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3.

El gran problema del Àbíkú

Ori es la única deidad que jamás nos abandona. Nuestro carácter y nuestra personalidad nos
acompañan hasta el final; nuestro conocimiento y nuestra sabiduría nunca nos dejan. La
energía de nuestro Ori es además la energía que hospeda todas las cosas en nuestras vidas. Ori
es la base de todas las experiencias positivas y negativas en la vida. Esto significa que estamos
en el centro de atención, que nosotros tenemos la energía que es responsable por todo.
Nuestro Ori es nuestro mejor amigo, pero al mismo tiempo nuestro Ori puede también
volverse nuestro peor enemigo. Nuestro Ori puede destruirnos, pero puede también esperar
en el camino por nuestra salvación. Nuestro mayor enemigo es nuestro conflicto interno.

Cuando tenemos enemigos externos, podemos tratar fácilmente con ellos: dejar a nuestros
«amigos», cambiar nuestros puestos de trabajo, alejarnos o romper con nuestros socios.
Tenemos la posibilidad de elegir, la posibilidad de lanzar lejos lo que ya no necesitamos. Sin
embargo, cuando mi peor enemigo está dentro de mí (lo que siempre aconsejo a los hijos de
“Osa” y de “Odi”), el proceso gradual de autodestrucción puede comenzar.

Nuestra incapacidad, nuestra valentía exagerada, nuestra falta de restricciones, todo esto
puede crear un enemigo dentro de nosotros. Estas son las energías que no son amables con
nosotros. Lo más peligroso es que esta energía dentro de uno mismo la confundamos creyendo
en algo positivo.

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