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LECCIÓN 1
Hemos visto a través de las Escrituras, que Dios es el dueño absoluto de todo el
mundo y lo que en él hay, entonces el hombre es el mayordomo, pero que significa eso:
Mayordomo: es la persona que ejerce administración sobre los bienes que un dueño
le confía.
¿Quién dice que los jóvenes no pueden alcanzar puestos importantes en las
iglesias?, ¿Quién dice que los jóvenes tienen que llegar a adultos para poder dar un buen
servicio a Dios?
Un Pastor cuenta que hace muchos años un hermano adulto le dijo un día: “Yo no
creo en los jóvenes porque son demasiados inconstantes”. Ese día recuerdo que me propuse
no ser inconstante y con mi testimonio y mi espíritu de servicio demostrarle que estaba
equivocado en su concepto hacia nosotros los jóvenes. Once años después, ahora ya no soy
tan joven como antes, ahora ya estoy entrando a ser adulto, estoy felizmente casado y con
un bebe de cinco meses que es mi regalo de Dios. Pero con toda autoridad y basándome en
mi testimonio te puedo decir: SI SE PUEDE alcanzar todo lo que anheles en el Señor y tu
edad o tu juventud nunca será obstáculo para lograrlo.
David era un joven, cuando Dios lo ungió como futuro Rey de Israel. Al igual que a
David, Dios ha escogido a muchos de ustedes para que sean la diferencia en las
congregaciones, para que no se conformen a la tibieza espiritual y saquen a relucir el
talento que Dios ha querido depositar en cada uno de ustedes.
Quiere decir que el ser joven no puede ser una excusa para ser un buen mayordomo,
pero veamos que necesitamos administrar:
LECCIÓN 1
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el
cual tenéis de Dios, que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1Cor. 6:19-20
De este pasaje podemos deducir tres cosas importantes relacionadas con el tema que
nos ocupa: La propiedad del cuerpo, quién habita en nuestro cuerpo y cómo debemos usar
nuestro cuerpo.
Pero que debemos hacer para cuidar esa habitación donde mora el Espíritu Santo, el
cuerpo que nos ha sido prestado y por lo tanto no es nuestro:
2. Sueño y descanso adecuados: Las horas de sueño son esenciales para poder cargar
pilas Pero no solo se trata de dormir bien, sino de tener un sueño reparador. Las
consecuencias al no dormir bien pueden ser muy variadas: estrés, ansiedad,
cansancio, somnolencia y cansancio durante el día, poca capacidad para
concentrarse, lentitud de respuesta, falta de reflejos, etc. En relación a cuándo se
debe
3. Ejercicio. Algunos han utilizado 1 Timoteo 4:8 como coartada y justificación para
no ejercitar el cuerpo. nuestra sociedad se caracteriza por altos índices de
sedentarismo y es de todos conocido el riesgo para la salud asociado al mismo. EL
EJERCICIO FÍSICO CONTRIBUYE a DISFRUTAR LA VIDA CON MAYOR
PLENITUD. No cabe duda que la actividad física regular ofrece una serie de
posibilidades para "verse y sentirse mejor". son buenos también para subir el ánimo
porque uno libera endorfinas, las famosas hormonas de la felicidad.
Es por eso que cuando nos convertimos invitamos a Jesús a entrar en nuestro
corazón, a vivir dentro nuestro. El cuidado de nuestro cuerpo es una exigencia para que el
templo del Espíritu esté en perfectas condiciones que honren y alaben a aquel que mora en
nosotros.
Debe estar limpia y ordenada: nuestro Dios es un Dios de orden, el cual no habita en
una habitación contaminada con los deseos de la carnes, pasiones juveniles,
concupiscencias, por lo tanto hay que huir de ellas para que el Espíritu Santo tenga
una habitación ideal para morar.
Debe dársele un uso apropiado: es importante resaltar que nuestro cuerpo debe ser
para honrar y alabar al Señor, es por ello la necesidad de describir:
a. La boca: es para comer, cantar, reir, hablar; cosas que le agraden al Señor y no para
cantar música que no es para el Señor; comer cosas que beneficien la habitación,
reír hace sentir bien, pero por causa de cosas buenas, y hablar, muy importante
cosas que edifiquen, aprovechando la oportunidad para extender el evangelio a las
naciones.
b. Los ojos: son para ver y observar el mundo exterior, las maravillas que hace el
Señor; no para contaminarlos con pornografía e imágenes que no son apropiadas.
c. El oído: son para oír y así poder comunicarnos, a través de El hemos podido
conocer lo que Dios ha hecho desde su creación. Pero debemos tener cuidado de lo
que oímos, filosofías huecas y vanas palabrerías, que nos separen de la verdad.
d. El cuerpo: debemos tener cuidado de contaminarlo con prácticas sexuales
inapropiadas, tatuajes, maquillaje permanente, perforar orejas y lengua por modas,
entre otras cosas.
EL USO DE NUESTRO CUERPO
En el versículo que nos sirve de base para este estudio Pablo afirmaba que debemos
honrar a Dios con nuestro cuerpo.
Pablo nos indica dos maneras prácticas en que podemos usar nuestros cuerpos como
instrumentos al servicio del bien:
1. Gálatas 5: 22-23, hacer manifiesta en nuestra vida al fruto del Espíritu Santo, como
una manera de vivir, como un estilo de vida, no dejando que los pecados de la carne
nos dominen, sino más bien que el Señor nos pueda ayudar a controlarlos.
2. 1Cor. 9: 24-27, es necesario someter al cuerpo a disciplina, puesto como dice Pablo
“Todo aquel que lucha de todo se abstiene” ello con la finalidad de obtener el
premio nuestra preciada Salvación.
LECCIÓN 2
“Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida,
como también Cristo a la iglesia.” Ef. 5:29
La alimentación adecuada es aquella que cumple con las necesidades específicas del
comensal de acuerdo a su edad, promueve en el niño y en el adolescente el crecimiento y
desarrollo adecuados, y en los adultos y ancianos permite conservar o alcanzar el peso
esperado para la talla y previene el desarrollo de enfermedades que se presentan por
deficiencia o por exceso de nutrimentos. La alimentación correcta permite a las personas
gozar de un pleno bienestar biológico, psicológico y social. Genesis 1:29
La crisis por la que atraviesa el país ha encarecido los productos, en especial los alimentos.
Para ayudar a mejorar la alimentación aún en tiempo de crisis, presentamos algunas
recomendaciones.
Recuerde:
Las carnes aportan proteínas de buena calidad, pero son costosas y no siempre
tenemos dinero suficiente para comprarlas. Existen combinaciones de otros
alimentos que nos brindan los mismos beneficios de la carne, como por ejemplo:
cuando combinamos un cereal (arroz) con un grano (caraotas).
Todas los tipos de carnes (res, pollo, pescado), tienen un valor nutritivo similar,
seleccione los de menor precio.
Utilice hortalizas como cebollas, tomates, ajo, cilantro, pimentón, para condimentar
y obtendrá comidas con buen gusto, baratas y nutritivas.
Coma todos los días cualquier tipo de frutas, como postre o como bebidas, porque
son sanas y digestivas y aproveche las ofertas en épocas de cosecha.
Puede cambiar las pastas, el arroz y el pan por papa, ocumo, yuca, ñame u otros
tubérculos como acompañantes de los platos principales y como fuente de energía.
Busque recetas para cocinar sin frituras. Puede preparar comidas al vapor, al horno
(si lo tiene) o guisadas.
Cuando haga frituras no permita que el aceite se queme, ya que ocasiona daños a la
salud. Puede reutilizar el aceite máximo tres (3) veces sin que queme.
Las papas, zanahorias y remolacha deben cocinarse sin pelar, en agua hirviendo,
con sal, por un tiempo máximo de treinta minutos y a fuego lento.
Reutilice el agua donde cocina sus vegetales, puede agregársela a las sopas, puré, al
arroz y hasta a la masa de las arepas.
LECCIÓN 3
“Amados, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma” 3Jn. 1:2.
¡La clave de una vida sana y feliz es seguir una alimentación adecuada, descansar
bastante, hacer suficiente ejercicio y vivir como es debido!
El Señor nos creó y sabe qué es lo que más nos conviene. Dios es como un padre para
nosotros y quiere que seamos felices y tengamos buena salud. Por supuesto, uno de los
factores más importantes para mantenerse en buena salud es tener fe. Saber que Dios nos
ama y cuida, y que pase lo que pase estamos a su cuidado.
El estado de salud física depende en gran medida del estado de salud mental, el cual a
su vez depende del estado en que uno se encuentra espiritualmente.
1Jn 4:18 dice: «En el Amor no hay temor, sino que el perfecto Amor echa fuera el
temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme no ha sido perfeccionado
en el Amor.» El amor y la fe ahuyentan todo temor, y por consiguiente la fe en Dios, la
confianza en Dios, proporcionan una sensación de descanso corporal, paz interior,
satisfacción del corazón y bienestar espiritual, todo lo cual mejora enormemente nuestro
estado de salud física. ¡La paz interior es muy beneficiosa para la salud, pero la
preocupación es asesina! Por tanto, los que conocen al Señor y confían en El, pueden contar
en general con tener buena salud, porque no tienen motivo de preocupación.
¡Como Dios nos ha dado unos buenos cuerpos, debemos cuidarlos! Sería una lástima
maltratarlos, pero hoy en día hay muchas personas que los maltratan con frecuencia
comiendo muchas cosas dañinas o tomando sustancias químicas, píldoras, drogas o alcohol,
además de someterse a una gran cantidad de tensión y riesgos innecesarios. (Ver 1a a los
Corintios 3:16,17.)
DESCANSAR LO SUFICIENTE
Otra cosa imprescindible para la salud es dormir bien. Procura dormir regularmente
de siete a nueve horas seguidas por la noche, según tu necesidad.
Una de las peores cosas que puedes hacer al acostarte es hablar o ponerte a pensar
en tus problemas, tus preocupaciones o tu trabajo, ya que te mantendría despierto. Habla de
cosas agradables o haz el amor. No hay casi nada que ayude más a dormir que la agradable
sensación relajada que se siente después de hacer el amor.
Estrés
Ansiedad
Problemas respiratorios
Problemas cardíacos
Malos hábitos: hacer ejercicio antes de dormir, hacer cenas copiosas, tomar alcohol,
tabaco o café antes de ir a la cama, etc.
Estos son algunos de los beneficios con que el ejercicio físico contribuye a mejorar
la calidad de vida de las personas:
Sobre el corazón
LECCIÓN 1
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” Ec. 3:1
Un simple análisis de dónde van nuestras horas revelará de forma clara donde están
nuestras prioridades y las cosas que consideramos importantes en nuestras vidas. Es otra
manera de ver la apreciación que Jesús hace de la vida y de las cosas que realmente, no
teóricamente, son prioritarias para nosotros. Mateo 6:21.
Hoy es muy común que las personas comenten que no les alcanza el tiempo, que se
les va el tiempo y no han hecho nada. Es importante tomar en consideración que nuestro
tiempo le pertenece a Dios, es solo que nos ha permitido administrarlo sabiamente de
manera que tengamos tiempo para todo, solo es cuestión de organizarse.
Si usted es de las personas que nunca les alcanza el tiempo, procure hacer una
planificación diaria de los quehaceres, de esta manera evitaremos el olvido.
No se comprometa en cosas que usted sabe no las va a cumplir.
Es importante que reconozcas que el primer lugar en tu tiempo lo tiene el Señor. Si el
tiempo es vida, no vivimos para nosotros mismos, vivimos para aquel que murió y resucitó
por nosotros para que nosotros ya no vivamos para nuestros propios propósitos, sino los de
Jesús. Pablo es radical cuando afirma esto en Romanos 14:7-9. Leer este pasaje
sustituyendo vida por tiempo le da una nueva dimensión, mucho más práctica y cercana.
Recuerde que una familia merece que usted le dedique tiempo, de esta manera es
agradable el ambiente en que nos desenvolvemos y se mantendrán en armonía las
relaciones con papá, mamá, hermanos.
Es necesario ocupar tiempo a los estudios, preparándose para ser excelentes, ya que
lo que hagamos debemos hacerlo como para el Señor.
Aprovecha la energía que posees en la juventud para prepararte una vida segura
para el mañana cuando te falten las fuerzas.
Es necesario dedicar tiempo al esparcimiento y la recreación, ya que nos ayudan a
mantener una mente saludable.
Por último recuerde que la Biblia afirma que hay tiempo para todo el capítulo tres
del libro de Eclesiastés nos recalca esta verdad. Todo tiene su tiempo, dice la
Palabra, y existe un tiempo para cada cosa.
Ef. 5: 16-17
Existen cuatro aspectos en los cuales lo podemos invertir, recordemos que la vida es
corta, pero todos tenemos las mismas 24 horas del día para aprovecharlas. Pero antes de
nombrarlos y ponerlos en práctica, es necesario que cada quién se fije metas, objetivos y
aspiraciones en las cuales debemos trabajar; sin ello es imposible tomar en consideración el
tiempo. Para todo cristiano nuestra principal meta es Cristo, la vida eterna.
1. Dedicar tiempo para edificar nuestra relación con Dios: a través de la oración, la
lectura de la Palabra, la comunión con los hermanos, la congregación. entrar en el
camino de la Salvación eterna, es la mejor inversión de tu vida.
2. Dedicar tiempo para la familia: fomentando la relación con los padres, los
hermanos, tíos, primos, para ello es necesario compartir momentos en familia,
aprovechando la oportunidad de hablarles de Cristo a aquellos que aún no se han
convertido. Pues si los desechamos, ¿Cómo tendrán oportunidad para salvarse?
3. Dedicar tiempo para estudiar: para ello es necesario tener proyectos, notemos que
el Señor también dice en su Palabra, que su pueblo perece por falta de
conocimiento. Aprovechemos bien el tiempo de los estudios para ser profesionales
exitosos. También es necesario prepararse para ser excelentes servidores en la obra
del Señor, a través del estudio de su Palabra.
4. Dedicar tiempo para servir a Dios: tenemos un mandato el cual debemos de cumplir
de “Id por todo el mundo y predicad el evangelio…” para ello es necesario servir en
la obra, dedicar tiempo para ello, reconociendo que estamos a sus servicios.
Santiago 4: 14 dice “Acaso sabéis lo que sucederá mañana. Porque ¿qué es vuestra
vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”.
Con designación. El tiempo sin asigna, tiende a irse hacia sus debilidades. Todos tenemos
la misma cantidad de tiempo (24 horas)
UNIDAD IV
LA MAYORDOMÍA EN LAS FINANZAS