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La energía hidráulica es aquella que aprovecha el movimiento del agua para generar energía.

Su obtención se debe al aprovechamiento de la energía cinética y potencial de los saltos de


agua o corrientes. El propio movimiento del agua hace girar una turbina, que está conectada a
un transformador, produce la energía eléctrica.

La historia de la energía hidráulica se remonta a la antigüedad, puesto que los molinos


movidos por agua para moler trigo no dejan de ser una forma de aprovechar el movimiento
del agua. A finales del siglo XIX, con el desarrollo de los transformadores eléctricos y su
adaptación a esta metodología comienza la expansión de la energía hidráulica. Además, la
Revolución Industrial contribuye a que su expansión se acelere.

Generación de la energía hidráulica


La obtención de la energía hidráulica puede variar, puesto que el movimiento del agua se
puede obtener de distintas formas.

1. Construcción de presas

Es uno de los métodos más corrientes y con el que se suele obtener en la mayor parte de las
ocasiones la electricidad. La potencia dependerá del caudal y del salto del agua, -la altura
desde la que cae- la propia caída del agua hace que la turbina se mueva y conectada a un
transformador genera la corriente eléctrica.

Dentro de la modalidad de generación de energía mediante la construcción de presas existe la


posibilidad de controlar el caudal mediante un sistema de bombeo. Este método satisface la
demanda en función de los picos de consumo que se experimenten. De tal forma, que se
libera el agua cuando es necesario producir energía. El principal problema de estos sistemas
es que modifican el curso natural del agua con el impacto medioambiental que conlleva.

2. Corrientes de ríos

Otro de los métodos utilizados para la generación de electricidad es aprovechar las corrientes
de los ríos: la propia corriente es la encargada de mover la turbina. En este caso, y a diferencia
de la anterior modalidad, uno de los inconvenientes es la capacidad de controlar el flujo del
agua.

3. Mareas

En este caso, la llamada energía mareomotriz es aquella que aprovecha el movimiento de las
mareas para generar electricidad. El movimiento de las mareas es altamente predecible, por
lo que en los lugares donde la pleamar y bajamar oscilan en gran magnitud puede ser una
alternativa.

4. Olas

Es conocida como energía undimotriz. Es el aprovechamiento energético producido por el


movimiento ondulatorio de la superficie del agua del mar. El oleaje es una consecuencia del
rozamiento del aire sobre la superficie del mar, de ahí que sea muy irregular. Para solucionar
este problema, se han desarrollado múltiples dispositivos o convertidores de energías del mar
según el principio de captación del dispositivo. Se trata de una de las renovables más
prometedoras.

Ventajas e inconvenientes de su uso


La mayoría de las presas hidráulicas tienen como objetivo la producción de energía eléctrica,
usando turbinas hidráulicas. Los países que tienen caudales de ríos constantes y con volumen
obtienen la mayor parte de la electricidad en centrales hidráulicas por sus grandes ventajas.
En ese sentido, se puede destacar que se trata de un recurso natural, e inagotable (aunque
necesita de un lugar adecuado para producirse). Es limpia y no contaminante, es decir, no
produce gases de efecto invernadero, ni emisiones tóxicas; y además es flexible ya que su
producción puede regularse a las necesidades o demandas.

Como ventaja además es un recurso renovable, que puede utilizarse para otros fines, como el
abastecimiento humano o el riego, y es almacenable, algo en consonancia con lo
anteriormente dicho de los flujos de demanda.

Pero también podemos encontrar inconvenientes. El más común es la dificultad de


conocer qué caudal exacto tendrá el río, puesto que dependen de los ciclos
meteorológicos (periodos secos vs. húmedos). Algo que dificulta su control. Otro a destacar es
que los emplazamientos hidráulicos suelen situarse lejos de las urbes, por lo que es
necesario transportar la energía eléctrica producida a través de costosas instalaciones de
transmisión. En ese sentido, varios expertos apuntan al efecto negativo que puede tener la
creación de un embalse sobre el entorno, y más en concreto sobre los cauces de los ríos, las
poblaciones, etc. Todo ello, unido al gran desembolso inicial necesario para construir este
tipo de centrales, dificulta su aplicación como fuente de energía.

Mucho ha llovido desde la primera planta hidroeléctrica, que se construyó en las


famosas Cataratas del Niágara en 1879. Sin embargo, la energía hidráulica está situada
como una de las fuentes de energía renovable para la producción de energía eléctrica. Dos
ejemplos así lo prueban: la presa de Itaipú, en Brasil, sobre el río Paraná con 14.000 MW de
potencia y que abastece el 15% de la energía de Brasil y el 95% de Paraguay; y el sistema de
las Tres Gargantas, en China, con 18.000 MW instalados.
Historia

La energía hidráulica, conocida como la energía que se genera al transformar la fuerza y potencia
del agua en energía eléctrica. Se remonta miles de años atrás con los romanos y los griegos,
quienes ya aprovechaban la energía que producía el agua, con el uso de ruedas hidráulicas para
moler el grano.

También, durante la Edad Media, se continuó haciendo uso del agua como fuerza y creadora de
energía con grandes ruedas hidráulicas, ya que descubrieron que tenían mucha más fuerza que los
caballos y mulas.

No obstante, quien desarrolló el estudio y descubrió el funcionamiento de la energía hidráulica fue


el ingeniero John Smeaton. Creó grandes ruedas hidráulicas hechas de hierro. Durante la
Revolución Industrial, obtuvo su gran auge, ya que sirvió para impulsar grandes industrias de gran
explotación como la del textil.

Como el carbón y el resto de combustibles estaban casi agotados a causa de su gran explotación
durante la Revolución Industrial, fue la energía del agua la que ayudó a que continentes como
América y Europa pudieran evolucionar y expandir sus ciudades como Nueva York, Boston,
Londres o París.

Hoy en día, la energía hidráulica es obtenida directamente de la caída del agua desde cierta altura
para aprovechar la fuerza del agua. Para aprovechar su fuerza, se construyen grandes presas que
son capaces de extraer toda la energía que contiene el agua.

Por esa razón, la energía hidráulica tiene un impacto medioambiental prácticamente nulo. Es un
recurso 100% renovable y libre de emisiones. Estas infraestructuras que se construyen para
producir energía eléctrica se producen con el agua de las presas construidas, la cual cae sobre las
hélices de las turbinas que provocan el girar de un generador, el responsable de producir la
electricidad. Esta electricidad, una vez creada, se distribuye por las redes deseadas, ya sean
hogares, oficinas, ocio, etc.

Las principales encargadas de crear energía hidráulica son las centrales hidroeléctricas,
construidas específicamente para este uso.

Existen diferentes infraestructuras para la creación de esta energía: la presa, el embalse que
almacena el agua, y por último la central que es la que finalmente genera la energía. Esta última se
divide en centrales de agua fluyente (funcionamiento continuo y no altera los ríos), centrales de
regulación (regula el funcionamiento a nivel estacional o anual) y centrales de bombeo (generan
energía y acumulan energía eléctrica bombeando agua a otro embalse superior).

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