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(Jose Coti)
Idea central
El amor del Padre Celestial y su misericordia, permitió que su hijo Jesús nos rescatara y nos diera su bendición, nos
diera identidad y marcara el propósito de nuestras vidas.
Introducción
En el principio, Dios creó el Edén y puso allí al hombre y a la mujer para tener comunión con ellos. En Génesis 1:28,
al bendecirlos y enviarlos a multiplicarse, dar fruto, llenar la tierra y sojuzgarla, les otorgó la habilidad para que les
fuera bien y tuvieran éxito en lo que les encomendaba. Dios los habilitó al darles bendición, les dio identidad al
hacerlos a Su imagen y semejanza, y les dio un propósito al pedirles que gobernaran la tierra.
La vida de las personas es similar a hornear un pastel: se necesitan todos los ingredientes para que salga bien y
quien aporta esos ingredientes es la figura paterna. Algunos de esos ingredientes son el amor, la aceptación, la
seguridad, el afecto, la confianza, el apoyo emocional y material, etc. Cuando estos ingredientes no están
disponibles durante la etapa de crecimiento, el producto final no será tan bueno como podría ser.
Como el diablo viene a robar, matar y destruir, les vendió a los mensajeros, es decir, a los padres,
inconscientemente, un mensaje para robarles a los hijos la bendición, la identidad y el propósito de Dios. El deseo
del diablo es destruir la vida y llevar a la muerte espiritual. Por eso, comunica un mensaje de maldición, fracaso y
derrota, con una falsa identidad y un falso propósito. Esto nos aleja de la relación, comunión y conocimiento de
nuestro Padre Celestial.
Si eres una de las personas que ha sufrido los errores de la paternidad, alégrate porque los sufrimientos del pasado
no vienen para quedarse para siempre. Podemos cambiarlos y es nuestra oportunidad y responsabilidad aceptar
esos cambios. El Padre Celestial, en Su amor y misericordia, y en Su anhelo de restaurar nuestras vidas, envió a
Jesús a rescatar todo lo que se había perdido en la caída. Nos devolvió la bendición, la identidad y el propósito para
nuestras vidas y nos sanó de los efectos de la distorsión de la paternidad. De esta forma, sanó el corazón de los
hijos y el de los padres para volverlos unos a otros.
Jesús vino a abrir el camino para que pudiéramos saber y aprender, pero principalmente, para que viviéramos la
más completa dimensión del amor del Padre. Su amor es eterno, no nos abandona, tenemos libre acceso a Su trono
y podemos acomodarnos en Su regazo. Dios nos habilita para que nos vaya bien en la vida, bendiciéndonos con
todo bien espiritual que provoca bendiciones terrenales. Nos regala un nuevo nombre, una nueva familia y una
nueva casa.
Nuestro nuevo nombre es "hijo" y nuestro nuevo apellido es "de Dios". Nuestra nueva familia es la Suya. Nuestra
nueva casa es la Jerusalén Celestial hacia dónde vamos. Nuestro nuevo hogar está en el cielo, aquí somos
extranjeros y peregrinos, Sus embajadores para conquistar la tierra en Su nombre.
Conclusión y aplicación
Dios creó al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza para que les fuera bien en todas las cosas. Después que
el hombre pecó, el diablo se encargó de destruir la identidad de cada uno de nosotros, utilizando a nuestros padres
como mensajeros y tergiversando el mensaje de hijos con una falsa identidad y falso propósito. Jesús vino a abrir el
camino para que pudiéramos vivir la más completa dimensión del amor del Padre. Convéncete de que eres hijo de
Dios y demuéstralo en cada área de tu vida.
Llamado y ministración
Es tiempo de perdonar a nuestros padres, soltar las cosas que por años nos han atado a situaciones negativas
porque los juzgamos, sentimos ira y resentimiento. Hoy es el día de nuestra libertad, de romper las cadenas del
dolor que nos han mantenido alejados de nuestro Padre Celestial. Corramos a Su regazo a recibir la plenitud de Su
amor.
Ejemplo de la silla.
Intercesión
Se debe pedir para que las personas comprendan que son hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas
obras. Que sea restaurado la bendición, identidad, y el propósito