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El átomo es la partícula más pequeña de la materia y está formado por tres partículas: los protones (con carga positiva), los electrones
(con carga negativa) y los neutrones (sin carga neta). Estas partículas se distribuyen de una manera particular en el átomo. El modelo de
Bohr señala la existencia de un núcleo formado por protones y neutrones, donde está concentrada la masa y la carga positiva del átomo.
Los electrones giran alrededor del núcleo en una zona denominada órbitas.
Orbitales atómicos
Video conceptual
Referencias
Orbitales atómicos
La manera en que están dispuestos los electrones alrededor del átomo se denomina configuración electrónica. Los
electrones se distribuyen en los átomos y forman capas alrededor del núcleo, denominadas capas electrónicas o
también niveles energéticos.
Cada capa electrónica posee distinto nivel de energía y se encuentra a diferentes distancias del núcleo. A mayor
distancia de la capa del núcleo mayor nivel energético. En este caso, además, los electrones que se encuentren en
una capa electrónica alejada del núcleo estarán más débilmente unidos a este.
Los electrones no se encuentran en posiciones fijas alrededor de los átomos. Sin embargo, se pueden predecir sus
posiciones aproximadas.
En 1926, Erwin Schrödinger propuso el modelo atómico. Este modelo de mecánica cuántica incorpora el
comportamiento del electrón dentro del átomo. A partir de estos descubrimientos, se puede determinar en qué
zonas existe mayor probabilidad de encontrarlo.
Al resolver la ecuación de Schrödinger, se obtienen cuatro números cuánticos que describen el orbital. A
continuación, se explican los números cuánticos.
Indica el tamaño del orbital, es decir, la distancia entre el núcleo y el electrón. Este número especifica
el nivel energético del orbital, siendo el primer nivel el de menor energía. Puede tener valores enteros
positivos de 1, 2, 3, etcétera.
Al aumentar n, el orbital se hace más grande, y el electrón pasa más tiempo lejos del núcleo. La
probabilidad de encontrar el electrón cerca del núcleo disminuye y la energía del orbital aumenta. Un
aumento en n también implica que el electrón tiene mayor energía (como lo explicaba Bohr en su
modelo) y, por tanto, está unido con menos firmeza al núcleo.
Por ejemplo, si tengo un elemento químico cuyo último nivel es 2s, su número cuántico principal sería
3.
Si tengo un elemento químico en que su último nivel es 1s, entonces su número cuántico principal
sería 1.
Este número cuántico define la forma del orbital. Los valores de l dependen del número cuántico
principal. Puede tener valores enteros desde 0 hasta n−1. El valor de l para un orbital dado
generalmente se designa con las letras s, p, d y f,* que corresponden a valores de l de 0, 1, 2 y 3,
respectivamente.
Indica la orientación del orbital en el espacio. Sus valores son enteros entre +l…0…−l.
Indica en qué sentido gira el electrón. El electrón solo tiene dos posibles sentidos de giro, por lo que se
puede tomar valores +½ o -½. Cada orbital puede albergar un máximo de dos electrones con espines
diferentes.
En el video temático “Orbitales s, p, d, f: Representación”, podrás ver las distintas formas que adquieren los orbitales
en los átomos.
Los orbitales s
Todos los orbitales s tienen simetría esférica y admiten hasta dos electrones como máximo. Para cada valor de n,
solo existe un orbital s.
Por otro lado, el tamaño del orbital aumenta a medida que van aumentando los números cuánticos (Figura 1).
Los orbitales p
En el caso de los orbitales p, la densidad electrónica se concentra en dos regiones a ambos lados del núcleo, como
dos lóbulos (Figura 2).
Cada capa a partir de n = 2 tiene tres orbitales p. En cada orbital p, son admisibles dos electrones, por lo que
podemos afirmar que, en su totalidad, los orbitales p aceptan 6 electrones como máximo.
Existen tres orbitales 2p, tres orbitales 3p, etc. Los orbitales con valor dado de n (es decir, de una subcapa dada)
tienen el mismo tamaño y la misma forma pero difieren en su orientación espacial, existiendo un orbital px, un py y
otro pz.
Figura 2. Representación de los orbitales p
Fuente: Chang, 2011, p. 301. Los orbitales p. Representación del contorno de los tres orbitales p.
Los orbitales d y f
Los orbitales d tienen forma diversa: cuatro de ellos tienen forma de 4 lóbulos alternados (dos planos nodales, en
diferentes orientaciones del espacio), y el último es un doble lóbulo rodeado por un anillo (un doble cono nodal).
Si n = 3 o más, encontramos los orbitales d (l=2). Hay cinco orbitales 3d, cinco orbitales 4d, etc. Los diferentes
orbitales d de una capa dada tienen distintas formas y orientaciones en el espacio (Figura 3).
Cada orbital puede aceptar como máximo dos electrones, entonces, la subcapa d admite 10 electrones.
Cuando n = 4 o mayor, hay siete orbitales f equivalentes (para los cuales l = 3). Las formas de los orbitales f son aún
más complicadas que las de los orbitales d, y no las presentaremos aquí.
Los orbitales se representan como cuadrados indicando cada uno de ellos, con flechas, los dos electrones máximos
admisibles por cada orbital.
Es posible observar en la figura 5 cómo va aumentando la energía a medida que crece el número cuántico principal
n. Cuando existe un átomo con muchos electrones, las distintas subcapas van teniendo distinta energía debido a
que existe mucha repulsión entre los electrones de las distintas subcapas. Por ejemplo, el nivel 2p tiene una energía
mayor que el nivel 2s para un átomo polielectrónico.
Para generalizar, cuando se trata de un átomo de muchos electrones, para un dado valor de n, la energía de un
orbital se incrementa con el valor de l.
El número cuántico magnético de espín, ms (el subíndice indica spin), es el cuarto número cuántico. Toma valores
de +½ y, para el otro, de – ½.
Este principio de exclusión establece que dos electrones de un mismo átomo no pueden tener los mismos cuatro
números cuánticos.
Si dos electrones se encuentran en un mismo orbital y nivel de energía, los números cuánticos n, l y ml son iguales,
pero el ms no puede ser igual en ambos electrones: para uno de ellos será +½, y para el otro, – ½.
En otras palabras, sólo dos electrones pueden coexistir en el mismo orbital atómico y deben tener spines opuestos.
Regla de Hund
Al llenar los orbitales de igual energía (los tres orbitales p, los cinco orbitales d o los siete orbitales f) los electrones
se distribuyen, siempre que sea posible, con sus spines paralelos, es decir, que no se cruzan. La partícula
subatómica es más estable (tiene menos energía) cuando tiene los electrones desapareados (espines paralelos)
que cuando esos electrones están apareados (espines opuestos o antiparalelos).
La regla de Hund se basa en el hecho de que los electrones se repelen el uno al otro (como ocurre en física con dos
cargas eléctricas del mismo signo). Al ocupar diferentes orbitales, los electrones permanecen lo más alejados
posible unos de otros, lo cual disminuye las repulsiones entre ellos.
Configuración electrónica
Se denomina configuración electrónica al arreglo de los electrones dentro del átomo. La configuración electrónica
se deduce de todos los principios enunciados anteriormente, y es aquella donde las fuerzas de repulsión son
mínimas y las energías son las más bajas. Existen dos maneras de hacer la configuración electrónica: a partir del
diagrama de Moeller y a partir del modelo de Kernel.
Diagrama de Moeller
El diagrama de la Figura 7 nos ayuda a escribir correctamente la configuración electrónica, manteniendo el orden en
el que se llenan los orbitales por cuestiones de energía y la cantidad máxima de electrones que admite cada orbital.
Figura 7. Regla nemotécnica para la configuración electrónica (se debe comenzar en 1s y seguir siempre la
flecha)
El kernel es una manera de escribir la configuración electrónica de manera abreviada. Para ello, deberemos buscar
el gas noble anterior al elemento químico del que queremos hacer la configuración electrónica y después las capas
finales del átomo. Por ejemplo, podemos escribir la configuración electrónica abreviada del cloro de la siguiente
manera:
Por otro lado, podemos escribir la configuración electrónica abreviada del manganeso de la siguiente manera:
Entre paréntesis se coloca el símbolo del gas noble que antecede al elemento a considerar, seguido por los símbolos
de los subniveles superiores llenos que ocupan los niveles externos
A partir de lo visto hasta aquí, y por medio de un ejemplo, podemos pensar en los pasos necesarios para realizar la
configuración electrónica y determinar el número cuántico de un elemento.
Como primer paso, debemos averiguar cuál es el número atómico del elemento con el que vamos a trabajar. Para
ello, es necesario tener una tabla periódica. El número atómico (Z) es un número entero que representa el número
de protones. Por ejemplo, el hidrógeno (H), que tiene 1 protón, tiene un Z = 1, y el sodio (Na), que tiene 11 protones,
tiene un Z = 11.
Como segundo paso, debemos pensar cómo distribuir los electrones de ese elemento. Cada uno de esos electrones
tienen cuatro números cuánticos que nos brindarán toda la información que necesitamos saber sobre ellos: el
número cuántico principal (n), el número cuántico secundario (l) (que da la forma de dicho orbital), el número
cuántico magnético (ml) y el espín del electrón (ms). En este momento, no debemos olvidar el principio de exclusión,
Una vez que tengamos todo lo anterior, procedemos a ubicar los electrones desde el orbital de menor energía (más
cercano al núcleo) hacia el más energético (más lejano), respetando el máximo de electrones que tolera cada
orbital. Sabemos que el orden de energía de los orbitales es 1s, 2s, 2p, 3s, 3p, 4s, 3d, 4p, 5s, 4d, 5p, etcétera. Como
vemos en la Figura 9, en cada subnivel s(que tiene solo un orbital) entran dos electrones; en el subnivel p (que tiene
3 orbitales), 6 electrones; en el subnivel d (que tiene 5 orbitales), 10 electrones, y en el subnivel f (que tiene 7
orbitales), 14 electrones.
Por último, debemos recordar que cada orbital solo puede contener un máximo de dos electrones, los cuales deben
tener espines opuestos, o diferentes números cuánticos de espín electrónico. También, no debemos olvidar la regla
de Hund, que indica que la configuración electrónica más estable en un subnivel es aquella que tiene el mayor
número de espines paralelos.
Tabla 2. Orbitales
Fuente: elaboración propia.
Supongamos que deseamos conocer la configuración electrónica del flúor (F), cuyo número atómico es Z = 9. La
configuración electrónica del flúor será la siguiente:
Por último, si siguiéramos el modelo resumido, la configuración se expresaría de la siguiente manera: F [He] 2s2 2p5.
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LECCIÓN 2 de 4
Video conceptual
La configuración electrónica
Reuse
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LECCIÓN 3 de 4
Referencias
Brown, T. L., LeMay, H. E., Bursten, B. E. y Burdge, J. R. (2004). Química. La ciencia central. Ciudad de México, MX:
Pearson Educación.
Brown, T. L., LeMay, H. E., Bursten, B. E. y Murphy, C. J. (2013). Química de la ciencia neutral.
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LECCIÓN 4 de 4
¿Qué es la materia?
–
La materia es el material físico del universo, cualquier cosa que tiene masa y ocupa espacio. La enorme variedad de la materia en
nuestro mundo se debe a combinaciones de apenas poco más de cien sustancias muy básicas o elementales, llamadas
elementos.
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