SAN MARTIN DE PORRES: “El Santo de la escoba”
El don de la sanación. - “Yo te curo, Dios te sana”. Era la frase que solía decir Y eso
San Martín de Porres fue un hombre religioso, hijo de un español
y de una mujer de raza negra, quien, ya desde niño, a pesar de
las limitaciones provenientes de su condición de hijo ilegítimo y
mulato, vivió una existencia austera y humilde, pero irradiante
de caridad
En plena infancia, su padre lo legitimó, así como a su pequeña
hermana Juana, llevando a ambos a Guayaquil. Martín tuvo allí
la oportunidad de aprender a leer y escribir. Cuatro años
después su padre devolvió al niño a su madre y dejó a su hija
Juana a los cuidados de otros familiares.
Martín progresaba, avanzaba mucho más aún en la ciencia de
los santos, el amor a Dios y al prójimo fue lo que lo llevó a los 15
años, a pensar en servir solamente a Dios, ingresando a un
convento.
Las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el
color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresó como Donado, Su anhelo más
profundo siempre es de seguir a Jesús y vestir el hábito religioso. Su madre, en un acto de
desprendimiento admirable, no sólo le permitió a su hijo dar ese paso, sino que ella misma
quiso entregarlo al convento.
Los dones y las virtudes más importantes de San Martín fueron:
Ejemplo de Humildad. - En primer lugar, debemos recordar que fue un hombre humilde,
sencillo, sin gran poder y sin gran cultura; siempre se preocupó por los demás antes que
por él mismo. Se ponía en el último lugar. Además de cuidar de la enfermería, barría todo
el convento, se encargaba de las tareas más humildes.
El santo de la escoba, San Martín; en su época no lo conocería casi nadie, pero ahora,
conforme pasan los años, cada vez más reconocemos la grandeza del hombre que nos
enseña el camino de la santidad.
Un hombre de Caridad. - Uno de los rasgos característicos de la vida de san Martín fue su
gran caridad con todos. Acudía a los pobres y enfermos, dando limosnas y curándoles sus
dolencias a españoles, indios y negros, porque a todos los quería y amaba con singular
amor y caridad.
Fray Martín transformó la enfermería en su centro de acción. A ella llevaba todos los
enfermos que encontraba en la calle, incluso a aquellos con mayor peligro de contagio.
Barbero de la comunidad. - se convirtió en el barbero y peluquero de la comunidad, era
también el campanero, ocupando en la oración entre seis y ocho horas al día.
Era un herbolario. - Era un amante de la naturaleza, había una huerta en la cual él mismo
cultivaba y cuidaba las plantas que utilizaba para sus medicinas. Con ellas operaba
verdaderos milagros.
ocurría. Pero a veces se valía de las cosas más diversas para curar, como vino tibio,
algunas plantas, fajas de paño, pedazos de suela para curar la infección. Y principalmente
la oración y la imposición de las manos.
San Martín de Porres y su amor por los animales. -
Su amor a los animales era fruto de su inmenso amor por el
Creador de todas las cosas los animales domésticos son
inseparables a la figura de San Martín de Porres a los que
siempre compadeció y socorrió. “se ocupaba en cuidar y
alimentar a los perros, a los gatos, a los ratones y demás
animalejos, instaurando pactos de paz, de no agresión y
promesas de recíproco respeto”. No es extraño que, en el
convento los perros, gatos y ratones comieran del mismo
plato. Tenía el don de comunicarse con ellos – la
parazoogésis.
El don de la Bilocación. –
Entre los innumerables milagros que se le atribuyen a Martín, está el don de la bilocación
(fue visto a la misma hora en lugares y hasta en países diferentes)
Muchos lo vieron entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas.
Llegó a adquirir en algunas ocasiones las cualidades de los cuerpos gloriosos y,
atravesando puertas cerradas e incluso paredes, entraba en aposentos donde su presencia
era necesaria. Él d ecía - “Yo tengo mis modos de entrar y salir”
Falleció el 3 de noviembre de 1639, rodeado de sus hermanos religiosos. Su muerte causó
profunda conmoción en la ciudad. Había sido el hermano y enfermero de todos,
singularmente de los más pobres.
Martín un hombre de santidad
Fue canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la
canonización, las devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda
humildad, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y
necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de "Martín
de la caridad". Su fiesta se celebra el 3 de noviembre.
Actividad: Completa un esquema resaltando los dones y las virtudes del Santo de la
escoba