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El lobo estepario.

Hermann Hesse: No para cualquiera


José Luis Alvarado

Solo hay que mirarse al espejo para


descubrir que detrás de todo doctor Jekyll hay un oculto y
poderoso Mr. Hyde. No es una máscara, sino otra realidad, otra
personalidad, que aflora en quienes no se encuentran
satisfechos con la vida y el mundo. Hermann Hesse (1877-1962)
fue un inteligente y culto escritor cuya claridad, limpieza y
difícil templanza de sus ideas atravesó la complicada época de
entreguerras que le tocó vivir con una luz de conformidad y de
rebeldía que se compaginan misteriosamente. Como Harry
Haller, el protagonista de su novela El lobo estepario (1927),
Hesse tuvo que sufrir la profunda división de su país, Alemania,
insatisfecha y dolida por la derrota de la Primera Guerra Mundial
y preparada para una nueva ofensiva que con los años llevaría a
todo un continente al desastre y a la miseria.
Es en esta dualidad donde encuentra Hesse el caldo de cultivo
para construir un personaje que ofrece sus distintas caras a lo
largo del relato. Una trama, además, que se encuentra
dispuesta como un juego de muñecas rusas, de manera que una
historia oculta otra historia, que a su vez oculta una nueva
historia. Al principio, sabemos de Harry Haller por el sobrino de
la dueña de la pensión donde Harry encuentra hospedaje, en
una innominada ciudad de Alemania. Nos cuenta este sobrino
que Harry es una persona insociable, en una medida nunca
observada por él; que es una persona extraña, salvaje y
sombría, predestinada a un fuerte aislamiento. Un hombre,
Harry, nada vulgar, superior y de extraordinario talento, de vida
agitada, enormemente delicado y sensible.
Ninguna idea le era más odiosa y horrible que la de tener un
cargo, someterse a una distribución del tiempo, obedecer a
otros. Una oficina, una cancillería, un negociado eran cosas
para él tan execrables como la muerte, y lo más terrible que
pudo vivir en sueños fue la reclusión en un cuartel.
Vamos conociendo la personalidad de Harry por el retrato que
de él hace este muchacho, pero sólo es la punta del iceberg de
lo que en verdad oculta este gran personaje. Harry ha dejado ya
la pensión donde vivía, acaso para suicidarse, y en ella ha
abandonado unas páginas encabezadas por un título
sugerente: Anotaciones de Hally Haller. Sólo para locos. Es una
especie diario en el que el protagonista va anotando sus deseos
insatisfechos y va reflejando su difícil personalidad. En realidad,
es el cuerpo del relato que estamos leyendo.
Gracias a él conocemos que Harry no soporta los días buenos, o
lo que nosotros llamaríamos días normales, movido por esa
insatisfacción de la que hemos hablado. Entonces, como una
fiera reacción, en su interior se inflama un fiero afán de
sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de vida
degradada, un deseo de destruir el mundo, porque el mundo le
hace daño a Harry Haller: odia el orden, la salud, la comodidad,
el optimismo de la vida burguesa, la mediocridad de las vidas
normales y corrientes. Harry es un rebelde contra el orden
establecido, pero como si fuera una extraña contradicción, se
rebela contra ese orden dentro de él, de su vida burguesa,
acomodada y mediocre.
No encuentra qué placer y qué alegría obtienen los hombres en
los hoteles y en los ferrocarriles, en la algarabía de los bares,
en los lugares de deportes. El mundo le resulta incomprensible.
Y de una forma incomprensible encontrará un día a un hombre
en un oscuro callejón, que le entrega un folleto con un nuevo
título sugerente: Tractac del lobo estepario. No para cualquiera.
En ese misterioso folleto se habla de un tal Harry, el lobo
estepario, un hombre inteligente que no ha aprendido una sola
cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida.
Por lo general era muy desgraciado, eso no puede negarse, y
también podía hacer desgraciados a otros, especialmente si los
amaba y ellos a él. Pues todos los que le tomaban cariño no
veían nunca en él más que uno de los dos lados. Algunos le
querían como hombre distinguido, inteligente y original y se
quedaban aterrados y defraudados cuando de pronto descubrían
en él al lobo.
El lobo estepario tiene dos naturalezas: una humana y otra
lobuna, y es de imaginar que quien es así no puede llevar una
vida agradable y venturosa. El lobo estepario está
completamente fuera del mundo burgués, no conoce ni la vida
familiar ni las ambiciones sociales, es un ser extraño y
anacoreta, un individuo de disposiciones geniales y elevado
sobre las pequeñas normas de la vida corriente. En definitiva, el
lobo estepario es una persona que está contra el orden
establecido, porque ese orden le repugna; le repugnan las
normas, las reglas, las comodidades, la facilidad. Es una
persona insatisfecha porque el mundo está mal hecho y sólo
puede sobrevolarlo con su genialidad.
(…) a la fuerza y, en realidad, sin quererlo, hacen visitas,
sostienen una conversación, están horas enteras sentados en
sus negociados y oficinas, todo a la fuerza, mecánicamente, sin
apetecerlo. Y esta mecánica eternamente ininterrumpida es lo
que les impide, igual que a mí, ejercer la crítica sobre la propia
vida, reconocer y sentir su estupidez y ligereza, su
insignificancia horrorosamente ridícula, su tristeza y su
irremediable vanidad.
Es curioso que la literatura de Hermann Hesse, y en especial, El
lobo estepario hayan vivido un éxito continuado a lo largo del
siglo XX. En su época, Hesse representaba la exaltación de lo
pequeño, el temblor ante lo cotidiano, la oposición frente a la
mezquindad ante un mundo que se iba armando física y
espiritualmente con grandes discursos para una nueva
conflagración bélica. Muchos años después, en los años 60, la
novelística de Herman Hesse vivió una nueva oleada de
entusiasmo por parte de los jóvenes airados contra el
desequilibrado orden con que se estableció el mundo, y que
derivó en el mayo del 68 y el fenómeno hippy. De hecho, El lobo
estepario es una novela que nunca ha pasado de moda, porque
también es un libro particularmente atractivo para los
adolescentes, seres divididos también en un mundo de
incomprensión.
El lobo estepario es un libro hecho para aquellas generaciones
que se encuentran extraviadas entre dos épocas, entre dos
estilos de vida, de modo que tiene que perder toda naturalidad,
toda norma, toda seguridad e inocencia. Las anotaciones de
Harry Haller pertenecen a aquellos que se han enzarzado entre
dos momentos distintos de la vida o del mundo, aquellos cuyo
sino es vivir todos los enigmas de la vida humana sublimados
como infierno y tormento en su propia persona. Harry Haller,
como tantos jóvenes del siglo, vive en pos de los placeres y de
una nueva vida desde la oscuridad de su ser, desde la libertad
más absoluta, y eso es lo que hace que esta novela inolvidable
no haya pasado nunca de moda, manteniendo en sus páginas
toda la frescura de la que sólo es capaz la juventud, con su
renovado aire permanente, con sus nuevas ideas en un mundo
que nunca estará bien hecho.

El lobo estepario. Hermann Hesse. Alianza Editorial.

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