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Lee esta anécdota graciosa sobre San Martín y después contesta las preguntas.
En el convento donde vivía San Martín, a veces los ratones malograban la ropa que estaba
guardada en la enfermería, y un día atraparon a uno. Cuando estaban ya para matarlo. San Martín
no lo permitió, sino que lo tomó en la palma de su mano izquierda y le dijo muy seriamente:
“Vaya, hermano, y diga a sus compañeros que no sean molestos, que se retiren todos a la huerta,
que yo les llevaré allá la comida de cada día”. Y así fue. Los ratones ya no merodearon la ropería
de la enfermería, y cada día podían ver los religiosos cómo acudían a recibir la comida que a la
huerta les llevaba San Martin.
3. Los ratones
a. Dejaron
b. Continuaron molestando