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Introducción
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Buenas prácticas de intervención en situaciones que involucran a personas
con crisis de salud mental y/o con consumos problemáticos en el espacio público
Para estimar el estado del sujeto con el que nos encontramos, podemos relevar,
en caso de ser posible, información sobre las posibles causas que llevaron a la
situación de crisis (consumo de sustancias, conflictos interpersonales, etc.). En
caso de contar con la presencia de allegados, puede consultarse sobre los
probables factores precipitantes y antecedentes de hechos similares. Atender al
entorno de la persona (por ejemplo, familiares, referentes, etc.) y procurar su
colaboración puede servirnos tanto para obtener información valiosa como para
facilitar la asistencia a quien se encuentra en una situación de crisis. Si la persona
afectada reacciona de manera adversa a la presencia de su entorno familiar o de
allegados, se los deberá apartar para no incrementar la tensión.
Recordar que en intervenciones que involucren a niños, niñas y adolescentes, además de solicitar la
presencia de los efectores de salud, se debe dar intervención a los organismos de protección de los
derechos de niños, niñas y adolescentes.
Cuando nos encontramos con una persona que presenta una pérdida o una disminución significativa de la
conciencia, lo prioritario es la rápida atención por parte del personal de salud.
→ Mientras se aguarda la llegada de los servicios de salud, se continuará con los siguientes pasos:
Evaluar los signos vitales de la persona (respiración, pulso, ritmo cardíaco, temperatura corporal). En el
caso de que se demore la llegada del personal de salud, podemos repetir la evaluación de signos vitales de
manera recurrente.
En épocas de bajas temperaturas, mantener a las personas abrigadas para prevenir cuadros de
hipotermia.
En caso de ser requerido, el efectivo deberá acompañar al personal sanitario durante la asistencia.
Antes de llevar a cabo el traslado, se deberá realizar una inspección de seguridad sobre la persona
afectada a fin de descartar posibles elementos o sustancias que puedan causar daño tanto para sí
como para la integridad del personal médico y del propio personal policial.
Recordar que es indispensable la pronta llegada del sistema de salud −estas estrategias nos sirven
de manera paliativa mientras se aguarda−.
Proveer un ambiente seguro y de contención hasta la llegada del personal de salud. Esto
significa que procederemos mayormente a realizar una contención verbal de la persona afectada,
hablando de modo claro y explicando, con un lenguaje simple, las acciones que llevaremos a cabo.
En caso de contar con la presencia de allegados, podemos consultar acerca de las posibles
causas de la crisis (sustancias ingeridas y tiempo que pasó desde la ingesta, uso regular de
medicación psiquiátrica, etc.). En el caso de que no haya terceros en la escena que puedan
orientarnos, observar si pueden detectarse posibles indicadores de intoxicación [6].
Como se indicó previamente, se podrá acompañar al personal sanitario durante la asistencia, siempre
realizando la inspección de seguridad sobre la persona afectada.
Es de suma importancia tener en cuenta que para una persona que se encuentra en situación de crisis de
salud mental la presencia de personal policial uniformado puede generar un aumento de ansiedad y derivar
en el inicio o el incremento de conductas agresivas. Es por ello que es importante expresar confianza,
respeto y amabilidad hacia quien padece una crisis. Esto ayudará a inspirar seguridad.
En el contexto de la intervención, se debe evitar tomar las expresiones ofensivas desde el plano
personal, entendiendo que tanto las ofensas como los agravios tienen como causa principal la crisis que
atraviesa la persona.
En este escenario las personas suelen presentar un estado de agitación psicomotriz por el cual pueden
moverse con exaltación nerviosa, ser incapaces de mantenerse sentadas, caminar velozmente o en
círculos, frotarse las manos y la ropa, gritar, quejarse en voz alta e, incluso, realizar amenazas. Estas
actitudes normalmente son acompañadas por ansiedad, irritabilidad y dificultad para reaccionar
adecuadamente a estímulos externos.
1° Comando.
2° Efectores del sistema de salud.
3° Autoridades judiciales.
→ Para ello se atenderá a las siguientes pautas mientras se aguarda la llegada del equipo de salud:
Evaluar el entorno a fin de detectar posibles situaciones que incrementen el riesgo de acciones
violentas de la persona afectada contra sí, contra terceros y contra el mismo personal interviniente.
Desarrollar las estrategias de contención verbal expresadas en el punto b. Sobre este tema,
recomendamos principalmente captar la atención de la persona por medio de la interacción verbal
para ofrecer una relación colaborativa. Escuchar lo que expresa y lo que dice necesitar. En estados
de agitación, este punto es clave para que el individuo afectado atienda y siga las indicaciones que
le dé tanto el personal policial como los servicios de salud.
Respetar el espacio personal del afectado/a, comunicarle con claridad las acciones que se llevarán a
cabo y asegurarse de que permanezca en el lugar.
Si se cuenta con la presencia de allegados/as, consultar sobre las posibles sustancias ingeridas, el
tiempo que pasó desde la ingesta u otras posibles causas de la crisis.
Si no hay terceros en la escena, observar posibles indicadores de intoxicación.
En ambos escenarios, brindar al equipo de salud la información recogida.
En caso de ser requerido, acompañar al personal sanitario durante la asistencia. (Previo a todo
traslado, se deberá realizar una inspección de seguridad sobre la persona afectada a fin de
descartar la presencia de elementos que pudieran ser empleados contra sí, contra la integridad del
personal médico y del propio personal policial).
Hay intervenciones en las que el estado de agitación del sujeto afectado escala de
manera tal que representa un riesgo cierto e inminente para sí o para terceros.
En este caso, y solo cuando la resolución por vía del diálogo y la
comunicación sean insuficientes, se deberá recurrir a niveles de fuerza
mayores. En este apartado se explica cómo hacer un uso correcto de las técnicas
de restricción física.
El uso de las estrategias verbales tranquilizadoras debe continuar durante la contención física, a
fin de reducir la agitación de la persona afectada y la violencia de la situación
| Paso 1.
Llevar a la persona en dirección a una posición prona (boca abajo) para favorecer
el esposamiento.
| Paso 2.
Girar a la persona sobre uno de sus lados.
| Paso 3.
Sentar a la persona con su espalda levemente inclinada hacia atrás y continuar la
inmovilización de sus extremidades desde esa posición.
Casos especiales
|| Niños, niñas y adolescentes
Recordar que, al momento de realizar las comunicaciones, además de solicitar la presencia de los
efectores de salud, se deberá dar intervención a los organismos de protección de derechos de niños,
niñas y adolescentes.
Una forma de pedirle a la persona que se tranquilice es colocando la mano abierta con la palma extendida
hacia el propio pecho y repetir un movimiento lento de descenso.