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QUÉ ES Y CÓMO EJERCER LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA

DISCIPLINA EN LA IGLESIA

Hay un detalle significativo con la disciplina en la iglesia, muchos líderes y pastores la practican
siguiendo las costumbres pero no según la Biblia. Entonces, el tema de discusión no debe ser la
cuestión sobre si debe o no debe haber disciplina en la iglesia, sino sobre qué es realmente la
disciplina y cómo ejercerla.

Muchos confunden la disciplina eclesiástica con un castigo público o un juicio de condenación para
el ofensor. Otros han limitado la disciplina solamente para pecados de tipo sexual. Y otros más,
han hecho de la disciplina tan sólo un periodo de tiempo en la que un miembro de la iglesia estará
en inactividad, osea una sanción temporal que después que se haya cumplido (al tiempo señalado)
terminará y el hermano volverá a su rutina de siempre.

Este tipo de disciplina muchas veces es ejercida con una fría rigurosidad, con poco amor, sin base
bíblica y poca prudencia; esto hace que muchos miembros abandonen la iglesia o terminen por
apagarse espiritualmente. La Biblia nos da respuesta clara sobre todo esto, Dios ha determinado
qué disciplina debemos ejercer en Su iglesia y la manera en que debemos llevarla a cabo.

A. La Disciplina es un proceso de formación y perfeccionamiento para el creyente.

Algunos llaman a esto la “disciplina formativa” o “disciplina preventiva”. Entonces, debemos


entender la disciplina bíblica como el proceso al cual Dios somete a todos sus hijos para formar su
carácter a semejanza de Cristo (Romanos 8:28-29).

La disciplina de Dios incluye:

Instrucción y permanente enseñanza, 1Tim.4:11-13; Col.3:16

Pruebas de sufrimientos, Rom. 5:3-4; 2Cor. 8:2; 1Pe.1:5-7; Stg.1:2-4

Ejercicio del dominio propio, 2Tim.2:3-6; 1Cor.9:25; 2Tim.1:7

Castigo por rebeldía, 1Cor.11:30-32; Dt.8:5; Heb.12:6

Motivación y consuelo, Stg.1:12; 1 Cor.9:24-27; 1Cor.3:14

Todos sus hijos lo reciben sin excepción alguna.


La disciplina no sólo es para los que caen en algún pecado en particular, sino para todos los hijos
de Dios.

No se debe confundir “disciplina” con “castigo”. El castigo puede ser parte de la disciplina pero el
castigo por sí solo no es la disciplina. Hebreos 12:1-11 (Este pasaje es una consecuencia al mensaje
del capítulo 11, lo que quiere decir que la disciplina que se trata aquí son todas las pruebas y
sufrimientos que pasaron los hombres y mujeres de Dios mencionados anteriormente).

La disciplina es parte esencial en el discipulado.

“Disciplina” – Orden para aprender.

“Discípulo” – Aquel que aprende.

Ambas palabras tienen la misma raíz: “Discipulus”.

En este nivel de la disciplina es vital la participación humana mediante el discipulado, la consejería


y el pastoreo.

En este sentido, la iglesia que disciplina formativamente a sus miembros no tendrá que
disciplinarlos correctivamente después.

B. La disciplina Bíblica es el molde de Dios para la vida santa del creyente.

A esto se le conoce como la disciplina correctiva. Como parte de esta disciplina, existe un orden o
proceso de conducta que DIOS ha establecido para su Iglesia. Habrán veces en que algunos
hermanos o líderes saldrán de este molde debido a su desobediencia, y existe una forma de
corrección que la Biblia nos enseña y nos da pautas para saber cómo actuar en determinados
casos:

Reprensión pública para los líderes que persisten en pecar.

Se deberá hacer una reprensión pública en el caso de pastores, maestros o líderes que después de
haber sido amonestados por dos o tres testigos, en privado, insisten en vivir pecando.

Sin embargo, no se debe aceptar ninguna acusación contra ellos que no sea hecho por dos o tres
testigos del hecho. Y todo debe ser hecho sin parcialidad. 1 Timoteo 5:19-21.

¿Qué pecados se deben reprender en un anciano?

Los pecados a reprender para un anciano son:

Perversión de la sana doctrina, 1Tim.6:5.

Cualquier tipo de inmoralidad, Tito 1:13

Autoritarismo o abuso de autoridad, 1Pe.5:1-4


En el caso de un miembro (no líder) de la Iglesia que anda en desorden:

Se debe buscar su arrepentimiento en forma privada con el pastor y/o los hermanos ancianos que
el pastor crea conveniente. Mt.18:15-16

Se debe conservar siempre un espíritu de amor, mansedumbre y misericordia (Pr.16:6). El objetivo


no es juzgarle ni castigarle, sino ayudarle a enderezar sus pasos.

Si este hermano continúa con su actitud pecaminosa y desordenada, se le considerará como un


hermano en rebeldía o en desorden, más no como un enemigo (2 Tes. 3:14-15). Con este hermano
no se tratará con la misma comunión y relación que con el resto de hermanos, el objetivo es que él
se arrepienta (2Cor.7:8-10).

En caso que la rebeldía del hermano sea de mirada pública y él persistiera en su mala conducta: La
Iglesia unida en oración, retirará del todo su comunión y la cobertura espiritual para este
hermano, esto incluye:

Entregarle a Satanás (1Co.5:4-5). No quiere decir que se le envía al infierno, sino que se le quita la
comunión y la oración por él, con el fin de que se arrepienta.

Ni aun comer con él (1Co.5:11). Si la comunión con este hermano sigue igual, se estará dando pie a
que él continúe en su práctica desordenada.

Esto no quiere decir que se le someterá a un juicio público, sino que sencillamente la iglesia hará
todo en oración y con prudencia.

¿Qué se deberá hacer en caso de que aquél hermano muestre arrepentimiento?

El hermano pasará al proceso de restauración que veremos en la siguiente nota sobre LA


RESTAURACIÓN EN LA IGLESIAL.

Nota: Cabe resaltar que aquí último se está hablando de un hermano que está viviendo
deliberadamente en desorden y pecado ante la vista de los incrédulos (públicamente), con una
mala actitud. No estamos hablando de alguien que haya caído en algún pecado o de alguien que
confiesa ser débil ante un pecado particular, ya que en estos casos aquellos hermanos pasarían
directamente al proceso de restauración.

ERRORES SOBRE LA DISCIPLINA QUE SE COMETEN EN MUCHAS IGLESIAS:

Falta de enseñanza clara y correcta sobre la disciplina bíblica en la iglesia.

Practicar la disciplina correctiva sin practicar primero la formativa.

No usar la palabra de Dios adecuadamente para disciplinar.

Exponer la corrección del creyente como un espectáculo público.

Usar el castigo de los miembros para imponer autoridad sobre los demás.
Sólo “disciplinar” los pecados de tipo sexual o de aparente rebelión contra el líder.

Avergonzar públicamente a un miembro arrepentido.

Usar mucha severidad y no considerar a los miembros débiles a la hora de disciplinar.

Limitar la disciplina a un periodo de estar en el llano pero sin pastorear el corazón.

Levantar la supuesta disciplina sin haber restaurado genuinamente al hermano.

Estas formas incorrectas de disciplinar a los hermanos son realizadas debido a que un pastor es
más esclavo de sí mismo que siervo de la palabra de Dios:

“Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes (un pastor de la época), al cual le gusta tener el primer
lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace
parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los
hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.” 3 Juan 1:9-10

Principios para aplicar una buena disciplina correctiva en la Iglesia:

Tratar el caso lo más privado posible.

El objetivo siempre debe ser buscar el arrepentimiento del ofensor.

Se debe desechar toda actitud de juicio carnal y condenación.

Los participantes deben ser hermanos maduros espirituales.

Siempre considerarse a sí mismos, que también pueden ser tentados.

Depender enteramente de la oración y la Palabra de Dios.

Seguir fielmente los procesos que enseña la Biblia, retirar de la comunión al ofensor es el último
recurso.

Cuando se hubiere arrepentido, el propósito principal es el de restaurar al caído, sanar al herido

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle
con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Porque el que se cree ser
algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.” Gá.6:1-3

“Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis
con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a
hermano.” 2 Tes.3:14-15

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