El conflicto actual entre israelíes y palestinos se remonta a la declaración de independencia
de Israel en 1948, lo que marcó el inicio de un largo conflicto con sus naciones vecinas, principalmente las naciones árabes y musulmanas. A pesar de que este conflicto se originó en el siglo pasado, ha perdurado durante décadas sin indicios claros de una resolución. Las tensiones entre Israel y los palestinos han existido desde antes de la fundación del estado en 1948. Miles de personas de ambos lados han muerto y muchas más han resultado heridas en un conflicto que se ha gestado durante mucho tiempo. Se han impulsado iniciativas con el propósito de encontrar una solución mediante negociaciones, pero hasta el momento, no se ha logrado resolver algunos de los asuntos fundamentales y aparentemente insolubles del conflicto. Estos incluyen cuestiones cruciales como la delimitación de fronteras, el destino de los refugiados palestinos y el futuro de Jerusalén (Miceli,2021). El origen del problema radica en que hay dos pueblos en un mismo territorio y ambos lo reclaman como propio, también las rivalidades religiosas y culturales las cuales han generado las tensiones por el dominio del territorio y por estar tan cerca un pueblo del otro. Inicialmente, la región palestina estaba bajo el dominio del Imperio Turco Otomano, que se alió con Alemania durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, tras la derrota del Imperio Otomano en la guerra, se vio obligado a ceder el territorio a las naciones vencedoras. Como resultado, Francia e Inglaterra se dividieron el antiguo territorio otomano, y la tierra en ambos lados del río Jordán pasó a estar bajo control británico (Miceli,2021). De acuerdo con Miceli (2021) tras la Segunda Guerra Mundial, surgió la necesidad del mandato británico resolver que hacer con el territorio Palestino. En ese entonces, debido a las rivalidades religiosas entre árabes y judíos no se había llegado a un acuerdo sobre la independencia de Palestina, por lo que generó tensiones entre los pueblos. Después de numerosos enfrentamientos entre ambos pueblos, la situación se volvió insostenible. El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas respaldó un plan de partición de Palestina y el retiro de Gran Bretaña, que ya no podía controlar la situación. Este plan dividía el territorio palestino en un estado judío y otro árabe, aunque en la práctica solo se estableció Israel, ya que los palestinos rechazaron la propuesta de la ONU. Fue en este punto que comenzó a gestarse el conflicto árabe-israelí. Según Gálvez (2023), en 1967, se desencadenó la Guerra de los Seis Días, que resultó en la huida de cientos de miles de árabes que buscaron refugio en el Líbano y Jordania. Seis años después, se produjo la Guerra del Yom Kipur, un ataque árabe sorpresa a Israel. Estos conflictos demostraron la necesidad de buscar una solución pacífica. En consecuencia, Egipto e Israel sorprendieron al mundo firmando un acuerdo de paz. Sin embargo, desde 2007 hasta el día de hoy la Franja de Gaza está bajo el control de Hamás, considerado una organización terrorista, desde entonces los enfrentamientos bélicos entre Israel y Palestina no han cesado. El pasado 7 de octubre de este año, se desató una escalada de violencia protagonizada por ambas comunidades. Este lamentable episodio ilustra la urgente necesidad de encontrar una solución pacífica y duradera para el conflicto Israel-Palestina, que ha perdurado durante décadas y ha causado un sufrimiento inmenso en ambas partes.