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Alegato de Absolucion
Alegato de Absolucion
Alegato de Absolucion
Objetivo de la Defensa: El objetivo central de nuestra defensa es demostrar que Juan Garaycochea
no es culpable del hecho del que se le acusa, basados en que en ningún momento actuó de manera
negligente, imprudente o con impericia y mucho menos con dolo o intención de su parte en los
eventos ocurridos, incluyendo los hechos adicionales que se mencionan. Es por ello que buscamos
la absolución total de Juan y desbaratar la acusación de la fiscalía.
Argumento Central: Juan Garaycochea no actuó de manera imprudente, negligente ni con
impericia como asi tampoco con dolo o intención de causar daño y las circunstancias adversas que
llevaron al incendio no pueden atribuirse a su conducta si no a aquellas que resultaron fuera de
alcance de su control.
Alegato de Apertura:
Buenos días tribunal y partes presentes, nos encontramos en calidad de abogados defensores de
Juan Garaycochea, un trabajador agrícola dedicado y responsable. Estamos aquí no solo en busca
de justicia, sino también para comprender plenamente los eventos que llevaron a la tragedia que
estamos discutiendo hoy, con un propósito claro y firme: demostrar que en este caso nunca
existió cupa de su parte y mucho menos una intención dolosa, ni siquiera un posible dolo
eventual, por parte de nuestro cliente.
Antes de abordar los detalles de este caso, debemos comprender y tener claro que estamos
tratando con un ser humano, un hombre dedicado y responsable, un trabajador agrícola con una
larga trayectoria en su campo, conocido por su integridad y respeto en su comunidad.
Los hechos ocurrieron en un tranquilo campo rural de Colihue, donde Juan Garaycochea buscó
actuar de manera responsable al tramitar un permiso para llevar a cabo un desmalezamiento
necesario en su campo mediante una quema controlada. Creía firmemente que tenía todos los
elementos en su lugar para llevar a cabo esta tarea de manera segura, confiando en que su permiso
lo habilitaba. En este sentido es importante señalar que, aunque el permiso de Juan incluía
restricciones y obligaciones, no recibió una advertencia clara sobre la necesidad de obtener la
autorización operativa de Defensa Civil y de notificar a sus vecinos y al puesto policial más cercano
antes de proceder. Es decir, su permiso le otorgaba la autorización necesaria, con lo cual la omisión
de notificar a Defensa Civil, vecinos y policía antes de la quema controlada, se basa en el
convencimiento de que todo estaba en regla y no de un acto deliberado para causar daño o a
sabiendas de que dicho accionar podría eventualmente causar un desastre. Juan creía
sinceramente que su permiso lo habilitaba, y su falta de notificación no debe interpretarse como un
acto contrario a la ley.
Los hechos que estamos discutiendo hoy son indudablemente trágicos. Nadie niega la devastación
causada por el incendio. Nuestras condolencias van hacia aquellos que sufrieron pérdidas y heridas.
Sin embargo, debemos enfocarnos en la cuestión fundamental: ¿hubo realmente un accionar
negligente o imprudente de su parte? O peor aun, ¿hubo en la mente de Juan Garaycochea la
intención maliciosa de causar daño?
Lo que ocurrió ese día fue un trágico accidente que nadie deseaba ni esperaba. El viento cambió de
dirección de manera inesperada, llevando las llamas hacia el campo de Pedro Sánchez. Juan
Garaycochea, nunca tuvo la intención de causar daño a la propiedad de otros o poner en peligro
vidas humanas. Juan nunca tuvo la intención de causar este incendio, ni siquiera de manera
eventual. Cuando analicemos los hechos, veremos que la ausencia de una conducta ilícita es una
conclusión inevitable.
Las pérdidas fueron devastadoras, sin embargo, las sustancias inflamables utilizadas fueron
consideradas apropiadas en ese momento, y las circunstancias adversas, como el cambio repentino
en la dirección del viento, jugaron un papel crítico en el alcance del desastre, factor que estaba
completamente fuera del control de Juan. La naturaleza es impredecible, y nada podía anticipar un
evento de esta magnitud, ni siquiera si fuera el caso de que hubiera actuado con alguna intención
maliciosa. Todo lo contrario, Juan actuó con la responsabilidad y la prudencia que le caracterizan
para intentar controlar el incendio.
En relación con la participación voluntaria de Javier Rodríguez, debemos enfatizar que en ningún
momento fue puesto en peligro por Juan ni obligado por éste a asumir esa responsabilidad. Su
elección de participar fue libre y voluntaria y con la sola intención de ayudar a Juan. En ese
momento de crisis, Juan no puso en peligro la vida de Javier, este eligió libremente unirse a los
esfuerzos de control del incendio.
Por último, especial tratamiento merece en este debate el hecho de que Juan Garaycochea también
es una víctima en esta tragedia, al perder a su hijo en el incendio, una pérdida que ningún ser
humano debería experimentar y que lo transforma también en víctima de esta tragedia, marcándolo
de por vida, y su dolor es una realidad que no debemos subestimar.
La defensa no solo busca justicia para Juan, sino también un entendimiento compasivo de la carga
que lleva consigo y a pesar de su inmenso sufrimiento, Juan Garaycochea merece la oportunidad de
demostrar su inocencia y encontrar la paz que esta situación le ha arrebatado.
En resumen, la defensa demostrará que Juan Garaycochea no actuó de manera imprudente ni
negligente y mucho menos existio dolo de ningún tipo, que las circunstancias adversas
contribuyeron al incendio y que su intención siempre fue realizar su trabajo de manera segura. Los
hechos y la evidencia apoyan esta afirmación. Pedimos a este tribunal que mire más allá de la
tragedia y reconozca la falta de intención maliciosa o accionar culposo por parte de nuestro cliente,
en definitiva, la falta de accionar delictivo por parte de Juan. La absolución de éste es la única
decisión justa en este caso. Gracias por su atención.
Conclusión
La defensa se basara en una argumentación sólida respaldada por evidencia para demostrar que
Juan Garaycochea no debe ser culpado por incendio culposo. Su conducta fue prudente, y las
Por ultimo en caso subsidiario, en que decidan condenar al Sr. Garaycochea la pena debiera ser el