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¿QUÉ TIENES EN TU MANO?

Éxodo 4:1-2

La pregunta es la siguiente: ¿qué episodios de la vida de Moisés se vienen a tu cabeza


cuando escuchas el nombre del gran libertador: Moisés?

Casi siempre su imaginación queda atrapada con los retratos de las típicas películas de
semana santa, en las que se les muestra a un Moisés que esta siempre haciendo algún
portento, que en ocasiones está haciendo las diez señales en Egipto ó abriendo el mar rojo,
ó guiando todo un pueblo hacia la libertad.

Y aunque esta bien, muy pocos recuerdan algunas de estas ya hasta olvidadas líneas de la
Biblia.
1
He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido
Jehová.
2
Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara.

En este pasaje nos encontramos con un Moisés frágil, de carne y hueso, que tenia miedos,
dudas y que tendía a concentrarse en sus debilidades, ó en la altura de los desafíos que
tenía por delante.

Le era casi imposible pensar si tenía algo en sus manos que podía ser utilizado por Dios,
para enfrentar los desafíos que concernían a él y a sus pares.
Dios lo sorprende al hacerle la gran pregunta –¿Qué es eso que tienes en tu mano? A lo que
el responde: Una vara.

La vara representa corrección


La vara es utilizada por los pastores para dos cosas, una es para proteger al rebaño de los
enemigos (lobos, leones, zorros y animales de casa); y la segunda utilidad es para corregir a
las ovejas.

De la misma forma Dios utiliza la vara para protegernos del enemigo y para corregir a sus
hijos. Ezequiel 20:37 menciona que todos los hijos del Señor deben pasar por debajo de su
vara, es decir todos aquellos que son hijos de Dios deben pasar por la corrección de Dios.

La corrección es necesaria, como hijo de Dios debes estar dispuesto a ser corregido por
Dios, porque aún siendo hijos de Dios tenemos orgullo, avaricia, malos deseos, envidia,
rebelión, etc.
Y todos estos sentimientos y deseos carnales deben pasar por debajo de la vara del Señor
para ser transformados a la imagen de su hijo.

Pareciera que simplemente es una vara, es ese un instrumento pastoril con el que trabajaba
arduamente y con el cual pastoreaba las ovejas de su suegro en el desierto.
Pero la verdad es que si ponemos atención en el contexto donde ocurren los hechos, y en
la historia del hombre en cuestión, nos daremos cuenta que esta vara representaba algo
más, mostraba los cuarenta años que había pasado en el desierto en su destierro del
glorioso Egipto trabajando como pastor de ovejas, representaba aquella escuela en la cual
Dios lo había introducido hacía ya cuatro décadas.

Su carácter había sido forjado a la luz de aquel olvidado desierto, había aprendido
mansedumbre, templanza, dominio propio y otras virtudes no muy renombradas hoy
ciertamente.
Fue detrás de las ovejas y con la arena hasta las orejas donde su carácter se ciñó a la altura
de lo que Dios buscaba para apacentar y conducir con aquella vara todo un pueblo de la
esclavitud a la libertad.

Así que cuando pienses en todos los retos que debes de emprender ya sea en tu escuela,
en tu familia, iglesia ó cualquier lugar, recuerda la vida de Moisés. Y piensa que las
situaciones más complejas de tu pasado podrán ser utilizadas por Dios para cumplir su
propósito en ti y en la vida de los demás.

Dios quería demostrarle a Moisés que el tenía que servir con lo que tenia a mano, que en
ese momento era una vara.

¿Qué significa servir a Dios?

Pero ¿qué significa servir a Dios? A menudo pensamos que tiene que ver con pastores o
misioneros, o que se limita al servicio dentro de la iglesia, pero de acuerdo con Colosenses
3.23, 24 abarca toda la vida: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor
y no para los hombres... porque a Cristo el Señor servís”. Ya sea en el hogar, trabajo, escuela,
vecindario o iglesia, estamos llamados a servir con obediencia a Dios y a los demás.

¿Por qué debemos servir a Dios?

En primer lugar, debemos considerarlo un privilegio debido a la grandeza de Aquel a quien


servimos. (1 Ti 6.15, 16).

No nos equivoquemos: Dios no necesita que nosotros le sirvamos. Él es capaz de lograr


cualquier cosa por sí mismo.

Segundo, debemos servir al Señor porque seguimos los pasos de Cristo. (Fil 2.5-7).

Cristo fue, ante todo, un servidor de su Padre porque nunca actuó por su propia iniciativa,
sino que solo hizo lo que el Padre le pidió para servir a la humanidad y entregar su vida
como rescate por muchos.
La tercera razón por la que debemos servir a Dios es porque es un preludio de lo que
haremos por toda la eternidad. (Ap 22.3):Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y
del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán.

Cuarto, servimos a Dios por amor a Él y gratitud por nuestra salvación. (Sal 40.8): El hacer
tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.

Resumen: ¿Por qué debemos servir a Dios?: un privilegio debido a la grandeza, porque
seguimos los pasos de Cristo, porque es un preludio de lo que haremos por toda la
eternidad, por amor a Él y gratitud por nuestra salvación

¿Como Sé Que Sirvo Verdaderamente A Dios?

No es posible amar a Dios sin amar al prójimo. La única manera de amar como Cristo nos
ordena es dejando que el amor de Dios fluya a través de nosotros. Cuando logro
perfeccionar mi Servicio Sirviendo a Otros, Solamente así logro Servir a Dios.

“Si alguno dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama
a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de él este
mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano” (1Jn 4,20-21).

El Servicio como estilo de Vida. (“Brilla en el sitio”)

El servicio a los demás es un estilo de vida que todo cristiano debe cultivar. Sin embargo,
eso no quiere decir que tengamos que dedicar todo nuestro tiempo libre a servir como
voluntarios, o a trabajar en un centro de beneficencia pública. El Señor no divide nuestro
servicio en secular y religioso, ni considera uno más valioso que otro. Su deseo es que todo
lo que hagamos sea hecho con el corazón de siervo.

Nuestro ejemplo es Cristo, que “no vino para ser servido, sino para servir” (Mr 10.45). Como
sus representantes, debemos considerar lo que comunican nuestras acciones, actitudes y
palabras. Dios no suele requerir grandes actos de servicio cada día; más bien, lo que quiere
es que sus hijos ayudemos ante las necesidades de los demás y demostremos bondad y
hospitalidad. Imaginemos cómo nos destacaríamos en esta sociedad egoísta si, al igual que
Cristo, tratáramos las necesidades de los demás como más importantes que las nuestras (Fil
2.3-5).

Ejemplos prácticos de servicio:

1- Dentro de la Iglesia:

a) a través de sus ministerios: enseñanza, adoración, juventud, niños etc.

b) Como individuos: a través de la oración, la intercepción, visitación, acompañamiento.


2- Enfoque en la comunidad:

a) a través de los ministerios de la Iglesia: la evangelización, visitación, ayuda al necesitado,


misiones.

b) Como individuos: pequeños actos de amabilidad, palabras de alimento, compartir


literatura.

Conclusión

Para mantener el corazón de siervo, recuerde que Cristo es su Señor. Cuando usted obedece
a Dios y sirve a los demás con alegría, lo glorifica, ejemplifica la actitud de Cristo e invierte
en algo de valor eterno.

No dejes pasar este año sin proponerte y lograr ser un mejor servidor de Dios enfocándote
en servir a otros y teniendo como modelo a Jesús.

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