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No cabe duda de que los ojos del mundo se encuentran actualmente en el área geográfica del
Medio Oriente, donde una enemistad de hace siglos continúa entre árabes y judíos. Los
palestinos son un grupo de árabes que se llamaron así desde 1962 y que reclaman la tierra de
Israel como propia para establecer un estado separado e independiente. Sin embargo, el
principal objetivo de este grupo de personas es eliminar completamente al Estado de Israel.
La sola existencia del estado de Israel es una fuente de constante irritación para los árabes,
pues han sufrido una serie de derrotas de los judíos desde 1948 demandando venganza. La
famosa -intifada- o guerra santa ha sido una de sus tácticas para provocar temor a los judíos. Y
a través de los diferentes medios de comunicación los árabes esperan demostrar que los judíos
son los opresores, el origen de todos los problemas del Medio Oriente y un problema continuo
para las naciones.
Mientras los tambores de guerra continúan sonando en esta área conflictiva del mundo, los
Estados Unidos buscan establecer la paz entre estos dos adversarios históricos. Ninguno de los
Tratados de Paz anteriores ha garantizado la paz, pues de acuerdo con las profecías bíblicas no
la habrá hasta el surgimiento del Anticristo.
Sin embargo, no es así en la realidad, pues han sido los judíos el blanco para el antisemitismo y
con un odio acérrimo que ha plagado la historia desde hace varios siglos. El veneno que ha
infectado a millones de personas en contra de los judíos es más que el temor, la desconfianza,
el prejuicio, la inseguridad o la envidia. Este odio proviene de los poderes espirituales de las
tinieblas, del odio de Satanás y sus ángeles caídos que anhelan hacer abortar el pan de Dios,
pues los judíos han sido el centro de esta guerra espiritual.
1. El conflicto angelical.
El conflicto angelical existe desde antes que el ser humano existiera sobre este planeta, pues
fue iniciado cuando un querubín llamado Lucifer, se rebeló desafiando la autoridad de Dios
(Is.14:12-14; Ez.28:12-15). De esta manera los ángeles fueron divididos en dos grupos: los que
siguieron a Lucifer y los que permanecieron fieles a Dios (Ap.12:4).
La raza humana fue creada posteriormente con la misma capacidad de elegir entre el bien y
entre el mal (Gén.2:16-17). De esta manera la raza humana quedó bajo el escrutinio de los
ángeles de Dios y los ángeles caídos (Job 2:1-3; Luc.15:7,10). El primer juicio de Dios fue un
diluvio universal para destruir a una raza humana contaminada genéticamente por los ángeles
caídos (Gén.6:1-4).
Dios comenzó este proceso llamando a un hombre llamado Abram, al cual le hizo promesas que
alcanzarían al mundo entero (Gén.12:1-3).
1. La primera promesa hecha a Abraham revelaba al fundador de la raza judía y las grandes
bendiciones para el futuro.
2. La segunda promesa serían bendiciones personales para Abraham, especialmente cuando
llegara a la madurez espiritual.
3. Las siguiente dos promesas se relacionaban con la semilla futura de Abraham: el Señor
Jesucristo (Gál.3:8-9).
En aquellos días no había ninguna división en el mundo entre gentiles y judíos, pues esto
ocurrió después, cuando le fue cambiado el nombre a Abraham y circuncidado a los 99 años
para convertirse en el padre de la raza judía (Gén.17:5,24). Hasta este tiempo solo había
gentiles de origen semítico y jafético, pero no judíos. Dios le promete a Abraham que de su hijo
Isaac (no Ismael) vendría el Mesías prometido (Gén.16:3-6,11-12; 17:21; 21:1-5,12). De estos
dos hijos de Abraham (medios hermanos) provienen las raíces verdaderas de todo este
conflicto de los siglos ¡entre árabes y judíos!
II. TEOLOGÍA DEL PACTO vs. DISPENSACIONAL
Dentro del estudio de la Teología encontramos dos de sus ramas que se llaman: Teología del
Pacto y Teología Dispensacional. Desgraciadamente, la Teología del Pacto ha abierto la puerta
al anti-semitismo, pues en contraste, la Teología Dispensacional, enseña claramente la
diferencia entre Israel y la iglesia.
Los teólogos del Pacto perciben a Israel, no como una entidad racial o nacional a quienes Dios
dio promesas incondicionales, sino como a un pueblo espiritual de Dios. Estos teólogos enseñan
que como Israel desobedeció a Dios, ahora la iglesia ha tomado su lugar como el Israel
espiritual. Así pues, la iglesia que comenzó como un remanente de los creyentes del Antiguo
Testamento ha continuado como el verdadero Israel de Dios.
En el reino milenial de Jesucristo, toda la nación creyente será beneficiada de los aspectos
físicos de los pactos incondicionales (la tierra, el rey y bendiciones, Rom.11:25-26). Bajo el
Nuevo Testamento jamás se confunde a Israel con la iglesia, pues aun cuando la época de Israel
y la de la Iglesia se ha compartido la fe y la gracia de Dios para la salvación, no constituye una
prueba que la iglesia sea ahora el Israel espiritual.
2. La Teología dispensacional
Esta rama de la Teología expone claramente los errores de la Teología de la Reforma, pues hace
la gran diferencia entre Israel y la iglesia. Israel fue establecida étnicamente por Abraham
(Gén.12:2) y nacionalmente por Moisés (Ex.3:8-10; 19:5-6).
Esta época judía continuó hasta el tiempo de la primera venida de Jesucristo y fue interrumpida
por la época de la iglesia y terminará después del Rapto de la iglesia y con la segunda venida de
Jesucristo.
3. Diferencias entre estas dos entidades.
Existen grandes diferencias entre estas dos dispensaciones:
A. ISRAEL
+ En la época de Israel había un sacerdocio especializado: sacerdocio Levítico (Núm.18:1-2,8).
+ La unción del Espíritu Santo fue limitada para pocas personas, como gobernantes, jueces,
artesanos del Tabernáculo y constructores del Templo (I Sam.16:14; Sal.51:11).
+ Solo Israel fue responsable de la propagación y protección de la Palabra de Dios (Is.43:10-12;
Rom.3:1-2).
Pero desde el año 445, cuando el rey Artajerjes de Persia decretó la restauración de la ciudad
de Jerusalén, los judíos recibieron la promesa de 490 años más para evangelizar otras naciones
(Dan.9:24-26).
B. LA IGLESIA
+ No existía bajo el Antiguo Testamento, pues nació el Día de Pentecostés mediante el
bautismo del Espíritu Santo (Hech.2).
+ La iglesia es la dispensación actual en el tiempo de Dios y es llamada; real sacerdocio, nación
santa y linaje escogido, compuesta de todas las naciones, judíos y gentiles (I Ped.2:9;
Rom.10:12; Gál.3:28).
+ La iglesia universal es un organismo, no una organización nacional ni una denominación.
+ Cada creyente se convierte en un miembro del Cuerpo de Cristo (I Cor.12:13) y un embajador
en la ausencia física de Cristo (Rom.1:14-16; 2 Cor.5:18-20).
+ Mientras se encuentra en el mundo es llamada el Cuerpo de Cristo (Ef.5:23), en el cielo se
convertirá en la “novia de Cristo” (2 Cor.11:2; Ap.19:6-8).
+ La iglesia es el pueblo celestial de Dios (Heb.12:22-23), Israel es el pueblo terrenal de Dios
(Deut.14:2; Is.66:22).
+ La iglesia camina por fe (2 Cor.5:7), Israel caminó por vista (Ex.4:30: Sal.78:12; I Cor.1:22).
Toda la Biblia y la estructura del cristianismo dependen en reconocer que hizo cuatro pactos
incondicionales con Israel y no con la iglesia. Dios tiene que cumplir estos cuatro pactos con
Israel o faltaría a su Palabra (Núm.23:19). Los judíos tienen un futuro nacional y siempre
pertenecerán al plan de Dios (Rom.9,10, y 11).
Nuestra generación presenció una declaración que hizo el expresidente, Donald Trump acerca
de que Jerusalén es la capital indiscutible de Israel. Esto levantó muchísimas discusiones a nivel
internacional, pero principalmente, dentro de las naciones árabes. El presidente de la unión
Palestina, Mainud Abbas, ha declaró que ya jamás se volverán a reunir con ningún enviado
norteamericano para discutir algún Tratado de Paz.
III. LOS PACTOS DIVINOS CON RELACIÓN A ISRAEL
En la Biblia tenemos dos pactos relacionados específicamente con el derecho divino de la tierra
de Israel.
1. El Pacto Abrahámico
Aquí Dios le promete y garantiza a Abraham y a sus descendientes que recibirán la tierra como
“posesión eterna” (Gén.12:7; 13:5; 17:8). A Ismael se le hacen grandes promesas, pero las
promesas del pacto serían a través de Isaac (Gén.17:18-21).
Y para enfatizar y confirmar esta promesa, Dios se las repitió a Isaac y Jacob (Gén.26:3; 28:13).
Los profetas que siguieron siglos más tarde apelaron a este pacto para justificar el derecho de
Israel sobre la tierra (Deut.1:8; I Crón.16:15-18; Neh.9:8; Ez.33:24). Mientras que Abraham
solamente viajaría a través de la tierra, a sus descendientes se les prometió como una herencia
eterna.
Aun cuando este Pacto Palestino prometía disciplina y dispersión por la desobediencia, también
prometía restauración cuando la nación se volviera al Señor (Deut.30:2-4).
Como instrumentos de su disciplina, Dios escogió dos naciones o imperios antiguos: a los asirios
(722 A.C.) y a los sanguinarios babilonios (586 A.C.- Jer.25:9; 52:12-13). Este período es
conocido como el “tiempo de los gentiles” (Luc.21:24), pues ahora en lugar que Dios usara a
Israel para gobernar el mundo, usaría a los gentiles para gobernar a Israel.
4. El propósito de Dios en esta dispersión
¿De qué manera este triunfo de los paganos sobre el pueblo del pacto podría cumplir los
propósitos de Dios?
¿Por qué permitió Dios que las hordas de los paganos conquistaran a su pueblo del pacto y que
desviaran su plan de bendecir al mundo mediante la semilla de Abraham?
¿Acaso estos poderes de naciones gentiles abortaron el plan original de Dios?
Fue bajo el imperio romano que Jesús nació, siendo rechazado durante toda su vida por su
mismo pueblo, al cual había venido a redimir y a entregarles las promesas de Dios (Mc.3:6;
Jn.11:49-50; 19:15; Mat.27:25).