmente a las distintas familias para que se ocuparan de su explotación.
En lo que se refiere al modo de vida, los prehistoriadores han destacado el carácter
pacífico de las comunidades neolíticas. Para realizar esta afirmación, se basan en la falta
de defensas en las aldeas y especialmente en la ausencia de armas de guerra en el
mobiliario fúnebre de los enterramientos neolíticos.
El proceso de neolitización determinó una mejora en la dieta alimenticia, así como la
posibilidad de almacenar excedentes, y este cambio facilitó un aumento demográfico. Al
crecer las comunidades neolíticas debió de aparecer una especialización por oficios:
alfareros, tejedores, cesteros, etc.
Se admite generalmente que fue la mujer quién inventó y desarrolló la agricultura y
también se le atribuye la invención de la cerámica y de las artes de hilar y tejer. Los niños
se hacen económicamente útiles pues ayudan en la cosecha y en el cuidado de los
animales. Los hombres se dedican a la cría del ganado a la que sumó el pulimentado de las
hachas y azadas de piedra.
Resulta muy difícil deducir de los testimonios arqueológicos de que se disponen,
cuáles eran las formas de jefatura y de autoridad existentes en el Neolítico. Es probable que
cuando fuera necesario solucionar alguna disputa, se recurriera a un consejo formado por

7
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

personas de la aldea o por grupos de mayores. Los investigadores que sostienen esta
especie de gobierno de toda la comunidad se basan en la falta de grandes casas o.
enterramientos importantes que serían índice de la existencia de una clase gobernante. El
sistema de gobierno se fundaría pues en la fuerza de la costumbre, el consejo y el consenso
común. Sólo se advierte la influencia de determinados jefes o caudillos1 en aquellas
comunidades neolíticas que se encontraban muy avanzadas en su camino hacia la
civilización.
La cerámica fue una de las conquistas más importantes del Neolítico. Apareció en
forma independiente en diferentes regiones del planeta. Su origen es posterior a la
domesticación de plantas y animales, sigue siendo debatido por los investigadores, aunque
muchos consideran que está relacionado con el cambio de dieta que provocó el desarrollo
de la agricultura y con la búsqueda de nuevos sistemas para almacenar y conservar la
comida.
Muchos arqueólogos sostienen que la cerámica apareció en Anatolia (Asia Menor) a
la que consideran la cuna de la misma. Posteriormente se extendió rápidamente por Siria,
Palestina, los montes Zagros y el norte de Mesopotamia.
Posiblemente nunca se pueda determinar cómo se realizó el invento de la cerámica.
Parece verosímil que en algún momento y lugar los recipientes de madera o cestería se
recubrieran con barro y arcilla para reforzarlos y poder colocarlos junto al fuego. También
es probable que recubrieran los cuerpos de algunos vegetales y endurecieran su superficie
aproximándolos al fuego. En realidad, la arcilla abunda en todas las regiones y, para la
obtención de recipientes primarios, no es necesaria una excesiva especialización.
Más qué en procedimiento técnico de fabricación conviene fijarse en las ventajas que
representa la cerámica, pues ahora ella posibilita la preparación de guisos, con lo que las
carnes más duras pueden hervirse más tiempo para ser ablandadas. También facilita la
cocción de cereales y legumbres. También se enriquecerá la vasija tradicional con piezas
más especializadas: platos hondos para guisos, platos llanos para carne, pescados y otros
alimentos sólidos, jarros y tinajas para contener y ¡servir líquidos.
Otra actividad del Neolítico fue la cestería. Los restos de cestería más antiguos fueron
encontrados en el asentamiento del Fayum (Egipto). Esta cestería estaba fabricada
mediante la técnica del enrollamiento, que consistía en arrollar un haz de fibras en espiral,
de tal manera que cada vuelta quede cosida a su vecina utilizando para ello una tira de
costura del mismo material. Es importante señalar que los principios básicos de la técnica
de la cestería se mantienen sin variantes hasta nuestros días.
Entre los restos dejados por las primeras poblaciones neolíticas del Cercano Oriente,
se encuentran los primeros indicios de la industria textil. La materia prima empleada fue el
lino, el algodón y la lana. Entre las invenciones previas, es importante destacar el torno de
hilar.
El tejido en su forma más sencilla puede ser realizado sin un telar, simplemente con
los dedos. Desde los primeros tiempos del Neolítico se ven aparecer los telares que estaban
formados por dos barras fijadas horizontalmente al suelo, con los hilos mantenidos tensos
entre ellas. Los más antiguos -estos de tejido proceden también del Fayum.
A pesar de que existen pruebas concluyentes sobre el desarrollo de la industria textil
y que han sobrevivido numerosos adornos personales, los testimonios sobre las primeras
formas de vestir son muy escasos y debemos conformarnos con la suposición de que ya se
hubiera iniciado el uso del taparrabos y el faldellín.
La propagación del Neolítico por Europa, tuvo como núcleo original el Egeo y
Anatolia. Desde allí, poco a poco, el fenómeno de la neolitización se desplazó hasta
diferentes zonas costeras, comenzando por ambas orillas del Adriático, sur de Italia, Sicilia
y las islas del Tirreno, Liguria, sur de Francia y España y norte de África.
Con respecto a la religión, no hay una ruptura total con las ideas religiosas del
Paleolítico, por ejemplo, el universo demoníaco y la vinculación magia-religión, las Venus o
diosa- madre.
Los monumentos megalíticos desempeñaron un lugar importante dentro de la religión
del Neolítico. Comprendían: los dólmenes, los menhires y los crómlech.
El foco originario de estos monumentos parece haber sido la península Ibérica desde
donde se difundió al norte de Europa y la cuenca del Mediterráneo. Actualmente se
considera que los megalitos constituyen una manifestación nueva del antiguo culto de los
espíritus de los muertos y de los antepasados.
En cuanto a los dólmenes, término que significa literalmente "mesa de piedra", se
componían de una o más piedras colocadas horizontalmente sobre otras piedras verticales
formando una mesa, la que originariamente estaba recubierta por un túmulo de tierra que la
protegía. Eran sepulturas colectivas, donde al mismo tiempo se oraba a los muertos y se les
hacía ofrendas para pedir su ayuda y protección.
8
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Los menhires, literalmente piedra larga, son megalitos formados por una piedra larga
clavada verticalmente en el suelo. Estaban destinados a ser el albergue de las almas
errantes de los muertos. Pueden aparecer aislados o en conjuntos, dando lugar entonces a
los alineamientos de menhires en hileras paralelas, por ejemplo, Carnac en Francia.
También los menhires pueden agruparse en forma de círculo dando lugar entonces a los
llamados crómlech.
“…No vamos a describir aquí con todo detalle la labor de los arqueólogos para
excavar las ruinas de las antiguas ciudades mesopotámicas. Ha sido un trabajo que ha
necesitado más de un siglo y al que se han dedicado generaciones de hombres ilustres.
Como sea que el llano de la Baja Mesopotamia carece de piedra, las construcciones, hechas
de ladrillos sin cocer, han formado una sola masa con el terraplén sobre el que estaban
edificadas, destacando ahora su silueta sobre la llanura uniforme del desierto. Algunas
ruinas son simplemente un montículo solitario; otras están compuestas de varias colinas
artificiales, cada una de las cuales sería un monumento o grupo de ellos sobre un mismo
pedestal; a veces la extensión de las ruinas ocupa, como en Babilonia, varios centenares
de hectáreas de terreno. Los tells o montículos de ruinas han sido explorados más o menos
completamente; en algunos sólo se han abierto trincheras y zanjas paralelas para reconocer
su contenido; otros han sido excavados metódicamente, reconociendo con cuidado las
capas arqueológicas de su interior. Porque en este llano, expuesto ya en la antigüedad a
las inundaciones, no se apartaban los escombros al erigir un monumento sobre el área de
las viejas edificaciones, sino que se construía sobre ellos, para así levantar más el nivel de
la construcción, y por lo tanto estos montículos constituyen una verdadera superposición de
ruinas.

Pero, a pesar del riguroso método científico adoptado, no ha sido posible encontrar
todavía en Mesopotamia restos antropológicos de las primeras industrias paleolíticas. Hay
que recordar que con sus periódicas crecidas los ríos han cubierto la llanura de una espesa
Ídolo femenino capa de aluvión que impediría reconocer el paso del mesopotámico hombre
si no fuera por las plataformas artificiales de anterior a la diferenciación de las que ya hemos
hablado, y que, además, al hacer capas divinidades femeninas, algo profundas en el suelo,
el agua que por ellas se filtra impide continuar la excavación. Por esto resulta la paradoja
de que el país que se ha supuesto ser la cuna de las esculturas primitivas, de la humanidad
no proporciona restos del hombre prehistórico; las más antiguas pruebas de la existencia
del hombre en Mesopotamia son esos tells de ruinas superpuestas de que antes hemos
hablado. Y en las más profundas de sus capas, en los más primitivos palacios edificados
sobre ellas, en los primeros días de su construcción, ya aparecen restos de un pueblo

LA CIVILIZACIÓN NEOLÍTICA EN MESOPOTAMIA5

5 (VV.AA., Historia Universal. La antigüedad Egipto y Oriente Medio. (V2), 2005)


9
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Cronología
aproximada
PALESTINA NORTE DE MESOPOTAMIA
(años a. de
J.C.)
Cultura natufiense, que representa el
Mesolítico de raíz auriñaciense
eslabón entre la sociedad paleolítica
mediterránea.
avanzada y la neolítica.
Poblados de transición: Karim Shahir,

6000
Cultura de Abu-Usba, neolítica pre campamento, industria del sílex,
urbana. Hábitat en cuevas, instrumental de piedra pulimentada;
agricultura, pulimento de la piedra, conocen ya la domesticación de
domesticación de la oveja, la vaca y animales, aunque practican aún la caza
el cerdo, actividad cazadora. en gran escala. No hay pruebas de
cultivo de cereales.
Fase urbana: Jarmo, poblado estable con
doce niveles de ocupación;
construcciones de tapial en los niveles
Transición a la vida urbana: Sha'a-ha- inferiores y con fundamento de piedra en
galan y Jericó en Palestina; Tell los superiores; en aquéllos aparece una
Mersin y Sakie Geuzi en Siria-Cilicia industria ya neolítica de piedra, con
(paralelos a Merimde en Egipto). presencia de obsidiana, lo que testimonia

4500
Jericó: pre cerámico; fortaleza de relaciones con Anatolia; en los niveles
muros de piedra, construcciones superiores aparece por primera vez la
circulares; figurillas femeninas; cerámica, con decoración pintada;
agricultura y amplias relaciones figurillas representando animales y
comerciales. personajes femeninos; economía agrícola
(cebada, dos especies de trigo, pistacho)
y ganadera (cerdo, oveja, vaca) Fechado
entre 4758 y 4650,
Hassuna: fase paralela a Jarmo en sus
estratos inferiores; la fase superior
muestra la existencia de casas
rectangulares de adobe divididas en
varios compartimentos; la cerámica,
incisa y pintada, con la aparición de temas
geométricos y representaciones de
animales estilizados, se usa en amplias
zonas. Paralela a la cerámica de Samarra
-mejores materiales y cocción, formas
más precisas-y de Tell Halaf;
4000

enriquecimiento de la vida de poblado en


verdaderas ciudades.

SUMER

La progresiva desecación de la Baja Mesopotamia da lugar a un poblamiento que


va a hacerse más denso hasta conquistar la supremacía cultural, sustituyendo a
la de los altiplanos palestinos y mesopotámicos. En la época de Tell Halaf nos
encontramos con la primera cultura en el delta: Eridu.

Cultura de Al-Ubaid, que se superpone a la de Tell Halaf y Se extiende por toda


Mesopotamia, Siria septentrional, hasta Irán y Cilicia, formando una amplísima
unidad cultural; innovaciones técnicas: uso del ladrillo en la construcción y del
cobre en la fabricación de instrumentos; cerámica fabricada con torno, motivos
geométricos y de animales estilizados, formas variadas; pequeñas figurillas
femeninas.

Período de Uruk: su inicio parece corresponder a la llegada de los sumerios; rompe


la unidad cultural establecida en fases anteriores para consagrar la primacía de
Sumer; estratos XIV-IV de Uruk, mayor importancia del templo, con revestimiento
3000

de muros; cerámica pulimentada; en el estrato IV aparece la escritura, lo que da


paso a la época histórica en la Baja Mesopotamia.

Período de Djemdet-Nasr (estratos III-II de Uruk); cerámica pintada, monocroma y


policroma; aparición de la glíptica, con el característico sello cilíndrico
mesopotámico; inicios de la estatuaria y del relieve en piedra; metalurgia del cobre;
influencia sobre Egipto.

10
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

organizado civilmente, con principios de derecho, con un culto complejo y, sobre todo, con
un sistema de escritura apto para recordar su historia a las generaciones futuras…”6
La edad de los metales
Sociedades Urbanas del Cercano Oriente descubrieron hacia el 4000 a.C., la
importancia de los metales para la fabricación de los instrumentos. Primero se utilizó el
cobre, luego el bronce y finalmente el hierro.
El empleó de metales para la fabricación de instrumentos y armas, no significó el
reemplazo inmediato de la piedra como material principal. A ello hay que agregar que los
metales no se encontraban en todas las regiones y los pueblos comenzaron a utilizarlos en
diferentes épocas. Por esto, existen diferentes cronologías de la Edad de los Metales para
distintas regiones, pudiéndose establecer algunas fechas que marcan los inicios de su
utilización y progresiva difusión.
Para el Cercano Oriente, las fechas son las siguientes:7
Cobre: desde el 4000 a.C.
Bronce: desde el 3000 a.C.
Hierro: desde el 1700 a. C.
En Europa occidental, durante el III milenio a.C., aparecen las primeras
manifestaciones de una incipiente industria metalúrgica del cobre en Italia, los Alpes,
Cerdeña, sur de España.
Ante, los hombres emplearon algunos minerales coloreados y molidos como la
malaquita de color verde y el ocre de color rojo para pintar su cuerpo, su cara o las paredes
de las cuevas.
La recolección de oro y piedras preciosas a las que daban un valor mágico o religioso,
llevó a los hombres a las regiones metalíferas. Los primeros metales utilizados fueron el
cobre y el oro, probablemente por su atractiva forma en bruto y por su ductilidad para ser
martillados con piedra hasta conseguir modelarlos y cortarlos.
La limitada existencia de yacimientos puros fue motivo para que el hombre
descubriera los primeros atisbos de la metalurgia. Experimentó que mediante el calor podían
producirse cambios químicos en los minerales metálicos, separando así el metal puro del
mineral mismo, lo que significó un avance muy importante. El calor también permitía moldear
los metales una vez fundidos, siendo este el principio de la metalurgia.
Este descubrimiento tuvo lugar en forma separada en Asia occidental y en el
sudoeste de Europa. Este conocimiento se extendió desde estos centros hacia el resto de
Europa, Asia y África del norte. El trabajo con estos primeros metales se usó principalmente
para fabricar piezas de ornamento y como muestra de ostentación, ya que las armas y
herramientas de cobre tenían un uso limitado.
El bronce es una mezcla de cobre y estaño. Ambos se encuentran en minerales que
se extraen de la tierra. Para obtener el metal, el mineral se calienta a altas temperaturas y
al fundirse se separa de la roca. Este proceso se denomina fundición. Se obtiene un lingote
de bronce fundiendo juntos lingotes de cobre sólido y de estaño. A su vez, el bronce puede
refundirse para verterlo en moldes. Con el bronce se fabricaron espadas, broches, cuchillos
alfileres, escudos. Como en Europa no abundaba el cobre ni el estaño, aparecieron los
exploradores y mineros, desarrollándose un mercado de largo alcance de lingotes de metal,
y con ello surgieron los puntos comerciales más céntricos.
El control del mercado significaba poder: aparecen entonces los grandes
asentamientos fortificados que dominan las rutas comerciales y eran, a la vez, centros
metalúrgicos.
El bronce también fue utilizado para la fabricación de útiles de labranza, los que
mejoraron considerablemente las técnicas agrícolas.
Tal vez el descubrimiento más relevante de esta época fue el de la forja del hierro,
puesto que se trata del metal más común. Al añadirle carbono, se transforma en acero,
metal que permite el filo más cortante que todos.
Los primeros trabajadores expertos en hierro fueron los hititas que vivieron en
Anatolia. Cerca del 1500 a.C., perfeccionaron la fundición del mineral y la fabricación de
objetos de hierro. Mantuvieron en secreto sus técnicas, pero cuando su imperio se
derrumbó, ese conocimiento se difundió por Europa, donde la Edad del Hierro se inició en
el 1100 a.C.
La búsqueda de los metales llevó al hombre a buscarlos en lugares más o menos
distantes. Los poblados agrícolas que no estaban en zonas metalíferas tuvieron que ofrecer

6 (VV.AA., Historia Universal. La antigüedad Egipto y Oriente Medio. (V2), 2005)


7
(Almagro, 1970)
11
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

el producto que para ellos era abundante —los alimentos- para obtener el metal. Así, los
poblados que generaron un excedente de alimentos tuvieron asegurado el intercambio por
trueque con los pueblos mineros.
Las nuevas actividades relacionadas con la búsqueda de metales originaron la
necesidad de fabricar nuevas herramientas y también la de mejorar los medios de
transporte. La rueda fue la conquista más importante de los primeros carpinteros. Este
invento hizo más fácil el aprovechamiento de la fuerza motriz de tracción animal y de los
vientos.
Otra consecuencia importante de la utilización de los metales, además del
intercambio, fue la especialización en la fabricación de objetos de metal, ya que la misma
requería de conocimientos precisos y mucha habilidad.
Bibliografía:
(Almagro, 1970); (Feo, 1972); (Gordon Childe, 1997); (VV.AA., Historia Universal. El origen
del hombre y la Prehistoria. (V1), 1984); (VV.AA., Prehistoria y primeras civilizaciones. (V1),
2005)

MESOPOTAMIA8

El espacio geográfico:
Dos grandes ríos, el Tigris y el Éufrates, forman la región, que los griegos llamaron
Mesopotamia o "país que está entre ríos". Estos tienen sus fuentes a poca distancia uno del
otro, en el macizo de los montes de Armenia, situados al suroeste del Cáucaso. Después
de seguir en su trayectoria un curso más o menos paralelo (el Éufrates describe una amplia
curva hacia el interior del desierto sirio) se van a unir para desembocar juntos en el golfo
Pérsico9.
Estos ríos crecen por el deshielo de las montañas de Armenia entre mayo y
septiembre, e inundan grandes territorios. Esto implicó también aquí como en Egipto, la
necesidad del esfuerzo humano para dominar las crecidas que son caprichosas e
imprevisibles.
La Mesopotamia, por ser una región de fácil acceso desde África, Asia y Europa,
se convirtió en un lugar de paso de diferentes pueblos. Ello se debió a que es una región
abierta. A Egipto, la Naturaleza le fija las fronteras que son una constante invitación a la
unidad. Para Mesopotamia es completamente diferente, incluso cuando la bordean los
desiertos, éstos, a excepción del de Arabia, son menos hostiles al hombre que los que
constituyen los límites de Egipto. En particular por el lado de Siria, y cada vez más hacia el
norte, presentan el aspecto de estepa más que de verdaderos desiertos; además la costa
fenicia y siria está lo bastante próxima y tiene el suficiente atractivo para compensar el
esfuerzo exigido para atravesar dichas regiones. En el resto de sus fronteras, Mesopotamia
se relaciona sin dificultad con otras tierras propicias para la vida humana A diferencia de la
población egipcia, la mesopotámica, no estaba inclinada a la unidad, el país se fraccionaba
en varios Estados; se abría a las influencias exteriores, a las infiltraciones y hasta las
invasiones, que en su gran mayoría fueron de pueblos de origen semita, provenientes del
desierto arábigo.
En la Mesopotamia se distinguen las siguientes regiones
 Al sur, la Baja Mesopotamia, o Sumer o Caldea, llanura fértil por las crecidas de
los ríos, cuya civilización, primera en aparecer, se impuso en el resto de la
Mesopotamia por su superioridad más que por la fuerza de las armas. Sus principales
ciudades, situadas algunas en las inmediaciones del golfo Pérsico, otras a orillas de
ambos ríos o de los canales que las unían fueron: Eridú, Ur, Uruk, Lagash, Ummna,
Nippur, Larsa, entre otras.
 En el centro se extendía el país de Akkad, cuya principal ciudad era Kish y no lejos
de ella Babilonia, cuyo nombre aparece sólo en el curso del 3er. Milenio a. C. A partir
del segundo milenio a.C. el país de Akkad toma el nombre de Babilonia.
 Al norte la Alta Mesopotamia o Asiría, zona de montañas, clima rigurosos y escasa
vegetación. Principales ciudades: Azur y Nínive.
“…Los griegos llamaban Mesopotamia, que quiere decir "entre-ríos", al país de los valles
inferiores del Éufrates y el Tigris. Los dos ríos corren paralelos, atravesando un llano de
aluvión que forman con sus inundaciones; ambos crecen regularmente cada primavera,
pero su crecida no dura tanto como la del Nilo. El Tigris suele subir a principios de marzo,

8Tomado de la selección de lecturas de la Profesora Nora Fusz de Alsina.


9Nota del Prof. Maeder: antiguamente desembocaban en forma separada, hoy lo hacen a través del Río Shat-
el-Arab de más de 33 km de longitud. Ello nos indica la modificación del espacio geográfico.
12
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

al fundirse las nieves de las montañas de Armenia; a mediados de mayo empieza a decrecer
y vuelve a su cauce normal a últimos de junio. El Éufrates, que recoge las aguas del Taurus,
empieza a crecer a últimos de marzo y sigue subiendo hasta junio, mes en que llega a unos
cuatro metros sobre el nivel ordinario. A mediados de julio vuelve a descender y sigue
descendiendo hasta el período de las aguas bajas, que comienza en septiembre.
La lluvia en Mesopotamia es tan escasa como en Egipto, de aquí la necesidad de
aprovechar para el riego este fenómeno de la inundación. En la antigüedad, las riberas
estaban protegidas por muros de ladrillo, y numerosos canales conducían el agua a través
del llano y la embalsaban para distribuirla en los períodos de sequía. Este sistema perfecto
de acequias y lagunas está hoy completamente destruido, y el país, que, según los
escritores griegos, producía hasta el trescientos por uno del grano que se sembraba, es
ahora un desierto inculto, con grandes regiones pantanosas y malsanas. Los cursos de
agua, hoy cegados, servían en otro tiempo para la navegación, y los viajes, tan penosos por
el desierto, se hacían cómodamente por los canales. Para esto se usaban armadías
sostenidas por odres de cuero o botes hechos de cañas y arcilla, que todavía estaban en
uso en los dos ríos hace poco tiempo.
El Génesis pone en la Mesopotamia la cuna de la humanidad; allí creó Dios al hombre y allí
estaba el Edén o Paraíso terrenal. Allí vivieron los patriarcas hasta el Diluvio, allí se edificó
la torre de Babel, y de una ciudad del delta del Éufrates, llamada Ur, partió Abraham para
Palestina. La Biblia está llena de referencias a este país de entre-ríos; su historia está
relacionada con la del "pueblo escogido", y esto ha hecho que se explorara Mesopotamia
con un interés superior acaso al que despierta Egipto…”10

POBLAMIENTO DEL ASIA ANTERIOR


Se atribuye el poblamiento del Asia Anterior antigua a tres grupos muy diferentes: los
ASIANICOS, cuyo importante papel se ha precisado en estos años recientes, los SEMITAS y
los INDO-EUROPEOS.
Los principales entre ellos son los asiánicos (Súmeros, elamitas, hurritas y protohititas);
los semitas (acadios, asirios y babilonios, arameos, fenicios, israelitas y árabes) y los indo-
europeos (hititas, medos y persas). Tres familias de lenguas forman las que se hablaban,
correspondientes a los tres bloques mencionados.
Los Asiánicos
“…gran sorpresa ha sido tener que reconocer que los primeros pobladores de este país
singular, los que se organizan allí en estados ya 5.000 años a. de J.C., no son, como habíamos
imaginado y hacía sospechar la Biblia, de raza semítica. Los semitas llegaron más tarde,
fueron unos invasores; antes de su llegada había establecidos en los valles del Éufrates y el
Tigris otros pobladores que conocemos con el nombre de sumerios, de Sumer, como ellos
mismos llamaban a su país.
Hoy la historia de estos primeros pobladores de la Mesopotamia (o sea, los sumerios)
está documentada, porque ya hemos dicho que poseían un sistema de escritura, y sus
inscripciones y tabletas se leen sin mucha dificultad debido a que los semitas posteriores, para
quienes la lengua de los sumerios era tan extraña como para nosotros, tuvieron buen cuidado
en conservar los textos de aquella otra civilización que les precedió en el país y acompañados
a veces con traducciones en su lengua semítica puestas al lado.
En la actualidad sabemos que la lengua de los sumerios no es semítica; parece más
bien emparentada con las lenguas del grupo turanio, a que pertenecen el turco, el finlandés y
el mongol. Tampoco el tipo físico de los primeros pobladores de Mesopotamia es semítico:
tenemos relieves y estatuas que nos dan perfecta idea de su parecido y los muestran muy
distintos de los típicos semitas que habían de llegar después. Los sumerios llevan rapadas la
cara y la cabeza, tienen la nariz grande y puntiaguda, los labios carnosos, pero no curvados
como los semitas. Visten un simple manto doblado desde la cintura hasta los pies, como unas
enaguas; a veces este manto sube hasta el hombro. Algunos cubren su cráneo afeitado con
un turbante, que parece signo de autoridad. Las mujeres llevan una túnica de lino y encima un
manto de lana que cubre el cuerpo.
Desde luego, cabe preguntarse de dónde venían estos primitivos habitantes de
Mesopotamia. Ya hemos señalado el parentesco de la lengua de los sumerios con la de los
turcos y mongoles; hay, pues, que buscar su origen común en el Turquestán. Hoy se cree que
emigraron al acabar el último período glacial, cuando las regiones del centro de Asia
empezaron a adquirir su climatología actual.

10 (VV.AA., Historia Universal. La antigüedad Egipto y Oriente Medio. (V2), 2005)


13
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Las exploraciones han puesto de manifiesto que, en una época remota, aquellos
lugares estuvieron habitados, y hasta una misión de la Carnegie Institution descubrió, en los
montículos de ruinas, ídolos semejantes a los primitivos ídolos sumerios y cerámica pintada
análoga a la de Sumer más arcaica; en cambio, las inscripciones o pictografías que podrían
relacionar los primitivos jeroglíficos chinos con los caldeos no han aparecido todavía.
Al notarse los primeros síntomas del cambio de clima, al acabar el período glacial,
numerosas comunidades de sumerios debieron de emigrar siguiendo las corrientes de agua
hasta establecerse en el delta del Éufrates. Donde la tierra quedaba al descubierto de las
aguas, se formaron grupos de chozas que después fueron las viejas ciudades de Sumeria.
Cada una de éstas reconocía un espíritu protector, de carácter semitotémico, y hasta cuando
estas divinidades locales se hicieron antropomórficas, cada dios o diosa tuvo un animal
sagrado predilecto, que es reminiscencia de la mentalidad prehistórica y subsiste al lado de
una concepción más espiritual. Además, el culto tan fuertemente radicado para cada dios en
una ciudad determinada indica que en un principio los dioses eran espíritus protectores de un
clan o de una familia que se estableció primeramente en aquel lugar…”11
Los semitas12: sobre el origen de los semitas

El problema:
La historia comienza con la aparición de documentos y los documentos muestran a los
pueblos semíticos ya diferenciados y atestiguados en las regiones que fueron los centros
tradicionales de sus vicisitudes. Los lazos que unen a los pueblos de ésta familia y sobre todo
su estrecho parentesco lingüístico, justifica la hipótesis de una zona de irradiación sobre la cual
los semitas se habrían desplazado hacia los diferentes hábitats donde los encontramos
instalados en el período histórico. Esta hipótesis es la premisa para la hipótesis paralela de la
difusión de la lengua.
La unidad primitiva de los pueblos semíticos es una hipótesis, no ha sido demostrada
con todo el rigor necesario, pero es el conjunto de todos los elementos comunes a los semitas
lo que la refuerza. La búsqueda de la misma, por lo menos dentro de los límites que se han
fijado hasta ahora, debe tomarse en sentido relativo y no absoluto.
Se ha querido determinar el punto de partida de las migraciones históricas, sin
establecerse si representa efectivamente el punto donde los pueblos semíticos se habían
formado o si no constituye más que una zona de tránsito.
El problema ha sido discutido en el pasado más que actualmente, teniéndose en cuenta,
la dificultad que existe para resolver cuestiones pertenecientes a la lejana prehistoria de los
pueblos. Por otra parte, la concepción rígida y esquemática de la difusión por ramas de los
pueblos y de lenguas de una manera - podría decirse - tan genealógica, ha dejado de gozar
del apoyo que tuvo una vez. Se ha reemplazado esta teoría por la opinión que la prehistoria y
también la historia deben parecerse como un flujo y reflujo completo e incontrolable de
entidades étnicas y lingüísticas.
A la hipótesis de la diferenciación progresiva de las lenguas se ha yuxtapuesto la de la
aglutinación, según la cual diversos dialectos pudieron, bajo la presión de movimientos
políticos o culturales converger pera fusionarse en una lengua única.
Cualquiera sea la que se acepte, el problema de un hábitat primitivo de los semitas ha
apasionado a generaciones de sabios y es útil reunir aquí los elementos que se tienen al
respecto.
La zona de difusión
Se puede decir, con certeza, que las migraciones semíticas que conocemos han partido
en la mayoría de los casos del desierto arábigo. Si a ello se agrega la característica
fuertemente conservadora del árabe cuando se la compara con otras lenguas semíticas, se
tienen algunos elementos que apoyan la tesis sustentada por diversos sabios que ven en
Arabia el punto de partida de la difusión de éstos pueblos.
Albright ha puesto en duda que el camello, animal indispensable para la vida en el
desierto, haya sido domesticado antes de la primera mitad del IIº milenio a.C. Si ésta
observación fuese considerada como bien fundamentada, se podría admitir que las
migraciones semíticas no han podido partir de zonas situadas muy dentro, en el desierto. Han
debido venir de la periferia -el desierto de Siria- donde es posible una vida semi-nómada con
otros animales domésticos. Pero la tesis de Albright es muy controvertida y se han encontrado
indicios que la domesticación del camello fue anterior.

11(VV.AA., Historia Universal. La antigüedad Egipto y Oriente Medio. (V2), 2005).


12(Moscati, 1976) Traducción: Perla Fuscaldo, Serie Bibliográfica N° 9. Bs. As., Facultad de Filosofía y Letras,
1976.
14
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Gaetani invoca un argumento geológico, en favor del origen arábigo de los semitas.
Sostiene que la Península Arábiga no fue siempre árida. En una época muy remota debió ser
fértil, como el Sahara del que es su continuación natural. Sin embargo, éste argumento no es
muy sólido, ya que se ha demostrado que la aridez de Arabia es muy anterior al período en
que se ubican las migraciones semíticas, pero aún con ésta reserva, se puede considerar que
el impulso migratorio de los pueblos de Arabia pudo haberse dado después de la estabilización
de las condiciones climáticas por el hecho que el desierto no podía tolerar el aumento
demográfico natural, por la atracción constante que ejercían las regiones vecinas más fértiles
sobre sus habitantes.
La tesis del origen árabe del hábitat de los pueblos semíticos no fue la única sostenida.
Otras hipótesis ubican ese hábitat en la Mesopotamia, en la alta meseta de Armenia, en el
África, etc. De todas ellas la más interesante, es la primera, por los curiosos elementos
lingüísticos invocados en su apoyo.
Un sabio italiano, Ignacio Guidi, se dedicó a registros de toda una serie de nombres
semíticos antiguos, que son comunes a todas las lenguas del grupo: nombres de lugares, de
plantas, y de minerales. Notó que esos términos parecen aplicarse a una región plana,
bordeada por ríos, con una economía pastoril y cultivo de cereales. Por el contrario, las
palabras que se vinculan con el desierto y las montañas difieren en la mayoría de los casos de
una lengua a otra. Concluyó Guidi, que vivieron juntos en la Mesopotamia. Los semitas no
habrían conocido las regiones desérticas y montañosas sino después de haberse separado
en grupos, lo que explicaría la diversidad de nombres referidos a montaña y desierto en las
diferentes lenguas. El ejemplo más significativo citado por Guidi es el nombre nahr "río" en
todas las lenguas semitas, pero cada una de ellas tiene un término diferente para designar la
montaña.
Sin embargo, los argumentos lingüísticos de ésta teoría no son probatorios como
parecen a primera instancia.
Como conclusión sobre las diversas teorías referentes al hábitat del origen de los
semitas, decimos lo sostenido al principio, estos pueblos vivieron como nómadas en el desierto
de Arabia antes de comenzar a dispersarse hacia la periferia.
Condiciones de vida de los antiguos semitas
Las condiciones de vida de los pueblos semíticos en vísperas de sus migraciones
históricas han tenido una importancia capital sobre el curso de su historia y evolución de su
civilización. Se las encuentra como factores que obran en base a múltiples manifestaciones
del pensamiento y como móviles de acción en el curso de las vicisitudes históricas de los
pueblos, determinando unos y otros en función de una poderosa herencia.
En los vastos espacios de Arabia, los pueblos semíticos han vivido durante siglos en la
condición de nómadas. En perpetuo movimiento en torno a los oasis y centros menos áridos,
necesitaron del ganado para obtener los medios necesarios para vivir, que ya de por sí eran
extremadamente rudimentarios.
Organizados en grupos más o menos grandes, debieron afrontar la lucha contra los
hombres y la naturaleza. El mismo desierto los convierte en hombres rudos. En ninguna parte
pueden detenerse por largo tiempo, ya que la tierra no permite una estadía estable. Sus
ganados los seguían en sus migraciones y sufrían las vicisitudes de una vida que ignora el
mañana.
Se puede intentar hacer una reconstrucción aproximada de la antigüedad nómada de
los semitas, aunque ella refleja una base anterior a la histórica. De hecho, las condiciones de
vida en el desierto no han podido variar en el curso de los siglos sucesivos y los beduinos
árabes no han hecho más que perpetuar normas de existencia análogas a las de la prehistoria.
Sus prosistas y poetas han narrado y cantado a la pobreza, las luchas, los viajes y peligros del
desierto en obras que han alcanzado un nivel descriptivo y lírico muy elevado.
La domesticación tardía del camello no es admitida actualmente. Este hubiera reducido
el nomadismo y semi-nomadismo a la vecindad de las regiones cultivables.
En la antigua historia hebrea se encuentran también trazos que evocan las formas más
antiguas de la vida semítica. Particularmente el Génesis describe las migraciones sucesivas
de tribus que siguieron a Abraham a la tierra prometida. Los numerosos episodios reflejan la
organización familiar y social propia de los pastores del desierto. Aun cuando estas noticias
sean más tardías, presentan un diseño fiel y colorido de los antiguos semitas.
Nos limitaremos aquí a dar algunas indicaciones de orden general.
La vida en el desierto es una existencia continua de luchas y peligros. La naturaleza
impone al hombre privaciones y presenta peligros de todo tipo. Tiene que vivir en tensión, ya
que un momento de flaqueza o de descorazonamiento puede serle fatal. Debe saber soportar
la sed y el hambre, el calor del día y el frío de la noche. Aún hoy, los beduinos se protegen de
la intemperie usando amplios mantos de lana. Al contacto con el peligro su fuerza física y su
15
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

fortaleza se agudizan.
A menudo la necesidad y la audacia que le es natural hacen del nómada un "pillo". La
palabra razzia es de origen árabe y expresa precisamente las incursiones de pillaje que hacían
sobre las poblaciones y rutas de comerciales. Llevado al plano de la historia, la razzia, se
convierte en la forma típica de la guerra cuando los árabes comienzan a molestar a sus
vecinos, sin ninguna intención de conquista durable.
Pero no en todos los aspectos de la vida en el desierto, son necesariamente duros y
crueles. La pobreza infinita de las grandes extensiones de arena, lleva al hombre a tender la
mano a su prójimo. Actualmente se mantiene la costumbre que el viajero fatigado reciba ayuda
en la tienda que encuentre a su paso. A su vez, ofrecerá la misma ayuda y seguridad a otros
que se encuentren en la misma situación. Así nace la costumbre nómada de la hospitalidad,
que es una ley en el sentido propio del término.
La unidad social es la familia, que toma aquí una importancia preponderante. La
autoridad suprema está representada por el padre; la descendencia cuenta por línea paterna
y los hijos que se casan viven con sus mujeres dentro de la familia paterna, que así se agranda
progresivamente. Este sistema, el patriarcado, no fue el único usado en la antigua familia
nómada. Se encuentran entre los nómadas algunos rasgos de una organización matriarcal,
como por ejemplo el hecho de que algunas tribus sean consideradas como femeninas y otras
masculinas. Esto podría depender por otra parte, del sexo de la divinidad protectora de la tribu.
En la familia nómada, el matrimonio, tiene carácter poligámico. No existe ningún
argumento de orden moral contra ésta institución, que encuentra su limitación natural en las
condiciones económicas, como ocurre en la actualidad. No es fácil mantener a muchas
personas en el desierto, donde el hombre debe tener la menor carga para afrontar la dureza
de la existencia. Cuando la legislación de los semitas regule la vida familiar, sancionará la
poligamia, sin favorecerla y limitándola en ciertos casos.
La novia, es elegida, de preferencia, dentro de la tribu, es decir siguiendo un sistema
endogámico. La fuerza de la tradición y el ideal de pureza de sangre -tan frecuente en la vida
de las tribus- aporta una desconfianza frente a la mujer extranjera (exogamia). En Génesis
XXVI, 34-35, se relata que Isaac y Rebeca sufrieron porque Esaú había tomado por esposa a
una mujer jetea (o hetea)13. Y cuando se trataba de dar esposa a su hijo Jacob, le recomienda
desposar a una hija de su pueblo (XXVIII, 1-2)14.
Un grupo más vasto que la familia es la tribu, conjunto de unidades familiares que llevan
una vida en común, movidas por necesidades similares y por lazos de sangre. Las familias
que forman la tribu, realizan juntas sus migraciones y se detienen en los mismos lugares del
desierto. La necesidad de defenderse crea entre sus miembros un espíritu de cuerpo muy
poderoso, que es uno de los aspectos más característicos de la sociedad nómada. La ofensa
a un miembro de la tribu es sentida colectivamente y a los miembros de la misma les toca el
deber de la venganza. La inexorable "Ley del Talión" -ojo por ojo, diente por diente- aunque
mitigada en raras ocasiones por la posibilidad de ofrecer compensaciones en plata, se refleja
en su derecho histórico.
El derecho de propiedad es rudimentario y está bien limitado. Se puede decir que el
nómada lleva sobre sí todo lo que posee. Sus bienes se limitan a algunas armas (lanza, arcos
y flechas) con las que se defiende. La tienda misma es propiedad de la familia; los campos de
pastoreo, de toda la tribu. Pero no se trata de una posesión verdadera. En general, la tierra es
para todos y los pastores se detienen tranquilamente con sus ganados.
Hablar de bienes inmuebles en la vida nómada, es un contrasentido. Nada puede ser
fijo cuando hay migraciones constantes. Entre los nómadas el derecho privado, está aún en
estado embrionario, será necesario el cambio de las condiciones sociales en las épocas
históricas para ver cómo se constituye la estructura de una legislación. Un autor inglés, Cook,
definió a los beduinos como "aristócratas comunistas". La expresión es acertada. En todos los
aspectos de su vida social se encuentra esa preeminencia de la comunidad y ésta ausencia
de propiedad privada que justifica el calificativo de comunista; por el contrario, subsiste entre
los beduinos un orgullo personal, un sentido de la gloria y de la tradición, que hacen merecer
a éstos pobres pastores el nombre de aristócratas.
La autoridad en el seno de la tribu tiene una característica muy limitada. Entre los
nómadas, no se puede hablar propiamente de verdadero gobierno; la autoridad, está
representada por un jefe elegido, por sus cualidades personales, por un concejo de ancianos.
El jefe, en verdad el “primus inter pares”, sólo está limitado por el concejo de ancianos, es
13 “26-34 Entre tanto Esaú, a la edad de cuarenta años, había tomado por mujer a Judit, hija de Beeri, jeteo, y a
Basemat, hija de Elón, jeteo. 35Mas éstas fueron fuentes de amargura de espíritu para Isaac y Rebeca…”
Génesis.
14 “28-1 Isaac llamó a Jacob, le bendijo y le dio esta orden: “No tomes mujer entre las hijas de Canán. 2Mas

levántate y vete a Padán Aram, a casa de Batuel, padre de tu madre, y toma allí mujer entre las hijas de Labán,
hermano de tu madre…”. Génesis
16
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

temporario y revocable. La función de juez que incumbe al jefe solamente es ejercida cuando
las diferencias y problemas surgidos en el interior de la tribu son presentadas ante él por las
partes en litigio.
En conjunto, la tribu representa un organismo unitario y conservador, sin que la energía
de los individuos que la componen esté impedida de desarrollarse libremente y de
manifestarse en forma independiente.
Aspectos de la religión semítica pre-islámica
Las condiciones de la vida social han ejercido un efecto determinante sobre las
manifestaciones de la vida religiosa.
Los árabes pre-islámicos son los que más nos interesan al respecto, pues han
conservado numerosos aspectos de su vida primitiva. Su poli demonismo, es decir la creencia
en la existencia de divinidades locales, de espíritus de los árboles, de las plantas y de los ríos,
debe ser muy antiguo y reflejo un aspecto de la vida nómada. Lo mismo se puede decir de los
dioses de las tribus, divinidades protectoras de uno o varios grupos cuya vida transcurría en el
desierto.
La existencia de grupos, impedía a estas divinidades extender sus dominios más allá
de ciertos límites territoriales muy reducidos. Como las tribus nómadas no tenían morada fija,
el culto no podía estar ligado a ningún santuario. Se adoraba a los dioses en diversos lugares
según el desplazamiento de la tribu. Se los consideraba unidos al pueblo por medio de lazos
de sangre y se les atribuía funciones de jefes o jueces.
Entre las ideas religiosas comunes a muchos pueblos semíticos, se encuentra la de una
gran pareja divina, constituida por una divinidad femenina que simboliza la tierra fértil, madre
de toda la vida, y por un dios celeste, macho fecundador y factor de desarrollo de la vegetación.
El nombre de la diosa madre es Astarté, nombre que sufre modificaciones según los lugares;
el del dios es Baal.
Este concepto de la pareja divina, es común a otros pueblos de la antigüedad y
posiblemente tiene su origen en una observación de la fecundidad anual de las tierras de
pastoreo por las lluvias. La floración y desfloración de la naturaleza, ciclo que recomienza todos
los años, está simbolizado por una tercera divinidad: un joven que muere y resucita en mitos
que toman formas muy variadas en los diferentes pueblos. Aunque no es de origen semítico,
ésta figura está muy extendida entre los semitas. Se le ofrecen las primicias en agradecimiento
por la fertilidad del suelo y por la vida de los animales. Es bastante incierto hacer remontar ésta
triada a la faz nómada de las civilizaciones semíticas, dado los aspectos agrícolas que posee.
El culto de los astros debe ser muy antiguo, se lo encuentra en las civilizaciones
sedentarias, también organizado en una triada: el sol, la luna y la estrella Venus.
La forma del culto, aún entre los semitas que han pasado a la vida sedentaria, ha
conservado trazos del antiguo nomadismo. Por ejemplo, la Pascua Judía, transformada más
tarde por el recuerdo de la Resurrección en una fiesta cristiana, está injertada sobre ritos del
sacrificio del cordero y del empleo de pan sin levadura. Estas costumbres se remontan a la
vida nómada, cuando el continuo desplazamiento de la tribu ni permitía levar el pan y el cordero
representaba la primicia ofrecida por los pastores a la divinidad. No tenían templos ni altares y
el culto podía ser practicado en cualquier lado.
Los indo-europeos15

Los indo-europeos y sus primeras migraciones.


Hasta aproximadamente el comienzo del segundo milenio, la escena histórica, está
ocupada por las antiguas poblaciones del Asia Anterior, y de las regiones vecinas, los
Súmeros, los semitas, los egipcios, los egeos y los pueblos a los que hoy se denominan
"asiánicos", es decir, originarios de Asia Menor. Al comienzo del segundo milenio, vemos
aparecer al norte de la cuenca del Mediterráneo Oriental pueblos nuevos, cuyo papel no cesará
de crecer en importancia: los pueblos de lengua indo-europea.
Las lenguas indo-europeas, de las que quedan testimonios literarios, se dividen en
nueve grupos: el indo-iranio, el griego, los dialectos ítalo - celnio, los dialectos germánicos, el
báltico y el eslavo, el albanés, el armenio, el antiguo Hitita y los antiguos dialectos de Turfan,
Karachar y Kucha, en el Turquestán chino, llamados antes "tokharios".
Cuando el parentesco de estas lenguas fue reconocido, en el último siglo, no se dudó
que las afinidades lingüísticas denotaran un parentesco étnico, y se concluyó que existía una
raza indo-europea, de la que se reconstituyó, a veces con asombrosa precisión, la civilización,
las creencias, el hábitat, las migraciones.

15 (Grousset, 1977) Trad: María Blanca Tausend.

17
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

La ciencia es hoy más prudente, se niega a sacar conclusiones de tipo étnico del hecho
lingüístico. Sin embargo, los lingüistas más severos, no niegan que, a falta de una raza indo-
europea, haya existido una sociedad indo-europea, quizás una especie de confederación indo-
europea, con anterioridad a la dispersión de los diversos grupos. Y gracias a las semejanzas
de los vocabularios, ellos nos aportan sobre la prehistoria indo-europea algunas informaciones,
indudablemente modestas, pero de mucho valor.
Hipótesis sobre los orígenes indo-europeos.
No hay historiador, que pueda dejar de plantear, aunque no esté seguro de resolver, un
problema del que el lingüista, puede en rigor, desentenderse. ¿En qué región puede situarse
la patria o, por lo menos, el centro de dispersión de los indo-europeos?
Una primera hipótesis, muy en boga en la mitad del siglo XIX, los hacía descender del
Pamir, desde donde habrían emigrado por una parte hacia el Irán y la India, por la otra hacia
Europa. Si no era del Pamir, que estaba cubierto de hielos, se los hacía venir, de la Bactriana.
Estas dos hipótesis, se inspiraban en teorías lingüísticas de entonces que venían del
sánscrito, si no la lengua madre de los otros dialectos indo-europeos, por lo menos un dialecto
todavía muy próximo al indo-europeo común. Los trabajos posteriores, al colocar los dialectos
europeos arcaicos al mismo plano que el sánscrito, obligaron abandonar ese punto de vista.
Otros buscaron los orígenes indo-europeos en la Siberia Occidental. Siberia, a fines del
cuaternario, estaba separada de Europa como del Irán, por el gran lago Aralo-Caspio, así como
por los restos del glaciar ruso-Escandinavo de un lado y del glaciar Irano-Altáico del otro.
En éste "claro siberiano", sin comunicación, se habría formado la unidad indo-europea.
La migración de los indo-europeos habría comenzado en dirección de Rusia y del occidente,
por una parte, y del Irán y de la India por la otra, el día en que la desecación parcial del pantano
Aralo-Caspio y el derretimiento de los glaciares del Ural y del Afganistán abrieron los caminos
del Oeste y del Mediodía, mientras que Siberia se volvía inhabitable por el enfriamiento del
clima. Nótese que se trata aquí, no de la patria neolítica de los indo-europeos sino de su "cuna"
más lejana.
La teoría del "aislamiento siberiano", nos dicen sus partidarios, explicaría el largo
período de incubación que el "indo-europeo común" supone que ha transcurrido, pues los
lingüistas insisten en que el "indo-europeo común", tal como lo reconstruyen antes de la
diferenciación de sus diversos dialectos, no sería de ninguna manera una lengua primitiva, "no
más primitiva que el egipcio de las pirámides o que el viejo babilónico".
Se puede vincular a las mismas teorías aquella que se funda sobre la presencia, hasta
los siglos IX y X de nuestra era, de hablas indo-europeas en los oasis del actual Turquestán
chino, para buscar de ese lado o del lado del Turquestán soviético los orígenes indo-europeos.
En esas hablas (los dialectos llamados Tokharios en turfan, Karachar y Kucha, el "iranio
oriental" en Kashgar y kotan), podrían verse los testimonios de una especie de retaguardia
indo-europea que ha quedado en el país natal.
En Europa, el hogar indo-europeo ha sido hasta hace poco buscado sobre los bordes
del Báltico y hasta en Escandinavia. En realidad, los dialectos bálticos, particularmente el
lituano, presentan para la gramática comparada un carácter de arcaísmo indiscutible. Por otra
parte, Escandinavia, en los tiempos históricos, ha seguido siendo una de las principales
reservas de la raza nórdica, en la cual la escuela alemana ha querido ver el equivalente
etnográfico de aquello que los lingüistas llaman pueblos indo-europeos. Pero el argumento
climático, opuesto a la hipótesis del Pamir, vale también contra la hipótesis escandinava, por
haber estado Escandinavia recubierta durante largo tiempo por un casquete glaciar del que
sólo se liberó poco a poco. Por otra parte, es verosímil que la península Escandinava, cuando
se hizo habitable, fue poblada en primer lugar por fino-ungrios.
La escuela alemana (una cierta escuela por lo menos) ha buscado los orígenes indo-
europeos en las llanuras de Alemania del Norte y Polonia, entre el Báltico y los Cárpatos. Uno
de los argumentos es que las lenguas indo-europeas utilizan vocablos emparentados entre sí
para designar el "haya" o para designar el "salmón", pero, el "haya" no crece más al Este de
una línea que uniese Königsberg con Crimea, ni el "salmón" se encuentra más al sur de los
Alpes o de los Cárpatos. El desplazamiento de la comunidad indo-europea, se situaría pues,
sea en tierra polaca o en el país germánico. No favorece ésta demostración el que la raíz indo-
europea de la palabra "haya" designe en griego a la "encina" y el nombre indo-europeo que se
creía únicamente el de los salmones, sea aplicado en realidad, a muchas especies de peces.
Los partidarios del origen germano-polaco invocan también el argumento "racista".
Alemania del Norte es, efectivamente, uno de los principales semilleros de la raza nórdica o
dolicocéfalos rubios. Pero, el tipo rubio, entre los pueblos indo-europeos, representaría el tipo
"noble", el ideal de belleza, recuerdo persistente, de los viejos orígenes bálticos. Prueba de
ello sería que Homero suele aplicar a sus héroes el calificativo de rubios, cantar a las diosas
18
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

de ojos claros; que, en la estatuaria antigua, el "tipo griego" reproduciría la facies mismo del
dolicocéfalo nórdico; que los galos históricos, como los germanos, eran hombres grandes y
rubios de ojos azules, de piel blanca; que el tipo "pelirrojo" ha persistido hasta en la aristocracia
romana, etc.
Después de Gobineau, a quien continúan Vacher de Lapouge y H.S. Chamberlain, la
tesis racista, erigida en dogma por la propaganda hitleriana, ha pretendido identificar raza
nórdica y lenguas indo-europeas, o más bien, en esa propaganda, "indo-germánicas". La
expansión de los indo-europeos, partiendo del Báltico dos mil años antes de Cristo para
conquistar todas las tierras meridionales, del Este y del Oeste, no sería otra cosa que la primera
epopeya germánica en el mundo. Notemos sin más, que la ciencia no autoriza tal confusión
de datos lingüísticos con hipótesis raciales. Añadamos que las tendencias del germánico
(especialmente en el tratamiento de las mutaciones consonánticas) han conducido a
numerosos lingüistas a sospechar que los germanos han sido un pueblo originariamente ajeno
a la familia indo-europea, pero al cual, en el curso de la protohistoria, le habría sido impuesto
por los vencedores, el dialecto indo-europeo que ha hablado desde entonces, dialecto que
conserva aún las huellas de un substrato alógeno.
Se buscan por fin, los orígenes indo-europeos en las llanuras de Rusia Meridional, entre
el bajo Danubio y el bajo Volga. La aparición de las tribus indo-europeas en el Asia Anterior,
como se verá, parece haber coincidido con la introducción del caballo. Ahora bien, desde los
escitas a los cosacos, las estepas rusas han sido siempre una tierra de elección para los
pueblos jinetes. Por otra parte, una lengua tan unida como el indo-europeo, supone, por lo
menos una especie de confederación moralmente bastante homogénea; pero al mismo
tiempo, parece que las diferencias dialectales aparecidas desde la época de la "comunidad"
no se explicarían sino en un pueblo diseminado sobre una vasta extensión de territorio. La
uniformidad y la inmensidad de la llanura rusa acordarían bien con tales postulados.
Hacia fines de la época neolítica (más precisamente por el 2500 a.C. como creen los
prehistoriadores), vemos florecer, en esas mismas estepas del sud de Rusia, sobre el Don, el
Donetz, en la Crimea, en el Kubán, una interesante civilización original, la civilización llamada
de los "túmulos" o de los "kurganes", así denominada porque los muertos, previamente
cubiertos de ocre rojo, estaban enterrados bajo montículos artificiales. Los cráneos, son en su
mayoría dolicocéfalos, con número suficiente de braquicéfalos para que se pueda afirmar que
se trata de pueblos etnográficamente ya mezclados. La presencia en éstas sepulturas de
huesos de caballos y, por lo menos, en la época del bronce, la presencia de carros, prueban
que ese "pueblo de los kurganes" había domesticado al caballo y que usaban el carro, todos
indicios que concuerdan bien con lo que veremos de la "civilización indo-europea".
Estos "domadores de caballos" estaban, por otra parte, en posesión de un "hacha",
primeramente, de piedra pulida, más tarde de cobre, instrumento de combate, muy bien
adaptado y muy temido. Además, fabricaban una cerámica "de cuerdas", así llamada porque
la ornamentación era obtenida por marcas de cuerdas sobre la arcilla aún fresca. Se trataría
de los primeros indo-europeos cuya progresión, en los siglos siguientes, estaría, en efecto,
caracterizada por la propagación tanto de la cerámica "de cuerdas" como del "hacha". De todas
las hipótesis hasta aquí reseñadas, quizás es ésta una de las más seductoras.
El fondo común de la civilización indo-europea.
¿Cuál pudo ser, en esa fase de su existencia, la civilización de los pueblos indo-
europeos? La lingüística nos permite, por la semejanza de los vocabularios, tentar ciertas
inducciones en éste asunto.
En todos los dialectos indo-europeos, observan los lingüistas que los términos de
parentesco están notablemente conservados para la familia del "hombre", al contrario, hay
imprecisión completa para la familia de la "mujer".
Por otra parte, el marido es designado por un término que significa "amo" o "señor". Se
puede deducir que la sociedad indo-europea estaba basada en el patriarcado, con una
organización familiar muy fuerte.
El jefe de la familia es llamado "jefe de la casa": en sánscrito dampati, en griego
despotes (en lugar de demspota), en latín dominus. Una raíz común designa unas veces la
casa, otras veces el grupo de casas o la aldea: en sánscrito vic, en avéstico vis, en latín vicus,
con un jefe de aldea: en sánscrito vispati, en avéstico vispaiti, en lituano vëszpats. No hay
término para designar la ciudad, sino una palabra para "lugar fortificado", la que significará
ciudad, en sánscrito pur, en lituano pilis, en griego polis; una raíz para la raza, la tribu: en latín
gens, en griego genos, en sánscrito janas; y un término para el rey: raj y rajan, en sánscrito;
rex, regis, en latín; rig, en celta.
Las raíces comunes para la designación del ganado prueban costumbres pastoriles. El
rebaño o ganado: pacu en sánscrito, pecu en latín; era la principal riqueza (pecunia ver
peculio). Consistía sobre todo en bueyes (sánscrito y avéstico, gau; armenio, kov; griego, bous;
19
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

latín, bos; irlandés, bo) y en ovejas (sánscrito, avi; lituano, avis; griego, ois; latín, ovis; irlandés,
oi; alto alemán, ouwi; eslavo, ovinu).
El buey, como el caballo, era uncido al carro, pues el nombre de "yugo" está muy bien
conservado en los diversos dialectos (yuga en sánscrito, jugum en latín, juk en gótico, jungas
en lituano).
Del mismo modo, se encuentra una raíz que se aplica al carro mismo (ratha en
sánscrito, ratho en avéstico), sea la rueda (rota en latín, roth en irlandés antiguo, ratas en
lituano, rad en antiguo alto alemán).
La raíz "conducir un carro", o, "ir en carro" está bien representada (vahati en sánscrito,
vazaiti en avéstico, vezti en lituano, vesti en eslavo antiguo, vehit en latín).
Por otra parte, en diversas lenguas indo-europeas, la misma raíz designa el caballo
(sánscrito acva, avéstico aspa, griego hippos, galo epo, latín equs): como sus descendientes
Homéricos, persas de Herodoto, celtas o escitas, los indo-europeos debían ser, ante todo,
"domadores de caballos".
Pero los indo-europeos, no eran solamente pastores. Practicaban también la
agricultura. El término "arar" es común a todos los dialectos salvo al Indo-Iranio (arno en griego,
aro en latín, arim en irlandés, ariu en lituano, arja en gótico, y arado de dice arawr en armenio).
La ausencia de la palabra "arar" entre los Indo-Iranios, puede explicarse suponiendo
que esos pueblos la habrían perdido durante su larga migración como consecuencia de un
período transitorio de vida nómada. Por otra parte, conocemos términos emparentados para
designar la "hoz" y la acción de "moler", y para nombrar un cereal, éste último término se
aplicaba por otra parte, según el país, a especies diferentes (sánscrito y avéstico yeve, lituano
jevei, homérico zoia).
Sabemos que los indo-europeos, conocían la miel (sánscrito madhu, en avéstico madu,
antiguo eslavo medu, lituano medus), convertido en ciertos dialectos en hidromiel (griego
methu, alto alemán meto, en irlandés mid).
La época de la comunidad indo-europea puede ubicarse en el apogeo de la civilización
neolítica europea, en la primera mitad del IIIº milenio, y la separación de las tribus al principio
o en el curso de la Edad del Cobre en las llanuras del norte (Edad de Cobre Europea, segunda
mitad o fines del IIIº milenio). Encontramos, en efecto, en indo-europeo el nombre de un metal
en uso, nombre que terminó, en sánscrito y en avéstico, por designar al hierro después de
haber sin duda designado al cobre, después al bronce (ayes, ayo), mientras continuaba
designando el bronce en latín (aes) y en gótico (aiz). Esa misma oscilación y la incertidumbre,
más visible todavía, que reina para la designación del oro y la plata, hacen suponer que al fin
del período común, los indo-europeos no conocían prácticamente más que un metal, el cobre,
y que el descubrimiento de otros metales, posterior a la separación provocó la separación de
términos.
El problema de la cultura moral de los indo-europeos es más delicado. Hasta hace unos
cincuenta años, se creía poder reconstruir un panteón común. Se reconocía toda una serie de
concordancias entre divinidades indo-iranias, griegas, latinas, celtas y germánicas, utilizando
aproximaciones lingüísticas como Varuna-Uranos y Gandharva-Kentauros.
Un conocimiento más profundo de la gramática comparada estableció que el único
nombre de la divinidad común a los diversos dialectos, es el nombre mismo de la divinidad en
su sentido más general: deva en sánscrito, daeva en avéstico, (donde como consecuencia de
la reforma zoroastriana, tomó el significado de demonio), devas en lituano, devo en galo, deus,
divi en latín y la forma adjetival dios en griego. Este mismo nombre implica la idea de "cielo
luminoso", divinidad del "día" - dyu, dye - que designa el cielo en sánscrito, como dies, die y
diwi que designan el día en latín y armenio respectivamente.
Agreguemos que el estudio comparado de la lingüística, la mitología, y el folklore nos
permite quizás adivinar la organización social de los antiguos indo-europeos con sus tres
clases: guerreros, sacerdotes y agricultores.
Trabajo Práctico I:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el diccionario.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico.
4. Volcar los datos principales obtenidos a un mapa indicando los orígenes de cada pueblo.
5. Realizar un cuadro comparativo de los elementos culturales propios de cada pueblo.
6. Realice un breve comentario sobre la importancia de la lingüística para la historia.

20
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

1 Mapa Base del área de interés de H. Antigua

21
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

PERÍODOS HISTÓRICOS DE LA MESOPOTAMIA.


En el desenvolvimiento histórico de los diversos pueblos que habitaron la
Mesopotamia asiática, se pueden considerar cuatro períodos:
I. Súmero-Acadio 3500 a 2200 a.C.
II. Primera Babilonia 2200 a 1100 a.C.
III. Asirio 1100 a 606 a.C.
IV. Segunda Babilonia 606 a 539 a.C.
Primer período: Súmero - Acadio:
Este período también es denominado "Protodinástico" o "dinástico temprano" y
22
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

comprende el período que se extiende desde finales de la época primitiva hasta la fundación
del imperio de Akkad. Con la etapa protodinástica se inicia la historia de Mesopotamia. Se
caracteriza por la preponderancia alternada de los reinos de Sumer y de Akkad.
Durante el V milenio se produjo la colonización de la región sur de la Mesopotamia.
Estos primitivos pobladores junto con otros, especialmente los sumerios, desarrollaron
lentamente las bases de la que sería la primera civilización conocida: la SUMERIA.
Las culturas primitivas o pre sumerias (El Obeid, Halaf, Samarra) además de dominar
la agricultura de regadío, ya habrían aprendido a curtir el cuero, a trabajar el cobre y a utilizar
la rueda del alfarero. Su cerámica aparece adornada con motivos geométricos y figurativos,
principalmente de animales.
A las culturas pre sumerias también se deben algunos de los primeros templos
construidos con ladrillos. Su presencia en el centro de las poblaciones hace suponer que
fue en ese momento cuando apareció la clase sacerdotal, la cual no solo atendía el culto y
las celebraciones religiosas, sino además que además se encargaba de ejercer el control
de las actividades económicas.
La entrada de los sumerios en Mesopotamia no tuvo la forma de una invasión, pues
no se observa una ruptura cultural que indique la presencia masiva de un nuevo pueblo. Por
el contrario, se produjo en oleadas migratorias que inmediatamente se mezclaron con la
población ya existente, hasta que el elemento sumerio se convirtió en el dirigente.
En los siglos siguientes a la emigración sumeria, Mesopotamia creció en riqueza y
poder y, alrededor del 3500 a.C. aparecieron las primeras ciudades-estado. Esta etapa de
la historia de Mesopotamia se llama "de Uruk", ya que de ella conocemos sobre todo las
grandiosas construcciones de esta ciudad llamada Erech en el Antiguo Testamento. De Uruk
son también los más antiguos vestigios de un sistema de escritura, que datan del 3200 a.C.
aproximadamente.
En la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates, los sumerios fundaron las primeras
ciudades-estados, Eridú, Ur, Uruk, Lagash, Umma, Larsa, Nippur, entre otras.
La ciudad-estado es la forma más antigua de Estado. Aparece a fines del IVº milenio
a.C. Cada ciudad-estado comprende el núcleo urbano y el área rural circundante. El rasgo
distintivo de una ciudad-estado es que el gobierno de la ciudad y el del Estado coinciden.
La ciudad es el eje del Estado. En los comienzos de la civilización sumeria el templo es el
único edificio público. De ahí que algunos autores se refieran a ella como ciudad-templo.
Este además de ser un lugar de culto, es la institución que organiza y dirige la vida política,
económica y religiosa.
El nacimiento y desarrollo de las ciudades-estados estuvo profundamente marcado
por la religión. Los antiguos habitantes de Mesopotamia pensaban que los hombres y
mujeres habían sido creados con el fin de servir a los dioses y que, por lo tanto, todos sus
esfuerzos debían encaminarse a cumplir ese cometido.
Así, la tarea de dirigir y organizar la vida de la comunidad recayó desde un principio
en manos de los "en" o sacerdotes-portavoces y representantes de los dioses entre los
mortales, y los templos, erigidos como morada terrenal de estos seres supremos, se
convirtieron en el centro administrativo, político, económico y espiritual de la ciudad-estado.
El templo típico (Zigurat)16 de esta época, construido con ladrillos de adobe, es el de
tres cuerpos, que arranca con un espacio rectangular, con un altar en el centro, al que se
van adosando lateralmente recintos más reducidos. Estas salas eran utilizadas como
almacenes para guardar las cosechas o talleres de la más diversa índole. Los templos se
erigían sobre terrazas para que se destacaran sobre el resto de los edificios y quedaran
protegidos de las inundaciones.
Cada templo, constituyó un mundo aparte. La sociedad centrada en el mismo parece
que formaba una casta prácticamente cerrada. Existía un cierto número de técnicas que no
se podían aprender más que en el templo y desde la infancia. Incluso profesiones de
apariencia absolutamente laica como escultores, tejedores, panaderos, etc., debían ser
iniciados en los secretos de su función. Es verosímil pensar que sólo los oficios agrícolas
escapasen de esta obligación.
El templo siempre poseyó propiedades que arrendaba y otras que explotaba
directamente con su utillaje, ganado y su mano de obra reforzada por prestaciones
obligatorias, todo bajo la dirección de un intendente.
Si en la época primitiva la vida giraba en torno al templo, durante el Protodinástico la
sociedad se convierte en bipolar. Junto al templo destaca el palacio como nuevo centro de
poder, el cual asume mayor prestigio hasta situarse por encima del primero.
El palacio real fue la residencia del soberano. Todo un grupo social habita en el
palacio o depende de él, y está atado al rey.

16 Zigurat: ver imágenes en internet.


23
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Este grupo social que vivía en el palacio era muy numeroso y de composición muy

variada, con trabajadores de todas las profesiones, criados, escribas, artesanos, hombres
de negocios, agricultores, pastores, etc., colocados bajo las órdenes de un intendente. La
existencia de un patrimonio real, con bienes múltiples y dispersos, convertía al palacio en
una especie de gran empresa económica, cuyos beneficios contribuían a asentar
sólidamente la fuerza material del soberano.
El rey recibía el título de ENSI (gobernador) en Lagash y Asur, o de EN (sumo
sacerdote) en Uruk o de LUGAL (hombre grande) en Kish y Ur. Era considerado el vicario
del Dios, es decir, el intermediario entre la comunidad y los dioses: representante del dios
ante la comunidad y de la comunidad ante los dioses. Era designado por la divinidad
mirándolo como favorito o pronunciando su nombre. Esta elección se realizaba según ritos
que se desconocen.
Entre los deberes más importantes del soberano se pueden mencionar:
Deberes religiosos: eran los más importantes. Unos, son deberes rituales, aun cuando los
textos no lo dicen expresamente, es sacerdote, el "gran sacerdote del dios nacional”,
celebrando en persona algunas ceremonias del culto. Además manda construir, restaurar
templos y los inaugura. También es el más apto para consultar a los oráculos.
Deberes administrativos: vigila los bienes del clero, hace los nombramientos para las
funciones sacerdotales que confía a miembros de su familia por orden de los dioses.
Deberes morales: obediencia ciega al dios, busca conocer su voluntad; ruega a los dioses
que le inspiren.
Deberes militares: era el jefe supremo del ejército.
Cada ciudad-estado es soberana e independiente de la otra. Sin embargo, entre ellas
existe una cultura común que se manifiesta en la lengua, la escritura, la religión y el arte. La
posición que ocupaba la ciudad de Nippur era especial pues era la morada de Enlil,
divinidad principal de los sumerios.
Una constante de estas ciudades-estado fue el conflicto permanente entre ellas por
la búsqueda y posesión de tierras fértiles, de mejores condiciones de vida, y por el dominio
de una sobre las demás, siendo permanente la guerra entre los estados del sur de la
24
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Mesopotamia La guerra continua entre las ciudades-estados llevó a la aparición de una


monarquía basada en el poder militar. Por ello, la función principal del rey es la guerra, y es
en esta esfera donde demuestra su capacidad.
La 1a. DINASTÍA DE UR, fue fundada por Mesannepadda hacia el 2500 a.C. Las
tumbas reales fueron descubiertas por Wolley en 1922, las riquezas halladas constituyen un
testimonio de la prosperidad de Ur.
La 1a. DINASTÍA DE LAGASH, (2599-2368 a.C.) fue fundada por Ur Nanshé, que
termina con la hegemonía de la ciudad-estado de Kish. Su hijo Eannatum, emprende
guerras contra Ur, Uruk, Kish, Mari. En nombre de su dios Ningirsu (aquí la idea del monarca
que actúa por orden de la divinidad) sometió a Elam, enemigo tradicional y adoptó el título
de "el que somete a todos los países". El monumento más famoso que recuerda sus victoria
es la "estela de los buitres" con relieves en las dos caras. En una de ellas está representado
el rey sobre su carro de guerra acompañado por su falange; en la otra, el dios Ningirsu con
una gran red en la mano, en la que se encuentran los enemigos cautivos.
Urukagina realiza reformas sociales: reducción de los ingresos de los sacerdotes,
protección a viudas y huérfanos, prohibía la explotación de las capas sociales inferiores o
subordinadas por parte de los ricos o superiores, etc. Fue destronado por la casta
sacerdotal, es "sustituido por Lugalzaggisi de Umma, fue el último soberano sumerio, es
vencido por Sargón I y los acadios.
Schmökel señala que tal vez la obra más grande realizada por los sumerios hace casi
cinco milenios, es la creación de la escritura. Parece que el nuevo arte se transmitió casi
inmediatamente después a Egipto. Los Súmeros en el tercer milenio a. C, inventaron la
escritura, pasando de una primera etapa pictográfica e ideográfica a un sistemas de puntos
y de signos impresos sobre arcilla. Para grabar sobre las tablillas de arcilla, los sumerios
empleaban un estilo de caña, especie de punzón, que al presionarse dibujaba signos con la
apariencia de cuñas, de ahí el nombre de cuneiforme con que se conoce a la escritura
sumeria. Con este dócil material, el escriba mantenía registros, redacta contratos y
documentos oficiales, inscribía propiedades, sentencias y ventas. Y creaba una cultura en
la que el estilo se hizo tan poderoso como la espada. Completado el escrito, el escriba cocía
la tabla de arcilla junto al fuego o al sol y la convertía en un manuscrito mucho más duradero
que el papel y sólo menos firme que la piedra. La escritura sumeria se lee de derecha a
izquierda, los babilónicos fueron, según parece, los primeros en escribir de izquierda a
derecha.
Con el correr de los siglos, (3er Milenio a. C.), los acadios, pueblo nómada de origen
semita, procedentes de Siria, en busca de tierras fértiles donde asentarse, llegan a la
Mesopotamia.
Los acadios se extendieron desde el sur hasta el centro de la Mesopotamia, gracias
a las conquistas de su rey Sargón. La región conquistada recibió el nombre de Akkad17, de
donde deriva el nombre con que se conoce este pueblo.
Sargón de Akkad y su nieto Naram-Sin, se propusieron crear un imperio universal.,
quedando unificada por primera vez la Mesopotamia bajo un mismo rey. Sargón era un
hombre nuevo en el escenario político. Muy poco sabemos de sus orígenes y de su llegada
al trono. Una leyenda sobre su origen relata que era hijo de un padre nómada y de una
madre vestal, que lo abandonó en el río, el cual lo transportó hasta su padre adoptivo, un
aldeano. La finalidad de la misma es tratar de adorar el oscuro origen del rey.
Surge a la vida política, no sabemos cómo, en el gran centro semítico de Kish, la lista
real lo nombra como copero real del rey Urzababa. Más tarde se sublevó contra él,
aprovechando alguna derrota sufrida por este y que dejara a Kish en ruinas. Gracias a una
especial inclinación de la diosa semítica Ishtar, Sargón consiguió hacerse con un territorio
alrededor de la ciudad de Akkad, que el construyó y organizó como capital. El
emplazamiento de la ciudad también nos es desconocida (cerca de Kish y no lejos de
Babilonia).
Se da los títulos de Rey de Akkad, rey de Kish, rey de Uruk, Ur, Lagash, Umma, con
las conquistas de estas últimas ciudades, se convirtió en rey de todo el territorio sumerio.
Sargón se propuso constituir un "imperio universal", sintetizado en el título de “Rey
de las cuatro regiones del mundo”18 (shar kibratim arbaim). La creación de este imperio,
fue la manifestación de su poder heroico. Los soberanos de Akkad llevaban los títulos de
"rey fuerte" y "rey que no tiene rival". Esta ideología culminaría con la divinización del mismo
rey durante el gobierno de Naram- Sin.
Sargón también conquistó Elam. Quiso dominar hasta el Mediterráneo, pero llegó

17
N. del C.: Puede encontrase en las diferentes formas Acad, Accad, Akad, Akkad.
18N. del C.: Estas son Subartu (en el Norte), Sumer y Akkad (en el Sur), Elam (en el Este) y Amurru (en el
Oeste)
25
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

hasta el Éufrates medio y su acceso a las riquezas sirias y anatolias: metales y maderas.
Caracteres del imperio semítico:
El móvil de las guerras y conquistas fue de orden económico. Sargón quería para él
y su país el poder y la gloria, pero sobre todo la riqueza, condición indispensable de aquellos.
Hubiera podido conseguirla a través del botín tomado a los vencidos y de los impuestos
obtenidos de sus territorios. Pero lo buscó, por el medio más seguro y rentable: "el
monopolio de los bienes de consumo" indispensables que escaseaban en Mesopotamia:
madera, piedra, metal. Akkad controlaba el tráfico marítimo de la India y de Omán y se
convertía en depósito de metales y de piedra que de allí venían.
Políticamente el imperio acadio se define como una monarquía unitaria, lo que
significa la desaparición del tradicional sistema sumerio, que defiende la autoridad de la
ciudad y del templo, y su sustitución por una política directamente dirigida por el rey, que
adopta rasgos heroicos o divinos, elemento desconocido en Mesopotamia.
Otra característica fue la ocupación militar de los territorios conquistados para
mantenerlos sumisos. Los países conquistados conservaban sus soberanos y altos
funcionarios, excepto los que eran muy peligrosos, por ejemplo, Lugalzaggisi.
Sólo el rey ejercía el poder; sólo podían existir simples lugartenientes (ensi), que
recibían según la voluntad de aquel, una parte de su autoridad.
El rey era el mayor capitalista del imperio, ya no más el templo o la ciudad como en
los tiempos de los sumerios. El capital se componía de bienes muebles, bienes raíces.
Remuneraba a sus funcionarios con alimentos y tierras de cultivo, que ellos podían trabajar
o dar a trabajar, quedándose con las rentas, sin más que deducir de ellas una fracción más
o menos importante que se reservaba el arrendatario.
También se promocionó la lengua semítica acadia, en detrimento de la sumeria. El
acadio se convierte poco a poco en el único lenguaje hablado. El sumerio quedará reducido
al estado de lengua culta y litúrgica.
En cuanto a la religión, se produce el sincretismo. Por ejemplo, Inanna19, diosa
sumeria del amor se vio enriquecida con una personalidad bélica y casi viril de la diosa
semítica Ishtar. Los dioses se van a convertir en personalidades cósmicas responsables de
la marcha ordenada no sólo de la Naturaleza, sino de la historia y simultáneamente en seres
morales, encargados del orden social y del respeto al derecho, es decir, en los verdaderos
reyes del mundo. Los monarcas acadios se han dado algo de la divinidad y a ella le han
otorgado muchos rasgos reales e imperiales.
Los hijos de Sargón hicieron frente con dificultad a la rebelión de las ciudades
sumerias y del Elam.
Con su nieto Naram-Sin, se da el renacimiento del expansionismo hacia el N. y el O.
Su gobierno no fue plácido porque los pueblos y ciudades integrantes del imperio acadio,
cansados de pagar elevados impuestos, se sublevaron en varias ocasiones. Naram-Sin
sofocó estas sublevaciones y reconquistó regiones que en tiempos de Sargón habían sido
parte del imperio. Para garantizar el dominio en estas tierras lejanas, por ejemplo Siria,
construyó baluartes y fortificaciones. El nieto de Sargón, respaldado por sus éxitos militares
se hizo venerar como dios.
Naram-Sin, penetra hasta los montes Zagros y la Estela de Naram-Sin conmemora
sus triunfos sobre los pueblos de las montañas. Muestra al soberano con la tiara de cuernos
reservada a los dioses, rodeado de sus soldados y pisoteando a sus enemigos. La estela
fue hallada en Elam donde fue llevada como trofeo de guerra.
Luego de su reinado, a su muerte se producen luchas dinásticas y sobreviene el
dominio de los guteos, que provienen del Irán, destruyen Akkad y respetan el territorio de
Sumer. Como consecuencia de todos estos movimientos, el sur recuperó la autonomía y el
en centro de la Mesopotamia se instaló la dinastía de los guteos.
Derrumbado el imperio de Akkad y siendo precario el control de los guteos en la
Mesopotamia central, las ciudades del sur recuperaron su autonomía. La documentación
se refiere a Lagash, cuyo ensi, Gudea, se vanaglorió de haber construido el templo del
dios de la ciudad Ningirsu20, así como ser el autor de otras obras. Gudea prolongó la

19 Inanna: En la mitología sumeria Inanna era la diosa del amor, de la guerra y protectora de la ciudad de Uruk.
Con la llegada de los acadios Inanna se sincretiza con la diosa Ishtar. Su representación era un haz de juncos
verticales con la parte superior curvada.
Asociada con el planeta Venus, se le identifica con la diosa griega Afrodita y con la Astarté fenicia. Entre los
acadios fue conocida como Ishtar. Según la mitología sumeria era hija de Nannar (Sin en acadio, dios de la
Luna) y Ningal (la Gran Dama, la luna) y hermana gemela de Utu, conocido en acadio como Shamash. Su
consorte fue Dumuzi (semidiós y héroe de Uruk). Ishtar o Inanna representa el arquetipo de la Diosa madre.
20 Ningirsu: En la mitología sumeria y acadia, Ninurta (Nin-Ur: Señor de la Tierra o Señor del Arado) era el dios

de Nippur, también identificado como Ningirsu, Ninib o Ninip. Conformaba una tríada de dioses junto con su
26
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

tradición de la ciudad-templo regida por el ensi en nombre del dios local, dedicada a obras
de paz y ajena a alardes bélicos. Esta concepción política de alcance urbano, la restauración
de la ciudad templo fue breve.
Un nuevo proceso de unificación fue iniciado por el rey de URUK, Utukhegal, hacia
el 2021 a.C., que expulsó a los guteos y celebró haber liberado a Sumer de manos del
bárbaro invasor.
En UR, su rey Ur-Nammu se declaró independiente, impuso su autoridad y reunificó
Mesopotamia. Fue uno de los impulsores del renacimiento sumerio. Tomó el título
conciliador de "Rey de Sumer y Akkad". Fundó la tercera dinastía de Ur que dio vida a un
imperio que abarcó toda la Mesopotamia. Ur-Nammu se dedicó principalmente a la
consolidación interna, la apertura de canales (ya de alcance regional), construcción de
templos, y la redacción del 1er Código escrito.
El Código de Ur-Nammu está conservado en fragmentos. Lo precede un prólogo que
muestra el afán del monarca por consolidar la seguridad política del país y contienen
algunas referencias históricas. Los pocos artículos conservados coinciden con códigos
posteriores. Por lo tanto, representa el comienzo de una tradición jurídica en el sentido
moderno.
El sistema político de Ur-Nammu era absoluto. El poder real era ilimitado, aunque
hay que admitir que estuviera sometido al influjo de los sacerdotes. Podía someter sus
decisiones a los augurios.
El monarca era juez supremo y cabeza de su administración; decidía sobre la guerra
y la paz. Su cargo era hereditario. El "ensi", disponía de amplios poderes, por ej.,
supervisión de la jurisdicción local, no podía tomar ninguna iniciativa política. Su posición
era la de un funcionario elegido por el rey.
La elevada posición del soberano encontraba su máxima expresión en su
divinización. Esta costumbre iniciada con Naram-Sin, volvió a tener vigencia en esta época.
La divinización del soberano no significa su equiparación a los grandes dioses del panteón,
sino más bien su elevación a dios protector del país.
El imperio era recorrido por mensajeros reales, que servían de conexión entre los
diversos centros administrativos y de poder. Los antiguos soberanos de las ciudades, los
Ensi, pasaron a ser funcionarios reales.
El reinado de Ur-Nammu fue un período de prosperidad económica y estabilidad
política. A su muerte, le sucedió su hijo Sulgi.
Sulgi amplió los límites del imperio fundado por Ur-Nammu, hasta llegar a incluir las
tres puertas tradicionales del comercio: Susa hacia el Irán, Azur hacia Anatolia y Mari hacia
Siria.
Con los sucesores de Sulgi se produjo la decadencia del imperio. Los semitas del
desierto, los amorreos conquistaron Sumer y Akkad.
Segundo período: Primera Babilonia. (2200 a 1100 a.C.)
Con la ruina del Imperio de Ur, se inició en la Mesopotamia una nueva fase de
fraccionamiento político.
La llegada de los AMORREOS y su subsiguiente sedentarización y asimilación a la
población mesopotámica ocasionó la caída total del elemento sumerio.
Los amorreos entraron en Mesopotamia por el N.O., infiltrados a través del elemento
acadio, al que se asimilaron con facilidad a causa de la semejanza lingüística. El sumerio
cayó en desuso. En casi todas partes subieron al poder dinastías amorreas, formándose un
mundo político que comprendía Siria y Mesopotamia.
La divinización del rey subsistió algún tiempo como herencia de Ur III, pero ahora la
figura del monarca se presentaba más bien como "padre" de la población, siguiendo el
ejemplo de los jefes tribales de los grupos amorreos. Su principal misión consistía en
mantener la justicia en el país y garantizar el bienestar del pueblo.
En el terreno político, predominó el fraccionamiento ya que existían una serie de
reinos de dimensiones cantonales y que se mantenían gracias al equilibrio logrado mediante
contactos diplomáticos y alianzas militares.
Hacia el 2225 a.C. el amorreo Sumu-Abum, se hace proclamar rey de Babilonia,
pequeña ciudad situada a orillas del río Éufrates, de vida oscura y escasa importancia. La
dinastía que funda, primera dinastía de Babilonia, hará de ella su capital y realizará la unión
de Sumer y Akkad bajo un mismo cetro, (los amorreos se instalaron en una ciudad que
probablemente se llamaba Babilla, nombre que ellos convirtieron en Babilim y que más
adelante los griegos transformaron en Babilonia). Babilonia durante el gobierno de la 3 ra

padre Enlil y a su madre Ninlil. Habitualmente se representaba sosteniendo un arco, una lanza y una maza
mágica llamada Sharur, la cual podía hablar y transformarse en un león alado.
27
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Dinastía de Ur fue una ciudad sin relevancia; adquiere cierta relevancia con Sumu-Abum y
posteriormente con Hammurabi, su soberano más destacado.
Hammurabi, el más grande de los reyes babilónicos, es el verdadero fundador de la
unidad de este imperio. Este soberano formó un reino, consolidándolo en los siguientes
aspectos:
 Militar: a través de varias conquistas fortaleció su posición frente a los pueblos
vencidos, una coalición formada por Asiría, Elam y Eshnunna.
 Político: centralizó el poder en Babilonia y el acadio pasó a ser la lengua oficial.
 Religioso: impuso a Marduk dios local de Babilonia, como dios único de toda la
Mesopotamia, como el rey supremo de todo el universo y de los grandes dioses.
 Social: la sociedad fue agrupada en tres categorías sociales: hombres libres,
subalternos y esclavos.
La familia constituyó una célula social bien definida. Por encima de ella como unidad
social superior estaba el municipio, es decir, la asociación de todos los que vivían en el
mismo lugar. Por encima del individuo estaba el Estado con sus instituciones a las que todos
debían adaptarse.
 Económico: La mayor riqueza de Babilonia fue la fertilidad de sus tierras, aptas para
el desarrollo de la agricultura intensiva y la ganadería. Se consolida la tendencia a
privatizar las propiedades del templo, que ya fue realizada en la época de los acadios.
El Estado entregó tierras sujetas al pago de contribuciones a campesinos libres. Las
fincas fueron registradas en tabillas de barro depositadas en el palacio de Babilonia
o en las residencias de los gobernadores, con la finalidad que la percepción de los
impuestos fuera justa. Estos registros, antecedentes de los actuales catastros,
facilitaba la solución de problemas relativos a la propiedad o las dimensiones de una
finca y generalmente evitaba litigios entre las partes.
El ganado vacuno se explotaba en las fincas del Estado y de los grandes propietarios.
Los pequeños propietarios criaban ovejas y cabras que requerían menos exigencias para
su mantenimiento. En muchos casos los ganaderos encomendaban sus reses a un pastor.
La agricultura fue la actividad principal. Para ello se construyeron canales de drenaje,
que eran abiertos y cuidados por todos bajo la vigilancia de las autoridades a través de un
sistema de prestaciones obligatorias de la que nadie se podía librar sino con un privilegio
real. Los principales cultivos fueron los cereales (trigo y cebada) y los frutos de la palmera.
Disponían de arados tirados por animales y también sembradoras.
La industria se desarrolló en las principales ciudades y estaba en manos de la corona.
Las industrias principales fueron: pesca, tejidos, sellos. Mesopotamia carecía de materias
primas básicas: madera, piedra y metales. Esta carencia la solucionó a través del comercio:
madera de Fenicia; plata y piedra de Elam; metales de Anatolia; oro de Nubia y Egipto;
cobre de Chipre, Elam y sur de Arabias Babilonia fue el país de paso del comercio
procedente de la Lidia.
No había moneda, se la suplió con la utilización de la cebada y de metales como el
cobre, el plomo y finalmente la plata. El metal circulaba en forma de lingotes, de placas y de
anillos, a los que se les ponía una estampilla que garantizaba su pureza. Pero no se llegó a
la acuñación de monedas.
Los negocios se cerraban ante testigos, invocándose bajo juramento a los dioses y
al rey. Para registrar la operación se levantaba un acta en una tabula de arcilla que se cubría
con barro y se sellaba ante testigos. En el barro se repetía el texto para leerlo sin romper el
sello
 Jurídico: redacción del código que lleva su nombre.
El documento escrito más importante del reinado de Hammurabi es el famoso
"Código de Hammurabi". De los códigos de Ur-Nammu, Lipit Ishtar o Eshnunna no se
conservan más que copias en tabulas de barro, mientras que el de Hammurabi está
conservado en su estela original. Esta se encuentra en el museo del Louvre, es de diorita,
tiene casi 3 m. y fue instalada en el templo del dios Asmas (sol). Cuando los elamitas
saquearon Babilonia, llevaron el Código de Hammurabi a Susa, donde en 1901 fue
descubierta por el arqueólogo francés Jacques Morgan.
El Código de Hammurabi posee un prólogo y un epílogo; contiene 280 arts., cada
artículo es denominado ley. Sus preceptos se refieren a derecho civil, penal y administrativo,
sin establecer entre ellos una separación radical. Sería un proceder anacrónico el tratar de
aplicar conceptos jurídicos modernos a una obra que data del siglo XVIII a. C. El Código de
Hammurabi, como todos los demás códigos, difiere de una obra jurídica moderna en que
no pretende agotar todas las situaciones jurídicas posibles. Abarca los siguientes temas:
difamación; hurto; encubrimiento; robo; saque; robo con fractura; homicidio; homicidio por
imprudencia: lesiones corporales, rapto; daños causados por animales; responsabilidad en
28
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

caso de daños involuntarios en la administración de las tierras; esclavitud y rescate; compra


y reivindicación de esclavos; derecho de familia entre otros.
Es difícil saber hasta qué punto tenía vigencia el Código de Hammurabi en el
derecho de su época y de la época de sus sucesores. Independientemente de la vigencia
que tuviera, fue muy estimado como obra literaria, que las es cuelas de escribas lo
transmitieron hasta el 1er milenio. Constituyó un intento por unificar los diversos derechos
locales.
Con los sucesores de Hammurabi, comienza la decadencia del imperio babilónico.
Sumer fue la 1ª zona que se independizó. A ello hay que sumar, que desde el norte se
sucedieron nuevas invasiones: la de los Hititas, Casitas y Hurritas. El imperio se mantuvo
hasta el 1595 a.C., en que los Casitas se instalaron en Babilonia.
El período siguiente al de la 1ª Dinastía de Babilonia es una época más bien oscura
por la escasez de documentación y por los cambios en la composición étnica de la
población. Este período se caracterizó por la influencia que ejercieron los pueblos
procedentes de las montañas iranias, armenias y anatolias, hasta el punto de que suele
hablarse de la "época de los pueblos de las montañas".
Los Hititas estaban instalados en Anatolia desde hacía muchos siglos. Uno de sus
reyes Mursil I llegó hasta Babilonia y la saqueó, debilitando además la capacidad defensiva
de esta ciudad. Los Hititas proceden de una simbiosis entre pueblos indígenas que
habitaban la región y los invasores indoeuropeos.
A lo largo del siglo XV a. C., Mesopotamia estuvo dominada en el centro y sur por los
CASSITAS y por los HURRITAS en el norte.
No se sabe nada con respecto al país de origen, ya que las zonas de la migración
casita no están registradas en las fuentes históricas. Para algunos historiadores provendrían
del S.O. de Irán a través de los montes Zagros, para otros serían indoeuropeos. Atacaron
en varias oportunidades a Babilonia, siendo rechazados. También se infiltran como
jornaleros y obreros, hasta que finalmente llevan a cabo una invasión, conquistan Babilonia
y fundan una dinastía que gobernó por más de 500 años.
Los HURRITAS, fundan al norte el reino de MITANI e introducen la técnica de
combate con carros ligeros de dos ruedas tirados por caballos especialmente preparados
para ello.
Hacia el siglo XII a. C, nuevos pueblos indoeuropeos invaden la Mesopotamia y las
tierras vecinas: los MEDOS y los PERSAS, que más tarde se instalarán en el Irán.
Saqueos y matanzas asolaron la región. Un pueblo semita, los ASIRIOS, logró
sobrevivir e imponerse a comienzos del 1er. Milenio a. C.
Tercer período: Asirio. (1100 al 612 a.C.)
Al norte del río Tigris, en la zona montañosa que circunda la región mesopotámica,
se instalaron los ASIRIOS, pueblo guerrero formado por población indígena y semitas.
Este pueblo recogió la experiencia militar de los indoeuropeos. Perfeccionaron su
poderío guerrero adoptando el uso del hierro y el caballo. Ello le permitió lanzarse a la
conquista de los pueblos y territorios vecinos.
La política imperialista asiría tenía una base teológica: el rey asirio no era más que el
gobernador por cuenta del dios nacional AZUR y, por tanto, consideraba que su misión era
la de consolidar el poder y la supremacía universal del dios sometiendo las regiones vecinas,
en un radio cada vez más amplio.
El ejército fue el instrumento de expansión, aunque empleaban la técnica de combate
sobre carro, adquiere importancia la infantería pesada coordinada con una caballería ligera
de arqueros y cuerpo de ingenieros. La técnica del asedio estaba bastante desarrollada,
pero, aunque incluía el uso de máquinas pesadas, no siempre podía con las bien
pertrechadas ciudades de Siria y Palestina. Las expediciones producían daños irreparables
en las poblaciones enemigas: cosechas quemadas, árboles frutales cortados, poblados
destruidos. Para los pueblos atacados, pagar tributo de antemano podía resultar
económicamente beneficioso. Además, las tropas asirías iban precedidas por una fama de
enorme crueldad que desalentaba cualquier deseo de resistencia.
Las constantes obligaciones bélicas también resultaban gravosas para la población
rural asiría, base del reclutamiento del ejército: en los campos asirios se producían enormes
vacíos, cubiertos mediante prisioneros de guerra deportados en situación más o menos
servil respecto de los grandes propietarios territoriales, que eran a la vez funcionarios
palatinos o provinciales asirios. De este modo se completaba en el campo sirio la
disgregación de los poblados y su sustitución por grandes propiedades señoriales cultivadas
por mano de obra carente de vínculos gentilicios o comunitarios. El imperialismo asirio era,
pues, un mecanismo cuyos beneficiarios se concentraban en el núcleo palatino de la capital,
que adquirió unas dimensiones inimaginables.
29
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Con el rey SARGÓN II Asiría llega a su máximo esplendor. SENAQUERIB, su hijo,


traslada la capital de Asur a Nínive, constituyéndola en la capital del imperio. Alrededor del
600 a.C. se da el momento del apogeo del poder asirio. El rey Asurbanipal sometió a
Babilonia, Siria, Palestina, llegando inclusive hasta Egipto.
La crisis asiría estalló con sus sucesores. En Babilonia, la realeza fue a parar a manos
del enérgico jefe caldeo Nabopolasar, que inició una lucha sin cuartel contra las
guarniciones asirías establecidas en el sur mesopotámico. Nabopolasar, posteriormente se
alió con Ciaxares, rey de los medos: ambos, coordinadamente, tomaron como mira Asiría
y conquistaron Asur (-614) y la capital Nínive (-612); las destruyeron y causaron grandes
estragos en la población. Babilonia vuelve a florecer.
Con el hundimiento de los asirios, a finales del siglo VII a.C., se cerró en Oriente
Próximo una época de supremacía imperial. El período siguiente se caracterizó por el
equilibrio entre varios reinos: Egipto, Neobabilonia, Lidia y Media.
Cuarto período: Segunda Babilonia o Imperio Neo Babilónico (612 al 539 a.C.)
Luego de derrotar a los asirios, los generales vencedores, Nabopolasar y Ciaxares
se reparten Mesopotamia. Los medos se sitúan en Asiría; los babilónicos se reservan
Caldea, Siria y Palestina, territorios que integraban el segundo Imperio Neo Babilónico.
Nabopolasar se hizo nombrar en Babilonia rey de Akkad, pretendió fundar un nuevo
imperio siguiendo el modelo de Hammurabi. Consolidó el imperio con sus campañas contra
los egipcios, los judíos, las ciudades fenicias, las tribus nómadas de Siria y los elamitas.
Al morir Nabopolasar, le sucedió su hijo Nabucodonosor, que fue para esta
segunda Babilonia, lo que Hammurabi fue para la primera. Reconstruyó Babilonia, haciendo
de ella, la ciudad más grande y bella del Asia, de la cual los griegos siempre hablaron con
admiración (jardines colgantes). Además conquistó Palestina y deportó a parte del pueblo
judío a Babilonia, sitió la ciudad fenicia de Tiro e invadió Egipto.
Durante el imperio Neo Babilónico, el poder del rey fue absoluto. Los gobernadores
de las provincias ocuparon un segundo lugar, tras ellos figuraban los jefes de las ciudades
y, por último el alto clero. Los babilonios veneraron a Marduk21 a quien consideraba su dios
protector, y no tuvieron inconveniente en traicionar a Nabónides o Nabónido, su rey
legítimo, y en ponerse al servicio del persa Ciro, con tal de que éste reconociese a Marduk
y autorizase la reanudación del culto.
El clero babilónico ejerció dos tipos de funciones, una relacionada con el culto a los
dioses y otras relacionadas con el sistema económico del imperio. Los administradores de
los templos dirigieron y controlaron el sistema productivo babilónico Gran parte de las tierras
eran propiedad de los templos y estaban arrendadas a terceros. También el clero se ocupó
de la recaudación de los impuestos sobre la tierra y sobre la producción de algunos bienes.
El templó controló gran parte de la actividad comercial.
El imperio Neo Babilónico desarrolló una intensa actividad comercial. Producía y
exportaba cereales, dátiles, betún, carne (ovejas), lana, aceite, petróleo. Importaban
materias primas necesarias para la producción artesanal.
En Babilonia hubo un período de relativa estabilidad interna. Las campañas bélicas
tenían lugar de vez en cuando debido a la depresión económica y demográfica producida
luego de la conquista del imperio asirio.
Dentro del reino Neo Babilónico coexistían dos elementos etno-lingüísticos y político-
culturales muy distintos. En el Sur estaban los babilonios, adheridos al culto de Marduk y
herederos de las tradiciones culturales de Babilonia, ahora capital del imperio; en el Norte,
vivían, en cambio, las poblaciones pertenecientes anteriormente al imperio asirio,
seguidores sobre todo del culto del dios Sin22, con centro en Harrán. La lucha surgió al subir
21 Sistema cosmogónico babilonio: El sistema cosmogónico babilonio es fundamentalmente igual a su
antecesor sumerio, de hecho, el papel que realizaba el dios Enlil en el panteón sumerio ahora lo realiza el dios
Marduk, principal divinidad nacional de Babilonia, que asume numerosas de sus características.
Esta cosmogonía se resume en el relato babilónico de la creación, el Enuma Elish, en él se explica
cómo Marduk asciende al papel de dios supremo, el poema comienza en el principio de los tiempos, cuando
Apsú y Tiamat, las aguas primigenias dulces y saladas, engendraron a los diferentes dioses, entre ellas las
cuatro divinidades principales. Los dioses entablaron lucha entre sí y Apsú murió a manos de Ea, su esposa
Tiamat decidió vengarlo y comenzó una tarea de destrucción.
De entre todos los dioses restantes solo Marduk fue capaz de hacerle frente y acabar con ella,
utilizando su cuerpo para formar las distintas partes del Universo, dando con ello lugar a la creación.
Entre lo creado figura la humanidad, cuya función es librar a los dioses de la necesidad de trabajar,
en consecuencia, la principal tarea del género humano es honrar a los dioses.
22 SIN: En la mitología mesopotámica, Sin, Nanna, Nannar, Suen o Zuen, es el dios masculino de la Luna.

Para los sumerios era conocido como Nanna o Nannar, hijo de Enlil, dios del viento y el cielo y Ninlil, diosa del
aire. Sin era su nombre en acadio y babilonio. Comúnmente se le designa como En-zu, que significa "Señor
de la sabiduría".
Pasa por ser un antiquísimo dios protector de los pastores. Durante el período (de c. 2600-2400 a. C.)
30
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

al trono Nabónido, hijo de una sacerdotisa de Sin de Harrán y ligado al antiguo ambiente
asirio, llegando a declarar que había recibido la realeza de Babilonia del dios Sin.
Los miembros de la casta seguidores de Marduk, lo destronaron. Finalmente en el
539 a.C., el rey persa Ciro II conquista el imperio neo babilónico convirtiéndolo en una
provincia o satrapía aqueménida. En el 331 a.C., Alejandro Magno conquista Babilonia.

Bibliografía:
Aymard y Auboyer. Oriente y Grecia Antigua. Destino, V.1.
Cassin, Botero y Vercuter. Los imperios del Antiguo Oriente. Siglo XXI V.2.
Contenau, G. Antiguas civilizaciones del Asia Anterior. Eudeba,
Historia Universal. Primeras civilizaciones. Grecia. Madrid, Espasa Calpe, 2001.
Historia Universal Clarín, V. 1 y 3.
Trabajo Práctico 2:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el
diccionario. Realizar el Fichado Temático.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico:
 Período histórico (años si los hubiere, siglos o milenio)
 Ubicación geográfica (área ocupada)
 Organización política (organización y forma de gobierno, nombre de gobernantes,
instituciones si las hubiere, ciudades capitales e importantes)
 Organización social (clases sociales, relación entre ellas, formas de matrimonio,
posesión de bienes, derechos de herencia y matrimonio, legislación si la hubiere)
 Religión (forma, dioses, denominación, conformación de tríadas, forma de los
templos, etc.)
 Rasgos culturales sobresalientes (escritura-artes-ciencias-etc.)
4. Técnica del fichado: temático. (se explicará en clase)

SUMERIOS Y ACADIOS.23

El marco geográfico del Próximo Oriente en la Antigüedad


El espacio territorial delimitado por los ríos Éufrates y Tigris constituyó ya desde el
quinto milenio precristiano una de las primeras cunas de la civilización, gracias al hallazgo
de las nuevas técnicas neolíticas. Dicha zona, que hoy engloba los Estados de Iraq y de
Kuwait, el este de Siria y una parte del sureste de Turquía, constituyó la parte fundamental
del llamado Creciente Fértil, parte en su momento denominada Mesopotamia por los griegos
(«[país] entre ríos») y con anterioridad mat biriti («país del medio») por los paleo babilonios.
Mesopotamia puede dividirse desde el punto de vista geográfico en tres grandes regiones:
en el norte, la alta Mesopotamia, que comprendía la extensa Subartu y su prolongación
natural, la Yazirah, en donde se desarrollaron las florecientes civilizaciones de Asiria y de
Mitanni. Por debajo, en el estrechamiento territorial facilitado por los dos ríos, se hallaba
Akkad (Ki-uri/akkadu) y, por último, más al sur, cuando los ríos volvían a separarse, Sumer
(Ki-en-gi/shumeru), regiones ambas ubicadas en un paisaje de llanuras aluviales de gran
feracidad.
Las tierras mesopotámicas conectaban con el golfo Pérsico (llamado «Río Amargo»
en los textos) mediante impracticables ciénagas, lagunas y pantanos, espacio que
posibilitaba, sin embargo, la ruta marítima hacia los lejanos países de Dilmún (islas Bahrein),
Magán (península de Omán) y Melukhkha (valle del Indus), con los que se comerciaba ya
desde el milenio III. Debe indicarse que, en tiempos neo asirios, Magán y Melukhkha
designaban Egipto y Nubia, mientras que Omán recibió el nombre de Qade.
El amplio sector occidental, más allá del Éufrates, lo ocupaba parte de lo que hoy es
Siria y su gran desierto, que se prolongaba hacia Arabia. En Siria tuvo nacimiento el Imperio
de Ebla y fue asimismo asiento del país de Amurru, de donde surgirían los fundadores del
gran Imperio babilónico, así como fue el espacio natural, también, de lo que luego sería
Mitanni. Por el norte, en el sector oriental de los montes Zagros, se hallaba Urartu, región
montañosa, en donde pequeños reinos independientes desarrollaron su historia a la sombra

en que Ur ejercía la supremacía sobre el valle del Éufrates, Sin era considerado, naturalmente, como el dios
supremo del panteón. Es en este período cuando se le designa como "padre de los dioses", "jefe de los dioses"
o "creador de todas las cosas". La "sabiduría" personificada por el dios lunar es también una expresión de la
existente ciencia de la astronomía o la práctica de la astrología, en la que la observación de las fases de la
luna era un factor importante.
23 (Lara Peinado, 2011), pp.19 y ss.

31
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

de Asiria. Prolongándose hacia el oeste, y separada por la cordillera del Tauro, está la
península de Asia Menor, ámbito natural que fue de los hititas, territorio de compleja
variedad geográfica, cruzado por el río Halys (Kisil Irmak), con una costa occidental
sembrada de numerosas islas.
Entre la costa mediterránea y el territorio sirio se hallaba Fenicia y por debajo Canaán,
pequeño territorio llamado después Palestina, nombre recibido por uno de los pueblos que
en ella vivieron, los filisteos. Al sur de Palestina se extendía el inacabable desierto arábigo
y el pasillo que comunicaba el Asia Anterior con Egipto. Por el este, y arrancando del lago
Van, Mesopotamia quedaba separada de la meseta iraní por los precitados montes Zagros,
lugar habitado por gentes montañosas (lullubi, qutu, cassitas) que periódicamente se
lanzaban contra la rica llanura mesopotámica.
Pasados los Zagros, las mesetas, montañas y valles orientales, de variados paisajes,
sirvieron de asiento a dos grandes pueblos iranios: los medos y los persas. Al este de la
baja Mesopotamia y en contacto con el mar se hallaba el Elam, país recorrido por el río
Karum y de límites difíciles de precisar, y que en el milenio I se confundía con Susania.
Las bases formativas
Entre el 3500, fecha en la que aparecieron los primeros documentos escritos, y el
331, en que el macedonio Alejandro Magno puso fin al Imperio persa, el Próximo Oriente en
general llegó a convertirse en la zona del planeta más avanzada en cuanto a las técnicas
(agricultura, ganadería, industria), la organización social (urbanismo, Estados, Imperios,
Derecho) y las mentalidades (lenguajes, escritura, religión, arte).
Sin embargo, la Historia que se va a desarrollar en tal ámbito geo-gráfico durante
varios milenios aparece compleja, muy diversificada y de continuo renovada a lo largo de
los siglos, no sólo por la gran cantidad de pueblos y culturas que poblaron sus tierras
(sumerios, semitas, asiánicos, indoeuropeos), sino también por los estímulos
socioculturales que supieron transmitir al exterior y las influencias que recibieron de la serie
de pueblos venidos de las estepas y de las montañas. Entre las bases formativas de mayor
significado —y no se olvide que en el Próximo Oriente Antiguo el hombre pasó de
depredador a productor— se significaron sin duda, como se ha apuntado antes, el
urbanismo (la historia de Mesopotamia es ante todo una historia de ciudades) y la escritura,
inventada en Sumer, con lo que supieron organizarse social y políticamente y luego, como
colofón, elaborar un conjunto de saberes (ciencia, filosofía, literatura, religión) que se
proyectaron al posterior mundo grecorromano.
Pueblos, lenguas, escrituras
Asia occidental estuvo habitada por los asiánicos, concepto etnográfico todavía en
revisión, entre los que pueden aislarse los proto-sumerios, elamitas, hurritas, cassitas y
proto-hititas; los sumerios, pueblo de etnia desconocida; los semitas, constituidos por los
eblaítas, acadios, amorreos, fenicios, arameos, hebreos y árabes; y los indoeuropeos, esto
es, hititas, medos y persas.
Tales pueblos hablaron las numerosas lenguas y dialectos propios de los cuatro
troncos étnicos citados, aunque en no pocas ocasiones etnia y lenguaje no se
correspondieron en absoluto. El sumerio, un idioma aglutinante de origen desconocido, pasó
de lengua viva a lengua muerta en un complejo proceso, logrando mantenerse como lengua
litúrgica hasta prácticamente el final de la civilización mesopotámica. Por otro lado,
verdaderas lenguas de carácter internacional, pertenecientes al grupo semita, fueron en el
segundo milenio el acadio, con sus variantes eblaíta, asirio y babilonio, y el arameo, hablado
también en todo Próximo Oriente a finales del primer milenio. Respecto al indoeuropeo, en
Asia occidental se habló el hitita, que asimiló otras lenguas minoritarias (hatti —una lengua
no indoeuropea—, nesita, luwita, palaíta) y en Irán, el medo y el persa.
En cuanto a las escrituras, que se anotaron sobre variados tipos de materiales
(singularmente el barro: las famosas «tablillas»), deben destacarse las de grafía cuneiforme,
presentes en todo el ámbito geográfico descrito antes, y las alfabéticas, aunque no faltaron
lenguas de estructura alfabética, pero con notación cuneiforme (caso del ugarítico).
Asimismo, se utilizaron determinados caracteres jeroglíficos en el área del Imperio hitita y
de los reinos neo-hititas, así como de tipo cuneiforme en el persa.

El desciframiento y comprensión de todas esas escrituras por parte de una serie de


sabios ha permitido mostrarnos, de modo directo y veraz, la historia interna y externa de los
pueblos del Próximo Oriente Antiguo antes aludidos.

32
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

El mundo mesopotámico Los primeros yacimientos

2 Mesopotamia
A pesar de los avances de la Arqueología en los últimos años, se ignoran muchos de
los detalles que facilitaron en el Próximo Oriente Antiguo el paso de la etapa neolítica —con
su zona nuclear en Palestina- Siria— a la plenamente histórica (documentación escrita) o,
si se quiere, del paso que significó la superación de la aldea (e-dur) por el de la ciudad (uru).
La Arqueología conoce en sus líneas generales el desarrollo de los primeros
establecimientos sedentarios de la Prehistoria y de la Protohistoria mesopotámicas.
Arrancan de los yacimientos de Mule- faat, Nemrik y Magzalia (entre el 9000 y el 7000),
seguidos un par de milenios después por otros enclaves pertenecientes grosso modo a seis
grandes periodos culturales, denominados con el nombre del enclave en el que se hallaron
por primera vez los elementos diferenciadores más significativos (cerámica, variado
instrumental, metales, manufacturas, arquitectura, escultura) de cada uno de ellos. Se
puede hablar así de: Hassuna, Samarra, Tell Halaf, El Obeid, Uruk, Djemdet Nasr. En su
conjunto facilitan una cronología que abarca del 5800 al 2900.
De tales periodos son de gran importancia los dos últimos: Uruk y Djemdet Nasr
(3100-2900). En ambos enclaves se produjeron grandes cambios sociales y económicos —
incluso hubo contactos con el delta del Nilo y se llegaron a crear verdaderas colonias en el
área septentrional (Habuba Kabira, Hassek Hóyük), constituyendo lo que ha sido llamado
«mundo de Uruk»— que facilitarían el desarrollo de las primeras ciudades en Sumer con
nuevos modos de vida.

LOS SUMERIOS
Muchas de aquellas culturas neolíticas, calco-líticas y del Bronce Antiguo conocieron
un notabilísimo avance gracias al impulso y estímulo de los sumerios (sag-gig-ga o
«cabezas negras»), pueblo de origen étnico desconocido que arribó a la extensa y árida
llanura del sur de Mesopotamia desde el exterior, posiblemente desde alguna región del
mar Caspio, de Afganistán, e, incluso, como se vuelve a postular otra vez, de la India.
Llegados a tal zona e instalados en la proximidad de los cursos de agua de los dos grandes
ríos, entraron en contacto con gentes semitas preestablecidas (el llamado «pueblo X»), a
las que dominaron al parecer con suma facilidad, levantando a continuación las primeras
ciudades que estructuraron a modo de pequeños Estados independientes (entre ellos, Uruk,
ciudad ya aludida, Larsa, Ur, Girsu, Isin, Shuruppak y Abu Salabih).
El periodo proto-dinástico
Según un famoso texto historiográfico, conocido como Lista real sumeria (Prisma WB.
1923. 444), del que han llegado también algunas copias y variantes, la realeza «descendió
del cielo» después de la creación del mundo por los dioses. El lugar elegido para
establecerse fue Eridu (Abu Shahrain), la más antigua ciudad sumeria según la mitología, y
33
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

en ella reinaron los reyes Alulim y Alalgar, formando así la primera de las cinco (o seis,
según las variantes) dinastías míticas, que conectaban la Historia de los sumerios con el
origen del mundo y de los dioses.
Después, la realeza, con otras dinastías, pasó a situarse de modo sucesivo en
Badtibira (Tell el-Medinah), en Larak (Tell el-Wilaya) y en Sippar (Abu Habba). Finalmente,
la realeza se ubicó en Shuruppak (Tell Fara), en donde gobernó un único rey, llamado Ubar-
Tutu, padre de Ziusudra, especie de Noé sumerio, que logró salvarse de un Diluvio
Universal, enviado contra los hombres por decisión divina, según indican los textos
sumerios.
Los arqueólogos de comienzos del siglo pasado comprobaron la existencia de
estratos de origen diluvial, incluso de bastante espesor, en diferentes lugares de la Baja
Mesopotamia (Ur, Kish, Shuruppak, Lagash), pero al no coincidir las dataciones de los
materiales hallados pensaron que aquel Diluvio se habría debido a sucesos diferentes
(desbordamiento de los dos ríos, gran maremoto, lluvias torrenciales) y no a un cataclismo
universal. O a un mismo hecho sobrevenido en distintos momentos y que en cualquier caso
habría motivado el nacimiento de leyendas y mitos, alcanzando su eco hasta tiempos
bíblicos y helenísticos.
Tras aquel acontecimiento, indudablemente importante, se iniciaron en Sumer los
tiempos históricos, cuyo prólogo, de muy complejo estudio, lo ocupa la larga Etapa
Protodinástica, que puede ser dividida en varios sub-periodos. En el primero de ellos (2900-
2700), y luego de haber descendido de nuevo la realeza a la tierra, las dinastías se situaron
primero en Kish (El Oheimir), con un rey ya plenamente histórico: Mebaragesi. De aquí, y
en el segundo periodo, la realeza pasó a Uruk (Warka), con una dinastía dominada por la
figura de Gilgamesh (ca. 2650), sujeto de una magna epopeya (Poema de Gilgamesh) y
constructor de la célebre muralla de su ciudad. Luego, la realeza se estableció en Ur, con
el rey Mesannepadda (2563-2524) y una dinastía, famosa en la Historia, por la serie de
ajuares de oro y plata que depositaron en sus tumbas y los sacrificios humanos realizados
en ellas (Tumbas reales de Ur).
En este sub-periodo, y aunque la Lista real, los omite, gobernaron también el
poderoso Mesalim (ca. 2550), rey de Kish, así como los reyes Ur-Nanshé (2494-2465), de
natural pacífico, y el belicoso Eannatum (2454-2425), que reinaron en Lagash (Tell el-Hiba),
ciudad-estado que fue tomada por Urukagina (2352-2342), autor de medidas jurídicas
reformistas de contenido social.
El último sub-periodo finalizó con el ensi de Umma (Tell Giokha) Lugalzaggisi (2342-
2318), quien al tiempo que se apoderaba de Ur, Lagash y Nippur (Niffer) —la ciudad santa
sumeria— y unificaba todo Sumer, intentaba aportar un nuevo ideal imperialista al país,
superando así el estrecho concepto de ciudad jerarquizada.

EL IMPERIO ACADIO I
Hacia el 2335 un copero mayor de la ciudad de Kish se rebeló contra el rey de tal
ciudad, Ur-Zababa, logrando establecer una dinastía semita. Tal copero, conocido en la
Historia como Sargón (Sharrukinu o «Rey legítimo»), de muy oscuro origen y al que la
leyenda lo hizo hijo de padre nómada y de una sacerdotisa (entum), quien lo abandonó a su
suerte en las aguas del Éufrates, se lanzó después contra el rey de Uruk y de Umma,
Lugalzaggisi. Sargón pudo vencerle, con lo cual la Mesopotamia central y la meridional
cayeron en sus manos. Luego, pasó a occidente, y remontando el Éufrates, conquistó Mari
(Tell Hariri), estableció relaciones comerciales con Iarmuti (a orillas del mar Mediterráneo) y
con Ebla (Tell Mardikh), ciudad a la que exigió un juramento de vasallaje; luego alcanzó el
Amanus y el Tauro, así como el Mar Superior (el Mediterráneo).
También por el norte combatió contra Kazallu (no localizada) y contra el país de
Subartu, y por el este llegó al Elam (Awan y Warakh- se). En alguno de sus textos se señala
que también alcanzó el Mar Inferior (el golfo Pérsico), arribando desde allí a Dilmún y
Magán.
Después de reorganizar administrativamente sus conquistas estableció su capital en
Agadé (todavía no localizada). Sin embargo, las constantes revueltas de un Imperio tan
vasto, controlado militarmente, pusieron fin a su obra personal, que había durado cincuenta
y seis años.
Sus sucesores fueron sus hijos Rimush (2278-2270) y Manishtushu (2269-2255),
quienes no pudieron hacer frente a las revueltas internas, pereciendo ambos asesinados.
A la muerte de Manishtushu, le sucedió el hijo de éste, Naram-Sin (2254-2218), con
quien el Imperio de Akkad conoció profundas reformas en todos los órdenes. Este rey
militarista, ebrio de megalomanía, llegó a titularse «Rey de las Cuatro Regiones» y «Dios
de Akkad», proclamando con ello sus pretensiones de hegemonía universal. Sus 35 años
34
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

de reinado los hubo de pasar, sin embargo, en pie de guerra, luchando en multitud de
frentes, tanto exteriores (Armanum, Mari, Ebla —a la que destruyó—, Líbano, Anatolia,
Elam, Magán) como interiores (Kish, Uruk, Umma, Nippur). A pesar de tantas campañas no
pudo pacificar a las tribus montañosas del norte y del altiplano iraní que amenazaban la
existencia física del Imperio (lullubi, qutu, manda), en contra de lo que dicen sus textos y
estelas triunfales (Estela de la Victoria).
Con su hijo Sharkalisharri (2217-2193) comenzó el declive del Imperio acadio, lo que
se evidenció en su titulatura real, pues sólo pudo emplear el modesto título de «Rey de
Akkad» y en la serie de ataques de amorreos, elamitas y qutu. A su muerte, sobrevenida
muy probablemente durante una conjura de palacio, se abrió en el país una etapa de
anarquía que duró tres años, durante los cuales se disputaron el trono cuatro aspirantes.
Fue, sin embargo, un tal Dudu (2189-2169) quien puso fin a la situación y logró mantener
durante unos años la ficción de un Imperio.
Con su hijo Shu-Durul (2168-2154) Akkad desapareció de la Historia, al no poder
hacer frente a la coalición de las ciudades sumerias, las cuales dirigidas por el clero de
Nippur y en medio de un violento clima de enfrentamientos religiosos y tal vez étnicos,
solicitaron ahora la ayuda de los montañeses qutu, quienes lanzándose otra vez contra
Akkad lograron poner fin a la dinastía sargónida.
La Lista real sumeria indica que tras la caída de Akkad, la realeza pasó a Uruk, en
donde reinaron cinco reyes durante treinta años. Después, la realeza fue transferida a la
horda qutu (en los textos, Gutium/guteos), pueblo incivilizado que, según La Maldición de
Akkad, no conocía regla moral alguna, tenía espíritu humano, pero su conducta era propia
de perros, además de poseer «rostros de mono».
Tal fuente histórica señala que lograron formar en Mesopotamia una dinastía de 21
reyes que gobernaron algo más de un siglo en me-dio de una anarquía generalizada.
Existen muchos interrogantes acerca de este pueblo de los Zagros (origen étnico,
geográfico, lengua) y varias teorías sobre el papel exacto que desempeñó en la caída del
Imperio acadio, así como sobre la historicidad de sus reyes, entre los que destacaron el
fundador de la dinastía, de nombre Erridupizir (2220-2211) y el último de la misma, Tirigan
(2120), que gobernó tan solo 40 días, tiempo que tardó en expulsarlo un rey de Uruk,
llamado Utukhegal (2123-2113).
La época de los qutu constituye una de las más oscuras de toda la Historia de
Mesopotamia, debido sobre todo a la carencia de fuentes. Los textos hablaron de ellos como
hombres feroces, que no conocían el temor de los dioses, denominándoles «dragones de
la montaña». En documentos asirios y persas ya tardíos se aplicó el nombre de «País de
los Guti y Lullubi» de modo indiscriminado a las poblaciones montañosas de los Zagros.
El renacimiento sumerio
Con la caída del Imperio acadio el centro y el sur de Mesopotamia, nominalmente en
poder de la dinastía de los qutu, habían vuelto a atomizarse en diferentes ciudades-estado
controladas por tales invasores en un grado de dependencia que se ignora.
Tras la expulsión de los qutu, la nueva etapa que se abría, de más de un siglo de
duración (2120-2004), se caracterizó por la rápida alternancia de fuerzas políticas
disgregadoras y unificadoras. En primer lugar, las estructuras administrativas del Imperio
acadio, centradas en las personas de sus reyes, quedaron obsoletas, aunque dejaron
profundas huellas en los mecanismos de posteriores gobiernos. Los sumerios que
cooperaron con los qutu en la caída de los acadios, y que expulsaron a su vez a los qutu,
volvieron a sus tradicionales formas políticas en torno a las ciudades-estado. Sin embargo,
una de ellas, Ur, logró retomar la idea imperial acadia y fue capaz de hacer de Mesopotamia
un todo unitario.
Aunque los qutu se habían apoderado de Mesopotamia, no pudieron tenerla bajo su
absoluto control, debiendo tolerar que algunas ciudades sumerias se desarrollaran
libremente a cambio de un fuerte tributo. De estas ciudades, la más significativa fue Lagash,
que supo aprovechar la autonomía que de hecho gozó bajo los qutu. Uno de sus ensi,
llamado Urbaba (2155-2142), pudo controlar todo el sur mesopotámico, entregando así a
sus sucesores —sus tres yernos—- una ciudad-estado próspera. De dichos yernos el más
importante fue Gudea (2141-2122), de quien se conocen bastantes detalles de sus
actividades comerciales y de las buenas relaciones de vecindad que mantenía con los
dueños del país, los qutu. Su vida privada y su actuación política, en cambio, son
prácticamente desconocidas al quedar envueltas en la imagen de rey piadoso que tal vez
quiso dar a la posteridad, imagen respaldada por sus 32 estatuas —muchas de ellas
famosas en el mundo del Arte— y sus textos, sobre todo los llamados «Cilindros A y B»,
alusivos a la construcción del grandioso templo llamado Eninnu.
La Lista real sumeria sitúa tras la horda qutu a la dinastía V de Uruk, formada por un
35
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

solo rey, Utukhegal, ya citado, a quien le cupo la gloria militar de haber expulsado a los qutu
de Mesopotamia.
Sin embargo, ni Uruk ni su rey Utukhegal supieron aprovechar la victoria sobre los qutu, sino
que lo hizo la ciudad de Ur, en donde existió una brillante dinastía —la tercera— que duró
algo más de un siglo.
El fundador de la misma fue Ur-Nammu (2112-2095), un gobernador militar que se
sublevó contra Utukhegal arrebatándole el trono. A continuación, tomó el título de «Rey de
Ur, de Sumer y de Akkad», dedicándose a la tarea de organizar su Estado bajo principios
de homogeneidad y centralismo. Para ello emprendió reformas territoriales (Texto catastral)
y sociales que tuvieron su culminación con la promulgación de un Código de leyes (Código
de Ur-Nammu).
Con su sucesor, Shulgi (2094-2047), Ur alcanzó su hegemonía, gracias a su dirigismo
político, administrativo y económico. En el interior fue construido un aparato burocrático
complejo y en el exterior se alcanzó la máxima extensión territorial. No obstante, el rey se
vio obligado a realizar numerosas campañas militares para contener los movimientos
fronterizos de lullubitas, hurritas y elamitas.
La situación pudo mantenerse durante los reinados de Amar-Sin (2046-2038) y de
Shu-Sin (2037-2029). Con este último el Imperio de Ur manifestó síntomas de decadencia,
sobre todo causados por la presión de los amorreos por el occidente, lo que le llevó a edificar
una muralla defensiva («Muro de los Martu») de unos 275 km de longitud.
Con su hermano Ibbi-Sin (2028-2004) desapareció el poderío de Ur, motivado tanto
por causas internas (sublevación de ciudades, economía mal planificada) como externas
(ataques de amorreos y elamitas). Tras él Mesopotamia volvió a su antigua poliarquía de
ciudades-estado en luchas constantes entre sí.
Sociedad y economía Súmero-acadias
La gran masa de población sumeria (dumu-gi) y semita (lu-ki-uri) fue muy pronto
controlada por los dirigentes del templo (e-gal-makh) y del palacio (e-gal), denominados en
la documentación como en («señor»), ensi («gobernante») y lugal («rey»). Usualmente, la
población se hallaba dividida en tres grupos sociales (libres, semilibres y esclavos) con
grandes diferencias económicas y jurídicas. A la primera (lu = hombres) pertenecieron los
funcionarios y el contingente de trabajadores especializados. A la segunda (mashda),
aquellas personas que se veían obligadas a acudir a las llamadas y trabajos impuestos por
los reyes: eran, por tanto, semilibres (shub-lugala = sometidos al rey). La última clase la
formaban los esclavos (sag = cabeza; ir = servidor), cuyo número es difícil evaluar en las
primeras épocas históricas.
Con el Imperio acadio apareció un sistema socioeconómico de tipo palaciego,
caracterizado por la presencia de una clase dirigente funcionarial que se identificaba con el
Estado y con su rey (sharrum) y del cual recibía propiedades y prebendas. Nacían así,
estructuralmente, las clases sociales diferenciadas por la riqueza, sometidas todas, sin
embargo, al todopoderoso monarca de Akkad.
En la etapa neo-sumeria, la complejidad de las relaciones económicas y la excesiva
burocratización estatal polarizaron la división de tales clases, que continuaban divididas en
libres (gurush), semilibres (mash-en-kak) y esclavos (arad), divididos éstos a su vez en
dos subclases de acuerdo con su origen (ir= servidor y namra = prisionero de guerra).
Las provincias creadas por los reyes de la dinastía III de Ur contaron con poderes
bicéfalos: un gobernador civil (ensi) y un gobernador militar (sagin), los cuales debían
informar a la autoridad central, bien al visir (sukkal-makh) bien al propio rey (lugal).
Asimismo, cada una de las provincias debía participar mensualmente por turno, y según sus
posibilidades, en las tareas económicas (tributo llamado bala) a fin de mantener la
maquinaria del Imperio.
La economía Súmero-acadia condicionada por su geografía y por sus características
sociológicas fue primeramente controlada desde los templos y luego desde el palacio. De
hecho, el régimen económico fue de auto-subsistencia, complementado con los productos
del comercio y sobre todo con los botines de guerra y los tributos.
La principal actividad económica fue la agricultura, tanto de secano (en el norte)
como de regadío (en el centro y en el sur), dirigida y explotada por los templos y los
palacios (sus propietarios), que se ocupaban del complejo sistema hidráulico del país. Para
las etapas históricas más antiguas los textos hablan de tres tipos de tierras cerealeras
(gana): las tierras del señor (ni-enna), las de sostenimiento (kmj y las tierras en arriendo
(uru-la). Las superficies cultivadas adoptaron un área standard (iku), fijándose su lado más
estrecho sobre las vías de agua. Los sumerios y los acadios conocieron la propiedad
privada, existiendo en consecuencia grandes terratenientes particulares.
Entre los productos cultivados destacaron los cereales (cebada, trigo, sorgo), algunas
36
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

herbáceas (sésamo) y los productos hortícolas (legumbres, verduras, frutas). Uno de los
árboles más aprovechados fue la palma datilera (gish-immar), cuyos frutos constituyeron la
dieta base de sumerios y acadios. Un curioso texto (El Almanaque del agricultor) da normas
acerca de los cuidados que debían recibir las tierras. La tecnología agrícola (epinnu, marru,
niggallu) fue muy simple, no conociéndose prácticamente ninguna innovación.
La ganadería (cabaña ovina y bovina) también significó un importante recurso
económico, al igual que los productos artesanales, en cuya elaboración destacaron los
expertos (mar ummeni = trabajadores especializados) por su pericia fabricando armas,
instrumental diverso, espléndidas joyas, cerámica, tejidos y otros productos
manufacturados.
El Derecho, la religión y la cultura Súmero-acadias
Con los sumerios nació la Historia del Derecho, promulgándose algunas Reformas y
Códigos tendentes a regular la multitud de actos jurídico-administrativos y la organización
de la sociedad. Deben ser destacadas las Reformas de Entemena de Lagash y las de
Gudea, así como el célebre Código de Ur-Nammu, éste con preceptos relativos a la ordalía
fluvial por causa de brujería, a la problemática de los esclavos y a las compensaciones
pecuniarias por lesiones corporales. De gran interés son también los llamados «litigios
resueltos» (di-til-la), textos que permiten conocer la praxis jurídica de finales del milenio
tercero.
Por otra parte, la religión Súmero-acadia presenta serios problemas de identidad y
de contenido, debido a que los principios religiosos sumerios se amalgamaron muy pronto
con los de los semitas acadios, quienes no dudaron en reconocer a las divinidades sumerias
como a sus propios dioses.
La religión se caracterizó por su politeísmo —afirmaban tener 3.600 dioses—, con un
panteón organizado en tríadas y binas. La tríada principal, de carácter cósmico, estuvo
formada por An, dios del cielo y padre de los dioses; por Enlil, señor del viento y
principal divinidad; y por Enki, llamado luego Ea, titular del fundamento (el agua) y de
la sabiduría, además de ser el benefactor de la Humanidad. La segunda tríada, astral,
la formaban Zu-en o Nanna (el dios luna), llamado Sin por los acadios; Utu o Babbar (el
Sol), asimilado muy pronto al semita Shamash, dios de la justicia; e Inanna (el planeta
Venus), diosa identificada con la acadia Ishtar, titular del amor y de la guerra.
Un cuerpo sacerdotal, masculino y femenino, muy complejo y especializado, a cuyo
frente se hallaban el shangu y la entum respectivamente, se ocupaba de tributar el culto en
lugares adecuados (e-gal- makh = templos, y esh = santuarios).
A los sumerios se debió la invención de la escritura, resultado de un larguísimo
proceso, cuyos antecedentes se pierden en la lejana Prehistoria, y que anotaron sobre
tablillas de barro (dub), mediante la presión de estiletes o punzones (escritura cuneiforme).
Con tal instrumento fueron capaces de elaborar cuanta documentación precisaron para sus
tareas administrativas, además de emplearlo para anotar una riquísima literatura, en la que
se pueden aislar una treintena de mitos, multitud de poemas épicos, himnos, textos
históricos y piezas de filosofía.
A los Súmero-acadios también se les debió la Astrología y los rudimentos de la
Astronomía, la estructuración del calendario (meses lunares: iti/warhu) y la notación
numérica (sexagesimal y decimal), sin olvidar la sistematización de diferentes ciencias.
Respecto al arte Súmero-acadio, anónimo, colectivo y de finalidad claramente religiosa,
deben señalarse sus templos con sus torres escalonadas (u-nir en sumerio; ziqqurratu en
acadio), sus relieves y estatuas y, sobre todo, su fina orfebrería (joyas de la reina Puabi de
Ur, casco de Meskalamdug).
Ciudades de sabiduría24
En 1927 el arqueólogo británico Leonard Woolley empezó a cavar en Ur de los
caldeos (Caldea es un nombre alternativo para Babilonia). Ur, la patria de Abraham de
acuerdo con la Biblia, había sido identificada por primera vez en 1854-1855, pero fueron las
sensacionales excavaciones de Woolley las que revelaron su enorme importancia para la
historia de la humanidad. Entre sus descubrimientos destaca el haber desenterrado el
llamado «estandarte de Ur», un mosaico en el que aparece un grupo de carros, lo que
respalda la posibilidad de que fueran los sumerios (que vivieron en el extremo sur del actual
Irak desde c. 3400 a.C.) quienes inventaron la rueda y la introdujeron en la guerra. Woolley
también descubrió que a la realeza en Babilonia no se la enterraba sola. Junto al rey y la
reina, en una cámara, yacía una compañía de soldados (junto a sus huesos se hallaron
lanzas y cascos de cobre) y en otro recinto estaban los esqueletos de nueve damas de la

24 (Watson, 2007)
37
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

corte, todavía luciendo sus intrincados tocados. Ahora bien, aunque se trataba de una
práctica realmente espeluznante, esta costumbre no sólo es importante por su valor
intrínseco sino también por lo que nos revela sobre las creencias antiguas. Sin embargo, lo
que llamó en especial la atención de Woolley es que ningún texto había aludido a este
entierro colectivo, lo que lo llevó a concluir que el sepelio había tenido lugar antes de que la
escritura hubiera sido inventada para registrar el acontecimiento.
Según el historiador H. W. F. Saggs, «ninguna invención ha sido más importante para
el progreso humano que la escritura». Por su parte, Petr Charvát la llamó «la invención de
las invenciones».1 Por tanto tenemos aquí otra idea capital que poner junto a la agricultura
como «la más grandiosa de todos los tiempos». No obstante, acaso sea más importante
aún la feliz coincidencia de que los sumerios hubieran inventado también el carro, un hecho
incluso más básico para la historia del progreso que la escritura misma. La cuestión es que
una vez se empieza a elaborar listas de los logros que este formidable pueblo realizó antes
que cualquier otro, es difícil saber cuándo detenerse. Por ejemplo, en 1946 el erudito
estadounidense Samuel Noah Kramer empezó a dar a conocer sus traducciones de las
tablillas de arcilla sumerias, en las que identificó no menos de veintisiete «primeros
históricos» logros conseguidos, descubiertos o registrados por primera vez por los antiguos
iraquíes. Entre ellos tenemos las primeras escuelas, el primer historiador, la primera
farmacopea, los primeros relojes, el primer arco (arquitectónico), el primer código jurídico,
la primera biblioteca, el primer calendario agrícola y el primer congreso bicameral. Los
sumerios fueron los primeros que usaron los jardines para proporcionar sombra, los pri-
meros que recogieron proverbios y fábulas y los que primero tuvieron literatura épica y
canciones de amor. La razón para esta extraordinaria explosión de creatividad no es difícil
de encontrar: la civilización, lo que hoy reconocemos como tal, sólo apareció después de
que el hombre antiguo hubiera empezado a vivir en ciudades. Las ciudades eran entornos
más competitivos y experimentales que cualquier otro que las hubiera precedido. La ciudad
es la cuna de la cultura, el lugar en el que nació casi la totalidad de nuestras ideas más
preciadas.
Según la definición clásica, para que haya civilización deben darse tres o más
de las siguientes características: ciudades, escritura, especialización del trabajo,
arquitectura monumental, formación de capital.2 Pero, aunque no esté equivocada,
esta lista pasa por alto el principio subyacente. En algún momento a finales del cuarto
milenio a.C., la gente empezó a vivir en grandes ciudades. El cambio transformó la
experiencia humana, pues las nuevas condiciones de vida exigían que hombres y
mujeres cooperaran de formas hasta entonces inéditas. Fue este estrecho contacto,
este nuevo estilo de cohabitación cara a cara, lo que explica la proliferación de nuevas
ideas, y en particular la de herramientas básicas para la vida en común: la escritura,
las leyes, la burocracia, las ocupaciones especializadas, la educación, los pesos y
medidas.
De acuerdo con una investigación publicada en el otoño de 2004, los primeros centros
urbanos fueron Tell Brak y Tell Hamourak al norte de Mesopotamia, en la actual frontera
entre Irak y Siria, que se remontarían al año 4000 a.C. Tenían hileras de hornos de ladrillo
para preparar comida en cantidades industriales y numerosos «sellos» que empleaban para
seguir el rastro de los artículos y «cerrar» puertas. No obstante, estos asentamientos eran
relativamente pequeños (Hamourak tenía doce hectáreas) y las primeras ciudades
propiamente dichas emergieron más al sur hacia 3400 a.C. Entre las ciudades de Mesopo-
tamia se incluyen (más o menos en orden cronológico) Eridú, Uruk, Ur, Umma, Lagash y
Shuruppak. Hacia finales del tercer milenio a.C., el 90 por 100 de quienes vivían en el sur
de Mesopotamia lo hacían en áreas urbanas.3 Estas ciudades eran muy grandes: Uruk, por
ejemplo, tenía una población de cincuenta mil habitantes. ¿Por qué se desarrollaron y
cómo fue la experiencia? Se han propuesto diversas explicaciones para el origen de las
ciudades, la más obvia de las cuales es la seguridad. Sin embargo, este argumento ha
dejado de ser válido por tres razones. En primer lugar, hay algunas grandes ciudades de la
antigüedad —especialmente en países de África occidental como Malí— que nunca
levantaron murallas. En segundo lugar, incluso en Oriente Próximo, donde las murallas eran
en ocasiones construcciones enormes y muy elaboradas, éstas aparecieron después del
asentamiento original. En Uruk, por ejemplo, la ciudad ya estaba en buena medida
terminada hacia el año 3200 a.C., pero las murallas no se construyeron hasta
aproximadamente el año 2900 a.C. (Por lo demás, Uru significa área amurallada.4) Por
último, hay una explicación mucho más convincente, respaldada por gran cantidad de
pruebas.
Lo que parece haber ocurrido es que, a mediados del cuarto milenio a.C., en
Mesopotamia, el clima cambió de forma ligera, pero perceptible y se hizo más frío y seco.
Hasta ese momento la agricultura había florecido entre el Tigris y el Éufrates durante miles
38
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

de años. Gracias a estos ríos, la región era relativamente segura y contaba con una irriga-
ción bien desarrollada.5 «Los cambios climáticos documentados para mediados del cuarto
milenio a.C., parecen haber contenido, en un lapso de doscientos o trescientos años, las
inundaciones que regularmente cubrían grandes extensiones del territorio, y haber
desecado zonas tan enormes, que, en un período de tiempo relativamente corto, buena
parte de Babilonia pasó a convertirse en un lugar atractivo para levantar asentamientos
permanentes.»6 Las excavaciones demuestran que, asociada con esta variación climática,
hubo un repentino cambio en el patrón de los asentamientos, de poblados dispersos y
bastante pequeños se pasa a asentamientos muy densos y tan grandes como nunca antes
se habían visto.7 Estas condiciones geográficas parecen haber favorecido el desarrollo de
sistemas de irrigación comunales, sistemas que todavía no eran demasiado complejos (no
en esta etapa), pero que no obstante trajeron una mejora notable de las cosechas de cebada
(que evolucionó de la variedad de dos hileras a la de cuatro) y, al mismo tiempo, enseñó a
la gente las ventajas de la cooperación. En otras palabras, fueron las especiales condiciones
climáticas de Mesopotamia, donde la irrigación pudo mejorar de forma substancial los
cultivos y donde había suficiente agua disponible (pero en el lugar equivocado) para que
este cambio ocurriera de forma bastante sencilla y obvia. El punto clave es que aunque la
tierra era ahora habitable, había todavía suficiente agua como para que prácticamente
cualquier parcela arable pudiera acceder a ella de forma fácil y directa. «Este hecho... tuvo
que haber producido un "paraíso", con cosechas múltiples y muy productivas cada año.»8
Un factor adicional fue que las planicies aluviales del sur de Mesopotamia carecían de otras
materias primas, como madera, piedra, minerales y metales. Es posible que el excedente
alimentario de este «paraíso» fuera cambiado por tales productos, lo que habría dado lugar
a una amplia red de contactos y creado, dentro de las ciudades mismas, las condiciones
necesarias para el desarrollo de trabajos especializados. Quizá éste haya sido uno de los
factores que condujo a esa diversidad de población, más allá de los simples grupos fa-
miliares, que caracterizó los comienzos de la vida en la ciudad. Esto fue un adelanto
emocionante: por primera vez la gente pudo dedicarse a actividades no relacionadas
directamente con la producción de comida. Con todo, este cambio debió de producir una
gran ansiedad: los ciudadanos dependían de otros, que no eran parientes suyos, para ob-
tener productos esenciales. Esta ansiedad subyacente acaso explique los vastos planes y
proyectos sin precedentes que fomentaron el espíritu comunitario: monumentales empresas
arquitectónicas que exigían una altísima cantidad de mano de obra. Por estas mismas
razones, la religión puede haber empezado a ser más importante en las ciudades que en
los distintos tipos de asentamientos anteriores.
Por lo general, se considera que la primera ciudad fue Eridú, situada a algo más de
ciento sesenta kilómetros del golfo Pérsico y hoy llamada Abu Shahrein. Su situación era
en verdad única, dado que ocupaba una zona de transición entre la tierra y el mar. Quedaba
cerca de una planicie aluvial y de las marismas, lo que significaba que podía beneficiarse
con facilidad de tres sistemas ecológicos: el aluvión, el desierto y las marismas; y por tanto
aprovechar tres modos de subsistencia diferentes: la agricultura, el pastoreo nómada y la
pesca.9 No obstante, también hay un motivo religioso que explica la localización de Eridú.
La ciudad se alzaba sobre una pequeña colina rodeada por una depresión en la que se
recogía agua subterránea. Esta área circundante no era otra cosa que un pantano y en la
temporada de lluvias se transformaba en un lago de dimensiones considerables. 10 Se
trataba, por tanto, de una configuración que se ajustaba con nitidez a las ideas sobre el
Cosmos de los habitantes de Mesopotamia, que representaban la tierra como un círculo
rodeado por una inmensa masa de agua. Siendo una representación tangible de esta
concepción, Eridú se convirtió en un lugar sagrado. Petr Charvát sostiene que en la época
se creía que la ciudad contenía la fuente de toda la sabiduría y que era la sede del dios del
conocimiento. Según este autor, en Eridú parece haber nacido «la primera religión universal
inteligible», cuyo culto involucraba el uso de una tríada de colores que encontramos en la
cerámica local. La existencia terrenal se representaba mediante el rojo, la muerte mediante
el negro, y la vida eterna (y la pureza) mediante el blanco.11
Por lo general, los arqueólogos definen un yacimiento como pueblo cuando
éste tiene treinta hectáreas o menos y como ciudad si tiene treinta y una hectáreas o
más. En el caso de Uruk, para la época en que sus murallas fueron construidas, la ciudad
cubría cerca de 5,5 kilómetros cuadrados y, a grandes rasgos, tenía forma de rombo y la
distancia entre sus extremos más distantes era, aproximadamente, de 2,5 kilómetros y
medio y 3 kilómetros respectivamente. Con una densidad de población de entre cien y
doscientos individuos por cada mil metros cuadrados, Uruk habría albergado entre 27.500-
55.000 habitantes. El área urbanizada de Ur ocupaba unas cuarenta y una hectáreas y en
ella vivían unos veinticuatro mil habitantes. Sin embargo, en el área circundante, un territorio
de unos diez kilómetros cuadrados, «quizá haya estado ocupado por medio millón de
39
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

personas... Se dice que en Girsu, un yacimiento adyacente a Lagash y, aparentemente parte


de esta ciudad, había treinta y seis mil hombres, lo que significa que la población total era
de ochenta mil o cien mil personas».12 Compárese todo esto con el tamaño de Atenas, que
hacia el año 500 a.C. cubría un área de 2,5 kilómetros cuadrados, o con el de Jerusalén,
que para la época de Cristo no tenía más de un kilómetro cuadrado. Roma, en tiempos de
Adriano, sólo doblaba el tamaño alcanzado por Uruk tres mil años antes.13 Una indicación
de la rapidez de los cambios en este período nos la proporciona una investigación
comentada por Hans Nissen; mientras a finales del cuarto milenio a.C. los asentamientos
rurales superaban a los urbanos por cuatro a uno, seiscientos años después, es decir, a
mediados del tercer milenio a.C., la proporción se había invertido por completo y ahora los
grandes asentamientos urbanos superaban a los rurales por nueve a uno. 14 Para esta época
Uruk era el centro de un «hinterland», una región básicamente rural que estaba bajo su
influencia y se extendía entre doce y quince kilómetros a su alrededor. Cerca de ella, había
un área de dos o tres kilómetros en la que no se encuentran signos de influencia, y luego
comenzaba la zona de influencia de la siguiente ciudad, en este caso Umma.15 Había por lo
menos veinte ciudades de este tipo en Mesopotamia.
Los logros de esas ciudades y ciudades-estado fueron asombrosos y perduraron por
unos veintiséis siglos. Introdujeron un extraordinario número de las innovaciones que
contribuyeron a crear el mundo que conocemos. Fue en Babilonia donde se desarrollaron
la música, la medicina y las matemáticas, donde se inventaron las bibliotecas, donde se
pintaron los primeros mapas, donde nacieron la química, la botánica y la zoología. O al
menos, damos por hecho que fue así. Babilonia es la cuna de tantos logros originales y
ocupa tantos «primeros lugares» porque también fue el lugar en el que se inventó la
escritura y, por tanto, conocemos su cultura de manera muy diferente a como conocemos
la historia que la precedió.
Las excavaciones han demostrado que estas áreas urbanas de la antigüedad se
dividían comúnmente en tres. Había una ciudad interior provista de murallas, dentro de la
cual se encontraban los templos de los dioses de la ciudad, además del palacio del
gobernante, administrador o líder religioso a cargo, y cierto número de casas privadas. Los
suburbios se componían de viviendas mucho más pequeñas, huertas comunales y corrales
para el ganado, que proporcionaban el sustento diario de los ciudadanos. Por último, había
un centro comercial. Aunque se lo llamaba «puerto», era en esta zona donde tenía lugar el
comercio terrestre y donde vivían los mercaderes tanto nativos como extranjeros. Se cree
que los nombres de las ciudades designaban su apariencia visual.16
En estas primeras ciudades, gran parte de la vida diaria giraba alrededor del templo.
Las personas vinculadas con el culto eran los miembros más prominentes de la sociedad.17
En Eridú y Uruk la existencia de plataformas para los templos demuestra que ya había la
suficiente organización comunal para construir tales edificaciones (que constituyen el
siguiente gran ejemplo de arquitectura monumental que nos proporciona la historia después
de los megalitos).18 Con el paso del tiempo, estas plataformas se fueron elevando cada vez
más, hasta finalmente convertirse en torres escalonadas provistas de terrazas y coronadas
por santuarios. Estas construcciones se denominan zigurats, palabra de origen asirio
que probablemente se remonte al término acadio zigguaratu, cumbre o cima de la
montaña, más antiguo.19 Esta estructura cada vez más compleja tenía que ser cuidada y
conservada, lo que requería un culto muy organizado.
Los templos eran tan importantes (y tan grandes) que desempeñaban un papel
central en la vida económica de las primeras ciudades. Los registros encontrados en el
templo de Baba (o Bau), una diosa de Lagash, evidencian que poco antes de 2400 a.C., las
tierras propiedad del templo ocupaban más de 2,5 kilómetros cuadrados. Estos terrenos se
empleaban para toda clase de actividad agrícola y abastecían hasta unas mil doscientas
personas al servicio del templo. Esto incluye a especialistas —panaderos, cerveceros,
trabajadores de la lana, hiladores y tejedores— así como a esclavos y personal
administrativo.20 Los granjeros que labraban las tierras del templo no eran esclavos exacta-
mente, y su relación con el templo parece haber sido una primitiva forma de feudalismo.21
Además de las nuevas especializaciones ya mencionadas, podríamos también mencionar
a los barberos, los joyeros, los orfebres, los trabajadores del metal, los sastres y los
mercaderes de telas, los lavanderas, los fabricantes de ladrillos, los jardineros, los
transportistas, los «vendedores de canciones» y los artistas. Con todo, desde nuestro punto
de vista el especialista más importante era el escriba.
El origen de la escritura es una cuestión polémica en este momento ya que
existen tres posibles candidatos. Durante muchos años se dio por hecho que la escritura
cuneiforme de Mesopotamia era la escritura verdadera más antigua. Había, sin embargo,
un inconveniente. El cuneiforme se compone de signos más o menos abstractos, y son
muchos los que opinan que la primera escritura propiamente dicha tenía que evidenciar un
40
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

vínculo más fuerte con la pintura y los pictogramas, signos que son en parte dibujos de
objetos y en parte símbolos. Y es en este punto donde entra en escena la obra de la
arqueóloga Denise Schmandt-Besserat.
A finales de la década de 1960, esta investigadora advirtió que por todo Oriente
Próximo se habían encontrado miles de «objetos de arcilla bastante prosaicos» que la
mayoría de los arqueólogos habían considerado insignificantes. Schmandt-Besserat
pensaba lo contrario: que ellos podrían haber conformado un antiguo sistema que los
estudiosos habían pasado por alto. Así que visitó varias colecciones de estos «es-
pecímenes», como los denominaba, en Oriente Próximo, el norte de África, Europa y
América.22 En el curso de su estudio, descubrió que los especímenes tenían algunas veces
formas geométricas (esferas, tetraedros, cilindros) mientras que otras tenían formas de
animales, herramientas o embarcaciones. Además, comprendió que se trataba de los
primeros objetos de arcilla endurecidos mediante el fuego: fueran lo que fueran, su
manufactura había requerido mucho trabajo y esfuerzo; fueran lo que fueran, no eran
prosaicos. Finalmente, Schmandt-Besserat tropezó con una descripción de una tablilla
ahuecada encontrada en Nuzi, un yacimiento del segundo milenio a.C. al norte de Irak. La
inscripción cuneiforme decía: «Cuentas que representan ganado pequeño: veintiuna ovejas,
seis borregas, ocho carneros adultos...» y así sucesivamente. Cuando se abrió la tablilla, se
encontraron dentro cuarenta y nueve cuentas, exactamente el número de animales escrito
en la lista.23 Para Schmandt-Besserat, esto era «como una piedra Roseta». Durante los
siguientes quince años, examinó más de diez mil especímenes y llegó a la conclusión de
que éstos constituían un sistema primitivo de contabilidad y, en particular, uno que
conduciría a la invención de la escritura. La palabra escrita, en cierto sentido, empezó con
los números. A fin de cuentas, la escritura es una forma de comunicación que permite que
los participantes en ella estén separados espacial y temporalmente.
Los primeros especímenes se remontan a entre 8.000 y 4.300 años a.C. y eran
bastante sencillos y muy poco variados. Se los ha encontrado en yacimientos como Tepe
Asiab, en Irán (c. 7900-7700 a.C.), donde la gente aún vive principalmente de la caza y la
recolección. Desde aproximadamente el año 4400 a.C., empiezan a aparecer ejemplares
más complejos, en especial, en relación con actividades del templo. Los diferentes tipos
representan diferentes objetos: por ejemplo, los conos parecen representar grano, las
formas ovoides simbolizaban jarras de aceite, mientras que los cilindros hacen las veces de
animales domésticos.24 Las cuentas se hicieron populares porque acababan con la
necesidad de recordar ciertas cosas, así como porque acababan con la necesidad de usar
lenguaje hablado, razón por la cual podían utilizarlas personas que hablaban distintos
idiomas. Su uso vino a ser impulsado por un cambio en la estructura económica y social. A
medida que el comercio entre las aldeas aumentaba, el cacique habría necesitado de algún
sistema para mantener un registro de quién había hecho qué.
Los ejemplares más complejos al parecer fueron introducidos en Susa, la principal
ciudad de Elam (al sur de Irán), y Uruk, y probablemente hayan sido consecuencia de la
necesidad de llevar el cómputo de los bienes producidos en los obradores de la ciudad (la
mayoría se han encontrado en edificios públicos y no tanto en privados). Las cuentas
también proporcionaron una forma nueva y más precisa de calcular y registrar los
impuestos. Se las mantenía unidas de dos maneras diferentes: ensartadas en un cordel o,
lo que resulta más interesante desde nuestro punto de vista, contenidas en cajitas de arcilla.
En el exterior de estas cajitas se hacían marcas para anotar qué había dentro y quién estaba
involucrado. Y aunque esta cronología ha sido recientemente cuestionada por
investigadores franceses, la teoría de Schmandt-Besserat todavía parece la mejor
explicación de cómo surgió la escritura cuneiforme. Por supuesto, el nuevo sistema pronto
convirtió las cuentas mismas en redundantes, y el resultado de ello fue que las anotaciones
sobre la arcilla reemplazaron al antiguo sistema hacia 3500-3100 a.C. Las cajitas se
convirtieron en tablillas y el camino para el desarrollo completo del cuneiforme quedó
despejado.25
En el sureste de Europa, en Rumania y Bulgaria, se ha encontrado un sistema de
marcas compuesto de líneas más o menos geométricas, volutas y garabatos, perteneciente
a lo que se conoce como cultura vinca. Emparentado a lo que sin duda son pictogramas
(cabras, cabezas de animales, espigas de trigo), este sistema apareció en contextos
fúnebres y, aparentemente, sacrificiales, de cerca de 4.000 años a.C. La placa Gradesnica,
descubierta en Vratsa, al oeste de Bulgaria, en 1969, es incluso más antigua y tendría entre
7.000 y 6.000 años.26 Los signos asociados con la cultura vinca se han analizado según el
tipo de artefacto en el que aparece, amuletos o cerámica, por ejemplo. El análisis muestra
que su distribución es consistente. Hay un corpus de doscientos diez signos divididos en
cinco grupos básicos: líneas rectas, cruces, cheurones, puntos y curvas. Pero en ningún

41
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

sitio éstos forman textos. En cambio, parecen diseños simbólicos, con un indudable
significado religioso más que económico. Constituyen una forma de proto-escritura.
Algunos estudiosos creen que los usuarios de estas escrituras de la «Vieja Europa»
(para emplear la expresión de Marija Gimbutas) fueron obligados a abandonar sus tierras
por los invasores indoeuropeos. Harald Haarman, de la Universidad de Helsinki, es uno de
los que creen que los antiguos europeos podrían haber sido expulsados a lugares como
Creta. Allí, en Knossos y otros emplazamientos, a comienzos del siglo XX, sir Arthur Evans
y sus colegas descubrieron una gran civilización, la minoica, caracterizada entre otras cosas
por el culto del Toro y la Serpiente. Los minoicos, además, poseían dos sistemas de escritu-
ra, a los que nosotros denominamos Lineal A y Lineal B. El uso del término «lineal» fue una
idea original de Gimbutas, que pretendía subrayar así las cualidades lineales de los signos
de la cultura vinca (en oposición a las pictográficas). Sin embargo, mientras el Lineal B fue
descifrado por el célebre aficionado inglés Michael Ventris en la década de 1950, que
demostró que se trataba de una forma de griego, el Lineal A nunca ha sido descifrado.
Haarman cree que el problema reside en que el Lineal A no es una lengua indoeuropea sino
una de la «Vieja Europa», y sostiene que ha encontrado cincuenta signos del Lineal A que
son idénticos a signos del
antiguo europeo (véase
Figura 3).
El candidato más
reciente para el nacimiento
de la escritura nos conduce
a la India. Tradicionalmente
se consideraba que la
civilización más antigua de
la región era la civilización
del valle del Indo, cuyas
capitales, Harappa y
Mohenjo-Daro, se
remontan a 2300-1750 a.C.
En mayo de 1999 se
anunció el descubrimiento
de una tablilla con
inscripciones de 5.500
años de antigüedad en
Harappa. Un mes después,
se informó de que estas
inscripciones habían sido
descifradas. La escritura
comprendía una doble M,
una Y, un rombo con un
punto en el centro, un
segundo rombo, algo
deforme, y una V. Según
los doctores Jha y Rajaram,
esta serie significa «esto
irriga la tierra sagrada». El
lenguaje es supuestamente «pre-harappense», mucho más primitivo que otros sellos
hindúes. Otros cuatro ejemplos se han encostrado en la región. Los académicos indios
creen que esta escritura, como las escrituras primitivas de otros lugares, no usaba vocales,
aunque en ese caso el uso de dobles consonantes, como la doble M, estaría destinado a
indicarlas. En otras palabras, estas inscripciones nos mostrarían una antigua escritura en el
curso de su evolución. Los estudiosos vinculados al descubrimiento piensan que éste es
suficiente para desplazar la «cuna de la civilización» de Mesopotamia al valle del Indo. 27
Estas son las últimas investigaciones y quizá con el tiempo cambien la forma en la que
pensamos sobre nuestros orígenes. Por ahora, sin embargo, el hecho es que las
inscripciones de la cultura vinca no constituyen una escritura completa y que las tablillas
descubiertas en la región del Indo son sólo un puñado de casos. Aunque estos hallazgos
son indudablemente intrigantes e incluso prometedores, debemos esperar nuevos
descubrimientos antes de abandonar Mesopotamia, y el cuneiforme, como ejemplo más
antiguo de escritura.
La escritura cuneiforme se conoce desde finales del siglo XVIII, y en 1802 y en 1846
se realizaron intentos, parcialmente fructíferos, de descifrarla. Sin embargo, una
comprensión completa de la cultura babilónica sólo sería posible después de los
42
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

descubrimientos de un «joven inglés libre y sin compromisos», el abogado recién titulado


Austin Henry Layard. Mientras se dirigía por tierra hacia Ceilán (como entonces era conocida
Sri Lanka), Layard se detuvo en Oriente Próximo y no fue más allá del oeste de Persia (el
actual Irán). «Tras cumplir con algún trabajo de inteligencia no oficial para el embajador
británico en Estambul, consiguió el patrocinio de éste para dedicarse durante un tiempo a
realizar excavaciones en Irak, donde eligió un enorme montículo llamado Nimrud, a unos
treinta y dos kilómetros al sur de Musul.»28 Aunque no tenía formación como arqueólogo
(era difícil que alguien la tuviera en esa época), la suerte bendijo a Layard. Descubrió una
serie de inmensas losas, de grandes toros en piedra caliza de hasta cuatro metros de altura,
imágenes tan sorprendentes que su libro sobre sus investigaciones se convirtió en un éxito
de ventas. Pero Layard también encontró muchos ejemplos de piedras con lo que parecían
ser inscripciones en forma de cuña, y la datación del yacimiento (de 3.500 a 3.000 años
a.C.) las señaló como la forma de escritura más antigua conocida. El sumerio no sería
entendido finalmente hasta el siglo XX, pero una vez se consiguió hacerlo, los
descubrimientos se sucedieron con rapidez.29
Los nuevos conocimientos nos enseñan que en Mesopotamia hubo diversas formas
de proto-escritura antes de la aparición de la escritura propiamente dicha. De éstas, los
sellos cilíndricos de piedra eran una versión más permanente y, al mismo tiempo, más
flexible que las cajitas de arcilla estudiadas por Schmandt-Besserat. El sello tenía forma de
cilindro hueco sobre el que se realizaban una serie de grabados. Después se hacía rodar el
sello cilíndrico sobre arcilla húmeda, en la que quedaba reproducida, en relieve, la
inscripción grabada en éste.30 Los sellos de arcilla se usaron en todos lados: podían fijarse
sobre el nudo de una cuerda atada alrededor de un fardo; o sobre una cuerda empleada
para cerrar una puerta. La idea era que el sello contenía una marca clara que identificaba
al propietario de los objetos en los que aparecía.31 Como las cajitas de arcilla estudiadas
por Schmandt-Besserat, los sellos eran instrumentos de control económico, que garantiza-
ban la supervisión de ciertos hechos o confirmaban que determinada transacción había
tenido lugar. En la práctica, los sumerios crearon una serie de mecanismos muy ingeniosos
para la identificación de las propiedades: celebraciones en un templo, procesiones de
embarcaciones, prisioneros ante un gobernante, alimentación de los animales. Se trata, en
realidad, de firmas pictográficas.32 Posteriormente, surgió un nuevo tipo de sello, realizado
por máquinas cortadoras. Esto es un claro indicio de que el comercio estaba aumentando y
de que la necesidad de
marcas de identidad estaba
creciendo de forma paralela.
Y hasta aquí llegaron las
proto-escrituras. Sin
embargo, el cuneiforme se
desarrolló en realidad a
partir del antiguo sistema
pictográfico de Uruk, que se
apropió de muchos de los
signos empleados en las
antiguas cuentas, como el
signo para oveja o las líneas
onduladas para indicar
agua. El nacimiento de la
escritura propiamente dicha
se evidencia con claridad en
el uso que los primeros escribas hicieron de los llamados «cuencos de borde biselado» de
Uruk. Estos cuencos eran ordinarios, toscos y demasiado porosos. Aunque no podían
contener agua, fueron tan comunes que, en ciertos yacimientos, constituyen tres cuartos de
toda la cerámica encontrada. El hecho de que fueran tan porosos, y por tanto apropiados
sólo para contener materias sólidas, y de que todos tuvieran el mismo tamaño nos
proporciona una pista sobre su uso. Los textos que han sido descifrados nos dicen que a
los trabajadores de Uruk (o, al menos, a aquellos trabajadores que participaban en los
grandes proyectos del templo) se les pagaba en especie, es decir, con una ración diaria de
comida. Y dado que el grueso de las raciones de estos trabajadores se habría compuesto
de grano, es razonable que existieran cuencos estándar para realizar este pago.33
La Figura 4 recoge el signo más antiguo para «comer», en el que puede apreciarse
con bastante claridad una cabeza con la boca abierta que recibe comida de uno de estos
cuencos de borde biselado. Se trata, en otras palabras, de un dibujo o pictograma. Muchas
otras palabras también empezaron siendo pictogramas (véase la Figura 5).

43
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Esto fue sólo el comienzo. La escritura simplemente evolucionó de la misma forma


en que lo habían hecho antes los sellos cilíndricos, que se simplificaron y pasaron a
producirse de forma masiva para adaptarse a la vida cada vez más agitada de las ciudades.
Dibujar con
claridad y rapidez estas
imágenes sobre arcilla
húmeda era bastante
incómodo (un problema
que nunca tuvieron los
egipcios, que al
disponer de superficies
suaves y secas no
tenían motivo para no
seguir usando los je-
roglíficos), así que los
signos, imágenes y
palabras se fueron
volviendo más
abstractos, pasaron a
ser menos y empezaron
a alinearse más o
menos en la misma dirección, y todos estos cambios favorecieron una escritura mucho más
veloz. La Figura 6 muestra la forma en que, a lo largo de más de un milenio, unas pocas
palabras cambiaron de apariencia desde sus comienzos en Uruk hasta el ascenso del poder
de Ur, esto es, entre c. 3800-3200 y c. 2800-2100. Aún no sabemos por qué las imágenes
estaban giradas noventa grados, pero es muy seguro que ello las hacía menos legibles y
que ello haya también impulsado el desarrollo de una manera más simple de escribir. Las
marcas circulares y curvas siempre fueron más difíciles de realizar sobre arcilla húmeda y
es por ello que el cuneiforme evolucionó como un sistema de simples trazos y cuñas. El
repertorio de signos se redujo y homogeneizó hacia el primer tercio del tercer milenio.
En estas etapas iniciales, el uso de la escritura era limitado y, debido a que se
fundaba en el
comercio, ésta
consistía en
números tanto como
en palabras. Entre
los signos, por
ejemplo, hay uno
que tiene forma de
D: se componía de
un borde recto y
profundo y un borde
redondeado y más
superficial, que fue
reduciéndose hasta
casi desaparecer.
Lo que reveló su
significado es que
estas Des se unían
para formar grupos de entre uno y nueve. Con lo que encontramos los comienzos de un
sistema decimal. En algunos casos, un agujero circular, realizado mediante una caña
cilíndrica presionada contra la arcilla, aparecía asociado a estas Des. «Es razonable
suponer que estos "agujeros redondos" representan dieces.» 37 En las primeras tablillas era
común que hubiera una lista de cosas en un lado y el total en el otro. 38 Eso ayudó a
descifrarlas.
Un sistema de signos era una cosa. Pero, como hemos visto en ejemplos de otros
lugares, un sistema de este tipo no es un sistema de escritura en el sentido que damos al
término. Para ello serían necesarios tres cambios adicionales: nombres propios, una
gramática y un alfabeto.
Desde el momento en que la organización económica superó el nivel de la familia
extensa, en la que cada uno conocía a todos los demás y la propiedad era comunal, la
identificación personal empezó a ser un problema y una necesidad. Ciertos nombres habrían
sido fáciles, digamos «Corazón de León».39 Pero ¿qué hacer en el caso de nombres abs-
tractos como «Amado por Dios»? Los pictogramas se habrían desarrollado de una manera
44
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

similar a como en nuestra época el dibujo de un corazón (♥) ha pasado a significar «amor».
En un sistema así, múltiples significados se solapan: mientras que un sol (☼), por ejemplo,
podría significar «día», «brillante» o «blanco», una estrella (ӿ) podría significar «dios» o
«firmamento» dependiendo del contexto. La «doctrina del nombre» era importante en
Babilonia, donde el pensamiento operaba principalmente mediante analogías y no mediante
los procesos de inducción y deducción característicos del mundo moderno.40 Tanto para los
babilonios como para los egipcios el nombre de un objeto o de una persona estaba
íntimamente ligado con su naturaleza esencial.41 Un nombre «bueno» produciría una
persona «buena» y, por esta razón, la gente recibía nombres inspirados en los de los dioses.
Y la misma lógica se aplicaba a los nombres de las calles («Que mi enemigo nunca la pise»),
los canales y las murallas y puertas de la ciudad («Bel la construyó, Bel la ha favorecido»).
Para colmo, evolucionó la costumbre de adoptar cierto tono al pronunciar nombres propios.
Esto se aplicaba en especial al mencionar los nombres de los dioses y, hasta cierto punto,
sigue ocurriendo hoy cuando la gente utiliza un tono de voz diferente al rezar en voz alta. 42
Para empezar, no había gramática. Las palabras —básicamente nombres, pero
también unos cuantos verbos— podían colocarse una junto a otra de manera aleatoria. Una
razón para ello era que, en Uruk, la escritura o proto-escritura no estaba diseñada para ser
leída en el sentido que nosotros entendemos la lectura. Los signos formaban un sistema
nemotécnico artificial que podía ser entendido por personas que hablaban lenguas
diferentes.
La escritura y la lectura como nosotros las conocemos parecen haberse desarrollado
en Shuruppak, al sur de Mesopotamia, y el lenguaje fue el sumerio. Nadie sabe quiénes
eran los sumerios o de dónde eran originarios, y es posible que su escritura se realizara en
una lengua «oficial», como el sánscrito y el latín miles de años después, cuyo uso estaría
reservado a los instruidos.43 La siguiente etapa en el desarrollo de la escritura tuvo lugar
cuando un sonido, correspondiente a un objeto conocido, se generalizó para adaptarse a
ese sonido en otras palabras y objetos. Podemos imaginar un ejemplo en nuestro idioma.
En primer lugar, tenemos un sonido, digamos, la palabra té, a la que corresponde un dibujo
de una hoja. Pues bien, la escritura como la conocemos empezó cuando ese signo fue
empleado para escribir (unido a otros) palabras que también contenían el sonido té pero
cuyo significado no tenía relación con el «té», como te-la o te-rraza: en esas palabras el
dibujo de la hoja no significaría determinada planta o bebida sino un sonido. Esto fue lo que
ocurrió, por ejemplo, con la palabra sumeria para «agua», a, cuyo signo eran dos líneas
onduladas paralelas (≈). El contexto siempre aclaraba cuando a significaba «agua» y
cuando el sonido a. Fue entonces cuando los signos se giraron noventa grados para que
fueran más fáciles de escribir de prisa, y se hicieron más abstractos. Esta forma de escritura
se difundió con rapidez desde Shuruppak a otras ciudades del sur de Mesopotamia. El
comercio seguía siendo la principal razón para escribir, pero su uso se amplió por esta
época a la religión, la política y la historia-mito, los orígenes de la literatura de imaginación.
Semejante transformación, es evidente, no ocurrió de un día para otro. En las
primeras escuelas para escribas, hemos encontrado listas léxicas —listas de palabras— y
listas de proverbios. Ésta era, probablemente, la forma en la que aprendían a escribir, y fue
a través de proverbios y ensalmos muy conocidos, e incluso con hechizos mágicos, cómo
se establecieron los signos abstractos que representaban elementos sintácticos y
gramaticales (los proverbios tenían una forma simple y familiar). Y fue así como la escritura
pasó de ser un sistema puramente simbólico para el registro e intercambio de información,
a convertirse en una representación del habla.
Aunque los primeros textos que contienen elementos gramaticales provienen de
Shuruppak, el orden de las palabras era todavía muy variable. El gran paso adelante que
supuso el surgimiento del orden de las palabras parece haber ocurrido cuando Eannatum
era rey de Lagash (c. 2500 a.C.). Sólo entonces la escritura estuvo en condiciones de
convertir todos los aspectos del lenguaje al texto.44 Adquirir semejante conocimiento era una
tarea ardua, facilitada por enciclopedias y otras listas.45 En la Biblia y en otros textos se
describe a gente que «sabía las palabras» para las cosas, como las aves o los peces, lo
que significaba que podían hasta cierto punto leer. Algunas listas eran listas de reyes, y ello
dio lugar a un nuevo avance cuando los textos empezaron a ir más allá de las meras listas
y a comentar y evaluar a los gobernantes, sus conflictos, las leyes introducidas por ellos:
por primera vez la historia empezó a ser puesta por escrito. 46 La lista que se ocupa de la
palmera datilera, por ejemplo, incluye centenares de entradas, entre las que se incluyen no
sólo las partes de la palmera, desde la corteza hasta la copa, sino también las palabras para
los distintos tipos de deterioro que puede sufrir esta planta y para los varios usos a los que
se puede destinar su madera. En otras palabras, ésta es la forma en que se dispusieron y
registraron los primeros conocimientos. En Shuruppak había, entre otras, listas de bovinos,
peces, aves, contenedores, textiles, objetos metálicos, profesiones y oficios. 47 También
45
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

había listas de deidades y de términos económicos y matemáticos. (En las listas de nombres
de dioses, los nombres femeninos todavía son predominantes.)
Las listas hicieron posibles nuevos tipos de actividad intelectual e impulsaron las
comparaciones y la crítica. A los elementos que entraban a formar parte de una lista se los
aislaba del contexto que los dotaba de significado en el mundo oral y ello, en cierto sentido,
los convertía en abstracciones. Se los podía separar y ordenar de formas nunca antes
imaginadas, lo que hizo que se plantearan preguntas nunca antes formuladas en la cultura
oral. Por ejemplo, las listas astronómicas evidenciaron los intrincados patrones de los
cuerpos celestes, un hecho que marcó el comienzo de la astronomía matemática y de la
astrología.48
Los textos mencionan de forma repetida otras ciudades con las que Shuruppak tenía
contacto: Lagash, Nippur, Umma y Uruk entre otras. Aparte de las tablillas económicas y los
nombres propios, la primerísima idea que podemos descifrar en los primeros ejemplos de
escritura es la de una batalla entre los «reyes» y los «sacerdotes». En una época se creyó
que todos los habitantes de la ciudad y todas sus tierras «pertenecían» al dios supremo de
la ciudad y que el sumo sacerdote o los sumos sacerdotes la administraban en nombre de
esta deidad; sin embargo, esta concepción ha dejado de ser defendible: la tenencia de la
tierra era un asunto mucho más complejo. El sumo o sumos sacerdotes recibían el
nombre de en o ensi. Por lo común, el en o ensi era la figura más poderosa, no obstante,
también había otra personalidad importante, el Lugal, literalmente el «gran hombre». Éste
era en realidad el comandante militar, el jefe de la fortaleza, que dirigía la ciudad en sus
conflictos con las potencias extranjeras. No se necesita una gran imaginación para
comprender los conflictos que podían surgir entre estas dos fuentes de poder. La
concepción preferida en la actualidad sostiene que es mejor entender las ciudades de
Mesopotamia no como entidades religiosas sino como entidades corporativas —
municipios— en las que la gente era tratada de igual forma. Su principal característica era
económica: los bienes y productos pertenecían a la colectividad y se redistribuían tanto entre
los ciudadanos mismos como entre los forasteros que proporcionaban a cambio bienes y
artículos de los que carecía la ciudad. Esto se infiere de lo escrito en los sellos, de las
referencias a «raciones», del hecho de que todas las personas fueran enterradas de la
misma forma y, ciertamente, del descubrimiento de candados mediante los que se
mantenían encerradas las mercancías depositadas en los almacenes. En un principio, el en
dirigía este sistema, aunque, como veremos, eso cambió.49
Aparte de las listas, el otro gran avance de la escritura fue el cambio de un sistema
pictográfico a un silabario y, luego, a un alfabeto completo. De la misma forma en que la
escritura surgió en las ciudades de Sumeria debido a las necesidades impuestas por su
animado comercio, el alfabeto fue inventado no en Mesopotamia, sino más al oeste, donde
las lenguas semíticas se prestaron a semejante cambio. Un sistema pictográfico es limitado
porque obliga a sus usuarios a recordar centenares, cuando no miles, de «palabras» (como
ocurre hoy con el chino). En los silabarios sólo es necesario recordar unas ochenta o cien
entidades. Con todo, los alfabetos son aún mejores.
El hebreo y el árabe son las lenguas semíticas más conocidas en nuestros días, pero
en el segundo milenio a.C., la principal lengua era el cananeo, de la que descienden tanto
el fenicio como el hebreo. Lo que hace a las lenguas semíticas especialmente apropiadas
para la alfabetización es que la mayoría de los nombres y verbos se componen de tres
consonantes, a las que dan cuerpo vocal que varían según el contexto pero que, por lo
general, resultan evidentes. (El profesor Saggs nos proporciona un equivalente; compárese
la frase l mjr stb llrnd con la frase h mjrs stbn llrnd. La mayoría de los lectores no tendrán
dificultades para descifrar ambas frases.50)
El alfabeto más antiguo que hasta el momento se ha encontrado fue descubierto en
una excavación realizada en Ras Shamra («Cabeza de Hinojo»), cerca de Alejandreta, en
el extremo nororiental del Mediterráneo, entre Siria y Asia Menor. Allí, sobre la colina que
domina un pequeño puerto, se encontraba un asentamiento que en la antigüedad recibía el
nombre de Ugarit y que empezó a excavarse en 1929. En el lugar se descubrió una
biblioteca, situada entre dos templos dedicados a Baal y Dagón. La biblioteca pertenecía al
sumo sacerdote y consistía principalmente en tablillas escritas en un estilo cuneiforme
compuesto únicamente de veintinueve signos. Se trataba, por tanto, de un alfabeto. Los
estudiosos que realizaron el hallazgo conjeturaron que la lengua de las tablillas
probablemente estaría vinculada con el cananeo, el fenicio o el hebreo, y tenían razón: la
escritura se descifró con rapidez. Como veremos, muchos de los acontecimientos
mencionados en estas tablillas prefiguran relatos presentes en el Antiguo Testamento.51
Este sistema parece haber sido una invención deliberada, sin verdaderos precursores.
Como muestra la Figura 7, los signos se dividen en cinco grupos, con patrones de
complejidad creciente que indican un orden para las letras.
46
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Aunque el primer alfabeto surgió en Ugarit, su uso fue limitado. El sistema se extendió
principalmente al norte de Siria y a algunos lugares de Palestina, y desapareció después
del siglo XII a.C. El futuro estaba en los descendientes del proto-cananeo. Este alfabeto
tardó tiempo en estabilizarse, las letras podían apuntar a un lado u otro y la escritura con
frecuencia era en bustrófedon.25 Sin
embargo, poco antes del año 1000
a.C., el proto-cananeo se estabilizó
en lo que se conoce comúnmente
como alfabeto fenicio (las
inscripciones más antiguas aparecen
en Biblos, actual Jublai, al norte de
Beirut, en el Líbano, muchas en
puntas de flecha de bronce para
indicar a quién pertenecían). Para
esta época el número de letras se
había reducido a veintidós y todos los
signos habían pasado a ser lineales,
sin huellas de pictogramas. La
dirección de la escritura también se
había estabilizado: de forma
consistente, se desarrollaba en líneas horizontales de derecha a izquierda. Según la
tradición, fue el alfabeto fenicio el que se importó a la Grecia clásica.
Tanto en Mesopotamia como en Egipto el saber leer y escribir era algo muy
apreciado. Sulgi, un rey sumerio de c. 2100 a.C., se jactaba de que
De joven estudié el arte del escriba en la Casa de las Tablillas, con
las tablillas de Sumer y Accad; nadie de noble cuna puede escribir
una tablilla como yo puedo.53
Los escribas eran formados en Ur desde por lo menos el segundo cuarto del tercer
milenio a.C.54 Cuando ellos firmaban documentos, a menudo añadían los nombres y cargos
de sus padres, lo que confirma que usualmente se trataba de hijos de gobernadores de la
ciudad, administradores del templo, oficiales del ejército o sacerdotes: el conocimiento de
la escritura estaba reservado a los escribas y administradores. Es probable que cualquiera
con autoridad recibiera algún tipo de formación como escriba y se ha sugerido que el término
sumerio dubsar, literalmente «escriba», sería equivalente a los títulos de señor, don o ba-
chiller, y que se aplicaba a cualquier persona educada.55
El rey Sulgi fundó dos escuelas, acaso las primeras del mundo, en Nippur y Ur en el
último siglo del tercer milenio a.C., pero alude a ellas sin ningún énfasis, por lo que tal vez
ya existieran mucho antes. El término babilónico para las escuelas o academias de escribas
era edubba, literalmente «Casa de las Tablillas». Al director del centro se le denominaba
«Padre de la Casa de las Tablillas», y en una inscripción un discípulo dice: «Habéis abierto
mis ojos como si fuera un cachorro; has creado la humanidad dentro de mí».56 Allí
había maestros especializados en lenguaje, matemáticas («escriba de cuentas») y medición
de terrenos («escriba del campo»), no obstante, la enseñanza cotidiana estaba a cargo de
alguien denominado, literalmente, «Gran Hermano», que probablemente fuera un alumno
avanzado.
Se han hallado extractos de escritura cuneiforme en diversas ciudades, lo que
demuestra que había ya «textos estándar» usados para la enseñanza. Por ejemplo, hay
tablillas con el mismo texto escrito en diferentes caligrafía otras tienen textos literarios en
una cara y ejercicios matemáticos en la cara opuesta hay algunas que tienen el texto del
maestro en un lado y el del discípulo, corregido, en el otro. En una tablilla un estudiante se
refiere así a su tarea académica:
Este es el plan mensual de mi asistencia a la escuela:
tengo tres días libres cada mes;
tengo tres fiestas religiosas cada mes;
durante veinticuatro días al mes
en la escuela tengo que estar. ¡Qué largos son!57
Los escribas tenían que aprender además su propia industria: necesitaban saber
cómo preparar la arcilla para escribir y cómo hornear los textos para preservarlos en las
bibliotecas. Para hacer la superficie de la tablilla más suave y las cuñas más claras se podía
añadir cal.58 Además de las tablillas de arcilla, a menudo se empleaban tableros de madera

25En la escritura en bustrófedon, los renglones siguen la ruta del arado: si la primera línea va de izquierda a
derecha, la segunda lo hará de derecha a izquierda y la siguiente irá de nuevo de izquierda a derecha, y así
sucesivamente.
47
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

o marfil recubiertos de cera y, en ocasiones, formados por varias hojas unidas por medio de
bisagras. La cera podía luego quitarse para que el tablero se reutilizara 59
La tradición de los escribas se propagó mucho más allá de Mesopotamia, y al hacerlo
se amplió.60 Los egipcios fueron los primeros en escribir con pinceles rojos sobre fragmentos
de cerámicas viejas; a continuación, introdujeron el uso de tablas de sicómoro cubiertas con
yeso, lo que permitía luego limpiarlas y reutilizarlas.61 El papiro era la superficie de escritura
más costosa de todas y sólo estaba a disposición de los escribas más consumados y, por
tanto, los que menos material desperdiciaban. La formación de un escriba podía tardar tanto
como un doctorado modero.
Como hemos anotado, no todas las escrituras estaban relacionadas con el mundo de
|os negocios. Entre los textos literarios sumerios más antiguos se encuentran lo que quizá
sea natural, las primeras muestras de literatura religiosa, himnos en particular. En Uruk se
encontró una versión popular sobre la relación amorosa entre el rey y la diosa Inanna (Ishtar
en Babilonia, Astarté en Grecia). Otros textos incluyen los consejos de un padre a su hijo
sobre cómo llevar una vida útil y gratificante, relatos de batallas y conquistas, registros de
construcciones, cosmogonías y un vasto corpus de textos relacionados con la magia. Para
la época en que floreció Asur, aproximadamente entre 1900 y 1200 a.C., existían muchos
archivos privados, además de los públicos, algunos de los cuales reunían hasta cuatro mil
textos. Para entonces, el conocimiento de más prestigio era la astronomía-astrología, la
literatura adivinatoria y la magia. Estas materias contribuyeron a que Asur consolidara su
reputación como al nemeqi, «Ciudad de Sabiduría».62
No debemos nunca olvidar que, en la antigüedad, antes de la invención de la
escritura, las personas podían ejecutar hazañas nemotécnicas realmente prodigiosas.
Saber de memoria miles de versos no era algo inaudito, y fue así como se preservó y
difundió la literatura. Sin embargo, tras el desarrollo de la escritura, es posible distinguir dos
formas de literatura escrita. En primer lugar, tenemos una serie de historias que prefiguran
las narraciones que luego serían incluidas en la Biblia. Dada la influencia de ese libro, sus
orígenes son importantes. Por ejemplo, tenemos el caso de Sargón, rey de Acad, que surgió
de la más absoluta oscuridad para convertirse en «rey del mundo». Su ascendencia fue
construida a partir de cuentos populares, que relatan que su madre, una sacerdotisa, ocultó
el hecho de que había dado a luz escondiendo a su hijo en una cesta de mimbre que selló
con betún y dejó a la deriva en un río. El bebé fue encontrado después por un porteador de
agua que crió a Sargón como su hijo adoptivo. Sargón se hizo primero jardinero... y luego
rey. Las semejanzas con la historia de Moisés son evidentes. La literatura sumeria también
ostenta un cierto número de «reyes primordiales» con reinados de extensión inverosímil,
algo en lo que también se adelanta al Antiguo Testamento. En la Biblia, por ejemplo, Adán
engendra a su hijo Set a la edad de ciento treinta años y se dice que vivió ochocientos años
más. Entre Adán y el diluvio aparecen diez reyes que vivieron hasta unas edades
avanzadísimas. En Sumeria, hubo ocho reyes similares, que reinaron durante 241.200 años,
para una media de 30.150 años cada uno. Los textos desenterrados en Ras Shamra, Ugarit,
nos hablan de la lucha entre el dios Baal y Lotan, «la sinuosa y poderosa serpiente de siete
cabezas», prefiguración del Leviatán del Antiguo Testamento. Luego tenemos la literatura
sobre el diluvio. Encontramos una versión de la historia del diluvio en la epopeya de
Gilgamesh, a la que nos referiremos a continuación. En este poema, el héroe del diluvio es
Utnapishtim, «Quien Halló la Vida [Eterna]», que en otras leyendas similares recibe el
nombre de Ziusu-dra o Atra-hasis. En todos los relatos los dioses envían el diluvio como
castigo.
El mismo nombre de Mesopotamia, «entre ríos», sugiere que las inundaciones eran
algo común en la región. Sin embargo, la idea de una Gran Inundación parece haber estado
profundamente arraigada en la conciencia del antiguo Oriente Próximo. 64 Existen tres
posibilidades. Una es que el Tigris y el Éufrates se inundaran juntos, lo que habría cubierto
de agua una gran área. Según las excavaciones de Leonard Woolley en Ur mencionadas al
comienzo de este capítulo, el cieno encontrado en ellas revela una inundación de quizá casi
ocho metros de profundidad que habría abarcado un área de cuatrocientos ochenta
kilómetros de largo por ciento sesenta de ancho.65 Esta idea ha sido cuestionada debido a
que Uruk, a menos de veinticinco kilómetros de Ur y situada a menor altura, no tiene rastros
de haber estado inundada. Una segunda posibilidad, que discutiremos con más detalle en
el próximo capítulo, es que un terrible terremoto golpeara el valle del Indo en la India hacia
el año 1900 a.C., provocando el desvío del río Sarasvati, el gran río de las antiguas
escrituras hindúes, el Rig Veda, que entonces llegaba, en algunos lugares, a tener diez
kilómetros de ancho (ya no lo hace). El acontecimiento que desencadenó esta gran
catástrofe tuvo que haber causado enormes inundaciones en una gran área. La última
posibilidad es la supuesta inundación del mar Negro. Según esta teoría, dada a conocer en

48
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

1997, el mar Negro se formó después de la última Edad de Hielo, cuando el nivel del Medite-
rráneo aumentó, hace 8.000 años, anegando a través del Bósforo una gigantesca zona que
tenía unos mil kilómetros de este a oeste y más de quinientos de norte a sur. 66
La más grande creación literaria de Babilonia, la primera obra maestra de imaginación
de la literatura universal, fue la epopeya de Gilgamesh, o «Aquel que ha visto todo hasta los
confines del mundo», como lo describe la primera línea del poema. Tenemos casi la certeza
de que Gilgamesh gobernó en Uruk hacia el año 2900 a.C., por lo que algunos de los
episodios de esta epopeya están inspirados en hechos reales.67 Sus aventuras son
complicadas, con frecuencia fantásticas y difíciles de seguir. Ciertos elementos prefiguran
los trabajos de Hércules y, como veremos, la Biblia recoge algún eco de ellos. En el poema,
Gilgamesh es dos terceras partes dios y una tercera parte humano. En los primeros versos,
nos enteramos de cómo venció la resistencia de la gente de Uruk y cómo llevó a cabo una
«maravillosa hazaña», a saber, la construcción de la muralla de la ciudad. Esta, se decía,
tenía 9,5 kilómetros de largo y ostentaba novecientas torres semicirculares. Parte de esta
sección de la historia quizá estuviera basada en hechos reales, ya que las excavaciones
llevadas a cabo en Uruk han identificado unas estructuras semicirculares procedentes del
período Dinástico Anterior (es decir, alrededor de 2900 a.C.) que empleaban un nuevo tipo
de ladrillo curvo.68 Gilgamesh es muy estricto y exigente, tanto que sus súbditos ruegan a
los dioses que creen un contrincante que venza a Gilgamesh y les permita llevar una vida
apacible. Los dioses se apiadan de ellos y crean e Enkidu, «un salvaje cubierto de pelo».
En este punto, sin embargo, la trama da un giro y Enkidu y Gilgamesh se hacen amigos y
desde ese instante emprenden sus aventuras como compañeros.69 Los dos regresan a
Mesopotamia donde la diosa Inanna se enamora de Gilgamesh, quien rechaza sus
atenciones, razón por la cual ella se venga enviándole un impresionante «toro del cielo...
que aun un centenar de hombres no pueden controlar» para que acabe con él.70 No
obstante, uniendo sus fuerzas, Enkidu y Gilgamesh logran derrotarlo juntos cortándole sus
patas.
Esta primera parte del poema es en general positiva, pero luego se vuelve más
oscuro. Enlil, el dios del aire y de la tierra, decide que Enkidu tiene que morir por algunas
de las matanzas heroicas que ha realizado. La pérdida de Enkidu afecta profundamente a
Gilgamesh:
Día y noche sobre él he llorado,
antes de acostarlo en su tumba.
Siete días y siete noches,
como un gusano yació cara al suelo,
y no recobró la salud.
Entonces corrí por la llanura como un cazador.71
Hasta este momento, Gilgamesh había pensado muy poco en la muerte. Desde
ahora, sin embargo, su único objetivo será encontrar la vida eterna. Gilgamesh recuerda
que una leyenda dice que, en los confines del mundo, más allá de «las aguas de la muerte»,
vive su ancestro, Utnapishtim, que es inmortal y, por tanto, conoce el secreto. Solo,
Gilgamesh emprende su camino hacia el fin del mundo, más allá de las montañas en que
se pone el sol. Encuentra un oscuro paso a través del cual el sol desaparece cuando
anochece, y finalmente llega a las orillas de un gran mar. 72 Allí encuentra al barquero de
Utnapishtim, que accede a transportarlo por las aguas de la muerte, «una sola gota de las
cuales significa con seguridad la destrucción».73 Cuando Gilgamesh por fin conoce a
Utnapishtim se siente decepcionado. Su inmortalidad, le cuenta, se debe a unas
circunstancias únicas que nunca volverán a repetirse. Utnapishtim le revela a Gilgamesh
que, en una época anterior, los dioses habían decidido destruir a la humanidad y habían
provocado una inundación: él y su esposa habían sido los únicos a los que se había
permitido sobrevivir. Se les advirtió con antelación y ellos construyeron un gran barco en el
que reunieron parejas de todos los seres vivientes. Después de que la tormenta hubo
azotado la embarcación durante seis días y seis noches, cuando todo estaba en silencio,
Utnapishtim abrió una ventana y vio que su barco había embarrancado en una isla, que
resultó ser en realidad la cima de una montaña. Allí, aguardó durante otros seis días,
después de los cuales envió a una paloma y luego a una golondrina. Ambas regresaron.
Por último, liberó a un cuervo, que no regresó.74 Posteriormente, cuenta Utnapishtim, Enlil
se arrepintió de su intempestiva decisión y recompensó a Utnapishtim con la inmortalidad
por haber salvado la vida en la tierra. Los dioses, sin embargo, nunca iban a repetir una
acción semejante.
Las primeras bibliotecas se fundaron en Mesopotamia, aunque no eran tanto
bibliotecas como archivos en los que se recogían los registros de las actividades prácticas
y cotidianas de las ciudades-estado de Mesopotamia. Esto es cierto tanto en el caso de las
bibliotecas de Nippur (de mediados del tercer milenio a.C.) o Ebla (en donde en 1980 se
49
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

hallaron doscientas tablillas de arcilla aproximadamente del 2250 a.C.), como en el de


bibliotecas posteriores. Tenemos que recordar que en la mayoría de los casos las
bibliotecas estaban al servicio de los sacerdotes y que en las ciudades de Mesopotamia, en
las que el culto del templo poseía muchísimas propiedades, los archivos prácticos (en los
que se registraban las transacciones, los contratos y las entregas) formaban parte del culto
tanto como los textos rituales de los servicios sagrados. Sin embargo, las necesidades
propagandísticas del culto y el surgimiento de una élite real dieron como resultado una forma
de textos más moderna. Es posible entonces que textos como la epopeya de Gilgamesh o
la epopeya de la Creación hayan sido usados en los rituales. No obstante, estas obras, que
implicaban un tipo de actividad intelectual superior a la del simple registro de las
transacciones, aparecieron primero en los textos de Nippur a mediados del tercer milenio.
El siguiente avance lo encontramos en Ebla, Ur y Nippur. 75 Cada una de estas bibliotecas
ostentaba un carácter nuevo, más académico e incluyen catálogos de los textos reunidos
en ellas, catálogos en los que las obras de imaginación y las obras religiosas se listan aparte.
Más tarde aún, surge una innovación adicional: varias líneas, añadidas al final del texto en
la cara posterior de las tablillas, permiten ahora identificar los contenidos de un texto más o
menos de la misma forma en que lo hacen los índices de nuestros días. Esto adquirió luego
el nombre de colofón, palabra derivada del griego kolophon, que significa «toque final».
Uno, por ejemplo, dice así: «Octava tablilla del festival Dupaduparsa, palabras de Silalluhi y
Kuwatalla, la sacerdotisa del templo. Escrito por la mano de Lu, hijo de Nugissar, en
presencia de Anuwanza, el supervisor». Los colofones estaban numerados y anotaban de
cuántas tablillas se componían el texto completo. Algunos de los catálogos fueron más allá
de los detalles recogidos en los colofones, de tal manera que para saber qué había en la
biblioteca los escribas sólo necesitaran examinar detenidamente este documento. Con todo,
el orden de la lista todavía seguía siendo bastante caótico, pues la introducción del alfabeto
tardaría todavía algo más de mil quinientos años. 76 Con el paso del tiempo, el número de
títulos religiosos empezó a aumentar. Para la época de Tiglath-Pileser I, uno de los más
grandes gobernantes asirios (1115-1077 a.C.), los textos más abundantes eran los relacio-
nados con los movimientos de los cielos y la predicción del futuro a partir de distintos
augurios. Había algunos himnos y un catálogo de composiciones musicales («Cinco salmos
sumerios incluida una liturgia, para el adapa», el adapa era probablemente una pandereta).
Asurbanipal, el último gobernante asirio de importancia (668-627 a.C.), también gozó de una
excelente biblioteca y sabía leer y escribir. En este caso el grueso del material reunido
también lo conforman archivos; le siguen en número los textos proféticos y, a continuación,
las listas de palabras y nombres y los diccionarios para traducir; por último, tenemos las
obras literarias como la epopeya de Gilgamesh. En total había cerca de mil quinientos títulos
diferentes.77 Muchas tablillas asirías llevaban inscrita una maldición para disuadir a la
gente de robarlas.78
Es indudable que existieron bibliotecas en el antiguo Egipto, pero debido a que este
pueblo escribía en papiros (los «juncos» en los que el pequeño Moisés supuestamente fue
abandonado), lo que ha sobrevivido es muy poco. Al describir el complejo de edificios de
Ramsés II (1279-1213 a.C.), el historiador griego Diodoro cuenta que éste incluía una
biblioteca sagrada que lucía la inscripción «Clínica del alma».
Las primeras ciudades tenían dos tipos de autoridades. En primer lugar, estaba el
sumo sacerdote, llamado el en. El (y en ocasiones ella) administraba la entidad corporativa,
o municipalidad, intercediendo ante los dioses para garantizar la fertilidad constante de la
tierra de la que dependían la comida y los ingresos de todos los ciudadanos; el en además,
era el encargado de redistribuir sus frutos entre los habitantes de la ciudad y determinar lo
que se destinaría al comercio. La consorte del en se denominaba nin, y en palabras de Petr
Charvát formaban una «pareja pontificia».79 El segundo tipo de autoridad era el Lugal: el
supervisor, el comandante de la fortaleza, literalmente el «gran hombre», encargado de
dirigir las cuestiones militares, lo que nosotros denominaríamos asuntos extranjeros, las
relaciones con los forasteros. Ahora bien, esta división no nos dice en realidad mucho:
no todas las ciudades tenían dos tipos de líderes (algunas tenían ens y otras tenían
Lugals) y en el caso de que una contara con ambas formas de autoridad es claro que los
líderes militares habrían buscado el respaldo de la élite religiosa para todas sus campañas.
Sin embargo, esta disposición cambió y los testimonios muestran que, en determinado
momento, la nin se separó del en para unirse al Lugal.90 Por la misma época, la función
que desempeñaban los ens fue perdiendo importancia y haciéndose cada vez más
ceremonial, mientras que el Lugal y la nin asumían el papel de los que nosotros llamaríamos
reyes y reinas. A partir de ahí la división entre el poder terrenal y el espiritual se amplió y
aumentó el predominio de la masculinidad81, un cambio que quizá hubiera sido provocado
por la guerra, que ahora era algo más que una amenaza por dos razones. En primer lugar,
tratándose de una región circunscrita entre dos grandes ríos, la competencia entre las
50
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

ciudades de Mesopotamia tuvo que haber sido cada vez mayor a medida que el aumento
de la población las llevaba a rivalizar por la tierra y el agua; y, en segundo lugar, la
prosperidad y la acumulación de posesiones materiales, obra de un creciente número de
especialistas, hacía que los posibles beneficios de un saqueo fructífero hubieran aumentado
considerablemente. En la guerra, un guerrero era su propio amo, mucho más que en la paz,
y el carisma y éxito de un Lugal astuto habría tenido un poderoso impacto sobre sus
conciudadanos. Después de que una ciudad hubiera vencido a otra, lo natural habría sido
que el Lugal asumiera la administración de ambos territorios, ya que había sido él quien
había logrado la victoria; además, los dioses de la ciudad rival podían ser muy diferentes de
los de la ciudad vencedora y en tal caso el en de la ciudad A habría tenido muy poca o
ninguna autoridad en la ciudad B. De esta forma, los Lugals empezaron a superar a los ens
y a convertirse en las figuras más poderosas de la sociedad sumeria. Petr Charvát señala
que el que también empezara a aumentar el culto al mismo dios en diferentes ciudades
sumerias confirma este cambio. El creciente poder de los Lugals se reconoció en la
práctica al adquirir el privilegio de controlar los sistemas de medición (quizá una
reliquia de la construcción de defensas) y el derecho a dejar registradas por escrito
sus hazañas. Estos testimonios eran en parte propaganda y en parte historia, y pre-
tendían que la gente recordara quién había hecho qué.82 Fue así como fue
evolucionando en Mesopotamia la idea de monarquía más o menos moderna y,
paralelamente a ella, la idea de estado. La primera entidad política suprarregional del
antiguo Oriente Próximo fue el estado acadio, que empieza con Sargón (c. 2340-2284 a.C.),
el primer rey en el sentido que aún damos al término.
La idea de realeza, por tanto, fue en parte consecuencia de la guerra. De hecho, la
guerra, o la institucionalización de la guerra, fue el crisol y el motor de un buen número de
nuevas ideas.
La rueda puede o no haberse inventado en Mesopotamia. Debemos los primeros
vehículos, los trineos, presumiblemente tirados por perros, a las primitivas sociedades de
cazadores y pescadores de Europa septentrional cercanas al Ártico de 7000 a.C. 83 Los
signos para «vehículo» aparecen en la escritura pictográfica de Uruk a finales del cuarto
milenio a.C., y en un yacimiento de datación similar en Zurich, se hallaron los restos
verdaderos de una unidad de rueda y eje. Estos vehículos tenían ruedas sólidas, hechas a
partir de una o tres piezas de madera. De los restos arqueológicos encontrados en
yacimientos anteriores a 2000 a.C., sabemos que el uso de las denominadas ruedas de
disco se extendió de Persia a Dinamarca, siendo el área de mayor densidad la zona
inmediatamente adyacente al norte del mar Negro.84 Esto quizá sea un indicio del lugar en
el que el uso de la rueda se introdujo por primera vez. Al principio, se utilizaron bueyes y
asnos como animales de tiro.
Las carretas de cuatro ruedas eran muy lentas, siendo su velocidad de unos 3,2
kilómetros por hora según ciertos cálculos. Sin embargo, el carro, de dos ruedas, era mucho
más rápido y alcanzaba los doce o catorce kilómetros por hora al trote y los diecisiete o
veinte al galope. En textos cuneiformes, los sumerios se refieren al «equino del desierto»
para designar al burro o asno y al «equino de las montañas» para designar al caballo. 85
Para denominar los vehículos con ruedas existían tres palabras: mar-gid-da, para las
carretas de cuatro ruedas; gigir, para los vehículos de dos ruedas; y narkabtu, que con el
paso del tiempo llegaría a significar carro. Con el narkabtu, afirma el arqueólogo Stuart
Piggott, «arribamos al comienzo de uno de los capítulos más importantes de la historia
antigua: el desarrollo del carro liviano de dos ruedas tirado por una pareja de caballos como
artefacto tecnológico y como institución dentro del orden social, en el que se convirtió en un
emblema de poder y prestigio».86 Después de que se inventaran las primeras ruedas
sólidas, surgió la rueda de radios. Ésta tenía que construirse mediante tensión, con madera
tallada, pero su ligereza permitía alcanzar grandes velocidades.87 La guerra con carros
floreció entre 1700 y 1200 a.C., es decir al final de la Edad del Bronce y en la Edad del
Hierro.
Acerca del equino de las montañas, es importante señalar que nadie sabe con
exactitud dónde o cuándo se domesticó el caballo y cuándo o dónde surgió la idea de
cabalgarlo. Hasta hace muy poco tiempo, se daba por hecho que la colonización de las
estepas de Eurasia había dependido de la domesticación del caballo, y que los pioneros de
las estepas eran «jinetes pastores de disposición belicosa». Para los arqueólogos, el
ejemplo más antiguo de domesticación del caballo se atribuyó durante años a Dereivka, a
trescientos kilómetros al norte del mar Negro, en la actual Ucrania, un yacimiento
perteneciente a la cultura de Sredny Stog, es decir, una ubicación bastante similar a aquella
en la que, se considera, podía haberse inventado la rueda. El yacimiento, datado entre el
4570 y el 3098 a.C., está localizado en la orilla derecha del río Omelnik, un afluente del
Dniéper. Las pruebas que sustentan esta interpretación son la presencia de huesos de
51
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

caballos en sepulturas de humanos, los restos de los premolares aparentemente


desgastados por el uso de bocados, puntas de cuernos perforadas que han sido interpre-
tadas como parte de la cabezada y, finalmente, la preponderancia de huesos de caballos
machos en los yacimientos, lo que sugiere que se los prefería para cabalgar y como
animales de tracción. También existen algunos testimonios indirectos, como el surgimiento
de cetros hechos de hueso y adornados con cabezas de caballo, lo que sería indicio de un
culto al animal, aunque, en términos estrictos, no de que se cabalgara. 88
Nuevos análisis de este mismo material en los últimos años han menoscabado estas
conclusiones. Las puntas de cuernos que supuestamente formarían parte de la cabezada
nunca se han descubierto junto a cráneos de caballos, y sólo en muy raras ocasiones se las
vincula a restos de caballo en general. Se ha descubierto que el desgaste de los premolares
en caballos salvajes no es diferente del observado en los animales hasta entonces
considerados domesticados, y que el perfil de los huesos hallados en yacimientos antiguos,
tanto dentro como fuera de las tumbas, no es diferente del de las poblaciones salvajes (en
las que se conoce la existencia, por ejemplo, de «grupos de solteros»). Ahora sabemos que
la única área en la que se producen cambios en la estructura ósea del caballo debido de
forma incontrovertible a la domesticación, en este caso al usarlos como cabalgadura, es en
la parte media de la columna vertebral, donde el jinete se sienta. Las vértebras de aquellos
caballos que indudablemente fueron usados como montura en la antigüedad poseen unas
diminutas lesiones debido a la fatiga del hueso (fracturas) en sus epífisis, sus extremos más
duros; un tipo de lesión que se desconoce por completo en los caballos salvajes. Hasta el
momento, tales lesiones no aparecen en el registro arqueológico antes del siglo V a.C.89 Por
su parte, las primeras pruebas artísticas y textuales inequívocas de la domesticación del
caballo se remontan a finales del tercer milenio a.C. Las pruebas de enterramientos de
caballos acompañados de artefactos relacionados inequívocamente con la equitación o la
tracción son todavía más recientes, y probablemente no vayan mucho más allá del final del
segundo milenio a.C., cuando el uso de los caballos para el tiro de carros se había
generalizado en Oriente Próximo, la estepa euroasiática y Grecia. No hay testimonios
textuales o artísticos confiables del uso del caballo como montura antes del final del segundo
milenio a.C.90
El poeta latino Ovidio fue sólo uno de los muchos autores de la antigüedad que
estaban convencidos de que antes había existido una era dorada primigenia, en la que no
se daba el conflicto y el rencor: «Sin nadie que impusiera el castigo, sin leyes de cualquier
tipo, los hombres tenían fe y hacían lo que era correcto... La gente vivía sus vidas segura y
en paz, sin necesidad de ejércitos».91
Ojalá hubiera sido así... En 1959 Raymond Dart publicó un análisis de la quijada de
un australopiteco y concluyó que «había sido machacada por un formidable golpe propinado
frontalmente con gran precisión justo a la izquierda del punto de unión de la mandíbula». En
su opinión, el instrumento con el que se había asestado semejante golpe era un húmero de
antílope.92 En el período proto-Neolítico, surgieron cuatro nuevas armas «asombrosamente
poderosas» que «dominarían la guerra hasta el presente milenio: el arco, la onda, la daga
y la maza».93 Pinturas rupestres encontradas en España nos muestran a un grupo de
guerreros provistos de arcos y flechas, el líder identificado por un fantástico tocado. Otras
pinturas representan a arqueros formados en una línea de tiro. «La aparición de columna y
filas, que implica mando y organización, es sinónimo de la invención de tácticas.» 94 En otras
pinturas reconocemos lo que parecen ser prendas protectoras —una armadura— sobre las
rodillas, genitales y hombros de los guerreros. En Catal Hüyük encontramos dibujos que
representan hondas en acción, y los asentamientos fortificados empiezan a propagarse por
todo Oriente Próximo entre los años 8000 y 4000 a.C. 95 Nunca hubo una edad dorada de
paz.
Para la época del Nuevo Reino en Egipto, los faraones podían llevar al campo de
batalla ejércitos de hasta veinte mil hombres. Ello implicaba una organización y un apoyo
logístico de enormes proporciones. Compárese esto con los datos que poseemos de la
batalla de Agincourt (1415), en la que entre seis y siete mil ingleses vencieron a un ejército
francés de veinticinco mil, o de la batalla de Nueva Orleans (1815), en la que cuatro mil
estadounidenses vencieron a nueve mil soldados británicos. La introducción del carro es un
indicio de que la necesidad de reaccionar con rapidez era más grande que nunca, lo que a
su vez influyó en la creación de ejércitos permanentes. En Egipto el ejército estaba
compuesto por soldados profesionales, mercenarios extranjeros (nubios en este caso) y, en
ocasiones, reclutas. El título de «supervisor de soldados» era equivalente a nuestro
«general», y de éstos llegó a haber, en determinado momento, cerca de quince. 96 El
alistamiento de los reclutas era llevado a cabo por funcionarios especializados que recorrían
el país y tenían el poder de llevarse a uno de cada cien hombres. El impresionante poder
alcanzado por los asirios como nación guerrera se debió a dos factores que superaron al
52
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

carro: el hierro y la caballería. El hierro, y en particular el descubrimiento asirio de cómo


mezclarlo con carbón durante la fundición para producir hierro carburado, similar al acero,
favorecieron el desarrollo de la espada, de borde afilado, en oposición a la daga, cuya
peligrosidad residía en la punta.97
Dado que el caballo no es originario de Asiría, las medidas que los asirios adoptaron
para procurarse animales fueron extraordinarias. Esto es algo que mostró en 1974 el
profesor de Cambridge Nicholas Postage en su libro Taxation and Conscription in the
Assyrian Empire (Impuestos y reclutamiento en el imperio asirio). Postage cuenta que
diariamente se escribían «informes sobre caballos» dirigidos al rey, quien tenía dos hombres
en cada provincia dedicados a buscar bestias y hacerlos transportar a la capital. Los
veintisiete informes estudiados por Postage, pertenecientes a un corto período de tres
meses, mencionan a cerca de tres mil animales, lo que significa que hubo momentos en los
que estos agentes, llamados musarkisus, llegaron a enviar a Nínive más de un centenar de
caballos al día. De los animales que se mencionan en los informes, 1.840 son caballos de
«yunta» o carro y 787 son cabalgaduras. «Aunque los asirios eran los aurigas clásicos, la
caballería, con mayor libertad de movimiento, pronto los desplazaría, y desde
aproximadamente el año 1200 a.C. conformó la élite de los ejércitos del mundo hasta la
llegada del tanque en 1918, durante la primera guerra mundial.»98
Una de las tareas del rey en Mesopotamia era la de administrar justicia. (En las
primeras ciudades, la injusticia era considerada una afrenta a los dioses.99) Durante siglos,
se pensó que las leyes más antiguas del mundo eran las contenidas en el Antiguo
Testamento y atribuidas a Moisés. No obstante, esta concepción se vino abajo a comienzos
del siglo XX, cuando los arqueólogos franceses que excavaban en Susa, al suroeste de
Irán, en 1901 y 1902, desenterraron una estela de basalto negro de más de unos dos metros
y medio de alto (actualmente en el Louvre) que resultó tener inscrito el código legislativo de
Hammurabi, un rey babilónico del segundo milenio a.C. La sección superior mostraba al rey
orando a un dios sentado sobre un trono, que podría ser Marduk, el dios sol, o Shamash, el
dios de la justicia. El resto del frente y la parte posterior de la piedra estaba grabado con
columnas horizontales del cuneiforme más hermoso.100 Desde el descubrimiento de los
franceses, los orígenes de la ley se han hecho retroceder en varias ocasiones, sin embargo,
para nosotros tal vez sea mejor examinar la secuencia en orden inverso, ya que así la
evolución de los conceptos jurídicos resulta más clara.
Hammurabi (1792-1750 a.C.) tuvo un reinado innovador y próspero. Su capital fue
Babilonia, donde centralizó los cultos locales en el servicio de Marduk.101 Como parte de
esto simplificó y unificó la burocracia a lo largo y ancho de su reino, incluido el sistema legal.
En total, se conocen cerca de trescientas leyes del código de Hammurabi, contenidas entre
un prólogo y un epílogo. Estas leyes están organizadas de la siguiente manera: delitos
contra la propiedad (veinte secciones), transacciones comerciales y mercantiles (cerca de
cuarenta secciones), la familia (sesenta y ocho secciones, que cubren el adulterio, el
concubinato, el abandono, el divorcio, el incesto, la adopción, la herencia), salarios y tarifas
de contratación (diez secciones), posesión de esclavos (cinco secciones). Las leyes de
Hammurabi, como sostiene H. W. Saggs, adoptan una de dos formas posibles, la apodíctica
y la casuística. Las leyes apodícticas son prohibiciones absolutas, como «no matarás». Las
leyes casuísticas son del tipo: «si un hombre entrega a su vecino dinero o bienes para que
se los guarde, y alguien los roba de la casa de este hombre, entonces, si el ladrón es
atrapado, deberá pagar el doble». El prólogo aclara que el propósito era que las leyes de
Hammurabi se exhibieran en público, en un lugar en el que todos los ciudadanos pudieran
leerlas o escuchar a alguien leerlas.102 No eran, lo que nosotros llamaríamos, estatutos, sino
una serie de decisiones reales, un abanico de ejemplos típicos más que una serie de
principios declarados formalmente. Hammurabi pretendía que el código se aplicara en toda
Babilonia y reemplazara a las antiguas leyes locales que diferían de una zona a otra.
A partir del código es posible concluir que, en términos jurídicos, la sociedad
babilónica estaba dividida en tres clases: hombres libres (awilum), mushkenum y esclavos
(wardum). En comparación con los esclavos, los mushkenum eran un grupo «privilegiado»
en el sentido de que realizaban ciertas tareas civiles o militares a cambio de tener determina-
das ventajas. Por ejemplo, el precio de salvar una vida era de diez siclos de plata en el caso
de un awilum, cinco en el de un mushkenum y dos en el de un esclavo (§§ 215-217).
Asimismo, «si un hombre le pincha un ojo a un awilum, deberá pincharse un ojo», pero «si
le pincha un ojo o rompe un hueso a un mushkenum, deberá pagar una mina de plata» (§§
196-198), Los castigos eran crueles de acuerdo con nuestras normas, pero su objetivo no
era muy diferente. La ley familiar estaba concebida para proteger a las mujeres y los niños
de un tratamiento arbitrario y para prevenir la pobreza y el abandono. De esta forma, aunque
el adulterio se castigaba con la muerte de la esposa adúltera, su marido podía siempre
perdonarla y el rey perdonar a su amante. Lo que los salvaba «de ser atados y arrojados a
53
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

un río juntos» (§ 129).103 Así como muchas narraciones sumerias y babilónicas prefiguran
las que encontramos en la Biblia, algunas de las leyes del código Hammurabi se adelantan
a las de Moisés. Por ejemplo: la ley § 117 de Hammurabi reza: «Si una deuda ha provocado
la detención de un hombre y éste ha entregado a su esposa o su hijo o su hija por plata, o
los ha entregado como personas embargadas por la deuda, ellos deberán servir durante
tres años en la casa del comprador o de quien los ha embargado, pero en el cuarto año
deberán ser dejados en libertad». Compárese esto con las palabras de Deuteronomio: «Si
tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti, te servirá durante seis años y al séptimo
le dejarás libre» (15,12).
En algunas partes el código de Hammurabi se refiere a los jueces y explica las
circunstancias en las cuales se los puede desautorizar. Esto sugiere que se trataba de
profesionales pagados por el Estado. Los jueces trabajaban en los templos o en sus puertas,
en particular aquéllos dedicados al dios de la justicia, Shamash. Sin embargo, el rey era
siempre el tribunal de apelaciones e intervenía cada vez que quería hacerlo. Los babilonios
estaban menos interesados en una teoría abstracta de la justicia que en encontrar
soluciones aceptables que no trastornaran a la sociedad. Por ejemplo, a las dos partes
involucradas en un caso se les pedía que juraran que estaban satisfechas con el veredicto
y que no buscarían luego vengarse.104 Cuando un litigio llegaba ante el juez, no había
defensores y tampoco interrogatorios. El tribunal examinaba en primer lugar todos los
documentos relevantes y luego escuchaba las declaraciones del acusador, el acusado y los
testigos. Todos los que proporcionaban su testimonio hacían un juramento a los dioses, y si
surgía un conflicto entre ellos, se resolvía mediante la ordalía, esto es, los testigos rivales
eran obligados a saltar al río, y la idea era que el temor a la ira divina forzaría al que mentía
a confesar. La práctica parece haber funcionado, ya que volvemos a encontrarla en tiempos
bíblicos como se menciona en Números.105
Todo esto sugiere algo muy bien organizado y meditado con sumo cuidado. Pero es
importante añadir que no hay pruebas directas de que el código de Hammurabi hubiera sido
en verdad adoptado, y que ninguno de los fallos jurídicos del período que se conservan
alude a él.
Con todo, el famoso código de Hammurabi no es ya el conjunto de leyes más antiguo
que conocemos. En la década de 1940 se encontró un código anterior escrito en sumerio. 106
Redactado por Lipit-Ishtar (1934-1924 a.C.) de Isin, una ciudad del sur de Mesopotamia
que destacó tras la caída de Ur, este código también contiene un prólogo en el que se dice
que los dioses elevaron a Lipit-Ishtar al poder «para establecer la justicia en la tierra... para
traer el bienestar al pueblo de Sumer y Accad». Las más o menos dos docenas de leyes
tienen un alcance más limitado que las del código de Hammurabi, se ocupan de la posesión
de la tierra, incluido el robo y los daños a los huertos, los esclavos fugitivos, las heridas a
los animales alquilados, los compromisos y el matrimonio. La posesión de la tierra
proporcionaba privilegios, pero también acarreaba responsabilidades. Por ejemplo, § 11
dice: «Si al lado de la propiedad de un hombre, otro hombre tiene tierra baldía sin cultivar y
el dueño de la tierra cultivada le ha dicho al de la tierra sin cultivar: "Como tu tierra yace
baldía alguien podría entrar a robar en mi tierra; protege tu tierra"; y este acuerdo es
confirmado por él, el dueño de la tierra sin cultivar debe responder al dueño de la tierra
cultivada por cualquiera de sus propiedades que se pierda». 107 En las décadas de 1950 y
1960 se descubrieron leyes aún más antiguas, promulgadas por Ur-Nammu, el fundador
de la tercera dinastía de Ur hacia 2100 a.C. El fragmento encontrado trata de los abusos
en los impuestos y del establecimiento de pesos y medidas estándares, pero también
incluye una poderosa declaración de principios para impedir que los económicamente
fuertes exploten a los débiles: «El huérfano no fue entregado al rico; la viuda no fue
entregada al poderoso; el que posee un siclo no fue entregado al que posee una mina».108
Las leyes de Ur-Nammu no pretendían ser un código sistemático, regido por principios
jurídicos abstractos, sino que están fundadas en casos reales. Además, a diferencia de las
leyes de Hammurabi o de la Biblia, no incluyen algo similar a la lex talionis, el principio de
que debe pagarse ojo por ojo y diente por diente, como castigo por las lesiones físicas. 109
El talión parece hacer sido una forma de ley todavía más primitiva, a pesar de su presencia
en la Biblia (un documento, en términos jurídicos, relativamente tardío). En las leyes hititas
(c. 1700-1600 a.C.), por ejemplo, el castigo por robar una colmena era «someterse a una
picadura de abeja», pero más adelante esto se sustituyó por el pago de una multa. 110
No obstante, todo ello acaso haga parecer a la justicia antigua más organizada (y
moderna) de lo que en realidad era. El «código» más antiguo que conocemos hoy es el de
Urukagina de Lagash, pero al igual que otros quizá él simplemente estaba intentando aliviar
las injusticias tradicionales de la sociedad arcaica, siempre a punto del descontrol. Las
reformas de Urukagina, como las de otros, pueden haber sido tanto propaganda real como
leyes verdaderas y eficaces. Los reyes surgieron en sociedades que eran muy competitivas
54
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

y que estaban cambiando con rapidez. Les gustaba intervenir en la forma en que se
administraba justicia porque era una de las maneras que tenían de exhibir su poder. Y es
probable que la justicia no estuviera tan claramente organizada como estos códigos
idealizados parecen sugerir.
Hay pruebas de un desarrollo del pensamiento abstracto en las ciudades de
Mesopotamia. Para empezar, por ejemplo, los primitivos sistemas para contar sólo se
aplicaban a artículos específicos, es decir, el símbolo para «tres ovejas» se aplicaba sólo a
ovejas y era diferente del símbolo para «tres vacas». No había un símbolo para el tres mis-
mo.111 Lo mismo puede decirse de las medidas. Posteriormente, sin embargo, aparecen
palabras que designan cualidades abstractas, como el número, la medida del volumen en
unidades abstractas (espacios vacíos) y las formas geométricas (la triangularidad, por
ejemplo). Algo así ocurrió con el uso de la palabra LU para significar «ser humano, indi-
viduo de la especie humana».112 No menos trascendental fue la evolución del concepto
de propiedad privada, como lo demuestran los cementerios extramuros que, al parecer,
estaban reservados a comunidades particulares.113 He aquí otro importante «primer lugar»
de los babilonios.
Fue así como en estas antiguas ciudades LU, el ser humano, descubrió su don para
el arte, la literatura, el comercio y las leyes, y para muchas otras cosas nuevas. Llamamos
a esto civilización y tendemos a pensar que es algo que se refleja en los restos físicos de
los templos, los castillos y los palacios que vemos a nuestro alrededor. Pero fue mucho más
que eso. Fue un gran experimento de convivencia, que engendró experiencias psicológicas
completamente nuevas, un experimento que aún hoy continúa entusiasmando a muchos
más de nosotros que las alternativas. Las ciudades han sido el motor de las ideas, del
pensamiento, de la innovación, en casi todos los sentidos que han hecho avanzar la vida.
Lectura recomendada: Sumer la obra Perenne. (en PDF con el material)

Trabajo Práctico 3:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el
diccionario.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales. Puede realizar el fichado temático.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico:
 Período histórico (Años si los hubiere, siglos o milenio)
 Ubicación geográfica (área ocupada)
 Organización política (Organización y forma de gobierno, nombre de gobernantes,
instituciones si las hubiere, ciudades capitales e importantes)
 Organización social (clases sociales, relación entre ellas, formas de matrimonio,
posesión de bienes, derechos de herencia y matrimonio, legislación si la hubiere)
 Religión (forma, dioses, denominación, conformación de tríadas, forma de los
templos, etc.)
 Rasgos culturales sobresalientes (escritura-artes-ciencias-etc.)
FORMATO:
Se recomienda iniciar con un cuadro sinóptico de doble entrada que reúna los
datos a medida que se lee, una vez realizado el apunte, volcarlo en un cuadro
definitivo, a realizarse en hojas A3, en Word, en formato apaisado, para que terminado
el primer cuatrimestre puedan tener a todos los pueblos del Cercano Oriente
identificados y caracterizados.
Si se realiza en computadora se podrá imprimir, sirviendo para estudio,
consulta y guía rápida de preparación posterior de exámenes.
4. Ubique las dos caras del Estandarte Real de Ur (en imágenes de Google) y realice un
análisis siguiendo el procedimiento mencionado al inicio de la carpeta de lecturas.
5. Realice un breve comentario (no más de 10 renglones) sobre la importancia de la
lingüística para la historia, teniendo en cuenta la lectura “El Fondo común de la civilización
Indoeuropea”. (Señale sus fortalezas y debilidades como fuente de la historia)

EL IMPERIO DE ACADIO II.26 27


Los Súmeros, no son hombres de la estepa. Su patria es a el país de las tierras bajas
fluviales. Llegados enigmáticamente a la costa noroccidental del Golfo Pérsico, las colonias
urbanas crecen a lo largo de las dos corrientes, de sus afluentes y pronto también de los
grandes canales derivados de ellos. El riego artificial hace que sean cultivables las tierras

26Se encontrará, el nombre en diferentes formas Akkad, Accad, Acad, Akad.


27 (Schmökel, Ur, Asur y Babilonia. Tres milenios de cultura en Mesopotamia, 1965) Trad. Vicente Romano García.
55
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

próximas al río, de tal modo que produce pan y aceite, y alimenta en sus prados los rebaños
rápidamente incrementados.
Por el contrario, las grandes extensiones de la estepa jamás pertenecieron a los
sumerios, y los desiertos, con sus escasos oasis y fuentes les fueron tan inasequibles como
los fértiles valles de las infinitas y altas cadenas montañosas del Zagro, al norte. Pero
precisamente la habitabilidad condicionada, peligrosa y casi azarosa de las estepas que
rodeaban las tierras fértiles de las grandes corrientes, impulsaba hacia éstas a los duros y
parcos habitantes de aquellos distritos. Así pues, entre las colonias amuralladas de los
sumerios y sus campos de cultivo estuvieron siempre dispersas las tiendas negras de la gente
de la estepa, hasta las que raras veces llega el poder del señor de la ciudad. Esta "segunda
fuerza" de Mesopotamia es semita y al final de la época de Djemdet Nasr, había llegado a ser
tan numerosa que llevó a cabo una palpable irrupción en el desarrollo cultural del Antiguo
Sumer. El péndulo volvió a oscilar hacia atrás, Ur, Lagash volvieron a desempeñar sus papeles
sumerios, y el fuerte Lugal-Zaggisi de Uruk consiguió, a pesar de la aversión y de las
maldiciones de sus compatriotas, crear un gran reino con los estados individuales y las
federaciones.
En la corte del rey Urzababa de Kish, un vasallo de Lugal-Zaggisi, servía en sus últimos
años de gobierno, hacia el 2350 a.J.C. a un funcionario de ascendencia semita, hijo de un tal
Laipu, que gozaba de gran reputación entre los miembros de su tribu y que probablemente
procedía de una familia de jefes. Aquí en el flanco norte del verdadero Sumer, predominaba la
población semita desde los tiempos de Mesilim, y el usurpador Lugal-Zaggisi les era mucho
más odiado que los ciudadanos de los estados-ciudades de las tierras bajas. El cortesano de
Kish, tan capaz como ambicioso, tiene que haber aprovechado este sentimiento rebelde. Su
lema "Todo el poder al Norte semítico" fue acogido con entusiasmo, aumentaron sus
partidarios, y pudo así deshacerse en primer lugar de su débil señor y proclamarse a sí mismo
rey de Kish, con ello se creó la plataforma desde la que se inició la ascensión del gran acata.
Se impuso un nombre de soberano semita, de significación programática, al hacerse llamar
Sharrukenu, "soberano justo"; nosotros lo conocemos por Sargón de Accad.
Pronto fue suyo el Norte, mayormente semita y le puso el nombre de su tribu. En un día
fatal emprendió su pueblo, del que había sacado un ejército a base de dureza y tenacidad,
contra los sumerios de Lugal-Zaggisi.
Este encuentro se decidió a favor de Sargón gracias también a una nueva técnica de
guerra. Los pesados sumerios avanzaban con las lanzas y los gigantescos escudos en
apretada falange y no poseían un arma móvil de ataque más que en los pesados carros de
combate. Los acadios parecen haber despreciado este caro y difícil aparato de guerra, cuyo
manejo apenas dominaban. Sus armas eran las de la caza y las propias de ligeras contiendas
de la estepa, a saber, el dardo, la flecha y el arco. Luchaban con mucha movilidad y sin escudo,
en el orden abierto de los beduinos, ante el que los sumerios debían estar sin saber qué hacer.
Los acadios vencieron, Lugal-Zaggisi cayó en manos de Sargón y éste se apoderó de las
ciudades de Sumer. Pero reconoció la grandeza de la obra de su vencido.
Prosiguió consecuentemente y con mano de hierro la política de Lugal-Zaggisi y creó
un gran estado centralizado, cuyo núcleo no se llamó ya naturalmente Sumer, sino Accad. Fue
el primer soberano de la antigua Asia Anterior que construyó una residencia propia, a la que
denominó también, Agadé-Akkad, para no irritar así a los ciudadanos de la liberada Kish. La
adornó con templos del salvaje Zababa y de la versión semita de Inanna; de la guerrera Ishtar
Anunitu se construyó un palacio y grandes muelles a la orilla del río, hasta donde, según los
informes, llagaban pronto los barcos marítimos de Tilmun (Bahreim) y Arabia del Sur.
Todavía no sabemos dónde estuvo situada esta fundación de Sargón. Parece seguro
que no estaba muy lejos de Kish y de la Babilonia posterior. Y como no se reconstruyó tras su
destrucción por los Guti (guteos) -siglo y medio después-, desaparecieron también sus últimas
huellas. Si alguna vez se descubriera entre los numerosos tells de aquella región, los
arqueólogos podrían encontrar allí inauditas aclaraciones históricas. Pues en el constructor de
Accad tenemos al primer príncipe de rango universal. Conquistó Elam y Tilmun al este, lo
mismo que el país oriental del Tigris, Asiria y Siria. Y no existe motivo alguno para dudar que
la epopeya posterior del "rey de las batallas" -describe la victoriosa campaña de Sargón en
Asia Menor- contiene el núcleo histórico de una dominación de Accad sobre Capadocia. Y se
habla incluso que el gran conquistador visitó incluso Chipre.
El "rey de las cuatro regiones del mundo", creó un aparato de funcionarios, los "hijos
del palacio"; en todas partes, salvo en el sur sumerio, cuya tradición supo respetar, puso
gobernadores, y la tradición habla de un ejército permanente de 5.400 hombres que tenía
siempre dispuesto.
La centralización sirvió ciertamente al nuevo "culto imperial". Sargón y sus sucesores
no se conformaron con la divinización efectuada a través de los ritos del servicio de Dumuzi,
sino que se hicieron adorar como reyes-dioses en vida. Delante de su nombre llevan el símbolo
56
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

divino. Esta definición no impedía en modo alguno la adoración de las antiguas divinidades de
Sumer y de los nuevos dioses de los acadios. La gente de la estepa prefiere, en contraste con
los poderes ctónicos de la fe sumeria, las divinidades astrales, los "dioses luminosos".
Junto al guerrero Zababa de Kish, vemos destacarse a Istar Anunitu, representada por
Venus y provista también de aspectos bélicos; y encontramos además al dios semita del sol,
Schamasch, que tiene su templo en Sippar, versión acadia del dios lunar, llamado Sin, y al
dios soberano Dagan, que pertenece a occidente y era conocido de los acadios antes de entrar
en Mesopotamia. Sargón le ofrendó víctimas a este dios, que aparece 1.000 años después
con los filisteos bíblicos, durante su campaña del Oeste en Tutul (Hit).
El camino hasta el dominio de un gran imperio de una extensión superior a todo lo
anterior fue pedregoso. No faltaron los reveses, y ya anciano Sargón tuvo que reducir una gran
rebelión. Pero su nombre se hizo pronto legendario, y conocemos aquella leyenda transmitida
después a Moisés y según la cual su origen es el siguiente: su madre, una sacerdotisa
comprometida a no tener hijos, vino a la ciudad de Aziparanu y dejó a su hijo en el Éufrates
metido en un canastito de mimbre: un jardinero lo encontró y lo crió hasta que la diosa Istar se
enamoró de él y le regaló el dominio sobre "los cabezas negras". Un milenio mas tarde juega
todavía un papel en la literatura hitita como legendario héroe real junto con su nieto Naramsin.
Sus hazañas se hicieron una parte fija de las crónicas babilónicas; textos de los augurios -por
ejemplo para los buenos indicios en la observación del hígado- se referían a él y contaban
particularidades sobre su vida, y hasta se ha intentado por primera vez reproducir su reino en
una especie de mapa.
Sargón, el acata, pensó en dar preferencia al idioma de los semitas respecto al de los
sumerios. Así, pues, sus escribas se vieron en la difícil tarea de cambiar ahora a la lengua
acadia la escritura del país adaptada ya al idioma sumerio. Y lo consiguieron, naturalmente no
sin que los sonidos de los símbolos silábicos sufriesen cambios considerables. Y así -aunque
en copias posteriores en su mayoría precisamente por la destrucción y la imposibilidad de
encontrar Agadé- hallamos junto con los textos históricos sumerios, también textos bilingües y
acadios. Una serie de textos de Sargón originariamente independientes han sido recopilados
por un escriba de los primeros tiempos post sumerios. En una gran tabla leemos:
"Desde el mar superior hasta el inferior, Enlil no le dio ningún enemigo a Sargón, el rey
del país... Sargón rey del país, reconstruyó Kish, les regaló su ciudad como lugar de
residencia... Desde el límite del mar amarraba al muelle de Agadé los barcos de Meluchcha,
los barcos de Magan y los barcos de Tilmun. Sargón, el rey, adoraba a Dagan en Tutul... Él
(Dagan) le dio el país superior, Mari, Jarmuti e Ibla hasta el bosque de cedros (Amanus o
Líbano) y las montañas de plata (Tauro). Enlil no le dio ningún enemigo a Sargón, el rey. Ante
él toman diariamente su comida 5.400 soldados..."
Una suerte inaudita hizo que se descubriera en Nínive la magnífica escultura en bronce
de la cabeza de un rey, en las que por causas internas estamos justificados a reconocer el
rostro del gran soberano. La frente se alza oculta entre la corona de pelo, la diadema y los
rizos cuidadosamente peinados, las cejas muy enarcadas y espesas nos hablan de su fuerza
de decisión y tenacidad, mientras que los ojos parecen expresar agudeza de ingenio y
desprecio humano incluso en su actual estado semi-destruído. Por encima de los milenios, el
primer gran rey -emperador y dios en una misma persona- nos contempla majestuosamente
y exigiendo el más profundo respeto.
El gobierno de Sargón debió durar más de cinco decenios; sus dos hijos Rimush y
Manishtushu, sucesores suyos, tenían que ser bastante viejos cuando reinaron. Había que
aplastar grandes levantamientos para mantener la existencia del imperio. Pero la fidelidad del
ejército acata se acreditó en muchas batallas cuyas cifras de caídos y prisioneros anotó
exactamente Rimush en una especie de diario de guerra: en la lucha contra Ur y Umma cita
8.040 muertos y 5.460 prisioneros, en la batalla de Kazallu, en el país del Tigris Oriental, contó
incluso 12.650 muertos y 5.864 prisioneros -aunque no estamos seguros que se trate siempre
de exageraciones-. Manishtushu aseguró el predominio sobre Elam venciendo a 32 ciudades
"allende al mar", debiendo haber dispuesto, en consecuencia, de una flota. Se ha conservado
un busto del rey, hecho en Susa y consagrado por un funcionario acata a una divinidad elamita,
a quien le falta naturalmente la poderosa viveza de la cabeza de Sargón y que testimonia la
amplitud del poderío acata.
Alcanzó su punto culminante bajo el nieto de Sargón, Naram-Sin, el "dios de Akkad" o
también "el poderoso dios", a quienes los historiadores babilónicos atribuyen 37 años. Aplastó
una gran rebelión urdida por Kish, celosa por la continua preferencia por Agadé, sometió el
país de Magan (Arabia del Sur) e hizo prisionero a su rey Mani, y por primera vez penetró un
ejército acata en la gigantesca cordillera del Zagros para civilizar a los pueblos salvajes de la
montaña, alejadas unos 500 kilómetros al norte y con una altura superior a los 4.000 metros
en los picos de Kuh-i-Ushtaran, el Qal'eh y el Kuh-i-Karbush.
La famosa "Estela de Naram-Sin", el testimonio más brillante del arte del relieve en su
57
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

época, erigida primeramente en la ciudad de Sippar, llevada después a Susa como botín de
guerra tras un ataque elamita y descubierta allí de nuevo, nos habla en imágenes
impresionantes de los combates en las altas montañas. Otro documento de la victoria fue
hallado en el Kurdistán, al lado de un afluente del Tigris, en Pir Hüssein, al N.E. de Diarbekir.
Príncipes sirios quedan sometidos y los sólidos castillos de Accad aseguran por todas partes
el dominio de la casa real mediante gobernadores.
Entre ellos se destaca en primer término la gigantesca construcción de Tell Brak, al N.O.
de Nínive, a orillas de un afluente del Chabur. Los ladrillos sellados de sus murallas conservan
hasta nuestros días el nombre de Naram-Sin, que quizás tuviera para la posteridad un eco
mítico superior en Hattusha, la capital del reino hitita de Asia Menor, nos lo encontramos un
milenio más tarde, y los textos de los augurios de Babilonia añaden a su nombre el respetuoso
complemento: "a quien el mundo estaba sometido". Pero en sus tiempos encontramos también
los primeros indicios de una ciencia histórica exacta en forma de apuntes cronológicos, se trata
de las llamadas fórmulas anuales de fechas, con las que se creó una cronología relativa: "Año
en que Naram-Sin puso los cimientos del templo de Enlil en Nippur y del templo de Inanna en
Zabalam." "Año en que Naram-Sin llevó la desembocadura del canal de E-erinna a Nippur".
A la muerte de este gran príncipe acata empezó a decaer rápidamente la fundación de
Sargón. Sharkalisharri (hacia el año 2220 a.J.C.) se agotó a pesar de su nombre altisonante
(Rey de todos los reyes) en difíciles combates que hubo de efectuar en las "cuatro regiones
del mundo". Venció a los salvajes Guti en las montañas del norte, entre el curso superior del
Diala y el Gran Zab, y oímos que consiguió hacer prisionero a su príncipe Sharlak. Pero luego
vinieron disputas por el trono; la lista real sumeria nombra los cortos reinados de seis reyes y
pregunta: "¿Quién era rey? ¿Quién no lo era?". Durante este interregno parece haber salido
de Uruk una reacción sumeria. Se originó una lucha de todos contra todos que fue
aprovechada por el ya mencionado pueblo bárbaro de los Guti para efectuar un ataque. Esta
invasión puso fin al imperio de Accad hacia el año de 2150 a.J.C. Su capital fue destruida hasta
los cimientos, y los "dragones de las montañas" tampoco respetaron Uruk ni Ur. Sobre Sumer
y Accad se extiende un silencio mortal a lo largo de un siglo, poniendo fin a un florecimiento
cultural único, con nuevas fórmulas marcadas por las fuerzas nuevas de los acadios.

Estructura y gestión del imperio28


Al llamar «imperio» a la formación política de los reyes de Akkad corremos el riesgo
de obviar la situación real, si estamos pensando en los imperios territoriales de los periodos
posteriores. En el caso de Akkad, la ideología imperial ya es firme y monolítica: el dios Enlil
directamente, y los demás dioses indirectamente, «conceden» al rey de Akkad el dominio
sobre todo el mundo hasta sus últimos confines, formados por el mar que lo rodea todo. Lo
que permanece fuera de estos dominios es como si no existiera en el plano ideal. Pero la
realización del imperio está muy calculada, y plantea sus problemas. No conviene olvidar
que nos hallamos ante un intento sin precedentes de someter a control político único un
territorio enorme y muy plural en todos los aspectos (lingüístico, político, demográfico,
ecológico, etc.). El carácter abigarrado del imperio crea más dificultades que su propia
extensión. Baste pensar en el Egipto contemporáneo, firmemente unificado, pero partiendo
de una base ecológica, lingüística y cultural mucho más homogénea.
En el proceso de constitución del imperio la acción militar es un factor crucial. De ahí
que prevalezca la caracterización (nueva) del rey como «fuerte» y vencedor, como alguien
que «no tiene igual ni rival». Las vicisitudes político-militares ya no son la expresión de las
disputas entre los dioses de las ciudades, sino de la fuerza heroica del monarca. Sin duda,
este aspecto de la realeza (que tal vez tenga su raíz en el ambiente septentrional y «semita»
de Akkad) perturba los planteamientos ideológicos y religiosos, sobre todo en las ciudades
sumerias del sur, acostumbradas a otro tipo de realeza, a las que el modo de presentarse
los reyes acadios les puede parecer arrogante e impío. Este proceso llega a su plenitud
cuando Naram-Sin incorpora elementos divinos a su tratamiento e iconografía oficiales.
Además de «rey fuerte» (como Sargón), se proclama «dios de su tierra», una especie de
divinidad tutelar que, desde luego, no pretende desplazar a los dioses locales, pero al
sumarse a ellos provoca una profunda revolución en los valores tradicionales. Esto tendrá
más adelante sus consecuencias: en un sentido negativo, la caracterización de Naram-Sin,
a diferencia de Sargón, como rey impío que toma decisiones por su cuenta sin consultar a

28 (Liberani, 2012), pp. 200.


58
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

los dioses y está condenado al fracaso; y en un sentido problemático, las meditaciones (y


«fundaciones» míticas) sobre el problema de la mortalidad y humanidad del rey, a pesar de
sus aspectos divinos (ciclo de Gilgamesh). Sin embargo, en un sentido positivo, la
innovación de Naram-Sin será recuperada durante algunos siglos (si bien en clave de culto
más que heroica) por los propios reyes del sur sumerio, lo que indica que iba en la buena
dirección.
Una cosa es la conquista, y otra la gestión del imperio. Hay que distinguir entre el
núcleo, una zona que abarca desde algo más al norte de Akkad hasta el golfo Pérsico, y las
zonas periféricas. En el núcleo del imperio el dominio de Akkad se ejerce de un modo
compacto, aunque no directo. El gobierno de las ciudades se deja en manos de los ensi
locales, que dependen del rey de Akkad, pero conservan cierta autonomía. Es posible que
en algunas ciudades los ensi sean de nombramiento real y origen acadio, mientras que en
otras son de origen local. En cualquier caso, sigue estando en vigor el principio dinástico,
de modo que los ensi de Akkad no son gobernadores (como más adelante los de Ur), sino
dinastas subordinados al nombramiento imperial. La difícil relación entre el emperador
acadio y el dinasta local tiene varios campos de aplicación, desde el técnico y administrativo
hasta el ideológico y religioso. En el aspecto administrativo, como veremos, hay una
indudable penetración económica acadia, con compra de tierras a la corona y la existencia
de colonias agrícolas en los territorios del sur, que sustrae territorio a los templos en su
gestión de las tierras «públicas», e inicia un proceso de unificación real. Los propios
prisioneros de guerra, capturados en gran número por los reyes acadios en los campos de
batalla, son utilizados en trabajos públicos directamente gestionados por el rey.
En el ámbito religioso aparece un contraste entre norte y sur. El norte está repre-
sentado por la deificación del rey y el papel de la diosa de Akkad, Ishtar, mientras que el sur
está representado por los dioses de las ciudades y la divinidad sumeria hegemónica, que
es Enlil, el dios de Nippur. Los reyes dedican una gran atención a Enlil y Nippur. En el Ekur
están dedicados los grandes monumentos que celebran las victorias, el propio templo es
restaurado y potenciado y Enlil figura en una posición preeminente en el tratamiento real.
Hay un intento evidente por parte de Sargón y sus sucesores de abrir brecha en el sistema
político-religioso de Sumer, estableciendo una relación privilegiada con el dios que
encabeza el panteón, y colocándose automáticamente por encima de las divinidades
locales.
También cuidan su relación con los dioses de las ciudades, pero de otra forma, si es
que el caso de Enkheduanna se puede considerar representativo. Enkheduanna es hija de
Sargón, nombrada por él sacerdotisa de la divinidad ciudadana de Ur, Nanna-Sin. La
presencia de una sacerdotisa de origen acadio e imperial en la prestigiosa metrópoli sureña
tal vez se complemente con el intento de instalar una sacerdotisa sumeria en el templo de
Ishtar, en Akkad. Estos nombramientos cruzados persiguen la compenetración étnico-
religiosa entre norte y sur, pero el juego de las asimilaciones, que no siempre son fáciles
(de la Inanna sumeria con la Ishtar de Akkad) provoca, por lo menos a corto plazo,
fenómenos de rechazo, aunque a largo plazo (con el ritmo de los hechos culturales, más
que el de las decisiones políticas) acabarán imponiéndose y desembocando en un
sincretismo y una extensa red de identificaciones.
Con las zonas periféricas se sigue una estrategia distinta. Su importancia ideológica
es esencial, ya que el dominio sobre estas zonas permite alardear de un imperio
«universal». La periferia no se puede controlar directa y unitariamente, ya que su extensión
es demasiado grande, y la propia topografía política de las zonas es poco compacta, con
centros urbanos en medio de la estepa, montañas y otras zonas de baja concentración
agrícola y demográfica. Fuera de Mesopotamia los intereses de Akkad son, ante todo,
comerciales. Lo principal es controlar las vías de comunicación, y esto se puede asegurar
mediante la relación de dependencia de los ensi focales (como en las ciudades de Asiria),
mediante acuerdos con potencias demasiado fuertes como para ser reducidas a centros
subalternos (Elam), y por último mediante la creación de bases fortificadas acadias en
territorio indígena, como el palacio de Naram-Sin en Tell Brak, un caso que sin duda no fue

59
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

el único, sino más bien el tipo de presencia más frecuente y apropiado para conservar una
red comercial de largo alcance.
Vemos, pues, que nos hallamos a medio camino entre el tipo de organización que
sostenía el comercio protohistórico de Uruk y el tipo más compacto y territorial que
implantará el imperio de Ur III. La solución acadia deja un amplio margen en el propio núcleo
del imperio, sobre todo en el sur sumerio, para la rebelión política y la oposición religiosa, y
deja en la periferia un amplio margen para el desarrollo de las entidades estatales locales,
subordinadas a los núcleos «coloniales» acadios y flanqueadas por ellos. Pese a estas
limitaciones, el organismo creado por Sargón y sus sucesores hace gala de un enorme
poderío político, militar y comercial de cara a sus interlocutores exteriores, como queda
demostrado por sus victorias en los enfrentamientos con Ebla y Elam —que provocaron la
desaparición de la primera y la fuerte reducción del poderío del segundo. (Hasta aquí
Liverani)
(Continúa Schmökel)29 La literatura sumeria posterior expresó las penas de aquellos
tiempos en una serie de cantos fúnebres muy sentidos sobre la destrucción de las ciudades
más famosas de su país. El más conocido de estos cantos es la queja acerca de la
destrucción de Ur, puesta en boca de Ningal, la esposa del dios lunar Nanna. "… ¡Los dioses
de Sumer abandonan sus ciudades -Ur, Nippur, Lagash, Uruk, Eridú están ahora
desamparadas! Ningal llora amargamente día y noche por el hundimiento de Ur, pues el
viento y la lluvia pasan ahora por su santuario derruido...La perdición cayó sobre Ur en forma
de tormenta, huracán, fuego, tinieblas y calor ardiente; los muertos se pudren en las
murallas de la ciudad; las puertas están tapadas de cadáveres. Ningal ya no es reina de la
ciudad y quisiera permanecer en sus ruinas como un toro caído y no volverse a levantar.
¡Oh dolor! clama por su ciudad, ¡oh dolor! por su casa, en la que se apagó el canto de su
pueblo y a la que ya no lleva sus ofrendas ningún pescador, ningún pajarero... Pero Ur,
enterrada en el polvo y cenizas, extiende sus manos como un ser humano hacia Ningal, su
señora, y le implora que vuelva, como un buey a su establo, como una oveja a su redil, como
un niño a su habitación..."
La cultura de Accad, que sucumbió ante el ataque de los Guti, se destaca de la sumeria
con rasgos prominentes. Y se manifiesta ya en lo puramente externo. El traje de la época es
diferente, cuando el acata lleva la mitad superior del cuerpo al descubierto y no viste más que
una falda, ésta no consiste más que en un paño rectangular tejido, adornado con flecos en la
parte estrecha. Por atrás llega hasta las corvas o hasta media pantorrilla y por delante solo
hasta las rodillas. El traje entero deja libres el hombro y el brazo derechos, es cruzado de
izquierda a derecha y se sujeta alrededor de las caderas con un cinturón. La parte inferior de
una estatua de Manishtushu, en diorita, nos muestra, además, un vestido suntuoso que llega
hasta los pies, va adornado con flecos anudados y denota una animación casi clásica mediante
una reproducción acentuada del pliegue que va de la cadera izquierda a la derecha. Los
soldados llevan al parecer un manto que deja libres ambos brazos y les permitía, por
consiguiente, una total libertad de movimientos. Las mujeres preferían túnicas plisadas sujetas
con un cinturón, las matronas un vestido-abrigo provisto de escote puntiagudo con aberturas
para meter las manos. Para cubrirse la cabeza usaban mucho un gorro cónico abombado en
los bordes, aparte de boinas y cofias en forma de cojines. El peinado de los hombres evita
tanto el afeitado de la cabeza (común en los sumerios) como el de la barba y presentan el pelo
tanto largo como corto; el cabello largo era anudado en la nuca. El artístico y suntuoso peinado
de la cabeza de Sargón lleva una trenza a la frente sujeta por un aro de metal. Como la misma
escultura muestra, se lleva una barba entera corta o larga, cuidadosamente peinada y
ondulada en los aristócratas. Las mujeres recogen su cabello en la nuca en un nudo alargado
que se suelta y se sujeta con una diadema. Las personas de ésta época -hombres con rasgos
bien marcados y mujeres de un gran encanto a veces- nos son conocidas por varias esculturas.
El arte figurativo de la época acadia alcanza ahora una altura admirable rechazando la
estilización geométrica, por ejemplo, el período de Mesilim, y adoptando el naturalismo del arte
de Djemdet Nasr. Naturalmente también hay aquí productos convencionales y provinciales,
como algunas cabezas y estatuas de Asur, ahora acadia, y de las ciudades sumerias del sur,
que al parecer no fueron capases de adaptarse a los nuevos tiempos o que rechazaron lo
acata. Pero junto a ellos encontramos también obras maestras de la escultura, como la
cabecita de una muchacha hallada en Asur, semejante a un retrato, la pequeña cabeza de
alabastro de un Ensi de Adab, o como coronación de éste arte, la esfinge de Sargón en cobre,
29 (Schmökel, Ur, Asur y Babilonia. Tres milenios de cultura en Mesopotamia, 1965)
60
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

de tamaño natural.
Entre los relieves se destaca una estela de Lagash con la representación de combates
individuales, y ante todo el ya citado monumento a la victoria de Naram-Sim, de casi 2 metros
de altura, que presenta vivaz y en una reproducción magistral, la figura guerrera del rey en el
combate de las montañas. Tenemos aquí una verdadera composición, bajo los emblemas
divinos, reproducidos en un tamaño descomunal, está el rey armado, vencedor de sus
enemigos, con el gorro de cuernos de los dioses en la cabeza, al pie de un abrupto cono
rocoso. Uno de sus enemigos ha caído, otro se halla en lucha con la muerte, a un tercero le
pone Naram-Sim el pie en el pecho. Herido por una flecha cae vencido otro adversario mientras
que detrás de él hay uno que implora piedad con los brazos en alto. Debajo y todavía con el
arma en la mano, vemos a un guerrero en actitud semejante -aunque nunca igual- de entrega,
y un piso más abajo se halla otra variante de éste tema. Todos los enemigos miran fijamente
al terrible luchador Naram-Sim, y hacia él miran también los seis guerreros acadios armados
con venablos y hachas de guerra, que lo siguen por la escarpada senda montañosa en una
acometida victoriosa. El genial artista erigió aquí un monumento tanto al ímpetu guerrero como
a la gran personalidad del caudillo de Naram-Sim, pero ha fijado algo del ser conquistador de
los acadios, de cuyas fuerzas se nutrió él asimismo para crear. ¡Qué progreso desde la Estela
de los Buitres de Eannadú, persistente en la monumentalidad rígida! No obstante, nuestro
relieve tiene padrino, poseemos un relieve único de Sargón -por desgracia mal conservado-
que traza la línea de unión de ambos monumentos. Se ha subrayado con toda razón que las
obras de arte del Imperio Acata no son inferiores a las famosas creaciones del poco más o
menos simultáneo "Imperio Antiguo Egipcio".
Los fuertes impulsos que la victoriosa capa acadia de la población dio al arte de su
época, se pueden distinguir con la misma claridad en los cilindros, en cuyas imágenes da un
fruto maravilloso la unión de la gran tradición sumeria del período Djemdet Nasr con la fuerza
representativa de los acadios. En ellos luchan héroes con leones o toros, leones que hacen
presa búfalos, dioses sentados en sus tronos reciben a sus adoradores dirigidos por sus
divinidades protectoras, oferentes que traen sus animales, seres fabulosos tiran del carro de
guerra de la divinidad; Utu, rodeado de rayos, asciende de los infiernos y sale de las puertas
del cielo abiertas por sus servidores; Etana marcha hacia el cielo, Dumuzi se mide con el
demonio leontocéfalo, siendo ayudado por Inanna, y algunos campesinos van tras sus arados
tirados por bueyes. Notemos aquí como cosa curiosa entre los cilindros de ésta época, una
pieza de importación aparecida en Tell Asmar, en el Diala, evidentemente de origen Indú
presenta un elefante, un rinoceronte y un cocodrilo. Los cilindros acadios, que llevan ahora
más a menudo la fase Ur-I, una pequeña inscripción, por ejemplo, el nombre del propietario o
un texto votivo, seducen todos por su suntuosa composición, la claridad de sus imágenes y la
vivaz riqueza de su expresión -ventajas que no volverá a presentar la glíptica hasta bien
pasado un milenio, en el Imperio Medio Asirio-.
La arquitectura de Accad casi no nos es conocida más que por los palacios,
circunstancia que no será casual en éste período de los soberanos divinizados. A decir verdad,
oímos en los textos sagrados y en las fórmulas anuales, que Sargón, Naram-Sim, y
Sharkalisharri se preocuparon por la construcción de templos y zigurats. Y la nueva costumbre
de utilizar en las construcciones oficiales ladrillos provistos con el nombre sellado del
constructor, nos ha aportado en Nippur incluso uno de éstos sellos para ladrillos de unos 11
cm de longitud y anchura, con la consiguiente leyenda en escritura monumental "Naram-Sim,
constructor del templo de Enlil"; un santuario perteneciente con toda seguridad al período
acata, pero que no ha sido exhumado hasta ahora.
Los grandes soberanos preferían construir palacios, que al mismo tiempo eran bases
defensivas, en las principales ciudades de su imperio, y ya hemos dicho que muy al norte, en
Tell Brak, se han descubierto los restos de una de éstas construcciones gigantescas de
Naram-Sim, con cinco patios y murallas de 10 metros de ancho, edificado sobre un templo de
la época Djemdet-Nasr, este poderoso palacio poseyó probablemente una capilla para el culto
del "dios Naram-Sim". Una residencia principesca semejante, aunque naturalmente menos
extensa, se alzaba también en Eshnunna, a orillas del Diala, a la que no podemos dejar de
rendirle una pequeña visita.
Su entrada -posiblemente de defensa- solo era accesible a través de un callejón de 15
metros de largo y apenas 3 metros de ancho, limitado por dos salientes contrapuestos de la
muralla, entre las murallas del palacio y las del terreno vecino. Por estas razones el portal de
entrada no tenía más que un metro ochenta de ancho, mientras que el espesor de las murallas
externas llega a 2 metros.
Atravesamos la entrada y nos encontramos en un patio anterior de 17 por 4 metros. A
la derecha hay un edificio con una diez habitaciones -la puerta no tiene más que un metro de
ancho-, en el que debían albergarse el portero y la guardia. También había a disposición de
los visitantes un lavabo y un retrete, junto a la puerta de entrada. En el centro de la muralla
61
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

longitudinal sur se habría a la derecha una puerta de dos metros de ancha, a través de la cual
se pasaba a un gran patio interior (10 por 12 metros) rodeado de habitaciones para los trabajos
de la casa, las que se encuentran del lado del frente se han de considerar como salas de
recibir. Por ellas se pasaba a otro gran patio interior rodeado por cinco cuartos de 10 por 5
metros. Cocina con hogar (6,5 por 3 m.) y comedor (7,5 por 3 m.) con pozo de filtro, sobre el
que se lavaban las manos después de comer. Indica esto que aquí se hallaban los cuartos de
estar y los comedores de los funcionarios de la corte.
A las verdaderas viviendas privadas del príncipe no se llegaba desde los recibidores
más que a través de dos habitaciones alargadas, parecidas a un corredor, se atravesaba una
sala de 9 por 4 metros y se alcanzaba por fin el último gran patio de palacio (11 por 5 metros)
a cuyo alrededor había otras siete habitaciones, por lo general pequeñas. Aquí estaban por fin
el rey y su familia; los hogares, vasijas y cacharros hallados -la época poseía una cerámica de
formas hermosas- y demás utensilios de la casa, así como peines de marfil y cajitas de colores,
demuestran que esta parte del palacio pertenecía en su mayor parte a las mujeres. Además,
bajo el callejón que recorría la muralla oriental del palacio -de 72 metros de largo- corría un
canal abovedado de desagües -hallado en gran parte intacto durante las excavaciones-, que
recogía una serie de desagües procedentes de las habitaciones respectivas, con ello vemos
que se cuidaba mucho de la higiene. Para mantener frías las habitaciones se colocaban
durante el día verjas de arcilla cuadrada, de 45 cm de lado y provista de aberturas circulares
triples de 8,5 centímetros de diámetro.
Las ruinas del viejo Eshnunna nos han ilustrado suficientemente la casa civil. Estas
ruinas confirman nuestra afirmación anterior que la vivienda de la Antigua Asia Anterior no
sufrió cambios decisivos. A través del corredor de la casa y quizás de un cuarto de portero, se
llega al patio alrededor del cual están las habitaciones para vivir y trabajar y en el que no faltaba
tampoco retrete -habiéndose comprobado a veces ¡hasta un asiento recubierto de asfalto! -
Filtros de arcilla recogían el agua sucia; existían, además ventanas.
La costumbre, aparecida a mediados del milenio, de no enterrar a los muertos en
cementerios, sino en el sótano de las mismas casas -a veces se construía pequeñas capillas,
parece haber continuado en uso. Las tumbas de Ur pertenecientes al período acata no
presentan ninguna diferencia en la forma de entierro respecto a la época anterior. Se colocaba
al muerto en un féretro de madera, mimbre o barro, y quién moría como pobre habría de
conformarse a menudo con una simple estera en la que se envolvía su cuerpo sin alma. Se
añadían los utensilios de diario y quizá alguna joya; el muerto descansa en cuclillas y echado
a un lado, con los brazos vueltos hacia arriba por los codos y las manos cerca de la boca -una
posición que le debía facilitar al muerto tomar su comida.
El ejemplo del cuidado de los muertos nos muestra cómo lo viejo seguía vigente en la
época nueva: el pasado no se había separado bruscamente del presente. Incluso en el período
acata, tan movido, brillante y creador de aspectos totalmente nuevos, el desarrollo apenas
afluyó como una corriente arrolladora, sino más bien dentro de un cauce ancho y tranquilo. El
poder de la tradición apenas se aprecia en ningún otro sitio más que en Antiguo Oriente, y
veremos que el secular dominio extranjero de los Guti tampoco fue capaz de romperla.

GUTI, LULLUBI Y HURRITAS30


La dinastía de Akkad, que había unificado Mesopotamia durante casi dos siglos, cayó
bajo el empuje de los guti. Éstos eran un pueblo montañés de Luristán (montes Zagros), que
aparece en los textos mesopotámicos con el estereotipo de «bárbaro»: «dragones de la
montaña», «enemigos de los dioses», «un pueblo que carece de ataduras», «cubren la tierra
como langostas», «no tienen temor de dios y no saben seguir las disposiciones del culto». Los
reyes de Akkad, desde Naram-Sin hasta Sharkalisharri, realizaron varias expediciones contra
Simurrum y Arame (en las laderas de los Zagros) y se adentraron en el país de los guti, pero
los problemas y los fines político-militares del imperio eran otros: los mayores quebraderos de
cabeza procedían de los ricos imperios del este (Elam) y el oeste (Ebla). Sin embargo, fueron
los guti, bajados de los montes, quienes aprovecharon la crisis de agotamiento y desor-
ganización de los últimos reyes acadios y tomaron el poder en Mesopotamia. La lista real
sumeria nos proporciona una larga relación de reyes guti de los que no sabemos casi nada.
La falta de rastros epigráficos y en general culturales guti en Mesopotamia da a entender que
su dominio no dejó huellas importantes en la organización política y administrativa de la región.
Es probable que el dominio de los guti se concentrara sobre todo en Mesopotamia
central (zona del Diyala, Kish y Akkad), permaneciendo contiguo a su país de procedencia. En
cambio, las ciudades sumerias del sur, pese a estar sometidas de alguna forma a la soberanía
guti, recuperaron gran parte de su autonomía. El control ejercido por los guti fue menos «civil»

30 (Liberani, 2012) pp. 216.


62
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

que el acadio, pero también menos opresivo y eficaz, tuvo menos incidencia en la explotación
agrícola y, en las ciudades, en el culto y la administración. Veremos a continuación que las
ciudades sureñas —de Lagash a Uruk— pudieron recuperar su autonomía e iniciativa,
preparándose para su resurgimiento político.
El centro de gravedad de los guti siguió estando en las montañas (su futuro vencedor,
Utu-khegal de Uruk, les acusará de «haberse llevado la realeza de Sumer a un país
extranjero»). En un relieve rupestre de Sar-i-Pul, en los montes Zagros, tenemos un ejemplo
de lo que podría ser la expresión de su ideología monárquica. Se trata de una escena de
victoria con inscripción de un rey de los Lullubi, Anu-banini. La inscripción y la figuración
denotan la influencia de los modelos acadios. Aunque lullubi y guti son dos términos distintos,
su centro de difusión es más o menos el mismo (Luristán). Anu-banini imita el modelo acadio,
incluso en su pretensión de dominio «del mar inferior al mar superior», pero en realidad sus
dominios se extienden más bien por la periferia montañosa, y no por la llanura mesopotámica.
Muchas veces los imperios «generan» una periferia a su imagen y semejanza, y a los intentos
de unificación de la zona central mesopotámica (primero con Akkad y luego con Ur III) la
periferia responde con intentos de formaciones estatales más extensas, que tienden a rodear
Mesopotamia, pero debido a su evidente fragilidad estructural sólo duran lo que les permite la
acción militar o el acuerdo tribal que las ha creado.
Otro ejemplo de formación política periférica con pretensiones de universalidad aparece
en territorio lingüísticamente hurrita, en la franja que se interpone entre la llanura
mesopotámica y las montañas. Hay dos inscripciones reales tardo o post-acadias que
proceden de esta franja, una de Tish-atal, hallada cerca de ‘Amuda (zona del alto Khabur), y
la otra de Atal-shenni, procedente de Samarra (Tigris medio). Los dos reyes (de nombre hurrita,
como hurrita es la lengua de la primera inscripción) proclaman su dominio de Urkish a Nawar.
El primer topónimo corresponde a una ciudad alto-mesopotámica, tal vez el mismo lugar donde
se ha encontrado la primera inscripción (probablemente Tell Mozan). En cambio, el segundo
topónimo se refiere a una región situada al este del Tigris, tal vez el país interior de Samarra.
Así pues, esta formación estatal proto-hurrita forma un arco que va del alto Éufrates al Diyala,
y ocupa espacios políticos que ha dejado vacíos la desaparición del imperio de Akkad y todavía
no han sido ocupados por Ur III, abarcando, en el norte, la zona controlada por los guti.

Trabajo Práctico 4:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el diccionario.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales. Puede realizar el fichado temático.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico:
 Período histórico (Años si los hubiere, siglos o milenio)
 Ubicación geográfica (área ocupada)
 Organización política (Organización y forma de gobierno, nombre de gobernantes,
instituciones si las hubiere, ciudades capitales e importantes)
 Organización social (clases sociales, relación entre ellas, formas de matrimonio,
posesión de bienes, derechos de herencia y matrimonio, legislación si la hubiere)
 Religión (forma, dioses, denominación, conformación de tríadas, forma de los templos,
etc.)
 Rasgos culturales sobresalientes (escritura-artes-ciencias-etc.)
4. Realice un análisis siguiendo el procedimiento mencionado al inicio de la carpeta de lecturas
del siguiente texto:
La leyenda de Sargón de Akkad31
La leyenda sobre el origen de Sargón de Akkad (2334-2279), fundador del imperio
acadio, ha llegado a través de dos copias incompletas neo-asirias y de un pequeño fragmento
neo-babilónico. A pesar de sus lagunas y de su brevedad, este texto es uno de los más
importantes para el estudio de la historia acadia. Tal leyenda se convirtió en prototipo de otras
leyendas que la historia ha aplicado a otros grandes personajes.

“…Yo soy Sargón, el poderoso rey, el rey de Agadé.


Mi madre fue una sacerdotisa entum, a mi padre no conocí.
Los hermanos de mi padre amaban las colinas.
Mi ciudad (natal) es Azupiranu, situada en las orillas del Éufrates.
Mi madre, sacerdotisa entum, me concibió (y) en secreto medió a luz.
Me puso en una canasta de juncos, sellando con pez la abertura.
Me lanzó al río, que no se levantó (sobre) mí.
31 (Lara Peinado, 2011), pp. 114 y ss.
63
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

El río me llevó a Akki, el escanciador de agua.


Akki, el escanciador de agua, me sacó cuando hundía su pozal (en el río).
Akki, el escanciador de agua, me tomó por hijo suyo (y) me crio.
Akki, el escanciador de agua, me nombró su jardinero.
Mientras era jardinero, Ishtar me concedió (su) amor.
Y ejercí la realeza durante [cincuenta] y seis años.
Regí y [goberné] al (pueblo) de las cabezas negras.
Con azuelas de bronce conquisté poderosos (montes),
escalé las sierras superiores, atravesé las sierras inferiores.
Por tres veces recorrí los [países (de más allá)] del mar.
(Mi mano) conquistó Dilmún;
subí hacia Der, la Grande, (y) yo (la conquisté);
destruí Kazallu y [...].
(Vencí a todo el que) me fue hostil.
Cualquier monarca que me suceda,
[si quiere considerarse mi igual,
por donde yo dirigí mis pasos,
que él dirija también los suyos].
Que gobierne (y rija) al pueblo de las cabezas negras;
[que conquiste] poderosos (montes) con azuelas (de bronce),
que escale las sierras superiores,
(que atraviese las sierras inferiores);
que recorra los países (de más allá) del mar por tres veces;
(que conquiste Dilmún con su mano);
que suba (hacia) Der, la Grande, y (que la conquiste).
[...] de mi ciudad, Agadé [...]. …”

EL REINO DE MARI32
Poco se sabe acerca de la fundación de Mari (Tell Hariri, en Siria), que hubo de tener
lugar a comienzos del tercer milenio. Sus etapas históricas son conocidas gracias a la
documentación escrita (quince mil tablillas cuneiformes) y a los restos arqueológicos de las
tres ciudades que sucesivamente se asentaron en dicho lugar.
Su primera fase histórica o presargónida se centró en asegurar la irrigación de sus
tierras y el control de su territorio como centro económico y nudo vital en el Éufrates medio,
rodeándose de unas sólidas murallas defensivas. Tras dos siglos, Mari fue abandonada y hacia
el siglo WI se volvió a construir una segunda ciudad sobre las ruinas de la primera. Un doble
muro protector, un gran palacio y un complejo centro administrativo evidenciaban la
importancia de una ciudad mesopotámica de mediados del tercer milenio, rivalizando en poder
con Ebla.
La presencia de los acadios provocó la decadencia de la ciudad. En ella los nuevos
conquistadores dejaron fuerzas de ocupación, mandadas por un gobernador militar
(shakkanakku). El primero de ellos fue Ididish, que estuvo al frente de la misma durante 60
años (ca. 2266-2206). Desaparecida la dinastía acadia, una tercera ciudad reemplazó a la
anterior, que cayó en la órbita de la dinastía III de Ur, potencia que mantuvo la figura de los
shakkanakku, quienes lograron dar carácter familiar a dicho cargo, gobernando con plena
autonomía. Un excepcional palacio a comienzos del segundo milenio sustituyó al destruido,
así como potentes murallas que cobijaron la ciudad, de planta circular. El poder político pasó
a control de vanos componentes de la familia de los Lim, de origen amorreo, iniciándolo
YaggidLim (1830-1825), rey también de Supprum. Tras él vendrían Yakh-dum-Lim, que tomó
el título de «Rey de Mari y de los Bensimalitas», y Sumu-Yamam, durante cuyo remado Mari
fue ocupada por los asirios. El nuevo conquistador, Shamshi-Adad I de Asiria, entregó la ciudad
a su hijo Yashmakh-Adad, quien además de ser atacado por tribus nómadas (khaneos,
iaminitas, suteos) sería desplazado del poder por el heredero legítimo de Mari, Zimri-Lim
(1780-1759), rey absolutista, buen político y administrador, y coetáneo y aliado de Hammurabi
de Babilonia, por quien sería finalmente traicionado y derrotado.
Lo más significativo de Mari fue, sin duda, su famoso palacio, formado por más de 260
estancias, con numerosas estatuas (algunas de gran interés), pinturas murales, templos y
archivos. Centro comercial privilegiado por su situación geográfica, fue asimismo enclave de
una próspera actividad agrícola.

32 (Lara Peinado, 2011), pp. 31.


64
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

El periodo de los «Reinos Combatientes»


Durante algo más de un siglo (2004 al 1894) Mesopotamia, como consecuencia de la
presencia de semitas amorreos y la destrucción del Imperio de Ur, se hallaba atomizada en
diferentes ciudades-estado y en pequeños reinos que reivindicaban mediante las armas la
herencia de la pasada etapa sumeria. Poco a poco, el clima casi constante de guerra civil y la
fragmentación territorial se fueron decantando hasta llegar a dirimir la supremacía política tan
solo unas pocas ciudades (Isin, Larsa, Eshnunna, Asur y Babilonia).
El reino de Isin, cuya dinastía cierra la relación de ciudades-estado de la Lista real
sumeria, estuvo gobernado por 15 reyes. Su fundador fue Ishbi-Erra (2017-1985), un semita
que sublevándose contra Ibbi-Sin pudo conquistar Ur y expulsar a los elamitas. Sin embargo,
sus reyes más notables fueron Iddin-Dagan (1974-1954), que mantuvo la ciudad bajo la
apariencia de un reino poderoso, enfrentado a Larsa y Eshnunna, y Lipit-lshtar (1934-1924),
autor de un importante Código jurídico.
En Larsa instauró su dinastía el amorreo Naplanum (2025-2005), a quien sucedieron
otros doce reyes. Dicha dinastía fue sustituida por otra, totalmente elamizada, en la cual
destacó Rim-Sin I (1822-1763), hijo del elamita Kudur-mabuk, con quien Larsa alcanzó su
apogeo.
En la región del Diyala, la ciudad de Eshnunna (Tell Asmar) funcionaba como potente
reino independiente, al igual que en Ilip-Urum lo hacía la todavía poco conocida «dinastía de
Manana», llamada así por su rey más importante. La ciudad de Mari, que durante la dinastía
III de Ur había disfrutado de un gobierno autónomo (gobierno de los shakkanakku) también
instauró una dinastía, encabezada por YaggidLim hacia el 1830 —según antes se ha
indicado— y que finalizaría con Zimri-Lim al ser derrotado por Hammurabi de Babilonia.

BABILONIA

La época paleo-babilónica.
Asimismo, también tuvieron un destacado papel en el periodo de los «Reinos
Combatientes» tres importantes potencias: Elam, Asiria y Babilonia. Esta última lograría
dominar la situación de luchas constantes, suscitadas por los Estados nacidos tras el Imperio
de Ur III, poniendo fin, mediante las armas y la política, a los tiempos paleo-babilónicos que
cronológicamente se solaparon con la etapa de los «Reinos Combatientes».
En el Elam («País alto», «Tierra de dios»), a la caída de Ur, se pudo reforzar el Estado
unificado de Simashki y del Elam, gracias al enérgico regente (ishakku) de Susa Indattu-in-
Shushinak (ca. 1990), quien lo organizó siguiendo pautas mesopotámicas. Por su parte, Asur,
ocupada por los amorreos, aprovechó también la caída de Ur para convertirse en una gran
potencia, llegando a incorporar muchos principados locales, entre ellos Karana (Tell el-Rimah)
y la propia Mari (conquistada por Shamshi-Adad I), y a llevar sus armas incluso por el sur
mesopotámico (campañas del rey Ilushuma).
Los amorreos también se instalaron en Babilonia, enclave hasta entonces insignificante,
cuyos orígenes se perdían en el tiempo. La pequeña ciudad no había desempeñado todavía
ningún papel político ni económico o cultural. Pero en 1894, al ser ocupada por Sumu-Abum
comenzó a ser un gran centro urbano que fue aglutinando poco a poco a los restantes Estados
amorreos.
La dinastía I de Babilonia. Hammurabi.
Tanto Sumu-Abum (1894-1881) como sus cuatro sucesores convirtieron Babilonia en
el reino más Importante de Mesopotamia, que llegó a su apogeo con el sexto de sus reyes,
Hammurabi (1792-1750), hijo de Sin-muballit. A dicho rey le correspondió la tarea de unificar
territorialmente el país, eliminando a los reyes de Larsa, Eshnunna y Mari, además de
mantener bajo su control el Estado de Asur. La extensión de sus territorios le llevó a titularse
«Rey de las Cuatro Regiones», aparte del tradicional título de «Rey de Sumer y de Akkad».
Como administrador realizó una perfecta obra centralizadora, del todo necesaria para la
marcha del Imperio que ahora se creaba. Una burocracia compleja, un idioma oficial (la lengua
acadia en su dialecto babilonio), una religión (la del dios Marduk) y la promulgación de
importantes medidas legislativas (su famoso Código) hicieron de Babilonia la potencia
indiscutible.
Con su sucesor Samsuiluna (1794-1712) Babilonia conoció la presión de los cassitas
(kashshu), un nuevo pueblo del este, procedente de los Zagros, del que apenas se sabe nada
sobre sus orígenes. Muy probablemente al ser presionados por los movimientos de algunos
pueblos indoeuropeos se hubieron de lanzar contra Babilona, aunque fueron detenidos. Esta
inesperada invasión fue aprovechada por algunas ciudades para reivindicar su Independencia,
entre ellas, Larsa, Ur, Uruk, Isin y Eshnunna. Asimismo, hacia el 1735 se produjo la secesión
65
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

de todo el sur de Sumer, en donde surgió una dinastía autóctona («Dinastía del País del Mar»),
formada por residuos de sumerios y acadios dirigida por un reyezuelo llamado Iluma-ilum
(1720-1700), que se decía descendiente del último rey de Larsa.
La situación de Babilonia fue agravándose hasta que en 1595 la incursión del hitita
Murshilis I —llamado tal vez por los reyes locales de Khana, un país entre Mari y el río
Khabur— expulsó del trono a su legítimo rey Samsu-ditana (1625-1595), desapareciendo así
el Imperio amorreo y con él la primera dinastía de Babilonia.
Organización del Imperio babilonio
Con Hammurabi se produjo la unificación territorial de Mesopotamia, después de dejar
atrás la larga etapa paleo-babilónica de enfrentamientos constantes entre ciudades-estado.
Con dicha unificación se daba paso a una nueva mentalidad organizativa, en la que se separa-
ron los poderes civiles de los religiosos. Gobernadores (shakkanakku) y jefes militares
(wakilamurri) fueron situados en diferentes provincias (pikhatu) para controlar las posibles
sublevaciones, realizar las levas para las campañas militares y recaudar puntualmente los
impuestos.
La correspondencia de la cancillería de Hammurabi permite conocer con bastante
precisión toda la maquinaria administrativa oficial, que controlaba incluso en algunas
ocasiones el aparato eclesiástico. A cambio de los servicios, el Estado retribuía a sus
funcionarios principalmente con raciones en especie y con concesiones de tierras y vivienda
(el lote se llamaba ilkum) no enajenables, pero sí transmisibles por herencia.
Los reyes babilonios se preocuparon por la vigilancia de la red hidráulica, fundamental
para la agricultura, así como por el control y la administración de las propiedades estatales y
por las actividades comerciales, desplegadas en las numerosas colonias (karu).

Las reformas legislativas


Desde el punto de vista jurídico, la Edad de oro del Derecho mesopotámico coincidió
con la primera etapa amorrea, según demuestra la serie de Códigos que han llegado, junto a
millares de tablillas relativas asimismo al campo legislativo en sus distintas ramas.
Las reformas jurídicas se iniciaron con el Código de Lipit-lshtar, promulgado para la
ciudad-estado de Isin y sus posesiones. Tal instrumento jurídico, todavía redactado en lengua
sumeria, contenía cláusulas alusivas a varios aspectos, entre ellos, alquileres, propiedades,
esclavos, impuestos, daños y matrimonio.
En la ciudad-estado de Eshnunna tuvo vigencia otro Código (el primero de los hoy
conocidos, redactado en acadio), del que han llegado un breve prólogo y 60 de sus artículos,
que se ocupaban, entre otros asuntos, de precios y salarios, alquileres, sociedades
comerciales, robos, esponsales, esclavitud, daños y homicidios. De tal Código de Eshnunna
se ignora qué rey lo promulgó, habiéndose pensado en Ipiq-Adad (ca. 1830) y en Dadusha
(ca. 1790).
También los archivos de la ciudad de Mari han proporcionado numerosísimas tablillas
de contenido jurídico, sobre todo administrativo, que aportan datos de gran interés para el
periodo paleo-babilónico.
La obra cumbre fue, sin embargo, el Código de Hammurabi, que ha llegado
prácticamente intacto en una estela de diorita. Tal monumento jurídico, el corpus legislativo
más célebre del mundo antiguo próximo oriental, y que buscaba unificar la variada legislación
de carácter local, quedó ordenado siguiendo los Códigos anteriores: prólogo, cuerpo legal y
epílogo. El cuerpo legal, desarrollado a lo largo de 282 artículos, «dictados» por el dios
Shamash, aluden a numerosas materias propias de una sociedad muy evolucionada.
Dicho Código, del que se conocen fragmentos de una treintena de copias, descansó en
la llamada «Ley del Talión» para sus aspectos penales, que se aplicaba a ciudadanos de
idéntica categoría social, buscando así la máxima equidad, pues los súbditos se hallaban
divididos en tres clases: libres (awilum), semi-libres (mushkenum) y esclavos (wardum).
Han llegado también «Edictos de Justicia» (misharum) o condonaciones de deudas,
cuya promulgación respondió a circunstancias coyunturales. Uno de ellos correspondió al rey
Ammi-saduqa (1646-1626).
Respecto a la religión, puede indicarse que sobre la anterior base Súmero-acadia se
articularon unas creencias que buscaban la unidad, subordinando el complejo panteón a la
figura del todopoderoso dios Marduk, titular de Babilonia y dios preferido de Hammurabi. Clero
y culto alcanzaron un gran significado, aunque los sacerdotes perdieron parte de sus
ancestrales prerrogativas. Por su parte, el ciudadano corriente prefería refugiarse en su propio
dios personal y, a veces, en las prácticas mágicas (kishpu) y aun en la brujería (kashshaptu).

66
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Código de Hammurabi.33

Introducción.
Es el documento coherente más extenso de la época y el testimonio de la lengua paleo-
babilónica. Contiene 282 artículos sin ordenación sistemática. Trata de derecho civil, penal y
administrativo. No pretende agotar todas las situaciones jurídicas posibles, y si hubo
documentos como las "Cartas a los Gobernadores", que tienen la intención de reglamentar el
código, quiere decir que era incompleto.
Trata sobre difamación, prevaricación, hurto, encubrimiento, robo, saqueo, homicidio,
lesiones corporales, rapto, situación jurídica de aparceros estatales, responsabilidades en la
administración de la tierra, daños a animales, contratos, depósitos, créditos, intereses,
esclavitud, rescate, alquileres, derechos de la familia. Trata de imponer un orden justo, una
ayuda para el que busca justicia. Ha fijado el derecho consuetudinario dejando sentado cierta
jurisprudencia que toma como base un caso sucedido del cual se extrae conclusiones sobre
un futuro suceso.
Se aparta de sus antecedentes, pues es nueva la dureza de las penas impuestas,
destacase la frecuencia de las sanciones con la pena de muerte, habla de apalear, ahogar,
quemar, empalar o de mutilaciones.
Ahora bien, toda comunidad puede existir y mantenerse unida si se reconocen ciertas
reglas como obligatorias entre sus miembros. Aunque hayan sido impuestas por un hombre
fuerte la comunidad estará dispuesta a defenderla y a perpetuarla, es la ley la hacedora del
estado. Pero al complicarse la comunidad urbana se producen cambios. El gobierno dejará de
lado las costumbres de la aldea y posibilitará la uniformidad de conceptos. Los hombres van
cambiando su concepto moral y la ley no les satisface. Quien puede hacerlo es un individuo
con autoridad que asegure obediencia. Hammurabi, no busca principios jurídicos, son
principios casuísticos, son modelos de decisiones que han de tomarse. Debe conciliar la
codificación sumeria con la estirpe amorrita.
Una sociedad cosmopolita, de allí un gobierno fuerte y centralizado. Impone la ley del
Talión que es el instinto del hombre primitivo, es la venganza violenta, que lleva a nuevas
violencias, de allí lo antisocial. A veces la tribu recurre a la faz financiera, calculan el daño y
ponen precio, pero va en desmedro del estado. Por ello sintió necesidad de un código fuerte.

33El Código se ha encontrado completo y está inscripto en una estela de diorita (hoy en el museo del Louvre-
París). Posee 2,25 metros de alto y un diámetro de 1,9 metros de base. Fue encontrado en 1901 por Jacques
Jean Marie Morgan, en Susa.

67
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Por ejemplo: la pena de muerte es para el que causa daño a una clase superior (Hombre libre)
porque en él reside el interés del estado y son los que a la postre podrán apoyar la política a
seguir.
Las cláusulas de las leyes se presentan como un caso hipotético y seguidas por normas.
La motivación central era mantener la autoridad, la sociedad y la familia. Trata de unificar la
decisión final en la administración de la justicia. Pone fin a la anarquía jurídica debida al
conglomerado humano. Se esfuerza por ser justo, sin términos medios, sin considerar móviles
ni intenciones. Estipula un procedimiento general sin un trato determinado para una tribu o un
pueblo en especial para que sea a su vez un instrumento de pacificación. Establece un punto
de partida del derecho contractual que será retomado por el derecho internacional. Fija los
procedimientos y principios del crédito, la hipoteca, impide la usura mediante un registro de
préstamos. Se deduce la implantación de un principio básico, la responsabilidad, todo acto
judicial da origen a una reparación, hasta el poder público debe reparar las acciones delictivas
que no supo evitar. Determina verdaderos contratos de trabajo al fijar responsabilidades entre
patrones y obreros, el salario mínimo y hasta los días de licencia del personal.
Este derecho será absorbido por los asirios, pero extremadamente deshumanizado por
su severidad. También por los hititas en el cual se trata de conmutar la pena corporal por una
multa. Por los hebreos a través de Moisés, pero notablemente cambiado ya que la ley mosaica
es un código moral-divino.
Economía.
La propiedad se repartía entre el estado, el templo y particulares. Estos disponían de
las mismas libertades, pero estaban obligados al servicio del agua y al mantenimiento de los
canales. El poder central reglamentaba estos trabajos y perseguía a los negligentes.
Las tierras reales eran explotadas por granjeros quienes no tenían problemas con la
irrigación, el rey podía cambiarlos de lugar y hasta aún podía disminuirles el alquiler de la tierra.
Colonos, recibían dinero y animales a cambio de un impuesto en especies.
Hombres para el servicio, sin título fijo, gozaban del fruto de sus cosechas. Hombres de
servicio personal, recibían un beneficio llamado Ilkum, a cambio de sus prestaciones
personales. Los beneficios no eran enajenables, pero si hereditarios. Poseían tierras de
diversas extensiones, 6 a 36 hectáreas.
También podía conceder tierras a grupos determinados con una explotación de 180
hectáreas. Aquí estaban dirigidos por un jefe que a su vez podía repartir las tierras y también
recibían un beneficio por sus prestaciones. Así un individuo podía realizar un doble servicio,
obteniendo un doble ilkum. También podía recibirlo en forma de tierra que será el principio de
formación del colonato.
Actividad comercial.
Se centraba en un mercader itinerante y corredor, era el Tamkarum que se valía de
distintos agentes. Podía llegar a financiar verdaderas empresas y prestar dinero, no sólo era
un capitalista privado, sino que pertenecía a una organización oficial, administrada por un
síndico que recibía el nombre de Wakil-Tamkari, con funciones administrativas (recaudación
de impuestos) y compras por cuenta del gobierno.
Dueños del mercado de dinero, estaban controlados por el estado que podía hasta
abolir las deudas y sanear el clima social. Hammurabi intervenía en todos los sectores de la
vida económica: regulaba la situación de granjeros, aparceros, obreros agrícolas, sus salarios,
alquiler de animales, al aprendizaje artesanal, transacciones comerciales. Su centralismo no
era distinto del de los estados de la época, sólo se destacaba su habilidad política internacional
en la que buscará el desgaste paulatino de sus vecinos ahorrando de este modo sus propias
fuerzas.
Administración y procedimiento judicial.
Desde antiguo ella era impartida por jueces que intervenían en toda clase de asuntos,
y que según parece actuaban, ya fuera solos o en grupos. Con el correr del tiempo funcionaban
tribunales de primera instancia, de cuyas decisiones se pueden apelar al rey. Los jueces, no
podían (según el artículo 5º) modificar sus decisiones, bajo pena de destitución.
La justicia alcanzaba a todo el imperio con tribunales civiles y eclesiásticos. El templo
era el lugar de justicia y hasta las sacerdotisas podían sentenciar. Las decisiones eran escritas,
un escriba redactaba las actas según un formulario que se transmite por tradición en cada
ciudad, y se lo legitimaba sellándolo.
Se concede importancia al testimonio (arts. 3 y 4). Toda compra debe efectuarse ante
testigos, de otra forma el comprador puede aparecer como ladrón. Lo mismo se hará ante
testigos, los depósitos de valores. Se concede gran importancia al juramento que tiene carácter
religioso y que se presentaba ante los dioses y ante el rey. Éste se pronunciaba generalmente
68
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

en el templo.
Un hombre acusado, puede defenderse mediante una declaración apoyada en el
juramento. (Art. 103)
En general el código presenta un doble aspecto, es tradicional y a su vez innovador. Es
tradicionalista por que aplica la ley del Talión ya superada por Ur-Nammu. En cambio, es
innovador en lo referente al viejo problema de la esclavitud, que se resuelve dentro de un
lineamiento suave, solo comparable al que se advierte en la legislación hebraica.
Las clases sociales y la esclavitud.
El código establece clases sociales. Hay una gran diferencia entre las clases sociales y
castas. En el código de Manú se ve con claridad como la sociedad está rígidamente dividida
en castas: sacerdotes, guerreros, labradores y sudras, las que no pueden mezclarse. La
sociedad india es un mosaico de cuatro castas claramente señaladas y organizadas en su libro
de leyes. No ocurre esto en la sociedad Mesopotámica.
Sus clases sociales a pesar de las diferencias que las separan (frente a las cuales el
código está atento a atenuar en cuanto a las penas y sanciones) no aparecen fuertemente
separadas como castas, sus individuos pueden mezclarse y convivir cumpliendo las
obligaciones y gozando de los privilegios: dice Cassani "Las clases sociales... se basan en los
derechos que daban el nacimiento, la fortuna o los cargos administrativos y religiosos".
Estas clases son tres:
A) Awilum o Amelu, hombres libres (son los que gozan de mejor situación), son los
hijos de hombres libres. La ley les permite tener propiedad individual, tanto de bienes muebles
como inmuebles y el libre ejercicio de oficios o comercio. Así mismo, se los protege de la
explotación por parte de los ricos, pues se estipulan los salarios que debían percibir por su
trabajo.
Los pastores, por ejemplo, debían recibir por su labor el equivalente de veinte hectolitros
de trigo por año, pero eran responsables del ganado que se les entregaba (arts. 57-58). Los
campos ajenos se cultivaban a mitad o un tercio del producto (art. 46), los huertos, jardines,
palmerales, al tercio. Los préstamos, pago de intereses, deudas, etc. se regulaban
severamente, para impedir la usura.
Entre los deberes de los awilum o Amelu se contaban el pago de impuestos y la
prestación del trabajo personal para las obras públicas: canales, diques, caminos del rey. Por
otra parte, tenían derecho a integrar el Consejo de Ancianos o Shibutim presidido por el
Rabianu.
B) Mushkenum u hombre de poca importancia, cual clase intermedia, casi plebeyos.
Creada seguramente a través del tiempo, adquieren importancia y reciben existencia legal a
través del código, aunque ya Urukagina había tratado de proteger a los "hijos de los
desdichados" frente a los abusos de los "hijos de los hombres".
Su mismo nombre mushkenum que pasó a nuestra lengua a través del árabe en el
vocablo mezquino, indica gente de poco valor, de poca importancia. Parece surgir del Código
que estaban vedados de poseer bienes inmuebles, pero no les impedía poseer bienes muebles
y esclavos. Esta clase se integraba con extranjeros y con esclavos que compraban su libertad.
C) Wardum o esclavos, podían ser hombres libres que habían perdido tal condición por
deudas. En ese caso podían ser condenados a servidumbre, pero por no más de tres años.
Este hecho no debía ser muy frecuente, por lo que los verdaderos esclavos no eran los
hombres libres privados precariamente de su libertad, sino los que lo eran por nacimiento, por
compra (20 ciclos) o por haber sido tomados como prisioneros de guerra. Comparado con
otras legislaciones, el Código es benévolo y progresista para la época. Son 24 artículos los
que se refieren a los esclavos, pese a todo se los marcaba a fuego y debían llevar una ropa
especial y sufrían severos castigos.
Delitos y penas.
En materia de penas y castigos, podemos decir que es un Código severo. Se distribuyen
de distinta manera según se apliquen a delitos cometidos entre los awilum, contra los
mushkenum o al esclavo. Mal u ofensa que se haga a un hombre libre se paga aplicando la
ley del Talión. En cambio, si la misma ofensa o el mismo mal se han cometido con un
mushkenum o con un esclavo, se soluciona mediante las multas. Castigos mayores se aplican
a aquellos que cometen daños contra el templo o palacio (pena de muerte).
Podía serle impuesta a un hombre que vaticina un augurio funesto y se confirma; contra
el ladrón del tesoro de un templo o palacio y el encubridor de objetos robados; contra el ladrón
que no puede restituir el objeto mobiliario de valor que se ha apoderado y pagar los daños y
perjuicios legales; contra el vendedor de un objeto robado, contra el encubridor, contra el que
compra o acepta un depósito, sin la tablilla o los testigos, de manos de un esclavo y contra el
que reivindica sin prueba un objeto robado. El incendiario también es castigado con la muerte.
69
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Si un gobernador o un prefecto han reclutado por la fuerza a un soldado y no acepta un


mercenario como sustituto, este gobernador o prefecto recibirá la muerte (art. 33). En cuanto
a golpes y heridas: por ejemplo, el corte de lengua para el que no reconoce a su padre o a su
madre (art. 192). Arranque de los ojos para el que no reconoce favores recibidos durante su
crianza. Arranque de los senos para la nodriza que amamanta a un niño descuidando a otro y
muere por este descuido (art. 194). Corte de mano para el hijo que castiga a su padre (art.
195). La ley no especifica qué clase de muerte deberá ser sometida el culpable.
Se establecían tres clases de penas capitales.
La pena del agua: Está claramente indicada para el que tiene un comercio al menudeo
de bebidas, si vende a un precio superior al legal, si no acepta que se le pague en cebada o
trigo, o cobra un precio más elevado que con dinero. Para la mujer cuyo marido ha sido hecho
prisionero y que a pesar de tener suficientes recursos va a habitar la casa de otro hombre,
para la mujer mala ama de casa, callejera, que dilapida los bienes de su esposo y quiere
abandonarlo. Esto ya estaba establecido en el código sumerio, en los casos en que la esposa
pretendía divorciarse. También está prescripta la misma pena para la mujer adúltera y su
cómplice. Y para el suegro y la nuera, que tengan relaciones incestuosas son arrojados juntos
al agua.
La pena del fuego: Se aplica a la madre y al hijo convictos de incesto, a la sacerdotisa
que abre una taberna, o entra a un comercio para hacer consumo y al hombre que aprovecha
un incendio para cometer un robo.
Empalamiento: Se decretaba para la mujer culpable de haber hecho asesinar a su
marido con el fin de contraer matrimonio con otro.
Familia.
Le concede gran importancia, ya que le dedica 65 artículos. El matrimonio debía
realizarse por contrato escrito ante autoridades con testigos. Si no se cumple "la mujer no es
esposa". El padre del novio tiene que entregar una suma de dinero al padre de la novia (por la
antigua costumbre de la compra). El padre de la novia tiene que darle a ésta un regalo (dote),
al tiempo de la boda.
A pesar que los hijos, varones y mujeres, aparecen totalmente sometidos a la patria
potestad, y las mujeres eran prácticamente vendidas al esposo, al cual quedaban
subordinadas, no padecían dentro del matrimonio una situación de esclavitud o manifiesta
inferioridad. No perdían en ningún momento la posesión de la dote aportada. Si morían,
teniendo hijos, su dinero pasaba a los mismos. Si no los tenían, su dinero debía volver a manos
de su padre.
Parecería de acuerdo a los contratos hallados que en materia de bienes podían llevar
a cabo, libremente, toda clase de transacciones. Aparecen obrando como fiadoras y hasta
acreedoras de su marido.
El marido podía tomar otra mujer si la propia no podía tener hijos. La segunda quedaba
en inferioridad de condiciones, sin lesionar para nada las prerrogativas de la primera esposa.
Si se enfermaba, el marido tomaba otra, pero la primera quedaba en la casa y era mantenida.
Si los hijos desobedecían a la madre eran severamente castigados.
Divorcio: Se concedía al hombre por diversas causas. Las leyes prescribían un límite,
al obligarlo a entregar a la mujer una suma importante de dinero que se solía abonar en igual
cantidad a la entregada por el padre de la novia.
Divorciada la mujer quedaba en condiciones de casarse nuevamente. Resulta difícil
establecer si la mujer podía solicitar el divorcio. Esto se basa en documentos que fijan severas
medidas para la mujer que dice "tú no eres mi esposo", como estrangular, ahogar, etc.
Existe sin embargo una situación extraña a la que se le denomina "Concubinato legal".
Cuando una mujer no tiene hijos puede elegir entre las esclavas para que tenga descendencia
con su marido. Otra, cuando el marido se va a la guerra y desaparece sin que se sepa nada
de él. Mujer e hijos desamparados, pueden solicitar que se les permita entrar en "una nueva
casa". Si tiene hijos con este nuevo matrimonio y vuelve su primer marido, la mujer debe volver
a su antigua casa llevando sus hijos, pero los habido del segundo matrimonio quedan con el
padre.
Adulterio: Se castiga severamente. La mujer es arrojada al agua siempre que el
esposo no la perdone.
Incesto: Cuando se produce entre madre e hijo ambos son quemados, y entre el suegro
y la nuera son atados juntos y echados al agua.
Adopción: Era bastante frecuente. El niño que entraba en otra familia tenía el mismo
derecho que el hijo legítimo. Parece que la adopción respondió a causas económicas ya que
el salario de un hijo le correspondía al padre. Se tomó la costumbre de adoptar niños y
enseñarles un oficio redituable.
Herencia: La propiedad pertenecía a la familia. Muerto el padre, la viuda administraba
70
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

los bienes en nombre de los hijos. Al contrario de la mayoría de las legislaciones antiguas el
hijo mayor no tenía privilegios con respecto a sus hermanos (la primogenitura era la fórmula
seguida normalmente). Se repartía en forma igualitaria. El código habla más bien del "Hijo
preferido", el cual debe ser favorecido por el padre en vida por medio de una donación, es lo
que posteriormente se hará por vía testamentaria.
Por otra parte, para desheredar a un hijo hacía falta el consentimiento de los jueces.
Los hijos de esclava, heredaban como los legítimos siempre que el padre los reconociese. Si
no heredaban por no ser reconocidos por el padre, solo lograban la libertad. las hijas mujeres
no heredaban tierras para evitar que el patrimonio familiar pasase a otra familia.
Contratos.
La mayoría de las transacciones se realizaban por contrato, según fórmulas especiales,
con intervención de notario, presencia de testigos y firmas. Hipotecas, préstamos, ventas,
sociedades, locaciones, etc. se sometían a un patrón común referido a una sola persona
mediante un contrato.
Se realizaba entre amos y esclavos donde se establecía la duración del servicio, salario,
condiciones de servicio, etc. En materia de locación, se arrendaba por un año, con fechas
topes (casi siempre tres años). El alquiler se pagaba en dinero o en partes de cosecha que se
producía. También estaban los contratos de sociedad: entre varios podían arrendar un campo
para trabajarlo o hacerlo trabajar, lo mismo entre comerciantes a los efectos de establecer un
capital básico y social. Todo contrato debía ser por duplicado, tabletas dobles.

Trabajo Práctico 5:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el diccionario.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales. Puede realizar el fichado temático.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico:
 Período histórico (años si los hubiere, siglos o milenio)
 Ubicación geográfica (área ocupada)
 Organización política (organización y forma de gobierno, nombre de gobernantes,
instituciones si las hubiere, ciudades capitales e importantes)
 Organización social (clases sociales, relación entre ellas, formas de matrimonio,
posesión de bienes, derechos de herencia y matrimonio, legislación si la hubiere)
 Religión (forma, dioses, denominación, conformación de tríadas, forma de los templos,
etc.)
 Rasgos culturales sobresalientes (escritura-artes-ciencias-etc.)
4. Realice un análisis siguiendo el procedimiento mencionado al inicio de la carpeta de lecturas
del siguiente texto: El Código de Hammurabi.

LOS ASIRIOS.34

Un imperio en el desierto.
Quizás ningún imperio de los que surgieron en la antigüedad, entendió mejor que el
asirio la teoría del poder despótico. Partiendo de un núcleo territorial original centrado en la
región septentrional de Mesopotamia, incluyendo las comarcas entre los ríos Tigris y Éufrates,
pero extendiéndose también al norte por la depresión del Mosul y al este hasta el límite
occidental del Irán, alcanzó el cenit de su poderío entre los siglos VIII y VII antes de Cristo,
configurando un vasto estado desde los Montes Zagros hasta Egipto, desde las tierras
aledañas del Mar Caspio hasta el Golfo Pérsico. Aunque su período mejor conocido sea el
final, bien documentado por los libros de la Biblia que describen el azote asirio, o por los anales
de sus monarcas victoriosos, llenos de jactancia y soberbia, y gráficamente ilustrado por los
relieves de aquellos suntuosos palacios, desde donde se gobernaban provincias y reinos con
férreas manos, lo cierto es que la historia de asiria empezó mucho antes. Observada en su
totalidad, se nos presenta, en cierto modo, como la larga peregrinación de un pueblo en busca
de su identidad, arrancando sus medios de vida a un ámbito geográfico hostil y poco generoso
de recursos, con etapas de alza y abatimiento, conociendo alternativamente el saber de la
gloria y la humillante derrota. Es probable que la peculiar idiosincrasia asiria se fraguara
durante muchos siglos de incertidumbre y apogeo, forjándose al contacto con enemigos
declarados, basculando entre momentos de álgido optimismo o decaimiento espiritual.
Asiria tomó su nombre definitivo del antiguo dios nacional, Asur, quien le dio también

34 (Rodríguez Neila, A., & Abad Casal, 1986)

71
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

una colina aita en la margen derecha del Tigris, poco antes de su unión al Zab Menor, solar de
la primera capital. Su historia se inicia ya en el tercer milenio, cuando la población de aquellas
tierras se componía de elementos pre sumerios y otros predecesores de los ulteriores hurritas.
También desde el sur los acadios aportaron influencias culturales y lingüísticas. Por aquel
entonces el nombre del país era Subartu, y su componente humano de naturaleza nómada.
Tenemos pocos documentos de aquel tiempo, cuando más al sur florecía la civilización
mesopotámica, pero sí sabemos que la futura Asiria llegó a estar incorporada al imperio creado
por Sargón de Akkad, recibiendo de él una acusada impronta. No obstante, los anales asirios,
aunque redactados en época muy posterior, comienzan sus listas reales con 17 monarcas
moradores en tiendas, cuyos nombres aún no son semitas, y cuyo apelativo alude claramente
a su condición de jefes nómadas. El penúltimo de ellos, Ushpia, levantó el primer santuario al
dios Asur en el lugar ya indicado. Quizás por entonces los primitivos asirios se sedentarizaron
unos 20 años antes de entrar en contacto con los acadios. La dependencia asiria respecto a
los imperios meridionales se prolongó durante el tercer milenio. Sólo con Puzurasur I se inició
una dinastía autónoma, cuyos soberanos, todavía sin las miras imperialistas de sus sucesores,
se consideraban humildemente como vicarios (ishshia-kum) del único poder reconocido, el
dios Asur, quien delegaba en ellos el mando del ejército y la actividad legisladora. Fueron años
difíciles para Asiria, que buscaba una consolidación territorial definida, enfrascada en
frecuentes disputas fronterizas con otros estados del este y sur. Pero sobre tales vicisitudes y
la evolución del país en general nuestras noticias son fragmentarias. Son contados los
testimonios escritos directos que nos han llegado, y la lista asiria de reyes, elaborada en el
siglo VIII, nos da solo una visión parca y confusa de aquellos tiempos.
Habitando un país árido y montañoso, que contrastaba abiertamente con las feraces
tierras del sur mesopotámico, aquellos primeros asirios desarrollaron hábilmente sus originales
aptitudes nómadas, no sólo para descubrir y explotar los contados recursos naturales a su
disposición, sino para encontrar una adecuada base económica en el comercio de tales
productos con las tierras limítrofes. La lana de sus ganados, tejida y teñida, sustentó una
importante industria textil. Al mismo tiempo la explotación del cobre, la obtención de la plata a
partir del plomo y el disponer de placeres de oro en las comarcas del río Zab les convirtieron
en traficantes de metal.
Una colonia siria en Anatolia.
Tales circunstancias explican de hecho a primera vista paradójico, que nuestra principal
preocupación e información sobre Asiria de los siglos XX a XIX a.C. provenga no de la misma
patria, sino de una región situada a varios cientos de kilómetros, Capadocia, al este de la actual
Turquía. Allí se ha escavado una ciudad Kanish (hoy Kültepe) que ha mostrado ser una antigua
colonia de comerciantes asirios asentada junto a una antigua comunidad indígena pre hitita.
Las casas de dos pisos, reservaban su planta baja a las actividades mercantiles (taller,
almacén, archivo, etc.) y la superior, a dormitorios y despacho. Los objetos de uso doméstico,
de fabricación local, indican que los asirios se integraban en el ambiente extranjero que les
había acogido, si bien sus viviendas se agrupaban en un sector aparte. Lo más importante de
este yacimiento son varios miles de tablillas de barro que arrojan, bien es verdad, pocos datos
sobre la vida política coetánea de Asiria, pero dan mucha luz sobre sus actividades
comerciales, terreno en el que, a diferencia de otros pueblos mesopotámicos, los mercaderes
asirios actuaron por cuenta propia, no dependiendo del estado. Las tablillas contienen
documentos de contabilidad, contratos, actas de procesos, cartas de negocios, etc. Se alude
con frecuencia a una institución mercantil, el Karum, que servía como cámara de comercio y
tenía sucursales en otros puntos del país. En la práctica era un organismo oficial pues a su
frente estaba un representante de la administración asiria. El Karum podía prestar dinero, fijar
tipos de interés, resolver litigios, cobrar tasas sobre las mercancías (que revertían al tesoro
estatal).
Por lo que sabemos, algunos comerciantes iniciaron sus actividades gracias a
préstamos recibidos de los banqueros de Asur, con la obligación de restituir duplicadas las
cantidades, tras cierto plazo. Se exportaban a Capadocia telas y metales y se repatriaban los
capitales (en oro y plata) procedentes de las ventas. Caravanas y correos, mantenían a Kanish
en continuo contacto con la capital de asiria, no existiendo noticias de accidentes o robos. Las
cartas que nos han llegado indican que muchos negociantes dejaron en Asur a sus familias
(que frecuentemente les rogaban una rápida vuelta). Otros se casaron con mujeres anatolias,
un indicio más que su convivencia con los autóctonos era pacífica. A fin de cuentas, la colonia
asiria atraía la riqueza, y sus componentes pagaban escrupulosamente sus impuestos a los
príncipes locales (aunque a veces intentaban pasar los productos de contrabando), pues no
tenían un estatuto a favor.
El enclave de Kanish interrumpió bruscamente su existencia, por causas desconocidas
en un momento en que Asiria estaba en vísperas de conocer su primera etapa de apogeo.
72
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Hacia 1815 a.C. y en circunstancias poco claras, un amorrita llamado Shamshi-Adad,


perteneciente a uno de los numerosos clanes nómadas semitas infiltrados en Mesopotamia
desde tiempo atrás, dio un golpe de mano y se apoderó del trono asirio, procedía del territorio
de Mari, una ciudad caravanera en el curso medio del Éufrates, y llegó a ser contemporáneo
del soberano babilonio Hammurabi, conocido por su famoso Código conservado en una estela
en el Louvre.
Shamshi-Adad: La edad difícil.
Shamshi-Adad desplegó una febril actividad para elevar a Asiria al rango de potencia
capaz de disputar a otros estados vecinos la hegemonía mesopotámica. Hasta entonces, y
pese a diversos contactos políticos, el país asirio había mostrado poca receptividad a los
influjos culturales de la más evolucionada civilización del sur, si exceptuamos la fuerte huella
acadia. Permanecía apartado y fiel a sus viejos moldes de vida, pero ahora salió de su
aletargamiento por obra de Shamshi-Adad y llegó a experimentar cierta babilonización, como
resultado de un vasto intercambio de elementos materiales e ideológicos. El nuevo rey asirio
fue quien fomentó esa apertura de horizontes, pues consiguió hacer de Asiria un gran estado,
con dificultades, es cierto, porque no faltaba la competencia de otros reinos y principados
poderosos. Pero su astucia, tacto político y capacidad organizativa salvaron todos los
inconvenientes. Extendió sus dominios hacia el oeste, resistiendo los ataques de Alepo,
Karkemish y Urshu, ocupó el distrito de Mari, donde instaló a uno de sus hijos con la misión de
contener a los nómadas sirios, dejando al otro en el este para vigilar a Eshnunna y controlar a
los montañeses de los montes Zagros. Este reparto del poder obligó a Shamshi-Adad a
mantener con sus hijos una activa correspondencia, conservada en los archivos de Mari,
donde no solo se trata cuestiones de alta política, diplomacia u operaciones militares, sino
asuntos secundarios (mensajeros, nombramientos de oficiales, envíos de provisiones,
movimientos enemigos, etc.). El nuevo estado fue organizado por provincias cada una con un
gobernador asistido por oficiales subalternos, un servicio de correos y guarniciones
permanentes en las ciudades. Para cada campaña se hacían levas, tanto entre la población
fija como entre los nómadas, siendo equipado el ejército con los instrumentos necesarios para
realizar asedios. Shamshi-Adad controlaba toda la maquinaria estatal de modo directo.
Consciente del carácter divino de su misión, ya que An y Enlil le han llamado a que su nombre
sea grande entre los reyes que le precedieron, cuando no se encontraba en continuas visitas
de inspección (como se refleja en sus cartas), dirigía activamente los asuntos de gobierno
desde Suhubat-Enlil, una nueva capital que erigió en el alto Khabur (quizá cerca de Chagar
Bazar). Tomó el título de rey de la totalidad, que antes había llevado Sargón de Akkad, fiel
expresión de sus aspiraciones hegemónicas. Dotado, indudablemente, de una gran
personalidad, dejó una herencia política que, aunque incoherente y vulnerable (sus sucesores
la perdieron en poco tiempo) se revitalizaría más tarde. Su muerte fue reconocida por sus
contemporáneos como un acontecimiento histórico, lo indica el que tal año fuese denominado
en los documentos del principado rival de Eshnunna, el de la muerte de Shamshi-Adad.
Inmediatamente su imperio se desintegró y Asiria en uno de sus períodos de mayor
retraimiento.
Época oscura.
El paréntesis de la historia asiria, que tan brillantemente había cerrado el brillante
Shamshi-Adad, solo volvió a abrirse hacia un nuevo esplendor desde el siglo XIV. Pero por
entonces, el panorama político de Mesopotamia siempre inestable y agitado, había
experimentado un giro radical. A partir del memorable reinado de Hammurabi (siglo XVIII a.C.)
Asiria había quedado empequeñecida ante la propia Babilonia primero, ante Mitanni después,
reduciéndose a su núcleo territorial esencial. Se sucedieron reyes oscuros y el país, incluso su
capital Asur fue saqueada algunas veces. Tan solo cuando en el horizonte próximo-oriental
comenzó a gestarse el conflicto entre hititas y egipcios por la posesión de Siria, los faraones
se fijaron en Asiria, situada en el flanco sudeste del enemigo, revalorizándose su papel en el
tablero político de aquella época.
La tradición asiria identificaba este resurgir del Imperio medio con la persona del rey
Asuruballit I, hombre enérgico, pero también sutil diplomático, que supo maniobrar felinamente
entre las revueltas aguas políticas de su tiempo. Consciente de su papel, buscó vender su
alianza al más alto precio. Del pusilánime Amenofis IV de Egipto obtuvo subsidios en oro para
sufragar los costos de la construcción de un nuevo palacio. Por otro lado, al casar a su hija con
el monarca babilónico Karakardash, pudo respirar tranquilo en el sur, colocando finalmente en
el trono kasita a su nieto. Al ser éste asesinado a instigación de la nobleza, Asuruballit cayó
sobre el país mesopotámico, pero su intervención solo consiguió encender la mecha del
nacionalismo babilónico. Fue este un amargo problema, al que tuvo que hacer frente Asiria
durante el resto de su existencia.
73
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Los posteriores soberanos, sobre las bases de poder ya conseguidas, se ocuparon


esencialmente de consolidar las fronteras de su reino. Al este se incorporó la región de
Arrapka, en la ruta mercantil hacia la llanura irania, conteniéndose al mismo tiempo las
molestas incursiones de los pueblos montañeses que obstaculizaban regularmente el
comercio. En estas operaciones se distinguió en especial Tukultininurta I (1244-1208) que
empleó una política terrorífica (el rey, cuentan las fuentes, colmaba los valles de cadáveres),
tanto para evitar revueltas, como para dejar claro que Asiria exigía una percepción regular de
tributos y materias primas. Esta misma intención fomentó también las campañas realizadas al
norte, solar de aquellos pueblos de estirpe hurrita que configurarían con el tiempo un peligro
rival del imperio necesario, el reino de Urartu, en los territorios adyacentes a los lagos Van y
Urmia. Los relatos de Salmanasar I (1274-1245) señalan que este rey Asirio saqueó allí 51
ciudades, llevándose algunos príncipes locales a su corte como rehenes para educarlos. Por
lo que sabemos, el ejército asirio empezaba en estos años a dar muestras inequívocas no sólo
de su proverbial crueldad sino de aquella magnífica fortaleza y espíritu combativo que le
hicieron mucho tiempo invencible. Este se vio claramente durante la guerra contra el Mitanni
Shattuara II, quién, con el apoyo militar se había librado del vasallaje a que estaba sometido
su país desde algún tiempo antes. Tras una dura campaña, los asirios anularon a los aliados,
apresando miles de hombres. Los éxitos asirios durante el siglo XIII fueron tan notables, que
ya Adadninari I (1307-1275) había podido titularse como antaño Shamshi-Adad, Rey de la
Totalidad.
Fundamentos del Nuevo Imperio.
No obstante este último componente del protocolo real (Rey de la Totalidad) fue elevado
a su plena acepción por el más glorioso rey asirio de este período, Tiglatpileser I35 (1150-1077).
Cuando subió al trono los hititas se habían ya hundido bajo el empuje de algunos pueblos
antes desconocidos, uno de los cuales, los muski, intentó sin éxito forzar la frontera norte de
Asiria, siendo derrotados rotundamente. Tiglatpileser continuó en la zona septentrional sus
actividades militares tendientes a controlar las regiones metalíferas y ganaderas vitales para
la economía de su estado. Todavía Asiria no efectuaba ocupaciones permanentes de
territorios, buscando simplemente percibir tributos y servicios. Pero los pueblos se revelaban
con frecuencia, y había que renovar anualmente las expediciones preventivas o de castigo,
destruyendo los fuertes enemigos. Tiglatpileser era consciente que Asiria estaba empeñada
en una tarea de dominio casi superior a sus propias fuerzas, y por ello estimuló una amplia
campaña agrícola para hacer frente al aumento de la población y al aprovisionamiento del
ejército. Las inscripciones nos hablan de la construcción de grandes almacenes de grano. Al
margen de estos éxitos, el inminente peligro para asiria se estaba fraguando en la frontera
occidental, a causa de las oleadas semíticas procedentes del desierto sirio. En un intento de
atajar el problema de raíz Tiglatpileser realizó una expedición hasta el Mediterráneo recibiendo
el homenaje de los pueblos fenicios y de Egipto. Fue la primera vez que se vio en Siria un
ejército asirio, pero nada impidió que desde entonces el poder arameo siguiera aumentando,
mientras Asiria cedía terreno y se sumía nuevamente en la oscuridad.
Como si el viento y la arena del desierto hubieran desencadenado un tremendo
torbellino sobre Mesopotamia, borrando toda huella a su paso, así se incrementó la invasión
aramea entre el 1100 y el 1000 a.C. Mientras que una de sus ramas, los Caldeos, se instaló al
sur de Babilonia. Asiria resistió el empuje, aunque algunos componentes étnicos se mezclaron
con las capas bajas de la población. En un segundo período, entre el 1000 y el 900 a.C., la
oleada semita mermó, y cuando el horizonte se aclaró y las relaciones comerciales empezaron
a restaurarse, el panorama político había experimentado de nuevo una profunda mutación, y
asiria se asomaba otra vez a un escenario transformado, con nuevos problemas y
protagonistas.
Una de las secuelas principales de la invasión fue la configuración al Oeste de Asiria de
una serie de estados independientes, asiento de tribus y ciudades diferentes, con la suficiente
fuerza para molestar a sus vecinos, pero con una total incapacidad para una acción coordinada
ante un enemigo común. A ambos las dos del Éufrates, se asentaba Bit-Adini, mientras que,
en los valles de sus ríos tributarios, Balik y Khabur, se asentaba Bit-Bakiani, todos sobre el
antiguo territorio de Hanigalbat, que había sido en otro tiempo pertenencia de asiria. En el
terreno económico una de las consecuencias esenciales para Asiria de la expansión aramea
fue la ruptura de las vinculaciones comerciales con los países del oeste. Es más, los recién
llegados, interesados también en el tráfico mercantil de tejidos y metales, no solo
obstaculizaron el paso de caravanas, sino incluso miraban con recelo el espíritu emprendedor
que los asirios tenían en dicho terreno.

35Tiglatfilasar I, según Pijoán, José. Historia del Mundo; T. 1, pág. 359. y sig.

74
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Con tales premisas es lógico pensar que los principales objetivos de Asiria, que
recuperaría ahora su prestigio desde el reinado de Adadninari II (911-889), iban a centrarse en
la frontera occidental. Ya este soberano recuperó algunas posesiones antiguas, tarea
continuada por su sucesor Tukultininurta II (889-884) utilizando dos directrices clásicas que se
complementaban: expansionismo militar y actividades comerciales. Sin embargo, observamos
como la técnica de dominio evolucionó sensiblemente. El ejército asirio buscaba fijarse metas
inmediatas y seguras, controlando el mayor número posible de plazas enemigas,
estableciendo guarniciones estratégicas, asegurando las rutas caravaneras, persiguiendo la
anexión de pueblos como súbditos tributarios. La guerra se constituía así para Asiria en una
rentable empresa: materias primas, mano de obra a raíz de las colonizaciones forzadas,
nuevos mercados, recursos financieros para sostener una amplia política de obras públicas
(palacios, obras de irrigación, etc.). Estos fines, y otros más fueron plenamente alcanzados por
Asurnasirpal II (884-859) y Salmanasar III (859-824).
El primero de ellos tuvo que controlar y administrar sólidamente el país de Nairi al norte
y realizar expediciones contra los montañeses del este, lo que le obligó a utilizar cuerpos
militares dotados de gran movilidad. En la frontera occidental, donde Bit-Adini, fomentaba los
intentos de resistencia, Asurnasirpal desplegó una gran actividad, sufragando
económicamente partidos adictos a Asiria y realizando una gran expedición hasta la costa del
Mediterráneo, donde recibió tributos que son citados en sus anales: oro, plata, estaño, cobre,
recipientes de cobre, prendas de lino de guarniciones multicolores, monos grandes y
pequeños, ébano, madera de boj, marfil de colmillos de morsa... La vida fastuosa de los
principados fenicios y sirios debió dejar su impronta en los sobrios, a lo que debieron contribuir
también los miles de deportados que, asentados a muchos cientos de kilómetros de su patria,
proporcionaron a Asiria una mano de obra artesanal y comercial. Con estos recursos humanos
Asurnasirpal levantó su residencia de Kalath, expresión quizá de un incipiente concepto
imperial que acabaría albergando a todos los pueblos sometidos. La fascinación del mundo
sirio-palestino hizo aún mayor mella en Salmanasar III. Para iniciar sus campañas tenían una
excusa, acabar con el poder arameo, y un respaldo, el botín acumulado en el reinado anterior.
Utilizando el terror como arma psicológica, y con un aguerrido y considerable ejército,
conquistó Bit-Adini y realizó algunas expediciones sobre Siria que, tras algunas alternativas, le
trajeron los tributos de varios principados de la zona y el reconocimiento de Israel, Tiro y Sidón.
Asiria estaba en puertas de convertirse en la gran potencia. Sus enemigos sólo tenían dos
opciones: someterse y pagar tributo o coaligarse y exponerse a una brutal represión. Desde
entonces se generó una espiral de violencia, en las que las destrucciones de ciudades, las
matanzas, las deportaciones, perseguían una finalidad que iba más allá del simple
aniquilamiento, causar un fuerte impacto anímico en los pueblos sometidos o sublevados,
mostrar claramente de qué lado de la balanza estaba la fuerza, el poder, un poder que no era
más que el brazo ejecutor de la guerra santa por el señorío absoluto del dios Asur. Una
finalidad propagandística a la que contribuían de forma monótona pero no por ello menos
impresionante, los minuciosos relieves palaciegos con temas bélicos, o las grandes
inscripciones laudatorias de los soberanos, donde estos muestran orgullosamente una
morbosa complacencia en el temor que inspiran. Así lo hacen los anales de Salmanasar III en
el sexto año de su reinado. "Quedaron despavoridos a causa del terror que emana mi posición
de señor supremo, así como a causa del esplendor de mis violentas armas, y maté a su señor
Giammu con sus propias armas".
La revuelta interna que agitó el final del reinado de Salmanasar III sumió a la oscilante
historia Asiria en una crítica etapa. Hubo problemas en Siria y Babilonia, poca cosa en
comparación con las derrotas sufridas ante Urartu, que provocaron la pérdida de la ruta
metalífera capadocia. La debilidad creciente de la dinastía no pudo hacer frente al descontrol
administrativo (los gobernantes se independizaron en algunas provincias) y al descontento de
ciertos sectores nobiliarios. Posiblemente el advenimiento de Tiglatpileser III (745-727)
restaurador de la potencia asiria, fue el resultado de las tensiones suscitadas entre las familias
más poderosas del estado. Prestigioso general (quizá el llamado Pulu por las fuentes
Babilónicas y Bíblicas) consiguió usurpar el trono tras un levantamiento, lo que explica que sus
anales fuesen mutilados por sus sucesores. Pero su actividad política fue tremendamente
beneficiosa para el imperio.
En el Norte emprendió una gran ofensiva contra Urartu, infligiéndole una severa derrota
de la que tardaría mucho en recuperarse. El problema arameo se atajó con la anexión de tribus
y territorios adyacentes, puestos bajo la dirección de gobernadores, y una mejor fiscalización
de la situación al convertirse el propio Tiglatpileser III en virtual rey de Babilonia. En cuanto a
la inestable Siria, sabemos...que Damasco, Samaria, Kue y las ciudades fenicias pagaban
tributo, y que Asiria buscó sacar el mejor partido de la lucha entre Judá e Israel.
Tiglatpileser III pasó a la historia asiria como un verdadero rey reformador, metódico,
pero firme en sus iniciativas. Para garantizar un control duradero sobre los países sometidos
75
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

aceleró una política de ocupación permanente, de sólida conquista. Los territorios doblegados
fueron incorporados en los límites del país de Asur, dividiéndolos en provincias dirigidas por
Bel-pihati con guarniciones fijas a sus órdenes.
Por otro lado, para evitar todo tipo de revueltas, aumentaron las deportaciones en masa,

3 Imperio Neo-Asirio
trasladándose arameos de Damasco a la frontera elamita, caldeos al valle del Orontes (Siria)
e israelitas a la propia Asiria. Es indudable que Tiglatpileser tenía en mente una más elaborada
noción de imperio que sus predecesores. Los habitantes desplazados, no diferían por completo
en lengua y costumbres de quienes los acogían, quedando unos y otros sometidos a la misma
jurisdicción. Algunos cuerpos de arameos se integraron en el ejército Asirio. Un sistema de
correos surcaba todas las rutas. Fue esta política de fusión a todos los niveles sostenida por
una estricta organización administrativa, la que menguó notablemente las anteriores
diferencias entre el país nacional asirio y las regiones ocupadas que habían sido por lo común
meros cotos de saqueo para las tropas vencedoras.
El militarismo Asirio.
La última etapa de la historia de Asiria constituyó la coma del poderío imperial, al mismo
tiempo que los prolegómenos del rápido hundimiento. Cuando observamos la trayectoria
política de aquellos años a través de la analística o el arte reliviario, nos damos cuenta de
cómo la base del éxito siempre estuvo cifrada en la capacidad de mando de los soberanos y
en la disciplina y espíritu combativo de las tropas. Son dos elementos muy relacionados entre
sí, galvanizado por una misma moral de victoria y una ciega confianza en la santidad de las
guerras emprendidas por la universalidad del dominio del dios Asur.
La idea de fortaleza, de capacidad sobrehumana, está latente en los testimonios
escritos o artísticos que nos acercan a los monarcas de aquel período. Sargón II (722-705)
habla en primera persona para afirmarnos que "el aterrador encanto de Asur mi señor, dominó
al rey Meluhha y le cubrió los pies y manos de grilletes..." expresiones parecida a las que
utilizaba Senaquerib (705-681) al narrar la tercera campaña siria: "Luli, rey de Sisón, a quien
el aterrador hechizo de mi señor había dominado, huyó a lo lejos, allende los males y pereció".
Hay en estos exponentes tanto un manifiesto de orgullo por el terror inspirado a los enemigos,
como una evidente intención de resaltar la sublime grandeza del rey. Y esto no solo para
causar impresión a los propios súbditos y visitantes del palacio real, espectadores asombrados
de tal propaganda, sino también para informar a las generaciones futuras sobre tales
empresas. Además, la condición invencible del soberano es motivo de otro tema muy
divulgado, su actividad como cazador, que aunaba su papel de benefactor en pro del
campesinado frente a los animales peligrosos (deber encomendado a los dioses) con su
cualidad de ser superior. En las escenas reliviarias, donde los leones cruelmente lanceados,
agonizan con fuertes espasmos de dolor, podemos percibir esa secreta dosis de admiración
que a veces los déspotas sienten por la fuerza y resistencia de sus víctimas. La gran
76
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

expresividad del dolor de tales animales (recordemos la famosa leona herida) nos hace
sentirnos sentimentalmente impresionados por la brutalidad con que son aniquilados. Y junto
a la persona del rey, como el otro gran protagonista de los cuadros reliviarios, más ilustrativos
que decorativos, el temible ejército asirio, esa máquina de dominio y destrucción, siempre
mejorada y entrenada, unas tropas profesionalizadas, capases de doblegar al enemigo lo
mismo en la montaña abrupta que en el cerrado valle, en el agotador desierto o en las zonas
pantanosas.
Fundamentalmente fueron tres los elementos que contribuyeron a hacer del ejército
asirio el mejor y más efectivo de su época:
a) Una gran preparación moral, un tremendo entusiasmo religioso y un vigoroso
patriotismo, amén de una acendrada confianza en la capacidad de sus jefes.
b) Su lograda organización y disposición técnica. Probablemente fue obra de
Tiglatpileser III o de Sargón II la creación del ejército real permanente, quizás con la intención
de dar una solución militar al problema social del campesinado sin oficio o sin beneficio, que
podía producir brotes revolucionarios, buscándose también así aprovechar más las novedades
de la ciencia bélica. La eficaz milicia asiria constantemente revisada y reformada, constaba de
cuerpos de infantería pesada y ligera, zapadores, caballería y carros. En las formaciones
pedestres se integraban grupos de arqueros y honderos, pero también en un relieve de
Asurnasirpal I vemos arqueros montados que cargan sobre el enemigo disparando, llevando
cada uno a su lado un escudero con las riendas de ambas monturas. Este incómodo
procedimiento se abandonó con el tiempo, hasta hacer del jinete asirio un soldado unitario, con
lanza ligera, que actuaba coordinado con los grupos de carros. En general, son las
particularidades militares de la última época las mejor conocidas.
c) En tercer lugar tenemos una conseguida utilización de los recursos estratégicos y
tácticos. Los asirios fueron verdaderos expertos en el asedio de las fortalezas, usando el ariete,
torres móviles y campamentos de sitio o de una gran complejidad, de tal modo, que Sargón II,
durante su octava campaña contra Urartu, a raíz de su precipitado acoso al enemigo no pudo
por falta de tiempo instalar el campamento y las defensas del cuartel general. Se empleó
frecuentemente un servicio de espionaje, sobre el que no tenemos mucha información, y el ya
citado efecto desmoralizador provocado por el rastro de muerte y odio dejado tras de sí por las
poco clementes tropas asirias. Ciudades devastadas, montones de cadáveres, individuos
reducidos a la esclavitud componen en los relieves un cuadro dantesco, que no es
estrictamente una muestra de sadismo étnico, como algunos autores han interpretado, sino
una intencionada expresión propagandística, un terrorismo no muy diferente al de otros
pueblos de la antigüedad (hititas o persas) pero en todo caso más acentuado en sus
representaciones gráficas.
Asiria nunca persiguió lograr una paz asiria cuyo recuerdo fuese estimado modelo. Al
contrario, basó su potencia en el dominio de su formidable máquina de guerra. Para
comprender mejor qué experimentaron los pueblos sometidos ante el peso de aquel
militarismo exacerbado, es ciertamente impresionante el retrato de aquel jinete apocalíptico
que hizo el Profeta Isaías: "No hay en él (se refiere al ejército asirio) quien se canse y tropiece,
quien se duerma y se amodorre, nadie se suelta el cinturón de los lomos, ni se rompe la correa
de su calzado. Sus saetas son agudas y todos sus arcos están tensos. Los cascos de sus
caballos semejan pedernal y sus ruedas, torbellinos. Tiene un rugido como de leona, ruge
como los cachorros, brama y agarra la presa, la arrebata, y no hay quien la libre".
El peso del ejército.
Durante la última etapa de su vida, Asiria se vio obligada a mantener el funcionamiento
de todo este aparato militar a pleno gas, tanto para hacer frente a las tradicionales revueltas
internas, como a las guerras fronterizas y otros conflictos heredados de antaño. En realidad,
se trata de un proceso cíclico en el que las campañas buscan acabar con levantamientos y
coaliciones suscitadas a su vez por la crueldad y los pesados tributos impuestos por el
vencedor. Y vuelta a empezar.
El primer motivo de esta inestabilidad eran las sublevaciones entre las que surgía
siempre, como el más espinoso problema, el de Babilonia. En general cada cambio de reinado
ocasionaba disturbios más o menos generalizados que obligaban a invertir recursos
necesarios en otros frentes para conseguir a veces una precaria tregua. El momento más
grave acaeció en el año 705 a la muerte de Sargón II. Un activo líder caldeo, Merodaeh-
baladan, logró reunir a todas las tribus arameas, contando con la alianza de Elam, reino situado
al Sudeste de Mesopotamia, cuyo ejército era entonces el único que podía contrarrestar con
ciertas garantías al asirio. Babilonia pudo también atraerse a Judá, Tiro y otros principados
sirio-palestinos, contando con el solapado apoyo de Egipto. Pero la rápida reacción del nuevo
rey asirio, Senaquerib, acabó con la insurrección, tras saquear en el 689 Babilonia y llevarse
previsoramente la venerada imagen del dios Marduk a su país para tenerlo como prisionero.
77
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

De todas formas, no se cerraba así la cuestión Babilonia. Todos los intentos asirios para
imponer sobre el territorio caldeo una aceptable forma de gobierno fracasaron. Las
poblaciones arameas, que difícilmente aguantaban el yugo asirio, intentaban probar fortuna a
la primera ocasión propicia. Temporalmente se mantuvieron sumisas, a raíz del terrible castigo
dado por Senaquerib, y las medidas conciliares de su sucesor Asarhaddon (681-669) quien
restauró Babilonia y le devolvió su importancia comercial. Pero la herida no se cerró nunca y
al final fue una de las causas por las cuales el imperio asirio se gangrenará.
Aunque en el oeste la situación estaba controlada por las guarniciones asirias y el
vasallaje de Jerusalén, Chipre, los filisteos y otros estados, los agentes de Egipto, trataban de
fomentar las sublevaciones. El país del Nilo estaba preocupado por el entorpecimiento de su
comercio con Palestina. Ya en el 701 estuvo a punto de ser atacado por Senaquerib.
Egipto, esa caña rota que pincha y hiere la mano de quienquiera se apoye en ella, como
decía el Copero Mayor de Palacio asirio al rey Ezequías de Judá, había enviado contingentes
de tropas en ayuda de este último, las cuales fueron derrotadas. Senaquerib podía haber
podido proseguir hacia el Sur, pero prefirió dar una lección al veleidoso Ezequías y se enfrascó
en el asedio a Jerusalén. El cerco no culminó, dicen las fuentes bíblicas, porque Yahvé
intervino milagrosamente y, según el historiador griego Heródoto, a causa de una multitud de
ratas que royeron los arcos y correas de los escudos asirios, probable alusión a una epidemia
o peste.
Más tarde fue Asarhaddon quien, en el 671, ocupó Menfis y parte del país. La empresa
egipcia estaba hasta cierto punto justificada, pero suponía desviar la atención de las fronteras
orientales donde Babilonia y Elam, junto con las discordias nobiliarias internas minaban
progresivamente la seguridad del imperio.
El legado que recibió el último gran soberano asirio Asurbanipal (669-630), no era
precisamente presagio de futuras grandezas. La proverbial fortaleza asiria se estaba
consumiendo con numerosos teatros de operaciones de antaño, donde las tropas de Asur se
paseaban militarmente, se habían convertido en duras guerras de desgaste. En realidad, su
último siglo como estado fue para Asiria una etapa que, aunque aparentemente presente una
actitud ofensiva, encerraba una profunda lucha por la supervivencia ante otras potencias cada
vez con mayor auge. Se tenían terribles problemas dentro, y poderosos competidores fuera.
Al culto de Asurbanipal le ocurrió lo que siglos más tarde al emperador romano Marco Aurelio.
Hombre dado al estudio y a la lectura tuvo que emplear muchas horas de su vida en el campo
de batalla para mantener la cohesión de un estado que empezaba a agrietarse.
Egipto fue una de las principales pérdidas, ante las resistencias nacionalistas
encabezadas por el príncipe Psamético. No era la más grave pero sí es sintomático el
agotamiento físico y psicológico asirio el que Asurbanipal no hiciera nada por recuperar el país.
la reacción de alguno de sus predecesores hubiera sido fulminante. No obstante, dicho fracaso
se compensó con las victorias obtenidas en las fronteras septentrional y meridional. En el norte
el estado enemigo de Urartu había caído ante el empuje de los escitas, y la influencia asiria en
el país de Nairi había casi desaparecido. Pero los asirios pudieron ahora defender Siria de las
nuevas hordas cimerias procedentes del norte del Mar Negro.
La caída.
La gran preocupación era Elam, cuyo rey Teumman provocó la guerra con ayuda de
algunos clanes caldeos. Los asirios tomaron sus capitales Madaktu y Susa y la nación quedó
reducida a vasallaje. Pero algún tiempo después se formó una gran coalición, en la que se
integraron el tenaz Elam, los caldeos, arameos, principados palestinos, árabes y Egipto.
Asurbanipal comenzó por cortar las comunicaciones entre Elam y Mesopotamia, y luego
asedió y ocupó Babilonia, frenó a las tribus árabes en el oeste y consiguió varios éxitos
militares en territorio elamita, saqueando Susa y llevándose como botín sus principales
monumentos. La gran alianza a la que se enfrentó Asurbanipal no fue más que el presagio de
la que años más tarde acabaría con Asiria. Largos siglos de destrucciones, saqueos,
deportaciones, ejecuciones, etc., habían ido creando en todo el mundo próximo oriental una
latente atmósfera de odio y deseos de venganza contra el terrible dominador. Los pueblos
sometidos, masacrados una y otra vez, reincidían en sus intentos de liberarse del yugo que
los esclavizaba. Cuando Asurbanipal devolvió la calma al estado, finalizando su gobierno, en
realidad la agonía asiria estaba en puerta. Y cuando su país tuvo enfrente, por primera vez en
muchos años, a enemigos fuertes con jefes capacitados, sobrevino por pura ley de evolución
histórica el veredicto que más tarde San Lucas recogió en su Evangelio (XI-21-22) "Cuando el
fuerte armado guarda su palacio, segura está su hacienda. Pero si uno más fuerte que él,
sobreviene y lo vence, le quita las armas en quien confiaba y reparte sus despojos".
Así fue, en efecto, y los débiles sucesores de Asurbanipal no pudieron hacer nada frente
a la tormenta que se les vino encima. El sur de Babilonia se separó, y los caldeos eligieron
como jefe a Nabopolasar. En el este, los medos, base del posterior imperio persa, se unieron
78
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

bajo la égida de Ciaxares. Mientras tanto las luchas fratricidas corroían la fuerza combativa del
ejército asirio, cuyos enemigos se plantearon no solo resistir, sino pasar a la ofensiva para
cercar a los asirios en su original reducto territorial.
En el 614 Ciaxares marchó contra la antigua capital Asur, la tomó y saqueó sin piedad.
Dos años después se le unió Nabopolasar para efectuar el asalto definitivo contar Nínive que,
a los tres ataques, cayó y fue brutalmente arrasada. Los oprimidos de siempre asistieron, entre
sorprendidos y jubilosos, a la vertical caída de su implacable verdugo. El coloso se hundió sin
remedio ante una oleada de odio contenido que por fin se había desatado. Sus últimos núcleos
supervivientes intentaron una inútil y desesperada resistencia en Harrán. La población fue
totalmente aniquilada, y solo algunas pobres comunidades conservaron el recuerdo de la
pasada grandeza.
Organización política y administrativa de asiria.
Shangu Rey y sacerdote, vicario del dios Asur. Verdadero concepto de la
monarquía teocrática.
Son comunes los títulos de Rey del Universo o Rey de las cuatro
regiones. Poder ilimitado en teoría, ya que gobernaba mediante
oráculos, lo cual le da preponderancia a la aristocracia
sacerdotal.
Ade Ceremonia de juramento de los súbditos, de fidelidad al rey.
Bit Riduti Casa de la sucesión, era el palacio en el cual se educaba al
heredero, que no necesariamente era el primogénito. También,
era sede y centro del gobierno.
Abat Sharri Orden real, que creaba los cargos administrativos y de gobierno.
Quienes eran designados, debían renunciar ante la asunción del
nuevo monarca, además, nunca fueron los cargos políticos
hereditarios.
Turtanu General.
Naguir Ekali Encargado de promulgar edictos. Heraldo de palacio.
Rab Shaque Copero real, encargado de llevar la gran copa en las ceremonias.
Abarakku Intendente del dominio real.
Shakin Mati Gobernador de provincia.
Tup Sharru Escribas. Funcionarios de rango menor.
Sha Reshi Eunucos reales.
Mar Batuni Nobles o Patricios
Ummane Artesanos
Khausbshi Obreros.

Trabajo Práctico 6:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el diccionario.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales. Realizar el fichado temático.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico:
 Período histórico (años si los hubiere, siglos o milenio)
 Ubicación geográfica (área ocupada)
 Organización política (organización y forma de gobierno, nombre de gobernantes,
instituciones si las hubiere, ciudades capitales e importantes)
 Organización social (clases sociales, relación entre ellas, formas de matrimonio,
posesión de bienes, derechos de herencia y matrimonio, legislación si la hubiere)
 Religión (forma, dioses, denominación, conformación de tríadas, forma de los templos,
etc.)
 Rasgos culturales sobresalientes (escritura-artes-ciencias-etc.)
4. Realice un análisis siguiendo el procedimiento mencionado al inicio de la carpeta de lecturas
del siguiente texto:
INSCRIPCIÓN DEL REY SARGÓN II EN DUR SHARRUKIN
En los muros de distintos salones del palacio de Dur-Sharrukin (Khorsabad), el rey asirio
Sargón II (722-705) ordenó inscribir un resumen de sus eventos más importantes realizados
desde el año de su ascensión hasta su duodécimo año de reinado. Este resumen, conocido
en la literatura científica como Display lnscription, evidencia la gran importancia de tal rey,
capaz de conquistar Babilonia e incorporarla a su Imperio. Su poderío le hizo titularse «Rey
del mundo».
FUENTES
CHAVALAS, M. W., The Ancient Near East, Malden-Oxford, 2006.
79
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

FUCHS, A., Die lnschrifien Sargons II aus Khorsabad, Gotinga, 1994.


LUCKENBILL, D. D., Ancient Records ojAssyria andBabylonia, Nueva York, 1968,
2 vols. (reimp.).
[1]. Palacio de Sargón, el gran rey, el poderoso rey, rey del mundo, rey de Asiría, gobernador
de Babilonia, el rey de Sumer y Akkad, amado de los Grandes dioses, en quien Ashshur, Nabu
y Marduk confiaron un gobierno incomparable y han traído mi buen nombre a la preeminencia.
[2]. Continuamente hice provisiones para Sippar, Nippur, Babilonia y Borsippa, a cuyo pueblo
exento, tantos como personas son, yo recompensé por los daños (sufridos). Eliminé sus
trabajos forzados. Calmé al pueblo de Der, Ur, Uruk, Eridu, Larsa, Kullab, Kisik y Ne-med-
Laguda. [A] Assur y Harran, cuya libertad fue olvidada durante muchos días, restauré sus
privilegios interrumpidos. Los Grandes dioses me miraban con sus corazones leales; entre
todos los príncipes me dieron la fuerza de la hombría y me dieron una apariencia colosal. En
los días de mi gobierno, no hubo un príncipe rival. No vi a ningún adversario que me pudiera
vencer en hacer guerra y batalla. Aplasté todos los países enemigos como macetas y lancé la
atadura (= la soga de la nariz) sobre los rebeldes de las Cuatro [regiones]. Abrí montañas
distantes, cuyos pasos eran difíciles y sin número. Una y otra vez pasé por escarpados e
inaccesibles senderos cuya ubicación era extremadamente temible. Continuamente crucé
todos los cursos de agua.
[3]. Con el poder y la fuerza de los Grandes dioses, mis señores, que pusieron mis armas en
movimiento y aplastaron a todos mis enemigos, desde Iadnana en medio del mar del sol
poniente, a la frontera de los países de Egipto y Mushki, el ancho país de Amurru, Hatti en su
totalidad, todo Gutium, Mada en la frontera de las montañas Bik ni, a los países de Ellipi, Rashi,
que está en la frontera de Elam a las orillas del Tigris; el pueblo de Itu’u, Rubu’u, Hatallum,
Labdudu, Hamranu, Ubulum, Ru’ua, Li’taya en las orillas de los ríos Surappi y Uqni, el
Gambulu, Hindaru, Puqudu, Sutu, el pueblo del desierto de Iadburi, tantos como son, hasta las
ciudades de Sam’una, Bab-duri, Dur-Teliti, Hilimmu, Pillatum, Dunni-Shamash, Bube, Til
Humba en la frontera de Elam, Karduniash (= Babilonia) norte y sur, Bit-Amukka- ni, Bit-
Dakkuri, Bit-Shilani, Bit-Sa’allu, toda Caldea, tanta como hay, Bit-Iakin en las orillas del Mar
hasta la frontera de Dilmún, todo yo goberné. Puse a mis eunucos, mis gobernantes sobre
ellos e impuse sobre ellos el yugo de mi señorío.
[4]. [...]
[5]. Marduk-apla-iddina, miembro de la tribu Iakin, Rey de Caldea, semilla de un asesino,
vástago de un mal demonio, que no temía el nombre del Señor de señores, que confió en la
marea creciente del Mar y que no respetó el juramento de los Grandes dioses y retuvo su
tributo, se volvió a Humbanigash, el Elamita, para pedirle ayuda y a todo Sutu, el pueblo del
desierto. (Éste) hizo que se revelara contra mí. Se preparó para la batalla y se fúe directo a
por Sumer y Akkad. Doce años, contra la voluntad de los dioses, gobernó y administro
Babilonia, la ciudad de Enlil y los dioses. Bajo el mandato de Ash' shur, padre de los dioses, y
del gran señor Marduk, hice que me pre' pararan mi equipo (de carro de batalla), organicé mi
campamento y ordené el avance contra Caldea, el enemigo insolente. Ese Marduk' apla-iddina
oyó de la llegada de mi campaña y le sobrevino pánico por él mismo. De Babilonia a Iqbi-Bel
huyó como un murciélago eI1 la noche. Sus ciudades, habitantes y los dioses que moraban
en ellas» los reunió como uno solo y les hizo entrar en Dur-Iakin, y fortaleció su muralla exterior.
[6]. A las gentes (de las tribus) de Gambulu, Puqudu, Damunu, Ru’ua e Hindaru les hizo ser
sus fuerzas auxiliares y les hizo entrar y (así) hizo preparativos para la batalla. Tomó una
cuerda de medir de su gran muralla, de 200 codos de distancia, e hizo excavar un foso con
una profundidad de un nindan y medio y llegó a la capa de agua del suelo. Cavó un canal
desde el Éufrates e inundó sus praderas; la llanura de inundación de la ciudad, la zona de
batalla, la llenó de agua y rompió los puentes. Ése, junto con sus tropas auxiliares y tropas de
batalla, montó su tienda señorial y preparó su campamento en medio de los canales como los
pelícanos. Envié a mis guerreros sobre sus trincheras como águilas y lograron su derrota. Con
la sangre de sus soldados tiñeron el agua de sus canales de rojo como la lana roja. A los Sutu,
sus refuerzos, que se pusieron de su lado y le ayudaron, junto con los Mar-sanios, los sacrifiqué
como ovejas y rocié a los supervivientes que quedaban con el veneno de la muerte. Ese dejó
su tienda real, trono dorado, diván dorado, cetro dorado, carro de plata, sombrilla dorada y el
ornamento de su cuello dentro de su campamento y huyó solo. Como un gato, acechando a lo
largo de su muralla, entró en su ciudad.
[7]. Asedié y saqueé Dur-Iakin. A ése, junto con sus mujeres, sus hijos, sus hijas, bienes de
oro y plata, propiedades, el tesoro de su palacio, tanto como había, con el pesado botín de su
ciudad y los supervivientes, el resto de su gente que huyó ante mis armas, tomé como si fueran
una sola cosa, y los conté como botín. Dur-Iakin, su ciudad fuer-te, la quemé con fuego, la
demolí, destruí su muralla exterior. Destruí sus cimientos y la hice convertirse en un monte
(abandonado tras) un diluvio. A los ciudadanos de Sippar, Nippur, Babilonia y Borsippa, que
fueron prisioneros dentro sin ser culpables, les destruí su prisión y les mostré la luz (del día).
80
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Los campos que desde días lejanos los Sutu habían robado durante la confusión del país, yo
se los devolví. A los Sutu, pueblo del desierto, abatí con la espada. Su olvidado territorio
fronterizo, que fue abandonado durante los disturbios del país, se lo transferí.
[8]. Para Ur, Uruk, Eridu, Larsa, Kullab, Kissik y Nemed-Laguda, establecí su libertad y devolví
sus dioses saqueados a sus capillas. Restauré sus ofrendas regulares. Renové sus lugares
abandonados. El país de Bit-Iakin, norte y sur, junto con las ciudades de Samuna, Bab-duri,
Dur-Telitim, Bube y Til Humba, que estaban en la región de Elam, goberné completamente. Al
pueblo de Kummuhi, que está cerca del País de Hatti, que, con la ayuda de los Grandes dioses,
mis señores, capturó mi mano, les hice tomar residencia allí, así que hice habitada esta tierra
baldía. A lo largo de la frontera de Elam, en la ciudad de Sagbat, hice que Nabu-damiq-ilani
construyera un fuerte para bloquear el camino de los enemigos elamitas. Ese país lo dividí
igualmente; lo confié a mi oficial, el gobernante de Babilonia, y a mi oficial, el gobernante de
Gambulu. En Babilonia, centro de culto del Enlil de los dioses, entré gozosamente con corazón
alegre y cara brillante. Tomé las manos de su gran señor, Marduk, y completé la procesión a
la Bit Akitu. 154 talentos, 26 minas, 10 sidos de oro brillante, 1.604 talentos, 20 minas de plata
pura, bronce y hierro sin número, obsidiana, lapislázuli, ágata, piedras ud-ash, piedras muhhu-
digili, piedras ud-ash, piedras mushgarru (= cuatro tipos no identificados) en cantidad, tela de
púrpura y azur, ropa multicolor y lino, madera de tejo, cedro y ciprés, todo tipo de aromas,
productos de las montañas Amanus, cuyo aroma es dulce, desde mi año de acceso al trono
hasta el tercero di como presentes a Bel, Sarpanitum, Nabu, Tashmetum, y los dioses que
viven en los centros de culto de Sumer y Akkad.

LOS CASSITAS Y EL IMPERIO NEO-BABILONIO36


La rápida retirada de Babilonia del hitita Murshilis I con un rico botín y la desaparición
del último rey de la primera dinastía, Samsu-ditana (1625-1595), provocaron en el ámbito
mesopotámico central y sureño un vacío político que fue aprovechado por la llamada «Dinastía
del País del Mar», que pudo permanecer en el poder algo más de un siglo, hasta el 1475, año
en que fue expulsada definitivamente por los cassitas.
Este pueblo asiánico de las montañas, semi-nómada, contaminado de elementos
indoeuropeos, se había establecido en el reino de Khana (conocido éste sobre todo por los
textos de Terqa) y tras haber ocupado sus territorios, inició desde allí la conquista de Babilonia,
instaurando en ella una dinastía, a la que, según una Lista real, pertenecieron 36 reyes, que
gobernaron durante 576 años y 9 meses, iniciándola un tal Gandash.
Con ellos Babilonia se llamaría Karduniash y no sería hasta la época de Kurigalzu I
(1430-1401), que estableció su capital imperial en Dur-Kurigalzu (hoy Aqar-Quf, en Iraq),
cuando comenzarían a tener relevancia histórica. Su hijo y sucesor Kadashman-Enlil I (1400-
1375), así como Burna-Buriash III (1375-1347) mantuvieron correspondencia diplomática con
los faraones Amenofis III, Amenofis IV y Tutankhamón, de la dinastía XVIII.
El último de los cassitas citados, para contrarrestar el empuje de la poderosa Asiría, no
dudó en contraer matrimonio con la hija del rey asirio Asuruballit I, iniciándose con ello un
proceso complejo de injerencias mutuas entre Asiría y Babilonia que cristalizaron en cruentos
enfrentamientos militares y en constantes reclamaciones territoriales, hechos que motivaron la
debilidad de Babilonia, que fue al fin invadida por los elamitas (campañas de Shutruk-Nakhunte
I, que se llevó a Susa cuantas obras de Arte creyó conveniente) en las postrimerías del siglo
xii, eliminando así a la dinastía cassita.
Tras el último rey cassita Enlil-nadin-akhe (1159-1157) el trono babilonio fue ocupado
por Marduk-kabit-akheshu (1156-1138) con quien se iniciaba la dinastía IV de Babilonia (en
realidad, la segunda dinastía de Isin). Después de diferentes vicisitudes vividas por otras cinco
dinastías, de complejo estudio, que gobernaron del 1024 al 625, muchas de ellas subordinadas
a Asiría —incluso algunos de los monarcas asirios fueron incluidos como reyes de Babilonia a
todos los efectos—, un príncipe local, caldeo, de nombre Nabopolasar (625-605), supo
aprovechar la desaparición del asirio Asurbanipal y la subsiguiente crisis asiría para hacerse
independiente en Babilonia, con lo que se daba paso al Imperio neo-babilonio.
Nabopolasar, fundador de la dinastía X babilónica, incluso llegó a atacar a la ciudad de
Asur, aunque sin éxito, y luego, en alianza con los escitas y los medos, dirigidos por Ciaxares,
se lanzó a saquear Nínive en el año 612, derrotando a su rey Sin-shar-ishkun, lo que
significaría el fin del Imperio asirio, incapaz de mantenerlo el último de sus reyes, un oficial
asirio que había tomado el nombre de Asuruballit II, que fue derrotado finalmente, como se dijo
con anterioridad, en Kharran en el año 609.
A la muerte de Nabopolasar le sucedió su hijo Nabucodonosor II (604-562), uno de los
personajes más famosos de la Antigüedad, tanto por sus dotes militares, administrativas y

36 (Lara Peinado, 2011), pp. 47 y ss.


81
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

políticas, como por los relatos que la Biblia hace de él. Su Crónica registra campañas anuales
en Siria, Palestina y Hatti, preludio todas ellas de la que pensaba llevar a cabo contra Egipto
que, una vez efectuada, constituyó un serio fracaso. Retirado a Babilonia, los judíos
interrumpieron el tributo que anualmente pagaban a los neo-babilonios, hecho que motivó que
el rey en persona atacase Jerusalén y que deportase a un buen número de sus habitantes.
Nada se conoce de los últimos años de su reinado, si bien se sabe de una segunda campaña
contra Jerusalén en la que se destruyó el Templo, un asedio contra Tiro y una nueva campaña
contra Egipto, gobernado entonces por el faraón Amasis.
A Nabucodonosor II le sucedieron Amel-Marduk, Neriglissar y Labashi-Marduk, reyes
de escaso relieve político y sin interés ideológico de dominio universal. El último de ellos, al
cabo de tres meses de reinado (año 556) fue eliminado, estableciendo la casta sacerdotal en
su lugar a Nabónido, hijo de un jefe de un clan arameo y de una sacerdotisa del dios Sin de
Kharran, llamada Adad-guppi.
Nabónido (556-538) dedicó sus primeros años de gobierno a una eficaz política militar y a una
revisión de las tradiciones religiosas, lo que le llevaron al estudio de los antiguos textos y a
olvidar el culto a Marduk. A su hijo Bel-sharra-usur (conocido como Baltasar) lo nombró regente
de Babilonia y el rey, de modo inesperado, se retiró al oasis de Taima, en la Arabia occidental,
donde permaneció diez años consecutivos. A su regreso, los sacerdotes, que se habían
sentido ofendidos por el abandono de la religión oficial a Marduk, tramaron la ruina de
Babilonia, aliándose con el rey de los persas Ciro II (559-529) que había sabido crearse fama
de tolerante con las religiones locales. Presentándose ante Babilonia, después de unas
victoriosas campañas por Anatolia y Mesopotamia, la ciudad le recibió como un libertador,
siendo capturado Nabónido y asesinado Baltasar. De esta manera tan poco gloriosa se asistía
al fin del Imperio de Babilonia y también a la milenaria historia de los reinos mesopotámicos.
Sociedad, economía y cultura de los periodos cassita y neo-babilonio.
A la caída de la primera dinastía babilónica se produjo una pro-funda alteración de la
estructura administrativa del Imperio, trabajosamente formado por Hammurabi. La dinastía
cassita, segunda de Isin y caldea, entre otras, hubieron de reajustar la compleja burocracia
estatal en medio de grandes problemas (hambres, epidemias, ataques arameos, luchas contra
Asiria). Según se sabe, el rey, rodeado de numerosos dignatarios, estaba asistido por visires
(sukkallu), guerreros de élite (rakib narkabti) y diferentes funcionarios, entre ellos, el comisario
de asuntos económicos (resh sharri). El Imperio siguió organizado en provincias, dirigidas por
gobernadores (belpikbati, shaknu) y prefectos (shakin temí), por lo común de origen local y
afectos al rey de turno. Asimismo, el aparato religioso y su administración fueron muy
complejos, con funcionarios responsables (qipu, shatammu, tupshar biti), administración que
sería reformada luego por Nabónido, deseoso de obtener de los templos rentas y tributos.
La organización social cassita es mal conocida, aunque se cree que fue probablemente
de tipo tribal o ciánico. Especial importancia tuvo la ciudad de Nippur, que gozó de un estatuto
social particular. Por su parte, la sociedad neo-babilónica estuvo influenciada por los
componentes sociológicos de las tribus arameas, presentes en el país. La misma estuvo
estratificada en dos grandes capas sociales: libres y esclavos.
Otra verdadera capa social, paralela a la civil, fue la de los shirku (oblatos incrustados
dentro del estamento clerical), personas ofrecidas por sus parientes a los templos para así
escapar a las inseguridades o para obtener ventajas económicas. A partir de Nabucodonosor
II hubo de contarse con la presencia de judíos, deportados por tal rey, y que se dedicaron
sobre todo al comercio como actividad prioritaria.
Agricultura, ganadería y comercio continuaron siendo los pilares de la economía cassita
y neo-babilónica. En época cassita Babilonia proveyó de carros, caballos y lapislázuli a todo el
Próximo Oriente. Además, sus reyes tuvieron la costumbre de conceder diferentes pro-
piedades y privilegios a nobles y funcionarios, según se sabe por las estelas de piedra
(kudurru) que han llegado y que recogían en sus tex-tos los motivos de la donación real.
Las antiguas rutas comerciales hacia el golfo Pérsico fueron abandonadas, buscándose
nuevas vías por el norte y el oeste. Elementos fundamentales de este comercio fueron los
tamkaru o mercaderes y los shamallu o agentes comerciales.
Todas las relaciones económicas descansaron en estructuras comerciales y bancarias
muy evolucionadas (depósitos, fianzas, créditos, órdenes de pago). La carencia de una
moneda acuñada no significó especiales problemas para la actividad comercial, muy
floreciente en tiempos cassitas y neo-babilónicos. El cereal y la plata actuaron como valores
de cambio.
La vida religiosa de la última etapa del Imperio babilonio continuó centrada en el culto a
Marduk y a su hijo Nabu, que en algunos momentos llegó a sobrepasar en importancia cultual
a su padre. Otras divinidades de gran consideración fueron Nergal, Ninurta, Adad y Erra, a las
que se incorporaron en tiempos cassitas algunas específicas de tal pueblo (Kashshu,
82
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Shuqamuna, Shumaliya). Numerosos templos y personal adecuado (se conocen casi 40


categorías sacerdotales) permitían el desarrollo del culto y de las numerosas manifestaciones
religiosas.
Babilonia sobresalió en la redacción de magníficas obras literarias en las que la religión
siempre estuvo presente. El llamado Ludlul bel nemeqi o «Justo sufriente», el Enuma elish, el
Diálogo del pesimismo y la Teodicea babilónica son acabadas piezas filosófico-religiosas. Los
Mitos de Erra, de Adapa, de Nergaly Ereshkigal, así como una copia del Poema de Gilgamesh
hablan de la difusión de viejas obras Súmero-acadias entre la sociedad culta babilónica. Los
propios cassitas, aculturándose, abandonaron su lengua originaria y adoptaron el acadio
(dialecto babilonio) tanto como lengua usual como literaria.
En cuanto al arte hay que significar la construcción de numerosos templos (Esagila de
Babilonia, con su zigurat Etemenanki), las numerosas estelas o kudurru, realzadas con
magníficos relieves de temática religiosa y, sobre todo, la belleza arquitectónica de Babilonia,
con sus extraordinarias murallas, su Avenida de las Procesiones, su Puerta de Ishtar y,
especialmente, sus supuestos y famosísimos Jardines colgantes.
Babilonia, s. -VI: la capital del mundo.37
Babilonia, la capital de Nabucodonosor, se convirtió en una enorme metrópoli, rica en
palacios, templos y diversas instalaciones urbanísticas; jardines colgantes, la vía procesional,
la puerta de Ishtar y la gran ziqqurratu o torre escalonada llamada Etemenanki “Casa del
Fundamento del Cielo y la Tierra”, y que había de pasar a la mitología bíblica con el nombre
de torre de Babel, de unos 90 m de altura y siete pisos.
La religión, y muy en especial la religión astral, debieron de desempeñar un papel
preponderante en la ciudad: una tablilla cuneiforme -bastante anterior a Nabucodonosor II-
hace un listado del conjunto de edificios de la ciudad [Texto 54] en el que abundan los templos
y santuarios.
Texto 54:
43 templos de los grandes dioses en el interior de Babilonia;
55 santuarios del dios Marduk;
2 murallas; 3 ríos (: canales); 8 puertas;
24 calles de Babilonia;
300 santuarios de los dioses Igigi y 600 santuarios de los dioses Annunaki;
180 altares de la diosa Ištar;
180 altares del dios Adad-Lugalgirra y de Nergal-Meslamtea;
12 altares de las divinas Pléyades;
6 altares del dios Kübu;
4 altares del Arco iris;
2 altares del dios maligno;
2 altares del Guardián de la Ciudad
(De la serie cuneiforme tintir = Babylon, V, 82-88; George, 1990: 371)

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL IMPERIO HITITA


A mediados del tercer milenio se produjeron una serie de invasiones indoeuropeas en
el Asia Menor, comenzando en Anatolia (Troya, Kumtepe, Fikirtepe) a donde arribaron en
sucesivas oleadas los luwitas, los kizuwatnios, los palaítas y los nesitas.
La península anatólica, a partir del 2000, estuvo condicionada en su desarrollo histórico
por tres factores: la población asiánica autóctona, que vivía en el horizonte cultural de la Edad
de Bronce; los asirios, asentados en la zona occidental, en Capadocia, en donde comerciaban
ventajosamente con los reyezuelos locales; y las tribus indoeuropeas que arribaban desde el
lejano Báltico a través del Bósforo o tal vez del Cáucaso y que se fueron extendiendo por el
interior de la península, según prueban la cerámica y otros restos arqueológicos.
Entre los recién llegados, los más importantes fueron los nesitas, a quienes las primeras
referencias escritas los hacen originarios de Kush-shara, desde donde se apoderaron de
Nesha (la antigua Kanish). De ella recibieron el nombre de nesitas y cuando tiempo después
se establecieron por conquista en Hatti recibirían el nombre de hititas.
De los reyezuelos nesitas hay que citar a Pitkhanas, Gran príncipe de Kushshara, y a
su hijo Anittas, que supo hacer frente a la coalición encabezada por Piyustis, jefe de Hatti. Sus
descendientes consolida-rían estas primeras conquistas, hasta arribar —después de varios si-
glos— al rey Tudkhaliyas I (1420-1400).
Gracias a un texto del rey Telepinus (denominado Rescripto), se conocen los reyes que
le precedieron en el trono, y que encabezó Labarnas I (1680-1650), a quien se debió en

37 (Sanmartín, 1998)
83
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

realidad el inicio del Imperio Antiguo hitita, caracterizado por la política de conquistas mili-tares
y el férreo control del país mediante virreyes, que actuaron a título de verdaderos «señores
feudales».
Con Hattushilis I (1650-1620), su hijo, y que hizo de Hattusha (= Bogaz-kói) su capital,
se alcanzó la Alta Siria y con su sucesor Murshilis I (1620-1590), gran conquistador, se logró
la destrucción de Ebla y la de la propia Babilonia. Asimismo, se conquistó el reino de Alepo y
el naciente Estado hurrita de Mitanni. Su cuñado Khantilis I (1590-1560) logró asesinarle, pero
no pudo hacerse con la totalidad del poder, pues el país se hallaba sumido en medio de intrigas
y asesinatos y amenazado por los gasgas (una feroz tribu montañesa del norte). Finalmente,
se hizo con el control Telepinus (1525-1500), ya citado, quien supo dominar la situación y
realizar importantes reformas administrativas y sociales, entre ellas, la regulación en la
sucesión al trono.
A partir de 1500 se inició la decadencia política, que duró alrededor de medio siglo y
que casualmente coincidió con la ascensión de Mitanni a gran potencia. De esta etapa
histórica, sin documentación escrita, tan sólo se conocen los nombres de sus reyes
(Alluwamnas, Takhurwailis, Khantilis II, Zidantas II, Khuzziyas II y Muwattalis I).
Es innegable que el poderío de Mitanni repercutió en la evolución política de Hatti
durante la fase de su Imperio Nuevo, iniciado probablemente hacia el 1420 por Tudkhaliyas I.
Con sus sucesores Tudkhaliyas II (1390-1370) y Arnuwandas I (1370-1360) los problemas
internos se alternaron con el vasallaje a Mitanni, problemas que se agudizaron con Tudkhaliyas
III (1360-1344) quien hubo de hacer frente a sublevaciones de príncipes provinciales y a su
propio hijo, Tudkhaliyas el Joven, que se había declarado usurpador. Asimismo, los gasgas
presionaban por el norte y los cassitas, en un ataque fulminante, incendiaban Khattusha, la
capital imperial.
Sin embargo, con Shuppiluliumas I (1344-1322), hijo de Tudkhaliyas III, y que alcanzó
el poder de una forma ilícita, pues asesinó a su hermano mayor Tudkhaliyas el Joven, la
situación interior se restableció y en el exterior Hatti fue respetada al convertirse, gracias a la
personalidad del nuevo rey, en una potencia indiscutible, capaz de hacer frente a Mitanni, a
Asiria y a Egipto, (este país le había solicitado a uno de sus hijos para ser faraón, mediante
matrimonio) y contra el cual dirigió una campaña de venganza por territorio sirio, durante la
cual sus tropas contrajeron la peste, no escapando a ella, tiempo después, ni Shuppiluliumas
I ni su sucesor Arnuwandas II (1322-1321).
Desaparecido el gran rey hitita, el Imperio mostró su enorme fragilidad política. Murshilis
II (1321-1295) precisó muchos años de lucha contra sus Estados vasallos para restablecer su
prestigio y poder. A su muerte, sobrevenida en extrañas circunstancias, heredó el trono uno
de sus tres hijos, llamado Muwattalis II (1295-1272) que, aunque prosiguió con éxito la política
de su padre, hubo de hacer frente a Egipto en la zona, siempre difícil, de Siria, en donde libró
la batalla de Qadesh, de indeciso final, frente al faraón Ramsés II, conocida en parte por las
fuentes egipcias (Poema de Pentaur).
Con Urkhi-Teshub, denominado también Mursilis III (1272-1267), surgieron disputas
dinásticas que se resolvieron en favor de su tío Khattushilis III (1267-1237), hombre de gran
experiencia militar y política, que supo encajar la pérdida de Mitanni (conquistada por los
asirios) y pactar con Ramsés II, pacto que nos es conocido por varias fuentes.
Con los últimos reyes hititas el poderío de Hatti se fue diluyendo. Tudkhaliyas IV (1237-
1228) fue derrotado por los asirios y hubo de hacer frente a las gentes asuwa y ahiyawa.
Tanto Kuruntas, de breve reinado (1228-1227), como Arnuwandas III (1209-1207) y
Shuppiluliyamas (= Shuppiluliumas II) (¿1207?) mantuvieron en teoría las fronteras
territoriales, pero de improviso, hacia el 1190, el Imperio hitita desapareció de la Historia
a causa de la invasión de los «Pueblos del Mar». (¿Coincide con Troya?)
Los reinos neo-hititas.
Después de aquella invasión, que transformó el panorama político y étnico del Próximo
Oriente, el silencio se abatió sobre Anatolia. Ni la Arqueología ni las fuentes documentales,
casi inexistentes, sirven para conocer en profundidad la nueva época que se iniciaba,
caracterizada por la recesión económica, la despoblación y la presencia de nuevas gentes, de
accidentada historia, en el Asia Menor —entre ellas los frigios (mushku), en la zona central
de la meseta anatólica, y los lidios (luddu), en las costas del mar Egeo.
Fue en el este de la península y en la zona norteña de Siria donde se originaron unos
pequeños reinos, calificados como neo-hititas, políticamente autónomos, pero impregnados de
cultura hitita. Entre ellos, deben ser citados los de Gurgum (Marash), junto al Tauro; Meliddu
(Malatya), con una poderosa dinastía local; Karkemish (Cerablus), de gran importancia
estratégica; Sendjirli (Sama’al), en los contrafuertes del Amanus; y otros menos importantes
(la agrupación de Tabal, por ejemplo), que acabarían todos ellos, a pesar de recibir la ayuda
de Urartu y de Frigia, y después de sangrientas luchas contra los asirios, englobados en el
84
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Imperio de éstos, en tiempos del gran Sargón II.


Junto a las gentes neo-hititas, cuando no solapados cultural y políticamente, estaban
los arameos, con dinastías locales propias, algunas de gran significación histórica, con
proyección sobre toda Siria y, por supuesto, sobre los reinos neo-hititas, que nunca
constituyeron una unidad política, aunque sí religiosa y cultural.

La civilización hitita.
La civilización hitita ha sido conocida fundamentalmente gracias a la Arqueología, dado
que hasta no hace más de un siglo tan sólo se sabía de la misma por las alusiones contenidas
en la Biblia y por alguna documentación egipcia. Los archivos reales del gran palacio de
Hattusha, con documentos escritos hasta en ocho idiomas, junto a los restos
arqueológicos, han permitido delinear muchos aspectos de su compleja cultura, sincrética, con
elementos indígenas (hatti), indoeuropeos, asirios, hurritas —éstos muy evidentes en la
religión— y sirios.
Políticamente, el Estado hitita era una monarquía militar, fuertemente jerarquizada,
si bien subsistían núcleos feudales y principados aliados, confiados en la mayoría de los casos
a los familiares del rey, a quien se designaba, en cuanto a monarca legítimo, como «Rey del
territorio de Hatti» (lugal kur uru Khatti) y como «Gran rey» (lugalgal) para indicar su alto status
entre los demás reyes del Próximo Oriente. Su persona, llamada «Labama» (o también
«Tabama»), recordaba a prestigiosos antepasados regios. Por influencia extra-anatólica, a
partir de Shuppiluliumas, los reyes recibieron la titulatura de «Mi Sol» (dingir Utu-si),
equivalente a «Mi Majestad», identificativa con su divino papel de dispensador de justicia.
Aunque el monarca hitita tenía en la práctica un poder absoluto, en teoría estaba limitado por
las leyes y, especialmente, por la Asamblea de nobles (pankus)38, que entendía en
cuestiones de alta política (guerras, control militar, sucesión al trono, justicia). La reina, que
llevaba el título de «Tawananna», desempeñó, en cuanto transmisora de la realeza, un gran
papel no sólo familiar, sino también religioso y político, debiendo recordar a Pudu-Khepa,
esposa de Khattushilis III, que recibió de Ramsés II el doble de cartas que su esposo.
La sociedad se componía de libres (nobles —encabezados por los hashtanuri y los
tuppa(la)nuri—, mercaderes y artesanos) y de esclavos (prisioneros de guerra, básicamente)
y se regulaba por un Código, del que se conocen dos tablillas con un centenar de artículos en
cada una de ellas. La primera tablilla («Si un hombre...») legislaba sobre el homicidio, la
esclavitud, el matrimonio, las deudas, la propiedad y otros asuntos. La segunda («Si unas
viñas...») contenía preceptos sobre compraventa, tasas por delitos, delitos sobre el ganado y
sobre la moralidad y costumbres. En el articulado de ambas tablillas se observa la influencia
indoeuropea en la suavización de las penas, ignorándose la «Ley del Talión».
La vida económica se centró en la explotación de los pastos, los cereales, algunos

38Dentro de las primeras ciudades constituidas por las tribus indoeuropeas, la designación era electiva y debía
efectuarse en una asamblea integrada por los jefes de las distintas familias y tribus. El monarca reinante tenía
derecho a designar su sucesor en tiempos del Imperio Antiguo. Pero el príncipe heredero debía ser proclamado
por una asamblea de la familia real y de la alta nobleza, cuyos miembros formaban el Pankus, la totalidad de
los guerreros y de los nobles o Nakkes.
85
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

árboles frutales y el viñedo, que se complementó con una rica ganadería (caballos, vacas,
cerdos, ovinos). Los minerales y la metalurgia constituyeron de siempre una fuente de riqueza,
explotándose el cobre y la plata, así como el hierro. En época de los primeros karu anatolios
el hierro meteórico valía cinco veces más que el oro.
En la religión hitita pueden aislarse diferentes grupos de dioses o panteones. Entre los
propiamente hititas estaban Wurusemu, diosa solar de Arinna, su esposo Istanu, titular también
del Sol, y diversos dioses de la Tempestad. Al grupo nesita pertenecía Priwa, divinidad
asociada al caballo; Ispanza, la noche, y Halki, el grano. Entre las divinidades de origen hurrita
hay que citar a Teshup, Hepat, Shausga, Shimegi, el Sol, y Kushuh, la Luna.
Los textos religiosos informan en torno a ochenta festividades diferentes alusivas a
rituales, ceremonias culticas y fiestas (antahshum, nuntarriyashas, purulli, tethesnas), que se
celebraban a lo largo del año, lo mismo que los impresionantes relieves del santuario rupestre
de Yazili-kaya lo hacen de numerosos dioses y del culto, presidido en tal lugar por Tudkhaliyas
IV.
Por su parte, los demás textos que han sobrevivido, provenientes de distintos archivos
(Hattusha, Mashat Hóyük, Ortakóy, Ku-shakli), tratan de muy diversas materias. Los más
significativos han sido los Anales históricos (Anales de Shuppiluliumas I y de Murshilis II), la
historiografía (Testamento político y Autobiografía de Khattushilis I, Rescripto de Telepinus,
Tratados internacionales), así como las epopeyas, los textos mitológicos y astrológicos, sin
olvidar las numerosas cartas y el famoso tratado sobre el cuidado y la doma de los caballos
(Tratado de Hipología, del veterinario de origen Mitanni Kikkuli, redactado hacia el 1300).
En cuanto a las creaciones artísticas debe indicarse que fueron también sincréticas,
que, partiendo de un estilo local, puramente háttico, incorporaron influencias hurrito-sirias,
egipcias y babilónicas. Su arte fue utilitario, práctico, como puede verse en su arquitectura,
grandiosa y sólida por los aparejos ciclópeos utilizados (murallas y puertas de Hattusha).
Fueron muy probablemente los creadores de los pórticos con columnas a modo de salas de
recepción palaciega (hilammar en hitita, bit hilani en asirio) así como del prototipo de las
apadanas o salas de audiencia palaciales. La plástica se centró sobre todo en la labra del
relieve en basalto, en el que plasmaron ante todo leones y esfinges.
El código Hitita.39
Entre los textos más preciados, hallamos en las ruinas de Hattusha, dos colecciones de
leyes hititas en dos tablillas que contienen cada una de ellas un centenar de disposiciones. No
debemos creer que, en estos 200 artículos del Código hitita, como muy bien destacan los
hititiólogos, se encierra todo el cuerpo legal de los de los Reyes de Hatti. Es cierto, existen
lagunas. Pero a pesar de ello, podemos con esta interesante selección hacernos una idea
bastante clara de la estructura jurídica de la sociedad hitita y sus ideas sobre el derecho de
gentes, derecho de propiedad y sobre la vida económica y social del país.
A la tablilla I se la conoce según su comienzo "si un hombre" y la tablilla II por "Si las
viñas". Se comprueban en estos textos hasta tres estadios sucesivos de la legislación del
imperio hitita. Hasta la fecha es incierta, por no decir desconocido, el momento de la redacción
del Código hitita. Algunos autores como Hrozny, atribuyen a la tablilla I la época del reinado de
Shuppiluliumas, otros como Zimmern, al reinado de Hattushilis III o de sus sucesores. Lo que
parece indudable es que la tablilla II fue redactada posteriormente a la tablilla I, por lo menos
en su primera redacción, ya que la completa tratando más ampliamente ciertas materias.
Lo más claro es que dichas colecciones de leyes hititas han sufrido refundaciones del
Código y que algunos de sus artículos son muy antiguos, ya que se establece la composición
en especies y no en moneda, práctica utilizada por los proto-hititas o aborígenes de la meseta
de anatólica. Y, por otra parte, parece probable que los autores de estos textos legales no
tuvieron intención de redactar códigos completos, sino más bien de puntualizar las
modificaciones aportadas a la costumbre o a la legislación más antigua.
Merece destacarse el escaso carácter jurídico del Código hitita, pues se trata, como
señala Montenegro, más que de un Código auténtico, "de una fijación de costumbres vigentes"
cuyo tipo de penalización se ha ido revisando a través de distintas épocas. No se recogen, por
el contrario, las costumbres sobre las que los reyes no vieron la necesidad de proceder a
ninguna enmienda por escrito.
Por consiguiente, esta compilación de leyes sorprende, entre otras cosas, porque no
aparece dispuesta en orden riguroso, como lo hubiera hecho cualquier jurista, sino que agrupa
temas un tanto arbitrariamente, con arreglo al tipo de delito o a la cantidad de la pena.
Un caso curioso: es en el Código Hitita donde por primera vez aparece en la antigüedad
se prevé el caso de "homicidio con premeditación". Y llega incluso a distinguir entre el crimen
premeditado, el contenido a impulsos de la cólera, el derivado de una imprudencia o el

39Martí-Brugueras. Los Hititas. Barcelona, Bruguera. 1976. pág. 141 a 241.


86
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

acompañado de robo, siguiéndoles consiguientemente a cada uno de estos tipos de delito una
pena específica justa y adecuada.
"Por todo ello la legislación hitita se nos antoja mucho más avanzada que la legislación
sumeria o la de Hammurabi" afirma el doctor Montenegro Duque. Esto nos lleva a preguntar si
el Código hitita es anterior a sus hermanos del próximo oriente, los Códigos de Ur, Isin,
Esunnak, o el celebérrimo de Hammurabi, con los que tiene vinculación.
El Código hitita señala en sus leyes los castigos aplicables sobre todo a crímenes y
delitos contra las personas y la propiedad privada. Sorprende observar que no se registran en
dichas leyes sanciones especiales referentes a las clases privilegiadas, es decir, sanciones
reguladas por el Pankus, para cuando el culpable pertenecía a la familia real o a la nobleza.
Delitos contra las personas.
La ley determinaba que los crímenes y delitos contra las personas eran el homicidio, los
golpes y las heridas, el aborto, el rapto, el atentado contra las costumbres y los actos contra la
naturaleza.
El homicidio.
La ley distinguía el homicidio voluntario, el homicidio por imprudencia y el homicidio en
pelea. La pena variaba, además, según la condición social de la víctima.
Cuando el homicidio voluntario era de un hombre libre, "el culpable debe entregar cuatro
cabezas", es decir, cuatro personas; por muerte de un esclavo, "solamente dos" (arts. 1, 4,
174).
Si "su mano ha pecado", señala la ley, es decir, si el "acto es involuntario" la pena se
reduce a la mitad. Y cuando el homicidio se producía durante una pelea, el castigo se reducía
aún más, con la entrega de una sola cabeza.
En cualquier caso, el homicida se veía obligado a devolver el cadáver, quizá para
asegurar su sepultura en lugar adecuado y con el ceremonial prescripto.
La ley cambiaba cuando el difunto era mercader. El texto antiguo distinguía entre las
diversas partes constitutivas del Imperio Hitita. Cuando el mercader o comerciante era
asesinado en el propio país de Hatti, el homicida debía una compensación en plata y la entrega
del cadáver.
El homicida no siempre era descubierto; si se conocía la persona del asesino la ley
preveía en este caso que la ciudad en territorio de la cual se había cometido el crimen debía
ser la responsable.
Golpes y heridas.
Cuando los golpes y heridas no producían la muerte, la ley señalaba el pago, en
compensación, de una cantidad determinada que oscilaba según las características de la
agresión y la categoría del agredido. Así por ejemplo el artículo 10 señalaba que si los golpes
recibidos provocaban incapacidad temporal para el trabajo, el delincuente debía procurar un
substituto para trabajar en el lugar de la víctima hasta su curación, entregarle inmediatamente
una indemnización y pagar los honorarios médicos.
El aborto.
También la legislación se ocupaba del aborto provocado, aunque sin distinguir si es por
intervención o accidente intencionado. Pero si, sobre todo toma en consideración, "si se trata
de una mujer de condición libre y el estado más o menos avanzado del embarazo". Por ello,
fija de 10 a 15 medios siclos la indemnización para la mujer libre, y para la esclava se fija
invariablemente en 5 medio siclos (arts. 17 y 18). La distinción entre lo avanzado de la
gestación desaparece en el texto más reciente, aunque se dobla la indemnización material a
20 medio siclos como máximo para la mujer libre y 10 medio siclos para la esclava.
El rapto.
Solía castigarse más que el mismo homicidio (art. 19 bis). La sanción no obstante era
diferente si se trataba de un hitita libre, de un esclavo, o de un ciudadano de país aliado,
protegido, etc. Cuando se producía el rapto de un niño, robado del palacio o del campo de
alguien, no estaba tasado. El tribunal fijaba las penas según las circunstancias del hecho (art.
44).
Atentado contra las costumbres.
Si el atentado se cometía en la persona de la propia madre, de la hija, del hijo, de la
suegra, durante la vida del padre, o de la hija, la madre o la hermana de la propia mujer, el
culpable estaba sujeto a castigo (arts. 189 a 195). Aunque la ley no especificaba la naturaleza
del castigo, lo más probable es que se tratara de la pena de muerte. El art. 194 afirmaba "no
se incurre en pena por el comercio con cualquier otra pariente de una mujer libre, ni en el caso
en que un hombre y un hijo tuvieran relaciones con la misma esclava o con la misma prostituta."
Actos contra naturaleza.
Estos crímenes se reservaban al tribunal del rey, que habitualmente condenaba al
culpable a la pena de muerte (arts. 187, 188, 189, 200). Si no había condena, quedaba por lo
87
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

menos una mancilla, que impedía al culpable desempeñar las funciones de sacerdote, por
considerarlos indignos para tal puesto.
Delitos contra la propiedad privada.
Como delitos contra la propiedad privada se consideraban el robo, el incendio, y los
perjuicios ocasionados a los animales o campos.
Robo.
Entre los delitos de robo se distinguían entre los de animales, el de frutos, el de cepas
de viña, el de utensilios o materiales, el robo de una casa habitada y, en resumen, la
apropiación de cualquier cosa, de animales extraviados o de objetos perdidos. El ladrón estaba
obligado a pagar una indemnización que variaba según lo robado fuesen frutos, animales,
enjambres de abejas, etc. El art. 101 estipulaba que el ladrón de cepas de viña, tenía
primitivamente la obligación de pagar una indemnización de medio siclo por unidad robada;
además era golpeado con una lanza "símbolo de la autoridad pública".
Si el ladrón era un esclavo, únicamente estaba obligado a pagar la mitad del valor que
de ordinario pagaba un hombre libre. Sin embargo, recibía una pena corporal consistente en
que se le cortara la nariz y las orejas. En general el robo fue considerado de diversas maneras,
según las épocas. Pero siempre la tentativa se consideró y castigó como si el hurto se hubiese
cometido.
Incendio.
Los arts. 98 y 99 señalaban que, si un hombre libre pretendía prender fuego a la casa
de alguien, se veía obligado a reconstruirla; no obstante, no debía nada por las personas,
objetos muebles o animales que hubieran perecido. Si es un esclavo, su dueño indemniza al
propietario de la casa o, si lo prefiere, entrega al esclavo para el servicio hasta que compense
con su trabajo el perjuicio causado. Ahora bien, siempre el esclavo incendiario pierde su nariz
y sus orejas. El art. 100 agregaba que si una granja vacía era incendiada debía ser
reconstruida; si contenía ganado debía entregar una cantidad igual a su cosecha siguiente.
Perjuicios causados.
La legislación hitita era bien explícita y determinaba claramente lo que debía hacerse
en cada caso que se causaban perjuicios a animales o a campos. He aquí, por ejemplo, los
arts. 87 a 89 en que se señala: si se mata a un perro de pastor debe pagar 30 medio siclos; a
un perro de ganadero 12 medio siclos; a un perro guardián un medio siclo. Si un cerdo por
ejemplo entraba en un campo de cultivo o en un jardín, el propietario de la quinta tenía pleno
derecho para matarlo, pero se lo condenaba a trabajos forzados si no entregaba a su dueño
el cuerpo del animal. Cualquiera que deje entrar carneros a la viña de otro debe pagar una
indemnización que se calcula según la invasión. Otro ejemplo lo tenemos en el art. 74, que,
por todo cuerno o pie roto de buey, el propietario debe reclamar la entrega de otro animal en
buen estado; ahora bien, si prefiere conservar el suyo, puede exigir dos medios siclos de
indemnización. Pero si lo que pierde el buey es un ojo, la indemnización se aumenta a 6 medio
siclos.
La venganza pública.
La venganza ejercida por el Estado hitita o vindicta pública se inspiraba en dos
principios: 1º. Ciertos crímenes podían atraer la cólera de los dioses sobre el pueblo; por lo
tanto, sólo unos sacrificios expiatorios apartarían los efectos de la cólera.
2º. Otros crímenes eran un atentado directo contra el orden público, ante eso, los
castigos temporales inspiraban un temor saludable a los que intentaban cometerlos. La
mayoría de las veces, al culpable de un delito se le imponía una sanción en especie o dinero.
En ciertos casos muy especiales la sanción se dejaba a voluntad real.
El Código hitita determina que la solidaridad familiar únicamente subsiste en caso de
rebelión contra el Gran Rey. Y el tratado de los deberes de los servidores de los templos los
conserva también para algunas faltas contra las divinidades.
Las penas Corporales.
Repetimos una vez más que el Código hitita sobre todo en el imperio nuevo, era mucho
menos severo que las de otros países como por ejemplo Egipto, Asiria y Babilonia, en lo
referente a penas corporales. Sólo se prevé la mutilación, los trabajos forzados y la pena de
muerte.
La mutilación.
De la nariz y de las orejas se reservaba únicamente para los esclavos, y solo en dos
tipos de causas penales: robo e incendio.
Los trabajos forzados.
Se imponía en ciertos casos de robo, como por ejemplo cuando no se devolvía a su
propietario un utensilio perdido y hallado por otro.
La pena de muerte.
Se aplicaba nominalmente en estos casos: 1. Rebelión contra el rey o algún alto
dignatario. 2. Sublevación de un esclavo contra su señor. 3. Robo de la lanza de bronce en la
88
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

puerta del palacio real. 4. Adulterio de la mujer. 5. Violación de una mujer en un lugar donde
no se la pudiera oír. 6. Crimen de una mujer que se entrega a un hombre en su casa, sin pedir
socorro. 7. Bestialidad. 8. Sortilegio40 cometido por un esclavo.
En los arts. 187 a 191 y 195 a 198 se habla de otros casos de faltas sexuales, pero no
se indica el castigo. Se entiende, no obstante, que debían castigarse con la pena capital.
El matrimonio.
La legislación hitita no trata el derecho familiar, sino únicamente del matrimonio. Fácil
es comprender que la estructura de la familia hitita conservaba muchos aspectos de la tradición
patriarcal indoeuropea, donde el padre o marido es dueño y señor de cuantos bienes y
personas integran la casa y donde la consideración jurídica de la mujer y los hijos no difería de
los restantes bienes familiares. En efecto el matrimonio era un acto unilateral, en el que
siempre el marido tenía una posición preponderante y la mujer estaba en situación de
inferioridad en relación con él.
Consistía en el hecho que el hombre tomaba por esposa a una mujer y la "poseía
plenamente"; o bien un padre "entregaba a su hija como esposa" para que el hombre entrase
en posesión de ella.
El matrimonio podía existir entre gentes de clases diferentes o de la misma condición
social, indistintamente. Entre los distintos escalafones sociales hititas, no existían barreras ni
problemas sociales o raciales con los pueblos asimilados.
El matrimonio se podía realizar de dos maneras:
1. Por compra: Existía entre personas de condición libre. Después del acuerdo
preliminar y de celebrar los esponsales, el pretendiente entregaba a la familia de la novia un
precio o cantidad estipulada que se denominaba Kusata, desde aquel instante convertía a la
mujer en su "prometida", aunque el matrimonio no sería válido hasta la total consumación. Los
padres tenían la facultad de romper el compromiso matrimonial y casar a su hija con otro
hombre. Debían entonces devolver al novio despreciado la cantidad entregada como Kusata.
También el prometido podía romper legalmente el compromiso matrimonial, a condición de
renunciar a la Kusata ya entregada para la compra de la novia.
2. Por rapto: Tan arraigado en muchos pueblos primitivos, el matrimonio por rapto
también fue practicado por los hititas por hombres de toda condición, incluso esclavos, y la ley
reconocía la validez total de este medio de conseguir esposa. En el art. 87 la ley hitita prevé
que "si una muchacha se promete en matrimonio a un hombre y otro la rapta, éste le compensa
de todo lo que constituye el regalo del primer hombre, y el padre y la madre no tienen que
compensar". El rapto se producía a veces con muchos problemas incluso sangrientos. El
Código hitita consiente de su importancia para prohibirlos e incluso castigarlos, declara que
"cuando alguien rapte a una mujer y se le persiga, si mata a dos, o tres hombres no hay
compensación". En resuman, el derecho al rapto no se negaba a nadie, cualquiera que fuese
su condición, incluso de la clase social más inferior, tales como pastores semi-nómadas,
mezcladores de ungüentos, esclavos, etc. La mujer libre quedaba entonces, durante tres años
en la condición de esclava, y transcurridos éstos, recuperaba su libertad.
La esposa.
La mujer casada residía en casa de su marido, o en la de sus padres. En Asiria también
tenían esta costumbre. Normalmente la esposa recibía de su padre una dote para ayudar en
los gastos del ajuar de la casa. Esta dote parece corresponde a otra similar de los hurritas de
Nuzi.
Si la mujer casada vivía con sus propios padres, los hijos habidos en el matrimonio, no
llevaban el nombre del padre, sino el de la mujer. Esta es una de las señales que atestiguan
la influencia de los proto-hititas en la sociedad ya imperial, con su concepto muy arraigado del
matriarcado en la sociedad.
En tiempos del imperio antiguo, se dejó sentir sin duda esta influencia de la sociedad
matriarcal de los aborígenes de Anatolia sobre los recién llegados indoeuropeos. De ello
también nos hablan los cultos preponderantes a las diosas de Hatti. Hasta en el Código hitita
se adivinan restos de estas antiguas costumbres matriarcales. Por ejemplo, fijémonos en los
arts. 28 y 29 en los que vemos a la esposa colaborando con el marido en la búsqueda de
esposo para sus hijas. O en el art. 171 en la que la madre puede repudiar a su propio hijo. Por
último, a lo largo de la vida histórica de los hititas puede apreciarse la decisiva preponderancia
de la mujer, pues no solo presidía esta por sí misma ciertos cultos y en otros acompañaba a
los varones de su familia, sino que además intervenía en la alta sociedad con voluntad
innegable, dentro de ciertas esferas de la vida del país.
Por otra parte, el matrimonio obligaba a la mujer a la fidelidad conyugal. El art. 197
declara "si un hombre toma a la mujer en una montaña es falta del hombre y éste será

40Adivinación que se hace por suertes supersticiosas.

89
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

condenado a muerte". Y si es que las condiciones en que ella se encontraba no le permitían


pedir auxilio y obtener el consiguiente socorro; por lo tanto, no se la podía perseguir, "puesto
que no se podía demostrar que ella hubiera dado su consentimiento". Pero a continuación
añade "más si el hombre la toma en su casa, hay falta en la mujer y ésta deberá morir. Si el
esposo los encuentra a los dos y los mata, no recibirá ningún castigo".
Aparte del rapto, este es el único caso en que la ley reconocía el derecho de venganza
personal. No obstante, en el supuesto que el marido no actuase inmediatamente en el
momento del delito, no le estaba permitido castigar más tarde personalmente a los culpables.
El matrimonio entre los hititas, se disolvía por la muerte de uno de los cónyuges o por
el divorcio. La ley no contiene ninguna disposición sobre el divorcio de dos esposos de
condición libre. Cuando se producía el divorcio, los bienes se dividían; pero el marido se
quedaba siempre con los hijos, "excepto uno que marchaba con la madre". Por otra parte, no
hay ningún texto que haga referencia al concubinato legal. Parece, sin embargo, que se
admitía entre los hititas, como entre los pueblos del próximo oriente de esa época. El Gran Rey
era el único en Hatti que podía tener harem; a los demás no se les permitía la poligamia, pero
se les autorizaba a tener concubinas, cuyos hijos nunca eran considerados legítimos, excepto
en el caso de Mursil III o Huri-Tesub.

Trabajo Práctico 7:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el diccionario.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales. Realizar el fichado temático.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico:
 Período histórico (años si los hubiere, siglos o milenio)
 Ubicación geográfica (área ocupada)
 Organización política (organización y forma de gobierno, nombre de gobernantes,
instituciones si las hubiere, ciudades capitales e importantes)
 Organización social (clases sociales, relación entre ellas, formas de matrimonio,
posesión de bienes, derechos de herencia y matrimonio, legislación si la hubiere)
 Religión (forma, dioses, denominación, conformación de tríadas, forma de los templos,
etc.)
 Rasgos culturales sobresalientes (escritura-artes-ciencias-etc.)
4. Realice un análisis siguiendo el procedimiento mencionado al inicio de la carpeta de lecturas
del siguiente texto: El Código Hitita.

LOS REINOS DE FRIGIA Y LIDIA


El reino de Frigia se debió, obviamente, a los frigios, venidos de Tracia junto con otras
tribus macedonias y armenias, en distintas oleadas. Si al comienzo ocuparon la meseta central
anatólica, finalizarían por ubicarse en el área meridional costera, que llegaron a controlar
durante algún tiempo. Los asirios en su avance chocaron con ellos ya en tiempos de
Tiglatpileser I (1115-1075). Sin embargo, hasta el siglo VIII no se tendrían noticias concretas
de tal pueblo y reino con sus dos reyes más importantes: Gordios y Midas. Este último, célebre
por su leyenda, había extendido su reino hasta Urartu, pero se enfrentó al asirio Sargón II, a
quien hubo de cederle parte de su territorio. Hacia el 678 Midas fue derrotado por los cimerios,
que habían invadido el Asia Menor. Tras su suicidio, Frigia desapareció como reino, para pasar
a ser controlado por Lidia y luego por Persia en el 546.
Por su parte, el reino de Lidia, constituido por gentes de origen indoeuropeo, ocupó la
costa occidental del Asia Menor, junto al mar Egeo, teniendo por fronteras Misia al norte, Frigia
al este y Caria al sur. Contó con tres dinastías: la Atíada, con Atis y Lido, personajes
legendarios; la Heráclida, que desde el siglo XII se mantuvo hasta el VIII y que hubo de hacer
frente a la invasión de cimerios; y la Mermnada, con tres reyes importantes, Giges, Aliates y
Creso.
Tal reino llegó a extenderse desde el río Hallys hasta las costas del Egeo (prácticamente
la mitad del Asia Menor), teniendo su capitalidad en Sardes. Giges (687-652), que convirtió
Lidia en potencia marítima, hubo de pactar y tributar al asirio Asurbanipal para poder hacer
frente a los cimerios, que habían derrotado a Midas de Frigia, cosa que consiguió en un primer
momento y que le significó un gran prestigio entre los pueblos de Anatolia y las colonias griegas
allí establecidas. Tras una política indecisa, por su acercamiento político a Egipto, acabaría
siendo derrotado por los cimerios, dirigidos por un guerrero cario, de nombre Dugdamme
(Ligdamis), muriendo en un hecho de armas.
Su hijo Ardis (652-615) volvió a solicitar ayuda a los asirios, pudiendo derrotar a
Dugdamme. Con sus sucesores Sadiates (610-561) y Aliates (610-561) Lidia volvería a

90
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

recuperarse, iniciando incluso conquistas territoriales (Caria). Sin embargo, Aliates, en el vallé
del río Hallys, tendrá enfrente a los medos contra quienes terminó luchando hacia el 590. La
lucha hubo de interrumpirse por
un eclipse de sol. Esta
circunstancia y la larga duración
de la guerra motivaron un tratado
de paz y el matrimonio político
entre Arienis, la hija de Aliates, y
Astiages, hijo de Ciaxares, rey de
los medos.
Creso (561-546), su hijo y último
rey lidio, tuvo unos comienzos
difíciles, dado que su
hermanastro aspiraba también al
trono. Se caracterizó por su filo
helenismo, sabiendo aunar lo
griego y lo asiático con vistas a
una mayor proyección del reino.
Sin embargo, por circunstancias
coyunturales fue atacado por el
persa aqueménida Ciro II tras
haberse apoderado éste de su
propio abuelo, Astiages, a la
sazón cuñado también de Creso.
El nuevo rey persa derrotó en
Pteria a Creso persiguiéndolo
luego hasta Sardes. En el 546
finalizaba el reino de Lidia.
La economía de Lidia se basó
en su rica agricultura, su

ganadería y sus amplios recursos


en metales preciosos, todo ello complementado con una excelente praxis comercial. Contando
como instrumento de cambio la moneda, precisamente creada por el rey Giges, al decir de
Heródoto.

LOS FENICIOS I.41


Se afirma que a partir del II milenio a.C. emprendieron la conquista pacífica de los
mares, entre los siglos XIII y IX a.C. Los griegos los denominaron phoeniki (hombres rojos), tal
vez por su industria nacional. Legendariamente se admitía su procedencia del interior de
Arabia, a los que se llamaban himyaritas. Hoy hallamos en su lugar las siglas A.M.R, que en
árabe significa rojo. Posiblemente dieron el nombre al Mar Rojo en su peregrinar por la costa
hacia la zona entre el Líbano y el Mediterráneo. Mantuvieron su celebridad desde el siglo XX
a.C. hasta el V a.C. en el Cercano Oriente.
Ocuparon primero el Hadhramaut (costas del incienso) desde Adén hasta Mascate. Su
lengua Himyarita denominada sud - arábiga antigua, parece ser la madre de la lengua fenicia,
así sus inscripciones tienen semejanza con el alfabeto fenicio y árabe.
Este reino de los himyaritas fue llamado por los egipcios país del Punt. Según Máspero,
Punt, Puanite, Poeni y Puni son sinónimos que denominan tanto a los fenicios como
cartagineses.
Antes de su instalación en el litoral del Líbano ya comerciaban con India, Arabia, África
y Ophir (lugar desconocido).
Cuando llegaron a la zona la hallaron habitada por tribus cananeas, excelentes
agricultores. Así nacieron centros poblados dedicados al comercio y a la agricultura de la costa.
Son herederos del espíritu de empresa de los himyaritas y los agricultores cananeos. Sus
ciudades estaban emplazadas sobre islotes y estrechos promontorios rocosos.
La historia de los fenicios es la historia del cedro, que cubría la mayoría de los montes.

41 (Mazel, sd.)
91
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

El Antiguo Testamento42 los nombra asiduamente. Templos Egipcios, Asirios y hebreos fueron
construidos con esta madera. Igualmente, los astilleros absorbían esta madera. Es la causa
del arrasamiento total de hoy. Sólo existe una reserva de 400, cuidados por sacerdotes
maronitas.
Cortados en la montaña, eran trasladados a la costa, transformados en tablones,
cargados en naves o remolcados por flotación. Se conocen estos detalles por los relieves del
templo de Sargón en Khorsabad.
La estrecha costa fértil atrajo a hititas, asirios y egipcios, quienes junto a los fenicios
lograron una civilización pujante y de síntesis. Por primera vez un reducido grupo de hombres
instauraba un nuevo sistema de intercambio de mercaderías, de bienes, de ideas y que iba a
expandirse por el Mediterráneo.
Biblos es una de las más antiguas, con estratos que retroceden hasta los 8000 años.
Se halla una Biblos neolítica del 3000, la de los amorritas del 2000 y la del siglo XVIII dominada
por los Hicsos, quienes trajeron el dominio del caballo y uso y fabricación del carro. Se
encuentra una influencia egipcia entre el s. XV al XIII, que se prolongará hasta el siglo VII a.C.,
que es la edad de oro fenicia. Posteriormente la dominación asirio - babilónica hasta el 539, al
que continúan dos siglos de prosperidad en la interdependencia con Persia. Cuando dominan
los griegos recién pierden su antiguo nombre de Gebel por Biblos (vos griega. Biblos del griego
Biblon, significa "ciudad madre de la escritura" o sea del libro).
Los restos más importantes de la Biblos fenicia es el "templo de los obeliscos". Se
admira su altura y simetría. Estas piedras eran llamadas Beth-El (piedra de dios) que dio origen
al término Betyle (betilo). Algunos preferentemente tallados, otros toscamente recortados.
Fueron rechazados, tanto por hebreos, cristianos y árabes por haber sido sitio de
sacrificios cruentos. Aquí fueron hallados diversos restos: estatuillas, anclas de piedra de forma
perfecta cual exvotos, y en la necrópolis real, el sarcófago del rey Ahiram que es famoso por
contener 22 letras que juegan con un valor fonético. De aquí derivará el alfabeto púnico y los
greco - latinos. La inscripción es una advertencia: "Aviso: Aquí debajo está tu pérdida" y
continúan una serie de exhortaciones contra quien lo profane.
Pese a ello la ciudad floreció en la época helenística y fue plaza fuerte de los cruzados
que la llamaban Giblet.
Tiro ubicado en el extremo rocoso de una península unida al continente por una
estrecha zona arenosa. Este istmo recuerda las instalaciones hechas por Alejandro Magno
para tomar la ciudad que se resistió hasta la muerte. Aunque la vieja Tiro se hallaba en tierra
firme, se trasladó debido a las presiones asirias. Se piensa que la nueva ciudad se instaló
hacia el siglo VII por las escrituras del profeta Ezequiel (XXVII, 9-25), quien cantó las glorias
de la Tiro insular. Se cree que fue destruida (la antigua) en 574 por Nabucodonosor; y la nueva
en el 331 por Alejandro Magno.
El período floreciente va del 970 al 925, época del rey Riram (o Hiram) "el Grande",
quien había sido amigo de David y Salomón, por ello la descendencia de Judá e Israel llevan
sangre fenicia. (Jezabel, princesa tiria, casa con Ahab de Israel). Su relación con el Rey
Salomón está documentada en el Libro de los Reyes I (Reyes I, Cap. V. ver. 17 y sig.). Facilitó
a Salomón, toda la madera de cedro y ciprés a cambio de 20.000 medidas (coros) de trigo y
20.000 medidas (batos) de aceite de oliva, todo anualmente y además la participación de
obreros tirios especializados para la construcción del Templo como del Palacio Real,
enriquecimiento de ciudades, plazas fuertes, y guarniciones. Salomón, a su vez entregaría una
sección de su territorio con 20 ciudades.
También fue hombre de negocios asociado a Salomón (Reyes I, IX, 26-28) en la
construcción de naves en Elat en las cuales eran diestros marineros y realizaron viajes hasta
Ophir, de donde trajeron 420 talentos de oro, madera de sándalo y piedras preciosas. En
idéntica forma mancomunada comerciaban con Tarsis (Andalucía)(oro, plata, marfil,
animales). También se dedicaron al comercio de caballos y carros (caballos en cilicia y carros
en Egipto) (Reyes I, cap. X, versículos 26-29).
Pero parangonada a ello llegó la degeneración, el matrimonio con tirias y la adoración
de los dioses fenicios, sobre todo el culto a Astarté. La relación además se rompe, cuando
Nabucodonosor conquista Israel y reduce a cautiverio a los hebreos y sin hallar el apoyo o
socorro de los fenicios, de allí que consideren una venganza la toma de Tiro, posteriormente,

42Ezequiel, 31, V.1 y sig. Quinta predicción: "El cedro abatido". El año undécimo, el día uno del tercer mes, Yahvé
me dirigió la palabra y me dijo "Hijo de Hombre, di al faraón, rey de Egipto y a su pueblo: ¿A quién te pareces en
tu grandeza?/ Mira, Asur era un cedro del Líbano/ de espléndido ramaje, espesa fronda/ y altura sublime;/ entre
las nubes despuntaba su copa./ Las aguas le hicieron crecer,/ el abismo le exaltó,/ llevando sus ríos/ entorno del
lugar/ donde estaba plantado/ mandando también sus acequias/ a todos los árboles del campo./ Así aquel cedro
superó en altura/ a todos los árboles del campo;/ crecieron sus ramas sin cuento;/ su ramaje se alargaba,/ por la
abundancia de agua/ que junto a él corría./ .... / No le igualaban los demás cedros/ en el jardín de Dios, / los
cipreses no podían competir/ con su ramaje, / no emulaban los plátanos su follaje. /...
92
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

por el rey de Babilonia. Hacia el 539 hay una preponderancia de Sidón, para una recuperación
de Tiro. Con Ciro finaliza el cautiverio de Babilonia y la liberación de los hebreos. (Edicto de
Ecbatana 530). Continuará la preponderancia fenicia durante dos siglos hasta que los griegos
comienzan a afirmarse en el Mediterráneo. Con ellos tratarán de evitar todo conflicto sobre las
zonas comerciales, sobre todo aquellas denominadas "vedadas de caza".
Sidón, nunca cambió de emplazamiento, fueron los propulsores de los cartagineses al
fundar la colonia de Kambé en el 821, en el Golfo de Túnez. Sus artistas se caracterizaron por
la construcción de sarcófagos al estilo egipcio por su forma y griego por sus representaciones.
Cuando la conquista de Alejandro, le ofrece presentes, salvando así a su país pues
consideraban al heroísmo como inútil, era preferible un destino pacífico que una preocupación
por las armas. Según Diodoro de Sicilia, los sidonios se consideraban incapaces de resistir la
presión persa y prefirieron incendiar sus casas y sus navíos pereciendo entre las llamas bajo
los escombros de la ciudadela. No obstante, ello se cuenta que ayudaron con naves a los tirios
para evitar la masacre.
La triada divina estaba integrada por Baal, Astarté, y Schmoun (este como el Melkart
tirio). Se destaca sobre todas las ciudades fenicias, por su dedicación a la cultura y a la
búsqueda del saber, cual principio de la teoría atomística. Se supone que aquí se inventó la
tabla de multiplicar y la teoría de la hipotenusa.
Beirut (Beryte) menos célebre que las restantes. Continúa como todas las ciudades con
un abierto liberalismo económico. Cuenta con sociedades financieras y comerciales. Similar a
Tiro por sus inmuebles sobre escarpados rocosos en el litoral accidentado. No dudaban en
correr riesgos y conceder cierto crédito de confianza.
En lugares desconocidos depositaban la mercancía en la playa para que los naturales
dejaran allí al día siguiente el trueque propuesto. Si convenía la tomaban, en caso contrario
regresaban al mar esperando un nuevo día. Los naturales debían aumentar su oferta. Este
"mudo" comercio podía durar varios días, apoyado en un riesgo ligeramente aceptado, muchas
veces los productos de intercambio eran alimentos que se degustaban en las buenas mesas
de Tiro y Sidón.
Los fenicios en general, poseían una ciencia de lo inexpresivo, enseñada sobre todo
por mujeres, aprendían a comunicarse sin palabras, movimiento de párpados, inclinación de
la cabeza, posición de las manos, silencios, son códigos que aún practican los orientales, de
allí que tengan superioridad entre gente de expresión hablada y tengan éxito en sus empresas.
Comercio.
En cuanto a la explotación del comercio, sobre todo en Chipre el cobre, de donde parece
ser que proviene el nombre de la isla Chupros (cobre), cuprita, cuipre y copper.
De las islas Eólicas: granito, gres, lava negra, pómez y obsidiana, la más apreciada y
cristalina, marrón, tan dura como el diamante. Principalmente de Liparé hay inmensas vetas
de obsidiana que servían para cajas, joyas, hojas de cuchillo, materiales para la caza y la
guerra en puntas de flecha, hojas de daga, arpones. Persistirá su vigencia hasta el siglo XII en
que es reemplazada por el hierro.
Es muy difícil determinar la presencia fenicia en el Mediterráneo pues dejaban contadas
pruebas de su presencia o ninguna. Se hallan objetos de arte hechos por otros pueblos, pero
transportados por ellos. Además, sus escalas eran de corta duración, el tiempo necesario para
el intercambio, un sacrificio a los dioses, la espera de brisa y desaparecían.
De Puzzuolo, cerca de Nápoles, traían el azufre con un sistema de representantes
regionales que lo almacenaba a la espera de los navíos. También se hallaron rastros de su
existencia en Techia y Capri denominada "Scala fenicia".
Desde el Tirreno siempre siguieron el sol poniente (Occidente) y el Atlántico los atraía
con sus misterios. Recuerdo de ello es el Estrecho de Gibraltar, que denominaron Columnas
de Melkart (luego columnas de Hércules) posiblemente llegaban tras dos semanas de
navegación y como lugar de apoyo poseía Utica (África del Norte) y otras como Cerdeña e
Ibiza.
Hacia el siglo XII a.C. fundaron Cades (Cádiz). Lugar estratégico de su ruta del metal
(cobre y plata) plomo, estaño y también oro y marfil de África. En Cades atún y explotación de
salinas para la conserva de pescado. Este lugar se convertirá en colonia de Cartago. Pero la
principal preocupación fue el estaño, por el cual llegaban hasta Penestrin (Pen = estaño) donde
las coladas estagníferas van hasta el mar en las proximidades del río La Vilaine. También
servían como depósito de material, lo que condujo a pensar en caminos terrestres, en el
itinerario del estaño. Uno de los lugares fue Montebrás, cerca de Montuclo en Creuse. Los
descubrimientos arqueológicos permitieron reconstruir fases de explotación, lavado del mineral
en las riberas con la ayuda de balsas de agua, molturado basándose en morteros y pilones.
Se deduce que la zona de Morbihan fue una importante productora de estaño.
En su afán, llegaron hasta las Casitérides S.O. de Inglaterra y las islas Scilly
93
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

(Sorlingues) y en Cournalles.

LOS FENICIOS II
Fenicia ocupaba una estrecha franja de tierra costera del Mediterráneo oriental, desde
Tell Sukas, al norte, hasta el monte Carmelo, al sur, encuadrada por el río Orontes y el monte
Líbano al este. Al abrigo de sus islotes y sus accidentadas costas nacieron toda una serie de
ciudades marítimas, independientes entre sí, destacando Arados (Arwd, hoy er-Ruwad), Biblos
(Gbl, hoy Djebail), Berito (Brt, hoy Beirut), Sidón (Sdn, hoy Saida) y Tiro (Sr, hoy Sur).
Los fenicios, término que aparece en textos egipcios, ugaríticos, micénicos, hebreos,
así como en Homero (Phoínikes) fueron cananeos, descendientes del tronco semita, que
arribaron a Siria y Palestina antes del 3000.
De hecho, nunca constituyeron una nación con autoridad central ni desarrollaron una
política unitaria. Ello ha motivado que los datos históricos sobre sus ciudades sean escasos, y
que sean la Arqueología y las fuentes egipcias, asirio-babilónicas, bíblicas y grecolatinas —
muy parciales todas ellas— los únicos instrumentos que permitan conocer algo de su Historia.
El desarrollo histórico cananeo puede dividirse en dos grandes periodos (paleo-fenicio y fenicio
propio) separados por el año 1200, fecha asignada a la invasión de los «Pueblos del Mar».
Antes de aquel año el territorio de Canaán había conocido la presencia de eblaítas, acadios,
neo-sumerios, hurritas, amorreos e hicsos, causantes éstos de que el territorio cayera en
manos de los egipcios, los cuales lo tuvieron bajo su influencia hasta la batalla de Qadesh,
sostenida entre Ramsés II y Muwattalis II, como se dijo con anterioridad.
Durante todo ese largo periodo de más de un milenio de duración las ciudades
estuvieron bajo la influencia de Biblos y de Ugarit, y en menor medida de Tiro. La crisis del año
1200 que había provocado la desaparición del Imperio Hitita, según se dijo, y también la
destrucción total de Ugarit, pudo resolverse para los fenicios a costa de reducir su territorio,
que fue entregado a filisteos (por el sur) y a arameos (por el nordeste).
Estas pérdidas territoriales y la fuerte presión asirían provocaron serios problemas a las
ciudades-estado fenicias que, reducidas a la franja territorial costera, pronto se vieron en
situaciones críticas motivadas por la carencia de productos de primera necesidad y por un
exceso demográfico. Estos problemas y una serie de condiciones técnicas y económicas les
obligaron a orientar definitivamente su vida hacia el mar y a ser sujetos de su propia Historia.
Si los comerciantes de Sidón, gobernada entre otros por Ahiram (ca. 1000), Ittobaal (ca.
975), Yehismilk (ca. 950) y Abibaal (ca. 930), navegaron por el Egeo, bien pronto la iniciativa
colonizadora y comercial del Mediterráneo quedó en manos de Tiro, cuyo apogeo histórico
coincidió con el reinado de Hiram I (969-936), el más famoso de sus reyes, coetáneo y aliado
de Salomón, con quien organizó expediciones comerciales desde el mar Rojo para ir a buscar
oro al país de Ofir.
Gracias a los Anales de Tiro nos han llegado los nombres de los sucesores de Hiram I:
Baalazar (935-919), Abdashtart (918-910), Metuasashtart (909-898), Phelles (ocho meses) e
Ittobaal I (887-856), aliado al israelita Omrí.
Durante los siglos IX y VIII por todo el Mediterráneo se implantaron colonias fenicias
(entre ellas, Cartago, fundada según la leyenda por Elisa, Motia, Nora, Sulcis y Hadrumentum),
con las que se comerciaba muy ventajosamente; sin embargo, muy pronto acabó la
independencia fenicia al ser sometida Tiro, Ascalón, Gaza y otros enclaves por el asirio Tiglath-
Pileser III en el año 734. Asimismo, tiempo después, Eluleo (729-694), rey de Tiro y Sidón, fue
derrotado por Senaquerib, teniendo que huir a Chipre. Baal I (680-660) hubo de jurar, por su
parte, fidelidad a Asiría, debiendo suscribir un Tratado con Asarhaddon y tolerar que Fenicia
fuera dividida territorialmente en provincias asirías.
Después de la caída de Nínive, capital del Imperio asirio, las ciudades fenicias volvieron
a recuperar parte de su libertad, que fue amenazada por el faraón Nekao II (610-595), pero
pronto el babilonio Nabucodonosor II (604-562) impuso su política sobre el territorio fenicio
después de conquistarlo, exigiendo también tributo y sumisión. Finalmente, las ciudades
fenicias fueron integradas en el Imperio persa para caer en manos de Alejandro Magno a
finales del siglo iv, cuando éste conquistó aquel Imperio.
Civilización, sociedad y economía fenicias
La civilización fenicia, esencialmente urbana, presenta ciertas peculiaridades debido al
indudable genio industrial de sus gentes y sobre todo a su talante comercial y colonizador, que
hicieron de ellas un pueblo absolutamente práctico.
En cuanto a su religión —totalmente ecléctica— puede decirse que divinizaron las
fuerzas de la Naturaleza, articulando cada ciudad una tríada de dioses (dios protector, esposa
o paredra y un joven dios que moría y resucitaba anualmente). En Tiro sobresalió Melqart,
divinidad adorada también en Cartago, Gadir (Cádiz) y Lixus; en Sidón, Baal, Ashtart y
94
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Eshmun, y en Cartago, sobre todo, Tanit. Encargados de su culto y de las ceremonias se


hallaban los sacerdotes (kbnm), al frente de los cuales estaba el propio rey. Se conocen,
asimismo, diferentes tipos de santuarios (qdsh) y templos (bt), en general de mediano interés
arquitectónico.
Gran importancia tuvieron los rituales funerarios y diferentes tipos de sacrificios, entre
ellos, tres tipos de mlk o sacrificios de niños recién nacidos o de corta edad, en cumplimiento
de algún voto, y cuyos restos incinerados eran depositados en espacios sagrados (tofet),
según ha evidenciado la Arqueología.
La organización político-social fenicia fue modificándose de acuerdo con el proceso
histórico de sus ciudades, consideradas por sus responsables como entes autónomos y
autosuficientes. De hecho, se adoptó la monarquía, pero junto al rey (mlk) —que en algunos
casos se auto-intituló «dios»— las grandes familias de comerciantes, formando el Consejo de
notables, tenían gran poder. Cuando las circunstancias lo requerían el gobierno era dirigido
por sufetes (shpt), un cargo temporal y electivo. En las colonias, donde no existía, obviamente,
la realeza, los sufetes controlaron todos los poderes, como ocurrió en Cartago.
La población, estructurada en familias (shph), se hallaba dividida en libres (bl) y
esclavos (bd), complementada con libertos (’sh) y extranjeros (gr), éstos por lo común
hombres de negocios.
En las actividades industriales los fenicios alcanzaron notabilísima fama: la fabricación
de tejidos y tintes naturales (púrpura), así como la de objetos de marfil, cobre, bronce y metales
nobles no tuvieron secretos para sus artesanos. Fueron también capaces de perfeccionar la
fabricación del vidrio, así como la de la cerámica (torno rápido), sin olvidar la manipulación
alimentaria (salazones).
En el arte de navegar no tuvieron competidores, siendo capaces, además de recorrer
la totalidad del Mediterráneo, de circunnavegar África y de arribar a las costas atlánticas (Islas
Casitérides).
Su actividad primordial, base de su economía, fue el comercio, en cuya práctica
participaron no sólo las instituciones públicas, sino también la iniciativa privada, obteniendo
mediante el trueque y la compraventa (o la rapiña, según los casos) pingües beneficios.
Respecto al arte los fenicios aceptaron todo tipo de influencias, originando por ello una
serie de obras híbridas, no exentas de interés (marfiles, páteras, sarcófagos de variada
tipología). Como pueblo práctico que fue, cultivó ampliamente las Ciencias, entre ellas, la Geo-
grafía, la Astronomía y la Matemática. El mayor servicio de Fenicia a la Humanidad fue la
difusión del alfabeto. Supieron aislar 22 sonidos consonánticos, con cuya sencilla grafía se
agilizó la escritura. Por referencias, se puede afirmar que la producción literaria fue copiosa,
tanto la poética como la histórica, la filosófica y la científica, aunque por desgracia nada de ella
ha llegado. Entre los monumentos epigráficos funerarios más importantes están las
inscripciones de la tumba de Ahiram y las de los sarcófagos antropoides de los reyes sidonios
Tab-nit I y Eshmunazor II.

EL PUEBLO HEBREO
La Biblia designa con la palabra «hebreo» [’ibri(m)\, entendida como voz aracizante, a
los israelitas y a los judíos, aplicando tal apelativo a los descendientes de los Patriarcas. El
hecho de haber relacionado tal palabra con los grupos étnicos denominados en Egipto ’prw,
en Ugarit ’prm y en Mesopotamia habiru/hapiru, presentes desde el siglo XX hasta el XII por
todo el ámbito próximo-oriental, ha contribuido a generar confusión al haberlos querido
identificar con los hebreos. Las tres voces antes citadas designaban a gentes turbulentas,
desestabilizadoras, desclasadas de varias etnias, que provocaban serios problemas en los
territorios en donde se hallaban. Eran personas al margen de la ley. Se ha podido demostrar,
sin embargo, que los ’prw/’prm/hapiru nada tienen que ver con los antiguos israelitas, en el
momento de la reconquista de la Tierra Prometida.
Los hebreos fueron gente semita, cuya vida histórica comenzó ya en el segundo
milenio, cuando desde Arabia emigraron a Mesopotamia, siguiendo la estela de acadios,
amorreos y cananeos. Muy poco se conoce de sus primeros momentos históricos, que
transcurrieron en un ambiente de vida nómada, dedicados sobre todo al pastoreo.
El fundador del pueblo hebreo fue Abraham, calificado en la Biblia precisamente
de «hebreo», quien desde la ciudad de Ur emigró con sus seguidores a Kharran y
después a Canaán, situándose en tierras de Sikhem y de Bethel, al oeste del río Jordán.
Luego pasó algún tiempo en Egipto, desde donde regresó nuevamente a Canaán,
naciendo allí Ismael e Isaac.
A comienzos del siglo XVII, los hijos de Jacob descendieron a Egipto en búsqueda de
pastos para sus rebaños, aprovechando el reinado de los hicsos, pero tras la expulsión de
éstos, y dado que los hebreos se habían multiplicado de modo extraordinario, fueron sometidos
95
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

a esclavitud y luego perseguidos probablemente en el reinado del faraón Merneptah (1223-


1204).
Moisés, el salvado de las aguas según la Biblia, fue quien a finales del siglo XIII hubo
de dirigir al pueblo elegido en su deambular por el desierto durante 40 años (cifra
evidentemente simbólica) antes de arribar a la Tierra Prometida. Por otro lado, Josué fue el
caudillo encargado de conquistarla, pues estaba en gran parte ocupada por una población
cananea heterogénea, tierra que se repartiría luego entre las tribus, unidas por el vínculo
religioso a Yahvé, cuyos nombres correspondían a los doce hijos de Jacob.
Con el precitado Josué se inicia el llamado Periodo de los Jueces por ser las personas
que desempeñaban tal cargo legislativo y a un tiempo militar (sophetim) los dirigentes del
pueblo. De los doce jueces que nombra la Biblia, los que alcanzaron mayor renombre fueron
Débora, la esposa de Lepidot, la cual instó a Barac a que luchara contra los cananeos en la
llanura de Esdrelón; Gedeón, que puso en fuga a los madianitas; Jefté, que venció a los
ammonitas; Sansón, que derrotó a los filisteos, si bien no acabó con ellos, y Samuel, que
también les infligió una derrota en Mispah.
Puesto que la sedentarización estaba plenamente consolidada ya en el siglo XII, los
hebreos solicitaron al juez y profeta Samuel el nombramiento de un soberano. Ante ello
Samuel proclamó rey de Israel a Saúl (ca. 1030-1010), de la tribu de Benjamín, cuyo reinado
apenas se conoce, a excepción de sus desavenencias con el propio Samuel. Se iniciaba, así,
con Saúl, la llamada Época de los Reyes.
A Saúl le sucedió el hijo de Jesé, David (ca. 1010-970), hábil guerrero y buen
conquistador, que logró dominar a los filisteos, a quienes hizo sus mercenarios, e incluso llegó
a conquistar los reinos arameos de Hamat y de Damasco. Con su hijo Salomón (970-931) se
asentaron las bases administrativas y financieras, pudiéndose dedicar tal rey a ventajosas
actividades comerciales (expediciones a Ofir y Tarshish) y artísticas (construcción del Templo
de Jerusalén). A su muerte, el país se escindió en dos reinos: el de Judá y el de Israel. Con la
«monarquía dividida» se originaba así un gran cisma.
El reino de Israel, dirigido por Jeroboam (931-913), hijo de Salomón, se mantuvo sumido en
luchas intestinas y en una política inestable que sus sucesivos reyes (Zimri, Omrí —que situó
la capital en
Samaría—, Ajab, Jehú, Jeroboam II) fueron incapaces de atajar. El reino acabaría
siendo sometido en el año 722 por Sargón II de Asiría.
Por su parte, el reino de Judá, con capital en Jerusalén, se inició con el mando de Roboam
(931-910), hijo de Nebat, y también se caracterizó por la serie de luchas endémicas contra
Israel, llevadas a cabo, entre otros, por el propio Roboam y después por Abías, Asa y Amasias,
y por la sumisión definitiva a los babilonios, cuando en el 587 las tropas de Nabucodonosor II
destruyeron la capital y deportaron a sus gentes (Cautividad de Babilonia).
Palestina, años después, pasó con el rey Ciro II a poder del Imperio persa que
dominaría en ella más de dos siglos (538-332), tiempo en que se produjo el regreso de los
deportados a la Tierra Prometida y un segundo cisma, quedando el país dividido en tres
territorios (Galilea, Samaría y Judea), en constante enfrentamiento religioso.
Después del dominio de los Ptolomeos, Palestina pasó en el 198 a poder de los
Seléucidas, originándose durante el gobierno de Antíoco IV Epífanes, que pretendía helenizar
el país, la sublevación de los Macabeos. Desde el año 63 a.C. hasta el 135 de nuestra era, el
territorio quedó bajo dominio romano. Un acontecimiento marcó aquella tierra: el nacimiento,
vida y pasión de Jesús de Galilea.
La civilización hebrea
Aunque la Historia política de los hebreos no tuvo relevancia especial, en cambio su
Historia interna fue de extraordinaria importancia, sobre todo en el ámbito religioso. Fue el
primer pueblo de la Antigüedad que creyó en un Dios único, de carácter universal
(monoteísmo). En su actuación religiosa siempre manifestaron que estaban destinados a servir
y creer en Yahvé.
En cuanto a su vida social, los hebreos pasaron de pastores nómadas (tribus patriarcales) a
gente sedentaria, dedicada a la agricultura, industria y comercio, agrupada en ciudades con
un sistema político monárquico.
Sus costumbres estuvieron regidas por la ley mosaica, contaminada de influencias
mesopotámicas. La base social fue la familia monógama, si bien en no pocos casos el esposo
podía tener concubinas.
Su arte fue muy cercano al de los fenicios, siendo por lo tanto de carácter ecléctico. En
arquitectura el monumento más significativo fue el Templo de Jerusalén, trazado por un
arquitecto fenicio. La arquitectura postexílica, helenística y herodiana (palacios de Masada,
Herodium, Templo de Jerusalén o Miqdash sheni) tuvo asimismo gran interés.
Respecto a la Literatura, la Biblia ocupa un lugar preminente. Comprendía el Antiguo
96
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Testamento, formado por diferentes libros históricos, sapienciales, proféticos y poéticos. Por
su parte, el Nuevo Testamento —que contiene la religión nueva sancionada con la muerte de
Jesucristo— comprende los Cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, diferentes
Epístolas y el Apocalipsis. El judaismo post-bíblico (siglos IV-VI de nuestra Era) produjo el
Talmud o recopilación de leyes y tradiciones religiosas, dividido en dos partes, Mishná (texto
fundamental) y Gemara (su comentario).
Los pueblos rivales de Israel
Los hebreos hubieron de hacer frente a otros pueblos rivales, con suerte diversa, tanto
en su etapa de conquista como durante su desarrollo histórico. El principal pueblo enemigo,
desde la ocupación de Canaán hasta David, fue el de los filisteos, pueblo no semita,
«incircunciso», y perfectamente organizado en torno a cinco grandes ciudades (Gaza, Ashdod,
Ascalón, Gat y Eqron), controladas por otros tantos tiranos (seranim). Denominados prst/plst
en las fuentes egipcias, su superioridad militar y económica se basó en su dominio técnico
(elaboración del hierro) y agrícola, así como en su actividad comercial.
El establecimiento de los mismos en la faja costera desde Jaffa hasta Gaza obedeció
al gran movimiento de pueblos («Pueblos del Mar») que a principios del siglo XII provocó la
desaparición del Imperio hitita y un virulento ataque contra Egipto. Josué, sucesor de Moisés
en el gobierno del pueblo de Israel, no los atacó, pero la constante expansión filistea hacia el
interior del territorio, afectando a las tribus de Judá y de Dan, motivaría el enfrentamiento
(episodios de Sansón). En tiempos del profeta Samuel, los filisteos capturaron el Arca de la
Alianza, que luego sería restituida tras varios lances. Saúl, primer rey de Israel, los venció
varias veces, siendo muy diezmados tras el duelo habido entre David y Goliat; sin embargo,
Saúl perdería la vida ante sus enemigos en la batalla del monte Gelboe. David hubo de tributar
a los filisteos, pero mediante guerrillas consiguió debilitarlos.
Durante la «monarquía dividida» (reinos de Israel y Judá) también hubo
enfrentamientos. A principios del siglo vil los hebreos invadieron toda Filistea (Azarías y
Ezequías). Sería también invadida por distintos reyes asirios, pasando a ser tributaria, con
otros territorios, de Asarhaddon, finalizando con el control de este rey la historia de los filisteos.
Entre otros significativos pueblos rivales de los hebreos pueden citarse a los amalecitas,
nómadas, ya mencionados en tiempos de Abraham, y que serían vencidos por Saúl y David;
a los ammonitas, tenaces enemigos de Israel, con capital en Rabath-Ammon; a los edomitas
(llamados también idumeos en época grecorromana), que se opusieron al paso de Moisés por
sus territorios y que acabaron por ser incorporados al pueblo judío mediante la circuncisión; a
los madianitas, nómadas del interior del desierto sirio-arábigo; y a los moabitas, que, instalados
desde el siglo XIII, mantuvieron frecuentes enfrentamientos con Israel. Saúl y David guerrearon
contra ellos. Omrí los hizo tributarios, pero el rey moabita Mesha (siglo IX) recobró la
independencia.
Los reinos arameos
En el contexto de inestabilidad del Próximo Oriente en tomo al año 1200, provocado por
la invasión de los «Pueblos del Mar», ya citados varias veces, aparecieron a comienzos del
primer milenio, y con personalidad propia, los arameos (aramu), gentes nómadas que,
aprovechando su propia eclosión demográfica, la decadencia de Palestina y Siria, así como el
agotamiento —todavía no muy evidente—- de los Imperios mesopotámicos (Asiria, Babilonia,
Elam), fueron capaces de consolidar diferentes reinos y provocar serios problemas a las
grandes potencias del momento.
Los arameos constituyeron un elemento nuevo en el escenario étnico y político del
Próximo Oriente, incardinados en las oleadas migratorias semíticas, y ubicados
cronológicamente entre los movimientos de los amorreos y los ya más tardíos de los árabes,
estableciendo así la continuidad migratoria desde los bordes del desierto a las tierras agrícolas.
La primera aparición de los arameos en la Historia es difícil de determinar (sus antecedentes
serían los suteos y los akhlamu). De hecho, constituían un conjunto de tribus que, a partir de
la región de Aram —amplia zona en el sector occidental del Éufrates— se expandieron por
Siria, Anatolia y Mesopotamia, alcanzando también el Elam.
En Siria fundaron pequeños reinos, atacados numerosas veces por los asirios, caso,
por ejemplo, de Tiglath-Pileser I que atravesó 28 veces el Éufrates para combatirlos. Entre
ellos, deben citarse los reinos de Aram Soba, de corta duración, y el de Damasco, que con
Rezón (965-926), coetáneo de Salomón, alcanzó una gran prosperidad, constituyendo durante
bastante tiempo un peligroso enemigo de Israel y también de Asiria. Al ser atacada Damasco
por Salmanasar III, su rey Bar-Hadad I, al frente de una coalición de doce reyes de Siria y
Palestina, infligió al rey asirio en el año 853 la derrota de Qarqar, aunque un siglo después
Damasco y el resto de Siria serían tomadas por el asirio Tiglath-Pileser III.
Otros reinos arameos del ámbito sirio fueron los de Unqi-Umq, Bet-Sobah, Bet-Rekhob, Bit-
97
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Ammani y Hamat, gobernado éste, entre otros reyezuelos, por Irkhuleni (860-830) y Zakkur
(810-775). Más im¬portante que éstos fue el reino de Bit-Agushi, con capital en Arpad, y que
ocupó todo el recodo occidental del Eufrates, en cuyo desarrollo histórico destacaron
Atarsumki (820-780) y Mati-Ilu (780-740).
Los arameos no sólo se ubicaron en el ámbito asirio, sino que también lo hicieron en el
Asia Menor (reino de Sama’al, con Kilam- muwa, el más famoso de sus reyes (835-810), así
como en el norte de Mesopotamia (reinos de Bit-Adini, Bit-Bakhiani, Bit-Zamani), en la línea
del Eufrates medio (Bit-Khalupe, Sikhi) e incluso en la propia Babilonia, en la cual un arameo
se erigió rey adoptando el nombre de Adad-apla-iddina (1067-1046) y en donde también los
caldeos, con sus reinos de Bit-Dakkuri, Bit-Ammukani y Bit-Yakin, instaurarían una dinastía.
Poco es lo que se sabe de la sociedad, las instituciones y la economía arameas, no así acerca
de su lengua, del grupo semítico noroccidental, que conoció tres fases en su evolución y que
daría origen a una serie de dialectos. El hecho es que logró imponerse en todo el Próximo
Oriente como lengua franca (los persas aqueménidas la aceptaron como lengua oficial para
todo su Imperio). De su escritura hay que lamentar la pérdida de su literatura, de sus Anales
reales y de sus textos religiosos. No obstante, nos han llegado algunas inscripciones (Estelas
de Bar-Hadad, del rey Zakkur y Estatua de Panamuwa I) y textos sobre tablillas (Dur-Katlimmu,
Burmarina). Especial atención merecen los papiros y ostraca arameos de Elefantina (Egipto),
así como algunos manuscritos de las famosas cuevas de Qumram y las 15 cartas de Bar
Kokhba, un caudillo militar del último levantamiento judío contra los romanos.
En cuanto a religión y arte, los arameos aceptaron los dioses y la arquitectura de las
zonas en donde se establecieron, siendo en esto muy poco originales.
Petra, ciudad caravanera
En Jordania, oculta entre las cadenas montañosas del desierto de Idumea, surgió Petra
(en nabateo Rqm) junto al Wadi Musa, muy pronto convertida en un núcleo urbano de gran
importancia estratégica, comercial e histórica. El nombre de Petra proviene de los griegos, que
se lo dieron a partir del bíblico Selah («Roca»), traduciendo la propia realidad física de la
ciudad.
Petra permaneció ignorada para la cultura occidental desde el siglo XII hasta el xix.
Gracias a noticias indirectas de algunos historiadores clásicos grecorromanos, a numerosas
inscripciones, por lo general de corta extensión, a algunos papiros, a los hallazgos
numismáticos y a los trabajos arqueológicos se ha podido conocer en parte la historia de tal
ciudad, prácticamente tallada en la roca.
Las numerosas tumbas (se han localizado más de 600, catalogadas como de fachada)
datan de comienzos del siglo II, sobresaliendo entre ellas el-Khaznah al-Firaun (el «Tesoro del
faraón»), mausoleo del rey Aretas IV (9 a.C.-40 d.C.), al que se accede por el famoso
desfiladero de el-Siq, la «Tumba de la Urna dórica», la «Tumba Corintia», la «Tumba del
legado romano Sexto Florentino», la «Tumba Turkmaniya» y otras, asimismo de gran interés
artístico.
Después de los tiempos prehistóricos, el lugar fue ocupado por los oritas, pueblo que
sería desplazado por los edomitas, éstos a su vez sometidos por los asirios. Hacia el año 580
un nuevo pueblo nómada, los nabateos (nabatu), proveniente de Arabia, se instaló en Petra,
aprovechando la debilidad de los edomitas. Advertidos de la extraordinaria situación geográfica
de Petra, cruce de varias rutas comerciales, se dedicaron al lucrativo negocio de proteger las
rutas a cambio de impuestos, complementando así los ingresos del pastoreo. Los nabateos
serían capaces de crear el reino de la Nabatea, extendido por la península arábiga, el Neguev
y la meseta de Edom hasta el sur del mar Muerto.
Involucrados en las luchas de judíos y seléucidas acabarían en manos de Roma,
potencia que en el 64 había anexionado Siria, convertida en provincia. El rey Aretas III (86-62)
pagaría tributo a los romanos. Con Obodas III (30-8) y Aretas IV Petra viviría sus últimos días
de prosperidad, debiendo tolerar la independencia de las ciudades de la Decápolis, creada por
Pompeyo, dentro del territorio nabateo. El último rey nabateo Rabel II (70-106 d.C.) hubo de
abandonar la ciudad situando la capital en Bosra. Petra conoció con los romanos un nuevo
impulso constructivo (teatro, ninfeo, avenida porticada, mercados) que se mantuvo en tiempos
bizantinos, aunque ya sin la importancia económica anterior. Abandonada a comienzos del
siglo XII de nuestra Era, la ciudad fue ocupada por los beduinos bdul, utilizando las tumbas
rupestres como viviendas y almacenes.
Dotada de un régimen monárquico (se conoce una dinastía de diez reyes), su sociedad
se estructuró en clases, entre ellas, la de los esclavos. El control del agua y su
almacenamiento, fundamental en un medio desértico, fue vital en Petra. Los nabateos
conocieron la escritura, derivada del arameo, idioma que adoptaron al entrar en contacto con
el Imperio persa. Fueron politeístas, adorando a un panteón encabezado por Dushara, dios de
origen edomita que luego fue identificado con divinidades semitas y griegas.
98
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Ocupación romana.
PARA RELACIONAR
En el año 63 a. C. Pompeyo conquistó la región, convirtiéndola en reino tributario de
Roma, y entre 57 y 55 a. C. Aulo Gabinio, procónsul de Siria, repartió el reino asmoneo en
Galilea, Samaria y Judea, con 5 distritos bajo la jurisdicción del Sanedrín. Reprimió una
revuelta popular y restituyó a Juan Hircano II como sumo sacerdote. Durante su campaña
en Egipto, Alejandro, hijo de Aristóbulo II, arrebató a Hircano II el título de sumo sacerdote,
pero en el año 54 a. C. Gabinio restableció el orden.
Reino de Herodes el Grande.
En 40 a. C. Herodes el Grande fue designado rey de los judíos por el Senado romano,
lo que no indicaba independencia, pero sí una cierta autonomía. Le sucedió Herodes
Antipas, nombrado tetrarca de Galilea y Perea el año 4 a. C. Durante su reinado nacieron
Jesús y Juan el Bautista, más seguramente en el año 4 a. C.
El año 26 Poncio Pilatos fue nombrado gobernador de Judea. Durante su mandato
(26 - 36) fue decapitado Juan Bautista y crucificado Jesús. También fue depuesto por Vitelo.
Tras la muerte de Herodes Antipas el año 39, Claudio designa como rey de los judíos
a Herodes Agripa I (41-44), a Herodes de Calcis y posteriormente a Herodes Agripa II, (48-
100), séptimo y último rey de la familia Herodes.
Guerras judeo-romanas. Primera Guerra Judeo-Romana
Comenzó en el año 66, cuando Eleazar ben Ananías, cesó los rezos y los sacrificios
en el Templo en honor al emperador romano y mandó atacar a la guarnición de Jerusalén,
todo ello debido al robo del tesoro del Templo. Herodes Agripa II huyó y los judíos
consiguieron hacer frente al legado de Siria hasta la llegada del general Vespasiano en el
año 67, que logró conquistar el norte. En el 69 fue nombrado emperador, dejando a su hijo
Tito el encargo de tomar Jerusalén.
Destrucción de Jerusalén
Tito logró tomar la ciudad y arrasar con la población en el año 70, destruyendo el
segundo Templo del cual solo se mantuvo parcialmente en pie la pared occidental, conocida
actualmente como "muro de los lamentos". La última fortaleza rebelde, Masada, cayó el año
73. A continuación, los romanos sustituyeron la figura del procurador por un pretor, y
estacionaron de forma permanente la X Legión.
Segunda Guerra Judeo-Romana
Llamada Guerra de Kitos, comenzó en el 113 debida a las medidas de Trajano contra
los judíos: prohibición del estudio de la Torá y la observancia del Shabat, medidas tomadas
para asegurarse la retaguardia mientras luchaba contra el Imperio Parto. La revuelta se
produjo en varios lugares debido a la diáspora: en Cirene, desde donde se extendió a
Alejandría, en Chipre, y en Mesopotamia, siendo duramente reprimida por los romanos. En
el 118 fue nombrado emperador Adriano, que prometió autorizar la reconstrucción del
Templo, lo que trajo la paz a la región.
Tercera Guerra Judeo-Romana
En 132 estalló la rebelión de Bar Kojba, debida a varias razones, pero sobre todo a
los decretos dictados por Adriano que prohibían el Brit Milá, la celebración del Shabat, y las
leyes de pureza en la familia, así como por las noticias de que pretendía levantar un templo
en honor de Júpiter sobre las ruinas del de Jerusalén.
Akiva ben Iosef, que presidía el Sanedrín, convenció al resto de sus miembros de
nombrar nasí (príncipe) a Simón bar Kojba, que declaró la independencia frente al Imperio
romano, manteniendo a Israel durante tres años como estado independiente y llegando a
emitir su propia moneda. Los romanos enviaron nueve legiones para reconquistar Israel,
adoptando una estrategia de tierra quemada: según Dión Casio, murieron 580.000 personas
y se arrasaron 50 pueblos fortificados y 985 aldeas. Bar Kojba se refugió en la fortaleza de
Betar, donde fue capturado y muerto por los romanos en el 135.

Jerusalén también fue arrasada, y para evitar el retorno de los judíos se construyó
una ciudad romana, Aelia Capitolina, y se aposentó una guarnición en el lugar donde se
había levantado el Templo. Para completar la humillación, se llamó desde entonces a la

99
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

región Provincia de Palestina, eligiendo el nombre de los filisteos a quienes Roma identificó
como enemigos de los judíos. La mayoría de la población judía fue asesinada, esclavizada
o exiliada y la religión judía prohibida, con lo que el centro de la vida religiosa judía pasó a
Babilonia. En el siglo IV, Constantino I el Grande permitió a los judíos regresar a Jerusalén
a lamentar su derrota una vez al año, el 9 de Av, en el Muro de las Lamentaciones.

REINO MEDA.43

Ubicación geográfica.
S: Susiana y Pérside.
E: Partia e Hyrcania.
N: Mar Caspio.
O: Armenia y Asiria.
Origen.
Componen el grupo lingüístico indoeuropeo con las siguientes tribus que lo integran:
Busas, Paretacenos, Struchates, Arizantos, Budios y Magos. (H-I-101).
Su primitiva organización es la Irania: 15 familias hacen 1 clan, 30 clanes 1 linaje, 30
linajes 1 provincia, 50 provincias 1 Reino. Democráticamente, éste se reunía en asamblea
popular para resolver las contiendas políticas. Generalmente, estaban dirigidos por un cacique
cuyo cargo era electivo no transmisible. En época de guerra cada tribu elegía un adalid
especialmente designado para un problema.
Debido a que el carácter electivo era en especial para resolver los problemas judiciales
las primeras ciudades se llamaron "ciudades jueces".
Las primeras noticias se obtienen a través de la Biblia: nos habla de los Madai, los
asirios los llamaron Amadai, los cuales fueron sus señores, y a los cuales los medas rendían
vasallaje. Esto lo conocemos por las inscripciones en el "Obelisco Negro" de Salmanasar III.
Además a Sargón pagaron tributo en caballos, a Senaquerib enviaron presentes que le
brindaron sumisión. Internacionalmente se los conocía como un poder débil. También
conocemos su vasallaje al asirio por Heródoto (I-95).
La monarquía. (Heródoto I-96 al 100)
Hacia el 714 logra independizarse de Asiria. Surge este jefe de cantón o juez, quien
logra preeminencia entre el pueblo debido a que soluciona certeramente problemas judiciales
y poco a poco logra el mando, demuestra codicia de poder; se encierra ya como rey en
Ecbatana, que será su capital, determina el protocolo y ceremonial de la corte; todos los
problemas se le presentarían por escrito.
El historiador Spiegel la llama potestad regia cual tiranía griega. Todo estaría justificado
pues corría el riesgo de caer nuevamente ante el poder Asirio.
Este rey Djoces establece así las bases de todo el reino, aunque varios historiadores lo
consideran legendario, le sucede en el trono Fraortes (H. I-102) Bajo su gobierno domina al
persa que solo constituye un estado feudal dentro de su territorio. Pero a su vez lo reforzaba
en sus ambiciones lo que lo insta a realizar una campaña contra Asiria. Fracasa no obstante
es el primer intento contra aquel estado, durante el gobierno de Asurbanipal.
Ciaxares (H. I-103). Su gobierno está documentado en la roca de Beishtum. Lo
destacable es la organización de la milicia de acuerdo a lanceros, arqueros y jinetes ya que
contaba con el apoyo persa y hasta entonces estaban organizados por tribus. Emprenderá la
campaña contra Nínive, pero cuando está junto a sus muros aparecen los escitas que habían
sido desterrados del reino de Urartu y estaban aliados a los asirios, produciéndole una derrota
a los medas.
Hacia ésta época muere el rey asirio Asurbanipal. El momento será aprovechado. En
Babilonia surge un grupo caldeo al mando de Nabopolasar y se independiza de Nínive. Al
mismo tiempo Ciaxares emprende una nueva campaña. Primero destruye Asur, ex-capital de
Asiria y en el momento en que ambos se alían: Nabopolasar y el Meda, ambos marchan contra
Nínive (612 a.C.), produciéndose entonces la caída de Asiria.

Sus enemigos aprendieron la técnica bélica asiria, y se reparten el imperio: la zona


occidental para el Neo-babilónico, la oriental para los medas. Este reparto será sellado con un
matrimonio político. Ciaxares, casa a su hija Amytis con el hijo de Nabopolasar, es decir
Nabucodonosor.

43Moro, Elba. Carpeta de apuntes para la Cátedra de Historia Antigua I o Cercano Oriente. UNNE. Facultad de

Humanidades. Resistencia.
100
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Posteriormente se producirá el asesinato de los jefes escitas (H I-106/107). Al huir éstos


hacia Lidia, serán recogidos por el rey Alyates, que gobernaba en su capital Sardes,
produciendo un enfrentamiento medo-lidio. La
impresión que produjo, en el momento en que ambos Cronología
se encontraban frente a frente, un eclipse solar (28-V-
610 a.C.), llevó a que se suspendieran las hostilidades, 570 a. C. Zaratustra emprende en
y recurrieran al arbitraje de Cilicia y Babilonia, que Bactriana la predicación de una nueva
fijaron como límites de los reinos al río Hallys, religión, el mazdeísmo.
completándose el acuerdo con una nueva alianza 550 a. C. Ciro II, tras la conquista de la
matrimonial. El hijo de Ciaxares, Astiages (también capital del reino Medo, inicia la
Astiages Ciaxares II) se une a la hija de Alyates. expansión del Imperio persa
Pese a que la relación política con Babilonia era
perfecta, pronto Nabucodonosor, levanta el "muro de 539 a. C. El Gran Rey toma Babilonia;
los medas" con la finalidad de impedir irrupciones, más por el este, su Imperio se extiende hasta
aún, cuando muere Amytis. el río Indo.
A la muerte de Nabucodonosor, Ciaxares,
525 a. C. Cambises II encabeza una
invade por el norte al reino babilónico, hasta Harrán.
gran coalición, destrona a Psamético III
Aquí como respuesta, Nabonid, sucesor en el trono
y se anexiona Egipto.
babilónico inicia las intrigas para separar a los persas
de los medos. Esta separación se producirá bajo el 512 a. C. Darío I fracasa en su incursión
gobierno de Astiages. contra los escitas, pero somete Traca y
Macedona.
Astiages, no tendrá el espíritu de sus
antecesores, es muelle, cruel, perezoso, llevará al 490 a. C. Los persas son derrotados por
reino a la decadencia y al sometimiento persa. Con él el ejército ateniense en la batalla de
el reino meda pasa a poder persa y para éste significa Maratón, inicio de la hegemonía de la
ciudad de Atenas.
la primera expansión territorial.
448 a. C. Con la llamada paz de Calías,
se pacta la retirada persa del mar Egeo.
PERSIA
423 a. C. Darío II llega al poder. Con su
El mayor imperio de la Antigüedad44 reinado se inicia el periodo de
El Imperio persa abarcó en su apogeo el vasto decadencia del Imperio persa.
territorio que se extendía entre la India y la costa Empiezan las sublevaciones en las
oriental del Mediterráneo. Fue el primer imperio de satrapías.
Oriente Próximo que nació y se expandió con una
clara vocación de dominio universal. 386 a. C. Paz de Antálcidas: Asia Menor
regresa a manos persas después de las
Con el hundimiento de los asirios, a finales del siglo
guerras (entre griegos) del Peloponeso.
VII a. C, se cerró en Oriente Próximo una época de
supremacía imperial. El período siguiente se 337 a. C. Filipo II encabeza la liga de
caracterizó por el equilibrio entre varios reinos: Corinto, formada por Macedonia y la
Egipto, Neo-babilonia, Lidia y Media. mayoría de las ciudades griegas, con la
Hacia 590 a. C, Ciaxares, rey de los medos, intención de enfrentarse a los persas.
vencedor de los asirios, conquistó Armenia y parte de
Irán, pero al invadir el Asia Menor tropezó con la 330 a. C. Darío III, último rey del Imperio
resistencia del reino lidio. Tras largas y prolongadas persa, es asesinado por el sátrapa
luchas entre lidios y medos, en 585 a. C. ambas Bessos, que adopta el título de rey.
potencias establecieron la frontera en el río Hallys. A 329 a. C. Alejandro Magno ejecuta al
Ciaxares le sucedió en el trono medo el débil Astiages sátrapa Bessos e incorpora el Irán
(5S5-550 a. C). oriental a sus conquistas. El Imperio
persa desaparece.
El Imperio medo-persa.
En el año 559 a. C, Ciro, hijo del aqueménida
Cambices, gobernador de una región del Imperio medo, tras sublevarse contra su abuelo
Astiages, conquistó la capital meda, Ecbatana, la actual Hamadan (Irán). Ciro II fundó un
gran estado persa que, con su hegemonía política, condicionó durante dos siglos el curso
de la historia en el Oriente Próximo. El área geográfica del Imperio persa -entre el Indo, al
este, la Bactriana, al norte, y Tracia y Egipto, al oeste- era superior a la de cualquier otro
imperio anterior. La toma del poder por los persas no significó la opresión de los medos,
bien al contrario, la evolución subsiguiente representó la expansión de la doble nación
medo-persa. Efectivamente, para los griegos, los medos y los persas venían a significar lo
mismo.

44 Historia Universal Clarín. Volumen III.


101
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Al comienzo de su reinado, Ciro II inició su expansión atacando al reino lidio situado


en el Asia Menor. Los lidios fueron vencidos en la batalla de Sardes, capital lidia. Creso, rey
de Lidia, cayó prisionero de los persas, y Ciro II le concedió en feudo una ciudad de Media.
Tras la conquista de Sardes, Ciro II encomendó a sus generales Mazares y Harpagos el
sometimiento de las ciudades costeras jonias. En vano trató Esparta de interceder ante Ciro
en favor de las ciudades jonias. Una vez sometidas, Ciro inició la reestructuración política
del Asia Menor con la creación de las satrapías de Sardes y Dascilio. Debido a su posición
geográfica, los griegos de jonia y de Eolia se doblegaron al estado persa. En todas las
ciudades griegas hubo entonces partidarios de que los persas se hicieran con el poder.
Tras el moderado dominio lidio, para las ciudades griegas el nuevo régimen resultó
duro y despótico. Apoyados en sus guarniciones, los sátrapas de Ciro II gobernaron en Asia
Menor como soberanos absolutos, hasta que se produjo la sublevación jonia, entre los años
500 y 499 a. C.
En 545 a. C. Ciro ordenó a Mazares reprimir
un levantamiento lidio. En los años siguientes, el Darío I, el Grande [550-486 a. C.]
persa sometió el reino neo-babilónico -hizo su
Darío I ascendió al trono persa a los 29
entrada en Babilonia el 27 de octubre del año 539 a. años. Según Heródoto, formó parte de la
C- y, por oriente, llevó las fronteras del imperio hasta conjura de los siete nobles que dieron
el Indo. muerte a Gautama. Y aunque el
Los persas ocuparon sin lucha las provincias historiador griego explica que recurrió a
del reino babilónico y sus estados vasallos. Con la engaños para conseguir la corona, el
victoria de Ciro II sobre Babilonia, Fenicia se vio Gran Rey se presenta en la Roca de
libre de la supremacía babilónica y Ciro, llamado el Beishtum como amigo de la justicia,
Gran Rey, fundó los reinos vasallos de Sidón, Tiro, buen guerrero y jinete. Fue el primer
Arados y Biblos. Los persas necesitaban la flota y soberano persa fiel al mazdeísmo, pero
las guarniciones fenicias. Los fenicios, por su parte, mantuvo la tolerancia religiosa. Murió en
fueron vasallos fieles de los soberanos persas. Egipto durante una revuelta campesina.
Por su parte, con la conquista del reino neo
babilónico, Judá se convirtió en un distrito de la
satrapía del trans-éufrates. Ciro II autorizó la reconstrucción del templo de Jerusalén. A la
muerte de Cambices II, sucesor de Ciro II, se interrumpió la construcción, pero por un
decreto de Darío I (520 a. C.) la obra continuó bajo la dirección del gobernador persa
Zorobabel.
Ciro desarrolló una propaganda religiosa muy El mazdeísmo, la religión persa
hábil para ganarse a los pueblos sometidos y sobre
todo a sus clases dirigentes: insistió repetidamente En el siglo VI a. C., en la Bactriana, un
en sus buenas relaciones con los dioses babiló- personaje de ética superior, enigmático
nicos. La tolerancia religiosa fue un rasgo muy y hermético, llamado Zaratustra
significativo de la política, imperial persa. En los diu- (Zoroastro, en griego), predicó una
rnos años de su reinado, Ciro II emprendió una serie nueva religión. Según ésta, el universo
de campañas en el noreste de su imperio contra los estaba dividido en dos principios
nómadas de las estepas y contra los pueblos opuestos, entre los que el hombre debía
escitas. Estos pueblos procedían de las estepas decidir libremente, el del bien,
existentes entre el mar Caspio y el lago Aral. Para representado por Aura Mazda (Ormuz,
defender la frontera del río Yaxartes (Syr Daría) el en griego), el dios supremo y único, y el
del mal, por su antagonista, Ahriman.
rey fundó Cirópolis. El gran Ciro murió en combare
Con algunas variaciones, introducidas
el año 530 a. C, durante la campaña contra los
por la casta sacerdotal meda de los
nómadas en el curso inferior del río Oxus (Amu magos, el mazdeísmo o zoroastrismo,
Daría). recogido por los seguidores de
Cambices (530-522 a. C), hijo de Ciro, vengó Zaratustra en el Avesta, fue a partir de
la muerte de su padre y después prosiguió la Darío I el credo de los reyes persas. Un
expansión el sur. En primer lugar, el Gran Rey elemento fundamental del culto fue la
emprendió una expedición, perfectamente adoración del fuego.
preparada, contra Egipto. El ejército de Cambices,
apoyado por fenicios, árabes, chipriotas y por Polícrates de Samos, conquistó Menfis tras
un asedio relativamente prolongado y Psamético III fue hecho prisionero. También se
sometieron los libios y los griegos de la Cirenaica. Cambices intentó conquistar Cartago, en
occidente, pero los marinos fenicios que lo apoyaban no secundaron sus propósitos. De
vuelta a la patria, Cambices murió en Siria sin dejar heredero al trono y los conflictos
sucesorios volvieron a sacudir el Imperio persa.
Darío, hijo del sátrapa de farda, descendía colateralmente de la dinastía aqueménida.
Organizó una conjura y se hizo con el poder. Su matrimonio con Atosa, hija de Ciro II,
legitimó sus derechos al trono persa. El reinado de Darío I (522-48(J a. C.) representó una
102
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

nueva fase de expansión y de consolidación del poder persa.


Al principio de su reinado, tuvo que sofocar varias insurrecciones en Babilonia, Elam,
Media y Partía. Entre los años 518 y 514 a. C. Darío reorganizó el gigantesco Imperio en
satrapías -divisiones administrativas que gobernaba un sátrapa o virrey- de acuerdo a dos
consideraciones: el Gran Rey prometía fidelidad a sus súbditos y demandaba a cambio la
obediencia ciega e incondicional de éstos. En 514 a. C, Darío organizó una expedición
contra los escitas de la cuenca del Danubio. En esta campaña se construyó un puente
flotante sobre el estrecho del Bósforo. Ante el ataque de los persas, los escitas se retiraron
al norte, aunque la victoria persa fue sólo aparente. El Gran Rey finalizó la campaña escita
el año 512 a. C. La consecuencia más importante de esta empresa fue la anexión de Tracia
al Imperio persa. Desde ese momento, los griegos vieron muy próximo el peligro
representado por el gigantesco estado imperial. El descontento de los jonios era cada vez
mayor, hasta que por fin se rebelaron contra los persas en un intento de recobrar su pasada
independencia (guerras médicas 500-448 a. C).
La Insurrección de los jonios La rebelión, dirigida por Aristágoras, tirano de Mileto,
fue apoyada por las ciudades de Atenas y Eubea, La flota persa venció a la griega en la
batalla naval que se desarrolló en las proximidades de Mileto el año 493 a. C. Con ello, la
soberanía persa volvió a establecerse en la parte occidental del Asia Menor. Darío I
encomendó a su yerno, el general Mardonio, la tarea de consolidar la satrapía; para ello, se
organizó una expedición contra Macedonia y Tracia con la que se pretendió castigar al
mismo tiempo a las ciudades griegas que habían apoyado la rebelión jonia. En Atenas;
Temístocles, arconte de la ciudad, advirtió el peligro que la amenazaba. La polis griega se
encontró sola ante el ataque persa, pero logró detenerlo con su triunfo en la batalla de
Maratón (490 a. C). La victoria supuso para los atenienses el inicio del camino que los
llevaría a convertirse en la gran potencia del mundo griego.
Darío nombró sucesor en el trono a Jerjes l. Al poco tiempo de su coronación, las
poblaciones de Egipto y Babilonia se sublevaron, pero fueron reprimidas con gran dureza e
inflexibilidad.
Jerjes I, fiel continuador de la política de su antecesor, preparó una gran expedición
contra las ciudades griegas. En el año 481 a. C. cruzó con su ejército el Heles-ponto
(Dardanelos). El ejército de Esparta y Atenas frenó, pero no llegó a derrotar, a los persas
en la batalla de las Termopilas y en la batalla naval de Salamina (480 a. Q. Un año más
tarde, Mardonio volvió a invadir el Ática y saqueó Atenas, pero acabó siendo derrotado
definitivamente en la batalla del río Esopo.
Las ciudades griegas tomaron la iniciativa y atacaron la flota persa, derrotándola
también. Las ciudades jonias abandonaron al rey persa y eliminaron a los tiranos. La victoria
de las ciudades griegas sobre las penas fue un hecho trascendental para la posterior evo-
lución cultural de Europa.
Con posteridad a la independencia de las ciudades jonias, subió al trono del Imperio
persa Artajerjes I (465-424 a. C). Al comienzo de su reinado tuvo que enfrentarse con su
hermano, quien a la cabeza de un ejército intentó arrebatarle el poder.
En 460 a. C, Egipto, alentado por Atenas, se rebeló contra Persia. Sólo tras una
guerra de cinco años, pudieron los persas dominar la rebelión. Mientras tanto, Atenas y
Esparta se volvieron a unir y derrotaron al Gran Rey en la batalla naval de la Salamina
chipriota. Los griegos impusieron las condiciones de paz de Calias: el Imperio persa perdió
el dominio sobre la franja occidental del Asia Menor, hasta el rio Hallys.
En política interior, Artajerjes se distinguió por su extrema debilidad y convirtió su
imperio en fácil presa de sus enemigos, A la muerte de Artajerjes le sucedió en el trono, sólo
durante algunos meses, Jerjes II.
La decadencia.
La toma del poder por Darío II puso fin al período de incertidumbre producido por la
inestabilidad en el trono. Básicamente, su reinado transcurrió por los mismos cauces que el
de Artajerjes. Esta etapa estuvo dominada por los sobornos diplomáticos, los intentos de
lanzar a Esparta contra Atenas, las intrigas de palacio, las rebeliones en Egipto y los
conflictos en Palestina. Antes de morir en 404 a. C. Darío nombró como sucesor a su hijo
Artajerjes II. Se abrió entonces un período de graves tensiones dinásticas en torno a la
sucesión, que llevarían a la decadencia del poderoso Imperio persa.
El ejército de Esparta atacó al Imperio persa, penetró en Asia Menor y acorraló a los
sátrapas. Ante el peligro espartano, el Gran Rey optó por sobornar a Atenas, que se alió
con los persas, con lo que los espartanos se vieron obligados a retirarse. La caótica situa-
ción se hizo incontrolable para el poder central; las satrapías se enfrentaban entre sí. En
esta difícil circunstancia, Artajerjes logró controlar la situación.
Cuando Artajerjes III (359-338 a. C.) recibió en herencia el trono de su padre, Egipto
103
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

no había sido aún dominado. Trató de someter las satrapías a su poder y luchó contra la
rebelión de Egipto. A partir de 360 a. C, comenzó a destacar Macedonia en el horizonte del
mundo griego; Filipo II había anexionado el Peloponeso, Tracia y Tesalia, y un poco después
sometió casi toda Grecia.
Mientras tanto, el Imperio persa siguió sumido en su profunda decadencia; Artajerjes
murió envenenado.)'se abrió un nuevo período de luchas sucesorias que concluyeron con
la coronación de Darío III, el último de la dinastía Aqueménida.
Aquel mismo año, Filipo II de Macedonia consiguió organizar un fuerte ejército con el
que pretendía atacar el Asia Menor según un plan proyectado en dos etapas. Pero, en
ocasión de la boda de su hija, el rey cayó mortalmente herido por un joven macedonio.
El asesinato no interrumpió los preparativos bélicos iniciados por Macedonia. AI
contrario, Alejandro, hijo de Filipo, que había acompañado a su padre en algunas campañas,
decidió llevar adelante los proyectos de su antecesor y emprender la guerra contra los
persas. Darío III, aunque era ciertamente un gobernante capaz, no pudo hacer frente a este
ataque, y el destino del Imperio persa se hundió con él.

La organización del imperio

Darío I reorganizó el gigantesco Imperio persa de acuerdo a un plan que comprendía la fidelidad del
Gran Rey a sus súbditos a cambio de la obediencia incondicional de éstos. Para ello, creó 23 satrapías
o provincias, jurídicamente iguales, a cuyo frente puso a mandatarios persas. El aparato administrativo,
muy jerarquizado, estaba regido por un gran visir y en cada satrapía los auditores fiscalizaban la gestión.
La lengua empleada en la cancillería era el arameo y se utilizaba una escritura derivada del fenicio. Se
creó una red de calzadas, que recorrían constantemente los correos reales, y se adoptó el dárico como
moneda única.

Persépolis, capital ceremonial

Darío el Grande ordenó su construcción en 510 a. C. como centro ceremonial de la dinastía persa. Sus
sucesores también contribuyeron a su grandeza. Estaba situada sobre una colina desde la que se
dominaba una gran llanura. Ocupaba una extensión de 10 hectáreas, elevadas sobre una base de piedra
de 12 metros de altura, densamente edificada. De entre todos sus edificios destaca la apadana, gran
sala ordenada construir por Darío, que era utilizada como salón de audiencias. Sus elevadas columnas
consumían su característica principal. Por la significación religiosa de la ciudad. Darío y sus sucesores
fueron enterrados en sus proximidades. Cuando Alejandro Magno ocupó Persépolis, en 330 a. C, se
consumó el fin del Imperio persa.

Trabajo Práctico 8:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el diccionario.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales. Realizar el fichado temático.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico:
 Período histórico (Años si los hubiere, siglos o milenio)
 Ubicación geográfica (área ocupada)
 Organización política (Organización y forma de gobierno, nombre de gobernantes,
instituciones si las hubiere, ciudades capitales e importantes)
 Organización social (clases sociales, relación entre ellas, formas de matrimonio,
posesión de bienes, derechos de herencia y matrimonio, legislación si la hubiere)
 Religión (forma, dioses, denominación, conformación de tríadas, forma de los
templos, etc.)
 Rasgos culturales sobresalientes (escritura-artes-ciencias-etc.)
4. Realice un análisis siguiendo el procedimiento mencionado al inicio de la carpeta de
lecturas del siguiente texto:
LA BATALLA DE ISSO: ALEJANDRO MAGNO VERSUS DARÍO III
A partir de una biografía helenística sobre Alejandro Magno (356-323) y la adición de
otros textos (cartas noveladas, leyendas, relatos inverosímiles) se confeccionó en el siglo ni
de nuestra Era una Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia que, carente de autor
conocido, se asignó al denominado Pseudo Calístenes. Posteriores interpolaciones y
correcciones varias hicieron de la obra una novela popular, llegando a ser traducida al
griego, armenio, latín, sirio, persa, georgiano, árabe, turco, etíope, copto y hebreo. Su
popularidad fue inmensa. Se ha seleccionado aquí el episodio de la batalla de Isso (año
104
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

333), tal vez uno de los pasajes más interesantes de tan peculiar libro.
FUENTES
HAIGHT, E. H., The Life of Alexander of Macedón by Pseudo-Callisthenes, Nueva
York, 1955.
PSEUDO CALÍSTENES, Viday Hazañas de Alejandro de Macedonia (edición de
C. García Gual), Madrid, 1977.
[1]. Entretanto, Darío (III) había congregado una fuerza numerosa y avanzaba llevando
consigo a sus hijos, su esposa y su madre. En su escolta estaban los llamados «los diez mil
inmortales». Les llamaban «los inmortales» porque siempre conservaban su número ya que
incorporaban a otros en sustitución de los muertos.
[2]. Alejandro cruzó en su marcha el Tauro de Cilicia y llegó a Tarso, la capital de Cilicia. Al
divisar allí el río Cindo de clara corriente, él, que estaba sudando a mares por la fatigosa
marcha, se despojó de su coraza y se dio un baño en sus aguas. Con tal enfriamiento se
puso en extremo peligro, y a duras penas pudo curarse. El que lo curó fue Filipo, uno de sus
reputados médicos. Una vez curado, continuaba su avance hacia Darío.
[3]. Darío había acampado en el lugar llamado Isso de Cilicia. Lleno de excitación avanzó
Alejandro para combatir en el llano y ordenó sus formaciones frente a Darío. Los
comandantes de Darío, al ver que Alejandro aproximaba el grueso de su ejército hacia
aquella parte en la que había oído que se encontraba Darío, situaron delante los carros y
toda su impedimenta bélica. [...].
[4]. Luego Alejandro subió a caballo y ordenó a los trompetas que tocaran el toque de
combate. Y en medio de un enorme estruendo se entabla la tremenda batalla. Disparando
largo trecho con sus agudos arcos y golpeándose unos a otros con sus lanzas se
enfrentaban por acá y por allá. Unos y otros atribuyéndose la victoria se retiraban. Pero la
tropa que rodeaba a Alejandro hacía ceder a los del entorno de Darío y con violencia
quebraban su formación, haciéndoles chocar y caer unos sobre otros por la gran fuerza de
combatientes.
[5]. Nada se podía ver allí sino caballos derribados por tierra y hombres muertos. No se
podía discernir al persa ni al macedonio, ni a los aliados ni a los sátrapas, ni al infante ni al
caballero en medio de la densa nube de polvo. Ni siquiera se distinguía el aire de la tierra
entre los muchos manchones de sangre. Hasta el mismo Sol, compadeciéndose de los
desastres y sin querer ver el espectáculo tan sangriento, se cubrió de nubes. Al afianzarse
el revés de los persas, éstos emprendieron la fuga. Estaba entre ellos Amiantes de
Antioquía, que había huido a la corte de Darío después de ser en tiempos anteriores tirano
de Macedonia.
[6]. Cuando se avecinaba el anochecer, Darío, lleno de terror, se retiraba por delante de sus
hombres. Pero su carro de general en jefe era muy fácil de reconocer; así que,
abandonándolo, montó a caballo y escapó.
[7]. Alejandro, que ansiaba el honor de apresar a Darío, salió a perseguirlo con toda premura
para que no fuera muerto por algún otro. Después de una persecución de 60 estadios,
Alejandro apresó el carro real, el arco, la esposa, las hijas y la madre de Darío; pero a Darío
le salvó la noche y además el tener un caballo de refresco en el relevo.
[8]. Alejandro se apoderó de la tienda de campaña de Darío y se albergó en ella. Sin
embargo, después de vencer a sus contrarios y de haberse cubierto de tamaño honor, no
hizo nada soberbio, sino que ordenó enterrar a los más valientes y nobles que habían
muerto. Del mismo modo confortó con elogios a los restantes prisioneros. La multitud de
caídos entre los persas era muy grande. De los macedonios, las pérdidas se cifraron en 500
soldados de a pie, 160 jinetes y 308 heridos. Los bárbaros tuvieron 20.000 muertos y 4.000
formaron botín para ser vendidos como esclavos.

EGIPTO45

El espacio geográfico:
La civilización egipcia debe mucho al ambiente natural en el que nace; sólo existe
gracias al valle del Nilo y la historia de este último ha desempeñado un gran papel en su
evolución.
Egipto es un inmenso oasis que se extiende al nordeste del continente africano, entre
los grados 24 y 31 de latitud norte. Es un mundo cerrado, rodeado por todas partes de
obstáculos naturales difíciles de franquear. En el sur, el acceso desde Nubia queda
bloqueado por los cerrojos rocosos de las cataratas. También puede considerarse cerrado
el país por el norte; porque aunque el delta del Nilo se abre ampliamente al Mediterráneo,

45 Carpeta de lecturas. Prof. Fusz. Con su permiso.


105
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

las zonas pantanosas y la escasez de puertos no facilitan el acceso; únicamente la parte


oriental del delta constituía una zona de paso hacia el este, y fue esta la que tomaron las
pocas invasiones sufridas por el país en el transcurso de su larga historia; además,
conscientes del peligro, los egipcios levantaron en este sector un sistema defensivo de
fortificaciones.. Exceptuando esta zona, el valle del Nilo está protegido en su flanco oriental
por montañas desérticas que cortan las comunicaciones con el mar Rojo. Por el oeste, el
valle del Nilo es aún de más difícil acceso: el desierto libio extiende su inmensa soledad,
jalonada sólo por una cadena de oasis paralela al Nilo.
Pocos países poseen unos límites físicos tan precisos: el mar, las cataratas y los
desiertos delimitan un espacio cerrado, con el Nilo como centro vital. El río aporta al país el
agua y el limo indispensables para el cultivo y la vida. Esta tierra negra, muy fértil, se opone
al suelo rojo y sin cultivar de los desiertos vecinos.
En un espacio tan cerrado, las influencias exteriores eran débiles y en cierto modo
llegaban filtradas. De esta manera, la civilización faraónica, particularmente original y
condicionada más que ninguna otra por su entorno natural y por su clima, evolucionó
lentamente en el transcurso de milenios.
En la época histórica se distinguían, en el Egipto propiamente dicho, dos regiones
principales: el BAJO y el ALTO Egipto. La línea fronteriza pasaba a la altura de Menfis, un
poco al sur de El Cairo, en la punta del delta. Los egipcios llamaban al valle y al delta KEMET
o tierra negra, en oposición al desierto, que ellos designaban con el nombre de DESHERET,
que significa tierra roja. El único lazo de unión entre ambas regiones es el Nilo y su régimen.
Desde Heródoto es un lugar común decir que Egipto es un "don del Nilo", pero es el reflejo
de la realidad. En efecto, el clima en Egipto es árido, las precipitaciones anuales son
insignificantes y, si el Nilo no existiese, Egipto sería un desierto como el Sahara. Por último,
si el río no tuviese un régimen muy particular sólo se habrían podido cultivar algunas tierras
de las orillas de su curso. Por tanto, lo que verdaderamente constituye la riqueza de Egipto
no es tanto el Nilo como la crecida del Nilo, que le proporciona el agua y el limo sin los
cuales aquella no existiría.
Se sabe hoy que las aguas del Nilo vienen en parte de los lagos ecuatoriales donde
el rio tiene sus fuentes y en parte de Abisinia. Las aguas de los lagos son de caudal regular
durante todo el año y, por esta misma regularidad, no podrían provocar por sí solas las
crecidas. Esta tiene por origen las lluvias del monzón que caen sobre las altas mesetas
abisinias en mayo y junio. Las aguas no llegan hasta Egipto hasta julio, en plena estación
cálida, entonces recubren el valle, depositan su limo fértil y, después de retirarse en octubre,
le basta al hombre sembrar para cosechar. La parte del hombre, en esta fecundación de la
tierra de Egipto, está lejos de ser despreciable. Si el egipcio puede hacer hasta tres
cosechas anuales, es gracias a unos sistemas de canales muy desarrollados, que exige
cuidados incesantes. En resumen, Egipto nació de la estrecha colaboración entre el hombre
y el Nilo.
Población de Egipto:
La base de la población egipcia parece haber sido constituida por el grupo étnico de
los camitas, que se radicaron al sudeste de Egipto, y los bereberes de Libia. Los camitas
sufrieron desde la época protohistórica, profundas transformaciones por la llegada al valle
del Nilo de tribus semíticas. Se discute todavía para saber si esta invasión se produjo por el
norte, es decir, por la península del Sinaí, o por el sur, por el mar Rojo y el desierto oriental.
Estas poblaciones semíticas se fundieron rápidamente con las poblaciones autóctonas
dando origen al pueblo egipcio.
HISTORIA POLÍTICA DEL ANTIGUO EGIPTO.

Período Arcaico:
Los egipcios estaban organizados en clanes. Con el tiempo esta organización pasará
a convertirse en una organización por NOMOS.
El clan es una agrupación de familias que se consideran descendientes de un
antepasado común, que tienen todos, un mismo tótem, que generalmente es un animal, una
planta, un objeto al que se adora; y en torno de él se constituye un núcleo que es la familia,
el conjunto de las cuales da origen al clan.
Los nomos (en que quedó dividido Egipto con sus comarcas), son pequeñas
divisiones de tierra cultivable producidas por las avenidas del Nilo. Esas porciones de tierra
que inunda y separa el Nilo en sus crecidas, son los nomos. En el nomo, lo más importante
es el suelo, puesto que sus pobladores se han unido para poseerlo. Asimismo, constituyeron
células primitivas de la constitución política de Egipto.
Los habitantes de los distintos nomos están al principio en lucha, luego tienen
106
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

necesidad de unirse para dominar el río y gozar del mismo. Se van uniendo y constituyendo
dos grandes regiones que se conocen con el nombre de Alto y Bajo Egipto.
Hacia finales del -IV milenio, se encuentran en el delta del Nilo numerosos
asentamientos pre-urbanos que, basados en la agricultura de regadío, registran una notable
actividad comercial y administrativa. En estos poblados se utilizaba la metalurgia, la
navegación y la escritura pictográfica- aunque no de forma extensiva como en
Mesopotamia-, lo que demuestra su avanzado nivel de desarrollo.
Toda esta riqueza atrajo la atención de los pastores nómadas que vivían en los límites
del desierto y en el sur, y que, ya entrados en el -III milenio, se lanzaron a la conquista del
delta. El país quedó unificado por la fuerza y los principales artífices de esta conquista, los
señores del Alto Egipto, se convirtieron también en reyes del Bajo Egipto. Con la unificación
política del país (-3000) y la instauración de la primera dinastía faraónica se inicia la primera
etapa de la historia de Egipto: el Período Tinita.
Período Tinita:
La historia propiamente dicha comienza en Egipto por la unión, bajo la
autoridad de un solo monarca, de los reinos del Alto y Bajo Egipto, cuya frontera
común cortaba el valle del Nilo a la altura de Menfis. Estos dos estados estaban
sólidamente constituidos y, conservaron, uno frente a otro, una autonomía de hecho durante
toda la monarquía faraónica, por las peculiaridades, cuidadosamente conservadas, de su
régimen y por sus administraciones rigurosamente separadas. El nexo entre ellos fue la
persona del faraón. Cada vez que se producía un debilitamiento del poder real, el país tendía
a dividirse en dos reinos.
En el Alto Egipto, un rey con corona, alto casco cilíndrico con un estrechamiento en
la cima terminado en un ensanchamiento globuloso, reinaba bajo el patrocinio de la diosa
buitre (Nekheb). La residencia real se encontraba en la ciudad de Hieracómpolis.
El rey de Bajo Egipto, reinaba desde la ciudad de Buto, con la protección de la diosa
abeja. Llevaba como insignia una corona roja, mortero plano realzado detrás de una asta
vertical, desde cuyo nacimiento salía hacia delante, en forma oblicua, una varilla terminada
en espiral.
En la época histórica, cuando los faraones hubieron fundido, en su propio beneficio,
los dos antiguos títulos reales, las dos coronas se combinaron en un solo tocado: el
pskhent.
Aunque resulta imposible precisar los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en
este período, la historia clásica cita a MENES como el protagonista de la unificación del
país. Sin embargo ninguno de los documentos encontrados hasta ahora muestra este
nombre de manera indiscutible. Basándose en la escena representada sobre la paleta del
rey NARMER se admitía generalmente que este había sido el primer rey de Egipto que llevó
la doble corona del Alto y Bajo Egipto y que, por tanto, inaugura la monarquía. Dicho de otra
forma, se tenían dos nombres para una misma persona: uno de ellos, NARMER, dado por
un documento contemporáneo a los hechos; el otro MENES, proporcionado por fuentes
posteriores al año -1700, por lo menos. Esta contradicción ha sido explicada por diversas
formas: según unos, Narmer era uno de los nombres de Menes, con los que ambos nombres
designarían al mismo personaje; según otros, Narmer, sería el predecesor de Menes, pero
habría tomado el nombre de Aha después de su victoria sobre el norte.
El hecho de que también el rey ESCORPION (se lo llamaba así porque este arácnido
servía para escribir su nombre) haya llevado la doble corona vuelve a plantear el problema.
Si admitimos que el rey Escorpión es Menes, la dificultad estriba en ampliar hasta nueve los
nombres de los faraones de la primera dinastía conocida por los documentos, allí donde
Manetón sólo cita ocho. El problema también se puede abordar desde otro ángulo. Según
la tradición referida por Manetón y Heródoto, el primer faraón de la monarquía tinita sería el
fundador de Menfis. De acuerdo con esto, se ha tratado de ver la escena de la fundación de
la ciudad en la maza del rey Escorpión, lo que confirmaría la identificación de Menes con
este rey. Pero, por otra parte, se ha hecho observar que el más antiguo de los grandes
monumentos que se conocen en Saqqarah, la necrópolis de Menfis, se remonta al rey AHA
lo que daría un argumento a favor de su identificación con Menes.
Esta cuestión, muy compleja, no puede resolverse con absoluta certidumbre. Aunque
la identificación de Narmer con Menes parece la mejor solución, las otras identificaciones
no pueden rechazarse a la ligera.
Manetón califica de finitas a las dos primeras dinastías. Esto se puede interpretar de
dos maneras; o bien todas las familias reinantes son oriundas de la región de Abidos, o bien
su capital administrativa estaba en la ciudad de Tinis, lugar que no ha sido localizado pero
que debía encontrarse en la región de Abidos. Posteriormente la administración central se
instaló en Menfis, en el corazón del Bajo Egipto y obedeció al deseo de presencia y quizá,
107
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

de conciliación.
La época tinita va a precisar y desarrollar los rasgos esenciales de la civilización
egipcia. Aún quedaba por consolidar la unidad lograda. Los medios empleados fueron la
fuerza armada para reprimir revuelta y, por otra, una política de alianza por matrimonios.
Hoy puede decirse que los reyes tinitas fueron los verdaderos creadores de la notable
organización que hizo la grandeza de la monarquía egipcia.
La monarquía tinita era una monarquía absoluta que reposaba sobre el carácter
divino del rey, conviene, pues, comenzar por el rey el estudio de la civilización de esta
época.
El faraón fue el centro de la vida egipcia desde sus orígenes. Originariamente, el
término faraón designaba al palacio real, literalmente, "la gran casa". Este uso se encuentra
por primera vez en el Período Amarniense, pero en realidad no pasó nunca de ser una
designación popular de la persona del monarca, es decir, que nunca fue un verdadero título
real. A partir de su uso por la Biblia se ha popularizado universalmente esta palabra para
designar a los antiguos reyes de Egipto.
Se lo identificaba con Horus, el dios Halcón, se ponía bajo la protección de la diosa
buitre y de la diosa cobra. Vivía con su familia y la corte en el palacio. Para el pueblo egipcio,
era un dios vivo con figura de hombre, por ello se lo designaba como el dios, se evitaba
pronunciar su nombre y no se lo podía mirar directamente a los ojos.
Si comparamos las culturas contemporáneas de Mesopotamia e Israel,
veremos que consideraban a sus reyes de un modo completamente distinto al de los
egipcios. En esas otras culturas el rey gobernaba por los dioses, pero no como un
dios, lo hacía como un vicario. En Egipto el faraón gobernaba como un dios que vivía
en la tierra y entre los mortales.
Wilson con respecto al carácter divino del faraón formula las siguientes preguntas"
Podemos comprender por qué los egipcios establecieron ese dogma? ¿Podemos averiguar
cuando se formuló?
Señala que no se pueden dar respuestas seguras y definitivas a esas preguntas. Se
pueden formular algunas hipótesis, que pueden ser o no ser plenamente satisfactorias. La
principal de estas hipótesis se remonta a la naturaleza geográfica de Egipto, al mismo
tiempo aislado y dividido. Egipto era un país privado de contactos importantes, y de esta
suerte disfrutó de una feliz sensación de seguridad y de ser un pueblo especialmente elegido
por los dioses. Su destino era excepcional porque la divina providencia le había puesto
aparte- claramente aparte- de sus vecinos. Los dioses del gran cosmos no necesitaban velar
sobe él. Delegando prudentemente en un mortal para que gobernase a favor de ellos. La
seguridad geográfica del país, tan diferente de Israel y de Mesopotamia, hizo que los dioses
confiases en él-, de suerte que el gobierno podía descender con seguridad a la tierra.
Wilson sostiene que la naturaleza geográfica de Egipto constituye una paradoja que
parece invalidar su argumentación. Considerando en su aislamiento exterior, Egipto era una
unidad, una tierra aparte. Considerado en su dualismo interior, era la desunión, era una
tierra dividida. Para los egipcios el país era la "tierra" y las "Dos Tierras". El Alto y el Bajo
Egipto tuvieron siempre clara conciencia de que eran diferentes, y en las épocas de gobierno
débil se separaban. Los que les mantenía unidos era la común dependencia del Nilo y el
dogma de que Egipto era gobernado no por un hombre del Alto o Bajo Egipto, sino por un
dios en quien residían las fuerzas esenciales de cada una de las Dos Tierras. Si el Bajo
Egipto aceptó este dogma, no podía objetar que era gobernado por un ser cuya familia
parecía haber regido en el Alto Egipto, sino que por definición no pertenecía a ninguna
región geográfica de este mundo y sí al reino de los dioses.
Si ello es así, probablemente exigió algún tiempo para lograr la general aceptación
del dogma según aquel ser aparentemente humano no era un mortal, sino que era de otra
naturaleza. Lo mismo proclamaba que era un Horus, un dios de los espacios remotos, como
un Halcón. Con la quinta dinastía se declaró hijo del dios-sol Re, el dios supremo. ¿Cómo
consiguió hacerse admitir ese dogma? Para contestar a esta pregunta, Wilson señala que
hay que distinguir entre la aceptación del dogma como teoría de gobierno y su aplicación
específica a una dinastía conquistadora. Hemos dicho más arriba que la geografía de Egipto
producía la propensión a aceptar la realeza divina. Un argumento adicional se basa en la
psicología del egipcio antiguo. Aquellas gentes no eran místicos y racionalistas científicos a
la moderna. Eran fundamentalmente prácticos, y dados a aceptar lo que era eficaz en la
práctica y a ensayar medios diferentes para alcanzar un fin. Lo que era útil, efectivo y
ventajoso, era bueno.
El autor antes mencionado se propone como hipótesis para continuar trabajando que
la idea de la realeza divina era autóctona en Egipto y que había estado presente durante
mucho tiempo como concepto vagamente formulado, que las primeras dinastías se
aprovecharon de ese concepto para sancionar su gobierno nuevo, y que el dogma del faraón
108
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

divino tal como lo conocemos alcanzó su aplicación y obtuvo aceptación formal bajo las
primeras dinastías. "He de reconocer que esto no pude demostrarse como teoría hasta que
se presenten nuevas pruebas para demostrarlo o rechazarlo."
El faraón egipcio gobernaba a través de funcionarios jerarquizados:
 El VISIR: fue un primer ministro perteneciente a la familia real. Durante el reinado de
la IV dinastías es segura su existencia. Si con las primeras dinastías no existió el
visir, era probablemente el mismo rey quien estaba a ¡a cabeza de la administración
central. Fue asistido por los jefes de misión y se puede suponer que estos fueron los
encargados de asegurar el control y la conexión con la administración provincial.
Entre las funciones que desempeñó se pueden citar:
1. Intervenía en los asuntos del Estado en nombre del rey.
2. Controlaba el transporte de mercaderías y la construcción y mantenimiento de los
canales.
3. Regulaba los tributos que debían pagar los Estados vasallos. Custodiaba los archivos
donde se conservaban decretos reales, títulos de propiedades, contratos,
testamentos que permitían el control de los tributos del tesoro.; agricultura, obras
públicas; navegación, etc.
4. Ejerció la dirección del ejército real.
 El NOMARCA: fue el jefe o gobernador del nomo. Pertenecía a la nobleza egipcia y
gobernaba en' nombre del rey. Era el encargado de la excavación de los canales, de
realizar el censo cada dos años y de administrar la justicia en su nomo. Aumentaron
progresivamente su poder y su riqueza personal. A finales del Reino Antiguo crearon
dinastías menores que en los períodos de debilitamiento del poder real llegaron a ser
muy poderosos.
 El ESCRIBA: No es exagerado afirmar que, la organización administrativa de Egipto
reposaba sobre este funcionario. Desde la primera dinastía, las oficinas egipcias
disponían de un material para escribir: el papiro. (junco que los egipcios cortaban en
tiras que se prensaban y encolaban y posteriormente escribían en él. Defectos del
papiro: ser sensibles a la humedad y al fuego). En los papiros consignaban leyes,
edictos, textos sagrados, contabilizaban bienes, etc. Los escribas, parece ser, se
reclutaban entre los hijos de los funcionarios y eran formados en la "casa de vida" y
en cada ciudad había casas de vida.
Con respecto al ejército, estuvo dirigido en principio por el rey. Durante la época tinita y
el Reino Antiguo no parece haber tenido una organización especial. Los nomos, en caso de
necesidad, debían contribuir con contingentes de tropas formadas por los jóvenes de cierta
edad. El faraón designaba después a los jefes de misión que asumían la dirección de estos
contingentes. Y que, con ocasión de ello, tomaban un título militar que se puede traducir por
"jefe de tropa" o "general". La unidad básica de la organización militar parece que fue a
menudo "el barco" que servía para transportar el ejército a sus bases de partida. (LEER
TEXTO ADJUNTO)
Durante el Período Tinita gobernaron la primera y segunda dinastías, de las que todavía
se posee poca información.
Con la primera dinastía, Egipto, vivió una época de prosperidad y se establecieron
muchos de los rasgos políticos, económicos, sociales y culturales de esta civilización. La
escritura jeroglífica llegó a su madurez, reemplazó a los antiguos ideogramas y se la
empleaba en las inscripciones de los monumentos y con fines administrativos. QA fue el
último soberano de la I dinastía y el final de la misma estuvo caracterizado por problemas
internos mal conocidos, tal vez, disputas por el trono egipcio.
También poco se sabe de los reinados de la II dinastía. Menfis es la capital durante esta
época y ello provoca el descontento de la aristocracia del Alto Egipto que había conquistado
al Bajo Egipto. Intrigas palaciegas provocan un nuevo cambio dinástico.
El reino antiguo:
Según John Wilson el Reino Antiguo es el período de la rica y opulenta juventud de
Egipto.
Este período histórico comprende el reinado de la tercera, cuarta y quinta dinastías.
El faraón reina sobre un país que se extiende desde la segunda catarata hasta las costas
del mar Mediterráneo. Toda la autoridad proviene del rey, que es el jefe de toda la
organización del país en su conjunto. Es para el pueblo el "dios bueno" por excelencia y de
él depende el orden universal.
La III dinastía plantea todavía problemas porque no se ha establecido de una manera
segura ni el número ni el orden de sucesión de los reyes que la componen.
Durante mucho tiempo se creyó que DJESER fue el primer rey de esta dinastía.

109
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Recientes descubrimientos han demostrado que su reinado estuvo precedido por el de


HORUS SANAKHT, probablemente su hermano. De este último rey solo se sabe que su
monumento funerario fue el punto de partida de la pirámide escalonada.
Uno de los hechos más destacados del reinado de DJESER fue a construcción de la
pirámide escalonada en Saqqrah, algo más al sur de las grandes pirámides. Esta pirámide
fue obra de JMHOTEP, arquitecto, médico, sacerdote y funcionario de Djeser. El primer
edificio enteramente de piedra que nos ha legado la civilización egipcia, consta de seis pisos
y su altura es de 63 metros.
Los faraones de la III dinastía llevaron a cabo la colonización del Sinaí y de Nubia por
los recursos naturales que ofrecía. Se desarrolla el culto al dios RE, divinidad solar. Se
desconocen las causas que motivaron el cambio de dinastía. Es curioso que la IV dinastía
que nos ha dejado los mayores monumentos arquitectónicos no nos haya legado, en
cambio, una información histórica apreciable.
SNEFRU fue el fundador de la dinastía. Su sucesor fue KEOPS, hijo suyo, célebre
sobre todo por haber sido el constructor de la Gran Pirámide de Guizeh. La tradición lo
recuerda como un tirano abominable, sanguinario e impío. El historiador griego Heródoto
recogió esta tradición negativa y se encargó de transmitírnosla, no sólo en lo concerniente
a Keops, sino también de sus sucesores KHEFREN y MICERINO.
Con KEOPS la monarquía del Reino Antiguo alcanzó el punto culminante de su
poder. Por un lado reforzó el cargo de visir, colocándolo en la cúspide de la administración
del Estado. El cargo del visir pasó a ser un cargo de confianza, fuera del escalafón. Eligió a
un hijo suyo, excluido de la sucesión, para cumplir las funciones del visir. Por otro lado,
controló al clero, eligiendo sumos sacerdotes entre sus cercanos parientes y suprimió los
privilegios del clero.
Su pirámide no es sólo su tumba y símbolo de su unión con Re, sino que también e
puede ver en ella la plasmación en un monumento del gran poder que llegó que llegó a
alcanzar el primer Estado territorial de la Historia, así como el símbolo de la preeminencia
absoluta del poder real sobre el clero.
A KEOPS le sucedieron sus cuatro hijos que reinaron en forma sucesiva. KEFRÉN,
hijo y segundo sucesor de KEOPS, fue el primer faraón que usó el título de "Hijo de Re", el
monarca convertido en Gran Dios, era al mismo tiempo la propia encarnación de Re, con
quien se identificaba en vida. Sin embargo, el rey, idéntico a Ra pero también al mismo
tiempo su hijo, era por otro lado un espíritu puro y un dios encarnado de donde se deducía
que, en tanto que faraón, KEFRÉN conservaba su naturaleza humana a pesar de su
divinización en vida. Esto es interesante de resaltar porque estas concepciones se
mantuvieron ya inalteradas a lo largo de toda la historia faraónica.
KEFRÉN se hizo construir una pirámide junto a la de KEOPS y además hizo esculpir
en el mismo lugar la llamada Esfinge de Guizeh, gigantesca escultura con cuerpo de león
yacente y cabeza humana, retrato del mismo KEFRÉN. Además, promovió su propio culto
que se convirtió en el culto-principal, confundido con el culto de Re.
Luego del reinado de los dos hermanos de KEFRÉN, subió al trono de Egipto,
MICERINO, hijo de KEFRÉN. Micerino hizo construir su pirámide junto a la de su abuelo y
su padre y es más pequeña que estas últimas.
La historia del final de la IV dinastía es confusa. No se sabe con seguridad si algún
lazo familiar unió a los últimos representantes de la IV dinastía con los primeros de la
dinastía V.
USERKAF fue el fundador de la dinastía V. Con la llegada al poder de esta dinastía,
la religión solar que había logrado notoriedad durante el reinado de la dinastía anterior,
acabará convirtiéndose en el culto oficial y con ello se hace fuerte el clero de la ciudad de
Heliópolis donde Re era su divinidad principal. Los reyes de la V dinastía debían el trono al
clero de Heliópolis y no pudieron zafarse de las obligaciones para con quienes le habían
apoyado para llegar al trono. Hay un aumento de gastos relacionados con la construcción
de templos y de donaciones de tierras del rey, los templos para contribuir a sufragar los
gastos del culto solar. Con el reinado de UNAS termina la V dinastía.
Cuando los faraones de la VI dinastía suceden a los de la V, el Reino Antiguo está
en su apogeo. Nada deja prever que podrid hundirse. Cuatro reinados bastarán para que
Egipto pase de un régimen estable y fuerte a un estado de anarquía total.
TETI fue el primer rey de la dinastía VI. El gobierno de esta dinastía comprende seis,
acaso siete, reinados muy desiguales en duración e importancia. Permanece en el poder
poco más de siglo y medio. Desde la III a la V dinastía, la centralización del poder no había
cesado de aumentar; con la VI dinastía el proceso es inverso: el poder se descentraliza
lentamente hasta caer en la anarquía.
Este fenómeno se explica fácilmente. Por una parte, la fortuna real disminuye
progresivamente por todas las donaciones a los templos y a los particulares. La práctica de
110
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

las donaciones iniciada con la IV dinastía, estaba ya muy extendida bajo la V dinastía, pero
en la VI dinastía se acentúa, de modo que el rey ya no es la única potencia de Egipto. A su
lado adquieren importancia los grandes templos y, sobre todo las familias provinciales.
Por otra parte, la nobleza provinciana ha sido sin duda la principal beneficiaría de
esta generosidad del faraón. Esto se explica a su vez tanto por la necesidad, para asegurar
la buena administración del país, de tener en cada nomo un representante real provisto de
amplios poderes; en segundo lugar, por la tendencia de los funcionarios a pedir y obtener
la transmisión de su cargo a su hijo mayor. De este modo, los príncipes jefes de los nomos
llegan a ser independientes: lo que en un principio era una gracia real se convierte en un
derecho. Cuando surgió una crisis a la muerte de PEPI II, por razones que desconocemos,
la administración centralizada de Menfis se hundió, según parece, bajo el golpe de una
revolución social. Esto es lo que se ha convenido en llamar el "Primer Período Intermedio".
El primer período intermedio.
Este período que separa al Reino Antiguo del Imperio Medio es el más sombrío y el
más confuso de la historia de Egipto.
Comprende desde la VII dinastía a la X y parte de la XI. Para la mejor comprensión del
Primer Período Intermedio, se distinguen tres épocas:
 La primera, que se puede definir como una época de rápida descomposición de lo
que subsiste del Reino Antiguo y está acompañada de rebeliones sociales e
invasiones extranjeras. Gobiernan la Vil y VIII dinastía, la capital es Menfis. Los
especialistas no se han puesto de acuerdo sobre el desarrollo de los acontecimientos
y duración, se le atribuyen entre 40 y 50 años. Es un período de anarquía dinástica.
La principal fuente de esta época es el Papiro conservado en Leiden:
"Amonestaciones de un sabio egipcio", encontrado en Saqqrah, es de origen menfita,
por ello se cree que los acontecimientos que relata quedaron limitados a la capital y
sus alrededores. Es una copia de la XIX dinastía en bastante mal estado. Describe
la situación interna que se caracteriza por la revuelta social: los pobres se han
convertido en grandes propietarios; el oro, la plata, la turquesa, la coralina adornan
el cuello de los servidores; los dueños de casa apenas tienen para comer. También
se producen invasiones extranjeras, de asiáticos, que se infiltran a través de
pequeñas tribus y con el tiempo llegan a ser numerosos. Estos asiáticos no llegaron
en plan de conquista, aprovecharon el desorden y se establecieron en tierras fértiles.
 Durante la segunda época, los príncipes de la ciudad de Heracleópolis logran, al
menos, parcialmente, apoderarse del poder. Existe un corto período de calma
durante la dinastía JX, pero las luchas intestinas reaparecen a partir de la X. Como
una parte del país está ocupaba por extranjeros, los nomos que permanecen
independientes luchan entre sí: unos reconocen la autoridad de Tebas y otros la de
Heracleópolis.
 La tercera y última época, que ciertos autores unen al Imperio Medio, ve el triunfo de
los príncipes de Tebas y el establecimiento de una nueva dinastía, la XI, que después
de haber reinado sobre la mitad sur de Egipto gobierna todo el país, conservando
como capital el centro de la provincia de origen de la dinastía. Todo Egipto se
encuentra unificado bajo la autoridad de MENTUHOTEP, príncipe de Tebas.
El imperio medio.
El Imperio Medio puso fin a un largo período de caos político. Los faraones de las
dinastías XI y XII restituyeron la confianza en la autoridad real, pacificaron el país y
acometieron una profunda reorganización del Estado.
Mentuhotep Nebhepetre, príncipe tebano derrotó a su rival del norte y se coronó con
las dos coronas.
MENTUHOTEP II, es considerado el verdadero fundador del Imperio Medio. Este
soberano se preocupó por restablecer y afianzar la autoridad real, lograr la prosperidad
económica interior. Para lograrlo tomó varias medidas, tales como, suprimir algunos
principados hereditarios en el Alto Egipto; controlar a los nomarcas de los nomos
hereditarios; creó un nuevo cargo administrativo; el de Gobernador del Norte; el visir
nuevamente queda a cargo de la administración central del Estado; la capital política quedó
fijada en Tebas; creó la figura del "Tesorero real" con el objeto de controlar la política
económica. También nombró a su hijo Sesostris como corregente para consolidar la
posición de la dinastía.
Con respecto a la reactivación de la economía, la misma se puede comprobar en la
actividad constructora de Mentuhotep II, especialmente en el Alto Egipto, construcción de
un templo al dios Osiris, deidad asociada a la resurrección y originario de la ciudad de
Bubastis.
111
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

En lo referente a la política exterior, Mentuhotep II emprendió campañas militares


contra los beduinos, Libia y un reino independiente que se había formado en Nubia, fundado
por algún funcionario egipcio que aprovechó las guerras entre Heracleópolis y Tebas.
Su sucesor fue su hijo Mentuhotep EL poco se sabe de su reinado, cuando es
coronado faraón tenía una edad avanzada debido al largo reinado de su padre. Fortificó el
delta oriental para frenar las incursiones asiáticas y envió una numerosa expedición
comercial al País del Punt46, situado en la costa meridional africana del mar Rojo.
En medio de disturbios políticos imposibles precisar acabó oscuramente el reinado de
Mentuhotep III.
El nuevo rey Mentuhotep IV es un usurpador, no se sabe en qué condiciones accedió
al poder. Su visir fue Amenemhat que realizó una expedición para lograr el control de la
zona de Wadi Amat y la costa del mar Rojo. Su reinado terminó entre disturbios y su visir
Amenemhat se proclamó faraón.
Es en medio de la confusa situación política que caracteriza el final de la dinastía XI
que Amenemhat I alcanzó el trono y fundó una nueva dinastía, la XII, sin duda la más
importante del Imperio Medio. El nuevo faraón, originario del Alto Egipto, pero sin vínculos
familiares con la dinastía XI, fue proclamado gracias al apoyo de algunas grandes familias
aristocráticas, a las cuales confirmó la heredabilidad de sus cargos de sus cargos de
comarcas y reforzó sus poderes provinciales. Su nombre denota devoción por Amón, dios
tebano de la creación y que será el dios nacional durante el reinado de la dinastía XII.
Una de sus primeras medidas fue trasladar la capital de Tebas a Ittaui, al sur de
Menfis, pequeña localidad del Egipto Medio para iniciar la explotación del cercano oasis del
Fayum. Otra razón fue estar lejos de sus poderosos pero peligrosos aliados: las familias
aristocráticas del Alto Egipto. Al trasladar la capitalidad, y por ende su residencia de Tebas
a Ittaui, Amenemhat nombró un gobernador, un funcionario de la administración central,
para que le sustituyese al frente del nomo tebano. Con ello puede decirse que el fundador
de la dinastía XII comenzó consigo mismo el proceso de liquidación de la monarquía feudal
del Alto Egipto, al desposeerse él mismo de la condición de príncipe hereditario. Desde este
instante, los reyes de la dinastía XII ya no serían más que faraones por derecho propio,
rompiendo el lazo que les ligaba a sus antiguos pares e iniciando precisamente por Tebas
el proceso de desfeudalización del Alto Egipto.
Otra razón del cambio de la capital fue que las ciudades con grandes aglomeraciones
de población, eran peligrosas para la estabilidad de la monarquía y la experiencia del Primer
Período Intermedio lo había demostrado.
Entre las reformas administrativas de Amenemhat I se puede mencionar la revisión
de los límites de los nomos, en función de sus extensiones en ocasiones desequilibradas
en beneficio de unos pocos con respecto de sus vecinos debido a los avatares de los últimos
tiempos. El rey buscó así un equilibrio territorial, que equilibrase también el monto de los
impuestos que debía recaudar cada nomo, lo cual le llevó a dividir nomos demasiado
grandes. Los nuevos límites así fijados quedaban garantizados por el faraón, con lo que se
eliminaba una posible fuete de conflictos, las disputas limítrofes entre comarcas. Los límites
eran necesarios repetirlos cada año por las crecidas del Nilo que los borraban y estas
mediciones debían ser realizadas por funcionarios honestos.
Entre las prerrogativas de los nomarcas confirmadas por el rey figuraban la
recaudación de impuestos debidos al faraón, el reclutamiento de tropa para la ejecución de
trabajos públicos; sólo en caso de necesidad era destinada a la guerra, pero al servicio del
rey; mantener en buenas condiciones la producción agrícola. Los nomarcas hereditarios se
mantuvieron fieles al soberano durante esta época y además fueron controlados por los
servicios del Estado, formado por un número importante de funcionarios jerarquizados. Los
funcionarios divididos en casas o ministerios dependían del visir. El rey en persona
dominaba toda la administración.
Tanto el campo como las ciudades aceptaron de buen agrado las tenencias
centralistas del Estado, que sustituían ventajosamente el viejo vasallaje feudal y permitían
una rápida reactivación del comercio y de la actividad productiva en general.
La política exterior de Amenemhat I estuvo marcada por la necesidad de hacer frente
a las amenazas exteriores. Por un lado, debió enfrentar a los beduinos asiáticos
establecidos aún en el delta oriental. Para frenar sus incursiones mandó construir el
Muro del Príncipe, sistema de fortificaciones que custodiaban la frontera oriental del
delta y que consiguieron alejar eficazmente el peligro. Una victoria decisiva sobre los
beduinos, permitió a los egipcios acceder al control y explotación de las minas y canteras
del Sinaí. (Cobre, turquesa)
Las campañas militares a la Baja Nubia permitieron el control de minas y canteras de

46 (Drioton, 1986)
112
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

la región (oro, piedra arenisca, granito).


Hacia occidente emprendió expediciones militares contra tribus nómades del Sahara
que pretendían ingresar a Egipto.
Con respecto a las expediciones comerciales, las que se realizaban al País del Punt
tenían un carácter regular. Hallazgos arqueológicos demuestran las relaciones comerciales
con Biblos y con Creta.
Para asegurar la continuidad de la dinastía XII, e introducir al sucesor en las
responsabilidades del gobierno, Amenemhat I asoció al trono a su hijo Sesostris I. La
asociación de su hijo resultó una medida previsora, puesto que Amenemhat I murió
asesinado, víctima de una conspiración palaciega, que aprovechó la circunstancia de que
Sesostris I se encontraba dirigiendo una expedición militar a Nubia. Sesostris I controló la
situación e inició su reinado en solitario.
Sesostris I confirmó en sus cargos a los nomarcas hereditarios que habían sido fieles
a su padre. Mediante un sistema de riego logró hacer fértil la provincia de El Fayum y
convertirla en una de las más ricas de Egipto. En Nubia logró avanzar has la 3 ra Catarata y
controlar las minas de oro de la región. Poco antes de su muerte, asoció al trono a su hijo
Amenemhat II.
Los sucesores de Sesostris I fueron Amenemhat II y Sesostris II que mantuvieron
cohecho por su padre y por su abuelo.
El reinado de Sesostris III, es uno de los más importantes del Imperio Medio.
En cuanto a su política interior liquidó los privilegios de la nobleza feudal de los
nomos del sur y por parte de estos no se produce ninguna reacción debido a que la
aristocracia estaba muy debilitada. En su debilitamiento, también es importante
considerar el traslado de colonos del Alto Egipto al oasis del Fayum dejando de esa
forma con escasa mano de obra a los nomarcas hereditarios.
Los nomarcas hereditarios fueron reemplazados por gobernadores,
nombrados por la administración central, ya no eran vasallos sino representantes del
rey. La administración del Estado en manos del visir fue dividida en tres
departamentos o ministerios: Alto Egipto, Egipto Medio y Bajo Egipto, al frente de
cada uno de ellos había un funcionario, un adjunto y un consejo.
Durante la dinastía XII aún quedaban importantes familias gobernando en Beni
Hasan, Cusas, Asuán entre otros lugares. Frente al papel aún preponderante jugado por la
nobleza, distintos testimonios confirman el aumento significativo del poder y de la influencia
de las ciudades, sobre todo del Bajo Egipto y de la clase media, incluso en el Alto Egipto.
Por ello, los reyes de la dinastía XII no veían con agrado la supervivencia de algunas familias
aristocráticas, y por ello favorecieron el desarrollo de la clase media y de las ciudades para
contar con su alianza cundo se enfrentó con los nomarcas hereditarios. La clase media se
consolida durante el Imperio Nuevo y estaba integrada por funcionarios, artesanos,
pequeños propietarios, entre otros.
Sesostris III emprendió campañas militares contra Siria y Palestina, desconociéndose
las causas de las mismas. Tal vez se deba a un cambio de la política asiática del rey porque
en las listas de los enemigos de Egipto aparecen los topónimos de Biblos y Jerusalén.
La campañas militares contra Nubia se dieron a que elementos del sur de Nubia se infiltraron
en la misma y generaron una rebelión. Además mandó construir ocho fortificaciones de
adobe y cerrar Nubia a partir d la segunda catarata a las poblaciones que se encontraban
más al sur de la misma.
Su sucesor fue Amenemhat III. Su reinado se extendió alrededor de medio siglo,
menos belicoso que su padre, se dedicó al desarrollo económico de Egipto. Durante su
reinado se intensificó la explotación de las minas del Sinaí y del Sudán, se continúa con la
explotación de los recursos agrícolas del Fayum y se intensifican las relaciones comerciales
con Biblos y el resto de las costas fenicias.
La dinastía XII se extinguió con el faraón Amenemhat IV y con la reina Escemofris o
Sebeknefrure, lo que induce a pensar en un probable déficit de varones en el último tramo
de la línea sucesoria.
El reinado de Amenemhat IV fue corto, Era yerno de Amenemhat III, casado con
Escemofris, quien le transmitió sus derechos al trono a Amenemhat IV. A su muerte, le
sucede Escemofris, que al igual que su esposo gobierna poco tiempo en Egipto.
El segundo período intermedio.
No existe período más Oscuro en toda la historia e Egipto que el Segundo Período
Intermedio. Abarcó alrededor de 220 años, desde la muerte de Sebeknefrure o Escemofris
hasta la toma del poder por parte de Ahmosis, fundador del Imperio Nuevo.
Las fuentes para el estudio de esta etapa de la historia egipcia son, Manetón, el
Papiro de Turín y la Lista Real de Karnak.
113
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Reuniendo las diferentes fuentes que se acaban de enumerar, los historiadores


distinguen tres fases en la historia del Segundo Período Intermedio:
 Egipto antes de los hicsos, XIII y XIV dinastías.
 Los hicsos, XV y XVI dinastías.
 El Reino de Tebas y la expulsión de los hicsos, XVII dinastía.
Por supuesto, y los sucesos no se insertan siempre de una forma absoluta en este rígido
cuadro y se producen superposiciones de una fase sobre otra.
1. EGIPTO ANTES DE LOS HICSOS.
La XIII dinastía permanece en el poder un poco más de 150 años. Durante este período
ocuparon el trono entre 50 o 60 reyes, cada uno de ellos no habría gobernado más de dos
años y medio, por término medio, y, muy a menudo, bastante menos: algunos unos meses
y otros solamente semanas. Este carácter efímero del poder real indujo a suponer que la
XIII dinastía fue una época de caos y de anarquía. La caída de Menfis en poder de los hicsos
marca de hecho el final de la dinastía XIII.
Los visires ejercían el poder real y pudieron conservar el cargo durante varios
reinados, por ejemplo, Ankhu.
Durante toda la dinastía XIII y algunos después de su caída, los territorios pantanosos
del Delta occidental, separados de la ruta de penetración de los hicsos, permanecieron más
o menos independientes. Esta región estuvo entonces gobernada por los reyes de Sois, que
componen la dinastía XIV. Manetón le atribuye a esta dinastía 76 reyes y una duración de
184 años. Poco se conoce del reinado de estos soberanos, solamente los nombres de estos
faraones y que han reinado en lugares apartados del Alto Egipto y del Delta.
2. LOS HICSOS47:
Según Manetón, la palabra hicso significa rey pastor y se trataría de un pueblo
desconocido, que se apoderó de Egipto por sorpresa y trató a los indígenas con gran
crueldad.
La invasión de Egipto por los hicsos, no debió tener realmente el carácter brutal que le
atribuye Manetón, y en la actualidad se admite que conviene mejor hablar de una infiltración
progresiva que de una invasión propiamente dicha. Además, los invasores no pertenecían
una raza única: era una reunión heterogénea de los habitantes del Asia occidental (semitas
en su gran mayoría, pero no todos) que las invasiones indoeuropeas de Anatolia y del alto
Éufrates habían arrojado progresivamente de sus respectivos territorios.
Su invasión debe relacionarse con un movimiento de emigración: en el II milenio a.C,
los arios o indoeuropeos irrumpen en el Cercano Oriente: los hititas en Anatolia, los casitas
fundaron una dinastía en Babilonia y los hurritas crearon al norte el reino de Mitanni.
Naturalmente, los semitas rechazados, trataron de establecerse más hacia el sur, en el país
de Canaán y fueron seguidos por bandas de arios. Al final, esta oleada fue a morir a Egipto,
lo que explica la presencia de restos asiáticos.
La primera etapa de la infiltración de los hicsos está representada con la conquista
de la ciudad de Avaris y de los nomos del Delta, menos los del oeste, que permanecieron
bajo la autoridad de la dinastía XIV. Luego se apoderaron de Menfis y se consideraron
legítimos soberanos de Egipto, dando origen a la XV dinastía. Salitis I fue el primer soberano
y Avaris constituyó la plaza fuerte de este pueblo. Este rey tuvo su sede en Menfis y recibió
tributos del Bajo y Alto Egipto.
Junto a los seis reyes que forman la dinastía XV y a los que a veces se le llama
"grandes hicsos", otros soberanos extranjeros reinaron en a misma época, son los
"pequeños hicsos", que forman la XVI dinastía. Parece que sus poderes se limitaban a
territorios de pequeña extensión.
Los hicsos no fueron, sin embargo, los tercos bárbaros de que hablara la literatura
egipcia posterior. A diferencia de otros pueblos de la Antigüedad, los hicsos no impusieron
a sangre y fuego sus patrones sociales y culturales. Antes bien, asumieron sin mayores
complejos la cultura egipcia, aceptaron sus dioses, hicieron suya la escritura jeroglífica y
asimilaron el aparato administrativo del Estado egipcio. También conservaron las relaciones
comerciales desarrolladas por los anteriores faraones.
Solo a finales del reinado de Apofis I, el Alto Egipto comienza a rebelarse contra los
soberanos asiáticos.
Los hicsos aportaron a Egipto algunas cosas esenciales, tales como:
 La introducción del carro de guerra y el caballo, nuevos tipos de dagas y espadas, el
bronce y el arco compuesto de origen asiático.
 Pusieron en contacto a los egipcios con los asiáticos, de los cuales formaban parte

47“…Se llamaba a todo este pueblo Hicsos, lo que significa: reyes pastores, puesto que hyk, en la lengua
sagrada, significa rey y sôs, en lengua vulgar, quiere decir pastores. La unión de estos dos nombres da
Hyksôs…” (Manetón en (Drioton, 1986), pág. 248)
114
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

los hicsos, estableciéndose relaciones de sangre, de cultura, de filosofía entre Egipto


y el Oriente asiático.
 Quitaron a los egipcios el complejo de superioridad, Egipto podía ser invadido.
3. EL REINO DE TEBAS Y LA EXPULSIÓN DE LOS HICSOS:
La dinastía XVII, que va a lograr sacudirse definitivamente del yugo de los hicsos, no
tuvo de hecho independencia real y autoridad sobre la mayor parte de Egipto hasta sus tres
últimos soberanos.
Es probable que el territorio gobernado por los reyes tebanos no sobrepasase los ocho
primeros nomos del Alto Egipto, desde Elefantina hasta Abidos.
Los príncipes de Tebas encabezaron un movimiento de liberación entre el temor de
quedar dominados por los hicsos o bien por el reino de Nubia, que se hallaba al sur.
Una estela descubierta en Karnak informa que los hicsos quisieron recurrir al príncipe de
Nubia para atacar a los tebanos por la retaguardia, pero que estos detuvieron al mensajero
de sus adversarios tras una verdadera persecución por la ruta de los oasis. Esta acción le
valió a Kamosis la victoria sobre el rey hicso Apofis. Sin embargo, Ahmosis, hermano de
Kamosis y primer rey de la dinastía XVIII, conquistó Avaris, expulsó a los hicsos de Egipto
y volvió a unificar el país, con lo cual se inaugura el Imperio Nuevo o Imperio Tebano.
El imperio nuevo o imperio tebano.
A mediados del siglo XVI a. C, comienza en Egipto el Imperio Nuevo o Tebano. Ahmosis
es considerado su primer soberano y el fundador de la dinastía XVIII. En esta época las
grandes potencias del Próximo Oriente estaban en contacto entre ellas:
 En Grecia, los aqueos han dado vida al mundo micénico que está ahora entrando
lentamente en la Historia.
 En la isla de Creta es la época de los grandes palacios, por ej., Cnosos, Festo, entre
otros. Tanto el mundo micénico como el mundo minoico están en contacto con Egipto.
 En el centro de Anatolia se encuentra el reino hitita.
 La Alta Mesopotamia y Siria son regiones ocupadas en estos años por el imperio
Mitani.
 En la Baja Mesopotamia, los casitas introdujeron una dinastía en Babilonia.
 El País de Canaán se halla recorrido por tribus nómades muy belicosas, una de ellas,
es la de los "habiru" que puede ser identificada con los hebreos.
Los devastadores efectos que las guerras de liberación contra los hicsos tuvieron para
la economía del país y las tensiones autonomistas de Nubia septentrional, fueron los
principales problemas a los que hubieron de enfrentarse los primeros faraones de la dinastía
XVIIl.
Ahmosis I, su reinado fue pacífico, emprendió expediciones militares para prevenir
nuevos ataques; Tebas recuperó la capitalidad del Egipto; el dios tebano Amón-Re se
convirtió en objeto de culto nacional, sus sacerdotes se convirtieron en personajes muy
poderosos, durante el reinado de Ramsés III, la casta sacerdotal de Amón-Ra poseía una
tercera parte de las tierras; también emprendió la reestructuración del reino, que tuvo
continuidad con su sucesor, Amenofis I o Amenhotep I, hijo de Ahmosis y de Nefertari, que
tal vez fuese hermana de su esposo. Nefertari asumió la regencia debido a la minoría de su
hijo.
Amenofis I ensanchó las fronteras de Egipto hasta la Alta Nubia y tal vez el río Éufrates,
así como los oasis libios, que parecen estar de nuevo bajo el control egipcio.
A su muerte se planteó por primera vez el problema de la sucesión dinástica. Amenofis
I no dejó heredero legítimo varón, de modo que la princesa Ahmosis, probablemente la
hermana del rey, trasmitió sus derechos a la realeza a su esposo que adoptó el nombre de
Tutmosis I precisamente para remarcar que había sido Tot, dios de la ley, quien le había
hecho rey. Se trataba pues, de un rey que no era hereditario, pero sí "legítimo."
Había, pues, dos maneras de llegar a ser rey. La primera, por nacimiento, siendo
entonces Amón quién daba el derecho a reinar. La segunda, por legitimación, siendo
entonces el rey adoptado por Amón en virtud de la ley, es decir, Tot.
Tutmosis I continuó la política de expansión imperialista en Nubia, llegando más allá de
la 4ta. Catarata. La región pasó a llamarse Kush y fue confiada a los gobernadores de los
países del sur. También sofocó una rebelión junto al Éufrates, los egipcios no ocuparon
permanentemente estas regiones asiáticas, limitándose por el momento a exigir el pago de
un tributo a las poblaciones de las mismas.
A la muerte de Tutmosis I se reprodujo el problema dinástico: no existiendo un heredero
legítimo varón, su hija Hatshepsut se casó con su medio hermano Tutmosis II, hijo de
Tutmosis I y una esposa secundaria.
Tutmosis II, tuvo que sofocar rebeliones en Nubia y en Asia, llevándole aquí las
115
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

operaciones desde el Sinaí hasta las fronteras del reino Mitanni.


La prematura muerte de Tutmosis II agudizó la crisis dinástica, que se arrastraba desde
Tutmosis I. Le sucedió su único hijo varón, Tutmosis III, habido con una concubina y que
era un niño de corta edad cuando se produjo su acceso al trono. Por ello, Hatshepsut asumió
la regencia y se mantuvo en la ambigüedad a la hora de definir exactamente su papel: así,
de modo intermitente adoptaba el título de rey o de reina -es decir, de reina viuda-.
Finalmente, Hatshepsut se tituló definitivamente rey de Egipto.
En Egipto, el ejercicio de la función real era eminentemente masculino, aunque
legalmente también la mujer podía desempeñar este papel, un ej. De ellos fue el reinado de
Escemiofris.
La toma de poder por parte de Hatshepsut fue, por consiguiente, tanto un acto de
ambición personal como un mecanismo de defensa de la dinastía. Para esta reina, ella era
el único soberano auténtico, por derecho de sangre, descendiente directa de Amón.
Tutmosis m en cambio, era sólo un bastardo, a quien la ley sólo podía hacer un rey
secundario. Hatshepsut además encontró el apoyo del clero de Amón, interesado en
acrecentar su poder y su influencia. El clero de Amón formuló para Hatshepsut el "mito de
la teogamia", el cual le proporcionaba la justificación teórica que necesitaba.. De acuerdo
con este mito todas las reinas de Egipto, en tanto que esposas de Amón quedaban
consagradas como depositarias auténticas de la monarquía.
Las causas de su muerte no están claras. Tutmosis III recupera el trono y conquista el
reino Mitanni. Otros faraones de esta dinastía fueron Amenofis II, Amenofis III y Amenofis
IV.
El período del reinado de Amenofis IV, es conocido como "Período Amarniense" debido a la
abundancia de información contenida en el archivo diplomático de Tell el Amarna.
El primer acto del gobierno de Amenofis IV, fue casarse con la princesa Mitanni, hija
del rey Mitanni. Con este matrimonio, Amenofis IV asumía los compromisos diplomáticos de
su padre Amenofis III y revalidaba la alianza de Egipto con Mitanni. A su vez, estaba casado
con Nefertiti, esposa principal y reina, hija de un alto funcionario llamado Ay.
En tiempos del faraón Amenofis IV, se produjo una reforma religiosa: se creó una
religión de tipo universalista con -Atón- el disco solar, como único dios. El clero de Amón
había desarrollado un poder político que era necesario quebrantar. Parecía conveniente
renunciar a la religión de Amón y abandonar Tebas.
Los numerosos textos contemporáneos, presentan a Amenofis IV poseído por una fe
inmensa en un Dios único, esencialmente bueno, creador de todo lo que existe. Esto lo llevó
a cambiar la estructura de la religión egipcia sustituyendo la multiplicidad de dioses por uno
sólo, Atón, el disco solar. Amenofis IV cambió su nombre por el de Akhenatón, aquel que
gusta a Atón, y trasladó la capital a Akhetatón (actual Tell el Amarna).
El profeta del gran dios Atón era el rey, a él, Atón le había revelado sus enseñanzas
para que las difunda entre los hombres. Akhenatón es, además el hijo de Atón hecho
hombre. Se apoyó en el clero solar de Heliópolis y se opuso al clero de Amón; los antiguos
templos fueron cerrados, sus riquezas confiscadas y la clase sacerdotal suprimida. La vieja
oligarquía social fue apartada del poder, debido a sus vínculos debido a sus vínculos con el
clero amonita, y en cambio el rey eligió a sus colaboradores más próximos entre las clases
populares, tratándose de personas por lo menos aparentemente fanatizadas con la nueva
religión y totalmente fieles al soberano. Akhenatón también reclutó extranjeros para ocupar
altos cargos en el gobierno, como es el caso de Dudu ministro de Asuntos Exteriores, que
era asiático.
Atón era el dios único y universal, representado por el disco solar del que salen rayos
que dan vida y protección a todo lo que existe. Se lo adoraba en templos a cielo abierto que
Atón visitaba todos los días con sus rayos. Akhenatón se proclamó a sí mismo "gran
vidente", es de decir, gran sacerdote de esta divinidad, y en su calidad de tal no podía
aceptar la autoridad suprema del gran sacerdote de Amón.
Se realizaron grandes fiestas en honor a Atón, con la finalidad de lograr la adhesión
de las masas populares al nuevo dios. El culto a Atón se quería popular, pero la verdad es
que nunca fue comprendido por el pueblo que no sintió ningún entusiasmo por el y siguió
apegado a sus viejas creencias.
Todas estas medidas, sin embargo, acabaron teniendo consecuencias desastrosas
en la práctica. Los colaboradores de Akhenatón, todos hombres nuevos faltos de la
experiencia, no supieron estar a la altura de las circunstancias y se dejaron desbordar por
los acontecimientos. Y la confiscación de los bienes de los templos así como el intento de
refuerzo de la centralización administrativa no hicieron sino desorganizar las estructuras
organizativas del Estado precisamente en el momento en que este disponía de una gran
masa de recursos nuevos por administrar. La consecuencia fue la aparición de la corrupción,
que rápidamente se enseñoreó en todas las estructuras del Estado. Esta fue, sin duda, la
116
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

peor herencia dejada por el Período Amarniense al país que pretendió cambiar. En efecto,
aposentada la corrupción dentro del Estado egipcio, éste ya no fue capaz de librarse de ella
hasta su práctica desaparición a finales del Imperio Nuevo.
El ultimo faraón que accedió al trono en Akhetatón, la capital herética, fue
Tutankhatón. El nuevo faraón era tal vez hijo de Akhenatón y una esposa secundaria. Se
casó con una hija de Akhenatón y Nefertiti quien le transmitió los derechos al trono.
Tutankhatón comenzó a adorar a Amón y cambió su nombre por Tutankhamón.
Promulgo un edicto que restableció el culto al dios Amón, se restauró el culto a todos los
dioses, y para ello se devolvieron sus bienes a los templos. El gran sacerdote de Amón fue
nombrado sumo pontífice de todos los sacerdotes de Egipto. La vieja oligarquía recuperaba
su poder. Tebas recupero la capitalidad.
El desorden imperante desde la época de la revolución amarniense favoreció los
abusos de todo tipo. Por ej., los funcionarios cobraban impuestos injustificados y se hacían
acompañar por soldados para el cobro de los mismos; muchos campesinos fueron
expulsados de sus tierras y la miseria se apoderó del pueblo.
Como Tutankhamón era un niño, los auténticos hombres fuertes del reinado parecen
ser, AY, el antiguo alto funcionario de la corte amarnense, y el general HOREMHEB.
Tutankhamón falleció repentinamente a los 18 años sin dejar heredero y con el finalizó el
reinado de la dinastía XVIII. Su sucesor fue el anciano AY que falleció a los cuatro años de
su entronización sin dejar descendencia masculina. El auténtico hombre fuerte por entonces
era el general HOREMHEB, considerado héroe nacional porque logró hacer retroceder a los
hititas y también contaba con el apoyo del clero de Amón.
Horemheb era descendiente de una antigua familia aristocrática del Egipto Medio, y
devoto del culto al dios Horus. Tal y como él mismo cuenta, fue el mismo Horus quien decidió
promoverlo a la dignidad real, para lo cual lo condujo a Karnak donde le presentó a Amón,
por medio de un oráculo.
Esta leyenda simplista narrada por Horemheb disimula apenas la realidad histórica:
el nuevo rey debía el trono, a la alianza de la vieja oligarquía con el clero de Amón, así como
el apoyo del ejército cuyo patrón era, precisamente, Horus. No tuvo descendencia y designó
como sucesor a un compañero suyo, PARAMESES, el futuro RAMSÉS I.
La XIX dinastía fue fundada por RAMSÉS I. Esta dinastía gobernará
aproximadamente un siglo, fue una dinastía de militares, originaria del delta oriental, de la
región de Avaris; su residencia estuvo en la ciudad de Pi Ramsés, cercana a Avaris, desde
donde podían hacerse cargo mejor de las campañas militares en Asia, y mantenerse al
mismo tiempo alejados del clero de Amón, convertido en el dueño absoluto de Tebas.
Ramsés I asoció inmediatamente a su hijo SETI para consolidar mejor la dinastía.
Esta providencia fue acertada, puesto que Ramsés I tuvo un reinado muy breve debido a su
avanzada edad, dejando a su hijo SETI I como único rey.
Durante el reinado de Seti I se reanudaron las explotaciones de las minas de oro de
Nubia, factor esencial para recuperar la economía. Inauguró una política de traslados
forzados de los hijos de los grandes sacerdotes, empezando por el de Amón, con el objetivo
de evitar que una dinastía de grandes sacerdotes de Amón se consolidase en Tebas. Venció
a los hititas y conquistó la ciudad de Qadesh. Su hijo Ramsés II fue su sucesor.
Ramsés II continúa la lucha contra los hititas, por las apetencias territoriales sobre
Siria y después de la batalla de Qadesh, a orillas del río Orontes, establece un tratado de
paz con el rey hitita que fija la frontera en Siria. Este tratado redactado en egipcio y acadio
ha llegado hasta nosotros. Su reinado dura 77 años y durante el mismo se levantan
numerosos templos: Abu Simbel, Menfis, Bubastis, Abidos y otros se amplían y decoran:
Karnak, Luxor, Abidos.
El sucesor de Ramsés II fue su hijo Merempah o Mineptah, poco se sabe de su
reinado, la invasión de los "Pueblos del Mar" y que se enfrenta a los libios. A su muerte, la
dinastía XIX se hundió rápidamente entre intrigas y usurpaciones.
El fundador de la dinastía XX fue Sethnakht, su reinado fue muy breve, dejando el
trono a su muerte a su hijo RAMSÉS III, el último gran faraón del Imperio Nuevo.
Ramsés III apenas llegado al trono tuvo que hacer frente a las invasiones de los
"Pueblos del Mar", un conglomerado de pueblos procedentes del mar Egeo y del Asia Menor
que se habían asentado en Siria y Palestina. En una batalla naval en las bocas del Nilo los
derrotó, logrando preservar el valle del Nilo y deportando a los prisioneros a la región del
Delta. También enfrentó y derrotó a los libios. Ramsés III salvó a Egipto pero perdió su
imperio asiático, algunos de los Pueblos del Mar atacantes, los "pelasta" o "filisteos" dieron
nombre a Palestina, en cuya costa se establecieron.
Perdidos los dominios asiáticos, Egipto pudo mantener el control de Nubia hasta el
final del Imperio Nuevo. También se produjo un gran desarrollo del poder del clero de Amón-
Ra. Los templos de Heliópolis, Menfis y Tebas, se convirtieron en un contrapoder que
117
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

desafió la autoridad real. La crisis económica de Egipto, producida desde fines del reinado
de Ramsés II, impulsó a las clases sociales a la corrupción. Ramsés III falleció víctima de
un complot de palacio.
Los faraones que lo sucedieron fueron incapaces de salvar al Imperio. En ésta época
se perdió definitivamente Nubia, Tebas se independizó, los libios se asentaron en el sur del
Fayum y los administradores de los templos de Amón-Ra controlaron los impuestos reales
y dieron un carácter hereditario al cargo. Ramsés XI fue último soberano de la dinastía XX.
La decadencia:
El final de la época ramésida condujo a un período de crisis política y económica que
culminó con una nueva división del país, iniciándose el Tercer Período Intermedio El Tercer
Período Intermedio es divido por los historiadores en tres fases sucesivas:
 Epoca tanita, dinastía XXI;
 Época Libia, dinastías XXII, XXIII y XXIV;
 Época etíope, dinastía XXV.
Smendes, antiguo virrey del Bajo Egipto, inauguró la dinastía XXI, trasladó la capital a
Tanis y se invistió con la dignidad de sumo sacerdote de Amón. Mientras, en el sur, el
poderoso sacerdote Herihor, se proclamó soberano de Tebas.
Las tensiones entre estos dos polos de poder, que no sólo disputaban el dominio de
Egipto sino el patrimonio simbólico de Amón, se apaciguaron con un matrimonio entre los
hijos de ambos sucesores. El enlace alumbró un acuerdo de Estado: el soberano de Tebas
renunciaba al título de faraón a cambio de la independencia de la ciudad, mientras que el
rey tanita, accedía a las demandas tebanas pero se reservaba el derecho de ser único
faraón del país.
Durante esta partición, Tebas agrandó sus dominios y disfrutó de ciertas etapas de
esplendor, que acabarían por las disputas dinásticas y las guerras entre los clanes
sacerdotales. Esta crisis interna de Tabas fue aprovechada por Nubia para independizarse
de la mano de príncipes autóctonos.
Por su parte, los reyes tanitas no pudieron evitar que el poder pasara a los libios,
mercenarios que servían en el ejército egipcio. Los libios o libu pertenecían a los Pueblos
del Mar que en la época de los ramésidas se habían instalado pacíficamente en el valle del
Nilo.
La dominación Libia inauguró la dinastía XXII, la capital fue la ciudad de Bubastis y
declina la importancia de Tebas. En ésta época, Egipto se desmembró en pequeños estados
y cualquier señor local podía proclamarse rey y ser reconocido como tal por parte de la
población: las dinastías XXIII, XXIV y XXV, gobiernan simultáneamente en diversas zonas
del país.
Hacia el siglo VIII a. C, en Nubia, más tarde llamada Etiopía por los griegos se organizó
un estado teocrático que se expandió hacia el sur y se hizo con el control de todo el valle
del Nilo, iniciándose el reinado de la dinastía XXV. En el año 662 a.C., Egipto es conquistado
por Asurbanipal, rey asirio, que convierte al país en una provincia asiría. Entrega la
administración a los dodecarcas, entre los cuales figura Psamético I.
No sabemos cómo, Psamético I, vasallo de los asirios, consiguió expulsarlos y rehacer
en su provecho la unidad del país. Fue el fundador de la dinastía XXVI (dinastía saíta), la
capital fue la ciudad de Sais Durante el reinado de esta dinastía hubo una etapa de
prosperidad caracterizada por la apertura de Egipto al mundo griego; los mercaderes
griegos se instalaron en el Delta, fundando colonias y factorías; por ej. Naucratis y Cirene.
También se realizaron obras de construcción, como un canal que unió el Nilo con el mar
Rojo. Paralelamente a este período, siglo VI a.C. se inició el desarrollo y expansión del
imperio persa.
Final
 En el año 525 a.C., Cambises, rey de los persas conquistó Egipto y pasa a ser una
provincia persa.
 En el año 332 a.C., Alejandro Magno conquista Egipto. Se inicia así la dinastía
macedónica que durará hasta el -304, cuando el general Ptolomeo da origen a la
dinastía ptolomeica o lágida que, con distinta suerte y vicisitudes, se prolongará hasta
el año -30,
 En el año 30 a.C. Egipto es conquistado por Octavio al derrotar a Marco Antonio y
Cleopatra en la batalla de Accio, y será incorporado al Imperio Romano.
BIBLIOGRAFÍA:
 (Cassin & Bottero, 1976)
 (Drioton, 1986)

118
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

 (Hilgemann., 1980)
 (Padró, 1999)
 (VV.AA., Historia Universal Clarín)
 (VV.AA., Historia Universal Salvat)
 (Wilson, 1991)

Sociedad y economía en el país egipcio: generalidades48

La unidad básica de convivencia: la familia


Los egipcios estaban muy apegados y tenían en muy alta estima a la familia. Las
representaciones artísticas recurren frecuentemente a los tópicos familiares y, en la
literatura, los temas derivados de las relaciones marido-mujer, padre-hijo, o incluso entre
hermanos vertebran buena parte de la creación literaria. La familia aparece así mismo
exaltada, con una proyección ideológica y religiosa, en torno a la figura del soberano y en
el mundo de los dioses, entre los cuales sobresalen los protagonistas del ciclo osiriano
(Osiris-Isis-Horus) como ejemplo de los fuertes vínculos, desvelos y pasiones que se
consideran propios del entorno familiar. Por otra parte, está claro que buena parte de la vida
cotidiana y de la dedicación laboral del egipcio tenía lugar dentro del círculo de su propia
familia o de su parentela inmediata.
La unidad básica en la sociedad egipcia era la familia nuclear, es decir, el marido y
lo mujer, a los que se añadían los hijos que pudieran tener. No parece que fueran sólidos
los vínculos en otros grados de parentesco que no fueran los fraternales o paterno-filiales
(primos, tíos, sobrinos, etc.), y buena prueba de ello es que el léxico egipcio es muy pobre
al respecto. Las estructuras de «familia amplia», de tipo ciánico o de grupos gentilicios
numerosos, tal y como aparecen por ejemplo en el mundo grecorromano, no se mantienen
o al menos no aparecen activas. Es posible que la fuerte estructura estatal y el centralismo
que Egipto desarrolla desde los comienzos de su historia, la imagen jerárquica y burocrática
de la administración, con el referente del faraón como eje central y justificante político y
religioso, tenga algo que ver con ello. Pero, por otro lado, los escasos testimonios fiables y
completos que nos han quedado demuestran que la unidad de convivencia familiar podía
ser de hecho algo más compleja respecto a lo que acabamos de exponer. Así, en el Imperio
Medio, la célebre Correspondencia de Hekanajte, conjunto de cartas de un terrateniente, el
grupo familiar consta de más de quince personas, incluyendo su madre, sus hijos (alguno
de los cuales estaba ya casado), algún otro familiar cuyo vínculo es difícil de determinar,
criados y subordinados e incluso posiblemente alguna concubina, sobre todos los cuales
Hekanajte ejerce una autoridad que podría parecemos casi patriarcal. Está claro que un
matrimonio joven puede vivir con los padres de alguno de los cónyuges, aunque
posiblemente pilo se deba a la imposibilidad de mantener una vivienda propia o a alguna
otra circunstancia de tipo económico. Bien conocido es también el caso de la familia de un
soldado de la dinastía XII (así mismo del Imperio Medio), Hori, que vivía en Lahún: incluye
no sólo a su esposa y a su hijo, Snefru, sino también, a partir de un determinado momento,
a su madre y cinco figuras femeninas más, posiblemente sus hermanas, todos los cuales
continuarán viviendo juntos a la muerte de Hori bajo la protección de Snefru, quien hereda
la función militar de su padre y la jefatura familiar (Kemp, 1992, pp. 200-202 y G. Robins,
1996, pp. 104-105). Pero en todo caso, el tamaño de las viviendas que se han conservado,
incluso a niveles sociales acomodados, incide igualmente en el carácter relativamente
reducido de la unidad familiar.
El matrimonio egipcio parece ser una cuestión que emana principalmente de la esfera
privada y de la propia voluntad de convivencia de los esposos. Es decir, no hay ningún tipo
de ceremonia religiosa u oficial (civil, podríamos decir), siendo puramente el resultado de la
opción de los contrayentes. Es posible que fuera acompañado de algún tipo de fiesta o
celebración, que tendría un ámbito meramente familiar o social. En la Época Tardía
comienzan a aparecer contratos signados entre los contrayentes, a veces con intervención
de otros familiares; pero no se trata en realidad de ningún ritual añadido, sino tan sólo de
una costumbre o moda destinada a clarificar la situación patrimonial de los contrayentes y
el destino de los bienes que cada uno aporta o que pueden constituirse en su vida común.
Es frecuente que la mujer aporte una -dote», que puede recuperar total o parcialmente en
caso de divorcio. Tampoco es raro el caso en que el novio entrega una cantidad a la familia
de la mujer, o que ésta exija garantías para su manutención (incluso en caso de separación).
Lo que parece claro es que los egipcios consideran que la condición matrimonial es la mera
y el estado normal al que hay que aspirar. En la literatura sapiencial no son raras las

48 (Sanmartín, 1998)
119
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

exhortaciones al matrimonio y a fundar un hogar, y la actitud que hay en general frente al


celibato no es muy buena. Así, en un trozo literario conocido como Cuento de Neferkare y
del General Sisené, se resalta la soltería de este último personaje, que resulta finalmente
ser un homosexual. Digamos que la actitud frente a la homosexualidad no es tan lacerante,
marginalizadora o crítica como en otras sociedades, pero no está en general bien vista,
especialmente por la esterilidad que conlleva (frente a la reproducción necesaria de la
especie). También es frecuente que divorciados o viudos se casen de nuevo, volviendo así
al estado «natural» recomendable. El matrimonio egipcio es por regla general monógamo,
tanto por el uso y la costumbre como por razones de índole económica, debido al esfuerzo
que habría supuesto el mantenimiento de varias esposas, sobre todo, obviamente, en los
niveles más bajos de la sociedad. Pero, dejando de lado la familia real, que constituirá
siempre algo especial, no parece que estuviera prohibido el tener varias esposas, o el
disfrutar de una o más concubinas, al lado de la esposa oficial. De todas formas, se trata de
una cuestión mal conocida y sujeta a interpretaciones; así, no es extraño que un egipcio se
haga representar en su tumba acompañado por dos o más esposas, pero posiblemente se
trate de casos de matrimonios sucesivos (por ejemplo, por fallecimiento de una primera
esposa). Otro tema mal entendido es el del supuesto matrimonio entre hermanos. El que se
trate de una práctica atestiguada en la familia real, en torno a la figura del faraón, por
razones de índole fundamentalmente religiosa o política, no evidencia que sea algo
generalizado. También han sido mal comprendidos algunos textos literarios, como por
ejemplo la lírica amatoria, en los que, al esposo o esposa, o al amante y la amada se les
denomina como -hermano- o -hermana-, sin que ello exprese un efectivo vínculo fraternal.
La realidad es que las prácticas matrimoniales egipcias son de tipo exogámico y no
precisamente incestuosas; no es raro que haya matrimonios entre parientes (primos, por
ejemplo), pero lo más frecuente es buscar esposa apoyándose en otros criterios, como por
ejemplo la vecindad, o la pertenencia a un mismo círculo profesional. No olvidemos que el
matrimonio podía convertirse, tanto para el marido como para la mujer, en un medio para
ascender socialmente, para integrarse en otros ámbitos o grupos diferentes (y más
acomodados) con respecto a aquel del que uno procede, dinámica ésta bien atestiguada en
Egipto. No sabemos con certeza cómo se realizaba concretamente la elección de esposo o
esposa, ni el peso que los arreglos entre los padres o familiares pudieron tener para fijar
una unión, aunque parece que la capacidad de decisión o de libre elección de los jóvenes
(incluidas las mujeres) fue amplia. La sociedad egipcia es en este sentido relativamente
abierta, y la convivencia (quizás incluso sexual) de jóvenes antes del matrimonio o en vías
de casarse parece que fue tolerada.
Una cuestión cuidadosamente tratada es la de las propiedades del matrimonio, al
menos en la Época Tardía, momento en el que, como comentamos, se incrementa la
documentación al respecto sin que sepamos a ciencia cierta cómo sería la situación en
períodos anteriores. La mujer cogestionaba las propiedades del matrimonio, a las cuales
podía haber aportado una cantidad importante como dote en el momento de la boda. Parece
que la situación de la mujer a la huía de heredar (en caso de fallecimiento del esposo) o,
como vimos, de recuperar su dote, e incluso de exigir una paga por parte del marido en caso
de divorcio, era relativamente favorable; se ha constatado que con frecuencia las
propiedades que entraban en una casa se dividían en tres partes, una de las cuales iba
destinada a la esposa en caso de divorcio o viudez, y las otras dos, a los hijos del matrimonio
(pero muchas veces exigiéndose el visto bueno de la madre).
En realidad, la posición en general de la mujer dentro de la sociedad egipcia, la
valoración que de ella se hace y la imagen que se proyecta es relativamente favorable, al
menos si comparamos con otras civilizaciones antiguas (incluida la grecorromana).
Ciertamente, el mundo egipcio es política y culturalmente de predominio masculino, pero el
papel desempeñado por la mujer en la sociedad, la economía y la política dista mucho de
ser desdeñable. A lo largo de los próximos capítulos se pondrán de relieve momentos y
circunstancias en los que mujeres de la familia real asumieron un neto protagonismo en la
dirección del país; algunas llegaron a ostentar el protocolo y la simbología de la realeza
faraónica (Hatshepsut es el caso más conocido), pero hay que señalar que el importante
papel de la reina y de las princesas de sangre real fue una constante en la historia de Egipto.
Aunque, al margen de la familia real, la mujer tiene en general vedado el acceso a los
puestos de gobierno o administrativos, puede entrar de alguna forma en el mundo de los
sacerdotes y personal del templo, y no deja de ser significativo el destacado lugar que ocupa
la esposa en las tumbas de los altos funcionarios y cortesanos importantes: al lado de sus
maridos, tratados ambos por el escultor o pintor con igual cuidado y a veces al mismo
tamaño, compartiendo espacio e imagen en la residencia de eternidad, quizás traduciendo
la unión de la pareja en vida no sólo a niveles afectivos sino también sociales o de
proyección de cara a la comunidad. Por otro lado, las fuentes nos informan adecuadamente
120
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

acerca de los indiscutibles derechos que se reconocen a la mujer: puede poseer, hacer
negocios, heredar; ante la ley puede ser tratada en pie de igualdad con el hombre: pueden
solicitar ellas el divorcio, litigar (incluso contra sus propios parientes masculinos) e incluso
actuar como testigos y formar parte de tribunales populares menores, aunque bien es
verdad que los casos constatados son pocos, predominando en ellos normalmente la figura
del hombre. La literatura didáctica proclama en más de una ocasión el respeto de que debe
ser objeto la mujer, fundamentalmente en sus facetas de esposa y de madre.
Pero también encontramos la otra cara de la moneda, que presenta a la mujer en
situaciones precarias o injustas, o vista con un prisma negativo y denigrante. Como en
general en todo el Próximo Oriente antiguo, en Egipto aparece la imagen de la viuda
abandonada y desvalida, comparable al huérfano y al pobre, y que ha de ser objeto de
asistencia piadosa y de protección por parte de los gobernantes y regentes de la comunidad.
En algunos casos, bien es verdad que ya de Época Tardía, se ha constatado que el castigo
al delincuente (sobre todo si se encuentra huido) puede recaer de forma arbitraria en su
familia, su esposa e hijos. Por otra parte, la literatura egipcia acude repelidas veces al tópico
de la mujer perversa que causa la perdición del hombre. Véase, por ejemplo, la cita que
extraemos de uno de los más populares textos sapienciales, las Máximas de Ptahhotep
(cap. 18):
Cuídate de aproximarte a las mujeres. / Infeliz es el lugar en que esto sucede; /
desafortunado aquel que se adentra en ellas. / Así se han apartado millares de
hombres de su bien. / Un corto momento, como un sueño / y la muerte llega, por
haberlas conocido. (Trad. M. Lichtheim, 1975-1980, vol. I)
Y en la Sabiduría de Any se lee:
Cuídate de la mujer extranjera, / que no es conocida en su ciudad. / No fijes la
vista en ella cuando pase. / No la conozcas carnalmente. / Un agua profunda
cuyo curso es desconocido, / tal es la mujer lejos de su marido. / -Yo soy bella»,
ce dice diariamente, / cuando no tiene testigos. / Ella está preparada para
tenderte una trampa... (Trad. M. Lichtheim, 1975-1980, vol. II)
En la célebre Historia de los dos hermanos el drama se desencadena por la perversa
pasión que la esposa del hermano mayor alimenta hacia el pequeño, su cuñado, lo que hace
que, al verse rechazada por éste, lo calumnie ante su marido (tópico que reaparece en la
historia bíblica de José y la mujer de Putifar); es interesante notar cómo en el Papiro Erótico
de Turín, único en su género, la mayoría de las escenas parecen manifestar una iniciativa y
mayor protagonismo por parte de la figura femenina. En este sentido, parece que se
valoraba altamente la fidelidad de la esposa, hasta el punto de que las acusaciones de
adulterio eran una de las más frecuentes excusas o argumentaciones para procesos de
divorcio.
Recientemente se ha tratado la cuestión de hasta qué punto tuvo acceso la mujer, de
clase acomodada se entiende, a la formación literaria, o si hubo mujeres escribas a las que
pudieran atribuirse alguno de los textos o cartas conservados. El problema es complicado
porque si bien es cierto que hay cartas con protagonista femenino, también es verdad que
pudieron ser escritas al dictado por otra persona. A nuestro entender en la clase alta, en los
sectores funcionariales, entre mujeres que tuvieran responsabilidades en la gestión de
patrimonios domésticos o negocios, pudo darse el caso de que conocieran la escritura.
Incluso podríamos preguntarnos si no serían algunas de ellas autoras de esas breves piezas
líricas del Imperio Nuevo, escritas en primera persona y en un tono intimista y sensual, a
través de las cuales la enamorada se dirige a su amado.
El objetivo fundamental del matrimonio para los egipcios es la procreación, el tener
hijos. Así se puede leer en la Sabiduría de Any:
Toma una esposa siendo joven / de forma que ella te proporcione un hijo. / Ella
dará a luz para ti siendo tú joven. / Es fecundo criar gente. / Feliz aquel que tiene
mucha gente. / Será saludado en relación con su progenie. (J, 1 y ss. Trad. M.
Lichtheim, 1975-1980. vol. II)
Y en las Máximas de Ptahhotep se exhorta al marido para que ame y cuide de la esposa,
pues ella es un «fértil campo para mi señor» (cap. XXI). Los hijos suponían una venturosa
bendición. Para un campesino pobre significaba ayuda y mano de obra que podría
incrementar la rentabilidad del trabajo agrícola. Para un egipcio acomodado, el hijo es aquél
en quien quedará depositada la obligación del mantenimiento del culto funerario de sus
progenitores, el cuidado de su tumba y el recuerdo del padre y de los antepasados. El hijo,
además, se entiende destinado a continuar en el puesto del padre, sucediéndole en el cargo
y convirtiéndose así para el anciano en el «bastón de vejez», su prolongación, su sustento
y su alegría en el ocaso de la vida. Es significativo que el modelo de la literatura sapiencial
o didáctica sea el de un padre que se dirige a su hijo, le amonesta acerca de la «vida
correcta» y de las virtudes y cualidades que ha de seguir y le han de adornar. De ahí que la
121
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

fertilidad de la mujer sea una cuestión primordial. Independientemente de las ideas más o
menos pintorescas que los mitos o textos religiosos presentan acerca de la génesis de
determinados personajes del panteón, los egipcios conocen bien los problemas de la
fecundidad y la concepción, y existe un nada desdeñable número de obras de medicina y
de magia al respecto. La esterilidad de la mujer puede ser, como dijimos, motivo más que
suficiente para el divorcio, aunque se podía recurrir a otros procedimientos, como esposas
secundarias, concubinas (incluso sirvientas), y por supuesto, la adopción, fenómeno
corriente en Egipto. Curiosamente, hay también testimonios de pócimas o conjuros para
evitar el embarazo o incluso para producir el aborto, que en todo caso fue una práctica en
general mal vista entre los egipcios.
El nacimiento venía acompañado de rituales y prácticas consagradas por la tradición.
Al igual que la mujer en menstruación, la parturienta era entendida de alguna forma como
impura, y era común que se retirara a una habitación especial, normalmente una choza de
fibras vegetales o en ocasiones una estancia especial de la casa (lo que recuerda la
existencia de la -sala de nacimiento- o mammisi de los templos de Época Tardía), donde se
producía el parto. Éste podía tener lugar con la mujer acuclillada (tal y como muestra el
signo jeroglífico correspondiente a «dar a luz»), sobre unos poyetes de ladrillo preparados
al efecto, asistida por dos o tres mujeres preparadas o matronas, una de las cuales atendía
a la parturienta en tanto que la otra ayudaba a la criatura a salir. Esto aparece vívidamente
reflejado en un cuento del Papiro Westcar, que recrea el nacimiento milagroso de los tres
primeros reyes de la dinastía V, y de forma gráfica en algunos ostraka figurativos de Deir el
Medinah. Con el parto se relacionan toda una serie de divinidades como Isis, Hathor o Tueris
(la diosa hipopótamo preñada), así como Meshkenet (encarnación del lecho del parto, a
veces curiosamente representada con cabeza de rana), o, entre las masculinas, el dios
profiláctico por excelencia Bes, o Jnum, el dios carnero que moldea en el torno al nuevo ser.
Suelen aparecer representadas figurativamente o de forma simbólica en esas estancias a
las que antes hicimos alusión, y sin duda se acude a ellas para propiciar un alumbramiento
venturoso; no olvidemos que en una sociedad primitiva como ta egipcia, el índice de
mortalidad puerperal debía de ser muy elevado. Así, era costumbre enterrar a los recién
nacidos fallecidos en el propio suelo de la vivienda, como si la breve existencia de esas
criaturas no debiera sobrepasar el marco doméstico.
Si el niño sobrevivía, se le daba un nombre a veces relativo a anécdotas del
nacimiento, alusiones a la fecha del mismo o a alguna divinidad bajo cuya particular
protección v coloraba. El hijo mantenía una relación muy estrecha con su madre, que era
entendida como la protagonista y responsable principal de su crianza y educación. El
amamantamiento podía durar al parecer hasta los tres años, aparentemente un largo
período, pero hay que señalar que los egipcios tuvieron en muy alta valoración la leche
materna, de cuyas virtudes inmunológicas y profilácticas no fueron completamente ajenos,
a juzgar por la frecuencia con que aparece utilizada en las recetas y pócimas curativas.
También se podía recurrir a un ama de cría, una nodriza, personaje que, en el caso de
aquellos vinculados con miembros de la nobleza o con los príncipes de sangre real, podía
alcanzar un alto aprecio y status. La primera infancia del niño estaba llena de peligros, no
sólo por las enfermedades sino también por el riesgo de las picaduras y mordeduras de
animales ponzoñosos, tan frecuentes en Egipto. Abundan, por ello, las fórmulas y recetas
destinadas a salvaguardar y sanar al niño en tales trances, y, en ellas, de forma muy
característica se le trata de identificar con el joven Horus, a cuya mítica difícil crianza por su
madre Isis se hacen continuas alusiones.
La infancia transcurría entre el cuidado de la familia y los juegos, de tipo atlético o
físico normalmente, a veces utilizando una pelota. De todas formas, incluso al niño pequeño,
sobre todo en las clases bajas, se le impone una colaboración en el trabajo cotidiano, bien
en la casa, en la cocina o el corral, o en el campo incluso, ayudando en las labores y
pastoreando el ganado. No parece que haya ritos de paso importantes que marquen el fin
de la infancia, la adolescencia o el reconocimiento de la transformación del niño en un
vigoroso joven. Hay algún que otro ritual, danza o juego dramático que podría cumplir tal
función, y con frecuencia se saca a colación la práctica de la circuncisión. Pero, como ha
podido verse, al menos a partir del Imperio Medio sólo eran circuncidados determinados
jóvenes de clase acomodada, y quizás más como un acto de purificación (que
significativamente era realizado por un sacerdote-Ka) destinado a prepararlos para el
sacerdocio, que como un verdadero ritual de conversión en adulto. Otro tanto puede decirse
del acto de «anudarse el lazo» o de ceñirse un tipo concreto de faldellín, que marcaba el
inicio de una carrera como funcionario al servicio del estado más que otra cosa. Antes de
que eso fuera posible, el niño o joven debía haber seguido un proceso de instrucción,
básicamente como escriba, que lo formaba en las letras, matemáticas, astronomía,
formularios de gestión y de administración, y que lo preparaba para ser un buen servidor del
122
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

estado. Esta formación la podía recibir en el propio marco familiar, de su padre, si también
éste era un escriba, o en las distintas escuelas o centros de enseñanza, localizados en los
templos, en departamentos u oficinas del gobierno o en el palacio real, donde se educaban
aquellos que tenían más altas aspiraciones, en ocasiones en compañía de los príncipes y
del heredero al trono. Tampoco era rato el caso de que un escriba veterano acogiera
discípulos y los preparara para su ingreso en la carrera administrativa, hecho fundamental
que, en los sectores acomodados, marcaba la independencia del individuo, que podía ya
formar su propio hogar.
La casa
Los egipcios asociaban muy estrechamente la formación de una familia con el
establecimiento de una casa y la adquisición o construcción de un hogar. La mansión de un
gran cortesano o de un miembro importante de la élite podía ser grande y compleja,
resumiendo buena parte de los elementos (a menor escala naturalmente) de lo que debía
ser un palacio real: grandes patios con surtidores y estanques, jardines bien cuidados, salas
de celebración y banquetes, dormitorios y almacenes, cocinas, a veces servicios o
habitáculos para lavarse, estancias para la servidumbre, pero también talleres y espacio
para las labores (por ejemplo fabricación de pan y de la cerveza, tejares, etc.), silos e incluso
recintos para determinados animales particularmente utilizados para el consumo doméstico
cotidiano (aves de corral, ganado menor, etc.). Obviamente sólo una ínfima parte de la
población disfrutaría de residencias similares. Además, se ha sugerido que los egipcios
pudieron prestar solamente una atención relativa a sus casas: el status de un individuo o su
poder económico se evidenciaba sobre todo por su tumba, a cuya construcción y decoración
se dedicaría una parte importante de los recursos económicos. Y además, el clima egipcio
posibilitaba el que buena parte de la actividad cotidiana, familiar y doméstica (por ejemplo,
la cocina) e incluso laboral, pudieran desarrollarse al aire libre, por lo que las casas tienden
a ser pequeñas, soportando lo que a nuestro entender sería una existencia con escasa
intimidad y en un ambiente ciertamente abigarrado. No obstante, se cuidaba, siempre en la
medida de lo posible, el confort y la comodidad. Para combatir el calor se hacían gruesas
paredes de adobe, generalmente con escasas ventanas, destinadas más a permitir una
circulación de aire refréscame que a la iluminación; a guisa de muebles propiamente dicho
se utilizaban esteras y cortinas para sentarse, reposar o cerrar espacios y puertas. La
iluminación nocturna, siempre de mala calidad, se hacía por medio de candiles o lámparas
de sebo o, en el mejor de los casos, de aceite. Poyetes y huecos en la obra viva del edificio
se utilizarían para asiento y lecho, y el utillaje domestico tampoco debía de ser muy
sofisticado: molinos de mano, hogares de piedra o cerámica, cántaros y vasijas porosas
para mantener fresca el agua, etc.
Para conocer de forma más real el tipo de arquitectura doméstica de un nivel cuando
menos acomodado hemos de echar mano de algunos yacimientos donde excepcionalmente
se ha conservado parte del entramado urbano, como la ciudad de Lahún (o Kahún), de la
dinastía XII, o las más recientes de El Amanta y sobre todo de Deir el Medinah, del Imperio
Nuevo. La dimensión de las viviendas de tipo medio es similar (10 x 10 m en Lahún, 10 x 5
en Amarna y 16 x 6 aproximadamente en Deir el Medinah, mostrando estas dos últimas el
típico plano rectangular o alargado). El esquema es similar: hay un cuarto (a veces un patio)
de entrada, que en ocasiones cumple la función de taller, desde donde se accede a la
habitación principal sostenida por un pilar (en algunos casos cuatro columnas), que es
donde se desarrolla fundamentalmente la vida, y que puede incluir elementos decorativos o
simbólicos (por ejemplo, representaciones de antepasados, estelas, etc.). Más allá se
accede a una o dos habitaciones privadas (dormitorios o almacenes) y en muchas ocasiones
a un segundo patio posterior que acoge la cocina. A ello se añaden una o dos bodegas
subterráneas y un acceso a la azotea, muy utilizada para trabajar, cocinar también o
sencillamente para dormir. En Deir el Medinah se da el caso de construir una estancia en la
azotea, dando a la fachada de la casa, cara a la calle.
Los componentes socio-económicos
La presentación de las estructuras social y económica del mundo egipcio conlleva
muchos problemas y dificultades. En principio, los propios egipcios prestaron poca atención
a dejar constancia sistemática de los sectores jerárquicos en que se articulaba su sociedad,
y además no se interesaron en formular y dejar por escrito su pensamiento económico, si
es que como tal lo tuvieron. De ahí que el estudioso de estos temas tenga que recurrir a
fuentes indirectas y no siempre fiables según los criterios actuales: reflejos en la literatura y
el arte, breves noticias en los documentos oficiales, emanados de la corte o del ámbito de
los templos, y a lo sumo algunos papiros de tipo administrativo que recogen referencias
puntuales, válidas para un momento o un lugar concreto, pero difícilmente extrapolables. No
123
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

olvidemos, que la civilización egipcia, además, es ciertamente primitiva y, al menos desde


una perspectiva actual, relativamente estática. Procesos individuales de enriquecimiento o
de promoción son raros y difícilmente identificables dado el tenor de la documentación de
que disponemos. Lo normal es que el egipcio siguiera la estela de su padre en cuanto a
riqueza, dedicación y status. Por otra parte, el papel central que en este mundo tiene la
figura del faraón explica que normalmente cualquier éxito personal o cualquier promoción
individual, tanto social como económica, se presente como un «favor real», como una
prebenda o distinción que depende en última instancia de la voluntad del soberano.
Solamente en los momentos de declive del poder real, de anarquía o fragmentación del país
(típicamente, los Períodos Intermedios), el protagonismo individual se acentúa y la evidencia
histórica de fenómenos de movilidad social, de enriquecimiento (o empobrecimiento) es más
rica y variada.
Todo lo que llevamos dicho explica en parte que presentemos este tema en forma de
jerarquías socio-económicas, donde la situación de status y de prestigio del individuo se
vincula íntimamente a su actividad socio-laboral, al trabajo o al cargo al que está dedicado.
Ya en la Antigüedad, ésta es la impresión que extraían los viajeros que visitaban Egipto, al
menos en la Época Tardía; buen ejemplo de ello es Heródoto, que entiende que hay 7 clases
de egipcios, a saber: sacerdotes, guerreros, boyeros, porquerizos, mercaderes, intérpretes
y pilotos (II, 164). De hecho, cuando acudimos a los textos egipcios en busca de palabras o
términos que expresen categorías ciudadanas o divisiones de la población, el resultado es
ciertamente ambigua y ha sido en ocasiones mal entendida. Por lo pronto los egipcios no
tienen una palabra que podamos traducir de forma clara y simple como «ciudadano», o
persona que ostente los plenos derechos cívicos; para ello habrá que esperar a que en
Grecia se defina el concepto de polis y el de miembro (ciudadano) de la comunidad. Ni
siquiera hay una palabra común y general que pueda traducirse por «súbdito», con relación
obviamente al soberano. La concepción egipcia del estado es mítica, entendiéndose que el
faraón es soberano universal y que su pueblo, los egipcios, constituye por excelencia la
humanidad, frente a un mundo exterior que se presenta, al menos hasta el Imperio Medio
inclusive, como marginal, atrasado y bárbaro, sin participar los extranjeros plenamente de
la condición humana. Así la palabra más empleada para «el pueblo», «la gente» o «la
humanidad» (remech) es al mismo tiempo sinónimo de «los egipcios» o habitantes de
Egipto. Los demás términos que, de una forma más amplia o restringida, se aplican a la
población egipcia no tienen fáciles equivalentes para una mentalidad como la nuestra, tan
anclada en los conceptos socio-políticos de la tradición clásica. Así, resulta totalmente
inadecuado traducir pal por «patricios» o incluso «nobleza», y rejit por «plebeyos o «gente
del común». Muchos de estos términos aparecen utilizados predominantemente en
documentos oficiales, relacionados directamente con la figura del faraón y podrían tener un
origen y connotaciones en principio esencialmente religiosos. Así, por ejemplo, los propios
egipcios dicen que la palabra remech (=humanidad) deriva del verbo remi = llorar, a través
de una interpretación mítica que establece el origen de la humanidad en el llanto del dios
demiurgo. Otros términos se refieren a situaciones muy concretas de un sector de la
población dentro de la estructura administrativa: por ejemplo, los denominados jentiu-she
son personas que disfrutan de tenencias de tierras en las fundaciones funerarias reales (D.
Lorton, 1995, p. 351).
La élite cortesana y funcionarial: el modelo del escriba
Uno de los tipos sociales más característicos del Egipto antiguo, en todas las épocas,
es el del cortesano, incluyendo ahí al grupo que rodea al soberano y a la familia real, que
reside preferentemente en la corte o en la capital y que constituye el surtidor de recursos
humanos para las tareas de gobierno del estado y del mantenimiento de la administración.
Es por ello por lo que vinculamos la figura del cortesano a la del funcionario o empleado de
la burocracia administrativa. Se trata de un sector minoritario pero acomodado, por lo cual
ha tenido más posibilidades de dejar testimonios de su existencia (sobre todo a través de
sus tumbas), y que se articula a su vez en capas o jerarquías que van desde los más altos
notables, próximos al soberano y a veces emparentados con el mismo, depositarios de
importantes parcelas de poder, hasta aquellos modestos empleados de almacenes y
oficinas a quienes se asignan las más humildes misiones, lo que no impide que podamos
considerarlos también relativamente como élite por situarse por encima de la masa
campesina de la población. En los Períodos Intermedios, cuando la autoridad del faraón se
debilitaba, esta élite podía actuar de forma autónoma o con una especial implantación local,
manteniendo así su protagonismo social y político, muy especialmente como dirigentes
regionales o comarcales.
Los componentes de este grupo aparecen definidos por su participación en el
gobierno, vinculados así específicamente al soberano. Al mismo tiempo, de forma muy
124
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

típica, el funcionario egipcio se asimilaba bastante bien con el modelo o arquetipo del
escriba. Desde los comienzos de la historia de Egipto el conocimiento y dominio de la
escritura es entendido como digno y elevado, propio de la condición de un hombre de alta
posición. El monarca incluso no desdeña en ocasiones ser presentado como escribiente
(así, por ejemplo, Snefru, de la dinastía IV, en el relato seudo-profético llamado La profecía
de Neferty); ya en la Paleta de Narmer, uno de los dos personajes más importantes allí
representados junto con el soberano lleva al parecer los útiles y elementos característicos
del escriba, modelo que se repite también en la maza pétrea del mismo soberano. Las
representaciones artísticas y los textos autobiográficos relativos a los altos dignatarios
recogen de forma recurrente el ejercicio de puestos o cargos de tipo escriba o la vocación
hacia tal actividad. La formación como escriba, el aprendizaje de las letras, las técnicas y
conocimientos que se suponen imprescindibles para ello, son una de las pocas vías claras
de mejorar el status de un individuo y asegurarle un futuro acomodado en el servicio al
estado, en un templo o como empleado de algún notable personaje Precisamente en la
estructura del clero la figura del sacerdote-escriba, el llamado sacerdote lector, es uno de
los tipos o categorías superiores, más respetados y venerados. En el Imperio Medio, a
expensas de la necesaria reconstrucción del estado, la clase de escribas incrementa mucho
su número e influencia social, y a partir del Imperio Nuevo se puede incluso hablar de una
«clase» más o menos independiente o al menos con un fuerte sentimiento de su propia valía
y de la dignidad de su labor.
Todo ello queda reflejado de forma Incomparable en una serie de textos dedica dos
a exaltar la importancia del escriba y del funcionario que ha recibido esta formación. Se trata
de un auténtico subgénero literario, utilizado muy especialmente como modelo en las
escuelas y centros de preparación, y que en muchas ocasiones ofrece la particularidad de
comparar la profesión de escribano con los demás oficios y ocupaciones, que obviamente
aparecen descritos de una forma muy negativa, presentando la situación de las personas
que están atadas a ellos como vejatoria e indeseable. En uno de los primeros y mejores
exponentes de este particular género, la Sátira de los oficios, datada en el Imperio Medio,
puede leerse:
“Con relación al escriba en un puesto en la Residencia, no sufrirá allí... Es más
grande que cualquier otra función; no existe en la tierra su igual... No hay una
profesión que esté libre de director, excepto el escriba. Él es el jefe. Si conoces
la escritura, reirá mejor que en las profesiones que te he presentado... Mira, no
hay escriba que carezca de comida y de bienes de palacio...” (Trad. J. M.
Serrano, 1993)
Todavía es más rotundo el tono de un texto contenido en un papiro de Época
Ramésida guardado en la actualidad en el Museo Británico, que incluso ofrece un elenco
de los que considera mejores escritores de la tradición egipcia:
“Sé un escriba; guarda esto en tu corazón / de forma que tu nombre llegue a ser
como el de ellos. / Es mejor un libro que una estela funeraria, / que un sólido
recinto funerario /...y El hombre decae; su cuerpo es polvo. /Toda su parentela
pereció. / Pero un libro hace que él sea recordado / a través de la boca de aquel
que lo recita. / Es mejor un libro que una casa bien edificada, / que una capilla
funeraria en el occidente, / mejor que una sólida mansión, / que una esteta en el
templo! / ¿Hay alguien como Hardedef? / ¿Hay alguien como Imhotep? / Ninguno
de nuestra parentela es como Neferti / o Khety, el primero entre todos ellos. / Te
ofrezco el nombre de Ptah-Emdjehuty / o Khakheperre-Soneb. / ¿Hay alguien
como Ptahhotep? / ¿O alguien igual a Kaires...?” (Trad. M. Lichtheim, 1975-1980,
ved. II)
Para llevar a cabo su trabajo, el escriba está dotado de un complejo equipo y utillaje.
Empezando por el soporte por excelencia de la escritura, el papiro. Aunque casi cualquier
superficie y material pudo ser utilizada por los escribas egipcios (trozos de cerámica u
ostraka, tablillas de madera con un engobe apropiado, fragmentos textiles, de lino por
ejemplo), a lo largo de toda la historia de la civilización egipcia el papiro fue el preferido.
Procede de las fibras de una planta acuática (el cyperus papyrus) que se daba
abundantemente en las marismas y humedales, especialmente en la zona del delta; de los
alargados tallos se desgajaban unas láminas que luego eran convenientemente colocadas
en bandas horizontales y verticales, sometidas a una presión que terminaba de imbricar las
fibras; el resultado final eran unas hojas (que se recogían enrolladas) a las que a veces se
aplicaba algún tipo de engobe para adecuarlas todavía más a su utilidad de soporte de la
escritura. El escriba contaba también con la paleta, un estuche alargado en el que se
practicaban varias cavidades para contener las tintas y donde también podían ir incluidos
los cálamos, hechos normalmente de cañas a las que se aguzaba una punta; los modelos
de paleta más lujosos, o de escribas de alta especialización, podían tener decenas de
125
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

receptáculos para los colores de las ilustraciones que solían decorar determinados tipos de
documentos, como los papiros funerarios (el Libro de los Muertos, por ejemplo), pero
normalmente el escriba utilizaba sólo dos tipos de tinta: negra, para el texto normal, y roja,
para destacar algunas palabras, encabezamientos, etc. La obra escrita, el papiro, se podía
guardar en contenedores de barro, o de cuero, aunque en las viviendas podía haber unos
grandes cofres que, a guisa de librería, contenían la colección de escritos del dueño de la
casa. Obviamente en los palacios, en los centros de la administración y en los templos debía
de haber auténticos archivos o almacenes donde debían de guardarse cientos de rollos de
papiro, tablillas y ostraka, pero por desgracia casi ninguno ha llegado hasta nosotros y son,
por lo tanto, mal conocidos.
La vida campesina y la actividad agropecuaria
Egipto es un país eminentemente rural y volcado en el trabajo agrícola y en la explotación
de su rico valle fluvial. Ya desde la Antigüedad, viajeros y curiosos destacaron las
excelencias de sus campos, su fertilidad, la facilidad de traba/o y rentabilidad con que se
producían las cosechas. Esta imagen se convierte en un tópico de geógrafos, historiadores
y literatos (por ejemplo, Heródoto o Diodoro Sículo); además Egipto será ambicionado por
las grandes potencias del Mundo Antiguo (y el Imperio Romano es quizás el mejor
exponente de esto) por su valor como almacén y surtidor inagotable del preciado cereal. La
propia civilización egipcia está muy marcada por la importancia de esta faceta fundamental
de su ecosistema y su economía; los cultos y divinidades relacionados con la fecundidad de
la vegetación y la fertilidad de la tierra son muchos y éstas cuentan entre los grandes dioses
del panteón, como por ejemplo Min, el dios ir itálico cuyo santuario principal se encontraba
en Koptos, o el propio Osiris, relacionado con las aguas de la inundación y con el limo fértil
en el que crece el grano. El faraón ostentaba, entre otros atributos, un cayado y un mayal
con los que a guisa de cetros, suele aparecer representado en ceremonias oficiales, cuando
se le reviste de los ornamentos de gala y elementos simbólicos de su poder y autoridad.
Una vez dicho esto, podrá parecer sorprendente el que la figura del agricultor o del pastor,
y la vida campesina en general, sean muy mal conocidas y presenten grandes lagunas a ta
hora de intentar una reconstrucción histórica. Ello se debe en buena medida a su condición
de sector más humilde y bajo de la sociedad, incapaz de dejar huellas monumentales y
perdurables del estilo de las tumbas de los sectores superiores y acomodados. El
campesinado es además analfabeto, no quedando tampoco vestigios de ellos en la escritura
y los textos, a excepción de unas pocas referencias de tipo folclórico o moralizante que
reflejan la imagen que de ellos tienen los egipcios más ricos. Hay así que recurrir a la
arqueología y al arte, pues afortunadamente en algunos períodos de la historia egipcia se
puso de moda el representar en las paredes de las tumbas escenas de género centradas
en los trabajos en los campos y el cuidado del ganado.
El campesino en el valle del Nilo estaba por lo general adscrito y vinculado a la tierra
que trabajaba, bien por cuenta de la monarquía (o del estado), bien dependiendo de los
templos, o sencillamente en las propiedades de algún rico notable y terrateniente. Su
existencia debía de estar muy regulada por el curso de las estaciones que tan marcado es
en el valle del Nilo (inundación, siembra, cosecha). Su vida cotidiana transcurriría en casas
de barro, adobe y cubiertas vegetales, por lo general pequeñas y sucias, que se
concentrarían en aldeas de mayor o menor dimensión, para cuyo emplazamiento se
buscaban sitios elevados que pudieran quedar a salvo de la crecida, rodeadas a veces por
una empalizada o un terraplén, y quizás organizadas en un primitivo urbanismo con dos
calles principales que se cruzaban en el centro del poblado. La imagen que en la actualidad
se da del campesino egipcio es normalmente muy negativa, entendiendo que vivía en una
precariedad y miseria permanente, sometido a las corveas o trabajos obligatorios para el
estado, a los impuestos y diezmos, arbitrariamente tratado por propietarios y funcionarios...
Quizás haya que matizar esto de alguna forma. Es cierto que, sobre todo en los momentos
de crisis o de guerras internas, la población campesina sería la primera y más perjudicada
de todas, pero también lo es que Egipto es una buena tierra para la agricultura, cuya
rentabilidad garantizaría (en los años de crecida normal o buena) la subsistencia e incluso
unos excedentes. Además, al menos una parte de esta población estaría beneficiada por
decretos de inmunidad y medidas de exención que los liberaría de las contribuciones (en
formas de corveas normalmente) para las obras públicas, y de ser reclutados para
campañas militares o incluso sencillamente de tener que alojar y alimentar a las
expediciones reales y enviados del gobierno que se encontraban de paso hacia sus
destinos.
Para enfrentarse a su tarea, el campesino egipcio disponía de un utillaje muy simple
y rudimentario: unos azadones formados por dos travesaños de madera unidos por medio
de una cuerda trenzada, y sobre todo el arado, también fundamentalmente de madera, muy
126
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

sencillo, que ni siquiera permitía el giro, y aparejado normalmente a dos bueyes a cuyos
cuernos o en cuyos cuellos se unce, aunque en ocasiones pueden ser asnos o incluso
hombres los que proporcionen la fuerza motriz. Para su manejo se requería el concurso de
dos personas, una que guiara a los animales y otra que aplicara su fuerza al arado en sí
para hundirlo en la tierra. Los campos eran dedicados en su gran mayoría al cereal, cuyo
ciclo aparece frecuentemente representado en las paredes de las tumbas, en buena medida
quizás por la simbología que, a los ojos del egipcio, el proceso de la siembra y el nacimiento
de la vegetación tenían con relación a la muerte y resurrección del hombre. El sembrador
recorría los campos arados, a veces seguido de un rebaño de cabras (quizás podrían haber
sido también vacas o incluso cerdos) que pisoteaban el terreno y hundían profundamente
las semillas. Cuando llegaba la hora de la cosecha, ésta se hacía en grupos de segadores,
a veces animados por canciones o al ritmo de la flauta, por medio de unas hoces de madera
en cuyo filo se Incrustaban pequeños microlitos (posteriormente se encontrarán ejemplares
de bronce e incluso de hierro); el cereal se cortaba muy alto, de forma que en el campo
quedaban los tallos que, o bien se utilizaban para alimentar el ganado, que al invadir así los
terrenos recién cosechados contribuían a su regeneración por medio del abono orgánico
que constituyen sus excrementos, o bien se recogían y se almacenaban para usos varios
(por ejemplo, para la fabricación de ladrillos o adobes).
El cereal era transportado a lomos de burros y llevado en principio a la era, espacio
liso, de forma circular, en el que era esparcido y pisoteado por bueyes o asnos para separar
el grano de la paja. Este proceso también podía llevarse a cabo a fuerza de brazos,
empleando palos o mayales, lo que suponía un trabajo considerable. Posteriormente se
aventaba y se pasaba por un cedazo, con lo que el cereal panificable quedaba listo para ser
guardado. El almacenaje solía realizarse en silos que tenían una forma que a nosotros nos
recordaría un pan de azúcar, con base ovalada, varios metros de altura, y con una abertura
en la parte superior, por donde se depositaba el grano, y otra en la inferior, sin duda para
vaciarlo; estos silos se agrupaban en un recinto vallado que sin duda era una de las partes
más importantes de la granja o centro agrícola.
En todo este proceso estaban presentes, además de los capataces o mayordomos,
uno o varios escribas, que registraban desde las cantidades y nombre de las parcelas en
que se cosechaba, hasta el volumen concreto de cereal que iba ingresando en cada silo.
Por otra parte, el ciclo de la cosecha estaba colocado bajo la protección de una serie de
divinidades apropiadas, como Min, a quien ya hicimos alusión, Renenutet, específicamente
una diosa de la cosecha, venerada en altares y santuarios campestres en forma de una
cobra o serpiente erguida, tal y como no sería raro que apareciera en los campos de trigo
en la época de la siega, o Nepri, encamación divina del grano recogido, todos los cuales
debían de ser muy populares entre la masa campesina.
Otra especie que ocupaba una extensión nada desdeñable de campos era el lino,
cuya importancia radicaba en que de él se extraía la materia prima básica para el trabajo
textil y la elaboración de vestidos y tejidos de todo tipo. Para obtener apropiadamente las
fibras de la planta, lo más largas posibles, ésta no era cortada, sino arrancada, agrupada
en haces que después eran sometidos a un proceso de hiper-hidratación; finalmente se
desgajaban las capas fibrosas, pasadas por una especie de peine para obtener los
filamentos vegetales que después eran trenzados e hilados. Muy apreciado era el cultivo de
productos de la huerta, para lo cual se aprovecha las parcelas próximas y cercanas al río,
para facilitar el riego. La elevación y el transpone de agua se hacía desde tiempo inmemorial
por medio del típico balancín que era llevado en los hombros del campesino.
Posteriormente, en el Imperio Nuevo se introdujo el llamado shaduf, sistema de elevación
de agua basado en un sistema de contrapeso, que permitió incrementar notablemente el
cultivo y cuidado de huertas y jardines. Con respecto a la nona, su aparición en Egipto sólo
se producirá en tiempos muy tardíos, con los Ptolomeos. Hay que tener presente que los
egipcios conocen desde tiempos prehistóricos cómo retener las aguas de la inundación por
medio de represas, estanques y canales, para luego hacer uso de ella y distribuirla a medida
que se necesitara, y que este tipo de obras hidráulicas debió de ocupar una parte importante
del tiempo y esfuerzo del campesino y de las propias autoridades. También se beneficiaron
los egipcios de determinados árboles o especies de tipo arbustivo, como la palmera, la
higuera, la acacia (para madera) y la viña, aunque el vino es un producto de lujo, en general
reservado para las grandes ocasiones, como ofrendas en los rituales religiosos, o en
cualquier caso, para el consumo sólo de la corte y de la aristocracia.
Cada vez está más claro que la importancia económica que tiene la ganadería en la
economía del país egipcio es mayor de lo que normalmente se ha dicho. De hecho, las
representaciones de ganado y de escenas pastoriles son muy frecuentes en las pinturas y
relieves de tumbas y mausoleos, así como en las pequeñas pero evocadoras maquetas que
ocasionalmente se depositaban formando parte del ajuar funerario. Sin duda, la especie
127
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

más apreciada era el vacuno: una de las ofrendas funerarias de mayor valor, no sólo
material sino también religioso, consistía en la pata de buey; no olvidemos que el toro y la
vaca son figuras que ocupan un importante lugar en la simbología e iconografía religiosa,
relacionadas también con la realeza (el faraón es asimilado a un «toro potente»). Hay varios
tipos diferentes de ganado bovino, que se identifican por el color (blanco moteado en negro,
o bien rojizo), y sobre todo por la cornamenta (cuernos altos, en forma de lira, o cortos y
casi inexistentes, etc.). Se cuidaba mucho la calidad de la raza, vigilándose los cruces y los
apareamientos. Se atiende especialmente a su alimentación, incluso con preparados
especiales; también es bien conocido el sistema de desplazamientos estacionales en busca
de buenos pastos, un sistema en definitiva de trashumancia, que muchas veces reñía como
punto de destino las tierras, siempre húmedas y frescas, del delta. Así, en la Estela Primera
de Kamosis (de la dinastía XVII) se nos dice que los ganados de los tebanos, del extremo
meridional, podían pastar libremente en el Bajo Egipto. Es muy frecuente la representación
del ganado cruzando canales y brazos del río, sin duda en pos de buenos pastos, en virtud
de estas prácticas trashumantes. La vida del pastor o del vaquero debía así de estar
sometida ocasionalmente a largos viajes que lo alejarían de su familia y de su hogar,
siempre a expensas de la alimentación del ganado.
El ganado menor ovino y caprino era asimismo importante; particularmente
representadas son las cabras, otra de las especies domésticas de mayor difusión y
raigambre egipcia. No ocurre lo mismo con el cerdo, que raramente aparece en el arte y
que, sin embargo, sabemos que estaba presente en Egipto y era consumido desde los
orígenes históricos; es posible que, como se ha dicho, la ecología del valle del Nilo no fuera
la más idónea para la convivencia armónica del hombre, el cerdo y las demás especies
domésticas; tampoco hay que olvidar que el cerdo está marcado por un cierto tabú religioso,
vinculándose por lo general con potencias divinas negativas o enemigas de dioses como
Osiris u Horus. El asno es conocido también desde tiempos prehistóricos, utilizado para
carga y ocasionalmente como animal de tiro (o para uncirlo al arado, como dijimos). En
cambio, el caballo aparece en el valle del Nilo sólo a finales del Segundo Período Intermedio,
y su uso estuvo siempre restringido a la esfera deportiva, aristocrática y sobre todo militar.
No olvidemos que el ganado era para el egipcio no sólo una fuente de alimentos, sino
también una marca indiscutible de riqueza y una señal de status individual. No es raro que
un personaje señale el número de rebaños o de cabezas de ganado, mayor o menor, que
ha adquirido o que posee para resaltar su importancia social. Así, un gran notable nos
informa que poseía 835 bueyes de cuernos largos, 220 sin cuernos, 760 asnos, 974 ovejas
y 2.234 cabras, lo que hacía un total de más de cinco mil unidades (Erman, 1894, pp. 593-
594). Al ganado doméstico se añadía la explotación de la fauna silvestre, muy
especialmente los diferentes tipos de antílopes de las estepas y desiertos que se extendían
a uno y otro lado del valle del Nilo.
Los egipcios eran grandes consumidores de aves. En estado silvestre, las cazaban
con frecuencia, bien por medio de una especie de palo curvado arrojadizo que recuerda un
boomerang, o de una forma más organizada, en grupo, sin duda más eficaz y provechosa,
por medio de redes que se levantaban en el suelo, de forma en general hexagonal, que se
colocaban estratégicamente en la espesura, y hacia las que se dirigían las aves
convenientemente espantadas por los cazadores. Había, por otra parte, gran cantidad de
ocas, patos, gansos, etc., que se cuidaban domesticados, alimentados con pienso y en
ocasiones cebados artificialmente para que la rentabilidad de su carne fuese mayor. En fin.
no podemos dejar de destacar la importancia de la pesca en un país fluvial como el egipcio;
había muchas variedades de peces, algunos prohibidos como alimento por tabúes
religiosos, pero la mayoría muy consumidos sobre todo por las clases bajas. El pescado se
comía por lo general fresco, pero también podía secarse al sol, una vez limpio y abierto,
almacenándose los filetes así obtenidos durante un cierto tiempo.
Manufacturas y circulación de bienes en la economía egipcia
Los procesos de manufacturación o artesanales en el mundo egipcio están
condicionados, por una parte, por los propios recursos naturales, por los productos y
materias primas de que se dispone y, por otra, por lo que podríamos llamar la demanda, o
sea, las gentes o grupos que están en condiciones de consumir, o de adquirir la producción
de los artistas y artesanos especialistas. En este caso se tratará fundamentalmente, durante
la mayor parte de la historia de Egipto, de la Realeza y su entorno, del sector cortesano
funcionarial ya estudiado, de los grupos altos y medios, que viven del servicio al estado y
que, no sólo para su vida cotidiana sino también para sus residencias de eternidad, para
sus tumbas, van a requerir toda una serie de bienes de calidad y finamente elaborados.
Un sector naturalmente importante es el textil, integrado al parecer mayoritariamente
por mujeres, que son las que preferentemente aparecen aplicadas a los telares. La materia
128
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

prima puede derivar de especies vegetales, como el ya citado lino, que sin duda es el textil
por excelencia en Egipto, altamente valorado y prestigiado incluso a niveles socio-políticos
y religiosos (por ejemplo, en los ropajes de los sacerdotes, con el característico lino blanco).
También se utilizó la lana, conocida desde la prehistoria, con La que además de vestidos
se elaboraban otros elementos como por ejemplo pelucas; parece, sin embargo, que hay
un cierto tabú religioso con respecto a este producto que no estimulaba su uso. Con
respecto a las pieles de animales, algunas eran altamente apreciadas, importadas a veces
de remotas zonas africanas. Particularmente valoradas eran las pieles de leopardo, que
formaban parte de los ornamentos de ciertos sacerdotes, así como de vestimentas de altos
funcionarios y del propio soberano. Con respecto a los cuetos normales, a partir de ellos se
fabricaban vestidos, pergaminos o cueros específicamente preparados para la escritura y
accesorios de variado tipo de uso cotidiano (odres, sandalias, etc.).
El trabajo de la madera adquirió un notable grado de desarrollo, lo cual ya es llamativo
en un país como el egipcio, mal dotado por la naturaleza en este sentido. La palmera sólo
podía utilizarse en troncos completos, y se deterioraba rápidamente; la acacia y el sicómoro
podían proporcionar tablas y listones que, también de regular calidad, eran normalmente
cubiertos de estucos o pintados para realzar al menos su valor decorativo. En realidad, la
madera de calidad proviene del exterior, siendo famosos los cedros del Líbano y el ébano
africano, muy utilizados en los ajuares y tumbas reales. El carpintero egipcio disponía de un
utillaje sencillo pero eficaz, fundamentalmente en cobre, a base de azuelas, sierras,
taladros, piedras para pulimentar, etc., cuyos más antiguos ejemplares se remontan a la
Época Tinita. La ausencia de buena madera hizo que el artesano egipcio recurriera en
ocasiones al Ingenio, como por ejemplo al elaborar cubiertas de sarcófagos por medio de
cartonajes elaborados a base de fibras vegetales, telas, e incluso papiros usados, que eran
prensados para darles la consistencia y forma apropiadas.
Egipto estaba, por el contrario, muy bien dotado de arcillas, barros y calizas,
apropiado para la elaboración de la cerámica. Se trata de un aspecto de la arqueología
egipcia poco conocido y que sólo recientemente ha comenzado a recibir la atención que se
merece, debido quizás a que no ha sido necesario recurrir a la evolución de tipologías
cerámicas para la datación de yacimientos, y al poco cuidado de su manufactura y escasez
de lo que en general podríamos llamar «cerámica de lujo». Se utiliza un torno manual
bastante primitivo, impulsado por el alfarero con la mano izquierda en tanto que con la
derecha elaboraba el cacharro. Las formas son variadísimas, destacando la abundancia de
bases picudas, que requerían necesariamente un soporte o pie. Más interesante es el
vidriado, que es una técnica propia egipcia, en la que alcanzaron gran maestría y con la que
elaboraron refinados objetos. La célebre fayenza egipcia ofrece unos colores verdosos o
azulados, obtenidos en buena medida por el concurso de elementos cupríferos, imitando
evidentemente materiales más caros, como la turquesa o el lapislázuli. Su fabricación era
muy simple, desconociéndose el uso de moldes y el soplado, a pesar de lo cual consiguen
productos de un acabado perfecto y llamativa policromía.
La metalurgia era una técnica altamente apreciada, lo que se reflejaba en el status
de los obreros a ella dedicados. Por un lado, tenía una vertiente estratégica indudable
(fabricación de armas, elementos para la guerra y utillaje de todo tipo), pero sobre todo eran
muy valorados aquellos que manejaban metales preciosos, oro y plata, y que se encargaban
de la elaboración de joyas y piezas de orfebrería en general, arte en la cual los egipcios
fueron grandes maestros. El trabajo del metal se realizaba con moldes, aunque también se
recurría al batido y la incrustación. Mucho más penoso debía de ser el trabajo en las minas
de donde se extraía el preciado metal, ya fuera en el wadi Hammamat o en las más alejadas
regiones de Nubia (wadi Allaki), donde la excavación de galerías, la separación del metal y
unas condiciones de vida y laborales durísimas explican que fuera un trabajo asignado en
buena medida a condenados o prisioneros de guerra. Igualmente, duro debía de ser el
trabajo en las canteras, de dónde provenía la buena piedra con la que los egipcios
elaboraban sus monumentos, pero debemos señalar que las vetas pétreas se encontraban
muchas veces próximas al Nilo, lo que facilitaba enormemente el problema del transporte.
Los canteros practicaban la extracción de los bloques por medio de la incisión en la roca
viva de cuñas de madera, que, después de mojadas, se hinchaban y cuarteaban los
bloques; éstos eran posteriormente desbastados e incluso se les daba ya la forma definitiva
antes de trasladarlos al edificio al que fueran destinados.
No es fácil precisar el status del artesano egipcio. Está claro que la mayoría de la
población, eminentemente campesina, se fabricaba sus propios útiles, escasos y
rudimentarios, recurriendo en todo caso a técnicos, quizás ambulantes, para trabajos más
elaborados. Muy distinta era la situación de aquellos que trabajaban plenamente dedicados
a servir al soberano y a la alta nobleza. En este sentido merece la pena señalar que no
pocos altos títulos funcionariales tienen que ver con la supervisión y dirección de las grandes
129
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

obras públicas (incluidas tumbas y templos) y con la vigilancia de los equipos artesanales
que para ello se destinaban («Jefe de las Obras del rey», «Superior de los Artesanos», etc.).
El trabajo del artesano, además, quedaba santificado de alguna forma siendo puesto bajo
la protección del dios Ptah y destacándose su capacidad creativa. Aunque en general estos
artesanos eran anónimos y no existía el concepto actual de «propiedad intelectual» (sobre
la obra creada), en algunos períodos, como en la época de Amarna, algunos artistas
consiguieron destacar y recibir honores. Muy interesantes son los -poblados de artesanos»
que surgen junto a las capitales o próximos a las necrópolis reales, dedicados casi
exclusivamente a trabajar en la construcción y el equipamiento de las tumbas de los
monarcas y miembros de la familia real. Ejemplos buenos son las casas de obreros de
Abusir o Gizah (Imperio Antiguo), los poblados de Lahún (Imperio Medio), El Amarna
(Imperio Nuevo), y sobre todo Deir el Medinah, construido en función de las tumbas reales
de las dinastías XVIII a la XX en el Valle de los Reyes y otras necrópolis de la orilla occidental
de Tebas; se trata de una pequeña ciudad de artesanos, obreros y escribas, que estaba
rodeada por una muralla, sometida a un estricto control y vigilancia por las autoridades, con
jurisdicción propia, y con una compleja organización de la labor por turnos para trabajar en
las necrópolis. Todos estos obreros especializados reciben pagas por cuenta del estado,
normalmente en especie, y disfrutan ciertamente de una posición acomodada que les
permite, incluso, prepararse tumbas de notable calidad artística.
No es fácil precisar cómo se producen los necesarios intercambios o circulación de
bienes en la economía egipcia. Está claro que, en los niveles inferiores, campesinos, la
actividad de mercado sería algo puramente local que sólo en contadas ocasiones superaba
este estrecho y concreto marco. Por otra parte, casi toda la información que tenemos
respecto a intercambios, al comercio y exportación e importación de bienes está referida y
presentada como actividad auspiciada y dependiente del poder central, del gobierno del
país y, en definitiva, de la monarquía faraónica. Son célebres las expediciones que el
soberano envía a las regiones mineras, a las canteras, o a algún destino exterior con vistas
a aportar determinados productos que evidentemente serán destinados a lo que el faraón
disponga. También es conocida la práctica de lo que podemos llamar «intercambio
diplomático de bienes», que no podemos llamar estrictamente comercio, pero que sin duda
anima el flujo de productos entre las cortes de Egipto y de otros estados y potencias del
Próximo Oriente, tal y como puede verse en la Correspondencia de El Amarna (dinastía
XVIII). En este tipo de informaciones se basa la hipótesis de que la economía egipcia estaba,
ideológica y realmente, fuertemente centralizada, no existiendo el concepto de mercado
libre, siendo más apropiado definirla como «economía redistributiva». Según ello, los
grandes movimientos de bienes tanto a nivel interior como exterior están dirigidos y caen en
la esfera de dominio del poder central, de la monarquía, que luego reenvía o «redistribuye»
entre sus súbditos, según complejos sistemas jerárquicos y de adscripción de raciones
(Bleiberg, 1995, p. 1375). El concepto de ganancia y de beneficio añadido no tiene cabida
ante un comercio de trueque en el que se supone se intercambian cosas de valor análogo
o complementarias. La clave del sistema reposa en un poder central fuerte que además se
apoya en una administración eficiente y en una burocracia nutrida que penetra en todas las
capas de la sociedad.
En consonancia con este sistema, no existe una moneda, aunque se dispone de
algunas unidades de peso en metal que se utilizan para contabilidad y para facilitar las
equivalencias, pero no como un auténtico sistema monetario. Los salarios se pagan en
especie, en forma de atribución de raciones de alimentos o bienes diversos. Los individuos
distinguidos en el servicio al soberano pueden recibir de forma excepcional cantidades
considerables de oro, esclavas, o incluso tierras. Es cierto igualmente que sólo en los
momentos críticos en que el poder central decae y pierde autoridad, como señalamos
anteriormente, se constata un especial dinamismo socio-económico, un protagonismo
mayor de la iniciativa privada, atestiguándose incluso prácticas de mercado más libres con
su corolario de enriquecimientos (y empobrecimientos) extremos. Así sucede en los
llamados «Períodos Intermedios», que por esto ofrecen un interés indudable. Fuera de ellos,
la existencia de la iniciativa y de la propiedad privada es relativamente limitada, aunque
obviamente existe, pero sumergida, en el tradicional estado (y sistema económico)
centralizado faraónico.
Otros sectores de interés
Una sociedad y una economía eminentemente campesinas, además del aislamiento
natural del valle del Nilo, sin rivales de peso en sus fronteras, garantizando así una
seguridad frente al exterior que sólo se rompió con la invasión de los hicsos, explican que
la figura del soldado o militar no aparezca como una categoría social bien diferenciada al
menos durante buena parte de la historia egipcia. Durante la Época Tinita y el Imperio
130
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Antiguo no existe un ejército permanente como tal, y siempre que se tiene que hacer frente
a alguna campaña más allá de las fronteras se recurre a una leva extraordinaria en la que
significativamente están presentes contingentes nubios o de poblaciones marginales.
Durante los conflictivos tiempos del Primer Período Intermedio parece que existió un grupo
incipiente de soldados más o menos profesionales, pero hay en definitiva que esperar hasta
el imperio Nuevo para ver la constitución en Egipto de una auténtica clase o sector socio-
profesional de soldados, al compás de la política imperialista de la época. Pero ello no
cambió el carácter naturalmente pacífico y reacio a la práctica guerrera del campesino
egipcio. Así, significativamente, después del 'tercer Período Intermedio, en la Baja Época,
se consagró la tendencia (iniciada ya en época Ramésida) de emplear sistemáticamente
mercenarios, lo que a la larga conllevó el que incluso se establecieran en el trono de los
faraones dinastías libias, cuyo origen estará en jefes de estas tropas mercenarias.
Resulta comprometido hablar de esclavitud en general en Egipto. Esta palabra, para
nosotros, está fuertemente marcada por la herencia de la tradición grecorromana y por
conceptos historiográficos tales como el de «sociedad esclavista», hasta el punto de que es
difícil explicar lo que significan otros sistemas de servidumbre, como, por ejemplo, el caso
del Egipto faraónico. Así como no existe, como señalamos más arriba, el concepto de
ciudadano y de hombre libre en plena posesión de sus derechos cívicos, tampoco hay una
definición jurídica absoluta de la condición de esclavo, ni se puede hablar de esclavitud
como de una única realidad social. Lo que sí se da es una gran variedad de grados de
dependencia de unos individuos frente a otros, o con respecto a instituciones (como los
templos, fundaciones piadosas, etcétera) o, en fin, frente al estado y a la figura del faraón,
grados de dependencia que afectan fundamentalmente a la actividad laboral o simplemente
al trabajo. De ahí que el tipo de obligaciones y de sujeciones que caracterizan estos distintos
grados de sometimientos, expresados además por una terminología abundante y diversa,
varían mucho según el sector económico al que se dedica el individuo. Aparte de ello,
cualquier siervo o dependiente egipcio tiene derecho a actuar económicamente de forma
independiente (por ejemplo, comprar o vender), formar una familia, e incluso a mejorar de
status emancipándose, normalmente por medio de una transacción económica o por otros
procesos como la adopción o el matrimonio. La situación va a variar de forma notable a
partir del Imperio Nuevo, cuando el número de esclavos procedentes de las guerras se
incremente de forma notable, empeorando además su situación jurídica; pero habrá que
esperar a que Egipto entre en la órbita helenística para encontrar una esclavitud típica, sobre
todo en las ciudades (Alejandría es el mejor exponente) o, en peor situación, como forzados
en canteras y aplicados a las obras públicas.
Aunque Egipto pudo ser en sus orígenes (en el Predinástico, o a comienzos de la
Época Tinita) una sociedad multirracial, no cabe duda de que hasta el Imperio Nuevo se
entendió al extranjero no sólo como diferente, sino también como inferior y bárbaro. Basta
con citar un pasaje de las Instrucciones a Merikaré:
“…Además, debe decirse esto acerca del extranjero: mira, el vil asiático es un
miserable a causa del lugar en que se halla. Tiene problemas con el agua,
dificultades con los árboles; sus caminos son múltiples y malos a causa de las
montañas. No habita en un único lugar... Combate desde el tiempo de Horus. No
conquista, ni es conquistado. No anuncia el día del combate, como un ladrón...”
(Trad. J. M- Serrano, 1993)
Obviamente en un país tan extenso como Egipto, las situaciones debieron ser muy
diversas; está claro que, en el extremo sur, desde Tebas a Elefantina, la penetración de
elementos nubios fue una constante histórica, produciéndose importantes fenómenos de
mestizaje. Igualmente, en el delta la infiltración de poblaciones beduinas asiáticas está bien
atestiguada. Los Períodos Intermedios, de crisis de la autoridad central, propiciaron la mayor
afluencia de gentes de fuera, pero sin duda fue a partir del Imperio Nuevo cuando, con la
internacionalización de la política egipcia, la contratación de mercenarios y la definitiva
ruptura del tradicional aislamiento egipcio, el tipo del extranjero residente se incorpora
definitivamente en la sociedad egipcia.49

49 BIBLIOGRAFÍA: Últimamente han proliferado, afortunadamente, los trabajos centrados en la estructura


familiar y la posición de la mujer; véase Janssen, 1990; Robins, 1996; Lorron, 1995, o Pinch, 1995. Para
cuestiones de vida cotidiana, además de las obras que acabamos de citar, se puede consultar Montet, 1964;
Cimmino, 1991, y sobre todo, la espléndida obra de Erman, 1894, que a pesar de ser tan antigua sigue
conservando una amplia vigencia. Información sobre los diferentes tipos socio-económicos puede encontrarse
en James, 1985; Donadoni, 1991, o en el trabajo ya citado de Erman, 1894- Muy útiles para cuestiones
relativas a las técnicas de trabajo, la agricultura y ganadería son Vandier, 1964-1978 y Della Monica, 1980. El
artículo de Bleiberg, 1995 es una adecuada introducción a los problemas de comprensión de la economía
egipcia en general.
131
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Las formas de vida religiosa: creencias y prácticas


La religión egipcia ha sido siempre uno de los aspectos más llamativos y estudiados
de esta cultura, y ha centrado buena parte de la actividad científica egiptológica. Ello se
debe en buena medida a la propia naturaleza de los restos o fuentes que nos han quedado,
fundamentalmente centrados en los temas y motivos religiosos, así como a la típica imagen
tradicional de Egipto como un país volcado en la vida religiosa y particularmente atento a
los cultos y los rituales, tópico éste que tiene su origen en el mundo grecorromano, en los
autores griegas y latinos que dejaron descripciones o impresiones de Egipto y de los
egipcios, y que se ha transmitido hasta nuestros días, gozando de notable popularidad.
Es cierto que buena parte de la vida y de la creación cultural egipcias, la propia idea
de estado y la noción de la realeza faraónica, se encuentran en muy estrecha relación con
lo religioso. Pero se trata de algo similar a lo que sucede con otras civilizaciones de la
Antigüedad, o incluso con pueblos o comunidades de la actualidad que viven inmersos en
estructuras primitivas de pensamiento. Se ha insistido a nuestro entender demasiado en
una supuesta especificidad o carácter básicamente diferente de la religión egipcia, que en
realidad no difiere sustancialmente de otras formas de vida y de mentalidad religiosa,
adaptándose bien a lo que podríamos considerar parámetros universales o generales del
comportamiento religioso. El estudio de las creencias y de las prácticas que ilustraron la
vida religiosa de los egipcios podría así convertirse en un fértil campo donde aplicar los
conocimientos o avances de los estudios de antropología o sociología de las religiones, o
donde intentar superar los estrechos límites o marcos cronológicos y geográficos de una
cultura para establecer comparaciones.
El mundo de los dioses
Los egipcios tenían una palabra de uso muy extendido y popular para referirse de
forma genérica a un dios [n(e)ch(e)r]. Sin embargo, su estudio etimológico no lleva a ninguna
solución respecto a qué entendían de forma general por divinidad.
Se traía de una palabra que quizás pueda relacionarse con «rejuvenecer» (por tanto,
vinculable a renacimiento o inmortalidad) o con el natrón, producto que desempeña un gran
papel en la liturgia y en la purificación. Más significativo es que representa una especie de
banderola o estandarte que se colocaba a la entrada de los santuarios y que ostentaba los
colores o los emblemas del dios del lugar. Otros elementos iconográficos o de escritura que
sirven también para indicar la categoría divina son el halcón en lo alto de una pértiga, o la
cobra en posición erguida (esta última para deidades femeninas fundamentalmente), dos de
los animales que más frecuentemente encarnan a una divinidad Tampoco es extraño
asociar la condición de dios con la representación de una estrella, lo que ha de ponerse en
relación con el componente astral (o estelar) de la religión egipcia en general, que se
remonta a tiempos muy antiguos y que tendrá gran pervivencia. Pero nada de esto sirve
para definir lo divino a los ojos de los egipcios.
Al indagar, por otra parte, en la naturaleza y formas de comportamiento de los dioses,
nos encontramos con que la mayoría de ellos tienen lo que podríamos llamar un ciclo
biográfico natural, con un nacimiento, infancia y madurez, llegando a envejecer e incluso a
pasar por el trance de la muerte. Buenos modelos de esto son las leyendas del nacimiento
e infancia de Horus (dramáticas por la situación especial en que se desarrollaron y por los
peligros que las rodearon), o el célebre ciclo de Osiris, que por excelencia encarna al «dios
que muere» y que al mismo tiempo resucita. La cuestión clave es que se acepta que los
dioses están sometidos a esa concepción cíclica del tiempo que penetra tantos aspectos de
la imagen egipcia del estado y del universo, y que, asimilada a una dinámica (eterna) de
muerte y de renovación, tiene su manifestación natural más expresiva y patente en el ciclo
diario del sol, o en el anual de la vegetación. Por otra parte, los egipcios caracterizan a sus
dioses especialmente por su poder, lo que los coloca muy por encima de la condición
humana y los diferencia claramente. Así es frecuente referirse a ellos simplemente como los
«Poderosos» (sejemu). La potencia divina se asimila a la magia (jekau), y se manifiesta en
que los dioses están dotados de forma múltiple de los principios espirituales básicos (el Ka,
el Ba, etc.); un dios puede poseer vatios Ba, o, como dicen los textos, hasta catorce Ka.
Gracias a ello su poder y eficiencia es incomparable.
Para hacer de alguna forma comprensible, y sobre todo representables, a estos seres
superiores, los egipcios desde los tiempos prehistóricos identificaron a sus dioses con
objetos o elementos de la naturaleza (a veces de tipo cósmico), y sobre todo, con animales.
Aquí está la raíz del aspecto zoomórfico tan típico y perdurable de la religión egipcia, que
tanto llamó la atención, por ejemplo, de griegos y romanos. Con ello no se pretendía tanto
describir o hacer identificable a un dios por su forma sino más bien adentrarse en su
carácter, en su personalidad divina y en lo que serían sus campos o áreas preferentes de

132
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

actuación. Así, por ejemplo, la diosa Hathor es al mismo tiempo una diosa maternal y
amorosa, lo que se adecúa bastante bien a la típica representación en forma de vaca, y una
divinidad que puede encarnar la violencia y la fiereza, a lo que responde su iconografía
como leona. Es decir, la forma animal es un elemento simbólico que nos ilustra acerca de
la naturaleza de la divinidad y que supone un esfuerzo de asociación intelectual
considerable (Hornung, 1985). De todas formas, hay dioses que se representan casi
invariablemente con forma humana, ya desde los tiempos predinásticos, como Seth, Geb,
Ptah, o Min (estos dos últimos se excluyen firmemente de las tendencias zoomórficas).
También desde tiempos muy remotos se hizo patente una tendencia inevitable hacia la
antropomorfización, que derivó en las representaciones mixtas (cuerpo humano y cabeza
animal, por ejemplo) que alcanzaron una gran difusión, aunque nunca desbancaron a las
formas plenamente animalísticas.
Intentar presentar de forma ordenada y lógica el mundo de los dioses egipcios es una
tarea difícil, por no decir imposible. Los propios egipcios se enfrentaron a esta cuestión con
una mentalidad muy diferente a la nuestra y no pretendieron, en general, sistematizar el
universo divino, o fijar en él un orden y unas jerarquías. La religión egipcia no era única, ni
contaba con una sola autoridad que entendiera en cuestiones de mitos y creencias y las
fijara para todo el país y para toda la población. En este sentido, en Egipto había muchas
«religiones» (posiblemente tantas como santuarios de alguna entidad), si entendemos como
tal normas o costumbres de concebir, personalizar y relacionar a los dioses. Como veremos,
no tuvieron reparos en realizar con amplia libertad identificaciones o asimilaciones de
divinidades, o en aplicar de forma indiscriminada epítetos y atributos, yuxtaponiendo o
superponiendo tradiciones míticas que en principio podían ser muy diversas. Por otra parte,
el carácter francamente conservador de la cultura egipcia propició el mantenimiento de los
elementos arcaicos o primitivos, a los que se unen las aportaciones nuevas o las que
resultan de la evolución natural del sistema religioso o de las comprensibles incorporaciones
e influjos.
En un intento por realizar una ordenación atendiendo al lugar nativo de cada deidad,
hubo egiptólogos que propusieron reconocer el carácter originalmente local de los dioses
egipcios, que se entendía como el resultado de una dinámica muy antigua que hundiría sus
raíces en los tiempos prehistóricos precedentes a la unificación. En su lugar originario de
culto cada dios sería la encamación del ser supremo, el creador primordial, el padre de los
demás dioses, por encima del cual no podía haber otro. Hoy día esta propuesta ha sido
contestada por quienes entienden que, sin menoscabo del importante aspecto local que
caracteriza ciertamente a tantas divinidades, existieron desde un principio lo que podríamos
llamar «grandes dioses», complejos en su naturaleza, universales en su función y objeto de
un culto y veneración extendidos por amplias zonas del país, aunque tuvieran obviamente
santuarios principales en lugares concretos. Otra propuesta toma en consideración el
desarrollo histórico como elemento dinamizador de las relaciones en el mundo divino y a su
vez como estímulo en la ordenación del panteón. Se basa en la consideración de que los
dioses de las ciudades que con el tiempo van adoptando posiciones líderes en la política
del país, como capitales o residencias de los soberanos, por ejemplo, se van a beneficiar y
van a ir propiciando una organización del olimpo divino que en definitiva tenderá a consagrar
su primacía. Esto se produjo ciertamente con determinados dioses, como por ejemplo Ptah
de Menfis, y, sobre todo, en el caso de Amón de Tebas, cuyo destino irá unido al
encumbramiento (y caída) de esta ciudad. De todas formas, hay que ser muy cautos con
esta hipótesis, simplemente por la razón de que el mundo de los dioses no es, en ningún
pueblo ni en ninguna cultura, una mera transposición de la evolución histórico-política al
plano divino. La religión es un aspecto de la creación humana que tiene sus propios códigos
y pautas de comportamiento, que se encuentra obviamente en contacto con otros campos
de los que recibe influencias y contiene reflejos, pero que funciona con una dinámica Interna
que le es propia y que sólo con Importantes argumentos y pruebas se puede poner en
paralelo con la alta política.
Lo que sí parece claro es que, dentro del panorama en general abigarrado de la
religión egipcia, se realizaron esfuerzos internos por organizar y adscribir papeles concretos
a determinadas divinidades. Estos esfuerzos tuvieron lugar en grandes centros de culto y
posiblemente son el resultado último de la labor de los sacerdotes, sin que en general
podamos saber qué contienen de reconocimiento de creencias o de mitos de aceptación
popular, o incluso de presiones y de influencias por parte del poder político o de sectores
gobernantes con intereses concretos. De forma muy típica, se trata en principio de crear
parejas de dioses, normalmente de distinto sexo, pero también puede haber parejas de un
mismo sexo (así, por ejemplo, Isis y Neftys, y sobre todo Horus y Seth). Con el añadido de
un tercer dios que asume un papel filial se forma una familia de dioses, o tríada, como en el
caso de Osiris e Isis, con Horus como hijo.
133
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Un paso más, resultado ya de un esfuerzo intelectual y religioso considerable, es la


constitución de grupos de ocho o nueve dioses. Se trata de las famosas Enéadas, quizás el
resultado más acabado en los intentos egipcios de especulación teológica, que se centran
en el problema del origen del mundo, del Universo y de su orden, de todos los seres que lo
habitan y, de forma complementaria, de las relaciones entre las distintas partes o santuarios
de Egipto. En estas cosmogonías, que estudiaremos a continuación, se reconstruye de
alguna forma una historia mítica del mundo, se justifica el estado y el status político y social
existente, y por supuesto se establecen unas jerarquías entre los dioses que tendrán una
gran vocación de difusión y divulgación por todo el país egipcio.
El sistema cosmogónico más acabado y que logró una mayor difusión procede de la
ciudad de Heliópolis y se encuentra centrado en la divinidad solar, que por excelencia es
Ra. Los egipcios tuvieron una clara inclinación hacia el sol como encarnación divina,
inclinación que deriva obviamente de las propias condiciones naturales del país egipcio. Y
ello hasta el punto de que lo asimilarán al dios supremo y creador, rey y padre de los demás
dioses y cabeza del panteón. Por otra parte, lo solar va a contaminar a muchas deidades
egipcias, que irán sufriendo procesos de asimilación con Re y que acabarán adoptando
igualmente rasgos solares innegables. Heliópolis era tenido por uno de los lugares más
sagrados del país. Capital del nomo XIII del Bajo Egipto, se encontraba cercano a Menfis, y
unido al brazo principal de Nilo por un canal. Su emplazamiento tenía una importancia
estratégica indudable, siendo cruce de rutas que conducen desde el valle a la frontera
oriental, hacia el Sinaí. Los egipcios lo denominaban lunu (algo así como «La (ciudad) del
Pilar»), aunque recibía diversos apelativos como el de -Cielo de Egipto», que quizás resalte
la importancia de los cultos astrales. Precisamente el sacerdote supremo de Heliópolis se
llamaba «El Más Grande De Los Que Ven», quizás en relación con la observación de la
bóveda celeste. Aunque hoy día apenas quedan restos de ella (embutida como está en la
actualidad en la gran mole de El Cairo), sabemos que fue objeto de una intensa actividad
constructiva por parte de faraones tan importantes como Djeser, Sesostris I, o Seti I.
En Heliópolis existía desde tiempo inmemorial un sistema religioso original que tenía
en Atum a su dios creador y primigenio, cabeza quizás de un culto en el que las estrellas y
otros elementos astrales tendrían un gran papel. A ello se vino a incorporar y superponer,
en un momento que resulta difícil de determinar, el culto solar a Ra. Además de ello, en
Heliópolis eran objeto de veneración otras figuras divinas, como la Piedra Benben
(encarnación de la colina primordial, y en cuya memoria se yerguen los obeliscos), el pilar
o columna que da nombre a la ciudad (también relacionado con el ciclo), el toro solar Mnevis,
la célebre ave Fénix, etc. De entre los edificios que la adornaban destacaría el santuario
solar dedicado a Ra-Harajty, el templo de Atum y la «Mansión del Benben».
La cosmogonía heliopolitana la conocemos a través de citas o referencias puntuales
y fragmentarias, especialmente provenientes de conjuntos de textos funerarios, sin que por
desgracia tengamos una formulación única y completa. Según esta cosmogonía, en el
principio existían las aguas primordiales (el Nun), un universo oscuro y húmedo cargado sin
embargo de potencia generativa, y en donde se encuentra el dios primigenio Atum. Su
nombre, que significa «Aquel que no es», o «El que está completo», refleja su naturaleza
original atemporal. En un acto de voluntad auto creadora Atum se elevó sobre este océano,
apareciendo entonces en forma astral, como el sol, fuente de la luz. Es en ese momento
cuando se asocia con Re, con Khepri, el dios escarabajo que encarna el momento del sol
naciente, o también con el propio disco solar (el Atón). Hay varias versiones de cómo se
produjo este acontecimiento. Según una de ellas el alzamiento de Atum (versus Ra) se
produjo sobre una colina o primera elevación de tierra, que se identifica con la Piedra
Benben. Otra teoría representa al dios solar naciente como un niño pequeño que aparece
sobre una flor de loto, que se asociaba con el eterno renacimiento y con la inmortalidad,
quizás por su peculiaridad de permanecer cerrada durante la noche y abrirse de día. Hay
otras representaciones más complejas, como la que relaciona esta aparición del dios
creador con un huevo que aparece depositado en la isla del principio, un huevo de ave
acuática, animal relacionado con los medios de marisma, anfibios, que evocan la tierra
emergida, en formación, de los orígenes.
Sea como fuere, el acto inicial de la creación tuvo lugar en Heliópolis, y en él
concurren fundamentalmente Atum y su derivación solar, Ra. Es interesante que los
egipcios conciben una relación complementaria entre esas dos divinidades asociadas para
identificar al creador: Atum es un dios primordial que, por decirlo de alguna forma, da el
primer paso y a continuación permanece inmóvil y estático, en tanto que Ra aparece como
un ente activo que toma la responsabilidad de completar el proceso creador. Para ello surge
el problema, a los ojos de los egipcios de difícil solución, de que no tiene una pareja, una
hembra, con la cual iniciar la cadena de la reproducción. Así se creó la tradición de la
masturbación solitaria (en realidad la mano de Ra aparece adoptando el rol femenino), o del
134
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

estornudo y expectoración, cuyo resultado fue la primera pareja de dioses, Shu y Tefnut,
que se identifican convenientemente (resultado de ese estornudo divino) con el aire y la
humedad. En realidad, Tefnut es el desdoblamiento femenino de Shu, divinidad que tiene
gran importancia en el proceso creativo: dios del espacio y de la atmósfera, será el
responsable de la separación del cielo y de la tierra, acto fundamental de la ordenación del
universo en creación (tal y como se repite, por ejemplo, en los génesis babilónico y bíblico).
Hijos de Shu y Tefnut serán Geb, dios de la tierra (aunque tiene otras funciones importantes,
como la protección y patrocinio de la realeza) y Nut, diosa del cielo, que se representa como
una mujer desnuda cuyo vientre (a veces lleno de estrellas) es realmente la bóveda celeste,
en tanto que sus manos y pies se apoyan en la tierra. De estos dos surgirán los cuatro
dioses del ciclo osiriano, Osiris, Isis, Seth y Neftys, que suponen ya el enlace con la tierra y
el país egipcio y la vida y organización de la comunidad humana (véase más adelante).
Todos estos dioses (que suman nueve) forman la Enéada Heliopolitana (también llamada
Gran Enéada).
Completado el proceso de la creación, Ra se instaló como rey y señor, siendo a él a
quien en última instancia remontará el origen y la naturaleza de la monarquía egipcia,
entendida como linaje solar. Por otra parte, el cotidiano ciclo del sol, con su continuo proceso
de mañana, tarde y noche, inspiró en los egipcios una asociación con la idea de la muerte,
con la convicción de que la resurrección diaria del sol era el camino y la garantía de la vida
eterna de los seres humanos. De ahí proviene el importante papel funerario de Ra, de lo
cual tenemos ya abundantes referencias en los Textos de las Pirámides, y de ahí también
que no sea raro encontrar a Ra como el juez ante el cual deban rendir cuentas los difuntos
antes de pasar al más allá bienaventurado. Origen y responsable de la justicia en la tierra y
del orden y de la armonía del universo (creación suya), Ra es significativamente el padre de
Ma'at, diosa que encarna esos principios de orden y que se convierte en punto de referencia
de la acción del faraón (delegado del dios solar para gobernar Egipto) y de los hombres,
que deben actuar siempre de acuerdo con ella.
El segundo gran ciclo cosmogónico adscribe el protagonismo principal a Ptah. Se
trata de una antigua divinidad que hunde sus raíces en la prehistoria, y que debió buena
parte de su encumbramiento y fortuna a ser dios local de Menfis (véase más adelante). La
etimología de su nombre se puede poner en relación con «abrir» o «esculpir», lo que se
adecuaría bien a un demiurgo y, en cualquier caso, explica su vinculación a las artes, las
ciencias y las técnicas (hasta el punto de que los griegos lo identificaron con Hefaistos). Así,
el sacerdote supremo de su culto era el «Jefe (o Mayor) de los Artesanos»; y en su
representación, casi siempre antropomorfa, como una figura humana envuelta en lo que
parece ser un sudario de lino, se incluye el típico bonete o gorro de los artistas y obreros.
Se trata de una figura muy rica en sincretismos y asociaciones, que convergen bien, como
vamos a ver, en lo que puede ser un dios primordial.
Se le vincula a Sokaris, dios menfita del mundo de los muertos (específicamente
patrono de la necrópolis de Sakkarah, que se denoMina así por él), y a través de éste, a
Osiris. También es asociado con Ta-Tenen (literalmente «Tierra que Emerge»), encarnación
de la colina primordial, dios ctónico, representado a veces en forma de alfarero, que moldea
en el torno el huevo primordial, y con Nefertum, dios de la flor de loto. Incluso a veces
aparece la forma Ptah-Nun, que lo identifica con el caos original y las aguas del principio de
todo. Es evidente que este tipo de asociaciones responden precisamente al papel de
creador y responsable del génesis que le atribuye la cosmogonía menfita, por lo que recibe
apelaciones y epítetos tales como «El gran dios que llegó a ser en el primer momento»,
«Padre de los padres», o «Padre de los Inicios, creador del huevo del sol y de la luna».
Posiblemente debido al carácter de capital que ostentó Menfis desde los inicios de la historia
de Egipto aparece Ptah como dios de la monarquía, relacionado con los atributos y rituales
faraónicos; será llamado «El que está sobre el Gran Trono», y muy especialmente patrocina
ceremonias como la Coronación y la Fiesta de Sed (hasta tal punto que se le llama «Señor
de los Jubileos»), que precisamente se desarrollaban muy frecuentemente en Menfis.
A diferencia de lo que sucede con el sistema heliopolitano, la cosmogonía menfita
nos es conocida fundamentalmente por un único documento. Se trata de la célebre Piedra
de Shabaka, bloque de granito negro que se conserva en la actualidad en el Museo
Británico, en un estado de conservación regular debido a su utilización como piedra de
molino, por lo que parte del texto se ha perdido. El problema básico es su datación, para la
que se barajan argumentos filológicos y religiosos, pues aún hoy hay quienes consideran
que se trata de un texto muy viejo (quizás del Imperio Antiguo), en tanto que otros se
decantan por una fecha tardía, en torno al 700 a.C., fecha de factura de la inscripción. El
texto cosmogónico (también llamado Teología Menfita) sigue en líneas generales el proceso
creador tal y como hemos visto en el sistema heliopolitano, con la diferencia de que el papel
de primer principio divino que inicia la creación recae en Ptah, que se identifica muy
135
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

expresivamente con el medio primordial, del que en última instancia deriva todo (Ptah-Nun).
Posibilitando el nacimiento del sol (Atum-Ra), este dios se convierte en el origen último del
orden del universo. Lo peculiar de todas formas de la Teología Menfita es el modo en que
se produce la creación, que es descrito como un proceso de notable altura en su concepción
intelectual y que revela una capacidad de abstracción que no es frecuente en los textos
religiosos egipcios. Se trata de un proceso de creación por el pensamiento y por la palabra.
Atum nace del pensamiento de Ptah (identificado de forma gráfica con su corazón, para los
egipcios la sede por excelencia del intelecto y de la voluntad), que en forma de orden o
mandato se materializa a través de la palabra, que en sí misma está cargada con toda la
potencialidad mágica que permite que se haga efectiva la creación. De esta forma surgen
los dioses, la tierra y todos los seres que la habitan. Esta convicción en la fuerza creadora
de la palabra es muy típica de la mentalidad egipcia, pero no deja de recordarnos otras
concepciones cosmogónicas de la Antigüedad, desde el verbo divino de los Evangelios,
hasta el concepto del logos creador según la filosofía griega. Por otra parte, Ptah, al mismo
tiempo que primer motor, es presentado igualmente como la encarnación del orden
subyacente a toda la creación y al universo, de forma que da la impresión de que se
encuentra latente en todo lo creado, con una concepción que en muchos aspectos parece
panteísta.
El último sistema cosmogónico que merece la pena presentar se centra en otro de
los tradicionales grandes dioses del panteón egipcio, Thot. Se trata de una divinidad de gran
antigüedad que aparece ya, en su forma de ibis, en los monumentos predinásticos, y que,
aunque originariamente pudo tener un origen septentrional, en el Delta, tiene su santuario
principal en Hermópolis Magna, en Egipto Medio. En principio parece haber tenido una
faceta guerrera destacada, defensor mítico de la barca de Ra y combatiente que elimina a
los enemigos del soberano, pero ya en los Textos de las Pirámides se le asocia con el ciclo
osiriano. Así, se le llama «Aquel que unió los miembros de Osiris- (evidentemente por medio
de la magia); es el ministro y visir de Osiris, entendiendo a este último como rey de Egipto;
en la disputa entre Horus y Seth aparece como apoyo y auxilio del primero, tanto en
episodios concretos dramáticos (Thot repara el ojo de Horus, herido en la refriega, e
identificado con la luna), como en el proceso legal, ante el tribunal de Ra, con que termina
la leyenda. Por otra parte, presenta una asociación muy estrecha con Ra:
Thot es el escriba y secretario del dios solar, su mensajero y ayudante (de ahí que los
griegos lo acaben identificando con Hermes).
De cara a los hombres, es una divinidad polifacética: dios lunar, que preside el ciclo
mensual del astro nocturno, es considerado al mismo tiempo un dios sanador (que cura a
la luna), controlador del paso del tiempo y del calendario (fija los años de vida de los
hombres y de reinado del faraón), así como un dios que tiene que ver con el mundo de los
muertos, al ser el responsable de uno de los grandes procesos de renacimiento cíclico de
la naturaleza (el ciclo lunar, precisamente). Con ello se explica la participación de Thot en
el célebre juicio al difunto que aparece consagrado en la religión osiriana y que tan
frecuentemente se representaba en el Libro de los Muertos. Un aspecto muy popular es el
de dios de la escritura, al que se remonta la creación del sistema jeroglífico, patrono de las
letras y por supuesto de la profesión de escriba. A Thot aparecen vinculados muy
especialmente los Sacerdotes-Lectores, que, como el propio dios, gracias a sus
conocimientos de los textos y de las fórmulas, de los rituales y de las palabras adecuadas
que habían de recitarse en cada caso, aparecen como versados en la magia, la medicina y,
en definitiva, en una sabiduría oculta cuyo uso es al mismo tiempo deseado y temido. No es
extraño que esta peculiar divinidad haya pasado a la tradición grecorromana, y de ahí, a la
herencia moderna del mundo clásico, en la figura de Hermes Trismegisios y en el cuerpo
de doctrinas herméticas.
Hermópolis Magna (en egipcio Jmun, hoy El Ashmunein), capital del nomo de la
Liebre, es el centro religioso en donde se configura una versión del origen del mundo que
recibe por ello el nombre de cosmogonía hermopolitana. Se trata de un sistema muy antiguo,
del cual hay ya vestigios en los Textos de las Pirámides, y que presenta la particularidad de
situar la colina primordial en Hermópolis (y no en Heliópolis, como normalmente se hace).
Según éste, en las aguas del Nun se encontraban ocho dioses (la llamada Ogdoada-Los
Ocho-de Hermópolis) que encarnan cuatro elementos básicos (la humedad, la oscuridad, el
vacío y lo oculto o escondido) de los que se entiende que puede provenir la vida y que se
relacionan fácilmente con el ambiente acuoso y anfibio anterior a la creación. Dichas
divinidades se organizan en cuatro parejas divinas, representadas por figuras de ranas y
serpientes, animales propios del medio ambiente citado. Bajo la inspiración de Thot,
asumirán el papel demiúrgico inicial, creando la colina primordial, llamada aquí Isla del
Fuego (quizás porque en ella nace la luz y el sol); sobre esta lengua de tierra crecerá la flor
de loto o se depositará el huevo primordial, con lo que se asiste ya al nacimiento de la
136
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

divinidad solar. Thot es considerado el jefe de estos ocho dioses primordiales (con los que
forma la Enéada Hermopolitana), por lo que es llamado «Padre de la Ogdoada», y de alguna
forma, se entiende que existía ya en las aguas del Nun, antes de que todo el proceso de
creación, alentado por él, se pusiera en marcha.
Tras la presentación de los grandes ciclos cosmogónicos, tenemos que detenernos
necesariamente en Osiris. No sólo se trata de la divinidad mejor conocida y que disfrutó de
mayor popularidad, al menos a partir de un determinado momento, sino que también
protagoniza un ciclo mítico amplio que aglutina a otros personajes del panteón. Además,
Osiris es un dios que sobrepasó las fronteras de Egipto, cuyo culto se difundió por todo el
mundo mediterráneo en la época grecoromana y que, por ello, ha dejado huellas
importantes en el arte, la religión y la literatura clásicas, como veremos. A lo largo del valle
del Nilo había muchos santuarios dedicados a Osiris. Uno de ellos era Busilis (topónimo que
significa «Casa -o templo- de Osiris»), lugar muy relacionado con el pilar Djed, uno de los
más comunes símbolos de este dios. De aquí procede quizás la tradición que hace de Osiris,
como veremos, un primitivo rey de Egipto. Sin embargo, la ciudad santa por excelencia era
Abidos, en el Alto Egipto, donde Osiris parece asociarse a un primitivo dios chacal de los
muertos, llamado Jenty-Imentiu («El primero de los Occidentales»), de donde derivará en
buena medida la faceta funeraria de este dios.
El ciclo mítico de Osiris y la leyenda osiriana son en general bien conocidos gracias
a la atención que recibieron por parte de autores clásicos, especialmente Plutarco de
Queronea, que dejaron buenas descripciones y escritos al respecto. Osiris es hijo de Geb y
sucesor de éste en el linaje divino que gobierna Egipto. Su reinado se presenta como una
época idílica, en la que este benéfico rey-dios asume el papel de civilizador, que enseña a
los hombres la agricultura y les proporciona las técnicas y los recursos para que mejoren su
vida. Sin embargo, la traición y la muerte van a aparecer, dando un tinte dramático a la
situación. El hermano de Osiris, el dios Seth, conspirará contra él, y lo asesinará. La forma
en que se realizó el crimen varía según las versiones, pero una de las más antiguas y sin
duda significativa presenta al dios ahogado, flotando su cuerpo en las aguas del Nilo. Isis,
su hermana y esposa, emprenderá la búsqueda del cadáver, en compañía de Neftys. Entre
ambas, y con el concurso del dios chacal Anubis, dios de los muertos que se relaciona muy
especialmente con el proceso de momificación, reconstruyen el ya deteriorado cuerpo, que
por medio de las artes mágicas de Isis es resucitado. Osiris recibirá finalmente justicia ante
el tribunal de los dioses, presidido por Re, que condena a Seth, pero no volverá a reinar
entre los hombres, sino que descenderá al mundo de los muertos, donde se instalará como
señor y juez. Antes de ello habrá engendrado un hijo en Isis. Se tratará de Horus, que
vengará a su padre en una célebre contienda con Seth y que finalmente se instalará en el
trono quedando como origen del linaje de los faraones.
Al núcleo de la leyenda que acabamos de presentar se añadieron muchos elementos
o variantes a lo largo de la historia. Así, en la época grecorromana era muy popular la versión
según la cual Seth mató a su hermano encerrándolo en un cofre que se adaptaba
perfectamente a su cuerpo, y que así será el primer sarcófago. Otra tradición presenta a
Seth descuartizando a Osiris y esparciendo sus miembros por todo Egipto, lo que explica
que por todo el valle del Nilo haya santuarios que reclamaran ser el lugar en el que fue
enterrado tal o cual parte del dios. En Abidos, el santuario principal, se entendía que quedó
enterrada su cabeza. A veces los himnos religiosos a Osiris contienen alusiones claras al
mito, que ilustran lo que acabamos de desarrollar:
Salve, Osiris, señor de la eternidad, rey de los dioses, de múltiples nombres, de
sagradas manifestaciones, de secreta imagen en los templos... Su hermana es su
protección, la que aleja a los enemigos, la que reprime los disturbios por medio de la eficacia
de su boca. De lengua excelente, cuya palabra no se equivoca, eficaz de mandato, Isis la
benéfica, protectora de su hermano, buscándolo sin desfallecer, que vagó por esta tierra
lamentándose, sin tomar reposo hasta que lo encontró. Hizo sombra con su plumaje, produjo
viento con sus alas y haciendo gestos de júbilo se unió con él. Alejando la languidez de
aquel que tenía el corazón cansado, recibió su semilla y concibió un heredero. Crió al niño
en la soledad, sin que se conociera el lugar en que estaba. Cuando su brazo fue fuerte lo
presentó en la Gran Sala de Geb. La Enéada de los dioses estaba exultante:
«¡Bienvenido, hijo de Osiris, Horus, de corazón firme, justificado, hijo de Isis,
heredero de Osiris!» El tribunal de Ma'at se reunió para él la Enéada de los
dioses, el mismo Señor del Todo, y los Señores de Ma'ar, unidos en él, que
evitaron la maldad, sentados en la Gran Sala de Geb, para entregar la dignidad
(real) a su señor, la realeza a quien justamente pertenece. Horus fue encontrado
justificado. Se le entregó la dignidad (real) de su padre y salió coronado, de
acuerdo con lo que Geb ordenó. Recibió el gobierno de las dos orillas, quedando
la corona blanca fijada en su cabe» ... (Trad. J. M. Serrano, 1993)
137
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Tras todas estas leyendas se esconde una de las personalidades divinas más ricas
del panteón egipcio. Osiris es en principio un dios de la fertilidad y de la renovación de la
naturaleza vegetal. En su vida se recrea la experiencia de la muerte y de la resurrección
que de alguna forma reproducían el ciclo del cereal, con el que se identifica con frecuencia.
Osiris es -aquel que hace crecer el trigo y la cebada». Su propio cuerpo es entendido como
la tierra generadora de vida, representado frecuentemente erizado de espigas. Así, quedará
identificado con la tierra negra fértil del valle, en oposición a la tierra roja, el desierto, los
dominios de Seth, su siempre amenazante rival. De ahí que el arte acostumbre a
representarlo con la piel de color negro o verde. No es extraño que sobre esta base Osiris
se haya convertido en un dios de los muertos, involucrado en la resurrección en el más allá
y en la pervivencia eterna. El mito osiriano, su culto y las creencias asociadas gozaron de
una enorme aceptación y popularidad en Egipto, popularidad que hizo que traspasara las
fronteras del país, como dijimos, extendiéndose por todo el mundo grecorromano. Una de
las claves de su éxito está sin duda en que el tema presentaba en sí los suficientes
elementos dramáticos como para mover a la gente llana, y al mismo tiempo incluía imágenes
y símbolos de resonancias universales, relacionados con los grandes temas (la muerte y la
renovación de la vida) que resultarían atractivos para los espíritus más ilustrados. Pero
además el drama de Osiris ofrecía una carga moral importante: consagraba el triunfo de la
justicia y de la verdad contra los elementos negativos que constantemente amenazan, y
proporcionaba así un camino de esperanza a quienes depositaban en él sus convicciones y
su fe.
Hay otros muchos dioses obviamente incluidos en el panteón egipcio, y sería
imposible (e innecesario) pasar revista a todos. No obstante, de entre las grandes
divinidades, extendidas por todo el país y objeto de veneración especial, merece la pena
que destaquemos algunas. Horus, por ejemplo, es un dios cuya personalidad no se agota
en el papel filial que le corresponde, como vimos, en el mito osiriano. Originariamente es
quizás una divinidad celestial del Delta y debe su fortuna principal a su asociación con la
figura del monarca ya desde los últimos tiempos del Predinástico y con las primeras
dinastías. Por otro lado, hay muchas divinidades que se encarnan en un halcón y que de
una u otra forma se pueden asociar a este dios, como el Horus de Edfú, de clara adscripción
solar, que forma pareja con Hathor y que tiene una faceta agresiva muy destacada, como
guerrero divino que derrota a los enemigos de Ra. Hathor es precisamente, junto con Isis,
una de las divinidades femeninas más conocidas. Básicamente es una divinidad celestial,
muy frecuentemente representada como una vaca, aunque, como vimos, antropomorfizada
ya desde tiempos muy tempranos. Diosa del amor y del placer sexual, su culto se relaciona
especialmente con bailes y danzas, siendo el sistro uno de sus objetos representativos.
También aparece en ocasiones bajo un aspecto terrible y feroz, adoptando la forma de una
leona; es entonces el «Ojo de Ra», que fulmina con su fuego y que se identifica con el
uraeus en la frente de los dioses y de los reyes. Por otro lado, tiene una faceta funeraria
importante, ya que como encamación del cielo que es, ella engulle al sol cada tarde para
permitir su renacimiento (y resurrección) al amanecer.
Min de Koptos es una antiquísima divinidad, atestiguada desde los primeros tiempos
dinásticos, especialmente relacionada con la fertilidad, en cuyo honor se llevaban a cabo
elaborados rituales y festividades de tipo agrario. Se le representaba muy apropiadamente
como una figura masculina itifálica, y el hecho de que el centro principal de su culto, en
Koptos, se localizara a la entrada del wadi Hammamat, lo convirtió en señor de los desiertos
orientales, patrono de las riquezas que allí se encerraban y protector de la actividad egipcia
en la zona. En Elefantina, en el extremo sur, se localizaba el santuario a otra importante
divinidad, Jnum, dios con cabeza de carnero que tiene que ver con la crecida del Nilo, que
para los egipcios tenía su origen en la zona de la I° Catarata; también aparece vinculado a
los nacimientos: se trata del dios que moldea, en el torno del alfarero, a la nueva criatura
que va a nacer y le concede la fuerza y energía vital.
Junto a lo que hemos dado en llamar -grandes dioses» la religión egipcia ofrece un
gran número de divinidades menores, que muchas veces ni siquiera tenían templos o
santuarios construidos, y que sin embargo gozaban de una gran popularidad y encauzaron
buena parte de las inquietudes religiosas de la población egipcia. Se trata de divinidades
muy especialmente vinculadas a los problemas cotidianos de la salud y del bienestar, o a
cuestiones como la maternidad y el trabajo. Quizás uno de los más conocidos sea Bes, de
grotesca apariencia, que adopta la figura de un enano deforme, que saca la lengua, itifálico
y adornado con un bárbaro tocado que delata su origen africano o nubio, y que sin embargo
aparece representado por doquier en las casas, los objetos domésticos, en los útiles y en
las herramientas. Tueris era una divinidad que aparecía en la forma de un hipopótamo
hembra preñado, lo que se ajusta bien a su papel de protectora de la fecundidad femenina
y específicamente diosa de los nacimientos. Los genios de los campos y dioses de la
138
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

agricultura, como la serpiente Renenutet, gozaron de un lógico reconocimiento en los


ámbitos campesinos. A ello podríamos añadir la divinización de determinadas personas
notables, que, como si de santos se tratara, acaban entrando en el panteón, recibiendo culto
y siendo objeto de una veneración popular a veces muy prolongada. El caso más destacado
es el de Imhotep, el ministro de Djeser (dinastía III), pero también podemos mencionar a
Amenhotep, el hijo de Hapu, de la dinastía XVIII, o Hekaib, notable de Elefantina en cuyo
honor se construyó un santuario que funcionó durante el Imperio Medio.
La liturgia y el culto
El marco de la actividad litúrgica es por excelencia el templo, elemento arquitectónico
de amplia tradición en la cultura egipcia y que proporciona, junto con las tumbas y
necrópolis, los vestigios más espectaculares del pasado faraónico. El templo es entendido
ante todo como la residencia del dios; allí vive, recibe las muestras de devoción de su* fieles
(las ofrendas) y hasta se diría que protagoniza una vida cotidiana similar a la de cualquier
gran señor o al soberano. Pero, por otra parte, el templo es también una entidad animada,
con vida propia, una transposición simbólica del cosmos y del orden del universo. Según el
modelo clásico que se consagra en el Imperio Nuevo, el templo-tipo aparece ordenado
según un eje horizontal, a partir de los pilonos que encuadran la puerta de acceso principal,
que da paso a un vasto patio o espacio a cielo abierto. Atravesándolo accedemos a una o
varias salas de columnas (las llamadas salas hipóstilas), que conducen a la parte más oculta
e inaccesible del templo, donde se encuentra la hornacina o capilla que encierra la estatua
de la divinidad. A través de ese eje alargado se dibuja un camino o vía de acercamiento al
dios, al que finalmente sólo tendrán acceso unos pocos elegidos. El progresivo descenso
del techo a medida que avanzamos hacia el santuario y la elevación del suelo, en un
ambiente de creciente oscuridad, acentúa la sensación de misterio y respeto, al mismo
tiempo que evocan el ambiente sin luz y la colina primordial desde donde comenzó la
creación. La variante más importante a este modelo es el tipo de templo solar, tan extendido
durante la dinastía V, que, con un esquema mucho más abierto y luminoso, consagra la
veneración del astro rey por encima de todas las cosas. No hay que olvidar, por otra parte,
las Tradiciones litúrgicas y arquitectónicas locales, de las que resultaban tipos de capillas,
templetes o santuarios en general menores y objetos de un culto de ámbito regional o
comarcal, que podían ser de formas muy variadas, pero de los que por desgracia
conocemos muy poco.
Protagonista humano principal del culto es el sacerdote, uno de los tipos más
característicos del mundo egipcio, que despertó un gran interés y admiración por parte de
los viajeros de la época grecorromana, que hicieron de él un modelo de sabiduría y de
piedad cuyos ecos han llegado hasta nosotros. Y sin embargo hay que señalar que para los
egipcios el único intermediario suficientemente sagrado y digno para acercarse a los dioses
es el faraón, tocado asimismo por la calidad divina. Los sacerdotes actúan básicamente
como delegados suyos, y por ello la función sacerdotal es entendida en principio como un
aspecto más del servicio al estado (es decir, al soberano), siendo, en las etapas más
antiguas de la historia egipcia, una obligación más de los notables, funcionarios y
cortesanos, dentro de la red de lealtades y actuaciones que dependen del faraón. Sólo en
tiempos más avanzados, a partir quizás del Imperio Nuevo y sobre todo en la Época Tardía,
se podrá hablar de una auténtica casta o sector específico sacerdotal, que irá
incrementando su poder y acabará por hacer sombra, en algunos momentos, a la propia
institución monárquica. No olvidemos que de los templos dependen grandes cantidades de
tierra, de recursos y de personas, y que, en torno a algunos santuarios particularmente
destacados, como el de Amón en Tebas o el de Ra en Heliópolis, se va a producir una
afluencia continua de prebendas y de riquezas.
Por todo esto el soberano debía tener buen cuidado en la elección y el nombramiento
de las altas jerarquías sacerdotales (especialmente el Sumo Sacerdote o Primer Profeta,
como se le llama). En los grandes centros religiosos ostentaban títulos especiales: así, como
dijimos, el sacerdote supremo de Ra en Heliópolis se llamaba -El Más Grande de los Que
Ven-, y el de Ptah de Menfís era el «Superior de los Artesanos-. Por debajo existía todo un
abigarrado y nutrido sector sacerdotal que se organizaba según principios jerárquicos. Una
de las figuras más estimadas era el Sacerdote-Lector, encargado de los textos y de su
custodia, así como de la lectura y de los recitados prescritos durante la realización del acto
litúrgico; conocedor del secreto de la escritura, se le considerará a la vez mago y médico,
letrado que tiene acceso a la sabiduría de los escritos y las fórmulas mágicas y curativas.
El sacerdote Sem se encargaba de la preparación y la presentación de las ofrendas
apropiadas, que en sí constituyen el núcleo de la liturgia. A un nivel más inferior se
encuentran los «Puros» (sacerdotes Uab), que forman un sector abigarrado encargado de
muy variadas funciones: establecen la pureza de las víctimas que han de ser sacrificadas,
139
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

han de portar las andas con la imagen del dios en las salidas procesionales, etc.
Para cumplir con religiosa eficacia su labor, los sacerdotes se han de someter a unas
normas y cumplir con unos rigurosos requisitos de purificación. Esto se lograba
fundamentalmente por medio de abluciones, por lo que un estanque o lago adecuado para
ello solía ser un elemento presente en los grandes santuarios. También se purificaban con
la aplicación de diversos productos, como el natrón, apropiado para la limpieza corporal. El
vello se consideraba impuro, de forma que el sacerdote se sometía a una depilación
completa, que le daba ese particular aspecto con la cabeza afeitada (de todas formas, se
trata de algo que sólo se generalizará a partir del Imperio Nuevo). Igualmente debía
abstenerse de ciertos alimentos y de relaciones sexuales durante el período litúrgico, y tenía
que llevar una vestimenta y calzados adecuados (en los que se valoraba mucho el blanco,
color sagrado que evocaba al sol).
La liturgia egipcia se puede considerar a dos niveles. Por un lado, se encuentra la
liturgia cotidiana, el culto diario que se debía desarrollar en todos los santuarios y que en
general seguía un ritual común, que acusaba, como veremos, una fuerte influencia de los
cultos solares. Había lo que podríamos llamar un servicio de la mañana, en el que el dios
era ritualmente despertado, se cuidaba y alimentaba su imagen, se le rendía veneración, y
se le presentaban las ofrendas que estimularían la acción eficaz de la divinidad. Este primer
momento cultual se desarrollaba hacia el amanecer, de forma que se produjera una
evocadora coincidencia entre la aparición de los primeros rayos solares y el despertar del
dios. Al mediodía se realizaba otro acto similar, coincidiendo con el cénit solar; con el
crepúsculo se producía la última ceremonia, en la cual la divinidad era de nuevo encerrada
en el santuario o capilla, quedando preparada convenientemente para pasar el tiempo de la
noche.
Esta cotidiana regularidad se veía alterada por las grandes jornadas de fiesta
religiosa que marcaban los momentos más importantes del calendario y del año litúrgico, y
que conmemoraban generalmente episodios fundamentales de los mitos o leyendas
asociados con la divinidad. Para darles aún más resonancia, muchas veces coincidían tales
fiestas con momentos importantes del ciclo anual natural (por ejemplo, con el inicio de la
crecida) o del año agrícola (la cosecha). Se trataba de grandes celebraciones en las que
participaba toda la población, y eran por lo tanto muy populares. Muchas veces se centraban
en la salida procesional de la imagen de la divinidad, que podía recorrer los alrededores del
santuario, las calles de la ciudad, o incluso desplazarse a distancias considerables para
alcanzar algún templo próximo y visitar a otro dios. La imagen era llevada en unas andas,
que tenían forma de barca, normalmente encerrada en una especie de templete ligero que
ocultaba la imagen a la multitud. Si debía cubrir una gran distancia, podía embarcarse y
surcar el río seguida por otras embarcaciones donde se concentraban los fieles. Era famoso
el Festival de Opet, en Luksor, con Amón y las divinidades tebanas como protagonistas.
También lo era el Festival de Min, muy vinculado obviamente a la fertilidad, o el de Hathor
de Denderah, que se desplazaba nada menos que hasta Edfú para reproducir las nupcias
sagradas con Horus. En estas celebraciones se llevaban a cabo dramatizaciones que
representaban episodios de las leyendas divinas, y la presencia de público y la participación
popular eran características. Buen exponente de esto (aunque adscribiéndose obviamente
a una época muy tardía) es el testimonio de Heródoto:
(Refiriéndose a la fiesta en honor a Isis en Busiris) ... Después del sacrificio todos
los hombres y mujeres, cientos y cientos de personas, se dan golpes en el pecho
en señal de duelo (un piadoso respeto, sin embargo, no me permite decir por
quién se dan esos golpes). Y todos los caños que hay residiendo en Egipto hacen
todavía más que esos fieles, por cuanto llegan a sajarse la frente con sus
cuchillos y en ello se les nota que son extranjeros y no egipcios.
Cuando se reúnen en la ciudad de Sais para las celebraciones en una noche
determinada, todos encienden al raso muchas lámparas dispuestas en círculos alrededor
de sus casas. Esas lámparas son unas páteras llenas de sal y aceite y en su superficie
emerge la mecha propiamente dicha, que arde durante toda la noche. Esta festividad recibe
el nombre de -Fiesta de Las Luminarias». (Y refiriéndose a los rituales de Papremis dice:)...
A la caída de la tarde, mientras que unos pocos sacerdotes, alrededor de la imagen, se
quedan a su cuidado, la mayoría de ellos, provistos de mazas de madera, se apostan a la
entrada del santuario; y, por su parte, otros creyentes, en número superior al millar, que
cumplen con ello unos votos a la divinidad, se apiñan en la parte opuesta del santuario,
provistos también cada uno de ellos de una estaca... Pues bien, los escasos sacerdotes que
se habían quedado al cuidado de la imagen arrastran una cañeta de cuatro ruedas que lleva
la capilla y la imagen que hay en su interior; entonces los sacerdotes que hay apostados en
los pilonos no les dejan entrar, pero los cofrades acuden en socorro del dios y golpean a los
sacerdotes, que repelen la agresión. Se organiza entonces una enconada pelea a
140
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

garrotazos, se rompen unos a otros la cabeza y muchos -me figuro- hasta deben morir a
consecuencia de Sus heridas, si bien los egipcios me aseguraron que no moría nadie
(Heródoto, Historia, II, 61-63, extractos. Trad. C. Schrader, 1977)
Estas festividades, que implican, como vemos, una amplia participación popular,
pueden suscitar la pregunta de cuáles eran realmente las vivencias religiosas de los
egipcios, al margen de los rituales prescritos que se repetían de forma mecánica con
regularidad. Se trata en definitiva de plantearnos la cuestión de la devoción de los egipcios
hacia los dioses y de la piedad personal, problema que en los últimos años ha generado
una importante actividad de estudio e investigación. La verdad es que, para las etapas
primeras del desarrollo histórico, el Imperio Antiguo y el Imperio Medio, la evidencia es
escasa. Normalmente la atención se ha centrado en el Imperio Nuevo, sobre todo en la
época Ramésida, que contempla un florecimiento de la documentación y las referencias
relativas a la piedad personal, en una evolución que tiene paralelos con lo que está pasando
en otros sistemas religiosos del Próximo Oriente. Es posible también que la experiencia de
Amarna contribuya de alguna forma a este fenómeno, con la nueva sensibilidad de cara a
la divinidad que trató de difundir. En los textos, el acento se pone en la intimidad y
proximidad con un dios que premia y castiga, que puede influir en el destino individual
humano. El fiel se ha de poner en las manos del dios, ha de hacerse un hombre piadoso, y
de esta manera podrá provocar una acción benéfica y salvadora ante una vida que parece
escapar a las propias capacidades personales. Hacerse humilde, permitir que el dios le oiga,
que de alguna forma se haga presente, son constantes en esta forma de piedad. Se trata
de un movimiento de alcance bastante amplio, que se refleja en cartas, plegarias y obras
de altura literaria como La Sabiduría de Amenemope, y que, a niveles populares, se
manifiesta en la devoción a capillas, estatuas o lugares oraculares, o sencillamente en los
cultos domésticos a las «pequeñas» divinidades (como Bes, que es entendida como
preocupada realmente por los problemas de la vida diaria).
Las creencias y las prácticas funerarias
Como hemos tenido ocasión de poner de manifiesto en más de una ocasión, el
funerario es uno los aspectos mejor conocidos y al que se le suele asignar una posición
central dentro del conjunto de la religión egipcia. Las condiciones naturales del país
contribuyeron a una muy buena conservación de las tumbas, los ajuares y por supuesto,
también, de los cuerpos o momias. Los egipcios, además, que convivían con la inmediatez
de un desierto que significaba la esterilidad y la muerte en oposición a la fertilidad y la fuerza
generadora de la tierra del valle, tuvieron una experiencia muy intensa de lo que significaba
el fin de la vida. Para ellos la muerte suponía básicamente una crisis en la que se producía
una dislocación de todos los componentes del individuo, entre los que estaban el propio
cuerpo (jet) y toda una serie de principios espirituales o de energías inherentes a la
condición humana (el Ba, el Ka, el Aj, etc.) que, personalizados, se separaban del cuerpo.
Todo el conjunto de rituales y prácticas funerarios estaba destinado a garantizar la
reunificación de esas partes y a asegurar su existencia conjunta y feliz, esta vez por toda la
eternidad.
El destino del difunto bienaventurado y la concepción del más allá (o paraíso) al que
va a parar no se presentan siempre de la misma manera, sino que reflejan la yuxtaposición
de creencias y de tradiciones religiosas funerarias. Por un lado, una interpretación muy
antigua y popular, que queda bien recogida por ejemplo en los Textos de las Pirámides,
sitúa en el cielo el lugar de reposo de los bienaventurados, que se manifiestan como puntos
luminosos o estrellas en el firmamento nocturno (míticamente asimilado al cuerpo celestial
de la diosa Nut). A él asciende el alma en forma de pájaro, o por medio del humo de las
ofrendas, o de una forma más prosaica por medio de una escalera cuyo acceso es
celosamente guardado por Seth o Sekhmet (diosa leontocéfala temible por su ferocidad).
Según otra versión, el más allá se situará en el Poniente, donde reinarán dioses como Jenty-
Imentiu, asociado, como vimos, con Osiris. La cotidiana desaparición del sol hundiéndose
en el horizonte occidental en el crepúsculo sugirió su identificación con el destino de los
difuntos, que se sitúa así en el mundo subterráneo, oscuro, temible, y que se presenta
poblado por seres extraños y de pesadilla. A estas creencias se vienen a superponer las
doctrinas osirianas. Reproducir en el cuerpo del difunto todo el proceso de recomposición y
de revitalización mágica a que fue sometido Osiris garantizará la resurrección y una vida
eterna afortunada, hasta el punto de que el muerto queda asimilado a ese dios y se le
llamará «El Osiris X (=el nombre personal del individuo)».
El destino que se le abre entonces al bienaventurado está lleno de posibilidades y de
dichas. Asimilado a una deidad, puede compartir el día y convivir con los grandes dioses.
Así, tendrá acceso a la Barca de Ra, pudiendo incorporarse al séquito del rey de los dioses
y acompañarle en su cotidiano ciclo cósmico. O bien puede instalarse en el País de los
141
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Bienaventurados, tierra que reproduce en forma idealizada las condiciones de vida de la


propia tierra egipcia, donde la palmera y los árboles florecen y proporcionan fresca sombra,
donde los canales y estanques proliferan, para que el difunto apague su sed, y donde las
espigas crecen de forma inusitada, altas y cargadas de grano. El muerto puede llevar en el
más allá la vida de una gran terrateniente, supervisando sus tierras y su ganado, dando
órdenes a su servidumbre, o sencillamente reposando en espléndidas mansiones o
entreteniendo su tiempo con la caza y la pesca en las marismas del Paraíso.
Antes de llegar a eso, sin embargo, se tiene que pasar por un momento crítico,
inmediatamente tras la muerte, que se centra en el famoso juicio ante Osiris. Se trata de
una creencia muy antigua, que en principio adscribía el papel de juez al dios Ra, o incluso
a Geb, aunque en su forma más conocida y generalizada el proceso tenía lugar ante Osiris.
Es uno de los motivos favoritos representados en los papiros funerarios del Imperio Nuevo
y de tiempos posteriores: ante una corte de 42 jueces divinos, presididos por Osiris, que
aparece asistido por Isis y Neftys, es introducido el difunto, normalmente de la mano de
Horus o Anubis; el elemento central que preside la escena es una balanza, en uno de cuyos
platillos se coloca el corazón del muerto, y en el otro, el símbolo o la figura de la diosa de la
armonía y de la justicia (Ma'at). Thot actúa como escriba y secretario, tomando nota del
resultado. Si éste era favorable, el difunto pasaba finalmente a convertirse en un
bienaventurado. Si no, su destino era miserable, errando por toda la eternidad sin descanso
ni alimento o incluso ofrecido para ser devorado a una terrible criatura, mezcla de cocodrilo,
león c hipopótamo, que parece asistir al juicio con un interés peculiar.
Los rituales efectivos que acompañaban al enterramiento y al funeral están
particularmente centrados en la conservación del cuerpo, entendido, como dijimos, como el
soporte necesario para la pervivencia plena del individuo más allá de la muerte. De ahí
proviene la famosa práctica de la momificación, técnica que es el resultado de siglos de
experiencias e incorporaciones y que alcanzará quizás su mejor momento en el Imperio
Nuevo. Heródoto recoge que había hasta tres tipos diferentes de momificación, y aunque
se traía de una noticia tardía, está claro que la técnica era cara y que en su forma más
completa requería el concurso de varias personas y de productos y materias escogidos, por
lo que no estaría al alcance de todos los egipcios. El embalsamamiento es entendido ante
todo como un proceso mágico-religioso, que posibilita la conversión del difunto en inmortal
y que garantiza su paso a un más allá bienaventurado. Ello explica que los encargados del
mismo sean fundamentalmente sacerdotes, personajes que asumen el papel (y que incluso
se llegan a disfrazar) de los protagonistas del drama osiriano. Así, el principal de ellos es el
«Superior de los Misterios», que se identifica con Anubis, patrono de la momificación y del
gremio de embalsamadores. Otro de los participantes es el «Canciller Divino», que asume
el papel de Horus, el hijo de Osiris. También concurrían todo un conjunto de subalternos,
conocedores de anatomía, de técnicas quirúrgicas y químicas, que llevarían el peso
fundamental del trabajo. El proceso duraba entre 40 y 70 días, no tanto por necesidades
técnicas, sino porque había que guardar unos plazos y períodos fijados ritualmente. De ahí
viene la fórmula: «Una hermosa sepultura te llega en paz, tras haber pasado setenta días
en el lugar del embalsamamiento».
Una vez preparado para la inmortalidad el cuerpo, se organizaban los funerales. Un
cortejo procesional trasladaba la momia al sepulcro. Uno de los momentos más importantes
y simbólicos era la travesía del Nilo, hacía la orilla en que se situaba la necrópolis (por lo
general en la margen occidental); dicha navegación recreaba el viaje que el difunto estaba
emprendiendo al país de tos muertos. Ante la entrada de la tumba se organizaba un
espléndido banquete y se procedía a ejecutar los ritos finales. Uno de los más destacados
era la «Apertura de la Boca», ceremonia por la cual se suponía se le devolvía al cuerpo los
sentidos de que había gozado en la vida (vista, oído, gusto, habla, etc.). Finalmente se
depositaba el cuerpo en el sarcófago, en la cámara preparada a tal efecto en la tumba. Esta
era entendida como la casa de eternidad, por lo que debía ser sólida y duradera, así como
segura, para guardar para siempre la momia y el ajuar. Lo que contiene la tumba es con lo
que el difunto contará para su bienestar, lo que justifica la riqueza y la variedad de objetos
que allí aparecen: muebles, armas, alimentos, ropas, joyas, etc. Muy interesantes son los
llamados uchebtis (literalmente los «respondientes»), pequeñas figurillas antropomorfas que
se convierten en servidores del difunto y que le han de descargar de cualquier trabajo en el
más allá. Así el capítulo VI del Libro de los Muertos dice:
Fórmula para hacer que un uchebti trabaje por un hombre en el reino de los
muertos:
¡Oh, uchebti a mi asignado! Si soy llamado o soy destinado a hacer cualquier
trabajo que ha de ser hecho en el reino de los muertos, si ciertamente además
se te ponen obstáculos como a un hombre en sus obligaciones, debes destacarte
a ti mismo por mí en cada ocasión de arar los campos, de irrigar las orillas, o de
142
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

transportar arena del este al oeste: «Aquí estoy», habrás de decir (Trad. J. M.
Serrano. 1993)
También son muy importantes los amuletos de protección mágica, que se
representaban por todos lados y se llegaban a situar también sobre el propio cuerpo
momificado, como el escarabeos de corazón, del tamaño de un puño, en piedra o cerámica,
grabado también con textos del Litro de los Muertos, y que estaba destinado a representar
al difunto, especialmente en el trance del juicio osiriano.
La tumba y el difunto no debían ser olvidados. Había que vigilarlos y cuidarlos, y
sobre todo debían recibir ofrendas periódicas y ser objeto de un culto considerado
fundamental para el bienestar del muerto. Tales obligaciones recaían naturalmente en la
familia, especialmente en el hijo mayor o heredero. De todas maneras, con el paso del
tiempo se hizo habitual el encargar de esas cuestiones a profesionales, fundamentalmente
a los sacerdotes funerarios llamados «Servidores del Ka», que recibían una paga o que
gestionaban una fundación funeraria específicamente establecida para el mantenimiento de
esa tumba, Estas fundaciones se convertirán en una institución muy típica, que derivó o
canalizó importantes riquezas que de esta forma eran administradas en función de ese culto
a los difuntos.
Todas estas prácticas que acabamos de describir, obviamente, sólo estaban al
alcance de las capas altas de la sociedad egipcia, de una élite que es precisamente la que
aparece reflejada en la inmensa mayoría de mausoleos o tumbas. Conocemos muy poco
acerca de los enterramientos y creencias funerarias de las clases populares, especialmente
de la gran masa campesina. Está claro que no tuvieron ocasión de preocuparse tanto por
sus tumbas y que, por ello, serían muy humildes y no habrían superado el paso del tiempo.
Lo más probable es que el típico enterramiento pobre de cualquier período de la historia de
Egipto no difiriera grandemente de las simples prácticas que se atestiguan ya en el
Predinástico (un agujero en la arena en donde se depositaría el cuerpo, en forma
posiblemente contraída, envuelto en una tela o una piel de animal, y con escaso o nulo
ajuar). Aun así, sabemos de la existencia de tumbas colectivas o cámaras donde los cuerpos
se apiñaban a docenas, de una forma a veces muy grosera. Otra práctica modesta consistía
en elaborar pequeñas figurillas momiformes o modelos de sarcófago en madera (en los que
a veces se hacía escribir un nombre) y enterrarlo en una necrópolis cerca de una tumba
noble o de algún personaje importante, con la esperanza de poder participar de los
beneficios que ese enterramiento de lujo suponía o incluso pensando compartir así las
ofrendas y el culto funerario.50

Trabajo Práctico 9:
1. Leer el texto completo. Anotar las palabras que no entiende, para buscar en el diccionario.
2. Leer nuevamente subrayando las ideas principales. Puede realizar el fichado temático.
3. Organizar el subrayado en un resumen o cuadro sinóptico:
 Período histórico (años si los hubiere, siglos o milenio)
 Ubicación geográfica (área ocupada)
 Organización política (organización y forma de gobierno, nombre de gobernantes,
instituciones si las hubiere, ciudades capitales e importantes)
 Organización social (clases sociales, relación entre ellas, formas de matrimonio,
posesión de bienes, derechos de herencia y matrimonio, legislación si la hubiere)
 Religión (forma, dioses, denominación, conformación de tríadas, forma de los templos,
etc.)
 Rasgos culturales sobresalientes (escritura-artes-ciencias-etc.)

4. Realice un análisis siguiendo el procedimiento mencionado al inicio de la carpeta de lecturas


del siguiente texto: [J. M. Serrano Delgado, Textos para la Historia Antigua de Egipto (Madrid
1993) 221-224]
La Sátira de los Oficios. Dinastía XII.51

50 BIBLIOGRAFÍA: En español se pueden encontrar algunas introducciones a la religión egipcia, por ejemplo,
López y Sanmartín, 1993; Presedo y Serrano, 1989, o Sainte Fare Garnot, 1964. Para el conocimiento del
mundo de los dioses son recomendables Daumas, 1965; Meelcs y Favard-Meeks, 1966; y Wallis Budge, 1904,
obra que, aunque antigua sigue aportando una valiosa documentación. Para el tema del sacerdocio y de la
liturgia, véase Sauneron, 1967. Para el mundo funerario, consúltese Spencer, 1982. La clásica obra de Erman,
1937 sigue siendo una buena presentación general -positivista- de la religión egipcia. Mucho más actual es el
tratamiento que aparece en Shafer, 1991. Recomendables por su perspectiva y las reflexiones que aportan
son Morcnz, 1977; Hornung, 1985; Frankfort et alü, 1954, y Cerny, 1952. Finalmente, para la relación religión
y la realeza, véase Frankfort, 1976.
51
(Serrano Delgado, 1993) pp. 221 y ss.
143
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

“Comienzo de la instrucción que hizo un hombre de Silé llamado Dua-Hety para su hijo
llamado Pepi, mientras marchaba al sur hacia la Residencia para situarlo en la escuela de los
funcionarios y los más destacados de la Residencia.
Le dijo: "He visto a los que han sido apaleados. ¡Aplícate a los libros! He visto a los que
fueron llamados al trabajo. Mira, nada hay mejor que los libros; son como un barco en el agua.
Lee al final del Libro de Kemyt y encontrarás allí el proverbio que dice: 'Con relación al escriba
en un puesto cualquiera de la Residencia, no sufrirá allí'. Ya que satisface las necesidades de
otro, ¿cómo no va a terminar satisfecho? No he visto función comparable a ésta, de la que
decirse puedan estas máximas. Voy a hacer que ames los escritos más que a tu madre; voy a
presentar sus bondades ante ti. Es más grande que cualquier otra función; no existe en la tierra
su igual. Cuando (aún no) es (más que) un niño, ya comienza a florecer. Se le saluda; es
enviado para realizar misiones. Cuando (aún) no ha alcanzado (la edad) ya lleva faldellín (?).
Nunca vi a un escultor como mensajero, ni que un orfebre fuera enviado.
He visto al herrero en su trabajo, a la boca de su horno. Sus dedos son como garras de
cocodrilo, y apesta más que las huevas de pescado. El carpintero que esgrime la azuela está
más fatigado que un campesino; su campo es la madera; su arado es la azuela; su trabajo no
tiene fin. Hace más de lo que sus brazos pueden hacer. Aún durante la noche tiene la luz
encendida. El joyero golpea con el cincel, sobre todo tipo de duras piedras. Cuando ha
terminado de rellenar un Ojo, sus brazos están exhaustos, y se encuentra fatigado. Está
sentado hasta la puesta de sol, con sus rodillas y espalda encorvadas.
El barbero está afeitando hasta el final de la tarde. Tiene que conducirse a sí mismo a
la ciudad; tiene que llevarse a sí mismo a su esquina. Tiene que ir de calle en calle, buscando
alguien a quien afeitar. Tiene que esforzar sus brazos para llenar su vientre, como la abeja,
que come de acuerdo con lo que ha trabajado. El cortador de cañas ha de viajar al Delta para
coger flechas. Después de haber hecho más de lo que sus brazos pueden hacer, los mosquitos
lo han destrozado, las moscas lo han matado y ha quedado completamente rendido. El alfarero
ya está bajo tierra, aunque aún entre los vivos. Escarba en el lodo más que los cerdos, para
cocer sus cacharros. Sus vestidos están tiesos de barro, su cinturón está hecho jirones. El aire
que entra en su nariz sale derecho del horno. Fabrica con sus pies un peso con el que él mismo
es triturado. Cava el patio de todas las canas y vaga por los lugares públicos.
Te hablaré también del albañil. Sus lomos son un castigo. Aunque está en el exterior,
al viento, construye sin (la protección de) un toldo. Su taparrabos es una cuerda entrelazada y
un cordel en su trasero. Sus brazos están agotados por el esfuerzo, habiendo mezclado todo
tipo de suciedad. Come pan con sus dedos, aunque se lava al mismo tiempo (?). También hay
miseria para el carpintero... la habitación mide diez codos por seis. Pasa un mes después de
que las vigas hayan sido puestas... Todo el trabajo está hecho, y el alimento que lleva a su
casa no [es suficiente] para sus hijos.
El jardinero soporta un yugo; sus hombros están combados (como) por la vejez. Hay en
su cuello una gran hinchazón, que está supurando. Por la mañana riega las plantas; pasa la
tarde atendiendo a los vegetales, mientras que al mediodía se afana en el huerto. Él mismo
trabaja hasta que muere, más que cualquier otra profesión. El campesino se lamenta más que
una gallina pintada; su grito es más fuerte que (el de) los cuervos. Sus dedos están hinchados,
y apestan tremendamente. Está débil, habiendo sido adscrito al Delta, hecho jirones. Está bien,
si se está bien en medio de leones... Cuando alcanza por la noche su casa, la marcha lo ha
agotado.
El fabricante de esteras en su taller está peor que una mujer, con sus rodillas contra su
pecho. No puede tomar aire. Si malgasta un día sin tejer, recibe cincuenta golpes. Ha de darle
alimentos al portero, para que le permita ver la luz del día. El fabricante de flechas lo pasa muy
mal cuando sale al desierto. Es más, lo que ha de dar a su asno que el trabajo que hace para
ello. Es mucho lo que ha de dar a los campesinos para que le pongan en el (buen) camino.
Cuando alcanza el hogar, por la noche, la marcha lo ha agotado. El mercader sale al desierto
dejando sus propiedades a sus hijos, temeroso de los leones y los asiáticos. Se reconoce a sí
mismo (sólo) cuando está de vuelta en Egipto. Cuando alcanza el hogar, (ya) de noche, la
marcha lo ha agotado. Sea su hogar de tela, o de ladrillo, su regreso está desprovisto de
alegría.
Los dedos del fogonero están sucios. Su olor es el de los cadáveres. Sus ojos están
inflamados por la intensidad del humo. No puede desprenderse de su suciedad. Pasa el día
cortando cañas y aborrece sus (propios) vestidos. El zapatero también sufre mucho, llevando
sus tinas de aceite. Está bien si se está bien entre cadáveres. Lo que muerde es cuero. El
lavandero lava en la orilla, con el cocodrilo como vecino. 'Padre, sal de la corriente (?) de agua',
dicen su hijo y su hija. No es un trabajo que satisfaga... Su alimento está mezclado con la
suciedad. No hay parte suya limpia, mientras se coloca a sí mismo entre las faldas de una
mujer en menstruación. Llora, pasando el día en la tabla de lavar. Se le dice: 'Ropas sucias
para ti...'. El cazador de aves sufre mientras busca pájaros. Cuando pasan las bandadas sobre
144
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

él se pone a decir: 'Si tuviera una red'. Pero el dios no permite que esto le suceda, por lo que
está disgustado con su situación.
Te hablaré igualmente del pescador. Es más miserable que ninguna otra profesión.
Trabaja en el río mezclado con los cocodrilos. Cuando llega el momento del recuento (de
capturas), entonces se pone a quejarse. ¿No dice: '¿El cocodrilo está (ahí)’, cuando le ciega
el miedo? Cuando sale de la corriente de agua está como golpeado por el poder del dios.
Mira, no hay una profesión que esté libre de director, excepto el escriba. Él es el jefe. Si
conoces la escritura, te irá mejor que en las profesiones que te he presentado. Míralos en su
miseria. Nadie dirá-'Un campesino y un hombre'. Ten cuidado. Mira lo que he hecho viajando
hacia la Residencia. Lo hice por amor a ti. Un (solo) día en la escuela te será beneficioso. Es
(algo) para la eternidad; su trabajo es (como) piedra... Voy a decirte además otras cosas, para
enseñarte el conocimiento: si surge una disputa, no te aproximes a los contendientes... Si
marchas tras los magistrados, ve a la distancia correcta. Si entras y el señor de la casa se
encuentra ocupado con otro ante ti, siéntate con tu mano en tu boca. No pidas nada de él, y
haz (sólo) según él diga. Guárdate de apresurarte a la mesa. Sé serio y ten dignidad. No hables
de cosas secretas. El que oculta sus pensamientos se hace su escudo. No digas cosas
atrevidas cuando estés sentado con uno que es hostil. Si sales de la escuela, después de que
te hayan anunciado el mediodía, y vaga errante por las calles, todo al final serán reproches
para ti. Si un magistrado te envía con un mensaje, comunícalo tal como él dijo. No omitas nada,
no añadas nada a ello. Aquel que se olvida de rogar, su nombre no perdurará. Aquel que es
hábil en todas sus conductas, nada de él habrá oculto. Nada se le opone en ningún sitio. No
mientas contra tu madre. Es la abominación del funcionario. El descendiente que hace lo que
es bueno, sus actos todos emulan el pasado. No te asocies con un alborotador; es malo para
ti que eso se oiga. Si has comido tres panes y bebido dos jarras de cerveza, y (aún) el vientre
no está satisfecho, combate eso. Si otro está comiendo, no permanezcas (ahí); guárdate de
apresurarte a la mesa.
Mira, es bueno que seas enviado frecuentemente a escuchar las palabras de los
magistrados. Conseguirás los modales de los biennacidos, si marchas tras sus pasos. Se ve
al escriba como a alguien que escucha; el que escucha se convierte en alguien que actúa. Has
de levantarte cuando se dirijan a ti; tus pies han de apresurarse cuando marches. No confíes.
Únete a gentes distinguidas; asociate con el hombre de tu generación.
Mira, te he colocado en el camino del dios. La Rennenet del escriba está en sus hombros ya
el día de su nacimiento. Llegará a la Sala del Consejo (como) uno ante quien los dioses se
inclinan. Mira, no hay escriba que carezca de comida y de bienes de palacio (v.p.s.).
Meshkenet es asignada al escriba; ella lo promociona en el consejo. Ruega a dios por tu padre
y tu madre, que te han colocado en el camino de la vida. Atiende a estos (consejos) que he
puesto ante ti, tus hijos y sus hijos..."”.
Pensamientos de Amenemope
1. Da tu oído y atiende a lo que diga y aplica el corazón para aprender, pues bueno
es situarlas en tu corazón, que seguras descansen en el cofre de tus entrañas para
que puedan actuar como una clavija en tus labios.
2. Cuídate de robar al pobre y de oprimir al afligido.
3. No te asocies con un hombre apasionado, ni a él te acerques para la
conversación, no te apresures a unirte a uno así, no sea que el terror muy lejos te
lleve.
4. Un escriba que para los negocios es hábil, se halla digno de ser un cortesano.
5. No comas pan en presencia de un soberano y no te eches hacia delante con la
boca ante un gobernante.
6. Cuando estés lleno con eso a lo que derecho tienes, solo una delicadeza es para
tu saliva.
7. Mira la fuente que tienes delante y deja que solo eso tu necesidad atienda.
8. No te esfuerces en busca de las riquezas.
9. Si cosas robadas a ti son traídas, no se quedan la noche contigo. Pues se hacen
para sí alas como los patos. Y se han volado hacia los cielos.
10. No vacíes en nadie lo hondo de tu alma, ni malgastes así tu influencia.
11. No quites los lindes de las tierras ni violes los límites de la viuda.
12. Presta oídos, oye las palabras que se dicen, da tu corazón para interpretarlas.
(Comparar con Proverbios, Cap. XXIII en la Biblia)
Los funcionarios en el Antiguo Egipto.52
El estudio sobre la organización del Estado en el Egipto faraónico reviste considerable

52 Moro, Elba. Carpeta de lecturas de Historia del Cercano Oriente. Facultad de Humanidades. UNNE. De: Centro
145
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

interés. No pocos elementos del protocolo moderno que aún subsisten sea por tradición o por
un convencionalismo fácilmente comprensible, provienen del país del Nilo. Para el pueblo el
rey no era solamente el gobernante sino una emanación divina, que asumía la forma humana
para manifestarse ante sus súbditos, bien que diferente a los mortales. De allí que la
organización de la justicia, por ejemplo, partiera de la premisa que la última palabra es del
faraón en quien culminan todos los estratos y jerarquías jurídicas.
La teoría de un gobierno absolutista, donde el soberano dispone "per se" sin consulta
previa, desdeñando incluso consejos y recomendaciones, ya no resiste el menor análisis.
Sabemos en cambio que el monarca estaba rodeado de una gran cantidad de cortesanos que
actuaban como asesores y de funcionarios que en los diferentes niveles de la administración
gozaban de la confianza de la Corte. Uno de los cargos más comunes en el Antiguo Imperio
es el de amigo que puede convertirse en amigo único merced a sus merecimientos. No se
otorga el primer título más que a los individuos de la mayor jerarquía; se mantiene en épocas
posteriores aunque paulatinamente va perdiendo importancia. Entre los amigos únicos figuran
los príncipes hijos del monarca. Este título en el Nuevo Imperio será substituido por el de
flabelífero (portaabanico) a la derecha del rey, otorgado a los príncipes, el juez supremo, el
jefe de la tesorería, generales y funcionarios encumbrados.
Personaje importante a la sazón ha sido el gobernador del nomo (provincia) que llevó
distintos nombres: Adj-mer (encargado del cavado de canales), heka-het (gobernador del
nomo) y seshem-ta (conductor del país); este cargo subsistió hasta el reinado de Sesostris III,
siendo suprimido por el rey. Su función abarcaba asimismo otras áreas: eran jueces y
recolectores de impuestos que debían posteriormente remitir a la corona. Algunos de esos
gobernantes parecen haber integrado un importante cuerpo colegiado, el de los Diez grandes
del sud que sesionaba en algún lugar del Alto Egipto y que llevaban asimismo el título de
Consejeros íntimos de los mandatos del rey, lo cual indica el orgullo que sentían de sus
prerrogativas. Por otra parte, cuando el monarca disponía la ejecución de alguna obra pública
en su distrito, el grande asumía el carácter de Director de los trabajos del Rey o Director de las
misiones reales. Igualmente coordinaban la remisión de granos y ganado, resultado de la
imposición fiscal, siendo comandantes de la milicia. De allí sus títulos de Directores de las
casas de ofrendas y de las casas de abastecimiento y directores de los escribas reales o
directores del archivo judicial. A ellos se añaden títulos como sacerdotes de Maat, que
sancionaba su condición de jueces y el de sacerdotes del soberano y de sus antepasados, por
su lealtad hacia la corona.
La jerarquía de los integrantes de este tribunal no era pareja, ya existían subdirectores
presididos por el Director del Alto Egipto. Un cargo similar, pero durante el Antiguo Imperio
como los citados, sino en el medio Imperio, se registra para el Bajo Egipto. En ciertos casos
se menciona la función de regente de los campos que se une a la de jefe de distrito. Un cargo
curioso, que parece haber estado circunscripto a la zona del oasis de Farafra, en el desierto
Líbico, es el de un príncipe que era jefe de distrito del desierto, del mismo modo que jefe de
beduinos y gran señor de la montería real.
En la Tesorería Real actuaban funcionarios que son habitualmente mencionados
durante el Antiguo Imperio con el nombre de Tesoreros del dios, función esencialmente militar
reservada a los hijos del rey y, debido a que las misiones que se les encomienda
invariablemente los obliga a dirigirse a regiones desérticas o parajes habitados por tribus
hostiles, puede ser simultáneamente jefe de las tropas de infantería, director del depósito de
armas, comandante en jefe de los reclutas; a la vez cuando sus desplazamientos exigen
tránsito fluvial es el director de la tripulación y en un sentido más amplio es considerado
almirante.
En los tribunales el juez supremo es el Visir y como éste tiene entre sus manos el
manejo de la economía, es director de las tesorerías y director de los graneros de trigo. En la
administración estatal las funciones directivas son altamente jerarquizadas. Sobre los escribas
y su respectivo director encontramos un guía de los escribas, entre los sacerdotes y su director,
un subdirector y un director adjunto. A ellos se suman diversos dignatarios: los primeros, los
jefes superiores, los grandes, los compañeros y otros. Entre éstos, es menester citar al jefe de
los secretos, una suerte de consejero íntimo que se desempeña junto al rey como secretario
privado, en las cortes de justicia, pensándose que quizás se convirtió en título honorífico. En
dicha categoría se encuentra el Jefe de los secretos de todos los trabajos del rey, es decir el
director de las construcciones reales, el Jefe de los secretos de todos los países extranjeros,
el General en jefe y el sumo sacerdote de Heliópolis era calificado de Jefe de los secretos del
cielo, en cuanto intérprete de los designios divinos.
Durante el Imperio Medio a los cargos ya conocidos desde la IV o V dinastía se añaden

Americano de Egiptología. Buenos Aires.

146
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

funciones subalternas en la administración de la Tesorería, como el de sustituto del director de


los tesoreros, su escriba, el escriba de la tesorería, el escriba en jefe de la tesorería y todos
los cuales parecen haber sido personajes importantes. A su vez ya desde el Antiguo Imperio
en las grandes heredades encontramos los llamados escribas de los campos que fiscalizaban
la cantidad de granos de la cosecha, los directores de fincas, directores de objetos mobiliarios.
En dicha época asimismo se mencionan los llamados imakhou, término que vagamente
podría traducirse como dignatario o, según otras interpretaciones sería un devoto del rey o de
un dios, que por ese motivo tiene el privilegio de recibir raciones diarias de alimentos sea
directamente de los depósitos reales, las rentas de un dominio del rey o bien una donación de
terreno. Equivaldría con las lógicas limitaciones, a definirlo como un pensionado con un
concepto similar al de las modernas pensiones graciables y que no se circunscribe al mundo
terrenal sino que se detenta igualmente en el cielo. Esto en la práctica significa -y las
inscripciones de los nobles son adecuado testimonio- que el imakhou se beneficiará, llegado
el caso, con la donación de una tumba, su sarcófago y capilla funeraria y posteriormente la
casa real tomará a su cargo las ofrendas fúnebres.
A la lista previa se suman los escribas del harén y de los nomos, el ejército de
intendentes, el guardián del depósito de las ofrendas, el director de los orfebres cuyas estelas
funerarias, junto a las de los artesanos en general (pintores, carpinteros, lavanderos, etc.)
revelan una jerarquía social subalterna, que aspira a los beneficios de la inmortalidad en un
mismo pie de igualdad con los grandes.
De lo que sucintamente se ha expuesto, no queda duda alguna respecto a que la
burocracia moderna no es sino un pálido reflejo de la que floreció a los bordes del Nilo.
Con el advenimiento del Nuevo Imperio se asiste a grandes transformaciones, al
sistema de la administración provincial vigente durante el imperio Medio, desaparece o ya no
se oye hablar de los príncipes de distrito ni de la nobleza a la que pertenecían. La organización
social se modifica y a raíz de ello aparecen nuevas dignidades entre los militares y en la órbita
religiosa. Numerosos cargos, entre ellos el de director de la caballería real o el de heraldo del
faraón, sustituyen a los que conocimos en las épocas precedentes. Así es que oímos hablar
de un funcionario cuyo título es la boca suprema, una suerte de intermediario entre los demás
funcionarios y el rey, es decir, un vocero que transmite las decisiones reales y al cual se
considera una especie de Jefe de los jefes. Un caso típico es el del visir Senmut en tiempos
de la reina Hatshepsut que era supervisor de todos los supervisores reales, superintendente
de los esclavos, etc.
En la administración del Tesoro ya no encontramos a los tesoreros ni a los directores
de gabinete, estando esos puestos ocupados en su mayoría por militares. La actividad
meramente financiera de este organismo está confiada a la tesorería a cuyo frente están los
directores de la tesorería, que responden directamente al visir, asistidos por empleados y los
escribas de la tesorería. La atención del faraón origina nuevos cargos: encargado de los
cosméticos de la tesorería del señor de las dos tierras es uno de ellos, que se desempeña en
esa dependencia al igual que numerosos artistas: el pintor en jefe, el escriba de los pintores,
el representante de los artistas de la tesorería, etc. Otras funciones son las del Guardián de la
balanza de la tesorería, que es un importante cargo contable por cuanto es responsable de las
rentas divinas, el conservador en jefe de los libros, esto es el archivista de la tesorería, etc.
Algunos dignatarios que actúan como jueces supremos se intitulan directores del
servicio de escrituras del rey, un juez de menor jerarquía se dice escriba en jefe o un grande
del Alto Egipto puede invocar su carácter de director de los escribas de los campos, o
comandante de los escribas de la administración de los campos, o subdirector de los escribas
de los documentos reales. Esta última función admite muchas variantes: escriba de los
documentos delante del rey, es decir el secretario del faraón que toma nota de sus decisiones,
existente durante el Antiguo Imperio, el escriba de los escritos en la casa del rey en el Imperio
Medio, etc.
La penetración militar egipcia en Asia originó nuevas funciones. Entre ellas la del
gobernador de los territorios conquistados, que en Acadio recibía el nombre de Rabisu.
Asimismo desde el reinado de la reina Hatshepsut oímos hablar del Mensajero Real, enviado
personal del faraón a quien se encomendaban mensajes escritos o verbales destinados a los
vasallos del imperio, tanto como a reyes de pueblos vecinos. Se trataba de un individuo de
inteligencia excepcional que debía poseer singular habilidad de trato, espíritu diplomático y
negociador, orador convincente, experto en el conocimiento de los países extranjeros y sus
lenguas, que era una suerte de ministro plenipotenciario, investido de la máxima autoridad.
Posteriormente, en tiempos de Tutmosis III, se encuentra ya establecido el departamento de
colonias que dependía directamente del ministerio de relaciones exteriores y estaba confiado
a un director asistido por escribas.

147
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Las fuerzas armadas en el Imperio Nuevo.53

El ejército.
La invasión de los hicsos hizo comprender a los egipcios que sus fronteras no eran
invulnerables y que por consiguiente era preciso desarrollar una fuerza defensiva, como
armamento actualizado. Consecuencia de ello fue la implantación de un servicio militar
obligatorio, que sustituyó al principio dominante durante el Antiguo Imperio de las levas en
caso de emergencia. En tiempos de Horemheb, el ejército estaba dividido en grandes cuerpos,
acantonados respectivamente en el Delta, y el Alto Egipto. Se tiene conocimiento que en
tiempos de guerra Seti I ha dispuesto por lo menos de tres ejércitos (colocados bajo la
advocación de Ptha, Amón y Ra). Independientemente de esto había batallones de
mercenarios, entre los cuales se mencionan los Shardanas y nubios y, específicamente en
tiempos de Ramsés II, Tursh, Wawash y Mashuasda. Las diferentes divisiones del ejército
egipcio, luego de la XIX dinastía, eran las siguientes:
CARROS: eran tirados por dos caballos y tripulados por un par de hombres, de los
cuales uno era el conductor y el otro guerrero. Integraban divisiones de 25 unidades o
escuadrones colocados bajo el mando de un capitán de carros de la residencia. No obstante
los carros no componían una división especial sino que se integraban dentro de la organización
militar, habiendo 50 carros por cada contingente de 5000 hombres.
INFANTERÍA: tenía a su cargo el transporte de los equipajes y aprovisionamientos y
los reclutas. Existía asimismo un cuerpo seleccionado, suerte de Guardia de Corps del faraón
que llevaban el título de Los bravos del rey. Los infantes eran reclutados por conscripción, pero
algunos, los Ouaou se alistaban siendo probable que entre ellos se eligieran los oficiales. Cada
batallón y cada compañía por supuesto tenía un estandarte o pendón que los distinguía y que
tanto podía ser un objeto sagrado como un nombre del rey, barcas sagradas o animales,
ostentando por consiguiente el mismo valor psicológico de las banderas de nuestros días. El
porta-estandarte era un funcionario de la mayor importancia, similar al abanderado en la
actualidad, cargo desempeñado por un oficial de reconocido valor, reconocido generalmente
por llevar pendiendo del cuello una insignia consistente en un par de leones (símbolo de coraje)
y una mosca de oro por cada ocasión en que se había distinguido. Las tropas eran convocadas
por medio de un trompeta o bien del clásico tambor, lo cual está avalado por los relieves de
los templos Tebanos.
ARQUEROS: constituían la parte ofensiva del ejército egipcio y su pericia y
extraordinaria preparación reforzaron eficientemente el ataque incisivo de las divisiones de
carros. Los arqueros combatían a pie o sobre los carros de guerra. En el primer caso quizás
protegían en el avance a la infantería pesada formando en las alas.
ORGANIZACIÓN MILITAR: a fines de la XIX dinastía, el ejército faraónico estaba
organizado de la siguiente forma: una sección comprendía 50 hombres; cuatro secciones
constituían una compañía de 200 soldados (a partir de Ramsés IV las secciones eran cinco
con 250); veinte compañías formaban una división de 4000 soldados. Respecto de las
dignidades militares se sabe que: 1) como comandante en jefe del ejército había un
Generalísimo, que frecuentemente pertenecía a la familia real, siendo algunas veces
reemplazado por un Teniente General (Idenu). 2) El cargo de ministro de guerra era
habitualmente confiado a un Visir. 3) Aparentemente había unidades intermedias entre las
mencionadas -en la estructura de la infantería, esto es entre el grado de Capitán o Porta-
estandarte y el Jefe de División y que correspondería al de Comandante y Coronel
respectivamente- 4) En el ejército se desempeñaban asimismo diversos funcionarios: escribas
jerarquizados, fuerzas de policía y el personal ocupado del transporte del material bélico y
provisiones de boca, elementos habitualmente llevados a lomo de asno.
ARMAMENTO: los relieves de los templos del Nuevo Imperio, particularmente en el
Rameseum, Abidos, Abú-Simbel y Medinet-Habú, nos han hecho conocer el armamento
egipcio, el cual responde a esta rápida descripción. Escudos: (Aqam) eran de gran tamaño y
equivalían a la mitad de la talla del soldado, y era el doble de su ancho, estando habitualmente
cubierto por un pellejo de buey. Su forma copiaba la de las estelas funerarias y el material
empleado era generalmente madera. En la parte interior había una correa por la cual el infante
podía introducir la mano e incluso el brazo y que servía para sostenerlo. Arcos: Eran de un
formato que prácticamente no ha experimentado modificaciones. La cuerda se colocaba sobre
una pieza saliente de asta, insertada en una muesca o ranura en la madera de cada extremo.
La extensión del arco era de aproximadamente 1,50 m, estando algunos curvados en el centro.
Flechas: Variaban sus medidas, siendo algunas de madera y otras de caña, frecuentemente
provistas de una puntera metálica y tres aletas soldadas longitudinalmente y a igual distancia

53Moro, Elba. Op. cit. Centro americano de Egiptología. Buenos Aires.

148
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

sobre el extremo del dardo. En otras ocasiones, en vez del cabezal metálico se insertaba en
la caña una pieza de madera dura y que terminaba en una punta afilada, siendo generalmente
empleadas para la caza. Otras clases de flechas, utilizadas generalmente por los cazadores,
sustituían el metal por un pedernal, de forma triangular o bien por una agata u otra piedra
afilada, asegurada mediante una pasta negra de gran solidez. Las flechas utilizadas en la
guerra, habitualmente tenían cabezales de bronce, siendo algunos triangulares y otros en
forma de lengüeta y en muchos casos provistas de 3 o 4 hojas afiladas, dispuestas en ángulo
recto. Lanza: era de madera y su longitud variaba entre 1,50 y 1,80 m. Está provista de una
puntera de metal en la cual se insertaba el dardo que se fijaba mediante clavos. El metal era
generalmente bronce. Honda: era una correa de cuero trenzado ancha en el centro y provista
de una gasa en el extremo que servía para retener la piedra arrojadiza que el tirador revolea
sobre su cabeza, para aumentar el ímpetu del tiro. Las piedras eran redondas y el hondero las
llevaba en una bolsa que colgaba de los hombros. Espada: era corta y sus medidas oscilaban
entre 60 y 90 cm. Hallándose provistas de doble filo y terminando en una punta afilada tanto
para dar puntazos como planazos y en algunas ocasiones se empleaba como daga. El mango
era chato y hundido en el centro, enriquecido algunas veces con piedras preciosas o metales
costosos. La pomela de las espadas reales estaba exornada con una o dos cabezas de
halcones o bien con un sol naciente. Cimitarra (Khepesh) Aunque se ha sostenido que los
primeros en usarla fueron los dacios en el Siglo IV, en el templo de Medinet Habú aparecen
tres arqueros, dos de los cuales llevan lanza y arco y el último una cimitarra curva. Hacha: era
de pequeño tamaño y diseño simple, no alcanzaba corrientemente más de 70 cm de largo. Se
empleaba no solamente para defenderse en las batallas, sino para astillar las puertas de las
ciudades sitiadas o cortar árboles. Se ejecutaba con hojas de meta (bronce) sujetadas a un
mango de madera mediante clavos de bronce y asegurada a su vez con cuero trenzado.
Alguna hachas (como la de Amosis I) eran decoradas y el mango terminaba generalmente en
forma de pata de gacela. El hacha podía ser de dos formas: una definidamente circular y otra
en forma de media luna. En un ejemplar existente en el Museo Británico la hoja de bronce tiene
33 cm y casi 6 cm de ancho, hallándose insertada en un tubo de plata mediante clavos del
mismo metal. Maza: estaba hecha de madera y con un largo de 70 cm, provista de una pestaña
metálica en el mango y que terminaba en una bola de piedra. Yelmo: este medio de protección,
tan difundido en la Edad Media, fue usado esencialmente por el faraón (llamado khepersh),
pero probablemente no de bronce como puntualiza Wilkinson, sino una especie de acolchado
que tenía una doble ventaja: la de ser más liviano y asimismo más fresco. El yelmo egipcio
cubría no solamente la cabeza, sino que en ciertos casos llegaba hasta los hombros estando
algunos rematados por un par de borlas. Eran de diversos colores (negro, rojo o verde) y los
más largos poseían franjas. Corseletes: se ejecutaban mediante once líneas horizontales de
láminas metálicas sujetas con clavos de bronce introduciéndose al comienzo del cuello una
estrecha hilera de láminas colocadas verticalmente como las demás, sobre las que había dos
líneas más que completaban el cuello protegiendo la garganta (según la representación de la
tumba de Ramsés III). El ancho de cada escala o lámina metálica es de aproximadamente 2,5
cm y la longitud del corselete podía llegar a 70 cm cubriendo incluso las rodillas.
La marina.
La marina jugó un rol preponderante a lo largo del Nuevo Imperio, pero recién a partir
de Ramsés III los barcos aparecen como unidades de combate (hasta entonces se habían
utilizado únicamente para transporte de tropas y elementos).
Características de las embarcaciones: Heródoto habla de barcas de madera revestidos
de papiro, pero el "espino" que él menciona no debe ser otra cosa que la acacia, que asimismo
se empleaba para los mástiles. Las embarcaciones de modelo más simple que se mencionan
desde el Antiguo Imperio, son las grandes barcazas de transporte de fondo chato, impulsadas
por una pértiga y que carecían de mástil y gobernalle. El mástil no se consideraba
indispensable pues su ausencia se nota en las grandes embarcaciones de carga tal como
figura en la tumba de Abibi de la IV dinastía. Las barcas del Antiguo Imperio parecen haber
tenido un par de mástiles o bien un doble mástil unido en el remate por medio de varillas de
metal. Una de las características de las barcas de entonces era una quilla muy pequeña para
evitar que la embarcación se enganchara en los bancos de arena muy frecuentes en el Nilo,
siendo probable que la protuberancia de la misma no llegara hasta el centro de la nave, es
decir que en esa zona fueran de fondo chato. No se conoce la existencia de anclas, pero
Heródoto menciona la existencia de una piedra de gran peso, colgada fuera de la borda, se
arrastraba por el lecho del río, probablemente para destruir los bancos de arena. Las barcas
más grandes construidas por los egipcios son las siguientes: la barca de cedro de Snefru que
tenía 52 metros de largo; la de Uni, VI dinastía ejecutada en acacia con 31 metros de largo y
de manga 16 m; la de Tutmosis I con una eslora de 62 metros y una manga de 21 metros.
BARCAS DE ALTURA: Las más antiguas menciones provienen de Snefru. La
149
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

construcción era distinta a la actual: el forro, revestimiento de la embarcación tanto exterior


como interior, se hacía uniendo entre sí pequeñas piezas de madera pero la barca carecía de
costillas. La rigidez lateral dependía de las transversales que corrían de un lado a lado de la
embarcación. según los relieves puede apreciarse que la rigidez longitudinal se obtenía
mediante cuerdas enganchadas en cada extremo, que pasaban sobre los puntales a todo lo
largo de la barca, formando lo que los ingleses llaman "Queem trust" y los americanos "Hog-
frame", es decir el marco de refuerzo o la viga o armadura de techo de dos pendolones mejor
conocido como "molinete español".
BARCAS DE GUERRA: Las barcas de guerra (representadas por primera vez en
relieves de Ramsés II) eran de proa y popa menos levantadas que las embarcaciones
comerciales y de paseo y a cada lado de la borda corría una amurada de madera a nivel
superior a estas, tras la cual se resguardaban los arqueros. Los remos pasaban a través de la
misma, por aberturas especialmente practicadas. Estas embarcaciones, algunas de las cuales
tenían hasta 22 remeros por borda con un máximo de 50, eran por regla común, provistas de
un mástil doble y una gran vela cuadrangular cuya parte superior enganchaba en el remate del
doble mástil y era mantenida tensa por cuerdas sostenidas desde la popa. En la proa había
una cabeza de león hacha de metal que podía causar grandes destrozos al chocar o embestir
a naves enemigas. Durante la XVIII dinastía la misma fue sustituida por una cabeza de bronce
similar al espolón de las galeras romanas y las amuradas de la borda eran más altas. El adorno
que indudablemente identificaba a las barcas egipcias, especialmente a la nave capitana, era
el ojo de Horus, pintado en la proa.
VELAMEN Y ASPECTOS TÉCNICOS: Las velas eran generalmente cuadrangulares,
hallándose sostenida por una verga superior y una inferior. Se pintaban con colores vivos (en
el Siglo XV se bordaban divisas reales en fragatas y galeones) representándose el ave Fénix,
flores y emblemas diversos. Algunas tenían guardas o rayas. Según el testimonio de la tumba
de Apui en Sawqarah, las velas se desplegaban de la siguiente manera: el mástil es sostenido
por numerosos tirantes colocados en la popa y uno en la proa. La vela es manejada por dos
hombres, uno que sostiene los cabos, agregados al extremo superior de la verga y el otro que
procede en forma similar con la verga inferior. Había una clase de galeras utilizadas para usos
pacíficos que poseía solo un mástil y una sola vela, y si llevaban cabina se hallaba situada
entre la popa y el mástil. La proa generalmente terminaba en una testa de animal como las
naves de guerra. Las barcas de menor tamaño tenían entoldados hechos de lienzo o de
cestería, siendo por su aspecto similares a los yates. Las barcas utilizadas para el transporte
de carga eran parecidas a nuestros lanchones, señalándose como hecho curioso que muchas
veces la mujer acompañaba al marido e incluso gobernaba la embarcación. Este tipo de barcas
recibía el nombre de uskh que significa ancho. Las barcas de paseo tenían una cabina alta y
espaciosa, que ocupaba el centro de la embarcación.
Habitualmente se ejecutaba de madera y eran pintadas interior y exteriormente con
brillantes colores. Wilkinson señala la notable similitud existente entre las barcas egipcias y las
de la India especialmente en la forma de la popa, el principio y construcción del gobernalle, las
cabinas y las velas cuadras.
GOBIERNO DE LA EMBARCACION: La forma peculiar de las barcas requería un
sistema de gobierno diferente al de la actualidad. En embarcaciones de tamaño mediano se
empleaban frecuentemente remos que pasaban a través de anillos o argollas colocadas al
extremo de la barca. En algunos casos podían ser tres los bogadores. Posteriormente se
agregó un remo que se ponía en movimiento mediante una palanca y que corresponde a la
caña del timón, lo cual permitía su rotación actuando así como un verdadero timón
(gobernalle). A veces se empleaba un solo remo y en otras uno de cada lado. Las cuerdas
enganchadas a un costado de la barca pasaban sobre los pilares de dirección y desde allí por
debajo de éstos, al otro lado, siendo ajustados con un torniquete, que brindaba la adecuada
rigidez al mecanismo de dirección. Un modelo de sistema de gobierno de esta clase puede
verse en una de las barcas de Meketré (dinastía XI). La finalidad del enganche en el remate
del pilar de sostén, era evitar que la cuerda que sostenía el remo se aflojara.
Organización naval:
No son muchas las informaciones que se poseen sobre la estructura de la marina
faraónica y aun las que se tienen son poco explícitas, pero en general se sabe que:
1) Los marineros, al igual que los soldados rasos del ejército, llevaban el nombre de
Ouaou; sus funciones debían ser las propias de los marineros modernos y, probablemente
también, las de remeros.
2) Debían obediencia a sus oficiales subalternos llamados Heriu Khenyt, esto es jefe de
remeros.
3) Sobre estos oficiales se hallaban los porta-estandartes, que debían tener funciones
bastante similares a los de capitanes del ejército.
4) El comandante del barco generalmente llevaba el nombre de nefu, así como los de
150
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Heri o Mer, significando esto último "jefe del barco x".


5) Las flotillas o grupos de barcos estaban bajo el mando de un oficial superior, quizás
similar en función al almirante en jefe, quien recibía órdenes directamente del faraón, título
empero que raras veces se halla citado.

151
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

CARTOGRAFÍA

152
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

MAPA DE LA UBICACIÓN DE SUMERIOS Y ACADIOS

153
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

MAPA DE UBICACIÓN DE LOS ASIRIOS

154
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

MAPA DE UBICACIÓN DE HITITAS Y HEBREOS

155
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

MAPA DEL IMPERIO PERSA

156
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Bibliografía General del Tomo I


Almagro, M. (1970). Manual de Historia Universal. Prehistoria. Madrid: Espasa Calpe.

Cassin, E., & Bottero, J. y. (1976). Los imperios del Antiguo Oriente. (Vol. II y III). Madrid: Siglo XXI.

Drioton, E. y. (1986). Historia de Egipto. Buenos Aires: EUDEBA.

Febvre, L. (1970). Combates por la Historia. Barcelona: Ariel.

Feo, H. (1972). Cuadernos de Estudio N°1. Prehistoria. Buenos Aires: Kapelusz.

Gordon Childe, V. (1997). Los orígenes de la civilización. México: Fondo de Cultura Económico.

Grousset, R. (1977). Los Indo-europeos y sus primeras migraciones. (F. d. Letras., Ed.) Instituto de Historia
Antigua Oriental.(1).

Hilgemann., K. y. (1980). Atlas histórico universal. (Vol. I). Madrid: Istmo.

Kishlansky, M. A. (2001). Fuentes de la Historia Universal I. México: Thomson Learning.

Lange, K. (1961). Pirámides. Esfinges. Faraones. Los maravillosos secretos de una gran civilización. (2° ed.).
(J. Gascón, Trad.) Barcelona: Ediciones Destino.

Lara Peinado, F. (2011). Textos para la historia del Próximo Oriente Antiguo. Madrid: Editorial Cátedra.

Liberani, M. (2012). El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Barcelona: Crítica.

Marrou, H. I. (1968). El conocimiento histórico. Barcelona: Labor.

Mazel, J. (sd.). El secreto de los fenicios. sd.: sd.

Moscati, S. (1976). Histoire et civilization des peuples sêmitiques. Sobre el origen de los semitas. (F. d.
Letras., Ed.) Instituto de Historia Antigua Oriental., 9, 31 a 43.

Padró, J. (1999). Historia del Egipto faraónico. España: Alianza Universidad.

Rodríguez Neila, J. F., A., I., & Abad Casal, L. (1986). Los Asirios. Cuadernos de Historia N° 24.

Sanmartín, J. y. (1998). Historia Antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto. Madrid: Akal.

Schmökel, H. (1965). Ur, Asur y Babilonia. Tres milenios de cultura en Mesopotamia. Madrid: Editorial
Castilla.

Schmökel, H. (1984). El País de los Súmeros. (4° ed.). (G. Koehle, Trad.) Buenos Aires: EUDEBA.

Serrano Delgado, J. (1993). Textos para la Historia Antigua de Egipto. Madrid: Catedra.

VV.AA. (1984). Historia Universal. El origen del hombre y la Prehistoria. (V1). Barcelona: Salvat.

VV.AA. (2005). Historia Universal. La antigüedad Egipto y Oriente Medio. (V2). Lima: Salvat-La Nación.

VV.AA. (2005). Prehistoria y primeras civilizaciones. (V1). Buenos Aires: Clarín.

VV.AA. (s.f.). Historia Universal Clarín (Vol. II y III).

VV.AA. (s.f.). Historia Universal Salvat (Vol. II).

Watson, P. (2007). Ideas. Historia intelectual de la humanidad. Barcelona: Crítica.

Wilson, J. A. (1991). La Cultura Egipcia. México: Fondo de Cultura Económica.

157
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Contenido
PROGRAMA ..................................................................................................................................................... 2
Unidad 1: El Cercano Oriente I. Pueblos, estados y legados culturales. ............................................ 2
Unidad 2: El Cercano Oriente II. Pueblos, estados y legados culturales. ........................................... 2
Unidad 3: Los Egipcios ................................................................................................................................ 2
Unidad 4: Los Griegos ................................................................................................................................. 2
Unidad 5: Los Romanos .............................................................................................................................. 2
Bibliografía Principal: ................................................................................................................................... 2
LA CONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA Y LA IMPORTANCIA DEL DOCUMENTO. .......................... 3
Documento y fuente. .................................................................................................................................... 3
¿Cómo se lee un documento? ................................................................................................................... 3
¿Cómo podemos interpretar todo esto? ................................................................................................... 4
Nivel uno .................................................................................................................................................... 4
Nivel dos .................................................................................................................................................... 4
Nivel tres .................................................................................................................................................... 4
Presentación de los trabajos prácticos ..................................................................................................... 5
CRECIENTE FÉRTIL ....................................................................................................................................... 7
El neolítico ..................................................................................................................................................... 7
La edad de los metales .............................................................................................................................11
MESOPOTAMIA .............................................................................................................................................12
El espacio geográfico: ...............................................................................................................................12
POBLAMIENTO DEL ASIA ANTERIOR.......................................................................................................13
Los Asiánicos ...............................................................................................................................................13
Los semitas: sobre el origen de los semitas.............................................................................................14
El problema: .............................................................................................................................................14
La zona de difusión .................................................................................................................................14
Condiciones de vida de los antiguos semitas ......................................................................................15
Aspectos de la religión semítica pre-islámica.......................................................................................17
Los indo-europeos.......................................................................................................................................17
Los indo-europeos y sus primeras migraciones. .................................................................................17
Hipótesis sobre los orígenes indo-europeos. .......................................................................................18
El fondo común de la civilización indo-europea. ..................................................................................19
Trabajo Práctico I: .......................................................................................................................................20
PERÍODOS HISTÓRICOS DE LA MESOPOTAMIA. ...............................................................................22
Primer período: Súmero - Acadio: ...........................................................................................................22
Caracteres del imperio semítico:..........................................................................................................26
Segundo período: Primera Babilonia. (2200 a 1100 a.C.) ...................................................................27
Tercer período: Asirio. (1100 al 612 a.C.) ..............................................................................................29
Cuarto período: Segunda Babilonia o Imperio Neo Babilónico (612 al 539 a.C.) ............................30
Trabajo Práctico 2: .....................................................................................................................................31
SUMERIOS Y ACADIOS...............................................................................................................................31
El marco geográfico del Próximo Oriente en la Antigüedad ................................................................31
Las bases formativas .................................................................................................................................32
Pueblos, lenguas, escrituras.....................................................................................................................32
El mundo mesopotámico Los primeros yacimientos.............................................................................33
LOS SUMERIOS ............................................................................................................................................33
El periodo proto-dinástico .........................................................................................................................33
EL IMPERIO ACADIO I .................................................................................................................................34
El renacimiento sumerio ............................................................................................................................35
Sociedad y economía Súmero-acadias ..................................................................................................36
El Derecho, la religión y la cultura Súmero-acadias .............................................................................37
Ciudades de sabiduría ...............................................................................................................................37
Trabajo Práctico 3: .........................................................................................................................................55
EL IMPERIO DE ACADIO II. .........................................................................................................................55
Estructura y gestión del imperio ...............................................................................................................58
GUTI, LULLUBI Y HURRITAS .......................................................................................................................62
Trabajo Práctico 4: ..........................................................................................................................................63
158
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

La leyenda de Sargón de Akkad................................................................................................................63


EL REINO DE MARI .......................................................................................................................................64
El periodo de los «Reinos Combatientes» ...............................................................................................65
BABILONIA ......................................................................................................................................................65
La época paleo-babilónica. ........................................................................................................................65
La dinastía I de Babilonia. Hammurabi. ....................................................................................................65
Organización del Imperio babilonio ...........................................................................................................66
Las reformas legislativas ............................................................................................................................66
Código de Hammurabi. ...............................................................................................................................67
Introducción..............................................................................................................................................67
Economía. ................................................................................................................................................68
Actividad comercial. ................................................................................................................................68
Administración y procedimiento judicial. ...............................................................................................68
Las clases sociales y la esclavitud. .......................................................................................................69
Delitos y penas. .......................................................................................................................................69
Familia. .....................................................................................................................................................70
Contratos. .................................................................................................................................................71
Trabajo Práctico 5: ..........................................................................................................................................71
LOS ASIRIOS. .................................................................................................................................................71
Un imperio en el desierto............................................................................................................................71
Una colonia siria en Anatolia......................................................................................................................72
Shamshi-Adad: La edad difícil. ..................................................................................................................73
Época oscura. ..............................................................................................................................................73
Fundamentos del Nuevo Imperio. .............................................................................................................74
El militarismo Asirio. ....................................................................................................................................76
El peso del ejército. .....................................................................................................................................77
La caída. .......................................................................................................................................................78
Organización política y administrativa de asiria. ......................................................................................79
Trabajo Práctico 6: ..........................................................................................................................................79
LOS CASSITAS Y EL IMPERIO NEO-BABILONIO ....................................................................................81
Sociedad, economía y cultura de los periodos cassita y neo-babilonio. ...............................................82
Babilonia, s. -VI: la capital del mundo. ......................................................................................................83
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL IMPERIO HITITA ......................................................................................83
Los reinos neo-hititas. .................................................................................................................................84
La civilización hitita. .....................................................................................................................................85
El código Hitita. ............................................................................................................................................86
Delitos contra las personas. ...................................................................................................................87
Trabajo Práctico 7: ..........................................................................................................................................90
LOS REINOS DE FRIGIA Y LIDIA ................................................................................................................90
LOS FENICIOS I. ............................................................................................................................................91
Comercio. .....................................................................................................................................................93
LOS FENICIOS II ............................................................................................................................................94
Civilización, sociedad y economía fenicias...............................................................................................94
EL PUEBLO HEBREO ...................................................................................................................................95
La civilización hebrea ..................................................................................................................................96
Los pueblos rivales de Israel ......................................................................................................................97
Los reinos arameos.....................................................................................................................................97
Petra, ciudad caravanera ...........................................................................................................................98
Ocupación romana. ....................................................................................................................................99
REINO MEDA. ...............................................................................................................................................100
Ubicación geográfica.................................................................................................................................100
Origen. ........................................................................................................................................................100
La monarquía. (Heródoto I-96 al 100) .....................................................................................................100
PERSIA ..........................................................................................................................................................101
El mayor imperio de la Antigüedad ........................................................................................................101
El Imperio medo-persa. ...........................................................................................................................101
La decadencia...........................................................................................................................................103
159
ISFyCD N1 – H. Antigua. 1º A y B – 2019 - Diego Fernando Maeder

Trabajo Práctico 8: .......................................................................................................................................104


EGIPTO..........................................................................................................................................................105
El espacio geográfico: .............................................................................................................................105
Población de Egipto: ................................................................................................................................106
HISTORIA POLÍTICA DEL ANTIGUO EGIPTO. .................................................................................106
Período Arcaico: ...................................................................................................................................106
Período Tinita: .......................................................................................................................................107
El reino antiguo: ....................................................................................................................................109
El primer período intermedio. .............................................................................................................111
El imperio medio. ..................................................................................................................................111
El segundo período intermedio. .........................................................................................................113
El imperio nuevo o imperio tebano. ...................................................................................................115
La decadencia: ......................................................................................................................................118
Final ........................................................................................................................................................118
Sociedad y economía en el país egipcio: generalidades ...................................................................119
La unidad básica de convivencia: la familia .....................................................................................119
La casa ...................................................................................................................................................123
Los componentes socio-económicos ................................................................................................123
La élite cortesana y funcionarial: el modelo del escriba .................................................................124
La vida campesina y la actividad agropecuaria ...............................................................................126
Manufacturas y circulación de bienes en la economía egipcia .....................................................128
Otros sectores de interés ....................................................................................................................130
Las formas de vida religiosa: creencias y prácticas ............................................................................132
El mundo de los dioses........................................................................................................................132
La liturgia y el culto...............................................................................................................................139
Las creencias y las prácticas funerarias ...........................................................................................141
Trabajo Práctico 9: ........................................................................................................................................143
Los funcionarios en el Antiguo Egipto. ....................................................................................................145
Las fuerzas armadas en el Imperio Nuevo. ............................................................................................148
El ejército. ...............................................................................................................................................148
La marina. ..............................................................................................................................................149
CARTOGRAFÍA.............................................................................................................................................152
MAPA DE LA UBICACIÓN DE SUMERIOS Y ACADIOS ...................................................................................153
MAPA DE UBICACIÓN DE LOS ASIRIOS ........................................................................................................154
MAPA DE UBICACIÓN DE HITITAS Y HEBREOS ............................................................................................155
MAPA DEL IMPERIO PERSA .........................................................................................................................156
Bibliografía General del Tomo I.......................................................................................................................157

160

También podría gustarte