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Según la OMS, el consumo per cápita argentino de alcohol es de 10 litros por persona por año;
con lo cual, nuestro país supera el promedio en la región (8,7 litros) y se ubica muy por encima
de la media mundial (6,3 litros).
El consumo de alcohol en nuestra sociedad es una constante insertada en los hábitos sociales.
Pese a ser visto con normalidad y permisividad, es un problema de primera magnitud que
conlleva importantes consecuencias en la transmisión de las pautas de ingestión, en el
aprendizaje social del consumo, sobre todo entre los más jóvenes.
Hoy en dia, padres y madres no consideran un problema el consumo de alcohol de sus hijos/as,
siempre que sea moderado y relacionado con el ocio. El hábito se normaliza en un contexto
social y cultural permisivo. El consumo depende de factores externos (la presión social o del
grupo de pares) e internos (los familiares).
El consumo de alcohol desde una edad temprana es una práctica social permitida e incluso
exigida en ciertos círculos, propiciando que cada persona beba en promedio 8,4 litros de alcohol
puro al año, lo que equivale a 2,2 litros por encima del promedio mundial.
Los factores que inciden en el hábito del consumo de alcohol son diversos: depresión, baja
autoestima, necesidad de autonomía, evasión de la realidad, aceptación, presión social, entre
otras causas.
Dificultades de memoria.
Accidentes cerebrovasculares.
Violencia, irritabilidad.
Algunas medidas que propuso la OMS para reducir el consumo nocivo del alcohol: