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Luz Daniela Rigal Díaz

Las adaptaciones de los organismos vivos a su medio ambiente se les conoce como ritmos
biológicos, las cuales influencias muchas funciones biológicas. Entre ellos se encuentran
los ritmos circadianos, los ciclos de actividad-reposo, sueño-vigilia se encuentran entre
ellos.

Estos ciclos combinados con una mala alimentación y una cronoalimentación incorrecta
puede llegar a afectar el metabolismo de manera negativas, por ejemplo, una de las
principales y la que nos compete en el artículo es el aumento de peso.

Se corrieron diversos estudios alimentarios en comunidades de ratas y adultos, los cuáles


demostraron que mientras mayor sea la irregularidad en los horarios de alimentación
además de la variación inconsistente en las comidas realizadas el sujeto es mucho más
propenso a aumentar significativamente de peso por lo tanto el metabolismo se vuelve
mucho más lento.

Esto debido a muchos factores además de las cuestiones alimenticias como la falta de
sueño y al ritmo acelerado de las vidas modernas, o ya sea turnos horarios de
trabajadores a los cuáles se les dificulta un ciclo de sueño adecuado y un descanso adepto
lo cuál depende entre muchos factores la luz-obscuridad cuando se duerme. Respecto a
los jóvenes un 30% de los adolescentes se abstiene de desayunar el cuál es considerado
por muchos una comida imprescindible.

Aunado a lo anterior una cultura de alimentación se ve paupérrima en años recientes por


la popularización de la comida rápida, además de que es mucho más común y asequible el
ingerir bocadillos o entremeses entre comida ya que la sensación de saciedad no es
adecuada.

Se puede concluir que horarios de alimentación regulares pueden mejorar la estabilidad


metabólica así como de peso corporal.

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